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HISTORIA DEL SIGLO XX- Hobsbawm

Capítulo II
1) El escenario mundial previo a la Revolución Rusa de 1917
La revolución Rusa de octubre de 1917 fue la que “mando la señal al mundo”
para que los pueblos se levantaran a sustituir al capitalismo por el socialismo
convirtiéndose esta en un evento tan crucial en la historia del siglo veinte
como lo fue la revolución francesa para su momento. La política internacional
para ese momento se entendía como “la lucha secular de las fuerzas del
viejo orden contra la revolución social, a la que se asociaba con la Unión
Soviética y el comunismo internacional”.
La revolución Rusa fue un acontecimiento de índole ecuménica - universal -
más que nacional. Su principal finalidad era la de llevar adelante la revolución
proletaria mundial y no solo instaurar el socialismo y la libertad en Rusia.
Se consideraba a Rusia madura para llevar a cabo una revolución, ya desde
la revolución de 1905-1906 donde el zarismo se encantaraba amenazado y
solo la policía, la burocracia y el ejército ofrecían lealtad; para 1915 los
problemas del zar aparecieron de nuevo. Esto llevo al derrocamiento de la
monarquía rusa en marzo de 1917.
De todas maneras, se deben tener en cuenta dos cuestiones muy
importantes:
En primer lugar, no se creía que Rusia estaba preparada para una
“revolución social”. Causa de esto era el hecho de que Rusia era un país
agrario marcado por la ignorancia y la pobreza, y donde el proletariado
industrial al cual Marx le atribuía las facultades de poder derrocar al
capitalismo, era tan solo una minoría.
Como consecuencia de esto se cree que en segundo lugar Rusia estaría
enfrentando una “revolución burguesa liberal”. Pero tampoco se creía que
Rusia podría estar preparada para una revolución de esta índole. Esto se
debía a que la clase media era una pequeña capa de la población que se
caracterizaba por ser débil y carecer de prestigio moral y de apoyo público.
Por ende, la hipótesis que parecía más acertada era la que predecía que las
fuerzas revolucionarias irían más allá de la fase burguesa-liberal hacia una
“Revolución permanente” más radical. Los marxistas revolucionarios rusos
consideraban que su revolución tenía que difundirse hacia otros lugares tanto
del bando vencedor como del derrotado de la primera guerra mundial.
El sentimiento antibelicista reforzó la influencia política de los socialistas, el
movimiento obrero organizado de las grandes industrias, los activistas
sindicales y los artificieros y mecánicos de los nuevos navíos se convirtieron
en núcleos de radicalización muy importantes.
“En 1917, Europa era un gran polvorín de explosivos sociales cuya
detonación podía producirse en cualquier momento”.
2) De hecho, el régimen zarista sucumbió cuando una manifestación de
mujeres trabajadoras se unieron al cierre industrial de una fábrica y esto
desencadeno en una huelga general que llevo a la invasión de la capital con
el objetivo de pedir pan. La fragilidad del régimen se vio cuando los leales
cosacos se negaron a atacar a la multitud. Consecuentemente, el zar abdico
siendo sustituido por un gobierno provisional que tuvo la ayuda de los
aliados occidentales de Rusia ya que estaban temerosos de que ante tan
desesperada situación el régimen se viera forzado a firmar la paz con
Alemania por separado. En cuatro días se terminó un imperio. Lo que
sobrevino no fue una Rusia liberal y constitucional occidental decidida a
combatir a los alemanes. Era un vacío revolucionario; estaba el gobierno
provisional por un lado y consejos populares, es decir, soviets por el otro.
La exigencia básica de la población más pobre de los núcleos urbanos era
el pan y la de los obreros, conseguir salarios más altos mientras que la de
los campesinos era la tierra. El lema “pan, paz y tierra” fue de gran apoyo
para los bolcheviques de Lenin ya que era esto lo que prometían, conocían
lo que querían las masas. Este hecho no lo pudo reconocer el gobierno
provisional, es más, cuando este insistió en hace una nueva ofensiva militar
en junio de 1917, el ejército se negó y los soldados campesinos volvieron a
sus casas para el reparto de las tierras. La realidad es que los bolcheviques,
llegado el momento en el que el gobierno provisional se disolvió, no fue
necesario tomar el poder, sino ocuparlo. El interrogante que surge luego de
esto es si los bolcheviques podían conservar el poder de estado. En
definitiva, este partido era el único capaz de hacerlo. Lenin planteaba que lo
que diferenciaba a un partido revolucionario de cualquier otro era tomar el
poder cuando el momento y las masas lo exigían. Su principal propósito era
el de apostar por la mutación de la revolución rusa en una revolución
mundial o al menos europea. La única tarea de los bolcheviques era la de
mantenerse como partido político conductor de la revolución y declarar el
control obrero mientras le ponían una condición a los mismos: urgían que
mantuvieran la producción.
El nuevo régimen se mantuvo a pesar de tener que a travesar malos
momentos como la paz impuesta por Alemania en Brest-Litovsk unos meses
antes de que Alemania pierda la guerra y esto supuso la pérdida de
provincias y principalmente de Polonia. A consecuencia de esto, los aliados
no veían ninguna razón por la cual debían comprometerse con el centro de la
subversión mundial (Rusia). Por ende, ejércitos y regímenes revolucionarios
como los blancos (luchaban contra los rojos: los bolcheviques) se levantaron
contra los soviets siendo financiados por los aliados que enviaron a suelo
ruso tropas británicas, francesas, norteamericanas, japonesas, polacas,
serbias, griegas y rumanas. Rusia se vio sumergida en una guerra civil que
duro desde el 18 hasta el 20 donde la Rusia soviética se veía reducida en un
núcleo cerrado de territorios. La principal ventaja que tuvieron los rojos era la
incompetencia y división que reinaban entre las fuerzas blancas, su
incapacidad para ganar el apoyo del campesinado ruso y la bien fundada
sospecha de las potencias occidentales de que era imposible organizar a las
tropas adecuadamente para luchar contra los bolcheviques. Así pues, contra
lo esperado, Rusia sobrevivió a las hambrunas, la guerra civil, la conquista
de los alemanes (a esto no “sobrevivió” en realidad) y demás.
En conclusión, la revolución sobrevivo por tres razones principales. Primero
porque contaba con un instrumento extraordinariamente poderoso, un partido
comunista con 600.000 miembros, fuertemente centralizado y disciplinado.
Se creó un modelo por Lenin desde 1902 que prácticamente todos los
regímenes revolucionarios adoptarían con sus variantes. En segundo lugar,
era el único gobierno que podía y quería mantener a Rusia como un estado y
eso le dio un gran apoyo de parte de otros grupos patriotas rusos
políticamente hostiles en otros sentidos. En tercer lugar, la revolución
permitió que el campesinado ocupara la tierra. Los campesinos consideraron
que era su oportunidad para hacerlo con los rojos ya que si se entregaba el
poder a la nobleza nuevamente, eso no se podría hacer.
3) La revolución mundial que justificaba la decisión de Lenin de implantar en
Rusia el socialismo no se produjo y ese hecho condeno a la Rusia soviética,
durante una generación, los efectos de un aislamiento que acentuó la
pobreza y el retraso. Sin embargo, una oleada revolucionario barrió el
planeta en los dos años siguientes a la revolución de octubre. Se crearon
soviets en Cuba; movimiento estudiantiles en Pekín y en Córdoba
(Argentina); México se vio hechizado por el marxismo; España, Indonesia,
Finlandia, Estados Unidos fueron marcados por la huella de la revolución. En
fin, la revolución de octubre fue reconocida universalmente como un
acontecimiento que conmovió al mundo. Los acontecimientos de Rusia no
solo crearon revolucionarios (Tito) sino revoluciones. Mientras los
bolcheviques (1918) intentaban negociar la paz con el ejército alemán que
avanzaba hacia sus fronteras, Europa central fue barrida por una oleada (la
llamada: “primera ola”) de huelgas políticas y manifestaciones antibelicistas.
Se establecieron, entonces, varios estados nacionales nuevos con la
