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Borrador Duelo-1

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ANTES DE EMPEZAR

GRACIAS por interesarte en recibir esta información basada en nociones


teóricas y vivenciales sobre la temática del duelo y que comparto con la intención de
poder comprender un poco mejor lo que nos ocurre ante las pérdidas. También
recordarte que cuestiones y reflexiones con curiosidad sobre lo que aquí expreso,
validándolo con tu propia experiencia y sacando tus propias conclusiones. La idea es
que, mientras caminamos juntos, tú seas tu propia maestra. La vida me enseñó pronto
lo que es perder a seres queridos de forma inesperada. Aún así, no me considero una
autoridad para transmitir ninguna verdad. Y menos a través de las palabras que
siempre serán limitadas. Por ello, antes de nada, quiero dejar claro que recibamos
esto como un MAPA (y como tal no es el territorio) sobre el que plantear hipótesis y
trabajar situaciones que nos puedan estar ocurriendo en este momento,
especialmente si estamos transitando alguna situación de incertidumbre por cambios
o pérdida. Aquí incluyo algunas ideas que espero te puedan servir de orientación y
alivio ante las sensaciones de desanimo, soledad, angustia o tristeza que se pueden
experimentar. Pero sobre todo, si estás atravesando un duelo y el dolor es muy
intenso, permítete sentirte apoyado y acompañado. Somos heridos y sanados en el
contacto con los otros. Un otro a quien abrirnos a expresar, que nos escuche y
acompañe de forma amable mientras atravesamos este momento de gran desafío.

GRACIAS NUEVAMENTE.
INTRODUCCIÓN

Antes de empezar me gustaría preguntarte ¿qué significado le das a la


muerte? ¿Crees que somos un cuerpo físico y que una vez que muere todo termina?
¿Tienes una mirada más integrativa/holística en la que la muerte sigue siendo parte
de un viaje? ¿Quizás una parte de nosotros es impermanente pero otra si
permanece? ¿Tú cómo lo ves/sientes? Si te apetece, dedica unos minutos a
reflexionar sobre esto.

El significado etimológico de la palabra duelo viene del latín (dolus y verbo


dolere) significa doler, sufrir, penar. Una de las acepciones de dicha palabra en la RAE
está relacionada con la palabra luto e incluye aquellas "demostraciones que se hacen
para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien".

La experiencia del duelo está muy relacionada con la cultura. Así, por ejemplo,
puede ser más habitual que en occidente se preparen misas o entierros como forma
de ritual para liberar emociones y poder adaptarse a la pérdida, mientras que en
oriente, es posible que sea "preparada" con antelación y la partida sea más como un
acto de celebración.

Si bien la muerte puede ser el sentimiento de pérdida más importante al que


nos podemos enfrentar, en este artículo haré referencia al duelo en relación a
cualquier tipo de final o pérdida que deja un dolor/pesar por ausencia y que abarca
multitud de sentimientos.

Así nos podemos encontrar con diferentes tipos de duelo.

Según "lo que se pierde":

a) Evolutivos (sociales): transiciones de etapas vitales como de la niñez a la


adolescencia, de la adolescencia a la adultez,…
b) Afectivos: rupturas de parejas, separaciones/divorcios, partos, destete…

c) Sociales: cambio de estatus social, desempleo/perdida de trabajo,


jubilación…

d) Corporales: vejez, pérdida de algún miembro del cuerpo, enfermedades…

Por lo tanto, ante cada una de estas situaciones, si lo deseamos, podemos


utilizar como forma de despedida, herramientas de elaboración de rituales que nos
permitan elaborar e integrar y de las que hablaré más adelante. Por ejemplo, ante un
cambio de profesión o puesto de laboral en la que llevabas muchos años trabajando.

Los duelos también pueden variar según cómo ocurre la pérdida (y cómo la
persona puede vivirlo):

a) Duelos esperados. Son aquellos para los que nos hemos ido preparando. Ej.
Enfermedades crónicas, vejez,...

b) Duelos deseados: Aquellos que dejan una sensación de deseo de que todo
termine para dejar de sufrir y que a la vez crean sentimientos de culpa y
remordimiento por ello. Por ejemplo, se desarticula un sistema familiar porque
alguien cercano desarrolla una enfermedad degenerativa,…

c) Duelos repentinos. Pérdidas inesperadas donde no es posible la despedida.


