Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Módulo 5, Unidad 2

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Módulo 5

Unidad 2: Introducción a las problemáticas frecuentes en


Niños, Niñas y Adolescentes (NNyA)

Índice

Introducción 2

Observables que podrían indicar la presencia de dificultades en los primeros años de

vida 2

Fobias y Angustias 3

Miedos Evolutivos esperables 4

Dificultades en los procesos de escolarización 8

Otras situaciones específicas en la consulta en el Primer Nivel de Atención 12

BIBLIOGRAFÍA 14

1
Introducción
El Primer Nivel de Atención es un ámbito privilegiado para observar y acompañar el desarrollo
infanto-juvenil. En esta unidad se presentan algunos aspectos observables a considerar a la
hora de hacer una valoración y realizar hipótesis diagnósticas. Los mismos darán un puntapié
para indagar factores obstaculizadores (FOD), perturbadores (FPD) y de riesgo (FRD) para el
desarrollo (definidos en la unidad I), e intervenir sobre ellos desde un enfoque articulado en
red. Asimismo, se realizará un recorrido por algunas de las problemáticas de aparición más
frecuentes en la consulta.

Observables que podrían indicar la presencia de dificultades en los


primeros años de vida

Período Observable

Primeros tres meses -No mira el rostro de las personas ni los objetos que le mostramos.
-No balbucea o emite sonidos como “ajó”.
-No sonríe
-Llora mucho y es muy difícil de consolar
-Tiene rechazo al alimento, no se prende bien a la teta o no puede
tomar la mamadera, lleva mucho esfuerzo y tiempo su alimentación.

Entre los tres y los seis -Tiene más de 5 meses y aún no sostiene la cabeza.
meses -No intenta ponerse de costado. No reacciona a los sonidos.
-No fija la mirada. No muestra interés en mirar a la cara a otras
personas.
-Es difícil darse cuenta de sus emociones (alegría, angustia, miedo,
etc.)
-No emite sonidos. Llora mucho y es difícil el consuelo.

Entre los 6 y los 9 meses -Tiene dificultades para buscar con la mirada donde proviene el
sonido
-Cuando le llaman por su nombre, tiende a no responder
-Le cuesta mirar en forma sostenida, huye con la mirada.
-Es difícil interpretar sus emociones (alegría, miedo, angustia, etc.).
-Interactúa poco con las personas.
-Tiene más de 8 meses y aún no gira de costado o no logra sentarse
por sus propios medios.
-No toma objetos o juguetes.

-Le cuesta fijar y sostener la mirada durante un tiempo prolongado.


Entre 9 y 12 meses -Tiene más de 11 meses y cuando hacemos gestos no los imita
(aplauso, baile, manito, chau).
-Se comunica poco o nada con palabras o gestos.
-No se desplaza, repta o gatea.
-No responde a su nombre o sobrenombre.

2
Período Observable

Entre 12 meses y 18 meses -Manifiesta poco interés en su entorno.


-Llora frecuentemente y por mucho tiempo, es difícil el consuelo.
-No señala para pedir o mostrar.
-Tiene más de 20 meses y no camina de forma autónoma
-No responde a su nombre.
-Juega siempre a lo mismo
-Come de forma muy selectiva

Entre los 18 meses y dos -Manifiesta poco interés en su entorno.


años -llora frecuentemente y por mucho tiempo, es difícil el consuelo.
-No señala para pedir o mostrar.
-Tiene más de 20 meses y no camina de forma autónoma
-No responde a su nombre.
-Juega siempre a lo mismo
-Come de forma muy selectiva

A partir de los dos años -Que no reaccione frente a la separación de la madre.


-Que no haya esbozos de lenguaje ni comunicación alguna.
-Que no pueda armar juegos imitativos.
-Que no diferencie entre lo animado y lo inanimado y, especialmente,
entre lo vivo y lo inerte.
-Que utilice el cuerpo del otro como parte de su cuerpo.
-Ansiedad catastrófica frente a modificaciones formales.

