Psicologia Positiva
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Psicologia Positiva
Revisión evidencia empírica de sus intervenciones en el tratamiento de personas ante el trauma y propuesta de intervención
Silvia Fisas Quilez
Psicología Positiva
Revisión evidencia empírica de sus
intervenciones en el tratamiento de personas
ante el trauma y propuesta de intervención
2014/2015
1ª convocatoria
Tutelado por:
Elvira Martínez Besteiro
Índice
1. RESUMEN .................................................................................................................................................. 2
4. RESULTADOS ........................................................................................................................................ 15
8. BIBLIOGRAFÍA...................................................................................................................................... 87
ANEXOS .....................................................................................................................................................100
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1. Resumen
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1.1 Abstract
The main objective of this work is to achieve that the scientific psychological
community advance regarding actions and preventive interventions, so that people could
change their cope resources for future experiences, especially in this time of current
global crisis.
It is concluded that positive emotions not only help those resilient people to not
sink, but also to contribute to increment the psychological resources of the people to cope
with new difficult situations, because a positive affective state, prevailed by positive
emotions, ends with an more open, conciliatory and flexible mind, helping the coping
resources against adversity, and increases the future wellness.
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La falta de intervenciones eficaces para tratar a personas que han tenido que
enfrentarse a situaciones y/o acontecimientos adversos y/o traumáticos, salvo
intervenciones con terapia de exposición prologada para el TEPT de Edna Foa centrada
en la patología, hace necesario evaluar la eficacia de las intervenciones psicológicas
desde la Psicología Positiva. Se pretende consolidar el cuerpo teórico y científico de esta
corriente, y proponer un programa de intervención eficaz.
2.2. Justificación
Hace relativamente pocos años que comenzó un nuevo movimiento que ahora
denominamos "Psicología Positiva" (Seligman, 1999). La Psicología Positiva intenta
comprender las cualidades y emociones positivas de los humanos, siempre a través de la
investigación científica (Vera, 2006), teniendo en cuenta, promoviendo e investigando
todo lo relacionado con el bienestar y la felicidad humana (Vázquez et al., 2005).
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Todo esto sería debido a que un estado afectivo positivo, predominado por
emociones positivas, lleva a un pensamiento más abierto, integrador y flexible, facilitando
el enfrentamiento de la adversidad e incrementando el bienestar futuro. Es más, es
posible que parte de la eficacia de muchas técnicas y estrategias de intervención
actuales, como las utilizadas desde la Psicología Positiva pero también desde otras
psicoterapias psicológicas de tercera generación, sea gracias a generar estados
emocionales positivos.
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2.3. Objetivos
Objetivo general
Objetivos específicos
Hipótesis
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2.4. Metodología
Para operativizar el diseño de este estudio, se han llevado a cabo las siguientes fases:
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Por un lado para ser incluidos en este estudio, los trabajos debían cumplir los
siguientes criterios de selección:
- En términos del periodo abarcado por la revisión, revisados por la fecha de publicación
de los trabajos, han sido seleccionados únicamente estudios publicados entre 2009 y
2015, aunque en algún caso, se han incluido algunos trabajos anteriores, debido a estar
citados en alguno de los trabajos seleccionados o la relevancia demostrada.
Por otro lado, han sido descartados aquellos relatos de investigaciones de áreas
distantes de la Psicología. También se han excluido los trabajos que se apartaban del
enfoque de la Psicología Positiva como intervención. Y finalmente, no se han considerado
aquellas publicaciones que no estuvieran centradas en afrontar el trauma (o situaciones
adversas).
El siguiente paso, una vez seleccionados los trabajos adecuados según los filtros
establecidos, ha sido recuperar los trabajos completos, para efectuar un estudio y análisis
en profundidad sobre el tema, realizando una lectura global para describir los ejes y
tendencias principales de la cuestión planteada.
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Por este motivo, probablemente el modelo patogénico adoptado durante todo este
tiempo, se haya mostrado incapaz de acercarse a la prevención del trastorno mental. Tal
vez, la clave de este fracaso es precisamente que siempre se ha enfocado el tratamiento
desde los aspectos negativos, estancándose en evitar o eliminar los síntomas y las
emociones negativas, pero no en promover las positivas, asunto que presume ser más
efectivo como se verá en este estudio.
En cambio, desde hace dos décadas, se sabe que las emociones negativas son
relativamente independientes de las positivas, y que lo que hace que unas se reduzcan
no necesariamente hace que aumenten las otras, lo mismo que ocurre cuando hablamos
de enfermedad y salud (Keyes y Waterman, 2003; Vázquez, Castilla y Hervás, 2008).
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Aunque para la filosofía occidental siempre había sido una preocupación central,
desde Aristóteles, pasando por Spinoza, Schopenhauer, Bertrand Russell, Heidegger, o
Ciaron, reflexionaron sobre la felicidad humana; pero la ciencia se dedicó a cubrir
demandas más urgentes, ligadas con la enfermedad, el sufrimiento, la pobreza, etc. Tal y
como apuntó Peterson (2006), la Psicología Positiva tiene un corto pasado, pero una
larga historia.
Por este motivo, aunque hace relativamente pocos años que surgió este nuevo
movimiento que ahora denominamos "Psicología Positiva", su comienzo formal está
marcado en el discurso de la conferencia inaugural de Martin Seligman como presidente
de la American Psychological Association en 1999, el interés que ha generado este
enfoque, no ha dejado de aumentar año tras año desde su acuñación. Así pues, desde su
comienzo, hace ya casi 15 años, la Psicología Positiva ha ganado interés y a conseguido
el apoyo de la comunidad científica psicológica en general, incluso generando adeptos
investigadores de áreas colindantes.
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Tal y como escribió Vera (2008) sobre la Psicología Positiva que "no mostraba"
signos de marchitarse ", se puede afirmar que tenía toda la razón, ya que actualmente (7
años más tarde) dando un vistazo a las publicaciones, se constata y pone de manifiesto
la creciente atención dirigida hacia esta perspectiva por parte de la comunidad científica.
Pero desde 2006, se puede afirmar que España ha intentado superar esta
carencia, mediante la publicación de: monográficos en las revistas Papeles del Psicólogo
(2006) y Clínica y Salud (2006); traducción del manual Carr en 2007; manuales
nacionales (Vázquez y Hervás, 2008); aportaciones afines como la revisión realizada por
Romero (2008) sobre la Inteligencia emocional, y la de Vázquez (2006) sobre la
Resiliencia, recogidos en el Anuario de Psicología Clínica y de la Salud. Trabajos, todos
ellos, bien fundamentados teórica y empíricamente desde el discurso de la Psicología
Positiva.
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Los principales autores de este área, tanto a nivel nacional como internacional,
han resaltado como principal el cambio epistemológico de dotar de protagonismo a las
emociones positivas, las fortalezas y la prevención (Seligman, Peterson,
Csikszentmihalyi, Avia, Vázquez, Hervás, Vera...).
Tal y como comenta el propio Seligman (2002), la Psicología Positiva surge como
un intento de superar los niveles de éxito y la eficacia de otros tratamientos en
psicoterapia. En este sentido, la relación de variables como el optimismo, el sentido de
humor, o las emociones positivas en los estados físicos de salud, se alzan como puntos
clave de la investigación en Psicología Positiva como se verá a lo largo de este estudio.
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Por otra parte, el interés por comprender y explicar cómo el ser humano hace
frente a la adversidad, también ha aumentado mucho en los últimos años, promovido,
entre otros, por los diferentes atentados que han ido conmocionando el mundo, y las
difíciles situaciones de crisis que acosan la población mundial actualmente.
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Los estudios que se han llevado a cabo desde la Psicología Positiva, recuerdan
de este modo que los humanos tienen una gran capacidad para adaptarse y encontrar
sentido a las experiencias adversas, aspecto que ha sido bastante ignorado durante
muchos años por la psicología tradicional (Davidson, 2002; Gillham y Seligman, 1999;
Park, 1998).
De modo que hay que tener en cuenta que desde un enfoque positivo, la
psicoterapia se define en dos momentos terapéuticos. Una parte desde donde se
trabajaría sobre los elementos que configurarían la patología (por ejemplo, los síntomas
de depresión y tristeza, o las voces psicóticas, etc.), y una segunda parte que buscaría
aprender de lo sucedido para conseguir evitar que vuelva a pasar o para volverse más
fuerte que antes (por ejemplo, desarrollar un estilo de pensamiento optimista, o ser capaz
de detectar precozmente y poder intervenir de manera autónoma ante nuevos
pensamientos psicóticos, etc.).
