Ana Riccetti, Analía Chiecher y Danilo Donolo
(compiladores)
Pan, queso y ojotas
Estudios alternativos sobre el deporte
Cuadernos de Educación / 07
Cuerpos, feminidades y masculinidades
en el deporte
Un abordaje sociocultural
Ana Riccetti, Analía Chiecher y Danilo Donolo (compiladores) [ 377 ]
Valeria Varea es Doctora en Human Movement
Studies por The University of Queensland (Australia),
Magíster en Educación Corporal por la Universidad Nacional de La Plata (Argentina), Profesora y
Licenciada en Educación Física por la
Universidad Nacional de Río Cuarto. Compiladora y autora de Cuerpo y Educación Física.
Perspectivas latinoamericanas para pensar la educación de
los cuerpos (2013) y de varios artículos publicados en revistas de alcance
internacional. Actualmente se desempeña como Lecturer e investigadora en University of New England (Australia). Dato de contacto:
vvarea3@une.edu.au
Resumen
Los deportes no son actividades neutrales, ellos transmiten y refuerzan
significados y valores, los cuales varían de una cultura a otra. Si consideramos al deporte como una institución social, significaría entender que
es un fenómeno compuesto de individuos en una sociedad, los cuales
tienen efectos significantes a la hora de determinar conductas, motivaciones y significados.
El cuerpo es un factor fundamental a la hora de practicar deportes.
Particular atención se le suele prestar al cuerpo en deportistas elites, ya
que muchas veces sus cuerpos son considerados como máquinas que
deben cumplir ciertos objetivos y rendir de determinada manera. Sin
embargo, el cuerpo es mucho más que una máquina, en lo que concierne al deporte y también a la vida en general. El cuerpo se mueve,
experimenta y vive en el deporte. El cuerpo se cansa, el cuerpo duele.
Este capítulo tiene como objetivo explorar el cuerpo y sus características en el deporte. Cuestiones vinculadas al género y a la sexualidad tie[ 378 ] Pan, queso y ojotas
Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
nen la capacidad de influenciar de manera significativa la práctica del
deporte, y es por ello que es importante que sean analizadas.
Introducción
El cuerpo no es únicamente algo natural u orgánico, nunca puede
existir por fuera de la cultura. Es más, nuestros entendimientos y concepciones corporales son aprendidos de acuerdo al contexto en donde
nos situemos. Es por ello que el cuerpo es interpretado de distintas
maneras de acuerdo a la cultura. Nunca podríamos vivir en él desde
una perspectiva cultural neutral, no lo podemos concebir por fuera de
la cultura.
Lock (1993) ejemplifica como el cuerpo es vivenciado de manera distinta en el Oriente a comparación del Occidente. No se trata únicamente de “gente exótica” quienes moldean sus cuerpos a través de
modificaciones craneales o escarificaciones5 los que evidencian el impacto de la cultura en sus vivencias corporales. Por ejemplo, nuestros
hábitos alimenticios, de ejercicio físico y recreación poco tienen que
ver con requerimientos orgánicos; son culturales. Como consecuencia,
nuestro cuerpo es alterado por la cultura; es decir, es entendido en
términos culturales, es vivenciado por la cultura y moldeado por ella, y
también es socialmente construido. Sin embargo, también puedo tocar
mi propio cuerpo (o el cuerpo de los otros), de esta manera, también es
real, por así decirlo.
