Efectos de Lo Previsto en El Articulo 1876
Efectos de Lo Previsto en El Articulo 1876
Efectos de Lo Previsto en El Articulo 1876
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puede, pues, alegar la falsedad de lo que las partes refieren sin tocar
en lo más mínimo la autenticidad y plena fe del instrumento"4.
Citado por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 439.
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Por su parte, la Corte Suprema, acogiendo un recurso de casación en
el fondo, en sentencia de 29 de mayo de 20006, ha dicho lo siguiente:
Fallos del Mes N° 498; pág. 833. En los vistos de esta sentencia se consigna
lo siguiente: "Por sentencia de primera instancia, de 24 de noviembre de 1998, no
obstante concluirse que el contrato celebrado no había sido de compraventa sino de
permuta, se le declaró resuelto, ordenándose cancelar la inscripción de dominio
efectuada a nombre del demandado, se reservaron al actor las acciones para
determinar y cobrar las indemnizaciones de perjuicios que le hubiere irrogado el
incumplimiento del contrato por parte del demandado y se condenó a éste al pago de
las costas.
Apelado dicho fallo por el demandado, la Corte de Apelaciones de
Concepción, mediante sentencia de 12 de agosto de 1999, confirmó la de primer
grado declarando: a) que se resolvía el contrato de compraventa por falta de pago
del precio, con indemnización de perjuicios; b) que se cancelaba la inscripción de
dominio practicada a nombre del comprador como consecuencia de la compraventa
resuelta, quedando subsistente la inscripción de dominio a nombre del vendedor; y c)
que se reservaba a las partes el derecho de discutir sobre la especie y monto de los
perjuicios en la ejecución del fallo o en otro juicio diverso".
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Corte Suprema. Entre estas últimas pueden citarse, de modo
especial, las publicadas en los siguientes tomos de la Revista
de Derecho y Jurisprudencia: tomo 5, sección 1 a , pág. 400;
tomo 12, sección 1 a , pág. 376; y tomo 33, sección 1 a , pág. 237.
La primera de éstas ha señalado, además, que expresándose
en la escritura pública que se recibió el precio en dinero
efectivo, no procede la resolución del contrato de compraventa
aunque el comprador haya confesado en otro juicio que el pago
se verificó en forma distinta a la indicada en la escritura. La
segunda de las citadas sentencias de esta Corte ha dicho
también que el reconocimiento hecho por el comprador, dentro
del juicio de resolución del contrato, de no haberse pagado el
precio, no puede cambiar el alcance jurídico que los
contratantes dieron a la estipulación consignada en la escritura
pública de venta, de considerar en esta acto completamente
pagado y recibido el precio de la compraventa celebrada entre
ellos, agregando que la circunstancia de que el comprador no
entregara realmente la suma que representaba el valor de la
cosa vendida y la retuviera en su poder, da origen a otras
acciones a favor del vendedor, pero de ningún modo a la
resolución del contrato por falta de pago del precio. Por último,
la tercera sentencia de esta Corte arriba citada, añade que la
inadmisibilidad de cualquier clase de prueba respecto de la
declaración de haberse pagado el precio se refiere directamente
a los contratantes, según se desprende del tenor literal del
artículo 1876 y se corrobora si se advierte que la única parte
que podría ofrecerla para desvirtuar aquella afirmación sería el
vendedor en juicio promovido en contra del comprador, ya que
sólo a este último afectaría esa falta de cumplimiento del
contrato, prueba que no interesaría producir a terceros, aparte
que carecerían de elementos para justificarlo".
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únicamente. Lo que establece es algo muy distinto. Niega toda
prueba en contra de esta declaración y no admite sino la de
nulidad o falsificación de la escritura y es en virtud de esta que
hay acción en contra de aquellos. Pero deducir de ahí que este
artículo no admite la prueba en contrario respecto de los
terceros solamente y que la admite respecto de las partes es
hacerlo decir algo que no dice ni que ha pretendido decir. Ese
artículo no admite prueba en contra de esa declaración sea que
la cosa vendida haya o no sido enajenada por el comprador. Y
es lógico que así sea, porque siendo la acción que tiene el
vendedor contra los terceros la consecuencia de la resolución
del contrato, es claro que si ella no procede es porque la
resolución en sí misma es improcedente, como tiene que serlo
necesariamente, ya que en aquél se da por pagado el precio,
con lo cual desaparece su fundamento jurídico. Si la resolución
no procede cuando hay terceros no se ve por qué ha de
proceder cuando no los hay, desde que en ambos casos la
situación es idéntica puesto que en uno y otro se ha pagado el
precio, según aparece del contrato"7.
