LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA
E N L A P E N Í N S U L A I B É RI C A
CRITERIOS, TÉCNICAS, RESULTADOS Y PERSPECTIVAS
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA
EN L A PE NÍ NSU L A IB ÉRI CA
CRITERIOS, TÉCNICAS, RESULTADOS Y PERSPECTIVAS
Camilla Mileto y Fernando Vegas
(editores)
INVESTIGADORES DEL PROYECTO
«La restauración de la arquitectura de tapia en la
Península Ibérica (1980-2010). Criterios, técnicas,
resultados y perspectivas» (ref: BIA 2010-18921)
Camilla Mileto, Universitat Politècnica de València
Fernando Vegas López-Manzanares, Universitat
Politècnica de València
Valentina Cristini, Universitat Politècnica de València
Maria Diodato, Universitat Politècnica de València
COLABORADORES DEL PROYECTO:
Maddalena Achenza, Antonio Álvarez, Begoña Bernal Oltra, Sandra
Bestraten, Isabel Bestué Cardiel, Patricia Bruno, Alejandro Buzo
Remón, Melitó Camprubí, Berta De Miguel Alcalá, Francisco José
Fernández Guirao, Alejandro Fernández Palicio, Joaquín Francisco
García Sáez, Mariona Genís, Ignacio Javier Gil Crespo, José Luis
González, Santiago Huerta, Felix Jové Sandoval, Concha Martín,
Daniel Molina López, Jordi Morros, Enric Paredes Vañó, Ana Belén
Rey Planells, Pablo Rodríguez Navarro, Beatriz Sáez, Francisco
Sánchis Mullor, Alba Soler Estrela, Rafael Soler Verdú, Santiago
Tormo Esteve, Mario Varela Gomes, Rosa Varela Gomes, Beatriz
Yuste Miguel
Paolo Privitera, Universitat Politècnica de València
Lidia García Soriano, Universitat Politècnica de València
Francisco Javier López Martínez, Universidad
Católica de Murcia
FINANCIACIÓN:
Amparo Graciani García, Universidad de Sevilla
La realización de este libro se debe en parte a la financiación
concedida por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2011-2013)
para el proyecto competitivo: «La restauración de la arquitectura
de tapia en la Península Ibérica. Criterios, técnicas, resultados y
perspectivas» (ref: BIA 2010-18921).
Jacinto Canivell García de Paredes, Universidad
de Sevilla
Los contenidos libro se deben en parte a las investigaciones
realizadas en los siguientes proyectos, congresos y estancias:
José Antonio Martínez, Instituto de Historia Naval
-«La restauración de la arquitectura de tapia en la Península Ibérica.
Criterios, técnicas, resultados y perspectivas» (ref: BIA 2010-18921),
financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación (2011-2013)
Francisco Javier Castilla Pascual, Universidad de Castilla La Mancha
José Manuel López Osorio, Universidad de Málaga
Esther de Vega García, Instituto del Patrimonio
Cultural de España
Vincenzina La Spina, Universidad Politécnica
de Cartagena
Mariana Correia, Escola Superior Gallaecia
Maria Fernandes, Universidad de Coimbra
Hubert Guillaud, CRAterre – Universidad de Grenoble
GRUPO DE COLABORADORES CIENTÍFICOS
DEL PROYECTO:
Fco. Javier Alejandre Sánchez, Eloy Algorri García, Antonio
Almagro, Mª Esther Almarcha Nuñez-Herrador, Jesús Barrios,
Xavier Casanovas, Faissal Cherradi, Patrice Cressier, Jaime de Hoz
Onrubia, Teresa Domenech Carbó, Juana Font Arellano, Fermín
Font Mezquita, Javier Gallego Roca, Pilar García Cuetos, Pedro
Gurriarán Daza, Pere Hidalgo, Filipe Jorge, Luis Maldonado, Juan
Jesús Martín del Río, Mariano Martín García, Beatriz Martín
Peinado, Francisco Martín Peinado, Julio Navarro Palazón, Esther
Ontiveros, Antonio Orihuela, Maria Ramalho, David Rivera
Gámez, Miguel Rocha, Erhard Rohmer, Pedro Salmerón, José
María Sanz, José María Sastre, Amadeo Serra, Vicent Soriano(†),
Miguel Á. Sorroche Cuerva, Miguel Ángel Tabales, Jose Torres
Carbonell, Ignacio Valverde Espinosa, Fernando Vela Cossío, John
Warren
-El congreso «International Conference on Rammed Earth
Architecture», financiado por Ministerio de Ciencia e Innovación
(ref: BIA2011-13111-E) y por Universidad Politécnica de Valencia
(ref: PAID-03-11-2223) en los años 2011 y 2012
-Beca para estancia de profesores e investigadores españoles en
centros extranjeros del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte
(Programa Salvador de Madariaga) para la estancia en University
of Pennsylvania (enero-junio 2013). Concedida por: Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte. Beneficiaria: Camilla Mileto
-Beca para estancia en la Universidad de Sevilla (directora de la
investigación: Amparo Graciani) para la realización de la investigación
«La restauración de la arquitectura de tapia en Andalucía» (julioagosto 2012). Beneficiaria: Lidia García Soriano
-Beca para estancia en ENSAG. Ècole Natioale Superiéure
d’Architecture de Grenoble (France) (director de la investigación:
Hubert Guillaud) para la realización de la investigación «La
restauración de la arquitectura de tapia a través de la experiencia
de CRAterre» (junio-septiembre 2013). Beneficiaria: Lidia García
Soriano
Editores:
Camilla Mileto
Fernando Vegas
Autores de los textos:
Sus autores
Autores de las imágenes:
Sus autores
Traducción del portugués al castellano:
Irene Córdoba
Apoyo infográfico:
Lidia García Soriano
Soledad García Saez
Diseño, maquetación e impresión:
La Imprenta CG
© de los textos: los autores
© de las imágenes: los autores
ISBN:
978-972-8479-83-1 (Portugal)
978-84-942233-3-4 (España)
Depósito Legal : V-1867-2014
EDITAN:
ARGUMENTUM Edições
Rua Antero de Figueiredo, 4-C
1700-041 Lisboa - PORTUGAL
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TC Cuadernos
General de Ediciones de Arquitectura, SL
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46005 Valencia - ESPAÑA
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ÍNDICE
10
Prefacio
12
Introducción
I PARTE
LA TAPIA
22
Recursos en la inspiración creativa de la
tapia para un futuro sostenible
32
La tapia en la Península Ibérica
52
Los fenómenos de degradación más
comunes en fábricas de tapia
II PARTE
LA RESTAURACIÓN DE LA
TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
62
La restauración de la tapia en España a
través de las finaciaciones ministeriales
ESPAÑA
70
Andalucía occidental
82
Andalucía oriental
90
Aragón
98
Castilla la Mancha
104 Castilla y León
114
Cataluña
124 Comunidad de Madrid
138 Comunidad Valenciana
146 Extremadura
154 Galicia
160 Murcia
166 PORTUGAL
III PARTE
CASOS DE ESTUDIO
178 Alcazaba de Almería (1979-1987)
182 Castillo de Alaquàs, Valencia (1979-2003)
186 Palacio Condal de Cocentaina, Alicante
(1979-2013)
190 Complejo fortificado de Alcalá de Guadaíra,
Sevilla (1980-2010)
196 Recinto fortificado del Silves, Portugal
(1981-2010)
202 Murallas de Jorquera (1982-1983)
268 Castillos de la Peza (2002) y Moclín (2012),
Granada
274 Intervenciones en el castillo de Almonecir,
Castellón (2004-2011)
278 Castillo de Paderne, Portugal (2004-2005)
282 Castell Vell de Castellón (2005-2010)
286 Muralla de Daroca Zaragoza (2006)
290 Castillo de la Iruela, Jaen (2006)
206 Castillo de la Mola, Novelda (1983-2008)
294 Muro de tapia en las Huertas del Generalife,
Granada (2006-2012)
212 Muralla de Niebla, Huelva (1984-2008)
300 Castillo de Almansa (2007)
218 Muralla de Sevilla (1984-2008)
304 Torre Bofilla de Bétera, Valencia
(2009-2010)
222 Murallas de Juromenha en Alandroal,
Portugal (1985-1989)
226 Torres musulmanas de tapia en Valencia
(1985-2014)
310 Iglesia de San Nicolás de Bari en Sinovas,
Aranda de Duero (2009-2010)
232 Palacio de Toral de los Guzmanes, León
(1986-1992)
IV PARTE
236 Puerta de Elvira (1992) y Cuarto Real de
Santo Domingo (2001-2004), Granada
316 Metodologías y productos para la
conservación de muros de tapia
242 Muralla de Verónicas, Murcia (1995)
246 Castillo de Monteagudo, Murcia (1995-1997)
250 Muralla de la Alberzana, Granada
(1998-2009)
256 Castillo de Forna en l’Atzuvia, Alicante
(2001-2003)
260 Muralla de Lorca (2002-2009)
264 Recinto fortificado de Reina, Badajoz
(2002-2010)
REFLEXIONES FINALES
328 A modo de reflexiones finales. Criterios,
técnicas, resultados y perspectivas para
la restauración de la tapia en la Península
Ibérica
337 BIBLIOGRAFÍA
PREFACIO
John Warren
El lector de este libro es un afortunado por partida
doble. En primer lugar, porque la península ibérica posee un legado construido perteneciente a dos
extraordinarias culturas y un clima en el cual las
construcciones de tierra han sobrevivido bastante bien. Muchos de estos edificios se encuentran a
medio camino entre lo vernáculo y las aspiraciones
más altas de la arquitectura. Estos factores se combinan para hacer de la península un hito importante en la historia de la construcción en tierra. En
segundo lugar, el lector tiene suerte también por la
increíble empresa de investigación y conocimiento
que los editores han llevado a cabo en este libro
extraordinario.
imposible restituirla. De este modo, nos sentimos
obligados a conservarla.
La continuidad es vital para la restauración arquitectónica, pero el proceso implica más que el simple
traspaso de la experiencia y las técnicas, porque los
objetivos de la ética y la estética de cada generación
son objeto de una revisión continua en el contexto
de un mundo cambiante. La restauración es en sí
misma un arte de reflexionar, evolucionar y construir. Su evolución conlleva tanto la interpretación
del objeto como su conservación material. Cada
vez existe más coherencia a raíz del entendimiento
creciente entre los partidarios de la conservación,
la rehabilitación y el respeto al patrimonio, lo cual
no supone necesariamente uniformidad. Existen
diversos enfoques y objetivos que conducen a la
variedad en los resultados finales. Estas diferencias tienen que ver tanto con lo que se decide hacer
como con lo que se opta por no hacer. Conforme el
tiempo avanza existe un entendimiento mayor sobre lo que se debe evitar y lo que se debe buscar en
una restauración, como demuestran estas páginas.
Aunque las conclusiones a extraer de cada caso son
necesariamente personales, existe un consenso de
base en algunos aspectos.
No existe una respuesta definitiva y rotunda a estas cuestiones. Puede que existan principios, pero
nada más que eso. Es aquí donde estriba el arte del
arquitecto restaurador, en la interpretación multiforme del cuidado de un edificio histórico. Además,
para completar esta variedad, la restauración no
puede evitar ser un concepto tanto de su tiempo
como de su contexto.
Entre ellos, está la conservación material de las trazas de la fábrica histórica que definen la vida y el
entorno de nuestros antepasados. Estas remiten a
veces de manera imperfecta a algo que nunca podrá
recuperarse. Pero a través de ellas podemos ver y
sentir el tipo de vida y el entorno del cual procedemos. Esta es la diferencia fundamental entre una
torre de tapia y un edificio nuevo para una escuela,
hospital o supermercado. No pretendemos que la
torre vuelva a emplearse como elemento defensivo,
sino que sea útil para evocar la historia. Si se destruyen sus muros históricos será completamente
Debemos preguntarnos qué aspecto queremos
que tengan nuestros edificios conservados. ¿Deben aparecer relucientes como el día que fueron
construidos o añejos, consumidos, con la venerable pátina de los siglos? Pero una superficie de
tierra se erosiona con el tiempo. Su sustitución
aparecerá necesariamente nueva. ¿Necesitan estos edificios históricos ser funcionales y útiles?
¿Deben incorporar solo materiales originales o se
contempla la introducción de infraestructuras y
funciones modernas como aspectos legítimos de
su reutilización?
Por ello, este libro que tienes la fortuna de tener entre las manos, es importante porque reúne la obra
presente de arquitectos restauradores de dos países
que poseen una de las tradiciones constructivas en
tapia más ricas y prolongadas de la historia, una
técnica constructiva entre las más básicas y fundamentales que haya empleado el hombre. Ofrece
una comparativa cortés de los métodos y los resultados de los protagonistas de esta disciplina, que
expresan con sus propias palabras sus objetivos y
convicciones. Su pluma nos brinda las oportunidades y las dificultades que afrontaron y su lente nos
ofrece los resultados de sus obras.
Este volumen ilustra en detalle los procedimientos
empleados por los arquitectos restauradores para
transmitir su experiencia y materializar sus criterios. Esta experiencia es acumulativa. Cada generación destila el conocimiento de lo que ha heredado, lo que ha puesto en práctica y lo que escoge
transmitir al futuro. Este, junto con los edificios
restaurados, es su legado a las generaciones venideras. Los múltiples autores de este libro y los editores que lo han concebido y llevado a término han
contribuido a esta transmisión del conocimiento al
futuro en una disciplina de la restauración todavía
joven y en permanente evolución.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
11
INTRODUCCIÓN
Camilla Mileto y Fernando Vegas
El libro «La restauración de la arquitectura de tapia en la
Península Ibérica. Criterios, técnicas, resultados y perspectivas» constituye el resultado principal del proyecto
de investigación homónimo concedido por el Ministerio
de Ciencia e Innovación a un equipo compuesto por investigadores de diversas universidades españolas y extranjeras1. El libro pretende ofrecer un panorama de la
restauración de la arquitectura de tapia en la Península
Ibérica a través de los caracteres constructivos de la tapia en este territorio, la restauración de esta arquitectura
ordenada por áreas geográficas y un amplio abanico de
ejemplos de edificios restaurados que permitan esclarecer los criterios y las técnicas empleados en la restauración de la arquitectura monumental de tapia en los últimos treinta años.
La península ibérica es el área geográfica europea donde se encuentra la mayor concentración de arquitectura
construida en tapia. De un tiempo a esta parte se ha venido estudiando a fondo y con muy importantes resultados
esta técnica constructiva en todas sus variantes (tapia de
tierra, tapia de hormigón de cal, tapia calicostrada, tapia
valenciana, tapia encadenada, tapia con brencas, etc.).
Además desde hace tiempo, y no sólo en la península,
también se viene estudiando la tierra como material, sus
características y posibilidades, tanto en edificios históricos como en edificios de nueva construcción.
El camino realizado en la intervención en edificios históricos de tapia también tiene ya cierto recorrido. Se podría afirmar que, desde los años ochenta del siglo XX ha
ido creciendo el número de intervenciones en edificios
de tapia en toda la península, tanto monumentales como
populares o vernáculos. Estas intervenciones realizadas
en este patrimonio histórico se caracterizan por su diversidad que ha contemplado tanto la reconstrucción, como
la conservación, reparación, sustitución, consolidación
estructural, etc. Esta diversidad se ha reflejado también
en los criterios, las técnicas y los materiales empleados,
12
así como en los resultados tanto a nivel de impacto sobre
el edificio, como de durabilidad técnica y material.
Este libro pretende favorecer la puesta en común de las
experiencias de restauración del patrimonio arquitectónico monumental realizadas en la península ibérica para
poder aprender de todas estas intervenciones y extraer
conclusiones y perspectivas para el futuro. El marco geográfico se extiende a la totalidad de la Península Ibérica
por la necesidad de comparar entre sí un número importante de intervenciones que no tendríamos si nos limitásemos a algunas regiones. De esta forma se han podido
confrontar los diferentes criterios debidos a un número
importante de diferentes profesionales, administraciones, escuelas y tendencias diferentes repartidas en todo
el territorio.
El libro analiza las obras de restauración realizadas
desde los años 80 hasta nuestros días para evaluar los
criterios y las técnicas empleadas y los resultados obtenidos a lo largo del tiempo, además de la evolución que han
tenido en el tiempo los mismos criterios y las mismas técnicas empleadas. La fecha de inicio se marca en los años
ochenta ya que coincide tanto en España como en Portugal con la llegada de la democracia y los cambios políticos
y administrativos que supuso, con la consecuente diversa
política de intervención en los monumentos tanto a nivel
de criterios como de profesionales involucrados. El equipo de investigadores y autores de los capítulos del libro
está constituido por conocidos investigadores nacionales
e internacionales, expertos en el tema tratado.
El análisis profundo de las obras seleccionadas, la puesta
en común de las experiencias, la reflexión sobre los criterios y las técnicas empleadas, y el conocimiento derivado
tanto a nivel teórico como técnico de este proceso sereno de revisión de las intervenciones realizadas durante
estos treinta años, garantizan la relevancia del libro que
además constituye una experiencia que se puede confrontar respecto a otros ámbitos geográficos homogé-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
neos por técnicas constructivas y problemas de conservación, haciendo referencia en especial al norte de África
y Oriente Medio.
LA INVESTIGACIÓN REALIZADA EN EL
PROYECTO
Como se ha comentado al principio, este libro se enmarca dentro de una investigación más amplia realizada principalmente gracias a la financiación concedida
por el Ministerio de Ciencia e Innovación al proyecto
La restauración de la arquitectura de tapia en la Península Ibérica (1980-2010). Criterios, técnicas, resultados y
perspectivas (ref: BIA 2010-18921). El libro constituye
una muestra de parte del trabajo realizado, siendo mucho más amplio el conjunto de la investigación asociada al proyecto.
Finalidad del proyecto
Cuando hace treinta años se desarrollaron las primeras
experiencias (Muralla de Niebla, 1979), apenas existía
un corpus de conocimiento sobre la técnica constructiva,
pero aún más exiguo era el conocimiento sobre las posibles intervenciones a realizar el patrimonio arquitectónico monumental en tapia y sus resultados futuros. Con el
tiempo los profesionales y técnicos que han intervenido
en este tipo de arquitectura han ido experimentando criterios y técnicas en relación con sus conocimientos y experiencias para alcanzar el mejor resultado posible. Las
intervenciones que se han ido realizando en tapia en la
Península Ibérica, tanto en lienzos de murallas como en
fábricas de castillos, iglesias y otros edificios de importancia monumental, han propuesto diversos objetivos,
criterios y técnicas de intervención.
Los objetivos y criterios de las intervenciones han abarcado desde la reconstrucción total o parcial de volúmenes para recuperar la tipología, la forma o el espacio del
edificio original o parte de ello, hasta la consolidación
del edificio en su estado de ruina para conservar el edificio en su condición de fragmento de memoria histórica
y constructiva, pasando por intervenciones de limpieza
y reintegración de las superficies para frenar el proceso
de degradación y garantizar una prolongación de la vida
del edificio o de consolidación estructural para garantizar
estabilidad de las estructuras, etc. Pero a su vez cada una
de estas intervenciones pueden haberse ejecutado con
modalidades, materiales y técnicas diferentes. Así una
reconstrucción de parte de un lienzo de muralla puede
haberse ejecutado eliminando parte del material existente o sólo por aportación de nuevo material, con los mismos materiales que componían la fábrica y con la misma
técnica constructiva o haber empleado materiales dife-
rentes (piedra, ladrillo, hormigón,etc.) para diferenciar la
parte añadida o, simplemente, porque se ha tratado de
una simple reparación funcional del elemento sin tener
en cuenta su implicación teórica en el ámbito de la restauración arquitectónica, etc.
La inmensa variedad de alternativas en este tipo de intervenciones abre un amplio abanico de soluciones posibles. Además cada posible intervención puede dar lugar
a diversos tipos de consecuencias o resultados a lo largo
del tiempo tanto por el envejecimiento y posible degradación debidos al material y la técnica empleados, como
por el impacto material, estético, estructural, etc. que se
genera entre la parte de nueva aportación y el edificio
existente.
El objetivo principal del proyecto de investigación ha
sido por tanto el análisis pormenorizado de un número importante de casos de intervenciones realizadas en
arquitecturas monumentales construidas en tapia, distribuidas en todo el territorio ibérico. Se han analizado
los diversos casos desde diferentes puntos de vistas y
enfoques (criterios de restauración, materiales y técnicas de intervención, compatibilidad formal, tipológica
y material, etc.), partiendo siempre del conocimiento
de la realidad material de la estructura, de su estado de
conservación anterior a la obra y de la compatibilidad de
materiales y técnicas utilizadas en las diferentes intervenciones. El objetivo final ha consistido en un complejo
de estudios del estado de la materia, con la intención de
definir una reflexiones generales de criterios, métodos de
restauración y técnicas de intervención para las actuaciones futuras.
Antecedentes y estado de los conocimientos
científico-técnicos
La técnica constructiva de la tapia constituye un tema
de investigación que se ha estudiado ampliamente, obteniendo resultados de gran interés que se recogen en
numerosas publicaciones nacionales e internacionales.
Esta técnica resulta habitualmente vinculada al extenso y
variado campo de la arquitectura de tierra. Sin embargo,
la tapia y la tierra no siempre poseen una relación directa
ya que no siempre la tierra constituye el material único
usado en la construcción de una tapia. De hecho, podemos encontrar tapias de hormigón o de mampostería,
tapia con ladrillos como la tapia valenciana, tapia encadenada con piedra o ladrillo, tapia de brencas de yeso,
tapia calicostrada, etc.
La bibliografía internacional y nacional sobre arquitectura de tierra es en la actualidad tan extensa que resulta practicamente inabarcable y en la bibliografía general
de este libro, situada al final del mismo, se recogen sólo
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
13
algunos textos de referencia sobre el tema. En esta cuestión son de referencia internacional las publicaciones del
Centro de Investigación CRAterre. Por otro lado, más
reducida por su carácter más específico resulta la bibliografía internacional y sobre todo la ligada a la península
ibérica dirigida al conocimiento de la técnica constructiva de la tapia, aunque siga siendo extensa. Diversos son
los autores de la península ibérica que se han ocupado de
investigar la técnica constructiva tanto a nivel general de
las características materiales, constructivas, de resistencia, etc. como a nivel de sus variantes específicas y locales. En la bibliografía general se ha seleccionado sólo una
muestra de ella, abundando sobre todo en la producción
peninsular.
Menos estudiado es, sin embargo, el aspecto de la intervención en las arquitecturas de tapia, aunque existan una
serie de publicaciones sobre el tema. La mayoría de las
publicaciones se ocupan sobre todo de los aspectos químicos y analíticos de la conservación, como patologías
y degradación del material tierra (entre otros: Scarato,
1986; Costales, 1987; Aymat, 2000), productos de consolidación, hidrofugación, protección de las superficies
y materiales (entre otros: Dayre, 1983; Guillaud, 1985;
Matero, 1995 y seg.), etc. Además, la mayoría de los estudios relacionados con la arquitectura de tierra se centran
en la arquitectura de adobe, siendo la conservación de la
tapia mucho menos estudiada.
Menos todavía está estudiado el aspecto de la conservación y restauración de la arquitectura de tapia desde un
punto de vista de los criterios empleados, las técnicas
aplicadas y sus resultados aprendidos de la experiencia.
Existen diversas publicaciones que tratan la restauración
en diversos ejemplos concretos de intervención en un
monumento determinado (Murallas de Niebla, Palacio
de Toral de los Guzmanes, Murallas de Granada, Murallas de Sevilla, Castillo de Bétera, ect.) tratando de las
motivaciones de la intervención, de los criterios empleados y de las técnicas empleadas.
También se han desarrollado proyectos de investigación
sobre la restauración de la arquitectura de tierra en algún área en concreto (entre otros: «La tierra en la arquitectura granadina. Estudio de conservación y restauración»,
1989-91, dirigido por Javier Gallego; «Restauración arquitectónica de tapial y ladrillo en los monumentos granadinos», 1993-95, dirigido por J. Gallego; «Estudio para
recuperación de la técnica del tapial en la construcción
tradicional de la provincia de Albacete», 2003, dirigido
por F. Castilla; «Propuesta de mantenimiento, evaluación
y rehabilitación de fábricas históricas de tapial en la provincia de Sevilla», 2004-2007, dirigido por A. Graciani).
También existen manuales de referencia sobre la restau14
ración y conservación de la arquitectura de tierra (baste recordar entre otros: Viñuales, 1981; Galdieri, 1987;
Warren, 1999; Guillaud et alii, 2005; Terra incognita,
2008), pero pocos textos específicos sobre la tapia (Graciani, 2008) y, sobre todo, no planteados como un aprendizaje de las experiencias realizadas. Por tanto, han sido
escasos los esfuerzos para aunar de forma global estas
experiencias (directamente relacionado con el planteamiento de este proyecto son las jornadas «Restauración
de murallas construidas con tapial», organizadas por
Fco.J. López Martínez en 2000) y, en general, se trata
sólo de encuentros más amplios sobre restauración pero
no específicos sobre la restauración de la arquitectura
de tapia (véase por ejemplo: GALLEGO F.J.: La ciudad y
sus murallas. Conservación y Restauración, Universidad
de Granada, 1996; AA.VV., Jornadas sobre restauración
y conservación de monumentos. (Madrid, 24 y 25 de abril
de 1989), Dirección General de Bellas Artes y Archivos,
1991, donde aparece un apartado dedicado a la tierra y la
tapia). En este sentido la publicación Rammed Earth Conservation (Balkem/Taylor & Francis, 2012), fruto paralelo de este mismo proyecto de investigación ya representó
un esfuerzo importante para aunar los mayores expertos
nacionales e internacionales alrededor de la arquitectura
de tapia y su restauración.
Metodología de la investigación
La metodología planteada para la investigación está cimentada en el análisis de casos de estudio con un método
cualitativo sobre la base de un amplia información adquirida a través de diversas fuentes primarias (entrevistas e
información proporcionada directamente por los agentes
implicados en la restauración del edificio) y secundarias
directas (los propios edificios restaurados) e indirectas
(bibliografía, documentación de archivo, documentación
de proyectos, etc.).
La investigación, así planteada, se ha basado en tres
fases fundamentales: 1. recopilación de la información
(elaboración de una base de datos con un listado lo más
completo posible de obras realizadas; realización de una
selección de casos de interés; recopilación de la mayor
cantidad de información posible sobre estos casos; visita
al edificio intervenido; análisis físico-químicos, ensayos
de caracterización de materiales y ensayos de evaluación de tratamientos); 2. análisis de los casos, reflexión
y puesta en común de las experiencias (análisis y evaluación de los casos con un método multidisciplinar; recopilación de una ficha detallada para cada intervención;
análisis cruzado de las intervenciones; organización y
celebración de unas jornadas de reflexión; publicación
de las actas de las jornadas); 3. producción del corpus de
conocimiento y difusión (la publicación de los resultados
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | INTRoDUCCIÓN
Fig. 1: Ficha tipo de la base de datos creada para catalogar los casos de estudio (proyecto La restauración de la arquitectura de tapia
en la Península Ibérica (1980-2010). Criterios, técnicas, resultados y perspectivas. RES-TAPIA)
de la investigación a través de artículos científicos y de un
libro; la puesta a punto de una página web que permita
la difusión e implementación de los resultados del proyecto; y la organización y producción de una exposición).
En la primera fase de recopilación de la información,
se ha elaborado una base de datos con un listado lo más
completo posible de obras realizadas en edificios en tapia en la península ibérica en los últimos treinta años.
Para ello, se ha establecido la ficha de la base de datos
(fig. 1) con los campos para la catalogación completa de
las obras. Los campos se dividen en tres apartados: datos generales del edificio (nombre del edificio, dirección,
comunidad autónoma, coordinadas GPS, propiedad, tipo
de edificio, descripción, técnica/as constructiva/as, fotografía), datos generales de la intervención (autor/es,
títulos del proyecto, entidad contratante, presupuesto),
técnicas de intervención empleadas (cimentación; estructura/muros; revestimientos; coronación; otros elementos), estado actual de la intervención (presencia de
humedades, presencia de sales, desprendimientos, grietas, etc.), criterios de intervención.
Hasta la fecha se han introducido más de trescientos registros de edificios situados en toda la Península Ibérica, pero este número está destinado a seguir aumentando en el futuro aunque el proyecto se haya cerrado formalmente. La base de datos está en gran parte accesible
a través de la página web del proyecto (www.restapia.
es). En la elaboración de la base de datos han participado todos los investigadores del proyecto y el grupo de
colaboradores científicos, además de todos los posibles
contactos de investigadores, profesionales, administraciones, asociaciones, etc. que se han podido alcanzar.
Para la recopilación de la información, además se han
vaciado los listados de diversos archivos: Instituto del
Patrimonio Cultural de España, Ministerio de Cultura
y Ministerio de Fomento (Plan del 1% Cultural y Plan
E), Ministerio de Cultura, Generalitat Valenciana, Junta de Andalucía, Castilla La Mancha, Murcia, Cataluña,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
15
CRITERIOS
ESPECÍFICOS
CONSOLIDACIÓN
Y
PROTECCIÓN
TÉCNICAS
DE
INTERVENCIÓN
FÁBRICAS
Limpieza
y
conservación
de
las
fábricas
Reintegración
de
las
fábricas
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Reconstrucción
de
las
fábricas
con
finalidad
estructural
con
finalidad
tipológica
/
estética
Desmonte
/
Demolición
/
Eliminación
Limpieza
y
consolidación
de
las
fábricas
Inyecciones
en
las
fábricas
Forro
o
encamisado
de
las
fábricas
Recalce
con
hormigón
proyectado
Retacado
de
discontinuidades
CORONACIÓN
Limpieza
y
conservación
del
perfil
existente
Regularización
/
Consolidación
del
perfil
con
finalidad
estructural
/
conservativa
con
finalidad
tipológica
/
estética
Recuperación
del
perfil
originario
con
finalidad
estructural
/
conservativa
con
finalidad
tipológica
/
estética
Demolición
/
Eliminación
Limpieza
y
consolidación
del
perfil
existente
Protección
de
la
coronación
con
una
capa
de
mortero
SUPERFICIE
Limpiea
y
conservación
de
la
superficie
existente
Reintegración/Consolidación
de
las
lagunas
d
la
superficie
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Recuperación
de
la
superficie
original
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Picado
de
la
superficie
Limpieza
y
consolidación
de
la
superficie
existente
Inyecciones
de
consolidación
de
la
superficie
Veladura
OTROS
Inserción
de
forjados
Inserción
de
escaleras
Cubierta
Inserción
de
barabdillas
Inserción
de
carpinterías
Pasarelas
Paso
de
ronda
Lámina
de
impermeabilización
Tubos
de
evacuación
de
agua
Caminos
REINTEGRACIÓN
PRINCIPIOS
GENERALES
RECONSTRUCCIÓN
DEMOLICIÓN
OTROS
CONSERVACIÓN
DE
LA
MATERIA
MÍNIMA
INTERVENCIÓN
REVERSIBILIDAD
COMPATIBILIDAD
MATERIAL
COMPATIBILIDAD
ESTRUCTURAL
DURABILIDAD
ACTUALIDAD
DISTINGUIBILIDAD
NEUTRALIDAD
Fig. 2: Tabla de análisis de los casos de estudio (proyecto La restauración de la arquitectura de tapia en la Península Ibérica (19802010). Criterios, técnicas, resultados y perspectivas. RES-TAPIA)
Diputación de Valencia, Castellón, Alicante, Barcelona,
etc. También se han realizado visitas in situ a los edificios tanto por los investigadores del proyecto (Comunidad Valenciana, Murcia, Castilla-La Mancha, Castilla y
León, Aragón, Andalucía, Extremadura, etc.) como por
los expertos locales (Murcia, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Extremadura,
Madrid, Galicia, Cataluña, Portugal, etc.).
Partiendo de la base de datos anteriormente realizada
se ha elaborado la selección de casos de interés para los
que se ha redactado de una ficha detallada para poder
recopilar la información necesaria para poder analizar
los criterios y técnicas de intervención y los resultados
de los mismos. Las fichas han sido rellenadas por los arquitectos, arquitectos técnicos, restauradores, empresas
involucrados en el proceso de restauración o por investigadores que hubiesen participado o estudiado con detalle
el caso. Del conjunto de estos casos se publican algunos
en este mismo libro en la sección correspondiente y otros
en la página web del proyecto.
La segunda fase de la investigación consistió en el
análisis pormenorizado de los casos. Este análisis se
ha desarrollado en una selección de alrededor de cien
casos. Para ello se ha puesto a punto una metodología
basada en diversos parámetros con el intento de analizar de la forma más objetiva posible el proceso de restauración realizado y los resultados alcanzados. Inicial16
mente, se ha indagado la técnica constructiva con la
que se construyó el edificio en su momento o las partes
transformadas que se analicen. Evidentemente, es muy
diferente intervenir en un tipo de tapia u en otro tanto
a nivel de los problemas planteados por el propio material (pensemos que se puede tratar de tapia de tierra,
tapia calicostrada, tapia con piedras, etc.), como por el
tipo de degradación que el mismo plantea (erosión de
la superficie, desprendimiento o pérdida de la costra,
lagunas de la fábrica, etc.).
Posteriormente, se han explorado las patologías que el
edificio presentaba antes de la restauración puesto que
el tipo de intervención está muy supeditado al tipo de
degradación más o menos profunda, estructuralmente
dañina, etc. Se han agrupado las patologías según las
partes afectadas del edificio, de forma que resulte más
fácil relacionar las patologías con las intervenciones en
su futuro análisis. Según este esquema, se han identificado patologías que afectan a las fábricas (pérdida de
volumen, presencia de lagunas, desconexión estructural, inestabilidad estructural, presencia de grietas, etc.);
la coronación de las fábricas (erosión y lavado, pérdida
de volumen, pérdida de cubrición, inestabilidad estructural, etc.); y la superficie de las fábricas (erosión de la
superficie, pérdida de costra, desconchado de costra,
presencia de humedad, presencia de sales, manchas;
graffitis, etc.).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | INTRoDUCCIÓN
CRITERIOS
ESPECÍFICOS
CONSOLIDACIÓN
Y
PROTECCIÓN
TÉCNICAS
DE
INTERVENCIÓN
FÁBRICAS
CORONACIÓN
SUPERFICIE
OTROS
Limpieza
y
conservación
de
las
fábricas
Reintegración
de
las
fábricas
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Reconstrucción
de
las
fábricas
con
finalidad
estructural
con
finalidad
tipológica
/
estética
Desmonte
/
Demolición
/
Eliminación
Limpieza
y
consolidación
de
las
fábricas
Inyecciones
en
las
fábricas
Forro
o
encamisado
de
las
fábricas
Recalce
con
hormigón
proyectado
Retacado
de
discontinuidades
PRINCIPIOS
GENERALES
REINTEGRACIÓN
RECONSTRUCCIÓN
DEMOLICIÓN
CONSERVACIÓN
DE
LA
MATERIA
OTROS
1
1
1
Limpieza
y
conservación
del
perfil
existente
Regularización
/
Consolidación
del
perfil
con
finalidad
estructural
/
conservativa
con
finalidad
tipológica
/
estética
Recuperación
del
perfil
originario
con
finalidad
estructural
/
conservativa
con
finalidad
tipológica
/
estética
Demolición
/
Eliminación
Limpieza
y
consolidación
del
perfil
existente
Protección
de
la
coronación
con
una
capa
de
mortero
1
DURABILIDAD
1
1
1
1
1
1
0,5
0,5
1
1
1
1
1
1
0,5
0,5
1
1
1
1
0,5
1
ACTUALIDAD
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
0,5
1
1
1
0,5
0,5
1
1
1
1
1
1
1
1
1
0,5
1
1
1
1
1
1
0,5
1
1
1
1
1
1
0,5
0,5
1
1
1
1
1
1
1
1
1
CONSOLIDACIÓN
Y
PROTECCIÓN
REINTEGRACIÓN
5
RECONSTRUCCIÓN
6
DEMOLICIÓN
2
1
1
1
1
1
REINTEGRACIÓN
28%
28%
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
1
16
9
7,5
13
15
12
8
17
0
4
2
0
0
0
0
0
OTROS
0
5
Criterios
de
intervención
CONSOLIDACIÓN
Y
PROTECCIÓN
0,5
0,5
0,5
0,5
0,5
NEUTRALIDAD
1
1
1
1
Inserción
de
forjados
Inserción
de
escaleras
Cubierta
Inserción
de
barabdillas
Inserción
de
carpinterías
Pasarelas
Paso
de
ronda
Lámina
de
impermeabilización
Tubos
de
evacuación
de
agua
Caminos
DISTINGUIBILIDAD
1
1
1
1
1
0%
COMPATIBILIDAD
ESTRUCTURAL
1
1
1
1
1
Limpiea
y
conservación
de
la
superficie
existente
Reintegración/Consolidación
de
las
lagunas
d
la
superficie
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Recuperación
de
la
superficie
original
con
finalidad
conservativa
con
finalidad
estética
Picado
de
la
superficie
Limpieza
y
consolidación
de
la
superficie
existente
Inyecciones
de
consolidación
de
la
superficie
Veladura
COMPATIBILIDAD
MATERIAL
REVERSIBILIDAD
1
1
1
1
MÍNIMA
INTERVENCIÓN
1
RECONSTRUCCIÓN
Principios
Generales
DEMOLICIÓN
OTROS
CRITERIOS
CUMPLIDOS
CRITERIOS
INCUMPLIDOS
6%
11%
33%
94%
Fig. 3: Ejemplo de aplicación de la tabla en un caso concreto con los diagramas conclusivos (proyecto La restauración de la arquitectura de tapia en la Península Ibérica (1980-2010). Criterios, técnicas, resultados y perspectivas. RES-TAPIA)
Acto seguido, se han examinado las técnicas de intervención empleadas que a su vez deben tener en cuenta
el material de partida y el estado de conservación. Para
realizar este tipo de análisis se han dividido las técnicas
de intervención en tres grandes familias en las cuales
se agrupan las técnicas según el ámbito de actuación:
fábricas, coronación y superficie. A estas tres familias
se podría unir una cuarta de cimentación y una quinta
de otras intervenciones donde se podrían situar aquellas intervenciones que pueden afectar de alguna manera a la tapia (inserción de forjados, cubiertas y escaleras, etc.).
Para completar esta segunda fase, la tarea más compleja
ha sido el análisis de los criterios empleados en la intervención. La complejidad de esta tarea reside en pretender analizar los criterios desde un punto de vista lo
más objetivo posible. Para ello se ha confeccionado una
tabla paramétrica (figs. 2 y 3) que se ha aplicado a los casos analizados y que se podrá a emplear en cualquier momento y por cualquier investigador. Esta tabla además
puede ser empleada por los propios proyectistas, quienes
pueden chequear de antemano los criterios y resultados
de su propio proyecto. No se trata de una evaluación
numérica con un valor absoluto sino de una evaluación
cualitativa cuyo valor reside en la comparabilidad de los
casos entre ellos.
La toma de datos se ha basado en dos grandes apartados:
los criterios de intervención (conservación, reintegración, reconstrucción y demolición) y los principios generales de la teoría de la restauración (conservación de la
materia auténtica, mínima intervención, reversibilidad,
compatibilidad material, compatibilidad estructural,
durabilidad, actualidad expresiva y/o distinguibilidad,
neutralidad)2. Para establecer los criterios de intervención, se han agrupado las intervenciones en grandes categorías a tenor del nivel de intervención: conservación
dirigida a la limpieza, consolidación y protección de fábricas, coronación y superficie; reintegración enfocada a
la conservación de la materia existente con acciones de
protección y conservación con reintegración eventual de
lagunas en fábricas, coronación y superficie; reconstrucción, con la refacción de partes perdidas especialmente
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
17
en fábricas y coronación, que aspira a la recuperación o
restablecimiento de la superficie en el plano y/o texturas
originarias. Además de estas tres grandes categorías, se
añaden también la de demolición y la de otras intervenciones. Por otro lado, para cada principio general se ha
propuesto una serie de parámetros que permiten medir
su mayor o menor cumplimiento:
-la conservación de la materia se establece en función
de las acciones de conservación y protección de la materia existente, de forma inversamente proporcional a su
eliminación o transformación;
-la mínima intervención se entiende en todo momento
como la mínima acción necesaria que puede abarcar desde la consolidación de la superficie a la reintegración de
las fábricas en los casos de necesidad de eficiencia estructural del edificio;
-la reversibilidad de la intervención se mide en función
de que los elementos añadidos se puedan eliminar sin
dejar rastro, de forma inversamente proporcional a la eliminación de materia existente;
-la compatibilidad material se mide en función de la
compatibilidad física y química del material empleado en
la intervención; la compatibilidad estructural se mide en
función de la conservación de la concepción estructural
del edificio y el comportamiento estructural del elemento añadido en función de la estructura existente e inversamente proporcional a la transformación de la estructura existente;
21, 22 y 23 de junio de 2012. El congreso se dedicó a la
arquitectura de tapia y su restauración y, de forma más
general, a las técnicas constructivas de tierra y su restauración. Este encuentro permitió la puesta en común de
las experiencias de restauración del patrimonio arquitectónico monumental y no monumental en tapia realizadas en la Península Ibérica y en el resto del mundo para
poder aprender de todas estas intervenciones y extraer
conclusiones y perspectivas para el futuro.
La tercera y última fase de la metodología de investigación se ha centrado en la producción del corpus de
conocimiento y difusión. Con los resultados del estudio
y análisis de los casos, las conclusiones derivadas de la
comparación cruzada y las reflexiones aportadas en el
congreso se ha podido alcanzar un mayor nivel de conocimiento y sobre todo un conocimiento más sistemático
de las experiencias realizadas de restauración de arquitectura de tapia hasta la fecha en la Península Ibérica.
Este corpus de conocimiento se ha tratado de organizar
y sistematizar en diversas publicaciones (artículos científicos, contribuciones a congresos, etc.), pero sobre todo
encuentra su difusión en este libro y en una exposición
que tiene el mismo título. Además, parte de la información se encuentra también en la página web del proyecto,
medio que puede suponer un acceso fácil y directo por
cualquier investigador.
EXTRUCTURA DEL LIBRO
-la durabilidad de la intervención se mide en función de
los resultados obtenidos a lo largo del tiempo por lo que
se trata de un parámetro que se puede ponderar sólo en
el caso de intervenciones que tengan un cierto tiempo de
vida o en el caso que hayan surgido patologías ligadas a
la intervención;
El libro que el lector tiene entre sus manos, amén del prólogo redactado por John Warren en calidad de experto de
calibre internacional en restauración de arquitectura de
tapia y además de la introducción metodológica a la investigación y a los resultados recogidos en el libro, consta
de cuatro partes fundamentales:
-la actualidad expresiva y/o distinguibilidad se mide
en función de la posibibilidad de distinguir la intervención respecto del edificio existente, tanto con técnicas
tradicionales como modernas o reinterpretación en clave
contemporánea de las técnicas tradicionales, donde el segundo caso correspondería además de la distinguibilidad
a la actualidad expresiva;
-Primera parte: un capítulo dedicado a la arquitectura de tapia desde un punto de vista etimológico, la
identificación de sus valores patrimoniales y las posibilidades para su futuro como arquitectura, redactado
por Hubert Guillaud (director de la Cátedra UNESCO
de Arquitectura de tierra y del Centro de Investigación
CRAterre de Grenoble), una de las figuras más destacadas a nivel internacional en el ámbito de la arquitectura
de tierra; una introducción a la técnica constructiva y
su desarrollo en España y Portugal que trata de ordenar
y sistematizar el complejo mundo de las variantes de
la tapia, cuya asombrosa riqueza y variedad a menudo
puede crear confusiones y malas interpretaciones que
pueden repercutir posteriormente en los resultados de
la intervención; y un capítulo sobre las patologías más
frecuentes en las estructuras construidas con tapia en
sus diversas variantes.
-la neutralidad de la intervención o la capacidad de integración de la misma en el conjunto se mide a través de
parámetros como proporción antiguo / nuevo, tipo de
materiales empleados respecto a los materiales existentes, integración de colores, texturas, etc.
Durante esta fase del trabajo de análisis cruzado de casos, se organizó un congreso «RESTAPIA 2012 – Congreso Internacional sobre restauración de tapia» que tuvo
lugar en la Universitat Politècnica de València los días
18
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | INTRoDUCCIÓN
-Segunda parte: la restauración de la arquitectura de
tapia se aborda desde un punto de vista geográfico en
las diversas áreas o regiones de la Península Ibérica. El
primer capítulo de esta segunda parte se dedica a las intervenciones llevadas a cabo a través de la financiación
ministerial en todo el territorio español, mientras los capítulos siguientes se dedican a un análisis específico de
cada comunidad autónoma o área geográfica, puesto que
desde 1980 la actuación de las comunidades ha tenido
un papel central en la conservación del patrimonio. Cada
área es estudiada por investigadores o profesionales de
la zona, competentes y conocedores de la realidad local.
En cada capítulo se presentan ejemplos de intervención
para poder trazar criterios y técnicas empleadas en cada
área geográfica. El último capítulo de esta segunda parte
se dedica a las actuaciones realizadas en Portugal que se
trata en su globalidad.
-Tercera parte: en esta parte del libro se presenta una serie de casos de estudio hasta un total de treinta ejemplos.
Los casos de estudio se han elegido en función de diversos criterios de representación temporal (desde 1980
hasta nuestros días), geográfica (tratando de representar
todas las áreas del estudio), y relevancia del edificio y de
la intervención tanto por los criterios como por las técnicas y los resultados obtenidos. Cada caso está presentado
en una ficha con un texto corto y fotos y dibujos de la
intervención. Los autores de los textos son bien los propios autores de la intervención, bien investigadores que
se han ocupado del caso de estudio de forma amplia y
detallada
NOTAS
El proyecto «La restauración de la arquitectura de tapia en la
Península Ibérica. Criterios, técnicas, resultados y perspectivas»
fue concedido por el Ministerio de Ciencia e Innovación a un
equipo encabezado por la investigadora Camilla Mileto de la
Universidad Politécnica de Valencia durante el periodo 20112013 (ref: BIA 2010-18921). Los investigadores del equipo han
sido: Camilla Mileto (investigadora principal), Fernando Vegas
López-Manzanares, Valentina Cristini, Maria Diodato, Paolo Privitera, Lidia García Soriano, todos de la Universitat Politècnica
de València; Francisco Javier López Martínez, Universidad Católica de Murcia; Francisco Javier Castilla Pascual, Universidad
de Castilla La Mancha; José Manuel López Osorio, Universidad
de Málaga; Amparo Graciani García y Jacinto Canivell García de
Paredes, Universidad de Sevilla; José Antonio Martínez, Instituto
de Historia Naval; Esther de Vega García, Instituto del Patrimonio
Cultural de España; Vincenzina La Spina, Universidad Politécnica
de Cartagena; Mariana Correia, Escola Superior Gallaecia; Maria
Fernandes, Universidad de Coimbra; Hubert Guillaud, CRATerre
– Universidad de Grenoble
1
Los principios se han extraído de diversos textos fundamentales
en la definición de la teoría de la restauración contemporánea:
CARBONARA G. (1997): Avvicinamento al restauro, Liguori, Napoles, pp. 451-510; JOKILEHTO J. (1999), A History of Architectural Conservation, Elsevier, Londres-New York, pp. 295-304; EARL
J. (2003): Building Conservetion Philosophy, Donhead, Dorset,
pp. 80-118; DOGLIONI F. (2008): Nel restauro. Progetti per le
architetture del passato, Marsilio, Venecia, pp. 85-103
2
-Cuarta parte: incluye en primer lugar un capítulo de carácter conclusivo sobre los criterios, las técnicas y los resultados que se han empleado en la restauración de la tapia en la Península Ibérica en el periodo estudiado y unas
reflexiones sobre las perspectivas futuras sobre la base
de las intervenciones realizadas. En esta parte, además
se incluye un capítulo más práctico sobre los criterios y
técnicas que se pueden emplear en la conservación de la
tapia, redactado por la restauradora Beatriz Martín Peinado, que tiene una experiencia pluridecenal reconocida
en este ámbito, así como una conclusión que pretende
proporcionar unas reflexiones finales sobre los criterios
y las técnicas de intervención empleados en la restauración de la tapia en el periodo y en los casos analizados,
proporcionando una serie de líneas guía para la intervención derivadas de las experiencias analizadas.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
19
I PARTE
LA TAPIA
22
Recursos en la inspiración creativa de la tapia
para un futuro sostenible
32
La tapia en la Península Ibérica
52
Los fenómenos de degradación más comunes
en fábricas de tapia
RECURSOS EN LA INSPIRACIÓN
CREATIVA DE LA TAPIA PARA
UN FUTURO SOSTENIBLE
Hubert Guillaud
TAPIA Y PISÉ: UNA LEXICOLOGÍA
APASIONANTE
La técnica tradicional de la tapia consiste en compactar
tongadas de tierra dentro de un encofrado y así realizar
gruesos muros portantes. Esta técnica se remonta a épocas
púnicas según el acuerdo de la comunidad científica internacional que ha dado prioridad a esta investigación sobre
el origen de la técnica. En el sitio arqueológico de Cartago,
en las excavaciones en el barrio de los metalúrgicos (Lancel 1979), se descubren restos del siglo II a.C. No existen
evidencias arqueológicas de tiempos anteriores, ni en este
sitio ni en todo el Mediterráneo, ni en su ribera septentrional (Europa y Asia) ni en la meridional (África del Norte).
En otras partes del mundo, las evidencias arqueológicas de
tapia más antiguas son aún discutibles por las confusiones
que siguen existiendo entre la tapia y la pared de mano1.
Sin embargo, el procedimiento constructivo de la tapia se
ha desarrollado en otras latitudes del planeta y en épocas
diversas. Este proceso ha tenido lugar debido al juego de
influencias entre culturas regionales, por proximidad geográfica, o por la transferencia y mezcla local de culturas
constructivas (periodo colonial en América latina), o de
forma independiente, confirmando la diseminación de los
modos de construcción con tierra más antiguos (entramados, pared de mano) y respondiendo a otros usos constructivos y a producciones arquitectónicas más complejas. Es
conveniente de hecho reconocer una cierta «nobleza» de
la tapia frente a las demás técnicas de construcción con
tierra, como lo demuestra el excelente legado patrimonial
vernáculo de culturas excepcionales (Marruecos, Argelia,
Perú, China, España, Portugal, Francia) (figs. 1 y 2).
Desde esta perspectiva que evoca un continuo histórico de
la técnica, parece interesante realizar un breve repaso lexicológico que confirme a su vez la apropiación multicultural de este proceso constructivo a través de la riqueza de
las lenguas y de las palabras. Se atribuyen dos principales
orígenes semánticos a la denominación de la técnica de la
22
tapia. Uno proviene del árabe y el otro deriva del latín. El
término tabîya deriva directamente de los vocablos toub y
otob (Bazzana 1993, 1996), fundando la lexicología de la
técnica de compactación de la tierra dentro de un encofrado en lengua árabe. Este término, tabîya, en el contexto
ibérico, ha sido muy utilizado por los musulmanes, en la
época de Al-Andalus, desde los territorios del Magreb a
Andalucía, hasta en Extremadura. Después se difundió
por los territorios septentrionales, en Castilla y León y
Aragón, donde aún se observa un rico y diverso patrimonio arquitectónico del hábitat rural en tapia. Las investigaciones de la historiadora del arte española Juana Font
Arellano (2007) confirman la importancia de la tapia en
los textos de los autores hispanos en la época islámica con
orígenes incluso más antiguos identificados en Isidoro de
Sevilla en el siglo VI. Su libro XV titulado Etimologías, escrito en latín, acepta los términos Formatum y Formacium,
que designan el opus Formarium de tierra encofrada. De
tabîya derivan los términos ibéricos, tapia y tapial (este último define el encofrado) en español, y taipa en portugués.
Se encuentra igualmente cierta relación en el área dialectal
languedociana y francoprovenzal, con los términos tapiat,
tapy, tapie. O incluso en la zona sud-occitana de Francia,
con las palabras tàpia, tàpi, tepa. Estos mismos términos
imprimen los nombres patronímicos y la toponimia en las
regiones del sur de Francia (Baudreu 2007). Las denominaciones de Latapie, o La Tapie son las declinaciones más
frecuentes para designar algunas localidades o pueblos
que fueron sin duda construidos con tapia en tiempos antiguos. En cuanto al origen latino, es a partir del verbo en
latín pi(n)siare (sacudir, golpear, aplastar el mortero con
la fistuca) del que se deriva el pisé francés y sus variantes
en la escritura como pisay, pisey, pisé (Diderot y D’Alembert 1771), o pezay. Dominique Baudreu (Ibid) ha identificado numerosas declinaciones lexicológicas a partir del
vocablo original latino. Sus investigaciones han girado en
torno a los términos pesenh, pezenh, pesenhe, peselh, pezeil,
pezeilh, pesent, o incluso pisadís, en el área del Languedoc
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Ksar de Ait Ben Haddou, cerca de Ouarzazate, Marruecos, fotografía de Sébastien Moriset, CRAterre
occidental. En la llanura del Valle del Ródano de Drôme,
encontramos las mismas formas con tàpia o tepa. En Dauphiné (region de Grenoble), donde el patrimonio en tapia
es abundante, se encuentran los vocablos pisé, pisà ou pisai
(norte de Isère), y pisé, pijé, pijà ou pijià son los que dominan en Ain. Si la terminología de la técnica de origen
árabe e ibérico se impone con la colonización española y
portuguesa en América del Sur es la de origen latino que
funda el término francés pisé queda delimitada por los límites meridionales de la Francia languedociana, occitana,
rodaniense, hasta en el Valle de Saône (la Bresse, en el noreste de Lyon) con una incursión en el territorio auvernés del Forez (región de Montbrison y llanura de Boën).
