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Etica de La Investigacion en Ciencias Sociales Vulneravilidad

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Ética de la investigación en

ciencias sociales
un análisis de la vulnerabilidad y otros
problemas éticos presentes en la
investigación social

Santi, María Florencia

Luna, Florencia

2013

Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la
obtención del título de Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Filosofía
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES
Facultad de Filosofía y Letras
Tesis de doctorado:

Ética de la investigación en ciencias sociales. Un


análisis de la vulnerabilidad y otros problemas
éticos presentes en la investigación social

Doctoranda: Prof. María Florencia Santi


Directora y Consejera de estudios: Dra. Florencia Luna

2013

2
Esta tesis está dedicada a quienes más quiero en este mundo:

A Nahuel, mi compañero en esta vida

A mis viejos Alicia y Eduardo

Y a mis otros viejos (en la memoria): Bochín, Asterio, Lula y Guille A

Laurita, a Talo y a Roberto, quien hubiera leído con gusto este trabajo A

mis tíos y primas

A mi hermano y a Marcela

A las/os más chiquitas/os (y no tanto): mi hermanita, mi sobrino y mis ahijadas/os

A mis amigas y eternas interlocutoras: Cecilia y Sol


3
4
Resumen

El propósito de esta tesis es hacer un análisis filosófico de los problemas éticos que
pueden suscitarse en el contexto de las investigaciones de las ciencias sociales. Si bien se
han abordado diversas cuestiones éticas en torno a la investigación social muchas
problemáticas de gran relevancia no han sido suficientemente analizadas.
El objetivo de esta tesis es dar cuenta de los debates académicos actuales en torno a la
ética de la investigación social, identificar los principales desafíos que enfrenta en diferentes
contextos y latitudes, y hacer un análisis exhaustivo de los problemas éticos que plantea y
de los conceptos teóricos subyacentes a estos problemas.
Se presentará un doble enfoque para especificar los problemas éticos: el primero
vinculado a las principales estrategias de investigación social y el segundo ligado a un
conjunto de conceptos de gran trascendencia para el análisis ético de las investigaciones con
seres humanos. Así también se avanzará en el abordaje del concepto de vulnerabilidad, una
problemática prácticamente no analizada en investigación en ciencias sociales.
La tesis está compuesta de una introducción, una conclusión y seis capítulos. El capítulo
1 tiene como propósito reconstruir brevemente la historia de la ética de la investigación
social y dar cuenta de los desarrollos y debates académicos actuales en torno a estos temas.
El capítulo 2 tiene como objetivo describir las principales estrategias metodológicas de las
ciencias sociales y realizar una aproximación a los problemas éticos. Los capítulos 3 y 4 se
centran en el análisis particularizado de los problemas éticos de las investigaciones sociales
a la luz de diversos conceptos clave: daño, riesgo, beneficio, autonomía, privacidad y
confidencialidad. Los capítulos 5 y 6 abordan una temática novedosa en ética de la
investigación social: el análisis del concepto de vulnerabilidad y los problemas éticos que
implica la inclusión de personas en situación de vulnerabilidad en estas investigaciones.
Allí se presenta un nuevo concepto de vulnerabilidad que puede resultar más apropiado para
el análisis ético de las investigaciones sociales que los conceptos actuales.
A través de esta tesis de doctorado me propongo contribuir al debate en torno a la ética y
la investigación en ciencias sociales, y propiciar una reflexión filosófica de los aspectos
éticos de estas investigaciones teniendo en cuenta sus características particulares.

5
6
ÍNDICE

Agradecimientos ................................................................................................................. 11
Nota de corrección de estilo ............................................................................................... 13
Introducción general .......................................................................................................... 15

Capítulo 1: Historia y actualidad de la ética de la investigación en ciencias sociales .. 29


1. Introducción ..............................................................................................................
29
2. Breve historia ............................................................................................................
29 2. 1. Casos clásicos de investigación social .............................................................
33 3. Los debates actuales en torno a la ética, la investigación y las ciencias sociales
..... 41 3.1. Las voces del debate: críticos y escépticos
........................................................ 44 3.2. El argumento del imperialismo ético
................................................................. 55 4. Hacia un abordaje particularizado de
los problemas éticos de las investigaciones sociales
......................................................................................................................... 61 5.
Conclusión ................................................................................................................ 67

Capítulo 2: Estrategias de investigación social y aproximación a los problemas éticos


.............................................................................................................................................. 69
1. Introducción .............................................................................................................. 69
2. Diseños experimentales ............................................................................................ 72
2.1. Consideraciones éticas en torno a los diseños experimentales .......................... 74
3. Etnografías ................................................................................................................ 78
3.1. Consideraciones éticas en torno a las etnografías ............................................. 81
4. Entrevistas, encuestas y grupos focales .................................................................... 93
4.1. Consideraciones éticas en torno a las entrevistas, encuestas y grupos focales.. 96
5. Conclusión .............................................................................................................. 102

Capítulo 3: Problemas éticos relacionados con los conceptos de daño, riesgo y


beneficio ............................................................................................................................. 105
1. Introducción ............................................................................................................ 105
2. Daños, riesgos y beneficios en investigación social ............................................... 106

7
2.1. Acerca del concepto de riesgo ......................................................................... 111
2.2. Acerca del concepto de daño ........................................................................... 117
3. Tipos de riesgos y de daños .................................................................................... 123
4. Sobre los beneficios ................................................................................................ 127
5. Conclusión .............................................................................................................. 130
Capítulo 4: Problemas éticos vinculados al respeto de la autonomía: consentimiento
informado, confidencialidad y privacidad ..................................................................... 131
1. Introducción ............................................................................................................ 131
2. Antecedentes del concepto de autonomía ...............................................................
132 3. Consentimiento informado en investigación social
................................................ 138 3.1. Consentimiento informado: definición y
críticas ............................................ 141 3.2. Excepciones al consentimiento informado
y uso del engaño .......................... 145 4. Respeto de la privacidad y protección de la
confidencialidad ................................ 150 4.1. Privacidad y confidencialidad: nexos y
diferencias ........................................ 153 4.2. Sobre el anonimato
.......................................................................................... 156 4.3. Límites al resguardo
de la información ........................................................... 158 5. Conclusión
.............................................................................................................. 162

Capítulo 5: Nuevas problemáticas: vulnerabilidad y ética de la investigación .......... 163


1. Introducción ............................................................................................................
163
2. La vulnerabilidad en debate ....................................................................................
165 3. Una aproximación teórica a la vulnerabilidad: Goodin y el principio de
protección del vulnerable
............................................................................................................. 171 4. El
concepto de vulnerabilidad en los documentos y guías de bioética y ética de la
investigación biomédica ............................................................................................. 177
4.1. El Informe Belmont .......................................................................................... 178
4.2. La Declaración de Helsinki ............................................................................. 179
4.3. Las Pautas éticas de CIOMS-OMS ................................................................ 181
4.4. La Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos .................... 184
5. Conclusión .............................................................................................................. 186

8
Capítulo 6: Perspectivas actuales en torno a la vulnerabilidad en ética de la
investigación social ........................................................................................................... 187
1. Introducción ............................................................................................................ 187
2. El concepto de vulnerabilidad en el debate actual de la ética de la investigación
biomédica ................................................................................................................... 187
3. El concepto de vulnerabilidad en el ámbito de la ética de la investigación en ciencias
sociales .......................................................................................................... 197 4.
Aportes para una nueva concepción de la vulnerabilidad en investigación social . 203
4.1. Alcance y limitaciones de los diversos conceptos de vulnerabilidad .............. 203
4.2. Hacia un concepto de vulnerabilidad aplicable a las investigaciones sociales 205 5.
Conclusión .............................................................................................................. 210

Conclusión general ........................................................................................................... 213


Referencias bibliográficas ................................................................................................ 227

9
10
Agradecimientos

Me siento muy agradecida con muchas personas y por las más diversas razones y
acciones que hicieron que en conjunto esta tesis sea posible: por apoyar incondicionalmente
esta iniciativa, por guiarme académicamente, por inspirarme a seguir, por los consejos, por
las lecturas previas de los capítulos, por los debates y por el material sugerido.
Agradezco enormemente a mi directora, Florencia Luna, por su guía, por su apoyo, por
sus comentarios y correcciones. Y por propiciar y guiar la formación de este gran grupo de
debate e investigación del que formamos parte.
A Ruth Macklin por sus consejos y sugerencias de material sobre estos temas. Al
CONICET le doy las gracias por la posibilidad que me ha brindado de dedicarme a la
investigación a través de la beca de la que soy beneficiaria.
Agradezco el acompañamiento del equipo de investigación del que formo parte:
Florencia Luna, Marcelo Alegre y Eduardo Rivera López, y a mis amigas/os de bioética:
Sol Terlizzi, Ignacio Mastroleo, Julieta Manterola, Julieta Arosteguy, Natalia Righetti y Ana
Lía Gromick (con muchas/os de las/os cuales tuve la posibilidad de charlar, escribir y
debatir varios de los temas aquí planteados). Así también a las autoridades de SADAF, sede
de todas nuestras reuniones (especialmente a Ana María) y al Programa Bioética de la
FLACSO, mi lugar de pertenencia. A Julieta Arosteguy le agradezco especialmente por
alentarme hace ya varios años a emprender esta tarea.
Me siento muy agradecida con los miembros del Departamento de Filosofía y la Oficina
de Posgrado por las guías y orientaciones. Agradezco de antemano a las/os jurados por
dedicar generosamente su tiempo a la lectura de este trabajo.
Gracias a mis viejos por su confianza, por todos los libros que tuve siempre cerca y por
apoyar todos y cada uno de mis emprendimientos. Y a toda mi familia –nuclear, extendida y
otras- por acompañarme siempre.
Gracias especiales a Sol Terlizzi por haberme ayudado a atravesar esta gran experiencia,
por los consejos, las correcciones y consultas de madrugada y medianoche. A Ignacio
Mastroleo y a Julieta Manterola por estar siempre del otro lado compartiendo su
experiencia, dando consejos y alentando a seguir.
11
Mi más profundo agradecimiento es para Nahuel Rivas, mi gran amor y compañero. Sin
su presencia constante, sus mates, su buen humor, su paciencia y su apoyo incondicional no
habría podido llegar a la meta.
Concluyo esta tesis con la alegría de haber podido plasmar en un trabajo escrito aquellos
temas que tuve la fortuna de tener el tiempo y los recursos para investigar, y con la
esperanza de que resulte de utilidad para quienes deseen profundizar en esta interesante
área de estudio como es la ética de la investigación social.
12
Nota de corrección de estilo

La corrección de estilo de la presente tesis fue realizada basándose en las reglas de la


“Nueva gramática de la lengua española”. En especial, cabe destacar que tanto para los
determinantes demostrativos (por ejemplo «este», «esta», «esto», etc.) como para el
adverbio «solo» se utilizó la unificación de criterio (establecida en “Ortografía de la lengua
española”) en la no colocación de tilde diacrítica, ya que esta no opone formas tónicas a
formas átonas. En ambos casos se puede prescindir de la tilde incluso en las formas que
puedan llegar a resultar ambiguas.

13
14
Introducción general

“Un análisis independiente y detallado de cuestiones aparentemente únicas en la


investigación en ciencias sociales tiene entonces un lugar apropiado en cualquier
análisis ético integral de la investigación científica. Aun así, no ha habido todavía un
intento concreto de situar en el contexto de un análisis ético comprehensivo, un
estudio detallado de las ciencias sociales lo suficientemente flexible para tener en
cuenta las cuestiones particulares de estas disciplinas”1.
Beauchamp et al., 1982.

Gran parte del conocimiento que se genera en ciencias sociales involucra necesariamente
un número considerable de personas, quienes participan respondiendo encuestas,
entrevistas, relatando sus historias y experiencias, formando parte de grupos focales, siendo
informantes clave o siendo simplemente observados por las y los investigadores. Estos
participantes2 son quienes proveen los datos primarios a partir de los cuales se hace
investigación social3.
El primer interrogante que surge es: ¿tienen estas investigaciones la potencialidad de
afectar o dañar a estos participantes? La realización de estas investigaciones: ¿plantea en
general problemas éticos, es decir, existen cuestiones no resueltas o controvertidas desde un
punto de vista moral respecto a qué información brindarle a quienes participan, cómo
respetar su privacidad o cómo evitar posibles incomodidades? Investigar con personas y
grupos en situación de vulnerabilidad: ¿tiene incidencia en los problemas éticos que pueden
suscitarse?

1
“An independent and detailed examination of allegedly unique issues in the social sciences research therefore
has an appropriate place in any comprehensive ethical analysis of scientific research. Yet today there has been
no sustained attempt to situate a detailed study of the social sciences within the framework of a comprehensive
ethical analysis flexible enough to take account of the issues peculiar to the social sciences”. Beauchamp et al.,
(1982: 5). La traducción es mía.
2
En el contexto de la ética de la investigación social se utiliza tanto la noción de «participantes» como la de
«sujetos de investigación» para hacer referencia a aquellas personas que forman parte de una investigación.
Algunos autores, no obstante, prefieren la noción de «participantes» porque refleja el ideal de una persona
involucrada activamente en la investigación, y representa un avance en el reconocimiento de ellos como
colaboradores. En esta tesis seguiré este punto de vista, aunque utilizaré la noción de «sujeto de investigación»
en los casos en los que refleje el punto de vista del autor o autora citados o cuando se haga referencia a la ética
de la investigación biomédica, donde se utiliza con más frecuencia este último término. Ver Young et al.
(1995). Citado en Kimmel (2007: 34).
3
Siguiendo a Warwick, definiré «investigación social» como “…cualquier intento de recoger información de
individuos o grupos a través de métodos sistemáticos tales como la experimentación, la observación, la
realización de ensayos o entrevistas”. “…[A]ny attempt to gather data on individuals or groups through such
systematic means as experimentation, observation, testing, or interviewing”. Warwick (192: 104). La
traducción es mía.

15
Las respuestas a estas preguntas, como mostraré en esta tesis, son afirmativas: las
investigaciones o estudios sociales4 generan numerosos problemas éticos y tienen la
potencialidad de dañar, afectar o incomodar a las y los participantes. Estos problemas,
como mostraré a lo largo de la tesis, se complejizan cuando se investiga con personas y
grupos en situación de vulnerabilidad5.
El debate en torno a la ética y la investigación en ciencias sociales se ha planteado hace
más de cuarenta años, no obstante esto, es un debate aún vigente y abierto en el que
confluyen los más diversos puntos de vista. En este contexto, dar una respuesta razonable y
fundamentada a las problemáticas éticas que surgen en el contexto de las investigaciones
sociales es más complejo de lo que puede parecer en un principio.
Entre los diversos puntos de vista los más destacados son los siguientes: se defiende la
idea en distintos ámbitos académicos de que las investigaciones sociales son prácticamente
inocuas y que por tanto no tienen la potencialidad de poner en riesgo y consecuentemente
dañar a las y los participantes6. Asimismo, se señala que si existen problemas éticos estos
son mínimos7, y no pueden compararse con los problemas que se suscitan en otras
investigaciones que involucran seres humanos (como las investigaciones biomédicas8). Por
otra parte, existe cierta reticencia por parte de las y los científicos sociales a aceptar límites
al ejercicio de la investigación provenientes de un discurso y un campo de estudio9 ajenos

4
En esta tesis utilizaré el concepto de «investigación» para hacer referencia a aquella actividad cuyo objetivo
es la obtención de conocimiento o la exploración de una problemática. Me referiré también aunque en menor
medida a esta actividad con la noción de «estudio». En la literatura sobre el tema ambos conceptos son
utilizados.
5
Para no complejizar la presentación del tema haré referencia tanto a personas y grupos vulnerables como a
personas y grupos en situación de vulnerabilidad. Considero que esta última es una formulación más adecuada
a la problemática que hago referencia pero en ocasiones resulta gramaticalmente más compleja de introducir
como parte del texto.
6
Ver Campbell (2003).
7
Ver Gunsalus (2004).
8
Las Pautas éticas de CIOMS-OMS definen a la investigación como “…un tipo de actividad diseñada para
desarrollar o contribuir al conocimiento generalizable. (...) Por lo general, el término «investigación» es
acompañado por el adjetivo «biomédica» para indicar su relación con la salud”. CIOMS-OMS (2002: 12-14).
Las investigaciones biomédicas que generan mayores controversias desde un punto de vista ético son aquellas
cuyo fin es probar la eficacia de nuevos medicamentos e implican la manipulación de una variable. A estas
investigaciones se las denomina usualmente como estudios o ensayos clínicos.
9
La ética de la investigación en ciencias sociales no es estrictamente hablando una disciplina como sí lo es la
bioética. Si bien hay numerosas publicaciones que abordan estas temáticas y guías éticas dedicadas a regular
este proceso la labor académica es más reducida y circunscripta. Es por esto que cuando me refiera a la ética
de la investigación social lo haré usando los términos de campo o área de estudio y eventualmente usaré la
noción de disciplina (en tanto estudio académico), teniendo en cuenta las salvedades recién mencionadas.

16
10
al de pertenencia como es la ética de la investigación . Por último, muchas de las
normativas que regulan la investigación con seres humanos consideran a las investigaciones
biomédicas y a las sociales con el mismo criterio, desconociendo las especificidades de
estas últimas y dificultando una reflexión de los aspectos éticos que sea adecuada para estas
disciplinas11.
En términos generales, lo que sucede es que se subestiman o se sobrestiman los
problemas éticos que surgen en el contexto de las investigaciones sociales. Esto es, o se
considera que prácticamente no plantean problemas éticos, o por el contrario, se equipara
estos problemas a los que se generan en las investigaciones biomédicas. En ambos casos no
se favorece un análisis situado de las problemáticas éticas de estas disciplinas, y se
obstaculiza el desarrollo de la ética de la investigación en ciencias sociales.
Si bien en los últimos años se ha ampliado el análisis teórico de diversos problemas
vinculados a las ciencias sociales y se ha avanzado en la revisión ética12 de estas
investigaciones, no obstante, la ética de la investigación social en tanto disciplina académica
no ha tenido un desarrollo sistemático hasta el momento13. A diferencia de la ética de la
investigación biomédica cuyos avances en materia de protección de los sujetos de
investigación han sido sostenidos en el tiempo y se han establecido y aceptado
internacionalmente14.
Algunos indicadores permiten dan cuenta de esto, entre ellos: la escasez de revistas
especializadas dedicadas a analizar el tema, la falta de jornadas o encuentros académicos
sobre estas temáticas, la carencia de cursos abocados al análisis ético en la formación de las
y los científicos sociales y la falta de guías y comités de ética dedicados a revisar estas
investigaciones15.
Actualmente el abordaje de la ética de la investigación en ciencias sociales es divergente
y varía en diferentes países y contextos institucionales. Esto colabora a que el debate

10
Ver Schrag (2009, 2010).
11
Esto sucede por ejemplo en Estados Unidos y en Canadá. Volveré sobre este tema en el capítulo 1. 12 Con
«revisión ética» hago referencia al análisis de los aspectos éticos de estas investigaciones por parte de un
comité.
13
Santi (2007) y Santi y Righetti (2007 [2008]).
14
Esto no significa que no haya problemas éticos o abusos en esta área. Lo que me interesa destacar aquí es
que en la investigación biomédica existen requerimientos éticos básicos que son aplicables y exigidos
internacionalmente. Para un análisis comparado de la ética de la investigación biomédica y la ética de la
investigación social ver Santi y Righetti (2007 [2008]).
15
Volveré sobre este tema en el próximo capítulo.

17
teórico de los problemas éticos en estas disciplinas sea escaso e insuficiente. Esta situación
deja entrever la necesidad de realizar un análisis filosófico exhaustivo de los problemas
éticos de las investigaciones de las ciencias sociales.

Habiendo identificado estas dificultades vinculadas a este campo de estudio, mi


propósito en esta tesis es, en primer lugar, dar cuenta del desarrollo actual de la ética de la
investigación en ciencias sociales y mostrar los desafíos y obstáculos que presenta en
distintos contextos y latitudes. A su vez, me propongo abordar los problemas éticos que
pueden originarse en las investigaciones sociales, y mostrar la particularidad y
especificidad de estos problemas. Se abordará especialmente los conceptos de daño, riesgo,
beneficio, autonomía, consentimiento informado, confidencialidad y privacidad, y se hará
un análisis pormenorizado del concepto de vulnerabilidad.

Las hipótesis que defenderé en esta tesis son las siguientes:

1. Los problemas éticos que se suscitan en el contexto de las investigaciones en ciencias


sociales presentan características particulares y específicas respecto a otros problemas
éticos de investigación con seres humanos.

