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APROXIMACIONES AL CONOCIMIENTO DE LA JUVENTUD
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Y AM AURY FERNÁNDEZ REYES
COMPILADORES
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APROXIMACIONES AL CONOCIMIENTO
DE LA JUVENTUD
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M I G U E L VI Z C A R R A D ÁV I L A
Y AM AURY FERNÁNDEZ REYES
COMPILADORES
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CE NTR O DE I N VE STI G AC I ONE S Y E ST UDI OS DE L A JU VE NT UD
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
Primera Edición: 2006
D. R. Instituto Jaliscience de la Juventud, Centro de Investigación y
Estudios de la Juventud.
D. R. Miguel Vizcarra Dávila y Amaury Fernández Reyes: por la
recopilación.
D. R. María Guadalupe Laura Báez Báez, Lic. Horacio Espinosa
Zepeda, Mtro. J. Igor Israel González Aguirre, Mtro. Jesús Alejandro
Hernández Ramírez, Lic. Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen,
Dr. Alfredo Hidalgo San Martín, Dr. Rogelio Marcial Vázquez,
Mtro. J. Alfredo Nateras Domínguez, Lic. José Navarro Cendejas,
Dra. Bettylu Rasmussen Cruz, Aída Aracelí Rodríguez Carlos,
Mtra. Tania Rodríguez Salazar, Dra. Amparo Tapia Curiel
y Lic. Julio Alejandro Terrones Orozco: por su colaboración.
D. R. Charlie Uribe, Esteban Soto, Mariana López, Ma Refugio Ruíz
Vargas y Sara Guerrero: por su material fotográfico.
www.ijj.gob.mx ciejuv@ijj.gob.mx ciejuv@hotmail.com
Portada: Roberto Morleghen Roger.
Edición y diseño: Luis Fernando Ortega.
INSTITUTO JALISCIENCE DE LA JUVENTUD,
CENTRO DE INVESTIGACIÓN Y ESTUDIOS DE LA JUVENTUD.
Miguel Blanco No. 883. Zona Centro,
Guadalajara, Jalisco. México.
tel. 3658 3272 ext. 123
Prohibida la reproducción, por cualquier medio, electrónico o mecánico,
total o parcial, con fines comerciales.
ISBN: 968-5647-40-2
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Presentación
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MAPAS Y COORDENADAS:
ALGUNOS ROSTROS Y ESTADOS DE ÁNIMO
DE LAS Y LOS JÓVENES DE «GUANATOS».
Alfredo Nateras Domínguez*
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NO DE LOS VÁLIDOS Y CONSTANTES cuestionamientos que se han hecho, entre otros tantos, a los estudios
acerca de las y los jóvenes, es su abierto centralismo: tanto
por los autores que escriben o se hacen más visibles (del D. F. u
occidentales) como del anclaje de lo joven a ciertas temáticas de
siempre (las drogas, el empleo, lo educativo) y, circunscritos a lo
urbano «chilango»1, o a la traducción automática en el imaginario
social de lo juvenil como lo masculino.
En este sentido, es de celebrar que este libro intitulado:
Disertaciones. Aproximaciones al conocimiento de la juventud, (y
que el lector recién empieza a leer), interpele ciertos flancos del tal
centralismo, ya que se trata de un esfuerzo importante e interesante
que convoca a varios y varias colegas de distintas trayectorias,
formaciones académicas y adscripciones institucionales que
construyen presencia y le dan cauce a los estudios regionales de
* Profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I).
Coordinador general del diplomado: «Culturas juveniles. Teoría e investigación»
(UAM-I). E-mail: tamara2@prodigy.net.mx
1 Si bien lo «chilango» alude a los nativos de la Ciudad de México, las comillas y las cursivas
hacen énfasis en la carga simbólica que se le ha depositado como adjetivo calificativo.
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occidente2 mostrando ciertos rostros, voces y estados de ánimo de
las y los sujetos jóvenes de Guadalajara, Jalisco.3
De ahí que para mí es complejo andar escribiendo este texto y
tener que comentar la obra; dado mi lugar de académico «chilango»
(del D. F.) y posición como investigador / etnógrafo de lo que en
varios sentidos (ambiguos) hemos reciclado y denominado como
«Culturas juveniles urbanas» que, por lo que connota, acarrea de
ya, un matiz excluyente, es decir, deja fuera lo no-urbano que bien
lo podríamos traducir como lo rural y del campo versus la ciudad
o las ciudades, o incluso desde las vertientes de lo tradicional
contrapuesto a lo moderno.
El tono y la tesitura de mis apreciaciones no partirán de
comentar a profundidad los ensayos que componen este libro,
sólo los tomaré como punto de partida, a fin de encaminar
algunas libres y abiertas reflexiones, con el afán de establecer un
diálogo con los autores y autoras en relación a lo que consideré
los aspectos más significativos a resaltar. Situación que me lleva a
seguir los trayectos, los senderos y las veredas temáticas marcadas
y nombradas en cada uno de los trabajos y en los tres capítulos en
los que se ha dividido esta obra.
En el Capítulo I, «Instituciones y jóvenes», hay dos textos
que en varios sentidos se relacionan entre sí, ya que desde
diferentes lugares teóricos y abordajes metodológicos, trata lo
2 La Región de Occidente incluye a los estados de Colima, Nayarit y Jalisco. Vale recordar
que a partir de la Encuesta Nacional de Juventud (ENJ), del Instituto Mexicano de la
Juventud (IMJ) del 2000, se desprenden una serie de cuadernos por cada una de las
entidades federativas del país que dan cuenta de la heterogeneidad juvenil situada en
los contextos locales específicos. Cfr., Ernesto Rangel, «Los Jóvenes de Colima a través
de la Encuesta Nacional de la Juventud», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000;
Zeyda Rodríguez, «Los Jóvenes en Jalisco», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000;
y Fabiola González Román, «La juventud de Nayarit. Entre los mensajes Mundiales y el
abandono local», Jóvenes Mexicanos del S.XXI, (ENJ) 2000. Para el caso específico de
Jalisco, el cuaderno del reporte de investigación se estructuró a través de los siguientes
ejes: Características fundamentales del estado de Jalisco; Familia; Educación y trabajo;
Consumos y prácticas culturales de los jóvenes; y Creencias, expectativas, opiniones y
auto percepción.
3 Aunque se extrañan varias plumas significativas del lugar, como las de Rossana Reguillo y
María Martha Collignon, por citar tan sólo a estas destacadas colegas.
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relacionado con las instituciones instituidas e instituyentes; las
«miradas» que edifican la construcción de la idea de lo joven y, de
los acercamientos y desagregados temáticos que se han realizado
en el ámbito de la salud tanto con los jóvenes de la localidad como
desde una aproximación más amplia o general de los jóvenes en
México.
Hay algunas ideas sólidas e interesantes en el trabajo de J. Igor
Israel González Aguirre, «Las imágenes del poder y el poder de las
imágenes: la construcción institucional de la juventud de Jalisco»
que apuntan a señalar la idea de lo joven como una construcción
social y cultural, visible a través de los discursos y las expectativas
que el Estado en abstracto y sus instituciones en concreto (la
familia, la religión, los medios, la escuela), hacen patentes y
esperan de sus jóvenes, en este caso de los de Guadalajara, Jalisco.
Al mismo tiempo, se da una especie de mediación de las y los
jóvenes en plural con respecto a lo que se espera de ellos y ellas, lo
que conlleva a la expresión de las distintas maneras en que se va
siendo joven.
Esto nos remite a recordar que la condición juvenil está
marcada por la heterogeneidad, es decir, hay distintas formas
de serlo o hay diferentes sentidos en su contenido, por lo
que la apropiación de la categoría de la juventud construida
socioculturalmente lleva inevitablemente a la diversidad. De ahí
que encontramos claramente un discurso público que habla de los
jóvenes desde el deber ser, e incorporado por ciertos segmentos
o sectores juveniles que bien se les podría reconocer como los
jóvenes integrados. En contraparte, tenemos a los que construyen
una identidad alterna a estos imaginarios culturales dominantes
referidos como los jóvenes apocalípticos.4 Con la alerta de que
entre el extremo de los integrados y los apocalípticos, hay otras
4 Existe un texto memorable de Martín Hopenhayn que entre otras cuestiones refiere a
esta situación de la crisis de los meta relatos (¿el fin de las utopías?) circunscrito en el
discurso de la crisis de la modernidad y lo postmoderno en América Latina, en donde
los sujetos sociales (también está pensando en los jóvenes) se colocan en las disyuntivas
y las paradojas. Cfr., Hopenhayn, Martín, Ni apocalípticos, Ni integrados. Aventuras
de la modernidad en América Latina, Santiago de Chile, FCE, 1994.
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y otros jóvenes con variantes, tonos y tesituras intermedias que
construyen, en todo caso, otros tipos del ser joven.
Israel González, menciona que se agota la narrativa
(tradicional) acerca del ciclo juventud / adultez, lo cual me parece
un señalamiento muy atinado, ya que esto nos lleva a pensar que
ante el desdibujamiento de la idea del estado-nación y el borramiento del estado benefactor, la moratoria social5 concedida a
la condición juvenil se ha desquebrajado o roto, casi por completo,
es decir, la trayectoria trazada de ser hijo de familia, estudiante,
egresado o graduado, empleado, participante en la vida política
o social y conformación de una nueva familia en la modalidad de
casado, emparejado o de cualquier otra situación, ya no se cumple
tal cual.6
Por otra parte, uno de los ámbitos en los que por tradición se
ha atendido e investigado a los jóvenes, es lo referente al rubro de
lo que se denomina como salud sexual y reproductiva que incluye
una variedad de asuntos relacionados (VIH/SIDA / embarazo adolescente no deseado / aborto / infecciones de trasmisión sexual).
De ahí que el trabajo colectivo de Alfredo Hidalgo San Martín,
Bettylu Rasmussen y Carlos Alejandro Hidalgo: «Salud y atención
a adolescentes en México», nos permita hacer algunas reflexiones
y consideraciones al respecto.
Es un estudio interesante que lleva a cabo una especie de
estado del arte de la producción científica de investigación en salud
y en servicios a adolescentes, a través de una revisión estadística
(estudio bibliométrico) de revistas médicas y de trabajos de campo,
registrados en una base de datos llamada Artemisa. Lo que resalta
—nos dicen los coautores— es que hay muy poca producción
científica del tema, aunque habría que tomar con prudencia esta
5 La moratoria social la concebimos como aquel tiempo sociocultural que se otorga en
nuestras sociedades occidentales a fin de que los jóvenes (hombres como mujeres), se
instruyan y preparen para que posteriormente se incorporen, a través de sus nuevas
prácticas y roles sociales, a los mundos adultos.
6 Hay una dato muy fuerte y asociado a esta reflexión que arroja la ENJ del 2000: considerando
los 37 millones de jóvenes que hay en el país (hombres y mujeres), se agrupan en cuatro
tipos: 1. Los que estudian, 2. Los que sólo trabajan, 3. Los que estudian y trabajan y, 4.
Los que ni estudian y ni trabajan que son alrededor de 8 millones de jóvenes entre los
12 y los 29 años de edad.
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aseveración, ya que se está haciendo una revisión desde el ámbito
médico y, principalmente de cohorte cuantitativo, cuando hay
que recordar que una gran parte de los estudios contemporáneos
en salud sexual y reproductiva vinculada con los jóvenes y los
servicios de salud, se encuentran en las disciplinas de la sociología,
la psicología social, los estudios de género y la antropología de
la salud, quienes privilegian las investigaciones cualitativas y
otros medios de publicación y difusión de sus conocimientos y
experiencias de intervención que regularmente no se encuentran
reportadas en las revistas médicas.
Por lo que aquí hay varios aspectos a rescatar o remarcar.
Si bien es cierto que existen un sinnúmero de servicios inscritos
en las instancias de salud del gobierno federal, estatal, municipal,
e incluso delegacional, dirigidos a los adolescentes, hay grandes
dificultades en las relaciones vinculares o ínter subjetivas entre
los trabajadores de la salud (médicos, psiquiatras, psicólogos y
enfermeras) y, los propios jóvenes (hombres o mujeres), en tanto que en una gran parte de casos, se juegan las relaciones de
poder de los mundos adultos y del saber médico-psiquiátrico
que no le otorgan el lugar de interlocutor válido o de sujetos de
decisión de sí, a los jóvenes, aunado a que ellos o ellas, no tienen
confianza para ir a los sistemas de salud (por pena, desconfianza
o desconocimiento). Ejemplos de tales situaciones, tenemos
varios: la negativa de algunas clínicas para dar información acerca
de sexualidad a los adolescentes; de no distribuir gratuitamente
condones, o incluso regañar y maltratar emocionalmente a las y
los jóvenes cuando van a solicitar un servicio de salud.
En cuanto a la morbilidad de los jóvenes, variable que
retoman los coautores, nos enfrentamos a una paradoja o tensión
que incluso implica a una gran parte de jóvenes, no sólo de México
o de Guadalajara, Jalisco, sino a los de América Latina; están mejor
provistos de salud, es decir, son más sanos que su generación
inmediata anterior, aunque menos reconocidos en su morbilidad
específica (Hopenhayn, 2005).7
7 Martín Hopenhayn habla de 10 paradojas o tensiones que se manifiestan en forma de
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En el Capítulo II, «El paso a la adultez», se agrupan cuatro
textos que tratan asuntos relacionados con la familia, el trabajo, su
representación y los medios masivos de comunicación. Estamos
ante estudios con metodologías cuantitativas y cualitativas que
transitan entre varias reflexiones, teniendo como vértice a algunas
instituciones y determinadas prácticas socioculturales de los
jóvenes, hombres y mujeres.
El artículo de Tania Rodríguez, «Ideales sobre la familia
en jóvenes de la zona metropolitana de Guadalajara», es muy
revelador, en tanto y en cierto sentido, confirma algunos datos de
otras investigaciones a nivel nacional, por ejemplo, en el sentido
del valor real y simbólico que aún tiene la familia, junto con todas
sus crisis y contradicciones, para una gran parte de jóvenes como
sitio o territorio de contención / continente afectivo y, horizonte
de futuro posible en tanto el deseo de conformar un nuevo núcleo
familiar.
Algo importante que la autora señala son los contextos en
situación de conformación de familias en los que están inmersos
los jóvenes y que se juegan en la trayectoria de los ideales
familiares tradicionales y de los ideales emergentes de una familia
moderna. Esto conlleva a decir que para una parte significativa de
los jóvenes, ya sean hombres o mujeres, los ideales de la pareja
estable y tener hijos, todavía persisten y prevalecen, sin dejar de
reconocer lo complicado que implica esto y que en las vivencias
de ser pareja en las vidas cotidianas, el ideal, poco a poco, tiende
conflicto y en las que están insertos los jóvenes latinoamericanos. 1ª, más acceso a
educación y menos empleo 2ª, más acceso a la información y menos acceso al poder
3ª, más destreza para autonomía y menos posibilidades de concretizarlas 4ª, mejor
provistos de salud pero menos reconocidos en su morbilidad específica 5ª, más
cohesionados hacia dentro pero más segmentados en grupos heterogéneos y con
mayor impermeabilidad hacia fuera 6ª, más aptos para el cambio productivo pero más
excluidos de él 7ª, mientras se expande el período juvenil como fase de moratoria vital,
tiende a reducirse la proporción de jóvenes respecto del total de la población 8ª, han
reducido su número de hijos, pero mantienen altas tazas de maternidad adolescente
9ª, desproporción entre consumos simbólicos y material 10ª, autodeterminación y
protagonismo versus precariedad y desmovilización, Cfr. Martín Hopenhayn, América
Latina. Desigual y descentrada,Buenos Aires, Norma Argentina, 2005,
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a desdibujarse. En todo caso, operan como posibles escenarios de
llegada y, no más, como escenarios ciertos de partida.
El sentido y el significado en la construcción de una familia
todavía esta ligado con el deseo y el imaginario de la maternidad
y la paternidad juvenil, aún y con todos los miedos y los temores
a nivel de lo material como en lo simbólico de las emociones y los
afectos encontrados en tanto lo subjetivo que va configurando la
tensión entre lo tradicional y lo moderno del ser pareja joven.
No puedo dejar de traer a mi memoria la matriz de significación de la paternidad y la maternidad de una parte de las y los
jóvenes pandilleros que no está anclada a un proyecto de vida en
pareja como tal, cual sea su especificad (civil, religiosa o en unión
libre), sino que atraviesa la temporalidad definida de la existencia
conforme a las situaciones al límite en que viven. Es el caso de los
agrupamientos juveniles de pandillas (transnacionales) quienes
a la brevedad posible, se están haciendo papás o mamás porque
saben e intuyen que en cualquier momento van a ser asesinados o
dejar de existir, en la lógica de la guerra urbana y las venganzas que
hay entre los distintos agrupamientos de pandilleros.
Un texto novedoso, por lo poco tratado de la temática, es el
de Araceli Rodríguez, Amparo Tapia, María Guadalupe Laura Báez
y Julio Alejandro Terrones en relación a los: «Aspectos del proceso
de trabajo y de salud enfermedad de un grupo de niños, niñas y
adolescentes de la industria del calzado en la ZMG». Digamos
que es una investigación desde la epidemiología circunscrita en el
proceso de trabajo y su relación con las condiciones de salud de la
población señalada.
Es un estudio que nos remite a la idea de las sociedades
postindustriales en el entendido de lo que se ha nombrado como
el trabajo flexible, es decir, aquel de los proyectos neoliberales o del
capitalismo salvaje en el que la explotación y la exclusión social,
son una situación que los caracteriza y, además, recae implacable
en los sujetos sociales más vulnerables como lo son los niños, los
adolescentes y los jóvenes.
En esta situación de vulnerabilidad social y de salud en la
que se encuentran estos sectores de la población, coincide y
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se correlaciona con el hecho de que en términos generales, los
adolescentes y los jóvenes, inscritos en los circuitos del empleo
y del subempleo, son los más explotados: con los peores salarios
—por debajo de los adultos—, los que trabajan más horas, los
que no crean prestaciones, ni antigüedad y, ni tampoco, se está
en la posibilidad de construir una identidad como trabajador o
asalariado, dada la alta inestabilidad del empleo.
Este artículo se puede ligar, desde otras vertientes, con el
de José Navarro Cendejas: «Representaciones sociales de jóvenes
profesionistas sobre el trabajo», encaminado a explorar o dar
cuenta de las percepciones y auto percepciones de este sector de
jóvenes. De inicio me parece que estrictamente hablando, no es
una investigación que emplea o usa el constructo teórico de las
representaciones sociales, en tanto no se propone probar algunos
aspectos de la teoría, sino que en todo caso, utiliza el concepto
o el término8 para referirse a opiniones o imágenes elaboradas
y construidas colectivamente por los jóvenes profesionistas en
situación de desempleo o subempleo. Se está más cerca de una
aproximación ciertamente cualitativa y desde una perspectiva
clásica; más antropológica y cultural, al estilo de Moscovici o
Jodelet. Esta postura de investigación es distinta a la otra línea
conocida como la del núcleo básico, es decir, la concepción
estructural de las representaciones sociales (Rouquette, Gimelli,
Abric) quienes emplean metodologías cuantitativas en base a
análisis estadísticos inferenciales y descriptivos (por ejemplo,
árboles conceptuales)
También en este artículo, podemos resitúar la discusión con
respecto a la idea de moratoria social concedida en el trayecto del
ser joven y abrir la discusión en otros horizontes reflexivos. Por
ejemplo, algo importante a resaltar y que José Navarro lo refiere, es
8 Hay una apasionada discusión teórica entablada por varios psicólogos sociales, por
ejemplo, Tomás Ibáñez (español) y Maritza Montero (venezolana), quienes consideran
a las representaciones sociales como un concepto o categoría cognitiva, al cual le falta
una teoría. Cfr., Tomás Ibáñez, Psicología Social Construccionista, Selección de textos:
Jiménez-Domínguez, Universidad de Guadalajara, México, 1994; Maritza Montero
(Coord.) Construcción y crítica de la psicología social, Anthropos, 1994.
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la contradicción o asimetría que se da entre los mundos laborales
y los mundos de los sistemas educativos, en tanto corren en
distintas coordenadas temporales y dinámicas económicas, dando
por resultado la exclusión de una parte de jóvenes profesionistas
de los mercados laborares.
Se está ante otra paradoja o tensión que consiste en el
hecho de que en términos amplios, los jóvenes contemporáneos
están más certificados en lo educativo, es decir, tienen más niveles
educativos: son más instruidos y con amplias y mejores habilidades
en el manejo de las tecnologías de comunicación (computadoras,
Internet) que su generación inmediata anterior, aunque están más
desempleados, situación que no sucedía con la generación de sus
padres que tenían menos niveles educativos, aunque lograban
insertarse, sin muchas dificultades, en los circuitos laborales.
Ahora, en cuanto a la educación como tal, lo que señala el
autor es que la educación superior, para una gran parte de sus
jóvenes de investigación, ha perdido su sentido, es decir, ya no
es garantía de movilidad social a fin de mejorar las condiciones
materiales de vida, lo cual tiene una lógica de verdad, sin embargo,
pareciera ser que la educación superior todavía es una aspiración
para una parte importante de jóvenes, más que nada por su valor
simbólico, es decir, por ser espacios de la socialidad y por ende,
importantes en las construcciones identitarias juveniles.
El texto de Jesús Alejandro Hernández: «Sexo, droga y tv.
De medios, sexualidad y salud en adolescentes clasemedieros de
Guadalajara, Jalisco», en cuanto a la combinación de estrategias
de investigación, cuantitativas y cualitativas (grupos focales),
es interesante, ya que a mi entender, este estudio de análisis
exploratorio del discurso de adolescentes, se sitúa más del lado de
lo que los antropólogos denominan como los consumos culturales,
e incluso, cercano a los trabajos de comunicación, siguiendo las
teorías de la recepción.9
9 Cfr., Mabel Piccini, Ana Rosas Mantecón y Graciela Schmilchuk (coordinadoras),
Recepción artística y consumo cultural, México, Juan Pablo Editores, 2000.
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Hay cuestiones importantes que el autor va señalando
como la clasificación que lleva a cabo de adolescentes urbanos y
semiurbanos con respecto a las preferencias en el uso y consumo de
los medios como instrumentos de información en lo relacionado a
la sexualidad y a la salud. En este sentido, no es de extrañar que en
primer término aparezca la televisión, la radio y los periódicos.
Esto es significativo en tanto que vuelve a confirmar que
una de las cualidades de los jóvenes contemporáneos es el uso
de las tecnologías de comunicación como uno de los accesorios
culturales más significativos en la socialización, en la apropiación
de la información, en las preferencias políticas, es decir, son
potentes instrumentos para la construcción de opiniones e influir
en la acción social.
Interesante el dato de que los padres y los amigos, son las
fuentes de información más confiables con respecto a la sexualidad.
Habría que ver cómo se distribuyen estas percepciones en relación
al género: las mujeres adolescentes a ¿quién recurren? y en ¿en qué
aspectos o circunstancias? versus los hombres adolescentes. Por
otra parte, no hay que olvidar que la escuela es la institución o el
sitio en donde más información adquieren los adolescentes y los
jóvenes, en relación a la sexualidad.
El Capítulo III, «Creaciones juveniles», agrupa dos textos,
uno que discute la configuración identitaria juvenil a partir del
uso de drogas (ilegales) y el otro, sitúa a la música imbricada a
determinadas adscripciones juveniles en los espacios urbanos.
Son trabajos con registro en lo simbólico o de las subjetividades
sociales o colectivas de los jóvenes.
El artículo de Horacio Espinosa Zepeda, «Construcción de
la identidad social en jóvenes consumidores de drogas de la ciudad
de Guadalajara», da pauta para abrir varias reflexiones urgentes
y vigentes en distintos sentidos, máxime cuando el asunto del
consumo de las sustancias ilegales en las y los jóvenes, es uno de
los aspectos más delicados de larga data en los estudios acerca de
lo juvenil, abordado principalmente por los enfoques de la salud /
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enfermedad, es decir, de la psicología analítica y la psiquiatría que
tienden a desocializar lo individual y a individualizar lo social.
En primera instancia, el autor ubica el asunto de las identidades sociales en las coordenadas de la modernidad y recupera
las propuestas de Erving Goffman, a fin de pensar el consumo
de drogas y de los sujetos sociales juveniles desde los procesos
de discriminación, la marginación y el estigma, como una suerte
de identidades deterioradas. De ahí desarrolla las ideas acerca
de lo que denomina como la identidad legitimadora, es decir, la
que asume el estigma, la cual se contrapone, a la identidad de
resistencia, aquella que la interpela.
A partir de esta interesante argumentación, una de las
preguntas que quizás habría que plantearse, sería la siguiente:
¿cómo pensar desde otros lugares teóricos de los que ya se
han hecho el asunto del consumo de sustancias ilegales en los
jóvenes cuando se asiste a las crisis de las identidades que fueron
construidas bajo la lógica de la modernidad?
Aquí cabría recuperar una propuesta de Martín Hopenhayn10
con respecto a que el asunto de la violencia y las drogas, son dos
de los fantasmas que están recorriendo a América Latina y que
en el caso de las sustancias, se convierten en una de las grandes
problemáticas que afectan directamente al sector de las y los
jóvenes y, por consiguiente, implica a los otros actores sociales: los
mundos adultos y las instituciones.
Aunque suene absurdo, el problema en el consumo de drogas
que llevan a cabo una parte de las y los jóvenes, no está o se ubica,
en la droga misma, sino que se desplaza en la carga simbólica
que conlleva, esto es más claro cuando sabemos que realmente
una de las dificultades serias para los jóvenes en el asunto de los
consumos de sustancias, no es la marihuana o la cocaína, sino las
drogas legales: el alcohol.
A como lo da a entender Horacio Espinosa cuando refiere
que las drogas son un elemento de configuración de la identidad
10 Hopenhayn, Op. cit., 2005.
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de muchas culturas juveniles urbanas; el consumo de las drogas
ilegales, entra en el circuito juvenil globalizado como una especie
de accesorio cultural, junto con otros como la música, de tal suerte
que al consumirse un carrujo de marihuana, o aspirar una línea de
cocaína, o ingerir una «tacha» (droga de diseño), probablemente
también se está consumiendo el universo simbólico del grupo o
los grupos a los cuales se está adscrito o a las que se pertenece.
De igual manera, el consumo de drogas, en este eje de la
configuración de las identidades juveniles, pasa por la experiencia
del cuerpo: como aquel territorio de la decisión de sí que
conlleva una connotación en lo individual aunque construida
colectivamente. Sí como lo propone el autor, al transitar del estigma
a los valores, creo que se está en la posibilidad de que más allá de
la adscripción identitaria juvenil a la que se pertenezca, aparece la
disputa y reivindicación por los derechos civiles y culturales. Esto
llevaría a la posibilidad de construcción de ciudadanías juveniles
en tanto demandar el respeto ante el hecho del consumo como una
vía colectiva de reconocerse desde el lugar de usuario de drogas
ilegales y, en la demanda de ser, en cuanto a la decisión de sí.
El texto de Rogelio Marcial, «Aquí puras rolas chidas:
música y expresiones juveniles en México», es de los que más
disfruté, ya que además de ser de los mejor estructurados, está
muy bien planteado y hace una contribución pormenorizada
que hacía falta en los escritos de jóvenes y música, en tanto
establecer las articulaciones y conexiones correspondientes entre
las diversas culturas juveniles, los diferentes estilos musicales y los
contextos sociales y políticos, partiendo del núcleo base o matriz
de significación de la música rock.
Me parece que una cuestión importante del texto del colega,
es que permite sustraer varias reflexiones teóricas y metodológicas
que implícitamente están presentes en su texto. Una de ellas es
que no queda la menor duda de que la música del rock con sus
diferentes géneros e hibridaciones o mezclas contemporáneas, es
una de las matrices de significación más importantes para las y los
jóvenes, no sólo de México, sino del mundo, de mediados del siglo
pasado a la fecha y que entra dentro del ámbito de los estudios
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de las industrias culturales y los consumos, desde el lugar de lo
simbólico o de las ínter subjetividades colectivas.
En esta matriz de significación, abrevaron y se construyeron
un sinnúmero de adscripciones identitarias juveniles que siguen
alimentando a las actuales generaciones de jóvenes y, que además,
le dieron visibilidad a las distintas formas de expresión social,
cultural y política, en tanto abrieron varias rutas de posibilidades,
no la única, en la construcción del ser joven.
Asimismo, es muy importante remarcar que los trayectos o
los procesos que se siguieron en esta construcción de las culturas
juveniles y los estilos musicales, están referidos o anclados a los
contextos sociales, culturales y políticos más amplios en los que
están circunscritos los sujetos juveniles urbanos y rurales que nos
permite comprender de mejor manera el sustrato relacional de las
y los jóvenes.
Quisiera destacar que el consumo de los estilos musicales
por parte de las y los jóvenes urbanos y rurales, ha sido un
instrumento para la acción social y la participación en lo político
muy transcendente dado el agotamiento de las ideologías políticas duras (socialismo, capitalismo); el descrédito de la política
instituida por los partidos políticos; la falta de legitimidad
de los más importantes consorcios informativos y de fuertes
cuestionamientos a los procesos electorales.
Ahí tenemos la evidencia —y espero no exagerar— de que
para una gran parte de las y los jóvenes, frente al desdibujamiento
o el vaciamiento de sentido de la política, emerge con una fuerza
de significación muy importante el ámbito o el terreno de lo
cultural que se hace viable y visible a través de los movimientos
juveniles como los del hip-hop, o de la música electrónica (ráves),
o de la grupera (oldies, ballenato, cholos).
La música, sus estilos —campo cultural señala Rogelio
Marcial—, como objeto material y simbólico, se parecen a los
sujetos sociales juveniles que la consumen y la habitan: hablan de
la heterogeneidad de sentidos, expresión de las cotidianidades y
de la gran diversificación política / cultural de las adscripciones
juveniles en los espacios urbanos y rurales.
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
Para terminar, reitero que los estudios, las investigaciones y
los diferentes acercamientos disciplinares y metodológicos que se
muestran y se dan a conocer en Disertaciones. Aproximaciones al
conocimiento de lo juvenil, abren una veta importante y necesaria
para los estudios regionales de occidente.
México, D.F. Miércoles, 19 de julio de 2006.
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Capítulo I
e
INSTITUCIONES Y JÓVENES
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LAS IMÁGENES DEL PODER
Y EL PODER DE LAS IMÁGENES:
La construcción institucional de la juventud en Jalisco
J. Igor Israel González Aguirre*
A
L IGUAL QUE EN OTROS PAÍSES, en México, el mecanismo
tradicional para incorporar a los sujetos [juveniles] al
orden instituido tenía como eje una especie de «solidaridad circular»: el circuito comenzaba en la familia, continuaba
en la escuela; luego venía el ingreso en el mercado laboral, la
emancipación y, finalmente, la posterior formación de una nueva
unidad familiar. Pero en el escenario de una modernidad tardía,
es decir, dentro de un tenso orden social que no es totalmente
tradicional ni completamente postmoderno como el nuestro, lo
anterior ha ido dando de sí: en la medida en que se agota la narrativa
[tradicional] acerca del ciclo juventud/adultez, la conformación
de los sujetos juveniles responde más a una [postmoderna]
competitividad individualista de trayectorias múltiples, que a un
apego comunal consolidado. Por una parte, ello implica que los
sujetos no están totalmente inmersos en el lugar social particular
en el que han nacido, ni se identifican de lleno con él. Aunque esto
no remite a un desanclaje total, ya que, por otra parte, el peso de la
tradición aún resulta bastante significativo para la conformación
de las distintas maneras de ser [joven]. De cualquier modo, lo que
interesa señalar aquí es que la elección de un modo de vida, de ser
*Alumno del Doctorado en Ciencias Sociales. El Colegio de Jalisco
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joven, estaría en función de un conjunto de circunstancias más
o menos contingentes: si antes las particularidades de nuestro
nacimiento (i. e. sexo, religión, posición social) determinaban
nuestra identidad más profunda; hoy éstas sólo influyen en
distintos grados en la construcción de un proyecto identitario
que, fragmentario y disperso, es narrado por los sujetos con cierta
coherencia, pero también con una relativa ambigüedad.1
Ante ello, pudiera pensarse que la dimensión formalmente
instituida del orden simbólico [social, político, económico], es
decir, el conjunto más o menos anónimo de componentes que
median cualquier vinculación entre los sujetos y la alteridad, o
entre los sujetos mismos, se difumina, pierde peso:2 si antes el
ideal del deber ser juvenil recorría una ruta preestablecida por la
tradición, pareciera que hoy se constituye en un ámbito más de
indecibilidad y contingencia. Sin embargo, en contextos como
el nuestro, el Estado y sus instituciones juegan aún un papel
fundamental en tanto elementos que influyen en la construcción
de la subjetividad,3 en la estructuración de las imágenes culturales
que le otorgan visibilidad a lo juvenil. En última instancia, lo
anterior coloca la construcción y negociación de los proyectos
1 Derivo esta idea a partir de la lectura de algunos ensayos entrañables escritos por
Foucault. Véanse, por ejemplo, Michel Foucault. Las palabras y las cosas, Siglo XXI,
México, 1997 (vigésimo sexta edición), sobre todo los capítulos «II: la prosa del
mundo», «III: representar» y «IV: hablar», pp. 26-125 y; la serie de conferencias
plasmadas en Michel Foucault. La hermenéutica del sujeto, Fondo de Cultura
Económica, México, 2002 (segunda edición).
2 Esta es, sin duda, la hipótesis central que sostiene Lewkowicz: el agotamiento del
Estado en tanto referente para la construcción de la subjetividad. Cfr. Ignacio
Lewkowicz. Pensar sin Estado. Subjetividad en la era de la fluidez, Paidós, Argentina,
2004. Me parece que esta afirmación debería matizarse cuando se habla de las
realidades latinoamericanas. No pretendo decir que las imágenes derivadas de las
instituciones estatales constituyan el referente identitario par excellence. Más bien,
la idea consiste en señalar que la subjetividad no se construye en el vacío que implica
el agotamiento de las instituciones del Estado, sino, precisamente, alrededor de este
vacío. Véase al respecto un sugerente análisis que explora esta perspectiva en Slavoj
Žižek. El espinoso Sujeto. El centro ausente de la ontología política, Paidós, Argentina,
2001.
3 Por supuesto, debo esta idea a los sugerentes argumentos de Deleuze y Guattari. Cfr.
Gilles Deleuze y Félix Guattari. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Pre-textos,
España, 2004 (sexta edición).
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identitarios en el trasfondo del campo político: los sujetos juveniles
se ven orillados a adoptar una postura con respecto a aquello que
les es importante y les interpela; al mismo tiempo, los actores del
orden institucional toman un posicionamiento con relación a
aquello que los jóvenes tematizan en la actualidad: en la medida
en que lo político se subjetiva, la subjetividad también se politiza.
Aceptar lo anterior requiere de una apertura conceptual, la
cual debiera trascender los límites establecidos por las ciencias
sociales «clásicas»: la indecibilidad y la contingencia, en tanto
componentes fundamentales de esta forma [diferente] de indagar
lo social, son radicales y constitutivas. Ello quiere decir que no es
posible llegar a un contexto puro, no se tiene acceso a la «Verdad
Absoluta»,4 a un núcleo que daría cuerpo a aquello que en definitiva
sería la forma adecuada de ser joven. De modo que todo escenario
de indecibilidad estaría conformado de manera retroactiva:
las formas de mirar/nombrar al joven, que se derivan del orden
simbólico instituido, sin duda son constitutivas de los modos de ser
joven; pero a su vez, tales modos inciden en la estructuración del
orden simbólico desde el cual los jóvenes son vistos.5 Es por ello que
el objetivo de este trabajo consiste en señalar que la construcción
social/institucional de la juventud tiene aparejada una serie de
modelos que asignan normas de conducta, valores, espacios, roles
4 Cfr. Slavoj Žižek. he fragile absolute –or, why is the christian legacy worth fighting for?,
Verso, E. U. A., 2000. En este texto, el autor explora con bastante éxito [la utilidad
de pensar en] la fragilidad de cualquier noción que se pretenda absoluta, así como
el inesperado núcleo subversivo que radica en el centro de, por ejemplo, doctrinas
como el cristianismo.
5 En este sentido, autoras como Maritza Urteaga han analizado el modo en que
intervienen tanto las prácticas institucionales como las juveniles, en la construcción
de las «imágenes culturales» que le otorgan visibilidad a los jóvenes. «Las imágenes
culturales son la forma de presentación de las identidades y culturas juveniles en la
escena pública» —afirma acertadamente Urteaga—. Lo anterior resulta importante
en la medida en que tales imágenes inciden en la construcción social y cultural de la
juventud en tanto categoría y, sobre todo, como realidad: contribuyen, pues, a que
la sociedad califique, asuma y reconozca, en lo público y lo privado, a las personas
y los hechos vinculados con la condición juvenil. Cfr. Maritza Urteaga Castro-Pozo.
«Imágenes juveniles del México moderno», en José Antonio Pérez Islas y Maritza
Urteaga Castro-Pozo (coords). Historias de los jóvenes en México. Su presencia en el
siglo XX, SEP/IMJUVE/AGN, México, 2004, pp. 33 y 34.
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y estilos específicos que delimitan las maneras [«correctas»] de lo
juvenil. La subjetividad no se construye, pues, en el vacío.
Recordemos que el discurso público que «habla» acerca de
los jóvenes se estructura en buena medida en y desde el ámbito
formalmente institucionalizado. Analizar lo anterior tendría
como meta evidenciar algunos de los mecanismos desde los que se
identifica y define a los jóvenes jaliscienses, qua sujetos receptores
de la política. Tal como lo señala Marcial,6 esto es importante
porque, sin duda, ha incidido en la construcción tanto de los
espacios que se consideran adecuados para el desenvolvimiento
juvenil, como de las instituciones que velan por una correcta
socialización de los jóvenes. Es por ello que resulta pertinente
explorar algunos de los modos en que se ha ido construyendo
institucionalmente la juventud en Jalisco, es decir, dar cuenta de
cuáles son algunas de las imágenes culturales que hacen visibles a
los jóvenes de nuestra entidad.
CONTORNOS LIMINARES DE LO JUVENIL
¿Cuáles fueron las condiciones [sociales] que posibilitaron
la creación del ser joven en la sociedad mexicana y, sobre todo,
en Jalisco? Es evidente que no existe una respuesta unívoca a esta
interrogante. De cualquier modo, sí puede afirmarse que las ideas
acerca de lo juvenil en el estado tienen un carácter marcadamente
centralizado, como si el ser joven tuviera como único eje aquello
que ocurría con los individuos jóvenes que habitan el Distrito
Federal. Como sabemos, la noción de juventud que prevalece en
la actualidad en nuestro país fue gestada a principios del siglo XX.
Sin embargo, dicha idea encaja sus raíces en las transformaciones
experimentadas al interior de las esferas de socialización del
México decimonónico: recordemos que al finalizar el siglo XIX la
familia, la escuela, el mercado de trabajo, el tiempo de ocio, etc.,
mostraban dinámicas inéditas hasta entonces. Al respecto, Barceló
6 Cfr. Rogelio Marcial Vázquez. Jóvenes en diversidad. Ideologías juveniles de disentimiento:
discursos y prácticas de resistencia. Tesis Doctoral, El Colegio de Jalisco, México,
2002.
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señala que no es sino hasta el último tercio del mencionado siglo,
bajo el influjo del proyecto liberal, que los cambios que atravesaban
a la nación impactarían en la condición de la población joven
(es decir, aquellos que aún no eran adultos, pero que tampoco
encajaban dentro de la niñez). De modo que al proponerse «educar
al pueblo», y colocar sobre todo a la juventud como parte integral
del proyecto nacional, el periodo de la Reforma puede verse como
el incipiente ingreso del joven al escenario mexicano.7
En este sentido, puede decirse que el régimen porfirista fue
un «impulsor» —con la reserva de las comillas— de los cambios
modernizadores en el país.8 Esto es importante porque en dicho
periodo se dieron los primeros esbozos de la creación institucional
de la juventud mexicana. Si en todo el país la sociedad tendía a
hacerse más compleja, las actualizaciones locales de este proceso
adquirían matices particulares muy interesantes. Vale la pena
señalar que en Jalisco se observaba cierta «fijeza» en el orden
socio-simbólico. Con respecto a la composición de las fuerzas
socioeconómicas durante el periodo previo a la revolución
maderista, es notable que en la entidad la riqueza y el poder
políticos estaban en manos de, cuando mucho, medio centenar de
familias. Bajo el amparo de una política económica que impulsaba
la inversión, implantada tanto por Luis C. Curiel y Miguel
Ahumada, cada uno gobernador del estado en su momento, los
capitalistas jaliscienses lograrían provechosas exenciones de
impuestos. Ello les permitiría modernizar la industria tradicional
(i. e. textilera, tequilera, aceitera, etc.) y concentrar aún más su
influencia. Por otra parte, la elite de hacendados poseía casi el 40%
de los terrenos laborables del estado, así como el 30% del total de
ganado vacuno y más del 20% del caballar. Desde luego, debido
a sus intereses en la industria y el comercio, este selecto grupo
7 Cfr. Raquel Barceló. «El muro del silencio: los jóvenes de la burguesía porfiriana», en
José Antonio Pérez Islas y Maritza Urteaga Castro-Pozo, Op. cit., p. 114.
8 Mucho antes de que se impusiera la moda revisionista que atraviesa actualmente al
oficio de historiar, Octavio Paz ya había efectuado una crítica sutilmente devastadora
acerca del porfiriato. Cfr. Octavio Paz. El laberinto de la soledad, Fondo de Cultura
Económica, México, 1997 (cuarta reimpresión), pp. 145 y siguientes.
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que dominaba la economía de la entidad se oponía al cambio de
una estructura que les era por demás favorable. De modo que
junto con el clero formarían un bloque que pretendería evitar
la propagación del inminente movimiento revolucionario.9 Por
supuesto, estos sectores ostentaban una posición privilegiada en
lo que hace a la estructuración del proyecto ideológico dominante
y, por ende, en la determinación de lo que constituía el ideal del
deber ser juvenil en el estado.
Lo anterior adquiere una relevancia crucial en la medida
en que se acepta que la juventud no es una entidad autónoma
que se explica por sí sola. Discutir acerca de los jóvenes implica
abordar al resto de los sectores de la sociedad en la que aquéllos
se desenvuelven. Esto es así porque el contenido positivo de la
categoría «juventud» se actualiza constantemente, y en ello juegan
un papel importante los grupos dominantes. Esbozar la postura
que puede ser atribuida a tales grupos también permite dar cuenta
de las condiciones de posibilidad de lo juvenil que se tenían en
una época particular. En este sentido, cabe hacer notar que, de
acuerdo con las tendencias observables en todo el país, el relativo
desarrollo industrial que se experimentaba en el estado permitió la
formación de un pequeño sector social de mediana riqueza. Éste
estaba conformado por profesionistas, administradores, pequeños
comerciantes y rancheros, así como la incipiente burocracia de la
entidad. Tal sector no alcanzaba a ser mayor del 30% del total de
la población económicamente activa. Al estallar la revolución,
los pequeños comerciantes buscarían obtener provecho al
incrementar sus ganancias, pero sin comprometerse con ninguno
de los bandos en disputa. En cambio, buena parte de los artesanos,
acompañados de los obreros textiles y mineros, formarían las
primeras organizaciones políticas anti-porfiristas. Estos grupos se
convertirían, a la postre, en uno de los pilares más consistentes en
tanto apoyos del movimiento revolucionario, y tendrían además
9 Cfr. Mario A. Aldana Rendón. Jalisco desde la revolución. Del reyismo al nuevo orden
constitucional, 1910-1917, Tomo I, Gobierno del estado de Jalisco/Universidad de
Guadalajara, México, 1987, pp. 21-26.
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fuertes vínculos con los movimientos estudiantiles posteriores.10
Como ya lo señalé, otro de los sectores que ostentaban
mayor influencia en la entidad estaba constituido por el clero.
Murià señala que a partir del triunfo de la República, en 1867, la
jerarquía eclesiástica y su relación con el Estado fueron adquiriendo
particularidades muy peculiares en el occidente del país. Desde
la década de los sesenta, en el siglo XIX, la arquidiócesis de
Guadalajara instituyó los llamados «arreglos de conciencia» para
recuperar parte del capital que le había sido expropiado debido
a las reformas gubernamentales. Desde luego, esto contribuiría a
socavar el poder oficial que, de por sí, las autoridades no siempre
fueron capaces de hacer valer. El entonces arzobispo Pedro Loza,
teniendo en mente la necesidad de adaptarse a las condiciones
sociopolíticas imperantes, procuró no entablar conflictos directos
con la autoridad civil. Esta estrategia tenía como finalidad
la perpetuación de los ideales católicos a través de la labor
educativa. Por ello, en 1871 el mencionado arzobispo se empeñó
en que las parroquias instauraran escuelas primarias. Ello con el
objeto de conducir «…la cristiana enseñanza de la niñez y de la
juventud». Tres años más tarde entraría en funciones el primero
de estos establecimientos. Como veremos más adelante, para
finales del siglo XIX, la política implementada por Pedro Loza
había fructificado: el clero llevaba a cabo labores de educación/
adoctrinamiento en la mayoría de las parroquias foráneas sin
mayores contratiempos; en la sede del arzobispado el prelado
contaba con el respaldo de buena parte de la ciudadanía y con el
respeto de las autoridades civiles.11 La influencia del sector clerical
era, pues, considerable, y la «necesaria» educación de los «cuerpos
y almas» de sus agremiados constituía un componente principal
de su agenda.
10 Ibíd., pp. 27 y 28.
11 Cfr. José María Murià. «Iglesia y Estado en Jalisco durante la República restaurada y
el porfiriato», en Secuencia, núm. 10, Instituto Mora, México, enero-abril de 1988b,
pp. 43-50. Los mencionados arreglos de conciencia no eran otra cosa que una suma
de dinero que pagaban los nuevos propietarios de los inmuebles expropiados a la
Iglesia. Desde luego, ello con el objeto de «no perder sus almas».
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En este contexto, la instrucción pública también llegaría
a ocupar el primer escaño dentro de las preocupaciones de los
liberales jaliscienses, ya que predominaba entre ellos la idea de
que ésta era la vía más eficaz para lograr la modernización del
país. Como era de esperarse, la arena escolar se convertiría en un
ámbito que tensaría la relación entre Iglesia y Estado. En el centro
de este conflicto estaría, por supuesto, la juventud local. Vale la
pena recordar que el triunfo del proyecto liberal traería consigo
una aparente disminución de la influencia eclesiástica en la labor
formadora. Desde la Reforma puesta en marcha por Benito Juárez
se pensaba que el tránsito por el sendero escolar debería ser laico,
con el objeto de generar un tipo específico de mexicano: laborioso,
con mentalidad científica y plenamente dispuesto al progreso
[¿quién mejor que los jóvenes para cumplir este propósito?].
Había que superar, en consecuencia, al mexicano «indolente» y
«fanático» que había dejado como herencia el periodo colonial.
La legislación, sobre todo en materia educativa, se perfilaba como
el mejor conducto para lograr esta meta. Desde tal perspectiva,
personajes como Aurelio Ortega, conocido dirigente obrero
jalisciense, argumentaban la urgente necesidad de innovar
los establecimientos de enseñanza, ya que si la educación no
se generalizaba, de poco valdría toda igualdad jurídica. Los
docentes y los clérigos desempeñarían papeles cruciales en este
proceso.12 Para entender el peso del clero en la conformación de
[las imágenes culturales que darían cuerpo a] los sujetos juveniles,
basta recordar que de los más de doce millones de mexicanos que
habitaban el país en 1895, el 99% eran católicos. Para Jalisco las
cifras son muy similares: de los 1 millón 107 mil 227 habitantes
que había el mismo año en la entidad, 1,103,985 pertenecían a
la religión católica, es decir, más del 99%. A esto hay que agregar
que en 1890 se contaba sólo en la municipalidad de Guadalajara
con más de un sacerdote católico por cada diez profesores (ello
sin considerar a los 4 ministros que pertenecían a otros cultos).
12 Cfr. José María Murià. Breve historia de Jalisco, SEP/Universidad de Guadalajara,
México, 1988a, pp. 350-351.
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Si pensamos que unos años más tarde, en 1907, casi el 41% del
total poblacional del estado estaría en edad escolar (i. e. tendría 15
años o menos),13 queda por lo menos claro el peso de los factores
religiosos y educativos en la conformación de los sujetos juveniles.
No es descabellado sugerir que el púlpito y el aula de clases bien
podían ser vistos como palestras políticas.
Aunado a todo ello, un elemento crucial en el proceso que
demarca la emergencia de lo juvenil en el país, se encuentra en
el conjunto de normas que dan cuerpo al estatuto jurídico de
los jóvenes. En este sentido, Urteaga señala que ya en el Código
Civil redactado en 1870 se declaraba que la población menor de
21 años era incapaz de protegerse o preservarse por sí misma
de algún daño o peligro. De manera que al delimitar la minoría
de edad —aduce acertadamente la autora— se expresaba una
percepción de los jóvenes como seres «inestables y explosivos»,
necesitados de cuidado, por lo que se concede la patria potestad
y la tutela a los padres. Éstos deberían inculcarles los principios
morales necesarios para que lograsen, en la adultez, el mejor
desenvolvimiento en el entorno social. Además, en la reforma al
Código de 1883 el Estado hace explícito su interés en la educación
de los jóvenes, puesta la mirada casi siempre en el ingreso de la
juventud en la esfera laboral. Al respecto, Urteaga destaca que para
el Estado, los adolescentes eran dueños de un «vigor avasallante»
que mantenía tensos los «ánimos» de la sociedad. Por ello se
consideró que a través del estudio y la adquisición de capacidades
y oficios, los jóvenes se desarrollarían y se mantendría la paz.14
Por otra parte, puede decirse que durante el porfiriato, el
proyecto liberal [evidentemente positivista] se sostuvo sobre una
cimentación estructurada por los sistemas jurídico y educativo.
Ello sobre todo por el carácter nacional que fueron adquiriendo
13 Cfr. Secretaría de Economía. Estadísticas sociales del porfiriato, 1877-1910, Secretaría
de Economía, México, 1956. pp. 7, 16 y 27.
14 Es importante destacar que el Estado le concedía la «emancipación» a los jóvenes
entre los 18 y 20 años. Aunque ello traía consigo una capacidad restringida: la ley les
prohibía a los emancipados gravar sus bienes raíces y comparecer en juicio; aunque
sí podían administrarlos y litigar. En este sentido, no está demás señalar —junto con
Urteaga— que el modelo de juventud retomado por los legisladores mexicanos fue
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dichos sistemas, y porque fueron impuestos a buena parte de la
sociedad civil en todo el país. Este centralismo generaría algunos
consensos, sobre todo, entre las clases medias. En este contexto,
Urteaga señala que en el último tercio del siglo XIX se admitía
la necesidad de que el poder público interviniera para separar
al joven de su familia, con el objeto de permitirle adquirir una
educación que asegurara su bienestar en el futuro. Como puede
verse, comenzaba a perfilarse, pues, la postergación de la juventud,
su ocultamiento en el presente; su clasificación como una promesa
para el porvenir. En este mismo sentido, desde la esfera educativa
se proponía que la familia debería intervenir de manera activa
en la «educación de las emociones» de la niñez y la juventud, así
como en la instrucción y el desarrollo de sus «cuerpos y almas».15
Una revisión de la oferta estatal contemporánea dirigida
a los jóvenes revelaría que estas tendencias aún prevalecen en
buena parte de los planes y programas diseñados para atender a
este sector poblacional.16 Aunque dicho análisis queda fuera de los
límites de este ensayo, vale la pena señalar que, en el periodo de
transición del siglo XIX al XX, tuvo lugar un intenso debate en
torno a la propuesta de alargar el periodo educativo y la creación
de estudios secundarios. Se argumentaba que ello serviría de base
para incorporar al joven al mundo de la madurez al canalizar
los «impulsos del adolescente». Ello con base en un plan de
educación f ísica, intelectual y moral que era el mismo para todos,
el cual enarbolaba dos grandes principios: 1. La educación de los
el francés. En éste, la pubertad iniciaba a los 14 años para los hombres, mientras
que para las mujeres comenzaba a los 12; terminaba, para ambos, a los 21 años. Cfr.
Urteaga, Op. cit.
15 Cfr. Urteaga, Op. cit., p. 40. Cabe recordar que Justo Sierra, como subsecretario del
Ministerio de Justicia e Instrucción fundó el Consejo de Educación Federal, con
lo que pretendía activar el sistema escolar. A principios del siglo XX (en 1905),
cuando se hizo cargo del Ministerio de Instrucción y Bellas Artes, dicho Consejo
le permitió coadyuvar en la reapertura de los internados que habían sido abolidos
unos años antes, por considerarse antinaturales. Ello con el objeto de dirigirlos a
los estudiantes de provincia y a los huérfanos que vivían en las afueras de la ciudad
de México.
16 Desde luego, las limitaciones de espacio inherentes a este tipo de documentos no
permite abundar en esta idea. No obstante, en mi proyecto de tesis doctoral analizo
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jóvenes en el arte de gobernarse a sí mismos; y 2. La coeducación
con el otro género para que pudieran convivir en una constante
relación. De modo que ya entrada la segunda década del siglo XX,
la institucionalidad vigente comenzó a reconocer la necesidad
de conducir la «fuerza interior que impulsaba a la juventud» por
la vía del «estudio, los deportes y la creatividad». Al respecto,
Urteaga argumenta (apud Morch) que el surgimiento de la
juventud está vinculado de manera directa con el desarrollo del
sistema educativo: la condición juvenil fue, así, cimentada sólo en
la condición de estudiante.17 No me queda duda que el impacto
que tuvo esta perspectiva en la estructuración de las políticas
públicas de juventud fue y sigue siendo mayúsculo.
Es evidente, pues, que a finales del siglo XIX y principios
del XX, el ámbito escolar, el sistema educativo, la legislación, y la
familia jugaron un papel crucial en la aparición del ser joven en
el escenario nacional. En este sentido, Urteaga señala que dichas
esferas de socialización fueron fundamentales en la medida en
que delimitaron los campos de acción y de posibilidades de esa
naciente «criatura social». Ello fue así debido a que desde ahí se
establecieron las normas y leyes que definirían, en lo sucesivo, las
obligaciones, los derechos y las expectativas de la juventud. Desde
ahí, también, se pretendió modelar las conductas que hacían de los
jóvenes entes distintos con relación a otros segmentos etáreos de la
población. Tal como lo refiere la citada autora, es en esta dimensión
de socialización en donde es posible situar la construcción de una
primera imagen del joven, la cual está relacionada de modo directo
con profundidad estos argumentos. Cfr. J. Igor Israel González Aguirre. Y sin
embargo se mueve. Cultura(s) política(s) juvenil(es) en Jalisco, proyecto de tesis doctoral,
Doctorado en Ciencias Sociales, El Colegio de Jalisco, México, 2006 (mimeo).
17 Cfr. Urteaga, Op. cit., 2004, pp. 40 y 41. Urteaga destaca que los jóvenes que accedían a
la educación preparatoria ingresaban a los 13 años y terminaban sus estudios a los 15.
Ahí optaban por trabajar o continuar estudiando una profesión. Entre 1905 y 1911,
Ezequiel Chávez, entonces subsecretario de Instrucción y Bellas Artes propuso tres
años de estudio entre la primaria y el bachillerato para que el adolescente terminara
su desarrollo f ísico. En 1925, mediante un decreto presidencial se autorizó, pues, la
creación de escuelas secundarias que equivalían al ciclo secundario de la Escuela
Nacional Preparatoria.
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con su condición estudiantil. Dicha imagen expresa, sin duda, un
ideal del deber ser joven, que poco a poco se fue imponiendo como
el único camino posible por transitar.18
Ahora bien, si la raíz de las imágenes de lo juvenil tienen
su origen en el México central y decimonónico, vale la pena
interrogarse acerca de ¿qué otros discursos fluyen en la actualidad
en el espacio público local con respecto a los mundos juveniles?
