Escuela Chicago
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LA ESCUELA DE CHICAGO:
EL NUEVO CLASICISMO
24
La fase moderna de la escuela de economía de Chicago inició en 1946, cuando Milton
Friedman se unió a la facultad en la Universidad de Chicago.1 Él y George Stigler,
quien llegó en 1948, establecieron con firmeza la identidad única de la escuela. Gary
Becker, Robert Lucas y varios otros economistas prominentes de Chicago han conti-
nuado la tradición, lo mismo que otros teóricos que ocupan posiciones muy diversas en
el ámbito universitario, los negocios y el gobierno. De manera que las ideas asociadas
con la escuela de Chicago ya no están exclusivamente confinadas a la universidad que
le dio su nombre a la escuela.
Descubrirá que los principios de la escuela de Chicago se ajustan a la tradición clá-
sica-neoclásica más amplia. La perspectiva de Chicago es una variante del neoclasicismo
y se conoce como el “nuevo clasicismo”.
Después de ofrecer una perspectiva de la escuela moderna de Chicago, se abordan
los trabajos de tres de sus figuras principales: Friedman, Lucas y Becker. En “El pasado
como un prólogo” 24-1 se revisan los aspectos económicos de la información asociada
con Stigler. Ronald Coase (“El pasado como un prólogo” 20-1) y Theodore Schultz
(“El pasado como un prólogo” 23-2) también impartieron clases en Chicago.
recursos y producir bienes y servicios en una forma tan eficiente como lo podían hacer
las empresas privadas. Las teorías ampliamente aceptadas del desarrollo económico
concluían que el gobierno era el único conducto disponible para romper el círculo
vicioso de la pobreza en los países en vías de desarrollo. La revolución keynesiana se
había arraigado con firmeza. Su premisa básica de que los gobiernos deberían utilizar
políticas fiscales, monetarias y del ingreso para estabilizar la economía se convirtió en la
sabiduría convencional. Habían surgido razones fundamentales para que el gobierno se
hiciera cargo de la redistribución del ingreso, tanto de los análisis marginalistas como
de los keynesianos.
Los miembros de la escuela de Chicago se oponían a toda esa línea de razonamiento.
Durante los primeros años de esta escuela, sus seguidores hicieron muy pocos progresos
para convencer a otros. Los partidarios de la perspectiva de Chicago estaban avanzando
en contra de una poderosa marea intelectual e histórica. Pero la experiencia económica
de la década de los años 1970 proyectó algunas dudas respecto a la validez de varios
aspectos de la nueva ortodoxia económica. La marea menguó y cambió, dejando a los
seguidores de la escuela de Chicago a la vanguardia de una nueva oleada de ideas inte-
lectuales, mientras que numerosos economistas más jóvenes siguieron su ejemplo.
Principios fundamentales de la escuela de Chicago
Los principios y características más importantes de la escuela de Chicago son los siguientes:
• Conducta de optimización. Los miembros de la escuela de Chicago hacen hincapié
en el principio neoclásico de que las personas tratan de maximizar su bienestar;
es decir, deciden optimizar su conducta en el momento de las decisiones. La
unidad económica básica es el individuo. Los individuos se combinan en unidades
más grandes, familias, grupos de intereses políticos, organizaciones de negocios,
como una forma de obtener ganancias de la especialización y el intercambio. Las
preferencias tienden a ser estables e independientes de los precios. Las personas
hacen elecciones racionales, aun cuando esas elecciones no siempre producen los
resultados esperados. Los beneficios y los costos son inciertos. Para reducir esa
incertidumbre, quien toma las decisiones busca información, pero sólo hasta el
punto en que el beneficio marginal de la información adicional es igual al costo
marginal de obtenerla. Los consumidores, los trabajadores y las empresas respon-
den a los incentivos monetarios y a la ausencia de ellos.
• Los precios y los salarios observados en general tienden a ser buenas aproximaciones
de los competitivos a largo plazo.2 Los precios y los salarios reflejan los costos
de oportunidad para la sociedad al margen. Las divergencias entre los precios
reales y competitivos, causadas por el monopolio o el monopsonio, en general
son insignificantes. Los precios de monopolio persisten a largo plazo sólo en los
casos en donde el gobierno bloquea el ingreso competitivo. Incluso en esos casos,
la competencia a la larga generará nuevos productos y tecnologías que minarán la
posición del monopolista. El establecimiento de derechos de propiedad claros y el
estímulo de las negociaciones privadas minimizan las externalidades. Los arreglos
institucionales, la paga por antigüedad, los considerables salarios ejecutivos, los
contratos sindicales, etcétera, que en la superficie parecen determinar los salarios y
2
Se hace hincapié en esta característica de la escuela de Chicago en Melvin W. Reder, “Chicago Economics: Permanence
and Change”, Journal of Economic Literature 20 (marzo de 1982), pp. 1-38. Éste es el único artículo que vale la pena
sobre la escuela de Chicago.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 495
los precios independientemente de las fuerzas del mercado, por lo común existen
debido a que las partes involucradas consideran que son eficientes.
• Orientación matemática. La escuela de Chicago depende en gran parte de la
teoría matemática (por ejemplo, a diferencia de los neoaustriacos) y utiliza tanto
el método marshalliano del equilibro parcial como el enfoque walrasiano del equi-
librio general. Se hace hincapié en la verificación empírica, pero en ocasiones eso
se deja a otros.
• Rechazo del keynesianismo. La economía se ajusta y regula ella misma y las fluctua-
ciones menores son autolimitantes. Las severas recesiones y depresiones resultan
de una política monetaria inapropiada, no de los cambios autónomos en el gasto.
Los cambios en las existencias de dinero causan cambios directos en el producto
doméstico bruto nominal, en vez de operar exclusivamente mediante tasas de
interés financieras. La política fiscal por lo general es inefectiva, a menos que vaya
acompañada de cambios en la oferta de dinero, e incluso en este último caso es
impotente en presencia de expectativas racionales. La teoría de la inflación o pre-
sión del costo del vendedor es errónea, debido a que la inflación es siempre y en
todas partes un fenómeno monetario.
• Gobierno limitado. El gobierno es inherentemente ineficiente como agente para
lograr objetivos que se pueden satisfacer mediante el intercambio privado. Los
funcionarios del gobierno tienen objetivos propios y tratan de optimizarlos y, por
consiguiente, desvían inevitablemente una parte de los recursos que tienen a su
disposición para propósitos distintos de los que benefician a los contribuyentes.
En vez de ser en interés del público, las regulaciones del gobierno por lo común
benefician a quienes buscan la regulación, o a aquellos que aprenden a guiarla
para su ventaja privada.
¿A quiénes benefició o trató de beneficiar la escuela de Chicago?
