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Fuente Convencional

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Fuente Convencional – Tratados de Derecho Comercial

Internacional de Montevideo

El Tratado de Derecho Comercial Internacional de Montevideo de 1889 se


ocupa de la quiebra extranacional en el título “De las falencias”, y liga a nuestro
país con Bolivia, Perú y Colombia.

El Tratado de Derecho Comercial Terrestre Internacional de Montevideo de


1940, en el título VIII “De las quiebras”, introdujo algunas modificaciones y ha sido
ratificado por Argentina, Uruguay y Paraguay.

En este apartado analizaremos primeramente en forma genérica los


tratados, viendo similitudes y diferencias entre los mismos, para luego ahondar en
cada capítulo y ver las explicaciones detalladas de los mismos. A su vez haremos
reseña a un caso jurisprudencial aplicable.

1) Los Tratados de Montevideo han receptado el sistema de la


extraterritorialidad, fundándose en lo siguiente:

a) Ambos convenios reconocen la extraterritorialidad del hecho generador


de la quiebra; la quiebra decretada en uno de los Estados firmantes produce sus
efectos en los otros; las medidas preventivas ordenadas por un juez deberán
efectuarse en el resto de las jurisdicciones donde existan bienes del deudor, etc.

b) Las dos modalidades del sistema extraterritorial se encuentran


reglamentadas y se niega la posibilidad de que un mismo comerciante goce de
plenitud de sus derechos en un país y sea fallido en otro.

c) En el supuesto de quiebras plurales y simultáneas, se consagra la


disponibilidad de los remanentes.
2) La determinación de la competencia

Ambos tratados coinciden en atribuir competencia para declarar la quiebra a


los jueces del domicilio del comerciante o de la sociedad comercial, aún cuando
practiquen actos de comercio accidentales, o tengan en algún Estado agencias o
sucursales que obren por cuenta y responsabilidad del establecimiento principal
(art. 25 del Tratado de 1889 y art. 40 del Tratado de 1940).

Si el fallido tiene dos o más casas comerciales independientes en diferentes


territorios, serán competentes para conocer del juicio de quiebra de cada una de
ellas los jueces o tribunales de sus respectivos domicilios (art. 36 del Tratado de
1889 y art. 41 del Tratado de 1940).

3) Los Tratados describen las dos hipótesis que conducen a un juicio de


quiebra único o a juicios plurales y simultáneos:

a) Juicio de quiebra único: sería el supuesto de un comerciante o


sociedad comercial que practique en forma accidental actos de comercio en otro
Estado, o que tenga en algún Estado agencias o sucursales que obren por cuenta
y responsabilidad del establecimiento principal.

Según las Actas del Congreso de Montevideo, el criterio revelador de la


dependencia o independencia de una sucursal respecto de la casa central es
económico. Este criterio, sin embargo, no excluye otros indicios reveladores o
signos objetivos que contribuyan a crear razonablemente el convencimiento
general de los acreedores locales respecto del carácter dependiente o
independiente de la sucursal.

Una vez declarada la quiebra en un Estado, las medidas preventivas de


seguridad y conservación dictadas en el juicio se harán efectivas sobre los bienes
que el fallido tenga en otros Estados. Una vez cumplidas dichas medidas, el juez
exhortado deberá publicar durante treinta días en los lugares donde el fallido tenga
bienes, avisos en los que de a conocer la declaración de quiebra y las medidas
adoptadas.

En este caso se seguirá un solo juicio de quiebra, y todos los acreedores


del fallido presentarán sus títulos y harán uso de sus derechos de conformidad con
la ley y ante el juez del Estado que haya declarado la quiebra (art. 40 del Tratado
de 1889 y art. 48, primera parte, del Tratado de 1940).

La autoridad de los síndicos o administradores de la quiebra única será


reconocida en todos los Estados contratantes. Podrán tomar medidas
conservatorias o de administración, comparecer a juicio y ejercer las funciones y
derechos que les acuerdan las leyes de los Estados en donde fuera declarada la
quiebra, pero la ejecución de los bienes situados fuera de la jurisdicción del juez
que entiende en el juicio deberá ajustarse a la ley de situación.

Cabe destacar que los acreedores hipotecarios o prendarios, anteriores a la


fecha de la definitiva cesación de pagos, podrán ejercer sus derechos ante los
jueces del Estado en donde están radicados los bienes hipotecados o dados en
prenda.

b) Juicios plurales y simultáneos: sería el supuesto de un comerciante


que tiene dos o más casas comerciales independientes en distintos territorios.

Al igual que en el caso anterior, una vez declarada la quiebra, las medidas
preventivas serán efectivas sobre los bienes que el fallido tenga en otros Estados.

Una vez cumplidas dichas medidas, y una vez publicados los avisos los
acreedores podrán, dentro de los términos establecidos, promover en el respectivo
Estado un nuevo juicio de quiebra contra el fallido, o concursarlo civilmente si no
procediese la declaración de quiebra. En tal caso, los diversos juicios seguirán
separadamente y serán aplicadas en cada una de ellos las leyes del Estado en
donde el procedimiento se lleva a cabo. La pluralidad de juicios desencadenada
por la expresa voluntad de los acreedores no afecta el cumplimiento de las
medidas de seguridad que el juez ordenó, ni afecta al derecho de formular
oposiciones por parte de los síndicos o representantes de la masa de acreedores
de juicios restantes.

El sobrante que resultare en un Estado a favor del fallido, quedará a


disposición del juez que conoce de la quiebra en el otro, debiendo entenderse con
tal objeto los jueces respectivos (art. 41 del Tratado de 1889 y art. 47 del Tratado
de 1940, los cuales determinan la disposición internacional de los remanentes).

Si los acreedores locales no promoviesen un nuevo juicio de quiebra contra


el fallido, deberán presentar sus títulos y hacer valer sus derechos ante el juez que
ha declarado la quiebra y así seguirán un solo juicio.

4) El sistema de las preferencias nacionales

Este sistema consiste en reservar los bienes situados en un territorio para


satisfacer con ellos los créditos localizados en el mismo territorio. Ninguna de las
disposiciones del Tratado de 1889 autoriza a afirmar que ha sido receptado este
sistema. En el Tratado de 1940, en la última parte del art. 48 se consagró
expresamente este sistema, que funciona dentro de un juicio de quiebra único,
evitando la confusión de los bienes y los créditos en un activo y un pasivo únicos.
En cambio, se constituyen por imperio de la ley, una pluralidad de masas
concursales.

5) Otros aspectos regulados por los Tratados

El Tratado de 1940 contempla la hipótesis de que exista una pluralidad de


juicios de quiebras, por una parte, y bienes del deudor situados en el territorio de
otro Estado en el cual no se ha declarado la quiebra, el concurso civil u otro
procedimiento análogo. En este supuesto, los bienes concurrirán a la formación
del activo de la quiebra cuyo juez hubiere prevenido (art. 51).

Según Berta Kaller de Orchansky no se encuentra en las Actas la


explicación del criterio adoptado, en cuanto hubiese sido justo, no habiendo
créditos locales que proteger, tratar los bienes situados en otro Estado como
sobrante y ordenar su distribución entre los diversos concursos.

