Tema 4 LAL
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Gestión de stocks
1.- Concepto y objetivo.
La expresión gestión de stocks. Es el conjunto de actividades de organización, planificación y control del
conjunto de stocks perteneciente a una empresa. Fundamentalmente, se trata de disponer de la cantidad
necesaria, en el momento y lugar que se necesite con el mínimo coste.
La situación ideal sería la ausencia de stock y de almacenes, de manera que nuestros proveedores nos
suministraran mercancía inmediatamente cuando fuera necesario, pero esto es imposible para cualquier
empresa, por lo que se debe establecer un equilibrio entre la calidad de servicio al cliente y los costes que se
derivan de la posesión de los stocks.
La posesión de stocks cumple la función de servicio al cliente con las siguientes acciones:
Acerca el producto al cliente. Los almacenes de delegaciones o distribuidores facilitan la conexión entre
las fábricas y los clientes.
Ajustan las diferencias de la demanda real con las previsiones de ventas y con la capacidad
productiva. En muchos casos no es posible ajustar la producción a la demanda real, por lo que se debe
almacenar la mercancía.
Evitan roturas de stock. Es preciso garantizar el servicio cuando determinadas eventualidades (fallo en
nuestros proveedores, transportistas o problemas con el proceso de fabricación) impidan disponer de los
productos previstos.
Costes de posesión.
Ya has visto los costes que supone el stock de almacén, no solo en el valor del producto y los costes de
almacenaje, manutención, preparación de pedidos, etc., sino también los costes financieros de toda esa
inversión. Es preciso ajustar las cantidades para reducir esos costes sin comprometer el servicio al cliente.
Además de los conceptos e índices de cálculo que veremos a continuación, podemos definir
algunos conceptos básicos en relación con los tipos de stocks.
Según su ubicación.
Es preciso contar con ambos conceptos para saber cuál será el stock disponible. De esta
manera podemos atender a los pedidos de clientes no sólo con la mercancía almacenada,
sino también con la que está previsto que entre. Para ello debemos saber con exactitud:
Materias primas.
Productos semiterminados.
Productos terminados.
Otros:
Envases y embalajes. Repuestos.
Componentes.
Ya hemos hablado de ellos. Todos ellos son elementos almacenables y deben considerarse no sólo en la
gestión del almacén (espacios, medios usados) sino también en la gestión de stocks, muy especialmente en las
materias primas, productos semiterminados y productos terminados. Cuando las materias primas y componentes
entran en almacén, podemos mantenerlas en stock o incorporarlas inmediatamente al proceso productivo. Si las
incorporamos al proceso productivo, normalmente de productos diversos, aumentamos el nivel de existencias
de productos terminados y garantizamos el servicio al cliente, pero incrementamos también el coste de la
mercancía almacenada. En cambio, con
tiempos cortos de fabricación de productos es más interesante mantener en almacén las materias primas y
productos semielaborados, porque el coste de la mercancía almacenada y el financiero serán menores.
Por ejemplo, una materia prima o componente concreto, puede dedicarse a fabricar los productos A y B en
sus modelos 1 y 2, por lo que es más rentable mantener el mayor tiempo posible esa materia prima en
stock, que dedicarse a fabricar los modelos 1 y 2 de los productos A y B en unas cantidades que pueden no
ser adecuadas, sobrando unas y con falta de stock en otras. De esta manera se compromete menos dinero en
el stock sin dejar de garantizar el servicio al cliente cuando haya pedidos. Para ello es necesario tiempos de
fabricación muy cortos.
Por ello, debemos tener en cuenta algunos conceptos en relación con los stocks.
Stock de maniobra. Es el stock que la empresa necesita para realizar las operaciones comerciales habituales.
Dependerá del ritmo de las ventas (a mayor cifra de ventas, más stock de maniobra) y del ritmo y plazos de
suministro de proveedores o de fabricación (mayores plazos de entrega o producción aumentan el nivel de
existencias).
