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Los Doce Apóstoles

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Los Doce Apóstoles

   Es un error pensar que los apóstoles eran totalmente ignorantes e


incultos. Todos ellos, excepto los mellizos Alfeo, eran graduados de las
escuelas de la sinagoga, habían estudiado profundamente las escrituras
hebreas y habían aprendido gran parte de los conocimientos de su día.
Siete de ellos eran graduados de las escuelas de la sinagoga de
Capernaum, y no había mejores escuelas judías en toda Galilea.
 Cuando los escritos se refieren a estos mensajeros del reino como seres
«sin letras y del vulgo», lo que querían significar era que se trataba de
laicos que no habían sido instruidos en el saber de los rabinos ni en los
métodos de la interpretación rabínica de las Escrituras. Carecían de la
así llamada educación superior. En tiempos modernos ciertamente
serían considerados gente poco instruida, y en algunos círculos sociales
incluso incultos. Una cosa es cierta: no todos habían pasado por el
mismo programa rígido y estereotipado de educación. Desde su
adolescencia en adelante habían tenido experiencias diferentes en el
aprendizaje del vivir.

Discípulo que quiere decir “El que aprende” se conforman con el propósito que
estuvieran y acompañaran al Maestro en su misión de anunciar el Reino, formarlos
para luego mandarlos a predicar, debido a la constante y amenazas creciente de
los lideres religioso y el entusiasmo popular que ellos generaban, y la ferviente
admiración y alboroto social que Cristo provocaría ,  ÉL  al estar consiente desde
siempre de su muerte terrenal tenía que pensar en estrategias que permitieran
que su obra permaneciera.
 La vida pública de Jesús se muestra con su bautismo por mano de su primo Juan
el bautista que impacta a dos de los que luego serían sus discípulos. Y los cuatro
evangelios coinciden en relacionar el comienzo de la actividad ministerial de Jesús
con la llamada de los primeros discípulos, porque es lo primero que hace después
de anunciar la llegada inminente del Reinado de Dios, llamar a sus cuatro
primeros discípulos, (Mc 1,14-20). Desde ahí hasta completar su equipo de 12,
sus discípulos siempre están con Él. Le acompañan a todas partes y le son
testigos de todas sus actividades y todo lo que dice y enseña. Jesús les comparte
numerosas enseñanzas e instrucciones, e integrándolos cada vez más a su
misión, dándole al final de su ministerio el mandato de anunciar en su nombre y
con su misma autoridad el mismo mensaje que él anunciaba. Por eso este grupo
de hombres, es el que en primera persona más podrían constatar sobre ÉL, por
eso fue esta relación, respecto a las relaciones humanas, la más determinante en
su vida terrenal, puesto que es el eje, que da sustento y continuidad a su
cometido.
La pequeña hermandad nazarea, creían en el advenimiento del Mesías. Todos
esperaban al libertador nacional. Pero Jesús fue muy preciso en aclarar que él y
sus discípulos no se aliarían a ninguna de estas escuelas de pensamiento o
práctica. El Hijo del Hombre no sería ni nazareo ni esenio. 
1. Andrés, el Primer Elegido

Al igual que Pedro fueron discípulos de Juan Bautista (Juan 1) Andrés conforma
los 4 discípulos del círculo más íntimo de Jesús y se esmeraba por servirlo con
rapidez, así lo demuestra la multiplicación de los panes en Betsaida, pero su fe
aun tal vez no estaba bien desarrollada.
Son muy pocas cosas que de él se dice, la mayoría de las veces solo se nombra,
pero hizo la diferencia, se impactó cuando Juan Bautista dijo: He aquí el cordero
de Dios, de inmediato buscó a su hermano para decirle ·hemos hallado al Mesías,
el Cristo, no tardó de poner en acción su fe y predicó de lo poquito que sabía.

2. Simón, Pedro Cefas (Roca)

Pedro era un hombre de decisiones rápidas y acción repentina. Por ejemplo,


cuando Jesús camina sobre al agua, una imagen casi fantasmal, Pedro se
zambulle al agua con tal de llegar hasta donde el Maestro.
         Se puede deducir  que uno de los rasgos que Pedro más admiraba en Jesús
era su extrema ternura, porque con él la practicó bastante además de su
paciencia, como le debe haber impactado , la lección acerca de perdonar al
ofensor no solo  siete veces , sino hasta  setenta veces siete, es lo que Jesús
además le enseñó con el ejemplo a pesar de saber que le negaría y puesto que
Pedro formaba su más íntimo circulo se entiende  que eso jamás generó una
diferencia o menoscabo en el trato, sí que me imagino que después de negar a
Jesús, en el patio del sumo sacerdote, Pedro tiene que haber validado con mayor
fuerza el amor de Jesús.

 3. Santiago el mayor o Jacobo , 4. Juan Zebedeo


- hijos de Zebedeo (Hijos del trueno )
 Santiago y su hermano Juan al parecer disfrutaban la ventaja de haber conocido
a Jesús mucho antes que todos los demás apóstoles, se cree que Salomé era
prima de María, y aunque no lo fueran si eran cercanas, (Mateo 27:55,56, Marcos
15:40, 41)
 ambos tenían un  temperamento impetuoso, vehemente, fogoso y
desmedido  no por nada Jesús a ambos les apodó “Hijos del trueno” deben
entonces haber tenido un carácter bastante explosivo, ellos causaban
indignación , por ejemplo , cuando su madre intercede ante Jesús para que sean
los primeros en el reino, que uno se siente a su derecha y el otro a su izquierda,
impulsivos ambos, cuando en razón a los Samaritanos no les reciben bien,
preguntan “¿Quieres que digamos que baje fuego del cielo y los maté”? por lo
tanto se sobrentiende que como hermanos se complementaban muy bien y eran
unidos.
 El rasgo de la personalidad de Jesús que Santiago más admiraba era la
compasión afectuosa del Maestro. El interés comprensivo de Jesús en los
pequeños y en los grandes, en los ricos y en los pobres, le resultaba muy
atractivo.
Fue el primero de los apóstoles en sufrir el martirio, y casi una década de la
muerte de Cristo, fue ejecutado por la espada de Herodes Agripa I entre el año 41
a 44 (Hch 12:2). Santiago fue pues el primero de los doce que sacrificó su vida en
el nuevo frente de batalla del reino. Demostró ser valiente y decidido cuando
sus convicciones fueron puestas a prueba.

5. Felipe el Curioso
 Felipe fue el quinto apóstol en ser escogido, siendo llamado cuando Jesús y sus
primeros cuatro apóstoles se dirigían desde el campamento de Juan en el Jordán
hacia Caná de Galilea. Como vivía en Betsaida, Felipe conocía algo a Jesús
desde hacía algún tiempo. 
 Los frutos que Jesús insertó en cada uno de sus discípulos demuestran a vista de
todos lo que a ellos más cautivó, Felipe vivió el duro período de la muerte del
Maestro, participó en la reorganización de los doce, y fue el primero en salir a
ganar almas para el reino a los judíos, siendo su trabajo con los samaritanos ,
se puede ver como influyó a toda una familia, porque la esposa de Felipe, se
asoció activamente con su marido en la obra evangelista cuando huyeron de las
persecuciones en Jerusalén. Su esposa era una mujer temeraria. Permaneció al
pie de la cruz de Felipe, alentándolo a que proclamara la buena nueva aun a sus
asesinos, y cuando él ya no tuvo fuerza, ella siguió relatando la historia de la
salvación por medio de la fe en Jesús, y sólo pudieron silenciarla los airados
judíos apedreándola a muerte. Su hija mayor, Lea, continuó la obra de ambos,
llegando a ser posteriormente la famosa profetiza de Hierápolis.

6. El Honesto Natanael

 Natanael, el sexto y último de los apóstoles escogidos por el Maestro mismo, fue
llevado a Jesús por su amigo Felipe y, con él, se dirigía a ver a Juan el Bautista
cuando se encontraron con Jesús, tenía 25 años, vivía en Caná De Jesús
comentó prejuicios personales cuando le hablaron de ÉL. «¿Puede venir algo
bueno de Nazaret?» Pero Natanael de inmediato cambió de opinión cuando
contempló el rostro de Jesús.
7. Mateo Leví

 Mateo, el séptimo de los apóstoles, fue escogido por Andrés. Mateo pertenecía a
una familia de cobradores de impuestos, o publicanos, pero él mismo era un
recaudador de aduanas en Capernaum, donde vivía. Contaba con treinta y un
años, era casado y tenía cuatro hijos. Era un hombre de algún poder adquisitivo y
de influencias debido a su trabajo.
 Fue uno de los apóstoles que se sedujo sobre los dichos de Jesús, y estas notas
se utilizaron en el Evangelio según Mateo.
Se entiende entonces que valoraba en Jesús, que dedicaba tanto amor a las
almas afligidas y excluidas que se encontraban desde hacía mucho sin los
consuelos de la religión. Hombres y mujeres rechazados por la sociedad,
desesperados, acudían a escuchar a Jesús, y él nunca rechazó ni a uno solo de
ellos.

8. Tomás el Dídimo (en arameo es gemelo)

Se ha dado más a conocer por una duda momentánea cuando quiso palpar las
heridas de Jesús para reconocerle, pero también otros hechos que demuestran
cuanto amaba a Jesús, como por ejemplo en Juan 11,8-6 , tras la muerte de
Lázaro ; Jesús corre peligro ,y sus discípulos le recuerdan que los judíos
intentaban apedrearle, pero Tomas dice “Vamos también nosotros muramos con
él”

9. y 10. Jacobo ( o Santiago el Menor ) y Judas Alfeo ( Judas Lebeo de


Sobrenombre Tadeo )

 Jacobo y Judas, los hijos de Alfeo, los pescadores gemelos que vivían cerca de
Queresa, el noveno y el décimo apóstol, fueron escogidos por Santiago y Juan
Zebedeo. Tenían veintiséis años y estaban casados, Jacobo tenía tres hijos y
Judas dos.
“Tadeo”, derivado del adjetivo arameo (la lengua de Jesús) Taddajja que significa
“valiente”, “digno de elogio” y “lleno de corazón”. La única mención que tenemos
de Tadeo aparte de los otros es esta misma en Juan 14.22. En el aposento alto, al
final del ministerio del Señor sobre la tierra, le dijo éste: “Señor, ¿cómo es que te
manifestarás a nosotros, y no al mundo?”
En la pregunta hay cierta nota lamentable; este hermano ha debido saber que el
mundo no le tenía cabida para su Maestro. Apenas cinco versículos antes, Él
había dicho al grupo que el Padre les iba a dar el Espíritu de verdad, “al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce”. El Señor había agregado
que ellos, los discípulos, le conocían porque el Espíritu moraba con ellos, y estaba
por morar en ellos, como Él mora en nosotros los creyentes hoy en día.
El Señor proseguía, hablando de guardar sus mandamientos y ser amado así del
Padre. Pero Judas Tadeo estaba pensando todavía en la declaración intermedia:
“Toda-vía un poco, y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis”. Esto él
no entendía. Si Judas Tadeo hubiera tenido un concepto más adecuado de lo que
es este mundo, y qué es por naturaleza cada corazón humano, nada le hubiera
extrañado que el Señor se retirara del mundo. Su sorpresa hubiera sido, en
cambio, que el Señor se dignara a revelarse a unos pocos.
Santiago el Menor es considerado pariente (primo) de Jesús (Mt 13,55; Mc 6,3; Ga
1,19) y hermano del apóstol Judas Tadeo (Judas 1,1; Lc 6,16; Hch 1,13). En las
listas de los apóstoles se le llama hijo de Alfeo, y en todas ellas es mencionado
encabezando el tercer grupo de la lista de los Doce. Referencias particulares a
Santiago el Menor no se encuentran en los evangelios, pero sí en el libro de los
Hechos y en algunas de las cartas. del apsotol Pablo, en la lista de apariciones del
Señor entre la Resurrección y la Ascensión, recuerda la de Santiago (1 Co 15, 7).
Junto con Pedro y Juan, es considerado una de las "columnas" de la iglesia en
Jerusalén (Ga 2,9). Cuando, en el año 44, Pedro escapó de la cárcel, quiso que se
le avisara a Santiago, que gozaba ya de una marcada preeminencia en la Iglesia
de Jerusalén (Hch 12,17)

11. Simón el Zelote

 Simón el Zelote, el onceavo apóstol, fue escogido por Simón Pedro. Era hombre
hábil, de buen linaje y vivía con su familia en Capernaum. Tenía veintiocho años
cuando se unió a los apóstoles. Era un vigoroso agitador y también un hombre que
hablaba mucho sin pensar. Había sido mercader en Capernaum antes de dedicar
toda su atención a la organización patriótica de los zelotes.

 12. Judas Iscariote

Judas Iscariote, el duodécimo apóstol, fue escogido por Natanael. Había nacido en
Queriot, un pequeño pueblo del sur de Judea. Se interesó en la predicación y la
obra de Juan el Bautista. Los padres de Judas eran saduceos, y cuando su hijo se
unió a los discípulos de Juan, lo repudiaron, tesorero del grupo. Un  hombre culto.
Desde el principio el Maestro entendió plenamente las debilidades de este apóstol
y supo muy bien los peligros de admitirlo en el círculo de los apóstoles. Pero está
en la naturaleza de los Hijos de Dios dar a todos los seres creados una
oportunidad plena e igual de salvación

La Organización de los Doce

 Los apóstoles se organizaron muy pronto de la siguiente manera:


1. Andrés, el primer apóstol elegido, fue nombrado presidente y director general
de los doce.
 2. Pedro, Santiago y Juan fueron nombrados compañeros personales de Jesús.
Habían de asistirlo día y noche, atender a sus diversas necesidades materiales, y
acompañarlo en esas vigilias de oración y comunión misteriosa con el Padre
celestial.
3. Felipe fue nombrado mayordomo del grupo. Era su deber proveer alimentos y
asegurarse de que los visitantes, y aun a veces las multitudes que acudían para
escucharlos, tuvieran algo de comer.
 4. Natanael velaba por las necesidades de las familias de los doce. Recibía
informes regulares sobre las necesidades de la familia de cada uno de los
apóstoles y, mediante requisición solicitada a Judas, el tesorero, enviaba fondos
cada semana a los que se encontraban necesitados.
 5. Mateo era el agente fiscal del cuerpo apostólico. Era su deber cuidar de que el
presupuesto estuviera balanceado, y la tesorería, abastecida. Si no llegaban
fondos para el mantenimiento de todos ellos, si no se recibían donaciones
suficientes para mantener al grupo, Mateo tenía la autoridad de ordenar a los doce
que regresaran a sus redes de pescadores durante una temporada. Pero esto no
fue nunca necesario, una vez que comenzaron su trabajo público; siempre tuvo
Mateo fondos suficientes en la tesorería para financiar las actividades del grupo.
 6. Tomás era el que administraba el itinerario. Era de su incumbencia planear el
alojamiento y en general seleccionar los lugares para la enseñanza y la
predicación asegurando así un programa de viaje bien organizado y sin pérdidas
de tiempo.
 7. Jacobo y Judas, los hijos gemelos de Alfeo, fueron asignados a la dirección de
las multitudes. Su tarea consistía en comisionar un número suficiente
de mujeres asistentes para mantener el orden en el público durante la
predicación.
 8. A Simón el Zelote se le puso a cargo de la recreación y esparcimiento.
Preparaba el programa de los miércoles y también buscaba proporcionar unas
pocas horas de esparcimiento y diversión cada día.
 9. Judas Iscariote fue nombrado tesorero. Llevaba la bolsa, pagaba todos los
gastos y llevaba los libros. Hacía la proyección del presupuesto para Mateo de
semana en semana y también preparaba informes semanales para Andrés. Judas
hacía pagos contra los fondos con autorización de Andrés.
 De este modo funcionaron los doce desde su primitiva organización hasta el
momento en que se hizo necesaria una reorganización debido a la deserción de
Judas, el traidor. El Maestro y sus discípulos-apóstoles siguieron viviendo en este
estilo sencillo de vida hasta el domingo 12 de enero del año 27 d. de J.C., día en
que los llamó y los ordenó formalmente embajadores del reino y predicadores de
la buena nueva. Poco después se aprestaron a salir para Jerusalén y Judea en su
primera gira de predicación pública.

Línea de tiempo de los apostoles

 ·        23 de febrero del año 26 , a los 30 años Jesus se bautiza


 ·        23 de febrero elige a Andres como su discípulo y este lo recomienda
Simon Pedro
 ·        24 de febrero Santiago y Juan elegidos durante la mañana
 ·        24 de febrero durante la tarde Felipe y Natanael  ,por esto se adhiere
Santiago y en forma intermitente Juda ambos hermanos de Jesus.
 ·        27 de febrero Jesus y sus apostoles asisten a las bodas de Cana,(dia
miércoles),este dia por costumbres judías se celebraban los matrimonios.
Durante marzo,abril,mayo y junio Jesus capacita intensamente a sus
discípulos.Indica a sus seis primeros apostoles la idea de elegir ellos
mismos a seis apostoles mas, de los nuevos creyentes, a los cuales ellos
discipulaban ,para este fin los envía de dos en dos

·        Andres y Pedro los envía a Capernaum a Santiago y Juan a Queresa,a


Felipe y Natanael  a Magdala . Aproximademente en un lapso de diez días se
conforma el segundo grupo de seis apostoles.

 · Los nuevos apostoles Mateo Levi,recaudador de aduana de Capernaum- 


Tomas Didimo pescador de Tariquea.

Jacobo Alfeo pescador de Magdala.


Judas Alfeo pescador.
Simon Zelote alto funcionario de la organización patriótica de los Zelotes.
Judas Iscariote hijo único de judíos ricos de Jericó, seguidor de Juan
Bautista repudiado y experto en finanzas.

 ·        10 de Junio le avisan del arresto de Juan el  Bautista,Jesús inicia su


preparación del  ministerio publico,vuelve a Galilea y se establece en
Capernaum
 ·        22 de Junio excluye del ministerio a sus hermano Santiago y Juda.
 ·        Durante cinco meses sigue instruyendo a sus discípulos hasta que
cesan las persecuciones de Juan el Bautista luego de sus arresto y cesan
sus discipulados y apariciones masivas para no ser confundidos con los
Zelotas
 ·        12 de Enero del año 27 Jesús predica el sermón del monte (Mateo
cap.5) oficia el ordenamiento publico de los apóstoles. Los ungió y oro uno
por uno luego de haber estado toda la noche en oración .
 ·         salen desde Betsaida a Tariquea formados como apóstoles
comenzando así la obra publica,estadía en Amatus,luego Betania,Jerico y
últimos días de marzo parte a Jerusalen en casa de Marta y Maria y pasan
allí la pascua de mes de abril
 ·Enero del año 28 muere Juan Bautista.

·        Por tanto desde la elección del primer apóstol que fue el 23 de febrero al 12 de
enero del año 27 transcurrió un periodo de casi un año.

LOS 12 APÓSTOLES

 © Carlos Padilla, Febrero 2009

Jesucristo eligió a doce hombres que le acompañarían en Su ministerio para


llevar Su testimonio de Salvación al mundo, los doce apóstoles. Antes de la
elección pasó una noche de oración con el Padre, ante tan importante decisión.
La palabra apóstol viene del griego "apostolos" - enviados en nombre de - el
equivalente a embajador, lo que equivaldría a la palabra usada en el Antiguo
Testamento para un profeta, o emisario del Señor o discípulo, en hebreo
era "shelihim". Ninguno de ellos era sacerdote, ni escriba o anciano de los
fariseos o saduceos. Llama la atención que el Señor no eligiese a ningún Judío
vinculado al liderazgo religioso de Israel, aunque Juan era conocido del sumo
sacerdote, sería el más feroz seguidor del Maestro y Mesías.

¿Por qué a 12? La respuesta es por las 12 tribus de Israel, las cuales son las bases
generacionales de los Judíos solamente, pero el ministerio de Jesucristo era
primeramente una vuelta de su pueblo a Dios, para poder también llevar el
verdadero mensaje a todas las naciones. Sin este paso previo que bien podríamos
considerar como reforma, hubiera sido imposible. En tiempos de Jesús, Israel
estaba lejos del Señor y además rechazaron al Mesías, y los Judíos sin el Mesías
no pueden dar testimonio a las demás naciones. Su separación del Mesías
Yahshua se refleja en la historia de las profecías sobre Israel. El Señor tenía que
comenzar una nueva etapa con 12 nuevos patriarcas espirituales, como Abraham,
basados en la fe.
Los doce apóstoles cumplirían el propósito del Señor y en efecto llevarían el
Evangelio del Reino de Dios a todas las naciones, obra que perdura hasta hoy y
que sigue expandiéndose a todos los rincones de la tierra. La Biblia está traducida
ya a más de 200 idiomas, y cada año es el "best seller mundial".

Mientras los siglos han pasado y la Iglesia en el mundo se ha ido dividiendo cada
vez más en distintas denominaciones, la fe una vez dada por el Señor sigue
vigente, Su Evangelio sigue transformado las vidas de los que Le reciben y
llenando de esperanza y de fe en la venida de Su Reino, no solamente del eterno,
sino del que hay entre hermanos de un mismo sentir en la Iglesia en todo el
mundo.

Los 12 apóstoles fueron un ejemplo, con sus virtudes y defectos, del mismo
modo que nosotros hoy tenemos los nuestros, pero es en el carácter e historia de
ellos que centraré un acercamiento para aprender espiritualmente el significado
de unas vidas consagradas al Hijo de Dios y, por ende, al Padre en el Espíritu
Santo, que recibieron en Pentecostés; la promesa del Padre, como dijo Jesucristo,
unas vidas elegidas por Dios mismo.

LA HISTORIA Y EL CARÁCTER DE LOS 12 APÓSTOLES

Nosotros, como Cristianos que leemos la Biblia durante nuestras vidas, por estar
Ésta viva, y por ser El Verbo de Dios, nuestra guía de conducta moral y la base
de nuestra relación personal con Dios a través de Jesucristo, en Espíritu, y con
nuestro prójimo, podemos ver en el carácter de los 12 apóstoles, mostrado en la
Biblia, un ejemplo de vidas y compararlos con nuestras reacciones y
comportamientos, como lo hacemos con otros personajes de la Biblia y la historia
de la Iglesia. Veremos que estos 12 hombres eran normales y corrientes, como
cualquiera de nosotros, pero creyeron al Señor y le siguieron durante sus vidas.

Para ver sus vidas, recordemos un momento los nombres de los 12: Simón Pedro
o Cefas y Andrés su hermano, Juan y Jacobo o Santiago, hijos de Zebedeo,
llamados los Boanerges "hijos del trueno", estos cuatro eran pescadores. Felipe y
Bartolomé, Mateo o Leví, Tomás,  Jacobo o Santiago hijo de Alfeo, Simón el
Zelote o cananista, Judas Lebeo o Tadeo, hermano de Jacobo,  y Judas Iscariote.
Mateo 10, Marcos 3  y Lucas 6. Estos fueron los primeros líderes de la Iglesia, a
quienes sucederían los primeros padres de la Iglesia. Hay más apóstoles de entre
los discípulos de Jesús pero en principio veremos a los 12. Además para
profundizar más sobre los primeros padres de la Iglesia existen varios trabajos
sobre patrística.
De ellos, todos menos uno, vivían en Galilea de los Gentiles, Mateo 4:15, la
tierra que había pertenecido a la tribu  de Zabulón, "morada" y a la tierra
de Neftalí "mi combate", ...Camino del mar, al otro lado del Jordán..., y solo uno,
precisamente de la tierra de Judá, Judas Iscariote, "de kiriot" cerca de Jerusalén
fue quien le traicionó; un hecho que no podría ser más significativo. Y esta
profecía narrada en Mateo sobre la tierra de Galilea está en Isaías 9:1-2, donde
nos dice el Señor que sería la tierra que tendría el gran privilegio de tener al
Mesías, pues era ...el pueblo asentado en tinieblas que vio gran luz, y a los
asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Desde entonces
comenzó Jesús a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se
ha acercado.  En Galilea estaban las poblaciones de origen de los apóstoles como
Capernaum, Corazín o Tiberias. Luego la narración sigue mostrándonos cómo
andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos:

Pedro y Andrés, dos hermanos, los dos eran pescadores; a uno de ellos, el Padre
le revela que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y por ello sería llamado
"Cefas o Petrus" piedra. Andrés, discípulo de Juan Bautista recibió la fe primero.
Ellos son dos formas de ver a Cristo en un pescador de hombres. Pedro estaba
casado, sabemos de la sanidad de su suegra, seguramente tendría hijos y llevaba
una vida normal y humilde. Andrés recibe la fe pero Pedro recibe además la
revelación. La Piedra de la fe es Cristo, como nos enseña el propio Pedro, a quien
la iglesia de Roma convirtió en vicario o representante de Cristo en la tierra. El
cristiano ha de discernir esto con claridad, pues como el propio Pedro explica en
su epístola, no es él la piedra de la fe. La Iglesia se edifica sobre la fe en Cristo.

Pedro anda sobre el mar, y aunque se hunde es valiente, pero el Señor le mostrará
que su fe es débil; sí, la fe de aquel que era el ejemplo de una fe revelada se
hundía, porque dudó. Tendría que ir con los demás hermanos en la barca. Andrés
también iba en la barca. Él estaba siempre pendiente de los discípulos y de las
profecías sobre la venida del Señor; es quien le pregunta cuando sucederían, Su
venida y la destrucción del templo. Cuando Jesucristo se mostraba en situaciones
de mayor profundidad tenía a tres discípulos escogidos: a Pedro, Jacobo y Juan; y
Andrés sería el que mantendría al Señor al corriente de la congregación de los
Apóstoles, como refleja Juan 12:22. Andrés era discípulo de Juan Bautista,
representa la experiencia espiritual, el conocimiento de las profecías, la ley y la
religión, aunque deja todo y sigue al Mesías, no lo hace del modo que lo hace
Juan.

Las tres veces que Pedro niega a Jesús, Marcos 14:26, serían confrontadas por las
tres veces que Jesús le preguntaría: ...¿me amas más que éstos?... Juan 21. Su
negación tres veces, vista en nosotros, nos advierte de situaciones de persecución,
incluso de muerte en las que debemos ser valientes y orar por ello, similares a la
que se enfrentó Pedro cuando fue reconocido como uno de los discípulos en el
arresto del Señor. También se refleja su constante necesidad de confrontar tres
veces las cosas cuando es invitado por el Señor a comer animales inmundos que
él había santificado, en la visión del lienzo, en referencia a Cornelio el centurión.
Hechos 10:16. El Señor usa de paciencia con Pedro, como un buen padre con un
hijo a quien le cuesta cumplir las cosas, y difícil de convencer, pero que una vez
que lo ve claro, las cumple y el resultado es firme y determinante. El Padre le dio
la revelación de que Jesús era el Cristo, el Hijo del Dios viviente, y estas
circunstancias y características suyas no lo impidieron. Nosotros, del mismo
modo somos bendecidos por Dios, aun con nuestras limitaciones y defectos, y
hacemos y haremos cosas grandes de Dios, por nuestro corazón volcado hacia
Dios, hacia la Iglesia, hacia el prójimo y por nuestra fe. Para profundizar más
puede leer Apacienta mis ovejas.

Juan y Jacobo o Santiago, otros dos hermanos, hijos de Zebedeo; otros dos
pescadores de hombres. Llamados por Jesucristo los Boanerges, -hijos del
trueno- seguramente por su carácter. Curiosamente el carácter de estos dos
hermanos en su fuerza se convierte en el amor y en la piedad, las cuales han de
ser en nosotros dos truenos. Otras dos experiencias de una misma procedencia, en
nosotros mismos. Juan es el discípulo amado, el que recibe la cercanía de la
mayor revelación del corazón de Cristo. Él estaba con Jesús cuando fue
arrestado, no se apartó de Él, fue el único que se mantuvo a su lado, aquí y en la
Cruz, y era conocido del sumo sacerdote, lo vemos en la narración del
interrogatorio en el patio de Anás, Juan 18:15. Además era el más joven, el más
niño, y por ello el que más recibe del Reino de Dios. ¡Hagámonos como niños!.
La madre quería que estuviesen en eminencia Mateo 20:20-21, y era parienta de
María la madre de Jesús. No debemos ponernos en primer lugar. Juan estaría
junto al Señor ante la Cruz, y cuidaría de María, y a ella le dejaría su hijo Jesús a
Juan en su lugar, para consolarla. Juan, el discípulo amado tenía un corazón más
dispuesto al Señor, y es por ello que recibe las más increíbles y profundas
revelaciones y enseñanzas del Señor. Ningún otro autor inspirado por el Espíritu
Santo recibió tanto en dos campos tan distantes como el espiritual y el profético.
Su evangelio, el más profundo y directo al corazón, y Apocalipsis, la mayor
revelación profética, digna de un hijo del trueno. Esta  sea nuestra actitud ante
Dios. Seamos pues hijos del trueno y de la alabanza, una alegoría del bautismo en
Espíritu Santo y fuego, Mateo 3:11. Su hermano Santiago o Jacobo, es uno de los
tres privilegiados que estaban en los acontecimientos más relevantes del Señor.
Sufriría el martirio a espada por orden del rey Herodes. Hechos 12:2, fue así el
primero de los apóstoles en sufrir el martirio. Su carácter piadoso a la vez que
impetuoso como su hermano Juan les haría discípulos transformados por el
Espíritu.
Felipe le pide a Jesús: ...muéstranos al Padre y nos basta, Juan 14:8... Aunque
parezca contradictorio y una muestra de impaciencia, Felipe en el
desconocimiento, falta de visión o revelación en el momento que le pregunta a
Jesús sobre el Padre, nos muestra su paciencia en la profundización de la
enseñanza de Jesús. Él espera a ser enseñado, es paciente para con el Señor. Esta
ha de ser una de nuestras cualidades del carácter, la paciencia, aunque no
comprendamos muchas cosas, debemos esperar en el Señor a ser enseñados por
Él, el verdadero Maestro, a través del Espíritu Santo.

Bartolomé es vinculado por muchas fuentes con Natanael de quien el Señor


dijo: ...he aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño... Si bien la capital
espiritual de Israel es Jerusalem, sabemos que salem es paz. Salem es el nombre
antiguo y lugar del encuentro entre Abraham y Melquisedec "Cristo" Génesis
14:8. Un verdadero israelita es portador de paz, carácter que nos muestra este
apóstol.

Mateo o Leví, el publicano o recaudador de impuestos de Roma, autor del


evangelio que lleva su nombre. Leví deja su oficio en el acto y sigue al Maestro y
le invita a su casa a comer. Desde luego no se puede pedir mayor determinación a
un hombre, cambio y rapidez. La buena voluntad de Mateo procede de la virtud,
cualidad ésta que en nuestro carácter hará que nos determinemos con firmeza en
el Camino del Señor y en nuestra función en Su Iglesia.

Tomás, o Dídimo, mellizo, famoso por su incredulidad; las dudas del cristiano, la
falta de fe en muchos momentos de la vida. Pero sería su bondad la que haría que
su entrega a Jesús fuera definitiva. Estaba dispuesto a morir con Jesús cuando el
Señor quería regresar a Judea, Juan 11:7. La bondad supera a la incredulidad,
pues la fe es un don de Dios, pero la bondad procede del corazón, y el corazón
bueno gana la bendición de Dios. Dios da fe a los de buen corazón, pues Él pesa
los corazones. Lo malo es aquel que es incrédulo y de corazón malo, aquellos que
maquinan el mal en su corazón, esos son desechados por Dios. Su confesión al
ver a Jesús resucitado y poner su mano en su yaga y en sus manos, es famosa:
...Señor mío y Dios mío... Juan 20:28.

Jacobo o Santiago hijo de Alfeo llamado el menor, para diferenciarlo del


hermano de Juan. Alfeo en griego y una traducción del arameo Cleofás, Lucas
24:18, también posible padre de Mateo, Leví, Mateo 2:14, aunque no se les
menciona como hermanos a Mateo y Jacobo en los Evangelios expresamente.
Cleofás era esposo de María, madre de Jacobo, además de José y Salomé, Marcos
15:40. No sabemos con certeza sobre la obra de Santiago, pero la fuentes indican
que sería el que menciona Pablo como hermano del Señor, Gálatas 1:19, sea
hermano o primo, es desde luego una familia en la que sin duda abunda la
mansedumbre. La tradición le hace el Santiago que escribiría la carta que lleva su
nombre y el primer anciano, obispo o patriarca de Jerusalén, aunque otros dicen
que no sería posible por oponerse a Jesús al principio y porque no creyó en Él
hasta Su resurrección. Santiago fue quien concluyó con las normas morales para
la gentilidad en el primer concilio de Jerusalén, Hechos 15: 19. En dos ocasiones
nos habla en su carta de la mansedumbre, 1:21 y 3:13, y usa el método de
enseñanza de las bienaventuranzas de Jesús en 1:12 sobre. Sean pues
...Bienaventurados los mansos... Mansos como un cordero.

Simón el cananista o el zelote. Los zelotes son un partido patriota que hoy podría
identificarse con algún partido político en defensa de la tierra prometida de
Canaan por Dios al pueblo de Israel. Siendo seguramente también de Caná, no es
de extrañar que pudiera ser de familia o influencia de los defensores Judíos en
contra de la ocupación romana, un movimiento prácticamente extinguido en
tiempo de Jesús. Su conversión sería para él una prueba de su cambio profundo
de pensamiento por el Espíritu. El dominio propio o templanza.

Judas Lebeo o Tadeo. Leb es la raíz hebrea de corazón, seguramente por su buen


corazón y Tadeo es una derivación de todah, alabanza. Sin duda es el gozo el
carácter que vemos en este Judas.

Judas Iscariote, de Judá, el traidor asociado a los miembros del sanedrín, y los
sacerdotes de la Ley. Judas Iscariote es la religión, la tradición, la tribu de Judá la
cual traiciona a su propio Mesías. El tesorero, que amaba el dinero y robaba de la
bolsa del Señor hasta tal punto llego su codicia que fue cegado por el diablo, se
enojó cuando María ungió al Señor con el perfume de gran precio, hasta llegar a
entregar al Señor por dinero. ...raíz de todos los males es el amor al dinero... el
cual codiciando algunos se apartaron de la fe. 1Timoteo 6:10. Judas es de Judea,
de tierra de Judá, los demás son de Galilea. Jesús es de la tribu de Judá. Al salir
Judas del aposento alto quedan los verdaderos discípulos apóstoles. No tomaré de
él ninguna cualidad de carácter como es lógico, pues vivió en la avaricia, el robo
y la traición. Su soberbia le impidió pedir la misericordia divina.

Pablo no está en los 12 apóstoles del principio que vivieron con Jesús Su
ministerio, pero es el apóstol que llamó directamente el Señor tras Su ascensión.
Sería un pilar clave en el proyecto del Señor para llevar el Evangelio al mundo
entero, y por lo tanto, y aunque Judas es sustituido por Matías, sería Pablo el que
tendría una relevancia fundamental en las 12 columnas de la fe y el carácter que
el Señor imprimió en sus espíritus. Pablo sufre una radical transformación de
activo enemigo y perseguidor de la Iglesia, por su celo de Dios y de la Ley, al
más feroz predicador de Cristo con riesgo de su vida en muchas ocasiones,
dispuesto a convertir al mundo, como así lo hizo en su tiempo y cuyo legado hoy
permanece tras 2000 años, como el de todo el Nuevo Testamento del Señor
Jesucristo. El Señor sabía muy bien a quien escogía, como lo sabe hoy.
Tomaremos pues a Pablo como el apóstol número 12 para la lista de caracteres
apostólicos que el cristiano puede aprender para formar el suyo.

Pablo será el apóstol del conocimiento del Señor, como queda patente en sus
enseñanzas. Educado en la más estricta cátedra de la Torá, en la escuela de Gamaliel,
prestigioso maestro y doctor de la Ley de Dios, de fe fariseo, la que cree en la
resurrección dentro del judaísmo. Todo este conocimiento, sería a priori dejado de
lado para predicar a los gentiles que no saben nada de la Torá, viviendo Pablo entre
culturas helenísticas y otras diversas con deidades y costumbres paganas. Pareciera
que el Señor no hacía uso de su conocimiento, pero sería en su enseñanza a los Judíos
que crearía un vínculo entre Judíos y Gentiles, al ser el que el Señor preparó para
enseñar en la misma línea del propio Jesucristo, que el Evangelio no es solo para
Judíos, sino para todas las naciones de la tierra. Que la Palabra de Dios tiene un
significado espiritual transformador y que aquel que viene a la Biblia con los ojos del
Espíritu encuentra la Vida espiritual. Sería el reformador de entre los apóstoles, como
el propio Señor lo fue a Su propio pueblo.

LOS 12 CARACTERES DEL ESPÍRITU DEL CRISTIANO

Tomando las dos listas, la de los frutos del Espíritu y la de la naturaleza divina, y
profundizando en el significado de las palabras traducidas del Texto Griego en
varias versiones, si unimos las dos listas y restamos los que coinciden hallaremos
los 12 caracteres apostólicos que los dos apóstoles Pedro y Pablo nos enseñan en
nombre del Señor:

Gálatas 5:22 Los frutos del Espíritu: Amor (de Dios) o Caridad, Gozo,
paz, Longanimidad, paciencia, Benignidad, Bondad, Fe, Mansedumbre, Templanza
o Dominio Propio.

2Pedro 1:5 La naturaleza Divina: Fe, Virtud, Conocimiento, Dominio Propio o


Templanza, Paciencia, Piedad o Benignidad, Afecto Fraternal o
Fraternidad, Amor (de Dios) o Caridad.

NOTA: No pretendo con esta lista de los apóstoles y cualidades espirituales


establecer un canon histórico ni mucho menos; la historia no permite asegurar a
ciencia cierta toda la información del carácter y sus vidas. Es mi objetivo sin
embargo revelar que el Señor ha dotado a Su Iglesia con estas 12 cualidades que
el cristiano debe conocer y profundizar en ellas para su crecimiento y vida
espiritual. Esta es la lista más próxima a la realidad que los datos nos permiten
elaborar. La inclusión de Pablo es evidente por dos razones: como ya dije antes,
por ser el apóstol que el Señor escogió directamente y por ser claramente el que
recibió el don del mayor conocimiento en línea interpretativa con el propio Señor
Jesucristo, lo que completa la lista.

APÓSTOL CUALIDAD
   
PEDRO FE
JUAN hijo de Zebedeo y
AMOR O CARIDAD
hermano de Jacobo
JACOBO O SANTIAGO
PIEDAD O BENIGNIDAD
hijo de Zebedeo
ANDRÉS AFECTO FRATERNAL
FELIPE PACIENCIA
BARTOLOMÉ O
PAZ
NATANAEL
MATEO O LEVÍ VIRTUD
TOMAS BONDAD
JACOBO O SANTIAGO
MANSEDUMBRE
hijo de Alfeo
SIMÓN el zelote o
DOMINIO PROPIO O TEMPLANZA
cananista
JUDAS lebeo o tadeo GOZO
PABLO elegido
CONOCIMIENTO
directamente por el Señor

EVENTOS TRANSFORMADORES PARA LA FE CRISTIANA DE LOS


APÓSTOLES CON JESUCRISTO

Pedro, Jacobo y Juan son la fe, la piedad y el amor de Dios. Estos son
compañeros del Señor en la transfiguración, la resurrección de la hija de Jairo, y
en la oración en Getsemaní.

Todos son vistos en la barca, y en la entrada triunfal en Jerusalén.


Los 12 apóstoles estarían en la última cena del Señor en la Pascua, Jesús lavaría a
todos los pies, pero todos menos Judas tomarían la Santa Cena.

A partir de aquí todos son los 11 no los 12 y tomarían la Santa Cena y recibirían
la enseñanza íntima y profunda en la última Pascua, en Juan 13:31 hasta el
capítulo 17 completo. Nada menos que el Nuevo Mandamiento, Jesús anuncia la
negación de Pedro; Jesús, el Camino al Padre; La promesa del Espíritu Santo;
Jesucristo, La Vid Verdadera; El mundo os aborrecerá; La obra del Espíritu
Santo; La tristeza se convertirá en gozo; Yo he vencido al mundo, y la tremenda
oración de Jesús por sus discípulos,  por todos los Cristianos, de su tiempo y
futuros, por nosotros, antes de ser traicionado, arrestado, burlado, torturado,
crucificado y abandonado. Toda esta maravilla es dada entre sus íntimos amigos,
los 11, en la Santa Cena que con Jesús eran 12. Es pues cuando estamos con el
Señor, cuando nos sentimos cerca de Él, en la Santa Cena, entre hermanos que
conocemos bien, que el Señor nos revela Su corazón. Pero lo que brilla más del
amor del Señor es Su Corazón y Su entereza ante la situación que sabía que iba a
vivir en unas horas más tarde, y la profundidad de enseñanza que da a los
apóstoles justo antes. Eso si que es tener el corazón puesto en una determinación,
en un proyecto de vida y salvación, en la misericordia, en la obra de Dios y en el
amor por nosotros. El Señor obtendría la victoria sobre el pecado, sobre la
muerte, resucitaría, se manifestaría durante 40 días y sería llevado arriba al trono
de la Gloria. Bendito el Señor Jesucristo, nuestro Rey. Maranatha.

Pedro y Juan solos con el Señor los vemos en varias ocasiones sin los demás
discípulos, ni siquiera está Jacobo, hermano de Juan. Estos eventos son la
resurrección, donde son Pedro y Juan los que acuden tras las Marías en el
sepulcro. Primero había sido Magdalena, el alma llena de pecados que ha sido
perdonada y que ama al Señor, es la primera en verle resucitado. Pedro recibe la
exhortación de ¡apacienta mis ovejas! y Juan el discípulo amado queda con ellos
presenciando la conversación. Y es que son la fe y el amor del Espíritu los dones
necesarios para creer en los milagros del Señor.

Jesús aparece a 7 de sus discípulos cuando Pedro no pescó nada en toda la noche;
Juan 21. Simón, Tomás, Natanael, Juan y Santiago, y otros dos. Faltaba el poder
de Jesús para que los pescadores pudieran pescar. Del mismo modo hoy, la
Iglesia no pesca si no tiene todos sus dones en funcionamiento y el poder y la
voluntad del Señor. Una iglesia viva tiene que tener el Evangelio puro del Señor
Jesucristo, la exaltación de Cristo como Rey en medio de la congregación, una
sana doctrina, alabanza y un corazón de afecto fraternal y amor por los hermanos
y a los necesitados.
Todos, los 11, estarían en la aparición de Jesús resucitado, donde vemos saciada
la incredulidad de Tomás. Y también todos estarían en la Gran Comisión y todos
en la ascensión.

INFLUENCIA DE LOS 12 APÓSTOLES EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

El legado de la fe de los apóstoles  se resume en el famoso Credo de los


Apóstoles, base de declaración de fe de toda la cristiandad que podría
transmitirse de la siguiente forma:

Creemos en YHWH, Yahweh, Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de


la tierra. Creemos en Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, Nuestro Señor, quien fue
concebido por el poder del Espíritu Santo, nació de María virgen. Sufrió bajo
Poncio Pilato, fue crucificado, murió y fue sepultado. Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó. Ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre,
Todopoderoso. Regresará para juzgar a vivos y muertos. Creemos en el Espíritu
Santo, la santa iglesia universal, la comunión de los santos, el perdón de los
pecados, la resurrección del cuerpo, y la vida eterna. Amén.

CONCLUSIÓN

Los doce hombres que hemos visto eran hombres normales y corrientes, como
cualquiera de nosotros, no superhéroes, pero bendecidos y escogidos, lo cual nos
muestra lo que Dios puede hacer a través de la entrega a Él, pues es Él quien nos
hace especiales, no nosotros por nuestras fuerzas o recursos propios, sino por Su
Espíritu en nosotros.

En una segunda parte sobre los Apóstoles trataré la sucesión apostólica, tomando
como base histórica de los comienzos del Cristianismo, la Biblia. Además
abordaré la historia de la patrística y la controversia sobre los apóstoles hoy, no
solo en el seno de las iglesias que se adjudican la sucesión, sino en las de nuevo
corte neo pentecostal.

Mientras tanto y como el Espíritu Santo escoge a aquellos que están dispuestos a
servirle, sin necesidad de autorización humana, jerárquica o de concilios, como
demuestra la propia Biblia en Hechos de los Apóstoles, en la narración del
comienzo de la iglesia en Antioquia por mano de apóstoles anónimos para
nosotros, aunque no para Dios; Hechos 11:19 al 30, seamos embajadores de
Cristo allí donde vayamos, en el día a día, con la gente a la que hablamos en la
vida diaria, pues este es el verdadero apostolado, vivo. Si el Señor Jesucristo ha
comprado con su Sangre una nación de reyes y sacerdotes, ¿cómo no irán éstos
en Su nombre?, me refiero a todo Cristiano que en verdad lo sea.

Además del apostolado del cristiano, tengamos en mente la despedida de


Santiago: ...Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad,
y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su
camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados...

¿Eres embajador de Jesucristo? es tu responsabilidad como rey y sacerdote, en el


nombre de Jesucristo. Amén.

Los 12 Apóstoles de Jesús –


Características y Hechos
Importantes
 Por James Sandoval  14 julio, 2019  Estudio Bíblico  1 comentario

Los 12 Apóstoles de Jesús – Estudio Bíblico.

El siguiente Estudio Bíblico contiene los nombres, hechos importantes y características de


los doce apóstoles de Jesús, incluyendo a Matías quien fue sucesor de Judas Iscariote. Lee
También: ¿Quién fue Juan el Bautista? Nacimiento, Vida, Ministerio y su Muerte.
Tabla de Contenido [Ocultar]
 1 Simón Pedro (hijo de Jonás).
 2 Jacobo (Hijo de Zebedeo y hermano de Juan).
 3 Juan (Hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo).
 4 Andrés (Hermano de Pedro).
 5 Felipe
 6 Bartolomé (Natanael).
 7 Mateo (Leví).
 8 Tomás (El Mellizo).
 9 Jacobo (Hijo de Alfeo).
 10 Judas Tadeo (Hermano de Jacobo).
 11 Simón El Cananista (Zelote).
 12 Matías.
Simón Pedro (hijo de Jonás).
Ocupación: Pescador.
Características:
 También era conocido como Cefas (Jn 1:42).
 Fue hombre ferviente con carácter impulsivo.
 Después predicaba con mucho denuedo el evangelio (buenas nuevas) de Jesús (Hch 2:14-
41).
Hechos más importantes de su Vida:
 Pertenecía al grupo de los tres discípulos más íntimos de Jesús.
 Reconoció a Jesús como el Mesías (Mt 16:13-17).
 Negó a Cristo pero luego se arrepintió (Lc 22:54-62).
 Predico con denuedo en Pentecostés donde se convirtieron tres mil (3000) personas (Hch
2:14-41).
 Bautizo a Gentiles (Hch 10).
 Escribió las Epístolas 1ra y 2da de Pedro.
Lo que Jesús dijo de Pedro:
 Lo llamó roca (Mt 16:18).
 Lo Llamó Satanás cuando este insistía que Jesús rechazara la Cruz (Mt 16:23).
 Le dijo que lo convertiría en pescador de hombres (Mt 4:18-19).
 Tuvo revelación de Dios para reconocer a Jesús como el Cristo (Mt 16:13-17).
 Le dijo que lo negaría (Lc 22:31-34).
Lección de Vida: Como cristianos muchas personas pueden fallar, pero que ese no sea
motivo para alejarse de Dios. Pedro al negar a Jesús no se apartó de él, sino se arrepintió y
volvió a Cristo. Él nos perdona y fortalece nuestra fe.
Jacobo (Hijo de Zebedeo y hermano de Juan).
Ocupación: Pescador.
Características:
 Era un hombre Ambicioso (Mr 10:35-40).
 Enojadizo (Lc 9:52-56).
 Luego fue un hombre muy consagrado a Jesús.
Hechos más importantes de su Vida:
 Uno de los discípulos más íntimos de Jesús.
 Junto a su hermano Juan le pidió a Jesús puestos de honores en el Reino de Dios (Mr 10:35-
40).
 Quiso que cayera fuego del cielo sobre una aldea Samaritana (Lc 9:52-56).
 Uno de los primeros mártires de la Iglesia (Hch 12:1-2).
Lo que dijo Jesús de Jacobo:
 Junto a su hermano Juan, Jesús los llamo “hijos del trueno” (Mr 3:17).
 Le dijo que sería Pescador de hombres.
 Recibieron una represión de Jesús por su impetuosidad (Lc 9:54-56)
 Bebería de la copa que Jesús bebió, refiriéndose a los padecimientos por seguirle (Mc
10:39).
Lección de Vida: Dio su vida por la fe que profesaba.
Juan (Hijo de Zebedeo y hermano de Jacobo).
Ocupación: Pescador.
Características:
 Era un hombre Ambicioso (Mr 10:35-40).
 Implacable (Lc 9:52-56).
 Después muy amoroso y consagrado a Jesús.
Hechos más Importantes de su Vida:
 Fue el tercero del grupo de los íntimos discípulos de Jesús.
 Le pidio al Señor Jesús un lugar de privilegio en su reino (Mr 10:35-37).
 Quiso que lloviera fuego del cielo sobre una aldea Samaritana (Lc 9:52-56).
 Fue un líder en la Iglesia de Jerusalén.
 Escribió el Evangelio de Juan, 1,2 y 3 de Juan y Apocalipsis.
Lo que Jesús dijo de Juan:
 Junto a su Hermano Jacobo fue llamado «hijos del trueno» (Mr 3:17).
 Dijo que sería pescador de hombres.
 Le reprendió cuando quiso que lloviera fuego del cielo sobre una aldea Samaritana (Lc
9:54-56).
 Iba a beber de la copa que Jesús bebería refiriéndose a los padecimientos por seguirle (Mr
10:39).
 Le encomendó que cuidara de Maria después de su muerte (Jn 19:26-27).
Lección de Vida: El poder transformador del amor de Cristo cambio su vida.
Andrés (Hermano de Pedro).
Ocupación: Pescador.
Características:
 Atraía a otros a Jesús (Jn 1:41).
 Era de la ciudad de Betsaida (Jn 1:44).
 Antes de ser apóstol, fue discípulo de Juan el Bautista (Jn 1:35-40).
 Junto a Felipe, eran los dos únicos apóstoles con nombres griegos.
Hechos más Importantes de su Vida:
 Acepto el testimonio de Juan el Bautista acerca de Jesús (Jn 1:35-40).
 Le hablo a su hermano Pedro acerca de Jesús (Jn 1:41).
 Se planteó imposible sustentar a cinco mil personas (Jn 6:8).
 Junto a Felipe, fue intermediario entre unos griegos y Jesús (Jn 12:22).
 Estuvo en el aposento alto después la de la ascensión de Jesús (Hch 1:13).
Lo que Jesús dijo de Andrés:
 Dijo que llegaría a ser pescador de hombres.
Lección de Vida: Al igual que Andrés, los cristianos debemos de dar a conocer a otros a
Jesús.
Felipe
Ocupación: Pescador.
Características:
 Fue uno de los primeros discípulos que llamo Jesús personalmente (Jn 1:43).
 Era un hombre estudiosos de las profecías (Jn 1:45).
 Tenía una actitud crítica (Jn 6:2-7).
 Era de la ciudad de Betsaida (Jn 1:44, 12:21).
 Figura como el quito apóstol según la Biblia (Mt 10:3, Mc 3:14, Lc 6:14).
 Junto a Andrés, eran los dos únicos apóstoles con nombres griegos.
Hechos importantes de su Vida:
 Le hablo a Natanael acerca de Jesús (Jn 1:45-46).
 Antes del milagro de los panes y los peces, Jesús quiso probar su fe (Jn 6:2-7).
 Le Pidió a Jesús que mostrara a Dios el Padre a sus discípulos (Jn 14:8-10).
 Junto a Andrés, fue intermediario entre unos griegos y Jesús (Jn 12:22).
 No se limitó a servir las mesas y ser administrador de la Iglesia en Jerusalén (Hch 6:1-9).
 Al ser esparcidos luego de la muerte de Esteban, predico en Samaria con gran éxito y
realizo milagros (Hch 8:4-13).
 Guiado por un ángel y luego por el Espíritu Santo predico el evangelio a un Etíope tesorero
de la Reina de Etiopía (Hch 8:26-40).
Lo que Jesús dijo de Felipe:
 Le pregunto si no sabía que conocerlo y verlo a Él, era ver y conocer al Padre.
Lección de Vida: Dios usa nuestras preguntas para enséñanos.
Bartolomé (Natanael).
Ocupación: Desconocida.
Características:
 Honesto e Integro (Jn 1:47).
 Escéptico (Jn 1:45-45).
 Oriundo de Caná de Galilea (Jn 21:2).
Hechos importantes de su Vida:
 Al principio cuando le hablaron de Jesús, lo rechazó por ser de Nazaret (Jn 1:46).
 Cuando fue llevado a Jesús, lo reconoció como «Hijo de Dios» y «Rey de Israel» (Jn
1:49).
 Vio a Jesús resucitado junto al mar de Tiberias (Jn 21:1-2).
Lo que Jesús dijo de Natanael:
 Lo llamó un «verdadero israelita» y uno «en quien no hay engaño» (Jn 1:47).
Lección de Vida: Una vida de integridad te lleva a recibir honra de Dios.
Mateo (Leví).
Ocupación: Recaudador de impuestos.
Características:
 Fue un hombre recaudador de impuestos del imperio romano (Mt 9:9).
 Despreciado a causa de su profesión.
Hechos importantes de su Vida:
 Abandonó su vida corrupta (rentable en lo económico) para seguir a Jesús (Mt 9:9).
 Invito a Jesús a cenar a casa después de su llamamiento (Mt 9:10).
 Escribió el Evangelio de Mateo.
Lo que Jesús dijo de Mateo:
 Lo llamó a ser su discípulo (Mt 9:9).
Lección de Vida: El cristianismo no es para los que se creen buenos, es para los que saben
que han pecado y necesitan ayuda.
Tomás (El Mellizo).
Ocupación: Desconocida.
Características:
 Era un hombre valiente (Jn 11:16).
 Fue incrédulo en cuanto a la resurrección de Jesús (Jn 20:24-25).
 Le apodaban Dídimo que significa mellizo (Jn 11:16).
Hechos importantes de su Vida:
 Sugirió que los discípulos fueran con Jesús a Betania, aunque les costara la muerte (Jn 11:1-
16)
 Le pregunto a Jesús como sabría el camino si no sabía a donde iba (Jn 14:5).
 Dijo que no creeria en la Resureccion de Jesús mientras no lo viera personalmente y tocara
sus heridas (Jn 20:24-25).
Lo que Jesús dijo de Tomás:
 Después de la resurrección Jesús le dijo que pusiera su dedo en sus manos y en su costado,
y que no fuera incrédulo, sino creyente (Jn 20:27).
 Le dijo que porque había visto había creído, bienaventurado los que no vieron y creyeron
(Jn 20:29).
Lección de Vida: Aun cuando nosotros como cristianos experimentemos serias dudas,
Jesús está dispuesto a restaurarnos en su fe.
Jacobo (Hijo de Alfeo).
Ocupación: Desconocida.
Características:
 Desconocidas.
Hechos importantes de su Vida:
 Llego a ser discípulo de Jesús.
Lo que Jesús dijo de Jacobo (Hijo de Alfeo):
 No se sabe.
Lección de Vida: Desconocida.
Judas Tadeo (Hermano de Jacobo).
Ocupación: Desconocida.
Características:
 Del Hebreo Taddai, que significa valiente.
 En los evangelios es distinguido con la frase «no el Iscariote» (Jn 14:22).
Hechos importantes de su Vida:
 Pregunto a Jesús ¿Cómo se manifestaría a ellos y no al mundo? (Jn 14:22-23).
Lo que Jesús dijo de Judas Tadeo:
 No se sabe.
Lección de Vida: Los que siguen a Jesús porque creen en Él, no siempre entienden los
planes de Dios.
Simón El Cananista (Zelote).
Ocupación: Miembro movimiento político nacionalista los Zelotes.
Características:
 Vigoroso patriota.
 Miembro del movimiento político religiosos judío Zelotes (en griego significa celoso).
 Le llamaban el cananista.
Hechos importantes de su Vida:
 Llegó a ser discípulo de Jesús.
Lo que Jesús dijo de Simón el Cananista:
 No se sabe.
Lección de Vida: Si estamos dispuesto a renunciar a nuestros planes, podemos participar
de los planes de Jesús.
Matías.
Ocupación: Desconocida.
Características:
 Su nombre en hebreo significa «don de Dios».
Hechos importantes de su Vida:
 Elegido como sucesor de Judas Iscariote después de la ascensión de Jesús (Hch 1:15-26).
 Lo eligieron los demás apóstoles mediante un sorteo (Hch 1:26).
 Matias fue considerado apóstol de Jesucristo según Hechos 1:24; debido que él y Barsabás
cumplían los requisitos del oficio, ya que habían acompañado al Señor desde el Bautismo de
Juan hasta la resurrección.
Lo que Jesús dijo de Matías:
 No se sabe.
Lección de Vida: Mantenernos en el camino de Cristo, tarde o temprano tiene su
recompensa.

Personalidad de los 14 Apóstoles.

Andrés.- Como apóstol fue una persona muy afable, hombre tranquilo, muy
sosegado, amigable, sonriente, de buen carácter. El evangelio lo presenta como el
hermano de Pedro. El evangelio lo menciona solo tres veces pero curiosamente en
esa tres veces se  le ve trayendo gente a Jesús (Juan 1, 40-41. 6, 8-10. 12,22).
Andrés vivía convenciendo a la gente para que siguieran a Jesús.
Bartolomé.- Apóstol de una personalidad extrovertida, místico, soñador pero
muy olvidadizo, tenía la cabeza en otro lado. Vivía enamorado de una visión, de un
sueño, de una persona, de la idea del Reino de los Cielos. Modelo e inspiración de
todos los hombres que se han entregado totalmente a Dios.
Felipe.- Un tipo muy práctico, pero siempre cauteloso, andaba con mucho cuidado
y caminaba con “pie de plomo”. Era muy meticuloso, detallista y eso casualmente lo
llevaba a ser práctico: él no se entregaría a cualquier movimiento religioso así
porque así. Fue Jesús el que buscó a Felipe y lo encuentra en Galilea y le dice:
“sígueme”; en sus conversaciones plantea cuestiones prácticas y exige respuestas
también prácticas (Juan 6, 7. 12, 22 y 14, 6-11).
Mateo.- Una habilidad increíble para los cálculos, para los números. De mente
muy ágil y cuando se trazaba metas se obsesionaba por conseguirlas. Mateo era
Publicano, recolector de impuestos y por eso era visto como avaro, corrompido.
Jesús pasa junto a él y lo llama: “sígueme”, y él cierra los libros, sale de su trabajo,
abandona la caseta y de publicano y estafador pasa a ser discípulo y seguidor de
Cristo (Mateo 9, 13).
Simón.- Se decía que pertenecía a la secta de los Zelotes –movimiento religioso
subversivo contra los romanos- pero en realidad no hay nada concreto sobre eso a
pesar que Lucas (6, 16) lo llama Zelote (¿quizá porque Zelote significa Celoso?). Era
un hombre de mentalidad militar que terminó transformándose en un ser con
mentalidad misionera.
Santiago el Mayor.- Era pescador y trabajaba con su padre; Jesús lo llamaba
“hijo del trueno” por su recia personalidad y temperamento ardiente. Él es uno de
los dos (junto a su hermano) que pretendieron el primer lugar en el Reino de los
Cielos (Marcos 10, 35-40)
Santiago el Menor.- Este Santiago es el apóstol más desconocido de todos. Solo
aparece en la lista de los doce pero no más, ni nada más. Santiago el Menor
representa en esta humanidad a todos los “Don Nadie” que trabajaban para
Jesucristo sin esperar reconocimiento alguno. En esa actitud de “Don Nadie” es que
el Señor a uno lo convierte en “Don Alguien”. Santiago fue el primer apóstol que
selló con su sangre la verdad de la religión cristiana (Hechos 12, 2). No confundir
con Esteban que fue el primer mártir cristiano.
Juan.- Tenía un espíritu muy sensible pero era “cascarrabias”: propenso al enojo, a
la explosión; tenía mal genio, era irritable, impulsivo. Era pescador y trabajaba con
su padre cuando Jesús lo encontró. Estuvo junto a Jesús en los momentos de
mayor intimidad y en los más amargos sufrimientos (Juan 13, 23-25; 19, 25-27).
Pedro.- Impulsivo, impetuoso, extrovertido; había nacido para ser líder. Cristo le
dio el nombre de “Roca”; pero el evangelio nos muestra, que no actuó siempre
como “Roca” (Mateo 14, 27-30; 16, 21-23). Cristo lo confirma entonces como líder
de su Iglesia: Juan 21, 15-17. Entregando la vida llega a realizar el nombre que le
había dado su maestro: “Roca”. Murió crucificado en Roma con los pies hacia
arriba y la cabeza hacia abajo.
Judas Iscariote.- Tuvo las mismas oportunidades que los demás; vio y oyó lo que
ellos vieron y oyeron. También anunció el Reino, pero fue el apóstol obsesionado
por derrocar a los romanos dado que tenía la mentalidad Zelote -él si había sido
Zelote-, lo entregó a los enemigos pero no como traición sino como una estrategia
de su parte mal hecha: Lucas 22, 47-53. Un traidor festeja,  no se suicida por
arrepentimiento. 
Judas Tadeo.- Hermano de Santiago el menor, es, por contraste con Judas
Iscariote, el apóstol constante. En la última cena hizo a Jesús una pregunta. La
respuesta que recibe se convierte  para él en norma de vida (Juan 14, 22-24). En la
carta que escribe a los cristianos los exhorta a la fidelidad, a no dejarse llevar por
falsas doctrinas.
Tomás.- Fue el apóstol más melancólico, áspero para tratar, terco y pesimista. No
miraba la vida, miraba el sufrimiento que hay en la vida. Él era la duda encarnada;
el Evangelio registra sus palabras y en ninguno de ellos se desmiente porque Tomás
es siempre el mismo: abatido, escéptico, obstinado: (Juan 11, 16; 14, 2-4; 20, 24-
29).
Hasta aquí están los doce apóstoles llamados por Jesús pero la Iglesia considera a
dos apóstoles más que también fueron llamados por Jesús. A uno de ellos, cuando
iba en una persecución cristiana camino a Damasco (Hechos 9) el Señor lo llamó: el
apóstol Pablo.
Pablo.- Un hombre muy corajudo, valiente y que literalmente estuvo en más de
una ocasión frente a la muerte por evangelizar. Es gracias a él que las comunidades
primitivas –en su mayoría- fueron evangelizadas. Fue decapitado en Roma.
Así fueron los hombres que Jesús escogió: envidiosos, egoístas, obsesionados,
codiciosos, temerosos, pesimistas, ásperos, pero que al seguir al Señor Él les
cambió el corazón. Personas con limitaciones, taras y complejos. Porque tú –como
cualquier apóstol- tienes más de uno de estos rasgos, para Jesucristo el apóstol
catorce eres tú.

PERSONALIDAD DE LOS APOSTOLES


Los 12 Apóstoles
Primero, sería bueno conocer de dónde viene el término griego, a•pó•sto•los se deriva del verbo
a•po•stél•l_o, que simplemente significa “despachar; enviar”. (Mt 10:5; Mr 11:3.) No obstante, el
término se aplica principalmente a los discípulos que Jesús seleccionó personalmente como
cuerpo de doce representantes nombrados. Los nombres de los doce seleccionados en un
principio se dan en Mateo 10:2-4; Marcos 3:16-19 y Lucas 6:13-16. Uno de los doce apóstoles,
Judas Iscariote, resultó ser traidor, lo que cumplió lo ya anunciado en las profecías. (Sl 41:9;
109:8.) Se vuelve a mencionar los nombres de los once apóstoles fieles en Hechos 1:13. “Los
nombres de los doce apóstoles son estos: Primero, Simón, al que llaman Pedro, y Andrés su
hermano; y Santiago [hijo] de Zebedeo y Juan su hermano; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el
recaudador de impuestos; Santiago [hijo] de Alfeo, y Tadeo; Simón el cananita, y Judas Iscariote, el
que más tarde lo traicionó”

Algunos de los apóstoles habían sido discípulos de Juan el Bautista antes de llegar a serlo de
Jesús. (Jn 1:35-42.) Once debieron ser galileos (Hch 2:7), y tan solo a Judas Iscariote se le
consideraba natural de Judea. Provenían de la clase trabajadora: cuatro eran pescadores de oficio
y uno había sido recaudador de impuestos. (Mt 4:18-21; 9:9-13.) Parece que por lo menos dos eran
primos de Jesús (Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo). Los líderes religiosos consideraban a
estos hombres “iletrados y del vulgo”, una señal de que su educación era elemental y no la que se
obtenía en las escuelas de estudios superiores. Algunos, entre ellos Pedro (Cefas), estaban
casados. (Hch 4:13; 1Co 9:5.)