En caso de pluralidad de juicios, los Tratados de Montevideo coinciden en


reconocer competencia al juez en cuya jurisdicción está domiciliado o reside el
deudor, para la adopción de medidas de carácter civil que afecten personalmente
al fallido. En cambio, el problema de la rehabilitación ha sido tratado de manera
diversa en cada Tratado: en el del 1889 la rehabilitación del fallido solo tendrá
lugar cuando haya sido pronunciada en todos los concursos que le sigan (art. 47)
y en el Tratado de 1940 ésta es única, pronunciada por el juez del domicilio, goza
efectos extraterritoriales y se opera de pleno derecho en los demás Estados
signatarios.

El art. 53 del Tratado de 1940 dispone que las reglas referentes a la quiebra
serán aplicables, en cuanto corresponda, a las liquidaciones judiciales,
concordatos preventivos, suspensión de pagos y otras instituciones análogas
contenidas en las leyes de los Estados contratantes.

Luego de esta reseña sobre las características y criterios generales de los


Tratados analizados, procederemos a un estudio más exhaustivo de sus
cláusulas, sin perjuicio de repetición de algunos conceptos, que hacen más
comprensible el contenido y el sentido de la exposición.

Como mencionamos anteriormente, los tratados de Montevideo, partiendo


del reconocimiento de la competencia de los jueces del domicilio comercial del
fallido, han reconocido, principalmente la extraterritorialidad de un aspecto del
instituto: la declaración del estado de quiebra, la que gozará de eficacia ipso jure,
sin necesidad de someterla en cada Estado a requisitos o exigencias de ninguna
clase. Ello satisface según algunos autores, el primer principio aplicable a la
Quiebra Internacional, que versa: “quien es fallido en un Estado deber serlo en los
Demás”1

Artículos 35 y 40 de los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940


respectivamente dicen: “Son Jueces competentes para conocer en los juicios de
quiebras, los del domicilio comercial del fallido, aun cuando la persona en quiebra
practique accidentalmente actos de comercio en otra nación , o mantenga en ella
agencias o sucursales que obren por cuenta y responsabilidad de la casa
principal”.

Ambos artículos señalan como juez competente al del domicilio comercial


de la persona física o de la sociedad, conviene así mismo recordar que el artículo
2 y 3 de los Tratados de Montevideo definen al domicilio comercial como el asiento
principal de los negocios.

Esa competencia del juez del domicilio comercial rige aún cuando el
comerciante practique actos de comercio aislados o tenga sucursales, es decir
casas con dependencia jurídica y económica de la matriz. Según las Actas del
Congreso de Montevideo, el criterio revelador de la dependencia o independencia
de una sucursal respecto de la casa central es económico. Este criterio, sin
embargo, no excluye otros indicios reveladores o signos objetivos que contribuyan
a crear razonablemente el convencimiento general de los acreedores locales
respecto del carácter de dependiente o independiente de una sucursal.

1
Alfonsín, Quintín. Quiebras. La doctrina de Montevideo y los Tratados de 1889 y 1940.
Montevideo. 1943.
Una vez declarada la quiebra en un Estado, las medidas preventivas de
seguridad y conservación dictadas en el juicio se harán efectivas sobre los bienes
que el fallido tenga en otros Estados. Una vez cumplidas dichas medidas el Juez
exhortado deberá publicar durante treinta días en los lugares donde el fallido tenga
bienes, avisos en los que hará conocer la declaración de la quiebra y las medidas
adoptadas.

En este caso se seguirá un solo juicio de quiebra, y todos los acreedores


del fallido presentarán sus títulos y harán uso derechos de conformidad con la ley
y ante el juez del Estado que haya declarado la quiebra,

Artículo y 43 del Tratados de Montevideo 1940 respectivamente


determinan: “declarada la quiebra en un Estado, las medidas preventivas de
seguridad y conservación dictadas en el respectivo juicio, se harán también
efectivas sobre los bienes que el fallido tenga en los otros Estados, con arreglo a
las leyes locales.”

Casas comerciales Independientes:

Los Artículos 36 y 41 de Los Tratados de Montevideo disponen: “si el fallido


tiene dos o más casas comerciales Independientes en distintos territorios, serán
competentes para conocer el juicio de quiebra de cada una de ellas, los jueces o
tribunales de sus respectivos domicilios.”

“En este supuesto se refieren a filiales, que a diferencia de las sucursales


tienen dependencia a nivel jurídico de la central, pero son independientes a nivel
económico”, señala Ricardo R. Palestra.

En cuanto a la determinación de la independencia de la filial algunos


autores se inclinan por aceptar un criterio determinante basado en criterios
objetivos: en la publicidad o no publicidad de esa dependencia, especialmente a
través del nombre del comercio, de la marca de fábrica, de la declaración del
comerciante, de la fama comercial, de sucursal, registros, etc. Pretenden apoyarse
sobre pruebas objetivas que pueden fundamentar un convencimiento general de la
dependencia. Tal es la opinión de Quintín Alfonsin.

El artículo 37 del Tratado de Montevideo de 1889 Establece que aún en los


casos de pluralidad de juicios las medidas cautelares dictadas en ese juicio se
harán efectiva sobre bienes que el fallido tenga en otro Estado al igual que en el
juicio único.

Cuando se trata de pluralidad de juicios se debe actuar de acuerdo a lo que


disponen los artículos 39 y 45 de los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940
respectivamente.

Estos artículos establecen que los acreedores locales podrán en el término


de 60 días, contados a partir de la última publicación de los avisos del Juez,
promover en el respectivo estado, un nuevo juicio de quiebra contra el fallido o
concursado civilmente. En tal caso los respectivos Juicios de Quiebras se seguirán
con entera separación y será aplicada respectivamente en cada uno de ellos, las
leyes del Estado en que se radica el procedimiento..

Por su parte el Tratado de Montevideo de 1940 extiende la aplicación de las


diferentes leyes a las materias de concordatos preventivos u otras análogas, sin
perjuicios de las medidas preventivas o de los que dispone mas adelante en
materia de sobrantes o de la intervención que corresponda a los Síndicos.

De lo dicho hasta aquí se desprende que los Tratados no imponen la


pluralidad de los juicios de quiebras cuando existan casas de comercio
independientes, sino que esa determinación es trasladada a los acreedores
locales (aquellos cuyos créditos deben pagarse en el mismo estado en que se
declaró la quiebra, según la calificación autárquica de ambos tratados) quienes
una vez notificados mediante la publicaciones, que durarán 60 días, debe resolver,
también dentro de un lapso de 60 días contados a partir del día siguiente a la
ultima publicación realizada, si concurrirán a una quiebra única o se apartarán de
ella y aceptarán una quiebra local, satisfaciendo sus créditos con el patrimonio del
fallido ubicado en el Estado del establecimiento comercial independiente. Cabe
destacar que en el Tratado de 1940 el plazo es diferente: 30 días para
publicaciones y 60 para resolver.

Si los acreedores locales dejan vencer el plazo de 60 días sin resolver


pierden su derecho a la autonomía e indefectiblemente deberán acceder a la
quiebra única. Los acreedores cuyos créditos estén localizados en un Estado
Examinarán, sobre todo, so allí existen bienes suficientes para la satisfacción de
sus créditos.

En cuanto a la ley aplicable, ésta es establecida en los artículos 45 y 39 de


los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940. Allí se establece que en los juicios
plurales se siguen con entera separación y se le aplica a cada juicio las leyes del
estado en donde fue radicado.

