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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 111
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Resumen Abstract
En esta última sección del estudio el autor es- In this last section of the study, the author
tudia los problemas planteados por la conju- goes on to the study of the problems raised by
gación de los verbos II-infirmae. Se recuerdan the conjugation of the II-infirmae verbs. The
las leyes fundamentales del funcionamiento de fundamental laws of working of these verbs
estos verbos, con una C(onjugación) P(refijal) are remembered, where the L(ong) F(orm) of
cuya F(orma) L(arga) viene caracterizada por the P(refix) C(onjugation) is characterized by
la presencia de una vocal larga /u/ o /i/, mar- the presence of a long vowel /u/ or /i/, marked
cada, en principio, por la mater lectionis /w/ habitually by the matres lectionis /w/ or /y/.
o /y/. Se insiste en que, a diferencia de lo ob- Insistence is laid on the fact that, contrary to
servado en los verbos III-infirmae, estudiados the conclusion arrived at in the precedent arti-
en el artículo anterior (MEAH/H 62 [2013] cle (MEAH/H 62 [2013] pp.189-225) that the
pp.189-225), en que la presencia de la aparen- presence of an apparent LF of the PC might
te FL de la CP podía documentarse en cons- be documented in constructions of the wayyiq-
trucciones de tipo wayyiqtol (modelo [wayyi- tol type (the [wayyibnæh] model) with a clear
bnæh]) con claro valor perfectivo, en el caso perfective meaning, in the case of the II-inf.
de los verbos II-inf. la presencia de la mater verbs the presence of the mater lectionis is
lectionis parece ser un indicio de que nos en- regularly a sign indicating that we are faced
contramos ante la FL. Los aparentes usos anó- with the LF. The apparent anomalous cases
malos podrían explicarse por la analogía con could be explained perhaps through the anal-
el llamado «imperfecto sucesivo» del griego ogy with the so called «successive imperfect»
(en concreto, del neotestamentario). A esa of the (NT) Greek. In this light the construc-
luz se analizan las construcciones a base del tions are analyzed, in which the adverb ['åz] is
adverbio ['åz] seguido de la FL de la CP (en documented followed by a verb in the LF of
alternancia con el qatal). También los casos the PC (alternatively, in qatal). And also the
de wayyiqtol con formas verbales terminadas wayyiqtol forms with a nun paragogicum (the
en nun paragogicum (modelo [wayyiqṭelûn]) [wayyiqṭelûn] model) and some case in which
y algún caso de pugna entre el ketib del Texto the ketib of the Massoretic Text and the qere
Masorético y el qeré de los masoretas, como of the Massoretes are in struggle, as it can be
el de 2 Sam 13,8. observed in 2 Sam 13,8.
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112 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
Palabras clave: Aspecto; Hebreo bíblico; Sis- Key words: Aspect; Biblical Hebrew; Hebrew
tema verbal hebreo; Verbos II-infirmae; Verbos Verbal System; II-infirmae Verbs; «Hollow»;
«cóncavos»; 2 Sam 13,8 Verbs; 2 Sam 13,8
Torres Fernández, A. (2017), ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Re-
flexiones de un Octogenario. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección Hebreo, 66:
111-145.
Antes de pasar a la consideración de este tramo final del estudio, parece que se im-
pone una justificación por no haber sabido cumplir con la semipromesa expresada en
el Resumen/Abstract con que se abría la sección anterior (MEAH/H 62 [2013] p.190)
en el sentido de que esta sección de la parte IV se esperaba que fuese publicada «en
el próximo número de MEAH/H». En realidad, un primer borrador de toda la Parte IV
estaba terminado ya a fines de junio de 2012. Por su extensión hubo que dividirlo en dos
secciones. La primera se reelaboró durante el curso 2012-2013 y se publicó, como ya
se ha recordado, en el número de MEAH/H correspondiente al año 2013. Era, efectiva-
mente, mi intención haber reelaborado la segunda sección durante el curso 2013-2014 y
que se publicara en el número correspondiente al año 2014. Pero una caída accidental en
noviembre de 2013, con consecuencias más graves de lo que se hubiera podido predecir
en un principio, me tuvo, entre recuperación y rehabilitaciones, apartado del estudio y
el trabajo intelectual. Y, durante el siguiente curso 2014-2015, un cambio de residencia,
temporal pero forzoso, me tuvo alejado de mi lugar habitual de trabajo. Al retomar la
actividad durante el curso 2015-2016, el cansancio propio de la edad y el bache que
suponían esos dos años de alejamiento del estudio amén de alguna otra incomodidad
inesperada me fueron haciendo posponer la reanudación del trabajo. Por eso, al empezar
por fin a informatizar aquel borrador de hace cuatro años en este mes de septiembre de
2016, a pocos días de cumplir ochenta y siete años, espero que se me sabrá perdonar si
me limito a reproducir, con algunos ligeros retoques, el manuscrito de junio de 2012.
No quisiera, con todo, dejar de aprovechar este espacio inicial para aludir a la apari-
ción, en 2013, del exhaustivo estudio El sistema verbal hebreo en su contexto semítico.
Una visión dinámica (Estella [Navarra], Editorial Verbo Divino), por obra del investi-
gador de origen islandés, aunque doctorado en la UCM, Alexander W. Andrason. No
puedo detenerme aquí en la exposición de esta detallada monografía. De momento,
solo indicar que, aunque partiendo de presupuestos teóricos no del todo coincidentes,
las «Reflexiones» que hemos venido exponiendo en las diversas etapas de este estudio
sobre «tiempo» y «aspecto» en la conjugación hebrea creo que pueden encajar dentro
de las consideraciones del autor islandés. Únicamente, me permitiría señalar quizás
una, a mi modesto entender, no demasiado nítida distinción por parte de dicho autor
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Después de la larga ‘reflexión’ sobre los verbos III-inf. expuesta en la sección pri-
mera de esta Parte IV, parece que llega el momento de intentar una ‘reflexión’ seme-
jante sobre los verbos II-inf. Adelanto que aquí, en mi modesta opinión, los casos más
problemáticos van a ser, precisamente, no los que representan un uso abusivo de la FL
con valor claramente perfectivo, como ocurría en el apartado anterior, sino las FL con
valor imperfectivo falsamente clasificadas como perfectivas.
Ante todo, trataremos de considerar cómo ‘funciona’ a nivel morfológico (o morfo-
sintáctico) este tipo de verbos.
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114 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
La que pudiéramos clasificar como interpretación ‘tradicional’ suponía que este tipo
de verbos (י/ )ע"וeran, en realidad, ‘trilíteros’, del esquema, pues, C1-C2-C3. Solo que
el lugar de C2 estaría ocupado por las ‘semivocales’ /w/ o /y/.
Si consultamos, por ejemplo, el que durante mucho tiempo fue el clásico manual
de aprendizaje del hebreo bíblico, A Practical Grammar for Classical Hebrew (Oxford
2
1959 repr. 1969) de J. Weingreen, nos encontramos con que (p.196), además de derivar
el perfecto qal [qåm] de un original [qāwam], también el imperfecto [yåqûm] se hace
remontar a un hipotético [yaqwum]. También un librito introductorio bastante posterior,
que en nuestro país tuvo éxito como primer paso en el estudio del hebreo bíblico y que,
a diferencia de otros manuales de ese tipo, solía aludir sumariamente a la evolución
diacrónica, la Gramática elemental del hebreo bíblico (Estella 1998) de Enrique Farfán
Navarro, en el §43 (pp.90-91) hace derivar el imperfecto qal [yåqûm] de un hipotético
[*yaqwum] sobre el modelo de [*yaqṭul]. Pasando a un manual de mayor calado, pero
dedicado a otra lengua semítica, la Gramática árabe (Madrid 1980) de F. Corriente, nos
encontramos con que en su «Lección 19ª», dedicada a la segunda parte de las «Anoma-
lías morfológicas en la flexión verbal» (pp.185-193), en el §121a) (p.185), se explica
que «Ante sufijo consonántico o cero (o sea, sin sufijo), toda secuencia *{1wv3} o
*{1yv3} se hace {1v3}, mientras ante sufijo vocálico el resultado es {1v:3}». Tengo
que reconocer, sin embargo, que no acierto a dilucidar si nuestro ilustre arabista se mue-
ve en un plano diacrónico o en un esquema sincrónico de tipo puramente estructural.
Con todo, si volvemos al campo de la hebraística y un manual de tipo más avanzado
que los arriba citados, nos encontramos, una vez más, con la Grammaire de l'hébreu
biblique de P. Joüon, que, en su §80 (pp.165-180), dedicado a los «Verbes »ע"ו, abre el
apartado con la afirmación de que «Les verbes communément appelés ( ע"וcayin-waw)
sont des verbes avec deux consonnes radicales, entre lesquelles, dans l'état normal de
la racine, il y a une voyelle longue ū», para continuar diciendo que «La racine de ces
verbes ne se présente pas dans un état unique, mais dans un triple état, et cela, semble-
t-il, dès l'origine». Esos tres estados son: 1) «l'état normal», con la vocal intermedia en
su estadio de [ū]; 2) «l'état réduit», con la vocal breve [u] (evolucionada a otros timbres
dentro del sistema masorético, de acuerdo con las ‘leyes’ resultantes del carácter libre/
trabado de la sílaba o su categoría de tónica/átona); 3) «un 3e état, qu'on peut appeler
consonantique», en que el elemento intermedio es la ‘semivocal’ o ‘semiconsonante’
[w], que Joüon califica simplemente de «consonne». Se anota que ese estadio en hebreo
«est rare dans le verbe; mais il est fréquent dans le nom». La traducción/adaptación de
T. Muraoka se limita a traducir, sin añadir prácticamente nada, salvo cambiar los térmi-
nos «voyelle longue/brève» por «originally long, non deletable vowel u» y «originally
short, changeable vowel u».
En cuanto a la Hebräische Grammatik de R. Meyer, el título que aparece (reprodu-
cido fielmente del original) en el §80 de la versión española (pp.270-275) es «Temas
birradicales con vocal larga». Título que se explicita en el §1a) (p.270), remitiéndose
a la Hebräische Grammatik de W. Gesenius-G. Bergsträsser (Leipzig 1926 §28) y a
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Al modesto nivel de mis clases de hebreo bíblico, reconozco que siempre me sedujo,
al menos por motivos pedagógicos, el esquema a base de ‘intensificación’ > alarga-
miento de la vocal, por la sencilla razón de que explicaba mejor y con más nitidez la
mayor parte de las formas de estos verbos, al menos en su nivel de hebreo ‘clásico’ o
‘estándar’ de la clasificación tradicional. Para el caso concreto que nos ocupa (posible
diferenciación morfológica/aspectual de las formas larga y corta de la CP), esa explica-
ción parece, en principio, bastante adecuada. De una manera gráfica se podría explicar
así el nacimiento de la FL de estos verbos:
*ya-ktub-u
*ya-quum-u>yåqûm(u)
La FC, en cambio, se tropezó con una constricción de tipo fonológico o fonético:
una vocal larga originaria (no la breve alargada secundariamente al estar en sílaba libre
y/o acentuada) no puede estar en una sílaba trabada por consonante. Por consiguiente,
en las personas verbales sin desinencia que empiece por vocal no podía producirse el
‘alargamiento compensatorio’ que llevara a *ya-qūm (se supone que, cuando se perdió
la vocal final -u de la FL y la sílaba quedó trabada por consonante, ya no regía la suso-
dicha constricción).