Stock especulativo. Si se prevé que la demanda de un determinado bien va a incrementarse en una gran
cuantía, se acumula stock cuando aún no hay tal demanda y, por tanto, es menos costoso. Aunque
supone un incremento en los costes de mercancía almacenada, se compensa por el menor precio de
compra.
Stock cíclico o estacional. Su objetivo es hacer frente a aquellas ventas esperadas que se producen en una
determinada estación o temporada. Sería el caso del turrón o los helados. En este caso, es preferible fabricar de
manera regular durante todo el año y almacenar los productos para periodos concretos que tener una alta
capacidad de producción (máquinas, operarios) sólo para ese periodo.
Stock de seguridad. Es el previsto para demandas inesperadas de clientes o retrasos en las entregas de los
proveedores. Ayuda a evitar las roturas de stock. Lo vemos con más detalle en el siguiente apartado.
Stock medio. Está basado en el stock de maniobra y el de seguridad. Determina el promedio de mercancía
almacenada de acuerdo con la siguiente fórmula:
Dado que el stock de maniobra es un valor que va cambiando a lo largo del año, es preciso hacer al menos
un cálculo mensual del stock medio.
Stock mínimo o punto de pedido. Es la cantidad relativa al consumo durante el plazo medio de
reaprovisionamiento. Cuando se alcanza ese volumen de stock, es preciso realizar el pedido para no quedarse sin
mercancía antes de que llegue el pedido.
Tiempo de reposición. Es el plazo transcurrido desde que se hace el pedido a proveedor hasta que llega a los
almacenes. Es preciso contar con este plazo para estimar las necesidades y tiempos de pedido, para
abastecer a producción y a los clientes.
Rotura de stocks
Podemos definir la Rotura de Stock como la cantidad de demanda solicitada por un consumidor o cliente no satisfecha
por ausencia de stock suficiente para atenderla.
Se dice que se produce una rotura de stocks cuando las existencias de un determinado producto del almacén
no son suficientes para cubrir las necesidades de consumo ordinario. Se pueden dar dos variantes:
En el primer caso, el stock mínimo ha quedado desfasado y, por tanto, se estudia la nueva situación de la
empresa y sus actuales necesidades, con el fin de determinar un nuevo nivel de stock mínimo, En el segundo
caso, aprovisionamiento lleva a cabo las gestiones necesarias para determinar por qué no se han respetado los
mínimos fijados.
Y de forma porcentual
Stock de Seguridad.
Al ser el tiempo de reposición conocido, la reposición se pide con antelación, llegando el pedido en el
momento en que el stock se acaba. Si se dispusiera de un sistema de reposición totalmente fiable (que
cumpliera plazos y cantidades con una seguridad del 100 %) y con un tiempo de respuesta instantáneo, no
haría falta stock de seguridad. Como esta situación no se da en la práctica, es conveniente disponer de un
stock de seguridad que cubra posibles eventualidades para evitar las roturas de stock.
Por ejemplo, en el caso de que durante la espera del pedido hubiese un mayor consumo, las existencias se
agotarían antes de la llegada del mismo, quedando una parte de la demanda insatisfecha. Un retraso de un
proveedor o transportista puede provocar una situación similar.
Por otra parte, un stock de seguridad que cubriera cualquier situación, por excepcional que fuera, debería tener
un tamaño infinito, como esto es insostenible debe de valorarse el coste del stock de seguridad frente al de la
Calidad de Servicio, debiéndose llegar a un compromiso entre ambos, un equilibrio entre el coste que supone
mantener el stock de seguridad y el coste que supone la ruptura de stock por carecer de existencias. Asociado
a este concepto está el de punto de pedido, que es el nivel de stocks en el que debemos efectuar el pedido,
para que llegue a tiempo antes de que se produzca una rotura de stocks.