A partir de los tres años -Que no intente conectarse con otros/as niños/as.
-Que no manifieste curiosidad por lo novedoso.
-Que entre en estados de terror con frecuencia.
-Que no soporte estar con otro que no sea la madre.
-Que no diferencie familiar y extraño.
-Que predominen la tristeza y la apatía.
-Ausencia de registro de frío, calor, dolor, etcétera.

A partir de los cuatro años -Que el tipo de contacto sea estilo “robot”.
-Que esté en estado de alerta permanente.
-Ausencia de juegos dramáticos (no comprender el “como sí”).
-Lenguaje confuso, bizarro o ecolálico.
-Actos estereotipados.
-Golpes y accidentes frecuentes.

A partir de los cinco años -Que no juegue con otros/as niños/as.


-Que confunda fantasía y realidad.
-Que no pueda realizar transacciones frente a la frustración.

*Fuente: Janin, B. (2011); y https://www.argentina.gob.ar/salud/1000dias/corresponsabilidad-en-la-crianza-y-los-


cuidados/crianza-y-cuidados-durante-los

Fobias y angustias
Desde muy pequeños/as, los niños y las niñas pueden angustiarse y sentir miedo. Para dirimir
cuestiones clínicas, es preciso diferenciar la causa y proveniencia y la fase evolutiva en la
cual se encuentra la niña o el niño.

3
El miedo es la reacción o actitud ante un peligro que amenaza desde lo real, mientras que la
angustia está ligada a aquellas amenazas provenientes del mundo interno. Si bien hay
diversos aportes y perspectivas teóricas al respecto, importa aquí diferenciar aquello que
puede devenir patológico de aquello esperable en el desarrollo. Los miedos están ligados a
fenómenos evolutivos, algunos autores los conceptualizan como “fobias universales” (Dio
Bleichmar Emilce,1991), ya que producen movimientos estructurantes en el psiquismo. A
cada fase del desarrollo le corresponde una situación de peligro específica. Es importante que
el/la profesional de la salud esté atento/a a esto para evitar el sobrediagnóstico de estos
cuadros en la infancia y adolescencia.

Ahora bien, estos miedos pueden persistir a lo largo del tiempo, en estadíos donde no serían
esperables y allí debe ubicarse una señal de alerta diagnóstica. También puede ocurrir que la
angustia se transforme en fobia, como síntoma, entrando en el campo de la psicopatología.

Miedos Evolutivos esperables

Desencadenantes Desencadenantes sociales y reacción


Edad
Ambientales frente a la separación

Ruidos Fuertes Frente a extraños


0-1 año
Estar solo

Alturas Separación (momento de la separación)


1-2 años
Frente a extraños

Tormentas
Separación (Miedo a no volver a ver a la
2-5 años Animales
persona de la que se separa)
Oscuridad

Monstruos Situaciones nuevas


6-12 años Fantasmas Preocupación por su salud
Desempeño escolar y social

Evaluación social
Adolescentes Exámenes Popularidad
Situaciones nuevas

Fuente: Adaptada de Soutello (2011).

Para realizar un diagnóstico integral, la evaluación de estos trastornos debe incluir


información de todos los actores significativos del entorno del niño, niña o adolescente:

4
referentes vinculares, profesores/as o maestros/as, talleristas, operadores/as barriales, para
valorar el impacto psicosocial, educativo y familiar que el trastorno conlleva.

Al momento de la evaluación es prioritario descartar patologías orgánicas que cursan con


síntomas de ansiedad con un minucioso examen clínico. Además, se debe evaluar si los
síntomas de ansiedad son secundarios a otro padecimiento mental o a situaciones
ambientales desfavorables o de vulneración de derechos para el niño, niña o adolescente
tales como maltrato físico y/o psicológico o abuso sexual.

La ansiedad es una respuesta fisiológica esperable, y se vuelve patológica, es decir, se


convierte en un “trastorno de ansiedad”, cuando:

● Es excesiva e ilógica para la situación que la causa.