5
Las escarificaciones involucran quemar, rascar, marcar o cortar la piel superficial del cuerpo para crear diseños, imágenes o palabras en la piel como una modificación corporal permanente (semejante a los tatuajes). Mientras que muchos
lo hacen por cuestiones estéticas, existen varias tribus que le adjudican un significado cultural a dichas prácticas. Por ejemplo, los niños de la tribu Dinka de la
región sur de Sudan escarifican sus caras con tres líneas paralelas como rito de su
transición a la adultez. Ver nota en:
https://sudanation.wordpress.com/2011/05/03/sudan-facial-scarification/
Similarmente, las mujeres Kayan del norte de Tailandia alargan sus cuellos a través del uso de aros especiales colocados alrededor de sus cuellos. Ver nota en:
https://michael-lapalme.blogspot.com.au/2012/12/portraits-of-long-neckedkaren.html
Ana Riccetti, Analía Chiecher y Danilo Donolo (compiladores) [ 379 ]
Hoy en día hemos atravesado ciertos límites corporales que se consideraban imposibles hace algunos años atrás. Por ejemplo, algunas mujeres de más de 60 años de edad han dado a luz. Sin embargo, los límites biológicos siguen estando presente (por ejemplo, no podemos
volar), aunque algunos otros cambien a lo largo del tiempo. La capacidad de manipular y transformar el cuerpo ha avanzado enormemente
en los últimos años. De esta manera, el cuerpo no es nunca totalmente
cultural, ya que provee límites naturales a la misma cultura. Pero tampoco es totalmente natural, ya que no lo podríamos entender o vivenciar desde una posición fuera de la cultura, y tampoco podríamos no
estar moldeados (aunque sea mínimamente) por la cultura, somos productos culturales.
En lo que concierne a cuerpos que vemos practicando deportes, generalmente solemos basarnos en el conocimiento bio-médico para explicar ciertos fenómenos. Los deportistas son “medicalizados”: son altamente manipulados y controlados a través de la alimentación, ejercicio
y horas de sueño, para crear un tipo corporal específico para el deporte
en cuestión. Los deportistas también se encuentran ante altos niveles
de presión social, ya que suelen estar bajo la mirada de muchas personas (más que los cuerpos de personas “ordinarias”). La ropa deportiva,
particularmente femenina, puede ser bastante reveladora. Atletas de
gran reconocimiento, generalmente tienen millones de personas mirando sus cuerpos y performances. Por consiguiente, muchos se encuentran bajo la presión de tener características corporales acorde al
deporte que practican y esto puede acarrear consecuencias significativas, como por ejemplo, entrenamiento excesivo, desórdenes mentales
o uso de drogas para mejorar su rendimiento deportivo. Por ejemplo,
es común encontrar gimnastas de elite que entrenan más de 30 horas
semanales y que sufren de anorexia nervosa y/o bulimia. Christy Henrich, una gimnasta elite que representaba a Estados Unidos, falleció a
los 22 años de anorexia nervosa, luego de que un juez le dijo que debía
bajar de peso si quería ser parte del equipo olímpico.
El deporte suele exponer problemáticas de género y sexualidad en escenarios más visibles que en la vida cotidiana (Varea, 2016). Los atletas
enfrentan cuestiones relacionadas con su sexualidad y género de manera frecuente, y muchas veces ante la presencia de otros. Estas situa[ 380 ] Pan, queso y ojotas
Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
ciones tienen la capacidad de influenciar la construcción de subjetividades de las personas. El deporte hace que la construcción de género y
sexualidad sean más visibles y vulnerables que en otras esferas de la
vida social.
Deporte, género y sexualidad
El deporte naturaliza nuestra ideología de género (MacLean y Rozier,
2009), ya que contribuye como prueba simbólica de la superioridad de
los hombres (Connell, 1995). Según Messner y Sabo (1990), el deporte
ha servido para reforzar une ideología cuestionable acerca de la superioridad masculina. Si las diferencias de género en prácticas deportivas
fueran naturales no necesitaríamos vigilar límites de género, o las mujeres no serían excluidas, o algunos hombres no se sentirían amenazados con la participación de mujeres.
El deporte también ha sido considerado como asexual o anti-sexual.
En la época victoriana, se suponía que el capital físico y sexual (tanto
como el capital financiero) se podía acabar y que era necesario regularlo y disciplinarlo. La heterosexualidad era obligatoria para todos y se
pensaba que otros comportamientos sexuales eran peligrosos. Programas médicos y la iglesia promovían ciertas prácticas deportivas para
prevenir que las personas se involucraran en actos sexuales prohibidos.