Así, se llamaría Psicoterapia Positiva, todos aquellos elementos del conjunto del
proceso psicoterapéutico que utilizan el trabajo con emociones positivas para mejorar el
malestar, y extraen de la adversidad elementos de fortaleza, aprendizaje y resistencia
que mitigan y prevén el daño futuro y permiten un mayor desarrollo personal.
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4. Resultados
A partir de los criterios de inclusión y exclusión establecidos, han sido localizados
416 trabajos. Las bases de datos donde se han encontrado más publicaciones, son
PubMed, Dialnet, y Scielo, de donde proceden el mayor número de trabajos
seleccionados.
El primer bloque de interés, son los trabajos que contemplan las emociones
positivas y sus beneficios para la salud física y mental. De todas las encontradas, fueron
seleccionadas 18 referencias.
La siguiente categoría que crea interés, son los que se refieren al crecimiento
postraumático, y como las personas pueden salir fortalecidas de situaciones adverses o
traumáticas, a partir del cual se han seleccionado 16 documentos.
El cuarto bloque de trabajos interesantes, son los que tratan el eje de las
fortalezas humanas, los beneficios que aportan y cómo trabajarlas, dando lugar a la
selección de 14 trabajos.
Con esta selección bibliográfica, se espera poder ofrecer una visión coherente y
razonable de la Psicología Positiva y su efectividad como tratamiento con personas que
han sufrido una situación adversa o traumática, para poder proponer un protocolo de
intervención adecuado basándose en la evidencia empírica existente.
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5. Análisis Resultados
A partir del análisis realizado de las investigaciones y los estudios incluidos en
este trabajo, se desprende, por una parte, la importancia de analizar los siguientes
constructos: emociones positivas, resiliencia, crecimiento postraumático, fortalezas
humanas y flow, como se ha comentado en la exposición de los resultados de la
investigación bibliográfica. Por otro lado, este trabajo también considera necesario
reflexionar a partir de las aportaciones realizadas por varios autores, sobre la posibilidad
de intervenir desde la Psicología Positiva como tratamiento para personas que han
sufrido alguna situación o evento adverso o traumático.
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Este hecho puede ser debido a que las emociones positivas, son más difíciles de
estudiar, ya que comparativamente son menos en cantidad que las negativas y son más
difíciles de distinguir. El valor adaptativo de las emociones positivas es más complejo de
explicar y durante años ha sido ignorado, sin embargo, experimentar emociones positivas
es central en la naturaleza humana y contribuye a la calidad de vida de las personas
(Fredrickson, 1998).
Dicha autora distingue una doble importancia de las emociones positivas, por un
lado, como marcador del bienestar y, por otro, como medio para lograr crecimiento
psicológico y mejorar el bienestar durante más tiempo (Fredrickson, 2001).
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Por lo tanto, experimentar emociones positivas más que ser algo agradable y
placentero a corto plazo, tiene otros efectos beneficiosos más duraderos, en la medida en
que esto prepara a los individuos para tiempos futuros más duros (Fredrickson, 1998,
2001). Esto permite el desarrollo y el entrenamiento de habilidades físicas (fuerza,
resistencia, precisión), de habilidades psicológicas e intelectuales (comprensión de
normas, memoria, autocontrol) y de habilidades sociales, necesarias para el
establecimiento de relaciones de amistad y de apoyo. Todas estas habilidades,
conceptualizadas como recursos, pueden llegar a ser muy valiosas en momentos de
escasez y de conflicto.
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De modo que, las emociones positivas tienen una clara implicación en las
estrategias de regulación de las experiencias negativas, estresantes o adversas (Tugade,
Fredrickson y Barret, 2004). Estos autores explican que la experimentación de emociones
positivas produce una ampliación cognitiva y conductual propiciando un estilo de
afrontamiento adaptativo. También Fredrickson (2001) postula que las emociones
positivas provocan cambios en la actividad cognitiva y posteriormente cambios en la
esfera conductual. Esto favorece la construcción de recursos personales (físicos,
psicológicos y sociales) para afrontar situaciones difíciles o problemáticas.
Algunos experimentos (Isen et al., 1987) muestran que los estados afectivos
positivos inducidos, facilitan la solución creativa de problemas. Concretamente, parecen
incrementar las asociaciones nuevas, no previsibles y las combinaciones inusuales de
elementos. En esta misma línea, se ha comprobado que las personas expuestas a
imágenes que suscitan diferentes emociones (alegría, serenidad, miedo o tristeza)
difieren en la forma de procesar información visual. A la hora de realizar una tarea de
categorización en la que no hay respuestas correctas e incorrectas, sino respuestas que
reflejan una forma global o local de percibir una configuración de elementos, las personas
que experimentan emociones positivas tienden a elegir configuraciones más globales, es
decir, ven el bosque más que los árboles (Fredrickson, 2001).
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Considerando que la salud es algo más que la ausencia de enfermedad y que las
emociones positivas son algo más que la ausencia de emociones negativas, es posible
plantear la utilidad de las emociones positivas para prevenir enfermedades, para reducir
la intensidad y duración de las mismas y también para alcanzar niveles elevados de
bienestar subjetivo (Lyubomirsky et al., 2005).
Los datos expuestos hasta ahora, parecen indicar que las emociones positivas
deshacen los efectos negativos que provocan las emociones negativas, asociado a un
menor desgaste del sistema cardiovascular, y con ello a un mejor estado de salud
(Fredrickson y Levenson, 1998). Esto, unido al hecho de que la experiencia de
emociones positivas predice un elevado nivel de bienestar subjetivo, entendido éste como
la media de emociones positivas y negativas (Diener, Sandvik y Pavots, 1991), y a que
también aumenta la probabilidad de sentir -se bien en el futuro (Fredrickson, 2001;
Fredrickson y Joiner, 2002), posibilita la asignación de un papel protagonista en las
emociones positivas, en el cuidado de la salud y en el logro de estados subjetivos de
bienestar.
Hay muchos trabajos que buscan desarrollar métodos de promoción del bienestar
a través del entrenamiento o la focalización en emociones positivas. Muchos de ellos
tienen aplicaciones en el campo de la clínica y se han estudiado en referencia a la
depresión o al afrontamiento de situaciones adversas. A partir de estos trabajos, se
pueden listar las siguientes emociones:
- La capacidad de dar propósito y significado a las cosas que suceden (Frankl, 1998;
Wong y Fry, 1998), especialmente en situaciones de sufrimiento o adversidad.
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- El uso del humor, entendido como la promoción del humor, como el estilo cognitivo de
pensamiento, la actividad salutógena promotora de estados de ánimo positivos (Klein y
Simonton, 2002), y el uso intencionado o espontáneo del humor en el marco de una
psicoterapia para facilitar el insight del paciente (Franzini, 2001).
- La esperanza definida como el proceso cognitivo que lleva a los sujetos a persistir en
sus objetivos hasta alcanzarlos (Cheavens, Feldman, Gum, Michael y Snyder, 2006).
También Snyder et al. (1991), informaron que las personas con alto grado de esperanza
manifestaron bajos niveles de problemas psicológicos severos, una percepción más
positiva de los estímulos de la vida y un sentido de autoestima más elevado.
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En todo caso, lo cierto es que hasta el momento lo que se observa es que las
emociones positivas presentan una gran cantidad de efectos positivos en diversas áreas
del funcionamiento psicológico. Entre otros efectos, la investigación ha mostrado que el
afecto positivo mejora la capacidad para resolver problemas, aumenta la creatividad,
mejora la capacidad para resistir el dolor, aumenta el altruismo, etc. (Avia y Vázquez,
1998). Por su parte, las emociones negativas son tremendamente útiles para la
supervivencia y para prevenir muchas dinámicas negativas al margen del peligro vital
directo, como el rechazo interpersonal, el aislamiento o la pasividad. En este sentido, son
también positivas, adaptativas y necesarias. Pero, en general, se puede decir que no
tienen este efecto de potenciación de habilidades diversas que parecen presentar las
emociones positivas.