Las gramáticas de hebreo bíblico distinguían en esa FC con la vocal breve mante-
nida un doble tratamiento, dependiendo de la colocación del acento: cuando éste carga
sobre la segunda sílaba (con la vocal en su grado /o/), la vocal se alargaría [ō] , dando
lugar a la vocal masorética cerrada ḥólem [o]; cuando el acento carga sobre la primera
sílaba, esa [o] en sílaba trabada y átona mantendría el grado de [o] breve, que desem-
bocaría en la vocal masorética abierta qameṣ [å] (coincidente, en cuanto a timbre, con
la vocal masorética procedente del cierre de la /a/ de la preformativa, alargada secun-
dariamente en sílaba libre:
*ya-qúm>yåqóm
*(way-)yá-qum>wayy´å-qåm
Y la doble realización sigue teniendo valor, prescindiendo del hecho de si (como
sugiere van de Sande) la acentuación y la vocalización del wa- es responsabilidad ex-
clusivamente de los masoretas.
Por supuesto, cuando la FC va seguida de desinencia vocálica (en el plural mascu-
lino), el alargamiento compensatorio sí tiene lugar:
way-yå-´qû-mû
En el hipcil tuvo lugar un proceso parecido: la hipotética forma primitiva del verbo
‘fuerte’ (vocalizo la preformativa con šewå', para obviar el problema de su timbre pri-
mitivo) sirvió de modelo para el alargamiento de la vocal del verbo ‘cóncavo’:
*y[e-h]a-qṭil-u
*y[e-h]a-qiim-u>yåqîm(u)
Curiosamente, esa [î] de los verbos ‘cóncavos’, al parecer, se ‘contagió’ a los verbos
‘fuertes’, donde no ejercía ninguna función estructural de satisfacción de la tendencia
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al triliterismo, y entró donde podía entrar, dando lugar al juego de vocales en la flexión
que creo desorienta a todos los principiantes.
Estamos en la FL:
3ªm.sg.: ya-qṭîl(u)
2ªf.s.: ta-qṭîl(u)
3ªm.pl.: ya-qṭîl-û(n)
2ª/3ªf.pl.: ta-qṭél-nåh
En cambio, en el verbo ‘cóncavo’, donde la [î] sí tiene un valor estructural ‘triliteri-
zador’, se recurrió a la ‘estratagema’ de introducir una vocal epentética para mantener
la sílaba abierta y poder conservar la vocal larga:
te-qî-´mæy-nåh
Forma paralela (aunque con vocal epentética distinta) al [ha-qî-' mô-nû] de la 1ªp.pl.
del perfecto, que tanta hilaridad suele provocar entre los principiantes, que preguntan
si están aprendiendo japonés.
Como hemos visto en esta ojeada recordatoria de los verbos cóncavos, en la lengua
bíblica ‘estándar’ la mayor parte de la conjugación puede explicarse por el juego del
‘alargamiento compensatorio’ de la vocal central. El caso del perfecto qal del modelo
qåm requeriría un tratamiento especial, ya que la solución esperada en hebreo para un
hipotético *qāma sería qôm. De hecho, la gramática de R. Meyer (§ 3f., p.272 de la
versión española) contrapone el [qåm<qām] hebreo con el fenicio [qōm<*qōma<qāma
(ugarítico)], aludiendo a que el vocalismo hebreo «puede basarse en el influjo conser-
vador de las tribus del desierto». El problema se complica con la vocalización del árabe,
donde la 3ªm.sg. [qāma] y f.sg. [qāmat] y 3ªm.pl. [qāmû] contrastan con las formas
[qumtu, qumta, qumti...], sin que las explicaciones de R. M. Voigt (Die infirmen Verbal-
typen des Arabischen und das Birradikalismus-Problem [Stuttgart 1988]), postulando
leyes ‘ad hoc’ de contracción vocálica, creo que contribuyan a resolver el problema. En
todo caso, la evolución postulable para explicar una forma como la del perfecto nipcal
[nåkôn] (partiendo, pace Lipiński, de una forma terminada en -a) presentaría de nuevo
el esquema de la adaptación del verbo biconsonántico al ‘modelo’ teórico triconsonán-
tico, a base de ‘alargamiento compensatorio’:
*na-qṭal-a>niqṭal
*na-kaan-a>*na-kôn-a>nåkôn(a)
Y la 2ªp.sg. [ne-kû´'nô-tå]<[nekô-nô-ta]] (por disimilación) ofrecería de nuevo la
‘estratagema’ de la epéntesis vocálica para mantener la posibilidad de conservar la
[ō<ā].
En cuanto al verbo ‘estativo’ [*buš], «estar avergonzado» > «avergonzarse», la ex-
plicación del imperfecto [yebôš] parece también fácil de explicar si se tiene en cuenta
el modelo del verbo ‘fuerte’:
*yi-qṭan-u
*yi-baaš-u>yebôš
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118 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
Según eso, el wayyiqtol de ese verbo debería ser [wayyebaš], al encontrarse la vocal
/a/ en una sílaba que siempre estuvo trabada por consonante. Pero, de hecho, no está
documentada esa forma en la BH. El plural [wayyebošû] de 2 Re 1,26 o Sal 109,28 (si
es original), por ejemplo, no presenta problemas en su vocalización, ya que, al tener
dicho plural desinencia vocálica, la /a/ siempre se encuentra en sílaba libre.
Las formas ‘intensivas’ tampoco presentan problemas para esta explicación, ya que,
si se prescinde de verbos como [ṣ-w-y], en que la waw funciona como verdadera segun-
da radical, el picel es sustituido aquí por el pôlel del tipo [qômem], que (prescindiendo
de su origen, posiblemente relacionado con la forma III del verbo árabe) en hebreo pre-
senta un esquema claramente biconsonántico. El picel del tipo qiyyem, como es sabido,
solo aparece en textos que se suelen considerar como tardíos.
Sin embargo, no cabe duda de que una forma como la II del árabe, qawwama es
claramente triconsonántica, con /w/ como auténtica 2ª radical. De ahí, la hesitación que
hemos notado en la mayor parte de los autores. Personalmente, reconozco que alguna
vez llegué a pensar que la waw haya podido originarse por ‘(semi)consonatización’ del
primer segmento vocálico de la /u/ alargada por motivos estructurales en [*ya-qum-u].
Con todo, el problema no parece admitir soluciones simplistas. Estaríamos, práctica-
mente, en los estadios ‘prehistóricos’ de la lengua. Aunque creo que no tuvo mucha
vigencia, me parece recordar que, durante algún tiempo, se sostuvo la teoría de que el
desarrollo de las vocales plenas podría ser un fenómeno relativamente tardío (a escala
de paleoantropología), precedido por un tiempo en que solo existirían, además de las
consonantes propiamente dichas, sonidos del tipo de (re)sonantes y semivocales, y
quizás conatos vocálicos de tipo šewå'. Pero, prescindiendo de hipótesis etéreas, lo que
podemos detectar, a nivel de estas raíces ‘cóncavas’, es la coexistencia, a nivel de ‘nom-
bre’, de formas claramente biconsonánticas como [met], junto a otras con glide forman-
do diptongo como [*mawt-], mientras que en el verbo, como ya indicamos más arriba,
las formas más primitivas, al menos a nivel de lengua hebrea ‘clásica’, pueden expli-
carse a base de biconsonantismo originario y alargamientos vocálicos compensatorios.
Para lo que nos interesa ahora fundamentalmente, la posible diferenciación morfoló-
gica entre la FL y la FC de la CP, parece que la presencia de la mater lectionis constituye
un criterio claro para detectar la existencia de la FL en todo el singular y en la 1ªp.pl. En
la 2ª y 3ª m.pl. sería, en principio, la presencia de la terminación -n (nun paragogicum)
lo que marcaría la diferencia. Pero, dado que, según la opinio communis, dicha -n fue
difuminando cada vez más su función, su ausencia ya no tiene valor significativo. Su
presencia, en principio, sí; pero, con el reparo que supone la presencia de las formas
‘abusivas’ de tipo wayyiqṭelûn, que creo que la mayoría de los autores clasifica como
formas erróneas de tipo tardío. Con todo, volveremos más adelante sobre este punto.
La presencia de la m.l. sería, pues, en principio, un indicador de que nos encontra-
mos ante una FL. Pero se plantea el problema de la existencia de formas con m.l. que,
al menos aparentemente, presentan valor perfectivo.
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to por Talshir y Rainey y que esquematizamos más arriba «is evident already in the
unvocalized MT of the Pentateuch, albeit to a very small degree» (p.150). Pasando al
conjunto de los libros bíblicos y eliminando los casos en que la anomalía de la FC se
debe solo a la vocalización masorética, las proporciones serían: en 1ªp.sg. 30 formas
‘normales’ frente a 36 ‘anómalas’; en 1ªp.pl. 6 ‘normales’ frente a 2 ‘anómalas’. Por otra
parte, la construcción ‘anómala’ del cohortativo en singular [wå'æqṭelåh], con 17 casos,
supera claramente a la del plural [wanniqṭelåh], con solo 2 casos. Si pasamos ahora a
las otras personas verbales (2ªm.sg. y 3ª m./f.sg.), la conclusión es que, para las formas
verbales aquí estudiadas, «in almost all wayyiqṭōl constructions which include appa-
rently long prefixed forms…, these forms are spelled defectively». Y, en consecuencia,
«it is reasonably to assume that the constructions in question were originally intended
to employ short prefixed verbal forms (as is normal for wayyiqṭōl constructions), and
the Masoretes had erroneously vocalized the relevant forms with ḥireq rather than ṣere
in closed stressed syllables» (p.152).
La única excepción sería el [wayyåbî'] de Ne 8,2, que, al ser un caso aislado, no pue-
de representar mucho peso y, según Bloch (ibídem), podría deberse a un «mispelling»
de un copista en el proceso de transmisión textual. El apartado termina con una alusión
a los casos de qere/ketib en que, a la inversa de lo que ocurría en los ejemplos arriba ci-
tados, son los masoretas los que ‘corrigen’ una scriptio abusiva (para la tendencia tardía
al uso de las m.l. internas, cf. Bloch, p.151 nt.35) del tipo del [wtlwš] de 2 Sam 13,8 o
el [wyšwb] de Ez 18,28 en sus ‘correctos’ [wattålåš] y [wayyåbåb]. Pero volveremos
más adelante sobre estos casos concretos. Aquí se podría incluir también el [wyṣwm]
de 1 Re 21,27, vocalizado por los masoretas como [wayyåṣôm], pero que más arriba
intentamos explicar, a la luz del contexto, como un [weyåṣûm].