De esta manera, el deporte era considerado como asexual o inclusive,
como anti-sexual (Waitt, 2003). Por el contrario, Hekma (1998) argumenta que éste tiene indudablemente un lado erótico. Posiblemente,
por el hecho de considerarlo como asexual o anti-sexual, es que podemos no notar este lado erótico. Mientras que algunos sostienen que
el deporte es únicamente acerca de habilidades, técnica y táctica, sería
engañarnos a nosotros mismos al negar su lado erótico. También
existe una cultura de sexualización y subordinación de las mujeres
atletas. Ortiz (2005), sugiere que una cultura de adulterio estaría influenciando el deporte profesional. Este académico sostiene que hay
una mentalidad de “sexo fastfood” (o sea, rápido y de poca calidad)
entre los atletas profesionales. Toffoletti (2007) también afirma que es
muy común que haya ocurrido sexo grupal en equipos australianos de
Ana Riccetti, Analía Chiecher y Danilo Donolo (compiladores) [ 381 ]
rugby league. Algunos sociólogos sugieren que esto sucede como parte
del proceso de unión del equipo.
El deporte suele ser heterosexista y homofóbico. Clark (1998) afirma
que el deporte es probablemente uno de los últimos lugares de refugio
para la homofobia. Heterosexismo refiere al sistema de creencias, actitudes y acuerdos institucionales que refuerzan la idea de que todos
deberían ser heterosexuales, y que la heterosexualidad es la única
forma válida de expresión sexual, como así también que las relaciones
entre personas de sexo opuesto son superiores que cualquier otro estilo de vida, ya sea lesbianismo, homosexualidad, bisexualidad o soltería (Clark, 1998). El deporte ha sido clasificado como la institución social más masculina (Messner y Sabo, 1990), como uno de los territorios
centrales para la producción de masculinidad (Whitson, 1990) y como
el líder a la hora de definir masculinidad en la cultura (Connell, 1995).
Deporte y masculinidad
En el siglo XIX el deporte emerge como una institución para proveer
práctica para diversos propósitos, tales como la guerra, el comercio y
el gobierno, y para dar comienzo a un mundo de hombres (Burstyn,
1999). El concepto de masculinidad hegemónica postulado por Connell (1995) ha sido muy influyente en el campo de la sociología del deporte. Deportistas profesionales famosos, tales como David Beckham,
son ejemplos claros de masculinidad hegemónica (Connell y
Messerschmidt, 2005). Este concepto hace referencia a las prácticas
que promueven la posición social dominante del hombre, y la posición
social subordinada de la mujer. También hace referencia a hombres
exclusivamente heterosexuales, de comportamiento agresivo y competitivo.
El término hegemonía refiere a la dinámica cultural en donde un grupo
posee o dice poseer una posición de liderazgo en la vida social
(Connell, 1995), lo cual no necesariamente significa una dominancia
cultural total, sino que otros caminos y grupos son subordinados en
vez de ser eliminados (Connell, 1987). Dicha dominación no es lograda por fuerza o violencia, sino que es obtenida de manera ascen[ 382 ] Pan, queso y ojotas
Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
dente por la cultura, instituciones y persuasión de ciertos grupos de
personas (Connell y Messerschmidt, 2005). Es por ello que se puede
afirmar que la masculinidad hegemónica no es fija y es cuestionable
(Connell, 1995).
La masculinidad hegemónica es construida en relación a las mujeres y
legitima la subordinación de las mismas. También es construida en
base a otras masculinidades subordinadas, como es el caso de homosexuales o heterosexuales clasificados como “débiles”, “maricones” o
“nerds” (Connell, 1995). La masculinidad hegemónica puede acarrear
consecuencias significativas, como por ejemplo, que los hombres participen de actividades más arriesgadas, busquen menos ayuda y que influya en la construcción de una personalidad narcisista. Los hombres y
niños son generalmente considerados como que poseen un exceso de
energía y se supone que el deporte es un medio adecuado para descargarlo. Sin embargo, esta concepción no hace más que (re)producir versiones problemáticas de hiper-masculinidad. Hickey (2008), por ejemplo, analizó tres narrativas6, construidas a partir de la recolección de
datos, que reflejaban la construcción de hiper-masculinidades en contextos deportivos escolares, llegando a la conclusión que dichos discursos deportivos podían ser distorsionados y usados de mal manera
en la escuela.