Más allá de sus dos raíces, árabe y latina, y de sus genealogías semánticas en dos ramas, otros países adoptan los
términos propios de sus lenguas, siendo lo más frecuente
la adopción de expresiones más técnicas. Así, en inglés la
tapia se denomina rammed earth (tierra apisonada). En
Italia, en el Piamonte, se habla de terra battuta (Bertagnin
1999). En Alemania, el nombre dominante es el de Lehmbau con el que se designa globalmente la construcción con
tierra. Pero, la influencia francesa del siglo XVIII contribuyó al empleo del término pisé-bau (Zschokke 1849) o
pisé-baukunst (Seebas 1803). En Dinamarca y en Suecia, es
el término stamphus (Seidelin 1796; Retzius 1798) el que
designa la tapia. La investigación científica de los últimos
veinte años ha contribuido mucho al establecimiento de
un léxico internacional. Numerosos son los libros, artículos o comunicaciones en congresos y conferencias que se
han realizado para mostrar y apreciar la gran riqueza de
las lenguas vernáculas y regionales que designan la cultura
constructiva de la tapia en el resto del mundo.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
23
LA TAPIA
Fig. 2: Obra de construcción con tapia, Pueblo de Maanqiao,
Condado de Huili, Sichuan, China, fotografía cortesía de Mu Jun
LA «GRAN NARRATIVA» DE LA
CONSTRUCCIÓN CON TIERRA Y TAPIA:
ALGUNOS PUNTOS DE REFERENCIA Y
HUELLAS LITERARIAS
En sus Historias, Herodoto, que vivió en el siglo V a.C.,
evoca numerosas evidencias de construcciones con tapia
extraídas de sus viajes a Oriente, Asia, África y Europa. Él
es el primero de una línea continua de autores que, a través de los siglos, han elogiado la construcción con tierra,
incluida la tapia, en la edificación de zonas rurales, granjas
y edificios anexos, estructuras militares, murallas y torres
vigía, palacios de gran calidad constructiva y arquitectónica, e incluso conjuntos urbanos históricos, algunos de los
cuales ahora están clasificados como patrimonio mundial
de la UNESCO tales como la Alhambra de Granada, las ciudades imperiales de Marruecos (Meknès, Fez, Marrakech),
o las tulou o construcciones circulares de Hakka de Fujian,
en China. Con su De Arquitectura (II: 3, 8, 9), Vitruvio sigue
siendo sin duda uno de los autores antiguos más conocidos
que alabaron las cualidades de las obras de tierra, aunque
sus elogios se destinaron al adobe y no a la tapia. Por el
24
contrario, Catón el Viejo observó el interés de construir los
edificios para funciones agrícolas con tierra, fundando los
grandes principios de la economía de bienes de la campiña romana y los conceptos del Praedium Rusticum, o villa
rústica, modelo que ha servido de referencia a los propietarios de tierras europeas hasta el siglo XVIII. Varrón, poeta
y polígrafo latino, evoca la tapia en su Res Rusticae (I: 14,
40) escrita en el siglo I a.C. Otros autores, como el español
Columelle, en el siglo I d.C., en su De Re Rustica (X: 1, 2
y XI, 3, 2), se interesa más por el aspecto económico de
la construcción con tierra, que en describir precisamente
el tipo de técnica. Más tardíamente, Palladio, en el siglo
V, hace una descripción de las cercas de tapia (o quizá de
la pared de mano encofrada) y la contrapone a las cercas
construidas con piedra. Posteriormente, en la Alta Edad
Media, se observa un gran cambio en los textos escritos
a excepción de un corpus hispánico que ha sido estudiado
por la historiadora del arte española Juana Font Arellano
(2003, 2005). Más allá de Isidoro de Sevilla, ella referencia
a Al Razi en el siglo X, Al Bakri en el siglo XI, Ibn Abdun y
Ibn Galib en el siglo XII, los grandes viajeros Ibn Batuta y
Ibn Khaldûn, en el siglo XIV, y León el Africano en el siglo
XVI. Todos manifiestan un interés por las obras construidas únicamente con tierra. Fuera de la Península Ibérica,
en el Renacimiento, el gran teórico de la arquitectura Leon
Battista Alberti2 (1404-1472) retomó el tema de la misma
forma que otros tratados italianos de construcción de los
siglos XVI y XVII, como los de Rusconi y Scamozzi (Ibid,
Font 2003). En Francia, la famosa obra de Charles Estienne y Jean Liébaut (1564), La Maison Rustique ou l’économie
générale des biens de la campagne, retoma los grandes principios de diseño y gestión del Praedium Rusticum de Catón,
elogiando la pared de mano, la tapia y los enlucidos con tierra. Este texto prevaleció con diversas reediciones sucesivas hasta el siglo XIX. Así, en el siglo XVIII, los aristócratas
terratenientes eligieron la tierra para edificar las casas en
las aldeas de arrendamiento otorgadas a sus trabajadores
agrícolas. Charleval, en la llanura del río Durance, en Provenza, fue construido en 1741 (Theus 1956) con la iniciativa de un marqués local, César de Cadenet. Milton Abbas
fue edificado en 1773 en el condado de Dorset, suroeste de
Inglaterra, por Lord Milton, Conde de Dorchester. Estos
dos casos son ejemplos de este fenómeno. En Francia, la
Ilustración tuvo sus héroes de la tierra, que extendieron
su influencia a todos los países europeos. Son los primeros
teóricos de la nueva construcción en tapia, dispuestos a
contribuir en la mejora de los hábitats rurales aún mayoritariamente precarios, principalmente realizados con madera y entramados, y techos de paja, sujetos a importantes
riesgos de incendio. Con su Mémoire pour la construction des
murs en terre (1745), Guillaume-Marie Delorme describe
explícitamente la técnica de la tapia. Posteriormente, Georges-Claude Goiffon en su Art du Maçon Piseur (1772), al
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
HUBERT gUILLAUD | RECURSoS EN LA INSPIRACIÓN CREATIVA DE LA TAPIA PARA UN FUTURo SoSTENIBLE
igual que Arthur Young (1789), agrónomo británico, a raíz
de su tercer Voyage en France. Es entonces cuando, el abad
François Rozier confía al arquitecto lionés François Boulard la redacción de un pequeño tratado sobre la tapia en su
Cours complet d’agriculture théorique et pratique (1786). Todos ellos preceden a François Cointeraux (1791), su rival, el
autor más prolífero y proselitista de las virtudes incomparables de una nueva construcción con tapia. A través del canal de las principales sociedades científicas de la época, su
célebre 1er Cahier d’Ecole d’Architecture Rurale (fig. 3) fue traducido al italiano por Giuseppe del Rosso (1793); al inglés,
por el arquitecto Henry Holland (1797), después difundido
por Estados Unidos y Australia3; al alemán por David Gilly
(1797), fundador de la Bauakademie de Berlín, y finalmente por el filósofo Christian Ludwig Seebas (Ibid 1803) en
Leipzig; e incluso también al danés por KH Seidelin (Ibid
1796), basado en una traducción sueca de Jahan Retzius
(Ibid 1798). La influencia de Cointeraux se extendió hasta Rusia, a través del relevo del arquitecto L’vov (Makhrov
1997), que fue uno de sus discípulos más consumados a
raíz de la erección de varias escuelas de construcción con
tapia. Hay que reconocer esta considerable influencia internacional de Cointeraux, que complementa y actualiza la
contribución de sus predecesores desde la Antiguedad. Las
traducciones y adaptaciones en diversas lenguas de su 1er
Cahier d’Ecole d’Architecture Rurale, lo convierten sin duda
en uno de los grandes vectores de la modernidad de la tapia. El siglo XIX tuvo también otros héroes europeos de la
tierra, como Wilhelm Tappe en Alemania (Guntze, 1998),
Juan de Villanueva (1827) en España, o Alfred Zschokke
(Ibid 1849) en Suiza4. Por último, Jean-Baptiste Rondelet,
discípulo de Soufflot, arquitecto del Panteón de París, completó este linaje histórico casi continuo de la puesta en valor de la tapia con su Traité Théorique et Pratique de l’Art de
Bâtir (1802-1817)5 (figs. 4 y 5), en el que dedica un capítulo
de una quincena de páginas a ensalzar la competencia de
Fig. 3: La tapia decorada para embellecer la casa obrera.
Ilustración extraída de uno de los Cuadernos de la Escuela de
Arquitectura Rural de François Cointeraux
Fig. 4: Las herramientas del tapiador. Lámina extraída del Tratado del Arte de Construir de Jean-Baptiste Rondelet, Libro 1º, 1ª
Sección, Capítulo 1
Fig. 5: Casa económica de tapia. Lámina extraída del Tratado
del Arte de Construir de Jean-Baptiste Rondelet, Libro 1º, 1ª
Sección, Capítulo 2
«Sieur Cointeraux». Este homenaje es rendido igualmente
por Louis Bouchard-Huzard con su Traité des Constructions
rurales, publicado en 1870, que se inscribe también en los
legados de Catón y del Praedium Rusticum. Esta larga trayectoria de la literatura histórica ha mantenido permanentemente el interés por la construcción con tapia. Se trata
de una carrera de relevos en la que los sucesivos autores se
pasan el relevo, desde la antigüedad hasta los siglos XVIII
y XIX, periodo en el que establecen las bases de una teoría
y una ciencia de la construcción que no ignora la construcción con tierra y más particularmente la de tapia, contribuyendo a prolongar su nobleza y a inscribirla formando
parte de la modernidad.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
25
LA TAPIA
Fig. 6: Cuatro viviendas de tapia en el « Domaine de la Terre »,
Villefontaine, Isère, Francia. Proyecto de los arquitectos Gilles
Perraudin y Françoise Jourda. Fotografía de Thierry Joffroy, CRAterre
Fig. 7: Cuatro viviendas de tapia en el «Domaine de la Terre»,
Villefontaine, Isère, Francia. Proyecto del arquitecto JeanVincent Berlottier. Fotografía de Thierry Joffroy, CRAterre
LA RECREACIÓN CONTEMPORÁNEA DE LA
TAPIA: LA INTELIGENCIA DE LOS NUEVOS
ARQUITECTOS-CONSTRUCTORES
Alentejo (en São Luís, São Teotônio), en la costa del Atlántico (en Vila Nova de Milfontes), y en la restauración de un
edificio parroquial en Cercal, municipalidad de Santiago do
Cacém. Otros arquitectos siguieron la misma trayectoria
como José Brito, Graça Jalles o Henrique Schreck, siempre
en Odemira y en Aljezur (fig. 8). Esta nueva arquitectura
de tapia portuguesa tiende hacia la renovación, buscando
establecerse entre una antigua cultura constructiva y arquitectónica y la contemporaneidad.
La exposición Des architectures de terre, presentada en el
Centro Georges Pompidou, en Paris, en 19816, propuso la
tierra como alternativa para garantizar el acceso al hábitat a los más desfavorecidos, también definidos como el
«Tercer Mundo» y para conseguir un hábitat en el que se
consume menos energía. Con esto se lanzó, en 1983, el
proyecto del «Dominio de la Tierra» (Domaine de la Terre)
(figs. 6 y 7), en Villefontaine (Isère, entre Grenoble y Lyon),
confirmando la tierra como construcción alternativa, con
una demostración económica y energética7 (Grezes et al.,
1984). Por tanto en lo que atañe a la tapia, este proyecto
no supuso una evolución real de las técnicas y de los grandes principios de composición arquitectónica. En efecto,
las empresas utilizaron los encofrados tradicionales, con
tendencia en algunas de ellas a probar las soluciones metálicas en lugar de madera. Sólo el proyecto diseñado por los
arquitectos Gilles Perraudin y Françoise Jourda, explotó la
solución de encofrados integrales derivados del hormigón.
El proyecto «Dominio de la Tierra» sigue siendo emblemático en cuanto a la renovación contemporánea de la arquitectura de tierra (Guillaud 2011). Numerosas delegaciones
de todos los rincones del mundo se animaron a seguir el
ejemplo.
Durante los últimos quince años, Portugal8 muestra el
compromiso de muchos arquitectos y empresas en la renovación de la tapia. Desde el inicio de los años 1990,
Teresa Beirão y Alexandre Bastos se centraron de lleno en
la construcción de sus propias casas y en la realización de
muchos otros proyectos de viviendas privadas, entre 1994
y 1997, en el vecindario de su municipalidad de Odemira,
26
En Alemania, desde finales de los años 1970, las investigaciones y experimentaciones del ingeniero Gernot Minke,
profesor en la GHK de la Universidad de Kassel, allanan el
camino para las futuras investigaciones y experimentos en
la construcción de tapia. Sus prototipos se enraízan en un
enfoque ecológico, sin renunciar a la originalidad9. Con su
revista Bauen mit Lehm, editada entre 1984 y 1987, Minke
promovió un movimiento que tuvo amplitud nacional. Con
la creación de Dachverband Lehm eV (DVL)10 en 1992 tuvo
lugar un nuevo desarrollo. El DVL organiza cada año desde 1996 encuentros específicos sobre la construcción con
tierra reuniendo académicos y profesionales, y también a
empresas especializadas y, más recientemente, realizando conferencias internacionales. De hecho, Alemania ha
desarrollado una amplia red de empresas que dinamizan
un mercado pragmático de venta de productos y componentes para la restauración del patrimonio arquitectónico
y contemporáneo de tierra11. En 1999, los arquitectos Reitermann y Sassenroth se unieron al artista empresario austriaco Martin Rauch, para construir con tapia la Capilla de
la Reconciliación de las dos Alemanias, reunidas después
de la caída del Muro de Berlín, un proyecto emblemático de
una renaciente arquitectura contemporánea estableciéndose con un alto valor simbólico en la memoria colectiva
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
HUBERT gUILLAUD | RECURSoS EN LA INSPIRACIÓN CREATIVA DE LA TAPIA PARA UN FUTURo SoSTENIBLE
Fig. 8: Casa rural de tapia en Portugal, autoconstructor Rui Graça. Fotografía de Hubert Guillaud, CRAterre
alemana y europea. Otras actuaciones destacadas, situadas
en Austria, Alemania, Inglaterra, Italia y Suiza, serían los
proyectos de viviendas privadas pero también los edificios
industriales y hospitalarios, diseñados por famosos arquitectos como Schneider y Schumacher o incluso Herzog y
de Meuron (Rauch 2001). Existen también proyectos de
parques y jardines diseñados por el arquitecto paisajista
Kienast Vogt. Con los logros de Martin Rauch, Austria está
considerada hoy como uno de los países a la vanguardia
de la nueva arquitectura europea de tapia, cuyo origen y
anclaje pueden estar situados en un movimiento que surgió en Vorarlberg a favor de la recuperación del saber-hacer
artesanal y su desarrollo creativo. La tapia de Rauch forma
parte de una arquitectura cotidiana que algunos teóricos
han llamado brutalista, señalando en su postura el valor
de la materia y del material en su estado crudo. En una de
sus obras más recientes, el nuevo proyecto diseñado por
Herzog y De Meuron para el industrial confitero Ricola, en
Laufen, cerca de Basilea, Suiza, Martin Rauch ha creado
toda una cadena de producción totalmente mecanizada, de
casi 50 metros de largo, lo que optimiza la producción de
bloques de muros de tapia, un proceso ahora bien conocido
y desarrollado por el constructor.
En Australia, más allá de las experiencias promovidas
por G.F. Middleton (1953) en el estado de Victoria, y las
de John Harcourt en la comunidad de artistas de Eltham,
cerca de Melbourne, una nueva arquitectura de tapia nace
realmente en la década de 1980 alrededor de dos polos cardinales de este a oeste. Uno en Queensland, en Buderim
y Brisbane, y el otro en Australia Occidental, alrededor de
Perth. Se trata de proyectos de viviendas particulares, edificios colectivos, bodegas, colegios y hoteles de David Oliver, arquitecto y constructor (Terrastone / CEAC) (fig. 9), y
numerosas villas de Stephen Dobson y su empresa Ramtec
(fig. 10). La estrella de la arquitectura contemporánea australiana, Glenn Murcutt, se asoció con Adrian Welke y Phil
Harris, del grupo Troppo Darwin (Goad 1993), para diseñar en 1992-94 el gran proyecto del Bowali Visitors Information Centre, impulsado por el Agencia Nacional Australiana de Conservación de la Naturaleza (ANCA) y ubicado
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
27
LA TAPIA
Fig. 9: Korralbyn Hotel, Kangaroo Island, Australia. Realizado por
Terrastone/CEAC. Fotografía de David Oliver, CRAterre Australia
Fig. 10: Casa de tapia en Australia Occidental, región de Perth.
Realizada por Stephen Dobson / Ramtec. Fotografía de Philippe
Garnier, CRAterre
en el Parque Nacional de Kakadu. Allí, en el corazón de la
naturaleza, largos muros de tapia expresan todas las características propias de su granulometría, de su color y de su
resistencia estructural.
bierta). Un enfoque que implica la participación activa de
los usuarios se traduce en la máxima economía, mientras
que se libera una gran creatividad de naturaleza instintiva.
Mockbee reconoce en su «arquitectura de la decencia» auténticamente duradera, «una modernidad contemporánea
arraigada en la cultura del Sur» (Oppenheimer y Hursley,
2002). Una arquitectura vernácula contemporánea que ha
dado lugar a excelentes proyectos, tales como el Centro de
la Comunidad de Mason’s Bend (2000), también utilizado
como capilla, donde la tapia se desarrolla de forma lineal
en la base, soportando una nave simple con pequeñas vigas
de madera laminada encolada y tubos de acero, cubierta
por placas de aluminio y escamas de vidrio.
En los Estados Unidos, más allá de la influencia de la traducción al inglés del 1er Cahier d’Ecole d’Architecture Rurale
de François Cointeraux por Henry Holland, se necesitó
más de un siglo para que las virtudes de la tapia fueran
redescubiertas en los años 1970. Un abogado de Colorado,
David Miller, construyó su vivienda en tapia, convirtiéndose en un promotor entusiasta de esta técnica. A partir de
esta experiencia en el Suroeste de Estados Unidos, la tapia
renació en el sur de Arizona con las primeras obras de vivienda de la empresa Schmidt Builders, en Saint David, y de
las de David Easton, en California. Estas primeras viviendas modestas dejaron paso posteriormente, a partir de los
años 1980, a una arquitectura más sofisticada nacida del
encargo de la sociedad más acomodada. Los proyectos más
recientes de David Easton y Cynthia Wright (empresa Rammed Earth Works), en el rico valle vinícola de Napa, al este
de Los Ángeles, renuevan la dialéctica entre la estructura,
el espacio y la forma, poniendo en valor la utilización de la
tapia en los muros de carga. Por otra parte, la economía de
la tapia fue especialmente valorada por las investigaciones
y proyectos de Samuel Mockbee12, con los estudiantes de
arquitectura de Rural Studio, en la Universidad de Auburn,
Alabama, en el condado de Hale, que ofrece una respuesta arquitectónica alternativa para los más desfavorecidos.
Esta arquitectura combina la tapia con materiales reciclados de todo tipo, con otras técnicas de bajo coste, tales
como hormigón ciclópeo, en un proceso de diseño y construcción que se propone a los estudiantes como trayectoria
educativa (Oppenheimer y Hursley de 2005, la segunda cu28
La arquitectura de tapia de Rick Joy (2002) debe ser también mencionada. Esta arquitectura refleja la existencia de
una fascinación respetuosa por el medio ambiente, a la vez
duro y hermoso del desierto de Sonora (región de Tucson,
Arizona), y un compromiso voluntario de un proceso de diseño que interactúa con el lugar. Como ha sugerido Steven
Holl, crítico de arquitectura, Rick Joy «da profundidad a
la luz» (Ibid). Todo es sencillo, económico y en su justo lugar en las magníficas realizaciones de sus estudios en Convent Avenue (1995-97), en Tucson, o en la Catalina House (1997-98), la Tubac House y la Tucson Mountain House
(2000-01), delicadamente y casi misteriosamente colocada
en medio de la arena y de la flora de arbustos espinosos y
cactus candelabro.
Esta realidad de un nuevo impulso de las arquitecturas de
tapia, usadas en el mundo de los arquitectos y constructores de talento, que reencuentra intuitivamente el «significado» del material para una arquitectura más respetuosa
con el medio ambiente y con frecuencia discretamente si-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
HUBERT gUILLAUD | RECURSoS EN LA INSPIRACIÓN CREATIVA DE LA TAPIA PARA UN FUTURo SoSTENIBLE
tuada en el paisaje, ¿no es también un retorno al pasado
para crear el futuro reafirmando una forma más elevada de
la cultura contra la omnipotencia de una sociedad tecnológica cuyos abusos y errores conocemos de sobra?
LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO
ARQUITECTÓNICO DE TIERRA: UNA
CONDICIÓN VITAL PARA UN NUEVO
FUTURO
A la luz de todo lo que se ha comentado anteriormente,
la conservación del patrimonio arquitectónico de tierra,
en todas las regiones del mundo, tanto la tapia, adobe,
pared de mano o entramados, se impone, de hecho, como
un gran desafío. En primer lugar porque este patrimonio
que la humanidad comparte es una de las mejores expresiones de la excelencia de los constructores anónimos que
han dado forma a la cultura constructiva y arquitectónica
de sus territorios; una arquitectura completamente «situada», nacida del espíritu de cada lugar. Pero también porque
ha adquirido una importancia vital, en una temporalidad
cada vez más arrollada por la tecnología, para garantizar
un futuro que alumbre una nueva cultura que sea capaz
de equilibrar en su justa medida los problemas sociales,
económicos y medioambientales. Esto supone un proceso
asumido por el hombre de «creación en evolución» que no
puede ser considerado sin restaurar las condiciones de una
reconciliación entre el hombre, la cultura y la naturaleza.
Una nueva cultura que renace de la naturaleza, de la tierra,
del material madre. Esto es lo que Michel Serres (2003) llama el «contrato natural».
¿No tenemos la obligación de proteger y transmitir la memoria cultural, vehículo de los valores materiales e inmateriales compartidos y fundadores de cohesión social sin la
cual una sociedad no puede existir? ¿No hay un «enraizamiento» beneficioso en el pasado digerido y recreado (Weil
1950) y una dirección hacia un «camino» (Morin, 2011) a
seguir con el fin de construir un futuro más sostenible? La
arquitectura de tierra, presente en todos los continentes,
¿no podría ser esencial para la protección y la transmisión
de una diversidad cultural, ambiental, social y económica
actualmente amenazada, en un mundo que genera cada
día más carencias, motor mismo del crecimiento económico constante? ¿No podría ser una alternativa a la transculturación constructiva y arquitectónica homogeneizada
que podría ser devastadora debido fundamentalmente a la
destrucción de la diversidad cultural de la arquitectura?
Conservar las arquitecturas de tierra, ¿no es aún un esfuerzo necesario de reconciliación con nuestra historia, negada
continuamente? ¿No se nos conecta de nuevo con la historia de las culturas fundadoras del desarrollo social y económico «local» poniendo en valor los recursos territoriales?
¿No es como proponer una alternativa a la globalización de
la economía, por desgracia, basada en la omnipotencia del
poder del dinero, de la economía y bajo la dictadura de las
macrotécnicas – que solo dominan los expertos especializados - generadoras de empobrecimiento material y cultural,
generadoras de la miseria humana (Rahnema 2003)? Sí, el
respeto a la diversidad cultural en el corazón de los que requieren la conservación de la arquitectura de tierra es realmente un factor de la «vitalidad» de la Tierra y una manera
de luchar contra lo que algunos han denominado la «inmundialización»13 (Singleton 2004) del desarrollo sin pausa que
se regenera constantemente por la «destrucción creativa»14.
En el corazón de una nueva alianza entre el patrimonio
y la modernidad, la arquitectura de tierra tiene una gran
capacidad de «subversión» (reversión) para salvaguardar la
multiplicidad y la autonomía, frente a las carencias, frente a la globalidad y frente a las dependencias que son terriblemente reductoras y destructoras. Esta capacidad de
subversión se inscribe en la memoria del patrimonio que
debe continuar transmitiendo su «lección» de sabiduría, de
respeto por el medio ambiente, pero también de un consumo frugal y sobrio, hoy en día tan necesarias:
– Subversión de las carencias técnicas mediante el uso de
la tierra, material abundante, directamente accesible a pie
de muro y que se puede utilizar en una amplia gama de
técnicas constructivas – tapia, BTC, adobe, pared de mano,
entramados - de fácil manejo por todos;
– Subversión de las carencias medioambientales enfatizando la relación con la naturaleza a través del empleo de una
materia prima, poco transformada, que contribuye a preservar los recursos escasos y no renovables, a reducir el uso
de combustibles fósiles, a utilizar menos agua, a reducir las
externalidades negativas de la contaminación industrial, a
restablecer una relación de respeto y en más justa «medida» con el lugar;
– Subversión de las carencias socioeconómica y política,
devolviendo a la sociedad civil, especialmente a los más pobres, la capacidad de hacerse cargo y resolver sus propios
problemas de vivienda, ayudando a promover la autosuficiencia, los métodos participativos, la solidaridad activa, la
ayuda mutua y el trueque de la fuerza de trabajo, revitalizando la fuerza del «don de dar» (Mauss 1923 a 1924), la
autonomía de producción de los materiales, la autoconstrucción y el autoacabado, generando el trabajo y la promoción de una amplia gama de negocios propios de pequeñas
y medianas empresas.
– Subversión de las carencias culturales revalorizando el
conocimiento y el saber-hacer de las culturas constructivas
locales, revitalizando los valores materiales e inmateriales
de las sociedades que son el vehículo de estas culturas y
son quienes fundan su cohesión social.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
29
LA TAPIA
Conservar el patrimonio arquitectónico en tierra, aprender la lección «inspiradora» de la historia de las culturas
constructivas, es también contribuir a restablecer la «autoridad» de lo vernáculo, de las culturas artesanales frente
a una dislocación del «cuerpo constructor» (Frey 2010),
frente a la precarización acelerada de una mano de obra
no especializada y sujeta a una prestación personal rayana
en la esclavitud. Conservar el patrimonio arquitectónico
en tierra es reconstituir la «obra vernácula» removilizando
las fuerzas de trabajo locales, revalorizando su habilidad y
su saber-hacer, su talento, restaurando la dignidad y el orgullo del trabajo «hermoso» para los constructores. Como
dijo André Gorz15 (2003), existe una necesidad urgente de
restaurar «una primera economía hecha de actividades, de intercambios, de relaciones de mercado que se producen por los
sentidos, la capacidad de amar, de cooperar, de sentir, de relacionarse con los demás, de vivir en paz con su cuerpo y con la
naturaleza. El reconocimiento de la primacía de los recursos
externos en el sistema económico implica la necesidad de una
inversión de la relación entre la producción del «valor» de mercado y la producción de riqueza «incambiables, inapropiables,
intangibles, indivisibles, inconsumibles»: la primera debe ser
subordinada a la segunda ».
El legado de las arquitecturas de tierra nos enseña todo
esto y se vuelve urgente, vital, «retornar a lo anterior» (Carro 1966), antes del tiempo de los extravíos bajo la tentación del «sistema técnico» (Ellul 1977) y de sus valores
alienantes. Retomar el interés por una arquitectura a la
medida del hombre ¿no equivale a prepararnos para un futuro más humano en un avance creativo de la cultura constructiva tradicional, en una suerte de elevación hegeliana
(Aufhebung)?.
NOTAS:
Por ejemplo en el caso de América latina, especialmente en
Perú, donde los sitios precolombinos más antiguos son testimonio del proceso constructivo en pared de mano (bauge, cob)
o en «adobón» (grandes bloques lanzados directamente para
conformar el muro).
1
Los textos de Alberti muestran interés por todas las técnicas
constructivas. Su conocimiento de la construcción con
tierra se basa en los antiguos textos latinos, pero también
es un conocimiento directo de las prácticas de este tipo de
construcción adornada al fresco, en su época.
2
La traducción al inglés de Henry Holland fue publicada por
entregas en la gazeta de Sydney en 1823. Por lo tanto, una locura por la tapia promovería numerosos proyectos, como la
construcción de la nueva ciudad colonial de Bathurst, y varios
proyectos de vivienda en los estados de Victoria y Nueva Gales
del Sur (Cody 1985). Estos primeros logros, experimentales y rudimentarios (tapia y estructuras de madera), fueron rápidamente reemplazados por proyectos más sofisticados, inspirados en
los modelos franceses. Louis Perret, también de origen lionés,
construye una misión católica en Kororareka (1841-1842), Nueva
Zelanda, conocida hoy como la Pompallier House (Lewis 1977;
Cody 1985; Howard 1993; Guillaud 1997).
3
30
El tratado de albañilería de Juan de Villanueva (1827) retoma los
principios de construcción en tapia heredados de épocas árabes. A Alfred Zschokke (1825-1879), se le confió a la edad de 23
años, la reconstrucción de la ciudad Filisbach en el cantón de
Argovia, devastada por el fuego. Él utilizó la tapia como modelo
de construcción económica, incombustible e higiénica, construyendo siete granjas de tapia que fueron catalogadas en un
plano elaborado en 1850.
4
Jean-Baptiste Rondelet elaboró su tratado entre 1802 y 1817.
Dentro del capítulo dedicado a la arquitectura de tierra, titulado
«Des pierres artificielles», hizo claramente referencia al «Sieur
François Cointeraux» como especialista reconocido de entre
sus compañeros.
5
Esta exposición fue diseñada por el arquitecto y urbanista Jean
Dethier, comisario de exposiciones de arquitectura en el Centro
Georges Pompidou. El libro-catálogo de esta exposición, que se
presentó en las principales capitales del mundo, en todos los
continentes, es uno de los bestsellers de las ediciones del centro, reimpreso varias veces y traducido a las principales lenguas
del mundo.
6
Esta operación de 65 viviendas sociales confirma unos costes
de situados en un rango de entre -30% a +20% de los costes
de la vivienda social en la época. Los balances energéticos de
calefacción de los mejores proyectos confirman un ahorro de
hasta el 50% (fuente OPAC 38, propietario de la operación).
7
Este país creó en 2003 una asociación nacional para la valorización de la arquitectura de tierra, la Associaçao da Centro
da Terra, una asociación con un sesgo científico, cultural y profesional cuyo objetivo es la promoción de la arquitectura de
tierra en Portugal. Esta asociación consiguió la publicación de
un magnífico libro que reúne las contribuciones de 54 autores
(AA.VV. 2005)
8
Gernot Minke experimenta las soluciones constructivas con
sacos de algodón rellenos de tierra, en forma de cordones de
tierra arcillosa extruida, apilados en un estado plástico para dar
forma plástica a las paredes, y realiza investigaciones sobre la
estabilización con productos naturales tales como celulosa, caseína, zumos de plantas. Se desarrolló un método de compactar
la tapia con una placa vibrante autoimpulsada alimentada con
energía eléctrica.
9
10
Se trata de una red de universidades y profesionales con el objetivo de la promoción de la construcción en tierra en el país en
conexión con otras redes internacionales. El ingeniero y profesor
Horst Schroeder, de la Universidad de la Bauhaus de Weimar y
Peter Breidenbach, fundador de la empresa Claytec (en Viersen),
que vende componentes prefabricados de tierra fueron dos de
sus promotores iniciales junto a otras personalidades activas.
11
Ya en 1998, el Dachverband Lehm descubre cerca de 1.000
empresas y artesanos que realizan un volumen de negocios de
15 millones de marcos alemanes.
12
Samuel Mockbee fue considerado como uno de los profesores de arquitectura más carismáticos que ha existido en Estados
Unidos y su influencia continúa expandiéndose a nivel internacional a través de las nuevas generaciones de estudiantes.
Este neologismo empleado por Singleton se deriva de los términos inmundo, inmundicia o suciedad.
13
Teoría del economista austriaco Joseph Schumpeter que propone la innovación y el crecimiento como motor de la evolución.
14
15
André Gorz (1923-2007), Filósofo y periodista francés, teórico
político y crítico social, que no ha dejado de explorar las vías
para salir del capitalismo.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
HUBERT gUILLAUD | RECURSoS EN LA INSPIRACIÓN CREATIVA DE LA TAPIA PARA UN FUTURo SoSTENIBLE
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
31
LA TAPIA EN LA
PENÍNSULA IBÉRICA
F. Vegas, C. Mileto, V. Cristini y L. García Soriano
La arquitectura de tapia posee un indiscutible valor dentro de la cultura material de la Península Ibérica tanto por
su remoto origen como por su nivel tecnológico, su estado
de conservación y su perfecta adecuación al medio natural (AA.VV. 2011a). Sin embargo, este lenguaje constructivo ha ido desapareciendo, abandonado o sustituido por
nuevas técnicas estandarizadas, sobre todo a lo largo del
siglo XX. Como en otros países europeos (AA.VV 2008bc), la construcción en tierra experimenta en la actualidad
un desprestigio general, por ser considerado un material
de mala calidad, propio del subdesarrollo. Esta visión peyorativa se comenzó a superar sólo a partir de los últimos
años del siglo pasado, cuando se despertó un nuevo interés por la tapia, tanto desde su valor patrimonial (AA.VV.
2008a) como desde sus virtudes bioconstructivas (Minke
2010). Sobre todo a partir de la década de 1990, congresos, encuentros, publicaciones y proyectos de restauración
o de nueva ejecución han contribuido a definir el panorama actual, que refleja cada vez más un vivo interés por la
técnica y su experimentación (Fontaine-Anger 2009). Pese
al carácter heterogéneo de estas aportaciones, es justo reconocer su valor derivado del esfuerzo de un colectivo muy
entregado a la causa, que cuenta con arquitectos, arquitectos técnicos, arqueólogos, historiadores, ingenieros, académicos o instituciones entre los principales responsables a
destacar en ámbito nacional.
Además, este conocimiento cada vez más profundo de la
materia, incentiva estudios progresivamente específicos.
Los primeros estudios e investigaciones que adolecían de
una visión bastante general, enfocada al amplio abanico
de la arquitectura de tierra, se han visto ampliados en los
últimos 10 años con análisis más maduros y pormenorizados que pasan a distinguir materias concretas dentro
del mundo de la construcción con tierra (AA.VV. 2012).
Asimismo las publicaciones, al principio limitadas, comarcales y siempre referidas a los estudios más sólidos
de origen francés o anglosajón (como las de CRAterre,
32
English Heritage, National Trust…), cuentan hoy con una
literatura nacional muy estructurada.
Por todas estas razones, es importante hablar de arquitectura de tapia en la Península Ibérica, y no sólo de arquitectura de tierra. En efecto, esta rama de estudio ya posee autonomía y caracterización suficientemente independientes
respecto a sus parientes cercanos, las construcciones de
adobe, entramado o de tierra apilada, a las que, por otro
lado, es siempre preciso tener como referentes. La recuperación de esta técnica constructiva demuestra una plena
madurez no sólo en la obra sino también en términos de
trabajos de I+D+I o de proyectos. Los recientes enfoques
compositivos, energéticos, prestacionales, patrimoniales,
proyectuales o materiales vinculados a la tapia abren un
sinfín de líneas de análisis y variantes, que ya son una realidad. En el marco de esta innegable emancipación de la
técnica (AA.VV.2011b), se pretende ofrecer un panorama
peninsular de la misma en la breve síntesis que se propone
a continuación.
TRAYECTORIA HISTÓRICA
Muchas páginas se han escrito sobre los orígenes y el desarrollo de la técnica. Pero no siempre se delimita claramente
el linde entre el uso de tapia, terrones, adobe, etc., sobre
todo cuando se trata de fuentes antiguas, donde sin duda
prima el concepto de arquitectura de tierra sobre la variante constructiva en particular (Graciani 2011). Numerosos hallazgos arqueológicos prehistóricos demuestran el
uso de la tierra como material de construcción, al menos,
desde la Edad del Bronce, 1250-700 a.C. La arquitectura
de tapia ha estado probablemente presente en España al
menos desde el siglo I, a juzgar por el testimonio de Plinio
el Viejo, que menciona su empleo en la Península Ibérica.
En concreto, en su Historia Natural (lib. XXXV) hace referencia a torres y atalayas realizadas con tierra desde épocas desconocidas (López Martínez 2007). Plinio no cita el
compactado de la tierra encofrada, como tampoco lo hace
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Muros de tapia del castillo de Villanueva del Fresno
Varrón ni luego San Isidoro, pero parece que se refiere a
esta técnica porque antaño se sabía que los cartagineses
la usaban y él cita expresamente que son obras de Aníbal.
La llegada de los romanos impulsa el uso del encofrado
como sistema de construcción de grandes obras con el opus
caementicium, realizado con cal y tierra en diversas proporciones (Font-Hidalgo 2009), que llamaríamos hoy en
día hormigón de tierra, falsa tapia o tapia vertida). Pero
es sin duda con los primeros musulmanes, a principio del
siglo VIII, cuando la arquitectura de tierra conoce su mayor
expansión y diversificación. Tratadistas como Ibn Hauqal
o Ibn Abdun o Ibn Jaldun, León el Africano, Alí Bey, etc)
escriben apartados específicos en sus obras sobre la arquitectura de tierra (Pavón 2009). A lo largo de cinco siglos en
Al-Andalus las arquitecturas militares y civiles de alcazabas, murallas, atalayas, etc. se erigen con tierra (Canivell
2011). Tras la conquista de los territorios musulmanes por
parte de los reinos cristianos, la tierra sigue usándose sin
interrupción, sobre todo en los siglos XIV-XVI y, posteriormente, en los siglos XVIII, XIX y 1ª mitad del XX, confirmada y avalada por tratadistas y estudiosos como Covarrubias
(1611), Fray Lorenzo de San Nicolás (1639) o Ardemans
(1754). Con el paso del tiempo, la solución constructiva se
ilustra y profundiza en celebres tratados como los de Benito Bails (1802) o de Juan de Villanueva (1827). En época
más reciente, ya en pleno siglo XIX, la arquitectura de tierra queda definitivamente confinada a contextos rurales.
A principios del siglo XX, empieza a ser sustituida por paramentos de fábrica de ladrillo, y termina desterrada definitivamente, coincidiendo con la proliferación del empleo
masivo del hormigón armado.
LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
El hecho de que antiguos muros de tapia se encuentren aún
en pie (fig.1) y que hayan permanecido prácticamente inalterados con el paso de los siglos es una muestra tangible de
su resistencia y larga duración, así como de la habilidad que
tuvieron sus constructores para resolver problemas técnicos, aprovechar los recursos disponibles y adaptarse tanto
al clima de zonas mediterráneas como continentales de la
península (García & Paredes 2006). Testimonio de la riqueza de esta técnica constructiva es el vocabulario que designa en cada dialecto o lengua autonómica a estos muros y
sus diversas variantes (De Hoz, Maldonado & Vela 2003),
hasta trazar una cartografía rica, compleja, heterogénea
con las construcciones de tapia a lo largo de toda España
(Font, J. 2013).
TIPOS DE TÉCNICAS Y CARACTERÍSTICAS
El carácter especial de la tapia radica en la asombrosa libertad y creatividad que brinda a su artífice, sobre todo a
la hora de ejecutar las fábricas. Por ello, no obstante los esfuerzos de estudio y clasificación, siempre existe un factor
de espontaneidad, intrínseco a la técnica y a la humildad de
sus recursos, que permite abrir nuevas vías de ramificación
en cualquier labor taxonómica realizada o por realizar. La
tapia recuerda las recetas de cocina de los platos básicos
de la tradición, que dejan espacio a personalizar y variar
sobre el tema, permitiendo experimentar y ensayar con las
dosis o las proporciones en el marco de unos pasos claves
a realizar.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
33
LA TAPIA
La tapia en la Península Ibérica
Tapia calicostrada
34
Tapia con brencas de yeso
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
F. VEgAS, C. mILETo, V. CRISTINI y L. gARCÍA SoRIANo | LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Tapia con cal en la masa
Tapia valenciana
Tapia con encintados de adobe y/o machones
Tapia con relleno de piedra
Tapia con verdugadas de ladrillo y/o machones
Tapia de yeso
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
35
LA TAPIA
Fig. 2: Muralla de Aledo, Murcia (García Soriano)
Fig. 3: Muro de tapia de la muralla urbana de Sevilla (García Soriano)
Este panorama complejo y variado la construcción con
tapia ha alimentado buena parte de la historia construida de España y Portugal (Vegas, Mileto & Cristini 2012).
Son muchos los factores que han incidido en el perfeccionamiento o abandono de las diferentes técnicas de la tapia a lo largo de los siglos. Entre los principales agentes
se encuentran la disponibilidad de recursos naturales y los
sistemas productivos, sociales y económicos. Sin embargo,
habiendo sido el agua desde siempre el agente que hace
vulnerables las estructuras de tierra (Ruiz de la Riva 1991),
la búsqueda de conferir resistencia frente a sus embates ha
sido la principal guía del repertorio de respuestas formales, materiales y dimensionales que se han desarrollado a
lo largo del tiempo.
Los grandes módulos de tierra amasada y apisonada en
una horma constituyen uno de los elementos constructivos más antiguos que se puede encontrar en la Península
Ibérica. Existen muchas maneras de realizar muros de tapia, aunque la diferencia básica entre cada método radica
en las características del encofrado que se utiliza, el tipo
de tierra empleada, el tipo de estabilizante que se emplea y
las soluciones de acabado que se aportan (López Martínez
1999). Normalmente estos moldes, hechos con tablones
de madera reforzados con costales, miden para la arquitectura doméstica entre 1.5 y 2.5 metros de longitud por
aprox. 80-90 cm de altura y sus muros de oscilan en torno
a los 45 cm de anchura. Sin embargo, al igual que sucede
con los adobes, como en otros países (Warren 1999) estas
dimensiones varían dependiendo de las tradiciones locales.
La tapia en sus múltiples variantes ha sido ampliamente utilizada en la Península Ibérica durante gran parte de su historia en la mitad sur de Portugal, Andalucía, Extremadura,
Castilla-La Mancha, Murcia, Comunidad Valenciana, Ara36
gón, Cataluña hasta las mismas faldas del Pirineo, La Rioja
y amplias zonas de Castilla-León. Asimismo, se debe señalar
su presencia en lugares que tradicionalmente no se relacionan con esta técnica, como el sureste de Galicia, en torno a
Monforte de Lemos, en la isla de Mallorca, formando parte
de antiguas torres y fortificaciones, en Navarra (Caro 1982)
y algunas zonas aisladas de Euskadi.
Tapias simples
Su masa está formada por un único material, que es generalmente la tierra, aunque a continuación describiremos
algunas variantes. La tierra no debe ser ni muy arcillosa, ni
muy magra. Debe tener el contenido en arcilla suficiente
como para que ésta cumpla su papel como aglomerante o
aglutinante, pero no sobrepasar un cierto límite para evitar
su retracción y agrietamiento debido a su capacidad para
absorber humedad. Un exceso de arcilla en la tierra disponible a pie de obra suele compensarse con desengrasantes
de tipo mineral (áridos, granzón…), a tenor de la disponibilidad local. Si es posible, a menudo se emplea una veta
de tierra adecuada que contenga ya de partida una proporción adecuada de arcilla y áridos. Este tipo de tapias
simples de tierra pertenecen prevalentemente al ámbito
doméstico de la vivienda y edificaciones accesorias (fig. 2),
aunque se encuentran también ejemplos de edificaciones
de explotación preindustrial como palomares o molinos, e
incluso fortificaciones como las antiguas murallas de algunos asentamientos de Castilla (Benito 1998).
La adición de estabilizantes en la masa de la tapia desempeña ante todo una labor desengrasante, en particular,
cuando hay una mayor cantidad de finos de la deseable, y
puede resultar además en una tapia de mayor consistencia
y capacidad mecánica, si la proporción de limos, arcilla y
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
TAPIAS SIMPLES
Tapia simple de tierra
Tapia real
Tapia real con mampuestos
Mampostería encofrada
Tapia real con mampuestos trabada con madera
Tapia de hormigón de cal
Tapia de yeso
LA TAPIA
Fig. 4: Muro de mampostería encofrada en el castillo de Almonecir (García Soriano)
Fig. 5: Tapia trabada con madera en el castillo de Alcalá del Júcar (Cristini)
gravas es de partida adecuada. El estabilizante por antonomasia empleado en la Península Ibérica ha sido tradicionalmente la cal. La proporción de cal en la masa oscila entre
apenas el 0% y el 20-25%. Han existido tradicionalmente
dos formas de añadir la cal en la masa: batiéndola previamente fuera del encofrado o añadiendo a cada tongada una
aguada de cal que penetra en la tierra y se difunde durante
el apisonado (fig. 3).
más de su encofrado continuo encuentran un arriostramiento suplementario en estos puntos más expuestos de
la construcción (fig. 5). Se ha detectado también la existencia de este tipo de trabazón en las esquinas en ejemplos
de tapia real con mampuestos, que podríamos denominar
tapia real con mampuestos trabada con madera.
Este tipo de tapia se ha venido denominando en España
como tapia real y en Portugal taipa militar. La tapia real
o tapia con adición de cal en la masa está muy repartida
por el territorio español, fundamentalmente por toda una
gruesa franja paralela a la costa que recoge Andalucía y
asciende adelgazándose por Murcia y Albacete, la Comunidad Valenciana y se extiende con mayor timidez hasta
Cataluña. En ocasiones, la tapia real incorpora mampuestos de relleno en su interior, obteniendo una variante que
se podría denominar tapia real con mampuestos o tapia
mejorada, que permite ahorrar en empleo de cal al tiempo
que refuerza el núcleo de la misma, incluso apareciendo
en zonas descarnadas como una mampostería de gruesas
juntas. Esta tapia real con mampuestos alumbró con el
tiempo otro tipo emparentado, la mampostería encofrada, con mayor cantidad de mampuestos de que masa de
tierra y cal, basada más en el fraguado de la cal –añadida
en mayor cantidad hasta formar un mortero– que en el
apisonamiento (fig. 4).
La tapia real portuguesa allí denominada taipa militar se
caracteriza generalmente por su mayor cantidad de cal en
la masa respecto a la tapia real española, siempre generalmente dentro de los límites nombrados inicialmente. Se
puede encontrar sobre todo en el sur de Portugal, ligada no
tanto a una extensión del país, sino a una veintena de fortificaciones individuales de origen islámico, donde surge su
nombre específico. La taipa militar no incorpora mampuestos en la masa. Aparece fuertemente carbonatada hasta el
punto que en algunos casos es tan sólida que fue incluso
troceada con picos en el pasado y empleada como mampuestos para la construcción de viviendas en las poblaciones a pie de fortificación, como sucede en Alcácer do Sal.
En España también se llama tapia militar a la que engloba
gran cantidad de cal y material cerámico de machaqueo
o gravas. Se nombra en muchos tratados de fortificación,
aunque a diferencia de Portugal, no es una denominación
de uso común entre la gente. Sería interesante analizar sus
componentes para desvelar hasta qué punto se añadían cenizas, tejoletas y otros materiales para conferirle una cierta
hidraulicidad a la cal.
Otra variante de la tapia real sería la tapia real trabada
con madera, que incorpora rollizos de madera cruzados
particularmente en las esquinas de las fortalezas, que ade-
Una vez desencofradas estas tapias simples formadas por
el apisonado de una masa uniforme de tierra o de tierra
eventualmente estabilizada con cal, se cubren los orificios
38
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
F. VEgAS, C. mILETo, V. CRISTINI y L. gARCÍA SoRIANo | LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 6: Tapia de yeso en el Rincón de Ademuz (Vegas & Mileto)
Fig. 7: Muro encofrado de yeso de una vivienda en el Rincón de Ademuz (Vegas & Mileto)
de los agujales en los paramentos con el mismo material y
se maceaba y alisaba la superficie para obtener un acabado
terso. Esta masa aplicada lateralmente en los mechinales
de las agujas y, ocasionalmente, en las improntas de los
barzones, en el caso de encofrados continuos, no tiene necesariamente la misma consistencia que la tierra apisonada en el interior del encofrado. Con el tiempo y la erosión
por exposición a la intemperie, es habitual que afloren de
nuevo en el paramento tanto los mechinales de las agujas
como el ritmo de los hilos de la tapia y sus tongadas, las
improntas de barzones, tablas, juntas de tapiado, clavos,
etc (fig. 6).
Se podría afirmar que si la proporción de cal aumenta por
encima del 20-25% y, sobre todo, por encima del 30%, ya
no estaríamos tratando de una tapia real sino de una tapia
de hormigón de cal, donde la cal abandona su papel estabilizante y asume ya el rol de aglomerante o aglutinante
que desempeñaba previamente la arcilla. La tapia de hormigón de cal, como cualquier hormigón, implica la existencia predominante de arena, grava y cal, aunque contenga
también limos, arcilla o tierra en general. Estas tapias de
hormigón de cal pueden incluir en su masa mampuestos de
relleno para ahorrar en cal, creando lo que se denominaría
un hormigón ciclópeo de cal. Las tapias de hormigón de
cal se pueden encontrar eventualmente en el mismo territorio descrito para la tapia real, en algunas torres que se
han querido fortificar especialmente o en zonas de mucha
humedad, como los baños islámicos.
En resumen, el recurso a la tapia real ha partido bien de
la necesidad de compensar parcialmente el defecto de una
tierra con muchos finos, bien de la voluntad de conferirle mayor resistencia a la tapia, bien de ambos factores. En
cualquier caso, una tapia bien construida y estructuralmente capaz debía partir de una proporción adecuada y
heterométrica en la tierra. Si la tierra tiene finos en exceso,
la aportación de cal para hacer una tapia real no sería suficiente para estabilizarla completamente y podría resultar
en una masa todavía friable. De la misma forma, una tapia
de hormigón de cal, mucho más cara por la cantidad de cal
a emplear en la masa, requería de partida una proporción
adecuada de arena, grava y cal, sin exceso de finos.
Antes de dejar el apartado de las tapias con adición de cal
en la masa, cabría señalar la existencia de la tapia de gandinga, en particular la que se construía con escorias provenientes de las caleras, un árido calcáreo muy poroso y muy
ligero, que permitía por ello su transporte desde los hornos
de cal a pie de obra, donde se erigía una tapia extraordinariamente resistente por su alto contenido en cal. Este
tipo de tapia realizada con escorias (gandinga) de mineral
también se usó en otras zonas, como en la barriada que
diseñó y construyó a mediados de siglo XX Antonio Font
de Bedoya en Barruelo, la zona minera de Palencia, donde
se empleó gandinga de carbón.
Por último, existen otro tipo de tapias simples, las tapias
de yeso, donde se vierte yeso en masa en el encofrado. Al
igual que sucede con la tapia de hormigón de cal, se compacta durante el vertido más por el prurito de eliminar bolsas de aire y rellenar bien el encofrado, que por la eventual
necesidad de compactado en sí, dado que se trata de un
muro que adquiere resistencia por fraguado. Algunas de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
39
LA TAPIA
peo que sirven como estructura vertical para edificios de
vivienda de hasta 4 plantas (Vegas et al. 2012) (fig. 7).
Una vez desencofradas estas tapias monolíticas de hormigón de cal o de yeso, que adquieren consistencia no tanto
por apisonamiento como por fraguado de un conglomerante, se repasan los mechinales de las agujas en los paramentos con la misma mezcla y, como se ha descrito anteriormente, se macea y alisa igualmente la superficie externa
para obtener un acabado más fino. Al tratarse de morteros
con aglomerante de cal o yeso, los mechinales sellados con
posterioridad al encofrado suelen tener mayor durabilidad
que en el caso de la tapia simple de tierra o la tapia de cal.
Esta observación se aplica igualmente a la tapia calicostrada de cal o yeso que describiremos a continuación.
Tapias suplementadas en sus paramentos
Fig. 8: Muro de tapia calicostrada (García Soriano)
ellas emplean mampuestos en la masa para ahorrar en pasta de yeso, y otras son completamente monolíticas de este
material. Muchas veces no se compactan pues el grado de
fluidez de la pasta encofrada vuelve superfluo el apisonamiento.
Este tipo de tapias existe en zonas de abundancia yesífera,
como toda la provincia de Teruel y zonas adyacentes, en las
comarcas del Penedés (Genís 2013), en algunas zonas de
La Rioja y en comarcas de Burgos como La Bureba (Font
2013). Suelen partir de un zócalo de mampostería para
hurtar al yeso de su contacto con la humedad de la tierra
y muchas veces quedan ocultos en las viviendas, inadvertidos por sus propios habitantes. Prueba de su antigüedad
y su resistencia pueden ser antiguas construcciones militares como la torre medieval de Villel (Teruel) (Sanz 2014) o
religioso-monumentales como la catedral de Teruel, cuyos
muros se remontan nada menos que al siglo XII (Pardo &
de Miguel 2014).
Una variante de estos muros encofrados de yeso son las fachadas y tabiques de distribución de yeso encofrado a dos
caras, o incluso a una cara, con losas de piedra que se pueden encontrar en la arquitectura vernácula de la comarca
del Rincón de Ademuz (Valencia) y alrededores, donde se
llegan a encofrar incluso pilares monolíticos de yeso cicló40
Se trata de tapias que, al desencofrarse, incorporan ya de
partida un revestimiento en uno o los dos paramentos, a
tenor de las necesidades. Un ejemplo muy claro es la tapia calicostrada, también denominada popularmente
tapia calicastrada (López Martínez 1999). Recibe también
el nombre de tapia acerada, aunque el acerado puede derivar también de la aplicación posterior de un enlucido de
mortero de cal que no esté vinculado a su construcción en
el encofrado. Se construye extendiendo en cada tongada
previamente al apisonado de la tierra una cuña de mortero
de cal contra el encofrado o tapial, que se va ligando con
las sucesivas cuñas superiores resultando en un enlucido
encofrado con una característica sección en forma de cremallera de cuñas trabadas en la masa del muro que le confieren mayor estabilidad (fig. 8).
