HISTORIAA
HISTORIAA
HISTORIAA
Capítulo II
1) El escenario mundial previo a la Revolución Rusa de 1917
La revolución Rusa de octubre de 1917 fue la que “mando la señal al mundo”
para que los pueblos se levantaran a sustituir al capitalismo por el socialismo
convirtiéndose esta en un evento tan crucial en la historia del siglo veinte
como lo fue la revolución francesa para su momento. La política internacional
para ese momento se entendía como “la lucha secular de las fuerzas del
viejo orden contra la revolución social, a la que se asociaba con la Unión
Soviética y el comunismo internacional”.
La revolución Rusa fue un acontecimiento de índole ecuménica - universal -
más que nacional. Su principal finalidad era la de llevar adelante la revolución
proletaria mundial y no solo instaurar el socialismo y la libertad en Rusia.
Se consideraba a Rusia madura para llevar a cabo una revolución, ya desde
la revolución de 1905-1906 donde el zarismo se encantaraba amenazado y
solo la policía, la burocracia y el ejército ofrecían lealtad; para 1915 los
problemas del zar aparecieron de nuevo. Esto llevo al derrocamiento de la
monarquía rusa en marzo de 1917.
De todas maneras, se deben tener en cuenta dos cuestiones muy
importantes:
En primer lugar, no se creía que Rusia estaba preparada para una
“revolución social”. Causa de esto era el hecho de que Rusia era un país
agrario marcado por la ignorancia y la pobreza, y donde el proletariado
industrial al cual Marx le atribuía las facultades de poder derrocar al
capitalismo, era tan solo una minoría.
Como consecuencia de esto se cree que en segundo lugar Rusia estaría
enfrentando una “revolución burguesa liberal”. Pero tampoco se creía que
Rusia podría estar preparada para una revolución de esta índole. Esto se
debía a que la clase media era una pequeña capa de la población que se
caracterizaba por ser débil y carecer de prestigio moral y de apoyo público.
Por ende, la hipótesis que parecía más acertada era la que predecía que las
fuerzas revolucionarias irían más allá de la fase burguesa-liberal hacia una
“Revolución permanente” más radical. Los marxistas revolucionarios rusos
consideraban que su revolución tenía que difundirse hacia otros lugares tanto
del bando vencedor como del derrotado de la primera guerra mundial.
El sentimiento antibelicista reforzó la influencia política de los socialistas, el
movimiento obrero organizado de las grandes industrias, los activistas
sindicales y los artificieros y mecánicos de los nuevos navíos se convirtieron
en núcleos de radicalización muy importantes.
“En 1917, Europa era un gran polvorín de explosivos sociales cuya
detonación podía producirse en cualquier momento”.
2) De hecho, el régimen zarista sucumbió cuando una manifestación de
mujeres trabajadoras se unieron al cierre industrial de una fábrica y esto
desencadeno en una huelga general que llevo a la invasión de la capital con
el objetivo de pedir pan. La fragilidad del régimen se vio cuando los leales
cosacos se negaron a atacar a la multitud. Consecuentemente, el zar abdico
siendo sustituido por un gobierno provisional que tuvo la ayuda de los
aliados occidentales de Rusia ya que estaban temerosos de que ante tan
desesperada situación el régimen se viera forzado a firmar la paz con
Alemania por separado. En cuatro días se terminó un imperio. Lo que
sobrevino no fue una Rusia liberal y constitucional occidental decidida a
combatir a los alemanes. Era un vacío revolucionario; estaba el gobierno
provisional por un lado y consejos populares, es decir, soviets por el otro.
La exigencia básica de la población más pobre de los núcleos urbanos era
el pan y la de los obreros, conseguir salarios más altos mientras que la de
los campesinos era la tierra. El lema “pan, paz y tierra” fue de gran apoyo
para los bolcheviques de Lenin ya que era esto lo que prometían, conocían
lo que querían las masas. Este hecho no lo pudo reconocer el gobierno
provisional, es más, cuando este insistió en hace una nueva ofensiva militar
en junio de 1917, el ejército se negó y los soldados campesinos volvieron a
sus casas para el reparto de las tierras. La realidad es que los bolcheviques,
llegado el momento en el que el gobierno provisional se disolvió, no fue
necesario tomar el poder, sino ocuparlo. El interrogante que surge luego de
esto es si los bolcheviques podían conservar el poder de estado. En
definitiva, este partido era el único capaz de hacerlo. Lenin planteaba que lo
que diferenciaba a un partido revolucionario de cualquier otro era tomar el
poder cuando el momento y las masas lo exigían. Su principal propósito era
el de apostar por la mutación de la revolución rusa en una revolución
mundial o al menos europea. La única tarea de los bolcheviques era la de
mantenerse como partido político conductor de la revolución y declarar el
control obrero mientras le ponían una condición a los mismos: urgían que
mantuvieran la producción.