Parece ser que Pedro, Santiago y Juan disfrutaron de una relación más estrecha con Jesús que el
resto de los apóstoles. Solo ellos fueron testigos de la resurrección de la hija de Jairo (Mr 5:35-43)
y de la transfiguración de Jesús (Mt 17:1, 2), y fueron los apóstoles que más se adentraron con él
en el jardín de Getsemaní la noche de su detención. (Mr 14:32, 33.)

Existía al parecer una afinidad especial entre Jesús y Juan, y se considera que este es aquel a
quien se hace referencia como el “discípulo a quien Jesús amaba”. (Jn 21:20-24; 13:23.)

Selección y primeros años de ministerio. Se seleccionó a los doce de entre un grupo más grande
de discípulos, y Jesús los nombró apóstoles ‘para que continuaran con él y para que él los enviara
[a•po•stél•l_ei] a predicar y a tener autoridad para expulsar los demonios’. (Mr 3:13-15.) Desde
entonces, ‘continuaron con él’ en asociación muy estrecha durante el resto de su ministerio
terrestre, recibiendo una instrucción intensiva a nivel personal y en el campo ministerial. (Mt 10:1-
42; Lu 8:1.) Como alumnos de Jesús, se les siguió llamando discípulos, en particular en referencias
a acontecimientos anteriores al Pentecostés (Mt 11:1; 14:26; 20:17; Jn 20:2), pero a partir de ese
momento, siempre se les llama “apóstoles”.

Cuando fueron nombrados, Jesús les dio poderes milagrosos para curar enfermos y expulsar
demonios, poderes que usaron hasta cierto grado durante el ministerio de Jesús. (Mr 3:14, 15;
6:13; Mt 10:1-8; Lu 9:6; compárese con Mt 17:16.) Sin embargo, esta actividad siempre estuvo
subordinada a la obra principal de predicar. Si bien los apóstoles formaban un grupo íntimo de
discípulos, en su instrucción y preparación no hubo ritos ni ceremonias misteriosos.

Debilidades humanas. A pesar de que se les favoreció mucho como apóstoles del Hijo de Dios,
tuvieron los defectos y debilidades comunes a los seres humanos. Pedro tendía a ser irreflexivo e
impetuoso (Mt 16:22, 23; Jn 21:7, 8), Tomás era difícil de convencer (Jn 20:24, 25) y tanto Santiago
como Juan mostraban impaciencia inmadura. (Lu 9:49, 54.) Riñeron en cuanto a la cuestión de su
futura grandeza en el reino terrenal que esperaba que Jesús estableciera. (Mt 20:20-28; Mr 10:35-
45; compárese con Hch 1:6; Lu 24:21.) Así mismo, reconocieron que necesitaban más fe. (Lu 17:5;
compárese con Mt 17:20.) A pesar de sus años de asociación íntima con Jesús, y aunque sabían
que era el Mesías, todos le abandonaron cuando fue detenido (Mt 26:56), y tuvieron que ocuparse
de su entierro otras personas. En un principio, a los apóstoles les costó aceptar el testimonio de las
mujeres que vieron primero a Jesús después de su resurrección, y tenían tanto temor que se
reunían con las puertas cerradas con llave. (Lu 24:10, 11; Jn 20:19, 26.) Jesús les amplió su
conocimiento una vez resucitado, y después de su ascensión al cielo, al cuadragésimo día de
resucitar, estos hombres demostraron un gran gozo y “estaban de continuo en el templo
bendiciendo a Dios”. (Lu 24:44-53.)

1 Juan
Hijo de Zebedeo y Salomé (compárese con Mt 27:55, 56; Mr 15:40), y hermano del apóstol
Santiago. Es probable que Juan fuese más joven que Santiago, ya que a este se le suele nombrar
en primer lugar cuando se les menciona a los dos. (Mt 10:2; Mr 3:14, 16, 17; Lu 6:14; 8:51; 9:28;
Hch 1:13.) Zebedeo se casó con Salomé, de la casa de David, que posiblemente era hermana
carnal de María, la madre de Jesús.
Antecedentes. Parece que Juan provenía de una familia acomodada. Su padre Zebedeo tenía
empleados en un negocio de pesca, del que Simón era socio. (Mr 1:19, 20; Lu 5:9, 10.) Salomé, la
esposa de Zebedeo, estuvo entre las mujeres que acompañaron y sirvieron a Jesús mientras
estaba en Galilea (compárese con Mt 27:55, 56; Mr 15:40, 41), y fue una de las que llevó especias
con el fin de preparar el cuerpo de Jesús para su entierro. (Mr 16:1.) Del relato bíblico se
desprende que Juan debió tener casa propia. (Jn 19:26, 27.)
Zebedeo y Salomé eran hebreos fieles, y debieron criar a Juan en la enseñanza de las Escrituras.
Por lo general, se da por sentado que Juan era el discípulo de Juan el Bautista que se hallaba con
Andrés cuando aquel les anunció: “¡Miren, el Cordero de Dios!”. El hecho de que aceptase
rápidamente a Jesús como el Cristo revela su conocimiento de las Escrituras Hebreas. (Jn 1:35,
36, 40-42.) Aunque no se dice que Zebedeo se hiciera discípulo de Juan el Bautista o de Cristo, no
parece que se haya opuesto a que sus dos hijos fuesen predicadores de tiempo completo con
Jesús.
Cuando Juan y Pedro fueron llevados ante los gobernantes judíos, se les consideró “iletrados y del
vulgo”. Sin embargo, esta expresión no quiere decir que fuesen incultos o analfabetos, sino que no
habían estudiado en las escuelas rabínicas. Se dice, más bien, que “empezaron a reconocer,
acerca de ellos, que solían estar con Jesús”. (Hch 4:13.)
Llega a ser discípulo de Cristo. Después de ser presentado a Jesucristo en el otoño de 29 E.C.,
Juan debió seguir a Jesús hasta Galilea y ser testigo ocular de su primer milagro en Caná. (Jn 2:1-
11.) Puede que haya acompañado a Jesús desde Galilea a Jerusalén, y de nuevo cuando regresó
a Galilea por Samaria; lo vívido del relato que escribió parece indicar que fue testigo ocular de los
acontecimientos narrados. No obstante, el registro no lo especifica. (Jn 2–5.) Sin embargo, Juan
continuó con su negocio de pesca durante algún tiempo después de conocer a Jesús. Al año
siguiente, mientras Jesús caminaba junto al mar de Galilea, Santiago y Juan estaban en la barca
con su padre Zebedeo remendando sus redes. Él los llamó a un servicio de tiempo completo para
que fuesen “pescadores de hombres”, y el relato de Lucas informa: “De modo que volvieron a traer
las barcas a tierra, y abandonaron todo y le siguieron”. (Mt 4:18-22; Lu 5:10, 11; Mr 1:19, 20.) Más
tarde, se les seleccionó para ser apóstoles del Señor Jesucristo. (Mt 10:2-4.)
Juan fue uno de los tres discípulos más allegados a Jesús. Él se llevó a Pedro, Santiago y Juan a
la montaña de la transfiguración. (Mt 17:1, 2; Mr 9:2; Lu 9:28, 29.) También fueron los únicos
apóstoles a los que se permitió entrar con Jesús en la casa de Jairo. (Mr 5:37; Lu 8:51.) Los tres
tuvieron el privilegio de ser aquellos con los que Jesús se adentró más en el jardín de Getsemaní
durante la noche en que fue traicionado, aunque entonces no captaron el significado pleno de la
ocasión, pues hasta se quedaron dormidos tres veces y Jesús tuvo que despertarlos. (Mt 26:37,
40-45; Mr 14:33, 37-41.) Juan ocupó el lugar que quedaba al lado de Jesús en su última Pascua,
en la que instituyó la Cena del Señor (Jn 13:23), y fue el discípulo que recibió el honor excepcional
de que se le confiara el cuidado de la madre de Jesús cuando este murió. (Jn 21:7, 20; 19:26, 27.)
Juan en su evangelio. En su evangelio, Juan nunca se refiere a sí mismo por nombre, sino como
uno de los hijos de Zebedeo o como el discípulo a quien Jesús amaba. Cuando habla de Juan el
Bautista, le llama simplemente “Juan”, a diferencia de los otros evangelistas. Lo más natural es que
esto lo hiciese alguien del mismo nombre, ya que no crearía ninguna confusión en cuanto a la
persona de quien estaba hablando. Los demás tendrían que usar un sobrenombre, título u otros
términos descriptivos para distinguir a quién se referían, como hace el propio Juan cuando habla
de una de las Marías. (Jn 11:1, 2; 19:25; 20:1.)
Al examinar el escrito de Juan desde este punto de vista, resulta evidente que él era quien estaba
con Andrés cuando Juan el Bautista les presentó a Jesucristo, aunque su nombre no se menciona.
(Jn 1:35-40.) Después de la resurrección de Jesús, Juan adelantó a Pedro mientras corrían hacia
la tumba para investigar si efectivamente había resucitado. (Jn 20:2-8.) Tuvo el privilegio de ver al
resucitado Jesús aquella misma noche (Jn 20:19; Lu 24:36) y de nuevo a la semana siguiente. (Jn
20:26.) Fue uno de los siete que volvieron a la pesca y a quienes Jesús se apareció. (Jn 21:1-14.)
Juan también estaba presente en la montaña de Galilea donde Jesús se apareció a los discípulos
tras su resurrección y oyó personalmente el mandato: “Hagan discípulos de gente de todas las
naciones”. (Mt 28:16-20.)

2 Pedro
(Trozo de Roca).
A este apóstol de Jesucristo se le llama de cinco maneras diferentes en las Escrituras: por el
nombre hebreo “Symeón”, el griego “Simón” (de una raíz hebrea que significa “oír; escuchar”),
“Pedro” (nombre griego que solo se le aplicó a él en las Escrituras), su equivalente semítico “Cefas”
(quizás relacionado con el hebreo ke•fím [rocas], que se emplea en Job 30:6 y Jer 4:29) y la
expresión “Simón Pedro”. (Hch 15:14; Mt 10:2; 16:16; Jn 1:42.)
Pedro era hijo de Juan, o Jonás. (Mt 16:17; Jn 1:42.) En un principio se dice que residía en
Betsaida (Jn 1:44), y, más adelante, en Capernaum (Lu 4:31, 38), ambas ciudades situadas en la
orilla septentrional del mar de Galilea. Pedro y su hermano Andrés se dedicaban al negocio de la
pesca, junto con Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, “que eran partícipes con Simón”. (Lu 5:7,
10; Mt 4:18-22; Mr 1:16-21.) Por consiguiente, Pedro no era un pescador independiente, sino parte
de una empresa de cierta envergadura. Aunque los líderes judíos consideraban a Pedro y a Juan
“hombres iletrados y del vulgo”, esto no significa que fuesen analfabetos o ignorantes. El Nuevo
Testamento Interlineal (de Francisco Lacueva, 1984, pág. 477) comenta en una nota a este texto
que el término que se les aplicó, el plural de a•grám•ma•tos, en este contexto significa “que no
habían estudiado en ninguna escuela rabínica”. (Compárese con Jn 7:14, 15; Hch 4:13.)
Como indica el registro bíblico, Pedro estaba casado, y parece que, al menos en los últimos años,
su esposa le acompañó en algunos viajes misionales, si no en todos, como hicieron las esposas de
otros apóstoles. (1Co 9:5.) Su suegra vivía en la casa que él y su hermano Andrés compartían. (Mr
1:29-31.)
Ministerio con Jesús. Su hermano Andrés —discípulo de Juan el Bautista— fue quien lo dirigió a
Jesús, y Pedro fue uno de sus primeros discípulos. (Jn 1:35-42.) Precisamente en esta ocasión
Jesús le dio el nombre Cefas (Pedro) (Jn 1:42; Mr 3:16), y es probable que este nombre fuera
profético. Jesús, que pudo percibir que Natanael era un hombre ‘en quien no había engaño’,
también pudo discernir el carácter de Pedro. Este, en efecto, manifestó cualidades comparables a
las de una roca, en especial después de la muerte y resurrección de Jesús, al convertirse en una
influencia fortalecedora para sus compañeros cristianos. (Jn 1:47, 48; 2:25; Lu 22:32.)
Más tarde, en Galilea, Pedro, su hermano Andrés y sus socios Santiago y Juan, recibieron la
llamada de Jesús para ser “pescadores de hombres”. (Jn 1:35-42; Mt 4:18-22; Mr 1:16-18.) Jesús
había escogido la barca de Pedro para hablar desde ella a la multitud que se encontraba en la
orilla, y después hizo que se produjera una pesca milagrosa que impulsó a Pedro, quien al principio
se había mostrado escéptico, a caer ante Jesús con temor. Tras este suceso, él y sus tres
compañeros no vacilaron en abandonar su negocio para seguir a Jesús. (Lu 5:1-11.) Cuando Jesús
escogió a sus doce “apóstoles”, o ‘enviados’, entre los que se hallaba Pedro, este ya llevaba
aproximadamente un año de discipulado. (Mr 3:13-19.)
Jesús eligió de entre los apóstoles a Pedro, a Santiago y a Juan para que le acompañaran en
varias ocasiones especiales, como la transfiguración (Mt 17:1, 2; Mr 9:2; Lu 9:28, 29), la
resurrección de la hija de Jairo (Mr 5:22-24, 35-42) y durante su propia prueba en el jardín de
Getsemaní (Mt 26:36-46; Mr 14:32-42). Estos apóstoles, junto con Andrés, fueron los que de modo
personal le preguntaron a Jesús en cuanto a la destrucción de Jerusalén, su futura presencia y la
conclusión del sistema de cosas. (Mr 13:1-3; Mt 24:3.) A pesar de que Pedro aparece junto a su
hermano Andrés cuando se hace una relación de los apóstoles, en el registro de los
acontecimientos anteriores y posteriores a la muerte y resurrección de Jesús, se le menciona con
más frecuencia junto al apóstol Juan. (Lu 22:8; Jn 13:24; 20:2; 21:7; Hch 3:1; 8:14; compárese con
Hch 1:13; Gál 2:9.) No se conoce la razón, si fue por afinidad natural entre ellos o porque Jesús los
comisionó a trabajar juntos. (Compárese con Mr 6:7.)
Los evangelios recogen más declaraciones de Pedro que de cualquiera de los otros once
apóstoles. Se ve con claridad que no era tímido ni indeciso, sino de carácter extravertido. Este
hecho hizo que hablara antes que los demás y que expresara su parecer cuando otros
permanecían en silencio. Asimismo, planteó preguntas que hicieron que Jesús aclarase y ampliase
sus ilustraciones. (Mt 15:15; 18:21; 19:27-29; Lu 12:41; Jn 13:36-38; compárese con Mr 11:21-25.)
A veces fue impulsivo e impetuoso al hablar. Por ejemplo, fue él quien sintió la necesidad de decir
algo al presenciar la transfiguración. (Mr 9:1-6; Lu 9:33.) Su comentario, un tanto irreflexivo, sobre
lo provechoso de estar allí y su proposición de edificar tres tiendas, parecen indicar que no quería
que terminara la visión (en la que Moisés y Elías ya se estaban separando de Jesús), sino que
continuara. La noche de la última Pascua en un principio se negó enérgicamente a que Jesús le
lavase los pies, pero al ser reprendido quiso también que le lavase la cabeza y las manos. (Jn
13:5-10.) Sin embargo, se puede ver que en el fondo las expresiones de Pedro nacían de sus
buenos deseos e intenciones, así como de sus fuertes sentimientos. El hecho de que se hayan
incluido en el registro bíblico pone de manifiesto su valor, aunque a veces revelan ciertas flaquezas
humanas de quien las pronunció.
Por ejemplo, cuando muchos discípulos tropezaron por la enseñanza de Jesús y lo abandonaron,
Pedro, en nombre de todos los apóstoles, manifestó su determinación de permanecer con su
Señor, quien tenía “dichos de vida eterna [...], el Santo de Dios”. (Jn 6:66-69.) Después que los
apóstoles respondieron a la pregunta de Jesús acerca de lo que opinaba la gente sobre su
identidad, de nuevo fue Pedro quien expresó la firme convicción: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
vivo”, por lo que Jesús lo pronunció bienaventurado o “feliz”. (Mt 16:13-17.)
Pedro fue quien más veces habló, pero también fue a quien con más frecuencia se corrigió,
reprendió o censuró. En una ocasión, movido por la compasión, cometió el error de atreverse a
llevar a Jesús aparte y reprenderlo por haber predicho sus propios sufrimientos y su muerte como
Mesías. Jesús le dio la espalda y le dijo que era un opositor, o Satanás, que ponía los
razonamientos humanos por delante del propósito de Dios registrado en la profecía. (Mt 16:21-23.)
Sin embargo, debe notarse que Jesús ‘miró a los otros discípulos’, lo que parece dar a entender
que sabía que Pedro expresaba sentimientos que los demás compartían. (Mr 8:32, 33.) Cuando
Pedro se tomó la libertad de hablar en nombre de Jesús respecto al pago de cierto impuesto,
Jesús, de manera muy bondadosa, le ayudó a reconocer la necesidad de ser más reflexivo antes
de hablar. (Mt 17:24-27.) Pedro manifestó exceso de confianza y cierto sentimiento de superioridad
sobre los otros once cuando afirmó que aunque ellos tropezaran con relación a Jesús, él nunca lo
haría, y estaría dispuesto a ir a prisión e incluso morir con Jesús. Es cierto que todos los demás
respaldaron esta afirmación, pero Pedro fue el primero en decirlo y reafirmarlo “con insistencia”.
Fue entonces cuando Jesús predijo que Pedro negaría a su Señor tres veces. (Mt 26:31-35; Mr
14:30, 31; Lu 22:33, 34.)
Pedro no solo era un hombre de palabras, sino de acción: demostró iniciativa, valor y un fuerte
apego a su Señor. Cuando Jesús se retiró a un lugar solitario antes del amanecer, para orar,
Simón no tardó mucho en ‘ir en su busca’ con un grupo de acompañantes. (Mr 1:35-37.) También
fue Pedro quien pidió a Jesús que le ordenase andar sobre las aguas azotadas por la tormenta
para llegar hasta donde él se hallaba, y anduvo cierta distancia antes de ceder a la duda y empezar
a hundirse. (Mt 14:25-32.)
Durante la última noche de la vida terrestre de Jesús, Pedro, Santiago y Juan tuvieron el privilegio
de acompañarlo al jardín de Getsemaní, donde Jesús se ocupó en orar con fervor. Al igual que los
demás apóstoles, Pedro se durmió debido al cansancio y la tensión producida por la tristeza.
Quizás debido a que Pedro había expresado reiteradamente su determinación de seguir a Jesús,
fue a él en particular a quien se dirigió cuando dijo: “¿No pudieron siquiera mantenerse alerta una
hora conmigo?”. (Mt 26:36-45; Lu 22:39-46.) Pedro no se ‘ocupó en orar’, y sufrió las
consecuencias.
Cuando los discípulos vieron que la chusma estaba a punto de prender a Jesús, preguntaron si
deberían luchar, pero Pedro, sin esperar respuesta, intervino cortando con la espada la oreja de un
hombre (acción con la que posiblemente pretendía causar un daño mayor), para luego ser
censurado por Jesús. (Mt 26:51, 52; Lu 22:49-51; Jn 18:10, 11.) Aunque Pedro abandonó a Jesús,
al igual que los otros discípulos, luego siguió “de lejos” a la chusma que fue a detenerle, tal vez
debatiéndose entre el temor por su propia vida y su profunda preocupación respecto a lo que le
sucedería a Jesús. (Mt 26:57, 58.)
Una vez que Pedro llegó a la casa del sumo sacerdote, otro discípulo que debía haberle seguido o
acompañado le ayudó para que pudiese entrar hasta el mismo patio. (Jn 18:15, 16.) Una vez allí,
no permaneció discretamente callado en algún rincón oscuro, sino que fue y se calentó en el fuego.
El resplandor hizo posible que se le reconociese como compañero de Jesús, y su acento galileo dio
pábulo a las sospechas. Al ser acusado, Pedro negó por tres veces que conociese a Jesús, y,
finalmente, llevado por la vehemencia de su negación, llegó a echar maldiciones. Desde alguna
parte de la ciudad se oyó a un gallo cantar por segunda vez, y Jesús “se volvió y miró a Pedro”.
Este, abatido, salió fuera y lloró amargamente. (Mt 26:69-75; Mr 14:66-72; Lu 22:54-62; Jn 18:17,
18; véanse CANTO DEL GALLO; JURAMENTO.) Sin embargo, la súplica que Jesús había hecho a
favor de Pedro con anterioridad recibió respuesta, y su fe no desfalleció por completo. (Lu 22:31,
32.)
Después de la muerte y resurrección de Jesús, el ángel les dijo a las mujeres que fueron a la
tumba que llevaran un mensaje a “sus discípulos y a Pedro”. (Mr 16:1-7; Mt 28:1-10.) Cuando
María Magdalena comunicó el mensaje a Pedro y a Juan, los dos salieron corriendo hacia la tumba
y Juan llegó primero. Mientras que este se detuvo frente a la tumba y tan solo miró al interior,
Pedro entró hasta dentro, seguido luego por Juan. (Jn 20:1-8.) El que Jesús se le apareciera antes
que al grupo de discípulos y el que el ángel le hubiese nombrado específicamente a él, debió
confirmar al arrepentido Pedro que su triple negación no había cortado para siempre su relación
con el Señor. (Lu 24:34; 1Co 15:5.)
Antes que Jesús se manifestara a los discípulos en el mar de Galilea (Tiberíades), Pedro, con su
característico dinamismo, dijo a los demás que se iba a pescar, y ellos decidieron acompañarlo.
Más tarde, cuando Juan reconoció a Jesús en la playa, Pedro se echó al agua impulsivamente y
nadó a tierra, dejando que los demás llevaran la barca. No obstante, fue Pedro quien luego, al
pedir Jesús unos peces, se fue y llevó la red a la orilla. (Jn 21:1-13.) En esta ocasión Jesús le
preguntó tres veces a Pedro (quien había negado tres veces a su Señor) si le amaba, dándole la
comisión de ‘pastorear sus ovejas’. Jesús también predijo cómo moriría Pedro, quien al ver al
apóstol Juan, preguntó: “Señor, ¿qué hará este?”. Una vez más, Jesús corrigió su punto de vista y
le señaló la necesidad de que ‘fuera su seguidor’, sin preocuparse por lo que los demás pudieran
hacer. (Jn 21:15-22.)

3 Santiago - Hijo de Zebedeo;


Hermano de Juan y uno de los doce apóstoles de Jesucristo. (Mt 10:2.) Parece ser que su madre
se llamaba Salomé, según se deduce al comparar dos relatos del mismo acontecimiento. Uno
menciona a “la madre de los hijos de Zebedeo”, y el otro la llama “Salomé”. (Mt 27:55, 56; Mr
15:40, 41; véase SALOMÉ núm. 1.) La comparación de estos relatos con el de Juan 19:25 parece
indicar que Salomé era la hermana carnal de María, la madre de Jesús. En ese caso, Santiago
sería primo hermano de Jesús.
En el año 30 E.C., Santiago y su hermano estaban trabajando con su padre en el negocio de la
pesca cuando Jesús los llamó, al igual que a sus socios Pedro y Andrés, para que fuesen sus
discípulos y “pescadores de hombres”. En respuesta a la llamada de Jesús, Santiago y Juan
dejaron aquel negocio de pesca, que era lo bastante importante como para tener asalariados y
formar una sociedad con Pedro y Andrés. (Mt 4:18-22; Mr 1:19, 20; Lu 5:7-10.)
Al año siguiente, 31 E.C., cuando Jesús designó a doce de sus discípulos para que fuesen
apóstoles, Santiago fue uno de los seleccionados. (Mr 3:13-19; Lu 6:12-16.)
A Pedro, Santiago y Juan se les menciona varias veces juntos y en compañía estrecha con Cristo.
Por ejemplo, estos tres fueron los únicos que estuvieron presentes con él en el monte de la
transfiguración (Mt 17:1, 2), fueron los únicos apóstoles que recibieron la invitación de entrar en la
casa para ser testigos de la resurrección de la hija de Jairo (Lu 8:51) y fueron quienes estuvieron
más cerca de Jesús en Getsemaní mientras él oraba aquella última noche. (Mr 14:32-34.) Pedro,
Santiago y Juan, junto con Andrés, fueron los que preguntaron a Jesús cuándo vendría la predicha
destrucción del templo de Jerusalén y cuál sería la señal de su presencia y de la conclusión del
sistema de cosas. (Mr 13:3, 4.) A Santiago siempre se le menciona junto con su hermano Juan, y
en la mayoría de los casos su nombre es el que aparece en primer lugar, lo que quizás indique que
era el mayor de los dos. (Mt 4:21; 10:2; 17:1; Mr 1:19, 29; 3:17; 5:37; 9:2; 10:35, 41; 13:3; 14:33; Lu
5:10; 6:14; 8:51; 9:28, 54; Hch 1:13.)
Jesús dio a Santiago y a su hermano el sobrenombre de Boanerges, término semítico que significa
“Hijos del Trueno” (Mr 3:17), quizás debido a su naturaleza enérgica, fogosa y entusiástica. En una
ocasión, por ejemplo, cuando ciertos samaritanos no mostraron hospitalidad a Jesús, Santiago y
Juan querían hacer bajar fuego del cielo para aniquilarlos. Aunque Jesús los reprendió por pedir tal
venganza, aquella actitud indicaba su justa indignación y también su fe. (Lu 9:51-55.) También
abrigaban la ambición de ocupar los puestos más importantes en el Reino, a la derecha y a la
izquierda de Jesús, y al parecer hicieron que su madre (posiblemente la tía de Jesús) le solicitara
tales favores. Después de explicar que esas decisiones las toma el Padre, Jesús aprovechó la
oportunidad para señalar que ‘el que quisiera ser el primero entre ellos tenía que ser esclavo de
ellos’. (Mt 20:20-28.)
Santiago debió morir en el año 44 E.C. Herodes Agripa I hizo que lo ejecutaran con la espada. Fue
el primero de los doce apóstoles que murió mártir. (Hch 12:1-3.)

4 Santiago de Alfeo
Otro apóstol de Jesucristo; hijo de Alfeo. (Mt 10:2, 3; Mr 3:18; Lu 6:15; Hch 1:13.) Generalmente se
cree que Alfeo y Clopas eran la misma persona, lo que es bastante probable, en cuyo caso la
madre de Santiago sería María, “la madre de Santiago el Menos y de Josés”. (Jn 19:25; Mr 15:40;
Mt 27:56.) Puede que se le haya llamado Santiago el Menos debido a ser de menor estatura o más
joven que el otro apóstol Santiago, el hijo de Zebedeo.

5 Judas Tadeo
Uno de los doce apóstoles, llamado también Tadeo y “Judas hijo de Santiago”. En las listas de los
apóstoles registradas en Mateo 10:3 y Marcos 3:18, se menciona juntos a Santiago, el hijo de
Alfeo, y a Tadeo; mientras que en Lucas 6:16 y Hechos 1:13 Tadeo no está incluido y en su lugar
aparece “Judas hijo de Santiago”, lo que lleva a la conclusión de que Tadeo era otro nombre con el
que se conocía al apóstol Judas. Es posible que a veces se emplease el nombre Tadeo para no
confundir a los dos apóstoles llamados Judas. Algunos traductores vierten Lucas 6:16 y Hechos
1:13 de la siguiente forma: “Judas hermano de Santiago”, ya que en griego no se indica el grado de
parentesco. No obstante, en la Peshitta siriaca se incluye la palabra “hijo”. Como consecuencia,
varias versiones optan por la lectura: “Judas, hijo de Santiago [o, Jacobo]” (BAS; BI; FF; HAR; LT;
NM; Val, 1989). La única referencia bíblica en la que aparece el nombre de Judas solo es Juan
14:22. Este versículo se refiere a él como “Judas, no el Iscariote”, lo que permite distinguir al Judas
del que se habla.
En Mateo 10:3, algunas versiones (Besson; ENP; PNT; TNV; Val; VP, edición de España) incluyen
antes de “Tadeo” la expresión “Lebeo, por sobrenombre”, o algo similar. Esta lectura, que
concuerda con el “texto recibido”, se omite en el texto más reciente de Westcott y Hort, pues no
aparece en algunos manuscritos, como, por ejemplo, el Sinaítico.

6 Judas Iscariote
Hijo de Simón y apóstol infame que traicionó a Jesús. La Biblia suministra poca información directa
sobre su familia y sus antecedentes. Tanto él como su padre se llamaban Iscariote. (Lu 6:16; Jn
6:71.) Por lo general se ha entendido que este término indicaba que eran de Queriyot-hezrón, un
pueblo de Judea. De ser así, entonces Judas era el único de los doce apóstoles que procedía de
Judea, ya que los demás eran galileos.
La primera vez que se menciona a Judas en los relatos evangélicos es en la lista de los apóstoles,
algún tiempo después de la Pascua de 31 E.C. y alrededor de un año y medio después que Jesús
empezó su ministerio. (Mr 3:19; Lu 6:16.) Es lógico pensar que Judas había sido discípulo por
cierto tiempo antes de que Jesús le hiciese apóstol. Aunque muchos escritores presentan una
imagen totalmente negativa de Judas, es obvio que durante un tiempo fue un discípulo favorecido
por Dios y por Jesús, como lo prueba su elección para apóstol. Además, se le confió el cuidado del
dinero que tenían en común Jesús y los doce, lo que habla favorablemente de su confiabilidad en
aquel tiempo y de sus aptitudes y cultura, pues aunque Mateo tenía experiencia en la
administración de dinero y en matemáticas, no recayó en él esta responsabilidad. (Jn 12:6; Mt
10:3.) Sin embargo, Judas se corrompió por completo y sin remisión alguna. Esta debe ser la razón
por la que se le coloca el último en la lista de los apóstoles, y se le llama Judas “que más tarde lo
traicionó” o “que se volvió traidor”. (Mt 10:4; Lu 6:16.)
Se corrompe. Cuando se acercaba la Pascua de 32 E.C., a Judas y al resto de los apóstoles se les
envió a predicar. (Mt 10:1, 4, 5.) Poco después de que Judas regresó y cuando aún no había
transcurrido un año desde que se le hizo apóstol, Cristo lo denunció públicamente, aunque no dijo
su nombre. Algunos discípulos dejaron a Jesús, escandalizados por sus enseñanzas, pero Pedro
dijo que los doce se adherirían a él. En respuesta, Jesús reconoció que él había escogido a los
doce, pero dijo: “Uno de ustedes es calumniador [gr. di•á•bo•los, que significa “diablo” o
“calumniador”]”. El relato explica que Judas ya era un calumniador y que “iba a traicionarlo, aunque
era uno de los doce”. (Jn 6:66-71.)
Juan dice en relación con este incidente: “Jesús supo desde el principio [...] quién era el que lo
traicionaría”. (Jn 6:64.) Gracias a las profecías de las Escrituras Hebreas, Cristo sabía que lo
traicionaría un asociado íntimo. (Sl 41:9; 109:8; Jn 13:18, 19.) Debido a su presciencia, Dios había
visto que tal persona se volvería traidora; pero no concuerda con las cualidades de Dios y con sus
tratos en el pasado pensar que Judas tenía que fallar, como si estuviese predestinado. (Véase
PRESCIENCIA, PREDETERMINACIÓN.) Antes bien, como ya se ha mencionado, al principio de
su apostolado Judas era fiel a Dios y a Jesús. Por consiguiente, cuando Juan dijo que Jesús lo
reconoció “desde el principio”, se refería al tiempo en el que Judas comenzó a comportarse mal y a
ceder a la imperfección y a las inclinaciones pecaminosas. (Jn 2:24, 25; Rev 1:1; 2:23.) Judas
debió saber que él era el “calumniador” al que Jesús había hecho alusión, pero continuó viajando
con Jesús y con los apóstoles fieles sin hacer ningún cambio.
La Biblia no entra en detalles en cuanto a los motivos de su proceder corrupto, pero un incidente
ocurrido el 9 de Nisán de 33 E.C., cinco días antes de la muerte de Jesús, aclara este aspecto. En
Betania, en la casa de Simón el leproso, María, la hermana de Lázaro, ungió a Jesús con un aceite
perfumado valorado en 300 denarios, aproximadamente el salario de un año para un trabajador.
(Mt 20:2.) Judas protestó con vehemencia, aduciendo que el aceite podía haberse vendido y el
dinero “dado a los pobres”. Por lo visto, otros apóstoles simplemente asintieron a lo que parecía ser
una razón válida, pero Jesús los reprendió. La verdadera razón de Judas para presentar su
objeción era que tenía a su cargo la caja del dinero y “era ladrón [...] y se llevaba el dinero” que se
ponía en ella. De manera que para aquel entonces el codicioso Judas ya había hecho del robo una
práctica. (Jn 12:2-7; Mt 26:6-12; Mr 14:3-8.)
El precio de la traición. Es muy posible que Judas se sintiera herido por la reprensión de Jesús en
cuanto al uso del dinero. En ese momento “Satanás entró en Judas”, probablemente en el sentido
de que este apóstol traidor cedió a la voluntad del Diablo y permitió que le utilizase para llevar a
cabo sus designios y truncar así el cometido de Cristo. Unos días después, el 12 de Nisán, Judas
fue a los principales sacerdotes y a los capitanes del templo para ver cuánto le pagarían por
traicionar a Jesús, con lo que volvió a poner en evidencia su avaricia. (Mt 26:14-16; Mr 14:10, 11;
Lu 22:3-6; Jn 13:2.) Los principales sacerdotes se habían reunido aquel día con los “ancianos del
pueblo”, los hombres influyentes del Sanedrín. (Mt 26:3.) Es posible que se llamase a los capitanes
del templo debido a su influencia y con el fin de dar una apariencia legal a la detención que se
planeara contra Jesús.
¿Por qué ofrecieron los líderes religiosos judíos solamente 30 piezas de plata por la traición de
Jesús?
El precio ofrecido fue 30 piezas de plata (66 dólares [E.U.A.], si eran siclos). (Mt 26:14, 15.) Parece
ser que los líderes religiosos fijaron esta cantidad con el propósito de mostrar su desprecio por
Jesús y que lo consideraban de poco valor. Según Éxodo 21:32, el precio de un esclavo era de 30
siclos. Esa fue la cantidad que le pagaron a Zacarías, “treinta piezas de plata”, por su labor como
pastor del pueblo. Jehová despreció esta cantidad por lo escasa que era, y consideró el salario que
se le dio a Zacarías como un exponente del aprecio que el pueblo infiel sentía por Dios mismo.
(Zac 11:12, 13.) Por consiguiente, al ofrecer solo 30 piezas de plata por Jesús, los líderes
religiosos dieron a entender que no valía mucho. Al mismo tiempo cumplieron Zacarías 11:12,
donde se predijo que tratarían a Jehová como de poco valor al tratar así al representante que Él
había enviado para pastorear a Israel. El corrupto Judas “consintió [en el precio], y se puso a
buscar una buena oportunidad para traicionarlo [a Jesús] a ellos sin que estuviera presente una
muchedumbre”. (Lu 22:6.)
La última noche con Jesús. A pesar de haberse vuelto contra Cristo, Judas continuó con él. El 14
de Nisán del año 33 E.C. se reunió con Jesús y los apóstoles para celebrar la Pascua. En el
transcurso de la cena de la Pascua, Jesús ministró a sus apóstoles lavándoles humildemente los
pies. Hipócritamente, Judas también permitió que Jesús se los lavase a él. Pero Jesús dijo: “No
todos ustedes están limpios”. (Jn 13:2-5, 11.) También mencionó que uno de los apóstoles que en
aquellos momentos estaba allí, en la mesa, lo traicionaría. Tal vez para evitar dar la impresión de
que era el culpable, Judas preguntó si era él. Para identificarle, Jesús mojó un bocado y se lo dio a
Judas, diciéndole: “Lo que haces, hazlo más pronto”. (Mt 26:21-25; Mr 14:18-21; Lu 22:21-23; Jn
13:21-30.)
Judas dejó el grupo inmediatamente. Al comparar Mateo 26:20-29 con Juan 13:21-30 se ve que
partió antes de que Jesús instituyera la celebración de la Cena del Señor. Es evidente que Lucas
no presenta este incidente en estricto orden cronológico, pues Judas sin duda ya había partido
para cuando Cristo encomió al grupo por haber continuado con constancia a su lado, un encomio
que Judas no merecía, como tampoco merecía el que se le hubiese introducido en el “pacto [...]
para un reino”. (Lu 22:19-30.)
Más tarde, Judas halló a Jesús y a sus fieles apóstoles en el jardín de Getsemaní, un lugar que el
traidor conocía bien, pues se habían reunido allí en otras ocasiones. Llevaba consigo una gran
multitud, entre la que se hallaban soldados romanos y un comandante militar. La chusma portaba
garrotes y espadas, así como antorchas y lámparas, que necesitarían en caso de que las nubes
cubriesen la luna llena o Jesús se hallara en un lugar oscuro. Los romanos no reconocerían a
Jesús, por lo que, según una señal acordada de antemano, Judas saludó a Cristo y, en un acto de
hipocresía, “lo besó muy tiernamente”, lo que sirvió para identificarlo. (Mt 26:47-49; Jn 18:2-12.)
Algún tiempo después, Judas se sintió abrumado por su culpabilidad. Por la mañana, intentó
devolver las 30 piezas de plata, pero los principales sacerdotes rehusaron aceptarlas. Finalmente,
arrojó el dinero en el templo. (Mt 27:1-5.)
Su muerte. Según Mateo 27:5, Judas se ahorcó. Sin embargo, Hechos 1:18 dice: “Cayendo de
cabeza, reventó ruidosamente por en medio, y todos sus intestinos quedaron derramados”. Mateo
dice cómo intentó suicidarse, mientras que en Hechos se registra el resultado. Combinando ambos
relatos, parece que Judas intentó ahorcarse sobre algún peñasco, pero la cuerda o la rama se
rompió, de modo que cayó y se reventó en las rocas que había debajo. La topografía de los
alrededores de Jerusalén permite esta explicación.
En lo que respecta a su muerte, también surge la pregunta en cuanto a quién compró con las 30
piezas de plata el campo donde lo sepultaron. Según Mateo 27:6, 7, los principales sacerdotes
decidieron que no podían colocar el dinero en la tesorería sagrada, así que ellos lo usaron para
comprar el campo. El relato de Hechos 1:18, 19, dice sobre Judas: “Este mismo hombre, por tanto,
compró un campo con el salario de la injusticia”. La respuesta parece ser que los sacerdotes
compraron el campo, pero, como Judas aportó el dinero, se le podía atribuir el hecho a él. El doctor
A. Edersheim señaló: “No era lícito introducir en la tesorería del templo, para la adquisición de
cosas sagradas, dinero obtenido de manera ilegal. En estos casos, la ley judía disponía que se
devolviese el dinero al donante, y si este insistía en darlo, había que inducirle a que lo dedicara a
algo de beneficio público [...]. Por una ficción legal se entendía que el dinero era de Judas, y que él
lo había destinado a la compra del conocido ‘campo del alfarero’”. (The Life and Times of Jesus the
Messiah, 1906, vol. 2, pág. 575.) Esta compra sirvió para que se cumpliese la profecía de Zacarías
11:13.
Judas actuó deliberadamente, con maldad, codicia, orgullo, hipocresía e intriga. Después sintió
remordimiento bajo el peso de la culpa, como le podría suceder a un asesino ante el resultado de
su crimen. Sin embargo, por propia iniciativa, negoció con aquellos de quienes Jesús dijo que
hacían prosélitos que estaban sujetos al Gehena dos veces más que ellos mismos y que también
estaban expuestos al “juicio del Gehena”. (Mt 23:15, 33.) En la última noche de su vida terrestre,
Jesús dijo con relación a Judas: “Le hubiera sido mejor a aquel hombre no haber nacido”. Más
tarde, le llamó “el hijo de destrucción”. (Mr 14:21; Jn 17:12; Heb 10:26-29.)
Su sustitución. Entre la ascensión de Jesús y el día del Pentecostés de 33 E.C. Pedro, aplicando la
profecía del Salmo 109:8, explicó a un grupo de unos 120 discípulos que se habían reunido, que
parecía apropiado seleccionar un sustituto para Judas. Se propusieron dos candidatos y se
echaron suertes; resultó escogido Matías, ‘para que tomara el lugar de este ministerio y
apostolado, del cual Judas se había desviado para ir a su propio lugar’. (Hch 1:15, 16, 20-26.)
7 Mateo
(probablemente, una forma abreviada del heb. Matitías, que significa: “Dádiva de Jehová”).
Un judío, también llamado Leví, que llegó a ser apóstol de Jesucristo y escritor del evangelio que
lleva su nombre. Era hijo de un tal Alfeo, y fue recaudador de impuestos antes de llegar a ser uno
de los discípulos de Jesús. (Mt 10:3; Mr 2:14; véase RECAUDADOR DE IMPUESTOS.) Las
Escrituras no revelan si Leví tenía también el nombre de Mateo antes de hacerse discípulo de
Jesús, si lo recibió en aquel tiempo o si Jesús se lo dio cuando lo nombró apóstol.
Poco después de comenzar Jesús su ministerio en Galilea (30 o principios de 31 E.C.), llamó a
Mateo, que estaba en “la oficina de los impuestos” de Capernaum o de sus inmediaciones. (Mt 9:1,
9; Mr 2:1, 13, 14.) ‘Dejándolo todo atrás, Mateo se levantó y se fue siguiendo a Jesús.’ (Lu 5:27,
28.) Quizás para celebrar que le habían llamado para seguir a Cristo, “hizo un gran banquete de
recepción”, al que asistieron Jesús y sus discípulos, así como muchos recaudadores de impuestos
y pecadores. Este hecho molestó a los fariseos y los escribas, quienes murmuraron debido a que
Cristo comía y bebía con los recaudadores de impuestos y los pecadores. (Lu 5:29, 30; Mt 9:10,
11; Mr 2:15, 16.)
Más tarde, después de la Pascua de 31 E.C., Jesús seleccionó a los doce apóstoles, y Mateo fue
uno de ellos. (Mr 3:13-19; Lu 6:12-16.) Aunque la Biblia hace varias referencias a los apóstoles
como grupo, no vuelve a mencionar por nombre a Mateo hasta después de la ascensión de Cristo
al cielo. Mateo vio al resucitado Jesucristo (1Co 15:3-6), recibió sus instrucciones de despedida y
presenció cómo ascendía al cielo. Luego, él y los otros apóstoles volvieron a Jerusalén. Allí, en un
aposento alto, estaban alojados los apóstoles, y se dice específicamente que Mateo se encontraba
entre ellos. De manera que debió ser uno de los aproximadamente ciento veinte discípulos que
recibieron el espíritu santo en el día del Pentecostés del año 33 E.C. (Hch 1:4-15; 2:1-4.)

8 Andrés
(de una raíz griega que significa: “hombre; varón”; probablemente: Varonil).
Hermano de Simón Pedro e hijo de Jonás (Juan). (Mt 4:18; 16:17.) Aunque la ciudad natal de
Andrés era Betsaida, él y Simón vivían juntos en Capernaum cuando Jesús los llamó para que
llegaran a ser “pescadores de hombres”. (Mr 1:16, 17, 21, 29; Jn 1:44.) Ambas ciudades estaban
en la orilla septentrional del mar de Galilea, donde los dos hermanos se ocupaban del negocio de
la pesca en sociedad con Santiago y Juan. (Mt 4:18; Mr 1:16; Lu 5:10.)
Andrés fue primero discípulo de Juan el Bautista (Jn 1:35, 40), y en el otoño del año 29 E.C.,
mientras estaba en la Betania del lado oriental del río Jordán, oyó a Juan el Bautista presentar a
Jesús como “el Cordero de Dios”. (Jn 1:29.) Junto con otro discípulo (probablemente Juan), siguió
a Jesús hasta su alojamiento y pronto se convenció de que había hallado al Mesías. Luego fue a
buscar a su hermano Simón, le dijo a quién había hallado y lo condujo a Jesús. (Jn 1:36-41.) Los
dos hermanos regresaron a su negocio de la pesca, pero, de seis meses a un año más tarde,
después de la detención de Juan el Bautista, Jesús los invitó, junto a Santiago y a Juan, para que
fueran “pescadores de hombres”. Inmediatamente abandonaron sus redes y empezaron a
acompañar a Jesús. (Mt 4:18-20; Mr 1:14, 16-20.) Con el tiempo, los cuatro llegaron a ser
apóstoles, y llama la atención el que en todas las listas de los apóstoles se mencione a Andrés
entre los cuatro primeros. (Mt 10:2; Mr 3:18; Lu 6:14.)
A partir de entonces, a Andrés solo se le menciona de pasada. Se hace referencia a la ocasión en
la que él y Felipe tratan con Jesús el problema de alimentar a unos cinco mil hombres, ocasión en
la que el propio Andrés menciona que hay a mano un poco de comida, aunque él mismo ve que su
recomendación es de muy poco valor práctico. (Jn 6:8, 9.) Al tiempo de la última fiesta pascual que
celebraron juntos, Felipe se acercó a Andrés para consultarle sobre ciertos griegos que querían ver
a Jesús, y ambos fueron a decírselo a él. (Jn 12:20-22.) Andrés era uno de los cuatro que en el
monte de los Olivos le preguntaron a Jesús por la señal que marcaría el tiempo de la conclusión
del sistema de cosas. (Mr 13:3.) A Andrés se le menciona por última vez poco después de la
ascensión de Jesús. (Hch 1:13.)

9 Felipe
1. Uno de los primeros discípulos que estuvo entre los doce apóstoles de Jesucristo. En los relatos
de Mateo, Marcos y Lucas, a Felipe solo se le menciona por nombre en las listas de los apóstoles.
(Mt 10:3; Mr 3:18; Lu 6:14.) El relato de Juan es el único que da alguna información detallada sobre
él.
Felipe era de la misma ciudad que Pedro y Andrés, a saber, Betsaida, en la orilla N. del mar de
Galilea. Cuando oyó la invitación de Jesús: “Sé mi seguidor”, actuó de manera muy parecida a
como lo había hecho Andrés el día antes. Andrés había buscado a su hermano Simón Pedro y lo
había llevado a Jesús; luego Felipe hizo lo mismo con Natanael (Bartolomé), diciendo: “Hemos
hallado a aquel de quien Moisés, en la Ley, y los Profetas escribieron, a Jesús, hijo de José, de
Nazaret. [...] Ven y ve”. (Jn 1:40, 41, 43-49.) La declaración de que “Jesús halló a Felipe” puede
indicar que ya se conocían, como también las palabras de Felipe a Natanael, pues Felipe dio el
nombre de Jesús, de su familia y hasta mencionó su residencia. No se dice si existía alguna
relación entre Felipe y Natanael (Bartolomé) aparte de la amistad, pero por lo general se les coloca
juntos en las listas bíblicas, a excepción de en Hechos 1:13.
Con motivo de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén cinco días antes de la Pascua del año 33
E.C. (Mr 11:7-11), algunos griegos quisieron ver a Jesús, y le pidieron a Felipe que los presentase.
Quizás se dirigieron a él atraídos por su nombre griego, o simplemente porque fue el primero a
quien pudieron preguntar. De todas formas, Felipe no se sintió con autoridad de satisfacer la
petición de estos griegos (quizás prosélitos), por lo que consultó primero a Andrés, con quien se le
menciona en otras partes (Jn 6:7, 8) y quien tal vez tuviese una relación más estrecha con Jesús.
(Compárese con Mr 13:3.) Juntos, y sin llevar consigo a los griegos, presentaron la petición a
Jesús para que él decidiera. (Jn 12:20-22.) Esta actitud prudente y algo cautelosa se refleja en la
respuesta que dio a la pregunta de Jesús sobre alimentar a la multitud, e incluso en su petición
(hecha después de las preguntas bastante directas de Pedro y Tomás): “Señor, muéstranos al
Padre, y nos basta”. (Jn 6:5-7; 13:36, 37; 14:5-9.) Su tacto en el trato contrasta con la manera de
ser de Pedro, directa y brusca, y por lo tanto los breves relatos en los que se menciona a Felipe
dejan entrever la variedad de personalidades de los apóstoles que Jesús escogió.
Debido a su estrecha relación con Natanael (Bartolomé) y con los hijos de Zebedeo, es posible que
Felipe fuese uno de los dos discípulos a quienes no se identifica y que estaban en la orilla del mar
de Galilea cuando el resucitado Jesús se apareció. (Jn 21:2.)

10 Bartolomé
(Hijo de Tolmai).
Uno de los doce apóstoles de Jesús, identificado por lo general con Natanael. Al comparar los
relatos evangélicos, se ve que Mateo y Lucas relacionan a Bartolomé y Felipe de la misma manera
que Juan asocia el nombre de Natanael con Felipe. (Mt 10:3; Lu 6:14; Jn 1:45, 46.) Para examinar
los detalles sobre la actividad de este apóstol, véase NATANAEL.

11 Tomás
Apóstol de Jesucristo al que se llamaba “El Gemelo”, o Dídimo. (Mt 10:3; Mr 3:18; Lu 6:15; Jn
11:16, nota.) Parece ser que era algo impetuoso al expresar sus sentimientos o sus dudas. Sin
embargo, cuando estas quedaban aclaradas, no vacilaba en confesar su creencia.
Cuando Jesús propuso regresar a Judea para despertar a Lázaro de la muerte, Tomás dijo:
“Vamos nosotros también, para que muramos con él”. (Jn 11:16.) Como los judeos habían
intentado apedrear a Jesús poco antes (Jn 11:7, 8), Tomás quizás intentaba animar a los otros
discípulos a acompañar a Jesús aunque esto pudiera suponer unirse a Lázaro o a Jesús mismo en
la muerte.
Cuando Jesús comentó que iba a preparar un lugar para los apóstoles, Tomás mostró que tenía
dudas, pues dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas. ¿Cómo sabemos el camino?”. (Jn 14:2-6.) De
manera similar, después de oír que Jesús había resucitado, declaró: “A menos que vea en sus
manos la impresión de los clavos y meta mi dedo en la impresión de los clavos y meta mi mano en
su costado, de ninguna manera creeré”. Ocho días después, cuando Jesús se apareció de nuevo a
los discípulos, tuvo la oportunidad de hacer lo que había dicho. Sin embargo, no se especifica si
realmente tocó las heridas en aquella ocasión. De todos modos, se convenció, y exclamó: “¡Mi
Señor y mi Dios!”. Luego Cristo lo reprendió apaciblemente, diciendo: “Felices son los que no ven y
sin embargo creen”. (Jn 20:24-29.)

12 Simón
Apóstol de Jesucristo, al que se distingue de Simón Pedro mediante el término “cananita”. (Mt 10:4;
Mr 3:18.) Aunque es posible que se le aplicara el adjetivo z_e•l_o•t_es debido a que en un tiempo
hubiese pertenecido a los celotes, un partido judío opuesto a los romanos, también puede ser que
tuviera el sentido de “celoso” o “fervoroso” en sentido religioso. (Lu 6:15; Hch 1:13.)

Posibles cualidades que Jesús vió en sus


discípulos a la hora de reclutarlos
Enviado por Abiezer Luzunaris Vargas

1. Introducción
2. Cualidades
3. Conclusión
4. Bibliografía

Introducción
El liderazgo es la capacidad y la voluntad de conducir a hombres y mujeres a un propósito
común y a un carácter que inspire confianza. (Bernard Montgomery citado en Maxwell, 1999).
En este trabajo presento unas posibles cualidades que Jesús vió en sus discípulos a la hora de
reclutarlos para cumplir con la Gran Comisión de llevar el mensaje de la Palabra de Dios. Jesús
vió en ellos la capacidad de guiar a hombres y a mujeres para su servicio, es por eso que los
reclutó y los preparó para la obra del Señor.
La realidad es que Jesús buscaba personas integras y humildes, incluso nunca llamo mis
apóstoles a los doce, para el eran sus amigos o sus servidores. Cuando buscamos candidatos
que ocupen un puesto tan importante como las de un líder, siempre deseamos que tengan las
mejores características.

Cualidades
Carácter y Compromiso
La forma en que un líder trata con las circunstancias de la vida dice mucho de su carácter.
La crisis no necesariamente forma el carácter, pero si lo revela. Una de las cualidades que
tenían los discípulos a la hora de Jesús reclutarlos era carácter y compromiso. La adversidad es
el cruce de dos caminos donde una persona tiene que elegir uno de los dos: carácter o
compromiso. Cada vez que escoge el carácter, la persona se vuelve más fuerte, aun cuando esa
elección traiga consecuencias negativas. El desarrollo del carácter es el centro de nuestro
desarrollo, no solo como líderes sino como seres humanos (Maxwell, 1999).
Hay que demostrar un carácter estable, demostrando sinceridad, cortesía y amistad. Es por eso
que el Señor escogió a los discípulos. Entre las cuatro virtudes que hay, que todo líder debe
cultivar son: estabilidad de carácter, es fácil manejar una relación con personas de carácter
estable, pero no siempre todas las personas tienen esta cualidad.
Sinceridad
Sinceridad, es el poder para ganar amigos. La sinceridad es la manera de comprobar que somos
dignos de confianza. Cortesía, es vivir en armonía con los demás, es decir, tener consideración
por las pequeñas cosas. Mostrar respeto por las ideas ajenas, es ser cortes. La cortesía es la
cualidad que destaca a una persona del resto. Disposición amistosa, ser amigo de alguien
significa que para esa persona tenemos un valor especial, mucho más allá de nuestro
merecimiento.
Carisma
Otra de las cualidades que Jesús vio en los discípulos fue carisma. El carisma es la habilidad de
atraer a la gente hacia sí mismo. Y como otras características del carácter, se puede desarrollar
(Maxwell, 1999). Para ser la persona que atrae a otros se necesita; amar la vida, darle esperanza
a la gente y darse a los demás. Jesús vio esto en los discípulos que reclutó para la obra del
Señor.
La gente no sigue a los líderes no comprometidos. El compromiso puede mostrarse en un
amplio rango de aspectos que incluyen las horas de trabajo que decides emplear, como trabajas
para mejorar tus capacidades, o que es lo que haces por tus compañeros en materia de
sacrificio personal. Es por eso que Jesús vio en sus discípulos el compromiso para llevar el
mensaje de la Palabra de Dios. Si se quiere ser un líder efectivo hay que comprometerse. El
verdadero compromiso inspira y atrae a la gente. Les muestra que se tiene convicción. Jesús vio
que el compromiso de cada uno de ellos empezó en sus corazones.
Comunicación
Desarrollar excelentes habilidades de comunicación es esencial para el liderazgo efectivo. El
líder tiene que ser capaz de compartir conocimientos e ideas para trasmitir un sentido de
urgencia y entusiasmo a otros. Si no puede hacer comprender un mensaje claramente y motivar
a otros a actuar, entonces no tiene sentido tener un mensaje (Gilberto Amelio citado en
Maxwell, 1999). Jesús vio en sus discípulos excelentes cualidades de comunicación. La
comunicación no es solo lo que se dice. Es también como se dice.
Capacidad
La capacidad va más allá de las palabras. Es la habilidad del líder de decirlo, planearlo, y
hacerlo de tal forma que otros sepan que tú sabes cómo y sepan que te quieren seguir (Maxwell,
1999). Es por eso que Jesús vio en sus discípulos la capacidad para seguir la encomienda de
hacer discípulos a todas las naciones. Todos admiramos a las personas que muestran gran
capacidad, ya sean artesanos de precisión, atletas mundiales u hombres de negocios. Las
personas altamente competentes están buscando siempre maneras de aprender, crecer y
mejorar. Lo hacen preguntando porque los líderes con capacidad inspiran y motivan a su gente
a hacer lo mismo.
Valentía
Jesús vio en los discípulos valentía. La valentía es estimada correctamente como la primera de
las cualidades humanas, porque es la que garantiza todas las demás (Winston Churchill citado
en Maxwell, 1999). La posición de líder no da a la persona valentía, pero la valentía le puede
dar una posición de líder. Aquellos que no tienen la valentía de arriesgarse y los que sí la
tienen, experimentan la misma cantidad de temor en la vida. La única diferencia es que los que
no se arriesgan se preocupan por cosas sin importancia. Es por eso que Jesús vio en sus
discípulos la capacidad de valentía para arriesgarse en la encomienda de llevar el mensaje de la
Palabra de Dios.
Discernimiento
El discernimiento puede describirse como la habilidad de encontrar la raíz del problema, y
descansa tanto en la intuición como en el pensamiento racional. Los discípulos tenían
discernimiento. El discernimiento es una cualidad indispensable para cualquier líder que desea
lograr el máximo de efectividad. Esto ayuda a hacer muchas cosas importantes. Jesús vio en los
discípulos la cualidad de ver la raíz del problema y poder resolverlo.
Capacidad de concentración
La capacidad de concentrarse es muy importante en un buen líder. Jesús vio en sus discípulos
esta capacidad. Un líder que conoce sus prioridades pero carece de concentración sabe que
hacer pero nunca lo termina.
Generosidad
La generosidad comienza en el corazón. Los discípulos eran generosos en la hora en que Jesús
los escogió. Nada habla más alto o sirve más a los demás que la generosidad de un líder. La
verdadera generosidad no es algo ocasional. Viene del corazón y permea cada aspecto de la vida
del líder: su tiempo, su dinero, sus talentos y sus posesiones. Los líderes efectivos, el tipo de
líder que a la gente le gusta seguir, no recogen cosas solo para sí; las recogen para darlas a los
demás. Es por eso que Jesús vio en los discípulos esta gran cualidad.
Iniciativa
Jesús vio en los discípulos, iniciativa. Ellos sabían lo que querían, se esforzaron a actuar, eran
arriesgados. Estaban dispuestos a correr riesgos. Una de las razones por la que a los buenos
líderes les gusta correr riesgos es que reconocen que también hay un precio que pagar por no
hacer nada. La buena noticia para las personas de iniciativa es que hacen que las cosas
sucedan.
El oído del líder tiene que vibrar con las voces de la gente (Woodrow Wilson citado en Maxwell,
1999). Un buen líder estimula a los demás a que le digan lo que necesita saber, no lo que quiere
oír (Maxwell, 1999). Los discípulos tenían esta cualidad. Jesús vio que los discípulos tenían la
capacidad de mantener sus oídos abiertos a sus seguidores.
Pasión
Cuando un líder se expresa con pasión, generalmente encuentra pasión, como respuesta.
(Maxwell, 1999). La pasión es el primer paso para la realización. La pasión aumenta
la fuerza de voluntad. La pasión cambia. Si se deja llevar por la pasión, en vez de por las
percepciones de otros se llegará a ser una persona más dedicada y productiva. Eso aumentara
la capacidad de impactar a los demás. Al final, la pasión tendrá más influencia que la
personalidad. Jesús vió en sus discípulos la pasión de realizar el trabajo. Si la pasión no fuera
una cualidad en la vida de los discípulos, Jesús no los hubiera seleccionado.
Actitud positiva
Si se desea ser un líder efectivo, es esencial tener una actitud positiva. Esto no solo determina el
nivel de compromiso como persona, sino también tiene un impacto en como los demás
interactúan con uno. Jesús vió una actitud positiva en los discípulos que escogió. La actitud es
la norma para el éxito.
Relación con la gente
La habilidad para relacionarse con la gente Jesús la vió en los discípulos que recluto. La
primera habilidad de un líder es entender cómo piensa y siente la gente. Al trabajar con otros
se reconoce que hay que tener buenas relaciones con el grupo que se va a dirigir. La habilidad
de mirar a cada persona, entenderla y conectarse con ella es un factor fundamental en el éxito
de las relaciones. Esto significa tratar a cada uno individualmente y no a todos por igual. Quien
no ame a la gente no puede ser un líder verdaderamente efectivo, del tipo de la gente quiere
seguir.
Capacidad de asumir responsabilidad
El éxito en cualquiera escala requiere que asumas la responsabilidad. En última instancia, la
única cualidad que toda persona de éxito tiene es la capacidad de asumir su responsabilidad
(Michael Korda citado en Maxwell, 1999). Un líder puede abandonar cualquier cosa, menos la
responsabilidad final (Maxwell, 1999). Jesús buscaba personas responsables para la gran
encomienda de llevar el mensaje. Jesús vió que los discípulos estaban dispuestos de dar la milla
extra. Estaban dispuestos a hacer lo sea necesario para completar el trabajo que necesitaba
Jesús.
Las personas que desean la excelencia y trabajan duro para lograrla son casi siempre
responsables. Y cuando lo dan todo, viven en paz. Es de un valor incalculable encontrar a
alguien que asuma su responsabilidad, termine y continúe hasta el último detalle lo que ha
emprendido; es decir, saber cuándo alguien que ha aceptado una tarea la terminara efectiva y
concientemente.
Seguridad
Los líderes inseguros son peligrosos. Es por eso que Jesús vio en sus discípulos la cualidad de
la seguridad. Los líderes inseguros son peligrosos; para ellos mismos, para sus seguidores y
para las organizaciones que dirigen debido a que la posición de liderazgo magnifica las
imperfecciones personales.
Poder de autodisciplina
El poder de la autodisciplina fue una característica quizás que Jesús vio en sus discípulos. Sin
ella nadie logra ni mantiene el éxito. No importa cuán dotado sea un líder, sus dotes nunca
alcanzaran su potencial máximo sin la autodisciplina. Esta sitúa a un líder para llegar hasta el
nivel más alto y es una clave para el liderazgo que permanece.
Servicio
El verdadero líder sirve. Sirve a la gente. Sirve a sus mejores intereses y al hacerlo no siempre
será popular, y quizás no siempre logre impresionar. Pero debido a que los verdaderos líderes
están motivados por el interés amoroso más que por un deseo de gloria personal, están
dispuestos a pagar el precio. (Habecker citado en Maxwell, 1999).
El concepto de servidumbre no se refiere a posiciones ni a habilidades. Tiene que ver con
actitud. El Señor vió en los discípulos que escogió, esta cualidad. Los líderes servidores no se
fijan en rangos o posiciones. El servidor no es motivado por manipulación o por
auto promoción sino por amor. Los discípulos eran humildes y si el Señor los escogió es porque
verdaderamente tenían el deseo de servir.
Visión
El valor de un gran líder para cumplir su visión viene de la pasión, no de la posición (Maxwell,
1999). Para un líder, la visión es todo. Es absolutamente indispensable. Los discípulos eran
líderes visionarios. Es por eso que Jesús los escogió. La visión enfrenta las necesidades de
otros. Es por eso que los discípulos decidieron seguir al Maestro.
Sabemos que cada persona puede ser un gran líder cuando desea glorificar al Señor en su vida y
hará todo lo posible para someterse a las disciplinas de capacitación y desarrollo personal.
Entrega, Valor y Persuación
Otras cualidades que el Señor vería en los discípulos al reclutarlos serian: Su entrega, la
anegación para poner los intereses de Dios sobre sus propios intereses. Valor, su capacidad
para entrenarse en situaciones de peligro o desánimo y motivación para
emprender empresas difíciles. Persuasión, que tiene habilidad para convencer y ganar la
voluntad de los demás, a favor de las metas y aspiraciones propuestas.
Entusiasmo
Entusiasmo, cualidad innata que se contagia y que se puede desarrollar como una forma de
vida. Integridad, en un mundo lleno de deshonestidad, el líder cristiano debe guardarse de toda
deshonestidad.
Confianza
Los discípulos eran personas de confianza. "Sea nuestra palabra siempre con gracia, sazonada
con sal, para que sepáis como debéis responder a cada uno" (Colosenses 4:6). Una actitud de
confianza en los demás ejerce un efecto favorable en los hermanos. La timidez ejerce un efecto
negativo: aleja a la gente. Irradie confianza, no solo a través de las palabras, sino también a
través de la firmeza con que se expresan.
Enfoque cristiano
Jesús escogió personas que utilizaran el enfoque cristiano. Estos son: cultivar el sentido del
humor, tener fe en nuestros hermanos, irradiar alegría y buen humor, tratar a los humildes con
tanto respeto, ser accesibles, tolerantes y mostrar una aptitud receptiva hacia las ideas de los
demás, ser serviciales con nuestros hermanos, reconociendo sus méritos, hacer amigos,
conseguir la cooperación fervorosa de los demás, aceptar sin rencor los fracasos, desengaños y
derrotas, no hacer acepción de personas, no hacer ostentación de nuestras cualidades y
mantener comunicación con los hermanos.
Amor Incondicional
Jesús escogió a los discípulos porque entendió que eran personas que tenían amor
incondicional. No hay nada que un individuo haya hecho o llegue a hacer que pueda causar que
un líder maduro deje de amarlo. Tal vez no esté de acuerdo con sus acciones, pero lo amara
como persona y hará todo lo posible para su edificación (1 Co. 13:1-8).
Disponibilidad
Disponibilidad, el líder cristiano pone sacrificialmente su tiempo, energía, puntos de vista y
posesiones a disposición del grupo (Hch. 2:43-47).
Vulnerabilidad y Confiabilidad
Vulnerabilidad y confiabilidad, la madurez requiere que el líder cristiano sea una persona
abierta, que pueda compartir sus sentimientos y luchas, sus gozos y tristezas de una manera
honesta con otra gente, en especial el grupo más próximo a el, y que no encierre todo en sí
mismo (Ef. 4:25; Stg. 5:16; 1 Jn. 1:5-7). Asimismo, debe responsabilizarse de hablar la verdad
en amor (Ef. 4:15).
Apertura
Los escogió porque tenían apertura. Porque el líder maduro está dispuesto a escuchar a otros, a
realizar un examen de las costumbres y tradiciones, a recibir y evaluar nuevas ideas y poner en
práctica aquellas que sean más convenientes; además, es sensible a lo que sucede a su
alrededor y sabe analizar las características de su entorno.
Autoridad espiritual
Tenían también autoridad espiritual. Eran líderes sometidos voluntariamente a la autoridad de
Cristo. Eran personas también integras que lo identificaban como una persona incorruptible y
honesta, que cumplían sus promesas. Eran siervos de los siervos de Dios, pues se dedicaron
fervientemente en servir en vez de ser servidos.
Conclusión
En conclusión, los líderes del Señor son personas que han vivido procesos difíciles. Por esto se
han ganado el respeto y autoridad de sus seguidores. Dios escogió a estos hombres porque
entendió que podían sobrellevar todo el reto que conlleva ser discípulo de él. Además, Dios
sabe quién es quién en su obra y seleccionada, prepara y usa al que quiere por el bien de su
obra.