esperanza de que los aliados victoriosos los preferirían a los peligros de la
revolución bolchevique. La primera reacción occidental ante esto fue la
creación de los catorce puntos del presidente Wilson, en los que se jugaba
la carta del nacionalismo contra el llamamiento internacionalista de Lenin. Se
iba a crear una zona de pequeños estados nacionales que sirvieran de
cordón sanitario contra el virus rojo. Esto de alguna manera freno el avance
de la revolución bolchevique y el simple hecho de que los campesinos que
formaban gran parte de la población de muchos países representaban la
garantía de que los socialistas (en especial los bolcheviques) no ganarían
las elecciones democráticas hizo que los bolcheviques disolvieran la
asamblea constituyente pocas semanas luego de los sucesos de octubre.
Por otra parte, el impacto que tuvo la revolución de octubre siguió alentando
la esperanza en Moscú de extender la revolución del proletariado mundial.
Alemania era un país políticamente y socialmente estable con un nuevo
régimen republicano en el poder (1919) y es por esta razón no podían ser
amenazados por los socialistas. Sin embargo, se estableció una república
soviética de breve duración en Múnich y la esperanza de hacer una
revolución en Alemania no ceso hasta 1923. Pero los bolcheviques
cometieron un error fundamental: dividir permanentemente el movimiento
obrero internacional. Se quiso reemplazar la Segunda Internacional (1889
1914) por la Tercera Internacional. Sin embargo, lo que buscaba Lenin no
era un movimiento internacional de socialistas simpatizantes sino más bien
un cuerpo de activistas totalmente comprometido y disciplinado. A los
partidos que se negaron a adoptar la estructura leninista se les impidió
incorporarse a la nueva internacional o fueron expulsados de ella. La
revolución se asentó en Rusia pero no fue inminente en occidente (los rojos
salen victoriosos de la guerra civil) entonces las perspectivas revolucionarias
se desplazaron hacia el este, hacia Asia (1920-1927) pero esta se terminó
en contra de los comunistas ya para 1927. En consecuencia, ni la promesa
de Asia fue capaz de ocultar el fracaso de la revolución.
4) La crisis mundial y la subida de Hitler al poder no tardarían en demostrar que
la situación del mundo justificaba cualquier expectativa apocalíptica. Pero
eso no explica que entre 1928 y 1934 la Comintern (“la contratapa del
Marshall plan”) asumiera la retórica de los ultra revolucionarios y del
izquierdismo sectario. Y esto se explica por razones internas del partido
comunista soviético, cuando su control pasó a manos de Stalin.
Prevalecieron los intereses de estado de la unión soviética sobre los afanes
de la revolución mundial de la internacional comunista, Stalin redujo a esta
como un instrumento al servicio del poder soviético, purgando, disolviendo y
transformando sus componentes según su voluntad. La revolución se
convirtió en una revolución del pasado donde a partir de 1944 los gobiernos
occidentales interpretaron el avance de los regímenes comunistas como una
extensión del poder soviético de Stalin (y no se equivocaron). Los partidos
comunistas orientados hacia Moscú perdieron a sus líderes como
consecuencia de las escisiones y de las purgas, pero solo se fragmentaron
después de 1956, cuando el movimiento perdió su fuerza vital. De todas
maneras, los grupos revolucionarios sociales que existían al margen del
comunismo en Moscú tomaron a la revolución de octubre y a Lenin como
referencia. Muchas veces estaban dirigidos por un disidente o expulsado de
la Comintern luego de que Stalin haya comenzado su “caza de herejes”
dentro del partido (claro ejemplo de esto es Trotsky que fue deportado por
Stalin). A partir de 1935 comienzan a aparecer nuevas críticas haciendo
acusaciones de que los movimientos de Moscú descuidaban o incluso
traicionaban las oportunidades de promover una revolución, porque Moscú
ya no la deseaba. De todas maneras, ¿Quién podía negar, que los países
que rompieron el capitalismo en la segunda gran oleada de la revolución
social universal, entre 1944 y 1949, lo hicieron bajo los auspicios de los
partidos comunistas ortodoxos de orientación soviética? Solo a partir de
1856 los revolucionarios tuvieron la posibilidad de elegir entre varios
movimientos eficaces que siempre eran ms o menos de inspiración leninista.
5) Observación: El modelo típico de movimiento revolucionario posterior a
octubre de 1917 se suele iniciar mediante un golpe, con la ocupación de la
capital, o es el resultado de una larga insurrección armada, esencialmente
rural.
6) Los revolucionarios sociales del siglo 20 descubrieron tardíamente la senda
de la revolución a través de la guerra de guerrillas. Claro ejemplo es el
hecho de que resulta sorprendente que la guerra de guerrillas apenas
tuviera importancia en la guerra civil española, pese a las grandes
posibilidades de poder realizarla.
La táctica de la guerrilla fue un componente tradicional en los conflictos
sociales de China según Mao. Esto ocurría ya que había extensas zonas en
china que escapaban al control de la administración central. Esta estrategia
china de las guerrillas no sería adaptable a países con una buena
comunicación interna y un buen control territorial.
La segunda guerra mundial fue la que dio un escenario adecuado para la
implementación de la guerra de guerrillas hacia la revolución: la necesidad
de resistir a la ocupación de la Europa continental por los ejércitos de Hitler y
sus aliados. Esta resistencia armada surgió principalmente después del
ataque de Hitler contra la URSS, lo cual provoco una movilización de los
diferentes movimientos comunistas. Cuando el ejército alemán es derrotado,
en varios países con regímenes sociales bajo control comunista ocuparon el
poder. La segunda oleada de la revolución social mundial surgió de la
segunda guerra mundial, al igual que la primera había surgido de la primera
guerra, aunque en una forma totalmente distinta. En la segunda ocasión, fue
la participación en la guerra y no su rechazo lo que llevo la revolución al
poder.
Las revoluciones que estallaron a mediados del siglo 20 luego de las guerras
fueron distintas en dos aspectos, de la revolución francesa de 1789 y de la
de octubre por dos razones. En primer lugar porque no hubo un vacío de
poder, siempre se supo quien ejercía el mismo, es decir, el grupo político
vinculado a las fuerzas de la URSS, pues Alemania, Japón e Italia no
habrían podido ser derrotadas solo por las fuerzas de la resistencia. Solo en
países como Corea del Sur y Vietnam donde seguían los aliados
occidentales perpetuando su presencia o en China donde las fuerzas
internas de oposición al Eje estaban divididas (luego China tendrá una
eterna lucha por la conquista del comunismo). En segundo lugar, aplicar la
estrategia de la guerra de guerrillas para alcanzar el poder significaba
apartarse de las ciudades e industrias donde residía principalmente la fuerza
de los movimientos obreros y socialistas, y llevar la lucha al medio rural. Y
para que esto se pudiera llevar a cabo, era vital contar con el apoyo de una
gran parte de la población.
7) ¿Podía alguien negar que el mundo había dado un decisivo giro hacia la
izquierda? La preocupación luego de la guerra no fue el futuro del
socialismo. La preocupación fundamental era como reconstruir unos países
empobrecidos y arruinados y el peligro de que las potencias capitalistas
iniciaran una guerra contra el bando socialista. Pero, paradójicamente, los
ideólogos occidentales tenían los mismos temores.
La revolución rusa de 1917 ha transformado al mundo, aunque no de la
forma en que lo esperaba Lenin. Los años que siguieron a la revolución rusa
contemplaron el inicio del proceso de emancipación colonial y en Europa la
política de la contrarrevolución salvaje.
Una de las grandes razones por las cuales la revolución rusa fue de gran
peso fue que la misma salvo al capitalismo liberal al permitir que occidente
derrotara a Alemania de Hitler en la segunda guerra mundial y al dar un
incentivo al capitalismo para reformarse para abandonar la ortodoxia del
libre mercado.

