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Efectos de Lo Previsto en El Articulo 1876

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EFECTOS DE LO PREVISTO EN EL ARTICULO 1876

INCISO 2 o DEL CÓDIGO CIVIL Y


LAS INSTRUCCIONES NOTARIALES

Marco Antonio Sepúlveda Larroucau


Profesor de Derecho Civil y
de Derecho Inmobiliario

I. EFECTOS DE LO PREVISTO EN EL ARTICULO 1876 INCISO


2 o DEL CÓDIGO CIVIL

Las escrituras públicas, al igual que todo instrumento público, pueden


ser impugnadas1 por una cualquiera de las siguientes vías: por
nulidad2, por falsificación o falta de autenticidad3 y por falsedad de las
declaraciones de las partes. En estricto rigor, tal como lo señala don
Víctor Santa Cruz, "la impugnación de la verdad de las declaraciones
de las partes no es propiamente una impugnación del instrumento
público. La fe pública que ampara al instrumento sólo se refiere a lo
declarado por el funcionario, no a lo declarado por las partes. Se

Alessandri Rodríguez, Arturo. De la compraventa y de la promesa de venta;


Soc. Imprenta - Litografía Barcelona; Chile; 1917; tomo II; pág., 887.
La Corte Suprema, en sentencia de 18 de julio de 1939, señaló que "son
plenamente aplicables al instrumento público las disposiciones que rigen la nulidad
de los actos jurídicos". "Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXXVII, sección
primera, página 137" (citada por Vodanovic H., Antonio; Derecho Civil. Parte general.
Explicaciones basadas en las versiones de las clases de los profesores de la
Universidad de Chile Arturo Alessandri R. y Manuel Somarriva U., redactadas y
actualizadas por Antonio Vodanovic H.; Ediar Conosur Ltda.; Chile; 1991; 5a edición;
tomo II; pág. 437).

Según se desprende del art. 17 del C.C., consiste en probar que el


instrumento no ha sido otorgado y autorizado por las partes y de la manera que en él
se expresa.

35
puede, pues, alegar la falsedad de lo que las partes refieren sin tocar
en lo más mínimo la autenticidad y plena fe del instrumento"4.

Tratándose de una escritura de compraventa en que se exprese


haberse pagado el precio, esta materia tiene especial importancia,
dado lo dispuesto en el art. 1876 inc. 2o del C.C.: "Si en la escritura
de venta se expresa haberse pagado el precio, no se admitirá prueba
alguna en contrario sino la de nulidad o falsificación de la escritura, y
sólo en virtud de esta prueba habrá acción contra terceros
poseedores".

Respecto de tal precepto se ha planteado la duda en cuanto a que si


en la escritura pública se expresa haberse pagado el precio, la
prueba en contrario no se admite sólo cuando se trata de demandar a
terceros poseedores o si tampoco es admisible cuando se dirige
únicamente contra el comprador que aún conserva la cosa en su
poder, exigiéndole el pago del precio (también se presenta la duda de
si es posible exigir el precio en caso que el comprador hubiere
enajenado la cosa) o la resolución del contrato.

Don Arturo Alessandri Rodríguez, reconociendo que la doctrina se


encuentra dividida y que la jurisprudencia no es uniforme, sostiene
que, "desde que en el contrato de venta se da por pagado el precio, el
comprador queda exento de toda responsabilidad por esa obligación
respecto de la cual no es deudor ni puede estar en mora. El vendedor
no puede exigir el precio ni la resolución del contrato, aunque pruebe
que éste no se pagó y aunque el comprador confiese que ese pago
no se hizo, ya que falta la mora que es uno de los requisitos que el
artículo 1873 exige para que puedan ejercitarse esas acciones. La
confesión del comprador sólo daría derecho al vendedor para ejercitar
otras acciones nacidas de la retención del precio en su poder como
las de mutuo o depósito, según lo ha dicho la Corte Suprema, pero no
para pedir la resolución del contrato"5. Este autor, en apoyo de su
tesis, señala que el art. 1876 inc. 2 o del C.C. no distingue; cita lo
dispuesto en el art. 1700 del C.C. (interpreta esta norma en el sentido
de que el contenido de una escritura pública hace plena fe entre los
otorgantes, no admitiéndose ninguna prueba que la adicione o
modifique), los proyectos de Código Civil y algunos fallos antiguos de
nuestros tribunales.

Citado por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 439.

Alessandri Rodríguez, Arturo: De la compraventa y de la promesa de venta;


Soc. Imprenta - Litografía Barcelona; Chile; 1917; tomo II; pág. 887.

36
Por su parte, la Corte Suprema, acogiendo un recurso de casación en
el fondo, en sentencia de 29 de mayo de 20006, ha dicho lo siguiente:

Que la sentencia recurrida declaró resuelto el contrato de


compraventa por falta de pago del precio, con indemnización de
perjuicios, aceptando como prueba contraria a lo establecido en
dicho contrato la confesión prestada por el demandado en
juicios diversos seguidos entre las mismas partes, estimando
que el artículo 1876 antes citado está destinado a proteger a los
terceros adquirentes de la cosa vendida y no al comprador de
ella y aduciendo al efecto que, entre las partes del contrato,
nada impide que la plena prueba proveniente de la declaración
contenida en el instrumento público que lo contiene pueda ser
destruida por otra plena prueba".
UfiO
Que la jurisprudencia de nuestros tribunales superiores ha
expresado, en forma reiterada, que no cabe sostener que el
inciso 2o del artículo 1876 del Código Civil no se aplica cuando
la falta del pago del precio de la compraventa es cuestión
controvertida directamente entre vendedor y comprador, sino
cuando el bien materia del contrato ha pasado a manos de
terceros, porque la prohibición establecida en la referida norma
legal no permite hacer distinción entre las partes directamente
contratantes y los terceros. Así puede verificarse en el
Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas, Código
Civil y Leyes Complementarias, tomo Vil, pág. 380, N° 8,
Editorial Jurídica de Chile, edición de 1997. Allí se citan, a este
respecto 13 sentencias de diversas Cortes de Apelaciones (de
Valparaíso, Santiago, Talca, Concepción y Valdivia) y 4 de esta

Fallos del Mes N° 498; pág. 833. En los vistos de esta sentencia se consigna
lo siguiente: "Por sentencia de primera instancia, de 24 de noviembre de 1998, no
obstante concluirse que el contrato celebrado no había sido de compraventa sino de
permuta, se le declaró resuelto, ordenándose cancelar la inscripción de dominio
efectuada a nombre del demandado, se reservaron al actor las acciones para
determinar y cobrar las indemnizaciones de perjuicios que le hubiere irrogado el
incumplimiento del contrato por parte del demandado y se condenó a éste al pago de
las costas.
Apelado dicho fallo por el demandado, la Corte de Apelaciones de
Concepción, mediante sentencia de 12 de agosto de 1999, confirmó la de primer
grado declarando: a) que se resolvía el contrato de compraventa por falta de pago
del precio, con indemnización de perjuicios; b) que se cancelaba la inscripción de
dominio practicada a nombre del comprador como consecuencia de la compraventa
resuelta, quedando subsistente la inscripción de dominio a nombre del vendedor; y c)
que se reservaba a las partes el derecho de discutir sobre la especie y monto de los
perjuicios en la ejecución del fallo o en otro juicio diverso".