● Dura mucho más de lo esperable.
● Se provoca por una causa neutra o inofensiva.
● Causa un malestar/sufrimiento importante.
● Interfiere en la circulación social del NNyA o produce en él/ella conductas de evitación
(Soutello, 2011).

Generalmente la ansiedad se produce debido a la expectativa de que algún evento peligroso


o negativo está a punto de ocurrir. Esto genera que el NNyA intente evitar la situación que la
provoca. Otros síntomas que aparecen son miedos, angustia o timidez. Algunos/as niños y
niñas, especialmente los/as más pequeños/as, suelen tener dificultades para verbalizar estas
emociones (Rapee RM, 2012).

La característica principal de los trastornos de ansiedad es la evitación. Este


comportamiento es relativamente constante en los distintos trastornos y la diferencia
clave entre los trastornos específicos es el desencadenante de esta evitación.

Es importante tener en cuenta las diferencias en las manifestaciones clínicas de los


trastornos de ansiedad en NNyA comparadas con la de los/as adultos/as. Algunas
diferencias importantes que pueden confundir el diagnóstico son las siguientes: los niños y
niñas con trastornos de ansiedad pueden no reconocer que su miedo es irracional, pueden
manifestar múltiples y reiteradas quejas somáticas, llanto, irritabilidad y ataques de ira que
acompañan con frecuencia los trastornos y pueden ser malinterpretados como oposicionismo
o desobediencia, cuando en realidad representan la expresión del miedo o sus esfuerzos por
evitar los estímulos que lo provocan.

5
Los trastornos de ansiedad constituyen una de las problemáticas de salud mental
de mayor prevalencia en NNyA. Provocan un gran impacto en el funcionamiento
cotidiano asociándose con problemas a nivel familiar, escolar y social.

Es importante tanto la prevención como la intervención temprana ya que estos


trastornos no abordados correctamente aumentan el riesgo de padecer otros
cuadros psiquiátricos como la depresión y el consumo problemático de sustancias
en la adolescencia.

En este campo de problemáticas pueden clasificarse algunos trastornos prevalentes en


NNyA. La CIE-10 los incluye dentro de los apartados:

1)Trastornos emocionales de comienzo específico en la niñez (F93), entre los más frecuentes
se encuentran:

-Trastorno de ansiedad de separación en la niñez (edad media de inicio 7-8 años),

Según la CIE-10 este trastorno se diagnostica cuando el temor a la separación constituye el


foco ansiógeno y cuando tal ansiedad aparece por primera vez en los primeros años de la
infancia. El trastorno debe aparecer antes de los 6 años y durar al menos 1 mes. Además, no
debe existir un trastorno por ansiedad generalizada en la infancia (la ansiedad no se limita a
las situaciones de separación), ni alteraciones generalizadas del desarrollo de la personalidad
o del comportamiento, trastornos psicóticos o trastornos por el uso de sustancias
psicoactivas.

-Trastorno de ansiedad fóbica en la niñez (edad media de inicio 6-7 años), caracterizado
por un miedo que adquiere una dimensión patológica, irracional y desproporcionada que
produce la evitación conciente del objeto, actividad o situación temida. Ocasiona al niño, niña
o adolescente un estrés grave, y una alteración en la capacidad de funcionar de la manera
esperable en la vida cotidiana.

-Trastornos del comportamiento social de comienzo específico en la niñez y en la


adolescencia (F94), destacándose el mutismo electivo, el cual se caracteriza por una
selectividad marcada y emocionalmente determinada al hablar, de tal manera que en algunas
situaciones el/la niño/a demuestra competencia en el lenguaje, pero fracasa en otras
situaciones (definidas). El trastorno se asocia habitualmente con características marcadas de
la personalidad, que implican ansiedad social, aislamiento, sensibilidad o resistencia. Excluye
Esquizofrenia, Mutismo transitorio como parte de la ansiedad de separación en niños

6
pequeños, Trastornos específicos del desarrollo del habla y del lenguaje y Trastornos
generalizados del desarrollo.