Los adecuados niveles de seguridad permiten a las empresas enfocar sus objetivos hacia un determinado
sentido. En cierta manera el stock de seguridad es una forma de prepararse ante épocas en las que pueda
escasear cierto producto. Esto permite a las empresas poder satisfacer la demanda de los consumidores,
aunque surjan alguna de las siguientes situaciones:
Es fundamental calcular el stock de seguridad, por el hecho de que si no lo llegamos a calcular no sabemos si
tenemos demasiadas mercancías o escasas mercancías. La cuantía de existencias de seguridad también puede
influir en el desarrollo de una compañía. Cuando la cifra es alta puede generar elevados costes de
mantenimiento de inventario. Además, los artículos que durante un largo tiempo se almacenan pueden llegar a
deteriorarse, romperse o caducar. Por su parte, pocas existencias de seguridad puede suponer una pérdida de
ventas y por lo tanto un mayor porcentaje de pérdidas. La idea principal del stock de seguridad y a través de la
cual se conseguirá el éxito reside en encontrar un equilibrio.
Para hacer el cálculo del stock de seguridad, debemos valorar los siguientes factores:
Plazo de entrega.
Demanda del stock de seguridad.
Desviación normal del plazo de entrega de los pedidos.
Desviación estándar de la demanda.
Tasa de servicio deseado.
Siendo:
desviación típica.
PE = plazo de entrega.
El valor de Z se busca en tablas estadísticas de distribución normal o usando una hoja de cálculo. Variará
dependiendo del nivel de servicio que se quiere proporcionar.
Vamos a verlo con un ejemplo. La demanda diaria media es de 1.000 unidades y se cursan pedidos de
tamaño 36.000 unidades. La desviación típica de la demanda es de 50 unidades y el plazo de
Como el plazo de entrega es de 12 días, el pedido debe cursarse el día 24, para que llegue el día 36, momento en
el que nos quedamos a cero. El día 24 habrá:
La demanda no es estable, es variable con un valor medio de 1.000 unidades al día y una desviación típica de 50.
Esto quiere decir que un día pedirán 950 y otro 1.050 unidades, por ejemplo. Esto puede hacer que, en los 12
días que tarda en llegar el pedido puede haber una demanda superior a la prevista, con lo que se
produciría una rotura de stocks. Para ello es necesario un stock de seguridad.
El stock de seguridad variará según el nivel de servicio que deseemos proporcionar. Si queremos garantizar un
mayor nivel (menos riesgo de rotura de stocks) debemos mantener un stock mayor.
Si queremos garantizar un nivel de servicio del 85 %, buscamos el valor en la tabla más aproximado, en este
caso 0,8508.
Para un nivel de servicio del 80 %, Z será igual a 0,84 unidades. El stock de seguridad será:
Para calcular nuestro stock deberemos tener en cuenta los siguientes parámetros:
Stocks:
Mínimo (SM).
De seguridad (SS).
Plazo de entrega del proveedor: Entrega
habitual (EH).
Entrega con retraso (ER).
Demanda media (DM).
Tipo de stock Fórmula Det
alle
Con estos parámetros, el stock mínimo se calculará en
función de la demanda media y del número de días que
tarda el proveedor en servirnos:
Stock mínimo, Stock mínimo, lo vemos con un ejemplo:
SM = EH x
fórmula Si un proveedor tarda en servirnos 7 días y el consumo
DM
medio de un artículo es de 200 al día, el cálculo del
stock mínimo sería:
SM = 7 x 200 = 1400 unidades
De esta forma nos garantizamos que no exista rotura de
stocks, incluso cuando existen problemas de suministros.
Stock de seguridad, ejemplo
Si continuamos con el cálculo del stock de seguridad del
Stock de SS = SM + (ER ejemplo anterior, teniendo en cuenta los siguientes datos:
seguridad –EH) x DM = Periodo de entrega habitual: 7 días. Periodo de entrega con
, fórmula ER x DM retraso: 10 días.
Demanda prevista en temporada alta 200 unidades al
día.
SS = 1400 + (10 – 7) x 200 = 600 unidades.
Es una forma diferente de ver el índice de rotación. Por otro lado, establecer un índice de cobertura basado en
promedios anuales es arriesgado, por lo que es preferible establecer un periodo de cobertura con las
existencias de un momento dado y la previsión de ventas.
