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Escuela Chicago

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Capítulo

LA ESCUELA DE CHICAGO:
EL NUEVO CLASICISMO
24
La fase moderna de la escuela de economía de Chicago inició en 1946, cuando Milton
Friedman se unió a la facultad en la Universidad de Chicago.1 Él y George Stigler,
quien llegó en 1948, establecieron con firmeza la identidad única de la escuela. Gary
Becker, Robert Lucas y varios otros economistas prominentes de Chicago han conti-
nuado la tradición, lo mismo que otros teóricos que ocupan posiciones muy diversas en
el ámbito universitario, los negocios y el gobierno. De manera que las ideas asociadas
con la escuela de Chicago ya no están exclusivamente confinadas a la universidad que
le dio su nombre a la escuela.
Descubrirá que los principios de la escuela de Chicago se ajustan a la tradición clá-
sica-neoclásica más amplia. La perspectiva de Chicago es una variante del neoclasicismo
y se conoce como el “nuevo clasicismo”.
Después de ofrecer una perspectiva de la escuela moderna de Chicago, se abordan
los trabajos de tres de sus figuras principales: Friedman, Lucas y Becker. En “El pasado
como un prólogo” 24-1 se revisan los aspectos económicos de la información asociada
con Stigler. Ronald Coase (“El pasado como un prólogo” 20-1) y Theodore Schultz
(“El pasado como un prólogo” 23-2) también impartieron clases en Chicago.

PERSPECTIVA DE LA ESCUELA DE CHICAGO


Los antecedentes históricos de la escuela de Chicago
Muchos de los desarrollos importantes en el pensamiento económico desde la época de
Marshall estimularon, o al menos racionalizaron, una mayor participación del gobierno
en la economía. La idea de Pigou de las externalidades implicaba que el gobierno podría
mejorar la asignación de recursos mediante impuestos y subsidios selectivos. La teoría
del monopsonio de Robinson sugería que el gobierno debería establecer un salario
mínimo y promover el sindicalismo laboral. Las teorías de la competencia imperfecta
y del poder de monopolio llevaron a muchos a concluir que se debería ampliar el
papel regulador del gobierno en la economía. Los monopolios naturales se regularían
como empresas de servicios públicos y los monopolios no naturales se disolverían por
medio de acciones antimonopolio. Debido a la falta de competencia, los reguladores
necesitaban supervisar la conducta de las empresas, con el fin de evitar resultados
incongruentes con las metas de eficiencia y equidad de la nación. La teoría económica
del socialismo del mercado convenció a muchos de que el Estado podría asignar los
1
Frank Knight (1885-1972), quien junto con Coase desafió la teoría del costo social de Pigou y Henry Simons (1900-
1946), que fue un enérgico defensor del laissez-faire, fueron los primeros contribuyentes a lo que se ha convertido en
la tradición de Chicago. También lo fue Jacob Viner (“El pasado como un prólogo” 14-1). Un buen resumen de sus
contribuciones se encuentra en William Breit y Roger L. Ransom, The Academic Scribblers, edición corregida, capítulos
12 y 13, Chicago, Dryden, 1982.
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recursos y producir bienes y servicios en una forma tan eficiente como lo podían hacer
las empresas privadas. Las teorías ampliamente aceptadas del desarrollo económico
concluían que el gobierno era el único conducto disponible para romper el círculo
vicioso de la pobreza en los países en vías de desarrollo. La revolución keynesiana se
había arraigado con firmeza. Su premisa básica de que los gobiernos deberían utilizar
políticas fiscales, monetarias y del ingreso para estabilizar la economía se convirtió en la
sabiduría convencional. Habían surgido razones fundamentales para que el gobierno se
hiciera cargo de la redistribución del ingreso, tanto de los análisis marginalistas como
de los keynesianos.
Los miembros de la escuela de Chicago se oponían a toda esa línea de razonamiento.
Durante los primeros años de esta escuela, sus seguidores hicieron muy pocos progresos
para convencer a otros. Los partidarios de la perspectiva de Chicago estaban avanzando
en contra de una poderosa marea intelectual e histórica. Pero la experiencia económica
de la década de los años 1970 proyectó algunas dudas respecto a la validez de varios
aspectos de la nueva ortodoxia económica. La marea menguó y cambió, dejando a los
seguidores de la escuela de Chicago a la vanguardia de una nueva oleada de ideas inte-
lectuales, mientras que numerosos economistas más jóvenes siguieron su ejemplo.
Principios fundamentales de la escuela de Chicago
Los principios y características más importantes de la escuela de Chicago son los siguientes:
• Conducta de optimización. Los miembros de la escuela de Chicago hacen hincapié
en el principio neoclásico de que las personas tratan de maximizar su bienestar;
es decir, deciden optimizar su conducta en el momento de las decisiones. La
unidad económica básica es el individuo. Los individuos se combinan en unidades
más grandes, familias, grupos de intereses políticos, organizaciones de negocios,
como una forma de obtener ganancias de la especialización y el intercambio. Las
preferencias tienden a ser estables e independientes de los precios. Las personas
hacen elecciones racionales, aun cuando esas elecciones no siempre producen los
resultados esperados. Los beneficios y los costos son inciertos. Para reducir esa
incertidumbre, quien toma las decisiones busca información, pero sólo hasta el
punto en que el beneficio marginal de la información adicional es igual al costo
marginal de obtenerla. Los consumidores, los trabajadores y las empresas respon-
den a los incentivos monetarios y a la ausencia de ellos.
• Los precios y los salarios observados en general tienden a ser buenas aproximaciones
de los competitivos a largo plazo.2 Los precios y los salarios reflejan los costos
de oportunidad para la sociedad al margen. Las divergencias entre los precios
reales y competitivos, causadas por el monopolio o el monopsonio, en general
son insignificantes. Los precios de monopolio persisten a largo plazo sólo en los
casos en donde el gobierno bloquea el ingreso competitivo. Incluso en esos casos,
la competencia a la larga generará nuevos productos y tecnologías que minarán la
posición del monopolista. El establecimiento de derechos de propiedad claros y el
estímulo de las negociaciones privadas minimizan las externalidades. Los arreglos
institucionales, la paga por antigüedad, los considerables salarios ejecutivos, los
contratos sindicales, etcétera, que en la superficie parecen determinar los salarios y

2
Se hace hincapié en esta característica de la escuela de Chicago en Melvin W. Reder, “Chicago Economics: Permanence
and Change”, Journal of Economic Literature 20 (marzo de 1982), pp. 1-38. Éste es el único artículo que vale la pena
sobre la escuela de Chicago.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 495

los precios independientemente de las fuerzas del mercado, por lo común existen
debido a que las partes involucradas consideran que son eficientes.
• Orientación matemática. La escuela de Chicago depende en gran parte de la
teoría matemática (por ejemplo, a diferencia de los neoaustriacos) y utiliza tanto
el método marshalliano del equilibro parcial como el enfoque walrasiano del equi-
librio general. Se hace hincapié en la verificación empírica, pero en ocasiones eso
se deja a otros.
• Rechazo del keynesianismo. La economía se ajusta y regula ella misma y las fluctua-
ciones menores son autolimitantes. Las severas recesiones y depresiones resultan
de una política monetaria inapropiada, no de los cambios autónomos en el gasto.
Los cambios en las existencias de dinero causan cambios directos en el producto
doméstico bruto nominal, en vez de operar exclusivamente mediante tasas de
interés financieras. La política fiscal por lo general es inefectiva, a menos que vaya
acompañada de cambios en la oferta de dinero, e incluso en este último caso es
impotente en presencia de expectativas racionales. La teoría de la inflación o pre-
sión del costo del vendedor es errónea, debido a que la inflación es siempre y en
todas partes un fenómeno monetario.
• Gobierno limitado. El gobierno es inherentemente ineficiente como agente para
lograr objetivos que se pueden satisfacer mediante el intercambio privado. Los
funcionarios del gobierno tienen objetivos propios y tratan de optimizarlos y, por
consiguiente, desvían inevitablemente una parte de los recursos que tienen a su
disposición para propósitos distintos de los que benefician a los contribuyentes.
En vez de ser en interés del público, las regulaciones del gobierno por lo común
benefician a quienes buscan la regulación, o a aquellos que aprenden a guiarla
para su ventaja privada.
¿A quiénes benefició o trató de beneficiar la escuela de Chicago?
Los defensores del punto de vista de la escuela de Chicago ayudaron a convencer a la
población y a los funcionarios electos de que el sistema del mercado competitivo, que
se deja relativamente libre de la interferencia del gobierno, produce una libertad eco-
nómica máxima, lo que a su vez produce un bienestar económico individual y colectivo
máximo. Según el grado hasta el cual esta proporción es válida, el punto de vista de la
escuela de Chicago beneficia a la sociedad en general.
Muchos intereses corporativos se han beneficiado debido a la amplia aceptación
de los puntos de vista de la escuela de Chicago. De hecho, algunas han defendido
esas ideas y han ayudado a difundirlas. Los nuevos economistas clásicos han ayudado
a presentar su caso a favor de menos regulaciones y papeleo del gobierno. También
han afirmado, con gran deleite de muchas corporaciones, que el monopolio es intras-
cendente o de corta vida, que las fusiones corporativas son un elemento necesario
en el “mercado para el control corporativo” y que la publicidad ayuda a producir un
resultado competitivo, al proporcionar información acerca de las alternativas entre las
cuales pueden elegir los consumidores. También se puede argumentar que, al presentar
el caso a favor de que debería utilizarse el sistema de impuestos para incrementar los
ingresos y no para redistribuir el ingreso, los economistas de la escuela de Chicago han
beneficiado a los grupos de altos ingresos.
Sin embargo, los principios de la escuela de Chicago “funcionan en dos sentidos”.
Por ejemplo, excluyen las acciones del gobierno tales como hacerle préstamos a las
empresas que están a punto de declararse en quiebra, o imponerle cuotas de importación
a los bienes extranjeros. De la misma manera, se oponen a las barreras artificiales tales
496 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

como licenciamientos innecesarios que incrementan la remuneración en algunas ocupa-


ciones, haciendo que a los nuevos participantes les resulte difícil el ingreso.
Por otra parte, los grupos y los individuos que dependen del subsidio, las regula-
ciones o de una legislación especial del gobierno, tienen mucho que perder si aceptan
las políticas de la escuela de Chicago. Por ejemplo, los intereses agrícolas que defienden
los respaldos de precios y los subsidios del gobierno se han opuesto a la perspectiva
de la escuela de Chicago. Los sindicatos o grupos profesionales que representan a los
empleados del gobierno también han expresado enérgicamente su descontento con la
economía al estilo de la escuela de Chicago. Los funcionarios del gobierno que derivan
su empleo personal y su ingreso de las regulaciones del gobierno de la actividad econó-
mica también se resisten a esas ideas.
Aun cuando muchos de los economistas más recientes de la escuela de Chicago son
apolíticos, la escuela como un todo sirvió a la causa del conservadurismo político en
Estados Unidos. Como manifestó Melvin W. Reder, él mismo miembro de la escuela
de Chicago:
El notable éxito de la escuela de Chicago durante el tercer cuarto de este siglo [XX] se debió
en gran parte al hecho de que pudo asumir un papel importante tanto en la investigación
científica como al apoyar el conservadurismo político. El hecho de que pudiera cumplir
con ese doble papel se debió a la afortunada combinación de talento científico y capacidad
explicativa que poseían tanto Friedman como Stigler, pero quizá todavía más a la quiebra
del conservadurismo individual a finales de la Segunda Guerra Mundial.
El efecto combinado de la Gran Depresión al desacreditar al capitalismo del laissez-faire,
y de Hitler al hacer que fuera sospechosa cualquier tipo de doctrina nacionalista-conserva-
dora, fue dejar al derecho político con muy poco apoyo intelectual. Aun cuando había otros
voceros a favor del laissez-faire (por ejemplo, el grupo Mises), la estimación profesional y las
posiciones académicas [de los economistas de la escuela de Chicago], así como su capacidad
para una comunicación no técnica, les dieron una considerable ventaja al competir por la
atención y el apoyo del público conservador en las décadas posteriores a 1945.3

