Introducción a la didáctica de la Medicina en la Edad Media: análisis
de los tratados médicos de la Península Ibérica
Introduction to Medicine didactics of the Middle-Ages: analysis of
medical treatises of the Iberian Peninsula
Introdução à didática da Medicina na Idade Média: análise dos
tratados médicos da Península Ibérica
Josué VILLA PRIETO 1
Abstract: The Medical treatises produced in the Iberian Peninsula express
Galen and Hippocrates traditional knowledge almost without introducing
something new until the Late Middle Ages. This study proposes an
interpretative synthesis about those new elements in a significant period of the
genesis of Medicine as a modern science: how intellectuals define their
attributions, how is inserted its teaching at Iberian studia generalia, who compose
textbooks and materials for its study, how are organized these same treatises
and, of course, which contents do they have.
Resumen: Los tratados dedicados a la Medicina elaborados durante la Edad
Media transmiten el conocimiento tradicional de base galénico-hipocrática sin
apenas introducir novedades sustanciales hasta finales del periodo. En este
artículo se ofrece una aproximación, en clave histórica, a los referidos
elementos en un periodo de génesis de la Medicina como ciencia moderna:
cómo definen sus atribuciones los intelectuales del periodo, cómo se implanta
su enseñanza en los studia generalia peninsulares, qué autores componen los
manuales didácticos para su estudio, cómo se organizan dichos tratados y qué
contenidos integran.
Keywords: Didactic treatises - History of education - History of medicine Medieval medicine - Ramón Llull - Arnau de Vilanova - Alonso Chirino.
1
Doctor en Historia Medieval. Investigador postdoctoral Clarín-COFUND Marie Curie
del Principado de Asturias (http://www.clarinasturias.es) y de la Comisión Europea
(http://ec.europa.eu/index_es.htm) en la Università degli Studi di Roma Tor Vergata
(Italia). Dipartamento di Scienze Storiche, Filosofico-Sociali, dei Beni Culturali e del
Territorio. Site: http://web.uniroma2.it E-mail: josuevillaprieto@gmail.com
1
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Medical Education
Educação Médica
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Jan-Jun 2016/ISSN 1676-5818
Palabras clave: Tratados didácticos - Historia de la educación - Historia de la
medicina - Medicina medieval - Ramón Llull - Arnau de Vilanova - Alonso
Chirino.
RECEBIDO: 29.05.2016
APROVADO: 15.06.2016
***
I. Introducción
Este trabajo expone algunas de las conclusiones inéditas de mi tesis doctoral
dedicada a los diferentes grupos de tratados educativos elaborados en la
Península Ibérica a finales de la Edad Media con finalidad de instruir a la
sociedad en las diferentes ramas de conocimiento (tratados morales, religiosos,
nobiliarios, gubernamentales, militares, jurídicos, familiares, escolásticos…) 2.
Con el interés centrado en las composiciones que abordan materia médica, el
objetivo propuesto se puede sintetizar en dos puntos clave:
(a) Presentar a los principales autores peninsulares (sus escritos, influencias y
aportaciones) que destacan en el campo de la tratadística médica de finalidad
didáctica, prestando especial atención a los contenidos que integran dichos
tratados y su ordenación interna.
(b) Ofrecer una aproximación a los orígenes de la enseñanza de la Medicina en
la universidad medieval, señalando su desarrollo y sus limitaciones, a partir de
las fuentes tratadísticas.
En ambos casos se enmarca el discurso en el cuadro histórico que permite la
comprensión del desarrollo de la tratadística médica y de su estudio en el
ámbito académico.
2
La tesis doctoral lleva por título La educación nobiliaria en la tratadística bajomedieval castellana:
aspectos teóricos y ha sido defendida en la Universidad de Oviedo (España), Departamento de
Historia (http://www.uniovi.es), el pasado 28 de noviembre de 2013; ha sido dirigida por el
Dr. F.J. Fernández Conde bajo la tutoría de la Dra. M.S. Beltrán Suárez.
2
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II. Desarrollo de la Medicina como disciplina
Aunque los principales compendios epistemológicos medievales incluyen
contenidos médicos (Etymologiae de San Isidoro, Speculum doctrinale de Vicent de
Beauvais, De rerum proprietatibus de Bartholomaeus Anglicus, los doctrinales de
San Gregorio Magno, Mare magnum de Juan Gil de Zamora…), no se produce
un avance relevante más allá de la lectura y traducción de los tratados médicos
de la Antigüedad hasta que, a partir del siglo XIV, comienza a impartirse
lecciones de Medicina en la universidad. El primer studium que la incluye en su
currículum es el de Salerno y, tras él, los de Bolonia, París y Montpellier; en la
Península Ibérica se suman progresivamente Salamanca, Lérida y Barcelona.
La documentación universitaria, parcialmente conservada y en ocasiones
problemática, parece indicar que hasta bien entrada la decimocuarta centuria
no se contratan profesores de Fisica, nombre con el que se denomina a la
materia en las fuentes; además, el nivel de estudios es bajo y los recursos
claramente insuficientes. En las primeras décadas del siglo siguiente, los
ordenamientos de Benedicto XIII (1411) y Martín V (1422) insisten en la
obligatoriedad de poseer el título de bachiller en Artes para poder acceder a
los estudios de Medicina, hecho que refuerza la teoría sobre la escasa pujanza
del estudio médico. La sombría experiencia de la Medicina en la universidad
medieval se prolonga durante los siglos XVI y XVII, tanto que los Austrias,
motivados por la mala formación de los médicos, intervienen repetidamente
en la vida universitaria concretando el régimen de estudios y los criterios de
promoción en esta carrera3.
No debe confundirse la práctica de la Medicina con su estudio en centros
oficiales. La demanda de médicos aumenta exponencialmente desde el siglo
XII, máxime con el auge de las enfermedades infeccionas y los problemas
alimenticio-sanitarios que asolan sin piedad a buena parte de la población
3
Vid. SANTANDER, Teresa. Escolares médicos en Salamanca (siglo XVI). Salamanca: Europa
Artes Gráficas, 1984. Aunque existían con anterioridad, no se constatan las cátedras de
Medicina en esta universidad hasta 1465, como explica AMASUNO SARRAGA, Marcelino
V. La escuela de Medicina del estudio salmantino (siglos XIII-XV). Salamanca: Universidad de
Salamanca, 1990, p. 54; esta monografía constituye una pieza fundamental para el estudio
de los orígenes y evolución de la facultad de Medicina en la ciudad del Tormes. Asimismo
remito al artículo de GARCÍA BALLESTER, Luis. “Galenismo y enseñanza médica en la
universidad de Salamanca del siglo XV”, In: Dynamis, vol. 20, 2000, p.209-247, centrado en
los métodos de aprendizaje en la facultad, la influencia de la obra de Galeno y los
impedimentos que conocen los profesores de Medicina en su actividad intelectual.