¿Podemos encontrar rastros del discurso positivista y centralizado
en el modo [institucional] actual que se tiene de ver a los jóvenes?
Sin duda, el imaginario que se articula desde la esfera institucional/
pública sirve de marco para la percepción e interpretación de
lo juvenil: se convierte en un «mapa» que, se supone, debería
orientar los comportamientos y prácticas no sólo de los jóvenes,
sino de la sociedad en general. Así, puede sugerirse —junto con
Urteaga— que las representaciones institucionales acerca de
lo juvenil se construyen, sobre todo, a partir de una «ideación»,
es decir, a raíz de una reconstrucción simbólica del ideal de un
deber ser joven. Dicho ideal es extraído, ya sea del proyecto de
nación, ya sea del modelo de desarrollo y del papel que la sociedad
espera que el joven cumpla en dicho proyecto. Lo anterior pone
de relieve un conjunto de atributos que se «esencializan» y se
«colocan» como aspectos de la identidad juvenil. Así, cuando las
prácticas de algunos jóvenes desbordan los límites de la «imagen
institucional» de la juventud, se les estereotipa o estigmatiza.19
Pudiera pensarse que la creación de un imaginario acerca de la
juventud es dominio exclusivo del Estado. No obstante, cabe
señalar que la discursividad gubernamental no es el único lugar
18 Ibíd., pp. 43-46. Para ilustrar las dinámicas juveniles, Urteaga argumenta que entre
1857 y 1892, los estudiantes universitarios capitalinos sostuvieron una política más
o menos independiente e incluso, en ocasiones, antigubernamental. Sin embargo,
entre 1890 y 1910, la comunidad universitaria se caracterizó por ser apolítica y poco
contestataria. De manera que las actividades extracurriculares estudiantiles tenían
que ver más con veladas, serenatas y juegos florales. Así, entre dichos años, no había
una clara organización gremial sobre la cual fuera posible estructurar movimientos,
es decir, los estudiantes estaban más bien integrados al sistema porfirista.
19 Ibíd., p. 35.
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donde pueden encontrarse estas imágenes.20 Los otros discursos
quizá sean incluso más significativos que los elaborados en
el ámbito gubernamental de los Planes y Programas. Por ello,
resulta interesante revisar en los párrafos siguientes algunas de las
autopercepciones y heteropercepciones que circula(ba)n en torno
a los jóvenes de la entidad.
IMÁGENES/IMAGINARIOS:
LOS JÓVENES VISTOS «DESDE FUERA»
Previo a las elecciones presidenciales de 1988 —quizá el
periodo de mayor efervescencia política en el país, después de lo
ocurrido en el 68—, el ideal del deber ser juvenil gravitaba alrededor, sobre todo, de la adopción de lo que entonces [como ahora]
se presentaba como el modo más adecuado para hacer frente al
futuro. El circuito tradicional para insertarse en la adultez era la
vía a recorrer para lograr ser alguien en la vida. En este sentido,
la juventud era vista como una postergación, un aplazamiento,
la época para prepararse para lo que estaría por venir. Ser joven
equivalía, pues, a padecer una especie de incompletud, a estar
marcado por la inmadurez, a ser víctima de la vulnerabilidad.
Esto se pone de relieve con mayor claridad, por ejemplo, en un
ensayo periodístico publicado en 1987 por Patricia Ruiz, en el
diario El Jalisciense, titulado «Juventud, la esperanza». Más allá de
cualquier representatividad estadística, las posibilidades analíticas
en términos de la significación social que contiene en sí el
mencionado texto, hacen que valga la pena analizarlo in extenso:
Los jóvenes de hoy enfrentamos de distintas maneras
las consecuencias que trae consigo la dif ícil época que nos
ha tocado vivir. Habrá algunos que, desmoralizados, vivan el
presente sin ánimos ya de superación personal o profesional
y alimenten sus rencores y fracasos como parte de una
20 Como ya lo señalé más arriba, en otro lugar he revisado con relativa profundidad el
discurso gubernamental que versa acerca de la juventud. En este trabajo me enfoco
sobre todo en aquellos aspectos que si bien se adscriben al ámbito formalmente
instituido no son parte del aparato de Estado [por lo menos de manera explícita]
(i. e. la prensa). Cfr. J. Igor Israel González Aguirre, Op. cit., 2006. Véase sobre todo
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conducta que será dif ícil disolver o remontar cuando sean
hombres y mujeres maduros. Serán, son, candidatos para no
imitar: por una parte, los representantes de una generación
escéptica e incrédula, feroces, implacables, en la crítica sin
proponer, a cambio, alternativas reales, auténticas, para
lograr el cambio que desean por estar influidos de ideas o
teorías que en nada corresponden a nuestro país y en las que
ellos creen ciegamente porque no han logrado distinguir la
diferencia entre lo que se dice en un aula académica y lo que
existe fuera de ella. Por otra parte, están los que se refugian en
falsas salidas como el alcoholismo, la drogadicción o el total
y aniquilante alejamiento de la realidad: ausente el interés
hacia sus personas, su familia, su país, el mundo en el que
viven. Pero hay otros jóvenes, y es la mayoría, que no pierden
las esperanzas y las buenas expectativas para el futuro. En su
presente, que resulta ser igual para todos, conservan el ánimo
y la voluntad y se preparan de distintas maneras para mejor
resolver los tiempos que vendrán. En esta época de crisis,
para los jóvenes optimistas y conscientes, el estudio resulta
ser una compensación que los satisface en el presente; mirar
hacia el futuro con la perspectiva de su superación personal
y profesional significa para ellos aliviar en buena parte los
padecimientos de hoy. Así, existen jóvenes, lo mismo hombres
que mujeres, solteros, casados, que con la responsabilidad de
procurarse la satisfacción de sus necesidades económicas y
de sus familiares, como la manutención diaria, pagar renta
y servicios, vestirse y calzarse, vacaciones, etcétera, enfrentan
la inflación, la reducción de sus salarios y las restricciones
de sus capacidades para comprar o algo ahorrar. Ante ello,
resuelven estudiar otra carrera universitaria o aprender otro
oficio –aún cuando ya tienen una actividad que les permite
estar hoy empleados y ganar un salario para asegurar, si es
el capítulo IV. «Nombrar es crear: la construcción institucional de la juventud».
Una versión muy sucinta de dicho capítulo aparece en Jóvenes en la mira. Revista de
estudios sobre juventudes, vol. I, núm.1, enero-junio de 2005, pp. 9-20.
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posible, los beneficios profesionales y económicos en lo futuro.
Con el esfuerzo que significa mantener y defender el empleo
que actualmente tienen –y que les garantiza su sobrevivencia
económica– existen jóvenes que sin medios, por ejemplo,
deciden cursar una licenciatura en sociología con el sistema
de la universidad abierta, o secretarias que retoman sus
estudios abandonados temporalmente por el matrimonio
o la maternidad, para graduarse en una carrera técnica o
jóvenes que con experiencia ya profesional en su campo sin
haberse titulado, optan por realizar sus tesis académicas y
recibirse. Hacerlo es tener esperanzas para el futuro. Y estos
son ejemplos de la juventud cuyos deseos y planes mucho
gratifican en los tiempos actuales.21
En principio, el título del artículo indica, desde ya, el
posicionamiento de la autora con respecto al modo ideal que
correspondería al ser joven. En tanto que condensa en sí la
«esperanza», el papel de la juventud estaría situado en algún punto
del porvenir, implicando con ello una especie de aplazamiento
del presente, la obligada prórroga de aquello que aún no es. En
consecuencia, quizá habitar el mundo juvenil sea algo similar a
estar disociado de sí, distante, a la «espera de uno mismo».22 Otro
aspecto destacable del texto arriba citado estriba en la adscripción
de la autora, es decir, el lugar en el que ella misma se coloca y desde
el cual presenta sus argumentos. «Los jóvenes de hoy enfrentamos
de distintas maneras las consecuencias que trae consigo la dif ícil
época que nos ha tocado vivir» —aduce Ruiz—, incluyéndose
21 Cfr. Patricia Ruiz. «Juventud, la esperanza», en El Jalisciense, 11 de agosto, núm. 2283,
año VII, México, 1987, p. 5 y 10.
22 Esta idea ha sido explorada de manera productiva por Derrida: «…esperarse en los
límites, esperarse a encontrarse con los límites y esperarse uno mismo en los límites
(dice el autor, en un texto entrañable), estar citado consigo mismo en ese lugar, en
eso parajes que se denominan los «límites de la verdad», en las cercanías de esos
límites. Cfr. Jacques Derrida. Aporías. Morir — esperarse (en) «los límites de la verdad»,
Paidós, España, 1998, pp. 107 y 108. ¿Acaso no es precisamente esa brecha entre
Uno y Uno Mismo la que está en el centro de buena parte de las imágenes culturales
que le otorgan visibilidad a los jóvenes de nuestro país?
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dentro de la población a la que alude. Habla, por decirlo así,
«desde dentro», y en este sentido nos ofrece una perspectiva que
permite indagar la autopercepción que algunos jóvenes tenían
—y tienen— de sí. Más aún: la publicación del artículo en un
diario local permite bordear el discurso acerca de la juventud que
circulaba en la entidad, muy similar al que provenía del Estado, y
al cual tenían acceso los jóvenes.23
Desde luego, en el texto de Ruiz aparentemente se plantea la
existencia de una diversidad de formas de hacer frente al futuro,
pero sólo para señalar que no todas ellas son legítimas. De hecho,
pareciera que en última instancia sólo hay un modo de ser joven:
«Habrá algunos que, desmoralizados, vivan el presente sin ánimos
ya de superación personal o profesional…» —señala Ruiz—,
refiriéndose, quizá, a lo que en otro lugar he definido como jóvenes
apocalípticos.24 Llama la atención el término «desmoralizados».
Éste no sólo alude a una falta de impulso para continuar, como
pudiera derivarse de una primera lectura. La elección de las
palabras por parte de la autora no es, de ningún modo, gratuita:
la segunda acepción del concepto refiere a la corrupción de las
[buenas] costumbres. De modo que si existen varias formas de
23 Por supuesto que habría que hacer un estudio de recepción para demostrar cuál es
el impacto real que tenía el mensaje entre la población juvenil. Sin embargo, para
mis propósitos, importa más destacar que la imagen innegablemente estaba ahí,
circulaba en el fluir del discurso social. Sé que en la medida en que es subjetivado,
un mensaje es indisociable del público que lo recibe. Las carencias de tiempo y
espacio inherentes a todo ensayo no me permiten profundizar en este tipo de
análisis. No obstante, más que como una limitación, planteamos esta cuestión como
una apertura, como una posible y productiva línea de investigación que podría
desprenderse de este trabajo.
24 En mi proyecto de tesis doctoral he utilizado la dicotomía de lo apocalíptico y lo
integrado (sugerida por Umberto Eco) porque plantea el problema central de la
doble postura ante la cultura de masas: la de los apocalípticos, que ven en ella la
«anticultura», es decir, una especie de «caída irrecuperable»; y la de los integrados,
los que desde un optimismo exacerbado, creen que vivimos en una globalización
del marco cultural. De manera específica, para mi trabajo uso ambos términos para
señalar una pertenencia o una disidencia de los actores juveniles con respecto a
lo político institucional, porque me parece que metaforizan de manera clara los
marcajes que han influido en la investigación de lo juvenil en México. Cfr. J. Igor
Israel González Aguirre, Op. cit., 2006.
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ser joven, no todas serían correctas [morales]: aquellos jóvenes
que no buscan la superación profesional o personal, es decir, que
no se preparan para ingresar en la adultez por la vía tradicional,
estarían «pervirtiendo» el circuito familia-escuela-esfera laboralfamilia. Todo distanciamiento con respecto a la forma adecuada
de ser joven, cuyo precio a pagar es el «rencor» y el «fracaso», se
convertiría en «…una conducta que será dif ícil disolver o remontar
cuando [los jóvenes] sean hombres y mujeres maduros». Una vez
más, la juventud sólo tendría lugar de manera postergada, a futuro.
En consecuencia, el tiempo de ser joven sería, también, el tiempo
de la espera(nza), de la incompletud que inmoviliza, que aplaza.
Siguiendo con esta idea, es pertinente preguntar ¿cuáles son
las características que «desmoralizan», es decir, corrompen, el
modelo ideal de la juventud? Ruiz es bastante clara al respecto: «…
son, candidatos para no imitar: por una parte, los representantes
de una generación escéptica e incrédula, feroces, implacables, en
la crítica sin proponer, a cambio, alternativas reales, auténticas,
para lograr el cambio que desean». Queda puesto de relieve,
aquí, otro de los grandes estereotipos que han marcado al mundo
juvenil: aquel que señala que los jóvenes son los sujetos del cambio
par excellence. Ser joven equivaldría a ser renovador, cambiante,
volátil. No obstante, las propuestas hechas por aquella juventud
que no transita por la ruta institucionalizada hacia la adultez
[pero que sin embargo, se mueve] son invalidadas de antemano,
ya que son «inauténticas», debido a que provienen de un marcado
«escepticismo». La autora reconoce que no necesariamente la
apatía escéptica implica inmovilidad; sino que la «movilización» de
los escépticos en sí no es la que va acorde con el modelo ideal. Por
ende, la crítica, pero sobre todo aquella que [según la perspectiva
de la autora] no propone nada diferente a lo establecido, es vista
como una labor eminentemente «destructiva», ajena a toda
«propuesta real».
Ahora bien, según Ruiz, ¿a qué factores respondería esta
especie de anti-modelo de lo juvenil? La mencionada autora sitúa
la «raíz del mal» [inesperadamente] en la esfera escolar, al afirmar
con contundencia que los jóvenes se hallan «…influidos de ideas o
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teorías que en nada corresponden a nuestro país y en las que ellos
creen ciegamente porque no han logrado distinguir la diferencia
entre lo que se dice en un aula académica y lo que existe fuera
de ella». Es claro que Ruiz se refiere al temor que había todavía
hace algunos años con respecto a las tendencias marxistas. Pero
más allá de ello, ¿acaso no se infiere de lo anterior, una vez más, la
firme creencia en el carácter incompleto e inmaduro que aquejaría
a los jóvenes? ¿Realmente no se plantea que la juventud equivale
a un velo que hace imposible distinguir lo bueno de lo malo, lo
Viejo de lo Nuevo, por parafrasear a Nietzsche? En consecuencia,
la juventud equivaldría a esperarse a sí mismo, a ser conducido
de la mano por los depositarios del saber (i. e. el Estado), para el
posterior reencuentro [consigo] en la adultez.
La idea positivista y decimonónica de que los jóvenes
constituyen el sector poblacional más vulnerable, marcado por
la inmadurez, se evidencia con mayor claridad cuando Ruiz
esboza otra de las rutas que supone corrompen a la juventud.
De manera específica, la mencionada ensayista plantea que al
lado del escepticismo y la crítica destructiva «…están los que se
refugian en falsas salidas como el alcoholismo, la drogadicción o
el total y aniquilante alejamiento de la realidad». No está de más
señalar que la dimensión lúdica es un elemento fundamental en
la construcción de los proyectos identitarios juveniles y, como
sabemos, existe una marcada percepción que asocia de manera
consustancial dicha dimensión con elementos como el alcohol y las
drogas. No obstante, más allá de ello, puede decirse que el abuso de
sustancias constituye una problemática que aqueja a los jóvenes,
pero también al resto de la sociedad. El verdadero problema radica
en lo anterior como un mal exclusivo de la juventud ¿Acaso esto
no implica asumir que el joven es un ser abierto a todo tipo de
influencias, errante, sin capacidad de decisión y que, por ende,
necesita que se le indique el camino para que no se extravíe? La
línea que separa lo anterior del autoritarismo represor es bastante
delgada.
Para retomar otro ejemplo del fluir del discurso social,
vale la pena destacar un «cartón» publicado en el mismo diario,
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El Jalisciense, a finales de la década de los ochenta (véase la
figura 1). En éste se recrean las visiones estereotipadas [de raíz
decimonónica] de la juventud a las que de manera enfática alude
Ruiz en su ensayo. En la imagen se muestra a dos jóvenes, un
chico y una chica, dialogando mientras caminan. Ella, la figura
que en este caso encarna a la perfección el ideal del deber ser de la
juventud, es rubia, y lleva el cabello amarrado en dos coletas. Sus
ojos son grandes. Tiene una amplia sonrisa dibujada en el rostro.
Trae puesto un suéter que la cubre hasta el cuello. En su brazo
derecho sostiene un libro que tiene por título las letras ABC. La
falda, amplia y cuadriculada, le llega poco más abajo del nivel de
sus rodillas. Sus calcetas están dobladas alrededor de los tobillos.
Todo es pulcro en ella (limpio y puro). En términos generales, en
la figura representada por la chica se pone de relieve la serie de
valores y atributos que son considerados por Ruiz [y quizá por el
Estado y algunos sectores de la sociedad], como adecuados para
la juventud. En principio, su atuendo es el típico uniforme de
colegiala, por lo que, aunado al libro que sostiene en su mano, es
posible asegurar que la joven está integrada plenamente al sistema
escolar. Su vestimenta, además, permite hacer evidentes cuáles
aspectos son sancionados de manera positiva, tales como la moral
[el cabello sujeto indica cierto recato; el suéter que cubre/oculta
el cuerpo hasta el cuello y la falda que tapa casi por completo las
piernas, también] y la decencia [a diferencia de lo que ocurre con la
ropa entallada, la vestimenta holgada de la chica corta de tajo con
cualquier posible connotación sexual o erótica]. El modo en que
la joven va caminando soporta esta idea: con paso firme, el cuerpo
recto y la cabeza erguida. Es fácil asociar esta imagen de la joven
con la inocencia y la ternura (con la esperanza). Aunado a ello, es
significativa la forma en que más que sostener el texto, la chica se
aferra a él, lo coloca sobre su pecho, a manera de escudo; como
si la educación fuese la tabla de salvación, aquello que aleja todo
mal, el camino correcto hacia la adultez [recordemos el circuito
tradicional familia-escuela-trabajo-familia].
En contraste, el joven que aparece al lado de la chica en
la imagen se corresponde, también, con la negatividad juvenil
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descrita por Ruiz en su ensayo. La evidente lógica del «espejo
invertido» que rige este cartón permite señalar, sin duda, que el
chico condensa en sí aquellos elementos que son sancionados
como perjudiciales por el estatuto tradicional. Si la mujer es el Yin,
el hombre es el Yang; si la mujer es el Bien, el hombre encarna al
Mal. El joven tiene el cabello negro y encrespado, sus ropas, las
cuales aluden también al uniforme escolar, lucen arrugadas, dan
la impresión de estar sucias. En el lugar que se supone ocuparían
sus ojos hay unas extrañas espirales que denotan cierto vértigo,
una mirada perdida y obnubilada, provocada por el «evidente»
consumo de sustancias que alteran la conciencia. Él también
esboza una sonrisa, pero a diferencia de lo que ocurre con la
chica, la del joven es retorcida, más bien parece una mueca.
Alrededor de su cabeza hay, a manera de aureola, unos signos
caóticos, centelleantes. En su mano izquierda lleva un cigarrillo
que en vez de humo «echa chispas», lo que sugiere que éste no
es normal, sino «recargado». Mientras que la joven camina recta
y firme, el paso de su acompañante es errático, apenas es capaz
de mantener el equilibrio; está a punto de caer. Finalmente, el
diálogo que se establece entre ambos resulta esclarecedor: «¿De
qué fue tu examen?», pregunta ella. «Antidoping», responde él.25
La vinculación entre el ensayo de Ruiz, el cartón de «Memo» y los
estereotipos que sirven de cortapisa al mundo juvenil, es más que
clara.26
Además de los ya descritos ¿qué otros elementos se están
poniendo en juego en esta imagen? ¿Por qué acudir a ella como
una vía para analizar la construcción institucional de la juventud
en nuestra entidad? Hay varios factores que permiten ofrecer
una respuesta a estas interrogantes. En primer lugar, no importa
tanto la calidad artística del cartón, sino su contenido y significación, es decir, lo que posibilita decir acerca de las visiones
25 Cartón manufacturado por «Memo». Publicado en El jalisciense. Viernes 2 de enero,
núm. 2163, 1987. p. A-3.
26 Una lectura aún más sombría de esta imagen podría sugerir que el Mal [todo aquello
que desmoraliza a la juventud] ha penetrado hasta en los lugares que antes eran
considerados como «sagrados» (i. e. la escuela, la familia).
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estereotipadas de la juventud.27
Por ende, la relevancia de la
imagen presentada es ética y
no estética. En este sentido,
su lectura también puede ser
política. Así, si la pulcra figura
de la chica pretende llamar a la
ternura, la desaseada estampa
del joven tiende a producir
repulsa. El asunto no es menor,
sobre todo si se toma en cuenta que las políticas públicas
encaminadas a atender las
problemáticas de la población
joven han estado elaboradas
con base, en buena medida, en
tales estereotipos. Sin duda, la
imagen que se muestra aquí no
sólo ilustra gráficamente los argumentos expuestos por Ruiz en su
ensayo. En la medida en que es parte del fluir del discurso social,
también otorga visibilidad a los jóvenes jaliscienses. Recordemos
que las imágenes culturales de lo juvenil construyen socialmente
a la juventud en tanto categoría, pero también como realidad.
Es importante analizarlas porque contribuyen a que la sociedad
27 Podría objetarse que la figura no es estadísticamente representativa como para hacer
alguna generalización; que se requiere un estudio previo de la recepción que tuvo
y tiene dicha imagen; que el análisis formal de lo social tiene otras vías de acceso
más tradicionales, acordes con el objeto de estudio; y un sin fin de cosas más.
Pero ¿acaso las tendencias actuales de, por ejemplo, la historiograf ía moderna no
sugieren cambiar el enfoque y analizar, además de la Gran Historia, las «pequeñas
historias»? Autores como Ginzburg han hecho obras trascendentes, ilustrando el
modo que se tenía de ver el mundo en la Europa del siglo XVI, a partir del análisis de
un solo caso.Vid. Carlo Ginzburg. El queso y los gusanos. El cosmos según un molinero
del siglo XVI, Océano, México, 1997. ¿Por qué no adoptar este giro y explotarlo
nosotros, qua «narradores del presente»? ¿Por qué no hacer una lectura política de
estos otros lugares en los que [aparentemente de manera poco común] se condensa
lo social y se pone de relieve lo político? La veta de análisis que se abre con ello es
casi inagotable.
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clasifique, interiorice y asuma, tanto en el espacio público como
en el ámbito privado, a las personas y los hechos vinculados
con la condición juvenil. En última instancia, en estas imágenes
culturales [la descrita por Ruiz; la esbozada por «Memo»] se
definen y delimitan las maneras [correctas e incorrectas] de
ser joven. Remiten a un ámbito de indecibilidad ante el cual es
necesario adoptar un posicionamiento. Son, pues, políticas.
Finalmente, un factor crucial que podría pasar del largo en
una primera vista radica en la postura de quienes aparecen en la
imagen [o de los jóvenes que se describen en el ensayo de Ruiz].
Aparentemente, el diálogo que sostienen los jóvenes nos excluye, es
algo que ocurre sólo entre ellos. Sin embargo, el campo de visión de
ambos muestra otra cosa, ya que opera a la inversa. Nos interpela
directamente: ellos platican entre sí, pero dirigen su mirada hacia
nosotros, quienes en última instancia, somos los destinatarios del
mensaje.28 Esta delimitación de un nosotros con respecto a un
ellos es central a toda definición de campo político. De modo que
no sólo asistimos a lo que allí ocurre, a manera de espectadores
o testigos. Más bien, nos involucramos: con nuestra reflexión
contribuimos recursivamente a (des)(cons)truir las visiones
estereotipadas que allí se manifiestan. ¿Acaso verdaderamente
esta imagen no se conecta casi a la perfección con la distinción
entre apocalípticos e integrados a la que me he referido en otro
lugar?29 ¿No es precisamente éste el cimiento sobre el cual se han
erigido los estereotipos que sirven de cortapisa a los mundos
juveniles? Estamos, pues, frente a las imágenes del poder, y somos
testigos del poder de las imágenes en tanto elementos que inciden
en la estructuración del ser joven en Jalisco.
(DES)ENFOCAR LA MIRADA: EL POTENCIAL
28 Véase con respecto a esta idea del destinatario de los mensajes, el brillante análisis que
hace Foucault de la obra Las Meninas (Cfr. Foucault, Op. cit., 1997); o el entrañable
trabajo de Derrida acerca de la tarjeta postal y sus destinatarios. Cfr. Jacques Derrida.
La tarjeta postal. De Sócrates a Freud y más allá, Siglo XXI, México, 2000.
29 No está de más insistir en que esta distinción es crucial para los argumentos que
sostengo en mi proyecto de tesis doctoral. Cfr. J. Igor Israel González Aguirre, Op.
cit., 2006.
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DE LOS «ESPACIOS INTERSTICIALES»
Ahora bien, ¿qué conclusiones se pueden extraer de los
argumentos planteados por Ruiz en su ensayo, o del análisis del
cartón manufacturado por «Memo»? En la medida en que el
futuro es el puerto al que desembocaría la juventud, en ambos
trabajos se consigna que la mayor parte de los sujetos juveniles
no pierden las esperanzas, no dejan atrás las «buenas maneras».
Sin quererlo, a partir de su aferramiento al circuito tradicional
para ingresar en la adultez, los discursos [obtenidos a partir de
fuentes poco ortodoxas tales como un ensayo periodístico y un
cartón cómico] que analizamos delimitan el ideal del deber ser de
la juventud. Esto queda más claro cuando, por ejemplo, la autora
del ensayo señala que «…hay otros jóvenes, y es la mayoría que no
pierden las esperanzas y las buenas expectativas para el futuro […]
se preparan de distintas maneras para mejor resolver los tiempos
que vendrán». Igual que en el cartón de «Memo», la vía legítima
para ser joven atraviesa necesariamente por el ámbito escolar, por
el camino de una mejor preparación para el futuro. Aunque, como
vimos más arriba, en dicho ámbito también se «corre peligro», por
la propia naturaleza vulnerable del ser joven. «En esta época de
crisis, para los jóvenes optimistas y conscientes, el estudio resulta
ser una compensación que los satisface en el presente —afirma
Ruiz—; mirar hacia el futuro con la perspectiva de su superación
personal y profesional significa para ellos aliviar en buena parte los
padecimientos de hoy».30
La importancia de revisar este tipo de discursividad radica
en que, aún cuando han pasado casi dos décadas desde que fue
elaborada, siguen teniendo una inusitada vigencia. Por ejemplo,
puede decirse que, de manera reciente, en el Centro Universitario
de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de
30 ¿Quién puede estar en contra de estos ideales con respecto a la juventud? Para
evitar alguna mala interpretación, es preciso señalar que no nos interesa calificar o
descalificar un estilo de vida en sí. Más bien, pretendemos evidenciar el modo en el
que desde el discurso, desde el ámbito de la vida cotidiana, se van sancionando de
manera negativa las maneras de ser joven que no transitan por las vías instituidas y
aceptadas socialmente.
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Guadalajara, fueron colocadas en los baños de la institución unas
máquinas expendedoras de preservativos. Aún cuando la medida
respondía a una cuestión de salud pública, las respuestas en contra
no se hicieron esperar. En mayo del 2005 apareció publicada
en el diario Público-Milenio una carta en la que se señalaba lo
siguiente:
Me gustaría que se profundizara más en el tema
de las máquinas expendedoras de preservativos que se
instalaron recientemente en el Centro Universitario de Arte,
Arquitectura y Diseño de la Universidad de Guadalajara, ya
que a mí, como joven, y estoy seguro que a muchas personas
más, nos escandalizan los extremos a los que hemos llegado
dentro de esta sociedad para que dentro de lo que se supone
debería ser un templo a la educación, la cultura y los valores
se introduzcan estas «medidas experimentales» con los
eufemismos de «responsabilidad, salud reproductiva, higiene
y sexo seguro». Realmente incitan a que se siga utilizando
el sexo como un juguete y a solapar la crisis de valores y
el libertinaje que agobian a nuestra sociedad. Por lo tanto
considero que el gobierno debería enfocarse a rescatar los
valores cívicos y éticos en las escuelas para que a los jóvenes
realmente se les inculque responsabilidad y prudencia
acerca de la sexualidad, antes de implementar medidas
como estas, que tal vez solucionen los problemas de salud y
de crecimiento poblacional a corto plazo, pero que a la larga
sólo contribuirán a que la sociedad se siga fragmentando
más interiormente.31
En este texto se encuentran elementos que resultan cruciales
para el análisis que hasta aquí he realizado, y que nos muestra
cuáles factores inciden en la construcción de las imágenes
culturales que otorgan visibilidad a la juventud jalisciense. En
principio, es destacable la importancia que adquiere el tema en sí,
31 Cfr. Fernando José Isaac Navarro. «Preservativos en el CUAAD», en Público Milenio,
año VII, núm. 2793, México, 23 de mayo de 2005 (sección correo).
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para los jóvenes. Aún cuando podría decirse que «el texto» alude
sólo a los alumnos adscritos al CUAAD, «el contexto» en el que
éste se enuncia es bastante más amplio. El mismo autor de la carta
nos lo hace saber con su posicionamiento: el problema es local,
pero la tematización de éste es de orden más global: «…ya que a
mí [me perjudica], como joven —nos dice—, y estoy seguro que a
muchas personas más». Mientras que el redactor de la misiva sitúa
aquello que para él constituye un problema en unas coordenadas
muy concretas, la interpelación ocurre en otra escala, ya que «le
afecta» en tanto [y por ende, el autor se asume y se autodefine]
como joven, y no [sólo] como alumno del Centro Universitario.
Esto abre una vía analítica que permite «sentir el pulso» de la
sociedad con respecto a algunos temas, como en este caso, la
sexualidad.32
El hecho en sí [haber colocado una máquina expendedora
de preservativos] le resulta, al autor de la carta, cuando menos
escandaloso. Esto es así porque para él, con ello se transforma un
«templo de la educación» en un «laboratorio» en donde se ponen
en práctica «medidas experimentales». La «salud reproductiva»,
la «higiene», la «responsabilidad» y el «sexo seguro» se le presentan como meros «eufemismos» que efectúan una labor de
ocultamiento: oscurecen la «crisis de valores y el libertinaje» que
atraviesan a la sociedad; además, se promueve con ello el sexo
como un «juguete», castigando y estereotipando las prácticas
sexuales que tienen un fin lúdico, de placer [mal entendidas
como propias de la juventud], y no un fin reproductivo [mal
entendidas como propias de la adultez]. En tal sentido, pareciera
que los jóvenes no tienen derecho a disfrutar «el juguete» de
su sexualidad hasta que sean adultos y ya no lo «usen» como
32 Una vez más, vale la pena aclarar que la falta de tiempo y espacio restringe. Es evidente
que se precisa realizar estudios más detallados con respecto a la recepción e impacto
que tienen estos mensajes en la sociedad. No obstante, de acuerdo con los propósitos
de este ensayo, el hecho de que el tema de la sexualidad haya «detonado» en alguien
la necesidad de escribir una carta, y enviarla a un diario para su publicación, resulta,
ya de por sí, ilustrativo de los «nuevos» temas que circulan en el campo político.
Sin duda, éstos rebasan el ámbito formalmente institucionalizado y requieren de
«nuevas aperturas epistemológicas» para entenderlos.
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
juguete, sino «responsablemente», sólo para procrear. Ante todo
esto ¿acaso no queda claro, por esta inesperada vía, la marcada
tensión entre el [paulatino agotamiento del] modo tradicional de
ser joven ofrecido por la institucionalidad vigente y la diversidad
de demandas juveniles y, por ende, la necesaria re-arquitectura de
aquél?
El presente de estos jóvenes —a los que podríamos referirnos
como los integrados— es igual al del resto, dice Ruiz en el ensayo
analizado en la sección anterior. La diferencia radica en que éstos,
«los buenos», conservan «el ánimo y la voluntad», preparándose
para los «tiempos que vendrán»: «mirar al futuro con la perspectiva
de su superación personal y profesional —consigna la autora—
significa para ellos aliviar en buena parte los padecimientos de
hoy». Presente ef ímero, volcadura hacia el futuro, apertura hacia
lo otro; queda claro, pues, que desde esta perspectiva la juventud
se padece, por lo que es necesario verla como una etapa que algún
día se superará. Entonces ¿qué vías debe transitar la juventud
para tener un mejor presente, en el futuro? Ruiz, en su ensayo, es
enfática al respecto: estudiar otra carrera universitaria o aprender
otro oficio. Aún cuando ya se tenga una actividad, lo anterior
permitiría asegurar «…los beneficios profesionales y económicos
en lo futuro» (las cursivas son mías). «Existen jóvenes que sin
medios —ejemplifica Ruiz— […] deciden cursar una licenciatura
[…], o secretarias que retoman sus estudios abandonados
temporalmente por el matrimonio o la maternidad33 […] o jóvenes
que con experiencia ya profesional […] optan por realizar sus tesis
académicas y recibirse». Hacer esto, concluye la ensayista, es tener
esperanzas para el futuro. El final del texto es, definitivamente, oro
puro: «Y estos son ejemplos de la juventud cuyos deseos y planes
mucho gratifican en los tiempos actuales».
33 Aunque no es el objeto de este trabajo, vale la pena señalar que el ensayo de Ruiz
también se revela como una vía de acceso para indagar los cambios que se han
experimentado en los roles de género establecidos por la tradición. Habría que
poner de relieve, pues, si hoy la maternidad y el matrimonio se anteponen, para la
mujer, a la realización personal y/o profesional.
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Y
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49
¿Qué se pretende, pues, con el análisis efectuado en
las páginas anteriores? En primera instancia, mi propósito
fundamental radicó en señalar que la construcción institucional de
la juventud en nuestro país y, sobre todo en Jalisco, está basada, de
manera evidente, en dos estereotipos relacionados entre sí como
una antinomia. Esto equivale a decir que el cimiento desde el cual
se conceptúa al ser joven se sitúa en la visión que reduce lo juvenil
a la dicotomía de lo apocalíptico/lo integrado. Por ello vale la pena
sugerir que cuando nos enfrentamos a esta especie de perspectiva
dual vale la pena intentar esgrimir el potencial crítico/analítico de
los «lugares intermedios», de los «espacios intersticiales» —o aducir
una «visión paraláctica», como la definen Karatani o Žižek—.34 Para
esto se precisa, en principio, eludir la tentación tanto de «resaltar»
la primacía de un aspecto sobre el otro (i. e. primar la investigación
acerca de los jóvenes apocalípticos, como ha sucedido en México),
como de elaborar una «síntesis dialéctica» de los opuestos. Más
bien al contrario: resulta pertinente afirmar la irreductibilidad de
la antinomia. Esto equivale a concebir el eje analítico no como
una posición determinada, opuesta a otra, sino como la abertura
[imposible de suturar] entre ambas posiciones. En este sentido, al
revisar los contenidos de la discursividad que nombra [de manera
antinómica] a los jóvenes, en este ensayo se ha intentado «abrir»
un intersticio estructural/analítico entre la juventud apocalíptica
y la integrada. Sin duda, se imponen preguntas que interrogan
acerca de ¿qué ocurre en esa zona intermedia, en la vasta área gris
del promedio? ¿Qué dicen los jóvenes desde las trincheras poco
34 Cfr. Slavoj Žižek. he parallax view (shortcircuits), MIT Press, E. U. A., 2006; y Cfr.
Kojin Karatani. Transcritique. On Kant and Marx, MIT Press, E.U.A., 2003. La
visión paralática puede entenderse como un aparente desplazamiento de un objeto,
causado por el cambio en la posición del observador. Esta perspectiva permite
abordar la brecha que se abre entre dos elementos entre los que no es posible síntesis
o mediación alguna (i. e. entre jóvenes apocalípticos y jóvenes integrados). En este
sentido, tales elementos estarían unidos sólo por una especie de cortocircuito
experimentado por niveles analíticos que de otra manera serían irreconciliables.
La discusión que esta noción [acerca de la actualización de la dialéctica] abre con
respecto a, por ejemplo, aspectos como la democracia o la ciudadanía es muy
productiva.
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
visibles, que se tematiza desde un posicionamiento cercano a la
apatía y el desencanto?
Responder a lo anterior no sólo remitiría a una discusión
abstracta. Tiene un fin práctico/epistemológico: se requiere,
«interrogar a la realidad» ni desde el propio punto de vista
[fenoménico], ni desde el punto de vista del Otro [noumenal];
sino, precisamente, desde la brecha que se abre entre ambos
extremos. Es preciso abordar a este sector de la población [que
no es ni apocalíptico ni integrado], el cual parece olvidado, como
si los investigadores de lo juvenil se hubiesen empeñado en
desdeñar porque [aparentemente] no tienen una visibilidad social
significativa. Si el análisis es llevado a los ámbitos locales, esta
tendencia se hace más marcada. Como si estos «jóvenes promedio»
no existiesen, como si no fueran importantes para la construcción
de, por ejemplo, lo democrático o de la ciudadanía. Recodemos
que lo apocalíptico y lo integrado no son más que armazones
sociales, es decir, no son entidades trascendentales [aunque
parece que el discurso institucional/académico se esfuerza en no
reconocerlo], sino discernibles por medio de nuestra «experiencia
de la realidad».
«La verdad reside en la brecha misma, en el cambio de
perspectiva»35—afirma acertadamente Žižek—. En este sentido,
en el eje argumental de este ensayo he planteado que «la solución»
no radica en elegir analíticamente uno de los términos de la
antinomia, ni en reproducir un tipo de síntesis que vendría a
«superar la aporía» de lo apocalíptico y lo integrado —como
han afirmado algunos—, ni a «descubrir» que ambas etiquetas
conforman partes, fragmentos, de una «verdad global». Más que
apelar así a un «cierre ontológico»,36 habría que reconocer una
apertura fundamental, constitutiva, que no puede ser mediada. Se
35 Cfr. Slavoj Žižek. Violencia en acto. Conferencias en Buenos Aires, Paidós, Argentina,
2004, p. 15
36 Este «cierre ontológico» puede rastrearse por todas partes en la discursividad desde la
que se narra la construcción institucional de la juventud en nuestro país: cuando los
jóvenes dejen de serlo, y se integren plenamente como adultos a la institucionalidad
vigente, se convertirán, por fin, en ciudadanos completos.
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precisa hacer énfasis, señalar que existe algo en esa brecha, una
«nueva» dimensión [heurística] incapaz de ser reducida a ninguno
de los dos términos entre los cuales existe. La propuesta con la
que finaliza este texto implica el comienzo de otras aristas, en las
que la intención última consiste, pues, en escuchar las voces de
aquellos sujetos que han quedado fuera de la espectacularidad de
«los reflectores y las pantallas televisivas»; por supuesto, teniendo
siempre en cuenta la esfera local. Para decirlo a la Žižek: la juventud
que no es ni apocalíptica ni integrada puede constituir, sin duda,
uno de los centros ausentes en el proceso de la construcción de lo
juvenil.
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53
SALUD Y ATENCIÓN A ADOLESCENTES EN MÉXICO
Alfredo Hidalgo San Martín*/***,
Bettylu Rasmussen Cruz*
y Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen**
INTRODUCCIÓN
ENTRO DEL CONOCIMIENTO que cada día se genera en
torno a la adolescencia resulta valioso sistematizar lo
que tradicionalmente se ha producido en el ámbito de la
medicina y en especial el enfoque social que la epidemiología y
estadística han recogido en México. Para el investigador y para el
tomador de decisiones en salud resulta vital y para el estudioso
de estas edades un complemento indispensable a los estudios que
otras disciplinas psicológicas y sociales aportan.
Para acometer esa tarea hemos hecho una revisión de fuentes
estadísticas desde fines del siglo XX e investigaciones de campo
que nos permitirá acercarnos a contestar las siguientes preguntas
en relación a la situación de adolescentes en México:
¿Qué peso en el ámbito de la producción científica tiene
la investigación en salud y en servicios de adolescentes? ¿Qué
características sociodemográficas tienen las y los adolescentes?
¿Cuál es su situación de salud? ¿Cuál es su situación de mor-
D
*Departamento de Enfermería para la Atención, Desarrollo y Preservación de la
Salud Comunitaria del Centro Universitario de Ciencias de la Salud.
** Centro Universitario del Sur. Universidad de Guadalajara.
*** Biblioteca Virtual en Salud ADOLEC México.
54
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bimortalidad? y ¿Cuál ha sido la respuesta social específica en
cuanto a sus necesidades de atención a su salud?
PREGUNTA 1. ¿Qué peso en el ámbito de la producción
científica tiene la investigación en salud y en servicios
de adolescentes?
Para contestarla nos basamos en un estudio biblio-métrico,
acerca de las publicaciones sobre adolescencia en revistas médicas
de México integradas en la base de datos Artemisa que incluye las
revistas de mayor calidad entre 1995 y 2000.1 (Cuadro 1)
Encontramos que dos tercios de las 35 revistas habían
publicado sobre adolescencia. De 5240 artículos, sólo 123 de
éstos, es decir, un 2.3% fueron dedicados a la adolescencia y una
sola revista —Salud Mental— publicó casi el 50%.
Hubo 81% de trabajos sobre enfermedades y traumatismos,
seguidos a distancia de servicios de salud (9.2%) y muy escasos los
dedicados tanto a salud (2.5%) como a investigación (3.3%).
Dentro de las enfermedades predominaron aquellas
relacionadas con la sexualidad y reproducción (30%) y con
enfermedades mentales (22.6%).
En resumen, podemos caracterizar la producción científica
de artículos sobre adolescencia en revistas médicas de México
en ese período, como de presencia permanente baja (menos del
5%) pese a la magnitud de la población adolescente (más del
20%), concentrada en algunas revistas y dirigido a problemas
relacionados especialmente con sexualidad y reproducción.
PREGUNTA 2. ¿Qué características sociodemográficas tienen
los y las adolescentes?
q Magnitud
De casi 100 millones de mexicanos en el año 2000 un 21.3%
eran adolescentes de 10 a 19 años, proporción que tiende a la baja
ya que en el 2005, con más de 103 millones de habitantes representó
el 20.78%, debido a la disminución de la tasa de fecundidad, así
como al efecto del crecimiento económico, a los programas
de planificación familiar y a la migración continua (60% de los
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55
Cuadro No. 1
Artículos de adolescencia por año (No. y %)1995-2000
Fuente Rasmussen B. Hidalgo A. Estudio bibliométrico de
publicaciones sobre adolescencia en revistas médicas de México
en la base de datos Artemisa (1995-2000). Salud Pública de
México. Vol. 45 Suplemento 1. 2003:167-170.
emigrantes a EE.UU. son jóvenes). Sin embargo, el incremento en
números absolutos ha sido de casi 250%.2
q Cursos de vida
En adolescentes encontramos transformaciones demostradas entre las cohortes de 1950-60 y de 1960-70. Estas últimas
generaciones salen de la escuela más tardíamente: de 15 a 17 años
(y más en nivel económico mayor), retrasan la salida del hogar
paterno: de 18 a 20 años y retrasan la edad de la primera unión de
19 a 21 años. Existe cierta tendencia a la postergación de la edad
en la que se experimenta el nacimiento del primer hijo. Pero las
mujeres ingresan al mercado de trabajo más tempranamente: el
20.7% a los 19 años. Finalmente, hay persistencia de patrones más
tradicionales en el ámbito rural.3
56
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Como dice Tussan3, las actitudes y valores de las y los jóvenes
de hoy muestran grandes transformaciones que indican notables
avances en la conformación de una nueva cultura demográfica,
la cual tendrá un enorme impacto en las trayectorias familiares
futuras.
q Familia
Entre 35 a 40% de adolescentes viven en hogares de extrema
pobreza. La gran mayoría de adolescentes viven en familias con
madre y padre (59.6%) o solo uno de los padres (13.7%); 26.6%
han salido del hogar paterno de los cuales 4/5 están casados o en
unión libre, fenómeno que en el área urbana es cuatro veces más
frecuente que en la rural.4
Cuadro No. 2
EDAD DE LOS JÓVENES DEL PRIMER NOVIAZGO
MEXICO, 2000
Fuente Instituto Mexicano de la Juventud. Encuesta Nacional de la
Juventud 2000.
q Escolaridad
Entre los 12 y los 14 años de edad no acuden a la escuela 11.6%
de adolescentes; de los 15 a los 19 años de edad no acuden 41.3%,
y al llegar a los 19 años de edad cerca del 89% han abandonado la
escuela por motivos económicos y falta de acceso en su localidad
principalmente.4
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57
A una edad en la que sería socialmente deseable que la mayor
parte se dedicara a estudiar, sólo algo más de un tercio estudian
(36.4%) y 10% estudian y trabajan.5
q Trabajo
Representan una parte numerosa de la fuerza productiva
del país pero solo algo menos de la mitad realiza alguna actividad
económica estable aunque la participación casi se duplica en
hombres (58% versus 30%). La relación laboral predominante es
el trabajo asalariado (empleados u obreros) y hay un cuarto que
trabajan sin pago. Finalmente en las mujeres un 15% se dedican a
quehaceres del hogar. 6
PREGUNTA 3 ¿Cuál es la situación de salud de las y los
adolescentes?
La salud la estamos considerando en su significado de
desarrollo de potencialidades por lo cual tomamos algunos
indicadores de la misma.
q Toma de decisiones
A partir de la Encuesta Nacional de la Juventud 2000 (jóvenes
de 12 a 29 años) se observó cierta autodeterminación juvenil en
cuanto a tener novio o novia y la forma de vestir, pero no así en
fumar, beber y tatuarse.5
q Participación
En cuanto a participación social un cuarto (25.5%) de los
jóvenes afirmaron haberlo hecho; de éstos, la mayoría han estado
en asociaciones deportivas, un poco más de la quinta parte en
organizaciones religiosas y 14.8% en estudiantiles .5
q Sexualidad
El 85.3% afirma haber establecido alguna vez una relación
de noviazgo. La edad predominante a la que se produce esta
experiencia por primera vez es entre los 15 y los 19 años, (57.9%).5
(Cuadro 2).
En un estudio en Jalisco en 1995 en estudiantes casi un 50%
de las mujeres había tenido noviazgo formal antes de ingresar a
preparatoria (solo 20% informal) en cambio para los hombres
fue al revés: 38% noviazgo formal y 49% informal. En cuanto a
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comportamientos más íntimos en las mujeres no superaron el 27%
y en los hombres superaron el 60%.7
La edad promedio de la iniciación de la vida sexual activa fue
de 15.4 años; para el área rural 13.8 y para el área urbana 16.7.7
Sólo el 35.8% de los adolescentes con inicio de vida sexual
activa usó algún método anticonceptivo en su primera relación
sexual.8
q Consumo de medios
En un estudio realizado en la Zona Metropolitana de
Guadalajara en 1995, el consumo de medios masivos se caracterizaba porque los adolescentes indicaban acceder más los
medios electrónicos y menos los medios impresos. En el caso
de los medios electrónicos, accedían más a la televisión (86%)
que a la radio (82%), mientras que en el caso de los medios
impresos, accedían más a las revistas (47.3%) que a los diarios
(36.8%) con proporciones variables de consumo según variables
sociodemográficas. El consumo diario de radio en horas iba de 4.3
a 5.3 siendo la más alta en el estrato medio. El consumo diario
semanal de periódico en minutos iba de 9.8 a 18.3 siendo el más
alto en el estrato alto, y lo mismo de revistas. El consumo diario de
TV en horas iba de 3.2 a 3.8 siendo la mayor en el estrato alto. El
consumo preferencial de géneros musicales, en los adolescentes,
se orientaba a la música grupera (30.6%), al rock en español
(26.6%) y al rock en inglés (17.6%), siendo este consumo diferente
por estratos socioeconómicos y sexo.9
q Percepción de salud
En México, a la población adolescente, se le percibe como
sana, aunque 2% de ella considera que su salud es mala.10
PREGUNTA 4 ¿Cuál es su situación de morbimortalidad?
q Consulta
El uso de los servicios de salud en México fue solamente de
7% del total de consultas otorgadas durante 2001, por causas que
se ignoran, pero se conjetura que es por la falta de adecuación de
la atención a sus necesidades.
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En el IMSS Jalisco representaron el 11.1% del total de las
consultas. La proporción de consultas por 100 usuarios adolescentes en un año fue en el grupo de 10 a 14 años algo más de
180 en ambos sexos, entre 15 y 19 años aumentó en el hombre
menos del doble (290) y en la mujer a más del doble (405).
Las consultas por año fueron de 1.5 entre 10 y 14 años hasta
4 en las mujeres de 15 a 19 años. 11
q Hospitalización
En mujeres de 10 a 14 años se destacan las causas relacionadas
con el embarazo(17%), apendicitis (10.3%), luego lesiones (12%) y
aborto (3.7%). En hombres de esa edad en primer lugar estaban las
lesiones (38%)seguidas de apendicitis (12. 9%).
En mujeres de 15 a 19 años siguen las causas relacionadas
con embarazo en primer lugar pero con la mitad de los egresos
(60.4%) seguido de abortos (8.2%).
En hombres de 15 a 19 años ocupaban el primer lugar las
lesiones (41.4%) y luego apendicitis (10.4%) apareciendo en el
sexto lugar el uso de drogas y en el 16o el uso de alcohol.12
q Morbilidad específica
Discapacidad
En 2002, casi 1% de la población adolescente de 10 años a 19
años eran discapacitados .13
Tabaco y alcohol
Según datos de la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA)
de 1998, 10% de las y los adolescentes fumaban. El 75% de los
estudiantes empezaron a fumar antes de los 15 años de edad.
Fumadores de 100 cigarrillos o más en su vida alcanzaban a un
cuarto a los 19 años y un tercio consumían alcohol.14
Una encuesta del Distrito Federal realizada en noviembre
del 2000 mostró que la experimentación del tabaco ha disminuido
pero también ha disminuido la edad en que los adolescentes
comienzan a consumir esta droga.15
Drogas
Se calcula que alrededor de 4% de los hombres de entre
12 y 17 años de edad han probado alguna droga en su vida. Las
drogas consumidas con mayor frecuencia son los inhalables y
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la marihuana y en menor proporción la cocaína y las pastillas
psicotrópicas.
En el bachillerato, 7% de la población reportó haber fumado
marihuana en los seis meses anteriores y 2% ya había probado la
cocaína.14
Alteraciones de la nutrición
Otro problema serio, en esta población, es la prevalencia de
sobrepeso y obesidad. La ENSA 2000 mostraba que el problema
era más frecuente en las mujeres. De hecho, desde los 16 años
un tercio de las jóvenes en México presentaban exceso de peso.
De alguna manera se observa un número cada vez mayor de
muchachas con anorexia aunque no hay estadísticas oficiales. 10
Accidentes y violencia
El principal problema de salud que se registra en jóvenes
son los accidentes (6% lo han tenido el ultimo año) y la violencia
1.6% la han padecido, que se expresa en los niveles más elevados
de utilización de servicios. Los traumatismos y las fracturas
representan un alto porcentaje dentro de los motivos de egreso
hospitalario.16
Fecundidad, embarazo y aborto
La tasa de fecundidad se ha reducido lentamente pero menos
que entre el grupo de 20 y 24 años, por ello, entre 1970 y 2000 la
contribución de los grupos de 15-19 a la tasa global de fecundidad
ha venido creciendo, al pasar de 10.1 a 14.6 por ciento.17
Entre la población adolescente se estimó que durante el
año 2000 ocurrieron en el país cerca de 366,000 nacimientos en
madres de menos de 19 años de edad, lo que representó 17% del
total de nacimientos18. A pesar de que durante los últimos seis
años el número de nacimientos se redujo en poco más de 10%.
Entre las mujeres unidas de 15 a 19 años de edad su contribución a
la tasa global de fecundidad ha venido creciendo, al pasar de 11.1%
en 1975 a 14.5% en 1999.16
El parto es la primera causa de egreso hospitalario, no solo
en adolescentes de 15 a 19 años (en este ultimo grupo las cinco
primeras causas de egresos están relacionadas con el embarazo)
sino en las de 10 a 14 años, y aborto la quinta en estas últimas y la
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segunda en las de 15 a 19 años. Ocurren más de 25, 000 embarazos
anuales en madres menores de 19 años de edad, que terminan en
aborto y constituyen cerca de 10% del total.17
SIDA
La población adolescente en forma directa aumenta su
inicio de actividad sexual y de conocimientos para prevenir ITS,
sin embargo, en la adolescencia tardía resulta proporcionalmente
mayor los que llevan vida sexual activa en relación a los que tienen
conocimiento para prevenir ITS.
Las personas de 25 a 34 años de edad constituyen el grupo
más afectado de SIDA, con 41.6% de los casos registrados en
adultos, y de ellos un alto porcentaje debe haberse contagiado en
la adolescencia. 19
En tres contextos socioeconómicos de Guadalajara se estudió
en adolescentes de 15 a 19 años, las construcciones sociales sobre
riesgo de VIH/SIDA con metodología cualitativa encontrándose
que:
a) El VIH/SIDA es percibido como enfermedad de personas
inmorales.
b) La noción cultural dominante sobre el uso del condón
es más anticonceptiva que de protección y se sustenta en
consideraciones sobre la afectividad de pareja, reputaciones
sexuales, roles de género, embarazo, unión conyugal, sustento
económico y aspiraciones de movilidad social.
c) Predominan dudas sobre el uso consistente del condón y
barreras culturales para usarlo.
d) La concepción de los roles de género condiciona a ocultar
identidades bisexuales, homosexuales y lésbicas, generando
obstáculos para usar protección.
En conclusión, las concepciones culturales de los adolescentes favorecen el desarrollo de prácticas sexuales no protegidas,
contribuyendo a la probable difusión del VIH/SIDA.20
Suicidio
En las estadísticas aparece el suicidio en 3er lugar de causas
de muerte de 15 a 19 años tanto en hombres como mujeres en
un ascenso de posiciones progresiva.21 La muerte por suicidio
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tiene en los hombres una tasa cinco veces mayor (13.3) que en las
mujeres (2.4).
Los resultados derivados de estudios cualitativos describen
que el propio intento de morir es visto por ellos generalmente
como una consecuencia de los problemas derivados de un
ambiente familiar negativo.22
Mortalidad
Las tasas de mortalidad de adolescentes son bajas comparadas con otras edades y mayores en hombres y en edades de 15-19
años pero la mayoría de las causas de muerte en adolescentes son
evitables en casi 45% (Cuadro 3).
Las primeras causas de muerte en hombres y mujeres
adolescentes son los accidentes (40% y 24% respectivamente),
homicidio y lesiones intencionales en el hombre (20.7%), tumores
malignos (6% y 10%), suicidio (6.2% y 5.6%) y muertes maternas
(5.3%).
En la población de 15 a19 años los hombres fallecen 2.5 más
veces por suicidio que las mujeres, más de 3.8 veces por accidentes
y más de 6.5 veces por homicidio y lesiones.23
PREGUNTA 5 ¿Cuál es la situación de atención a la
salud de las y los adolescentes?
q Desarrollo histórico de los servicios para la salud de
adolescentes en México.
Las políticas demográficas de la década de los 60 en el
siglo xx en América Latina vieron el nacimiento en México, en
1965, de la Fundación Mexicana para la Planificación Familiar,
MEXFAM (www.mexfam.org.mx) la que llegó a desarrollar su
programa Gente Joven (www.gentejoven.org.mx) que promovió
la existencia de información y servicios médicos en todo el país,
sobre salud sexual para adolescentes y jóvenes. Las actividades
de Gente Joven se basaban en la participación activa de comités
de voluntarios juveniles proporcionando servicios de educación
sexual a las poblaciones de jóvenes más vulnerables en México:
los no escolarizados, los que trabajan en fábricas, los pobres, los
indígenas y las madres adolescentes.
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Cuadro No. 3
MORTALIDAD GENERAL EN ADOLESCENTES DE 15 A 19
AÑOS DE EDAD. REPÚBLICA MEXICANA. 1998 A 2001
*Tasa por 10,0000 hombres y mujeres de 15 a 19 años.
Fuente: INEGI 2001 Mortalidad en México.
