EMBAJADA DEL PERÚ
EN ESPAÑA
LAS LETRAS
ASUMIDAS
12
DE LA ILUSTRACIÓN
A LA INDEPENDENCIA
12
EL PENSAMIENTO
FILOSÓFICO
12
LAS BELLAS
LETRAS
12
DE LIBROS
Y BIBLIOTECAS
12
LAS LENGUAS
NATIVAS
12
SANTIDAD
Y CULTURA
LIBRESCA
12
LAS RAMAS
DE LA CIENCIA
12
VOCES
DEL
DERECHO
12
44
45
LAS LETRAS
ASUMIDAS
46
47
EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA 1
MARTA ORTIZ CANSECO
Círculo de Basilio Santa Cruz Pomacallao
y Diego Quispe Tito. Parroquia de Santiago.
Serie de la procesión del Corpus de la
Iglesia de Santa Ana. Ca. 1680. Museo
del Palacio Arzobispal, Cuzco
LAS LETRAS
ASUMIDAS
1
Uno de los autores que representa de manera paradigmática el
mestizaje americano de las primeras décadas es el Inca Garcilaso
de la Vega. Nacido en el Cuzco en 1539 de madre inca, la princesa Isabel Chimpu Ocllo, y de padre español, el capitán Sebastián
Garcilaso de la Vega, el autor de los Comentarios reales de los incas
forma parte de la primera generación de mestizos del Perú. Educado en las dos culturas, la andina y la hispana, participará desde
muy pronto de los dos códigos, ofreciendo como ejemplo de su
encuentro y convivencia una obra en prosa que se admira hoy y
se considera entre lo más selecto de la importantísima producción literaria de su época.
Con apenas veinte años, el Inca Garcilaso viajó a España,
donde pasaría el resto de su vida, hasta su muerte en Montilla
(Córdoba) en 1616. Esta trayectoria, de mestizo educado en lengua
quechua, en la tradición oral andina, hijo de una noble inca y de
un conquistador español, a escritor integrado en las élites intelectuales del mundo renacentista cordobés, hace de él un autor único,
cuyas obras han sido leídas y traducidas a diversos idiomas desde
el mismo momento de su publicación en los siglos xvi y xvii.
En 1590 el Inca Garcilaso de la Vega ofrece a la imprenta su
primer libro: una traducción del italiano al castellano de los Dialoghi d’amore (1535), de León Hebreo. Este texto, considerado como
uno de los más importantes exponentes del neoplatonismo renacentista en la línea de Marsilio Ficino, se clasificaba entre otros
trattati d’amore como, por ejemplo, El cortesano, de Baldassare
Castiglione, quizá la obra más célebre del Renacimiento europeo.
Con esta traducción, el Inca Garcilaso consigue legitimarse de
manera rotunda dentro de un círculo muy concreto: el de los intelectuales andaluces como Ambrosio de Morales que, en ese momento, estaban decidiendo el avance de las letras peninsulares.
Tanto en el título (La traduzión del indio de los tres Diálogos de amor
de León Hebreo), como en una de las dedicatorias de esta obra,
firmada en Córdoba el 7 de noviembre de 1589, el Inca se define
por primera vez como «un indio» y ofrece al rey su trabajo en
nombre del Perú «para que todos los de aquel Imperio, así indios
como españoles en general y particular lo gocen juntamente conmigo, que cada uno de ellos lo ha de tomar por suyo propio, porque de ambas naciones tengo prendas que les obligan a participar
1
Algunos fragmentos de este texto están desarrollados en detalle en otros
trabajos míos (Ortiz 2017a, 2017b y 2018; López, Ortiz y Firbas, 2016).
48
MARTA ORTIZ CANSECO
de mis bienes y males, las cuales son haber sido mi padre conquistador y poblador de aquella tierra, y mi madre natural de ella, y yo
haber nacido y criádome entre ellos».