2. Las investigaciones sociales con individuos y grupos en situación de vulnerabilidad


plantean problemas éticos de mayor envergadura que las investigaciones que no incluyen
estos individuos y grupos y tienen la potencialidad de provocar un daño significativo en
estos participantes.
2.1. Gran parte de los conceptos actuales de vulnerabilidad resultan inadecuados para
ser aplicados al ámbito de la ética de la investigación en ciencias sociales.

Con respecto a la primera hipótesis, quisiera señalar que la especificidad y particularidad


de estos problemas se relaciona con las estrategias de investigación, con los temas que
abordan y con el contexto en el que se llevan a cabo estas investigaciones. Como mostraré a
lo largo de esta tesis, estos problemas han sido generalmente malinterpretados: o por exceso
18
o por defecto, es decir, se ha sobrestimado o subestimado la importancia que presentan y el
impacto que generan.
Si bien en un primer momento de mi investigación sobre estos temas exploré la idea de
que las investigaciones sociales generaran problemas «exclusivos» con respecto a otras
investigaciones que involucran seres humanos, luego llegué a la conclusión de que los
problemas éticos son semejantes, no obstante, presentan ciertas particularidades y
especificidades.
En relación a la segunda hipótesis quisiera señalar que la problemática de la
vulnerabilidad prácticamente no ha sido analizada en el ámbito de la ética de la
investigación social, y es de gran importancia tanto a nivel teórico como práctico, ya que se
aspira a comprender y dilucidar mejor esta temática con el fin de propiciar una mayor
protección y respeto de las personas y grupos vulnerables. En la actualidad, se ha
incrementado exponencialmente la bibliografía que se ocupa del tema de la vulnerabilidad
en el marco de la investigación biomédica. No obstante, en el campo de la investigación
social sigue siendo un tema escasamente abordado tanto en la bibliografía especializada
como en las guías éticas. En esto se fundamenta la necesidad de un análisis filosófico de
este tema.
Como señalé más arriba, la ética de la investigación social es un área en formación. Esta
tesis tiene como uno de sus objetivos colaborar con la consolidación de este campo de
estudio16.
Mi aporte a este debate es contribuir a la reflexión de los aspectos éticos en las ciencias
sociales teniendo en cuenta las características distintivas de estas disciplinas. Investigando
sobre estos temas pude identificar esta necesidad de plantear los problemas éticos desde las
particularidades de las ciencias sociales. Considero que esta es una de las claves para poder
abordar de forma original y renovada estas problemáticas.

El marco teórico de esta tesis está compuesto de diversos conceptos teóricos de gran
relevancia en ética de la investigación con seres humanos. En este marco confluyen aportes
de distintas disciplinas (dadas las características interdisciplinarias de la ética de la
16
A lo largo de la tesis incluiré algunas recomendaciones y sugerencias tomadas de la bibliografía sobre el
tema y las normativas generales de ética de la investigación.

19
investigación), de diversas teorías éticas, así como también se nutre de las guías y
normativas éticas que han sido desarrolladas y modificadas desde mediados del siglo
pasado17.
En el campo general de la ética de la investigación convergen diversas teorías éticas,
entre ellas, la ética kantiana18 (más bien, los desarrollos actuales fundados en dicha ética), el
utilitarismo y la ética de los principios son las que han ejercido una mayor influencia. La
noción de autonomía, heredera de la ética kantiana como la voluntad de la persona de darse
la ley a sí misma ha sido central en los debates de ética e investigación con seres humanos.
La idea misma del consentimiento informado no tendría lugar sin el sustento de este
concepto. La noción de daño, tan utilizada en ética de la investigación, tiene entre sus
antecedentes principales el así denominado principio de daño de John Stuart Mill19. La
teoría de los principios, desarrollada a finales de la década de 1970 por Tom Beauchamp y
James Childress, ha ejercido una gran influencia en los desarrollos de la bioética y de la
ética de la investigación con seres humanos20. Es una teoría pluralista compuesta de cuatros
principios éticos -el respeto a la autonomía, la no maleficencia, la beneficencia y la justicia y
circunscripta al ámbito de la bioética y de la atención de la salud21. Si bien esta teoría ha
recibido numerosas críticas22 se ha mostrado útil para brindar una primera aproximación a
las cuestiones éticas vinculadas a la investigación con seres humanos23.
En esta tesis me baso especialmente en un conjunto de conceptos éticos de gran
relevancia en el área de la filosofía práctica que considero resultarán apropiados y
fructíferos para abordar las problemáticas de las investigaciones sociales. Los conceptos son
los siguientes: riesgo, daño, beneficio, autonomía, consentimiento informado,
confidencialidad y privacidad. Asimismo, reconstruyo y examino el concepto de

17
De las guías éticas se destacan el Código de Nüremberg (1947), el Informe Belmont (1979), la Declaración
de Helsinki (1964) y las Propuesta de pautas de CIOMS-OMS (1982). Las dos últimas guías han sido
modificadas y actualizadas en diversas ocasiones.
18
Kant (1998 [1785]).
19
Mill 1869 [1859].
20
Beauchamp y Childress (1999).
21
Los autores siguen a Ross y señalan que estos principios éticos son prima facie, dando lugar a la existencia
de verdaderos dilemas morales y permitiendo propiciar un principio sobre otro teniendo en cuenta las
circunstancias concretas de cada caso. Ver Ross (2002 [1930]).
22
Ver Clouser y Gert (1990).
23
¡Agradezco a Graciela Vidiella por su ayuda para clarificar estas cuestiones!

20
vulnerabilidad. Este concepto no ha sido analizado suficientemente en el contexto de la
ética de la investigación en ciencias sociales –uno de los propósitos de esta tesis.

El tipo de problemas que van a ser abordados se circunscribe a los problemas éticos que
pueden originarse en las investigaciones sociales24. Si bien existen numerosos problemas
éticos en torno a estas investigaciones me centraré en el análisis de aquellos problemas que
pueden tener un impacto en las/os participantes, es decir, que pueden afectarlos
negativamente en algún aspecto de sus vidas (en su bienestar e intereses, en su autoestima,
en su relación con otros, en su trabajo, etc.)25. No analizaré los problemas metodológicos ni
los problemas teóricos o empíricos de las ciencias sociales. No obstante esto, describiré las
principales estrategias metodológicas de estas disciplinas y haré mención a cuestiones
teóricas pero siempre en función del análisis de los problemas éticos de estas
investigaciones.
Presentaré un doble enfoque para especificar y analizar los problemas éticos de las
investigaciones sociales: según el primero se identifican las cuestiones éticas a través del
análisis de las principales estrategias de investigación social. A partir del segundo enfoque
se detallan los problemas a la luz de un conjunto de conceptos relevantes para el análisis
ético de las investigaciones con seres humanos. En la literatura sobre el tema estos enfoques
suelen ser presentados por separado: o se detallan los problemas éticos a través de las
estrategias metodológicas o a través de diversos conceptos éticos clave26. El objetivo de este
doble enfoque es presentar de la forma más exhaustiva posible los problemas éticos de estas
disciplinas. A su vez, al hacer un abordaje desde las principales estrategias metodológicas y
desde los principales conceptos de ética se busca destacar las particularidades de cada punto
de vista.
Los problemas que van a ser analizados en esta tesis son motivo controversia y son,
como señalaba líneas atrás, problemas esencialmente morales. En este sentido, mi
perspectiva de análisis en esta tesis es de ética aplicada:
24
En la introducción del capítulo 2 de esta tesis amplío el enfoque basado en los problemas éticos. 25 Existen
otros problemas éticos de gran relevancia pero que no van a ser analizados aquí. Por ejemplo, problemas
vinculados a la honestidad intelectual, al plagio, a los criterios para asignar financiamiento –entre otros.
26
La excepción a esto es Herbert Kelman quien plantea problemas éticos desde ambas perspectivas. Ver
Kelman (1982).

21
“En términos generales, para que un tema sea considerado una «cuestión de ética aplicada»
será necesario que posea dos características. En primer lugar, el tema debe ser objeto de
controversia, en el sentido de que haya grupos considerables de personas a favor y en contra del
problema en cuestión. (...) El segundo requisito para que un problema sea considerado como una
cuestión de ética aplicada es que debe ser un asunto netamente moral”27.

De esta manera, la labor realizada en esta tesis se inscribe en el área general de la ética
aplicada, en el campo de la bioética, en el subcampo de la ética de la investigación y en
particular en el de la ética de la investigación en ciencias sociales28.
Como señalan Kitchener y Kitchener:

“La ética aplicada utiliza principios y puntos de vista de la ética normativa para resolver
problemas morales específicos en contextos concretos y particulares (...). La ética de la
investigación en ciencia sociales es, pues, un ejemplo de ética aplicada”29.

Existen distintos puntos de vista sobre la ética aplicada, algunos la consideran como la
mera aplicación de grandes teorías éticas a problemas concretos30. En esta tesis y siguiendo
a Luna y a Salles la concibo en un sentido amplio como “…un tipo de reflexión donde el
diálogo forzado entre la experiencia concreta y los principios da como resultado la
especificidad necesaria”31. En este sentido, el análisis de los aspectos éticos de las ciencias
sociales que se llevará a cabo en esta tesis se nutre necesariamente de la experiencia de
quienes hacen investigación social32. No se trata de un análisis meramente teórico sino que

27
“Generally speaking, two features are necessary for an issue to be considered an “applied ethical issue.”
First, the issue needs to be controversial in the sense that there are significant groups of people both for and
against the issue at hand. (…) The second requirement for an issue to be an applied ethical issue is that it must
be a distinctly moral issue”. Fieser (2009). La traducción es mía.
28
¡Agradezco a Sol Terlizzi quien me ayudo a pensar y clarificar estas cuestiones!
29
“[A]pplied ethics uses principles and insights from normative ethics to resolve specific moral issues in
concrete and particular settings (...). Social science research ethics is thus an example of applied ethics”.
Kitchener y Kitchener (2009: 5-6). La traducción es mía. Énfasis de los autores.
30
Ver Luna y Salles (1996). Las autoras muestran distintas perspectivas en esta materia.
31
Luna y Salles (1996: 13-14).
32
Muchas/os de las autoras/es que cito o que he consultado para realizar esta tesis son investigadoras/es
sociales: sociólogas/os, antropólogas/os, trabajadoras/es sociales, psicólogas/os, politólogas/os,
historiadoras/es y geógrafas/os –entre otros.

22
se intenta conjugar conceptos y principios éticos con cuestiones metodológicas propias y
relevantes para estas disciplinas33.
Por último, quisiera agregar que a los fines de esta tesis voy a considerar que las
«ciencias sociales» se aúnan por las estrategias metodológicas que utilizan más que por las
disciplinas que incluyen o por la formación de grado del investigador o investigadora.
Como afirman Levine y Skedsvold:

“Las ciencias sociales y de la conducta hacen referencia a una amplia categoría de campos
disciplinarios e interdisciplinarios dedicados al estudio científico de los fenómenos sociales y de
comportamiento. Permeable en sus fronteras, el término abarca [distintos] campos, que van
desde la antropología, la economía, la ciencia política, la psicología y la sociología de la
lingüística, la geografía, la demografía, los estudios sociojurídicos, la investigación en
educación, entre otros. (…) Ciertamente es la metodología, más que el campo específico o el
propósito del estudio, lo que tiende a señalar las cuestiones éticas que vale la pena atender”34.

Actualmente, existen distintos puntos de vista respecto a la inclusión o exclusión de


determinadas disciplinas bajo esta denominación35, y respecto a la noción misma de

33
Si bien esta tesis se centra en el análisis de los aspectos éticos, y en este sentido es un enfoque de ética
aplicada, está en sintonía con las perspectivas de la antropología y la sociología de la ciencia en tanto se busca
indagar en un proceso tradicionalmente vedado para el análisis crítico como es la generación del conocimiento
científico, en este caso, en ciencias sociales. La antropología y la sociología ponen de manifiesto lo histórica y
políticamente situada de dicha tarea, y la ética de la investigación llama la atención acerca de los aspectos
éticos que deberían tenerse en cuenta en ese proceso. Indagué en torno a esta relación en un trabajo
monográfico: “Algunas reflexiones en torno a la ética de la investigación y la antropología de la ciencia”
(Inédito). Para ampliar ver Stagnaro (1999). ¡Agradezco a M. A. Forte por su sugerencia sobre el vínculo entre
estos enfoques!
34
“The social and behavioral sciences refer to a broad rubric of disciplinary and interdisciplinary fields
dedicated to the scientific study of behavioral and social phenomena. Permeable at its boundaries, the term
embraces fields ranging from anthropology, economics, political science, psychology, and sociology to
linguistics, geography, demography, sociolegal studies, and education research, among others. (...) Indeed, it is
the methodology, rather than the specific field or purpose of the study, that tends to signal ethical issues worthy
of attention”. Levine y Skedsvold (2008: 336-337). La traducción es mía.
35
Algunos autores como Schrag (2010) excluyen a la psicología y abogan por la inclusión del periodismo
dentro de las ciencias sociales. No obstante, considero equivocado este punto de vista porque equipara a la
investigación en psicología con los “experimentos de laboratorio” dejando de lado un número importante de
investigaciones en psicología que consisten en la realización de encuestas y entrevistas, grupos focales, etc.
Respecto al periodismo, hay argumentos a favor para abogar por un análisis ético de la práctica del
periodismo. No obstante, el paralelo con las ciencias sociales no es absoluto y debería ser problematizado con
mayor profundidad. El fin primordial del periodismo es la denuncia o la publicación de determinados hechos,
su propósito no es la obtención de conocimiento. Los canales que utiliza son también diferentes (ámbitos
académicos versus medios de comunicación). Si bien pueden tener algunos puntos en común considero que

23
«ciencias sociales». En ocasiones, como hacen Levine y Skedsvold, se hace referencia a las
«ciencias sociales y de la conducta» o se incluye también el adjetivo de «humanas»36. No
obstante, siguiendo la literatura sobre el tema y con el propósito de simplificar su
presentación utilizaré el término «ciencias sociales» para referirme a este conjunto de
disciplinas. Asimismo, y como anticipaba líneas atrás, seguiré el criterio más utilizado y las
reuniré bajo una misma denominación según el uso de determinadas estrategias
metodológicas37. En relación con esto señala Sieber:

“Se considera generalmente que las ciencias sociales incluyen la psicología, la sociología, la
antropología, la ciencia política y la economía. No obstante, (…) el punto no es cuáles son
ciencias sociales y cuáles no lo son, sino cuáles utilizan los métodos de las ciencias sociales.
Uno debe mirar prácticamente en todas partes -dentro de una universidad, de una clínica, de la
cárcel, de la escuela y el hospital- para encontrar a estos investigadores”38.

Si bien las estrategias metodológicas que utilizan estas disciplinas son diversas, entre las
principales podemos señalar las siguientes: las encuestas y entrevistas, el trabajo
etnográfico, los experimentos (de laboratorio y de campo) y los grupos focales.
De esta manera y siguiendo este enfoque, en esta tesis el caso hipotético de una médica y
una filósofa realizando trabajo etnográfico en una comunidad indígena será considerado
como una «investigación de las ciencias sociales» más que como otro tipo de investigación.

Hasta aquí he realizado una introducción general de la presente tesis: he señalado los
objetivos e hipótesis, he delineado el marco teórico del que parto, he circunscripto el tipo
un análisis ético adecuado del periodismo requeriría de un abordaje particularizado de esta práctica. Ver Sieber
y Tolich (2013: 77-92) quienes abordan este interesante debate.
36
Beauchamp et al. (1982) hacen referencia a las «ciencias sociales», lo mismo hacen Israel y Hay (2006) y
Sieber (2001). Levine y Skedsvold (2008) utilizan la denominación de «ciencias sociales y de la conducta».
Diniz y Guerriero (2008b) hablan de «ciencias sociales y humanas». No obstante estas diferencias, el núcleo
temático y problemático que abordan estos autores es prácticamente el mismo.
37
Ver, por ejemplo, Levine y Skedsvold (2008), Diniz y Guerriero (2008b), Sieber (2001) y Beauchamp et al.
(1982).
38
“The social sciences are usually considered to include psychology, sociology, anthropology, political science,
and economics. However, (…) the point is not which are and are not social sciences but rather who uses social
science methods. One must look virtually everywhere within a university, clinic, prison, school, or hospital to
find such researchers”. Sieber (2001: N-4). La traducción es mía. Énfasis añadido.

24
de problemas y disciplinas a abordar, y he mencionado el enfoque y alcance de mi
perspectiva de análisis. A continuación describiré brevemente cómo está organizada. La
tesis está compuesta de una introducción, una conclusión y seis capítulos. En el capítulo 1
se analizan los acontecimientos principales que dieron lugar a la reflexión de los aspectos
éticos de las investigaciones sociales, se describen los casos de investigación social que
generaron mayores controversias desde un punto de vista ético y se aborda el desarrollo de
la ética de la investigación social en la actualidad. Una de las características más salientes
de dicha disciplina hoy en día es la variabilidad que presenta de país en país en relación con
el reconocimiento de los problemas éticos que surgen en las investigaciones sociales. Se
examinan las perspectivas actuales más destacadas y se muestran posiciones críticas y
escépticas respecto a las principales problemáticas que se originan en el contexto de las
investigaciones sociales.
Hacia el final del capítulo se argumenta a favor de un análisis de los problemas éticos de
las investigaciones sociales que atienda a sus especificidades y particularidades (hipótesis
1). Este análisis particularizado de los problemas éticos se esboza en el capítulo 2, y se
profundiza en el resto de los capítulos. En cada uno de los ellos queda reflejado cómo los
diversos problemas éticos cobran matices diferentes en el ámbito de las investigaciones
sociales.
El capítulo 2 tiene como propósito describir las principales estrategias de investigación
social: los diseños experimentales, las etnografías, las entrevistas, las encuestas y los grupos
focales; y esbozar los problemas éticos que pueden originarse en cada estrategia de
investigación en particular. A través de este análisis se pone de manifiesto que las
características de cada una de estas estrategias de investigación pueden propiciar distintos
problemas éticos. En estos primeros capítulos se da cuenta del estado de la cuestión en lo
que respecta al abordaje de la ética de la investigación social en la actualidad y a las
principales estrategias de investigación, y se esbozan los problemas éticos que pueden ser
asociados a estas.
Los capítulos 3, 4, 5 y 6 están dedicados a abordar exhaustivamente los problemas éticos
que pueden suscitarse en las investigaciones sociales a la luz de un conjunto de conceptos
de gran relevancia en ética de la investigación: daño, riesgo, beneficio (capítulo 3),

25
autonomía, consentimiento informado, confidencialidad, privacidad (capítulo 4) y
vulnerabilidad (capítulos 5 y 6).
En los capítulos 3 y 4 se realiza, en primer lugar, un análisis teórico de los conceptos
señalados, se reconstruyen los principales antecedentes en ética de la investigación y,
finalmente, se examinan las diversas problemáticas éticas vinculadas o derivadas de estos
conceptos. La selección de los problemas y conceptos a analizar recoge e ilustra gran parte
de los debates éticos que tienen lugar en la literatura sobre ética de la investigación social
en la actualidad.
En los capítulos 5 y 6 se aborda la problemática de la vulnerabilidad y se argumenta a
favor de la segunda hipótesis de esta tesis. En primer lugar, se da cuenta de la emergencia
de la vulnerabilidad como una nueva problemática ética. Se reconstruye una de las
principales aproximaciones teóricas a este concepto: el principio de protección del
vulnerable de Goodin. Luego, se analiza la historia del concepto de vulnerabilidad y su uso
en los documentos de ética (capítulo 5). A continuación se abordan los debates actuales y
nuevos desarrollos en torno a la vulnerabilidad en ética de la investigación biomédica y
social. Se evalúan el alcance y limitaciones de los diversos conceptos de vulnerabilidad.
Finalmente, se desarrolla un concepto de vulnerabilidad que puede resultar más adecuado
para el análisis ético de las investigaciones en ciencias sociales que los conceptos actuales
(capítulo 6).
En la conclusión se reconstruyen los argumentos principales desarrollados durante la
tesis, y se dejan planteados dos grandes temas que, desde mi punto de vista, deberían ser
abordados en el contexto de la ética de la investigación social: las denominadas
«obligaciones posinvestigación»39 y la problemática de la evaluación de las investigaciones
sociales por parte de un comité de ética40.

Para terminar quisiera señalar que el epígrafe de esta «Introducción» corresponde a una
compilación de capítulos sobre ética de la investigación en ciencias sociales editado en
198241. Si bien ha habido intentos concretos para llevar a cabo: “…un estudio detallado de
las ciencias sociales (…) lo suficientemente flexible para tener en cuenta las cuestiones

39
Para un análisis del tema en investigación biomédica ver Macklin (2004) y Mastroleo (2011).
40
Ver Diniz y Guerriero (2008a).
41
Beauchamp et al. (1982).

