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Zuliani - ESTADO DE BIENESTAR

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ESTADO DE BIENESTAR

Después de la crisis mundial de 1929, se aplica el keynesianismo, de la regulación espontánea del


mercado a la regulación estatal. Y fue hasta la década del 70´ la ideología imperante en el mundo y
América Latina.
La propuesta keynesiana supone el creciente protagonismo e intervención del estado para
garantizar, por medio de políticas fiscales progresivas, los derechos y servicios sociales a toda la
ciudadanía. Se instala así el llamado Estado de Bienestar, Protector o Benefactor, que cubre con dinero
público las necesidades fundamentales de amplias capas de la población, empleo, sanidad, seguridad
social, educación y pensiones, con una legislación laboral muy favorable para los trabajadores,
repercutiendo en la mejora de las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora. (Jaume
CarbonellSebarroja,1996)

La Crisis del Estado Oligárquico 1930-1945

La decadencia del régimen oligárquico se sucede históricamente debido a una combinación de factores
que colaboraron a su crisis, por un lado, el colapso del sistema económico mundial, combinado con
tensiones sociales internas que liberaron fuerzas políticas, y también económicas que se encontraban
bajo control o en segundo plano en la época de la hegemonía de las oligarquías, haciéndose insostenible
una vez que:
«[…] las nuevas relaciones de clase, surgidas de la urbanización, la migración rural urbana, el
desarrollo industrial, el crecimiento del sector servicios, etc., ponen en tela de juicio aquel compromiso,
sacando a luz una contradicción profunda. Cuando la estructura de clases se encuentra más desarrollada,
contando con sectores medios, de empresarios industriales y obreros, la dominación oligárquica entra en
crisis final. En esa ocasión crítica, se hace más agudo el antagonismo entre la sociedad industrial, por un
lado, y la economía dependiente, por otro».
En palabras de Germani esto corresponde propiamente a síntomas del Populismo que se entienden
como la movilización de emergentes sectores sociales que exceden los canales institucionalizados de
participación y expresión que ofrece la estructura política nacional de la oligarquía. Ya sea el aumento
de la participación política bajo canales estructurados, definido como Integración (por ejemplo:
participación en elecciones) o el ensanchamiento de la participación excediendo los canales políticamente
institucionalizados de movilización de recursos políticos (como las huelgas, tomas de propiedades
privadas, fábricas, predios rurales, desórdenes públicos diversos, entre otros) son síntomas de que el
sistema de gobierno oligárquico se transforma y a su vez entra en crisis.
En la medida que la transformación del sistema político oligárquico se sucede por canales
institucionalizados es posible esperar que la instauración de gobiernos populistas sea más dificultosa. Sin
embargo, debido a que el sistema político no puede canalizar las fuerzas emergentes y su participación
se da mediante canales no institucionalizados y ciertamente de forma abrupta, es posible
esperar la instauración de un régimen populista. La combinación de estas dos formas de movilización a
su vez potencia la posibilidad de emergencia del Populismo. En esta variable, el análisis se concentrará
en el ensanchamiento de la participación política por canales institucionalizados: participación electoral.
En la medida que ésta se logre tempranamente, más rápidamente se esperaría la crisis del Estado
Oligárquico.
En la Argentina la crisis del treinta, “imbuidos de un profundo anti-Yrigoyenismo los partidos políticos
tradicionales, conservadores, radicales antipersonalistas y socialistas independientes, aspiraban a
recuperar el poder político perdido en 1916 y los noveles nacionalistas se encolumnaban en pos de sus
aspiraciones”. (García y otros, 1998)
El 6 de septiembre de 1930 se produjo el primer golpe de estado, inaugurando el golpismo militar que
habría de agobiar al país hasta llegar a su versión más extrema y sangrienta: el golpe de 1976.
Los sectores intelectuales vinculados al nacionalismo se convirtieron en estos primeros momentos en
los voceros, la primera proclama de los insurrectos fue redactada por Lugones, en momentos que la
dirección revolucionaria estaba en manos del General Uriburu.