Los defensores del punto de vista de la escuela de Chicago ayudaron a convencer a la
población y a los funcionarios electos de que el sistema del mercado competitivo, que
se deja relativamente libre de la interferencia del gobierno, produce una libertad eco-
nómica máxima, lo que a su vez produce un bienestar económico individual y colectivo
máximo. Según el grado hasta el cual esta proporción es válida, el punto de vista de la
escuela de Chicago beneficia a la sociedad en general.
Muchos intereses corporativos se han beneficiado debido a la amplia aceptación
de los puntos de vista de la escuela de Chicago. De hecho, algunas han defendido
esas ideas y han ayudado a difundirlas. Los nuevos economistas clásicos han ayudado
a presentar su caso a favor de menos regulaciones y papeleo del gobierno. También
han afirmado, con gran deleite de muchas corporaciones, que el monopolio es intras-
cendente o de corta vida, que las fusiones corporativas son un elemento necesario
en el “mercado para el control corporativo” y que la publicidad ayuda a producir un
resultado competitivo, al proporcionar información acerca de las alternativas entre las
cuales pueden elegir los consumidores. También se puede argumentar que, al presentar
el caso a favor de que debería utilizarse el sistema de impuestos para incrementar los
ingresos y no para redistribuir el ingreso, los economistas de la escuela de Chicago han
beneficiado a los grupos de altos ingresos.
Sin embargo, los principios de la escuela de Chicago “funcionan en dos sentidos”.
Por ejemplo, excluyen las acciones del gobierno tales como hacerle préstamos a las
empresas que están a punto de declararse en quiebra, o imponerle cuotas de importación
a los bienes extranjeros. De la misma manera, se oponen a las barreras artificiales tales
496 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
¿En qué forma la escuela de Chicago fue válida, útil o correcta en su época?
La revolución keynesiana tendió a demorar el avance de la microeconomía y muchos de
los mejores eruditos en la profesión dirigieron su atención hacia la expansión del sistema
de ideas keynesiano. Entre ellos se incluían algunos de los primeros microeconomistas
prominentes, como Joan Robinson y John R. Hicks. En cierto sentido, la escuela de
Chicago mantuvo y reforzó la tradición marginalista en una época en que había dis-
minuido su popularidad. Ayudó a preservar el largo legado de la economía clásica y
neoclásica, mientras que la revolución keynesiana dominaba el escenario intelectual.
Esto no quiere sugerir que la revolución keynesiana haya terminado. Pero sí sugiere
que los economistas han vuelto una vez más al análisis macroeconómico para ampliar
su conocimiento de los problemas del día, incluso los que antes parecían ser del exclu-
sivo dominio de los teóricos macroeconomistas. Por ejemplo, el análisis del desempleo
ahora incluye un énfasis en las teorías microeconómicas de la búsqueda de trabajo y de
la sustitución intertemporal entre el trabajo y el tiempo libre.
La escuela de Chicago también fue útil en su época al mantener con vida los puntos
de vista monetarios de Fisher durante un periodo en que era fácil que hubieran que-
dado sepultados de forma permanente por el peso de las ideas keynesianas. La rápida
3
Ibídem, p. 35.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 497
inflación de la década de los años 1970 y principios de los años 1980 desvió la atención
de los estadounidenses, alejándola de la principal preocupación del keynesianismo,
el desempleo, a la preocupación de Fisher y de Friedman, la inflación. La inflación
y el desempleo simultáneos del mismo periodo llevaron a muchos keynesianos a exigir
políticas del ingreso, aun cuando reconocían que esas políticas quizá producirían efec-
tos secundarios negativos sobre la eficiencia. Los nuevos clásicos, con el argumento de
que el trueque a largo plazo entre la inflación y el desempleo era ilusorio, preservaron
la perspectiva clásica optimista de que la eficiencia económica, la estabilidad de precios
y una tasa natural de empleo son mutuamente alcanzables.
¿Qué principios de la escuela de Chicago se convirtieron
en contribuciones perdurables?
Debido a la reciente cosecha de varias de las ideas asociadas con la nueva escuela clásica,
tal vez es prematuro juzgar cuáles, si las hay, se convertirán en contribuciones perdura-
bles. Por ejemplo, el monetarismo perdió gran parte de su apoyo durante las décadas de
los años 1980 y 1990. Sin embargo, basta decir que las nuevas ideas clásicas ya se han
arraigado profundamente en el plan de estudios de las universidades estadounidenses.
Por ejemplo, los principales libros de texto de economía tienen capítulos sobre la nueva
perspectiva de la macroeconomía clásica, incluso exposiciones de una tasa de desempleo
natural, de las expectativas racionales, de una curva vertical de Phillips a largo plazo y
de la oferta total a corto plazo en función del largo plazo. Las teorías de la escuela de
Chicago acerca del capital humano, la producción en el hogar, la búsqueda de trabajo y
la discriminación se discuten en los libros de economía laboral contemporánea. El caso
de los tipos de cambio flexibles de divisas es un tema común en los libros de economía
internacional. El teorema de las externalidades de Coase (“El pasado como un prólogo”
20-1), aun cuando sigue siendo objeto de controversias, se aborda en los libros de
finanzas públicas y de economía ambiental. En resumen, varias de las ideas presentadas
por miembros de la escuela de Chicago, ampliamente definidas, parecen ser de un valor
perdurable. Sin embargo, una evaluación final de esas contribuciones debe esperar al
escrutinio de las dos generaciones siguientes.
MILTON FRIEDMAN
Milton Friedman (1912-2006), la figura principal de los puntos de vista de la escuela
de Chicago, terminó su trabajo cuando estudiaba en la Universidad Rutgers y obtuvo
sus títulos de graduado en la Universidad de Chicago y en la Universidad de Columbia.
Cuando era estudiante en Chicago, Frank Knight ejerció una gran influencia en él. En
1948, Friedman se unió a la facultad en Chicago y permaneció allí hasta su retiro en 1977.
Cuando salió de ahí, prestó sus servicios como asociado senior en la Institución Hoover
de la Universidad de Stanford. Fue presidente de la American Economic Association en
1967 y ganó el Premio Nobel de economía en 1976. Las ideas de Friedman son conoci-
das por un amplio espectro del público estadounidense. Prestó sus servicios como colum-
nista en Newsweek, escribió libros populares, participó en series de televisión educativas y
pronunció discursos ante numerosos grupos.