Dejan de sensación vacía y cómo que han arrancado algo. Ej. Accidentes, suicidios,…

En función de lo inesperado, de la forma de la pérdida, de la importancia de lo


perdido será mayor o menor el impacto traumático del suceso y en función de ello el
proceso de elaboración para la integración.
¿CÓMO ES EL PROCESO NATURAL DEL DUELO?

Primero que nada, quiero salir de las recetas genéricas y expresar que cada
persona puede elaborar el duelo de forma diferente llevando sus propios tiempos.
Aunque depende mucho de la importancia y la intensidad del vínculo de la pérdida, de
los apoyos y recursos internos con que cuente la persona, como norma general, el
primer año es una referencia importante respecto al dolor, (el primer día sin esa
persona en las vacaciones, en los cumpleaños, en las navidades,...).

El duelo es una etapa de intimidad, de recogimiento interno, de movilización


de afectos e incluso de catarsis. Implica despedida, desapego, renovar el significado
(resituar internamente lo perdido), rehacer y readaptarnos a la vida y libertad para
continuar. La integración de la pérdida. Durante el proceso, puede reaparecer lo
pendiente, lo no expresado/perdonado, así como resentimientos, angustia, tristeza,
rabia, y culpa. Es una reacción natural y, por lo tanto, importante aprenderlas a
canalizar. Se vive un proceso de ir al fondo de nosotros mismos y encontrar recursos
necesarios para restituir el equilibrio y poder seguir adelante. Es un baile de ida-
vuelta de dentro-afuera, en el que si nos quedamos mucho tiempo hacia adentro, es
posible que nos aislemos y deprimamos, y si por el contrario, estamos mucho tiempo
fuera, será más difícil terminar de elaborar e integrar la pérdida. Por lo tanto, es
importante ese baile en estos estados yendo (fuera, salir) y viniendo (dentro,
recogimiento).

Dejar claro que teorizar sobre las posibles etapas de un duelo nunca será la
experiencia real. Es difícil saber en qué fase se encuentra una persona e incluso sentir
que se encuentra en varias a la vez. Como teoría, nos sirve para aproximarnos a su
estudio y comprensión, y si bien parece se siguen una serie de fases comunes, estas
no suelen ser lineales. Dependiendo de nuestra resistencia a aceptarlas, este proceso
puede ser más o menos largo.

A continuación comparto las etapas de afrontamiento a la enfermedad, que


también sirven para los duelos, de la psiquiatra especializada en muerte Kubler Ross.
1. Negación. No se acepta la pérdida. No nos creemos que haya ocurrido hasta
el punto de poder seguir viviendo como si tal. Estado de desensibilización, shock. Esto
no me puede estar sucediendo, no me lo creo.

2. Rabia - Ira. A veces, el enfado trata de encauzar una situación que aún no se
ha dado por perdida pero que empieza a desmoronarse. Todavía algo puede salvarse.
El enfado es importante y necesario. Es el principio de la separación y destrucción.
También la envidia - rencor o resentimiento. ¿Por qué a mí? ¿Qué he hecho mal?

3. Negociación - Regateo. Se empieza a ser consciente del hecho y que es algo


serio/real. Se intenta llegar a acuerdos para recuperar lo que había. Pedir perdón,
rogar, rezar, promesas para que ocurra algo que lleve la situación a donde estaba. Si
mejoro prometo que...

4. Depresión. En las fases anteriores todavía hay una resistencia a aceptar el


suceso. Aquí empieza de verdad el proceso de recuperación. La tristeza es una
emoción necesaria que nos abre al mundo interior. Aunque no nos guste, es una etapa
que nos lleva a dedicarnos tiempo a nosotros y a recogernos para SENTIR la pérdida y
reflexionar. Pérdida de la esperanza. Caída. Tocar fondo. Es el lugar en el que
resolvemos lo que queda pendiente, donde nos despedimos y empezamos a ordenar.

5. Aceptación. Sanación, estar en paz. Nos empezamos a sentir mejor. Nos


volvemos a abrir al mundo. Se continúa adelante. Todo lo que no sea agradecimiento
como respuesta a la pregunta sobre el sentimiento del duelo puede mantenerlo
estancado.