Se conoce como la Década Infame, en la Argentina, el período que comienza el 6 de septiembre de


1930 con el golpe de Estado cívico-militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen y finaliza el 4 de
junio de 1943 con el golpe de Estado militar que derrocó al presidente Ramón Castillo. El nombre le fue
dado por el historiador José Luis Torres.

La llamada “Década Infame” significó un período de inédita corrupción en la Argentina. Fue la


Restauración de la oligarquía agropecuaria luego de la experiencia del radicalismo en el poder, que, si
bien no invirtió el modo de acumulación, virando hacia un modelo industrialista, intentó democratizar la
renta agraria. Es una etapa de enorme escepticismo, de desazón, de sensación de falta de futuro. El
tango lo expresa, sobre todo: la mujer que se fue con otro es la Patria que no nos pertenecía. El país
estaba entregado al capital extranjero.

Con el contexto mundial de la Gran Depresión, al comienzo, y luego la Guerra Civil Española (1936-
1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la etapa se caracterizó por el fraude electoral
sistemático, la represión a los opositores, la proscripción de la Unión Cívica Radical y la corrupción
generalizada.

La crisis capitalista mundial de 1929 produce cambios económicos a los que el gobierno radical, en
su ortodoxia, no atina a responder. Se suma a ellos el desgaste político, interno y externo, del radicalismo.
Las oposiciones, tanto de derecha como de izquierda, de clase alta, como de clases bajas, por acción o
por omisión, facilitan el camino del golpe de Estado. Uriburu toma el poder en 1930, y es aclamado
popularmente. La Corte Suprema de Justicia de la Nación dicta una acordada convalidando el gobierno
de facto, y se abre un nuevo período político. Uriburu se rodea de políticos nacionalistas de tipo
corporativistas, y proto-fascistas. Su intento tiene corta duración. Se somete a elecciones en la Provincia
de Buenos Aires, convencido de que el Radicalismo, sin el uso de los recursos oficiales, no
tendría destino político. Pese a la proscripción de sus principales dirigentes, la UCR gana esas elecciones.
Entonces el gobierno anula el comicio e inaugura lo que se justificó como el “Fraude patriótico”. No
volvería a haber elecciones libres hasta 1945. Y el gobierno quedaría en manos de “la concordancia”, un
acuerdo entre radicales antipersonalistas, conservadores y una rama del socialismo.

La crisis económica mundial reduce el precio de las exportaciones argentinas, y aumenta el de los
productos industriales que se importaban. Argentina pierde poder de compra en el exterior, y la ecuación
agroexportadora (vender granos y carne, para comprar productos industriales) se ve bloqueada. A poco
de asumir el gobierno de facto, comienzan a adoptarse medidas económicas para enfrentar esta situación.
Primero se restringe la venta de libras, y más adelante se desdobla el mercado cambiario. Se crean
nuevos tributos “de excepción”. Y comienzan a aplicarse aranceles a la importaciónde algunos productos.
La nueva situación opera como una protección para la incipiente industria local, que es aceptada, pese al
carácter oligárquico del gobierno. Se creía que la crisis era transitoria.

