Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Motivacion en El Aula - Introduccion

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3

La motivación en el aula

Introducción
La motivación es la fuerza que nos mueve a realizar actividades. Continuamente escuchamos que
los alumnos no muestran interés por las cuestiones académicas y que no están motivados. Pero,
a menudo, lo que ocurre es que sí que están motivados para llevar a cabo otro tipo de tareas que
les resultan más gratificantes. Desde la perspectiva del alumno, se consideran las motivaciones
intrínsecas, inherentes a su personalidad, y las extrínsecas que aparecen a través del proceso de
enseñanza y aprendizaje suscitado por el docente. Aunque en la motivación intervienen contextos
familiares o culturales, en el presente artículo nos centraremos en el ámbito escolar para analizar
cómo los docentes podemos mejorar la motivación de nuestros alumnos promoviendo así un
aprendizaje útil.

El premio Nobel Richard Feynman, uno de los físicos más importantes del S. XX, explica con su
habitual sentido del humor cómo se busca una nueva ley, en una clase, dando un ejemplo de
compartición cognitiva y emocional.

El esfuerzo conduce al éxito… a veces


Los docentes hemos de fomentar en los alumnos la motivación adecuada suscitando el
interés y sintonizando con sus deseos de autonomía, progreso, reconocimiento o, sencillamente,
bienestar (motivación inicial). Posteriormente, hemos de gestionar todo el proceso de forma que
se puedan alcanzar los objetivos planteados facilitando estrategias para afrontar las diversas
tareas (motivación para el logro). Para ello es imprescindible el esfuerzo, tan mal considerado en
una sociedad como la nuestra que valora mucho los derechos y en la que el deber se contempla
como algo peligroso. Pero hemos de asumir que todo lo que realizamos no ha de resultar
interesante y atractivo, por lo que el aprendizaje de la voluntad nos parece esencial. Sin embargo,
no hemos de olvidar que si el esfuerzo no va asociado a la consecución de los objetivos establecidos
puede ocasionar sobre el alumno sentimientos de impotencia.
Continuamente abogamos por la introducción del aprendizaje emocional en el contexto
escolar que, en el caso expuesto, permitiría al alumno soportar las dificultades y sentirse capaz
de afrontar los retos planteados. La forma que tiene cada alumno para explicarse sus éxitos o
fracasos (estilo atribucional) resulta decisiva en el rendimiento académico (ver artículo
anterior /aprendiendo-a-ser-optimistas/). El optimista es capaz de interpretar las dificultades
como retos mientras que el pesimista, en la misma situación, sólo ve problemas.
Como resulta necesario cuidar la autoestima del alumno, hemos de adecuar las actividades
a sus posibilidades y facilitar las expectativas de logro (ver video). Asimismo, hemos de reconocer
siempre las mejoras por muy modestas que sean y valorar el esfuerzo por encima del éxito. Los
criterios de evaluación no se deben restringir al análisis estrictamente académico.

Utilidad del aprendizaje


Nuestros alumnos han de conocer los objetivos educativos de los temarios impartidos y
deberían entender la verdadera utilidad de lo que van a aprender. Al explicar el significado de las
actividades escolares desvelamos el objetivo y la importancia de lo que enseñamos.

El inicio del proceso de aprendizaje ha de ser propicio al ser presentado de forma


atrayente, pero deberíamos mantener una continuidad durante toda la programación.
Lamentablemente, los contenidos impartidos y los conocimientos adquiridos, muchas veces, están
alejados de la realidad cotidiana y resultan irrelevantes. Los docentes hemos de ser conscientes
que las tareas propuestas más creativas y diferentes a las actividades habituales motivan más que
las puramente mecánicas, manteniendo viva nuestra actividad cerebral. De igual forma, el
conocimiento previo de los intereses y aptitudes de nuestros alumnos, junto a un enfoque
interdisciplinar, permiten optimizar la motivación y el aprendizaje. Y la verdadera utilidad del

Documento de compilación de estudio

EFI- INTECAP 2020


aprendizaje resultará al proponer actividades que motiven a la mayor cantidad de alumnos y
fomenten un ambiente que permita la automotivación.

Disfrutemos del viaje


Utilizar el entrenamiento como recurso educativo permite a los alumnos ir adquiriendo,
mediante la práctica continuada, los hábitos adecuados. El proceso, que se ha de disfrutar, debe
garantizar mejoras parciales y un avance progresivo pero hemos de asumir con naturalidad la
aparición de errores, los cuales forman parte del proceso de aprendizaje. Centrándonos en el
proceso y no en el resultado, los docentes hemos de constatar el progreso y saber elogiar las
mejoras. Y sería interesante que explicáramos por qué la plasticidad cerebral, con el
entrenamiento y esfuerzo adecuados, garantiza el progreso de todos. Cuando el alumno observa
una evolución positiva y encuentra satisfacción en lo que hace, su compromiso está garantizado.