En la tapia calicostrada, el mortero de cal empleado podía
oscilar normalmente entre una proporción de 1:1 a 1:6 y
tener una humedad similar a la de la tierra. La tapia calicostrada puede tener simplemente cuñas de mortero de cal o
extender el mortero de cal en una fina capa entre tongada y
tongada de tierra a toda la sección. Se trataba de una tapia
de mayor coste por el mayor empleo de cal. En el caso de
viviendas, son comunes las tapias calicostradas únicamente
en el paramento externo que se ahorran la cal en el interior,
donde se aplica un enlucido de yeso. Este tipo de tapias se
puede encontrar principalmente en gran parte de Andalucía, Murcia, zona oriental de Castilla La Mancha, Castilla y
León, Comunidad Valenciana. Aparece también de manera
más aislada en Cataluña occidental, donde se denomina tàpia de paret de costra, y en algunas zonas de Aragón.
En esta última comunidad, dada la abundancia y la ubicuidad del yeso se registran casos de tapia calicostrada de
yeso en la provincia de Teruel y en Zaragoza, lo que no resulta extraño por hallarse también en estas zonas ejemplos
de tapia monolítica en yeso. Se han registrado también
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
TAPIAS SUPLEMENTADAS EN SUS PARAMENTOS
Tapia calicostrada con cuñas
Tapia calicostrada con cuñas y tongada interior
Tapia calicostrada de yeso con cuñas
Tapia calicostrada de yeso con cuñas y tongada interior
Tapia valenciana (cuña y tongada)
Tapia valenciana (cuña)
Tapia careada con piedra
LA TAPIA
otros ejemplos aislados de tapia calicostrada de yeso en
zonas yesíferas de la Comunidad Valenciana, como Chelva
(Lloria et al. 2014).
Cuando a la tapia calicostrada o con costra se le incorporan
ladrillos en el interior del encofrado colocados contra el paramento, se obtiene la tapia valenciana (Fray Lorenzo de
San Nicolás 1639), tapia careada de ladrillo o tàpia de maó
de cantell. Es similar a un muro con altas juntas de mortero,
hasta el punto que a veces se confunde con un muro aparejado de ladrillo. Al apisonar la masa interior del encofrado
el mortero de cal de la costra fluye levemente por delante de las caras de los ladrillos, dando como resultado una
superficie muy característica e inconfundible. Los ladrillos
normalmente son de recuperación (Cristini et al. 2014a), a
veces incluso de fabricación defectuosa y pueden emplearse incluso partidos por la mitad (fig. 9). Se ha registrado
la existencia de esta técnica en la Comunidad Valenciana,
Tarragona, Lérida, Murcia y Granada.
Mucho se ha discutido sobre la finalidad de los ladrillos en
los paramentos (Cristini & Ruiz Checa 2009). Tras la apariencia estética del muro, siempre suele existir una explicación de carácter técnico. Se ha comentado su posible papel
como refuerzo del muro, pero no parece que un ladrillo a
veces mal cocido, reempleado o cortado por la mitad pueda compararse con la alta resistencia de la tapia en sí; se
ha aventurado su papel de refuerzo del paramento, pero
no parece probable por la misma razón argumentada en el
caso anterior; se ha especulado sobre su posible papel de
conector para posteriores reparaciones, pero no se han encontrado casos de que éstas o de reenlucidos donde el ladrillo haya servido de conector. Lo que parece más probable
es que los ladrillos de la tapia valenciana sirvieran como un
conector más de la costra de mortero de cal con el interior
de la masa del muro de tapia, además del eventual ahorro
que suponía en el empleo de mortero de cal con un material de resistencia normalmente equiparable y, por qué no,
de la imagen ofrecida al exterior.
Fig. 10: Tapia con juntas de yeso (Vegas & Mileto)
El estudio específico de un buen número de ejemplos (Cristini et al. 2014b) permite afirmar que una tapia valenciana
disponía normalmente medios ladrillos colocados a tizón
contra el paramento interior del encofrado, y que los ladrillos servían de conectores entre la costra de cal y el interior de tierra, acentuando así la interconexión descrita
tipo cremallera propia de la tapia calicostrada. La disposición de los ladrillos a soga y/o la ausencia de una trabazón
dentada entre los ladrillos y la masa de tierra pueden dar
como resultado patologías ligadas de separación y desprendimiento del paramento exterior construido con ladrillo y
mortero de cal.
Fig. 11: Detalle de muro de tapia con brencas de yeso (Vegas &
Mileto)
Una variante de la tapia valenciana de ladrillos que suele
hacer su aparición en ámbito rural, como imitando cos-
Fig. 9: Tapia valenciana en la muralla de Mascarell (Vegas & Mileto)
42
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
F. VEgAS, C. mILETo, V. CRISTINI y L. gARCÍA SoRIANo | LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
tumbres más urbanas pero aprovechando los recursos locales, es la tapia careada de piedra o tapia valenciana de
mampuestos de piedra, que no suele ser tanto calicostrada
como poseer cal en la masa, creando lo que se denominaría
una tapia real careada con mampuestos. Este tipo de tapia
se puede encontrar fundamentalmente en zonas interiores
de la Comunidad Valenciana.
Tanto en caso de emplear ladrillo como piedra, estas tapias
pueden ir careadas en los dos paramentos o simplemente
en el exterior. En la tapia valenciana de ladrillo inicialmente los ladrillos iban colocados únicamente contra el paramento, aunque en la fase final de empleo de esta técnica a
partir del siglo XVII se incorporaron también en la masa.
En la tapia valenciana de piedra fue común desde un principio el empleo de mampuestos tanto en contra los paramentos como en el interior de la masa.
Tapias con suplementos en sus juntas
Se trata de tapias que incorporan suplementos en forma de
conglomerantes u otros elementos dispuestos entre hilos
de tapia, construidos como una unidad dentro del encofrado. La más sencilla es la tapia con juntas, donde cada módulo de tapia construido recibe un enlucido de yeso lateral
y superior previo a la continuación de la fábrica, resultando
aparentemente en una suerte de muro aparejado de módulos de tapia recibidos con llagas y tendeles de yeso (fig. 10).
Estos enlucidos de yeso interpuestos entre los módulos
apisonados de tierra protegen las juntas frente a la entrada
de agua y, además, las juntas horizontales permiten absorber y cubrir la franja correspondiente a los mechinales de
las agujas, resultando en una defensa eficaz para estas posibles vías de entrada de agua en la fábrica. Este tipo de tapia es frecuente sobre todo en el Bajo Aragón y en Albacete.
Si este suplemento de yeso se realiza únicamente en las
juntas horizontales adoptando formas onduladas o de
media luna, se obtiene la denominada tapia con brencas
de yeso, que puede usarse en solitario o mezclado eventualmente con garofo. El objetivo de las brencas es doble:
por un lado se protegen las juntas y se absorbe y cubre la
franja correspondiente a los mechinales de las agujas como
en el caso anterior y, por otro lado, se evitan las esquinas
internas en el encofrado, donde es más difícil la compactación de la tierra (fig. 11). Frecuentemente los picos de las
brencas coinciden con la presencia de los mechinales de las
agujas, garantizando así también su cubrición completa, al
retacar los orificios con yeso una vez desencofrada la tapia. Este tipo de tapia es común en el Bajo Aragón, interior
de la provincia de Valencia, Castilla La Mancha y Madrid,
principalmente.
Si la tapia incorpora pilarcillos internos ondulados o inclinados de yeso independientes entre sí, encofrados en
Fig. 12: Tapia con rafas de yeso en las esquinas (F. J. Castilla)
cada hilo, que se emplean normalmente para resolver las
esquinas, las jambas o interrumpir una tramada larga de
tapia, se trata de la llamada tapia con rafas de yeso (fig.
12). Este tipo de tapia, con rafas pero sin brencas, se puede encontrar normalmente en el interior de la provincia de
Valencia, Castilla La Mancha, particularmente Albacete,
e incluso en el norte de Lleida, sobre todo, para construir
esquinas de fábrica. En el Bajo Aragón se pueden encontrar tapias similares pero combinadas con juntas de yeso,
resultando en una tapia con juntas y rafas de yeso. Cabe
distinguir las rafas, siempre entrecortadas o ligeramente a
matajunta por haber sido encofradas en cada hilada e independientes entre sí, de los pilares de yeso continuos para
resolver esquinas aparejados o encofrados de una sola vez
en toda su altura (Vegas & Mileto 2012).
Existen tapias que incorporan otro tipo de rafas, como la
tapia de rafas acampanadas de ladrillo, que se puede encontrar acompañada también de verdugadas de ladrillo en
municipios como Madrigal de las Altas Torres (Ávila) (Vegas & Mileto 2014). Su forma acampanada, que se podría
considerar natural en el yeso pero no tanto en la fábrica
de ladrillo, permite confirmar la hipótesis que estas formas
onduladas servían para evitar tener que apisonar con dificultad en las esquinas.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
43
TAPIAS CON SUPLEMENTOS EN SUS JUNTAS
Tapia con juntas horizontales de yeso
Tapia con juntas reforzadas con yeso
Tapia con brencas de yeso
Tapia con rafas de yeso
Tapia con juntas reforzadas de yeso y rafas
Tapia con rafas acampanadas y verdugadas de ladrillo
Tapia con brencas y rafas de yeso
Tapia real con brencas y rafas de yeso careada con piedra
Tapia con juntas horizontales de cal
Tapia con verdugadas de ladrillo
Tapia con verdugadas de ladrillo
Tapia con verdugadas de tablas de madera
Tapia con verdugadas y trabazón de tablas de madera en las
esquinas
Tapia con verdugadas de adobe
Tapia con verdugadas y esquinas de adobe
Tapia con verdugadas de ladrillo y machones de ladrillo y adobe
LA TAPIA
Fig. 13: Tapia con brencas y rafas de yeso careada con piedra
en el Rincón de Ademuz (Vegas & Mileto)
Pero en las zonas yesíferas de la península lo más común
es encontrar tapias que combinan tanto brencas como
rafas, resultando en la denominada tapia con brencas y
rafas de yeso, donde las brencas pueden bien ondularse
levemente formando picos, bien elevarse hasta la cota superior del encofrado de su hilada, cubriendo toda la junta
(Vegas, Mileto & Cristini 2009). Su ámbito de existencia se
extiende por las mismas zonas señaladas para la tapia con
brencas de yeso. Una variante de la última que se puede
encontrar en los edificios más distinguidos de algunas zonas rurales como en la comarca del Rincón de Ademuz en
la provincia de Valencia, es la tapia con brencas y rafas de
yeso careada con piedra, que incorpora además cal en la
masa de tierra de la tapia (Vegas et al. 2010; Vázquez-Esparza 2014) (fig. 13).
Son frecuentes también las tapias que incorporan verdugadas horizontales entre hilo e hilo, con diversas soluciones
materiales a tenor de la disponibilidad del lugar, partiendo
de las soluciones de suplemento de junta con conglomerantes. Generalmente, el objetivo principal de este pastón
de mortero o verdugada sobre cada hilo de tapia es regularizar el plano de apoyo para el hilo subsiguiente y facilitar
la colocación de las agujas inferiores del encofrado superior, cuya franja normalmente coincide o se apoya en esta
banda de elementos interpuestos.
Por ejemplo, en el Bajo Aragón se pueden encontrar la tapia con verdugadas de yeso, mientras que en Extremadura, particularmente en la provincia de Badajoz, se regis46
tra la existencia de la tapia con verdugadas de mortero
de cal. Más comunes son la tapia con verdugadas de
ladrillo, que incorpora normalmente una, dos o tres hiladas del mismo, creando los agujales en este último caso
en huecos reservados en la hilada intermedia; la tapia con
verdugadas de piedra, normalmente lajas, en varias zonas de la península, o incluso esquistos, como sucede por
ejemplo en la zona de Monforte de Lemos (Galicia); la tapia con verdugadas de tablas de madera o, una variante
más elaborada de la misma, la tapia con verdugadas y
trabazón de tablas de madera en las esquinas, que se
intercalan en cada tongada para dar consistencia a la fábrica de ángulo, también existentes en el mismo lugar y con
antiguos testimonios aislados en la ciudad de Valencia; o
la tapia con verdugadas de adobe (del Río & Jové 2014),
con una o dos hiladas de adobe, que normalmente se aprovecha para resolver las esquinas o las jambas del edificio. Se
ha registrado la existencia de ejemplos de este tipo de tapia
en Castilla-León, en particular en la provincia de Valladolid, en la provincia de Toledo y, en Portugal, por ejemplo, en
la población Aldeia da Luz, entre Monsaraz y Mourão, que
desafortunadamente se encuentra en la actualidad bajo las
aguas de un pantano.
Tapias mixtas
Se trata de aquellas tapias que se construyen en parte
aparejando una fábrica de mampuestos de piedra, ladrillo
o adobe, en parte apisonando una masa de tierra dentro
de un encofrado, no solo para resolver eventualmente las
esquinas y las jambas del edificio, sino de manera sistemática, en modo de encofrar los cajones entre pilares de fábrica ya construidos. Se trata de la denominada tapia mixta,
tapia encajonada, tapia encadenada, tapia entre machos o
machones con o sin verdugadas, tapia de fraga, etc. En su
versión construida con ladrillo, esto es, la tapia con machones y verdugadas de ladrillo, está extendida de forma
dispersa por toda España y, de forma más aislada, el sur de
Portugal, pero cabe señalar su recurrencia para la construcción de monasterios, templos, edificios religiosos y civiles,
en Castilla León y Andalucía (fig. 14). La disponibilidad
económica dictaba en estos casos la elección de una tapia
calicostrada con machones y verdugadas de ladrillo,
acabado externo de mortero de cal en cuñas (y retacado
con mortero de cal en la fábrica de ladrillo) o el empleo
de una tapia de machones y verdugadas de ladrillo con
mayor o menor mezcla de cal en la masa que le otorgaba
una cierta resistencia y acabado endurecido al paramento.
Existen multitud de variantes que sería prolijo describir,
como la tapia con machones de ladrillo y verdugadas
de piedra; la interesante tapia con machones de sillería,
sin verdugadas de ningún tipo, registrada por ejemplo en la
provincia de Palencia donde es muy frecuente y, en general,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
TAPIAS MIXTAS
Tapia con machones y verdugadas de ladrillo con cajón de
tierra
Tapia con machones y verdugadas con cajón de tapia
calicostrada
Tapia con machones de ladrillo y verdugadas de piedra
Tapia entre esquinas y machones de sillería
Tapia con machones y verdugadas de ladrillo con cajones
encofrados de mampostería
Tapia con machones y verdugadas de ladrillo con cajones de
mampostería e hiladas ladrillo
LA TAPIA
Fig. 14: Tapia con machones y verdugadas de ladrillo en la Iglesia de San Martín de Arévalo, Àvila (García Soriano)
Fig. 15: Tapia con machones de sillería en Arcediano (Salamanca) (Cristini)
en toda Castilla y León (fig. 15); o variantes como la tapia
de machones de adobe y ladrillo en hiladas alternas
con verdugadas de ladrillo, que se ha documentado en la
provincia de Toledo.
De la misma manera que se ha señalado para la evolución
de la tapia con mampuestos, que probablemente desembocó con el tiempo en la mampostería encofrada, la tapia de
machones y verdugadas terminó por incorporar progresivamente más relleno de mampuestos y más mortero de cal,
confiando más en el poder aglomerante de la cal que en el
tradicional apisonado de la tierra. Esto dio como resultado
la tapia de machones y verdugadas de ladrillo con cajones encofrados de mampostería y, como variante de la
anterior, la tapia con machones y verdugadas de ladrillo
con cajones encofrados de mampostería e hiladas de
ladrillo. Es también posible que estas variantes nacieran
no tanto como una evolución natural de la tapia, sino por
la mayor disponibilidad de algunos materiales respecto a
otros, como sucede con la arquitectura vernácula.
Existen otro tipo de tapias de las cuales se tiene noticia
pero no se han reflejado aquí, como la tapia entre pilares
de madera o la tapia con entramados de madera, una técnica poco corriente emparentada con los entramados con
plementería de adobe comunes en la submeseta septen48
trional, donde el espesor de las fábricas es mucho menor
empleándose en medianeras y cerramientos de desvanes
(Maldonado & Vela 2014), lo que demuestra la versatilidad y resiliencia de la técnica que se adapta a los recursos
disponibles allí donde se ha importado, amenazando con
generar una lista de variantes y subvariantes mucho mayor
de lo expuesto.
Variantes de puesta en obra
Estas técnicas descritas podían adaptarse a las circunstancias locales o usarse simultáneamente en un mismo edificio a tenor de las necesidades. De este modo, se puede
encontrar tapia calicostrada, tapia real de alto contenido en
cal o incluso tapia de hormigón de cal en la zona de basamento de un edificio, que después renuncia al calicostrado
o reduce la cantidad de cal en los hilos superiores por mor
de la economía, para aumentar de nuevo en contenido de
cal en la coronación en el caso de fortificaciones expuestas
a la intemperie. Igualmente, la tapia de machones y verdugadas de ladrillo emplea calicostrados o abundantes bolos
de río en los cajones inferiores y puede renunciar a la costra
o los mampuestos en los cajones superiores.
Como se ha señalado en algunos casos, los encofrados pueden ser a dos caras o una sola –en el caso de las tapias de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
ACABADOS
Tapia encalada
Tapia enlucida de yeso
Tapia acerada o tapia enlucida de mortero de cal
Tapia trullada o tapia enlucida con mortero de barro y paja
Tapia con bandas de mortero de cal
LA TAPIA
yeso y lajas de piedra o las tapias encofradas contra el terreno-; se pueden emplear agujas de tablillas o ramas de madera, o incluso barras metálicas; se pueden emplear agujas
enteras o medias agujas a clavar en la masa –en el caso de
grandes espesores o en zonas de esquina-; se pueden utilizar en la zona superior del encofrado cordeles o agujas de
madera, similares a las inferiores; y así hasta un sinfín de
pequeñas variantes en los detalles de puesta en obra.
La construcción de las esquinas siempre ha sido una dificultad a superar en las fábricas de tapia, que se ha resuelto
normalmente bien aparejando hiladas alternas, como si se
tratase de un muro de sillería, bien con ayuda de machones
de fábrica aparejados preexistentes, bien con encofrados
continuos, en particular en construcciones militares, en
modo de no debilitar este punto más expuesto de la fábrica. Particular atención merecen las tapias simples de tierra
o las tapias valencianas que resuelven las esquinas adensando con ladrillos la masa en el interior del encofrado, sin
llegar nunca a aparejarlos, compactándolos en la horma en
tongadas más estrechas.
Otro caso particular digno de mención son las fábricas curvas de tapia que obligaron a la confección de encofrados
ad hoc para la ocasión, con las tablas dispuestas en vertical
y costales curvos claveteados en su parte posterior. Es el
caso de los palomares y los molinos de Castilla-León, los
ruedos principalmente en Castilla La Mancha, y los cubos
fortificados de murallas y las torres vigía de planta circular
exentas de tapia real, calicostradas o incluso de hormigón
de cal, no muy abundantes, pero sí repartidas prácticamente por toda la geografía peninsular de la tapia.
Por último cabe señalar una variante que, aunque no sea
exactamente de tapia, sí estuvo emparentada con ella, que
se encontraba repartida por toda la geografía peninsular
de la tapia, normalmente en construcciones secundarias
o auxiliares, a pesar de que hoy resulta casi imposible encontrar ejemplos remanentes de la misma. Se trata del
tapialejo, falsa tapia o tapia vertida, una suerte de muro
de tierra apilada, encofrada, que se construía rellenando el
molde con capas húmedas de tierra y paja, que no recibían
compactación y casi siempre requerían la presencia de las
fibras vegetales porque su mayor contenido en humedad
solía provocar la fisuración de la masa y la retracción de
ésta durante el secado del muro (Font, J. 2013).
Acabados
Se entiende por acabados de la tapia aquéllos que se han
aplicado posteriormente al desencofrado de la tapia. Se
ha comentado ya no sólo que existen acabados realizados
dentro de los encofrados, durante la confección del muro,
como sería la tapia calicostrada, sino que cualquier tapia,
sea simplemente de tierra o de tierra estabilizada con cal,
50
experimenta durante el proceso de apisonado un fenómeno de migración de los finos y el aglomerante (arcilla en el
primer caso, y arcilla/cal en el segundo) hacia los paramentos internos del encofrado, de forma que se crea una suerte
de costra protectora del muro, con un acabado más fino,
tenaz y resistente.
En cualquier caso, las tapias, fundamentalmente las de
tierra, han recibido tradicionalmente tratamientos posteriores de superficie, no sobre su superficie lisa apenas
desencofrada, pero sí cuando las señales del desgaste y la
erosión facilitaban su agarre. En ocasiones, se podía repicar ligeramente la superficie de la tapia previamente a
la aplicación del revestimiento para mejorar la adhesión.
Estos tratamientos han adoptado forma de encalados –
tapia encalada-; enlucidos de yeso fundamentalmente
en el interior aunque no solo –tapia enlucida de yeso; guarnecidos con mortero de cal –tapia acerada, tapia
enlucida de mortero de cal o tapia jaharrada-, generalmente en el exterior; revocados con barro y paja -tapia trullada o tapia enlucida con mortero de barro y
paja-, que se reiteraba de manera cíclica para proteger a la
fábrica de la intemperie.
Otro acabado común que se realizaba en época islámica en
la Península Ibérica era el enlucido de bandas de mortero de cal para proteger las juntas verticales y horizontales,
que resultaba en una tapia con bandas de mortero de
cal, una suerte de fábrica fingida de grandes sillares de
tierra similar a la descrita para la tapia con juntas de yeso
pero con llagas y tendeles ficticios de mayor espesor. Se ha
discutido el carácter decorativo de este tratamiento, pero
el hecho que se encuentren juntas de tapiado inclinadas
también enlucidas con bandas de mortero de cal, y que este
tratamiento se reserve a veces únicamente para la base y
la coronación del edificio, apunta a un rol prevalente de
protección de las juntas, que ha sido empleado simultáneamente como recurso decorativo para la fábrica, llegando a
incluir motivos epigráficos sobre torres y murallas.
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AGRADECIMIENTOS
Se desea agradecer específicamente a todos los socios y colaboradores del Proyecto del Ministerio «La Restauración de
la tapia en la Península Ibérica. Criterios, técnicas, resultados y
perspectivas» por la información aportada y, en especial, por su
interés y revisiones continuas de texto, cartografía y/o dibujos a
Juana Font Arellano, Fernando Vela Cossío, José Manuel López
Osorio, Alejandro Palicio, Meritxell Ortiz, Melitó Camprubí, José
María Sanz, Mariona Genís, entre otros muchos.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
51
LOS FENÓMENOS DE DEGRADACIÓN MÁS
COMUNES EN FÁBRICAS DE TAPIA
Camilla Mileto, Lidia García Soriano, Fernando Vegas
Como hace años destacó John Warren1, el proverbio inglés «Give him a good hat and a good pair of boots and he
will take care of himself» (Dale un buen sombrero y unas
buenas botas y se cuidará solo) describe perfectamente la
fortaleza y las vulnerabilidades de los muros de tapia. La
tapia puede resistir durante siglos siempre que esté protegida en su base y en su coronación, posibles puntos de
entrada del agua y focos de degradación. Si la base y la
coronación son los baluartes de la defensa del muro, el
agua es su principal enemigo. La causa principal de los
fenómenos identificados en todos los casos estudiados2
(fig. 1), de hecho, es la exposición directa y constante a
los agentes atmosféricos (humedad, agua, vientos ) en
las diversas partes de la construcción, así como las eventuales deficiencias estructurales. Otros factores como los
agentes antrópicos son también causantes de su deterioro
progresivo, fundamentalmente por la falta de mantenimiento y el abandono progresivo que han sufrido.
En el mundo de la degradación es importante entender
que los fenómenos que se perciben constituyen sólo el
efecto visible de unos mecanismos más complejos cuyas
causas generan estos procesos de transformación de la
materia. Esta transformación de la materia puede generar dos tipos de fenómenos: las alteraciones que no
conllevan un empeoramiento de las propiedades físicas,
químicas y mecánicas del material, y las degradaciones
que por el contrario conllevan un empeoramiento de las
propiedades físicas, químicas y mecánicas del material.
Cada fenómeno que se puede observar en el edificio se
debe identificar como una alteración que no necesita
intervención o como una degradación que necesita una
intervención, sobre todo en las causas para evitar que el
mecanismo siga aumentando sus efectos. Cada uno de
los efectos que se observan, las denominadas patologías,
representa una fase de un mecanismo en evolución que
previamente se manifestó con un determinado fenómeno, en el presente con otro y en futuro se mostrará con
otro, en una cadena en evolución continua. En el caso
concreto de la presencia de agua en los muros de tierra, el
mecanismo se manifiesta en un primer momento con un
cambio de color, temperatura y humedad de la superficie
(mancha de humedad), que a su vez va dando el paso a
una progresiva descohesión del material y una progresiva
erosión del mismo, hasta llegar a una creciente pérdida
de material que puede originar una desestabilización estructural del muro. El mecanismo es continuo, la causa es
la presencia del agua y los fenómenos que se manifiestan
pueden ir cambiando en secuencia.
Fig. 1: Ejemplo de tabla aplicada para el estudio de los fenómenos de degradación en los casos de estudio (autor: L. García)
52
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
PATOLOGÍAS PRODUCIDAS POR LA
ACCIÓN DEL AGUA
La acción del agua como elemento generador de patologías afecta especialmente a la zona de la base del muro
y a la coronación. Se trata en el primer caso fundamentalmente de infiltraciones por capilaridad, mientras en el
segundo de la acción del agua de lluvia. Con el tiempo,
estas filtraciones de agua pueden llegar no solo a erosionar
la superficie del muro si no a afectar la integridad y estabilidad general del muro.
Patologías en la base del muro
La zona de la base del muro es muy sensible a las patologías causadas por la humedad que asciende desde el terreno por capilaridad. La excesiva humedad en este punto afecta a la tapia, que pierde su cohesión y empieza a
deteriorarse3. La humedad que asciende por capilaridad
provoca la desintegración y erosión del material, que inicialmente se manifiestan solo en las zonas superficiales
de la base del muro. No obstante, si la humedad por capilaridad es constante, su acción erosiva es progresiva y
puede llegar a provocar una importante pérdida de material hasta mermar de forma significativa la sección del
muro en su base y provocar la desestabilización estructural (figs. 2 y 3).
Un efecto inicial de este mecanismo de subida capilar de la
humedad consiste en una primera alteración cromática y
térmico-higrométrica del material. Otro efecto posible relacionado con la subida de agua por capilaridad consiste en
la presencia de eflorescencias debidas a la migración de las
sales que se cristalizan en la superficie. Este fenómeno aparece normalmente asociado a intervenciones de restauración donde se ha empleado el cemento en mayor o menor
medida (fig. 4). La presencia de humedad en el muro favorece a su vez el crecimiento de líquenes, microvegetación,
hongos, vegetación, etc. (fig. 5)
Fig. 2: Mecanismo de erosión de la base del muro por subida
de agua por capilaridad (dibujo: L. García)
Fig. 3: Ejemplo de erosión de la base del muro por subida de
agua por capilaridad (Muralla de Niebla. Foto: L. García)
Fig. 4: Cristalización de sales en la superficie de la base del
muro debido a la subida de agua por capilaridad y al empleo de
cemento en el mortero empleado en la restauración (Castillo
de Petrel. Foto: Mileto & Vegas)
Fig. 5: Crecimiento de líquenes en la superficie del muro
favorecida por la presencia de humedad en el mismo (Muralla
del Albaicín de Granada. Foto: L. García)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
53
LA TAPIA
La degradación por presencia de humedad por capilaridad en el muro puede aumentar por las características
del propio material o derivadas de la propia ejecución
en la construcción del muro de tapia. Factores como el
tipo de tierra y el grado de compactación (inversamente
proporcional a la porosidad) influyen notablemente en la
permeabilidad del muro al agua del terreno. Esto es, si el
material está menos compactado, será más poroso y por
tanto también será más fácil que el agua pueda penetrar
en la base. En cambio, los edificios en los que se construye
el muro de tapia sobre un basamento o cimientos de sillería o mampostería generalmente este fenómeno de degradación es mucho menor o inexistente (fig. 6). Del total
de los edificios que se han analizado, un tercio presentan
patologías en la base del muro. Se trata fundamentalmente de edificios en los que los muros están en contacto directo con el terreno. También se han detectado algunos
casos donde el muro no está construido sobre un zócalo
propiamente dicho pero sí sobre una plataforma de mampuestos compactada que actúa como barrera frente a la
humedad del suelo (fig. 7).
Patologías en la coronación del muro
La coronación del muro es un punto muy sensible a los
agentes atmosféricos y en especial a la presencia de agua.
En la muestra de edificios analizados, más de la mitad
manifiestan problemas en la coronación del muro. De
estos casos, aproximadamente la mitad poseen una cubierta con la que están relacionadas las patologías de la
coronación del muro (grietas, desplomes, etc.), mientras
que la otra mitad (en su mayoría arquitecturas militares)
consisten en edificios construidos sin una estructura de
cubierta, por lo que las patologías en la coronación están
relacionadas en su mayoría con los agentes atmosféricos.
En algunos casos, la coronación de estos edificios se protege con elementos de piedra o ladrillo (cordones, merlones, hiladas, etc.) (fig. 8) o se refuerza la última tapia con
el aumento de la granulometría de la masa o la presencia
de cal en la misma4.
Fig. 6: Estado de conservación de un muro de tapia construido
sobre un zócalo de mampostería (Alcazaba de Carmona. Foto:
L. García)
Fig. 7: Construcción de una torre de tapia sobre una plataforma
de mampuestos compactada que protege la torre del
mecanismo de subida de agua por capilaridad (Torre Bofilla en
Bétera. Foto: Mileto & Vegas)
Fig. 8: Coronación del muro protegida con ladrillo y su proceso
de erosión debida a la acción de los agentes atmosféricos
(Muralla de Castro del Río. Foto: L. García)
54
Cuando la coronación del muro queda totalmente expuesta a los agentes atmosféricos, el agua de lluvia y los vientos
generalmente provocan mecanismos de degradación que
inducen una erosión progresiva, seguida por la pérdida de
material que puede llegar a afectar el muro en su totalidad (figs. 9 y 10). Como en el caso anterior, la presencia
de agua en la coronación del muro puede crear la aparición
de organismos biológicos. En algunos casos se trata de microvegetación, pero es frecuente también la existencia de
vegetación mayor, en forma de pequeñas plantas que empiezan a crecer en la coronación del mismo (fig. 11). Se trata de un mecanismo de degradación muy agresivo para la
estructura del muro de tapia, puesto que las raíces de estos
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
C. mILETo, L. gARCÍA SoRIANo, F. VEgAS | LoS FENÓmENoS DE DEgRADACIÓN mÁS ComUNES EN FÁBRICAS DE TAPIA
Fig. 9: Mecanismo de erosión de la coronación del muro por acción de los agentes atmosféricos (dibujo: L. García)
Fig. 10: Ejemplo de erosión de la coronación del muro debida a la acción de los agentes atmosféricos (Muralla del Albaicín de
Granada. Foto: L. García)
Fig. 11: Ejemplo de crecimiento de vegetación en la coronación del muro debida a la acción de los agentes atmosféricos (Muralla del
Albaicín de Granada. Foto: L. García)
organismos se introducen en el interior del muro y poco a
poco empiezan a disgregarlo, descohesionando la tierra y
provocando pérdidas de material importantes.
Cuando el material en la coronación empieza a disgregarse y la vegetación poco a poco va generando grietas
y oquedades a causa fundamentalmente de las raíces, la
penetración del agua en el muro es mucho más sencilla.
El agua de lluvia ya no afecta únicamente a la coronación sino que se introduce por las grietas hasta el propio
núcleo del muro, generando así patologías mucho más
graves, que poco a poco afectarán a la estabilidad de la
estructura, pudiendo llegar esta a colapsar. En los casos
en los que el agua no se filtra, esta cae por los paramentos aprovechando los conductos naturales que encuentra
como grietas y fisuras e incluso juntas verticales entre cajones, y si este fenómeno es constante se irán erosionando y ensanchando dichos canales.
Patologías en la masa y la superficie del muro
Los mecanismos de degradación que se detectan en la
masa del muro también dependen fundamentalmente de
la acción del agua y de los agentes atmosféricos y en segundo nivel de la presencia de vegetación. Estas patologías en
el cuerpo del muro a menudo son el resultado de los mecanismos que se han originado en la base del muro o en la coronación y que llegan a afectar la parte central de la fábrica.
La manifestación de los mecanismos de degradación,
esto es, los fenómenos, se pueden relacionar con las ca-
racterísticas propias de la variante constructiva empleada
en cada caso. Es decir, cada variante de la tapia, bajo la
acción de un mismo agente de degradación, manifiesta
diferentes fenómenos en relación a sus características
constructivas. También existen algunas variantes que por
su propia naturaleza material y constructiva son más resistentes frente a determinados agentes de degradación.
Es este el caso de las tapias reforzadas con el añadido de
conglomerantes, que puede tener lugar mezclado en la
propia masa o en forma de refuerzos superficiales o en
las juntas. La cal se emplea en muchas ocasiones como
estabilizante en la masa, resultando en tapia real cuando
su proporción gira en torno al 10% o tapia de hormigón
de cal, cuando esta proporción aumenta y se convierte en
un verdadero conglomerante de un mortero con árido heterométrico (más del 20-25%). Cuando el mortero de cal
se emplea en la costra externa construida conjuntamente
con la masa del muro, la variante constructiva recibe el
nombre de tapia calicostrada.
En esta variante constructiva, la rigidez de la costra de la
superficie puede llegar a ser mucho mayor que la del núcleo
interior del muro, construido fundamentalmente con tierra de granulometría variable. Por tanto, cuando estos muros han perdido parte de la coronación y el agua se introduce en el interior del muro, un fenómeno de degradación
frecuente es el lavado del núcleo por la acción del agua, que
poco a poco va arrastrando las partículas de tierra hacia
niveles inferiores provocando su abombamiento progre-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
55
LA TAPIA
Fig. 12: Mecanismo de abombamiento y lavado del núcleo del muro por infiltración de agua en la coronación (dibujo: L. García)
Fig. 13: Ejemplo de abombamiento y lavado del núcleo del muro por infiltración de agua en la coronación de un muro de tapia
calicostrada (Castillo de Vilavella en Nules. Foto: Mileto & Vegas)
Fig. 14: Ejemplo pérdida de costra y exposición del núcleo de tierra en un muro de tapia calicostrada (Castillo de la Mola en Novelda.
Foto: L. García)
sivo (figs. 12 y 13). Si este fenómeno sigue aumentando,
el siguiente paso en el deterioro será la sucesiva pérdida
de parte de la costra, desprendiéndose y dejando parte del
núcleo expuesto al exterior. Si esta zona del núcleo queda
expuesta, siendo la zona más débil, el deterioro progresivo
será mucho más avanzado (fig. 14).
En otras variantes constructivas el muro de tapia incorpora diversos elementos en la masa del muro (mampuestos)
o en su costra (ladrillo, mampuestos, etc.). En el primer
caso la resistencia de los materiales que configuran el muro
es justamente inversa a la de la tapia calicostrada, con una
resistencia en la superficie mucho menor que la de los materiales que forman parte del núcleo. En el caso particular de la tapia con relleno de mampuestos de piedra, esta
variante se construye añadiendo mampuestos incluso de
gran tamaño en el interior del muro. Durante el proceso
de apisonado las partículas más finas migran a las superficies, quedando los mampuestos generalmente en la zona
interna del muro. Debido a la exposición continua al agua
y vientos de estos muros, las superficies pueden sufrir un
mecanismo de erosión progresiva que genera la pérdida de
material en la superficie, dejando a la vista los mampuestos
interiores (fig. 15). Como estos mampuestos son mucho
más resistentes que la tierra compactada, la acción del agua
sigue erosionando la tierra, dejándolos cada vez más descalzados y sin sujeción, generando pérdidas de volumen en
el muro que pueden llegar a ser importantes y afectar a la
estabilidad del mismo (fig. 16).
56
Una variante de la tapia en la que se incorporan elementos
en la costra es la denominada tapia valenciana, donde la
costra está formada por mortero de cal y ladrillos, generalmente dispuestos a tizón y en algún caso a soga, que actúan de elementos de conexión entre la costra de mortero
de cal y el núcleo de tierra. En algunos de los casos de esta
tipología constructiva, paralelamente a lo que sucede en la
tapia calicostrada, se han detectado dos tipos de mecanismos de degradación (fig. 17): por un lado, una erosión progresiva de la costra que deja aislados los ladrillos que perdiendo a su vez el mortero de conexión acaban partiéndose
y cayéndose; por otro lado el progresivo desprendimiento
masivo de la costra con los ladrillos, que dejando penetrar
el agua de forma similar al procedimiento descrito en la variante de la tapia calicostrada, favorece el ensanchamiento
del núcleo y la caída de la costra quedándose el núcleo del
muro visto (fig. 18).
En la arquitectura civil monumental (casas palacios) y la
arquitectura religiosa (conventos e iglesias), una de las variantes más comunes en los casos de estudio analizados es
denominada tapia encajonada o tapia entre machones y
verdugadas de ladrillo. En esta tipología los cajones pueden ser de tapia de tierra, a menudo enlucida con mortero
de cal, o tapia calicostrada. Los cajones de tapia de tierra
en el momento que pierde su revestimiento superficial de
mortero de cal, constituyen la parte de la fábrica más erosionable frente a la acción de los agentes atmosféricos. El
mecanismo que se genera es de progresiva erosión del ca-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
C. mILETo, L. gARCÍA SoRIANo, F. VEgAS | LoS FENÓmENoS DE DEgRADACIÓN mÁS ComUNES EN FÁBRICAS DE TAPIA
Fig. 15: Mecanismo de erosión de la superficie de una tapia con mampuestos (dibujo: L. García)
Fig. 16: Ejemplo de erosión de la superficie en la base de un muro de tapia con mampuestos (Muralla de Aledo. Foto: L. García)
Fig. 17: Mecanismo de degradación de una tapia valenciana: erosión de la coronación y progresiva de la costra con pérdida de la
misma (dibujo: L. García)
Fig. 18: Ejemplo de la pérdida progresiva de la costra con ladrillo en la tapia valenciana (Castillo de Vilavella en Nules. Foto: Mileto
& Vegas)
jón que puede llegar hasta niveles importantes de pérdida
de material (fig. 19). Si los cajones están construidos con
tapia calicostrada, la costra actúa como una barrera protectora exactamente de la misma forma que hemos visto que
sucede en las fábricas enteramente construidas en tapia
calicostrada. Pero en el momento que la costra empieza a
erosionarse y el agua puede acceder a la tierra del interior
del muro, la degradación avanza progresivamente. Se gene-
ra entonces una degradación particular en la que el interior
del muro está más erosionado que la superficie, dejando
vistas las cuñas propias de la formación de la costra de cal
(figs. 20 y 21).
La pérdida de material en las superficies, como la pérdida de costra o enlucidos que deja sin protección al muro,
origina también la pérdida de material en los puntos más
débiles, como son los mechinales generados por su propio
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
57
LA TAPIA
Fig. 19: Mecanismo de degradación de una tapia mixta con la erosión progresiva de la costra y la masa del cajón de tapia
(dibujo: L. García)
Fig. 20: Ejemplo de degradación del cajón de tapia de tierra (Muralla de Córdoba. Foto: L. García)
Fig. 21: Ejemplo de degradación del cajón de tapia calicostrada (Edificio residencial en Arévalo. Foto: L. García)
sistema constructivo (fig. 22). Cuando los mechinales quedan vistos, los huecos son un punto débil en el muro, a través de los cuales empiezan a generarse procesos de erosión
y pérdida de material progresivos.
PATOLOGÍAS PRODUCIDAS POR CAUSAS
ESTRUCTURALES Y ANTRÓPICAS
La tierra como materia prima ofrece una resistencia mecánica inferior a otros materiales empleados generalmente
en la construcción. Y es además, como ya se ha comentado, particularmente sensible a la degradación debida fundamentalmente a problemas de humedad. La resistencia
alcanzada por las tapias se debe sobre todo al proceso de
compactación, además del uso en algunos casos de estabilizantes como la cal o elementos de refuerzo como ladrillos o mampuestos. Las patologías estructurales más
frecuentes en estos muros son las grietas y fisuras, pérdida de material, pérdida del plomo y abombamientos. En
la mayoría de los casos, las patologías estructurales están
inducidas por causas ajenas a la propia tapia, que están
relacionadas más con la concepción estructural del edificio. Es el caso de grietas que se manifiestan entre paños
de muros entre ellos no trabados (fig. 23) o construidos
con diferentes materiales, grietas creadas por una incorrecta colocación o apertura posterior de huecos, grietas
o desplomes creados por el empuje de la cubierta (fig. 24),
abombamientos creados por sobrecarga o grietas creadas
por cargas puntuales, etc.
58
Así como la propia concepción estructural del edificio
se puede considerar como la consecuencia de una causa antrópica, otros factores de origen antrópico pueden
causar el deterioro de las fábricas de tapia. Entre las más
frecuentes sin duda son las transformaciones, expolios,
usos impropios, etc. que se han sucedido en el edificio.
En este sentido las restauraciones también pueden ser
causa de sucesivos mecanismos de degradación. Por otro
lado, el abandono del edificio y la consecuente falta de
mantenimiento son las causas fundamentales de otras
causas como la degradación de la cubierta que permite la
entrada de agua en el edificio, la erosión y el desprendimiento progresivo de los revestimientos y de las costras
de las tapias, la falta de reposición o mantenimiento de
los estratos de cubrición de la coronación. Todos ello contribuye paulatinamente al deterioro de los muros de tapia
que, por su propia naturaleza constructiva y en virtud de
la compactación que los distingue, podrían durar en el
tiempo como lo demuestra la enorme cantidad de edificios con más de cinco siglos de antigüedad que todavía
ostenta la Península Ibérica.
BIBLIOGRAFÍA
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ALEJANDRE, F.J.; MARTÍN, J.J.; BLASCO, F.J. (2013): Caracterización y elaboración de informe científico-técnico de muestras de
tapiales de las murallas del castillo de Villavieja (Castellón).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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CANIVELL, J AND GRACIANI, A. (2011): Metodología de diagnóstico y caracterización de fábricas históricas de tapia. Universidad
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PIGNAL, B. (2005): Terre crue: techniques de construction et de
restauration. Paris: Eyrolles.
NOTAS
WARREN J. (1999): Earthen Architecture: The conservation of
brick and earth structures. A handbook. ICOMOS International
Committee on Earthen Architecture
1
Para las patologías se han analizado en detalle un centenar de
casos, entre edificios sin restaurar y edificios ya restaurados. Para
los edificios sin restaurar se ha podido realizar un estudio en detalle de los fenómenos de degradación presentes, de las posibles
causas y de la hipótesis de mecanismo de degradación. Para los
edificios ya restaurados, se ha analizado el estado del edificio
previo a la intervención a través de fotografías y documentación
gráfica, el proyecto de intervención y el edificio después de la
intervención. Este último análisis ha permitido identificar además
las patologías ligadas a la intervención que se expondrán en la
última parte del libro.
2
AA.VV, 2008. Terra Incognita: discovering & preserving european earthen architecture. Portugal. Ed. Argumentum
3
4
Canivell, J and Graciani, A. 2011. Metodología de diagnóstico
y caracterización de fábricas históricas de tapia. Universidad de
Sevilla (España). Tesis doctoral
Fig. 22: Ejemplo de degradación a partir de los mechinales de
las agujas (Alcázar de Jerez de la Frontera. Foto: L. García)
Fig. 23: Ejemplo de discontinuidad estructural debida a falta
de traba entre dos paños de muro (Marulla del Albaicín de
Granada. Foto: L. García)
Fig. 24: Ejemplo de grietas provocadas por el empuje de la
cubierta (Convento de San Antonio el Real en Segovia. Foto:
L. García)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
59
II PARTE
LA RESTAURACIÓN
DE LA TAPIA EN LA
PENÍNSULA IBÉRICA
62
La restauración de la tapia en España a través
de las finaciaciones ministeriales
ESPAÑA
70
Andalucía occidental
82
Andalucía oriental
90
Aragón
98
Castilla la mancha
104 Castilla y León
114 Cataluña
124 Comunidad de madrid
138 Comunidad Valenciana
146 Extremadura
154 galicia
160 murcia
166 PoRTUgAL
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA
EN ESPAÑA A TRAVÉS DE LAS
FINACIACIONES MINISTERIALES
L. García, C. Mileto y F. Vegas
Este trabajo de investigación sobre la restauración de la
arquitectura de tapia en España ha contado con una fuente fundamental de información a través de la que se han
podido seleccionar numerosos casos de estudio, a saber,
la estructura ministerial con competencias en materia de
intervención en el patrimonio.
Es importante destacar que puesto que este estudio se centra en el análisis de intervenciones financiadas con fondos
públicos, en concreto con fondos estatales, los edificios en
los que se interviene son edificios monumentales, quedando fuera del alcance de este análisis las intervenciones
realizadas en construcciones de tapia propias de la arquitectura vernácula.
Resulta por tanto imprescindible entender el marco temporal y la evolución de la organización ministerial del estado durante el siglo XX, para poder desarrollar el estudio
de las intervenciones en la arquitectura de tapia a través de
estas financiaciones ministeriales en el periodo analizado
(1980-2010), ya que indiscutiblemente las intervenciones
estarán marcadas por las corrientes teóricas y la legislación
propia del periodo estudiado.
EVOLUCIÓN DE LA ORGANIZACIÓN
MINISTERIAL DURANTE EL SIGLO XX
Las primeras décadas del siglo XX. La administración
de las Bellas Artes
20 definió los protagonistas y las bases sobre las que se
desarrolló la intensa intervención en el patrimonio arquitectónico durante el periodo 1931-1939.
En 1929, tres años después de la aprobación de la Ley sobre Conservación del Tesoro Artístico, un decreto legislativo organizó las intervenciones en el territorio español,
dividiéndolo en diferentes zonas, al frente de las cuales se
nombraron distintos arquitectos. Este periodo está profundamente marcado por esta división zonal en la que el
territorio quedaba fragmentado y repartido entre los arquitectos conservadores de monumentos (Pardo Fernández &
Mogollón Cano-Cortés 2006). La división zonal repartía el
territorio en 8 zonas, y en cada una de ellas trabajarían dos
arquitectos, destacando las figuras de Alejandro Ferrant
(1897-1976), Teodoro Ríos (1887-1969), Jerónimo Martorell (1876-1951), Emilio Moya (1894-1943) y Leopoldo
Torres Balbás (1888-1960) (fig. 1).
En cierto modo, la creación de este ministerio junto a la
división zonal de España para las cuestiones de recuperación arquitectónica en 1929 constituyen los hechos más
destacados de la centuria (Calama Rodríguez & Graciani
García 1998).
El periodo central del siglo XX. La guerra y
posguerra
El siglo XX se inicia con la creación del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por el Real Decreto de 18 de
abril de 1900, y este hecho marcaría el comienzo de una
administración estatal caracterizada por la centralización.
Esta situación se volvió mucho más compleja cuando estalló la Guerra Civil, ya que aparecieron de forma simultánea
dos administraciones políticas, la del bando nacional y la
del bando republicano, duplicándose los órganos encargados de proteger el Tesoro Artístico de la Nación (Pardo
Fernández & Mogollón Cano-Cortés 2006).
Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la concepción romántica de la conservación del patrimonio cambió
de forma general y, a partir de este momento, la conservación monumental se convirtió en una cuestión que dependía más del ámbito político y administrativo que de la
cultura y la técnica. De este modo, la década de los años
En 1940, periodo de transición, se organizaron nuevos
órganos responsables del patrimonio y se suprimieron las
anteriores estructuras propias de la etapa de la guerra.
Durante las tres décadas de dictadura, numerosos organismos cambiaron su denominación dentro de la propia
Dirección General de Bellas Artes, pero se mantuvo casi
62
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
intacta la división zonal que se estableció en el periodo
anterior. En 1957 fue el Ministerio de la Vivienda (creado
ese mismo año) quien asumió las tareas de conservación
del patrimonio, distribuidas entre sus direcciones generales. Y en cuanto a los criterios de intervención de estas
estructuras, fue el monumentalismo y el deseo de volver
a los edificios a su situación previa a la guerra la línea guía
de estas intervenciones durante casi dos décadas (Muñoz
Cosme 1989).
Últimas décadas del siglo XX
Este periodo, que es el fundamental de este análisis, está
profundamente caracterizado por la entrada en democracia y con ella la redacción de la Constitución española de
1978. En la década de los ochenta se produjo el asentamiento del Ministerio de Cultura como estructura administrativa que regularizó todo lo relativo al patrimonio
histórico-artístico. A partir de este momento, la centralización administrativa que había caracterizado el siglo fue
cediendo atribuciones y competencias a las administraciones regionales, iniciándose así el proceso de descentralización, y la cultura fue precisamente uno de los primeros campos donde las competencias fueron traspasadas
con agilidad. El criterio de reparto de competencias en
materia de patrimonio histórico vino establecido ya en la
Constitución de 1978 pero fue en la Ley de Patrimonio
Histórico Español 16/1985 donde este traspaso competencial fue más claro.
Los artículos 148 y 149 de la Constitución tratan de forma directa este tema. En concreto, el artículo 148 alude
a las competencias de las Comunidades Autónomas y el
149 explicita las del Estado (Prieto de Pedro 2004). Este
texto establece un marco genérico del que se deduce que
la ley correspondiente debería ahondar más en el tema del
reparto de competencias, ampliándolo y matizándolo. El
artículo 6º de la Ley de 25 de junio 16/1985 de Patrimonio Histórico Español es fundamental para entender esta
cuestión. En él se establece que las competencias en la protección del Patrimonio Histórico son de las Comunidades
Autónomas de modo general, exceptuando algunos casos
concretos que están reservados a la administración estatal
(Lafuente Batanero 2004).
A partir de 1985 el traspaso de competencias fue cada
vez mayor y más rápido, produciéndose también grandes cambios en la estructura del Ministerio de Cultura1.
Es importante destacar que este traspaso de competencias no afecta a la titularidad del bien sino a la gestión
del mismo, por lo que con esta situación de traspaso de
competencias fue necesario que la administración estatal
y las autonómicas estuvieran perfectamente coordinadas
para poder llevar a cabo de forma eficiente su labor en la
protección del patrimonio.
Fig. 1: Mapa de distribución zonal del territorio en materia de
Patrimonio Histórico (elaboración propia)
El Instituto de Patrimonio Cultural de España
El nacimiento del primer organismo español con voluntad
de ser la institución encargada de la conservación y restauración de los bienes culturales se remonta a 1961, cuando
se estableció el Instituto Central de Conservación y Restauración. Este organismo pasó en 1971 a convertirse en
el Instituto de Conservación y Restauración de Obras de
Arte, que de alguna manera fue el origen del actual Instituto (Muñoz Cosme 2011).
Pero la configuración de este organismo se verificó en el
año 1985, una vez que las competencias en materia de
cultura se hubieron transferido a las comunidades autónomas y estaba redactándose una nueva Ley de Patrimonio Histórico. Esta institución se estableció entonces
mediante la unión de cinco organismos preexistentes y
se denominó Instituto de Conservación y Restauración
de Bienes, pero en 1996 cambió su denominación por
Instituto del Patrimonio Histórico Español y, en el año
2008, recibió su denominación actual de Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), siendo éste una Subdirección General adscrita a la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas,
del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte (Muñoz
Cosme 2011).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
63
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN Y
SELECCIÓN DE CASOS DE ESTUDIO
Desde esta perspectiva de la actuación estatal en materia
de intervención en el patrimonio arquitectónico, se ha
desarrollado un trabajo de selección de casos de estudio a
través de los archivos que actualmente custodian los expedientes de las obras de intervención en el patrimonio. En
España, el sistema actual de archivos en los que se guarda
esta documentación tiene tres grandes niveles: archivos
centrales de ministerios, el archivo intermedio o General
de la Administración (AGA) y el Archivo Histórico Nacional como punto final del sistema (Gaite Pastor 1999).
Fig. 2: Distribución geográfica de los casos de estudio
analizados (elaboración propia)
La cooperación interministerial. El programa del 1% cultural
En este breve recorrido por la política cultural de España
resulta fundamental tratar la cooperación interministerial
que se inició ya en la Ley de Patrimonio Histórico a través
del programa del 1% Cultural. En la Ley de 1985 de Patrimonio Histórico Español se estableció la obligación de destinar en los contratos de obras públicas una partida de al
menos el 1% a trabajos de conservación o enriquecimiento
del Patrimonio Histórico Español. Este programa se desarrolla en colaboración con el ministerio de Cultura, siendo
el ministerio de Fomento el principal generador de fondos
del 1% cultural2 . El Ministerio de Fomento realiza él mismo las inversiones en trabajos de conservación y enriquecimiento del Patrimonio Histórico, con la colaboración del
ministerio de Cultura (Sánchez Llorente 2010).
Durante la primera década de existencia de este programa
se realizaron únicamente unas 200 actuaciones y se consideró entonces necesario establecer unos criterios de actuación y prioridades en las intervenciones. Para ello, se creó
un acuerdo interministerial, creándose la comisión mixta
entre el Ministerio de Cultura y Fomento que establecería
estas prioridades. Esta cooperación entre los dos Departamentos Ministeriales se inició el 3 de noviembre de 1994,
y actualmente sigue vigente a través del «VI Acuerdo de
colaboración entre el Ministerio de Fomento y Ministerio
de Cultura para la actuación conjunta en el Patrimonio Histórico español a través del 1% Cultural» que se ha formalizado el 15 de octubre de 2013 y en el que se ha ampliado
su aportación desde el 1% hasta el 1,5% de su presupuesto
para las sucesivas anualidades.