Para regular los niveles de producción y los precios internos, que sufrían el impacto de la crisis, se
fueron creando juntas reguladoras, en cada sector de actividad. Primero en los granos y la carne. Pero
a poco andar, cada actividad económica tuvo su junta, que reglamentaba la producción, establecía
facilidades o limitaciones, fijaba precios y en algunos casos, compraba la producción.
El pacto Roca-Rúnciman estuvo orientado a dar una respuesta al problema de la colocación de carne
argentina. Desde 1930, la economía de cada país se fue cerrando sobre sí misma. La comunidad británica
de naciones, provenientes del ex imperio británico, también empezaron a dar prioridad a sus propios
productos. Con lo que Argentina perdía su principal comprador. Por este motivo, el vicepresidente de la
nación suscribe este acuerdo por el que se logra en buena medida recuperar ese mercado, pero al costo
de conceder un conjunto de beneficios al capital inglés. Entre otros: el monopoliodel transporte público de
la Ciudad de Buenos Aires (la “corporación”) y que el 85 % de la carne de exportación procediera de
frigoríficos ingleses. El tratado fue considerado bochornoso y lesivo para los intereses nacionales, pero
dejaba a salvo la principal preocupación, que era la colocación de la principalproducción de la Oligarquía.
La clase terrateniente pampeana, que seguía siendo dominante, plantea que mientras no funcione lo
que llamaban la “gran rueda”, que era la exportación de productos del campo, debían crearse otras ruedas
menores (la industria) para que la sustituyeran transitoriamente. Lo que antes se compraba afuera ya
terminado, ahora debía fabricarse internamente. Así, sin buscarlo, comienza el proceso de sustitución de
importaciones.
Se va configurando, de este modo, un nuevo esquema económico, con un nuevo papel del Estado,
que pasa a ser un interventor en el mercado. La misma clase dominante, la oligarquía terrateniente, se
ve obligada a adoptar un modelo de Estado activo, en defensa de sus intereses. Pero a diferencia del
período siguiente, se trata de un intervencionismo oligárquico y conservador, tendiente a sostener la
estructura social tradicional, pese a que ya cambiaron sus condiciones de inserción en el mercado
mundial.
En política económica durante el gobierno de Justo se caracterizó por iniciar en Argentina la
construcción de un Estado intervencionista en la economía. En 1934 se legisló la recaudación centralizada
de los impuestos. Se crearon la Junta Reguladora de Vinos, las de Granos y Carnes, y la Dirección
Nacional de Parques Nacionales. El 6 de junio de 1935, con un diseño del británico Otto Niemeyer, se
creó el Banco Central de la República Argentina dirigido por Raúl Prebisch. Se creó la Corporación de
Transportes, destinada a proteger los servicios ferroviarios y tranviarios en manos británicas de la
competencia plantada por los colectivos.
Durante este período también comenzó la migración masiva del campo a la ciudad y de las provincias
del norte hacia Buenos Aires y el desarrollo del sector industrial que, en 1943, superaría al sector
agropecuario por primera vez en la Historia Argentina.