Otra capacidad que hemos de fomentar es la autonomía. Los alumnos han de aprender a
sentir el control de la situación, asumir responsabilidades y tomar alguna decisión como, por
ejemplo, sobre su forma de trabajar.

El progreso del día a día y el optar a la mejor versión de uno mismo constituyen el auténtico éxito.

Ejemplo: Un alumno se encuentra motivado porque entiende la utilidad de las ecuaciones que
permiten evaluar el tiro parabólico. Y es que su futbolista favorito ejecuta las faltas lanzando la
pelota con un movimiento idéntico. Muchas veces sus cálculos teóricos sobre el alcance del balón
no son correctos pero su motivación no decae pues, al igual que su futbolista admirado, para hacer
goles ha de haber fallado muchos antes.

Influencia social
Nuestros alumnos necesitan el reconocimiento y aprecio de los compañeros (y no sólo de
los compañeros) por lo que el fomentar las necesidades sociales constituye un recurso más para
motivarles. Fomentando las buenas relaciones entre compañeros se favorece el trabajo
cooperativo en detrimento del competitivo. El clima interpersonal que ha de predominar en el aula
ha de ser positivo, respetuoso y optimista. A través de nuestras actitudes, los alumnos entenderán
(aprendizaje por imitación) que es útil acercarse al profesor.

Las técnicas de visualización cerebral nos indican que el pensamiento positivo está
asociado al córtex prefrontal del hemisferio izquierdo y es capaz de liberar dopamina (ver figura),
un neurotransmisor que activa los circuitos de recompensa, con lo que podemos hablar de un
sistema cortical cerebral implicado en la motivación social.

Sistema de recompensa cerebral1

Documento de compilación de estudio

EFI- INTECAP 2020


Las situaciones emocionalmente positivas favorecen el aprendizaje en entornos calmados
alejados del estrés innecesario. La conclusión que extraemos es que los objetivos estrictamente
académicos deben ser complementados por otros afectivos o conductuales.

Ejemplo: El profesor ha propuesto el montaje de un péndulo que permita demostrar el principio


de conservación de la energía y calcular la aceleración de la gravedad. Para ello ha seleccionado
diferentes grupos. A través del trabajo cooperativo bien asumido, los diferentes componentes de
los grupos respectivos sugieren, proponen, reflexionan y discuten sobre las diferentes
posibilidades del montaje y las mediciones de algunas magnitudes físicas. Todo ello repercute en
una mejora del aprendizaje individual y en un beneficio colectivo.

Conclusiones finales
Alejándonos de las imposiciones clásicas, los docentes hemos de acompañar a nuestros
alumnos en el proceso de educar asumiendo que tienen conocimientos previos y que hemos de
fomentar la reflexión y profundización sobre los mismos, de forma que se pueda optimizar el
aprendizaje.

Debemos ser capaces de transmitir nuestra pasión y entusiasmo por lo que hacemos y ser
responsables de la creación de un clima emocional positivo que favorezca la continua adquisición
de conocimientos y hábitos sociales adecuados. Nuestro lenguaje no verbal, por ejemplo,
desempeña un papel importante en la transmisión de componentes emocionales.

Limitando los tiempos de explicación y diversificando la realización de tareas podemos


optimizar los procesos atencionales y es que, normalmente, los docentes damos una importancia
exagerada a los temarios establecidos, en detrimento de una mayor participación del alumnado.
El gran objetivo es el de fomentar en el alumno el convencimiento de que el estudio y el
correspondiente aprendizaje es útil. Y es que lo importante no es que enseñemos, sino que
aprendan.

Jesús C. Guillén

E-grafía
1 Jensen, Eric, Teaching with the brain in mind, Association for Supervision and Curriculum
Development, 1998.
Para saber más:

https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/12/27/neuroeducacion-estrategias-basadas-en-
el-funcionamiento-del-cerebro/
https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/11/11/efecto-pigmalion-el-profesor-es-el-
instrumento-didactico-mas-potente/
Vaello, Joan, Cómo dar clase a los que no quieren, Graó, 2011.
Marina, José Antonio, Los secretos de la motivación, Ariel, 2011.
Gilbert, Ian, Motivar para aprender en el aula. Las siete claves de la motivación escolar, Paidós,
2005.
Ortiz, Tomás, Neurociencia y educación, Alianza Editorial, 2009.
Alonso Tapia, J., Motivar en la escuela, motivar en la familia, Morata, 2005.
López, Luis, “Motivación en el aula”, Pulso, 2004.

Tonucci, Francesco, Enseñar o aprender, Losada, 1996.


Share this:

Documento de compilación de estudio

EFI- INTECAP 2020

También podría gustarte