Antes de hacer una ‘reflexión’ sobre este tema de los verbos II-w/y (y el hipcil de los
verbos fuertes, I-n y I-w/y), quisiera notar que, también para la mayor abundancia de
las formas ‘anómalas’ de los verbos III-w/y en la 1ªp.sg., Bloch recurre (pp.154-155) al
mismo desarrollo analógico propuesto por Talshir y Rainey y que nosotros esquemati-
zamos más arriba.
La «reflexión» a que he aludido es simplemente ésta. Al modesto nivel de mis clases
de hebreo bíblico, yo también creía haber notado esa relativa prevalencia de las formas
‘anómalas’ en la 1ªp. de los verbos II-inf. (qal/hipcil) y en el hipcil de los otros verbos
antes reseñados. Un ejemplo puede ser el de 1 Sam 12,1: [wå'amlîk calêkæm mælæk].
Lo tenía que explicar con frecuencia, pues aparece en el ejercicio 21, nº2 (p.166) de la
Practical Grammar de J. Weingreen que yo utilizaba para mis clases, donde, además, se
cita tras la expresión [wayyamlek 'ôtô šåm šemû'el], con lo que destaca más el contraste
entre la forma ‘normal’ de la construcción de la FC del hipcil en 3ªp.sg. y la ‘anómala’
de la 1ªp.sg. Solo que esa forma de la 3ªp.sg. no está documentada en el pasaje original
del TM, muy retocado por el autor de la gramática por razones pedagógicas. El TM en
cuestión sería el de 1 Sam 11,15, donde aparece el plural (con scr. defectiva) [wayya-
mlikû], cuyo sujeto es [håcåm]; aunque hay que tener en cuenta que la LXX sí hace
meah hebreo • artículos
122 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
sujeto a Samuel de la unción real. Pero, en todo caso, la construcción [wayyamlek] está
bien documentada en otros lugares del TM (2 Re 23,34; 24,17; 1 Cr 23,1; 36,4. 10).
En cuanto a la explicación de esas estructuras ‘anómalas’ de la FC con la morfolo-
gía de la FL en 1ªp.sg., me permito sugerir un camino distinto del elucubrado por D.
Talshir y A. F. Rainey y seguido por Y. Bloch. Esa explicación que sugiero se basa en
la distinción, muy cara a los partidarios del método del análisis del discurso, entre ‘dis-
curso directo’ y ‘discurso narrativo’, o, simplemente, entre ‘discurso’ y ‘narración’. En
el ‘discurso (directo)’ predomina la FL, contextualizada en situaciones de presente o de
futuro; y tiene un uso predominante la 1ªp. (sg. o pl., aunque creo que con predominio
claro de la sg.). La 3ªp., lógicamente, es minoritaria. En la narración ocurre exactamente
lo contrario. De ahí se pudo llegar a una asociación subconsciente entre 1ªp. y FL. Aso-
ciación que, al perderse la diferenciación semántica y funcional entre las dos formas en
‘hebreo tardío’, pudo aflorar en una vocalización ‘larga’ para las construcciones del tipo
wå'æqṭol. Esa vocalización ‘falsa’ empezaría primero en la tradición oral, reflejada más
tarde por los masoretas, y se reflejaría más tarde en la grafía. Con todos los problemas
que se plantean hoy día para la datación de los textos bíblicos, y teniendo en cuenta,
además, que un texto ‘antiguo’ ha podido ser ‘modernizado’ en su grafía a través de
la transmisión escribal, parecería que, entre los ejemplos citados por Bloch (p.149,
nt.28) para usos anómalos de la 1ªp.sg. del hipcil con waw consecutivum y m.l., en una
primera apreciación un poco superficial, dos tercios aproximadamente corresponden
a libros que, tradicionalmente, se consideraban como ‘tardíos’ o de ‘transición’. E,
incluso entre los otros, casi la mitad son de 1 Sam, cuya atormentada historia textual (y
prescindiendo de los problemas de composición) creo que es algo que se suele admitir.
En cuanto a las personas 1ªpl. y 2ªm.sg, que, en principio, también son más propias del
discurso (directo), la menor proporción de formas ‘anómalas’ podría explicarse quizás
por su menor uso.
Ya indicamos que, para Bloch, el único caso claro (con reflejo en la grafía) de uso
‘anómalo’ de una construcción tipo wayyiqtol en 3ªp.sg. (de hipcil de un verbo ‘cónca-
vo’) es el [wayyåbî'] de Ne 8,2. Aparte de su posible explicación como error escribal,
aducida por dicho autor, hay que tener en cuenta que se trata de un texto de ‘hebreo
tardío’. Esta aclaración podría parecer contradictoria con la que me atreví a dar en la
sección anterior para el caso de los verbos III- inf., suponiendo que una aparente forma
posiblemente ‘dialectal’ del tipo ‘anómalo’ [wayyibnæh] habría sido corregida en la
época del segundo Templo de acuerdo con la ‘correcta’ [wayyíbæn]. Pero es que una
cosa podía ser una m.l. ה- final, presente ya desde tiempos antiguos, y otra cosa una
m.l. י/ וen interior de palabra, que posiblemente estaba empezando a generalizarse en
esa época. Por lo demás, el verbo בוא, como es bien sabido, presenta características
especiales, ya que, a su categoría de verbo ‘cóncavo’, añade la de ser III-', con la po-
sibilidad de la pérdida del 'álef que cierra sílaba (su transformación en ‘quiescente’ en
la denominación tradicional) y el consiguiente alargamiento de la vocal anterior, con
el eventual paso previo de ésta a /a/. Una consulta rápida a las gramáticas más usuales
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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 123
nos revela que, para la Grammaire de Joüon (§80r, pp.172-173), el ḥólæm de [yåbo']
«ne vient pas de l'a primitif des verbes statifs [lo considera verbo de acción], mais de l'u
des verbes d'action qui, pour une raison particulière, ne s'est pas ici allongé en ū». En
nota de pie de página (p.173 nt.1) se remite a un artículo previamente publicado en la
revista Biblica (1 [1920] pp.353-371) bajo el título «Études de morphologie hébraïque»,
donde, efectivamente, en uno de los apartados (pp.357-359), nuestro autor aventura una
hipótesis para tratar de detectar esas «raisons particulières» que han alterado la esperada
vocalización [*yabû'] del ‘futuro’ de [b-w-']. Resumiendo, podemos decir que, según
el jesuita francés, el origen estaría en la 3ªp.m.pl. del ‘futuro’, donde habría que partir
de un hipotético [*yabū'ū], pero, «l'alef étant une gutturale très faible, la forme avec
deux ū contigus aura pu paraître cacophonique» (p.358), y, para evitar esa cacofonía,
se habría conservado la forma con /u/ breve del yusivo. Desde esa persona, la vocaliza-
ción se habría propagado al resto del futuro. Como hipótesis alternativa o acumulativa,
se ofrece otra basada en la analogía con el antónimo [yeṣe']. Finalmente, se rechaza
(p.359) la explicación de Brockelmann (Grundriß...§270 Fb, p.613) que parte de una
forma con [ā] secundaria (se trata de un verbo de acción), producida «unter Einfluß
einer Lar.» y convertida en [ō] en hebreo por el bien conocido ‘canaanaísmo’. Joüon se
pregunta (ibídem) «Comment la gutturale la plus faible aurait-elle eu cet effet, alors que
les gutturales fortes ne l'ont pas», citando los ejemplos de [yånûaḥ] o [yånûac], donde la
[û] ha resistido el efecto de la ‘gutural’ (en este caso, faríngea), introduciendo el ‘pátaḥ
furtivo’. Pero quizás lo que la explicación un tanto ‘telegráfica’ de Brockelmann quería
suponer era una evolución [*yabu'u]>[*yaba'u]>[*yabaa'u]>[*yabō'u], como la que yo
he insinuado arriba.
La traducción/adaptación de la gramática de Joüon por T. Muraoka (pp.227-228 de
la versión española) no añade nada de especial.
En la Hebräische Grammatik de Gesenius-Kautzsch (cito una vez más por la tra-
ducción inglesa de A. E. Cowley) se nos dice (§72h, p.196) que «besides the forms with
original ŭ (now û) there are also forms with original ă» y que «This ă was lengthened
to ā, and then further obscured to ô», citando nuestro verbo.
La Hebräische Grammatik de R. Meyer (cito una vez más por la versión española)
no da muchas explicaciones sobre este verbo, incluyendo las formas [yåbo'] «él entra»
y su plural [yåbo'û], aparentemente, dentro de los casos de vocal ō<ā en el tema.
Por supuesto, soy plenamente consciente de que la evolución que he tratado de re-
flejar arriba: 1) paso de un original [*ya-bu'-u] a [*ya-ba'-u] por efecto de la ‘gutural’
(laríngea en este caso); 2) ‘alargamiento compensatorio’ en [*ya-baa'-u]; y 3) evolución
final a [*ya-bō'-u]>[*ya-bô'] (mayoritariamente, con scripio defectiva en el TM) pre-
senta varias lagunas. Queda por resolver la posible fecha del cambio [u]>[a] inducido
por la ‘gutural’ (laríngea) ['] (y, como recuerda Joüon, por qué no se produjo en árabe).
Y también la práctica identidad morfológica entre las formas larga y corta de la CP,
ambas con ḥólæm. Y con una hipotética evolución de la FC [ya-bu']>[*ya-ba']>[ya-
meah hebreo • artículos
124 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
bā]>[*ya-bō], que recuerda más la del sustantivo [ṣo'n], con ḥólæm, que la del verbo
[yimṣå'], con qameṣ.
Para terminar todo este largo apartado sobre las construcciones tipo wayyiqtol con
morfología de FL, recordaremos que el tantas veces citado artículo de Y. Bloch se cie-
rra (pp.165-168) con una breve consideración dedicada a las «Wayyiqṭelûn/wattiqṭelûn
Constructions». Se trata de las formas verbales derivadas de las originarias [y/ta-qtul-
ū-na], con el sufijo [-na] de la FL plural, reducido a [-n]. Como es bien sabido (y hemos
recordado a lo largo de este artículo), con el tiempo, en hebreo (y en otras lenguas semí-
ticas) se fue difuminando el valor originario de esa terminación, hasta quedar reducido
al nun paragogicum de las gramáticas tradicionales. Sin embargo, creo que es más o
menos opinio communis que, si bien su ausencia no tiene valor alguno, su presencia, en
cambio, sí es signo de que nos encontramos ante un resto de la FL, con valor imperfec-
tivo. Los datos estadísticos de Bloch corroboran este aserto: más de 300 ejemplos de esa
construcción tienen valor imperfectivo. El problema lo plantean los 9 casos en que apa-
rece en la construcción wayyiqtol (De 1,22; 4,11 [dos ejemplos]; 5,20; Ju 8,1; 11,18; Is
41,5; Ez 44,8; Am 6,3), y de los cuales, según Bloch, solo Am 6,3 admitiría una correc-
ción en weyiqtol (con algún apoyo textual). Para nuestro autor (y para otros también),
se trata de un uso erróneo de la forma: «Thus, it stands to reason that the use of the
prefixed verbal forms with the suffix -ūn was often a deliberate attempt at archaization
on the part of the biblical authors. In the vast majority of instances, this attempt was
made in an environment where it was fully in place ─that is, with imperfective yiqṭōl
forms─ but sometimes the suffix -ūn was mistakenly appended to perfective wayyiqṭōl
constructions, already by biblical authors working in the Iron Age» (pp.167-168).