¿En qué forma la escuela de Chicago fue válida, útil o correcta en su época?
La revolución keynesiana tendió a demorar el avance de la microeconomía y muchos de
los mejores eruditos en la profesión dirigieron su atención hacia la expansión del sistema
de ideas keynesiano. Entre ellos se incluían algunos de los primeros microeconomistas
prominentes, como Joan Robinson y John R. Hicks. En cierto sentido, la escuela de
Chicago mantuvo y reforzó la tradición marginalista en una época en que había dis-
minuido su popularidad. Ayudó a preservar el largo legado de la economía clásica y
neoclásica, mientras que la revolución keynesiana dominaba el escenario intelectual.
Esto no quiere sugerir que la revolución keynesiana haya terminado. Pero sí sugiere
que los economistas han vuelto una vez más al análisis macroeconómico para ampliar
su conocimiento de los problemas del día, incluso los que antes parecían ser del exclu-
sivo dominio de los teóricos macroeconomistas. Por ejemplo, el análisis del desempleo
ahora incluye un énfasis en las teorías microeconómicas de la búsqueda de trabajo y de
la sustitución intertemporal entre el trabajo y el tiempo libre.
La escuela de Chicago también fue útil en su época al mantener con vida los puntos
de vista monetarios de Fisher durante un periodo en que era fácil que hubieran que-
dado sepultados de forma permanente por el peso de las ideas keynesianas. La rápida
3
Ibídem, p. 35.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 497

inflación de la década de los años 1970 y principios de los años 1980 desvió la atención
de los estadounidenses, alejándola de la principal preocupación del keynesianismo,
el desempleo, a la preocupación de Fisher y de Friedman, la inflación. La inflación
y el desempleo simultáneos del mismo periodo llevaron a muchos keynesianos a exigir
políticas del ingreso, aun cuando reconocían que esas políticas quizá producirían efec-
tos secundarios negativos sobre la eficiencia. Los nuevos clásicos, con el argumento de
que el trueque a largo plazo entre la inflación y el desempleo era ilusorio, preservaron
la perspectiva clásica optimista de que la eficiencia económica, la estabilidad de precios
y una tasa natural de empleo son mutuamente alcanzables.
¿Qué principios de la escuela de Chicago se convirtieron
en contribuciones perdurables?
Debido a la reciente cosecha de varias de las ideas asociadas con la nueva escuela clásica,
tal vez es prematuro juzgar cuáles, si las hay, se convertirán en contribuciones perdura-
bles. Por ejemplo, el monetarismo perdió gran parte de su apoyo durante las décadas de
los años 1980 y 1990. Sin embargo, basta decir que las nuevas ideas clásicas ya se han
arraigado profundamente en el plan de estudios de las universidades estadounidenses.
Por ejemplo, los principales libros de texto de economía tienen capítulos sobre la nueva
perspectiva de la macroeconomía clásica, incluso exposiciones de una tasa de desempleo
natural, de las expectativas racionales, de una curva vertical de Phillips a largo plazo y
de la oferta total a corto plazo en función del largo plazo. Las teorías de la escuela de
Chicago acerca del capital humano, la producción en el hogar, la búsqueda de trabajo y
la discriminación se discuten en los libros de economía laboral contemporánea. El caso
de los tipos de cambio flexibles de divisas es un tema común en los libros de economía
internacional. El teorema de las externalidades de Coase (“El pasado como un prólogo”
20-1), aun cuando sigue siendo objeto de controversias, se aborda en los libros de
finanzas públicas y de economía ambiental. En resumen, varias de las ideas presentadas
por miembros de la escuela de Chicago, ampliamente definidas, parecen ser de un valor
perdurable. Sin embargo, una evaluación final de esas contribuciones debe esperar al
escrutinio de las dos generaciones siguientes.

MILTON FRIEDMAN
Milton Friedman (1912-2006), la figura principal de los puntos de vista de la escuela
de Chicago, terminó su trabajo cuando estudiaba en la Universidad Rutgers y obtuvo
sus títulos de graduado en la Universidad de Chicago y en la Universidad de Columbia.
Cuando era estudiante en Chicago, Frank Knight ejerció una gran influencia en él. En
1948, Friedman se unió a la facultad en Chicago y permaneció allí hasta su retiro en 1977.
Cuando salió de ahí, prestó sus servicios como asociado senior en la Institución Hoover
de la Universidad de Stanford. Fue presidente de la American Economic Association en
1967 y ganó el Premio Nobel de economía en 1976. Las ideas de Friedman son conoci-
das por un amplio espectro del público estadounidense. Prestó sus servicios como colum-
nista en Newsweek, escribió libros populares, participó en series de televisión educativas y
pronunció discursos ante numerosos grupos.
Función del consumo
En 1957 Friedman publicó A Theory of the Consumption Function, en el que sugería
que la función del consumo keynesiana es demasiado simplista:
498 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

Consideremos a un gran número de hombres que ganan $100 a la semana y gastan $100 a
la semana en consumo actual. Digamos que les pagan una vez a la semana y que los días de
pago se escalonan, de manera que a una séptima parte le pagan el domingo, a otra séptima
parte el lunes y así sucesivamente. Suponga que recopilamos los datos del presupuesto para
una muestra de esos hombres para un día elegido al azar, y que el ingreso se define como
recibos en efectivo ese día, y el consumo se define como gastos de efectivo. Se registraría
que la séptima parte de esos hombres tiene un ingreso de $100 y que seis séptimas partes
tienen un ingreso de cero. Muy bien pudiera ser que los hombres gastarían más el día de
pago que los otros días, pero también harían gastos los demás días, de manera que regis-
traríamos a esa séptima parte con un ingreso de $100 como si tuvieran un ahorro positivo
y a las otras seis séptimas partes como si tuvieran un ahorro negativo. Esos resultados no
nos dicen nada significativo acerca de la conducta de consumo; simplemente reflejan la
utilización de conceptos inapropiados del ingreso y el consumo. Los hombres no adaptan
sus gastos de efectivo en el consumo a sus recibos de efectivo [a corto plazo].4
Friedman señaló que la prolongación del periodo de observación de un día a una
semana eliminaría el error en ese sencillo ejemplo. Pero en términos de los datos de
consumo-ingreso reales, la utilización de un periodo incluso de un año no corrige el
problema.
Según Friedman, el consumo de un hogar está determinado por el ingreso perma-
nente, más que por el ingreso actual, en donde el ingreso permanente se define como el
ingreso promedio que las personas esperan recibir durante cierto número de años. Las
personas tratan de mantener un estándar de vida razonablemente estable de un año al
siguiente, y los cambios en el ingreso que se considera que son temporales o transitorios
ni incrementarán ni disminuirán de forma considerable su consumo actual. Dicho de
otra manera, el consumo no responde a todos los cambios en el ingreso causados por
variaciones en la inversión o en el gasto del gobierno; sólo responde a los cambios en el
ingreso que las personas consideran que son permanentes y perdurables. La implicación
es que la propensión marginal a consumir debida a los cambios en el ingreso actual es
menor de lo que sugeriría la teoría keynesiana. Esto quiere decir que el multiplicador
de la inversión es pequeño, lo que a su vez implica que se ha exagerado la supuesta
inestabilidad interna en la economía.5
Teoría monetaria
Friedman es más conocido por sus ideas sobre el papel del dinero en la economía. A
este respecto discutió varios temas interrelacionados, entre ellos la demanda de dinero,
la teoría de la cantidad de dinero, las causas de la Gran Depresión, la ineficacia de la
política fiscal, la curva vertical de Phillips a largo plazo y la “regla monetaria”.
La demanda de dinero. Friedman consideró la demanda de dinero como demanda
de saldos en efectivo. Las personas piden saldos en efectivo debido a que propor-
cionan una utilidad al tenedor. A diferencia de Keynes, Friedman no hacía ninguna
distinción entre los tipos de dinero, es decir, saldos activos frente a inactivos, o saldos
de operación frente a especulativos. Hay tres factores determinantes importantes
4
Milton Friedman, A Theory of the Consumption Function, Princeton, NJ, Princeton University Press, 1957, p. 220.
5
En 1963, Albert Ando de la Universidad de Pennsylvania y Franco Modigliani del MIT desarrollaron una teoría similar
en la cual el consumo está relacionado con el ingreso a todo lo largo de la vida de las personas. Lo mismo que la hipó-
tesis de Friedman, esta teoría del “ciclo de vida” implica que el consumo en un periodo determinado puede ser menos
sensible a los cambios en el ingreso actual de lo que sugerían algunos keynesianos. Albert Ando y Franco Modigliani,
“The ‘Life Cycle’ Hypothesis of Saving: Aggregate Implications and Tests”, American Economic Review 53 (marzo de
196), pp. 55-84. Modigliani ganó el Premio Nobel de economía en 1985 por sus trabajos.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 499