Capítulo IV
La caída del liberalismo
Uno de los hechos que mayor impresionó a los supervivientes del siglo XIX fue el
hundimiento de los valores e instituciones de la civilización liberal cuyo progreso se
daba por sentado. Los valores implicaban el rechazo de la dictadura y del gobierno
autoritario, el respeto del sistema constitucional con gobiernos libremente elegidos y
asambleas representativas que garantizaban el imperio de la ley, y un conjunto
aceptado de derechos y libertades de los ciudadanos. Los valores que debían
imperar en el estado y en la sociedad eran la razón, el debate, la educación, la
ciencia y el perfeccionismo de la condición humana.
Estos valores habían progresado con la llegada y por las fuerzas de la democracia,
principalmente los grupos de masas que querían destruir a la sociedad burguesa
mediante la revolución social. El movimiento obrero socialista era el movimiento que
causaba el mayor temor a los demagogos y defendía dichos valores de forma
distinguida. Lo que rechazaban era el sistema económico, pero no el gobierno
constitucional liberal instaurado en la mayoría de los estados de América y Europa
tras la primera guerra mundial, que tenía como elemento básico las elecciones, y los
principios de convivencia.
Sin embargo, a pesar de los numerosos regímenes electorales representativos,
comenzaron a registrarse retrocesos de las instituciones liberales y corrimientos
hacia la izquierda o hacia la derecha desde que finalizó la primera guerra mundial
hasta la segunda en muchos países europeos. En América, la situación era
diversificada, pero no reflejaba un avance general de las instituciones liberales. En
las colonias del resto del mundo, el liberalismo se alejó aún más de las
constituciones liberales. El peligro para las instituciones liberales procedía
exclusivamente de la derecha y no de la izquierda. No solo era una amenaza para el
gobierno constitucional y representativo, sino una amenaza ideológica para la
civilización y un movimiento de posible alcance mundial. No resulta del todo correcto
llamar al movimiento fascismo ya que no todas las fuerzas que derrocaron
regímenes liberales eran fascistas. Sin embargo, inspiró a otras fuerzas antiliberales,
las apoyó y le dio a la derecha internacional una confianza histórica.