1. Precio o coste de adquisición. Es la suma del precio de compra más aquellos gastos
derivados de la función de aprovisionamiento, como pueden ser los transportes, si los
paga el comprador, los seguros, los gastos de recepción, inspección y almacenamiento
y los del manejo físico del material.
Cuando los productos son fabricados por la propia empresa, la valoración de los mismos es más complicada,
pues su coste total será la suma de todos los costes directos y los indirectos de fabricación.
2. Coste de posesión o de almacenamiento. Ya lo has visto anteriormente: implica costes como pueden ser
los de almacenamiento, manutención, preparación de pedidos y costes ocultos, además de los
administrativos.
3. Coste de renovación. Cada pedido que formula la empresa, lleva aparejados un conjunto de costes,
entre los que se encuentran los de preparación del pedido (no debemos confundirlo con preparación de
pedidos o picking), otros de carácter administrativo, carga y descarga de los agentes, viajes de los
agentes comerciales para realizar negociaciones con los proveedores, etc.
4. Coste de rotura del stock. Este coste se va a producir cuando no hay existencias en almacén suficientes,
para hacer frente a las necesidades del proceso productivo.
5. Costes de oportunidad. Se puede tomar como coste de oportunidad, el coste medio de los recursos
financieros totales ajenos, que se emplean en las mercancías almacenadas y que se podrían destinar a
otras inversiones, o el interés pagado en préstamos destinados a esas mercancías almacenadas.
Algunos modelos de gestión de stocks tienen en cuenta estos costes para fijar las cantidades a comprar
No obstante, se hace difícil calcular la dotación de cada periférico, exigiendo un estudio provisional para ello
y su seguimiento en el futuro.
E: coste de preparación del pedido. Recoge los costes de administración relacionados con la obtención del
pedido.
A: coste de almacenamiento, en donde se incluyen aquellos derivados del depósito de los elementos, incluyendo
el control administrativo del mismo. Lo podemos considerar como una cantidad anual, relacionada con el pedido.
Se trataría de los costes fijos.
q: volumen económico del pedido, la cantidad de cada lote. Es la incógnita que vamos a determinar.
G = [P x i + A]
Este modelo supone, que el plazo de entrega del producto por parte de los proveedores y el ritmo de salida de los
productos del almacén (ventas) son perfectamente conocidos, porque esta restricción implica, que un pedido
llegará al almacén cuando se haya agotado totalmente el anterior. No se necesita stock de seguridad. Por
tanto, el coste de rotura del stock será 0. Las existencias medias, en este caso, serán:
El número de pedidos que la empresa formula al año, se obtendrán por cociente entre las ventas y el volumen
económico del pedido, esto es, V/q. Lo que a la empresa le cuesta renovar sus almacenes, es decir, el coste de
renovación, se obtendrá multiplicando el coste de preparación de cada pedido por el número de pedidos que
efectúe, es decir:
Su coste anual de posesión o de almacén se obtendrá multiplicando las existencias medias en el mismo, por el
total de costes de almacén, es decir, la suma de su parte variable y fija, teniendo en cuenta los costes de
oportunidad:
Dadas las condiciones planteadas, la empresa pretende determinar el volumen económico del pedido que
minimice los costes de renovación y los costes de posesión, que serán los costes totales del stock.
Finalmente, la cantidad que hace mínimos los costes totales de almacén es la siguiente:
Los datos, en estas condiciones, nos darían los siguientes resultados aplicando las fórmulas anteriores:
Supongamos ahora que nos ofrecen un descuento del 5 % para compras de 700 unidades o más. Los
En este caso nos conviene hacer un pedido mayor. Habría que estudiar, de todos modos, si es posible
almacenar
Estos métodos se solían denominar popularmente «de la raya en la pared», puesto que
en su origen se trataba de mercancías almacenadas contra un muro en el que había una
línea pintada. Si estaba oculta, el stock era suficiente. Cuando aparecía la línea, era el
momento de reaprovisionar.
En la práctica, se dispone de una ficha del artículo donde se controlan los movimientos de
entrada y salida, con el correspondiente saldo de las existencias
disponibles. En el momento que este saldo llega a un nivel fijado, denominado punto de pedido, se
desencadena el mecanismo de reposición de existencias.
