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Terapia Sistémica Estratégica

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\\e,d---e r TERAPIA ESTRATÉGICA

Jay Haley y Cloé Madanes dirigen el Instituto de terapia fami-


liar de Washington y han desarrollado un enfoque de terapia familiar
estratégica muy influido por la terapia de Milton Erickson. Sostie-
nen que el terapeuta debe asumir la responsabilidad de configurar
una estrategia específica —basada en la adecuación, flexibilidad y
creatividad— que permita resolver los problemas del cliente, siendo
uno de los principales objetivos del tratamiento ayudar a las fami-
lias a superar las crisis que enfrentan en su devenir vital.
Haley (1980) constata que una de las aportaciones más impor-
tantes de la orientación de la terapia familiar en sus inicios —en los
años cincuenta— fue destacar que el síntoma podía considerarse una
conducta adaptativa a la situación social en que se ubicaba, en lu-
gar de algo irracional basado en percepciones erróneas provenien-
tes del pasado. Afirma que los grupos sociales de las personas con
problemas presentan una jerarquía incongruente*, que las somete a
niveles conflictivos de comunicación, dando lugar a una conducta
sintomática. Por esta razón, también Se debe evaluar e intervenir en
la red social, incluyendo a los profesionales que tienen poder sobre
el paciente identificado (Haley, 1974). Como veremos en el capí-
tulo siguiente, en el caso de un adolescente internado en un hospi-
tal psiquiátrico, la unidad social abarca no sólo al joven y a su fa-
milia, sino también a los profesionales que deciden su medicación,
internamiento y alta. En ocasiones es preciso centrar la terapia en
las discrepancias que existen entre los diversos profesionales im-
plicados, resolviendo las luchas sobre lo que es correcto o inca-

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Terapia estratégica Evaluación

rrecto, ya que para cambiar la conducta sintomática del paciente el poder y organizarse de tal forma que el control y la responsabili-
di> identificado es necesario que los padres se hagan cargo de él. dad se repartan equitativamente entre ambos. Este poder no sólo se
refiere a la posibilidad de dominar al cónyuge, sino también de re-
• A. Evaluación
confortarlo y cuidarlo. A veces la pareja resuelve la lucha por el
poder generando un síntoma, pero en ese caso se instaura una in-
congruencia jerárquica en la pareja o en la familia. La patología
Haley (1987) manifiesta que la conducta sintomática es señal se conceptúa como un ciclo en que la pareja maneja el predominio
a, de que el ordenamiento jerárquico del sistema es confuso y de que de un cónyuge sobre el otro centrándose bien en un conflicto matri-
monial, bien en el síntoma de un esposo o de un hijo (Madanes,
existe una lucha por el poder entre sus miembros, con la finalidad
de aclarar las posiciones dentro de la jerarquía. Paralelamente, de- 1984; 1990). El tipo de interacción en tomo al síntoma es una ana-
fiende que la organización del sistema se convierte en patológica si logía de las interacciones en otras áreas problemáticas, permitiendo
• se establecen coaliciones permanentes entre personas pertenecien- a los cónyuges saber dónde se encuentra situado cada uno en rela-
tes a distintos niveles jerárquicos, particularmente cuando son se- ción al otro en esas áreas, pero sin tener que discutirlas expresa-
cretas. Los implicados mantienen la jerarquía incongruente con sus mente poniendo en peligro su matrimonio.
lle Cuando el paciente identificado es un cónyuge, se halla en una
conductas, integradas en la secuencia sintomática. Por ejemplo, en
4111, una secuencia del tipo: el niño no quiere ir a la escuela y el padre posición inferior al otro —quien trata de ayudarlo y hacerlo cam-
insiste en que vaya — el niño manifiesta angustia, enferma, tiene vó- biar—, pero a la vez en una posición superior, por cuanto se niega a
mitos o se escapa — en ese momento interviene la madre insistiendo ser ayudado y a cambiar. Si abandonara la conducta sintomática
411 perdería su posición superior respecto del otro. Asimismo, si el es-
en que su marido es demasiado duro con el pequeño — tras ello, el
padre se echa atrás y nuevamente se repite el ciclo de conductas; se poso «normal» lograra influir en el sintomático para que abando-
141, puede observar una coalición entre la madre y el niño contra el pa- nase el síntoma, perdería la posición superior de ser el miembro no
dre, de fauna que aunque el chico ocupa una posición inferior en la sintomático de la pareja. Por tanto, ambos ocupan simultáneamente
jerarquía por su pertenencia al subsistema filial, al coaligarse con la una posición superior e inferior, contribuyendo así a perpetuar el
madre mina la autoridad del padre y se sitúa por encima de éste. problema en su lucha por conservar las posiciones de poder.
Madanes también se centra en las incongruencias jerárquicas, En las familias en las cuales el paciente identificado es uno de
en las que dos estructuras incompatibles de poder se definen simul- los hijos, éste se convierte en una fuente especial de preocupación
táneamente en la familia, enfatizando los niveles de organización para los padres, que intentan ayudarlo para que deje de tener el sín-
o.
frente a los niveles de comunicación. Sostiene que los síntomas son toma. Tanto si la conducta del niño genera la solicitud, la protec-
.40 actos comunicativos analógicos, que ejercen una función dentro de ción o el castigo de sus progenitores, siempre hace que su inquie-
un conjunto de relaciones interpersonales; por ello busca la especi- tud se centre en él y que se vean a sí mismos como padres de un
ficidad de cada síntoma, es decir, las razones por las que se ha ele- niño que los necesita, en lugar de verse como individuos abruma-
gido. Agrega que aunque los integrantes de una familia se dañen dos por dificultades personales, económicas o sociales (Madanes,
entre sí, su motivación básica es ayudarse, manifestando que pro- 1984). Aunque los padres, por el mero hecho de serlo, se hallan en
bablemente como partes de un organismo más amplio —el sistema una posición superior al niño, éste se sitúa por encima protegiéndo-
familiar— reaccionen frente a las señales de dolor que se presentan los mediante su conducta sintomática, encontrándose todos atrapa-
en cualquier lugar del mismo (Madanes, 1984). dos en una situación totalmente incongruente. Si su comporta-
Un punto importante es que todas las parejas deben compartir miento fuera normal, el niño perdería el poder que su síntoma le