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europea4. El primer monarca que legisla sobre el ejercicio de la Medicina es
Rogelio II de Sicilia (1130-1154), que alertado por las condiciones salutíferas
del sur de Italia prohíbe la práctica médica a todos aquellos que no puedan
demostrar su preparación profesional en un lugar cualificado. Existen
disposiciones similares en el Fuero Real (1255) y en las cortes catalanas de
Monzón (1289).
La Medicina se desarrolla mucho más en el mundo aragonés que en el
castellano. Esta realidad se debe a varios factores (mayor tráfico intelectual,
influencia cultural italiana, interés personal de Pedro IV por la Alquimia…),
pero de todos destaca el hecho de que los catalanes, valencianos y
mallorquines, por su localización geográfica, conozcan una mayor exposición
a las enfermedades pestilentes respecto a los castellanos y portugueses; por
ello, la Medicina pronto se consolida como una preocupación y una necesidad
mayor entre los tratadistas aragoneses. Muchos de ellos traducen obras
galénicas e hipocráticas y componen escritos de gran originalidad; es el caso,
por ejemplo, de Arnau de Vilanova (ca. 1238-1311) y de Antonio Ricart (ca.
1360-1422). El primero, estudiante y docente en Montepellier (región, por
entonces, bajo soberanía de Aragón), ejerce como médico a la par que escribe
sobre su ejercicio en diversos escritos (Speculum Medicinae, De considerationibus
operis Medicinae, Regimen sanitatis, De medicinarum…); el segundo, además de
servir en la corte catalana, continúa en Barcelona y Lérida las lecciones del
profesor Jaume d’Agramunt sobre Regiment de preservació de pestilencia (1348)5.
4
Junto a la peste negra, el fuego de San Antonio, ligado a la malnutrición, es la enfermedad
que más mortandad ocasiona en los siglos bajomedievales.
5
Para una perspectiva general de la historiografía dedicada al estudio de la Medicina en la
Península durante el Medioevo vid. GARCÍA BALLESTER, Luis. Historia social de la
Medicina en la España de los siglos XIII al XVI. Madrid: Akal, 1976. Para la práctica médica en
la Corona de Aragón vid. CARDONER I PLANAS, Antoni. Història de la medicina a la
Corona d’Aragó, 1162-1479. Barcelona: Scientia, 1973; sobre el caso concreto del studium
ilerdense, destaca la monografía de LLADONOSA I PUJOL, Josep. Noticia histórica sobre el
desarrollo de la Medicina en Lérida. Lérida: Colegio Oficial de Médicos de Lérida, 1974. En
cuanto a los intelectuales destacados, Arnau de Vilanova aglutina la mayoría de los estudios
realizados; a modo de referente destacamos el libro de PANIAGUA ARELLANO, Juan
Antonio. El maestro Arnau de Vilanova, médico. Valencia: Cátedra & Instituto de Historia de la
Medicina, 1969; y su ponencia sobre “Arnau de Vilanova y la Medicina de su tiempo”, en
VV.AA. En torno al 750 aniversario: antecedentes y consecuencias de la conquista de Valencia, II.
Valencia: Monografies del Consell Valencia de Cultura, 1989, p.255-268. Sobre Ricart,
mucho menos conocido, vid. DUREAU-LAPEYSSONNIE, Jeanne Marie: “L’oeuvre
d’Antoine Ricart, médecin catalan du XVe siècle. Contribution à l’étude des tentatives
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Por su parte, en la universidad castellana destacan Gómez García de
Salamanca, docente de Medicina entre 1433-1464 y autor de un Compendio de
Medicina dirigido a Álvaro de Luna además de un Recetario contra pestilencia;
Fernán Álvarez Abarca, que compone Praxis medica, conservada parcialmente;
o Francisco Núñez de la Yerba (ca. 1460-1505), titular de la cátedra matutina
al concluir el Cuatrocientos y elaborador de un Tractatus de saphati. Los escritos
de temática más concreta se retardan hasta finales del siglo XV con figuras
como Alfonso López de Valladolid (Regimiento contra pestilencia), el obispo Lope
de Barrientos (Tractado del dormir y despertar y soñar), el sevillano Juan de Fogeda
(Tractatus de pustulis de saphati nominantur, 1496) o el médico Francisco de
Villalobos (Sobre las contagiosas y malditas bubas. Estoria e medecina, 1498), entre
otros6.
Paralelamente a la constitución de los estudios de Medicina cobra importancia
la consideración social del médico como profesional cualificado, un personaje
que hasta entonces sólo frecuentaba la casa del rey y de los grandes magnates;
desde el siglo XIII, la burguesa urbana cuenta con un número cada vez más
elevado de asistentes sanitarios entre sus habitantes, tantos que no tardan en
organizarse en corporaciones gremiales, siendo la primera la de Barcelona
(1342). Las competencias de su ejercicio son definidas de manera similar por
todos los tratadistas; el filósofo Ramón Llull (ca. 1232-1315) las explica de
manera sencilla y directa como el “hábito con el que se procura la salud del
paciente”7:
La Medicina es ciencia de unir lo que es natural para conservar la naturaleza y
tornarla a lo que solía ser en el cuerpo animado.
médiévales pour appliquer les mathèmatiques à la médecine”. In: BEAUJOUAN, Guy et alii
(Coords.). Médecine humaine et vétérinaire à la fin du Moyen Âge. Génova-París: Librairie Droz,
1966, p. 316-322.
6
En cuanto a la Medicina en la Corona de Castilla, el principal referente bibliográfico es
AMASUNO SARRAGA, Marcelino V. Medicina castellano-leonesa bajomedieval. Valladolid:
Universidad de Valladolid, 1991. Sobre los personajes aludidos, vid. su monografía
Contribución al estudio del fenómeno epidémico en la Castilla de la primera mitad del siglo XV: el
“Regimiento contra pestilencia” del bachiller Alfonso López de Valladolid. Valladolid: Universidad de
Valladolid, 1988; y la de SÁNCHEZ GRANJEL, Luis. Vida y obra de López de Villalobos.
Salamanca: Universidad de Salamanca, 1979.
7
Vid. referencias en Doctrina pueril, pp. 295 y s., y 301, siendo la primera de ellas extraída del
Ars brevis. Ed. BATLLORI, Miguel. Ramón Llull: obra escogida. Barcelona: Alfaguara, 1981, p.
265-494.