Con todo, volveremos, D. m., sobre el tema, a la luz de lo que vamos a considerar
en las líneas sucesivas.
Para terminar este apartado sobre los verbos II inf. (y el hipcil de otros verbos) y
las aparentes excepciones a las reglas que distinguen en ellos, a nivel morfológico, las
formas larga y corta de la CP, quisiera aludir a la postura más bien escéptica que, como
vimos arriba, representaba el, por lo demás excelente, estudio de A. van de Sande. Se
trata, más en concreto, de la aseveración del autor belga de que «La présence d'une ma-
ter lectionis...n'indique pas forcément que la forme en question est une forme préfixée
longue» (p.220). La afirmación va referida tanto a la m.l. -h de los verbos III inf. como
a las -w/y- de los verbos II inf. (y del hipcil de otros verbos, habría que añadir).
Respecto a la -h final de los verbos III inf., ya aludimos en esta misma sección, por
lo que respecta a su presencia “anómala” en las construcciones tipo wayyiqtol de 1ªp.,
a las opiniones lanzadas por algunos autores y recogidas por Y. Bloch, y aventuramos
otra explicación, basada en la distribución de las formas según los tipos de discurso. Y,
respecto a las otras personas, especialmente la 3ª sg.m./f., aparte de los posibles errores
en la transmisión textual, aventuramos, en la sección anterior, una explicación basada
en el posible carácter biconsonántico primitivo de esas formas ‘raras’, conservado en
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las personas que no tienen ‘desinencias’ añadidas, con alguna eventual variación de tipo
‘triliterizante’ y de carácter quizás dialectal.
En cambio, por lo que respecta a los verbos II inf., la presencia de la m.l. -w/y- a
nivel de ketib en el TM, exceptuando una vez más la 1ªp. y centrándonos fundamental-
mente en la 3ªm./f.sg., ya vimos que, salvo algún caso aislado como el [wayyåbî'] de Ne
8,2, la praesumptio iuris es que dicha presencia es indicadora de que nos encontramos
ante la FL.
Van de Sande ofrece (pp.213-215) un cuadro sinóptico de las distintas atestigua-
ciones de las formas larga y corta de la CP qal de los verbos II-w y II-y, con o sin
m.l., completado con otro cuadro (pp.216-217) del hipcil de estos (y otros) verbos. La
observación previa (p.212) es que «comme le montre le cadre suivant, on trouve en
effet...des formes préfixées courtes avec mater lectionis et des formes préfixées lon-
gues sans mater lectionis». Y, tras la exposición del cuadro con las variantes gráficas
para la CP qal de los verbos II-w y II-y, tanto en su FL como en su FC, añade estas
reflexiones conclusivas (p.216): «Ces deux listes d'exemples suffisent à montrer que
la vision traditionnelle n'est pas toujours respectée. On peut ajouter que si l'absence de
la mater lectionis dans la forme préfixée courte indique que la voyelle thématique est
brève, alors on ne comprend pas pourquoi elle apparaît parfois au singulier et souvent
au pluriel, surtout si elle indique un allongement». Para empezar, me da la sensación de
que el investigador belga liga demasiado la posible pronunciación a nivel fonético de
las formas verbales del hebreo ‘antiguo’ con su expresión gráfica. Reconozco que solo
poseo unas nociones superficiales sobre la historia de la grafía del hebreo bíblico. Pero
la lectura, hace ya muchos años, del clásico libro de Francis I. Andersen y A. Dean For-
bes, Spelling in the Hebrew Bible (Rome 1986) para la reseña que apareció en Archivo
Teológico Granadino (50 [1987] 433-434) me dejó la impresión de que el uso de las
m.l., sobre todo en el interior de palabra, es algo que se fue imponiendo paulatinamente,
de forma que «Those portions in the Hebrew Bible that deal with or come from earlier
times tend to prefer defective spellings, while those from later times have relatively
more plene spellings» (p.10). En el momento de redactar estas líneas (año 2012), no me
resulta asequible el estudio de D. N. Freedman, «The Evolution of Hebrew Orthogra-
phy», en D. N. Freedman/A. D. Forbes/F. I. Andersen, Studies in Hebrew and Aramaic
Orthography (Winona Lake, IN 1992), pp.8-12; pero, por la alusión que a él se hace en
el ya tan citado artículo de Y. Bloch (p.151 nt.35), deduzco que también en él se habla
de un progresivo aumento del uso de las m.l. internas cuando los libros bíblicos fueron
copiados durante el segundo Templo.
Por eso, variaciones gráficas como las que se dan entre el [wayyåmutû] de Le 10,2
y el [wayyåmûtû] de Jb 1,19; o incluso entre el [tebôšî] de Je 2,36 y el [tebošî] de Je
22,22 no creo que se puedan considerar especialmente significativas. Construcciones
como el ['al-tåsûr] de Jos 1,7, en que la FL aparece claramente, a nivel gráfico, como
FL, a pesar de tratarse de un ‘yusivo’, que exigiría la FC, creo que solo indican una
meah hebreo • artículos
126 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
«Allerdings sind mehrere dieser Belege nicht überzeugend». Y, como ejemplo, cita el
[šåmecû cammîm yirgåzûn] de Éx 15, 14a, indicando que la forma [yirgåzûn] «dürf-
te etwa...ipfv. zu deuten sein» y traducirse al alemán como «Die Völker hörten (es),
wobei sie zittierten». Es curioso que Tropper no alude a la terminación -n, que puede
ser otro claro indicador de que nos encontramos ante la FL. Pero lo interesante es que
sí se remite al paralelo con «vergleichbaren akk. Syntagmen», citando el artículo de M.
P. Streck «Ittašab ibakki 'weinend setzte er sich': iparras für die Vergangenheit in der
akkadischen Epik», publicado en Or (64 [1995] 33-91); artículo que yo mismo, en la
modesta medida de mis muy superficiales conocimientos del acadio, tenía recogido ya
como testimonio de la secuencia ‘puntual’-‘lineal’ (en el sentido tantas veces aclarado
a lo largo de este artículo, que no supone connotación alguna de tipo ‘durativo’ vs. ‘mo-
mentáneo’) dentro del campo de las lenguas semíticas. Quizás una mayor atención a
ese posible juego de secuencias pf.-ipf. hubiera permitido afinar más en algunos casos,
como la comparación, hecha también por otros autores como Van de Sande (cf. reseña
en ATG 73 [2010] p.354), entre Sal 18,4-20 y su paralelo 2 Sam 22. Tropper llega a afir-
mar categóricamente que «Zwar gibt es tatsächlich Kurzformfähige pfv. yiqtol-Belege,
die entgegen die Erwartung die Langform aufweisen» (p.169). Pero matiza inmedia-
tamente que «Sicher nachweisbar sind m.W. dafür aber nur Belege der Wurzelklasse
III-inf., die eine nicht-apokopierte Form aufweisen» (ibídem). Ya vimos los problemas
que planteaba ese tipo de verbos e incluso tratamos de aventurar una explicación. Pero,
volviendo a nuestro autor, en la página siguiente se nos confirma que «Häufiger sind je-
doch pfv. yiqtol-Belege, die erwartungsgemäß als Kurzformen überliefert sind» (p.170).
Y se cita (ibídem) una lista de una quincena de ejemplos, rechazando la explicación de
Gesenius-Kautzsch de que se trate de FL de la CP abreviadas por motivos rítmicos. La
conclusión final (p.171) es que «Somit ist davon auszugehen, daß die PKK-Kategorie
in bestimmten, typologisch alten Texten, wo solche yiqtol-Belege frei mit wayyiqtol-
Formen wechseln, vollkommen produktiv ist».
Personalmente, me permitiría anotar que el hecho de que un yiqtol indiferente desde
el punto de vista morfológico aparezca entremezclado con formas de tipo wayyiqtol no
significa necesariamente que ese yiqtol corresponda a una FC. Si vale la comparación
con el español, ya vimos en la segunda parte de este estudio (Torres [2011] p.291) algún
ejemplo, sobre todo de lenguaje periodístico, en que se mezclaban el ‘imperfecto’ y el
‘indefinido’ o ‘perfecto simple’; y en la parte tercera aludimos al tratamiento del tema
por la Nueva gramática de la lengua española de la RAE. Y ya recordamos más arriba
cómo el mismo Tropper aludía al uso yuxtapuesto de las equivalentes formas verbales
en acadio. Para el caso de Jb 29,3b citado por Tropper con la anotación de que está tras
una frase nominal, pero es «kontextuell eindeutig präterital» (p.170), habría que notar
que la BJ, por ejemplo, traduce el ['elæk] de ese hemistiquio por «caminaba» (el segol
de la segunda sílaba podría deberse al desplazamiento del acento por motivos rítmicos).
Y el caso de Os 11,4b creo merece una especial consideración precisamente a luz de
ese posible entremezclamiento entre FL y FC. El TM de ese hemistiquio reza así: [we'aṭ
meah hebreo • artículos
128 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
'elåyw 'ôkîl]. Tropper traduce: «Ich neigte mich ihm (zu) (und) gab (ihm) zu essen»,
anotando que se encuentra tras (v.4b): [wå'æhæh låhem], que traduce por «und ich war
für sie da». Puesto que el alemán no permite (al menos para un lector extranjero) perci-
bir con claridad la diferencia entre el perfectivo y el imperfectivo, me permito suponer
que Tropper, al incluir ese hemistiquio 4b entre los «kontextuell weitgehend gesicherte
pfv.-präteritale PKK-Belege», se refiere a la forma ['aṭ], morfológicamente FC (“apo-
copado”) de la 1ªp.sg. de la CP en hipcil de la raíz √n-ṭ-y; y que el hecho de incluirlo
en esta lista se debe a la vocalización masorética con waw copulativum, no con waw
conversivum. Nada se anota respecto al ['ôkîl] yuxtapuesto; lo que parece indicar que se
ha interpretado, como corresponde a su morfología, que se trata de una FL.
Si acudimos a las traducciones españolas, nos encontramos con una disparidad de
versiones. La Sagrada Biblia de C-I, que normalmente trata de traducir más literalmen-
te, para el pasaje concreto que acabamos de citar sigue un texto corregido críticamente.
