JONAS1
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JONAS1
1. ESCENA I, en Israel: enviado a Nínive por Yahvé, Jonás huyó en sentido contrario (1:1-3). Esta
escena introduce la tensión que se resuelve a través del resto de la historia: ¿qué hará Yahvé
con el profeta que huye de él, y qué pasará con Nínive sin la predicación de Jonás?
1.1.1. Jonás hijo de Amitai (1:1) profetizó en el reino del norte durante el reinado de
Jeroboam II (cp. 2 R. 14:25). Jeroboam II reinó c. 793-753 a.C. A diferencia de
otros profetas cuyo mensaje para Israel era principalmente de juicio, Jonás tuvo el
privilegio de predecir un período de expansión nacional, la cual en efecto se
realizó durante el reinado de Jeroboam II (cp. 2 R. 14:25-28). Sin embargo, esta
bendición divina no iba acompañada de obediencia a Yahvé de parte del rey (cp.
2 R. 14:23-24), ni de parte del pueblo (cp. los libros de Amós y Oseas).
1.1.2. Nínive, ubicada unos 800 km al noreste de Israel sobre la ribera oriental del río
Tigris, tenía fama desde hace siglos, y era una de las ciudades principales de
Asiria en los días de Jonás (Senaquerib la designaría la ciudad capital en 701
a.C.). En generaciones anteriores Asiria había sido un imperio potente, pero en
las últimas décadas se había debilitado debido a luchas intestinas. Esta debilidad
había permitido la expansión de Israel durante el reinado de Jeroboam.
1.1.3. Yahvé describió a Nínive como una gran ciudad. El libro utiliza el vocablo gadol
“grande” 14 veces: gran ciudad (1:2; 3:2, 3; 4:11), gran viento (1:4), gran
tempestad (1:4, 12), gran temor (1:10 [hebreo literal], 16), gran pez (1:17), desde
el más grande (3:5, hebreo literal), del rey y de sus grandes (3:7), se
apesadumbró con pesadumbre grande (4:1, hebreo literal), se alegró con alegría
grande (4:6, hebreo literal).
1.1.4. Hasta donde sabemos, Jonás fue el único profeta enviado por Yahvé de Israel a
otra nación para profetizar contra ella.
1.2.2. Jonás vivía en Gat-hefer (cp. 2 R. 14:25), unos 25 km al oeste del Mar de Galilea,
en el territorio de Zabulón. En vez de ir hacia el nordeste a Nínive, Jonás viajó al
sudoeste a Jope, puerto israelita en el Mar Mediterráneo, y partió para Tarsis, en
el oeste lejano. “Tarsis” probablemente era “Tartesos”, antigua ciudad ibérica
junto a la desembocadura del Guadalquivir, y unos 4,000 km al oeste de Jope.
2. ESCENA II, en el barco: Yahvé detuvo a su profeta fugitivo mediante una tormenta (1:4-16). A
través de toda esta sección hay una serie de contrastes entre Jonás y los marineros, los
cuales muestran que irónicamente los paganos son mejores que el profeta. Esta sección
tiene una estructura quiástica:
Las correspondencias nítidas entre las tres partes del elemento “a” y las tres partes del
elemento “a'“ constituyen una inclusión clara. El resto del quiasmo se basa en uno
presentado por John D. Hannah, “Jonás”, en Walvoord, John y Roy B. Zuck, eds. El
conocimiento bíblico: Un comentario expositivo. Antiguo Testamento VI, el cual es a su vez
una adaptación del quiasmo trazado por Yehuda Radday, “Chiasmus in Hebrew Biblical
Literature”, en Chiasmus in Antiquity: Structures, Analyses, Exegesis, pág. 60 (no he visto el
quiasmo de Radday). Para todavía otro análisis del quiasmo, ver James Limburg, Jonah: A
Commentary, pág. 47.