5
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El médico tiene intención de curar a los enfermos y, por los accidentes que
parecen acompañar a la enfermedad, busca su causa. Y, cuando la conoce,
entonces, por una causa contraria, cura la enfermedad.
Por su parte, los Castigos y documentos de Sancho IV (1284-1295), inspirado
esencialmente en el Livre dou tresor del humanista florentino Brunetto Latini
(ca. 1220-1295), aseveran que “en el arte de la física, el físico principalmente
entiende dar salud al cuerpo naturalmente”8. Estas afirmaciones brindan con
el pensamiento escolástico medieval, como podemos observar al compararlas
con los comentarios de Santo Tomás de Aquino (1225-1274) sobre la obra
natural de Aristóteles: “corresponde al filósofo natural investigar los
principios primeros y universales que rigen la salud y la enfermedad; al
médico, llevar a la práctica esos principios” 9.
III. Cualidades profesionales del físico
Los tratadistas exhortan a los estudiantes interesados en el oficio de la
Medicina que, fruto de la responsabilidad que entraña su cometido, deben
responder a un perfil socio-moral muy riguroso. En primer lugar deben ser
profesionales de gran cualificación, ya que cualquier imprudencia puede
resultar en fatalidad; uno de los cuentos moralizantes del libro Calila é Dymna
narra la parábola Del físico que se alabó de lo que non sabia. En ella, un médico
poco docto en sus estudios se traslada a la casa de un rey como sustituto de
otro físico muy sabio que fallece a causa de su vejez; al enfermar su hija, el
monarca le encarga un medicamento efectivo, pero la ignorancia del sirviente
ocasiona la muerte de la princesa. El soberano, enfurecido, ordena acabar con
su vida 10 . Esta advertencia insta a los médicos a ser rigurosos, serios,
cautelosos, leales y prudentes, ya que sus pacientes les confían la intimidad que
significa exponer su salud; si por el contrario fuesen ligeros, soberbios,
8
Castigos y documentos, p. 189. Ed. GAYANGOS, Pascual de. Escritores en prosa anteriores
al siglo XV. Biblioteca de Autores Españoles, tomo LI. Madrid: Atlas, 1860, p. 79-228.
9
La sentencia de Santo Tomás está tomada de la recensión dedicada a “La medicina” que
GARCÍA BALLESTER, Luis ofrece en GARCÍA DE CORTÁZAR, José Ángel (Coord.):
La época del gótico en la cultura española (1220-1480). Historia de España de Ramón Menéndez
Pidal, tomo XVI. Madrid: Espasa Calpe, 1999, p. 597-656, concretamente p. 616.
10
Vid. Calila é Dymna, p. 38. Ed. GAYANGOS, Pascual de. Op. cit., p. 1-78.
6
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codiciosos, dañinos o perversos, pueden ocasionar terribles tormentos a los
enfermos, pecando contra Dios por tal horrible abuso11:
Los físicos de casa de los señores han un oficio muy extraño […] El señor ha
de fiar en él su cuerpo et la vida del mismo et de su mujer et de sus fijos et de
toda su compaña, en tanto es el mayor oficio et en que ha mester de mayor
lealtad et mayor entendimiento que en todos los otros oficios.
Si el físico obrare bien en física et en la privanza del señor, puede facer muchas
buenas obras et salvar muy bien el alma seyendo cristiano; mas si el físico fuere
cobdicioso ó de mala entencion, encobiertamente puede facer muchas malas
obras, ca puede demandar á lis enfermos tan grant cuantía por los guarescer
que les seria mayor daño que la dolencia que hobieren, otrosí en alongar las
enfermedades et encarescer las melecinas.
De igual modo, los pacientes deben saber ceder ante los consejos e
indicaciones de los curanderos. Han de ser sinceros y obedecer todas sus
prescripciones por muy complejas o dolorosas que pudieran resultar; en el
refranero popular existen adagios rimados muy optimistas que pretenden
inducir ánimo y esperanza a los enfermos durante el tratamiento. Algunos de
ellos son12:
“Confía tus proyectos al amigo discreto, y el cuidado del cuerpo al médico
probado”.
“Para cualquier manera de enfermedat, hay medicina propia de sanidat”.
“Al físico de palabras non debes despreciar, ca en dar consejo mucho puede
aprovechar”.
“El que da buen consejo et sanno, buen físico es é non en vano”.
11
Libro de los estados, p. 340. Ed. GAYANGOS, Pascual de. Op. cit., p. 278-364. Llull ofrece
una disertación similar en la Doctrina pueril, p. 302.
12
Por orden de alusión, se recogen en los Dicta Cathonis, liber 2, 22 (Consilium arcanum tacito
committe sodali, corporis auxilium medico commite fideli) y en el Libro de los enxemplos, enx. 214
(Medicina unicuique morbo propria est adhibenda), 215 (Medicus verborum, id est consiliarius, multum
prodest) y 4 (Consiliarius bonus medicus debet ese verborum), p. 499 y 448 respectivamente. Ed.
GAYANGOS, Pascual de. Op. cit., p. 447-542.
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IV. Antecedentes y principales referentes en la tratadística médica
medieval
El conocimiento médico es legatario de la tratadística de Galeno de Éfeso
(120-200). Heredero directo a su vez de las enseñanzas anatómicas y curativas
de Hipócrates de Cos (ca. 460-370 a.C.), ofrece los planteamientos teóricos
sobre los que la ciencia médica edifica sus pilares durante el Tardo Medioevo
y la Modernidad. Sus escritos son de diversa naturaleza y muchos se integran
en su famoso compendio De metodo medendi: Fisiología (De usu partium, De
facultatibus naturalibus). Semiología (De morborum differentiis, De morborum causis,
De symptomatum differentiis, De syptomatum causis, De differentiis febrium). Patologías
(De locis affectis, De crisibus, De diebus criticis, De differentiis morborum). Cuidados
terapéuticos (De compositione medicamentorum, De alimentorum facultatibus, De
sanitate tuenda).
Otras de las obras conocidas en las escuelas de Medicina son la Fhysica de
Aristóteles; la Materia medica de Dioscorides Anazarbeo (ca. 40-90), de temática
farmacopea; el Epitome del bizantino Pablo de Egina (ca. 625-690), dedicado a
la Cirugía; el Canon de Avicena (980-1037), tan difundido en Occidente que los
studia de París, Montpellier, Siena o Bolonia lo influyen como manual de base
junto con la obra de Galeno13; o el Liber pantegni de Constantino el Africano
(1020-1087), traducción de un recetario persa.