Función del consumo
En 1957 Friedman publicó A Theory of the Consumption Function, en el que sugería
que la función del consumo keynesiana es demasiado simplista:
498 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
Consideremos a un gran número de hombres que ganan $100 a la semana y gastan $100 a
la semana en consumo actual. Digamos que les pagan una vez a la semana y que los días de
pago se escalonan, de manera que a una séptima parte le pagan el domingo, a otra séptima
parte el lunes y así sucesivamente. Suponga que recopilamos los datos del presupuesto para
una muestra de esos hombres para un día elegido al azar, y que el ingreso se define como
recibos en efectivo ese día, y el consumo se define como gastos de efectivo. Se registraría
que la séptima parte de esos hombres tiene un ingreso de $100 y que seis séptimas partes
tienen un ingreso de cero. Muy bien pudiera ser que los hombres gastarían más el día de
pago que los otros días, pero también harían gastos los demás días, de manera que regis-
traríamos a esa séptima parte con un ingreso de $100 como si tuvieran un ahorro positivo
y a las otras seis séptimas partes como si tuvieran un ahorro negativo. Esos resultados no
nos dicen nada significativo acerca de la conducta de consumo; simplemente reflejan la
utilización de conceptos inapropiados del ingreso y el consumo. Los hombres no adaptan
sus gastos de efectivo en el consumo a sus recibos de efectivo [a corto plazo].4
Friedman señaló que la prolongación del periodo de observación de un día a una
semana eliminaría el error en ese sencillo ejemplo. Pero en términos de los datos de
consumo-ingreso reales, la utilización de un periodo incluso de un año no corrige el
problema.
Según Friedman, el consumo de un hogar está determinado por el ingreso perma-
nente, más que por el ingreso actual, en donde el ingreso permanente se define como el
ingreso promedio que las personas esperan recibir durante cierto número de años. Las
personas tratan de mantener un estándar de vida razonablemente estable de un año al
siguiente, y los cambios en el ingreso que se considera que son temporales o transitorios
ni incrementarán ni disminuirán de forma considerable su consumo actual. Dicho de
otra manera, el consumo no responde a todos los cambios en el ingreso causados por
variaciones en la inversión o en el gasto del gobierno; sólo responde a los cambios en el
ingreso que las personas consideran que son permanentes y perdurables. La implicación
es que la propensión marginal a consumir debida a los cambios en el ingreso actual es
menor de lo que sugeriría la teoría keynesiana. Esto quiere decir que el multiplicador
de la inversión es pequeño, lo que a su vez implica que se ha exagerado la supuesta
inestabilidad interna en la economía.5
Teoría monetaria
Friedman es más conocido por sus ideas sobre el papel del dinero en la economía. A
este respecto discutió varios temas interrelacionados, entre ellos la demanda de dinero,
la teoría de la cantidad de dinero, las causas de la Gran Depresión, la ineficacia de la
política fiscal, la curva vertical de Phillips a largo plazo y la “regla monetaria”.
La demanda de dinero. Friedman consideró la demanda de dinero como demanda
de saldos en efectivo. Las personas piden saldos en efectivo debido a que propor-
cionan una utilidad al tenedor. A diferencia de Keynes, Friedman no hacía ninguna
distinción entre los tipos de dinero, es decir, saldos activos frente a inactivos, o saldos
de operación frente a especulativos. Hay tres factores determinantes importantes
4
Milton Friedman, A Theory of the Consumption Function, Princeton, NJ, Princeton University Press, 1957, p. 220.
5
En 1963, Albert Ando de la Universidad de Pennsylvania y Franco Modigliani del MIT desarrollaron una teoría similar
en la cual el consumo está relacionado con el ingreso a todo lo largo de la vida de las personas. Lo mismo que la hipó-
tesis de Friedman, esta teoría del “ciclo de vida” implica que el consumo en un periodo determinado puede ser menos
sensible a los cambios en el ingreso actual de lo que sugerían algunos keynesianos. Albert Ando y Franco Modigliani,
“The ‘Life Cycle’ Hypothesis of Saving: Aggregate Implications and Tests”, American Economic Review 53 (marzo de
196), pp. 55-84. Modigliani ganó el Premio Nobel de economía en 1985 por sus trabajos.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 499
de la cantidad de dinero que los hogares y las empresas desearán tener en cualquier
momento determinado:
• Riqueza total. La riqueza total en todas sus formas, incluso el capital humano, se
puede medir mejor con el ingreso permanente. A medida que se incrementa la
riqueza, o el ingreso permanente, la cantidad de dinero que las personas desean
retener como efectivo también se incrementa.
• Costo de retener el dinero. El segundo factor determinante decisivo de la demanda
de dinero es el costo de retener el dinero. Los costos más altos resultarán en
menos dinero retenido. Esos costos varían con la tasa de interés, los índices de
inflación esperados y el nivel de precios.
Uno de los costos de retener el dinero consiste en la “tasa de interés” perdida
sobre otras formas de riqueza que se podrían retener. Si los rendimientos sobre
activos no en dinero como acciones y bonos aumenta, el costo de oportunidad de
retener el dinero se incrementa y hay una demanda menor de dinero. Sin embargo,
en general la cantidad de la demanda de dinero es insensible a los cambios en la
tasa de interés. El despliegue del rendimiento de las formas de riqueza entre los
rendimientos de la operación (dinero) y de no operación (acciones, bonos) es rela-
tivamente estable. Por ejemplo, cuando se incrementan las tasas de interés en gene-
ral, los bancos compiten para mantener sus cuentas controlables, ya sea ofreciendo
tasas de interés más altas sobre esas cuentas o incrementando los beneficios que
no son en efectivo (calidad del servicio, conveniencia, cajas de seguridad para depó-
sito de valores “sin ningún costo”). En consecuencia, el costo de oportunidad rela-
tivo de retener el dinero no varía de forma significativa con los cambios en la tasa de
interés en la economía, y la demanda de dinero es inelástica respecto al interés.
Otro costo de retener el dinero se relaciona con la tasa de inflación esperada.
Es el costo de oportunidad de las ganancias de capital perdidas sobre los activos
reales; es el “rendimiento” sacrificado sobre los activos cuyo valor se aprecia. Los
índices de inflación esperados más altos mejoran las perspectivas de las ganancias
de capital y, por consiguiente, incrementan ese costo de retener el dinero. De
manera que las personas reducen sus saldos en efectivo actuales cuando esperan
un alto nivel de inflación.
Un último costo de retener el dinero se relaciona con el nivel de precios (dis-
tinto de la tasa de inflación esperada). Mientras más alto es el nivel de precios,
menor será el costo nominal de retener el dinero, debido a que cada dólar retenido
comprará menos. Los incrementos en el nivel de precios, por ejemplo, medidos
por el Índice de Precios al Consumidor, causan incrementos proporcionales en la
cantidad de la demanda de dinero. Las personas desearán aumentar sus saldos en
efectivo para mantenerlos constantes en términos reales; es decir, desearán retener
más efectivo para comprar los bienes de precio más alto.
• Preferencias. Las preferencias, o actitudes básicas, acerca de retener y utilizar
efectivo son el tercer factor determinante de la demanda de dinero. Friedman
asevera que esas preferencias se mantienen relativamente constantes “a lo largo de
intervalos significativos de espacio y de tiempo”.