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Desde la perspectiva positiva, esta capacidad del sujeto activo también guarda
relación con las competencias emocionales de afrontamiento, un aprendizaje o
rendimiento específico, regular la respuesta emocional y potenciar los recursos
emocionales de resistencia. Recientes estudios, describen la existencia de correlación
negativa entre autoeficacia y estrés emocional, y entre autoeficacia y percepción de
amenaza ante cambios del entorno organizacional en el trabajo (Idel et al., 2003), así
como un papel moderador entre la exposición a conductas de acoso y consecuencias
psicológicas para la salud (Mikkelsen y Einarsen, 2002).
Salovey, Rothman, Detweiler y Steward (2000), revisaron los efectos que produce
experimentar emociones positivas. Uno de los aspectos investigados, está en relación
con el sistema inmunológico ya que ser optimista y experimentar emociones positivas
provee recursos para poder afrontar los problemas de salud, promueve el desarrollo de la
resiliencia y puede motivar comportamientos saludables relevantes en la relación entre
estados afectivos y apoyo social.
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Según este modelo, el afecto positivo favorece prácticas saludables como mejorar
la calidad del sueño, hacer más ejercicio físico o llevar una dieta más equilibrada, que a
su vez están relacionadas con una menor morbimortalidad. También actúa sobre el
Sistema Nervioso Autónomo (SNA), generalmente reduciendo la tasa cardiaca, la presión
sanguínea y los niveles de epinefrina y norepinefrina en sangre. Tiene influencia sobre el
eje hipotálamo-pituitario-adrenal, puesto que la presencia de afecto positivo ha sido
relacionada con menores niveles de cortisol en sangre y, en menor medida, con mayores
niveles de oxitocina y de la hormona del crecimiento. Y además, favorece la presencia de
endorfinas, tanto indirectamente (vía actividad física), como de forma más directa
mediante una activación emocional general (Gerra et al., 1996, 1998). Estas endorfinas
disminuyen la actividad del SNA y del sistema endocrino (Drolet et al., 2001), y modifican
la función inmune (McCarthy, Wetzel, Sliker, Eisentein y Rogers, 2001). Por otra parte,
comienza a haber evidencia de que el afecto positivo facilita la creación y mantenimiento
de vínculos sociales, protectores de un buen estado de salud. Por ejemplo, la
reciprocidad social, es decir, la percepción de ofrecerse a la red social y al mismo tiempo
recibir recompensas de ella, está ligado a un mejor estado de salud (Siegrist, 2005).
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Es incluso probable que las emociones positivas puedan tener un efecto directo
en el organismo (Barak, 2006), resultados de laboratorio así lo sugieren. Algunos
estudios han demostrado que diferentes tipos de estímulos agradables pueden tener un
impacto psicobiológico diferente (Watanuki y Kim, 2005). Por ejemplo, hay un incremento
de la actividad del córtex frontal izquierdo ante la presencia de olores agradables,
mientras que la presentación de estímulos verbales positivos produce incrementos en la
secreción de inmunoglobulina-A, y una disminución del cortisol en saliva. Otros estudios
han demostrado también que el afecto positivo se asocia a determinados patrones de
activación eléctrica cortical (Urry et al., 2004) y un buen estado de ánimo cotidiano está
relacionado con niveles elevados de la función central serotoninérgica (Flory, Manuck,
Matthews y Muldoon, 2004).
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5.3. Resiliencia
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Los primeros esfuerzos del estudio sobre la resiliencia se centraron sobre las
cualidades personales como la autonomía o la alta autoestima (Masten, Best y Garmezy,
1990). Esto llevó a encontrar que hay tres grupos de factores implicados en el desarrollo
de la resiliencia: Atributos propios, aspectos de la familia, y características del ambiente
social (Wermer y Smith, 1992). Actualmente, el interés está centrado en conocer cómo
estos factores pueden contribuir a un resultado positivo (Luthar, Ciccheti, y Becker, 2000).
También se ha dejado de utilizar el término usado en un principio de invulnerabilidad,
para emplear el de resiliencia (Luthar et al., 2000).
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Kobasa y Maddi (1984), son los psicólogos que desarrollan y teorizan sobre este
constructo, al observar el hecho de que algunas personas sometidas a altos niveles de
estrés no desarrollan ningún tipo de trastorno. Estos autores, proponen un cambio en el
estudio del estrés y establecen el concepto de hardiness o personalidad resistente,
apostando por interpretaciones más optimistas del funcionamiento humano (Kobasa,
1979). La variable resiliencia favorece cambios hacia determinados estilos de vida
saludables, influyendo en determinadas prácticas como el ejercicio o el descanso, que
repercutirían finalmente en la salud del individuo. En este sentido, se ha demostrado que
hay relaciones positivas entre personalidad resistente y estilos de vida saludables (Nagy
y Nix, 1989; Wiebe y McCallum, 1986).
Han sido muchos los autores que han investigado sobre este tópico, y los estudios
prospectivos y retrospectivos han demostrado su existencia y su relación positiva con la
salud física y mental tanto actual como futura (Florian et al., 1995). En este sentido se
pueden encontrar estudios que relacionan la personalidad resistente con reactividad
cardiovascular (Wiebe, 1991), optimismo (Scheier y Carver, 1987), estrés (Töpfer, 1989),
salud mental general (Maddi y Khoshaba, 1984; Florian et al., 1985), Burnout (Boyle et
al., 1991; Hills y Norwell, 1991), o calidad de vida (Evans, Pellizzari, Culbert, y Metzen,
1993), entre otros.
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Por tanto, aunque una experiencia traumática es siempre negativa, lo que pase a
partir de ella depende de cada persona. En la mano de cada uno existe la posibilidad
para elegir su opción, que o bien puede convertir su experiencia negativa en victoria, la
vida en un triunfo interno, o bien puede ignorar el desafío y limitarse a vegetar y a
derrumbarse (Frankl, 1998).
Compromiso: Las personas con compromiso poseen tanto las habilidades como el
deseo de enfrentarse con éxito a situaciones de ansiedad. Esta cualidad contribuye a
mitigar la amenaza percibida de cualquier estímulo estresante en un área específica de la
vida.
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Control: Las personas con control buscan explicaciones sobre el porqué de los
acontecimientos tanto en las acciones de los demás como en su propia responsabilidad.
La capacidad de control permite al individuo percibir en muchos de los acontecimientos
estresantes consecuencias predecibles debidas a su propia actividad, y en consecuencia,
manejar los estímulos en su propio beneficio, siendo capaces de interpretar los
acontecimientos estresantes e incorporarlos dentro de un plan personal de metas,
transformándolos en algo consistente con el sistema de valores del organismo y no en
perturbador.
De igual forma, según P.J. Mrazek y D. Mrazek (1987) existen 12 habilidades que
se han identificado como claves para distinguir a una persona resiliente (ver Tabla 1).
5. Sentido del humor: La persona es capaz de jugar, reír, gozar de las emociones
positivas y de disfrutar de sus experiencias
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Respuesta rápida al peligro: habilidad para reconocer las situaciones que ponen
1.
al sujeto en riesgo.
8. La convicción de ser amado: Creer que se puede ser amado por los demás.
Por último, se debe destacar que hay un concepto de resiliencia que se relaciona
con el concepto de crecimiento postraumático, al entender la resiliencia como la
capacidad no sólo de salir indemne de una experiencia adversa, sino de aprender de ella
y mejorar. Otro es el concepto de resiliencia manejado por los norteamericanos, que es
más restringido, y hace referencia exclusivamente al proceso de afrontamiento que ayuda
a la persona enfrentada a un suceso adverso a mantenerse intacta, se sugiere que el
término resiliencia sea reservado para denotar el retorno homeostático del sujeto a su
condición anterior. Esta confusión terminológica, es reflejo de la relativa reciente
aparición de esta corriente que estudia los potenciales efectos positivos de la experiencia
traumática (Park, 1998).
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Los beneficios o aprendizajes más habituales tienen que ver con la mejora de las
relaciones interpersonales (más comunicación, más intimidad…), con la mejora en la
percepción de uno mismo (más fortaleza, más capacidades…), y con la mejora de la
propia vida (más capacidad para disfrutar el momento, reajustes en la escala de
valores…). Este ha sido estudiado en muchos contextos y situaciones adversas
diferentes (Linley y Joseph, 2004).