A los autores anteriores debe añadirse las contribuciones posteriores
realizadas, en su mayoría, por los comentadores de Salerno. Entre ellas
destacan las de Petrus Musandino (1090-1150) y Gilbertus Anglicus (ca. 11801250), inglés afincado en la región italiana de Abruzzo donde compone su
Compendium Medicinae (1230). En la geografía francesa sobresalen Bernard de
Gordon, maestro en Montpellier y autor de un Lilium Medicinae (1320) que
alcanza gran popularidad, o el docente parisino Juan de Santo Amando,
compositor de una Recovatio memorie (1285) sobre conceptos y terminología
Vid. GARCÍA DE BALLESTER, Luis. “Arnau de Vilanova (ca.1240-1311) y la reforma
de los estudios médicos en Montpellier (1309): el Hipócrates latino y la introducción del
nuevo Galeno”. In: Dynamis, vol. 2, 1982, p.97-158; y FERRE CANO, Lola. “Avicena
hebraico: la traducción del Canon de Medicina”. In: Miscelánea de estudios árabes y hebraicos.
Sección de hebreo, vol. 52, 2003, p.163-182. Las aportaciones de Dioscórides en la literatura
médica europea han sido recogidas en la voluminosa obra de DUBLER, César E. La
“Materia médica” de Dioscórides. Transmisión medieval y renacentista, 6 vols. Barcelona: Emporium,
1953-1955.
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básica de la obra de Galeno; el Speculum Medicinae del ya citado Arnau de
Vilanova completa las lecturas formativas en la universidad hispánica.
Otro grupo diferenciado de composiciones reúne las elaboradas a expensas de
los círculos del poder político. Si la biblioteca de Alfonso X (1252-1284) posee
varios ejemplares sobre medicina hebraico-musulmana, la de Fernando IV
(1295-1312) cuenta con un Libro de Medicina castellana de autoría anónima y
finalidad instrumental. Alfonso XI (1312-1350), por su parte, dedica la
segunda parte de su Libro de montería (1340-1350) a especificar cuidados
médicos ante posibles contingencias en cacerías. Finalmente, entre los
manuales del siglo XV sobresalen el Espejo de Medicina y Menor daño de Medicina
del físico Alonso Chirino –más abajo se explicarán en detalle–, y la Suma de la
Medicina (1498) del asistente de Isabel I Francisco López de Villalobos (14731549). Al margen del ámbito regio pero anejo a la autoridad aristocrática se
confeccionan también trataditos más modestos, como la Phlebotomiae institutio y
Sevillana medicina (1380) de Juan de Avignon, o De la visitación de los médicos
(1391) del doctor Estéfano, los tres dedicados al Arzobispo de Sevilla Pero
Gómez Barroso (ca. 1331-1390).
Procediendo a un análisis comparativo de los contenidos que integran los
tratados señalados podemos esbozar las diferentes áreas que conforman el
estudio de la Medicina:
(a) Medicina natural, dividida en siete ramas: los elementos, las complexiones,
los humores, los miembros, las virtudes, las operaciones y los espíritus. Se
centra en la anatomía del cuerpo humano: fisiología y morfología externa,
aparatos y órganos internos, funcionamiento biológico y humores.
(b) Medicina no natural: se detiene en los seis agentes que condicionan la
operatividad corporal y el estado anímico: la alimentación, la digestión, la
respiración, el ejercicio locomotor, el descanso y la excreción.
(c) Medicina contranatural, centrada en las enfermedades, sus causas y sus
efectos. Además de detectar los síntomas y los contagios, propone medidas
concretas para la sanación: dietas (alimentación y hábitos), medicamentos y
acción quirúrgica.
Esta tiple ordenación se repite en el grueso de los tratados catalogados, si bien
algunos de ellos ofrecen particularidades concretas. Por ejemplo, el Compendio
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de Medicina de Gómez de Salamanca refuerza los aspectos puramente
instructivos 14 , mientras que la Sevillana medicina dedica su primera parte a
describir los aires de la ciudad hispalense y más adelante inserta un apartado
sobre relaciones sexuales, algo infrecuente en este tipo de escritos 15. De igual
modo la Doctrina pueril de Llull ofrece esta división tripartita de la Medicina,
detallando cada una de sus partes16 (Figura 1).
Figura 1
Tabela 1
Interrelación entre el compuesto humano y el tratamiento médico en la obra
(como transmisor de Galeno a través de Hipócrates)
Elementos *
Fuego
Aire
Agua
Complexiones Cólera
Sangre
Flema
Humores
Colérico
Sanguíneo
Flemático
Miembros
Hígado
Corazón
Cerebro / Pulmón
Cualidades
Caliente y seca Húmeda y caliente Fría y húmeda
Ramón Llull
Tierra
Melancolía
Melancólico
Bazo
Seca y fría
Vid. ed. AMASUNO SARRAGA, Marcelino V. El “Compendio de Medicina” para don Álvaro
de Luna del doctor Gómez de Salamanca. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1971.
15
Vid. CARMONA, Juan Ignacio. Crónica urbana del malvivir (siglos XIV-XVIII). Insalubridad,
desamparo y hambre en Sevilla. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2000, p.30 y ss. Una edición
sobre la Sevillana Medicina en MONDÉJAR CUMPIÁN, José. Madrid: Arco, 2000.
16
Vid. Doctrina pueril, p.295 y ss.
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El cuerpo humano está compuesto de los cuatro elementos […] Los médicos,
de una manera artificial, vivifican unos elementos y mortifican otros para que
haya entre ellos fuerzas temperada y el hombre goce de salud […] Cuando
estas complexiones se desordenan, los médicos se esfuerzan por ordenarlas, ya
que por aquel desorden está uno enfermo17.
V. Un ejemplo: estructura del Menor daño de Medicina de Alonso
Chirino (primer cuarto del siglo XV)
A modo ilustrativo podemos fijarnos con mayor detalle en la organización y
en las materias que se integran en un tratado muy singular: el Menor daño de
Medicina de Alonso de Chirino, uno de los textos de mayor riqueza
informativa del periodo que sintetiza la tradición médica anterior e incorpora
nuevos tratamientos y remedios a raíz de sus propias experiencias.
Los datos biográficos de Chirino son bastante escasos. Natural de una familia
de conversos conquense, se ha propuesto su filiación como hijo de Payo
Gómez Chirino (Almirante de Castilla en época de Sancho IV) y padre del
humanista Diego de Valera (consejero y cronista de Enrique IV y los Reyes
Católicos); su muerte data de 142918. Chirino se instala en la corte de Juan II
(1406-1454) como médico real; allí presta asistencia sanitaria y compone un
Espejo de la Medicina para el valido Álvaro de Luna (1390-1453) y su Menor daño,
que dedica al propio monarca.