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VI
y
VI
Terapia estratégica Evaluación efi
confiere sobre ellos y, en consecuencia, la posibilidad de ayudar- Por otro lado, a veces las personas revelan su organización fa- VI
los. Con objeto de promover el cambio, el terapeuta debe motivar miliar en la forma en que toman asiento. Por ejemplo, si el niño e.
a los progenitores para que abandonen la secuencia de interacción sintomático se sitúa entre sus progenitores se puede formular la hi- e.
habitual, de forma que el niño renuncie a la conducta sintomática. pótesis de que desempeña una función en el matrimonio como me-
diador en la comunicación entre sus padres.
El terapeuta debe considerar todos los datos que va recogiendo e.
A.1. La primera entrevista durante esta fase inicial como provisionales y abstenerse de comu- e.
nicarlos a la familia. VI
Tras la descripción de cómo concibe el enfoque estratégico la pa-
tología y su mantenimiento, a continuación exponemos el modelo de e.
entrevista que emplea Haley. La entrevista comprende cuatro etapas: A.1.2. Planteamiento del problema VI
la fase social, el planteamiento del problema, la fase de interacción y VI
el establecimiento de metas. Las tres primeras se encuadran dentro Interesa conocer qué piensa sobre el problema cada compo-
de la evaluación, mientras la cuarta pertenece a la intervención. Sin nente de la familia, razón por la cual el terapeuta menciona tras la VI
embargo, es necesario aclarar que en la fase de interacción es difícil fase de saludos que los ha citado a todos para recabar sus opinio- VI
aislar los momentos de evaluación de los momentos de intervención. nes. Se puede empezar a preguntar de diferentes maneras, cada una VI
En este epígrafe detallamos las mencionadas etapa social, plan- de las cuales puede determinar el curso de la entrevista, por ejem- VI
teamiento del problema e interacción, en tanto la fase de estableci- plo:
miento de metas se detallará en el apartado B, correspondiente a la a) «¿Cuál es el problema?» Propicia que la persona más ver- VI
fase de intervención. sada en el problema responda exponiendo las dificultades qu'e atra-
viesa la familia debido a la conducta sintomática o haga una des- VI
cripción más o menos extensa de la historia del problema.
A.1.1. Etapa social b) «¿En qué puedo serles útil?» Es una forma de preguntar me- VI
nos profesional y más personal que la anterior, pero por eso mismo VI
En la primera sesión, el terapeuta comienza presentándose y sa- a algunos terapeutas puede resultarles incómoda.
ludando a los miembros de la familia a quienes pregunta sus nom- c) «¿Qué cambios desean lograr?» Permite obtener respuestas
bres, comportándose como un anfitrión que recibe a sus invitados sobre los cambios deseados y no estrictamente sobre el problema.
procurando que se sientan cómodos. Les transmite que todos son d) «¿Por qué motivo han venido a verme?» Al responder, las
igualmente importantes en la tarea de ayudar al paciente identifi- personas pueden elegir entre centrar su respuesta en el problema o
cado. El terapeuta también tendrá en cuenta quiénes intentan en el cambio deseado.
aliarse con él en esta etapa de saludos. Cuando el «portador» del síntoma es un niño, Haley (1987) re-
A medida que los integrantes de la familia entran en el consul- comienda dirigirse en primer lugar al adulto que parece estar más •
torio, se debe observar cuál es el estado de ánimo de cada uno y desligado del problema, tratando con la mayor consideración y res-
qué tipo de relaciones se dan entre padres e hijos y entre los padres peto a quien se muestre más motivado para traer a la familia a nue- !!•
con otros adultos. Es preciso puntualizar que, en estas situaciones, vas entrevistas (siempre hay que evaluar el grado de participación
los adultos no están meramente tratando a los niños como acostum- de cada miembro del grupo). En general, no conviene empezar pre-
bran, sino «mostrando» al terapeuta cómo lo hacen. guntando al niño problema por qué ha venido a terapia. Es preferi-
Terapia estratégica Intervención