37
Corte Suprema. Entre estas últimas pueden citarse, de modo
especial, las publicadas en los siguientes tomos de la Revista
de Derecho y Jurisprudencia: tomo 5, sección 1 a , pág. 400;
tomo 12, sección 1 a , pág. 376; y tomo 33, sección 1 a , pág. 237.
La primera de éstas ha señalado, además, que expresándose
en la escritura pública que se recibió el precio en dinero
efectivo, no procede la resolución del contrato de compraventa
aunque el comprador haya confesado en otro juicio que el pago
se verificó en forma distinta a la indicada en la escritura. La
segunda de las citadas sentencias de esta Corte ha dicho
también que el reconocimiento hecho por el comprador, dentro
del juicio de resolución del contrato, de no haberse pagado el
precio, no puede cambiar el alcance jurídico que los
contratantes dieron a la estipulación consignada en la escritura
pública de venta, de considerar en esta acto completamente
pagado y recibido el precio de la compraventa celebrada entre
ellos, agregando que la circunstancia de que el comprador no
entregara realmente la suma que representaba el valor de la
cosa vendida y la retuviera en su poder, da origen a otras
acciones a favor del vendedor, pero de ningún modo a la
resolución del contrato por falta de pago del precio. Por último,
la tercera sentencia de esta Corte arriba citada, añade que la
inadmisibilidad de cualquier clase de prueba respecto de la
declaración de haberse pagado el precio se refiere directamente
a los contratantes, según se desprende del tenor literal del
artículo 1876 y se corrobora si se advierte que la única parte
que podría ofrecerla para desvirtuar aquella afirmación sería el
vendedor en juicio promovido en contra del comprador, ya que
sólo a este último afectaría esa falta de cumplimiento del
contrato, prueba que no interesaría producir a terceros, aparte
que carecerían de elementos para justificarlo".

Que la misma doctrina, respecto a que en juicio seguido entre


las partes de un contrato de compraventa celebrado por
escritura pública en la cual se ha expresado haberse pagado el
precio de la cosa vendida, no es admisible prueba alguna en
contrario, sino la de nulidad o falsificación de la escritura, como
lo prescribe el inciso 2 o del artículo 1876 del Código Civil, ha
sido nuevamente reiterada en fallos posteriores a los antes
citados publicados en la Revista de Derecho y Jurisprudencia:
Corte de Apelaciones de Concepción, tomo 49, sección 2a, pág.
153; Corte Suprema, tomo 41, sección 1 a , pág. 466; Corte
Suprema, tomo 94, sección 1 a , pág. 125".

Que el legislador ha sido acertado al no permitir que vendedor y


comprador puedan probar lo contrario a lo declarado en la
escritura en la situación anotada, porque, sin haber pasado la
cosa vendida a manos de terceros, de no existir tal prohibición
podría producirse un caso de colusión entre vendedor y
comprador, encaminada a perjudicar derechos de terceros.
Basta, por vía meramente ejemplar, imaginar un marido, que
estando casado en régimen de sociedad conyugal, compra un
bien raíz cuyo precio es pagado de contado, según se expresa
en la escritura pública de compraventa. Posteriormente,
desavenido con su cónyuge y con el objeto de sustraer tal bien
del haber de la sociedad conyugal, perjudicando a su mujer, se
coluda con quien se lo vendió para que le demande la
resolución del contrato por no pago del precio, confesando el
comprador, en el mismo litigio, que tal precio efectivamente no
se pagó".

"9° Que la historia fidedigna del establecimiento del actual artículo


1876 del Código Civil, por el cambio operado en su redacción
final, conduce a estimar que el legislador concluyó negando en
absoluto la prueba destinada a acreditar que el precio no se
había pagado, cuando en la escritura se afirmaba pagado, sin
distinguir si tal prueba era entre las partes o respecto de
terceros y sólo se concedió acción contra éstos en virtud de la
prueba de falsificación o de nulidad de la escritura. En efecto, si
bien en el artículo 2064 del Proyecto de 1853 se admitía
implícitamente la prueba en contrario entre las partes, una vez
reformada esta disposición tanto en el Proyecto Inédito como en
el texto finalmente aprobado por el Congreso (actual artículo
1876), no se admitió en absoluto sobre el particular otra prueba
que la de nulidad o falsificación de la escritura y sólo en virtud
de ella se concedió acción contra terceros poseedores".

"10° Que el recordado profesor don Arturo Alessandri Rodríguez, en


su conocida obra "De la compraventa y de la promesa de
venta", trata detenidamente sobre esta materia en su apartado
N° 1.803. Sostiene que el artículo 1876 del Código Civil niega
la prueba de la declaración de haberse pagado el precio,
contenida en la escritura pública de venta, tanto entre las partes
como respecto de terceros, expresando: "Este artículo es
terminante en el sentido de no admitir prueba alguna contra esa
declaración sin distinguir si es entre las partes o respecto de
terceros. Si la ley no distingue nosotros tampoco debemos
distinguir. La ley no admite ninguna prueba en contra de esa
declaración y al decir "alguna" manifiesta que rechaza aún la
propia confesión del comprador, si con ella se pretende destruir
lo dicho en el contrato". Y más adelante agrega: "el artículo
1876 en ninguna parte manifiesta que se aplique a terceros

39
únicamente. Lo que establece es algo muy distinto. Niega toda
prueba en contra de esta declaración y no admite sino la de
nulidad o falsificación de la escritura y es en virtud de esta que
hay acción en contra de aquellos. Pero deducir de ahí que este
artículo no admite la prueba en contrario respecto de los
terceros solamente y que la admite respecto de las partes es
hacerlo decir algo que no dice ni que ha pretendido decir. Ese
artículo no admite prueba en contra de esa declaración sea que
la cosa vendida haya o no sido enajenada por el comprador. Y
es lógico que así sea, porque siendo la acción que tiene el
vendedor contra los terceros la consecuencia de la resolución
del contrato, es claro que si ella no procede es porque la
resolución en sí misma es improcedente, como tiene que serlo
necesariamente, ya que en aquél se da por pagado el precio,
con lo cual desaparece su fundamento jurídico. Si la resolución
no procede cuando hay terceros no se ve por qué ha de
proceder cuando no los hay, desde que en ambos casos la
situación es idéntica puesto que en uno y otro se ha pagado el
precio, según aparece del contrato"7.

Nosotros discrepamos de la tesis sustentada por el profesor


Alessandri y de la doctrina contenida en los considerandos transcritos
del fallo de nuestra Corte Suprema, por las siguientes razones:

1. En primer lugar, la referencia que se hace a los proyectos de


Código Civil no resulta para nada concluyente, es decir, el
elemento histórico por sí solo resulta insuficiente para
determinar el "sentido de la ley" (art. 19 del C.C.). Por lo demás,
según lo hace presente el mismo profesor Alessandri, quienes
sostienen la tesis contraria a él también se basan en ellos: "Por
último se fundan en los proyectos de Código que, después de
establecer que había acción contra los terceros, la negaba
cuando en el contrato se expresaba pagado ei precio. Esto está
demostrando, a su juicio, que esa declaración sólo rechaza la

Recientemente, en sentencia de 11 de junio de 2003, rol N° 1.155-02, la Corte


Suprema ha vuelto a señalar que "la jurisprudencia de nuestros tribunales ha
expresado, en forma reiterada, que no cabe sostener que el inciso 2C del artículo
1876 del Código Civil es inaplicable cuando la falta de pago del precio de la
compraventa es cuestión controvertida directamente entre el vendedor y comprador,
porque la prohibición establecida en la referida norma legal no permite hacer
distinción entre las partes directamente contratantes y los terceros. En consecuencia,
cuando en la escritura de compraventa se ha expresado haberse pagado el precio de
la cosa vendida, no es admisible prueba alguna en contrario, sino la de nulidad o
falsificación de la escritura, como lo prescribe la norma legal citada precedentemente"
(La Semana Jurídica N° 138; semana del 30 de junio al 6 de julio de 2003; pág. 13).