En una edad media de inicio más avanzada podemos encontrar:


-Trastorno de ansiedad generalizada (edad media de inicio 10-12 años),
-Trastorno de ansiedad social (edad media de inicio 11-13 años),
-Trastorno obsesivo compulsivo (edad media de inicio 13-15 años),
-Trastorno de pánico (edad media de inicio 22 a 24 años) - Ver módulo IV.

Considerando el abordaje integral a realizar desde el Primer Nivel de Atención el


tratamiento será diseñado por el equipo interdisciplinario en cada caso en particular, y
dependerá de la gravedad de los síntomas, enfermedades comórbidas, el nivel de desarrollo
del niño, niña o adolescente, y la presencia de factores obstaculizadores, perturbadores o de
riesgo del desarrollo en los entornos socio-familiares.

Los síntomas de ansiedad en las infancias y las adolescencias, muchas veces coexisten con
síntomas de depresión, y con frecuencia establecer un diagnóstico claro puede ser complejo.
Asimismo, los trastornos de ansiedad pueden ser precursores de los trastornos depresivos,
por esta razón se considera importante la detección y tratamiento precoz de los trastornos de
ansiedad en la población infanto juvenil, ya que puede ser una estrategia de prevención de la
depresión a todas las edades (Rey J M, Bella-Awusah TT, Jing L., 2012).

En primer lugar, se deben indicar medidas generales no farmacológicas como, por


ejemplo: creación de ritmos y rutinas en la vida cotidiana; apertura de canales de expresión y
espacios de participación en actividades lúdicas, artísticas o deportivas; facilitación de un
ambiente óptimo para conciliar el sueño u otras estrategias pertinentes luego de
contextualizar el malestar.

Dentro de las intervenciones propuestas se recomienda el trabajo con referentes vinculares


del niño, niña o adolescente para detectar y revertir factores obstaculizadores, perturbadores
o de riesgo para el desarrollo; fomentar la comunicación con la escuela y otras instituciones
de pertenencia del niño, niña o adolescente (promoviendo condiciones de observación y
cuidado) así como generar espacios de psicoterapia individual, grupal y/o familiar.

Las intervenciones no farmacológicas son eficaces y pueden reducir notoriamente


los síntomas de ansiedad en las infancias y adolescencias. Sin embargo, hay casos
de ansiedad severa que no responden a las intervenciones planteadas previamente,

7
en los que se hace necesaria la prescripción de medicación. Estos casos deberán
ser referidos a un/una psiquiatra infantojuvenil del Segundo Nivel de atención que
trabajará interdisciplinariamente con el resto del equipo interviniente.

Dificultades en los procesos de escolarización


Son frecuentes las consultas por dificultades en el aprendizaje escolar. Las mismas suelen
girar en torno a las dificultades en la lecto-escritura, a la desatención y la hiperactividad, a la
no realización de tareas, al no aprender al ritmo esperado o a la escasa participación en
clase.

El proceso de aprendizaje escolar involucra tanto al niño, niña o adolescente por el que
se consulta como a la escuela, al contexto socio-familiar y a las dimensiones socio-
históricas. Es un proceso en el cual se ponen en juego no sólo el deseo (principalmente el
deseo de saber), sino también el armado del yo, el sistema de normas e ideales y el vínculo
en que acontece. A partir de este marco, es fundamental comprender que las dificultades en
el proceso de aprendizaje suelen reconducirse a causas multidimensionales. Dichas
dificultades se encuadran en un proceso de desarrollo infantil, el cual no se caracteriza por
ser lineal, sino que presenta avances y retrocesos, tal como se desarrolló en la unidad
anterior.

Para que una niña o un niño aprenda, debe poder atender, comprender y apropiarse del
conocimiento. Al respecto, cabe destacar:

-La atención es una función que muchas veces está comprometida por razones
intrapsíquicas (conflictos internos, falta de integración yoica, duelos, etc.) pero también por
cuestiones intersubjetivas, como por ejemplo situaciones de violencias o abuso. La función no
está afectada per se, sino que está invertida sobre otros objetos y/o conflictos.