2.1. Yahvé produjo una tempestad peligrosa en el mar (1:4). El verbo traducido “hizo
levantar” es literalmente “lanzó”. La frase “lanzar al mar”, con el mismo verbo hebreo,
volverá a aparecer en 1:5, 12 y 15. La frase en 1:4 y 15 es una de las señales más
claras de la inclusión (1:4-5a, 15-16) que enmarca el resto del quiasmo.
2.2. Los marineros intentaron salvarse clamando a sus dioses y descargando el barco
(1:5a).
2.2.1. La oración “cada uno clamaba (mejor: “clamó”) a su dios”, la cual también podría
traducirse “cada uno clamaba (clamó) a sus dioses”, revela que los marineros no
son israelitas, sino paganos. Israel nunca tuvo mucho éxito en desarrollar una
marina propia.
2.2.2. Los lectores israelitas compartirían el miedo de los marineros. En el Antiguo
Testamento el mar casi siempre se presenta como una fuerza indomable que
inspira pavor.
2.3. En contraste con el pánico y la actividad frenética de los marineros para salvarse,
Jonás dormía (1:5b). El verbo traducido “había bajado” es el mismo que se ha usado
dos veces ya en el v. 3; aleja a Jonás un peldaño más de Yahvé.
2.4.1. Despertado de su sueño profundo, Jonás escuchó en las palabras del capitán
(“levántate y “clama” [qera’] a su Dios”) un eco de la orden divina que él estaba
desobedeciendo (“levántate...y pregona [qera’, el mismo verbo hebreo] contra
Nínive”, 1:2). Jonás huye de la presencia de Yahvé, pero la voz divina le persigue.
2.4.2. El profeta debe estar exhortando a los paganos de Nínive a clamar a Dios para no
perecer. Irónicamente es el capitán pagano quien exhorta al profeta a clamar a
Dios para no perecer (1:6).
2.4.3. En lugar de “quizá él” (1:6), tradúzcase “quizá el Dios” (cp. BJ). El capitán desea
que todos a bordo clamen a su dios, porque no sabe cuál es el Dios supremo.
Jonás, conociendo el Dios supremo y único, se ha callado. Aun ahora, en medio
de la tormenta y después de la exhortación del capitán, el texto no indica que
Jonás haya clamado a Yahvé.
2.5. Los marineros se dieron cuenta por medio de suertes que Jonás era el culpable de la
tormenta (1:7).
2.5.1. Jonás debía pregonar contra Nínive que Dios la castigaría por su ra`ah “maldad”
(1:2). Como Jonás no obedeció, él trajo un ra`ah “mal” sobre los marineros (1:7).
2.5.2. La soberanía de Yahvé sobre la suerte (cp. Pr. 16:33), aun en manos de los
paganos, es una de las muchas manifestaciones en el libro de que Yahvé controla
todo.
2.5.3. Como el profeta se calla, Yahvé habla por medio de la suerte (1:7), y así obliga a
Jonás a “predicar” (1:9-10).
2.6. En respuesta a las preguntas de los marineros, Jonás revela su nacionalidad, su Dios y
la causa de la tormenta (1:8-10).
2.6.1. El v. 9 está en el centro del quiasmo que abarca 1:4-16. En los quiasmos el
elemento central suele ser el más importante. En este caso el v. 9 es muy
importante tanto por lo que confiesa acerca de Yahvé como por la hipocresía de
Jonás que revela. Jonás profesa temer a Yahvé, pero lo está desobedeciendo.
Confiesa que Yahvé es el Dios de los cielos que hizo el mar, pero intenta huir de
Yahvé en el mar.
2.6.3. Las respuestas de Jonás aumentaron el miedo de los marineros (cp. 1:5a con
1:10a). Irónicamente, el profeta pensaba que podría huir de Yahvé (1:3), pero los
paganos reconocieron que si Yahvé era lo que Jonás había dicho, “el Dios de los
cielos que hizo el mar y la tierra” (v. 9), tratar de huir de él era una locura
demasiado peligrosa (1:10). En lugar de “¿Por qué has hecho esto?” (1:10a),
tradúzcase “¡¿Qué has hecho?!” (cp. BDLA, NVI).