Las fuerzas que derrotaron regímenes liberales democráticos eran de 3 tipos


(autoritarios o conservadores de viejo cuño, los estados orgánicos y los fascistas),
pero tenían un mismo objetivo y elementos comunes:
· Eran contrarias a la revolución y querían terminar con el orden social
establecido entre 1917 y 1920. Por ello, todas eran autoritarias y hostiles a
las instituciones políticas liberales.
· Eran nacionalistas ya sea por resentimiento contra extranjeros, guerras
perdidas y por la incapacidad de formar un vasto imperio o para adquirir
legitimidad y popularidad.
· Tenían un odio común, junto con la Iglesia, a la Ilustración del siglo XVIII, a
la revolución francesa y a la democracia, el liberalismo y el comunismo ateo
que surgieron luego de la revolución.
Durante el período de entre guerras, se llevó a cabo la alianza natural de la derecha
que abarcaba desde los conservadores tradicionales hasta los sectores más
extremos de las ideas fascistas, pasando por los reaccionarios de viejo cuño. Las
fuerzas tradicionales del conservadurismo y la contrarrevolución eran fuertes, pero
poco activas.

Con respecto a los movimientos propiamente fascistas, sus orígenes se distinguen


en Italia con la llegada de Mussolini. Sin embargo, en sus comienzos no tuvo un
gran éxito internacional y no hubiera logrado convertirse en un movimiento general
sin haberse mediado el triunfo de Hitler en Alemania en 1933. Además, si Alemania
no hubiera alcanzado una posición de potencia mundial, el fascismo no habría
ejercido una influencia importante fuera de Europa ni se hubieran establecido otros
movimientos fascistas de cierta importancia.
Todos los movimientos fascistas predicaban la insuficiencia de la razón y del
racionalismo y la superioridad del instinto y de la voluntad, eran nacionalistas y
querían un estado corporativo como forma de organización del estado. No obstante,
lo que fuertemente caracterizaba y distinguía a la derecha fascista de la no fascista,
era que movilizaba a las masas desde abajo. Principales rasgos:
· Se complacía en las movilizaciones de masas
· Defendía muchos valores tradicionales
· Denunciaba la emancipación de la mujer
· Desconfiaba de la influencia de la cultura moderna, sobre todo del arte de
vanguardia.
· Los movimientos italianos y alemanes no recurrieron a los guardianes
históricos del orden conservador, la Iglesia y la monarquía porque buscaban
un nuevo principio de liderazgo que este legitimado por el apoyo de las
masas e ideologías de carácter laico.
· Apelaban a tradiciones inventadas y a un pasado que no había existido.
· No podía creer en la modernidad y el progreso, pero no tenía dificultad de
combinar un conjunto absurdo de creencias con la capacidad del hombre de
dominar la modernización tecnológica.

La combinación de valores conservadores, de técnicas de la democracia de masas y


de una ideología innovadora de violencia irracional se debe al nacionalismo. El
racismo surge como consecuencia de querer conservar la propia raza debido al
desplazamiento de personas constante entre los países, del campo a la ciudad, de
una región a otra dentro de un mismo país, etc. Los más humildes perdieron su
posición respetable que habían tenido en el orden social por el gran capital y los
movimientos obreros.
Este sentimiento de resentimiento pudieron expresarlo a través del antisemitismo
contra los judíos que estaban en todas partes y eran símbolo de lo odioso por
apoyar la revolución francesa y a las ideas de la Ilustración. La mayoría de ellos
ocupaban puestos de determinadas profesiones que exigían un nivel de instrucción y
su rechazo era general en el mundo occidental. Tenía mayor fuerza en sus
comienzos en los sectores agrarios donde los judíos eran el contacto entre el
campesino y la economía exterior. Además, las personas incultas comenzaron a
creer historias inventadas acerca de ellos que circulaban y se formó así un
antisemitismo popular que dio fundamento a los fascistas. Por dichas razones, la
xenofobia y el racismo político de la Europa occidental es un fenómeno que se da
principalmente entre los trabajadores manuales, clases bajas, medias bajas y
medias.
Los que principalmente apoyaban al fascismo entonces eran:
· Campesinos pobres
· Gran cantidad de jóvenes (estudiantes) de clase media que apoyaron a la
ultraderecha en el período de entre guerras.
· Ex oficiales de clase media que consideraban a la guerra como la cima de
su realización personal
· Conservadores tradicionales que se sentían atraídos por los demagogos
fascistas.

