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La economía es tan antigua como la propia humanidad. Hace cinco mil años, cuando dos pastores
intercambiaban una cabra por cinco gallinas, estaban haciendo economía. Desde
entonces se han sucedido, uno tras otro, diferentes sistemas económicos. ¿Podemos entonces,
mirando al pasado, intuir lo que nos depara el futuro?
Durante siglos, las principales vías de comunicación y comercio fueron los ríos. Los intercambios
que se realizaban estaban basados en los excedentes de las familias, productos artesanales hechos a
mano que sobraban. Estas constituían los principales núcleos económicos de
las economías de subsistencia.
Con las culturas egipcia, griega y romana, en ese orden, el sistema esclavista constituyó la base de la
economía. La principal riqueza provenía del trabajo de los esclavos en la agricultura. La guerra
también se consideraba, según algunos filósofos griegos, una fuente de riqueza, debido al
aprovisionamiento de esclavos y la mano de obra barata que se obtenía tras las conquistas.
Durante el imperio romano se produjo un aumento en la actividad comercial, si bien no era muy
eficiente pues todas la mercancías se enviaban a Roma y, desde allí, se redistribuían a los confines
del “mundo conocido”.
2. El sistema feudal
Con el derrumbamiento del imperio romano se produjo una gran vertebración de la actividad
económica. El concepto de imperio protector con fronteras bien definidas se vino abajo y los
campesinos, principales generadores de riqueza, se mudaron al castillo más cercano para protegerse
de las hordas de invasores y saqueadores.
Cada señor feudal protegía a un número determinado de vasallos que trabajaban las tierras; A
cambio de la protección, les entregaban una cantidad anual de su cosecha al señor y a la iglesia. Esto
era lo que se conocía como diezmo, por equivaler a la décima parte de la cosecha. Durante esta
época el comercio se reducía a ciertas ferias de carácter anual donde se compraban
y vendían artículos artesanales.
A finales de la época feudal comenzó a surgir una nueva forma de producción de riqueza,
diferente a todo lo conocido hasta entonces (agricultura, ganadería, pesca y conquista) y
basada
en la aportación de un cierto valor añadido a las mercancías. Hablamos del gremio de
artesanos, precursores de las fábricas. En esta etapa los ricos debían purgar su condición de
privilegio mediante la entrega de limosna (caridad) y el cobro de intereses se consideraba una
blasfemia.
3. El sistema mercantilista
Conforme los tiempos avanzaron y las hordas invasoras redujeron su flujo, las ciudades
comenzaron a crecer fuera de las murallas, y comenzó la difusión de la moneda, la letra de
cambio y los pagarés. Con ello, el ser rico no estaba mal visto ya que si el trabajo dignifica, la
riqueza, como producto del trabajo, era igualmente digna. Surge una nueva clase social entre
los campesinos, la nobleza y el clero: la burguesía, aupada por el comercio.
Con todos estos cambios, el cobro de interés deja de ser un tabú. Se entiende que el que presta
corre el riesgo de que no se le devuelva el dinero de modo que el interés se entiende como
una compensación a dicho riesgo. Además, el que presta dinero tampoco puede utilizarlo en
otra
cosa así que el cobro de interés se ve legitimado una vez más por lo que se conoce como
“lucro cesante”.
Por otra parte, como buena utopía, el comunismo funcionaba bien sobre el papel pero fallaba
en uno de sus pilares básicos: el ser humano y su altruismo para con sus semejantes. Todo se
basaba en la planificación centralizada, la supremacía del bien común y el estado sobre el
individuo.
El estudio de la economía se remonta a las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, Grecia,
el Imperio romano, las civilizaciones árabes, persas, chinas e indias.
Platón dio una definición de economía dividida en dos partes, por un lado, el estudio de la
administración doméstica y por otro, el estudio del comercio. Aristóteles fue el primer
economista analítico, se refirió a diversos temas económicos, que desde entonces han
mantenido actualidad, como sus definiciones económicas, los fenómenos de cambio y las
teorías monetarias y de valor.
En la Edad Media, cabe destacar las aportaciones a la economía del feudalismo y la filosofía
escolástica. Destacan en la ciencia económica grandes personajes como Santo Tomás de
Aquino, Antonio de Florencia y Ibn Jaldún.
Principios de la economía.
A finales del siglo XVIII es cuando la economía se empieza a considerar ampliamente como
una ciencia, desde la publicación del libro de Adam Smith, la riqueza de las naciones. La
publicación de este libro se ha llegado a calificar como el verdadero nacimiento de la
economía como una disciplina científica independiente, ya que hasta entonces se englobaba
dentro de la filosofía.