2.7. En respuesta a la séptima pregunta de los marineros Jonás les revela que para
salvarse tendrán que lanzarlo al mar (1:11-12). La respuesta (v. 12) nos puede parecer
noble, pero Jonás la dio solo cuando los marineros le preguntaron qué deben hacer con
él para calmar el mar que se embravecía cada vez más (v. 11). Además, Jonás no se
echó al mar, sino que dejó esta responsabilidad a los marineros, así exponiéndoles al
castigo divino (cp. v. 14).
2.8. Los marineros intentaron volver a tierra remando, y así salvar a Jonás, pero la tormenta
enviada por Yahvé no se lo permitía (1:13). En lugar de “trabajar”, tradúzcase “remar”
(cp. BJ, RVA, DHH). Irónicamente, el profeta de Yahvé huía de la responsabilidad de
salvar la vida a los paganos de Nínive, pero los marineros paganos se esforzaron por
salvarle la vida a él (1:13).
2.9. Pidiendo perdón a Yahvé y reconociendo su poder, los marineros echan a Jonás al mar
(1:14-15a).
2.9.1. No hay ningún indicio que el profeta haya clamado a Yahvé cuando el capitán lo
instó a hacerlo (1:6); quienes claman a Yahvé son los marineros paganos (1:14).
2.9.3. Los paganos temían que Yahvé pusiera sobre ellos la sangre inocente de Jonás
(1:14), pero este no temía que Yahvé pusiera sobre él la sangre de los habitantes
de Nínive (cp. Ez. 3:18).
2.10.2. Sin querer, Jonás es un profeta exitoso entre los gentiles. Por su confesión (1:9),
y por la demostración del poder divino en contra de él (la tormenta que comienza
y se para por su causa), los marineros paganos se vuelven adoradores de Yahvé
(1:14, 16).
3. ESCENA III, en el pez: Yahvé salvó a su profeta del mar mediante un gran pez (1:17-2:10).
Esta sección consiste en una oración (2:1-9) enmarcada entre dos versículos narrativos
acerca del ingreso de Jonás en el pez (1:17) y su salida (2:10). Hay varios paralelos entre las
escenas II y III: crisis en el mar (1:4, 11b, 13b; 2:3-6a), oración a Yahvé (1:14; 2:2, 7),
liberación del mar (1:15b; 2:6c), sacrificios y votos a Yahvé (1:16; 2:9).
3.1.2. Al final de la escena II, Jonás parece haber muerto como castigo por su
desobediencia a Yahvé, así como el profeta desobediente que fue muerto por un
león en 1 Reyes 13:20-24 y como Moisés, quien murió en el monte Nebo por
haber desobedecido a Yahvé en las aguas de Meriba de Cades (cp. Nm. 20:2-12;
Dt. 32:48-52; 34:1-5). Sin embargo, ahora vemos que su historia continúa, aunque
no sabemos todavía si sobrevivirá la experiencia de ser tragado por el pez.
3.2. Yahvé preservó a Jonás vivo en el pez por 2-3 días (1:17b).
3.2.1. “Tres días y tres noches” parece ser un modismo por un período consistiendo en
un día de 24 horas más una parte del día anterior y del día posterior (cp. Est. 4:16
con 5:1; ver también los pasajes neotestamentarios sobre la duración de la
sepultura de Jesús).
3.2.2. Existen algunos relatos modernos de marineros que fueron tragados por ballenas
o peces grandes, pero hay cierta duda sobre la veracidad de estos relatos, y en
ninguno de ellos se dice que el tragado estaba consciente dentro del animal
marino. Lo que Yahvé hizo con Jonás fue un milagro singular.