Los 12 apóstoles de Jesucristo: antes y ahora  


Los 12 antiguos apóstoles de Jesucristo predicaron su Evangelio y muchos de
ellos dieron su vida por su fe. Hoy, vuelve a haber apóstoles en la Tierra, y así
como los antiguos apóstoles, su misión es testificar a Dios y dirigir Su Iglesia.  

En el Centro de Visitantes de Roma, Italia, el templo de la Iglesia de Jesucristo de los


Santos de los Últimos Días cuenta con trece estatuas magníficas cortadas con mármol
blanco de Carrara, las cuales representan a Jesucristo el Salvador y Sus doce
apóstoles. Estas estatuas son réplicas casi exactas de las originales producidas en los años
1800 por el maestro escultor danés Bertel Thorvaldsen, y son un testimonio de la gran fe y
dedicación de los apóstoles a su misión de testificar a Cristo.  

Así como los antiguos apóstoles representados por estas estatuas ayudaron a guiar la
primera Iglesia de Cristo, los apóstoles actuales, una vez más, ayudan a guiar Su Iglesia al
día de hoy. Conoce más sobre quiénes fueron los antiguos apóstoles y de los
apóstoles actuales en la Tierra.  
¿Qué son los apóstoles?  

Cuando Jesucristo estuvo en la Tierra llamó a doce hombres para que le ayudaran a enseñar
Su Evangelio. Estos hombres tenían diferentes antecedentes, algunos eran pescadores y uno
de ellos era recaudador de impuestos, pero a pesar de sus diferencias todos tenían algo en
común: eran apóstoles y su trabajo era servir a otros y testificar a Jesús.  

Estos antiguos apóstoles sostuvieron el santo sacerdocio de Dios y fueron ordenados a su


llamamiento especial. Hoy en día, existen nuevamente apóstoles de Jesús en la Tierra, y al
igual que en los tiempos antiguos estos son llamados por Dios, por lo que tienen una
autoridad especial de sacerdocio para actuar en Su nombre. Ellos viajan alrededor del
mundo enseñando a las personas sobre Jesús.  

¿Quiénes fueron los antiguos apóstoles y qué sabemos sobre ellos? 

La Biblia nos enseña que los apóstoles originales de Jesús fueron: Pedro, Santiago, Juan,
Andrés, Felipe, Judas Iscariote, Mateo, Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Bartolomé, Judas
Tadeo y Simón. 

Pedro, Santiago, Juan, Andrés y Felipe eran pescadores cuando se les llamó para ser
apóstoles. Jesucristo nombró a Pedro “la roca” en la que construiría Su Iglesia. Después de
la muerte de Jesús, Pedro presidió con la Iglesia que Cristo había establecido, y se cree que
fue martirizado. La Biblia nos dice que Santiago también fue asesinado, pero que Juan
nunca murió. Jesús dijo que Juan se quedaría en la Tierra y predicaría el evangelio hasta
que Cristo regresara a Su Segunda Venida. Tanto Andrés como Felipe se dedicaron a
predicar el Evangelio después de la muerte de Cristo, y la tradición enseña que ellos
también fueron martirizados.  

Mateo fue probablemente un hombre bien educado, era un recaudador de impuestos, o lo


que se conocía como un “publicano”. Él abandonó su carrera para seguir a Jesucristo. Es
conocido como el escritor del Santo Evangelio según San Mateo en el Nuevo Testamento,
el cual fue escrito especialmente para los judíos.  

Judas Iscariote fue el apóstol que traicionó a Jesús por 30 piezas de plata. Lleno de
remordimiento se ahorcó, y el apóstol Matías fue llamado para reemplazarlo.  

No se conoce mucho sobre las vidas de Tomás, Santiago hijo de Alfeo, Bartolomé, Judas
Tadeo y Simón, así como se sabe de las de otros antiguos apóstoles, sin embargo, sabemos
que todos estaban comprometidos con el Evangelio de Jesucristo. La tradición enseña que
muchos de ellos viajaron por el mundo antiguo enseñando el Evangelio y que estaban
dispuestos a morir por su fe. La fe y sacrificio de los antiguos apóstoles de Jesús
fue extraordinario. 

Los apóstoles actuales 

Conforme fue pasando el tiempo y los antiguos apóstoles fueron asesinados, el mensaje
enseñado por Jesús se empezó a distorsionar y a corromper. El sacerdocio de Cristo, o la
autoridad del hombre para actuar en nombre de Dios, fue quitado de la Tierra. La Iglesia
que Jesús había establecido ya no era la misma y pasaron siglos sin la verdadera Iglesia de
Jesucristo en la Tierra.  

En 1820, José Smith, un granjero adolescente, estuvo orando para saber a qué iglesia
unirse. En respuesta a las oraciones de José, tanto Dios el Padre como el Señor Jesucristo
aparecieron. Jesucristo le dijo a José que no se uniera a ninguna de las iglesias que existían
en la Tierra en ese entonces. Jesús quería que su verdadera Iglesia volviera a estar en la
Tierra nuevamente, por lo que empezó a restaurarla a través de José Smith.  

Eventualmente, los antiguos apóstoles Pedro, Santiago y Juan, regresaron como mensajeros


celestiales para bendecir a José con la misma autoridad para dirigir la Iglesia de Cristo que
ellos habían llevado en vida. Con el tiempo, la estructura completa de la Iglesia de Cristo
fue restaurada, incluyendo el llamamiento de los apóstoles. Desde entonces, una línea
irrompible de apóstoles y profetas ha liderado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los
últimos Días en la Tierra.  

¿Por qué esto es importante en la actualidad? 

Hoy en día, los apóstoles continúan enseñando acerca de la misión de Jesucristo de redimir
a todos los hijos de Dios. Los apóstoles enseñan los mandamientos de Jesús y, además,
dirigen y guían la Iglesia de Jesucristo bajo Su dirección. Los apóstoles actuales hablan a la
Iglesia y al mundo dos veces al año en una reunión especial llamada conferencia general, la
cual se transmite a todo el mundo. 

Los Doce Apóstoles


139:0.1 (1548.1) ESUN testimonio elocuente del encanto y rectitud de la vida
terrenal de Jesús que, aunque destruyó en repetidas ocasiones las
esperanzas de sus apóstoles y redujo a jirones todas sus ambiciones de
exaltación personal, sólo uno de ellos lo abandonó.
139:0.2 (1548.2) Los apóstoles aprendieron de Jesús acerca de lo concerniente
al reino del cielo, y Jesús aprendió mucho de ellos acerca del reino de los
hombres, de la naturaleza humana tal como se vive en Urantia y en otros
mundos evolucionarios del tiempo y del espacio. Estos doce hombres
representaban diversos tipos de temperamento humano, y no se habían
vuelto parecidos por el aprendizaje. Muchos de estos pescadores galileos
llevaban bastante sangre gentil en sus venas, como resultado de la
conversión forzosa, cien años antes, de la población gentil de Galilea.
139:0.3 (1548.3) No
cometáis el error de pensar que los apóstoles eran
totalmente ignorantes e incultos. Todos ellos, excepto los mellizos Alfeo,
eran graduados de las escuelas de la sinagoga, habían estudiado
profundamente las escrituras hebreas y habían aprendido gran parte de los
conocimientos de su día. Siete de ellos eran graduados de las escuelas de la
sinagoga de Capernaum, y no había mejores escuelas judías en toda Galilea.
139:0.4 (1548.4) Cuando vuestros escritos se refieren a estos mensajeros del
reino como seres «sin letras y del vulgo», lo que querían significar era que
se trataba de laicos que no habían sido instruidos en el saber de los rabinos
ni en los métodos de la interpretación rabínica de las Escrituras. Carecían
de la así llamada educación superior. En tiempos modernos ciertamente
serían considerados gente poco instruida, y en algunos círculos sociales
incluso incultos. Una cosa es cierta: no todos habían pasado por el mismo
programa rígido y estereotipado de educación. Desde su adolescencia en
adelante habían tenido experiencias diferentes en el aprendizaje del vivir.
1. Andrés, el Primer Elegido

139:1.1 (1548.5) Andrés,presidente del cuerpo apostólico del reino, nació en


Capernaum. Era el mayor de una familia de cinco: él, su hermano Simón, y
tres hermanas. Su padre, por entonces ya fallecido, había sido socio de
Zebedeo en el negocio de la preparación de pescado seco en Betsaida, el
puerto pesquero de Capernaum. Cuando se convirtió en apóstol, Andrés era
soltero, pero vivía con su hermano casado, Simón Pedro. Ambos eran
pescadores y socios de Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo.
139:1.2 (1548.6) Enel año 26 d. de J.C., el año en que fue elegido apóstol,
Andrés tenía 33 años, era un año mayor que Jesús y el mayor de los
apóstoles. Provenía de excelente linaje y era el más capaz de los doce.
Estaba a la altura de sus asociados en casi todas las capacidades
imaginables, excepción hecha de la oratoria. Jesús no le aplicó a Andrés
ningún sobrenombre, ninguna designación fraterna. Pero así como pronto
comenzaron los apóstoles a llamar Maestro a Jesús, también empezaron a
llamar a Andrés con un nombre que equivalía a Jefe.
139:1.3 (1549.1) Andrés
era un buen organizador pero un administrador aún
mejor. Era uno de los cuatro apóstoles del círculo íntimo, pero cuando Jesús
lo nombró jefe del grupo apostólico, fue necesario que permaneciera en su
puesto con sus hermanos, mientras los otros tres disfrutaban de una
comunión muy estrecha con el Maestro. Hasta el fin, Andrés siguió siendo
el decano del cuerpo apostólico.
139:1.4 (1549.2) Aunque Andrés nunca fue efectivo como predicador, fue
muy eficaz en su obra personal; fue pionero en la labor misionera del reino
puesto que, al ser elegido primero, inmediatamente atrajo a Jesús a su
hermano, Simón, y éste posteriormente se convirtió en uno de los mejores
predicadores del reino. Andrés fue el principal partidario de la política de
Jesús en el sentido de utilizar el programa de la obra personal como un
medio de preparación de los doce para que fueran mensajeros del reino.
139:1.5 (1549.3) Si enseñaba Jesús
en privado a los apóstoles o predicaba a las
multitudes, Andrés generalmente conocía lo que estaba ocurriendo; era un
ejecutivo comprensivo y un administrador eficaz. Resolvía prestamente
todos los asuntos que se le consultaban, a menos que considerara que el
problema estaba más allá del ámbito de su autoridad, en cuyo caso
consultaba directamente con Jesús.
139:1.6 (1549.4) Andrésy Pedro eran muy distintos en carácter y en
temperamento, pero debe registrarse sempiternamente para su crédito que
se llevaban estupendamente bien. Jamás tuvo Andrés celos de la elocuencia
de Pedro. Pocas veces se da que un hermano mayor como Andrés ejerza
una influencia tan profunda sobre un hermano más joven y talentoso.
Andrés y Pedro no parecían tener nunca el más mínimo celo uno del otro,
de su capacidad o sus triunfos. Tarde en la noche del día de Pentecostés,
cuando se sumaron dos mil almas al reino, en gran medida gracias a la
predicación enérgica e inspiradora de Pedro, Andrés le dijo a su hermano:
«Yo no podría haberlo hecho, pero me hace feliz tener un hermano que
puede hacerlo». A lo cual replicó Pedro: «Y si tú no me hubieras atraído al
Maestro y si tu persistencia no me hubiera retenido a su lado, no habría yo
estado aquí para hacerlo». Andrés y Pedro eran la excepción a la regla, una
prueba de que aun los hermanos pueden convivir apaciblemente y trabajar
juntos con gran eficacia.
139:1.7 (1549.5) Despuésde Pentecostés Pedro fue famoso, pero jamás se
irritó Andrés, el hermano mayor, aunque se le presentara, por el resto de su
vida, como «el hermano de Simón Pedro».
139:1.8 (1549.6) De todoslos apóstoles, Andrés era el que mejor juzgaba a los
hombres. Sabía que el corazón de Judas Iscariote estaba lleno de problemas,
aunque ninguno de los otros sospechaba nada mal en el tesorero; pero a
nadie mencionó sus temores. El gran servicio de Andrés al reino consistió
en aconsejar a Pedro, Santiago y Juan sobre la elección de los primeros
misioneros que se enviaron a proclamar el evangelio, y en asesorar estos
primeros líderes sobre la organización de los asuntos administrativos del
reino. Andrés tenía un don especial para descubrir en los jóvenes sus
recursos ocultos y talentos latentes.
139:1.9 (1549.7) Poco
después de que Jesús había ascendido a lo alto, Andrés
comenzó a escribir una crónica personal de muchos de los dichos y hechos
de su Maestro que ya había partido. Después de la muerte de Andrés, se
hicieron otras copias de esta crónica privada, que circularon libremente
entre los primeros maestros de la iglesia cristiana. Estas notas casuales de
Andrés posteriormente fueron corregidas, enmendadas, alteradas y se les
agregaron datos hasta convertirse en una narración relativamente
cronológica de la vida terrenal del Maestro. El último de estos ejemplares
alterados y enmendados fue destruido en un incendio en Alejandría, unos
cien años después de que fuera escrito el original por el primer elegido de
los doce apóstoles.
139:1.10 (1550.1) Andrésera un hombre de clara visión, de pensamiento
lógico y de decisión firme, cuya gran fuerza de carácter estaba cimentada
en una estupenda estabilidad. El mayor defecto de su temperamento era su
falta de entusiasmo; muchas veces olvidaba alentar a sus asociados con
alabanzas juiciosas. Esta, su reticencia en alabar las acciones meritorias de
sus amigos, provenía de su aborrecimiento de la lisonja y de la falta de
sinceridad. Andrés era uno de esos hombres íntegros, ecuánimes, que
alcanzan su posición por su propio esfuerzo y que tienen éxito en una forma
modesta.
139:1.11 (1550.2) Todos
los apóstoles amaban a Jesús, pero es verdad que
cada uno de los doce había sido atraído a él por un rasgo específico de su
personalidad que tocaba una fibra íntima de ese apóstol en particular.
Andrés admiraba a Jesús por su sinceridad constante, su dignidad sin
afectación. Una vez que los hombres conocían a Jesús, se sentían poseídos
del deseo de compartirlo con sus amigos; realmente deseaban que todo el
mundo lo conociera.
139:1.12 (1550.3) Cuandolas subsiguientes persecuciones dispersaron
finalmente a los apóstoles de Jerusalén, Andrés viajó por Armenia, la Asia
Menor y Macedonia y, después de atraer al reino a muchos millares de
almas, finalmente fue apresado y crucificado en Patras en Acaya. Este
hombre robusto duró dos días enteros antes de expirar en la cruz; durante
esas horas trágicas no dejó de proclamar en forma convincente la buena
nueva de la salvación en el reino del cielo.
2. Simón Pedro

139:2.1 (1550.4) Cuando Simón se unió a los apóstoles, tenía treinta años.


Estaba casado, tenía tres hijos y vivía en Betsaida, cerca de Capernaum. Su
hermano, Andrés, y su suegra vivían con él. Tanto Pedro como Andrés eran
pescadores y socios de los hijos de Zebedeo.
139:2.2 (1550.5) El Maestroya conocía a Simón desde hacía algún tiempo
cuando Andrés se lo presentó como el segundo de los apóstoles. Al dar
Jesús a Simón el nombre de Pedro, lo hizo con una sonrisa; era una especie
de apodo. Simón era bien conocido entre sus amigos por su temperamento
errático e impulsivo. Es verdad que, más tarde, le dio Jesús una importancia
nueva y significativa a este apodo originalmente otorgado a la ligera.
139:2.3 (1550.6) SimónPedro era hombre impulsivo y optimista. Había
crecido libremente, permitiéndose ceder a los sentimientos más fuertes;
constantemente se metía en líos porque persistía en hablar sin pensar. Esta
impulsividad también les causaba problemas incesantes a todos sus amigos
y asociados y era la causa de que su Maestro muchas veces le regañara
suavemente. El único motivo por el cual Pedro no se metía en más líos aun
por su forma impulsiva de hablar era que desde muy temprano aprendió a
compartir muchos de sus planes y proyectos con su hermano Andrés, antes
de aventurarse a proponerlos en público.
139:2.4 (1550.7) Pedroera un orador locuaz, elocuente y dramático. También
era un líder natural que sabía inspirar a las multitudes, un pensador sagaz
pero no un razonador profundo. Hacía más preguntas él solo que todos los
apóstoles juntos, y aunque la mayoría de sus preguntas tenían sentido y
valían la pena, muchas eran impensadas y tontas. Pedro no tenía una mente
profunda, pero conocía su mente bastante bien. Por consiguiente, era
hombre de decisiones rápidas y acción repentina. Mientras otros
conversaban asombrados viendo a Jesús en la playa, Pedro se zambullía al
agua y nadaba hacia la costa para encontrarse con el Maestro.
139:2.5 (1551.1) El rasgo
que Pedro más admiraba en Jesús era su extrema
ternura. Pedro no se cansaba jamás de discurrir la paciencia de Jesús. Jamás
olvidaría la lección acerca de perdonar al malhechor no siete veces tan sólo
sino setenta veces más siete. Mucho pensó sobre estas impresiones del
carácter misericordioso del Maestro durante esos lúgubres días de
desesperación que vivió inmediatamente después de negar a Jesús sin
pensarlo, y sin intención, en el patio del sumo sacerdote.
139:2.6 (1551.2) Simón
Pedro era angustiosamente vacilante; pasaba en forma
repentina de un extremo al otro. Primero se negó a que Jesús le lavara los
pies, pero, al oír la réplica de su Maestro, le pidió que le lavara todo el
cuerpo. Pero, después de todo, Jesús sabía que las faltas de Pedro provenían
de la cabeza y no del corazón. Era Pedro una de las más inexplicables
combinaciones de coraje y cobardía que jamás vivieran sobre la tierra. Su
gran fortaleza de carácter era su lealtad, su amistad. Pedro amaba realmente
y sinceramente a Jesús. Pero a pesar de la extraordinaria fuerza de su
devoción, era tan inestable y variable que pudo una joven criada azuzarlo a
que negara a su Maestro y Señor. Pedro podía hacerle frente a la
persecución y a todo tipo de ataque directo, pero se empequeñecía y se
marchitaba ante el ridículo. Soldado valiente ante un ataque frontal,
reaccionaba como un cobarde medroso ante un ataque sorpresivo desde la
retaguardia.
139:2.7 (1551.3) Pedrofue el primero entre los apóstoles en defender
valientemente la obra de Felipe entre los samaritanos y la de Pablo entre los
gentiles; pero más tarde, en Antioquía, al ser confrontado por un grupo de
judaizantes que lo ridiculizaban se retractó, alejándose temporalmente de
los gentiles, para luego traer sobre su cabeza la audaz denuncia de Pablo.
139:2.8 (1551.4) Fue
el primero entre los apóstoles en hacer una sincera
confesión de la humanidad y la divinidad combinadas de Jesús y el primero
—con excepción de Judas— en negarlo. Pedro no tenía mucho de soñador,
pero le disgustaba descender de las nubes del éxtasis y del entusiasmo de la
complacencia dramática al mundo ordinario de la realidad concreta.
139:2.9 (1551.5) Al seguir
a Jesús, literal y figurativamente, conducía él a
veces la procesión y otras veces la seguía —«la seguía de lejos». Pero, era
el predicador más destacado de los doce; hizo más que cualquier otro
hombre individual, a excepción de Pablo, para establecer el reino y enviar a
sus mensajeros a los cuatro confines de la tierra en una generación.
139:2.10 (1551.6) Después de haber negado impulsivamente al Maestro,
volvió a encontrarse a sí mismo, y con la orientación comprensiva y
compasiva de Andrés, nuevamente encabezó el camino de vuelta a las redes
de pesca mientras los apóstoles se quedaban a la espera de lo que sucedería
después de la crucifixión. Cuando estuvo plenamente seguro que Jesús lo
había perdonado y supo que había sido recibido de vuelta en el redil del
Maestro, las llamas del reino ardieron tan brillantemente en su alma que se
convirtió en una gran luz salvadora para millares que vivían en las tinieblas.
139:2.11 (1551.7) Después de partir de Jerusalén y antes de que Pablo se
convirtiera en la fuerza motriz de las iglesias cristianas gentiles, Pedro viajó
mucho, visitando todas las iglesias desde Babilonia hasta Corinto. Incluso
visitó y ministró a muchas de las iglesias que habían sido fundadas por
Pablo. Aunque mucho diferían Pedro y Pablo en temperamento y
educación, incluso en teología, trabajaron juntos armoniosamente para la
edificación de las iglesias durante sus últimos años.
139:2.12 (1552.1) Se advierte
algo del estilo y las enseñanzas de Pedro en los
sermones parcialmente documentados por Lucas y en el Evangelio según
Marcos. Su estilo vigoroso se muestra mejor en la carta conocida como la
Primera Epístola de Pedro; por lo menos, así era antes de que ésta fuera
posteriormente modificada por un discípulo de Pablo.
139:2.13 (1552.2) Pero
Pedro persistió en cometer el error de tratar de
convencer a los judíos de que Jesús era, después de todo, real y
verdaderamente el Mesías judío. Hasta el día de su muerte, la mente de
Simón Pedro siguió confundida entre los conceptos de Jesús como el
Mesías judío, Cristo como el redentor del mundo y el Hijo del Hombre
como la revelación de Dios, el Padre amante de toda la humanidad.
139:2.14 (1552.3) La esposa de Pedro era una mujer muy capaz. Trabajó
durante muchos años de manera aceptable como miembro de la
organización de las mujeres, y cuando Pedro tuvo que irse de Jerusalén, lo
acompañó ella en todos sus viajes a las iglesias y en todas sus excursiones
misioneras. Y el día en que su ilustre marido entregó su vida, ella fue
arrojada a las bestias salvajes en la arena de Roma.
139:2.15 (1552.4) Así pues estehombre, Pedro, que tan cerca había estado de
Jesús, que había pertenecido a su círculo íntimo, partió de Jerusalén y
proclamó la buena nueva del reino con poder y gloria hasta cumplir la
plenitud de su ministerio; se consideró él altamente honrado cuando sus
captores le dijeron que moriría como había muerto su Maestro —en la cruz.
Así pues fue Simón Pedro crucificado en Roma.
3. Santiago Zebedeo

139:3.1 (1552.5) Santiago,
el mayor de los dos apóstoles hijos de Zebedeo, a
quienes Jesús apodó «los hijos del trueno», tenía treinta años cuando se
convirtió en apóstol. Estaba casado, tenía cuatro hijos, y vivía cerca de sus
padres en las afueras de Capernaum, en Betsaida. Era pescador, y siguió su
llamado con su hermano menor, Juan, y en asociación con Andrés y Simón.
Santiago y su hermano Juan disfrutaban la ventaja de haber conocido a
Jesús mucho antes que todos los demás apóstoles.
139:3.2 (1552.6) Esteapóstol hábil era una contradicción de temperamento;
parecía poseer realmente dos naturalezas, ambas activadas por sentimientos
fuertes. Era especialmente vehemente cuando algo le provocaba
indignación. Tenía un temperamento fogoso cuando se le provocaba y,
cuando pasaba la tormenta, siempre solía justificar y excusar su ira diciendo
que se trataba únicamente de una manifestación de justa cólera. Aparte de
estos estallidos periódicos de ira, la personalidad de Santiago mucho se
parecía a la de Andrés. No poseía la discreción o el discernimiento de la
naturaleza humana de Andrés, pero era mejor orador público que éste.
Después de Pedro, o tal vez después de Mateo, Santiago era el mejor orador
entre los doce.
139:3.3 (1552.7) Aunque no se podía decir que Santiago fuera caprichoso, se
le veía a veces quieto y taciturno un día, muy locuaz y lleno de historias el
siguiente. Hablaba generalmente con Jesús, pero entre los doce, permanecía
a veces callado durante varios días seguidos. Su única gran debilidad eran
estos períodos de silencio inexplicables.
139:3.4 (1552.8) El rasgo
más destacado de la personalidad de Santiago era su
habilidad para ver todas las facetas de cualquier asunto. De los doce, era el
que estaba más cerca de comprender plenamente la importancia y
significación verdadera de la enseñanza de Jesús. También había sido lento,
al principio, en entender al Maestro, pero una vez que se completó su
preparación, adquirió un concepto superior del mensaje de Jesús. Santiago
era capaz de comprender una amplia gama de la naturaleza humana. Se
llevaba bien con el versátil Andrés, con el impetuoso Pedro, y con su
reservado hermano Juan.
139:3.5 (1553.1) Aunque Santiago y Juan tenían sus problemas a veces
cuando intentaban trabajar juntos, era una experiencia inspiradora observar
lo bien que se llevaban. No llegaban a tener una relación tan buena como la
de Andrés y Pedro, pero se llevaban mucho mejor de lo que ordinariamente
se espera de dos hermanos, especialmente de dos hermanos de carácter tan
recio y determinado. Pero, por extraño que parezca, estos dos hijos de
Zebedeo eran mucho más tolerantes el uno con el otro que con los extraños.
Se tenían gran afecto; siempre habían sido buenos compañeros de juego.
Eran estos «hijos del trueno» los que querían pedir fuego al cielo para que
aniquilara a los samaritanos que se habían atrevido a demostrar irreverencia
para con su Maestro. Pero la prematura muerte de Santiago mucho cambió
el temperamento vehemente de su her-mano menor Juan.
139:3.6 (1553.2) El rasgo
de la personalidad de Jesús que Santiago más
admiraba era la compasión afectuosa del Maestro. El interés comprensivo
de Jesús en los pequeños y en los grandes, en los ricos y en los pobres, le
resultaba muy atractivo.
139:3.7 (1553.3) Santiago
Zebedeo era un pensador y un planificador bien
equilibrado. Junto con Andrés, era uno de los más sensatos del grupo
apostólico. Era un individuo vigoroso pero nunca estaba de prisa. Era un
excelente contrapeso de Pedro.
139:3.8 (1553.4) Era modesto, no era espectacular en su actuación; era un
servidor diario, un trabajador sin pretensiones, que una vez que hubo
comprendido el verdadero significado del reino, no pretendió ninguna
recompensa especial. E incluso cuando se cuenta que la madre de Santiago
y de Juan pidió que se colocase a sus hijos a la diestra y a la siniestra de
Jesús, debe recordarse que fue la madre quien hizo esta solicitud. Cuando
ellos dieron a entender que estaban listos para asumir tales
responsabilidades, debe reconocerse que conocían los peligros que
acompañaban la supuesta rebelión del Maestro contra el poder de Roma, y
que también estaban dispuestos a pagar el precio. Cuando Jesús preguntó si
estaban prestos a beber de la copa, respondieron que lo estaban. Y en lo que
se refiere a Santiago, esto fue literalmente cierto —bebió de la copa con el
Maestro, ya que fue el primero de los apóstoles en sufrir el martirio, y muy
pronto fue ejecutado por la espada de Herodes Agripa. Santiago fue pues el
primero de los doce que sacrificó su vida en el nuevo frente de batalla del
reino. Herodes Agripa temía a Santiago más que a todos los demás
apóstoles. Sí, ciertamente permanecía a menudo quieto y taciturno, pero
demostró ser valiente y decidido cuando sus convicciones fueron puestas a
prueba.
139:3.9 (1553.5) Santiago vivió su vida plenamente, y cuando llegó el fin, se
comportó con tal gracia y fortaleza que aun su acusador e informante, que
asistió a su juicio y ejecución, tanto se conmovió que huyó de la escena del
último suplicio de Santiago para unirse a los discípulos de Jesús.
4. Juan Zebedeo

139:4.1 (1553.6) Cuandose convirtió en apóstol, Juan tenía veinticuatro años


y era el más joven de los doce. Era soltero y vivía con sus padres en
Betsaida; era pescador y trabajaba con su hermano Santiago, en sociedad
con Andrés y Pedro. Tanto antes como después de convertirse en apóstol,
fue Juan el representante personal de Jesús en relación con la familia del
Maestro, y continuó llevando esta responsabilidad durante toda la vida de
María, la madre de Jesús.
139:4.2 (1553.7) Puesto
que Juan era el más joven de los doce, y estaba tan
estrechamente unido a Jesús en sus asuntos de familia, era muy querido por
el Maestro, pero no se puede decir en verdad que era «el discípulo a quien
Jesús amaba». No podéis sospechar que una personalidad tan magnánima
como Jesús pudiese mostrar favoritismos, pudiese amar a uno de sus
apóstoles más que a los otros. El hecho de que Juan fuera uno de los tres
ayudantes personales de Jesús le prestó más credibilidad a esta idea
errónea, además de que Juan, junto con su hermano Santiago, conocía a
Jesús desde hacía mucho más tiempo que los otros.
139:4.3 (1554.1) Pedro,Santiago y Juan fueron asignados como ayudantes
personales de Jesús poco después de convertirse en apóstoles. Poco después
de la selección de los doce y cuando Jesús nombró a Andrés como director
del grupo, le dijo: «Ahora deseo que nombres a dos o tres de tus asociados
para que estén junto a mí y permanezcan a mi lado, me consuelen y
ministren mis necesidades diarias». Y Andrés pensó que lo mejor era
seleccionar para este deber especial a los tres apóstoles que habían sido
elegidos primero, después de él. Hubiera querido ofrecerse voluntario para
ese bienaventurado servicio, pero el Maestro ya le había dado su cometido;
por consiguiente, dispuso inmediatamente que Pedro, Santiago y Juan se
dedicaran a esa función.
139:4.4 (1554.2) JuanZebedeo tenía muchos rasgos atractivos de carácter,
pero un rasgo poco atractivo, era su engreimiento desmedido, aunque
usualmente bien ocultado. Su prolongada asociación con Jesús produjo
muchos y grandes cambios en su carácter. Este su engreimiento mucho
disminuyó, pero al envejecer y volverse un tanto infantil, esta vanidad
volvió a aparecer en cierta medida, de modo tal que, cuando guiaba a Natán
en la redacción del evangelio que ahora lleva su nombre, el anciano apóstol
no titubeó en referirse a sí mismo repetidamente como el «discípulo a quien
Jesús amaba». En vista del hecho de que Juan llegó a ser, más que cualquier
otro mortal terrestre, el camarada de Jesús, y de que fue su elegido
representante personal para tantos y diversos asuntos, no es extraño que
llegese a considerarse a sí mismo como el «discípulo a quien Jesús amaba»
puesto que ciertamente sabía que era el discípulo en quien Jesús con mayor
frecuencia confiaba.
139:4.5 (1554.3) El rasgomás sobresaliente del carácter de Juan era su
confiabilidad; era presto y valiente, fiel y devoto. Su mayor debilidad era su
característico engreimiento. Era el más joven en la familia de su padre, el
más joven del cuerpo apostólico. Quizás estaba un poquito consentido; tal
vez lo habían mimado un poco. Pero el Juan de años posteriores fue una
persona muy diferente de ese joven arbitrario y pagado de sí mismo que se
incorporara a las filas de los apóstoles de Jesús a los veinticuatro años de
edad.
139:4.6 (1554.4) Las característicasde Jesús que apreciaba Juan más eran el
amor y el altruismo del Maestro; estos rasgos le impresionaron tanto que el
resto de su vida estuvo dominado por los sentimientos de amor y de
devoción fraternal. Habló del amor y escribió acerca del amor. Este «hijo
del trueno» se convirtió en el «apóstol del amor»; en Efeso, cuando, ya
anciano obispo, no podía estar de pie en el púlpito y predicar sino que
tenían que llevarle en una silla a la iglesia, y al final de la ceremonia
cuando le pedían que dijera unas pocas palabras a los creyentes, durante
años solía decir tan sólo: «Hijitos míos, amaos los unos a los otros».
139:4.7 (1554.5) Juan
era hombre de muy pocas palabras, excepto cuando se
encolerizaba. Pensaba mucho pero decía poco. Al envejecer, su
temperamento se hizo más dócil, mejor controlado, pero nunca llegó a
vencer completamente su falta de locuacidad; no llegó nunca a dominar esta
reticencia por completo. Pero estaba dotado de una imaginación notable y
creadora.
139:4.8 (1555.1) Había
otra faceta de Juan que no esperaba uno encontrar en
persona tan taciturna e introspectiva. Era un tanto prejuicioso y
desmedidamente intolerante. En este aspecto él y Santiago se parecían
mucho —ambos querían que el cielo aniquilara con su fuego a los
samaritanos irrespetuosos. Si se topaba Juan con extraños que enseñaban en
el nombre de Jesús, inmediatamente les prohibía que continuaran. Pero, no
era él el único de los doce infectado con esta clase de amor propio y de
sentimiento de superioridad.
139:4.9 (1555.2) Mucho influyó sobre la vida de Juan ver a Jesús vivir sin
hogar propio, porque bien sabía cuán fielmente se había ocupado el
Maestro de disponer para el cuidado de su madre y de su familia. También
simpatizaba Juan profundamente con Jesús al ver la falla de su familia en
comprenderlo, el hecho de que ellos se iban distanciando cada vez más de
Jesús. Toda esta situación, juntamente con su observación de que Jesús
siempre sometía hasta sus más insignificantes deseos a la voluntad del
Padre en el cielo, y su vivir diario lleno de confianza implícita, tan
profundamente impresionó a Juan que produjo en él notables y permanentes
cambios de carácter, cambios que se manifestarían a lo largo del resto de su
vida.
139:4.10 (1555.3) Juantenía un valor frío y temerario que pocos poseían entre
los otros apóstoles. Fue el único apóstol que permaneció con Cristo la
noche de su arresto y se atrevió a acompañar a su Maestro hasta las fauces
mismas de la muerte. Estuvo presente y próximo hasta la última hora
terrenal de Jesús y cumplió fielmente con su fideicomiso respecto a la
madre de Jesús, y se mantuvo presto para recibir las instrucciones
adicionales que tal vez se le impartirían en los últimos momentos de la
existencia mortal del Maestro. Una cosa es indudable: Juan era
completamente digno de confianza. Juan se sentaba usualmente a la diestra
de Jesús cuando los doce compartían la cena. Fue el primero entre los doce
en creer sincera y plenamente en la resurrección, y fue el primero en
reconocer al Maestro cuando vino hacia ellos en la costa después de su
resurrección.
139:4.11 (1555.4) Este
hijo de Zebedeo estuvo muy estrechamente ligado con
Pedro en las primeras actividades del movimiento cristiano, llegando a ser
uno de los principales sostenedores de la iglesia de Jerusalén. Fue la mano
derecha de Pedro el día de Pentecostés.
139:4.12 (1555.5) Varios
años después del martirio de Santiago, Juan se casó
con la viuda de su her-mano. Durante los últimos veinte años de su vida
recibió los cuidados de una nieta amorosa.
139:4.13 (1555.6) Juan
fue encarcelado varias veces y fue desterrado a la isla
de Patmos por un período de cuatro años, hasta que otro emperador
ascendió al poder en Roma. Si no hubiera sido Juan tan prudente y sagaz,
indudablemente habría sido matado como su hermano Santiago, que se
expresaba con llaneza mucho mayor. Según pasaron los años, Juan junto
con Santiago el hermano del Señor, aprendió a practicar una prudente
conciliación cuando comparecían ellos ante los magistrados civiles. Habían
descubierto que una «respuesta suave aplaca la ira». Aprendieron también a
representar a la iglesia como una «hermandad espiritual dedicada al
servicio social de la humanidad» más bien que como «el reino del cielo».
Enseñaron servicio misericordioso en vez de poder de gobierno —el reino y
el rey.
139:4.14 (1555.7) Durantesu exilio temporal en Patmos, Juan escribió el libro
del Apocalipsis, que vosotros ahora tenéis en su forma muy resumida y
distorsionada. Este libro del Apocalipsis contiene los fragmentos que
quedaron de una gran revelación, porque se perdieron grandes porciones,
otras fueron eliminadas después de que Juan las escribiera. Se lo preserva
tan sólo en forma fragmentaria y adulterada.
139:4.15 (1555.8) Juanviajó mucho, trabajó incesantemente y, después de
llegar a ser obispo de las iglesias de Asia se estableció en Efeso. Dirigió a
su asociado, Natán, en la redacción del así llamado «Evangelio según Juan»
en Efeso, cuando tenía noventa y nueve años de edad. Entre los doce
apóstoles, Juan Zebedeo finalmente terminó por ser el teólogo más
destacado. Murió de muerte natural en Efeso en el año 103 d. de J.C. a los
ciento un años de edad.
5. Felipe el Curioso

139:5.1 (1556.1) Felipe fue


el quinto apóstol en ser escogido, siendo llamado
cuando Jesús y sus primeros cuatro apóstoles se dirigían desde el
campamento de Juan en el Jordán hacia Caná de Galilea. Como vivía en
Betsaida, Felipe conocía algo a Jesús desde hacía algún tiempo, pero no
había pensado que Jesús fuese realmente un gran hombre, hasta ese día en
el valle del Jordán en que éste le dijo «Sígueme». También influyó en parte
sobre Felipe el hecho de que Andrés, Pedro, Santiago y Juan habían
aceptado a Jesús como el Libertador.
139:5.2 (1556.2) Felipe tenía
veintisiete años cuando se unió a los apóstoles;
hacía poco que se había casado, pero no tenía hijos por esa época. El
sobrenombre que le dieron los apóstoles significaba «curiosidad». Felipe
siempre quería que le mostraran. No pare-cía ver muy lejos en ninguna
proposición. No era necesariamente torpe, pero carecía de imaginación.
Esta falta de imaginación era la gran debilidad de su carácter. Era una
persona común y concreta.
139:5.3 (1556.3) Cuandolos apóstoles se organizaron para el servicio, Felipe
fue hecho mayordomo; era su deber velar para que no les faltaran
provisiones en ningún momento. Y fue un buen mayordomo. Su
característica más destacada era su minuciosidad metódica; era al mismo
tiempo matemático y sistemático.
139:5.4 (1556.4) Felipe provenía de una familia de siete hermanos: tres niños
y cuatro niñas. Era el segundo, y después de la resurrección, bautizó a toda
su familia en el reino. La familia de Felipe eran pescadores. Su padre era un
hombre muy hábil, un pensador profundo, pero su madre provenía de una
familia muy mediocre. No podía esperarse de Felipe que hiciera grandes
cosas, pero era hombre de hacer cosas pequeñas en grande, hacerlas bien y
en forma aceptable. Sólo algunas veces en cuatro años no tuvo alimentos
listos para satisfacer las necesidades de todos. Incluso las muchas
situaciones de urgencia que surgían en la vida que vivían, rara vez lo
encontraron desprevenido. El departamento de abastecimiento de la familia
apostólica era administrado con inteligencia y eficiencia.
139:5.5 (1556.5) El punto fuerte de Felipe era su confiabilidad metódica; el
punto flaco, su total falta de imaginación, su falta de capacidad para sumar
dos más dos y obtener cuatro. Era matemático en el sentido abstracto, pero
no constructivo en su imaginación. El carecía casi completamente de cierto
tipo de imaginación. Era el típico hombre promedio y común de todos los
días. Había muy muchos hombres y mujeres como él entre las multitudes
que acudían a escuchar las enseñanzas y predicaciones de Jesús, y todos
ellos derivaban consuelo al observar que había alguien semejante a ellos
que había sido elevado a una posición honrado en los concilios del Maestro;
el hecho de que alguien como ellos ya hubiese encontrado un alto puesto en
los asuntos del reino los llenaba de coraje. Y mucho aprendió Jesús sobre
cómo funciona la mente de algunos hombres al escuchar pacientemente las
tontas preguntas de Felipe y al consentir tantas veces en la solicitud de su
mayordomo de que «le mostrara».
139:5.6 (1556.6) La cualidadde Jesús que Felipe admiraba tan continuamente
era la infalible generosidad del Maestro. Jamás halló Felipe nada en Jesús
que fuera pequeño, mezquino o avaro, y él adoraba esta constante e
infalible generosidad.
139:5.7 (1557.1) Pocoexistía en la personalidad de Felipe que llamara
particularmente la atención. A menudo se habla de él como «Felipe de
Betsaida, el pueblo donde viven Andrés y Pedro». Casi no poseía una
visión discernidora; era incapaz de comprender las posibilidades dramáticas
de una situación dada. No era pesimista; era simplemente prosaico. Carecía
también en gran medida de discernimiento espiritual. No titubeaba en
interrumpir a Jesús en medio de uno de los discursos más profundos del
Maestro para hacerle una pregunta al parecer tonta. Pero Jesús no lo regañó
nunca por su imprudencia; fue paciente con él y comprensivo de su
incapacidad para entender los significados más profundos de la enseñanza.
Bien sabía Jesús que, si llegaba a regañar a Felipe, por estas preguntas
inoportunas, no sólo heriría a un alma honesta, sino que tal reprimenda
tanto ofendería a Felipe, que nunca más se atrevería a preguntar nada. Jesús
sabía que en sus mundos del espacio había incontables millones de millones
de mortales semejantes de pensamiento lento, y quería alentarlos a que se le
acercaran y tuvieran siempre la libertad de acudir a él con sus preguntas y
problemas. Después de todo, en realidad a Jesús más le interesaban las
tontas preguntas de Felipe que el sermón que pudiera estar predicando.
Jesús estaba supremamente interesado en los hombres, en todos los
hombres.
139:5.8 (1557.2) El mayordomo apostólico no era buen orador, pero en la obra
personal era muy persuasivo y tenía mucho éxito. No se descorazonaba con
facilidad; era tenaz y laborioso en todo lo que emprendía. Poseía el grande
y raro don de decir «ven». Cuando su primer converso, Natanael, quiso
discutir los méritos y deméritos de Jesús y de Nazaret, la eficaz respuesta
de Felipe fue «ven y ve». No era un predicador dogmático que exhortaba a
sus oyentes a que «fueran» —a hacer esto o aquello. Enfrentaba todas las
situaciones que surgieran en su trabajo con «ven —ven conmigo; te
mostraré el camino». Y es ésta siempre la técnica más eficaz en todas las
formas y fases de la enseñanza. Aun los padres pueden aprender de Felipe
el mejor modo de decir a sus hijos no que «vayan a hacer esto y aquello»
sino más bien: «venid con nosotros y os mostraremos y compartiremos con
vosotros el mejor camino».
139:5.9 (1557.3) La incapacidad de Felipe para adaptarse a una nueva
situación quedó ilustrada muy bien cierta vez, cuando los griegos vinieron a
él en Jerusalén, diciéndole: «Señor, deseamos ver a Jesús». Ahora bien,
Felipe le habría dicho a cualquier judío que hiciese tal pregunta, «ven».
Pero estos hombres eran extranjeros, y Felipe no recordaba ninguna
instrucción de sus superiores sobre este tema; así pues lo único que se le
ocurrió hacer fue consultar al jefe, Andrés, y luego ambos escoltaron a los
curiosos griegos hasta Jesús. Del mismo modo, cuando fue a Samaria para
predicar y bautizar a los creyentes, según le había mandado su Maestro, se
abstuvo de poner sus manos sobre los conversos como símbolo de que
habían recibido el Espíritu de la Verdad. Esto lo hacían Pedro y Juan, que
habían venido de Jerusalén para observar su obra en nombre de la iglesia
madre.
139:5.10 (1557.4) Felipe vivió
el duro período de la muerte del Maestro,
participó en la reorganización de los doce, y fue el primero en salir a ganar
almas para el reino allende las filas de los judios, siendo su trabajo con los
samaritanos y sus labores subsecuentes en nombre del evangelio siempre
muy fructíferos.
139:5.11 (1557.5) La esposa de Felipe, que había sido miembro eficiente del
grupo de las mujeres, se asoció activamente con su marido en la obra
evangelística cuando huyeron de las persecuciones en Jerusalén. Su esposa
era una mujer temeraria. Permaneció al pie de la cruz de Felipe, alentándolo
a que proclamara la buena nueva aun a sus asesinos, y cuando él ya no tuvo
fuerza, ella siguió relatando la historia de la salvación por medio de la fe en
Jesús, y sólo pudieron silenciarla los airados judíos apedriándola a muerte.
Su hija mayor, Lea, continuó la obra de ambos, llegando a ser
posteriormente la famosa profetiza de Hierápolis.
139:5.12 (1558.1) Felipe,
el mayordomo de los doce, fue un hombre poderoso
en el reino, ganando almas dondequiera que iba; y fue finalmente
crucificado por su fe y enterrado en Hierápolis.
6. El Honesto Natanael

139:6.1 (1558.2) Natanael,
el sexto y último de los apóstoles escogidos por el
Maestro mismo, fue llevado a Jesús por su amigo Felipe. Estuvo asociado
en varias empresas de negocios con Felipe y, con él, se dirigía a ver a Juan
el Bautista cuando se encontraron con Jesús.
139:6.2 (1558.3) Cuando Natanael se unió a los apóstoles tenía veinticinco
años y era el segundo más joven del grupo. Era el menor de una familia de
siete, era soltero y el único sostén de padres ancianos y enfermos con
quienes vivía en Caná; sus hermanos y su hermana estaban casados o
habían fallecido, y ninguno vivía allí. Natanael y Judas Iscariote eran los
más instruídos entre los doce. Natanael había pensado en hacerse mercader.
139:6.3 (1558.4) Jesús
no le puso un sobrenombre a Natanael, pero los doce
no tardaron en hablar de él en términos que significaban honestidad,
sinceridad. Actuaba «sin engaño». Y ésta era su gran virtud; era honesto y
sincero. La debilidad de su carácter era el orgullo; estaba muy orgulloso de
su familia, su ciudad, su reputación y su país, todo lo cual es encomiable si
no se lleva a extremos. Pero Natanael tenía la tendencia a llegar a extremos
con sus prejuicios personales. Tendía a prejuzgar a los individuos de
acuerdo con sus opiniones personales. No titubeaba en preguntar, aun antes
de conocer a Jesús: «¿Puede venir algo bueno de Nazaret?» Pero Natanael
no era obstinado, aunque sí era orgulloso. No vaciló en cambiar de opinión
cuando contempló el rostro de Jesús.
139:6.4 (1558.5) Enmuchos aspectos Natanael era el genio excéntrico de los
doce. Era el filósofo apostólico y el soñador, pero era un tipo muy práctico
de soñador. Alternaba entre períodos de filosofía profunda y
manifestaciones de un sentido del humor original y poco común; con el
estado de ánimo apropiado, era probablemente, el mejor narrador de
historias entre los doce. Jesús disfrutaba enormemente escuchando a
Natanael conversar de cosas tanto serias como frívolas. Natanael
progresivamente fue tomando más seriamente a Jesús y el reino, pero nunca
se tomó a sí mismo demasiado en serio.
139:6.5 (1558.6) Todos los apóstoles amaban y respetaban a Natanael, y él se
llevaba muy bien con todos ellos, excepto con Judas Iscariote. Judas no
creía que Natanael se tomaba su apostolado suficientemente en serio y una
vez tuvo la temeridad de ir secretamente a Jesús y quejarse en contra de él.
Jesús le dijo: «Judas, vigila cuidadosamente tus pasos; no exageres tu
cargo. ¿Quién entre nosotros puede juzgar a su hermano? No es la voluntad
del Padre que sus hijos deban participar solamente de las cosas serias de la
vida. Déjame repetirte: he venido para que mis hermanos en la carne
puedan tener más gozo, alegría y abundancia de vida. Vete pues, Judas, y
haz bien lo que se te ha encomendado, pero deja que Natanael, tu hermano,
le rinda cuenta de sí mismo a Dios». El recuerdo de este episodio,
juntamente con el de otras experiencias similares, vivió por mucho tiempo
en el corazón iluso de Judas Iscariote.
139:6.6 (1559.1) Muchasveces, cuando Jesús se iba a la montaña con Pedro,
Santiago y Juan, y había tensión y confusión entre los apóstoles, e incluso
Andrés no sabía qué decir a sus desconsolados hermanos, Natanael aliviaba
la tensión con una pizca de filosofía o un granito de humor; de buen humor,
también.
139:6.7 (1559.2) El deber
de Natanael era velar sobre el bienestar de las
familias de los doce. Frecuentemente estaba ausente de los concilios
apostólicos, porque en cuanto se enteraba de una enfermedad o de algún
acontecimiento fuera de lo común que afectaba a una de las personas a su
cargo, no perdía tiempo en llegar a esa casa. Los doce estaban tranquilos,
porque sabían que, en manos de Natanael, el bienestar de sus familias
estaba a salvo.
139:6.8 (1559.3) Natanael
reverenciaba a Jesús particularmente por su
tolerancia. No se cansaba de contemplar la tolerancia y la compasiva
generosidad del Hijo del Hombre.
139:6.9 (1559.4) El padre
de Natanael (Bartolomé) murió poco después de
Pentecostés, después de lo cual este apóstol viajó a Mesopotamia y a la
India, proclamando la buena nueva del reino y bautizando a los creyentes.
Sus hermanos apóstoles nunca supieron lo que fue del otrora filósofo, poeta
y humorista. Pero él también fue un gran hombre en el reino e hizo mucho
por divulgar las enseñanzas de su Maestro, aun cuando no participó en la
organización de la subsecuente iglesia cristiana. Natanael murió en la India.
7. Mateo Leví

139:7.1 (1559.5) Mateo,el séptimo de los apóstoles, fue escogido por Andrés.


Mateo pertenecía a una familia de cobradores de impuestos, o publicanos,
pero él mismo era un recaudador de aduanas en Capernaum, donde vivía.
Contaba con treinta y un años, era casado y tenía cuatro hijos. Era un
hombre de moderada riqueza, el único de los que pertenecían al cuerpo
apostólico con ciertos medios. Era un buen hombre de negocios, una
persona sociable, y tenía el don de hacer amigos y de llevarse muy bien con
una gran variedad de personas.
139:7.2 (1559.6) Andrésnombró a Mateo representante financiero de los
apóstoles. En cierto modo, él era el agente fiscal y el portavoz publicitario
de la organización apostólica. Era un juez agudo de la naturaleza humana y
un propagandista muy eficaz. Su personalidad es difícil de visualizar, pero
fue un discípulo honesto y su fe en la misión de Jesús y en la certeza del
reino creció con el tiempo. Jesús no le dio sobrenombre a Leví, pero sus
hermanos apóstoles comúnmente se referían a él como el «que consigue
dinero».
139:7.3 (1559.7) El punto
fuerte de Leví era su devoción sincera a la causa. El
hecho de que él, un publicano, hubiera sido aceptado por Jesús y sus
apóstoles llenaba de gratitud a este ex-recaudador de impuestos. Sin
embargo, llevó algún tiempo para que el resto de los apóstoles,
especialmente Simón el Zelote y Judas Iscariote, se llegaran a reconciliar
con la presencia del publicano en su medio. La debilidad de Mateo era su
visión materialista y miope de la vida. Pero en todos estos asuntos, progresó
mucho según pasaban los meses. Él, por supuesto, tenía que ausentarse de
muchas de las más preciadas temporadas de instrucción porque era su deber
mantener provista la tesorería.
139:7.4 (1559.8) Lo que Mateo más apreciaba era la disposición del Maestro
para perdonar. Nunca dejaba de repetir que la fe era lo único que se
necesitaba en el asunto de encontrar a Dios. Siempre se complacía en
referirse al reino como «este asunto de encontrar a Dios».
139:7.5 (1560.1) Aunque Mateo era un hombre que tenía su pasado, daba una
excelente impresión de sí mismo y según pasó el tiempo, sus asociados se
enorgullecieron de las acciones del publicano. Fue uno de los apóstoles que
tomaban amplias notas sobre los dichos de Jesús, y estas notas se utilizaron
para la subsecuente narrativa de Isador sobre los dichos y hechos de Jesús,
que ha llegado a conocerse como el Evangelio según Mateo.
139:7.6 (1560.2) La vidabuena y útil de Mateo, el hombre de negocios y el
recaudador de aduanas de Capernaum, ha sido el medio que ha llevado a
millares y millares de otros hombres de negocios, funcionarios públicos y
políticos a través de las edades, a escuchar también la voz atractiva del
Maestro que dice «sígueme». Mateo era realmente un político sagaz, pero
fue intensamente leal a Jesús y supremamente devoto a la tarea de
asegurarse de que los mensajeros del reino venidero fueran adecuadamente
financiados.
139:7.7 (1560.3) La presencia
de Mateo entre los doce fue el medio de
mantener las puertas del reino abiertas de par en par para la multitud de
almas afligidas y excluidas que se encontraban desde hacía mucho sin los
consuelos de la religión. Hombres y mujeres rechazados por la sociedad,
desesperados, acudían a escuchar a Jesús, y él nunca rechazó ni a uno solo
de ellos.
139:7.8 (1560.4) Mateo recibía las ofrendas espontáneas y libremente
entregadas de los discípulos creyentes y de los que escuchaban
directamente las enseñanzas del Maestro, pero nunca solicitó abiertamente
fondos de las multitudes. Hizo todo su trabajo financiero de una manera
discreta y personal, recaudando la mayor parte del dinero entre la clase más
pudiente de los creyentes interesados. Entregó prácticamente toda su
modesta fortuna a la obra del Maestro y sus apóstoles, pero ellos nunca se
enteraron de esta generosidad, salvo Jesús, que sabia todo al respecto.
Vacilaba en contribuir abiertamente a los fondos apostólicos por temor de
que Jesús y sus asociados pudiesen considerar que su dinero era indigno; de
manera que dio mucho de lo suyo en nombre de otros creyentes. Durante
los primeros meses, sabiendo Mateo que su presencia entre ellos estaba, en
cierto modo, un tormento, muchas veces tuvo la tentación de decirles que
era su dinero el que les suplía a menudo el pan cotidiano, pero jamás lo
hizo. Cuando afloraba el desdén del grupo por el publicano, Leví ardía en
deseos de revelarles su generosidad, pero consiguió siempre callar.
139:7.9 (1560.5) Cuandono alcanzaban los fondos para hacerle frente a los
gastos estimados de la semana, Leví a menudo recurría a sus propios
recursos, haciendo generosos aportes. Otras veces, cuando le resultaban
particularmente fascinantes las enseñanzas de Jesús, se quedaba para
escucharlas, aun sabiendo que tendría que contribuir de su bolsillo para
compensar por no haber solicitado los fondos necesarios. Pero, ¡cuánto
deseaba Leví que Jesús supiera que buena parte del dinero provenía de su
bolsillo! No se daba cuenta de que el Maestro lo sabía todo. Los apóstoles
murieron sin saber que Mateo fue su benefactor a tal extremo que, cuando
fue a proclamar el evangelio del reino después del comienzo de las
persecuciones, estaba prácticamente en la miseria.
139:7.10 (1560.6) Cuandoestas persecuciones obligaron a los creyentes a
abandonar a Jerusalén, Mateo viajó al norte, predicando el evangelio del
reino y bautizando a los creyentes. Sus antiguos asociados apostólicos nada
más supieron de él, pero siguió predicando y bautizando en Siria,
Capadocia, Galacia, Bitinia y Tracia. Y fue en Tracia, en Lisimaquia, que
ciertos judíos infieles conspiraron con los soldados romanos para disponer
su muerte. Este publicano regenerado murió triunfante en la fe de la
salvación que él había aprendido con tanta seguridad de las enseñanzas del
Maestro durante su reciente estadía en la tierra.
8. Tomás el Dídimo

139:8.1 (1561.1) Tomásfue el octavo apóstol, escogido por Felipe. En


tiempos posteriores se le conoció como «Tomás el incrédulo», pero sus
hermanos apóstoles no lo consideraban un incrédulo crónico. Sí, tenía una
mente lógica y escéptica, pero al mismo tiempo era de una lealtad tan
valiente, que les impedía a los que le conocieron íntimamente considerarle
un escéptico frívolo.
139:8.2 (1561.2) Cuando Tomás se unió a los apóstoles, tenía veintinueve
años, estaba casado y tenía cuatro hijos. Anteriormente había sido
carpintero y albañil, pero luego se convirtió en pescador y residía en
Tariquea, en la ribera occidental del Jordán, allí donde el río fluye del Mar
de Galilea, y se le consideraba el ciudadano más importante de esta
pequeña aldea. Tenía poca educación, pero poseía una mente aguda y
racional y era hijo de padres excelentes, que vivían en Tiberias. Tomás
tenía la única mente verdaderamente analítica de los doce; era el científico
verdadero del cuerpo apostólico.
139:8.3 (1561.3) Losprimeros años de la vida hogareña de Tomás habían sido
desafortunados; sus padres no eran completamente felices en su
matrimonio, y esto se reflejaba en su experiencia adulta. Creció con un
temperamento desagradable y pendenciero. Incluso su esposa se alegró de
que se uniera a los apóstoles; la idea de que su pesimista marido estaría
lejos del hogar casi todo el tiempo, le resultaba un alivio. También tenía
Tomás una tendencia a la suspicacia que hacía muy difícil llevarse bien con
él. Al principio Pedro estuvo muy molesto por la presencia de Tomás,
quejándose a su her-mano, Andrés, de que Tomás era «malo, feo y siempre
suspicaz». Pero a medida que sus asociados fueron conociendo mejor a
Tomás, más lo quisieron. Descubrieron que era extremadamente honesto y
resueltamente leal. Era perfectamente sincero e incuestionablemente veraz,
pero era un crítico nato y se había convertido en un pesimista empedernido.
Su mente analítica estaba envenenada por la suspicacia. Cuando se asoció
con los doce y pudo de este modo conocer el noble carácter de Jesús, estaba
a punto de perder la fe en sus semejantes. Esta asociación con el Maestro
comenzó a transformar inmediatamente su disposición de ánimo,
efectuando grandes cambios en su forma de reaccionar mentalmente con
sus semejantes.
139:8.4 (1561.4) La gran
fuerza de Tomás era su mente en extremo analítica
combinada con la solidez de su valor, una vez que tomaba una
determinación. Su gran debilidad era su incredulidad suspicaz, que nunca
llegó a vencer del todo durante su vida terrenal.
139:8.5 (1561.5) Enla organización de los doce, se le encomendó a Tomás
que se encargara de preparar y dirigir el itinerario; fue un director hábil de
la obra y los movimientos del cuerpo apostólico. Era un ejecutivo capaz,
excelente hombre de negocios, pero estaba limitado por su talante altamente
variable; parecía ser una persona un día y otra completamente distinta al día
siguiente. Cuando se unió a los apóstoles tenía inclinación por la
melancolía, pero el contacto con Jesús y los apóstoles lo curó en gran
medida de esta morbosa tendencia a la introspección.
139:8.6 (1561.6) Muchodisfrutaba Jesús de la compañía de Tomás y tuvo
muchas conversaciones largas y personales con él. Su presencia entre los
apóstoles fue de gran consuelo para todos los incrédulos honestos y alentó a
muchas mentes atribuladas a entrar en el reino, aunque no pudieran
comprender completamente todas las fases espirituales y filosóficas de las
enseñanzas de Jesús. La presencia de Tomás en el grupo de los doce fue
una declaración permanente de que Jesús amaba incluso a los incrédulos
honestos.
139:8.7 (1562.1) Losotros apóstoles reverenciaban a Jesús por algún rasgo
especial y distinguido de su desbordante personalidad, pero Tomás
reverenciaba a su Maestro por su carácter magníficamente equilibrado.
Tomás admiraba y honraba cada vez más a aquel que era tan amorosamente
misericordioso y al mismo tiempo tan inflexiblemente justo y equitativo;
tan firme pero nunca obstinado; tan calmo, pero nunca indiferente; tan
socorrido y tan compasivo, pero nunca entrometido ni dictatorial; tan fuerte
y al mismo tiempo tan manso; tan positivo, pero nunca áspero ni rudo; tan
tierno pero nunca vacilante; tan puro e inocente, pero al mismo tiempo tan
viril, enérgico y fuerte; tan verdaderamente valiente, pero nunca temerario
ni imprudente; tan amante de la naturaleza pero tan libre de toda tendencia
de reverenciar a la naturaleza; tan lleno de humor y tan jovial, pero tan libre
de ligereza y de frivolidad. Era esta inigualable simetría de la personalidad
lo que tanto encantaba a Tomás. Probablemente disfrutaba él de la más
elevada comprensión intelectual y apreciación de la personalidad de Jesús
entre los doce.
139:8.8 (1562.2) En
los concilios de los doce, Tomás siempre era cauto,
aconsejaba siempre una política de seguridad en primer término, pero si se
votaba en contra de su conservadurismo o se lo vetaba, era siempre el
primero en proceder intrépidamente con la ejecución del programa que se
había aprobado. Una y otra vez se pronunció contra un proyecto
determinado por considerarlo imprudente y presuntuoso; él debatía hasta el
fin amargo, pero cuando Andrés sometía la proposición al voto, y cuando
los doce elegían hacer algo contra lo cual había él tan apasionadamente
argumentado, Tomás era el primero en decir: «¡Vamos!». Era un buen
perdedor. No guardaba rencor ni alimentaba resentimientos. Una y otra vez
se opuso a permitir que Jesús se expusiera al peligro, pero cuando el
Maestro decidía correr riesgos, era siempre Tomás quien animaba a los
apóstoles con sus valientes palabras: «Vamos, hermanos, vamos a morir
con él».
139:8.9 (1562.3) En
algunos aspectos, Tomás era como Felipe; quería «que le
mostraran», pero las expresiones de su duda se basaban en mecanismos
intelectuales completamente diferentes. Tomás era analítico, no meramente
escéptico. En cuanto al coraje físico personal, era uno de los más valientes
entre los doce.
139:8.10 (1562.4) Tomás tenía algunos días muy malos; a veces estaba triste y
abatido. La pérdida de su hermana gemela, a los nueve años, le había
producido mucha tristeza en sus primeros años, contribuyendo a sus
problemas temperamentales en su vida adulta. Cuando Tomás estaba
deprimido, a veces Natanael era quien lo ayudaba a recobrarse, otras veces
Pedro, y con cierta frecuencia, uno de los gemelos Alfeo.
Desafortunadamente, cuando estaba más deprimido, trataba de evitar el
contacto di-recto con Jesús. Pero el Maestro conocía todo esto y tenía gran
compasión por su apóstol cuando éste estaba afligido por la depresión y
atormentado por las dudas.
139:8.11 (1562.5) A
veces Tomás obtenía permiso de Andrés para ausentarse a
solas por uno o dos días. Pero pronto se dio cuenta de que este sistema no
era prudente; pronto descubrió que era mejor, cuando estaba deprimido,
aferrarse a su trabajo y quedarse junto a sus asociados. Pero a pesar de lo
que ocurriera en su vida emocional, siempre era un apóstol. Cuando llegaba
el momento de proceder, siempre era Tomás el que decía: «¡Vamos!».
139:8.12 (1562.6) Tomás es el gran ejemplo de un ser humano que tiene
dudas, las encara y las vence. Tenía una mente preclara, no era un criticón
frívolo. Era un pensador lógico; fue la prueba del ácido para Jesús y sus
hermanos apóstoles. Si Jesús y su obra no hubiesen sido genuinos no
habrían podido retener a un hombre como Tomás desde el principio hasta el
fin. Tenía un sentido muy preciso y agudo de lo real. Al primer síntoma de
fraude o de engaño Tomás los habría abandonado a todos. Es posible que
los científicos no comprendan plenamente a Jesús y su obra en la tierra,
pero vivió y laboró con el Maestro y sus asociados humanos un hombre,
cuya mente era la de un verdadero científico —Tomás el Dídimo— y él
creyó en Jesús de Nazaret.
139:8.13 (1563.1) Tomás pasó momentos difíciles durante los días del juicio y
la crucifixión. Estuvo sumido en la más profunda desesperación por un
tiempo, pero recobró su coraje, se quedó con los apóstoles y estaba presente
con ellos para dar la bienvenida a Jesús en el Mar de Galilea. Sucumbió por
un tiempo a la depresión de la incredulidad, pero finalmente supo recuperar
su fe y su valor. Aconsejó sabiamente a los apóstoles después de
Pentecostés y, cuando la persecución dispersó a los creyentes, fue a Chipre,
a Creta, a la costa norafricana y a Sicilia, predicando la buena nueva del
reino y bautizando a los creyentes. Y Tomás siguió predicando y
bautizando hasta que fue arrestado por los agentes del gobierno romano y
ejecutado en Malta. Sólo unas pocas semanas antes de su muerte había
comenzado a escribir sobre la vida y las enseñanzas de Jesús.
9. y 10. Jacobo y Judas Alfeo