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prueba cuando se quiere demandar a los terceros a quienes el
comprador ha transferido la cosa, o sea, que no se admite
cuando con ella se quiere reivindicar la cosa del tercer
adquirente; pero sí, cuando el comprador todavía conserva la
cosa en su poder"8.
Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5; tomo II; págs. 878 y 879.
Art. 1875 del C.C: "La resolución de la venta por no haberse pagado el precio,
dará derecho al vendedor para retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para
que se le restituyan los frutos, ya en su totalidad si ninguna parte del precio se le
hubiere pagado, ya en la proporción que corresponda a la parte del precio que no
hubiere sido pagada.
El comprador a su vez tendrá derecho para que se le restituya la parte que
hubiere pagado del precio.
Para el abono de las expensas al comprador, y de los deterioros al vendedor,
se considerará al primero como poseedor de mala fe, a menos que pruebe haber
sufrido en su fortuna, y sin culpa de su parte, menoscabos tan grandes que le hayan
hecho imposible cumplir lo pactado".
Art. 1876 C.C: "La resolución por no haberse pagado el precio no da derecho
al vendedor contra terceros poseedores, sino en conformidad a los artículos 1490 y
1491.
Si en la escritura de venta se expresa haberse pagado el precio, no se
admitirá prueba alguna en contrario, sino la de nulidad o falsificación de la escritura, y
sólo en virtud de esta prueba habrá acción contra terceros poseedores".
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 9 de diciembre de
1881, y la Corte de Apelaciones de Concepción, en sentencia de 19 de agosto de
1913, resolvieron que "si el tercero adquirente está de buena fe, esto no obsta para
que el vendedor pida la resolución del contrato con indemnización de perjuicios
contra el comprador que no pagó el precio oportunamente y que enajenó la cosa
comprada; dicho vendedor tiene derecho a solicitar la restitución del precio que el
comprador obtuvo por ella". "G. 1881, N° 2.640, p. 1.459. G. 1913, 2a sem., N° 851,
p. 2.494" (citadas en Repertorio de legislación y jurisprudencias chilenas. Código Civil
y leyes complementarias; Editorial Jurídica de Chile; 1997; 3a edición; tomo Vil; pág.
377).
Meza Barros, Ramón; Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las
obligaciones; Editorial Jurídica de Chile; 1979; 6a edición; tomo I; pág. 157. Don Juan
Andrés Orrego Acuña, siguiendo los argumentos de don Ramón Meza Barros y lo
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En este mismo sentido, don Rene Ramos Pazos advierte que
este inc. 2o debe interpretarse en armonía con el inc. 1 o , "que
está tratando la situación de los terceros poseedores"12.
señalado en algunos fallos de nuestros tribunales, también cree "que las partes
pueden incluso impugnar la veracidad de aquella declaración consistente en haberse
pagado el precio de compraventa, siempre y cuando dicha alegación no se formule
con el objeto de hacer oponible la resolución del contrato a terceros, pues éstos (y no
las partes) están protegidos por los artículos 1876, inciso 2o, 1490 y 1491"; (Orrego
Acuña, Juan Andrés; Impugnación de los instrumentos públicos por falsedad de las
declaraciones de las partes; Revista de Derecho de la Universidad Finís Terrae;
Chile; año VI N° 6 - 2002; pág. 124).
Art. 1491 del C.C: "Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo
grava con hipoteca, censo o servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o
gravamen, sino cuando la condición constaba en el título respectivo, inscrito u
otorgado por escritura pública".
Art. 1490 del C.C: "Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición
suspensiva o resolutoria, la enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra
terceros poseedores de buena fe".