El tratado comienza distinguiendo entre Medicina theorica, la que por definición
se enseña en la universidad, y Medicina practica, la que se lleva a cabo en
hospitales y curanderías. A continuación enumera los tres puntos esenciales de
17
Ibid., p. 296 y s.
Los aspectos biográficos del autor son reconstruidos por AMASUNO SARRAGA,
Marcelino V. Alfonso Chirino, un médico de monarcas castellanos. Valladolid: Junta de Castilla y
León, 1993, p. 13 y ss. (vida), y 47 y ss. (trabajo). También resaltamos su ponencia “La obra
médica de Alfonso Chirino, entre biografía y Scholastia disputatio”. In: LORENZO SANZ,
Eufemio (Coord.). Proyección histórica de España en sus tres culturas: Castilla y León, América y el
Mediterráneo. Árabe, hebreo e historia de la medicina, III. Valladolid: Junta de Castilla y León,
1993, p. 241-254.
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la Medicina doctrinal: prevención de molestias, curación de enfermedades
corporales y remedios para dolencias concretas.19
La Medicina es dos partes. La una, el regimiento de sanidad; la otra, curar de
las enfermedades para las sanar.
El regimiento de sanidad partese en tres partes: primera en que manera
conviene usar de comer y bever y el exercicio y del dormir, segunda de los usos
y administraciones del cuerpo y de los quatro tiempos del año y en el
regimiento en tiempos de pestilencia, tercera en refrenar las pasiones del alma.
Las curas de las enfermedades que contecen en el universo partese en tres
partes: primera en las fiebres agudas e la ética e las viruelas e las purgas,
segunda en los males y enfermedades que contecen en todo el cuerpo y en
miembro sennalado, tercera en la çurugia.
Las enfermedades mas acostumbradas que contecen en cada miembro desde la
cabeça fasta los pies.
El libro se compone de ocho lecciones perfectamente definidas:
(1) La utilidad de la Medicina, partes constitutivas y cualidades requeridas para
el desempeño de la profesión.
(2) La alimentación: precisiones sobre las cantidades recomendadas y las
propiedades de algunas comidas (carnes, pescados, verduras, legumbres,
frutas, cereales, huevos y lácteos).
(3) La higiene del cuerpo, atendiendo al baño, a las evacuaciones y a los
problemas derivados de la limpieza incorrecta; destaca el riesgo de contraer
infecciones si no existe un aseo adecuado.
(4) Cómo afectan los estados de ánimo o pasiones del alma a la salud corporal.
(5) Las enfermedades cotidianas (fiebres, viruelas) y sus remedios.
(6) Las enfermedades contraídas a causa de envenenamiento, mordeduras u
otros males generales.
19
Menor daño de Medicina, p. 12 y s. Ed. HERRERA, María Teresa. Salamanca: Universidad
de Salamanca, 1973.
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(7) La cirugía como remedio para tratar incrustaciones, infecciones avanzadas
y accidentes graves.
(8) El procedimiento ante molestias concretas como el dolor de cabeza, de
orejas, ojos, boca, encías, dientes y muelas, garganta, pecho, costado, espada,
brazos, cadera, vientre, piernas, órganos excretores, órganos sexuales…
También ofrece remedios para la falta de memoria, el insomnio y la
somnolencia, la ronquera, congestión nasal o el mareo.
Figura 2
Portadas de Menor daño de Medicina de Alonso Chirino (primer tercio del siglo
XV). Ediciones castellanas de 1505, 1513 y 1515 20.
VI. De la formación inicial a la especializada
Los tratados didácticos instan a los estudiantes de Medicina que antes de
proceder al estudio de la disciplina propiamente dicha es preciso que posean
previamente un conocimiento sólido de las Artes Liberales, concretamente de
Matemáticas y Astronomía, así como de Filosofía Natural (Física) y Alquimia
(Química); sólo así pueden comprender las propiedades de los objetos
20
Fotografías de elaboración propia.
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naturales, los remedios terapéuticos y las fórmulas farmacéuticas. La Alquimia
es definida por Llull como “el arte por el cual puede hacerse trasmutación de
un elemento en otro” mediante dos procedimientos, el sustancial y el
accidental; de este modo, la Química primitiva guarda una estrecha relación
con la Física (al estudiar los cambios en la materia) y con la Medicina (al
experimentar con sustancias farmacológicas).21
En cuanto a la relación entre la Astronomía y la Medicina, aún en la Baja Edad
Media se constata un importante componente supersticioso, tal y como puede
comprobarse en los recetarios mágicos y las formulas secretas realizadas por
Juan Gil de Zamora (De trifaria Medicina) o Enrique de Villena (Tratado de la
Alquimia); aunque inspirados en señales astrales, sus planteamientos reposan
en un deseo de racionalidad. Asimismo, entre las creencias populares existen
presunciones de base aristotélica, como que las piedras esmeraldas curan la
fiebre y las dolencias digestivas, el cobalto las molestias del corazón o la
turquesa espanta la muerte, siempre en función de los tipos de complexiones y
humores que rigen en cada persona.22
En cuanto a las ramas internas de la Biología, integrada a su vez en la Filosofía
Natural, los aspirantes a iniciarse en Biomedicina han de poseer previamente
formación básica sobre Anatomía y Fisiología. Llull es el teórico que más
insiste en esta cuestión al explicar que, para que el médico pueda hacer su
diagnóstico, primero debe conocer el correcto funcionamiento de los diversos
aparatos del cuerpo; por ello atiende a los cuatro poderes asociados a la
potencia vegetativa: el apetitivo, el retentivo, el digestivo y el expulsativo. El
primero se encarga de todas aquellas funciones indispensables para el
funcionamiento del cuerpo, como comer y beber (mecanismo digestivo),
21
Libre de meravelles, p. 139 y s. Ed. BATLLORI, Miguel. Op. cit., p. 23-451.
Un ejemplo de la producción médico-mágica en AMASUNO SARRAGA, Marcelino V.
Un texto médico-astrológico del siglo XV: “Eclipse de Sol” del licenciado Diego de Torres. Salamanca:
Universidad de Salamanca & Ediciones del Instituto de Historia de la Medicina Española,
1972. Esta asociación es muy frecuente en la tradición intelectual desde la Antigüedad
Clásica, de modo que los autores medievales prosiguen con ella sin enjuiciarla. Para una
mayor profundización sobre esta cuestión vid. AGUIAR AGUILAR, Maravillas; MUÑOZ
JIMÉNEZ, Rafael. “La importancia de los conocimientos de Astronomía en Medicina: en
torno a un manuscrito árabe anónimo del corpus galénico”. In: Qurtuba. Estudios andalusíes, 5
(2001), p. 181-189; y FIDORA, Alexander. “La recepción de San Isidoro de Sevilla por
Domingo Gundisalvo: Astronomía, Astrología y Medicina”. In: Estudios eclesiásticos, 295/75,
2000, p. 663-677.