Esta moderna industrialización, lejos de ser un producto espontáneo, es resultado de las medidas
protectoras adoptadas desde 1930. Buena parte de los capitales que invierten en ellas, proceden de la
acumulación en el sector primario, y se orientan por las mismas pautas de conducta: la obtención de
ganancias, aprovechando circunstancias extraordinarias: antes era el rendimiento del agro pampeano, en
los 30 será la crisis. No se busca intensificar la producción, sino que una vez que una rama de la industria
se satura, se pasa a otra, sin reinvertir la ganancia, sino tendiendo a mantenerla líquida, de modo de
poder especular con las alternativas de mayor rendimiento.
Ese mismo año (1935) se realizó el primer censo industrial, que fijó en 600.000 la cantidad de
trabajadores ocupados en la actividad. Se sancionaron leyes regulando la actividad bancaria y las
inversiones. Las condiciones ofrecidas para el asentamiento de capitales extranjeros fomentaron la
industrialización, sobre todo en las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, donde se radicaron
alimentarias (Adams, Royal, Suchard, Quaker), de caucho (Firestone), eléctricas (Eveready, Osram,
Philco) y textiles (Ducilo, Sudamtex). Las primeras grandes empresas argentinas comienzan a cobrar
importancia, como Di Tella, que fabricará electrodomésticos y automóviles.
En la década de 1930, también, cobra fuerza el pensamiento nacionalista en las fuerzas armadas, que
piensa el poderío bélico en términos, no ya de dotación militar, sino como nación en guerra: se requiere
una gran industria nacional que sirva de base a la fuerza bélica. Bajo esta concepción es que se
desarrolla una pujante industria militar, destinada a fabricar balas, y armas, que a poco andar se va
integrando con fundición de acero y producción de vehículos.
La novedad social del período, es que junto con la industria cobra vigor una nueva clase obrera, que
mezcla inmigrantes europeos con migrantes internos, provenientes del interior, y que desarrolla una
experiencia de lucha y organización a partir de sindicatos en los que es creciente la influencia del Partido
Comunista.
A comienzos de la década del 40, mientras se desenvuelve la segunda guerra mundial, el nuevo cuadro
de situación argentino ya tiene instalados los elementos que van a derivar en una nueva conformación
estructural: la clase obrera organizada, la industria sustitutiva, y el actor militar.
La propuesta de reformar las instituciones es uno de los puntos fundamentales de la ideología
nacionalista y la institución educativa no escapó a su propuesta.
Con el golpe del 6 de septiembre la tónica de los años 30 consistió en intentar eliminar los rasgos más
característicos del sistema educativo vigente del 20‘. Aunque en el tránsito de 1916 a 1930 existieron
importantes picos descendentes y críticos en educación, se había posibilitado el ascenso de las capas
medias a la escuela secundaria y universitaria, además de mejorar la situación escolar básica de los
sectores populares.
A partir de 1930 el fin de la educación es Espiritualizar y argentinizar.
Frente a los cambios económicos y políticos que se estaban produciendo, una parte de la
intelectualidad acentúa las tendencias ideológicas espiritualistas de la década anterior. El espiritualismo
adquiere tintes nacionalistas. La función de la escuela es pensada en términos de espiritualización con
un sentido nacional: la escuela debe argentinizar. Se instaura el día del Himno y el de la escarapela. Lo
militar invade los establecimientos educativos. La escuela misma, como organización, empieza a ser
pensada bajo los principios de disciplina militar. En tanto que los docentes radicalizados son perseguidos.
La argentinización de tinte espiritualista de la década del 30 va acompañada de la religión. Un evento
significativo es el Congreso Eucarístico Nacional de 1934, que adopta posiciones políticas de tipo fascista.
La nación es concebida en términos de religiosidad católica, y la escuela como su órgano de difusión.
La máxima expresión de esta corriente, se da en la Provincia de Buenos Aires, cuyo gobernador, el
conservador Manuel Fresco, dispone en 1937 la enseñanza obligatoria de religión en todas las escuelas
públicas.
El avance del nacionalismo autoritario es tan fuerte, que las diferencias internas entre los pedagogos
democráticos, pasan a un segundo plano. En 1930 éstos forman el Colegio Libre de Estudios Superiores,
y la Cátedra Sarmiento, donde convergen el marxismo positivista de Aníbal Ponce, el liberalismo
espiritualista laico, y el espiritualismo laico vinculado al socialismo. Desde allí se genera un pensamiento
pedagógico enfrentado al autoritarismo que reivindica la ley 1420 y la Reforma Universitaria.
El desencuentro se va a producir, cuando surja el peronismo, dado que este sector va a ser incapaz
de diferenciarlo fascismo, y por lo tanto va a pasar a militar en las filas de anti-peronismo.
La cesantía de maestros, empleados, funcionarios, etc., vinculados al radicalismo, la intervención a las
universidades y la represión del movimiento estudiantil, los intentos de modificación del carácter dela
escuela primaria (anti-laicismo), y el freno a la expansión del sistema educativo fueron ejemplos
ilustrativos del comienzo de una nueva década.