Tras la publicación de estos Diálogos, toda su obra posterior
se centrará en la escritura de crónicas. En 1605 publica La Florida
del Inca, una narración sobre la expedición de Hernando de Soto
a la Florida. El interés del Inca Garcilaso por narrar esta expedición,
que tuvo lugar en los años 1539-1543, se explica por la amistad que
trabó con uno de los conquistadores que acompañaron a De Soto:
el español Gonzalo Silvestre, a quien conoció al menos desde 1553
en Cuzco, y con quien coincidió en Madrid en 1561 y en Córdoba
años después. Aunque nunca lo cita explícitamente, sabemos que
fue este veterano de la conquista quien le narró los sucesos acaecidos en dicha jornada. Como afirma el Inca en su prólogo al lector, «oyéndole muchas y muy grandes hazañas que en ella hicieron
así españoles como indios, me pareció cosa indigna y de mucha
lástima que obras tan heroicas que en el mundo han pasado quedasen en perpetuo olvido», lo que le lleva a tomar la pluma como
«escribiente» de lo narrado por este caballero.
Si bien La Florida del Inca se publicó en 1605, tenemos noticias de su existencia ya desde la primera dedicatoria a Felipe II
incluida en la traducción de los Diálogos de amor y fechada en 1586.
A pesar de que en la segunda dedicatoria al rey, de 1589, el Inca
afirma tener terminada la obra, según Miró Quesada (1971) fue entonces cuando el autor recibió dos relaciones sobre la misma expedición: las Peregrinaciones de Alonso de Carmona y la narración
de Juan de Coles, lo que le obligó a revisar su obra. Estos textos
servirán al autor para refrendar las narraciones de Gonzalo Silvestre, hasta entonces su único informante, y contribuirán así a darle
a su discurso una pátina de objetividad histórica, asunto que preocupaba enormemente al Inca. Estas tres narraciones conforman
la base de la historia, si bien es sabido que el Inca debió de consultar otras fuentes como López de Gómara, Acosta, los Naufragios, de
Cabeza de Vaca, las Elegías de varones ilustres de Indias, de Castellanos, la Araucana, de Ercilla, etc. En el caso de las Décadas, de
Antonio de Herrera y Tordesillas, parece que sucedió al contrario:
críticos como Miró Quesada (1971) y principalmente Maticorena
(1967) han señalado la importancia que tuvo el texto de Garcilaso
en la redacción que Herrera, cronista mayor de Castilla, realizó
sobre la conquista de La Florida en su Década sexta (1615).
Finalmente, la producción escrita de Garcilaso culmina con
la redacción de su gran obra sobre los incas y la llegada de los
españoles: las dos partes de los Comentarios reales. Esta obra trata la historia del Perú, desde la expansión del Imperio inca por
tierras americanas, hasta la conquista de este por parte del ejército español. Se divide en dos partes: la conocida como Comentarios reales de los Incas (1609), en la que aborda la historia de los
incas a partir de las narraciones orales que escuchó de su familia
materna en su infancia; y la titulada por Garcilaso como Segunda
parte de los Comentarios reales, que, a causa del fallecimiento del
autor antes de su publicación, apareció y es conocida hoy bajo el
título de Historia general del Perú (1616-1617), y en la que se centra
en la historia de la conquista del Perú por parte de los españoles.
En cierto modo, las dedicatorias de los Diálogos de amor prefiguraban ya toda la obra del Inca, puesto que en ellas, ya en la década
de los 80 del siglo xvi, menciona que estaba trabajando tanto en
la publicación de La Florida como en una historia de la conquista
del Perú.
Blas Valera constituye una de las figuras capitales en la obra
del Inca Garcilaso de la Vega. Hijo de una indígena de la región de
Chachapoyas, bautizada como Francisca Pérez, y del conquistador
español Luis Valera, es el contemporáneo del Inca más citado en
la primera parte de los Comentarios reales. Mestizo como él, ingresó en la Compañía de Jesús en 1568 y pronto ganó reconocimiento por su trabajo con las lenguas indígenas, así como por su
dominio del latín, lengua en la que escribirá su historia del Perú.