Las teorías postuladas en esta época se conocen como economía clásica. En esta corriente
fueron muy importantes para la economía además de Adam Smith, los economistas Thomas
Robert Malthus, su ensayo sobre los principios de la población y David Ricardo, con sus
teorías de la ventaja comparativa, la ley de los rendimientos decrecientes y teoría sobre la
distribución de la renta.
Desde entonces han surgido varias corrientes económicas. Entre todas ellas cabe destacar el
marxismo, el neoclasicismo, el keynesianismo, el monetarismo y el liberalismo económico.
Al mismo tiempo, la Economía echa mano a herramientas y procesos de diversas áreas del saber,
como la psicología, la filosofía, la historia, etc. para ayudarse en su comprensión de las dinámicas
económicas de las sociedades. Se trata de un saber multidisciplinario que data de los tiempos de
la Antigüedad Clásica (sobre todo Aristóteles).
Sistemas económicos:
Capitalismo
Socialismo
Comunismo.
Es una ciencia social que observa y estudia cómo se administran los recursos para satisfacer la
demanda de los humanos.
De igual forma, si se observa desde el punto de vista macro hasta el micro, todos somos
consumidores y productores que tomamos decisiones para poder satisfacer nuestras necesidades.
Así es cómo la economía estudia el comportamiento, acciones y las decisiones que tomamos con
respecto a agentes económicos
*Los campos de estudio de la Economía son:
La macroeconomía y la microeconomía.
La primera estudia el comportamiento de la economía global, es decir, regiones geográficas particulares,
países, continentes y el mundo en general.
Mientras que microeconomía analiza el comportamiento individual de los consumidores (personas,
hogares, negocios y organizaciones gubernamentales).
La economía como ciencia generalmente se divide en dos grandes ramas, por un lado la microeconomía
que estudia los comportamientos de los agentes económicos individuales y, por otro la macroeconomía
que estudia los efectos de todas las interacciones entre agentes individuales como un conjunto global.
Para su estudio, se utilizan herramientas de análisis como la estadística, la econometría, la ciencia de datos
y la computación científica.
Desde su origen, el hombre ha buscado formas de satisfacer sus necesidades, lo cual presenta muchos
obstáculos pues la fuente de la mayoría de los bienes son recursos no renovables y perecederos. La
combinación de estos factores, la disponibilidad o no de los bienes, las necesidades humanas y su
naturaleza social dieron en su momento origen a la economía.
La economía nace de las necesidades siempre crecientes del núcleo principal de la sociedad, que es la
familia. Tal como el origen etimológico del término "economía" indica, en una casa se deben tomar
muchas decisiones entre las cuales debe decidirse qué tareas serán realizadas por cada uno de sus
miembros y qué recibirán a cambio. Un ejemplo de la administración natural que se da en una casa es el
que, prestando su "mano de obra", cocina o lava la ropa y a manera de pago recibe un postre extra en la
cena o decide qué se verá en la televisión. En suma, en una familia se deben distribuir los recursos, que
son agotables, entre los diferentes miembros según sus habilidades, esfuerzos y deseos. Al igual que una
casa, la sociedad enfrenta numerosas decisiones día a día.
Una sociedad debe encontrar la manera de decidir qué trabajos deben realizarse y quién llevará a cabo
estas tareas. Se necesitan personas con diferentes profesiones y oficios que trabajen la tierra, otras que
confeccionen ropa, otras que diseñen y construyan edificios, etc. Una vez que se han asignado las
diversas tareas a los individuos que las llevarán a cabo (así como la tierra, los edificios y las máquinas),
deben designarse, de igual modo, los diferentes bienes y servicios que serán producidos y la manera en la
que se realizará la asignación de recursos en la sociedad.
La economía no tiene mucha dificultad ya que es una actividad natural del ser humano que deriva en
buena medida de su comportamiento gregario, tal como se aprecia en otros animales que exhiben el
mismo tipo de conducta como las hormigas o las abejas que entre sus individuos presentan una división
de tareas muy específica, lo cual tiene como único fin asegurar la supervivencia de las complejas colonias
que forman en sus hormigueros y colmenas respectivamente. Independientemente de si se hace
referencia a la economía de una ciudad, de un país o a la del mundo, la economía es simplemente un
grupo de personas interactuando cotidianamente entre sí. El comportamiento de una economía refleja el
comportamiento de sus individuos.