40
prueba cuando se quiere demandar a los terceros a quienes el
comprador ha transferido la cosa, o sea, que no se admite
cuando con ella se quiere reivindicar la cosa del tercer
adquirente; pero sí, cuando el comprador todavía conserva la
cosa en su poder"8.

2. De la simple lectura de los arts. 18759 y 187610 del C.C, se


desprende que se refieren, respectivamente, a los efectos de la
resolución del contrato entre las partes y respecto de terceros.

3. El art. 1876 del C.C, en su inc. 1 o , "señala las condiciones


generales en que la resolución del contrato afecta a los terceros
y prevé, en seguida (en el inc. 2o), la situación de los mismos
terceros frente a la declaración de haberse pagado el precio"11.

Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5; tomo II; págs. 878 y 879.

Art. 1875 del C.C: "La resolución de la venta por no haberse pagado el precio,
dará derecho al vendedor para retener las arras, o exigirlas dobladas, y además para
que se le restituyan los frutos, ya en su totalidad si ninguna parte del precio se le
hubiere pagado, ya en la proporción que corresponda a la parte del precio que no
hubiere sido pagada.
El comprador a su vez tendrá derecho para que se le restituya la parte que
hubiere pagado del precio.
Para el abono de las expensas al comprador, y de los deterioros al vendedor,
se considerará al primero como poseedor de mala fe, a menos que pruebe haber
sufrido en su fortuna, y sin culpa de su parte, menoscabos tan grandes que le hayan
hecho imposible cumplir lo pactado".
Art. 1876 C.C: "La resolución por no haberse pagado el precio no da derecho
al vendedor contra terceros poseedores, sino en conformidad a los artículos 1490 y
1491.
Si en la escritura de venta se expresa haberse pagado el precio, no se
admitirá prueba alguna en contrario, sino la de nulidad o falsificación de la escritura, y
sólo en virtud de esta prueba habrá acción contra terceros poseedores".
La Corte de Apelaciones de Santiago, en sentencia de 9 de diciembre de
1881, y la Corte de Apelaciones de Concepción, en sentencia de 19 de agosto de
1913, resolvieron que "si el tercero adquirente está de buena fe, esto no obsta para
que el vendedor pida la resolución del contrato con indemnización de perjuicios
contra el comprador que no pagó el precio oportunamente y que enajenó la cosa
comprada; dicho vendedor tiene derecho a solicitar la restitución del precio que el
comprador obtuvo por ella". "G. 1881, N° 2.640, p. 1.459. G. 1913, 2a sem., N° 851,
p. 2.494" (citadas en Repertorio de legislación y jurisprudencias chilenas. Código Civil
y leyes complementarias; Editorial Jurídica de Chile; 1997; 3a edición; tomo Vil; pág.
377).
Meza Barros, Ramón; Manual de Derecho Civil. De las fuentes de las
obligaciones; Editorial Jurídica de Chile; 1979; 6a edición; tomo I; pág. 157. Don Juan
Andrés Orrego Acuña, siguiendo los argumentos de don Ramón Meza Barros y lo

41
En este mismo sentido, don Rene Ramos Pazos advierte que
este inc. 2o debe interpretarse en armonía con el inc. 1 o , "que
está tratando la situación de los terceros poseedores"12.

El referido inc. 2o se encuentra en armonía con lo dispuesto en


el art. 149113 del C.C. que, en el caso de los inmuebles, niega la
acción reivindicatoría contra terceros cuando la condición no
consta en el título. Dado que en la escritura pública se ha
declarado pagado el precio de compraventa, obviamente, no
consta la condición resolutoria14.

Tratándose de bienes muebles, dicho inciso viene a


complementar lo dispuesto en el art. 1490 del C.C.15, por cuanto
sí en la escritura de compraventa se expresa pagado el precio,
a este respecto, queda acreditada la buena fe del tercer
poseedor16. En este caso al Código Civil le resulta evidente la
buena fe del tercero.

señalado en algunos fallos de nuestros tribunales, también cree "que las partes
pueden incluso impugnar la veracidad de aquella declaración consistente en haberse
pagado el precio de compraventa, siempre y cuando dicha alegación no se formule
con el objeto de hacer oponible la resolución del contrato a terceros, pues éstos (y no
las partes) están protegidos por los artículos 1876, inciso 2o, 1490 y 1491"; (Orrego
Acuña, Juan Andrés; Impugnación de los instrumentos públicos por falsedad de las
declaraciones de las partes; Revista de Derecho de la Universidad Finís Terrae;
Chile; año VI N° 6 - 2002; pág. 124).

Ramos Pazos, Rene; De las obligaciones; Editorial Jurídica de Chile; 1999; 1 a


edición; pág. 209.

Art. 1491 del C.C: "Si el que debe un inmueble bajo condición lo enajena, o lo
grava con hipoteca, censo o servidumbre, no podrá resolverse la enajenación o
gravamen, sino cuando la condición constaba en el título respectivo, inscrito u
otorgado por escritura pública".

"Si en la escritura de venta, que no sea nula ni falsificada, se expresa haberse


pagado el precio, no hay acción reivindicatoría contra el tercer poseedor. Por tanto,
no infringe los artículos 889 y 895 el fallo que rechaza la acción reivindicatoría
intentada contra el tercer poseedor y basada en haberse declarado judicialmente
resuelta la venta que el actual demandante hizo al vendedor del demandado, si en la
respectiva escritura, válida y auténtica, se convino tal estipulación, aunque en el juicio
de resolución se haya probado la falsedad del pago". "C. Suprema, 6 junio 1913, 1er.
sem., N° 528, p. 1725. R., t. 11, sec. 1 a , p. 365" (citada en ob. cit. N° 10; tomo Vil;
pág. 382).

Art. 1490 del C.C: "Si el que debe una cosa mueble a plazo, o bajo condición
suspensiva o resolutoria, la enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra
terceros poseedores de buena fe".

En opinión de don Arturo Alessandri Rodríguez, "si en la escritura de venta de


un mueble se da por pagado el precio no se admitirá prueba en contrario y no habrá

42
La Corte Suprema, en sentencia de 26 de marzo de 1936, ha
dicho que "la frase final del artículo 1876, en que dice "y sólo en
virtud de esta prueba habrá acción contra terceros poseedores",
sólo tiene el alcance de establecer o hacer extensiva contra
dichos terceros poseedores la acción resolutoria que el inciso 1 o
consagra en los casos contemplados en los artículos 1490 y
1491, siempre que dicha acción se apoye en la nulidad o
falsificación de la escritura"17.