Otra importante institución nacional surgió en 1969: los
Centros de Integración Juvenil (www.cij.gob.mx) contra las
adicciones que han desarrollado centros de atención hospitalaria
y ambulatoria para la prevención y curación de las adicciones a
través de todo el país en los municipios prioritarios de acuerdo al
Estudio de Riesgos Macrosociales.
Otro centro del sector de organizaciones no gubernamentales se creó en 1978 en el D. F.: el Centro para Orientación de
Adolescentes CORA (www.cora.org.mx) dedicado desde entonces a la educación y atención de adolescentes en salud sexual y
reproductiva.
La Asociación Mexicana para la Salud de la Adolescencia
(www.amsaj.com) creada en 1989 señaló como Misión buscar
las alternativas que propicien una salud integral y plena de las
y los adolescentes. Para ello ha impulsado la investigación, así
como la formación, capacitación y actualización constante de los
profesionales interesados.
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
Hasta 1989 aparece en el sector público la primera estructura
dirigida a la salud de adolescentes: el Módulo de Fomento a la
Salud delAdolescente del Instituto Mexicano del Seguro Social
en Jalisco, que hace un estudio de necesidades y de acuerdo a
eso, programas de atención hasta 1993 en que se convierte en la
Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud
del Adolescente (http://adolec.org.mx/uiessa/index.htm), que
produce investigación sobre salud y principales problemas de
morbimortalidad de adolescentes de México, con publicaciones
nacionales e internacionales de libros, artículos científicos,
boletines periódicos, y alberga la Biblioteca Virtual en Salud
ADOLEC, OPS. y por otra parte es sede de la Especialización en
Salud de Adolescentes y Jóvenes de la Maestría en Ciencias de la
Salud Pública de la Universidad de Guadalajara.
El Modelo Chimalli (www.inepar.com.mx/Chimalli.htm)
creado en 1991 por el Instituto de Educación Preventiva y Atención
de Riesgos A. C. (INEPAR) tiene como fin producir resiliencia, con
un enfoque proactivo y ecológico. Se aplica en planes de acción
por ciclos de actividades, con duración aproximada de quince
semanas en comunidades (escuelas, centros comunitarios y de
desarrollo, barrios, unidades habitacionales, colonias). Chimalli
interviene en las áreas de: uso de drogas y conducta antisocial,
eventos negativos de la vida y estilo de vida (en la que se considera
la sexualidad, el autocuidado de la salud, el uso del tiempo libre y
consumismo).
En 1993 se inició el Programa Coordinado de Atención al
Adolescente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
que propició la formación de Módulos de Fomento a la Salud
de Adolescentes en Unidades de Medicina Familiar; los que
funcionan como espacios de orientación para los consultantes de
atención primaria y organizan grupos educativos.
Ese mismo año se creó el DIF, Sistema Nacional para el
Desarrollo Integral de la Familia los programas de atención para
adolescentes (www.dif.gob.mx/sifem.htm) como albergues, campamentos recreativos, defensa del menor y la familia, contra la
explotación sexual comercial infantil y la atención a menores
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65
migrantes y fronterizos así como a madres adolescentes.
Un año más tarde, en 1994, apareció el Programa Nacional de
Adolescentes de la Secretaría de Salud con énfasis en salud sexual
y reproductiva, y con acciones contra las adicciones y el abuso de
sustancias tóxicas. El acceso permanece abierto y gratuito a los
servicios de salud en el primer y segundo nivel de atención.
Desde 1997 el Programa IMSS Solidaridad en zonas rurales
de gran parte del país introduce los Centros de Atención Rural
para Adolescentes (CARA) donde se identifican sus necesidades,
se otorga consejería, información, educación para la salud y se
fomenta el autocuidado. A la atención se adicionan los materiales
de educación para la salud que se integran a los textos formales,
en la escuela y a los audiovisuales, en las secundarias rurales por
televisión y radio.
Un hito singular significó en 1998 la creación del Instituto
Mexicano de la Juventud (www.imjuventud.gob.mx) que es responsable de definir políticas nacionales enmarcadas en el Plan
Nacional de Desarrollo y promover coordinadamente las acciones
destinadas a mejorar el nivel de vida de la juventud mediante
servicios sobre: sexualidad, becas académicas, empleo juvenil,
servicio social, premios y certámenes, prevención de adicciones,
medio ambiente, género, talleres, foros y encuentros juveniles,
centros interactivos, poder joven, enlace con organizaciones,
apoyo a jóvenes indígenas, red de turismo y recreación. En los
Estados se crearon Institutos de la Juventud destacando entre
otros por su gran desarrollo en actividades desde la investigación,
culturales y de servicios el del Estado de Jalisco creado en el 2002
(sgg.jalisco.gob.mx/injuve/instituto.html) .
En el año 1999 se dictó la Ley de Protección a niños, niñas
y adolescentes (http://adolec.org.mx/legislacion.htm) que establece derechos a: la vida, no discriminación, condiciones de vida,
protección, identidad, vivir en familia, salud, en discapacidad,
educación, descanso y juego, cultura, participación, así como
sobre medios y defensa legal.
En el 2000 se creó el Centro Nacional para la Salud de la
Infancia y la Adolescencia (CENSIA) y su Programa de Acción
66
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
para la Atención a la Salud de la Adolescencia (PASA), que es un
programa interinstitucional del sector salud y con instituciones
académicas científicas que busca incrementar la cobertura de los
servicios entre adolescentes (www.conava.gob.mx).
En el año 2001 el Instituto Mexicano del Seguro Social crea
el PREVENIMSS que es un programa de acciones preventivas
médicas y educativas en las Unidades de Medicina Familiar del
Instituto Mexicano del Seguro Social y que incluye actividades
preventivas para adolescentes (www.imss.gob.mx/IMSS/IMSS_
SITIOS/DPM/Servicios/PREVENIMSS/adolescentes/home.
htm).
Uno de los últimos esfuerzos institucionales hacia el
mundo adolescente escolar es el Programa Intersectorial Educación Saludable (www.cofemermir.gob.mx/uploadtests/9095.
66.59.2.educacion_saludable.pdf ) formulado en 2002 y dirigido a los escolares destacando la importancia del autocuidado
de la salud, mediante la promoción de hábitos y estilos de vida
saludables que les permitan identificar y evitar las conductas de
riesgo.
q Seguro social y adolescentes
El acceso a los servicios de salud en la población es medido a
través de la derechohabiencia (DH) a la seguridad social. Entre la
población general la DH es de 40% para todo el país. Del total de
adolescentes(20,728.628) solo un 28 .8% esta asegurado y del total
de derechohabientes un 18.6% son adolescentes.24
q Opinión de los servicios
Un estudio cualitativo mediante entrevistas a grupos focales
que buscó identificar los motivos y las expectativas que refirieron
los adolescentes de una escuela preparatoria de Guadalajara para
utilizar servicios de salud mostró que el uso de servicios se asocia
con el diagnóstico y pronóstico que ellos y su red de apoyo le asignan.
Los motivos referidos para no utilizar los servicios se relacionaron
con timidez, vergüenza y no asertividad. El grupo de pares juega
roles contradictorios (facilitador/oponente) para la utilización
de los servicios. Se visualizaron como obstáculos los trámites
administrativos, la espera, la falta de garantía de confidencialidad,
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67
el trato del personal y la ineficiencia de los servicios de salud. El
sentimiento de invulnerabilidad que poseen los adolescentes les
hace pensar que son «otros» y no «ellos» quienes necesitan los
servicios de salud. Los motivos para no utilizar los servicios se
encuentran asociados a características de su personalidad (no
asertividad, vergüenza, timidez, desconfianza, pena). 25
q Proyectos especiales virtuales
En razón del significado de las nuevas tecnologías de la
información para el nuevo siglo resumimos algunos servicios
dedicados a adolescencia que usan la comunicación mediante
Internet, además que hoy todos los programas de atención antes
señalados pueden encontrarse en la red.
La Biblioteca Virtual en Salud (BVS), ADOLEC México
(www.adolec.org.mx) a cargo de la Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del Adolescente del Instituto
Mexicano del Seguro Social y del Centro Universitario de Ciencias
de la Salud de la Universidad de Guadalajara, se construye en el año
2000 siguiendo las normas de las BVS del Centro Latinoamericano
de Información en Ciencias de la Salud (BIREME 1999) de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS) y que tiene como
objetivo, crear una base de información para el acceso directo y
sin costo a la información relevante para la salud y adolescencia
nacional, integrando investigadores, profesionales e instituciones
en la recolección de información producida en el país y pone al
alcance de comunidades de investigadores, profesionales del área
esta información científica y difundirla a la comunidad adolescente
y de padres y maestros.
También en 2000 se realiza el Diplomado de Educación
a distancia: Salud Integral del Adolescente por la Universidad
Autónoma de Nuevo León y OPS (www.prounisev.uanl.mx/
cursoops/) que incluye contenidos acerca de epidemiología de
la salud del adolescente, promoción de la salud adolescente,
crecimiento y desarrollo, sexualidad, nutrición, comunicación,
atención a problemas específicos del adolescente: acné, embarazo,
infecciones genitourinarias, vulvo-vaginitis, SIDA, dermatomicosis;
aspectos psicológicos y sociales del adolescente, crisis en la
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
adolescencia y políticas nacionales y regionales de salud del
adolescente.
La investigación virtual con autocuidado (http://www.
congresoadolec.org/riesgo) en 2001, realizada en el Centro
Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de
Guadalajara. Se presentó en línea un cuestionario de riesgo
con acceso a autodiagnóstico a través de una clave secreta. El
autodiagnóstico presenta el mismo cuestionario marcando las
respuestas y con un foco rojo las que implican riesgo. En éstas,
al hacer un clic permite ver un manual de autocuidado para cada
grupo de riesgo con otras fuentes en la red.
El Congreso Virtual en Salud de Adolescencia y Juventud
México 2002 (www.congresoadolec.udg.mx) a cargo de la Biblioteca Virtual en Salud ADOLEC México, la Universidad de
Guadalajara y la Unidad de Investigación Epidemiológica y en
Servicios de Salud del IMSS, creó en Octubre de 2002 un espacio
interactivo para promover la comunicación e intercambio científico entre investigadores, profesionales de la salud, educación,
medios, organismos recreativos, de readaptación, instituciones
oficiales y organizaciones no gubernamentales relacionadas
con la salud de adolescencia y juventud en México poniendo
a disposición y sin costo los últimos avances científicos para
fomentar el desarrollo y calidad de la investigación en este campo
en el país mediante el uso de la red.
CONCLUSIONES
La situación de salud de adolescentes en la segunda mitad
del siglo XX es deficitaria, gran parte de sus problemas son
prevenibles o reducibles. El ámbito de su desarrollo es aún poco
conocido y, aunque se creó en México un acervo importante
de conocimientos, resulta escaso para la importancia que este
grupo tiene en la población. Al mismo tiempo, un amplio
rango de normatividades e instituciones están preocupadas en
proporcionar servicios para su atención, cada vez más crecientes,
tanto en las esferas públicas que han incrementado su rol, como
en las privadas que han sido pioneras.
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El siglo XXI de la sociedad de información agrega a México
desde Jalisco y otros Estados, experiencias pioneras en este campo
de la investigación, docencia y servicios de salud de la adolescencia. Al mismo tiempo se observa un impulso del gobierno y la
sociedad para permitir la accesibilidad a dichos medios hasta en
las zonas más marginadas, todo lo cual fortalece la respuesta social
a las necesidades de este grupo poblacional tan significativo.
NOTAS
1 Rasmussen B. Hidalgo A. Estudio bibliométrico de publicaciones sobre adolescencia
en revistas médicas de México en la base de datos Artemisa (1995-2000). Vl.
45. Suplemento 1. 2003:167-170.
2 INEGI, Dirección General de Estadística; Dirección de Estadísticas Demográficas y Sociales. Cuaderno No. 13 Estadísticas demográficas INEGI, Ed. 2001.
3 Tussan.R. «Demographic change and family a non family related life course
patterns in contemporary México». Ph. D dissertation he University of Texas
at Austin. 1997.
4 Consejo Nacional de Población. Situación actual de las jóvenes y los jóvenes en
México. Diagnóstico sociodemográfico. México, D. F.: CONAPO, 2002.
5 Instituto Mexicano de la Juventud. Encuesta Nacional de la Juventud 2000.
6 Estimaciones del Consejo Nacional de Población con base en la Encuesta
Nacional de empleo 1991-1997.
7 Hidalgo A. y cls. «Aparición de comportamientos sexuales de una cohorte de
adolescentes de secundaria y preparatoria de Guadalajara 1994-1996». En:
Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes. IMSS,
OPS. 2002:33-36.
8 González C. Rojas R., Martínez R., Hernández M. y Olaiz G. «Perfil de
comportamiento sexual en adolescentes mexicanos de 12 a 18 años de edad».
Resultados de la ENSA 2000. Salud Pública de México vol. 47 No. 3, mayojunio de 2005.
9 Caballero R., Pineda R. «Consumo y exposición a los medios masivos en
adolescentes de diferentes estratos socioeconómicos de Guadalajara». En
Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes. IMSS, OPS
2002:257-266.
10 Secretaría de Salud, Instituto Nacional de Salud Pública. Encuesta Nacional de
Salud. Cuestionario de Adolescentes 2000.
11 Rasmussen B Hidalgo A. «Consulta Médica de Adolescentes en el Instituto
Mexicano del Seguro Social». Revista Médica del IMSS (37)1:27-35 ,1998.
12 Instituto Nacional de Estadística Geografia e Informática. Secretaría de Salud,
70
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Dirección General de Información y Evaluación del Desempeño 2002.
13 Sistema Intermunicipal de Base de Datos SIMBAD–INEGI 2000.
14 Consejo Nacional contra las adicciones. Encuesta Nacional de Adicciones.1998
México D. F. Secretaría de Salud 2000. Villatoro J. Medina-Mora M. E. «Las
encuestas con estudiantes. Una población protegida en constante riesgo».
Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz 2002.
16 Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes. Programa Nacional para la
Prevención y Control de Accidentes 2001/2006. México, D. F. SSA, 2002.
17 Estimaciones del Consejo Nacional de Población, 2000.
18 Dirección General de Salud reproductiva. La salud sexual y reproductiva de los
y las adolescentes, México D. F. SSA-DGSR,1999.
19 Instituto Nacional de Estadística, Geograf ía e Informática. Daños a la salud.
Tabulados básicos y por entidad. México D. F. INEGI. 2000.
20 Caballero R. «Las concepciones culturales sobre el VIH-SIDA de los adolescentes urbanos favorecen el desarrollo de prácticas sexuales de riesgo». En:
Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en salud de Adolescentes II. IMSS,
OPS. 2005:48-53.
21 Cuaderno 7 y 8 de Estadísticas de Intentos de Suicidio y Suicidios, ediciones 2001
y 2002 INEGI.
22 Gonzalez-Forteza C. «Sobre suicidio y trastornos emocionales de adolescentes».
Boletín Latinoamericano Adolescencia. IMSS UDG OPS No. 10; 2004.
23 INEGI, Dirección General de Estadística. Dirección de Estadísticas Demográficas
y Sociales. 2001.
24 Sistema Intermunicipal de Base de Datos, SIMBAD–INEGI, 2000.
25 Nuño B. Canales J., Madrigal E. Villaseñor y M. Hidalgo A. «Motivos y expectativas que refieren adolescentes de 15 a 19 años para utilizar los servicios de
salud». En: Rasmussen B. Hidalgo A. Investigaciones en Salud de Adolescentes.
IMSS, OPS. 2002:327-330.
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Capítulo II
e
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IDEALES SOBRE LA FAMILIA EN JÓVENES DE LA ZONA
METROPOLITANA DE GUADALAJARA.
Tania Rodríguez Salazar*
INTRODUCCIÓN
OS JÓVENES DE HOY, CON TODO y que son muy diferentes
a los jóvenes de antaño, continúan deseando tener una
pareja estable y tener hijos, por considerarlos aspectos
fundamentales para la realización personal o la felicidad. Estos
anhelos de formación de familias están anclados a múltiples
ideales de vida: el amor, la familia feliz, solidaria, y unida, entre
otros. Los ideales, sin embargo, son por definición prácticamente
irrealizables. Son estructuras imaginarias y abstractas que no
pueden llevarse a cabo plenamente. Su función es configurar
visiones sobre la vida buena1, sobre la vida que vale la pena de
ser vivida a través de las cuales se justifican y se evalúan los
cursos de acción.
En este sentido, se puede decir que la cuestión de la
familia, como muchas otras cosas en la vida cotidiana, incita a la
idealización y la ensoñación: imaginamos con frecuencia que el
L
*Universidad de Guadalajara.
1 «Respecto al contenido, la vida buena es, para cada uno, la nebulosa de ideales y de sueños
de realización respecto a la cual una vida es considerada como más o menos realizada o
como no realizada. (...) En este sentido, es el ‘objetivo hacia el que’ tienden estas acciones
de las que hemos dicho, sin embargo, que tiene su fin en ellas mismas» (Ricoeur, 1996:
185).
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amor y la comunicación son la solución a toda clase de conflictos,
que la unión en pareja y los hijos conducen directamente a la
felicidad, que se puede tener una vida familiar armónica y, a su
vez, éxito en el trabajo o en la profesión, que las diferencias
de opinión en la pareja sobre cuándo y cuántos hijos tener son
negociables fácilmente, que podemos lograr una distribución de
roles familiares equitativa, entre otros más. No quiero negar que
parte de estos sueños o ilusiones son susceptibles de realizarse,
sino más bien insistir en que muchas veces las expectativas son
muy grandes y su cumplimiento se percibe relativamente sin
conflicto y sin la necesidad de ciertas clases de renuncias.
En este capítulo se exploran los ideales que jóvenes urbanos
configuran en torno a la convivencia en pareja y la reproducción.
Parto del supuesto que, desde la perspectiva individual, los ideales
ocupan dos posiciones en el espacio moral: se ubican «arriba»,
como conjuntos de creencias, normas, valores y deseos que gozan
de cierta superioridad y se ubican por «delante», como horizonte
de realización. En consecuencia, este tipo de esquemas culturales
nos informan sobre los objetivos de realización de los jóvenes,
así como de sus percepciones sobre los medios y las formas de
alcanzarlos, independientemente que se traduzcan o no en
prácticas congruentes2. La intención es comprender ¿cómo los
jóvenes urbanos desean organizar su vida familiar futura?, ¿cuál
es el modelo de vida familiar que les gustaría vivir? y ¿cuáles
anhelos compiten con los de tipo familiar? Esta exploración de
ideales familiares se hace considerando parte de los resultados
de una encuesta de valores y deseos personales en jóvenes de
15 a 29 años realizada en la zona metropolitana de Guadalajara,
así como utilizando material cualitativo obtenido en entrevistas
a profundidad3. Se analizan una serie de indicadores útiles para
2 Es importante señalar que no se deben confundir los «ideales de acción» con los «motivos de
la acción». Los primeros son preceptos culturales generales y abstractos que no pueden
ser realizados en su totalidad, debido a que las personas actúan no sólo considerando
este tipo de significados sociales, sino sobre todo en función de las circunstancias
particulares que les toca vivir (cfr. Strauss, 1992).
3 Este material empírico fue obtenido en el marco de una investigación sobre los modelos
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explorar sus objetivos de formación de familias, considerando
prioritariamente los calendarios y razones de la primera unión y
el primer hijo, así como sus percepciones en torno a las mejores
formas de convivencia en pareja y a los roles de género en la vida
familiar.
Los ideales y proyectos de los jóvenes en cuanto a la
formación de familias constituyen utopías prácticas4, en tanto
son algo irreal, pero tienen posibilidades de realizarse con grados
diferentes de congruencia y tolerancia a la contradicción. Son,
por decirlo así, hipótesis acerca de la experiencia futura. Estas
visiones de futuro son importantes porque los jóvenes están
en la búsqueda o han empezado una historia que realizar en el
mundo complejo, donde las certezas se desdibujan y donde el
abanico de opciones de vida son cada vez mayores. La juventud
es un momento en que se desarrollan ciertos proyectos y otros
se abandonan o se posponen. Es en este sentido, tiempo de
elecciones primarias, de las cuales dependerán muchas de sus
posibilidades futuras.
NUEVAS OPORTUNIDADES
EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
Las formas tradicionales de convivencia social y de
conformación de la identidad personal se han transformado en
la modernidad tardía. Diversos autores (Giddens, 1997; Beck,
1997; Berger y Luckman, 1997) insisten en que en las sociedades
contemporáneas los contextos de acción son múltiples, los
individuos enfrentan la diversidad y la diferencia en sus encuentros sociales negociando entre múltiples autoridades culturales
y que esto conduce a la proliferación de estilos de vida disímiles.
culturales de vida deseable de jóvenes urbanos, que no se limita al ámbito de la familia.
Se trata de una investigación más amplia que actualmente realizo como tesis doctoral.
4 Los proyectos son utopías prácticas. Son utopías porque son algo irreal, esto es, representan
lo futuro en un presente-como si; son prácticas, porque anticipan el futuro más irreal
en un presente que adviene como posibilidad real. De este modo, el futuro motiva las
utopías prácticas del presente (Luckman, 1996: 61).
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Las relaciones interpersonales y la vida cotidiana se han vuelto
vulnerables, riesgosas, y esto ha impulsado la emergencia de
individuos autónomos y reflexivos que se monitorean a sí
mismos5.
Especialmente las generaciones más jóvenes han sido
y son las principales protagonistas de estos cambios. Estas
nuevas generaciones han crecido en un mundo liberado de
múltiples restricciones sociales, educativas, políticas, jurídicas,
morales y religiosas. Lo cual ha implicado más autonomía
individual y reflexividad. En el plano personal los fenómenos
de la reflexividad (Giddens, 1997) y la individualización (Beck
y Beck-Gernshmein, 2001 y 2003; Bauman, 2001) se manifiesta
en la percepción de mayor libertad en la toma de decisiones,
así como en la exigencia de dedicar más tiempo y esfuerzo en
decidir qué y quiénes somos y cómo queremos vivir. Hoy las
conductas tradicionales necesitan también ser justificadas y sus
fuentes de autoridad están obligadas a convencer y competir
con otras fuentes culturales.
Las decisiones de casarse, unirse, o permanecer soltero,
tener hijos o no, cuántos hijos tener, además de cómo y cuándo
combinar trabajo y familia6, son algunos aspectos relevantes de
la vida personal que pasan por procesos reflexivos más o menos conscientes. Diversas investigaciones constatan que los jó5 De acuerdo con Beck y Beck-Gershmein (2001: 25) no hay que perder de vista que dichos
procesos «no pueden comprenderse como un acontecimiento puntual que pone
en marcha a todos al mismo tiempo, sino como el producto de unos largos procesos
históricos que en un lugar empiezan antes, y en otros más tarde. La descripción de tales
procesos a unos les parece el mensaje de un extraño país del futuro; a otros la repetición
de lo familiar y lo cotidiano.» Esta acotación es particularmente importante porque las
reflexiones de estos autores se ubican en sociedades industrializadas en las que se han
desarrollado más ciertos procesos que en las sociedades como la nuestra. Asimismo, es
importante porque indica que estos procesos son vividos siempre bajo la impronta de
modulaciones grupales dentro de una misma cultura y sociedad.
6 Las decisiones familiares son una clase de toma de decisión que suponen consecuencias
de largo plazo, tienden a establecer rutinas de vida particulares, ameritan algún grado
de deliberación consciente y transforman rutinas de vida (adquisición de nuevas
responsabilidades, fijarse un sistema de relaciones personales reducido, la adopción de
nuevos roles).
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venes contemporáneos tienen más libertades y nuevos retos
para organizar su vida personal y que, precisamente, son ellos
quienes están protagonizando nuevos patrones de formación y
organización familiar (Beck y Beck-Gernshmein, 2003; Du BoisReymond, 1998).
Los jóvenes de ambos géneros han nacido en un mundo
en que la fecundidad puede ser regulada y controlada con
relativa facilidad; gozan de mayor libertad familiar y sexual;
eligen libremente a su pareja; pueden cohabitar, unirse, casarse
o divorciarse con menores limitaciones jurídicas o morales;
asimismo pueden profesar una religión y, a su vez, guiarse por
preceptos muy distantes a ella; pueden estudiar, participar en la
economía y la política con menores desigualdades entre hombres
y mujeres. En este contexto, las mujeres son el grupo social
que en el mundo moderno ha ampliado sus oportunidades de
independencia económica, con su inserción cada vez mayor en el
mundo del trabajo.
Las opciones de los jóvenes para la organización familiar
son mayores, pero esto no ha estado exento de problemas,
contradicciones, confusiones, entre los ideales heredados y
aprendidos en la familia de origen con las nuevas posibilidades
y restricciones de su entorno. Los jóvenes se ven conminados a
pensar y valorar sus decisiones en un mundo abierto a la elección.
Esto no significa necesariamente una renuncia a los patrones de
vida tradicionales, sino simplemente que éstos son elegidos entre
muchos otros posibles.
Enseguida trataré de explicar algunas situaciones de conflicto
potencial entre los ideales familiares tradicionales y los ideales que
emergen de las nuevas oportunidades de la modernidad. Estas
reflexiones se hacen considerando consensos, controversias, así
como similitudes y diferencias, por género y grado de marginación
de jóvenes de la zona metropolitana de Guadalajara. Se utilizan
datos cualitativos y cuantitativos que permiten una reflexión
situada sobre los procesos de asimilación y transformación de los
ideales de vida familiar de jóvenes en un contexto urbano.
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DESEOS COMPARTIDOS
Sin duda los procesos de monitoreo reflexivo e
individualización no permean de la misma manera ni con la
misma intensidad a los distintos grupos de jóvenes7. En particular,
en un contexto urbano como la ZMG (en contraste con los jóvenes
rurales), los jóvenes tienen, objetivamente, más oportunidades y
opciones de organización de su vida; no obstante, puede haber
diferencias de grado de acceso a las mismas. Además, no todos
tienen conciencia de ellas, y quizá tampoco, han desarrollado las
capacidades necesarias para aprovecharlas.
Para comprender los ideales de formación de familias de
los jóvenes, es necesario analizar no sólo los acontecimientos
vitales que anhelan, sino también el momento en que desean que
ocurran y en el que ocurren efectivamente, así como los medios o
las formas que suponen mejores para realizarlos.
LA UNIÓN EN PAREJA
La unión en pareja, sea por alguna modalidad de matrimonio
o de unión libre, es una de las aspiraciones de vida que goza de una
gran aceptación. Una proporción muy alta de jóvenes solteros de
la ZMG manifiesta que le gustaría casarse o unirse a una pareja
en algún momento de su vida (91.7%), contra unos pocos que no
lo desean (8.3%)8. Sin embargo, más allá de este alto consenso
que denota que la vida en pareja ocupa un lugar prioritario en
el sistema de aspiraciones de los jóvenes, es importante señalar
que hay controversias en torno a sus percepciones sobre la mejor
forma de hacerlo9.
7 La juventud comienza y termina de manera diferente en función de la realización
temprana o postergada de ciertas prácticas de vida. Los estudios sobre jóvenes indican
que el periodo de juventud se extiende en el contexto de estratos sociales medios y
altos urbanizados, debido a que tienden a prolongar sus estudios y retrasar prácticas
asociadas a la vida adulta, tales como el matrimonio, el primer hijo o el primer empleo
(Du Bois-Reymond, 1998).
8 Estos porcentajes se presentan en función de 480 casos de jóvenes que al momento de la
encuesta declararon no estar casados o unidos a una pareja.
9 El amplio consenso que gozan los ideales de convivir con una pareja y tener hijos se presenta
también en otras sociedades en desarrollo y desarrolladas. Los jóvenes imaginan su
futuro principalmente casados y con hijos (Edley y Wetherell, 1999; Du Bois-Reymond,
1998; Sandoval, 2002),
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Entre los objetivos más polémicos para las y los jóvenes,
están los temas de la vida en pareja vía el matrimonio o la unión
libre. Ante la pregunta «Independientemente de tu situación, ¿cuál
de las siguientes formas de vivir en pareja te parece mejor?», un
porcentaje alto de hombres (67.3%) y de mujeres (74%) prefieren
alguna modalidad de matrimonio, contra un porcentaje menor de
hombres (32.7%) y de mujeres (26%) que prefiere alguna modalidad
de unión libre (ver cuadro 1).
Considerando a los jóvenes que prefieren alguna modalidad
de matrimonio, se observa que la opción dominante es el
matrimonio civil y religioso (55.3%), en detrimento del matrimonio
sólo civil (9%) o sólo religioso (6.1%). Entre los jóvenes que optan
por alguna modalidad de unión libre, destaca la preferencia por
la unión libre como un paso previo al matrimonio civil y religioso
(19.3%), civil (2.8%) o religioso (0.8%) en detrimento de la unión
libre sin matrimonio posterior (4.7%), la unión sin residencia
común (0.8%) o una opción distinta (0.6%). Estos datos muestran
que la actitud de los jóvenes encuestados frente a la unión libre
refleja una defensa de la cohabitación para después adoptar la
institución matrimonial, más que un rechazo o una oposición
abierta (ver cuadro 2).
Asimismo estos resultados indican que las formas de vida
en pareja preferidas por los jóvenes si bien siguen el patrón de la
doble unión institucional, es claro que se trata de un consenso
que lentamente comienza a romperse pues aproximadamente
tres de cada diez jóvenes prefiere una modalidad de unión libre.
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Sin pretender sugerir que la forma de pensar de los jóvenes
sigue un solo patrón, presento dos testimonios que especifican
razonamientos para sustentar la preferencia por la unión libre:
No me gustaría casarme, yo creo que por el ejemplo que me
dan mis padres, de esas pugnas que cualquier pelea, son constantes
y más bien pienso que la pura palabra casarse o estar casado a
uno lo condiciona y es así como algo malo, desde mi perspectiva.
(Hombre, 23 años, soltero).
No aspiro a tener una familia ni a casarme (…) Y de ahí
escuchas que el mayor porcentaje te dice que está bien que no te
cases, y si te dicen eso, ¿tú qué piensas?, que les ha ido mal, que
el matrimonio vale sorbete. En unión libre sí. (Hombre, 28 años,
soltero).
Estos razonamientos van en contra del matrimonio, a través
del caso ejemplar de los padres o de otras personas en las que
la experiencia de estar casado reporta cuestiones negativas. Lo
interesante de estas reflexiones es que atribuyen esos problemas
de la vida en pareja al estar casados, pero no suponen que en
unión libre eso podría suceder. Esto indica una cierta idealización
de las uniones consensuales, o quizá, el reconocimiento de que si
las cosas no funcionan, es más fácil y rápido romper el vínculo.
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LOS HIJOS
Los hijos también ocupan un lugar de privilegio en el sistema
de valores y aspiraciones de los jóvenes de la ZMG, sin importar
diferencias de sexo, edad y grado de marginación. Cuando se les
pregunta si personalmente desean tener hijos10, la gran mayoría
(90.6 %) contestó que sí, frente a un grupo reducido que no desea
tenerlos (5.3%) o que tiene dudas al respecto (4.1%)11.
Este deseo contempla un máximo de tres hijos12, lo
que refuerza la intensidad de estos anhelos para los jóvenes
investigados. Sin embargo, no fue posible explorar el por qué de tal
o cual cantidad. De cualquier manera, sirva el siguiente testimonio
para ilustrar cómo las consideraciones sobre cuántos hijos tener
pudieran estar asociado a razones más o menos periféricas:
[¿Cuántos hijos quieres tener?] Si duele, dos. Si no me duele,
pues unos tres máximo. Él [su novio y próximo esposo] dice que
quiere cuatro o cinco, como en su casa son muchos. Bueno, también
en la mía, pero con él son como ocho, no sé. Su familia sí está grande,
él es el más chico: tiene 19 años, es más chico que yo. Pero yo creo
que sólo dos o tres. (Mujer, 22 años, soltera).
Si bien el temor al dolor del parto es un motivo hedonista que
no hay que menospreciar y una razón poderosa para desear pocos
hijos, resulta interesante observar que se trata de la dificultad
más inmediata y quizá menos esencial con relación a todas las
consecuencias que se derivan de tener hijos. Además, muestra que
la decisión de cuántos hijos tener está sujeta a la negociación con
la pareja y que las diferencias de opinión tienden a desestimarse
pues se imagina que serán resueltas en el camino fácilmente.
Es importante destacar que si bien los hijos son un
componente esencial de los proyectos de vida de los jóvenes de la
ZMG, estos llegan a su vida principalmente por azar o tradición.
Cuando se les preguntó a los jóvenes con al menos un hijo sobre
10 Esta pregunta solamente se hizo a los jóvenes sin hijos al momento de la encuesta.
11 Estos porcentajes se calcularon en función de 491 casos de jóvenes que declararon no
tener o haber tenido hijos.
12 Según el valor de la mediana= 3, de la media=2.74 con desviación típica=1.
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sus razones para tener el primero; el 40% respondió que fue un
embarazo imprevisto, 32% que decidió ser madre o padre y 19.2%
que se casó y simplemente tuvo hijos, contra otras respuestas poco
significativas estadísticamente (ver cuadro 3).
De acuerdo con estos datos, se puede decir entonces que
tener hijos es en primer lugar un acto imprevisto; en segundo una
decisión propia; y en tercer lugar un acto natural inherente a la vida
matrimonial13. Solamente 4 de cada 10 jóvenes viven la transición
a la paternidad o maternidad como un acto de planificación o
decisión reflexiva; los seis restantes, los tienen prioritariamente
por falta de previsión o por tradición. Esto podría ser evidencia
de que los jóvenes no temen lo suficiente al embarazo temprano
como para buscar formas activas y conscientes de evitarlo y que
la relación entre matrimonio e hijos sigue siendo fuerte, de modo,
que se tienen hijos como un estado secuencial al matrimonio.
13 Los jóvenes que declaran tener hijos simplemente por que se casaron, evidencían que
algunas decisiones vitales se toman por el mecanismo de «seguir la corriente». Éste
es un mecanismo normativo-práctico que consiste en hacer lo que la mayoría hace
y que opera en la «repetición» de trayectorias de vida. A través de este mecanismo,
podría decirse, que se reproducen las tradiciones. Este mecanismo implica una forma
de razonamiento práctico y rápido, que conlleva menor deliberación consciente.
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El escaso control y monitoreo que parecen tener los
jóvenes en el ejercicio de su maternidad o paternidad, limita
sus posibilidades y opciones de desarrollo en otros ámbitos,
especialmente, si se es mujer14. No obstante, es probable que esto
no ocurra sin sentimientos de insatisfacción o de deseos de que las
cosas hubieran sido diferentes. Algunos jóvenes están conscientes
de que los hijos significan el mayor obstáculo para la realización
de otras opciones deseables. El siguiente testimonio, argumenta
comparativamente a favor de postergar el matrimonio y lo hijos,
pues constituyen una gran responsabilidad:
Pero sí me gustaría, incluso tener algún hijo y eso si me
gustaría, pero definitivamente tendría que casarme después. Por
ejemplo, tengo varias amigas que saliendo de la prepa se casaron
y de todas formas aunque hubieran seguido estudiando, su vida es
ya muy diferente. Es muchísima responsabilidad hacerte cargo de
un hijo, a veces uno cree que no es tanta, pero es un ser humano
que depende de ti en todo, al que lo tienes que educar, cuidar y dar
amor. (Mujer, 22 años, soltera).
Hemos visto que solo para un grupo reducido de jóvenes
encuestados, el haber tenido un primer hijo dependió de la
planeación y la voluntad, en contraposición de un grupo mayor
de jóvenes que lo tuvieron como un acto imprevisto o como una
consecuencia tradicional del matrimonio. Es posible que esta
diversidad de formas de tener hijos indique la existencia de ideales
en competencia: el ideal de planear y decidir conscientemente
la maternidad o la paternidad; el ideal, aunque cueste trabajo
aceptarlo como tal, de tener hijos sin importar cuando ni de que
manera llegan (y además, independientemente de que sea posible
interrumpir un embarazo imprevisto); y el ideal de la maternidad y
la paternidad como una consecuencia inherente al matrimonio.
14 Este escaso control podría estar derivado de una falta de acceso real a métodos
anticonceptivos, de una percepción y sanción negativa sobre el aborto, o en su caso, de
prácticas sexuales conservadoras o de autoengaño (esto es que se tienen aparentemente
sin intención o planeación, dejándose llevar por el momento y sin pensar en las
consecuencias).
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LOS CALENDARIOS
Los jóvenes encuestados presentaron las siguientes
características: el 25.8% solamente estudia, el 17.8% estudia y
trabaja regularmente, el 40.6% solamente trabaja; el 28.1% está o
ha estado casado y el 26.1% ha tenido cuando menos un hijo15.
Analizando los calendarios en que han vivido las transiciones
de abandono de estudios, primer trabajo, la primera unión y el
primer hijo, se encuentran diferencias por posición económica
(medida en cinco grados de marginación de acuerdo al Índice de
Marginación Urbana desarrollado por CONAPO, 2000).
Como se puede observar en el cuadro 4, en el grupo
de jóvenes con mejor posición económica (baja o muy baja
marginación), el acceso a un puesto de trabajo o una profesión
se retrasa hasta los 17 años en promedio, ya que han prolongado
su periodo de formación escolar. En contraste, en los grupos
de jóvenes de peor posición económica (de media, alta y muy
alta marginación), se entra en el mercado laboral desde los 15
ó 16 años. Esto indica con claridad que las trayectorias de los
jóvenes a la edad adulta, siguen distintas rutas y se producen a
velocidades distintas. Comparando las edades medianas en que
los jóvenes encuestados han vivido determinadas transiciones
de vida, se nota que realizan ciertos comportamientos biográficos en edades distintas.
De acuerdo con estos resultados las diferencias en grado de
marginación de los jóvenes están asociadas con el abandono de
los estudios y la obtención del primer empleo a edades tempranas.
Ambos hechos biográficos afectan las diferencias en los calendarios
del primer hijo, aunque no de la primera unión para los jóvenes
encuestados. De modo que los jóvenes que viven la transición
al trabajo tempranamente, tiene más posibilidades de tener
hijos pronto. En contraste, los jóvenes que abandonan a edades
15 Se ponen estos datos porque la representatividad de la encuesta solamente contempla
grupos de edad, sexo y grado de marginación. De aquí que los datos que se presentan
sobre trabajo, estudio o estado civil no puedan interpretarse como propios del conjunto
de la población joven de la ZMG.
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superiores los estudios y trabajan más tarde, tienden a postergar
los objetivos de formación de familias, sea porque se perciben
como obstáculos para la carrera, la libertad o el tiempo libre; o
bien, porque carecen de ingresos o de trabajo fijo para costear
la formación de una familia según sus propias aspiraciones. Sin
embargo, las diferencias en las edades en que viven las transiciones
los jóvenes, se limitan a uno o dos años.
Los jóvenes encuestados de alta y muy alta marginación
abandonan los estudios, tienen su primer hijo y su primer
empleo más tempranamente que los jóvenes de media, baja
y muy baja marginación. Los jóvenes de marginación media,
abandonan sus estudios y obtienen su primer empleo antes que
los jóvenes de muy baja y baja marginación, mientras que las
transiciones a la primera unión y el primer hijo coinciden con
los calendarios de los jóvenes de baja y muy baja marginación.
El casarse y el tener hijos son condiciones que pueden limitar
la realización de otros objetivos de vida deseable. El número de
jóvenes que han vivido esa transición y que continúan estudiando
es mínimo (sólo el 3.9% de jóvenes que tiene hijos, estudia; sólo el
4.2% de jóvenes que están o han estado casados o unidos, estudia).
Esto parece indicar que el matrimonio y los hijos son opciones
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incompatibles con el estudio, al menos, para gran parte de los
jóvenes en esta región.
Por otra parte, analizando sus percepciones sobre las edades
ideales para casarse o unirse, tener el primer empleo y el primer
hijo (independientemente de los hechos biográficos vividos)
se observan discrepancias importantes (ver cuadro 5). Estos
datos parecen indicar que, por circunstancias particulares, los
jóvenes viven dichas transiciones a edades más tempranas que
las que suponen más adecuadas. Mientras menor es el grado de
marginación del lugar de residencia de los jóvenes, se observa
que las edades ideales son mayores para todas las transiciones
consideradas y que éstas van disminuyendo (hasta contrastar
por dos años de diferencia) con los jóvenes que viven en zonas de
marginación alta y muy alta.
Es importante destacar que los jóvenes encuestados que
han vivido estos acontecimientos biográficos lo han hecho con
diferencias de dos a seis años de anticipación. Esto aplica para
todos los grados de marginación y se acentúan las diferencias para
el caso de la transición del primer hijo.
En general, los jóvenes encuestados que han vivido
la transición del primer hijo, lo han hecho con seis años de
anticipación a lo que el total de los jóvenes encuestados suponen
como edad ideal o más apropiada. Estos datos indican que si bien
se desean los hijos, se considera mejor tenerlos a edades mayores a
las que comúnmente se tienen. Esta discrepancia podría explicarse
por el importante número de embarazos imprevistos y también
porque muchos jóvenes encuestados todavía no han vivido dicha
transición.
¿Por qué adelantan sus decisiones de casarse o tener hijos? Es
una pregunta interesante, pero realmente dif ícil de contestar. Sin
embargo, sirva el siguiente testimonio de una joven que trata estas
discrepancias entre las edades ideales y sus planes inmediatos:
No me gustaría tener hijos pronto, ay no. Yo me imagino que
ya cuando tienes un hijo todo se va en él. Mejor nos esperamos unos
dos o tres años, mínimo. Al principio él [su novio] no estaba de
acuerdo, me decía «en cuanto nos casemos si sales embarazada,
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pues mejor» y yo «no». Pero ya, como que ya se convenció que
mejor así. (…) [¿Cuál crees que sea la edad ideal para casarse,
independientemente de tu situación?] Yo creo que veintitrés o
veinticuatro años; me estoy adelantando (risa). Yo decía: «si me
caso, como a los veinticinco», pero se me adelantó. [¿Por qué?] No
sé, a lo mejor porque lo quiero mucho, pero yo creo que sí como a los
veintitrés. (…) [¿Y la edad ideal para tener hijos?] Unos veintisiete,
ya que tengas algo que darle a tu hijo. Seguramente en esto también
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me voy a adelantar (risa); pues si salgo embarazada, ya ni modo.
Pero si por mí fuera, me esperaría unos cinco años. (Mujer, 22 años,
soltera).
Este relato sugiere que si bien se tiene conciencia de que
sería mejor esperar algunos años más para casarse o tener hijos,
las cosas no suceden de esa manera. Para el caso del matrimonio,
su razonamiento pone como causa de la anticipación, la intensidad
del amor y para el caso de los hijos, el razonamiento indica que
concibe el embarazo como algo que llega sin avisar y sobre lo cual
puede controlar poco, además que está dispuesta a aceptarlo y no
es una decisión que tome sola. Otras partes de este relato indican
también la existencia de divergencias de opinión entre ella y su
futuro esposo, en torno al tema de los hijos.
Estas discrepancias entre edades reales e ideales pueden
interpretarse como la emergencia de ideales reproductivos nuevos
que paulatinamente se irán notando en las prácticas de formación
de familias de los jóvenes. No obstante, se imponen los matices,
pues tal parece que esto no es igual para todos los grupos sociales.
Los datos de la encuesta metropolitana de valores y deseos
personales, muestran que existen diferencias significativas16 por
grado de marginación del lugar de residencia de los jóvenes en
cuanto a la edad en que tienen su primer hijo, así como también
en cuanto a la edad ideal o más apropiada para unirse y tener al
primogénito.
EL TRABAJO Y LA FAMILIA
Los objetivos familiares, especialmente la paternidad o
la maternidad, compiten con otras clases de anhelos, dentro
de los que destacan los objetivos laborales y materiales. Los
ideales primarios de formación de familias, especialmente para
los jóvenes con mayor escolaridad y mejores oportunidades
económicas, constituyen obstáculos para lograr otras aspiraciones.
16 Cuando hablo de diferencias significativas, me refiero a diferencias estadísticas
confirmadas a través de la prueba de Chi cuadrada con una significación menor a .05
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Especialmente, la transición del primer hijo es un acto de la
biograf ía que parece incompatible, sobre todo para las mujeres,
pero no de manera exclusiva, con la consecución de metas en el
ámbito del trabajo y la economía.
Actualmente los y las jóvenes tienen mejores oportunidades
y mayor disposición para estudiar en periodos más o menos
prolongados (aunado al hecho de que continuar estudiando
puede ser una buena alternativa ante situaciones de desempleo o
subempleo). El hecho de estudiar contribuye, en alguna medida,
para desear o anhelar un buen trabajo. Y, a su vez, encontrar un
trabajo incrementa las posibilidades de alcanzar la independencia
económica e incrementa las oportunidades para realizar objetivos
de posesión, consumo o recreación, como tener casa, auto, viajar,
entre otras cosas. Sin embargo, para poder mantener esos ingresos
es necesario dedicar tiempo y esfuerzo para conservar el puesto
de trabajo y desarrollar el oficio, carrera o profesión. Todas estas
posibilidades constituyen barreras potenciales contra la realización
del deseo de fundar pronto una familia y motivan la postergación
del primer hijo. La pareja y los hijos son bienes valorados que,
no obstante, limitan la consecución de otros objetivos de vida
deseable que cada vez son más apreciados tanto por los hombres
y las mujeres: en este sentido, están en franca competencia con la
familia17.
Esta historia de mayor escolarización y el desencadenamiento
de mayores aspiraciones laborales y económicas, es especialmente
significativa para las mujeres jóvenes que actualmente aprecian
17 Una investigación desarrollada en varias ciudades de México muestra que para las
mujeres el trabajo fuera de la casa con horario y responsabilidades se percibe en clara
competencia con la crianza de los hijos: «Cuando se trata de mujeres de carrera (tipo1),
o que conciben la actividad económica como útil y satisfactoria (tipo 5), el compromiso
con el trabajo puede formar parte de un proyecto individual como metas personales. En
las demás situaciones, el compromiso básico es con el bienestar familiar, por lo que el
trabajo es visto desde esa perspectiva, aunque las prácticas varían. A veces se trabaja
con gran empeño en función de un proyecto familiar que involucra mantener el status
social en los sectores medios (tipo 3) o reducir las carencias económicas y elevar la
educación y el bienestar de los hijos en los sectores populares (tipo7) (García y Oliveira,
1994: 145-146)
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casi en la misma intensidad que los hombres metas asociadas al
estudio, la profesión y el trabajo, sin renunciar a las aspiraciones
de casarse y formar una familia.
La dedicación exclusiva al hogar es hoy por hoy una forma de
vida sujeta a la discusión entre los jóvenes de la zona metropolitana
de Guadalajara. Cuando se les preguntó si estaban más bien de
acuerdo o más bien en desacuerdo con la frase «Ser ama de casa
es igualmente pleno que trabajar remuneradamente», los jóvenes
encuestados manifestaron una opinión dividida: 57.6% a favor, y
42.4% en contra (ver cuadro 6). Lo que indica que la cuestión de
la plenitud del trabajo doméstico frente al trabajo extradoméstico
permanece sujeta a la controversia y a la diferencia de opinión.
En términos de modelos ideales de familia, una mayoría
moderada (58%) de los jóvenes prefiere una familia donde ambos
géneros trabajen fuera de casa y compartan las responsabilidades
del hogar, contra una minoría importante (23.1%) que opta por una
familia donde la mujer trabaje menos fuera y más en el hogar, y otra,
que prefiere que el hombre trabaje fuera y la mujer exclusivamente
en el hogar (18%). Esto indicaría que aproximadamente 6 de cada
10 jóvenes aprecia un modelo de familia de equidad entre los
géneros, mientras dos consideran mejor un modelo de división del
trabajo parcial y dos un modelo de división del trabajo radical y
de corte tradicional (ver cuadro 7). Estas opiniones de los jóvenes
reflejan que si bien ganan terreno ideales de equidad de género en
la familia, prevalecen todavía concepciones que aprueban algún
tipo de distribución tradicional de roles.
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Si bien existe esta opinión sobre responsabilidades y
labores equitativas entre hombre y mujer, se observan diferencias
significativas por género en otra pregunta de la encuesta. La
mayoría de los hombres optan por el trabajo de tiempo completo
(74%), contra un grupo menor que prefiere el trabajo de medio
tiempo o temporal (21.7%) y el trabajo doméstico (4.3%). Las
mujeres expresan prioridades mucho más divididas entre el
trabajo de tiempo completo (43.9%), el de medio tiempo (38.4%),
y en proporción menor, pero nada desdeñable, exclusivamente
el trabajo doméstico (17.6%). Esto, en términos aproximados,
significa que de cada 10 mujeres jóvenes, 4 quisieran trabajar de
tiempo completo, 4 trabajar medio tiempo y 2 dedicarse al hogar
de manera exclusiva (ver cuadro 8).
Estos datos reflejan el hecho de cada vez más mujeres se
han incorporado al mercado laboral y que en sus proyectos de
vida optan más por alguna combinación de trabajo y familia,
que exclusivamente el hogar y los hijos. Asimismo, se observa
(ver cuadro 9) que las diferencias de opinión sobre su futuro son
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significativas en función de si actualmente estudian o no, siendo
las primeras las que reportan una mayor preferencia por el trabajo
de tiempo completo (50.7% contra el 37.4% de las jóvenes que
no estudian), una menor preferencia por la dedicación exclusiva
al hogar (12% contra 22.9% de las jóvenes que no estudian) y
preferencias similares por el trabajo de medio tiempo (37.1%
contra 39.7% de las jóvenes que no estudian).
Las diferencias que se observan en función de si actualmente
estudian o no, son importantes porque muestran que la educación
influye en los anhelos de vida de las mujeres jóvenes. Si bien
todavía no de manera extendida a todas las jóvenes y en un
proceso que se vislumbra todavía incipiente en el contexto urbano
estudiado, estos resultados sugieren, como han señalado Beck y
Beck-Gernshmein (2001; 2003), la existencia de tensiones entre
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los anhelos de trabajo de tiempo completo (y en consecuencia, de
independencia económica) y la vida en pareja y los hijos. Citando
textualmente:
Al interés de las mujeres por la seguridad económica
independiente, se le opone, hoy como antes, el interés por una
vida en pareja y por la maternidad. Y esta contradicción la viven,
también y sobre todo, aquellas mujeres que saben lo que significan
sus posibilidades profesionales y la dependencia económica del
marido. El tira y afloja entre una «vida propia» y el «estar para
otros», con una conciencia cambiada, demuestra la indecisión
en el proceso de individualización femenina. (Beck y BeckGernsheim, 2001: 43).
Las jóvenes del mundo contemporáneo tienen que elegir
entre modelos discrepantes y contradictorios: por un lado, la
mujer profesionista que trabaja de manera independiente, y por
otro lado, la vida en pareja y la maternidad. Si bien muchas mujeres
se las ingenian para llevar a cabo ambas tareas, es posible que en
la práctica siempre sea necesario elegir uno u otro como prioridad
y, que en muchas ocasiones, las jóvenes pasan por desapercibido
o minimizan tal dilema. El siguiente testimonio ilustra cómo
algunas jóvenes que anhelan tanto el desarrollo profesional como
la realización como mujer, idealizan sus posibilidades de combinar
carrera y familia:
[…] eso engloba todas mis metas, casarme, formar una familia
y desarrollarme profesionalmente en un área y al mismo tiempo
formar una familia. Creo que los dos nos estamos desarrollando y
nos apoyamos mucho en eso. Entre los dos, podemos hacer lo que
los dos deseamos. [¿No crees que pudiera haber algún conflicto
entre tu plan de casarte y tener hijos y el plan de crecer
profesionalmente?] Pues tal vez sí, pero yo creo que se necesita
mucha comunicación en la pareja, para poder sacar adelante los
planes de los dos (con énfasis). No se vale que uno quiera hacer algo
y no se pueda, yo creo que mientras la pareja esté suficientemente
madura, y se tengan esa confianza, se puede resolver. (Mujer, 27
años, soltera).
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Esta forma de razonar sobre la compatibilidad de la profesión
con la familia, coincide con lo que plantean los analistas de la
individualización:
Muchas chicas parecen tener expectativas de rol
contradictorias: actividad laboral (una mujer moderna ha de tener
una profesión propia, etcétera) y la maternidad. Si analizamos las
respuestas a las preguntas sobre esta doble responsabilidad, por
lo general o bien se niega el conflicto resultante o bien se aplaza
su resolución continuando lo estudios. Las chicas de hoy tienen
que escoger entre modelos discrepantes y contradictorios, pero
no están preparadas para esta elección. Y los modelos que siguen
son unos modelos cuya compatibilidad con el mundo real salta a
la vista. (Allerbeck y Hoag, citados por Beck y Beck-Gershmein,
2003: 205)
Las opciones más importantes de combinación de trabajo
y familia para las mujeres implican un contexto donde los
hombres se niegan al trabajo doméstico y en el que existen pocos
recursos institucionales (p.ej. guarderías, escuelas con horarios
prolongados, etc.) de apoyo a la inserción laboral de las mujeres:
1) postergar los hijos; 2) renunciar a tenerlos; 3) renunciar al
trabajo productivo, luego de casarse o al tener hijos, sea de
manera definitiva o para regresar después de algunos años; y 4) la
doble jornada como trabajadoras y madres, con o sin el auxilio de
familiares o empleadas domésticas.
A MANERA DE COMENTARIO FINAL
Independientemente de escolaridad y posición económica,
los jóvenes comparten ideales respecto a la familia. Sin embargo,
se observan también diferencias y controversias en aspectos
particulares de un mismo ideal, o en su caso, ideales en conflicto
o competencia. Sin embargo, la interpretación más plausible,
de acuerdo a la discusión presentada en el capítulo, es que los
ideales se modelan prioritariamente en función del género y la
situación económica. No hay ideales que, en todos sus aspectos
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(en lo deseado, el cuándo y cómo se desea) atraviesen de lado
a lado todas las capas sociales, ni que sean indiferentes a las
cuestiones de género. Para las mujeres, las aspiraciones de
casarse o tener hijos pueden obstaculizar o frenar su libertad
de tener una carrera, estudiar o trabajar. Sin embargo, podría
ser que para los hombres suceda al contrario: la formación
de una familia propia es algo que los hacen valorar más el
trabajo y los bienes materiales. La postergación de la vida en
pareja y los hijos, en una interpretación alternativa, podría ser
también un fenómeno social asociado a una creciente escasez
de oportunidades laborales para los jóvenes, pues en dichas
condiciones toma más tiempo acumular el capital necesario
para pagar los costos materiales de una primera unión o hijo.
De aquí que no sólo la prolongación de los estudios sea un
elemento importante, sino también las barreras de entrada al
mercado de trabajo que cada vez son mayores para algunos
jóvenes, especialmente los menos escolarizados y de menores
recursos económicos.
El mundo moderno ha abierto muchas posibilidades de
elección en el ámbito de la vida privada. Esto es una situación
objetiva que, sin embargo, tiene consecuencias distintas para los
grupos de jóvenes según el género y la condición económica. Los
jóvenes más escolarizados y los del género masculino están en
mejores circunstancias para aprovechar las nuevas oportunidades
de organización de la vida en los ámbitos de la pareja y los hijos. El
rezago de las mujeres que todavía se aprecia en la ZMG, se refleja
en alguna medida en sus ideales que, en algunos casos, reproduce
la imagen de la realización como mujer: dedicada al hogar y a los
hijos. Todo esto, independientemente, de los sueños de amplia
compatibilidad entre ámbitos en competencia. Sin embargo, vale
la pena cuidarse también de querer juzgar los ideales de los jóvenes
a partir de los propios, los cuales también son prácticamente
irrealizables y son unos dentro de muchos posibles.
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ASPECTOS DEL PROCESO DE TRABAJO
Y DE SALUD ENFERMEDAD
DE UN GRUPO DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE LA INDUSTRIA
DEL CALZADO, ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA.
Amparo Tapia Curiel*/**,
Aída Araceli Rodríguez Carlos*,
Ma. Guadalupe Laura Báez Báez*
y Julio Alejandro Terrones Orozco*
INTRODUCCIÓN
N ANTERIORES TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN realizados
y, en reflexiones acerca de la problemática de la niñez
trabajadora, vimos necesario incorporar a las discusiones
el proceso de trabajo, o sea, qué hacen y cómo hacen su trabajo
y cómo este proceso de trabajo está en estrecha relación con
las condiciones de salud que pudieran presentar niños, niñas y
adolescentes que laboraban en la industria del calzado.