Comenzamos con dos sistemas:
Periodicidad
variable y cantidad fija.
Cantidad variable y periodicidad fija.
El valor calculado por la fórmula de Wilson, nos indicará la cantidad que minimice los costes de gestión de
los stocks. Siempre se pide la misma cantidad, pero no se pide con los mismos plazos, ya que dependerá del
ritmo de salidas.
Llegado un nivel de stock deberemos hacer el pedido de mercancía. Ese nivel de stock debe ser suficiente para
atender las necesidades de nuestros clientes en el periodo de aprovisionamiento.
Es evidente que este nivel de stock no puede ser constante, puesto que depende muy directamente del
ritmo de salidas del producto. Teóricamente conviene en cada salida volver a calcularlo. Se hace necesario
establecer la técnica del inventario permanente, para comparar el stock existente y el nivel calculado.
El espacio que separa dos exámenes de esta posición se denomina «período de revisión». Puesto que se
determina previamente el momento a pedir, queda por calcular la cantidad.
En el caso de los componentes de un producto terminado, por ejemplo, cuando sabemos el número de
unidades a fabricar, conocemos automáticamente la cantidad de componentes necesarios. Su necesidad
queda perfectamente fijada al determinarse la cantidad del producto terminado. Si sabemos cuántas bicicletas
fabricaremos, sabemos cuántas ruedas son necesarias. La previsión se hace fundamentalmente, sobre el
análisis de los dato históricos de las ventas de cada producto, unido a estudios de mercado y
capacidades de compra de la zona. Los resultados obtenidos a través del sistema de previsión, deben
contrastarse con los datos que realmente se obtienen, para observar si el error que inevitablemente se
produce es aceptable y se encuentra dentro de un margen, ya que en caso contrario, se habría de replantear
la validez del sistema de previsión utilizado. El análisis de los datos históricos se realiza en dos fases:
1. Análisis de variaciones.
Esta fase comienza con una revisión de los datos. Es aconsejable siempre su representación gráfica;
destacando los puntos que se alejan de la tónica general, seguida por la mayoría y analizando las causas de
este alejamiento. Esos puntos que se salen de la norma general deben estudiarse. Si suponen un cambio de
tendencia, debemos considerarlos. Pero si se trata de errores, cuestiones excepcionales, etc, debemos
descartarlos.
2. Estudio de la evolución.
Una vez se han eliminado las anomalías, se puede observar la evolución real de los datos. En este punto
podemos realizar un análisis efectivo de la evolución de la demanda:
Estacional: los valores se repiten según el período del año. Es el caso de productos de
temporada.
Cíclica: si los valores se repiten con un período de tiempo mucho mayor, normalmente varios
años. En estos casos el análisis suele ser bastante complejo.
Lo único que hay que hacer en esta situación es predecir la nueva observación mediante la media de una
serie de observaciones previas.
Este sistema se basa, en la utilización de los datos históricos de un período anterior, lo más amplio posible,
dividido en intervalos.
Diciembre 1.010
¿Cuál sería la demanda prevista para enero? El cálculo es sencillo. La media móvil es la media
aritmética de los valores de la demanda real de los n últimos intervalos.
Todas las observaciones recogidas en el intervalo "pesan" lo mismo, con lo que los cambios que se puedan
dar en los últimos meses pueden no destacar suficientemente.
Mes Demanda Mes Demanda
Febrero. 850 unid. Agosto. 962 unid.
Marzo. 910 unid. Septiembre. 952 unid.
Abril. 875 unid. Octubre. 918 unid.
Mayo. 750 unid. Noviembre. 945 unid.
Junio. 892 unid. Diciembre. 905 unid.
Julio. 1022 unid. Enero. 875 unid.
La ventaja de este método frente al de la media móvil es, que se puede ajustar mejor la previsión, según el
valor de a, a una demanda real que presente cambios bruscos de tendencia
Otra ventaja, es la de precisar en cada cálculo de la previsión, de sólo dos datos la previsión anterior y el dato
real del consumo anterior, con lo que se simplifican los cálculos y se ha de manejar menos volumen de
información.