Si bien es cierto que esta sentencia confirma la interpretación


armónica que se debe hacer de ambos incisos del art. 1876 del
C.C., nos parece que su tenor literal no es del todo exacto, ya
que por lo general los efectos de la resolución del contrato no
serán extensivos a terceros, si en la escritura se ha declarado
pagado el precio, incluso si se prueba la nulidad o la
falsificación de la escritura. Salvo en el caso de nulidad de una
escritura pública de venta de una cosa mueble, en todos los
otros casos lo único que es extensivo a terceros son las
consecuencias de la nulidad de la escritura o de su falsificación
y no de la resolución del contrato. A este respecto coincidimos
con don Arturo Alessandri Rodríguez, quien nos dice que "en
ambos casos no hay escritura; cuando es nula porque los actos
nulos absolutamente carecen de todo valor, y cuando es
falsificada porque es el resultado de un delito y, por tanto no
produce ningún efecto. Siendo la escritura ineficaz por la
omisión de algún requisito o por ser falsificada, el comprador no
ha podido adquirir el dominio del inmueble, ya que ese dominio,
tratándose de éstos, no puede transferirse sino cuando el
contrato se celebra por escritura pública, según los artículos
679 y 1801 del Código Civil y sólo es tal la que reúne los
requisitos legales y emana de las verdaderas partes
contratantes. No siendo dueño el comprador, el tercero no ha
podido adquirir, por su parte, la cosa... Luego, el vendedor que
no ha perdido nunca el dominio puede reivindicarla del
comprador y de cualquier poseedor".

El mismo autor agrega que "en este punto la disposición del


artículo 1876 no es aplicable a las cosas muebles, porque

acción contra el tercero, aunque éste sepa que el precio no se ha pagado, porque la
disposición del inciso segundo del articulo 1876 modifica en esta parte la del artículo
1490, ya que figura a continuación del precepto que concede esa acción con arreglo
al articulo 1490" (Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5, tomo II; pág. 875).

"G. 1936, 1er. sem., p. 93. R., t. 33, sec. 1 a , p. 237" (citada en ob. cit. N° 10;
tomo Vil; pág. 383).

43
desde que éstas no requieren escritura publica para la
existencia de la venta, es evidente que aunque ella se declare
nula, el contrato siempre existe y el documento valdrá como
privado según el artículo 1701 del Código Civil. Por
consiguiente, el comprador la ha adquirido legítimamente por
cuyo motivo, para que el vendedor pueda reivindicarla del
comprador o de los terceros no le bastará probar esa nulidad
sino que será menester que concurran, además, los requisitos
establecidos por los artículos 1873 y 1490, según el caso. Si la
escritura es falsificada, hay un delito, no ha habido contrato ya
que ha faltado el concurso de voluntades, puesto que las
personas han sido suplantadas o lo han sido sus declaraciones.
Luego el comprador no ha adquirido el dominio y hay acción en
contra suya y de los terceros adquirentes"18

En cuanto a la escritura pública conviene recordar que el


Código Orgánico de Tribunales, además de definirla en su art.
403 ("escritura pública es el instrumento público o auténtico
otorgado con las solemnidades que fija esta ley, por el
competente notario, e incorporado en su protocolo o registro
público") y señalar en los artículos siguientes sus requisitos,
establece en su art. 412 los casos en que es nula y en su art.
426, los casos en que no se considera pública o auténtica.

De todo lo que hasta aquí se ha expuesto, se nos presenta la duda en


cuanto a si el inc. 2o del art. 1876 del C.C. sólo debe interpretarse en
el contexto de los efectos de la resolución del contrato respecto de
terceros o si se trata de una norma más amplia que incluso queda
comprendida en la expresión "sin perjuicio de las excepciones
legales" que utiliza el art. 1689 del C.C, en relación con los efectos
respecto de terceros de la nulidad judicialmente declarada. Si en la
escritura pública de compraventa se declara pagado el precio y se
acoge una nulidad del contrato (no de la escritura) por falta de
consentimiento o por vicios en el mismo o por falta de causa u objeto,
en relación con el precio de venta, ¿podría el tercero en contra de
quien se dirija la acción reivindicatoría excepcionarse en base al art.
1876 inc. 2o del C.C?

Un fallo la Corte de Apelaciones de Concepción, de fecha de 10 de


octubre de 1935, se inclina por la negativa: "Lo preceptuado en el
artículo 1876, que trata de los efectos de la resolución contra terceros
poseedores, se refiere sólo al caso de ejercitarse la acción resolutoria

Alessandri Rodríguez, Arturo; ob. cit. N° 5; tomo II; págs. 893 y 895.

44
de la compraventa por falta de pago del precio y no tiene relación
alguna con la acción de nulidad absoluta, que se funda en que el
contrato carece de causa real y lícita"19.

En cambio, conociendo de un juicio ordinario de nulidad de una


compraventa, celebrada por la madre de la demandante, y de
reivindicación, el Juzgado Civil de Letras de la Unión, en sentencia de
30 de enero de 1997, confirmada por la Corte de Apelaciones de
Valdivia el 22 de agosto del mismo año, llegó a la siguiente
conclusión:

"19°: Que, en relación al segundo fundamento para solicitar la nulidad


del contrato de compraventa -no pago del precio- el Tribunal
tiene presente que en la especie el contrato se celebró en
escritura pública, de tal manera que debe aplicarse lo expuesto
en el artículo 1876 inciso segundo del Código Civil, que dice
que... Y como no se ha acreditado la nulidad o falsificación de la
escritura, el Tribunal rechazará tal fundamento". La Corte
Suprema, con fecha 1 o de octubre de 1997, conociendo del
recurso de casación en el fondo, señaló lo siguiente:

"4°.- Que, en cuanto al segundo grupo de infracciones, que


dicen relación con los artículos 1801, 1876 inciso 2o,
1701, 1682 y 1683 del Código Civil, se funda el recurso
sobre la base de que en autos no se habría pagado el
precio de la compraventa referida, no obstante que en la
escritura pública se menciona que así lo fue y, además,
en dinero efectivo, declarando la vendedora recibirlo a su
entera satisfacción (cláusula 4a, fojas 6). Para que
prospere esta infracción consistente en que el contrato de
compraventa es nulo por falta de precio, lo que constituye
la causa de la obligación, es necesario que este hecho se
acredite en autos y, como se puede apreciar, ello no ha
ocurrido, sino que por el contrario, como se expresó, el
precio estaba determinado y se pagó, conforme a la
escritura de contrato.

5°.- Que la recurrente sostiene que el artículo 1876 inciso 2o


del Código Civil, disposición que permitió al tribunal de
primera instancia, en su razonamiento décimo noveno -
que el fallo recurrido hace suyo desde que lo confirma-
consignar que, si en la escritura de venta se dice pagado

19
"R.,t. 33, sec. 1 a , p. 501" (citadas en ob. cit. N° 10; tomo Vil; pág. 377).

45
ei precio, no se admitirá prueba alguna en contrario, sino
la de nulidad y falsificación de la misma, no se aplica sino
a quienes fueron parte en la escritura, calidad que ella no
reviste. Indica que el tribunal se equivoca al interpretar
esta norma, porque ella solamente se relaciona con la
acción resolutoria del contrato por falta de pago del
precio, y no al caso sub lite, donde se sostiene estar
intentando la acción de nulidad absoluta por faltar al
contrato un elemento que es de su esencia. El examen
del recurso en la parte que se ha referido, demuestra
también que en la especie, mediante una distinta
apreciación de los medios de prueba valorados por el
tribunal, se pretende concluir que no se pagó el precio de
la venta, lo cual es completamente opuesto a lo resuelto
en la sentencia. Esto es razón suficiente para rechazarlo
en este ámbito"20. Tal como se puede apreciar, se aplicó
la norma a una contienda promovida entre la heredera de
la vendedora y el comprador; en consecuencia, con mayor
razón habría que concluir que sería aplicable a terceros,
ya que como se ha dicho, la verdadera razón de ser del
art. 1876 inc. 29 del C.C. es la protección de los terceros
adquirentes.