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La Corte Suprema, en sentencia de 26 de marzo de 1936, ha
dicho que "la frase final del artículo 1876, en que dice "y sólo en
virtud de esta prueba habrá acción contra terceros poseedores",
sólo tiene el alcance de establecer o hacer extensiva contra
dichos terceros poseedores la acción resolutoria que el inciso 1 o
consagra en los casos contemplados en los artículos 1490 y
1491, siempre que dicha acción se apoye en la nulidad o
falsificación de la escritura"17.
acción contra el tercero, aunque éste sepa que el precio no se ha pagado, porque la
disposición del inciso segundo del articulo 1876 modifica en esta parte la del artículo
1490, ya que figura a continuación del precepto que concede esa acción con arreglo
al articulo 1490" (Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5, tomo II; pág. 875).
"G. 1936, 1er. sem., p. 93. R., t. 33, sec. 1 a , p. 237" (citada en ob. cit. N° 10;
tomo Vil; pág. 383).
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desde que éstas no requieren escritura publica para la
existencia de la venta, es evidente que aunque ella se declare
nula, el contrato siempre existe y el documento valdrá como
privado según el artículo 1701 del Código Civil. Por
consiguiente, el comprador la ha adquirido legítimamente por
cuyo motivo, para que el vendedor pueda reivindicarla del
comprador o de los terceros no le bastará probar esa nulidad
sino que será menester que concurran, además, los requisitos
establecidos por los artículos 1873 y 1490, según el caso. Si la
escritura es falsificada, hay un delito, no ha habido contrato ya
que ha faltado el concurso de voluntades, puesto que las
personas han sido suplantadas o lo han sido sus declaraciones.
Luego el comprador no ha adquirido el dominio y hay acción en
contra suya y de los terceros adquirentes"18
Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5; tomo II; págs. 893 y 895.
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de la compraventa por falta de pago del precio y no tiene relación
alguna con la acción de nulidad absoluta, que se funda en que el
contrato carece de causa real y lícita"19.
19
"R.,t. 33, sec. 1 a , p. 501" (citadas en ob. cit. N° 10; tomo Vil; pág. 377).
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ei precio, no se admitirá prueba alguna en contrario, sino
la de nulidad y falsificación de la misma, no se aplica sino
a quienes fueron parte en la escritura, calidad que ella no
reviste. Indica que el tribunal se equivoca al interpretar
esta norma, porque ella solamente se relaciona con la
acción resolutoria del contrato por falta de pago del
precio, y no al caso sub lite, donde se sostiene estar
intentando la acción de nulidad absoluta por faltar al
contrato un elemento que es de su esencia. El examen
del recurso en la parte que se ha referido, demuestra
también que en la especie, mediante una distinta
apreciación de los medios de prueba valorados por el
tribunal, se pretende concluir que no se pagó el precio de
la venta, lo cual es completamente opuesto a lo resuelto
en la sentencia. Esto es razón suficiente para rechazarlo
en este ámbito"20. Tal como se puede apreciar, se aplicó
la norma a una contienda promovida entre la heredera de
la vendedora y el comprador; en consecuencia, con mayor
razón habría que concluir que sería aplicable a terceros,
ya que como se ha dicho, la verdadera razón de ser del
art. 1876 inc. 29 del C.C. es la protección de los terceros
adquirentes.
Art. 1707 del C.C: "Las escrituras privadas hechas por los contratantes para
alterar lo pactado en escritura pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se haya
tomado razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones
se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero".
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"No es aceptable que por la sola voluntad del vendedor y del comprador que
afirman que no tuvieron intención de contratar, que simularon un contrato de venta y
que el precio no está pagado, se pueda perjudicar a terceros que contrataron en
consideración a títulos correctos y en los cuales constan las estipulaciones de los
contratantes y el pago del precio de compra. Con semejante sistema no habría
ningún dominio ni derecho real estable, ya que quedarían a merced de lo que
afirmasen los contratantes anteriores contra lo que constase en las respectivas
escrituras". "C. Santiago, 15 mayo 1919. G. 1919, 1er. sem. N° 1 201 p 611" (citada
en ob. cit. N° 10, tomo Vil, pág. 383).
u
15.d) El artículo 1876 del Código Civil no tiene aplicación en la especie,
porque como aparece de su texto, está destinado a proteger a los terceros
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En este mismo sentido, don Rene Ramos Pazos señala que "si
en la escritura se dice que el precio se pagó, sin que ello sea
cierto, existe simulación, y en este caso no hay ninguna razón
para impedir al vendedor que pruebe la simulación.