El Artículo 42 del Tratado de 1940 estableces que la declaración de


quiebra y demás actos concernientes a ella que la publicación esté prescripta por
las leyes del estado en donde la quiebra ha sido decretada, se publicarán en los
Estados donde exista agencias, sucursales o establecimientos del fallido,
sujetándose a las formalidadedes establecidas por las leyes locales. Este artículo
se aplica tanto para procesos únicos como para pluralidad de proceso.

“Véase como un rasgo también propio del sistema de extraterritorialidad, la


vigencia claramente extraterritorial que se otorga tanto a las medidas
conservatorias y de publicidad que dispone el juez de la quiebra y con aplicación
en loe demás Estados miembros del Tratado de acuerdo a las formalidades
establecidas por las leyes locales”.2
El tratado también dispone o publicidad en los lugares que el fallido tenga
bienes sobre los cuales se hayan dispuesto en el proceso de quiebra, medidas
cautelares.

En cuanto a los plazos para publicar dichos avisos hay una diferencia en
ambos tratados dado que el de 1889 establece un plazo de 60 días, durante los
cuales se publicarán los avisos por el juez exhortado y en el de 1940 ese plazo se
acortó a 30 días (art. 38 tratado de 1889 y art. 44 del de 1940).

Ambos Tratados tienen una calificación autárquica de lo que se entenderá


por “Acreedor Local”: Aquéllos cuyos créditos deben satisfacerse en el mismo
estado en que fue declarada la quiebra. (art. 40 y 46 de los tratados de 1889 y
1940 respectivamente).

El lugar de cumplimiento (principio generalmente aplicable a las


obligaciones) o de pago del respectivo crédito es, pues, el criterio objetivo seguido
por ambos Tratados para determinar el carácter local de los acreedores.

La disponibilidad de los remanentes o el sobrante está regido por el artículo


41 del Tratado de 1889 y el artículo 47 del de 1940, establecen que cuando
proceda la pluralidad de juicios de quiebra o concursos, el sobrante que resultare
a favor del fallido en un Estado, quedará a disposición del juez que conoce la
quiebra en el otro, debiendo entenderse con tal objeto los jueces respectivos.

“En caso que se estén tramitando mas de dos juicios de quiebra y no haya
acuerdo entre los jueces respecto del destino de los remanentes o sobrante, parte
de la doctrina entiende que tal decisión correspopnderá al juez que entiende en el
proceso en el que existe dicho sobrante. Sin embargo considero que nada obsta

2
Balestra, Ricardo, Derecho Internacional Privado, parte especial.
la aplicación extensiva del artículo 51 del mismo texto legal y que en estos casos
ek sobrante o remanente concurra a la formación del activo de la quiebra del juez
que hubiere prevenido”3

En el caso de que exista un juicio único y una pluralidad de masas en


diferentes Estados, los tratados lo regulan en los artículos 42 y 48 de los Tratados
de 1889 y 1940 respectivamente, que disponen que tanto en el caso de juicio
único (35 y 40 de los tratados de 1889 y 1940) , así también que los acreedores
locales no hayan iniciado juicio de quiebra en su país de acuerdo a artículos 36 y
41 de ambos tratados, todos los acreedores presentan sus títulos y hacen valer
sus derechos frente al juez del estado donde se declaró la quiebra.

El Tratado de Montevideo en su artículo 48 agrega un párrafo estableciendo


una preferencia de los créditos localizados en un estado tienen preferencia con
respecto a los otros sobre la mas correspondiente al estado de su localización.

En los juicios únicos como en la pluralidad de procesos, no forman parte de


las respectivas masas patrimoniales, por quedar excluidas del fuero de atracción
del proceso de quiebra: los bienes sobre los que se hayan constituido garantías
prendarias o hipotecarias con anterioridad a la fecha de pago. Los acreedores que
posean privilgios deberán reclamar sus créditos ante los tribunales del Estado
donde se encuentren radicados dichos bienes. (art. 43 y 50 de ambos tratados).

A su vez el artículo 44 del tratado de Montevideo de 1889 establece que :


los privilegios de los créditos localizados en el país de la quiebra y adquiridos
antes de la declaración de ésta, se respetarán, aun en el caso de que los bienes
sobre los que recaiga el privilegio se transportaran a otro territorio y exista en él,
contra el mismo fallido, un juicio de quiebra o formación de concurso civil. Esta
disposición sólo tendrá efecto cuando la traslación de los bienes se haya realizado
dentro del plazo de la retroacción de la quiebra.

3
Mónica Sofía Rodríguez, El régimen Argentino de concursos y quiebras (tercera parte)
“Preferencias locales: el sistema de preferencias locales o nacionales
consiste en reservar los bienes situados en el territorio de un determinado país
para hacer frente y satisfacer con ellos las obligaciones y los créditos localizados
en dicho territorio.”4
Para el Tratado de Montevideo de 1940 en su artículo 48, aun cuando haya
quiebra única el juez tendrá la obligación de formar tantas masas como bienes en
diferentes Estados existan y los créditos pagaderos en cada uno de ellos tendrán
preferencia para cobrarse sobre dichos bienes. La ley será única, pero está
obligado a formar masas separadas lo cual altera, el orden de preferencias
marcado por la ley del lugar del proceso.5

El éxito de liquidación del patrimonio del deudor fallido se encuentra en


manos del Síndico. Su actuación es muy importante en tanto permite:

 Restablecer el equilibrio perdido entre las partes, proteger y defender


los intereses de los acreedores;
 Representar al deudor fallido
 proceder a la venta de los bienes perecederos
 trasladar los bienes del deudor de un país a otro
 iniciar las acciones reivindicatorias que sean necesarias, etc.

Si, como manifestamos, la declaración de quiebra resulta vital para el éxito


del procedimiento de liquidación, el reconocimiento internacional en forma
automática del estatuto del síndico también parece indispensable y ello debe
hacerse sin que sea necesario un exequátur previo. El art. 45 del Tratado de
Montevideo de 1889 establece que la autoridad de los síndicos o representantes
legales de la quiebra será reconocida en todos los Estados, si lo fuese por la ley
del país en cuyo territorio radica el concurso al cual representan, debiendo ser

4
Ídem nota anterior.
5
Rubén Santos Balandro, actuación Internacional de la empresa y la quiebra, el dial.
admitidos en todas partes a ejercer las funciones que les sean concedidas por
dicha ley y por el presente Tratado

No obstante, el Tratado de Montevideo contiene una clara limitación en el


art. 49 que defiende el estatuto real, al declarar que podrán tomar medidas
conservatorias o de administración, comparecer en juicio y ejercer las funciones y
derechos que le acuerdan las leyes del Estado donde fue declarada la quiebra;
pero la ejecución de los bienes situados fuera de la jurisdicción del juez que
entiende en el juicio, deberá ajustarse a la ley de la situación.

El tratado de Derecho Comercial Terrestre de Montevideo de 1940 no se


pronuncia respecto del momento en que procede la rehabilitación del fallido ni
quien es el juez competente para pronunciarlo. El tratado de 1889, en cambio, sí
regula la cuestión expresamente en el artículo 47: La rehabilitación del fallido sólo
tendrá lugar cuando haya sido pronunciada en todos los concursos que se le
sigan.