El nuevo régimen se mantuvo a pesar de tener que a travesar malos
momentos como la paz impuesta por Alemania en Brest-Litovsk unos meses
antes de que Alemania pierda la guerra y esto supuso la pérdida de
provincias y principalmente de Polonia. A consecuencia de esto, los aliados
no veían ninguna razón por la cual debían comprometerse con el centro de la
subversión mundial (Rusia). Por ende, ejércitos y regímenes revolucionarios
como los blancos (luchaban contra los rojos: los bolcheviques) se levantaron
contra los soviets siendo financiados por los aliados que enviaron a suelo
ruso tropas británicas, francesas, norteamericanas, japonesas, polacas,
serbias, griegas y rumanas. Rusia se vio sumergida en una guerra civil que
duro desde el 18 hasta el 20 donde la Rusia soviética se veía reducida en un
núcleo cerrado de territorios. La principal ventaja que tuvieron los rojos era la
incompetencia y división que reinaban entre las fuerzas blancas, su
incapacidad para ganar el apoyo del campesinado ruso y la bien fundada
sospecha de las potencias occidentales de que era imposible organizar a las
tropas adecuadamente para luchar contra los bolcheviques. Así pues, contra
lo esperado, Rusia sobrevivió a las hambrunas, la guerra civil, la conquista
de los alemanes (a esto no “sobrevivió” en realidad) y demás.
En conclusión, la revolución sobrevivo por tres razones principales. Primero
porque contaba con un instrumento extraordinariamente poderoso, un partido
comunista con 600.000 miembros, fuertemente centralizado y disciplinado.
Se creó un modelo por Lenin desde 1902 que prácticamente todos los
regímenes revolucionarios adoptarían con sus variantes. En segundo lugar,
era el único gobierno que podía y quería mantener a Rusia como un estado y
eso le dio un gran apoyo de parte de otros grupos patriotas rusos
políticamente hostiles en otros sentidos. En tercer lugar, la revolución
permitió que el campesinado ocupara la tierra. Los campesinos consideraron
que era su oportunidad para hacerlo con los rojos ya que si se entregaba el
poder a la nobleza nuevamente, eso no se podría hacer.
3) La revolución mundial que justificaba la decisión de Lenin de implantar en
Rusia el socialismo no se produjo y ese hecho condeno a la Rusia soviética,
durante una generación, los efectos de un aislamiento que acentuó la
pobreza y el retraso. Sin embargo, una oleada revolucionario barrió el
planeta en los dos años siguientes a la revolución de octubre. Se crearon
soviets en Cuba; movimiento estudiantiles en Pekín y en Córdoba
(Argentina); México se vio hechizado por el marxismo; España, Indonesia,
Finlandia, Estados Unidos fueron marcados por la huella de la revolución. En
fin, la revolución de octubre fue reconocida universalmente como un
acontecimiento que conmovió al mundo. Los acontecimientos de Rusia no
solo crearon revolucionarios (Tito) sino revoluciones. Mientras los
bolcheviques (1918) intentaban negociar la paz con el ejército alemán que
avanzaba hacia sus fronteras, Europa central fue barrida por una oleada (la
llamada: “primera ola”) de huelgas políticas y manifestaciones antibelicistas.
Se establecieron, entonces, varios estados nacionales nuevos con la
esperanza de que los aliados victoriosos los preferirían a los peligros de la
revolución bolchevique. La primera reacción occidental ante esto fue la
creación de los catorce puntos del presidente Wilson, en los que se jugaba
la carta del nacionalismo contra el llamamiento internacionalista de Lenin. Se
iba a crear una zona de pequeños estados nacionales que sirvieran de
cordón sanitario contra el virus rojo. Esto de alguna manera freno el avance
de la revolución bolchevique y el simple hecho de que los campesinos que
formaban gran parte de la población de muchos países representaban la
garantía de que los socialistas (en especial los bolcheviques) no ganarían
las elecciones democráticas hizo que los bolcheviques disolvieran la
asamblea constituyente pocas semanas luego de los sucesos de octubre.