ble preguntar al niño menos implicado, normalmente el más pe- problema dentro de la familia? ¿Qué cosas cambiarían si el pro-
queño, quien, como no sabe claramente qué debe y qué no debe de- blema desapareciese?
cir en público, puede dar información interesante que no aportarían En la fase de interacción el terapeuta se sitúa en un plano secun-
otros miembros. dario, desde el cual estimula a los miembros de la familia para que
Durante el planteamiento del problema, el terapeuta no debe conversen entre sí sobre las discrepancias surgidas (Haley, 1987).
hacer ninguna interpretación o comentario para ayudar a las per- Por ejemplo, si la madre dice que la hija miente, el terapeuta puede
sonas a ver la situación de forma diferente. Tampoco debe aportar pedirle que elija una de las mentiras y hable de ella con su hija.
ningún tipo de orientación aunque la familia se la pida, en cuyo Mientras discuten observará la interacción entre ambas, así como la
caso les dejará claro que ahora no es el momento adecuado, ya conducta del resto de la familia. El diálogo servirá para que el clí-
que para hacerlo necesita más infonsiación. Por otro lado, es fre- nico determine qué tipo de secuencia existe en el sistema familiar,
cuente que aparezcan discrepancias en las respuestas, pero a pesar fundamentalmente en términos de alianzas y posiciones de poder.
de ello se debe evitar el diálogo entre dos personas, impidiendo
que alguien interrumpa cuando otro responde al terapeuta. La fi-
nalidad de esta etapa es recabar la opinión de todos los presentes B. Intervención
acerca del problema, y para lograrlo el terapeuta será quien dirija
directamente la conversación, dando el turno correspondiente a El objetivo del tratamiento no se limita al problema presentado
cada uno. en la primera sesión, sino que incluye los que vayan apareciendo a
medida que se estreche la relación entre familia y terapeuta. Éste
debe hallar el modo de centrar la terapia en el problema presentado,
A.1.3. Interacción alcanzando al mismo tiempo otros objetivos que crea importantes.
El cambio de conducta del paciente identificado se produce
En esta fase el terapeuta debe folinular hipótesis en torno a la como parte de los cambios analógicos en el sistema familiar ocurri-
posible función del síntoma, que irá completando y modificando a dos en la relación con el terapeuta, en ocasiones de fauna similar a
medida que se desarrolle la entrevista. Además recogerá informa- lo que hacía Erickson cuando cambiaba los síntomas del paciente
ción sobre la secuencia sintomática y establecerá cómo están deli- narrándole historias que guardaban similitud con su problema.
neadas las jerarquías dentro de la familia, tanto a través de las pre-
guntas como de las observaciones de las interacciones de las
personas a lo largo de la sesión. Puede realizar preguntas del tipo: B.1. Teoría del cambio
¿Cuándo se produce el síntoma, de qué manera, dónde y con
quién? ¿Qué hace cada integrante de la familia cuando aparece el La finalidad de la terapia es cambiar las secuencias de conducta
problema? ¿Cómo desaparece éste? ¿Quién se siente trastornado, inadecuadas que encierran una jerarquía incongruente y ampliar las
preocupado o triste por el problema? ¿Qué otro miembro de la fa- alternativas conductuales y epistemológicas del sistema familiar.
milia tiene o ha tenido un problema semejante? ¿Qué miembros se Las conductas, percepciones y sentimientos de los miembros del
parecen entre sí? ¿Hay algo que les preocupa? ¿Con qué parientes grupo cambian cuando se alteran dichas secuencias. Por consi-
tiene cada uno más relación, y cómo es ésta? ¿La persona que pre- guiente, el terapeuta debe impedir que se formen coaliciones que
senta el problema se asemeja a alguno de esos parientes, o su pro- traspasen los límites generacionales y que el síntoma se utilice para
blema es parecido al de ellos? ¿A quiénes une y a quiénes aleja el regular encubiertamente el reparto de poder familiar.
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4
Terapia estratégica Intervención o
B .2. Metas y estrategias terapéuticas niño. En la tercera etapa se pasará a un estado más normal, en el 4
que la madre se hará cargo del niño y la abuela intervendrá como 1
El enfoque de terapia familiar estratégica se basa en una clara consultora.