22
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inspirar (respiratorio), interactuar con el entorno físico (sensorial) o descansar
(cerebral). El segundo conserva las propiedades de los alimentos antes de que
la digestión conduzca las sustancias innecesarias del cuerpo. Asimismo es muy
importante estudiar la evacuación porque en ella se evidencian de la mejor
forma los síntomas de sanidad y enfermedad; algunos elementos manifiestos
son, por ejemplo, la temperatura del sudor, la composición de la saliva, la
existencia de fluidos sospechosos en zonas como oídos o nariz, la textura de
las heces, o el color de la orina.23
Otros saberes ligados a la Filosofía Natural son los cuidados preventivos de la
salud y la educación alimenticia; además de Llull, otros autores como don Juan
Manuel, Ramón Llull, Sánchez de Arévalo, Alfonso de la Torre y Lope García
de Salazar plantean este tipo de cuestiones en sus ensayos filosóficos e
históricos, recomendado a la nobleza la higiene diaria, el cuidado bucal, la
desinfección de cabellos, los vestidos limpios, el descanso tras la ingesta o la
cena moderada. En cuanto a las comidas, recomiendan no sacrificar ganado
vacuno, porcino y caprino de avanzada edad; valoran los aportes calóricos de
las gallinas, perdices, ciervos, liebres o conejos; y recomiendan el consumo de
pescado de río frente al de mar, en especial la trucha y el salmón, así como el
aderezo de vinagre y pimiento; además, consideran más sana la yema del
huevo que la clara. También resaltan los beneficios de ciertas verduras como
la berza (buena para la digestión), el perejil (idóneo ante el estreñimiento), el
orégano (remedio para las lombrices), los espárragos (refuerzo
cardiovascular)…, y los peligros de otras que, como el ajo y algunas
leguminosas, pueden causar ceguera y molestias intestinales.24
23
Vid. Libre de meravelles, p. 202 y s. Nótese cómo los únicos aparatos que Llull no explica
son el locomotor (si bien sí lo hace de manera indirecta) y el reproductor.
24
A modo de ejemplificación, vid. la crónica del vasco Lope García de Salazar (1399-1476)
Bienandanzas e fortunas, p. 216 y s. –cuidados preventivos–, y p. 221 y ss. –alimentación– (ed.
RODRÍGUEZ HERRERO, Ángel, 4 vols. Bilbao: Editorial Vizcaína, 1984); el tratado del
profesor salmantino Alfonso de la Torre (muerto en 1460) Visión deleitable de la Filosofía, p.
37 (ed. GARCÍA LÓPEZ, Jorge. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1991); y Menor
daño de Medicina, p. 15 y ss. También el prelado Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470)
ofrece recomendaciones similares a los padres con niños pequeños y a mujeres
embarazadas en su De arte, disciplina et modo aliendi et erundiendi filios, pueros et iuvenes (1453)
dedicado a Alfonso González de la Hoz (ed. VELÁZQUEZ CAMPO, Lorenzo y ARIAS
HERNÁNDEZ, Pedro. Maneras de criar a los hijos: “Tratado sobre técnica y manera de criar a los
hijos, niños y jóvenes” de Rodrigo Sánchez de Arévalo y “Opúsculo sobre la educación de los hijos” de Elio
Antonio de Nebrija. Pamplona: Universidad de Navarra, 1999, p. 63-96). Por su parte, Llull
ofrece el modelo de la Medicina al servicio de la explicación filosófica; cuando analiza el
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Una vez instruidos en estos conocimientos fundamentales, los jóvenes se
presentan en condiciones para asimilar la doctrina galénica. Debido al carácter
de la profesión médica, es preciso muchas lecciones prácticas antes de
demostrar solvencia para diagnosticar y actuar, por lo que los maestros, tras
mucho insistir en las quaestiones que suceden a la lectio, pueden permitir a sus
discípulos estar presentes en sus visitas médicas a domicilio y colaborar en
diversas tareas de complejidad progresiva. De igual modo, según el caso
correspondiente, existe la posibilidad de que los nóveles ejerzan como
aprendices en el sanatorio del studium. Por ejemplo, en Salamanca se funda el
hospital universitario en 1413 tras una provisión de Juan II bajo la advocación
de Santo Tomás de Aquino; en las décadas siguientes se amplían sus
instalaciones con diversas compras y en 1507 se establecen los primeros
estatutos que regulan su funcionamiento interno. De este modo, el siglo XV
es una época de transición hacia la operatividad del hospital salmantino, por lo
que su enseñanza en él parece relativa 25. Por otro lado, aunque a lo largo de la
geografía urbana castellana se constata la existencia de hospitales para
enfermos y peregrinos (Burgos, Valladolid, Toledo, León…) tan sólo es el del
monasterio jerónimo de Santa María de Guadalupe (Cáceres) el que se centra
de manera exclusiva a la tarea médica26, siendo así destino de formación de
muchos principiantes que, hasta entonces, sólo podían aprender la disciplina
fuera de España.
compuesto humano (cuerpo y alma), sostiene que el primero no es posible sin una
alimentación velada por una correcta salud, ya que todos los componentes del organismo
(sangre, músculos, huesos, nervios, cabellos, órganos…) adquieren consistencia por medio
de la comida y la bebida; vid. Libre de meravelles, p. 194.
25
Vid. SANTANDER, Teresa. El hospital del estudio. Asistencia y hospitalidad en la Universidad
de Salamanca, 1413-1810. Salamanca: Centro de Estudios Salmantinos, 1993.
26
Creado en 1389 por Juan I (1379-1390), los monjes responsables del hospital del centro
se especializan en el ejercicio asistencia en la segunda mitad del siglo XV, no antes, como
explica GARCÍA, Sebastián. “Medicina y Cirugía en los reales hospitales de Guadalupe”. In:
Revista de estudios extremeños, 59/1, 2003, p. 11-77; el mismo autor completa la labor del
centro en el resto de materias docentes en su ponencia “La enseñanza en el Real
Monasterio de Santa María de Guadalupe. Colegio de estudiantes, segundo seminario de
niños y estudios superiores eclesiásticos”, en CAMPOS Y FERNÁNDEZ DE SEVILLA,
Francisco Javier (Coord.). La orden de San Jerónimo y sus monasterios, I. Madrid: Instituto
Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas, 1999, p. 173-202. Una aproximación
a la historia de los hospitales asistenciales en la Castilla bajomedieval en BROUARD
URIARTE, José Luis. “Hospitales, Casas de San Lázaro, de San Antón, de Inocentes en la
España del siglo XV”. In: Asclepio, 24, 1972, p. 421-430.