4. La finalidad de lo dispuesto en el art. 1876 inc. 2 o del C.C. es la


protección de los terceros; no es más que una especificación de
la regla general contenida en el art. 170721 del C.C.22.

Fallos del Mes N°479; pág. 1965.

Art. 1707 del C.C: "Las escrituras privadas hechas por los contratantes para
alterar lo pactado en escritura pública, no producirán efecto contra terceros.
Tampoco lo producirán las contraescrituras públicas, cuando no se haya
tomado razón de su contenido al margen de la escritura matriz cuyas disposiciones
se alteran en la contraescritura, y del traslado en cuya virtud ha obrado el tercero".
22
"No es aceptable que por la sola voluntad del vendedor y del comprador que
afirman que no tuvieron intención de contratar, que simularon un contrato de venta y
que el precio no está pagado, se pueda perjudicar a terceros que contrataron en
consideración a títulos correctos y en los cuales constan las estipulaciones de los
contratantes y el pago del precio de compra. Con semejante sistema no habría
ningún dominio ni derecho real estable, ya que quedarían a merced de lo que
afirmasen los contratantes anteriores contra lo que constase en las respectivas
escrituras". "C. Santiago, 15 mayo 1919. G. 1919, 1er. sem. N° 1 201 p 611" (citada
en ob. cit. N° 10, tomo Vil, pág. 383).
u
15.d) El artículo 1876 del Código Civil no tiene aplicación en la especie,
porque como aparece de su texto, está destinado a proteger a los terceros

46
En este mismo sentido, don Rene Ramos Pazos señala que "si
en la escritura se dice que el precio se pagó, sin que ello sea
cierto, existe simulación, y en este caso no hay ninguna razón
para impedir al vendedor que pruebe la simulación.
Recordemos que, en principio, nuestro Código acepta la
posibilidad de simulación, y lo único que hace es proteger al
tercero, como lo prueban los artículos 1707 y 187623.

5. Es efectivo que algunos autores y ciertas sentencias antiguas


de nuestros tribunales han sostenido, en términos generales,
que las partes no pueden impugnar las declaraciones que ellas
mismas hicieron en un instrumento público, "porque el tenor del
artículo 1700 del Código Civil expresa que el instrumento
público hace plena fe contra los declarantes en cuanto a la
verdad de las declaraciones que en él hayan hecho"24.

Sin embargo, nuestra "doctrina ampliamente mayoritaha ha


postulado otra interpretación, mediante la cual, si la parte
interesada opone otra plena prueba al instrumento público,
podría desvirtuar la veracidad de sus propias declaraciones,
aplicando el principio de que una plena prueba destruye otra
plena prueba, cuando ambas son contradictorias"25:

a) Don Manuel Somarriva Undurraga afirma que tal idea es


errónea "porque si bien el instrumento público produce
plena prueba, nada obsta a que se rinda en contrario otra
plena prueba, confesión de parte, por ejemplo,
correspondiendo en definitiva al juez de la causa apreciar
en forma soberana la prueba rendida, dar o no por
probado que las contenidas en el instrumento son
falsas... Naturalmente que por testigos no podría
probarse en contra de lo declarado en el instrumento
público, porque así lo prohibe el art. 1709 del Código Civil,
en su inciso 20"26. Este mismo autor agrega, lo que no es

adquirentes de la cosa vendida y no al comprador de ella". "Corte Suprema, 4 de


mayo de 1955" (Revista de Derecho y Jurisprudencia; tomo 52, sec. 4a; pág. 52).
23
Ramos Pazos, Rene; ob. cit. N° 12; pág. 209.

Así lo explica Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 440.

Orrego Acuña, Juan Andrés; ob. cit. N° 11, pág. 122.


En opinión de don Juan Andrés Orrego Acuña, tal conclusión debe ser
matizada, "con el fin de establecer el verdadero sentido y alcance de la norma".
Apoyándose en diversos fallos de nuestros tribunales, señala que "todos los medios
de prueba son admisibles para acreditar la falsedad de las declaraciones dispositivas

47
compartido por nosotros, que "la mejor confirmación de
esta manera de pensar... es precisamente el inciso 2 o del
artículo 1876, porque si el legislador dijo en este caso que
las partes no podían probar contra la declaración
contenida en la escritura de haberse pagado el precio, es
porque por regla general las partes son admitidas a
probar en contra de lo declarado en un instrumento"27.

b) Don Antonio Vodanovic H. señala que "entrt. las


sentencias que se pronuncian por la verdadera doctrina,
puede citarse una del año 1923 de la Corte Suprema, que
dice: "Cuando se establece la existencia de la simulación
de un contrato de venta, no se infringe el artículo 1700 del
Código Civil, porque no se niega el mérito probatorio de la
escritura de venta sino que se acredita la existencia de un
acto secreto que contradice el acto público de venta. Por
lo demás, el artículo 1700 ningún precepto contiene que
impida impugnar el instrumento público por otros medios
de prueba"28.

de las partes, aún la prueba testifical, pues la prueba apunta a la falsedad de los
"hechos" que sirven de supuesto fáctico para la declaración contenida en el
instrumento público, aunque a consecuencia de tales hechos se origine una
obligación". Agrega que, "aún en el hipotético y a nuestro juicio equivocado parecer
de estimar que la prueba testifical no es idónea para acreditar la falsedad de las
declaraciones contenidas en un instrumento público, la falsedad puede probarse a
través de una presunción judicial que, entre otros fundamentos, se apoye en la
declaración de testigos" (Orrego Acuña, Juan Andrés; ob. cit. N° 11; pág. 132).

Citado por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2, tomo II; pág. 440.
28
"Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XXII, sección primera, pág. 272".
Citada por Vodanovic H., Antonio; ob. cit. N° 2; tomo II; pág. 441).
"Si las presunciones establecidas por los jueces del fondo al valorar la prueba
rendida "no bastan para destruir la prueba plena que constituye la escritura pública
de compraventa en que se establece la efectividad del pago del precio", debe
desecharse la demanda de resolución del contrato de compraventa fundada en el
hecho de no haber recibido el vendedor el precio estipulado, contrariamente a lo
declarado por él en la escritura". "C. Suprema, 17 abril 1920. R., t. 18, sec. 1 a , p.
444" (citada en ob. cit. N° 10; tomo VI; pág. 361). Interpretando a contrario sensu lo
fallado, se concluye que es posible que las partes impugnen la veracidad de sus
declaraciones contenidas en una escritura pública.
"8o. Que, bien es cierto que el instrumento público hace plena fe en
cuanto al hecho de haberse otorgado y a su fecha y que, relativamente a los
otorgantes, también, hace fe a su respecto sobre la verdad de las declaraciones que
hubieran formulado, ello no obsta a que - en situaciones determinadas - pueda
demostrarse la falta de verdad o de exactitud de tales declaraciones; y ello a través
de los diversos medios de prueba que faculta la ley; siendo, entonces, facultad
privativa del Tribunal de Alzada, resolver en tal evento, haciendo apreciación del

48
c) Don Carlos Ducci Claro sostiene que "estos argumentos
no son exactos, pues se ha señalado que el art. 1700 dice
que el instrumento hace "plena fe", pero no establece una
presunción de derecho, y una plena prueba puede
impugnarse con otra plena prueba. El juez apreciará el
valor relativo de ambas pruebas de acuerdo con el art.
428 del C. de P. C. En cuanto al inc. 2o del art. 1876, él no
hace sino reiterar lo dispuesto en los arts. 1490 y 1491,
que establecen que en caso de resolución no habrá
acción reivindicatoría contra terceros poseedores de
buena fe. La resolución por no haberse pagado el precio
no da acción contra terceros si en la escritura de
compraventa se expresa haberse pagado el precio, pues
en tal caso se presume que están de buena fe (R.D.J., t.
Lll; secc. 4a, pág. 52)"29.

d) Don Raúl Diez Duarte comenta que "la Corte Suprema ha


sentado jurisprudencia sobre la interpretación correcta,
tanto al valor de presunción meramente legal de
veracidad de las declaraciones dispositivas contenidas en
un instrumento público, como lo consigna el artículo 1700,
y también respecto a la limitación de la facultad de
retractación, que afecta al vendedor en el caso que señala
el inc. 2o del artículo 1876; pero sólo si esta retractación
perjudica derechos de terceros.