139:10.1 (1563.2) Jacobo
y Judas, los hijos de Alfeo, los pescadores gemelos
que vivían cerca de Queresa, el noveno y el décimo apóstol, fueron
escogidos por Santiago y Juan Zebedeo. Tenían veintiséis años y estaban
casados, Jacobo tenía tres hijos y Judas dos.
139:10.2 (1563.3) No
hay mucho que decir acerca de estos dos pescadores
comunes. Amaban a su Maestro, y Jesús los amaba, pero jamás
interrumpían sus palabras con preguntas. Muy poco comprendían de las
discusiones filosóficas o de los debates teológicos de los otros apóstoles,
pero les complacía contarse entre los integrantes de este grupo de hombres
notables. Estos dos hombres eran casi idénticos en su apariencia física, en
sus características mentales y en el alcance de su percepción espiritual. Lo
que se diga de uno de ellos puede aplicarse al otro.
139:10.3 (1563.4) Andrésles asignó el trabajo de velar por el mantenimiento
del orden de las multitudes. Eran los conserjes principales durante las horas
de predicación y, en efecto, los siervos generales y los recaderos de los
doce. Ayudaban a Felipe con los suministros, llevaban a las familias el
dinero que Natanael les enviaba, y siempre estaban dispuestos a brindar
ayuda a cualquiera de los apóstoles.
139:10.4 (1563.5) Las multitudesde gente común alentaban sus esperanzas al
ver a dos personas como ellos que ocupaban un lugar honroso en el grupo
de los apóstoles. Por el hecho de haber sido aceptados como apóstoles,
estos mellizos mediocres fueron el medio para atraer al reino a numerosos
creyentes de corazón débil. Además, la gente común aceptaba mejor las
órdenes y direcciones impartidas por conserjes oficiales que mucho se
parecían a ellos mismos.
139:10.5 (1563.6) Jacoboy Judas, que también eran llamados Tadeo y Lebeo,
no tenían características fuertes ni puntos flacos. Los sobrenombres que les
dieron los discípulos eran apodos tiernos que reflejaban su mediocridad.
Eran «los menos importantes entre todos los apóstoles»; lo sabían y les
complacía.
139:10.6 (1563.7) JacoboAlfeo amaba especialmente a Jesús por la sencillez
del Maestro. Los gemelos no podían comprender la mente de Jesús, pero
sentían el lazo comprensivo entre ellos y el corazón de su Maestro. Su
mente no era de un orden elevado; hasta se les podría considerar, con
reverencia, estúpidos, pero tenían una experiencia auténtica en su
naturaleza espiritual. Creían en Jesús; eran hijos de Dios y miembros del
reino.
139:10.7 (1564.1) JudasAlfeo se sentía atraído por Jesús por la humildad sin
ostentación del Maestro. Esa humildad, vinculada con tan grande dignidad
personal, le resultaba particularmente atractiva a Judas. El hecho de que
Jesús les ordenara siempre que no mencionaran sus acciones
extraordinarias, grandemente impresionaba a este simple hijo de la
naturaleza.
139:10.8 (1564.2) Losgemelos eran asistentes de buen corazón y mente
ingenua, y todos los amaban. Jesús recibió a estos jóvenes, con un solo
talento, en puestos de honor en su séquito personal en el reino, porque hay
incontables millones de otras almas igualmente simples y temerosas en los
mundos del espacio a quienes, del mismo modo, desea acoger en una
comunión activa y creyente con él y su efusivo Espíritu de la Verdad. Jesús
no desprecia la pequeñez, sino tan sólo el mal y el pecado. Jacobo y Judas
eran pequeños, pero también eran fieles. Eran simples e ignorantes, pero
también eran de corazón generoso, compasivos y afables.
139:10.9 (1564.3) Cuángratamente orgullosos estaban estos hombres
humildes el día en que el Maestro se negó a aceptar a cierto hombre rico
como evangelista, a menos que vendiera sus bienes y ayudara a los pobres.
Cuando las multitudes se enteraron de esto y al mismo tiempo
contemplaron a los gemelos entre sus consejeros, se convencieron de que
Jesús no tenía favoritos. ¡Pero sólo una institución divina —el reino del
cielo— podía edificarse sobre un cimiento humano tan mediocre!
139:10.10 (1564.4) Sólo
una o dos veces en toda su asociación con Jesús se
atrevieron los gemelos a hacer preguntas en público. Cierta vez Judas
decidió hacer una pregunta a Jesús, cuando el Maestro estaba hablando de
revelarse abiertamente al mundo. Sentía cierta desilusión pues ya no habría
secretos que tan sólo pertenecieran a los doce, y se atrevió a preguntar:
«Pero, Maestro, cuando así te declares al mundo ¿cómo nos favorecerás a
nosotros con manifestaciones especiales de tu bondad?».
139:10.11 (1564.5) Los
gemelos sirvieron fielmente hasta el fin, hasta los días
sombríos del proceso, la crucifixión y la desesperanza. En su corazón,
nunca perdieron su fe en Jesús y (con excepción de Juan) fueron los
primeros en creer en su resurrección. Pero no podían comprender el
establecimiento del reino. Poco después de que su Maestro fue crucificado,
regresaron a sus familias y a sus redes; había concluido su obra. No tenían
la capacidad para seguir en las batallas más complejas del reino. Pero
vivieron y murieron conscientes de haber sido honrados y bendecidos con
cuatro años de íntima y personal asociación con un Hijo de Dios, el hacedor
soberano de un universo.
11. Simón el Zelote

139:11.1 (1564.6) Simónel Zelote, el onceavo apóstol, fue escogido por


Simón Pedro. Era hombre hábil, de buen linaje y vivía con su familia en
Capernaum. Tenía veintiocho años cuando se unió a los apóstoles. Era un
vigoroso agitador y también un hombre que hablaba mucho sin pensar.
Había sido mercader en Capernaum antes de dedicar toda su atención a la
organización patriótica de los zelotes.
139:11.2 (1564.7) Simón
el Zelote fue puesto a cargo de las diversiones y de la
recreación del grupo apostólico y fue un organizador muy eficaz del solaz y
esparcimiento de los doce.
139:11.3 (1564.8) La fuerzade Simón radicaba en su lealtad inspiradora.
Cuando los apóstoles encontraban un hombre o una mujer que estaban
indecisos respecto a entrar al reino, enviaban a Simón. Usualmente le
bastaban unos quince minutos a este entusiasta defensor de la salvación por
la fe en Dios para aclarar toda duda y eliminar todas las indecisiones, y
presenciar el nacimiento de una nueva alma a la «libertad de la fe y el gozo
de la salvación».
139:11.4 (1565.1) La gran
debilidad de Simón era su mente materialista. Le
costaba trabajo transformarse rápidamente de judío nacionalista a
internacionalista de mente espiritual. Cuatro años no bastaron para hacer tal
transformación intelectual y emocional, pero Jesús siempre fue paciente
con él.
139:11.5 (1565.2) Lo
que más admiraba Simón en Jesús era la calma del
Maestro, su seguridad, su equilibrio y su inexplicable serenidad.
139:11.6 (1565.3) Aunque Simón era un revolucionario apasionado, un
agitador temerario, gradualmente mitigó su fiera naturaleza hasta llegar a
ser un predicador poderoso y efectivo de «la paz en la tierra y la buena
voluntad entre los hombres». Simón era un gran polemista; le gustaba
discutir. Cuando se trataba de vérselas con las mentes legalistas de los
judíos cultos o con los sofismas intelectuales de los griegos, siempre se le
asignaba esta tarea a Simón.
139:11.7 (1565.4) Era un rebelde
por naturaleza y un iconoclasta por
formación, pero Jesús supo ganarlo para los conceptos más elevados del
reino del cielo. Siempre se había identificado con el partido de la protesta,
pero ahora se unía al partido del progreso, de la progresión ilimitada y
eterna del espíritu y de la verdad. Simón era hombre de lealtades intensas y
cálida devoción personal, y amaba profundamente a Jesús.
139:11.8 (1565.5) Jesús
no temía identificarse con hombres de negocios,
peones, optimistas, pesimistas, filósofos, escépticos, publicanos, políticos o
patriotas.
139:11.9 (1565.6) El Maestro tuvo con Simón muchas conversaciones, pero no
consiguió convertir completamente en internacionalista a este ferviente
nacionalista judío. Jesús a menudo le dijo a Simón que era adecuado
procurar la mejora del orden social, económico y político, pero él siempre
añadía: «Ese no es asunto del reino del cielo. Debemos dedicarnos a hacer
la voluntad del Padre. Nuestro trabajo es ser embajadores de un gobierno
espiritual en lo alto, y no debemos ocuparnos de inmediato de ninguna cosa
que no sea la representación de la voluntad y del carácter del Padre divino
que preside el gobierno de cuyas credenciales somos portadores». Todo ello
era difícil de entender para Simón, pero gradualmente comenzó a
comprender algo del significado de las enseñanzas del Maestro.
139:11.10 (1565.7) Después
de la dispersión debida a las persecuciones en
Jerusalén, Simón ingresó en un retiro temporal. Estaba literalmente
deshecho. Como patriota nacionalista, se había rendido en deferencia a las
enseñanzas de Jesús; ahora, todo estaba perdido. Estaba sumido en la
desesperación, pero en unos pocos años reanimó sus esperanzas y salió a
proclamar el evangelio del reino.
139:11.11 (1565.8) Fue
a Alejandría, y después de remontar el Nilo, penetró en
el corazón de África, predicando en todas partes el evangelio de Jesús y
bautizando a los creyentes. Así trabajó hasta llegar a ser anciano y endeble.
Cuando murió fue enterrado en el corazón de África.
12. Judas Iscariote

139:12.1 (1565.9) JudasIscariote, el duodécimo apóstol, fue escogido por


Natanael. Había nacido en Queriot, un pequeño pueblo del sur de Judea.
Cuando era un muchacho, sus padres se mudaron a Jericó, donde vivió y
trabajó en las varias empresas de su padre hasta que se interesó en la
predicación y la obra de Juan el Bautista. Los padres de Judas eran
saduceos, y cuando su hijo se unió a los discípulos de Juan, lo repudiaron.
139:12.2 (1566.1) CuandoNatanael encontró a Judas en Tariquea, éste estaba
buscando trabajo en una empresa de secar pescado en el extremo sur del
Mar de Galilea. Tenía treinta años y era soltero cuando se unió a los
apóstoles. Era probablemente el más instruido entre los doce y era el único
judeo en la familia apostólica del Maestro. Judas no poseía ningún rasgo
notable de vigor personal, aunque sí una apariencia externa de cultura y los
modales de una persona bien educada. Era un pensador inteligente pero no
siempre un pensador verdaderamente honesto. Judas en realidad no se
entendía a sí mismo; no era realmente sincero consigo mismo.
139:12.3 (1566.2) Andrésnombró a Judas tesorero del grupo, posición para la
cual estaba eminentemente dotado, y hasta el momento de traicionar a su
Maestro, llevó a cabo las obligaciones de su posición con honestidad,
fidelidad y con la mayor eficacia.
139:12.4 (1566.3) Nohabía ningún rasgo especial en Jesús que Judas admirara
más que admiraba en general la personalidad atractiva y exquisitamente
encantadora del Maestro. Judas nunca fue capaz de superar sus prejuicios
judeos contra sus asociados galileos; aun llegaría a criticar, en su mente,
muchas cosas de Jesús mismo. Este nativo de Judea satisfecho de sí mismo,
a menudo se atrevía a albergar crítica en su corazón sobre aquel a quien
once de los apóstoles consideraban el hombre perfecto, «aquel totalmente
encantador, el más señalado entre diez mil». Realmente llegó a pensar que
Jesús era timorato, que tenía cierto miedo de proclamar su poder y
autoridad.
139:12.5 (1566.4) Judasera un buen hombre de negocios. Se requería tacto,
habilidad y paciencia, así como una devoción arduo, para administrar los
asuntos financieros de un idealista como Jesús, sin mencionar lidiar con los
métodos sin ton ni son, en el campo de los negocios, de algunos de sus
apóstoles. Judas era realmente un ejecutivo excelente, un financiero capaz y
previsor, y austero en materia de organización. Ninguno de los doce jamás
criticó a Judas. Hasta donde podían ver, Judas Iscariote era un tesorero sin
par, un hombre culto, un apóstol leal (aunque crítico a veces), y en todo
sentido de la palabra, una persona de gran éxito. Los apóstoles amaban a
Judas; él era realmente uno de ellos. Debe haber creído en Jesús, pero
dudamos de que realmente amara al Maestro de todo corazón. El caso de
Judas ilustra la verdad de aquel proverbio que dice: «Hay un camino que al
hombre le parece justo pero cuyo fin es la muerte». Es totalmente posible
caer víctimas del grato engaño que lleva de una adaptación placentera a las
sendas del pecado y de la muerte. Estad seguros de que Judas fue siempre
leal a su Maestro y a sus compañeros apóstoles en el aspecto financiero. El
dinero no pudo nunca haber sido el móvil de la traición a su Maestro.
139:12.6 (1566.5) Judas
era el hijo único de no muy sabios padres. Lo
consintieron y mimaron cuando muy pequeño; era un niño malcriado.
Creció con una noción exagerada de su propia importancia. No era buen
perdedor. Tenía ideas vagas y distorsionadas sobre la justicia; se permitía
emociones como el odio y la suspicacia. Era experto en tergiversar las
palabras y las acciones de sus amigos. Durante toda su vida Judas había
cultivado el hábito de vengarse de aquellos que según él le habían tratado
injustamente. Su sentido de los valores y de las lealtades era defectuoso.
139:12.7 (1566.6) ParaJesús, Judas era una aventura en la fe. Desde el
principio el Maestro entendió plenamente las debilidades de este apóstol y
supo muy bien los peligros de admitirlo en el círculo de los apóstoles. Pero
está en la naturaleza de los Hijos de Dios dar a todos los seres creados una
oportunidad plena e igual de salvación y supervivencia. Jesús quería que no
sólo los mortales de este mundo sino los observadores de innumerables
otros mundos supieran que, cuando existen dudas sobre la sinceridad y el
entusiasmo de la devoción de una criatura por el reino, es práctica
invariable de los Jueces de los hombres aceptar plenamente al candidato
dudoso. La puerta de la vida eterna está abierta de par en par para todos;
«todo el que quiera puede venir»; no hay restricciones ni cualificaciones
salvo la fe de aquel que viene.
139:12.8 (1567.1) Es ésta
pues sencillamente la razón por la cual Jesús
permitió que Judas siguiera hasta el fin, haciendo siempre todo lo posible
por transformar y salvar a este apóstol débil y confundido. Pero cuando la
luz no es recibida con honestidad y cuando se no vive según la luz, tiende a
hacerse tinieblas dentro del alma. Judas creció intelectualmente con las
enseñanzas de Jesús sobre el reino, pero no hizo progresos en la adquisición
de un carácter espiritual, como lo hicieron los otros apóstoles. Falló en
obtener un progreso satisfactorio personal en la experiencia espiritual.
139:12.9 (1567.2) Judas
cavilaba cada vez más frecuentemente sobre sus
desilusiones personales, cayendo finalmente víctima del resentimiento.
Tantas veces habían sido heridos sus sentimientos, que terminó en una
forma anormal por recelar de sus mejores amigos, y aun hasta del Maestro.
Finalmente terminó por estar obsesionado con la idea de desquitarse, de
hacer lo que fuera para vengarse, sí, hasta de traicionar a sus compañeros y
a su Maestro.
139:12.10 (1567.3) Pero estas ideas malignas y peligrosas no cobraron forma
definitiva hasta el día en que una mujer agradecida rompió una valiosa caja
de incienso a los pies de Jesús. A Judas le pareció esto un desperdicio, y
cuando expresó este sentimiento públicamente, sólo para ser
terminantemente acallado por Jesús ahí mismo, en presencia de todos, éste
fue el factor desencadenante. Ese acontecimiento determinó la movilización
del odio, el agravio, la malicia, el prejuicio, los celos y la venganza
acumulados durante toda una vida, y allí mismo decidió vengarse, aun sin
saber de quién; pero cristalizó toda la maldad de su naturaleza en
la única persona inocente en el drama sórdido de su vida infortunada,
sencillamente porque ocurrió que Jesús fue el actor principal en el episodio
que determinó su tránsito desde el reino progresivo de la luz hasta el
dominio autoelegido de las tinieblas.
139:12.11 (1567.4) El Maestro había advertido a Judas en muchas ocasiones,
tanto en privado como en público, que se estaba descarriando, pero las
advertencias divinas suelen ser inútiles frente a una naturaleza humana
amargada. Jesús hizo todo lo posible, dentro del marco compatible con la
libertad moral del hombre, para evitar que Judas eligiera el camino
equivocado. Finalmente llegó la gran prueba. El hijo del resentimiento
fracasó; cedió a los dictados amargos y sórdidos de una mente orgullosa y
vengativa que exageraba su propia importancia, y que rápidamente lo
precipitó en la confusión, la desesperación y la depravación.
139:12.12 (1567.5) Judas
ingresó en la intriga vil y vergonzosa para traicionar
a su Señor y Maestro y prestamente llevó a cabo el nefasto proyecto.
Durante el proceso de ejecución de sus planes traicioneros concebidos en la
cólera, tuvo momentos de pesar y de vergüenza, y en estos intervalos de
lucidez cobardemente concebía, como una defensa en su propia mente, la
idea de que Jesús posiblemente ejercería su poder y se salvaría a último
momento.
139:12.13 (1567.6) Cuando este asunto sórdido y pecaminoso estuvo
concluido, este mortal renegado, que con tanta ligereza vendió a su amigo
por treinta piezas de plata para satisfacer su anhelo de venganza por tanto
tiempo acariciado, se apresuró a cometer el acto final en su dramática fuga
de las realidades de la existencia mortal —el suicidio.
139:12.14 (1567.7) Losonce apóstoles estaban horrorizados, estupefactos.
Jesús tan sólo tuvo lástima del traidor. Los mundos encuentran difícil
perdonar a Judas, y su nombre ha sido execrado en todo un vasto universo.

¿Quiénes fueron los


doce discípulos?

Los discípulos, o apóstoles, de Cristo fueron las piedras fundamentales de su


iglesia. En Apocalipsis 21:14 se nos dice que los doce cimientos del muro de la
Nueva Jerusalén tendrán inscriptos sobre ellos los nombres de los doce discípulos
(o apóstoles). Es evidente, de esta forma, que nuestro Señor le atribuye gran
importancia a estos hombres.

Según estudiamos estas vidas valerosas del primer siglo, y lo que el discipulado
significó en la época de Cristo, podemos esperar recibir ayuda para desarrollar un
discipulado del siglo XX dirigido por el Espíritu como Cristo debe haber querido
decir que sería.

La siguiente información se basa en lo que se cuenta de estos 12 hombres en el


Nuevo Testamento, junto con las más respetadas leyendas y tradiciones. Nosotros
no queremos decir que la leyenda y la tradición constituyen afirmaciones
históricas. Pero sentimos que tienen valor en el estudio de las vidas de estos
hombres que “… cambiaron el sentido del mundo…”

Lista de los Doce Apóstoles:

1. Pedro
2. Santiago, el Anciano
3. Juan
4. Andrés
5. Bartolomé
6. Santiago, el Menor
7. Judas Iscariote
8. Judas Tadeo
9. Mateo
10. Felipe
11. Simón
12. Tomás

Andrés
Andrés era el hermano de Pedro, e hijo de Jonás. Vivió en Betsaida y Capernaúm
y era pescador antes de que Jesús lo llamara. Originalmente fue un discípulo de
Juan el Bautista (Marcos 1:16-18). Andrés trajo a su hermano Pedro a Jesús (Juan
1:40). Él es el primero en tener el título de Misionero en Casa y en el Extranjero.
Es reclamado por tres países como su Santo Patrono –Rusia, Escocia y Grecia.
Varios estudiosos dicen que predicó en Sitia, Grecia y Asia Menor.

Andrés trajo a otros a Jesús también. Aunque las circunstancias lo colocaron en


una posición donde podría haber sido fácil para él llegar a ser celoso y resentido,
fue optimista y estuvo contento en el segundo plano. Su principal propósito en la
vida fue traer a otros al Maestro.

De acuerdo con la tradición, Andrés murió como mártir en Acaya, Grecia, en el


pueblo de Patra. Cuando la esposa del Gobernador Aepeas fue sanada y
convertida a la fe cristiana, y poco después de que el hermano del Gobernador se
volviera cristiano, Aepeas se enojó mucho. Él arrestó a Andrés y lo condenó a
morir en la cruz. Andrés, sintiéndose indigno de ser crucificado en una cruz en la
misma forma que su Maestro, suplicó que la suya sea diferente. Así que fue
crucificado en una cruz con forma de X, la cual hasta el día de hoy es llamada la
cruz de San Andrés y es uno de sus símbolos apostólicos. También se usa un
símbolo de dos peces cruzados para referirse a Andrés, ya que él era pescador
originalmente.

Bartolomé
Bartolomé Natanael, hijo de Talmai, vivió en Caná de Galilea.

La tradición dice que fue misionero en Armenia. Un número de estudiosos cree


que fue el único discípulo que provino de sangre real, o de una familia noble. Su
nombre significa Hijo de Tolmai o Talmai (2º Samuel 3:3). Talmai fue rey de
Gesur cuya hija, Maaca, fue esposa de David, madre de Absalón.

El nombre de Bartolomé aparece en cada lista de los discípulos (Mateo 10:3;


Marcos 3:18; Lucas 6:14; Hechos 1:13). Este no era el primer nombre, no
obstante, fue su segundo nombre. Su primer nombre probablemente era Natanael,
a quién Jesús llamó “un verdadero Israelita, en quien no hay engaño.” (Juan 1:47)

El Nuevo Testamento nos da muy poca información sobre él. La tradición indica
que fue un gran investigador de la Escritura y un estudioso de la ley y los
profetas. Se transformó en un hombre de rendición completa al Carpintero de
Nazaret, y uno de los misioneros más aventureros de la Iglesia. Se dice de él que
predicó con Felipe en Phrygia y Hierápolis; también en Armenia. La Iglesia de
Armenia lo reclama como su fundador y mártir. Sin embargo, la tradición dice
que él predicó en India, y su muerte parece haber tenido lugar ahí. Murió como
un mártir por su Señor. Fue despellejado vivo con cuchillos.

Su símbolo apostólico es tres cuchillos paralelos.

Santiago, el Anciano
Santiago, el Anciano, Boanerges, hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de Juan el
Apóstol; un pescador que vivió en Betsaida, Capernaúm y Jerusalén. Predicó en
Jerusalén y Judea y fue decapitado por Herodes, en el año 44 DC (Hechos
12:1,2). Fue un miembro del Círculo Interno, llamado así porque estaba formado
por los que recibieron privilegios especiales. El Nuevo Testamento nos cuenta
muy poco sobre Santiago. Su nombre nunca aparece separado del de su hermano
Juan. Ellos eran un dúo inseparable (Marcos 1:19-20; Mateo 4:21; Lucas 5:1-11).

Fue un hombre de coraje y espíritu de perdón – un hombre sin envidia, viviendo


a la sombra de Juan, un hombre de extraordinaria fe. Fue el primero de los doce
en convertirse en mártir.

Su símbolo es tres caparazones de crustáceo, en señal de su peregrinación por el


mar.

Santiago, el Menor (o Más Joven)


Santiago, el menor o más joven, hijo de Alfeo, o Cleofás y María, vivió en
Galilea. Fue el hermano del Apóstol Judas.

De acuerdo a la tradición él escribió la Epístola de Santiago, predicó en Palestina


y Egipto y fue crucificado en Egipto. Santiago fue uno de los discípulos menos
conocido. Algunos estudiosos creen que fue el hermano de Mateo, el recaudador
de impuestos. Santiago fue un hombre de carácter fuerte y un tipo de los más
ardientes. La tradición nos cuenta que él también murió como un mártir y su
cuerpo fue cortado en pedazos. La sierra se convirtió en su símbolo apostólico.

Juan
Juan Boanerges, hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de Santiago, el apóstol. Fue
conocido como el discípulo amado. Un pescador que vivió en Betsaida,
Capernaúm y Jerusalén y fue miembro del Círculo Interno. Él escribió el
Evangelio según San Juan, 1º de Juan, 2º de Juan, 3º de Juan y Apocalipsis.
Predicó entre las iglesias de Asia Menor. Desterrado en la Isla de Patmos, fue
más tarde liberado y murió de muerte natural. Juan fue uno los apóstoles
prominentes. Es mencionado en varios lugares en el Nuevo Testamento. Fue un
hombre de acción; era muy ambicioso; y un hombre con un temperamento
explosivo y un corazón intolerante. Su segundo nombre fue Boanerges, el cual
significa Hijo del Trueno. Él y su hermano Santiago vinieron de una familia de
mejor posición que el resto de los apóstoles. Siendo que su padre contrataba
sirvientes en su negocio pesquero (Marcos 1:20) él pudo haberse sentido por
sobre el resto. Estuvo muy cerca de Pedro. Actuaron juntos en el ministerio.
Pedro, sin embargo, era siempre el vocero del grupo.

Juan maduró con el tiempo. En la etapa posterior de su vida, se había olvidado de


todo, incluso de su ambición y temperamento explosivo, excepto de su
compromiso de amor para con el Señor.

Se dice que un atentado fue realizado contra su vida mediante un cáliz de veneno
del cual Dios lo salvó. Murió de causas naturales. Un cáliz con una serpiente en
el mismo es su símbolo.

Judas Iscariote
Judas Iscariote, el traidor, fue el hijo de Simón quien vivió en Kerioth de Judá. Él
traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó (Mateo 26: 14,16).

Judas, el hombre que llegó a ser el traidor, es el enigma supremo del Nuevo
Testamento porque es muy duro ver como alguien que estuvo tan cerca de Jesús,
que vio tantos milagros y oyó muchas de las enseñanzas del Maestro pudo
entregarlo en mano de sus enemigos.

Su nombre aparece in tres listas de los 12 Apóstoles (Mateo 10:4; Marcos 3:19;
Lucas 6:19). Se dice que Judas vino de Judá, cerca de Jericó. El era un judío y el
resto de los discípulos eran Galileos. Era el tesorero del grupo y estaba entre los
que lideraban conversaciones.

Se dice que Judas era un judío nacionalista violento que siguió a Jesús con la
esperanza de que a través de Él sus sueños y su llama nacionalistas pudieran ser
realizados. Nadie puede negar que Judas fuera un hombre codicioso y a veces usó
su posición como tesorero del grupo para tomar dinero del monedero común.

No hay una razón cierta de por qué Judas traicionó a su maestro, pero no fue su
traición lo que colocó a Jesús en la cruz, sino nuestros pecados.
Su símbolo apostólico es el lazo corredizo de una horca, o una bolsita de dinero
con piezas de plata cayéndose de él.

Judas Tadeo
Judas Tadeo, o Lebeo, hijo de Alfeo o Cleofás y María. Fue hermano de Santiago
el más joven. Fue uno de los apóstoles de los que se sabe poco y vivió en Galilea.
La tradición dice que predicó en Asiria y Persia y murió como mártir en Persia.

Jerónimo lo llamó “Trinomios” lo cual significa “un hombre con tres nombres”.
En Marcos 3:18 es llamado Tadeo. En Mateo 10:3 es llamado Lebeo. Su apellido
era Tadeo. En Lucas 6:16 y Hechos 1:13 es llamado Judas el hermano de
Santiago. Judas Tadeo también fue llamado Judas el Zelote.

Por su carácter fue un intenso y violento nacionalista con el sueño de poder


mundial y dominio del pueblo escogido. Según los registros del Nuevo
Testamento (Juan 14:22) él le preguntó a Jesús en la Última Cena, “¿cómo es que
te manifestarás a nosotros, y no al mundo?” Judas Tadeo estaba interesado en dar
a conocer a Cristo al mundo. No como un Salvador sufriente, sino más bien,
como un Rey gobernante. Nosotros podemos ver claramente por la respuesta que
Jesús le dio, que el camino del poder nunca se puede reemplazar por el camino
del amor.

Se ha dicho que Judas fue a predicar el Evangelio en Edesa cerca del Río
Éufrates. Allí sanó a varios y muchos creyeron en el nombre del Maestro. Judas
fue desde allí a predicar el Evangelio en otros lugares. Fue asesinado con flechas
en el Ararat. El símbolo elegido para él es el barco porque fue un misionero
enseñado a ser pescador de hombres.

Mateo
Mateo, o Leví, hijo de Alfeo, vivió en Capernaúm. Fue un publicano o cobrador
de impuestos. Él escribió el evangelio que lleva su nombre. Murió como mártir
en Etiopía.

El llamamiento de Mateo al grupo apostólico es mencionado en Marcos 2:14,


Mateo 9:9 y Lucas 5:27-28. De estos pasajes aprendemos que Mateo también fue
llamado Leví. Era una costumbre común en el Medio Este en la época de Cristo
que los hombres tuvieran dos nombres. El nombre de Mateo significa “un regalo
de Dios”. El nombre Leví le pudo haber sido dado por Jesús. Es interesante que
Santiago el menor, quien fue uno de los doce apóstoles, fue hermano de Mateo,
también el hijo de Alfeo. Aunque sabemos poco sobre Mateo personalmente, el
hecho sobresaliente sobre él es que fue un recaudador de impuestos. La versión
Reina-Valera lo llama publicano, lo que en latín es Publicanus, enfatizando
compromiso en el servicio público, un hombre que manejaba dinero público, o un
cobrador de impuestos.

De todas las naciones en el mundo, los judíos fueron los que más odiaron a los
cobradores de impuestos. Para el judío devoto, Dios era el único a quien era
correcto pagar tributos e impuestos. Pagarlo a cualquier otra persona era infringir
los derechos de Dios. El cobrador de impuestos era odiado no sólo sobre el
terreno religioso sino también porque la mayoría eran notablemente injustos.

En las mentes de varios hombres Judíos honestos, estos cobradores de impuestos


eran considerados como criminales. En los tiempos del Nuevo Testamento eran
clasificados junto con las prostitutas, los gentiles y los pecadores (Mateo 18:17;
Mateo 21.31, 33; Mateo 9:10; Marcos 2:15, 16; Lucas 5:30). Los cobradores de
impuestos han sido conocidos porque determinaban el monto debido en sumas
imposibles y a menudo ofrecían dinero en préstamo a los viajeros a tasas de
interés muy elevadas. Así era Mateo. Aún así, Jesús eligió un hombre a quien
todos los hombres odiaban y lo hizo uno de los suyos. Jesucristo pudo ver el
potencial en el cobrador de impuestos de Capernaúm.

Mateo fue diferente a los otros apóstoles, quienes fueron todos pescadores. Él
pudo usar una pluma de escribir, y por su pluma llegó a ser el primer hombre en
presentar al mundo, en el idioma hebreo, un relato de las enseñanzas de Jesús. Es
claramente imposible estimar la deuda que la cristiandad tiene para con este
despreciado cobrador de impuestos. El hombre promedio habría pensado que era
imposible reformar a Mateo, pero para Dios todas las cosas son posibles. Mateo
llegó a ser el primer hombre que escribió las enseñanzas de Jesús. Fue un
misionero del evangelio, que cambió su vida por la fe de su Maestro.

El símbolo apostólico de Mateo es tres bolsas de dinero las cuales nos recuerdan
que él fue un cobrador de impuestos antes de que Jesús lo llamara.

Pedro
Simón Pedro, hijo de Jonás, era un pescador que vivió en Betsaida y Capernaúm.
Hizo trabajo evangelístico y misionero entre los judíos, yendo tan lejos como a
Babilonia. Fue un miembro del Círculo Interno y escribió las dos epístolas del
Nuevo Testamento que llevan su nombre. La tradición dice que fue crucificado
en Roma con la cabeza hacia abajo.
En cada lista apostólica, el nombre Pedro es mencionado en primer lugar. Sin
embargo, Pedro tuvo otros nombres. En el tiempo de Cristo, el idioma común era
el griego y el idioma familiar era el hebreo. Así su nombre griego fue Simón
(Marcos 1:16; Juan 1:40, 41). Su nombre hebreo fue Cefas (1º Corintios 1: 12;
3:22; 9:5 y Gálatas 2:9). El significado griego de Simón es roca. El significado
árabe de Cefas también es roca.

Por su actividad comercial, Pedro fue un pescador. Fue un hombre casado (1º
Corintios 9:5) y su era Capernaúm. Jesús probablemente estableció su centro de
dirección ahí cuanto visitó Capernaúm. Pedro era galileo también como lo fueron
varios de los otros discípulos. Josefo describió a los galileos de esta manera:
“Eran siempre aficionados a la innovación y por naturaleza dispuestos al cambio
y deleitados en sedición. Estaban siempre listos para seguir al líder y para
comenzar una insurrección. Eran rápidos en soltar el genio y dados a la pelea y
eran hombres muy caballeros.” El Talmud dice esto de los galileos: “Eran más
ansiosos por el honor que por ganar, de genio fuerte, impulsivo, emocional,
despertado fácilmente por la idea de una aventura, leal hasta el fin.” Pedro fue un
galileo típico. Entre los doce, Pedro fue el líder. Él sobresale como el vocero de
los apóstoles. Es él quien preguntó el significado de la parábola en Mateo 15:15.
Es él quien preguntó cuán seguido debemos perdonar. Es él quien indagó acerca
de la recompensa para todos aquellos que siguen a Jesús. Es él el que primero
confesó a Jesús y lo declaró como el Hijo del Dios Viviente. Es él quien estuvo
en el monte de la Transfiguración. Es él quien vio a la hija de Jairo resucitar de
los muertos. Y todavía, es él quien negó a Cristo ante un criado. Él fue un apóstol
y un misionero que dio su vida por su Señor. Es verdad, Pedro cometió muchos
errores, pero tuvo siempre la gracia salvadora del corazón amante. No importa
cuántas veces se hubo caído y fallado, siempre recuperó su coraje e integridad.

Pedro fue martirizado sobre una cruz. Pedro solicitó que lo crucificaran cabeza
abajo porque no era digno de morir como su Señor había muerto. Su símbolo
apostólico es una cruz invertida con llaves cruzadas.

Felipe
La tradición dice que Felipe predicó en Phrygia y murió como mártir en
Hierapolis. Felipe vino de Betsaida, el pueblo del cual Pedro y Andrés vinieron
(Juan 1:44). El parecido es que él, también, fue un pescador. Aunque los
primeros tres Evangelios registran su nombre (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas
6:14; Hechos 1:13), es en el Evangelio de Juan que Felipe se vuelve una
personalidad viviente.
Los estudiosos no están de acuerdo sobre Felipe. En Hechos 6:5 tenemos a Felipe
como uno de los siete diáconos ordenados. Algunos dicen que éste es otro Felipe.
Algunos creen que realmente éste es el apóstol. Si es el mismo Felipe, entonces
su personalidad tomó más vida porque tuvo una exitosa campaña en Samaria. El
dirigió al eunuco etíope a Cristo (Hechos 8:26). También se quedó con Pablo en
Cesarea (Hechos 21:8) y fue una de las figuras importantes en los
emprendimientos misioneros de la iglesia primitiva.

El Evangelio de Juan muestra a Felipe como uno de los primeros entre tantos a
quienes Jesús les dirigió la palabra “Sígueme.” Cuando Felipe conoció a Cristo,
inmediatamente encontró a Natanael y le dijo “lo hemos encontrado, de quien
Moisés... y los profetas, escribieron.” Natanael era desconfiado. Pero Felipe no
argumentó con él; simplemente le contestó: “Ven y ve.” Esta historia nos dice
dos cosas importantes sobre Felipe. Primero, muestra su correcto acercamiento al
que desconfía y su simple fe en Cristo. Segundo, muestra que tenía un instinto
misionero.

Felipe fue un hombre de corazón caliente y una cabeza pesimista. Fue uno a
quien le hubiera gustado mucho hacer algo por otros, pero que no vio cómo esto
podría ser hecho. Aún así, este simple galileo dio todo lo que tenía. Por eso Dios
lo usó. Se dice que murió colgado. Mientras estaba muriendo, pidió que su
cuerpo sea envuelto no en lino sino en papiro porque no era digno de que incluso
su cuerpo sea tratado como el cuerpo de Jesús. El símbolo de Felipe es una
canasta, por su participación en la alimentación de los cinco mil. Es él quien
marcó la cruz como un signo de cristiandad y victoria.

Simón
Simón, el Zelote, uno de los apenas conocidos seguidores llamado Cananista o
Zelote, vivió en Galilea. La tradición dice que fue crucificado.

En dos lugares en la Versión Reina-Valera 1960 es llamado Cananista (Mateo


10:4; Marcos 3:18). Sin embargo en otros dos lugares es llamado Simón Zelote
(Lucas 6:15; Hechos 1:13).

El Nuevo Testamento nos dice prácticamente nada sobre él personalmente


excepto que dice que era un Zelote. Los zelotes eran nacionalistas judíos
fanáticos quienes tuvieron desatención heroica por el sufrimiento envuelto y la
lucha por lo que ellos consideraron como la pureza de su fe. Los zelotes fueron
enloquecidos con el odio por los romanos. Fue este odio por Roma lo que
destruyó la ciudad de Jerusalén. Josefo dice que los zelotes fueron personas
imprudentes, celosos en buenas prácticas y extravagantes e imprudentes en las
peores clases de acciones.

Desde su entorno, vemos que Simón fue un nacionalista fanático, un hombre


devoto a la Ley, un hombre con un odio amargo por cualquier persona que se
atreviera a comprometerse con Roma. Aún así, Simón claramente sobresalió
como un hombre de fe. Abandonó todos sus odios por la fe que mostró hacia su
Maestro y el amor que estuvo dispuesto a compartir con el resto de los discípulos
y especialmente con Mateo, el cobrador de impuestos romano.

Simón el Zelote, el hombre que una vez pudo haber matado por lealtad a Israel,
llegó a ser el hombre que vio que la voluntad de Dios no tiene servicio forzado.
La tradición dice que murió como un mártir. Su símbolo apostólico es un pez
sobre una Biblia, lo cual indica que fue un pescador que llegó a ser un pescador
de hombres mediante la predicación.

Tomás
Tomás Dídimos vivió en Galilea. La tradición dice que trabajó en Parthia, Persia
e India, sufriendo martirio cerca de Madras, en el Monte Santo Tomás, India.

Tomás fue su nombre hebreo y Dídimos su nombre griego. Algunas veces fue
llamado Judas. Mateo, Marco y Lucas no nos cuentan nada sobre Tomás excepto
su nombre. Sin embargo, Juan lo define más claramente en su Evangelio. Tomás
apareció en la resurrección de Lázaro (Juan 11:2-16), en el Aposento Alto (Juan
14:1-6) donde quiso saber cómo conocer el camino a donde Jesús estaba yendo.
En Juan 20:25 lo vemos diciendo que a menos que vea las marcas en las manos
de Jesús y en su costado, él no iba a creer. Por esto Tomás llegó a ser conocido
como Tomás el incrédulo.

Tomás llegó a creer mediante la duda. Por naturaleza, él era pesimista. Era uno
hombre desconcertado. Aún así, fue un hombre de valor. Fue un hombre que no
podía creer hasta no haber visto. Era un hombre de devoción y fe. Cuando Jesús
resucitó, volvió e invitó a Tomás a poner su dedo en las marcas que dejaron los
clavos en sus manos y en su costado. Y es aquí donde vemos a Tomás haciendo
la confesión de fe más grande: “Mi Señor y mi Dios.” Las dudas de Tomás
fueron transformadas en fe. Tomás fue siempre como un niño pequeño. Su
primera reacción fue no hacer lo que le dijeron que hiciera y no creer lo que le
dijeron que creyera. Las buenas nuevas para él fueron siempre demasiado buenas
para ser verdad. Mediante este hecho la fe de Tomás se volvió mas grande,
intensa y convincente. Se dice que él fue encargado para construir un palacio
para el rey de India, y fue muerto con una lanza como mártir por su Señor. Su
símbolo es un grupo de lanzas, piedras y flechas.

¿Quiénes eran los 12 apóstoles que siguieron a Jesús?


Nikauris Vásquez y Alonso Rijo 

  |

 22 marzo, 2016

Mientras Jesús anduvo por esta tierra se hizo acompañar de unos hombres que apoyaron
su misión y realizaron un intenso y largo recorrido junto a él luego de iniciar su vida
pública a los 33 años. El hecho de que los apóstoles fueran doce tiene un significado
bíblico basado en las Doce Tribus de Israel.

Los apóstoles compartieron muchas cosas con Jesús y uno de los aspectos afines fue la
forma de morir, todos, a excepción de Juan, murieron martirizados.
Estos discípulos de Jesús eran hombres comunes y corrientes, pero habían recibido un
llamado especial, razón por la que tuvieron que enfrentar ciertas vicisitudes, y en
ocasiones hacer morir a su “yo” para que se cumpliera la voluntad del padre.

Mientras acompañaban a Jesús, en muchas ocasiones sintieron miedo; de hecho, la


plenitud de su ministerio se concretó después de la resurrección de Cristo y su ascensión
a los cielos, al recibir el Espíritu Santo el día de Pentecostés. Fue a partir de ese momento
que empezaron a misionar con más vehemencia, aunque Jesús ya no les acompañaba
físicamente.

Cada uno fue escogido para una misión, hasta el famoso Judas Iscariote, que traicionó a
Jesús, jugó un papel fundamental.

Pero, ¿quiénes eran los 12 apóstoles?

Pedro

Originalmente era Shimón bar Ioná (Simón), pero Jesús le cambió el nombre por Cefas,
que llevado al latín es Petrus y significa “Piedra”. Nació en Betsaida a finales del siglo I
antes de Cristo y aunque no se tiene mucha referencia de su estado civil se cree que tuvo
mujer, partiendo del texto del evangelio que menciona la curación de su suegra.
El apóstol Pedro era hijo de Jonás y hermano de Andrés. Pedro es considerado el príncipe
de los Apóstoles y primer papa de la iglesia Católica. Era pescador, sus días estaban
dedicados al trabajo de la pesca en el mar de Galilea junto a su padre y a su hermano
Andrés, hasta que Jesús lo llamó a ser pescador de hombres, éste lo dejó todo y se
adhirió al Gran Maestro. Fuerte, impulsivo, arriesgado. En ocasiones temeroso. Fue
crucificado con la cabeza hacia abajo, porque no se consideraba digno de morir igual que
Cristo.

Andrés

Nació en Betsaida. Fue hijo de Jonás y hermano de Pedro, fue el primer apóstol de Jesús;
recibió la invitación para ser apóstol de Cristo luego de ser bautizado por Juan el Bautista.
Andrés fundó muchas iglesias en Acaya, logrando que muchas personas conocieran a
Dios y se convirtieran.

Era pescador. Andrés murió en Acaya, Grecia,el 30 de noviembre del año 60 después de
Cristo, atado a un madero en forma de cruz tras ser acusado de predicar el evangelio y
negarse a adorar ídolos paganos. Para hacerlo sufrir más, antes de matarlo lo azotaron
unos 21 hombres y luego le ataron las manos y los pies; Andrés tardó dos días en morir
y desde el madero se la pasó predicando a todos los que acudían a verle, en ningún
momento se quejó, más bien elevó una oración a su padre celestial en la que expresaba
que ya era hora de que su cuerpo fuera entregado a la tierra.

Santiago El Mayor

Hombre valiente que hasta su último aliento se dejó utilizar como un instrumento del
Señor. Nació en el siglo V antes de Cristo en Betsaida. Era hijo de Zebedeo y Salomé, y
hermano del apóstol Juan. Se dice que pertenecía a una familia adinerada. Su padre
pescaba en el Mar de Tiberíades y su madre fue una de las mujeres piadosas que servían
al ministerio del Señor con el ofrecimiento de sus bienes. Santiago el Mayor tenía un
carácter efusivo e impetuoso, dinámico y decidido.

Fue un líder destacado de las comunidades judeo cristianas. Santiago recibió una penosa
muerte al ser decapitado por orden del rey de Judea, Herodes Agripa, I. 44 después de
Cristo. Antes de morir oró por un paralítico y al llegar al lugar donde sería degollado pidió
un recipiente con agua para bautizar a Josías, quien también fue decapitado.
Juan

El conocido “discípulo amado” nació en Betsaida hacia el año 6 d.C. Fue hijo de Zebedeo
y Salomé, y hermano del apóstol Santiago. El dilecto apóstol de Jesús era el más joven y
fue el último en morir. Tuvo la oportunidad, junto a Pedro y a Santiago, de presenciar la
transfiguración de Jesús en el monte Tabor, en la Baja Galilea. Se cree que Juan fue un
hombre acomodado que se hizo cargo de la virgen María luego de la muerte de Jesús.
Antes de ser llamado por Jesús se dedicaba a la pesca junto a su hermano y su padre.

Se estima que falleció tranquilamente a los 98 años, en Éfeso, hacia el tercer año del
reinado de Trajano, 100 después de Cristo. Aunque la muerte de Juan no fue de forma
violenta como ocurrió con los demás Apóstoles, éste padeció bastante por la causa de
Cristo, relatan que en una ocasión mientras se encontraba de misión en Roma lo
entraron en un caldero con aceite hirviendo, pero sobrevivió.

Felipe

Procedente de Betsaida, no fue la excepción y al igual que sus compañeros apóstoles


sufrió constantemente de persecución por mostrar su fe. Se dice que tuvo dos hijas y se
consideraba un hombre íntegro que dio su vida por la predicación del evangelio. Felipe es
quien le anuncia a Natanael que habían encontrado al Mesías.

Permaneció en la región de Escytia por 20 años, llevando el mensaje y siendo testigo de


las maravillas de Dios con su pueblo. Se cree que Felipe fue apedreado por su fe en
Hierápolis, ciudad de la provincia de Frigia, donde posteriormente falleció crucificado a los
87 años, y que sus restos fueron trasladados a Constantinopla.

Bartolomé

Conocido también como Natanael, nació en Caná de Galilea y se hizo apóstol de Jesús
gracias a la intervención de su amigo Felipe, quien le presentó al Mesías. Se distinguió
por su desapego a las cosas térreas y su amor por lo celestial. Hay datos que ratifican
que el Apóstol Bartolomé estuvo de misión en Asia y fue un hombre honrado que se
entregó en cuerpo y alma a la misión que le fue encomendada.
En la india él solía expulsar demonios; cuentan que por su predicación los miembros de
muchas familias llegaron a convertirse. Hay varias versiones sobre su muerte, unos dicen
que fue crucificado con la cabeza hacia abajo, otros sostienen que fue decapitado y
torturado por causa de su predicación en Armenia.

Tomás

Judas Tomás Dídimo, apodado el Mellizo, se presume que era judío y nació en Galilea.
Suele ser recordado por su incredulidad (Juan 20,24). Éste afirmó que no creería en la
resurrección de Jesús hasta que pudiera ver la señal de los clavos en sus manos e
introdujera su mano en el costado de Cristo, esta forma de actuar nos puede llevar a
pensar que era un rebelde, pero no, luego que Jesús se le manifestara en persona
asumió su misión con más vigor que antes.

Se presume que el último período de su vida lo pasó predicando en la India, donde fue
martirizado. Le atravesaron el corazón con una espada en la India. Se encontraba
misionando en esas tierras y el rey se opuso a que Tomás siguiera hablando de su Dios,
pero él no lo hizo, por el contrario, llamó al rey idólatra y éste enfurecido le quitó la vida.

Mateo

El nombre Mateo proviene del griego “mathhaios” que significa “regalo de Yahvé”, éste
también era conocido como Leví y se cree que nació en Cafarnaúm. Al momento de su
llamado era publicano y trabajaba como recaudador de impuestos para los romanos,
pero ante la invitación de Jesús no pudo resistirse, renunció a su labor y decidió seguir los
pasos del Salvador.

Mateo era un hombre adinerado, vivía cómodamente, y era conocido como un hombre
listo, de sobrados conocimientos, sabio y juicioso. El apóstol Mateo recorrió el Oriente
llevando la palabra. Mateo evangelizó a los judíos durante 15 años, incluyendo
posiblemente a los judíos de Etiopía. Se dice murió en Etiopía luego que le propinaran
una herida de espada.

Santiago El Menor
Le solían decir Santiago, hijo de Alfeo, y Jacobo El menor. No se tienen datos precisos de
la fecha de su nacimiento. Es conocido por desempeñar una ardua labor evangelizadora,
un hombre que estuvo listo a tiempo para la batalla de la fe y la expansión del mensaje
de Cristo. Santiago El Menor fue reconocido como el primer obispo de Jerusalén. Escribió
las epístolas que llevan su nombre y aparecen en el nuevo Testamento. Se ha comentado
que Santiago El Menor y Judas Tadeo eran hermanos.

Se cree que perdió la vida en el año 62 después de Cristo, luego de ser arrojado desde lo
alto de un templo por compartir con los hombres del pueblo en que vivía lo que pensaba
del hijo de Dios; al caer al suelo no se lesionó, pero luego le propinaron varias pedradas
y, por último, un golpe le destruyó el cráneo. Santiago El Menor fue enterrado en el
mismo lugar que falleció.

Judas Tadeo

Se dice que fue hermano de Santiago El Menor. Aparece tildado con el nombre de
“Lebbaeus” en Mateo. El nombre “Judas” es de origen hebreo y significa: “alabanzas sean
dadas a Dios”, mientras que Tadeo quiere decir: “valiente para proclamar su fe”.

Los apóstoles Simón y Judas misionaron juntos en Babilonia, convirtieron a gran cantidad
de gente, incluyendo el rey y personas adineradas. Cuentan que Simón y Judas fueron
martirizados y cuando un rey tuvo noticia del hecho recogió sus cadáveres, los trasladó a
la capital del reino y les dio sepultura en una magnífica y suntuosa iglesia que mandó a
construir en su honor.

Judas Iscariote

Conocido como el traidor. Iscariote se traduce del idioma hebreo y significa: “el hombre
de Queriyyot o Keriot”, una ciudad de Judá. Judas manejaba las finanzas del grupo y
utilizaba el dinero reservado para los pobres para otros fines.

Los evangelios narran cómo Judas guió a los guardias hasta el lugar donde estaba Jesús,
Judas le dio un beso en la mejilla para que los miembros del sanedrín lo identificaran y
luego lo pudieran atrapar; traicionó a su maestro por 30 monedas de plata. Judas
representa la traición, la avaricia, la envidia y la maldad que hay en el mundo, pero que
al final será vencida. Se plantean diversas versiones en torno a su muerte; unos dicen
que compró un campo con el dinero que le habían pagado por la traición de Jesús y que
allí cayó de cabeza y todo su cuerpo reventó, por lo que el lugar se dio a conocer como
“aceldama” que quiere decir campo de sangre.

Matías, el apóstol 13

Fue escogido como apóstol luego que Judas Iscariote vendiera a Jesús por 30 monedas
de plata y posteriormente a su traición se ahorcara. Matías fue elegido después de la
muerte de Cristo y predicó en Judea.

Era un hombre serio, prudente, con mucho cocimiento de la ley, dotado del don de la
palabra. Producto de su testimonio de vida, predicación de la palabra y realización
milagros, una gran cantidad de personas conoció al Señor, pero así como despertó la fe
de muchos en Judea, por la misma causa otros que no compartían sus creencias
buscaron la forma de acabar con su vida terrenal.

Los judíos le dieron muerte de una forma brutal, primero le lanzaron piedras y después le
cortaron la cabeza, su cadáver fue trasladado a Roma y posteriormente a Tréveris.

Cabe destacar que en el momento de su agonía no renegó, abrió sus brazos y


encomendó su espíritu al Señor. 

Introducción a los 12
apóstoles
 La vocación es una llamada divina

Todo ocurrió un día concreto. Un día se


encontró cada uno de los doce con Jesús. Un
día se decidieron a seguirle como discípulos,
y un día Jesús les llamó de un modo solemne
desde un monte. Estos son los hechos
externos de su vocación, pero en realidad se
remonta a la eternidad. Dios en su infinita
sabiduría llamó a cada uno por su nombre para ser apóstoles de Jesucristo desde
siempre.

Pablo, que fue llamado más tarde por el mismo Cristo resucitado, llega a la
última raíz de la vocación al declarar:

«Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos bendijo en
Cristo con toda bendición espiritual en los cielos, por cuanto en él nos eligió
antes de la creación del mundo para que fuesemos santos e inmaculados en su
presencia por el amor» .

La vocación de los apóstoles se remonta a las alturas de la eternidad. La


Santísima Trinidad quiere llamar precisamente a esos hombres, y no a otros. La
vocación es una iniciativa divina. Es una llamada de amor, porque Dios es Amor;
es una llamada sabia porque Dios es Sabiduría, es eterna, anterior a todo mérito,
pues precede a la misma existencia del tiempo, se manifiesta cuando Dios quiere.

Juan Pablo II enseña que: «la intervención libre y gratuita de Dios que llama es
prioritaria, anterior. Es más, podemos decir que Dios «primero» elige al hombre,
en el Hijo eterno y consustancial, a participar de la filiación divina, y sólo
«después» quiere la creación, quiere al mundo .

En la raíz de toda vocación(…) no se da una iniciativa humana o personal con


sus inevitables limitaciones, sino una misteriosa iniciativa de Dios.

Desde la eternidad, desde que comezamos a existir en los designios del Creador y
Él nos quiso criaturas, también nos quiso llamados, preparándonos con dones y
condiciones para la respuesta personal, consciente y oportuna a la llamada de
Cristo o de la Iglesia. Dios que nos ama y es Amor, es » quien llama» (Rom
9,11)» .

Por eso»experimentar la vocación es un acontecimiento único, indecible, que


sólo se percibe como suave soplo a través del toque esclarecedor de la gracia; un
soplo del Espíritu santo que, al mismo tiempo que perfila de verdad nuestra frágil
realidad humana (…), enciende en nuestros corazones una luz nueva. Infunde una
fuerza extraordinaria que incorpora nuestra existencia al quehacer divino» .

En los apóstoles se realiza lo profetizado por Isaías:

«No temas, yo te he redimido y te he llamado por tu nombre.Tú eres mío» . El


que llama por el nombre propio es el mismo Dios.
Jeremías, al narrar su propia vocación, señala cómo ésta precede a los méritos
hasta el punto que es anterior al nacimiento:

«Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes de que


nacieses, te tenía consagrado: yo te constituí profeta de las naciones» .

Ahora bien, los hombres conocemos las cosas en el tiempo y a través de los
sentidos. Jesús mismo es el que descubre su vocación a los doce. Después de
pasar la noche haciendo oración en un monte, desciende al amanecer y pronuncia
los nombres de los elegidos:

«Pedro, Juan, Santiago, hijo de Zebedeo, Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo,


Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo y Judas Iscariote» .

Así se enteraron de los planes de Dios para con ellos. A partir de ese momento
entran en juego su libertad y la gracia. El tiempo desvelará el fruto de la gracia de
Dios que los empuja a la santidad y su libre querer. Esto es lo que vamos a
contemplar en estas páginas.

Todos los presentes miran con curiosidad a los elegidos. ¿Quienes son éstos?,
¿los conoces?, ¿por qué los ha elegido a ellos precisamente? y un clima de
sorpresa se extiende en el ambiente de todos los allí congregados. Es natural que
fuese así, pues aquellos doce hombres eran muy normales y nada extraordinario
parecía distinguirles de los demás. Pero lo que no se ve es lo más importante:
Dios los ha elegido desde antes de la creación del mundo.

Ante esta realidad acude a nuestra mente una interrogación: ¿Por qué los llamó?.
Vale la pena meditar sobre este punto, pues conviene tener bien claro lo que es
una vocación divina. Marcos señala que Jesús «llamó a los que quiso» , luego es
un acto plenamente libre de Nuestro Señor Jesucristo. Él mismo les dirá a los
apóstoles durante la última Cena, después de casi tres años de convivencia: «No
me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he
destinado para que déis fruto, y vuestro fruto permanezca» .

Es muy posible que todos fuesen conscientes de su baja calidad y de lo difícil de


la misión. Entonces necesitarán oir del mismo Jesús cosas como: «ya sabía yo de
qué pasta estáis hechos, conocía vuestros defectos y vuestras virtudes, no os
inquietéis por veros poca cosa, sólo os pido que me seais fieles y haréis obras
divinas como instrumentos libres».

La elección realizada por Jesús no se basa en los talentos de aquellos hombres


cuando son elegidos, sino que es un acto gratuito, libre y amoroso, divino. La
Iglesia es la reunión de los llamados a la santidad. Era muy conveniente que los
primeros tuviesen clara constancia de que se trataba de una elección divina, y no
de algo humano, fruto de sus aficiones religiosas. La Iglesia se construía sobre la
humildad humana y la libertad de predilección del amor divino formando una
armonía ideal para salvar a los hombres. San Pablo expresa la variedad de
vocaciones en la Iglesia:

«Hay diversidad de dones, pero el Señor es el mismo; y hay diversidad de


operaciones, pero el mismo Dios, que obra todas las cosas en todos. A cada uno
se le da la manifestación del Espíritu para común utilidad: a uno por el Espíritu
se le da sabiduría; a otro palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a uno, la fe
en el mismo Espíritu; a otro, carisma de curaciones, en el único Espíritu, a uno el
poder de obrar milagros; a otros profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a
uno diversidad de lenguas; a otro, la interpretación de lenguas. Todas estas cosas
obra el único y mismo Espíritu, que distribuye a cada uno según quiere» .

A ellos les dio la vocación de ser los primeros, las doce columnas de la Nueva
Alianza.

Sobre esta base sólida podemos comenzar la historia de aquellos doce hombres,
quizá no demasiado valiosos en muchos momentos, pero con una explícita
vocación divina a la que debían ser fieles.

La amistad de Jesús con los doce

La vocación es una iniciativa eterna de Dios, pero los hombres la conocen en el


tiempo a través de circunstancias sensibles. Los apóstoles conocieron la voluntad
de Dios a través de la voz de Jesucristo.

Conocemos el entorno de nueve de los doce Apóstoles: Juan y Andrés son los
primeros: eran amigos y pescadores; después vinieron sus hermanos Simón Pedro
y Santiago. Felipe y Natanael (Bartolomé), también amigos, les siguen. Un caso
especial es el publicano Leví (Mateo), pues no parece conocido íntimo de los
demás, pero sí de Jesús. Santiago y Judas de Alfeo son hermanos (parientes) de
Jesús y los lazos de intimidad son grandes. En cuanto a la preparación previa de
Simón el cananeo, de Tomás, y de Judas Iscariote nada se dice en los Evangelios.

Una primera mirada revela en aquellos hombres una relaciones humanas muy
ricas. La amistad, el parentesco y la vecindad constituyen una preparación
próxima para la vocación. Juan y Andrés son amigos y convecinos; tenían edades
e inquietudes semejantes, pues los dos estaban con Juan el Bautista cuando éste
les muestra a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y
los dos siguieron juntos a Jesús, infundiéndose ánimo mutuamente comienzan
una nueva vida.

Una vez conocen a Jesús lo comunican a sus respectivos hermanos. Andrés habla
a Simón y le presenta a Jesús. Lo mismo hace Juan con su hermano Santiago.
Felipe debía estar próximo a Juan y Andrés -el evangelio no lo precisa- pues era
galileo como ellos y quizá del mismo pueblo; Felipe habla a Natanael y se lo
presenta a Jesús.La amistad fue el cauce para que los primeros descubrieran la
vocación, como suele ocurrir hoy en día.

Santiago y Judas Tadeo, llamados hermanos del Señor, son parientes de Jesús,
hijos de una de aquellas Marías que luego servirán a Cristo en su caminar por las
tierras de Israel. Ella se contará entre las mujeres que estaban al pie de la Cruz
junto a la Virgen. Ambos conocían a Jesús en los años de vida oculta, eran
amigos de infancia o de juventud del Señor, aunque no supieran el misterio de
Jesús. Pueden captar su bondad, y los vínculos de afecto natural con Jesús son la
base humana que les permite seguirle dejándolo todo cuando les llama.

Leví se nos muestra como el más solitario y es lógico, ya que por ser publicano
estaba desvinculado de las relaciones de amistad con los israelitas practicantes,
según las costumbres de aquel momento. Es indudable que este hecho le hace
más difícil la entrega primera.

Dios aprovecha la amistad y el afecto familiar para que la mayoría de los


Apóstoles conozcan a Jesús. Es Dios quien les llama, pero lo hace a través de
amigos, hermanos o parientes. La amistad es una realidad grata y humana que se
convierte en camino divino para dar a conocer sus designios salvadores. Ya
Aristóteles decía que es «uno de los más indispensables requisitos de la vida»,
todo humano quiere ser amado y amar.

Es comprensible que este cauce afectuoso de la amistad y el afecto familiar se


conviertan en vehículo de comunicación de la voluntad divina. Dios conoce bien
el proceder humano y los afectos y resortes que más nos mueven.

Dios habla a través de las conversaciones y las circunstancias humanas de


amistad parentesco. Así de natural es la forma divina de actuar.

La verdadera amistad no atiende sólo a las ventajas que uno encuentra, sino que
busca proporcionar alegrías a los amigos. Se trasluce el entusiamo con que
aquellos primeros que encontraron a Jesús y le reconocieron como el Mesías, se
lo comunican a los íntimos. Ni es comprensible tener una alegría y no
comunicárla a los que se quiere, ni se entiende una amistad sin compartir los
mejores descubrimientos.