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Los primeros ejercicios prácticos que ejecutan los estudiantes consisten en el
análisis de muestras reales, ya diagnosticadas por un médico avezado,
destinadas a constatar lo asimilado en las lecciones teóricas 27:
Los accidentes que dan a conocer las causas de la enfermedad son fiebres
diversas, la orina, el pulso, la calendura, deseos de comer y otras cosas
semejantes. Y la cura se hace por la virtud y los grados que hay en las hierbas y
en las cosas de la Medicina simple, de las cuales se hacen brebajes, jarabes,
electuarios, ungüentos, emplastos, vomitorios y otras cosas semejantes. Las
sangrías, las dietas, los vómitos, los baños y muchas otras cosas son contra la
causa de la enfermedad, todo lo cual es más seguro que las recetas, electuarios
o jarabes u otras cosas compuestas de la medicina simple.
En fases sucesivas de su formación, el alumno puede profundizar en alguna de
las especialidades de la actuación facultativa como la Pediatría, la Geriatría o la
Cirugía. Esta última conoce, como materia académica, una evolución similar a
la que experimenta la Medicina. Las facultades universitarias introducen muy
lentamente su enseñanza, siendo pionera la de Bolonia en 1405. Los textos
que conforman la base teórica son los mismos expuestos hasta ahora así como
otros centrados en cuestiones más particulares como la Chirurgia magna (1335)
del francés Guy de Chauliac (1290-1368), formado en París y Bolonia, y
maestro en Montpellier; la Chirurgia de Teodorico Borgognoni (1206-1298) y
la homónima de Guglielmo de Saliceto (1210-1278), ambos profesores en
Bolonia; la Magna Chirurgia de Lanfranco de Milán (1240-1306); o la Practica
Chirurgiae del maestro y médico salernitano Ruggero Frugardi (1170), tratadista
pionero en la cuestión 28. Estos tratados son resultado de un contexto social y
político que demanda el establecimiento de unas formalidades de actuación
ante la escalada de casos de peste y el recrudecimiento de las guerras europeas,
27
Doctrina pueril, p. 301 y s. Debe señalarse que los tratados pedagógicos señalados no
dedican una parte de su contenido expresamente a la Medicina práctica, por lo que la
aproximación referida a esta cuestión se deduce de las evidencias documentales, como se
explica a continuación.
28
Una aproximación a la biografía del maestro francés en ENSELME, Jean. “Biographie de
Gui de Chauliac”. Revue lyonnaise de la médecine, 17, 1969, p. 697-710, y a su obra en
OGDEN, Margaret S. “The galenic works cited by Guy de Chauliac’s Chirurgia magna”. In:
Journal of the History of Medicine, 28, 1973, p. 24-33. En cuanto a los restantes tratados, el que
mayor difusión conoce en España es el de Lanfranco de Milán, si bien no antes del siglo
XVI. Vid. ALBI ROMERO, Guadalupe. Lanfranco de Milán en España. Valladolid:
Universidad de Valladolid, 1998.
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en especial la de los Cien Años (1337-1453); así, los cirujanos van a intentar,
entre otros fines, soldar huesos rotos, recomponer miembros defectuosos,
extirpar elementos, evitar desgarres, curar heridas graves producidas por
armas arrojadizas o de fuego… Alonso Chirino también expone en su tratado
más arriba señalado contenidos quirúrgicos al detenerse en el cuidado y
desinfección de heridas, las terapias para esguinces e hinchazones derivadas de
dolencias óseas, la intervención en casos de quemaduras o llagas y
desolladuras graves, y la extracción de espinas y hierros incrustados en el
cuerpo.
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Figura 3
Miniaturas sobre el tratamiento de heridas e intervenciones en la obra Practica
Chirurgiae de Ruggero Frugardi (1170). Ed. inglesa de principios del siglo XIV
(British Library)29.
29
Internet, http://arlengross.com/wpcontent/uploads/2013/04/63110_445564798865336_165061369_n.jpg
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Valoraciones finales
Pese a la génesis y proliferación de la tratadística médica durante la Edad
Media, la Medicina como disciplina conoce un desarrollo tenue debido a
varios factores que podemos enumerar de manera esquemática a modo de
conclusión:
(1) Frenos y tabúes. Las prohibiciones de abrir cadáveres para estudiar los
órganos corpóreos significa la imposibilidad de efectuar iniciativas de
investigación anatómica. Las primeras noticias documentadas sobre
disecciones y vivisecciones datan de 1340 (Montepellier) y 1391 (Lérida); en
ambos casos, la autoridad pontificia expide el permiso oficial para proceder a
tales prácticas, regulándolas con gran escrupulosidad. 30 De este modo, la
mayoría de las exploraciones médicas se limitan a la observación y
experimentación con tratamientos a base de remedios naturales (dietas,
ungüentos, desinfecciones, reposos, ejercicios de rehabilitación…).
(2) Desde el punto de vista universitario, la Medicina dista mucho de ser una
disciplina sólida en las aulas. Las concesiones de su enseñanza en los studia
generalia se remontan a finales del Medioevo, iniciándose entonces un
progresivo despertar de la ciencia médica intelectual que se prolonga durante
toda la Edad Moderna; es entonces cuando se consolida su enseñanza
académica y se llevan a cabo las primeras acciones concretas sobre sanidad
social: disecación de aguas pantanosas, prohibición de pozos negros en el
espacio urbano, quema de cadáveres o mejoras en la asistencia hospitalaria.
(3) Debido a las limitaciones señaladas, la tratadística médica bajomedieval se
limita a la recopilación de las doctrinas e indicaciones propuestas por los
autores clásicos y altomedievales en lugar de innovar con nuevas
proposiciones significativas. Los principales referentes teóricos son Galeno e
Hipócrates, así como sus transmisores ulteriores Dioscórides, Sorano, Pablo
de Egina o Avicena. No obstante, podemos señalar algunos autores que
logran mayor originalidad en sus escritos, fusionando en ellos los
conocimientos galénicos con sus propias observaciones; es el caso de Arnau
de Vilanova, Alonso Chirino o Francisco López de Villalobos, así como de
Vid. PÉREZ ALBACETE, Mariano. “Hacer anatomías”. In: Actas urológicas españolas,
8/31, 2007, p. 807-809.
30
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otros compositores ultrapirenaicos como Lanfranco de Milán o Bernard de
Gordon.
Anexo 1: Ramón Llull y la Medicina (fragmentos de la Doctrina pueril).