3.3. Jonás alabó a Yahvé por haberle salvado de morir ahogado (2:1-9). Su oración (2:2-9)
contiene elementos que se hallan comúnmente en los salmos de alabanza por
liberación de algún trance. De hecho, muchas de las frases de la oración parecen ser
citas de salmos bíblicos.
3.3.1. Introducción histórica (2:1). Por fin, después de todo lo que pasó en el barco,
leemos que Jonás oró. Expresó su alabanza en oración a Yahvé en la soledad del
vientre del pez.
3.3.2. Resumen introductorio de la angustia, clamor y respuesta divina (2:2). Casi todo
el resto del salmo es una expansión de estos tres temas.
3.3.2.1. El v. 2a, desde “invoqué” hasta “oyó” es casi igual a Salmo 120:1, salvo
el orden de las palabras.
3.3.2.3. La frase “desde el seno del Seol” no significa que Jonás haya muerto.
Más bien es lenguaje poético e hiperbólico que indica que el profeta llegó tan
cerca de la muerte que perdió toda esperanza de sobrevivir (cp. El lenguaje
semejante en Sal. 30:3).
3.3.3. Relato de la angustia (2:3-6b). Los salmos de alabanza por una liberación suelen
hablar de la participación de Dios, el salmista y los enemigos en la angustia. En el
salmo de Jonás, el mar toma el lugar de los enemigos.
3.3.3.1. Yahvé angustió a Jonás, echándolo a lo más profundo del mar (2:3).
3.3.4. Relato del clamor y la liberación (2:6c-7). Yahvé respondió al clamor de Jonás,
salvándole de la muerte mediante el gran pez.
3.3.4.1. El v. 6c no significa que Jonás haya muerto, sino que es otro ejemplo de
lenguaje poético e hiperbólico que indica que el profeta fue salvado al
borde de la muerte (cp. 2:2; Sal. 30:3). “Sacaste mi vida de la sepultura (lit.
“hoyo”)” (2:6c) es semejante a Salmo 103:4. El “hoyo” es el lugar adonde
van los muertos (cp. Sal. 30:9; Ez. 28:8).
3.3.5. Votos (2:8-9). Jonás promete alabar a Yahvé públicamente y hacerle sacrificios
en gratitud por la liberación de la muerte en el mar. Hay un voto de sacrificar a
Yahvé en el Salmo 66:13-15, y referencias a votos de alabar a Dios en los Salmos
22:22, 25; 50:14; 56:12; 116:14, 17-18.
3.3.5.1. Tilda a los idólatras de ingratos (2:8).
3.4. Yahvé salvó a Jonás del vientre del pez (2:10). Sin embargo, ser vomitado no fue
precisamente una liberación gloriosa.
3.4.1. Este versículo es una ilustración concreta de la soberanía de Yahvé sobre “el mar
y la tierra” (cp. 1:9).
3.4.2. El 1:17a y el 2:10 forman una inclusión que enmarca 1:17b-2:9. El 1:17a introduce
la tensión que mantiene nuestro interés a través del capítulo 2 –¿Qué pasará con
Jonás en el vientre del pez?–, y el 2:10 resuelve esa tensión.
4. ESCENA IV, en Israel: enviado por segunda vez a Nínive por Yahvé, Jonás obedeció (3:1-3a;
cp. en contraste 1:1-3). Después de los votos de 2:9, tal vez esperaríamos leer al principio
del capítulo 3 que Jonás fue al templo en Jerusalén. Sin embargo, parece que Yahvé quería
que Jonás cumpliera los votos de otra manera; en vez de anunciar en el templo de Jerusalén
que “la salvación es de Jehová”, conduciría a los idólatras de Nínive a reconocer esta verdad.
5. ESCENA V, en Nínive: Nínive se salvó del juicio divino mediante la predicación de Jonás (3:3b-
10).