Por otra parte, el impacto que tuvo la revolución de octubre siguió alentando
la esperanza en Moscú de extender la revolución del proletariado mundial.
Alemania era un país políticamente y socialmente estable con un nuevo
régimen republicano en el poder (1919) y es por esta razón no podían ser
amenazados por los socialistas. Sin embargo, se estableció una república
soviética de breve duración en Múnich y la esperanza de hacer una
revolución en Alemania no ceso hasta 1923. Pero los bolcheviques
cometieron un error fundamental: dividir permanentemente el movimiento
obrero internacional. Se quiso reemplazar la Segunda Internacional (1889
1914) por la Tercera Internacional. Sin embargo, lo que buscaba Lenin no
era un movimiento internacional de socialistas simpatizantes sino más bien
un cuerpo de activistas totalmente comprometido y disciplinado. A los
partidos que se negaron a adoptar la estructura leninista se les impidió
incorporarse a la nueva internacional o fueron expulsados de ella. La
revolución se asentó en Rusia pero no fue inminente en occidente (los rojos
salen victoriosos de la guerra civil) entonces las perspectivas revolucionarias
se desplazaron hacia el este, hacia Asia (1920-1927) pero esta se terminó
en contra de los comunistas ya para 1927. En consecuencia, ni la promesa
de Asia fue capaz de ocultar el fracaso de la revolución.
4) La crisis mundial y la subida de Hitler al poder no tardarían en demostrar que
la situación del mundo justificaba cualquier expectativa apocalíptica. Pero
eso no explica que entre 1928 y 1934 la Comintern (“la contratapa del
Marshall plan”) asumiera la retórica de los ultra revolucionarios y del
izquierdismo sectario. Y esto se explica por razones internas del partido
comunista soviético, cuando su control pasó a manos de Stalin.
Prevalecieron los intereses de estado de la unión soviética sobre los afanes
de la revolución mundial de la internacional comunista, Stalin redujo a esta
como un instrumento al servicio del poder soviético, purgando, disolviendo y
transformando sus componentes según su voluntad. La revolución se
convirtió en una revolución del pasado donde a partir de 1944 los gobiernos
occidentales interpretaron el avance de los regímenes comunistas como una
extensión del poder soviético de Stalin (y no se equivocaron). Los partidos
comunistas orientados hacia Moscú perdieron a sus líderes como
consecuencia de las escisiones y de las purgas, pero solo se fragmentaron
después de 1956, cuando el movimiento perdió su fuerza vital. De todas
maneras, los grupos revolucionarios sociales que existían al margen del
comunismo en Moscú tomaron a la revolución de octubre y a Lenin como
referencia. Muchas veces estaban dirigidos por un disidente o expulsado de
la Comintern luego de que Stalin haya comenzado su “caza de herejes”
dentro del partido (claro ejemplo de esto es Trotsky que fue deportado por
Stalin). A partir de 1935 comienzan a aparecer nuevas críticas haciendo
acusaciones de que los movimientos de Moscú descuidaban o incluso
traicionaban las oportunidades de promover una revolución, porque Moscú
ya no la deseaba. De todas maneras, ¿Quién podía negar, que los países
que rompieron el capitalismo en la segunda gran oleada de la revolución
social universal, entre 1944 y 1949, lo hicieron bajo los auspicios de los
partidos comunistas ortodoxos de orientación soviética? Solo a partir de
1856 los revolucionarios tuvieron la posibilidad de elegir entre varios
movimientos eficaces que siempre eran ms o menos de inspiración leninista.
5) Observación: El modelo típico de movimiento revolucionario posterior a
octubre de 1917 se suele iniciar mediante un golpe, con la ocupación de la
capital, o es el resultado de una larga insurrección armada, esencialmente
rural.