64
Puesto que el periodo analizado es bastante reciente, la
documentación relativa a los expedientes de intervención
en estos últimos 30 años se encuentra fundamentalmente
en los archivos generales de los ministerios, ya que aún no
ha sido transferida al Archivo General de la Administración (AGA). Por tanto, para el desarrollo de la investigación a nivel ministerial se ha trabajado con los fondos del
archivo del IPCE, del archivo del Ministerio de Fomento
y del archivo general del Ministerio de Cultura. A través
de estos archivos, seleccionando las intervenciones realizadas en edificios construidos con la técnica de la tapia,
se ha obteniendo una selección de casos de estudio que
se distribuyen por el territorio español de forma bastante
homogénea, si se tiene en cuenta las zonas en las que la
arquitectura de tapia está más presente en nuestro país.
Las comunidades de Andalucía, Comunidad Valenciana y
Castilla y León poseen un mayor número de edificios de
tapia intervenidos, seguidas de las comunidades de Murcia, Castilla La Mancha, Aragón, Cataluña, Extremadura y
Madrid (fig. 2). Por supuesto, este hecho no se produce de
forma aleatoria ya que esta disposición geográfica de los
casos de estudio refleja de forma bastante clara la distribución general de la arquitectura de tapia a nivel monumental en el territorio español.
El archivo del IPCE
El trabajo de recopilación de la información de archivo
se ha realizado partiendo del listado de la base de datos
del Archivo General del IPCE. De esta base de datos se
ha extraído el listado correspondiente a las obras de intervención del periodo 1980-2011, que forman un conjunto de 2.779 expedientes. Los datos proporcionados
en este listado son los relativos al nombre del edificio,
provincia, municipio, fecha de proyecto y signatura. A
partir de este listado se ha realizado una búsqueda caso
por caso, para seleccionar únicamente aquellos edificios
intervenidos que fueron construidos originalmente con
la técnica constructiva de la tapia de tierra. De este análisis individualizado de cada edificio se ha obtenido un
listado reducido compuesto por 102 expedientes de in-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
L. gARCÍA, C. mILETo y F. VEgAS | LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN ESPAÑA A TRAVÉS DE LAS FINACIACIoNES mINISTERIALES
Fig. 3: Distribución temporal de los proyectos de intervención
analizados en el archivo del IPCE (elaboración propia)
Fig. 4: Distribución temporal de las inversiones del programa
del 1% cultural (información extraída de Lafuente Batanero
2004b y Sánchez Llorente 2010)
tervención correspondientes a 78 edificios, que son los
que han formado parte de la base de datos.
patrimonio histórico-artístico y, a partir de mediados de
los años 80, con la aparición de la Ley de Patrimonio Histórico Español, se fueron cediendo progresivamente atribuciones y competencias a las administraciones regionales,
iniciándose así un proceso de descentralización.
Es fundamental destacar que si se realiza un análisis global
de la evolución temporal de los expedientes de este archivo, se obtiene que, de la totalidad de expedientes del archivo en el periodo estudiado, aproximadamente un 73%
(2.029 registros) pertenecen a los años 80, es decir, casi
tres cuartas partes; el resto del conjunto está formado por
427 registros de los años 90 (15,36 %) y 323 registros pertenecientes a los años 2000 (11,63 % del total). Esta división temporal no uniforme se repite de forma muy similar
(incluso es más acusada) atendiendo únicamente a los casos de estudio seleccionados, obteniendo 91 expedientes
de intervención en la década de los 80 (aproximadamente el 89% del total), 6 expedientes en los años 90 (6%),
y 5 registros en el periodo 2000-2011 (5% del total de la
muestra) (fig. 3).
Esta distribución temporal variable manifiesta de forma
muy acusada que la gran mayoría de los expedientes de
este archivo corresponden al periodo de los años 80. Si se
analiza de forma más detallada esta distribución temporal
en esta década, se observa que existen 29 expedientes en
1980, 23 expedientes en 1981, 21 expedientes en 1982,
12 expedientes en 1983, 6 expedientes en 1984, 1 expediente en 1988 y 1 expediente en 1990. Se trata por tanto
de una distribución descendente, concentrándose la gran
mayoría de los expedientes en la primera mitad de los años
80. Como se ha comentado anteriormente, en esta década
tuvo lugar el asentamiento del Ministerio de Cultura como
estructura administrativa que regularizó todo lo relativo al
El programa del 1% cultural a través del archivo
general del Ministerio de Cultura y el archivo del
Ministerio de Fomento
A partir de 1985 se inició el programa del 1% cultural para
la conservación y enriquecimiento del Patrimonio Histórico Español así como el fomento de la creatividad artística.
No obstante, el 1% cultural tal y como se ha venido aplicando en los últimos años, sirve fundamentalmente para acometer obras de conservación, restauración y rehabilitación
de bienes inmuebles del Patrimonio Histórico Español, por
una cantidad incluso superior a la que posee para este fin la
propia Secretaría de Estado de Cultura (Lafuente Batanero
2004b). Si se analizan las inversiones de este programa a lo
largo de su existencia se evidencia una tendencia creciente,
que es más significativa en los últimos años (fundamentalmente a partir del año 2006) (fig. 4).
Para el análisis de las intervenciones financiadas con este
programa en la arquitectura de tapia se ha trabajado con los
fondos de los archivos del Ministerio de Cultura y Fomento. Los expedientes de intervención entre 1986 y 2004 se
custodian en el archivo General del Ministerio de Cultura,
mientras que en el archivo del Ministerio de Fomento se
recogen los proyectos de intervención con cargo a este programa desde la comisión mixta de 2004 hasta la actualidad.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
65
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 5: Comparación del número de intervenciones e inversión realizada en diferentes
periodos del programa del 1% cultural
Partiendo del listado de expedientes generados dentro
del programa del 1% cultural en el Ministerio de Cultura (en el que también se incluyen expedientes administrativos de solicitud de la subvención y otras actuaciones como la compra de obras de arte o edificios para
enriquecimiento del Patrimonio Histórico Español), se
han seleccionado los expedientes que corresponden a
proyectos de intervención, obteniendo un total de 662
actuaciones realizadas durante casi veinte años, en el
periodo de 1986 a 2004. En cuanto al archivo del Ministerio de Fomento, como se ha comentado anteriormente, en él se custodian los proyectos de intervención
desde la comisión mixta de 2004 hasta la actualidad. El
listado general de este archivo, está compuesto por un
total de 627 expedientes de intervención, es decir, en
los últimos siete años se han realizado casi el mismo número de intervenciones financiadas con este programa
que en los primeros veinte años de vigencia del mismo,
y la inversión realizada en los últimos años ha sido incluso mayor (fig. 5).
El trabajo de investigación se está realizando seleccionando del conjunto de las obras de intervención (1.289 expedientes) las actuaciones que se han realizado en edificios
construidos originalmente con la técnica de la tapia. Actualmente, de los 627 expedientes del Ministerio de Fomento se ha seleccionado un total de 77 obras de intervención realizadas en edificios de tapia, que son los que
forman parte de la base de datos.
Por tanto, a través de la investigación en los tres archivos
se ha realizado una base de datos con una recopilación de
más de 200 actuaciones en edificios de tapia que se han ido
realizando en el territorio español a lo largo de las últimas
tres décadas (fig. 6).
66
Para el estudio y evaluación de estos casos de estudio se
ha elaborado una ficha detallada para el análisis de cada
intervención, generando una base de datos que permita
analizar de la forma más objetiva posible las técnicas de
intervención empleadas, criterios de actuación y el estado
actual tras la intervención en cada caso. La ficha empleada
en la catalogación de los casos de estudio se ha dividido
en cinco partes fundamentales: una primera parte con los
datos generales del edificio y de su técnica constructiva
(identificando la variante de la técnica: calicostrada, con
mampuestos, con brencas de yeso, etc); un segundo apartado en el que se recogen los datos generales del proyecto de intervención (autor, año, título de proyecto ); una
tercera parte hace referencia a las actuaciones propuestas, analizándolas en las distintas zonas del muros (base/
cimentación, estructura/muro, superficie y coronación);
una cuarta parte de la ficha donde se analizan los criterios
de intervención siguiendo el mismo criterio de análisis
según las partes del muro; y una última y quinta parte de
la ficha que recoge un pequeño análisis del estado actual
del edificio (fig. 7).
Con esta metodología de análisis se desarrolla una investigación que tiene como objetivo fundamental ser un trabajo global que abarque de forma sistemática y uniforme el
estudio de las actuaciones realizadas en la arquitectura de
tapia bajo el amparo centralizado del estado a través de las
estructuras ministeriales.
ANÁLISIS DE LOS CASOS DE ESTUDIO Y
REFLEXIONES
Es posible extraer unas primeras conclusiones tras el estudio de los proyectos de intervención a los que se ha podido
acceder a través de los diversos archivos. Se puede afirmar
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
L. gARCÍA, C. mILETo y F. VEgAS | LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN ESPAÑA A TRAVÉS DE LAS FINACIACIoNES mINISTERIALES
Fig. 6: Imágenes actuales de diversos casos de estudio (L. García Soriano)
que las técnicas constructivas de intervención empleadas
en los diversos expedientes están íntimamente ligadas a
cuando menos dos factores: la técnica constructiva original
(vinculada generalmente con la tipología del edificio) y los
criterios de intervención propios del autor.
Para realizar el análisis de las técnicas constructivas propuestas en los distintos casos de estudio, se ha decidido
trabajar desde dos frentes paralelos: los expedientes relativos a la arquitectura civil y religiosa y las intervenciones
en arquitectura militar. El análisis se organiza en estos dos
grandes grupos puesto que, como ya se ha mencionado
antes, las técnicas de intervención responden a patologías
que generalmente derivan directamente de la tipología
constructiva del edificio.
En la arquitectura civil y religiosa, las intervenciones propuestas son en numerosas ocasiones intervenciones indirectas, es decir, se interviene en otros elementos del edificio, como en los forjados, cubiertas , y estas intervenciones
afectan de forma indirecta a los muros. Esta situación se
debe muy probablemente a que se trata de edificios que
generalmente tienen un programa de usos muy definido
que requiere intervenciones profundas en el interior del
mismo. En cambio, las actuaciones directas sobre los muros de tapia generalmente responden a intervenciones de
limpieza, de tratamiento de las superficies o a actuaciones
estructurales (cosido de grietas…). En cambio, en la arquitectura militar y defensiva generalmente los muros son los
grandes protagonistas, y se interviene directamente sobre
ellos. La principal conclusión que se puede extraer es que
en la mayoría de los casos analizados se opta por la técnica
de la tapia de tierra en los muros de la arquitectura militar
y, por el contrario, es frecuente que se propongan nuevos
elementos con materiales modernos como el hormigón y el
acero en los edificios civiles y religiosos.
Un criterio de intervención bastante común en todos
los casos analizados es la búsqueda de armonía estética
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
67
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 7: Ficha tipo con la que se ha elaborado la base de datos
entre lo nuevo y lo antiguo. En algunos casos como en
la intervención de Alfredo Vera Botí en las Murallas de
Aledo (Murcia, 1980) se especifica textualmente «Todos
los acabados quedarán del modo más parecido posible a los
originales, pero señalando en ellos su diferenciación a fin
que no haya confusión entre fábricas antiguas y nuevas y
que puedan, las obras ahora introducidas, ser reversibles e
identificables».
Posiblemente, esta búsqueda de relacionar la intervención con el edificio preexistente promueve la utilización
de la técnica constructiva original, la tapia. Esta es una
solución empleada en numerosos proyectos, aunque en la
mayoría de ellos se introduce el cemento como conglomerante, es decir, la técnica constructiva es la original, pero
68
los materiales empleados no, e incluso en ocasiones se introducen nuevos elementos para que realicen la función
de atado entre los paramentos originales y los nuevos (armaduras, mallas ).
Dado que ya han transcurrido unos veinte años desde
muchas de las intervenciones analizadas con aportación
de nuevos materiales, en la actualidad es posible conocer
el resultado y las consecuencias de las mismas, las patologías que han generado y su respuesta frente al paso del
tiempo. En algunos casos, como por ejemplo en la Muralla de Niebla y el Castillo de Orce (fig. 8) es evidente que
los diferentes materiales empleados en las intervenciones no han tenido un comportamiento óptimo, puesto
que se han desprendido parte de las superficies y han
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
L. gARCÍA, C. mILETo y F. VEgAS | LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN ESPAÑA A TRAVÉS DE LAS FINACIACIoNES mINISTERIALES
Fig. 8: Imagen del estado actual de algunas intervenciones (L. García Soriano)
dejado al descubierto parte de los elementos metálicos
introducidos en la nueva ejecución como elemento de
unión entre los nuevos materiales y los antiguos.
Además de presentar un avance en el conocimiento de
las actuaciones realizadas en la arquitectura de tapia
durante estos últimos treinta años, esta investigación
realizada desde la perspectiva general de las intervenciones en la arquitectura de tapia financiadas a través
de las estructuras ministeriales plantea la necesidad de
ir aprendiendo de las restauraciones realizadas en el pasado, de sus posibles aciertos o desaciertos, con el objetivo de proponer unas líneas guía de restauración de la
arquitectura de tapia. Y es que la voluntad de establecer
unos criterios de intervención coherentes y válidos para
las futuras intervenciones es solo posible a partir del conocimiento profundo de la técnica constructiva y de las
experiencias pasadas.
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NOTAS
1 Real Decreto 565/1985, de 24 de Abril, por el que se establece
la Estructura orgánica básica del Ministerio de Cultura y de sus
organismos autónomos.
2 La proporción de inversión generada en el año 2008 por el
Ministerio de Fomento fue del 80.91% (Sánchez Llorente 2010)
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
69
ANDALUCÍA OCCIDENTAL
Amparo Graciani y Jacinto Canivell
PROCESOS, HITOS Y TENDENCIAS
Como en otras comunidades, muchas construcciones de
tapia de Andalucía Occidental han experimentado patologías a lo largo de su historia, hecho del que dan especialmente cuenta las intervenciones continuadas en recintos
amurallados como las documentadas por Romero Bejarano
(2005) en el de Jerez de la Frontera, en la provincia de Cádiz, en el siglo XVI.
Sintetizar en estas páginas los hitos de las intervenciones
en fábricas de tapia en este ámbito geográfico como punto
de partida para ahondar en los criterios de actuación y en
algunos casos especialmente significativos, precisa aludir
de forma retrospectiva intervenciones acometidas en la
segunda mitad del siglo XX, a partir de la década de los
sesenta, por parte del Gobierno Central sobre algunos Monumentos Histórico-Artísticos, en su totalidad o parcialmente ejecutados en tapia, que, por su carácter y nivel de
protección han sido objeto de intervenciones más o menos
continuadas hasta nuestros días, además de algunas motivadas por los efectos de catástrofes naturales, por ejemplo
el seísmo de 19691.
Estas actuaciones iban encaminadas a dos fines. El primero,
recuperar la funcionalidad y la estabilidad estructural de estas construcciones y el segundo, de ser necesario, recuperar
volúmenes (Mileto, Vegas & López 2011: 84).
En aquellas que debían de ser revestidas, se recurría generalmente al ladrillo (parcheados puntuales o en forros,
según la entidad del desprendimiento) o al enlucido de
mortero de cal, en ocasiones de cemento (como sucedió en
Sevilla, en la Torre del Oro y la fachada Norte de la Catedral, a calle Alemanes). En este sentido, se evidencia una
continuidad en la tendencia habitual de revestir las fábricas de tapia en edificios residenciales y religiosos frente
a una evolución en los planteamientos y criterios que se
aplicaron a los militares, que presentaban tapias vistas o
cuanto más falsos despieces.
Cuando las fábricas quedaban vistas (solución frecuente en castillos y murallas), las restituciones se realizaban
generalmente en tapia (siguiendo la técnica tradicional),
70
incorporando forros sobre la construcción preexistente o
bien restituyendo y recuperando masivamente volúmenes
perdidos, actuaciones estas últimas de bajo coste relativo y
que, por su gran impacto visual, evidenciaban claramente
la intervención estatal y recuperaban el valor simbólico del
edificio como imagen de identidad local. Buenos ejemplos
de este tipo de actuaciones fueron las intervenciones del
Ministerio de Educación Nacional en la muralla de Niebla (Huelva) realizadas por Luis Menéndez Pidal y Rafael
Manzano y el castillo de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). En
general, los lienzos que en estos años fueron restaurados
mediante reposición de masas forrando la fábrica original,
presentaron con el tiempo pérdidas de masa y desagregaciones en los cajones de tapias, como consecuencia de la
falta de adherencia entre el forro de tapia y la fábrica preexistente.
Las intervenciones acometidas sobre edificaciones que,
desde mediados del siglo XX, han estado sujetas a actuaciones continuadas, más o menos espaciadas en el tiempo,
tienen un antes y un después respecto a la creación de la
autonomía de Andalucía en 1981, que abría una década
caracterizada por el inicio del impulso de la restauración
monumental en España.
La intervención más emblemática de la fase preautonómica fue la realizada sobre la muralla de Niebla por encargo el
Ministerio de Educación Nacional (que hasta 1985 ostentó
la tutela del bien), por el arquitecto Ismael Guarner González, considerada en los años posteriores referente nacional
de las intervenciones en fábricas de tierra (Guarner 1982
& 1991). Ésta consistió en la recuperación de volúmenes,
el cierre de lienzos perdidos y la restitución de la fábrica en
uno de los haces de paramento. Su singularidad estribó en
la realización de un forro con tapias de tierra estabilizada
con encofrados y medios basados en las técnicas tradicionales, aunque la adherencia entre las dos fábricas se vio
comprometida años más tarde. Ya desde estas primeras
intervenciones se valoró especialmente la selección y dosificación de tierras, aunque fundamentalmente para evitar
discrepancias cromáticas antes que por incompatibilidades
de índole material. El constructor de la intervención fue
Joaquín Pérez Díez de Villalba del Alcor (Huelva), vincula-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
do a las principales intervenciones de edificaciones de tapia en Andalucía Occidental realizadas hasta la fecha.
Las intervenciones sobre edificaciones históricas en la Comunidad Autónoma Andaluza se multiplicaron a partir de
que ésta recibiera plenas competencias en materia de protección y conservación de los Bienes Culturales en el marco
de la entonces vigente Ley del Patrimonio Histórico Español 16/1985 de 25 de junio y el Real Decreto 111/1986
de 10 de enero. Este hecho conllevó un incremento de las
intervenciones en edificaciones históricas ejecutadas en fábricas de tapia por la importancia que, en especial a partir
del periodo almohade, la técnica tuvo en las provincias de
Andalucía Occidental y que, con las variantes correspondientes, perduró tras la Reconquista y la Edad Moderna
(siglos XVI al XVIII). Éstas afectaron en gran medida a la
arquitectura militar, en especial a los castillos a los que la
Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial y
a las fortificaciones declaradas BIC. En paralelo, se fue tomando conciencia de su importancia constructiva, experimentando un progresivo proceso de revalorización, que
no ha alcanzado el suficiente reconocimiento hasta la presente década. Se iniciaba así un arduo camino, pues como
consecuencia del abandono sufrido durante largo tiempo, los bienes se presentaban en una situación ruinosa;
las restauraciones se realizan con inversiones directas de
la Consejería de Cultura y Medio Ambiente (promovidas
por la Dirección General de Bienes Culturales a través del
Servicio de Conservación y Restauración) y de organismos
públicos y privados, mediante la firma de convenios.
En esta década la intervención en fábrica de tapia más importante fue la que el arquitecto J. García Tapial y el aparejador J.M. Cabeza Méndez desarrollaron en la Muralla de
Sevilla buscando la integración urbana de los lienzos. Con
ella, continuaban el proceso de reivindicación de la muralla
de la ciudad, coincidiendo con la renovación del casco histórico y de las nuevas propuestas urbanas basadas en el reconocimiento de la memoria de la ciudad que culminaron
en la redacción del Modificado del Plan de Reforma Interior del Casco Antiguo (MOPRICA) por el que se pretendía
establecer relaciones no existentes con anterioridad entre
las casas y la muralla. El proceso fue iniciado por el arquitecto Joaquín Barquín, quien tras la demolición definitiva
en 1967 del Colegio de San Miguel de Sevilla había diseñado las arcadas de la plaza del Cabildo orientadas hacia un
paño de la muralla. Tras 1975, esta acción prosiguió con
una serie de obras de rehabilitación, renovación y transformación de la arquitectura doméstica, en muchos casos
construida con muros de tapia y en algunos integrando
restos de la muralla urbana.
En la muralla de Sevilla, José García Tapial y José María
Cabeza Méndez aplicaron algunas medidas correctoras
(restituciones de masa en casos de pérdidas y limpieza de
suciedad y vegetación) y, puntualmente, otras preventivas
(como la protección del arranque o del adarve). Dados el
enorme perímetro de la muralla y la discontinuidad de su
trazado, la intervención se realizó en las décadas de los
ochenta y los noventa por tramos y en diferentes fases: la
Macarena (1984-1988; 2008-2009), Casa de la Moneda
(1985-1987), Jardines del Valle (1986-1987) y Callejón del
Agua (1992). Siguiendo como criterio general la reparación
constructiva y estructural conforme a las prácticas aceptadas en las Cartas del Restauro, se diferenciaron los tramos
reconstruidos de los originales, adaptándose a los condicionantes urbanos de cada entorno. Como en la Muralla
de Niebla, los autores de la intervención se afanaron en ser
fieles al método constructivo original, en lo que se refiere
a los medios auxiliares empleados, la composición de la argamasa y el procedimiento de compactación (Cabeza 1993:
341; Canivell 2007: 146-49).
En otras restauraciones de la provincia las soluciones fueron más drásticas, por ejemplo, en el castillo de Lebrija (Sevilla), donde ante la inminencia de ruina para estabilizar el
conjunto se sustituyeron los dos hilos inferiores por cajones de hormigón armado (Canivell 2007: 52).
A finales de la década de los ochenta, proliferaron las intervenciones en el marco de la puesta a punto en los preámbulos de la Expo´92 en Sevilla y en menor medida de su provincia y de la de Huelva, por ejemplo en el castillo de Niebla
para su consolidación y la creación del Museo del Sitio. La
Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía promovió
estudios previos interdisciplinares de apoyo a la rehabilitación, entre los más tempranos, los de la Casa de Miguel
de Mañara y el Antiguo Cuartel del Carmen parcialmente
construidos en tapia. Se realizaron en Sevilla los primeros
estudios paramentales, aún muy básicos, por parte de Miguel Ángel Tabales Rodríguez, iniciados, en concreto, en El
Cuartel del Carmen (de la mano de D. Oliva Alonso y de F.
Pozo Blázquez) y, de la Casa de Miguel de Mañara, trabajos
que, seguidos por otros posteriores, pondrían en evidencia
la importancia de la técnica de la tapia en la ciudad, más
allá de las edificaciones de carácter militar de época almohade, convirtiéndose estos arqueólogos en verdaderos pioneros en su reivindicación y referentes para otros colegas.
Los informes arqueológicos realizados, ampliamente ilustrados con planimetría estratigráfica con estudios paramentales y tipologías de fábricas, y los correspondientes
artículos editados en el Anuario Arqueológico Andaluz,
contribuirían a difundir una nueva forma de entender el
acercamiento al edificio desde la Arqueología de la Arquitectura y el respeto, en base al análisis previo, de las fábricas originales en sus diferentes fases evolutivas y técnicas
constructivas. La conformación de equipos interdiscipli-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
71
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
nares en las obras de restauración en la fase de estudios
previos y la presencia de los arqueólogos en el seguimiento
de las obras permitirían a los arquitectos acometer las intervenciones con elementos de juicio suficiente.
Los trabajos en el antiguo Convento de El Carmen evidenciaron ya la importancia de esta técnica en el edificio pero
también las variaciones métricas y en la composición de
las fábricas encofradas que, aún sin la interpretación que
tardaría años en llegar, reflejaba la intuición de la compleja
realidad de esta técnica, y la comprensión de la necesidad
de acometer una toma de datos aprovechando la limpieza
de las fábricas.
En la década de los noventa, se realizaron otras importantes actuaciones: en el castillo de Alcalá de Guadaíra se
inició una fase de estudios investigación, restauración y
rehabilitación del conjunto a partir de su cesión en 1996
al Ayuntamiento de Alcalá por parte del de Sevilla, hasta
el momento su propietario legal, que se intensificaron a
partir de mayo de 2008 quedando el conjunto sometido
a una completa transformación. En esta misma década, se
desarrollan algunas intervenciones por parte de escuelas
taller, destacando las realizadas en el castillo de Santiago
de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) entre 1989 y 1991 por
parte de la escuela taller Tartessos, en la Torre de Don Fadrique de Albaida del Aljarafe (Sevilla) y la de San Antonio
de Olivares (Sevilla) por parte de la denominada Las Torres
en 1997 y 1998, en las murallas de Cordoba, la de igual
nombre (murallas de Córdoba), en sucesivas fases desde
1998 (I: 1998; II: 2001; III: 2005) o las del parque arqueológico de Plaza de Armas, promovidas por el Ayuntamiento
de Écija desde el 1999.
A finales del XX y comienzos del XXI, se realizaron importantes intervenciones, destacando, entre otras, las del Alcázar Viejo de Córdoba (2000-2005), los lienzos y las torres
del castillo de Aroche (Huelva) (2002-2003) (vid. 2.6) y el
Hospital de las Cinco Llagas de Sevilla (1986-2003), en el
que algunas áreas fueron construidas en tapia. En paralelo,
proliferaron las actuaciones en construcciones domésticas
de índole rural por ejemplo, las haciendas de olivar en la
provincia de Sevilla, mayoritariamente rehabilitadas para
celebraciones de eventos; unas edificaciones construidas
por lo general de fábricas de tapia, normalmente ocultas
en el pasado por sucesivos encalados para evitar la propagación de la peste.
Desde la década de los noventa las intervenciones de índole monumental se preceden habitualmente de estudios
previos y de diagnóstico. La empresa Vorsevi, en aquellos
años líder en el sector, realizó estudios en la Muralla de
Niebla (Huelva), en la Torre del Oro, el Hospital de las Cinco Llagas y la iglesia de San Benito de Calatrava en Sevilla,
en Los Descalzos de Écija, en el castillo del Gran Capitán
72
(Córdoba), entre otros. En el Departamento Construcciones Arquitectónicas II de la Universidad de Sevilla, se
conformó un grupo de investigadores especializado en el
análisis de caracterización, con amplia experiencia en caracterización de tapias de apoyo a la restauración, liderado
por Alejandre Sánchez, que desde 2004 viene desarrollando una labor especialmente activa.
Un factor, de índole institucional y de mayor trascendencia, fue el diseño en la primera década del nuevo siglo, de
planes directores de actuaciones que favorecieron la planificación de intervenciones de diversa índole que aportaron
propuestas de puesta en valor, difusión y accesibilidad.
El diseño en 2005 del Plan de Arquitectura Defensiva
(PADA) por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía daba cobertura institucional al extenso patrimonio defensivo, integrado por más de 2.000 construcciones
(castillos, torres y murallas) catalogadas como Bien de Interés Cultural de la Comunidad Autónoma. En su desarrollo,
se incrementaron las construcciones en tapia intervenidas,
que lo fueron a través de su programa 3 (Programa de Conservación y Restauración) y con apoyo económico de los
Fondos-Feder y, puntualmente, de los Ministerios de Cultura y de Fomento, a través del 1% cultural. Entre las actuaciones en Andalucía Occidental, destacan en Cádiz, las murallas
meriníes de Algeciras, el castillo de Guzmán el Bueno en Tarifa; en Huelva, el castillo de Aroche; en Sevilla, el castillo de
Los Molares, la muralla de Écija, la torre de la Dehesilla de
Aznalcóllar, el castillo de Alcalá de Guadaíra, las Murallas de
Estepa… a las que deberían haberse sumado la muralla de
Tarifa (Este de la Aljaranda) (Cádiz) y el Mirador Almohade
de la muralla de Marchena (Sevilla), iniciativas aprobadas
pero recientemente paralizadas a raíz de la crisis económica.
En este periodo, algunos municipios diseñaron planes
específicos, destacando el Plan Almena (2004-2010) o el
Plan Director de Actuaciones por el que el Ayuntamiento
de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) pretendía gestionar las intervenciones a realizar sobre el castillo en este intervalo,
a fin de ir aumentando progresivamente los espacios visitables del mismo, con intención no sólo de restaurar, sino
también de adaptar el entorno a unos itinerarios visitables
seguros y con criterios que permitieran la comprensión de
los usos y naturaleza del cerro fortificado. Otro caso interesante corresponde a Écija (Sevilla), en el marco de cuyo
Plan Especial de Protección, Reforma Interior y Catálogo
del Conjunto Histórico Artístico (PEPRICCHA), se incluyó
un anexo dedicado al recinto amurallado, idea que en 2011
se planteó retomar a través del «Plan Integral de Recuperación de la Muralla» después de ocho años de inactividad.
Estos planes deben entenderse en el marco de la redacción de las Cartas Arqueológicas por parte de la Junta de
Andalucía, documentos que conllevan la introducción de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
AmPARo gRACIANI y JACINTo CANIVELL | ANDALUCÍA oCCIDENTAL
las dimensiones patrimonial y urbanística en los estudios
arqueológicos de las áreas urbanas y periurbanas. En cualquier caso, las políticas de intervención guardan aún gran
disparidad; la que se observa, por ejemplo, comparando los
casos de las murallas de Niebla o del castillo de Aroche, cuyos inmuebles anexos se fueron liberando para la creación
de espacios públicos, con el caso de la muralla de Jerez de
la Frontera, cuyo recinto está plenamente integrado en el
caserío urbano sin que la administración prevea posibles
liberalizaciones.
En estos años, la promoción de las investigaciones sobre
las fábricas de tapia favorece enfoques más científicos e interdisciplinares en los estudios previos y las intervenciones
de restauración2. En paralelo, continúan las actuaciones de
las escuelas taller, destacando entre ellas las acometidas en
2006 en la Ermita de santa Clara de El Puerto de Santa María (Cádiz), en 2007 en la muralla de Aroche (Huelva) y en
2011 en el Muro de la Misericordia, en el ángulo noroeste de
la muralla islámica de la Axerquía. Se producen intervenciones en edificaciones hasta la fecha olvidadas, pero de interés
etnográfico y cultural, entre las que destaca la torre de Don
Lucas (Córdoba) (2005-2006).
Las tendencias actualmente son muy claras. Se procura acometer intervenciones que sean correctivas (que,
además, neutralicen las causas que producen los daños)
y preventivas (poniendo los medios para evitar que vuelvan a ocurrir). Un buen ejemplo es la actuación última
intervención en la Torre del Oro (Caballos y Borrero,
2004-2005).
Tienden a eliminarse aquellos materiales utilizados en
reparaciones anteriores que fueran incompatibles, como
revestimientos de cemento, para dejar las fábricas vistas
tras su consolidación. Por mencionar algunos ejemplos, la
restauración del Alcázar Viejo de Córdoba (2000-2005),
en cuyos lienzos de muralla se sustituyeron las imitaciones de hormigón por tapia ejecutada conforme a la técnica
tradicional; la Sala de la Media Naranja del castillo de los
Molares (Sevilla), restaurada en 2011 y, en especial, los realizaron trabajos de restauración y limpieza del exterior de
la Torre del Oro (2004-2005), en la que se eliminaron los
enfoscados de la restauración de 1899- 1900 y se consolidaron los de cal.
Las soluciones en lo que se refiere al tratamiento exterior
son diversas. Ante la heterogeneidad de las fábricas de
los monumentos, unos arquitectos optan por uniformar
la apariencia de los paramentos a fin de ofrecer una imagen coherente del conjunto; así, la similitud cromática de
las diferentes fábricas respecto a la tapia desnuda original
ha sido, además de garantizar la seguridad estructural y
realizar una conservación preventiva, uno de los criterios
de la intervención de consolidación y puesta en valor de
Fig. 1: Vista parcial del alzado sur restaurado de la iglesia de los
Descalzos, Écija (Fernández Naranjo et al. 2011:44)
los lienzos y torres del castillo de Aroche (Huelva) (20082009). Esta tendencia también se extiende a intervenciones acometidas sobre fábricas de tapia en las arquitecturas no militares (en especial en la religiosa) hasta la fecha
normalmente revestidas, por ejemplo en la última intervención del Convento de Santa Clara de Sevilla (concluida
en 2011).
Recientemente, se observan algunas tendencias en lo que a
la apariencia estética de la intervención se refiere. Por una
parte, la aplicación de revestimientos sobre fábricas no
militares de tapia parece haber dejado de ser obligada. Así,
en las obras de restauración acometidas por la empresa J.
Pérez Díez S.L. Construcción y Restauración en la fachada
exterior del Patio de los Naranjos de la Catedral de Sevilla
(2012-2013) se han dejado vistos los muros originales de la
mezquita, construidos en ladrillo y tapia y reforzados posteriormente por contrafuertes de ladrillo.
Un caso de cómo evidenciar en paramentos de tapia revestidos las alteraciones históricas advertidas a través de
estudios paramentales es la intervención de F. Mendoza
en iglesia de los Descalzos de Écija (2006-2009) (en 2010
reconocida por Europa Nostra y Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales), donde se
aplicó un revestimiento cromáticamente unitario a la tapia
de fraga del paramento sur de la iglesia (fig. 1), bastardo en
los tramos de argamasa y liso en el resto, y se mantuvieron
los arranques de los arcos del patio con el ladrillo visto, rehundiendo las trazas de unos óculos cegados (Fernández
Naranjo et al. 2011:44).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
73
Fig. 2: Torre del Homenaje de Setenil de las Bodegas, Cádiz
Fig. 3: Área restituida de tapia en la Torre de Don Fadrique
En otra línea, M.C. Aguilar ha apostado por la recuperación
de los esgrafiados originales aparecidos tras la retirada de
los encalados posteriores en la restauración y recuperación
de la hacienda Los Molinos de Maestre de Dos Hermanas
(Sevilla) (2002-2009), mención especial de Europa Nostra
2010.
INTERVENCIONES
Aunque de forma tímida, han ido apareciendo propuestas más novedosas en las que se emplean otros materiales distintos a la tierra para la restauración material
o bien como complemento. Así, ciertos paños de tapia
perdidos se han recuperado mediante fábricas de ladrillo macizo, como en el caso de la Torre de San Antonio
de Olivares (Sevilla), evidenciando muy explícitamente las áreas nuevas y a la vez consiguiendo con medios
más sencillos una consolidación estructural eficaz. La
mampostería no concertada también ha sido empleada
como sustitutiva de la tapia empleando un lenguaje contemporáneo, como en la restitución volumétrica de los
perfiles de la muralla de la Villa del castillo de Alcalá de
Guadaíra. En el castillo de Baena, López Osorio plantea
una innovadora combinación entre la reinterpretación
en clave moderna de una mampostería de piedra y la
propia fábrica existente, recuperando parcialmente los
volúmenes de las torres e introduciendo en el interior
cajas de hormigón armado que garantizan la estabilidad
estructural. Así, en la Torre del Homenaje de Setenil de
las Bodegas, F. Visedo (2003-2011) consolidó estructuralmente mediante una coronación con hormigón
empleando lenguaje que, aunque se coordina cromáticamente con la fábrica antigua, mantiene su propia idiosincrasia, mientras se evidencia el destacable contraste
entre la fábrica antigua y el acceso mediante planchas de
acero corten (fig. 2).
74
En los últimos quince años, a partir del impulso de la Junta de Andalucía, se acumulan la mayor parte de las intervenciones sobre fábricas de tapia. Con criterios y técnicas
más o menos acertados se puede ir observando una cierta
evolución que se sustenta en un conocimiento científico
más amplio de la técnica de la tapia, así como una mayor
concienciación del valor patrimonial de este tipo de arquitectura, reflejado en técnicos y constructores cada vez más
capacitados.
Restauración Torre de Don Fadrique
(Albaida, Sevilla, 1997)
En 1997, la escuela-taller las Torres intervino en esta
torre que, por su desmoche, presentaba deterioro y problemas de entrada de agua y humedades, además de pérdidas de masa, pese a la gran cohesión y dureza de la
tapia original.
Las actuaciones en la fábrica de tapia encadenada en sillería pseudoisódoma, consistieron en reponer algunos
sillares perdidos y el último hilo de la tapia. Sin embargo
se emplearon agujas de sección circular, muy diferentes
a las rectangulares de la tapia original, cuyos mechinales
quedan vistos hoy (fig. 3). El encuentro entre las dos fábricas no se resolvió de forma limpia, resultando claramente
irregular el contacto con la tapia inferior, que no diferencia
claramente estas fases constructivas.
Además de restaurarse la escalera, se impermeabilizaron las superficies horizontales, se canalizaron al exterior las aguas pluviales y se estableció un sistema para
posibilitar el acceso del público al interior. La intervención se acompañó de actuaciones en su entorno (ajardi-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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Fig. 4: Restauración de los restos del castillo de las Guardas
Fig. 5: Reparación de tapia a una cara en el Alcázar de la Pta. de
Sevilla, Carmona
namiento, eliminación del cerramiento que la circundaba, desviación del tráfico rodado) y de la incorporación
de un mirador.
siendo ejecutados los trabajos por la empresa Joaquín
Pérez Díez, con mucha experiencia en este tipo de restauraciones.
Castillo de las Guardas (Sevilla, 2000)
Esta intervención tuvo como objetivo la consolidación de
la torre, ejecutada con tapia encadenada en piedra y de la
que se conservaban sólo los restos de la base, su arranque
y los primeros hilos, si bien la tapia presentaba un grado
avanzado de erosión y pérdidas de masa.
La intervención consolidó la base de mampuestos, así
como dos hilos de tapia a una cara entre las cadenas, que
parecen haber sido ejecutados como un hormigón vertido y no como tapia apisonada; la ejecución no resultó
cuidada, mostrando un acabado excesivamente irregular.
Empleó encofrados de madera y anclajes de metálicos.
Ciertas erosiones o pérdidas de masa menores se trataron
mediante un relleno con mortero de cal. El color de ambas restituciones difiere completamente con la tonalidad
de la tapia original (fig 4). Aún por estas discordancias, la
reparación material fue satisfactoria, aunque pudo haber
sido más completa a falta de ciertas medidas preventivas
que aseguraran una mayor protección frente a factores
climatológicos.
Alcázar de la Puerta de Sevilla, Carmona
(Sevilla, 2002)
Al acometer la actuación, el conjunto no presentaba un
estado de ruina, aunque estaba en desuso. Las fábricas
de tapia presentaban lesiones leves o moderadas que no
afectaban a la integridad estructural, por lo que los arquitectos, Alfonso Jiménez y Pedro Rodríguez, optaron por
centrarse en la consolidación de los paños erosionados,
Los muros eran de fábricas de tapia mixta con encadenados de sillería isódoma irregular, sobre un basamento
de mampostería, sin verdugadas y posiblemente calicostrada. Las pérdidas de masa se recuperaron mediante la
ejecución de una tapia a una cara, según los ritmos de
los hilos de la tapia original. No obstante, se observa
como las agujas empleadas no eran de la misma métrica,
siendo casi de sección casi cuadrada y no rectangular y
de sección plana como las originales. La posición de las
mismas agujas difiere de las originales, ya que se colocan por encima de la junta horizontal. Aunque la tonalidad no es la misma, el envejecimiento y su pátina de
suciedad superficial han ido suavizando los contrastes
actuales (fig. 5).
Lienzo norte de la muralla de la villa, Alcalá de
Guadaíra (Sevilla, 2003)
La intervención, dirigida por Antonio Martín Molina y
Gonzalo Díaz Recasens, tuvo por objetivo restituir los tramos perdidos para recuperar el perfil y la visión en el paisaje del conjunto fortificado y ofrecer y potenciar el uso del
castillo, mediante la consolidación de la ladera y los caminos de acceso como área ajardinada.
Gran parte de los lienzos se habían perdido totalmente y en
su lugar se habían levantado unas fábricas de tapia de mala
calidad, que fueron eliminadas. La restitución del lienzo no
se realizó con fábrica de tapia. En su lugar, en función del
sistema constructivo de los algunos lienzos originales, se
empleó una fábrica de tres hojas de mampostería con un núcleo de argamasa ciclópea. Sin embargo, la muralla original,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
75
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 6: Vista general del lienzo norte de la Muralla de la Villa, Alcalá de Guadaíra, Sevilla
no era completamente de mampostería, ya que los hilos
superiores eran de tapia, aunque presentaban un forro de
mampostería que la ocultaba.
El lenguaje contemporáneo está presente en el tratamiento
de ciertos elementos materiales, como son los pasajes a través del lienzo y los remates de la coronación de los muros,
realizados con muros y piezas prefabricadas de hormigón
con cemento blanco. Pero es el nuevo perfil recuperado de
la muralla lo que implica una lectura novedosa sobre cómo
integrar un objeto patrimonial en el paisaje y además hacer
que sea reconocido y valorado por la población (fig. 6).
Murallas del Alcázar Viejo (Córdoba, 2000-2005)
La Dirección General de Bienes Culturales de Consejería
de Cultura de la Junta de Andalucía, contando con un presupuesto de 1.406.041,62 €, promovió esta intervención
dirigida y ejecutada por los arquitectos Antonio Castro Escobar y Juan Jiménez Povedano y los arquitectos técnicos
Rafael Pérez Morales y Alfonso Aljama de la Haba, siendo
Construcciones Exisa, S.A la empresa adjudicataria. Los
restos emergentes de la muralla que encerraba el antiguo
alcázar están conformados por dos tramos unidos por una
torre en esquina, delimitado al Sur por la Torre de Belén y
al Este por una torre desmochada adosada al lienzo; ambas
caras de la muralla se encuentran casi exentas en su totalidad, salvo algunas viviendas adosadas en el tramo de la
Torre de Belén.
76
En general, la actuación recuperó el aspecto original, eliminando los revestimientos y forros de hormigón y construyendo nuevas fábricas de tapia de factura tradicional y
similares a la original. En aquellos puntos que presentaban un deterioro muy avanzado, se optó por la restitución,
siempre conforme a las orientaciones arqueológicas. En el
tramo Este-Oeste, en peor estado por presentar amplias
pérdidas de masa, la base se restituyó con tapia tradicional
a una cara, llegando en algún sector hasta la cota que los
estudios definieron como la original. La nueva tapia no restituyó ni dejó vistas las agujas, aunque confirió al paramento la textura final de un encofrado tradicional de maderas
(fig. 7). No es posible saber si se respetaron los módulos o
los ritmos de la tapia original. El foso se hizo visitable, incorporando una pasarela metálica que daba acceso desde la
calle. En el lienzo anexo a la Torre de Belén, primó el criterio de reconstrucción frente al de consolidación; mientras
la cara exterior -hasta el paseo de ronda- se restituyó por
completo con una tapia tradicional a una cara, la interior se
picó y saneó, restituyendo solo lo necesario y consolidando el resto del paramento. En todos, los casos las coronaciones de los muros se protegieron mediante una capa de
hormigón de cal.
Lienzos y torres del castillo de Aroche (Huelva,
2002-2003 y 2007-2009)
El castillo, restaurado en el último tercio del XX por R.
Manzano y A. Jiménez, fue objeto entre 2002 y 2003 de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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unas obras de emergencia por parte de la empresa Joaquín
Pérez Díez, S.L. para reparar el colapso parcial en una de las
torres, además de realizar actuaciones preventivas en otras
dos y puntuales en las partes de los lienzos más deterioradas. Con un presupuesto de 195.000 €, a fin de facilitar
las tareas de conservación, tanto en la obra de emergencia
como de cara al futuro, se acometieron diferentes trabajos
de apoyo a la restauración. En lo que respecta a las fábricas
de tapia se regeneraron y resanaron las tapias originales
(sus encintados y su almenado en el lienzo 3 y, la parte alta
en el 6), se completaron las pérdidas de masa (torre 4) y
se eliminó en algunos puntos el grueso enfoscado (parte
inferior de la torre 4) y se reconstruyeron volúmenes (en
la torre 5, completándose el parapeto, indicando su continuidad en altura).
Entre 2007 y 2009, la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía
desarrolló una nueva intervención, con una inversión de
1,4 millones de euros, en el marco del PADA, según proyecto de los arquitectos María Luisa Marín Martín y Pedro
Rodríguez Pérez, siendo realizadas las obras por Freyssinet, S.A.
En términos generales, se prestó especial atención a la seguridad estructural y a la conservación preventiva. La actuación se basó en la interpretación científica del recinto
como un conjunto de capas históricas superpuestas, por
lo que se eliminaron aquellas que no ostentaban un valor patrimonial y que se encontraban deterioradas o bien
distorsionan la imagen de la fortaleza original. El resto de
las fábricas, tanto las originales como las más recientes, se
restauraron y consolidaron atendiendo a sus materiales y
técnicas específicas. Así, se restituyeron tapias a una cara
en ciertos lienzos y torres, y se ejecutaron recrecidos con
hormigón de cal hidráulica. Estas reposiciones se ejecutaron preferentemente con argamasa de cal hidráulica artificial del color de las tapias históricas y con incorporación
de áridos de arcilla expandida, para aligerar peso, plazo y
costo, y facilitar su fechado. Dicha argamasa fue siempre
encofrada con el tapial, o cajón de las medidas usadas en el
castillo desde su creación. Basándose en las determinaciones de estudios históricos previos, los añadidos o reconstrucciones parciales, se realizaron con materiales similares
a los originales, marcando la diferencia entre las fábricas
preexistentes y las nuevas mediante el uso de materiales
contemporáneos. Aunque parcialmente se conservó la superposición de fábricas históricas, se procuró entonarlas
entre sí por medio de nuevos revestimientos o repasos con
morteros de cal aérea en las juntas de la mampostería o de
las fábricas de ladrillo, tratando de aproximarlas al cromatismo de la tapia original.
Fig. 7: Vista del tramo este-oeste de la Muralla del Alcázar Viejo,
Córdoba (Castro Escobar y Juan Jiménez)
Torre del Oro (Sevilla, 2004-2005)
La última intervención realizada en la Torre del Oro tuvo
lugar entre septiembre de 2004 y junio de 2005 por parte de las arquitectas María Caballos y Cristina Borrero; los
trabajos de restauración y limpieza del exterior de la Torre
conllevaron, entre otras cuestiones, el picado de los muros
enfoscados en una restauración acometida entre 1899 y
1900. Con una inversión de 820.000 €, la obra fue promovida por el Ministerio de Defensa a través del Patronato
de Museos Navales como usuarios del edificio y financiada
por la Fundación El Monte.
La actuación estuvo orientada hacia la conservación mediante actuaciones muy controladas y adaptadas a cada
situación específica. Por ello, la limpieza fue un proceso
previo clave, por el que con medios se permitió diferenciar
la tapia original del enfoscado de 1900, que se disponía no
sólo en los tramos de tapia sino también sobre las superficies de ladrillo y de sillería.
Los enfoscados con morteros de cemento se sustituyeron
por mortero de cal, adaptando el color y la granulometría
de los áridos a las muestras originales. La eliminación de
los enfocados en los cajones de tapia situados a nivel de
la línea de imposta permitió descubrir la ubicación de las
gárgolas originales situadas en el centro de los cajones de
tapia originales, que aparecieron en buen estado de conservación.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
77
Fig. 8: Vista de la Torre del Oro después de la intervención de 2004
78
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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La reparación de las tapias consistió en el sellado y la reintegración de las zonas desprendidas con mortero de cal de
igual color y granulometría que los originales, para conseguir que se mimetizasen perfectamente con los materiales
del edificio tanto en el color como en la granulometría
(fig. 8). De hecho, una de las constantes en el desarrollo de
la obra fue el estudio del cromatismo de la torre. Se usaron
pigmentos naturales tierra sombra, o siena natural, analizados mediante instrumento de medida de parámetros
cromáticos. Parte de la restauración se acometió con piedra arenisca Albamiel, en concreto con sillares sometidos
a envejecimiento.
Castillo de San Romualdo (San Fernando, Cádiz,
2006-2013)
El arquitecto José Carlos Sánchez Romero realizó el proyecto de restauración de este castillo después de una intensa fase de estudios arqueológicos que determinó su
secuencia histórica. El objetivo de la actuación fue dar
al recinto un uso público, todavía sin definir. Al considerarse, en función de los restos detectados en algunas
almenas, que en el pasado el edificio estuvo recubierto
con mortero de cal, se revistieron los paramentos con un
mortero de cal semejante al de dichos restos, previendo
que con la progresiva carbonatación y el envejecimiento
la diferenciación se reducirá progresivamente. Se realizaron ensayos in situ para la correcta limpieza de los paramentos, así como tratamientos de desalinización en
algunos paramentos.
Castillo de Baena (Córdoba, 2007-2013)
Las actuaciones de recuperación comenzaron en 2005 con
una fase de estudios previos y excavaciones arqueológicas que permitieron conocer la verdadera magnitud de la
fortaleza y su evolución. La intervención realizada por el
arquitecto José Manuel López Osorio, dirigida a poner en
valor el conjunto para su uso cultural, pretendía preservar
y restaurar las estructuras históricas, restituir parcialmente el perfil original del castillo (dado que muchas estructuras habían casi desaparecido) y recuperar su presencia en
el paisaje, fines para los que se preveía la incorporación de
nuevos elementos.
La actuación en el castillo fue realizada por Estudio y Métodos de la Restauración S.L. (1ª fase) y la UTE Azuche 88
S.L y Construcciones y excavaciones Fajosa S.L. (2ª fase).
Los lienzos originales de mampostería enripiada fueron
restaurados mediante la limpieza y consolidación de los
llagueados en buen estado. Se restituyeron los lienzos
erosionados y el perfil de los perdidos a fin de facilitar
una correcta interpretación de su evolución constructiva. Para ello, se reinterpretó la técnica tradicional de la
mampostería, con materiales y medios contemporáneos,
potenciando la diferenciación entre la actuación y la obra
tradicional, pero siempre bajo las premisas de compatibilidad formal y material.
Las fábricas de tapia de la Torre de los Secretos fueron
consolidadas, material y estructuralmente, mediante el
relleno de grietas con mortero de cal hidráulica, realizándose reposiciones de material solo cuando las erosiones y pérdidas de masa hacían vulnerable la fábrica
(fig. 10). Los encadenados de ladrillo deteriorados fueron consolidados o repuestos y la cubierta protegida
mediante una solera de hormigón. Por lo tanto, a diferencia del resto de este complejo, no se optó por una
reconstrucción parcial, pues estas estructuras, aunque
no conservaban todo su volumen, sí dejaban interpretar
sus dimensiones originales.
Hacienda de los Quintos (Sevilla, 2008)
La Hacienda de los Quintos es un recinto fortificado almohade, adaptado posteriormente a cortijo, e intervenido en
varias fases. La última, en 2008, dirigida por Mª Dolores
Prados, José Ramírez y Antonio J. Pérez y ejecutada por
una UTE entre Ferrovial y Agroman, consistió en la restauración y la adecuación del complejo para uso cultural y
administrativo de la hacienda, que se encontraba parcialmente en desuso, aunque no en estado de ruina.
Inicialmente se conservaban restos de lienzos de una muralla y una torre de factura almohade. Las fábricas son
monolíticas, como la de los restos de lienzos y las de la torre, o bien mixtas de fraga de encadenados y verdugadas
simples de ladrillo en las edificaciones propias del cortijo.
Las fábricas de tapia fueron intervenidas de diferentes
formas dependiendo de su estado y de su uso. Así, los
muros de fraga correspondientes a la antigua hacienda,
que se encontraban en buen estado y eran además fachada del edificio, fueron solo consolidados y revestidos,
dejando vista la configuración constructiva del muro y
confiriendo a los paramentos un todo blanco, similar al
tradicional encalado (fig. 9).
Los restos de los muros de la fortificación predecesora, al
presentar mayores erosiones y además estar integrados
en espacios de uso público e interior, fueron parcialmente
restituidos, aunque sin ninguna reposición de tapia. Para
este fin, se revistieron con una gruesa capa de mortero de
cal (fig. 10) o bien, en zonas exteriores se parchearon con
ladrillo y el mismo mortero, ofreciendo una imagen algo
descompuesta (fig. 11). En un caso concreto, debido al aumento de la solicitación mecánica, fue necesario el refuerzo estructural de una tapia mediante la colocación de mallas de acero sobre el paramento y cubiertas por el propio
revestimiento de cal (fig. 12).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 9 a 12. De izquierda a derecha: (9) Vista interior de los lienzos revestidos con mortero de cal; (10) restituciones a una
cara en la tapia con ladrillo macizo; (11) refuerzo estructural de una tapia de la hacienda; (12) Vista general de las tapias de la
Hacienda de los Quintos
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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REFLEXIONES
Son varios los factores clave que han marcado la evolución
en los criterios y técnicas de la restauración de las construcciones patrimoniales en tapia. El impulso de las administraciones públicas a partir de la década de los ochenta, así
como el reconocimiento del valor singular valor patrimonial
de estas construcciones monumentales, han sido decisivos
para la conservación de un nutrido conjunto de bienes. Las
fortificaciones y edificaciones civiles están muy presentes
tanto en los núcleos urbanos, donde configuran su trama
urbana, como en los suelos rústicos donde pasan a ser hitos
muy reconocibles en el paisaje. A nivel local o autonómico,
varios instrumentos de gestión han organizado y planificado su restauración y conservación.
Por otro lado, el progreso en el conocimiento científico en el
campo de la restauración de las construcciones de tierra y en
la arqueología de la arquitectura queda patente en la evolución de los criterios de intervención. Partiendo de unos conocimientos técnicos, constructivos e históricos reducidos,
las pautas de intervención van asimilando progresivamente
rasgos distintivos de las fábricas de tapia: técnicas, medios,
metrología y materiales. Así, se percibe cómo las intervenciones que han estado sustentadas en un conocimiento más
profundo de la materialidad, interpretan con mayor precisión y coherencia las mismas problemáticas.