En relación al “prestar atención”, es importante mencionar que la escuela solicita una atención
sostenida y prolongada en estímulos que muchas veces no son de interés del NNyA. La
época y el sistema educativo entran en una compleja contradicción, ya que las pantallas
ofrecen estímulos y requieren una atención muy diferente a la escuela. Es necesario indagar
si en otros ámbitos que no son el escolar el NNyA presenta buen desempeño y concentración
en áreas que sean de su interés.

-La comprensión está ligada a la construcción de cadenas de pensamiento, es decir, poder


asociar nuevos conocimientos a saberes previos. La simbolización es fundamental y muchas
veces no se alcanzó o bien presenta fallas.

8
-La apropiación tiene que ver con la actividad, con re-crear las palabras para el uso propio.
Se contrapone a la posición pasiva, en que el NNyA recibe, pero no puede operar con eso
porque no lo metaboliza.

Si alguna de estas funciones está comprometida, el proceso de aprendizaje se verá


obstaculizado.

Las dificultades de aprendizaje suelen detectarse frecuentemente entre los 5 y los 12 años.
Arribar a un diagnóstico integral implica un proceso que no puede determinarse en una sola
consulta ya que son varias las dimensiones a evaluar.

En primer lugar, es fundamental descartar situaciones de violencia, abuso o cualquier otra


que detente sobre la vida del niño, niña o adolescente y vulnere sus derechos. Los
diagnósticos mal formulados en las infancias muchas veces invisibilizan situaciones de este
tipo, derivando en abordajes improcedentes (SENAF, 2018).

Por otro lado, numerosas investigaciones dan cuenta que la participación de la familia y la
escuela en el proceso educativo es un factor fundamental para que el niño o niña pueda
aprender. En este sentido, es importante que el proceso de construcción de una hipótesis
diagnóstica incluya a los referentes vinculares y a los actores intervinientes en la institución
educativa: ¿quién solicita la consulta?; ¿qué observan?; ¿en qué aspecto del aprendizaje
detectan dificultades?; ¿cómo miran a ese niño/a?; ¿qué estrategias utilizaron?; ¿cuáles
fracasaron?; ¿qué pronóstico hacen de su trayectoria escolar?.

A partir de estos interrogantes es importante considerar los mecanismos psíquicos y las


dinámicas vinculares que puedan interferir en el proceso de aprendizaje. De igual modo, en la
evaluación es necesario descartar condiciones orgánicas que pueden causar o agravar la
dificultad, como pueden ser hipertiroidismo, epilepsia o consumo de alcohol o drogas.

Es importante considerar también el nivel de gravedad de la sintomatología, desde falta de


atención en la escuela y dificultades para sostener actividades o mantenerse sentado, hasta
conductas agresivas reiteradas, niveles excesivos de peleas escolares, conductas desafiantes
y agresivas persistentes.

En la CIE-10 estas problemáticas pueden clasificarse dentro de los Trastornos específicos del
desarrollo de las habilidades escolares (F81), como así también incluirse entre algunos de los
Trastornos emocionales y del comportamiento que aparecen habitualmente en la niñez o en la
adolescencia, tales como Trastornos hipercinéticos (F90), Trastornos de la conducta (F91),
entre otros.

9
Se realiza a continuación una breve descripción de estos últimos dos trastornos en tanto son un
motivo de consulta frente en el Primer Nivel de Atención

Dentro de los Trastornos hipercinéticos la CIE-10 ubica la Perturbación de la actividad y de


la atención, desglosando en: Trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad.
Se caracterizan por su comienzo temprano (habitualmente, durante los primeros cinco años
de la vida), por falta de constancia en las actividades que requieren de la participación de
funciones intelectuales y por una tendencia a cambiar de una actividad a otra, sin completar
ninguna, junto con una actividad desorganizada, mal regulada y excesiva. Pueden hallarse
asociadas a otros observables no esperables para el momento evolutivo. Se presentan a
menudo aspectos impulsivos e imprudentes, con propensión a los accidentes y a verse en
dificultades disciplinarias. Sus relaciones con adultos/as son a menudo socialmente
desinhibidas, carentes de la reserva y la precaución esperables. Se observan dificultades en
la inclusión social entre pares. Es común el deterioro intelectual, mientras los retrasos
específicos del desarrollo motriz y del lenguaje son desproporcionadamente frecuentes. Entre
las complicaciones secundarias se cuentan el comportamiento asocial y la baja autoestima.