Tras pasar varios años preso en Lima, fue desterrado a Andalucía
donde, en 1596, presenció el saco de Cádiz por los piratas ingleses,
a consecuencia del cual murió poco después y se perdió parte de
su obra. Los papeles que se salvaron, conocidos hoy en día como
los «papeles rotos» o «quemados» de Blas Valera, fueron entregados al Inca Garcilaso por el jesuita Pedro Maldonado de Saavedra,
tal y como se narra en los Comentarios reales (I, 6), probablemente entre 1598 y 1600; en los años siguientes Garcilaso termina de
redactar la primera parte de los Comentarios reales, que apareció
en Lisboa en 1609. Hasta comienzos del siglo xx, lo poco que se
conocía del padre Blas Valera era lo que sobre él cuenta el Inca en
su obra, donde es citado una y otra vez como valiosa fuente de
autoridad. Hoy en día no se puede afirmar con seguridad que se
conserve otra obra escrita por Valera más que los fragmentos
transcritos por el Inca Garcilaso.
Tan importantes han sido estos papeles rotos en su obra
que en 1907 fue acusado de plagiario por el historiador Manuel
González de la Rosa, quien atribuía al mestizo chachapoyano la
49
EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA
LAS LETRAS
ASUMIDAS
2
1
1. Inca Garcilaso de la Vega.
Primera parte de los Comentarios
reales. Lisboa: Pedro Crasbeeck,
1609. Fundación Biblioteca Manuel
Ruiz Luque, Montilla
2. Inca Garcilaso de la Vega. Escudo
de armas del Inca Garcilaso de la Vega.
En: Primera parte de los Comentarios
reales. Lisboa: Pedro Crasbeeck, 1609.
Fundación Biblioteca Manuel Ruiz
Luque, Montilla
3. Inca Garcilaso de la Vega.
La traduzión del indio de los tres
diálogos de amor de León Hebreo.
Madrid: Pedro Madrigal, 1590.
Fundación Biblioteca Manuel Ruiz
Luque, Montilla
4. Inca Garcilaso de la Vega.
La Florida del Inca. Inca Garcilaso
de la Vega. Lisboa: Pedro Crasbeeck,
1605. Biblioteca Nacional de España
3
4
50
51
MARTA ORTIZ CANSECO
1
2
1. Historia general del Perú. Inca
Garcilaso de la Vega. Córdoba: por
la viuda de Andrés de Barrera, 1616.
Biblioteca Nacional de España
2. Primera parte de los Comentarios
reales. Inca Garcilaso de la Vega.
Madrid: Nicolás Rodríguez Franco,
1723. Fundación Biblioteca Manuel
Ruiz Luque, Montilla
3. Historia general de los hechos de
los castellanos en las islas y Tierra
Firme del mar Océano. Década
Quinta. Antonio de Herrera y
Tordesillas. Madrid: Juan de la
Cuesta, 1615. Biblioteca Nacional
de España
4. Historia general de los hechos de
los castellanos en las islas y Tierra
Firme del mar Océano. Década
Octava. Antonio de Herrera y
Tordesillas. Madrid: Juan de la
Cuesta, 1615. Biblioteca Nacional
de España
3
4
autoría completa de los Comentarios reales, entre otros textos. Con
esta acusación se inaugura una larga lista de obras atribuidas al
padre Valera, entre las que se encuentran la anónima Relación de
las antigüedades del Perú (ca. 1596), un Vocabulario de la lengua
quechua, citado por Anello Oliva, y la Historia Occidentalis, mencionada por Sandoval (obra que podría corresponderse con los
«papeles rotos» citados por el Inca).
Como afirma Vargas Ugarte (1941), es muy posible que Garcilaso tomase de Valera algo más de lo que cita explícitamente, lo
cual no significa que actuara como simple copista. Muchos autores han señalado que solo gracias al Inca Garcilaso conocemos
hoy a Blas Valera y podemos apreciar su obra. Su lectura minuciosa de estos papeles, el gran cuidado en la selección de citas, la
propia traducción que el Inca realizó del latín al castellano..., todo
ello muestra la estima que profesó hacia su paisano, así como el
valor que otorgó a estos papeles. Christian Fernández (2010) ha
presentado a Blas Valera como el «doble» del Inca Garcilaso; mestizo e intelectual como él, constituye una autoridad en asuntos
incaicos, el historiador ideal a quien el Inca acude como fuente
indiscutible para la exposición de aspectos religiosos y culturales
de la vida andina. En ese sentido, Garcilaso construye a Blas Valera como «autor y autoridad».