El ambiente de confianza que se crea entre los amigos permite hablar con
confianza y sin reservas. No hay temor a engaños entre amigos. Y menos aún,
miedo a ser utilizados de un modo egoísta. Santo Tomás de Aquino dice con su
habitual precisión que «no todo amor tiene razón de amistad, sino el amor que
entraña benevolencia, cuando de tal manera queremos a alguien que queremos
para él el bien» .

La amistad tiene un clima y unos frutos: «el amigo verdadero no puede tener,
para su amigo, dos caras: la amistad, si ha de ser leal y sincera, exige renuncias,
rectitud, intercambio de favores, de servicios nobles y lícitos. El amigo es fuerte
y sincero en la medida en que, de acuerdo con la prudencia sobrenatural, piensa
generosamente en los demás, con personal sacrificio. Del amigo se espera
correspondencia al clima de confianza, que se establece con la verdadera
amistad; se espera el reconocimiento de lo que somos y, cuando sea necesaria,
también la defensa clara y sin paliativos» .

Ese es el ambiente a través del que Jesús se da a conocer a los primeros: un


ambiente de amistad que irá creciendo al hilo de los acontecimientos, más fuerte
con las contrariedades y más dulce con la alegría compartida. Al convivir con
Jesús, que es perfecto Dios y perfecto Hombre -el Amigo perfecto-, los apóstoles
mejorarán y la convivencia adquirirá vínculos más profundos.

Mirar el ambiente de amistad en el que los Apóstoles encuentran su vocación


lleva al cristiano a descubrir el camino preferido por Dios para que realice el
apostolado: «apostolado de amistad y confidencia» . Es un ambiente tan humano
que desconcierta por su sencillez. Quizá alguno espera que Dios manifieste su
voluntad con gran aparato y majestad. Podría ser así, pero la realidad, en el caso
de los apóstoles y de la mayoría de los hombres, es que se realiza en la intimidad
de la amistad y del diálogo.

Bien aprendieron la lección los discípulos: cuando reciben el mandato imperativo


de Cristo de ir a todo el mundo a enseñar la buena nueva y bautizar, utilizan lo
que conocen: el testimonio personal y la amistad. Hablan uno a uno con los que
se encuentran en su camino. Miran a todo hombre como amigo, abren el corazón
y manifiestan lo que se lleva dentro; el resto lo hace Dios. Los Apóstoles
comienzan su labor de descubrir a Cristo a los demás de un modo similar al que
muestra Camino: «Esas palabras, deslizadas tan a tiempo en el oído del amigo
que vacila; aquella conversación orientadora, que supiste provocar
oportunamente; y el consejo profesional, que mejora su labor universitaria; y la
discreta indiscreción, que te hace sugerirle insospechados horizontes de celo…
Todo eso es «apostolado de la confidencia» .

Conviene recordar de nuevo esta verdad sencilla: ninguna programación puede


sustituir al apostolado de la amistad y la confidencia. Organizar cosas es muy
bueno, pero lo primero es la acción de Dios en las almas y después el amor con
que el cristiano abre los corazones de sus amigos. «La atracción de tu trato
amable ha de ensancharse en cantidad y calidad. Si no, tu apostolado se
extinguirá en cenáculos inertes y cerrados» .

Es deseable que muchos puedan experimentar la vocación del modo como la


describe el Beato Josemaría: «Me figuro que vosotros, como yo, al pensar en las
circunstancias que han acompañado vuestra decisión de esforzaros por vivir
enteramente la fe, daréis muchas gracias al Señor, tendréis el convencimiento
sincero -sin falsas humildades- de que no hay mérito alguno por vuestra parte.
Ordinariamente aprendimos a invocar a Dios desde la infancia, de los labios de
unos padres cristianos; más adelante, maestros, compañeros, conocidos, nos han
ayudado de mil maneras a no perder de vista a Jesucristo.

Un día -no quiero generalizar, abre tu corazón al Señor y cuéntale tu historia-,


quiza un amigo, un cristiano corriente igual a ti, te descubrió un panorama
profundo y nuevo, siendo al mismo tiempo viejo como el Evangelio. Te sugirió
la posibilidad de empeñarte seriamente en seguir a Cristo, en ser apóstol de
apóstoles. Tal vez perdiste entonces la tranquilidad y no la recuperaste,
convertida en paz, hasta que libremente, porque te dio la gana- que es la razón
más sobrenatural-, respondiste que sí a Dios. Y vino la alegría, recia, constante,
que sólo desaparece cuando te apartas de él» .

El primer diálogo

El primer diálogo entre amigos suele ser muy importante. Los enamorados lo
saben bien. Juan es un testigo excepcional de varias de las primeras
conversaciones que Jesús tuvo con algunos de los doce apóstoles; la narración de
su primer encuentro con Jesús tiene un sabor delicioso y entrañable. Al cabo de
los años, cuando escribe su Evangelio, anota la hora de aquella entrevista: «hora
erat quasi décima», eran las cuatro de la tarde. Nada de aquel momento se había
borrado de su memoria: la hora, las palabras, la mirada del Señor, lo que
pensaban él y Andrés. Es posible que incluso recordase el latir más intenso de su
corazón cuando se dirigía al Salvador. Algo similar podrían contar los demás,
pero no nos han dejado constancia por escrito; sólo han dejado el testimonio de
una entrega plena, salvo Judas Iscariote, hasta la muerte.

Veamos el diálogo de Juan y Andrés. Juan oculta con pudor su nombre al


escribir: en otro lugar se nombrará a sí mismo como «el discípulo que amaba el
Señor»,¡entrañable experiencia!. Sus hermanos Santiago y Simón son los
siguientes en conversar con Jesús. Felipe y Natanael concluyen otro diálogo con
el Señor algo más tarde. Las tres conversaciones son muy distintas, aunque traten
de lo mismo. Vale la pena observar las características de esos divinos encuentros
en los cuales Jesús deposita en sus almas la semilla que en poco tiempo dará
frutos de amor generoso.

Jesús acaba de vivir cuarenta intensos días de oración y ayuno en el desierto. Allí
fue llevado por el Espíritu, y allí superó tentaciones diabólicas. Su aspecto físico
manifiesta la dureza del ayuno y de la prueba, pero también la alegría de la
victoria. Cansancio y serenidad son los rasgos de su semblante. La flaqueza de su
cuerpo, consecuencia del ayuno, se compensa con la mirada llena de la alegría de
saber que pronto la redención alcanzará con plenitud a los hombres.

Es muy posible que varios de los apóstoles ya conociesen a Jesús de vista,


aunque no hubiesen hablado con Él. De hecho, antes de retirarse al desierto
acudió al Jordán para ser bautizado por Juan. En aquel momento se oyó una gran
voz desde el cielo que decía: «Este es mi Hijo, el predilecto; en El me
complazco» . Al mismo tiempo se «vió bajar, como una paloma, el Espíritu de
Dios, y posarse sobre él» . Juan y Andrés escucharon de su maestro Juan Bautista
la siguiente declaración sobre Jesús:

«Vi al espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se posó sobre él. Yo no le
conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: aquél sobre quien
veas bajar el Espíritu y permanecer sobre Él, ése es el que ha de bautizar en el
Espíritu Santo. Y yo lo he visto y atestiguo que él es el Hijo de Dios» .

La conmoción entre los seguidores del Bautista debió ser enorme y mirarían a
Jesús absortos y admirados.

A la orilla del lago

El lago de Genesaret es un lugar privilegiado de la naturaleza. Sus medidas son


de veinte por diez kilómetros entre su longitud máxima y su anchura. Ni
demasiado grande, ni demasiado pequeño. Lo suficiente para una medida humana
y acogedora. Sus aguas dulces son fruto de las altas cumbres del monte Hermón,
vertidas a su vez en el Jordán. Le rodea una vegetación arborada y su entorno son
prados. En las épocas primaverales se llenan de pequeñas flores que le dan un
colorido agradable a la vista. La temperatura es deliciosa, ya que es un clima
levantino algo alejado de la costa, con vientos provenientes de las cercanas
montañas que atemperan las épocas más calurosas. Los puertos de pescadores se
suceden a poca distancia unos de otros, pues la pesca es abundante. Físicamente
es un lugar donde los hombres pueden vivir a gusto sin las agresiones del
excesivo frío o del asfixiante calor, con agua y con luz. Es posible estar tiempo al
aire libre en conversación amistosa, las pocas lluvias favorecen más aún estas
reuniones con el cielo por techo y sentados en la hierba. Alrededor del lago, a
una cierta distancia, se elevan unos pequeños montes desde los que se domina de
una mirada todo el lago, con unas puestas de sol que invitan a la oración y al
agradecimiento a Dios por la belleza de lo creado.

El lago de Genesaret es también un lugar privilegiado por la singular presencia


de Jesús en él. Sus orillas fueron recorridas en todas direcciones por Cristo. Sus
pies se mojarían en sus aguas, incluso caminó sobre ellas infundiendo valor a sus
atemorizados discípulos durante una tempestad. En aquellos prados se sentó el
Señor con los que le iban siguiendo: al principio pocos, después multitudes. Allí
realizó muchos milagros y expuso el núcleo de su predicación: el Sermón del
monte.

Nazaret es vecina, pero algo alejada de sus orillas; entre las poblaciones que se
encuentran allí se puede contar a Betsaida -lugar de nacimiento de Pedro, Juan,
Felipe, Andrés y Santiago-, Cafarnaúm -donde vivían Pedro y Andrés cuando
Jesús les llamó definitivamente-, Magdala -lugar de la conversión de la mujer
pecadora- Tabigha, -donde se realizó la segunda pesca milagrosa, la de los 153
peces grandes bien contados-, Tiberíades -localidad romana de mala fama entre
los judíos-, y pequeños puertos de pescadores.

Este es el marco del segundo encuentro de Jesús con varios de sus futuros
apóstoles. La semilla dejada en su alma en el primer encuentro con el Señor va a
tener aquí su primer fruto.

Los seis primeros, después de hablar a Jesús, volvieron a sus casas con la
inquietud en el alma. No pueden ser indiferentes a lo que han visto y oído. El
encuentro con Cristo había sido muy intenso. Jesús había entrado en sus almas
hasta lo más hondo. Cierto que ellos habían puesto pocos reparos y estaban llenos
de buena voluntad, pero hemos de considerar que es difícil acostumbrarse a lo
desconocido, y más aún cuando se trata de un encuentro con el Mesías anunciado
por los profetas y esperado durante muchos siglos por los israelitas. Jesús había
dicho a unos que el que buscaban era el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. A otro le cambia el nombre. A otro lo entusiasma. Otro descubre en Él al
Hijo de Dios y al rey de Israel. Los detalles del primer encuentro y la hondura de
las primeras palabras bullen en su interior, también cuando se dedicaban a sus
tareas habituales de pesca. La simiente lanzada a voleo por el sembrador iba
desarrollándose en su alma. Iban asimilando lo oído y lo visto. Y esto requiere
tiempo, por poco que sea.

Jesús deja pasar el tiempo, no mucho, para que maduren la experiencia del primer
encuentro. Después los busca para realizar la segunda llamada, la definitiva. Esta
llamada es repentina y la respuesta fue rápida, pero antes han reflexionado sobre
el primer encuentro; los hombres necesitamos tiempo para comprender, sobre
todo lo poco habitual y lo divino. Dios es amigo de la generosidad rápida no
frenada por el egoísmo y los cálculos humanos, pero ni la irreflexión, ni la
precipitación o la imprudencia entran en sus planes, por ser incompatibles con la
Sabiduría Eterna.

Con dudas o con certezas todos dan vueltas a las repercusiones prácticas del
encuentro con el Mesías: sus vidas no podían discurrir igual que antes. ¿Qué
hacer?. Pronto lo sabrán por boca del mismo Cristo, pero de momento lo ignoran.

Pasados unos días se presenta Jesús en Cafarnaúm. Al verle, los seis sienten un
gran sobresalto. La alegría es grande en todos, aunque en algunos apareciese una
cierta inquietud al presentir que les iba a complicar la vida aquella visita tan
grata, pero que iba a cambiar la trayectoria de sus historias personales en un
futuro muy próximo. Lo recibieron con gusto, y Jesús se quedó gozoso con sus
nuevos amigos.

Jesucristo no pierde el tiempo. Más adelante les dirá cómo le consume el celo de
las cosas divinas, y cómo debe ir a más lugares para anunciar la buena nueva del
Reino de Dios, y le verán predicar y hablar de día y de noche; sin tiempo material
para comer. No iba a dedicar su primera etapa de actividad pública a un
descanso, bueno pero inoportuno. Jesús, en primer lugar, habla a todos los que
quieren escucharle y cura a otros. La reacción en el pueblo es de gran conmoción,
al igual que en los seis apóstoles.

Aquellos hombres ya estaban a punto, pero aún no había llegado la hora. Jesús no
les pedirá que le sigan apenas nacida la amistad y la fe. Una vocación es una cosa
muy seria, y no quiere el Señor que se decidan sólo por un impulso generoso del
corazón, poco reflexionado. Por eso les deja regresar a sus casas, a sus familias, a
su trabajo.

La decisión de los apóstoles no debió ser tan sencilla como suponemos. Alguno
estaba casado, pues el celibato no era corriente entonces. Incluir una vida de
entrega a Dios prescindiendo de cosas buenas como el matrimonio y la familia no
es fácil. Menos aún en aquellos momentos en que aún no existía la tradición
cristiana de la virginidad y del celibato con el corazón indiviso por amor a Dios y
por el Reino de los cielos. Jesús dirá más tarde que no todos entienden eso, sino
sólo a los que les es dado. Ese paso de entrega requiere una gracia especial de
Dios, y una respuesta de amor a Dios nada común.

Por otra parte es frecuente que después de un entusiasmo explosivo venga un


enfriamiento. Lo que fue llama acaba siendo ceniza o un palitroque carbonizado
si no se renueva el combustible. Cabía que pensasen que Jesús les había
encandilado demasiado con la fuerza de su personalidad -eso es indudable-, pero
la vida ordinaria era otra cosa. Podían preguntarse, ¿por qué precisamente yo he
de vivir de una manera tan entregada?.

Por eso Jesús deja pasar tiempo, aunque no demasiado. Quiere que comprueben
si son capaces de vivir sabiendo que han descubierto al Mesías. Pero no quiere
que se enfríen, pues sabe bien que a los hombres les sucede como a los
recipientes, que después de recibir el calor del fuego, si se alejan de las llamas se
van enfriando. Las cosas se olvidan, se difuminan los recuerdos, lo urgente lleva
a descuidar lo necesario, y, sobre todo, existe la tendencia a retrasar una decisión
cuando es difícil, como si ese retraso permitiese estar más seguros de la decisión,
cuando en realidad esos retrasos son miedo a entregarse de lleno a Dios con todas
las consecuencias y llevan a la búsqueda de excusas más o menos orquestadas
para no salir de la comodidad o de los planes previamente imaginados.

Veamos los hechos inmediatos después del primer encuentro con Jesús. Si
seguimos el evangelio de Juan encontraremos a Jesús con los discípulos y María
en Caná,donde realiza el primer milagro. Allí «los discípulos creyeron en él» .
Esto ocurrió a los tres días: los siete acuden a Nazaret recogen a María y luego
van a Caná. Su fe primera queda fortalecida por el primer milagro, signo claro de
mesianidad, y no es incompatible con que después volviesen a sus casas. La
estancia en Caná y Nazaret parece muy probable antes de que fuese Jesús a
buscar a los que quería totalmente a su lado.

El momento más oportuno para plantear la llamada es cuando Él quiere. Jesús es


oportuno siempre y sus decisiones están llenas de sabiduría, aunque le cueste
reconocerlo al que intenta retrasar una entrega plena. Jesús llama a hombres bien
conocidos y sabe que, si quieren, pueden cumplir la misión que se les va asignar.

Jesús es el modelo. Cuando lo considera oportuno acude en busca de los elegidos


y los llama. Las respuestas serán libres y variadas: algunos como el joven rico se
marchan tristes porque les asusta la pobreza; otros le abandonan porque les falta
fe; otros le siguen con generosidad; a otros les puede la carne y sus apetencias.
Jesús no deja de llamarles por miedo a que respondan negativamente, ya sea por
temor a la oposición de las familias, o por falta de confianza en sus fuerzas, o por
temor a complicarles la vida. Se lo plantea y ellos hacen lo que quieren.

Jesús llamó directamente a muchos. Los setenta y dos discípulos que se son
enviados a predicar de dos en dos por las poblaciones son una selección de los
primeros llamados. Los mismos apóstoles serán llamados de entre un grupo
grande de discípulos. Poco a poco se perfila en cada uno las características de su
vocación personal en la que muestran la gracia divina y la correspondencia
humana.

Los primeros seis van a escuchar junto al lago el claro sígueme que les muestra la
vocación divina que han tenido desde toda la eternidad, aunque lo ignoraban.

Sígueme

El primer encuentro fue una siembra que produjo inquietud. El segundo desvela
quién es Jesús con mayor claridad. Los milagros y sus palabras les conducen a la
fe. Pero queda el paso de la entrega, y ese lo da el Señor llamando a los quiere
para que sean sus discípulos al modo como lo hacían los rabínos judíos.

La palabra con que los llama es: sígueme o seguidme. El Señor quiere dejar bien
claro que no le eligen ellos a Él como Maestro, sino que libremente les elige a
ellos como discípulos.

Los Evangelios dicen que la llamada tuvo lugar al pasar Jesús cerca de ellos.
Parece aparente casualidad, pero no es así. Cristo los busca, va a su pueblo
deliberamente, se dirige con toda intención a la orilla donde están , y pasa por sus
vidas en el momento elegido por El.

Marcos y Mateo nos cuentan lo sucedido:

«Y, al pasar junto al mar de Galilea, vió a Simón y a Andrés, el hermano de


Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. Y les dijo Jesús:
Seguidme, y os haré pescadores de hombres. Y, al instante, dejaron las redes y le
siguieron. Y avanzando un poco, vió a Santiago el de Zebedeo y a Juan su
hermano, que remendaban las redes en la barca. Y enseguida los llamó. Y
dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él» .

Jesús ya había utilizado la expresión sígueme con Felipe, pero no parece


equivalente a la que utiliza ahora, pues no siguió a Jesús dejando todo como
hacen ahora. Se parece más al sígueme dirigido al joven rico cuando acude a
Jesús con deseos de ser perfecto, pues éste al darse cuenta de la exigencia de la
entrega, y no querer llevar su amor a Dios al extremo, se fue triste. Similar es el
sígueme dirigido al publicano Leví, pues deja también todo al instante y se une al
grupo de los discípulos. Ya meditaremos más adelante su vocación. En todos los
casos es una llamada a la entrega total.

¿Qué quiere decir sígueme? ¿Es un mandato o una petición? No es fácil


contestar, pues nos falta el acento con que Jesús pronuncia la palabra. Sígueme
tiene algo de mandato y algo de súplica. La Voluntad de Dios se exterioriza en
esta palabra, por tanto es un mandato; pero al mismo tiempo suplica una
respuesta libre. Es un mandato, pero al modo amoroso. Es como decir: «si
quieres puedes ser mi discípulo, pero ten en cuenta que Dios te lo pide», o bien:
«quiero que me sigas, aunque eres muy libre para decidirte». No en vano el amor
es más exigente que la justicia. Cuando es el Amor el que llama, una súplica es
un mandato.

¿Qué contenido tiene la propuesta de seguir a Jesús? Lo vemos claro en la


respuesta de los apóstoles: dejar sus ocupaciones, su modo de vida, y vivir como
el mismo Jesús. Les pedía un cambio de vida respecto a Dios, y algo más:
dedicarse a una tarea un tanto enigmática como la de ser pescadores de hombres.
Era lógico hacer preguntas, enterarse bien sobre lo que deben hacer, cómo
quedaría la familia, las barcas, y mil detalles de no poca importancia. Pero no
hicieron preguntas. Creen en Jesús, se fían de Él, y por eso le siguen dejándolo
todo. Andrés y Pedro dejaron las redes tal y como estaban. Santiago y Juan
dejaron a su padre boquiabierto, aunque algo conocería por las conversaciones
familiares de aquellos días. Fijémonos en los detalles de la narración evangélica,
pues por algo el Espíritu Santo ha querido dejar constancia escrita.

Dejaron todo al «instante, al momento» . No hubo dilación, ni excusas más o


menos razonables. Esa prontitud en la entrega es importante. En el caso de estos
cuatro apóstoles está claro que no era imprudencia, ni temeridad, pues conocían
bien quién era Jesús, creían en Él y tenían la formación básica que proporcionaba
la Ley, unida a la que les había dado Juan Bautista. Si hubiera sido una acto
generoso, pero imprudente, Jesús no les hubiera admitido en su compañía. Esto
no quiere decir que ya fuesen perfectos, o que tuviesen un grado óptimo de
formación. Jesús les llama precisamente para formarlos y conoce muy bien sus
carencias intelectuales y humanas. Pero la valentía es necesaria en la
generosidad. Y una manifestación de ambas es no esperar, pues tras un acto de
cobardía pueden surgir excusas y razones para justificar el egoísmo y no seguir la
llamada divina. «No tengas miedo, ni te asustes, ni te asombres, ni te dejes llevar
por una falsa prudencia. La llamada a cumplir la Voluntad de Dios -también la
vocación- es repentina, como la de los Apóstoles: encontrar a Cristo y seguir su
llamamiento… Ninguno dudó: conocer a Cristo y seguirle fue todo uno» .

La prontitud revela unas almas dispuestas a todo por Dios, porque saben -es cosa
de la fe- que viniendo del Todopoderoso siempre será lo mejor para cada uno de
ellos. Dios sabe más. Jesús es el Mesías y sabe mejor que yo mismo lo que me
conviene, piensan los discípulos. Luego carece de sentido retrasar la respuesta a
la llamada.

Su entrega fue dejarlo todo: las redes, los familiares, las costumbres, la
estabilidad. Es lógico que sea así. Lo «propio» se salva cuando se entrega a Dios.

Seguir a Jesús es convivir con Él. La perspectiva es halagüeña, pero nada fácil.
Jesús se exige mucho. Además les conocerá muy de cerca. La experiencia
muestra la diferencia entre un trato diario y continuado, y uno esporádico.
Parecer bueno y simpático una semana o una corta temporada, está al alcance de
la mayoría de los mortales, pero la convivencia diaria permite que afloren
defectos: desalientos, malhumor, pereza, espíritu crítico, envidia y tantos otros.
Pero sólo esa convivencia hará posible una educación y una formación de
filigrana. Las grandes ideas y los consejos sabios se concretarán en correcciones
concretas y costumbres detalladas, como en el control de la lengua, en la
paciencia ante los inoportunos, en no dejar nunca para después la oración y mil
cosas más. Jesús es el Maestro y realmente sabe más.

Santiago y Juan dejan a su padre Zebedeo. Pedro, a su mujer. No se trata pues de


dejar cosas malas o indiferentes, sino realidades tan buenas como la familia.
Cabe argüir como excusa para la entrega que el cuarto mandamiento es muy
importante, pero el primero lo es más, y no están en oposición.

El contenido de la petición del sígueme con el que Jesús llama a los discípulos se
puede resumir en comprometerse. No les muestra al principio todo lo que van a
hacer, ni les explica si va a consistir en una vida célibe, o alejada de su mujer
para el que estuviese casado, ni si tendrá que llevar un determinado tipo de vida,
o de estudio. Si les hubiese hablado al principio de la Cruz se hubiesen asustado
y quizá no se habrían decidido a la entrega. Parece claro que seguirle equivale a
fiarse de Jesús y hacer las cosas como el Maestro les indique.

No es fácil reproducir los sentimientos de aquellos cuatro discípulos al día


siguiente de la entrega. Todo era nuevo. Quizá durmieron a la intemperie, quizá
no, pero desde luego estaban menos cómodos que en sus casas. Ahora bien, es
seguro que no les pesó. Antes de dormirse hablarían con Jesús, y aunque la
conversación no fuese tan intensa como llegó a serlo en la última Cena, era una
fuente luminosa como sólo puede emitir el que es Luz de Luz, Dios verdadero de
Dios verdadero. Jesús conoce las dificultades del primer momento, sabe que aún
eran como una llamita recién encendida fácil de apagar de un soplo, y alimenta el
fuego para que se vayan convirtiendo, poco a poco, en hoguera y brasa. No les
pesó en el primer momento, ni les pesa ahora que nos contemplan desde el Cielo.
Ciertamente la gloria de los santos se puede expresar en un canto que diga ¡vale
la pena! Así se entiende la fuerza con que Juan Pablo II anima a muchos a seguir
un camino de compromiso y entrega a Dios:

«¡Animo jóvenes! ¡Cristo os llama y el mundo os espera! recordad que el Reino


de Dios necesita vuestra generosa y total entrega. No seais como el joven rico,
que invitado por Cristo, no supo decidirse y permaneció con sus bienes y con su
tristeza, él, que había preguntado con una mirada de amor. Sed como aquellos
pescadores que llamados por Jesús, dejaron todo inmediatamente y llegaron a ser
pescadores de hombres» .

La vocación de Leví el Publicano

Las vocaciones de Juan, Andrés, Santiago, Pedro, Natanael y Felipe es una clara
llamada de Dios, y van precedidas de una búsqueda personal de la voluntad de
Dios. Han puesto algo de su parte, y encuentran más de lo buscado.

El caso de Leví muestra con más claridad aún que la vocación es un don de Dios
y que Dios llama a quien quiere, incluso a quienes no le buscan o no le merecen.

Jesús buscó a Leví el publicano. Escuchemos de él mismo la narración de su


vocación:

«Cuando partía Jesús de allí (Cafarnaúm), vio a un hombre sentado en el telonio,


llamado Mateo, y le dijo: Sígueme. El se levantó y le siguió» .

Jesús, al pasar frente a su mostrador donde alineaba las monedas de los tributos,
sólo dice: Sígueme. Y él lo deja todo: dinero, oficio, vida, para hacer lo que le
acaba de mandar. Ya no se llamará Leví, sino Mateo, que significa «don de
Dios», don de su propia vida a Dios, pero más aún regalo de Dios para un
afortunado que ha recibido la vocación de labios del mismo Jesús. El nombre
nuevo de Mateo refleja el cariño de Jesús por aquel hombre que no debía tener
muy buen concepto de sí mismo hasta que Jesús lo amó y lo eligió. Olvida el
nombre antiguo cuando era sólo un pecador y usa siempre el nombre de la
renovación de su alma. Lucas y Marcos nos cuentan su vocación llamándole
Leví, pero él usa sólo el nombre de Mateo, el nombre que Dios le ha puesto para
vivir su vocación, la razón de su existencia.

Y el publicano convertido en discípulo y Apóstol, escribe el evangelio que se


suele llamar el «evangelio del patriotismo», pues es un modelo de amor al pueblo
de Israel. Mateo -el que era rechazado por los judíos- sabe mostrar muchas
virtudes de sus compatriotas.

Varias consideraciones se nos hacen patentes al meditar la vocación de Mateo.


Una de ellas es que Dios no elige por los méritos. La vocación no presupone el
mérito. Dicho de otro modo, cuando Dios llama da a cada uno las gracias
convenientes para responder generosamente y ser fiel. Es un inmenso error
pensar que Dios llama a los hombres por sus merecimientos. San Pablo resalta
con claridad esta verdad marcando con evidentes contrastes que Dios elige a lo
necio y lo débil del mundo para construir su Iglesia y confundir a los que son
sabios, pero orgullosos.

La misma condición de pecador a los ojos de la mayoría deja ver la lógica divina
que viene a llamar a todos a la salvación. Si el pecador se arrepiente de sus
pecados y sigue a Jesús, puede ser santo y apóstol. La historia del Cristianismo es
pródiga en hechos similares.

La vocación de Leví ayuda a superar los diversos miedos que impiden a los
hombres ser generosos. Existe el miedo del egoísmo, el miedo a Dios, pero
también el miedo a no ser capaz de realizar una gran tarea, una tarea divina, sobre
todo si se consideran los propios pecados. «Te reconoces miserable. Y lo eres. a
pesar de todo -más aún: por eso- te buscó Dios» . Respuesta consoladora para los
pecadores, pues aún están a tiempo de dejar su vida de pecado y de escalar las
cumbres de la santidad cumpliendo una misión divina en el mundo.

La gloria espléndida que te ciñe, oh dichoso Leví, a la vez que glorifica al Dios
de la misericordia, infunde en nosotros la esperanza del perdón.

Oh Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor que te llamó cuando
estabas sentado en el telonio, apegado a las monedas.
A impulsos de tu amor ardiente, te apresuras a recibir al Maestro que con tu
palabra te destina para los primeros puestos del Cielo.

Al recoger las palabras y los hechos de Jesús, el Hijo de David, dejas para el
mundo un alimento celestial, en tu Evangelio de oro

La primera pesca milagrosa

Mateo y Marcos dicen de un modo escueto que al pasar les llamó y le siguieron.
Pero Lucas precisa que esa llamada se dio después de la primera pesca milagrosa.
Al final de ella se da la decisión clara de Simón, Andrés, Juan y Santiago de
dejarlo todo y de seguir a Cristo.

Tras el primer encuentro junto al Jordán se advierte un crescendo en las


peticiones de Jesús a aquellos hombres. En el interior de cada uno ha dejado el
anzuelo de una inquietud -saben que es el Mesías y que deben hacer algo, pero,
¿qué?-; luego, ven que Jesús se hace el encontradizo en su mismo pueblo,
Cafarnaúm. ¿Era una casualidad, o les buscaba?. Le escuchan y el fuego inicial
crece, ven con sorpresa la expulsión del diablo de aquel endemoniado famoso en
el pueblo. La multitud se agolpa para escuchar al nuevo rabbí, ellos también. De
repente se suceden una serie escalonada de peticiones: pide a Simón que le deje
la barca para hablar a la muchedumbre, pide que reme él mismo mar adentro,
pide a Andrés,a Juan y a Santiago que lancen sus redes para pescar y, finalmente
-después de realizar una pesca milagrosa que les deja asombrados- les pide su
entrega total. Claramente Jesús tiene un plan para plantear la vocación a aquellos
hombres: pide para dar.Leamos cómo lo cuenta san Lucas.

Sucedió que, estando Jesús junto al lago de Genesaret, la multitud se agolpaba a


su alrededor para oir la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban a la orilla
del lago; los pescadores habían bajado de ellas y estaban lavando las redes.
Entonces subiendo en una de las barcas que era de Simón, le rogó que la apartase
un poco de tierra. Y sentado, enseñaba desde la barca a la multitud.

Cuando terminó de hablar, dijo a Simón:

«Guía mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca. Simón le contestó:
Maestro, hemos estado fatigándonos durante toda la noche y nada hemos
pescado; pero no obstante, sobre tu palabra echaré las redes. Y habiéndolo hecho
recogieron gran cantidad de peces, tantos que las redes se rompían. entonces
hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que vinieran y
les ayudasen. vinieron y llenaron las dos barcas, de modo que casi se hundían.
Cuando lo vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de
mí, Señor, que soy un pobre pecador. Pues el asombro se había apoderado de él y
de cuantos estaban con él, por la gran cantidad de peces que habían capturado. lo
mismo sucedía a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de
Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serán hombres los
que has de pescar. Y ellos, sacando las barcas a tierra, dejadas todas las cosas, le
siguieron» .

Muchas son las consideraciones que se pueden extraer de esta narración: la barca
de Pedro como símbolo de la Iglesia, la pesca abundante como muestra del
apostolado, la noche anterior sin pesca ninguna, las barcas casi se hunden,
mientras que después de la resurrección en la segunda pesca milagrosa resisten
sin problemas. La Iglesia terrestre o militante y la Iglesia celeste o triunfante se
manifiestan en las dos pescas milagrosas antes y después de la Resurrección.
Pero ahora nos ceñiremos nada más en lo que hace referencia a la vocación de
aquellos cuatro pescadores, primer núcleo de la Iglesia.

Jesús conoce el corazón humano, sabe bien de qué pasta estamos hechos. Cuando
llama a los discípulos combina la exigencia con la serenidad, deja tiempo para
que piensen, y cuando es el momento oportuno plantea la llamada a la entrega
plena, pero no acepta demoras cansinas y tibias. Pide fe -que es aceptar lo que no
se ve- y confirma la fe con signos luminosos. Esto fue la pesca milagrosa para la
vocación de aquellos cuatro pescadores: una confluencia entre la acción de la
gracia divina y la correspondencia humana.

Cuando una persona se plantea la vocación de entrega plena a Dios es frecuente


que, ante una entrega comprometedora de toda la vida, quiera «ver». Es muy
humano que sea así, aunque se debe matizar ese «ver». Si por ver se entiende una
manifestación extraordinaria y deslumbradora de Dios es muy posible que no se
dé. Dios suele manifestar la vocación a través de personas, sucesos, lecturas, etc.,
que actúan como despertadores y que junto a la gracia de Dios mueven a
decidirse. Pero decir sí a la entrega es un acto de fe, es decir, una confianza en
Dios en la que hay una cierta oscuridad. Por eso hay mérito en la entrega. Si se
diese una evidencia total como la de los santos en el cielo, ¿qué mérito existiría
en un seguimiento tan gozoso, claro y feliz?. No seguir ese tipo de llamada sería
sencillamente una locura. Creer ocupa el lugar de ver. Creer es luz desde la
oscuridad, fiarse, y ver a través de los ojos de otro. Fe es ver por los ojos del
mismo Dios. Con la oscuridad de la fe se «ve» al modo divino. La actitud del
hombre honrado es la de querer ver la voluntad de Dios. Cuando se poseen ansias
de querer la voluntad de Dios , sea cual sea, se «ve», porque Dios iluminará
aquella alma que tiene los ojos bien abiertos.

Todo lo que sucede alrededor de la pesca milagrosa es como un ir pidiendo más


poco a poco. Primero les pide prestada la barca y les da la alegría de poder hacer
un favor al Maestro. Después le escuchan y su alma se conmueve. Remar mar
adentro les representa una pequeña molestia, pero muy compensada por la buena
compañía. La petición de pescar ya es más difícil pues requiere fiarse de Jesús en
algo en lo que son competentes y que va contra la experiencia como es pescar de
día, más aún cuando en toda la noche nada han pescado . Pero dan el paso y
creen en Jesús. Sólo entonces se da la pesca abundante y desproporcionada.
Entonces se dan cuenta del milagro. Pedro se sobrecoge, se siente tocado por
Dios, y expresa de un modo admirable lo que todos sienten: «Apartate de mí,
Señor, porque soy un hombre pecador» . Ha percibido la luz de la divinidad y
con ella el contraste de su pequeñez y miseria; dice a Jesús que se aparte porque
él no se considera digno, pero se acerca más a él, y la decisión de entregarse
dejándolo todo se hace irrevocable. ¿Cómo negarse ahora a acceder a la petición
que le hace el Maestro?

Y, por fin, llega la entrega. En toda entrega se da un momento en que se debe


actuar y las razones son la luz que ilumina al actor, pero nada más, lo decisivo es
darse. La decisión de entrega es como un salto en el vacío, aún en los casos más
sencillos y preparados. Se experimenta lo que decía San Juan de la Cruz:

Cuando más alto subía

deslumbróseme la vista

y la más fuerte conquista

en escuro se hacía;

más por ser de amor el lance

dí un ciego y escuro salto

y fui tan alto tan alto,

que le di a la caza alcance

El comienzo de la vocación es también algo parecido al ciego y oscuro salto,


porque es un acto de fe unido a la esperanza y al amor. La oscuridad no es total
pues queda alumbrada con las luces de Dios. Eso es lo que Jesús quiso que
experimentase Pedro. Su entrega era meritoria, llena de fe y generosa, pero muy
apoyada por el milagro divino. Con la pesca milagrosa Pedro y los demás
sintieron la presencia de lo divino de una manera tan cercana que les sobrecogió.

Jesús no pedía sólo un cambio del corazón; señalaba una tarea para la que era
necesario dejar todo lo anterior. Una tarea que, además, se presentaba
profundamente enigmática: iba a hacerles pescadores de hombres. Quizá el único
paralelo a esta frase fueran las palabras del profeta Habacuc (1,14) en que pintaba
a los hombres como «semejantes a los peces del mar o a los reptiles de la tierra,
que no tienen dueño», y que describe como tarea de Dios «el pescar todo con su
anzuelo, apresarlo en sus mallas y barrerlo en sus redes». Pero pensaban que esta
red de Dios sólo se llenaría al fin de los tiempos. ¿Y cómo podían ayudar ellos a
Dios, único y verdadero pescador? No importaba demasiado el cómo, se fiaban
de Jesús y eso les bastaba.

Consecuentemente, los apóstoles hicieron apostolado, y fueron por diversas


partes del mundo. Fuera de Pedro, presente en Antioquía y Roma, y de los dos
Santiagos, militantes en Jerusalén, casi nada que no sea legendario sabemos de
los demás. Numerosos escritos apócrifos hablan de diversas acciones suyas.
Algunos quizá sean ciertas, otros parecen fruto de mentes imaginativas y la
Iglesia no los ha reconocido, ni como inspirados, ni como válidos históricamente,
pero una idea dejan clara: todos hicieron mucho para extender la palabra y la vida
ganada por Cristo, siguiendo el mandato del Maestro.

Una tradicición antiquísima asegura que los Apóstoles abandonaron Jerusalén el


año duodécimo después de la muerte de Jesús, coincidiendo con la muerte de
Santiago, hijo de Zebedeo, en la persecución de Herodes Agripa en la cual
también fue encarcelado Pedro y liberado milagrosamente por ángeles. Eusebio,
que dice reproducir a Orígenes pretende saber la zona hacia donde fueron cada
uno de los grandes Apóstoles: Juan fue a Asia; Andrés, al país de los Escitas
(Rusia meridional); Mateo llegó hasta Etiopía: Bartolomé, al interior de la India,
y Tomás, al reino de los Partos. Otras tradiciones completan este esquema. La
más curiosa es la que asegura que Tomás siguió, por Persia, la ruta de las
caravanas y llegó al valle del Ganges, en donde convirtió al príncipe Matura,
sátrapa de los sacios, precisamente en el momento en que éste fundaba un
poderoso imperio en la India y el Asia Menor. Hoy existe la iglesia malabar que
se considera fundada por este apóstol.

Llama la atención la situación geográfica de Israel, pues ocupa estratégicamente


el centro de tres continentes: Asia, Africa y Europa. La extensión de la fe por el
mundo se realiza por círculos concéntricos a partir de ese centro llamado la
Tierra prometida. Un dato más para que esa tierra sea la más idónea para
propagar la fe por el mundo que si se hubiese realizado la redención en un
extremo de cualquiera de los tres continentes.

La pesca milagrosa es una luz para aclarar el sentido de la vocación divina que
acaban de recibir, que debe ser esencialmente apóstolica y misionera.

La llamada solemne a los Doce

Poco a poco se va estableciendo un grupo de discípulos en torno a Jesús. Las


condiciones son: dejarlo todo y desear aprender la nueva doctrina y vida del
Maestro, a quien aceptan como Mesías. Aún queda mucho por hacer. Así
transcurre la primera formación, hasta que en un momento concreto Jesús llama
con solemnidad a doce discípulos para que formen un grupo distinto de los
demás.

Los evangelistas sitúan la llamada de los Doce Apóstoles en torno al Sermón del
Monte. En cuanto a las fechas; parece lo más oportuno colocarlo algo después de
la segunda Pascua pasada por Jesús en Jerusalén. Había transcurrido algo más de
un año de la vida pública del Señor.

Hemos podido contemplar cómo Jesús llama a algunos discípulos y le siguen. No


conocemos cómo fue el comienzo de otros como los parientes del Señor -Judas
Tadeo y Santiago- ni Simón el Celotes, ni Judas Iscariote. Pero si sabemos que
Jesús llamó como discípulos a otros que no le siguieron, como el joven rico, y
también un crecido número de discípulos -setenta y dos- que debían formar como
un grupo especializado entre los seguidores de Jesús como simbolizando a todos
los pueblos del mundo. Estos merecen tal grado de confianza que les puede
enviar a predicar de dos en dos por las aldeas para anunciar la llegada del Reino
de los cielos. Durante el Sermón del Monte compañaban a Jesús «un grupo
numeroso de discípulos y una muchedumbre grande del pueblo» .

La distinción entre discípulos y apóstoles es importante, pues todos están


llamados a ser santos, pero con la elección de los Apóstoles comienza una
distinción en las vocaciones. No se trata de llamar a algunos para que sean más
santos que otros, sino de dar una misión nueva a los del grupo que se va
formando. De hecho María, la más santa, no recibe esta llamada, sino otra. La
vocación para ser Apóstoles es un comienzo de organización en la Iglesia que
Cristo funda.

Sigamos la narración de Lucas:


«sucedió en aquellos días que salió al monte a orar, y pasó toda la noche en
oración a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió a doce de
entre ellos, a los que denominó Apóstoles: a Simón, a quien puso el sobrenombre
de Pedro, y a su hermano Andrés; Santiago y Juan, Felipe y Bartolomé, a Mateo
y Tomás, Santiago de Alfeo y a Simón, llamado Zelotes, a Judas de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor» .

Tres cosas destacan en este momento tan solemne e importante en la vida de


Jesús y de la Iglesia: Jesús pasa la noche en oración, selecciona a doce discípulos
y les marca la misión nueva de apóstoles. Veámoslas por separado.

«Jesús subió al monte a orar, y paso la noche en oración a Dios». ¿Cómo no


recordar la oración de Moisés en el monte Sinaí? Aquel gran hombre oró con
enorme intensidad a Dios y consiguió la protección divina hacia el pueblo
elegido. Jesús quiere que vean en aquel gesto la gestación de un nuevo pueblo.
Pero hay más; Jesús reza siempre, pero la ocasión es tan importante que requiere
una intensidad especial: reza toda la noche. Después, en la oración sacerdotal de
la Última Cena, vuelve a decir en voz alta al Padre: «Yo ruego por ellos», y
después añade «no ruego sólo por éstos, sino en los que han de creer en mí por su
palabra» . Jesús pide al Padre por los que va a elegir en aquel momento y por la
Iglesia que les seguirá.

No resulta fácil comprender en toda su profundidad la oración de Jesús pues está


eternamente unido con el Padre como Hijo consustancial; pero también es
Hombre y su oración es la expresión de la unión más perfecta que se puede dar
entre el hombre y Dios.

Así expresa Juan Pablo II la oración de Jesús:

«Es en la oración donde encuentra su particular expresión el hecho de que el Hijo


esté intimamente unido al Padre, esté dedicado a Él, se dirija a Él con toda su
existencia humana(…) podemos decir perfectamente que Jesús de Nazaret «oraba
en todo tiempo sin desfallecer» (cfr. Lc 18,1). La oración era la vida de su alma,
y toda su vida era oración. La historia de la humanidad no conoce ningún otro
personaje que con esa plenitud – de ese modo- se relacionara con Dios en la
oración como Jesús de Nazaret, Hijo del hombre, y al mismo tiempo Hijo de
Dios «de la misma naturaleza del Padre». (…)

La oración constituía la preparación para decisiones importantes y para


momentos de gran relevancia de cara a la misión mesiánica de Cristo. Así, en el
momento de comenzar su ministerio público, se retira al desierto a ayunar y rezar
(cfr. Mt 4,1-11 y paral.); y también, antes de la elección de los Apóstoles, «Jesús
salió hacia la montaña para orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo
de día, llamó a sí a los discípulos y escogió a doce de ellos, a quienes dio el
nombre de apóstoles» (Lc 6,12-13)».

¿Cual fue el contenido de la oración de Jesús aquella noche antes de la elección


de los doce? No es posible conocer toda la riqueza de la intimidad de Jesús. Pero
podemos imaginar su diálogo con el Padre y ver como rogaba por cada uno de
los doce con sus defectos y sus virtudes, pidiendo las gracias que necesitaban,
viendo las tentaciones que sufrirán e intercediendo para que las superen, rezaba
por los frutos de su apostolado. Jesús debió ocupar una parte importante de su
oración pidiendo por Judas Iscariote que sería traidor. ¡Cuantas lágrimas y
peticiones de Jesús se dirigirían hacia aquel hombre que comenzó bien y acabó
mal! En este apóstol desgraciado se advierte como en ningún otro la libertad para
responder a la llamada divina y para perseverar en ella. Ya meditaremos sobre la
figura de Judas Iscariote, por quién tanto rezó Jesús. También reza por todos los
que se llamarán cristianos. Jesús ve a toda la Iglesia edificada sobre el
fundamento de aquellos doce hombres, y la ve avanzar por la historia «entre las
persecuciones del mundo y los consuelos de Dios» , como bellamente dice San
Agustín. Rezaba, por fin, por todo el género humano y por cada uno de los
hombres para que acogiesen libremente la salvación que se les ofrecía con tanto
esfuerzo y amor.

Los apóstoles son selecionados entre muchos discípulos. Todos los comentaristas
resaltan la ausencia de cualidades especiales entre aquellos doce hombres.
«Aquellos primeros apóstoles -a los que tengo gran devoción y cariño- eran,
según los criterios humanos, poca cosa. En cuanto a posición social (…)No eran
cultos, ni siquiera muy inteligentes, al menos en lo que se refiere a las realidades
sobrenaturales (…) Y ni siquiera sencillos, llanos. Dentro de su limitación eran
ambiciosos. (…) Fe poca. (…) ¿sobresalían quizá en el amor a Cristo? Sin duda
lo amaban, al menos de palabra. A veces se dejan arrebatar por el entusiasmo:
vayamos y muramos con El. Pero a la hora de la verdad huirán todos» .

En el mundo existían muchos sabios como lo fueron Platón y Aristóteles en su


tiempo; muchos reyes poderosos, muchos hombres buenos y religiosos en todos
los rincones del mundo. Sin ir más lejos, cada uno de los Apóstoles podría citar
personas de más cualidades que ellos en su entorno. Jesús no les elige por sus
cualidades, sino libremente. Jesús quiere dejar claro que la eficacia de su acción
apóstolica depende de la gracia que va a actuar a través de ellos. Jesús no quiere
que se envanezcan con el peligro de pecados mucho peores que los que hubiesen
podido cometer anteriormente. Quiere que sean humildes como Él es humilde y
cumple la voluntad de su Padre celestial. La humildad es necesaria para poder ser
Apóstol de Jesucristo. La humildad realiza la excavación que permite construir
sobre fundamento sólido. Los Apóstoles fallan cuando olvidan ésto, como falló
Pedro al menos dos veces -luego se arrepiente y recomienza-, como falló Judas y
no quiso recomenzar, como fallaron todos ante la Cruz y volvieron a comenzar
más humildes, y por tanto, más fuertes.

Al llamar a los doce discípulos les dice que serán Apóstoles. Les confiere una
misión. Apóstol es una palabra griega que significa «enviado», pero para los
judíos los «enviados» constituían una auténtica institución llamada schaliach que
en la vida civil era como el representante, es decir, aquel que actúa en nombre de
quien le envía para tratar diversos asuntos como si la persona del que envia
estuviese presente.. También el Sanedrín tenía sus «apóstoles» que eran aquellos
de quienes se servían para enviar sus notificaciones a las diversas comunidades
especialmente de la Diáspora. Al oir la palabra todos entendían algo de ella,
aunque Jesús le dará un contenido muy profundo.

Los doce discípulos se convirtieron en Apóstoles, es decir, en «enviados» de


Jesucristo que actuarán en nombre del Señor. Más adelante Jesús les enseñará en
qué consiste ese actuar en su nombre al explicarles la salvación que llega a través
de los sacramentos y la fuerza de la predicación, y del magisterio que tendrán que
ejercer. De momento queda claro que algo nuevo tendrán que realizar, y que lo
harán con un poder nuevo que el mismo Cristo les dará. Su vocación se concreta
mucho más. Desde el principio es una vocación a ser santos. También es una
vocación a ser discípulos formándose para poder alcanzar esa meta. La vocación
les lleva a tener un papel en la constitución de la Iglesia. En la elección de los
Apóstoles vemos el inicio de la institución jerárquica de la Iglesia.

El nuevo Pueblo de Dios

¿Cómo no relacionar el número de los elegidos como apóstoles con las doce
tribus sobre las que se había constituido el pueblo elegido? Abraham fue el
hombre de fe con el cual Dios estableció una Alianza en la que le prometía ser
cabeza de un pueblo tan numeroso somo las estrellas del cielo y como las arenas
del mar, y le dio un hijo llamado Isaac, también hombre de fe, que siguió las
huellas de su padre. Jacob fue el tercer patriarca al desear ardientemente la
bendición divina. El fue quien recibió de Dios el nombre de Israel que ahora
tenía el pueblo elegido. Tuvo doce hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá los primeros
que tuvo con Lía; Dan, Neftalí, Gad y Aser -hijos legales de Raquel al ceder sus
esclavas Bilha y Zilpá a su esposo-; Isacar y Zabulón, también hijos de Lía, y,
por fín, José y Benjamín hijos de la misma Raquel que murió al nacer el último.
Más adelante, dos hijos de José, Manasés y Efraím, por los especiales méritos de
su padre, se convierten en cabezas de dos tribus. No es posible establecer
paralelismos personales entre los doce Apóstoles y los doce hijos de Jacob, salvo
el número y que sean el comienzo del pueblo de Dios, unos según la Antigua
Alianza y otros sobre la Nueva.

Jacob vive en la Tierra prometida hacia el siglo XVII antes de Cristo. Los
israelitas vuelven a dicha tierra hacia el siglo XIII y se establecen en ella
distribuyendosela según según las tribus. Los pertenecientes a la tribu de Leví no
reciben territorio para dedicarse a funciones sacerdotales y reciben diezmos de
los demás. Diez de estas tribus se dispersan después de la deportación del reino
del Norte a Babilonia en el siglo VIII antes de Cristo. Su rastro como tribus se
pierde en la historia. Una de ellas- la de Dan- es señalada como declaradamente
infiel a la fe y a la Alianza, aunque todas tuvieron muchos brotes de infidelidad,
por lo que son castigadas y perdonadas repetidamente. En el siglo I se puede
decir que subsisten las tribus de Judá y Benjamín con personalidad clara y fieles
a la Ley de Dios, como también la de Leví, y junto a ellos está la de Efraím en
cuyo territorio viven los samaritanos, fieles al pentateuco, pero considerados
infieles por los judíos.

Una cosa queda clara a los ojos de todos: Jesús quiere formar un grupo cuyo
núcleo a partir del cual se formó el Pueblo elegido. La diferencia más notable de
los Apóstoles con los doce hijos de Jacob es que son llamados uno a uno, y no
pertenecen necesariamente a la misma familia. El núcleo no se establece sobre
los lazos de la sangre sino sobre la vocación divina y la respuesta personal.
Todos pertenecen a Israel, con lo que la continuidad con el antiguo pueblo
elegido es patente.

Más adelante, se irá delineando la voluntad de Jesús de formar un nuevo pueblo


para todos los hombres de todas las naciones y todas las razas, unidos sólo por la
misma fe y la caridad. En el momento oportuno -antes del sacrificio de la Cruz-
Jesús les manifestará con claridad que Dios ha querido establecer una Nueva
Alianza con los hombres, una Alianza perfecta con el sacrificio perfecto, una
Alianza eterna realizada en la sangre del Cordero inmaculado, siendo el mismo
Jesús el Sacerdote y la Víctima de ese sacrificio. Gran revelación era ésta: era la
esperanza del mundo entero, de los que esperan y de los que no esperaban, de los
que suspiraron por ella como Abraham y Moisés y de los que vendrán en los
siglos venideros completando el número de los elegidos. Los Apóstoles serán los
sacerdotes del nuevo Pueblo de Dios participando del sacerdocio de Cristo, y
realizando de modo incruento el sacrificio de la Cruz que llamamos Santa Misa.

Es de suponer que algunos sospechasen un cisma en el pueblo elegido, pero Jesús


insiste repetidamente en que no ha venido a destruir nada, sino a completar y
llevar a la perfección las promesas divinas. «No penséis que he venido a abolir la
ley o los profetas. No he venido a abolir, sino a perfeccionar» . Y añade con
solemnidad: «Antes pasarán el cielo y la tierra que pasen una iota o un ápice de la
ley sin que todo se cumpla» .

La eleción de los Doce es el comienzo de la estructuración externa de la Iglesia.


Con aquellos hombres nace un nuevo Pueblo de Dios que será el instrumento con
el que Dios quiere salvar a la Humanidad entera. Ya en los comienzos, Jesús les
aclara algo su misión, como dice Marcos: «Escogió a Doce para que fuesen sus
compañeros y para enviarlos a predicar, con poder de arrojar los demonios» .
Más adelante les dará el poder de atar y desatar, el poder de las llaves, el poder de
perdonar los pecados, el poder de confeccionar la Eucaristía, y les mandará que
prediquen y bauticen por todo el mundo hasta los confines de la tierra, y,
finalmente, les envía el Espíritu Santo para que les inspire, asista, conforte y
conduzca a la verdad completa.

¿Se daban cuenta los apóstoles de lo que estaba sucediendo? Algo sí, pero no del
todo. Jesús se lo va revelando en la medida en que pueden entenderlo o llevarlo a
la práctica. Ellos simplemente tienen que fiarse de Jesús, creer en el maestro y
entregarse con generosidad a lo que les pide. Así nacerá la Iglesia, y así sigue
haciéndose a lo largo de los siglos hasta la plenitud que llegará al final de los
tiempos.

La Iglesia es el nuevo Israel. Las promesas a los Patriarcas se fueron concretando


con el paso de los siglos, y el pueblo elegido se construyó sobre el fundamento
débil, pero bien visible, de los doce hijos de Jacob. Ahora se construirá la Iglesia
sobre el fundamento de los Doce Apóstoles. «Así como el pueblo de Israel, según
la carne, peregrinando por el desierto, se le designa ya como Iglesia (cfr. 2 Esdr
13,1; Num 20,4; Deut 23,1ss), así el nuevo Israel, que caminando en el tiempo
presente busca la ciudad futura y perenne (cfr. Heb 13,14), también es designado
como Iglesia de Cristo porque fue El quien la adquirió con su sangre, la llenó de
su Espíritu y la dotó de los medios apropiados de unión visible y social» .

Un año antes aquellos hombres ni conocían a Cristo, ni sabían los planes de Dios
para con ellos, ahora son las columnas del nuevo pueblo de Dios. Ellos son como
la semilla de mostaza que siendo la más pequeña de las simientes se convierte en
árbol frondoso y las aves del cielo acuden a sus ramas buscando cobijo. Cuando
fueron llamados, la Iglesia era pequeñísima en lo visible, pero estaba llamada a
desarrollarse, y al final de los tiempos «todos los justos desde Adán, desde el
justo Abel hasta el último elegido, serán congregados en una Iglesia universal en
la casa del Padre»

El Beato Josemaría, que tanto amor demostró a la Iglesia de Cristo, dice:

«Nuestro Señor funda su Iglesia sobre la debilidad -pero también sobre la


fidelidad- de unos hombres, los Apóstoles, a los que promete la asistencia
constante del Espíritu Santo(…) ¿Qué podían hacer los Apóstoles? No contaban
nada en su tiempo; no eran ni ricos, ni cultos, ni héroes a lo humano. Jesús echa
sobre los hombros de este puñado de discípulos una tarea inmensa, divina» .

Los Doce Apóstoles de Jesús – Estudio


ElsieVega Estudios Bíblicos

Jesús escogió a doce hombres para que estuviesen con Él durante sus tres años de
predicación y enseñanza. Los llamó «apóstoles», que quiere decir «enviados».
Andrés «varonilmente»

Andrés le presentó a su hermano Pedro a Jesús en las costas del lago de Galilea,
donde ellos, Juan y Santiago, tenían un negocio de pesca en sociedad. Andrés le
trajo a Jesús un muchacho que tenía dos peces pequeños y cinco panes de cebada,
los cuales Jesús usó milagrosamente para alimentar a 5.000 personas. Mateo
4:18-20; Marcos 1:16- 18; Juan 1:35-42; 6:8, 9
Bartolomé «hijo de Talmai»
No se sabe nada de Bartolomé. La única vez que vemos su nombre es en la lista
de los apóstoles de Jesús. Mateo 10:3
 
Jacobo (o Santiago)
Santiago era pescador y trabajaba con su hermano Juan y Zebedeo, su padre, en
el negocio de la familia. Santiago se encontraba arreglando unas redes cuando
Jesús lo llamó, y él lo siguió de inmediato. Jesús le puso a Juan y a Santiago el
apodo «hijos del trueno», porque eran de una naturaleza tempestuosa. Por
ejemplo, ellos le sugirieron a Jesús que le pidiera a Dios que enviase fuego sobre
una ciudad incrédula. Santiago se convirtió en uno de los tres apóstoles más
cercanos a Jesús, a quien Jesús escogió para que estuviese con El en momentos
especiales, tales como la transfiguración. Santiago fue decapitado a causa de su
fe por Herodes Agripa I, unos diez años después de la muerte de Jesús. Mateo
4:21, 22; 10:2; 17:1-13; 26:37; Marcos 5:37; 10:35-45; Lucas 9:51-56; Hechos
12:2

Santiago (o Jacobo)
Había dos apóstoles llamados Jacobo. El Jacobo que no era hermano de Juan era
el hijo de Alfeo, y no se sabe nada más de él. Mateo 10:3; Hechos 1:13
Juan «el Señor es misericordioso»
Juan, pescador e hijo de Zebedeo, era uno de los tres apóstoles que pertenecían al
círculo íntimo de Jesús; junto con Jacobo, su hermano, recibió el apodo «hijo del
trueno». Juan, quien se recostó sobre el pecho de Jesús en la Última Cena, era el
amigo más íntimo de Jesús, y poco antes de morir le pidió a Juan que cuidase de
María, su madre. Juan escribió un Evangelio, el libro de Apocalipsis (durante su
exilio en la isla de Patmos) y tres epístolas cortas. En su Evangelio, Juan nunca
se menciona a sí mismo por su nombre, sino que usa las palabras «el discípulo a
quien Jesús amó». Juan llegó a ser un líder en la iglesia primitiva. Mateo 4:21,
22; 10:2; 20:20- 23; Juan 13:23-25; 19:25-27; Hechos 1:13; 3-4; Gálatas 2:9; 1, 2
y 3 Juan; Apocalipsis 1:1
Judas «alabanza»
Al Judas que no traicionó a Jesús se le llama «Judas, no el Iscariote», y es
probablemente la misma persona que Tadeo. Lucas 6:16; Hechos 1:13; Juan
14:22
Judas Iscariote
Judas Iscariote era el tesorero de los doce apóstoles. Por treinta piezas de plata
traicionó a Jesús con un beso en el huerto de Getsemaní. Cuando Judas vio que
Jesús había sido condenado a muerte, le sobrecogió el remordimiento y regresó la
plata a los ancianos diciendo: «Yo he pecado entregando sangre inocente.» Judas
luego se ahorcó. Judas es siempre el último nombre que aparece en la lista de los
apóstoles. Mateo 26:1-27:10; Hechos 1:15-26
Mateo «regalo de Dios»
Mateo, también conocido como Leví, fue llamado para seguir a Jesús cuando era
cobrador de impuestos. Abandonó todo e hizo una fiesta en su casa en honor a
Jesús, a la que invitó a muchos otros publícanos y «pecadores». Es el autor
tradicional del primer Evangelio. Mateo 9:9, 10
Tomás «gemelo»
Tomás, cuyo nombre es Dídimo en griego, demostró su valentía cuando estuvo
dispuesto a morir por Jesús antes de que Jesús fuese a resucitar a Lázaro. En la
Última Cena, Tomás le preguntó a Jesús: «¿Cómo podemos saber el camino?», y
Jesús le contestó: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.» Tomás es recordado
como «el incrédulo Tomás», porque dijo que nunca creería en la resurrección de
Jesús a menos que viese a Jesús por sí mismo y tocase sus heridas. Cuando el
Señor Jesús resucitado se le apareció, Tomás inmediatamente le adoró y le llamó
Señor y Dios. Mateo 10:3; Juan 11:16; 14:5, 6; 20:24-28
Simón «oír»
Simón, que no ha de confundirse con Simón Pedro, es conocido como Simón el
zelote, porque era probablemente miembro de un grupo revolucionario judío
dedicado a expulsar a los romanos de Israel. Mateo 10:4
Felipe «amador de caballos»
Felipe, igual que Andrés y que Pedro, era pescador de Betsaida, y fue quien llevó
a Natanael (Bartolomé) a conocer a Jesús. Cuando 5.000 personas hambrientas
necesitaron comida, Jesús probó la fe de Felipe. En la Ultima Cena, Felipe le
pidió a Jesús que les mostrase al Padre, y Jesús contestó: «Yo soy en el Padre y el
Padre en mí.» Juan 1:43-51; 6:5-7; 12:20-22; 14:8, 9
Pedro «roca»
Pedro, el franco y a veces impetuoso líder de los Doce, siempre encabeza la lista
de los apóstoles. Junto con su hermano Andrés, Pedro dejó su actividad pesquera
cuando recibió la orden de Cristo de que le siguiese, y llegó a ser uno de los tres
discípulos más cercanos de Jesús. En Cesarea de Filipos, Pedro le dijo a Jesús
que Él era «el Cristo, el Hijo del Dios viviente». Pedro se jactó de que moriría
por Jesús, pero le negó tres veces. Después de la resurrección de Jesús, éste le
dijo a Pedro que fuese pastor y «apacentase a sus ovejas». Pedro guió a los
primeros cristianos, predicando osadamente, desde el día de Pentecostés, cuando
3.000 personas aceptaron su mensaje y fueron bautizados. Junto con Juan, Pedro
sanó a un paralítico que se hallaba en la puerta del templo llamada la Hermosa.
Cuando el número de los cristianos aumentó a más de 5.000, Pedro y Juan fueron
encarcelados por enseñarle a la gente que la resurrección de los muertos viene
por medio de Jesús. Pedro escribió dos cartas cortas, y gran parte del Evangelio
de Marcos es normalmente considerado como un resumen de la enseñanza de
Pedro. Jesús predijo que Pedro sería martirizado, y se piensa que Nerón lo
ejecutó en Roma. Mateo 4:18-20; 10:2; 14:25-31; 16:13-23; 17:1-13; 26:31-35,
69-75; 1 y 2 Pedro
Los 12 Apóstoles de Jesucristo

Publicada el 15.12.2011 a las 06:14h. 

Los mas grandes representantes de la fe cristiana los 12 apóstoles que tuvieron la gran dicha de
vivir y tener la confianza de nuestro Señor Jesucristo y formar parte de la gran historia de la
humanidad.

1
PEDRO
San Pedro Apóstol -- Pedro es mencionado frecuentemente en el Nuevo Testamento -- en los
Evangelios, en los Hechos de los Apóstoles, y en las Epístolas de San Pablo. Su nombre aparece
182 veces.

Lo único que sabemos de su vida antes de su conversión es que nació en Betsaida, junto al lago
de Tiberíades y se trasladó a Cafarnaum, donde junto con Juan y Santiago, los hijos del Zebedeo,
se dedicaba a la pesca. Existe evidencia para suponer que Andrés (el hermano de Pedro) y
posiblemente Pedro fueron seguidores de Juan el Bautista, y por lo tanto se habrían preparado
para recibir al Mesías en sus corazones.

Imaginamos a Pedro como un hombre astuto y sencillo, de gran poder para el bien, pero a veces
afligido un carácter abrupto y tempestivo que habría de ser transformado por Cristo a través del
sufrimiento.

Nuestro primer encuentro con Pedro es a principios del ministerio de Jesús. Mientras Jesús
caminaba por la orilla del lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y Andrés, echar la red
al agua. Y los llamó diciendo: > (Mateo 4,19). Inmediatamente abandonaron sus redes y lo
siguieron. Un poco después, aprendemos que visitaron la casa en la que estaba la suegra de
Pedro, sufriendo de una fiebre la cual fue curada por Jesús. Esta fue la primera curación
atestiguada por Pedro, quien presenciará muchos milagros más durante los tres años de ministerio
de Jesús, siempre escuchando, observando, preguntando, aprendiendo.