de la cantidad de dinero que los hogares y las empresas desearán tener en cualquier
momento determinado:
• Riqueza total. La riqueza total en todas sus formas, incluso el capital humano, se
puede medir mejor con el ingreso permanente. A medida que se incrementa la
riqueza, o el ingreso permanente, la cantidad de dinero que las personas desean
retener como efectivo también se incrementa.
• Costo de retener el dinero. El segundo factor determinante decisivo de la demanda
de dinero es el costo de retener el dinero. Los costos más altos resultarán en
menos dinero retenido. Esos costos varían con la tasa de interés, los índices de
inflación esperados y el nivel de precios.
Uno de los costos de retener el dinero consiste en la “tasa de interés” perdida
sobre otras formas de riqueza que se podrían retener. Si los rendimientos sobre
activos no en dinero como acciones y bonos aumenta, el costo de oportunidad de
retener el dinero se incrementa y hay una demanda menor de dinero. Sin embargo,
en general la cantidad de la demanda de dinero es insensible a los cambios en la
tasa de interés. El despliegue del rendimiento de las formas de riqueza entre los
rendimientos de la operación (dinero) y de no operación (acciones, bonos) es rela-
tivamente estable. Por ejemplo, cuando se incrementan las tasas de interés en gene-
ral, los bancos compiten para mantener sus cuentas controlables, ya sea ofreciendo
tasas de interés más altas sobre esas cuentas o incrementando los beneficios que
no son en efectivo (calidad del servicio, conveniencia, cajas de seguridad para depó-
sito de valores “sin ningún costo”). En consecuencia, el costo de oportunidad rela-
tivo de retener el dinero no varía de forma significativa con los cambios en la tasa de
interés en la economía, y la demanda de dinero es inelástica respecto al interés.
Otro costo de retener el dinero se relaciona con la tasa de inflación esperada.
Es el costo de oportunidad de las ganancias de capital perdidas sobre los activos
reales; es el “rendimiento” sacrificado sobre los activos cuyo valor se aprecia. Los
índices de inflación esperados más altos mejoran las perspectivas de las ganancias
de capital y, por consiguiente, incrementan ese costo de retener el dinero. De
manera que las personas reducen sus saldos en efectivo actuales cuando esperan
un alto nivel de inflación.
Un último costo de retener el dinero se relaciona con el nivel de precios (dis-
tinto de la tasa de inflación esperada). Mientras más alto es el nivel de precios,
menor será el costo nominal de retener el dinero, debido a que cada dólar retenido
comprará menos. Los incrementos en el nivel de precios, por ejemplo, medidos
por el Índice de Precios al Consumidor, causan incrementos proporcionales en la
cantidad de la demanda de dinero. Las personas desearán aumentar sus saldos en
efectivo para mantenerlos constantes en términos reales; es decir, desearán retener
más efectivo para comprar los bienes de precio más alto.
• Preferencias. Las preferencias, o actitudes básicas, acerca de retener y utilizar
efectivo son el tercer factor determinante de la demanda de dinero. Friedman
asevera que esas preferencias se mantienen relativamente constantes “a lo largo de
intervalos significativos de espacio y de tiempo”.
En resumen, Friedman dice que la cantidad de la demanda de dinero varía directamente
con el ingreso real permanente y el nivel de precios, inversamente con los índices de
inflación esperados y muy poco con los cambios en la tasa de interés.
Teoría moderna de la cantidad de dinero. Según Friedman, la demanda de dinero es
relativamente estable a corto plazo. En Estados Unidos el sistema de la Reserva Federal
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 501

controla la oferta de dinero. Un incremento en esa oferta permite que las personas
retengan un exceso de efectivo en las cantidades que deseen. Tratarán de deshacerse de
activos de operación gastando el efectivo y firmando cheques. Pero la comunidad como
un todo no se puede deshacer del exceso de saldos de efectivo; el gasto de una persona
deja más efectivo en la billetera o en la chequera de otra persona. De manera que el
intento de las personas por deshacerse de sus saldos de efectivo impulsará la demanda
de bienes y servicios e incrementará la producción, los precios o alguna combinación de
ambos. En circunstancias en donde la economía opera en sus niveles naturales de empleo
y producción, los precios sólo aumentarán a largo plazo. A medida que aumenta el nivel
de precios, se incrementa la demanda de dinero (recuerde la discusión anterior), debido
a que la comunidad desea retener un dinero adicional para comprar los bienes de precio
más alto. A la larga, se restaura el equilibrio entre la cantidad de la oferta y la demanda
de dinero, pero a un nivel de precios más alto.
De manera que, según Friedman, se ha establecido la teoría moderna de la canti-
dad de dinero. No supone que la velocidad es una constante, como lo hacía la antigua
teoría de la cantidad, sino más bien que la demanda de dinero es “altamente estable,
más estable que las funciones tales como la función del consumo que se ofrece como
una alternativa para las relaciones clave”. La inflación, decía Friedman, “siempre y
en todas partes es un fenómeno monetario, producido en primera instancia por un
crecimiento rápido e indebido de la cantidad de dinero”.6 Esa relación entre las exis-
tencias de dinero y los precios, agregaba, está confirmada por la evidencia empírica.
Al referirse a los estudios realizados por otros, manifestó en 1956:
Tal vez no hay ninguna otra relación empírica en la economía que se haya observado que
recurra de una manera tan uniforme, bajo una gran variedad de circunstancias, como la rela-
ción entre los cambios sustanciales a lo largo de breves periodos en las existencias de dinero
y los precios; la una está inevitablemente vinculada con la otra y sigue la misma dirección:
me imagino que esta uniformidad es del mismo orden de muchas de las uniformidades que
constituyen la base de las ciencias físicas.7
En 1963 Friedman y Anna Schwartz publicaron A Monetary History of the United States,
1867-1960, en donde presentaron sus propios descubrimientos empíricos vinculando el
crecimiento de las existencias de dinero y la tasa de inflación. Friedman considera que
es su libro más importante.
La causa de la Gran Depresión. En el capítulo 7 de su libro, Friedman y Schwartz lle-
garon a la controvertida conclusión de que la política monetaria era responsable en gran
parte de la Gran Depresión de la década de los años 1930.8 Más adelante, Friedman
expresó su posición como sigue:
Keynes y la mayoría de otros economistas de esa época creían que la Gran Contracción en
Estados Unidos ocurrió a pesar de que las agresivas políticas expansionistas de las autori-
dades monetarias hicieron lo mejor, pero eso no fue suficiente. Los estudios recientes han
demostrado que los hechos son precisamente lo contrario: las autoridades monetarias de
Estados Unidos siguieron políticas altamente deflacionarias. La cantidad de dinero en

6
Milton Friedman, Dollars and Deficits, Englewood Cliffs, NJ, Prentice-Hall, 1968, p. 18.
7
Milton Friedman, “The Quantity Theory of Money-A Restatement”, Studies in the Quantity Theory of Money,
editor Milton Friedman, Chicago, University of Chicago Press, 1956, pp. 20-21.
8
Este capítulo se publicó por separado como la parte principal de The Great Contraction, de Friedman y Schwartz,
Princeton University Press, 1963.
500 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

Estados Unidos disminuyó una tercera parte durante el curso de la contracción. Y disminuyó
no sólo debido a que no había acreedores dispuestos, ni porque el caballo no estuviera
dispuesto a beber. Disminuyó porque el Sistema de la Reserva Federal obligó a una brusca
reducción en la base monetaria, o la permitió, debido a que no ejerció las responsabilida-
des que le habían asignado en el Acta de la Reserva Federal de proporcionarle liquidez al
sistema bancario. La Gran Contracción es un trágico testimonio del poder de la polí-
tica monetaria, no una evidencia de impotencia, como creían Keynes y muchos de sus
contemporáneos.9

Curva vertical a largo plazo de Phillips. Recuerde que Wicksell había diferenciado
entre las tasas de interés reales y naturales. Friedman decía que hay una distinción simi-
lar entre las tasas de desempleo reales y naturales: “Yo empleo el término de ‘natural’
por la misma razón por la que lo hacía Wicksell, para tratar de separar las fuerzas reales
de las fuerzas monetarias.”10 La tasa de desempleo natural, decía Friedman, es la que
ocurre cuando la tasa de inflación real y la tasa de inflación esperada son iguales. Las
autoridades sólo pueden impulsar de forma temporal la tasa de desempleo por debajo
de la tasa natural generando un nivel de inflación mayor del esperado. Pero una vez
que las personas ajustan sus expectativas a la nueva tasa de inflación más alta, volverá la
tasa de desempleo natural.
El análisis de Friedman se formaliza en la figura 24-1.11 La estrategia para explicarlo
será, primero, establecer las curvas de Phillips a corto plazo y después explorar la forma
en la cual esas curvas a corto plazo pueden cambiar hacia arriba para producir una curva
vertical a largo plazo.
Observe la curva de Phillips a corto plazo SRPC1 en la figura 24-1. Suponga que
la tasa de inflación es P1 y el desempleo está en la tasa natural Un (punto a), y que las
autoridades monetarias desean fijar la tasa de desempleo real en U1, indicando en cierto
sentido una buena disposición para hacer un trueque con un índice de inflación más
alto (P2 en vez de P1) por un índice de desempleo más bajo. Suponga que las auto-
ridades monetarias incrementan las existencias de dinero con el fin de lograrlo. A la
larga, eso eleva la tasa de inflación a P2 y reduce de forma temporal el desempleo a U1
(punto b). ¿Las razones? Las empresas descubren que los precios de sus productos están
aumentando con mayor rapidez que sus costos de trabajo por unidad. Los contratos de
trabajo conforme a los cuales están trabajando muchos empleados se determinaron con
la expectativa de que la inflación seguiría siendo P1. Debido a que los precios aumen-
tan y los salarios nominales no cambian, las tasas salariales reales disminuyen y los
empleadores responden incrementando el empleo. Además, los trabajadores desem-
pleados que buscan puesto empiezan a recibir ofertas de salarios nominales más altos
a medida que las empresas buscan nuevos empleados. Si los trabajadores confunden
esos incrementos en el salario nominal con ofertas de un mejor salario real, abreviarán
el lapso de tiempo que dedican a buscar trabajo. El resultado será una tasa más baja de

9
Milton Friedman, The Optimum Quantity of Money and Other Essays, Chicago, Aldine, 1969, p. 97. Debe estar cons-
ciente de que este punto de vista sigue siendo objeto de controversias; Peter Temin puso a prueba empíricamente el
punto de vista de Friedman y concluyó que las fuerzas monetarias no fueron la causa de la Gran Depresión. Véase su
Did Monetary Forces Cause the Great Depression?, Nueva York, Norton, 1976.
10
Milton Friedman, “The Role of Monetary Policy”, The Optimun Quantity of Money and Other Essays, Chicago, Aldine,
1969, p. 105. Esta disertación se presentó como discurso presidencial a la American Economic Association en 1967.
11
Friedman desarrolló las ideas que son la base de esta figura en su conferencia en la entrega del premio Nobel, reimpresa
con el título de “Inflation and Unemployment”, Journal of Political Economy 85 (junio de 1977), pp. 451-472.
502 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