En resumen, Friedman dice que la cantidad de la demanda de dinero varía directamente
con el ingreso real permanente y el nivel de precios, inversamente con los índices de
inflación esperados y muy poco con los cambios en la tasa de interés.
Teoría moderna de la cantidad de dinero. Según Friedman, la demanda de dinero es
relativamente estable a corto plazo. En Estados Unidos el sistema de la Reserva Federal
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 501
controla la oferta de dinero. Un incremento en esa oferta permite que las personas
retengan un exceso de efectivo en las cantidades que deseen. Tratarán de deshacerse de
activos de operación gastando el efectivo y firmando cheques. Pero la comunidad como
un todo no se puede deshacer del exceso de saldos de efectivo; el gasto de una persona
deja más efectivo en la billetera o en la chequera de otra persona. De manera que el
intento de las personas por deshacerse de sus saldos de efectivo impulsará la demanda
de bienes y servicios e incrementará la producción, los precios o alguna combinación de
ambos. En circunstancias en donde la economía opera en sus niveles naturales de empleo
y producción, los precios sólo aumentarán a largo plazo. A medida que aumenta el nivel
de precios, se incrementa la demanda de dinero (recuerde la discusión anterior), debido
a que la comunidad desea retener un dinero adicional para comprar los bienes de precio
más alto. A la larga, se restaura el equilibrio entre la cantidad de la oferta y la demanda
de dinero, pero a un nivel de precios más alto.
De manera que, según Friedman, se ha establecido la teoría moderna de la canti-
dad de dinero. No supone que la velocidad es una constante, como lo hacía la antigua
teoría de la cantidad, sino más bien que la demanda de dinero es “altamente estable,
más estable que las funciones tales como la función del consumo que se ofrece como
una alternativa para las relaciones clave”. La inflación, decía Friedman, “siempre y
en todas partes es un fenómeno monetario, producido en primera instancia por un
crecimiento rápido e indebido de la cantidad de dinero”.6 Esa relación entre las exis-
tencias de dinero y los precios, agregaba, está confirmada por la evidencia empírica.
Al referirse a los estudios realizados por otros, manifestó en 1956:
Tal vez no hay ninguna otra relación empírica en la economía que se haya observado que
recurra de una manera tan uniforme, bajo una gran variedad de circunstancias, como la rela-
ción entre los cambios sustanciales a lo largo de breves periodos en las existencias de dinero
y los precios; la una está inevitablemente vinculada con la otra y sigue la misma dirección:
me imagino que esta uniformidad es del mismo orden de muchas de las uniformidades que
constituyen la base de las ciencias físicas.7
En 1963 Friedman y Anna Schwartz publicaron A Monetary History of the United States,
1867-1960, en donde presentaron sus propios descubrimientos empíricos vinculando el
crecimiento de las existencias de dinero y la tasa de inflación. Friedman considera que
es su libro más importante.
La causa de la Gran Depresión. En el capítulo 7 de su libro, Friedman y Schwartz lle-
garon a la controvertida conclusión de que la política monetaria era responsable en gran
parte de la Gran Depresión de la década de los años 1930.8 Más adelante, Friedman
expresó su posición como sigue:
Keynes y la mayoría de otros economistas de esa época creían que la Gran Contracción en
Estados Unidos ocurrió a pesar de que las agresivas políticas expansionistas de las autori-
dades monetarias hicieron lo mejor, pero eso no fue suficiente. Los estudios recientes han
demostrado que los hechos son precisamente lo contrario: las autoridades monetarias de
Estados Unidos siguieron políticas altamente deflacionarias. La cantidad de dinero en
6
Milton Friedman, Dollars and Deficits, Englewood Cliffs, NJ, Prentice-Hall, 1968, p. 18.
7
Milton Friedman, “The Quantity Theory of Money-A Restatement”, Studies in the Quantity Theory of Money,
editor Milton Friedman, Chicago, University of Chicago Press, 1956, pp. 20-21.
8
Este capítulo se publicó por separado como la parte principal de The Great Contraction, de Friedman y Schwartz,
Princeton University Press, 1963.
500 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
Estados Unidos disminuyó una tercera parte durante el curso de la contracción. Y disminuyó
no sólo debido a que no había acreedores dispuestos, ni porque el caballo no estuviera
dispuesto a beber. Disminuyó porque el Sistema de la Reserva Federal obligó a una brusca
reducción en la base monetaria, o la permitió, debido a que no ejerció las responsabilida-
des que le habían asignado en el Acta de la Reserva Federal de proporcionarle liquidez al
sistema bancario. La Gran Contracción es un trágico testimonio del poder de la polí-
tica monetaria, no una evidencia de impotencia, como creían Keynes y muchos de sus
contemporáneos.9
Curva vertical a largo plazo de Phillips. Recuerde que Wicksell había diferenciado
entre las tasas de interés reales y naturales. Friedman decía que hay una distinción simi-
lar entre las tasas de desempleo reales y naturales: “Yo empleo el término de ‘natural’
por la misma razón por la que lo hacía Wicksell, para tratar de separar las fuerzas reales
de las fuerzas monetarias.”10 La tasa de desempleo natural, decía Friedman, es la que
ocurre cuando la tasa de inflación real y la tasa de inflación esperada son iguales. Las
autoridades sólo pueden impulsar de forma temporal la tasa de desempleo por debajo
de la tasa natural generando un nivel de inflación mayor del esperado. Pero una vez
que las personas ajustan sus expectativas a la nueva tasa de inflación más alta, volverá la
tasa de desempleo natural.
El análisis de Friedman se formaliza en la figura 24-1.11 La estrategia para explicarlo
será, primero, establecer las curvas de Phillips a corto plazo y después explorar la forma
en la cual esas curvas a corto plazo pueden cambiar hacia arriba para producir una curva
vertical a largo plazo.
Observe la curva de Phillips a corto plazo SRPC1 en la figura 24-1. Suponga que
la tasa de inflación es P1 y el desempleo está en la tasa natural Un (punto a), y que las
autoridades monetarias desean fijar la tasa de desempleo real en U1, indicando en cierto
sentido una buena disposición para hacer un trueque con un índice de inflación más
alto (P2 en vez de P1) por un índice de desempleo más bajo. Suponga que las auto-
ridades monetarias incrementan las existencias de dinero con el fin de lograrlo. A la
larga, eso eleva la tasa de inflación a P2 y reduce de forma temporal el desempleo a U1
(punto b). ¿Las razones? Las empresas descubren que los precios de sus productos están
aumentando con mayor rapidez que sus costos de trabajo por unidad. Los contratos de
trabajo conforme a los cuales están trabajando muchos empleados se determinaron con
la expectativa de que la inflación seguiría siendo P1. Debido a que los precios aumen-
tan y los salarios nominales no cambian, las tasas salariales reales disminuyen y los
empleadores responden incrementando el empleo. Además, los trabajadores desem-
pleados que buscan puesto empiezan a recibir ofertas de salarios nominales más altos
a medida que las empresas buscan nuevos empleados. Si los trabajadores confunden
esos incrementos en el salario nominal con ofertas de un mejor salario real, abreviarán
el lapso de tiempo que dedican a buscar trabajo. El resultado será una tasa más baja de
9
Milton Friedman, The Optimum Quantity of Money and Other Essays, Chicago, Aldine, 1969, p. 97. Debe estar cons-
ciente de que este punto de vista sigue siendo objeto de controversias; Peter Temin puso a prueba empíricamente el
punto de vista de Friedman y concluyó que las fuerzas monetarias no fueron la causa de la Gran Depresión. Véase su
Did Monetary Forces Cause the Great Depression?, Nueva York, Norton, 1976.