La no aceptación nos puede llevar a compensar las emociones que no son tan
agradables para anestesiar el dolor de la pérdida, por ejemplo, buscando rápidamente
otras fuentes de afecto o incluso, impidiéndonos conectar con el disfrute cronificando
el sufrimiento.
Transitarlo de forma elaborada no implica olvidar, incluso tampoco que deje
de doler al recordar, pero permitirá poco a poco recuperar el proyecto personal, vital
y volver a sonreír.
¿CÓMO SABER SI UN DUELO SE HA ESTANCADO?

No sé si has visto la película de Will Smith "Belleza Oculta". En ella, el protagonista, pierde a su hija
de 6 años debido a un cáncer. Se puede comprobar la transformación de su mujer cuando asume la pérdida y
comprende "la belleza oculta" de los sucesos. En cambio, el entra en una espiral destructiva hasta que siente que
puede ACEPTAR LO OCURRIDO. https://www.youtube.com/watch?v=nQFTfCBOdJo

¿Sientes que todavía hay algo o alguien de quien tienes ganas de despedirte?
¿O de quién no quieres hacerlo?

Es probable que durante el duelo, las emociones de angustia, tristeza, rabia


puedan estar negadas, estancadas, fingidas, sobreactuadas. La pérdida se convierte en
un fin en sí mismo (se perdió la esencia de la vida) dejando asuntos sin concluir e
incluso reabriendo otros que también estaban pendientes.

¿Cómo saber si hay algo pendiente de concluir (o concluido de forma poco


sana)?
 Pasa el tiempo y seguimos con falta de energía o apatía. No
usamos los recursos disponibles porque hay dificultades para experimentar el
presente.
 Desconexión del cuerpo (o de partes de él). Alguna parte física,
mental, emocional está congelada. Emociones no descargadas. Contención.
 Proyecciones o incoherencias. Respuestas desproporcionadas
ante estímulos pequeños. ¿Qué me está pasando?
 Sustos inesperados. Shock, disociación
 Repetición de Sueños, pesadillas, …

La dificultad para perdonar (muchas veces a nosotros mismos), los


sentimientos de culpa, de tristeza a veces mantienen el nexo de unión y nos impide
terminar de soltar. Eso también nos puede llevar a somatizar. "A veces nos cuesta
despedirnos de nuestros muertos porque con ellos hemos enterrado algo nuestro". Y quizás,
solo quizás, si lo recuperamos es más fácil dejar ir.
UN POCO DE AYUDA EN LA ELABORACIÓN. Rituales de Cierre

Como hemos visto cualquier tipo de final, pérdida (aunque la más importante
sea la muerte) y/o transición de un estado a otro suele dejar un dolor/pesar por la
ausencia de lo que había y del espacio que deja. También que según la importancia de
eso que fue, lo inesperado y de los recursos de los que disponemos interna y
externamente, puede abarcar multitud de sentimientos complejos más o menos
intensos.

Aunque según la situación también se pueden realizar rituales de apertura a lo


nuevo que está por venir, en este artículo voy a hablar solo de rituales de despedida.
¿Qué tipo de sucesos pueden ser interesantes elaborar rituales de cierre para no dejar
aspectos pendientes o inconclusos? Como comentamos anteriormente, desde todos
aquellos afectivos, a los que solemos dar mucha más importancia, como por ejemplo,
fallecimientos de seres queridos, separaciones, rupturas, pasando por algunos más
sociales como pérdida de trabajo, jubilación, físicos como enfermedades y/o
transiciones de etapas evolutivas como infancia a adolescencia o de madurez a vejez.

La importancia de elaborar, de integrar, de cerrar, es debido a que todo


aquello pendiente o inconcluso encontrará el momento para emerger y repetirse.
Transitarlo es parte de ese proceso de integración y transformación. Tratar de
aferrarse es una forma de evitación del proceso que suele acabar generando más
sufrimiento. A veces solo queda rendirse (que no resignarse) y vivirlo con
aceptación. Paciencia, un buen cierre requiere su tiempo.