La economía como tal existe desde que el hombre tuvo que enfrentar la escasez de recursos y el exceso
de demanda, así como la justa y eficaz repartición de los mismos.
1.2 Sectores productivos, concepto, tipos y actividades
económicas de estos.
Los sectores de producción, o lo que es lo mismo, los sectores de actividad económica, establecen una
clasificación de la economía en función del tipo de proceso productivo que lo caracteriza.
Cada país apuesta más firmemente por uno u otro sector en función, entre otros factores clave, de los
recursos propios —y/o ajenos— con los que cuenta, de sus posibilidades de crecimiento y expansión,
y de sus preferencias a la hora de adoptar una estrategia de desarrollo concreta, caracterizando así su
modelo productivo y, con ello, determinando en gran medida las políticas de gestión que deberá
adoptar para alcanzar los objetivos económicos que se haya establecido. Los sectores productivos de la
economía española se caracterizan por un peso muy alto en el sector de los servicios, pero otros países
como México se basan más en las industrias manufactureras y el comercio.
Como es de suponer, los distintos sectores de producción presentan grandes diferencias entre sí,
especialmente en áreas clave y tan fundamentales como las de abastecimiento, suministro y logística,
y por supuesto en los procesos y las actividades directamente implicadas en la producción. Es decir, la
planificación y la gestión de la cadena de suministro en función de las necesidades y las
especificidades propias de cada sector juegan un papel fundamental en su definición.
Este sector se ocupa de las actividades económicas relacionadas con la transformación de los
recursos naturales en productos primarios no elaborados. Estos bienes serán a su vez
empleados en procesos de producción industrial a modo de materia prima.
De entre todos los sectores de producción, quizás sea éste donde los avances tecnológicos
hayan causado un mayor impacto. Las nuevas posibilidades en materia de agricultura,
ganadería, pesca, minería, caza, la acuicultura, silvicultura y apicultura consiguen que:
Los procesos reduzcan su duración temporal considerablemente.
Se produzca un mayor aprovechamiento de los recursos.
Se consiga una planificación más precisa, en base a pronósticos y previsiones basadas
en datos objetivos, y no en la intuición.
Partiendo de las materias primas, los procesos del sector secundario consiguen realizar una
transformación que resulta en productos listos para el consumo. En su evolución, caben
destacar tres hitos:
La comunicación y la información son por sí mismas prueba de su propia evolución. El nivel de detalle al que
se puede acceder hoy día con avances como:
•Big data.
•El internet de las cosas.
•El quantified self.
En cualquier momento.
En cualquier lugar.
Con o sin conexión a internet.
Configuran un panorama único y fuente de progreso que, con su estela, fomenta el cambio en el resto de
sectores de producción, que van adaptándose a los cambios e integrándolos con sus dinámicas de trabajo. Estos
valores intangibles son la clave de la innovación y el complemento perfecto para las actividades en otros
campos, que se enriquecen del contacto con las del sector cuaternario consiguiendo que ganemos todos.
Tradicionalmente, y hasta hace escasas décadas, distinguíamos 3 sectores de producción y fabricación básicos.
Una clasificación que a día de hoy, y al abrigo de la revolución de las nuevas tecnologías de la comunicación
y la información experimentada en los últimos lustros, ha sido ampliada estableciéndose, a día de hoy, hasta
dos sectores productivos de nuevo cuño.
Clasificación de los sectores de producción:
Con rigor, los dos primeros sectores producen bienes tangibles y, por ello, se consideran
sectores productivos; en cambio, el terciario se considera estrictamente un sector no
productivo, puesto que no produce bienes tangibles pese a ser, sin embargo, de vital
importancia para la construcción de una economía nacional sólida y fundamental en la
estimación del PIB de cualquier país desarrollado (o en vías de desarrollo).
En el otro lado de la balanza, se halla la alta competitividad del sector servicios en España, no
solo en lo que respecta al comercio interior sino también, y de un modo destacado, en lo
concerniente a la inversión española en el exterior, especialmente en los sectores bancario,
de distribución, transporte y logística, ingeniería, gestión y construcción de infraestructuras
(aeropuertos, autopistas, etc.), aguas y residuos, en el sector hotelero, y los sectores de
producción y distribución de energía (incluidas las energías renovables), seguros, telefonía, etc.
Agricultura y recolección.
Minería y extracción de canteras.
Silvicultura.
Pastoreo.
Caza de pesca.