Una medida realmente dura pero en consonancia con el principio de que


una persona no puede considerarse quebrado en un país y en otro no. Por tanto,
una vez realizada la liquidación y satisfacción de los créditos del comerciante
quebrado en todos los juicios de quiebra si es plural, o en un juicio único, recién en
dicho momento el comerciante podrá aspirar a la rehabilitación.

En lo que concierne a la Responsabilidad Civil del Fallido de los artículos 49


y 52 de los Tratados de Montevideo de 1889 y 1940 respectivamente indican que
en el caso de pluralidad de concursos el tribunal en cuya jurisdicción reside el
fallido, será competente para dictar todas las medidas de carácter civil que lo
afecten o conciernen personalmente.

A continuación trataremos un precedente jurisprudencial relacionado al


marco convencional de las insolvencias internacionales. Se trata de una referencia
al fallo "Adams and Adler SA s/ pedido de quiebra (por Publiestadios SA)",
Juzgado de Primera Instancia en lo Comercial N° 26, Secretaría N° 52) 6.

Los hechos del caso:

Publiestadios S.A. se presentó ante los tribunales nacionales de primera


instancia en lo comercial peticionando la quiebra de Adams and Adler S.A.
señalando que la presunta fallida le había entregado un cheque de pago diferido
sin fondos.

Adams and Adler es una sucursal, según surge de los registros de


Inspección General de Justicia, de una sociedad constituida en la República
Oriental del Uruguay. De tales constancias se desprende, además que dicha
sociedad demandada no tenía capital propio, y que, por el contrario, la matriz se
había obligado a remesarle fondos cuando y en la medida en que las necesidades
del giro lo requirieran.

La decisión judicial:

La sentenciante, teniendo en cuenta los extremos de hecho mencionados y


siendo de aplicación el Tratado de Derecho Comercial Terrestre Internacional de
Montevideo de 1940 (art. 40), vinculante tanto para la República Argentina como
para la República Oriental del Uruguay resolvió que: "siendo la presunta deudora
una sociedad extranjera registrada en la República Oriental del Uruguay donde

6
Para la realización de este apartado, nos basamos en parte en el artículo “Insolvencia
internacional y tratados de Montevideo a la luz de un nuevo caso jurisprudencial (Comentario al
fallo 'Adams and Adler SA s/ pedido de quiebra (por Publiestadios SA)', Juzgado de Primera
Instancia en lo Comercial N° 26, Secretaría N° 52), realizado por Sara L. Feldstein de Cárdenas,
Mónica S. Rodríguez y Luciana B. Scotti
tiene su domicilio social inscripto y que sólo opera como una sucursal en el país,
por ende, sin independencia económica, corresponde reconocer la jurisdicción a
favor de los tribunales uruguayos que resulten competentes, por lo que este
Tribunal debe declararse incompetente y rechazar el presente pedido de quiebra;
ello, sin perjuicio de las acciones que pudiera entablar el acreedor peticionante, en
su momento, en los términos del art. 45 del cuerpo legal citado para abrir procesos
de esta naturaleza en el país".

Tal como advierte la juez de primera instancia, resulta aplicable al caso en


análisis el título VIII "De las quiebras" (arts. 40 a 53) del Tratado de Derecho
Comercial Terrestre Internacional, suscripto en Montevideo el 19 de marzo de
1940, por los delegados de Uruguay, Brasil, Colombia, Bolivia, Argentina, Perú y
Paraguay, y ratificado por Argentina (1956) Uruguay (1942) y Paraguay (1958).

Cabe destacar que existiendo un tratado en la materia que vincula a las


partes prevalece sobre la legislación interna (en el caso la ley 24.522) atento a la
jerarquía normativa de los tratados frente a las leyes, consagrada en el art. 75 inc.
22 de la Constitución Nacional.

El fallo en análisis se enmara precisamente dentro de la normativa del


Tratado de Montevideo de 1940 sobre jurisdicción internacional en materia de
quiebras. Y como veremos, es esencial decidir si el caso se resuelve de acuerdo
al art. 40 o al art. 41 de dicho instrumento, ya que de tal decisión no sólo depende
la competencia o incompetencia del juez argentino sino que además es
fundamental para saber si se tramitará por un juicio único o si se abre la
posibilidad de la tramitación de juicios plurales.

Resulta aplicable el Artículo 40 del Tratado de Montevideo de 1940. En la


hipótesis de este artículo, el juicio único se tramita ante el juez del domicilio de la
casa matriz. Todos los acreedores del fallido presentarán sus títulos y harán valer
sus derechos conforme a la ley y al juez que ha declarado la quiebra (art. 40
Tratado de Montevideo de 1889 y art. 48 del Tratado de Montevideo de 1940). La
ley aplicable será la lex fori. Es decir, y como lógica consecuencia, la ley aplicable
será también única.

Las medidas preventivas dictadas en tal juicio se harán efectivas sobre los
bienes que el fallido tenga en los otros Estados, con arreglo a las leyes locales
(art. 43).

Fontanarrosa define a la sucursal como "un establecimiento secundario, de


carácter permanente dotado de relativa autonomía, destinado a colaborar en la
explotación realizada por el establecimiento principal".

Sus notas características son: a) está subordinada a la administración del


establecimiento principal y tiene su mismo objeto; b) tiene una instalación material
distinta del establecimiento principal y en consecuencia, un domicilio especial, c)
está a cargo de un factor o agente dotado de cierta amplitud y libertad de acción,
aunque subordinado a las directivas impuestas por la administración central, d)
tiene una clientela en general distinta de la del establecimiento, e) lleva el nombre
de la empresa principal y sobretodo f) no tiene patrimonio ni personalidad propia.

El art. 40 al prever un juicio único de quiebra atiende a esta unidad


patrimonial indiferenciada entre la casa matriz y sus sucursales.
La filial en cambio es una organización jurídicamente distinta, con
personalidad propia, medios propios y conducción diferenciada.

Por su parte, la doctrina especializada en materia de Derecho Internacional


Privado sostiene que la dependencia económica de la sucursal respecto de la
casa matriz ha creado en los acreedores una expectativa internacional, una
previsión universal que abarcó la totalidad del patrimonio del deudor, cuyo asiento
jurídico se encuentra en el domicilio de su titular. Es decir que cuando los
acreedores han otorgado sus créditos sobre la base de una previsión
internacional, corresponde en caso de quiebra, la realización de un proceso único
y universal.

Por todo esto resulta competente el juez uruguayo y resultando aplicable, la


ley uruguaya en materia de concursos y quiebras. Sin embargo, al existir una
sucursal argentina, la declaración de quiebra o concurso por el juez uruguayo, se
publicará en nuestro país, de acuerdo al art. 42 del Tratado de Montevideo de
1940. Y las medidas preventivas dictadas en tal juicio se podrán hacer efectivas
sobre los bienes que Adams And Andler S.A. tiene en Argentina (art. 43 Tratado
de Montevideo de 1940).

Los acreedores cuyos créditos deben satisfacerse en la República


Argentina deberán presentar sus títulos y hacer valer sus derechos ante la
jurisdicción uruguaya, pero tendrán preferencia sobre la masa de bienes localizada
en Argentina ya que los Tratados de Montevideo prevén, en el caso de juicio único
y ley única, la pluralidad de masas, consagrando las mentadas y controvertidas
"preferencias nacionales" (art. 48).