26
particulares de estas disciplinas”42, este análisis no ha prosperado en muchas latitudes y en
muchas otras sus resultados están siendo cuestionados. Es por esto que considero que es
necesario volver a emprender esta iniciativa43.
Como señalaba, mi propósito en esta tesis es presentar la situación actual de la ética de la
investigación social, poner de manifiesto los principales desafíos que enfrenta en diferentes
contextos, y mostrar la particularidad de los problemas éticos que pueden originarse en
estas investigaciones. Esta es, desde mi punto de vista, la clave para poder abordar las
problemáticas éticas de las disciplinas sociales sin sobrestimar ni subestimar el impacto que
pueden tener en las y los participantes44.
42
“…[A] detailed study of the social sciences (…) flexible enough to take account of the issues peculiar to the
social sciences”. Beauchamp et al., (1982: 5). La traducción es mía.
43
A la fecha, las búsquedas bibliográficas no arrojaron resultados positivos de trabajos sistemáticos de las
dimensiones de una tesis en filosofía equivalentes al aquí presentado. Si bien ha habido dos tesis de doctorado
–en psicología y en salud pública- que abordan la problemática de las ciencias sociales estos trabajos son más
generales y no realizan un análisis filosófico exhaustivo de la particularidad de los problemas éticos de estas
disciplinas según el doble enfoque aquí presentado. Ver Milmaniene, M., La ética de la investigación en
ciencias sociales, 2010 y Guerriero, I., Aspectos Éticos Das Pesquisas Qualitativas em Saúde, 2006.
44
La presente tesis es el resultado de mi labor de investigación realizada en los últimos seis años en ética de la
investigación en ciencias sociales. A partir del año 2009 y hasta la fecha fui beneficiada con una beca de
doctorado otorgada por el CONICET para llevar adelante esta tarea. La presente tesis se nutre de diversas
publicaciones, presentaciones a congresos y jornadas que fui elaborando a lo largo de estos años –en cada caso
se especifica, así como de mi tesis de maestría que fue presentada ante la FLACSO a comienzos de 2013 para
obtener el título de Magíster en Ciencia Política y Sociología. En la bibliografía se detallan todas mis
publicaciones.

27
28
Capítulo 1: Historia y actualidad de la ética de la investigación en ciencias
sociales

1. Introducción

El propósito de este capítulo es analizar brevemente la historia de la ética de la


investigación social y dar cuenta del desarrollo actual de dicha área de estudio. El capítulo
consta de una introducción, una conclusión y cuatro apartados centrales. En primer lugar,
realizaré un breve recorrido por la historia de la ética de la investigación social (2.).
Analizaré tres casos clásicos de investigación social que retomaré en capítulos posteriores
para especificar las estrategias metodológicas utilizadas y los problemas éticos que
presentan (2.1.). Luego, presentaré los desarrollos y debates actuales en torno a la ética de
la investigación social. (3.). Hacia el final del capítulo argumentaré a favor de un análisis de
los problemas éticos de las investigaciones sociales que atienda a sus especificidades y
particularidades (4.).

2. Breve historia

El interés en los aspectos éticos de las investigaciones sociales se inicia a finales de 1960
y comienzos de 1970 en Estados Unidos45. Este interés estuvo ligado a diversos hechos y
acontecimientos que en conjunto incrementaron la atención brindada a los aspectos éticos
de las investigaciones sociales.
Uno de ellos es la emergencia de un campo de estudio, dentro del área de la psicología
social, dedicado a examinar la investigación como un proceso social. Se buscaba analizar la
dinámica de la investigación en sí misma y los factores que podían afectar o sesgar este
proceso. Durante la década de 1970 se realizaron una serie de experimentos de laboratorio
con el fin de identificar los factores que influían en las respuestas que daban los
participantes. En ellos se exploraban distintas alternativas, por ejemplo, si el deseo de
colaborar con la investigación o de ser un buen participante, por parte del sujeto, tenía

45
Ver Levine y Skedsvold (2008: 337-340). Sigo a las autoras para dar cuenta de la historia de la ética de la
investigación en ciencias sociales. Una primera versión de la situación actual de la ética de la investigación
social fue planteada en Santi (2012).

29
alguna injerencia en las respuestas dadas por este. Se analizaba también el tipo de
información y la forma en que esta era brindada por parte del equipo de investigadores.
Mediante estos experimentos se intentaba determinar la validez de las investigaciones y las
influencias que podían atentar contra ella. Si bien el propósito de estos experimentos era
comprender el proceso de investigación propiamente dicho, se vinculaban con aspectos
éticos de gran relevancia como la cantidad y el tipo de información que debe brindarse a un
participante, y la importancia del contexto social donde se realiza el estudio en relación con
el comportamiento autónomo de este46.
Otro de los sucesos que favoreció la reflexión de los aspectos éticos de las
investigaciones sociales fue la divulgación de algunos casos éticamente problemáticos. Los
casos, que analizaré con mayor detalle en el próximo apartado, son los siguientes: la
investigación sobre la obediencia a la autoridad de Stanley Milgram, la investigación
llevada a cabo por Laud Humphreys -conocida como «tearoom trade»- y el experimento de
Philip Zimbardo sobre la vida en prisión. La investigación de Milgram tenía como
propósito estimar la predisposición de una persona a obedecer las órdenes de una autoridad,
administrando a los sujetos participantes supuestas descargas eléctricas. La investigación de
Humphreys tenía como objetivo estudiar la comunidad homosexual en una localidad
norteamericana. Su investigación consistía en la observación de encuentros sexuales
impersonales en baños públicos y en la posterior entrevista de estas personas. Finalmente,
el experimento de Zimbardo tenía como fin recrear las condiciones reales de la vida en
prisión para estudiar la respuesta humana a la cautividad. Con este objetivo se reclutaron
voluntarios para oficiar de prisioneros y de guardias en una ‘prisión’ simulada. Las
investigaciones señaladas generaron grandes debates tanto en los ámbitos académicos como
fuera de ellos47. En estos debates se hicieron patentes ciertos problemas éticos antes no
considerados en el contexto de las ciencias sociales. Estos casos contribuyeron a la
reflexión, en diversas sociedades científicas, sobre los aspectos éticos que debían
considerarse al estudiar con seres humanos, e impulsaron la creación de códigos y guías
éticas entre las principales asociaciones de científicos sociales de Estados Unidos.

46
Levine y Skedsvold (2008: 337).
47
Ver Kimmel (2007: 15-18; 104-105) y Levine y Skedsvold (2008: 337-338).

30
Hacia fines de la década de 1960 las asociaciones norteamericanas de psicólogos,
politólogos, sociólogos y antropólogos crearon sus respectivos documentos de ética48. En
1966 la Asociación Psicológica Americana [ American Psychological Association, APA]
adoptó su primer código centrado en la investigación denominado “Principios éticos para
guiar la investigación con seres humanos”. En 1968 la Asociación Americana de Ciencia
Política [American Political Science Association, APSA] creó su primera guía titulada
“Problemas éticos de académicos y politólogos”. En 1969 la Asociación Sociológica
Americana [American Sociological Association, ASA] aprueba su primer “Código de
ética”. Por último, en 1972 la Asociación Antropológica Americana [ American
Anthropological Association, AAA] adoptó su primera guía: “Principios de responsabilidad
profesional”. Estos códigos y guías han sido actualizados a lo largo de los años49.
Ciertamente, el período posterior a la segunda guerra mundial se caracterizó por un gran
desarrollo de la ética de la investigación, y por un creciente interés en la forma en que eran
tratados los sujetos de investigación; esto fue especialmente impulsado por las atrocidades
cometidas por los investigadores nazis en los campos de concentración50. En esta época
surgió el Código de Nüremberg (1947) y años después, la Declaración de Helsinki (1964)
de la Asociación Médica Mundial 51. Estos códigos marcaron un hito en el desarrollo de la
ética de la investigación aunque se centraron exclusivamente en la investigación biomédica.
Otro de los factores que impulsó el interés en la ética de la investigación social fue la
inclusión de las disciplinas sociales y de la conducta en la regulación federal que guiaba las
investigaciones con seres humanos. La primera referencia a la investigación en ciencias
sociales es de julio de 196652. Por entonces, el Servicio de Salud Pública de los Estados
Unidos [Public Health Service, PHS] afirmaba:

48
Unos años antes, en 1953, la Asociación Psicológica Americana creó su primer código de ética, pero dicho
código estaba dedicado casi exclusivamente a la relación psicólogo-paciente y no abordaba consideraciones
éticas en relación con la investigación en psicología.
49
Ver Levine y Skedsvold (2008: 338).
50
Ver Luna y Macklin (2009).
51
El Código de Nüremberg fue elaborado durante el juicio a los principales dirigentes nazis por los crímenes
cometidos durante la segunda guerra mundial. Establece diez principios que todo investigador médico debería
seguir al investigar con seres humanos. La Declaración de Helsinki fue redactada por la Asociación Médica
Mundial, con el fin de establecer una guía para los investigadores biomédicos. Se centra en el análisis de
riesgos y beneficios, a diferencia del Código de Nüremberg que se focalizó en asegurar la participación
voluntaria de los sujetos de investigación. Ver Luna (1998: 19-21).
52
Beauchamp et al. (1982: 5).

31
…“[E]xiste un amplio rango de investigaciones sociales y del comportamiento que no
implican un riesgo personal para los participantes. En estas circunstancias, sin importar si la
investigación es clasificada como investigación del comportamiento, social, médica u otra, las
consideraciones a tener en cuenta son: la naturaleza completamente voluntaria de la
participación del sujeto, el mantenimiento de la confidencialidad de la información obtenida de
la persona, y la protección del sujeto por un uso inadecuado de los resultados de la
investigación”53.

La cita es elocuente y deja en claro que más allá del tipo de investigación del que se
trate, lo relevante era asegurar la participación voluntaria, el mantenimiento de la
confidencialidad y el correcto uso de los resultados obtenidos con el fin de proteger a los
participantes. Unos años más tarde se avanzaba sobre la consideración de los riesgos
implicados en una investigación. Una guía elaborada en 1971 por el Departamento de
Salud, Educación y Bienestar [Department of Health, Education and Welfare, DHEW]
abordaba la problemática de los daños y señalaba explícitamente que las investigaciones
sociales y del comportamiento podían generar daños, más allá de los físicos, en los
participantes54.
Por último, el establecimiento de la Comisión Nacional para la Protección de Sujetos
Humanos de Investigación Biomédica y del Comportamiento colaboró con el desarrollo de
la ética de la investigación social55. En 1974 se creó dicha Comisión con la tarea de
establecer los principios éticos que debían guiar las investigaciones con seres humanos56.
La Comisión funcionó durante cuatro años: 1974-1978. En 1979 se publicó el Informe
Belmont, elaborado por dicha Comisión, en donde se establecieron un conjunto de

53
“[T]here is a large range of social and behavioral research in which no personal risk to the subject is
involved. In these circumstances, regardless of whether the investigation is classified as behavioral, social,
medical, or other, the issues of concern are the fully voluntary nature of the participation of the subject, the
maintenance of confidentiality of information obtained from the subject, and the protection of the subject from
misuse of the findings…”. U. S. Public Health Service. PPP # 129, February 8, 1966. Citado en Levine y
Skedsvold (2008: 339). La traducción es mía. Énfasis añadido.
54
Levine y Skedsvold (2008: 339).
55
Levine y Skedsvold (2008: 339).
56
Esta Comisión fue creada por el Acta Nacional de Investigación [National Research Act] luego de que se
hiciera público uno de los casos más controvertidos de Estados Unidos: el caso Tuskegee. Con fondos del
estado se estudió durante 40 años (1932-1972) el curso natural de la sífilis con población negra de bajos
recursos; se les ocultó a los participantes el propósito real del estudio y se les negó tratamiento cuando este
estuvo disponible (a partir de la década de 1950 se comenzó a administrar penicilina). Ver Brandt (2003) y
National Research Act, versión electrónica disponible en: http://history.nih.gov/research/downloads/PL93-
348.pdf [último acceso: 8 de octubre de 2013].

32
57
principios éticos guía: el respeto a las personas, la beneficencia y la justicia . Aunque la
participación de científicos sociales fue minoritaria en esta Comisión se plantearon diversos
problemas éticos concernientes a estas disciplinas. Finalmente, a comienzos de la década de
1980 se publicaron varias obras dedicadas específicamente a la ética de la investigación en
ciencias sociales58.

2.1. Casos clásicos de investigación social

2.1.1. La obediencia a la autoridad (Milgram)

“A los sujetos obedientes se les aseguraba que su comportamiento era


totalmente normal, y que otros participantes tenían sus mismos sentimientos de
conflicto y tensión”59.

Milgram, 1980.

“¿Es posible observar las condiciones bajo las cuales un individuo puede desobedecer
las instrucciones de una persona en una posición de autoridad?”60. Este es uno de los
interrogantes que guio el experimento llevado a cabo por el psicólogo social Stanley
Milgram entre los años 1960 y 1964 en la Universidad de Yale61. Los ejemplos de gente
‘corriente’ obedeciendo a las exigencias de sus superiores para facilitar fines cuestionables
son ya un lugar común62. El ejemplo más extremo de esta tendencia a obedecer
incondicionalmente a la autoridad se manifestó durante el régimen nazi. El mismo Milgram
coincide con las conclusiones a las que llega Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén.
Dice Milgram: “…la banalidad del mal se halla mucho más cerca de la verdad de lo que
pudiera uno atreverse a imaginar”63.

57
Comisión Nacional para la Protección de Sujetos Humanos de Investigación Biomédica y de
Comportamiento (1979).
58
Hay varias obras que ya son clásicas en el debate acerca de la ética de la investigación social: Beauchamp, T.
et al. (eds.), Ethical Issues in Social Science Research, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1982;
Sieber, J., (ed.), The Ethics of Social Research: Surveys and Experiments, NY, Springer-Verlag, 1982a, Sieber
J., (ed.), The Ethics of Social Research: Fieldwork, Regulation, and Publication, NY, Springer-Verlag, 1982b y
Reynolds, P. D., Ethical Dilemmas and the Social Sciences Research, San Francisco, Jossey-Bass, 1979. Una
obra considerada pionera en estos temas es la de Kelman, H., A Time to Speak, San Francisco, Jossey
Bass, 1968.
59
Milgram (1980: 24).
60
Reynolds (1982: 23).
61
Kimmel (2007: 16).
62
Reynolds (1982: 23).
63
Milgram (1980: 19).

33
Milgram se propuso recrear en un ambiente controlado la situación en la que un
individuo se ve compelido a infligir dolor a otra persona en contra de su voluntad, en
respuesta a las órdenes de una autoridad. Los participantes eran convocados a través de un
anuncio publicado en periódicos locales:

Le pagaremos 4 dólares por una hora de su tiempo. Se necesitan personas para un estudio
de la memoria. (…) Este estudio está siendo llevado a cabo en la Universidad de Yale.
(…) Buscamos: obreros de fábrica, empleados municipales, barberos, hombres de
negocio, etc.64

Durante esos años se repitió en sucesivas ocasiones este experimento y se incluyeron un


total de 636 sujetos de investigación65. A los participantes se les decía que iban a ser
asignados azarosamente a los roles de «profesores» o «estudiantes». Lo cierto es que los
verdaderos sujetos de investigación en este experimento eran los que oficiaban de
«profesores». La persona que participaba como «estudiante» era parte del equipo de
investigación, lo mismo el «investigador», quien cumplía el rol de autoridad en el estudio.
El «estudiante» debía recordar una serie de pares de palabras, por ejemplo: luna azul, y si
fallaba el «profesor» era impulsado por el «investigador» a aplicarle descargas eléctricas
que iban desde 15 a 450 voltios66. Los distintos niveles estaban señalados con inscripciones
del tipo ‘shock de extrema intensidad’ y ‘peligro: shock severo’67. El «investigador», ante la
negativa del «profesor» a seguir aumentando los niveles de descarga eléctrica, le respondía
de la siguiente manera:

“Respuesta 1: Por favor, prosiga; por favor, siga adelante.


Respuesta 2: El experimento exige que usted prosiga.
Respuesta 3: Es absolutamente esencial que usted continúe.
Respuesta 4: No hay más remedio: usted tiene que seguir”68.

64
Milgram (1980: 27). Milgram reproduce el anuncio completo en el libro citado.
65
Reynolds (1982: 26).
66
Reynolds (1982: 24).
67
Reynolds (1982: 24).
68
Milgram (1980: 31). Énfasis del autor.

34
Las respuestas del «investigador» eran dadas en serie y de forma progresiva: si la
respuesta 1 ya no funcionaba se seguía con la siguiente y así sucesivamente. Se recurría a
estas respuestas cada vez que el «profesor» se veía contrariado a obedecer las órdenes del
«investigador».
Alrededor del 65% de los participantes obedecieron las órdenes de la autoridad
infringiendo los niveles más altos de descargas eléctricas69.
Una vez finalizado el experimento se les informaba a los sujetos el verdadero objetivo
del estudio, se les comunicaba que las descargas eléctricas eran ficticias y se los reunía con
el «estudiante» para que comprobaran que no había sufrido ningún daño real.
Este estudio generó grandes debates tanto en la comunidad científica como en la
sociedad en general. El debate ético principal giró en torno al engaño de los sujetos de
investigación70 y a los posibles daños psicológicos de los participantes debido al estrés
vivenciado durante el experimento:

“Se podía ver a los sujetos [de investigación] sudar, temblar, tartamudear, morder sus labios,
lamentarse, y clavarse las uñas en su propia carne. Estas eran respuestas características de los
participantes más que reacciones excepcionales al experimento”71.

Otro de los puntos objetados fue la innecesaridad del estudio, ya que la tendencia del ser
humano a obedecer a una autoridad lamentablemente había sido probada en diversos hechos
históricos, como durante el régimen nazi. Incluso el mismo Milgram hace referencia a la
banalidad del mal y a la tendencia del ser humano a obedecer en el prólogo de su libro
Obediencia a la autoridad. ¿Qué nueva información se podría sumar a la ya existente con
este experimento? Básicamente se ampliarían los datos acerca de las condiciones exactas
bajo las cuales un individuo obedece (ciertas frases eran más eficaces para que los
«profesores» obedecieran; la lejanía del «estudiante» respecto del «profesor» también
colaboraba con la obediencia, etc.72). Además, si dejáramos de lado por un instante el tema

69
Kimmel (2007: 15).
70
Kimmel (2007: 15).
71
“Subjects were observed to sweat, tremble, stutter, bite their lips, groan, and dig their fingernails into their
flesh. These were characteristics rather than exceptional responses to the experiment”. Milgram (1963: 375).
La traducción es mía.
72
Reynolds (1982: 26).

35
del engaño y el estrés vivenciado por los participantes, todavía cabría preguntarse si se
justifica éticamente este estudio teniendo en cuenta lo limitado de los resultados científicos
esperables; o aun si se lo puede justificar sabiendo la cantidad de recursos económicos que
un experimento de este tipo requiere.
Por último, es interesante señalar dos cuestiones más sobre este experimento. Milgram y
su equipo solicitaban al participante la firma de un consentimiento informado73, aunque
como se señaló con información falsa respecto al objetivo del estudio y a las condiciones en
el que este se iba a desarrollar. Por otro lado, hicieron un seguimiento posexperimental de
los participantes. Según algunos autores74, es el primer seguimiento de este tipo para
corroborar que no hubiera ningún daño o efecto adverso duradero en los participantes.
Aún hoy en día continúan surgiendo detractores y seguidores del estudio sobre la
obediencia a la autoridad de Stanley Milgram75 y continúa replicándose, aunque con
algunas variantes, el formato original de este experimento76.

2.1.2. El tearoom trade (Humphreys)

“Creo que el interés principal de un científico consiste en prevenir un daño a las


personas que entrevista. Sin embargo, no creo que estemos protegiendo a una
población acosada [harassed] de desviados [sic] por rehusarnos a observarlos”77.

Humphreys, 2008.

Otro de los casos más debatidos fue la investigación de Laud Humphreys, conocida
como «tearoom trade», realizada entre los años 1965 y 1968 en Estados Unidos78. Como
parte de sus estudios de doctorado en la Universidad de Washington en Saint Louis,

73
Reynolds (1982: 24).
74
Levine y Skedsvold (2008: 338).
75
Ver Milgram, S., “Behavioral Study of Obedience”, Journal of Abnormal and Social Psychology 67, 371-
378, 1963; Herrera, C. D., “Ethics, Deception, and ‘Those Milgram Experiments’”, Journal of Applied
Philosophy, Vol. 18, Nº 3, 2001; Clarke, S., “Justifying Deception in Social Sciences Research”, Journal of
Applied Philosophy, Vol. 16, Nº 2, 1999; Blass, T., The Man who Shocked the World: The Life and Legacy of
Stanley Milgram, New York, Basic Books, 2004 y Benham, B., “The Ubiquity of Deception and the Ethics of
Deceptive Research”, Bioethics, 22(3), 147-156, 2008.
76
Kimmel (2007: 69-70).
77
“I believe that preventing harm to his respondents should be the primary interest of the scientist. We are not,
however, protecting a harassed [sic] population of deviants by refusing to look at them”. Humphreys (2008:
169). La traducción es mía. Énfasis del autor.
78
Levine y Skedsvold (2008: 338).