El conjunto de fábricas de tapia en el patrimonio andaluz
es rico y diverso. Por ello, antes de recurrir a soluciones
excesivamente generalistas, se requiere una observación
especializada que sepa distinguir los rasgos característicos
de cada tipo constructivo. Aunque en cualquier intervención siempre subyace cierto criterio subjetivo, es evidente
la tendencia hacia la conservación mínima frente a la restitución masiva o excesivamente homogénea. Asimismo, la
mayor especialización y formación de la mano de obra, que
a través de empresas que acumulan una dilatada experiencia en la restauración de fábricas de tapia, posibilitan esas
soluciones técnicas más precisas y adaptadas a un material
tan heterogéneo y cambiante.
Aunque en el aspecto material se percibe un dominio creciente de la técnica, la puesta en valor es un tema pendiente
en algunas restauraciones. En las más recientes existe una
intencionalidad directa por la que se hacen visitables los conjuntos, se musealizan los espacios o simplemente se otorga
un uso que garantizará un mínimo nivel de conservación.
Aunque estos aspectos no se pueden valorar al mismo nivel
en todos los casos, la tutela de las administraciones públicas
y el mejor conocimiento científico han ido restringiendo los
resultados negativos tanto en la respuesta material como en
la puesta al día de sus valores patrimoniales.
NOTAS
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
Por ejemplo, tras el terremoto del 28 de febrero de 1969 Rafael
Manzano Martos intervino en la Torre del Oro y en la Muralla de
1.
Niebla donde los daños se reconstruyeron en su mayoría con los
mismos materiales.
En esta fase (2004-2009), se desarrolló en la Universidad el
proyecto de Investigación I+D+I Mantenimiento, evaluación y
rehabilitación de fábricas históricas de tapial en la provincia de
Sevilla, en el marco del Plan Nacional de Investigación (BIA 10922004) liderado por la Dra. Amparo Graciani García, dentro del
Programa de Construcción, en el que participaron como socios
S.A. Patronato del Real Alcázar de Sevilla, J.B. Construcciones
Bellido, S.A. y Arqueópolis, S.L.
2.
BIBLIOGRAFÍA
CABEZA, J.M. (1993): «Restauración de las murallas de Sevilla».
Seminario Arquitectura y ciudad II (Melilla, 25 a 27 de septiembre
de 1990) y III (Madrid, 24 a 26 de septiembre de 1991, Instituto de
Conservación de Bienes Culturales
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
81
ANDALUCÍA ORIENTAL
José Manuel López Osorio
El sector oriental de la región andaluza comprende las
provincias de Almería, Granada, Málaga y Jaen, y presenta un amplio abanico de construcciones históricas de tapia
fundamentalmente asociadas al periodo islámico, ya que
gran parte de este territorio coincide geográficamente con
el antiguo reino nazarí de Granada. Las obras de restauración que analizaremos corresponden, en la mayoría de
los casos, a lienzos de torres y murallas de fortificaciones
de época nazarí, que recogen la herencia constructiva del
periodo almohade cuando quedó definida la técnica de la
tapia calicostrada.
Las intervenciones de mantenimiento, reparación y restauración llevadas a cabo a lo largo de la historia en este
tipo de tapias han estado siempre condicionadas por la
especial singularidad de la técnica constructiva y su relativo carácter monolítico, lo que ha garantizado el relativo
buen estado de conservación de muchas de las estructuras
analizadas, sobre todo si las comparamos con las tapias
simples de tierra. En la tapia calicostrada, la tierra que
conforma la masa interior del muro presenta en sus paramentos exteriores una costra de mortero de cal que protege los paramentos de la fábrica. La patología más habitual
está siempre relacionada con el deterioro o pérdida total
de esta costra de mortero, dejando total o parcialmente expuesta a los agentes atmosféricos la masa de tierra
interior. En los casos en los que la tapia no se construye
sobre un zócalo o basamento de piedra, la ruina de la estructura se produce cuando la base de los muros resulta
afectada por la humedad de capilaridad del terreno o la
escorrentía superficial de las aguas, descalzando la fábrica
y produciendo su colapso. En otros casos, la desaparición
de la solera de hormigón de cal que cubría en origen las
coronaciones en los adarves de murallas o los remates de
las torres, facilita la acción de los agentes atmosféricos y
la entrada del agua de lluvia al interior de la fábrica y, con
ello, la ruina de la estructura.
Una vez que las superficies de protección de la tapia, ya
sea en paramentos horizontales o verticales, ha alcanzado importantes niveles de degradación, la restauración
resulta especialmente dificultosa, ya que una masa de
tierra ligeramente estabilizada con cal, se presenta espe82
cialmente vulnerable a las acciones de deterioro. En estos
casos, la importante pérdida del volumen y del perfil arquitectónico dificulta las actuaciones estrictas de conservación de la materialidad original, lo que obliga a realizar
importantes aportes de material y condiciona las acciones de restauración.
REPARACIONES HISTÓRICAS Y
PRIMERAS RESTAURACIONES DE
LEOPOLDO TORRES BALBÁS Y FRANCISCO
PRIETO-MORENO Y PARDO
Las fortificaciones islámicas de tapia en el Sureste peninsular fueron reparadas en época cristiana a partir del siglo XVI. Estas intervenciones consistieron en recalces de
cimentaciones y bases de lienzos o en reconstrucciones
parciales de torres y murallas. Los trabajos se ejecutaron
con fábricas de cantería, mampostería o fábricas mixtas de
encintados y machones de ladrillo, sin atender a la conservación de la prexistencia material, ya que la intención no
era más que garantizar la estabilidad estructural para recuperar el carácter funcional y defensivo. Numerosos ejemplos de este tipo de intervenciones encontramos en la Alhambra de Granada y en las alcazabas de Málaga y Almería.
No fue hasta las primeras décadas del siglo XX cuando se
llevaron a cabo las primeras actuaciones desde la disciplina de la restauración, iniciadas por Leopoldo Torres Balbás que accedió al cargo de arquitecto-conservador de la
Alhambra de Granada en abril de 1923, desarrollando su
trabajo en el monumento hasta 1936. El arquitecto realizó
intervenciones en la alcazaba de la Alhambra y en la muralla meridional, que había sufrido las voladuras de las tropas
francesas en 1812 durante la Guerra de la Independencia,
rehaciendo con mampostería y fábrica de ladrillo los lienzos y los arranques de las torres del Agua, de Juan de Arce
y de Baltasar de la Cruz. Intervino también en la torre de
Comares cuyas obras afectaron a los paramentos exteriores de tapia, actuación que todavía se conserva. El marco
geográfico de las obras del arquitecto se amplió tras su designación como arquitecto de la 6ª Zona de Monumentos
del Tesoro Artístico, que incluía Andalucía Oriental, Mur-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Figs. 1 y 2: Lienzos en la Cerca de Don Gonzalo,
Albaicín de Granada. Francisco Prieto-Moreno y Pardo
(años 60 del siglo XX)
cia, Albacete y Alicante, cargo que desempeñó desde el año
1929 y que le permitió actuar también en las alcazabas de
Málaga y Almería.
Los trabajos de Leopoldo Torres Balbás encontraron continuidad durante y después de la Guerra Civil Española, gracias al nombramiento en el año 1936 de Francisco
Prieto-Moreno y Pardo como arquitecto-conservador de
la Alhambra, y en el año 1940 como responsable de la 7ª
Zona del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. A partir de esta fecha Prieto-Moreno interviene en
numerosas fortificaciones de tapia según criterios de consolidación estructural, combinando diferentes materiales
y técnicas constructivas «modernas» y siempre considerando las doctrinas teóricas y los principios de los tratados
internacionales de la Carta de Atenas y, posteriormente, de
la Carta de Venecia.
En Granada destacan las intervenciones llevadas a cabo en
las murallas del Albaicín, tanto en el sector de la Alcazaba
Cadima, donde realiza numerosas consolidaciones como el
caso de la torre del Carril de las Tomasas, o en la muralla de
la Cerca de Don Gonzalo. Estos trabajos se llevan a cabo a
partir de los años cincuenta del siglo XX, labor que continuó su hijo Joaquín Prieto-Moreno Ramírez a partir de los
años setenta. En el caso concreto de las murallas del Cerro
de San Miguel, Francisco Prieto-Moreno y Pardo redactó
numerosos proyectos de consolidación entre los años 1953
y 1968, realizando obras de recalces de mampostería ordinaria reforzada con machones y encintados de ladrillo (fig.
1), interviniendo en fases posteriores con hojas de un pie
de ladrillo y rellenos interiores de hormigón pobre (fig. 2).
Prieto-Moreno completó las reconstrucciones en las torres
de la muralla meridional de la Alhambra ya iniciadas por
Torres Balbás, donde realizó importantes restituciones
de volumen mediante muros de ladrillo revestidos con
mortero bastardo patinado con alpañata o tierra roja de la
Alhambra, con la intención de integrarse cromáticamente
con los restos existentes. Las actuaciones del arquitecto se
completaron en la provincia de Granada con la restauración del torreón del Fuerte en Las Gabias, población situada en la vega granadina.
En Almería trabajó en la alcazaba y en las colindantes murallas del Cerro de San Cristóbal mediante la restitución
y recalce de lienzos, utilizando mampostería hormigonada encofrada con madera, que consigue integrarse con los
acabados de la tapia original. Así mismo, intervino en los
torreones del barrio de La Chanca utilizando la técnica
descrita anteriormente y realizando también consolidaciones superficiales con aporte de morteros bastardos para la
protección de los perfiles degradados sin realizar, en este
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
83
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
caso, restitución de volúmenes. En Jaén restauró el castillo
de Baños de la Encina y, finalmente, en el caso de Málaga
realizó numerosas intervenciones en la alcazaba con fábricas mixtas de piedra y ladrillo, así como en el castillo de
Fuengirola.
Como puede observarse, los criterios de intervención, los
materiales y las técnicas utilizadas fueron variando con el
tiempo, presentando diferentes casuísticas en función de
las patologías existentes pero mostrando un interés manifiesto en que las restauraciones resultaran claramente
identificables. Sus intervenciones, salvo excepciones, fueron ejecutadas sin apoyo arqueológico y, si bien podrían
adolecer de cierto rigor histórico, consiguieron salvaguardar muchas estructuras de tapia que sin duda habrían
desaparecido.
LAS RESTAURACIONES DE TAPIA A PARTIR
DE LOS AÑOS OCHENTA DEL SIGLO XX
La transferencia de competencias en materia de patrimonio que se produce a principios de los años ochenta
del siglo XX con la creación de la Consejería de Cultura
de la Junta de Andalucía, que promovería y financiaría
junto con el Ministerio de Cultura de carácter estatal que
hasta esa fecha había sido el promotor de la mayor parte
de las actuaciones, supone un antes y un después en las
intervenciones en fortificaciones de tapia en Andalucía
Oriental. Las intervenciones llevadas a cabo encuentran,
en muchos casos, la herencia de las restauraciones anteriores, pero van introduciendo progresivamente metodologías de intervención que incorportan programas de
estudios previos, rigor en los levantamientos arquitectónicos y análisis de caracterización de los materiales originales. Surge también un creciente interés por el control
arqueológico y por el estudio estratigráfico de los paramentos, todo ello debido al auge de la conservación de la
autenticidad y de la materialidad original.
Con el objetivo de facilitar la comprensión de este trabajo,
las intervenciones seleccionadas se presentan en tres grandes grupos en función de los criterios y técnicas adoptados
en la restauración. El primero incluye aquellos ejemplos
donde se realizan aportaciones de masa con la intención
de llevar a a cabo recuperaciones formales y volúmetricas,
ejecutadas en la mayoría de los casos mediante la restitución, más o menos fiel, de la técnica constructiva original.
El segundo grupo presenta los casos donde se recurre a
la reposición superficial del paramento mediante capas
de revestimiento que cubren los sectores descarnados de
la tapia con la intención de reponer la costra erosionada
o desaparecida y presentar la continuidad de la superficie
arquitectónica. Finalmente el tercer grupo recoge algunos
casos donde prevalece la conservación de la autenticidad
84
material y el respeto a las superficies originales con criterios de mínima intervención, aceptando determinados
niveles de deterioro y limitando la aportación de material
a aquellos sectores donde resulta estrictamente necesario
mediante la aplicación de pieles de sacrificio o lagunas de
integración.
La selección de la técnica y el criterio de intervención en
la restauración de una fábrica de tapia no resulta fácil y el
mayor problema reside en decidir si se opta por recuperar
el plano original de la tapia, lo que permite definir aristas
y volúmenes arquitectónicos, o por presentar superficies
rehundidas respecto al paramento original que muestran
mayor respeto por la autenticidad de los restos. En ambos
casos la integración de la parte restaurada resulta condicionada por la forma de resolver los contactos entre lo nuevo
y lo viejo, y por el tratamiento de acabado de la nueva superficie con recursos texturales o cromáticos.
La clasificación inicial que se propone para el análisis de
las distintas restauraciones resulta, en cualquier caso, una
inevitable generalización, ya que es frecuente que en una
misma restauración puedan aparecer diferentes tipologías
de intervención en función de la patología existente, reseñando en estos casos la que hemos considerado más característica o definitoria.
Intervenciones de recuperación de volúmenes
Este grupo incluye aquellas intervenciones donde el objetivo prioritario reside en recuperar el volumen de la torre
o lienzo de muralla, recuperando su volumetría original
ya sea de forma total o parcial, y donde se utiliza la técnica de la tapia o del hormigonado encofrado. Esta tipología
facilita la legibilidad e identidad arquitectónica y muestra
las características formales y constructivas de la tapia,
contribuyendo a la recuperación del perfil arquitectónico
y urbano en los casos en los que se lleva a cabo de forma
sistemática. Incluimos también en este grupo aquellas intervenciones puntuales de recalce de lienzos y torres, las
recuperaciones de aristas con carácter parcial o las restituciones del plano de los paramentos donde las pérdidas
de material resultan de cierta entidad, utilizándose en la
restauración la técnica del encofrado a una cara. En estos
casos, el objetivo no es recuperar los volúmenes de la estructura, aunque se realice parcialmente, sino atender a
criterios de consolidación estructural.
En general, en la mayor parte de los ejemplos analizados
se recurre al encofrado de madera basado en el sistema tradicional de la tapia pero simplificando los mecanismos de
apoyo, arriostramiento o fijación de los tableros. Normalmente se trata de encofrados que se disponen enrasados
con el paramento de la tapia conservada, aunque existen
casos de tapias rehundidas que evidencian su carácter
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | ANDALUCÍA oRIENTAL
Fig. 3: Torre y lienzo en la Cerca de Don Gonzalo, Albaicín de Granada. José Manuel Cuello Sáez (1990)
añadido. El material de aporte se somete a apisonado si
se trata de tierra con costra de mortero cal, o al vertido y
picado cuando se utilizan hormigones de cal o cemento.
El espesor resulta variable y puede limitarse a una capa de
poco espesor, normalmente con un mínimo de 15 cm, o al
volumen completo de la tapia.
En este primer grupo de intervenciones incluimos las realizadas a principios de los años ochenta del siglo XX por Roberto Puig Álvarez en el castillo de Tabernas y en el muro
meridional de la alcazaba de Almería. En este último caso
se llevó a cabo una importante modificación de la imagen
de la fortificación desde la ciudad, ya que se realizaron importantes reconstrucciones de torres y lienzos de muralla,
ejecutando también encamisados de menor espesor sobre
paramentos parcialmente erosionados. El material utilizado fue un hormigón ciclópeo de cal, cemento y árido pigmentado en color rojizo, encofrado con tablas de madera
para manifestar las improntas de la tapia y los mechinales.
Esta actuación ha provocado la aparición de grandes manchas de humedad que todavía permanecen en los lienzos
debido a la falta de drenaje de los muros y al carácter inapropiado del material utilizado.
Numerosos ejemplos de este grupo de actuaciones encontramos también en la muralla del Albaicín de Granada. Éste
es el caso de la restauración realizada en el año 1983 por
Ana Iglesias González en la Alcazaba Cadima, en sectores
situados al Oeste del Arco de las Pesas. Se procedió al recalce del lienzo intramuros mediante restitución con mortero
encofrado de cal, cemento y árido, respetando las improntas de los tapiales originales y de los mechinales existentes
que se conservaban en el paramento, presentando un acabado armónico e integrado.
Un ejemplos de recuperación de perfiles es el torreón de la
Placeta de la Charca, restaurado en el año 1985 por José
Luis Luque Espinosa. En este caso se realizaron restituciones puntuales con un marcado carácter volumétrico y
formal, que consiguieron recuperar las aristas de la la torre
que descansa sobre un zócalo de fábrica de ladrillo. Los volúmenes añadidos respetan las alturas de la tapia original
pero generan aristas y planos verticales que no responden
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
85
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 4: Muralla del Albacar de Ronda (Málaga). Pedro Gurriarán
Daza y Salvador García Villalobos (2007)
Fig. 5: Lienzo de la muralla norte de la alcazaba de Málaga.
Pedro Gurriarán Daza y Salvador García Villalobos (2010)
a la modulación constructiva, presentando un paramento
excesivamente fragmentado. En esta línea de actuación,
pero realizada de forma más contenida y con un criterio
de consolidación, encontramos la actuación realizada en
el año 2012 por Isabel Bestué Cardiel en los lienzos y torreones contiguos a la puerta de Hernán Roman, donde se
recompusieron masas de tapia según la técnica tradicional,
dispuestas en un plano ligeramente rehundido.
ró la muralla empleado criterios de intervención basados
en el conocimiento de las tapias originales.
Ejemplos de recuperaciones de volumen aparecen también
en la Cerca de Don Gonzalo, en este caso en el sector nazarí de la muralla del Albaicín de Granada. La intervención
se realizó según proyecto del año 1986 y se ejecutó en los
años 1987-88 con la dirección de los arquitectos José Miguel Castillo Martínez, Marcelino Martín Montero y Antonio Orihuela Uzal. Los trabajos se concentraron en un tramo situado entre dos brechas abiertas en el Cerro de San
Miguel, procediendo a completar la coronación del lienzo
que se encontraba muy erosionada. Con buen criterio, no
se procedió a restituir el parapeto almenado del adarve y se
respetó la modulación, la altura y el número de tapias de
la muralla existente. El acabado se ejecutó liso y enrasado,
potenciando el perfil arquitectónico y sin mostrar mechinales ni huellas de los tableros del encofrado, tal y como
se presentaba el paramento original, que se consolida mediante revestimientos de mortero de cal en los sectores degradados. También se actuó cerrando una brecha que había
en un quiebro en la zona del colegio de monjas inmediata
a la Puerta de Fajalauza, por el que entraban intrusos. Se
restituyó el volumen perdido en las partes bajas, manteniendo algunas restauraciones anteriores de Prieto-Moreno, hechas con mampostería y ladrillo, cuando éstas se
encontraban en buen estado. La actuación posee especial
interés ya que fue la primera vez en Granada que se restau86
En la misma muralla se intervino algunos años después
según proyecto del año 1990 redactado por José Manuel
Cuello Sáez y actuando en el frente opuesto del cerro, en
un lienzo situado junto a la Ermita de San Miguel. Se recuperaron los volúmenes de la coronación, como en el caso
anterior, pero sin conservar la modulación de la tapia original. El material utilizado fue hormigón encofrado con
elementos metálicos, aplicando morteros de revestimiento
en los paramentos que le confieren un aspecto compacto
(fig. 3).
Recalces aislados de lienzos mediante aportaciones volumétricas parciales se han ejecutado también en la restauración de la muralla del Albacar en Ronda (Málaga), realizada
en el año 2007 por Pedro Gurriarán Daza y Salvador García
Villalobos. La actuación se llevó a cabo en las tapias inferiores del lienzo que descansaban sobre zócalos de mampostería, que también fueron consolidados. Los trabajos
se realizaron con hormigón de cal, puesto en obra según
la técnica original de encofrados y agujas de madera, respetando la modulación original y mostrando en los paramentos las huellas de las tablas del encofrado (fig. 4). Para
conseguir una buena adherencia entre las tapias de nueva
ejecución y los restos de las originales se embutió un mallazo de fibra sintética.
Estos mismos arquitectos realizaron en el año 2010 la consolidación de un tramo de muralla en el lienzo norte de la
alcazaba de Málaga. En este caso, la intervención remató
un muro existente de mampostería, completando la alzada
con una nueva fábrica de tapia según la información derivada del estudio arqueológico de paramentos. El resultado
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | ANDALUCÍA oRIENTAL
Figs. 6 y 7: Muro de tapia en las huertas del Generalife de la Alhambra de Granada. Fco. Javier López Martínez e Isabel Bestué
Cardiel (2012)
final presenta un paramento compacto que respeta el escalonamiento de los restos conservados según un trasdosado
realizado en una intervención anterior de Prieto-Moreno
(fig. 5). En este caso, el mayor volumen de la reintegración
aconsejó el refuerzo interior de las tapias con barras corrugadas de fibra de vidrio para mejorar el anclaje.
Otro ejemplo de recuperación volumétrica parcial es la
restauración de un muro de tapia en las huertas del Generalife de la Alhambra de Granada. La intervención fue
dirigida en el año 2012 por Fco. Javier López Martínez
e Isabel Bestué Cardiel, procediendo a la restitución de
tapias continuas de tapia calicostrada encofrados a una
cara según la técnica tradicional y conservando la modulación existente. El paramento se texturó ligeramente y,
en el caso del tratamiento de los mechinales, se trabajó el
detalle de su construcción original. El plano de acabado
se realizó rehundido respecto al de la tapia conservada ya
que ésta se encuentra muy erosionada y ha perdido en algunos sectores la mayor parte de la costra de mortero de
cal (fig. 6). En uno de los extremos del muro, donde éste
conforma una esquina, el paramento de la nueva tapia se
dispuso en el plano original con la intención de manifestar la arista y definir el volumen (fig. 7).
Otro caso de restitución parcial del volumen se ha llevado
a cabo en una torre del castillo de Moclín (Granada), restaurada en el año 2012 por José Manuel López Osorio. El
material utilizado fue un hormigón de cal hidráulica encofrado con madera que respeta la altura de las tapias de la
torre original. El plano de acabado se realiza rehundido y
texturado con la intención de presentar un volumen de integración relacionado más con la tapia erosionada que con
la costra del paramento original.
Intervenciones de reposición superficial de
paramentos
El segundo grupo de intervenciones incluye los casos
donde se reponen superficies parciales del paramento
de la tapia con la intención de proteger la costra erosionada o la masa de tierra que ha quedado expuesta a
los agentes atmosféricos. La solución consiste en aplicar un revestimiento, normalmente de mortero de cal
o bastardo, utilizando en ocasiones mallas sintéticas o
vegetales para mejorar la adherencia, ya que éste resulta
el principal problema en la ejecución de la obra. La intención final en este tipo de intervenciones es recuperar
la continuidad del paramento y la imagen unitaria del
elemento, a costa de que puedan desaparecer las huellas del deterioro y determinadas improntas materiales
o constructivas.
Este es el caso, con un buen resultado formal, de la intervención realizada en el año 2001 por los arquitectos
Antonio Almagro Gorbea y Antonio Orihuela Uzal en el
Cuarto Real de Santo Domingo de Granada. La pérdida
parcial de la costra en algunos sectores de la tapia calicostrada se reintegró mediante un mortero de cal enrasado
con el paramento que presentaba una textura similar a
la conservada y un color más claro que el del resto de la
torre, manifestando así su carácter añadido (fig. 8). Para
mejorar las condiciones de anclaje se colocaron varillas
de madera frondosa de pequeño diámetro recibidas en el
muro de la tapia original, a las que se anudó una sogueta
de esparto que actuaba como armadura interior del nuevo
revestimiento. La primera capa se realizó con un mortero de cal y yeso con el objetivo de mejorar la adherencia
en los paramentos donde la costra había desaparecido en
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
87
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 8: Cuarto Real de Santo Domingo de Granada. Antonio
Almagro Gorbea y Antonio Orihuela Uzal (2001)
Fig. 9: Muralla de San Antonio en la Cerca de Don Gonzalo del
Albaicín de Granada. Fco. Javier Gallego Roca y José Manuel
López Osorio (1998)
su totalidad. El acabado se extendió a todos los sectores
donde existían pérdidas, incluso en las oquedades donde aparecían mechinales o restos de las agujas de madera que se conservaban en el interior de la fábrica y que,
después de ser consolidadas, se cubrieron con el mortero
de acabado. En uno de los frentes laterales de la torre se
procedió a la limpieza y consolidación de un esgrafiado
con motivos decorativos que había sido añadido en época
cristiana.
Actuaciones estrictas de conservación
Otra intervención que opta también por la recuperación
del plano del paramento, en este caso con carácter parcial,
es la realizada por Juan Carlos García de los Reyes en el
año 2012 en el Torreón del Ferro de Guadix (Granada). Los
sectores inferiores de la torre afectados por pérdidas superficiales de material se reintegraron con mortero de cal
enrasado con el paramento sin mostrar las huellas de los
mechinales.
Una variante de intervenciones de reposición superficial se
puede observar en las restauraciones de cajones de tapia
confinados con machones y encintados de ladrillo, técnica
habitual en las fábricas de los templos mudéjares del sureste peninsular. Un ejemplo lo encontramos en la iglesia de
San Juan de los Reyes, situada en el Albaicín de Granada
y restaurada en el año 2007 por Antonio Martín Muñoz
y José Manuel López Osorio. Los trabajos se orientaron
a recuperar la imagen unitaria del edificio, procediendo a
reponer la costra erosionada de los cajones de tapia calicostrada con un revestimiento de mortero de cal enrasado
con el plano de la fábrica de ladrillo, que también fue restaurada (fig. 10).
88
El tercer grupo de restauraciones de fábricas de tapia contempla las actuaciones de estricta conservación con criterios de mínima intervención, cuyo objetivo principal es
el mantenimiento de la materialidad original de la tapia,
aceptando aquellos niveles de deterioro que no supongan
un riesgo desde el punto de vista de la conservación y de la
estabilidad estructural. En estos casos se mantienen los diferentes acontecimientos constructivos que haya sufrido la
estructura, ya sean acciones en negativo como aperturas de
huecos o portillos de paso, o acciones en positivo como determinadas intervenciones históricas de reparación, transformación o restauración que se consideren adecuadas.
Los trabajos de restauración deben partir de un riguroso
estudio arqueológico y paramental, y se limitan normalmente a la consolidación superficial de los perfiles erosionados y a la aplicación controlada de capas de protección,
ya sean morteros o simples lechadas de cal, que garanticen
el mantenimiento de los sectores más degradados. Estas
actuaciones se presentan como capas de sacrificio en las
coronaciones irregulares de los muros o como lagunas de
integración en los paramentos verticales.
Según este criterio se interviene en la muralla de la Alberzana de la Cerca de Don Gonzalo del Albaicín de Granada,
restauración llevada a cabo en el año 1998 por Fco. Javier
Gallego Roca y José Manuel López Osorio. Se llevaron a
cabo trabajos de conservación material de los restos existentes, manteniendo el perfil erosionado del lienzo de la
muralla y protegiendo las coronaciones mediante lechadas
de mortero de cal hidráulica. En el caso de los paramentos verticales se aplicó mortero de cal aérea en los secto-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | ANDALUCÍA oRIENTAL
Fig. 10: Iglesia de San Juan de los Reyes de Granada. Antonio Martín Muñoz y José
Manuel López Osorio (2007)
res donde la costra había desaparecido en su totalidad y
dejaba expuesta la masa de tierra del interior del muro.
Los paramentos que conservaban la costra erosionada se
consolidaron con agua de cal y silicato de etilo, realizando
también tratamiento en los restos de las agujas de madera.
El acabado se presentaba como una laguna de integración
con acabado rehundido y texturado, donde se marcaron líneas horizontales con la intención de relacionarse con las
tongadas de la tapia que se manifestaban en los paramentos originales (fig. 9).
En esta línea de intervención, aunque con algunas variantes,
se ha actuado en otros sectores de las murallas del Albaicín
de Granada, como en el Arco de las Pesas y su lienzo contiguo según proyecto redactado en 1998 por Luciano Rodrigo
Marhuenda y ejecutado años después bajo la dirección de
obra de Francisco Navarro Suárez. En este caso se utilizó un
mortero bastardo pigmentado en tono rojizo que no contribuye a la integración con los restos originales. La utilización
de cemento y la entrada de agua en el plano del adarve han
ocasionado la aparición de importantes eflorescencias salinas que afectan a gran parte del parmento.
Por último, según el criterio de planos rehundidos se ha intervenido también en el sector de la cuesta de la Alhacaba
de la muralla de la Alcazaba Cadima, restauración realizada
en el año 2006 por José Miguel Castillo Martínez, y en los
lienzos situados junto al Arco de Elvira, actuación realizada
por Carlos Sánchez Gómez en el año 2012, donde se procedió también a la recuperación volumétrica de lienzos.
NOTA
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
89
ARAGÓN
José María Sanz Zaragoza
No se ha realizado hasta el momento ninguna publicación
sobre la tapia en el conjunto del territorio de Aragón. Sólo
algunos autores han aportado estudios sobre la tapia de
manera puntual (Naval, 1988; Rivas & Maorad 2003; Figols, 2006; Sanz & Sopesens, 2009) en ámbitos geográficos concretos de la región, como la comarca de Valdejalón,
los Monegros, el valle del río Jiloca o el Somontano en el
Alto Aragón, que ponen de manifiesto la importancia que
ha tenido esta técnica constructiva en Aragón hasta fechas
recientes, su variada distribución geográfica y sus distintas
variantes y peculiaridades constructivas.
La tapia se ha utilizado históricamente, tanto en el medio
rural como urbano, en todo tipo de construcciones: en
vallados, pajares, parideras, corrales, palomares, casetas,
viviendas, almacenes y distintos tipos de edificaciones de
arquitectura popular, así como en importantes edificaciones de arquitectura civil, religiosa y militar.
Fig. 1: Plano de localización de los casos citados en el texto
La tapia es una de las manifestaciones más antiguas de la
construcción que aparece en los territorios donde abunda
en su superficie la tierra, formada por varios componentes
en distintas proporciones según el territorio, y en algunas
zonas de Aragón el yeso.
En la estructura geológica de Aragón destacan extensas
formaciones de arcillas, limos, arenas y areniscas alrededor de los cauces de ríos, en valles y zonas llanas, e importantes afloraciones de yesos en la mitad sur. Estas características geológicas son las que justifican la distribución
geográfica de los distintos tipos de tapia en el territorio
aragonés (fig. 2).
Fig. 2: Mapa de la estructura geológica de Aragón (Depto. de
Geografía y Ordenación del Territorio de la Universidad de Zaragoza)
90
De las múltiples manifestaciones de tapia de tierra en Aragón se debe destacar, por su densidad y variedad tipológica, la que se desarrolla a lo largo del valle del río Jiloca
desde el municipio de Cella en Teruel hasta su confluencia
en el río Jalón junto al núcleo urbano de Calatayud ya en
la provincia de Zaragoza, con una longitud aproximada de
120 km. Se trata de un territorio llano sin grandes brusquedades topográficas, con sus núcleos urbanos próximos
al río, en el que la tapia de tierra ha sido hasta fechas muy
recientes la forma tradicional de construcción en sus distintas manifestaciones. Todavía se conservan numerosos
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
testimonios que demuestran la importancia que llegó a
tener y que merecerían seguramente su declaración como
Lugar de Interés Etnográfico por su arquitectura de tapia.
En esta zona es fácil encontrar aún importantes ejemplos
de arquitectura civil en todos sus núcleos urbanos, así
como restos de fortificaciones militares y manifestaciones
de arquitectura religiosa, sobre todo ermitas, realizados
con tapia de tierra. Como ejemplos dispersos en ese territorio pueden citarse, de arquitectura militar los restos de
los recintos fortificados de Torralba de los Sisones y de Cella en lamentable estado de conservación, y de arquitectura
religiosa la iglesia de Lanzuela o las ermitas de la Virgen de
los Dolores en Báguena y de San Vicente en Cutanda.
No obstante, en el conjunto de las múltiples construcciones de tapia de tierra de Aragón destaca especialmente por
su entidad y singularidad el recinto amurallado del núcleo
urbano de Daroca, en el curso medio de la cuenca del río
Jiloca, con una longitud de 3.000 m, que conserva en su
interior el recinto musulmán preexistente de más de 600
m de longitud realizado con la misma técnica y materiales.
La tapia de yeso aparece especialmente en construcciones
de los municipios con terrenos yesíferos en los márgenes
de los ríos Guadalaviar en la Sierra de Albarracín, del Turia
en la Comunidad de Teruel y del Jalón en Zaragoza, además de otras zonas más dispersas con afloraciones de yeso
en su superficie.
Entre las construcciones con tapia de yeso destacan las
vinculadas a la arquitectura religiosa mudéjar de Aragón
y algunas fortificaciones militares como las de los municipios de Calatayud y Cadrete en la provincia de Zaragoza y
de Villel en la de Teruel.
Las distintas manifestaciones de la construcción en general, entendida como un proceso de utilización y transformación de distintos materiales o productos para satisfacer
muchas de nuestras necesidades, se caracterizan por no
ser «eternas». Todas sufren un proceso de envejecimiento
y degradación a lo largo del tiempo que puede abocar en su
ruina y desaparición si no se hacen las necesarias intervenciones de mantenimiento, conservación y reparación a lo
largo de su existencia. La necesidad de estas intervenciones depende, entre otras razones, de las características de
los materiales que la componen. En el caso de las construcciones de tapia estas intervenciones son especialmente necesarias si están en el exterior expuestas a las inclemencias
meteorológicas.
La dinámica edificatoria de los núcleos urbanos con gran
tradición de construcciones con tapia de tierra está ocasionando la desaparición de las tapias o, en el mejor de los casos, su ocultación por modernos revestimientos uniformes
realizados con morteros de cementos o morteros bastardos
Fig. 3: Torreón defensivo de tapia en ruinas junto a torreón de
piedra restaurado en Báguena
de cemento y cal. Sólo en las construcciones agrícolas periféricas actualmente abandonadas y en el patrimonio religioso
y militar se mantiene todavía la riqueza que supone la tapia,
pero en un estado de conservación cada vez más deficiente.
A lo largo de la historia se han realizado numerosas experiencias de reparación de tapias, sobre todo en construcciones de arquitectura popular, la más abundante, y menos
en arquitectura de carácter civil, religioso o militar que,
por avatares de la historia y falta de uso, se abandonaron y
cayeron en el olvido, sufriendo en su mayoría un proceso
de degradación y ruina, salvo alguna excepción. Se puede
observar no obstante que la aparición de nuevos materiales de construcción en el último siglo, ha provocado la tendencia de sustituir los materiales tradicionales con que se
hacían y reparaban las tapias por estos nuevos materiales.
A partir de la segunda mitad del siglo pasado, la administración central y, más recientemente, las administraciones
aragonesas, tanto autonómica como locales, iniciaron una
dinámica de consolidación y restauración de las edificaciones de la abandonada arquitectura civil, religiosa y militar,
consideradas en su caso como más importantes o significativas y en mal estado de conservación, entre las que lógicamente se encuentran las realizadas con tapia.
Sin embargo, durante esos años en Aragón ha existido
una tendencia a intervenir fundamentalmente en construcciones realizadas con ladrillo o piedra, en detrimento
a las realizadas con tapia, posiblemente por su mayor número y entidad, pero quizá también influenciada por la
dificultad y complejidad que entraña la intervención en
estas últimas (fig. 3).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
91
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 4: Torre de la iglesia de Torrelacarcel
Fig. 5: Ermita de San Juan Bautista de Monreal del Campo
No obstante, aunque pocas, en Aragón se han realizado algunas actuaciones en construcciones de tapia de tierra y de
tapia de yeso en las que se observa el empleo de distintos
criterios y técnicas de restauración. A continuación se exponen algunos ejemplos de intervenciones con las soluciones aplicadas en cada caso.
INTERVENCIONES EN TAPIA DE TIERRA
Iglesia de Torrelacárcel
Un ejemplo de intervención en tapia de tierra es el realizado por el arquitecto Joaquín Andrés Rubio en el cuerpo
intermedio de la torre de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles del municipio de Torrelacárcel
(Teruel) en el año 1993. Se trata de una torre con un primer cuerpo de planta rectangular en el que la parte inferior a modo de zócalo es de mampostería y la superior
de tapia calicostrada, y un segundo cuerpo octogonal de
fábrica de ladrillo.
A principios de los años noventa del siglo pasado el cuerpo de tapia calicostrada presentaba unas importantes
erosiones y pérdidas de masa irregulares en sus distintas
hiladas y la intervención se resolvió anclando a la tapia
una tela metálica tipo conejera y aplicando un enfoscado
de mortero mixto de cal y cemento, a modo de calicostra,
92
que ocultó las huellas de su proceso constructivo y los
mechinales (fig. 4).
Esta técnica de intervención con tela metálica y mortero
bastardo es similar a las que se ha venido realizando habitualmente en las rehabilitaciones de edificaciones de la
arquitectura popular construidas con tapia calicostrada en
la zona del río Jiloca.
Ermita de San Juan Bautista en Monreal del Campo
Es una pequeña ermita de nave única rectangular con cuatro contrafuertes de mampostería a cada lado y cubierta
a dos aguas, con los muros formados por un alto zócalo
de mampostería sobre el que se desarrollan los muros de
tapia calicostrada en el municipio de Monreal del Campo
(Teruel).
Los muros de tapia presentaban un lamentable estado de
conservación a principios de este siglo, y en el año 2010 el
arquitecto Ángel de Asís Pardillos Bernal realizó su restauración empleando modernos morteros de fabricación industrial. En la intervención después del saneado de los muros se
regularizó su superficie y se colocó una malla de fibra sobre
la que se dispuso una capa base de mortero mixto de cemento y cal, terminando su acabado superficial con una uniforme capa de mortero de cal ocultando las huellas del proceso
constructivo de la tapia (fig. 5).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mARÍA SANz zARAgozA | ARAgÓN
Esta técnica, igual a la del ejemplo anterior pero sustituyendo los morteros fabricados de manera tradicional por
morteros de fabricación industrial, se está empleando
cada vez más en las intervenciones en tapias de arquitectura popular.
Restos del castillo de Anento
Otro ejemplo más reciente de intervención en tapia es el
realizado en 2011 por el arquitecto autor de este texto,
José María Sanz Zaragoza, en el tramo conservado de muralla del castillo de Anento (Zaragoza), cuyos muros está
formados por dos hojas, la exterior de mampostería de espesor variable entre 0,60 y 0,90 m y la interior de tapia
calicostrada de un espesor entre 1,40 y 1,10 m. Las dos
hojas aparecen encofradas con hiladas de 0,85 m de altura
y tapiadas de 1,90 m de longitud (figs. 6 y 7).
La hoja interior de tapia, que a su vez conformaba el paso
de ronda, presentaba unos niveles de erosión y degradación muy grandes, al haber perdido la protección que suponían la pavimentación del paso de ronda y la costra exterior de mortero de cal de los muros.
En la intervención se utilizó el criterio de reponer el paso
de ronda y la calicostra del muro. Esta solución resuelve los
problemas causados por el estancamiento del agua ya que,
al reponer la superficie exterior lisa de los muros, se facilita
la escorrentía del agua por su superficie vertical sin estancamientos, aunque cambia sustancialmente la imagen final
de la construcción. En las zonas altas del muro, en las que
la reposición volumétrica era importante, se realizaron cajones de tapia de tierra amasada reutilizando la tierra desprendida del propio muro acumulada a sus pies, de forma
que esa tierra desprendida y amontonada se ha convertido
en cantera para la intervención, y en las zonas bajas, en
las que la reposición volumétrica era de pequeña entidad,
se realizó el extradosado del volumen que faltaba con una
calicostra más gruesa de mortero de cal. Para controlar las
fisuras de retracción y diferenciar la nueva intervención se
dispuso en su masa, próxima a la superficie, una malla de
fibra de vidrio.
La peculiaridad más importante de esta tapia es su composición que tiene un gran contenido de finos. Entre el
64% y el 76% de su composición tiene un diámetro inferior a 1 mm y entre el 84% y el 99% inferior a 2 mm. Se
trata de una tierra con una cantidad excesiva de arcilla y
limos que no puede utilizarse para hacer tapiadas con el
sistema constructivo tradicional de las tapias en sucesivas tongadas humedecidas y apisonadas ya que la falta de
arena y grava y la excesiva cantidad de finos provocarían
en la tapia resultante una gran retracción y grietas. Las
catas demostraron que las tapiadas estaban formadas por
una masa homogénea, sin evidencias de juntas de suce-
Fig. 6: Restos del castillo de Anento
Fig. 7: Tapia de tierra calicostrada del castillo de Anento
sivas tongadas en su interior y ese nivel de homogeneidad, compactación y resistencia que presenta la masa de
la tapia difícilmente puede obtenerse sin la ayuda de un
conglomerante añadido.
Los análisis de contenidos de carbonatos de la tapia pusieron de manifiesto un contenido importante de carbonatos
en su masa. Se realizaron pruebas de amasado de la tierra
reutilizada añadiéndole cal como conglomerante cuyo resultado fue una masa con una homogeneidad, tonalidad,
textura y aspecto semejantes al de la tapia existente, por lo
que cabría deducir que la tapia se realizó con tierra de finos
amasada con cal como conglomerante debido a la falta de
arena y áridos en el entorno inmediato. La reposición volumétrica de la restauración se realizó siguiendo este criterio.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
93
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
tán mucho más erosionados, prácticamente desaparecidos
o con unos desplomes muy importantes.
Los análisis químicos de la composición de los morteros
de las calicostras y de las granulometrías de la tierra pusieron de manifiesto que la mayoría de las calicostras son de
mortero de cal, salvo en algún tramo en que son de yeso, y
que las tierras utilizadas son las del entorno inmediato de
los distintos tramos de muralla.
Debido a los distintos niveles de degradación, se han realizado distintos tipos de intervención con el criterio de
emplear las técnicas tradicionales y los mismos materiales con que está construida incorporando en su caso nuevos materiales que puedan ayudar a resolver determinados problemas, especialmente los debidos a la adherencia
de materiales sobre superficies verticales de tierra y a las
grietas y fisuras de retracción de las calicostras de mortero de arena y cal.
Fig. 8: Tapia del recinto amurallado de Daroca
Recinto amurallado de Daroca
Como ejemplo final de intervención en tapia de tierra
hacemos referencia a la iniciada en el año 2006 también
por el arquitecto autor del texto en el recinto amurallado de Daroca, el más amplio de Aragón con este sistema
constructivo, para investigar sobre distintas técnicas de
consolidación, reparación y restauración de las tapias de
tierra calicostrada, cuya experiencia, resultados, conclusiones, rendimientos y costes puedan aportar una información suficientemente útil para las necesarias futuras
intervenciones de consolidación del recinto (fig. 8).
En general, el estado de conservación de los muros y torreones es muy deficiente. En algunos tramos ha desaparecido la muralla, en otros está tan erosionada que a duras
penas conserva pequeños restos, en otros se encuentra en
estado ruinoso con importantes amenazas de desprendimientos o colapso, y sólo en unos pocos tramos relativamente bien conservados su aspecto permite intuir cómo
fue el recinto. No obstante, en su conjunto tiene un gran
interés paisajístico y plástico, al margen de su reconocido
valor como Bien de Interés Cultural.
Las tapias calicostradas de los distintos tramos de muros
entre torreones, presentan dos tipologías constructivas
diferentes que, aunque superficialmente semejantes, han
demostrado un grado de deterioro muy distinto. Las tapias realizadas con la tipología de agujas pasantes entre las
caras de cada tapiada presentan un nivel de conservación
mucho mejor que las realizadas con la tipología de agujas
no pasantes o medias agujas y tirantes de cuerda, que es94
INTERVENCIONES EN TAPIA DE YESO
Las intervenciones en tapia de yeso se iniciaron en los
años noventa del siglo pasado, y pueden señalarse como
ejemplo las realizadas en un torreón del recinto amurallado de Villel en la provincia de Teruel entre 1994-1995,
y en los muros de la arquitectura religiosa mudéjar de la
ciudad de Teruel entre 1994-2007.
Una de las características más importantes del yeso es
que es un material higroscópico que, al absorber la humedad, se degrada con facilidad y la tapia de yeso no
es ajena a los problemas que provoca esta circunstancia
en ambientes exteriores sujetos a la agresión del agua
procedente de la lluvia, nieve y heladas. No obstante,
la verticalidad y la superficie lisa de sus muros facilitan
el deslizamiento del agua por la tapia sin estancamientos y hace que la poca agua que pueda penetrar en su
interior lo haga sólo superficialmente y se evapore con
facilidad.
Cuando con el paso del tiempo la erosión provoca la pérdida de esa superficie lisa y no se realizan trabajos de
mantenimiento, el agua consigue penetrar y acumularse
en la masa interior de sus muros, iniciándose un proceso
de degradación progresivo.
Torreón de Villel
En el caso de Villel, su recinto amurallado se sitúa en la
cima de una colina en el alto valle del río Turia. Es de origen islámico, de finales de la Alta Edad Media y, en la parte
más elevada y por tanto más expuesta a la agresión del
agua, se sitúa su torreón de tapia de yeso de 16 m de altura, con una planta rectangular y tres niveles interiores
superpuestos con bóvedas de cañón. Sus muros de tapia
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mARÍA SANz zARAgozA | ARAgÓN
tienen un espesor decreciente en cada nivel, con 2,40 m
en el inferior y 1,40 m en el superior (fig. 9).
A finales de la década de los años ochenta del siglo pasado su estado de ruina era total y se produjeron desprendimientos de sus muros sobre las edificaciones situadas a sus
pies y sobre la carretera, que justificaron la necesidad de
intervenir en él por motivos de seguridad para las personas
y edificaciones. Los muros habían perdido prácticamente
en su totalidad el extradós y presentaban importantes pérdidas de volumen sobre todo en las partes más altas que
además tenían grandes grietas y problemas de estabilidad
muy importantes. No obstante todavía se adivinaban las
huellas dejadas por los tapiales de madera utilizados para
su construcción.
Los análisis químicos sobre su composición confirmaron
que se trataba de una tapia de yeso, en la que su conglomerante principal era el yeso en un porcentaje del 94% que
contenía además un poco de cal en un porcentaje próximo
al 5%, producido posiblemente en la fabricación del propio
yeso durante el proceso de calcinación de la piedra de yeso,
debido a las distintas reacciones químicas que se producen
por las distintas temperaturas a que está sometida su masa
según su altura respecto al fuego en los hornos de fabricación artesanal de la época. No contiene arena ni áridos.
El autor de la intervención (1995) y del presente texto
decidió como criterio más adecuado para la intervención
utilizar la misma técnica constructiva de la tapia con que
se había construido y empleando los mismos materiales,
el yeso con un poco de cal en la misma proporción que se
había obtenido en los análisis. Con esta decisión se resolvía el importante problema de compatibilidad y adherencia entre los materiales existentes y los materiales nuevos
a aplicar, ya que iban a ser los mismos. No se conocían
antecedentes sobre experiencias en consolidaciones de
muros de tapia de yeso, pero la opción de utilizar esta
desaparecida técnica con sus materiales en los mismos
muros construidos con ella, tenía su paralelismo en las
reparaciones de lienzos de murallas de fábrica de piedra
utilizando también piedra.
Para detener el proceso de degradación y ruina que el agua
le había provocado durante los siglos de abandono al que
había estado sometido, se empleó el criterio de reponer el
volumen del extradós desaparecido en los muros, recuperando su verticalidad y la superficie lisa y así minimizar el
efecto pernicioso del agua. La aplicación de este criterio
conlleva asumir el efecto de un cambio sustancial en la
imagen final del torreón. A la mezcla del conglomerante
formado por el yeso de fabricación industrial con un poco
de cal, de color blanco, se le añadieron colorantes minerales para envejecerlo artificialmente e imitar el color de la
pátina existente.
Fig. 9: Tapia de yeso torreón de Villel
Dado que el volumen a reponer en algunas partes era importante, debían conocerse sus características resistentes
y los ensayos de resistencia realizados al conglomerante
formado por yeso y cal pusieron de manifiesto que la cantidad de agua añadida para amasar la mezcla era la que
determinaba su resistencia, siendo ésta sorprendentemente de 149 kg/cm2 para la relación agua/conglomerante utilizada de 0,533.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
95
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
dispusieron sucesivas capas de piedra de yeso de tamaño decreciente hasta terminar la formación del horno cubriéndolo finalmente con polvo de la misma piedra y se calcinó quemando leña de chopo en el interior de las bóvedas,
deshidratando la piedra y obteniendo el yeso (fig. 10). La
tipología de horno que se construyó es la que tradicionalmente se utilizó en la ciudad de Teruel, desconociendo su
similitud con la dibujada y descrita por Juanelo Turriano
(siglo XVI) en la publicación «Los veinte libros de los ingenios
y de las máquinas». No obstante, por diversos motivos finalmente se optó por utilizar en la intervención mayoritariamente yeso de fabricación industrial.
Fig. 10: Horno de yeso realizado en Teruel con motivo de la
restauración de la arquitectura mudéjar de la ciudad
Arquitectura religiosa mudéjar de Teruel
En el caso de la arquitectura mudéjar de Aragón, una de
las peculiaridades heredada de la tradición constructiva musulmana es la utilización del yeso como conglomerante, tanto en muros de tapia como en los muros
de fábrica de ladrillo. Los muros de tapia de yeso se
localizan generalmente en el interior de las construcciones, bien como muros de una sola hoja encofrados a
dos caras o bien formando la hoja interior y siendo la
hoja exterior de fábrica de ladrillo en el caso de muros
mixtos de dos hojas.
En las obras de restauración de la arquitectura religiosa
mudéjar de la ciudad de Teruel localizada en su centro histórico, se han acometido diversas intervenciones en los
muros de tapia de yeso con el mismo criterio de emplear el
yeso como material conglomerante.
Se planteó también la posibilidad de fabricar artesanalmente el yeso a utilizar, empleando piedra de yeso de las
canteras abandonadas en las afueras de la ciudad en un
paraje denominado «Los Aljezares» que estuvieron en explotación hasta mediados del siglo XX, ya que seguramente
de estas canteras se extrajo el yeso de toda la arquitectura
mudéjar de la ciudad y la gran mayoría de las edificaciones
todavía conservadas en las que se utilizó mayoritariamente este material hasta la Guerra Civil.
Para ello se realizó en la citada cantera un sencillo y práctico horno de yeso sobre el suelo, formado por tres bóvedas
adosadas realizadas con piedra de yeso, sobre las que se
96
Respecto a la composición de los nuevos conglomerantes también se empleó el criterio de reproducir siempre
conglomerantes semejantes y con las mismas proporciones que los existentes en las tapias de los muros a
reparar y para ello se realizaron los análisis químicos necesarios para conocer su composición. Para minimizar el
cambio de imagen también se envejeció artificialmente
con colorantes minerales haciendo las paletas de colores
necesarias y así lograr una adecuada integración mimética en cada caso.
Los análisis de materiales siempre confirmaron que el conglomerante de las tapias estaba formado por yeso en un
porcentaje entre el 85% y el 94%, y con cal en un porcentaje entre el 9,5% y el 3,5%, y una pequeña cantidad de
residuos insolubles, por lo que también se trata de un conglomerante sin arena ni áridos.
En los muros interiores y en las hojas interiores de muros mixtos, las intervenciones fueron mínimas ya que las
pequeñas patologías que presentaban no requerían actuaciones, salvo en el caso de mutilaciones producidas por boquetes o perforaciones importantes en los muros.
En los muros donde no era necesario intervenir en toda
su superficie por no estar excesivamente deteriorados ni
expuestos a los agentes climatológicos, para las pequeñas
intervenciones puntuales, se utilizó como criterio hacer
las sencillas reparaciones con el conglomerante formado
sólo por yeso y un poco de cal en las proporciones resultantes de los análisis de la tapia, aplicándolo tirado con la
paleta de albañil sobre el hueco previamente limpio y humedecido hasta colmatarlo, enrasándolo inmediatamente después con el plano de la superficie de la tapia con
tablas de madera superpuestas que se quedan pegadas al
yeso por su viscosidad, y finalmente quitando las tablas
y espolvoreando con la mano, sobre el yeso todavía fresco, polvo de la suciedad de la misma superficie del muro
extraído previamente mediante cepillado, logrando así
la mejor integración cromática con el muro existente. Se
trata de una técnica de intervención muy sencilla y rápida
de ejecución.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mARÍA SANz zARAgozA | ARAgÓN
Fig. 11: Tapia de yeso en iglesia de San Pedro de Teruel
En el caso de la iglesia de San Pedro, en la que no llegó
a construirse la fachada exterior de fábrica ladrillo de su
nave, quedaron los muros de tapia de yeso vistos como fachada, y debido a su deterioro tras casi siete siglos expuestos a la agresión de los agentes climatológicos y a distintas
transformaciones de la iglesia, fue necesario emplear el
criterio de reponer la piel o extradós desaparecido también
con tapia de yeso (fig. 11). La intervención se realizó de
la mano de los arquitectos Antonio Pérez Sánchez y José
María Sanz Zaragoza en 2004.
En fechas más recientes se han realizado intervenciones
en tapias de yeso en el Castillo Mayor del recinto amurallado de Calatayud entre 2008 y 2011, de la mano de los
arquitectos Javier Peña Gonzalvo y Pedro Iglesias Picazo,
y en el recinto amurallado de Cadrete en 2012 por parte
del arquitecto Javier Borobio Sánchez, ambos municipios
en la provincia de Zaragoza, empleando técnicas y criterios
semejantes a los ya expuestos.