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En relación a este tema, se han realizado gran variedad de estudios que intentan
definir qué características y qué variables determinan que se de este crecimiento
postraumático. Concretamente, las investigaciones se han centrado en delimitar qué
características de personalidad facilitan o impiden un desarrollo o un cambio positivo a
raíz de experiencias traumáticas. Calhoun y Tedeschi (2001), dos de los autores que más
han aportado a este concepto, dividen en tres categorías el crecimiento postraumático
que pueden experimentar los individuos.
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En este sentido cabe destacar que, aunque las voces más críticas hacia esta
corriente psicológica, tienden a pensar que la mayoría de la evidencia empírica sobre la
existencia de resiliencia y crecimiento postraumático se ha basado en estudios de caso
único de personas excepcionalmente fuertes o extraordinarias (Masten, 2001), la realidad
demuestra que hay estudios sistemáticos que analizan grandes grupos de sujetos y que
encuentran resultados favorables que apoyan que son fenómenos comunes.
En un estudio realizado con 154 mujeres que en su infancia habían sufrido abuso
sexual, un 46,8% informaron haber encontrado algún tipo de beneficio en la experiencia
vivida, agrupándose en cuatro categorías: capacidad de protección de los niños frente al
abuso, capacidad de auto-protección, incremento en el conocimiento del abuso sexual y
desarrollo de una personalidad más resistente y autosuficiente. Este estudio sugiere que
muchas de las mujeres abusadas parecen salir fortalecidas de su experiencia y con más
herramientas para protegerse a sí mismas y a sus hijos (McMillen y Zurvain, 1995).
En otro estudio llevado a cabo con padres que habían perdido un hijo en un
accidente de coche, se encontró que un 29% de los padres había fortalecido su
matrimonio a raíz de la tragedia, y un 32% indicó que habían mejorado las relaciones con
el resto de sus hijos (Lehman, Lang, Wortman, y Sorenson, 1989).
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Un conjunto de población que también ha recibido gran atención por parte de los
profesionales de la salud mental es el de las personas que han sufrido ataques
cardíacos. Encontrando a lo largo de varios estudios que muchas personas infartadas
perciben beneficios de su mala experiencia (Affleck, Tennen, Croog, y Levine, 1987).
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Peterson, Park, Pole, D'Andrea y Seligman (2008) estudiaron las fortalezas del
carácter como una función de la historia de traumas, y encontraron aumentos en
fortalezas como amabilidad, amor, curiosidad, creatividad, gratitud, entusiasmo, valentía,
honestidad, perseverancia, entre otros, siendo estos los componentes del crecimiento
postraumático discutido por Tedeschi y Calhoun (1995). En conjunto, estos resultados
sugieren que los acontecimientos potencialmente traumáticos pueden provocar el
crecimiento de ciertos rasgos positivos, que a su vez se pueden utilizar como
potenciadores en las intervenciones posteriores con personas que han sufrido traumas.
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1. Curiosidad, interés por el mundo: Tener interés por lo que sucede en el mundo,
encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas.
3. Mentalidad abierta: Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y
matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar
dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.
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8. Honestidad: Ir siempre con la verdad y sobre todo ser una persona genuina, salvo
pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones
emprendidas.
9. Vitalidad: Afrontar la vida con entusiasmo y energía. Hacer las cosas con convicción
y dando todo de uno mismo. Vivir la vida como una apasionante aventura, sintiéndose
vivo y activo.
10. Amor, apego, capacidad de amar y ser amado: Tener importantes y valiosas
relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto y el
cuidado son mutuos. Sentir cerca y aferradas a otras personas.
11. Amabilidad, generosidad, bondad: Hacer favores y buenas acciones para los
demás, ayudar y cuidar a otras personas.
14. Sentido de la justicia, equidad, imparcialidad: Tratar a todas las personas como
iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia. No dejar que los
sentimientos personales influyan en decisiones sobre los demás, dando a todos las
mismas oportunidades.
15. Liderazgo: Animar al grupo del que uno es miembro para hacer cosas, así como
reforzar las relaciones entre las personas de este grupo. Organizar actividades
grupales y llevarlas a buen término.
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17. Modestia y humildad: Dejar que sean los otros los que hablen por sí mismos, no
buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.
21. Gratitud: Ser consciente y agradecer lo bueno que a uno le pasa. Tomar tiempo
para expresar agradecimiento.
22. Esperanza: Esperar lo mejor para el futuro y trabajar para conseguirlo. Creer que
un buen futuro es algo que está en nuestras manos conseguir.
23. Sentido del humor y entusiasmo: Disfrutar de reír y hacer bromas, sonreír a
menudo, ver el lado positivo de la vida.
24. Espiritualidad: Pensar que hay un propósito o un significado universal en las cosas
que pasan en el mundo y en la propia existencia. Creer que hay algo superior que da
forma o determina nuestra conducta y nos protege.
Según Seligman (2003) las fortalezas y las virtudes actúan a modo de barrera
contra la desgracia y los trastornos psicológicos y pueden ser la clave para aumentar la
capacidad de recuperación.
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Este concepto “flow", se usa por tanto para referirse a una experiencia subjetiva
que ocurre cuando la persona está involucrada en una actividad con una intensa
implicación, hasta el punto de no darse cuenta del tiempo, el cansancio experimentado y
lo que le rodea. La actividad en sí misma resulta satisfactoria y la persona se preocupa
poco de lo que va a obtener de ella. Durante esta actividad, se experimenta una
sensación de control sobre lo que estamos haciendo y los recursos atencionales están
completamente implicados en la tarea, excluyéndose los sentimientos y pensamientos
negativos.
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Para que pase el flujo, la actividad debe tener un sistema de metas para dirigir y
dar propósito al comportamiento, dar una información retroactiva inmediata sobre la
corrección con que se está progresando en la tarea, establecer un balance entre los retos
percibidos y las habilidades percibidas, para así evitar el aburrimiento o la ansiedad, entre
otras sensaciones. La experiencia de flujo aparece a raíz de la interacción entre una
habilidad alta y un reto en relieve, en este estado se potencia la concentración y la
autoestima.
Los resultados de los estudios sobre el flujo indican que este es una fuerza
motivadora poderosa. Durante la experiencia de flujo funciona la motivación intrínseca.
Este estado pasa a las personas cuando están involucradas y muestran interés por la
actividad que están realizando por el solo hecho de hacerlo, sin esperar necesariamente
una recompensa externa a cambio, por lo que ésta se convierte en el medio como tal. Por
otra parte, también está implicada la motivación emergente (o imprevisible) que ocurre
cuando en una actividad nueva, o que previamente nos había resultado poco atractiva, se
descubren nuevas metas como consecuencia de la interacción con el ambiente.
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Muchas personas piensan que las horas que pasan trabajando son esencialmente
una pérdida de tiempo, se sienten alienados y la energía física invertida en su trabajo no
hace nada para fortalecerlos. Sin embargo, para muchas personas el tiempo libre
también es una pérdida de tiempo ya que no saben qué hacer con él, el tiempo de ocio
proporciona un respiro del trabajo, pero en general consiste en la absorción pasiva de
información sin usar ninguna capacidad o explorar nuevas oportunidades de acción.
Como resultado, la vida pasa como una secuencia de experiencias de aburrimiento y
ansiedad donde la persona tiene poco control.
En síntesis, los placeres tienen relación con los sentidos y las emociones. Las
gratificaciones, por el contrario, están relacionadas con la puesta en práctica de
fortalezas y virtudes.
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Las investigaciones indican que las experiencias de flow son importantes porque
cuanto más tenemos, más felices somos. Durante el flow, nuestro estado emocional es
neutro, pero luego tendemos a estar de buen humor y sentirnos satisfechos.
Según Csikszentmihalyi, los componentes de una experiencia de flujo son los siguientes:
1. Objetivos claros (las expectativas y normas se pueden percibir y los objetivos son
alcanzables apropiadamente con el conjunto de habilidades y destrezas).
2. Concentración y enfoque, un alto grado de concentración en un limitado campo de
atención (una persona relacionada con una única actividad tendrá la oportunidad
para enfocar y profundizar en el asunto).