Hoy en día, la mayoría de los procesos de trabajo son cada
vez más automatizados, y como suele pasar en el trabajo infantil,
bajo la clandestinidad se ofrecen pocas medidas de seguridad.
En el actual estudio se buscó conocer algunas posibles
relaciones entre la salud y el trabajo que desempeñaba un grupo
de niños, niñas y adolescentes que laboraban en la industria del
calzado, esto, desde una perspectiva que incorporó elementos
sociales y técnicos del proceso.
E
*Laboratorio de Salud Pública. Departamento de Salud Pública. División de Disciplinas para
el Desarrollo, Promoción y Preservación de la Salud. Centro Universitario de Ciencias
de la Salud. Universidad de Guadalajara.
**Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud del Adolescente. Jefatura
de Prestaciones Médicas. Delegación Jalisco. Instituto Mexicano del Seguro Social.
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Bajo este marco se realizó el acercamiento a la realidad de
los niños, niñas y adolescentes, quienes muy probablemente,
tuvieron un patrón de desgaste no relacionado sólo con las
exigencias laborales y las condiciones específicas de la industria
del calzado, sino que, posiblemente, su patrón específico
de desgaste fue la expresión de lo anterior, amalgamado con
su historia de vida familiar e individual, dada la corta edad y
específica historia laboral.
Con el fin de establecer la posible relación trabajo-salud
de este grupo de niños, niñas y adolescentes trabajadores fue
necesario identificar las particularidades del proceso laboral en la
industria.
La industria del calzado es una de las consideradas tradicionales, tanto en el sentido de su poca modernización
tecnológica, de su organización del trabajo y por su vieja creación
(Nieto, R. 1986). En Guadalajara, concretamente esta industria
se caracteriza por formar una estructura en la que confluyen
empresas grandes, medianas, pequeñas —que son las que constituyen el mayor número— y trabajo domiciliario (Arias, P. 1985.
Hernández, A. 1983).
Las unidades de pequeña escala se caracterizan por trabajar
en su mayoría bajo la clandestinidad, lo cual representa una
estrategia para disminuir los costos de producción, ya que con
ello se evita el pago de impuestos, de medidas de seguridad e
higiene en el trabajo, de pagos al Seguro Social, de prestaciones
laborales e incluso del séptimo día. Este tipo de empresas también
se caracteriza por emplear a niños, niñas y adolescentes.
De las características socioculturales y laborales de las
unidades de pequeña escala se encuentran:
a) El taller manufacturero. Sus locales son casas habitación que han sido adaptadas a las necesidades del proceso
productivo. La propiedad de los medios de producción es
privada, en ocasiones el trabajador es el dueño de alguno de los
instrumentos de trabajo que se emplean (martillos, cuchillos,
chairas, estuche, etc.). La mecanización está prácticamente
ausente, sólo se utilizan algunas máquinas y herramientas.
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El peso fundamental del proceso productivo descansa sobre
el trabajo manual que los obreros realizan, auxiliados de sus
herramientas. Los obreros son asalariados destajistas, y la
división departamental en estas unidades es incipiente. En este
tipo de talleres existe una estratificación de la fuerza de trabajo
en base a la edad, sexo y calificación, existiendo la posibilidad
de adquirir una habilidad zapatera.
b) Taller cuasi-artesanal. El local se encuentra en la
parte posterior de la casa del dueño. Algunos de estos talleres
funcionan clandestinamente. En estos talleres la mecanización
está totalmente ausente, el trabajo se efectúa manualmente,
con el sólo auxilio de herramientas.
c) Taller familiar. La ubicación de estas unidades productivas es doméstica, casi todos estos talleres son clandestinos. El proceso productivo trata de cumplirse en su
totalidad dentro del taller, es frecuente que se manden maquilar
operaciones, bien a un taller especializado o con obreros a
domicilio que posean alguna máquina. El peso fundamental
de la producción descansa sobre la familia, los miembros
jóvenes participan en las tareas sencillas del proceso de trabajo
y las mujeres, alternando las labores domésticas, ejecutan
tareas de terminado y adorno. El peso de la producción recae
en las destrezas y habilidades del jefe de familia y sus hijos
que, en ocasiones, alternan esta actividad con la de obreros
industriales. La producción clandestina se legaliza «a través
de las empresas comercializadoras del calzado y así puede
circular libremente por el mercado» (Nieto, 1986).
Las implicaciones que las características socioculturales y
económicas de la industria en específico del calzado, tienen en el
empleo de niños, niñas y adolescentes, es lo que nos ha motivado
a estudiar la problemática de salud de éstos.
Uno de los elementos sustantivos que enmarcan el problema abordado es el hecho de que el desarrollo biológico
de niños, niñas y adolescentes aún no se ha completado en
su sistema óseo y muscular, otros son muy sensibles al contacto con cargas f ísicas, químicas, fisiológicas y psíquicas
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patógenas del medio ambiente frecuente en la industria del
calzado. Lo anterior significa que hay mayores riesgos de que
contraigan enfermedades infectocontagiosas, o lleguen a tener
deformaciones esqueléticas y musculares, intoxicaciones,
accidentes y desnutrición que entorpezcan el sano desarrollo
f ísico, mental y social, ocasionando que se vea afectada la
salud.
Existen estudios que han abordado el análisis de la relación
trabajo y salud en niños, niñas y adolescentes en diferentes ramas
industriales como la industria del cuero, donde se utiliza pegamento que después de tiempo produce parálisis (Mendelievich,
1980); la fabricación de vidrio que produce la presencia de heridas o quemaduras (OMS,1987; Bequele 1990) y la industria textil
donde se observó una elevada prevalencia de problemas de
audición y síntomas respiratorios (tos, producción de esputos
y disnea) (OMS, 1987); no siendo posible al momento localizar
bibliograf ía de estudios que hayan abordado a niñas, niños y
adolescentes trabajadores en la industria del calzado.
Al abordar la problematización teórico metodológica del
proceso de trabajo y su relación con la salud, la propuesta de
Laurell (1989), se distingue por haber traducido empíricamente
el concepto de proceso de trabajo como proceso de valorización.
La autora retoma del Modelo Obrero Italiano, la conformación
de grupos obreros homogéneos, que considera los siguientes
criterios:
1) Ser del mismo sexo.
2) Tener un tiempo similar trabajando en la empresa,
en el área o sección, en el departamento y en los puestos o
tareas actuales.
3) Desempeñar las mismas tareas con objetos y medios
de trabajo y las cargas y daños a la salud que reporten.
Para la actual investigación se retomó dicha propuesta por
considerar que proporciona la mejor explicación social de la
relación trabajo y salud. Lo anterior dado que, el análisis dinámico
que desarrolla, de los elementos constitutivos del proceso de
trabajo, (medios de trabajo, objetos de trabajo, y trabajo en sí)
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resultan de gran utilidad para explicar por qué las exigencias
laborales que la integración dinámica de dichos elementos
entrañan, se transforma en específicas formas de trabajar, y éstas
a su vez, en específicos patrones de desgaste obrero. Empero,
quisiéramos anotar que, de acuerdo a la reflexión de Pérez (1991),
no deben dejarse de lado otros factores sociales, medio ambientales
y culturales que también intervienen.
El fondo teórico que sustenta la elección del concepto
proceso de trabajo es de corte marxista. Según esta teoría, en el
capitalismo la manera en que éste se estructura para producir
mercancías representa una serie de estrategias para enfrentar
tanto la competencia ínter capitalista así como los conflictos
entre capital y trabajo, que se dan en un sistema económico, en un
sistema normativo, en un sistema de negociación o de resolución
de conflictos, así como en un sistema cultural y valorativo. Lo
anterior significa que, si queremos tener una idea integral de la
relación trabajo y salud, debemos investigar la manera en que cada
una de las dimensiones mencionadas interactúan entre sí y con el
proceso de trabajo.
En esta investigación se analizó la forma en que se organiza
y se divide el proceso de trabajo, como una serie de exigencias
laborales negativas que suelen expresarse en determinadas cargas
laborales que deterioran la salud obrera, y se indagó acerca de los
procesos no saludables. Cabe aclarar que, no se pretendió estudiar
en los niños, niñas y jóvenes obreros la relación trabajo y salud
en términos de desgaste y reproducción, sino solamente algunos
daños y molestias a la salud, derivados de la forma de organización
y división del trabajo.
La definición del concepto de proceso de trabajo capitalista y la delimitación teórica y metodológica que se hace de
éste, se justifica porque, en el capitalismo, el desarrollo de los
conocimientos técnicamente aprovechables, intervienen en la
estructuración de una gran diversidad de formas de extracción
de plusvalor. Por consiguiente, el estudio del desgaste obrero es
factible a partir del análisis de los elementos constitutivos del
proceso de trabajo: los medios de trabajo, los objetos de trabajo y
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el trabajo en sí y de la manera en que aquellos interactúan entre sí y
con el cuerpo y la mente obrera, ya que reflejan las estrategias que
emplea el capital para extraer la ganancia que le exige el contexto
económico, político y normativo para seguir operando como una
empresa capitalista.
Por lo anterior, el proceso de trabajo visto como proceso
técnico y organizativo se constituye en la categoría central para
estudiar las cargas laborales y el desgaste obrero.
Para el estudio de los daños a la salud por motivos laborales,
fue necesario definir los conceptos que nos ayudaron al respecto.
Dichos conceptos son los de cargas laborales y desgaste obrero
retomados en la misma acepción que les da Laurell (1989).
Las cargas laborales se conceptualizan en oposición a la
noción de riesgos de la medicina del trabajo tradicional, que
sólo ve cada uno de los puestos del trabajo de manera aislada.
Los elementos del proceso de trabajo se analizan de manera
interactuante entre sí y con el cuerpo obrero, también las cargas
laborales se analizan de manera interactuante entre sí, mismas que
se potencian y se traducen en daños a la salud. Bajo esta lógica, en
el análisis de las cargas laborales resulta más importante el área
que el puesto laboral, más importante su potenciamiento que la
apreciación aislada (Laurell, 1989).
El concepto de desgaste obrero se diferencia del concepto
de enfermedad identificada por la medicina del trabajo tradicional
como resultado de riesgos específicos aislados en el lugar de trabajo.
Se entiende por desgaste la pérdida de la capacidad corporal y
psíquica potencial y/o efectiva que puede o no expresarse en lo que
la medicina del trabajo reconoce como patología, esta definición
sirve por tanto, para registrar patologías laborales no reconocidas
jurídicamente como del trabajo.
Como el desgaste no es posible captarlo fácilmente se han
utilizado varios indicadores: uno de ellos es el de daños y molestias
a la salud, otro el de perfil patológico. Cabe señalar que en esta
investigación únicamente se tomó el indicador daños y molestias
a la salud.
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MATERIAL Y MÉTODO
Mediante consentimiento informado y muestreo propositivo
se incorporaron 245 niños, niñas y adolescentes de ambos sexos,
que trabajaban en unidades de pequeña escala de la industria
del calzado, en la zona metropolitana de Guadalajara, Jalisco,
México.
Las técnicas que se utilizaron para la recolección de la
información fueron: 1) encuestas colectivas con niños, niñas
y adolescentes en los distintos talleres y fábricas, en las que se
abordaban aspectos generales del proceso y condiciones de
trabajo; 2) guía de observación del ámbito laboral; 3) encuesta que
captó aspectos sociodemográficos; y 4) encuesta de morbilidad
que captó daños y molestias a la salud.
Para la conformación de grupos obreros homogéneos con
niños, niñas y adolescentes, se buscó el apoyo de los dueños de las
fábricas y/o talleres para que autorizaran el ingreso a los espacios
laborales y permitieran tiempo y espacio para las reuniones de
grupo. En aquellas fábricas y talleres donde fue posible el apoyo
de los dueños, el equipo de investigación se acercaba a los niños,
niñas y adolescentes para darles a conocer los objetivos de la
investigación y describir la forma en que se desarrollarían las
sesiones. Fue dif ícil la conformación de grupos homogéneos,
dada la reciente incorporación al trabajo de algunos(as) niños(as)
y adolescentes, y la alta movilización a que se ven obligados,
como es el hecho de tener que ir de un puesto de trabajo a otro,
o trasladarse de un empleo a otro. Las encuestas que captaron
aspectos sociodemográficos y daños y molestias a la salud se
realizaron en los domicilios familiares.
RESULTADOS
q Características sociodemográficas
La edad de los y las participantes quedó comprendida
en un rango de 5 a 17 años, con un promedio de 14.9 años, lo
que coincide con lo reportado por Lezama (1993) y Amador y
González (1993). La corta edad de los niños, niñas y adolescentes
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es una limitante legal para que se puedan incorporar al trabajo,
lo que pudiera estar relacionado con el hecho de que la mayoría
no contara con prestaciones, tuviera bajo salario y realizara largas
jornadas laborales, al trabajar en la clandestinidad.
En cuanto al género, hubo predominio de mujeres 68.6%
en relación a hombres 31.4%, condición diferente a los reportes
efectuados por DIF Jalisco, (1986). Lezama (1993) y Amador y
González (1993) realizaron sus estudios en áreas y ámbitos en
donde el predominio lo alcanzaron los hombres. Es probable que
debido a los productos que se fabrican en la industria en la que
se realizó esta investigación se requiera de destrezas y habilidades
principalmente de mano femenina.
Respecto a la escolaridad reportada por el grupo participante,
no sabía leer ni escribir el 0.4%, cursó de 1 a 3 años el 2%, casi la
mitad estudió de 4 a 6 años (49.4%), con algún grado de secundaria
el 39.6% y no aportó datos el 8.6%.
La baja escolaridad pudiera relacionarse con la temprana
incorporación al ámbito laboral, situación que tiene similitud con
lo que encontró Marcial (1979) en su estudio con 619 jóvenes, en
donde casi la tercera parte no estudió porque trabajaba.
EL PROCESO DE TRABAJO Y DAÑOS A LA SALUD
DE LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES TRABAJADORES.
Uno de los elementos que permite obtener ganancias en
la industria del calzado es el mantener a los trabajadores fuera
del control del proceso de elaboración del zapato. Se organiza el
proceso laboral bajo la perspectiva taylorista, dejando fuera a los
obreros de toda decisión importante, así como de las formas de
programación de la producción de la fábrica o taller, mismas que
se centran en pocas personas, con lo que cada obrero aporta su
habilidad y no interfiere en las funciones de los demás.
El proceso de elaboración del calzado se ordena en secuencia preestablecida, controlando los tiempos y movimientos para
cada operación bajo una supervisión estrecha. Generalmente
intervienen diversos trabajadores, cada uno en su puesto; para
la mayoría, sobre todo los más jóvenes, el puesto es altamente
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rotatorio, ya que el zapato se va armando conforme pasa de un
puesto o fracción de máquina a otro.
La división y parcialización del proceso garantiza un incremento en la producción, dado que se aumenta el ritmo de
trabajo al reducir en gran medida interrupciones y tiempos
muertos, descalifica a la fuerza de trabajo al convertir la actividad
de zapatero en una sucesión de tareas sencillas y monótonas. Para
muchas de las operaciones que se considera que no requieren
calificación, casi siempre hay mano de obra abundante, fácilmente
desplazable que además no tiene muchas posibilidades de
ascenso.
Aunque la parcialización del proceso conlleva un alto ritmo
de trabajo, ésta sola no garantiza el control y la optimización
en la explotación de la fuerza laboral. Los trabajadores siguen
manteniendo, sobre todo los adultos o los adolescentes de más
edad, un cierto control sobre el proceso, por lo que el capital
incorpora otros elementos en busca de mayor expropiación del
control sobre el trabajo y maximizar la plusvalía.
En las fábricas y talleres en los que el establecimiento de
tiempos y cuotas de producción son más elaboradas; a lo largo de
la jornada, el obrero permanece más tiempo frente a la máquina,
herramienta o actividad y mantiene más constancia en el ritmo de
producción.
La supervisión se convierte en un factor de presión, dado
que ejerce una vigilancia continua del ritmo y calidad de la
producción, fomentando a su vez la división y competencia entre
los y las trabajadores/as.
El proceso de trabajo concreto en el lugar donde se da en
forma acabada, es en la fábrica, en ésta se dan las condiciones
sociales y dominantes en la producción. La producción fabril impone al resto de los establecimientos (talleres cuasiartesanales y familiares) las condiciones sociales para producir
el calzado; los costos de producción, los precios de venta e
incluso cierto nivel de mecanización.
En términos prácticos, el proceso de trabajo se divide en los
siguientes departamentos:
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1. Departamento de corto y destrozado. Lugar donde se
inicia el corte de la piel o forro. La herramienta que se utiliza es
la cuchilla, que constantemente se afila mediante la chaira o el
triángulo. La piel se coloca sobre la mesa y apoyados en moldes de
lámina (molduras) se procede a obtener las piezas que conforman
el calzado. Esta actividad es la específica en este departamento,
pero además se realizan otras como: rebajado, dobladillo, rayado,
foliado y unión de piel o forros (operaciones preliminares del
pespunte), mismas para las que se utilizan máquinas sencillas
como foliadora, rebajadora, dobladora y suajadora.
2. Departamento de pespunte o aparado. Segundo paso
en el cual se utiliza la máquina de coser y pespuntadora. Aquí
se une por medio de pespunte las piezas cortadas y el forro, las
operaciones de cortar hebras, embarrar con cemento las piezas
que no van cocidas perforar y cardar también se realizan por
obreros calificados.
3. Departamento de avío o suajado. Lugar donde se realiza el
corte mecánico y suajado de diferentes materiales (suelas, tacones
de vaqueta, materiales sintéticos, cascos y plantillas de tela o hule
espuma), actividad que se lleva a cabo mediante suajadora.
4. Departamento de montado. Las labores específicas consisten en fijar la parte superior del calzado sobre la horma del
número que le corresponde. Se dividen en tres tipos de fracciones:
A) poner casco y contrafuerte, humedecer y amarrar el corte,
engrapar plantas, pulir corte y conformar la máquina; B) se realizan
acciones que van en torno a la máquina con riel transportador
como: presentar o dar piso, montar talones, puntas y lados; C) ya
montado el calzado se realiza el asentado, cardado o recortado de
sobrante de piel y se le pone espinazo o costilla.
5. Departamento de ensuelado. Su tarea específica es ensamblar la suela al calzado, para lo que se puede utilizar cualquiera de las siguientes técnicas: 1) cosido stitcher, 2) cosido y
pegado locksticher, 3) pegado, 4) cosido welt y 5) mixto. Antes de
ensamblar la suela se embarra la planta del zapato y, de no tener
máquina especial (se utilizan diferentes máquinas), se utiliza estufa
eléctrica, y ya pegado el producto, se recorta la orilla sobrante.
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6. Departamento de entaconado. Se coloca una pequeña
pieza del producto llamado firme, para pegar y clavar sobre éste
la tapa o el tacón.
7. Departamento de acabado. Espacio en el que se quita
al producto todas las irregularidades o asperezas para darle una
presentación agradable. Se utilizan máquinas similares al esmeril
o diferentes para cada operación: destroncadora, desviradora y
afinadora, mediante las cuales se realiza el desbocado, destroncado,
desvirado y afinado. Otras labores son: apomasado, pintado de
suela y dar stein.
8. Departamento de adorno. En este se quitan los pequeños
defectos del calzado, las acciones que se realizan son: quitar
hilos sobrantes, lavado de la piel y el forro con agua y jabón, se
utilizan solventes para quitar manchas al producto, planchado
de la piel y el forro, pegar la plantilla de cuero y de hule espuma,
pigmentado o retoque, fistoleado para dar brillo, troqueleado
de algún folio, encintado, sacar brillo, control de calidad,
ancajillado y flejes o marcado.
El proceso debido a la organización del trabajo en esta
industria afecta profundamente al trabajador en la medida en
que se realizan tareas automatizadas carentes de sentido, vacías
de contenido y sin creatividad.
Para que los niños, niñas y adolescentes fueran admitidos
en el trabajo se efectuaba una subcontratación, pues no contaban
con contratos formales, situación que los llevaba a aceptar la
poca o nula protección legal que se les brindaba, menos aún
la posibilidad de conformar parte de un sindicato, para ser
aceptados se les establecían requisitos como la edad, estudios
de primaria, conocimiento del oficio, carta de recomendación
y fianza entre otros, los que no siempre se respetaban tan
fielmente, este era el caso de la escolaridad, ingresaban al
trabajo niños, niñas o adolescentes que no sabían leer o escribir,
la edad, que a pesar de que se establecía en 16 años, cuando
había exigencia de mano de obra no se tomaban en cuenta.
Los niños, niñas y adolescentes tenían limitadas prestaciones. Contaba con seguridad social el 50.8%, recibía
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aguinaldo el 52%, se le otorgaba préstamo a corto plazo al 11.9%
y sólo se le daban utilidades a un 19.7%, correspondiendo éstas
a una semana de salario.
Para este estudio, a la par de identificar el proceso de
trabajo, se trataron de identificar las exigencias laborales
clasificándolas en cinco grupos:
1) Exigencias laborales derivadas de la organización del
trabajo.
Se identificó que se da lugar a que el trabajador desarrolle
su actividad a una velocidad determinada, manteniendo un
alto grado de atención y un cierto grado de apremio, sobre
todo en algunos de los talleres donde el pago era a destajo y se
incrementaba de acuerdo a su producción. En estos talleres el
proceso de trabajo era fraccionado en múltiples operaciones,
realizaban una de las tareas del proceso el 28.7%, de los y las
niños(as) y adolescentes ya que algunos(as) mantenían una
rotación constante después de terminar la tarea principal,
realizando dos actividades el 46.7% y tres o más el 24.6%.
Las actividades principales desempeñadas en el grupo
de estudio fueron embarrar en el 24.6%, adornar 8.2%, montar
7.4%, doblar 7%, hacer moños 6.5%, preparar y/o rayar corte
6.5%, deshebrar 6.1% y con porcentajes menores, empalmar,
lavar, acomodar, biselar, pegar suela, rebajar, entaconar, entre
otras.
Laboraban jornadas mayores de 36 horas/semana el
32.7%, de 30 a 36 el 60%, un 7.3% no aportó datos. El pago se
mantenía en forma fija para el 72.1%, recibían pago a destajo
23%, en forma combinada 2.9% y el 2% no recibía pago. La
categoría que tenía el grupo participante correspondió a la de
maestro/a un 7.4%, obrero/a 58.6%, aprendíz el 31.6%, y estuvo
como mandadero/a, personal de limpieza o comodín el 2.4%.
En la mayoría de los talleres, la supervisión estuvo a cargo
de uno de los obreros adultos quien había adquirido un amplio
conocimiento de todas o gran parte de las actividades que se
realizaban en un departamento.
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2) Exigencias relacionadas con el esfuerzo f ísico.
En cuanto a estas exigencias que imponían las propias
tareas que realizaban niños, niñas o adolescentes, éstas
estaban asociadas con la organización del proceso de trabajo,
pues en ocasiones se requería que efectuaran jornadas
laborales prolongadas e incluso, intensas en algunos de los
departamentos, en los cuales para realizar sus tareas, se veían
obligados a adoptar posturas incómodas el 41%, dado que manejaban máquinas como la pespuntadora, perforadora, lijadora
o cardadora, diseñadas en base a las dimensiones y fuerza
corporal de los adultos. En los daños a la salud que refirió el
grupo participante se encontró dolor de espalda, de cintura,
musculares en brazos y piernas, los que pudieran explicarse
debido a las largas jornadas en donde tenían que mantener
ciertos músculos contraídos ocasionando cansancio y dolor,
daños similares a los referidos por Alvear (1981).
En otras de las actividades del proceso de elaboración del
calzado, en donde los niños, niñas y adolescentes tenían que
desplazar las pieles o latas de solventes, se refirió la presencia
de dolores en cuello y brazos, además de observar el riesgo
constante de sufrir lesiones de columna y hombros.
3) Exigencias laborales derivadas del uso y la transformación
de las materias primas.
En esta industria adquieren gran relevancia la utilización de pegamentos, pinturas, solventes, activadores y desmanchadores.
El uso de los pegamentos se hacía necesario en los departamentos de pespunte, aparado, montado, ensuelado,
entaconado, dispersándose en gran concentración en las
diferentes áreas de trabajo, afectando a un gran número
de trabajadores/as. Lo mismo sucedía con la utilización de
solventes, desmanchadores y pinturas que se requerían en
algunos de los otros departamentos.
Los daños a la salud debidos a la exposición a sustancias,
reportados por los niños, las niñas y los adolescentes fueron:
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infección respiratoria aguda en el 59.5%, cefalea un 50%,
dermatosis el 27%, conjuntivitis 31% y algún signo neurológico
como ataxia, temblor de intención, disimetría, disminución del
tono y debilidad muscular, areflexia osteotendinosa, zonas de
hipoestesia o anestesia que se presentó en el 22% de éstos(as).
4) Exigencias laborales derivadas del ambiente.
Se identificó durante el proceso de elaboración del calzado
la presencia de ruido constante por la maquinaria utilizada,
temperatura superior a los 37 grados centígrados, humos, gases,
vapores y polvos, la exposición a estas condiciones se acentuaba
más debido al hacinamiento y a las deficientes condiciones
de ventilación presentes en estos talleres. No se contaba con
ventiladores y extractores o en su defecto, si los había, no
estaban en funcionamiento. Exigencias que se sinergizaban con
las correspondientes al uso y la transformación de las materias
primas.
5) Exigencias laborales derivadas de los instrumentos de
trabajo e instalaciones.
Cabe señalar que en las diferentes actividades del proceso
era indispensable la utilización de herramientas, las tijeras eran
utilizadas por el 37% de investigados(as), el martillo y el marro
por un 28.7%.
Cobra relevancia el que los niños, niñas y adolescentes
realizaban sus actividades en locales en mal estado e incluso sin
la terminación completa del techo o muros, con instalaciones
eléctricas desprotegidas. En la mayoría no existía espacio
separado para comedor y los sanitarios eran insuficientes
e incompletos (sin lavabo, puerta o cortina), con higiene
deficiente. En áreas donde el tránsito del personal era constante
había estibas mal colocadas y peligrosas, además de latas y
disolventes sin identificación correspondiente.
Como una expresión de la mayoría de los tipos de
exigencias laborales se tiene a los accidentes de trabajo, mismos que fueron investigados para el último mes previo a las
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entrevistas, referidos por el 27% de niños, niñas y/o adolescentes.
Las lesiones afectaron sus manos en el 88% de los y las que se
accidentaron.
FAMILIA
La familia es el núcleo principal en donde las personas
desarrollamos y adquirimos la mayoría de las características
que determinan nuestra personalidad (Quiera, Casa Alianza,
THAIS, 1997).
Hoy en día debido a las exigencias de la vida moderna,
las dinámicas familiares se ven afectadas por diversos tipos de
condiciones sociales y económicas. Es por eso que otro de los
aspectos que se incorporaron en el estudio fue lo relacionado a
lo sociodemográfico de las familias (Espínola, et. al. 1995).
El estudio de las familias, como parte de nuestro trabajo,
nos ha permitido analizar situaciones en las cuales encontramos
patrones que se van repitiendo de forma generacional.
La decisión de los padres de que los hijos trabajen a edades
tempranas depende de un conjunto de factores vinculados
al origen social de la familia, se busca en el trabajo de los
integrantes de la familia el procurar allegarse de recursos que
les permitan mejorar su estado de bienestar. Los caminos que
tienen las familias de niños, niñas y adolescentes trabajadores,
están ligados a la disponibilidad de incorporar recursos a las
actividades laborales, y cuanto mayor es el número de personas
potencialmente activas, mayor es el ingreso económico que se
puede obtener (Quesnel, A. Lerner, S. 1989).
Con el objeto de conocer algunas características de las
familias de las niñas, niños y adolescentes que trabajaron en
la industria del calzado se encontró que predominó el tipo de
familia nuclear con el 91%, el resto conformado por familias
extensas.
La jefatura de familia estuvo representada por el padre en el
81.2% de las familias, en el resto fue la madre. Estos(as) jefes(as)
se desempeñaban como obreros, empleados, comerciantes,
jornaleros, campesinos y artesanos.
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Respecto a la escolaridad de jefes(as) de familia, el 8.2%
no sabía leer ni escribir, el 27.1% tenía algún grado de educación
primaria, un 34.4% contó con primaria completa y sólo el 2% cursó
algún grado de secundaria.
El promedio de integrantes fue de 6.7%, y el 56.7% tenía
menos de 18 años. De los miembros de la familia que trabajaban
el 55% era obrero del calzado, 27.8% empleado, el resto jornalero,
comerciante o campesino. El promedio de integrantes por género
fue mayor para las mujeres 4 a 3 respecto de los hombres.
Respecto a lo anterior, en estudios sociodemográficos
se ha visto que la fecundidad es alta en la mayoría de los países
subdesarrollados y es relativamente baja en la mayoría de las
sociedades industriales desarrolladas (Adler, 1995).
Aunque muchos de los jefes de familia estaban pensionados
o realizaban actividades que les eran remuneradas se veían en
la necesidad de incorporar al mercado de trabajo a más de un
integrante, ya fueran niños, niñas o adolescentes. En el 13% de las
familias se habían incorporado al trabajo dos niñas o adolescentes
mujeres. Aún cuando más de la mitad de las familias incorporaron
a más de un integrante al trabajo asalariado el 8.2% sólo percibían
de 1 a 1.9 salarios mínimos.
La incorporación al trabajo por parte de los niños, las niñas
y adolescentes puede reforzar la teoría que afirma que la familia
numerosa no solamente permite la utilización de mano de obra
gratuita y abundante, sino que refuerza y multiplica las relaciones
sociales de reciprocidad que forman la base de la seguridad
colectiva de ingresos (Adler, 1995).
Las familias habitaban viviendas ubicadas en las colonias
Jalisco, Miravalle, Esperanza, Oblatos, Echeverría, Las Juntas,
López Portillo, Mezquitera y Polanquito entre otras. El 70%
contaba con casa propia, 23% la rentaba y el resto vivía en casas
prestadas. En todas las viviendas se identificó dormitorio y espacio
separado para la cocina; el 11% carecía de agua potable y 14.3% de
drenaje; el hacinamiento estuvo presente en poco más de la mitad
de los casos.
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CONCLUSIÓN
En México, la Ley Federal del Trabajo prohíbe el trabajo
infantil y queda a vigilancia y protección, el desempeñado por
niños, niñas y adolescentes mayores de 14 años y menores de 16.
Entre lo considerado está la protección especial en los trabajos
peligrosos o insalubres, que el horario máximo de jornada sea
de seis horas diarias, prohibición de las horas extraordinarias
y laborar los fines de semana. La exigencia a los encargados o
responsables del espacio laboral que se les de tiempo a niños,
niñas y adolescentes para cumplir con su educación escolar.
Son múltiples las causas del trabajo infantil, entre las que se
destaca: la pobreza, que constituye un círculo vicioso al asociarse
con el trabajo infantil, la creencia de que el trabajo en la niñez y
la adolescencia es adecuado; a este respecto cabe señalar, que un
gran número de niños, niñas y adolescentes que se incorporan a
edades tempranas al trabajo ven truncado su futuro.
En acercamientos efectuados con grupos de niños, niñas y
adolescentes que trabajaban en diferentes ámbitos se mostró que
el trabajo en sí afecta su desarrollo.
Muchos trabajadores se encuentran expuestos a la exigencia
de tareas que en algunos de los casos pueden generar riesgos
relacionados con el ambiente de trabajo. Estos riesgos son aún
mayores para niños, niñas y adolescentes que trabajan debido a la
falta de atención, fatiga, juicio erróneo para tomar una decisión y
conocimiento insuficiente del proceso de trabajo, o bien porque
los equipos, la maquinaria, las herramientas y la planta f ísica de
la mayor parte de los lugares de trabajo están diseñados para los
adultos.
El trabajo como tal, expone a los niños, niñas y adolescentes
que trabajan a sufrir accidentes y los predispone a desarrollar
múltiples enfermedades, ya que son más vulnerables que los
adultos, esto en parte debido a la etapa de desarrollo en la cual se
encuentran.
Algunos niños, niñas y adolescentes trabajan bajo la presión
de desconocer el ambiente laboral, se sienten obligados a conservar
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su trabajo, puesto que deben aportar el total o parte de su ingreso
económico a la familia.
Entre los riesgos, pueden encontrarse, la exposición a
sustancias tóxicas, polvos, contaminantes, desmanchadores, disolventes o bien al manejo de equipos o maquinarias, que pueden
originar en la persona problemas hematológicos, dermatosis y
lesiones.
En estudios epidemiológicos se ha demostrado que entre
ciertos sectores de la población trabajadora, se puede encontrar
riesgo de enfermedades «multifactoriales» como la hipertensión
arterial, trastornos del sistema locomotor, enfermedades respiratorias crónicas no específicas, úlceras gástricas y duodenales
y una serie de trastornos del comportamiento. Sin olvidar que
algunos de estos padecimientos pueden estar sinergizados con las
condiciones socioculturales y de vivienda en que se desenvuelve
el trabajador.
En cada sector laboral, los riesgos específicos para la
salud e integridad f ísica del trabajador serán diferentes, en este
caso los problemas de salud identificados en los niños, niñas y
adolescentes fueron aquellos relacionados con el contacto de
sustancias y agentes nocivos, y con inadecuadas condiciones que
estuvieron presentes en el ambiente laboral como el hacinamiento
y la deficiente ventilación e iluminación de las áreas de trabajo;
lo que probablemente posibilitó la presencia de trastornos
osteomusculares; amputación de alguna parte del cuerpo al
manejar herramientas o maquinarias, conjuntivitis, dermatosis,
signos neurológicos y la infección respiratoria aguda la cual pudo
además estar presente por las condiciones de vida.
En este artículo se mostraron algunas características que
visualizan a los niños, niñas y adolescentes como seres vulnerables
ante el trabajo.
Es indudable que existe la incorporación de niños, niñas y
adolescentes en la industria del calzado y que a tan corta edad
ya presentan molestias y problemas de salud, condición que los
pone en desventaja con los adultos, no permitiendo en ellos un
desarrollo óptimo para su desempeño f ísico en el futuro.
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A través de la investigación realizada queda de manifiesto
que los niños, las niñas y adolescentes constituyen un elemento
fundamental como mano de obra productiva.
La incorporación de más integrantes de una familia al
ámbito laboral, le permite a aquellas en las que sus condiciones
económicas son precarias, subsanar al menos una parte de sus
necesidades, ante esto, se ha considerado que el trabajo es una
estrategia importante de sobrevivencia de muchas familias
tapatías.
Ante el requerimiento de mano de obra que beneficia el
crecimiento de la industria y las necesidades de las familias, el
trabajo de niños, niñas y adolescentes en la industria del calzado
muy probablemente se incremente cada día.
Una realidad es el hecho de que por la organización del
proceso de producción del calzado, los niños, las niñas y los
adolescentes tienen limitadas oportunidades de llegar a integrar
los conocimientos para su calificación como zapateros/as u
otros diferentes.
Es importante que se continúe con los esfuerzos para que
los niños, las niñas y adolescentes que se ven en la necesidad
de trabajar lo hagan únicamente en jornadas que les permitan
continuar la escolarización o formación tecnológica.
El desarrollo de este trabajo también permitió conocer que
las exigencias laborales inherentes a las diversas actividades que
se desarrollan para la producción del calzado y las derivadas del
ambiente en que se lleva a cabo la actividad generan o sinergizan
en muchos de los casos los daños a la salud, que por presentarse
a tan temprana edad sus repercusiones serán muy probablemente
de gran impacto.
Ante lo expuesto se hace necesario realizar investigaciones
en diversos ámbitos, ya que se considera que los niños, las niñas
y adolescentes se encuentran laborando no sólo en la economía
informal; además de que un número importante de ellos requieren
soportar una férrea disciplina y duras condiciones de trabajo,
con ritmos de producción muy intensos y largas jornadas que se
prolongan más de lo normal, a cambio de salarios muy bajos.
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Se hace necesario la coordinación Gobierno e iniciativa
privada para que el trabajo en industrias semejantes se realice bajo
las normas establecidas. Lo antes planteado requiere de reflexiones
y búsqueda de alternativas que por una parte puedan ser viables
para las empresas y por otra permitan preservar la salud del futuro
de México, sus niños, niñas y adolescentes.
Entre tanto pueda verse disminuido el trabajo en los niños, es
conveniente proteger de los factores de riesgo más significativos,
como la maquinaria y los agentes tóxicos a aquellos que se ven
en la necesidad de trabajar y se apliquen márgenes de seguridad
efectivos.
Si hemos aceptado que el trabajo infantil existe, debemos
de procurar que los trabajos en que se emplean los niños, las
niñas y los adolescentes, cumplan con lo estipulado por las leyes
y diferentes organizaciones reguladoras del trabajo y las que
velan por la protección y derechos de la niñez y adolescencia
(Convención de los Derechos del Niño, Ley Federal del Trabajo,
OIT, UNICEF, etc.).
Muchos de nosotros, sea por la necesidad económica, por
motivos culturales o por tradición familiar, hemos debido trabajar
cuando niños, lamentablemente no todos tienen la suerte de
superar esta situación sin afectar su integridad f ísica, mental y
moral. Nos corresponde a todos contribuir a que los niños y niñas
del mundo no tengan que trabajar, sino estudiar y jugar. Superar
la injusticia extrema de niños, niñas y adolescentes que trabajan
con riesgo para su salud, su seguridad e incluso su vida es tarea
de todos.
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REPRESENTACIONES SOCIALES DE JÓVENES
PROFESIONISTAS SOBRE EL TRABAJO.
José Navarro Cendejas*
INTRODUCCIÓN
RADICIONALMENTE LA EDUCACIÓN superior se ha considerado como una vía de acceso a mejores condiciones
de trabajo, y como consecuencia a mejores condiciones de
vida. Hubo un tiempo que se tenía una fe ciega en que la educación
era la mejor vía para lograr la movilidad social, cuando el ingreso
al sistema universitario era un verdadero privilegio de algunos
cuantos. Sin embargo la realidad indica que en esta época tener
un grado universitario no garantiza la obtención de un trabajo o
bien de uno que corresponda al grado de preparación alcanzado
gracias a la formación universitaria.
Muchos de los jóvenes que egresan de alguna licenciatura
pasan por períodos de desempleo1 o de subempleo2 mientras
encuentran un trabajo de acuerdo a sus aspiraciones, expectativas
T
*Estudiante de la Maestría en Ciencias Sociales. Universidad de Guadalajara.
1 El desempleo es entendido como la situación en la cuál la persona no cuenta con un
trabajo que le proporciona ingresos económicos para cubrir sus necesidades. Ver
Gabriel, Leandro, «El problema del desempleo: causas y consecuencias» en: http://
www.edebedigital.com/EV/fmur/desempleo/desempleo.htm
2 El subempleo puede ser entendido de distintas maneras. Aquí se consideraron dos casos:
jóvenes que estudiaron una carrera pero que realizan una actividad no relacionada con
ella, o bien jóvenes que trabajan en su área pero de forma parcial es decir de medio
tiempo. Ver Jesper, Venena, «Guía para la determinación de empleo inadecuado en
una encuesta de hogares», en: http://www.oit.or.cr/estad/enc/subt.doc
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o necesidades. Estos jóvenes profesionistas3 viven la paradoja de
tener mayor acceso a la educación, pero menos acceso al trabajo.
Esta problemática ha sido atendida en mayor medida por
diversos autores desde la perspectiva de los datos y las cifras
que indican la magnitud del fenómeno, y menos a través de la
experiencia de los jóvenes4.
Por esta razón se llevó a cabo una investigación que trató de
responder a la siguiente pregunta: ¿cómo se representan el trabajo
jóvenes profesionistas en situación de desempleo o subempleo?
La finalidad fue adentrarse en los significados sobre el trabajo
de jóvenes profesionistas de la ciudad de Guadalajara, Jalisco, la
segunda ciudad más importante de México, con respecto al trabajo,
en el contexto de un mercado que ofrece pocas posibilidades de
desarrollo para quienes han egresado de la educación superior. En
otras palabras se trató de comprender cómo jóvenes profesionistas
enfrentan el desempleo o el subempleo desde su propia vivencia,
tanto en lo concerniente a sus representaciones sociales como sus
estrategias de inserción laboral.
Este capítulo expone las primeros resultados de dicha
investigación, considerando tres apartados: en el primero se muestran las características del mercado laboral de profesionistas, con
algunos datos que permiten dimensionar el fenómeno del cuál
se está hablando; en el segundo se presentan los presupuestos
teórico-metodológicos que guiaron la investigación; y finalmente,
en el tercer apartado, se presentan los principales hallazgos de
investigación.
3 Dentro del universo amplio y heterogéneo de la juventud se encuentra un grupo específico
que, a pesar de las dificultades que se presentan en el contexto socioeconómico
actual en México, han logrado terminar una licenciatura, quienes a partir de aquí se
nombrarán como «jóvenes profesionistas».
4 Rafael, Díez, «Jóvenes y empleo en los noventa», en: http://www.cinterfor.org.uy/public/
spanish/region/ampro/cinterfor/publ/diez; Navarro Leal, Marco, Posponer la vida.
Educación superior y trabajo en Tamaulipas, Miguel Ángel Porrúa, México, 2000;,
Suárez, María Herlinda, Jóvenes mexicanos en la «feria» del mercado de trabajo.
Conveniencias e inconveniencias de tener educación superior, UNAM-Miguel Ángel
Porrúa, México, 2005; Weller, Jurgën, «La problemática inserción laboral de los y las
jóvenes», en: www.grade.org.pe/eventos/seminario_empleo/notes/policy%20note_
jovenes.pdf
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MERCADO LABORAL DE PROFESIONISTAS EN CRISIS
Una de las situaciones que se ha cuestionado en los últimos
años en la literatura académica sobre la problemática de los
jóvenes5 en México es la existencia de un «tránsito lineal» hacia
la emancipación juvenil con la ruta: familia-escuela-trabajo-participación social y/o política-formación de una nueva familia. Se
ha demostrado que esta trayectoria «clásica» está cada vez menos
vigente en la sociedad mexicana actual, lo que para los jóvenes se
traduce, entre otras cosas, en fuertes dosis de incertidumbre con
relación al futuro6.
Si bien la inserción laboral de los jóvenes es un problema
generalizado que rebasa las fronteras de nuestro país y de nuestro
continente, y que afecta a diferentes tipos de jóvenes, en esta
investigación sólo se consideró un grupo muy particular, el de los
jóvenes profesionistas, que recurriendo al significado popular del
término, agruparía a los jóvenes que han pasado por las diversas
etapas del sistema educativo formal hasta concluir con una
licenciatura.
Con la finalidad de dimensionar el sector juvenil que interesa
aquí, es preciso señalar que en México el 80% de los sujetos entre
los 18 y los 24 años quedan excluidos de la universidad, y de la
proporción que sí tiene acceso, sólo la mitad logran concluir sus
estudios7. Por lo tanto, la importancia de este grupo radicaría
en que los profesionistas son jóvenes que lograron permanecer
y ser constantes en su formación a pesar de las dificultades del
entorno.
A partir de la década de los ochenta comenzó a darse en
México un desfase claro, que se ha prolongado hasta la época
actual, entre el desarrollo económico y el aumento de la matrícula
5 Tomando como referencia la definición del Instituto Mexicano de la Juventud, en este
trabajo se considerará como «jóvenes» a personas entre 15 y 29 años.
6 Instituto Mexicano de la Juventud, «Programa nacional de juventud 2002-2006» en:
http://www.imjuventud.gob.mx/Projuventud/principal.htm
7 De Garay, Antonio, Integración de los jóvenes en el sistema universitario. Prácticas sociales,
académicas y de consumo cultural, Ediciones Pomares. Barcelona-México, 2004, p. 12
(no se proporciona el periodo de tiempo que se analizó para obtener el dato).
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educativa, en particular de la educación superior, que si bien
todavía es baja, tal como se presentó en el párrafo anterior, ha
tenido un crecimiento sostenido. Un indicador de este desajuste es
el lento desarrollo del mercado de trabajo que no genera suficientes
oportunidades para ocupar a todos los que terminan los estudios
universitarios hasta el nivel de licenciatura. Desde hace poco más
de dos décadas el sistema de educación superior ha producido una
cantidad cada vez mayor de profesionistas que no tienen un lugar
asegurado dentro de la competitiva realidad laboral actual8.
Es innegable que la educación superior, en particular si es
de calidad, conlleva beneficios para las personas con respecto a
su preparación profesional y personal, pero lo que determina la
creación o disminución de puestos de trabajo es la economía, no
la estructura educativa. Por lo tanto la única manera en que la
educación puede contribuir a una mayor productividad, es decir
aumentar su «valor social»9, es cuando existen las oportunidades
laborales correspondientes al crecimiento de la matrícula educativa10. Sin embargo, en la sociedad mexicana existe una demanda
de títulos universitarios que ha encontrado respuesta en políticas
de expansión de la matrícula en educación superior, lo que ha
producido la llamada «masificación de la educación superior».
Esta ampliación de cobertura ha seguido caminos distintos a
los trazados por el mercado laboral, produciendo así brechas
importantes entre la cantidad de profesionistas que egresan y la
cantidad que demanda el mercado.
Traduciendo lo anterior a cifras, el número de egresados
del nivel superior pasó de 148,972 a 267,545 de 1991 a 1999.
Con respecto al total de la población, la matrícula de educación
superior pasó del 15 al 20 %11 en la misma década.
8 De Garay, Antonio, Ibíd.
9 Navarro, Op. cit.; ANUIES, «Mercado laboral de profesionistas en México. Diagnóstico
y Prospectiva al año 2010», en: http://www.anuies.mx/e_proyectos/html/ciesa.htm;
Suárez, Op. cit.
10 Suárez, Ibíd.
11 ANUIES, Op. cit.
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Como se ha venido argumentando, a pesar de que tradicionalmente la universidad se ha considerado como una vía de
acceso a mejores condiciones de trabajo, la realidad indica que un
título universitario no garantiza la obtención del trabajo, o bien,
de uno que corresponda al grado de preparación de los egresados
de alguna licenciatura. Esto se puede comprobar al contrastar las
cifras de oferta y demanda en el mercado laboral de profesionistas,
en donde se observan grandes brechas, particularmente en
algunas licenciaturas con una sobreoferta considerable12, aclarando que aquí se está hablando de la «oferta» como el grupo
de profesionistas que buscan un puesto de trabajo, mientras que
la «demanda» se refiere a los puestos que requiere el mercado
laboral para determinadas ocupaciones. A continuación una cifra contundente que habla de la disminución de oportunidades
para la inserción laboral de los jóvenes profesionistas en México:
«en el periodo de 1950-1980 se estiman 622,257 egresados de la
educación superior mexicana para ocupar 440,000 nuevos empleos para profesionales; entre 1980 y 1990 se produjeron 1’162,352
egresados para 311,452 nuevos empleos profesionales».13
Como se mencionó anteriormente, para que la educación
tenga efectos reales en la situación laboral es necesario el crecimiento económico. En el período de 1990 al 2000 la oferta de
egresados creció al 6.7 por ciento en promedio anual, mientras
que la economía lo hizo a razón del 3.5 por ciento anual en
promedio14. Es decir que el número de egresados aumentó dos
veces más que el crecimiento del producto interno bruto. Así,
la oferta de egresados se enfrentó a un mercado laboral incapaz
de ofrecer las oportunidades que se necesitaban para encontrar
trabajo en correspondencia con su formación. Esto tiene como
efecto secundario opacar los innegables logros educativos, que al
menos en materia de cobertura, se han dado en nuestro país.
12 «Oferta neta de profesionistas menos demanda neta de profesionistas en ocupaciones
y saldos relevantes para el análisis», en: http://www.anuies.mx/e_proyectos/html/
parte%201/cuadro%205.6.htm
13 Loret, en Navarro, Op. cit., p. 12).
14 ANUIES, Op. cit.
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Por otro lado el problema no radica tanto en las posibilidades que los profesionistas tienen para ocuparse en el mercado de trabajo15, sino en la falta de congruencia entre esos
trabajos existentes y la posibilidad de poner en práctica las
competencias desarrolladas por los profesionistas durante su
formación universitaria, es decir la capacidad del mercado
laboral de profesionistas para absorber a los jóvenes que egresan
de la educación superior de acuerdo a su carrera. El número de
egresados que requiere el mercado para ocupaciones de carácter
profesional es mucho menor que el número total de egresados del
sistema de educación superior. Además este excedente de oferta
de profesionistas ubicados en ocupaciones de carácter residual,
sugiere que los egresados universitarios desplazan de esas labores
productivas a personas con menores niveles de educación formal.16
Las contradicciones entre el mundo laboral y el sistema
educativo son evidentes. Según el Instituto Mexicano de la
Juventud17 sólo el 20% de los jóvenes que trabajan lo hacen en un
empleo relacionado con sus estudios; Muñoz Izquierdo18 encontró
que sólo el 29% del total de egresados obtendrían ocupaciones
propias del nivel de su escolaridad; la ANUIES19 es un poco más
optimista porque habla que 55% de los egresados en el periodo de
1990-2000 lograron colocarse en ocupaciones profesionalizantes,
mientras que el resto habría encontrado trabajo en ocupaciones
menos especializadas, con ocupaciones que podrían ser desarrolladas por personas sin preparación universitaria.
De lo anterior se podría concluir que existe una tendencia
en el mercado laboral hacia al desaprovechamiento del capital
cultural incorporado por los egresados de la educación superior,
teniendo como consecuencia que la variable educación se vuelva
15 Existen evidencias que muestran que el grado de ocupación de los profesionistas es alto,
sin considerar el tipo de ocupación, ANUIES, Ibíd.; Navarro, Op. cit.
16 ANUIES, Ibíd.
17 Instituto Mexicano de la Juventud 2002, Op. cit.
18 De Garay, 2004.
19 ANUIES, Op. cit.
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cada vez menos indispensable como factor para el ingreso y
permanencia en el mercado laboral. De ahí que muchos egresados
se vean obligados a ocuparse en puestos de una jerarquía y nivel
de ingresos menor al que les correspondería teóricamente, de
acuerdo al grado de escolaridad y a las competencias profesionales
adquiridas.20
Además, las tendencias apuntan a que es dif ícil un incremento en los empleos remunerados, a menos que se presentara un
crecimiento económico sostenido en los próximos años, escenario
que no encontraría fundamentos sólidos para afirmarse en estos
momentos.21 Las expectativas para los 360 mil jóvenes que egresaron de las universidades del país en el 2005, no son mejores que
en los noventa: tendrán escasas oportunidades de empleo y con
bajos salarios.22
CONSECUENCIAS DE LA SITUACIÓN
PARA LOS JÓVENES PROFESIONISTAS.
Los autores que han estudiado el fenómeno del trabajo
profesional en los jóvenes, mencionan que una de las consecuencias
del desfase entre el crecimiento de la matrícula de educación
superior y el crecimiento del mercado de trabajo es que se crean
expectativas, tanto en los jóvenes como es sus familias, que al
no ser satisfechas generan problemas de frustración al no poder
encontrar un trabajo acorde con los estudios realizados23. Por su
parte Suárez24 afirma que «frente al largo camino de escolarización
exigido por la educación superior, hoy, muchos jóvenes mexicanos
se preguntan ¿vale la pena? El puro hecho de que hoy los jóvenes
20 De Garay, Op. cit.
21 La parte prospectiva del estudio de ANUIES que proporciona proyecciones de
tendencias viene a confirmar este hecho. Según este estudio, las carreras con
sobreoferta irían aumentando a lo largo de la década, debido a la falta de creación de
puestos profesionales por parte del mercado. ANUIES, Op. cit.
22 Cuevas, Enrique, «Educación y mercado de trabajo. Impactos de la escolaridad en el
empleo y los ingresos», Mimeo de la ponencia presentada en el IX Congreso Anual de
la Academia de Ciencias Administrativas, 2005.
23 ANUIES, Op. cit.
24 Suárez, 2005, Op. cit., p. 7
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se hagan esta pregunta constata que la educación superior ha
perdido sentido para ellos».
Ante esta realidad los jóvenes profesionistas se ven urgidos
a reconstruir su pensamiento de sentido común, es decir sus
representaciones sociales sobre el mundo de lo laboral, proceso
en el cuál seguramente se hacen la pregunta sugerida por la
autora aunque modificándolo por «¿valió la pena?». Se menciona
que se reconstruyen porque a lo largo de la historia formativa se
van creando las representaciones y al acceder a la categoría de
egresados toman un nuevo cariz a partir de la confrontación con
la realidad laboral. Ante esta posible pérdida de las certidumbres
sobre el futuro con relación a lo laboral, los jóvenes sufren
consecuencias relacionadas con su proyecto de vida, que los lleva
a modificar continuamente sus expectativas con el fin de adaptarse
a las oportunidades reales existentes y construir su propio camino
de crecimiento.
Según Navarro Leal,25 gracias a la baja remuneración
salarial existente, a la necesidad de realizar varios trabajos simultáneamente, a la mayor competencia por los mejores y escasos puestos, y en algunos casos a la necesidad de continuar
estudiando, las nuevas generaciones de jóvenes profesionistas
cuentan con menos tiempo para dedicarlo a la familia, a los
amigos, a los pasatiempos y a las relaciones propias de su edad,
en una palabra para vivir. Este autor sostiene que «la vida se
pospone» hasta encontrar «mejores tiempos», con la esperanza
de que acumulando experiencia, antigüedad, edad, relaciones
sociales, diplomas y certificados, se pueda tener un mejor trabajo.
El problema sería que esos «tiempos» se presentan cada vez con
mayor distancia de la terminación de los estudios universitarios.
Finalmente Suárez26 sugiere que la «conveniencia o inconveniencia de los estudios superiores para los jóvenes mexicanos,
de todos los estratos sociales, debe ser reflexionada, planteada y
discutida abiertamente con los jóvenes, tomando en cuenta cómo
25 Navarro Leal, Op. cit.
26 Suárez, Op. cit., p. 7
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les ha ido y les va «en la feria» del mercado de trabajo, así como sus
frustraciones, logros, miedos y anhelos en la vida».
Este fue precisamente uno de los fines principales de la
investigación que aquí se presenta, en la que se consideraron a
jóvenes que hicieron una apuesta por la educación superior, que
terminaron una licenciatura y ya se encuentran, usando la figura
de la autora, «en la feria del mercado de trabajo».
Esta necesidad que menciona la autora de hacer reflexiones
directas con los jóvenes profesionistas sobre sus expectativas
laborales está reflejada por la escasa literatura existente sobre el
fenómeno27. Además la mayoría de los estudios correspondientes
muestran la visión de los jóvenes sobre el trabajo pero desde su
condición de estudiantes universitarios, no de egresados28
PRESUPUESTOS TEÓRICO-METODOLÓGICOS
DE LA INVESTIGACIÓN
Ante la situación problemática brevemente presentada
en los párrafos anteriores, surgieron una serie de preguntas
que guiaron la investigación: ¿cómo experimentan o viven los
jóvenes profesionistas la situación actual referente al trabajo?,
¿qué decisiones toman o piensan tomar con respecto a su futuro a
partir del contexto laboral?, ¿cómo es su conciencia del problema?,
¿cómo viven el tránsito de la escuela al mundo del trabajo, o en
algunos casos al no-trabajo?, ¿cómo es la transformación de su
27 También José Antonio Pérez Isla y Maritza Urteaga comparten esta opinión cuando
afirman que «a pesar de que innumerables veces se ha planteado que la vinculación
entre educación y empleo, en su punto de contacto concreto, es decir, en la
incorporación del egresado del sistema educativo nacional al mercado de trabajo,
es un tema eminentemente juvenil (independientemente del nivel que el joven
egrese), poco se ha hecho para revisar este proceso a partir de la propia visión que
los jóvenes tienen de esa experiencia, lo que arrojaría no sólo innumerables luces
de cómo actuar para incidir sobre ambos sistemas, sino para conocer mejor sobre
la condición juvenil misma y su relación con un aspecto central que la define en su
incorporación y participación en otros campos del actuar social». Pérez Islas, José
Antonio y Urteaga, Maritza, «Los nuevos guerreros del mercado. Trayectorias
laborales de jóvenes buscadores de empleo», en Pieck, Enrique (coord.), Los jóvenes
y el trabajo. La educación frente a la exclusión social, Universidad Iberoamericana.
