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Clase Nro 1 8lorca Poeta

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Clase nro. 15. Federico García Lorca.

Poeta1

En la clase de hoy nos dedicaremos a abordar dos de los libros de poesía de


Federico García Lorca (1898-1936).

Romancero gitano (1928)

El primero de los libros que analizaremos será el Romancero gitano. Es


interesante comenzar a reflexionar desde su propio título, para eso los invito a
que revisen las definiciones sobre romance que trabajamos en la case sobre el
romancero español.
Al revisar esas definiciones nos damos cuenta que estamos ante una
situación un tanto compleja, cuando definimos los romances la mayoría de los
críticos hablaron de narrativos, pero la vanguardia, movimiento al que
pertenece nuestro poeta como explicamos en el video, decía que era necesario
terminar con la anécdota, dejar de representar la realidad y empezar de nuevo,
lo que significaba romper con la tradición, lo que se contradice con este tipo de
textos que son parte de la tradición española.
Pero si a simple vista encontramos una contradicción, Dalí va a decir que los
romances lorqueano parecen narrar pero no lo hacen, que parece que tienen
argumento pero que en realidad no lo tienen. Además, Lorca respeta la
tradición (recuerden que la generación del 27 no se levantaba contra nada)
pero introduce elementos vanguardistas, como por ejemplo los diálogos sin
guiones, elementos oníricos, lo sonoro (palabras que solo apelan al sonido y no
a lo semántico), entre otros.
Por otro lado, la presencia de lo gitano, nuevamente está tomando
personajes populares como ya había hecho en su libro Poema del Cante Jondo
(escrito en 1921 y publicado en 1927). El cante jondo es el canto primitivo de
los gitanos que Lorca conocía muy bien porque en 1922 había organizado junto
con el músico Manuel Falla la fiesta del Cante Jondo. Es un canto que se une
con lo primitivo, el oriente, la india y que se relaciona con los encantamientos.

1 Este texto fue producido única y exclusivamente con fines didácticos. No se permite su
circulación por
fuera de las clases de Literatura Española. El texto sirve de introducción y es necesario
acompañarlo con las lecturas de las fuentes bibliográficas recomendadas.
En el libro aparecen personajes pintorescos, pero, aunque pareciera un libro
costumbrista lo que lo mueve es la crueldad y la muerte. En las primeras
lecturas lo leyeron como algo nacional y netamente español, la aparición de
Poeta en Nueva York (su libro más vanguardista) se lo resignifica y se deja en
evidencia que Lorca toma a los gitanos y los reivindica. No es que se queda en
lo popular, sino que transforma al gitano en un héroe. Para Diaz Plaja (1973) la
valoración que hace de los mismos es el primer triunfo de este libro.
En sus diferentes producciones, este poeta granadino va a ir tomando
figuras marginales y las va a colocar en el centro, lo que es claramente una
actitud vanguardista. En este caso serán los gitanos, pero en otros los negros,
las mujeres y los homosexuales. Es evidente que tiene una actitud
comprometida con aquellos grupos que tradicionalmente han sido
discriminados y perseguidos. En este caso se plantea la lucha social entre el
gitano, que vive en la orilla, que equivale al mundo salvaje y los del centro
representado sobre todo por la guardia civil, son el mundo civilizado. Lorca
elegirá a los primeros sobre los segundos.
A este poeta le parecía que solo una parte de su Andalucía natal (el paisaje
que aparece es el andaluz), estaba aún viva. Y entre los andaluces ve las
cualidades más positivas en los gitanos, esos seres marginales (Cohen, 1977)
que no habían sido alcanzado por el “mundo civilizado” de la burguesía,
recordemos que la vanguardia se levanta contra todo lo burgués. Aunque el
propio Lorca aclara que, para él, los gitanos son un tema literario más, lo que le
interesan no es esta comunidad en particular sino trabajar con los excluidos.
Siguiendo con los diferentes elementos que nos permiten un abordaje de
este texto, nos encontramos con los aportes de Guillermo Díaz-Plaja (1973)
quien considera que en los romances lorquianos conviven tres fuerzas o tres
mundos:

1) Por un lado, las personas de carne y hueso, donde a su vez se


encuentran dos fuerzas opuestas, la gitanería con su vitalidad, sus pasiones,
su alegría, el amor y el odio multiplicados y por otra parte la guardia civil, con
su civilización y su falta de pasión. En este primer
grupo podemos incluir a romances como “La casada infiel,” “Prendimiento de
Antoñito, el Camborio”, “romance de la guardia civil”, entre otros.
2) El segundo grupo está compuesto por religiosos o santos, hay todo un
grupo de poemas en el que aparecen imágenes beatas con las características
propias de la orfebrería gitana. A este grupo pertenecen:
“Romance de San Miguel”, “Romance de San Rafael” y “Romance de
san Gabriel”, por nombrar algunos
3) Y por último tenemos el mundo de las fuerzas oscuras, que se ubica
entre los dos grupos anteriores. A él pertenecen las premoniciones, los
presentimientos, las maldiciones, la superstición, la muerte, la sangre, la luna,
el viento, entre otros. Ejemplos: “Romance de la luna, luna” y “Romance
sonámbulo.”
Otra posibilidad de abordar este libro en particular y la obra de Lorca en
general, Shirley Mangini (1996) plantea que hay dos tirones en los textos
lorquianos: El amor y la muerte. Para ella se puede ver en la obra de este autor
una preocupación homoerotanática: Eros (amor) tánatos (muerte). Pero eso
trágico muchas veces va a aparecer en lo diminutivo, es decir que el contenido
no se corresponde con el continente.
Lorca, es gongorista, de hecho, una de sus conferencias aborda la imagen
poética de Góngora,2 sobre todo en el trabajo con la metáfora y la enumeración
La poesía de Lorca ( y también alguna de sus obras de teatro) es mítica, es
decir él trabaja con mitema (el escritor toma un mito y lo lleva al texto, lo vuelve
un elemento recurrente) el ejemplo más claro de eso es lo que hace con la
Luna. La presencia de la misma en un texto lorquiano nos anticipa una tragedia,
muchas veces será una muerte, y siempre que hay muerte en Lorca es la de
alguien joven, que no fallece de forma natural. También nos anticipan la muerte
la presencia de los metales que parecieran que buscan la sangre.
Hay también un mundo de libertad sensual, al que son convocados todos los
sentidos (Cohen, 1977) los sucesos son arbitrarios y hay una mezcla de
imágenes (táctiles, auditivas, visuales) que provocan una confusión de los
sentidos, como pasa en los sueños.

2 La misma se puede descargar en el siguiente link https://www.biblioteca.org.ar/libros/155302.pdf


Otro procedimiento muy utilizado por Lorca es la cosificación de los seres
vivos y la personificación de las cosas.

En esta clase nos vamos a detener solamente en tres de sus romances, pero
es obligación de ustedes leerlos a todos y analizarlos.
Romance de la luna luna
La luna vino a la fragua con
su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.

En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos y
enseña, lúbrica y pura, sus
senos de duro estaño.

Huye luna, luna, luna. Si


vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

Niño déjame que baile.


Cuando vengan los gitanos, te
encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

Huye luna, luna, luna, que


ya siento sus caballos.
Niño déjame, no pises, mi
blancor almidonado.

El jinete se acercaba tocando


el tambor del llano. Dentro de
la fragua el niño, tiene los
ojos cerrados.