La Sagrada Biblia de la CEE ha interpretado todos los verbos como perfectivos, tra-
duciendo el completo v.4: «Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui
para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me incliné hacia él para darle de
comer». La BJ, en cambio, los ha interpretado como imperfectivos: “Con cuerdas huma-
nas los atraía, con lazos de amor; yo era para ellos como los que alzan a un niño contra
su mejilla, me inclinaba y le daba de comer”. Es evidente que el ketib [w'hyh] se puede
vocalizar lo mismo [weæhyæh] que, como han hecho los masoretas, [wå'æhyææh]. Es
verdad que esta última construcción, de tipo wayyiqtol, exigiría la FC del verbo (‘apo-
copado’ de las gramáticas tradicionales); pero no conviene olvidar que estamos ante un
verbo III-inf. y con una 1ªp.sg. Con todo, hay que reconocer que la forma [wå'æhî] está
documentada una docena de veces en el TM, entre ellas, en Os 13,7. Así pues, parecería
quizás más lógico corregir la vocalización masorética y leer [we'æhyæh], interpretándolo
como un imperfectivo: «yo era». En cambio, el [we'aṭ], con la FC marcada en la grafía,
habría que corregirlo en [wå'aṭ] (tal vez [wå'æṭ], en qal, más fácil de interpretar en sen-
tido reflexivo que el hipcil] (cf. Sal 40,2). Y el ['ôkîl] del final, del pasaje, en cambio,
parece preferible interpretarlo, de acuerdo con la grafía, como FL. Es verdad que, una
vez más, se trata de una 1ªp.sg. Pero, a la luz de lo que vimos más arriba, pienso que
la praesumptio iuris está a favor de que la m.l. está puesta conscientemente y con todo
su valor.
Tendríamos, pues, un caso de yuxtaposición de FC y FL, tras una serie de for-
mas largas. La traducción literal sería: «...los atraía... yo era... me incliné: le daba
de comer...» Si tenemos en cuenta que en la traducción española podemos sustituir la
parataxis del hebreo por hipotaxis, tendríamos esta versión del hemistiquio final: «E,
inclinándome hacia él, le daba de comer». En nuestra lengua, el gerundio simple solo
tiene como alternativa la variante compuesta («y habiéndome inclinado»), con una
diferencia de significado que se puede considerar de ‘tiempo relativo’ (simultaneidad/
anterioridad) respecto al verbo principal. En griego, aunque las antiguas gramáticas
escolares solían dar ese mismo valor diferencial al participio de aoristo respecto al de
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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 129
presente, creo que la opinio communis actual es (o, por lo menos, era hace algún tiem-
po) que esa diferencia es secundaria y no necesariamente se da; la verdadera diferencia
sería de tipo aspectual (perfectivo vs. imperfectivo). En consecuencia, si es correcta la
interpretación que hemos dado a la secuencia FC-FL atestiguada en el hemistiquio 4b,
la traducción griega esperada tendría un participio de aoristo seguido de un imperfec-
to. Pero el recurso a la LXX convierte esa esperanza en un fiasco, porque el traductor
griego ha vertido torpemente las dos formas en cuestión de la CP como futuros griegos
(y cambiando las raíces verbales respecto a las del TM).
Si me he detenido tanto en este ejemplo es porque pienso que representa un caso
relativamente claro de la secuencia FC-FL de la CP, asimilable, quizás, a los que vimos
reflejados en pasajes literarios (y, sobre todo, periodísticos) de nuestra lengua (secuen-
cias ‘indefinido’-‘imperfecto’). Probablemente hay más ejemplos de esa secuencia,
aunque la grafía no permita detectarlos en una gran parte de los casos. Sí es más fácil,
en cambio, detectar un tipo similar de secuencia cuando el aspecto perfectivo viene re-
presentado por una forma qatal con valor de pretérito ‘puntual’ (en el sentido que damos
al término en este estudio). Se trata de un tema estudiado y discutido desde antiguo. El
Canto del Mar de Éx 15,1b-18 podría, quizás, prestarse a un estudio de esa yuxtapo-
sición de CS y CPFL. Es verdad que, en muchos casos, resulta difícil dilucidar si un
yiqtol que aparece detrás de un qatal (o entremezclado con formas qatal) es FL o FC
arcaica sin el wa- del wayyiqtol. Pero ya vimos cómo Tropper interpretaba el [yirgåzûn]
de Éx 15,14a (¡con la terminación arcaica -ûn de la FL!) como ‘imperfectivo’; y, a esa
luz, podrían interpretarse posiblemente la mayoría de las formas yiqtol que aparecen
en el poema.
El Canto del Mar ha sido objeto hace unos años de un minucioso examen por obra
del conocido hebraísta Alviero Niccacci («Esodo 15. Esame letterario, composzione,
interpretazione», en LA (SBF) 59 [2009] 9-26). En mi modesta opinión, junto a ob-
servaciones muy acertadas sobre la secuencia qtl/yqtl, aparecen otras demasiado in-
fluenciadas por los postulados de la lingüística textual. Por ejemplo, la aseveración
(p.17) de que «Nel v.12 lo yiqtol è probabilmente volitivo (come poi nei vv.16-17) con
valore finale, una funzione per cui nella prosa si attenderebbe una forma weyiqtol».
Se refiere al [tiblåcemô] de ese versículo, colocado tras un qatal [nåṭîtå]. A continua-
ción se señala (ibídem) que «Inveci due yiqtol dei vv.14a e 15b sono legati all'asse
del passato, collocati come sono tra forme di qatal sia prima che dopo, per cui hanno
funzione descrittiva e si traducono con l'imperfetto». En mi modesta opinión, no habría
motivo para hacer esas sutiles distinciones. Niccacci ha taducido el célebre ‘arcaís-
mo’ [yekasyumû<*yekasseyūmô] del v.5a por «mentre gli abissi li ricoprivano», porque
(p.15) «è un costrutto x-yiqtol che si trova in mezzo a una serie di qatal». Repito que,
con todos los respetos hacia el célebre hebraísta italiano, no veo motivo para esas sutiles
distinciones (que, por lo demás, están influenciadas por las consecuencias que su autor
creyó deducir de la posición del yiqtol, en su artículo de 1987 en [SBF]LA 37, p.7-19).
meah hebreo • artículos
130 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
El uso de las formas verbales en el Canto del Mar ha sido estudiado también hace
unos años por Robert Shreckhise («The Problem of Finite Verb Translation in Exodus
15.1-18», en JSOT 32.3 [2008] 287-310), con afirmaciones interesantes, pero sobre las
que no nos podemos detener aquí.
Por lo demás, el fenómeno de la yuxtaposición de qtl y yqtl tiene una vertiente
concreta: la alternancia paralelística de las dos formas en hemistiquios contiguos, sobre
todo en los Salmos. Se trata, como indicamos más arriba, de un fenómeno estudiado y
discutido desde tiempo atrás, pero sobre el que tampoco podemos detenernos ahora. Se
puede considerar como una variación estilística. Pero el problema está en dilucidar si
existe detrás una distinta percepción de tipo ‘aspectual’. Y, en caso afirmativo (como
yo personalmente pienso), de qué tipo es.
Por otra parte, está el hecho de las alternancias de formas verbales, al parecer tam-
bién con variación de tipo aspectual, en otras lenguas semíticas. Ya vimos más arriba
cómo Tropper (a.c., p.169 nt.59) aludía al ejemplo del acadio, en concreto con la se-
cuencia iprus-iparras. Sin olvidar que la secuencia qtl/yqtl se ha señalado también en
ugarítico y en arameo, en concreto, el del libro de Daniel. Pero tampoco podemos de-
tenernos en ello. Sí quisiera recordar aquí, como ya lo hice hace unos años al elaborar
la primera reseña del libro de Van de Sande (Torres [2010] p.355), la extrañeza que me
produjo el hecho de que el (por lo demás, encomiable) investigador belga, siguiendo
a F. Rosenthal, pusiera (p.212) como ejemplo de «forme préfixée courte» con m.l. el
[yetûb] de Da 4,31. Es verdad que esa forma sigue a un ‘perfecto’ [niṭelet] con valor
‘perfectivo’. Pero ello no obsta para que podamos interpretarla, una vez más, como un
‘lineal’ que sigue a un ‘puntual’ (utilizando los términos en el sentido tantas veces ex-
plicado): «levanté mis ojos al cielo y mi razón volvía a mí». Me hubiera gustado poder
escribir alguna reflexión sobre el uso de los ‘tiempos’ en el arameo de Daniel, teniendo
en cuenta también algunas monografías sobre el tema aparecidas en fechas más o menos
recientes. Pero la esperanza de poder hacerlo se va diluyendo cada vez más.
En cambio, no quisiera cerrar este artículo sin añadir una «reflexión», a la luz de lo
que hemos ido exponiendo a lo largo del estudio, sobre un fenómeno que, desde hace
mucho tiempo, viene constituyendo una crux interpretum. Es el tema del apartado que
sigue.
longer or shorter period», se añade, en forma de «Remark», que el imperfecto «is fre-
quently used in this way» tras las partículas ['åz], [beṭæræm] y [cad-]. Pero se agrega la
observación de que el «perfect» se usa tras 'åz «when stress is to be laid on the fact that
the action has really taken place, and not upon its gradual accomplishment or duration
in the past». En nota de pie de página (p.314 nt.3) se recuerda que, cuando la partícula
'åz se usa para anunciar acontecimientos futuros, entonces el imperfecto, naturalmente,
tiene sentido de futuro.
Si pasamos a la Grammaire de P. Joüon (§113i, p.304), nos encontramos con la afir-
mación de que, con el adverbio 'åz, «cet emploi de yiqtol [es decir, “sans aucun aspect
itératif ou duratif”] est ordinaire en prose; et même yiqtol est un peu plus fréquent que
qatal». En nota de pie de página (p.304 nt.1) se hace la observación de que «Le yiqtol
n'ayant pas le sens de l'imperfait français de simultanéité, le yiqtol avec אזn'est pas plus
facile à expliquer que le yiqtol sans »אז. Se añade que, en esa construcción, un mismo
verbo puede aparecer en yiqtol o en qatal.