México, 2001, p. 367.
28 Guzmán, Carlota, Entre el deseo y la oportunidad: estudiantes de la UNAM frente al
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expectativas originales?, ¿cuáles son las consecuencias para sus
proyectos de vida?
Para poder responder a las preguntas arriba mencionadas,
se recurrió al concepto de «representaciones sociales», que fue
acuñado por Moscovici29 en los años sesenta, dando paso a lo
que se conoce actualmente como Teoría de las Representaciones
Sociales (TRS), que se ha desarrollado desde la psicología social,
pero que ha tenido aplicaciones en diversas áreas de las ciencias
sociales.
Uno de los conceptos que describe con más claridad a
qué se refieren las representaciones sociales es el que propone
Jodelet30, cuando afirma que se trata de «la manera como
nosotros, sujetos sociales, aprehendemos los acontecimientos
de la vida diaria, las características de nuestro medio ambiente,
las informaciones que en él circulan, a las personas de nuestro
entorno próximo o lejano». Por lo tanto es un conocimiento
espontáneo o ingenuo, de sentido común, conocimiento práctico
en oposición al conocimiento formal o científico, además de ser
un conocimiento socialmente elaborado y compartido. Dicho de
otra manera, las representaciones sociales son razonamientos de
la vida cotidiana que proporcionan categorías para dar cuenta
de la realidad y así forjar las visiones sobre las personas, las cosas
y los acontecimientos31. En este sentido Moscovici32 afirma que
mercado de trabajo. UNAM. México, 1994; De Garay, Op. cit.; Pérez Rubio, Ana María
y Saavedra, Guadalupe, «De los Discursos y las Prácticas: un ejemplo de aplicación del
modelo de las representaciones sociales», En Revista Comunicación y Sociedad No.
39, , Universidad de Guadalajara. México. Enero-Junio 2001.
29 La primera referencia al concepto como se trabajo actualmente en la psicología social
aparece en su obra El psicoanálisis, su imagen y su público, aunque los orígenes del
concepto se encuentran en la sociología de Durkheim, quien utilizaba el concepto
de «representaciones colectivas» para referirse a una serie de fenómenos sociales que
no podían atribuirse a creación individual, sino que eran producto de la reflexión
colectiva. Moscovici, Serge, El psicoanálisis, su imagen y su público, Huemul, Buenos
Aires, 1979.
30 Jodelet, Denise, «La representación social, fenómeno, concepto y teoría», en Moscovici,
Serge, Psicología Social, Paidós, Barcelona, 1986, p. 473
31 Ibáñez, Tomás, Psicología social construccionista, UDG, Guadalajara, 2001.
32 Moscovici, Op. cit., p. 79
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«las representaciones sociales hacen que el mundo sea lo que
pensamos que es o que debe ser».
La TRS incluye todo un cúmulo de explicaciones que
hablan de las funciones, la formación y la organización de las
representaciones dentro de la vida cotidiana de los sujetos sociales,
—mismas que no se presentan en este lugar—, que fundamentan y
vuelven más sólido el concepto que se acaba de presentar.
Por lo tanto, para agrupar la serie de preguntas que se
mencionaron anteriormente, se trabajó con la siguiente como eje
de la investigación: ¿cuáles son las representaciones sociales del
trabajo de jóvenes profesionistas que se encuentran en situaciones
de desempleo o subempleo? Abordar esta pregunta implicó acceder al mundo interior de los jóvenes para descubrir y describir
las ideas, los conceptos, las creencias, las actitudes que tienen
respecto al trabajo, es decir sus representaciones sociales.
La representación social del trabajo de los jóvenes profesionistas es un concepto complejo, que agrupa distintas esferas
de la vida. Para la investigación se consideraron los siguientes
elementos como constituyentes de la representación social:
=Concepto de trabajo, es decir qué significa para ellos el
trabajo desde su condición de egresados de la educación superior,
así como las posturas y actitudes que asumen con respecto al
trabajo, en las cuáles se reflejan sus expectativas laborales.
=Explicaciones de la situación laboral actual, cuáles son
las maneras en que explican la situación, debido a que ello tiene
implicaciones en las decisiones que toman.
=Estrategias de inserción de trabajo, es decir qué tipo de
acciones llevan a cabo para buscar trabajo o para llevar a cabo
proyectos laborales.
La finalidad de la investigación no fue la de un estudio
estadístico, que hablara de cuántos jóvenes tienen tal o cuál
representación social, o de cuál es la representación mayoritaria
sobre el trabajo en una muestra representativa de jóvenes. Se trató
de un estudio de corte cualitativo, donde se intentó de encontrar,
a partir del discurso de los jóvenes, rasgos o características de
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su vivencia con respecto al trabajo, y a su proceso de inserción
laboral, con el fin de conocer cómo están experimentando los
jóvenes profesionistas la precaria situación laboral a la que se
ven enfrentados, es decir a partir de qué imaginarios, emociones,
valores o creencias.
Las representaciones sociales son construidas a partir de la
interacción entre personas que comparten ciertas características
específicas. Por lo tanto, para intentar mostrar algo de la diversidad
de jóvenes profesionistas que viven en la ciudad de Guadalajara,
donde se realizó la investigación, se recurrió a la diferenciación
por tipo de universidad y por género. Se buscó una muestra
teórica de jóvenes que pertenecieran a tres tipos de universidad
que existen en la ciudad: universidades públicas, universidades
privadas y universidades incorporadas33. Con respecto a la carrera
de egreso no se tomó en cuenta para la muestra como criterio
de elección, porque eso implicaba profundizar en la dinámica
laboral de profesiones específicas y se salía de las posibilidades de
la investigación. La edad de los jóvenes se consideró a partir del
rango que sugiere el Instituto Mexicano de la Juventud, en el que
el período de juventud terminaría a los 29 años. De esta manera se
buscaron jóvenes entre 22 y 29 años.
Por lo tanto la muestra se confeccionó con once sujetos,
seis mujeres y cinco hombres, buscando proporcionar el tipo de
universidad de egreso, que finalmente resultó como se presenta
en el cuadro 1.
Como ya se había mencionado, la investigación se realizó
desde los presupuestos de la tradición cualitativa en la investigación social, que trata de abordar explícitamente la manera
en que los sujetos significan su realidad, es decir los significados
que les permiten desarrollarse dentro del espacio de la vida
cotidiana, partiendo del supuesto de que la realidad se construye
33 La distinción clásica de las universidades es públicas y privadas. Sin embargo, se hizo
aquí la distinción de las privadas en dos grupos, las «autónomas» (que a partir de aquí
se les llamará privadas) y las «incorporadas». Esta distinción se vuelve significativa por
las siguientes razones: las autónomas tienen sus propios planes de estudio, mientras
que las incorporadas siguen en su mayoría los planes de estudio de otra universidad
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socialmente. Además esta perspectiva se centra en la experiencia
del actor social como fuente del análisis y de la comprensión de la
sociedad.
Se recurrió a la entrevista a profundidad como técnica que
podría proporcionar la información necesaria para descubrir las
representaciones sociales del trabajo de los jóvenes profesionistas,
debido a que dentro del discurso o relato se manifiestan dichas
representaciones. Es importante considerar que los discursos
construyen, mantienen y refuerzan interpretaciones de la realidad,
es decir que instituyen, ordenan, organizan nuestra interpretación
de los acontecimientos y de la sociedad e incorporan además
opiniones, valores e ideologías34. El discurso pues, es un depositario
privilegiado del conjunto de representaciones que circulan en el
universo simbólico de una cultura.
La entrevista a profundidad tiene como modelo una conversación entre iguales, donde el investigador es el instrumento mismo
de la investigación. De esta manera se realizaron once entrevistas
y no pueden modificarlos; las incorporadas tienen una cuotas considerablemente
más bajas que las universidades autónomas; las incorporadas cuentan con edificios
ubicados en distintos puntos de la ciudad, que frecuentemente son casas habitación
adaptadas para usos educativos o se encuentran dentro de edificios de oficina, muchos
de ellos cercanos al centro de la ciudad, mientras que las universidades autónomas
cuentan con un núcleo de instalaciones amplio y ubicado normalmente hacia las
afueras de la zona metropolitana.
34 Martín, Luisa, «El orden social de los discursos», en Revista Discurso, UNAM, México,
núm. 21/22, otoño 1996, primavera 1997.
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con los sujetos identificados, en las cuales se tenía un guión básico
de preguntas, pero se trató de seguir con el discurso que iban
desplegando los actores a lo largo de la entrevista. El resultado
es que ninguna de las once entrevistas contiene exactamente los
mismos temas tratados, lo cuál enriquece lo encontrado, aunque
dificulta el análisis y presentación de los resultados. La duración
promedio de las entrevistas fue de 50 minutos, y éstas fueron
grabadas en un dispositivo digital de audio para su posterior
transcripción.
REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE EL TRABAJO
Una vez que se llevaron a cabo las entrevistas y después de
su análisis, se procedió a obtener las representaciones sociales a
partir del discurso de los jóvenes, de acuerdo las categorías que
se habían establecido como componentes de las mismas, a saber:
conceptos de trabajo, expectativas de trabajo, explicaciones de la
situación laboral y estrategias de inserción laboral. Cabe señalar
que la separación del discurso sobre el trabajo en estas categorías
resultó un asunto complejo, debido a que los temas se mezclan
unos con otros en los relatos. Esto habla de cómo los sujetos
integran en su pensamiento de sentido común sobre el trabajo
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estas tres categorías, formando así un sistema de representación,
que se podría ilustrar en el cuadro 2.
A continuación se presenta una síntesis de los hallazgos
principales en cada una de las categorías mencionadas.
1. Conceptos de trabajo
Dentro de esta categoría se incluyeron tres aspectos que
en su conjunto conforman la concepción que los jóvenes entrevistados tienen del trabajo: descripciones sobre lo que es el trabajo
de acuerdo al significado que le atribuyen, posturas o criterios de
elección y actitudes frente a situaciones relacionadas con el trabajo
o la búsqueda de trabajo.
SIGNIFICADOS DEL TRABAJO
Las dos representaciones que se presentaron más fuertemente en los jóvenes entrevistados tienen que ver con el dinero
que se produce al trabajar y con el hecho de trabajar en una
actividad que guste, que genere satisfacción.
«El trabajo es medio para conseguir ingresos económicos»
Esta representación del trabajo como algo instrumental se
manifestó de diversas maneras entre los jóvenes, pero lo que llamó
la atención fue la consideración del dinero como un medio y no
como un fin en sí mismo. En ningún caso se mencionó el deseo de
acumular dinero como un fin, sino que siempre se manifestó que el
dinero es el medio a través del cuál se pueden conseguir otros fines
o aspiraciones personales. También se reconoció que el dinero que
se obtiene mediante el trabajo es una manera de conseguir cierta
estabilidad en la vida, liberarse de preocupaciones y pensar en un
crecimiento a futuro a través del logro de objetivos personales. Esta
representación del trabajo como fuente de ingresos económicos
se traduce en las posturas frente a decisiones laborales, que se
presentan más adelante.
«El trabajo es una satisfacción y un gusto»
Esta representación del trabajo como una actividad que
produce satisfacción está muy presente en los relatos de los
jóvenes. Todos mencionan como una de las características de
su trabajo ideal el realizar una actividad que les produzca gusto,
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satisfacción. Aspiran a tener un trabajo que les guste, aunque
reconocen que esto no siempre puede llevarse a cabo, y en sus
decisiones concretas se reflejan diferencias en cuanto al peso que
le dan a trabajar en algo que les guste o no.
Otras representaciones que se obtuvieron pero que no fueron
tan compartidas como las dos anteriores fueron con respecto a las
relaciones personales, al crecimiento personal, al reconocimiento
que se obtiene al trabajo y a la estabilidad que genera el trabajo.
POSTURAS SOBRE EL TRABAJO
Uno de los aspectos que forma parte de la concepción que
tienen los jóvenes profesionistas con respecto al trabajo tiene que
ver con las posturas que asumen de frente a la situación económicolaboral actual, entendidas aquí como criterios con los cuáles se
relacionan con el mercado de trabajo y toman decisiones con
respecto a su vida laboral. Dentro de estas posturas se agruparán
tanto las situaciones reales en las cuáles los jóvenes ya han
tomado decisiones aplicando esos criterios, como las situaciones
hipotéticas, es decir cuando a los jóvenes se les preguntó qué
decidirían en tal o cual situación.
Uno de los requisitos que se buscó para conformar la
muestra es que fueran jóvenes que no estuvieran conformes con
su condición laboral35, es decir jóvenes en situación de búsqueda
de trabajo, independientemente de que fueran desempleados o
subempleados. Al estar en situación de búsqueda de trabajo, a los
jóvenes se les presentan algunas disyuntivas de decisión de acuerdo
a su situación laboral. Por un lado los jóvenes que se encuentran
subempleados tienen dos posibilidades: conservar el trabajo que
tienen y paralelamente estar buscando un nuevo trabajo o bien
dejar el trabajo que tienen para dedicarse completamente a la
35 Cuando se hizo la búsqueda de jóvenes para conformar la muestra, se encontraron
algunos jóvenes subempleados pero que estaban conformes con su situación, es decir,
que se sentían satisfechos con el hecho de no estar ejerciendo su carrera y que no tenían
intención de buscar otro trabajo. Dichos jóvenes no fueron tomados en cuenta porque no
respondían al interés de la investigación. Tampoco se buscaron jóvenes que estuvieran
ejerciendo la carrera aún cuando tuvieran intenciones de cambiar de trabajo.
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búsqueda de uno nuevo. Por otro lado los jóvenes desempleados
tienen también dos posibilidades: aceptar una oferta u oportunidad
de trabajo (empleo o autoempleo) o rechazarla.
Evidentemente las cuatro opciones conllevan ventajas, desventajas, razones y consecuencias. Todos estos elementos son
valorados por los jóvenes al momento de tomar sus decisiones.
A pesar de la diversidad presentada en los jóvenes entrevistados
(género, edad, carrera, situación familiar, universidad de egreso)
después del análisis de las entrevistas se clasificaron estas posturas
en dos grandes grupos: posturas pasivas y posturas activas. Es
importante clarificar que lo que se está clasificando aquí son
los criterios que tienen los jóvenes al momento de tomar sus
decisiones no a los jóvenes en sí mismos. Es decir que no se está
afirmando que hay «jóvenes pasivos» y «jóvenes activos».
Las posturas activas tienen que ver con la disponibilidad
para tomar o aceptar un trabajo independientemente de las
condiciones o características de éste, mientras que las posturas
pasivas son aquellas en las cuáles los jóvenes se colocan en la
situación de esperar o prolongar su situación laboral (desempleo
o subempleo) hasta que no se den algunas condiciones en los
trabajos potenciales.
Posturas activas
Las posturas activas que se encontraron en el discurso de los
jóvenes se pueden clasificar en dos grupos: las que tienen que ver
con el sueldo o ganancia económica y las que se relacionan con la
carrera.
Las posturas activas que ponen al sueldo como criterio de
elección fueron las siguientes.
=«Con un buen sueldo, acepto cualquier trabajo»: K36, J, G,
E.
=«Temporalmente, acepto cualquier trabajo, con cualquier
sueldo, para cubrir mis necesidades económicas»: B, E, A.
36 Las letras corresponden a los jóvenes que mostraron cada postura, de acuerdo a lo
presentado en el cuadro 1.
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=«Estoy dispuesto a aceptar un bajo sueldo por mi
inexperiencia»: H, I, B, C.
=«Acepto cualquier sueldo siempre y cuando haga lo que me
gusta»: J, F, H, C.
Las dos primeras posturas fueron manifestadas por aquellos
jóvenes que expresaron una mayor necesidad de ingresos económicos, debido a la situación familiar que viven o al apoyo que
pueden recibir en casa. Esto coincidió con los jóvenes de mayor
edad, quienes han tenido un recorrido más largo de búsquedas
infructuosas y ponen el sueldo o la ganancia económica en un
lugar más importante que la satisfacción o el gusto que puede
generar el trabajo.
Por el contrario los jóvenes que mencionaron tener un apoyo
sólido de su familia o la ausencia de necesidades económicas
fuertes, fueron quienes manifestaron estar dispuestos a recibir
un salario bajo, porque ponían en un lugar más importante la
satisfacción por el trabajo o la obtención de experiencia. Incluso
en algunos casos se aceptó la disposición a trabajar temporalmente
sin recibir un sueldo con tal de ganar experiencia, misma que
después se capitalizaría en un buen salario.
Las posturas que se relacionan con la carrera o con la
formación profesional fueron las siguientes:
=«Estoy dispuesto a dejar la carrera en segundo plano, con tal
de entrar a trabajar»: G, K, J, E.
=«Estoy dispuesto a negar mis estudios para conseguir un
trabajo»: A.
Estas dos posturas, muy relacionadas entre sí, fueron
mencionadas también por los jóvenes con mayor experiencia de
búsqueda de trabajo y de intentos por colocarse en su área de
formación. Después de pasar el tiempo, ante la desesperación
de no encontrar un buen trabajo, estos jóvenes están dispuestos
a trabajar en un área distinta. El segundo caso fue mencionado
por jóvenes que se han percatado que muchas veces el tener una
carrera es un obstáculo al momento de pedir trabajo (como se verá
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más adelante en las explicaciones de la situación laboral). Entonces
algunos se plantean la posibilidad de ir a solicitar empleo diciendo
que sólo se tiene la preparatoria, con tal de entrar al trabajo y más
adelante ir escalando puestos, pero con el trabajo ya seguro.
Estas posturas llamadas activas reflejan el dinamismo de
los jóvenes ante un mercado de trabajo que no ofrece muchas
posibilidades de un ingreso seguro. Despliegan una serie de criterios
que de acuerdo a sus circunstancias particulares, familiares, de
edad, de estado civil, les permiten tomar ciertas decisiones. A
continuación se presentan las posturas que se consideraron como
pasivas, lo cuál no significa que se niegue lo anterior, sino que
ayuda a comprender mejor los criterios de elección que utilizan
los jóvenes para relacionarse con el mercado de trabajo.
Posturas pasivas
Las posturas que se clasifican como pasivas tienen que ver
con los criterios que llevarían a los jóvenes a prolongar la situación
laboral que se tiene hasta que se cumplan ciertas condiciones en
los trabajos que pueden encontrar.
=«Soy un profesionista y quiero ejercer mi carrera»: A, F, H,
C, D.
Esta es la postura que toman algunos jóvenes que rechazan
un trabajo no relacionado con sus estudios, porque asumen
que el esfuerzo que realizar para estudiar una carrera tiene que
capitalizarse de forma que ejerzan su carrera, lo cuál los lleva a
esperar y a seguir buscando un trabajo en su área de ejercicio.
En general todos los jóvenes confirmaron al momento de la
entrevista su gusto por la carrera que estudiaron, por la profesión
que eligieron, sin embargo como se vio anteriormente, llega un
punto en que algunos de ellos dejan en segundo plano el ejercicio
profesional, debido a los compromisos económicos que tienen o a
que aceptan la dificultad por encontrar un trabajo relacionado.
=«Aunque sea un trabajo de mi área, si no tiene un buen
sueldo no lo acepto». J, A, E.
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La experiencia de encontrar trabajo con bajos sueldos fue
prácticamente compartida por todos los jóvenes, sin embargo el
criterio para tomarlos o dejarlos se presentó de distintas maneras.
Algunos consideran que entrar a trabajar bajo esas condiciones
les impediría seguir buscando un mejor trabajo, por lo que
prefieren esperarse. Algunos otros vivieron la experiencia de
aceptar en algún momento un trabajo mal pagado, sin embargo
una vez que tomaron la decisión de dejarlo no consideran posible
que lo vuelvan a hacer. Otro caso, que es similar al mencionado
anteriormente, es el de los jóvenes subempleados que tienen
necesidades económicas y que no pueden arriesgar su entrada
de dinero aún cuando se les presente la oportunidad de ejercer
la carrera. Este hecho de rechazar ofertas es expresado por varios
jóvenes como «darse el lujo de no aceptar un trabajo», con lo
cuál reconocen que de alguna manera lo ordinario sería aceptar
cualquier trabajo, mientras que lo que ellos hacen es «un lujo».
Este tipo de posturas pasivas están fundamentadas principalmente en el apoyo que se recibe por parte de la familia. La
mayoría de los jóvenes aceptan que cuentan con este apoyo
(a excepción de dos de ellos, uno casado y otra que es de otra
ciudad y se mantiene a sí misma) y reconocen que este hecho es
el que les lleva a poder esperar hasta que llegue una oportunidad.
Aceptan que de otra manera entrarían a cualquier trabajo, pero
como cuentan con ese apoyo tienen la facilidad de hacerlo. Esto
relaciona con una hipótesis de la dinámica del trabajo juvenil
donde se menciona que las altas tasas de desempleo juvenil no son
más que un falso reflejo de que los jóvenes no están trabajando por
razones como la encontrada aquí37. Esto tampoco significaría que
los jóvenes esten conformes con esta situación, es un indicador
de que a pesar de las necesidades que tienen por colocarse en un
trabajo, no están dispuestos a regalar sus capacidades o a desperdiciarlas en trabajos donde no sean valoradas. La espera no es
la primera opción que se plantean, pero muchas veces es la más
conveniente para ellos.
37 Weller, Op. cit.
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Actitudes frente al trabajo
Dentro de este apartado se describirán las actitudes que se
encontraron en los jóvenes con respecto al mercado de trabajo y
las oportunidades que ofrece y a su situación laboral particular.
Estas actitudes están ancladas en las representaciones sociales
que tienen acerca del trabajo y se relacionan estrechamente con
sus prácticas de ingreso, salida o permanencia en el mercado de
trabajo.
Buscando una presentación más clara de las actitudes se
clasificaron en dos grandes grupos: actitudes positivas y actitudes
negativas. Dentro de las actitudes positivas están aquellas que
demuestran que a pesar de las dificultades del mercado de trabajo
los jóvenes están confiados en que tendrán experiencias exitosas
en el futuro. En las actitudes negativas se agruparon aquellas que
hacen referencia a estados de ánimo o sentimientos que desde
el punto de vista de los jóvenes entrevistados afectan su vida,
principalmente laboral. Tal como sucedió en la presentación
de las posturas frente al trabajo, no se pretende aquí hacer una
clasificación de los jóvenes (en «negativos» o «positivos») sino de
las actitudes que reflejan a través de su discurso.
Actitudes positivas:
Dos fueron las actitudes positivas que resultaron más
significativas dentro del relato de los jóvenes. La primera de ellas
es la paciencia con respecto a la situación laboral complicada que
reconocen. Esta actitud tiene que ver con la aceptación de que la
inserción laboral es un proceso dif ícil, que puede tomar mucho
tiempo, y que no se obtiene nada con la desesperación. Se presentó
en dos situaciones: en jóvenes que declaran no tener un situación
económica preocupante, y que están tranquilos esperando que
llegue su oportunidad, lo cuál de alguna manera era esperable, sin
embargo jóvenes que no comparten necesariamente esta situación
económica holgada pero que tienen poco tiempo de haber egresado de la licenciatura tienen la misma actitud optimista.
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La actitud de la paciencia está estrechamente relacionada
con la siguiente actitud positiva: intentarlo constantemente. A
pesar de la dif ícil situación laboral que reconocen en general que
se percibió una actitud que se podría nombrar como de tener la
cara en alto, es decir que no dejan de intentar de buscar el trabajo
deseado. A pesar de que muchos jóvenes reconocen que el no
haber encontrado trabajo les afecta en su vida personal y en el
logro de sus proyectos de vida, mencionan que no quieren sentirse
derrotados ante tal situación.
Actitudes negativas:
Conviviendo con las actitudes positivas, se encontraron
algunas actitudes negativas, aunque tal vez en lugar de actitudes
podrían ser sentimientos o estados de ánimo provocados por
la situación laboral. El aspecto principal que se encontró como
diferenciador de estas actitudes fue el tiempo de búsqueda. A
mayor tiempo de búsqueda no exitosa, los jóvenes expresaron
más claramente sentimientos como decepción, indignación,
desilusión, desánimo, y algunos otros expresados con más fuerza
como frustración, depresión o desesperación. Estos jóvenes reconocen que el no haber encontrado un trabajo que les permita
cumplir su objetivo de ejercer su profesión, les genera este tipo
de sentimientos, expresados de diversas maneras. Algunos de
ellos fueron expresados como algo que se vivía al momento de
realizar la entrevista, mientras que otros los mencionaron como
experiencias pasadas que de alguna manera fueron superadas.
Este tipo de actitudes están a la base de algunos de los criterios
mencionados anteriormente, sobre todo de las posturas activas,
que ante la desesperación los llevaba a aceptar condiciones
laborales no del todo favorables.
2. Explicaciones de la situación laboral
De acuerdo a su origen, las explicaciones de la situación
laboral se clasificaron en dos tipos: las que surgen de causas
externas y las que provienen de causas internas. Las primeras
se refieren a aquellas situaciones que se encuentran fuera de las
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posibilidades de los jóvenes, es decir características del mercado
laboral, mientras que las segundas son las que explican la situación
laboral desde la propia persona, desde sus características y
situaciones particulares.
Ante esta diferenciación, se presentó una desproporción
considerable ya que fueron más las explicaciones por causas
externas que aquellas provenientes de causas internas.
Explicaciones por causas externas
En total se encontraron 29 explicaciones distintas por causas
externas en todos los relatos de los jóvenes, aquí se presentan las
más significativas.
1. «En cualquier trabajo te piden experiencia». Esta fue
la explicación que se compartió más entre los jóvenes que
participaron en la investigación. Perciben que el mercado laboral
solamente acoge a personas con experiencia, dejando de lado la
condición de ser profesionistas y estar preparados para llevar a
cabo distintas tareas. Identifican la incongruencia de las exigencias
en los trabajos, en donde se solicita a recién egresados con 2 ó 3
años de experiencia. Esta exigencia de experiencia es la principal
traba que encuentran los jóvenes para no obtener un trabajo.
2. «La carrera no indispensable para trabajar». Por lo tanto
desde este punto de vista el mercado de trabajo no reconocería
las capacidades que tienen los jóvenes por el hecho de ser
profesionistas y los trabajos que ofrece no son congruentes con
este hecho.
3. «Los buenos trabajos se consiguen por medio de ‘palancas’».
Esta fue una opinión muy generalizada en los jóvenes, quienes
se explican su situación porque no han tenido los contactos
estratégicos que les promuevan a un trabajo o a uno mejor. Ante
esta situación se sienten en desventaja con respecto a los que sí
cuentan con este beneficio.
4. «No existen las oportunidades para entrar a trabajar».
Esta explicación la dan algunos jóvenes cuando expresan por qué
no han conseguido un trabajo, que reflejaría una actitud de espera
a que las oportunidades vengan de fuera.
142
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
5. «Como tengo carrera es más dif ícil conseguir un trabajo».
Este argumento refleja una incongruencia que los jóvenes detectan
en el mercado de trabajo. Aparentemente contra toda lógica,
muchos jóvenes piensan que los empleadores prefieren a personas
sin estudios, ya que un profesionista exigiría un mayor sueldo y de
alguna manera su presencia representaría cierta amenaza para los
trabajadores que no cuentan con estudios, porque perderían su
sueldo. Esto lleva a algunos jóvenes a pedir trabajo sin decir que
son profesionistas.
Explicaciones por causas internas
Con respecto a las causas internas como explicación para la
situación laboral que se tiene destacaron la falta de preparación
específica en ciertas áreas y el hecho de no haber trabajado durante
la carrera, lo cuál significa que al momento de egresar no se cuenta
con la experiencia que se requiere en el mercado de trabajo.
Ante esta explicación en varios jóvenes aparece una especie de
reproche por el hecho de no haber trabajo, a pesar de que también
reconocen las dificultades que encontraban para hacerlo por los
horarios o las tareas escolares. Algunos de ellos incluso llegaron a
mencionar que su apuesta fue por prepararse de la mejor manera
y no distraerse con un trabajo, aunque ahora reconocen que tal
vez ese fue su error.
3. Estrategias de inserción laboral
Con respecto a las estrategias de inserción laboral, en donde
se establece una relación entre las representaciones sociales y las
prácticas, se identificaron dos estrategias: el empleo remunerado
y el autoempleo.
A excepción de una joven, que tenía el proyecto específico
de dejar su trabajo y empezar a trabajar por su cuenta, todos
los jóvenes consideran la posibilidad de ingresar a un empleo
remunerado, para lo cuál llevan a cabo distintas formas de
búsqueda. La principal herramienta que utilizan para buscar
oportunidades es Internet, que también les sirve para mandar
solicitudes y estar en contacto con posibles empleadores. Otras
formas de búsqueda utilizadas por los jóvenes son el periódico, ir
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P A S O
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A D U L T E Z
143
directamente a las empresas y por medio de conocidos. Tal como
se ha descrito en algunas encuestas juveniles38, la estrategia de
bolsas de trabajo no fue mencionada más que en un caso.
La otra estrategia que se trató en las entrevistas fue el
autoempleo. Aquí las opiniones fueron distintas, sin encontrar
un patrón definido de diferenciación. La mayoría de los jóvenes
aspiran a tener en algún momento un negocio propio, a ser sus
propios jefes. Sin embargo algunos reconocen que sólo podrán
llevar a cabo esta aspiración una vez que obtengan experiencia en
un empleo remunerado, lo cuál también les permitiría conseguir
el capital económico necesario para abrir su propio negocio. Otros
jóvenes en cambio combinan su búsqueda de trabajo con alguna
actividad por su cuenta, y están a la expectativa de que esta funcione
o de que encuentren un empleo remunerado. En cualquiera de los
dos casos el autoempleo es una situación esperada por los jóvenes,
sea realizando una actividad relacionada con la carrera o bien un
negocio no relacionado, pero donde el hecho de haber estudiado
también podría capitalizarse de otras maneras.
CONSIDERACIONES FINALES
El panorama laboral para los jóvenes profesionistas está
marcado por la incertidumbre de encontrar un trabajo o de poder
ejercer la profesión elegida. Al tratar el tema con jóvenes concretos
que sufren en su experiencia esta situación, sea por el desempleo
o por el subempleo, se pudo constatar que ellos están plenamente
conscientes de la situación, saben que la inserción laboral es un
asunto complejo ante el cuál no se muestran ingenuos. Ven con
desilusión el hecho de que haber estudiado una licenciatura no
les ha abierto las puertas como ellos lo esperaban, como era la
promesa cuando estudiaron su carrera. Se muestran indignados
ante el hecho de que los puestos disponibles en el mercado laboral
no corresponden con su preparación, ni por el tipo de actividad
que realizarían, ni por el sueldo que se les ofrece.
38 Por ejemplo en la Encuesta Nacional de Juventud de 2000.
144
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
Sin embargo, también fue evidente que los jóvenes cuentan
con una serie de recursos que les permite hacer frente a la situación,
recursos basados en sus representaciones sociales sobre el trabajo.
Estos recursos hacen que los jóvenes no se queden cruzados de
brazos, viendo cómo se les cierran las puertas del mercado de
trabajo. Continuamente están esforzándose por ingresar, pero
cuando ven que el mercado no aprecia sus competencias, prefieren
esperar y buscarse su propio camino a través de actividades por su
cuenta. Las distintas situaciones familiares que se encontraron,
así como las necesidades económicas que tienen los jóvenes,
determinan la puesta en práctica de esta postura de esperar o de
tomar cualquier trabajo.
Ante la impotencia de no poder cambiar las estructuras de
trabajo, reconocen que hay aspectos en los cuáles ellos mismos
tienen que seguir esforzándose para poder competir con otros
jóvenes que están en la misma situación que ellos, pero no se
muestran derrotados, sino en una continua búsqueda de las
mejores oportunidades.
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SEXO, DROGA Y TV.
De medios, sexualidad y salud
en adolescentes clasemedieros de Guadalajara, Jalisco.
Jesús Alejandro Hernández Ramírez*
INTRODUCCIÓN
ADA VEZ MÁS LOS MEDIOS DE comunicación promocionan conductas saludables e imágenes que invitan a la
gente a cambiar sus hábitos en cuanto a la salud se refiere,
lo que puede constituir una oportunidad para que sus contenidos
se valoren y optimicen de forma tal, que ayuden a mejorar el
conocimiento, las creencias, valores, y comportamientos de salud
de sus receptores. No obstante, los medios venden junto con la
salud una imagen de juventud y bienestar pero sin presentar una
agenda específica para los jóvenes, sobre todo en América Latina,
que es el continente con el mayor contingente de población juvenil
en el mundo.
Hoy que la pandemia del VIH/SIDA y conductas como la
ingesta del alcohol y las drogas se perfilan como causas de muerte
cada vez más extensas entre la población juvenil, se resalta la
importancia de elaborar mensajes bien diseñados que, difundidos
a través de los medios por diversos canales y formatos, puedan
ayudar a reducir la prevalencia de comportamientos de riesgo para
la salud en estos segmentos poblacionales. Sin embargo, hace falta
información de cuál es la relación que establecen los adolescentes
C
*Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO)
148
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con los medios de comunicación, así como sus características
particulares; el lugar que estos ocupan en sus vidas; la importancia
que les confieren, y los modos en que los utilizan. Cómo valoran y
emplean la información que reciben de salud; así como de dónde
reciben información específica sobre lo relacionado a su sexualidad
y el VIH/sida. El presente artículo explora estas cuestiones a partir
de un análisis de grupos focales de adolescentes clasemedieros
entre 12 y 19 años en Guadalajara, Jalisco, México.
DE JUVENTUDES, CIUDADES Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Los estudios sobre juventudes aparecieron en la escena
mundial relativamente hace poco tiempo. El crecimiento de las
grandes ciudades occidentales reveló nuevos escenarios donde
las sociedades se mostraron complejas y se configuraron nuevas
maneras sociales de ser y actuar. Las ciudades no solo son los
espacios donde los jóvenes se concentran en mayor número,
o «un fenómeno f ísico, un modo de ocupar el espacio, sino
también [...] lugares donde ocurren fenómenos expresivos que
entran en tensión con la racionalización, o con las pretensiones
de racionalizar la vida social».1 Un «espacio de investigación
prioritario y privilegiado, en la medida en que no es solamente
el escenario de las prácticas sociales, sino fundamentalmente
el espacio de organización de la diversidad, de los choques,
negociaciones, alianzas y enfrentamientos entre diversos grupos
sociales por las definiciones legítimas de los sentidos sociales de
la vida».2
La ciudad, entonces, comprende actores que se encuentran
dentro de marcos sociales que determinan su posición, y que
orientan sus representaciones y acciones.3 Esto refiere a la construcción social de la identidad, que es un proceso tanto individual
1 García Canclini, Néstor, «Culturas urbanas de fin de siglo: la mirada antropológica» en:
www.cholonautas.edu.pe/pdf/culturas%urbanas-garcia%20canclini.pdf
2 Reguillo, Rossana, «Pensar la ciudad desde la comunicación. Un ejercicio necesario»,
en J. Galindo, y C. Luna (Coord.), Campo académico de la comunicación: hacia una
reconstrucción reflexiva. ITESO/CONACULTA, México, 1995.
3 Jiménez, Gilberto, Paradigmas de identidad, en Aquiles Chihu (Coord.), Sociología de la
identidad, UAM–Iztapalapa, México, 2002.
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149
como social: «mientras que la identidad social es una síntesis de la
dialéctica de las definiciones internas que hace el actor acerca de sí
mismo, así como de las definiciones externas que le dicen al actor
lo que los demás actores le dicen que es, la identidad individual se
deriva de los procesos tempranos de socialización. Se trata de las
identidades primarias, que son por lo mismo más fuertes y las más
resistentes al cambio».4
La identidad no sólo es un proceso interior, sino básicamente
un proceso social y un «producto de las relaciones sociales» en el
que la alteridad juega un papel decisivo, donde existe una relación
de inclusión–exclusión que se ubica en espacios no necesariamente
f ísicos, sino muchas veces simbólicos, y refieren a fronteras que
«permiten definir quiénes pertenecen al lugar (y obtienen una
identidad positiva) y quiénes deben ser excluidos (y obtienen una
identidad negativa)». Por esto, los jóvenes como sujetos sociales
componen un universo social cambiante y discontinuo, cuyas
características son resultado de una negociación-tensión entre
la categoría sociocultural asignada por la sociedad particular y
la actualización subjetiva que sujetos concretos llevaban a cabo
a partir de la interiorización diferenciada de los esquemas de la
cultura vigente.5
La identidad juvenil, pues, no se construye a partir de un
espacio f ísico o una categoría cerrada cuyos límites de acción están
regulados y normados, sino a partir de la diversidad de prácticas
sociales y la forma en que se realizan dentro de un determinado
espacio social.
La posibilidad de sostener que puede hablarse de un sujeto
juvenil, presupone la elaboración de múltiples articulaciones, que
ancladas efectivamente en unos rangos de edad, sean capaces de
dar cuenta de los arraigos empíricos en que esa edad deja de ser
dato natural y se convierte en un revelador de modos particulares
de experimentar y participar del mundo… Para intentar
4 Chiu, Aquiles (Coord.), Sociología de la identidad, UAM–Iztapalapa, México, 2002.
5 Reguillo, Rossana, Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto, Editorial
Norma, Argentina, 2000.
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comprender los sentidos que animan a los colectivos juveniles y a
los jóvenes en general, hay que desplazar la mirada de lo normativo,
institucionalizado y del deber ser, hacia el terreno de lo incorporado
y lo actuado; buscando que el eje de «lectura» sea el propio joven
que, a partir de las múltiples mediaciones que lo configuran como
actor social, «haga hablar» a la institucionalidad.6
Una institucionalidad «crecientemente interconectada»
por los medios de comunicación que se convierten en espacio
fundamental, y que contribuyen a la formación de la sociedad en
donde, de manera especial, la televisión se ha convertido en «la
gran proveedora de imágenes y discursos para leer el mundo». Los
medios se transformaron de tal modo que incluso han pugnado con
las «instituciones tradicionales la hegemonía en la construcción
de los sentidos sociales de la vida»,7 a la vez que la pantalla chica
se ha convertido en «la autoridad cognitiva más importante de los
grandes públicos», en la vocera legitimada de la ‘realidad’ por la
cual non vidi, ergo non est.8
Por ello Orozco comenta que aun cuando el proceso de
transmisión y recepción de los contenidos no es tan sencillo
como se pensó originalmente, ya que la visibilidad del proceso
se ha trastocado, y la comunicación se descentra debido a: a) la
diferenciación intrínseca de los medios, b) la amplificación del
potencial técnico de los diferentes instrumentos involucrados en
la circulación de la información, y c) la activación de diferentes
mediaciones en el proceso, reales pero intangibles… También
sabemos que, a través de las propiedades f ísicas que ha conquistado
y de los hábitos culturales que ha formado, la televisión cuenta con
un alto margen de eficacia persuasiva comprobada para crear y
cambiar las formas de pensar y actuar en México.9
6 Ibid.
7 Reguillo, Rossana, «Identidades culturales y espacio público: un mapa de los silencios»,
en: http://www.felafacs.org/dialogos/59-60/.Reguillo.pdf.
8 Sartori, Giovanni, Homo videns. La sociedad teledirigida, Taurus, España, 1997.
9 Orozco, Guillermo, «Desafíos pedagógicos de la formación profesional del comunicador:
comunicación, modernización y democracia», en J. Galindo y C. Luna (Coord.),
Campo académico de la comunicación: hacia una reconstrucción reflexivo, ITESO/
CONACULTA, México, 1995.
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151
En parte, por esto la comunicación ha dejado de ser
solamente una cuestión de medios para referirse más bien a las
mediaciones, como lo apunta Jesús Martín Barbero. El espectador
se entiende entonces como «un sujeto histórico, situado, capaz de
intervenir en su realidad».10
METODOLOGÍA
El presente artículo parte de la investigación «Medios
de comunicación y salud pública: la voz de los adolescentes»,
realizada en Guadalajara, Jalisco, que constituyó una parte del proyecto COMSALUD Latinoamérica.11 «La voz de los adolescentes»
se realizó en Argentina, Honduras, Colombia, Paraguay, Ecuador,
Perú, El Salvador, Guatemala, Venezuela, República Dominicana y
México, y fue financiada por la Organización Panamericana de la
Salud (OPS). En este último país, el protocolo se aplicó y coordinó
en Guadalajara por parte de la Mtra. María Martha Collignon
(Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente),
quien gentilmente me invitó a participar en el proyecto; así como
también se realizó en Toluca, Estado de México (Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad de las Américas). La
pregunta que dirigió al proyecto fue: ¿cuál es y qué características
tiene el rol de los medios de comunicación en la cotidianeidad de
los adolescentes en América Latina, particularmente en el ámbito
de la salud?
El paquete metodológico se definió en dos etapas complementarias: una de corte cualitativo a través del uso de la técnica de
grupos focales, y la segunda de corte cuantitativo con el uso de una
encuesta. «Dado que se estableció que el trabajo era un estudio
exploratorio, se privilegió un acercamiento mayor sacrificando
la profundidad del discurso, apostando a tener el mayor y más
diverso discurso sobre el tema». En particular, los guiones de
los grupos focales se elaboraron por parte de «la coordinación
10 Reguillo, Rossana, Op. cit., 1995.
11 Obregón, Rafael, «Proyecto comsalud - Latinoamérica», en http://www.comminit.
com/la/descripciones/lapdslatamerica/descripciones-1391.html
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central del proyecto; las dificultades radicaron en la extensión del
mismo —incompatible con una dinámica de grupo focal de dos
horas y un promedio de ocho integrantes por grupo—, por ello
se hicieron guiones sintéticos y se priorizaron ejes de diálogo más
que preguntas».
El universo de estudio fue la población adolescente (hombres
y mujeres) de doce a diecinueve años, teniendo en cuenta que la
OPS reconoce como adolescentes a las personas comprendidas
entre los diez y diecinueve años, y como jóvenes a quienes se
encuentran entre los quince y veinticuatro años. «Todos los estratos socioeconómicos estaban incluidos y delimitados en las
categorías de clase baja, media y alta; así como las poblaciones
urbanas, semiurbanas, rurales e incluso poblaciones indígenas»;
clasificándose a la población además en escolarizados y no escolarizados. Por «cuestiones de recursos económicos se tuvo que
tomar la decisión de trabajar en todos los países sólo con dos
estratos sociales (bajo y medio) y dos poblaciones (urbano y
semiurbano)», lo delimitó el proyecto, y se eliminó el análisis de
los sectores no escolarizados.
Los grupos focales podían llevarse a cabo «en cualquier
espacio que permitiera reunir a los jóvenes, desarrollar la actividad
y trabajar cómodamente»; 12 por lo que las escuelas eran la opción
más viable para realizarlos, al tener a un segmento de los sujetos
de estudio en un solo espacio. La condición para seleccionar a
las instituciones se refirió a la clase económica, definida por el
prestigio de la escuela, su ubicación y elementos identificatorios
como el tipo de zona, servicios, calle, banquetas, viabilidad,
instalaciones de luz y teléfono, así como la vegetación existente.
Sin embargo, había que tener en cuenta el resto de las variables —
edades, pertenencia territorial—, y se decidió que las escuelas no
debían estar geográficamente cercanas unas de otras para evitar al
máximo la posible similitud del discurso, o el conocimiento de los
participantes; además de tener el suficiente número de alumnos
para evitar que se conocieran y el discurso se homogeneizara.
12 Collignon, María Martha, Comunicación personal, 26 de noviembre de 2002.
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153
El presente artículo muestra solo el análisis de los discursos
de grupos focales de los adolescentes varones de la clase media
en la ciudad de Guadalajara, por lo que las respectivas escuelas
seleccionadas se muestran en el cuadro No. 1:
Escuelas donde se realizaron los grupos focales
Cuadro No. 1
CLASE MEDIA
URBANO
SEMIURBANO
12-15 años
Escuela Secundaria
General No. 90
Escuela Secundaria General
No. 36
16–19 años
Preparatoria No. 7
Escuela Preparatoria Santa María
Tequepexpan
Se utilizó la técnica del análisis argumentativo para tratar
el discurso de los chavos, pues «permite construir esquemas
de representaciones lógicas de lo que se piensa y se dice en
situaciones concretas de enunciación».13 Las categorías de
análisis fueron elaboradas por los investigadores de COMSALUD
tomando en cuenta dos niveles: uno correspondía a cada variable del proyecto, y el otro a una taxonomía que pudiera
expresar dicha variable. Sin embargo, al momento de analizar
los grupos, decidí modificar algunas de éstas en función de la
ventaja que me ofrecía para el análisis una redistribución, o la
aplicación de nuevas categorías que los mismos adolescentes en
su discurso iban generando. Para cuestiones prácticas, los ejes
13 Chávez, María Guadalupe, De cuerpo entero… Todo por hablar de música. Tesis de
doctorado, México, Universidad de Colima, México, 2001.
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analíticos del artículo se dividen a grosso modo en «medios»,
«salud» y «sexualidad».
LAS VOCES DE LOS ADOLESCENTES.
Con relación a los medios.
Los adolescentes de 12 a 15 años urbanos se relacionan más
con la televisión, el radio y el periódico en ese orden. Los utilizan
lo más que se puede como distractores (especialmente los fines de
semana), y sobre todo en sus tiempos libres o cuando no tienen
tareas. La televisión se considera como el medio más importante
y sirve principalmente para informarse de lo que sucede en el
mundo, pero se prefiere sobre todo por el entretenimiento que
ofrece. Es el medio que predomina en cuanto a acceso y al tiempo
empleado para usarlo (cuatro horas y media diarias en promedio).
Dado que los adolescentes pasan una buena parte del día en la
escuela, la televisión se ve mientras realizan otras actividades
cotidianas como comer, jugar con los hermanos, o antes de dormir.
La televisión también es causa de disputas familiares cuando solo
existe un monitor en el hogar y los padres quieren ver noticieros
(o las madres las telenovelas), mientras los hijos programas de
entretenimiento (caricaturas y series); aunque también hay otros
momentos en que todos los miembros comparten juntos los
programas de entretenimiento. Consideran que los contenidos de
la televisión tienen una gran influencia en lo que la gente hace y
decide.
En cuanto al radio, es el segundo medio más importante para
ellos. Se utiliza como herramienta para conocer la moda musical
del momento, y para escuchar las noticias importantes, aunque su
uso predomina entre los adultos. El periódico es el tercer medio
más importante y utilizado por los adolescentes, sobre todo los
fines de semana. Resalta que el uso del Internet no se mencionó
como un tema relevante en este grupo, aunque sí se mencionaron
los videojuegos como elementos que producen felicidad.
Respecto a los adolescentes de 12 a 15 años en áreas semiurbanas, ellos se relacionan predominantemente con la televisión,
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155
el radio y el Internet. La primera es considerada «chingona» y
generalmente se ve haciendo la tarea, en las horas de comida o
antes de dormir. La mayoría de los participantes tiene televisión
por cable (cinco adolescentes) y la consideran «chida», mientras
el resto cara. Predomina el consumo de canales por cable, y
destacaron variadas críticas a programas de canales locales como
Ventaneando (Tv Azteca), Cosas de la vida (Tv Azteca), Hasta en
las mejores familias (Televisa), Otro Rollo (Televisa) y Tempranito
(Tv Azteca).
El grupo destacó las características que debe tener un
programa para ser exitoso entre los jóvenes: ser más didácticos
que explicativos, sin repetir contenidos. Donde se traten quejas,
se expongan maestros flojos, políticos ineficaces, y todos aquellos
que no realicen sus actividades. O programas en donde se dieran
consejos sobre cómo mejorar las relaciones familiares, sin gente
pagada y sin fines de lucro, solo con el afán de ayudar. Tener
información para todas las edades y utilizar lenguajes aptos
para todos, pues esto reuniría más a la familia y promovería la
comunicación y unión entre ellos. Tendrían que ser divertidos,
con deportes extremos y que entretuvieran, sabiendo llamar la
atención sin estupideces. Que se transmitieran por televisión
abierta y trataran muchos temas como embarazo precoz, cáncer
de mama, aborto, sin que se repitan, aunque con la posibilidad de
retransmitirse.
En cuanto al radio, los chavos lo escuchan por diversos
motivos y en diferentes estaciones porque les ofrecen diferentes
estilos de música. Mientras que el Internet lo usan para buscar
información, checar el correo electrónico y contactar a personas.
Al periódico lo consultan para ver la cartelera del cine y las
secciones de deportes, aunque solo dos participantes leen el
periódico con asiduidad. Algunos leen revistas que tratan sobre
carros o cómics, y dedican de una a cuatro horas a los videojuegos,
todo depende si se «prenden chido».
Los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, destacan el uso de
la televisión y el radio, en ese orden, en cuanto acceso, consumo,
y uso, con un impacto contundente. Respecto a la primera, la
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mayoría tiene acceso al cable, pero tanto aquéllos que lo tienen
como quien no, se refieren a los contenidos televisivos locales de
Guadalajara (cuatro canales) como aburridos, viejos y con temas
pocos interesantes. El uso de la televisión en las casas cuando sólo
se posee un aparato, también es motivo de confrontación entre los
familiares cuando se trata de elegir qué canal o programa se verá.
En general se detectaron tres posturas en el grupo respecto a la
función que debiera cumplir la televisión socialmente:
1) La televisión como instrumento para difundir publicidad,
hacer negocio y no transmitir cultura ni educación.
2) La televisión como entretenimiento y no como transmisora de educación.
3) La televisión como elemento antiestresante con diversidad de ofertas en canales y contenidos, en donde el espectador
puede escoger su opción: cultura o entretenimiento.
Los adolescentes coinciden en que la televisión cambia las
personalidades de los espectadores. Y es que aseguran que las
propuestas de los conductores (quienes son considerados como un
fuerte factor de influencia en la vida, sobre todo en los programas
juveniles), son aplicadas por muchos adolescentes en la vida real
sin cuestionarlas. En general, consideran a estos programas como
«monótonos», «mamones» y «comercializados». Reconocen que
la televisión no funciona a partir de la enseñanza o la cultura, sino
del mercado: se transmitirá aquello que deje mayores ganancias al
medio sin importarle en realidad la persona o lo que la televisión
pueda hacer en ésta. A la pantalla chica también se le asigna un
poder sobre las conductas en los niños (de modo inconsciente),
al transmitir mensajes que buscan una reacción en la población
(como influir para que se laven las manos después de ir al baño).
Un programa televisivo con éxito debería tener en cuenta el
tipo de sociedad que se está enfocando: cada vez más globalizada,
más af ín a los prototipos ofrecidos por Estados Unidos. El
tipo de educación que tiene la población e incluso el grado de
inteligencia. El segmento a quien iría dirigido. Así como contar
con patrocinadores fuertes, conductores estéticamente atractivos
(curvas pronunciadas en las mujeres; todos con piel blanca y ojos
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157
de color; el intelecto no importa, aunque dan por sentado que es
poco); y productores inteligentes que compensen intelectualmente
a los conductores. Deben tener contenidos diversos, cambiantes,
multitemáticos, con videos musicales; así como reportajes
ilustrados sobre sexo y de salud (no necesariamente impúdicos);
y contar con invitados del medio artístico.
Respecto al radio, se utiliza cuando los adolescentes realizan
actividades manuales que les aligera el tiempo. Aunque su uso
termina cuando los locutores exageran en el uso del habla; o no
se relacionan con los jóvenes («viejitos de locutores»); o parecen
«andar en ondas» que sobreexplotan expresiones e identidades
(v. gr. locutores que semejan voces de cholos) y no generan
credibilidad. En cuanto al Internet, éste es considerado un
medio más amplio respecto a su alcance temático y contenidos;
y menos restringido que la televisión, aunque poco utilizado en
comparación con ésta. Su amplitud temática puede llevar a mal
informar; o a contrariar la moral predominante en la sociedad;
pero también a informar correctamente; así como a encontrar una
forma de satisfacción sexual en el consumo de pornograf ía.
Finalmente, a lo largo del discurso de los adolescentes
persistieron dos posturas con relación a los medios de
comunicación y sus contenidos: una liberal que potencia el uso
de estos como elementos transmisores de educación, cultura y
entretenimiento; y la otra que ve en los medios un peligro que
atenta contra la moral y los valores de la sociedad, donde es
preferible autocensurar y regular los contenidos. De aquí que los
medios se utilicen en familia o de manera individual, dependiendo
del contenido que en cierto momento se esté transmitiendo y se
haya elegido ver.
En cuanto a los adolescentes de 16 a 19 años de ámbitos
semiurbanos, utilizan más la televisión, el radio y el teléfono. Sin
ellos, no se enterarían de lo que pasa, les faltaría información o
no habría entretenimiento. Recurren a la televisión para obtener
información, para divertirse un rato, y se utiliza cuatro horas
en promedio todos los días. Se ve con los papás y los hermanos
generalmente a la hora de la comida, o en ocasiones por las noches.
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Los programas que se ven en familia (noticieros) son diferentes
que los que se ven cuando están solos (entretenimiento), e incluso
aseguran que la experiencia de ver televisión con la familia es
diferente a verla con los amigos o solos. La radio se utiliza además
de la televisión para entretenerse, informarse y escuchar lo que
está de moda, mientras que el Internet lo utilizan poco y solo para
consultar información especializada. El teléfono se usa más que el
Internet para comunicarse con los amigos.
Acerca de la salud.
Para los adolescentes urbanos de 12 a 15 años, la salud implica
estar sano f ísica, mental y psicológicamente. Así, por ejemplo, el
cuerpo puede estar sano pero la mente enferma, produciendo un
estado de enfermedad. Una persona enferma es alguien neurótico,
que les pega a los hijos, o se la pasa gritando. La salud es algo que
debe cuidarse y vigilarse desde el nacimiento y no solamente en
ciertas etapas de la vida. Implica alimentarse bien para protegerse
de las enfermedades y no consumir alimentos chatarra, cuya
ingesta puede incluso convertirse en vicio, poniendo en riesgo la
salud. Es además una conducta que se aprende desde niños.
Opinan que los mensajes de salud se transmiten por medios
efectivos como la televisión y los espectaculares en las calles,
porque es más fácil verlos ahí que asistir a una reunión informativa,
por ejemplo. Sin embargo, los medios de comunicación y
algunas empresas no se preocupan por la salud, sino por vender
productos con argumentos falaces haciendo creer que la salud
del televidente es lo más importante. Esto sucede en casos como
el de los comerciales que promocionan alimentos chatarra con
personajes esbeltos; los que venden cigarros donde además
aparece un cintillo con la leyenda «fumar puede causar cáncer»;
o en los casos en que utilizan el deseo de la gente para bajar de
peso, y promocionan productos que supuestamente los ayudarán
a realizar tal cometido.
Los mensajes de salud que identifican en los medios se
refieren al consumo de frutas, verduras y vitaminas; abrigarse
y consumir vitamina C en tiempo de frío; protegerse del cólera;
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la prohibición de la Secretaría de Salud para vender cigarros a
menores de edad; la prevención del cáncer a través del examen
papanicolau; a la prevención del VIH/sida y el cuidado sexual; a
la prevención de la diabetes (a través del ejercicio y «evitando la
gordura»); al rechazo de las drogas cuando alguien se las ofrece
(a través de la campaña Vive sin drogas de Tv Azteca), así como
a dejar de fumar pues provoca cáncer. Todos ellos de carácter
preventivo pero cortos en cuanto a cantidad, aseguran. Los chavos
consideran que el cigarro cumple diversas funciones como ayudar
a tranquilizar a las personas, lo que hace que la gente los consuma
y los solicite. Pero también constatan que la televisión promueve
su uso a través de una imagen positiva, es decir, el cigarro aparece
como un producto bueno a pesar de que en los mismos anuncios
se previene su consumo por ocasionar cáncer. En realidad, aducen,
esos mensajes no promueven la salud; lo harían cuando dejaran de
anunciar los cigarros.