36
Humphreys se propuso investigar a la comunidad homosexual de una localidad
norteamericana, a través de la observación directa de los denominados tearooms: lugares
donde los varones se reunían para tener encuentros sexuales fugaces y anónimos79. En 1966
Humphreys comenzó su investigación utilizando como estrategia metodológica la
observación participante80. El lugar elegido para realizar su investigación fueron los baños
públicos de un parque en Saint Louis; donde presenció encuentros sexuales íntimos entre
varones (generalmente sexo oral). No revelaba su identidad de sociólogo sino que simulaba
ser un participante más, específicamente una «watchqueen», esto es, la persona que observa
los actos sexuales pero sin participar activamente en ellos, a cambio de vigilar si se
aproximaba algún extraño81. Con el propósito de conocer más acerca de los hombres que
había observado, entrevistó a doce de ellos, los que se mostraban más propensos a entablar
un diálogo acerca de estos encuentros sexuales.
No obstante, y con el objetivo de tener una muestra más representativa y no sesgada de
los varones que frecuentaban los tearooms, tomó nota de las patentes de los autos de las
personas involucradas para luego hacerles una entrevista. Consiguió las direcciones de sus
hogares haciéndose pasar por un investigador de mercado82. Un año después de las
observaciones realizadas y habiendo cambiado deliberadamente su aspecto y su automóvil,
Humphreys se presentó en la casa de estos hombres alegando ser un investigador que estaba
realizando una encuesta. Interrogó a estas personas acerca de una variedad de temas como:
matrimonio, familia, trabajo, vida social e incluso vida sexual83. Una de las conclusiones a
las que llegó Humphreys con esta investigación es que la mayor parte de los hombres
observados en los tearooms eran personas con vidas heterosexuales normales y no se
consideraban a sí mismos como homosexuales o bisexuales84: “…como cualquier hijo de
vecino, los participantes de los tearooms no son de un tipo en particular”85.

79
Schrag (2010: 21).
80
La observación participante se describe en el próximo capítulo.
81
Kimmel (2007: 17-18).
82
Schrag (2010: 21).
83
Schrag (2010: 21).
84
Kimmel (2007: 17).
85
“…[L]ike other next door neighbors, the participants in tearoom sex are of no one type”. Humphreys (1975),
citado en Schrag (2010: 21).

37
A pesar de que esta investigación permitió comprender una conducta muy estigmatizada
y reducir el estereotipo acerca de la homosexualidad86 generó un gran debate acerca de
diversas consideraciones éticas: la admisibilidad de la observación encubierta, la invasión
de la privacidad, el uso del engaño, la ausencia de consentimiento informado, y los posibles
daños que una investigación de este tipo podía acarrear en las personas participantes si su
identidad fuera revelada87. Se cuestionó también la estrategia general para obtener
información88 y los límites de la observación participante, ya que si bien el lugar que
Humphreys usaba como marco de la observación era público el comportamiento que tenía
lugar era privado e incluso íntimo89.
Es interesante destacar que si bien la investigación de Humphreys fue planeada en
conjunto con su comité de tesis, conformado por varios sociólogos, uno de los cuales había
publicado artículos sobre ética de la investigación90. Esto deja entrever que en aquellos
momentos no eran claros los requisitos éticos que debían cumplir las investigaciones
sociales. Como señala Schrag, desde que este caso fue divulgado ha sido utilizado para
argumentar a favor de la evaluación ética de las investigaciones sociales por parte de un
91
comité .

2.1.3. El experimento de la prisión (Zimbardo)

“A menos de 36 horas de iniciado el experimento, el prisionero #8612 empezó a


sufrir un trastorno emocional agudo, presentaba razonamiento ilógico, llanto
incontrolable y ataques de ira. Pese a todo, como ya habíamos llegado a pensar casi
como autoridades penitenciarias [dice Zimbardo], creímos que intentaba engañarnos
para que lo liberásemos”92.

Zimbardo.

86
Ver Levine y Skedsvold (2008: 338). No obstante, es motivo de debate que esta investigación haya realmente
colaborado en reducir estereotipos vinculados a la homosexualidad.
87
Santi (2012: 394).
88
Kimmel (2007: 17).
89
Ver Macklin (2002: 72-74) para un análisis crítico de la observación participante.
90
Schrag (2010: 23).
91
Schrag señala, no obstante, que este caso es excepcional en las ciencias sociales. Desde su punto de vista, el
uso del engaño y la investigación encubierta son minoritarias entre los científicos sociales. Ver Schrag (2010:
22). Volveré sobre la posición que defiende este autor en el apartado 3.2.
92
“Less than 36 hours into the experiment, Prisoner #8612 began suffering from acute emotional disturbance,
disorganized thinking, uncontrollable crying, and rage. In spite of all of this, we had already come to think so
much like prison authorities that we thought he was trying to "con" us -- to fool us into releasing him”.
Zimbardo. Fragmento extraído de: http://www.prisonexp.org/psychology/22 [último acceso: 18 de octubre de
2013]. La traducción es mía. Este sitio Web recoge información, videos y fotos del experimento de la prisión.
El sitio fue creado por el mismo Philip Zimbardo.

38
El tercer caso controvertido fue el experimento de la prisión del psicólogo social Philip
Zimbardo realizado en la Universidad de Stanford en el año 1971. El objetivo del
experimento era el estudio psicológico y conductual de las circunstancias reales de la vida
en prisión y los efectos de los roles sociales impuestos en la conducta93. Con este fin se creó
una prisión simulada [“The Standford County Prison”] en el sótano del Departamento de
Psicología de la Universidad de Stanford94. La ‘prisión’ estaba equipada de celdas con
barrotes de hierro, una sala de confinamiento y un espacio de recreación95. Se convocaron
voluntarios para desempeñar los roles de «guardias» y «prisioneros» mediante la
publicación de un aviso clasificado en un diario:

Se buscan estudiantes universitarios de sexo masculino para un estudio psicológico de la


vida en prisión. U$S 15 por día por 1-2 semanas, empezando el 14 de agosto. Para
presentar las solicitudes y para más información acercarse a la oficina 248, Jordan Hall,
Stanford U.96

Se seleccionaron 21 jóvenes que fueron asignados al azar a los roles de «prisioneros» y


«guardias» -11 y 10, respectivamente. A los participantes se les informó en términos muy
generales sobre el procedimiento a seguir en este experimento. No les anticiparon muchos
detalles de cómo iban a desarrollarse las próximas dos semanas de sus vidas.
Con el propósito de recrear literalmente la vida en prisión se buscó reproducir todos los
pormenores de esta experiencia: desde la violenta situación de un arresto, hasta los
sentimientos de humillación usualmente vivenciados por los prisioneros. La simulación fue
llevada a tal extremo que incluso los «prisioneros» fueron capturados en sus hogares un
domingo a la mañana sin previo aviso y llevados por los «guardias» en una patrulla de
policía, como si se tratara de un arresto real. Respecto a reproducir la experiencia de la vida
en prisión el mismo Zimbardo señala:

93
Santi (2012: 393-394).
94
Kimmel (2007: 104-105).
95
Kimmel (2007: 104).
96
“Male college students needed for psychological study of prison life. $15 per day for 1–2 weeks beginning
Aug. 14. For further information and applications, come to Room 248, Jordan Hall, Stanford U.”. Citado en
Kimmel (2007: 218). La traducción es mía.

39
“Los prisioneros varones reales no llevan vestidos, pero sí se sienten humillados y
afeminados. Nuestro objetivo era producir efectos similares de una forma rápida, haciéndoles
llevar un vestido sin ropa interior. De hecho, tan pronto como algunos de los reclusos vistieron
este uniforme empezaron a caminar, sentarse y comportarse de manera diferente -más como una
mujer que como un hombre”97.

La duración del experimento estaba estipulada en dos semanas pero fue finalizado
prematuramente a los seis días, debido a “…los efectos psicológicos extremos vivenciados
por los participantes”98. Los sujetos de investigación que oficiaban de «guardias»
comenzaron a tener conductas sádicas con los «prisioneros», y estos manifestaron estados
de grave estrés99.
Una vez finalizado el experimento se realizaron entrevistas individuales y grupales con
los participantes para corroborar que no hubiera ningún daño duradero. Esta investigación
fue muy criticada principalmente por exponer a los participantes a la posibilidad de daños
físicos y psíquicos considerables. Si bien se les solicitó la firma de un consentimiento
informado previamente, en él se intentaba desligar de responsabilidad a los investigadores
en caso de que surgiera algún inconveniente100. Finalmente, se cuestionó la validez de los
resultados obtenidos debido a las diferencias entre una prisión real y una simulada101.
Sumado a estas críticas, otro punto a debatir respecto a este tipo de estudios es la
utilización de recursos escasos destinados a la investigación. Un experimento como este
conlleva una gran asignación de recursos económicos (creación y acondicionamiento de
una prisión, compra de uniformes, alquiler de autos oficiales, vigilancia permanente,
videocámaras, etc.) que debería ser cotejada en relación con los resultados esperables.
97
“Real male prisoners don't wear dresses, but real male prisoners do feel humiliated and do feel emasculated.
Our goal was to produce similar effects quickly by putting men in a dress without any underclothes. Indeed, as
soon as some of our prisoners were put in these uniforms they began to walk and to sit differently, and to hold
themselves differently -- more like a woman than like a man”. Zimbardo. Fragmento extraído de:
http://www.prisonexp.org/psychology/10 [último acceso: 18 de octubre de 2013]. La traducción es mía.
98
Kimmel (2007: 104). La traducción es mía.
99
Más información en: http://www.prisonexp.org/ [último acceso: 18 de octubre de 2013]. 100 El texto
completo del consentimiento informado está disponible en este link: http://www.prisonexp.org/pdf/consent.pdf
[último acceso: 18 de octubre de 2013].
101
Kimmel (2007: 105).

40
En estos apartados he realizado un breve recorrido por la historia de la ética de la
investigación social y he analizado tres casos controvertidos éticamente considerados
clásicos. Existen otros ejemplos de gran repercusión pública como el Proyecto Camelot102 en
la década de 1960 y unos años antes el caso del Jurado de Wichita 103, en los cuales no me
detendré ahora pero tendré la oportunidad de mencionar a lo largo de esta tesis.

3. Los debates actuales en torno a la ética, la investigación y las ciencias sociales

La reflexión en torno a los aspectos éticos de las investigaciones sociales cobró gran
impulso a finales de 1960 y comienzos de 1970 en Estados Unidos. Antes de esa época no
existía una concepción de la ética de la investigación entendida como un componente
relevante en la formación de las y los científicos sociales y del comportamiento104. A partir
de entonces se ampliaron los debates académicos en torno a estos temas e incluso muchas
asociaciones profesionales elaboraron sus propios códigos y guías dedicados a la ética de la
investigación.
Si bien en los últimos cuarenta años se ha avanzado en la revisión ética105 de estas
investigaciones, y se ha ampliado el análisis teórico de diversos problemas que generan, no
obstante, la ética de la investigación social en tanto campo de estudio y disciplina
académica no ha tenido un desarrollo sistemático hasta el momento106. A diferencia de la
ética de la investigación biomédica cuyos avances en materia de protección de los sujetos
102
Un caso muy controvertido desde una perspectiva ética como política es el Proyecto Camelot (1964), que
buscaba estudiar las condiciones que determinan el surgimiento de conflictos en diversos países de
Latinoamérica. Para esto se habían proyectado realizar encuestas y trabajos de campo en países
latinoamericanos. El proyecto fue muy criticado por intentar intervenir en los asuntos internos de estos países y
fue suspendido antes de que los trabajos de campo comenzaran (Kimmel, 2007: 13-14). Agradezco a Mariano
Zukerfeld por la sugerencia de este caso.
103
En 1954 un grupo de profesores de derecho de la Universidad de Chicago grabó con micrófonos ocultos las
deliberaciones de seis jurados con el objetivo de estudiar la adecuación del proceso de toma de decisiones de
aquellos. Este caso generó grandes debates y, paradójicamente, a raíz de esta investigación se estableció que es
un delito la intromisión en las deliberaciones de los jurados, incluyendo su grabación. Ver Kimmel (2007: 14);
Schrag (2009: 14) y Beauchamp et al. (1982: 16).
104
Herbet Kelman en Kimmel (2007: xii).
105
Con «revisión ética» hago referencia al análisis de los aspectos éticos de estas investigaciones por parte de
un comité.
106
Santi (2007) y Santi y Righetti (2007 [2008]).

41
de investigación han sido sostenidos en el tiempo y se han establecido y aceptado
internacionalmente107.
Algunos indicadores permiten entrever esta dificultad para consolidarse como campo de
estudio, entre ellos: la escasez de revistas dedicadas a analizar el tema108, la carencia de
cursos abocados al análisis ético en la formación de las y los científicos sociales109, la
ausencia de estos contenidos en handbooks y manuales de investigación social110, la falta de
guías éticas sobre esta temática y de comités de ética dedicados a revisar estas
investigaciones111.
A su vez, el desarrollo de esta disciplina ha sido muy dispar y presenta grandes
diferencias de país en país112. En lo que respecta a la regulación y revisión ética, las
normativas existentes no tienen un alcance internacional equiparable a la Declaración de
Helsinki y, en muchas ocasiones, se restringen a cada disciplina o a cada país113. Esto se ve
reflejado en que no hay homogeneidad en los requerimientos éticos que deben cumplir las
investigaciones sociales: en muchos países, no se exige que la investigación sea evaluada
por un comité de ética114; no se solicita el consentimiento informado de los sujetos de
investigación115; o se acepta que la investigación incluya el engaño116; y no se prevén

107
Para un análisis comparado de la ética de la investigación biomédica y la ética de la investigación social ver
Santi y Righetti (2007 [2008]).
108
La única revista dedicada a estas problemáticas es Ética y Comportamiento [Ethics and Behavior]. Es un
tema que aparece diseminado en diversas revistas de humanidades, de ciencias sociales, de bioética y de ética
de la investigación. ¡Agradezco a Ruth Macklin por la referencia a esta revista!
109
En la Universidad de Buenos Aires (Argentina), no existe una materia dedicada a la ética de la investigación
en ninguna de las principales carreras de grado: sociología, antropología, ciencia política y trabajo social.
Tampoco se aborda esta temática en los cursos dedicados a la metodología de la investigación. En la carrera de
filosofía existe la materia de ética pero su enfoque es generalmente teórico. No se analizan más que
lateralmente problemas de ética aplicada. En la facultad de psicología de esta misma Universidad, a diferencia
de lo señalado, suele dictarse un seminario dedicado al tema de la ética de la investigación y se abordan
cuestiones relacionadas a las ciencias sociales.
110
Por ejemplo, en dos manuales de investigación de gran circulación en Argentina no hay ninguna referencia
a la ética de la investigación (ver Hernández Sampieri et al. (1998) y Cea D’Ancona (1996)). En un handbook
de gran circulación internacional -The Sage Handbook of Qualitative Research- solo en dos breves capítulos
sobre un total de cuarenta y cuatro se abordan temas de ética de la investigación (expresado en número de
páginas, solo 50 de 1200 abordan el tema). Uno de ellos además es crítico respecto a los comités de ética. Ver
Denzin y Lincoln (2005: 139-189).
111
En Argentina no hay una guía general para evaluar éticamente las investigaciones sociales. Recién en los
últimos años están surgiendo comités y códigos vinculados a estas disciplinas.
112
Ver Santi (2007 y 2012) y Santi y Righetti (2007 [2008]).
113
Ver Israel y Hay (2006: 40-59) y Kent et al. (2002).
114
Achío Tacsan (2003).
115
Ver Macklin (2002) y Homan (2001).
116
Ver Clarke (1999), Herrera (2001) y APA (2010).

42
beneficios o alguna forma de devolución de los resultados obtenidos por la investigación
para los participantes que formaron parte de ella.
Los aspectos éticos señalados varían de país en país e incluso de región en región
haciendo que el abordaje de las cuestiones éticas vinculadas a las ciencias sociales sea
actualmente divergente. En este sentido, no es posible afirmar que existe un estándar ético
mínimo respecto a la evaluación de estas investigaciones que pueda ser aplicado a nivel
internacional. Esto es, no hay una guía ética que sea reconocida y exigible globalmente y
que incluya los aspectos éticos fundamentales que una investigación social debe contemplar
al llevarse a cabo.
Cabe preguntar: ¿es necesario un estándar ético? Y si es así, ¿en qué se justifica? Una de
las principales razones para abogar por un estándar ético es que las investigaciones sociales
trascienden las fronteras nacionales, y aún más: las fronteras culturales. Contar con un
conjunto de protecciones mínimas resultaría un avance indispensable para asegurar el
respeto de los participantes, preservar su integridad, anticipar posibles daños y buscar
alternativas para minimizarlos.
En los últimos tiempos se ha evidenciado una globalización de la investigación social,
que se vincula con problemáticas que caracterizan a los países de menores recursos, y que
atraen la atención de investigadores de distintos países117. Históricamente, este ha sido el
caso de los trabajos de campo con comunidades indígenas, llevados a cabo por
investigadores de diversos lugares del mundo118. La dificultad para implementar una
revisión ética adecuada de la investigación en este tipo de contextos hace que un conjunto
de lineamientos éticos sea promisorio en estos casos.
En otros escenarios de investigación menos complejos también resultaría esencial contar
con un conjunto de protecciones y con una guía para llevarlas adelante, con el mismo fin de
respetar a las y los participantes, preservar su integridad, y minimizar posibles daños. En
términos generales, de lo que se trata es de informar a las y los participantes, solicitar su
autorización para incluirlos en una investigación, evaluar y minimizar los riesgos

117
Algunos ejemplos paradigmáticos de este fenómeno son las investigaciones llevadas a cabo en Rwanda
luego del genocidio de mediados de la década de 1990, ver Brown et al. (2004).
118
Esto no significa que las/os científicas/os sociales actúen inmoral o incorrectamente sino que el punto que
intento hacer es que la consideración de los aspectos éticos de las investigaciones es circunstancial, al no haber
lineamientos generales o por disciplina respecto a los requerimientos éticos de estas investigaciones.

43
119
implicados y compartir con ellas/os los resultados obtenidos . Estos son algunos de los
aspectos éticos más relevantes para tener en cuenta al momento de realizar una
investigación120.
Resta señalar que a pesar de que la ética de la investigación social no ha tenido un
desarrollo sistemático, y el abordaje de esta problemática diverge local y regionalmente,
esto no significa que no se haya abordado el tema. Los capítulos 3, 4, 5 y 6 justamente
recogen parte del trabajo que se ha realizado en ética de la investigación social en los
últimos años. En los próximos apartados profundizaré en los distintos puntos clave
señalados.

3.1. Las voces del debate: críticos y escépticos

“Los científicos sociales están enojados y frustrados. Creen que su trabajo se ve


reducido y distorsionado por quienes regulan las cuestiones éticas, que no
necesariamente comprenden la investigación en ciencias sociales. (...) [L]os
investigadores sostienen que los responsables de elaborar las regulaciones actúan en
base a las ciencias biomédicas que hacen poco o ningún sentido a los científicos
sociales. ¿Cómo llegamos a este punto?”121.
Israel y Hay, 2006.

El debate actual en torno a la ética de la investigación social es muy peculiar en cuanto al


abordaje académico de esta temática y en cuanto a la implementación de la revisión ética.
Se presenta de forma muy heterogénea en distintos países y regiones, no habiéndose
establecido suficientes canales de diálogo entre estos. Esta situación dificulta la
consolidación de la ética de la investigación social como disciplina y como herramienta de
protección de las y los participantes122.

119
Santi (2010a).
120
Volveré sobre estos temas en los próximos capítulos.
121
“Social scientists are angry and frustrated. They believe their work is being constrained and distorted by
regulators of ethical practice who do not necessarily understand social science research. (…) [R]esearchers
have argued that regulators are acting on the basis of biomedically driven arrangements that make little or no
sense to social scientists. How did we reach this point?”. Israel y Hay (2006: 1). La traducción es mía.
122
Esta situación marcó el rumbo de esta tesis. En un principio mi propósito era abordar alguna problemática
más acotada de ética de la investigación (investigación con personas en situación de vulnerabilidad o
consentimiento informado). Al empezar a investigar y a rastrear material de diversos países me encontré con
una situación muy dispar a nivel mundial. Si solo abordaba la ética de la investigación según su estado actual
en Latinoamérica dejaba de lado todo un desarrollo de gran relevancia que se dio en Estados Unidos. Y si
seguía la línea iniciada allí, el resultado iba a ser un trabajo completamente ajeno a Latinoamérica, ya que aquí
la ética de la investigación es aún incipiente.

