Modelo Tecnologico
Modelo Tecnologico
Modelo Tecnologico
Existen ciertas ideas contrarias entre los diferentes autores sobre si deben considerarse los avances
tecnológicos como un modelo de orientación, ya que, para algunos profesionales, los avances tecnológicos
son sólo una serie de recursos en los que se apoyan el resto de los modelos.
Sin embargo, no es así; un modelo tecnológico, por un lado, facilita el trabajo de los profesionales de la
orientación y agiliza la relación con orientados y, por otro lado, puede ser el marco global en el que se
apoyan el resto de los modelos.
Conceptualización y características
Rodríguez Espinar (1993) lo conceptualiza como un modelo basado en sistemas y/o programas auto-
aplicables que no elimina la figura y las funciones del orientador. El orientador habrá de estar presente en
el proceso desempeñando la función de consultor, aclarando dudas, resolviendo problemas, comentando
algunas de las informaciones que se proporcionan y ayudando al sujeto en su labor de síntesis y de
reflexión. Estos sistemas lo que pretenden es liberar al orientador en tareas informativas y le dejan más
libre para desempeñar sus funciones de consulta y asesoramiento. Este modelo, plenamente realizado,
puede contribuir en el desarrollo de las funciones de la interacción orientadora.
Bisquerra (1996), por otra parte, señala algunas características que diferencian al modelo tecnológico de
otros modelos. El modelo tecnológico consiste en la utilización de los medios de comunicación masiva
(prensa, radio, televisión, vídeo, programas informáticos, etc.). El modelo clínico, por ejemplo, atiende a los
clientes uno a uno; el modelo de servicios puede atender a grupos, igual que el modelo de programas; con
el modelo de consulta un mismo orientador puede atender de forma indirecta a conjuntos de grupos. Con
el modelo tecnológico se puede atender simultáneamente a cantidades ingentes de personas.
Este modelo despliega sus funciones alternando las dimensiones dentro-fuera del contexto en el que se
lleve a cabo, directa-indirecta e individual-grupal.
El modelo tecnológico responde a un modelo organizativo de la escuela, con un sistema de enseñanza
flexible y adaptable a cada sujeto y con un sistema de trabajo que no depende de tiempos, lugares,
materiales o personas.
Este modelo pretende contar con diferentes apartados dedicados a dar respuestas individualizadas a
determinadas dificultades de aprendizaje, habilidades para el estudio, desarrollo de programas de
orientación en la familia, etc.
Las principales características del modelo tecnológico son las siguientes (Pantoja, 2004):
– Sitúa la orientación en un escenario más amplio que el contexto donde se ubica, proyectándose en toda
su extensión a todos los sectores: alumnos, familias, profesionales de la orientación y tutores.
– Facilita el intercambio de toda clase de información entre los implicados en el acto orientador.
– Confiere autonomía a los implicados, y al mismo tiempo permite un gran número de posibilidades de
desarrollo de la acción orientadora.
– Se puede integrar en otros modelos y en el currículum de orientación.
Rol del profesional de la orientación
El orientador tendrá entre sus funciones:
-Desarrollar una labor de coordinación de las distintas propuestas tutoriales e implementará, al mismo
tiempo, acciones integradoras entre tutores.
– Realiza preferentemente tareas de consulta al ser competente en el uso de las nuevas tecnologías
aplicadas a la orientación, aclarando dudas, resolviendo problemas, comentando la información y
ayudando a los usuarios a la toma de decisiones.
– Es un mediador material de los aprendizajes y del desarrollo de los destinatarios de la orientación.
– La intervención adopta un carácter transversal, preventivo y de desarrollo; publico y social.
– Coordina las labores que desarrollarán los distintos agentes de intervención que complementarán su
labor.
– Modera las redes comunicativas y de información dentro de su contexto de trabajo y en su relación con
el exterior.
Los roles más significativos que el orientador o la orientadora deberán asumir son los de consultor,
mediador, asesor y coordinador. Es sabido que este tipo de orientación exige el apoyo de un medio
tecnológico que actúa de intermediario entre el agente de la intervención y la persona objeto de la acción
orientadora. El orientador merece su papel de técnico o especialista conocedor y dominador de los medios
tecnológicos, en tanto que los orientados también deben tener un dominio practico de estos. Sin embargo,
no suele ser así, en realidad el profesional de la orientación no suele estar bien formado en el uso de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación, a lo que hay que añadir la permanente y rápida
evolución de las mismas.
Fases
Pantoja (2004:195-196) propone una posible metodología de trabajo estructurada y sistematizada en
varias fases:
1. Inicio de la acción orientadora por iniciativa del orientador, algún miembro de la comunidad educativa
(padre, profesor o alumno) o por mandato institucional.
2. Estudio de la naturaleza de las acciones a emprender.
3. Elección del modelo o modelos de orientación adecuados.
4. Análisis de los recursos tecnológicos disponibles que traten el tema en cuestión para definir en función
de estos:
– La revisión de las posibles evaluaciones previas de los mismos.
– Roles y funciones de personas implicadas.
– Cronograma de actividades y utilidad de todos los apartados de que consta el recurso o sólo de algunas
partes de este.
– Dimensiones sociales de la intervención: individual y grupal (compañeros, profesor u orientador, padres,
etc.).
– Lugar o lugares en los que se desarrollarán (colegio, casa, etc.) y posibilidades de adaptación.
5. Elección de los recursos (tecnológicos y de lápiz y papel).
6. Diseño del programa comprensivo. Dada la flexibilidad de las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación se debe dejar una puerta abierta, tanto en el diseño como en la implementación, a un
imprescindible proceso de feedback que permita incorporar las posibles novedades.
7. Implementación. En cada una de las variables se asignará un agente de intervención concreto.
8. Evaluación y propuestas de depuración. La evaluación se efectuará de forma que englobe a todos los
participantes. La calidad de la intervención dependerá de que este proceso sea riguroso y técnico a la vez.
Consideraciones finales
Ventajas:
A los orientadores les falta una formación específica en Nuevas Tecnologías de la Información y la
Comunicación.
Las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación específicas para la orientación
están poco desarrolladas.
La intervención puede convertirse en una acción puntual si no se inscribe dentro de un programa
comprensivo.
La función de asesoramiento interactivo todavía es más un proyecto que una realidad.
La excesiva estandarización de algunas aplicaciones puede impedir su contextualización.