10
Milton Friedman, “The Role of Monetary Policy”, The Optimun Quantity of Money and Other Essays, Chicago, Aldine,
1969, p. 105. Esta disertación se presentó como discurso presidencial a la American Economic Association en 1967.
11
Friedman desarrolló las ideas que son la base de esta figura en su conferencia en la entrega del premio Nobel, reimpresa
con el título de “Inflation and Unemployment”, Journal of Political Economy 85 (junio de 1977), pp. 451-472.
502 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
“creciente” que todos reconocemos en sus formas más sencillas. Una creciente tasa de
inflación puede reducir el desempleo, un índice alto no lo hace.12
La regla monetaria. Recuerde que Lerner había comparado la economía con un auto-
móvil sin volante (revise “El pasado como un prólogo” 22-1). Para evitar los movimien-
tos bruscos de una curva a la siguiente, el automóvil necesita un volante, o sea las finanzas
funcionales, manipulado por un conductor hábil. Friedman replicó como sigue:
Lo que necesitamos no es un conductor monetario hábil del vehículo económico que haga
girar continuamente el volante para ajustarse a las irregularidades inesperadas de la ruta,
sino algún medio de evitar que el pasajero monetario que va en el asiento posterior como
un lastre salga despedido hacia adelante y le dé una sacudida al volante que amenace con
sacar al automóvil de la carretera.13
El automóvil seguirá a lo largo de la carretera siempre y cuando el gobierno no lo
desestabilice. La Reserva Federal debería abandonar su política monetaria discrecional
y apegarse a la regla monetaria: incrementar anualmente la oferta de dinero a una tasa
constante, aproximadamente correspondiente a la tasa de crecimiento a largo plazo de
la capacidad. Hay cuatro razones por las cuales es necesaria esta regla:
• El desempeño pasado de la Reserva Federal. Según Friedman: “A todo lo largo
de su historia, la Reserva Federal ha proclamado que ha estado utilizando sus
poderes para promover la estabilidad económica. Pero el récord no respalda esa
afirmación. Por el contrario, la Reserva Federal ha sido una fuente importante de
inestabilidad.”14
• Limitaciones del conocimiento económico. Hay intervalos de tiempo entre los cam-
bios en las existencias de dinero y los cambios en la producción y en los precios,
y esos intervalos de tiempo son, en sí mismos, variables e impredecibles. Es pro-
bable que los intentos por armonizar la economía se sumen a la inestabilidad, en
vez de corregirla.
• Confianza. Una regla monetaria permitiría que los negocios, los consumidores
y los trabajadores firmaran contratos con la confianza de que la Reserva Federal
no los va a sorprender más adelante.
• Neutralización de la Reserva Federal. “Una regla monetaria debería aislar a la
política monetaria tanto del poder arbitrario de un grupo de hombres que no
están sujetos al control del electorado, como de las presiones a corto plazo de los
prosélitos políticos.”15
Liberalismo económico
Friedman se describió como un liberal del siglo XIX. Por supuesto, se está refiriendo
al liberalismo económico que se asocia con los economistas clásicos, cuyo énfasis era
la libertad económica. Por consiguiente, a lo largo de los años abogó por una serie
de reformas que confiarían menos en el gobierno y más en el mercado. El sistema del
mercado protege no sólo la libertad económica, decía Friedman, sino también la liber-
tad política. “¿Una nación puede tener libertad política cuando las imprentas están en
12
Friedman, “The Role of Monetary Policy”, op. cit., p. 104.
13
Milton Friedman, A Program for Monetary Stability, Nueva York, Fordham University Press, 1959, p. 23.
14
Milton Friedman, An Economist’s Protest: Columns in Political Economy, Glen Ridge, NJ, Thomas Harton, 1972, p. 65.
15
Ibídem, p. 66.
504 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
manos del Estado y cuando los trabajadores están empleados por el Estado?”, pregun-
taba Friedman. Su respuesta era “No”.
Se han aprobado varias reformas de Friedman; otras todavía son objeto de debate
público. Algunos ejemplos de sus propuestas incluyen los tipos de cambio de divisas;
un ejército de voluntarios estadounidenses; una interpretación menos estricta de las
leyes antimonopolio; el final de los experimentos de la nación con las políticas de los
ingresos; un impuesto sobre ingresos negativo; cupones educacionales que le darían a
los padres una elección respecto de las escuelas a donde pueden enviar a sus hijos; una
tasa fija de impuesto sobre el ingreso; legalización de las drogas recreativas, y “privati-
zación” de numerosos servicios públicos.
Los admiradores y críticos de Friedman por igual convienen en que ha ayudado a
establecer que el dinero “importa” en la economía. También convendrían en que el
Remítase a
24-1 mismo Friedman “ha importado”, o ha significado una diferencia tanto en la historia
EL PASADO del pensamiento económico, como a todo lo largo del curso de la política pública.
COMO UN Como declaró Samuelson: “Si Milton Friedman no hubiera existido, habría sido nece-
PRÓLOGO
sario inventarlo.”
éste asume de inmediato el valor que le asignaron en el “mercado de limones”, aun cuando la
unidad pueda estar en perfectas condiciones.
Los economistas contemporáneos han descubierto varios mercados en donde hay una
información asimétrica: comidas en restaurantes, habitaciones de hotel, servicios médicos,
equipo electrónico y algunos mercados de seguros y de trabajo. Sin embargo, también afir-
man que han surgido muchos arreglos del sector privado que ayudan a reducir la asimetría
de la información. Algunos ejemplos incluyen las garantías transferibles del producto, las
concesiones de franquicias y el establecimiento de marcas registradas. Además, el problema
se reduce debido a que los proveedores de información, como las empresas que publican
reportes del consumidor, los productores de guías de viajes, las agencias de crédito, las agen-
cias de fianzas, los corredores y otros intermediarios obtienen una utilidad al proporcionar
información. Por último, el acceso económico a la información proporcionada por medio de
la Internet también reduce el problema de la asimetría de la información.