Con respecto a la Historia general del Perú, titulada por el
Inca como Segunda parte de los Comentarios reales, parece que en
1613 el texto estaba ya casi listo, a juzgar por la fecha de aprobación
por parte del jesuita Francisco de Castro. El célebre prólogo está
dedicado «A los indios, mestizos y criollos de los reinos y provincias del grande y riquísimo imperio del Perú, el Inca Garcilaso de
la Vega, su hermano, compatriota y paisano, salud y felicidad», y
la obra apareció póstumamente en la imprenta de la viuda de
Andrés Barrera (Córdoba), con una tirada en 1616 y otra en 1617.
Las diferencias entre estas dos tiradas solo atañen a las portadas
y los preliminares. Esta crónica relata los hechos sucedidos entre
1532 y 1572, es decir, entre la llegada de los españoles a tierras peruanas y la ejecución de Túpac Amaru I, el último inca de Vilcabamba, en 1572. Es importante destacar que el Inca busca en esta
crónica justificar la actuación de su padre, Sebastián Garcilaso de
la Vega, en las guerras civiles de los conquistadores y en especial
por su papel en la batalla de Huarina, donde supuestamente cedió
su caballo al rebelde Gonzalo Pizarro. Nuestro autor dedicó un
gran esfuerzo a limpiar la reputación de su padre, tratando de
demostrar su lealtad a la Corona así como sus heroicas hazañas.
EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA
LAS LETRAS
ASUMIDAS
Del Inca Garcilaso se conserva también un manuscrito conocido como la Relación de la descendencia de Garci Pérez de Vargas,
aparentemente autógrafo y conservado en la Biblioteca Nacional
de España. Se trata de un relato genealógico en el que el Inca
narra la historia de sus ancestros a partir de un pariente lejano
llamado Garci Pérez de Vargas. Fechado en 1596, algunos autores
han señalado que este texto iba a formar parte del prólogo de La
Florida, aunque esto finalmente no sucedió. Recordemos que cuando nuestro autor llegó a Montilla, en 1561, todavía se llamaba Gómez
Suárez de Figueroa. Allí vivió con su tío Alonso de Vargas, quien
lo protegió y adoptó como a su propio hijo. Pero ya en su primera
publicación, los Diálogos de amor, Gómez Suárez decide firmar con
el nombre de su padre, Garcilaso de la Vega, agregando el título
de Inca. Esta reivindicación y defensa de su rama paterna se aprecia también en la genealogía que traza en su manuscrito, y se debe
quizá al intento del Inca por limpiar el nombre de su padre y su
papel en las guerras civiles entre los conquistadores del Perú.
Con respecto a la difusión de la obra del Inca, fue traducido rápidamente a otros idiomas europeos; tuvo muchísimo éxito
en Francia, pero también se dio a conocer en inglés y en alemán.
En los años 1722 y 1723 Andrés González Barcia reeditó los Comentarios reales, así como la Historia general de Perú y La Florida del
Inca. Estas ediciones resultarán de especial importancia por la
difusión que tuvieron entre las élites indígenas y criollas andinas.
En especial los Comentarios reales ayudaron a conformar una idealización del pasado incaico que comenzó a considerarse, ya en las
últimas décadas del virreinato, como una alternativa al presente
colonial. Tal y como ha estudiado Flores Galindo (2008: 51), «a
través de la aristocracia indígena Garcilaso se insertó en la cultura oral: el libro fue discutido y conversado. Sus argumentos considerados como válidos se integraron a los juicios y los árboles
genealógicos que descendientes supuestos o reales de los incas
elaboraban a lo largo del siglo xviii». La lectura de los Comentarios
reales permitió albergar esperanzas que desembocaron en la gran
rebelión indígena de 1780, protagonizada por Túpac Amaru II,
quien frecuentaba la obra del Inca. Prueba de ello fue que, tras la
rebelión, se prohibió esta lectura por las consecuencias que había
tenido en la conformación de un pensamiento disidente.
Se suele definir al Inca Garcilaso de la Vega como el primer
mestizo del Perú. Un mestizo que, como autor, pero también como
lector, se sitúa en una posición muy particular: la del intelectual
de élite que crea, sobre la base de infinitas lecturas canónicas
52
occidentales y de los recuerdos de tradición oral de su familia
materna, una realidad americana no tan distinta de la europea.