El lenguaje utilizado para la elaboración del duelo suele ser el analógico,


simbólico, del hemisferio derecho, directo a lo emocional. Para ello nos podemos
ayudar estableciendo aquellos ritos que conecten más con nuestra alma y que mejor
nos ayuden a la integración.
La elaboración del duelo se puede enfocar desde un carácter sistémico ya que
involucra lo físico, emocional, mental, espiritual, social.

Nos ayuda volver a reconectar con nuestras sensaciones corporales. Atender


siempre las señales del cuerpo. Las emociones básicas son muy corporales.
Correlacionan con algo físico potente que surge, se descarga y desaparece. Para tener
conciencia de ellos el cuerpo requiere ir despacio, lento, sin prisa ya que a veces la
impaciencia para querer que todo pase o encontrar una solución hace de
interferencia. El cuerpo tiene su memoria, su ritmo, va cambiando y las sensaciones
no duran siempre.

Expresar lo pendiente. Por ejemplo, si quedó algo pendiente de expresar que


se puede verbalizar, incluso en forma de oración o de carta escrita. Todo aquello que
nos gustaría haber dicho, cualquier emoción que sintamos darle lugar sin guardar
nada. Todas las emociones son importantes, son adaptativas por lo tanto no se trata
de juzgarlas como "buenas" ni "malas". Dejar que surjan y que fluyan. En la carta
puedes incluir los motivos de tu enfado, culpa, aquello que necesitabas incluso incluir
que cosas queremos dejar atrás, lo que agradecemos y hemos aprendido de lo vivido y
qué nos querríamos llevar con nosotros.

Especial mención el poder aprovechar las relaciones y el contacto para


expresar (ya sea con alguien de confianza que nos acoja o con el terapeuta) mientras
nos sentimos apoyados y acompañados. Es posible que mientras asimilamos lo
ocurrido y necesitemos elaborar hablando mucho sobre el tema como forma de
contener la intensidad emocional hasta que tengamos soporte suficiente.

Recuperar la fuerza de nuestro transgeneracional. Poner todo el clan detrás de


nosotros nos da sentido de pertenencia. Padres, madres, abuelos y abuelas, bisabuelos
y bisabuelas, incluso tatarabuelos si alguna vez tuvimos información de ellos. Para
reforzar nuestra valía es importante la mirada de otros. Observar como detrás de
nuestros padres están nuestros abuelos y detrás nuestros bisabuelos. A veces, por
cuestiones que solo la vida conoce, faltan algunos en los primeros lugares, pero si
ampliamos la mirada seguro que encontramos otros familiares que si nos miraban. En
el clan, siempre hay gente que está más disponible que otra. La importancia de tocar y
mirar. Somos queribles y no solemos darnos cuenta hasta que recibimos la mirada
amorosa de otro solo por ser quienes somos sin tener hacer más nada. La conciencia
del clan nos respalda, nos miran con valor y validación. Somos uno de ellos. Se
transmite la vida. Dignos descendientes del clan. Recibimos su respaldo. Somos
vistos.

Honrar. Usar fotos, objetos, velas, flores, incluso hacer un pequeño altar
durante unos días.

Una vez pasado un tiempo reunirlo todo, incluso quemar lo escrito y llevarlo
todo al mar o a algún sitio donde enterrarlo.
ENCONTRAR Y PEDIR APOYO SI LO NECESITAMOS

Es importante recordar ser muy cuidadosos y amables tanto con nosotros si


estamos en un duelo como con la persona a la que podemos estar acompañando si lo
está viviendo. Se avanza despacio, regulando. Manteniendo una armonía, un ritmo.
Sin empujar. Un proceso de paciencia y calma. Son momentos muy importantes que
requieren ir viviéndolos poco a poco, para que haya una integración.

Si crees que necesitas ayuda externa te invito a que pidas ayuda a un psicólogo
o a alguna institución que pueda apoyarte como por ejemplo “El teléfono de la
esperanza”.

Si quieres contarme tu situación puedes contactar conmigo aquí.

José J. Cerpa
Antes que psicólogo SER humano.
Acompaño a otros seres humanos en momentos de desafío
Psicólogo y Terapeuta Humanista
Habilidades sociales y resolución de conflictos interpersonales
http://www.josejuancerpa.com
info@josejuancerpa.com
Móvil: +34 623067575

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