Índice de inflación real (%)

Tasa de desempleo (%)

Figura 24-1 Curva vertical a largo plazo de Phillips, de Friedman


Cada curva a corto plazo de Phillips muestra las combinaciones de inflación y desempleo que son
posibles cuando la tasa de inflación real diverge de la tasa esperada. Cuando la inflación es mayor
que la esperada, como P2 en vez de P1, el desempleo disminuye de forma temporal más allá de
su tasa natural (de Un a U1, como se muestra en b). Pero una vez que P2 se convierte en la nueva
tasa esperada, la curva a corto plazo de Phillips cambia de SRPC1 a SRPC2 , y la tasa de desempleo
vuelve a su nivel natural (punto c). A largo plazo, decía Friedman, no hay un trueque entre la
inflación y el desempleo. La curva a largo plazo de Phillips es vertical, indicación de que cualquiera
de varias tasas de inflación es compatible con la tasa de desempleo natural.

desempleo friccional. Conclusiones: 1) Cuando la tasa de inflación real excede al índice


esperado (P2 en vez de P1), el desempleo disminuirá (de Un a U1), y 2) los puntos en
una curva a corto plazo de Phillips (por ejemplo, SRPC1) muestran los varios índices de
desempleo asociados con las tasas de inflación real que difieren de la tasa esperada.
La economía no se quedará en b en SRPC1, decía Friedman. Las personas ajustan
sus expectativas a la tasa de inflación más alta, P2 , y esperan que continúe. Una vez
que ha tenido lugar ese ajuste, la curva a corto plazo de Phillips cambia hacia arriba a
SRPC2. Los índices de inflación esperados se traducen en ubicaciones más altas de la
curva a corto plazo de Phillips. A medida que expiran los antiguos contratos, los costos
de trabajo reales aumentan a sus antiguos niveles, las empresas despiden a los trabaja-
dores y se restablece la tasa de desempleo natural (punto c). La tasa natural ahora está
asociada a una tasa de inflación real y esperada más alta.
Suponga que las autoridades monetarias tratan de restablecer la tasa de desempleo
U1. Al incrementar la oferta de dinero, lo pueden lograr una vez más (punto d). Pero
las ganancias del empleo son de corta vida. La curva a corto plazo de Phillips cambia
hacia arriba a SRPC3 y la economía se mueve hacia el punto e. A largo plazo no hay un
trueque entre la inflación y el desempleo. La curva de Phillips (LRPC) es perfectamente
vertical en la tasa de desempleo natural. Las autoridades monetarias pueden reducir a
largo plazo el desempleo por debajo de su tasa natural sólo incrementando continua-
mente la tasa de inflación. En las palabras de Friedman:
Para expresar las conclusiones en una forma diferente, siempre hay un trueque temporal
entre la inflación y el desempleo; no hay un trueque permanente. El trueque temporal pro-
viene no de la inflación per se, sino de la inflación no anticipada, lo que por lo general
significa que proviene de una creciente tasa de inflación. La creencia tan difundida de
que hay un trueque permanente es una sofisticada versión de la confusión entre “alta” y
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 503

“creciente” que todos reconocemos en sus formas más sencillas. Una creciente tasa de
inflación puede reducir el desempleo, un índice alto no lo hace.12

La regla monetaria. Recuerde que Lerner había comparado la economía con un auto-
móvil sin volante (revise “El pasado como un prólogo” 22-1). Para evitar los movimien-
tos bruscos de una curva a la siguiente, el automóvil necesita un volante, o sea las finanzas
funcionales, manipulado por un conductor hábil. Friedman replicó como sigue:
Lo que necesitamos no es un conductor monetario hábil del vehículo económico que haga
girar continuamente el volante para ajustarse a las irregularidades inesperadas de la ruta,
sino algún medio de evitar que el pasajero monetario que va en el asiento posterior como
un lastre salga despedido hacia adelante y le dé una sacudida al volante que amenace con
sacar al automóvil de la carretera.13
El automóvil seguirá a lo largo de la carretera siempre y cuando el gobierno no lo
desestabilice. La Reserva Federal debería abandonar su política monetaria discrecional
y apegarse a la regla monetaria: incrementar anualmente la oferta de dinero a una tasa
constante, aproximadamente correspondiente a la tasa de crecimiento a largo plazo de
la capacidad. Hay cuatro razones por las cuales es necesaria esta regla:
• El desempeño pasado de la Reserva Federal. Según Friedman: “A todo lo largo
de su historia, la Reserva Federal ha proclamado que ha estado utilizando sus
poderes para promover la estabilidad económica. Pero el récord no respalda esa
afirmación. Por el contrario, la Reserva Federal ha sido una fuente importante de
inestabilidad.”14
• Limitaciones del conocimiento económico. Hay intervalos de tiempo entre los cam-
bios en las existencias de dinero y los cambios en la producción y en los precios,
y esos intervalos de tiempo son, en sí mismos, variables e impredecibles. Es pro-
bable que los intentos por armonizar la economía se sumen a la inestabilidad, en
vez de corregirla.
• Confianza. Una regla monetaria permitiría que los negocios, los consumidores
y los trabajadores firmaran contratos con la confianza de que la Reserva Federal
no los va a sorprender más adelante.
• Neutralización de la Reserva Federal. “Una regla monetaria debería aislar a la
política monetaria tanto del poder arbitrario de un grupo de hombres que no
están sujetos al control del electorado, como de las presiones a corto plazo de los
prosélitos políticos.”15
Liberalismo económico
Friedman se describió como un liberal del siglo XIX. Por supuesto, se está refiriendo
al liberalismo económico que se asocia con los economistas clásicos, cuyo énfasis era
la libertad económica. Por consiguiente, a lo largo de los años abogó por una serie
de reformas que confiarían menos en el gobierno y más en el mercado. El sistema del
mercado protege no sólo la libertad económica, decía Friedman, sino también la liber-
tad política. “¿Una nación puede tener libertad política cuando las imprentas están en

12
Friedman, “The Role of Monetary Policy”, op. cit., p. 104.
13
Milton Friedman, A Program for Monetary Stability, Nueva York, Fordham University Press, 1959, p. 23.
14
Milton Friedman, An Economist’s Protest: Columns in Political Economy, Glen Ridge, NJ, Thomas Harton, 1972, p. 65.
15
Ibídem, p. 66.
504 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

manos del Estado y cuando los trabajadores están empleados por el Estado?”, pregun-
taba Friedman. Su respuesta era “No”.
Se han aprobado varias reformas de Friedman; otras todavía son objeto de debate
público. Algunos ejemplos de sus propuestas incluyen los tipos de cambio de divisas;
un ejército de voluntarios estadounidenses; una interpretación menos estricta de las
leyes antimonopolio; el final de los experimentos de la nación con las políticas de los
ingresos; un impuesto sobre ingresos negativo; cupones educacionales que le darían a
los padres una elección respecto de las escuelas a donde pueden enviar a sus hijos; una
tasa fija de impuesto sobre el ingreso; legalización de las drogas recreativas, y “privati-
zación” de numerosos servicios públicos.
Los admiradores y críticos de Friedman por igual convienen en que ha ayudado a
establecer que el dinero “importa” en la economía. También convendrían en que el
Remítase a
24-1 mismo Friedman “ha importado”, o ha significado una diferencia tanto en la historia
EL PASADO del pensamiento económico, como a todo lo largo del curso de la política pública.
COMO UN Como declaró Samuelson: “Si Milton Friedman no hubiera existido, habría sido nece-
PRÓLOGO
sario inventarlo.”

ROBERT E. LUCAS JR.


Robert E. Lucas (1937-) nació en Yakima, Washington, y obtuvo sus títulos de doc-
torado y maestría en la Universidad de Chicago. Durante sus primeros estudios como
graduado estuvo bajo la influencia de Friedman, que impartía clases para los alumnos
de primer año de microeconomía en el programa para graduados, y en él también
influyó el libro de Samuelson Foundations of Economic Analysis. Lucas ha comentado:
“Foundations, ésa es la forma de hacerlo [el análisis económico]’. Nos da a conocer el
secreto de cómo jugar el juego, en oposición a impresionarnos con palabras ampulosas.
Creo que la combinación del libro de Samuelson y las clases de Friedman fue lo que
me impulsó a seguir adelante.”16
Lucas pasó los primeros once años de su carrera en Carnegie-Mellon y después, en
1974, regresó a Chicago. En 1995 le otorgaron el Premio Nobel de economía por sus
contribuciones a la macroeconomía. En un giro irónico, su ex esposa recibió la mitad
de su premio de un millón de dólares, debido a que siete años antes había insertado
una cláusula en el convenio de divorcio que contemplaba exactamente esa posibilidad.
Se había determinado que la cláusula expiraría en 1996.
Expectativas racionales
La teoría de la relación inflación-desempleo de Friedman (figura 24-1) se basa en la
suposición de las expectativas adaptativas. Las personas determinan sus expectativas
acerca de la futura inflación sobre la base de la inflación pasada y presente, y modifican
sus expectativas sólo a medida que se despliegan nuevos acontecimientos. Lucas va más
allá del análisis de Friedman, pues dice que los agentes económicos tienen expectativas
racionales acerca de los futuros resultados de la política de estabilización actual. Aun
cuando la idea de las expectativas racionales no era original, fue Lucas quien desarrolló
sus implicaciones para la teoría y la política macroeconómica.17
16
Arlo Kramer, Conversations with Economists, Totowa, NJ, Rowman and Allanheld, 1983, p. 30.
17
John J. Muth originó la idea de las expectativas racionales en su “Rational Expectations and the Theory of Price
Movements”, Econometrica 29 (julio de 1961). Las contribuciones de Lucas se recopilaron en Studies in Business-Cycle
Theory, Cambridge, MA, MIT Press, 1981, y en Models of Business Cycles, Oxford, Inglaterra, Basil Blackwell, 1987.
Thomas Sargent y Neil Wallace también contribuyeron significativamente a la teoría de las expectativas racionales.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 505