La primera tesis la resuelve diciendo que el instrumento


público, en la parte dispositiva sólo hace fe en cuanto al
hecho de haberse formulado las declaraciones de los
interesados que lo suscriben; pero no hace fe respecto a
la verdad de las mismas declaraciones, no obstante
presumirse legalmente su veracidad de acuerdo a las

conjunto de las probanzas que se hubieren allegado, dentro de las normas de


valoración correspondiente y, en consecuencia, con las leyes reguladoras de tales
medios de comprobación". "Corte Suprema, 1 o de diciembre de 1977" (Fallos del
Mes N° 229, pág. 353). En este fallo la Corte Suprema confirmó una sentencia de la
Corte de Apelaciones de La Serena que, revocando la de primera instancia del
Juzgado de Letras de Elqui - Vicuña, acogió la demanda de nulidad absoluta de la
compradora por falta de consentimiento acerca del precio real de compraventa. A
pesar de que en la escritura de compraventa se había declarado pagado el precio,
ambas Cortes se basaron, especialmente, en las instrucciones notariales otorgadas
unilateralmente por el vendedor y que daban cuenta de un precio distinto y pagadero
a plazo.
29
Ducci Claro, Carlos; Derecho Civil. Parte general; Editorial Jurídica de Chile;
1980; 1 a edición; pág. 556.

49
reglas del onus probandi, es decir, que esta presunción
legal de verdad dura mientras no se pruebe lo contrario.
En consecuencia, pueden ser impugnadas por las partes
o por terceros30.
La segunda tesis la fundamenta al expresar que las partes
se pueden desdecir, cuantas veces lo deseen en relación
con el interés de terceros; pero con la única excepción o
limitación que esta retractación no perjudique el inte» és de
los terceros de buena fe.

Visualizando el problema en relación con el interés de los


terceros, la misma Corte no ve inconveniente que las
partes puedan desvirtuar esta presunción legal de
veracidad, que llevan en sí mismas las declaraciones
dispositivas, contenidas en instrumento público y aún en
escritura pública, agregamos nosotros, con la única
limitación, en este último caso, que contempla el inciso 2o
del artículo 1876 del Código Civil.

Este artículo 1876, ..., impide la colusión entre comprador


y vendedor para perjudicar a terceros poseedores de la
cosa comprada, ante una supuesta acción resolutoria, por
falta de pago del precio total o parcial del contrato. En
este caso hipotético, esta presunción de veracidad, que
es simplemente legal como en todo instrumento público e
inclusive en toda escritura pública, pasa a constituir una
presunción de derecho, es decir, que no admite prueba en
contrario, en la circunstancia excepcional que contempla
el inciso 2 o del artículo 1876, ya citado.

"RDJ.- Tomo 54, sec. 1 a , p. 19". En el considerando 7o de esta sentencia de


la Corte Suprema, de 20 de marzo de 1957, se expresa lo siguiente: "Que sobre el
primer punto planteado por el recurso, es menester recordar que de conformidad con
el artículo 1700 del Código Civil, "el instrumento público hace plena fe en cuanto al
hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a la verdad de las
declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta parte no hace plena
fe sino contra los declarantes". Según este precepto, el instrumento de que se trata,
en la parte dispositiva de su contenido, sólo hace fe en cuanto al hecho de haberse
formulado las declaraciones de los interesados que lo suscriben, pero no hace fe
respecto de la verdad o sinceridad de las mismas, no obstante de presumirse su
verdad de acuerdo con las reglas del "onus probandi"; es decir, que esta presunción
dura mientras no se pruebe lo contrario. Pueden, en consecuencia, ser impugnadas
por las partes o los terceros".

50
Al respecto, la jurisprudencia ha dicho que los terceros
adquirentes quedan a salvo de toda acción legal en el
caso que se trata; pero esto no significa que las partes
contratantes no puedan entre ellas, probar su falta de
veracidad, como podría suceder en el supuesto de
celebrar un contrato de compraventa simulado y no ser
efectivo su pago. El artículo 1876 está destinado a
proteger sólo a los terceros adquirentes de la cosa
vendida"31.

El mismo autor, destacando la riqueza lógica de una


sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago32,
también coincide en que el art.1876 del C.C. es sólo una
especificación del principio general contenido en el art.
1707 del mismo Código y agrega que dicha "sentencia

"RDJ.- Tomo 58, sec. 2a, p. 21". En los considerandos 71 a 73 de esta


sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de 11 de septiembre de 1958, se
expresa lo siguiente: "71.- Que corresponde, ahora analizar y estudiar la disposición
del artículo 1876 del Código Civil, que dice:...
Este precepto se refiere a la acción resolutoria por falta de pago del precio
frente a terceros, y sólo en los casos de enajenación de una cosa mueble bajo
condición suspensiva o resolutoria y de un inmueble, en que consta la condición en el
título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública, habrá derecho o acción
contra terceros poseedores.
Pero, si, por el contrario, se da por pagado el precio en la escritura pública de
compraventa de un bien raíz, no es admisible prueba alguna para destruir esa
declaración, a menos que la escritura sea nula o falsificada.
Los terceros adquirentes quedan a salvo de toda acción real en el caso que se
trata; pero esto no significa que las partes contratantes no puedan, entre ellas, probar
su falta de veracidad, como podría suceder en el supuesto de celebrarse un contrato
simulado o de no ser efectivo el pago.
El artículo 1876 está destinado a proteger a los terceros adquirentes de la
cosa vendida y no al comprador de ella (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo
Lll, sección 4 a , página 52).
72.- Que, a mayor abundamiento, toda declaración de voluntad debe tener
una razón o interés jurídico que induce a obligarse y como la manifestación de
voluntad del contratante es un acto complejo, que comprende, en primer lugar, el
consentimiento, esto es, el hecho de obligarse, y en seguida el fin que la parte se
propone alcanzar al contraer la obligación, no aparece de la prueba estudiada en
este fallo el interés jurídico de la obligación.
73.- Que, de acuerdo con lo establecido en los considerandos 64, 65 y 66 se
llega a la conclusión de que el precio de $9.000.000 fijado en la compraventa de 2 de
junio de 1949, ante Hurtado, es simulado, y, por consiguiente, no ha habido precio
real ni ha sido pagado y el contrato mencionado es nulo".

Sentencia citada en cit. N° 31.