La traducción/adaptación de T. Muraoka (cito, como siempre, por su versión espa-
ñola) añade algunas observaciones interesantes. A la aseveración de Joüon de que el
yiqtol con 'åz es común en prosa se añade la precisión de que también aparece en poesía,
citando los dos casos de Sal 126,2. Se añade también que la construcción con yiqtol
puede aparecer «incluso tan tardíamente como 2 Cr 21,10». Y, de la observación de que
un mismo verbo puede aparecer con 'åz en yiqtol y en qatal, se saca la deducción de que
«Esta circunstancia sugiere [la versión inglesa añade “probably”] que el uso pretérito de
yiqtol no está condicionado por »אז. Se subraya que «solo una vez encontramos una for-
ma claramente pretérita» con 'åz, aludiendo al [yaqhel] de 1 Re 8,1, mientras que fuera
de ese pasaje «se encuentra el imperfecto alargado». Pero las adiciones más interesantes
aparecen en la ya citada nota de pie de página del original francés (p.304 nt.1; p.341
nt.2 de la versión inglesa y p.386 nt.19 de la traducción española). La frase ya citada
respecto a la no equivalencia con el imperfecto francés de simultaneidad se convierte
en «Puesto que yiqtol no tiene el sentido del imperfecto español de simultaneidad» (la
versión inglesa conserva el original «the French imperfect of simultaneity»). Y, sobre
todo, se añade la interesantísima observación de que «Este sintagma introduce las más
de las veces un nuevo giro en la narración. Puede asignársele una fuerza ingresiva o
incoativa», citando el ejemplo de Éx 15,1, traducido como «entonces Moisés comenzó a
cantar» (en la versión inglesa: «there was then Moses, singing away»). Se dice también
que en Jb 38,21 «puede tratarse de una extensión de este uso». La nota termina con una
crítica de la opinión de R. S. Hendel («In the margins of the Hebrew Verbal System:
Situation, tense, aspect, mood», en ZAH 9 [1996] 152-181, espec. pp.159-160), que
analiza estos yiqtol como ‘futuros relativos’, y con una breve alusión a estudios de J.
A. Hughes (1970), A. Niccacci (2002) y R. E. Longacre (1989) sobre el sistema de los
tiempos hebreos, no considerados aisladamente, sino «en conexión con las partículas y
unidades amplias».
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132 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
El artículo de J. Tropper (Tropper [1998]) que tantas veces hemos citado dedica a
este tema un breve, pero denso, subapartado (§7.3, pp.171-172) con el título «PKK nach
'āz ‘damals’ für perfektive Vergangenheit». El estudio se abre con la constatación de que
«Nach dem Adverb 'āz im Sinne von ‘damals’ [para distinguirlo de su uso en contexto
de futuro] wird im Hebr. entweder die SK oder ─häufiger noch─ die PK verwendet»
(p.171). Y, acto seguido, se emite la aseveración de que «Beide Kategorien haben dabei
pfv.-präteritale Funktion» (ibídem). Como corroboración de ese aserto se citan los pasa-
jes de Jos 8,30 y 1 Re 11,7, con ['åz yibnæh], frente a 1 Re 9,24 ['åz bånåh]. Se insiste en
que «Die zahlreichen Versuche der jüngeren Forschungsgeschichte, die PK nach 'āz als
ipf. bzw. nachzetig zu interpretieren, vermögen nicht zu überzeugen» (ibídem). Entre
esos «zahlreichen Versuche» se citan, además del conocidísimo manual An Introduction
to Biblical Hebrew Syntax de B. K. Waltke-M. O'Connor 190), las monografías de R.
Bartelmus sobre HYH (1982) y artículos de H.-P. Müller (1986) y W. von Soden (1991).
También se alude en otra nota (p.171 nt.67) a la, para Tropper errónea, interpretación
de R. Meyer, ya que esa interpretación «beruht auf einer verfehlten Gleichsetzung von
‘Narrativ’ und PKL» (ya aludimos a esa «verfehlten Gleichsetzung» en un apartado
anterior). Se alude también al paralelismo del árabe con el uso de la «SK» tras la par-
tícula ['id] «für pfv. SVe der Vergangenheit» aunque anotando [p.171 nt.68] que «nur
ipfv. SVe nach 'id werden mit der PKL... ausgedrückt»). Y la conclusión lógica es que,
cuando en hebreo aparece la CP, «es sich um die pfv. PKK und nicht um die ipfv. PKL
handelt» (ibídem). A continuación, se reconoce que, en los casos en que la morfología
permite distinguir las dos formas de la CP, predominan las formas ‘largas’. Pero esa
dificultad se trata de resolver recurriendo al hecho de que, cuando se trata de verbos
III-inf., las formas no apocopadas «nicht notwendiger Weise PKL-Belege sind». Y que,
en el caso de los verbos II-inf., frente a las FL [yåšîr] de Éx 15,1 y Nú 21,17 y [yabdîl]
de De 4,41, tenemos la FC [yaqhel] de 1 Re 8,1 (sobre su variante en el pasaje paralelo
de 2 Cr 5,2 volveremos más adelante). Ante esta situación, la conclusión final, un tanto
matizada, es que «Eine Zuordnung der yiqtol-Belege nach 'āz zur PKK-Kagorie ist vor
diesem Hintergrund ─unter Vorbehalt─ vertretbar» (p.172).
En cuanto a la otra monografía que estamos siguiendo fundamentalmente, la de Van
de Sande, dado el escepticismo que, como ya tuvimos ocasión de reseñar, muestra su
autor respecto a la posibilidad de distinguir FL y FC por la presencia o ausencia de m.l.,
no extraña que considere todos los usos de la CP tras ['åz] como ejemplos de FC; FC
que habría ido cediendo su puesto a la CS, a medida que esta última se imponía como
forma concurrencial para expresar el aspecto perfectivo. Así parece desprenderse, por
contraste, de las líneas que dedica (p.265) a apoyar la tesis de J. Tropper de que los
ejemplos de CP que aparecen tras [beṭæræm] representan formas largas. Y, más especial-
mente, cuando, al tratar de la evolución del sistema verbal dentro del hebreo ‘antiguo’,
alude a «le retrait de la forme préfixée courte indicative au profit de la forme suffixée»
(p.299), citando como muestra la sustitución del esquema qatal...wayyiqtol por qatal...
weqatal y también el hecho de que ['åz] seguido de «yiqtol court» sea reemplazado por
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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 133
['åz] seguido de qatal. En nota de pie de página (pp.299-300 nt.3) se alude al pasaje
de la gramática de Gesenius-Kautzsch-Cowley que citamos más arriba para explicar la
diferencia de construcción entre 'åz+yiqtol y 'åz+qatal. Puesto que si, como señalamos
arriba, en el susodicho manual ese uso de yiqtol se encuadra dentro del empleo de la
forma en contexto de (acción) pasada durativa, «c'est évidemment parce qu'il n'envisage
pas qu'il puisse y avoir en hébreu ancien un yiqtol court indicatif passé perfectif à côté
d'un yiqtol long imprfectif». Van de Sande se remite también a la Grammaire de Joüon
que, como vimos más arriba, incluye estos usos de yiqtol tras 'åz bajo el epígrafe de los
usos de la forma «sans aucun aspect itératif ou duratif».
Ni Tropper ni van de Sande citan un artículo de Isaac Rabinowitz, publicado en
Vetus Testamentum (34.1 [1984] 53-62), bajo el título «'Āz Followed by Imperfect Verb-
Form in Preterite Contexts: A Redactional Device in Biblical Hebrew». El artículo co-
mienza (p.53) subrayando que los «standard lexica and gammars of Biblical Hebrew»
(se citan en nota el Hebrew and English Lexicon of the Old Testament de BDB, la
Habräische Grammatik de G. Bergsträsser y la Grammaire de l'hébreu biblique de P.
Joüon) reconocen correctamente los numerosos («many») ejemplos de ['åz] «followed
by an imperfect verb-form to express a future-temporal or a logical consequence»; pero
que, en cambio, según su opinión, no han interpretado correctamente la quincena de
casos en que esa construcción de ['åz]+impf. «expresses neither a future nor a logical
consequence, but rather a past action or happening» y que parecen «scarcely distin-
guishable in usage» de los más de treinta casos en que la misma partícula va seguida de
un «perfect». Para nuestro autor, «in fact, however, as will here be shown, when used
past-temporally 'āz followed by an imperfect is not at all the equivalent in meaning of
'āz followed by a perfect that our lexica and grammars allege it to be» (pp.53-54). Y a
intentar dilucidar esa diferencia de significado se dedica todo el artículo. En forma de
resumen, se adelanta (p.54) que «Temporal āz [sic]+perfect always marks a consecution
in an uninterrupted narration of past actions or events». En cambio, «The imperfect
verb-form is used in these instances because the action is thought of as having taken
place before the completion of, hence as incomplete relative to, the actions described
as completed in the preceding context». En consecuencia, «The construction is resorted
to as an efficient means of causing a reader or hearer to regard the ensuing additional
textual material as temporally (though not sequentially) linked to the preceding textual
statements, when the writer, editor or speaker does not wish to work in and to merge
such additional material with that of the preceding text as given». La conclusión es que
ese uso de ['åz]+ipf. en contexto de pretérito es «a redactinal usage» (ibídem). Y, a esa
luz, se estudia la quincena de ejemplo esparcidos en el TM de ['åz]+yiqtol pretérito.
Una breve reflexión nos lleva a pensar que Rabinowitz se mueve en la línea de la
gramática de GKC arriba citada (y que, en cuanto he podido observar, no se cita en el
artículo), sustituyendo, quizás, la terminología «gradual accomplishment or duration in
the past» por la antinomia «acción completa/incompleta». Por otra parte, no se hace nin-
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134 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
guna alusión, dentro de la CP, a la posible diferencia morfológica entre FL y FC, inclu-
yendo el [yaqhel] de 1 Re 8,1 dentro de la lista de ‘imperfectos’, sin ninguna anotación.
Tratando ahora de aportar una consideración de tipo más personal, creo que el pri-
mer punto a abordar es precisamente el de la morfología.
Una revisión de los pasajes citados por Rabinowitz nos arroja este resultado:
plástica una acción o acciones sucesivas en el tiempo. El ejemplo que cité en la segunda
parte de esta serie de artículos (Torres [2011] p.291) pertenecía al primer modelo: la
periodista enunciaba, en indefinido, una serie de acontecimientos globales («golpea-
ron», «se desarrolló») y explicitaba estos acontecimientos a base de imperfectos («se
registraban», «dejaban», «fallecía», «empezaban», «impactaba», «era alcanzado»). Al
segundo tipo, como ya indiqué allí, pertenecían algunos de los ejemplos de ‘imperfecto
narrativo’ que cita la Nueva gramática de la lengua española de la RAE (opus fusius:
§23.12p, pp.1760-1761). Elijo uno como modelo (p.1760; la cursiva es mía): «Un día,
el 7 de febrero de 1979, al tratar de ascender a un ómnibus, doña Corina resbaló y cayó
al pavimento. Instantes después moría».