24-1 EL PASADO COMO UN PRÓLOGO


De Stigler a los “limones”
A principios de la década de los años 1970, el economista de la escuela de Chicago George
J. Stigler (1911-1992) señaló que la información es un bien económico. Los consumidores
deciden cuánto van obtener al comparar su beneficio marginal y su costo marginal.*
Considere el ejemplo de un consumidor en el mercado que busca un automóvil nuevo. El
beneficio marginal (BM) de tener más información incluye la utilidad asociada con la locali-
zación de una marca y un estilo particulares que se igualen a sus deseos, así como la asociada
con el descubrimiento de un precio bajo. Aun cuando el beneficio total aumenta a medida
que se obtiene más información, el beneficio marginal de la información adicional disminuye.
En contraste, el costo marginal (CM) de la información adicional por lo general aumenta
a medida que los consumidores obtienen una mayor cantidad de ella. Esos costos incluyen
transportación y otros gastos de indagación, el costo de oportunidad del tiempo y la utilidad
sacrificada por demorar la compra.
El consumidor busca todas las unidades de información para las que el beneficio marginal
excede al costo marginal y el proceso de búsqueda termina cuando BM = CM. Allí, decía
Stigler, el consumidor ha obtenido la cantidad óptima de información. Por consiguiente,
existe una distribución de precios, no un solo precio de menudeo, para los automóviles
nuevos de la misma marca. La información extra necesaria para eliminar la variabilidad de
precios implica un costo marginal mayor que el beneficio marginal. Si todo lo demás es igual,
mientras más alto es el costo marginal de la información, mayor es la dispersión de precios
en un mercado.
En 1970, George A. Akerlof (1940-) de la Universidad de California en Berkeley, exten-
dió el análisis de la información de Stigler. Akerlof hizo una pregunta muy sencilla: “¿por qué
un automóvil nuevo pierde tanto valor cuando el comprador lo conduce y lo saca del lote
de ventas?” Si la culpable es la depreciación física, ¿por qué entonces cuando el mismo auto-
móvil permanece durante semanas e incluso meses en el lote no pierde valor? La respuesta
de Akerlof, que le ganó una parte del Premio Nobel de economía en 2001, fue que algunos
mercados tienen una información asimétrica.†
Los vendedores de automóviles usados tienen mejor información acerca de la condición de
sus vehículos que los presuntos compradores; la información no es simétrica en ambos lados del
mercado. Debido a que los compradores carecen de una información importante acerca de los
automóviles usados, surge un problema de selección adversa. Los propietarios de unidades defec-
tuosas (“limones”) desean venderlas, pero la mayoría de los propietarios de automóviles de alta
calidad del mismo tipo, año y modelo no desean hacerlo. El resultado es que la mayoría de los
automóviles usados en el mercado son de una calidad inferior a la de los mismos modelos que
no están a la venta. Debido a que los presuntos compradores de vehículos usados lo saben, la
demanda de éstos se reduce, lo mismo que el precio de mercado. Ese precio bajo de los automó-
viles usados reduce todavía más el incentivo de las personas que tienen autos usados en buenas
condiciones para ofrecerlos a la venta. Por consiguiente, los automóviles de mala calidad tienden
a desplazar a los de alta calidad y no ocurren muchas operaciones potenciales que mejoran el
bienestar. Cuando un comprador sale de la distribuidora conduciendo su automóvil nuevo,
506 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

24-1 EL PASADO COMO UN PRÓLOGO (CONTINUACIÓN)

éste asume de inmediato el valor que le asignaron en el “mercado de limones”, aun cuando la
unidad pueda estar en perfectas condiciones.
Los economistas contemporáneos han descubierto varios mercados en donde hay una
información asimétrica: comidas en restaurantes, habitaciones de hotel, servicios médicos,
equipo electrónico y algunos mercados de seguros y de trabajo. Sin embargo, también afir-
man que han surgido muchos arreglos del sector privado que ayudan a reducir la asimetría
de la información. Algunos ejemplos incluyen las garantías transferibles del producto, las
concesiones de franquicias y el establecimiento de marcas registradas. Además, el problema
se reduce debido a que los proveedores de información, como las empresas que publican
reportes del consumidor, los productores de guías de viajes, las agencias de crédito, las agen-
cias de fianzas, los corredores y otros intermediarios obtienen una utilidad al proporcionar
información. Por último, el acceso económico a la información proporcionada por medio de
la Internet también reduce el problema de la asimetría de la información.

* George J. Stigler, “The Economics of Information”, Journal of Political Economy 69 (junio de 1961), pp. 213-225.

George A. Akerlof, “The Market for Lemons: Qualitative Uncertainty and the Market Mechanism”, Quarterly Journal of
Economics 84 (agosto de 1970), pp. 488-500.

Lucas decía que los participantes en el mercado reflexionan sus errores pasados, uti-
lizan y procesan toda la información disponible y tienen éxito al eliminar las irregulari-
dades en los errores cuando predicen los futuros cambios en el nivel de precios. Debido
a que las personas comprenden que las políticas fiscales y monetarias producen una
inflación, de inmediato ajustan sus expectativas inflacionarias a un nivel más alto cuando
el gobierno pone en práctica esas políticas. Los mercados de recursos y financieros
de inmediato hacen un ajuste, de manera que los trabajadores reciben salarios nomi-
nales más altos, los vendedores de materia prima y de otros bienes de capital reciben
precios más elevados y los acreedores reciben tasas de interés nominales más altas.
Esas reacciones a la inflación esperada hacen que las políticas fiscal y monetaria
sean ineficaces. En vez de los incrementos temporales en las utilidades, la producción
y el empleo que implican el cambio de a a b en la figura 24-1, la economía cambia
directamente de a a c. Es decir, las políticas fiscal y monetaria aumentan directa e
inmediatamente la tasa de inflación de P1 a P2 hacia arriba a lo largo de la curva ver-
tical a largo plazo de Phillips.
Análisis de la oferta total de Lucas
El análisis de Lucas distinguía entre la oferta total a corto plazo y a largo plazo. En la
figura 24-2(a) y (b) los ejes verticales miden el nivel de precios, no la tasa de inflación
y los ejes horizontales miden la producción real, no la tasa de desempleo. En el nuevo
modelo clásico representado por las cifras, un cambio no anticipado en la demanda
total sí afecta al nivel de producción real, pero sólo de forma temporal. En contraste,
un cambio anticipado en la demanda total no tiene ningún efecto sobre la producción
real y el empleo.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 507

(a) (b)
ASLR ASLR
AS2
AS1 AS1
AS3
P2 c
Nivel de precios

Nivel de precios
b
P1 a P1 a
d
AD2 P3 e AD1
AD1
AD3

0 Q1 Q2 0 Q3 Q1

Figura 24-2 Nueva macroeconomía clásica de Lucas


(a) Un incremento no anticipado en la demanda total de AD1 a AD2 cambia temporalmente a la
economía de a a b. Después la economía cambia a c debido a los crecientes salarios nominales
y a los precios de otras entradas que mueven la curva de la oferta total a corto plazo hacia la
izquierda, de AS1 a AS 2. Un incremento anticipado en la demanda total cambia la economía
directamente de a a c a lo largo de la curva de la oferta total a largo plazo ASLR. (b) Un
decrecimiento no anticipado en la demanda total de AD1 a AD3 cambia temporalmente la
economía de a a d. Los decrecimientos en los salarios nominales y en los precios de otras entradas
mueven la curva de la oferta total a corto plazo hacia la derecha, de AS1 a AS3 y la economía
cambia a e. Un decrecimiento anticipado en la demanda total cambia la economía directamente
de a a e a lo largo de la curva de la oferta total a largo plazo ASLR.

Suponga que la economía se encuentra inicialmente en el punto a en la figura 24-2


(a) y que un aumento inesperado en el gasto de inversión incrementa la demanda total
de AD1 a AD2. Los productores experimentan de inmediato precios más altos y conclu-
yen que esos precios están aumentando en relación con otros precios (y con los precios
del trabajo). Con la esperanza de obtener utilidades más altas, incrementan el empleo y
la producción, cambiando la economía de a a b. Debe observar que la curva de la oferta
total a corto plazo, AS1 , tiene una pendiente ascendente; el nivel de precios no antici-
pado se incrementa de P1 a P2 y aumenta la producción real de Q 1 a Q 2.
Pero de hecho todos los precios, incluso el precio del trabajo y de otras entradas,
aumentan debido al incremento general en la demanda total. Las empresas experimen-
tan colectivamente costos crecientes, haciendo que la curva de la oferta total a corto
plazo a la larga cambie hacia la izquierda, de AS1 a AS2. La economía cambia de b a c,
dando marcha atrás al incremento previo en la producción. A largo plazo, la curva de
la oferta total de la economía es simplemente una línea vertical (ASLR), que se mueve
hacia arriba de Q 1 a través de los puntos a y c.
Un decrecimiento no anticipado en la demanda total, de AD1 a AD3 en la figura
24-2(b), funciona en dirección opuesta. Al inicio las empresas perciben erróneamente
que la baja en sus precios está limitada a sus propios productos. Como anticipan uti-
lidades más bajas, reducen el empleo y la producción y la economía cambia de a a d.
Sin embargo, las empresas muy pronto reconocen que todos los precios están dismi-
nuyendo, incluso los salarios y los precios de otras entradas. A medida que bajan los
costos nominales, la curva de la oferta total a corto plazo cambia hacia la derecha, de
AS1 a AS3. La economía cambia de d a e, la producción real aumenta de Q 3 a Q1 y la
recesión termina automáticamente. La economía se corrige sola, dice Lucas, así como
508 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

pensaban los economistas clásicos. Por esta razón, su teoría se conoce como la nueva
macroeconomía clásica.
Cuando los cambios en la demanda total son anticipados, la producción real se man-
tiene constante. Por ejemplo, suponga en la figura 24-2(a) que el banco central
incrementa la oferta de dinero con el fin de expandir la demanda total de AD1 a AD2.
Debido a que la acción de la Reserva Federal es pública y a que se anticipa el resultado
inflacionario, las empresas de inmediato reconocen que los precios más altos que están
obteniendo por sus productos son parte de la inflación general que habían anticipado.
Comprenden que las mismas fuerzas que están aumentando sus precios están elevando
sus costos, dejando las utilidades sin ningún cambio. La curva de la oferta total a corto
plazo se mueve hacia la izquierda, de AS1 a AS2 , de forma simultánea con el incre-
mento hacia la derecha en la demanda total de AD1 a AD2. La economía cambia direc-
tamente de a a c en la curva de la demanda total a largo plazo ASRL. La producción
real no cambia en Q 1 y sólo ocurre una inflación. La curva de la oferta total a largo
plazo es la única curva pertinente de la oferta total cuando se anticipan incrementos
en la demanda total. Esto también es cierto para los decrecimientos anticipados en la
demanda total, como de AD1 a AD3 en la figura 24-2(b). En ese caso, la economía
cambia directamente a lo largo de ASLR de a a e.
Evaluación
Nadie que haya estudiado en serio las teorías de Lucas considera que la macroecono-
mía es la misma de antes. Y de hecho, la idea de las expectativas racionales ahora es
una parte importante de la corriente principal de la macroeconomía. Sin embargo, la
mayoría de los macroeconomistas rechaza las nuevas proposiciones clásicas de la auto-
corrección automática y de la ineficacia de la política. Argumentan que los precios y los
salarios no son perfectamente flexibles, en particular en una dirección descendente. Por
consiguiente, la rápida corrección automática para las recesiones, implícita en la figura
24-2(b) no es algo próximo y tal vez sean necesarias políticas fiscales y monetarias para
sacar a la economía de la recesión. (Tal vez usted deseará revisar la figura 22-6). Los
economistas de la corriente principal también debaten la nueva premisa clásica de que
las políticas fiscales y monetarias expansionistas son inflacionarias. Si los economistas
están en desacuerdo en este punto, se preguntan, ¿por qué esperarar que el público
general iguale a esas políticas con la inminente inflación y actúe conforme a esa expec-
tativa? De hecho, Lucas ha ampliado las teorías microeconómicas de la competencia
perfecta, la conducta racional y el equilibrio walrasiano hacia la macroeconomía. Sin
embargo, hay un considerable debate acera de qué tan bien describe esta teoría el ver-
dadero funcionamiento de las economías en el mundo real.