Profesión de fe y primado de Pedro:


Cristo resucitado es el fundamento de la Iglesia: "porque nadie puede poner otro fundamento que
el que está ya puesto, que es Jesucristo" -1 Cor 3,10. Sin embargo, el mismo Jesús quiso que su
Iglesia tuviese un fundamento visible que serán Pedro y sus sucesores. Jesús presenta la vocación
singular de Pedro en la imagen de roca firme. Pedro= Petros= Quefá= Piedra= Roca. Es el primero
que Jesús llama y lo nombra roca sobre la cual construirá su Iglesia. Pedro es el primer Papa ya
que recibió la suprema potestad pontificia del mismo Jesucristo. El ministerio Petrino asegura los
cimientos que garantizan la indefectibilidad de la Iglesia en el tiempo y en las tormentas. La barca
del pescador de Galilea es ahora la Iglesia de Cristo. Los peces son ahora los hombres.

Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo , hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del hombre?" Ellos dijeron: "Unos, que Juan el Bautista, otros,
que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas." Díceles el: "Y vosotros ¿quién decís que soy
yo?" Simón Pedro contestó: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" Replicando Jesús dijo:
"Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre,
sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del
Reino de los Cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra
quedará desatado en los cielos. -Mateo 16: 13-20.

Dar las llaves significa entregar la autoridad sobre la Iglesia con el poder de gobernar, de permitir y
prohibir. Pero no se trata de un gobierno como los del mundo sino en función de servicio por amor:
"el mayor entre vosotros sea el último de todos y el servidor de todos" (Mt 23,11).

Recordemos algunos de los episodios Bíblicos en los que aparece Pedro.

Después del milagro de la multiplicación de los panes, Jesús se retiró a la soledad de un cerro a
orar, mientras sus discípulos cruzaban en una barca el lago de Galilea. De improviso vieron a
Jesús caminando sobre el agua y según San Mateo Jesús les dijo: . Pedro respondió: Entonces
Pedro empezó a caminar confiadamente pero al notar la fuerza del viento titubeó y comenzó a
hundirse. Al momento, Jesús lo tomó de la mano y le dijo: (Mateo 14, 22-31)

Pedro siempre figura entre los tres mas allegados a Jesús. Fue elegido con Santiago y Juan, para
subir al monte Tabor donde ocurrió la Transfiguración. Aquí contempló la Gloria del Señor y
escuchó la proclamación de Dios: (Mateo 17, 1-5)

Después bajaron a Jerusalén donde Jesús comenzó a preparar a sus discípulos para el fin de su
ministerio en la tierra. Pedro llevó a Jesús aparte y comenzó a reprenderlo porque no quería
aceptar un fin tan terrible como la cruz.

Al estar todos reunidos en la Última Cena, Pedro declaró su lealtad y devoción con estas palabras:
E insistió: . Con inmensa tristeza Jesús le contestó: Al desenvolverse esta trágica noche se realizó
esta profecía. Cuando los soldados llevaron a Jesús a los judíos, Pedro se quedó en el patio y tres
veces lo acusaron de ser discípulo de Jesús. El lo negó las tres veces. En aquel mismo momento,
cantó el gallo por segunda vez y Pedro empezó a llorar.

Pedro es un pecador arrepentido. Cristo lo perdona y confirma su elección. Pregunta a Pedro:


"¿Me amas más que éstos?" (Jn 21,15). Pedro afirma tres veces su amor. Jesús entonces le dice
"Apacienta mis ovejas". Signo de su misión como pastor universal de la Iglesia. Su ministerio se
sostendrá gracias al poder de Cristo, quien ora por el. "He rogado por ti para que tu fe no
desfallezca. Cuando te conviertas, confirma a tus hermanos" (Lc 22,32). Es Cristo el Buen Pastor
quien confiere su poder de perdonar, consagrar, enseñar y dar testimonio.
Pedro ejerció su primacía entre los Apóstoles con entereza y valor. El fue > en la que la Iglesia fue
fundada. Su capacidad de conversión quizás sea lo que hace su historia ejemplar para nosotros
pecadores. Pedro cayó muy bajo en la noche que negó al Señor. Después se arrepintió y ascendió
hasta llegar a obispo de Roma, mártir, y .

Lo vemos a la cabeza de los Apóstoles. Fue Pedro quien tomó la iniciativa de elegir uno que
tomara el lugar de Judas y quien realizó el primer milagro. Un mendigo le pidió limosna. Pedro le
dijo que no tenía dinero, pero en el nombre de Jesús Nazareno le mandó levantarse y andar. El
mendigo, curado de su mal hizo lo que le mandó Pedro.

La esparción del cristianismo atrajo persecuciones en las que fue martirizado San Esteban y
muchos de los convertidos se esparcieron o escondieron. Los Apóstoles permanecieron firmes en
Jerusalén donde los líderes judíos eran sus peores perseguidores. Pedro decidió predicar en las
aldeas circundantes y cada vez mas lejos. En Samaria donde predicó y realizó milagros, Simón, un
mago, le ofreció dinero para que le enseñara el secreto de sus poderes. Pedro lo reprendió
fuertemente y le dijo: >

Por su sinceridad, Pedro inevitablemente tuvo muchos conflictos con las autoridades judías, hasta
dos veces los jefes de los sacerdotes lo mandaron arrestar. Nos dice la Escritura que fue
milagrosamente desencadenado y librado de la prisión e impresionó a los demás Apóstoles al
llegar repentinamente donde ellos moraban. Pedro después predicó en los puertos marítimos de
Joppa y Lydda, donde conoció hombres de diferentes razas y en Cesarea donde se convirtió el
primer gentil, Cornelio.

Fue obispo de Antioquía y después pasó a ser obispo de Roma donde fue martirizado durante el
reinado de Nerón alrededor del año 67, el mismo año que San Pablo. Así lo estiman tres Padres de
la Iglesia: San Ireneo, San Clemente de Alejandría y Tertuliano. Fue sepultado en lo que hoy es el
Vaticano donde aun se encuentran su restos bajo el altar mayor de la basílica de San Pedro. Esto
ha sido comprobado en los encuentros arqueológicos y anunciado por Pío XII al concluir el año
santo de 1950.

Martirio de San Pedro

San Pedro murió crucificado. El no se consideraba digno de morir en la forma de su Señor y por
eso lo crucificaron con la cabeza hacia abajo. El lugar exacto de su crucifixión fue guardado por la
tradición. Muy cerca del circo de Nerón, los cristianos enterraron a San Pedro.

Las palabras de Jesús se cumplen textualmente.

"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del
Hades no prevalecerán contra ella".
Mateo 16:18

Hay testimonios arqueológicos de la necrópolis con la tumba de San Pedro, directamente bajo el
altar mayor. Esta ha sido venerada desde el siglo II. Un edículo de 160 d.C. en el cual puede leerse
en griego "Pedro está aquí".

Se han encontrado muchos escritos en las catacumbas que unen los nombres de San Pedro y San
Pablo, mostrando que la devoción popular a estos grandes Apóstoles comenzó en los primeros
siglos. Pinturas muy antiguas nos describen a San Pedro como un hombre de poca estatura,
energético, pelo crespo y barba. En el arte sus emblemas tradicionales son un barco, llaves y un
gallo.

Hoy el Papa continúa el ministerio petrino como pastor universal de la Iglesia de Cristo. Al conocer
los orígenes, debemos renovar nuestra fidelidad al Papa como sucesor de Pedro.

Los únicos escritos que poseemos de San Pedro son sus dos Epístolas en el Nuevo Testamento.
Pensamos que ambas fueron dirigidas a los convertidos de Asia Menor. La Primera Epístola esta
llena de admoniciones hacia la caridad, disponibilidad y humildad, y en general de los deberes en
la vida de los cristianos. Al concluir, Pedro manda saludos de parte . Esto prueba que la Epístola
fue escrita desde Roma, que en esos tiempos los judíos la llamaban "Babilonia". La Segunda
Epístola trata de las falsas doctrinas, habla de la segunda venida del Señor y concluye con una
bella doxología,
2
JUAN
SAN JUAN el Evangelista, a quien se distingue como "el discípulo amado de Jesús" y a quien a
menudo le llaman "el divino" (es decir, el "Teólogo") sobre todo entre los griegos y en Inglaterra,
era un judío de Galilea, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor, con quien desempeñaba
el oficio de pescador.

Junto con su hermano Santiago, se hallaba Juan remendando las redes a la orilla del lago de
Galilea, cuando Jesús, que acababa de llamar a su servicio a Pedro y a Andrés, los llamó también
a ellos para que fuesen sus Apóstoles. El propio Jesucristo les puso a Juan y a Santiago el
sobrenombre de Boanerges, o sea "hijos del trueno" (Lucas 9, 54), aunque no está aclarado si lo
hizo como una recomendación o bien a causa de la violencia de su temperamento.

Se dice que San Juan era el más joven de los doce Apóstoles y que sobrevivió a todos los demás.
Es el único de los Apóstoles que no murió martirizado.

En el Evangelio que escribió se refiere a sí mismo, como "el discípulo a quien Jesús amaba", y es
evidente que era de los mas íntimos de Jesús. El Señor quiso que estuviese, junto con Pedro y
Santiago, en el momento de Su transfiguración, así como durante Su agonía en el Huerto de los
Olivos. En muchas otras ocasiones, Jesús demostró a Juan su predilección o su afecto especial.
Por consiguiente, nada tiene de extraño desde el punto de vista humano, que la esposa de
Zebedeo pidiese al Señor que sus dos hijos llegasen a sentarse junto a Él, uno a la derecha y el
otro a la izquierda, en Su Reino.

Juan fue el elegido para acompañar a Pedro a la ciudad a fin de preparar la cena de la última
Pascua y, en el curso de aquella última cena, Juan reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús y fue
a Juan a quien el Maestro indicó, no obstante que Pedro formuló la pregunta, el nombre del
discípulo que habría de traicionarle. Es creencia general la de que era Juan aquel "otro discípulo"
que entró con Jesús ante el tribunal de Caifás, mientras Pedro se quedaba afuera. Juan fue el
único de los Apóstoles que estuvo al pie de la cruz con la Virgen María y las otras piadosas
mujeres y fue él quien recibió el sublime encargo de tomar bajo su cuidado a la Madre del
Redentor. "Mujer, he ahí a tu hijo", murmuró Jesús a su Madre desde la cruz. "He ahí a tu madre",
le dijo a Juan. Y desde aquel momento, el discípulo la tomó como suya. El Señor nos llamó a todos
hermanos y nos encomendó el amoroso cuidado de Su propia Madre, pero entre todos los hijos
adoptivos de la Virgen María, San Juan fue el primero. Tan sólo a él le fue dado el privilegio de
llevar físicamente a María a su propia casa como una verdadera madre y honrarla, servirla y
cuidarla en persona.

Gran testigo de la Gloria del Maestro

Cuando María Magdalena trajo la noticia de que el sepulcro de Cristo se hallaba abierto y vacío,
Pedro y Juan acudieron inmediatamente y Juan, que era el más joven y el que corría más de prisa,
llegó primero. Sin embargo, esperó a que llegase San Pedro y los dos juntos se acercaron al
sepulcro y los dos "vieron y creyeron" que Jesús había resucitado.

A los pocos días, Jesús se les apareció por tercera vez, a orillas del lago de Galilea, y vino a su
encuentro caminando por la playa. Fue entonces cuando interrogó a San Pedro sobre la sinceridad
de su amor, le puso al frente de Su Iglesia y le vaticinó su martirio. San Pedro, al caer en la cuenta
de que San Juan se hallaba detrás de él, preguntó a su Maestro sobre el futuro de su compañero:

«Señor, y éste, ¿qué?» (Jn 21,21)


Jesús le respondió: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme.»
(Jn 21,22)

Debido a aquella respuesta, no es sorprendente que entre los hermanos corriese el rumor de que
Juan no iba a morir, un rumor que el mismo Juan se encargó de desmentir al indicar que el Señor
nunca dijo: "No morirá". (Jn 21,23).
Después de la Ascensión de Jesucristo, volvemos a encontrarnos con Pedro y Juan que subían
juntos al templo y, antes de entrar, curaron milagrosamente a un tullido. Los dos fueron hechos
prisioneros, pero se les dejó en libertad con la orden de que se abstuviesen de predicar en nombre
de Cristo, a lo que Pedro y Juan respondieron: «Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a
vosotros más que a Dios. No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído.»
(Hechos 4:19-20)

Después, los Apóstoles fueron enviados a confirmar a los fieles que el diácono Felipe había
convertido en Samaria. Cuando San Pablo fue a Jerusalén tras de su conversión se dirigió a
aquellos que "parecían ser los pilares" de la Iglesia, es decir a Santiago, Pedro y Juan, quienes
confirmaron su misión entre los gentiles y fue por entonces cuando San Juan asistió al primer
Concilio de Apóstoles en Jerusalén. Tal vez concluido éste, San Juan partió de Palestina para
viajar al Asia Menor.

Efeso

San Ireneo, Padre de la Iglesia, quien fue discípulo de San Policarpo, quién a su vez fue discípulo
de San Juan, es una segura fuente de información sobre el Apóstol. San Ireneo afirma que este se
estableció en Efeso después del martirio de San Pedro y San Pablo, pero es imposible determinar
la época precisa. De acuerdo con la Tradición, durante el reinado de Domiciano, San Juan fue
llevado a Roma, donde quedó milagrosamente frustrado un intento para quitarle la vida. La misma
tradición afirma que posteriormente fue desterrado a la isla de Patmos, donde recibió las
revelaciones celestiales que escribió en su libro del Apocalipsis.

Maravillosas revelaciones celestiales

Después de la muerte de Domiciano, en el año 96, San Juan pudo regresar a Efeso, y es creencia
general que fue entonces cuando escribió su Evangelio. El mismo nos revela el objetivo que tenía
presente al escribirlo. "Todas estas cosas las escribo para que podáis creer que Jesús es el Cristo,
el Hijo de Dios y para que, al creer, tengáis la vida en Su nombre". Su Evangelio tiene un carácter
enteramente distinto al de los otros tres y es una obra teológica tan sublime que, como dice
Teodoreto, "está más allá del entendimiento humano el llegar a profundizarlo y comprenderlo
enteramente". La elevación de su espíritu y de su estilo y lenguaje, está debidamente representada
por el águila que es el símbolo de San Juan el Evangelista. También escribió el Apóstol tres
epístolas: a la primera se le llama Católica, ya que está dirigida a todos los otros cristianos,
particularmente a los que él convirtió, a quienes insta a la pureza y santidad de vida y a la
precaución contra las artimañas de los seductores. Las otras dos son breves y están dirigidas a
determinadas personas: una probablemente a la Iglesia local, y la otra a un tal Gayo, un comedido
instructor de cristianos. A lo largo de todos sus escritos, impera el mismo inimitable espíritu de
caridad. No es éste el lugar para hacer referencias a las objeciones que se han hecho a la
afirmación de que San Juan sea el autor del cuarto Evangelio.

Predicando la Verdad y el amor

Los más antiguos escritores hablan de la decidida oposición de San Juan a las herejías de los
ebionitas y a los seguidores del gnóstico Cerinto. En cierta ocasión, según San Ireneo, cuando
Juan iba a los baños públicos, se enteró de que Cerinto estaba en ellos y entonces se devolvió y
comentó con algunos amigos que le acompañaban: "¡Vámonos hermanos y a toda prisa, no sea
que los baños en donde está Cerinto, el enemigo de la verdad, caigan sobre su cabeza y nos
aplasten!".

Dice San Ireneo que fue informado de este incidente por el propio San Policarpio el discípulo
personal de San Juan. Por su parte, Clemente de Alejandría relata que en cierta ciudad cuyo
nombre omite, San Juan vio a un apuesto joven en la congregación y, con el íntimo sentimiento de
que mucho de bueno podría sacarse de él, lo llevó a presentar al obispo a quien él mismo había
consagrado. "En presencia de Cristo y ante esta congregación, recomiendo este joven a tus
cuidados". De acuerdo con las recomendaciones de San Juan, el joven se hospedó en la casa del
obispo, quien le dio instrucciones, le mantuvo dentro de la disciplina y a la larga lo bautizó y lo
confirmó. Pero desde entonces, las atenciones del obispo se enfriaron, el neófito frecuentó las
malas compañías y acabó por convertirse en un asaltante de caminos. Transcurrió algún tiempo, y
San Juan volvió a aquella ciudad y pidió al obispo: "Devuélveme ahora el cargo que Jesucristo y yo
encomendamos a tus cuidados en presencia de tu iglesia". El obispo se sorprendió creyendo que
se trataba de algún dinero que se le había confiado, pero San Juan explicó que se refería al joven
que le había presentado y entonces el obispo exclamó: "¡Pobre joven! Ha muerto". "¿De qué murió,
preguntó San Juan. "Ha muerto para Dios, puesto que es un ladrón" , fue la respuesta. Al oír estas
palabras, el anciano Apóstol pidió un caballo y un guía para dirigirse hacia las montañas donde los
asaltantes de caminos tenían su guarida. Tan pronto como se adentró por los tortuosos senderos
de los montes, los ladrones le rodearon y le apresaron. "¡Para esto he venido!", gritó San Juan.
"¡Llevadme con vosotros!" Al llegar a la guarida, el joven renegado reconoció al prisionero y trató
de huir, lleno de vergüenza, pero Juan le gritó para detenerle: "¡Muchacho! ¿Por qué huyes de mí,
tu padre, un viejo y sin armas? Siempre hay tiempo para el arrepentimiento. Yo responderé por ti
ante mi Señor Jesucristo y estoy dispuesto a dar la vida por tu salvación. Es Cristo quien me
envía". El joven escuchó estas palabras inmóvil en su sitio; luego bajó la cabeza y, de pronto, se
echó a llorar y se acercó a San Juan para implorarle, según dice Clemente de Alejandría, una
segunda oportunidad. Por su parte, el Apóstol no quiso abandonar la guarida de los ladrones hasta
que el pecador quedó reconciliado con la Iglesia.

Aquella caridad que inflamaba su alma, deseaba infundirla en los otros de una manera constante y
afectuosa. Dice San Jerónimo en sus escritos que, cuando San Juan era ya muy anciano y estaba
tan debilitado que no podía predicar al pueblo, se hacía llevar en una silla a las asambleas de los
fieles de Efeso y siempre les decía estas mismas palabras: "Hijitos míos, amaos entre
vosotros . . ." Alguna vez le preguntaron por qué repetía siempre la frase, respondió San Juan:
"Porque ése es el mandamiento del Señor y si lo cumplís ya habréis hecho bastante".

San Juan murió pacíficamente en Efeso hacia el tercer año del reinado de Trajano, es decir hacia
el año cien de la era cristiana, cuando tenía la edad de noventa y cuatro años, de acuerdo con San
Epifanio.

Según los datos que nos proporcionan San Gregorio de Nissa, el Breviarium sirio de principios del
siglo quinto y el Calendario de Cartago, la práctica de celebrar la fiesta de San Juan el Evangelista
inmediatamente después de la de San Esteban, es antiquísima. En el texto original del
Hieronymianum, (alrededor del año 600 P.C.), la conmemoración parece haber sido anotada de
esta manera: "La Asunción de San Juan el Evangelista en Efeso y la ordenación al episcopado de
Santo Santiago, el hermano de Nuestro Señor y el primer judío que fue ordenado obispo de
Jerusalén por los Apóstoles y que obtuvo la corona del martirio en el tiempo de la Pascua". Era de
esperarse que en una nota como la anterior, se mencionaran juntos a Juan y a Santiago, los hijos
de Zebedeo; sin embargo, es evidente que el Santiago a quien se hace referencia, es el otro, el hijo
de Alfeo.

La frase "Asunción de San Juan", resulta interesante puesto que se refiere claramente a la última
parte de las apócrifas "Actas de San Juan". La errónea creencia de que San Juan, durante los
últimos días de su vida en Efeso, desapareció sencillamente, como si hubiese ascendido al cielo en
cuerpo y alma puesto que nunca se encontró su cadáver, una idea que surgió sin duda de la
afirmación de que aquel discípulo de Cristo "no moriría", tuvo gran difusión aceptación a fines del
siglo II. Por otra parte, de acuerdo con los griegos, el lugar de su sepultura en Efeso era bien
conocida y aun famosa por los milagro que se obraban allí.
El "Acta Johannis", que ha llegado hasta nosotros en forma imperfecta y que ha sido condenada a
causa de sus tendencias heréticas, por autoridades en la materia tan antiguas como Eusebio,
Epifanio, Agustín y Toribio de Astorga, contribuyó grandemente a crear una leyenda. De estas
fuentes o, en todo caso, del pseudo Abdías, procede la historia en base a la cual se representa con
frecuencia a San Juan con un cáliz y una víbora. Se cuenta que Aristodemus, el sumo sacerdote
de Diana en Efeso, lanzó un reto a San Juan para que bebiese de una copa que contenía un
líquido envenenado. El Apóstol tomó el veneno sin sufrir daño alguno y, a raíz de aquel milagro,
convirtió a muchos, incluso al sumo sacerdote. En ese incidente se funda también sin duda la
costumbre popular que prevalece sobre todo en Alemania, de beber la Johannis-Minne, la copa
amable o poculum charitatis, con la que se brinda en honor de San Juan. En la ritualia medieval
hay numerosas fórmulas para ese brindis y para que, al beber la Johannis-Minne, se evitaran los
peligros, se recuperara la salud y se llegara al cielo.

San Juan es sin duda un hombre de extraordinaria y al mismo tiempo de profundidad mística. Al
amarlo tanto, Jesús nos enseña que esta combinación de virtudes debe ser el ideal del hombre, es
decir el requisito para un hombre plenamente hombre. Esto choca contra el modelo de hombre
machista que es objeto de falsa adulación en la cultura, un hombre preso de sus instintos bajos.
Por eso el arte tiende a representar a San Juan como una persona suave, y, a diferencia de los
demás Apóstoles, sin barba. Es necesario recuperar a San Juan como modelo: El hombre capaz
de recostar su cabeza sobre el corazón de Jesús, y precisamente por eso ser valiente para estar al
pie de la cruz como ningún otro. Por algo Jesús le llamaba "hijo del trueno". Quizás antes para mal,
pero una vez transformado en Cristo, para mayor gloria de Dios.

Fuente Bibliográfica: Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.

Juan, hijo del Zebedeo


Benedicto XVI, audiencia general, 5 de julio, 2006
Zenit.org

Queridos hermanos y hermanas:


Dedicamos el encuentro de hoy a recordar a otro miembro muy importante del colegio apostólico:
Juan, hijo de Zebedeo, y hermano de Santiago. Su nombre, típicamente hebreo, significa «el Señor
ha dado su gracia». Estaba arreglando las redes a orillas del lago de Tiberíades, cuando Jesús le
llamó junto a su hermano (Cf. Mateo 4, 21; Marcos 1,19). Juan forma siempre parte del grupo
restringido que Jesús lleva consigo en determinadas ocasiones. Está junto a Pedro y Santiago
cuando Jesús, en Cafarnaúm, entra en casa de Pedro para curar a su suegra (Cf. Marcos 1, 29);
con los otros dos sigue al Maestro en la casa del jefe de la sinagoga, Jairo, cuya hija volverá a ser
llamada a la vida (Cf. Marcos 5, 37); le sigue cuando sube a la montaña para ser transfigurado (Cf.
Marcos 9, 2); está a su lado en el Monte de los Olivos cuando ante el imponente Templo de
Jerusalén pronuncia el discurso sobre el fin de la ciudad y del mundo (Cf. Marcos 13, 3); y, por
último, está cerca de él cuando en el Huerto de Getsemaní se retira para orar con el Padre, antes
de la Pasión (Cf. Marcos 14, 33). Poco antes de Pascua, cuando Jesús escoge a dos discípulos
para preparar la sala para la Cena, les confía a él y a Pedro esta tarea (Cf. Lucas 22,8).

Esta posición de relieve en el grupo de los doce hace en cierto sentido comprensible la iniciativa
que un día tomó su madre: se acercó a Jesús para pedirle que sus dos hijos, Juan y Santiago,
pudieran sentarse uno a su derecha y el otro a su izquierda en el Reino (Cf. Mateo 20, 20-21).
Como sabemos, Jesús respondió planteando a su vez un interrogante: preguntó si estaban
dispuestos a beber el cáliz que él mismo estaba a punto de beber (Cf. Mateo 20, 22). Con estas
palabras quería abrirles los ojos a los dos discípulos, introducirles en el conocimiento del misterio
de su persona y esbozarles la futura llamada a ser sus testigos hasta la prueba suprema de la
sangre. Poco después, de hecho, Jesús aclaró que no había venido a ser servido sino a servir y a
dar la vida en rescate de la multitud (Cf. Mateo 20, 28). En los días sucesivos a la resurrección,
encontramos a los «hijos del Zebedeo» pescando junto a Pedro y a otros más en una noche sin
resultados. Tras la intervención del Resucitado, vino la pesca milagrosa: «el discípulo a quien
Jesús amaba» será el primero en reconocer al «Señor» y a indicárselo a Pedro (Cf. Juan 21, 1-13).

Dentro de la Iglesia de Jerusalén, Juan ocupó un puesto importante en la dirección del primer
grupo de cristianos. Pablo, de hecho, le coloca entre quienes llama las «columnas» de esa
comunidad (Cf. Gálatas 2, 9). Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, le presenta junto a Pedro
mientras van a rezar al Templo (Hechos 3, 1-4.11) o cuando se presentan ante el Sanedrín para
testimoniar su fe en Jesucristo (Cf. Hechos 4, 13.19). Junto con Pedro recibe la invitación de la
Iglesia de Jerusalén a confirmar a los que acogieron el Evangelio en Samaria, rezando sobre ellos
para que recibieran el Espíritu Santo (Cf. Hechos 8, 14-15). En particular, hay que recordar lo que
dice, junto a Pedro, ante el Sanedrín, durante el proceso: «No podemos dejar de hablar de lo que
hemos visto y oído» (Hechos 4, 20). Esta franqueza para confesar su propia fe queda como un
ejemplo y una advertencia para todos nosotros para que estemos dispuestos a declarar con
decisión nuestra inquebrantable adhesión a Cristo, anteponiendo la fe a todo cálculo humano o
interés.

Según la tradición, Juan es «el discípulo predilecto», que en el cuarto Evangelio coloca la cabeza
sobre el pecho del Maestro durante la Última Cena (Cf. Juan 13, 21), se encuentra a los pies de la
Cruz junto a la Madre de Jesús (Cf. Juan 19, 25) y, por último, es testigo tanto de la tumba vacía
como de la misma presencia del Resucitado (Cf. Juan 20, 2; 21, 7). Sabemos que esta
identificación hoy es discutida por los expertos, pues algunos de ellos ven en él al prototipo del
discípulo de Jesús. Dejando que los exegetas aclaren la cuestión, nosotros nos contentamos con
sacar una lección importante para nuestra vida: el Señor desea hacer de cada uno de nosotros un
discípulo que vive una amistad personal con Él. Para realizar esto no es suficiente seguirle y
escucharle exteriormente; es necesario también vivir con Él y como Él. Esto sólo es posible en el
contexto de una relación de gran familiaridad, penetrada por el calor de una confianza total. Es lo
que sucede entre amigos: por este motivo, Jesús dijo un día: «Nadie tiene mayor amor que el que
da su vida por sus amigos… No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo;
a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer».
(Juan 15, 13. 15).

En los apócrifos «Hechos de Juan» el apóstol, no se le presenta como fundador de Iglesias, ni


siquiera como guía de una comunidad constituida, sino como un itinerante continuo, un
comunicador de la fe en el encuentro con «almas capaces de esperar y de ser salvadas» (18, 10;
23, 8). Le empuja el deseo paradójico de hacer ver lo invisible. De hecho, la Iglesia oriental le llama
simplemente «el Teólogo», es decir, el que es capaz de hablar en términos accesibles de las cosas
divinas, revelando un arcano acceso a Dios a través de la adhesión a Jesús.

El culto de Juan apóstol se afirmó a partir de la ciudad de Éfeso, donde según una antigua
tradición, habría vivido durante un largo tiempo, muriendo en una edad extraordinariamente
avanzada, bajo el emperador Trajano. En Éfeso, el emperador Justiniano, en el siglo VI, construyó
en su honor una gran basílica, de la que todavía quedan imponentes ruinas. Precisamente en
Oriente gozó y goza de gran veneración. En los iconos bizantinos se le representa como muy
anciano, según la tradición murió bajo el emperador Trajano-- y en intensa contemplación, con la
actitud de quien invita al silencio.

De hecho, sin un adecuado recogimiento no es posible acercarse al misterio supremo de Dios y a


su revelación. Esto explica por qué, hace años, el patriarca ecuménico de Constantinopla,
Atenágoras, a quien el Papa Pablo VI abrazó en un memorable encuentro, afirmó: «Juan se
encuentra en el origen de nuestra más elevada espiritualidad. Como él, los "silenciosos" conocen
ese misterioso intercambio de corazones, invocan la presencia de Juan y su corazón se enciende»
(O. Clément, «Dialoghi con Atenagora», Torino 1972, p. 159). Que el Señor nos ayude a ponernos
en la escuela de Juan para aprender la gran lección del amor de manera que nos sintamos amados
por Cristo «hasta el final» (Juan 13, 1) y gastemos nuestra vida por Él.
3
SANTIAGO
Apóstol, pariente de Jesús. Llamado "el Menor" para distinguirlo del otro Apóstol Santiago, el
hermano de Juan. Fue el primer obispo de Jerusalén y desarrolló una intensa actividad misionera.
Murió mártir en Jerusalén hacia el año 62. Es autor de una de las Epístolas Católicas que lleva su
nombre.

4
PABLO
Cuando Pablo fue tirado por tierra, fue capaz de entregarle a Cristo absolutamente todo su ser.
Mas tarde pudo decir "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi" Pablo escribió 13 cartas
que forman parte del Nuevo Testamento y están dirigidas a las comunidades de gentiles, paganos
convertidos por su predicación. En ellas les exhorta, les guía en la fe y enseña sobre ética y
doctrina. Estas cartas son inspiradas por el Espíritu Santo y forman parte de la revelación divina.
Es decir, son Palabra de Dios y por medio de ellas Dios mismo se da a conocer. Pablo es el
instrumento en esta comunicación divina, pero al mismo tiempo las cartas nos ayudan a conocer al
autor humano. Reflejan su personalidad, sus dones y sus luchas intensas. Otras fuentes que nos
ayudan a conocer el apóstol son los Hechos de los Apóstoles escritos por San Lucas y ciertos
libros apócrifos.

Pablo nació de una familia judía acomodada, de la tribu de Benjamín, en Tarso de Cilicia (hoy
Turquía). Su nombre semítico era Saulo. No sabemos cuando comenzó a llamarse con el nombre
latino de Pablo. Por ser Tarso una ciudad griega, gozó de ciudadanía romana. La fecha de su
nacimiento se calcula alrededor del año 3 A.D. Según se cree, Jesús nació alrededor del 6 o 7 B.C.
Entonces Jesucristo sería sólo unos 10 años mayor que San Pablo.

Aunque criado en una ortodoxia rigurosa, mientras vivía en su hogar de Tarso estuvo bajo la
influencia liberal de los helenistas, es decir de la cultura griega que en ese tiempo había penetrado
todos los niveles de la sociedad en el Asia Menor. Se formó en las tradiciones y culturas judaicas,
romanas y griegas.

Siendo joven, no sabemos la edad, Saúl fue a estudiar en Jerusalén en la famosa escuela rabínica
dirigida por Gamaliel. Además de estudiar la ley y los profetas, allí aprendió un oficio como era la
costumbre. El joven Saúl escogió el de construir tiendas. No se sabe si jamás vió a Jesús antes de
su crucifixión pero no cuenta nada sobre ello.

Hacia el año 34 Saúl aparece como un recto joven fariseo, fanáticamente dispuesto contra los
cristianos. Creía que la nueva secta era una amenaza para el judaísmo por lo que debía ser
eliminada y sus seguidores castigados. Se nos dice en los Hechos de los Apóstoles que Saúl
estuvo presente aprobando cuando San Esteban, el primer mártir, fue apedreado y muerto. Fue
poco después que Pablo experimentó la revelación que iba a transformar su vida. Mientras iba a la
ciudad de Damasco para continuar su persecución contra los cristianos y hacerles renegar de su
fe, Jesucristo se le apareció y tirándolo por suelo le pregunta: «Saúl, Saúl, ¿por qué me
persigues?» Hechos 9,4. Por la luz sobrenatural quedó ciego. Pablo ante el Señor se entregó
totalmente: -"Señor, ¿qué quieres que haga?. Jesús le pide un profundo acto de humildad ya que
se debía someter a quienes antes perseguía: -"vete donde Ananías y él te lo dirá". Después de su
llegada a Damasco, siguió su conversión, la sanación de su ceguera por el discípulo Ananías y su
bautismo. Pablo aceptó ávidamente la misión de predicar el Evangelio de Cristo, pero como todos
los santos, vio su indignidad y se apartó del mundo para pasar tres años en > en meditación y
oración antes de iniciar su apostolado. Hacía falta mucha purificación. Jesucristo lo constituyó
Apóstol de una manera especial, sin haber convivido con El. Es pues el último apóstol constituido.
"Y en último término se me apareció también a mí, como a un abortivo." I Corintios 15:8. Su vida es
totalmente transformada en Cristo:

"Lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que
todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí
todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo" (Flp 3,7-8).

Desde entonces era un hombre verdaderamente nuevo y totalmente movido por el Espíritu Santo
para anunciar el Evangelio con poder. Saúl desde ahora se llamará con el nombre romano: Pablo.
El por su parte nunca descansó de sus labores. Predicación, escritos y fundaciones de iglesias, sus
largos y múltiples viajes por tierra y mar (al menos cuatro viajes apostólicos), tan repletos de
aventuras, podrán ser seguidos por cualquiera que lea cuidadosamente las cartas del Nuevo
Testamento. No podemos estar seguros si las cartas y evidencia que han llegado hasta nosotros
contienen todas las actividades de San Pablo. Él mismo nos dice que fue apedreado, azotado,
naufragó tres veces, aguantó hambre y sed, noches sin descanso, peligros y dificultades. Fue
preso y, además de estas pruebas físicas, sufrió muchos desacuerdos y casi constantes conflictos
los cuales soportó con gran entusiasmo por Cristo, por las muchas y dispersas comunidades
cristianas.

Tuvo una educación natural mucho mayor que los humildes pescadores que fueron los primeros
apóstoles de Cristo. Decimos "educación natural" porque los otros apóstoles tuvieron al mismo
Jesús de maestro recibiendo así una educación divina. Esta también la recibió San Pablo por
gracia de la revelación. Siendo docto tanto en la sabiduría humana como en la divina, Pablo fue
capaz de enseñar que la sabiduría humana es nada en comparación con la divina:

"Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más
bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría." Romanos 12,16.
A Aquel que puede consolidaros conforme al Evangelio mío y la predicación de Jesucristo:
revelación de un Misterio mantenido en secreto durante siglos eternos, pero manifestado al
presente, por la Escrituras que lo predicen, por disposición del Dios eterno, dado a conocer a todos
los gentiles para obediencia de la fe, a Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los
siglos de los siglos! Amén. Rm 16,25-27

Pablo inició su predicación en Damasco. Aquí la rabia de los judíos ortodoxos contra este "traidor"
era tan fuerte que tuvo que escaparse dejándose bajar de la pared de la ciudad en una canasta. Al
bajar a Jerusalén, fue suspiciosamente vigilado por los judíos cristianos porque no podían creer
que él que tanto había perseguido se había convertido. De regreso a su ciudad nativa de Tarso,
otra vez se unió Barnabás y juntos viajaron a Antioquía siriana, donde encontraron tantos
seguidores que fue fundada por la constancia de los primeros cristianos. Fue aquí donde los
discípulos de Jesús fueron llamados cristianos por primera vez (del Griego >, ungido). Después
que regresaron a Jerusalén, una vez más para asistir a los miembros de la iglesia que estaban
escasos de alimentos, estos dos misioneros regresaron a Antioquía y después navegaron a la isla
de Chipre; durante su estancia convirtieron al procónsul, Sergius Paulus.

Una vez mas en tierra de Asia Menor, cruzaron las Montañas Taurus y visitaron muchos pueblos
del interior, particularmente aquellos en que habitaban judíos. Generalmente en estos lugares
Pablo primero visitaba las sinagogas y predicaba a los judíos; si ellos lo rechazaban entonces
predicaba a los gentiles. En Antioquía de Pisid, Pablo lanzó un discurso memorable a los judíos,
concluyendo con estas palabras: Hechos 13,46-47 "Entonces dijeron con valentía Pablo y Bernabé:
«Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar la Palabra de Dios; pero ya que la rechazáis
y vosotros mismos no os juzgáis dignos de la vida eterna, mirad que nos volvemos a los gentiles.
Pues así nos lo ordenó el Señor: Te he puesto como la luz de los gentiles, para que lleves la
salvación hasta el fin de la tierra.»

Después de esto Pablo y Bernabé volvieron a Jerusalén donde los ancianos trataban el tema de la
posición de la Iglesia, todavía en su mayoría de miembros judíos, hacia los gentiles convertidos. La
cuestión de la circuncisión fue problemática porque para los judíos era importante que los gentiles
se sometieran a este requisito de la ley judía. Pablo se mostró en contra de la circuncisión, no
porque quisiera hacer un cristianismo fácil sino porque comprendía que el Espíritu ahora requería
una circuncisión del corazón, una transformación interior. La ley no puede justificar al hombre sino
sólo la gracia recibida por medio de Jesucristo. Vivir esta gracia es sin embargo un reto aun mas
radical que el que presenta la ley y exige entrega total. Esta llamada a la gracia y a la respuesta
total hasta la muerte forma parte esencial de su enseñanza y de su vida.
La segunda jornada misionera, la cual duró del año 49 a 52, llevó Pablo a Silas, su nuevo asistente
a Frigia, Galacia, Troas, y a través de tierra de Europa, a Filipos en Macedonia. Lucas el médico
era ahora un miembro del grupo, y en el libro de los Hechos él nos da un relato que ellos fueron a
Tesalónica, y después bajó a Atenas y Corinto. En Atenas Pablo predicó en el Areópago y
sabemos que algunos de los estoicos y epicureanos lo escucharon y discutieron con él
informalmente atraídos por su intelecto vigoroso, su personalidad magnética, y su enseñanza ética.
Pero mas importante, el Espíritu Santo tocaba los corazones de aquellos que abrían su corazón
podían comprender que Pablo tenía una sabiduría nunca antes enseñada.

Pasando a Corinto, se encontró en el mismo corazón del mundo griego-romano, y sus cartas de
este período muestran que él está consciente de la gran ventaja en su contra, de la lucha incesante
contra el escepticismo e indiferencia pagana. Él sin embargo se quedó en Corinto por 18 meses, y
encontró éxito considerable. Un matrimonio, Aquila y Priscila, se convirtieron y llegaron a ser muy
valiosos servidores de Cristo. Volvieron con él al Asia. Fue durante su primer invierno en Corinto
que Pablo escribió las primeras cartas misioneras. Estas muestran su suprema preocupación por la
conducta y revelan la importancia de que el hombre reciba la inhabitación de Espíritu Santo ya que
solo así hay salvación y poder para bien.

La tercera jornada misionera cubrió el periodo del 52 a 56. En Éfeso, ciudad importante de Lidia,
donde el culto a la diosa griega Artemisa era muy popular. Pablo fue motivo de un disturbio público
ya que los comerciantes veían peligrar sus negocios de imágenes de plata de la diosa que allí
florecía. Después, en Jerusalén, causó una conmoción al visitar el templo; fue arrestado, tratado
brutalmente y encadenado. Pero cuando fue ante el tribunal, él se defendió de tal forma que
sorprendió a sus opresores. Fue llevado a Cesarea por el rumor de algunos judíos en Jerusalén
que lo habían acusado falsamente de haber dejado entrar a gentiles en el templo. Así planeaban
matarlo. Fue puesto en prisión en Cesarea esperando juicio por aproximadamente dos años bajo el
procónsul Félix y Festus. Los gobernadores romanos deseaban evitar problemas entre judíos y
cristianos por lo que postergaron su juicio de mes a mes. Pablo al final apeló al Emperador,
demandando el derecho legal de un ciudadano romano de tener su juicio escuchado por el mismo
Nerón. Fue entonces colocado bajo la custodia de un centurión, el cual lo llevó a Roma. Los
Hechos de los Apóstoles lo dejan en la ciudad imperial esperando su tribunal.

Aparentemente la apelación de Pablo fue un éxito porque hay evidencia de otra jornada misionera,
probablemente a Macedonia. En esta última visita a las comunidades cristianas, se cree que
nombró a Tito obispo en Creta y a Timoteo en Efeso. Volviendo a Roma, fue una vez mas
arrestado. Su espíritu no decae ante las tribulaciones porque sabe en quien ha puesto su
confianza.

Por este motivo estoy soportando estos sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien
en quién tengo puesta mi fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito
hasta aquel día. -II Timoteo 1,12

La vida de Cristo en San Pablo lo transforma en hombre nuevo, lleno de la gracia, conocimiento de
Dios. Es capaz de comunicar la vida de Cristo.

Murió el "hombre viejo" (cf. Rm 6,6.11; Flp 3,10). Nace el "hombre nuevo" (2Cor 5,17; Gal 5,1).
Ahora la vida de Cristo es su vida (cf. Col 2,12-13; Rm 6,8; 2Tim 2,11). Está plenamente
identificado con EL (cf. Flp 3,12). Ofrece su vida con su Señor en su misterio de pasión, muerte y
resurrección (Rm 6,3-4), para completar lo que falta en su propia carne a la pasión de Cristo (cf.
Col 1,24). Está lleno de agradecimiento porque Cristo "se entregó a sí mismo por mí" (Gal 2,20; cf
1,4; Ef 5,2; Jn 10,10).

Pablo es el libre prisionero de Cristo (cf. Hch 20,22); ya no se pertenece, sino que su vivir, amar y
morir es Cristo Jesús (cf. Gal 2,20). Amar a Cristo es inseparable de amar a aquellos que le han
sido confiados con el mismo amor de Cristo. Ese amor es superior a los meros esfuerzos humanos,
es el amor divino que ha recibido, que no escatima en nada para llevar al amado a Cristo (cf. 1Cor
4,14-17; 2Cor 6,13; 11,2; 12,15; 1Tes 2,7.10-11; Fil 10; Gal 4,19).

Después de dos años en cadenas (cárcel Mamertina que puede ser aun visitada en Roma) sufrió
martirio en Roma al mismo tiempo que el Apóstol Pedro, obispo de la Iglesia de Roma. San Pablo,
por ser romano, no fue crucificado sino degollado. Según una antigua tradición su martirio fue
cerca de la Via Hostia, donde hoy está la abadia de Tre Fontana (llamada así por tres fuentes que
según la tradición surgieron cuando su cabeza, separada ya del cuerpo, rebotó tres veces)

Las inscripciones del segundo y tercer siglo en las catacumbas nos dan evidencia de un culto a los
Santos Pedro y Pablo. Esta devoción nunca ha disminuido en popularidad.

San Pablo que al final dijo: "He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la
carrera, he conservado la fe" -II Timoteo 4,7. Nos ha dado la Palabra de Dios que nos fortalece
para nuestras luchas y salir como el victoriosos. Es por lo tanto esencial que meditemos
asiduamente sus cartas como toda la Palabra de Dios que encontramos en la Santa Biblia. Allí
encontraremos la Sabiduría

¡Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus
designios e inescrutables sus caminos! -Romanos 11,33

San Pablo
Jesus Marti Ballester
jmarti@ciberia.es

Pablo fue un fascinado, un enamorado de la persona de Cristo. Encontrarse con Jesús Resucitado
fue la experiencia más grande, profunda y decisiva de su vida. Experiencia de gozo, de amor y de
libertad. Cristo rompió la losa del sepulcro de su orgullo y autosuficiencia, que era propia de los
fariseos, y le resucitó por dentro. En adelante sentirá la necesidad de evangelizar: "¡Ay de mí si no
evangelizare!" (1 Cor 9,16); “Me empuja el amor de Cristo” (2 Cor 2,14). Apasionado por la Verdad,
ya la predica en Arabia y en Damasco y se conmueve hasta las lágrimas ante una ciudad incrédula
o idólatra. Predica la verdad desnuda de todo ornato humano, y la predica a tiempo y a destiempo
(2 Tim 4,2). Sus sufrimientos, que sabe que son valiosísimos, pues en ellos participa todo el
cuerpo, corazón que padece y llora, voluntad que acepta y ofrece, y la fe que aquilata el mérito,
son principalmente las puertas que abren las puertas al evangelio por todas partes: "Nunca fueron
mis móviles ni la ambición ni la avaricia, ni el afán de gloria humana... Fuimos todo bondad en
medio de vosotros. Como una madre cuida cariñosamente a sus hijos, así, en nuestra ternura por
vosotros, hubiéramos querido entregaros, junto con el evangelio, nuestra propia vida. ¡Tan grande
era nuestro amor por vosotros! Recordáis, hermanos, nuestros trabajos y fatigas: día y noche
trabajábamos, para no ser gravoso a ninguno de vosotros mientras os anunciábamos el evangelio
de Dios" (1 Tesa 2,5).

Una característica singular de Pablo es que “Se complace en sus debilidades, porque cuanto más
débil soy, soy más fuerte” (2 Cor 12,10). Está convencido de que su fuerza tiene las raíces en la
flaqueza. No era elocuente, ni tenía presencia retadora, era débil en las persecuciones, lleno de
mansedumbre en el gobierno de las almas, y predicaba verdades repugnantes a contracorriente a
los no creyentes y también a los creyentes. Pero estaba convencido de su fuerza venía de Dios y
que con sus sufrimientos suplía lo que faltaba a la pasión de Cristo (Col 1,24). Y por encima de
todo, estaba colmado de amor: “¿Quién enferma y no enfermo yo? ¿Quién se escandaliza y yo no
ardo?”(2 Cor 11,29). Padeció torturas espirituales, defección de sus evangelizados, persecuciones,
abandonos, soledad. Y a pesar de todo, está alegre, “aunque triste, pero enriqueciendo a muchos”
(2 Cor 7,4) y a los Filipenses les recomienda la alegría cuando está en la cárcel. El poeta Ovidio,
desterrado escribió sus obras tituladas Tristia, y paradójicamente Pablo escribe el “Gaudete, iterum
dico, gaudete”, encarcelado. La razón está en que las páginas brotan de manantiales diferentes.
Pablo era hombre de oración, de acción de gracias y de peticiones y esperanzas, sabía que
sembraba con lágrimas pero esperaba la cosecha entre cantares y como ha escrito Bergson, la
alegría anuncia siempre la vida que ha triunfado.

Hay que haber comenzado alguna empresa, alguna obra, para poder barruntar las dificultades de
todo género que se les presentaron y que tuvieron que superar aquellos débiles hombres
escogidos: hospedaje, fieles, trabajo, amistades, poder sobrevivir, abrirse camino. Nosotros nos lo
encontramos todo hecho, ellos tuvieron que empezar de cero y con un mensaje impopular e
innovador. Llegados a Roma, los dos fueron encarcelados en la Cárcel Mamertina, y sacrificados
bajo Nerón: Pedro crucificado, acusado del incendio de Roma, que el mismo emperador había
provocado; Pablo, como ciudadano romano, decapitado con espada: Así lo escribe vísperas de su
inmolación: "Yo estoy a punto de ser sacrificado" 2 Timoteo 4,6. Los sepulcros de los dos están en
Roma como cimiento de la Iglesia. Por contraste, las ruinas de la “Domus aurea” de Nerón, apenas
reciben algún turista curioso, pero las Basílicas de Pedro y Pablo son visitadas constante y
continuamente por creyentes y no creyentes todos los días del año. “Las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella” (Mt 16,18).

Como la Iglesia de Jerusalén oraba por Pedro en la cárcel, debe hoy la Iglesia orar por Juan Pablo,
y nosotros, de un modo especial ahora que vamos a tener presente sobre el altar al mismo Cristo,
que le ha elegido para apacentar su rebaño.

"Gustad y ved qué bueno es el Señor" Salmo 33, que nos ha dejado al cuidado de tales pastores,
mártires, Pedro crucificado, Pablo, degollado, Juan Pablo II, tiroteado y salvado de la muerte por la
mano de la Virgen que desvió la bala. Que Pedro y Pablo ayuden a la Iglesia que ellos sembraron y
regaron con su sangre. Y a Juan Pablo II, reciba hoy un refuerzo especial de nuestras plegarias:
"El Señor lo conserve y lo guarde y le de larga vida y lo haga dichoso en la tierra y no lo entregue
en manos de sus enemigos".
Pablo de Tarso.
La Revolución de Dios
Benedicto XVI, 25 Octubre, 2006

San Juan Crisóstomo le exalta como personaje superior incluso a muchos ángeles y arcángeles
(Cf. «Panegírico» 7, 3).
Dante Alighieri en la Divina Comedia, inspirándose en la narración de Lucas en los Hechos de los
Apóstoles (Cf 9, 15), le define simplemente como «vaso de elección» (Infierno 2, 28), que significa:
instrumento escogido por Dios.

Otros le han llamado el «decimotercer apóstol» --y realmente él insiste mucho en el hecho de ser
un auténtico apóstol, habiendo sido llamado por el Resucitado, o incluso «el primero después del
Único». Ciertamente, después de Jesús, él es el personaje de los orígenes del que más estamos
informados. De hecho, no sólo contamos con la narración que hace de él Lucas en los Hechos de
los Apóstoles, sino también de un grupo de cartas que provienen directamente de su mano y que
sin intermediarios nos revelan su personalidad y pensamiento.
Lucas nos informa que su nombre original era Saulo (Cf. Hechos 7,58; 8,1 etc.), en hebreo Saúl
(Cf. Hechos 9, 14.17; 22,7.13; 26,14), como el rey Saúl (Cf. Hechos 13,21), y era un judío de la
diáspora, dado que la ciudad de Tarso se sitúa entre Anatolia y Siria. Muy pronto había ido a
Jerusalén para estudiar a fondo la Ley mosaica a los pies del gran rabino Gamaliel (Cf. Hechos
22,3). Había aprendido también un trabajo manual y rudo, la fabricación de tiendas (cf. Hechos 18,
3), que más tarde le permitiría sustentarse personalmente sin ser de peso para las Iglesias (Cf.
Hechos 20,34; 1 Corintios 4,12; 2 Corintios 12, 13-14).

Para él fue decisivo conocer la comunidad de quienes se profesaban discípulos de Jesús. Por ellos
tuvo noticia de una nueva fe, un nuevo «camino», como se decía, que no ponía en el centro la Ley
de Dios, sino la persona de Jesús, crucificado y resucitado, a quien se le atribuía la remisión de los
pecados. Como judío celoso, consideraba este mensaje inaceptable, es más escandaloso, y sintió
el deber de perseguir a los seguidores de Cristo incluso fuera de Jerusalén. Precisamente, en el
camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo, según sus palabras, fue « alcanzado
por Cristo Jesús» (Filipenses 3, 12).

Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles --la manera en que la luz del
Resucitado le alcanzó, cambiando fundamentalmente toda su vida-- en sus cartas él va
directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1 Corintios 9,1), sino de una
iluminación (Cf. 2 Corintios 4, 6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con
el Resucitado (Cf. Gálatas 1, 15-16). De hecho, se definirá explícitamente «apóstol por vocación»
(Cf. Romanos 1, 1; 1 Corintios 1, 1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1, 1; Efesios 1,1;
Colosenses 1, 1), como queriendo subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos
pensamientos, de reflexiones, sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina
imprevisible. A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió
paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura (Cf. Filipenses 3, 7-10). Y desde aquel
momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su
existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22)
sin reservas.

De aquí se deriva una lección muy importante para nosotros: lo que cuenta es poner en el centro
de la propia vida a Jesucristo, de manera que nuestra identidad se caracterice esencialmente por el
encuentro, la comunión con Cristo y su Palabra. Bajo su luz, cualquier otro valor debe ser
recuperado y purificado de posibles escorias. Otra lección fundamental dejada por Pablo es el
horizonte espiritual que caracteriza a su apostolado. Sintiendo agudamente el problema de la
posibilidad para los gentiles, es decir, los paganos, de alcanzar a Dios, que en Jesucristo
crucificado y resucitado ofrece la salvación a todos los hombres sin excepción, se dedicó a dar a
conocer este Evangelio, literalmente «buena noticia», es decir, el anuncio de gracia destinado a
reconciliar al hombre con Dios, consigo mismo y con los demás. Desde el primer momento había
comprendido que ésta es una realidad que no afectaba sólo a los judíos, a un cierto grupo de
hombres, sino que tenía un valor universal y afectaba a todos.

La Iglesia de Antioquia de Siria fue el punto de partida de sus viajes, donde por primera vez el
Evangelio fue anunciado a los griegos y donde fue acuñado también el nombre de «cristianos» (Cf.
Hechos 11, 20.26), es decir, creyentes en Cristo. Desde allí tomó rumbo en un primer momento
hacia Chipre y después en diferentes ocasiones hacia regiones de Asia Menor (Pisidia, Licaonia,
Galacia), y después a las de Europa (Macedonia, Grecia). Más reveladoras fueron las ciudades de
Éfeso, Filipos, Tesalónica, Corinto, sin olvidar tampoco Berea, Atenas y Mileto.

En el apostolado de Pablo no faltaron dificultades, que él afrontó con valentía por amor a Cristo. Él
mismo recuerda que tuvo que soportar «trabajos…, cárceles…, azotes; peligros de muerte,
muchas veces…Tres veces fui azotado con varas; una vez apedreado; tres veces naufragué…
Viajes frecuentes; peligros de ríos; peligros de salteadores; peligros de los de mi raza; peligros de
los gentiles; peligros en ciudad; peligros en despoblado; peligros por mar; peligros entre falsos
hermanos; trabajo y fatiga; noches sin dormir, muchas veces; hambre y sed; muchos días sin
comer; frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por
todas las Iglesias» (2 Corintios 11,23-28). En un pasaje de la Carta a los Romanos (Cf. 15, 24.28)
se refleja su propósito de llegar hasta España, hasta el confín de Occidente, para anunciar el
Evangelio por doquier hasta los confines de la tierra entonces conocida. ¿Cómo no admirar a un
hombre así? ¿Cómo no dar gracias al Señor por habernos dado un apóstol de esta talla? Está
claro que no hubiera podido afrontar situaciones tan difíciles, y a veces tan desesperadas, si no
hubiera tenido una razón de valor absoluto ante la que no podía haber límites. Para Pablo, esta
razón, lo sabemos, es Jesucristo, de quien escribe: «El amor de Cristo nos apremia… murió por
todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos» (2
Corintios 5,14-15), por nosotros, por todos.

De hecho, el apóstol ofrecerá su testimonio supremo con la sangre bajo el emperador Nerón aquí,
en Roma, donde conservamos y veneramos sus restos mortales. Clemente Romano, mi
predecesor en esta sede apostólica en los últimos años del siglo I, escribió: «Por celos y discordia,
Pablo se vio obligado a mostrarnos cómo se consigue el premio de la paciencia… Después de
haber predicado la justicia a todos en el mundo, y después de haber llegado hasta los últimos
confines de Occidente, soportó el martirio ante los gobernantes; de este modo se fue de este
mundo y alcanzó el lugar santo, convertido de este modo en el más grande modelo de
perseverancia» (A los Corintios 5). Que el Señor nos ayude a vivir la exhortación que nos dejó el
apóstol en sus cartas: «Sed mis imitadores, como lo soy de Cristo» (1 Corintios 11, 1).

5
JUDAS TADEO
Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco
3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama "Judas
de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22). Esta distinción es
necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir:
"valiente para proclamar su fe"
El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el
Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se
preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el
carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen,
Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían
a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23).
No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida
del Espíritu Santo.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la
segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a
los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el
secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en
ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa
amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina
su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de
conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores
celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir
empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que
cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

Con frecuencia se ha confundido a San Judas Tadeo con el San Tadeo de la leyenda de Abgar y
se ha dicho que murió apaciblemente en Beirut de Edessa. Según la tradición occidental, tal como
aparece en la liturgia romana, se reunió en Mesopotamia con San Simón y que ambos predicaron
varios años en Persia y ahí fueron martirizados. Existe un presunto relato del martirio de los dos
Apóstoles; pero el texto latino no es ciertamente anterior a la segunda mitad del siglo VI. Dicho
documento se ha atribuido a un tal Abdías, de quien se dice que fue discípulo de Simón y Judas y
consagrado por ellos primer obispo de Babilonia. Según dice la antigua tradición, a San Simón lo
mataron aserrándolo por medio, y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con una hacha y por
eso lo pintan con una hacha en la mano. Por ello, la Iglesia de occidente los celebra juntos, en
tanto que la Iglesia de oriente separa sus respectivas fiestas.
Hay varias leyendas sobre San Judas Tadeo propagadas por Eusebio que son poco confiables.

El devoto debe quidarse de no caer ciertos abusos, como la "novena milagrosa" a Judas Tadeo
que ofrece al devoto grandes recompensas económicas con la condición de que se hagan copias
de ella y sean enviadas a un número de personas. Esta novena raya en la superstición y está
centrada mas en interés económico que en la búsqueda de la santidad.

Oración

Concédenos Señor, por medio de tu santo apóstol San Judas Tadeo, la gracia de dedicar nuestra
vida, nuestras cualidades y nuestros esfuerzos a hacerte conocer y amar y, al final de nuestras
vidas, lograr, como él, un puesto junto a Ti en el cielo.

BIBLIOGRAFIA
- Butler, Alban, Vidas de los Santos, Vol. IV
- Sálesman, P. Eliécer, Vidas de Santos # 4.
- Sgarbossa, Mario, Luigi Giovannini - Un Santo Para Cada Día.

6
FELIPE
Felipe era de Betsaida. Fue el que anunció a Natanael que había encontrado al Mesías.

Interviene en el episodio de los peregrinos griegos, gentiles piadosos, que desean ver a Jesús. Es
también el que pide al Señor, en el cenáculo, que le muestre al Padre.

7
SANTIAGO MAYOR
Santiago es uno de los doce Apóstoles de Jesús; hijo de Zebedeo. El y su hermano Juan fueron
llamados por Jesús mientras estaban arreglando sus redes de pescar en el lago Genesaret.
Recibieron de Cristo el nombre "Boanerges", significando hijos del trueno, por su impetuosidad. En
los evangelios se relata que Santiago tuvo que ver con el milagro de la hija de Jairo. Fue uno de los
tres Apóstoles testigos de la Transfiguración y luego Jesús le invitó, también con Pedro y Santiago,
a compartir mas de cerca Su oración en el Monte de los Olivos.

Los Hechos de los Apóstoles relatan que éstos se dispersaron por todo el mundo para llevar la
Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago el Mayor se fue a España. Primero a Galicia,
donde estableció una comunidad cristiana, y luego a la cuidad romana de Cesar Augusto, hoy
conocida como Zaragoza. La Leyenda Aurea de Jacobus de Voragine nos cuenta que las
enseñanzas del Apóstol no fueron aceptadas y solo siete personas se convirtieron al Cristianismo.
Estos eran conocidos como los "Siete Convertidos de Zaragoza". Las cosas cambiaron cuando la
Virgen Santísima se apareció al Apóstol en esa ciudad, aparición conocida como la Virgen del
Pilar. Desde entonces la intercesión de la Virgen hizo que se abrieran extraordinariamente los
corazones a la evangelización de España.

En los Hechos de los Apóstoles descubrimos fue el primer apóstol martirizado. Murió asesinado por
el rey Herodes Agripa I, el 25 de marzo de 41 AD (día en que la liturgia actual celebra La
Anunciación). Según una leyenda, su acusador se arrepintió antes que mataran a Santiago por lo
que también fue decapitado. Santiago es conocido como "el Mayor", distinguiéndolo del otro
Apóstol, Santiago el Menor.

La tradición también relata que los discípulos de Santiago recogieron su cuerpo y lo trasladaron a
Galicia (extremo norte-oeste de España). Su restos mortales están en la basílica edificada en su
honor en Santiago de Compostela. En España, Santiago es el mas conocido y querido de todos los
santos. En América hay numerosas ciudades dedicadas al Apóstol en Chile, República
Dominicana, Cuba y otros países.

Ver: Fraude del "osario de Santiago", 2002

Santiago y la Virgen María

Santiago Apóstol preparó el camino para la Virgen María en España y también preparó su llegada
al "Nuevo Mundo". El es el Apóstol de la Virgen María, también es conocido como el Apóstol de la
Paz.

En 1519, Cortes llegó a Veracruz, y en Lantigua construyó la primera Iglesia dedicada a Santiago
Apóstol en el continente Americano. También en 1521, cuando México fue conquistada, Cortes
construyó una Iglesia en las ruinas de los Aztecas que al igual fue dedicada a Santiago Apóstol. A
esta Iglesia era que Juan Diego se dirigía el 9 de diciembre de 1531, para recibir clases de
catecismo y oír la Santa Misa, ya que era la fiesta de la Inmaculada Concepción.

En 1981, se reportó el comienzo de las apariciones de Nuestra Señora en Medjugorie bajo el titulo
"Reina de la Paz". Ya Santiago Apóstol se había hecho presente. Unos años antes, se había
construido una Iglesia en ese lugar dedicada a Santiago Apóstol. Santiago siendo el Apóstol de la
Paz, lleva en sus manos las llaves para abrir la puerta que traería la paz a Medjugorie.

Santiago Apóstol ha preparado el camino para que el mundo reconozca a la Virgen Santísima
como "Pilar" de nuestra Iglesia.
8
MATEO
San Mateo es llamado por dos Evangelistas: Levi, ambos nombres son de origen Judíos. El último
lo obtuvo antes de su conversión, el otro lo tomo después, para mostrar la renuncia a su profesión
y que era un hombre nuevo. Hijo de Alfeo, vivió en Cafarnaun, en el lago de Galilea. Fue por
profesión un publicano, o colector de impuestos para los Romanos. Entre los Judíos, estos
publicanos fueron mas infames y odiosos porque esta nación los miraba como enemigos de su
privilegio de libertad natural que Dios les había dado, y como personas manchadas por su
conversación frecuente y asociación con los paganos, y la esclavización sobre sus compatriotas.
Los Judíos los aborrecían universalmente, veían sus propiedades o dinero como fortunas de
ladrones , les prohibieron su comunión y participación en su actividades religiosas, al igual que de
todos eventos de la sociedad cívica y de comercio. Tertuliano esta ciertamente equivocado cuando
afirma que solo los gentiles fueron empleados en este oficio sórdido como San Jerónimo
demuestra en varios pasajes de los evangelios. Y es cierto que San Mateo fue Judío, aunque un
publicano.

Su oficio dice haber consistido particularmente en acumular costumbres de comodidades que


vinieron por el Genesareth o Tiberias, y un peaje que los pasajeros pagaban al venir por agua; San
Marco dice que San Mateo mantuvo su oficio de cobro de peaje alado del lago, donde el se
sentaba. Jesús, habiendo últimamente curado un paralítico famoso, salio de Cafarnaúm, y camino
sobre los bancos del lago o mar de Genesareth, enseñando las personas que le seguían. Aquí el
observó a Mateo que realizaba su trabajo de cobro de peaje a quien el llamo a venir y a seguirle. El
hombre era rico, disfrutaba de un sueldo lucrativo, era un hombre sabio y prudente, y entendía
perfectamente lo que seguir a Jesús le costaría. Pero el no tuvo miramientos y dejo todos sus
intereses y relaciones para hacerse un discipular del Señor. No sabemos si el ya estaba
relacionado con la persona o doctrina de nuestro Salvador, especialmente como estaba cerca de
Cafarnaúm, y su casa parece haber sido en la ciudad, donde Cristo había vivido por algún tiempo,
había predicado y hechos muchos milagros, por lo cual el estaba en algún medido preparando a
recibir la impresión que el llamado de Jesús había hecho sobre el.

San Jerónimo dice que un cierto aire de majestad brillaron en la continencia de Nuestro Divino
Redentor, y traspaso su alma y lo atrajo fuertemente. Este apóstol, a la primera invitación, rompió
todas ataduras; dejo sus riquezas, su familia, su preocupaciones del mundo, sus placeres, y su
profesión. Su conversión fue sincera y perfecta. San Mateo nunca regreso a su oficio porque era
una profesión peligrosa, y una ocasión de avaricia, opresión, y extorsión. San Mateo, al convertirse,
para mostrar que no estaba descontento con su cambio, pero que lo miraba como su mas gran
felicidad, entretuvo a Nuestro Señor y sus discípulos en una gran comida en su casa a donde invito
sus amigos, especialmente los de su ultima profesión, como si esperaba que por medio de la divina
conversación de Nuestro Salvador, ellos también quizás sean convertidos.