definición de aquello que la familia quiere lograr con el trata- 4. Cuando el paciente identificado es un niño, el terapeuta debe
miento. A ello se suma la necesidad de que el terapeuta se trace la lograr que renuncie a la conducta sintomática —en la que reside el
meta de alcanzar una definición congruente del poder dentro de poder sobre sus progenitores—, pero no puede hacerlo directa-
la familia, con la finalidad de hacer remitir la conducta sintomática. mente, sino a través de los padres, quienes deben retirar al niño el
Seguidamente referimos las estrategias generales desplegadas poder que le han delegado. Para modificar la conducta del niño, los
en este enfoque, diferenciando las aportaciones particulares de Jay padres deben abordar sus propias dificultades de tal forma que la
Haley y Cloé Madanes, no sin antes insistir en que cada terapeuta protección de su hijo no les sea indispensable. Sólo así se respeta
deberá desarrollar las estrategias específicas más adecuadas a la si- una regla primordial, que el terapeuta no forme inadvertidamente
tuación concreta de cada familia particular: coaliciones con los miembros que ocupan los niveles inferiores en
1. La definición de los cambios deseados por la familia, que contra de los que ocupan los superiores.
constituye la cuarta fase de la primera entrevista, debe realizarse en 5. En ningún caso se persuade a la familia de que el verdadero
términos claros y precisos. Operacionalizar los objetivos permite problema está en ella y no en el paciente identificado. Si el tera-
centrar la terapia en lo importante y hace resoluble el problema. peuta se enzarza en una polémica inútil sobre la causa del problema, 4
2. Después de evaluar qué tipo de secuencia está manteniendo corre el peligro de no alcanzar los objetivos. La meta terapéutica no
el problema, el terapeuta se fija una meta terapéutica, consistente es aleccionar a la familia sobre su funcionamiento defectuoso, sino
en establecer un limite intergeneracional impidiendo la formación lograr que de facto lo cambie para resolver los problemas presenta-
de coaliciones permanentes que lo traspasen, para lo cual utilizará dos, siempre evitando confrontaciones que favorezcan la aparición 4
las técnicas que crea más convenientes. Por ejemplo, si la abuela se de resistencias. 4
coaliga con el nieto contra la madre, el objetivo será lograr que la 6. Una vez diseñada una estrategia terapéutica hay que instru-
madre se encargue del niño y que la abuela asuma un rol de aseso- mentalizarla. Deben anticiparse y responderse las objeciones de los
ramiento. Si existe una coalición de uno de los progenitores con un miembros de la familia, impartiendo nuevas directivas basadas en
hijo en contra del otro progenitor, el objetivo será conseguir que los nuevas definiciones del problema que el terapeuta planeará con
padres se relacionen entre sí —sin necesidad de utilizar al hijo como todo cuidado, motivándoles para que hagan lo que sugiere. Gene-
vehículo de comunicación— y que el niño se involucre más con sus ralmente, una estrategia terapéutica combina varias intervenciones,
amigos (Haley, 1987). de manera que cuando una no tiene éxito se intente otra. La particu-
3. Después de evaluar quiénes están involucrados en el pro- lar combinación de intervenciones 'necesarias para producir el cam-
blema, a quién protege el «portador del síntoma» y de qué manera, bio es distinta para cada familia (Madanes, 1984).
se programa un cambio por etapas; la primera de las cuales es crear 7. Cuando un problema incluye dos generaciones, Haley
una foinia de anormalidad diferente a la que presenta la familia, (1980) propone tres estrategias: utilizar a la persona periférica,
para sucesivamente ir acercándose a la normalidad. Por ejemplo, si romper la coalición madre-hijo mediante una tarea y unir a los pro-
la secuencia incluye a una abuela que se alía con su nieto contra la genitores para que ayuden a su hijo a superar el problema.
madre, en la primera etapa puede ponerse al niño bajo la completa Utilizar a la persona periférica. Ante un problema que impli-
responsabilidad de la abuela. En la segunda, toda la responsabili- que una definición incongruente del poder entre el subsistema pa-
dad recaerá en la madre, impidiendo que la abuela discipline al rental y el filial, siendo el paciente identificado uno de los hijos,
Terapia estratégica
Intervención