Recordemos que, en principio, nuestro Código acepta la
posibilidad de simulación, y lo único que hace es proteger al
tercero, como lo prueban los artículos 1707 y 187623.
Así lo explica Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 440.
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compartido por nosotros, que "la mejor confirmación de
esta manera de pensar... es precisamente el inciso 2 o del
artículo 1876, porque si el legislador dijo en este caso que
las partes no podían probar contra la declaración
contenida en la escritura de haberse pagado el precio, es
porque por regla general las partes son admitidas a
probar en contra de lo declarado en un instrumento"27.
de las partes, aún la prueba testifical, pues la prueba apunta a la falsedad de los
"hechos" que sirven de supuesto fáctico para la declaración contenida en el
instrumento público, aunque a consecuencia de tales hechos se origine una
obligación". Agrega que, "aún en el hipotético y a nuestro juicio equivocado parecer
de estimar que la prueba testifical no es idónea para acreditar la falsedad de las
declaraciones contenidas en un instrumento público, la falsedad puede probarse a
través de una presunción judicial que, entre otros fundamentos, se apoye en la
declaración de testigos" (Orrego Acuña, Juan Andrés; ob. cit. N° 11; pág. 132).
Citado por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2, tomo II; pág. 440.
28
"Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXII, sección primera, pág. 272".
Citada por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 441).
"Si las presunciones establecidas por los jueces del fondo al valorar la prueba
rendida "no bastan para destruir la prueba plena que constituye la escritura pública
de compraventa en que se establece la efectividad del pago del precio", debe
desecharse la demanda de resolución del contrato de compraventa fundada en el
hecho de no haber recibido el vendedor el precio estipulado, contrariamente a lo
declarado por él en la escritura". "C. Suprema, 17 abril 1920. R., t. 18, sec. 1 a , p.
444" (citada en ob. cit. N° 10; tomo VI; pág. 361). Interpretando a contrario sensu lo
fallado, se concluye que es posible que las partes impugnen la veracidad de sus
declaraciones contenidas en una escritura pública.
"8o. Que, bien es cierto que el instrumento público hace plena fe en
cuanto al hecho de haberse otorgado y a su fecha y que, relativamente a los
otorgantes, también, hace fe a su respecto sobre la verdad de las declaraciones que
hubieran formulado, ello no obsta a que - en situaciones determinadas - pueda
demostrarse la falta de verdad o de exactitud de tales declaraciones; y ello a través
de los diversos medios de prueba que faculta la ley; siendo, entonces, facultad
privativa del Tribunal de Alzada, resolver en tal evento, haciendo apreciación del
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c) Don Carlos Ducci Claro sostiene que "estos argumentos
no son exactos, pues se ha señalado que el art. 1700 dice
que el instrumento hace "plena fe", pero no establece una
presunción de derecho, y una plena prueba puede
impugnarse con otra plena prueba. El juez apreciará el
valor relativo de ambas pruebas de acuerdo con el art.
428 del C. de P. C. En cuanto al inc. 2o del art. 1876, él no
hace sino reiterar lo dispuesto en los arts. 1490 y 1491,
que establecen que en caso de resolución no habrá
acción reivindicatoría contra terceros poseedores de
buena fe. La resolución por no haberse pagado el precio
no da acción contra terceros si en la escritura de
compraventa se expresa haberse pagado el precio, pues
en tal caso se presume que están de buena fe (R.D.J., t.
Lll; secc. 4a, pág. 52)"29.
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reglas del onus probandi, es decir, que esta presunción
legal de verdad dura mientras no se pruebe lo contrario.