Las clases medias apoyaron principalmente al fascismo ya que buscaban mantener


en su lugar al orden social.

Razones por las cuales fue necesaria la intervención de la derecha:

1. La revolución social y el fortalecimiento de la clase obrera pertenecientes a la


izquierda, la revolución de octubre y el leninismo constituyeron una amenaza
para la derecha radical.
2. La primera guerra mundial que fraccionó a las clases medias y medias bajas
y los soldados o jóvenes nacionalistas que se sintieron defraudados por
haber perdido su oportunidad de acceder al heroísmo.
3. La reacción derechista no fue una respuesta al bolchevismo de Lenin como
tal, sino que a todos los movimientos, sobre todo los de la clase obrera
organizada, que amenazaba el orden vigente de la sociedad.

Factores que hicieron posible el éxito de la derecha, principalmente del fascismo, y


que lo hicieron aparecer como el movimiento del futuro luego de la primera guerra
mundial:

1. El hundimiento de los viejos regímenes y con ello de las clases viejas


dirigentes y de su maquinaria de poder, influencia y hegemonía. En los
países en los que los regímenes se conservaron, no fue necesario el
fascismo. Tampoco tuvo lugar en los países nuevos que habían
conquistado su independencia.
2. Era necesario un estado temporal cuyos mecanismos de gobierno no
funcionaran correctamente.
3. Una masa de ciudadanos descontentos que no sabían en quien confiar.
4. La amenaza de movimientos socialistas que buscaban una revolución
social, pero no podían lograrla.
5. Un resentimiento nacionalista contra los tratados de paz de 1918-1920.
6. La Gran Depresión.

El fascismo accedió al poder tanto en Alemania como en Italia por procedimientos


constitucionales. Sin embargo, una vez en el poder se negó a respetar las viejas
normas del juego político y buscó instaurar una autoridad absoluta.

El fascismo en el poder en Alemania:


1. Si bien no hubo una revolución fascista, el nacionalsocialismo en Alemania
consiguió depurar radicalmente las viejas elites y las estructuras institucionales
imperiales. De esta forma, lograrían construir la República Federal Alemana sobre
bases mucho más sólidas que las de la República de Weimar.
2. Aseguró a los ciudadanos vacaciones, deportes y el “coche del pueblo”.
3. Superó la Gran Depresión con mayor éxito que ningún otro gobierno.
4. Era el viejo régimen renovado y revitalizado y a través de una economía
capitalista no liberal consiguió una sorprendente dinamización del sistema
industrial.

No es cierta la teoría que establece que el fascismo fue la expresión del “capitalismo
monopolista”, ya que en los comienzos de 1930 el capital no acompañó a Hitler más
que en la Gran Depresión. Sin embargo, cuando Hitler se instauró en el poder, el
capital cooperó con él principalmente porque el fascismo había sido capaz de vender
la revolución social de izquierda, suprimió los sindicatos y los movimientos obreros
que contribuyeron a solucionar la Gran Depresión.

El fascismo en el poder en Italia:


1. Continuó el proceso de unificación nacional del siglo XIX, con la creación de
un gobierno más fuerte y centralizado.
2. Fue el único gobierno que logró combatir a la mafia siciliana y a la disputa
napolitana.
3. Inspiró a Hitler
4. Fue una anomalía entre los movimientos derechistas radicales por su
tolerancia hacia la vanguardia artística moderna y por su desinterés hacia el
antisemitismo.

Repercusión del fascismo en otros continentes y países:


Las razones ideológicas no era la razón principal por la cual algunos países
apoyaron a Alemania y a Italia durante la segunda guerra mundial. Sin embargo, es
innegable el impacto ideológico del fascismo europeo en el continente americano.
En América del Norte no tuvo gran repercusión ya que sus miembros tenían las
ideologías que habían traído de su país natal. Por ello, los principales grupos de
derecha se inspiraban el corporativismo reaccionario europeo de inspiración católica.
Fue en América Latina donde la influencia del fascismo europeo resultó abierta y
reconocida, principalmente en Argentina, Brasil, Colombia. Sin embargo, la
repercusión fue en general de forma interna ya que todos los países, menos
Argentina, se sentaron del lado de EEUU en la guerra. La influencia del fascismo en
estos sectores puede explicarse por el debilitamiento de Estados Unidos tras la Gran
Depresión, la revolución mexicana, la producción del petróleo y de los plátanos, etc.
Lo que tomaron del fascismo europeo los dirigentes latinoamericanos fue la
divinización de líderes populistas valorados por su activismo. Sin embargo, se
diferenciaron con las masas europeas debido a que los grupos latinos no luchaban
por aquello que temían perder, sino las que no tenían nada que perder. Además, no
se movilizaron en contra de los extranjeros, sino en torno a la oligarquía rica que era
la clase dirigente local.