5.1. Jonás anunció por un día que Nínive sería destruido (3:3b-4).
5.1.2. Muchos estudiosos han afirmado que 3:3b exagera al decir que Nínive era de tres
días de camino. Nínive tenía dos muros. El muro interior, que rodeaba la ciudad
propia, era de forma de trapezoide. Su circunferencia era de unos 12 km y la
ddistancia mayor para atravesar la ciudad era de poco más de 4 km. El muro
exterior encerraba algunos campos y suburbios. Probablemente el autor tenía en
mente toda el área dentro de los muros exteriores. Además, probablemente
quería decir que el profeta tardaría tres días en atravesar la ciudad predicando
(cp. v. 4), tomando en cuenta que tendría que pararse periódicamente para
predicar, y no pasaría por la ciudad en línea recta. Jonás estaría en Nínive tanto
tiempo como estuvo en el pez (cp. 1:17).
5.1.3. Jonás apenas había predicado en una tercera parte de Nínive (3:4) cuando hubo
arrepentimiento.
5.2.1. Creyeron que la destrucción profetizada por Jonás vendría de Dios como castigo
por su pecado (3:5, 8). En 3:5-10 el autor deja de usar el nombre “Yahvé”, y solo
emplea el vocablo ´elohim “Dios”. Los habitantes de Nínive no pensaban
específicamente en el Dios de Israel y su revelación en el Pacto Mosaico, sino
acerca del Dios supremo (según el v. 4, Jonás no les predicaba nada acerca de
Dios). El capitán del barco tendría en mente este mismo concepto en 1:6 (ver la
nota). De manera semejante, varios pasajes bíblicos que hablan del trato divino
con los pueblos no israelitas utilizan el vocablo “Dios” en lugar de “Yahvé” (cp. Ex.
1:17; Jue. 1:7; 3:20).
5.2.3. Hasta el rey se humilló ante Dios (3:6). Algunos estudiosos han criticado la frase
“rey de Nínive” (3:6). Por cierto parece que Nínive no llegó a ser la capital de
Asiria hasta el año 701 a.C., décadas después del reinado de Jeroboam (c. 793-
753 a.C.) cuando Jonás era profeta (ver la nota sobre 1:1). Sin embargo, varios
de los reyes asirios vivieron en Nínive aun antes de los tiempos de Jonás. El rey
de Asiria, lógicamente, también sería rey de Nínive.
5.2.4. El rey ordenó a todos humillarse ante Dios de la manera más completa posible
(3:7-9).
5.2.4.1. Ordenó que hasta los animales ayunaran y se vistieran cilicio (3:7-8a).
5.2.4.2. Ordenó un ayuno total: no deberían gustar nada (es decir, ni comer un
poquito), y hasta el agua les estaba prohibida (3:7b).
5.2.4.3. Ordenó que clamaran a Dios, y que lo hicieran con fuerza (3:8a).
5.3. Viendo que los habitantes de Nínive se convirtieron de su maldad, Dios anuló su plan
de destruir la ciudad (3:10). El uso del verbo “decir” en 3:2 y 10 con referencia a la
predicción de destrucción constituye una inclusión que enmarca el capítulo (el verbo
traducido “diciendo” en 3:1 es otro). El capítulo comienza despertando nuestra
curiosidad sobre cuál será el mensaje de Yahvé para Nínive (3:2), luego revela ese
anuncio terrible (3:4), creando la tensión que mantiene nuestro interés a través de la
narración del resto del capítulo –¿Nínive realmente será destruida?—, y concluye
revocando el mensaje, así resolviendo la tensión.
6. ESCENA VI, en Nínive: Jonás se enojó con Yahvé por perdonar a Nínive (4:1-3). Al final del
capítulo 3 la historia parece haber llegado a su conclusión. Las dos tensiones introducidas en
1:1-3 parecen estar resueltas: a) el profeta que huyó de Yahvé ha sido detenido y restaurado,
y ha cumplido con su misión con éxito; b) Nínive se ha salvado del castigo divino al
reaccionar a la predicación de Jonás. Sin embargo, el 2:8 revela otra tensión que todavía no
se ha resuelto: Jonás sigue prejuiciado en contra de los gentiles, aun después de su
experiencia de ser disciplinado y salvado por Yahvé. Esa tensión es la que impulsa la
narración del capítulo 4.