ESTADO DE BIENESTAR
ESTADO NACIONAL POPULAR PERONISTA 1945-1955
Este tipo de estado se denominó de diferentes maneras en América Latina, según sus características
predominantes y también según la perspectiva teórica política desde la cual se lo analizo: estado
populista, estado nacional popular, estado de compromiso, estado social, etc. Sin embargo, todas las
visiones coinciden en rasgos comunes: enfatiza el carácter intervencionista, desarrollo del sector público
en áreas estratégicas d la producción y los servicios.
En lo social se transforma en garante de los derechos sociales, ejerció una influencia decisiva en el
proceso de redistribución de los recursos a favor de los sectores trabajadores. Respondió a las
necesidades sociales (salud, vivienda, educación, etc.,) de los sectores y grupos sociales más
necesitados.
En nuestro país a partir de la década de los años 40 se configuró este tipo de estado cuyos pilares
fundamentales fueron el movimiento político y social y la industrialización por sustitución de
importaciones. El marco o contexto externo de aparición de los llamados populismos tuvieron su punto de
partida en los cambios en el orden internacional con el surgimiento de EEUU como potencia mundial
emergente y precedentemente la crisis de los años 30.
Los objetivos que persiguió el estado nacional popular fueron: desarrollo económico acompañado de
la justicia social. Un estado políticamente incluyente de las masas populares que hicieron su aparición en
el escenario político debido al fuerte impulso que se le dio al desarrollo industrial, donde los sectores
populares serán la columna vertebral de la nueva política nacional. Es decir, con la crisis del estado
oligárquico y el contexto de origen de los populismos, se configuró una nueva lógica estado-capital estado-
sociedad, cuyas bases de sustentación de la alianza poli clasista serían los trabajadores, sectores medios,
la burguesía industrial y el ejército.
El modelo de desarrollo hacia adentro, de acumulación con fuerte intervención estatal, cristalizada en
las políticas de nacionalizaciones, recursos naturales transporte, etc., conjuntamente con una marca
política social de redistribución del ingreso, fueron los ejes centrales de esta forma de estado.
En la Argentina este tipo de estado se desarrolló durante el gobierno de Perón. Llego al gobierno en
1946, en un buen momento económico. Al país le había ido bien con sus negocios durante la Segunda
Guerra Mundial: había vendido sus productos a buen precio y los seguía vendiendo porque los países
europeos habían quedado asolados y necesitaban alimentos. De modo que en el Banco central había
suficiente oro y divisas como para poner en marcha cualquier plan de gobierno.
El gobierno decidió utilizar eso fondos fundamentalmente en tres cosas: en asegurarse el apoyo
popular, en fomentar la industria que se había empezado a desarrollar durante la guerra y en aumentar
la presencia del Estado en la economía.
El gobierno contaba con algunos apoyos importantes: el de ciertos industriales, el de las fuerzas
armadas y el de la Iglesia, con la que se llevaba bien y a la que le daba mucha intervención en la
educación. Pero no cabe duda de que el respaldo principalísimo del gobierno eran los sectores populares.
Perón se daba cuenta de que ahí y no en otro lado donde estaba la raíz de su poder y se preocupó
especialmente por alentar y al mismo tiempo controlar a esa gran masa de adherentes.
Por otro lado, el gobierno busco apoyo de otros sectores populares que no eran los obreros
sindicalizados: los sin trabajo, los peones de las chacras, los ancianos, las mujeres...todos por un modo
u otro marginales. (DIARIO PÁGINA 12)
Durante el año 1946 Perón se propuso reunir todos los recursos políticos dispersos, organizar u
movimiento, definir su programa de acción y ventilar sus slogans rezumados por tres ideas fuerzas de
indudable eficacia proselitista y aptitud sintetizadora de los sentimientos populares: justicia social,
independencia económica y soberanía política. En estas tres expresiones, el presidente lograba reunir la
esencia de la predica nacionalista, de postulados socialistas, de temas caros al radicalismo yrigoyenista