NOTA
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
BIBLIOGRAFÍA
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en el Alto Aragón. Cremallo Edición
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las piedras en universal y en que tiempo se deben arrancar en
la cantera y en que sazon y tiempo se deben poner en obra y
quales son mas faciles de quebrar y quales son mas durables en
la obra. Los veinte libros de los ingenios y de las máquinas
RIVAS, F.A. y MAORAD, A. (2003): Técnicas tradicionales de construcción en Aragón. Monegros. Servicio de Patrimonio Etnológico, Lingüístico y Musical. Diputación general de Aragón
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
97
CASTILLA LA MANCHA
Francisco Javier Castilla Pascual
La arquitectura de tierra en Castilla-La Mancha se asocia
principalmente a la arquitectura popular, debido al gran
número de edificaciones de pequeña envergadura esparcidas por todo el territorio y cuya falta de mantenimiento
o abandono permite apreciar la factura de las fábricas de
tierra de distinta índole. La construcción con tapia es la
más característica en la mayor parte de la región, exceptuando algunas zonas limítrofes con los sistemas montañosos central e ibérico, donde tradicionalmente predominaba la construcción de entramado de madera.
Sin embargo esta técnica se encuentra presente en muchas de las construcciones de carácter monumental,
siendo en este caso la tapia de costra de cal (o calicostrada) la de mayor difusión.1 Asimismo los materiales
empleados varían en gran medida dependiendo de la relevancia de la construcción, desde la tierra del lugar a las
mezclas ricas en cal y guijarros que más bien podríamos
considerar hormigones o mamposterías encofradas con
tapiales, siendo estos últimos más característicos de la
arquitectura militar.
En cuanto a las distintas configuraciones de los muros existe una clara diferencia entre la construcción de muros de
espesores entre 45 y 90 cm (de pie y medio a tres pies aproximadamente) a las de los lienzos de grandes dimensiones
de hasta 2 m de espesor.
Por un lado, los primeros, construidos con la técnica de la
tapia tradicional de carácter «popular», donde predominan
los refuerzos en los muros a base de brencas o machones
de yeso y cantos, que aparecen en la gran mayoría de edificaciones residenciales, agrícolas o industriales, y machones y verdugadas de ladrillo, habituales en la arquitectura
religiosa y civil de mayor nivel económico, como palacios,
casas señoriales o incluso ventas. Los edificios suelen ser
de una a cuatro plantas, con paredes de tres o cuatro hilos
de tapia de altura como máximo.
Por otro lado, están los elementos de mayor espesor (de
más de tres pies) o incluso encofrados contra el propio
terreno o contra macizos rocosos propios la arquitectura
militar de carácter defensivo, donde los muros descritos
anteriormente también aparecen en las zonas menos ex-
Figs. 1, 2, 3: Tapia de tierra en Villarrobledo (Albacete) / Tapia calicostrada con rafas de yeso en las esquinas
en Golosalvo (Albacete) / Tapia de hormigón de cal en el castillo de Cotillas (Albacete)
98
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Figs. 4: Castillo de Socovos
puestas. Aunque los materiales utilizados son los mismos2,
es decir, aquellos disponibles en las cercanías del lugar de
construcción, y el sistema de compactación probablemente
también sea similar, el proceso constructivo, la forma de
sujeción de los tapiales y su desplazamiento en los muros
de gran espesor presenta diferencias relevantes respecto de
la tapia «popular», siendo similares a los documentados en
áreas próximas de Valencia, Murcia o Andalucía.
A pesar de que muchas de las edificaciones construidas con
tapia cuentan con diferentes formas de protección patrimonial a través de los instrumentos de ordenación urbanística, son muy pocas las que se incluyen en el listado de
Bienes de Interés Cultural (BIC). En concreto, en las bases
de datos de la administración regional se cita la existencia
de más de 700 «fortificaciones»3 en el territorio, de las que
tan solo 44 castillos y 4 recintos amurallados aparecen en
dicho listado4. De ellos sólo una parte presentan fábricas
conformadas por tapias de tierra, que corresponden generalmente a fortalezas de origen almohade generalmente y
que, posteriormente, pasaron a manos de las órdenes militares cristianas, principalmente de Calatrava y Santiago
y en menor medida San Juan. Esta circunstancia, unido a
los cambios de uso producidos o abandono al término de
las contiendas ha generado intervenciones sucesivas en los
edificios de este tipo, que dificultan el reconocimiento de
las diferentes fábricas.
Fig. 5: Recinto ferial Albacete (1962) (F. Campo Aguilar 1958)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
99
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 6: Castillo de Pilas Bonas en Manzanares (Ciudad Real)
Por lo que respecta a la arquitectura civil, de los 33 palacios
catalogados como BIC, son escasos ejemplos construidos
mayoritariamente con tapia (destacan entre ellos los de
Clavería, en Aldea del Rey y de los Marqueses de Torremejías en Granátula de Calatrava). Otros, como el castillo de
Pilas Bonas en Manzanares, no están incluidos en el catálogo y una gran mayoría presentan amplios lienzos construidos con tapia de tierra enmarcados en potentes fábricas de machones y verdugadas de ladrillo. En el caso de las
ventas, edificaciones características, tan sólo dos de ellas
(Venta la Inés y Venta Borondo, en Almodóvar del Campo
y Daimiel respectivamente) figuran en el inventario.
Otra de las cuestiones claves para analizar el patrimonio existente y las intervenciones realizadas es la enorme dispersión
del mismo en el territorio, que unido a la confluencia de distintas administraciones para su gestión y la de las subvenciones destinadas a este fin, hacen muy difícil la labor de seguimiento documental de los trabajos de forma ordenada.
Son pocos los edificios de carácter singular construidos
100
mayoritariamente con esta técnica que se conservan en
cascos urbanos, quizás uno de los ejemplos más relevantes
por singularidad, y que ha sufrido continuas reformas, ampliaciones y restauraciones es el recinto ferial de la ciudad
de Albacete, cuya primera construcción data de finales del
siglo XVIII.
Es quizás este uno de los ejemplos más claros del tipo de
actuación llevada a cabo sobre muros que han mantenido
su integridad y que han precisado de reposición del acabado superficial, ya sea por deterioro de la costra de cal o de la
propia tapia de tierra. En la mayoría de los casos, este tipo
de muros, que presentan un grado de erosión superficial
irregular y de escasos centímetros y en las que no procede rehacer una nueva sección apisonada o las dimensiones
no lo permiten, la utilización de morteros a base de cal y
cemento ha resultado ser la solución más común en este
caso. Esta solución (con distintas dosificaciones) se ha utilizado con éxito especialmente en muros mixtos, con presencia de rafas de yeso y cascotes, brencas y machos o verdugos de ladrillo, que reducen o subdividen la superficie de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER CASTILLA PASCUAL | CASTILLA LA mANCHA
Fig. 7: Castellar de Munera (Albacete), antes
de la restauración (http://www.munera.es)
Fig. 8: Castellar de Munera (Albacete), tras la
restauración
Fig. 9: Lienzo noroeste (Muralla de Jorquera, Albacete)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
101
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 10: Castillo de Almansa (Albacete)
Fig. 11: Castillo de Calatrava la Vieja (Calzada de Calatrava,
Ciudad Real)
los paramentos de tierra en cajones de menor extensión,
evitando el problema de retracción y agrietamiento de los
paños de grandes superficies. Además, la existencia de elementos de protección en este tipo de muros, como aleros
o zócalos de piedra que reducen la presencia de humedad,
minimiza el posible problema de incompatibilidad soporte-revestimiento, aun utilizando exclusivamente el mortero de cemento. Un ejemplo de este tipo de intervención se
encuentra en el citado castillo de Pilas Bonas (Manzanares), de propiedad particular y actualmente convertido en
hotel-restaurante.
dar los restos existentes, poniendo de manifiesto las partes añadidas con gran claridad.
Cuando se trata de rehacer secciones completas o parciales de fábrica de espesor superior al convencional para un
mortero de revestimiento (varios centímetros) para devolver la integridad volumétrica o superficial a un muro,
los procedimientos difieren en gran medida en función
del grosor del muro a reponer, de la composición del mismo y del papel que este juega en la edificación, es decir,
si forma parte del cerramiento de un espacio habitable,
protegido por otros elementos constructivos o queda
expuesto a la intemperie como parte de la consolidación
de una ruina. En el primer caso se ha recurrido con frecuencia a la restitución con fábrica de albañilería, que por
lo general queda oculta tras el revestimiento continuo.
En el segundo caso, las soluciones se han materializado
con imágenes radicalmente distintas. Ejemplo de esto
son el edificio de Los Casares en Munera (Albacete), una
casa fuerte de más de diez metros de altura, de la que se
conserva tan solo parte de los muros exteriores (aunque
aún no ha sido excavada), situada en las inmediaciones
del castillo medieval y cuya construcción es posterior a
la destrucción del mismo. La reconstrucción volumétrica
realizada a base de morteros de cal ha permitido consoli102
Por otro lado las reconstrucciones realizadas en el lienzo
norte de las murallas de Jorquera con hormigón de cal, piedra y arena parda del lugar (con encofrados remetidos entre 10 y 15 cm respecto del paramento original), resultan
claramente perceptibles desde un entorno próximo pero
permiten contemplar la totalidad del lienzo sin distorsión
cromática desde la lejanía.
Otra cuestión resulta cuando la pérdida de material
afecta a una parte del muro (generalmente menor a un
tercio del espesor), permitiendo la reposición sin demoler el resto. En el caso de fábricas de tapia, cuando la
pérdida de material es relativamente importante (espesor aprox. mayor de 30 cm), es posible recuperar la
volumetría original de los cajones de tapial, cepillando
y limpiando previamente el fondo del cajón, y rellenando mediante apisonado o vertido encofrado a una sola
cara el volumen desaparecido con una mezcla similar a
la existente, con la corrección oportuna de arena y gravilla sobre el material precedente. Este relleno se realiza
por tongadas similares, dejando la última o las dos de
coronación, que no pueden encofrarse, y rellenándolas
con una mezcla más plástica, que se compacta horizontalmente mediante repretado con fratás. La utilización
de aglomerantes como la cal y el cemento, mezclados en
la masa de tierra, ha resultado una solución recurrente.
Esta solución ha sido probada con éxito en las intervenciones realizadas en el castillo de Almansa o Calatrava la
Vieja en Carrión de Calatrava.
Estos dos casos, Jorquera y Almansa, se presentan con más
detalle en sus capítulos correspondientes, habiéndose ele-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER CASTILLA PASCUAL | CASTILLA LA mANCHA
Fig. 12: Castillo de Montealegre (Montealegre del Castillo, Albacete)
Fig. 13: Plaza de toros de Alcalá de Júcar (Albacete)
gido como representativos de aquellas situaciones en las
que la intervención sobre los muros presenta mayor complejidad, por las dimensiones, disposición de los mismos y
grado de exposición de los muros.
Calatrava la Vieja supone un caso un tanto especial, ya que
al formar parte del yacimiento arqueológico, se ha optado
por poner de manifiesto el propio proceso constructivo, representando en uno de los muros el tapial utilizado para
su fabricación.
En el caso de reconstrucciones completas ha sido frecuente
la utilización de hormigones para muros de gran espesor. Si
bien estas intervenciones se han realizado con los medios
tecnológicos disponibles en la actualidad y en algún caso
intencionadamente, de forma que pongan de manifiesto el
carácter innovador de la misma, se ha procurado mantener
la misma configuración, generada por el tapial original empleado en su construcción, teniendo en cuenta el estudio
y caracterización previos de la fábrica. Un ejemplo de este
tipo recurrente de intervención se encuentra en el Castillo
de Montealegre, donde se reproduce el patrón de las agujas
de madera utilizadas para la construcción del tapial original, dejando a la vista las utilizadas para la reconstrucción.
No obstante, aun son varios los restos existentes de fortificaciones de este tipo pendientes de intervención o en la
que se están realizando desde hace escasos años trabajos
de prospección arqueológica y consolidaciones parciales,
como los castillos de Miraflores en Piedrabuena y los de Alhambra o de la Estrella en Montiel. En la mayoría de ellos,
las fabricas de tierra se encuentran careadas con mampostería o combinando lienzos de ambos materiales.
Finalmente son dignas de mención las intervenciones que
fruto de la propia cultura y saber popular se han realizado con escasos medios materiales y sin dirección técnica,
y que en más de una ocasión son las que han conseguido mantener el carácter original de la construcción. Claro
ejemplo de ello es el recinto de la plaza de toros de Alcalá
de Júcar, reconstruido en parte a finales de los años 80 por
albañiles de la localidad utilizando la misma técnica que
conformó su peculiar silueta.
NOTAS
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
EL Diccionario de la RAE hace referencia a la tapia reforzada
en las caras o «acerada», donde estos materiales de refuerzo se
disponen junto a las caras del tapial antes del apisonado de cada
tongada, quedando así íntimamente ligado el revoco a la masa
del muro. Este careado suele hacerse con mezcla de cal y arena que recibe el nombre de «malhecho» y una vez endurecido
se le denomina «costra», refiriéndose al muro como «tapia con
costra» o «calicostrada». La mezcla (una parte de cal por tres de
arena o tierra normalmente) se pone «en el mismo estado de
humedad que la tierra; esta mezcla se extiende a lo largo de los
tableros y arrimada a ellos. Si se observa la sección de un muro
de tapial, por la forma que esta toma, pueden distinguirse perfectamente las tongadas».
1
2
Teniendo en cuenta que en la composición se encuentran mayor cantidad de gravas y materiales «gruesos»
http://www.patrimoniohistoricoclm.es/planes-regionales/castillos-fortalezas (accedido 08-05-2013)
3
4
http://www.mcu.es/patrimonio/CE/BienesCulturales.html (accedido 08-05-2013)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
103
CASTILLA Y LEÓN
Camilla Mileto y Fernando Vegas
La comunidad de Castilla y León se caracteriza por el uso
extensivo de la tierra como materia prima de construcción
aparejada en obra con muy diversas técnicas y en una gran
variedad de edificios, desde la arquitectura residencial,
preindustrial y auxiliar popular hasta la arquitectura religiosa, militar, áulica o monumental (Fernández Balbuena
1922; Olcese 1989; Carricajo 1990; Alcalde 1989; Olcese
1993; Alonso 1994; Sánchez del Barrio & Carricajo 1995;
Ortiz Sanz 2000; Ponga & Rodríguez 2000; Regueras Grande 2009; Vegas, Mileto & Cristini 2011; Carricajo 2012; Gil
Crespo 2013a y 2014a).
Dentro de la primera categoría, destaca la utilización de
la tapia en la confección de los molinos de Villafrechos y
otros lugares (García Tapia & Carricajo Carbajo 1990; Jové,
Pahíno & Muñoz 2010) y palomares de Tierra de Campos
(AA. VV. 1980; Roldán Morales 1983; Díez Anta 1993; Álvarez del Campo 1997; Yanes García 1999; Cristini et al.
2007), además de fundamentalmente el adobe y los entramados en innumerables ejemplos de vivienda rural y urbana (Benito 1998), y el adobe en construcciones accesorias
Fig. 1: Medianera de una casona en Madrigal de las Altas Torres
(Ávila) que muestra un interesante ejemplo de rafas acampanadas de ladrillo
104
cubiertas con falsa cúpula como las pegueras (Martínez
Fernández 2010), los chozos y los guardaviñas (Vegas, Mileto & Cristini 2009) o en tenadas, colmenares, frontones,
etc. El empleo de la tierra en construcciones preindustriales, que incluyen no solo las fábricas de adobe y las tapias
mixtas, sino también las tapias simples de tierra apisonada de algunos pajares, ha tenido su prolongación hasta
tiempos recientes en edificios de carácter industrial (Font
Arellano 2006; Del Río & Sáinz 2010). Muchas de estas
construcciones de adobe o entramados recibían asimismo
un enlucido de barro con trizas de cereal o trullado como
única protección a la intemperie. Dentro de esta primera
categoría también se puede reseñar la presencia aislada en
aldeas y lugares de técnicas mixtas y otras formas menos
comunes de construcción en tierra como las fábricas de tepes, las fábricas de terrones, los encestados con tierra, la
tierra apilada o pared de mano, etc. (Font 2012), además
de la presencia extendida de arquitectura subterránea, excavada de la misma tierra, destinada normalmente a bodegas y espacios de almacén.
Fig. 2: Cobertizo construido en Amayuelas (Palencia) para la
experimentación con técnicas de construcción en tierra
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Guardaviñas del municipio de Urueña (Valladolid) en estado arruinado por falta de mantenimiento
Dentro de la segunda categoría, cabe reseñar el empleo de
la tapia simple de tierra apisonada para antiguas fortalezas
(Gil Crespo 2013b y 2014b) o muros de cerca de algunos
pueblos, como sucedía con muchos núcleos de población
de Tierra de Campos –véase por ejemplo Becerril de Campos– (Benito 1998), y el uso no exclusivo, pero sí muy frecuente de la llamada alternativamente tapia encajonada,
tapia encadenada, tapia mixta, tapia de fraga o tapia de
machones y verdugadas para castillos, palacios, casonas,
casas, iglesias y conventos, con pequeñas pero interesantes
variaciones como la tapia de rafas acampanadas de ladrillo
que aparecen en las casonas de algunos pueblos como Madrigal de las Altas Torres (Ávila) (fig. 1).
Esta extraordinariamente rica tradición de construir con
tierra explica la gran variedad de iniciativas que han surgido en la región durante los últimos 30 años en torno a las
técnicas de construcción con tierra y su revitalización, que
han permitido una sensibilización y toma de conciencia y
un mayor conocimiento de la tierra de cara a la restauración del patrimonio construido y a la edificación de nueva
planta con este material. Entre ellas, cabe destacar las jornadas pioneras «Arquitectura de tierra» celebradas en León
en 1983 organizadas por Javier Ramos y Eloy Algorri (Algorri 1996, 2005, 2009) en paralelo con la inauguración local de la exposición «Construire en terre» del Centro Pompidou; las experiencias llevadas a cabo por Edhard Rohmer
y Ana Vera en Navapalos (Soria) desde 1985 en adelante
(Rohmer 1986; Ruiz 2001; Rohmer 2003); la promoción
de la arquitectura vernácula de la mano de Luis Maldonado
y Fernando Vela a través del CIAT de Boceguillas (Segovia)
(Vela Cossío 2011); las iniciativas de construcción con tierra de nueva planta en Amayuelas (Palencia)) (fig. 2), con
la creación de empresas de construcción en tierra (Santibáñez & Ortega 2010), y en la piscina de Toro (Zamora); los
cursos de verano sobre construcción en tierra del Centro
de los Oficios de León; o las iniciativas y campos de trabajo
organizados por la asociación Estepa en Paredes de Nava
(Palencia); y la labor de investigación y difusión que han
venido llevando a cabo dentro o fuera de marcos universitarios varios estudiosos destacados como Juana Font,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
105
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 4: Palomar de Tierra de Campos reparado con una fábrica de ladrillo en un sector
siempre solícita a compartir sus conocimientos; Félix Jové
Sandoval y José Luis Sainz Guerra con la organización de
las populares Jornadas de Cuenca de Campos; la labor de
recuperación de los oficios de Laurent Coquemont; y la
incansable tarea de difusión de José María Sastre, entre
otros muchos.
Esta comunidad autónoma se enfrenta actualmente con
el terrible problema de la conservación del patrimonio
vernáculo humilde construido en tierra, una arquitectura
muy vulnerable a la intemperie basada en materiales que
requieren de una labor de mantenimiento continua, frente
a la mayor duración y resistencia al abandono que ofrecen
otras arquitecturas rurales como las construcciones de piedra en seco. Esto es particularmente grave en el caso de los
chozos con cúpulas falsas de adobe enlucidas con barro en
Tierra de Campos o incluso en la provincia de Segovia, que
requieren de un enlucido periódico con tierra de su fábrica
para subsistir (Vegas & Mileto 2009) (fig. 3).
Sin embargo, no todo ha sido abandono. Poco a poco se ha
ido desechando la mentalidad que impulsaba a enlucir de
mortero de cemento o a trasdosar sistemáticamente por
prestigio todas las fábricas de tierra con fábricas de ladrillo
–no simplemente para preservar la fachada del hostigo o
viento con lluvia–, y se ha ido afrontando su restauración.
106
La arquitectura de tierra de Castilla y León y, en especial,
la tapia de tierra de los palomares de Tierra de Campos por
su singularidad (AAVV 1980; Roldán Morales 1983; Díez
Anta 1993; Álvarez del Campo 1997; Yanes García 1999;
Cristini et al. 2007) y la tapia encajonada de la arquitectura
de carácter monumental pero también doméstica han sido
objeto de creciente atención (Camino et al. 2010 y 2011)
y/o de intervenciones de reparación y restauración.
La restauración de los palomares se ha encontrado tradicionalmente con la dificultad de ser de propiedad privada,
de forma que salvo excepciones y ayudas institucionales,
su conservación y el tratamiento de que han sido objeto
ha dependido de sus dueños, más allá de ningún criterio
específico de restauración o de un asesoramiento técnico
que velara por la compatibilidad fundamentalmente física, química o estética de los tratamientos y reparaciones
en la fábrica existente. Con independencia de que no se
usen ya, su presencia en el catastro implica el pago de un
impuesto, de manera que muchos de ellos acaban siendo
arruinados por negligencia o demolidos por sus propietarios. Algunos de estos palomares recibieron enlucidos
de cemento incluso de la mano de ayudas institucionales,
enlucidos que con el tiempo han impedido la transpiración de la fábrica de tapia dañando a la masa de tierra de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | CASTILLA y LEÓN
Fig. 5: Vista general del Palacio en el Toral de los Guzmanes (León)
sus muros y provocando desprendimientos de este enlucido impropio a lo largo del tiempo.
Otros han sido objeto de reparaciones sumarias con reintegración de lagunas en fábrica de ladrillo en el mejor
de los casos por su color similar (fig. 4), y de bloques
prefabricados en el peor de los mismos, por su tremendo contraste. En efecto, muchas reparaciones llevadas a
cabo por sus propietarios con el pragmatismo inmediato
de la lógica vernácula, aunque con materiales exógenos,
pecan de un prosaísmo rayano en la brutalidad, pero su
carácter tempestivo ha evitado el colapso de estos palomares frente a otros que se encuentran hoy en día completamente arruinados.
Algunas de estas reintegraciones realizadas con mayor
intencionalidad han tenido la delicadeza de enlucir con
barro o morteros de color térreo con conglomerantes diversos estás fábricas en aras de una mejor integración en
el contexto construido de la tapia. En general y con las
dificultades que supone abordar la restauración de estos
elementos tan extendidos y dispersos en el paisaje, se
puede afirmar que las labores de mantenimiento y las reparaciones más discretas han preservado mejor la autenticidad de la fábrica histórica de la tapia, por afectar menos a la sustancia de la misma y a las trazas de su historia
y su construcción. Dentro de estas labores de reparación
firmadas por arquitectos, cabe destacar, entre otras, las
intervenciones dispersas de reintegración fundamentalmente con fábrica de adobe y solo eventualmente ladrillo
en zonas más vulnerables, realizadas entre 1996 y 2000
por el arquitecto Eloy Algorri, financiadas por el Instituto
Leonés de Cultura. La reintegración con adobe no solo
recurre coherentemente a la misma materia prima, sino
que también hace referencia indirectamente a los ejemplos de palomares construidos de esta guisa sobre todo
en comarcas como El Cerrato.
Este mismo arquitecto fue responsable junto con Mariano Vázquez de una de las intervenciones de restauración
de una fábrica de tapia a gran escala pioneras de la comunidad autónoma de Castilla y León, en el castillo de Toral
de los Guzmanes (León) (1985-1994) (Algorri & Vázquez
1991; Algorri 1994). Se trata de un palacio fortificado del
siglo XIV construido íntegramente en tapia sobre zócalo
de mampostería que se encontraba en estado de ruina,
donde se adoptó el criterio de restitución arquitectónica
del conjunto, reintegrando los fragmentos remanentes
en un edificio nuevo que reprodujera las características
tipológicas y constructivas del precedente, al tiempo que
preservara su valor documental.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
107
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 6: Detalle del resarcido con fábrica de ladrillo perforado en
las lagunas de la tapia y de la delicada reintegración del arco de
entrada en el Palacio en el Toral de los Guzmanes (León)
Fig. 7: Corredor de acceso en la planta superior del Palacio
en el Toral de los Guzmanes (León) (Vegas & Mileto) donde
se puede observar la textura del muro de tapia reconstruido,
la cubierta de madera y el elaborado apoyo de las correas de
madera en la tapia
En esta intervención se repararon zócalos de mampostería
careada para devolver una base adecuada al palacio-fortaleza; se resarcieron lagunas aisladas en la tapia calicostrada con fábrica de ladrillo perforado en aparejo de sogas y
tizones para permitir que los tizones sirvieran de llave de
conexión, vertiendo un hormigón pobre entre el muro de
tapia histórico y el nuevo paramento de fábrica de ladrillo en aras a una diferenciación matizada respecto al paramento antiguo de tapia lleno de trazas constructivas e
históricas (fig. 6); se ejecutó fábrica de tapia encofrada a
una cara como medio de regularizar, perfilar y proteger
la coronación de los muros de cerca desmoronados, visto
que era posible su compactación mediante apisonado operando desde la parte superior; se erigieron muros de tapia
encofrada a dos caras para completar crujías internas del
palacio; y, finalmente, se construyeron forjados y planos
de cubiertas bien con losas de hormigón armado, bien con
estructura de viguetas de madera (fig. 7).
giendo durante la obra. Es una lástima que la ejecución
del conjunto no estuviera controlada por estos arquitectos hasta el final, especialmente en lo que se refiere a la
cuarta torre, que muestra criterios diversos, y a las intervenciones posteriores de reintegración de lagunas realizadas por el Ayuntamiento, de forma que algunas partes
de la restauración no armonizan con la filosofía inicial del
proyecto (fig. 5).
Más allá de las críticas que se podrían verter desde la cómoda y clarividente atalaya de la actualidad sobre el empleo del hormigón armado, esta intervención posee un
valor extraordinario dentro del panorama nacional en
aquel contexto histórico no solo por su carácter pionero y experimental, sino también por la tenacidad de sus
autores que no arredraron frente al fracaso de los primeros ensayos construidos y por su capacidad de reflexionar
sobre los criterios de intervención y concebir soluciones
constructivas ad hoc para los problemas que fueron sur108
En esta comunidad autónoma, al igual que en el resto de la
península ibérica, ha seguido siendo muy común la restitución de la costra perdida de las fábricas de tapia de tierra estabilizada con cal o de tapia calicostrada mediante encofrado a una cara y apisonado más o menos laborioso por falta
de espacio de maniobra. Un ejemplo de ello es la reciente
intervención de reconstrucción en los muros de tapia de la
iglesia de San Nicolás de Bari de Sinovas en Burgos (Jové
et al 2010). Resulta difícil encontrar alternativas a este tipo
de actuación que aspiren a preservar la autenticidad material del documento histórico con su degradación, bien por
la envergadura del volumen perdido, bien por la voluntad
legítima y respetable de emplear la tapia en la restitución
de las lagunas perdidas, en busca de una coherencia con la
técnica constructiva originaria, un anhelo que a menudo
impide sopesar otras alternativas.
Un caso interesante de restitución de volumen es en el
palacio de la Reina del Monasterio de Nuestra Señora de
la Consolación en el municipio de Calabazanos (Palencia).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | CASTILLA y LEÓN
Presenta una rica tipología de técnicas de construcción
con tierra, a saber, las celdas de la gran sala del dormitorio de las monjas erigidas con paredes de adobe, las
tapias encajonadas en el cuerpo de la iglesia, o la valla
reglar con más de tres mil metros de extensión. Construido hace 700 años con tapia, conserva además adobes de
varias épocas y modalidades que fueron objeto de intervención por parte de Ignacio Gárate y Carlos Clemente.
Dentro de la intervención más reciente, se descubrieron
todas las fábricas históricas de tapia del palacio de Isabel la Católica, se emplearon enlucidos de mortero de cal,
restituyendo las lagunas con bloques prefabricados de
barro, confeccionados con tierra comprimida y cáñamo
que sustituye a la paja empleada en los trullados de barro
y paja, que pretenden evocar la textura y el acabado de las
fábricas históricas vistas de adobe.
Por otra parte, han sido muy comunes en los últimos años
las intervenciones en las tapias encajonadas de edificios
(Palacio de Astudillo, el Museo del Canal de Castilla de
Villaumbrales y la panera del obispo de Boada de Campos
(Jové & Sáinz 2010) en Palencia; Real Hospital de la Purísima Concepción y el Palacio de Juan II de Madrigal de las
Altas Torres en Ávila, los antiguos almacenes en la dársena
del Canal de Castilla de Medina de Rioseco en Valladolid,
etc.), conventos (Museo de San Francisco de Medina de
Rioseco en Valladolid, Monasterio de las Huelgas Reales
de Valladolid ciudad, Convento de las Monjas Agustinas
en Madrigal de las Altas Torres en Ávila, etc.), e iglesias
(Cofradía de la Soledad y Convento de las Agustinas Recoletas en Palencia, Iglesia de San Martín e iglesia del Real
Monasterio de San Quirce en Valladolid, Iglesia de Santa
María en Melque de Cercos e iglesia de Santa María La Real
de Nieva en Segovia, etc.), entre otros muchos y numerosísimos ejemplos.
Como sucede en otros lugares de la península ibérica, algunas de estas tapias mixtas encadenadas construidas entre
machones y verdugadas de tres hiladas de ladrillo lucían
cajones de tapia calicostrada. El proceso constructivo era el
siguiente. En primer lugar se aparejaban los machones de
ladrillo con un mortero de asiento formado principalmente por árido y tierra estabilizada con una pequeña adición
de cal, dejando las juntas rehundidas. Posteriormente, se
encofraban los cajones y se apisonaban las tongadas con
una masa de tierra estabilizada con cal, similar a la del mortero de asiento de los machones en el núcleo de la tapia, y
un mortero muy rico en cal con proporciones de hasta 1:1
en las cuñas de sus extremos. Acto seguido, se retiraba el
encofrado y al tiempo que se repasaba y alisaba el acerado
de la calicostra, y se retacaban las juntas de los machones
de ladrillo con el mismo mortero rico en cal, bien enrasadas
con la fábrica, bien ligeramente biseladas. De esta forma,
existía un paralelismo entre machones y cajones, ambos
Fig. 8: Resalto innatural en el enlucido del cajón de una tapia
restaurada
con un núcleo e tierra con una pequeña adición de cal y su
paramento exterior protegido con un mortero rico en cal.
Mucho más extendidas por su mayor economía son las
tapias encajonadas sin calicostrar, con morteros de asiento de tierra enriquecida con cal para los machones y cajones de tierra con apenas añadido de cal, la denominada
tapia real en sus dos variantes de puesta en obra, ya fuera
mezclada en la masa de tierra o vertida en forma de agua
de cal sobre cada tongada, que poseen en cualquier caso
una suerte de costra superficial imperceptible gracias al
proceso de apisonado, que hace derivar los finos y el agua
de cal hacia los paramentos.
En ambos casos y variantes intermedias, como la que contempla en algunas ocasiones cajones calicostrados para la
zona inferior del edificio y cajones de tierra para la superior, tanto cajones como machones compartían el mismo
plano del paramento derivado del proceso constructivo de
aparejado y posterior encofrado. Además, aun habiendo
sido retacados posteriormente, en muchos de estos paramentos se puede rastrear también los agujales o mechinales de las agujas del encofrado que se ubicaban en la hilada
intermedia de las verdugadas de ladrillo.
En la restauración de estas tapias mixtas de estos últimos
treinta años, se ha podido observar la evolución hacia una
creciente sensibilidad constructiva y material. Por ejemplo,
en el retacado de grandes boquetes se ha ido sustituyendo el hormigón, el bloque de cemento o el ladrillo por el
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
109
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 9: Ermita de Nuestra Señora del Pinarejo en Aldeanueva del Codonal (Segovia), una vez restaurada
adobe. Y en los enlucidos, se han ido reemplazando los iniciales realizados en cemento -pintado o no-, como sucede
con los parches de cemento añejo (1977) de la ermita de
la Virgen del Río en Villada (Palencia), eventualmente enfoscados sobre una malla metálica o tela de gallinero para
mejorar el agarre, por enlucidos bastardos y estos, posteriormente, por morteros de cal hidráulica o aérea teñidos
en masa. Este tipo de intervenciones de enlucido deben
resolver un dilema entre la conservación de la autenticidad
frecuentemente descarnada en mayor o menor medida del
mortero del cajón y de las juntas y la restitución completa
y renovada de la costra y el llagueado. En la mayor parte
de los casos, se opta por la segunda opción a favor de la
protección de la fábrica y en detrimento de la autenticidad
de la materia. A largo plazo, el problema radica también
en que un cajón de tapia originario se erosiona paulatinamente, mientras que un enlucido añadido –especialmente
los que contienen cemento– se degrada desprendiéndose
placas del mismo.
110
La acción generalizada de rejuntado de la fábrica y enlucido de
los cajones puede suponer la sustitución de más de un 70% de
la superficie de acabado histórica de la tapia encajonada, con
la consiguiente pérdida de autenticidad y solvencia histórica
de la fábrica. Esta costumbre arraigada de reenlucido completo de la superficie de los cajones puede proceder del hábito
de enlucir con barro o trullar periódicamente las fábricas de
arquitectura popular de adobe, pero no es siempre necesaria
en el caso de una fábrica de tapia acerada en cal. Además, en
esta restitución de las superficies en el curso de una restauración existen varios detalles que no siempre se rematan bien o
a menudo permanecen sin resolver.
En primer lugar, el frecuente recurso a morteros predosificados con aglomerado de marmolina ajeno a los áridos
del lugar o a pinturas de acabado provoca ya un primer
extrañamiento en la fábrica. En segundo lugar, los enlucidos tersos y alisados de los cajones, sin ningún tipo de
esfuerzo de texturación que hagan aflorar el árido en superficie, generan una segunda perplejidad por su efecto de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | CASTILLA y LEÓN
Fig. 10: Detalle de la reintegración de lagunas texturada de los
cajones de tapia en la Ermita de Nuestra Señora del Pinarejo en
Aldeanueva del Codonal (Segovia)
Fig. 11: Detalle de la fábrica mixta sin restaurar de la Iglesia de
Santa María Magdalena en la ciudad de Valladolid
absoluta novedad en contexto histórico. En tercer lugar, la
eliminación de las trazas históricas y constructivas de machones, verdugadas y cajones con enlucidos no selectivos
sino generalizados de la fábrica. Y por último, la frecuente
incoherencia constructiva que supone perder el plano único del paramento original en los enlucidos de los cajones,
que terminan por resaltar innaturalmente del resto del paramento de la fábrica de ladrillo, además de eventualmente
generar patologías por la penetración del agua por el canto
superior (fig. 8). En ocasiones, se trata incluso de corregir
estos resaltes del enlucido en todo el perímetro, creando
un efecto acolchado en los cajones que también traiciona la
gramática constructiva de la tapia mixta.
históricas de acabado con el decoro y la compleción del
monumento. Tras la restauración y resarcido selectivo de
lagunas de la fábrica, todavía se aprecia la vibración histórica de los morteros de asiento de la fábrica de ladrillo y de
los enlucidos originarios de los cajones (fig. 10).
Como opción alternativa a esta tónica generalizada de
muchas intervenciones, cabría destacar entre otras, la restauración de la Ermita de Nuestra Señora del Pinarejo en
Aldeanueva del Codonal (Segovia) (fig. 9) de la arquitecta
María Teresa Martín Rodríguez, donde se trata de combinar la conservación de la autenticidad de las superficies
Por esta razón y vista la desaparición de muchas trazas
históricas de este tipo de construcciones en el curso de
las restauraciones recientes, existen edificios todavía no
restaurados que poseen un valor testimonial insustituible y que deberían ser objeto de una restauración delicada con las trazas de su historia construida. Es el caso
por ejemplo de la iglesia de Santa María Magdalena en la
ciudad de Valladolid (fig. 11), donde se puede observar
todavía todo el proceso constructivo a pesar de algunos
parches y reparaciones sumarias, donde un rejuntado y
resarcido de lagunas selectivos estaría en grado de preservar el documento histórico y constructivo. O, en la
versión más humilde de cajones de tierra apisonada, la
franja superior de la iglesia de La Peregrina en Sahagún
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
111
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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Fig. 12: Detalle de la fábrica mixta sin restaurar de la Iglesia de
La Peregrina en Sahagún (León)
(León) (fig. 12), con la frescura y la espontaneidad de
la arquitectura vernácula de envergadura monumental,
donde sin necesidad de forzar enlucidos de mortero de
cal, se pueden reparar los descarnados en los cajones de
tierra con barro.
Verificada ya la evolución desde el mortero de cemento al
mortero de cal para las tapias calicostradas o el adobe y el
barro para las lagunas de las tapias de tierra en la restauración de estas fábricas, sería necesario estimular también
una cultura de la conservación de las fábricas históricas
como alternativa posible a la refacción completa de las superficies, evitando intervenciones homogeneizadoras de
carácter sumario y apuntando hacia tratamientos selectivos que permitieran la preservación de la autenticidad al
mismo tiempo que favorecieran la recuperación de la funcionalidad y el decoro.
NOTA
Todas las fotos pertenecen a los autores.
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AGRADECIMIENTOS
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Se agradece la colaboración, lectura y corrección del texto de
Eloy Algorri, José María Sastre, Juana Font, Carlos Clemente y
Fernando Vela.
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
113
CATALUÑA
Meritxell Ortiz Campañá y
Valentina Cristini
En España, entre las zonas caracterizadas históricamente por el uso constructivo de la tierra, Cataluña ocupa un
papel relevante, a pesar de presentar una trayectoria estudiada solo recientemente respecto a otras comunidades
autónomas (Cuchí i Burgos 1994). Este hecho es debido
posiblemente a los escasos ejemplos de edificios monumentales realizados con este material. Se trata más bien
de un contexto con modestas construcciones rurales o urbanas, cuya concentración es menos evidente geográficamente, sobre todo respecto a otras áreas, tanto de ámbito
nacional como internacional.
sencia de la tapia cobra fuerza en zonas con abundantes
depósitos aluviales de limos y arcillas, próximas a llanuras
de inundación, donde el uso de la madera o la piedra se
limita exclusivamente a refuerzos (es el caso de la tapia de
«maó de cantell» o con «pedres», respectivamente con hiladas de ladrillos o mampuestos- Cristini 2013). Por todos
estos aspectos, las comarcas catalanas donde de un modo
más intenso se detecta la presencia endémica y autóctona de arquitecturas de tapia son especialmente Les Garrigues, Osona, Pla d’Urgell, Pla del Penedès, Anoia, Baix
Llobregat, Alt Camp.
Situando las construcciones de tapia en el mapa de Cataluña (AA.VV. 1980) se observa como en el primer tercio norte se constata la baja frecuencia de este tipo de
arquitectura aunque, por otro lado, se densifica a medida
que nos acercamos a la vega del Ebro (fig. 1). Sin duda, la
influencia de la geología son razones fundamentales en
la mayor presencia de este tipo de construcción. La pre-
El empleo de la tierra como material de construcción en
la región es evidente y remoto. Tanto los íberos (Santacana, Mestre 1995) como los romanos (Ripoll i Perelló et Al.,
1978) fueron posiblemente los primeros en incorporar la
tierra en diferentes elementos constructivos como cimentaciones con piedra y paredes de tierra (Salvat 2011), tal y
como reflejan las excavaciones en los numerosos poblados
íberos y yacimientos romanos de la costa catalana (Claire-Anne de Chazelles 1990).
A lo largo de los siglos el empleo de la tierra por estas zonas
fue potenciándose poco a poco. En la Edad Media (fig. 2) la
construcción con tapia se reguló y parametrizó (Consuetuts
de Barcelona, siglos XIII-XIV; Carreras Candi 1905). Estos
datos son fundamentales, de cara a la comprensión de su
puesta en obra y su relación con el parcelario gótico de las
ciudades catalanas, caracterizado por medianeras, tabiques
o sistemas de cierre. La regulación parcelaria abre así el camino hacia una tradición tipológica basada en humildes viviendas urbanas con estructuras de tierra ocultas (cases de
raval), aun visibles por ejemplo en Vic (siglos XVI-XVII-Surinyach, 1985). Además, todavía, queda constancia del
empleo de tapia en vallados y murallas defensivas asociadas fundamentalmente a núcleos fortificados medievales,
como por ejemplo en el caso de Montblanc.
Fig. 1: Equema de distribución de la tapia en Cataluña (Ortiz)
114
Un punto de inflexión importante en el desarrollo de esta
técnica aparece a lo largo del siglo XVIII cuando el incremento demográfico y los cambios sociales contribuyen al
empleo de soluciones constructivas económicas y rápidas,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: «Transfiguració del Senyor», obra de Bernat Martorell, Catedral de Barcelona (siglo XV)
Fig. 3: Detalle de las tapias enlucidas de la Finca Güell de Pedralbes (Cristini)
como es la tapia. En algunas zonas, caracterizadas por
fuerte expansión económica, se duplica o incluso triplica
el parque de viviendas. Estas nuevas construcciones sirven
fundamentalmente para albergar a las nuevas clases trabajadoras, y la tapia, de este modo, cumple con el doble
objetivo de presupuesto barato y eficacia constructiva. Por
el contrario, el ocaso de la técnica es evidente justo a partir de finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, cuando
tras la gran expansión demográfica y agraria de las villas,
empieza a resaltar el rol social de ricas familias payesas y
de la pujante burguesía agraria. Las nuevas clases sociales
demuestran su vigor económico gracias a la construcción
de masías en piedra de dos o tres plantas de altura y volúmenes contundentes. El nuevo modelo constructivo se
aleja de esta manera de la tecnología de la tapia, convirtiéndose esta en prácticamente marginal, hasta llegar a su
desaparición.
El aspecto simbólico marca el progresivo inicio de la desaparición de la tierra en zonas rurales. Se trata además de un
hecho que contribuye en reforzar un icono tipológico-regional («la masía en piedra») menos autóctono y primigenio que las construcciones de tierra (Cuchí i Burgos 1994).
Sin duda, existen zonas con vocación agrícola donde el uso
de la tapia cronológicamente logra perdurar más, hasta
la mitad del siglo XX (Pla d’Urgell, zonas próximas al Río
Anoia, plana de LLeida), ya que los cambios sociales, económicos y tecnológicos se registran de forma más lenta y
los recursos pétreos son casi inexistentes.
A finales del siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, la
construcción con tapia vive un modesto momento de revival siempre gracias a la construcción popular de casas destinadas a la clase trabajadora que ocupa los nuevos barrios
obreros. Se trata de humildes casa-patio, como en Sant
Martí de Maldà, Lleida.
Incluso el propio Antoni Gaudí se suma a este reconocimiento de la técnica (Cuchí i Burgos 1994), en este caso
para los sectores de servicio de la Finca Güell de Pedralbes
(1884-1887) (fig. 3). El ejemplo concreto de su uso aparece
en la caballeriza y de la casa del portero. En este caso los
muros son de tapia reforzada con cal y paja, técnica para la
cual el catalán cuenta con tapiadores especialistas de una
finca de Güell en Sucs.
Además, a mitad del siglo XX, debido a la progresiva desamortización de latifundios, se produce una gradual parcelación de las tierras donde se fomentan autoconstrucciones en tapia, hecho que vincula la técnica cada vez más a
experiencias constructivas de este tipo, como en Vallverd,
Mollerussa y Linyola, Lleida (Torres i Benet 2007). Se trata,
de todos modos, de factores que garantizan la preservación
de la tapia y de su saber hacer hasta fechas relativamente
recientes. No obstante, no cabe duda que el siglo XX es un
momento complejo para la vigencia constructiva de muros
de tierra, pudiendo identificarse solo fenómenos aislados
de su empleo (Salvat 2011).
Especialmente en el ámbito urbano, a finales del siglo
XIX, la tapia, no tiene ya la capacidad de adaptación a las
nuevas prestaciones constructivas y, gradualmente su presencia languidece paralelamente a la aparición de nuevas
tipologías edificatorias y requisitos técnicos basados en la
estandarización de materiales de construcción (Montaner
1991). Además, entre los años 40 y 50 del siglo XX se inicia el definitivo ocaso de la tapia, esta vez en ámbito rural,
principalmente provocado por el progresivo cambio en la
técnica y por su contaminación con otros materiales y soluciones constructivas. Se pasa de la tierra al cemento como
material para tapiar, ya que éste aparenta ser más resistente, más económico, potencialmente mejor y con garantías
prestacionales óptimas. En los primeros momentos, se
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
115
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 4: Reconstrucción con tapia en el yacimiento arqueológico de Masies de Roda de Ter, Barcelona (Ortiz)
Fig. 5: Consolidación de zócalos, yacimiento de Sant Andreu, Girona (Ortiz)
constata el empleo de tapia de hormigón en la realización
de granjas, edificios agrícolas auxiliares o cobertizos. Con
la sustitución de la tierra por el cemento se produce así una
transición tecnológica importante y, a la vez, el fin inexorable de una tradición constructiva milenaria.
TRAYECTORIA DE LA RESTAURACIÓN
DE LA TAPIA
En Cataluña es posible identificar ejemplos aislados de
arquitectura histórica de tapia bien conservada debido a
que la desconfianza del sistema constructivo, el desconocimiento del material o la difusión de distintos sistemas
de acabado en las fábricas, son algunas de las principales
razones para revestir, ocultar o derribar gran parte de la
arquitectura en tierra desde la mitad del siglo XX aproximadamente.
El interés por documentar, conservar o restaurar esta técnica, tan antigua y a la vez complicada a la hora de ser intervenida, se ha despertado especialmente a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, principalmente por parte
de académicos y de la administración pública.
El Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya,
por su extensión, es posiblemente el mayor promotor de
las obras de restauración del patrimonio arquitectónico
en Cataluña, junto con la AADIPA (Agrupació d’Arquitectes
per a la Defensa i la Intervenció en el Patrimoni Arquitectònic,
del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya), y la labor puntual,
a nivel comarcal, de historiadores, arqueólogos, geólogos,
arquitectos técnicos y arquitectos.
La evolución progresiva de la técnica constructiva de la
tapia en Cataluña hacia el empleo de cemento mezclado
con tierra ha provocado una fuerte dicotomía, no siempre
afortunada, entre estos dos materiales. Este hecho queda
patente en las restauraciones de elementos originalmente
116
de tapia llevadas a cabo con la contribución, frecuente, de
este nuevo material, a menudo utilizado en reparaciones,
parches y refuerzos.
Además, la mala fama adquirida con la diferenciación social decimonónica, entre el uso de tapia y piedra, arrastra
consecuencias y parámetros de conservación aún presentes lamentablemente en nuestros días. Todavía la técnica
de la tapia vive episodios de rechazo, siendo tachada como
un sistema constructivo pobre y poco digno de conservación o cuidado.
DESCRIPCIÓN DE CASOS DE ESTUDIO
En la comunidad autónoma, en el marco de este proyecto
de investigación basado en la consulta de fuentes orales y
escritas, se ha llevado a cabo un análisis pormenorizado referido a la caracterización reciente de la tapia en construcciones históricas, especialmente en yacimientos arqueológicos, conjuntos militares y edificios públicos. Es por eso,
que las intervenciones analizadas, hasta el momento, se
pueden agrupar en actuaciones con enfoque proyectual
fundamentalmente arqueológico, arquitectónico-patrimonial o de rehabilitación.
Tapia y yacimientos arqueológicos
Considerando el primer apartado, existen cinco yacimientos de la comunidad autónoma especialmente interesantes a la hora de identificar ejemplos de tapia y de sus
posibles huellas constructivas. Estos, concretamente, se
localizan en Masies de Roda de Ter (Barcelona), Ullastret
(Girona), Empúries (Girona), Altafulla (Tarragona), y Balaguer (Lleida).
El primer caso analizado se ubica en el yacimiento íbero y
medieval que preside la zona más alta del pueblo de Masies de Roda de Ter, Barcelona. Este conjunto pasa por ser
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mERITxELL oRTIz CAmPAÑÁ y VALENTINA CRISTINI | CATALUÑA
Fig. 6: Paredes de tapia en el yacimiento romano de Empúries, Girona (Ortiz)
Fig. 7: Pinturas romanas consolidadas, sobre soporte en tapia en el yacimiento de Altafulla, Tarragona (Ortiz)
uno de los más relevantes de Cataluña (BIC 2006) tanto
por su extensión territorial (12 ha), como por el largo periodo histórico que abarca (siglos VIII a.C. – XIV d.C.).
A principios del siglo pasado se efectuaron las primeras
intervenciones en la zona por parte de aficionados locales, y sucesivamente, se han llevado a cabo excavaciones
arqueológicas con mayor rigor por parte de la Universidad de Barcelona (1977). Los primeros trabajos, centrados en la necrópolis situada alrededor de la iglesia medieval y en las casas que se organizan a su alrededor han
continuado posteriormente hacia el sector medieval. En
algunas de las catas efectuadas en la zona de la muralla
(1981), confirman la presencia de restos de la edad del
bronce de época ibérica. Desde 1982, gracias a campañas
anuales de excavación se han descubierto estructuras de
opiddum ibérico (construido entre los siglos V y IV a.C.), y
un campo de silos de época altomedieval-visigótica (Museu d’Arqueologia de Catalunya). En este yacimiento no
se conservan los paramentos primigenios de los hábitats
pero, gracias a las aportaciones de las distintas campañas
de investigación, se ha reproducido un espacio de almacenaje medieval (fig. 4) (Museu Arqueològic de l’Esquerda 1988). Esta reconstrucción, aunque con una finalidad
más didáctica que constructiva, cuenta con la restitución
de muros protegidos por una cubierta cerámica y tapias
de tierra encaladas, de 90 cm de largo por 150 cm de alto,
vertidas sobre zócalos de mampostería de aproximadamente 100cm.
trabajos de excavación y conservación, aún en curso (Museu d’Arqueologia de Catalunya 2011), que han localizado
los zócalos de viviendas, del siglo III a.C., posiblemente
construidas con tierra (fig. 5) y huellas de un recinto defensivo construido en tapia de fases posteriores al yacimiento íbero, también con presencia de tierra en la zona
de la Illa D’en Reixac, un núcleo cercano. En este caso, la
intervención se ha limitado a consolidar y regularizar los
arranques de las fábricas, no quedando restos materiales
de los alzados.
En el marco de intervenciones arqueológicas, el segundo
caso estudiado es el poblado situado en el montículo de
Sant Andreu, a escasos kilómetros del pueblo de Ullastret, Girona. Se trata de un yacimiento de origen íbero,
datado en la segunda mitad del siglo VI a.C., abandonado
progresivamente a inicios del siglo II a.C, tras la ocupación romana y las guerras púnicas. En él se han realizado
En concreto, la tapia aparece en las ruinas de las paredes
de las habitaciones de la ciudad romana (fig. 6), sin reconstruir, razón por la cual, algunas de sus partes aparecen en
un deficiente estado de conservación o invadidas por la
vegetación (Museu d’Arqueologia de Catalunya). La tapia
analizada, en este caso, cuenta con fábricas de 40 cm de
grosor, con un alto contenido en áridos. Se localizan sobre
El tercer yacimiento analizado es el d’Empúries, Girona,
único ejemplo de la Península Ibérica donde conviven los
restos de un poblado griego con los restos de una ciudad
romana creada a inicios del siglo I a.C. sobre las estructuras de un campamento militar pre-existente. La Junta de
Museos de Barcelona inició la primera campaña de excavaciones arqueológicas (1908), a la que se sucedieron de
forma casi ininterrumpida los proyectos de intervención
arqueológica y la progresiva compra de terrenos a lo largo
de varios años. Finalmente, la construcción de un primer
museo monográfico y de un centro de investigación en el
mismo yacimiento (1916), han impulsado las medidas de
protección legal del lugar y el interés creciente por parte de
los visitantes del recinto arqueológico. Actualmente el yacimiento constituye una sección del Museu d’Arqueologia
de Catalunya que dispone de un centro de investigación,
conservación, documentación y difusión permanente de
su patrimonio arqueológico.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
117
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
zócalos de mampostería de aproximadamente 50 cm. Las
labores han sido de consolidación y conservación, con fases de reparaciones y añadidos muy reducidas en las fábricas de tapia existentes.
Es también interesante destacar el caso de la Villa Romana
dels Munts en Altafulla, Tarragona, situada sobre una pequeña colina cerca de la costa mediterránea. Este yacimiento muestra una zona residencial romana patricia del siglo
II adscrita a la ciudad de Tarraco, tratándose realmente de
una zona declarada en 1993, Bien Cultural de Interés Nacional y siendo reconocida como Patrimonio Mundial por
la UNESCO, formando efectivamente parte del conjunto
arqueológico de Tarraco, en el año 2000.
A mediados del siglo XX se iniciaron las primeras excavaciones, investigando parcialmente diversos ámbitos
correspondientes al edificio principal de la villa. Tras un
largo paréntesis, las labores arqueológicas se reanudaron a
finales de 1967 y posteriormente, dentro de un programa de
campañas extensivas, entre los años 1995 y 2004 (Museu
Nacional Arqueològic de Tarragona). En este yacimiento
la tapia se encuentra en las paredes de las habitaciones
(fig. 7), tratándose de una estructura protegida por una
cubierta metálica para proteger pinturas de la época, cuyo
soporte ha sido consolidado sobre todo en las crestas de los
muros (Miquel Orellana i Gavaldà 2000).