6.1.2. ¿Cómo supo Jonás que Yahvé había decidido no castigar la ciudad? Una
posibilidad es que los 40 días expiraron antes del 4:1. La oración “y no lo hizo” al
final de 3:10 da base para esta suposición. Sin embargo, el 4:5 parece implicar
que los 40 días no expiran antes del fin del libro. Probablemente debemos
entender que Yahvé reveló a su profeta que se había arrepentido del plan de
destruir a Nínive.
6.1.3. ¡Jonás se enojó (4:1), porque Yahvé era tardo en enojarse (4:2)!
6.1.3.1. Aquí por primera vez el libro revela por qué Jonás había desobedecido el
primer llamado a predicar en Nínive. ¡No es que haya temido una reacción
negativa de parte de los habitantes (cp. 1 Co. 2:3), sino una reacción
positiva! El libro no nos explica por qué el profeta no quería que Yahvé
perdonara a los habitantes de Nínive. Tal vez fue porque entendía que,
humanamente hablando, la debilidad de los asirios durante el reinado de
Jeroboam era lo que había permitido que Israel expandiera sus fronteras
en ese período (cp. 2 R. 14:25). Tal vez fue porque temía que si Asiria
volviera a ser fuerte conquistaría a Israel, lo cual en efecto sucedió pocas
décadas después del reinado de Jeroboam. Tal vez fue porque odiaba a
los asirios y creía que merecían ser castigados, pues habían exigido
tributo a Israel durante el reinado de Jehú y tenían fama de cometer
barbaridades contra los pueblos que les oponían resistencia. O tal vez fue
sencillamente porque despreciaba a todos los gentiles idólatras. Esta es la
opción que el contenido del libro mismo más apoya (cp. 2:8; 4:11), pero es
posible que una combinación de los factores mencionados haya influido en
la desobediencia de Jonás.
6.1.3.4. Jonás tenía un conflicto entre su teología y sus actitudes (cp. el conflicto
en 1:9 entre su teología y sus acciones). Sabía que Yahvé era
misericordioso con todos, no solo con Israel, pero no quería que Yahvé
fuera así.
6.1.4. Con una petulancia infantil, Jonás pidió que Yahvé le quitara la vida (4:3). Cosa
muy diferente había dicho cuando Yahvé realmente estaba al punto de quitarle la
vida (cp. 2:2, 7). La petición de Jonás hace eco de las palabras de Elías en 1
Reyes 19:4. Sin embargo, este pidió la muerte porque su mensaje no produjo
arrepentimiento; Jonás, porque su mensaje trajo demasiado arrepentimiento.
Moisés (Nm. 11:15) y Job (Job 6:8-9) también habían pedido a Dios la muerte,
pero ambos debido a angustias legítimas.
6.2. Yahvé respondió a Jonás con paciencia (sigue siendo “tardo en enojarse”),
preguntándole si su enojo era bueno (4:4).
6.2.1. Hay un juego de palabras en el hebreo entre los vss. 3 y 4. En la última oración
del v. 3 Jonás literalmente dice: “Porque más buena es mi muerte que mi vida”.
Luego en el v. 4 Yahvé recoge el vocablo “bueno” e invita a Jonás a reflexionar al
respecto, diciendo literalmente: “¿Lo bueno haces en enojarte?” Hay también un
juego entre los vocablos “bueno” en los vss. 3-4 y “malo” en 3:10-4:3. A Jonás le
cae mal lo que es bueno (el arrepentimiento de Nínive y de Dios del mal) y
considera bueno lo que es malo (su muerte).
7. ESCENA VII, al oriente de Nínive: Yahvé enseñó a su profeta egoísta acerca de su amor para
con todas las personas (4:5-11). El amor que impulsó a Dios a salvar a los habitantes de
Nínive también le impulsó a enseñar con paciencia a un israelita recalcitrante.