GARY S. BECKER
Gary S. Becker (1930-) nació en Pottstown, Pennsylvania, realizó sus trabajos de estu-
diante universitario en Princeton y obtuvo su doctorado en la Universidad de Chicago.
Entre 1957 y 1969 fue profesor en la Universidad de Columbia. En 1970 se unió a la
facultad en Chicago, en donde en la actualidad es profesor de economía y sociología. Fue
presidente de la American Economic Association en 1986 y, según un historiador del pen-
samiento académico, “es una de las mentes más originales en la economía moderna”.18

18
Mark Blaug, Great Economists since Keynes, Totowa, NJ, Barnes and Noble, p. 15.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 509

Becker, un consumado teórico, parece más cómodo presentando sus teorías positivas de la
economía que defendiendo las perspectivas de la política asociadas con Friedman y con la
escuela de Chicago. Sin embargo, a mediados de la década de los años 1980, empezó a
contribuir escribiendo columnas para Business Week, lo que ha incrementado su exposición
al público más amplio. En 1992 le otorgaron el Premio Nobel de economía.
Becker ha sido conocido como un “intelectual imperialista”, en el sentido de que ha
ampliado el enfoque económico –con una combinación de supuestos como la maximi-
zación del comportamiento, las preferencias estables y el equilibrio de mercado– en el
dominio tradicional de la sociología, la ciencia política, el derecho, la biología social y la
antropología. Su fuerte convicción sobre la relevancia de la economía en una variedad
de temas es evidente, como lo muestra la siguiente exposición acerca de sus ideas.
Discriminación
En 1957 Becker publicó The Economics of Discrimination, que fue una versión corre-
gida de su disertación doctoral de 1955. Más adelante señaló: “Fue mi primer esfuerzo
publicado por aplicar el enfoque económico a un problema fuera de los terrenos con-
vencionales de la economía y fue acogido con indiferencia y hostilidad por la abruma-
dora mayoría de la profesión económica.”19
Sin embargo, para mediados de la década de los años 1970, el modelo de discrimi-
nación de Becker, aun cuando todavía es controvertido, recibió una prominente exposi-
ción en la mayoría de los libros de economía laboral. Becker considera la discriminación
como una preferencia o un “gusto” por el cual el discriminador está dispuesto a pagar.
Se supone que los individuos actúan como si tuvieran “una preferencia por la discrimina-
ción”, y esas preferencias o gustos son la causa inmediata más importante de la discrimi-
nación real. Cuando un empleador discrimina a los empleados, actúa como si incurriera
en costos de producción psíquicos no pecuniarios al emplearlos.
El coeficiente de discriminación de un empleador contra un empleado mide el valor
asignado al costo no pecuniario de emplearlo, debido a que representa la diferencia en el por-
centaje entre el dinero y la tasa salarial verdadera o “neta” que le pagan. Si p es la tasa salarial
pagada, entonces p (1 + d) es la tasa salarial neta, y d es el coeficiente de discriminación.20
Un ejemplo concreto ayudará a aclarar estas ideas. Suponga que la tasa salarial de mer-
cado es $6 y que el coeficiente de discriminación del empleador, d, es 0.50. Entonces,
desde la perspectiva de ese empleador, la tasa salarial para el grupo discriminado es
$9[p (1 + d) = $6(1 + .50)]. Esto implica que el empleador prejuiciado está dispuesto a
pagar una prima hasta de $3 por hora si contrata a trabajadores preferidos en oposición
al grupo que es el blanco de sus prejuicios. Los valores más altos de d sugieren una
poderosa preferencia por la discriminación. Por otra parte, si d es cero, el empleador
no tiene prejuicios.
Si los coeficientes de discriminación son positivos en la economía general, enton-
ces la demanda de trabajadores preferidos será mayor de lo que sería sin la preferencia
por la discriminación. Como resultado, el salario de mercado para los trabajadores
preferidos excederá al de los no preferidos, pero igualmente productivos. Este hecho
tiene implicaciones importantes. Los empleadores discriminadores tendrán costos sala-
riales más altos que quienes no discriminan. Las empresas que discriminan tendrían que
19
Gary S. Becker, The Economic Approach to Human Behavior, Chicago, University of Chicago Press, 1976, p. 15.
20
Gary S. Becker, The Economics of Discrimination, segunda edición, Chicago, University of Chicago Press, 1971, pp. 153-154.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 511

pagar una prima del salario, o “precio” por sus preferencias. Las empresas que no
tienen esa preferencia por la discriminación, o cuya preferencia es relativamente baja
en relación con el diferencial del salario, contratarán a los trabajadores no preferidos
igualmente productivos con el salario más bajo y ganarán así una ventaja de costo
sobre sus competidores discriminantes. En teoría, sólo los productores de menor
costo pueden sobrevivir a largo plazo en una economía de mercado competitiva; los
discriminadores tendrán costos promedio que exceden al precio determinado por el
mercado; es decir, sufrirán pérdidas.
Por consiguiente, la teoría de Becker es congruente con el nuevo punto de vista
clásico más amplio: a largo plazo, el sistema de mercado competitivo le impondrá
costos a los discriminadores, lo que reducirá la cantidad de discriminación, no
importa si es de sexo, raza o preferencia religiosa. El papel del gobierno para apresu-
rar este proceso debería ser resistir la presión de los grupos de interés para bloquear
la libre elección ocupacional.
Inversión en capital humano
En Human Capital (1964) Becker presentó la teoría de la inversión en el capital
humano en su forma moderna y generalizada. Ese libro amplió de forma considerable
el trabajo realizado por Theodore Schultz, el colega de Becker en Chicago (véase
el sitio web del libro). La figura 24-3 muestra la teoría según aplica a un individuo
hipotético que debe decidir si va a ir a la universidad o no. La decisión de asistir para
propósitos de inversión depende del rendimiento esperado sobre la inversión propia.
Sin universidad, el individuo a quien aplica la información en la figura podría esperar
las ganancias anuales que se muestran por la línea HH. Con universidad, la línea de las
ganancias se convierte en CC. La asistencia a la universidad durante cuatro años implica
costos directos (1) como colegiatura y libros, y costos indirectos (2), que asumen la
forma de las ganancias de las que se prescinde durante el periodo de inversión. Una
vez que el graduado ingresa a la fuerza de trabajo, ganará más de lo que habría obte-
nido si sólo tuviera un diploma de preparatoria. La diferencia entre los dos flujos de
ganancias se muestra como (3). La decisión de inversión requiere una comparación
del valor presente de los incrementos anuales a las ganancias (3) con el valor presente
de los costos directos e indirectos (1 y 2). Si el primero excede al segundo, es decir, si
el valor presente neto es positivo, tendrá lugar la inversión. El principio básico, que es
la base de la figura 24-3, aplica a todas las decisiones humanas de inversión de capital,
como la decisión de un trabajador de mudarse a una nueva ubicación para trabajar, la
decisión de una empresa de proporcionarle capacitación en el trabajo a sus empleados,
o la decisión de una nación en vías de desarrollo de utilizar sus recursos para mejorar
la salud general de su fuerza de trabajo. En cada caso, quien toma la decisión sopesa
las futuras ganancias contra los sacrificios presentes.
Becker fue el primero en distinguir entre la capacitación general y la específica. La
capacitación general incrementa la productividad marginal de los trabajadores, no sólo
en su empleo actual sino también en cualquier otro empleo que pudieran aceptar. La
capacitación específica incrementa la productividad marginal sólo dentro de la empresa
que la proporciona. Por consiguiente, algunas de las capacidades son específicas para
una empresa o una situación particulares (capital específico), mientras que otras se apli-
can ampliamente a varias situaciones o escenarios de trabajo (capital general).
Becker señaló que la teoría del capital humano ayuda a explicar “una amplia gama
de fenómenos empíricos para los que se han dado interpretaciones ad hoc o que han
510 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

C
(3)
Ganancias
incrementales
H
C

Ganancias anuales H

(2) Costos indirectos


O
18 22 Edad 62
(1) Costos directos

Figura 24-3 Inversión en capital humano: educación universitaria


La inversión en una educación universitaria requiere sacrificios presentes con el fin de obtener
un flujo de ganancias más prolongado a todo lo largo de la vida (CC en vez de HH). Los costos
de obtener cuatro años de universidad consisten en costos directos como colegiatura y libros (1)
y los costos indirectos de prescindir de ganancias durante la universidad (2). El valor presente de
esos costos se compara con el valor presente de las ganancias incrementales esperadas (3) que
resultan del título universitario. Si el valor presente de (3) excede al valor presente de (2), la
inversión tendrá lugar.

desconcertado a los investigadores. Esos fenómenos incluyen la evidencia de que: 1)


las ganancias por lo común se incrementan con la edad a una tasa decreciente y la tasa
del incremento tiende a estar positivamente relacionada con el nivel de capacidad; 2)
los índices de desempleo tienden a ser más bajos para quienes tienen niveles mayores de
capacidad; 3) las personas jóvenes cambian de trabajo con más frecuencia que las personas
mayores, y 4) las personas que poseen más capacidad reciben más educación y capacita-
ción en el trabajo a lo largo de sus vidas que otras.
En la última frase de Human Capital, Becker declaró: “Me aventuraría a opinar que
Remítase a
el capital humano será una parte importante del pensamiento acerca del desarrollo, la dis- 24-2
tribución del ingreso, la rotación en el trabajo y muchos otros problemas durante largo EL PASADO
tiempo.” Fue profético. A lo largo de las dos últimas décadas, el capital humano ha sido COMO UN
PRÓLOGO
el tema de un sinnúmero de libros y de cientos de artículos en periódicos y revistas.
Teoría de la asignación del tiempo
La teoría neoclásica de la conducta del consumidor suponía que el consumo es ins-
tantáneo. Becker argumentaba que el consumo se lleva tiempo y que éste es escaso
y tiene un valor. El tiempo utilizado en consumir un bien no está disponible para
un uso alterno, por ejemplo, para ganar un ingreso. Algunos bienes del consumidor
necesitan más tiempo que otros para consumirlos. Por consiguiente, decía Becker, las
personas toman en cuenta el “costo total” o “precio total” del bien cuando toman la
decisión de comprarlo. El precio total de un bien consiste en su precio de mercado
más el valor del tiempo necesario para su consumo.
Este punto de vista importante llevó a Becker a sugerir una reconstrucción de la
teoría de la elección. Se debería pensar en el hogar, por ser la unidad de decisiones
básica, como un productor, así como un consumidor de “bienes” que producen una
utilidad. La producción de bienes tiene lugar al combinar los bienes (bienes y servi-
cios) comprados en el mercado con el tiempo. Para obtener el ingreso necesario para
512 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