Por el olivar venían, bronce


y sueño, los gitanos. Las
cabezas levantadas y los
ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,


ay como canta en el árbol!
Por el cielo va la luna con
el niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela. el
aire la está velando

Este romance, que Lorca dedica a su hermana, Conchita, aparecen muchos de


los elementos propios de la poética de este escritor:
• la luna personifica la tragedia (idea que como dijimos se va a repetir en
diferentes textos y que retomaremos al analizar Bodas de Sangre). Ella
es la que viene a provocar la muerte del niño. Siempre los desenlaces
trágicos son de noche.
• la presencia de un diálogo entre el niño y la luna que no presenta los
guiones correspondientes. Tampoco hay ningún verbo u otro elemento
que nos indique el cambio del estilo indirecto al diálogo. Aunque, nos
vamos a encontrar que algunas ediciones posteriores se los han
colocado, la realidad es que el poeta no los utilizó porque pertenecía a la
vanguardia, incluirlos ahora va contra la esencia del texto.
• La naturaleza tiene sentimientos, es personificada: “El viento conmovido”
y la luna tiene atributos femeninos.
• Imágenes sensoriales: “collares y anillos blancos,” “Cómo canta la
sumaya” entre otras.
• Presencia del blanco. Según Diaz Plaja (1973) en este libro predominan
3 colores; el blanco relacionado con la inocencia, el verde, propio de la
piel de los gitanos y el negro, lo trágico.
• El infantilismo, a través del uso de diminutivos: “Ojillos”. El infantilismo
era muy utilizado por la vanguardia y sobre todo el propio Lorca que le
da a este romance el estilo de las nanas. Nuestro autor había escrito
conferencias sobre las mismas. Pero, aunque pareciera un tema infantil,
de hecho, hay en YouTube una versión para niños, no debemos leerla
desde ese lugar. El diminutivo siempre esconde la fatalidad.
• La muerte del niño es un tema recurrente (se repite en Poeta en Nueva
York) y nos indican que algo anda mal en la sociedad, los niños no
deberían morir.
• La presencia de un metal, en este caso el estaño, es otro de los
elementos que anticipa la tragedia. Aunque el que más se repite en el
libro es la plata
• Presencia de metáforas: “polizón de nardos”, “el tambor del llanto”
• Lo onírico, no tan evidente pero también presente
• El jinete: en los textos lorquianos Los jinetes y los caballos son muy
comunes (lo analizaremos con mayor detalle al abordar Bodas de
Sangre)

Como podrán ver este romance pertenece al tercero de los mundos, el de las
fuerzas oscuras, es la luna, símbolo fatídico, quien se lleva al niño, mientras la
Zumaya (ave que anuncia la desgracia) canta en un árbol. Para Díaz Plaja
(1973) este romance es un ballet (de hecho, fue escenificado de esa manera),
en el que todo pasa con un aire sonámbulo en el que aparece la muerte
acechando, el misterio y el presagio.
Para ampliar el análisis de este poema y de todos los del libro, en relación
con el mito, los invito a leer el material que tienen en la bibliografía de Gustavo
Correa (1970).
Romance Sonámbulo

A Gloria Giner y a Fernando de los Ríos

Romance sonámbulo Verde


que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar y el
caballo en la montaña. Con
la sombra en la cintura ella
sueña en su baranda, verde
carne, pelo verde, con ojos
de fría plata. Verde que te
quiero verde. Bajo la luna
gitana, las cosas le están
mirando y ella no puede
mirarlas.

*
Verde que te quiero verde. Grandes
estrellas de escarcha, vienen con el
pez de sombra que abre el camino
del alba. La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas, y el monte,
gato garduño, eriza sus pitas
agrias. ¿Pero quién vendrá? ¿Y por
dónde…? Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde, soñando
en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar


mi caballo por su casa, mi
montura por su espejo, mi
cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito, ese
trato se cerraba. Pero yo ya
no soy yo, ni mi casa es ya mi
casa. Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser, con
las sábanas de holanda. ¿No
ves la herida que tengo desde
el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca. Tu
sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja. Pero yo
ya no soy yo, ni mi casa es ya
mi casa. Dejadme subir al
menos hasta las altas
barandas, dejadme subir,
dejadme, hasta las verdes
barandas. Barandales de la
luna por donde retumba el
agua.

Ya suben los dos compadres hacia


las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata. Mil
panderos de cristal,
herían la madrugada.