Muy pocas empresas distribuyen directamente sus productos hacia los consumidores
finales. La distribución se realiza a lo largo de una red de almacenes situados a distintos
niveles, a través de los cuales van pasando los mismos hasta llegar a los clientes finales.
Estos cálculos habrían de realizarse para cada producto de la empresa, de forma que se tendrá una
programación para cada artículo y para cada centro de distribución.
Cuando el DRP se usa junto con un modulo de previsión de demanda de MRP, también desempeña las
funciones de:
Almacén 3
Nivel:
Q= 100 Existencias 100 Tiempo en días
TS= 2 SS= 10 -1 0 1 2 3 4 5
Necesidades brutas 80 50 50 50 50
Recepciones programadas
Disponible 90 90 90 10 60 10 60
Necesidades netas 0 0 0 40 0 40 0
Recepciones del almacén central 0 0 0 100 0 100 0
Órdenes en el almacén central 0 100 0 100 0 100 100
Para cada almacén se elabora un cuadro similar. El almacén regulador (o el almacén de planta) actúa como
almacén central y, en lugar de recibir recepciones del almacén central, las reciben de la fábrica.
En el apartado Nivel indicamos el nivel dentro de la cadena logística: 0 para el almacén de planta, 1 para el
almacén regulador, 2 para un centro de distribución, 3 para delegaciones, etc.
El valor Q hace referencia a los lotes entregados. En el ejemplo, se trata de 100 unidades (o cajas).
El valor TS indica el tiempo de suministro, para este ejemplo marcado en días. En el ejemplo el tiempo de
suministro es de 2 días.
SS hace referencia al stock de seguridad, un valor con el que no debemos contar, ya que sólo se usará en
situaciones excepcionales.
1. Desde el almacén de planta (fábrica) o regulador, se tienen existencias suficientes para surtir a las
delegaciones con un porcentaje de calidad de servicio por encima del 98 %. Este almacén debe
suministrar las mercancías en un plazo de 24 a 48 horas.
2. Además de las delegaciones, se puede contar con un almacén cross docking o una plataforma de
distribución, que reparta la mercancía entre las delegaciones comerciales.
3. Los pedidos se realizan en las delegaciones, haciendo uso de aplicaciones informáticas y de comunicación,
de manera que se determinan las necesidades totales del almacén de cross docking para salir a primera
hora del día siguiente y la mercancía que tiene que salir del almacén regulador o de fábrica, para llegar a
éste unas horas antes.
4. Contando con estos plazos y la gestión informática, a lo largo de la tarde anterior se preparan los camiones
para su salida y circulación a lo largo de la noche. Hay que tener en cuenta que estos camiones no serán los
únicos que salgan: puede haber envíos al extranjero o envíos directos a clientes.
5. Previamente, el departamento de contabilidad o financiero han autorizado los pedidos recibidos de
clientes.
Para que este sistema funcione, es preciso que se cumplan una serie de requisitos:
1. Rapidez de respuesta. Una vez gestionado el pedido, el almacén regulador tiene que realizar el picking
de forma eficiente.
2. Tratamiento informatizado de datos. Todo el proceso de gestión debe realizarse en línea, para evitar
demoras: llamadas, faxes, etc.
3. Sistema de transporte suficiente y flexible. La flota contratada debe responder ante cualquier variación
en la demanda.
4. Stock suficiente en el almacén de planta o regulador.
Las ventajas del sistema de gestión sin stock se refieren sobre todo, al ahorro en costes de existencias:
Disminuyen los costes de oportunidad del stock almacenado. Ya hemos visto la importancia de estos
costes. Al disponer de menos almacenes con mercancía en reserva, se reducen sus costes.
Reducción de la inversión y costes globales. En los almacenes de cross docking o plataformas se
precisa menos espacio, instalaciones e incluso maquinaria, con lo que los costes globales también son
menores.
Se reducen las manipulaciones, al haber menos pasos intermedios.