Finalmente, debemos analizar que es erróneo considerar al fascismo como el único


elemento que llevó al retroceso del liberalismo. Por un lado, es innegable que los
movimientos fascistas tendían a estimular las pasiones y prejuicios nacionalistas. Sin
embargo, no consiguieron atraer a todos los nacionalistas en los países
conquistados por Alemania o Italia ni en aquellos en los cuales adoptar el fascismo
suponía una amenaza para gran parte de la población. En conclusión, el
alineamiento de un nacionalismo local junto al fascismo dependía de los beneficios
que le traía el alineamiento con el eje y de si el odio al comunismo o a algún grupo
étnico era mayor que hacia los alemanes o italianos.
El retroceso del liberalismo se debe entonces a que los radicales, socialistas y
comunistas occidentales se sentían inclinados a considerar la era de la crisis
mundial como la angustia final del sistema capitalista. El capitalismo no podía
permitirse bajo una democracia parlamentaria debido a los nuevos derechos y
libertades y una clase obrera cada vez más revolucionaria. En este período entre
guerras, no se cumplía el principio básico de la democracia que asegura un
consenso básico entre la gran mayoría de los ciudadanos acerca de la aceptación
de su estado y de su sistema social y reinaba el temor por la revolución social. La
democracia representativa demostró pocas veces ser una forma convincente de
dirigir los estados y las condiciones del momento no la favorecieron para que sea
viable y eficaz. Dichas condiciones eran:
1. la democracia no gozaba del consenso y la aceptación general ya que en
este período había muy pocas democracias sólidas y el rasgo característico
de la situación política de los estados era la crisis.
2. La teoría oficial de la sociedad burguesa liberal no reconocía al pueblo como
un conjunto de grupos, comunidades u otras colectividades con intereses
propios, sino que era considerado como un grupo de individuos
independientes. De esta forma no era sencilla la solución de conflictos. Las
divisiones que se produjeron fueron en base a características étnicas.
3. los gobiernos constituían un elemento clave a la hora de gobernar. Lo ideal
en las democracias es que el gobierno tenga una función de control. Además,
era cada vez más restringido el voto para elegir tanto al presidente como a
las asambleas constituyentes.
4. había crisis mundial que no generaban riquezas ni aseguraban prosperidad.

Capítulo V
Contra el enemigo común

Al finalizar la segunda guerra mundial, dos bandos ideológicos que habían estado
aliados se convirtieron en grandes enemigos con el comienzo de la guerra fría en
1947. La URSS, representado por el comunismo anticapitalista de la revolución de
octubre, y Estados Unidos, representado por el capitalismo anticomunista, el cual
reconoció oficialmente a la URSS a partir de 1933.
Se la considera entonces como una extraña alianza de estados y movimientos que
lucharon y triunfaron en la segunda guerra mundial. Esta fuerte alianza que
permaneció fuerte en el período 1939-1945, estuvo condicionada por el ascenso y la
caída de la Alemania de Hitler, frente a la cual EEUU y la URSS hicieron causa
común contra su política fascista, porque la consideraban un peligro más grave del
que cada uno veía en el otro país.
Previo a la segunda guerra, desde la década de 1930, estaba en juego no solo el
equilibrio de poder entre las naciones estado europeas, sino también la política
occidental interpretada como una guerra civil ideológica internacional. Eran
enfrentamientos entre los herederos de la ilustración del s. XVIII y sus oponentes, o
mejor dicho ente las fuerzas pro y anti fascistas.
El sentimiento de patriotismo, es decir de la lealtad automática al gobierno nacional
se dio muy fuertemente en las potencias europeas en esta época. Algunos actuaban
llevados por el patriotismo más que por su propia ideología. El nacionalismo era la
razón por la que los diferentes países decidieron luchar juntos en contra de
Alemania.
Algunos de los factores que impulsaron la guerra transformando la política universal
en un conflicto internacional fueron: por un lado, el ascenso de la Alemania de Hitler,
su trayectoria hacia la conquista y hacia la guerra entre 1931 y 1941, la cual era la
más decidida y la más capaz de destruir los valores e instituciones de la civilización
occidental de la era de las revoluciones.
Por otro lado, la debilidad de las democracias liberales de EEUU, Francia, e
Inglaterra con respecto a la primera guerra mundial y su incapacidad o falta de
voluntad para resistir el avance de sus enemigos. Esta crisis del liberalismo
fortaleció las fuerzas del fascismo y del sistema de gobierno autoritario.
Fue entonces que estos países decidieron movilizar todo el apoyo posible contra el
fascismo y principalmente contra Alemania debido a un triple llamamiento en pro de
la unidad antifascista. Este triple llamamiento se refiere a
- un interés común en oponerse al avance del eje
- deseo de establecer una política real de resistencia
- unidad de gobiernos dispuestos a practicar tal política.