En consecuencia, pueden ser impugnadas por las partes
o por terceros30.
La segunda tesis la fundamenta al expresar que las partes
se pueden desdecir, cuantas veces lo deseen en relación
con el interés de terceros; pero con la única excepción o
limitación que esta retractación no perjudique el inte» és de
los terceros de buena fe.
50
Al respecto, la jurisprudencia ha dicho que los terceros
adquirentes quedan a salvo de toda acción legal en el
caso que se trata; pero esto no significa que las partes
contratantes no puedan entre ellas, probar su falta de
veracidad, como podría suceder en el supuesto de
celebrar un contrato de compraventa simulado y no ser
efectivo su pago. El artículo 1876 está destinado a
proteger sólo a los terceros adquirentes de la cosa
vendida"31.
51
rechaza la interpretación rígida, sólo textual, formulada
por Arturo Alessandri La sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago constituye una jurisprudencia
dinámica, de contexto, como lo ordena el artículo 22 del
Código Civil"33.
33
Diez Duarte, Raúl; La compraventa en el Código Civil chileno; Editorial
Jurídica Ediar Conosur Ltda.; Chile; s.f. págs. 137 y 138.
34
Ramos Pazos, Rene; ob. cit. N° 12; pág. 209.
52
6. Como agrega don Ramón Meza Barros, "la interpretación
contraria conduce al absurdo. No sería ni siquiera admisible,
como prueba para desvirtuar la aseveración de la escritura, la
confesión del comprador de no haber pagado el precio"36.
53
II. LA DECLARACIÓN DE PAGO DEL PRECIO DE VENTA EN
RELACIÓN CON LAS INSTRUCCIONES NOTARIALES
54
Al tenor de lo dispuesto en el art. 1707 del C.C., si lo convenido en las
instrucciones notariales alteran lo pactado en la escritura pública,
constituyen una contraescritura39 que no produce efectos contra
terceros (además, respecto de la declaración de haberse pagado el
precio de compraventa, esto resulta de aplicar lo dispuesto en el art.
1876 inc. 2 o del C.C.), lo que no obsta a que éstos puedan
beneficiarse con sus estipulaciones.
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En cambio, entre las partes, por aplicación de lo dispuesto en el art.
1545 C.C., las contraescrituras producen todos sus efectos; lo que ha
sido confirmado por nuestra jurisprudencia4 .
En este sentido don Antonio Vodanovic H. expresa que "desde hace cerca de
cien años que nuestra jurisprudencia ha recalcado que la regla de no poderse alterar
por escrituras privadas lo pactado por escritura pública sólo es dictada a favor de
terceros; nada obsta a que puedan surtir efecto contra las mismas partes
contratantes, si la alteración no es de tal naturaleza que, con arreglo a la ley, exija
constar por escritura pública" (Vodanovic H., Antonio; ob. cit. n° 2; tomo II; pág. 462).
"Procede la resolución de la compraventa fundada en la falta de pago del
documento de crédito que, según se establece en la escritura del contrato, fue el
medio acordado para pagar el precio. Dicho pagaré forma parte del contrato, pues
está representando el precio estipulado en el mismo". "C. Santiago, 28 abril 1875. G.
1875, N° 766, p. 343" (citada en ob. cit. n° 10; tomo Vil; pág. 378).
"Debe acogerse la demanda en que se pide el pago del saldo de precio de
venta de un vapor, aunque en la escritura de compraventa se dice que el vendedor
se da por recibido del precio a su entera satisfacción, si al mismo tiempo se declara
en esa escritura que el referido precio fue pagado en valores y entre ellos figura una
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No nos parece que éstos puedan alegar desconocimiento de las
declaraciones contenidas en las instrucciones. En este caso no
resulta aplicable lo prescrito en el inc. 2 o del art. 1876 del C.C., sino
que se vuelve a la regla general contenida en su inc. 1 o .
carta - orden para el pago de ese saldo, dada por el representante del Gobierno de
Chile, comprador". "C. Suprema, 8 junio 1911. R., t. 9, sec. 1 a , p. 358" (citada en ob.
cit. n° 10; tomo Vil; pág. 378).
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