El segundo grupo de trastornos más frecuentes se refiere a los Trastornos de conducta. Se


caracterizan por un patrón repetitivo y persistente de conducta asocial, agresiva o desafiante.
Entre ellos se pueden ubicar a los trastornos de la conducta limitado al contexto familiar,
trastorno de la conducta insociable, trastorno de la conducta sociable, trastorno opositor
desafiante, entre otros. Es necesario que este comportamiento alcance niveles importantes de
alteración de la conducta socialmente esperada para la edad del niño, niña o adolescente,
razón por la cual debe ser más grave que la travesura infantil corriente o la rebeldía de la
adolescencia, y suponer un patrón perdurable de comportamiento (de seis meses o más). Los
rasgos de trastorno conductual pueden ser también sintomáticos de otros padecimientos
mentales, en cuyo caso debe ser preferido el diagnóstico subyacente.

Cualquier diagnóstico que se formule debe promover intervenciones que se centren en la


subjetivación de esa niña o niño y no en el déficit.

Para un abordaje integral a realizar desde el Primer Nivel de Atención es importante


que las intervenciones sean acordadas en el marco de una red de actores e
instituciones, partiendo desde la singularidad del niño entendiendo que se deben
considerar todos los factores involucrados en el proceso de escolarización del
NNyA.

10
En relación al vínculo con la institución escolar, es necesario que el equipo de salud pueda
establecer una comunicación fluida con el objetivo de articular estrategias inclusivas tal
como lo establece la normativa vigente 1. Es importante considerar que la responsabilidad
no se enfoque únicamente en la persona que presenta la dificultad sino también en las
condiciones en las que acontece el proceso de enseñanza-aprendizaje. Entre dichas
condiciones deben estar presentes la apuesta y la confianza en el niño, niña o
adolescente, en la/el docente a cargo y en una propuesta pedagógica oportuna.

En relación al contexto socio-familiar, es imprescindible acompañar y apoyar a la familia


ofreciendo intervenciones oportunas que favorezcan los factores protectores para el niño o
niña.

En relación al NNyA, se debe ofrecer un espacio que ponga a disposición un abanico de


modos para desplegar y elaborar su malestar según la edad cronológica y el momento del
desarrollo donde se encuentre -ya sea el juego, la palabra o cualquier expresión gráfica o de
otro tipo-.

El abordaje puede ser conducido desde el Primer Nivel de Atención, articulando con los
especialistas cuando fracasan las intervenciones mencionadas o en caso de agravamiento de
la sintomatología en el tiempo.

No deben utilizarse a priori medicamentos para tratar los problemas de conducta en el PNA.
Es importante consultar con un equipo interdisciplinario que incluya psiquiatría infanto juvenil ,
siguiendo el criterio propuesto en la unidad I y el Anexo para integrantes del equipo de salud
con incumbencia para prescribir.

Finalmente, cabe destacar que en nuestro país está declarado de interés nacional el abordaje
integral e interdisciplinario de los sujetos que presentan Dificultades Específicas del
Aprendizaje por la Ley N° 27306.

1
Ley de Educación Nacional N°26.206 y Resolución Consejo Federal de Educación N° 311/16.

11
Otras situaciones específicas en la consulta en el Primer Nivel de
Atención

Control esfinteriano: enuresis y encopresis.

La adquisición del control esfinteriano depende de la indemnidad del sistema


anatomofisiológico y requiere de tiempo de maduración. La falla de ese control para el
sistema urinario se denomina enuresis y para el sistema digestivo, encopresis.

