Es Dificil Educar A Los Niños
Es Dificil Educar A Los Niños
Es Dificil Educar A Los Niños
Instrucciones de
uso: método y serenidad
¿Estamos preparados para ser padres? El instinto natural no es suficiente, la
tarea resulta mucho más difícil y ardua de lo que se puede imaginar, pero
tampoco hay que agobiarse. La psicóloga Rocío Ramos-Paúl, Supernanny,
desvela técnicas y métodos para afrontar la educación de los niños
EFE/Emilio Naranjo
Los niños y su comportamiento son todo un mundo, pero el manual “Niños: instrucciones de
uso”, de los expertos en psicología clínica Rocío Ramos-Paúl y Luis Torres aglutina todas y cada
una de las enseñanzas que Supernanny utiliza en su programa de televisión, además de detallar
los procesos y problemáticas de los pequeños según su edad.
Las prisas, deberes y responsabilidades nos acucian, pero el tiempo que les debemos dedicar a los
hijos también es esencial. Para ellos y para nosotros. Enfrentarnos a la educación de los niños de
una forma serena es la clave para la convivencia en el hogar. ¿El objetivo de estos dos
especialistas? Hacer de tu hijo un niño feliz.
Abrimos el libro y nos encontramos con dieciséis capítulos dedicados a los temas que más
preocupan a los padres y que están agrupados en cinco bloques: Hábitos, Límites, Tiempo de
calidad, Entorno y Escolarización.
1. Hábitos: el orden que necesitan
“La importancia que tiene la instauración de hábitos es que el niño se siente seguro”, afirma Rocío
Ramos-Paúl. Un horario y una rutina hacen que los pequeños comiencen a aprender lo que es el
orden. Un hábito ha de tener tres pilares fundamentales: misma hora, mismo lugar y misma forma.
Cuando un hábito no se lleva a cabo, lo que ocurre es que los niños no saben lo que tienen por
delante a lo largo del día y no pueden predecir nada. Según explica la experta: “Es como cuando
un adulto está en una habitación a oscuras y no sabe qué momento del día es, no sabe si va a
comer, si tiene que dormir y eso genera mucha ansiedad.”
“Al nacer, los niños no saben lo que es el orden y los adultos tenemos que
ayudarlos a organizar su vida a través de actividades que se hacen
todos los días de la misma manera, en el mismo lugar y a la misma
hora”, dice la psicóloga.
“A muchos padres se les olvida que sus hijos han hecho algo bien, pero la
actitud positiva hay que premiarla para que la repitan”, explica la
especialista.
Pero ¿qué es lo que ocurre cuando el niño cree que puede tomar el control? Hay ocasiones
en las que ellos deciden que están por encima de sus padres y que todo lo que quieran les será
concedido. Es cierto que pasar tiempo con ellos tiene mucha importancia, pero el premio debe
llegar cuando él haya hecho algo correctamente.
“Al final lo que les enseñamos es que no sirve de nada el manejo que está haciendo hacia sus
padres. Vamos a estar con ellos cuando hagan las cosas bien: cuando jueguen, estudien, rían o,
por ejemplo, cuando coman lo que se les pone. Con esto, los padres tienen que darse cuenta de
que no deben preocuparse tanto para que sus hijos no tomen el control de la situación”, apunta
Supernanny.
4. El entorno: fuente de su
comportamiento
En los últimos años se han producido muchos cambios sociales que han afectado a la estructura
familiar y que los padres asocian a una fuerte sensación de preocupación e incertidumbre. Estos
no hacen más que encontrar dificultades por todas partes y se sienten desorientados cuando
tienen que tomar una decisión en situaciones de cambio.
Todo sucede mucho más rápido hoy en día, con lo que los padres tienen que estar preparados
para servir de ejemplo para sus hijos. “Los cambios son inevitables y el estrés que provocan es el
mismo en adultos que en los niños, pero ellos, como nosotros, normalmente acaban adaptándose”,
señala Rocío Ramos-Paúl.
¿Qué hay que hacer ante un cambio? Cuando le ofrecemos un modelo de conducta al niño, le
estamos dando una forma de afrontar una nueva situación.
EFE/J.M. Aragón
Es el lugar donde los pequeños se comienzan a relacionar con otros niños. Ellos aprenden a través
de lo que ven en los demás. “Si vemos que el niño se pone nervioso a la hora de hablar con algún
amigo que se encuentra por la calle, es fundamental no forzar la situación, ya que él necesita su
tiempo para aprender a hacerlo, pero si puede ser muy útil practicar con él en casa”, explica la
especialista.
¿Estudio con él o no? Es cierto que, cuando comienza a estudiar, al niño que ya viene con
buenos hábitos de alimentación y de higiene le cuesta menos hacerse con una rutina de estudio. “A
la hora de llevar a cabo sus tareas del colegio y, a medida que avanza la edad, el tiempo que le
deben dedicar aumenta”, afirma Ramos-Paúl.
♦ Quizá sea oportuno darle una ocupación, y dirigirle una mirada cariñosa o una caricia, de vez en
cuando, para recompensar sus desvelos, sin olvidar que, en este, como en los restantes casos, hay que
arreglárselas para que el niño cumpla su obligación.
Firmeza, por tanto, para exigir la conducta adecuada, pero dulzura extrema en el modo de sugerirla o
reclamarla o incluso imponerla, de nuevo ¡suave, pero decididamente! y tomándose el tiempo necesario para
que nuestros hijos puedan entendernos, asimilar y poner por obra aquello que les pedimos.
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10 consejos para cambiar la comunicación
agresiva
Por: Patricia Ramírez
Pedimos a los niños que no griten, pero los adultos sí les gritan a
ellos. Pedimos a los demás que se controlen y nosotros no lo
hacemos. No se trata solo de lo que no hay que hacer, no gritar,
sino de cómo se expresa el enfado o la frustración de forma
correcta.
El entrenamiento en habilidades sociales y en técnicas de
autocontrol es fundamental para poder expresar lo que deseamos
sin hacer daño. No se ha demostrado que expresar enfado en un
tono de voz conversacional, sin descalificar, sin elevar el volumen,
haga que pierda efecto el mensaje. Hablamos alto, rápido,
pausadamente o con agresividad según nos sentimos. A través del
contenido y del modo expresamos cómo nos sentimos. Nos
saltamos el sistema reflexivo porque la emoción de ese momento,
el enfado, la frustración, los celos o la envidia nos hacen sentir
mal, sufrimos y creemos que la manera de mostrar al otro nuestro
estado emocional es a través del lenguaje y las formas dañinas. Y
es una gran equivocación. Lo único que conseguimos con esta
agresividad es que el otro trate de defenderse, de elevar el
volumen más alto que el otro y de que la discusión se desvíe a
otros derroteros.
7.No empieces las frases por “eres un…” sustitúyelas por “me
molesta…”.