se suele observar que cada vez que el padre trata de controlar al dre se rebele a la sugerencia del terapeuta de estar más pendiente
niño tropieza con la oposición de su esposa, quien reclama al hijo de su hijo y que éste se responsabilice más de sus cosas.
para sí afirmando que aquél no lo comprende. La madre, debido a Se une a los progenitores para que ayuden a su hijo a eliminar
que su marido la ha criticado frecuentemente por proteger en ex- el síntoma. A pesar de la existencia de problemas conyugales, no se
ceso al niño, está convencida de que él es incapaz de entenderles. debe tratar de manera explícita las cuestiones matrimoniales hasta
Cuando el terapeuta pide al padre que se encargue de su hijo en no haber obtenido la mejoría del niño, que es el problema por el
lugar de su mujer, nunca debe dar a entender que le hace interve- que la familia consulta. El terapeuta solicita a los padres que se
nir porque la madre sea incompetente. Justificará su petición en mantengan unidos para ayudar a su hijo, rompiendo las coaliciones
la conveniencia de que, debido a la edad del chico, una persona intergeneracionales inadecuadas. Esta nueva ordenación del sis-
de su mismo sexo (o del sexo contrario si es niña) le transmita tema puede hacer que la relación entre los cónyuges se haga más
una visión complementaria de las cosas y que el más indicado intensa y mejore. Cuando el conflicto de pareja sigue existiendo
para hacerlo es el padre. Además, insistirá en que así ella podrá después de que el niño deja de tener el síntoma, el terapeuta puede
descansar un poco. abordar directamente los problemas conyugales, mediante un
Nuevamente la terapia procede por etapas. En la primera, el pa- nuevo contrato.
dre, apoyado por el terapeuta, desplaza a la madre haciéndose to- 8. Madanes (1984) ha diseñado tres estrategias fundamentales
talmente cargo del hijo. En la segunda, el terapeuta interviene cuando el paciente identificado es un niño: que el padre pida al
rompiendo las coaliciones intergeneracionales, para que los proge- niño que tenga el síntoma; que le pida que simule o imagine te-
nitores peimanezcan unidos y el niño comparta ciertas actividades nerlo, o que simule ayudar a su hijo.
con sus amigos. Y, por último, en la tercera etapa, el terapeuta El padre debe pedir al niño que tenga el síntoma. El terapeuta
«sale» de la familia procurando que ésta no vuelva .a su antigua or- hace que el progenitor —al que parece proteger el síntoma— pida al
ganización. niño que tenga el problema. De esta forma, el padre asume una po-
Nonualmente, cuando se «desplaza» al progenitor más involu- sición clara de poder y se bloquea la ayuda benevolente tanto del
crado —que en gran parte de los casos suele ser la madre— y el chico niño como de su progenitor, reinstaurando la congruencia jerár-
mejora, sobreviene una fase de conflicto parental que no se observa quica.
si se sugiere que sea el padre más implicado en el problema quien El padre pide al niño que simule o imagine tener el síntoma. El
se haga cargo del hijo (Haley, 1987). No obstante, cuando la fun- terapeuta debe conseguir que el padre indique al niño que simule o
ción del síntoma sea involucrar al padre periférico en el sistema fa- imagine tener el problema, en lugar de tenerlo realmente. También
miliar se recomienda emplear la primera estrategia. se puede alentar al progenitor para que simule ayudar al niño
Se rompe la coalición madre-hijo mediante una tarea. Para cuando éste simula tener el probledia.
conseguirlo se pueden emplear tres estrategias. En la primera, se El padre pide al niño que simule ayudarle. El terapeuta intenta
orienta a la madre para que ayude al niño a adquirir mayor compe- que el progenitor pida al niño que simule ayudarle. Un niño que
tencia, mostrándose más firme y exigente. En la segunda, se intenta protege a sus padres mediante una conducta sintomática los está
que no esté tan involucrada con el chico, alentándola a que realice ayudando en t'acula encubierta. Si la situación se hace explícita y se
actividades más apropiadas que andar detrás de él. En tercer lugar, dispone que los padres se coloquen de fauna manifiesta en posi-
se puede aumentar hasta un grado máximo la solícita protección ción inferior al niño, tanto ellos como su hijo se resistirán ante la
materna mediante tareas paradójicas. Se trata de producir un des- incongruencia de esta organización jerárquica, y los padres recupe-
equilibrio en la situación que facilite el cambio, haciendo que la ma- rarán la posición superior.
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Terapia estratégica Intervención