Pero, en aquel mismo apartado, aludimos a una tercera posibilidad, al parecer
inexistente en nuestra lengua: aquella en que una acción comienza en un punto concre-
to, expresado normalmente por una forma verbal de tipo ‘puntual’ o ‘perfectivo’, y se
continúa con una forma ‘lineal’. Allí recordamos que esa construcción sí se documenta
claramente en griego; en concreto, en el griego del NT. Citamos el detenido estudio que
a este fenómeno dedicaron Juan Mateos y Miguel Alepuz (siguiendo a A. T. Robertson)
en un amplio artículo publicado en 1977 bajo el título «El imperfecto sucesivo en el
Nuevo Testamento» (Mateos/Alepuz [1977]). Como ejemplo, recordamos el caso de
Hech 7,58, donde, tras una serie de aoristos (de indicativo y de participio), aparece el
imperfecto [elithobóloun], que las biblias españolas suelen traducir con perífrasis del
tipo «se pusieron a apedrear». Utilizando una comparación de tipo visual, podríamos
decir que, si, en lo que hemos llamado modelo 2), la imagen gráfica podría ser un punto
(o una ‘línea enrollada sobre sí misma’) que representaría la acción o el proceso indica-
do por la forma verbal de tipo ‘aorístico’, seguida, en paralelo, por una línea de puntos,
representativa del desarrollo lineal propio de una forma verbal de tipo imperfectivo,
en este modelo 3), el punto de tipo perfectivo-aorístico representaría el arranque del
desarrollo lineal expresado por el imperfectivo.
En nuestra lengua, en este tercer modelo, el imperfecto original no puede traducirse
por nuestro imperfecto, sino por una perífrasis de tipo ‘incoativo’ (es lo que sugería la
explicación de Muraoka y, como recordamos en la introducción de esta última sección,
algunas gramáticas de griego neotestamentario denominan a este tipo de imperfecto
«imperfecto ingresivo o incoativo»), en forma verbal ‘aorística’ («se pusieron a...»), que
representaría el arranque de la acción, seguido por un infinitivo que, aunque de suyo
neutro en relación al aspecto, se adapta mejor para expresar la ‘linealidad’ del resto de
la acción («apedrear», en el ejemplo citado de Hech 7,58).
Me llamó la atención un punto concreto del citado estudio de Mateos/Alepuz (pp.69-
70) en que se nos dice que «Cuando el imperfecto constituye un eslabón de la cadena
narrativa, denotando tiempo absoluto, y expresa, por tanto, la aparición de un nuevo
suceso, su aspecto durativo adquiere una connotación [la cursiva es mía] incoativa»; y
se explicita que «la novedad del suceso denotado [cursiva mía] puede estar indicada de
diversos modos». Esos «diversos modos» son «a) por la mera sucesión narrativa»; «b)
meah hebreo • artículos
136 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
por una indicación temporal»; y »c) por estar precedido de una forma verbal puntual,
ordinariamente un aoristo..., a veces un presente histórico». Nos interesan aquí especial-
mente las construcciones recogidas en el apartado b), y, en concreto, una cita de Hech
9,20: (me permito transcribir, para evitar problemas de conversión de programas; las
vocales largas se marcan con [:]) [kaì euthéo:s en taîs sunago:gaîs ekérussen]. Frase que
nuestros autores traducen como «e, inmediatamente, se puso a predicar en las sinago-
gas». Y es que esa construcción creo que nos podría servir para tratar de interpretar, en
concreto, el ['åz yåšîr] de Ex 15,1. El adverbio ['åz] puede servir para indicar un lapso
temporal, dentro del cual se produce un suceso; suceso que se expresa, de forma globali-
zada, con un qatal (o una FC de CP) de tipo perfectivo. Para el caso del verbo [š-y-r], no
he encontrado ningún ejemplo. Pero puede indicar también el punto temporal a partir
del cual se desarrolla una acción; y creo que esto último es lo que tenemos en Éx 15,1.
Cambiando el número del verbo, por razones obvias, y en paralelo con la indicación de
T. Muraoka/M. Pérez Fernández, podríamos traducir: «Entonces Moisés y los hijos de
Israel se pusieron a cantar este cántico a YHWH».
En la introducción de la cita de Mateos/Alepuz arriba reproducida me permití su-
brayar los términos ‘connotación’ y ‘denotación’. Y es que nuestros autores, muy acer-
tadamente en mi opinión, al comentar un texto de B. G. Mandilaras (en The Verb in
the Greek Non-Literary Papyri [1973]), enuncian esta afirmación: «Precisamente por
tratarse de un imperfecto sucesivo, denota la duración y connota el comienzo de la
acción. Es al mismo tiempo incoativo y durativo». Aduzco la cita porque creo que es
aclarativa de la aparente contradicción que supone el hecho de que una forma verbal
que, a nivel denotativo, tiene un valor aspectual de tipo imperfectivo/lineal (siempre en
el sentido que venimos dando al término), puede incluir también, a nivel connotativo,
un elemento de tipo ingresivo/incoativo con valor fundamentalmente perfectivo/pun-
tual. Como indicamos más arriba, la perífrasis española ‘«se pusieron a» + infinitivo’
expresa los dos elementos.
El caso paralelo de Nú 21,17 creo que puede traducirse de la misma manera: «se
puso a cantar».
Habría que destacar, como ya insinuamos arriba, que el verbo [š-y-r] apenas se
emplea en qatal, y, en todo caso, nunca con ['åz]. En cuanto a la FC de la CP, el ejem-
plo más claro quizás sea el [wattåšar debôråh] de Ju 5,1, que introduce el «Canto de
Débora». Ahí se ha empleado la construcción con wayyiqtol. En este caso no tenemos
el adverbio ['åz]. No sería posible colocarlo delante del wayyiqtol. La determinación
temporal aparece en la expresión [bayyôm hahû']. Pero el problema se plantearía quizás
a la hora de determinar si se trata de una delimitación temporal (el lapso de tiempo den-
tro del cual se desarrolla la acción de cantar) o de un mero anclaje (el momento en que
empieza a desarrollarse la acción de cantar). En esta segunda interpretación, el sentido
del verbo sería también ‘incoativo’; con el detalle de que ese sema de ‘incoatividad’
ha pasado del plano connotativo al denotativo, dejando a la sombra el de ‘desarrollo
de la acción’. De ahí, el uso de la FC en lugar de la FL. Es quizás lo que han intentado
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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 137
expresar algunas traducciones españolas (C-I, BJ, SB-CEE...) al traducir por «entonó/
entonaron (este) cántico».
En cuanto al tercer ejemplo de verbo II-inf. morfológicamente largo con ['åz], el
['åz yabdîl] de De 4,41, creo que le podríamos aplicar una interpretación parecida a la
de los dos ['åz yåšîr] que acabamos de analizar. Y traducir, en consecuencia: «Entonces
Moisés procedió a separar tres ciudades...». Es decir, utilizar también una perífrasis
verbal que connota el aspecto puntual/incoativo, aunque denote propiamente el aspecto
lineal de desarrollo de la acción.
En cambio, y con todas las reservas que supone interpretar un ejemplo aislado por
el simple hecho de la ausencia de la m.l., yo diría que el ['åz yaqhel] de 1 Re 8,1
representa realmente una FC de CP con ['åz]: «Entonces [=dentro de aquel lapso de
tiempo] convocó Salomón a los ancianos de Israel». Es verdad que el paralelo de 2 Cr
5,2 presenta el ketib [yqhyl]. En mi modesto entender, se trata de una ultracorrección
del ‘Cronista’ (prescindiendo del enojoso tema de la fecha de redacción de la obra y
de si bajo esa etiqueta se oculta un ‘autor’, un ‘redactor’ o, en este caso, simplemente
un ‘copista’). En todo caso, ese personaje (o personajes) conocía ya probablemente no
solo su posible modelo de Sam/Re, sino también una versión más o menos amplia de
la Torá. Sabía posiblemente que en los dos casos similares de construcciones con ['åz]
aparecía la m.l., y se creyó obligado a añadirla aquí. Los masoretas respetaron el texto
consonántico; pero vocalizaron de acuerdo con 1 Re 8,1, indicando en la masora mar-
ginal el consabido ytyr y.
Si para los casos de ['åz] seguido de verbos II-inf. me he atrevido a sugerir una
interpretación basada en el respeto al TM, en el caso de los verbos III-inf. la situación
creo que es distinta. Ya vimos en la sección anterior de esta cuarta parte que parece
claro el sentido perfectivo de construcciones del tipo [wayyibnæh], incluso en 3ªp.sg.;
aunque, eso sí, circunscritas fundamentalmente a la trilogía Re-Je-Ez. Y me atreví a
insinuar una explicación basada en la coexistencia, en las construcciones con la FC de
la CP sin morfema funcional añadido, de una base primitiva bilítera que habría pro-
ducido la forma [yíbæn<*yibn] y otra triliterizada por analogía con las otras personas
[yibnæh<*yibnay], coincidente con la FL [yibnæh<*yibnay<*yibnayu], aunque quizás
con cambio en la posición del acento. De hecho, de los cinco casos documentados del
modelo ['åz yibnæh], cuatro proceden de Re. Por otro lado, habría que notar la ausencia
total (tampoco demasiado notable en un corpus tan reducido) de ejemplo alguno del
modelo ['åz yíbæn]. La solución podría venir a través de un análisis pormenorizado de
cada caso. Rabinowitz lo intentó en el artículo antes citado; pero, a mi modesto enten-
der, con unos presupuestos no demasiado bien orientados. Alguna luz podría arrojar
quizás el análisis comparado de construcciones similares con ['åz yibnæh] y ['åz bånåh]
(ejemplos en Joüon/Muraoka §113i, p.386 de la versión española). En el caso de 1 Re
9,24 [bånåh] y 1 Re 11,7 [yibnæh], el [bånåh] del primer pasaje (que viene detrás de dos
verbos en qatal: [cåletåh] y otro [bånåh], ambos con sentido de anterioridad a otra acción)
parece tener un claro sentido perfectivo: «precisamente en ese momento edificó». El
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138 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
[yibnæh] del segundo pasaje queda ambiguo: «entonces edificó» o «entonces se puso a
edificar». En los otros casos, el qatal se da en Jos y Sam, mientras que el yiqtol aparece
en Re: Jos 10,33 [cålåh]// 2 Re 12,18 y 16,5 [yacalæh]; 2 Sam 21,18 [hikkåh]//2 Re 15,16
[yakkæh]. A la luz de estos paralelos, quizás habría que aceptar que la balanza se inclina
ligeramente a favor de que construcciones del tipo ['åz + yiqtol] en Re sean ejemplos
de forma corta de CP aparentemente larga desde el punto de vista morfológico. En
cambio, el ['åz yibnæh] de Jos 8,30 quizás sí se podría interpretar como «Entonces pasó
Josué a edificar un altar a YHWH, dios de Israel en el monte Ebal». A favor de esta
interpretación podría aducirse el ['åz yabdîl] de De 4,41 (fuera, por consiguiente, de la
tríada Re-Je-Ez). Mientras que, a favor de una interpretación como FC del ['åz yibnæh]
de 1 Re 11,7, podría estar el ['åz yaqhel] de 1 Re 8,1. Pero, en todo caso, se trata de
meros ‘indicios’.
En cambio, sí quisiera detenerme un momento, a la luz de lo que acabamos de ex-
poner, en dos casos en que, una vez más, el ketib del TM parece representar una FL,
mientras que el sentido de la construcción verbal es aparentemente perfectivo.