Suele ser comúnmente aceptado que los homosexuales no son aptos
para los deportes y que las habilidades deportivas suelen confirmar la
heterosexualidad. En consecuencia, el deporte puede jugar un rol protector en hombres homosexuales para poder ocultar su condición
sexual. Un joven homosexual, en un estudio conducido por Plummer
(2006), afirmó que sus colegas deportistas sospechaban que él era homosexual porque probablemente no era lo suficientemente masculino;
pero el nivel de homofobia en el deporte disminuyó significativamente
luego de diez años porque ganó el campeonato de natación y eso le dio
un mayor estatus.
Dichas narrativas fueron denominadas: “Ellos no aprendieron ‘eso’ en la escuela”, “¿Quién es deportivo, quién no lo es, y cuál es la diferencia?”, y “Culturas
deportivas de privilegio”.
6
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Hay numerosos temores circulando hoy en día en lo que respecta a la
participación de homosexuales en los deportes. Por ejemplo, se suele
decir que los homosexuales pueden erotizar el deporte, o también
pueden pasar desapercibidos como heterosexuales y de esta manera
permanecer invisibles; o también se dice que pueden “corromper” a
otros. De esta manera, los homosexuales enfrentan un sinnúmero de
consecuencias, tales como discriminación, falta de modelos a seguir,
rechazo al deporte y tienen que permanecer ocultos en el deporte. Por
ejemplo, el primer futbolista profesional en declararse homosexual en
Holanda aseguró que el mundo del fútbol es un mundo heterosexual, y
que hay un comportamiento esperado de “macho” y chistes acerca de
mujeres. También dijo que cada vez que los jugadores estaban juntos
actuaban de manera vulgar, hablaban de mujeres y de cómo tenían
sexo (Elling, de Knop, y Knoppers, 2003).
Deporte y feminidad
Mientras que el deporte hace a los jugadores más masculinos, raramente los hace más femeninos. Es por ello que la feminidad en el deporte es un aspecto raramente investigado. La feminidad no juega una
posición semejante a la masculinidad hegemónica puesto que cualquier
forma de feminidad es construida en el contexto de subordinación de
las mujeres ante los hombres. Esto deja un espacio limitado para las
mujeres de poder construir relaciones de poder sobre otras mujeres.
La feminidad enfatiza conformidad, empatía y disciplina. Es por ello
que se podría hablar de una feminidad enfatizada en lugar de una feminidad hegemónica. El caso de las pruebas de verificación de sexo y
género a las que fue sometida la famosa atleta Caster Semenya 7, y las
mujeres que participan en competiciones de fisicoculturismo, ejemplifican como la mayoría de los deportes hacen a las mujeres ‘más masculinas’ ante los ojos de la sociedad contemporánea, y esto representaría ‘ir en contra de las reglas’, o sea, no enfatizar sus feminidades. En
estos casos, las mujeres necesitan resaltar su feminidad para ser ‘apro7
Ver por ejemplo noticia sobre las pruebas de Caster Semenya:
http://www.betus.com.pa/sports-betting/other/articles/caster-semenyagender-results-south-african-runner-is-a-hermaphrodite
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Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
badas’ por la sociedad como mujeres, y como consecuencia, suelen
aparecer en los medios masivos de comunicación con sus esposos, o
vistiendo polleras y joyas. Es así como no se podría considerar la feminidad como ‘hegemónica’, o sea, ‘superior’ en el deporte, como sucede con los atletas varones.
El deporte suele naturalizar la diferencia entre sexos, sugiriendo una
superioridad física por parte de los hombres. Es así como el dominio
cultural de los hombres y las construcciones de género son obstaculizadas y se cree en una diferencia puramente natural, se trata de una
ideología predominante que se encuentra presente en la actualidad. Sin
embargo, necesitamos tener presente que el estatus de las mujeres en
las distintas esferas de la vida (incluyendo el deporte), está menos relacionada a capacidades fisiológicas individuales que a significados y valores socio-culturales (Lorber, 1993). Mientras que no podemos negar
que las diferencias físicas existen, estas no son tan significantes hasta
que diversas prácticas sociales las transforman en hechos sociales
(Lorber, 1993). Si las mujeres hubieran sido el sexo dominante, el deporte sería muy distinto hoy en día.