Una América preparada para ser colonizada en nombre de la fe
católica, un imperio incaico al mismo nivel de «civilización» que
otros imperios europeos, una población indígena y mestiza capaz
de comprender la verdadera fe y subordinarse a su rey.
La obra del autor mestizo revela mucho de sus lecturas o,
dicho de otro modo, no hay manera de hablar del Inca sin reconocer, en sus obras, tantas y tantas lecturas que conformaron su
pensamiento. Afortunadamente se conserva el inventario de bienes del Inca Garcilaso, redactado tras su muerte, que nos muestra
un total de 188 libros conservados en su biblioteca; una biblioteca
nutrida de los autores imprescindibles del Renacimiento europeo
como Castiglione, Ficino, Giucciardini, Paolo Giovio, Jean Bodin;
de todo tipo de crónicas de Indias como las de José de Acosta,
Cieza de León, Román y Zamora; autores hispanos muy difundidos
en la época como Juan Luis Vives, Huarte de San Juan o Pedro
Mexía; clásicos de la tradición grecolatina como Aristóteles o Julio César; títulos en francés, italiano, latín... Este lector aglutina
saberes americanos y europeos, se apropia de unos y otros para
adaptar el orden dominante a su imaginario, para interpretarlo y
ajustarlo a sus intereses ideológicos. El Inca lee, apunta, levanta
la vista, atrapa un pensamiento, escribe. Y está escribiendo uno
de los conflictos más potentes que ha recorrido la historia intelectual de América Latina: la del mestizo empapado de cultura
europea que trata de leer su propia patria bajo esas premisas culturales. Un conflicto que empieza con el mismo gesto de leer y con
el mismo gesto de escribir.
1. La historia general de las Indias y
Nuevo Mundo con más la conquista
del Perú y de México. Francisco López
de Gómara. Zaragoza: Miguel de
Zapila, 1555. [Ejemplar con anotaciones
autógrafas del Inca Garcilaso de la
Vega]. Biblioteca Nacional del Perú
53
MARTA ORTIZ CANSECO
EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA
LAS LETRAS
ASUMIDAS
3. Céremonie du mariage des Incas.
Bernard Picart. Ilustraciones de la
Histoire des Yncas, rois du Perou, del
Inca Garcilaso de la Vega. Amsterdam:
Jean Frederic Bernard, 1737. Colección
particular, Lima
4. Désolation des Peruviennes pendant
l’eclipse de lune. Bernard Picart.
Ilustraciones de la Histoire des Yncas,
rois du Perou, del Inca Garcilaso de
la Vega. Amsterdam: Jean Frederic
Bernard, 1737. Colección particular, Lima
1
3
2. Le commentaire royal ou L’histoire des
Yncas, roys du Peru. Inca Garcilaso de
la Vega. Paris: Augustin Courbe, 1633.
Biblioteca Nacional de España
2
4
54
MARTA ORTIZ CANSECO
55
EL INCA
GARCILASO DE LA VEGA
LAS LETRAS
ASUMIDAS
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Luis E. Tello Vida: página 23 [4]
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Biblioteca Nacional del Perú, Lima
Proyecto de Estudios Indianos,
Biblioteca Indiana, Lima
Real Biblioteca del Monasterio
de El Escorial, Madrid
La foto de la pintura de Santa Rosa de Lima [p. 106]
fue facilitada por Ramón Mujica Pinilla. Aparece
en su ensayo «El renacimiento inca virreinal:
su arte, emblemas imperiales y teología política».
En: Arte Imperial Inca. Sus orígenes y transformaciones.
Desde la conquista a la Independencia. Lima: Banco
de Crédito del Perú, 2020.
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página 181
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páginas 51 [1,2], 115 y 169
páginas 4, 6, 8, 10, 16, 19 [2, 5], 35,
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Yolanda Moñino Rodríguez
Luis Eduardo Wuffarden
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Los papeles utilizados han sido: Gardapatt Kiara de 135 gramos
(en el interior), Gardapatt Kiara de 200 gramos (en la guarda) y
Sirio Lampone de 350 gramos (en la cubierta).