y de principios expuestos por el catolicismo social. La oposición, por tanto, apenas reaccionaba de la
consecuencia de la derrota.
La época peronista fue un periodo singular caracterizado por la vigencia de un liderazgo bicéfalo- el de
Juan Domingo Perón y el de María Eva Duarte de Perón -; por el control de un partido dominante- el
partido peronista -; por el papel protagónico del estado en la economía y en la política; por el énfasis en
los símbolos igualitarios en desmedro de la libertad política y cultural y por rasgos de una suerte de
dictadura de bienestar. (FLORIA, 1971)
La consigna fue clara: había que nacionalizar. Se nacionalizo el Banco Central, se compraron a buen
precio los ferrocarriles que eran ingleses, se compraron los teléfonos, la empresa de gas, la denavegación
fluvial. A la larga al Primer Plan Quinquenal – como se llamó el proyecto nacionalizador- resultó menos
ambicioso de lo que se creía.
Si hay algo que se puede decir sin temor a equivocarse es que, durante este primer gobierno los
patrones y los obreros de las fábricas estuvieron contentos.
La industria dio un gran paso adelante: el gobierno la ayudaba en todo lo que podía con créditos baratos
y facilidades para comprar divisas.
Tampoco la masa trabajadora se podía quejar: su situación mejoro bastante. Se sancionaron muchas
leyes que protegían a los obreros: la de indemnización por despido, la de las vacaciones pagas, la del
aguinaldo, la de la jubilación. Se crearon los convenios colectivos de trabajo para que sindicalistas,
empleadores y representantes del Estado se sentaran juntos a discutir acerca de los sueldos.
En fin, los trabajadores se fortalecían: ganaban mejor, consumían más y se sentían mucho más
igualados a sus patrones al poder discutir con ellos mano a mano, en las fábricas o en el sindicato, las
condiciones de trabajo. Y los patrones, por su parte, no perdían dinero: cuando tenían que aumentar los
sueldos, aumentando el precio de os productos y como los obreros podían consumir más, cada vez
vendían más productos.
El gobierno contaba con algunos apoyos importantes: el de ciertos industriales, el de las fuerzas
armadas y el de la Iglesia, con la que se llevaba bien y a la que le daba mucha intervención en la
educación. Pero no cabe duda de que el respaldo principalísimo del gobierno eran los sectores populares.
Perón se daba cuenta de que ahí y no en otro lado donde estaba la raíz de su poder y se preocupó
especialmente por alentar y al mismo tiempo controlar a esa gran masa de adherentes.
Por otro lado, el gobierno busco apoyo de otros sectores populares que no eran los obreros
sindicalizados: los sin trabajo, los peones de las chacras, los ancianos, las mujeres... todos por un modo
u otro marginales. (DIARIO PÁGINA 12)
“Las clases populares se incorporan a la vida política, comienzan a tener peso, a tener participación
en la esfera de las decisiones. Sin embargo, esta participación es dependiente, o sea que no altera las
bases de dominación del sistema, sino que las deja intactas, pero, sin embargo, la presencia política de
estos sectores obliga a la elite dominante a elaborar una política fundamentalmente basada en la
redistribución de los ingresos, favoreciendo a los sectores populares.” (TEDESCO, 1974)
Esa masa peronista era amplia y muy variada y Perón sabía muy bien que no solo tenía que
conquistárselos todos los días, sino que, tenía que estar seguro de poder controlarla para que no se
desbordase. Para eso nada mejor que encuadrarla, como un ejército. No tenía que haber individuos
sueltos, todos tenían que estar encuadrados en alguna organización: un sindicato, una asociación de
profesionales, una asociación de empleadores, un centro de estudiantes, un club. De ese modo cada
habitante se integraba a través de su cuadro a la Comunidad organizada, dirigida por el líder.
La radio primero, y después la televisión, dedicaban gran parte de su programación a la publicidad en
favor del gobierno. También en las escuelas se enseñaba la que se llamaba “doctrina nacional” y se
exaltaban las figuras de Perón y Eva Perón. (DIARIO PAGINA 12)
La situación de urbanización influyo en la demanda educativa y el ritmo de la matricula cobro nuevo
impulso. Creció el nivel preprimario, la enseñanza media y superior, mientras el nivel primario no lo fue