* George J. Stigler, “The Economics of Information”, Journal of Political Economy 69 (junio de 1961), pp. 213-225.
†
George A. Akerlof, “The Market for Lemons: Qualitative Uncertainty and the Market Mechanism”, Quarterly Journal of
Economics 84 (agosto de 1970), pp. 488-500.
Lucas decía que los participantes en el mercado reflexionan sus errores pasados, uti-
lizan y procesan toda la información disponible y tienen éxito al eliminar las irregulari-
dades en los errores cuando predicen los futuros cambios en el nivel de precios. Debido
a que las personas comprenden que las políticas fiscales y monetarias producen una
inflación, de inmediato ajustan sus expectativas inflacionarias a un nivel más alto cuando
el gobierno pone en práctica esas políticas. Los mercados de recursos y financieros
de inmediato hacen un ajuste, de manera que los trabajadores reciben salarios nomi-
nales más altos, los vendedores de materia prima y de otros bienes de capital reciben
precios más elevados y los acreedores reciben tasas de interés nominales más altas.
Esas reacciones a la inflación esperada hacen que las políticas fiscal y monetaria
sean ineficaces. En vez de los incrementos temporales en las utilidades, la producción
y el empleo que implican el cambio de a a b en la figura 24-1, la economía cambia
directamente de a a c. Es decir, las políticas fiscal y monetaria aumentan directa e
inmediatamente la tasa de inflación de P1 a P2 hacia arriba a lo largo de la curva ver-
tical a largo plazo de Phillips.
Análisis de la oferta total de Lucas
El análisis de Lucas distinguía entre la oferta total a corto plazo y a largo plazo. En la
figura 24-2(a) y (b) los ejes verticales miden el nivel de precios, no la tasa de inflación
y los ejes horizontales miden la producción real, no la tasa de desempleo. En el nuevo
modelo clásico representado por las cifras, un cambio no anticipado en la demanda
total sí afecta al nivel de producción real, pero sólo de forma temporal. En contraste,
un cambio anticipado en la demanda total no tiene ningún efecto sobre la producción
real y el empleo.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 507
(a) (b)
ASLR ASLR
AS2
AS1 AS1
AS3
P2 c
Nivel de precios
Nivel de precios
b
P1 a P1 a
d
AD2 P3 e AD1
AD1
AD3
0 Q1 Q2 0 Q3 Q1
pensaban los economistas clásicos. Por esta razón, su teoría se conoce como la nueva
macroeconomía clásica.
Cuando los cambios en la demanda total son anticipados, la producción real se man-
tiene constante. Por ejemplo, suponga en la figura 24-2(a) que el banco central
incrementa la oferta de dinero con el fin de expandir la demanda total de AD1 a AD2.
Debido a que la acción de la Reserva Federal es pública y a que se anticipa el resultado
inflacionario, las empresas de inmediato reconocen que los precios más altos que están
obteniendo por sus productos son parte de la inflación general que habían anticipado.
Comprenden que las mismas fuerzas que están aumentando sus precios están elevando
sus costos, dejando las utilidades sin ningún cambio. La curva de la oferta total a corto
plazo se mueve hacia la izquierda, de AS1 a AS2 , de forma simultánea con el incre-
mento hacia la derecha en la demanda total de AD1 a AD2. La economía cambia direc-
tamente de a a c en la curva de la demanda total a largo plazo ASRL. La producción
real no cambia en Q 1 y sólo ocurre una inflación. La curva de la oferta total a largo
plazo es la única curva pertinente de la oferta total cuando se anticipan incrementos
en la demanda total. Esto también es cierto para los decrecimientos anticipados en la
demanda total, como de AD1 a AD3 en la figura 24-2(b). En ese caso, la economía
cambia directamente a lo largo de ASLR de a a e.
Evaluación
Nadie que haya estudiado en serio las teorías de Lucas considera que la macroecono-
mía es la misma de antes. Y de hecho, la idea de las expectativas racionales ahora es
una parte importante de la corriente principal de la macroeconomía. Sin embargo, la
mayoría de los macroeconomistas rechaza las nuevas proposiciones clásicas de la auto-
corrección automática y de la ineficacia de la política. Argumentan que los precios y los
salarios no son perfectamente flexibles, en particular en una dirección descendente. Por
consiguiente, la rápida corrección automática para las recesiones, implícita en la figura
24-2(b) no es algo próximo y tal vez sean necesarias políticas fiscales y monetarias para
sacar a la economía de la recesión. (Tal vez usted deseará revisar la figura 22-6). Los
economistas de la corriente principal también debaten la nueva premisa clásica de que
las políticas fiscales y monetarias expansionistas son inflacionarias. Si los economistas
están en desacuerdo en este punto, se preguntan, ¿por qué esperarar que el público
general iguale a esas políticas con la inminente inflación y actúe conforme a esa expec-
tativa? De hecho, Lucas ha ampliado las teorías microeconómicas de la competencia
perfecta, la conducta racional y el equilibrio walrasiano hacia la macroeconomía. Sin
embargo, hay un considerable debate acera de qué tan bien describe esta teoría el ver-
dadero funcionamiento de las economías en el mundo real.
GARY S. BECKER
Gary S. Becker (1930-) nació en Pottstown, Pennsylvania, realizó sus trabajos de estu-
diante universitario en Princeton y obtuvo su doctorado en la Universidad de Chicago.
Entre 1957 y 1969 fue profesor en la Universidad de Columbia. En 1970 se unió a la
facultad en Chicago, en donde en la actualidad es profesor de economía y sociología. Fue
presidente de la American Economic Association en 1986 y, según un historiador del pen-
samiento académico, “es una de las mentes más originales en la economía moderna”.18
18
Mark Blaug, Great Economists since Keynes, Totowa, NJ, Barnes and Noble, p. 15.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 509
Becker, un consumado teórico, parece más cómodo presentando sus teorías positivas de la
economía que defendiendo las perspectivas de la política asociadas con Friedman y con la
escuela de Chicago. Sin embargo, a mediados de la década de los años 1980, empezó a
contribuir escribiendo columnas para Business Week, lo que ha incrementado su exposición
al público más amplio. En 1992 le otorgaron el Premio Nobel de economía.
Becker ha sido conocido como un “intelectual imperialista”, en el sentido de que ha
ampliado el enfoque económico –con una combinación de supuestos como la maximi-
zación del comportamiento, las preferencias estables y el equilibrio de mercado– en el
dominio tradicional de la sociología, la ciencia política, el derecho, la biología social y la
antropología. Su fuerte convicción sobre la relevancia de la economía en una variedad
de temas es evidente, como lo muestra la siguiente exposición acerca de sus ideas.