A cambio, estos sistemas tienen mayores costes de transporte y se precisan sistemas de gestión
informatizada más avanzados.
Aumento de horas extra, preparaciones de máquina excesivas y compras urgentes, para obtener
con rapidez las unidades reservadas del inventario que realmente no existen.
Aumento de las expediciones parciales, para enviar las unidades que no estaban en el inventario y se
tuvieron que fabricar o comprar con urgencia y fuera del plazo de entrega.
Pérdidas o ganancias imprevisibles, que aparecen cuando se realiza el recuento físico, con
frecuencia anualmente.
Recuentos periódicos de inventario. Los recuentos periódicos del inventario consisten, en contar todas
las existencias propiedad de la empresa en una fecha determinada. En éstos suele ser más importante
la valoración económica, que la comprobación detallada de las existencias de cada referencia. Se
caracteriza porque:
Habitualmente se interrumpe las operaciones de fabricación y almacenes.
El recuento se realiza por personal de administración, fabricación y almacenes, para reducir al mínimo
la duración del recuento
Recuentos cíclicos de inventario. Por otra parte, los recuentos cíclicos consisten, en la
comprobación permanente de la exactitud de los registros de inventario para cada referencia.
Tienen una finalidad más operativa que de valoración económica.
Habitualmente estos recuentos son anuales. Para que su eficacia sea adecuada es
importante que se planifique con detalle y antelación suficiente:
La selección de artículos para recuento se suele realizar considerando las siguientes variables: Actividad
Otra cuestión que se plantea, es el precio de coste de las mercancías que son vendidas. Si, por ejemplo,
tenemos 200 unidades que se compraron a 20 € cada una y 400 que se compraron posteriormente a 30 € ¿a
qué precio valoramos un pedido de 20 unidades?
Precio medio ponderado (PMP). Consiste en hacer la media ponderada de existencias y costes,
dependiendo no solo de los precios, sino también de las cantidades que hay a cada precio. Es el
procedimiento más extendido y aceptado.
Primera entrada, primera salida, o PEPS. Más conocido como FIFO , First In First Out, consiste en
diferenciar contablemente las distintas mercancías según su precio y dar salida a las que han entrado
primero.
El uso de un sistema u otro tiene efectos en el cálculo de costes, pero no tiene por qué coincidir con la salida real
de la mercancía. Por ejemplo, el almacén y la salida de productos perecederos tienen que seguir un criterio FIFO,
pero contablemente pueden estar registrados con un criterio PMP.
En ambos procedimientos se precisa el control mediante fichas de almacén. Una ficha registrará los movimientos
y costes de un producto. Aunque el cálculo varía según el sistema empleado, el modelo de ficha es similar al
siguiente:
En la ficha se registra, en primer lugar, los datos de la mercancía: nombre, referencia y ubicación. También
puede controlarse las existencias máximas y mínimas.
Después se registran las operaciones de entrada (cantidad, precio o coste y total) y salidas. El diferente
tratamiento entre un sistema y otro, hace que las existencias y salidas se valoren a precios distintos.
Tanto en un sistema como en otro, el precio de venta no se tiene en cuenta, ya que lo que se pretende es el
control y valoración de existencias.
En la práctica las operaciones se realizan y controlan con aplicaciones informáticas que integran todas estas
operaciones, sin necesidad de llevar fichas individualizadas.
Si el día 2 salen 150 unidades, el precio de salida será 15,33 € la unidad. Quedarán
en el almacén otras 150 valoradas a 15,33 €, es decir, 2299,5 €.
Si se producen devoluciones por parte de los clientes, de artículos que se pueden vender o efectuamos
devoluciones de productos defectuosos, es preciso recalcular el precio. En el caso anterior, si devolvemos el
día 3 las 20 unidades defectuosas, estas deberán salir al precio al que entraron, no al precio medio. El nuevo
precio será:
Si el cliente de la venta del día 2 nos devuelve 10 unidades (no defectuosas) lo consideraremos igual que si
fuera una compra por nuestra parte, hecha al precio al que había salido en su momento. Tendríamos, por
tanto:
Importes = (130 x 15,23) + (30 x 15,33) = 1,979,5 + 459,9 = 2,439,4 €.