24-2 EL PASADO COMO UN PRÓLOGO


¿Formación de capital humano? ¿O selección y señalización?
El trabajo de Theodore Schultz (1902-1998) y Gary Becker (1930-) implica que la forma-
ción de capital humano por medio de la educación mejora la productividad y las ganancias. El
efecto de la educación sobre las ganancias está muy bien documentado; los grupos de gradua-
dos universitarios en 2002 ganaban 89 por ciento más que los que sólo tenían un diploma de
preparatoria.* De manera similar, los diferenciales en el pago pueden ser significativos entre
los graduados de las universidades de más prestigio y los de programas menos conocidos.
Pero el efecto de la educación universitaria sobre la productividad, independientemente de la
capacidad previa a la educación, es menos claro.
¿Los ingresos más altos de los graduados de la Ivy League reflejan una mayor adquisición de
capital humano, o está en juego algún otro proceso? El trabajo de Michael Spence (1943-) y
Joseph Stiglitz (1943-), ambos galardonados con el Premio Nobel de economía en 2001 (junto
con John Akerlof), ofrece explicaciones alternas. Los vendedores de trabajo tienen más infor-
mación acerca de sus capacidades que los presuntos empleadores. Debido a que la adquisición
de información más detallada acerca de cada solicitante a menudo es costosa, los empleadores
buscan formas menos costosas de evaluar las diferencias en la calidad entre los aspirantes al tra-
bajo. Un mecanismo de filtración es la escuela a la que asistió el solicitante. Si una institución
académica tiene la reputación de producir graduados de alta calidad, los empleadores conside-
rarán que es menos arriesgado que contratar a alguien egresado de una escuela desconocida. La
selección, como la llama Stiglitz, permite que los empleadores elijan a los solicitantes con una
alta capacidad con base en el lugar en donde obtuvieron su título. Stiglitz desarrolló la noción
de la selección dentro del contexto del sector de los seguros, pero el concepto también aplica
a los mercados de trabajo.

comprar los bienes utilizados en la producción de bienes, el hogar necesita gastar


tiempo en el mercado de trabajo. Para producir y consumir el bien en el hogar,
debe gastar en el tiempo de producción y de consumo. Un ejemplo es la producción
y el consumo de una comida, por ejemplo, el desayuno. Se produce y se consume
combinando los bienes (huevos, pan, jugo, tocino) con el tiempo de producción (el
lapso requerido para preparar el desayuno) y el tiempo de consumo (el tiempo que se
lleva el desayuno).
El hogar debe decidir qué bienes desea consumir y qué hacer para producirlos.
Esas decisiones se toman todos los días. Un factor que complica las cosas es que
algunos bienes requieren mucho tiempo y no hay muchos productos que producir,
mientras que otros requieren muchos productos y poco tiempo. Un ejemplo de un
bien de tiempo intensivo es un bronceado natural adquirido durante varios días en la
playa. Un ejemplo de un bien intensivo de productos es una comida de preparación
rápida.
Becker señaló varias implicaciones interesantes de su modelo y otros han citado
algunas adicionales. Tres ejemplos ayudarán a aclarar el modelo. El primero es la
implicación de que es probable que un aumento en las ganancias haga que con el
tiempo las personas cambien sus patrones de consumo alejándose de los bienes
intensivos en tiempo hacia los bienes de productos intensivos. La razón es que
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 513

Al saber que los presuntos empleadores utilizan mecanismos de selección, los candidatos
al trabajo pueden elegir su educación para señalar, como dice Spence, su mayor capacidad.
Si las escuelas de más prestigio puedan enviar una señal mejor, aunque también son más
costosas, un estudiante debe decidir si las ganancias del ingreso potencial debidas a la señal
exceden al costo más alto.
La pregunta básica es ¿qué se está seleccionando y señalando? ¿Las mejores universidades
en realidad generan más capital humano que otras instituciones, o simplemente atraen a
aquellos que ya poseen una mayor capacidad? La selección y la señalización también ocurren
antes en el proceso, ya que una poderosa reputación institucional atrae a los mejores aspiran-
tes, mientras que desalienta a quienes tienen menor capacidad. Los estudiantes de secundaria
que piensan asistir a la universidad pueden señalar su capacidad inscribiéndose en escuelas
preparatorias de buena reputación. Además, los consejos de admisión de las universidades
seleccionan a los aspirantes, entre otras cosas, por la calidad percibida de la escuela prepara-
toria a la que asistieron.
Según el grado hasta el cual los ingresos más altos reflejan una mayor productividad, los
graduados universitarios de los programas de más prestigio tienden a ser más productivos.
Pero aún queda la pregunta planteada por Spence y Stiglitz: ¿esa mayor productividad refleja
un mejor proceso educativo, o que los estudiantes traen de sus escuelas una serie de insumos
de más calidad? ¿Está ocurriendo más desarrollo de capital humano en las escuelas de presti-
gio, o esas escuelas y sus estudiantes simplemente están señalando a trabajadores de más alta
calidad y mayor productividad potencial?

* U.S Bureau of the Census, Encuesta de la población actual, Tabla-PINC-4, marzo de 2002. En 1981, quienes tenían un título
universitario ganaban sólo 57 por ciento más que quienes sólo tenían un diploma de preparatoria.

aumentan los costos de oportunidad de la producción en el hogar y el tiempo de


consumo. Una persona puede adquirir un bronceado pasando breves lapsos en
una sala de bronceado en vez de acostarse durante horas en una playa, o comer
en un restaurante en vez de producir y consumir una comida fresca cultivada en el
huerto. La segunda es que un incremento en el tiempo de producción productiva
del hogar, por ejemplo, mediante el desarrollo de hornos de microondas, compre-
soras de basura y lavadoras y secadoras, libera ya sea el tiempo de consumo (para
ver telenovelas, asistir a clases de gimnasia) o bien el tiempo del mercado de trabajo
(empleo por horas o total), o alguna combinación de ambos. La tercera es que,
cuando ambos cónyuges tienen capacidades para ganar ingresos altos en el mercado
de trabajo, es probable que las familias tengan menos hijos y produzcan más expe-
riencias de familia de bienes intensivos que las familias en donde sólo un cónyuge
tiene un potencial de ganancias bajo y decide no trabajar.
Sobre la familia
En el prefacio de su libro A Treatise on the Family (1981), Becker escribió:
Este libro utiliza las suposiciones de maximizar la conducta, las preferencias estables
y el equilibrio en mercados implícitos o explícitos para proporcionar un análisis siste-
514 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

mático de la familia. Me baso en mi investigación durante la década pasada para analizar


la asignación de tiempo a los niños y hacer transacciones entre el trabajo, el matrimonio
y el divorcio en sociedades tanto polígamas como monógamas, el altruismo además del
egoísmo en las familias, la movilidad intergeneracional y muchos otros aspectos de la
familia. Aun cuando no todos se han considerado, el trato sistemático y unificado de los
aspectos importantes tal vez justifica el anticuado título de “tratado”.21

Teoría del matrimonio. El matrimonio tiene en cuenta una división del trabajo que
permite que los socios maximicen su producción y consumo conjuntos de “bienes”
que proporcionan un bienestar económico. La reproducción y la educación de los hijos
son “bienes” fundamentales que facilita el matrimonio. En otras palabras, las parejas
forman un hogar debido a un interés económico propio. Las variaciones en la capa-
cidad que permiten ganancias de la asociación resultan de las diferentes experiencias
pasadas y de otras inversiones en capital humano. Es muy probable que el individuo
que tenga la oportunidad de un salario de mercado más alto ingrese al mercado de
trabajo, mientras que la producción en el hogar estará a cargo del individuo que tenga
la mayor productividad relativa en esas ocupaciones. Por tradición, las mujeres casadas
se han especializado en tener hijos y en otras actividades domésticas. Como resultado,
[...] les han exigido a sus esposos “contratos” a largo plazo que las protejan contra el aban-
dono y otras adversidades. Virtualmente todas las sociedades han desarrollado una protec-
ción a largo plazo para las mujeres casadas; podemos incluso decir que el “matrimonio” se
define como un compromiso a largo plazo entre un hombre y una mujer.22
Incluso las diferencias más o menos pequeñas en las capacidades productivas entre las
parejas en el matrimonio implican grandes diferencias en la asignación del tiempo entre
el tiempo en el mercado de trabajo, el tiempo de producción del hogar y el tiempo de
consumo. La razón es que al dedicarse a una actividad se incrementan las propias exis-
tencias de capital humano específico, lo que a su vez aumenta la productividad en esa
actividad. Sin embargo, esto no siempre resulta en una especialización completa. Por
ejemplo, en algunos casos uno de los miembros de la pareja puede optar por trabajar
parte del tiempo.
El matrimonio por lo común implica una distribución selectiva entre hombres y
mujeres de “alta calidad”. Una razón es la complementariedad en la producción. Los
rasgos positivos que posee uno de los miembros de la pareja incrementa la contribución
marginal del otro para producir un “ingreso total”, definido ampliamente para incluir
los “bienes”.
Fertilidad. La familia produce hijos (“capital duradero”) que se suman al ingreso total
de la familia, o bienestar económico. Pero las familias no producen tantos hijos como
sería biológicamente posible, debido a que los hijos son costosos. A este respecto, decía
Becker, tienen un “precio”. Ese precio implica los costos directos tales como gastos de
alimentación, resguardo, ropa, cuidado de la salud, atención durante el día, educación,
etcétera, y los costos indirectos en forma de costos de oportunidad del tiempo. Los
niños pequeños, en particular, son bienes intensivos en tiempo. La fertilidad dependerá
del precio de los hijos, del ingreso paterno y del trueque que los padres perciben entre
21
Gary S. Becker, A Treatise on the Family, Cambridge, Harvard University Press, 1981, pp. IX y X.
22
Ibídem, pp. 14-15.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 515