tanto pues partía de un alto índice de incorporación.
Con respecto a la enseñanza técnica, hubo un significativo crecimiento y la organización de un sistema
no tradicional.
Una de las orientaciones estaba destinada a la formación de aprendices, obligando a la empresa a
permitirles concurrir a clases medio turno.
Además, se organizaron las escuelas fábricas de turno completo, en las que se combinaba estudio y
trabajo productivo, con especialización desde un comienzo; escuelas que se fueron asemejando cada vez
más a las escuelas industriales o técnicas, aunque en ellas había un menor nivel de formación general.
Las escuelas fabricas formaban operarios y las escuelas industriales, técnicos, marcando una
cristalización que se correspondía en parte con el origen social de los alumnos.
La reforma de la enseñanza industrial se hizo creándose las Escuelas de Perfeccionamiento obrero;
dictándose la ley de Aprendizaje y Trabajo de Menores, numero 12.921, por la cual bajo la dependencia
de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional, comenzaron a funcionar: Escuelas
Fabricas ( enseñanza técnica y producción); Escuelas de Medio Turno ( para menores que trabajaban
en la industria) ; Cursos complementarios; Escuelas de Aprendizaje para Mujeres; Cursos de
Capacitación Profesional. En 1948 se organizaron las escuelas industriales en tres tipos: de ciclo básico
(dos años preparaban obreros), de ciclo medio (dos años más formaban expertos en un oficio) y de ciclo
superior (tres más preparan técnicos).
Culminando este sistema de educación industrial, por ley 13.229 del 31 de agosto de 1948, se crea la
Universidad Obrera Nacional, destinada a formar ingenieros de fabrica; para ingresar se requería trabajar
en la especialidad y ser egresado del ciclo superior de la escuela fabrica o de la escuela industrial.
La elaboración del Primer Plan Quinquenal (1947-51) y del segundo (1952-1957)
constituyó una muy importante iniciativa de promover acciones de gobierno, destinado a
incorporar a los hijos de los trabajadores a la educación para la producción, la discriminación
ideológica que tuvo como campo el sistema educativo perjudico los aspectos cualitativos. Se
aunaron para ello la persecución a los opositores, con cesantías y expulsiones, la introducción
directa de la enseñanza de la Doctrina nacionalen todos los niveles y el empobrecimiento de
los contenidos.
En materia de educación superior la ley universitaria 13.031 termina con la autonomía e
instituye el arancelamiento. La cesantía de reconocidos valores empobrece la calidad de los
estudios. (HILLERT, 1985)
Pero la segunda presidencia de Perón tuvo poco que ver con la primera. Las cosas ya no
andaban tan bien como antes.
Por un lado, la industria dejo de crecer y empezó a debilitarse. Había nacido bajo el amparo
del Estado, que le daba créditos baratos y la liberaba de la competencia con los productos
extranjeros, y era poco eficiente. Era una industria de bienes de consumo, una industria
secundaria que para producir necesitaba comprar sus materias primas (acero, papel, petróleo)
en el extranjero.
En 1952 fue un año de mucha sequía, en el que se perdieron varias cosechas.
El gobierno intento por todos los medios enfrentar esa crisis económica que tanto lo
perjudicaba y consiguió algunos éxitos. Pero pronto se dio cuenta de que convenía llamar a
los capitales extranjeros para reanimar la economía exhausta. no dudo entonces en sancionar
una ley de radicación de los capitales que algunos no le perdonaron nunca porque parecía
contradecir todo lo que había hecho el peronismo nacionalizador de los primeros tiempos.
En 1953 Perón se ganó como enemigo a un poder que siempre le había sido favorable: la
Iglesia. Cuando comenzó el año 1955 ya todos sabían que el gobierno agonizaba y que no
tardaría en caer.
En septiembre de ese año estallo una sublevación encabezada por Lonardi y tuvo el apoyo de
la Marinade Guerra en pleno.
Tres días después Perón renuncio a su cargo de presidente y se refugió primero en una
cañonera paraguaya que estaba anclada en el puerto y luego en el Paraguay mismo.
Empezaba su largo exilio de 18 años. (DIARIO PÁGINA 12)

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