El quinto yacimiento analizado es del Pla de l’Almatà, que
constituye el asentamiento primigenio de la ciudad de Balaguer, crecida al sur, sin afectar al núcleo arqueológico. El
poblado, situado sobre el río Segre, se fundó en el siglo VIII
como campamento militar islámico para el control de las
comunicaciones en la plana de Lleida, convirtiéndose en
una auténtica medina, plenamente consolidada en el siglo
XI. El yacimiento de Balaguer, que es el más grande de época musulmana que se conserva en Cataluña, y uno de los
principales del antiguo Al-Andalus (la mención escrita más
antigua de este legado islámico data del año 863). Desde el
año 1983 se han venido realizando excavaciones que han
puesto al descubierto una parte importante del entramado urbano que existía en el Pla de l’Almatà, hoy en parte
visitable en el recorrido turístico. En el año 2006, fue declarado Bien Cultural de Interés Nacional y, actualmente,
el Servicio de Arqueología y Paleontología del Departament
de Cultura de la Generalitat de Catalunya es el promotor de
la intervención en la muralla de tapia que envuelve el yacimiento. Concretamente, se trata de un recinto, del que
se conservan 700 m de lienzos, realizado con una base de
piedra, utilizada para nivelar el terreno, y con un muro de
tapia, ritmado por 27 torres macizas (fig. 8).
Fig. 8: Muralla del yacimiento de Pla de l’Almatà, Balaguer-Lleida
(Museo de la Noguera de Balaguer)
Fig. 9: Intervención en la Muralla de Montblanc, Tarragona
(Brull)
118
A causa del precario nivel de conservación de la muralla, se
ha realizado un proyecto piloto en siete tramos que presentan mejor estado de conservación, para determinar cuáles
son las técnicas más adecuadas para consolidar y restaurar
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mERITxELL oRTIz CAmPAÑÁ y VALENTINA CRISTINI | CATALUÑA
Fig. 10: Intervención en la Muralla de Costantí, Tarragona (Ortiz)
este trazado defensivo. En este marco, las torres estudiadas (Manuel Julià y Margarita Costa 2013) denominadas
los gigantes son de tapia de tierra mezclada con guijarros y
reforzadas por cal (siglos X y XI). Tras la limpieza, consolidación y parcial reconstitución selectiva de zócalos pétreos
(con ladrillo perforado y mortero de cal gris) se ha procedido al afianzamiento de la estructura con taludes y a la fase
de consolidación de la tapia. La primera solución experimental llevada a cabo ha sido a base de agua de cal (descartada por la inoportuna pigmentación blanquecina del
acabado), luego sustituida por una aplicación de un «micro
estucado» protectivo con mortero de cal (proporción 4:1),
arcilla del lugar y silicato de etilo.
Otra opción experimental, finalmente elegida como la
más apropiada, se ha basado en la aplicación de silicato
de etilo, nano-partículas de cerámica, acetona y agua.
Esta mezcla pulverizada sobre la estructura de tapia ha
demostrado prestaciones mejores a las demás soluciones,
sobre todo de cara a su carácter hidrófugante y a su coste
de puesta en obra.
Tapia y arquitectura defensiva
Se identifican proyectos de conservación de tapia, con labores destacadas en estructuras defensivas, especialmente
en tres casos interesantes: Montblanc (Tarragona), Constantí (Tarragona) y en Torre de Caragol (Lleida).
El primer ejemplo analizado es la muralla de Montblanc
(fig. 9), Tarragona (BIC 1988) que rodea el casco histórico de la villa. A tenor de las evidencias, fue construida de
modo precipitado entre 1336 y 1373 y tuvo una segunda
fase de intervención más estructurada entre 1373 y 1396,
(Badia 1992). Efectivamente, se pudo documentar durante
el estudio previo la construcción de la primera fase de la
muralla como obra de emergencia en tapia sobre un grueso zócalo de sillarejos (1336-1373). En la segunda fase se
mejoró la construcción reforzando la tapia con un muro
de mampuestos por la parte trasera, apoyándose en el tramo de base existente, y a la vez rematando su coronación
(1373-1396).
En el marco del reciente proyecto de restauración (Brull
Casadó 2009), se procedió a liberar la muralla, derribando
las casas humildes anexadas y se inició la intervención de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
119
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mediante tapia con mampuestos, sin intervenir en los tramos que tienen anexadas viviendas. La intervención, en
este caso, afectó sobre todo el zócalo y el remate de los
lienzos. En el primer caso se restauró la base de la muralla,
afectada por una profunda pérdida de costra y afloramiento de mampuestos, reparando las superficies con mortero
de cemento, hasta una altura aproximada de 150 cm. Además, las labores se centraron en la coronación, completando perfiles irregulares también con mortero de cemento
blanco.
Por último, es interesante analizar la torre de Caragol, situada en el extremo norte-oriental del pueblo La Força, a
siete kilómetros de Ponts, Lleida, donde el objeto de estudio es una construcción de defensa originalmente de tapia
y planta cuadrada del siglo X, de origen musulmán. En el
siglo siguiente, tras la Reconquista, la estructura fue reaprovechada por los habitantes del Pla d’Urgell, que envolvieron el primigenio volumen con una torre de piedra con
planta circular.
La intervención en la torre (Mora 2011), justificada principalmente por razones estructurales y su importante cuadro
fisurativo, cuenta con un empresillado temporal, y reconstituye los volúmenes perdidos. Durante el proceso de intervención, los muros de tierra se sustituyeron, realizándose de
nuevo una silueta con tapia, de nueva ejecución, realizada
con una mezcla de tierra estabilizada con cemento blanco,
preparada con la finalidad de recuperar la geometría y la legibilidad del volumen original. El lienzo de tapia de nueva
ejecución pretende impactar en el conjunto y sugerir la estructura del núcleo primigenio, absorbido y trasformado en
los siglos en fábrica de mampuestos (fig. 11).
Fig. 11: Intervención en la Torre de Caragol, La Força, Lleida (Ortiz)
reparación de zonas muy erosionadas y con pérdida de volumen gracias a una mezcla de tapia y piedra. En este caso
se adoptó el sistema constructivo histórico, pero sólo con
encofrados a una cara justo en las zonas de la muralla que
habían perdido irreversiblemente la sección útil de fábrica.
El segundo caso interesante en términos de intervención
en estructuras defensivas, es la Muralla de Constantí, Tarragona, situada en la orilla derecha del río Francolí. Se
trata de un conjunto documentado desde el año 1220, actualizado y mejorado durante las guerras entre Castilla y
Aragón (siglos XIV-XV). Originalmente se documenta un
recorrido de 910 metros de perímetro, rematado por doce
torres que marcan un inexpugnable recinto que convierte
el pueblo de Constantí en una villa cerrada, accesible solo
por tres portales (Tomàs 1994).
En este marco la actuación (Diputació de Tarragona 2008)
pretendió recuperar el volumen original del tramo de la
muralla y consolidarla en sus partes desprendidas (fig. 10),
120
TAPIA Y REHABILITACIÓN FUNCIONAL
DE EDIFICIOS
Finalmente se identifica el grupo de actuaciones vinculadas a rehabilitaciones, con acciones proyectuales que implican un explícito cambio funcional de uso en los edificios.
Estos ejemplos, a pesar de haber sufrido muchos cambios
y alteraciones del sistema constructivo histórico, muestran
aspectos interesantes a considerar. En este caso se subrayan dos proyectos principales como Casa Cal Cardenal, Salomó (Tarragona) y Ca l’Ardiaca (Tarragona).
El primer caso analizado es la conocida como la Casa Cal
Cardenal, situada en el núcleo de la población de Salomó,
Tarragona. Este pueblo destaca por la actividad cultural
que desarrolla, plasmándose en la representación de un
acto sacramental nombrado «Ball del Sant Crist de Salomó»,
siendo el personaje principal de esta manifestación Josep
Nin, dueño histórico de la casa Cal Cardenal. Este acto, reconocido con la distinción de Fiesta Tradicional de Interés
Nacional el año 1999 (Virgili 1980), refuerza el valor simbólico del edificio en relación con su núcleo urbano.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mERITxELL oRTIz CAmPAÑÁ y VALENTINA CRISTINI | CATALUÑA
Fig. 12: Tapia en la Casa Cal Cardenal, Salomó-Tarragona (Ortiz)
La intervención de rehabilitación de la casa Cal Cardenal
propuso la transformación del edificio en sede social y cultural (Figuerola, Gavaldà & Romera 2001-2007). Para ello
se actuó especialmente en la última planta, zona ampliada
en el siglo XVIII con muros de tapia, demoliendo parte de
los muros así como la cubierta y la estructura de madera.
Los nuevos volúmenes se reconstruyeron con el mismo sistema constructivo, mixto de tapia y mampostería, revestido, en las fachadas, con estuco de cal. Realmente, tras el reciente acabado, hoy día es complejo realizar cualquier tipo
de lectura de partes realizadas ex novo respecto a lienzos
no consolidados o fábricas únicamente de mampuestos,
hecho que también modifica la autenticidad material del
conjunto (fig. 12).
El segundo proyecto estudiado, en términos de rehabilitación, es el edificio situado junto a la Catedral de Tarragona,
Ca l’Ardiaca, en la plaza de la Seu. En este caso el objeto
de estudio es un palacio gótico construido en el siglo XIV
sobre un pórtico del foro provincial romano, que se enclava
en el conjunto monumental del casco antiguo de Tarragona y que constituye uno de los monumentos, propios del
lenguaje gótico civil de la ciudad, que ya apunta a un repertorio proto-renacentista (Arxiu Històric de la Ciutat).
La rehabilitación del palacio gótico cuenta con la transformación del conjunto en un hotel de lujo (Adell 2013). A día
de hoy se están realizando los trabajos de excavación para
recuperar la cimentación del recinto sagrado del Foro Provincial y se están llevando a cabo otros trabajos previos a la
intervención, siendo aún complejo poder establecer resultados concretos del proyecto (fig. 13). No obstante, parece
claro que la intención proyectual subraya la recuperación
del patio, como eje del edificio, y la galería gótica, además
de aspirar a conservar los elementos arquitectónicos tardomedievales, integrados con nuevos elementos contemporáneos para poder abarcar y cumplir completamente
con el nuevo programa funcional. En esta lógica, la tapia
localizada en la fachada principal, rematando la planta baja
en mampuestos, no se trata como muro de carga, sino más
bien solo como elemento pantalla para la composición del
alzado principal. El valor de antigüedad de los lienzos contribuye a texturizar la fachada, pero su valor constructivo
se limita a términos solamente estéticos.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
121
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
REFLEXIONES
En Cataluña, hoy día, el panorama constructivo vinculado
a la tapia destaca por un cambio de consideración prestacional de la técnica, cuya vigencia queda desde época remota enraizada en la cultura catalana, tanto en ámbito urbano como rural. Si a principios del siglo XX la técnica vive
posiblemente su momento más bajo («Casa de terra, casa
de merda», «Casa de terra, al cap d’un any al terra», por Joan
Amades 1951) es ahora cuando se aprecia un lento, pero
gradual revival de la misma.
Gracias al progresivo conocimiento de la técnica, se valorizan los muros de tierra localizados en los elementos patrimoniales, registrándose además una actitud optimista
de confianza y respeto hacia esta tecnología. Se trata de
un proceso paulatino pero lento y, posiblemente es por
esto, que en la mayoría de las intervenciones se sigue sin
aprovechar y valorizar completamente el muro de tapia
en su rol estructural, aunque ya no se estigmatice como
hasta ahora sucedía. Las pautas de conservación, consolidación y mantenimiento son realidades ya frecuentes,
de manera que las intervenciones llevadas sobre acabados
frágiles y superficies históricas son poco a poco tangibles,
no sólo utopías.
A través de los casos de estudio analizados destacan, principalmente, los nuevos criterios de conservación sobre
todo en ámbito arqueológico, tratándose de una actitud
más bien polarizada hacia la reparación o reconstrucción
de cara a ejemplos arquitectónicos. Por un lado, se reconoce el afán de congelar las huellas constructivas de tapias
en parques arqueológicos, como en los casos de Masies de
Roda de Ter (Barcelona), Ullastret (Girona), Empúries (Girona), Altafulla (Tarragona).
Ahora bien, en casos más concretos, propios de edificios
o estructuras defensivas, se promueve la reconstrucción a
una o a dos caras de los lienzos de tapia, pero casi siempre
actuando con mezclas de tierra estabilizadas con cemento. Son los casos de conjuntos militares como Montblanc
(Tarragona), Constantí (Tarragona) y en Torre de Caragol
(Lleida), donde la tierra se emplea, se consolida, se reconoce, pero también siempre asociada a materiales contemporáneos aparentemente más «fiables».
Además es interesante atestiguar cómo en ocasiones la
reconstrucción viene acompañada de modificaciones en la
lógica constructiva, bien se trate de casos que contemplan
la total ocultación de la misma, como en el caso de Casa Cal
Cardenal, Salomó (Tarragona), bien se trate de casos que
apuntan a limitar el rol estructural de la tapia, como en el
caso de Ca l’Ardiaca, (Tarragona).
122
Muchos ejemplos de tapia en Cataluña quedan además
ocultos en las fábricas, estratificados con ellas. Se trata de
curiosos casos de «tapia fósil» (Cuchí i Burgos 1994), de
extrema dificultad a la hora de ser intervenidos. Terrassa,
Vilafranca del Penedès, Valls, Reus, Mataró, Figueres y la
misma Barcelona ocultan en sus edificios muchas partes de
tapia, estructuras que no se contemplan en fase de proyecto y que se desvelan solo a lo largo de las obras. En muchos
casos, se eliminan y cancelan de forma indiscriminada estas fábricas, precisamente porque, en muchas ocasiones,
la falta de estudios previos documentales dificulta luego el
posible desarrollo del proyecto.
Los más recientes estudios preliminares de investigación
y las recientes excavaciones arqueológicas son potencialmente el primer paso hacia un adecuado conocimiento
de la técnica, de su conservación y pervivencia en casos
históricos especialmente delicados. Herramientas contemporáneas de análisis y de diagnóstico, correctos estudios estructurales, apropiados materiales de reparación y
consolidación son factores cruciales en la consecución de
intervenciones respetuosas, sobre estructuras de tapia,
evitando la degradación o alteración de la propia esencia
de la técnica.
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
123
COMUNIDAD DE MADRID
Luis Maldonado Ramos y Fernando Vela Cossío
Las técnicas y sistemas de construcción con tierra que se
han usado históricamente en la Península Ibérica y que
podríamos agrupar en dos grandes ámbitos, el de la tapia
y el del adobe, también han sido empleadas de manera corriente en el territorio de Madrid.
La Comunidad de Madrid es una construcción política
que desde el punto de vista geográfico se sitúa en el interior de la Meseta castellana, «en la encrucijada de los
paisajes más representativos de la misma, en el área de
contacto entre las montañas del zócalo y las cuencas
sedimentarias de los grandes ríos meseteños (…) No es
exagerado afirmar que en sus poco más de ocho mil kilómetros cuadrados, Madrid nos ofrece un repertorio
prácticamente completo de los sistemas y paisajes agrosilvopastoriles del interior ibérico; dentro de sus límites
conviven dehesas de encina y rebollo, pastizales abiertos
de piedemonte y de cumbres, extensos pinares naturales y de repoblación, campos cercados de fondo de valle,
abertales minifundistas y grandes labranzas campiñesas,
olivares y viñedos sobre mesas calizas, y regadíos de diverso origen, estructura y aprovechamiento sobre vegas
aluviales y, en algunas áreas, con disponibilidad de aguas
subterráneas» (Gómez de Mendoza 1999: 47). Esta extraordinaria diversidad de paisajes y formas de aprovechamiento ha producido, como es natural, una extensa
variedad de soluciones constructivas, de manera que la
propia arquitectura tradicional y popular del territorio de
Madrid sintetiza, en muchas ocasiones, criterios y formas
de hacer las cosas que podemos encontrar en todas sus
provincias limítrofes: la de Segovia por el norte, la de Toledo por el sur, las de Guadalajara y Cuenca por el este y
la de Ávila por el oeste.
Las soluciones constructivas que emplean la tierra predominan en las áreas orientales y meridionales de la provincia de Madrid, en las que abunda la construcción de
muros con distintas técnicas de tapia y también se usa habitualmente el adobe, un material que también podemos
ver utilizado, sobre todo al interior de la edificación, en
muchas de las áreas serranas del norte y del oeste de la
comunidad (fig. 1).
LA CONSTRUCCIÓN CON TIERRA EN
LA ARQUITECTURA TRADICIONAL
MADRILEÑA
Fig. 01: Mapa físico de la Comunidad de Madrid
(Comunidad de Madrid)
124
El uso de la tierra como material de construcción se encuentra extendido, como ya hemos dicho, en buena parte
del actual territorio de la Comunidad de Madrid. El ámbito geográfico que presenta una mayor abundancia en
construcciones con tierra corresponde al área central y
meridional de la provincia de Madrid y, más concreta-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mente, a los valles del río Jarama y de sus afluentes, el
Henares y el Tajuña.
El Norte de la provincia, de marcado carácter serrano, nos
muestra el uso de la tierra, en concreto del adobe, sólo
en divisiones interiores, ya estén resueltos mediante tabiques o incluso muros de fábrica, ya sea usando sistemas
constructivos de entramado de madera. En el área suroccidental de la provincia, más cercana a las comarcas serranas, y en los valles del Guadarrama y del Manzanares,
la tierra se emplea mayoritariamente en la construcción
de muros de fábrica de adobe, que también se usa como
plementería de los cuarteles en los entramados de madera, mientras que en toda la zona meridional y, sobre todo,
oriental de la comunidad los sistemas constructivos más
utilizados son, en cambio, los de tapia. Como es natural,
en la ciudad de Madrid y en los núcleos de su área metropolitana se han perdido la mayor parte de las construcciones populares vinculadas a los sistemas constructivos
de la tradición, pero aún se puede rastrear el uso de los
mismos en algunos edificios históricos, como después veremos (figs. 2 y 3).
Gracias al estudio realizado en su día por un equipo de
investigación de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la Dirección General de Arquitectura y
con la Dirección General de Patrimonio Histórico de la
Comunidad de Madrid, se pudo localizar, documentar y
analizar un gran número de construcciones en las que se
había empleado de forma predominante la técnica de la
tapia para la ejecución de muros y cercas. Los resultados
de este trabajo permitieron elaborar una serie de conclusiones sobre las diferencias en la aplicación de los sistemas y materiales empleados, sobre las propias soluciones
constructivas elegidas y sobre su patología. Los trabajos
de campo –realizados durante el curso académico 19951996 por alumnos y profesores de la asignatura de sexto
curso «Construcción IV» (plan de estudios 75)– permitió
diferenciar varios tipos de tapias, dependiendo de la técnica concreta empleada o de los materiales usados para
su elaboración, publicándose posteriormente los resultados en una monografía (Maldonado Ramos 1999). Una
parte de estos trabajos serviría igualmente de base para
el posterior desarrollo de una «Acción Especial» del Plan
Nacional de Investigación y Desarrollo1, de la que se publicaron parcialmente los resultados en la revista Informes
de la Construcción que edita el Instituto Eduardo Torroja
de Ciencias de la Construcción del CSIC (Maldonado Ramos, Castilla Pascual y Vela Cossío 1997).
De los trabajos de campo que se desarrollaron entonces
pudo concluirse que, entre los muchos tipos de técnicas
Fig. 02: Muros de adobe en una vivienda de Cenicientos
(Fondo ETSAM)
Fig. 03: Muros de tapia en una vivienda de Casarrubuelos
(Fondo ETSAM)
Fig. 04: Tapia con brencas en Villar del Olmo (Fondo ETSAM)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
125
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
que se podían distinguir en la Comunidad de Madrid, se
podía deducir la existencia de dos grandes grupos: el de
las tapias monolíticas y el de las tapias mixtas (De Hoz,
Maldonado Ramos y Vela Cossío 2003: 191).
Las tapias monolíticas son aquellas en los que el muro
funciona como un todo homogéneo y de igual resistencia.
De su empleo pueden obtenerse tapias ordinarias, mejoradas, con refuerzos en sus caras o con juntas reforzadas,
ya sean éstas rectas o curvas. Entre las primeras destaca
la llamada tapia real, que se basa en el añadido de cal a la
tierra, y entre las reforzadas la tapia calicostrada que es
aquella que emplea pelladas de pasta o mortero de cal en
los bordes exteriores del cajón y entre tongada y tongada
de tierra, de forma que al desencofrarse ofrezca una cara
guarnecida y perfectamente adherida a la tapia, lo que
permite su mayor duración; y la llamada tapia acerada,
que presenta un revestimiento de cal en sus paramentos,
bien encofrado in situ (calicostrado), bien guarnecido
posteriormente. Otra forma de refuerzo de las tapias consiste en disponer en sus juntas horizontales y verticales
refuerzos de mortero de cal o yeso. Tales juntas pueden
quedar rectas o ser ejecutadas mediante trazados curvos
en forma de media luna (tapia con brencas o con lunetos),
pudiendo quedar dispuestas alternativamente o de forma
alineada (fig. 4).
Las tapias mixtas resultan del refuerzo localizado de las
tapias en zonas concretas del muro que asumen así las
principales cargas, pudiéndose emplear para ello machones de adobe, ladrillo o mampostería, o configurarse las
conocidas como tapias con rafas. En ocasiones podemos
hallar tapias que tienen como única función el cerramiento de sistemas entramados de madera; esto es frecuente
para resolver medianerías o para solucionar la elevación
de sobrados.
Habitualmente las tapias suelen tener, al menos en las
construcciones más desarrolladas, una cimentación y un
zócalo constituidos por muretes de mampostería sobre
los que se apoyan aquéllas. Los encuentros en las esquinas quedan reforzados con sillería, mampostería, ladrillo
o adobe, mientras los forjados, viguetas y rollizos son de
madera y se apoyan sobre los muros o sobre un durmiente
de madera que va dispuesto sobre el propio muro o sobre
una capa de tierra y cal que ejerce la misma función de
reparto de cargas de las viguetas. En los encuentros con
la cubierta se suele optar por la misma solución que en los
forjados, pudiendo también aparecer sobre los durmientes tirantes o elementos que eviten transmitir los esfuerzos horizontales al muro.
126
En el ámbito específico de la arquitectura madrileña pudimos identificar dentro del grupo de las tapias monolíticas
diferentes soluciones alternativas:
1. Las tapias con tierra en estado natural, en la que tan
sólo se produce un cribado, aireado y humedecimiento
de la misma previo a su compactación.
2. Las tapias de tierra mejorada con grava, cascotes u
otros materiales de forma que garanticen una mejor
compactación y aumento de resistencia, en las que una
de las soluciones tradicionales es la adición de cal mezclada con la tierra conocida como tapia real.
3. Las tapias reforzadas en las caras, donde a diferencia
del caso anterior, los refuerzos (normalmente piedras)
no se mezclan sino que se disponen junto a las caras
de la tapia antes del apisonado de cada tongada, permitiendo una mejor adherencia del revoco, como sucede en técnicas similares como aquellas en las que el
careado se ejecuta con ladrillos o con pelladas de cal
(calicostrado).
4. Las tapias con juntas reforzadas y en las que generalmente estos refuerzos se realizan con morteros de cal o yeso.
5. las tapias con juntas reforzadas curvas, también llamadas «brencas», que parecen emplearse para evitar el
apisonado en los rincones del tapial donde reviste mayor dificultad la compactación de la tierra, y en las que es
frecuente encontrar soluciones en las cuales las juntas se
disponen alineadas verticalmente en vez de contrapeadas
(figs. 5 y 6).
Para el caso de las tapias mixtas pudieron distinguirse
varios tipos, a saber: 1) tapias con machones, un sistema consistente en rellenar mediante tapias el espacio
comprendido entre dos elementos verticales de fábrica
de ladrillo, adobe o mampostería que pueden recibir las
cargas principales del sistema estructural horizontal,
aunque a menudo el conjunto trabaja como un muro de
carga homogéneo. Es corriente que las tapias con machones de ladrillo presenten igualmente las juntas horizontales reforzadas con una o varias verdugadas del
mismo material mientras los machones de mampostería suelen estar formados por cascotes y un mortero de
cal o yeso; 2) tapias con «rafas» o machones curvilíneos
resultantes de combinar la solución anterior con las
«brencas»; y 3) tapias con entramados de madera, una
técnica poco corriente directamente relacionada con los
sistemas de entramado y plementería de adobe, más comunes en la zona serrana de Madrid y en la submeseta
Norte, en las que el espesor de las fábricas es mucho
menor empleándose en medianeras y cerramientos de
desvanes (figs. 7 a 10).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LUIS mALDoNADo RAmoS y FERNANDo VELA CoSSÍo | ComUNIDAD DE mADRID
Fig. 05: Tapia simple de tierra
en Valdeavero (Fondo ETSAM)
Fig. 06: Tapia con brencas
en Morata de Tajuña (Fondo
ETSAM)
Fig. 07: Tapia con verdugadas
de ladrillo en Villanueva de
Perales (Fondo ETSAM)
Fig. 08: Tapia reforzada
con machones de ladrillo y
verdugadas de piedra en San
Martín de Valdeiglesias (Fondo
ETSAM)
Fig. 09: Tapia con rafas y
brencas en Villar del Olmo
(Fondo ETSAM)
Fig. 10: Detalle de tapia con
rafas y brencas en Villar del
Olmo (Fondo ETSAM)
Fig. 11: Tapia de brencas sobre
zócalo de mampostería en
Morata de Tajuña (Fondo
ETSAM)
Fig. 12: Vivienda de tres
plantas construida con tapia
en Perales de Tajuña (Fondo
ETSAM)
Fig. 13: Vivienda de tapia en
Carabaña (Fondo ETSAM).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
127
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
MURALLA DE TALAMANCA DE JARAMA
(MADRID) (1987)
José Juste Ballesta
En la ya lejana primavera de 1987, el Ayuntamiento de
Talamanca comunicó a la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid que, debido a
la amenaza de colapso inminente que ofrecía un tramo de
la antigua muralla de la villa, se iba a proceder a su demolición de forma inmediata. Con esta acción se pretendía
evitar las desgracias personales que pudiera ocasionar el
derrumbamiento de aquellas venerables fábricas históricas
sobre la vía pública próxima a los restos de la muralla.
Como quiera que los denominados «Restos del Recinto
Fortificado (Ruinas)» estaban protegidos por Ley en virtud
de su declaración de B. I. C. en la categoría de Monumento
(D. 03-06-1931), la Dirección General decidió realizar una
intervención con carácter de emergencia, toda vez que el
caso cumplía plenamente los requisitos legales establecidos para este tipo de actuaciones.
El tramo afectado era el único de todo el sector meridional
del recinto fortificado que aún mantenía, tanto sus componentes constructivos originarios, como su envergadura
primitiva. En consecuencia, el valor documental de aquel
resto era indudable, más allá de otras consideraciones de
carácter estético o ambiental, menoscabadas por el estado de intensa degradación que presentaba el bien. Por lo
demás, el lienzo de muralla conservado estaba ubicado en
una zona marginal y un tanto alejada de las áreas centrales
de la localidad, y concretamente en el borde de un solar
sensiblemente plano, situado a unos 4 m sobre el nivel del
camino de ronda que discurre paralelo al mismo, con dirección este-oeste. La notable diferencia de cota existente
entre ambos planos se salva mediante un grueso muro escalonado de cal y canto que, dispuesto a modo de zarpa,
sirve para contener las tierras superiores y dotar de un basamento firme a la muralla propiamente dicha (fig. 1).
Los restos intervenidos consisten en un muro de tapia de
aproximadamente 1,20 m de espesor y 6 m de longitud,
que apoyan sobre el basamento antedicho; la altura del
lienzo es de 5 m medida a partir de la base, estando constituida por dos cuerpos separados por varias verdugadas
de ladrillo. De estas dos partes, la superior, muy mutilada,
debió de corresponderse con la fábrica de un adarve transitable, en tanto que la inferior constituye claramente el
grueso de la cerca; ésta última conserva en mayor medida
su materia constructiva original, pudiéndose apreciar con
claridad los mechinales pasantes que sirvieron para albergar las agujas empleadas para fijar las tapias que confinaban las tierras empleadas en la construcción de la cerca.
Junto al tramo objeto de la intervención -y a poniente de
éste último- se mantiene otro de mayor longitud, pero del
que apenas si se conservan unos restos muy erosionados,
los cuales conforman un montículo de tierra alargado y alineado con el primero: en este tramo se decidió no intervenir en aquel momento, habida cuenta del grado extremo
de mutilación que presentaban los restos de tapia supervivientes, y de que no ofrecían peligro grave de derrumbamiento. En lo referente al primer sector, si bien conservaba
en pie buena parte de su fábrica histórica, lo cierto es que
su sección había sufrido graves pérdidas superficiales, cuya
más preocupante manifestación consistía en una profunda oquedad longitudinal que discurría a lo largo de toda la
base del alzado exterior; como consecuencia, la superficie
de apoyo del lienzo había perdido una parte considerable
de su sección original, y además, se podían apreciar numerosas fisuras verticales, así como una preocupante inclinación hacia el lado del viario público.
Una vez autorizada la correspondiente Memoria Valorada
y adjudicados los trabajos con carácter urgente, se iniciaron
las obras en el verano de aquel mismo año, terminándose
a principios de otoño. Dado el peligro real de vuelco que
presentaban las tapias, se procedió a cerrar el camino y a
colocar unos apeos provisionales preventivos, constituidos
por estructuras trianguladas, de perfilería metálica.
El proyecto a realizar consistía en la incorporación de dos
muros de contención de hormigón armado, uno por cada
cara de la fábrica histórica, ocupando el grosor de la tapia
desaparecida; las esquinas superiores de las dos pantallas
de hormigón estaban unidas entre sí por sendas vigas-cargaderos que, además de solidarizar ambos componentes
estructurales, servían para aportar un apoyo a la inestable
coronación superior. También se introducían conectores
metálicos aprovechando los mechinales existentes en la
fábrica de tapia, es decir, ocupando el mismo emplazamiento que habían tenido en origen las agujas utilizadas
en la construcción de la tapia. En cuanto a la coronación, se
proyectó su protección mediante la incorporación de una
capa de mortero bastardo armada con malla de PVC.
Fig. 1: Estado inicial del alzado sur. Primavera 1987 (J.J. Ballesta)
128
Resultaba evidente que las condiciones estáticas del elemento y el peligro de derrumbe sobre el camino al pie de
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Fig. 2: Estado final tras la conclusión de los refuerzos estructurales. Otoño de 1987 (J.J. Ballesta)
Fig. 3: Vista general desde el Sureste, tras los nuevos trabajos de consolidación y acondicionamiento terminados en 2013 (E. Herrero)
Fig. 4: Ídem anterior, desde el Suroeste, tras los nuevos trabajos de consolidación y acondicionamiento concluidos en 2013 (E. Herrero)
la muralla obligaba a realizar una actuación que, inevitablemente habría de ser altamente invasiva con las fábricas históricas que se pretendían salvaguardar. Por ello, se
planteó dotar a la propuesta de unas condiciones tales que,
cumpliendo su función primordial de servir de soporte y
contención de aquéllas, permitieran además poner de manifiesto los valores históricos esenciales del bien.
Para poner en práctica estas premisas se optó por el hormigón armado como material de ejecución de los apeos, si
bien tratado con pigmentos incorporados a la masa, con el
objetivo de obtener un cromatismo acorde con el de la tapia original. Los haces exteriores de las pantallas frontales
de hormigón se situaron exactamente sobre la vertical de
los paramentos originales que habían tenido las fábricas
de tapia desaparecidas, y en dichas pantallas se marcaron
las siluetas de los mechinales que presentaban éstas, que
habrían de quedar ocultos tras la ejecución de las nuevas
prótesis proyectadas. Por el contrario, se dejaron al descubierto las caras laterales del muro de tapia, con la finalidad
de que el material constructivo original pudiera quedar accesible a posibles investigaciones posteriores. Finalmente,
se dejó documentado tanto el estado previo como el proceso seguido en la ejecución de los refuerzos.
Dado el destacado protagonismo visual que poseía el elemento intervenido, se cuidaron así mismo los aspectos formales inherentes a las nuevas fábricas. Por ello, se emplearon encofrados de tabloncillo para aportar una textura regular pero orgánica a los paramentos externos. En cuanto a
los costados laterales, se les dotó de cierto escalonamiento
«escultórico» que, además, pretendía comunicar de una
manera conceptual el carácter modular de las tapias empleadas en el proceso de encofrado, y sugerir la continuidad formal que en su momento poseyeron los paramentos
de la muralla; además, se reforzó esta idea dotando a los
frentes de los escalonamientos con un acabado discontinuo y rugoso, en contraste con las texturas más uniformes
que presentaban las superficies de los frentes (fig. 2).
Gracias a esta actuación –ciertamente dura-, aquel sector
de muralla que estaba a punto de desaparecer se conserva
aún hoy en pie, más de 26 años después. Recientemente se ha realizado una nueva actuación que ha afectado a
distintos ámbitos del recinto amurallado de Talamanca,
bajo la dirección de la arquitecto Estefanía Herrero y con
la intervención arqueológica de Reno S.L. y la supervisión de la Dirección General. Con ocasión de esta nueva
actuación ha sido posible limpiar y reparar algunos de los
desperfectos puntuales habidos en el transcurso de estos
años, y completar las lógicas pérdidas sufridas por la tapia, tanto en el sector reforzado en su día, como en el
adyacente. En esta intervención, las aportaciones se han
realizado con bloques de adobe ejecutado con la tierra del
lugar, lográndose un material perfectamente compatible
con la tapia histórica. En cuanto a las capas protectoras,
se han realizado esta vez con barro reforzado con microfibra de vidrio (figs. 3 y 4). Es indudable que la actuación
realizada hace 26 años fue el resultado de la necesidad de
dar una respuesta urgente a una situación límite; por lo
tanto no puede servir como regla extrapolable a otras situaciones menos dramáticas, en cuyo tratamiento han de
primar a priori conceptos tales como la reversibilidad de
las aportaciones, la compatibilidad entre materiales históricos y nuevos, y la supeditación visual de los refuerzos
respecto de las fábricas históricas. Valga por lo tanto esta
intervención como recordatorio de que la conservación
sistemática y preventiva es la única medida capaz de evitar intervenciones posteriores extremas que, aunque demuestren su eficacia como la presente, no por ello dejan
de ser altamente traumáticas.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
129
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 14: Solución de esquina en ladrillo en una tapia de Valdeavero (Fondo ETSAM)
Fig. 15: Rafa de refuerzo en una tapia de Fuentidueña de Tajo (Fondo ETSAM)
Fig. 16: Vivienda en Chinchón (Fondo ETSAM)
SOLUCIONES CONSTRUCTIVAS
ASOCIADAS AL EMPLEO DE LA TAPIA
En los sistemas de construcción con técnicas de tapia en la
Comunidad de Madrid la solución constructiva más habitual es la de muros de carga, en la que las cimentaciones tienen, en la mayoría de los casos, la anchura del propio muro
de tierra o algo más, oscilando entre 60 y 80 cm. Se construyen casi siempre con mampostería recibida con mortero de
cal o con la misma tierra que forma el resto del muro. A los
mampuestos que componen el muro se le añaden a veces
cascotes, trozos de teja o de ladrillo (figs. 11 a 13).
Los muretes de cimentación se levantan habitualmente
por encima del nivel del suelo, a modo de sobrecimiento
o zócalo. Los zócalos son un elemento fundamental de
los muros de tierra, protegiendo el muro de las humedades de capilaridad y salpiqueo. La altura del zócalo oscilará
normalmente entre 50 y 100 cm, aunque hay veces que
abarca toda la planta baja e incluso más, relegando el muro
de tierra únicamente al sobrado. En construcciones muy
rústicas, como los cercados y los establos, encontraremos
muros de tierra dispuestos sobre un zócalo mínimo. Estos
zócalos son, al igual que la cimentación, de mampostería
en la mayoría de los casos, aunque hay algunos de ladrillo, especialmente en aquellas tapias construidas con machones de este material; en otros casos el ladrillo se utiliza
como remate de una mampostería a modo de verdugadas
para regularizar la altura y disponer una base horizontal
sobre la que empezar a apisonar el material.
Las esquinas de un muro de tierra, dada su baja resistencia
a impactos y erosiones, resultan un punto vulnerable y, por
lo tanto, rara vez se dejan sin refuerzo. Lo más frecuente es
construir la esquina con mampostería, siguiendo el mismo
sistema utilizado en cimentaciones, zócalos o machones,
130
si existen. Encontramos así esquinas de mampostería, de
ladrillo e incluso de adobe, una solución que no parece la
más adecuada, pero se da. Un caso menos habitual es que
la esquina esté trabada con piezas de sillería, una forma
de construcción que suele vincularse con edificaciones de
cierta relevancia (figs. 14 y 15).
Los forjados presentan características muy similares en
todas las construcciones tradicionales, empleando viguetas o rollizos de madera que se apoyan sobre los muros.
Sobre estas viguetas se colocan tablas o revoltones de yeso
rellenos con cascotes. El apoyo de estas viguetas sobre el
muro de tierra puede suponer un problema, debido a la
baja resistencia de la tierra frente a las cargas puntuales.
Para evitar una excesiva concentración de cargas la solución más empleada consiste en colocar un durmiente de
madera sobre el muro. En este durmiente apoyan las viguetas, quedando así la carga uniformemente repartida.
El durmiente se coloca en la cara interior del muro, protegiendo la madera de los cambios de humedad. En algunas ocasiones este durmiente se sustituye por una capa de
tierra mezclada con cal, que sirve igualmente para repartir
las cargas y además ayuda a nivelar el plano de apoyo de las
viguetas. En los muros de tapia con entramado de madera, es frecuente ver las viguetas del forjado encajadas entre
un durmiente y una solera. El primero sirve de apoyo a las
viguetas, mientras la solera recibe los pies derechos que refuerzan el muro.
Para una adecuada solución de los encuentros de muros y
cubiertas es preciso solventar dos problemas. El primero,
es resolver la transmisión del peso de la cubierta al muro
sin cargar este excesivamente. En el caso de la cubierta se
complica más ya que las cargas, al ser inclinadas, tienen una
componente horizontal siempre más difícil de transmitir
al terreno. Para solucionar esto se colocan durmientes, al
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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igual que en los forjados con estribos o tirantes evitando
así transmitir al muro estos esfuerzos horizontales. El segundo problema es la acertada solución del alero, con el fin
de evitar en lo posible filtraciones del agua que escurre por
las cubiertas, provocando el deterioro de la coronación del
muro. Para los aleros se dan distintas posibilidades, como
que los pares de la cubierta vuelen sobre la fachada soportando la cubierta, o colocando piezas específicas de madera
(canecillos), que se apoyan en el durmiente de coronación
y vuelan sobre el muro. También se pueden colocar hiladas
de ladrillo o teja embutidas en el muro de manera que vuelen sucesivamente unas sobre otras (fig. 16).
Los huecos abiertos en los muros de tierra aparecen reforzados con materiales más resistentes, de manera análoga a
las soluciones de esquina. Estos refuerzos emplean materiales muy distintos, aunque suelen estar relacionados con
la técnica empleada para construir el muro. En el caso de
tapias monolíticas, lo más frecuente es colocar piezas de
madera bordeando el hueco, situándose el cerco a haces
exteriores del muro, protegiendo el alféizar interior. En las
tapias mixtas las jambas se refuerzan con el mismo material que forma los machones. Una solución menos frecuente consiste en bordear los huecos con sillería o con dinteles
y jambas monolíticas de piedra.
El empleo de la tapia en la arquitectura militar andalusí se
encuentra muy bien documentado y el Madrid emiral y califal no podría ser una excepción, como corresponde a un
territorio históricamente fronterizo integrado en la llamada «Marca Media», formada por los territorios situados entre el valle del Duero y del Tajo, al norte, y los del Guadiana,
al sur. Entre las localizaciones históricas con buena documentación de la presencia andalusí en el territorio madrileño entre los siglos IX y XI se encuentran muchos puntos
de defensa y control estratégico de los pasos de la sierra
y de las cuencas fluviales. No vamos a encontrar sistemas
de construcción con tierra en las torres atalaya, numerosas
en la provincia de Madrid, pero sí en los castillos y en las
grandes fortalezas hispanomusulmanas de esta época. Los
husun (castillos) más importantes de esta parte de al- Andalus debieron ser el de Mayrit (al Mudayna de Madrid),
el hisn Qal’a (castillo de Alcalá la Vieja) y el de Qal’at Halifa
(castillo de Calatalifa) (Pavón Maldonado 1999: 203).
LA TÉCNICA DEL TAPIA EN LA
CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL
TERRITORIO DE MADRID
En muchas localizaciones con presencia de niveles arqueológicos y material de procedencia andalusí encontramos
técnicas constructivas características asociadas. Este es el
caso de las zarpas escalonadas que podemos encontrar en
el conjunto amurallado de Talamanca del Jarama, en el de
Buitrago del Lozoya o en el de Calatalifa (Villaviciosa de
Odón). Otro de los elementos más característicos de las
construcciones hispanomusulmanas de este periodo es el
empleo de una clase de aparejo de mampostería encintada,
a espejo, formada por hiladas horizontales de ladrillo (una
o dos), separadas también por ladrillos dispuestos verticalmente, formando cajeados rellenos con una piedra de cara
plana y ancha. Michel Terrase lo califica de cloisonné (cajonera) (Terrase 1969), un término que también usa Basilio
Pavón para referirse a un tipo de opus mixtum, de piedra,
ladrillo y argamasa, que ya hemos tenido oportunidad de
estudiar asociado sobre todo a fortificaciones en las vecinas provincias de Segovia (Zamora Canellada y Vela Cossío
2005) y Guadalajara. Esta clase de obra de fábrica la hemos
visto, por ejemplo, en el castillo de Ayllón (Segovia) para
protección de la cara exterior de grandes muros de tierra
compactada. Entre los conjuntos madrileños que presentan esta clase de aparejo hay que destacar los mencionados
conjuntos fortificados de Buitrago de Lozoya y Talamanca
de Jarama.
Aunque el uso de la tierra como material de construcción
se remonta en el territorio de Madrid a la más estricta prehistoria y tenemos constancia fiel de su empleo en la arquitectura doméstica de la Edad del Bronce y de la Edad del
Hierro, los primeros testimonios que hemos conservado
del empleo de técnicas de compactación de tierra mediante
el uso de cajones de madera son de cronología medieval y
corresponden a la arquitectura hispanomusulmana y a la
arquitectura cristiana bajomedieval.
Por lo que respecta al uso de la tapia, lo vamos a encontrar igualmente en ambos conjuntos. En el castillo de
Buitrago se acaban de terminar precisamente algunos
trabajos de restauración de lienzos de tierra apisonada en
los paños interiores de los muros del extremo septentrional del conjunto, trabajos financiados por el Instituto del
Patrimonio Cultural de España (IPCE) del Ministerio de
Educación, Cultura y Deportes y dirigidos por el arquitecto Pedro Ponce de León.
En cuanto a los dinteles, son en casi todos los casos piezas de madera, a veces escuadrada y en otros casos simplemente en rollizo. Es frecuente enrollar cuerdas de esparto
sobre las piezas de madera («entomizar»), para mejorar la
adherencia del revestimiento, razón por la cual también es
frecuente encontrarnos las piezas de madera con multitud
de pequeñas hendiduras de azuela que se han practicado
sobre la superficie lisa de la escuadría.
Los muros tradicionalmente se protegían con revestimientos de mortero de barro, utilizando una tierra arcillosa para
mejorar la impermeabilidad. Esta tierra se mezclaba con
paja con el fin de mejorar la cohesión y evitar fisuras. Otros
revestimientos empleados habitualmente eran los revocos
de cal, las lechadas de cal (encalados) y los trullados o embarrados, aplicados directamente sobre la propia fábrica.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
131
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LA PUERTA DE BURGOS DE LAS MURALLAS
DE ALCALÁ DE HENARES (MADRID) (2005)
José Luis González Sánchez
La Puerta de Burgos se sitúa en el perímetro del recinto
amurallado de Alcalá de Henares, siendo la entrada al mismo desde el Norte (fig. 1). Este recinto queda limitado por
la muralla, que en tramos es simple muro, y que se protege
con un total de diecinueve torreones. A diferencia del resto
de las puertas del recinto murado, y gracias a que con la
construcción del Convento de San Bernardo quedó englobada en la clausura se ha podido conservar hasta la fecha,
si bien transformada, cerrada hacia el exterior y convertida
en capilla de la huerta del Monasterio. Durante los últimos
años había sufrido un proceso de profundo deterioro, limitado por intervenciones de mantenimiento que habían
logrado retrasar los efectos de la acción climatológica sobre las fábricas. En diciembre de 2005, tras una época de
fuertes lluvias que siguió a otra de sequía, se produjo el
derrumbe del estribo lateral del arco de entrada. La intervención de apeo de emergencia realizada en un primer momento se completó con la restauración y protección completa de las fábricas (fig. 2). Las obras han sido financiadas
por el Excmo. Ayuntamiento de Alcalá de Henares.
Interpretación arquitectónica
Parece bastante clara la identificación de tres fases constructivas en la Puerta de Burgos.
Fase I. Construcción inicial de la puerta en la cerca. S. XIII:
Puerta de acceso directo, con arcos apuntados de ladrillo
tanto en su fachada interior como en la exterior. Aparecen
varios elementos de tradición mudéjar, como el alfiz que
enmarca el arco, la fábrica de mampostería de piedra de
escasa potencia o la fábrica interior de sillarejos separados
por un ladrillo a sardinel.
Fase II. Ampliación. Finales del siglo XIV o principios del XV:
Sobre el cuerpo inicial se eleva la fábrica la altura de seis tapias, cada una de ellas de cuatro pies de altura, sin verdugadas de ladrillo intermedias. Se amplía también hacia el oeste abriendo un paso desde el interior en el muro, a través
de la tapia, para crear una escalera que permite el acceso
al adarve, y desde este a la planta superior. Esta planta se
observa diáfana, reflejando al interior los mismos cajones
que se ven en el exterior en sus caras sur y este. No se han
observado mechinales en las fábricas que nos pudieran indicar la presencia de forjados intermedios, ni del forjado de
cubierta. Sí en cambio aparecen diversos huecos. Por una
parte, hacia el interior y hacia el exterior, casi a eje con las
puertas interior y exterior, vanos geminados cerrados con
arco apuntado, a un nivel intermedio que podría indicar la
presencia de un altillo en esta estancia. A un nivel inferior,
al que se puede acceder desde el suelo de la sala, un vano de
mayores dimensiones, adintelado, abierto hacia el interior
del recinto murado.
Fase III. Segunda ampliación. S. XVI:
A este cuerpo habitualmente se le ha atribuido una función estética y de representación. Consta de un arco
apuntado que apoya sobre un estribo (el que queda en
pie) macizo de ladrillo con cajones de tapia y otro (el que
se ha hundido) de tapia con ladrillo. Un segundo arco de
menor tamaño partía de este estribo para cubrir los que
comunicaban el adarve con la escalera del cuerpo inferior y con el acceso a la estancia de planta alta. En la cara
norte, hacia el exterior, queda cortada la fábrica de este
cuerpo, y ello nos permite ver una sección constructiva
del mismo, bastante sencilla por otra parte, a saber, una
fábrica exterior de ladrillo de un pie y medio de espesor
que trasdosa una tapia calicostrada.
Resumen de la intervención realizada
Fig. 1: Vista de la Puerta de Burgos desde el exterior del recinto
amurallado, previa a la intervención (Depto. Arquitectura,
Obispado Alcalá de Henares)
132
El objetivo principal de la intervención realizada ha sido
la consolidación de la fábrica tal y como ha llegado hasta
nosotros, y su protección para garantizar una adecuada
conservación. Este proyecto se complementa con el es-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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Fig. 2: Imagen interior de la Puerta de Burgos tras unas primeras intervenciones de apeo del arco central (Basilio Pavón Maldonado,
Archivo Obispado de Alcalá)
Fig. 3: Proceso de consolidación de estructuras y restauración de las fábricas (Depto. Arquitectura, Obispado Alcalá de Henares)
Fig. 4: Imagen final de la Puerta de Burgos restaurada (Depto. Arquitectura, Obispado Alcalá de Henares)
tudio arqueológico del entorno de la Puerta de Burgos,
cuyos resultados permitirán conocer aspectos del edificio que nos son desconocidos por otros medios. Dadas
las características del monumento, se ha establecido
como criterio fundamental para la toma de decisiones
en obra el respeto absoluto al carácter documental del
monumento, de tal modo que ninguna intervención impida la mejor lectura posible de las fábricas, para facilitar su interpretación.
Previamente a la ejecución de los trabajos se realizó un estudio de los materiales constructivos existentes en la Puerta de Burgos, estudio realizado por el Instituto de Geología
Económica (CSIC-UCM) bajo la dirección de M. C. López
de Azcona, F. Mingarro y R. Fort. En este estudio se caracterizaron dos tipos de tapias, cuya configuración permitió también identificar las diversas fases constructivas
del edificio. Así, una primera tapia calicostrada con cuñas
de mortero de cal que protegen los paramentos, sin que el
mortero llegue prácticamente al corazón de la tapia, correspondiente a la primera fase constructiva, y una segunda
tapia calicostrada, ejecutada alternando tongadas de tierra
y cuñas de mortero de cal extendidas en toda la sección
del muro, presente en las fases segunda y tercera. También
la distribución granulométrica del material analizado ha
permitido diferenciar fases iniciales en las cuales se ha cuidado en mayor medida la selección de los componentes de
la masa, con otras posteriores en las que se comprueban
formulaciones de peor calidad, coincidiendo con las zonas
en las que se detectan mayores lesiones.
Restauración de cajones de tapia (fachadas sur y este)
Se llevó a cabo un cepillado superficial del fondo de los cajones para evitar la presencia de suciedad o tierra suelta en
la tapia. Para garantizar la adherencia entre la tapia original
y la nueva aportación se insertaron en la tapia varillas de
fibra de vidrio de 80 cm de longitud en número suficiente,
colocadas al tresbolillo cada 20 cm, aprovechando las juntas entre las tongadas. Se ha encofrado la superficie con
tabla de madera cepillada, que deja el acabado superficial.
El relleno se realiza a una sola cara, desde la tapia existente
y contra un encofrado que se va colocando tabla a tabla.
Este relleno se realiza por tongadas similares, dejando la
última o las dos de coronación, que no pueden encofrarse,
y rellenándolas con una mezcla más plástica, que se compacta horizontalmente mediante repretado con fratás. Se
consolidaron aquellos cajones o partes de cajones en los
que se ha mantenido la superficie original. Se comprobó
en primer lugar la adherencia del mortero superficial sobre la fábrica de tapia. Especialmente en los casos en los
que se conserva parcialmente la superficie, se realizó una
inyección de lechada de mortero bastardo (elaborado con
cal aérea, cal hidráulica, arena y agua) en la dosificación
adecuada a cada tipología constructiva de la fábrica.
En resumen, las intervenciones realizadas han sido la consolidación del cuerpo conservado en pie correspondiente a la fase constructiva III (estribo derecho del arco), la
restauración de las fachadas, la ejecución de una cubierta
protectora en acero cortén y la reconstrucción del arco sur
(figs. 3 y 4).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
133
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Pero sin duda, el caso mejor conocido y estudiado es el
conjunto amurallado de Talamanca de Jarama, una localización bien estudiada por Leopoldo Torres Balbás (1954;
1960) a la que los cronistas musulmanes se refieren como
«Talmanka», fortaleza construida por el emir Muhammad
I para defender Toledo. Según parece el hisn de Talamanca,
como el de Madrid, fue fundado por gentes de frontera
y debió ser levantado antes del 860 (Mazzoli-Guintard
2000: 243). En los siglos X y XI, en este estratégico enclave que garantizaba las comunicaciones entre las dos
mesetas a través del puerto de Somosierra, se desarrolló un núcleo urbano del tipo «ciudad-puente» (MazzoliGuintard 2000: 72), creciendo en el exterior de un meandro del río Jarama una ciudad sin función administrativa
pero amurallada y dotada con dos puertas de acceso, que
tuvo una célebre escuela de leyes y de erudición citada entre las de mayor crédito de su época, como las de Córdoba
y Toledo (Torres Balbás 1960: 242).
Aunque es muy difícil de datar con precisión por su mal
estado de conservación, lo que parece claro es que el recinto murado presenta fábricas de distintas épocas. Las más
modernas son, probablemente, las de los lados oriental y
meridional, que muestran muchos aparejos de ladrillo relativamente bien identificables con recrecidos y reparaciones del tiempo del arzobispo Carrillo (siglo XIV) como es
el caso de la zona de la puerta de la Tostonera, ubicada al
sur del conjunto. En cambio, en el lado occidental se conservan varios lienzos construidos con la técnica de la tapia,
que se yerguen en tierra sobre zarpas escalonadas de clara
filiación musulmana. Estos restos fueron en su día restaurados por iniciativa de la Comunidad de Madrid bajo la dirección del arquitecto José Juste Ballesta, quien realizó en
ellas distintas intervenciones entre 1987 y 1996, aunque
de la fábrica primitiva apenas se ha conservado el núcleo.
Recientemente se han desarrollado algunos trabajos de
restauración complementarios.
Es muy probable que hubiese obra de tierra compactada en
el alcázar y las murallas del recinto musulmán de Madrid,
pero de ello nada se ha conservado. En el castillo de Alboer
(Villamanrique de Tajo) se han conservado restos de la tapia, construida seguramente con el material obtenido de la
propia excavación del foso, pero no están bien datados. En
las ruinas del conjunto de Alcalá la Vieja, que debió mantenerse en manos musulmanas hasta 1120, cuando fue
conquistada definitivamente por el Arzobispo Bernardo de
Sedirac (muerto en 1128), se han conservado fábricas de
mampostería de piedra y ladrillo de época califal. También
podemos encontrar restos de tapias de tierra, pero es muy
probable que sean resultado de obras posteriores llevadas
a cabo por los cristianos para la reconstrucción de la fortaleza en tiempos del Arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada
(1170-1240) (Sáez Lara 1993: 92-95).