44
En el debate actual en torno a los aspectos éticos de las investigaciones sociales se
destacan dos posiciones. Una de estas posiciones es crítica respecto al funcionamiento
actual de todo el sistema de comités de ética y regulaciones que se ha desarrollado a lo
largo de los últimos cincuenta años. La otra posición es escéptica en relación a la necesidad
de reconocer los problemas éticos que generan las investigaciones sociales, y esta situación
está avalada por una falta de regulación y de procedimientos de evaluación ética de estas
investigaciones.
Para simplificar la presentación de este debate ilustro cada una de estas posiciones
presentando esquemáticamente la situación actual a través de dos ejemplos. La primera
posición está representada por países anglosajones –particularmente Estados Unidos y
Canadá- y la otra por Argentina y gran parte de Latinoamérica 123.
Desde ya que existen matices entre estos puntos de vista pero la demarcación es
significativa y puede identificarse al recorrer la bibliografía y las iniciativas vinculadas a la
ética de la investigación social.
Una de las claves para demarcar estas diferencias es la existencia de regulación124 para
guiar estas investigaciones. En los países en los que no hay regulación no se ha podido
desarrollar un debate abierto en torno a la ética y las ciencias sociales y lo que reina es
cierto escepticismo con respecto a la necesidad de regular estas investigaciones. Parecería
que la imposición de una normativa funciona también como resorte para debatir ciertas
cuestiones y problemas.
En países que cuentan con esta regulación los resultados no han sido muy satisfactorios
para los científicos sociales, ya que -según ellos- se exigen requisitos éticos que serían
desproporcionados en relación con los riesgos implicados en estas investigaciones o
inadecuados para la metodología de la investigación social. Así, en tales escenarios surgen
dificultades de distinto tipo que se analizarán a continuación125.

123
Me centraré principalmente en Estados Unidos, Canadá y Argentina para facilitar la presentación del tema.
Mencionaré el caso de Brasil, que presenta elementos de ambas perspectivas. Para ampliar el análisis de la
situación en los países anglosajones ver Israel y Hay (2006: 40-52), para Brasil ver Diniz y Guerriero (2008a)
y Guilhem y Greco (2008).
124
Ya sea una disposición, una ley, un código de ética o una normativa.
125
Una primera versión de la situación actual de la ética de la investigación social fue planteada en Santi
(2012).

45
3.1.1. El caso de Estados Unidos y de Canadá

En Estados Unidos se realiza sistemáticamente la evaluación de los aspectos éticos de las


investigaciones sociales, y se las incluye dentro de la misma regulación que se aplica a la
investigación biomédica126. Este tipo de normativas abordan de forma conjunta los
requerimientos éticos que deben contemplarse al investigar con seres humanos127.
En Estados Unidos, donde ha habido un desarrollo considerable de la ética de la
investigación, se cuestiona muy a menudo una «sobrerregulación» [overregulation] ética de
los proyectos de las ciencias sociales. La normativa que regula la investigación con seres
humanos –la Common Rule- se aplica con el mismo criterio a la investigación biomédica y
a la social. Esto plantea al menos tres problemas.
(a) Uno de estos problemas es que no se reconocen las características particulares de los
proyectos de investigación de las ciencias sociales y se los evalúa tomando como modelo la
investigación biomédica. Y si bien están planteadas ciertas excepciones para las ciencias
sociales no resulta sencillo poder aplicarlas:

“Se generó cierto debate acerca de si debería haber un conjunto de regulaciones específicas
para la investigación social y del comportamiento. Las autoridades decidieron tener un único
conjunto de normas. Para adaptar la investigación social (la cual es usualmente de riesgo mínimo
aunque no siempre) a la misma regulación [que aplica a la investigación biomédica], se les dio a
los comités de ética la prerrogativa de exceptuar formalmente la revisión de ciertas
investigaciones, la posibilidad de realizar una revisión expedita, y de eximir el requisito de
consentimiento firmado bajo ciertas circunstancias razonables (…). Sin embargo, estas
disposiciones no son particularmente fáciles de interpretar”128.

126
En Estados Unidos rige actualmente el Código de Regulación Federal [Code of Federal Regulation, Title
45. Public Welfare Department of Health and Human Services, Part 46: “Protection of Human Subjects”].
También conocida como la Common Rule. Disponible en:
http://www.hhs.gov/ohrp/humansubjects/guidance/45cfr46.html [último acceso: 1 de agosto de 2013].
127
Este también es el caso de Brasil, cuya regulación se aplica a ambas clases de investigaciones. Allí rige
actualmente la Resolución CNS 196/1996.
128
“There was some debate concerning whether to have a separate set of regulations for social and behavioral
research. The authorities decided to have just one set of regulations. To accommodate social and behavioral
research (which is often but not always of minimal risk) under the same regulations, IRBs were given the
prerogative of formally exempting some research from the regulations, of conducting expedited review, and of
waiving the requirement of signed consent under certain reasonable circumstances (...). However, these
provisions are not particularly easy to interpret”. Sieber, Plattner, Rubin (2002: 1). La traducción es mía.
Énfasis añadido.

46
(b) Otra de las dificultades que presenta una regulación única se relaciona con la
definición de ciertas nociones básicas. En la Common Rule se define el concepto de
«investigación» como una actividad sistemática diseñada para desarrollar o contribuir a la
obtención de conocimiento generalizable129. Si se interpreta rigurosamente esta definición
gran parte de los proyectos de las ciencias sociales no serían siquiera considerados como
«investigación», ya que no siempre es posible obtener conocimiento generalizable130.
Muchas investigaciones sociales se llevan a cabo con un número muy reducido de
participantes, como los estudios de casos, lo cual restringe la aplicación de los resultados
obtenidos a la población estudiada131. Generalizar los resultados de la investigación en esas
situaciones sería metodológicamente incorrecto.
(c) El tercer problema se relaciona con la revisión ética de estas investigaciones. Los
comités de ética evalúan principalmente proyectos provenientes de las ciencias biomédicas
y sus miembros no suelen estar familiarizados con las disciplinas sociales132. También
sucede que en ocasiones las regulaciones son interpretadas en forma rígida sin atender a las
paradojas que esto puede generar:

“Desafortunadamente, se ha vuelto común en los últimos años que los comités de ética
interpreten las regulaciones de manera más restrictiva que las previstas por los autores de las
regulaciones federales, y que esta interpretación sea inadecuada para las ciencias sociales. Por
ejemplo, a un lingüista que se proponía estudiar el desarrollo del lenguaje en una comunidad
prealfabetizada se le exigía que les hiciera leer y firmar un formulario de consentimiento escrito
a los miembros de esta comunidad”133.

Si bien el consentimiento informado es un requisito ético importante, su forma escrita no


constituye un elemento esencial. Lo relevante del consentimiento es la información que se

129
Ver especialmente la sección §46.102 (d).
130
Gunsalus (2005).
131
Santi y Righetti (2007 [2008]).
132
Santi y Righetti (2007 [2008]).
133
“Unfortunately, it has become more common in recent years for IRBs to interpret the regulations in ways
that are more restrictive than contemplated by the authors of the federal regulations and inappropriate for the
social sciences. The results can be bad for social and behavioral research. For example: a linguist seeking to
study language development in a pre-literate tribe was instructed to have them read and sign a consent form”.
Sieber, Plattner, Rubin (2002: 1). La traducción es mía.

47
le brinda a la persona sobre la investigación, con el propósito de que esta pueda tomar una
decisión autónoma. Esta información puede ser brindada de diversas maneras:
presentaciones orales, uso de imágenes y otros recursos visuales. La autorización
correspondiente puede ser confirmada oralmente con la presencia de un testigo134. Exigir la
firma de un documento escrito es, en este caso, prácticamente inviable y se podría decir que
linda con lo absurdo. Resultando así una exigencia imposible de satisfacer correctamente.
Dado este contexto no sorprende encontrar cierto descontento entre los científicos
sociales. En la literatura estadounidense actual el énfasis está puesto en la crítica a la
regulación vigente, y esta crítica parecería opacar cualquier reflexión ética genuina sobre
las ciencias sociales. Algunos de los artículos que dan cuenta de esta situación de
«sobreevaluación» de la investigación social tienen títulos muy elocuentes: “El Estado
niñera encuentra su abogado interior: sobrerregulando y desprotegiendo a los sujetos
humanos que participan de la investigación” [The Nanny State Meets the Inner Lawyer:
Overregulating While Underprotecting Human Participants in Research] o “Cómo (no)
regular la investigación en ciencias sociales y de la conducta” [How (Not) to Regulate
Social and Behavioral Research]135.
En esta misma línea, un grupo de profesionales de diversas disciplinas de la Universidad
de Illinois organizó en 2003 una Conferencia dedicada a la evaluación ética, por parte de los
comités, de aquellas investigaciones que no pertenecieran a las ciencias biomédicas. A
partir de esta Conferencia se elaboró un documento crítico respecto a cómo los comités
evalúan los proyectos de las ciencias sociales136. Esta publicación es conocida como “El
documento blanco de Illinois” [The Illinois White Paper].
Los principales cuestionamientos que se plantean en este documento se vinculan con el
incremento de poder de los comités, y con la interpretación inadecuada de las regulaciones,
que deviene en una preocupación por los procedimientos y por la documentación más que

134
El consentimiento informado será analizado en el capítulo 4.
135
Ver Sieber, J.; Plattner, S.; Rubin, P., “How (Not) to Regulate Social and Behavioral Research”,
Professional Ethics Report, Vol. XV, Nº 2, 2002; Gunsalus, K., “Human Subject Protections: Some Thoughts
on Costs and Benefits in the Humanistic Disciplines” en Galston, A. W.; Peppard, C. Z., Expanding Horizons
in Bioethics, Dordrecht, Springer, 2005 y Gunsalus, K., “The Nanny State Meets the Inner Lawyer:
Overregulating While Underprotecting Human Participants in Research”, Ethics & Behavior, 14(4), 369–382,
2004.
136
Schrag (2010: 182-183).

48
137
por los problemas éticos . Si bien algunos de los puntos que señalan son acertados,
defienden una posición muy crítica respecto a la ética de la investigación que deja poco
lugar al cuestionamiento de los proyectos de las ciencias sociales. Utilizan constantemente
la idea de una “misión de avance furtivo” [mission creep] para hacer referencia
irónicamente a la evaluación ética de las ciencias sociales por parte de los comités. Esta
frase se usa para dar cuenta de la extensión de una actividad más allá de sus propósitos
iniciales. En este caso se haría referencia a la expansión (inapropiada) del poder de los
comités de ética a aquellas investigaciones que no pertenecen a las ciencias biomédicas.
Recientemente se publicó un libro que da un paso más allá y cuestiona directamente la
legitimidad de evaluar éticamente las investigaciones sociales. El título del libro habla por sí
mismo: Imperialismo ético138, y será analizado en el próximo apartado.
El caso de Canadá es similar en algunos aspectos al de Estados Unidos. Allí rige
actualmente una política común para regular distintos tipos de investigaciones: la
Declaración de política del Consejo Tripartito: el comportamiento ético en la realización
de investigaciones con seres humanos139. Esta Declaración ha sido elaborada por diversas
agencias dedicadas a la investigación en salud, en ciencias naturales, en ingeniería, y en
ciencias sociales y humanas. Fue publicada en 1998 luego de varios escándalos, entre ellos
la falsificación de datos, y ha sido revisada recientemente. La última versión es de 2010.
Rige para las investigaciones que son financiadas por estas agencias pero se espera que
funcione como una guía general aplicable para distintos centros y universidades140.
Con el propósito de evitar la imposición de la perspectiva de una disciplina sobre las
otras se estableció en 2001 un Panel Asesor Interinstitucional de Ética de la Investigación
[Interagency Advisory Panel on Research Ethics, conocido como PRE]141. A su vez, este
Panel creó en el año 2003 un comité especial dedicado a analizar los problemas y los
desafíos éticos más relevantes de la investigación en ciencias sociales presentes en esta
política vigente. Un año después de su establecimiento, publicó un informe titulado:

137
Gunsalus et al. (2007).
138
Schrag, Z., Ethical Imperialism, Baltimore, John Hopkins Press, 2010.
139
Canadian Institutes of Health Research, Natural Sciences and Engineering Research Council of Canada,
and Social Sciences and Humanities Research Council of Canada, Tri-Council Policy Statement: Ethical
Conduct for Research Involving Humans (TCPS), December 2010. Disponible en:
http://www.pre.ethics.gc.ca/pdf/eng/tcps2/TCPS_2_FINAL_Web.pdf [último acceso: 29 de octubre de 2013].
140
TCPS (2010: 5-6).
141
Ver Israel y Hay (2006: 45-47) para un análisis del caso de Canadá.

49
142
Dándole voz al espectro [Giving Voice to the Spectrum] . El título del informe refleja la
preocupación de este comité por la estructura regulatoria de las investigaciones con seres
humanos, centrada en enfoques positivistas, experimentales y clínicos; y ajenos a toda la
gama de experiencias y perspectivas de investigación propias de las ciencias sociales143. El
espíritu de este informe podría resumirse figurativamente en una frase: one size does not fit
all (una talla no sirve para todos). Esto es, una única normativa no puede aplicarse a todas
las disciplinas:
“Es necesario alejarse del modelo actual que plantea que una misma solución sirve para
todos. A pesar de los mejores esfuerzos de las tres agencias y de las personas que colaboraron en
la elaboración de la TCPS [la Declaración], esta presenta claramente un tipo específico de
investigación científica como el ‘estándar’ y define al resto como ‘excepciones’ ” 144.

Las conclusiones a las que llegó este comité y los desafíos que enfrenta Canadá en la
actualidad son los siguientes: deben reconocerse las características específicas de las
investigaciones sociales y deben promoverse cambios sustanciales tanto en la Declaración
como en la revisión ética por parte de los comités.

3.1.2. El caso de Argentina

En Argentina145, como en otros países de la región, no se realiza una evaluación ética


sistemática de los estudios sociales. Esto es, no existe un código de ética o una normativa
específica para guiar estas investigaciones, y no hay una directiva general que indique si
tienen que ser evaluadas éticamente por un comité146. Esto depende de cuestiones
circunstanciales: del lugar en donde se lleve a cabo la investigación (un hospital, una

142
Report of the Social Sciences and Humanities Research Ethics Special Working Committee (SSHWC) to
the Interagency Advisory Panel on Research Ethics, Giving Voice to the Spectrum, 2004. Disponible en:
http://www.sfu.ca/~palys/SSHWC-GivingVoice-2004.pdf [último acceso: 29 de octubre de 2013]. 143 Israel y
Hay (2006: 46).
144
“There is a need to move away from the present one-size-fits-all model. The TCPS, in spite of the best
efforts of the three councils and the people who framed it, strongly represents a specific model of scientific
research as ‘standard’ and defines other models as ‘exceptions’”. SSHWC (2004: 56). La traducción es mía. 145
Quisiera agradecer especialmente a Sol Terlizzi, Alicia Lanzilotta, Leonardo Perelis, Carlos Burger y Alfredo
Stolarz quienes fueron consultados para corroborar la información brindada en este apartado sobre Argentina.
146
Santi (2012).

50
escuela, la vía pública, etc.), de la moral particular del investigador o investigadora y de la
institución que financie el proyecto.
Por ejemplo, si se planea realizar una investigación sobre violencia doméstica contra las
mujeres, la evaluación de los aspectos éticos dependerá del lugar en donde se realice la
investigación o de la institución que la financie. Si las participantes van a ser contactadas a
través de las oficinas de asistencia social y psicológica de un hospital público, es
prácticamente seguro que esa investigación será evaluada éticamente, ya que la mayoría de
los hospitales públicos cuentan con un comité de ética en investigación. Pero si esta
investigación buscara contactar a las participantes en los grupos de apoyo de mujeres
víctimas de violencia que funcionan en diversos centros comunitarios, no queda claro ante
quién se debería presentar esta investigación para ser evaluada éticamente. Es probable que
en este caso cobrara relevancia la agencia financiadora y los estándares éticos que esta
exija. ¿Y si esta investigación fuera la tesis de un estudiante de posgrado? Tampoco se
aseguraría su evaluación ética, si la universidad en donde se desarrolla carece de un comité.
En Argentina se advierte una subestimación de los problemas éticos que pueden surgir
de estas investigaciones. Así también se percibe una falta de reconocimiento, por parte de la
comunidad científica, y de la sociedad en general, de la importancia de cumplir con ciertos
requerimientos éticos con el fin de proteger y respetar a las personas que participan de las
investigaciones sociales147.
La situación de la ética de la investigación social varía en los diferentes países de
Latinoamérica en relación con la evaluación ética de los proyectos sociales, los comités de
ética y el alcance de las normativas. En términos generales, la preocupación por los
aspectos éticos implicados en los estudios sociales es aún incipiente en la mayor parte de la
región. Ciertamente, el tema de la ética de la investigación social no ha ocupado un lugar
destacado en la agenda de las y los científicos sociales. Incluso en eventos internacionales
de ética y bioética los problemas vinculados a la investigación social son planteados como
temas tangenciales148. En Brasil, uno de los países de la región que cuenta con un sistema
de evaluación ética de estas investigaciones, se empieza a abordar el debate sobre estos
temas recién a partir del año 2000149.

147
Santi (2012).
148
Ver Diniz y Guerriero (2008a: 294) y Rovaletti (2006: 245).
149
Diniz y Guerriero (2008a: 292 y ss.).

51
Si bien este es el panorama general en relación a la ética de la investigación social en la
región, ha habido varias iniciativas para abordar estos temas. En Argentina, se han creado
recientemente varios comités de ética en universidades y en instituciones dedicadas a la
investigación, y han aparecido algunas guías éticas que incluyen a las ciencias sociales.
En el año 2009 se creó el comité de ética del Instituto de Investigación Gino Germani
(IIGG), uno de los centros de investigación social más importantes de Argentina. El
propósito del comité es ser una:

“…[I]nstancia de evaluación, asesoramiento y difusión sobre aspectos éticos y bioéticos


relacionados con las actividades de investigación (…) que contemplen el trabajo de campo con
personas o la información referida a ellas”150.

Entre sus funciones se destaca la tarea de evaluar los aspectos éticos de los proyectos de
las ciencias sociales, y funcionar como organismo de asesoramiento y consulta151. Unos
años antes, a finales de 2006, el comité de ética del CONICET (Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas) elaboró un documento dedicado a analizar los
aspectos éticos más relevantes vinculados a las ciencias sociales y humanas: Lineamientos
para el comportamiento ético en las ciencias sociales y humanidades152. Estos lineamientos
tienen como propósito colaborar con la reflexión de las cuestiones y actitudes éticas en estas
disciplinas y servir de guía para las y los científicas/os sociales. Establecen que la
obligación primaria del/de la investigador/a social en la búsqueda del conocimiento es
considerar al ser humano nunca como medio y siempre como fin. Señalan como valores
guía la honestidad, el espíritu crítico, la objetividad y la transparencia. Sostienen que la
responsabilidad de las y los investigadoras/es tiene tres dimensiones: las personas que son
sujetos de investigación, la sociedad en general y su propio quehacer153. Los principios que
rigen en relación con los sujetos de investigación son variados, entre ellos se incluye: el
respeto a la libertad y la autodeterminación de los individuos, la

150
Ver http://iigg.sociales.uba.ar/?page_id=179 [último acceso: 30 de agosto de 2013]. 151 Más información en:
http://iigg.sociales.uba.ar/?page_id=179 [último acceso: 30 de agosto de 2013]. 152 Ver CONICET-Comité de
ética, Lineamientos para el comportamiento ético en las Ciencias Sociales y Humanidades, 2006. Disponible
en: http://web.conicet.gov.ar/documents/11716/0/RD+20061211-2857.pdf [último acceso: 12 de septiembre de
2013].
153
CONICET-comité de ética (2006: 3).