Resalta que varios de los participantes tienen contacto
constante con amigos o adolescentes en las esquinas de sus
casas, quienes se drogan y los invitan continuamente a probar
drogas (cocaína, marihuana, pastillas). En ocasiones, mencionan,
esto funciona como una prueba de virilidad («para que te hagas
hombre»), por lo que cuando rehúsan drogarse son considerados
«maricones». Afirman que el uso de las drogas en los adolescentes
se da por influencia de otras personas; para olvidar situaciones;
porque creen que de esa forma resolverán sus problemas; porque
consideran que algo bueno les va a pasar, o como mecanismo
para generar felicidad (algún participante comentó que las drogas
sustituyen la felicidad que proporcionan los videojuegos, y que
incluso se destina la misma cantidad de dinero en unas u otros).
Consideran además que a los adolescentes que fuman marihuana
les hace falta información porque hacen cosas que van en contra
de su salud, y que en ocasiones llegan a convertirse en adictos que
llegan al extremo de robar para poder comprar la droga.
El consumo de drogas, a las que califican como malas, puede
evitarse y rechazarse con la difusión de información acerca de las
consecuencias que éstas pueden ocasionar. No obstante, destacan
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
que los adolescentes que se drogan sí conocen tales consecuencias
(en algunos otros casos, mencionan que hay quienes las conocen
pero las consideran como mentiras), aunque en los primeros
ha prevalecido la influencia de los amigos y, posiblemente, la
ausencia de una estabilidad familiar donde no hay comunicación
y se sienten aislados. Esto los lleva a rechazar la información que
poseen y encontrar en las drogas una respuesta a su aislamiento:
«nos dicen [los que se drogan]: yo estaba como tú, yo ni fumaba y
ahorita ya le hago a todo».
En cuanto a los adolescentes semiurbanos de 12 a 15 años,
consideran que los mensajes de salud en los medios tratan de
ayudar a la gente, aunque muchas de las veces no son mensajes
directos o programas con contenido, sino solo mensajes indirectos
través de spots, como fumar puede causar cáncer o alentar a
comer frutas y verduras. También encuentran los referentes a las
campañas de Vive sin drogas, Lazo rojo y Enlázate a la vida, así
como aquéllos que se enfocan al sida, a las drogas, al alcohol y al
cigarro. Piensan que este tipo de mensajes son buenos y ponen de
ejemplo el de Lazo rojo, que les enseña que sí hay alternativas si
asisten a lugares de atención. No obstante, aseguran que existe una
contradicción entre este tipo de mensajes y los contenidos de las
telenovelas que se transmiten al mismo tiempo, donde muestran
historias de drogadictos o a un personaje que «se metió con otro y
ya se contagió de VIH». Así, en vez de transmitir mensajes de salud
o una solución acorde a los spots de Enlázate a la vida en estas
novelas, el personaje se suicida al contraer el VIH. Consideran
que esto puede ser una influencia negativa para los jóvenes (en
especial para los de «mente cerrada»), al proponer que no hay
salida alguna.
Ellos consideran que los mensajes de salud se enfocan a los
jóvenes, sobre todo a aquéllos que ya se encuentran en alguna
situación de riesgo, pero no a prevenirles situaciones; sólo dicen
que hay salidas, pero no dicen las consecuencias. También
comentan que algunos mensajes de salud se utilizan más como
mercadotecnia que como mensaje de salud, pues se enfocan a la
venta de un producto como en el caso de la tos o la gripa, en el que
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venden jarabes y promueven a la salud como si fuera un producto
que puede ser comprado a través de un artículo.
Los adolescentes mencionaron de manera particular otra
área relacionada con la salud: la familiar. Comentaron que la
mayoría de las familias están en conflicto, que los amigos siempre
tienen problemas, y entonces se apartan de su grupo doméstico.
Pero sobre todo que en ocasiones hay muchas diferencias y
no se hablan siquiera entre los miembros, destacando que los
adolescentes muchas veces «somos bien estúpidos» respecto a las
relaciones familiares.
En cuanto a los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, los
mensajes de salud que recuerdan tanto en la televisión como en
la radio pertenecen a la Secretaría de Salud: abrigarse en época de
frío; comer frutas y verduras; prevenirse del cólera; el que habla
de la deshidratación y el «Vida suero oral»; el de la proliferación
de mosquitos en estanques de agua por el efecto del calor. O las
empresas de productos alimenticios que aconsejan lavarse las
manos o tirar la basura en su lugar. Afirman que estas conductas
ya forman parte de sus hábitos de salud porque les han encontrado
sentido a dichos mensajes: estar sanos y no enfermos es mejor.
Aseguran que si alguien tuviera algún grado de estudio y no
vigilara estas normas, existiría una contradicción.
En cuanto a los medios de comunicación, refieren que
sólo existen spots alusivos a la salud pero no programas que se
enfoquen a comentar cómo cuidarla, o lo que sucede en tal rubro
en México o en el mundo, excepto por un programa de radio
conducido por médicos que buscan orientar a los radioescuchas
para que mejoren sus hábitos de salud. Identifican también
contenidos negativos para la salud en los mensajes de productos
como los cigarros Marlboro, que colocan en letras minúsculas
«fumar puede causar cáncer», o «el abuso de este producto puede
ser perjudicial para la salud».
Piensan que si los medios de comunicación se preocuparan
por transmitir contenidos de salud de manera seria generarían
credibilidad. Y cuando hablan de seriedad se refieren no a
programas con contenidos aburridos, sino con sustancia y
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apartados de comentarios y/o acciones «estúpidas» y «mamonas»
por parte de los conductores, que en vez de solucionar
problemáticas o generar diversión, provocan lo contrario.
También consideran que hay mensajes que promueven actitudes
preventivas respecto a la droga, pero al mismo tiempo promueven
el ejercicio de la sexualidad juvenil. Esta doble propuesta (drogarse
es malo y tener sexo es bueno), se opone a muchas ofertas que
los adolescentes reciben en los medios, la familia y la escuela,
generándoles desconcierto. Manifiestan entonces una confusión
moral entre qué es lo permitido y lo que no, aunque al final del
discurso concluyen que la propia conciencia dictaminará qué es
lo bueno y malo en relación con qué tan bien o mal se sienta la
persona con sus actos.
Respecto a los adolescentes semiurbanos de 16 a 19 años,
los mensajes de salud que detectan son los que promocionan
comer frutas y verduras; decir no a las drogas pues destruyen
(identifican a la flor bailando de Vive sin drogas, de Tv Azteca); el
relacionado con la violencia intrafamiliar (padres que se drogan y
golpean a mujer e hijos; ocasionándoles a estos últimos problemas
psicológicos); y el relativo al cáncer por fumar. Así como los
referentes al sida (el spot de enchufes), al uso correcto del condón,
las pastillas anticonceptivas, y los que reciben de personas como
la forma de utilizar el condón, la prevención con respecto a las
relaciones sexuales, el autocuidado y la fidelidad a la pareja.
Respecto a las drogas mencionan que sus consecuencias
son la isolación social; centrarse solamente en las personas que les
influyeron para drogarse; la ausencia de comunicación familiar;
un cambio de mentalidad; pensar que las drogas alivianan; que
ayudan a olvidarse de los problemas; así como daños al cuerpo.
Respecto a la sexualidad.
Para los adolescentes urbanos de 12 a 15 años, los padres y los
amigos son las fuentes de información más confiables respecto a
la sexualidad. Sus discursos denotaron dos posturas diferenciadas
acerca del ejercicio sexual: para unos, éste debe ser algo que se
planee y «no nada mas lanzarse; [sino] pensarlo con tiempo y
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decidir». Debe realizarse esporádicamente y con una sola persona,
con la que piensen se unirán o se han unido en matrimonio, ya que
hacerlo con «todo el mundo» trae diversas consecuencias y sería
algo malo. La otra postura asegura que el sexo no tiene que ver con
el número de veces que se realice, sino si se hace con protección o
no para prevenir el VIH/sida, y con la suficiente información. Pero
sobre todo, que la relevancia radica en la persona con quién se hace
(alguien a quien se ame), más que si se está casado o no. Ambas
posturas coinciden en que las relaciones sexuales conllevan un
grado de amor para con la otra persona.
Los chavos concordaron en que el deseo sexual tiene que
ver con la edad, y que las relaciones sexuales entre adolescentes
deben llevar ciertas responsabilidades («atenerse a lo que pueda
pasar»), sobre todo en caso de que embaracen a una chica. Y
es que constatan que las tasas de embarazos no deseados entre
adolescentes son muy altas, y además que cuando estos se
embarazan a cortas edades, los varones suelen dejarlas. Por ello
y en general, coinciden en que un adolescente que ejerce su vida
sexual debe hacerlo a partir de un cuerpo desarrollado, maduro
f ísica y mentalmente. El embarazo convierte a los adolescentes
en padres e implica una carga muy pesada; los compromete a
mantener a una familia y a trabajar, pero sobre todo a conseguir
un trabajo que sea bien remunerado (responsabilidad económica);
compañía para la chica; así como proporcionar los cuidados que
ella debe tener al dar a luz. Algunos aseguraron que las mujeres
piensan diferente respecto al sexo que los hombres, pues éstas se
permiten tener relaciones sexuales hasta que están casadas.
Respecto al VIH/sida, mencionan que su prevención se
promueve en la televisión y a través de propaganda impresa por
su alcance masivo y su inmediata recepción, aunque en general la
población no posee información de cómo se contagia. Consideran
que los adolescentes constituyen el grupo que presenta más casos
de contagio, y que Estados Unidos es el país que tiene mayor
concentración de personas enfermas. Aseguran que el VIH se
puede transmitir a través del sudor; de jeringas compartidas
(sobre todo cuando las mujeres se contagian al compartir jeringas,
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y éstas contagian a otros hombres al tener relaciones sexuales con
ellos); de mujeres que tienen múltiples parejas y contagian a otros
hombres; o a través del contacto con una prostituta quien, por su
trabajo, tiene un alto riesgo de estar contagiada. Y si bien el virus
contagia cualquier persona sin distinción de grupo social, también
comentaron que el VIH no se transmite cuando hay fidelidad entre
los casados. Así como que el virus produce el sida y debilita a la
gente, quien al final muere por las enfermedades que su sistema
inmunológico no puede combatir. En este sentido, se constata
que existen algunas confusiones entre las formas de contagio del
VIH entre este grupo (sudor), así como que poseen un discurso
conservador y machista sobre la mujer en la que ésta es portadora
de riesgos, promiscua y quien puede poner en peligro la salud de
los hombres.
En cuanto a los adolescentes semiurbanos de 12 a 15 años,
las primeras fuentes de información que tuvieron respecto a
la sexualidad en algunos casos fueron los padres (en uno, un
médico le daba libros al hijo), en otros los amigos más grandes, y
la televisión. Aseguran que respecto a la sexualidad, «por dónde
sea va a empezar, esa plática de todo sale, esa plática no la puedes
evitar», pero que sin embargo la información que manejan los
medios o la familia nunca es tan abierta. Respecto a los amigos,
hermanos o tíos, siempre de mayor edad y quienes ya saben
de sexualidad, son quienes transmiten información de modo
informal, quienes piensan que los chavos ya saben al respecto y les
empiezan a contar. Aseguran que eso los saca de onda, pero luego
van conociendo y preguntando, «y si no preguntas, te dicen». En
cuanto a la información sexual en la familia, algunos chavos se
cohíben con los padres y tienen pena de preguntarles. O dados
algunos conflictos que presentan las familias, los adolescentes se
alejan y buscan otro medio de información. También comentan
que los padres en ocasiones no están bien informados, y cuando
los hijos les preguntan algo les responden que son muy chicos
para saber de eso, o les aconsejan preguntarle a otra persona. Esto
ocasiona que no tengan la suficiente confianza para hablar con sus
padres de su vida sexual o sus dudas.
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En lo relativo a la escuela, ellos han tenido talleres con
diversa información como la forma de colocar condones, métodos
anticonceptivos y su efectividad, posiciones, ETS y menstruación.
Hacen notar además que ellos recibieron información sobre lo
básico de la sexualidad en quinto año de primaria (que crecerá
vello en tales partes, que la voz cambiará), pero que ahora lo
enseñan desde cuarto año. En su caso particular, ellos llegaron a
la secundaria con pocos conocimientos a diferencia de las nuevas
generaciones, quienes incluso ya saben lo que ellos han aprendido
en los talleres de sexualidad. También constatan que la información
que existe en la actualidad es más liberal.
De las relaciones sexuales, algunos comentaron que se
pueden tener en vez de abstenerse si se usa un condón, y otros
que se deben tener con alguien con quien se lleve una relación
seria y formal. Una relación seria es cuando el adolescente está
dispuesto a tener un hijo, o si «enfermas» a la pareja, «responderle
económicamente». En este tipo de relaciones no se usarían condones «porque sabes que ahí vas a quedar»; implica entonces la
asunción de procrear y formalizarse como pareja. No obstante,
el cuerpo es algo que se les antoja y hay situaciones en que «un
cachondeo chido» puede llevar a que el adolescente no se aguante
y tenga una relación sexual repentina, sin pensar. En tal caso, si
no se tuvieran condones a la mano y «si estamos bien entradotes,
ya ni modo». O eyacularían fuera (coitus interruptus), aunque el
problema es que en ocasiones «estás tan excitado, que a la mera
hora ni sientes o se te salen y tú no lo puedes evitar».
Consideran que tener sexo con alguien que no se conoce
es una «pendejada», y que hacerlo con la novia es porque se le
quiere, no solo porque se les hace «buena», como pasa con
algunos adolescentes. Aseguran no hay necesidad de arriesgarse
a contraer sida o embarazar a la novia a esta edad, y por ello es
mejor aguantarse o usar un anticonceptivo. Mencionan que una
mujer que tiene relaciones con varios hombres es una «pinche
piruja», y alguno dijo que hay morras que con decirles que «me
dieron ganas» y «ya se me paró», se excitan, por lo que su discurso
encuentra algunas similitudes con sus pares urbanos.
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Con relación a las enfermedades sexuales, comentan que
existe el síndrome del piojo (Pthirus pubis), relacionado con el
sida y que se adquiere a través del vello púbico por tener sexo, y
luego se contagia al interior, así como a los testículos y el pene o a
las pestañas. Así como que hay unas espinas que salen en el vello
púbico por tener sexo, y duelen horrible. También han escuchado
de la gonorrea y de la sífilis, donde esta última hace que se te pudra
el órgano genital, según le dijo un amigo a un participante. Del
VIH/sida comentaron que no es curable (aunque puede alargarse
el periodo de vida de la persona) y que tiene muchas formas de
transmitirse, (como por la saliva, dice uno mientras el resto lo
niega). Mencionan también el contagio por contacto de heridas
(besos, sangrado de encías y uso compartido de cepillos de dientes
o rastrillos). Uno de los participantes aseguró que científicos
contagiaron a un animal de sida y luego lo pudieron curar. Alguno
dijo que fue porque los animales pueden controlar su temperatura,
ya que el virus no soporta la temperatura y muere.
De esta forma, los chavos expresan algunas confusiones
respecto a las ETS en cuanto que establecen una relación directa
entre sida y ladillas, o que éstas afectan a los testículos. O
consecuencias inexactas acerca de la sífilis, la que no ocasiona se
pudran los órganos pero lo que sí puede suceder con el granuloma
inguinal o donovanosis. Además, manejan mitos como el de las
espinas que salen en el vello púbico por tener sexo, o que los
animales pueden curarse de sida.
Respecto a los medios de comunicación y la sexualidad,
comentan que estos dan por sentado que los televidentes poseen
un conocimiento avanzado de la sexualidad, y además utilizan
un lenguaje muy técnico que ocasiona que los adolescentes no
entiendan a la primera. Además, aducen que no hay ningún dibujo
o animación para entender lo que el presentador expone. En esto
también intervienen los amigos, pues las palabras que circulan
entre ellos es diferente a las palabras técnicas que presenta la
televisión, y eso les crea confusión (verga versus pene, huevos versus
testículos, por ejemplo). Ponen como ejemplo los comerciales de
Durex, que venden condones con mayor sensibilidad, pero ellos
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no saben a qué se refieren con sensibilidad. Lo que hacen entonces,
es ir descifrando los mensajes que reciben a partir de la unión de
pequeños segmentos de sentido, o en ocasiones los padres les
«traducen» los contenidos que los chavos ven en la televisión.
En relación con los adolescentes urbanos de 16 a 19 años, el
gusto por el otro sexo (f ísico o afectivo) es el motor para explorar
la sexualidad adolescente. No obstante, los chavos constatan
empíricamente que las etapas de desarrollo de cada adolescente
son muy diferentes y no todos pasan por esos trances al mismo
tiempo. Esto genera situaciones en donde los amigos fuerzan
a los otros a demostrar su virilidad frente al grupo, a través
de manifestaciones de gusto por el sexo opuesto, o a través de
«exámenes» de información respecto a las relaciones sexuales o el
faje. Los adolescentes comentan que este tipo de pruebas se pasan
informándose un poco antes de que lleguen esas situaciones, para
responder de la forma en que los pares esperan se haga. O en
ocasiones mintiendo acerca de supuestas aventuras. Los chavos
destacan que quienes presionan a los demás para que demuestren
que «ya son hombres», en ocasiones no se han iniciado en tales
situaciones.
Los chavos hablan de cuatro fuentes de información sobre
la sexualidad con las que cuentan y que han sido numeradas en
orden de importancia que ellos les otorgan; los amigos (1) y los
padres (2), que se pueden ubicar en un mismo nivel, aunque ambos
con información cualitativamente distinta. Los amigos hablan
de qué es la sexualidad, de los roles sexuales, de la acción de sus
sexualidades; de cómo obtener placer; del morbo, de la burla, del
albur; de lo lúdico, de las sensaciones, del goce, del know how. A su
vez, los papás hablan de las consecuencias de una relación sexual y
de la moral. Respecto a los padres, la intención de hablarles de las
consecuencias negativas de tener sexo se dividen en dos, según sus
propias experiencias: la primera tiene que ver con una prevención
enfocada a evitar no un embarazo, sino una ETS. La otra posición
se refiere no a cuidarse de las ETS, sino a no embarazar a una chica
porque ello acarrearía problemas económicos para la familia en
general. En este último caso se da por sentado que ocurriendo
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un embarazo, el chico se vería obligado a responder por la chica
embarazada, y tal responsabilidad no caería en él o ella, sino en los
padres de él.
La otra fuente de información se refiere a la escuela (3):
información biológica y fisiológica acerca de la sexualidad;
métodos anticonceptivos; cómo se realiza un coito; los procesos
del embarazo; ETS; así como las consecuencias de una relación
sexual (como los padres). El cuarto elemento es la televisión, que
aseguran rellena los huecos de información que les han quedado, y
que sin embargo ubican en el mismo nivel que la escuela. Constatan
además que las nuevas generaciones (primaria y secundaria)
tienen mayor información sobre la sexualidad a diferencia de
ellos, pues la misma información que obtuvieron de la televisión,
por ejemplo, ahora estas generaciones la obtienen de la escuela.
Consideran en general que los jóvenes tienen miedo a preguntar
cosas que les interesa saber de la sexualidad, tanto por los tabúes
familiares, religiosos y morales; como por la falta de comunicación
con los padres (aunque en otros casos son los padres quienes están
cerrados a platicar de estos temas); o porque no pueden romper el
mito de la autoridad que les representan los maestros.
Los adolescentes ubican a la sexualidad como un vehículo
para divertirse, como algo íntimo, y también como una urgencia
fisiológica al punto de que «las piernas se te doblan por la
penetración». También como un elemento que los adultos ven
como tabú, o un tema del que no se habla, o que está cargado de
una fuerte moral conservadora; aunque también hay adultos más
abiertos. Su conocimiento sobre el VIH-sida se refiere a las vías
de transmisión (sexual, perinatal y transfusión), sea en personas
heterosexuales u homosexuales. Sus fuentes de información
han sido la escuela, la televisión, los padres y los amigos. Poseen
bastante información al respecto, a tal grado que aseguran que
los medios ya los saturaron con información y no hay nada nuevo
bajo el sol que les puedan decir.
Si quisieran buscar información relativa a la salud o a la
sexualidad, aseguran les costaría trabajo pues no sabrían como
encontrarla, pero destacan que su uso del Internet se enfoca a la
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búsqueda y consumo de pornograf ía, aunque también descubrir la
existencia de modos alternativos de vivir la sexualidad, como por
ejemplo las comunidades virtuales gay o incluso el sexo virtual,
son elementos sorpresivos que les generan cierto desconcierto.
Por otro lado, hablan también de dos clases de mujeres.
Una es la prostituta o cualquier chica con la que se puede tener
una relación sexual sin que se impliquen otros elementos como
la confianza, la afectividad o el conocimiento; a quien se ve como
un objeto de satisfacción sexual, y quien pone al descubierto la
verdadera moral de los adolescentes y sus deseos sexuales. En
estos casos, el uso del condón tiene dos posibilidades: con una
prostituta siempre, con una chica-objeto, no siempre. Las excusas
del hombre para no usarlo son la flojera de irlo a comprar, porque
les aprieta, o el desconocimiento de su uso. Lo que importa en
estas oportunidades para tener sexo no es el sida, las ETS o un
embarazo, sino la satisfacción sexual inmediata.
La otra clase de mujer es aquella con la que se ha dado una
mínima confianza, un conocimiento previo, algo de afectividad y
respeto. Aquí se habla ya de cierta estabilidad con la pareja, y el uso
del condón se pone a discusión entre ambos. Su uso se enfoca no a
prevenir enfermedades, pues la comunicación de la pareja supone
la confianza de decirse las cosas, sino a prevenir embarazos. Esta
clase de mujer no es reducida a un objeto de satisfacción sexual,
sino que ella misma tiene el poder de decisión de no permitir un
coito ante la falta del condón. En tal caso existen las alternativas de
la masturbación mutua y/o el faje, y el hombre se pone a prueba a
sí mismo en cuanto a su capacidad de decisión y responsabilidad
para no tener la relación sexual. No obstante, también puede darse
el caso de que la chica acepte la relación sin condón. Aseguran que
en ocasiones no se piensa en el condón en el preludio a un coito,
porque el ímpetu de las hormonas ofuscan la mente («hormona
mata a neurona»), y los valores quedan en segundo plano. Esto
también dependerá del carácter del chavo. Es a final de cuentas
una lucha entre los valores propios, la moral, las hormonas y la
voluntad de ambos adolescentes.
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Para los adolescentes semiurbanos de 16 a 19 años, en las
relaciones sexuales se debe ser fiel a la pareja si se le ama, aunque
si el amor acaba y se encuentra a otra persona, debe utilizarse
el condón y la prevención, aunque siempre tratando de resaltar
primero la fidelidad. Aseguran que la base para no tener riesgos
sexuales se encuentra en la fidelidad a la pareja. Por ello no es
suficiente usar el condón, sino ser fiel. Comentaron que los medios
cumplen con avisar y prevenir del sida, pero la responsabilidad
última es de los chavos. De esta forma, su discurso se centra en
una argumentación conservadora que, no obstante, no niega las
relaciones sexuales entre los jóvenes.
Destacaron dos participaciones en las que mencionan
conocer a jóvenes que tienen VIH. En uno de los casos, se trata de
un joven heterosexual «bien reventado, bien galán», quien luego
de enterarse que estaba contagiado se puso a reflexionar y cambió
sus dinámicas, dando pláticas a otros jóvenes, «pero pues ya qué».
El otro caso es el de un chico gay que se contagió y «se puso bien
flaco, pero no se agüitó porque siguió echándole ganas». Respecto
al sida, comentan que el virus se transmite por vía sanguínea o por
semen, o por la eyaculación de las mujeres, y que aún no tiene cura.
Aseguran que los medios transmiten información de prevención,
sobre todo teléfonos en donde dan información.
CONCLUSIONES
Para responder a la pregunta de qué roles y características
tiene los medios de comunicación en la cotidianeidad de los
adolescentes, sobre todo en el ámbito de la salud, podemos decir
que la televisión y el radio juegan un papel fundamental para todos
los chavos tapatíos clasemedieros, mientras que el Internet, el
periódico, revistas o el teléfono varían en cuanto al uso y consumo
dependiendo del grupo. Los medios se usan como fuentes de
entretenimiento, conocimiento, información y comunicación
(Internet principalmente), sin dejar de lado a los videojuegos en
el caso de los adolescentes de 12 a 15 años. Se utilizan solos o en
compañía de familiares y amigos, al hacer la tarea, a la hora de comer,
o antes de dormir. Destaca que en las familias de los adolescentes
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urbanos de ambos grupos hay disputas por el control de lo qué se
verá en la televisión, y que consideran que ésta tiene una fuerte
influencia en los telespectadores para que cambien sus conductas,
sobre todo en niños y jóvenes. A su vez, el grupo semiurbano de
12 a 15 años y el urbano de 16 a 19 años, propusieron cambios en
las estructuras y formatos de los programas televisivos para tener
un mayor impacto en las audiencias juveniles.
Por otro lado, los chavos urbanos de 12 a 15 años se
distinguieron de los demás grupos en su discurso, al proponer
una concepción de salud y ejemplos de lo que entienden es estar
enfermo. Junto con los adolescentes urbanos de 16 a 19 años,
conceptúan a la salud como una conducta que se aprende, y no
solo como un estado corporal. Además, los grupos más jóvenes
hallaron una contradicción fundamental en los mensajes de salud
en los medios, al proponer a la salud como un elemento que puede
obtenerse en la compra de productos. En este sentido, aseguran,
los medios no se preocupan por la salud sino por vender, como
en el caso de los cigarros. Otra contradicción que comentó el
grupo urbano de 16 a 19 años, es la relativa a los mensajes de
prevención sexual y de drogas con respecto a los mensajes que
proponen las telenovelas. Destaca, además, que el grupo urbano
de 12 a 15 años tiene continuo contacto con otros adolescentes
que se drogan, quienes les ofrecen alcaloides como una prueba de
virilidad; mientras que los chavos semiurbanos de 16 a 19 años
discutieron sobre las consecuencias de la drogadicción. El tema
de los conflictos en las relaciones familiares también se tocó como
un problema de salud por parte de los adolescentes semiurbanos
de 12 a 15 años.
En cuanto a la sexualidad, los adolescentes comentan que
ésta es un tema trascendental en sus vidas del que quisieran saber
más. Aseguran que los padres; los amigos o familiares jóvenes; la
escuela y la televisión, son medios de información y educación
respecto a la sexualidad juvenil. Cada una de estas fuentes
proporciona información diversa y con diferente calidad; aunque
con relación a los padres, hay diversas circunstancias que impiden
un contacto cercano de los adolescentes para que se constituyan
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en fuentes fidedignas de información y educación. Los chavos
urbanos de 12 a 15 años mostraron dos posiciones respecto al
sexo (conservadora y liberal), aunque la conservadora no niega
el ejercicio de la sexualidad siempre y cuando el chavo se vaya a
unir con la chica. Este grupo, junto con el de los urbanos de 16
a 19 años, mostraron además un discurso fuertemente machista
con relación a las mujeres. Y resalta que ambos grupos de 12 a 15
años, mostraron confusiones en cuanto a las formas de contagio
del VIH y las características de las ETS, así como algunos mitos
sexuales. Mientras que el grupo urbano de 16 a 19 años, presentó
un panorama real de las drogas en el mundo adolescente, donde
éstas juegan un rol central como pruebas de virilidad.
Finalmente, las voces de los adolescentes tapatíos proporcionan elementos exploratorios que permiten visualizar diversos
campos de acción, a partir del área de los medios, la salud y la
sexualidad, desde los cuales comenzar programas de interacción,
intervención, evaluación e indagación para su bienestar integral.
E L
P A S O
A
L A
A D U L T E Z
Capítulo III
e
CREACIONES JUVENILES
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CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL
en Jóvenes consumidores de drogas
de la ciudad de Guadalajara*
Horacio Espinosa Zepeda**
El vicio —dispensador de soledad— ofrece a aquel a quien marca
la excelencia de una condición separada...
[el vicioso] empieza donde los otros terminan.
E. M. Cioran
INTRODUCCIÓN
N ESTOS TIEMPOS, PREGUNTARSE acerca de la identidad
parece más crucial que nunca, ya que anteriormente la
cuestión identitaria parecía resuelta y acabada. Según el
Diccionario de la lengua española y nombres propios Océano
a esta se le define como «(el) conjunto de circunstancias que
determinan quién y qué es una persona, y que la diferencian
de las demás»1. Hasta la época moderna todos los referentes que
la determinaban se sucedían, uno tras otro, de una manera tan
estable e inmutable que generaban identidades aparentemente
permanentes.
Lo que subyacía en las sociedades «tradicionales» previas
a la muy nombrada «posmodernidad» era la sensación de que
E
* Lo que a continuación se presenta es tan solo una síntesis de un trabajo más amplio que
constituye una Tesis para lograr el grado de Licenciado en Psicología por lo que el
presente es necesariamente sintético y somero.
** Director de la revista electrónica Siliconsexy.com, especializada en música y difusión
cultural.
1 Diccionario de la lengua española y de nombres propios. Editorial Océano.2002. España.
176
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el tiempo era perenne, la vida parecía un continuum eterno sin
muchos sobresaltos ni interrupciones. Todo esto se opone a lo
vertiginoso de la vida cotidiana actual.
Actualmente parece que nuestra existencia se encuentra
fragmentada y, nuestra vida deviene en un saltar continuamente
entre varios roles, que en ocasiones no son asumidos de
manera integral. A cada uno de éstos, corresponde una serie de
imposiciones que pernean nuestra vida cotidiana.
Tal como afirma Romaní (2001):
«De este modo, hemos pasado de estar encuadrados en
sistemas sociales que podemos analizar, a partir de algunos de
sus elementos objetivos básicos, como dotados de una cierta
estabilidad/continuidad, a vivir en sociedades con condiciones
que tienden a la segmentación de nuestra vida cotidiana. Y en
relación con ello, estamos pasando de percibir el mundo a través
de las grandes ideologías hegemónicas de la modernidad, a
percibirlo también a partir de visiones parciales que ensayamos
de ir articulando entre ellas, con mayor o menor fortuna... Todo
ello conlleva un conjunto de dificultades a la hora de elaborar
lo que conocemos como el sentido de la vida, de construir
nuestras identidades personales y grupales».2
Es a la luz de estas ideas de multiplicidad y movilidad
que se atribuyen al concepto de identidad social que se ha
intentado relacionar esta con el uso de drogas de una manera no
unidireccional y rígida; así, se intentará dar cuenta de las muchas
interrelaciones, contradicciones y opacidades que se dan en
el intento de construcción de una identidad, por parte de estos
jóvenes. Es importante resaltar que el uso de sustancias, por sí
mismo, no genera ninguna clase de identidad, si se le considera a
esta como algo aislado.
Las drogas, son tan solo uno de los elementos que configuran
2 Romaní Oriol. De la marihuana al éxtasis. Culturas juveniles, drogas y cambio social en
España. JOVENes, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed.: Nueva Época, año 5,núm.
15. México (2001). Pag: 91.
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la identidad de muchas de las culturas juveniles urbanas. Estos
referentes identitarios así como la búsqueda espiritual, la música en
conjunto con fenómenos como la estigmatización y la marginación
se encuentran estrechamente vinculados en la construcción de las
identidades en los jóvenes consumidores de drogas estudiados.
NUESTROS ACTORES Y SU ESCENARIO
Fueron siete jóvenes entre los 19 y 26 años de edad,
pertenecientes al estrato socioeconómico de la clase media
los entrevistados. Es importante resaltarlo, ya que muchas de
sus características son propias de su grupo social por lo que
difícilmente sus experiencias y personalidades son similares a las
de jóvenes provenientes de otros extractos sociales (ver cuadro
«definición de si mismo»).
No obstante, el estigma y la discriminación son fenómenos
que permean a toda la sociedad por lo que no descartamos la
existencia de elementos estructurales que probablemente sean
comunes a todos los consumidores de drogas e incluso a muchos
jóvenes, que por su condición, se encuentran en una situación de
desvalorización frente a una mayoría declarada como «normal».
El escenario en el cual se desenvuelven estos jóvenes es
Guadalajara, «la Perla de Occidente». Tradicionalmente esta
ciudad ha sido la que ha proporcionado al país varios de los íconos
y valores del México criollo, también ha sido una de las principales
promotoras de ese chauvinismo moral tan rancio que se remonta
a tiempos de la colonia. En la posmodernidad, estos anacronismos
conviven en conflicto junto con las nuevas prácticas juveniles y su
diversidad cultural, logrando un sincretismo donde se mezcla lo
propio y lo ajeno.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL
EN LOS JÓVENES CONSUMIDORES DE DROGAS
Uno de los hallazgos más significativos de este estudio, es
que en el caso de los consumidores de drogas, estos no poseen una
identidad sólida construida a partir de un solo elemento –uso de
éste tipo de sustancias– si no que se nutren de un amplio número
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de referentes identitarios entre los cuales se encuentran las drogas
y aspectos simbólicos relacionados con estas.
Su identidad es un collage formado a partir de diferentes
retazos sobresalientes de cotidianeidad: música, forma de vestir,
lugares a los que asisten , en general, el tipo de «cotorreo» con el
que se sienten identificados.
Su discurso explícito es: «no todos los consumidores de
drogas son iguales...»A, por lo que aparentemente no son las
drogas el fundamento esencial en su relación con los demás. Así
mismo, «no todas las drogas son iguales»A por lo que cada una se
encuentra asociada a un estereotipo de quien la consume.
Por lo tanto, para los usuarios de drogas existen dos elementos
fundamentales para significar a sus pares; primeramente, el tipo de
sujeto que hace uso de un determinado estupefaciente y por otro,
el tipo de droga de su predilección. Mientras el discurso oficial
habla de «drogadictos», para nuestros entrevistados es imposible
tal generalización, misma que resulta de la demonización de éstas
sustancias.
Más que una reticencia a aceptar la etiqueta de «drogadicto»
por ser denigrante, en los casos estudiados pudimos constatar que
este supuesto es rechazado por su incompatibilidad yoica, es decir,
el consumo de drogas no es fundamental en la conformación de
su identidad, si no que se inscribe en el ámbito de los roles como
pueden ser la membresía a un club deportivo o ser estudiante
de tal o cual universidad. Aunque, por supuesto, existen las
excepciones.
Por su parte, estos casos excepcionales no dejan de
ser sintomáticos de «algo» que afecta a todo el conjunto de
consumidores. Este «algo» es el efecto del estigma social sobre la
personalidad y la descripción que hacen de si mismos estos sujetos.
Así, aunque la estigmatización de las drogas pese sobre todos, su
efecto difiere llegando en algunos casos a ser devastadora.
De esta manera, los intercambios verbales que mantuve
con los jóvenes entrevistados muestra que en aquellos casos en
A Con esta letra, se identificarán las participaciones del entrevistado «Rubén».
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179
los que es más evidente una identidad basada exclusivamente
en el consumo de drogas son también en los que las categorías
estigmatizantes tienen mayor peso.
Un caso que ejemplifica la estigmatizacion sobre los
consumidores de drogas es el siguiente:
«[..] En la secundaría llegué a probar la marihuana
una vez [...] me juntaba con dos chavas, ellas nunca se habían
drogado en su vida, ni tomaban, yo era alcohólica, pero ellas
no tomaban, había un grupo como de diez chavas que todas
las cotorreábamos y un tiempo nos dejaron de hablar y no
sabíamos por qué, nos sentíamos tan rechazadas, éramos del
tipo de que todos se nos hacían tontos ¿no?, pero eran nuestras
amigan [...] después de un tiempo, de unos años, me entere por
qué, nos rechazaban por que pensaban que éramos drogadictas,
y entonces en la secundaria mucha gente pensaba que yo era
drogadicta por mi manera de ser, siendo que no lo era, y no
se me acercaban por que soy drogadicta ¿no?, y tal vez si me
vieran más normal, este dirían, hola que tal o algo así, como
que raro, como si tuvieras, tal vez, una cara verde y tuvieras una
enfermedad, no se algo así...»B
En la mayoría de las ocasiones las autodefiniciones
construidas exclusivamente a partir del consumo de drogas
tendrán un carácter denigratorio y estigmatizante, la contundencia
de los siguientes comentarios lo ilustran a la perfección: «[...] por
que hasta el día de hoy, yo te digo, soy un enfermo, un adicto y
mi enfermedad no se me quitó, mi enfermedad sigue, diario hay
algo que me está diciendo haz esto, haz lo otro»C.
Esta identidad se reafirma en los otros y su mirada, que
cotidianamente reflejan extrañeza, desagrado o abierto rechazo:
«[...] llego yo a mi escuela, tatuado, o sea tengo mis
tatuajes y todo ese pedo y llego ahí y me ven y se espantan, y, ahí
está el ¡drogadicto!, ¡aguanta!, ese güey está loco, o sea, o sea. no
me lo dicen, pero se ve, o el director me ve y acá me barre, que
B Con esta letra se identificarán las participaciones de la entrevistada «Lucy».
C Con esta letra se identificarán las participaciones del entrevistado «Guillermo B».
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onda con ese güey, me llaman la atención y este... o sea, es lo que
te digo la mentalidad, el aparentar...»C.
Cabe mencionar, que en esto existe una cierta ambigüedad
ya que el atributo estigmatizante se tiende a abanderar más o
menos como algo positivo. Se trata de un acto de rebeldía, con el
cual se resisten los embates de las normas sociales y sus estrategias
de segregación tal y como se entrevé en el siguiente fragmento de
una conversación con uno de los participantes en el estudio:
¿Tú cómo crees que la gente los veía a ustedes, a su
círculo de amigos? Guillermo B.: Huy. Escoria total, si, escoria
[...] muchos, tu sabes en nuestra sociedad existen muchos tabúes
todavía , así como que hay, chale, la gente es muy moralista y
todavía se espantan [...] nosotros pues éramos la banda, y nos
sentíamos identificados no?, en nuestra forma de ver las cosas,
de pensar, la forma de desenvolvernos con las personas, hasta
cierto punto la autodestrucción que traíamos en la cabeza [...]
por que fíjate, yo siempre crecí así con la hermandad, con la
hermandad, por que son mis brothers desde chicos, son mis
compas, son mis amigos y pues, es mi banda, es mi raza [...]
siempre nos gusto que nos vieran como, no que nos gustará, pero
hasta cierto punto nos daba un placer o algo, de que nos vieran
como los rebeldes de la colonia, órale ahí va el Guillermo, o ahí
va este cabrón, fuera de este mundo, o sea, son otro pedo [...] te
digo la mera neta cabrón, la gente no nos importaba, fue una
etapa en la cual nos sentíamos seguros de nosotros, de nuestro
desmadre, de que nos salían las cosas, de que hacíamos esto,
de que nos invitaban, no hay que invitar a esta banda, o sea
teníamos nuestro círculo, la neta es que nos importaba lo que
pensaban los demás y si nos importaba pues la verdad es que
nos hacíamos pendejos».
Sin embargo, para la mayoría de los sujetos entrevistados el
consumo de drogas es tan solo un accesorio en su vida, se saben
C «Guillermo B.»
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complejos y rechazan el construir su identidad a partir de un solo
elemento sobre todo si se trata de algo tan estigmatizado como
esta práctica. Una entrevistada explica al respecto:
«[...]Yo no soy «la marihuana» me entiendes [...] me
gusta consumirla, es un gusto que tengo, pero no, no, no soy yo,
o sea yo creo que me concibo como muchas otras cosas no? así
como me gusta el tabaco, así como me gusta el café, no se, así
como me gusta el cornflakes con limón, así también me gusta
la marihuana [...] no creo que sea una parte de mi esencial y si
me la quitan o si la dejo de usar mañana sienta mutilada una
parte, ¿si me entiendes?[...]».D
Por otro lado, al interior de los grupos de consumidores
«duros»3, por llamarles de algún modo, se da una dinámica discriminatoria y estigmatizante donde existen estratificaciones
internas elaboradas a partir del tipo de droga que se consume. No
es lo mismo fumar marihuana, que inyectarse heroína o inhalar
thiner; cada uno de los diferentes tipos de consumidores se encuentran más o menos tipificados (Cuadro «tipos de droga y
subjetividad»). En esta clase de consumidores, si podría hablarse
de una identidad social determinada a partir del consumo de
drogas.
La discriminación y la marginación, son componentes
esenciales en la conformación del estigma, sin embargo, estos dos
elementos no bastan para que se asuma el mismo ya que para que
este se dé hace falta que el individuo o el grupo al cual van dirigidos
los comentarios y las actitudes estigmatizantes este predispuesto
de tal manera que incorpore estas últimas a la definición que hace
de su propia persona o comunidad; es decir, es indispensable
para la reproducción del estigma que los sujetos (o los grupos) lo
introyecten.
D Con esta letra se identificarán las participaciones de la entrevistada «Dulce».
3 Por «duros» entendemos a aquellos usuarios en los que el consumo de drogas es un
elemento central en las prácticas socializantes cotidianas, la organización del tiempo
y las actividades diarias e incluso el funcionamiento interpersonal o (y) en casos
extremos, físico y biológico.
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Por otro lado, este fenómeno puede también traducirse en
actitudes de automarginación y autocompasión, que en algunas
ocasiones desembocan en conductas autodestructivas.
Esta fatídica espiral tiene que ver con cierta predisposición
a la automarginación causada por una historia de vida llena de
continuas descalificaciones y actitudes discriminatorias que de
una u otra manera se reactualizan en el estigma asociado al abuso
de las drogas. Se trata de un continuum que une la vida familiar,
la experiencia intima consigo mismo y la vida social, marcada por
la experiencia de la diferencia. La forma en cómo se tome esta
aparente vivencia del ser diferente es lo que en gran medida va
a determinar que, se asuma y se interiorize el estigma o bien, se
enarbole la diferencia como un atributo positivo.
Por lo general los grupos de jóvenes generadores de esta(s) cultura(s) de la(s) droga(s) encuentran maneras de atenuar
o transformar el discurso estigmatizante oficial, mediante
un movimiento dialéctico donde en ocasiones se asume (y
se reproduce) y en otras se rechaza lo dictado por ese «otro»
enjuiciador.
Una de las formas de oponerse al estigma de la drogas es
a través del imaginario que rodea a las mismas. Para nuestros
entrevistados, éstas se encuentran revestidas de atributos tales
como: espiritualidad, dadoras de conocimiento, herramientas
para la creación artística o sustancias que favorecen el contacto
con el otro y con uno mismo. El consumidor de drogas, obtiene un
saber inédito para la mayoría no consumidora.
A pesar de eso esta apología de las drogas solo se da en el
caso de las «naturales» y vale la pena resaltar que las «químicas»
son vistas de mala manera, que ninguno se siente identificado con
ellas ni con el tipo de consumidor que las acostumbra. Incluso
ni siquiera aquellos que han sido (o son) adictos a la cocaína,
las pastillas psicotrópicas o el cristal dan una opinión positiva
sobre las mismas (cuadro «tipos de drogas y subjetividad»). Los
«químicos» significan decadencia, dejadez y enajenación.
Por otro lado, el poder de las drogas solo puede ser igualado
por el goce o la creación de obras artísticas y entre todas las artes, la
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música es la preferida y es que «...la música en sí, es una droga...»E,
en sus formas sonoras se ven concretadas las divagaciones
provocadas por estas sustancias. Es, este goce estético la mayor
satisfacción provocada por ellas.
Cada música va de la mano con una estética y un estilo de vida;
Son estas culturas juveniles, con las cuales se sienten identificados
estos jóvenes y no solamente con el consumo de drogas. Entre estas
formaciones culturales se encuentran los «ravers4», «punks5»,
«hippies6», cholos7», «rockeros8» o «alternativos9» aunque en
muchos de los casos la adscripción a estas no sea más que algo
E Con esta letra se identificarán las participaciones del entrevistado «Arturo R.».
4 Surgen en las calles y discotecas de las grandes ciudades occidentales a principios de los
ochenta. Se trata de un movimiento donde predomina el elemento de artificialidad,
tanto en la existencia cotidiana del grupo como en la música que se escucha.
En nuestro contexto el movimiento rave se encuentra dominado por la variante
denominada como psycho el cual es un subgénero del trance en su vertiente más
radical, musicalmente hablando. No se trata de un movimiento homogéneo, así que
por lo general no está integrado por jóvenes con intereses y valores muy diferentes a
los que ostentan cualquier jóven que le guste la fiesta y la vida relajada aunque algunos
de ellos, los más comprometidos, estén interesados en la creación de arte a través de
medios tecnológicos y la gran mayoría estén inmersos dentro de la cultura digital,
también hay una marcada tendencia por revalorar filosofías de corte orientalista. En
general, existe un fuerte impulso hacia todo lo que sea evasión y artificio, por lo que
los intereses estarán centrados en la música electrónica y el consumo de drogas de
diseño (tachas, ácidos, micropuntos), los estimulantes (cocaína y anfetaminas) así
como los alucinógenos naturales (hongos y peyote). Su ideología resulta, al final,
poco estructurada, con un antiautoritarismo muy vago, atracción hacia lo actual
y lo fashion, exaltación del aquí y el ahora, hedonismo, explotación al máximo de
las sensaciones, nihilismo y en algunos grupos, búsqueda de la espiritualidad en las
religiones prehispánicas u orientales y apología de la ingesta de drogas, sobre todo
los alucinógenos.
5 La subcultura punk, es sin lugar a dudas la más importante de todas las que han existido;
para algunos teóricos ya ha trascendido la condición de contracultura o subcultura.
Nace en Inglaterra a finales de los setenta como oposición franca y despiadada ante
el movimiento hippie, al glamour y barroquismo del rock progresivo así como a la
banalidad fiestera de la música disco. Citando a Polhemus (1994) «En vez de vuelta
a la naturaleza y del flower power, artificio y acidez. En vez de peace and love, duda
agresiva. En vez de megagrupos sinfónicos, bandas de ruidosos aficionados. En
vez de «era del Acuario», no future» .Su ideología es anarquista, antiimperialista,
antimilitarista, sindicalista y proletaria; En su forma original se presencia un marcado
nihilismo, ironía y una rabia visceral. En la actualidad, más allá del nihilismo nos
encontramos con jóvenes punks vinculados activamente a causas sociales y pugnando
por la transformación del orden establecido desde trincheras teóricas tradicionalmente
abanderadas por partidos de ultraizquierda. Por otro lado, la violencia en el punk es
valorada como técnica expresiva y explosiva, nunca será una violencia organizada
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efímero o se asuma de una manera más bien ecléctica y poco
ortodoxa. Es en esta multiplicidad de prácticas culturales propias
sino más bien algo intuitivo, pero sobre todo se trata de una agresividad estética, tanto
a nivel visual como auditivo.
6 Los hippies surgieron en los años sesenta como el grupo contracultural más importante
y fuerte de la época, su ideología se afianzó de forma significativa y opacó a las demás
contraculturas con las cuales compartió tiempo y espacio como los mods y los rockers. Los
hippies se caracterizaban por utilizar el cabello largo, suelto y despeinado, ropa de colores
brillantes, collares y pulseras de colores, accesorios propios de culturas no occidentales así
como flores en el cabello o pintadas en la ropa. Su ideología era antimilitarista y pacifista,
así mismo, estaban influidos por doctrinas esotéricas y filosofías de origen oriental. Los
hippies vieron crecer y evolucionar el rock and roll por lo que seguramente se trate de la
música con la que se identificaban, aún así no existe un género en específico que pueda
ser definido como «hippie». En lo que se refiere a las drogas, ellos se caracterizaban por el
consumo de drogas psicodélicas tanto naturales como sintéticas. Si a finales de los setenta
todavía existían algunos hippies, los punks se encargaron de hacerlos desaparecer, por
lo que ahora puede decirse que tan solo existen resabios de esa contracultura que bien
podrían denominarse neo hippies.
7 Su origen son los barrios de inmigrantes mexicanos de Los Angeles, California y aunque el
«cholo» como tal surge en los años setenta su verdadero origen se remonta a los años
cincuenta cuando los grupos de jóvenes inmigrantes mexicanos comenzaron a reunirse
en pandillas donde adoptaron formas de particulares de vestir, hablar y organizarse que
derivaron en la conformación de los pachucos. El pachuco con tal de abrirse paso en
la hostil sociedad norteamericana y sus actitudes racistas construyó formas culturales
inéditas y de forma sincrética incorporó a una imagen de pulcritud y exageración en
el vestir propia de los gentleman anglosajones algunos íconos de la identidad cultural
mexicana como la imagen de la virgen de Guadalupe, crucifijos, tatuajes de «charritas»,
«zapatas» y «villas». Con el paso del tiempo se abriría paso al cholo con las características
que le conocemos actualmente: pelón, tatuajes con íconos religiosos o de orgullo
familiar, barrial y nacional, malla en el cabello, pantalones holgados, tenis y una imagen
entre agresiva y pulcra. La ideología del cholo es abiertamente nacionalista y barrial, se
ciñen bajo los valores de la fidelidad incondicional ante la familia, el terruño, la «jaina»
(novia) y la pandilla, que es definida por ellos como «su familia. Una de las maneras que
encontraron los cholos para hacer sobrevivir su identidad cultural fue ir mezclando de
forma inconsciente el español y el ingles dando lugar al spanglish, de la misma manera
puso su mirada en estilos musicales norteamericanos como el rock and roll de los años
cincuenta y el hip hop actual para mexicanizarlos como en el caso de ritchie valens y la
versión de «la bamba» de Los Lobos o géneros musicales propios como el Chicano rap
8 Término muy genérico para referirse a aquellos jóvenes que escuchan música rock,
actualmente ante la enorme subdivisión del primigenio rock and roll se tiene un abánico
muy amplio de adscripciones identitarias que derivan de este como «los punks», «los
darks», «los indies» y un largo etcétera; aún así, algunos jóvenes siguen denominandose
así mismo como simplemente «rockeros» lo cual denota un desmarcamiento de cualquier
tendencia radicalizada de este. Su ideología como tal es muy inespecífica pero estaría
ejemplificada en el denominado «rebelde sin causa»: viril, opuesto a las normas más por
instinto que por ideología, bravucón, gregario y despreocupado.
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de la juventud donde las sustancias psicoactivas adquieren sentido
dentro de un todo discursivo que incluye sonidos, ropajes, espacios
y valores propios, como son: temeridad, curiosidad, creatividad,
diversidad, exaltación del momento, primacía de los sentidos y la
heterodoxia moral.
A pesar del deseo de cambio en los valores establecidos, en
el caso particular de los sujetos estudiados no existe injerencia en
la esfera política «formal» o «informal», con la que se busque una
posible transformación social concreta, ello que coincide con los
altos niveles de apatía de este sector en cuanto a su participación
en este ámbito.
La verdadera pretensión de estos jóvenes, es realizar una
fiesta continua donde los ánimos y lo sentidos exaltados instauren
ese presente eterno que derriba de un solo «toque» la certeza casi
inevitable de un porvenir incierto.
IDENTIDADES LEGITIMADORAS EN LOS CONSUMIDORES
DE DROGAS
Para Castells, la identidad legitimadora es «introducida
por las instituciones dominantes de la sociedad para extender
y racionalizar su dominación frente a los actores sociales...»10 es
decir, se tiene una identidad que es legitima ante las instituciones
9 Musicalmente hablando se trata de un subgénero de la música rock surgido en la década de
los noventa. Se trata de una etiqueta utilizada por los medios musicales para referirse a
un tipo de rock diferente, que se creía una verdadera alternativa al rock institucional y
de masas; Se le llamo así por que se creía inclasificable tanto por su estructura, como
por sus letras y estética desenfadada de los músicos que lo ejecutan; deudor del punk
rock se trata de música enérgica pero se diferencia de estos últimos en el sentido de que
introduce elementos del pop como un cariz más melódico en las canciones, atmósferas,
coros pegadizos y voces femeninas. El término ha caído en desuso ya que es ambiguo y
se encuentra sobre-expuesto por los medios masivos, por lo tanto se ha reutillizado la
etiqueta, más underground, de indie ,utilizada en los ochenta para hablar del carácter
autogestivo , independiente y alejado de las tendencias de moda de grupos de noise y
post-punk, seguía siendo utilizada en Europa pero debido al posicionamiento mundial
de los medios masivos norteamericanos se «impuso» el adjetivo alternativo en la
decada de los noventa. El arquetipo de lo alternativo ha sido Kurt Cobain atormentado
ex líder del grupo Nirvana el cual en su actitud resume la idiosincrásia de esta cultura:
seres profundamente individualistas, desaliñados, despreocupados de las normas e
instituciones sociales, nihilistas y con fuertes sentimientos de inadaptación.
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de control social con la condición de que se actúe conforme a los
valores establecidos. También se puede ser legitimador sin que
necesariamente compartamos los valores pre-establecidos, al
asumir, conciente o inconscientemente; los estigmas, que pesan
sobre nosotros y reproducirlos con nuestras actitudes.
En los consumidores de drogas, la identidad conformista
estaría marcada por aquellos individuos para los cuales el consumo
de drogas significa una normalización más que una trasgresión.
Por ejemplo, una ama de casa que se autodefine como
«enferma de los nervios» y es adicta a los tranquilizantes; su
consumo, no pone en tela de juicio ni a la autoridad ni a los mecanismos de control social. Es una drogadicta legal, por así decirlo.
De hecho, su consumo favorece la prosperidad de una industria
como la farmacéutica y el uso de este tipo de medicamentos no
pone en tela de juicio a la autoridad médico-psiquiátrica, si no que
al contrario la reafirma.
Así pues, conforme vaya transformando su identidad de
ser «enferma de los nervios» a ser depresiva, esquizofrénica o
ansiosa, estará reafirmando, de manera cada vez más consistente,
el lugar legítimo que se le ha otorgado dentro del entramado
institucional.
No obstante, no solo se posee una identidad legitimadora
en lo que a drogas se refiere, haciendo un uso «legítimo» o
institucionalizado de estas, sino que también se legitima al asumir
el estigma publicitado por el discurso oficial y los medios de
comunicación.
Por más paradójico que esto parezca, un junkie bien puede
poseer una identidad que legitime el control social a pesar de su
aparente inconformidad con las reglas establecidas.
En los años cincuenta, Merton hablaba de esta distinción,
aunque su análisis es individualista y sus juicios, a mi forma de ver,
moralistas:
«El no conformista manifiesta públicamente su
disentimiento; el aberrante se esconde detrás de su apartamiento
10 Castells, Manuel. La Era de la Información. Vol. II: El Poder de la Identidad. Ed. Siglo XXI.
2001. México.Pág. 30.
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de las normas. El no conformista niega la legitimidad de las
normas sociales que rechaza; el aberrante reconoce la legitimidad
de las normas que viola...».11
De una manera mucho más relacional y privilegiando lo
social, Rossana Reguillo nos habla de cómo «la marginalidad se
aprende, se introyecta y se hace piel...»12 siendo muchos jóvenes
(y también adultos) cómplices de la estigmatización que pesa
sobre ellos, legitimando, aunque si bien de manera involuntaria, la
represión y la utilización de los mecanismos de control que pesan
sobre muchos consumidores y adictos a las drogas.
Goffman, por su parte, nos habla de cómo existe una cierta
ambivalencia entre los grupos de estigmatizados, ya que incluso, a
pesar de saberse discriminados pueden llegar a adoptar las mismas
pautas estigmatizantes que pesan sobre ellos:
«El individuo estigmatizado presenta una tendencia a
estratificar a sus »pares« según el grado en que sus estigmas se
manifiestan y se imponen. Puede entonces adoptar con aquellos
cuyo estigma es más visible que el suyo las mismas actitudes que
los normales asumen con él.»13
La estigmatización ejercida por parte de los propios
estigmatizados, nos dice mucho sobre la manera en como los
aparatos de control social facilitan que se asuma la censura del
consumo de drogas como algo legítimo no únicamente para los
no consumidores si no también para los mismos usuarios de
drogas. Se podría decir que al «meterse» una droga también se
está ingiriendo su «demonización» (sobretodo en aquellos que por
su adicción se enfrentan a continuas descalificaciones). Al final, la
11 Clinard, Marshall B. Anomia y Conducta desviada. Paidos, Buenos Aires. Ed. Original: he
Free Press of Glencoe. 1949. Pag. 29.