la cantidad de hijos y su calidad. A medida que se incrementan las oportunidades de


trabajo para las mujeres, se incrementa el precio de cada hijo (aumenta el costo de opor-
tunidad) y los padres deben optar por tener menos hijos, pero de “más alta calidad”
(más sanos y mejor educados).
En el pasado, las familias rurales tenían más hijos que las familias urbanas, debido a
que los costos de educar a los hijos eran más bajos en las áreas rurales. Los programas
de bienestar, decía Becker, reducen el costo de tener hijos e incrementan la fertilidad.
Altruismo. El altruismo, que se define en términos de una utilidad vinculada, es una
característica importante de una familia. El altruismo se suma a las ganancias potenciales
del matrimonio, debido a que el consumo de un bien permite que la utilidad aumente
más que el incremento en la utilidad para el consumidor. La alegría de un miembro de
la familia se suma a la alegría del miembro de otra familia.
En lo que Becker refería pintorescamente como el “teorema del hijo malo”, estable-
ció que el altruismo en la familia tiende a superar al egoísmo. Becker expresa su teorema
aproximadamente como sigue: cada beneficiario, no importa lo egoísta que sea, maxi-
miza el ingreso de la familia de su benefactor. Traducido: incluso los niños más difíciles
no desearán hacer cualquier cosa que reduzca su herencia potencial.23
La idea aquí es que una acción que reduce el ingreso total de la familia resultará en
que el altruista jefe de familia tenga algo menos que el ingreso total para transferirlo a
cada uno de los beneficiarios. Los niños egoístas reconocen que si le hacen un daño
a la familia lo hacen a costa de perjudicarse ellos mismos. Este principio es general, en
el sentido de que aplica a las interacciones entre todos los altruistas y sus beneficiarios.
Pero el efecto coercitivo del altruismo sobre el propio interés disminuye con el número
de benefactores, es decir, con el tamaño de la familia o de la organización.
Divorcio. Los socios en el matrimonio buscan información acerca de sus presuntas
parejas, pero
[...] es necesario dedicar tiempo, esfuerzos y otros recursos costosos a la búsqueda, y
mientras más prolongada sea, más se demoran las ganancias del matrimonio. Una persona
racional sigue buscando tanto en el “margen extensivo” de las perspectivas adicionales,
como en el “margen intensivo” de la información adicional acerca de las perspectivas serias,
hasta que el costo marginal y el beneficio marginal en cada margen sean iguales.24
En consecuencia, las personas a menudo se casan aun cuando tienen una información
incompleta acerca de su pareja. A medida que esa información se revela a lo largo del
matrimonio, el divorcio se puede convertir en una nueva decisión óptima. Es más pro-
bable que los divorcios ocurran durante los primeros años del matrimonio que después,
debido a que la acumulación de la información ocurre durante los primeros años del
matrimonio. Una buena o mala suerte inesperadas (convertirse en estrella de cine, no
ser fértil) incrementa la probabilidad de un divorcio, debido a que puede convertir una
relación óptima en aquella en la que una de las partes ya no cree que es óptima. El
incremento en la productividad de mercado de las mujeres reduce las ganancias de la
especialización e incrementa la probabilidad de un divorcio.

23
Ibid., p. 183.
24
Ibid., p. 220.
516 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

Es evidente que el trabajo de Becker en esta área es pionero, provocativo y pro-


fundo. Como podría pensar, también es controvertido. Como manifestó Ben-Porath:
De manera que cuando todo está dicho y hecho, el matrimonio de la familia y la econo-
mía es interesante: tal vez no sea feliz y ciertamente no apacible, pero es improbable que
termine en un divorcio. ¿También producirá una progenie de conocimientos verificables?
Eso queda por verse.25

Preguntas para estudio y análisis


1. Identifique y explique la importancia de cada uno de los siguientes conceptos
y autores para la historia del pensamiento económico: escuela de economía de
Chicago, Friedman, ingreso permanente, teoría moderna de la cantidad, Monetary
History of the United States, 1867-1960, curva vertical a largo plazo de Phillips,
tasa natural de desempleo, regla monetaria, Lucas, expectativas racionales, Stigler,
la información como un bien económico, Akerlof, el problema de los “limones”,
Becker, coeficiente de discriminación, capacitación específica frente a general, seña-
lización, Stiglitz, selección y “bienes”.
2. Contraste los principios más importantes de la escuela de Chicago con los de la
escuela marginalista y la escuela institucionalista.
3. Relacione la siguiente cita de sir Dennis Robertson respecto al lugar del nuevo cla-
sicismo en la historia del pensamiento económico: “La opinión intelectual es como
una liebre perseguida; si usted espera lo suficiente, regresará al lugar en donde todo
empezó.”
4. ¿Cuáles son los principales factores determinantes de la demanda de dinero, según
Friedman? ¿Esta demanda es estable o inestable a corto plazo? ¿En qué forma un
incremento en la oferta de dinero que excede al crecimiento a largo plazo de la
producción causa un incremento en el nivel general de precios?
5. Explique esta cita de Friedman: “Un creciente índice de inflación puede reducir el
desempleo, un índice alto no lo hará.”
6. Explique la distinción de Friedman entre la oferta total a corto y a largo plazos.
Relacione esas ideas con la distinción de Friedman entre las curvas de Phillips a
corto y a largo plazos.
7. ¿Qué tiene de “clásica” la nueva macroeconomía clásica de Lucas? Con base en su
comprensión de esta teoría, ¿cree que Lucas estaría a favor de la campaña fiscal y
monetaria agrícola defendida por Lerner (“El pasado como un prólogo” 22-2), o de
las reglas fiscales y monetarias propuestas por Friedman y Buchanan (capítulo 20).
Explique su razonamiento.
8. Resuma brevemente la teoría de la información de Stigler (“El pasado como un
prólogo” 24-1). Relacione su planteamiento con la teoría de Becker del matrimo-
nio y el divorcio.
9. ¿En qué forma se relacionan los problemas de la información asimétrica y de la
selección adversa (“El pasado como un prólogo” 24-1) con los procesos de señali-
zación y selección (“El pasado como un prólogo” 24-2)?
10. Utilice las teorías de Becker para explicar cada uno de los siguientes incisos:

25
Yoram Ben-Porath, “Economics and the Family-Match or Mismatch? A Review of Becker’s A Treatise on the Family”,
Journal of Economic Literature 20 (marzo de 1982), pp. 62-63.
Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO 517

a) La discriminación será costosa para una empresa que opera en un entorno


competitivo.
b) En promedio, los jóvenes reciben más educación y capacitación en el trabajo
que las personas mayores.
c) El número de alimentos consumidos en los restaurantes en Estados Unidos se
ha incrementado con mayor rapidez que el número de alimentos consumidos
en el hogar.
d) El altruismo se suma a las ganancias potenciales del matrimonio.
11. ¿Con cuál de las dos siguientes declaraciones está de acuerdo, si es que lo está?
Explique su razonamiento.
No hay un requisito previo más importante para despejar el pensamiento en lo que
concierne a la economía misma que el reconocimiento de su limitado lugar entre los
intereses humanos en general. [Frank Knight]

El fondo de mi argumento es que la conducta humana no está separada en cate-


gorías, que en ocasiones se basa en maximizar y en ocasiones no, en ocasiones está
motivada por preferencias estables, en ocasiones por preferencias volátiles, en oca-
siones resulta de una acumulación óptima de información y en ocasiones no. Más
bien, toda la conducta humana se puede considerar como algo que involucra a los
participantes que maximizan su utilidad de una serie estable de preferencias y que
acumulan una cantidad óptima de información y de otras entradas en una variedad
de mercados. [Gary Becker]

Lecturas selectas
Libros
Becker, Gary S. The Economic Approach to Human Behavior. Chicago: University of
Chicago Press, 1976.
. The Economics of Discrimination. Segunda edición, Chicago: University of Chicago
Press, 1971. (Publicado originalmente en 1957.)
. Human Capital: A Theoretical and Empirical Analysis with Special Reference to
Education. Nueva York: National Bureau of Economic Research, 1964.
. A Treatise on the Family. Cambridge: Harvard University Press, 1981.
Friedman, Milton. Capitalism and Freedom. Chicago: University of Chicago Press,
1962.
. Essays in Positive Economics. Chicago: University of Chicago Press, 1953.
. The Optimum Quantity of Money and Other Essays. Chicago: Aldine, 1969.
. editor, Studies in the Quantity Theory of Money. Chicago: University of Chicago
Press, 1956.
. Theory of the Consumption Function. Princeton, NJ: Princeton University Press,
1957.
Friedman, Milton y Anna J. Schwartz. A Monetary History of the United States, 1867-
1960. Princeton, NJ: Princeton University Press, 1963.
Hirsh, Abraham y Neil de Marchi. Milton Friedman: Economics in Theory and Practice.
Ann Arbor: University of Michigan Press, 1990.
Lucas, Robert E. Studies in Business-Cycle Theories. Cambridge, MA: MIT Press,
1981.
. Models of Business Cycles. Oxford, Inglaterra: Basil Blackwell, 1987.
518 Capítulo 24 LA ESCUELA DE CHICAGO: EL NUEVO CLASICISMO

Samuels, Warren J., editor. The Chicago School of Political Economy. East Lansing, MI:
Michigan State University, 1976.
Shackleton, J. R. y G. Locksley, editores. Twelve Contemporary Economists. Capítulos 2
y 4, Nueva York: Wiley, Halsted, 1981.
Stigler, George J. The Economics as Preacher and Other Essays. Chicago: University of
Chicago Press, 1982.
Wood, John Cunningham, editor. Milton Friedman: Critical Assesments. Cuatro tomos,
Londres: Routledge, 1990.
Artículos en revistas
Ben-Porath, Yoram. “Economics and the Family-Match or Mismatch? A Review of
Becker’s A Treatise on the Family”, Journal of Economic Literature 20 (marzo de
1982), pp. 52-64.
Chari, V. V. “Nobel Laureate Robert E. Lucas, Jr.: Architect of Modern Macro-
economics”, Journal of Economic Perspectives 12 (invierno de 1998), pp. 171-186.
Hannan, Michael T. “Families, Markets and Social Structures: An Essay on Becker’s
A Treatise on the Family”, Journal of Economic Literature 20 (marzo de 1982),
pp. 65-72.
Reder, Melvin W. “Chicago Economics: Permanence and Change”, Journal of Economic
Literature 20 (marzo de 1982), pp. 1-38.
“Symposium on the Chicago School”, Journal of Economic Issues 8 (diciembre de
1975) y 10 (marzo de 1976).
Thygesen, Niels. “The Scientific Contributions of Milton Friedman”, Scandinavian
Journal of Economics 79, núm. 1 (1977), pp. 56-98.

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