51
rechaza la interpretación rígida, sólo textual, formulada
por Arturo Alessandri La sentencia de la Corte de
Apelaciones de Santiago constituye una jurisprudencia
dinámica, de contexto, como lo ordena el artículo 22 del
Código Civil"33.

e) Don Rene Ramos Pazos expresa que "en conformidad al


artículo 1700 lo declarado por las partes en una escritura
pública sólo constituye una presunción de verde i, que
admite prueba en contrario. Así ha sido fallado (R.D.J., t.
52, sec. 4a, pág. 52; t. 58, sec. 2a, pág. 21). Es esta
también la opinión de Vio Vásquez"34.

Respecto de lo que no puede caber duda alguna es de


que los terceros están facultados para alegar la falsedad o
la simulación de las declaraciones de las partes. Estas
declaraciones se presumen verdaderas por aplicación del
principio del "onus probandi", por lo que los terceros
pueden destruir esta presunción por cualquier medio, no
rigiendo las limitaciones de la prueba testimonial, por
aplicación de lo dispuesto en el art. 1711 inc. 3o del
C.C.35. Tal como se ha dicho, la finalidad de los arts. 1707
y 1876 inc. 2o del C.C. es la protección de terceros, no
divisándose inconveniente jurídico para que éstos puedan
prescindir de tal protección.

33
Diez Duarte, Raúl; La compraventa en el Código Civil chileno; Editorial
Jurídica Ediar Conosur Ltda.; Chile; s.f. págs. 137 y 138.
34
Ramos Pazos, Rene; ob. cit. N° 12; pág. 209.

"Sólo se refiere a las partes contratantes la disposición del artículo 1876 en


cuanto dice que si en la escritura de venta se expresa haberse pagado el precio, no
se admitirá prueba alguna en contrario, sino la de nulidad o falsificación de dicha
escritura. Contra los terceros que no han intervenido en la escritura no hacen fe las
declaraciones de los otorgantes". "C. Suprema, 24 agosto 1918. G. 1918, 2o sem.,
N° 270, p. 857. R., t. 17, sec. 1 a , p. 279. C. Concepción, 2 octubre 1923. G. 1925,
1er. sem., N° 34, p. 381" (citadas en ob cit. N° 10, tomo Vil, págs. 381 y 382).
"Aunque sea inadmisible la prueba rendida para impugnar la veracidad de la
aseveración contenida en la escritura de haberse pagado el precio de la compraventa
que en ella se otorga, ello no obsta para que el tribunal la examine y se pronuncie
sobre su mérito en cuanto se persigue establecer que el contrato fue simulado, esto
es, que bajo el disfraz de una compraventa, se otorgó realmente una donación, ya
que, establecida la simulación, no habría por qué aplicar al acto realmente efectuado
una regla propia de la compraventa, como es la del inciso 2o del artículo 1876" "C
Valparaíso, 31 julio 1935. R., t. 33, sec. 2a, p. 65" (citada en ob cit. N° 10 tomo Vil
pág. 384).

52
6. Como agrega don Ramón Meza Barros, "la interpretación
contraria conduce al absurdo. No sería ni siquiera admisible,
como prueba para desvirtuar la aseveración de la escritura, la
confesión del comprador de no haber pagado el precio"36.

7. Tal como se desprende de diversas normas del Código Civil,


partiendo por su artículo 1560, entre las partes debe primar, en
la medida que sea claramente conocida, la voluntad real por
sobre la voluntad declarada. La realidad debe prevalecer sobre
la apariencia; la voluntad real o subjetiva es la que indica lo que
las partes verdaderamente quieren o desean. En aquellos casos
en que se hace prevalecer la apariencia es sólo en razón de
protección a terceros.

Finalmente cabe comentar que si consideramos que es posible


solicitar la resolución del contrato, con mayor razón siempre
será posible que el vendedor pueda exigir al comprador el pago
del precio de compraventa, aún cuando en la escritura se haya
declarado pagado, si posteriormente se logra establecer
fehacientemente que ello no es efectivo. El art. 1876 del C.C.
no se refiere a esta situación, ni menos niega tal posibilidad.

36 Meza Barros, Ramón;ob. cit. N° 11; tomo I; pág.157.


"Si el comprador reconoce que convino en pagar una mayor suma que la
indicada en la escritura pública de compraventa, debe pagar esa mayor suma. Según
el artículo 1713, la confesión que alguno hiciere en juicio por sí o por medio de
apoderado especial o de su representante legal, y relativo a un hecho personal de la
misma parte, producirá plena fe contra ella; no hace excepción a esta regla el caso
contemplado en el inciso 2o del artículo 1876, por referirse éste únicamente a los
efectos de la resolución de la compraventa por falta de pago del precio, respecto de
"terceros", y no al caso de que aquí se trata entre las partes contratantes". "C. Talca,
2 septiembre 1890. G. 1890, t. II, N° 4.070, p. 960" (citada en ob. cit. N° 10, tomo Vil,
pág. 381).

53
II. LA DECLARACIÓN DE PAGO DEL PRECIO DE VENTA EN
RELACIÓN CON LAS INSTRUCCIONES NOTARIALES

Desde un punto de vista práctico, todo lo que hasta aquí se ha


expuesto puede tener especial relevancia, entre las partes, en el caso
cada vez más frecuente en que en una escritura de compraventa,
especialmente de un bien raíz, se declara pagado el precio, pero el o
los documentos de pago se dejan con instrucciones notariales37,
suscritas por ambas partes, para ser entregados al vendedor en el
evento de cumplirse ciertos requisitos que en ellas se expresan o
devueltos al comprador en caso que no se cumplan. También puede
tener importancia, por ejemplo, en caso que el precio se declara
pagado (incluso, a veces, se declara pagado en dinero efectivo),
siendo que realmente se entrega un cheque u otro documento que
posteriormente no es pagado38.

Se conocen las instrucciones como aquellas que las partes de un acto o


contrato formulan por escrito al notario para que, cumplidas ciertas condiciones y/o
transcurrido un plazo determinado, las ejecute.
Don Ignacio Vidal Domínguez las define como "una manifestación de voluntad
que en instrumento, normalmente aparte a una escritura pública (también puede ser
privada), suscriben los otorgantes del contrato, o algunos de ellos que tienen un
interés correspondiente, en orden a que el ministro de fe, a quien se hace depositario
por lo general de dinero o valores, cumpla con los encargos que se le cometen, en
tanto ocurra el vencimiento de un plazo, se cumpla una condición o se verifique el
cumplimiento de ciertos requisitos, según ha quedado determinado por los
interesados".
Este mismo autor advierte que el "aceptar instrucciones es algo facultativo
para el notario. Ello porque no está dentro de las funciones, a las cuales creemos no
puede excusarse sin justificación.
Pero, una vez aceptada recibirlas no sólo no puede, sino que debe intervenir
en su redacción y no estar sólo a la que le entregan los interesados o los abogados"
(Vidal Domínguez, Ignacio; Estudio de los títulos de dominio. Guía práctica. II parte;
Editorial Fallos del Mes; Chile; 2000; págs. 12 y 31).
Aún cuando no se encuentran reglamentadas por la ley, en la práctica, todas
las notarías tienen un libro de instrucciones notariales.
38
"Si en la escritura de compraventa se establece que el vendedor recibió el
precio, nada obsta para que se acredite por testigos que parte de ese precio se pagó
con un vale firmado por el comprador. Esta prueba no destruye o modifica la
declaración consignada en la escritura pública de venta respecto del hecho de
haberse dado el vendedor por recibido del precio de la cosa vendida, sino que
establece la forma en que se acordó efectuar su pago, y de la cual no se dejó
constancia en dicha escritura. Por tanto, procede acoger la demanda en que se pide
pago de la cantidad de dinero que reza el vale, con los intereses legales desde la
contestación de la demanda". "C. Concepción, 2 julio 1900, G. 1900, t I N° 1 441 p
1411" (citada en ob. cit. N° 10; tomo Vil; pág. 381).