Después de la ascensión de Nuestro Señor, San Mateo predicó por varios años en Judea y en los
países cercanos hasta la dispersión de los apóstoles. Un poco antes de la dispersión escribió su
evangelio, o pequeña historia de Nuestro Bendito Redentor. Que la compilo antes de su dispersión
aparece no solo porque fue escrito antes de los otros evangelios, sino también el Apóstol
Bartolomé se llevo una copia con el a la India, y la dejo allí. San Mateo escribo su evangelio para
satisfacer los conversos de Palestina. El Evangelio de San Mateo desciende a un detalle mas
particular y completo en las acciones de Cristo que los otros tres, pero desde el Capitulo V al XIV el
frecuentemente se distingue de los otros en la serie de su narrativos, ignorando el orden del
tiempo, para que esas instrucciones que tienen mas afinidad una con la otra, estén relacionadas
juntas. Este evangelista mas bien enfoca sobre las lecciones de moralidad de Nuestro Salvador, y
describe su temporal o generación humana, en que las promesas hechas a Abraham y David
respecto al nacimiento del Mesías de su semilla fueron realizados; tal argumento inducía de
manera particular a los Judíos para que creyeran en el.

San Mateo, después de haber hecho una gran cosecha de almas en Judea, fue a predicar la fe a
las naciones barbaras e incivilizadas del Este. El era una persona muy devota a la contemplación
celestial y llevaba una vida austera, usando una dieta muy rigurosa; pues no comía carne en vez
satisfacía su apetito con hierbas, raíces, semillas. San Ambrosio dice que Dios le abrió el País de
los Persas. Rufinus y Sócrates nos dicen que el llevo el evangelio a Etiopía, significando
probablemente las partes Sur y Este de Asia. San Paulino menciona que el terminó su curso en
Parthia. Venantus Fortunatus relata que el sufrió el martirio en Nudubaz, una ciudad en esas
partes. Dorotheus dice que el fue honorablemente enterrado en Hierapolis en Porthia. Sus reliquias
fueron traídas al Oeste, Papa Gregorio VII, en una carta al Obispo de Salerno en 1080, testifica
que fueron guardados en una iglesia que tenia el nombre de la ciudad. Todavía están en este
lugar.

Predicó entre los judíos por 15 años, incluyendo posiblemente a los judíos de Etiopía, Africa. Murió
mártir.

9
TOMAS
Santo Tomás era judío, y probablemente galileo humilde pescador de oficio. Tuvo la felicidad de
seguir a Cristo que lo hizo apóstol en el año 31. Tomás es conocido entre los demás apóstoles por
su incredulidad, que se desvaneció en presencia de Cristo resucitado; él proclamó la fe pascual de
la Iglesia con estas palabras: «¡Señor mío y Dios mío!» Nada sabemos con certeza acerca de su
vida, aparte de los indicios que nos suministra el Evangelio. Se dice que evangelizó la India.

No podemos olvidar que el respondió a favor de Jesús, dispuesto a ir a Jerusalén a pesar de saber
que los Fariseos planeaban su muerte. Santo Tomás dijo: "Vamos también nosotros para morir con
él". Así de ardiente era el amor de este discípulo por su maestro, aún antes del descenso del
Espíritu Santo.

Siendo uno de los doce Apóstoles escogidos por Jesús (cf. Mt 3,10) es recordado por muchos
porque no aceptó el testimonio de sus compañeros sobre la visita que recibieron de Jesús
resucitado.

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros
discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» (Juan 20,24)

Tomás, como muchos hoy, pensó que lo que decían era producto de histeria. Ellos habían caído,
pensaba, en creer a las mujeres. Y cuanto mas ellos insistían, más el lo negaba, haciéndose ver
como el mas "equilibrado" y "sensato" entre ellos.

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús
en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.» Luego dice a Tomás:
«Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo
sino creyente.» (Juan 20,26-27)

La respuesta de Juan es una poderosa profesión de fe en la divinidad, la cual repetimos antes de


comulgar:

Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» (Juan 20,28)

Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.» (Juan
20,29)
Debemos reconocer que, como Sto. Tomás, todos hemos pecado. Nos cuesta aceptar que Jesús
es Dios que ha venido a la tierra. Pero Tomás se humilló y reconoció al Señor. Mas tarde dio su
vida muriendo mártir por El. Por eso es tan buen ejemplo para nosotros.

Ya durante la vida terrena de Jesús, Sto. Tomás había dado ejemplo a los otros, haciéndose
disponible y dándoles ánimos en momentos difíciles:

Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a
morir con él.» Juan 11:16
Recordamos también que fue una pregunta de Sto. Tomás la que dio lugar a que Jesús se
revelase como Camino, Verdad y Vida:

Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. (Juan 14,5-
6)

Después de la venida del Espíritu Santo, San Tomás comisionó a Tadeo para que bautizara e
instruyese a Abgar, rey de Edessa. Según Eusebio este rey escribió a Jesús invitándolo a visitar su
reino y ser curado de una enfermedad que le afligía. Cristo en respuesta le dijo que debía cumplir
con la tarea para la que fue enviado y después regresar a Aquel que lo había enviado , pero que
después de su ascensión el enviaría a uno de sus discípulos a sanarlo y dar vida a el y su familia.
Esta promesa de nuestro Señor fue cumplida por Santo Tomás, quien envió a Tadeo, no solamente
a sanar a este rey sino también para plantar la semilla de la fe en esta nación.

Se sabe que en su labor apostólica, Santo Tomás, predicó en Persia y sus alrededores, se
menciona también India y Etiopía.

Se cree que Santo Tomás sufrió el martirio en la costa de Coromandel, India, donde su cuerpo fue
descubierto, con ciertas marcas de que fue muerto con lanzas y ese tipo de muerte es tradición en
los países del Este. Se sabe que su cuerpo fue trasladado a Edessa, donde fue enterrado en los
grandes sepulcros donde también se hallaban San Pedro, San Pablo y San Juan.

Los apóstoles eran malos y condenado a los ojos del mundo, ninguno recomendable por su
nacimiento, riqueza, amigos o habilidades. Y aunque estaban completamente destituídos de
cualquier virtud por la que los hombres pagan altos precios, fueron escogidos por Cristo, hechos
sus amigos, alcanzando la plenitud con sus gracias y santa caridad, y exaltados en su dignidad
espiritual de príncipes de su reino y jueces de este mundo.
10
ANDRES
Andrés, nacido en Betsaida, fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo
y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos
griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos
panes y  unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas
regiones y fue crucificado en Acaya.

SAN ANDRES nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genezaret. Era
hijo del pescador Jonás y hermano (le Sinmón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era
mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando
predicaba en esa ciudad.

Discípulo de Juan Bautista


Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo.
Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús,
le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender
esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el
cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues,
hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les
pidió que le acompañasen a su morada.
Apóstol de Jesús
Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés
comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así
pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado).
Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le
dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.

Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a
escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus
negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y
los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de
hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de
EI.

AI año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los
cuatro primeros en las listas del Evangelio.

También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los


gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22)

Después de Pentecostés
Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de
que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes,
todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa
mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que
data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos.
Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a
partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que
hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los
Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".

Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo
en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto
pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un
retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha
ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en
Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.

En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó
como obispo a su discípulo Staquis (Rom. 14,9). El origen de esa tradición es un documento falso,
en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos
que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue
San Metrófanes, en el siglo IV).

Martirio
El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión"
apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino
simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la
tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.

En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron
trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron
Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral
de Amalfi, en Italia.

San Andrés es el patrono de Rusia y de Escocia.


Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar basta Kiev. Nadie afirma que haya
ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos
de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era
originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en
sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le
indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el
extremo de la tierra"". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint
Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y
evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de
mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.

El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También
figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que
sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio
Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.
-Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV.

11
BARTOLOME
Bartolomé es uno de los 12 Apóstoles (Mt 10,3). El apóstol Felipe lo llevó a Jesús. Bartolomé es la
misma persona que Natanael, mencionado en el Evangelio de San Juan, donde nos dice que era
de Caná. (Jn 21,2) Los Hechos de los Apóstoles mencionan también su presencia en Pentecostés
(1,13). Según la tradición, después de la ascensión del Señor, predicó el Evangelio en la India,
donde recibió la corona del martirio.

Felipe dice a Natanael que han encontrado al Mesías esperado. Natanael al principio duda al saber
que Jesús es de Nazaret. Felipe insistió: «Ven y lo verás.» (v.46). Es entonces que ocurre el
encuentro entre Jesús y Natanael.

"Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no
hay engaño.»
-Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?»
-Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
-Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
-Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas
mayores.» Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de
Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.» (Jn 1:47-51)

Según la Martiriología Romana, Bartolomé predicó en la India y en Armenia, donde murió mártir.
Todavía con vida le arrancaron la piel y fue decapitado por el Rey Astyages en Derbend. Según la
tradición este martirio ocurrió en Abanopolis, en la costa occidental del Mar Caspio, después de
haber predicado también en Mesopotamia, Persia y Egipto.

Según Eusebius, Pantenus de Alejandría (Siglo II) encontró en la India un Evangelio de San Mateo
atribuido a Bartolomé y escrito en hebreo. Dicho evangelio es apócrifo y fue condenado en el
decreto de Pseudo-Gelasius.

Las reliquias de San Bartolomé, según una tradición, fueron enterradas en la isla de Lipara y
eventualmente fueron trasladadas a Benevento, Italia y después a Roma donde ahora están en la
Iglesia de San Bartolomé, en la "Isola San Bartolomeo" del río Tiber. Se dice que la Reina Emma,
la esposa del Rey Canute entregó uno de sus brazos a Canterbury en el siglo XI.

En la iconografía se le representa con barba, un libro y un cuchillo (utilizado en su martirio).

San Bartolomé es patrón de los carniceros, fabricantes de libros, guantes, pieles, zapateros,
sastres, mercaderes de queso, viñadores, albañiles y otros. Se le invoca contra desórdenes
nerviosos.

Oración

Oh, Dios omnipotente y eterno, que hiciste este día tan venerable día con la festividad de tu
Apóstol San Bartolomé, concede a tu Iglesia amar lo que el creyó, y predicar lo que él enseñó. Por
Nuestro Señor Jesucristo. Amén
12
SIMON
La vida y la iconografía de este santo inglés vainseparablemente unida con la Virgen del Carmen y
su popularescapulario del Carmen. Parece ha habido alguna confusión al hablar de SanSimón
Stock. Hoy se ha hecho ya más luz, ya que los críticos hanestudiado pacientemente sus datos
biográficos. En ellos, más o menos,nos fijamos al recordar su preciosa biografía:

Nació en el Condado de Kent (Inglaterra) por el 1165.Su apellido Stock haría alusión según
algunos a su significado eninglés "tronco de árbol" o mejor "hueco en el tronco" donde pasaba
elpequeño y joven Simón muchas horas entregado a la oración.

Al llegar los carmelitas a Inglaterra venidos deOriente y conocer la santa vida que llevaban, pues
pronto se extendiósu fama por todas partes, pidió ser admitido entre ellos. El jovenSimón se
entregó de lleno a aquel género de vida y muy pronto fueelegido Superior General de la Orden a la
que gobernó durante variosaños. Unos dicen que cincuenta, otros que veinte.

Un Santoral del siglo XIV, que recoge las vidas de losprimeros Santos Carmelitas, dice de él que
viendo que su Orden eraduramente atacada por algunos acudía fervorosamente en ayuda de
laVirgen María a quien estaba consagrada la Orden. El Cardenal Gasquet,O.S.B. dice que los
carmelitas fueron recibidos en Inglaterra "comollovidos del cielo por parte de los laicos, pero no así
por losreligiosos y sacerdotes que no aceptaban que éstos se llamaran"hermanos de la Virgen
María del Monte Carmelo".

San Simón, a quien se le ha llamado "el amado deMaría", hasta llegó a componer preciosos
himnos a la Virgen, Madre deDios. Precioso es el "Ave stella matutina..." Y cada día recitaba
ésteque cantan todos los días los carmelitas: "Flor del Carmelo, viñaflorida, Esplendor del cielo,
Virgen Madre. Singular. ¡Oh Madretierna!, Intacta de hombre; a los carmelitas proteja tu nombre
(daprivilegios), Estrella del mar".

Dice el Santoral que mientras rezaba este himno "se leapareció la Bienaventurada Virgen María,
acompañada de una multitud deAngeles, llevando en sus benditas manos el Escapulario de la
Orden, ydiciendo estas palabras: «Este será privilegio para ti y todos loscarmelitas; quien muriere
con él no padecerá el fuego eterno; es decir,el que con él muriese se salvará»".

Desde entonces la devoción del Santo Escapularioempezó a divulgarse por todas partes. Los reyes
y príncipes, papas ygentes sencillas se apresuraban a vestir este vestido de la Virgen quefue
enriquecido con muchas gracias por los Papas, y por su medio laVirgen María obraba muchos
prodigios.

San Simón desarrolló una gran actividad en favor de suOrden. Consiguió el paso de Orden
cenobita a mendicante. Retocó laRegla de San Alberto y obró muchos prodigios. Famosos son
aquellos dosmilagros: la conversión del agua en vino para poder celebrar y laresurrección de un
pez ya cocido.

Su culto empezó en Burdeos desde el año 1435 y poco después en Inglaterra e Irlanda hasta
extenderse a toda la Orden.

La iconografía del Santo es muy abundante y casisiempre lo presenta de rodillas ante la Virgen
María recibiendo de susmanos el santo Escapulario. Sobre todo a partir del siglo XVII ya vinoa ser
muy popular en todas partes donde había religiosos carmelitas.
¿Cómo murió cada uno de los Apóstoles?

Por Gabriel Ariza | 04 abril, 2015

Recordamos lo que la tradición de la Iglesia enseña sobre la


muerte de los Apóstoles de Cristo. La única muerte de los
apóstoles registrada en la Biblia es la de Santiago, que consta
en Hechos 12:2. Según el relato el rey Herodes mató
a Santiago “a espada” – probable referencia a ser decapitado.

 Historia de los Apóstoles de Cristo


 ¿Cómo murió el Apóstol Juan?
 ¿Dónde están enterrados los Apóstoles?
 ¿Cómo murió el Apóstol Matías?

Historia de los Apóstoles de Cristo

La tradición de la iglesia más comúnmente aceptada, concerniente a la


muerte de un apóstol, es la del apóstol Pedro que fue crucificado boca
abajo en Roma, en cumplimiento a la profecía de Jesús (Juan 21:18). Fue el
primer Papa de la historia, tal y como Jesús dispuso antes de ascender a los
cielos. 

Mateo sufrió el martirio en Etiopía, muerto por una herida de


espada. Juan enfrentó el martirio cuando fue hervido en un enorme caldero
de aceite hirviendo durante una ola de persecución en Roma. Sin embargo,
fue librado milagrosamente de la muerte. Entonces fue sentenciado a las
minas en la prisión de la isla de Patmos, y fue ahí donde escribió su libro
profético del “Apocalipsis”.

¿Cómo murió el Apóstol Juan?

Posteriormente, el apóstol Juan fue liberado y llevado de regreso a lo que


hoy conocemos como Turquía. Él murió muy viejo y fue el único de los
apóstoles que murió pacíficamente. Por lo tanto, se presupone que fue el
último de todos en morir.

Santiago, el líder de la iglesia en Jerusalén, fue arrojado de una altura de


más de 30 metros desde el pináculo sureste del templo, cuando se rehusó a
negar su fe en Cristo. Cuando descubrieron que sobrevivió a la caída, sus
enemigos lo golpearon con un garrote hasta matarlo. Este fue el mismo
pináculo donde Satanás había llevado a Jesús durante la tentación.

Éste discípulo de Cristo está estrechamente relacionado con España, ya que


es el patrón de nuestro país y sus restos mortales reposan en Galicia. Según
la tradición medieval tras Pentecostés, el apóstol Santiago se trasladó a
Hispania para predicar el Evangelio.

¿Dónde están enterrados los Apóstoles?

Posteriormente habría hecho todo el viaje de vuelta hasta Jerusalén para


encontrar a la madre de Jesús. La leyenda se cierra con que dos de sus
discípulos llevaron su cuerpo hasta Iria Flavia, donde fue hallado en el siglo
IX.

Bartolomé, también conocido como Natanael, fue misionero en Asia. Él


testificó en lo que hoy es Turquía y fue martirizado por su predicación en
Armenia, donde lo degollaron con un látigo hasta morir.

Andrés fue crucificado en una cruz en forma de “X” en Grecia. Después de


haber sido azotado severamente por siete soldados, ellos ataron su cuerpo a
la cruz con cuerdas para prolongar su agonía. Sus seguidores reportaron
que, cuando él era llevado a la cruz, Andrés la saludó con estas palabras;
“Hace mucho he deseado y esperado este feliz momento. La cruz ha sido
consagrada por el cuerpo de Cristo colgado en ella.” Él continuó predicando a
sus verdugos por dos días hasta que murió.

¿Cómo murió el Apóstol Matías?

El apóstol Tomás fue traspasado con una lanza en la India, durante uno de


sus viajes misioneros para establecer ahí una iglesia. Matías, el apóstol
elegido para remplazar a Judas Iscariote el traidor, fue apedreado y luego
decapitado.

El apóstol Pablo fue torturado y después decapitado por Nerón en el año 67.


También hay tradiciones referentes a los otros apóstoles, pero ninguna que
cuente con una base histórica o tradicional confiable.

Los nombres de los doce apóstoles de


Jesús
por JPMarichal | Sep 10, 2018 | Nuevo Testamento | 84 Comentarios
Introducción
Así como anteriormente publicamos los nombres de las doce tribus de Israel, hoy te
proporciono cuales son los nombres de los doce apóstoles originales llamados
por Jesucristo para el establecimiento de su Iglesia y del Reino de Dios en la tierra.
Veremos algunos problemas que se presentan para recordar bien estos nombres y
algunos trucos para resolverlos fácilmente. Al mismo tiempo, te haré un comentario sobre
un tema sumamente interesante, y que es el orden por el cual aparecen en los diferentes
listados que nos proporciona el Nuevo Testamento. Con ello vamos a extraer algunas
importantes conclusiones que nos ayudarán posteriormente para comprender quiénes
fueron los doce discípulos y cuál fue el papel que los doce apóstoles tuvieron durante el
crecimiento de la Iglesia de Jesucristo.

Los nombres de los Doce Apóstoles de


Jesús originales
Los nombres de los doce apóstoles de Jesús se encuentran listados en cuatro pasajes
del Nuevo Testamento. Tres de estos listados corresponden a los evangelios sinópticos
(Juan no proporciona un listado de nombres de los apóstoles), en donde se relata su
llamamiento y primera misión. El cuarto listado se halla en el libro de Hechos, donde
Lucas describe que, debido a la muerte de Judas Iscariote, se generó una vacante en
el Quórum de los Doce, y cómo fue llenada esa vacante.

Lista de los nombres de los doce apóstoles


que acompañaron a Jesús
Sin más preliminares, los nombres de los doce apóstoles de Jesucristo son los siguientes:
Grupo 1
 Pedro
 Jacobo
 Juan
 Andrés
Grupo 2
 Felipe
 Bartolomé
 Mateo
 Tomás
Grupo 3
 Jacobo
 Judas
 Simón
 Judas

Habrás observado que me tomé la libertad de dividirlos en grupos. Hablaremos de esto


más adelante.

Problemas que presenta la memorización de


los nombres
De pura entrada podrás observar que hay varios nombres iguales. Por eso, se precisa
alguna manera de distinguirlos. Pero la situación, además, se complicará un poco cuando
te diga que algunos de ellos tenían sobrenombres. Y es que para los judíos de la época de
Jesús era cosa común usar varios nombres: uno para los propios judíos, otro para los
romanos, otro para denotar de dónde se venía, etc. Lo cual nuestros historiadores
aprecian muchísimo, porque si no hubiera problemas tan complicados que resolver, ¿de
qué vivirían?
Así que, antes de mostrarte cómo se resuelve lo de los nombres iguales déjame darte una
lista de equivalencias entre los nombres comunes y los sobrenombres:

Sobrenombres de los doce apóstoles


originales
 El que conocemos como Pedro en realidad se llamaba Simón. Fue Jesús quien le
puso el sobrenombre de Pedro (que significa «piedra») y en arameo esta misma palabra
es Cefas. Le encontramos en el Nuevo Testamento por todos esos nombres.
 Jacobo es al que normalmente los santos de los últimos días llamamos Santiago.
Es que Santiago y Jacobo son el mismo nombre. ¡De hecho te sorprenderá saber
que Santiago, Jacobo, Diego y Jaime son derivaciones del mismo nombre!
Afortunadamente, el Nuevo Testamento sólo nos presenta los nombres de Santiago y
Jacobo, pero es bueno saber que estos nombres son intercambiables.
 Bartolomé es el mismo que Natanael, sí, el discípulo en quien Jesús dijo que no
había engaño.
 A Mateo también se le conocía como Leví
 A Tomás también le llamaban Dídimo.
Resumiendo

Distinción entre los nombres homónimos


Notamos que hay tres pares de nombres iguales entre los nombres de los Doce
Apóstoles.  Los distinguiremos de la manera siguiente:
 Para distinguir a los dos Simones llamamos al primero Simón Pedro o
simplemente Pedro, y al segundo Simón el zelote o Simón el cananita (los zelotes eran
una facción política a la que quizás este apóstol había pertenecido anteriormente).
 Para distinguir a los dos Jacobos (o Santiagos), llamamos a uno Jacobo el mayor y
al otro Jacobo, hijo de Alfeo.
 Para distinguir a los dos Judas llamamos al primero Judas Tadeo y al segundo
Judas Iscariote.
Y tan, tan, quedó resuelto. Ya podemos divertirnos con los nombres y con sólo repasarlos
un par de veces más nos será fácil recordarlos porque con estas aclaraciones tendrán
más significado para nosotros. Pero aún más importante, nos será más fácil identificarlos
durante nuestra lectura del Nuevo Testamento ahora que sabemos que podemos
encontrarlos con varios nombres, y podremos distinguirlos con facilidad aún cuando
algunos de ellos tienen nombres semejantes.

Un problema por resolver


Pero no creas que toda la batalla está ganada. Aún dedicaremos algún próximo artículo
esclarecer el asunto de los varios Santiagos (Jacobos, pues) que pueblan el Nuevo
Testamento. Ahhh, lo dicho, ¡si no existieran esas situaciones un historiador no tendría
suficientes desafíos! Pero no te preocupes, que te iremos dando en su ocasión algunas
pistas. En especial, te va a ser importante distinguir a tres Santiagos importantes: el
mayor, el menor y el hermano de Jesús. Y los tres fueron apóstoles. Tip: en la lista que
estamos estudiando el día de hoy no aparece todavía el hermano de Jesús.

El ordenamiento de los nombres de los Doce


Apóstoles originales
Ahora bien, como te decía, los nombres de los primeros doce apóstoles
de Cristo aparecen en cuatro listas: tres de ellas en los evangelios sinópticos y la cuarta en
el libro de Hechos. Lo que desconcierta al lector que se pone por primera vez a comparar
esos listados es que a primera vista ¡no se parecen! Tienen los mismos nombres pero,
dice uno, ¡en completo desorden!
Pues bien, un segundo vistazo te permitirá comprobar que el desorden es solamente
aparente. Mira otra vez y verás que tienen los siguientes elementos en común:
 Todas las listas comienzan con Pedro y terminan con Judas Iscariote (excepto la de
Hechos, porque para entonces Judas Iscariote se había muerto), y
 Todas las listas repiten los mismos nombres si las dividimos en tres grupos de
cuatro nombres, con lo cual descubrimos otro hecho interesante
 Cada grupo de cuatro nombres es siempre encabezado por el mismo nombre
Para que puedas comprobar más cómodamente estos hechos tan curiosos, te colocaré a
continuación una tabla, en donde podrás hacer estas comparaciones de un sólo
vistazo. Nota: En una pantalla pequeña, es aconsejable colocar tu dispositivo en posición
horizontal para visualizar este gráfico.

Los nombres de los doce apóstoles de Jesús, en orden y en grupos

Conclusiones
¿Qué podemos sacar en claro a partir de esta última comparación?

Primero, la relevancia de Pedro, ya que no sólo encabeza todas las listas «completas» de
nombres de los primeros doce apóstoles de Cristo, sino que también es llamado primero en
las listas «parciales» en donde sólo se menciona a los más importantes. Estos apóstoles
1
más importantes son aquellos que fueron privilegiados por Jesús con experiencias
espirituales sumamente especiales, y siempre fueron tres: Pedro, Santiago y Juan. Y sí,
seguro ya te fijaste que, apenas agregando a Andrés, se trata nada menos que de los
nombres del primer grupo de cuatro.

Así que, segundo, nos damos cuenta de la relevancia que, desde el principio tuvo lo que
hoy llamamos la Primera Presidencia de la Iglesia. Pablo de Tarso dijo que estos tres
apóstoles (Pedro, Santiago y Juan) llegaron a ser «las columnas de la Iglesia» (ver Gálatas
2 2:9), es decir, los líderes principales de la misma. Aún antes de llamarles al apostolado,
Jesús ya les había privilegiado por separado durante la experiencia con la hija de Jairo. De
donde aprendemos sobre la anticipación con que Jesucristo dispuso todas estas cosas tan
importantes para la organización de la Iglesia.

Tercero, nos damos cuenta que había una organización interna entre el Quórum de los
Doce. Aunque con estos elementos no podamos concluir un orden definitivo, sí podemos
3 ver que había indicios de un órden. Actualmente, este orden asegura no sólo que haya un
presidente de los Doce (por orden de antigüedad dentro del Quórum), sino también la
sucesión ordenada del Presidente de la Iglesia.

4 Cuarto y último, el último listado lo da Lucas a razón de la muerte de Judas Iscariote y


detalla que, tras la ascensión de Jesucristo, el primer asunto importante para el que se
reunió el liderazgo de la Iglesia fue para llenar la vacante generada en el Quórum o Consejo
de los Doce. El Nuevo Testamento les llama consistentemente «los doce» y doce debían
ser, en representación de las doce tribus de Israel. Por lo tanto, el libro de Hechos abre
precisamente con este asunto y muestra cómo fue llenada esta vacante. Lo que
aprendemos es que debemos considerar que en la Iglesia organizada por Jesucristo
siempre hubo doce apóstoles, y no menos ni más que doce apóstoles, a la cabecera de la
Iglesia. Esto significa que, cuando leemos que Bernabé y Pablo de Tarso fueron llamados
apóstoles, otros dos habían muerto anteriormente. Sabemos que uno de los que murió fue
precisamente Santiago el mayor, miembro de la Primera Presidencia, quien fue muerto por
Herodes.

¿Quiénes fueron los doce apóstoles?

Cuando escuchamos relatos sobre la vida de Jesús, tendemos a pensar que los apóstoles y
los discípulos fueron las mismas personas, pero esto no es exactamente así.

“En torno a Jesús había círculos concéntricos de personas. De dentro hacia afuera,
podríamos señalar a Pedro, Santiago y Juan como los tres amigos más cercanos. Después
estaría el resto del grupo de los doce apóstoles. Luego, otro grupo más amplio, el de los 72
discípulos”, detalla Julián Lozano, vicario parroquial de Santa María Magdalena, en la
localidad de Ciempozuelos (Madrid).

“La diferencia entre estos dos grupos es que los doce son elegidos por Jesús para que le
sigan más de cerca. Los 72 son personas que eligen acompañar a Jesús en algunos
momentos de su vida pública”, aclara.

El sacerdote comenta que los apóstoles a los que más vocación se profesa en la actualidad
son “los tres más cercanos: San Pedro, San Juan Evangelista y Santiago Apóstol”.

PEDRO

El que hoy conocemos como Pedro era Simón, hijo de Jonás, un pescador del mar de
Galilea que dejó su casa para seguir a Jesús cuando empezó a predicar.

El evangelio de Mateo cuenta que un día Jesús le dijo: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las
llaves del reino de los cielos y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos y lo que
desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. Por eso, a Pedro se le suele representar
con unas llaves en la mano.

Pedro es considerado el primer papa. Tras salir de Jerusalén, vivió en Antioquía y más tarde
se estableció en Roma. Cuenta la tradición cristiana que allí fue crucificado cabeza abajo
por orden del emperador Nerón. En su honor se erigió la basílica de San Pedro del
Vaticano.
JUAN

Entre los apóstoles más venerados está, asimismo, Juan, el más joven de todos. Era hijo de
Zebedeo y Salomé y hermano de Santiago, también apóstol. Juan era una de las personas
más cercanas a Jesús, tanto que el evangelio cuenta que, estando en la cruz, le encomendó a
su madre, María.

Juan fue una persona muy longeva. Se estableció en Éfeso y gozó de un gran respeto entre
los primeros cristianos.

Cuenta la tradición que en tiempos del emperador Domiciano, Juan, ya anciano, fue
torturado en Roma, donde le introdujeron en un caldero de aceite hirviendo. Sin embargo,
sobrevivió y fue desterrado a una isla del Egeo. Más tarde, consiguió regresar a Éfeso,
donde vivió sus últimos días.

Juan es uno de los cuatro evangelistas. Su evangelio narra la vida de Jesús desde el
bautismo hasta la resurrección y la posterior aparición a los discípulos.

En muchas iglesias se puede contemplar lo que se conoce como tetramorfos, es decir, la


representación de cuatro figuras que se corresponden con los cuatro evangelistas. Así, el
hombre o el ángel se asocia a Mateo; el león, a Marcos; el toro, a Lucas y el águila, a Juan.

SANTIAGO

El apóstol Santiago, conocido como Santiago el mayor, es hermano de Juan. También dejó
sus redes para seguir a Jesús y, junto a Pedro y Juan, estuvo presente en la oración del
huerto de Getsemaní.

Fue una de las figuras más destacadas entre los apóstoles y, como tal, uno de los primeros
en sufrir martirio. De hecho, murió degollado en Jerusalén, según se relata en “Los hechos
de los apóstoles”.

Cuenta la tradición que Santiago viajó hasta la Península Ibérica para predicar. Algunas
voces indican que allí falleció y que sus restos descansan en la catedral de Santiago de
Compostela, en Galicia (noroeste de España).

Otras apuntan a que sus restos fueron trasladados a tierras gallegas desde Jerusalén. En
cualquier caso, hoy el Camino de Santiago es una de las rutas de peregrinación más
transitadas del mundo.

SANTIAGO EL MENOR

Entre los doce había otro Santiago, el hijo de Alfeo, conocido como Santiago el menor, al
que se considera el primer obispo de Jerusalén.

Se cree que este Santiago era pariente de Jesús y se le presupone un gran parecido físico
con él. Así, cuando Judas traicionó a Jesús, le dio un beso para que los soldados pudieran
distinguirlo de Santiago.
FELIPE

El tres de mayo la Iglesia celebra el día de Santiago el menor y de San Felipe. Según el
evangelio de Juan, Felipe estuvo presente en la multiplicación de los panes y los peces.

Jesús le preguntó dónde podrían comprar pan para tanta gente, a lo que Felipe respondió:
“Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco”.

También es el apóstol que, durante la última cena, le pidió a Jesús que les mostrase al
Padre.

Felipe se dedicó a predicar en las regiones de Frigia y Escitia, que se corresponden con los
actuales territorios de Turquía y con Ucrania y el sur de Rusia, aproximadamente. Fue
crucificado en la ciudad de Hierápolis (la actual Pamukkale turca).

BARTOLOMÉ

Fue Felipe quien llevó hasta Jesús al que sería el apóstol Bartolomé, también llamado
Natanael.

Este apóstol predicó en la India y en Armenia. Sobre su martirio hay distintas versiones. La
más extendida es que fue despellejado y así se le suele representar en la tradición pictórica.

De hecho, Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina a un impresionante San Bartolomé que
sujeta con una mano un cuchillo y con la otra su propia piel.

JUDAS TADEO

Se cree que, como Bartolomé, Judas Tadeo predicó en Armenia. Asimismo, se le sitúa en
otros lugares como Arabia, Mesopotamia y Persia.

Judas Tadeo era familiar, tanto de Santiago el menor, como del propio Jesús, a quien se
parecía físicamente.

Se le suele representar sosteniendo un medallón con el rostro de Jesús y también con un


palo en la mano, en alusión a su martirio.

Judas Tadeo es considerado el santo patrón de las causas imposibles y fieles de todo el
mundo le rezan pidiendo su intercesión en los más variopintos asuntos.

SIMÓN

Cuenta la tradición católica que Judas murió junto con el apóstol Simón en Persia. A Simón
se le conoce como Simón Zelote.

No se debe confundir con el apóstol Pedro, que también se llamaba Simón. Simón Zelote
aparece en la iconografía con una sierra, el utensilio con el que le dieron muerte.
ANDRÉS

Por su parte, el apóstol Andrés fue primero seguidor de Juan el Bautista y después de Jesús,
a quien le presentó a su hermano Pedro.

De hecho, Andrés y Juan fueron los primeros discípulos de Jesús. El día de la


multiplicación de los panes y los peces, fue precisamente Andrés quien llevó ante Jesús al
muchacho que tenía los cinco panes y los dos peces.

Cuenta la tradición que este apóstol fue martirizado en una cruz decusata, es decir, en
forma de equis. De hecho, también se conoce a este tipo de cruz en aspa como cruz de San
Andrés y está presente en varias banderas como la de Escocia, Florida y Alabama (EEUU),
Valdivia (Chile) y Logroño (España), entre otras.

MATEO

Junto a Juan, Mateo es el otro apóstol evangelista. Trabajó como recaudador de impuestos
pero dejó su empleo y sus bienes para seguir a Jesús.

Según indican los expertos, su evangelio tiene como fin demostrar que Jesús es el mesías
que anunciaron los profetas.

TOMÁS

Entre los doce apóstoles también estaba Tomás, conocido coloquialmente por su
incredulidad, pues no creía que Jesús hubiera resucitado.

Según detalla el evangelio de Juan, cuando otros discípulos le dijeron a Tomás que habían
visto a Jesús, él respondió: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi
dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.

JUDAS ISCARIOTE

Por último, está Judas Iscariote, el apóstol que traicionó a Jesús y lo entregó a los soldados
a cambio de 30 monedas de plata. Según cuentan los textos bíblicos, después se arrepintió,
devolvió el dinero y se suicidó.

El prendimiento de Jesús tuvo lugar tras la Última Cena, es decir, la noche del jueves. En su
evangelio, Juan relata cómo Jesús durante esta comida lava los pies de los doce apóstoles,
como señal de servicio y humildad, y les dice que eso deben hacer los unos con los otros.

El lavatorio de pies se conmemora cada Jueves Santo, cuando el sacerdote lava los pies de
doce niños, doce ancianos o doce miembros de la comunidad.

El lavatorio de pies “es el gesto con el que San Juan expresa lo que Jesús quería
comunicarnos en la última cena: el amor hasta el extremo (Jn 13,1), ese amor que le llevará
a dar la vida en la cruz. Jesús nos enseña así cómo amarnos los unos a los otros”, concluye
el sacerdote Julián Lozano.
Los 12 apóstoles
¿Eran los 12 apóstoles o discípulos?

 La última cena. Jean-Baptiste Jouvenent, public domain via WikiMedia Commons

Al escuchar las enseñanzas de Jesús y al ver sus milagros, muchas personas


lo seguían y cada quien tenia una razón distinta de porque lo hacia. Unos
esperaban ver un milagro, otros les interesaba escuchar sus parábolas,
algunos creían que él era el Mesías y deseaban que Jesús tocara sus vida de
una forma u otra. También estaban aquellos que buscaban instigarle y ser
tropiezo a lo que hacia y decía. Entre tanta gente Jesús escogió a 12 hombres
para que trabajaran cercanamente con el. Bajo su liderazgo, estos 12
hombres predicaban, ministraban y ayudaban a manejar las multitudes que
se reunían para escuchar a Jesús. Ellos fueron los 12 apóstoles.

Apóstoles o discípulos
Discípulo quiere decir seguidor o estudiante. Ciertamente los 12 eran
discípulos que estaban aprendiendo y siendo formados bajo Jesús para el
propósito que Dios tenia con ellos y la nueva iglesia. Los evangelios nos dice
que aparte de los 12, otros que también seguían a Jesús eran llamados
discípulos. Ósea, Jesús tenía cientos y cientos de discípulos. En Lucas 10, por
ejemplo, Jesús envió a un grupo de 72 discípulos a predicar en diferentes
lugares.
Apóstol quiere decir enviado y es el titulo más apropiado al referirse a los 12.
Ellos fueron escogidos con el propósito de ser enviados a predicar el
evangelio. Jesús en varias ocasiones los enviaba de dos en dos a predicar en
distintos pueblos. Ellos fueron los responsables de viajar y establecer lo que
hoy conocemos como la iglesia cristiana. A Pablo también se le llama apóstol,
pues en una visión Jesús se le apareció y lo envió a predicar. Este grupo era
especial y Jesús lo escogió después de haberle orado a Dios por ellos. Puedes
leer sobre el llamamiento de los 12 en Mateo 10:1-4, Marcos 3:13-19, Lucas
6:12-16 y Hechos 1:12-26.
¿Quienes eran los 12 apóstoles?
Los 12 hombres que Jesús escogió como apóstoles venían de diferentes
situaciones sociales y poseían caracteres distintos. Por ejemplo, Mateo
trabajaba para el gobierno mientras Simón el zelote luchaba por una
revolución. En ocasiones el grupo recibió reprensión de Jesús por una mala
actitud pero en otras fueron los únicos testigos de momentos milagrosos
como la transfiguración. A pesar de sus diferencias, los 12 estaban dispuestos
a seguir a Jesús y a tener fe aun cuando no entendían todo lo que estaba
sucediendo. En todo el antiguo testamente vemos como la fe de ellos madura
y con el poder que Dios los usó en diferentes partes del mundo. Casi todos
murieron mártires del evangelio.

Los 12 apóstoles fueron


Simón: Jesús lo llamó Pedro, que significa piedra, quizás por su fuerte
carácter y temperamento. Siempre actuaba con mucha pasión. Era pescador
de profesión y negó a Jesús tres veces cuando fue arrestado. Aun así, después
de recibir perdón, fue usado por Dios para dar el primer discurso
evangelístico después de la resurrección.
Jacobo: Hermano mayor de Juan y primo de Jesús. Su ministerio fue
predicar en Jerusalén y en Judea, hasta que Herodes lo mando a matar en el
44 a.D.
Juan: El más joven de todos y el autor del cuarto evangelio, 1,2 y 3ra de
Juan y Apocalipsis. Fue el único que no abandono a Jesús durante su juicio.
Jesús lo llamo "el discípulo amado".
Andrés: Como su hermano Pedro, era pescador. La tradición dice que fue
condenado a crucifixión. No sintiéndose digno de morir al igual que Jesús, lo
crucificaron con la cabeza hacia abajo.
Felipe: Quizás un pescador, profesión común en Betsaida de donde era.
Predicó el evangelio en Frigia y Hierápolis.

Bartolomé: Su primer nombre fue Nataniel, y cuando Jesús lo llamó dijo que
este era "un verdadero israelita".

Mateo: También llamado Levi, es el autor del primer evangelio. Era un


colector de impuestos y por eso tenia mala fama de ser ladrón y traicionero.
Su vida cambió cuando Jesús lo llamó.
Tomás: Al escuchar sobre la resurrección dijo que tenía que verlo para
creerlo. El ser testigo de la vida, muerte y resurrección de Jesús hizo que
Tomas viajara hasta la India predicando. Allí murió.
Jacobo: Era de Galilea y algunos creen que era hermano de Tadeo. Llevó el
evangelio hasta Palestina y Egipto, donde murió.
Tadeo: También lo conocían como Judas y Lebeo. Llevó el evangelio hasta
Edesa cerca del río Éufrates. Se dice que también era un nacionalista.
Simón el cananista: Un judío nacionalista fanático que odiaba a Roma.
Jesús cambió su corazón y Simón dedicó su vida al evangelio. Un contraste
total de su vida anterior.
Judas Iscariote: Posiblemente era de Judá. Traicionó a Jesús y fue
cómplice de su arresto. Al darse cuenta de la gravedad de sus acciones, Judas
se ahorcó.
Matías: No fue uno de los originales, pero fue escogido por los otros 11 para
tomar el lugar que Judas dejó vacío.

Este fue el destino de los 12


Apóstoles después de Jesucristo

Créditos: Wikipedia
Muchas veces nos preguntamos sobre el destino de los apóstoles, así
que nos dimos a la tarea de compilar algunas cosas sobre sus vidas. El
orden de los apóstoles no tiene que ver con su importancia, más bien es
en orden de aparición.

Este fue el destino de los 12 apóstoles:

1. Santiago, el mayor
Santiago, el mayor, Boanerges, hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de
Juan el Apóstol; un pescador que vivió en Betsaida, Capernaúm y
Jerusalén. Predicó en Jerusalén y Judea y fue decapitado por Herodes,
en el año 44.

Era hermano de San Juan evangelista. Se le llamaba el Mayor, para


distinguirlo del otro apóstol, Santiago el Menor, que era más joven que él.
Con sus padres Zebedeo y Salomé vivía en la ciudad de Betsaida, junto al
Mar de Galilea, donde tenían una pequeña empresa de pesca. Tenían
obreros a su servicio, y su situación económica era bastante buena pues
podían ausentarse del trabajo por varias semanas, como lo hizo su
hermano Juan cuando se fue a estarse una temporada en el Jordán
escuchando a Juan Bautista. Fue el primero de los doce en convertirse
en mártir. Se dice que fue decapitado por una espada. (Hechos 12, 1- 2).

El nombre Santiago, proviene de dos palabras Sant Iacob. Porque su


nombre en hebreo era Jacob. Los españoles en sus batallas gritaban:
“Sant Iacob, ayúdenos”. Y de tanto repetir estas dos palabras, las unieron
formando una sola: Santiago.

Griego: Gyánkos (Γιάγκος)
Arameo: Ya’akov
Significado: Sostenido por el talón

2. Andrés
Andrés era el hermano de Pedro, e hijo de Jonás. Vivió en Betsaida y
Capernaúm y era pescador antes de que Jesús lo llamara. Tuvo el honor y
el privilegio de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con
san Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista
(Marcos 1, 16-18). Andrés trajo a su hermano Pedro a Jesús (Juan 1,40).
Él es el primero en tener el título de Misionero en Casa y en el Extranjero.

De acuerdo con la tradición, Andrés murió como mártir en Acaya, Grecia,


en el pueblo de Patra. Cuando la esposa del Gobernador Aepeas fue
sanada y convertida a la fe cristiana, y poco después de que el hermano
del Gobernador se volviera cristiano, Aepeas se enojó mucho. Él arrestó a
Andrés y lo condenó a morir en la cruz. Andrés, sintiéndose indigno de ser
crucificado en una cruz en la misma forma que su Maestro, suplicó que la
suya sea diferente. Así que fue crucificado en una cruz con forma de X, la
cual hasta el día de hoy es llamada la cruz de San Andrés y es uno de sus
símbolos apostólicos. La tradición coloca su martirio el 30 de noviembre
del año 63, bajo el imperio de Nerón.

Griego: Andreas (Ανδρεας)
Arameo: Anes
Significado: Hombre fuerte, viril

3. Bartolomé
Bartolomé o Natanael, hijo de Talmai, vivió en Caná de Galilea.

La tradición dice que fue misionero en Armenia. Un número de


estudiosos cree que fue el único discípulo que provino de sangre real, o
de una familia noble. Su nombre significa Hijo de Tolmai o Talmai

El nombre de Bartolomé aparece en cada lista de los discípulos (Mateo


10,3; Marcos 3,18; Lucas 6,14; Hechos 1,13). Este no era el primer
nombre, no obstante, fue su segundo nombre. Su primer nombre
probablemente era Natanael, a quién Jesús llamó “un verdadero Israelita,
en quien no hay engaño.” (Juan 1,47)
Se transformó en un uno de los misioneros más aventureros de la Iglesia.
Se dice de él que predicó con Felipe en Phrygia y Hierápolis; también en
Armenia.

La tradición dice que él predicó en India, y su muerte parece haber tenido


lugar ahí. Murió como un mártir por su Señor. Fue despellejado vivo con
cuchillos.

A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús) lo pintaban
los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque
la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel
de su cuerpo, estando él aún vivo.

Griego: Bartholomaios (Βαρθολομαιος)
Arameo: bar-Tôlmay
Significado: Hijo de Ptolomeo

4. Santiago, el Menor (o Más Joven)


Santiago, el menor o más joven, hijo de Alfeo, o Cleofás y María, vivió en
Galilea. Fue el hermano del Apóstol Judas.

La tradición siempre lo ha identificado con el “hermano del Señor”,


pariente cercano. (Mc 6,3). Es mencionado por San Pablo en su carta a
los Gálatas (Gal 1, 19). Se le identifica también con aquél Santiago a
quien se le aparece el Señor resucitado (1 Cor 15, 7). Es el autor de la
carta del Nuevo Testamento que lleva su nombre. Predicó en Palestina y
Egipto y fue crucificado en Egipto.

La tradición dice sobre su muerte que el sumo sacerdote Anás II le


ordenó renegar de Jesús, pero Santiago, que estaba en lo alto del templo,
aprovechando la concurrencia se puso a predicar el Evangelio. Al
escuchar esto los fariseos y escribas se llenaron de furor y uno de ellos lo
empujó desde lo alto. Santiago no muere de golpe, sino que es apedreado
mientras rogaba a Dios de rodillas por sus asesinos. Como tardaba en
morir, es golpeado en la cabeza con una maza por un batanero.

Griego: Gyánkos (Γιάγκος)
Arameo: Ya’akov
Significado: Sostenido por el talón

5. Juan
Juan Boanerges, hijo de Zebedeo y Salomé, hermano de Santiago, el
apóstol. Fue conocido como el discípulo amado.

Él escribió el Evangelio según San Juan, 1º de Juan, 2º de Juan, 3º de


Juan y Apocalipsis. Predicó entre las iglesias de Asia Menor. Desterrado
en la Isla de Patmos, fue más tarde liberado y murió de muerte natural en
el año 100.

Fue un hombre de acción; era muy ambicioso; y un hombre con un


temperamento explosivo y un corazón intolerante. Su segundo nombre
fue Boanerges, el cual significa Hijo del Trueno. Él y su hermano Santiago
vinieron de una familia de mejor posición que el resto de los apóstoles.

Juan maduró con el tiempo. En la etapa posterior de su vida, se había


olvidado de todo, incluso de su ambición y temperamento explosivo,
excepto de su compromiso de amor para con el Señor.

Se dice que un atentado fue realizado contra su vida mediante un cáliz de


veneno del cual Dios lo salvó. Murió de causas naturales.

Griego: Ioannes (Ιωαννης)
Arameo: Yohanan
Significado: El Señor es misericordioso

6. Judas Iscariote
Judas Iscariote, el traidor, fue el hijo de Simón quien vivió en Kerioth de
Judá. Él traicionó a Jesús por treinta piezas de plata y luego se ahorcó
(Mateo 26: 14,16).

Se dice que Judas vino de Judá, cerca de Jericó. Él era un judío y el resto
de los discípulos eran Galileos. Era el tesorero del grupo y estaba entre
los que lideraban conversaciones.

Iscariote en una primera acepción del término derivada del hebreo


“seqarya”, podría significar “el mentiroso”, “el hipócrita”, lo cual no es
contradictorio con la participación que los textos canónicos le reservan
en el final de Jesús.

En una segunda acepción del término, por otro lado la más generalmente
aceptada, “Iscariote” querría decir “natural de Keriot”, ciudad de Judea en
la frontera con Edom citada en el Libro de Josué (Jos. 15, 25), lo que
constituiría una vez más un dato, el de su origen, que no poseemos de
casi ninguno otro de los Doce, y que convertiría a Judas en el único
apóstol de Judea, y en consecuencia, no galileo.

Existe una tercera acepción, según la cual, el apelativo “Iscariote” haría


referencia a una posible adscripción de Judas al grupo de los celotes,
también llamados, como se sabe, sicarios, notablemente similar a
Iscariote.

Vacante como queda el puesto de Judas en el colegio de apóstoles,


éstos se plantean reemplazarlo, presentándose dos candidatos con
parecidos méritos, José Barsabás y Matías.Y los apóstoles, echándolo a
suertes, eligen a Matías. Hech. 1, 15-26

Griego: Ioudas (Ιουδας)
Arameo: Yehudah
Significado: Alabado

7. Judas Tadeo
Judas Tadeo, o Lebeo, hijo de Alfeo o Cleofás y María. Hay quienes
afirman que San Judas Tadeo era hermano del Apóstol Santiago, el hijo
de Alfeo (Cleofás), quien era hermano del justo San José. Según sostiene
un documento publicado por la Congregación para el Clero, Cleofás se
casó con María de Cleofás, después de enviudar de su primer matrimonio
del que nació San Judas Tadeo. Por lo tanto, Santiago el Menor y Judas
serían primos de Jesús y sobrinos de San José y la Santísima Virgen.
Tadeo se considera que viene del arameo “taddà’”, que quiere decir
“pecho” y por lo tanto significaría “magnánimo”. Judas significa
“alabanzas sean dadas a Dios”. Fue hermano de Santiago el más joven.
Fue uno de los apóstoles de los que se sabe poco y vivió en Galilea. La
tradición dice que predicó en Asiria y Persia y murió como mártir en
Persia.

San Jerónimo lo llamó “Trinomios” lo cual significa “un hombre con tres
nombres”. En Marcos 3,18 es llamado Tadeo. En Mateo 10,3 es llamado
Lebeo. Su apellido era Tadeo. En Lucas 6,16 y Hechos 1,13 es llamado
Judas el hermano de Santiago. Judas. La Epístola o Carta de Judas
forma parte del Nuevo Testamento y es atribuida a San Judas Tadeo.

Se ha dicho que Judas fue a predicar el Evangelio en Edesa cerca del Río
Éufrates. Allí sanó a varios y muchos creyeron en el nombre del Maestro.
Judas fue desde allí a predicar el Evangelio en otros lugares. Según la
tradición le cortaron la cabeza con un hacha en el Ararat.

Griego: Ioudas (Ιουδας)
Arameo: Yehudah
Significado: Alabado

8. Mateo
Dos de los cuatro evangelistas dan a San Mateo el nombre de Leví,
mientras que San Marcos lo llama, “hijo de Alfeo”. Posiblemente Leví era
su nombre original y adoptó el mismo el nombre de Mateo cuando se
convirtió en seguidor de Jesús. Fue un publicano o cobrador de
impuestos. Él escribió el evangelio que lleva su nombre. Murió como
mártir en Etiopía.

El hecho sobresaliente sobre él es que fue un recaudador de


impuestos. El cobrador de impuestos era odiado no sólo sobre el terreno
religioso sino también porque la mayoría eran notablemente injustos.

En las mentes de varios hombres Judíos honestos, estos cobradores de


impuestos eran considerados como criminales. Aun así, Jesús eligió un
hombre a quien todos los hombres odiaban y lo hizo uno de los suyos. El
hombre promedio habría pensado que era imposible reformar a Mateo,
pero para Dios todas las cosas son posibles. Fue martirizado por
oponerse al matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, la cual se
había convertido al cristianismo por la predicación del Apóstol. Se dice
que murió decapitado con una espada.

Griego: Matthaios (Ματθαιος)
Arameo: Mattityahu
Significado: Regalo de Dios

9. Pedro
Simón Pedro, hijo de Jonás, era un pescador que vivió en Betsaida y
Capernaúm. El nombre verdadero y originario de San Pedro era Simón,
que aparece a veces como Simeón. Hizo trabajo evangelístico y
misionero entre los judíos, yendo tan lejos como a Babilonia. En cada
lista apostólica, el nombre Pedro es mencionado en primer lugar. Fue
nombrado piedra.

Su nombre griego fue Simón. Su nombre hebreo fue Cefas. El significado


griego de Simón es roca. El significado árabe de Cefas también es roca.
Pedro era galileo también como lo fueron varios de los otros discípulos.
Cristo resucitado es el fundamento de la Iglesia: “porque nadie puede
poner otro fundamento que el que está ya puesto, que es Jesucristo” -1
Cor 3,10. Sin embargo, el mismo Jesús quiso que su Iglesia tuviese un
fundamento visible que serán Pedro y sus sucesores. Jesús presenta la
vocación singular de Pedro en la imagen de roca firme. Pedro= Petros=
Quefá= Piedra= Roca. Es el primero que Jesús llama y lo nombra roca
sobre la cual construirá su Iglesia. Pedro es el primer Papa ya que recibió
la suprema potestad pontificia del mismo Jesucristo.

Es verdad, Pedro cometió muchos errores, pero tuvo siempre la gracia


salvadora del corazón amante. No importa cuántas veces se hubo caído y
fallado, siempre recuperó su coraje e integridad.

La tradición dice que fue crucificado en Roma con la cabeza hacia abajo.
Pedro solicitó que lo crucificaran cabeza abajo porque no era digno de
morir como su Señor había muerto.

Griego: Petros (πέτρος)
Arameo: Kephas
Significado: Piedra

10. Felipe
San Felipe era originario de Betsadia, (Galilea) y de profesión pescador.
Junto con Andrés, son los únicos que tienen nombres griegos entre los
apóstoles. San Felipe es quien invita a Natanael a conocer al Señor (Jn 1,
45). La tradición dice que Felipe predicó en las regiones de Frigia,
actualmente Turquía, y Escitia, actualmente Moldavia, Ucrania, Hungría y
el este de Rusia y murió como mártir en Hierapolis. El Evangelio de Juan
muestra a Felipe como uno de los primeros entre tantos a quienes Jesús
les dirigió la palabra “Sígueme.” Escritores de la Iglesia primitiva y
Eusebio, historiador de la Iglesia, afirman que San Felipe predicó el
Evangelio en Frigia y murió en Hierápolis. Papías, obispo de este lugar,
supo por las hijas del apóstol, que a Felipe se le atribuía el milagro de la
resurrección de un muerto.

Fue martirizado y muerto en Hierápolis. Su martirio consistió en ser


crucificado y apedreado.
Griego: Philippos (Φιλιππος)
Arameo: ‫פליפה‬
Significado: Amigo de los caballos

11. Simón
Simón, el Zelote, uno de los apenas conocidos seguidores llamado
Cananeo o Zelote para distinguirlo de Pedro, vivió en Galilea. El nombre
no significa que haya formado parte de los Zelotes, sino que él era muy
celoso a la ley Judía, la cual el practicaba antes de ser llamado por el
Señor. San Jerónimo y otros asumen incorrectamente que Cana fue su
lugar de nacimiento; y entonces, por eso era llamado Cananeo.

Los Avecínanos relatan que sufrió la crucifixión como obispo de


Jerusalén, luego de haber predicado el Evangelio en Samaria. No se sabe
con certeza en que lugar predicó el evangelio. Se habla de casi todos los
lugares conocidos de ese entonces, incluso se han mencionado que llego
hasta Gran Bretaña; según los Griegos, predico en el Mar Negro, en
Egipto, el Norte de África, y Gran Bretaña. Todo esto según la tradición.

Griego: Simon (Σιμων)
Arameo: Shim’on
Significado: El que ha escuchado a Dios

12. Tomás
Tomás Dídimos vivió en Galilea. La tradición dice que Tomás predicó el
Evangelio a los partos, medos, persas e hircanios, y que después pasó a
la India. Se cree que Santo Tomás sufrió el martirio en la costa de
Coromandel, India, donde su cuerpo fue descubierto, con ciertas marcas
de que fue muerto con lanzas y ese tipo de muerte es tradición en los
países del Este. Se sabe que su cuerpo fue trasladado a Edessa, donde
fue enterrado en los grandes sepulcros donde también se hallaban San
Pedro, San Pablo y San Juan.
Tomás fue su nombre hebreo y Dídimos su nombre griego. En Juan 20,
25 lo vemos diciendo que a menos que vea las marcas en las manos de
Jesús y en su costado, él no iba a creer. Por esto Tomás llegó a ser
conocido como Tomás el incrédulo.

Se dice que él fue encargado para construir un palacio para el rey de


India, y fue muerto con una lanza como mártir por su Señor.

Griego: Thomás (Θωμάς)
Arameo: Tau’ma
Significado: Gemelo

¿Quiénes son los 12 apóstoles


de Jesús?
Por Teresa

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Mientras Jesús permaneció en la tierra, se mantuvo acompañado de sus seguidores, quienes se
interesaron en conocer de cerca, su mensaje. Una vez sucedida la ascensión de Jesús, estos
seguidores quedaron con la misión de trasladarse a tierras lejanas y transmitir a las personas de
todo el mundo, la enorme promesa que Dios ofrecía a todos los hombres. En un sentido muy
real, se convirtieron en embajadores y emisarios de la palabra de Dios. Jesús se refería a estos
ellos como sus discípulos y luego de emprender su valiosa labor, fueron conocidos como los 12
apóstoles, entre los que se encontraba, nuestro querido San Judas Tadeo.

Estos son los 12 Apóstoles:

1. Andrés

Hijo de Jonás, vivió en Betsaida y Cafarnaún; era pescador antes de recibir el llamado de


Jesús. Andrés atrajo otros seguidores hacia Jesús, dentro de los que se encontraba su hermano
Pedro. Su principal objetivo era persuadir a las personas a que escucharan la palabra del
Maestro y fue el primero en tener el título de Misionero. En Rusia, Escocia y Grecia, fue
declarado como santo patrón y muchos estudiosos afirman que predicó en Siria, Grecia y Asia
Menor. Andrés fue condenado a morir crucificado, por lo que su último suspiro lo dio en una
cruz en forma de equis.
2. Bartolomé

También conocido como Nataniel, vivía en Caná de Galilea; fue misionero en Armenia. Su
símbolo apostólico son tres cuchillos paralelos. Un importante número de estudiosos afirman
que él era el único de los 12 discípulos que poseía sangre real o que al menos provenía de la
nobleza. También aseguran que fue un gran investigador de la escritura y un erudito en la ley
y los profetas. Se convirtió en uno de los misioneros más aventureros de la Iglesia. Una
leyenda dice que murió como un mártir por su Señor y fue despellejado vivo con cuchillos, lo
cual hace honor a su símbolo apostólico.

3. Santiago el Mayor

Hermano de Juan el Apóstol, un pescador que vivió en Betsaida, Capernaum y Jerusalén.


Predicó en Jerusalén y Judea. Su símbolo apostólico son tres conchas en señal de su
peregrinación por el mar. Era un hombre de valor y perdón, de una fe extraordinaria, vivió sin
celos a la sombra de Juan; fue miembro del círculo íntimo de Jesús y el primero de los doce
discípulos en convertirse en mártir; murió decapitado por orden de Herodes.

4. Santiago el Menor

Hijo de Alfeo, vivió en Galilea. Era el hermano menor del apóstol Judas. Según la tradición,
escribió la Epístola de Santiago; predicó en Palestina y Egipto, fue uno de los discípulos poco
conocidos. Algunos eruditos afirman que era el hermano de Mateo, el recaudador de impuestos.
Santiago el Menor, era un hombre de carácter fuerte y uno de los discípulos más vehementes.
Historiadores aseveran que murió como un mártir y que su cuerpo fue cortado en pedazos, por
lo que la sierra se convirtió en su símbolo apostólico.
5. Juan

Hermano de Santiago el mayor, era conocido como el Discípulo Amado. Pescador de oficio,


vivió en Betsaida, Capernaum y Jerusalén. Era miembro del círculo íntimo y fue uno de los
apóstoles más prominentes. Se hace referencia a él en muchos pasajes del Nuevo Testamento.
Era un hombre de acción, con un temperamento explosivo y un corazón intolerante. Escribió el
Evangelio de Juan I, II, III y el libro Apocalipsis. Luego de la ascensión de Jesús, predicó en las
iglesias de Asia Menor. Falleció de muerte natural. Su símbolo apostólico es un cáliz con una
serpiente.

6. Judas Iscariote

El traidor, vivió en Queriot de Judá; es el enigma supremo del Nuevo Testamento, en su


entorno, fue muy difícil ver cómo alguien que estuvo tan cerca de Jesús, que vio tantos
milagros y oyó muchas de las enseñanzas del Maestro, actuó de la manera como él lo hizo.
Judas era judío, a diferencia del resto de los apóstoles, quienes eran galileos. Se desempeñaba
como tesorero del grupo. Su símbolo apostólico es una soga de ahorcado, también una bolsita
de dinero con piezas de plata que cae de ella.

7. Judas Tadeo

También fue llamado Judas el Zelote, era hermano de Santiago el Menor. Fue uno de los
apóstoles menos conocido y vivió en Galilea. Se dice que fue a predicar el Evangelio en Edesa
cerca del río Eufrates. Allí sanó a muchos y muchos creyeron en el nombre del Maestro y de
allí fue a predicar en Asiria y Persia, donde falleció como mártir, despedazado por pontífices
paganos. El símbolo elegido para él es el barco, porque era un misionero que aprendió a ser
pescador. Hoy en día, es uno de los apóstoles más queridos y rezados del mundo. La oración a
San Judas Tadeo para casos difíciles y desesperados, es orada por multitudes en todo el
mundo.

8. Mateo

También llamado Leví, fue un misionero del Evangelio, que dio su vida por la fe de su
Maestro. Su símbolo apostólico son tres bolsas de dinero, que lo relacionan con su profesión de
recaudador de impuestos, antes de recibir el llamado de Jesús. Gracias a su formación, se
convirtió en el primer hombre que escribió las enseñanzas de Jesús. Presentó al mundo, en el
idioma hebreo, un relato escrito de las enseñanzas de Jesús; también escribió el Evangelio que
lleva su nombre. Murió mártir en Etiopía.

9. Pedro

Era un pescador que vivió en Betsaida y Cafarnaún. Hizo labor evangelizadora y misionera


entre los judíos, llegando al extremo de Babilonia. Fue miembro del círculo interno; en cada
lista apostólica, el nombre de Pedro es mencionado en primer lugar. Entre los doce, Pedro fue
el líder; se destaca como portavoz de todos los Apóstoles. Aunque tenía muchos defectos,
siempre tuvo la gracia salvadora del corazón amante. No importa cuántas veces había caído y
fallado, siempre recuperó su coraje e integridad. Fue martirizado en una cruz en Roma. Pedro
pidió ser crucificado cabeza abajo, porque no se consideraba digno de morir como su Señor. Su
símbolo apostólico es una cruz invertida con llaves cruzadas.

10. Felipe

Un pescador de Betsaida, la ciudad de procedencia de Pedro y Andrés (Juan 1:44). Fue una de


las principales figuras de la empresa misionera de la iglesia primitiva. Era un hombre con un
corazón cálido y una cabeza pesimista. Luego de la ascensión de Jesús, predicó en Frigia y
murió ahorcado como mártir en Hierápolis. Su último deseo fue que su cuerpo fuera envuelto
en papiro, porque no era digno de que se le tratara como el cuerpo de Jesús. El símbolo de
Felipe es una cesta, debido a su participación en la alimentación de los cinco mil. Fue él quien
marcó la cruz como un signo del cristianismo.

11. Simón

Era nacionalista fanático de Galilea; aunque no se tiene detalle de su actuación, se sabe que
profesaba un profundo odio por cualquier persona que se atreviera a comprometerse con
Roma. Sin embargo, claramente como un hombre de fe al Maestro, abandonó todo su
resentimiento y consideraba a Mateo, publicano y representante del extremo más antagónico de
la época, como su hermano. Murió crucificado como un mártir. Su símbolo apostólico es
un pez sobre una Biblia, lo que indica que fue un pescador que se convirtió en pescador de
hombres a través de la predicación.

12. Tomás Dídimo

Tomás era su nombre hebreo y Dídimo, nombre griego; vivió en Galilea y aunque poca
referencia se hace de él, es memorable el episodio donde expresa “ver para creer”, por lo que es
conocido como Tomás el incrédulo. Por naturaleza, Tomás era un pesimista y un
desconcertado; sin embargo, él era un hombre de valor con gran devoción y fe. Predicó la
palabra del Señor en Partia, Persia y la India, sufriendo el martirio cerca de Madras, en el
monte Santo Tomás, India. Su símbolo apostólico es un grupo de lanzas, piedras y flechas.