52
necesidad de solicitar el consentimiento informado, de evitar poner en riesgos a los sujetos,
y de proteger especialmente a grupos vulnerables. También señalan que en caso de ser
solicitado, se debe informar a los participantes los resultados de la investigación154.
Esta iniciativa es sumamente importante en materia de ética de la investigación social.
No obstante, considero que es necesario explicitar algunos de los principios señalados, ya
que si se los interpretara estrictamente se haría difícil realizar investigaciones. Por ejemplo,
habría que ampliar la referencia a los «medios y fines» y mostrar la complejidad de esta
temática. Si se siguiera esta referencia con rigor se haría difícil realizar investigaciones, ya
que participar de una investigación es de alguna forma ser «medio para un fin»155. Lo que
habría que establecer es de qué forma se participa. Si se respeta a las personas y se les
informa sobre los propósitos de la investigación, y estas deciden autónomamente participar,
las condiciones de esta participación no parecerían ser dañinas ni perjudiciales para las y
los involucradas/os. Lo mismo sucede cuando se afirma que no hay que poner en riesgo a
las/los participantes. Esto es difícil de llevar a cabo porque un gran número de
investigaciones suelen tener asociadas a ellas algún tipo de riesgo aunque sea mínimo. Se
puede filtrar información confidencial o íntima (por ejemplo, que se es homosexual en una
comunidad intolerante a este tipo de orientación sexual), o se pueden revelar datos
comprometedores para los sujetos, asociados al consumo de drogas ilegales, etc.
Como señalaba, si bien habría que ajustar y ampliar algunos de los principios, estos
lineamientos representan un gran avance para la ética de la investigación social156.

154
CONICET-comité de ética (2006: 4).
155
Existe un gran desarrollo de la temática de los ‘medios y fines’ en filosofía práctica. La referencia ineludible
en relación a esto es el filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804). Kant plantea en estos términos una de las
formulaciones del imperativo categórico: “…obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona
como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo, y nunca solamente como un
medio”. Kant (1998 [1785]: 44-45). Esta formulación, atractiva en un primer momento, plantea ciertos
inconvenientes al ser aplicada a casos concretos. Siguiendo una interpretación estricta de esta
formulación del imperativo Kant no aprobaría la donación de órganos o la investigación con seres humanos. Si
bien es posible elaborar un argumento desde la ética kantiana para justificar la realización de investigaciones
con seres humanos, este argumento requeriría incluir el respeto de la integridad, la dignidad y las decisiones
autónomas de las personas involucradas. Teniendo en cuenta la complejidad de estos temas considero que en
estas guías habría que desarrollar más esta idea de los ‘medios y fines’.
156
Otra iniciativa relevante en materia de ética de la investigación es el documento elaborado recientemente
por el Comité Nacional de Ética en la Ciencia y la Tecnología (CECTE): Proposiciones para una ciencia y una
tecnología socialmente responsables. El objetivo de este documento es establecer los principios y enunciados
guías necesarios para propiciar una ciencia comprometida socialmente. Este documento fue elaborado sobre la
base de una consulta a cuatrocientos investigadoras/es. En él se abordan cuestiones éticas fundamentales
vinculadas al consentimiento informado, la confidencialidad y la privacidad, la investigación con sectores
vulnerables de la población –entre otras cuestiones. Con este documento se espera iniciar un

53
Hay otra iniciativa reciente vinculada a la ética de la investigación pero ceñida al ámbito
de la ciudad de Buenos Aires: la ley N° 3301 “Protección de derechos de sujetos en
investigaciones en salud”. Esta ley deja planteada la problemática de la evaluación ética de
las investigaciones sociales:

“La autoridad de aplicación fijará por vía reglamentaria procedimientos especiales para el
resto de las investigaciones científicas no contempladas en la presente ley, […] como por
ejemplo, las investigaciones conductuales, socio-antropológicas y epidemiológicas”157.

El artículo citado no ha sido reglamentado todavía pero queda abierta la cuestión para
futuras revisiones y reglamentaciones de esta ley158.
Si bien hay varias propuestas en relación a la ética de la investigación social en nuestro
país y en otros países de Latinoamérica estas son aún recientes e incipientes159. Por último,
quisiera señalar que hoy en día existen varios desafíos vinculados a la ética de la
investigación social, desde ambas posiciones de este debate. Uno de los principales desafíos
en Latinoamérica es revertir la creencia de que las investigaciones sociales no generan
problemas éticos significativos, y mostrar que una revisión ética puede ser una experiencia
valiosa tanto para las y los investigadoras/es como para las y los participantes. Por el
contrario, en Estados Unidos y en otros países anglosajones, el desafío es buscar
alternativas a las regulaciones actuales, reconocer los rasgos distintivos de las ciencias
sociales y propiciar cambios en pos de esto.

debate abierto y constructivo, tanto entre las/os investigadoras/es como en la sociedad en general, en torno a
estos temas. Ver: http://www.mincyt.gob.ar/informes/proposiciones-para-una-ciencia-y-una-tecnologia
socialmente-responsables-8108 [último acceso: 4 de octubre de 2013].
157
Ver la Ley N° 3301/2009 y su Decreto Reglamentario (N° 58-GCABA-11). Disponibles en:
http://buenosaires.gov.ar/areas/salud/dircap/investigacion/consejonormativas.php?menu_id=29732 [último
acceso: 4 de junio de 2013].
158
En la provincia de Buenos Aires rige actualmente la Ley N° 11.044 y su decreto reglamentario N° 3.385.
Las investigaciones sociales son evaluadas por los comités de ética solo en los casos en los que se aborden
temas vinculados a la salud o tengan lugar en un hospital o centro de salud de la provincia. Se espera, no
obstante, avanzar en el análisis específico de las cuestiones éticas vinculadas a las ciencias sociales. Disponible
en: http://www.ms.gba.gov.ar/servicios/normas/decreto_11044.pdf [último acceso: 4 de junio de 2013].
159
El hecho de no contar con una guía específica para evaluar las investigaciones sociales en nuestro país
complica la tarea de los comités de ética, ya que tienen que adaptar la regulación pensada para las
investigaciones biomédicas a los estudios sociales. En la práctica esto genera que se sobrestimen
frecuentemente los problemas éticos de las disciplinas sociales. Paradójicamente, esta situación termina siendo
similar a la señalada en el apartado anterior para el caso de Estados Unidos y Canadá.

54
3.2. El argumento del imperialismo ético
“Los científicos sociales no tienen un derecho inalienable a realizar
investigaciones que involucren a otras personas (Oakes, 2002). Que sigamos
teniendo la libertad para llevar a cabo dicho trabajo es, en gran parte, producto de la
buena voluntad individual y social, y depende de que nosotros sigamos actuando de
maneras que no sean dañinas y sean justas para los otros”160.

Israel y Hay, 2006.

En el año 2009 se publicó el libro Imperialismo ético como continuación del artículo:
“Cómo conversar se convirtió en investigación con seres humanos: las regulaciones
federales de las ciencias sociales, 1965-1991” [How Talking Became Human Subject
Research: The Federal Regulations of the Social Sciences, 1965-1991]161. Estas
publicaciones recogen una posición sumamente crítica acerca de la evaluación ética de las
ciencias sociales, que cuestiona directamente la necesidad de realizar un análisis ético de las
investigaciones de estas disciplinas162.
El autor, Zachary Schrag, un historiador norteamericano, defiende esta idea basándose en
un recorrido histórico de las regulaciones que aplican a la investigación social en Estados
Unidos. A lo largo del libro presenta diversas críticas al sistema actual de comités de ética y
de regulación de la investigación con seres humanos. A continuación analizaré las críticas
principales.
En primer lugar, señala que las ciencias sociales y humanas fueron incluidas en la
regulación federal por «error»163 y por razones burocráticas164:

160
“Social scientists do not have an inalienable right to conduct research involving other people (Oakes, 2002).
That we continue to have the freedom to conduct such work is, in large part, the product of individual and
social goodwill and depends on us acting in ways that are not harmful and are just”. Israel y Hay (2006: 3). La
traducción es mía.
161
Schrag, Z., “How Talking Became Human Subject Research: The Federal Regulations of the Social
Sciences, 1965-1991”, The Journal of Policy History, Vol. 21, N° 1, 2009 y Ethical Imperialism, Baltimore,
John Hopkins Press, 2010.
162
El autor distingue entre «ciencias de la conducta» [behavioral sciences] y «ciencias sociales» [social
sciences], y hace referencia con esta última denominación a las siguientes disciplinas: sociología, antropología,
historia, ciencia política y geografía. Deja afuera la psicología y la educación afirmando que hay diferencias
significativas entre estas disciplinas y las «sociales». Esta distinción resulta problemática porque equipara la
psicología y la educación con estrategias metodológicas basadas en experimentos de laboratorio o realizados
en aulas. Esto no se aplica a todas las investigaciones en psicología o educación. Gran parte de la investigación
en psicología se hace en conjunto con sociólogos y antropólogos, y resulta más cercana tanto metodológica
como éticamente a estas disciplinas. Ver Schrag (2010: 3-5).
163
Schrag (2010: 5-7).
164
Schrag (2009: 29).
55
“…[E]l objetivo era incluir a la investigación biomédica, la regulación de la investigación
social fue simplemente un daño colateral”165.

También afirma que el modelo para desarrollar estas regulaciones se basó en las ciencias
biomédicas y que se utilizaron los principales conceptos provenientes de estas disciplinas -
ciencia, investigación y sujeto de investigación- y se ignoraron diferencias principales. De
hecho, el autor plantea el debate en términos de «imperialismo ético»166, es decir, como la
imposición de una disciplina (ciencias biomédicas) sobre la otra (ciencias sociales).

“…[L]as personas encargadas de redactar las regulaciones no preguntaron si las ciencias


sociales necesitaban ser reguladas, o qué tipo de normativas serían mejores para los participantes
de las investigaciones sociales. En lugar de eso, formularon una pregunta más estrecha: cómo las
políticas desarrolladas para la investigación biomédica podrían ser adaptadas a las ciencias
sociales”167.

Como ejemplo de lo anterior Schrag muestra que los dos momentos en los que la
regulación aumentó las exigencias con las investigaciones sociales responden a escándalos
concretos propios de las ciencias biomédicas. Esos momentos corresponden a la
divulgación de las investigaciones sobre el curso natural de la sífilis en población negra de
bajos recursos a fines de la década de 1970 –conocido como el caso Tuskegee168-, y la
divulgación, a finales de los años noventa, de las investigaciones sobre radiación realizadas
con seres humanos durante la Guerra Fría169.

165
“The goal was to contain medical research, and the regulation of the social sciences was merely collateral
damage”. Schrag (2009: 189). La traducción es mía. Énfasis añadido.
166
El término «imperialismo ético» se usa frecuentemente en ética y bioética pero se lo utiliza en relación a la
imposición de valores éticos y bioéticos de occidente sobre otras culturales. El autor en este caso lo utiliza para
referirlo a la imposición de una disciplina sobre otras: de las ciencias biomédicas sobre las ciencias sociales.
167
“[R]egulators did not ask whether the social sciences needed regulation, or even what regulations would
best serve participants in social science research. Instead, they asked a narrower question: how policies
developed for biomedical research could be adapted to the social sciences”. Schrag (2010: 8). La traducción es
mía.
168
Ver nota 56 de esta tesis.
169
En 1993 se hacen públicos una serie de experimentos con plutonio realizados en seres humanos y
financiados por el gobierno de los Estados Unidos. A partir de esta publicación comenzaron a divulgarse otros
casos que incluían a prisioneros, recién nacidos y personas discapacitadas. A raíz de este escándalo, el
56
En tercer lugar, señala que hay una «gran pérdida» de conocimiento y de potenciales
publicaciones provenientes de las ciencias sociales y que esta pérdida está directamente
relacionada con la evaluación de los proyectos por parte de los comités de ética.
Asimismo, afirma que algunos científicos sociales cambiaron sus estrategias
metodológicas con el fin de evitar a los comités de ética, proponiendo proyectos de
investigación más teóricos y menos empíricos170.
Finalmente, sostiene que el único caso controvertido éticamente en ciencias sociales fue
el de Humphreys, y fue completamente excepcional171.

Muchos de los puntos señalados resultan ya familiares y coinciden con las críticas que
bioeticistas y científicas/os sociales, preocupadas/os por los problemas éticos de sus
disciplinas, plantean en relación con la regulación actual que rige la investigación en
Estados Unidos.
La principal diferencia entre los puntos de vista críticos analizados en el apartado
anterior y la postura de Schrag es que este autor da un paso más allá y defiende la idea de
que los estudios sociales son básicamente «charlas entre adultos» y dado que los adultos
pueden defender sus propios intereses durante las conversaciones que mantienen, no sería
necesario tomar mayores recaudos éticos172. El título de uno de sus artículos es justamente:
“Cómo conversar se convirtió en investigación con seres humanos…”.
Otros autores defienden la misma idea y sostienen directamente que no hay riesgo en las
situaciones en las que hay «dos adultos hablando» que son capaces de tomar sus propias
decisiones. Estos casos, afirman, deberían quedar exentos de cualquier revisión ética por
parte de un comité173.
Uno de los problemas que se suscita si se siguen estas perspectivas, aparece cuando se
intenta determinar qué tipo de investigación entraría bajo esta categoría. Por ejemplo,
¿cómo se clasificarían las investigaciones en las que se indagan cuestiones traumáticas o
dolorosas como los casos de violaciones o de fallecimiento de un familiar? En principio,
presidente de los Estados Unidos (Bill Clinton) creó una comisión especial dedicada a reconstruir la historia de
la investigación en esa época con el propósito de no repetir estos mismos “errores” en el futuro. Ver Schrag
(2010: 130-136) y Luna (1998: 44).
170
Schrag (2010: 2).
171
Schrag (2010: 188).
172
Schrag (2009).
173
Gunsalus (2004: 374).

57
son investigaciones del tipo «dos adultos hablando» pero no parecerían caer bajo la
categoría de investigación sin riesgo, ya que las personas involucradas podrían verse
afectadas por su participación en la investigación.
Otro caso complejo se plantea cuando se investiga sobre temas sensibles174 y prácticas
consideradas ilegales, como la realización de abortos en países en los que está penalizada
por la ley:

“Investigar el tema del aborto en contextos donde está legalmente prohibido agrega
obstáculos éticos y logísticos adicionales a un problema que por naturaleza es socialmente
sensible, lo cual influye en la posibilidad de explorar el tema y de obtener información válida,
sobre todo cuando implica acercarse a las mujeres que han tenido abortos ilegales”175.

Como señalan las autoras, no solo el tema es en sí sensible sino que además de esto es
una práctica ilegal, y por tanto las mujeres que atravesaron esta experiencia se encuentran
en una situación de gran vulnerabilidad176 y la divulgación de su caso y de su identidad
podría traerles aparejado serios problemas tanto emocionales como legales.
Los ejemplos señalados permiten poner en duda la concepción de la investigación social
como una «charla entre adultos». Lo que resulta equivocado en esta concepción es sostener
este punto de vista de forma general, ya que si bien muchos estudios sociales no plantean
grandes riesgos para los participantes, no puede darse por sentado que ese sea el caso para
toda investigación social.
En relación a las críticas señaladas por Schrag, la clave para elaborar un
contraargumento de su punto de vista es separar lo que sucedió históricamente (incluidos
los «errores» y «daños colaterales») de aquello que puede defenderse normativamente.

174
Los temas considerados sensibles pueden ser muy diversos: actividades ilegales (como el consumo y venta
de drogas); prácticas controvertidas moralmente (como el travestismo o la prostitución); experiencias
traumáticas vividas (como casos de violencia familiar, abuso sexual o migración forzada) o historias íntimas
(como una homosexualidad no revelada o un cambio de sexo) –entre otros temas. Volveré sobre esto a lo largo
de la tesis.
175
“Research on abortion in legally restricted settings implies additional ethical and logistical obstacles to a
naturally socially sensitive issue which affect the possibility of exploring the issue and obtaining valid
information, particularly when it involves approaching women who have had illegal abortions”. Zamberlin,
Romero y Ramos (2012: 8). La traducción es mía.
176
Ver los capítulos 5 y 6 para un análisis del concepto de vulnerabilidad.

58
En primer lugar, es imprescindible establecer que si bien es cierto que la investigación en
las ciencias sociales está «sobrerregulada» en algunos países, y que las guías éticas tomaron
como modelo a las ciencias biomédicas, esto no significa que no planteen problemas éticos.
La pregunta relevante que habría que formular es cómo deberían ser incluidas las ciencias
sociales en una regulación o código profesional dedicado a la investigación con seres
humanos.
En segundo lugar, y en relación con las cuestiones históricas, muchos autores sostienen
que las regulaciones que incluyen a las ciencias sociales responden efectivamente a casos
éticamente controvertidos y a cuestiones relevantes y atinentes a estas ciencias. En este
sentido, las ciencias sociales no habrían sido incluidas solo por «error» en la regulación
federal. Levine y Skedsvold muestran cómo las investigaciones de Milgram, Humphreys y
Zimbardo –entre otros factores- generaron un amplio debate sobre las cuestiones éticas en
las ciencias sociales, y llevaron a que estas disciplinas fueran incluidas en la regulación
federal y propiciaron la elaboración de códigos y documentos de ética177.
Por otra parte, y como indiqué unos párrafos más arriba, desentrañar las cuestiones
históricas no invalida el planteo normativo fundamental acerca de que las investigaciones
sociales generan problemas éticos y estos problemas deben ser abordados según su
especificidad.
En tercer lugar, defender el argumento de que existe una «gran pérdida» de
conocimiento y publicaciones debido a la evaluación ética por parte de los comités es
directamente peligroso. Con ese argumento se han justificado muchas atrocidades
cometidas en nombre del avance de la ciencia. Considero que la solución a estos
desacuerdos en materia de evaluación ética no es «esquivar» a los comités sino trabajar
conjuntamente con ellos.
Ciertamente a través del análisis ético lo que se intenta hacer es determinar cuáles son
los límites morales de lo científicamente posible. Las Pautas éticas de CIOM-OMS señalan
en el primer parágrafo:

177
El punto de vista de estas autoras fue desarrollado en la primera parte de esta tesis. Ver Levine y Skedsvold
(2008). Kimmel señala varios casos éticos controvertidos que habrían propulsado el análisis ético en las
ciencias sociales. Este autor muestra cómo los códigos profesionales y las regulaciones nacionales habrían
recogido parte de este debate, ver Kimmel (2007: 1-52). Beauchamp et al. (1982) siguen esta misma línea de
análisis y señalan que efectivamente la ética de la investigación responde a cuestiones relevantes para las
ciencias sociales, ver Beauchamp et al. (1982: 3-11).

59
“La investigación [con seres humanos] puede justificarse éticamente solo si se realiza de
manera tal que respete y proteja a los sujetos de esa investigación, sea justa para ellos y
moralmente aceptable en las comunidades en que se realiza”178.

Actuar éticamente no es fácil. Es sabido que hacer investigaciones que respeten aunque
sea un estándar ético mínimo es más complejo y puede implicar una dedicación mayor que
realizar investigaciones que no tengan en cuenta ningún tipo de recaudo ético. Por ejemplo,
resulta más sencillo publicar los resultados de una investigación en un libro con fotografías
e información pormenorizada acerca de la vida cotidiana de una comunidad indígena que
emprender la tarea de consultar con esta comunidad si las imágenes y la información que va
a ser revelada los perjudica de alguna forma, ya sea a alguno de los miembros o a la
comunidad en su totalidad.
Si bien algunas de las críticas señaladas por Schrag son acertadas -por ejemplo, la
«sobrerregulación» de las ciencias sociales- considero que su posición general en este
debate resulta insostenible. Como mostraré a lo largo de esta tesis, resulta inadecuado
considerar a las investigaciones sociales solo como «charlas entre adultos» o como
investigaciones inocuas. Muchas investigaciones sociales involucran personas y
comunidades en situación de vulnerabilidad, trabajan con grupos marginados y poblaciones
de muy bajos recursos o investigan cuestiones que pueden ser traumáticas o dolorosas para
las y los participantes –por mencionar algunos ejemplos complejos.
Desde un punto de vista teórico es cuestionable reducir la investigación social a una
«charla entre adultos». Solo un número muy reducido de investigaciones entrará bajo dicha
categoría.
Desde un punto de vista empírico, hay evidencia suficiente para señalar que las y los
participantes de las investigaciones sociales pueden verse afectadas/os por su inclusión en
una investigación. Por tanto, el argumento de que las investigaciones sociales son solo
simples «conversaciones entre adultos» no resulta aceptable.
178
CIOMS-OMS (2002: 14). Énfasis añadido. Estas Pautas están dedicadas principalmente a la investigación
biomédica aunque señalan cuestiones vinculadas a la investigación del comportamiento humano. Son una
excelente guía para tener en cuenta al momento de analizar los problemas éticos que pueden suscitarse al
investigar con seres humanos. Incluyen no solo las reglas o principios a seguir sino también una justificación
de cada parágrafo y mencionan el debate que hubo en torno a cada uno de ellos.