6) Los revolucionarios sociales del siglo 20 descubrieron tardíamente la senda
de la revolución a través de la guerra de guerrillas. Claro ejemplo es el
hecho de que resulta sorprendente que la guerra de guerrillas apenas
tuviera importancia en la guerra civil española, pese a las grandes
posibilidades de poder realizarla.
La táctica de la guerrilla fue un componente tradicional en los conflictos
sociales de China según Mao. Esto ocurría ya que había extensas zonas en
china que escapaban al control de la administración central. Esta estrategia
china de las guerrillas no sería adaptable a países con una buena
comunicación interna y un buen control territorial.
La segunda guerra mundial fue la que dio un escenario adecuado para la
implementación de la guerra de guerrillas hacia la revolución: la necesidad
de resistir a la ocupación de la Europa continental por los ejércitos de Hitler y
sus aliados. Esta resistencia armada surgió principalmente después del
ataque de Hitler contra la URSS, lo cual provoco una movilización de los
diferentes movimientos comunistas. Cuando el ejército alemán es derrotado,
en varios países con regímenes sociales bajo control comunista ocuparon el
poder. La segunda oleada de la revolución social mundial surgió de la
segunda guerra mundial, al igual que la primera había surgido de la primera
guerra, aunque en una forma totalmente distinta. En la segunda ocasión, fue
la participación en la guerra y no su rechazo lo que llevo la revolución al
poder.
Las revoluciones que estallaron a mediados del siglo 20 luego de las guerras
fueron distintas en dos aspectos, de la revolución francesa de 1789 y de la
de octubre por dos razones. En primer lugar porque no hubo un vacío de
poder, siempre se supo quien ejercía el mismo, es decir, el grupo político
vinculado a las fuerzas de la URSS, pues Alemania, Japón e Italia no
habrían podido ser derrotadas solo por las fuerzas de la resistencia. Solo en
países como Corea del Sur y Vietnam donde seguían los aliados
occidentales perpetuando su presencia o en China donde las fuerzas
internas de oposición al Eje estaban divididas (luego China tendrá una
eterna lucha por la conquista del comunismo). En segundo lugar, aplicar la
estrategia de la guerra de guerrillas para alcanzar el poder significaba
apartarse de las ciudades e industrias donde residía principalmente la fuerza
de los movimientos obreros y socialistas, y llevar la lucha al medio rural. Y
para que esto se pudiera llevar a cabo, era vital contar con el apoyo de una
gran parte de la población.
7) ¿Podía alguien negar que el mundo había dado un decisivo giro hacia la
izquierda? La preocupación luego de la guerra no fue el futuro del
socialismo. La preocupación fundamental era como reconstruir unos países
empobrecidos y arruinados y el peligro de que las potencias capitalistas
iniciaran una guerra contra el bando socialista. Pero, paradójicamente, los
ideólogos occidentales tenían los mismos temores.
La revolución rusa de 1917 ha transformado al mundo, aunque no de la
forma en que lo esperaba Lenin. Los años que siguieron a la revolución rusa
contemplaron el inicio del proceso de emancipación colonial y en Europa la
política de la contrarrevolución salvaje.
Una de las grandes razones por las cuales la revolución rusa fue de gran
peso fue que la misma salvo al capitalismo liberal al permitir que occidente
derrotara a Alemania de Hitler en la segunda guerra mundial y al dar un
incentivo al capitalismo para reformarse para abandonar la ortodoxia del
libre mercado.
Capítulo IV
La caída del liberalismo
Uno de los hechos que mayor impresionó a los supervivientes del siglo XIX fue el
hundimiento de los valores e instituciones de la civilización liberal cuyo progreso se
daba por sentado. Los valores implicaban el rechazo de la dictadura y del gobierno
autoritario, el respeto del sistema constitucional con gobiernos libremente elegidos y
asambleas representativas que garantizaban el imperio de la ley, y un conjunto
aceptado de derechos y libertades de los ciudadanos. Los valores que debían
imperar en el estado y en la sociedad eran la razón, el debate, la educación, la
ciencia y el perfeccionismo de la condición humana.
Estos valores habían progresado con la llegada y por las fuerzas de la democracia,
principalmente los grupos de masas que querían destruir a la sociedad burguesa
mediante la revolución social. El movimiento obrero socialista era el movimiento que
causaba el mayor temor a los demagogos y defendía dichos valores de forma
distinguida. Lo que rechazaban era el sistema económico, pero no el gobierno
constitucional liberal instaurado en la mayoría de los estados de América y Europa
tras la primera guerra mundial, que tenía como elemento básico las elecciones, y los
principios de convivencia.