Para realizar un diagnóstico integral, debemos entender las alteraciones en un contexto


global, para lo cual remitimos nuevamente al IODI, referido en la unidad anterior. De esta
manera, si el hallazgo de enuresis o encopresis se ve acompañada de otros desfasajes en las
adquisiciones evolutivas, entonces se vuelve necesario un diagnóstico más completo. Sólo
hablaremos aquí de enuresis y encopresis cuando son detectadas de forma única sin otro
parámetro alterado. También conviene descartar otras causas menos frecuentes como
epilepsia o trastornos neurometabólicos.

Los trastornos del control esfinteriano pueden dividirse en primarios, cuando el niño o la niña
no logra el control en los intervalos de tiempo esperables para su edad, y secundaria, menos
frecuente, que consiste en un retroceso luego de ya haber logrado controlar la micción o la
defecación. También pueden caracterizarse como enuresis/encopresis diurna, nocturna o
combinada (la enuresis nocturna es la más frecuente), y como cotidiana o episódica (esto es,
intermitente con largo períodos sin el síntoma). En cuanto al momento de aparición de los
síntomas puede establecerse que:

a. Hasta los 3 años, el hecho no debería llamar la atención del observador;


b. Entre los 3 a 4 años la falta de control esfinteriano resulta de muy difícil calificación,
debiendo diagnosticarse en el contexto evolutivo general del sujeto.
c. A partir de los 4 y más años, la enuresis y la encopresis ya podrían considerarse un
síntoma.
Según la CIE-10 estos trastornos se clasifican dentro de Otros trastornos emocionales y del
comportamiento que aparecen habitualmente en la niñez y en la adolescencia (F98).

Es muy importante destacar el componente emocional que suele acompañar a los trastornos
del control esfinteriano. Ante una indagación sencilla se puede obtener información del
impacto reciente de situaciones tales como separación de los padres, algún evento de duelo o
pérdida en el entorno cercano, etc. De particular significancia y más difícil diagnóstico resulta

12
la asociación con eventos traumáticos como puede ser el abuso sexual infantil o el maltrato
infantil (Silvia Chejter, 2018)

Por lo antedicho debemos destacar que el abordaje farmacológico no suele emplearse salvo
casos fisiológicos de insuficiencia de los músculos del esfínter, debiendo realizar un abordaje
integral desde el primer nivel de atención de las diferentes problemáticas, ya sean
referidas al desarrollo en general o a la esfera psicosocial, con importancia de un seguimiento
psicoterapéutico.

Problemáticas de la alimentación en Niños Niñas y Adolescentes

Las problemáticas en la alimentación en NNyA deben ser pensadas dentro del contexto
individual, familiar y social. Son un conjunto de síntomas y signos que responden a distintas
estructuras psicopatológicas. Las más frecuentes en este grupo etario son la anorexia
nerviosa y la bulimia.

La anorexia se caracteriza por una gran reducción de la ingesta de alimentos indicada para el
individuo en relación con su edad, estatura y necesidades vitales. Esta disminución no
responde a una falta de apetito, sino a una resistencia a comer, motivada por la preocupación
excesiva por no subir de peso o por reducirlo.

En la bulimia el consumo de alimento se hace en forma de atracón, durante el cual se ingiere


una gran cantidad de alimento con la sensación de pérdida de control. Son episodios de
voracidad que van seguidos de un fuerte sentimiento de culpa, por lo que se recurre a
medidas compensatorias inadecuadas como la autoinducción del vómito, el consumo abusivo
de laxantes, diuréticos, el ejercicio excesivo y el ayuno prolongado.