La autoridad del síndico será reconocida en la República y su función y las


medidas que adopte se regularán por la ley uruguaya, salvo respecto a la
ejecución de bienes fuera de tal jurisdicción, que deberá regirse por la ley de
situación. Es decir, para ejecutar bienes situados en territorio argentino, el síndico
deberá ajustarse a la ley local (art. 49).

Por su parte, si los bienes sobre los que se hayan constituido garantías
prendarias o hipotecarias con anterioridad a la fecha de cesación de pagos se
hallan radicados en la Argentina, estos acreedores privilegiados deberán reclamar
sus créditos ante los tribunales argentinos (art. 50)
Conclusión: La decisión adoptada en el caso que hemos examinado es
acertada pues interpreta y aplica adecuadamente las disposiciones del Tratado de
Montevideo de 1940.

Antes de analizar el derecho comparado, haremos una breve reseña a “la


quiebra en el Mercosur”.

La quiebra en el Mercosur

En el marco de integración en el Cono Sur, debemos aclarar la existencia


de profundas asimetrías en cuanto a la legislación interna de los países miembros
y los asociados. Nos referimos a la legislación en general y también de forma
específica en materia de quiebras internacionales e insolvencia. Lo cierto es que
este no es un dato menor, teniendo en cuenta que la armonización legislativa es
uno de los puntos referentes ordenado por el Tratado de Asunción, mediante el
cual se funda el Mercosur.

Al no existir normas específicas en la materia, las cuestiones que se


susciten deberán resolverse por los tribunales nacionales vía aplicación de normas
internas, si su propia regla de conflicto así lo regula. De más está decir que esta
situación genera un marco de inseguridad jurídica para los empresarios e
inversores.

Ahora sí, en el apartado siguiente analizaremos lo concerniente a la


regulación de esta materia en el derecho comparado.
Derecho Comparado

En Los últimos tiempos, algunos países han sancionado Leyes o Códigos


de Derecho Internacional Privado que tienen como objetivo conformar esta
disciplina en un cuerpo armónico y unificado de normas. Entre las elaboraciones
realizadas, podemos destacar a la Ley Federal Suiza de Derecho Internacional
Privado de 1987, a la Ley Australiana de Elección del Derecho Aplicable de 1992,
la Ley de Reforma Italiana del Sistema de Derecho Internacional Privado de 1995,
la Ley Venezolana de Derecho Internacional Privado de 1998, y el Código Belga
de Derecho Internacional Privado de 2004.

La Ley Suiza de 1987 trata específicamente sobre la insolvencia


internacional disponiendo algunos requisitos para el reconocimiento de una
decisión extranjera en relación a la insolvencia internacional como ser:

1) Que sea ejecutable, es decir, que no sea susceptible de recurso alguno;


2) que no sea contraria al orden público suizo,
3) que sea una decisión que haya sido dictada en el lugar del domicilio del
deudor.

El reconocimiento del procedimiento en el extranjero tendrá como resultado


inmediato la apertura de un procedimiento local, paralelo, y accesorio, que estará
coordinado con el principal.

Por otro lado, el derecho español en relación con la insolvencia


internacional hasta hace muy poco tiempo carecía de una normativa especifica
para tratar los diferentes aspectos internacionales de los procedimientos
concúrsales, recién en el año 2000 se realizo la aprobación del reglamento
1346/2000 sobre los procedimientos de insolvencia.
Principalmente se ha elegido dos caminos a seguir; por un lado el criterio de
Universalidad y por otro el criterio de Territorialidad. Reiteramos, que, con
respecto al primer criterio se defiende el desarrollo de un único procedimiento
concursal, que abarque la totalidad de los bienes del deudor con independencia
del país donde se encuentren. Por el contrario el principio de territorialidad se
refiere al desarrollo de una pluralidad de procedimientos concúrsales con efectos
limitados referente al país donde cada uno de ellos se desarrolla.

Como es de toda obviedad España se ha mantenido al margen a lo largo de


estos años con respecto a las diferentes discusiones de estos dos criterios ya que
hasta hace muy poco tiempo carecía de normativa especifica para regir estos
aspectos internacionales de los procedimientos concursales. Actualmente España
responde a un modelo de universalidad limitada, flexible o moderada, que permite
la apertura de un procedimiento principal, con efectos universales junto con otros
de tipo territorial que daría ese limite a la universalidad.

El reglamento 1346/2000 dispone principalmente que el centro de los


intereses principales del deudor se encuentre en el territorio de un Estado
miembro y se utiliza ese mismo criterio para fijar la competencia judicial
internacional para la apertura de un procedimiento concursal. Por lo tanto, la
presencia en España del centro de los intereses principales del deudor, determina
que se aplique el reglamento 1346/2000 y que el organismo español se declare
competente. El art. 4 del reglamento dispone que se aplicara la ley del foro o lex
fori concursus. Esta normativa determinara todos los efectos del procedimiento de
insolvencia, tanto procesales como materiales, sobre las personas y las relaciones
jurídicas y regulara también todo lo concerniente a las condiciones para su
apertura.

En cuanto al derecho comparado en América, podemos destacar la


aplicación del Código de Bustamante en diversos Estados. En 1928, en el marco
de la Sexta Conferencia Panamericana en 1928, se sancionó el Código de
Sánchez de Bustamante y Sirvén. El Código Bustamante dedica al tema de las
quiebras internacionales los art. 414 a 420, regulando tanto las quiebras
comerciales como las civiles.

En la Conferencia Panamericana antes mencionada, se adopta en la


materia que estamos estudiando, el sistema de la universalidad, que reconoce la
extraterritorialidad del auto declarativo de la quiebra, en contraposición al sistema
territorialista.

El articulado del Código de Bustamante se encuentra vigente en diversos


países, como Cuba, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Perú,
Guatemala, Haití, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Bolivia, Venezuela, Ecuador,
Chile y Brasil. Sin embargo, cabe destacar que éste último ha realizado
numerosas reservas.

El Código mencionado no ha sido ratificado por la Argentina, Uruguay,


Paraguay, Colombia, México, Canadá y Estados Unidos.
Jurisprudencia

A continuación analizaremos algunos fallos referidos a la materia.

Trading Americas S.A s/ quiebra

Trading Americas S.A. s/ quiebra. Concurso preventivo en Argentina.


Verificación de crédito. Posterior declaración de quiebra. Preferencias nacionales.
Acreedor extranjero. Lugar de pago exclusivamente en el extranjero (Nueva York).
Lugar de pago. Lugar de demandabilidad. Distinción.

Trading Americas S.A. de Importación y Exportación, acordó con Finagrain


S.A., con sede en Ginebra, Suiza, ventas de trigo que no cumplió, habiéndose
dejado sin efecto dichas operaciones. Durante el concurso preventivo de Trading
Americas S.A., se declaró admisible el crédito invocado por la Finagrain S.A. Pero
como con posterioridad fue declarada la quiebra de la concursada, se dictó nuevo
pronunciamiento relativo a la oponibilidad del crédito, en el que se declaró que
regía como disposición la última parte del articulo 4º de la ley 19.551 ("pertenece a
un concurso formado en el extranjero" sólo actuará sobre el saldo, una vez
satisfechos los demás créditos verificados en la quiebra), por lo que dicha decisión
motivó a recurrir a la acreedora.