Discriminación
En 1957 Becker publicó The Economics of Discrimination, que fue una versión corre-
gida de su disertación doctoral de 1955. Más adelante señaló: “Fue mi primer esfuerzo
publicado por aplicar el enfoque económico a un problema fuera de los terrenos con-
vencionales de la economía y fue acogido con indiferencia y hostilidad por la abruma-
dora mayoría de la profesión económica.”19
Sin embargo, para mediados de la década de los años 1970, el modelo de discrimi-
nación de Becker, aun cuando todavía es controvertido, recibió una prominente exposi-
ción en la mayoría de los libros de economía laboral. Becker considera la discriminación
como una preferencia o un “gusto” por el cual el discriminador está dispuesto a pagar.
Se supone que los individuos actúan como si tuvieran “una preferencia por la discrimina-
ción”, y esas preferencias o gustos son la causa inmediata más importante de la discrimi-
nación real. Cuando un empleador discrimina a los empleados, actúa como si incurriera
en costos de producción psíquicos no pecuniarios al emplearlos.
El coeficiente de discriminación de un empleador contra un empleado mide el valor
asignado al costo no pecuniario de emplearlo, debido a que representa la diferencia en el por-
centaje entre el dinero y la tasa salarial verdadera o “neta” que le pagan. Si p es la tasa salarial
pagada, entonces p (1 + d) es la tasa salarial neta, y d es el coeficiente de discriminación.20
Un ejemplo concreto ayudará a aclarar estas ideas. Suponga que la tasa salarial de mer-
cado es $6 y que el coeficiente de discriminación del empleador, d, es 0.50. Entonces,
desde la perspectiva de ese empleador, la tasa salarial para el grupo discriminado es
$9[p (1 + d) = $6(1 + .50)]. Esto implica que el empleador prejuiciado está dispuesto a
pagar una prima hasta de $3 por hora si contrata a trabajadores preferidos en oposición
al grupo que es el blanco de sus prejuicios. Los valores más altos de d sugieren una
poderosa preferencia por la discriminación. Por otra parte, si d es cero, el empleador
no tiene prejuicios.
Si los coeficientes de discriminación son positivos en la economía general, enton-
ces la demanda de trabajadores preferidos será mayor de lo que sería sin la preferencia
por la discriminación. Como resultado, el salario de mercado para los trabajadores
preferidos excederá al de los no preferidos, pero igualmente productivos. Este hecho
tiene implicaciones importantes. Los empleadores discriminadores tendrán costos sala-
riales más altos que quienes no discriminan. Las empresas que discriminan tendrían que
19
Gary S. Becker, The Economic Approach to Human Behavior, Chicago, University of Chicago Press, 1976, p. 15.
20
Gary S. Becker, The Economics of Discrimination, segunda edición, Chicago, University of Chicago Press, 1971, pp. 153-154.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 511
pagar una prima del salario, o “precio” por sus preferencias. Las empresas que no
tienen esa preferencia por la discriminación, o cuya preferencia es relativamente baja
en relación con el diferencial del salario, contratarán a los trabajadores no preferidos
igualmente productivos con el salario más bajo y ganarán así una ventaja de costo
sobre sus competidores discriminantes. En teoría, sólo los productores de menor
costo pueden sobrevivir a largo plazo en una economía de mercado competitiva; los
discriminadores tendrán costos promedio que exceden al precio determinado por el
mercado; es decir, sufrirán pérdidas.
Por consiguiente, la teoría de Becker es congruente con el nuevo punto de vista
clásico más amplio: a largo plazo, el sistema de mercado competitivo le impondrá
costos a los discriminadores, lo que reducirá la cantidad de discriminación, no
importa si es de sexo, raza o preferencia religiosa. El papel del gobierno para apresu-
rar este proceso debería ser resistir la presión de los grupos de interés para bloquear
la libre elección ocupacional.
Inversión en capital humano
En Human Capital (1964) Becker presentó la teoría de la inversión en el capital
humano en su forma moderna y generalizada. Ese libro amplió de forma considerable
el trabajo realizado por Theodore Schultz, el colega de Becker en Chicago (véase
el sitio web del libro). La figura 24-3 muestra la teoría según aplica a un individuo
hipotético que debe decidir si va a ir a la universidad o no. La decisión de asistir para
propósitos de inversión depende del rendimiento esperado sobre la inversión propia.
Sin universidad, el individuo a quien aplica la información en la figura podría esperar
las ganancias anuales que se muestran por la línea HH. Con universidad, la línea de las
ganancias se convierte en CC. La asistencia a la universidad durante cuatro años implica
costos directos (1) como colegiatura y libros, y costos indirectos (2), que asumen la
forma de las ganancias de las que se prescinde durante el periodo de inversión. Una
vez que el graduado ingresa a la fuerza de trabajo, ganará más de lo que habría obte-
nido si sólo tuviera un diploma de preparatoria. La diferencia entre los dos flujos de
ganancias se muestra como (3). La decisión de inversión requiere una comparación
del valor presente de los incrementos anuales a las ganancias (3) con el valor presente
de los costos directos e indirectos (1 y 2). Si el primero excede al segundo, es decir, si
el valor presente neto es positivo, tendrá lugar la inversión. El principio básico, que es
la base de la figura 24-3, aplica a todas las decisiones humanas de inversión de capital,
como la decisión de un trabajador de mudarse a una nueva ubicación para trabajar, la
decisión de una empresa de proporcionarle capacitación en el trabajo a sus empleados,
o la decisión de una nación en vías de desarrollo de utilizar sus recursos para mejorar
la salud general de su fuerza de trabajo. En cada caso, quien toma la decisión sopesa
las futuras ganancias contra los sacrificios presentes.
Becker fue el primero en distinguir entre la capacitación general y la específica. La
capacitación general incrementa la productividad marginal de los trabajadores, no sólo
en su empleo actual sino también en cualquier otro empleo que pudieran aceptar. La
capacitación específica incrementa la productividad marginal sólo dentro de la empresa
que la proporciona. Por consiguiente, algunas de las capacidades son específicas para
una empresa o una situación particulares (capital específico), mientras que otras se apli-
can ampliamente a varias situaciones o escenarios de trabajo (capital general).
Becker señaló que la teoría del capital humano ayuda a explicar “una amplia gama
de fenómenos empíricos para los que se han dado interpretaciones ad hoc o que han
510 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
C
(3)
Ganancias
incrementales
H
C
Ganancias anuales H
Al saber que los presuntos empleadores utilizan mecanismos de selección, los candidatos
al trabajo pueden elegir su educación para señalar, como dice Spence, su mayor capacidad.
Si las escuelas de más prestigio puedan enviar una señal mejor, aunque también son más
costosas, un estudiante debe decidir si las ganancias del ingreso potencial debidas a la señal
exceden al costo más alto.