Existencias = 130 + 30 = 160 unidades.
El tratamiento de devoluciones también es distinto. Si devolvemos mercancía de una compra, debe reducirse
contablemente el valor de la partida a la que correspondía. Si nos devuelven mercancía vendida a distintos
precios, debe entrar al precio más actual. Por ejemplo, si en la venta del día 2 nos devuelven 20 unidades,
debemos proceder de la siguiente forma:
30 unidades a 16 €.
3. Por tanto la devolución debe ser de 20 unidades a 16 €. De esta forma mantenemos el criterio FIFO. Si
las 20 unidades entraran a 12 € de nuevo, habríamos dado salida a un artículo a un precio más actual,
dejando en almacén mercancía más antigua.
El análisis ABC es un sistema que se utiliza para diseñar la distribución de inventarios en almacenes. El objetivo de
La clasificación de inventarios ABC es una técnica para segmentar las referencias de productos del almacén
según su importancia en tres categorías (A, B y C), siguiendo un criterio (por ejemplo, utilizando la
rotación de cada producto multiplicado por su precio unitario.) De este modo podemos saber de cada SKU cuál es
su valor en el inventario y clasificarlo basándose en el principio de Pareto. Esta clasificación ayuda a tomar
decisiones y priorizar los recursos del almacén (físicos y económicos) hacia los SKU que más impacto tienen en
los objetivos estratégicos de la compañía (los del grupo A), en lugar de focalizar esfuerzos y recursos por
igual en todos los SKU, lo que resultaría desacertado con los SKU de menor importancia (grupo C). de tal
manera que la clasificación quedaría así:
Clase A: el stock incluirá generalmente artículos que representan 80% del valor total de stock y 20% del
total de los artículos.
Clase B: los artículos representaran 15% del valor total de stock, 30% del total de los artículos.
Clase C: los artículos representaran 5% del valor total de stock, 50% del total de los artículos.
Estos porcentajes son orientativos, y variarán en cada caso, según el sector de negocio,
características del almacén, niveles de rotación, etc. Lo principal es entender que un pequeño porcentaje de
los productos representa la mayor parte del valor del inventario, formando la categoría A, y a las que
tendremos que aplicar controles de inventario más estrictos y asignar mayores recursos.
Una vez hecha la asignación se procederá a colocar los SKU de Tipo A en las zonas más alcanzables en la
entrada y más próximas al área de expedición, en la parte delantera de las estanterías, en las zonas más
transitadas del almacén o CEDI, del mismo modo los SKU Tipo B y C que son los menos solicitados estarán
colocados en las zonas menos accesibles, ya que la necesidad de disponer de ellos es menor. (diseño del
layout) Importancia del layout de un almacén
Una vez realizado el análisis ABC sobre el inventario y habiendo quedado este clasificado en las tres categorías
A, B y C, se toman decisiones de gestión de la cadena de suministro basándose en dichas categorías. Entonces,
se establecerán estrategias de control de inventario diferentes en función de la importancia de las diferentes
mercancías. Por tanto, no resulta lógico que dediquemos a todos los SKU por igual el mismo nivel de
recursos (económicos, personal, niveles de stock, frecuencia de reaprovisionamiento, espacio de almacenaje,
tareas de manutención, recuento de inventario, etc.). Así que deberemos aplicar estrategias de gestión y control
de inventario más estrictas a la categoría A, mientras que se aplicarán sistemas más simples y que requieran
menos tiempo y personal de almacén a la categoría C.
Inventarios A, B, C
El método ABC permite aumentar la eficiencia de los almacenes al ahorrar tiempo a los encargados a la hora de
realizar picking y packing los artículos, puesto que pueden tener mejor controlados los ítems más solicitados y
requerir menos movimientos para gestionarlos.
No es necesario trabajar con 3 grupos (ABC), es muy habitual fijar 4 grupos (ABCD) o 5 (ABCDE),
dependiendo de las necesidades de información y análisis o número de referencias.