Rayco Herrera

Günther Anders , en el segundo volumen de su obra La obsolescencia del ser humano , comienza el capítulo titulado “La obsolescencia del trabajo” llamando demagogos, en condicional, a aquellos gobernadores que prometieran racionalización y pleno empleo, o racionalización como condición para el pleno empleo. Hoy, cuarenta años después, es bajo esta premisa como se nos vende la llamada cuarta revolución industrial. Ahora no son únicamente los políticos quienes usan esos argumentos sino también los máximos representantes de los poderes económicos. Esto es una muestra de lo que suele llamarse “la utopía de la humanización del trabajo”, es decir, la idea prevaleciente en las sociedades industriales de que el desarrollo tecnológico de las fuerzas productivas acabaría por humanizar el trabajo, por liberarnos de su carga, y pondría al alcance de todos medios de vida que acabarían con las injusticias sociales. La paradoja del tiempo en el que vivimos es que efectivamente hemos logrado desarrollar tecnológicamente las fuerzas productivas en apenas un siglo y medio muchísimo más que en el resto de la historia humana y que, sin embargo, no ha servido para la realización de la utopía de un mundo más justo e igualitario.

Günther Anders trata de dar cuenta de las dificultades retrospectivas de aquellos que, como él, sufrieron una fragmentación vital irreversible como consecuencia del exilio.


Günther Anders tries to shed light on the retrospective difficulties of those that, like himself, suffered from an irreversible vital fragmentation as a consequence of the exile.