Luego de la muerte de Judas Iscariote, el grupo de discípulos fue llamado como los once
apóstoles; sin embargo, tras el vacío dejado por Judas, los predicadores escogieron como
acompañante en la misión apostólica a Matías, una figura de quien poco se hace referencia en
las escrituras; sin embargo, se sabe que estuvo con Jesús desde su bautismo hasta su
resurrección y que dedicó su vida a difundir el evangelio en Caspio y Capadocia. Matías no
pertenece al “circulo de los doce” original, sin embargo su labor apostólica es ampliamente
reconocida.
 
 
APOSTOLES
LOS DOCE AMIGOS INTIMOS DE JESUS
BIOGRAFIA DE LOS 12 ELEGIDO POR JESUS
(Del libro PDF del Mismo Autor)
 
 

Lucas 6, 12-19
Aconteció en aquellos Días que Jesús Salió al monte para orar, y Pasó toda la noche
en Oración a Dios. 13 Cuando se hizo de Día, Llamó a sus Discípulos y de ellos
Escogió a doce, a quienes también Llamó Apóstoles:
14  a Simón al cual también Llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Jacobo y a
Juan; a Felipe y a Bartolomé; 15 a Mateo y a Tomás; a Jacobo hijo de Alfeo, y a
Simón llamado el Zelote; 16   a Judas hijo de Jacobo, y a Judas Iscariote, que
también Llegó a ser el traidor. 17 Descendió con ellos y se detuvo en una llanura,
junto con una multitud de sus Discípulos y un gran Número de personas de toda
Judea, de Jerusalén, y de las costas de Tiro y de Sidón, que Habían venido para
Oírle y para ser sanados de sus enfermedades. 18
Los que eran atormentados por Espíritus inmundos eran sanados, 19  y toda la
gente procuraba tocarle; porque Salía poder de él, y sanaba a todos.
 
 
Comentario del Evangelio Lc 12-19
 
Luego de varias jornadas sabáticas en las sinagogas, con la participación de muchos
asistentes donde lo que expone Jesús como verdad causa ira e irrita a los escribanos
y fariseos, quienes están con una ofuscación tenaz y persistente que les impide ver la
realidad o razonar sobre ella, Jesús sube a orar a la montaña.
 
El silencio de la montaña, especialmente de la noche, es un lugar muy apropiado para
el encuentro con Dios, así también lo hizo Moisés, así lo hace Jesús, para reflexionar
con su Padre, por eso va una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con
Dios.
 
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el
nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su
hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo,
Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
 
Jesús, al elegir a estos doce amigos íntimos como sus discípulos, establece los
cimientos del nuevo Israel o pueblo de Dios. Ahora estos discípulos, acompañaran y
aprenderán el modo de vida de su maestro, y le darán su apoyo, le tendrán fe, le
entregarán su adhesión total, para luego ser los apóstoles, que como enviados han de
continuar la misión entregada por Jesús.
 
Pero luego, estos doce no serán los únicos discípulos, ya que al bajar con ellos se
detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran
muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera
de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse sanar de sus enfermedades. El nuevo
pueblo de Dios no estará formado ya por sólo judíos; también los paganos formarán
parte de él.
 
Jesús en la montaña pasó toda la noche en oración con Dios, algo que el hacía
permanentemente, retirarse a orar durante la noche y en el monte. Este es el ejemplo
más difícil que tenemos, ¿Cuántas noches la hemos pasado en vela orando?, tal vez
en alguna oportunidad muy especial, pero no como algo habitual, mi padre me cuenta
que desde niño hacían seguidas jornadas de visitas nocturnas de oración toda la
noche frente al santísimo, hoy la vigilias, son ocasiones muy especiales.
 
Debemos dejar de hacer muchas cosas por Dios, para orar y darle a El tiempo que le
corresponde, esta debe ser una exigencia mínima de nuestro corazón. Es esto lo que
nos enseña nuevamente Jesús en este Evangelio, es preciso dedicarse a la oración en
ciertos momentos del día, a la reflexión y a la meditación de la Palabra de Dios de un
modo conciente, profunda e intensamente.
 
Este fragmento del evangelio concluye que los que estaban atormentados por
espíritus impuros quedaban sanos; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él
una fuerza que sanaba a todos.
 
El simple acercamiento físico a Jesús, les daba paz y alivio para sus dolencias, sean
esta físicas o espirituales, y Jesús los hacia con todos y con todo tipo de personas, a
ninguno le preguntaba si era judío, de otra región o lo que hacía, solo si tenían fe.
Jesús, es un loco de amor por los hombres y por nosotros lo da todo.
 
Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
 
 
APOSTOLES
 
Apóstoles, según su etimología, es palabra que viene del latín, “apostolus”, a su vez
esta viene del griego apostolos y su significado es: uno que es
enviado.  También  apóstol es un mensajero autorizado para representar a quien lo
envía.
 
Para nosotros, así es como esta en el Nuevo Testamento, entendemos por los
seguidores de Jesucristo y que comunican su Evangelio, y precisando nos referimos a
la comunidad de los doce discípulos mas íntimos de Jesús, escogidos durante su vida
pública, pero. Estos son llamados discípulos hasta la Ascensión, y después se les
llama siempre Apóstoles.
 
Los Apóstoles fueron ordenados por Jesús en la Ultima Cena como sacerdotes y
recibieron de El la comisión de predicar el Evangelio en todo el mundo (Mateo 28, 19-
20). Todos lo abandonaron ese mismo día, cuando unos de entre ellos, Judas, lo
traicionó.  Mas tarde fueron testigos de la Resurrección de Jesús y en Pentecostés
recibieron poder para entender y actuar según el Evangelio. Judas fue remplazado por
Matías como Apóstol.
 
Los Apóstoles son los primeros pastores de la Iglesia, bajo Pedro, el jefe de los
Apóstoles. Ellos a su vez eligieron a otros pastores, dando así comienzo la sucesión
apostólica que es uno de los signos de la verdadera Iglesia.
 
Se sostiene que en total los discípulos fueron setenta y dos, pero se desconoce el
antecedente de quienes fueron en total, con excepción de Bernabé, Matías, Cefa y
Jacobo.
 
 
 
 
 

 
JUAN, EL DICIPULO AMADO
 
[25] Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa
de Cleofás, y María de Magdala. [26] Jesús, al ver a la Madre y junto a ella al discípulo que
más quería, dijo a la Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». [27] Después dijo al discípulo: «Ahí
tienes a tu madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.
(Jn 19, 25-27)
 
Juan, "el discípulo amado", autor del Cuarto Evangelio, tres Cartas, y el Apocalipsis.
Pescador de Betsaida, hijo de Zebedeo, hermano de Santiago, discípulo del Bautista y
apodado "hijo del trueno", participó con Pedro y Santiago de los episodios más
significativos de la vida de Jesús, y en la Última Cena recostó su cabeza en el pecho
del Señor (por ello es llamado en griego "Epistehios": el que está sobre el pecho).
Estuvo con María "junto a la cruz" (Jn. 19, 25-27), y fue testigo junto a Pedro del
sepulcro vacío: "vio y creyó" (Jn. 20, 8). Los Hechos lo nombran nuevamente junto a
Pedro, y San Pablo lo menciona entre las "columnas de la Iglesia" (Gal. 2, 9). Es
llamado "el Teólogo" por la profundidad de su Evangelio, que difiere en no pocos
aspectos de los sinópticos.
 
Fuentes muy antiguas -algunas legendarias- señalan que vivió primero en Antioquía y
luego en Éfeso. San Ireneo, hacia 175, escribe: "Juan, el discípulo del Señor, el mismo
que descansó sobre su pecho, publicó también el evangelio cuando se encontraba en
Éfeso". Luego viajó a Roma, donde por orden del emperador Domiciano, fue echado
(ya cerca de los noventa años de edad) al aceite hirviendo cerca de la Puerta Latina (lo
que dio origen a una fiesta, hoy suprimida del Calendario Romano: "San Juan delante
de la Puerta Latina", que se celebraba el 6 de mayo como memoria del "martirio" del
apóstol); salió indemne del suplicio y fue deportado a la isla de Patmos, donde el
Apocalipsis, y murió a finales del siglo I.
 
 

 
PEDRO,
la piedra sobre la cual se edifica la Iglesia
 
15] Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» [16] Pedro contestó: «Tú
eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». [17] Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona,
porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos.
[18] Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro (o sea Piedra), y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia;
los poderes de la muerte jamás la podrán vencer.
(Mt 16, 15-18)
 
Pedro figura en primer lugar en todas las enumeraciones de Apóstoles que aparecen
en el Nuevo Testamento, y tiene entre los Doce, un lugar absolutamente singular,
siendo protagonista de numerosos episodios en el Evangelio.
 
Por ello, tenemos abundantes datos acerca del Príncipe de los Apóstoles; y a los que
figuran en los Evangelios, los Hechos y las Cartas apostólicas, hay que sumar,
asimismo, los que nos dan la tradición y la leyenda (especialmente los "Hechos de
Pedro", apócrifo del siglo II, y los "Hechos de Pedro y Pablo", del siglo V), que han
aportado lo suyo para dar como resultado una abundante y variada iconografía.
 
Con una constancia notable desde el siglo IV, a Pedro se lo re-presenta macizo, con
rasgos rudos, llevando barba corta y tupida y el pelo ensortijado, y en ocasiones una
clásica "tonsura". Algunos autores piensan que semejante unanimidad iconográfica
tienen sus raíces en el testimonio de alguien que conoció personalmente al apóstol.
 
Pedro, con su hermano Andrés y los hijos de Zebedeo, era pescador en Betsaida de
Galilea. Debido a esa condición, se lo suele representar en tal oficio. También se lo
representa en la pesca milagrosa después de la resurrección (Jn. 21, 1-14). Se lo
invoca como patrono de pescadores, pescaderos y otras profesiones emparentadas
con estas.
 
Como sabemos, el nombre de Pedro era Simón, y Jesús se lo cambió por Cefas, es
decir, "piedra" sobre la cual se edifica la Iglesia. A causa de esto Pedro es invocado
como patrono de los pedreros, constructores y fabricantes de ladrillos. Se lo
representa a veces sosteniendo (o junto a) la Basílica que lleva su nombre, centro
espiritual de la Iglesia Católica.
 
Entre todos los episodios en los que Pedro aparece representado, indudablemente ha
prevale-cido aquel en el que Jesús le promete "las llaves del Reino de los cielos" (Mt.
16, 19). Tanto es así, que a San Pedro se lo identifica, popularmente, por un par de
llaves, que son su atributo característico e inconfundible. De aquí deriva su
patronazgo sobre los porteros, fabricantes de llaves, y también sobre los relojeros.
 
Por sus negaciones durante la Pasión de Cristo, es representado a veces con la mano
levantada en actitud de jurar o llorando; los penitentes lo invocan por ello como
patrono.
 
Podría pensarse que su misión de pastor de la Iglesia de Cristo (cfr. Jn. 21, 15-19) sería
representada a través de un cayado, como ocurre con otros santos obispos, pero no
es así. Pocas veces ha sido representado con báculo y, en cambio, siempre lleva una
cruz a modo de báculo pastoral. Incluso hasta el día de hoy, el Papa no usa cayado
como los demás obispos, sino una cruz a modo de báculo o cayado. Esto responde a
una tradición que señala que Pedro habría dado su bastón a los discípulos de San
Materno, que resucitaron con él a su maestro. Dicho báculo estuvo en Colonia hasta el
siglo X y luego se partió a la mitad, entregándose una parte a la ciudad de Tréveris.
Esta tradición es recogida nada menos que por Santo Tomás de Aquino en la Suma
Teológica: "el Romano Pontífice no usa báculo, porque Pedro lo envió para resucitar a
uno de sus discípulos, que después fue consagrado obispo de Tréveris". (Suma
Teológica, Parte III, cuestión XL, artículo VII, respuesta a la objeción 8ª). Añadamos
que en el mismo lugar, el Doctor Angélico alega también otro motivo, esta vez de
orden teológico, por el cual el Papa no lleva báculo: "para manifestar que no tiene una
potestad restringida, lo cual significa la curvatura del báculo".
 
Pedro suele ser representado junto a Juan, debido a los varios episodios en que
ambos aparecen asociados (especialmente su corrida al sepulcro vacío que se cuenta
en Jn. 20, 1-10)
 
También la iconografía lo representa muchas veces junto a Pablo, con quien Pedro
comparte la fiesta del 29 de junio (a la que nos referiremos más abajo). Pedro siempre
lleva las clásicas llaves; Pablo suele llevar una espada.
 
La leyenda le atribuye a Pedro una curación milagrosa en favor de Simón el Mago,
mordido por una serpiente, por lo que se invoca a Pedro contra las mordeduras de
animales ponzoñosos.
 
Una tradición antiquísima y bien documentada señala que Pedro estableció su sede en
Roma, donde sufrió el martirio en tiempos de Nerón. Fue condenado al suplicio de la
cruz, pero considerándose indigno de ser crucificado como su Maestro, pidió ser
clavado cabeza abajo. De allí otra típica representación del apóstol, y su atributo típico
de una cruz dada vuelta. Excavaciones recientes (mediados del siglo XX) confirman la
presencia de la tumba de Pedro precisamente debajo del maravilloso Altar de la
Confesión de la Basílica de San Pedro.
 
Aunque no es segura la tradición que señalaba que Pedro y Pablo compartieron la
misma prisión, sí se sabe que ambos murieron mártires en Roma prácticamente para
la misma época (hacia el año 67). La Iglesia los ha venerado siempre juntos y les
dedica una única Solemnidad el 29 de junio, que ya figura en los más antiguos
calendarios romanos, de mediados del siglo IV. Esta fecha puede tener su origen en la
traslación de los restos de ambos apóstoles a un mismo lugar de culto, en la
Vía Appia, hacia el año 254, antes de que cada apóstol tuviera su propio templo
(primero Pablo en la Vía Ostiense y luego Pedro en la Colina Vaticana).
 

 
FELIPE, “Muéstranos al Padre”
 
43] Al día siguiente, Jesús resolvió partir hacia Galilea. Se encontró con Felipe y le dijo:
«Sígueme». [44] Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. [45] Felipe se
encontró con Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la
Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret».
(Jn 1, 43-45)
 
El apóstol Felipe -que no debe ser confundido con el diácono de igual nombre, que
aparece en los Hechos de los Apóstoles (cfr. 6, 5)- figura en quinto lugar en las listas
de los Doce.
 
El Evangelio señala expresamente que "era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de
Pedro" (Jn. 1, 44). Esa circunstancia, sumada al hecho de que Andrés y él son los
únicos apóstoles que tienen nombres griegos, y la intercesión conjunta de ambos por
los griegos que querían ver a Jesús (cfr. Jn. 12, 21-22), hace suponer a algunos
autores que Felipe y Andrés eran parientes o amigos.
 
Tiene varias intervenciones significativas en el Cuarto Evangelio además de las
mencionadas. Juan relata el llamado a Felipe y cómo éste, a su vez, invita a Natanael a
conocer a Jesús (cfr. Jn. 1, 43ss), menciona también la participación del apóstol en la
multiplicación de los panes (cfr. Jn. 6, 5ss), y relata su intervención ("Muéstranos al
Padre") durante el discurso de la Última Cena (Jn. 14, 8); este último texto integra el
Evangelio de su fiesta, compartida con Felipe, que se celebra el 3 de mayo.
 
Pero luego de su mención junto a los demás apóstoles en la espera de Pentecostés,
no vuelve a ser nombrado, y nada sabemos a ciencia cierta acerca de su vida.
 
La tradición lo presenta como evangelizador de Frigia o Escitia, situando su tumba
en Hierápolis. Una leyenda cuenta que los paganos querían obligarlo a hacer un
sacrificio a una estatua de Marte, pero un dragón, colocado bajo el pedestal, mata con
su aliento al sacerdote que ordena el sacrificio y a dos soldados. Felipe, apiadado de
ellos, pone en fuga al dragón y resucita a los tres muertos. La tradición cuenta
asimismo que murió crucificado tras haber sido lapidado.
 
Se lo suele representar llevando una cruz en forma de "T", instrumento con el que,
según la leyenda, obró durante su vida muchos milagros. También se suele
representar su crucifixión.

 
 
BARTOLOME,(Natanael),
Natanael exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
(Jn 1, 45-49
 
[45] Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Hemos hallado a aquél de quien escribió
Moisés en la Ley y también los profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret». [46] Natanael
le replicó: «¿Puede salir algo bueno de Nazaret?» Felipe le contestó: «Ven y verás». [47]
Cuando Jesús vio venir a Natanael, dijo de él: «Ahí viene un verdadero israelita: éste no
sabría engañar». [48] Natanael le preguntó: «¿Cómo me conoces?» Jesús le respondió:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas bajo la higuera, yo te vi». [49] Natanael
exclamó: «Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
(Jn 1, 45-49
 
Uno de los doce apóstoles, mencionado sexto en tres de los Evangelios (Mateo 10:3;
Marcos 3:18; Lucas 6:14) y séptimo en los Hechos de los Apóstoles (1:13).
 
El nombre (Bartholomaios) significa “hijo de Talmai” (o Tholmai) que es un antiguo
nombre hebreo, llevado por el Rey de Gessur cuya hija era esposa de David (II Reyes
3:3). Esto demuestra, al menos, que Bartolomé era un descendiente hebreo, esté
puede haber sido su genuino nombre propio o simplemente añadido para distinguirlo
como el hijo de Talmai. Fuera de las instancias referidas, no ocurre otra mención de su
nombre en el Nuevo Testamento. Nada más es sabido acerca de su vida con certeza.
Sin embargo, muchos eruditos lo identifican con Natanaél (Juan 1:45-51; 21:2). Las
razones de esta suposición es que Bartolomé no es un nombre apropiado para un
apóstol; que el nombre nunca aparece en el cuarto Testamento, mientras
que Natanaél no es mencionado en las sinópticas; que Bartolomé es un nombre
emparejado con Felipe en los evangelios de Mateo y Lucas, y encontrado al lado suyo
en el evangelio de Marcos, que concuerda bien por el hecho demostrado por San Juan,
que Philip era un viejo amigo de Natanaél y lo guió hacia Jesús; que la llamada
de Natanaél, mencionada con el llamado de distintos apóstoles, parece que lo marca
para el apostolado, especialmente desde que la completa y bella narrativa nos guíe
hacia un desarrollo importante; que Natanaél era de Galilea donde Jesús encontró a la
mayoría sino a todos los Doce Apóstoles; finalmente, que en la ocasión de la aparición
del Salvador a orilla del Mar de Tiberias, Natanaél es encontrado presente, junto con
algunos apóstoles que están nombrados y dos no nombrados discípulos de Jesús ,
que eran probablemente apóstoles (la palabra “apóstol” no se encuentra en el cuarto
Evangelio y “discípulo” de Jesús ordinariamente significa apóstol) y así,
presumiblemente, era uno de los Doce. Esta cadena de evidencia circunstancial es
ingeniosa y muy fuerte; el eslabón débil es que, a pesar de todo, Natanaél puede haber
sido otro personaje en el cuál, por alguna razón, el autor del cuarto evangelio puede
haber estado muy interesado, como lo hizo con Nicodemus, quien al igual que él no
está nombrado en las sinópticas.
 
Ninguna mención de San Bartolomé ocurre en literatura eclesiástica antes de Eusebio,
quien menciona que Pantaenus, el maestro del Origen, mientras evangelizaba la India,
se le dijo que un apóstol ya había evangelizado allí antes que él y que le había dado a
sus convertidos en Evangelio de Mateo escrito en hebreo, que todavía era atesorado
por la Iglesia. “India” era un nombre cubriendo una vasta área, incluido Arabia Felix.
Otras tradiciones representan a San Bartolomé como predicador en Mesopotamia,
Persia, Egipto, Armenia, Lycaonia, Phrygia, y en las orillas del Mar Negro; una legenda,
es iteresante notar, lo identifica con Natanaél. Su muerte, se dice que fue
en Albanopolis en Armenia, esto es igual de inseguro; de acuerdo a algunos, él fue
decapitado, de acuerdo a otros desollado vivo y luego crucificado, con ola cabeza
hacia abajo, por ordenes de Astyages, por haber convertido a su hermano Polymus,
Rey de Armenia. En cuenta de esta leyenda, es representado en arte (como en El
Último Juicio de Miguel Ángel) desollado y sosteniendo su piel con sus propias
manos. Sus reliquias se cree que están conservadas en la iglesia de San Bartolomé
en la Isla, en Roma. Su fiesta es celebrada el 24 de agosto. Un evangelio apócrifo de
Bartolomé existió en los primeros años.

 
 

 
MATEO, Levi, publicano hijo de Alfeo
 
"Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de
impuestos, y le dijo: 'Sígueme'. Él se levantó y lo siguió. Mientras Jesús estaba comiendo en
la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores y se sentaron a comer con él y sus
discípulos" (Mt. 9, 9).
 
Así narra Mateo su propia vocación. El episodio, que concluye con una célebre frase
de Jesús "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Mt. 9, 13) aparece
también en los otros dos sinópticos, pero protagonizado por Leví. Marcos especifica:
"Leví, hijo de Alfeo" (cfr. Mc. 2, 14ss); Lucas, por su parte, subraya que la comida era
"un gran banquete" que "Leví ofreció a Jesús... en su casa" (cfr. Lc 5, 27ss). Leví y
Mateo, sin lugar a dudas, son la misma persona.
 
Su condición de recaudador de impuestos ha sido recogida en la iconografía del
Apóstol. De ella provienen algunos de los atributos que en ocasiones lo identifican:
una bolsa de dinero o un tablero de contar. Es el patrono de los banqueros,
financistas, cambistas, agentes del fisco...
 
El trabajo a que se dedicaba al ser llamado por el Señor, y el hecho de haber tenido a
Jesús como invitado a su mesa, son también aludidos en la Liturgia de su fiesta (que
se celebra el 21 de septiembre). Así, en la Oración Colecta, se señala que Dios, en su
"inexpresable misericordia", se dignó "elegir a san Mateo para convertirlo de
recaudador de impuestos en un apóstol". En la Oración Postcomunión se hace
referencia al "gozo salvífico que experimentó san Mateo cuando recibió en su casa
como comensal al Salvador". En el himno de Laudes, "Præclara Qua", rezamos: "Oh
Mateo, ¡qué riquezas tan grandes te prepara el Señor, que te llamó cuando estabas (...)
apegado a las monedas! / A impulsos de tu amor ardiente te apresuras a recibir al
Maestro (...)".
 
Tras ese llamado, nada sabemos de Mateo por la Escritura. Sólo vuelve a aparecer en
las listas de los Doce. Es el octavo en la enumeración de los Hechos de los Apóstoles
y en la del mismo Mateo (que cuando se nombra a sí mismo aclara: "Mateo, el
publicano"), y el séptimo en la lista de Marcos y en la de Lucas.
 
Según varias fuentes apócrifas, no siempre coincidentes en los detalles, predicó la
Palabra de Dios entre los partos y los persas, pero sobre todo en Etiopía: allí triunfó
sobre dos magos que se hacían adorar como dioses, venció a los dragones que los
acompañaban, y después resucitó a la hija del rey Egipo (o Hegesipo). Por oponerse al
matrimonio del rey Hirciaco con su sobrina Ifigenia, que se había hecho cristiana por
la predicación del Apóstol, sufrió el martirio. Fue muerto a filo de espada, según la
tradición, cuando oraba después de misa al pie del altar. Esto le vale otro de sus
atributos, la espada de su martirio, que a veces se transforma en alabarda o en hacha.
 
Pero el dato principal sobre Mateo es que es el autor del primer Evangelio, como ya lo
atestigua Papías, obispo de Hierápolis (95-165), citado por Eusebio en su Historia
Eclesiástica: "Mateo ordenó (compuso) las palabras (logia) del Señor en lengua
hebrea, y cada uno las interpretó (tradujo) luego como pudo". En efecto, este
Evangelio fue escrito en arameo y dirigido sobre todo a los judíos. La Liturgia aplica a
San Mateo, Apóstol y Evangelista, estas palabras bíblicas: "Era un escriba versado
en la Ley de Moisés que había dado Yahvé, Dios de Israel. (...) ¡La mano bondadosa de
su Dios estaba con él! (...) Había aplicado su corazón a escrutar la Ley de Yahvé, a
ponerla en práctica y a enseñar en Israel los preceptos y las normas" (cfr. Esd. 7, 6-10).
 
En tanto que Evangelista, de un modo genérico, Mateo es representado con un libro o
un rollo. Pero cada Evangelista tiene un símbolo especial, inspirado en la visión de
"los cuatro seres vivientes" que nos trae el profeta Ezequiel (Ez. 1, 4ss) y que recoge el
Apocalipsis: «El primer Ser Viviente era semejante a un león; el segundo, a un toro; el
tercero tenía rostro humano; y el cuarto era semejante a un águila en pleno vuelo.
Cada uno de los cuatro Seres Vivientes tenía seis alas y estaba lleno de ojos por
dentro y por fuera. Y repetían sin cesar, día y noche: "Santo, santo, santo es el Señor
Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que vendrá"» (Apoc. 4, 6ss).
 
A Mateo le corresponde el "rostro humano" mencionado en tercer lugar por el
Apocalipsis -y en primer lugar por Ezequiel (1, 10)-; por ello, un hombre alado (o ángel)
es el símbolo de su Evangelio. A veces se representa a San Mateo escribiendo,
acompañado justamente por una figura de un hombre alado. San Jerónimo fue quien
fijó este simbolismo. A Mateo le corresponde el hombre por comenzar su evangelio
narrando la genealogía humana de Jesús: "Genealogía de Jesucristo, hijo de David,
hijo de Abraham" (Mt. 1, 1).
 
 
 
 
 
 
 
SANTIAGO EL MAYOR,
téstigo de la transfiguración y la agonía.
 
35] Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro,
queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir». [36] El les dijo: «¿Qué quieren de
mí?» [37] Respondieron: «Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu
izquierda cuando estés en tu gloria». [38] Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden.
¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?»
[39] Ellos contestaron: «Sí, podemos». (Mc 10, 35-39)
 
Santiago, hijo de Zebedeo y Salomé (cfr. Mc. 15, 40; Mt 27, 59), es llamado "el Mayor"
para distinguirlo del otro Santiago, hijo de Alfeo.
 
Santiago es hermano de Juan (probablemente su hermano mayor), y ambos fueron
testigos, junto con Pedro, de momentos muy especiales de la vida de Jesús: entre
ellos la transfiguración y la agonía. A él y a su hermano -por su carácter impetuoso-
Jesús los llamaba "hijos del trueno".
 
Después de los relatos del Evangelio que lo mencionan en varias ocasiones, hay una
laguna en la historia de Santiago, hasta su muerte, que nos narran los Hechos de los
Apóstoles. Pero un episodio sumamente importante de su vida que recoge la tradición,
viene a llenar esa laguna: su viaje a España. Allí habría anunciado el Evangelio y
organizado la Iglesia.
 
En la ciudad de Cesaraugusta, junto al Ebro, sintiéndose un día cansado y abatido,
tuvo el consuelo de recibir la visita de la Virgen María, que vivía entonces en
Jerusalén. Ella le dio ánimo en su misión, bendijo su obra y le prometió que desde
entonces tomaría a ese pueblo bajo su especial protección, dejando como recuerdo de
su visita una columna de mármol, símbolo de la firmeza de la fe. La columna aún se
conserva: es el Pilar de Zaragoza. "Zaragoza" es el nombre actual de Cesaraugusta.
 
De vuelta en Jerusalén, según los Hechos de los Apósto-les, Herodes Agripa lo mandó
ejecutar (Hech. 12, 1-2); esto ocurrió alrededor del año 42 ó 44, en las cercanías de la
fiesta de Pascua. La Liturgia de su fiesta resalta esa condición de primer apóstol
mártir: la Oración sobre las Ofrendas se refiere a él como "el primero de los apóstoles
que bebió el cáliz de Cristo" (cfr. Mc. 10, 35-40).
 
Después de la muerte de Santiago, según la tradición, su cuerpo fue llevado de nuevo
a España; se perdió su rastro durante cierto tiempo, pero luego su tumba fue
encontrada, en tiempos del obispo Teodomiro de Iria, en el año 830, gracias al fulgor
de una estrella que indicaba el sitio de su sepultura. Ese lugar se llamó "campo de la
estrella", "Campus Stellæ", es decir, "Compostela". Desde entonces, Santiago de
Compostela es una célebre meta de peregrinaciones, una de las principales del mundo
junto con Jerusalén y Roma.
 
Santiago suele ser representado justamente con las vestimentas típicas de un
peregrino: apoyado en un bastón o "bordón", cargando una mochila o "zurrón", y
llevando un sombrero de alas anchas tocado por una conchilla de vieira ("venera")
boca abajo. Las veneras han sido siempre insignia de los peregrinos de Santiago. Se
llevan en el sombrero, alrededor del cuello o prendidas en el pecho, siempre de modo
muy visible. La relación de las veneras con Santiago responde a una leyenda muy
curiosa. Un príncipe gallego habría sido sorprendido en Compostela por una tormenta
de conchillas, y oyó que se le mandaba que en el futuro los peregrinos las llevasen.
Más allá de esta leyenda, las conchillas han sido siempre, y en muchas culturas,
emblemas de buena fortuna y signo de viaje próspero. Ese significado está
relacionado con el agua que puede contener una conchilla, agua de la que el
caminante y el peregrino tienen siempre necesidad. Aún hoy se usan en muchas
iglesias para contener el agua bendita o el agua bautismal.
 
 
 

 
SANTIAGO EL MENOR,
 
[40] Había unas mujeres que miraban de lejos, entre ellas María Magdalena, María, madre de
Santiago el Menor y de José, y Salomé.
(Mc 15, 40)
 
"Santiago, hijo de Alfeo" (Mc. 10, 3 y paralelos; Hech. 1, 13) que aparece en noveno
lugar en todas las listas de los Doce, es apodado "Santiago el Menor" (Mc. 15, 40)
-probablemente porque era de baja estatura-, para distinguirlo del otro Santiago, el hijo
de Zebedeo y hermano de Juan.
 
La tradición cristiana siempre lo ha identificado con el "hermano del Señor" (Mc. 6, 3)
que se entrevistó con Pablo (Gal. 1, 19); con el Santiago mencionado en la misma
Carta a los Gálatas como una de las "columnas de la Iglesia" (Gal. 2, 9); con aquél que
toma la palabra durante el "concilio" de Jerusalén (Hech. 15, 13ss), obviamente un
líder de la comunidad, al que Pedro había mandado anunciar su liberación (cfr. Hech.
12, 17); con quien quedó a cargo de la Iglesia de dicha ciudad cuando la dispersión de
los apóstoles por el mundo y fue su primer Obispo; con aquél Santiago a quien -según
cuenta Pablo- se apareció el Señor Resucitado (1 Cor. 15, 7); y con el autor de la
Carta de Santiago.
 
Esta identificación ha quedado consagrada en la Liturgia de su fiesta, ya que la
referencia de la Primera Carta a los Corintios que acabamos de mencionar, forma parte
de la Primera Lectura de su fiesta, el 3 de mayo. Además, el Himno del Oficio de
Lectura de ese día llama a Santiago "hermano del Señor y columna de la Iglesia" y lo
invoca diciendo "Tú eres el primero en presidir la comunidad ilustre de Jerusalén y,
por medio de tu Epístola, nos instruyes en la Palabra de salvación".
 
A estos datos bíblicos se suman otros de carácter legendario para definir sus atributos
iconográficos. Como era "hermano" del Señor, es decir, primo o pariente cercano, se
lo representa con rasgos parecidos a los de Cristo (según algunos autores, se le
parecía tanto que ese fue el motivo de que Judas tuviera que darle un beso al
verdadero Jesús para que sus perseguidores atraparan a la persona correcta). Otra
tradición se refiere a su muerte. Cuando estaba predicando el Evangelio cerca del
Templo de Jerusalén, es arrojado de allí (o desde el pináculo del Templo) por orden del
sumo sacerdote. Santiago sobrevive, pero es lapidado y rematado por un batanero,
que le aplasta el cráneo de un mazazo. Este episodio le vale su principal atributo, que
es una maza de batanero.
 
 

 
 
JUDAS TADEO,
"servidor de Jesucristo"
 
12] En aquellos días se fue a orar a un cerro y pasó toda la noche en oración con Dios. [13]
Al llegar el día llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó apóstoles:
….. [16] Judas, hermano de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.  (Lc 6-16
 
El primer apóstol que vamos a mencionar es San Judas Tadeo. El Evangelio lo
menciona como "hijo de Santiago" (Lc. 6, 16) y como "hermano" (primo) del Señor, de
Santiago, de José y de Simón (Mc. 6, 13; Mt. 13, 55). Ocupa el último lugar en la
enumeración de los Doce que figura en Hech. 1, 13.
 
Es el autor de una Epístola canónica, en la que se presenta a sí mismo como "servidor
de Jesucristo", y "hermano de Santiago" (el Menor), (Jds. 1, 1). Según la tradición -que
es más bien tardía, y que fue recogida desde el siglo VIII en el Martirologio Romano-
predicó el Evangelio en Mesopotamia y luego marchó con Simón a Persia, donde
ambos sufrieron juntos el martirio.
 
Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones, que el Señor la exhortó a invocar a este
apóstol con confianza. Actualmente la devoción a San Judas Tadeo es muy viva en la
piedad popular, ya que se le atribuye la ayuda en trances desesperados.
 
Se lo representa a veces con una imagen de Cristo en el pecho, a causa de su
parentesco con el Señor, de quien -según la leyenda- era muy parecido. Otro atributo
más clásico es la maza, supuesto instrumento de su martirio (hasta el siglo XIV se lo
representaba con espada, alabarda y hacha).
 
 
 

 
 
 
ANDRÉS,
hermano carnal de Pedro
 
Los dos discípulos le oyeron decir esto y siguieron a Jesús. [38] Jesús se volvió y, al ver
que lo seguían, les preguntó: «¿Qué buscan?» Le contestaron: «Rabbí (que significa
Maestro), ¿dónde vives?» [39] Jesús les dijo: «Vengan y lo verán». Fueron, vieron dónde
vivía y se quedaron con él aquel día. Eran como las cuatro de la tarde. [40] Andrés, el
hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que siguieron a Jesús por la palabra de Juan.
(Jn 1, 37- 40)
 
 
Muchos títulos justifican la extraordinaria devoción de que, desde tiempos muy
antiguos, es objeto San Andrés, tanto en la Iglesia de Oriente como en la de Occidente.
En efecto, es "el primer llamado" (en griego "Protocleto") por Jesús al ministerio
apostólico, y hermano carnal de Pedro, cuya profesión de pescador compartía.
Andrés, además, introduce a su hermano en el seguimiento de Cristo (cfr. Jn. 1, 35-42).
Por otra parte, el haber muerto crucificado, y el amor por la cruz que le atribuye la
tradición, lo hacen particularmente cercano al Maestro.
 
Tuvo el privilegio de ser nombrado, junto a Pedro y Pablo, en el embolismo del
Padrenuestro de la Misa (hasta la reforma del Misal Romano) y en el Canon Romano.
Ocupa aún hoy, el primer lugar después de los Príncipes de los Apóstoles, desde los
tiempos de San Gregorio Magno.
 
La tradición popular, no documentada pero muy antigua, le ha asignado un campo de
apostolado en Grecia (si bien hay otras versiones, por ejemplo la costa del Mar Negro
y el Cáucaso). Habría sido crucificado en Patrás de Acaya, en Grecia, alrededor del año
60. La Iglesia de Oriente considera a Andrés como su Cabeza y Fundador.
 
Los "Hechos de Andrés", apócrifo de los primeros tiempos cristianos, no sólo nos
cuentan con detalle la pasión y la muerte del apóstol, sino que conservan incluso
muchas de las palabras que habría dirigido a su juez (el procónsul Egeo o Egeas), al
pueblo que contemplaba el suplicio, y a la cruz: "¡Oh cruz, instrumento de salud del
Altísimo! ¡Oh cruz, signo de victoria de Cristo sobre sus enemigos! ¡Oh cruz plantada
en la tierra y que fructificas en el cielo! ¡Oh nombre de la cruz que abarcas en ti al
universo! ¡Salve, cruz, que has unido al mundo en toda su extensión!".
 
En la antífona del Benedictus leemos este texto, procedente de la passio latina: "Salve,
oh cruz preciosa, recibe al discípulo de aquel que en ti estuvo clavado, Cristo, mi
maestro".
 
El himno de Laudes, "Captátor olim píscium", compuesto por San Pedro Damián en el
siglo XI, también recoge el tema de la cruz : "Tú, hermano de Pedro, obtuviste su
misma muerte, pues la cruz engendró para el Cielo a los que habíais nacido de una
misma carne".
 
Según la tradición, la cruz de su martirio tenía forma de "X" (cruz "aspada"). Esa cruz
no sólo se transformó en su atributo iconográfico principal, sino que es conocida
popularmente como "cruz de San Andrés". Es representado siempre con la cruz
aspada en sus manos o crucificado en ella.
 
Sus restos se veneraron en Constantinopla desde el siglo IV y fueron llevados
a Amalfi en el siglo XIII. Su cabeza, llevada a Roma en 1462, fue colocada en la
Basílica de San Pedro, pero el papa Pablo VI, como gesto ecuménico, la devolvió a la
iglesia grecoortodoxa en 1964.
 
 

 
 
MATÍAS
 
Matías fue elegido por los Once, encabezados por Pedro, "para desempeñar el
ministerio del apostolado", en el lugar "dejado por Judas" (Hech. 1, 25; cfr. 1, 15-26).
Pero después de este episodio, Matías no vuelve a ser mencionado, y nada sabemos a
ciencia cierta de su vida.
 
Según Eusebio, era uno de los setenta y dos discípulos (cfr. Lc 10, 1. 17). La literatura
apócrifa (por ejemplo los "Hechos de Andrés y Matías") abunda en detalles acerca de
su martirio: fue hecho prisionero por antropófagos, cegado, curado y liberado por
Andrés, y finalmente decapitado. Esas leyendas le han valido diversos atributos:
espada, alabarda, piedras, cruz, hacha. Este último ha prevalecido en general. San
Matías no representa un papel importante en la piedad popular.
 
 
 
SIMÓN, apodado Zelote
 
12] En aquellos días se fue a orar a un cerro y pasó toda la noche en oración con Dios. [13]
Al llegar el día llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a los que llamó apóstoles:
……. [15] Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, apodado Zelote (Lc 6, 12-15)
 
Simón, apodado el Zelote (por pertenecer a esa secta) o el Cananeo (por provenir de
Caná), aparece en décimo o en undécimo lugar en las listas de apóstoles (Lc. 6, 15 y
Mc. 3, 18, respectivamente). Poco sabemos de su vida, pero una tradición señala que
predicó el Evangelio en Egipto. Por San Fortunato, obispo de Poitiers (del siglo VI),
sabemos que fue sepultado en Persia, donde había sido muerto con su compañero
San Judas. Una iglesia antigua dedicada a Simón, existía ya entre el siglo VI y el VIII
en Nicopsis, en la costa del Mar Negro.
 
La imagen que lo representa recoge una tradición que cuenta que en su martirio fue
cortado con una sierra de leñador por los adoradores del sol en Persia. El atributo de
la sierra es el más clásico desde el siglo XV. Por ello, lo invocan como patrono los
aserradores; también lo hacen los tintoreros, porque según una leyenda él mismo era
tintorero.
 
 
 
 
 
TOMÁS, el mellizo
 
Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto, [15] pero yo me alegro por ustedes
de no haber estado allá, pues así ustedes creerán. Vamos a verlo». [16] Entonces Tomás,
apodado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él».
Jn 11, 14-16
 
Puede resultar paradójico que un apóstol de Jesús sea recordado especialmente por
su "incredulidad". Pero eso es precisamente lo que ocurre con Tomás, protagonista
del célebre episodio -referido por San Juan- que comenzó en la tarde misma de la
resurrección de Jesús y tuvo su coronación el domingo siguiente (cfr. Jn 20, 19-29).
Este episodio ha sido abundantemente representado en la iconografía del apóstol, y el
texto evangélico es proclamado cada año en el domingo que sigue a la fiesta de
Pascua y en la fiesta de Santo Tomás apóstol, que se celebra el 3 de julio.
 
En el Evangelio, Tomás es llamado varias veces "el Mellizo" -o, en griego, "Dídimo"-
(Jn. 11, 16; 20, 24; 21, 2), pero no se aclara de quién era mellizo. Esto ha dado lugar a
innumerables hipótesis, incluyendo una que lo hace hermano gemelo de Jesús; por
eso en ocasiones se representa a Tomás con los rasgos del Señor.
 
Tomás aparece también dispuesto a morir por Jesús (Jn. 11, 16) y en el famoso
episodio en que Jesús dice "Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14, 5).
 
Fuera de estas menciones, y de su aparición en las consabidas listas de los apóstoles
de los sinópticos y de los Hechos, ninguna otra referencia a Tomás aparece en la
Escritura. La literatura apócrifa, por su parte, recoge muchas tradiciones acerca del
apóstol, algunas de las cuales influyen decididamente en su representación
iconográfica.
 
Según los "Hechos de Tomás", apócrifo del siglo III, el apóstol era arquitecto, y habría
sido invitado por un rey de la India (Gundoforo, Gondoforo o Gundafar) a levantarle un
palacio. Tomás recibe el dinero para la construcción y lo distribuye entre los
necesitados. Cuando el rey quiere ver el palacio, Tomás le anuncia que, al dar el dinero
a los pobres, le edificó al monarca un palacio en el cielo. El rey, irritado, lo arroja en
prisión, pero más tarde lo perdona. A raíz de este episodio legendario, Tomás es
representado frecuentemente con una escuadra de arquitecto. Gracias a
investigaciones recientes, se han hallado monedas de mediados del siglo I con el
nombre del rey Gundafar, lo que da algún sustento histórico a esta tradición.
 
Su culto existe en la India desde los primeros siglos, y el sitio de su martirio
(Calamina, hoy Mailapur o Mylapor, cerca de Madrás), es venerado desde entonces - si
bien la tradición señala que los restos de Tomás fueron trasladados a Edesa en el 394-.
Murió, según la tradición, atravesado por una lanza, que constituye -por tanto- otro de
sus atributos iconográficos.
 
Otra leyenda piadosa añade una nueva incredulidad a la vida Tomás. Como se negaba
a creer en la asunción de María, hace abrir su tumba y la encuentra llena de flores.
Entonces la Virgen, desde el cielo, desanuda su cinturón y lo deja caer en manos de
Tomás, quien nuevamente cree "por haber visto". Por este motivo, Tomás es
representado a veces con el "sagrado cinto" entre sus manos. La reliquia es venerada
desde el siglo XII en Prato, Italia.
La historia detrás de los 12 apóstoles de Jesús
La historia de Jesucristo es una de las más conocidas del mundo. Incluso
quienes no creen en él o en su existencia conocen parte de su historia. De
hecho, la Biblia, que narra la vida de Jesús, es el libro más leído de
todos los tiempos. Se han vendido más de 3.900 millones de copias. Sin
embargo, también hay muchos misterios que rodean a Jesucristo y a los
personajes que formaron parte de su vida. Entre ellos, los relativos a los 12
apóstoles.

Todos hemos oídos hablar de los 12 apóstoles pero, aunque son personajes
muy importantes en la vida de Jesucristo, casi nadie sabe nada sobre ellos.
El dato más relevante es que formaron parte de un grupo de hombres
llamados por Jesús para ayudarlo a finalizar su misión. ¿Quieres saber más
sobre el tema? Te contamos algunos datos que son clave para entender la
historia que hay detrás de los 12 apóstoles.

Sus nombres reales


El primero de los misterios es el nombre real de cada uno de ellos. Resulta
algo confuso, pues, a veces, un mismo apóstol era llamado por diferentes
nombres. Uno de los más conocidos es Pedro, a quien muchos reconocen
porque negó a Jesús tres veces antes del amanecer. Su nombre era
Simón Pedro, y en la Biblia aparece con ambos nombres en
diferentes ocasiones.

También está Tadeo, llamado Judas. Este caso en particular no resulta tan
confuso, ya que muchos lo llaman Judas Tadeo. Lo que sí confunde es que
no se trata del mismo Judas que entregó a Jesús, pues aquel se llamaba
Judas Iscariote. Por otro lado, entre los apóstoles, dos tenían el mismo
nombre: Simón. Por eso se utilizaba su segundo nombre como
diferenciador. El primero era Pedro y, el segundo, Simón el Cananeo.

Pero la cosa no acaba ahí. Si quieres saber cómo se llaman los 12


apóstoles de Jesús realmente, visita la web comosellama.net en el enlace
anterior.

La labor evangelizadora
Jesús llamó a los apóstoles para que lo ayudaran a instalar el Reino de Dios
en la Tierra. Debían realizar una labor evangelizadora, con la que
daban fe de las palabras de Jesús y de sus obras al ser
testigos. Sobre la labor evangelizadora que realizó cada apóstol poco se
conoce. En parte, debido a su rápida dispersión, y porque en aquel
entonces todos sabían quiénes eran los apóstoles.

La función de cada uno de ellos


La Biblia explica que, al ser llamados por Jesús, tenían la función de
predicar la palabra del Señor. Pero también contaban con casi tanta
potestad como el propio Jesucristo. Podían difundir sus palabras y,
según afirma la Biblia, expulsar demonios. San Mateo y San Lucas, por
ejemplo, acompañaron a Jesús, escucharon su palabra —a pesar de no
siempre entenderla— y aprendieron de él. Su misión era diferente, pero no
por eso con menos carga de importancia.

El número 12

La cantidad de apóstoles también tiene una historia de fondo. Más allá de


cómo se llamaban, muchos ignoran que el número 12 resulta
significativo. Eran 12, al igual que las 12 tribus de Israel. De hecho,
antes de la llegada del Espíritu Santo, Matías ocupó el lugar de Judas
Iscariote, completando así los 12 apóstoles que necesitaba Jesús para su
misión de instaurar el reino de Dios en la Tierra.
LOS APOSTOLES DE
JESUS ERAN DE DIFERENTES TEMPERAMENTOS.
El epìgrafe tiene la intenciòn de reconocer que las diferentes maneras de expresar nuestra fe y
a pesar de ellas, tenemos una misma Verdad que nos une. Desde luego que las religiones o
denominaciones tambien influyen en algunas conductas, sin embargo, podemos a travès de un
anàlisis de estos temperamentos comprender mejor el porque uno u otro forista escribe lo que
escribe o reacciona como reacciona a sabiendas de que nosotros mismos estamos incluìdos
en alguna de estas descripciones.

Los apòstoles de Jesùs, fueron seres humanos normales, a pesar de haber conocido al Señor,
pero eran muy diferentes entre sì y la Biblia da cierto testimonio de las personalidades o
temperamentos que ellos poseìan, sin que esto demeritara su discìpulado con Jesùs y su Fe.
Temperamento sanguíneo
Basado en un tipo de sistema nervioso rápido y equilibrado que se caracteriza por poseer una
alta sensibilidad, un bajo nivel de actividad y fijación de la concentración y una moderada
reactividad al medio; es característico del sistema nervioso una moderada correlación de la
actividad a la reactividad; es extrovertido y manifiesta alta flexibilidad a los cambios de
ambiente.

Características del temperamento sanguíneo

 Se trata de una persona cálida, campante, vivaz y que disfruta de la vida siempre que
se pueda.
 Es receptiva por naturaleza, las impresiones externas encuentran fácil entrada en su
interior en donde provocan un alúd de respuestas.
 Tiende a tomar decisiones basándose en los sentimientos más que en la reflexión.
 Es tan comunicativo que, es considerado un superextrovertido.
 Tiene una capacidad insólita para disfrutar y por lo general contagia a los demás su
espíritu que es amante de la diversión.

Temperamento flemático
Basado en un tipo de sistema nervioso lento y equilibrado que se caracteriza por tener una
baja sensibilidad pero una alta actividad y concentración de la atención; es característico de su
sistema nervioso una baja reactividad a los estímulos del medio, y una lenta correlación de la
actividad a la reactividad, es introvertido y posee baja flexibilidad a los cambios de ambiente.
Es tranquilo, nunca pierde la compostura y casi nunca se enfada. Por su equilibrio, es el más
agradable de todos los temperamentos. Trata de no involucrarse demasiado en las
actividades de los demás. Por lo general suele ser una persona apática, además de tener una
buena verborrea. No busca ser un líder, sin embargo puede llegar a ser un líder muy capaz.

Características del temperamento flemático

 Es un individuo calmado, tranquilo, que nunca se descompone y que tiene un punto de


ebullición tan elevado que casi nunca se enfada.
 Son personas serias, impasibles y altamente racionales.
 Son calculadores y analíticos.
 Generalmente, ese temperamento da personas muy capaces y equilibradas.
 Es el tipo de persona más fácil de tratar y es por esa naturaleza el más agradable de
los temperamentos.
 El flemático es frío y se toma su tiempo para la toma de decisiones.
 Prefiere vivir una existencia felíz, placentera y sin estridencias hasta el punto que llega
a involucrarse en la vida lo menos que puede.

Temperamento melancólico

Basado en un tipo de sistema nervioso débil, posee una muy alta sensibilidad, un alto nivel de
actividad y concentración de la atención, así como una baja reactividad ante los estímulos del
medio, y una baja correlación de la actividad a la reactividad; es introvertido y lo caracteriza
una baja flexibilidad a los cambios en el ambiente.
Es abnegado, perfeccionista y analítico. Es muy sensible emocionalmente. Es propenso a ser
introvertido, sin embargo, puede actuar de forma extrovertida. No se lanza a conocer gente,
sino deja que la gente venga a él. Sus tendencias perfeccionistas y su conciencia hacen que
sea muy fiable, pues no le permiten abandonar a alguien cuando están contando con él.
Además de todo, posee un gran carácter que le ayuda a terminar lo que comienza. Pero es
difícil convencerlo de iniciar algún proyecto, debido a que siempre está considerando todos los
pros y contras en cualquier situación.

Características del temperamento melancólico

 El melancólico es el más rico y complejo de todos los temperamentos.


 Suele producir tipos analíticos, abnegados, dotados y perfeccionistas.
 Es de una naturaleza emocional muy sensible, predispuesto a veces a la depresión.
 Es el que consigue más disfrute de las artes.
 Es propenso a la introversión, pero debido al predominio de sus sentimientos, puede
adquirir toda una variedad de talentos.
 Tiende a ser una persona pesimista, pues busca la perfección en todo lugar, y al no
encontrarla lo rechaza todo.

Temperamento colérico

Esta basado en un tipo de sistema nervioso rápido y desequilibrado, posee alta sensibilidad y
un nivel alto de actividad y concentración de la atención, aunque tiene alta reactividad a los
estímulos del medio y una muy alta correlación, también es flexible a los cambios de
ambiente.
Es rápido, muy activo, práctico en sus decisiones, autosuficiente y sobre todo independiente.
Es extrovertido, pero no tanto como la persona de temperamento sanguíneo. Se fija metas y
objetivos. Es muy ambicioso. Valora rápida e intuitivamente y no reconoce los posibles
tropiezos y obstáculos que puede encontrar en el camino si busca lograr una meta.

Características del temperamento colérico

 Es caluroso, rápido, activo, práctico, voluntarioso, autosuficiente y muy independiente.


 Tiende a ser decidido y de firmes opiniones, tanto para él mismo como para otras
personas, y tiende a tratar de imponerlas.
 Es extrovertido, no hasta el punto del sanguíneo.
 Generalmente, prefiere la actividad.
 No necesita ser estimulado por su ambiente, sino que más bien lo estimula él con sus
inacabables ideas, planes, metas.
 Tiende a fijarse metas muy altas, porque considera que es capaz, pero no siempre las
cumple, no por falta de capacidad sino de tiempo o tropiezos encontrados.
 Dominante y hasta manipula para su objetivo.

Temperamentos combinados

Basados en el hecho de que ninguna persona posee únicamente un temperamento en su


personalidad, se desarrollaron a complementación de la pura clasificación de los cuatro
temperamentos, las combinaciones de éstos donde uno de los temperamentos es el
dominante y otro (u otros) es secundario; por ejemplo, se dice de la persona con
temperamento COL-MEL cuando el temperamento COL es el dominante y el MEL es el
suplementario. Por consiguiente, se tienen las distintas combinaciones, MEL-COL, FLEM-SAN,
FLEM y !

LOS CUATRO TEMPERAMENTOS Y LA PALABRA DE DIOS


TEMA: ESTUDIO LOS CUATRO TEMPERAMENTOS Y LA PALABRA DE DIOS

TEXTO: 1 CORINTIOS 12:12


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EN LA ANTIGÜEDAD DOS MEDICOS GRIEGOS LLAMADOS HIPOCRATES Y


GALENO DESPUES DE MUCHO TIEMPO DE ESTUDIO LLEGARON A LA
CONCLUSION QUE EN LAS PERSONAS EXISTIAN CUATRO TIPOS DE
TEMPERAMENTO DEPENDIENDO DEL HUMOR QUE IMPERABA EN EL
CUERPO DE LAS PERSONAS.

ESOS TEMPERAMENTOS SON: MELANCOLICO, FLEMATICO, COLERICO Y


SANGUINEO

EN LA ACTUALIDAD ESA CLASIFICACION DE LOS TEMPERAMENTOS


CONTINUA VIGENTE UNICAMENTE QUE HOY SABEMOS QUE LOS
TEMPERAMENTOS SON GENETICOS Y BIOLOGICOS, ES DECIR QUE
DEPENDEN DE LA INFORMACION QUE ESTA ALMACENADA EN NUESTROS
GENES POR HERENCIA DE NUESTROS PADRES.

EL TEMPERAMENTO DE CADA UNO ES LO QUE MAS INFLUYE EN SU


PERSONALIDAD, Y A DIFERENCIA DEL CARÁCTER QUE SE FORMA POR
APRENDIZAJE Y POR LA DISTINTAS INFLUENCIAS EXTERNAS DE LA
PERSONA, EL TEMPERAMENTO YA ES PARTE DE NUESTRO MANERA DE
SER POR HERENCIA.

VEAMOS LOS CUATRO TEMPERAMENTOS, SUS CARACTERISTICAS Y


DEFECTOS Y QUE ASPECTOS DEBEMOS MEJORAR CON LA AYUDA DE
DIOS:

I) TEMPERAMENTO MELANCOLICO: EJEMPLO MOISES (EXODO 4:10-12)

 CARACTERISTICAS: SON PERSONAS ANALITICAS Y REFLEXIVAS, SON


SENSIBLES, SE ENAMORAN FACILMENTE, SON AMIGOS LEALES, SON MUY
PERFECCIONISTAS Y DISCIPLINADOS, NO DEJAN A MEDIAS LO QUE
COMIENZAN, APRECIAN LA BELLEZA DEL ARTE, SON PERSONAS IDEALISTAS.

 DEFECTOS: SON INDESISOS, ANALIZAN LAS COSAS EN EXCESO, TIENDE A


DEPRIMIRSE, SON HIPOCONDRIACOS, LES GUSTA DAR UNA IMAGEN DE
SUFRIDOS O VICTIMAS, SON PERSONAS RENCOROSAS Y VENGATIVAS.

 QUE ASPECTOS DEBEN MEJORAR CON LA AYUDA DE DIOS:

 A CAMINAR POR FE Y NO ESPERAR QUE ESTEN TODAS LAS CONDICIONES


FAVORABLES (2 CORINTIOS 5:7)

 A NO SER PERFECCIONISTAS CRITICOS DE LAS PERSONAS (ECLESIASTES


7:20)
 A NO DEJARSE LLEVAR POR EL CORAZON PARA LAS RELACIONES
(JEREMIAS 17:9)

 A PERDONAR Y NO GUARDAR RENCOR (LEVITICO 19:18)

II) TEMPERAMENTO FLEMATICO: EJEMPLO JACOB (GENESIS 25-27)

 CARACTERISTICAS: SON PERSONAS TRANQUILAS, SERENAS QUE CASI


NUNCA SE ENOJAN NI SE ALARMAN, SON BUENOS AMIGOS Y TIENEN BUEN
SENTIDO DEL HUMOR, PUEDEN HACER REIR A CARCAJADAS A LOS DEMAS
MIENTRAS ELLOS NO PIERDEN LA COMPOSTURA,
 SON PERSONAS MUY ORGANIZADAS, NO LLEGAN NUNCA TARDE A UNA
CITA, LES GUSTA LA RUTINA Y LES MOLESTA QUE LES ROMPAN SUS RUTINAS,
SON BUENOS CONSEJEROS SI SE LES PIDE UN CONSEJO.

 DEFECTOS: LOS FLEMATICOS SON PERSONAS INDECISAS Y


TEMERSOSAS, SON TERCOS, NO TIENEN CONFLICTOS CON NADIE PERO
PROCURAN SIEMPRE SALIRSE CON LA SUYA, NO LE GUSTAN LOS
COMPROMISOS, SON PROVOCADORES,NO LE GUSTA PERDER SU
COMODIDAD NI SU TRANQUILIDAD POR ESO NO SE COMPROMETEN, NO LES
GUSTAN LOS CONFLICTOS, SON PERSONAS QUE APAGAN EL ENTUSIASMO DE
LOS DEMAS.
 QUE TIENEN QUE MEJORAR CON LA AYUDA DE DIOS?:
 A VENCER EL TEMOR (PROVERBIOS 29:25)
 COMPRENDER QUE NO SIEMPRE LAS COSAS SALDRAN COMO ELLOS
QUIEREN (ISAIAS 64:8)
 A SALIR DE SU ZONA DE COMODIDAD (JOSUE 1:9)
 A COMPRENDER QUE MUCHAS VECES ES NECESARIO COMFRONTAR A
LAS PERSONAS (PROVERBIOS 26:4-5)

III) TEMPERAMENTO COLERICO, EJEMPLO PEDRO (JUAN 18:10)

 CARACTERISTICAS: LAS PERSONAS COLERICAS SON LIDERES NATOS, NO


SE DESANIMAN CON FACILIDAD, SON INDEPENDIENTES Y AUTOSUFICIENTES,
SON DINAMICOS Y ACTIVOS, SABE DELEGAR EL TRABAJO, SE PROPONE
METAS, ORGANIZA BIEN, ES EXIGENTE CON LOS DEMAS, ES POCO AMIGABLE,
SON PERSONAS QUE REACCIONAN RAPIDO EN LAS EMERGENCIAS,
GENERALMENTE SUS DECISIONES SON BUENAS.

 DEBILIDADES: SON PERSONAS MANDONAS, IMPACIENTES, SE DELEITA EN


EL PLEITO Y LA CONTROVERSIA, LE MOLESTAN LAS LAGRIMAS Y LAS
EMOCIONES, SON PERSONAS VIOLENTAS Y EXPLOSIVAS, EL TRABAJO SE
PUEDE CONVERTIR EN SU DIOS, SON PERSONAS QUE PUEDEN SER RUDAS Y
SIN TACTO PARA TRATAR A LOS DEMAS, DEMANDA LEALTAD DE PARTE DE
SUS SUBORDINADOS.

 SON PERSONAS QUE CREEN SABERLO TODO, HACERLO TODO, USA A LAS
PERSONAS PARA SUS FINES.
 QUE DEBEN MEJORAR CON LA AYUDA DE DIOS:
 NO SOLO QUERER QUE LOS DEMAS LE OBEDEZCAN SINO TAMBIEN SER
OBEDIENTE AL ESPIRITU SANTO (ZACARIAS 6:15)
 A NO TRATAR A LAS PERSONAS CON VIOLENCIA (FILIPENSES 4:5)
 A SER COMPASIVOS CON LOS SENTIMIENTOS DE LOS DEMAS (1 PEDRO
3:8)
 A NO ENCONTRAR LA TOTAL SATISFACCION DE SU VIDA EN EL TRABAJO
(ECLESIASTES 12:13)

IV) TEMPERAMENTO SANGUINEO,

 CARACTERISTICAS: SON PERSONAS CON UNA PERSONALIDAD


ATRACTIVA, SON EL ALMA DE LA FIESTA, SON CONVERSADORES, CUENTAN
ANECDOTAS, ENTUSIASTA, TOCA A LAS PERSONAS CUANDO HABLAN,
SIEMPRE ES UN NINO, SON INGENUOS E INOCENTES, EN EL FONDO ES
SINCERO, CAUSA BUENA IMPRESIÓN INICIAL. MOTIVA A OTROS A TRABAJAR.

 SON PERSONAS QUE LES ENCANTAN LOS CUMPLIDOS, HACEN AMIGOS


CON FACILIDAD, NO SON RESENTIDOS, PUEDE PERDIR PERDON, ES
ENVIDIADO POR LOS DEMAS, TIENE DON DE GENTE, SON PERSONAS QUE NO
SE AFLIGEN POR EL FUTURO NI LES MOLESTA EL PASADO, DISFRUTAN EL
PRESENTE.

 DEBILIDADES: LAS PERSONAS SANGUINEAS NO SON PUNTUALES, SON


MUY DESORGANIZADAS, DISFRUTA DE LAS PERSONAS Y LUEGO LAS OLVIDA,
SE DISTRAE CON FACILIDAD, NO CUMPLE SUS METAS, NO TIENE DISCIPLINA,
SIEMPRE OLVIDA SUS PROMESAS Y COMPROMISOS, PARA ALGUNOS PARECE
QUE NO ES SINCERO, NUNCA MADURA.

 QUE DEBE MEJORAR CON LA AYUDA DE DIOS:

 SER ORGANIZADO Y PREVISOR (PROVERBIOS 6:7-8)

 APRENDER A SER VERDADERO AMIGO Y CUIDAR LAS AMISTADES


(PROVERBIOS 18:24)

 A MADURAR MENTALMENTE (1 CORINTIOS 13:11)

LAS 4 TIERRAS CON LOS 4 TEMPERAMENTOS


En Mateo 13:4-8 encontramos la Parábola del Sembrador, donde el Señor Jesús hace referencia
a cuatro tipos de tierras: LA DE JUNTO AL CAMINO, PEDREGALES, ESPINOS y BUENA
TIERRA.
Hipócrates, el Científico griego,conocido como el Padre de la Medicina, allá por el siglo quinto
AC. Relacionó los cuatro Temperamentos: FLEMÁTICO, COLÉRICO, MELANCÓLICO y
SANGUÍNEO, con el Fuego, Aire, Tierra y Agua. Las personas suelen comportarse de acuerdo
a su ánimo o temperamento, Ejemplo:
1- MELANCÓLICO: personas tristes y soñadoras. Representa a la Tierra de JUNTO AL
CAMINO, estas personas se sienten que todos lo pisotean, tiene muy baja su autoestima, es
resentida. sienten que nadie le toma en cuenta. No puede ser un buen Líder, aunque si un
esposo amoroso.
1- FLEMÁTICO: son personas que se demoran en la toma de decisiones, suelen ser apáticas, a
veces con mucha sangre fría, desprovistos de fe, Representan a la TIERRA PEDREGALES. No
podrán ser un buen líder.
2- COLÉRICO: personas cuyo humor se caracterizaba por una voluntad fuerte y unos
sentimientos impulsivos, son exigentes y disciplinados. Representan a la TIERRA DE ENTRE
ESPINOS. Este temperamento, unido al Sanguíneo, dan las cualidades para ser un buen líder.
El COLÉRICO TE IMPULSA y el SANGUÍNEO TE REGULA.
4- SANGUÍNEO: las personas con un humor mas estables, sobrios y tolerantes.
Demos un vistazo imaginario a los Apóstoles juntos, podríamos decir que Juan era
MELANCÓLICO, Judas era FLEMÁTICO, Pedro COLÉRICO y Pablo SANGUÍNEO.
Para ser un buen líder, se necesita ser COLÉRICO-SANGUÍNEO, Porqué Colérico?.
Dios llamó a gente COLÉRICA, Cuando Dios vio que Moisés mato a un egipcio dijo: este me
vale para hacerlo Libertador de los hebreos. Cuando vio que Pedro por poco mata a Malco dijo:
este me vale para darle la Llaves del Reino. Cuando vio que Pablo hizo dar muerte a Esteban
dijo: este me vale para Apóstol a los gentiles. CONOCES TU TEMPERAMENTO?

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