La incidentista sostiene que las obligaciones estaban sujetas a las leyes


argentinas y la jurisdicción de los tribunales nacionales. Habiéndose consentido
por las partes que las obligaciones internacionales en cuestión se rigen por el
derecho argentino, cabe admitir esta elección del derecho aplicable por las
mismas partes, ya que al considerar que Finagrain S.A. lo lo sostuvo
expresamente al elegir el derecho argentino, aunque otro derecho se hubiese
acordado originariamente. En estas circunstancias, la elección de la ley argentina
es acorde, no sólo con el derecho internacional privado argentino, sino también
con el suizo. La recurrente no cuestionó la norma indicada y su interpretación de
que si se trata de un crédito que debe pagarse exclusivamente en el extranjero.
Sino que cuestiona que el crédito es pagadero también en el país y por tanto el
caso no se encontraría comprendido en el artículo 4º.

El crédito que se reclama no proviene de las obligaciones primitivamente


pactadas por las partes, sino que provino de la indemnización por el
incumplimiento del vendedor. Por ello, en el incidente se planteó que debe
determinarse los alcances de la mención de la determinación del lugar de pago.

En la facturas originadas de las operaciones que realizaron, había una


cláusula que decía: "Favor remitir a: Swiss Bank Corporation, Nueva York. Para la
cuenta de: Societé de Banque Suisse, Ginebra, a favor de Finagrain S.A., con
aviso telegráfico y/o por télex a nosotros".

Al ser dichas facturas no desconocidas ni reclamadas, se presume que se


ha aceptado tácitamente la cláusula, pues la Ley le impone en tal supuesto
manifestar su oposición, principalmente considerando que la misma no puede
juzgarse sorpresiva ni extrañas a las prácticas mercantiles.

Por ello, la interpretación deberá estimarse que si la misma juega contra


quien recibió la factura y no la observó, también debe regir para quien la expidió,
que no puede fijar unilateralmente un lugar de pago, y luego desistir de él según
convenga a sus intereses.

Al ser un crédito pagadero exclusivamente en el extranjero, pues no se ha


acreditado la existencia de un lugar alternativo en el país, la Fiscalía confirmó la
resolución recurrida.

En 2º Instancia, se estableció que al ser declarado admisible el crédito de la


incidentista, tal declaración se consideró con autoridad de cosa juzgada y por ello,
produce todos los efectos legales.
Uno de ellos es el derecho al cobro del dividendo concursal. En este caso,
no se pactó un lugar de pago exclusivo en el extranjero, sino que se pidió
unilateralmente que se remitiera el dinero a una determinada cuenta bancaria pero
ello no implica en modo alguno la fijación de un lugar de pago.

La opción por un lugar exclusivo de pago debió realizarse en la celebración


del negocio jurídico y debe haberse pactado, lo que presume el acuerdo de
voluntades. Por todo lo expuesto, se resolvió: concordantemente con el dictamen
del Fiscal de Cámara. Por lo tanto, se confirma la resolución recurrida.

Federal S.A. (Delbene Hnos y Sabio Ltda.) s/ quiebra s/ incidente de


medidas cautelares

La Sociedad Federal S.A., al ser quebrada, manifestó el control de la


sociedad brasileña "Gelatti do Brasil Industria y Comercio Ltda.", por la titularidad
del 98% de sus cuotas sociales.

Sin embargo, según los informes producidos por la coadministración


judicial, se produjo dos meses antes de la declaración de quiebra de la hoy fallida,
el desprendimiento de ese activo concursal. Con fecha 6 de agosto de 1986, los
únicos cuotistas de ese momento de dicha sociedad extranjera, Pinto de Rezende,
titular del 2% de las partes sociales, y Federal S.A. dueño del 98% restante,
acordaron una reforma del contrato social que dispuso el aumento del capital en
casi once veces. Simultáneamente una persona hasta entonces ajena a esa
sociedad suscribió el 90% de tal incremento de capital, siendo el restante 10%
"integrado" por el socio Pinto de Rezende.

Por dicha operación se privó a Federal S.A., a pocos meses de la


declaración de su quiebra, del control de tal sociedad brasileña, que se vio así
reducido al 8,82% del capital social, sin que mediara explicación justificativa de
ninguna naturaleza.
Por todo ello, el acto que denunciaron los funcionarios públicos se considero un
acto antijurídico por los siguientes elementos:

1. El representante de Federal S.A., no era al momento de otorgar esos actos,


representante legal del ente, pues había cesado en su mandato como
presidente del directorio.

2. Según diligencias de investigación realizada por la coadministración judicial


en la ciudad de San Pablo, el tercero ajeno a la sociedad viajó en compañía
del representante de Federal S.A., y ambos se alojaron en el mismo hotel.

3. No se produjo ingreso alguno de contraprestación en el activo de Federal


S.A., como compensación por la pérdida del control social de esa entidad
brasileña.

Frente a esto, la sindicatura concursal y el coadministrador judicial


peticionaron previamente el dictado de ciertas medidas cautelares y con
posterioridad el síndico reclamó la declaración de ineficacia concursal de ese
mismo acto. No obstante, no es posible que el acto que se describió encuadre en
las previsiones de los artículos 18 y 122 de la ley concursal argentina, tal como lo
sostiene el síndico.

Además, porque la conducta procesal asumida por dicho representante


quien, luego de reiteradas incomparecencias a declarar ante el tribunal,
finalmente lo hizo el 5 de Agosto de 1987, negándose a declarar al respecto.
Por ende, debe concluirse que ese desprendimiento implicó en la realidad la
celebración de acto a título gratuito, el cual debe incluirse en el ámbito de la norma
concursal argentina.
En consecuencia, debe ser declarado ineficaz "de pleno derecho" frente a
los acreedores sin otro trámite. Una vez que se determinó la ineficacia del acto, se
adoptaron las medidas operativas que resultaron adecuadas para la formal
recuperación para la quiebra del activo en cuestión; y se procedió luego de su
inmediata venta para atender los créditos de los acreedores concursales en su
generalidad insatisfechos.

Asimismo, tiene consideración la justificación de la jurisdicción de este


tribunal para producir con eficacia internacional la declaración anticipada. La
competencia del juez de la quiebra para entender en la recuperación del activo
alimentario surge del artículo 123 de la ley concursal argentina. Su competencia
es valida ya que no es coherente sustraer a su conocimiento decisiones sobre la
ineficacia concursal de actos celebrados por la propia fallida.

Operaría analógicamente, por la inexistencia de convenciones de derecho


internacional privado con la República Federativa del Brasil, el artículo 56, párrafo
primero del Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1940, que
establece que “las acciones deben entablarse ante los jueces del lugar a cuya ley
está sujeto el acto jurídico materia de juicio.”

Tratándose de la ineficacia concursal de un acto jurídico, dicha ineficacia se


rige necesariamente por la ley concursal, de manera tal que el paralelismo que en
la norma mencionada unifica el forum y el ius ("jurisdicción del juez del lugar a
cuya ley está sujeto el acto") conduce al sólido principio de la jurisdicción
internacional del juez de la quiebra. Por cierto que la jurisdicción internacional del
suscripto para conocer en la quiebra sub lite misma, fluye del domicilio de la
sociedad cesante, radicado en la ciudad de Buenos Aires, ámbito sobre el que ha
jurisdicción la Justicia nacional.