3. Retroalimentación directa e inmediata (éxitos y fallos en el curso de la actividad
son obvios, así el comportamiento puede ser ajustado como se necesite).
4. Equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío (la actividad no es ni demasiado
fácil ni demasiado complicada).
5. La actividad es intrínsecamente gratificante, así no se nota el esfuerzo cuando se
ejecuta.
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Balance reto/
habilidad
Unión
acción-concienica
Metas claras
Feedback sin
ambigüedad
Flow Concentración
en la tarea
Sentido de control
Pérdida de
autoconciencia
Transformación
del tiempo
Experiencia
autotélica
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Algo similar ocurre con las técnicas conductuales que proponen incrementar el
número de actividades placenteras para tratar trastornos como la depresión. Obviamente,
la realización de actividades placenteras escogidas por un mismo incrementa los niveles
de reforzamiento positivo recibidos y hace más probable la aparición de diferentes
emociones positivas, que vendrían a contrarrestar la presencia de las negativas.
Las terapias cognitivas, por su parte, insisten en que no son los acontecimientos
negativos en sí mismos los que conducen a la depresión, sino las explicaciones que las
personas tienen sobre ellos, generalmente internas, estables y globales (Abramson,
Seligman y Teasdela, 1978; Peterson y Seligman, 1984), por lo que intentan sustituir
estas explicaciones por otras externas, inestables y específicas.
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- Las relacionadas con el concepto general de tener una vida plena y con sentido
"meaning", definido como propósito vital, realización personal, búsqueda de propósito
y sentido, entre otros.
- Las relacionadas con la toma de conciencia sobre las propias emociones y la
capacidad de regularlas, y de aceptar como son, incluyendo conceptos como
percepción de felicidad, percepción de gozo y satisfacción, conciencia de la existencia
de emociones, mindfulness, entre otros.
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- Las relacionados con la satisfacción con uno mismo, denominadas también desarrollo
de la riqueza interior, crecimiento personal o autoaceptación, o con el convencimiento
sobre las capacidades propias para transformar la realidad, designado también como
actividad plena, curiosidad-interés, control ambiental, compromiso con la realidad,
compromiso con lo que se hace y otros.
- Las relacionadas con las relaciones interpersonales llenas, relaciones positivas,
habilidades de relación interpersonal u otros.
Datos empíricos sustentan estos nuevos planteamientos, por ejemplo, a partir del
análisis del artículo "Positive Psychotherapy" (Seligman, Rashid y Parks, 2006), se puede
extraer que la psicoterapia basada en técnicas de la Psicología Positiva produce
reducción sintomática de estados anímicos depresivos, y un aumento significativo en la
satisfacción vital, además de índices elevados de remisión clínica y de felicidad.
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En los últimos 15 años, han sido muchos y diversos los programas de intervención
surgidos desde esta Psicología Positiva, a continuación se exponen algunos.
Igualmente existen terapias concretas que han empleado el humor como herramienta
con una función muy específica. Un ejemplo es el uso del humor en el tratamiento de
fobias desarrollado por Ventis, Higbee y Murdock (2001) como variación del clásico
paradigma de la desensibilización progresiva.
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Por su parte, Lyubomirsky (2008), diseñó ciertas tareas que se basan en narrar
las cosas buenas que les han sucedido a las personas, escribiendo cartas de
agradecimiento, técnicas de saboreo en relación a los buenos momentos del pasado, etc.
Relaciones (R-relationships): Las relaciones son importantes para nuestro bienestar. Las
personas que tienen una relación positiva con los demás son más felices que aquellas
que no lo hacen. Por lo tanto, manejar las relaciones de manera constructiva nos ayuda
también a mantener nuestro nivel de bienestar alto.
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Significado (M-meaning): El significado viene de servir a una causa mayor que nosotros
mismos. Si se trata de una causa que ayuda a la humanidad, esto da sentido a nuestras
vidas y nos hace tener una sensación de bienestar. Pertenecer a algo más grande que
uno mismo, es uno de los pasos para el bienestar. Por ejemplo ayudar a alguien entrega
más felicidad, según Seligman, que comprar.
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- Aceptar la posibilidad de que esto exista, ya puede considerarse parte del proceso y es
algo que debe ir surgiendo progresivamente en el transcurso del trabajo terapéutico, de
manera creciente y mezclado con la tarea más clásica sobre los elementos de
vulnerabilidad y daño.
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Los profesionales también pueden promover el uso de estas estrategias por parte
de sus clientes con el fin de maximizar experiencias tan sencillas y cotidianas como
comer o caminar. Las personas que saborean habitualmente son más felices y
optimistas, además de estar menos deprimidas que aquellas que no saborean. Existen
ejercicios de saboreo en los que se pide prestar atención con una mirada ingenua,
curiosa y no crítica a cosas tan cotidianas como “comerse una galleta” (ver Anexo 1). La
idea es entrenar este modo de darse cuenta de la realidad en actividades normales, ya
que las estrategias de saboreo se pueden incorporar en la vida cotidiana en acciones tan
simples como cocinar, comer, acariciar, caminar, o contemplar el entorno.
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Hay que destacar la cantidad de evidencia empírica que existe, por ejemplo Teasdale,
Segal, Williams, Ridgeway, Soulsby y Lau (2000) presentan evidencias que realizar un
taller de mindfulness es una estrategia eficaz para evitar las recaídas en personas que
han sufrido episodios de depresión grave y de las que ya se han recuperado. Desde su
punto de vista, la práctica del mindfulness que compromete el taller ayuda a confrontarse
más adecuadamente con los pensamientos que preceden de forma característica a las
recaídas depresivas. Este tipo de pensamientos intrusos son gestionados mejor y
favorece un distanciamiento del contenido del pensamiento y una menor credibilidad del
mismo, lo que conduce a verse menos afectado por su presencia y, así evitar la recaída.
Es importante señalar que esta práctica no predice que los pensamientos intrusos y
rumiantes serán menores, sino que la vivencia y la afección serán diferentes.
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Se pide a los participantes anotar al final de cada día las cosas que salieron bien
durante el día y por las que se sienten agradecidos. El ejercicio puede modificarse según
la edad y situación del cliente (variando en el número de aspectos incluidos en la lista y
en la frecuencia con que se efectúan los listados). Para que sea menos costoso puede
realizarse sólo unas pocas veces a la semana y anotar sólo uno o dos motivos de
agradecimiento. También hay otras variaciones como son pedir las razones por las que
se está agradecido de cada una de las cosas buenas que han ocurrido.
Por ejemplo:
“Hay muchas cosas en nuestras vidas por las que podemos estar agradecidos. Piensa en la última
semana y escribe unas líneas sobre cinco cosas en tu vida por las que estás agradecido”.
“Escribe cada día por qué cosa estas agradecido/a ese día, siempre hay algo por lo que nos
sentimos agradecidos a diario”.
Identificar y utilizar las fortalezas del carácter de nuevas maneras: El enfoque basado en
las fortalezas es especialmente útil para trabajar con personas con una historia de
discapacidad, bajo rendimiento o baja autoestima (Park, Peterson y Sun, 2013). Un típico
ejercicio es pedir a los pacientes que identifiquen sus mayores fortalezas tras completar
el test VIA - Values in Action. Identificar, comentar, y valorar las propias fortalezas puede
ser un punto de partida muy bueno para combatir la idea de que no se es bueno en nada.
Pero, sobre todo, puede servir para trazar planes de intervención centrados en el uso
cotidiano de las propias fortalezas.
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Las intervenciones focalizadas en el uso de las fortalezas del sujeto no sólo sirven
para incrementar el bienestar, sino como estrategia efectiva en la reducción de la
sintomatología depresiva. No obstante, la intervención en fortalezas, unas de las vías
más sugerentes de intervención, debe acompañarse de métodos de intervención más
sofisticados que no simplemente identificarlas y alentar su uso. Como han indicado
Biswas-Diener, Kashdan, y Minhas (2011), los clínicos han de ser creativos con esta
herramienta y desarrollar planes de intervención para el crecimiento de fortalezas,
teniendo en cuenta las necesidades, motivaciones, y contextos en los que se mueve el
paciente y también si el trabajo con las fortalezas es consistente con su propia identidad.
