Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
64 vistas41 páginas

Anemia Ferropenica

Descargar como pptx, pdf o txt
Descargar como pptx, pdf o txt
Descargar como pptx, pdf o txt
Está en la página 1/ 41

La anemia ferropénica es una

afección que ocurre cuando el


organismo no tiene suficiente
cantidad de hierro, lo que
provoca que la producción de
glóbulos rojos disminuya
.
La anemia ferropénica se debe
a un déficit de hierro y tiene
una incidencia elevada entre la
población. Los síntomas son
cansancio, falta de
concentración, dolor de cabeza,
uñas quebradizas, caída de
pelo, mareos, malhumor o cara
pálida.
La deficiencia de hierro es la carencia nutricional más
prevalente a nivel mundial, tanto en países
desarrollados como en países en vías de desarrollo y
es la causa principal de anemia. La anemia
ferropénica es multifactorial e intervienen en su
desarrollo la alimentación, la situación fisiológica,
patologías asociadas y la carga genética del
individuo. Es por ello que en determinados grupos de
población existe un mayor riesgo de desarrollar
deficiencia de hierro o, en los casos más graves,
anemia ferropénica, bien por incremento de las
necesidades o por aumento de las pérdidas.
Definición
La anemia ferropénica o anemia por deficiencia
de hierro es una afección que se caracteriza por
la insuficiencia de glóbulos rojos sanos, que son los
encargados de proporcionar oxígeno a los tejidos
corporales.

La anemia, en la mayoría de los casos, suele ser


provocada por deficiencia de hierro pero también
puede ser provocada por la deficiencia de otros
minerales o vitaminas.
Causas
La falta de hierro es la causa más frecuente de anemia.
Los valores normales de este mineral en el organismo
suelen ser de 50-55 mg por kg de peso en el hombre y
de 35-40 mg por kg de peso en la mujer.
La ingesta de hierro diaria suele encontrarse entre los 10
y los 30 mg, de los cuales solamente se absorbe 1 mg a
nivel del duodeno y el yeyuno proximal y medio. Una vez
absorbido, pasa a la sangre unido a una proteína
llamada ferritina, que permite valorar los depósitos de
hierro del organismo.
El hierro llega a los precursores de los hematíes en la
médula ósea y pasa a formar parte del grupo hemo, que
luego se unirá a unas proteíntas para formar la
hemoglobina.
La anemia ferropénica puede deberse a las siguientes causas:

Descenso del aporte de hierro en la dieta, como sucede en casos


de vegetarianos estrictos.
Disminución de la absorción del hierro a nivel del aparato
digestivo por diferentes causas como, por ejemplo, una menor
producción de jugos gástricos (que favorecen la absorción del
hierro a nivel intestinal), enfermedades relacionadas con la
absorción como la celiaquía, enfermedad de Crohn, cirugías del
estómago, etc.
Aumento de las pérdidas de sangre entre las que se encuentran
sangrados gastrointestinales crónicos, menstruaciones
abundantes, otras pérdidas ginecológicas, embarazo (el feto
utiliza 2/3 del hierro que absorbe la madre).
Los grupos de riesgo de padecer anemia ferropénica
incluyen:

Mujeres en edad fértil: debido a las pérdidas


menstruales.
Embarazadas: por un aumento de las necesidades.
Niños y adolescentes: también por un aumento de las
necesidades.
Vegetarianos: dado que la restricción de alimentos de
origen animal en su dieta puede ser un factor de riesgo
de padecer anemia.
Deportistas: debidos a su actividad física elevada sus
requerimientos son superiores a los de un adulto con una
actividad física moderada.
Síntomas
Si la anemia ferropénica es leve puede cursar sin
síntomas pero en casos de ligera gravedad sus
síntomas más comunes pueden ser:
Disnea (ahogo o dificultad para respirar).
Palpitaciones.
Cefalea.
Falta de concentración.
Irritabilidad.
Insomnio.
Descenso de la líbido.
A medida que la anemia empeora pueden
aparecer otros síntomas como:

Uñas quebradizas.
Sentirse mareado al ponerse de pie.
Color pálido de la piel.
Dolor en la lengua.
Deseo de consumir hielo u otras sustancias
que no son comida.
Los síntomas relacionados con las
afecciones que causan la anemia
ferropénica incluyen:

Heces oscuras, alquitranadas o heces con


sangre.
Sangrado menstrual abundante.
Dolor en la parte superior del abdomen
(causado por úlceras).
Pérdida de peso.
Diagnóstico
El diagnóstico de la anemia ferropénica
comenzará intentando detectar síntomas de
cansancio, palidez, disnea, cefalea u otras
alteraciones neurológicas. Asimismo, se
investigará sobre la presencia de sangrados
crónicos digestivos, ginecológicos o urológicos
que puedan causar una anemia por falta de
hierro. Del mismo modo, se valorará la dieta
que lleva la persona afectada además de su
ritmo intestinal.
Pruebas y exámenes para
diagnosticar una anemia
ferropénica:
Se realizará una analítica de sangre
completa que incluya hemograma, bioquímica
básica y las proteínas que intervienen en el
metabolismo del hierro, es decir, la
transferrina, la ferritina y el propio hierro en
sangre. En caso de que exista una sospecha
de pérdida oculta de sangre se deberán
realizar las pruebas de despistaje de
sangrado a nivel digestivo, urológico o
ginecológico.
En la analítica de la anemia ferropénica se
apreciará un descenso de los niveles de
hemoglobina normales. Característicamente los
hematíes de la anemia por falta de hierro se hacen
más pequeños y contienen menor cantidad de
hemoglobina, para lo que se utilizan unos
parámetros concretos como son el volumen
corpuscular medio o VCM (que valora el tamaño
medio de los hematíes) y la hemoglobina
corpuscular media o HCM (que mide la cantidad
media de hemoglobina por hematíe).
Por lo tanto, la anemia ferropénica se
puede clasificar como
- anemia microcítica (células más
pequeñas) o
- anemia hipocroma (menos cantidad
de hemoglobina).
Los niveles de hierro en sangre, que se
conoce como sideremia, serán bajos
(inferiores a 100 mg/dl) así como la ferritina
sérica, que es el primer parámetro que se
altera y que permite valorar los niveles de
las reservas de hierro en el organismo.
La transferrina sérica estará
elevada (por encima de 300
mg/dl), dado que se aumenta
para intentar compensar la falta
de hierro, pero su capacidad de
unirse a él está disminuida.
Se valorarán los reticulocitos en sangre
(formas jóvenes de hematíes) que en este
caso estarán elevados. También se
valorará un parámetro denominado
índice de distribución de los hematíes
(IDH), que cuantifica la diferencia de
tamaño entre los hematíes (anisocitosis) y
que en el caso de la anemia ferropénica
el IDH se hallará elevado.
Se recomienda realizar un frotis de sangre
periférica para poder estudiar las posibles
alteraciones de la forma de los hematíes.
La prueba que confirma la anemia
ferropénica es una biopsia de médula
ósea, que permitiría estudiar los
hematíes en formación. Esta prueba
casi no se realiza pues con las
pruebas anteriores se puede
diagnosticar con precisión una anemia
por falta de hierro.
Tratamiento
El tratamiento consistirá en suplir la
falta de hierro mediante la toma de
suplementos o de alimentos ricos en
dicho mineral y, siempre que sea
posible, solventar la causa que ha
originado la anemia ferropénica.
Se administrará tratamiento con sales
ferrosas por vía oral durante el tiempo
que sea necesario para normalizar las
reservas del organismo, que se valorarán
mediante la determinación de la
ferritina. En caso de intolerancia a la vía
oral, falta de absorción o enfermedad
intestinal inflamatoria crónica; el hierro
también puede administrarse por vía
intramuscular o intravenosa.
En caso de anemias graves que
cursen con mucha sintomatología o
niveles muy bajos de hemoglobina
(por debajo de 7) se deberá
realizar una transfusión.
También es importante intentar
determinar la causa que ha provocado
la anemia para intentar corregirla. Si
hay una falta de aporte en la dieta se
debe reforzar la ingesta de carne roja.
En caso de pérdidas crónicas
digestivas, ginecológicas o urológicas se
deberá consultar a un especialista de
la salud para intentar solventarlas lo
antes posible.
Lo primero que hay que
averiguar es la causa para
poder ir a la raíz del problema
y solventarlo. Muchas veces se
apunta a un aporte insuficiente
de hierro en la dieta o déficit
proteico, pero hoy en día es
poco probable.
Por lo tanto, tomar un suplemento de
hierro no va solucionar el cuadro.
Aunque se siga una dieta
vegetariana, los estudios revelan que
hay una incidencia similar de anemia
ferropénica respecto a los que tienen
una dieta no vegetariana.
¿Qué más puede ocurrir?