60
Por último, quisiera agregar que plantear el debate en términos de «imperialismo ético»,
es decir, como la imposición de una disciplina (ciencias biomédicas) sobre la otra (ciencias
sociales) resulta engañoso, ya que se enfatizan las diferencias entre ambos campos de
estudio sin atender a las similitudes que presentan.
Las ciencias biomédicas y las sociales comparten un aspecto fundamental: tanto unas
como otras involucran seres humanos que pueden verse perjudicados por su participación
en una investigación. En ambos casos se establece una relación especial entre
investigadoras/es y participantes, la cual genera obligaciones éticas hacia estos últimos por
parte de las y los investigadores179. Por tanto, a pesar de las grandes diferencias entre estas
disciplinas, existen algunos aspectos éticamente relevantes, como los señalados, que
permitirían acercar ambos enfoques y poner en duda la idea de «imperialismo ético».

4. Hacia un abordaje particularizado de los problemas éticos de las investigaciones


sociales

“La ética de la investigación social consiste en la creación de una relación de


respeto mutuo, en la que las dos partes salen ganando, y en la cual los participantes
están dispuestos a responder con franqueza, se obtienen resultados válidos, y la
comunidad considera que las conclusiones obtenidas son constructivas. Lograr esto
requiere más que una buena voluntad o la adhesión a las leyes que rigen la
investigación. Se requiere conocer la cultura y las perspectivas de los participantes y
de su comunidad ni bien se inicia el proceso de diseño de la investigación, para que
sus necesidades e intereses puedan ser comprendidos y atendidos
adecuadamente”180.

Sieber, 1998.

¿Qué factores han dificultado el desarrollo sistemático de la ética de la investigación


social? ¿Y qué factores han determinado que su desarrollo se ciña al ámbito local o
regional? Resulta complejo dar respuesta a estos interrogantes porque implican tanto
consideraciones teóricas como empíricas. A continuación analizaré las principales: en
primer lugar, sistematizaré los argumentos que se han esgrimido en contra de la evaluación
179
Santi (2007) y Santi y Righetti (2007 [2008]: 94-95). Volveré sobre este tema en el capítulo 5. 180 “The
ethics of social research is about creating a mutually respectful, win-win relationship in which participants are
pleased to respond candidly, valid results are obtained, and the community considers the conclusions
constructive. This requires more than goodwill or adherence to laws governing research. It requires
investigation into the perspectives and cultures of the participants and their community early in the process of
research design, so that their needs and interests can be understood and appropriately served”. Sieber (1998:
127-128). La traducción es mía.

61
ética de las investigaciones sociales, que tienen directa incidencia en el desarrollo de la
ética de la investigación como área de estudio. En segundo lugar, retomaré lo planteado
anteriormente y mencionaré algunas cuestiones de índole empírica que pudieron haber
dificultado este desarrollo. Por último, abogaré por un análisis particularizado de las
cuestiones éticas en las investigaciones sociales en vistas a favorecer un equilibrio entre
estos extremos que sobrestiman o subestiman los problemas éticos de las ciencias sociales.
Hay tres argumentos principales que suelen esgrimirse en contra de la evaluación ética
de las investigaciones sociales181.
(a) El primer argumento es el denominado “excepcionalidad de la ciencia social”182.
Según este argumento, los riesgos por participar en una investigación social son mínimos o
inexistentes, a diferencia de los riesgos presentes en las investigaciones biomédicas que son
generalmente altos. Esta diferencia justificaría no realizar una revisión ética de las
investigaciones sociales dado que no se pondría en riesgo a las y los participantes.
Este argumento es erróneo en dos sentidos: por una parte, no se puede suponer por
anticipado que las investigaciones sociales no implican riesgos. La determinación de los
riesgos tiene que ser establecida, esto es, no puede darse por sentada. Por otra parte, se ha
comprobado la existencia de daños de gran magnitud en muchas investigaciones sociales183.
Además, este argumento descuida otros aspectos relevantes de una evaluación ética como
es el respeto de las personas que forman parte de la investigación. Una investigación social
puede implicar un riesgo mínimo para las y los participantes, sin embargo, esto no exime
necesariamente a las/os investigadoras/es de que les informen a ellos sobre los propósitos
de la investigación y de que les soliciten su autorización para incluirlos en ella184.
(b) El segundo argumento utilizado en contra de la evaluación ética se funda en la
relevancia social de las investigaciones. Según este argumento, los resultados esperados de
181
Gran parte de estos argumentos los he reconstruido a partir de textos así como también de debates que
entablé con científicos sociales del área local. Hay bastante escepticismo en relación con la necesidad de
evaluar éticamente las ciencias sociales, tanto como algunos temores en relación con un posible sesgo debido
a cuestiones ideológicas. Una primera versión de estos argumentos fue planteada en Santi (2010a y 2010b).
182
Ver Campbell (2003) y Sieber, Plattner y Rubin (2002).
183
Hay muchos casos registrados en los que las y los participantes sufrieron diversos daños por su inclusión en
una investigación social: el experimento de la prisión de Zimbardo, la comunidad indígena Yanomami, el
pueblo de pescadores retratado en la obra Fisher Folk –por mencionar algunos ejemplos. Ver Kimmel (2007) y
Diniz (2007).Volveré sobre el problema de los riesgos y daños en el capítulo 3.
184
Santi (2010b).

62
las investigaciones sociales son lo suficientemente valiosos e importantes como para
justificar éticamente la realización de la investigación en cuestión.
Si bien es cierto que muchas investigaciones sociales abordan temas de gran relevancia
para la sociedad y tienen como propósito principal colaborar con el diseño de políticas
públicas, esto no implica que queden exentas de una evaluación ética. Por ejemplo, si se
pretende realizar una investigación cuyo objetivo es conocer las principales carencias
(sanitarias, educacionales, etc.) que sufren las y los pobladores de un barrio muy humilde
con el fin de revertirlas, esto no significa que dicho estudio no deba respetar a las personas
que viven en ese barrio, informar adecuadamente los propósitos de la investigación, y
solicitar su autorización para realizar el estudio. Por otra parte, este argumento no considera
las diferencias entre investigar y llevar a cabo una política pública. Los beneficios
esperados para las y los participantes en uno y otro caso son sustancialmente diferentes.
Además, los resultados de una investigación pueden no llegar a concretarse en una política
pública, y en este sentido, la ‘promesa’ de aplicar el conocimiento obtenido en beneficio de
las y los participantes puede no llegar nunca185.
(c) El tercer y último argumento que suele emplearse en contra de la revisión ética de las
investigaciones sociales es el de la autonomía de las esferas del saber. Este argumento tiene
su origen en diversas obras de Max Weber186 y consiste en afirmar que las distintas esferas
de la cultura –como la ciencia y la política- son autónomas e independientes una de la otra.
En este sentido, la ética no tendría nada que objetar a las ciencias sociales. Este argumento
tiene mucho peso entre las y los científicos sociales:

“Cuando los científicos sociales de las principales corrientes de pensamiento del siglo XX
sostuvieron que la ética no era un asunto suyo, invocaban típicamente ensayos de Weber (…).
Dada la importancia de Weber, desde un punto de vista teórico y metodológico, tanto para
sociólogos como para economistas, la distinción entre juicios políticos y neutralidad científica
cobró un estatus canónico”187.

185
Santi (2010b).
186
Ver, por ejemplo, Weber, M. “La ciencia como profesión”, en Weber, M., Ciencia y política, Buenos Aires,
CEAL, 1980.
187
“When 20th-century mainstream social scientists contended that ethics is not their business, they typically
invoked Weber's essays (...). Given Weber's importance, methodologically and theoretically, for sociology and
economics, his distinction between political judgments and scientific neutrality is given canonical status”.
Christians (2005: 142). La traducción es mía. Énfasis añadido.

63
En respuesta a este argumento señalaré dos objeciones. La primera de ellas es que la
completa autonomía de la ciencia fue puesta en duda, así como también la creencia según la
cual la ciencia y las/os científicas/os buscan necesariamente el bien de la humanidad. El
análisis ético de las investigaciones se impuso como una necesidad de las sociedades
modernas188, ya que los acontecimientos mostraban que sin una guía las consecuencias
podían ser nefastas. Uno de los ejemplos más dramáticos de esto es el de las investigaciones
realizadas en la Alemania nazi con cautivos de los campos de concentración durante la
segunda guerra mundial. Allí se investigó con sujetos sanos los efectos del gas mostaza y se
realizaron investigaciones de hipotermia, en las cuales se arrojaban personas al agua para
controlar el tiempo que permanecían vivas y poder así calcular hasta cuándo se las podía
rescatar. El fin de estos experimentos era estimar si valía o no la pena rescatar a un soldado
que hubiera caído en aguas heladas189. Como señala Luna, atrocidades similares fueron
cometidas también en Estados Unidos durante y después de la segunda guerra mundial:

“…[S]e experimentó con personas con retrasos mentales, prisioneros y soldados. Se


consideraba que así como algunos debían exponerse a las balas, otros debían recibir una
inyección y testear una vacuna. (…) Resulta preocupante constatar cómo esta peculiar forma de
encarar la investigación no solo fue empleada en tiempos de guerra, sino que se mantuvo
posteriormente en lo que se conoció como la etapa dorada de la investigación clínica. (…) La
idea subyacente era que ‘la medicina estaba en el umbral de sus más heroicas exploraciones…
una nueva era de brillantes descubrimientos borraría los peores miedos de la humanidad’. Frente
a tan promisorio futuro resultaba impensable cualquier límite o freno”190.
La segunda objeción con respecto a este argumento es el reconocimiento de la prioridad
de los sujetos de investigación respecto de los avances científicos, sean estos avances de las
ciencias médicas o de las ciencias sociales191. Los argumentos teleológicos del tipo «la

188
Para un análisis sobre la modernidad y el quehacer sociológico ver: Forte, M. A., Modernidad: tiempo,
forma y sentido, 1999. Versión electrónica disponible en: http://www.modernidadforte.8m.com/mnota.htm
[último acceso: 6 de julio de 2013].
189
Luna (1998: 19-20).
190
Luna (1998: 18). Énfasis añadido.
191
Santi (2010b).

64
mayor cantidad de felicidad para el mayor número», que se traducían en el sacrificio de
algunos para el bien de muchos, fueron seriamente cuestionados. Los códigos de ética
surgidos a mediados de siglo XX justamente hacían hincapié en la participación voluntaria
de los sujetos de investigación y en la necesidad de balancear los riesgos y beneficios para
las personas involucradas192.

Hasta aquí se han analizado y se han puesto en duda los principales argumentos
esgrimidos en contra de la evaluación ética de las investigaciones sociales que tienen
incidencia en el desarrollo de la ética de la investigación. Si se considera que las
investigaciones sociales no tienen la potencialidad de poner en riesgo a las y los
participantes, se defiende la idea de que el valor social de la investigación por sí mismo es
una condición suficiente para justificar su realización, y se sostiene a su vez que las
disciplinas son autónomas, entonces queda poco lugar para propiciar una reflexión ética de
estas investigaciones.
En lo sigue, retomaré algunas de las cuestiones planteadas anteriormente que dificultaron
el desarrollo de la ética de la investigación social y presentaré mi propuesta. Desde un
punto de vista empírico, la «sobrerregulación» de las ciencias sociales ha sido
contraproducente para el desarrollo de la ética de la investigación. Por una parte, se
desestimaron los rasgos distintivos de estas disciplinas, y esto sentó las bases del
descontento entre las y los científicos sociales en relación con la revisión ética. Un número
muy significativo de artículos e iniciativas recientes de ética de la investigación social están
dedicados a cuestionar el sistema actual de regulación y revisión ética de las investigaciones
sociales tanto en Estados Unidos como en Canadá. En Brasil también empezaron a aparecer
cuestionamientos de este tipo.
Por otra parte, la falta de normativas y la ausencia de comités de ética para regular y evaluar
estas investigaciones -muy característico en varios países de Latinoamérica tampoco han
colaborado con la reflexión de los problemas éticos de las ciencias sociales en esta región, y
han dificultado la implementación de estrategias coordinadas para realizar

192
Como he señalado oportunamente, el Código de Nüremberg fue redactado en 1947 y la Declaración de
Helsinki en 1964.

65
una revisión ética sistemática de estas investigaciones. O por exceso o por defecto se
dificultó el desarrollo de la ética de la investigación social como campo de estudio. Mi
propuesta es replantear el debate en torno a la ética y las ciencias sociales y avanzar en la
búsqueda de un equilibrio entre estos extremos, y en este sentido, propiciar un análisis ético
de las investigaciones de las ciencias sociales pero que sea adecuado a las características de
estas disciplinas. Como he mostrado, las cuestiones éticas vinculadas a las ciencias sociales
han sido generalmente malinterpretadas: o se sobrestiman los problemas o por el contrario
se los subestiman. Por otra parte, se considera a estas ciencias a la luz de la investigación
biomédica lo que dificulta un planteo situado y contextualizado de las problemáticas que
atañen al quehacer científico en estas disciplinas.
Una solución al dilema planteado, y que constituye una de las hipótesis de esta tesis, es
abordar los problemas éticos de las investigaciones sociales teniendo en cuenta sus
características particulares y específicas respecto a otros problemas éticos de investigación
con seres humanos193. Estas particularidades se vinculan con las estrategias metodológicas
que utilizan las ciencias sociales, las personas y grupos con los que se investiga, el contexto
en donde se lleva a cabo la investigación, y el tipo de vínculo que se establece con las y los
participantes.
Como mostraré en los próximos capítulos, las investigaciones sociales, al igual que otras
investigaciones que se realizan con seres humanos, tienen la potencialidad de generar
numerosos problemas éticos, los cuales pueden afectar negativamente el bienestar de las y
los participantes. En esto se funda la necesidad de realizar un análisis ético de estas
investigaciones. Asimismo, las dificultades señaladas para llevar adelante un análisis atento
a las características de las disciplinas sociales justifica la iniciativa de abordar los problemas
éticos que plantean estas ciencias de forma situada y particularizada.
Por otra parte, y como señala Joan Sieber, la clave para abordar las problemáticas
propias de las investigaciones sociales es anticipar los posibles problemas éticos y planear
de antemano cómo pueden evitarse o minimizarse. Esto requiere familiarizarse con la
perspectiva de las personas o comunidades que van a ser investigadas en una etapa

193
Ver la Introducción de esta tesis.

66
temprana del diseño de la investigación con el propósito de atender a sus necesidades e
intereses194.
Quisiera terminar esta sección reconstruyendo un ejemplo real que plantea esta autora en
donde se pone de manifiesto la importancia de atender a los aspectos éticos y a las
particularidades de las investigaciones sociales, con el fin de proteger a las y los
participantes y lograr una investigación relevante y éticamente justificada.

Un investigador se proponía reunir información que pudiera ayudar a las escuelas locales a
satisfacer las necesidades de niñas/os migrantes y campesinas/os de origen hispano. Se
comunicó telefónicamente con las familias de estas/os niñas/os, en un español muy vacilante,
para solicitarles que firmaran un consentimiento informado y que respondieran unas preguntas
mediante una entrevista. La mayoría de las familias no parecía estar en su casa, y ninguna
reconoció haber tenido hijos.
¿Qué motivó a estas familias a actuar de esta manera? Muchos trabajadores agrícolas son
indocumentados, y asumieron que la persona que decía ser un «investigador» estaba en realidad
conectada con el Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos. La noticia de su
llegada se extendió rápidamente en esta comunidad, y las familias respondieron “huyendo de la
escena”195.

Este ejemplo nos muestra que en ocasiones, aun cuando se tienen las mejores
intenciones de ayudar a una comunidad, se puede terminar inquietándola. Por eso resulta
indispensable familiarizarse con la perspectiva de las personas o comunidades a estudiar y
adaptar los requisitos éticos a las peculiaridades que ellas presentan.

5. Conclusión

En este capítulo he realizado un breve recorrido por la historia de la ética de la


investigación social, y he analizado tres casos controvertidos desde un punto de vista ético.
Luego, he presentado el panorama general de la situación actual de la ética de la
investigación social. Las reflexiones en torno a la ética, la investigación y las ciencias
sociales varían en los diferentes países y regiones. He analizado posiciones tanto críticas
194
Sieber (1998: 128).
195
Sieber (1998: 128).

67
como escépticas en relación con el análisis de los aspectos éticos de las investigaciones
sociales.
Finalmente, esbocé mi propuesta y señalé que para avanzar en la reflexión de estos temas
es imprescindible plantear los problemas éticos en relación con las particularidades de las
ciencias sociales, es decir, atender a las singularidades de estas disciplinas y abordar los
problemas éticos teniendo en cuenta: las estrategias metodológicas que utilizan, las
personas y grupos con los que se investiga y el contexto en donde se llevan a cabo los
estudios sociales. Esto es lo que haré a continuación.
68
Capítulo 2: Estrategias de investigación social y aproximación a los problemas
éticos

1. Introducción

El propósito de este capítulo es identificar y analizar los problemas éticos que pueden
originarse en las investigaciones sociales tomando como eje de análisis las principales
estrategias de investigación social: los experimentos (2.), las etnografías (3.), las entrevistas,
las encuestas y los grupos focales (4.).
Antes de comenzar quisiera explicitar por qué plantear la cuestión en términos de
«problemas». Esta noción hace referencia a una cuestión que se trata de resolver o aclarar.
Como señalé en el capítulo anterior, los debates en torno a la ética de la investigación social
están lejos de estar resueltos o acabados. Muchos de los temas planteados son aún motivo
de controversia, y en ese sentido, representan un problema o cuestión a resolver. Si bien se
ha trabajado asiduamente en ética de la investigación social durante las últimas décadas,
algunas cuestiones fundamentales son todavía discutidas en la actualidad.
Por otra parte, la perspectiva de análisis en términos de problemas permite incluir ciertas
cuestiones éticas que un enfoque más tradicional, basado en un conjunto de principios
éticos prefijado de antemano, dejaría de lado como los debates en torno a la responsabilidad
de un investigador o investigadora al realizar un experimento o la confianza y los vínculos
de «amistad» que se establecen con algunas/os participantes en determinadas estrategias de
investigación.
Por estas razones considero que el enfoque centrado en los problemas resulta pertinente
para abordar la temática de esta tesis. Ahora bien, ¿en qué consistiría un problema de ética
de la investigación en ciencias sociales? Sieber lo circunscribe de la siguiente manera:

“Un problema típico de ética de la investigación es aquel en el cual un investigador ha


identificado una cuestión social o científicamente importante, cuenta con un método válido para
investigarlo pero este método implica riesgo de daños para los participantes o falla en respetarlos
como personas”196.

196
“A typical ethical problem in research is one in which the investigator has identified a socially or
scientifically important question and a valid method for investigating it, but where the method involves risk of
harm or failure to respect participants as persons”. Sieber (1982a: 11-12). La traducción es mía.

69
La definición que da la autora es ilustrativa del tipo de problemas que pueden presentarse
en las investigaciones sociales: no se trata de problemas con la metodología (se cuenta con
un método válido), o con el tema a investigar (se ha identificado una cuestión social o
científica importante) sino con aquellas cuestiones que pueden afectar a las y los
participantes, es decir, que pueden ponerlos en riesgo o incomodarlas/os de alguna forma.
Así, esta definición muestra el tipo de problemas que van a ser abordados en esta tesis:
no se trata de analizar los problemas metodológicos ni los problemas teóricos de las
ciencias sociales sino los problemas éticos, aunque algunos de estos últimos estén
estrechamente vinculados con la metodología.
En la literatura sobre el tema existen dos enfoques principales para identificar estos
problemas. El primero de ellos es considerarlos en relación con las diversas estrategias
metodológicas de investigación y detallar los problemas de cada una de ellas: experimentos,
etnografías, entrevistas y grupos focales –entre otras197.
El segundo enfoque considera los problemas a la luz de los conceptos de ética más
utilizados en la bibliografía sobre ética de la investigación y en las normativas que regulan
la investigación con seres humanos. Siguiendo este punto de vista se especifican los
problemas relacionados con los daños y beneficios, el consentimiento informado, la
confidencialidad y la privacidad198 -entre otros199.
En esta tesis combinaré estos enfoques y presentaré problemas éticos desde ambas
perspectivas200. Considero que una visión complementaria de los problemas éticos tiene
varias ventajas. Por una parte, permite mostrar una gran variedad de consideraciones éticas
ligadas directamente a la realización de investigaciones sociales. Este punto es fundamental
dado que suele sostenerse que las investigaciones sociales no generan problemas éticos
significativos o de gran impacto en las y los participantes. Por otra parte, permite acercar la
ética (o filosofía moral) a las ciencias sociales y viceversa, de manera de propiciar un
trabajo interdisciplinario en el que cada disciplina autónoma presente sus especificidades

197
Reynolds (1982) sigue esta estrategia para analizar los problemas éticos.
198
Con las nociones de «confidencialidad» y «privacidad» hago referencia de forma abreviada a las
problemáticas éticas de «protección de la confidencialidad de la información» y «respeto a la privacidad de las
personas». Analizaré estos temas en el capítulo 4.
199
Israel y Hay (2006) siguen este enfoque en su libro.
200
El único antecedente que hallé de este tipo de análisis es Herbert Kelman. Ver Kelman (1982: 40-98).