La pregunta básica es ¿qué se está seleccionando y señalando? ¿Las mejores universidades
en realidad generan más capital humano que otras instituciones, o simplemente atraen a
aquellos que ya poseen una mayor capacidad? La selección y la señalización también ocurren
antes en el proceso, ya que una poderosa reputación institucional atrae a los mejores aspiran-
tes, mientras que desalienta a quienes tienen menor capacidad. Los estudiantes de secundaria
que piensan asistir a la universidad pueden señalar su capacidad inscribiéndose en escuelas
preparatorias de buena reputación. Además, los consejos de admisión de las universidades
seleccionan a los aspirantes, entre otras cosas, por la calidad percibida de la escuela prepara-
toria a la que asistieron.
Según el grado hasta el cual los ingresos más altos reflejan una mayor productividad, los
graduados universitarios de los programas de más prestigio tienden a ser más productivos.
Pero aún queda la pregunta planteada por Spence y Stiglitz: ¿esa mayor productividad refleja
un mejor proceso educativo, o que los estudiantes traen de sus escuelas una serie de insumos
de más calidad? ¿Está ocurriendo más desarrollo de capital humano en las escuelas de presti-
gio, o esas escuelas y sus estudiantes simplemente están señalando a trabajadores de más alta
calidad y mayor productividad potencial?
* U.S Bureau of the Census, Encuesta de la población actual, Tabla-PINC-4, marzo de 2002. En 1981, quienes tenían un título
universitario ganaban sólo 57 por ciento más que quienes sólo tenían un diploma de preparatoria.
Teoría del matrimonio. El matrimonio tiene en cuenta una división del trabajo que
permite que los socios maximicen su producción y consumo conjuntos de “bienes”
que proporcionan un bienestar económico. La reproducción y la educación de los hijos
son “bienes” fundamentales que facilita el matrimonio. En otras palabras, las parejas
forman un hogar debido a un interés económico propio. Las variaciones en la capa-
cidad que permiten ganancias de la asociación resultan de las diferentes experiencias
pasadas y de otras inversiones en capital humano. Es muy probable que el individuo
que tenga la oportunidad de un salario de mercado más alto ingrese al mercado de
trabajo, mientras que la producción en el hogar estará a cargo del individuo que tenga
la mayor productividad relativa en esas ocupaciones. Por tradición, las mujeres casadas
se han especializado en tener hijos y en otras actividades domésticas. Como resultado,
[...] les han exigido a sus esposos “contratos” a largo plazo que las protejan contra el aban-
dono y otras adversidades. Virtualmente todas las sociedades han desarrollado una protec-
ción a largo plazo para las mujeres casadas; podemos incluso decir que el “matrimonio” se
define como un compromiso a largo plazo entre un hombre y una mujer.22
Incluso las diferencias más o menos pequeñas en las capacidades productivas entre las
parejas en el matrimonio implican grandes diferencias en la asignación del tiempo entre
el tiempo en el mercado de trabajo, el tiempo de producción del hogar y el tiempo de
consumo. La razón es que al dedicarse a una actividad se incrementan las propias exis-
tencias de capital humano específico, lo que a su vez aumenta la productividad en esa
actividad. Sin embargo, esto no siempre resulta en una especialización completa. Por
ejemplo, en algunos casos uno de los miembros de la pareja puede optar por trabajar
parte del tiempo.
El matrimonio por lo común implica una distribución selectiva entre hombres y
mujeres de “alta calidad”. Una razón es la complementariedad en la producción. Los
rasgos positivos que posee uno de los miembros de la pareja incrementa la contribución
marginal del otro para producir un “ingreso total”, definido ampliamente para incluir
los “bienes”.
Fertilidad. La familia produce hijos (“capital duradero”) que se suman al ingreso total
de la familia, o bienestar económico. Pero las familias no producen tantos hijos como
sería biológicamente posible, debido a que los hijos son costosos. A este respecto, decía
Becker, tienen un “precio”. Ese precio implica los costos directos tales como gastos de
alimentación, resguardo, ropa, cuidado de la salud, atención durante el día, educación,
etcétera, y los costos indirectos en forma de costos de oportunidad del tiempo. Los
niños pequeños, en particular, son bienes intensivos en tiempo. La fertilidad dependerá
del precio de los hijos, del ingreso paterno y del trueque que los padres perciben entre
21
Gary S. Becker, A Treatise on the Family, Cambridge, Harvard University Press, 1981, pp. IX y X.
22
Ibídem, pp. 14-15.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 515
23
Ibid., p. 183.
24
Ibid., p. 220.
516 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO
25
Yoram Ben-Porath, “Economics and the Family-Match or Mismatch? A Review of Becker’s A Treatise on the Family”,
Journal of Economic Literature 20 (marzo de 1982), pp. 62-63.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 517
Lecturas selectas
Libros
Becker, Gary S. The Economic Approach to Human Behavior. Chicago: University of
Chicago Press, 1976.
. The Economics of Discrimination. Segunda edición, Chicago: University of Chicago
Press, 1971. (Publicado originalmente en 1957.)
. Human Capital: A Theoretical and Empirical Analysis with Special Reference to
Education. Nueva York: National Bureau of Economic Research, 1964.
. A Treatise on the Family. Cambridge: Harvard University Press, 1981.
Friedman, Milton. Capitalism and Freedom. Chicago: University of Chicago Press,
1962.
. Essays in Positive Economics. Chicago: University of Chicago Press, 1953.
. The Optimum Quantity of Money and Other Essays. Chicago: Aldine, 1969.
. editor, Studies in the Quantity Theory of Money. Chicago: University of Chicago
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. Theory of the Consumption Function. Princeton, NJ: Princeton University Press,
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Friedman, Milton y Anna J. Schwartz. A Monetary History of the United States, 1867-
1960. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1963.
Hirsh, Abraham y Neil de Marchi. Milton Friedman: Economics in Theory and Practice.
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Lucas, Robert E. Studies in Business-Cycle Theories. Cambridge, MA: MIT Press,
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Samuels, Warren J., editor. The Chicago School of Political Economy. East Lansing, MI:
Michigan State University, 1976.
Shackleton, J. R. y G. Locksley, editores. Twelve Contemporary Economists. Capítulos 2
y 4, Nueva York: Wiley, Halsted, 1981.
Stigler, George J. The Economics as Preacher and Other Essays. Chicago: University of
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Wood, John Cunningham, editor. Milton Friedman: Critical Assesments. Cuatro tomos,
Londres: Routledge, 1990.
Artículos en revistas
Ben-Porath, Yoram. “Economics and the Family-Match or Mismatch? A Review of
Becker’s A Treatise on the Family”, Journal of Economic Literature 20 (marzo de
1982), pp. 52-64.
Chari, V. V. “Nobel Laureate Robert E. Lucas, Jr.: Architect of Modern Macro-
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Hannan, Michael T. “Families, Markets and Social Structures: An Essay on Becker’s
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1975) y 10 (marzo de 1976).
Thygesen, Niels. “The Scientific Contributions of Milton Friedman”, Scandinavian
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