*
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas. Los
dos compadres subieron. El
largo viento, dejaba en la boca
un raro gusto de hiel, de menta
y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo, en
esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe se


mecía la gitana. Verde
carne, pelo verde, con ojos
de fría plata. Un
carámbano de luna la
sostiene sobre el agua. La
noche su puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

Este romance, dedicado a su maestro y a la esposa de este, es quizás el


más conocido de este libro, por su sonoridad, muchos lo recitaban de memoria.
Algunos lo clasifican como el mejor poema del romancero. Los elementos a
analizar son muchos y en esta clase haremos solamente un breve punteo de
los mismos:
• Desde el título nos está introduciendo en el mundo de lo onírico, que se
repite en diferentes partes del texto como cuando dice “pero yo ya no
soy yo”.
• Aparece el campo semántico relacionado con la madrugada (sombra,
alba, sueño)
• La frase “Verde que te quiero verde” es hoy un refrán popular, que ha
cobrado trascendencia, no por su significado sino por su sonoridad. Se
considera un color relacionado con los gitanos por su piel aceituna,
predomina este color en todo el texto.
• La presencia del caballo, en este caso en la montaña mencionado junto
al barco sobre la mar, indican que se están llevando a cabo actividades
de contrabando, propia de los gitanos.
• La luna, en este caso es una luna gitana
• Metáforas: “Grandes estrellas de escarcha/ vienen con el pez de
sombra/ que abre el camino del alba”; “Trescientas rosas morenas/lleva
tu pechera blanca”
• El paisaje campestre que predomina en todo el texto
• “la fría plata” premonitoria de las muertes que van a ocurrir, al igual que
el cuchillo y los aljibes.
• Personificación de las cosas y cosificación de las personas: “Las cosas
la están mirando y ella no puede mirarlas,” clara indicación de que la
gitana está muerta
• Imágenes sensoriales: “La lija de sus ramas” “Pitas agrias” (dentro de los
gustos predomina el agrio y el amargo)
• El ambiente es dramático y cada vez más pesado. Según Díaz Plaja
(1973) la escenografía es barroca
• Nuevamente aparece el diálogo sin los guiones y sin ningún verbo que
sirva para introducir la conversación
• Presencia de un elemento realista que rompe con el tono de ensueño: El
puerto de Cabras. Referente extratextual, lugar famoso por el
contrabando.
• El comienzo y el cierre igual es otra característica de la poesía lorquiana,
que toma del rondó. El mismo nos da la idea de una forma circular en el
texto.
• La presencia de la guardia civil ridiculizada
Hay quienes relacionan este romance con la rima de Bécquer que comienza
con “Porque son niñas tus ojos verdes” y con “El pajarito verde” de Jiménez,
pero la realidad es que poco tienen que ver mas allá de la predominancia del
color Verde.
La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago y


casi por compromiso. Se
apagaron los faroles y se
encendieron los grillos. En
las últimas esquinas toqué
sus pechos dormidos, y se
me abrieron de pronto como
ramos de jacintos. El
almidón de su enagua me
sonaba en el oído, como una
pieza de seda rasgada por
diez cuchillos. Sin luz de
plata en sus copas los
árboles han crecido, y un
horizonte de perros ladra
muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,


los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo hice
un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños. Ni
nardos ni caracolas tienen
el cutis tan fino, ni los
cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos, la
mitad llenos de lumbre, la
mitad llenos de frío. Aquella
noche corrí el mejor de los
caminos, montado en potra
de nácar sin bridas y sin
estribos. No quiero decir, por
hombre, las cosas que ella
me dijo. La luz del
entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena yo
me la llevé del río. Con el
aire se batían las espadas
de los lirios.

Me porté como quien soy.


Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo, y
no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

Este romance, totalmente diferente a los anteriores, también se inscriben


entre los más populares de García Lorca. En él se ve un estilo sobrecargado,
con una gran cantidad de metáforas.
El comienzo nos da la sensación de que es un fragmento (propio de la
vanguardia). Para Francisco Umbral debería comenzar diciendo “y ella me llevó
al río”, para producir el quiebre de la hegemonía masculina (tema que
retomaremos al abordar su trilogía).
Nuevamente aparece el paisaje campestre y nocturno, pero en este caso no
habrá tragedia sino una sobrecarga de elementos eróticos, con metáforas
sexuales y una fuerte sensualidad.
El yo lírico se reconoce como un gitano legítimo, por eso no quiere decir lo
que ella le dijo, pero lo insinúa que es peor y le termina regalando un costurero
como una especie de pago. Lo que muestra el pensamiento de los gitanos.
La vista y el tacto se combinan en una relación inesperada (Cohen, 1977).
Para Díaz Plaja (1973) el texto tiene el ritmo inicial de copla, sensualidad
descriptiva, acrecentamiento lento y morboso de los elementos eróticos,
metáforas sexuales y un melodramático desenlace.
Como podrán ver, si bien los elementos se repiten en los diferentes poemas,
cada uno de ellos merecería un estudio detallado.

Poeta en Nueva York (1940)


Este libro fue escrito entre 1929 y 1930, y publicado póstumamente en 1940
en Buenos Aires. Para explicar el nombre del mismo tenemos que referirnos a
una cuestión extratextual, García Lorca había estado en Estados Unidos,
durante nueve meses acompañando a Fernando de los Ríos, más
concretamente en la Universidad de Columbia. Allí se encontró con la
modernidad, las grandes masas urbanas, pero también con la crisis del 30, la
alienación, el capitalismo más crudo, la angustia del hombre moderno y él que
era vanguardista (las vanguardias son urbanas) y que no quería ser encasillado
como el poeta que le cantaba a los gitanos, toma estos elementos para escribir
su libro más vanguardista, utilizando el extrañamiento que le produce esa urbe.
Utiliza un procedimiento ya usado en el romancero, en esta oportunidad,
tomará a los negros, que eran marginales y los llevará al centro mediante sus
textos. Encuentra en esta colectividad rasgos similares a los de los gitanos,
aunque posiblemente esa similitud sea imaginada ya que al no conocer el
idioma pudo tratarlos muy poco (Cohen, 1977). El mismo Lorca dice que él
pretendía hacer el poema de la raza negra en Norteamérica y subrayar el dolor
que tiene el negro de ser negro en un mundo contrario. Para este poeta, esta
raza se prostituye al querer ser blancos.
lo mismo hará con los homosexuales, en un claro intento de provocación.
También debemos aclarar que en ese mismo viaje visita Cuba y eso también
repercute en sus textos, haciendo que cambie su estilo en la última parte del
libro que precisamente se llama “Huida de Nueva York”.
Poeta en Nueva York presenta una fuerte violencia textual, pareciera que la
aglomeración lo agobia. El hombre pierde su personalidad en la muchedumbre
es la deshumanización de las masas de la que hablaba el filósofo Ortega y
Gasset, la alienación, y la catástrofe a la que esta lleva. Porque a pesar de las
multitudes hay una clara sensación de soledad y en esa clave hay que leerlo.
Para Francisco Umbral este libro es anarquista, y si bien es un tanto
exagerado afirmar eso, lo que es evidente es que tiene un alto contenido
político. Es su libro más comprometido y eso seguramente se debe a que se
inscribe dentro del surrealismo, movimiento que como explicamos la clase
pasada tenía un fuerte compromiso. Denuncia la feroz urbe de Manhattan y la
marginalidad. Trabaja con la oposición entre la naturaleza y la civilización. Entre
los negros (que pertenecen a la naturaleza) y los blancos a los que incluye en
el lado de la civilización, o dicho de otra manera, presenta la rivalidad entre
oprimidos y opresores.
En su escritura vamos a ver la presencia de una gran cantidad de
sustantivos colectivos o al menos en plural. Predominan los sustantivos
concretos y los verbos de cambio y destrucción. Cada vez que hay un elemento
positivo al lado hay un adjetivo calificativo que le saca vitalidad. Obviamente
que abandona el metro tradicional.
En el texto vemos una constante enumeración caótica, que da la sensación
de alucinación y un encadenamiento de metáforas que han perdido sus
referentes y que son sumamente oníricas. Aparece todo lo irracional del
surrealismo. No hay posibilidades de representación de la realidad. Se lee
violencia y terror.
Hay una constante falta de identidad de los objetos, nada es lo que es,
constante metamorfosis, todos quieren ser otra cosa, lo que puede leerse
claramente en su poema titulado “muerte”.
A los grupos humanos de este libro, les espera el mismo fin que a los
individuos del romancero, la muerte. Porque Lorca siente la vida por la vía de la
muerte.
En algunos de los poemas imita los ritmos propios de la comunidad negra
(Cohen, 1977), para algunos críticos son los textos más logrados, como es el
caso de “El rey de Harlem”.