El fascismo consideraba a todos los liberales, socialistas y comunistas, a todo tipo


de régimen democrático y al régimen soviético; como enemigos a los que había que
destruir. Todos ellos pues, debían mantenerse unidos, si no querían ser destruidos
por separado. Ante el avance de Alemania, los comunistas consideraron la
posibilidad de ampliar esa alianza a un “frente nacional” de todos quienes, con
independencia de su ideología y sus creencias políticas, pensaban que el fascismo
era el peligro principal. Así se produce la extensión de la alianza antifascista.
Para agregar, la política de racismo nazi, se tradujo inmediatamente como el éxodo
de la masa de intelectuales judíos e izquierdistas, que se dispersaron del mundo
donde aún reinaba la tolerancia. La hostilidad de los nazis hacia la libertad
intelectual, provoco la huida de la tercera parte de los profesores de las
universidades alemanas, la destrucción pública en la hoguera de miles de libros
judíos que comenzaron en cuanto Hitler subió al poder. Los campos de
concentración y la reducción de los judíos alemanes a la condición de una clase
inferior segregada y carente de derechos, fundaron concentración de temor, tortura y
muerte para millones de personas. La política nazi parecía cifrar para los alemanes
la solución definitiva del “problema” judío. Por su parte, Alemania era un país estable
y económicamente floreciente, con un gobierno popular, aunque con algunas
características desagradables.
La política de resistencia al ascenso del fascismo era sencilla y lógica. La idea era
unir a todos los países contra los agresores intentando derrotarlos mediante la
amenaza en primer lugar, y si era necesario, la realidad de una acción concentrada.
La sociedad de las naciones facilitaba en gran parte esta unión.
Existía en la época una división evidente entre la Unión Soviética y los demás
estados, que veían a la URSS como inspiradora de la subversión y que a partir de
1945 continuaban viendo en él al principal enemigo. Algunos conservadores
británicos consideraban como solución óptima una guerra germano- soviética que
serviría para debilitar y tal vez destruir a ambos enemigos. Pero el temor de Rusia a
enfrentar solo a Alemania y a Hitler, lo indujo finalmente a Stalin a firmar en 1939 el
pacto de alianza con los otros países.
Con respecto al resto de los países, los que se ubicaban en Europa oriental,
aprisionados entre Rusia y Alemania, se mantuvieron neutrales y al margen de la
guerra. Eran hostiles a Alemania y se resistieron a formar parte de una alianza anti
germana.
La democracia liberal por su parte, retraso e impidió decisiones políticas,
particularmente en EEUU, ya que era imposible adoptar medidas impopulares, por lo
que se vio imposibilitado de llevar adelante su política exterior antifascista contra la
opinión del electorado. De no haber ocurrido el episodio de Pearl Harbour y la
declaración de la guerra de Hitler, probablemente EEUU habría permanecido al
margen de la 2º guerra mundial.
Lo que debilito la determinación de las principales democracias europeas como Gran
Bretaña y Francia, no fueron sus mecanismos políticos, sino el recuerdo del dolor de
la primera guerra, la cual habría de ser el último de los recursos de la política.
Además, para ser eficaz, cualquier alianza antifascista debía incluir a la URSS, la
cual no era precisamente un simpatizante para los otros estados capitalistas.
Estas dificultades dieron respuestas indecisas, tibias y a veces equivocas a los
países opositores a la gran Alemania, por lo que se tardó más de 8 años conseguir
esta movilización antifascista demostraron intentos abortados de crear un frente
común contra Hitler. Fueron las divisiones entre los países las que hicieron posible el
rápido ascenso de la Alemania nazi sin resistencia ente 1933 y 1939.
La primera guerra mundial había dejado una huella indeleble en los gobiernos
particularmente francés y británico. Francia había salido de ella aún más débil que la
derrotada Alemania. Sin la ayuda de aliados, no podía hacer sombra a la renacida
Alemania, y los únicos países europeos interesados en aliarse con Francia (Polonia
y pequeños estados surgidos en el antiguo imperio Habsburgo) eran demasiado
débiles para este propósito. Solo podían recurrir a GB y desde 1933 a la URSS.
Gran Bretaña, también se encontraba debilitado. Desde el punto de viste económico,
no podía afrontar otra guerra similar a la de 1914 ya que no tenían una flota capas
de luchar a tales escalas. Ambos países de sabían demasiado débiles para defender
el orden establecido en 1919 para su conveniencia, el cual era inevitable e imposible
de mantener. No tenían nada que ganas con una nueva guerra y sí mucho que
perder. Ninguno de los dos deseaba la guerra, pero el compromiso y la negociación
eran imposibles con Alemania de Hitler, porque los objetivos políticos del
nacionalismo eran irracionales e ilimitados. La expansión y la agresión eran las
“bases” del sistema. Salvo que se aceptara de entrada el dominio alemán, o que no
se resistiera al avance nazi, la guerra era inevitable.
Ni Francia ni gran Bretaña estaban dispuestas a aceptar una Europa dominada por
Hitler (aunque después del hundimiento francés en junio de 1940, hubo un serio
apoyo de aceptar la derrota). Los políticos estaban guiados por prejuicios, temores y
esperanzas, influenciados por recuerdos de la primera guerra y la incertidumbre de
si la política de resistencia podía justificar los costos que podía entrañar una nueva
guerra. Fue Hitler quien logro movilizar a las masas hasta entonces indecisas, contra
el fascismo, y que logro unirlas para enfrentar la lucha
España, se mantuvo al margen de todas las guerras desde el tiempo de napoleón y
haría lo mismo en la segunda guerra mundial. Atravesaba en esa época una guerra
civil (1936-1939), la cual se convirtió en la expresión suprema de un enfrentamiento
global de carácter tras nacional que movilizó instantáneamente simpatías de
izquierda y derecha en todo el mundo.
La política interna española se convirtió en el símbolo de una lucha global en los