Algunas conductas de los y las adolescentes que presentan anorexia o bulimia pueden ser el
pensar excesivamente en cuánto y cómo comen o en dejar de hacerlo, estar pendientes
continuamente de su imagen corporal y preocuparse excesivamente en cómo son vistos por
los otros/as. Detrás de estos comportamientos hay una preocupación absoluta por el peso,
por no engordar, por mantener una delgadez extrema o conseguir una mayor. Cabe
mencionar que estas conductas pueden pueden responder a mandatos socio-culturales. Sin
embargo, se entra en el campo psicopatológico cuando la imagen corporal de sí está
distorsionada y no corresponde a la realidad. Las problemáticas de la alimentación son en
general más frecuentes en mujeres. El imaginario cultural respecto al cuerpo femenino y los
criterios normativos de belleza, ocasionan una mayor vulnerabilidad de las chicas ante este
tipo de trastornos.

13
A la hora de realizar un diagnóstico integral se debe tener presente que el mismo no se
debe reducir a una serie de exámenes médicos o de laboratorio, sino que debe llevarse a
cabo teniendo en cuenta la variedad de factores que influyen en la aparición de la
problemática y de su desarrollo. Especialmente en este grupo etario se requiere de una
escucha cuidadosa y personalizada y de cierta plasticidad.

En la CIE 10, estas problemáticas se ubican mayoritariamente entre los Trastornos de la


ingestión alimentaria en la infancia y la niñez, y la Anorexia nerviosa y otros trastornos de la
ingestión de -alimentos.

Debido a la interrelación de diversos factores en las problemáticas en la alimentación tales


como los sociales (imaginario social de belleza e imagen), el estigma, los aspectos
familiares/contextuales, las alteraciones en los vínculos, la vulneración de derechos, las
violencias, las problemáticas de salud mental y otras patologías concomitantes es
fundamental el abordaje interdisciplinario e integral de las mismas por equipos de
pediatría/clínica, nutrición y salud mental; entre otros.

Si bien es habitual que apenas aparezca la sintomatología, no se presenten obstáculos para


el desempeño en contextos familiares y escolares, es importante esta alerta a los posibles
efectos de estas problemáticas en la salud presentando diversos grados de desnutrición y
desequilibrios fisiológicos que producen diferentes complicaciones clínicas.

Al igual que en el resto de las problemáticas, se deben priorizar los abordajes ambulatorios a
menos que mediare una situación de riesgo cierto e inminente para sí o para terceros. El
riesgo puede estar dado en esta problemática por la situación clínica u orgánica del NNyA,
como por ejemplo la negativa irreductible a la ingesta; la deshidratación o por su situación
psíquica, como por ejemplo presencia de autolesiones o ideas suicidas.

El abordaje debe incluir psicoterapia individual, familiar y/o grupal; apoyo y acompañamiento a
los referentes afectivos y diálogo y cooperación constante con la institución escolar a la que
asiste el niño, niña o adolescente.

BIBLIOGRAFÍA
-MSAL: Programa de capacitación Terapéutica Racional en Atención Primaria de la Salud -
TRAPS- Módulo Salud Mental (2017).

-Janin, Beatriz “El sufrimiento psíquico en los niños”. Buenos Aires. Noveduc Libros. (2011)

14
-Dio Bleichmar Emilce.Temores y Fobias, Barcelona, Ed Gedisa, 1998.(1991)

-Soutello, Guía esencial de psicofarmacología del niño y el adolescente. España. Editorial


Médica Panamericana.(2011).

-Rapee RM. (2012) Anxiety disorders in children and adolescents: Nature, development,
treatment and prevention. In Rey JM (ed), IACAPAP e-Textbook of Child and Adolescent
Mental Health. Geneva: International Association for Child and Adolescent Psychiatry and
Allied Professions.

-Rey J M, Bella-Awusah TT, Jing L. (2012) Depression in children and adolescents. In Rey JM
(ed), IACAPAP e-Textbook of Child and Adolescent Mental Health. Geneva: International
Association for Child and Adolescent Psychiatry and Allied Professions.

-Abusos sexuales y embarazo forzado en la niñez y adolescencia : lineamientos para su


abordaje interinstitucional ; dirigido por Silvia Chejter. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos
Aires: Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia. Plan Nacional de Prevención del
Embarazo no Intencional en la Adolescencia, 2018.

15

También podría gustarte