En esta clase haremos un breve análisis de dos de los poemas más


representativos, aunque la lectura completa del libro es obligatoria.
New York (Oficina y denuncia).

A Fernando Vela

Debajo de las multiplicaciones hay una gota


de sangre de pato; debajo de las divisiones
hay una gota de sangre de marinero; debajo
de las sumas, un río de sangre tierna. Un río
que viene cantando por los dormitorios de
los arrabales, y es plata, cemento o brisa en
el alba mentida de New York.
Existen las montañas. Lo sé.
Y los anteojos para la sabiduría.
Lo sé. Pero yo no he venido a ver el cielo. He
venido para ver la turbia sangre,
la sangre que lleva las máquinas a las cataratas
y el espíritu a la lengua de la cobra. Todos los
días se matan en New York cuatro millones de
patos, cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los
agonizantes, un millón de vacas, un millón de
corderos y dos millones de gallos, que dejan los
cielos hechos añicos.

Más vale sollozar afilando la navaja o asesinar a


los perros en las alucinantes cacerías, que resistir
en la madrugada
los interminables trenes de leche, los
interminables trenes de sangre y los trenes
de rosas maniatadas por los comerciantes de
perfumes. Los patos y las palomas y los
cerdos y los corderos ponen sus gotas de
sangre debajo de las multiplicaciones, y los
terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle donde el Hudson se
emborracha con aceite.

Yo denuncio a toda la gente que


ignora la otra mitad, la mitad
irredimible que levanta sus montes
de cemento donde laten los
corazones de los animalitos que se
olvidan y donde caeremos todos en
la última fiesta de los taladros.
Os escupo en la cara. La otra mitad me
escucha devorando, orinando, volando en
su pureza como los niños de las porterías
que llevan frágiles palitos a los huecos
donde se oxidan las antenas de los
insectos.
No es el infierno, es la calle.
No es la muerte, es la tienda de frutas.
Hay un mundo de ríos quebrados y distancias inasibles
en la patita de ese gato quebrada por un automóvil, y
yo oigo el canto de la lombriz en el corazón de muchas
niñas.
Óxido, fermento, tierra estremecida.
Tierra tú mismo que nadas por los números de la oficina.
¿Qué voy a hacer? ¿Ordenar los paisajes?
¿Ordenar los amores que luego son fotografías, que luego
son pedazos de madera y bocanadas de sangre? San
Ignacio de Loyola asesinó un pequeño conejo y todavía sus
labios gimen por las torres de las iglesias. No, no; yo
denuncio. Yo denuncio la conjura de estas desiertas
oficinas que no radian las agonías, que borran los
programas de la selva, y me ofrezco a ser comido por las
vacas estrujadas
cuando sus gritos llenan el valle donde el
Hudson se emborracha con aceite.
En este poema vemos un tono de denuncia muy claro ya desde el subtítulo.
Las cifras (que ya aparecían en el romancero pero no tan elevadas) nos
agobian por su exageración, es una enumeración que nos habla de grandes
cantidades, la ciudades están formadas de números y de colectividades no de
seres individuales y debajo de esas cantidades está la muerte, un sacrificio
monstruoso de la naturaleza para que siga viviendo la civilización. Vemos la
presencia de la sangre que también aparecía en el romancero y aparecerá
también en sus obras de teatro.
Las imágenes son violentas.
Es un texto que se podría pensar hasta de corte ecologista, es un paisaje
urbano, caótico, que entra en conflicto con la naturaleza. Similar temática
podemos apreciar en su poema “Aurora”, donde la naturaleza es simbolizada
en la luz, y que ha perdido la batalla contra la civilización que avanza.