años 30. Encarnaba las cuestiones políticas fundamentales de la época: la
democracia y la revolución social por un lado; y la alianza de una contrarrevolución o
reacción impulsada por la iglesia católica, por el otro. La guerra civil española no era
un buen presagio para la derrota del fascismo. Fue una versión en miniatura de una
guerra europea en la que se enfrentaron un estado fascista y uno comunista. Pero
las democracias occidentales no decidieron participar en el conflicto. Sin embargo,
esta guerra civil anticipo y preparo la estructura de las fuerzas que más adelante
destruirían al fascismo y prefiguro la estrategia de la segunda guerra mundial.
Para los vencedores, la 2º guerra significo no solo una lucha por la victoria militar
sino para conseguir una mejor sociedad. En Gran Bretaña se adoptaron medidas
para conseguir pleno empleo y poner en marcha un estado de bienestar. EEUU, se
ocupó de evitar que surgiera un nuevo líder político como Hitler.
La guerra civil española lo hizo mucha más fácil. Los gobiernos planificaban la
dirección de la economía por la lógica de la economía de guerra. Ya en 1936, se
tenía una precisa estrategia política que se adoptaría en la guerra antifascista de
1939-1945.
Estados Unidos, era considerado un país dominado por sus problemas internos y
alejado más que ningún otro de los sacrificios de la guerra.
En Gran Bretaña, el electorado eligió al partido laborista que prometía victoria y
transformación social al mismo tiempo.
La gran mayoría de la población de los países que habían sido invadidos por las
potencias del eje se consideraba víctima de ellas. La inmensa mayoría de polacos
eran anti alemanes y antirrusos. Los pequeños países bálticos (ocupados por la
URSS en 1940) fueron antirrusos, antisemitas y pro alemanes. En Bulgaria existía
un fuerte sentimiento comunista pro ruso; y Checoslovaquia apoyaba también al
partido comunista.
La URSS fue, junto con EEUU, el único país beligerante en el que la guerra no
extraño un cambio social e institucional significativo. Inició y terminó el conflicto bajo
la dirección de Stalin, aunque la guerra puso a dura prueba la estabilidad del
sistema. La victoria soviética se cimentó realmente en el patriotismo de la
nacionalidad mayoritaria de la URSS, de la Gran Rusia, que fue siempre el alma del
ejército rojo, por lo que en la URSS se le dio a la segunda guerra mundial el
apelativo de “la gran guerra patria”.
Con respecto al resto del mundo, Japón dominado por la derecha ultranacionalista,
se alió con la Alemania nazi. En la mayor parte de Asia, África y del mundo islámico,
el enemigo principal no era únicamente el fascismo sino el imperialismo o
colonialismo, por lo que eran aliados potenciales en la lucha de liberación colonial.
Incluso Japón, quien practicaba un colonialismo despiadado, podía presentarse
como defensor de la población no blanca contra los blancos. La lucha
antiimperialista y la lucha antifascista tendieron a desarrollarse en sentidos
opuestos.
El antiimperialismo y los movimientos de liberación colonial se inclinaron
mayoritariamente hacia la izquierda, hasta encontrarse en sintonía con la
movilización antifascista mundial, ya que los movimientos de liberación colonial
fueron apoyados por la izquierda internacional y por la URSS. El escenario bélico no
europeo no brindo grandes triunfos políticos a los comunistas.
El pacto de Stalin con los alemanes en 1939, permitió a los comunistas indios y
vietnamitas a concentrarse en la lucha contra criónicos y franceses, mientras la
invasión de Alemania a la URSS en 1941, les obligó a poner la derrota del eje
adelante de la liberación de sus propios países como orden de prioridades. La
alianza del eje estaba basada en el principio de “los enemigos de mis enemigos son
mis amigos”.
Terminada la guerra, la derrotadle eje (Alemania y Japón) no dejo detrás de si
mucha amargura. El fascismo solo había movilizado países en los que alcanzo pleno
desarrollo, en algunas minorías ideológicas de derecha radical y grupos
nacionalistas que esperaban alcanzar sus objetivos mediante una alianza con
Alemania. El fascismo se disolvió virtualmente de la esfera política, excepto en Italia,
que honraba la figura de Mussolini. Alemania debió afrontar un difícil proceso de
adaptación a una nueva vida bajo potencias ocupantes que les imponían órdenes,
por lo que el nacionalismo solo ofrecía a los alemanes recuerdos. El fascismo
desapareció junto con la crisis mundial, que había permitido que surgiera.
En cambio, el antifascismo consiguió unir a un extraordinario grupo de fuerzas en
una unidad duradera, que se basaba en el progreso mediante la razón y la ciencia,
la educación y el gobierno populares, el rechazo de las desigualdades de nacimiento
raza sexo u origen, sociedades que miraban hacia el futuro y no hacia el pasado.
Esto era lo que los regímenes fascistas y autoritarios del periodo de entreguerras
habrían rechazado con desden. Desde 1945, todos eran estados laicos, y
rechazaban activamente la supremacía del mercado. Los gobiernos capitalistas
creían que solo el intervencionismo económico podía impedir que se reprodujera la
catástrofe económica del periodo de entreguerras y podía sacar las economías de
los países del 3 mundo de la situación de atraso y dependencia. La unión soviética
por su parte, llevaría a identificar el progreso con el socialismo, y una planificación
centralizada.
Las tres regiones del mundo iniciaron el periodo de la posguerra con la convicción
de que la victoria sobre el eje, conseguida con sangre, sudor y lágrimas; era el inicio
de una nueva era de transformación social distinta a la que se había previsto.
La primera contingencia que el mundo debió afrontas fue la ruptura casi inmediata
de la gran alianza antifascista. En cuanto desapareció el fascismo, contra el que se
habían unido, el capitalismo y el comunismo se dispusieron nuevamente a
enfrentarse como enemigos irreconciliables tras el comienzo de la guerra fría.

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