Problemas de absorción de
hierro o hemorragias. En el caso
de las mujeres es muy común la
pérdida de hierro abundante en
cada menstruación, pero
también podría haber alguna
úlcera interna.
Anemia e inflamación
En los últimos años se ha descubierto que un
estado inflamatorio también puede ser
motivo de anemia ferropénica. Como no
existen mecanismos activos para eliminar el
hierro, su absorción está muy controlada por
la hepcidina, una hormona que se libera en
el hígado ante varias señales: cuando la
reserva de hierro está elevada y en casos
de inflamación o infecciones (aunque los
depósitos no estén llenos no se absorbe).
El 80% de la población
sufre inflamación crónica y
no es consciente de ello
Puede haber alguna molestia o
patología digestiva, pero
también otras dolencias que
quizás no relacionamos como
infecciones recurrentes o
migrañas.
Es muy importante evitar los
alimentos inflamatorios: gluten
(especialmente, trigo), azúcar
(incluye harinas refinadas) y
grasas de mala calidad (aceites
refinados y trans). Además,
debemos evitar tóxicos, fármacos
y estrés.
Por otra parte, potenciaremos
alimentos antiinflamatorios como el
omega 3. Las verduras también son
antiinflamatorias gracias a su efecto
antioxidante. Priorizaremos las de
color verde (ricas en clorofila) y de
color rojo (ricas en betalaína, como la
remolacha) porque también estimulan
la formación de glóbulos rojos.
Cómo mejorar la absorción del hierro
Para aumentar la absorción y
optimizar las ingestas del hierro no
hemo de legumbres o vegetales
recomendamos: añadir vitamina C
(perejil, limón o pimiento), beta
carotenos (zanahoria o calabaza) o
ácidos orgánicos (chukrut o vinagre
de manzana).
Por otra parte, hay factores que dificultan la
absorción de hierro que se deben evitar:

Antiácidos tipo omeprazol; ácido fítico (los


cereales, legumbres o semillas se deben
remojar unas 10 horas para disminuirlo);
consumir justo después de las comidas café o
té muy reposado, y el agua de cocción de
verduras de hoja verde como las espinacas o
las acelgas, para evitar los oxalatos.
Suplementación
Es recomendable tomar suplementos de hierro fuera de las
comidas para favorecer la absorción.

Multivitamínico de hierro: interesantes los que van


acompañados de otros micronutrientes implicados en el
metabolismo del hierro como la vitamina C, vitamina B9 o
B12.
Hierro Bisciglinato: especialmente indicado para personas
que sufren estreñimiento.
Alga espirulina: rica en clorofila, tiene una estructura
molecular similar a la hemoglobina y estimula la formación
de glóbulos rojos.
Verde de alfalfa: recomendado en caso de anemia por
menstruaciones abundantes.

También podría gustarte