Sin embargo, a pesar de los numerosos regímenes electorales representativos,
comenzaron a registrarse retrocesos de las instituciones liberales y corrimientos
hacia la izquierda o hacia la derecha desde que finalizó la primera guerra mundial
hasta la segunda en muchos países europeos. En América, la situación era
diversificada, pero no reflejaba un avance general de las instituciones liberales. En
las colonias del resto del mundo, el liberalismo se alejó aún más de las
constituciones liberales. El peligro para las instituciones liberales procedía
exclusivamente de la derecha y no de la izquierda. No solo era una amenaza para el
gobierno constitucional y representativo, sino una amenaza ideológica para la
civilización y un movimiento de posible alcance mundial. No resulta del todo correcto
llamar al movimiento fascismo ya que no todas las fuerzas que derrocaron
regímenes liberales eran fascistas. Sin embargo, inspiró a otras fuerzas antiliberales,
las apoyó y le dio a la derecha internacional una confianza histórica.
No es cierta la teoría que establece que el fascismo fue la expresión del “capitalismo
monopolista”, ya que en los comienzos de 1930 el capital no acompañó a Hitler más
que en la Gran Depresión. Sin embargo, cuando Hitler se instauró en el poder, el
capital cooperó con él principalmente porque el fascismo había sido capaz de vender
la revolución social de izquierda, suprimió los sindicatos y los movimientos obreros
que contribuyeron a solucionar la Gran Depresión.
Capítulo V
Contra el enemigo común
Al finalizar la segunda guerra mundial, dos bandos ideológicos que habían estado
aliados se convirtieron en grandes enemigos con el comienzo de la guerra fría en
1947. La URSS, representado por el comunismo anticapitalista de la revolución de
octubre, y Estados Unidos, representado por el capitalismo anticomunista, el cual
reconoció oficialmente a la URSS a partir de 1933.
Se la considera entonces como una extraña alianza de estados y movimientos que
lucharon y triunfaron en la segunda guerra mundial. Esta fuerte alianza que
permaneció fuerte en el período 1939-1945, estuvo condicionada por el ascenso y la
caída de la Alemania de Hitler, frente a la cual EEUU y la URSS hicieron causa
común contra su política fascista, porque la consideraban un peligro más grave del
que cada uno veía en el otro país.
Previo a la segunda guerra, desde la década de 1930, estaba en juego no solo el
equilibrio de poder entre las naciones estado europeas, sino también la política
occidental interpretada como una guerra civil ideológica internacional. Eran
enfrentamientos entre los herederos de la ilustración del s. XVIII y sus oponentes, o
mejor dicho ente las fuerzas pro y anti fascistas.
El sentimiento de patriotismo, es decir de la lealtad automática al gobierno nacional
se dio muy fuertemente en las potencias europeas en esta época. Algunos actuaban
llevados por el patriotismo más que por su propia ideología. El nacionalismo era la
razón por la que los diferentes países decidieron luchar juntos en contra de
Alemania.
Algunos de los factores que impulsaron la guerra transformando la política universal
en un conflicto internacional fueron: por un lado, el ascenso de la Alemania de Hitler,
su trayectoria hacia la conquista y hacia la guerra entre 1931 y 1941, la cual era la
más decidida y la más capaz de destruir los valores e instituciones de la civilización
occidental de la era de las revoluciones.
Por otro lado, la debilidad de las democracias liberales de EEUU, Francia, e
Inglaterra con respecto a la primera guerra mundial y su incapacidad o falta de
voluntad para resistir el avance de sus enemigos. Esta crisis del liberalismo
fortaleció las fuerzas del fascismo y del sistema de gobierno autoritario.
Fue entonces que estos países decidieron movilizar todo el apoyo posible contra el
fascismo y principalmente contra Alemania debido a un triple llamamiento en pro de
la unidad antifascista. Este triple llamamiento se refiere a
- un interés común en oponerse al avance del eje
- deseo de establecer una política real de resistencia
- unidad de gobiernos dispuestos a practicar tal política.