Se resolvió:
a) Declarar ineficaz de pleno derecho respecto de la masa de acreedores
de Federal S.A. el aumento de capital y activo consecuente que fueren
instrumentados el 6 de Agosto de 1986, por medio de la modificación del contrato
social de "Gelatti Do Brasil Industria e Comercio Ltda." en la ciudad de San Pablo
entre Federal S.A.

b) Instruir en consecuencia, al síndico concursal a fin de que arbitre los


medios legales y operativos que resulten necesarios para la recuperación formal
de ese activo concursal.

c) Decretar, de modo provisorio, el embargo, con prohibición de contratar de


las cuotas sociales de la empresa extranjera en cuestión, exceptuando de la
medida el 2% de esas cuotas que fueren de propiedad del señor Pinto de
Rezende. Disponer igualmente la prohibición de innovar sobre la situación de la
sociedad de referencia.

d) Decretar la inhibición general de bienes del representante de Federal


S.A. y del tercero ajeno a la sociedad durante treinta días, para lo cual se autoriza
el libramiento de los despachos de estilo en jurisdicción nacional. Dentro de ese
lapso el síndico de la quiebra se servirá formular las peticiones que estime
adecuadas a derecho al respecto.

Panair do Brasil S.A s/ Quiebra

El Juez del Juzgado de Derecho de la 6º Jurisdicción en lo Civil de Río de


Janeiro que intervino al decretarse la quiebra de la empresa Panair do Brasil S.A
en Brasil, exhortó a un Juez argentino el auxilio procesal para la liquidación de los
bienes de la masa de la quiebra encontrados en Argentina. Dicho Juez argentino
determinó que era inoponible la quiebra pronunciada en Brasil respecto de los
acreedores de la fallida en Argentina. Por ello, según el artículo 7 de la Ley
11.719, anunció la fecha del sorteo en el cual el síndico debía intervenir,
emplazando a los acreedores para que en 30 días se presenten ante el síndico y
muestren los títulos que justifican sus créditos. Además, fijó audiencia para que los
acreedores concurran a la junta para la verificación y graduación de los créditos; y
clausuró el local de Panair do Brasil e inventarió sus bienes.

Dicho artículo hace que la sentencia de quiebra dictada por el Juez de


Brasil, no tenga eficacia extraterritorial en la Argentina, a los efectos de que el
representante designado en el país por el síndico brasileño actuara ejerciendo la
sindicatura sobre la masa de los bienes de Argentina. Por ello, la empresa puede
pagar sus deudas en Argentina basandose en la territorialidad de la sentencia de
la quiebra extranjera.

El mandato de pagar que se le confiere al síndico, es válido con arreglo al


derecho del lugar de cumplimiento de los mismos porque así lo dispone el articulo
1209 del Código Civil argentino (los contratos celebrados en la República o fuera
de ella, que deban ser ejecutados en el territorio del Estado, serán juzgados en
cuanto a su validez, naturaleza y obligaciones por las leyes de la República, sean
los contratantes nacionales o extranjeros.), situándose en Buenos aires el
domicilio del apoderado y el lugar de pago. así, se admite que la fallida pueda
pagar en Argentina y no implica desconocer dicha facultad de mandato a los
representantes designados en forma directa o no por la sindicatura extranjera.

Por lo tanto, no es extraterritorial la quiebra de Brasil en Argentina, sino la


representación de la fallida brasileña que se ejercita en la Argentina para realizar
un acto jurídico.

La Cámara Nacional de Apelación en lo Comercial tuvo que resolver dos


cuestiones: Por un lado, si el pago efectuado por el tercero era hábil para
subrogarlo en los derechos del único acreedor existente en Juicio y por otro lado,
si pudo la sociedad declarada fallida en Brasil, pagar válidamente a ese único
acreedor evitando con ello la liquidación de sus bienes en el país. Dicho Tribunal
resuelve confirmar en todas sus partes la sentencia recurrida.

Ridiwel S.A.

Ridiwel S.A era una sociedad constituida en Uruguay. Una sucursal de


dicha sociedad, domiciliada en Argentina, peticionó ante Tribunales argentinos la
apertura de concurso preventivo.

Dicha sucursal para poder explotar su objeto social en Argentina,


instrumento en un acta del directorio de Ridiwel S.A, en cuya 2º cláusula se
estipuló no asignarle capital y se acordó la obligación de la matriz de expedir
fondos a la sucursal en la medida que las necesidades del giro comercial lo
requirieran. Asimismo, tal instrumento otorga al apoderado y representante
faculatdes ilimitadas para la administración de la sucursal y la disposición de sus
bienes pero siempre que se encaminare a la realización del objeto de la sucursal.

En 1º Instancia, el magistrado se declaró incompetente, mas allá que el


ministerio fiscal se expidió a favor de la competencia del Juez argentino,
apoyándose en el articulo 41 del Tratado de Montevideo de 1940 (los contratos
accesorios se rigen por la ley del contrato principal).

Los fundamentos de su manifestación se basaron en que debe aplicarse el


articulo 40 de dicho Tratado, el cual establece: “se rigen por la ley del lugar de su
celebración, los actos y contratos en los cuales no pueda determinarse, al tiempo
de ser celebrado y según las reglas contenidas en los artículos anteriores, el lugar
de cumplimiento“. Asimismo, considera que no es correcto aplicar el articulo 41 de
dicho Tratado.
La sucursal que solicitó el concurso, apeló la sentencia de 1º Instancia
fundando su recurso en la interpretación fragmentaria del Tratado de Montevideo
de 1940. Considera que debe aplicarse los articulos 3 y 41 de dicho Tratado.

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, confirmó la sentencia


apelada, resaltando la falta de autonomía e independencia de la sucursal respecto
de la sociedad constituida en Uruguay. Además, descartó la aplicación del articulo
41 del Tratado de Montevideo y por ello, rechazó la competencia de los tribunales
argentinos. En lo que respecta al artículo 3º (los Estados y las demás personas
jurídicas de derecho público extranjeras, podrán ejercer su capacidad en el
territorio de otro Estado, de conformidad con las leyes de éste último), consideran
que es una norma generica en relación con las normas específicas sobre
jurisdicción de la materia concursal y por ello consideran que no es aplicable.

Proberan International Corp. S.A. s/ ped. Quiebra por: Braticevich,


Jorge

Proberan S.A era una sociedad constituida en la República de Panamá, la


cual decide establecer una sucursal en la Ciudad de Buenos Aires. En el acta
donde consta dicha decisión figura que le fue asignado cierto capital y se le
designó un representante con poder y mandato suficientes para actuar al frente de
tal sucursal.

En 1º Instancia, el Juez en lo comercial ordenó ciertas medidas tendientes a


comprobar la existencia de bienes de la presunta fallida en el territorio argentino.
Ante su inútil resultado, dicho magistrado rechazó el pedido de quiebra,
fundándose en el artículo 2º, inciso 2º de la Ley 24.522, el cual establece: “
Sujetos comprendidos. Pueden ser declaradas en concurso las personas de
existencia visible, las de existencia ideal de carácter privado y aquellas sociedades
en las que el Estado Nacional, Provincial o municipal sea parte, cualquiera sea el
porcentaje de su participación“.
Se consideran comprendidos:

1) El patrimonio del fallecido, mientras se mantenga separado del


patrimonio de sucesores.

2) Los deudores domiciliados en el extranjero respecto de bienes existentes


en el país.

