3.2 Teoría Política de Rousseau Copia 2
3.2 Teoría Política de Rousseau Copia 2
3.2 Teoría Política de Rousseau Copia 2
John Locke tiene una visión distinta a la de Hobbes sobre el estado de naturaleza,
donde el ser humano posee derechos básicos: conservación de la propia vida,
libertad y propiedad. A diferencia de Hobbes, Locke cree que el hombre no es
malvado, ya posee una ley moral natural que lo hace respetar a los demás. Sin
embargo, el egoísmo también existe en los seres humanos, lo que hace necesaria la
firma de un contrato social que permita disfrutar de los derechos naturales y
protegerlos de posibles invasiones por parte de los demás. El poder del Estado
tiene sus límites en los derechos individuales y su objetivo es proteger los
derechos y libertades de los ciudadanos. Locke es considerado como el inspirador
filosófico del liberalismo político, de la monarquía parlamentaria y del Estado de
derecho (el Estado limitado por la ley).
J.J. ROUSSEAU: EL BUEN SALVAJE
El estado natural
Después del descubrimiento de América, y como consecuencia de los primeros
contactos con los indígenas americanos, se extendió por Europa el mito del «buen
salvaje»: la idea de que los pueblos primitivos vivían en un estado natural previo a
la civilización occidental y exento de sus males. Los salvajes serían inocentes y
puros como niños, carentes de malicia y prejuicios, compasivos y generosos sin
conocer la envidia… En contraposición con ellos, los europeos civilizados habrían
perdido todas esas cualidades, hasta alcanzar un estado de degeneración moral
considerable.
En la época en la que vive Rousseau (1712-1778) el mito del «buen salvaje» se
encuentra plenamente vigente y representa muy bien lo que el autor suizo pensaba
del estado de naturaleza humano. Para Rousseau los hombres son por naturaleza
buenos, compasivos, libres e iguales, tal y como nos describe en su obra Discurso
sobre el origen de la desigualdad entre los hombres. Es la sociedad la que ha
pervertido al ser humano, generando las desigualdades y las injusticias.
De esta forma hace Jean Jacques Rousseau una crítica de la sociedad de su época (la
Ilustración) en la que los avances científicos no se han visto acompañados, según
su criterio, por avances morales.
El contrato
¿Por qué abandona el ser humano el estado de naturaleza si en él la vida era idílica
y feliz? Porque para cuando es necesario firmar el contrato la situación ya no es así.
El hombre vive en una situación de desigualdad e injusticia que aparece con
posterioridad a los inicios felices e idílicos.
¿De dónde surgen según Rousseau las injusticias y desigualdades que observamos
en la sociedad? De un contrato engañoso en que los pocos que son propietarios de
una mayor riqueza se aprovechan de la gran mayoría para perpetuar sus
privilegios. La culpable es, por tanto, la propiedad desigual de los bienes, que
corrompe al ser humano y da lugar a una sociedad injusta y deplorable. Rousseau
pone el foco del origen del problema en la propiedad privada.
La solución para Rousseau no es volver al estado de naturaleza, lo cual sabe que es
imposible, sino firmar un nuevo contrato sobre unas bases absolutamente
distintas, para dar lugar a una nueva sociedad en la que las injusticias y las
desigualdades no tengan lugar.
Ese nuevo contrato, que Rousseau describe en su obra El contrato social, debería
ser firmado por todos los seres humanos con total libertad e igualdad. Mediante él
los seres humanos se comprometen a someterse a las leyes que sean expresión de
la voluntad general. Pero este sometimiento es un acto libre, por lo que, en el
fondo, cada persona se obedece a sí misma al obedecer a la voluntad general.
La voluntad general se forma de manera democrática, pero con una democracia
directa y asamblearia (en asambleas en las que todos los ciudadanos pueden
hablar y votar) y no mediante representantes en un parlamento, lo que a Rousseau
le parece una falsa democracia.
La naturaleza del Estado
De ese contrato debería surgir una sociedad de seres humanos libres e iguales. Una
sociedad en la que el poder estaría verdaderamente encarnado en la soberanía
popular, pues funcionaría democráticamente de forma directa y asamblearia.
Una sociedad como la que soñaron los revolucionarios franceses (1789) que, bajo
el lema Libertad, Igualdad y Fraternidad, acabaron con la monarquía absolutista e
instauraron la república en Francia. La Revolución Francesa tuvo en Rousseau a
uno de sus grandes inspiradores, aunque hay que reconocer que los logros de la
Revolución se quedaron muy lejos, en muchas ocasiones, de las ideas del filósofo.
Rousseau es también considerado como uno de los iniciadores del pensamiento
que dará lugar al socialismo y al comunismo, aunque en general se le considera
como uno de los grandes teóricos de la democracia directa.