12 Reguillo, Rossana. «La gestión del futuro, contextos y políticas de representación. Jóvenes»
Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm. 15. México. 2001. Pag.
19.
13 Goffman, Irving. Estigma. La identidad deteriorada. Amorrortu. Bs. As. Argentina. 2001.
Pag 127.
188
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
reproducción de los mecanismos de discriminación y segregación
por parte de los propios adictos no es más que una consecuencia
lógica de la dinámica social.
Así, las conductas estigmatizantes tienden a reproducir
como un círculo vicioso los efectos adictivos y autodestructivos
que originalmente condenaba al cuestionar, apriorísticamente,
el consumo de drogas y calificar a sus consumidores como
criminales, vagos, parias, inconscientes o (y) débiles de carácter;
lo que se provoca, es a manera de profecía autocumplidora, la
interiorización del estigma y posteriormente la búsqueda de
una purificación simbólica a través de la autodestrucción por el
consumo compulsivo de las mismas. Es decir: «yo, como portador
del mal, me merezco un castigo y la punición proviene del mismo
mal que me da definición.» Estos introyectos se observan, por
ejemplo, en la siguiente entrevistada:
«Tal vez si no hubiera conocido el mundo de las drogas
tendría más idea […] que quiero estudiar saber para donde voy,
sabría que ha sido de mi o como he sido en realidad […] como
muchas ideas y nunca terminas nada[…] tal vez si no hubiera
sido drogadicta o alcohólica más que nada tendría una mejor
comunicación o una mejor convivencia con mi familia, por que
no la tengo, por que me ven como un bicho raro no?[…] como
comunicar con la gente que no consume drogas por que no va
a entender muchos puntos a los cuales yo quiero llegar, por
que si yo le hablo de que fumo marihuana va a decir: y fumas
marihuana! o sea, no va a entender »B.
Es preferible poseer una identidad de estigmatizado y causar
desprecio, a ser ignorado. En otras palabras, es preferible ser
«algo», aún «lo peor» a «ser nada».
Así que, a pesar de la posición de retraimiento social de los
adictos, esta es solo relativa, ya que su identidad está perfectamente
relacionada con la legitimidad de ciertos organismos de control
social. Recordemos que, por un lado representan los chivos
B «Lucy».
C R E A C I O N E S
J U V E N I L E S
189
expiatorios modernos y por otro, conviene que asuman una
actitud de indefensión ya que moviliza y justifica la existencia de
diferentes mecanismos de asistencia social que se encargan de
ellos en forma de atención psiquiátrica, psicológica y en algunos
casos, hasta religiosa.
Oriol Romaní, uno de los mayores investigadores en lo
referente al consumo de drogas afirma:
«Parece razonable pensar que sin la criminalización, la
alarma social y, en fin, la creación de un problema social alrededor
de «la droga», seguramente no se habrían conseguido los recursos
asistenciales hoy en día dedicados a ello. Pero esto es una fase ya
superada y, en estos momentos, el conjunto de leyes sobre drogas y
la dinámica sociocultural que comportan (con la estigmatización
como principal elemento), tienden a crear interferencias, dificultades
añadidas, a distintos niveles del funcionamiento cotidiano de la red
asistencial...».14
Los adictos a las drogas, no necesariamente asumen una
identidad legitimadora de forma clara, evidente y racionalizada;
sino que, su legitimación es relativa, indirecta y simbólica.
Es relativa en el sentido de que, su legitimación depende
de que se asuma como cierta la definición estigmatizadora que
han elaborado las instituciones lo cual los llevaría a adoptar
una posición de ambivalencia respecto a sí mismos y a su grupo
de pares. Esta ambigüedad, se traduce a nivel psicológico, en
sentimientos de culpa que por otro lado, incitan las conductas
autodestructivas.
De la misma manera, la legitimación es indirecta en el
sentido de que depende de que estos individuos reconozcan, de
manera consciente o inconsciente, la legitimidad de las autoridades
en lo referente a estas sustancias. Por más increíble que parezca,
son comunes los adictos que creen que las drogas son malas y que
no sería bueno que las legalicen, por ejemplo.
14 Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis, Culturas Juveniles, Drogas y Cambio Social en
España. jovenES, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed. Nueva Época, año 5,núm. 15.
México, 2001. Pág. 90.
190
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
Por último, la legitimación es simbólica, en el sentido de que
al autodefinirse como «anormales», con sus prácticas, actitudes
y su marginalidad están legitimando, de manera indirecta, a la
mayoría no consumidora y a las instituciones prohibicionistas. Si
ellos son «anormales», el resto representa a la «normalidad».
IDENTIDADES DE RESISTENCIA EN LOS CONSUMIDORES
DE DROGAS.
Según Castells, la identidad de resistencia es «generada por
aquellos actores que se encuentran en posiciones/condiciones
devaluadas o estigmatizadas por la lógica de la dominación,
por lo que construyen trincheras de resistencia y supervivencia
basándose en principios diferentes u opuestos a los que impregnan
las instituciones de la sociedad.»15
La construcción de identidades de este tipo, conduce a la
formación de tribus o comunidades que tienen como principal
característica la de revertir los términos del estigma para
transformarlos en valores. Por lo general, estos movimientos
buscan la reivindicación de sus derechos.
Se trata de colectivos que invierten la lógica de la auto
denigración por el orgullo, abanderando un estilo de vida.
Escuchemos a uno de los implicados:
«[...] Fíjate que o sea yo platico, mucha gente me platica
porque si tengo muchos amigos pachecos y yo si he notado que
mucha gente que es pacheco con culpa y que lo ve así como
que le agüita y que le traen remordimientos y que no se o sea
que, que se lo reprime que lo hacen pero en el mismo tiempo lo
reprime y, y se cuestiona...yo no lo comprendo o sea yo digo no
manches si lo vas a hacer pues deberías saber porque lo haces
y pues no se es un placer muy grande, es algo muy chido pero
pues igual y es que esta muy estigmatizado, esta muy ¡ay! ¿Solo
la gente porque se mete marihuana no vale? ¿o algo así? ¡No!
[...] si son gente pacifica, gente amable, gente buena vibra, o sea,
gente chida.»D
15 Castells, Manuel. La era de la información Vol II: el poder de la identidad, Op. cit. Pag 30.
D «Dulce».
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J U V E N I L E S
191
En lo que se refiere al tema de los jóvenes y las drogas,
Reguillo opina:
«Los jóvenes han aprendido a transformar el estigma que
sobre ellos pesa, en un emblema de identidad. Si algo caracteriza
a los colectivos juveniles insertos en procesos de exclusión y de
marginación, es su capacidad para hacer operar con signo
contrario las calificaciones negativas que les son imputadas.
Por ejemplo, la dramatización extrema de algunos constitutivos
identitarios como el lenguaje corporal, el uso trasgresor del
discurso o la transformación a valencia positiva del consumo
de drogas como prueba de «virilidad» y desafío a las «buenas
conciencias».16
La identidad aquí construida, se constituye de un modo
de vida tribal y tiene las características mencionadas con
anterioridad por Maffesoli: un renacimiento de la colectividad
tribal, presentismo, búsqueda de una «conexión» profunda con el
otro y un arraigado vitalismo derivado del asumirse como seres
mortales.
Son movimientos y agrupaciones, que no necesariamente
abanderan alguna ideología, sino de acciones colectivas que
construyen una identidad a partir de una pertenencia material,
sensual, «de piel» y, por tanto, se expresan en cada «ahora» y
«aquí» que se realiza, sin que se plantee un (im) probable futuro
(im) perfecto, como había ocurrido en otras épocas y situaciones
sociales.17
Es decir, la resistencia que ofrecen no es necesariamente
política (en el sentido tradicional) aunque algunas veces derive en
oposiciones abiertamente políticas.
Lo que se reivindica aquí, más que nada es el uso del cuerpo.
16 Reguillo, Rossana. La gestión del futuro, contextos y políticas de representación. Jóvenes,
Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm. 15. México. 2001 Pag
19.
17 Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis, Op. cit. Pag 94.
192
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La consigna intrínseca, en el alegato a favor de las drogas, es la
de la búsqueda de mayor libertad en lo que respecta al uso que
hacemos de él.
Se trata, entonces, de una resistencia en contra de la incorporación de las normas sociales «civilizadas» propias de la
cultura occidental; de ahí, el carácter ritual del consumo de drogas,
se trata de acceder a situaciones de éxtasis a través del cuerpo –aún
cundo pasa por el plano psicológico y social– que han sido propias
de muchas civilizaciones ancestrales.
La construcción de las identidades de estos grupos juveniles
se funda no solo en el consumo de drogas, sino también en la
música, en el baile (como en el caso de los ya mencionados ravers),
en el vestuario, en prácticas como los tatuajes y las perforaciones
corporales, es decir, se trata de una afrenta en contra de lo que ha
sido determinado como «propio» del cuerpo.
Se trata de una forma de resistencia que se efectúa a partir
de las producciones culturales propias de estos colectivos: la
expresión artística a partir la pintura, la literatura, el diseño gráfico,
la fotografía, pero sobre todo la música.
Como ya se ha mencionado es en la creación o goce de la
música donde se vuelcan todas las sensaciones producidas por la
droga y viceversa, es a través de la música como se potencializa de
mejor manera el efecto producido por las sustancias que alteran
la conciencia.
Hay un sentido de lo sagrado que se perdió con la
tecnologización del mundo y que estos grupos intentan recuperar,
la mayor parte de las veces de forma intuitiva y no exenta de
ambigüedades.
Esta idea de lo sagrado más que hacer referencia a una
religiosidad institucional (o incluso a cualquier idea de religión
en el sentido tradicional del término) se encuentra relacionada
más con la idea ancestral de comunión es decir, con esta especie
de impulso comunitario que se manifestaba en aquellas prácticas
paganas, dentro de las cuales, el encuentro entre los miembros del
clan para la celebración de rituales festivos en honor a las fuerzas
vitales era parte central de su credo, antes que el seguimiento
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J U V E N I L E S
193
estricto de directrices dogmáticas como en las modernas
instituciones religiosas.
En síntesis, se puede decir que la principal diferencia entre
este grupo (identidad resistencia) de consumidores de drogas y
los descritos en el apartado dedicado a la identidad legitimadora
es, a grandes rasgos, la cantidad de referentes identitarios que
conforman a éstas mismas.
Es decir, mientras que un adicto que ha asumido el estigma
(identidad legitimadora) no tiene otro referente más que la
droga misma, este grupo tiene muchos más referentes identitarios
asociados al consumo de drogas. En pocas palabras, las drogas
para los jóvenes con una identidad de resistencia pueden ser un
medio (para alcanzar algo considerado superior) más que un fin
en sí mismo.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
La identidad en los consumidores de drogas estudiados,
más que ser un elemento uniforme, perenne y coherente, es un
conglomerado de diversas identificaciones relacionadas entre sí.
La droga es solo un componente más dentro de este mosaico
identitario y no solo en su aspecto material sino discursivo y
simbólico. Existen diversos imaginarios (asociados a determinadas
estéticas) acerca de las drogas y son estos los que proporcionan los
elementos identitarios más que la droga en si misma.
Entre los muchos imaginarios que rodean a estas sustancias
en los casos estudiados se ponen de manifiesto, por lo menos cuatro
de ellos: el misticista, el lúdico/creativo, el rebelde/oposicionista
y el rebelde/marginalista.
Para el misticista el uso de drogas forma parte de una cadena
de elementos considerados significativos dentro de la cual algunos
estupefacientes (sobretodo los alucinógenos) son considerados
como enteógenos («Dios dentro de nosotros») es decir «sustancias
vegetales que cuando se ingieren proporcionan una experiencia
divina»18. Orientalismos, religiosidad prehispánica, aprecio por
los espacios naturales y búsqueda de estilos de vida congruentes
con el ecosistema forman parte de este discurso al cual se asocia el
194
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
consumo de drogas «naturales» (aunque en algunos casos también
se valoran las propiedades de el LSD y el éxtasis).
Otra idea muy difundida entre algunos usuarios de estas
sustancias, es que su consumo libera a la mente de ciertas ataduras
propias de los convencionalismos sociales por lo que es propicia
para el pensamiento creativo y la recreación de los sentidos
a partir de sensaciones, imágenes y pensamientos gozosos,
divertidos e ingeniosos. Debido a todo esto las drogas facilitan la
creación artística y la invención. Se trata de un imaginario que he
denominado lúdico/creativo.
El consumo de drogas como una forma de trasgresión de las
normas es también una idea muy difundida, independientemente
de las sensaciones placenteras que «objetivamente» les son
inherentes y que está asociada a una imagen de temeridad, así como
de desafío. La extroversión asociada a algunas de estas sustancias
forma parte de un todo que asocia una vestimenta «agresiva» o
«extravagante», el uso del cuerpo y la gestualidad que va «mas
allá» de lo cotidianamente aceptado, así como lenguaje desafiante
o críptico. En pocas palabras, se trata de un uso de estupefacientes
como una forma de rebeldía y oposición a lo establecido.
Aún así, un uso «beligerante» de las drogas no siempre va
acompañado de extroversión y una voluntad desafiante, si no
que puede también propiciar el retraimiento y la sensación de
marginalidad; no, sin cierta satisfacción estética de saberse «un
decadente».
A través de los medios de comunicación se ha difundido la
imagen del junkie (lánguido, aislado y de mirada clavada), esto es, la
viva representación del estigmatizado que muchos consumidores
han asumido como una forma de sentirse «fuera de este mundo»C,
alejados del juego social y sus valores. Este es, el imaginario del
rebelde/marginalista.
Unas cuentas precisiones intentando paliar posibles malas
interpretaciones. Por un lado, es menester aclarar que estas
últimas categorías analíticas, son tipologías que aunque elaboradas
18 Wasson, Gordon y Cols. El camino a Eleusis. FCE. México. 1992.
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195
a partir de los entrevistados no dejan de ser creaciones abstractas
y reduccionistas, es indispensable no caer en la caricaturización
y tener en cuenta que en la realidad los jóvenes consumidores de
drogas mezclan cada una de estas clasificaciones e incluso más
allá de una posible categorización, se encuentran personalidades
únicas e irreductibles.
Así mismo aunque los actores sociales somos conscientes
de nuestra representación ante el otro e intentamos manipularla
consciente o inconscientemente, esto no es razón suficiente para
creer que los actos de los sujetos son simples imposturas o puestas
en escena.
Cuando se habla de estigmatización, no se hace solo referencia
a una impostura si no a una construcción social «real» que tiene
consecuencias «efectivas» en la autoestima, el estilo de vida y las
expectativas de algunos de estos jóvenes. Es decir, si las tipologías
trazadas sugieren la búsqueda de una determinada apariencia por
parte de los mismos sujetos es por que han aprendido a jugar con
los estereotipos que se les han impuesto y, en la teatralización
encuentran una forma de exorcizar los estigmas.
Sin embargo, las categorías antes enunciadas son representativas de como la identidad de los consumidores se construye
a partir de una cultura de las drogas y no de la simple repetición
de un acto (en ocasiones mecánico) como es la ingestión de
sustancias psicoactivas, por lo que el sentido del consumo más que
en las drogas en sí está en las prácticas, idiosincrasia, símbolos y
valores de los jóvenes entrevistados.
Entre los valores evidenciados y comunes a todos se
encuentra la búsqueda de emociones fuertes, la curiosidad
por conocer y experimentar nuevas sensaciones y estados de
conciencia, así como la intrepidez e intensidad para «gozar de
la vida»F. En síntesis, se podría interpretar como una valoración
presentista y hedonista de la existencia.
Esto tiene una doble lectura, por un lado, es un reflejo de
la ideología inmediatista que emerge con fuerza en la sociedad
C «Guillermo B.»
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contemporánea, sobre todo entre los jóvenes; Si desde los años
sesenta hasta mediados de los ochenta imperaba un cierto deseo
de transformación social por la vía política o incluso, artística,
ahora, la esperanza de un cambio es casi nula, existe para muchos
jóvenes la percepción de un inmanente estado de vacío ante la
realidad y el porvenir. Ante semejante panorama solo queda la
búsqueda de satisfacción instantánea. El futuro no importa, solo
el presente tiene un mínimo sentido.
Pero también, el hedonismo contemporáneo es una rebelión
pasiva ante el ideal del hombre compulsivamente productivo que
impera en nuestra sociedad, si la exigencia es el trabajo, elegir el
relax puede entenderse como una forma de trasgresión, si las
normas sociales exaltan la temperancia del goce, otra opción es
el exceso.
Nos dice Maffesoli:
«...el eslogan inscripto en el frontón del campo de concentración nazi de Dachau: «Arbeit macht frei», el trabajo hace libre...
los campos de concentración no fueron sino la forma paroxística
de esos «campos» que son las sociedades contemporáneas, donde la
conminación a «hacer» esto o aquello, su trabajo, su deber político o
conyugal, la educación de sus hijos, sus vacaciones, etcétera, cambia
una libertad ilusoria por una esclavitud real...».19
Ante la paradoja que implica el «tener que» someterse a un
sistema productivo que no necesariamente significa para muchos
jóvenes ni siquiera una relativa superación de las carencias
materiales, algunos de ellos optan por su «dada de baja» de la
nómina de la normalidad para dejarse llevar ante el irrefrenable
impulso vitalista de la vida tribal que ofrece un presente eterno
aunque contradictoriamente efímero.
El revulsivo fondo que se esconde tras el consumo
de estupefacientes, es la reintroducción de la tragedia en el
F «Nancy»
19 Maffesoli, Michel. El instante eterno, el retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas.
Paidos. México.2001. Pág: 31.
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197
ambiente aséptico de la posmodernidad, es el rencuentro con una
sociabilidad tribal olvidada donde sus miembros experimentan
con sus cuerpos al límite con tal de saberse mortales. «…Te das
cuenta de que en cualquier momento todo se puede acabar, yo
creo que te contactas más con la vida y la muerte…»B.
BIBLIOGRAFÍA
Castells, Manuel. La Era de la Información Vol. II: El Poder de la Identidad. Ed.
Siglo XXI.2001. México.
Maffesoli, Michel. El instante eterno, el retorno de lo trágico en las sociedades
posmodernas. Paidos. México.2001.
Pere-Oriol Costa, Tornero P. José Manuel, Tropea, Fabio y cols. Tribus Urbanas, el
ansia de identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación
a través de la violencia. Paidos. Barcelona.1996.
Reguillo, Rossana. La gestión del futuro, contextos y políticas de representación.
Jóvenes, Revista de estudios sobre juventud. Ed. Nueva Época, año 5, núm.
15. México. 2001.
Romaní, Oriol. De la marihuana al éxtasis. Culturas juveniles, drogas y cambio
social en España. JOVENes, Revista de Estudios sobre Juventud. Ed.: Nueva
Época, año 5,núm. 15. México (2001).
Wasson, Gordon y cols. El camino a Eleusis. FCE. México. 1992.
B «Lucy».
198
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Ó IV LE EN SE S
199
AQUÍ PURAS ROLAS CHIDAS:
música y expresiones juveniles en México
Rogelio Marcial*
Toda música es política por naturaleza.
Deanna C. Robinson.
L
a música siempre ha sido un compañero inseparable de las
diversas formas de expresión y diversión en la historia de la
juventud a nivel planetario o, por lo menos, de la juventud
de los países de cultura occidental. Ciertamente, la juventud no
es un concepto ahistórico. Como relación sociocultural (porque
población en edad adolescente siempre ha existido), la juventud
surge con la expansión planetaria de la cultura occidental por
los requerimientos de la producción industrial y la necesidad
de trabajadores capacitados, ya que en otro tipo de culturas los
procesos de socialización y convivencia se reproducían (y en
algunos casos siguen reproduciéndose) de acuerdo a patrones
diferentes a los que se presentan en el mundo occidental. Lo que sí
es cierto es que por lo menos durante la segunda mitad del siglo XX
han existido diversas culturas juveniles que han tomado como uno
de sus referentes identitarios diversos ritmos y corrientes musicales
desde las que manifiestan sus visiones de mundo. Algunas de estas
culturas juveniles se identifican y hacen suyo un estilo musical
*El Colegio de Jalisco
200
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en particular, como los teddy boys ingleses, los provos holandeses
o los blousons noirs franceses; pero han existido otras que surgen
precisamente con la creación de una nueva corriente de música
juvenil, como el punk y la música electrónica.
Algunas de las más célebres de estas relaciones entre música
y culturas juveniles son los pachucos y el boogie, los rebeldes
sin causa y el rock & roll, los hippies y la música psicodélica, los
skinheads y el rock-skin (punk-rock + ska), los rockers y el hardrock inglés, los mods y el jazz progresivo con mucho de rock; entre
algunos más. En México han destacado los chavos de onda y el rock
& roll, y en los últimos años los chavos-banda y el rocanrol,1 los
cholos y las llamadas oldies, los taggers y el ska o el hip-hop, y los
ravers y la música electrónica.2
En la inmensa mayoría de los casos, resulta improcedente
hablar de las culturas juveniles sin mencionar los estilos musicales
que hacen suyos y, desde allí, todo un mundo simbólico de
referentes culturales que dotan de sentidos muchas de las prácticas
y visiones de mundo de miles o millones de jóvenes en el mundo.
Pero también resultaría incompleto hablar de muchas corrientes
musicales sin hacer mención de las culturas juveniles que le han
dado vitalidad por medio de complejos procesos de apropiación
cultural de sus referentes y su simbología.
Tal como puede verse, hablar de música y culturas juveniles es introducirse a un campo muy amplio y variado de
expresiones juveniles y corrientes musicales. Sin embargo, en
1 La diferencia entre el rock & roll del movimiento de la Onda (1966-1972) con el
rocanrol de las bandas juveniles (1978-1994), radica en que el primero dependió
mucho del rock & roll hecho en los Estados Unidos y la Gran Bretaña y, a pesar
de que existió una importante difusión de grupos mexicanos, pocos fueron los
que lograron crear sonidos propios que caracterizaran al rock hecho en México. El
término mexicanizado de «rocanrol» precisamente implica un complejo proceso
de apropiación cultural de esta música, imprimiéndole ritmos, cadencias, letras,
significados y variantes propias.
2 Con relación a las características, orígenes, contextos socioculturales, vestimenta,
música y otras expresiones de las culturas juveniles mencionadas y de algunas más,
véase Marcial, Rogelio. Jóvenes y presencia colectiva. Introducción al estudio de las
culturas juveniles del siglo XX. El Colegio de Jalisco, México, 1997.
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Ó IV LE EN SE S
201
este texto revisaré los casos, a mi parecer más destacados, de
este vínculo en el contexto de nuestro país. Si bien es cierto
que estas expresiones musicales tienen un origen definido que
comúnmente son los países desarrollados de habla inglesa (Gran
Bretaña y Estados Unidos), los procesos de apropiación de
referentes simbólicos han ocasionado que buena parte de estas
culturas juveniles se caractericen por lo global de sus principales
símbolos, pero lo local de sus formas de expresión, significación
y sentido.
EL ROCK: LA BANDERA CONTESTATARIA JUVENIL POR
EXCELENCIA
En México existen diversas expresiones de jóvenes en torno
a la cultura del rock y su simbología, desde la primera mitad de los
años cincuenta. Las primeras evidencias al respecto provienen de
la narrativa, el ensayo literario, el cuento y la novela, aún antes de
estudios provenientes de las ciencias sociales.3 Gracias a autores
como Federico Arana, Carlos Monsiváis, José Agustín, Parménides
García Saldaña, Carlos Chimal y Víctor Roura;4 conocemos muchos
de los procesos culturales por medio de los cuales sectores urbanos
de la juventud de la ciudad de México se apropiaron de una cultura
contestataria enraizada en el rock, que buscó abrir espacios de
expresión juvenil dentro de una sociedad conservadora y temerosa
de las manifestaciones de los jóvenes. Aunque sabemos también
de algunas experiencias al respecto fuera de la ciudad capital, el
3 Ello no niega que aún en la actualidad, la literatura continua aportando interesantes
narraciones sobre fenómenos asociativos de jóvenes mexicanos, como son el caso
de Chimal, Roura y el mismo José Agustín.
4 Arana, Federico. Guaraches de ante azul. Historia del rock mexicano (4 Vols.), Posada,
México, 1985; Monsiváis, Carlos, «La naturaleza de la Onda», en Amor perdido.
ERA, México, 1977 y «Diálogos con la juventud», revista Encuentro núm. 7, CREA,
México, agosto de 1984; Agustín, José. Contra la corriente. Diana, México, 1991; El
rock de la cárcel. Jomo, México 1991, Ahí viene la plaga. Jomo, México, 1991, De perfil
y otros relatos juveniles. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Tamaulipas,
México, 1995 y El hotel de los corazones solitarios. Patria, México, 1999; García
Saldaña, Parménides. En la ruta de la Onda. Diógenes, México, 1974; Chimal, Carlos.
Crines: otras lecturas de rock. ERA, México, 1994; y Roura, Víctor. Polvos de la urbe.
PLAZ, México, 1994, así como Y los vecinos tocando. Daga, México, 1999.
202
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centralismo que caracteriza a nuestro país ha dejado ver muy poco
lo que sucede fuera de ella.
En general, la temática de los rockanroleros mexicanos
(incluidos los covers fieles de los grupos «marginales») pecaba,
para nuestra mirada actual, de intrascendente, cursi e ingenua,
pero fue la misma temática de celebración del tiempo libre con
la que sus ídolos norteamericanos conquistaron a la »chaviza» de
la posguerra y a un auditorio juvenil urbano de otros países que
se sentía interpelado por el ritmo y por lo que decían esas letras.
En la Ciudad de México el rock and roll en términos de imagen,
sonido y letras se constituyó en espacio celebratorio y fungió de
rito de pasaje entre la edad infantil/adolescente y la adulta para
ciertos jóvenes clasemedieros y de clases altas urbanas.5
En los años sesentas, además de las experiencias violentas
hacia los estudiantes, también los conciertos de música rock
fueron el objeto de represiones policiacas y de la intolerancia
de una sociedad que no estaba dispuesta a comprender a sus
jóvenes. El gran evento del rock de esos años fue el «Festival de
Rock y Ruedas» de Avándaro en septiembre de 1971, realizado
en Valle de Bravo (Estado de México). Este festival fue el caso
más visible de una extensa actividad represiva por parte del
gobierno, para quien los jóvenes no tenían el derecho de elegir
la forma de divertirse que mejor les pareciera.
Al día siguiente la prensa al unísono condenó al
Festival de Avándaro en tonos escandalizados. Se dijo que
fue «una colosal orgía», «4 muertos», publicó El Heraldo de
México, «224 casos de intoxicados, quemados, atropellados,
fracturados y heridos; casas, autos y tiendas asaltadas; la
destrucción de árboles, sembradíos y líneas telefónicas es
el saldo del festival». En realidad los muertos fallecieron
5 Urteaga, Maritza, «Imágenes juveniles del México moderno». En Pérez Islas, José
Antonio y Urteaga Castro-Pozo, Maritza (coords.). Historia de los jóvenes en México.
Su presencia en el siglo XX. Instituto Mexicano de la Juventud, México, 2004, p. 63
(cursivas en original).
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Ó IV LE EN SE S
203
lejos de allí, sin la más mínima relación con el festival, y no
hubo robos, ni asaltos, ni pleitos, ni devastación más allá de
la basura que dejaron los participantes. [...] Sin embargo,
mientras los muchachos se enorgullecían de su civilidad,
Avándaro unió a México en su contra. Funcionarios,
empresarios, comerciantes, profesionistas, asociaciones
civiles y medios de difusión, además de las izquierdas y los
intelectuales, condenaron a los chavos que compartieron la
noche de su vida.6
Los rockeros (también como estudiantes preparatorianos
y universitarios) hicieron evidente el abismo que existía en la
sociedad mexicana de esos años entre la juventud y la población
adulta, sus instituciones, gobernantes, medios de comunicación,
etc. La emergencia de la juventud mexicana era ya evidente, así
como la creciente diversidad que la constituía.
En realidad, el tono de movimiento parecía una mezcla
de las primeras manifestaciones pro-derechos civiles en los
Estados Unidos y de las manifestaciones, contemporáneas al
movimiento, en París, Praga, Berkeley y otras partes, en las que
la solemnidad se combinaba con lo festivo y se hacía evidente
la existencia de una cultura contestataria compartida. Los
manifestantes de cabello corto y traje marchaban al lado de
quienes llevaban pantalones de mezclilla y pelo largo; las
mujeres que usaban traje sastre iban con aquellas que usaban
pantalones y minifaldas. En parte, esa diversidad reflejaba
diferencias generacionales. Pero también reflejaba la ecléctica
sensibilidad cultural de la población estudiantil, influida,
por una parte, por la historia del activismo estudiantil y, por
la otra, por la revolución del rock.7
6 Agustín, José. La contracultura en México. La historia y el significado de los rebeldes sin
causa, los jipitecas, los punks y las bandas. Grijalbo, México, 1996, p. 88.
7 Zolov, Eric. Rebeldes con causa. La contracultura mexicana y la crisis del Estado patriarcal.
Norma Ediciones (Col. Vitral), México, 2002, p. 153.
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Lo que sí fue evidente para muchos jóvenes de nuestro
país fue la necesidad de darle un sentido propio a las propuestas
musicales provenientes de los países angloparlantes, a través de sus
expresiones no sólo musicales, sino también culturales. Ello sólo
pudo ser posible gracias a un complejo proceso de apropiación
cultural en el que todo se adecua a las formas propias de los jóvenes
mexicanos, al menos de aquellos identificados con esta música y
sus expresiones.
[…] la llegada del rock and roll a México, su difusión y
comercialización por grupos de jóvenes mexicanos, constituyó
una forma de apropiación muy clara y concreta de lo moderno.
Asimismo, para un grupo considerable de jóvenes urbanos de
clase media, el rock fue también una bandera de identidad
juvenil, frente al conservadurismo, la tradición y la moral
represora de la época. El rock en México conformó para este
sector, el espacio idóneo para proyectar sus actitudes y expresar
emociones que les eran propias.8
Todo este ambiente (lúdico, por parte de los jóvenes; pero
represivo, por parte de las autoridades) dejó un importante
antecedente para cuando surgió el movimiento del rock nacional,
un rock que buscaba desde finales de los años setentas su propia
identidad, sus propias historias, sus propios actores, sus propias
expresiones; pero que fue hasta iniciada la década de los noventas
cuando muchas de sus propuestas lograron un lugar reconocido
más allá de nuestras fronteras.
DESDE LAS ZONAS URBANAS MARGINALES: EL ROCANROL
El rock ha propiciado un acercamiento a las culturas juveniles
urbanas que han hecho de esta música uno de sus principales
estandartes de manifestación cultural. Ello ha permitido
comprender las prácticas culturales-musicales de los jóvenes, a
través del rock como campo cultural. Podemos auxiliarnos de estas
manifestaciones musicales para comprender el complejo campo
8 Palacios, Julia, «Yo no soy un rebelde sin causa… O de cómo el rock and roll llegó a
México». Pérez Islas, José Antonio y Urteaga Castro-Pozo (coords.). Op. cit., p. 345.
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205
cultural en el que se mueve aquella juventud que se identifica con
esta propuesta musical. En aquellos momentos (década de los años
ochentas), la sociedad vio dividida a su juventud entre «fresas» (los
jóvenes integrados, de estratos sociales medios y altos, seguidores
de las modas juveniles propuestas por los medios masivos de
comunicación, y sin una crítica al sistema social en el que vivían) y
«chavos-banda» (los jóvenes disidentes, de estratos sociales bajos y
de extrema pobreza, críticos al sistema).9 En muy pocas palabras,
este complejo campo cultural del rock fue incomprendido por la
sociedad y sus representantes, que respondieron con medidas que
van desde la cooptación hasta la represión abierta.
Los jóvenes pandilleros fueron la cara oculta del sueño
mexicano hasta que en el marco de la crisis de los años ochenta,
emergerán masivamente los chavos banda en la periferia
marginal de la Ciudad de México y los cholos en los barrios
populares del norte del país. Ellos señalan la emergencia de
un nuevo actor juvenil: el joven de colonias urbanas obrero
populares; con formas organizativas propias: la banda, la
clica y un ámbito espacial de agregación: los barrios urbano
marginales. La espectacularidad de las prácticas culturales y
sociales de los chavos banda y los cholos (vestimenta, lenguaje y
conductas públicas violentas y autodestructivas) fue respondida
por el poder con represión policiaca (redadas, razzias, extorsión),
con infiltraciones e intentos de cooptación de sus líderes, y con
apoyos asistencialistas enmarcados en el Año Internacional de
la Juventud.10
Por ello, el rock puede ser, nos dice Urteaga, «una de las
instancias/lugares privilegiados de interpelación de identidades/
9 Habrá que aclarar que a la imagen de «chavo-banda» propia de las grandes urbes,
específicamente de la ciudad de México, hay que sumarle a los «cholos», jóvenes
en las mismas condiciones (disidentes, de estratos populares y marginados
culturalmente) que surgen en el mismo periodo pero en ciudades y poblados
expuestos a la migración internacional a los Estados Unidos, como Guadalajara,
Tijuana, Morelia, Mexicali, Culiacán, Matamoros, Ciudad Juárez, Nogales,
Aguascalientes, Monterrey, entre otras más.
10 Urteaga, Op. cit., p. 71.
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colectividades juveniles urbanas, una de las cuales, la «rockera»,
tendría una historia básicamente en la subterraneidad y/o
marginalidad social urbana».11
Partiendo del análisis de la identidad juvenil, el rock se
aprecia como parte de la identificación y significación en los
procesos de interpelación de identidades. La instancia idónea en la
que se interpela (se le puede enfrentar, se le puede ver, se le puede
palpar) a la identidad chavo-banda es el rock en tanto producto de
consumo cultural. Evidentemente, ello fue más nítido en la realidad
«rocanrolera» del Distrito Federal de los años ochentas y noventas;
aunque para los noventas y el inicio del siglo XXI, ciudades como
Guadalajara, Tijuana, Puebla, Toluca y Monterrey, entre otras,
lograron aparecer en el escenario rocanrolero del país.
Al buscar los significantes que ayudan a comprender el hecho
de que el rock mexicano, en tanto mercancía, motiva la convocatoria
de ciertos jóvenes que gustan de escuchar en vivo esta música, para
desde allí manifestar violentamente la inconformidad acumulada
en los «agandalles» cotidianos y brutales de los agentes policíacos,
este campo cultural se contempla como aquel contexto en el que
los «rockeros» mexicanos buscan abrir (y a veces sólo conservar)
los espacios idóneos para los «toquines» o «tocadas», frente a una
sociedad que estereotipa tales manifestaciones y unas autoridades
que fácilmente las reprime con fuerza; tal y como sucede en el caso
de miles de jóvenes punks en los suburbios del Distrito Federal.12
11 Urteaga, Maritza, «Jóvenes urbanos e identidades colectivas», revista Ciudades, año
IV núm. 14, Red Nacional de Investigación Urbana, México, abril-junio de 1992,
p. 36. Véanse también de esta autora «Rock mexicano, violencia y organización»,
ponencia presentada en el Foro ¿Qué onda con el rock?, CONACULTA/Culturas
Populares/IMER/DDF, Ciudad de México, noviembre de 1989; «Que qué onda
ése (un acercamiento al rock chilango de los ochentas)», suplemento cultural
Generación 90, año II núm. 23, El Día, México, 2 de enero de 1990; «Sé como tú
quieres ser», Unomásuno, México, 27 de mayo de 1990; «Con los pelos de punkta»,
El Ciudadano, año I núm. 5, México, junio de 1990; «El rock nuestro de cada día»,
suplemento cultural Generación 90, año II núm. 48, El Día, México, 18 de diciembre
de 1990; e «Identidad, cultura y afectividad en los jóvenes punks mexicanos», en
Medina, Gabriel (comp.). Aproximaciones a la diversidad juvenil. El Colegio de
México, México, 2000, pp. 203-247.
12 Véase Urteaga, Maritza. Por los territorios del rock. Identidades juveniles y rock mexicano.
SEP/Causa Joven/CONACULTA (Colección JOVENes, 3), México, 1998.
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Pero también es cierto que gracias al rock es posible reconstruir
ámbitos más específicos de la historia cultural de la juventud en
nuestro país, sobre todo aquellas realidades que «logran escapar»
de lo que sucede en el D. F. Autores como Antulio Sánchez, Adrián
de Garay, Rogelio Marcial, Cynthia Ramírez, Jorge Pantoja y
Pablo Hernández, reconstruyen algunas manifestaciones del rock
como «ventana de observación» de los procesos culturales de la
juventud mexicana, remitiéndonos a diversas prácticas en las que
quedan evidenciadas las estrechas vinculaciones entre este género
musical y los llamados «chavos-banda» o las «bandas juveniles».
Ciertamente, también empiezan a identificar nuevas tendencias
musicales como parte de las expresiones de diferentes culturas
juveniles de los años noventa.13
Por ejemplo, en Guadalajara el movimiento del rock logró un
importante auge que, más allá de compararlo con lo sucedido en
la «gran capital», para los involucrados durante su expansión llegó
a ser de tal envergadura, al grado de llamar a esta ciudad como la
«Catedral del Rock».
Guadalajara fue llamada por muchos, a principios de
los setenta, «la catedral del rock en México». Ignoro de dónde
salió la frase (probablemente de la ciudad misma). Quizá la
denominación, con todo y su connotación religiosa, era exagerada, pero se basaba en un hecho real y comprobable: la
cantidad de grupos que surgían aquí, con propuestas que en
muchos casos rebasaban a las que aparecían en las ciudades de
México o Tijuana, las otras dos urbes rockeras del país. En la
Guadalajara de entonces había grupos y una estación de radio
13 Sánchez, Antulio, «El rock como imaginación. Acerca de los entramados de la música»,
JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. Cuarta Época, año 2, núm. 6, Causa
Joven, México, enero-marzo de 1998, pp. 12-39; De Garay, Adrián, «Una mirada a
las identidades juveniles desde el rock. Interpretaciones y significados», en Ibid., pp.
40-53; Marcial, Rogelio, ««Dios bendiga a la banda y al rocanrol». Grupos juveniles
de esquina en la cultura del rock en México», en Ibid., pp. 54-71; Ramírez, Cynthia,
«Nómadas del fin del mundo. La música que en unos días no hablará de nosotros»,
en Ibid., pp. 72-83; Pantoja, Jorge, «La música siempre mueve multitudes. En busca
de pistas para la historia de la música popular», en Ibid., pp. 84-93; y Hernández,
Pablo, «Nezahualpolvo. Una historia a través de la música», en Ibid., pp. 94-100.
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que los programaba, había público y unos (pocos) lugares donde
podían actuar.14
Los grupos inolvidables del rock tapatío fueron Toncho
Pilatos, La Solemnidad (o simplemente La Sole), La Fachada de
Piedra, La Revolución de Emiliano Zapata y 39.4. La estación de
radio más conocida fue «la Estación Siete de tu Radio». Algunos
de los lugares propios del rock tapatío fueron los llamados «hoyos
funkis»15 como El Forum, El Modelo, Lucifer, el Caserón del
Club de Leones, El Palacio del Espectáculo, Starwood, Búfalo’s,
Pardiños, el Jim Morrison y otros «hoyos» localizados en la
Tuzanía, San Andrés, Zapopan y las calles cercanas a la Calzada
Independencia; así como tiendas de discos y otros espacios como
La Manzana Verde, El Quinto Poder, El Vértigo Bazar, Polifonía y
el Tianguis del Baratillo.16 En Guadalajara, el rock ha sido una de las
principales banderas de identificación y contestación de una parte
de su juventud, marginada y reprimida también, que ha estado
caracterizada por el cierre autoritario de los espacios en los que
se expresan los seguidores rockeros, como el foro mencionados
Bufalo’s, el Starwood y el Pardiños, en los años ochentas,17 y el
Rick’s, el Subterráneo y el Roxy, en lo noventa.18 Para el caso de la
14 Sánchez, Alfredo, «Los setenta en Guadalajara: del entusiasmo a la depresión». En
Rafael Valenzuela (coord.). El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de
Guadalajara/Federación de Estudiantes de Guadalajara, México, 2004, pp. 17-18.
15 Para entender el papel dentro de la cultura del rock de los llamados «hoyos funkis»,
pero también de otras manifestaciones musicales como el danzón, el mambo, la
guaracha e, inclusive, el tango, véase García Saldaña, Parménides, «Los hoyos
funkis». En Chimal, Carlos (comp.). Crines: otras lecturas de rock, citado, pp. 69-76.
16 Al respecto véanse Rico, Alfredo, «Del lado de allá. Un vistazo al rock marginal en
una charla con el Yonbin»; Navarrete, Paco, «Atrapados en los ochenta»; y Avilés,
Carlos, «Crónica de vuelo a ojo de insecto». Todos en Rafael Valenzuela (coord.).
El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de Guadalajara/Federación de
Estudiantes de Guadalajara, México, 2004.
17 Valenzuela, Rafael (coord.). El rock tapatío. La historia por contar. Universidad de
Guadalajara/Federación de Estudiantes de Guadalajara, México, 2004.
18 Marcial, Rogelio. Desde la esquina se domina. Grupos juveniles: identidad cultural y
entorno urbano en la sociedad moderna. El Colegio de Jalisco, México, 1996; y Marcial,
Rogelio. Jóvenes en diversidad. Ideologías juveniles de disentimiento: discursos y prácticas
de resistencia. El Colegio de Jalisco [Tesis de Doctorado en Ciencias Sociales], 2002.
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ciudad de Tijuana, la forma en que se introduce y desarrolla el rock
en esa ciudad fronteriza, que por sus características ha sido durante
muchos años la «puerta de entrada» de diversas manifestaciones
juveniles que han enriquecido su espectro cultural, nos permite
entender los fuertes lazos comunicativo y de interacción entre las
expresiones musicales y las prácticas juveniles.19 Por su parte, y
gracias al estudio de Tere Estrada, se conoce también el importante
papel de la mujer en el rocanrol mexicano, muchas veces olvidado.
Las mujeres rockeras también tienen una opinión, y una lucha,
dentro de las manifestaciones del rock.20
Sin embargo, una visión más global del rock en México puede
evidenciar que esta manifestación cultural juvenil es principalmente
un espacio lúdico, un espacio de ocio y «reventón», pero igualmente
un derecho cultural de millones de jóvenes a existir, desarrollarse
y expresarse según sus gustos y estilos. El rocanrol es una parte de
la cultura juvenil que aún no ha sido mediatizada y comercializada
en su totalidad, y ello da cuenta de la vitalidad y coherencia de sus
propuestas recogidas por millones de jóvenes en el país. Con la
inmejorable situación como protagonista central de la producción
de rock en México y gracias también a la posibilidad de establecer
contacto durante sus giras artísticas, José Luis Paredes Pacho21
(ex-baterista del grupo Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto
Patio) se acerca al rocanrol mexicano como manifestación cultural
y expresión cotidiana y plural de lo jóvenes urbanos en México.
Pacho, como mejor se le conoce dentro del ámbito cultural de
nuestro país, ubica el contexto en el que se desarrolla el rock en
México y destaca certeramente los principales responsables del
proceso de estigmatización al que ha sido orillado.
El rock mexicano se da en un país políticamente
centralizado, por eso no conoce su magnitud nacional y tiende
19 Valenzuela, José Manuel y González, Gloria (coords.). «Oye como va». Recuento del
rock tijuanense. Instituto Mexicano de la Juventud/SEP, (Colección JOVENes, 6),
México, 1999.
20 Estrada, Tere. Sirenas al ataque. Historia de las mujeres rockeras mexicanas (1956-2000).
Instituto Mexicano de la Juventud/SEP (Colección JOVENes, 7), México, 2000.
21 Paredes Pacho, José Luis. Rock mexicano. Sonidos de la calle. Pesebre, México, 1992.
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a ser reducido al trabajo de unos cuantos grupos de la capital.
Se da en un país paternalista, donde los jóvenes no tienen
acceso a espacios recreativos ni a lugares de ejercicio cultural
propios. El rock es cultura y, por qué no, reventón, pero se da en
un país patrimonialista que busca tutelar moralmente hasta el
empleo del tiempo libre y la creación cultural de cada uno de
sus ciudadanos. En consecuencia, el rock es todavía satanizado,
su práctica lúdica reprimida y su temática censurada. Se da
en un país sin democracia social, sin tribunales eficaces para
la defensa ciudadana, es decir, sin instancias que protejan a
la gente común contra el abuso del poder, la corrupción y la
violencia policiaca. En consecuencia, cualquier funcionario
puede cancelar sin apelaciones un concierto y la policía puede
reprimir las modas «excéntricas» de los jóvenes sin razón
alguna. Como complemento a estas limitaciones de la vida
cotidiana en nuestro país, los medios de comunicación tampoco
cumplen con su responsabilidad social de reflejar la diversidad
de la cultura popular. Están rígidamente controlados o siguen
líneas mercadotécnicas muy estrechas. [...] El rock en México es
excelente o pésimo, frívolo o crítico, como cualquier música, pero
sobre todo vital y diverso. [...] El rock mexicano se da en distintas
regiones de un país multicultural y en casi todas las clases
sociales. Incluso ha integrado a su sonido tradiciones musicales
de distintas regiones y épocas mexicanas y ello ha producido
diferentes resultados sonoros.22
Aún cuando el texto en cuestión no es el resultado de un
estudio académico sobre la temática del rock en México producido
en un centro prestigiado de investigación social, logra trascender el
ensayo periodístico que, sin restarle su mérito, había caracterizado
a los trabajos sobre culturas juveniles realizados fuera de los «altos
muros» de la academia.23 Pacho aprovecha su situación como actor
22 Ibid., pp. 12-13.
23 Véanse, por ejemplo, León, Fabrizio. La banda, el Consejo y otros panchos. Grijalbo,
México, 1985; y García Robles, Jorge. ¿Qué transa con las bandas? Posada, México,
1985.
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central del fenómeno, reconstruyendo el contexto social y cultural
en el que «se da», como dice, el rock mexicano; y reflexiona todo
ello con relación a la identidad cultural mexicana. Este trabajo
se redondea, por un lado, con el ensayo excelente fotográfico de
Pedro Valtierra;24 y por el otro lado, con una sugerente «versión
propia de los hechos» referidos a la historia cultural del rock en
México a cargo de la pluma de Carlos Monsiváis.25
La calidad del rock mexicano ha evolucionado hasta llegar
a niveles internacionales con grupos como El Tri (D. F.), Botellita
de Jerez (D. F.), Rockdrigo (D. F.), Caifanes (hoy Jaguares, D. F.),
Café Tacuba (D. F.), La Barranca (D. F.), Banda Bostik (D. F.),
Zurdok Movimento (Monterrey), Toncho Pilatos (Guadalajara),
La Solemnidad (Guadalajara), La Cuca (Guadalajara); así como el
desenvolvimiento a otras corrientes dentro del rock como el heavy
metal, black metal y el death metal con grupos como Luzbel (D. F.),
Next (D. F.) y Transmetal (D. F.).
LA ANARQUÍA Y LA REVOLUCIÓN CULTURAL:
EL PUNK ROCK
Una de las derivaciones del rock como práctica cultural es el
movimiento punk, iniciado en Londres a mediados de la década de
los setenta por jóvenes de estratos populares. Como una respuesta
a la inoperancia del pacifismo elegido por el movimiento hippie
en tanto arma de protesta y contestación juvenil, el punk recurre
a manifestaciones violentas al nivel simbólico desde la vestimenta
y los adornos corpóreos y, sobre todo, la música.
24 Paredes Pacho, Op. cit., pp. 61-80. Habrá que subrayar que los textos citados de Fabricio
León y Jorge García Robles cuentan también con excelentes trabajos fotográficos;
el primero del propio Fabrizio León a manera de postales, y el segundo a cargo
de Fabrizio León y Pedro Valtierra. Así como los textos citados de José Manuel
Valenzuela y Gloria González, como el de Tere Estrada, editados por el Instituto
Mexicano de la Juventud, se acompañan de un CD que recopila las principales
canciones del rock tijuanense, para el primer caso, y del rock hecho por mujeres,
para el segundo.
25 Monsiváis, Carlos, «Introducción. ¿Quién quiere triunfar en la política pudiendo
vender un millón de discos?». Paredes Pacho, Op. cit., pp. I-XV.
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Como adelanté en el apartado dedicado al rocanrol en
México, un importante camino que tomó el rock en la capital del
país fue el punk. Ciudad Nezahualcoyotl (suburbio de la ciudad
de México ubicado en el Estado de México) es el ámbito de
identidades grupales que se asocian al punk rock defeño. Este ámbito
sociocultural resulta muy significativo por sus peculiaridades, las
que han hecho de «Nezayork», sus jóvenes y la música punk todo
un imaginario colectivo propulsor de identidades articuladas en
torno a la alternatividad cultural.
Según la lógica de la socialidad propuesta por Maffesoli,
estas bandas y las que siguieron creándose y deshaciéndose,
ayudarían a la construcción no de una historia rockera
nezayorkina, sino a la «de un mito (el rock nezayorkino) en el
que participo». El elemento fundador de la ciudad de Nezayork,
en el imaginario de los jóvenes, es el binomio mito (rockanrol
nezayorkino)/territorio (de las bandas juveniles). Maffesoli
sostiene que es a partir de un imaginario vivido en común, como
se inauguran las historias humanas. Por un lado, la memoria
colectiva de los jóvenes nezayorkinos está conectada a sus
espacios próximos; por otro y, a través de figuras emblemáticas
como los ancestros pandilleros, trasciende a las bandas y los
ubica en una suerte de «estela o linaje» imaginario.26
Al considerar al rock mexicano como campo de producción
cultural, es posible entender la conexión entre la producción del
rock con la cultura de masas y la disputa por la hegemonía desde
las industrias culturales. El rock en México ha sido uno de los
campos desde donde se han creado identidades juveniles con claras
manifestaciones disidentes y posiciones relacionales múltiples.
Lo que los jóvenes rockeros comparten resulta ser un
dispositivo de códigos comunes en cuanto a orientación
valorativa que permite una clara distinción entre un «nosotros»
y un «ellos» cultural. Esto es definido por los actores sociales
como «una forma de vida», un «estilo de vida» que contraponen
26 Urteaga. Por los caminos del rock, citado, p. 192.
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a las imágenes televisivas hegemónicas y que se expresa en frases
como: «nosotros somos libertarios, los otros domestican a la
población» que, a partir de matices generacionales se concretaría
en lo siguiente: 1) en la generación rockanrolera [década de los
sesenta] la diferenciación se establece en términos lo sexuado
versus lo asexuado. 2) En la generación ondera [década de los
setenta], la contracultura es entendida como la transformación
del «ser» en contraposición al «tener» del establishment. Por
otro lado, la generación setentera generó «espacios alternativos»
donde la contraposición se dio en términos de «lo comercial»
versus «lo no comercial». 3) La generación punk [décadas de los
ochenta y noventa] critica y se opone a las condiciones sociales y
culturales existentes, a partir de asumir los signos emblemáticos
de la sociedad industrial, caricaturizándolos hasta lo grotesco.
En este caso, la contraposición se da a través de varios lenguajes:
la imagen, la palabra y el sonido.27
Por otra parte, gracias al rocanrol es posible abordar las
significaciones imaginarias que se están creando en el mundo
juvenil popular urbano en el que se mueven miles de jóvenes, esto
es, en la marginalidad social. Así, el movimiento punk de ciudad
Nezahualcoyotl logró trascender en los años noventa la limitada
organización de las bandas juveniles de los ochenta, gracias a que
dentro de la filosofía punk la organización más allá del barrio es una
necesidad para repeler la represión, marginación y estigmatización
social.
La primera categoría que se ponía en entredicho fue la de
banda. El movimiento punk criticaba desde sus fanzines28 y sus
expresiones colectivas esta expresión. Tanto el sustantivo como
el adjetivo banda eran repelidos, pues los conceptos emanaban
de las plumas amarillistas de los medios de comunicación.
Ante ello, el movimiento punk retoma y asume la organización
27 Ibid., p. 233.
28 Fanzine: revista informal de circulación limitada elaborada por los propios jóvenes
en condiciones de pocos recursos. Su nombre proviene del inglés fan (seguidor de
un grupo musical o una cultura juvenil) y magazine (revista).
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de colectivos,29 se expresa simbólicamente a través de fanzines,
busca opciones de supervivencia en las cooperativas y retorna a
profesionalizarse en las escuelas de educación media y superior.
Finalmente, hay que recordar que el punk salta al gueto ratonil
del barrio para inventar la idea de banda metropolitana.30
Los grupos más representativos del punk en México son
Atóxxxico (D. F.), Colectivo Caótico (D. F.), Rebel D’ Punk (D.
F.), Vómito Nuclear (D. F.), Masacre 68 (D. F.), SS-20 (D. F.), Secta
Suicida Siglo XX (D. F.), Yapps (D. F.), Sedición (Guadalajara),
Trincheras de Guadalajara (Guadalajara), Fallas del Sistema
(Guadalajara), Sin Razón Zoocial (Guadalajara), hermo
(Guadalajara), 208 (Guadalajara), D’C Cho (Guadalajara) y
Extinguidor (Guadalajara). Por su parte, a diferencia de la capital
del país, el punk fue seguido en Guadalajara por jóvenes de
estratos medios y medios bajos. Buena parte de ellos estudiantes
en niveles medio y superior, se conformaron colectivos como
Acción Subterránea y La Comuna Libertaria, los cuales mantienen
estrecho contacto con movimientos populares y organismos de la
sociedad civil, además de ser miembros fundadores del Tianguis
Cultural de Guadalajara.
EL CULTO A LA MUERTE: GOTHIC ROCK
Otra de las derivaciones del rock es la música gothic, que
se caracteriza por la reproducción de sonidos góticos, los ritmos
punks y letras que retratan una actitud catastrófica y negativa
sobre la sociedad de consumo, belicista, enajenada y destructora
del medio ambiente, haciendo una «súplica poética a la vida
extraterrena, al anhelo de otra realidad sobrenatural».31 Siendo
más preciso, la música gótica, como expresión de la dark wave,
29 Los colectivos son la forma básica de organización entre los punks.
30 Gaytán, Pablo. Desmadernos: crónica suburpunk de algunos movimientos culturales en la
submetrópoli defeña. Universidad Autónoma del Estado de México, México, 2001,
p. 191.
31 Monsalvo, Sergio, «Estética dark: melancolía por la muerte». Martínez Rentería,
Carlos (comp.). Cultura contra cultura. Diez años de contracultura en México. México:
Plaza y Janés, 2000, p. 193.
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aglutina varias subcorrientes del punk, como ethereal, illbient,
gothic, bluepop, spiritual trance, ambient retro y algunas variantes
de la música atmosférica; además de que esta cultura juvenil se
divide internamente en dark folk, bat cape, dead rock y otras.
Lo relacionado a la cultura juvenil, su desarrollo tuvo mucho
que ver con el hecho de que el movimiento punk, a finales de la
década de los setenta, había caído en descrédito por la forma en
que la industria cultural comercializó sus emblemas y símbolos
identitarios. Ello, poco a poco, había estado extirpando el fuerte
cuestionamiento anarquista del movimiento y empezaba a
convocar a jóvenes que se adherían a él, pero ya como una moda
juvenil. Muchos jóvenes radicales encontraron en lo referente a
una cultura asociada a la muerte y sus símbolos, nuevos sentidos
colectivos de disentimiento desde el aislamiento.
La imagen que empezaron a reproducir buscaba remarcar
un aspecto de muerte en cada uno de ellos, mediante maquillaje,
uñas largas, el color negro.32 Como pensamiento ético-religioso
con una visión distinta acerca de la vida y de la muerte, los góticos
nacen como un movimiento disconforme con el calvinismo del
siglo XVII al «romantizar» la muerte y las fuerzas oscuras desde
una visión sentimentalista.33
Internamente se reproduce una visión en la que de una
crítica participante y activa de los colectivos punks, se pasa a
un retraimiento a escala individual muy cercano a actitudes
de aislamiento y de desesperanza. Los jóvenes que siguen este
movimiento cultural, más allá de una metáfora, suelen ver la vida
a través del color negro. Algunos de ellos realizan rituales que los
acercan a la muerte, mediante el sacrificio de aves y roedores y,
para sí mismos, realizándose heridas individualmente en presencia
32 A esto se le ha llamado el dark wave (ola oscura), que incluye expresiones al interior de
la cultura punk como el industrial, el gótico, el dark, el fetish, hasta el cyberpunk. Véase
Vizcarra Dávila, Miguel. Jóvenes y disidentes: el caso de las identidades de resistencia
activa. Una aproximación a los skinheads-RASH, punks y psycos en Guadalajara.