La peticionaria apeló dicha resolución, la cual admite la apelación


revocando la decisión adoptada en 1º Instancia. Por lo tanto, da lugar al pedido de
quiebra. Consideran que los jueces argentinos son competentes para conocer en
un pedido de quiebra de un deudor domiciliado en el extranjero. Además,
consideran que la quiebra es posible puesto que la previsión legal no introduce un
nuevo requisito sustancial para la concursabilidad de un sujeto, sino que delimita y
preserva el ambito territrial de la actuacion del Juez argentino (...).

Sicamericana S.A. s/ quiebra s/ inc. De invalidez de tranferencia de


catalogo fonografico

Nicolás A. Orlando, con domicilio en Asunción del Paraguay, celebró en


dicha ciudad un contrato de venta de los derechos emergentes de la propiedad de
un catálogo fonográfico en 1989 con Sicamericana S.A. La transferencia fus
inscripta en el Registro Público pertinente del mismo lugar. Cuatro años después,
se decretó la quiebra de esa empresa y el síndico concursal promovió acción de
invalidez de la transferencia del dominio, alegando que se tataría de un acto
simulado con el objeto de sustraer de la quiebra su principal bien.

En su demanda, el síndico acumuló una pretensión de simulación absoluta


e ineficacia concursal sobre la base de que la venta celebrada en 1989 no es real
y ha sido realizada en fraude de los acreedores con conocimiento de la cesación
de pagos. Asimismo, afirmó que hasta la fecha de la quiebra, Sicamericana S.A
aparecía explotando el referido catálogo por si, sin mención de los supuestos
derechos del demandado. Este a su vez, interpuso excepción de incompetencia y
de efecto legal.

En 1º Instancia, el Juez rechazó las excepciones de incompetencia y


defecto legal opuestas por el demandado. Consideró, que la competencia del Juez
de la quiebra es de orden público y que se determina por el domicilio del fallido,
sin que se admita la prórroga de jurisdicción.

El demandado apeló la sentencia de 1º Instancia. El síndico respondió


postulando la confirmación de lo resuelto.

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial resolvió desestimar el


recurso y confirmar la sentencia de 2º Instancia.

El recurrente interpuso recurso extraordinario sosteniendo que la sentencia


es arbitraria y era una cuestión federal, puesto que la decisión es contraria a las
disposiciones del Tratado de Montevideo. Además, alega que el acto impugnado
se celebró en Paraguay donde se operó la transmisión del dominio y la inscripción
de la tranferencia y ahi era el domicilio del comprador. Por ello, el Juez de
Paraguay puede juzgar sobre la validez del acto.

La Corte Suprema declaró admisible el recurso interpuesto y confirmó la


sentencia apelada. Por ello resolvió, que la Ley del tribunal argentino rige la
calificación de la acción deducida. Son Jueces competentes para declarar la
quiebra quienes se hallan investidos de jurisdicción internacional para entender en
las acciones de ineficacia fundadas en la declaracionde falencia.

Por último, destaca que media conexión procesal y material que funda
doblemente la jurisdicción del Juez argentino, puesto que en ambas partes tiene
igual domicilio y la ineficacia debatida se sustenta en fundamentos del derecho
argentino.
Conclusión

Como mencionamos anteriormente, la creciente globalización en el marco


de la economía internacional, los procesos de integración regional, la expansión
de inversiones, entre otros supuestos, son factores que influyen en el aumento de
casos de insolvencias con efectos a nivel extranacional.

A pesar de esta situación de creciente interconexión, la mayor parte de las


legislaciones nacionales no han adaptado aún sus normas a un criterio
internacionalista de la materia, “los Estados se han mostrado reticentes a
modernizar sus legislaciones internas o a comprometerse en términos
internacionales mediante un tratado bilateral o multilateral” 7. Ello se
correspondería con la manifestación de la tensión entre la defensa de la soberanía
nacional y la creciente internacionalización de esta clase de situaciones.

Lo cierto es que la falta de previsibilidad y de seguridad de los regímenes


de insolvencia internacional afecta negativamente al desarrollo económico, el
comercio internacional, los flujos de capitales y desalienta las inversiones
extranjeras. En la Guía para la incorporación de la Ley Modelo a los derechos
internos consta que “la falta de previsibilidad sobre cómo se administra una
eventual insolvencia transfronteriza, obstaculiza el flujo de capitales y desincentiva
a la inversión transfronteriza”. Sin embargo, “todo dispositivo de derecho interno
que permita coordinar la administración de insolvencias transfronterizas abre vías
para adoptar soluciones sensatas que pueden interesar tanto a los acreedores
como al deudor, por lo que la presencia de ese tipo de mecanismos en el derecho
interno de un Estado es percibida como un factor ventajoso para toda inversión y
operación comercial en ese Estado”.

7
Scotti, Luciana B. “La insolvencia internacional a la luz del Derecho Internacional Privado
argentino de fuente interna”. Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones “Ambrosio L.
Rioja”, Año I, Número 1, Invierno 2007, página 159.
Las tendencias en la actualidad, en esta materia, se inclinan por la adopción
de tesis intermedias, conciliadoras de los diversos intereses y que superen a los
sistemas puros y extremos. Todo Estado que pretenda insertarse en el mundo
globalizado deberá contar con una legislación interna sobre insolvencia
transfronteriza que se adapte a las realidades del nuevo orden transnacional. Ello
dará un marco de seguridad para las inversiones.

En el caso de nuestro país, consideramos que nuestra normativa requiere


una actualización. Las disposiciones del art. 4 de la ley 24.522 han generado
dudas, vacíos y discusiones en cuanto a su interpretación y a su aplicación, sin
contar que, en algunos supuestos resulta anacrónico.

En cuanto al legislador nacional, a nuestro entender debería adoptar un


sistema de regulación realista que abandone la marcada territorialidad que
subsiste aún muy arraigada en nuestra ley concursal. También podría eliminarse,
en condiciones de reciprocidad, la regla de las preferencias nacionales que en
términos generales transgrediría la garantía de igualdad ante la ley, el acceso a la
jurisdicción y el derecho de propiedad. A su vez podría demarcarse una regla de
paridad en los dividendos que tenga aplicación práctica concreta y un régimen de
cooperación internacional entre los concursos locales y extranjeros y entre los
funcionarios involucrados, es decir, jueces y síndicos.

Cabe mencionar también que, en el marco del Mercosur existen profundas


asimetrías con respecto a concursos, quiebras, salvataje de empresas, entre otras
cuestiones. Ello no afianza la seguridad para brindarle a los inversores un ámbito
más propicio a la hora de invertir. Debería confeccionarse un marco normativo que
tenga en cuenta las particularidades de los países miembros y que considere a su
vez los objetivos comunes de ellos.

Para dar un paso adelante, pensamos como posibilidad una reforma que
tenga en cuenta las tendencias actuales, por ejemplo, el legislador debería tener
en cuenta las disposiciones de la Ley Modelo UNCITRAL de 1997, con miras a
lograr en un futuro una armonización de legislaciones de alcance universal.

Otros países o uniones regionales han concretado diversos proyectos de


regulación de insolvencia transfronteriza como el Reglamento CE Nº 1346/2000
sobre procedimientos de insolvencia, la ya mencionada Ley Modelo UNCITRAL
sobre la insolvencia transfronteriza (1997), el concordato propuesto por el “Comité
J” de la Internacional Bar Association o las recomendaciones del American Law
Institute.

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