Por tanto, primero de todo se deben identificar las fortalezas personales. Cuando
las personas han identificado sus principales fortalezas del carácter, se les anima a
utilizarlas de una forma novedosa en su vida cotidiana durante una semana (Seligman et
al., 2005). Los resultados de este estudio han mostrado que este ejercicio reduce la
depresión y aumenta la felicidad, y este efecto es evidente incluso después de 6 meses,
mientras la gente sigue realizando el ejercicio. Una vez que los individuos aumentan su
confianza usando sus fortalezas características, pueden aprender a utilizarlas para
superar sus debilidades o fortalezas menos desarrolladas. Asimismo, si las discusiones y
las intervenciones comienzan haciendo hincapié en las fortalezas de las personas (los
aspectos en los que son buenos), esto puede aumentar el rapport y la motivación. Por
tanto, se considera esencial que la intervención preste atención tanto a las fortalezas
como las debilidades, ya que no es útil considerar estos objetivos terapéuticos como
mutuamente excluyentes, pero siempre empezando y basándose en las fortalezas
existentes.
Carta del perdón: Otra vía de trabajo consiste en actuar sobre los recuerdos de tipo
negativo que generan emociones intensas como rencor o rabia. Este tipo de
pensamientos negativos intensos y frecuentes sobre el pasado pueden acabar
bloqueando la experimentación de las emociones positivas. Una de las vías para la
modificación de tales pensamientos es el perdón, lo que puede actuar transformando las
emociones negativas asociadas a tales pensamientos (amargura, rencor) en neutralidad
e incluso, en recuerdos con un contenido positivo, posibilitando un mayor nivel de
satisfacción con la vida. Desde este enfoque, el perdón puede ser formulado como un
estilo positivo de afrontamiento respecto al dolor y la ofensa que principalmente beneficia
a la víctima de tales estados afectivos a través de una reorientación emocional. Además,
también puede modificar los pensamientos y acciones referidos al sujeto “agresor”,
responsable o causante de tal situación negativa.
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Esta técnica nos permite entender al otro, cambiar la percepción del acto del otro.
Son malos los comportamientos, no las personas, debemos entender esto. La técnica
consiste en escribir una carta expresando lo que nos hizo la otra persona y decir también
que le perdonamos, y la razón de este perdón. Si se quiere, se entrega a la persona;
claro que no es necesario. La técnica del perdón es una de las estrategias fuertes que
plantea la Psicología Positiva, ya que el resentimiento y el odio son a la larga emociones
que van en contra nuestra, y al mismo tiempo hacemos sufrir al otro.
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Se debe hacer ver al paciente que, además de recibir ayuda, quizás pueda
también estar en condiciones de ofrecer ayuda, tiempo, o recursos a otra gente porque
sabemos que esto ayuda a generar una visión más positiva de uno mismo y a un mayor
bienestar (Schwartz y Sendor, 2009). Esto puede comprender desde actividades pro-
sociales dentro de organizaciones de voluntariado, hasta sencillos actos de amabilidad
cotidianos. Se puede programar que el paciente tenga un día de amabilidad a la semana
(ver Anexo 4), o varios días al mes dónde al menos se realice algún gesto consciente y
deliberado de amabilidad, y que después anote sus propias reacciones y lo que observa
en los demás. La investigación ha demostrado que estos actos, si se refuerzan con una
reflexión posterior sobre ellos, tienen un impacto positivo sobre el bienestar de los
participantes (Otake, Shimai, Tanaka-Matsumi, Otsui y Fredrickson, 2006).
Existen diferentes modalidades para realizar este ejercicio, por ejemplo solo una
vez a la semana durante un periodo de tiempo más largo (4-6 semanas), o durante varios
días consecutivos (entre 3 y 4). Integrar técnicas narrativas positivas sobre sucesos
pasados en protocolos de intervención, son una forma de aumentar la percepción positiva
del propio pasado así como para generar más emociones positivas en el presente y
mejorar la salud física de los participantes.
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Entrenamiento en atribuciones causales: hay que enseñar a las personas a atribuir los
éxitos y fracasos de forma adecuada, y así posibilitamos fomentar el optimismo y la
autoeficacia (confianza en uno mismo). Las cogniciones o pensamientos hacen que nos
sentimos bien o mal ante determinada situación, por eso tenemos que entrenar una forma
de auto-diálogo que nos haga sentir bien. Para el éxito es recomendable atribuir
internamente: gracias a mí se dio el éxito. Esta atribución debe ser estable: siempre o la
mayoría de veces se da (tiempo), y de forma global: en todas las situaciones. Para el
fracaso se debe atribuir externa, inestable y específicamente. Debemos ser objetivos: si
es por nuestra responsabilidad, debemos tener una percepción de inestable y específico,
aunque haya sido por nuestra responsabilidad, debemos tener claro que no será en todas
las ocasiones, y además que esto no es estable a lo largo del tiempo.
Sesiones de risa: a partir de los cuatro meses de edad, un bebé ya sabe reír. En la
infancia se ríe hasta 90 veces diarias, pero superados los 14 años, la cantidad desciende
a entre 20 y 30. Es una pena, porque se sabe que el humor ayuda a reforzar los lazos
sociales, reduce el estrés al ofrecernos una perspectiva menos seria del mundo, potencia
el valor de las emociones positivas y es incompatible con otros estados de ánimo como el
enojo, la ansiedad o la culpa. Nadie puede llorar y reír al mismo tiempo. En el artículo "La
risa como terapia" de José Luis Ortiz Domínguez, se plantea un amplio panorama de este
tema: los autores que han estado trabajando este aspecto, los beneficios que conlleva
para la salud física y psicológica, en qué campos se aplica esta técnica, en fin, todo lo
que tiene que ver con esta temática.
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Ver el fracaso como enseñanza: a nadie le gusta fracasar, pero buscar que se puede
aprender de la experiencia, es tener una visión positiva ante la adversidad. No tenemos
que mirar el pasado diciéndonos que no servimos para nada. Es mejor que veamos qué
nos faltó (por ejemplo, esfuerzo, conocimiento) y así tomar correctivos y no volver a caer
en los mismos errores en el futuro.
Guiarse por "quiero" o "deseo" y no por "debería": claro, sin pisar el derecho del otro y
sin hacer cosas que nos perjudican, "¿Soy auténtico y estoy viviendo la vida que
quiero?". Hay cosas que hacemos porque "debemos" hacerlas, no por convicción, el
ejercicio trata de hacer un examen interno, mirar las cosas que hacemos, trabajar en
algo, estar casado con alguien, estamos aquí porque queremos, o porque tenemos que
estar allí. Muchas veces estamos trabajando en lo que no nos gusta, pudiendo trabajar en
algo que nos da placer; claro que hay ocasiones donde toca trabajar en esto porque no
hay más, sobre todo en estos tiempos que corren.
Experiencia frecuente de dar: Seligman plantea que hay personas que se sienten más
felices dando a otros, que realizando actividades placenteras. El hecho de dar algo a
alguien que realmente necesita, es algo que nos puede hacer sentir plenos, nos puede
hacer sentir que somos útiles, y por lo tanto se tiene que trabajar en esta línea.
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Por otra parte, también se debe considerar de vital importancia estimular y desarrollar
la Psicología Positiva en las aulas, por su relevancia para los alumnos, adultos del futuro.
Muestra de ello es la cantidad de investigadores que han señalado que el afecto positivo
es una variable que influye positivamente en la salud y en el aprendizaje (Fry, 1994).
McGhee (1980; 1989), demostró en sus investigaciones que los alumnos aprenden mejor
cuando las clases son dictadas con humor, que los alumnos recuerdan más y que la
retención es más prolongada cuando los ejemplos se presentan de manera humorística.
Soebstad (1995) señala que la alegría debe ser incorporada en los establecimientos de
educación preescolar por su influencia en la salud física y mental de los niños. Plantea
que el humor es una disposición innata que puede ser estimulada desde el entorno. Pert
(1997), afirma que es probable que la risa y el humor atraigan la atención y el interés de
los alumnos, de esta manera el procesamiento de la información resulta óptimo, con
respecto a los procesos de retención, investigación y aplicación de la información.
También ayudan a reducir el estrés, tanto en docentes como en alumnos, creando
ambientes agradables que favorecen el aprendizaje y la salud.