B.3. Técnicas de intervención y permiten obtener información sobre la flexibilidad del sistema al
cambio (Haley, 1987). El terapeuta cambia in situ las secuencias
Las técnicas terapéuticas son procedimientos para cambiar las conductuales modificando los modos de reaccionar de los indivi-
estructuras de organización inadecuadas, con la finalidad de que la duos entre sí, valiéndose de las maneras en que deben reaccionar
conducta sintomática ya no resulte adaptativa para el sistema. frente a él. Puede involucrar a los miembros del sistema familiar
Las técnicas de intervención tienen como objetivo final cam- que permanecen desligados, promover el acuerdo mutuo, aumentar
biar las interacciones familiares y comprenden: connotaciones po- los intercambios positivos y organizarlos de forma más funcional
sitivas y redefiniciones; tareas directas; tareas paradójicas; tareas fijando reglas y definiendo límites intergeneracionales para que las
basadas en la simulación; ordalías y metáforas. jerarquías de poder sean congruentes. En este proceso interactivo
no debe coaligarse permanentemente con ningún miembro contra
otro, pero puede hacerlo temporalmente para inducir el cambio.
B.3.1. Redefinición y connotación positiva El primer paso al impartir una tarea directa es motivar a la fami-
lia para que la acate, ya que se basa en una postura de colaboración
Haley (1980; 1987) insiste en la necesidad de diferenciar entre con el terapeuta. Para ello, se emplean técnicas de persuasión que
identificar el problema por el que la familia acude a terapia y crear tomen en consideración la postura de sus componentes. Por ejem-
un problema como consecuencia de un diagnóstico. Consecuente- plo, si insisten en que las cosas deben hacerse de forma lógica y or-
mente, uno de los cometidos del terapeuta es redefinir el problema denada, la tarea se construye en términos lógicos y ordenados. Con
en términos distintos a los que presenta la familia, haciéndolo reso- frecuencia se prescribe realizar en casa las tareas que previamente
luble. Por otro lado, la redefinición y la connotación positiva per- se han ensayado durante la sesión, y generalmente incluyen la par-
miten al terapeuta poner en entredicho la creencia familiar de que ticipación de todos.
el síntoma es un acto independiente de su contexto. El éxito de las tareas paradójicas depende de que la familia
Para Madanes, la redefinición del problema no implica forzosa- desafíe las instrucciones del terapeuta o bien las siga hasta un ex-
mente connotar positivamente la conducta de alguien. Su meta es tremo absurdo, negándose a partir de ahí a continuar cumpliéndo-
cambiar la definición de un problema para que pueda solucionarse, las (Haley, 1984). Ahora bien, Madanes cuando emplea las técni-
y en este sentido considera que por ejemplo hablar de «irresponsa- cas de «imaginación» o «simulación» aporta un nuevo uso de la
bilidades» en lugar de «depresión» alude a una conducta más peyo- paradoja que no se fundamenta en el desafío. En ellas se solicita a
rativa, pero sin embargo más fácil de resolver (Madanes, 1984). una persona que simule un síntoma o a una familia que finja com-
portarse en la fauna desafortunada que le es habitual. Reiteramos
que no se basan en una respuesta rebeldía del paciente y/o sus
B.3.2. Intervenciones conductuales familiares, sino en la colaboración para cumplir la prescripción.
Así por ejemplo, se puede pedir a un marido deprimido que haga
Las prescripciones conductuales adoptan la fauna de una tarea como si se sintiera deprimido, mientras que su mujer tendrá que
que los componentes de la familia deben hacer dentro o/y fuera de apreciar si representa bien el papel, y criticarlo si no lo hace de
la sesión; las directas con la pretensión de que las cumplan y las pa- forma adecuada y creíble. De este modo, las posiciones superior e
radójicas con la finalidad de que las incumplan. Ambas se pueden inferior que el marido adoptaba simultáneamente sobre su mujer
utilizar dentro de la sesión o/y fuera de la misma. por el hecho de no mejorar, se convierten en un juego en que los
Las tareas dentro de la sesión intensifican la alianza terapéutica cónyuges escenifican ordenamientos de poder diferentes. También