Las mujeres también tienen ciertas ventajas física por sobre los hombres, que pueden verse en superioridad atlética. Por ejemplo, según
Messner y Sabo (1994), las mujeres son “naturalmente superiores” en
la viga de equilibrio, y también poseen la mayoría de los records en
natación de larga distancia en aguas oceánicas. Las mujeres también
han derrotado a hombres en ciertos eventos deportivos, como por
ejemplo en ultra maratón. En 2002, Pam Reed, atleta que reside en
Tucson, Arizona, ganó la competencia de Badwater Ultramarathon de
235 kilómetros llevada a cabo en Death Valley, California, ganándole
también a todos los hombres competidores8, y repitió su triunfo en el
2003. Sin embargo, el deporte construye a las mujeres como “otras” y
como “menos”. La participación de mujeres en deportes se la ha considerado tradicionalmente como débil y frágil. Inclusive, durante la
primera época del siglo XX se temía que el deporte las hiciera promiscuas. En 1930 también se pensaba que el deporte podía convertir a las
mujeres en lesbianas. El virilismo también fue un temor muy fre8
Ver nota en http://www.badwater.com/2002webcast/2002pr.html
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cuente, ya que se creía que el deporte podía hacer que las mujeres
desarrollaran características sexuales secundarias masculinas, como por
ejemplo, crecimiento de vello facial, voz gruesa y hombros anchos
(Cashmore, 2000). Es más, inclusive la revista popular Scientific American afirmó en 1936 que la mentalidad competitiva era contradictoria a
la “verdadera naturaleza de la mujer”.
Pierre de Coubertin, el fundador de los Juegos Olímpicos modernos,
se opuso públicamente a que las mujeres participaran en deportes, y
eran hasta excluidas de clubes de golf y de ciertos deportes, como por
ejemplo en la maratón, hasta 1984. Mientras que hemos presenciado
grandes avances con respecto a la participación de mujeres en el deporte últimamente, todavía no están a la misma altura que los hombres. Algunos deportes también poseen reglas diferentes para mujeres.
Por ejemplo, la circunferencia de la pelota de básquetbol es menor
para las mujeres, como así también su peso, y en patinaje artístico, las
mujeres no tienen más de un salto triple. Otros deportes, considerados
femeninos, como es el caso de la gimnasia artística o rítmica, son generalmente deportes individuales o donde el contacto corporal entre las
jugadoras es menos frecuente y tienden a enfatizar belleza y elegancia.
Existen también otros deportes que fueron creados como versiones
físicamente menos demandante de deportes para hombres, tales como
por ejemplo el netball creado del básquetbol, o el sóftbol del béisbol.
Las mujeres son menos propensas que los hombres a participar de deportes. Las que sí participan, generalmente lo hacen de manera menos
frecuente que los hombres y la variedad de deportes en los que prueban participar también es menor (Kay, 2003). Las mujeres suelen preferir deportes menos estructurados y son menos propensas a participar
en competencias deportivas. Asimismo, su participación suele decrecer
más rápidamente con la edad, y esto se debe posiblemente a la influencia de la familia y responsabilidades del hogar.
Pareciera ser que las mujeres son consideradas como mujeres primero,
y luego como atletas, y son poco representadas en los medios masivos
de comunicación. La poca representación de atletas femeninas en los
medios de comunicación suele ser de baja calidad, mostrando actitudes
pasivas e infantilizadas, y en poses y atuendos sexualmente reveladores. Asimismo, esta escasa representación se centra principalmente en
[ 386 ] Pan, queso y ojotas
Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
deportes femeninos. El éxito de las mujeres en el deporte suele ser
atribuido a talento, trabajo duro y apoyo, mientras que en el caso de
los hombres suele ser atribuido a disciplina, fuerza y comportamientos
arriesgados. Similarmente, el fracaso en el deporte femenino suele ser
atribuido a la incompetencia de las mujeres, mientras que en los hombres a las habilidades del contrincante (Croxton y Klonsky, 1982).
La participación de lesbianas en el deporte es distinta a la del varón
homosexual, puesto que el deporte generalmente no construye feminidad, sino masculinidad. La habilidad deportiva de las mujeres puede
llevar a sospechas de homosexualidad. En este caso, el deporte no cubre a lesbianas (como en el caso del varón), sino que las expone aún
más. Una basquetbolista que participó de un estudio conducido por
Adams, Schmitke y Franklin (2005) afirmó que si eres una atleta participando en un equipo femenino, muchas personas la clasifican automáticamente como lesbiana, y si hay una lesbiana en el equipo piensan
que todas en el equipo también lo son.