ODA A WALT WHITMAN


Por el East River y el Bronx los muchachos
cantaban enseñando sus cinturas, con la rueda,
el aceite, el cuero y el martillo. Noventa mil
mineros sacaban la plata de las rocas y los niños
dibujaban escaleras y perspectivas.

Pero ninguno se dormía, ninguno


quería ser el río, ninguno amaba
las hojas grandes, ninguno la
lengua azul de la playa.

Por el East River y el Queensborough los


muchachos luchaban con la industria, y
los judíos vendían al fauno del río la rosa
de la circuncisión
y el cielo desembocaba por los puentes y los tejados manadas
de bisontes empujadas por el viento.

Pero ninguno se detenía,


ninguno quería ser nube,
ninguno buscaba los helechos
ni la rueda amarilla del tamboril.

Cuando la luna salga las poleas rodarán para


tumbar el cielo; un límite de agujas cercará la
memoria y los ataúdes se llevarán a los que
no trabajan.

Nueva York de cieno,


Nueva York de alambres y de muerte.
¿Qué ángel llevas oculto en la mejilla?
¿Qué voz perfecta dirá las verdades del trigo?
¿Quién el sueño terrible de sus anémonas manchadas?

Ni un solo momento, viejo hermoso Walt Whitman,


he dejado de ver tu barba llena de mariposas, ni
tus hombros de pana gastados por la luna, ni tus
muslos de Apolo virginal, ni tu voz como una
columna de ceniza; anciano hermoso como la
niebla que gemías igual que un pájaro con el sexo
atravesado por una aguja, enemigo del sátiro,
enemigo de la vid y amante de los cuerpos bajo la
burda tela. Ni un solo momento, hermosura viril
que en montes de carbón, anuncios y
ferrocarriles, soñabas ser un río y dormir como un
río con aquel camarada que pondría en tu pecho
un pequeño dolor de ignorante leopardo.

Ni un sólo momento, Adán de sangre, macho,


hombre solo en el mar, viejo hermoso Walt Whitman,
porque por las azoteas, agrupados en los bares,
saliendo en racimos de las alcantarillas, temblando
entre las piernas de los chauffeurs o girando en las
plataformas del ajenjo, los maricas, Walt Whitman,
te soñaban.

¡También ese! ¡También! Y se despeñan


sobre tu barba luminosa y casta, rubios
del norte, negros de la arena,
muchedumbres de gritos y ademanes,
como gatos y como las serpientes, los
maricas, Walt Whitman, los maricas
turbios de lágrimas, carne para fusta,
bota o mordisco de los domadores.

¡También ése! ¡También! Dedos teñidos


apuntan a la orilla de tu sueño cuando el amigo
come tu manzana con un leve sabor de
gasolina y el sol canta por los ombligos de los
muchachos que juegan bajo los puentes.

Pero tú no buscabas los ojos arañados, ni el pantano


oscurísimo donde sumergen a los niños,
ni la saliva helada,
ni las curvas heridas como panza de sapo que
llevan los maricas en coches y terrazas mientras la
luna los azota por las esquinas del terror.

Tú buscabas un desnudo que fuera como un


río, toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte, y
gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.

Porque es justo que el hombre no busque su


deleite en la selva de sangre de la mañana
próxima. El cielo tiene playas donde evitar la vida y
hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.

Agonía, agonía, sueño, fermento y sueño.


Éste es el mundo, amigo, agonía, agonía.
Los muertos se descomponen bajo el reloj de las
ciudades, la guerra pasa llorando con un millón de ratas
grises, los ricos dan a sus queridas pequeños moribundos
iluminados, y la vida no es noble, ni buena, ni sagrada.

Puede el hombre, si quiere, conducir su


deseo por vena de coral o celeste desnudo.
Mañana los amores serán rocas y el Tiempo
una brisa que viene dormida por las ramas.

Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whítman,


contra el niño que escribe nombre de niña en
su almohada, ni contra el muchacho que se
viste de novia en la oscuridad del ropero, ni
contra los solitarios de los casinos que beben
con asco el agua de la prostitución, ni contra
los hombres de mirada verde que aman al
hombre y queman sus labios en silencio. Pero
sí contra vosotros, maricas de las ciudades, de
carne tumefacta y pensamiento inmundo,
madres de lodo, arpías, enemigos sin sueño
del Amor que reparte coronas de alegría.

Contra vosotros siempre, que dais a los muchachos gotas


de sucia muerte con amargo veneno.
Contra vosotros siempre,
Faeries de Norteamérica,
Pájaros de la Habana,
Jotos de Méjico,
Sarasas de Cádiz,
Ápios de Sevilla,
Cancos de Madrid,
Floras de Alicante,
Adelaidas de Portugal.

¡Maricas de todo el mundo, asesinos de


palomas! Esclavos de la mujer, perras de sus
tocadores, abiertos en las plazas con fiebre de
abanico o emboscadas en yertos paisajes de
cicuta.

¡No haya cuartel! La muerte mana de


vuestros ojos y agrupa flores grises en la
orilla del cieno.
¡No haya cuartel! ¡Alerta! Que los
confundidos, los puros, los clásicos, los
señalados, los suplicantes os cierren las
puertas de la bacanal.

Y tú, bello Walt Whitman, duerme a orillas del Hudson


con la barba hacia el polo y las manos abiertas. Arcilla
blanda o nieve, tu lengua está llamando camaradas
que velen tu gacela sin cuerpo.
Duerme, no queda nada.
Una danza de muros agita las praderas y
América se anega de máquinas y llanto. Quiero
que el aire fuerte de la noche más honda quite
flores y letras del arco donde duermes y un niño
negro anuncie a los blancos del oro la llegada
del reino de la espiga.

En este texto denuncia la marginación del homosexual, es importante tener


en claro que es un texto comprometido y no de amor. Pero además deja en
evidencia la alienación y la pérdida de identidad de algunas comunidades como
la judía. Siguen apareciendo elementos que ya mencionamos en el poema
anterior como las multitudes y las grandes cantidades. Denuncia la velocidad
de la modernización. La violencia textual es terrible sobre todo en algunas
metáforas como cuando dice “el sexo atravesado por una aguja”, mostrando el
deseo sexual como un martirio.
Se nota en él la influencia de Walt Whitman.
Este poema se puede relacionar con su libro Sonetos del amor oscuro
(1983) que se cree fue uno de los últimos libros que escribió García Lorca, y
que recién fue publicado póstumamente, en 1983 con una fuerte oposición de
su familia, ya que trataba el tema de la homosexualidad.
Lorca fue y es un poeta muy popular, sus romances se recitaban en todas
partes, incluso en las trincheras durante la guerra civil española. Pero no queda
en un poeta del pueblo y nada más, sus textos son complejos, provocativos y
vanguardistas. Su denuncia sigue vigente hasta el día de hoy. Además, es un
símbolo de lo que fue la represión contra la intelectualidad española.

La bibliografía para trabajar estos temas se encuentra como siempre en el


drive, tengan encuenta que en el mismo se encuentra bibliografía para trabajar
dos poetas que no alcanzamos a ver como son Machado y Hernández, así que
no es obligación leer esos textos si son alumnos promocionales o regulares
https://drive.google.com/drive/folders/1EUlQuGan1Jy9klB_mfsXjlDYcoYEDO
Qh?usp=sharing

Bibliografía

• Correa, Gustavo. (1970) La poesía mítica de Federico García Lorca


Madrid, Gredos. Pág 39-116 y de 163-218

• García Lorca. Poeta en Nueva York

• García Lorca, F. Romancero Gitano

• Rico, Francisco (director). (2001) Historia y crítica de la literatura


española Barcelona, Crítica, tomo 7. Pág. 247 a 275).

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