TEXTO 6 - Ejemplos de Desnaturalización de Lo Social
TEXTO 6 - Ejemplos de Desnaturalización de Lo Social
TEXTO 6 - Ejemplos de Desnaturalización de Lo Social
En esta oportunidad vamos a trabajar tres ejemplos de desnaturalización de lo social, es decir de cómo podemos
pensar tres situaciones cotidianas con la mirada de la Sociología (utilizando la imaginación sociológica). Estas
situaciones siempre las pensamos como naturales. ¿Qué significa esto? Que creemos que “siempre fueron así” o que
“son de esta manera” en cualquier parte del mundo o en cualquier sociedad. De esta manera, terminamos
naturalizando algo que en realidad es social y, por lo tanto, cambia según cada cultura y cada momento histórico.
El verdugo introdujo un hierro en el caldero que contenía la poción hirviente, que derramó
generosamente sobre cada herida. A continuación, se ataron al cuerpo del condenado las cuerdas que
iban a ser uncidas a los caballos, y se ataron las cuerdas a los caballos, que fueron situados frente a los
brazos y piernas, uno en cada miembro […] Los caballos dieron un fuerte estirón, tirando cada uno en
línea recta de un miembro; cada caballo era guiado por un verdugo. Después de un cuarto de hora
volvió a repetirse la misma ceremonia, y finalmente, después de varios intentos, hubo de cambiarse la
dirección de los caballos de la siguiente manera: los que estaban en los muslos se pusieron hacia los
brazos, con lo que se rompieron los brazos por las articulaciones. Esto se repitió varias veces sin éxito.
Después de dos o tres intentos, el verdugo Samson y el que había usado las pinzas sacaron cada uno un
cuchillo del bolsillo y cortaron el cuerpo por los muslos en lugar de seccionar las piernas por las
articulaciones: los cuatro caballos dieron un estirón y se llevaron tras ellos las piernas: primero la
derecha y a continuación la otra. Luego se hizo lo mismo con los brazos, los hombros y los cuatro
miembros; fue necesario cortar la carne casi hasta el hueso. Los caballos, dando un fuerte tirón, se
llevaron primero el brazo derecho y luego el otro.
La víctima se mantuvo viva hasta la separación final de sus miembros del torso. Antes de la época moderna,
los castigos como éste no eran infrecuentes. Como John Lofland ha escrito, describiendo las formas de ejecución
tradicionales:
Las ejecuciones históricas de épocas anteriores estaban calculadas para maximizar el período de
agonía del condenado y su conciencia durante éste. Aplastar hasta la muerte mediante una carga
progresivamente pesada situada sobre el pecho, romper al condenado en la rueda, la crucifixión, el
estrangulamiento, la hoguera, el cortar tiras de carne, apuñalar partes no vitales del cuerpo, estirar y
cuartear, y otras técnicas semejantes consumían períodos de tiempo bastante prolongados. Incluso el
ahorcamiento fue una técnica de efectos lentos durante la mayor parte de su historia. Cuando
simplemente se retiraba el carro de los pies del condenado o la trampilla se abría sin más, el condenado
era estrangulado lentamente, y antes de sucumbir se retorcía durante varios minutos [. ] para abreviar
esta lucha, el verdugo a veces se ponía bajo el patíbulo para tirar de las piernas del condenado. (Lofland,
1977, p. 311.)
Las ejecuciones frecuentemente se llevaban a cabo en público y frente a extensas audiencias, práctica que
persistió hasta bien entrado el siglo XVIII en algunos países. A los condenados a muerte se les paseaba por las calles
en un carro abierto, para que se encaminaran a su fin como parte de un espectáculo con buena publicidad, en el que
las multitudes aclamarían o abuchearían, según su actitud hacia cada víctima en particular.
Hoy en día encontramos estos modos de castigo totalmente repelentes. Pocos de nosotros podemos imaginar
el divertirnos con el espectáculo de la tortura o la muerte violenta de alguien, sean cuales sean los crímenes que
hubiera podido cometer. Nuestro sistema penal está basado en el encarcelamiento más que en infligir dolor físico, y
en la mayoría de los países occidentales la pena de muerte se ha abolido por completo. ¿Por qué cambian las cosas?
¿Por qué sentencias de encarcelamiento reemplazan a formas de castigo más antiguas y violentas?
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Es tentador suponer que en el pasado la gente simplemente era más brutal, y que nosotros nos hemos humanizado.
Pero para un sociólogo, esta explicación no es convincente. El uso público de la violencia como método de castigo
estuvo, establecido en Europa durante siglos. Las personas no cambian súbitamente sus actitudes hacia tales
prácticas «sin más ni más»; intervienen influencias sociales más amplias, relacionadas con importantes procesos de
cambio que se dieron en ese período. Las sociedades europeas se estaban industrializando y urbanizando. El antiguo
orden rural estaba siendo rápidamente reemplazado por un orden en el que cada vez más gente trabajaba en
fábricas y talleres, trasladándose a las ciudades en expansión. El control social sobre las poblaciones urbanas no
podía mantenerse mediante los antiguos métodos de castigo que, basados en establecer un ejemplo temible, sólo
eran apropiados en comunidades reducidas y estrechamente entretejidas, en las que se presentaban pocos casos.
Las prisiones se desarrollaron como parte de una tendencia general hacia el establecimiento de
organizaciones en las que los individuos se mantenían «encerrados y apartados» del mundo externo, como una
forma de controlar y disciplinar su comportamiento. Entre los que eran encerrados al principio no sólo se contaban
delincuentes, sino vagabundos, enfermos, personas sin empleo, débiles mentales y locos. Las prisiones sólo
empezaron a separarse, de manera gradual, de los manicomios y de los hospitales para los enfermos físicos. En las
prisiones se suponía que los delincuentes se «rehabilitaban» para convertirse en buenos ciudadanos. El castigo del
crimen se orientó a crear ciudadanos obedientes en vez de mostrar públicamente a los demás las terribles
consecuencias que se siguen de la mala conducta. Lo que ahora consideramos como actitudes más humanas hacia
el castigo tendieron a seguirse de estos cambios, y no a causarlos en primer término. Los cambios en el tratamiento
de los delincuentes forman parte de los procesos que barrieron los órdenes tradicionales aceptados durante siglos.
Estos procesos crearon las sociedades en las que vivimos hoy.
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