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Terapia estratégica Ejemplo clínico

la mujer debe cambiar sus posiciones, ya que no se le pide que in- Terapeuta: ¿Y usted no tiene miedo?
Madre: (con una risita) Yo no.
tente ayudar a su marido para que abandone el síntoma, sino que lo Terapeuta: ¿Duerme bien toda la noche?
aliente a lograr una buena simulación, criticándolo cuando no sea Madre: Ajá.
suficientemente verosímil (Madanes, 1984). Terapeuta: ¿No sueña nada?
Madre: Bueno, sí sueño, pero no le haga caso a nada de eso.
Terapeuta: ¿Qué clase de sueños tiene?
Ejemplo clínico Madre: Bueno, a veces sueño que alguien se mete en la casa.
Terapeuta: ¿Discute sus sueños con los niños?
Madre: A veces. Y a veces ellos discuten los suyos conmigo.
Los extractos de la entrevista que exponemos pertenecen a una
sesión descrita en el libro de Cloé Madanes, Terapia familiar estra-
A partir de esta información se fosusula la hipótesis de que el
tégica, en las páginas 139-161. Una mujer de 29 años acude a tera- problema del chico es una metáfora de los temores de la madre, ya
pia porque su hijo Raúl de 10 años por la noche oye voces que lo
que las hijas no tienen sueños de ese tipo. Los terrores nocturnos de
aterrorizan. La madre tiene otros tres hijos: dos chicas de 14 y 12
Raúl expresan metafóricamente los temores de la madre, y a la vez,
años y un niño de 7 meses. Excepto el bebé, todos nacieron en
son un intento de ayudarla, ya que cuando él tiene miedo, la madre
Puerto Rico, y viven en Estados Unidos desde hace ocho años. La
debe ser fuerte para tranquilizarlo y protegerlo.
mujer, profesora de danza, se ha casado dos veces; divorciada de su
primer marido, se separó del segundo poco antes del fallecimiento Terapeuta: ¿Con qué sueñas Raúl?
de éste, el año anterior a la consulta. Raúl: Con gente mala.
La entrevista comienza preguntando a la madre sobre el pro- Terapeuta: ¿Cómo es esa gente mala? (Silencio.) ¿Con qué sueñas, cuéntame
blema de Raúl y si algún otro miembro de la familia tiene o ha te- uno de tus sueños?
Raúl: Un día soñé con brujas.
nido un problema similar. Después cuando se pregunta al chico,
Terapeuta: Ajá. (Silencio.) ¿Qué te hacían?
éste comenta que tiene sueños, particulamiente uno recurrente en Raúl: Querían meterse en la casa.
el que una bruja lo ataca, y que de noche escucha voces de mujeres
gritando. La terapeuta redefine el síntoma como «temores y sueños Después de conocer el contenido de los sueños de Raúl, la te-
vinculados a fantasías infantiles», es decir, como pesadillas, una rapeuta pregunta qué sucede en casa cuando el muchacho tiene pe-
experiencia nos para cualquiera. Además logra saber que la ma- sadillas, con objeto de recoger información de la secuencia, ver
dre también tiene sueños desagradables y en ocasiones siente quiénes están involucrados y cómo han intentado resolver el pro-
miedo. blema. La madre explica que lo lleva a su cama y le dice que
piense en Dios y rece, haciéndole la'. señal de la cruz sobre la frente
Terapeuta: Usted me dio un poco de información por teléfono. ¿Podría hacer
un poco más específica la información que me dio? ¿Cuál es el problema?
para protegerlo del demonio, con lo cual en realidad lo atemoriza
Madre: Bueno, el problema es que a veces Raúl se desvela por la noche y dice más.
que oye voces que lo llaman, que oye gente gritando. A continuación, la terapeuta indica a la madre y al chico que
Terapeuta: ¿Y desde cuándo le ocurre esto? dramaticen el sueño en la sesión, representando la madre el papel
Madre: Desde hace un mes y medio, más o menos. de bruja. Más adelante propone otra representación en la cual pide
Terapeuta: Y antes de empezarle eso, él no...
Madre: No, nunca se quejó ni me habló de ello, nunca me dijo nada.
a la familia que simule que Raúl ayuda a su madre —que debe simu-
Hija mayor: Mami, le empezó cuando nos mudamos a la casa nueva y tú lo lar tener miedo— cuando un ladrón entra por la noche en casa a ro-
pusiste en un cuarto a él solo. bar.