54
Al tenor de lo dispuesto en el art. 1707 del C.C., si lo convenido en las
instrucciones notariales alteran lo pactado en la escritura pública,
constituyen una contraescritura39 que no produce efectos contra
terceros (además, respecto de la declaración de haberse pagado el
precio de compraventa, esto resulta de aplicar lo dispuesto en el art.
1876 inc. 2 o del C.C.), lo que no obsta a que éstos puedan
beneficiarse con sus estipulaciones.

Se debe recordar que la palabra "contraescritura" ha sido interpretada en dos


sentidos diversos. Hay quienes sostienen que debe interpretarse en un sentido
restringido, es decir, sólo en cuanto da cuenta de una simulación total o parcial; en
cambio, otros consideran que debe hacerse en un sentido amplio, esto es, como todo
instrumento, público o privado, destinado a alterar lo pactado en otro.
Dado el tenor del art. 1707 C.C., parece ser este último el sentido que debe
darse a la expresión "contraescritura". Asi lo confirma una sentencia de 23 de agosto
de 1993 de la Corte Suprema: "4°.- Que debe entenderse por contraescritura, al
tenor de lo dispuesto en el artículo 1707, inciso 1 o , del Código Civil, aquella escritura
privada hecha por los contratantes para alterar lo pactado en escritura pública. En la
especie fluye, de su simple lectura, que aquel documento privado suscrito por las
partes -vendedora y compradora- sólo tuvo por finalidad dejar constancia de algunos
detalles que aún quedaban por terminar en el departamento, consistentes en
conectar la televisión a la antena del edificio, a revisar la presión del gas y colocar
una jabonera y dos portatoallas en los baños respectivos, y que la empresa
constructora se comprometió a ejecutar, a su costa, sin que, al consignarlos por
escrito, las partes hayan pretendido complementar y modificar el contrato de
compraventa, como sostiene la recurrente, ya que esa intención no se desprende, en
forma alguna, de su contexto, pues es del todo evidente que esa constancia aparece
desvinculada de las obligaciones y del contenido de la compraventa, más aún si se
tiene en cuenta la entidad y naturaleza de los trabajos que se hallaban pendientes,
por lo que, a no dudarlo, sólo tuvo el carácter de un instrumento privado que no
alteraba, en absoluto, los efectos jurídicos de dicho contrato. 5°.- Que los jueces
recurridos, al establecer en el considerando 2 o de la sentencia "que las instrucciones
que las partes dejaron en poder del notario ..., y suscritas con la misma fecha de la
escritura de compraventa, no constituye una contraescritura ..., puesto que ellas no
alteran lo pactado en la escritura ...", le dieron a esa constancia escrita su real y
exacto alcance, de modo que al no aplicar el artículo 1707, inciso 1 o , del Código Civil
no quebrantaron esta disposición, sino que, al contrario, al no hacerlo, se ajustaron
estrictamente al contenido de esa norma" (Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo 90, sec. 1 a , pág. 86). Interpretando a contrario sensu lo fallado, es posible
concluir que si las instrucciones notariales efectivamente alteran lo pactado en una
escritura pública, deben ser consideradas como contraescrituras.
En cambio, la misma Corte Suprema, con fecha 27 de diciembre de 1945 ("R.
de D. y J, t. 43, sec. 1 a , pág. 337"), había llegado a la solución contraria, es decir, a
"que es condición esencial para que un escrito constituya contraescritura el que tenga
por objeto hacer constar la simulación total o parcial del acto anterior" (citada por
Vodanovic H., Antonio; ob. cit. n° 2; tomo II; pág. 459).

55
En cambio, entre las partes, por aplicación de lo dispuesto en el art.
1545 C.C., las contraescrituras producen todos sus efectos; lo que ha
sido confirmado por nuestra jurisprudencia4 .

En cuanto al valor probatorio de las contraescrituras entre las partes,


se estima que éstas prevalecen a la escritura pública alterada, por
aplicación de lo dispuesto en el art. 428 del C.P.C. ("entre dos o más
pruebas contradictorias, y a falta de ley que resuelva el conflicto, los
tribunales preferirán la que crean más conforme a la verdad"). Parece
razonable encontrar más conforme a la verdad lo declarado en las
contraescrituras, ya que si las partes alteran lo señalado en una
escritura pública es porque estiman que ésta no guarda relación con
la realidad.

Tratándose de las instrucciones notariales, sea cual sea la naturaleza


jurídica que se les atribuya, pensamos que entre las partes no puede
caber duda de que constituyen un medio de prueba idóneo para
acreditar el hecho de no haberse pagado el precio de venta, ya sea
total o parcialmente, a pesar de que en la escritura pública de
compraventa se declaró íntegramente pagado.

Finalmente, también se debe tener presente que, en la práctica, en


muchas escrituras de compraventa, a pesar de indicarse pagado el
precio, se hace mención de que éste se deja con instrucciones
notariales. A diferencia del caso anterior, dado que se trata de una
declaración contenida en la misma escritura pública de compraventa,
estimamos que lo acordado en las instrucciones puede llegar a
producir efectos, incluso, contra terceros (lo mismo sucederá, por
ejemplo, si se deja constancia en la escritura de que el precio se paga
con un cheque u otro documento que posteriormente no se paga)41.

En este sentido don Antonio Vodanovic H. expresa que "desde hace cerca de
cien años que nuestra jurisprudencia ha recalcado que la regla de no poderse alterar
por escrituras privadas lo pactado por escritura pública sólo es dictada a favor de
terceros; nada obsta a que puedan surtir efecto contra las mismas partes
contratantes, si la alteración no es de tal naturaleza que, con arreglo a la ley, exija
constar por escritura pública" (Vodanovic H., Antonio; ob. cit. n° 2; tomo II; pág. 462).
"Procede la resolución de la compraventa fundada en la falta de pago del
documento de crédito que, según se establece en la escritura del contrato, fue el
medio acordado para pagar el precio. Dicho pagaré forma parte del contrato, pues
está representando el precio estipulado en el mismo". "C. Santiago, 28 abril 1875. G.
1875, N° 766, p. 343" (citada en ob. cit. n° 10; tomo Vil; pág. 378).
"Debe acogerse la demanda en que se pide el pago del saldo de precio de
venta de un vapor, aunque en la escritura de compraventa se dice que el vendedor
se da por recibido del precio a su entera satisfacción, si al mismo tiempo se declara
en esa escritura que el referido precio fue pagado en valores y entre ellos figura una

56
No nos parece que éstos puedan alegar desconocimiento de las
declaraciones contenidas en las instrucciones. En este caso no
resulta aplicable lo prescrito en el inc. 2 o del art. 1876 del C.C., sino
que se vuelve a la regla general contenida en su inc. 1 o .

carta - orden para el pago de ese saldo, dada por el representante del Gobierno de
Chile, comprador". "C. Suprema, 8 junio 1911. R., t. 9, sec. 1 a , p. 358" (citada en ob.
cit. n° 10; tomo Vil; pág. 378).

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