70
pero que al mismo tiempo permanezca permeable a las consideraciones que ofrece el otro
campo del saber. Al analizar los problemas éticos desde las principales estrategias
metodológicas y desde los principales conceptos de ética se busca destacar las
particularidades de cada punto de vista.
En términos metodológicos, a través de este doble enfoque se aspira a triangular el
análisis de los problemas éticos en las investigaciones sociales. La triangulación consiste
en: “combinar distintas fuentes de datos, teorías, investigadores o métodos en el estudio de
un fenómeno”201. El propósito de la triangulación es abordar el problema de investigación
de la forma más exhaustiva posible, combinando las fortalezas de cada punto de vista. En
este caso, el objetivo es mostrar la diversidad y particularidad de los problemas éticos que
pueden surgir al diseñar y llevar a cabo una investigación social.

En este capítulo presentaré las principales estrategias de investigación social y haré una
aproximación a los problemas éticos que surgen en relación con estas estrategias
metodológicas. En los capítulos 3 y 4 analizaré los problemas éticos que pueden surgir en
las investigaciones sociales y profundizaré en los conceptos de daño, riesgo, beneficio,
autonomía, consentimiento informado, confidencialidad y privacidad. En los capítulos 5 y 6
abordaré la problemática de la vulnerabilidad.
En todos casos me centraré en los problemas que son motivo de debate, ya sea por su
complejidad, novedad o particularidad para las disciplinas sociales. Me enfocaré en los
debates filosóficos de estos problemas (definición y alcance de las nociones involucradas y
aplicación de estos conceptos); y haré hincapié en el impacto que estos problemas pueden
generar en las y los participantes. Salvo excepciones202, no me detendré en analizar cómo
aparecen estos problemas en los documentos de ética de la investigación existentes. Si
hiciera esto, el análisis estaría limitado a aquellos países o disciplinas que cuentan con una
guía ética. No obstante, haré alguna mención a los documentos de ética cuando sea
relevante para el análisis.

201
Forni (2010: 1).
202
En los capítulos 5 y 6 de esta tesis se analiza el concepto de vulnerabilidad en el contexto de la
investigación ciencias sociales. Allí se hace un análisis pormenorizado de los documentos de ética, ya que
estos han tenido un rol central en el análisis y desarrollo de dicho concepto.

71
2. Diseños experimentales

“Las mismas técnicas experimentales de investigación que proporcionan una


mayor confianza en una relación causal entre variables son también las que
maximizan la responsabilidad del investigador por su impacto en los
participantes”203.

Reynolds, 1982.
Los experimentos tienen como principal fortaleza la posibilidad de dar una explicación
causal a un fenómeno determinado. Con este fin el investigador o investigadora crea una
situación o interviene en un ambiente dado, en el que se van a ver implicados los o las
participantes, con el propósito de dar una explicación a una pregunta de investigación.
Siguiendo a Reynolds:

“La forma más simple de un experimento consiste en la asignación al azar de individuos con
características similares a dos grupos distintos. Cada grupo es provisto por una experiencia
diferente con el objetivo de determinar si esta variación tiene un efecto sobre el comportamiento,
la actitud o las características personales de los involucrados. Tales experimentos se basan en
una fuerte convicción acerca de que cualquier diferencia entre los distintos grupos es causada
por las variables manipuladas o controladas por los investigadores”204.

A través de un diseño experimental se puede dar respuesta a preguntas como las


siguientes: ¿la capacitación en diferentes oficios mejorará las posibilidades de una persona
para encontrar empleo? ¿La presencia de subsidios para los empleadores aumentará la tasa
de contratación de nuevos trabajadores? Estas son algunas de las preguntas de investigación
que guiaron un ensayo aleatorizado realizado en Argentina con beneficiarios de programas
sociales. La investigación estaba destinada a evaluar la eficacia de los subsidios salariares y

203
“The same experimental research techniques that provide the greatest confidence in a causal relationship
between variables also maximize the investigator’s responsibility for their impact on participants”. Reynolds
(1982: 40). La traducción es mía. Énfasis añadido.
204
“The simplest form of an experiment involves the random assignment of similar individuals into two
categories; each is then provided with a different experience to determine if this variation has an effect upon a
behavior, attitude, or personal characteristic. Such experiments are based on a strong confidence that any
differences between categories are caused by the variables manipulated or controlled by the investigators”.
Reynolds (1982: 22). La traducción es mía.

72
los programas de capacitación como apoyo a la transición del trabajo subvencionado al
empleo regular205.
Existen distintos tipos de diseños experimentales. Los principales son los
«experimentos» y los «cuasiexperimentos»206. Los cuasiexperimentos no cuentan con la
asignación al azar de los participantes y suelen tener lugar en entornos no modificados. Los
experimentos, como señalé recién, consisten en la manipulación de una variable, la
asignación al azar de los sujetos de investigación, la comparación en la intervención o
tratamiento y el control de factores externos207. Son ampliamente utilizados en
investigación biomédica y también en investigación social –aunque en menor medida. Los
experimentos son empleados principalmente en investigaciones en psicología208. Este tipo
de diseño experimental es considerado por muchos autores como el estándar de oro [gold
standard] en materia de investigación e inferencia causal209.
Los experimentos pueden tener lugar en un ambiente altamente controlado como un
laboratorio o en el campo, es decir, en un ambiente no modificado, que puede ser la vía
pública, un barrio, una escuela o el subterráneo210.
En un experimento de campo:

“El procedimiento típico es seleccionar diversas entidades comparables (individuos, familias,


comunidades, etc.) para que reciban un tratamiento especial, y dejar otros sin que reciban
ninguna intervención (el grupo control), para que sirvan de base de comparación”211.

El ensayo sobre subsidios y capacitación es un ejemplo de esto último, ya que no se


realizó en un laboratorio sino en las mismas oficinas de empleo con la población que

205
Ver Galazo, Ravallion y Salvia (2004).
206
Para facilitar la presentación del tema me referiré en forma general a «experimentos» o «diseños
experimentales». En este capítulo no analizaré los diferentes tipos de diseños experimentales sino que señalaré
sus características más salientes a efectos de hacer una evaluación ética de esta estrategia de investigación.
Para ampliar la información sobre esta estrategias de investigación ver Mark y Gamble (2009). 207 Levine y
Skedsvold (2008: 343).
208
Kelman (1982:68).
209
Mark y Gamble (2009: 200).
210
Santi (2012: 398-399).
211
“The typical procedure is to select several comparable entities (individuals, families, communities, and so
on) to receive special treatment and leave others unaffected (the control) as a basis for comparison”. Reynolds
(1982: 39). La traducción es mía.

73
formaba parte de distintos programas. Por eso suele referirse a ellas como poblaciones
«naturales» o «preexistentes»212.
La investigación realizada por Milgram sobre la obediencia a la autoridad tuvo lugar en
un laboratorio. En este experimento no había grupo control, solamente se medía la
respuesta del «profesor» a los requerimientos del «investigador». La investigación de la
prisión simulada realizada por Zimbardo también tuvo lugar en un laboratorio, que de
hecho, fue creado y acondicionado especialmente para esos fines. Es un tipo de
experimento denominado «juego de roles» [role playing]213.
Los experimentos en ciencias sociales no suelen implicar una intervención directa en el
cuerpo de los participantes, salvo excepciones como el experimento de la prisión; a
diferencia de lo que sucede usualmente en las investigaciones biomédicas cuyo fin es probar
un nuevo medicamento o tratamiento. Más bien se caracterizan por comparar distintos tipos
de conductas, actitudes y reacciones frente a una intervención determinada.
Esta intervención no necesariamente es negativa, puede ser neutral o incluso positiva. Por
ejemplo, se pueden medir los efectos de introducir ejercicios de relajación en un ambiente
laboral muy estresante, y comprobar cómo se vincula esto con el estado anímico de la
persona involucrada214.

2.1. Consideraciones éticas en torno a los diseños experimentales

Los diseños experimentales plantean diversos problemas éticos y exponen a los


participantes a situaciones particulares. A continuación describiré las cuestiones éticas
principales: (a) la primera de ellas es la responsabilidad del investigador o investigadora al
crear estas situaciones (a diferencia de lo que ocurre cuando se recolecta información a
través de estrategias observacionales). (b) La segunda cuestión son los riesgos y posibles
daños a los que se exponen a los o las participantes. (c) La tercera consideración es la
dificultad para obtener un consentimiento informado dada la naturaleza de la investigación
y el uso frecuente del engaño en este tipo de estrategias metodológicas.

212
Reynolds (1982: 22).
213
Kimmel (2007: 100-109).
214
Levine y Skedsvold (2008: 343).

74
(a) Una de las características más importante en relación con los aspectos éticos en los
experimentos es la responsabilidad del investigador o investigadora, al diseñar e
implementar este tipo de estrategia de investigación215. Al ser el/la investigador/a
responsable del diseño y de la realización de la investigación, todas las consecuencias que
puedan experimentar las personas involucradas, ya sean positivas o negativas, pueden ser
remitidas a él o ella. Como señalan Levine y Skedsvold:

“La introducción de algún tipo de manipulación en un ambiente plantea por sí misma


cuestionamientos éticos, puesto que tal intervención no habría sido de otro modo experimentada
por los sujetos de investigación. Dado que el investigador altera la situación a la cual la gente
está normalmente expuesta, él (o ella) tienen la obligación, tanto de reducir al mínimo cualquier
tipo de riesgo involucrado como de hacer saber acerca de estos riesgos a los potenciales
participantes durante el proceso de consentimiento informado”216.

Al crear una situación o intervenir en una ambiente dado, el/la investigador/a tiene la
obligación con respecto a los efectos que esto puede acarrear en quienes participan. Otro
aspecto a tener en cuenta al diseñar un experimento se relaciona con la intensidad y la
duración de la intervención. Un experimento sobre el impacto que tienen las imágenes
violentas (disparar, golpearse o empujarse) en adolescentes puede terminar afectando
negativamente a estos jóvenes, y afirmando estas imágenes violentas, dada la duración de la
intervención e intensidad de las imágenes217.
(b) En relación con los daños, y como se verá con mayor detalle en el próximo capítulo,
si bien hay diferencias en cuanto a los daños a los que se ven expuestos los y las
participantes en las investigaciones biomédicas y en las sociales, no obstante, no hay que
subestimar los daños que pueden suscitarse en estas últimas, sobre todo en el marco de un
experimento.

215
Santi (2012: 398-399).
216
“…[T]he introduction of a manipulation of the environment alone raises ethical issues because such an
intervention would not otherwise be experienced by the research participants. Because the researcher is
changing the situation to which people would ordinarily be exposed, he or she has an obligation both to
minimize any risks involved and to make those risks known to potential participants during the informed
consent process”. Levine y Skedsvold (2008: 343). La traducción es mía.
217
Levine y Skedsvold (2008: 343).
75
En los experimentos de laboratorio la libertad de acción está reducida. Retirarse de la
investigación debido a sentimientos de incomodidad o estrés no resulta tan sencillo. Los
daños más usuales en este tipo de experimentos son los psicológicos, es decir, la posibilidad
de experimentar estrés, angustia, culpa –entre otros sentimientos. Ocasionalmente pueden
haber daños físicos –el ejemplo de la prisión es ilustrativo a este respecto.
En el caso de los experimentos se recomienda contemplar los posibles daños que
pudieran suscitarse, e informar a los y las participantes de ello a través del consentimiento
informado218. Este punto no siempre es posible implementarlo, ya que en los experimentos
suele haber un uso extendido del engaño. En estos casos, cuando la experimentación se
combina con situaciones de engaño, se dificulta la posibilidad de brindar un consentimiento
plenamente informado, ya que no se cuenta con la totalidad de los datos para tomar una
decisión de este tipo.
(c) En ocasiones, se engaña a los o las participantes sobre los verdaderos objetivos de la
investigación, como en el experimento de Milgram en el que se anunciaba que se trataba de
una investigación sobre «el aprendizaje y la memoria».
En otras ocasiones, no se revela que se está realizando una investigación, como en el
ensayo sobre la transición al empleo regular, en el que en un principio no se informó a los
participantes sobre esta situación.
En otros casos, directamente los o las participantes ni siquiera saben que están formando
parte de un experimento o que formaron parte alguna vez. Un caso muy renombrado es el
del subte. Un grupo de investigadores se propuso investigar el tema del altruismo. Con este
fin se diseñó un experimento de campo: querían ver cuántas personas y con qué frecuencia
socorrían a un individuo que se desvanecía en el subterráneo. Plantearon distintos escenarios
y veían cómo respondían los pasajeros (que eran en realidad los «sujetos de investigación»).
Por ejemplo, hacían creer que el desvanecimiento se debía a la ingesta de alcohol, o a un
posible desmayo, incluso probaron ver qué pasaba si el sujeto perdía sangre por su boca
(usaron un dispositivo especial para lograr esto)219. Repetían el experimento entre las
mismas estaciones: en la estación A el sujeto se desvanecía, y en la B

218
Ver capítulo 4 de esta tesis.
219
Reynolds (1982: 72-73).
76
los pasajeros bajaban. El equipo de investigación volvía a la estación A para volver a
empezarlo con nuevos pasajeros. Este es un experimento de campo en tanto se intervino en
una situación real con población natural o preexistente220.
Kimmel señala algunas de las posibles consecuencias que puede tener un experimento
de este tipo en los participantes (los «pasajeros»): la presencia de sangre puede generar
aflicción, ansiedad o impresión en los observadores, e incluso algún desmayo; las personas
que lo asistan pueden llegar a sufrir alguna lesión en el apuro de atenderlo (el experimento
tuvo lugar en un subte en movimiento) y luego vergüenza al darse cuenta de que no era un
desvanecimiento real sino simulado. Las personas que no ayuden pueden sentir culpa o baja
autoestima por no haber intervenido.
Kimmel agrega que hay implicaciones sociales de este tipo de experimentos. Cuando se
conocen casos como estos en la sociedad en general paradójicamente se genera el propósito
opuesto al que inicialmente se buscaba: se brinda una razón más para no ayudar a una
persona en una situación similar:

“Cuando se difunde la noticia de que víctimas ensangrentadas [bloody victims] son


meramente cómplices de una investigación, simplemente se le brinda a la gente una razón más
para no ayudar, agregando así a otras influencias en la sociedad que provocan que las personas
sean cínicas y sean capaces de racionalizar su fracaso para ayudar a otros”221.

Como se verá con mayor detalle en los próximos capítulos, el uso del engaño es
éticamente controvertido. Si bien es difícil investigar ciertas actitudes o conductas es
necesario priorizar a los y las participantes y su bienestar y ser creativos/as en cuanto al
diseño de la investigación. En primer lugar, habría que evaluar cuidadosamente si realmente
es necesario el uso del engaño. Si su uso fuera inevitable desde un punto de vista
metodológico, en segundo lugar, se podrían pensar variantes del consentimiento informado.
Algunos investigadores que directamente rechazan el uso del engaño proponen como
una estrategia alternativa de investigación el juego de roles. En este tipo de investigaciones
se informa a los/as potenciales participantes acerca del rol que tienen que desempeñar y se

220
Para más información sobre este caso ver Reynolds (1982: 72-73) y Kimmel (2007: 110-111). 221 “When
news spreads that bloody victims are merely research stooges, the public is provided with simply one
additional reason for not helping, thus adding to the other forces in society that cause people to be cynical and
able to rationalize their failure to assist others”. Kimmel (2007: 111). La traducción es mía.

77
222
les dan todos los detalles de su participación en el experimento . La investigación sobre la
prisión tuvo este diseño. Si bien de esta forma se evita engañar a los/as involucrados/as,
varios autores coinciden en que este tipo de experimentos no está exento de otros problemas
éticos sobre todo ligados al estrés y a la implicación emocional que pueden generar estas
situaciones223.
Por último, quisiera señalar otro cuestionamiento que se hace a los experimentos: su alto
costo económico. Algunos autores señalan que hay estrategias de investigación menos
costosas y mediante las cuales se puede arribar a conclusiones similares sin necesidad de
utilizar todos los recursos económicos que implica un experimento, sobre todo los que se
realizan en laboratorios224.

Hasta aquí he analizado las principales características y problemas éticos de los diseños
experimentales en ciencias sociales. Este tipo de estrategias permite mostrar que, a
diferencia de lo que se cree usualmente, se pueden exponer a posibles daños (tanto físicos
como psicológicos) a los y las participantes de una investigación social, y la
responsabilidad de estos está directamente relacionada con el equipo de investigación
encargado de diseñar e implementar el experimento en cuestión. Estas cuestiones no
siempre son contempladas al abordar los diseños experimentales225.

3. Etnografías

“La investigación cualitativa constituye una tradición particular en las ciencias


sociales que depende fundamentalmente de la observación de la gente en su propio
territorio y de la interacción con ellos en su propio lenguaje y en sus propios

222
Kimmel (2007: 100-109).
223
Kimmel (2007: 103-104).
224
Mark y Gamble (2009: 200).
225
En un manual de investigación de gran circulación se afirmaba lo siguiente sobre los participantes de los
experimentos: “[l]os sujetos deben encontrar motivante su participación en el experimento. Por lo tanto, resulta
muy conveniente darles algún regalo atractivo (a veces simbólico). Por ejemplo, a las amas de casa una canasta
de productos básicos, a ejecutivos una canasta pequeña con dos o tres artículos (…). A veces puede resultar
adecuado que quien trate con los participantes sean personas que les resulten atractivas o atractivos (si son
hombres un grupo de muchachas bonitas puede ser muy efectivo para manejar a los sujetos en el
experimento)”. Ver Hernández Sampieri et al. (1998: 178).

78
términos. (…) [L]a investigación cualitativa implica un compromiso con el trabajo
de campo, no con la ausencia de números”226.

Kirk y Miller, 1986.

En una investigación etnográfica, a diferencia de un diseño experimental, no se aspira a


modificar o crear una situación sino, por el contrario, a observar y describir una ya
existente227. La etnografía, también llamada trabajo de campo u observación participante,
puede definirse como “el estudio en profundidad de individuos y grupos en su propio
ambiente”228.
El trabajo de campo es históricamente una estrategia metodológica utilizada por
antropólogas y antropólogos con el fin de conocer e investigar comunidades indígenas229.
Actualmente, se realizan trabajos etnográficos en fábricas, laboratorios y con poblaciones
de grandes ciudades, y son llevados a cabo por científicas y científicos provenientes de
diversas disciplinas sociales230.
Hammersley y Atkinson definen a la etnografía de la siguiente manera:

“[L]a etnografía (…) es un método de investigación social, aunque sea de un tipo poco
común puesto que trabaja con una amplia gama de fuentes de información. El etnógrafo, o la

226
“Qualitative research is a particular tradition in social science that fundamentally depends on watching
people in their own territory and interacting with them in their own language, on their own terms. (...)
[Q]ualitative research does imply a commitment to field activities. It does not imply a commitment to
innumeracy”. Kirk y Miller (1986: 10-11). La traducción es mía.
227
Reynolds (1982: 42 y ss.).
228
Levine y Skedsvold (2008: 347).
229
Bronislaw Malinowski es considerado el referente principal del trabajo de campo. Durante la primera guerra
mundial permaneció por un tiempo prologando en unas islas del Pacífico Sur. Al regresar a Inglaterra publicó
una serie de libros sobre la vida de los habitantes de las Islas Trobriand. Presentó a este pueblo: “como
personas iguales a nosotros haciendo lo posible bajo circunstancias psicológicas e históricas diferentes a las
nuestras, y no como salvajes primitivos”. Póstumamente se publicó su diario privado en el que puede
entreverse un Malinowski algo diferente al de sus obras, bastante más malvado y etnocéntrico. No obstante
esto, el legado de su trabajo de campo persiste hasta la actualidad. Ver Kirk y Miller (1984: 34).
230
En 1979 Latour y Woolgar publicaron una obra pionera: La vida en el laboratorio: la construcción de los
hechos científicos [Latour, B., y Woolgar, S., Laboratory Life: The Construction of Scientific Facts, Beverley
Hills, Sage Publications, 1979]. Dicho libro era el resultado del primer trabajo etnográfico realizado en un
laboratorio (el renombrado Instituto Salk de estudios biológicos). Luego de esta primera investigación
comenzaron a realizarse numerosos estudios etnográficos que tomaron como objeto de estudio la generación
del saber científico. Ver Schuster y Althabe (1999) y en esa misma compilación ver Hidalgo (1999) y Stagnaro
(1999).

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