Universidad de Guadalajara [tesis de Licenciatura en Sociología], México, 2002.
33 Véase al respecto Campbell, Colin. he Romantic Ethic and the Spirit of Modern
Consumerism. Blackwell Publishers (Colección Ideas), Gran Bretaña, 1993, pp. 134
y ss.
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de compañeros. Como muchas de las culturas juveniles existentes
en nuestro país, la ciudad de Tijuana fue la puerta de entrada de
este movimiento que pronto generó seguidores en varias ciudades
de México.
Siguiendo la ruta de Inglaterra-Estados Unidos, los
góticos llegaron a Tijuana. Así, comenzaron a deambular
seres noctámbulos, pálidos, demacrados, de aspecto enfermizo
o diabólico, quienes adoptaron el Paladium y La Casa de
Alvarado para reunirse en tardeadas y bailes. Algunos hombres
incoporaron faldas y medias en su atuendo, así como maquillaje
para desdibujar las huellas de irrigación sanguínea. Ojos oscuros,
uñas crecidas y largas cabelleras (componentes sin vida que
producen nuestros cuerpos). También incorporaron tatuajes:
altares íntimos que se ofrendan a la muerte, a los ángeles o a
las calaveras. Son figuras fantasmagóricas; émulos de zombies,
lloronas, vampiros o vicarios de la muerte. Los góticos produjeron
más de un susto a los despistados transeúntes que caminaban en
las noches por las calles tijuanenses y se enfrentaron a figuras
espectrales y lánguidas [...].34
En Guadalajara existen jóvenes seguidores del gótico que
se mantienen informados del origen, las características y las
subdivisiones del movimiento. Para ello editan fanzines, como sus
antecesores los punks, en los que se reproducen fragmentos de
poesía «gótica», recomendaciones de novelas, películas y música,
así como invitaciones a fiestas y tocadas en la ciudad. Entre estos
fanzines, los más conocidos son Muerte tapatía, Idiots rule, Oscura
desilusión, Cría cuervos, Profundo y Lamento sí sostenido. Además,
los programas de radio que difunden la música oscura también han
aportado mucho en la consolidación de este movimiento, como
Darkwave y Legado Oscuro (1010 AM). Solían ir a Les Fleurs du
Mort, una cafetería propicia para la cultura gótica que combina la
música oscura y el death metal.35
34 Valenzuela, José Manuel, «La siesta del alma. Los góticos y la simbología dark».
JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. México: Instituto Mexicano de la
Juventud, nueva época, año 3, núm. 8, enero-junio, 1999, p. 26.
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217
Al menos en Guadalajara, existen cuatro formas de ser
parte de la cultura darkwave. Por un lado, aquellos más discretos,
estéticamente mejor vestidos, menos gustosos por estar en lugares
donde hay mucha gente, fans de grupos musicales como los
clásicos he Cure, London After Midnight, Bauhaus, Christian
Death, Human Drama y Nick Cave & the Bad Seeds, así como
Lacrimosa, Alien Sex Fiend, Diamanda Galas, Macbeth, Hagar,
Fields of Nephilin, herion y Sex Gang Children; quienes se
adscriben a lo que llaman el «gótico original». El otro estilo gótico
es más exagerado, con atuendos más espectaculares que incluyen
otros colores además del clásico contraste entre ropa negra y
maquillaje blanco (como el violeta, morado, gris y color hueso),
que escuchan a grupos del dead rock como heatre of Tragedy,
Static X, A Perfect Circle, Korn, Tool, Dimmu Borgir, Cranes,
Roseta Stone, Gitane Demone, Corpus Deliciti, Virgin Prunes y,
en lo más comercial, Marilyn Manson, quienes se autoidentifican
como seguidores del dark. Además, están los que se identifican con
una filosofía de vida más volátil o, en todo caso, menos asequible, y
que se le conoce como el «estilo etéreo», representado por grupos
como Love is Colder han Dead, he Cranberries y Dead Can
Dance. Y finalmente, aquellos jóvenes tapatíos que han establecido
sugerentes vasos comunicantes entre la cultura dark, la música
industrial y la compleja cultura electrónica, y al que llaman el
industrial electro dark, cuyos grupos de culto son Apotygma Berzerck
y Blutengel. Bandas de música oscura o gótica en Guadalajara
han existido también de buena calidad, como Gladiatoria Clan,
Sueño de Luna, Anubis, Kaja Negra, Lesbian Bitches from Mars,
Frecuencia Tequila, Aves a Veces, Sociedad Secreta, Innegard,
Lumen, Arpa de Aura, Minsea, harsis, Non Mortis y Beu Ribe. Así
como artistas, colectivos, diseñadores y proyectos que se expresan
a través de ambientes «tenebrosos» como Coré (Angélica Guerra),
35 Ubicada en Morelos esquina 8 de Julio (en el centro de la ciudad), este cafetería logró
convertirse en un espacio de convivencia y diversidad cultural al que acudían desde
jóvenes darks y góticos hasta chavos fresas, pasando por rastas, punks y metaleros,
así como algunas otras expresiones de la «fauna juvenil urbana» de Guadalajara.
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Mortigan (Horacio Cordero), Carlos Larracilla, Ornela (Alfredo
Ornelas), Pinto (Juan Pablo Macías), José Fors, Laura Pacheco,
Gabriel Jiménez, Darkcastle, Diavolo insurrecto, Tenoch, Judith
Portocarrero, Nosferatu, Tomarte y Mentes Torcidas.36
MÁS ALLÁ DEL ROCK Y SUS DERIVACIONES:
DIVERSIDADES JUVENILES
Precisamente la diversidad cultural de los jóvenes obligó
a considerar otros géneros musicales (el rap, el hip-hop y el triphop, las oldies, el ballenato, la música rave, el tecno, el house y el
psychodelic trance, la música pop, el blues y el jazz, la cumbia y el
merengue, la música tex-mex y aquella conocida como norteña
o grupera, el grunge, etc.), y cuestionar seriamente el axioma de
exclusividad sobre el carácter «contestatario» propio de la música
de rock en torno a las expresiones juveniles. El carácter rebelde,
solidario, festivo, unificador, integrador, contestatario, etc., dota
a las diversas manifestaciones musicales de los jóvenes según las
intenciones culturales de los actores sociales y el contexto histórico
y social en que se llevan a cabo, y no dependen de un estilo musical
específico. Ciertamente, la propia historia del rock lo ha convertido
en una de las principales banderas de la inconformidad juvenil,
pero la diversidad cultural hoy vigente ha demostrado que las
impugnaciones y críticas de diferentes niveles pueden llegar
a hacerse desde muchas prácticas culturales y diversas notas
musicales con orígenes disímiles. Esto es, desde diferentes rolas,
ruidos y bandas.
Dedicada buena parte de nuestra energía en conocer
y explicarnos el mundo de las bandas juveniles, donde no
faltó quien creyera que ahí se encontraba el nuevo sujeto
revolucionario, o bien, quienes suponíamos que todos los jóvenes
que consumían rock despreciaban y rechazaban otros géneros
musicales, la cambiante realidad social nos ha enseñado que
también los jóvenes clasemedieros y burgueses construyen sus
36 Al respecto véase López, Sergio. Estética de la finitud. Expresiones de identidad de la
comunidad gótica en Guadalajara. Universidad de Guadalajara (Tesis de Licenciatura
en Sociología), México, 2005.
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propias redes de solidaridad y que la juventud ya no se aferra a
un solo estilo musical.37
No sólo la juventud mexicana se encontraba de lleno en
un proceso de diversificación cultural y política, al ir pasando
la década de los noventa, y ello obligó a quitar del centro de
atención en el rock y sus derivaciones (metal, punk, gothic).
Además, dentro del mismo contexto, algunos de los músicos
mexicanos supieron encarar las nuevas propuestas provenientes
de distintos y lejanos puntos del planeta, fusionando en el rock
ritmos, tendencias, sonidos y letras de muy diversos géneros y
creando, con ello, sus propias propuestas que difícilmente se
limitaban al rock «más puro».
La nueva revolución callejera: el ska
Ejemplificando el proceso referido líneas arriba de
diversificación cultural entre los jóvenes, aparece un movimiento
musical y cultural que hace de la rebelión callejera y cotidiana
el centro de sus demandas: el ska jamaiquino. Son diversos los
espacios, imágenes, letras y ritmos, de este otro género musical
que ha convocado masivamente a los jóvenes en ciudades como el
Distrito Federal, Tijuana, Mexicali, Ensenada, Monterrey, Toluca,
Guadalajara, Tepic, Culiacán, Mérida, Cancún, Cuernavaca, San
Luis Potosí y Querétaro, entre otras.38 Los ritmos afroantillanos
que se originaron del ska (reggae, mento, calipso, akete, etc.),
unidos a condiciones de exclusión social y cultural de sus jóvenes
seguidores, también se han convertido en vehículos de la disidencia
juvenil y en constructores de identidades colectivas a lo ancho de
nuestro país.
Como uno de los grupos pioneros en este ritmo en nuestro
país, La Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio marcó la
37 De Garay, «Una mirada a las identidades juveniles desde el rock...», citado, p. 52. El
propio autor enfatiza la necesidad de «abrirse» a las diversas expresiones juveniles.
38 Al respecto ver Analco, Aída y Zetina, Horacio (coords.). Del negro al blanco. Breve
historia del ska en México. Instituto Mexicano de la Juventud/SEP (Colección
JOVENes, 10), México, 2000.
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pauta para otros grupos como Tijuana No (Tijuana), Salón Victoria
(D. F.), Panteón Rococó (D. F.), Los de Abajo (D. F.), Santísima
Trinidad (D. F.), La Tremenda Korte (D. F.), Sekta Core (D. F.),
Los Estrambóticos (D. F.), Skarlatina (San Luis Potosí), Arre Lulú
(Monterrey), Inspector (Monterrey), La Zaña (Guadalajara) y La
Celestina (Guadalajara).
Este género musical ha sido apropiado por varias culturas
juveniles en el mundo, y particularmente en México. Una de ellas,
los skinheads, han aderezado los ritmos punks con fuertes dosis
de ska, sobre todo a partir del movimiento conocido como Oi! El
nombre skinhead quiere decir «cabezas rapadas», debido a que sus
integrantes se rapan como forma de identificación. Tienen una
vestimenta propia y usan las patillas poco crecidas. El culto a la
imagen y la estética es muy fuerte entre estos jóvenes.
Se empezaron a formar pequeños grupos (conocidos
como mods) que se asociaron a un territorio, lo demarcaron y lo
defendieron de los intrusos. En la confluencia de algunos jóvenes
mods con otros jóvenes seguidores del movimiento de rudie boys39 en
la ciudad de Londres, se conforma una cultura juvenil fuertemente
ligada a los valores culturales de la población obrera de la Inglaterra
de los años sesenta. En México, algunos de los grupos de música
skin más conocidos son Sector Oi! (D. F.), Virus (D. F.), Barra Brava
(Tijuana) y Alerta Guerrilla (Guadalajara). Grupos que sirven de
entorno musical a organizaciones de jóvenes skinheads anarquista
y antifascistas como RASH Guadalajara (Red & Anarquist
Skinheads), quienes hacen cotidiano su deslinde del movimiento
que ellos llaman como boneheads (cabezas huecas)40 conformado
por skinheads fascistas y neonazistas que no han podido aceptar
que sus orígenes como movimiento cultural provienen de raíces
afroantillanas (ska), por el desprecio racial, social y cultural hacia
latinos, asiáticos, africanos, homosexuales y vagabundos.
39 Con relación a las formas de expresión, referentes culturales y orígenes de los
movimientos de jóvenes modernists (mods) y rudie boys (rudies), véase Marcial,
Rogelio, Jóvenes y presencia colectiva, citado, pp. 63-67 y 73-78.
40 Llamados también «naziskins».
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El ska también ha sido la bandera musical del movimiento
tagger en la ciudad de México. A diferencia de otras ciudades
como Guadalajara, en donde los jóvenes grafiteros se identifican
con el movimiento afroamericano del hip-hop (al que me refiero
más adelante) debido a los fuertes flujos migratorios al suroeste
norteamericano, el ska le ha dado voz a los taggers defeños, uniéndose
a la imagen visual de las creaciones en bardas, puentes vehiculares,
edificios, anuncios exteriores, bancas, postes, vidrios, coches y
cualquier superficie posible de ser grafitiada. Al movimiento tagger
haré mayor referencia cuando hable de la cultura del hip-hop.
También desde el caribe: el reggae
Otra cultura juvenil muy extendida es aquella que se
desprende la cultura rasta (de Ras Tafari, líder del movimiento
filosófico-religioso en Etiopía) y que tiene su origen también
en la isla caribeña de Jamaica, específicamente en su capital
Kingston. Conjuntando de manera particular tres aspectos
como fuente identitaria, a saber, la recuperación de su historia
desde sus orígenes en el continente africano y la esclavitud; la
re-interpretación de la religión judeo-cristiana, junto con la
religión pentescostal y otras de origen africano; y la creación del
reggae, una música con origen en ritmos africanos y caribeños,
tales como el calipso y el ska, siendo Bob Marley su impulsor
y el exponente más conocido a escala internacional; miles de
jóvenes jamaiquinos conformaron un movimiento políticocultural durante los años sesenta y setenta en el que fueron
identificados como rudies.41
Por los fuertes flujos migratorios de jóvenes jamaiquinos a
Inglaterra, muchos de los símbolos de expresión de este movimiento
fueron retomados, primero en Londres, y posteriormente en
muchos países europeos y los Estados Unidos. La comercialización
41 Para entender la expansión de la música jamaiquina alrededor del mundo occidental,
así como las diversas expresiones juveniles asociadas a esta cultura caribeña, véase
el excelente libro de Giovannetti, Jorge. Sonidos de condena. Sociabilidad, historia y
política en la música reggae de Jamaica. Siglo XXI, México, 2001.
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de la música reggae hizo que para los años ochenta y noventa
existieran jóvenes simpatizantes de esta cultura juvenil en casi
todo el mundo occidental. Son pocos los países en los que, de
alguna manera u otra, la música reggae no haya influido en los
grupos locales durante los años ochenta y noventa. Las expresiones
culturales de este movimiento juvenil fueron el tema de la película
he Reggae Movie (Randy Rovins, 1995), la cual ha sido distribuida
a casi todo el mundo; además de la clásica he Harder hey Come
(Perry Henzell, 1972), protagonizada por Jimmy Cliff, uno de los
músicos de reggae más reconocidos, junto con Bob Marley y Peter
Tosh.
En Guadalajara los jóvenes rastas han retomado muchas de
estas expresiones, las que han sido actualizadas y acondicionadas
a formas culturales de expresión y relación por parte de sus
integrantes. La vida en armonía con la naturaleza y sus semejantes;
el respeto a la diversidad sexual y cultural; una filosofía pacifista en
contra del consumismo y en defensa del medio ambiente a nivel
planetario, la presencia permanente de un grupo numerosos de
percusionistas en el tianguis cultural cada sábado, el cual permite la
incorporación de ejecutantes y bailarinas espontáneos para realizar
improvisados performances, la conformación de «comunas urbanas»
y la artesanía como uno de sus principales medios de subsistencia,
son los ejes que articulan sus manifestaciones culturales. No sin
dejar las asiduas noches de música y armonía en antros como La
Mutualista, Djembé y Murga Bar, con conciertos de grupos como
La Tirlanga, Mala Leche, La Celestina, X-Cantina, Grand Mama,
Monte Bong, Natty Congo Sound System, Repatriazion, Semiyero,
Dr. Myal, Golden Ganja y La Yaga. La apuesta a una convivencia
inclusiva por parte de los seguidores de este movimiento cultural
ha permitido que en él se entremezclen jóvenes pertenecientes a
estratos sociales diversos.
La música en mi barrio y mi cantón:
las oldies, la onda grupera y el ballenato colombiano.
En la segunda mitad de la década de los setenta aparece
en la ciudad de Los Ángeles el movimiento cholo, compuesto
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básicamente por jóvenes mexicanos o hijos de mexicanos, que
fueron los herederos de los pachucos en muchos sentidos (uso de
tatuajes, consumo ritualizado de sustancias prohibidas, elaboración
de murales o grafitis, reproducción de formas peculiares de
identificación en el vestir y en el hablar, etc.). Principalmente,
los cholos buscan, como sus antecesores, mecanismos de defensa
étnica y grupal frente a una sociedad anglosajona fuertemente
racista y violenta, encontrando en símbolos mexicanos como La
Raza, Aztlán y la cultura prehispánica, fuentes de inspiración y
combatividad cotidiana.
Para los inicios de la década de los ochenta, este movimiento
juvenil se expandió a las principales ciudades en ambos lados de
nuestra frontera norte (San Diego, McAllen, El Paso, Tucson,
Laredo, San Antonio, Brownsville, Tijuana, Mexicali, Cd. Juárez,
Monterrey, Matamoros, Chihuahua, Nogales, Reynosa, Nuevo
Laredo, Ensenada), y debido a las fuertes corrientes de migración
de mexicanos a los Estados Unidos, la presencia de jóvenes
cholos se notó en algunas ciudades de los estados de Sonora, Sinaloa, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Jalisco, Michoacán,
Guanajuato y el Estado de México.
En la actualidad, algunas bandas cholas en diferentes ciudades
de México están retomando los referentes culturales y las formas
de expresión del movimiento de jóvenes chúntaros, originario de
Monterrey, y con una fuerte influencia de la cultura del narcotráfico
desde Colombia y de la cultura de la migración a los Estados
Unidos. Con una actitud más propicia a las «mezclas» culturales
entre «lo mexicano» y «lo gringo», evidenciado principalmente
en su forma de vestir con los elementos más tradicionales del
cholismo (paliacate, mezclilla, red en la cabeza, wainitos, etc.), junto
con alguna playera o jersey de equipos norteamericanos de fútbol
americano, béisbol y hockey sobre hielo, esta nueva generación de
jóvenes expuestos a la migración internacional encuentra sentido
en los referentes culturales provenientes de ambos lados de nuestra
frontera norte. A su vez, la música oldies (rock and roll de los años
cincuenta y sesenta, sobre todo el rock steady y el rockabilly) de los
jóvenes cholos está siendo aderezada con la cumbia y el ballenato
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colombianos (música con ritmos recuperados de la polka y la
cumbia cubana, combinados con el reggae, el ska, el ragamufin
norteño, el rap y el hip-hop, y una enorme fuerza del acordeón
como instrumento central), cuyas letras tienen mucho que ver
con la cultura del narcotráfico, la emigración ilegal a los Estados
Unidos, las condiciones laborales de esos migrantes, etc. El único
grupo mexicano, originario de Monterrey, que se ha adentrado en
esta corriente musical del chúntaro style es El Gran Silencio. Por
su parte Celso Piña, también de Monterrey, cuenta con una larga
trayectoria artística que hace poco se dio a conocer con la edición
de dos CDs, en los que demuestra que la cumbia y el ballenato
colombianos también surgen desde los barrios regiomontanos.
Otra variedad de la relación entre música y expresiones
juveniles lo constituye la llamada música «grupera» (onda
grupera), dentro de la que se incluyen la música «ranchera», la
«tecnocumbia», la música «tex mex», los «narcocorridos», la
música de «tambora», boleros, cumbias y música romántica.
Corriente musical que también ha sido retomada dentro de
muchos barrios en los que confluyen jóvenes cholos. La diversidad
cultural y la búsqueda por terminar con los estereotipos hacia
este tipo de música y sus seguidores, están por detrás de toda
una cultura que resalta como épicas las experiencias vitales
de emigrantes, narcotraficantes, marginados y trabajadores
agrícolas en diversas partes de México, Sudamérica y los Estados
Unidos.
En el fenómeno grupero convergen muchas cosas. Entre
otras están la mezcla cultural, un imaginario que reivindica
el estigma, lo popular que se imbrica con lo masivo, y a
través del gusto por la música, una forma significativa de
socialización y consumo juvenil.42
42 Morín, Edgar, «Vaqueros y gruperos en el rodeo de Santa Fe. La reorganización de lo
real por el imaginario cultural», JOVENes. Revista de estudios sobre juventud. Instituto
Mexicano de la Juventud/SEP, nueva época, año 4, núm. 11, México, abril-junio,
2000, p. 7. Morín llama la atención de la fuerte convocatoria de la corriente grupera
entre la juventud mexicana.
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Este género musical y sus referentes culturales llegan
desde los primeros años de la década de los noventa a la ciudad
de México desde la frontera norte, pero existe un camino de
regreso que retoma tendencias generadas en la «gran capital»,
retroalimentando el fenómeno juvenil y fomentando la existencia
de miles de seguidores en espacios y regiones muy diversas.
En el norte y en el centro de nuestro país esta corriente
musical se ha afianzado de manera impresionante en los
diversos sectores juveniles, incluyendo a jóvenes rurales y
urbanos, pobres y clasemedieros, tranquilos y rebeldes (como
el caso de los cholos, jóvenes desafiantes y transgresores a
la vez que gruperos). Así, independientemente de nuestros
juicios sobre calidad (la calidad, se dice ahora, la determina
el cliente; y el cliente es el que paga), belleza y refinamiento de
la música grupera, no es posible eludir este fenómeno social
y musical.43
A pesar de que el fenómeno de «música grupera» se ha
expandido a jóvenes y adultos de diferentes estratos sociales e,
incluso, fuera de las grandes ciudades, y cuyo vínculo está más
relacionado con la migración a los Estados Unidos, muchos
jóvenes cholos y otros más identificados como chúntaros han
hecho suyos algunos grupos y ritmos de esta corriente musical.
La herencia afroamericana: el rap y el hip-hop
La práctica del grafiti más allá de las bardas del barrio
propio, junto con estilos de música definidos, formas de baile y
otros referentes culturales, tienen sus orígenes en un movimiento
cultural surgidos en los barrios negros por parte de jóvenes que
43 Castro, Rocío y Guerrero, Antonio, «Jóvenes gruperos en Aguascalientes. Para
rescatar lo juvenil y lo regional». JOVENes. Revista de estudios sobre juventud.
Causa Joven, cuarta época, núm. 4, abril-junio, México, 1997, p. 48. Este artículo,
con algunas modificaciones en las que se relaciona el movimiento grupero con el
cholismo, apareció como «Gruperos y cholos en Aguascalientes». Espacios. Cultura
y sociedad, nueva época, año VII, núm. 26/27, Instituto Cultural de Aguascalientes,
México, julio-diciembre, 1997, pp. 51-65.
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se negaban a participar en el proceso de «guetización» de sus
ciudades; proceso que era el intento de las autoridades por
mantener a los jóvenes encerrados en zonas según los grupos
étnicos minoritarios en los Estados Unidos, «encerrando» así
también sus expresiones, sus carencias y problemáticas.
Tratando de superar la violencia de las bandas (gangs)
de los años setenta, algunos jóvenes de origen afroamericano
vuelcan en la música y el baile sus críticas al sistema y, desde allí,
compiten simbólicamente con el fin de erradicar los mortales
enfrentamientos entre ellos. Así, «levantarse»44 pretendió ser
un recurso para salir del barrio y «apoderarse» de la ciudad.
Los taggers (etiquetadores o marcadores, en español) retoman
las principales expresiones del movimiento del hip-hop, basado
en una serie de reivindicaciones de la población afroamericana
radicada en los Estados Unidos que son aprendidas por miles
de jóvenes mexicanos cuando migran a ese país en búsqueda
de oportunidades que no encuentran en México. Actualmente
englobado en la cultura del hip-hop, el grafiti es la expresión
gráfica del movimiento, la cual se articula con las expresiones
musicales del deejaying, el rapping y el b-boying; conformando así
una compleja ideología que tiene su origen en el barrio negro del
Bronx, en la ciudad de Nueva York.
El deejaying (conocido también como turntabling) es
una forma novedosa en esos años de mezclar música, creando
sonidos propios, mediante el manejo simultáneo de dos o más
tornamesas (aparatos para los discos de acetato, que en inglés
se llaman turntable). El nombre de deejaying proviene de las
iniciales en inglés de disk jokey, o dj, vocablo con el que se le
conoce al artista que realiza este tipo de mezclas. Un recurso
propio de este movimiento es el conocido como scratching (que
se podría traducir como «rasgueo»), consistente en avanzar y
retroceder el disco con la mano de manera rítmica, para con
ello reproducir sonidos parecidos a un rasqueteo. En ocasiones
44 «Levantarse» (del inglés getting up) se refiere a darse a conocer mediante el grafiti, el
baile o el rapeo.
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Y
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se recurre a sonidos con la boca, también reproduciendo un
ambiente novedoso de ensambles sonoros con un alto grado de
improvisación. Se reconocen a Kool Herc, Afrika Bambaataa y
Grandmaster Flash como los djs pioneros que hoy son verdaderas
leyendas o iconos del movimiento del hip-hop.45
Lo referente al rapeo o rapping (que también se conoce
como mc’ing, ya que a quienes cantan se les llama MC por las
siglas en inglés de Master of Ceremony, Maestro de Ceremonia)
es la manifestación verbal del movimiento, cuya característica
consiste en cantar en forma de verso la problemática que se vive
en los barrios negros. También con mucha improvisación, la
inmensa mayoría de las letras son fuertes críticas y serias demandas
sociales y culturales que evidencian las condiciones negativas de
reproducción social a las que es sometida la población negra en los
Estados Unidos. Normalmente, el mismo artista es dj y mc, aunque
existen muchos mcs que no mezclan música.46
Finalmente, la actividad del b-boying es la expresión corporal del movimiento. Mediante actitudes y estilos peculiares, la
45 Kool Herc, cuyo verdadero nombre es Clive Campbell, inmigró de Jamaica a Nueva
York a la edad de 18 años. Afrika Bambaataa perteneció a la pandilla Black Swords
(Espadas Negras) y fue fuertemente golpeado por policías en enero de 1975. Por
lo anterior, Bambaataa abandona la banda y decide incursionar como artista en la
expresión de los djs, promoviendo la no violencia y la expresividad creativa propia
de los jóvenes afroamericanos. Su nombre lo retoma de un jefe zulu que se opuso
a la colonización inglesa de Sudáfrica, promoviendo la unificación de las tribus
de ese país. Bajo esta visión, funda el movimiento conocido como Zulu Nation,
del que retoma la experiencia de propiciar la unidad aún desde orígenes diversos,
promulgando el reconocimiento de negros, mexicanos, puertorriqueños, cubanos,
asiáticos. La idea central fue la de rechazar cualquier tipo de discriminación por
razones de color, religión o ideología, para superar los enfrentamientos entre bandas
y pasar a un movimiento de unidad y resistencia en el corazón mismo de los Estados
Unidos. El pacto conocido como Universal Zulu Nation estipulaba el compromiso
de terminar con la violencia callejera por parte de los seguidores del movimiento.
Finalmente Grandmaster Flash, cuyo verdadero nombre es Joseph Saddler, nació en
enero de 1958 y fue el líder del grupo de rap Grandmaster Flash & he Furious Five,
formado en el Bronx en 1976 (Al respecto véase Bazin, Huges. La culture hip-hop.
Desclée de Brouwer, París, 1995).
46 Una buena reproducción del «enfrentamiento» entre mc’s (conocidos como batles
o «batallas») dentro del ambiente del hip-hop, se presenta en la cinta 8 Mile,
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acrobacia y los movimientos espectaculares compiten al bailar
originalmente el ritmo que se conoció como breaking dance
y que se repitió con el rap y el trip-hop. Desde los movimientos
mecánicos que tratan de copiar a un robot, hasta espectaculares
brincos y giros con la cabeza sin sostenerse con las manos, piruetas,
juego de piernas, contorsiones, movimientos que tratan de dar la
imagen que una onda recorre el cuerpo desde los pies pasando
por todo el cuerpo hasta la cabeza; los b-boys trataron de llevar
al baile la competencia entre bandas rivales.47 Destacar en ello,
o como artista en el diseño de grafitis o en la improvisación del
rapeo, dotaba de mucho prestigio a la banda de origen frente a
las demás. En nuestro país existen grupos de hip-hop de calidad
como Control Machete (Monterrey), Fermín IV (ex vocalista de
Control Machete, después de convertirse a la religión cristiana),
Boca Floja (D. F.), Microfunk (D. F.), La Otra Escoria (Guadalajara,
desaparecida), Instinto Animal (Guadalajara, surgida de La Otra
Escoria), De Las Cenizas (Guadalajara, surgida de La Otra Escoria
pero ya desaparecida), De Lo Simple o DLS (Guadalajara), Twisted
Minded (Guadalajara), VSTO2 (Guadalajara), Suciedad Anónima
(Guadalajara), Golosinómano (Guadalajara), Plata o Plomo
(Guadalajara) y Tono Zordo (Guadalajara).48
El regreso a la psicodelia: la música electrónica
Otro ámbito de esta relación entre música y jóvenes lo
representa el movimiento rave, el cual ha impactado a millones
de jóvenes en diversas partes del mundo. En México, sabemos
de las fiestas rave, las formas de organización de sus seguidores,
sus formas de expresión, vestimentas, performances, el «éxtasis»
protagonizada por el rapero blanco Eminem. 8 Mile es un suburbio urbano de la
ciudad de Detroit (ubicado en la milla número 8 de la autopista de entrada a la
ciudad) habitado por población blanca fuertemente marginada (conocida de manera
estigmatizada como white trash o «basura blanca»).
47 Incluso, y como reivindicación de las mujeres participantes en estas «batallas de
baile», también debe hablarse de b-girls.
48 Agradezco a Jorge Alberto Espinoza Guzmán los datos sobre algunos de estos grupos
originarios de la escena tapatía.
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(droga sintética) como acompañante primordial de algunos
jóvenes ravers; así como también los diversos estilos de vida
que surgen alrededor del ocio, la fiesta y el «reventón» entre los
jóvenes de este nuevo milenio.49
La cultura rave surge a fines de los años ochenta en Inglaterra
(especialmente en Manchester) y en Alemania (especialmente en
Berlín) como un movimiento cultural juvenil en torno a un tipo
de música para bailar y todo el ambiente apropiado que «debe»
rodearlo. Este movimiento juvenil es mucho más complejo que
eso, llegando en muchos casos a ser vivido más como una forma
de ser joven y no tan sólo como una moda desechable en el bailar.
Creando, para quienes participan en las fiestas, los raves, un
espacio único de convivencia y expresividad, una oportunidad
imperdonable para estar juntos.
Un fantasma electrónico recorre el mundo. El movimiento
rave posee hoy una implantación mundial de fuerza insoslayable.
Además de la experiencia musical, el rave posee una gran
cohesión colectiva (debido a su carácter fuertemente gregario),
la cual no invalida la búsqueda persistente de expresiones
individualizadas. La disposición a estar juntos otorga la base
física para el despliegue emocional. El cuerpo conforma nuevos
campos discursivos, en los que la gestualidad posee los créditos
protagónicos. El cuerpo es discurso de unidad, de disposición
sexual, de capacidad eufórica y recurso escenográfico. De esta
manera, lo corpóreo proporciona significado al biocentrismo
rave y define muchos de sus códigos comunicativos, mientras
que la sociabilidad (como disposición emotiva de permanecer
juntos) aporta su cuota como argamasa de la experiencia de
coincidir.50
49 Véanse al respecto Valenzuela, José Manuel. El paso del Nortec: this is Tijuana. Trilce
Ediciones/CONACULTA/Océano/Instituto Mexicano de la Juventud/El Colegio
de la Frontera Norte/UNAM, México, 2004; Reguillo, Rossana, «Taggers, punks
y ravers: las impugnaciones subterráneas». Jorge Alonso y Juan Manuel Ramírez
Sáiz (coords.). La democracia de los de abajo en México, UNAM/La Jornada/Consejo
Electoral del Estado de Jalisco, México, 1997; Marcial, Rogelio, «Ravers», Jóvenes y
presencia colectiva, citado, pp. 106-111; y Lara, Camilo, «La insoportable levedad del
rave». Viceversa, México, núm. 21, febrero de 1995, pp. 3-6.
50 Valenzuela, José Manuel. El paso del Nortec: this is Tijuana, citado, p. 59.
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Esta cultura juvenil puede encontrar conexiones históricas
con la década de los años sesenta, cuando aparecieron drogas
como el ácido lisérgico (LSD) y el MDMA (en forma de éxtasis),
así como algunas ideologías anarquistas, pacifistas y humanistas.
Es destacable la aportación que le dota la música industrial (del
movimiento del darkwave), así como el Avantgard alemán. De
la misma forma, la evolución de la música electrónica es otra
fuente importante del surgimiento de la cultura rave, evolución
que ha llegado a crear nuevos géneros musicales como el techno,
el new wave, el progresive, el house, el trance, el gabber, el jungle,
el acid jazz, el acid house, el acid trance, el hardtrance, el trance
house, el goa, el breakbeat, el electro dark, el psychedelic trance, el
hardcore, el tribal, el full on y otras derivaciones y subgéneros. Del
escenario europeo con grupos como Kraftwerk, Tangerine Dream
y Depeche Mode, así como las primeras fiestas rave en Manchester
e Ibiza entre 1987 y 1988, el movimiento llega a Estados Unidos
en el inicio de los noventa. En México, los DJs51 y artistas que han
presentado actos en vivo con gran calidad han formado colectivos
como Nortec (Tijuana), Nopal Beat (Guadalajara) y God is my
Name (Lagos de Moreno).
En Guadalajara las fiestas electrónicas empiezan a ser
comunes desde inicio de los años noventa, y algunos DJs
tapatíos llegan a ser tan famosos como los de Tijuana y el
Distrito Federal. Sin embargo, las posibilidades de realizar estas
fiestas cada vez se ven más reducidas. En primer lugar, por la
insistente desconfianza de la sociedad tapatía hacia los espacios
impulsados por los propios jóvenes (sin mediadores de ningún
tipo) para expresarse y divertirse; y en segundo lugar, debido
también a las implicaciones fiscales que este tipo de eventos
conlleva en el sentido de su reglamentación (pago de impuestos)
por ser lucrativas (cobrar por entrar al lugar), y la negación por
parte de sus organizadores de ver reducidas sus ganancias. Estos
51 Los DJs (Disc Jockeys), mejor conocidos como diyéis, por su pronunciación en inglés,
son quienes amenizan las fiestas programando y mezclando la música, también
llegando a crear sonidos y composiciones propias.
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231
pretextos, y algunos otros, han propiciado que el hostigamiento
policiaco a jóvenes seguidores del movimiento electrónico en
Guadalajara haya alcanzado niveles exagerados.
La vitalidad del movimiento electrónico ha sido
encabezada, en los últimos cinco años, por la corriente del
psychedelic trance. Conocida como psyco, sus seguidores se
identifican como «saicos» al mexicanizar la palabra en inglés; así
como su más reciente derivación: el full on. La novedosa fusión
en lo musical acompaña una combinación sugerente entre
la filosofía psicodélica, la cosmovisión de diferentes grupos
étnicos existentes en México antes de la llegada de los españoles
en el siglo XVI, y algunos emblemas y simbologías de culturas
milenarias, como la judía y la musulmana. Desde el regreso a
una relación respetuosa con el entorno ecológico y con la gente
que les rodea, los «saicos» también buscan mejores relaciones
con «uno mismo», como parte del necesario replanteamiento
de muchas de nuestras concepciones y formas de convivencia
social.
El psyco como movimiento es una derivación de la
cultura (y la música) trance, misma que profesa la paz, el
amor y la armonía con la madre naturaleza, así como entre
los seres humanos. En este sentido, cabe señalar que fue en
su tiempo la propuesta más radical dentro de la cultura
electrónica, sobrepasando la ideología del rave y a la que
se ha resumido como PLUR [peace, love, unity and respect:
paz, amor, unidad y respeto]. En este sentido, lo que hizo el
trance fue mezclarla con la cosmovisión de algunas filosofías
orientales, así como la de distintos pueblos prehispánicos
[...] Estas influencias religioso-filosóficas son por las que se
pretende y se busca una mejor relación con el universo, la
naturaleza y, de allí, con uno mismo.52
La realización de festivales electrónicos por parte
de los seguidores de esta corriente musical ha ocasionado
52 Vizcarra, Jóvenes y disidentes, citado, p. 194.
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enfrentamientos con los cuerpos policiacos, que llegan
a suspenderlos bajo el argumento de la localización de
distribuidores de sustancias prohibidas. Es por ello que en
la actualidad, en Guadalajara se han organizado festivales
«oficiales» que cuentan con el permiso correspondiente y se
llevan a cabo en foros, bares o discotecas de la ciudad; pero a
su vez, no se han dejado de realizar otros festivales que, con
un poder mayor de convocatoria, se llevan a cabo en espacios
abiertos ubicados fuera de la ciudad, los cuales llegan a durar
más de doce horas.53
PALABRAS FINALES
Las distintas formas de expresión juvenil han estado
vinculadas estrechamente con corrientes musicales específicas.
Las formas de apropiación cultural por parte de grupos de jóvenes
en nuestro país seguidores de diferentes culturas juveniles, siguen
demostrando que la música, entre otras expresiones, forma
parte de los diversos mundos juveniles que entretejen vivencias,
reclamos, experiencias, fobias, utopías, remembranzas, esperanzas,
desmarcajes, adhesiones, tendencias e insistencias. La música
es en sus vidas lo que son las pistas sonoras en las producciones
cinematográficas, ¿cómo no poner atención en ella?
No hace muchos años estábamos acostumbrados a que
los jóvenes escuchaban la música que los medios masivos de
comunicación promocionaban para la población juvenil, existiendo
algunas variaciones. Aquellos que no lo hacían, buscaban en el
rock a sus grupos favoritos.54 Hoy en día la diversidad juvenil ha
implicado, a su vez, una diversidad de ritmos, tendencias, fusiones,
apropiaciones y préstamos, desde los que se ha vuelto más difícil
ubicar si un grupo «hace» rock, rap, punk o ska «puros». La
53 Sobre la represión a festivales de música electrónica en Guadalajara, véase Marcial,
Rogelio, «La violencia hacia los jóvenes desde el poder». Estudios jaliscienses núm.
64, El Colegio de Jalisco, México, mayo de 2006, pp. 36-47.
54 Como ya lo mencioné varias páginas antes, la diferencia se redujo a un simple par de
contrarios («fresas» v.s «rockeros») que reforzaba una mirada simplista hacia una
juventud dividida entre «integrados» y «excluidos».
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233
experimentación que caracteriza a muchas de las culturas juveniles
mencionadas en este trabajo, también ha significado que en lo
musical los grupos de distintos géneros reflejen esa experimentación
en propuestas frescas, propias, que han hecho que muchos de ellos
sean reconocidos más allá de nuestras fronteras y, en algunos casos,
estén marcando la pauta dentro del ámbito que les corresponde.
La manera en que la relación música–culturas juveniles se
entreteje, ha propiciado que en muchos de los casos los grupos de
música retomen en sus letras las experiencias y expectativas de
miles de jóvenes en sus formas de expresión y organización. Pero,
a su vez, muchos de estos jóvenes se inspiran en las letras y ritmos
de sus grupos de preferencia, ocasionando una relación de doble
sentido, una relación dialéctica que no sólo, como dije, nos obliga
a pensar en ambas temáticas cuando nos acercamos a una de ellas;
sino que además dan sentido a muchas de las prácticas juveniles,
casi siempre relacionadas con una visión política de su situación y
la de sus sociedades. Ya gente conocedora de estos asuntos apuntó
con certeza que «toda música es política por naturaleza».55 Al elegir
las propuestas musicales de los medios masivos de comunicación
y las empresas culturales que «cantan» a favor del establishment, se
está asumiendo una posición política. Si se buscan alternativas y,
sobre todo, propuestas que «cantan a todo pulmón» las críticas al
sistema imperante, es obvio que también estamos ante posiciones
políticas de resistencia social y cultural. Entre ambos extremos,
hay una variedad de visiones de mundo y proyectos de sociedad
que también deben ser vistos como los motivadores de posiciones
políticamente construidas, que hablan o callan sobre lo que nos
afecta, nos disgusta, nos complace y nos convoca.
Por lo pronto, espero que este breve recorrido por los
ambientes musicales que enmarcan y dotan de sentido a
diferentes culturas juveniles vigentes hoy en México, sirva como
un paso de acercamiento hacia un conocimiento de los orígenes
y prácticas culturales de muchas de las formas de ser joven en
55 Robinson, Deanna (et. al.). Music at the Margins: Popular Music and Cultural Diversity.
Sage Publications, Gran Bretaña, 1991, p. 26.
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nuestro país. Si bien quedó claro que aún hay largos y sinuosos
caminos por recorrer, siempre será un avance poder estructurar
un marco general de apreciación de los mundos juveniles y sus
«formas de cantar» la realidad. Estoy consciente que la rapidez de
movimiento de estas culturas juveniles vuelve obsoletos muchos
de los marcos generales de apreciación que se construyen, pero
habrá que ir también con velocidad tras sus huellas para poder
recorrer, junto con esos jóvenes, los fascinantes caminos en los
que se adentran las formas de expresión y organización juvenil.
Aunque sea tan sólo para «rejuvenecer» nuestras ópticas,... ¡tan,
tan!
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María Guadalupe Laura Báez Báez. Médica, Maestría en Ciencias de la Salud Pública
por la Universidad de Guadalajara. Profesor Investigador de la Universidad de
Guadalajara. Coautora de artículos publicados en revistas nacionales, en las que se han
abordado condiciones de salud de los menores trabajadores en diversos ámbitos laborales.
Amaury Fernández Reyes. Licenciatura en Sociología por la Universidad de
Guadalajara. Promotor de Investigación en el Centro de Investigación y Estudios de la
Juventud (CIEJUV), del Instituto Jalisciense de la Juventud (IJJ); miembro de la Red
Jalisciense de Investigadores sobre Juventud (REJIJ); investigador para el proyecto
antropológico y etnográfico enfocado a jóvenes de la Zona Metropolitana de
Guadalajara, para el Centro de Estudios de las Micro tendencias Sociales (CEMTES);
investigador y guionista para programas televisivos de corte Sociocultural en la Unidad
de Producción Audiovisual (UPA) de la Universidad de Guadalajara. Horacio
Espinoza Zepeda. Licenciatura en Psicología, Universidad de Guadalajara, Centro
Universitario Ciencias de la Salud. «Educador de calle» de la campaña «De la calle a la
vida», DIF Jalisco, 2002; auxiliar de Investigación en el proyecto «Redes sociales y
riesgo de transmisión de VIH/SIDA en migrantes de tres contextos urbanos de
México». IMSS - Universidad de Guadalajara, 2004; asistente de investigación
«Vigilancia epidemiológica sobre los comportamientos de riesgo asociados al VIH/
SIDA y otras ITS, en comunidades mexicanas con migración a California, Estados
Unidos, 2005». AIDS research program, University of California - Universidad de
Guadalajara - Coesida Jalisco - Secretaría de Salud. Publicación del trabajo «Muchas
voces... ¿cuántos sentidos? Cursos, discursos y recursos de las publicaciones alternativas
tapatías» en el libro Uso de medios de comunicación alternativos en diversos grupos de
jóvenes en la actualidad. Trabajo compilado por Teresa M. Torres López, Universidad
de Guadalajara, CUCS, en proceso de impresión. Director de la revista electrónica
Siliconsexy.com especializada en música y difusión cultural. J. Igor Israel González
Aguirre. Candidato a doctor en Ciencias Sociales. En la actualidad investiga la
construcción social de la democracia en Jalisco, sobre todo con respecto al papel que
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en ello desempeñan los jóvenes; miembro activo de la Red Jalisciense de Investigadores
de Juventud (REJIJ); forma parte del Comité Editorial de la revista Jóvenes en la mira,
editada por el Instituto Jalisciense de la Juventud y; colabora en el proyecto «Análisis y
perspectivas de la infancia en Jalisco», auspiciado por la UNICEF y el DIF-Jalisco. Sara
Guerrero. Cursa la Licenciatura en Fotograf ía de la Universidad de Guadalajara. Ha
participado en varias exposiciones colectivas: Galería Ajolote en Guadalajara Jalisco;
Jardín del Arte, México D.F.; Feria de las Artes Libres. Expo Guadalajara y; Mexicanos
en US, Chicago. Jesús Alejandro Hernández Ramírez. Maestría en Sociología por
he London School of Economics and Political Science (LSE) y Licenciatura en Ciencias
de la Comunicación por la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Cuenta con
experiencia en el área de la investigación en comunicación: investigación
latinoamericana, Medios de comunicación y salud pública: la voz de los adolescentes, en
el ITESO e; investigación nacional Hacia una nueva cultura televisiva: análisis de los
públicos de la telenovela Mirada de Mujer en la Universidad de Colima; así como en
antropología social: diversas evaluaciones nacionales externas del Programa de
Desarrollo Humano Oportunidades, del gobierno federal y; la investigación nacional
Pobreza y migración, en el CIESAS Occidente, poniendo énfasis en el estudio de las
juventudes. Ha sido ponente y tallerista en diversos eventos nacionales e internacionales,
y ganador de varios premios y reconocimientos como el primer lugar en el 6º concurso
nacional La Ciencia para Todos 1999-2000 (categoría ensayo), del Fondo de Cultura
Económica. Carlos Hidalgo Rasmussen. Licenciatura en Psicología. M. T. G.
Doctorante en Desarrollo e Intervención Social, Universidad de Guadalajara, CUSUR.
Profesor y Coordinador de la Carrera de Psicología en la Universidad de Guadalajara.
Alfredo Hidalgo San Martín. Médico, M. S. P., D. en C. S. Universidad de Guadalajara,
CUCS. Coordinador y Profesor del Postgrado y de la Maestría Virtual en Salud de
Adolescencia y Juventud; investigador Jefe de la Unidad de Investigación Epidemiológica
y de Servicios de Salud del Adolescente (hasta 2005) en el Instituto Mexicano del
Seguro Social; coordinador de la Biblioteca Virtual en Salud «Adolec», México
I N S T I CT OU LC AI BO ON RE AS D YO RJ EÓ SV E N E S
241
BIREME – OPS.; editor del Boletín Latinoamericano Adolescencia IMSS – OPS –
UNICEF y del Suplemento Especial «La Salud de adolescentes y Jóvenes Salud Pública
de México» 2003. Premio «Jalisco en Ciencias de la Salud», 2003. Mariana López
Cruz. Estudios en la Carrera Técnica en Artes Plásticas de la Universidad de
Guadalajara. Ha trabajado como fotógrafa para los periódicos Siglo XXI y El Occidental;
actualmente es corresponsal-reportera para el periódico Record. Ha participado en
varias exposiciones colectivas e individuales. Rogelio Marcial Vázquez. Doctor en
Ciencias Sociales por El Colegio de Jalisco; Investigador en El Colegio de Jalisco desde
1993, responsable de un proyecto de investigación sobre culturas juveniles en la zona
metropolitana de Guadalajara; profesor en el propio Colegio y en la Universidad de
Guadalajara. Coordinador del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de El
Colegio de Jalisco y Director General Académico de esa institución. Ha publicado los
libros Desde la esquina se domina, Jóvenes y presencia colectiva, La banda rifa, y es
coautor, junto con Ricardo Fletes Corona y Roberto Rodríguez, de El otro Vallarta.
Problemas contemporáneos de Puerto Vallarta. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores (Nivel II) y de los Consejos Editoriales de las revistas Fuentes. Estudios
humanísticos y sociales de Zacatecas y; Jóvenes en la mira. Revista de estudios sobre
juventud(es) del Instituto Jalisciense de la Juventud. Roberto Morleghen Roger. Pintor
y videoasta. Ha participado en varias exposiciones colectivas e individuales entre las
que destacan: he 17th Internacional children´s art exhibition Tokio Japón, 1987;
Museo de las Artes, 2000; Plástica Joven «19 Propuestas». Ex-convento del Carmen,
2005. Alfredo Nateras Domínguez. Licenciatura en Psicología, Universidad Nacional
Autónoma de México; Maestría en Psicología Social, Universidad Nacional Autónoma
de México; candidato a Doctor en Ciencias Antropológicas, U.A.M. – Iztapalapa.
Profesor Investigador de la U. A. M. – Iztapalapa; coordinador del Diplomado:
«Culturas Juveniles», en UAM – Iztapalapa. Publicaciones: Jóvenes, Culturas e
identidades Urbanas, U. A. M. - Iztapalapa y PORRUA, 2002; coautor: Tiempos de
Híbridos. Trazos y trayectos de lo emergente juvenil contemporáneo, Instituto Mexicano
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
de la Juventud y Secretaría General de Juventud de Cataluña, 2004; prólogo: «Cuerpos
posibles… cuerpos modificados. Tatuajes y perforaciones en jóvenes urbanos»,
Instituto Mexicano de la Juventud, 2004. José Navarro Cendejas. Licenciatura en
Desarrollo Educativo Institucional, Universidad La Salle Guadalajara; Maestrante en
Ciencias Sociales, Universidad de Guadalajara. Profesor de la Licenciatura en
Educación, Sistema de Universidad Virtual-Universidad de Guadalajara y profesor de
la Licenciatura en Desarrollo Educativo Institucional, Universidad La Salle Guadalajara.
Coautor con Luis Fernando Ramírez Anaya Objetos de aprendizaje. Formación de
autores con el modelo de redes de objetos, SUV- Universidad de Guadalajara. Bettylu
Rasmussen Cruz. Enfermera, M. S. P., D. en C. S. del T. Profesor de Postgrado,
Universidad de Guadalajara, CUCS. Investigador (hasta 2005) en el Instituto Mexicano
del Seguro Social. Premio «Pedro Sarquis Investigación Salud», 2004. S. N. I. Nivel 1.
Aída Araceli Rodríguez Carlos. Licenciatura en Trabajo Social por la Universidad de
Guadalajara, Maestría en Terapia Familiar. Investigadora del CUCS de la Universidad
de Guadalajara. Coautora de artículos publicados en revistas nacionales en los que se
han abordado aspectos como la magnitud del trabajo infantil, marginación social de
los niños que trabajan en la calle, entre otros. Tania Rodríguez Salazar. Maestra en
Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara, actualmente es Doctorante en
Ciencias Sociales, en la misma institución. Profesora e investigadora del Departamento
de Estudios de la Comunicación Social de la Universidad de Guadalajara. Entre sus
publicaciones se encuentra el libro Las razones del matrimonio, 2001, editorial U. de
G.-CUCSH) y diversos artículos sobre representaciones sociales, cultura, emociones y
jóvenes urbanos. Ma Refugio Ruiz Vargas. Estudios de Filosof ía y Fotograf ía dentro
de la Universidad de Guadalajara. Desde hace diez años realiza trabajos como fotógrafo
para diarios locales y agencias nacionales; miembro fundador del Banco de Imágenes
de las Artes de Jalisco del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad de
Guadalajara. Esteban Soto. Estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la
Comunicación en el ITESO. Creador, director y fotógrafo de proyectogdl.com. Amparo
I N S T I CT OU LC AI BO ON RE AS D YO RJ EÓ SV E N E S
243
Tapia Curiel. Médica, Maestría en Investigación en Salud Pública, Doctora en
Ciencias Sociomédicas. Investigadora del CUCS de la Universidad de Guadalajara y de
la UIESSA. Coautora del libro Diseño, implementación y evaluación de programas por
competencias profesionales integradas. Una experiencia en el CUCS de la Universidad
de Guadalajara y Modelo de evaluación de la enseñanza y aprendizaje en Competencias
Profesionales Integradas. Julio Alejandro Terrones Orozco, Licenciatura en Psicología
por la Universidad de Guadalajara. Asistente de Investigación en el Laboratorio de
Salud Pública del CUCS de la Universidad de Guadalajara. Charlie Uribe. Licenciatura
en Artes Audiovisuales en el área de Fotograf ía, de la Universidad de Guadalajara. Ha
participado en varias exposiciones colectivas e individuales entre las que destacan: VII
Encuentro de la Plástica Joven, Museo de Arte Moderno de Guadalajara; Exposición
individual del Proyecto Zoo York, Foro de Arte Contemporáneo; Underworld, Londres,
Inglaterra y; Tijuana, Tijuana, México. Miguel Vizcarra Dávila. Licenciatura en
Sociología por la Universidad de Guadalajara. Coordinador del Centro de Investigación
y Estudios de la Juventud; secretario ejecutivo de la Red Jalisciense de Investigadores
sobre Juventud; director de la revista Jóvenes en la mira Instituto Jalisciense de la
Juventud (IJJ); miembro del Consejo Editorial 2005–2006, de la sección «Comunidad»
del diario Mural, grupo Reforma. Mención Honorífica en el «Primer Concurso
Nacional de Tesis sobre Juventud», 2003, Instituto Mexicano de la Juventud, con el
trabajo titulado: Jóvenes y disidentes. El caso de las identidades de resistencia activa.
Una aproximación a los Skin heads RASH, Punks y Psycos en Guadalajara. Ha
publicado varios artículos, entre los que destacan: «La atención pública a la juventud
en Jalisco» en Jóvenes: lo público y lo privado en la revista Estudios Jaliscienses, El
Colegio de Jalisco, 2006; «Las Formas de Ser Joven Hoy», en el Boletín Latinoamericano
de Adolescencia, UIESSA - IMSS, 2003, publicación financiada por la OPS y la
UNICEF.
244
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
I N S T I T UC CU I R OR NI EC SU L Y U MJ Ó V E N E S
Índice
Presentación
7
MAPAS Y COORDENADAS:
algunos rostros y estados de ánimo
de las y los jóvenes de «guanatos».
Alfredo Nateras Domínguez
Capítulo I
INSTITUCIONES Y JÓVENES
23
LAS IMÁGENES DEL PODER Y EL PODER DE LAS IMÁGENES:
la construcción institucional de la juventud en Jalisco.
J. Igor Israel González Aguirre
53
SALUD Y ATENCIÓN A ADOLESCENTES EN MÉXICO
Alfredo Hidalgo San Martín,
Bettylu Rasmussen Cruz y Carlos Alejandro Hidalgo Rasmussen.
Capítulo II
EL PASO A LA ADULTEZ
73
IDEALES SOBRE LA FAMILIA EN JÓVENES
DE LA ZONA METROPOLITANA DE GUADALAJARA.
Tania Rodríguez Salazar
97
ASPECTOS DEL PROCESO DE TRABAJO Y DE SALUD ENFERMEDAD
de un grupo de niños, niñas y adolescentes de la industria del calzado,
zona metropolitana de Guadalajara.
Amparo Tapia Curiel,
Aída Araceli Rodríguez Carlos, Ma. Guadalupe Laura Báez Báez,
y Julio Alejandro Terrones Orozco
245
246
D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD
119
REPRESENTACIONES SOCIALES DE JÓVENES
PROFESIONISTAS SOBRE EL TRABAJO.
José Navarro Cendejas
147
SEXO, DROGA Y TV.
De medios, sexualidad y salud en adolescentes
clasemedieros de Guadalajara, Jalisco.
Jesús Alejandro Hernández Ramírez
Capítulo III
CREACIONES JUVENILES
175
CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD SOCIAL
en Jóvenes consumidores de drogas
de la ciudad de Guadalajara
Horacio Espinosa Zepeda
199
AQUÍ PURAS ROLAS CHIDAS:
música y expresiones juveniles en México
Rogelio Marcial
239
COLABORADORES
I N S T I T U C I O N E S
q
Y
J Ó V E N E S
Disertaciones. Aproximaciones al conocimiento de la juventud,
se terminó de imprimir durante el mes de Agosto de 2006.
En su composición se utilizaron tipos
Warnock Pro Subhead en 7, 8, 10, 12, y 18 puntos.
La Edición consta de 1,000 ejemplares.
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D ISERTAC IO N E S . A PROX IM AC IO N E S AL C O N O C IMIEN TO DE L A J U VE N T UD