Ramón Llull simula un diálogo con su hijo Domenech en el que le instruye
sobre las diversas ramas que conforman el árbol filosófico; tras presentarle la
utilidad de la Gramática, la Retórica, la Dialéctica, la Geometría, la Aritmética,
la Música, la Astronomía, el Derecho y la Teología le dedica algunas nociones
elementales sobre Medicina que se limitan a la conservación de los miembros
y funciones corporales por medio de hábitos saludables; la elaboración de
fármacos, en cambio, lo concibe como parte de la Alquimia al consistir en la
experimentación con los cambios de los estados naturales en la materia:
El ejercicio físico, hijo mío, es origen de salud, pues si trabajas en ayunas el
calor natural fortalecerá luego la digestión, aumentará en los miembros y
consumirá cualquier humor malo producido por indigestión y lo purgará por
medio del sudor y del vapor.
Sin comer y sin beber no se podría sustentar el cuerpo humano, pues por la
comida se conserva la materia gruesa y por la bebida la materia sutil […] El
poco comer y beber engendra sutil entendimiento y materia sutil, y deja gran
espacio al espíritu vital y al aliento, que se enfría el calor. Y, al contrario, el
demasiado comer y beber produce materia gruesa.
El velar y el dormir son cosas convenientes al hombre ¿Sabes por qué? Porque
por el sueño reposa el hombre y por la vigilia se fatiga. Por el sueño recobra el
espíritu su calor natural cuando el cuerpo reposa, y en la vigilia trabajan los
hombres en ejecutar lo que las potencias del alma ordenan y el calor natural
aumenta con los movimientos del cuerpo, que se calienta con el moverse.
Demasiado dormir destruye el espíritu por cuanto lo priva del calor natural,
que le viene por la fatiga y el movimiento; y demasiado trabajo y excesiva vigilia
destruyen el calor natural, pues quitan la humedad del calor que necesita el
espíritu en forma de vapor.
Con el comer y el beber llena uno el intestino y se fortalece la operación
natural, que perece al disminuir el calor natural fortalecido por la repleción. Y
para vaciar se hace la operación expulsativa. El calor natural, al comer y beber
poco, consume algunas superfluidades innaturales.
Hijo querido, el médico tiene intención de curar a los enfermos y, por los
accidentes que parecen acompañar a la enfermedad, busca su causa. Y cuando
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la conoce, entonces, por una causa contraria, cura la enfermedad. Los
accidentes que dan a conocer las causas de la enfermedad son, hijo mío, fiebres
diversas, la orina, el puso, la calentura, deseos de comer y otras cosas
semejantes. Y la cura se hace, hijo mío, por la virtud y los grados que hay en las
hierbas y en las cosas de la medicina simple, de las cuales se hacen brebajes,
jarabes, electuarios, ungüentos, emplastos, vomitorios y otras cosas semejantes.
Las sangrías, las dietas, los vómitos, los baños y muchas otras cosas son, hijo
mío, contra la causa de la enfermedad: todo lo cual es más seguro que las
recetas, electuarios o jarabes u otras cosas compuestas de las medicinas
simples.
Hijo mío: si estás enfermo, no te pongas en manos de un médico que opine
que el calor y la sequedad pueden estar en el mismo grado en las cosas
medicinales […] De donde un médico que desconozca estos grados de los
elementos y que se preocupe más del estipendio que de conocer la enfermedad,
no es contrario a la enfermedad ni se concuerda con la voluntad de Dios.31
Anexo 2: relación alfabética de los tratados mencionados.
Se indica a continuación una selección de textos médicos empleados como
manuales de estudio durante la Edad Media, elaborados o no en la Península
Ibérica pero conocidos por los autores hispanos.
-
31
Alfonso López de Valladolid: Regimiento contra pestilencia (ca. 1439).
Alonso Chirino: Espejo de Medicina (segundo tercio del siglo XV).
Alonso Chirino: Menor daño de Medicina (segundo tercio del siglo XV).
Arnau de Vilanova: Regimen sanitatis (1308).
Arnau de Vilanova: Speculum Medicinae (1311).
Avicena: Canon de Medicina (ca. 1020).
Bernard de Gordon: De decem ingeniis seu indicationibus curandorum morborum
(finales del siglo XIII).
Bernard de Gordon: Lilium Medicinae (finales del siglo XIII).
Constantino el Africano: Liber pantegni (ca. 1080).
Dioscórides Anazarbeo: De materia medica (segunda mitad del siglo I).
Enrique de Villena: Tratado de la Alquimia (principios del siglo XV).
Estéfano: De la visitación de los médicos (1391).
Fernán Álvarez Abarca: Praxis medica (segunda mitad del siglo XV).
Doctrina pueril, p.299-302.
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- Francisco de Villalobos: Sobre las contagiosas y malditas bubas. Estoria e
medecina (1498).
- Francisco López de Villalobos: Suma de la Medicina (1498).
- Francisco Núñez de la Yerba: Tractatus de saphati (1496).
- Galeno: “Opera” (130-200).
- Gilbertus Anglicus: Compendium Medicinae (1230).
- Gómez de Salamanca: Compendio de Medicina (mediados del siglo XV).
- Guglielmo de Saliceto: Chirurgia (mediados del siglo XIII).
- Guy de Chauliac: Chirurgia magna (1335).
- Hipócrates: Corpus Hippocraticum (460-370 a.C.).
- Jaume d’Agramunt: Regiment de preservació de pestilencia (1348).
- Juan de Avignon: Sevillana medicina (1380).
- Juan de Fogeda: Tractatus de pustulis de saphati nominantur (1496).
- Juan de Santo Amando: Recovatio memorie (1285).
- Juan Gil de Zamora: De trifaria Medicina (finales del siglo XIII).
- Lanfranco de Milán: Magna Chirurgia (segunda mitad del siglo XIII).
- Lope de Barrientos: Tractado del dormir y despertar y soñar (primera mitad del
siglo XV).
- Pablo de Egina: Epitome (segunda mitad del siglo VII).
- Petrus Musandino: Summula de praeparatione ciborum et potuum infirmorum
(primera mitad del siglo XII).
- Ruggero Frugardi: Practica Chirurgiae (1170).
- Sorano: “Opera” (siglo II).
- Teodorico Borgognoni: Chirurgia (mediados del siglo XIII).
***
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Un texto médico-astrológico del siglo XV: “Eclipse de Sol” del licenciado Diego de Torres.
Salamanca: Universidad de Salamanca & Ediciones del Instituto de Historia de la
Medicina Española, 1972.
GARCÍA DE SALAZAR, Lope. Bienandanzas e fortunas, 4 vols (ed. RODRÍGUEZ
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