7.1. Jonás abandonó la ciudad pero quedó observándola, para ver si Yahvé al fin la
destruiría cuando se cumplieran los 40 días (4:5). A pesar de su profesado deseo de
morir, se hizo una enramada para estar más cómodo.
7.2. Yahvé utilizó una planta para hacer a Jonás entender su amor para con todos los seres
humanos (4:6-11).
7.2.1. Yahvé milagrosamente hizo crecer una planta que dio sombra a Jonás, así
“librándole” de su ra`ah “malestar” (4:6a).
7.2.1.1. Es segunda vez en el libro que Yahvé “prepara” algo milagroso para
librar a su profeta (cp. 1:17).
7.2.1.2. ¿Qué clase de planta fue? DHH traduce “mata de ricino” (así también BJ,
RVA y la nota de BDLA) y explica en una nota: “la palabra hebrea se ha
traducido también calabacera y hiedra. Se trata de una planta de
identificación insegura”. RVA agrega que posiblemente sea “la planta de la
cual se extrae el aceite de castor”.
7.2.2. Jonás se alegró mucho por la planta (4:6b). Se enojó mucho porque Yahvé había
librado a Nínive del ra`ah “mal” (cp. 3:10-4:2), pero se alegró mucho cuando
Yahvé le libró a él de su propio ra`ah. El profeta era egoísta.
7.2.3. Dios preparó un gusano para herir la planta y un viento solano para que el sol
hiriera a Jonás (4:7-8a; nótese la repetición de “preparó” e “hirió”).
7.2.3.1. Esta vez las cosas que Dios prepara no son para librar a Jonás (cp. 1:17;
4:6), sino para afligirlo. Había “preparado” un gran pez para salvar al
profeta (1:17); ahora “prepara” un pequeño gusano para afligirlo (4:7).
7.2.3.2. Al principio del libro Yahvé echó un gran viento en el mar (1:4). Al final
prepara un recio viento solano en la tierra (4:8a).
7.2.4. Jonás volvió a enojarse con petulancia, esta vez por la pérdida de la planta
(4:8b-9).
7.2.4.1. La expresión traducida “deseaba la muerte” (4:8b, lit. “pidió su vida para
morir”) hace eco de nuevo de 1 Reyes 19:4 (cp. la nota sobre v. 3).
7.2.5. Yahvé enseñó a Jonás que si el profeta se compadeció (jus) de la planta, que no
le había costado nada, ¿cómo no iba Dios a compadecerse (el mismo verbo jus)
de toda la gente y animales de Nínive (4:10-11)?
7.2.5.5. En 4:6 el autor usa el nombre “Yahvé Dios” y en 4:7-9 “Dios”, pero en
4:10 vuelve al nombre “Yahvé”. Tal vez utilice “Dios” cuando habla del Señor
como juez, pero “Yahvé” cuando habla de la compasión divina. O tal vez
sea una manera de sugerir que Yahvé, el Dios de Israel, es también Dios
de toda la tierra y de todos sus habitantes.
7.2.5.7. Algunos interpretan que los 120,000 “que no saben discernir entre su
mano derecha y su mano izquierda” (4:11) son niños (DHH traduce “niños
inocentes”), pero el texto no los llama “niños”, sino “personas”; el mismo
vocablo está traducido “hombres” en 3:7 y 8. Una buena traducción en los
tres lugares sería “seres humanos”. Probablemente la oración relativa
subraya la ignorancia de todos los habitantes de Nínive, pues no habían
recibido una revelación especial como Israel.
7.2.5.9. El libro concluye sin contar la respuesta de Jonás a la pregunta divina (v.
11). Esta “conclusión inconclusa” nos llama a todos los lectores a
contestar la pregunta, saliendo de nuestras perspectivas egoístas y
etnocéntricas para reconocer e imitar la compasión de Yahvé hacia todas
sus criaturas.
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