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dr

Comentario
e
Terapia estratégica e.
respondiera del modo habitual a los temores de su hijo, indicándole
Terapeuta: Ahora vamos a dramatizar que tú (a la hija mayor•) eres un ladrón
la conveniencia de que cuando Raúl tuviera miedo, permaneciera en
que entra a robar en la casa. (A la madre.) Usted va a estar muy asustada, muy ner-
viosa ¿de acuerdo?
su propia cama en lugar de levantarse y llevárselo a dormir con ella.
Madre: No tengo la impresión de que van a robar.
Terapeuta: No, pero eso es lo que quiero ver, ¿comprende? Usted se va a
asustar mucho. Entonces tú, Raúl, tratarás de ayudar a tu madre, ¿de acuerdo? Comentario e
Fracasan varios ensayos de la escena, debido a que la madre La terapia familiar estratégica considera que la conducta sinto-
ataca al ladrón antes de que Raúl pueda ayudarla. De la imposibili- mática es adaptativa y que, al responder a estructuras sociales anó- SI
dad de dramatizar correctamente la escena se concluye que la ma- malas, una persona debe conducirse de manera anómala. En este el
dre es una persona capaz de defenderse sola, que no necesita la pro- sentido, el síntoma de un niño o un adulto es una forma de comuni-
tección de su hijo. Finalmente, la terapeuta se sitúa detrás del b.
cación analógica que expresa otro problema familiar, pero también
espejo y entonces logran una representación correcta. Cuando una solución —aunque insatisfactoria— para los que están implica-
vuelve al consultorio, discute la simulación con la familia, critica a dos en él. Por ello, el terapeuta establece durante la entrevista una e
la madre por no expresar temor y, posteriormente, destaca que no hipótesis sobre la posible función de la conducta sintomática den- e
necesita que Raúl la ayude. tro del contexto familiar o social.
e
En los sistemas «patológicos» existen jerarquías incongruentes,
Madre: Pero es que yo no soy... naturalmente no soy así. Cuando yo... si veo e
haciendo que la comunicación entre sus miembros contenga mensa-
algo, busco con qué defenderme y defenderlos a ellos. Naturalmente, yo no me
asusto de ese modo.
jes incongruentes. Esta concepción permite apreciar los niveles con- e
Terapeuta: ¿Cómo se asusta usted? flictivos del mensaje dentro de su contexto, las jerarquías conflicti- e.
Madre: Trato de atacar al que llega. vas en las organizaciones donde se comunican las personas. Así, por
Terapeuta: Ajá. ejemplo un cónyuge puede desarrollar un síntoma para modificar la e
Madre: ¿Comprende? Si oigo algo, me paro y salgo a buscar alguna cosa con
ordenación jerárquica y equilibrar la división del poder en la pareja. e
que defenderme, siempre soy así.
Terapeuta: ¿Y después de que busca alguna cosa?
Sin embargo, la conducta sintomática define una jerarquía incon- e
Madre: Voy a ver qué pasa, para atacar, ¿me entiende? Mi idea es atacar, por- gruente, puesto que la igualdad de ambos esposos se mantiene a
e
que desde pequeña estaba acotumbrada a pelear. costa de definir simultáneamente a cada uno como inferior y supe-
Terapeuta: ¡Ah! ¿usted peleaba? rior al otro. El terapeuta debe organizar la pareja de modo tal que el e
Madre: Sí. Porque soy una persona que me he criado casi sola y tuve que de- poder y la debilidad no giren en torno al síntoma. Cuando el pa-
fenderme ¿sabe?, y hasta he defendido a otras personas amigas.
e
ciente identificado es un niño, el síntoma le permite ayudar a sus
progenitores. Si bien los padres —por el hecho de serlo— se hallan en
Tras comentar la simulación, la terapeuta felicitó a la madre por e
una posición jerárquica superior a su hijo, de quien son legalmente
todo lo que había hecho para ayudar a Raúl. Seguidamente le dijo responsables y a quien deben cuidar y proteger, el hijo con la con-
que si quería continuar ayudando a su hijo, debía seguir las instruc- ducta sintomática se sitúa en una posición superior, permitiéndoles
ciones que iba a darle. Prescribió repetir la segunda dramatización e
esquivar sus dificultades. El terapeuta debe reinstaurar en la familia
en su casa todas las noches y siempre que el chico se despertara gri- una organización jerárquica única, en la cual los progenitores ocu- e
tando, aunque fuera en mitad de la noche. De esta forma, si cum- pen una posición superior al hijo, de forma que lo protejan y ayuden
plían la tarea, los terrores nocturnos serían un sacrificio para toda la en vez de ser protegidos por él. Es necesario insistir en que son los
familia. Finalmente, la terapeuta instruyó a la madre para que no e
191 e
190
Terapia estratégica

padres y no el terapeuta los que deben resolver los problemas del


4111 hijo, y que el clínico debe considerarse a sí mismo como parte de la
unidad social que contiene el problema.
Haley ha creado un modelo de entrevista inicial que consta de
cuatro etapas: la fase social, en la que el terapeuta crea la relación
con la familia; el planteamiento del problema, donde recaba la opi-
nión de todos los presentes sobre el problema o conducta sintomá-
tica; la fase de interacción, en la cual evalúa basándose no sólo en
los informes verbales de la familia, sino fundamentalmente en las
secuencias de interacción que observa en la misma sesión, y, por
último, el establecimiento de las metas del tratamiento en términos
19 concretos y precisos.
El cambio se basa en una estrategia general tendente a programar
un cambio por etapas, tanto con respecto a la conducta sintomática
en sí como a la organización familiar o/y social que constituyen su
contexto. Por consiguiente, se pretende alterar la secuencia sintomá-
tica introduciendo congruencia en la jerarquía del sistema. En todo
momento se trata de evitar confrontaciones con la familia, por lo que
la terapia descansa en creativas e ingeniosas estrategias, generadas
para cada caso concreto, que faciliten un cambio rápido y sólido. Las
4 técnicas de intervención que posibilitan materializar dichas estrate-
gias abarcan redefiniciones; connotaciones positivas; metáforas; ta-
reas directas simples y ordalías; tareas paradójicas clásicas, basadas
en una postura de oposición por parte de los clientes, y simulaciones,
en las que se solicita a los integrantes de la familia que finjan o simu-
len una determinada secuencia sintomática.
4
a Fuentes
a
Haley, J. (1974), Tratamiento de la familia, Toray, Barcelona.
Haley, J. (1980), Terapia para resolver problemas, Amorrortu, Buenos Aires.
.4111 Haley, J. (1984), Ordeal therapy. Unusual ways to change behavior, Jossey Bass
Inc., San Francisco.
Haley, J. (1987), Problem solving therapy, Jossey Bass Inc., San Francisco.
Madanes, C. (1984), Terapia familiar estratégica, Amorrortu, Buenos Aires.
Madanes, C. (1990), Sex, love and violence: strategies for transformation, Brun-
o* ner y Mazel, Nueva York.

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