Al igual que como sucede con los hombres homosexuales en el deporte, también hay miedos y creencias acerca de las lesbianas que participan en deportes que también puedan erotizar el deporte, o que son
“predadores sexuales”, o que puedan corromper a otras y que también
“las conviertan en lesbianas”. Esto también conlleva ciertas consecuencias para las atletas, como por ejemplo, el miedo a ser clasificadas
como lesbianas (sobre todo si no lo son), sienten la necesidad de enfatizar su heterosexualidad y sientan la necesidad de balancear su feminidad y masculinidad. Una jugadora de fútbol de Noruega declaró que
cuando luce como un hombre recibe comentarios negativos acerca de
ello, pero cuando luce “demasiado bien como mujer”, también recibe
críticas por ello. Similarmente afirma que no puede jugar al fútbol
siendo muy femenina, ya que sus compañeras creerían que no puede
atajar una pelota (Kolnes, 1995).
Las atletas también sienten que deben enfatizar su feminidad y probar
su heterosexualidad a través de ciertas prácticas corporales. El cabello
juega un papel importante a la hora de enfatizar feminidad, puesto que
es generalmente aceptado que el cabello corto significa homosexualidad, mientras que el largo es sinónimo de heterosexualidad. Debido a
esto, las lesbianas también enfrentan serias consecuencias similares a
Ana Riccetti, Analía Chiecher y Danilo Donolo (compiladores) [ 387 ]
las de los hombres homosexuales, tales como discriminación, escasez
de modelos a seguir y sentimientos de miedo, ansiedad y vigilancia
constante.
Conclusión
Este capítulo tuvo como propósito exponer algunas problemáticas relacionadas con el cuerpo en general, y más específicamente, el cuerpo de
deportistas y cuestiones relacionadas al género, sexualidad, feminidad y
masculinidad. Mientras que muchas veces el cuerpo es algo sobre lo que
no nos detenemos a pensar demasiado, el cuerpo juega un papel
fundamental a la hora de analizar el deporte, no solamente desde un
punto de vista fisiológico, también desde una perspectiva socio-cultural.
El deporte tiene la particular característica de poder hacer visibles
construcciones de género y sexualidad en su máxima expresión, y por
ende, es importante de que sean investigadas para poder promover
contextos adecuados que apoyen la práctica deportiva. Diversos estereotipos circulan hoy en día con respecto a la práctica de ciertos deportes
y sexualidad de los deportistas. Es importante que dichos mitos sean
analizados y desmitificados frente a la sociedad, para poder fomentar una
práctica sana de los deportes.
Muchos entrenadores consideran al cuerpo (y a su propio cuerpo en
particular) como un elemento relevante para la enseñanza/entrenamiento
(tal es el caso de los que usan demostraciones en sus clases). Siendo que
sus cuerpos pueden transmitir mensajes a los alumnos, y que ellos
mismos pueden haber sido influenciados por la exposición de dichas
imágenes musculares, estos docentes/entrenadores podrían transmitir
mensajes negativos a los jóvenes y actuar como modelos a seguir no
apropiados.
Mientras que el deporte ha sido creado por hombres y para hombres, hoy
en día vemos cada vez más mujeres participando en una amplia gamas de
deportes, no sólo a nivel amateur, sino también de manera profesional.
Sin embargo, cuestiones relacionadas con la práctica deportiva de
mujeres necesitan ser analizadas y cuestionadas en mayor detalle. El
sexismo en el deporte no es un problema de hombres o de mujeres, es
un problema social, es un problema del deporte (Messner y Sabo, 1994).
[ 388 ] Pan, queso y ojotas
Sección Estudios Alternativos: diversas miradas
Para derrotar al sexismo necesitamos hacer más que simplemente
permitir que niñas y mujeres practiquen deportes. Debemos cambiar las
actitudes de las mujeres hacia el deporte, de manera que éstas sean
alentadas a participar y que puedan tener experiencias positivas.
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