En el artículo de Y. Bloch, arriba profusamente citado, encontramos, al final del
apartado en que se estudian los verbos II-w/y (p.152), un párrafo dedicado a dos casos
en que los masoretas han corregido un ketib con FL a base de eliminar la m.l. Se trata
del [wtlwš] de 2 Sam 13,8 y el [wyšwb] de Ez 18,28.
Prescindo provisionalmente del pasaje de Ez, entre otras cosas, porque quizás no
esté clara la esfera temporal en que se mueve ese versículo concreto y la concatenación
de las construcciones con (way)yiqtol. En cambio, el caso de 2 Sam 13,8 sí creo que me-
rece una consideración especial, a la luz de lo que hemos tratado de estudiar más arriba.
Recordemos, ante todo, que la forma verbal se encuentra incrustada en una ca-
dena de formas wayyiqtol que expresan las acciones realizadas por Tamar para dar
gusto a su hermanastro Amnón. Sigo la traducción de la Sagrada Biblia de Cantera-
Iglesias: «Marchó [wattélæk], pues, Tamar a casa de su hermano 'Amnón... Ella cogió
[wattiqqaḥ] la masa, la hiñó [wtlwš], preparó [wattelabbeb] los pastelillos a la vista de
aquél y los puso a freír [wattebaššel]».
Los dos primeros verbos en wayyiqtol ([wattélæk] y [watiqqaḥ]) no plantean pro-
blemas. La interrogante está en la forma [wtlwš]. Si se respeta el ketib, la vocalización
normal sería [wetålûš]; es decir, una construcción de tipo weyiqtol con FL y sentido
imperfectivo. Recordemos que en un apartado anterior tuvimos ocasión de analizar
el [wyṣwm] de 1 Re 21,27, puntuado por los masoretas como un [wayyaṣôm] pausal,
pero que nosotros nos atrevimos a insinuar que se trataba de un [weyåṣûm] imperfectivo
coordinado (una vez desplazado el 'atnaḥ) con el [wyškb] y el [wyhlk] que siguen y que
se interpretarían también como ejemplos de weyiqtol con valor de pretéritos iterativos.
En el caso que nos ocupa ahora de 2 Sam 13,8, los masoretas han preferido corregir el
texto poniendo en la masora marginal wtlš como qeré (lectura seguida, según la BHS,
por muchos mss.). Pero el problema está en si, a la luz de la interpretación que suge-
rimos anteriormente para el ['åz yåšîr] de Éx 15,1, no podríamos, quizás, mantener el
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MEAH. Sección Hebreo | vol. 66 | 2017 | 111-146 139
ketib. La traducción del verbo [l-w-š] plantea algún problema, derivado de la dificultad
de especificar su sentido concreto. En Gén 18,6 y 1 Sam 28,24 el objeto del verbo es
el sustantivo [qæmaḥ], ‘harina’, con lo que el significado de [l-w-š] parece ser simple-
mente ‘amasar’. Pero en Je 7,18; Os 7,4 y en nuestro pasaje de 2 Sam 13,8, el objeto
es [båṣeq], que, de acuerdo con Éx 12,34 y 39, se aplica a la harina ya convertida en
masa, pero aún no fermentada ni cocida. La biblia de C-I, como hemos visto un poco
más arriba, traduce el verbo por el tecnicismo «heñir». También el Diccionario Bíblico
Hebreo-Español de Luis Alonso Schökel (Madrid 1994) traduce el verbo [l-w-š] como
«Amasar, heñir, fedegar»; significados que aparecen, igualmente, en el Diccionario
Hebreo-Español de Judit Targarona Borrás (Barcelona 1995). Tengo que reconocer que,
dada mi poca experiencia en ese campo, el significado del tecnicismo ‘heñir’ es algo
que no acabo de identificar exactamente. La definición del DRAE «sobar con los puños
la masa, especialmente la del pan» no resulta demasiado clarificadora. Tampoco una
rápida consulta al buscador de Internet Google me acaba de identificar el significado
exacto, y, en concreto, si, como se podría esperar de su etimología (latín fingere, ‘dar
forma’, ‘moldear’) se refiere a la labor de ir convirtiendo la harina ya amasada en piezas
de una determinada forma, destinadas a su posterior cocción o freidura. En todo caso,
este último significado es el que parece encajar mejor en el contexto de nuestro pasaje,
ya que el verbo [wtlwš] va seguido de [wtlbb] que, con toda probabilidad, parece ser
un verbo denominativo (en picel), derivado del sustantivo [leb/lebåb], «corazón», y se
suele interpretar que se refiere a la acción de convertir la masa en piezas con forma de
corazón. Aunque [wtlbb] es neutro desde el punto de vista morfológico, la m.l. del ketib
[wtlwš] podría indicar que nos encontramos ante la FL de la CP con valor de ‘imperfec-
to sucesivo’. Los dos verbos contiguos formarían una especie de hendíadis que podría-
mos traducir como: «fue hiñendo [la masa] y convirtiéndola en “corazones”». El verbo
que sigue [wtbšl], también neutro desde el punto de vista morfológico, podría tener el
mismo sentido de imperfecto sucesivo. Nótese que la Biblia de C-I, como acabamos de
ver, traduce espontáneamente por «y los puso a freír». En resumen, en este pasaje de 2
Sam 13,8ss podríamos tener un nuevo caso en que la interpretación a base de imperfecto
sucesivo, tomada por analogía con el griego (neotestamentario), ayudaría a respetar un
ketib del TM, malinterpretado por los masoretas.
***
El otro fenómeno que quisiera estudiar aquí guarda relación con el uso de la termi-
nación [-ûn] de la 2ªm.pl. y 3ªm.pl. No es necesario que recordemos de nuevo que esa
terminación en [-n] es el resto de la partícula [-na] añadida a esas personas del plural en
la FL de la CP: [y/ta-qtul-û-na] frente al simple [y/ta-qtul-û] de la FC. Ni tampoco hace
falta recordar que esa [-n] fue perdiendo su sentido diferenciador, hasta convertirse en
un nun paragogicum, que unas veces aparece y otras no, sin que su ausencia signifique
meah hebreo • artículos
140 Torres Fernández, A. | ‘Tiempo’ y ‘aspecto’ en la conjugación hebrea (Parte IV-2): Reflexiones de...
necesariamente que estamos ante la FC. El fenómeno ha sido estudiado desde antiguo,
y no es el momento de repasar la extensa bibliografía que existe sobre el tema.
Pero en lo que parecen estar de acuerdo los autores, al menos los más recientes, es
en que, si bien la ausencia de [-n] no significa necesariamente que nos encontremos
ante una FC, en cambio su presencia sí significa que estamos ante la FL. Con ese pos-
tulado por delante, es evidente que una construcción del tipo [wayyiqṭelûn] tiene que
ser rechazada como espúrea y propia de un estadio ‘tardío’ de la lengua, donde se ha
perdido ya el sentido de lo que es el wayyiqtol. Aunque A. Van de Sande trató de salvar
el problema al decir, dentro de una sección en que se trataban de detectar FL de CP
mal puntuadas como wayyiqtol por los masoretas, que «Dans certains cas le caractère
duratif ou répété de l'action est plus difficile à rendre en français», pero con la salvedad
de que «on peut néanmoins le déceler dans les exemples suivants, ou les wayyiqtol sont
également des formes préfixées longues imperfectives coordonnées», citando el [wat-
tiqrebûn] de De 1,22; 4,11 y 5,23; el [wayerîbûn] de Ju 8,1 y el [watteśîmûn] de Ez 44,8
(p.269), en cambio, el tantas veces citado artículo de Y. Bloch, como ya tuvimos ocasión
de ver, es radical en este punto, al afirmar que «sometimes the suffix -ûn was mistakenly
appended to perfective wayyiqṭol constructions, already by biblical authors working
in the Iron Age» (p.168). Reconozco que, cuando por primera vez reproduje esa frase
del investigador israelí, estaba de acuerdo con el «mistakenly». Pero en aquel mismo
momento vino a mi mente la posibilidad de que, una vez más, nos encontremos ante
una variedad de 'imperfecto sucesivo' (por conservar la etiqueta de Mateos/Alepuz). Es
decir, de un imperfecto que indica una acción que se va desarrollando en forma de una
'línea' que arranca de un determinado punto temporal. La traducción española (además
de la que hemos utilizado a base de «se puso/pusieron a» + infinitivo) sería en algunos
casos (ya lo hemos hecho ocasionalmente en los esquemas tratados previamente) a base
una construcción con el 'indefinido' del verbo ir, utilizado como auxiliar, y el gerundio
del verbo 'principal'. Así, el [wtqrbwn] de De 1,22; 4,11 y 5,20 se podría traducir por «os
fuisteis acercando»; el [wtcmdwn] de De 4,11, igualmente, por «os fuisteis poniendo/
quedando de pie»; el [wyrybwn] de Ju 8,1 como «se pusieron/empezaron a litigar»; el
[wyḥnwn] de Ju 11,18 por «y fueron erigiendo/se pusieron a erigir su campamento».
El [wy'tywn] de Is 41,5 merece una atención especial: hay que notar la presencia del
esquema qatal-(we)yiqtol (FL). La traducción que sugiero es esta (respetando en este
caso parcialmente la vocalización masorética): «Lo vieron las islas y se llenaban de
temor; los extremos de la tierra(, y) temblaban; se acercaron y llegaban». En cuanto
al [wtśymwn] de Ez 44,8, por el carácter especial de la lengua de este libro, el pasaje
podría quedar, de momento, fuera de consideración. Y también el pasaje de Am 6,3,
por su dificultad de interpretación; aunque sospecho que podría ser paralelo al caso del
[wtqrbwn] de los versículos citados de De.
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Como colofón a esta serie de artículos, quisiera añadir unas brevísimas líneas de
acknowledgments. En primer lugar, al equipo de dirección de MEAH, y, de una manera
especialísima, a su antiguo secretario de redacción, el Prof. José Martínez Delgado, sin
cuya generosa y desinteresada colaboración no hubiera sido posible publicarlos. Tampo-
co puedo olvidar la preciosa ayuda prestada por el personal de la Facultad de Teología,
y, en concreto, por su encargado de mantenimiento, D. Francisco José Ferrer Castillo,
que generosamente supo sacarme del atasco, en concreto, una aciaga mañana otoñal,
todavía casi en los comienzos del proceso de informatización del manuscrito original,
cuando mi ordenador, cansado de mi impericia, se negó a seguir trabajando; y que si-
guió siempre al quite para «desfazer los entuertos» que mi torpeza seguía cometiendo.
Y, aunque ya he entregado a la redacción de MEAH unas líneas con mis recuerdos
personales de la interesada, no puedo olvidar aquí a la que fue una de mis primeras
alumnas en la Universidad, y después compañera de dichas y desdichas en la docencia,
la profesora Mª Encarnación Varela, fallecida hace unos meses, y añadir un «¡Hasta
siempre, Encarna!»
(Granada, 29-11-2016)
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3. Abreviaturas
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