Si bien se ha recorrido una parte del camino, el futuro presenta aún muchos retos
tanto para perfilar las líneas de investigación sobre la relación entre bienestar y salud,
como para programar intervenciones desde la Psicología Positiva. Muchos de estos retos
pertenecen a la comunidad científica y a los profesionales de la salud, pero las
instituciones públicas y la sociedad en general debe también dar pasos importantes al
respecto (Vázquez, Hervás, Rahona y Gómez, 2009).
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Por una parte, se describen las áreas potenciales del trabajo que debe tener una
psicoterapia positiva para personas ante situaciones adversas (Tabla 3).
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COMPARACIÓN POSITIVA
BALANCE EMOCIONAL
PROMOVER LA RESISTENCIA
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Otras, se centran en prestar más atención a las cosas positivas del presente. La
felicidad en el presente tiene dos dimensiones muy diferentes: los placeres y las
gratificaciones. Ambas consisten en rescatar el momento presente de la forma más
genuina posible. Estos placeres comparten ciertas formas de optimización que son
utilizadas para incrementar la cantidad de felicidad transitoria: dichas estrategias son la
habituación, el disfrute (savoring) y la atención plena (mindfulness).
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Por lo tanto, saber tener esperanza se basa en hallar las causas permanentes
para los sucesos positivos junto con el descubrimiento de causas transitorias para los
adversos. Hacerlo al contrario, nos alejaría de la felicidad.
Obviamente esta clasificación tiene sus limitaciones, ya que los límites de las
mismas pueden ser a veces borrosos. Por ejemplo, se puede hacer un ejercicio de
compasión con uno mismo sobre algo sucedido en el pasado o sobre un acontecimiento
que acaba de ocurrir. O se puede agradecer algo a alguien por la ayuda prestada hace
años o por acabar de experimentar algo que merezca agradecimiento.
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Tabla 5. Agenda de sesiones del programa de tratamiento propuesto desde la Psicología Positiva.
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6. Discusión y Conclusiones
El objetivo principal de este trabajo, se ha conseguido presentando una revisión
teórica de la literatura científica existente sobre la Psicología Positiva.
También se han alcanzado los objetivos específicos de este trabajo. Por un lado
revisando los constructos esenciales del enfoque de la Psicología Positiva,
concretamente el papel de las emociones positivas, la resiliencia, el crecimiento
postraumático, las fortalezas psicológicas humanas y el flow. Identificándolas como
principales variables que influyen en el mejor afrontamiento ante la adversidad.
Por su parte, la resiliencia tiene una clara relevancia tanto para la prevención
como para el tratamiento. Como concepto, el término resiliencia es muy interesante, que
puede hacer avanzar el conocimiento científico psicológico, y adquirir un marco teórico
más general para capturar el complejo campo en el que se mueve la psicología,
especialmente en el de la prevención de los diferentes trastornos psicopatológicos. Por
todo ello, se considera que la resiliencia es un término muy útil para la Psicoterapia
Positiva, aunque quizá no tenga aún una clara y unánime definición. De modo que, con
este objetivo, se estima que se realicen nuevos estudios e investigaciones para
comprobar la utilidad real del mismo, tanto para promover la prevención como para
intervenir como tratamiento de los diferentes trastornos mentales.
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La última variable que se considera interesante medir en el caso que nos ocupa,
es el impacto que ha tenido sobre la persona el hecho de haber sufrido una experiencia
traumática, por eso sería recomendable también poder medirlo, por ejemplo con el
cuestionario VIVO (Vital Impact Assessment Scale) desarrollado por Pérez-Sales et al. en
2012, una medida de cosmovisión humana e identidad en trauma, crisis y pérdida,
compuesto por 116 ítems dividido en 10 bloques conceptuales y 35 sub-escalas.
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Anexos
Índice
Anexo 1
Savoring
Tocar • Haga girar la galleta entre sus dedos, explorando su textura. Puede hacerlo con
los ojos cerrados si esto amplifica su sentido del tacto.
• Ahora llévese lentamente la galleta a los labios, notando que la mano y el brazo
Llevarla
saben exactamente en qué lugar colocarla y cómo. Suavemente, sitúe la galleta en
la boca, sin masticar. Primero limítese a notar cómo entra en su boca. Dedique
a la boca
unos instantes a explorar las sensaciones que le provoca el hecho de tenerla en la
boca y explorarla también con la lengua.
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Anexo 2
Introducción al Mindfulness
Comience con algo pequeño: Podría empezar por la atención para 10-15 minutos una vez al día,
con la intención de trabajar hasta alrededor 30 minutos al día. Si sólo es capaz de gestionar unos
minutos o se pierde un par de días, no desespere, simplemente empiece de nuevo.
Identificar un ancla: Usted tiene que elegir un ancla para el momento presente, ya que esto le
permitirá identificar cuándo su atención deja el momento presente. La respiración o el aliento, es
común, pero cualquiera de los 5 sentidos funcionan.
Concéntrese en estar presente: Una vez que haya escogido su anclaje, su objetivo para los
próximos minutos, será estar simplemente presente en el aquí y ahora. Asistiendo al anclaje
identificado, tal vez centrándose en darse cuenta de la respiración entrando a su cuerpo, viajar a
su estómago y ser exhalado del cuerpo. Durante este tiempo, ejercer una actitud de apertura y
curiosidad hacia los pensamientos, sentimientos, sonidos, etc. y darse cuenta de ellos.
Aviso pensamientos que aparecen: Los pensamiento entran y salen. Cuando note estos
pensamientos, su objetivo será observarlos con cuidado, y luego volver la atención al anclaje
elegido. El trabajo de nuestras mentes, es producir pensamientos y molestar nuestra atención y
llevarla a esos pensamientos preocupantes. Lo que podemos elegir es cómo respondemos, en
qué pensamientos decidimos involucrarnos, y cuáles nos llevan a tomar acciones. El Mindfulness
mejorará su capacidad de darse cuenta cuando su atención está vagando y reorientarla. Si usted
se encuentra evaluando o juzgando su experiencia, simplemente regrese a su ancla (al hacerlo su
foco vuelve al anclaje, no en evaluar y juzgar).
2
Psicología Positiva
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Aviso sentimientos que están alrededor: Los sentimientos también subirán al hacer este ejercicio.
Ellos pueden venir en forma de molestias físicas, o emociones. Cuando lo hagan, trate de hacer
espacio para ellos, lo que les permite entrar y salir cuando sea necesario. Una vez más, el objetivo
es darse cuenta de lo que se lleva su atención y luego redirigirla al momento presente.
Vuelva a su ancla cuando se distraiga: Una experiencia común, es la frustración por la facilidad
con que su atención se distrae. De nuevo, en estas situaciones, el objetivo es volver su atención al
ancla cada vez que se observe a sí mismo distraído.
La duda es parte de la experiencia: Habrá ocasiones en las que duda de su capacidad para
practicar la atención plena. De nuevo, esto es comprensible, el trabajo de la mente es la de
producir pensamientos y centrarse en las preocupaciones. Recuerde que la práctica de la atención
plena es un reto, y que no hay tal cosa como una práctica fallida.
Re-orientarse al día: Cuando haya practicado la contemplación por el tiempo fijado, debe re-
orientarse a su día, identificando cuáles son sus prioridades y en que se va a centrar su energía
para el resto del día (una cita, una comida, cocinar, trabajo, etc.).
2. Siéntese cómodo, con una buena postura, con los ojos cerrados o sin distracciones.
5. Tal vez le resulte difícil de no involucrarse con sus pensamientos. Sin embargo, cuanto
más se practica la observación de sus pensamientos y sin fusionarse con ellos durante
los ejercicios de conciencia, mejor preparado estará para aplicarlo a otras partes de su
vida.
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Psicología Positiva
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La identificación de los desafíos personales: La atención plena puede usarse para identificar
retos personales o áreas que son preocupantes. Después de la práctica, escriba cualquier
pensamiento o sentimiento difícil o importante. Pregúntese si es capaz de darse cuenta de estos
pensamientos durante el ejercicio, pero sin entrar en una conversación con ellos. Esto puede ser
incómodo, por lo que entonces el objetivo será simplemente observar el malestar, dando un paso
para atrás en el pensamiento. La detección de estas áreas de preocupación puede ser útil en la
identificación de áreas de cambio que usted desea hacer en su vida. La idea no es vivir una vida
libre de molestias, sino una que se adapte a sus valores y propósitos de vida identificados.
Creación de un enfoque: Anote las áreas de su vida que son importantes para usted. A
continuación, añada a esta lista el tipo de hábito que quiere cultivar en su vida. El Mindfulness le
ayudará a llegar y a tener más control sobre su forma de actuar en diferentes áreas de su vida:
Centrar toda su atención en el desarrollo social, familia, y situaciones de negocios.
Mejorar la concentración.
Mantener la calma en argumentos.
Mejorar la salud (por ejemplo: el estrés y la presión arterial baja).
Experimentar emociones y recuerdos desagradables mientras permanecen bajo control y
no quedarse atrapado/a en ellos
Las alternativas a la atención oficial: Algunas alternativas útiles para la práctica de la atención
plena formales implican su incorporación en actividades del día a día: puede prestar atención a
sus movimientos corporales al caminar, hablar con la gente, dándoles toda su atención, o hacer
las tareas como lavar los platos o limpiar. Practique prestando atención a cada detalle de la tarea,
y cuando los pensamientos molestos surgen, reconózcalos y centre la atención en su actividad.
Con un poco de creatividad, usted puede incorporar la atención en cualquier parte de su vida, que
es uno de los objetivos.
Recordar: La idea de la atención plena es aumentar nuestra conciencia de lo que está sucediendo
dentro de nosotros y alrededor de nosotros. Hay que ser más conscientes de los muchos
pensamientos y sentimientos que experimentamos todos los días y sentirnos más capaces de
elegir la forma de actuar y donde poner nuestra energía.
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Psicología Positiva
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Anexo 3
Carta a mí mismo
A veces somos muy críticos con nosotros mismos. Probablemente lo hemos aprendido
desde que éramos pequeños y hemos interiorizado ese modelo. Escuchamos esa voz
crítica porque creemos que así aprenderemos más de nuestros errores. Para no asumir
más riesgos. Para ser mejor persona. Pero la crítica puede ser muy dañina. Vamos a
hacer un ejercicio que nos permita trabajar con la idea de ser más amables y generosos
con nosotros mismos. Prepararemos una carta dirigida a nosotros mismos (la
preparación puede llevar una o dos sesiones si es necesario).
Intenta comprender y aceptar tu malestar. Por ejemplo, tu carta puede comenzar así:
“Sé que estás triste y que te sientes mal. Tu malestar se comprende porque esta
situación es muy difícil para ti. Es normal que estés agotado”.
Anota las razones. Date cuenta del sentido de tu malestar.
Intenta encontrar una voz amiga dentro de ti y para hacerlo hay algunos métodos que te
pueden ser útiles:
a. ¿Qué le dirías a un amigo en tu misma situación?:
(Por ejemplo, podrías decirle “Es comprensible que te sientas decepcionado y frustrado
– ese jefe que tienes es terrible”; pero seguramente no le dirías las cosas que te dices a
ti mismo: “A ti no te pasa nada. Eres un idiota y no vales para nada. No entiendo por qué
estás mal si no tienes motivos”).
b. Si tuvieras que ser tu propio abogado defensor. ¿Qué te dirías?
c. Compárate con otras personas que estén en tu misma situación
Usa en tu carta términos de calidez, cuidado o apoyo.
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Psicología Positiva
Revisión evidencia empírica de sus intervenciones en el tratamiento de personas ante el trauma y propuesta de intervención
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- “Te entiendo….
- Es normal que te sientas así.
- Estás haciéndolo lo mejor que puedes.
- Perdono tus fallos.
- Acepto que....
- Te quiero tal y como eres”.
Cuida tu tono de voz al leer la carta aunque sea en voz baja: sé cálido. Imagina cuáles
serían tus gestos. Una sonrisa amable podría ayudarte. Mírate con ojos de compasión y
ternura; estás luchando contra una voz que se ha instalado hace tiempo en ti. Analiza si
tu voz compasiva ha sido útil. ¿Qué sensación sientes después?
En cierto modo se busca reproducir lo que normalmente un padre o una madre harían
con su hijo pequeño: animarle, alentarle y tratarle con cariño y respeto y conseguir que el
paciente adopte esta postura de (auto) protección para lo que en muchas ocasiones hay
que vencer barreras o prejuicios del propio paciente que suelen revelar, en el fondo,
ideas de castigo y amenaza (“No me merezco ser tratado bien”; “Tengo que ser duro
conmigo mismo”, etc.). Más que incrementar la autoestima (que tiene que ver con la
sensación de hacer bien las cosas y de compararnos favorablemente con los demás), la
autocompasión se centra en la similitud y humanidad común que compartimos con los
seres humanos. Es una perspectiva filogenética y general que permite dar más
perspectiva a los problemas del paciente y sus orígenes.
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Anexo 4
Actos de generosidad
• Todos hacemos algo amable por los demás. Lo que hacemos puede ser mucho o poco
y la persona que se beneficia puede darse cuenta o no.
• Ser amables no sólo beneficia al que lo recibe, también aumenta la felicidad del que lo
practica.
El día de la amabilidad.
¿Recuerdas alguna situación en que alguien fue amable contigo? ¿Cómo te sentiste?
¿Recuerdas algún ejemplo en el que fueras amable con alguien? ¿Cómo te sentiste?
¿Qué consecuencias tuvo?
• Haz una lista con los actos de amabilidad que te gustaría hacer en el futuro y que se
pueden repetir fácilmente a diario.
• Fija un día de esta semana para poner en práctica 2-3 actos de la lista creada. Por
ejemplo, el lunes puede ser tu “día de la amabilidad”. Intenta que sean actos variados y
significativos para ti. Aprovecha las oportunidades que surja de manera natural del
entorno.
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Psicología Positiva
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Anexo 5
El mejor yo posible
Para focalizar inicialmente a los pacientes en valores centrales, se les pide pensar
primero en cómo les gustaría ser recordados al final de su vida por sus personas
queridas.
A continuación se les pide que empleen 5 minutos para que escriban sobre 3 ámbitos
(personal, relacional, y laboral).
Después, tras estos 15 minutos de escritura, se les pide que extraigan las cualidades
más importantes de cada dominio y las transformen en frases que denoten un logro
futuro (p.ej.: “En el futuro seré/tendré…..”).
Al final se les pide hacer un ejercicio de 5 minutos de imaginación con cada una de las
frases resultantes y se les pide que lo repitan cada día, durante los próximos seis días,
eligiendo cada vez una de las frases.
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Anexo 6
Escala de Satisfacción con la Vida (SWLS; Diener et al., 1985), la traducción del
cuestionario ha sido obtenida en la página web de Ed. Diener.
Puntos de corte
Puntuación muy alta; altamente satisfechas. Las personas que obtienen una
30–35
puntuación en este rango aman sus vidas y sienten que las cosas les van muy bien.
Puntuación alta. Las personas que obtienen una puntuación en este rango aman sus
25–29 vidas y sienten que las cosas les van muy bien. Pese a ello, tienen identificadas áreas de
insatisfacción.
Puntuación media. La puntuación media obtenida en los países desarrollados se sitúa
20–24 en esta zona. Las personas que obtienen una puntuación en este rango consideran que
hay áreas de su vida que necesitan mejorar.
Ligeramente por debajo de la media. Las personas que obtienen una puntuación en
15–19 este rango suelen tener problemas pequeños pero significantes en varias áreas de sus
vidas.
Insatisfechas. Las personas que obtienen una puntuación en este rango están
10–14
significativamente insatisfechas con sus vidas.
Extremadamente insatisfechas. Las personas que obtienen una puntuación en este
5–9
rango suelen sentirse extremadamente infelices con su vida actual.
A continuación se presentan cinco afirmaciones con las que usted puede estar de
acuerdo o en desacuerdo. Utilizando la siguiente escala de 1 a 7, indique su acuerdo con
cada una escogiendo el número apropiado. Por favor, responda a las preguntas abierta y
sinceramente.
1. Completamente en desacuerdo 5. Más bien de acuerdo
2. En desacuerdo 6. De acuerdo
3. Más bien en desacuerdo 7. Completamente de acuerdo
4. Ni de acuerdo ni en desacuerdo
Desacuerdo Acuerdo