134
Pero para ilustrar la importancia del uso de los sistemas
de compactación de tierra en las construcciones militares
cristianas de época bajomedieval en el territorio de Madrid, tenemos que referirnos necesariamente al castillo de
Fuentidueña de Tajo. Esta fortaleza, quizá una de las más
interesantes de la Comunidad de Madrid atendiendo a su
situación, tamaño y antigüedad, fue construida prácticamente por completo mediante el empleo de la técnica de
la tapia. El castillo tuvo planta rectangular, de unos 110
por 50 m aproximadamente, con torres cuadradas de unos
3 por 3 m en tres de sus esquinas y una cuarta torre reformada para darle forma cilíndrica. Conserva restos de
una puerta de acceso en la barbacana, protegida por una
torre de mampostería de piedra. La torre del homenaje es
de planta rectangular, con dos torretas de mampostería de
piedra y ladrillo en su fachada. El conjunto fue intervenido
en 1968 por González Valcárcel pero, lamentablemente,
se encuentra en un estado de completo abandono y destrucción; constituye, a buen seguro, uno de los casos más
emblemáticos de uso de la tapia en la Península Ibérica. El
origen del castillo se debe situar, posiblemente, a principios del siglo XIII, cuando se produce la destrucción de la
fortaleza de Alarilla por los Almohades y no queda ningún
castillo útil para la defensa del Tajo, pero la fábrica que hoy
vemos es, siguiendo a Fernando Sáez, toda del siglo XIV,
mostrándonos una gran semejanza en la métrica de sus
cajones y tongadas y en la disposición de los mechinales
(Sáez Lara 1993: 162-165).
También bajomedievales son algunos de los restos de construcción con tierra que ha conservado la muralla de Alcalá
de Henares. Los arzobispos de Toledo procuraron la mejora y fortificación de esta histórica villa, que en su recinto
murado –restaurado en 1950 por José Manuel González
Valcárcel, posteriormente, en el año 1982, por Julio Alonso-Hernández, Ramón Engel, Luis Burillo y Jaime Lorenzo,
y recientemente por Juan de Dios de la Hoz Martínez– ha
conservado algunos elementos de construcción en tierra
(De la Hoz Martínez 2010). Entre los más interesantes se
debe señalar una parte de la Puerta de Burgos, levantada
en el siglo XIII, lo que la convierte en uno de los elementos
de mayor antigüedad del conjunto. Esta puerta presenta
diversas reparaciones e intervenciones en fases sucesivas
que alcanzan el siglo XVI. Ha sido íntegramente restaurada entre 2006 y 2010, por iniciativa del Ayuntamiento y
del Obispado de Alcalá de Henares, bajo la dirección de los
arquitectos Juan de Dios de la Hoz Martínez y José Luis
González Sánchez (González Sánchez 2010). Los lienzos
del área norte de la cerca del Palacio Arzobispal también
conservan obra de tapia de tierra con grandes machones de
ladrillo y verdugadas del mismo material, ofreciendo espesores de hasta 1,80 m de grosor, pero se trata seguramente
de obras más recientes –quizá de los siglos XVII y XVIII–
con numerosas reparaciones e intervenciones.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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Fig. 17: Restos de construcción de tapia en Talamanca de Jarama (Chantal Esquivias)
Fig. 18: Ruinas de la torre del conjunto de Polvoranca (Leganés, Madrid) (Fernando Vela)
EL USO DE LA TAPIA EN MADRID DURANTE
LOS SIGLOS XVII Y XVIII
Los siglos XVII y XVIII constituyen una etapa de extraordinario desarrollo de las técnicas de tapia en Madrid y su
provincia. La vieja cerca de la villa de Madrid que ordenó
levantar Felipe IV en 1625 y que se conservó casi íntegramente hasta 1868, estaba construida con tapias de tierra
apisonada sobre zócalos de mampostería de piedra y argamasa de cal, reforzadas con machones de ladrillo. Con
una longitud de trece kilómetros, abarcaba una superficie
de cerca de quinientas hectáreas, para el control fiscal de
los productos que entraban en la ciudad a través de las
puertas reales o de registro. De la cerca, que sería reconstruida en el siglo XVIII empleando principalmente aparejo
de tipo toledano (machones e hiladas de ladrillo y cajones
de mampostería de cal y canto), sólo se han conservado
algunos restos junto a la Puerta de Toledo y en la calle Bailén, en las inmediaciones del Palacio del Senado.
Muchas de las edificaciones del Madrid conventual y cortesano del siglo XVII debieron levantarse empleando las
técnicas tradicionales de construcción con tapia. Entre los
conjuntos conventuales más primitivos que conserva la
ciudad se encuentra el Monasterio de las Descalzas Reales,
fundado en 1559 por Juana de Austria sobre los restos de
una edificación civil de época anterior. Una parte substancial de este edificio está construida con muros de tapia, en
especial la fachada a la calle del Postigo de San Martín, que
conserva, aunque muy alterado por las restauraciones, el
muro primitivo de machones de ladrillo y cajones de tapia
revocado. En algunos de estos cajones pueden verse las
reparaciones de la fábrica original mediante el empleo de
ladrillo de tejar y de otros materiales.
La búsqueda de ejemplos representativos del uso de la tapia durante este periodo nos conduce de nuevo a la villa de
Talamanca del Jarama, en la que se construye durante el
siglo XVII una importante Casa de Labranza dependiente
de La Cartuja de El Paular. Aunque la mayor parte de los
edificios son de fábrica de aparejo toledano, mampostería
de piedra separada por hiladas de ladrillo, se han conservado algunas tapias de tierra con machones de ladrillo en
la cerca de la finca, sobre todo en su lado septentrional,
que coincide con el propio recinto amurallado. En la periferia de la misma localidad, en el paraje conocido como
«Las Torres» y «La Ermita», se han conservado igualmente
restos de las eras y de una pequeña construcción asociada
a la Casa de La Cartuja, quizá un pequeño granero o almacén, construido igualmente con fábrica de machones de
ladrillo y tapias de tierra apisonada sobre zócalo de sillería
(fig. 17).
También del siglo XVII es la mayor parte de las construcciones del despoblado de Polvoranca (Leganés), donde se
conservan los restos de la primitiva iglesia de San Pedro
Apóstol, reconstruida por José de Villarreal en 1655. Esta
localidad estuvo vinculada a los Condes de Orgaz hasta
1570, fecha en que es adquirida por Antonio de León,
quien fundará el Mayorazgo de Polvoranca en noviembre
de ese año. Destruida durante la Guerra de Sucesión Española (1701-1713), pasaría en 1740 a manos del Mar-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
qués de Mondéjar, que reforma y amplía el palacio primitivo, construyendo un gran conjunto formado por quince
piezas entre las que se contaban, además de la vivienda
principal, dos cuadras, cochera, despensa, pozo de nieve
y otras estancias. En el extremo suroriental de este conjunto, integrado hoy en el Parque de Polvoranca, se han
conservado los restos de una pequeña torre construida
con muros de tapia de tierra cruda y machones de ladrillo
de tejar. Aunque las «Relaciones Topográficas» de Felipe II
(1579) hacen referencia a la existencia de una torre antigua que albergaba la casa del señor, es muy probable que
esta construcción sea posterior a la construcción del templo. Este conjunto, sobre el que ofrece algunas referencias
el trabajo de Pilar Corella (1974), pudo ser estudiado en
profundidad en su dimensión histórico-documental por
encargo de la Dirección General de Patrimonio Histórico
de la Comunidad de Madrid2 y en él tuvimos oportunidad
de desarrollar una excavación arqueológica entre noviembre de 2006 y enero de 2007 (fig. 18).
LA CONSTRUCCIÓN CON TIERRA EN EL
MADRID CONTEMPORÁNEO
Para terminar este breve recorrido panorámico tenemos
que referirnos a la arquitectura contemporánea madrileña que, aunque pueda sorprender, tampoco ha sido ajena
al uso de las técnicas de tapia. De manera más acusada en
las grandes ciudades, y por ello también en la ciudad de
Madrid, el desarrollo de la industrialización había traído
consigo un progresivo proceso de abandono de los viejos procedimientos de la construcción tradicional durante el primer tercio del siglo XX, manteniéndose su empleo básicamente en los pequeños enclaves rurales. Las
consecuencias de la Guerra Civil Española (1936-1939)
plantearon, sin embargo, la necesidad de volver a recuperar los olvidados sistemas de construcción con tierra.
La situación de emergencia y destrucción producida por
el conflicto y la urgente necesidad de nuevas viviendas,
unida a la escasez de materiales de construcción (sobre
todo de acero y de cemento) y a los problemas producidos
por el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, impusieron la adopción de métodos de trabajo cooperativos y
la búsqueda de soluciones económicas y al alcance de la
mano, lo que condujo de forma casi lógica al patrimonio
intelectual de la tradición.
El trabajo de la Dirección General de Regiones Devastadas
y del Instituto Nacional de Colonización (INC), organismos creados ad hoc por el régimen del general Franco al
término de la Guerra, abarca por su parte casi dos décadas
de un periodo de nuestra historia marcado por la mayor
austeridad económica y constructiva. La obra de Regiones Devastadas y del INC es digna de ser considerada con
136
mucho respeto, no solo por su creatividad constructiva y
su afán de búsqueda de soluciones válidas a su contexto
temporal y socioeconómico, sino también por su aportación a la creación temporal y coyuntural de una arquitectura post-racionalista que sucedería a los duros años de
reconstrucción. La precaria situación económica del país
obligaba a dar respuesta a unas necesidades reales y a desarrollar una notable capacidad creativa desde el punto
de vista constructivo, utilizando para ello la tecnología
disponible y su capacidad de adaptación en una búsqueda
de soluciones técnicamente viables que constituyen, sin
lugar a dudas, uno de los mayores aportes prácticos del
este período en el campo de la construcción. Los equipos
técnicos de ambos organismos se preocuparon de manera
inmediata por la recopilación, la puesta al día y la difusión
de los sistemas constructivos tradicionales, entre los que
ocuparían un papel muy especial, por asequibles, los procedimientos de construcción con tierra, tanto en adobe
como en tapia.
Las tareas de la reconstrucción en la provincia de Madrid
se desarrollaron a partir del estricto organigrama de la
Dirección General mediante la creación de cuatro oficinas
comarcales de obras. Estaban situadas en Madrid, Brunete, El Escorial y Aranjuez, separadas de la propia oficina
de la Junta de Reconstrucción de la ciudad de Madrid,
que se ocupaba de los trabajos en el extrarradio de la capital, en Villaverde y en Carabanchel. La oficina de Madrid
se hizo cargo de los pueblos adoptados (un término que
hace referencia al Decreto de 23 de septiembre de 1939,
llamado «Decreto de Adopción») de Pozuelo de Alarcón,
Aravaca, Lozoya y Gascones; la oficina de Brunete de los
de Brunete, Boadilla del Monte, Villanueva de la Cañada,
Villanueva del Pardillo y Quijorna; la oficina de El Escorial
de los pueblos de Valdemorillo, Guadarrama, Las Rozas,
Majadahonda y Navalagamella; y la oficina de Aranjuez de
los pueblos de San Martín de la Vega, Titulcia y Seseña
(Toledo) (Llanos 1987).
Los trabajos de reconstrucción más importantes se concentraron en lo que había sido el escenario de uno de los
combates más cruentos de la Guerra Civil: la Batalla de
Brunete, que se desarrolló entre el 6 y el 25 de julio de
1937 como resultado de la ofensiva lanzada por el Ejército
Popular de la República para disminuir la presión sobre
Madrid. Los combates tuvieron lugar en los términos de
Boadilla del Monte, Brunete, Quijorna, Villanueva de la
Cañada y Villanueva del Pardillo, localidades que quedaron fuertemente dañadas.
La reconstrucción de Villanueva de la Cañada nos interesa
especialmente por el empleo en la edificación de las nuevas viviendas de técnicas tradicionales de construcción
con tierra (tapias con verdugadas de ladrillo) y grandes
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LUIS mALDoNADo RAmoS y FERNANDo VELA CoSSÍo | ComUNIDAD DE mADRID
bóvedas de arista. Los trabajos se desarrollaron a partir
de un primer proyecto de 1940, definido finalmente en
1944, en el que se configura un gran centro cívico (con edificio del Ayuntamiento, Iglesia, edificios escolares y otros
servicios) en torno al que se disponen las manzanas de
viviendas, «organizadas en tres fajas paralelas edificadas.
En los exteriores, formando la fachada a la calle se disponían las viviendas y en el centro de la manzana todas las
dependencias agrícolas constituían una edificación exenta
separada de aquellas por patios de corral, estableciéndose
el acceso a la calle a través de las viviendas» (Anaya Díaz,
1987). Los arquitectos Manuel Moreno de la Casa, Juan
Castañón y Alfonso Fungairiño, autores del proyecto, dieron respuesta a la sencilla estructura social de estas localidades agrícolas con viviendas para braceros, para «labrador modesto» y para «labrador acomodado», en soluciones
de una planta y dos plantas, todas de gran interés, especialmente por las técnicas de construcción elegidas así
como por la organización interior de las viviendas, en las
que cobra una especial importancia la cocina, «entendida
como una forma autónoma establecida con los elementos
que la componen (la chimenea, el lugar del fuego, y los
bancos) se añade al espacio por dos bóvedas de arista y se
caracteriza unitariamente el espacio utilizando la forma
de los arcos de descarga de éstas, como marco en el que
se encuadra el concepto primario de hogar asumido por el
fuego» (Anaya Díaz 1987: 134).
NOTAS
Plan Nacional de I+D. Programa Nacional de Estudios Sociales,
Económicos y Culturales. Acción Especial: Desarrollo de Técnicas de Intervención adecuadas para la recuperación de los
muros de tapial en el patrimonio arquitectónico. Equipo investigador: Juan Monjo Carrió, Luis Maldonado Ramos, Fernando
Vela Cossío, Francisco Javier Castilla Pascual y equipo de Inter
Acción. Investigador principal: Luis Maldonado Ramos. Madrid:
CICYT, 1996-97.
1
Sobre este conjunto puede consultarse el Estudio Histórico
Documental. Iglesia de San Pedro Apóstol de la Polvoranca. Leganés (Madrid) coordinado por María Esther Villafruela Arranz
y dirigido por Fernando Vela Cossío, con la participación de
Gonzalo López-Muñiz Moragas. Madrid: Dirección General de
Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, 2006. Véase
igualmente el Informe Final de la intervención arqueológica de
la Iglesia y conjunto de San Pedro Apóstol de la Polvoranca.
Leganés (Madrid). Madrid: Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, 2008. Se trata del resumen
de la actuación realizada bajo la dirección de María Esther Villafruela Arranz y Alicia Gómez Fajardo, con la dirección científica
de Fernando Vela Cossío y la participación de los arqueólogos
Luis Fernando Abril Urmente, Roberto Carmona Cantán y Piedad Martínez Ramos.
2
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
137
COMUNIDAD VALENCIANA
Marta Mestre Sabater,
Vincenzina La Spina y
Lidia García Soriano
CONTEXTO GEOGRÁFICO
La Comunidad Valenciana tiene una extensión superficial de 23.255 km2 y se encuentra situada en la vertiente
oriental de la Península Ibérica. Esencialmente, su relieve
está constituido por un cordón de montañas más o menos
próximas al mar, al pie de las cuales se extiende una llanura costera. Las tres provincias de la comunidad –Valencia,
Castellón y Alicante– muestran paisajes de múltiples fisonomías: el norte alineado por el Sistema Ibérico, el centro
ocupado por el Bajo Turia y Júcar y el sur caracterizado
por las sierras Bético-Orientales (Gómez Bayarri 2008).
El semblante de su paisaje natural y construido se ha ido
perfilando con las aportaciones de los pueblos ibéricos, el
productivo periodo romano, la presencia islámica medieval
y la figura de la Corona de Aragón.
Concretamente, la mayor parte de los castillos valencianos fueron construidos entre los siglos XI y XIII tras la
desintegración del Califato de Córdoba, durante los reinos de taifas, época en la que almorávides y almohades
dominaron el territorio del Sharq Al-Andalus. La mayor
parte de estos castillos fueron también enriquecidos con
otras construcciones, estilos y formas en épocas posteriores. Además, el Este peninsular presentaba la mayor densidad de fortificaciones de toda la zona de Al-Ándalus,
y a día de hoy, prácticamente no hay ninguna población
valenciana que no tenga o haya tenido alguna fortaleza u
otro tipo de elemento defensivo (Almerich 2011) en su
territorio. Las sierras de Espadán, Calderona, Mariola, el
valle del Vinalopó o el río Mijares están salpicados de torres y castillos, que se divisan como prolongación de sus
montañas. La práctica totalidad de estas fortificaciones
de origen islámico presentes en el ámbito de la Comunidad Valenciana fueron parcial o totalmente construidas
con la técnica de la tapia.
A continuación, se presenta un análisis de las intervenciones realizadas en estas construcciones de la Comunidad
Valenciana durante las últimas décadas, es decir, un es138
tudio de los diversos criterios y técnicas de intervención
empleados, así como de las dificultades y las consecuencias
fruto de las actuaciones llevadas a cabo y que afectan a la
conservación de la autenticidad material y constructiva, la
reversibilidad, la distinguibilidad, la compatibilidad y la durabilidad de las construcciones.
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
El objetivo fundamental de este trabajo ha sido llevar a
cabo la investigación de las intervenciones realizadas en
las arquitecturas de tapia de la Comunidad Valenciana,
durante los últimos 30 años, financiadas por las diputaciones provinciales, la Generalitat Valenciana y el Ministerio
de Educación, Cultura y Deporte. Para ello, se ha realizado una búsqueda exhaustiva en los diferentes archivos
que custodian la información relativa a estos proyectos
de intervención, es decir, los archivos de las tres Diputaciones Provinciales, el Archivo Histórico de la Generalitat
Valenciana (AHGV) y el Instituto del Patrimonio Cultural
de España (IPCE), alcanzando así un total de 79 casos de
estudio que se distribuyen por el territorio valenciano de
forma bastante homogénea con 10 casos en la provincia de
Castellón, 23 construcciones analizadas en Alicante y 46
en la provincia de Valencia (fig. 1).
No obstante, un mismo edificio ha podido ser objeto de
más de una intervención durante el periodo estudiado,
por lo que el número total de intervenciones analizadas
es mayor. Sin embargo, no en todos los casos se intervino
directamente en las tapias, puesto que existen intervenciones en las que se realizaron otros trabajos (como pueden
ser la adecuación del entorno, la instalación de sistemas de
iluminación o la realización de pavimentaciones) quedando fuera del análisis de este estudio. Además, es necesario
indicar que la mayor parte de los registros (un 72% del total) se encuentran en el Archivo Histórico de la Generalitat
Valenciana, siendo esta la fuente de documentación más
relevante en este trabajo.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Ubicación geográfica de los casos de estudio que han formado parte de la investigación (elaboración: autores)
Fig. 2: Estado actual del castillo Alcalà de Xivert. Zona de acceso al castrum (M. Mestre)
Si se atiende a la tipología constructiva, se trata de intervenciones fundamentalmente sobre edificios militares,
como castillos, torres, alcazabas, murallas... A pesar de que
es posible encontrar también construcciones civiles (fundamentalmente palacios) en los que se emplea también
la técnica de la tapia en su construcción original, el grupo
mayoritario de los casos de estudio está formado por la arquitectura militar propia del periodo musulmán.
Para realizar el análisis de las intervenciones se ha empleado una metodología clara que ha permitido analizar proyectos de intervención realizados en diferentes décadas
de forma unitaria y así poder en última instancia extraer
conclusiones globales. Además, es fundamental entender
la técnica constructiva original y sus variantes para poder
estudiar las intervenciones realizadas en la misma. Por
esta razón, para el análisis unitario de estas intervenciones
desarrolladas durante más de tres décadas, se ha trabajado desde dos frentes principales: la técnica constructiva y
material empleada en la actuación y los criterios de intervención propios del autor. Y como última reflexión se ha
realizado el análisis de la situación actual del edificio y del
resultado obtenido tras la intervención.
En cuanto a la técnica constructiva original de los edificios
examinados, por una parte, se trata en la mayoría de los
casos de dos variantes de tapias mejoradas con cal: tapias
calicostradas o tapias de hormigón de cal. Así como la tapia
calicostrada se diferencia de la tapia común en su proceso
constructivo, la variante de la tapia de hormigón de cal se
diferencia de la tapia común no en su proceso constructivo
encofrado sino en la constitución de la masa. En cualquier
caso, sí que existe una diferencia importante en la puesta
en obra: la tapia de tierra adquiere resistencia por apiso-
nado, mientras que la tapia de hormigón de cal mediante
fraguado del aglomerante. Se trata de una tapia formada
por una argamasa de cal, arena y grava de diferente granulometría, pudiendo incorporar también grandes piedras
(hormigón ciclópeo). Por otra parte, en numerosas ocasiones en un mismo muro se encuentran diversas técnicas
constructivas, siendo muy frecuente la aparición de muros
de fábrica de mampostería ordinaria en combinación con
fábricas de tapia. En estos casos, la mampostería se sitúa
como un zócalo inferior que, arrancando directamente desde la roca, genera una superficie horizontal sobre la que se
asienta el muro de tapia y lo separa, y en definitiva protege,
de la humedad propia del terreno.
Como ya se ha comentado, estas edificaciones militares de
origen islámico que se extienden por el territorio de lo que
fue el Sharq Al-Andalus fueron utilizadas después por los
cristianos, aunque de forma más esporádica que continuada. Generalmente, estas construcciones tuvieron después
de la conquista una situación de mejora y mantenimiento
muy inferior a la que habían disfrutado antes, con escasas
actuaciones para evitar el arruinamiento progresivo (López
Elum 2002). En cuanto a las reparaciones, reconstrucciones y ampliaciones que se desarrollaron en algunos casos
en época cristiana, era común que se realizaran con fábrica
de mampostería o sillarejo, utilizando elementos puntuales de refuerzo en sillería, principalmente en las esquinas.
En otros casos para la realización de estas reparaciones se
utilizaba la misma técnica original de la tapia con la que
habían sido construidos en época islámica, debido a que en
numerosas ocasiones la mano de obra empleada para realizar estos trabajos eran los propios moriscos que residían
en la zona (Soler 2009).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
139
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
El paso del tiempo ha supuesto en muchas de estas edificaciones transformaciones y alteraciones en su estructura
original, por ello el estudio de la técnica utilizada en cada
caso y su variante constructiva es fundamental para entender la intervención. Este conocimiento de la técnica es
necesario para realizar actuaciones que respeten las características, para utilizar materiales compatibles, para diagnosticar las causas de posibles daños estructurales y para
justificar la ejecución de intervenciones de reparación o de
refuerzo.
RESTAURACIONES REALIZADAS
EN LOS ÚLTIMOS 30 AÑOS:
CRITERIOS Y TÉCNICAS
Para realizar este breve análisis, de todos los casos estudiados se han elegido seis (dos en cada provincia) que por
la cantidad de documentación disponible, por sus características constructivas instrínsecas (representación de
las diferentes variantes de tapia) y por las intervenciones
que han tenido (tanto en número de fases de intervención
como en la variedad de los criterios aplicados) se consideran interesantes para ser analizados más en detalle, ya que
permitirán comparar los diversos criterios y técnicas de intervención empleados en cada caso.
El castillo de Alcalà de Xivert (Castellón)
El conjunto fortificado de Xivert de finales del siglo XI, una
admirable síntesis de naturaleza, arquitectura defensiva
islámico-cristiana medieval y caserío morisco, se sitúa en
las últimas estribaciones del Suroeste de la sierra de Irta, a
5 km del actual asentamiento humano de Alcalá de Xivert
en Castellón. El espacio formal se compone del castillo,
emplazado en la parte alta del conjunto, la albacara amurallada y del poblado morisco, también rodeado en parte
por una muralla.
Se han verificado numerosas intervenciones en el mismo
pero aquí se exponen únicamente dos de ellas. Ambas
fueron realizadas por la arquitecta Vera Hofbauerová: «La
consolidación urgente de la gran Torre Sur» (1998) y «El
proyecto de restauración de la cinta muraria del castrum
del castillo» (2002).
El estado de conservación de la Torre Mayor estaba próximo a la ruina. Por una parte, las actuaciones se centraron
en la consolidación de los paramentos existentes mediante inyección de mortero de cal, previo rejuntado, y en la
edificación de paños nuevos de mampostería encajonada,
cosida a la existente con varillas de acero corrugadas. En
este caso, la piedra utilizada del lugar fue recibida con mortero de cal con adición de cemento blanco, y para conseguir
la integración de obra nueva en el contorno edificado original se pigmentó el mortero con tierra lavada del lugar1.
140
Además, en el paramento oeste se fabricó un paño de tapia
calicostrada y se unieron todos los muros, a través de varillas, con un nuevo forjado, a saber, una losa de hormigón
armada sobre solera y viguetas de madera colocadas a nivel
originario con un zuncho de atado en su perímetro.
Por otra parte, la restauración de la cinta muraria del castrum, en la zona comprendida entre la torre oeste y la gran
torre sur, contempló las siguientes actuaciones: saneado de
paramentos, recalce de muros, retacado de juntas, impermeabilización de coronaciones, consolidación de estructuras excavadas y formación de rampas de acceso. En la
memoria final de obra se especifica «Se trató de consolidar
muros deteriorados, en parte con latente peligro de desprendimientos incontrolados de grandes volúmenes pétreos. Se utilizaron materiales lo más parecidos posibles a los originales y se
respetó la preexistencia construida con el objetivo de preservar
la autenticidad de la obra histórica»2.
Con la restauración de la poco reconocible fachada poniente, se recuperó el peculiar acceso al castrum y se definió el cierre y recinto superior (fig. 2). La propuesta de
intervención acometió un conjunto de obras necesarias
que tenían por objetivo salvar al conjunto de una inminente ruina devolviéndole estabilidad estructural y parte
del volumen construido original. A partir del conocimiento de las preexistencias, se realizó una restitución de los
volúmenes perdidos, tanto de la fábrica como en general
de la coronación.
Castillo de Oropesa del Mar (Castellón)
El castillo de Oropesa, de origen musulmán, está situado
en la parte alta de la población. Su enclave, elevado sobre
una colina, le permitía proteger y controlar el acceso norte
a la llanura de Castellón.
En el año 1982 el Ministerio de Cultura financió la realización del proyecto de obras de conservación y consolidación
del Castillo de Oropesa, encargado al arquitecto Francisco
Grande Grande, proyecto que se actuó principalmente sobre muros de mampostería. No obstante, a pesar de que la
técnica empleada en el proyecto fue la mampostería y en
algunas zonas el hormigón, en él se definía la existencia de
zonas construidas con tapia y se explicaba que «los diferentes niveles tanto interiores como los exteriores, están formados
por muros de contención de mampostería y arcillas y tierras
compactadas»3.
Recientemente, durante la primera mitad del año 2011 se
llevó a cabo el proyecto de «Consolidación de lienzos en el
Castillo de Oropesa del Mar», redactado por el arquitecto
José Ignacio Gil-Mascarell y financiado íntegramente por
el ayuntamiento de la localidad (Font 2012). Se trata de
una intervención en la torre norte que preveía la reconstrucción de parte de la torre con la técnica tradicional de
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mARTA mESTRE SABATER, VINCENzINA LA SPINA y LIDIA gARCÍA SoRIANo | ComUNIDAD VALENCIANA
Fig. 3: Estado actual de la torre norte del castillo de Oropesa del Mar (L. García)
Fig. 4: Estado actual de la torre y fachada del castillo de Beselga (M. Mestre)
la tapia calicostrada. Para realizar la costra se empleó una
mezcla con cal, cemento blanco, árido natural de 20 mm de
tamaño máximo y tierra. En esta intervención también se
utilizó cemento para la estabilización de la tierra, en una
proporción en volumen de una parte de conglomerante por
ocho de tierra (Font 2012). Para la realización de las tapiadas se recurrió a encofrados corridos que conformaban
todo el perímetro la torre y que reproducían la modulación
histórica del encofrado entablado originario (fig. 3).
con fábrica de tapia y un palacio cristiano anexo de finales
del siglo XV. La intervención iniciada en el año 2005, dirigida por el arquitecto Francisco Cervera Arias y en parte
subvencionada por la Diputación Provincial de Valencia,
se centró principalmente en la consolidación de la torre
del homenaje. Ésta presenta una planta casi cuadrada conformada por cuatro muros perimetrales y uno central que
generan dos espacios interiores cubiertos con bóvedas de
cañón encofradas con cañas en época almohade4.
Se trata de una intervención en la que se reconstruyeron
los volúmenes de los muros con la técnica tradicional añadiendo nuevos materiales para estabilizar la masa. Se realizaron diversos procesos de tratamiento superficial como
el cepillado de las superficies para la aparición del árido
grueso en la superficie del paramento con la voluntad de
conseguir una unidad cromática y visual entre los muros
originales y las nuevas tapias. Además, los mechinales de
las agujas se han dejado vistos y en la última tapiada incluso se han dejado las agujas de madera que reflejan la construcción del muro. Sin embargo, a pesar de esta búsqueda
de integridad técnica y compatibilidad cromática, actualmente el aspecto exterior de las nuevas tapias es fácilmente diferenciable, apreciándose una proporción importante
de nuevos lienzos de muros.
En líneas generales, la intervención ha consistido en consolidar el volumen de coronación siguiendo un criterio de
reconstrucción parcial de la torre desmochada. Al no ser
posible establecer su configuración originaria, se ha completado el perfil pero no su forma (fig. 4). Y se ha optado
por un criterio de conservación de todas las trazas históricas superficiales, interviniendo exclusivamente de forma
precisa en las partes más degradadas.
Castillo de Beselga, Estivella (Valencia)
El castillo, probablemente de origen musulmán (siglos
XII-XIII), situado en lo alto de una elevación de fácil defensa al Norte de la población, está compuesto por una torre
La coronación de la torre se ha reconstruido con un material completamente diferente del original, es decir un «hormigón armado aligerado con Arlita F5» y se han colocando
en el nivel superior «unas piezas metálicas de sección circular
a modo de gárgolas». Las operaciones de reintegración de la
fábrica se han realizado de manera sensiblemente diferenciada dependiendo de la existencia o no del revestimiento
original. Así pues, según el proyecto5 se ha utilizado «un
mortero mixto de cemento, cal apagada y arena con una dosificación de 1:1:6, con adición de colorante de pigmentos naturales» para la recuperación del volumen de los muros sin
revestimientos originales y se han rellenado las grietas
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
un proyecto de consolidación arquitectónica, y una posterior puesta en valor y musealización del castillo en varias
fases en 2009 y 2010, de la mano del arquitecto Tirso Ávila
Aguilar, y subvencionados en parte por la Diputación Provincial de Valencia y la Generalitat Valenciana.
En general, la intervención ha tenido como principal objetivo la consolidación de la torre y su reintegración volumétrica. Para ello, se ha seguido como criterio la reconstrucción parcial del perfil superior, completándolo sólo hasta
la altura máxima correspondiente, sin intentar restablecer
su posible forma primitiva (fig. 5), la recuperación total del
volumen de las fábricas, rellenando todos los faltantes y
huecos existentes, y por último, la reintegración parcial de
la superficie con reposiciones puntuales.
Fig. 5: Estado actual del castillo de Carrícola (M. Mestre)
existentes con «lechadas de cal». En cambio, en los tramos
que no habían perdido aún su revestimiento original, la superficie se ha repuesto empleando «un mortero de cal predosificado coloreado y aplicado a la llana en dos capas de espesor
no inferior a 10 mm con posterior limpieza», habiendo picado
previamente todos los elementos inestables existentes.
A grandes rasgos la intervención persigue la supervivencia
de la torre tratando de respetar su historia y huellas constructivas aunque con el uso de nuevos materiales ajenos a
la técnica histórica.
Castillo de Carrícola en El Palomar (Valencia)
El castillo de Carrícola formaba parte de la línea defensiva
de fortificaciones situadas en la sierra de Benicadell para
controlar el paso hacia Alicante, caracterizadas por su enclave y forma en torre vigía. Posiblemente se construyó entre el siglo XI y XIII en periodo almohade y se transformó
posteriormente en época cristiana6.
El mal estado de la fábrica original de tapia de la torre, casi
en ruinas, propició que en 2008 se iniciara y llevara a cabo
142
Concretamente, según el proyecto analizado7 para garantizar la consolidación estructural de las fábricas de tapia
se han realizado «cosidos ocultos mediante grapas de acero
inoxidable». Asimismo, para conseguir tanto el fortalecimiento de las oquedades como el lavado interior de los
muros se han ejecutado «inyecciones de lechadas de mortero
de cal». En cambio, para el relleno de vacíos y la adecuación
de los huecos existentes en los muros y, en especial, el de
la puerta de acceso, se ha optado por reproducir la técnica
original definida en la documentación como «mampostería encajonada (tapia de mampuesto)», siendo ésta en realidad una tapia de hormigón de cal con mampuestos de
grandes dimensiones en su interior. Igualmente se han
completado los cajones de tapiales en la coronación para
que las nuevas fábricas sirvieran de protección a la construcción original, y el remate de las caras faltantes se ha
reconstruido con «la técnica del tapial calicostrado», tanto
el antepecho como los merlones, detallando que «el tapial
se realizará con encofrado de tablas de madera cepillada de
25 cm de altura y la mezcla vertida estará formada por tierra
seleccionada, grava rodada de diferentes tamaños arena de
río y cal hidráulica». A nivel superficial, se ha aplicado un
acabado a base de «cemento blanco, cal apagada y arena con
adición de pigmentos naturales». Por último, la intervención ha supuesto también «reproducir el sistema original»
para la reposición de los forjados interiores, sin concretar
o especificar la técnica existente o realizada, y la ejecución
de una «cubierta plana con una ligera pendiente de hormigón
celular, lámina impermeable y pavimento realizado con mortero de cal hidráulica».
Lamentablemente, a pesar de que la intervención realizada ha tenido como objetivo principal recuperar el castillo
en mal estado diferenciándose claramente y sin dificultad
dónde se ha actuado, esto ha supuesto la pérdida y ocultamiento de gran parte de las huellas históricas, ya que ha
apenas quedan zonas en las que se conserve la tapia original y sin intervenir.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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Fig. 6: Estado actual de la Torre Mayor del castillo de Banyeres de Mariola (M. Mestre)
Fig. 7: Estado actual de la muralla del castillo de Petrer (L. García)
Castillo de Banyeres de Mariola (Alicante)
El castillo se alza sobre un espolón rocoso, a los pies de la
Sierra de Mariola, en la parte más elevada de la localidad
de Banyeres de Mariola, dentro de la provincia de Alicante.
Los evidentes paralelismos existentes entre esta torre y las
cercanas confirman su origen islámico de principios del siglo XIII. El castillo de planta poligonal irregular se compone básicamente de dos recintos defensivos, en cuyo centro
se alza la torre del homenaje, de tapia calicostrada, objeto
de estudio.
La intervención de 1999 en la torre del homenaje, a cargo
del arquitecto técnico municipal Jaime Raduán Paniagua
se centró principalmente en resolver los problemas de
humedad por capilaridad que afectaban a la misma y que
habían surgido debido a la mala ejecución en su día del pavimento circundante 8. Tras comprobar el deterioro y el estado
de degradación de la tapia, fruto de la filtración de aguas y
precipitación de sales, se realizó la reintegración de dichas
zonas del cerramiento exterior de la torre, así como los paramentos interiores de la bóveda sita junto a ella. Se instaló
además, una rejilla de drenaje de agua (fig. 6).
Para la reintegración de la superficie se utilizó un tratamiento a base de cemento, cal apagada y arena de río, de dosificación
1:1:4, con adición de colorante de pigmentos naturales, picado,
limpieza previa y relleno de grietas con mortero de cal 9. Y para
la canalización, una rejilla de drenaje del agua puesta a la
base de la torre, en sus tres lados, apoyada sobre costilla de
piedra, enrasada al pavimento.
Se trata de un proyecto en el cual se realizan obras de reposición de la superficie de la tapia, operaciones dirigidas a
proteger el revestimiento y la masa de la tapia erosionada
generando una nueva superficie de enlucido. Para ello, se
reintegraron las partes erosionadas con un nuevo estrato
de acabado -en la base y coronación- y se reconstruyó un
tramo vertical de la torre. Y aunque se pretende imitar
la técnica constructiva original para dar un aspecto de la
fábrica similar al primitivo se emplean materiales nuevos
como el cemento.
Castillo de Petrer (Alicante)
El castillo de Petrer es una fortificación probablemente del
siglo XII o principios del XIII de origen musulmán que domina el territorio y ha sido objeto de diversas intervenciones desde el año 1974 de la mano de la Dirección General
de Bellas Artes.
Concretamente, la intervención realizada por encargo de
la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Museos
del Ministerio de Cultura en el año 1981 por el arquitecto
Ramón Valls Navascués10 se generó como consecuencia de
los desprendimientos que sucedieron en 1980 en la ladera noroeste de la loma del castillo. En este proyecto no se
actuó directamente sobre los muros de tapia, sino que se
propuso restituir el apoyo de la loma, rellenando algunas
de las casas-cueva existentes. Además, se efectuó un cosido o anclaje de la loma para evitar su descomposición.
Sin embargo, un año después, la Dirección General de Be-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
143
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
rehabilitación de las casas cueva excavadas en la misma la
rehabilitación de la alcazaba del castillo y otras obras menores de mantenimiento y mejora urbanización y recuperación del entorno.
Por tanto, la intervención en los muros de tapia de 1981
afectó esencialmente a la muralla exterior del castillo. Se
trata de una intervención en la que los nuevos muros se
adosan a la preexistencia de forma generalizada en los lienzos de muralla. En cambio, en la torre esta intervención
afecta únicamente a la coronación, que abarca la última
tapiada. Es una actuación en la que se pretende emplear la
técnica constructiva original para dar un aspecto exterior a
la muralla semejante al primitivo, pero se emplean nuevos
materiales en la masa, el cemento, configurando al final
una imagen casi de muro hormigonado que difiere bastante del aspecto que anteriormente tuvieron los muros.
Fig. 8: Reintegración volumétrica parcial del lienzo de la muralla
de la alcazaba del castillo de Bairén (Gandía) (M. Mestre)
llas Artes encargó al mismo arquitecto la intervención en
la muralla del castillo. En este caso se propuso un nuevo
muro de tapia que se adosara de forma extensiva al lienzo
de la muralla existente. Como en muchos otros ejemplos
de la misma época, esta reconstrucción se realizó con la
incorporación del cemento a la masa, y en la memoria de
proyecto se especificaba la «restauración del lienzo de muralla
y torreón hasta su cota actual, en tapial de hormigón bastardo
dosificado, 200 kg de cemento, 40 kg de cal, árido del 12, consistencia blanda y resistencia característica 100 gr/cm2, en tongadas de 1 m, con encofrado de madera atado con alambre, que
una vez desencofrado se cortará y dejará visto el mechinal» 11.
El estado actual de esta intervención presenta algunas patologías. Fundamentalmente, se debe destacar la aparición
de humedades y sales en la base del muro por capilaridad
y en la zona de la coronación (fig. 7). En esta zona es importante atender al hecho de que estas humedades y sales
se han producido justo a la altura donde el nuevo muro
deja de ser simplemente el adarve de la muralla y pasa a
estar adosado al material original. Probablemente en este
punto se han producido filtraciones de agua, generando la
aparición de estas patologías a lo largo de toda la longitud
del muro.
Más recientemente, en el año 2008, el castillo ha sido objeto de otra intervención promovida por el Ayuntamiento
de Petrer que se incluye dentro de la categoría de «Murallas urbanas, Castillos y otros elementos de la Arquitectura
Defensiva» del programa del 1% cultural del Ministerio de
Fomento, pero este proyecto no afectó directamente a los
muros de tapia de la muralla12, sino que se intervino en la
144
REFLEXIONES
Tras el análisis de las diversas intervenciones es posible
formular una serie de conclusiones generales. Es fundamental destacar que, en la mayor parte de los casos, las
intervenciones se han realizado empleando la técnica
primitiva de construcción, la tapia, siendo la tapia calicostrada la variante más usada. No obstante, es frecuente el
empleo del cemento como material conglomerante para
la elaboración de las tapias, por lo que, a pesar de que la
técnica utilizada sea la original, en la mayor parte de las intervenciones se emplean materiales actuales en la mezcla.
Esto ocurre tanto en los proyectos más antiguos como en
los más recientes, sin que existan diferencias destacables
durante el periodo analizado. Independientemente de los
medios y materiales, se observa una voluntad generalizada por imitar o reproducir el aspecto tan característico que
presentan los muros de tapia, por lo que a pesar de que la
distinguibilidad es un criterio perseguido, también lo es la
búsqueda de la armonía o compatibilidad estética, conseguida en mayor o menor grado según los casos.
Si se analizan más detalladamente los criterios de intervención, generalmente las actuaciones proponen reconstrucciones volumétricas parciales, es decir, la búsqueda de
recuperar los volúmenes preexistentes sin llegar a completar la totalidad del volumen primitivo. Algunos ejemplos
analizados que responden a este criterio son por ejemplo
las actuaciones en la coronación del muro del Castillo de
Bairén, la Torre de la Reina Mora en Cullera, la Torre de
Sot de Chera, el Castell de Forna y la Torre Bofilla entre
otras (fig. 8). Por otro lado, también se ha detectado un
grupo menor de intervenciones en las que se han realizado
reconstrucciones totales en las que se busca recuperar el
volumen original de los muros, reconstruyendo en algunos
casos incluso los elementos de remate como las almenas.
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Algunos ejemplos en los que se sigue este criterio son la
Torre del castillo de Cocentaina, la Torre de Beneixama, el
Castillo de Cofrentes, el Palau Vell de Llutxent, la Torre del
Castillo de Guadalest, algunos sectores del Castillo de Xàtiva (fig. 9).
Por ello, a pesar de que los problemas en estas estructuras son frecuentemente similares, la variedad de intervenciones es amplia, tanto como la variedad de autores y los
criterios de intervención que se adoptan en cada caso. En
efecto, la elección de actuaciones que resuelvan las necesidades de cada una de estas estructuras, generadas por la
degradación material, está íntimamente ligada con los criterios de intervención propios del autor. Y a pesar de que la
teoría de la conservación muestra como criterios a seguir
la autenticidad material y estructural, la reversibilidad, la
compatibilidad, la durabilidad y la mínima intervención,
estos objetivos no siempre se alcanzan en igual medida.
NOTAS
1
Expediente 9/27689-2 archivo AHCV
2
Expediente Rel. 18915- Caja 28 archivo AHCV
3
Expedientes PI 1036_03 y PI 1037_02 archivo IPCE
4
http://www.cult.gva.es/dgpa/documentacion/interno/95.pdf
Fig. 9: Reconstrucción volumétrica total de la cinta del muro
del castillo de Xàtiva (M. Mestre)
Expediente 281/2005 «Trabajos de consolidación de la torre del
Homenaje del castillo de Beselga» del archivo de la Diputación
de Provincial de Valencia
5
6
http://www.cult.gva.es/dgpa/documentacion/interno/59.pdf
Expediente 042/2008 «Proyecto básico de ejecución para la
consolidación arquitectónica y estudio arqueológico en el castillo de Carrícola, 1ª fase» del archivo de la Diputación Provincial
de Valencia. Servicio de Restauración de Bienes Culturales PID y
PIC. C/del Mar, 33. Valencia
7
8
Expediente 9/25342-21 archivo AHCV
9
Expediente 9/27732-11 archivo AHCV
10
Expediente PI 0889_04 archivo IPCE
11
Expediente PI 0988_03 archivo IPCE
12
Expediente 1464 archivo Fomento
Expedientes del Arxiu Històric de la Generalitat Valenciana
(AHGV): 9/1949-16, 9/22466-10, 9/26410-7, Rel. 15355- Caja
1, PI-96/73- Caja 38, 9/25342-21, 9/25369-1, Rel. 4135- SUB02-A/98, 9/27732-11
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1036_03 y PI 1037_02
Expedientes del Archivo del Ministerio de Fomento: 1464 (1703104-01464-07)
Expedientes del Archivo de la Diputación Provincial de Valencia:
042/2008, 025/2010, 281/2005, 266/2006
Expedientes del Arxiu Històric de la Generalitat Valenciana
(AHGV): 9/26378-7, 9/28111-2, 9/27986-5, 9/27689, 9/27731-4,
9/27726-5, 9/27716-9, Rel. 18915- Caja 28, Rel 19660- Caja 11,
Rel. 19457- Caja 8, Rel. 19457- Caja 8
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R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
145
EXTREMADURA
Miguel Rocha y Alejandro Buzo
INTRODUCCIÓN AL CONTEXTO
GEOGRÁFICO
La considerable extensión territorial de Extremadura
(41.602 km², que corresponden a un 8% del territorio total de España) condiciona la variedad y contraste de sus
tierras, cuyo relieve se distribuye en tres grandes sectores:
por un lado las sierras, que engloban el sur del Sistema
Central, los Montes de Toledo y la parte occidental de la
Sierra Morena; por otro las llanuras y vegas de los ríos Tajo
y Guadiana; y por último las penillanuras de la baja Extremadura [w1]. Es un territorio amplio y dilatado, arrinconado y marginal, que se reparte entre las dos provincias
más extensas del país: Cáceres (19.945 Km²) y Badajoz
(21.657 Km²), mostrándonos dos modelos de organización
geográfica: la Alta y la Baja Extremadura; una nos acerca
a las formas de ocupación leonesa y castellana, y la otra
al ejemplo andaluz. Esta organización se apoya, a su vez,
en la articulación meridiana prestada a lo largo del tiempo
a conquistadores, repobladores y pastores por la Vía de la
Plata, y en la disposición zonal de los recursos naturales
que encuentran su complementariedad y contrastes en las
alineaciones serranas, en la penillanura y en las dos grandes arterias fluviales: el Tajo y el Guadiana (Toro 1995).
Extremadura tiene una historia geológica ampliamente
representada en cuanto a periodos geológicos. Presenta
gran diversidad de litológica y mineralógica, con abundantes yacimientos minerales, algunos de ellos casi exclusivos en España. Todo ello lleva consigo una gran diversidad paisajística y ecológica.
En este contexto tan variado y lleno de contrastes se
han desarrollado naturalmente distintas tipologías
constructivas, propias de cada modelo de organización
geográfica que constituyen un testimonio material construido que nos muestra arquitecturas vinculadas a un
sitio, un pueblo y una tradición, y definen la identidad
de un territorio y sus factores de diferenciación cultural.
En su génesis se pueden definir como arquitecturas de
lo disponible, utilizando en su ejecución materiales de
construcción primarios, extraídos directamente del lugar (Martín Galindo 2004). Por esta razón, y derivado de
146
los modelos de organización geográfica y características
geológicas, aquí encontramos también diferentes formas
de construir con tierra. La disponibilidad y la calidad de
la materia prima tierra existente en cada zona de este
territorio han repercutido en definitiva en la adopción de
diferentes técnicas de construcción entre la Alta y la Baja
Extremadura. Así, en la primera zona, que corresponde
aproximadamente a la provincia de Cáceres, predominan
las técnicas del adobe y en la segunda, correspondiendo
a la provincia de Badajoz, predomina la tapia. Esto puede observarse tanto en construcciones vernáculas como
en construcciones más eruditas1. Queda por decir que en
la actualidad estas son técnicas muertas, es decir, han
dejado de ser práctica corriente en todos los campos de
actividad de la construcción.
LA RESTAURACIÓN DE TAPIA EN
EXTREMADURA
Ante el reto de presentar una perspectiva general sobre la
restauración de tapia en Extremadura, y siendo esta comunidad autónoma una región con una gran extensión
territorial y con una considerable diversidad arquitectónica, fuertemente vinculada a los procesos históricos y a
las relaciones del hombre con este entorno, de inmediato
se percibe que esa tarea carece de un profundo trabajo de
campo, para lo que no se disponía de medios ni de tiempo
suficientes. Por ello, se ha abordado el tema desde una
perspectiva pragmática. No se pretendía elaborar un catálogo o inventario exhaustivo de las intervenciones realizadas en los últimos años, sino enfocar el tema y dar
respuesta, sin pretensiones, a las siguientes preguntas:
«¿Hay monumentos o edificios de tapia restaurados en
Extremadura en los últimos años? ¿Cuáles son y cómo
se ha hecho esa restauración?» Y estas preguntas las
plantearía el consumidor final, es decir, el ciudadano interesado en conocer su patrimonio edificado. La primera
búsqueda de proyectos y obras de restauración de edificios/monumentos de tapia en la Comunidad Autónoma
de Extremadura se realizó durante el verano de 2012 con
pobres resultados.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Se empezó acudiendo a las entidades oficiales de la administración autonómica que tienen a su cargo la restauración del patrimonio histórico edificado. En un primer
momento se contactó con la Dirección General de Patrimonio Cultural, que a través del Servicio de Obras y
Proyectos2, proporcionó un listado de proyectos: las rehabilitaciones de las fortalezas de Reina, Montemolín y
Villanueva del Fresno3.
A partir de este momento se desarrolló la línea de investigación principal a través del contacto por vía telefónica con
las oficinas del ARI (Áreas de Rehabilitación Integral), cuyo
objetivo era la rehabilitación de forma integrada de los conjuntos edificados y áreas rurales de interés arquitectónico,
histórico-artístico, cultural, ambiental o social y que por
aquel entonces se mantenían aun en funcionamiento en
Extremadura4.
A priori el hecho de que la comunidad contase con 22 oficinas del ARI (algunas con hasta 15 años de actividad acumulada) y el hecho de que su trabajo se enfocara de forma
específica a la gestión y protección del patrimonio de forma
descentralizada hacía pensar que se podría obtener bastante
información en lo concerniente a la restauración de tapia.
Sin embargo, tras contactar con todas ellas no fue posible
obtener información sobre ningún proyecto en particular.
Los largos tiempos de respuesta en algunos casos y el desconocimiento en otros, invitaban a pensar que las técnicas de tierra como tal no constituían elemento de especial
atención y protección en los expedientes realizados por
estas oficinas. Sólo en un caso concreto5, se informó de
la existencia de una obra en la que se había intervenido y
cuyos muros estaban realizados con tapia. Sin embargo, la
intervención posterior fue realizada con técnicas constructivas convencionales y además no existían planos detallados que ilustrasen la intervención realizada, por lo que fue
imposible su estudio.
También fue llamativo encontrar un buen número de oficinas que afirmaban no tener ningún proyecto en el que
se hubiese realizado rehabilitación de tapia. Tal es el caso
de oficinas como las de Llerena o Burguillos del Cerro, localidades donde por el contrario esta técnica se encuentra
ampliamente representada.
Por tanto, se puede afirmar que la protección de las técnicas constructivas tradicionales como la tapia no fue objetivo
prioritario de las ARI, al menos en las obras no consideradas
monumentales. Su esfuerzo se centró más bien en la conservación de fachadas y alturas, junto a tareas administrativas
como la gestión de subvenciones y permisos de obra.
Sin embargo, las intervenciones en construcciones de tapia
en Extremadura se presumen forzosamente numerosas,
debido a su gran protagonismo en el seno de centros urba-
nos y pueblos de la región. Sería pertinente por tanto, una
revisión de los criterios de protección que englobaran también el patrimonio popular, haciendo posible su catalogación y el seguimiento de las intervenciones en él realizadas.
En búsqueda de alguna perspectiva más optimista se hizo
una consulta en la Asociación Alba Plata. Esta Agrupación de Desarrollo estaba formada por 30 entidades socias (Consejerías, Mancomunidades, Confederaciones,
Asociaciones...), todas ellas en torno de ese gran eje
cultural que es la Vía de la Plata, articulación territorial
meridiana de toda la Extremadura. Efectivamente aquí se
ha encontrado algo que permitía entrever respuestas más
satisfactorias.
A finales del 2004 la Agrupación de Desarrollo Alba Plata
en Equal había puesto en marcha el proyecto Recursos Humanos y Patrimonio, que tenía como uno de sus objetivos
principales intervenir en la preparación de las personas
sobre la base del patrimonio histórico. En este marco, se
pretendía aumentar el nivel de competencia profesional en
aspectos técnico-metodológicos de los trabajadores y de las
empresas ligadas al sector del turismo y de la construcción
y, en definitiva, la mejora del servicio en los sectores de
la conservación del patrimonio y la atención al visitante.
De entre las acciones llevadas a cabo en el campo más específico de las técnicas tradicionales de construcción cabe
destacar: la catalogación de las técnicas y los materiales
tradicionales; la preparación de materiales didácticos y la
educación de los formadores; acciones docentes en perfiles ligados al patrimonio; diseño de módulos de formación
profesional en técnicas tradicionales de construcción; intercambio de experiencias sobre técnicas tradicionales de
construcción y oficios del patrimonio, con Francia y Grecia6 (Alba Plata en Equal 2007).
Los procesos formativos llevados a cabo se concentraron
en cinco grandes materias relacionadas con la calidad del
servicio y el patrimonio, destacando el módulo Arquitectura
Tradicional: Técnicas de rehabilitación y uso de materiales tradicionales de construcción7.
Todos los procesos formativos han sido eminentemente
prácticos, complementados con visitas de conocimiento
de recursos, encuentros y exposiciones. Complementariamente, se han llevado a cabo jornadas temáticas, entre las
cuales cabe destacar: La albañilería en la tradición mudéjar
en Extremadura; Ciclo de conferencias Rehabilita07; Técnicas
tradicionales de construcción en Coria; La alcazaba de Badajoz:
proyectos y futuras intervenciones; Bóvedas tabicadas y uso de
cales tradicionales (Proyecto europeo Equal 2007).
En una de sus publicaciones, la Agrupación Alba Plata refiere que los procesos formativos se han complementado con
la gestión del conocimiento, derivando en la generación de
materiales a través de códigos de comunicación cercanos y
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
147
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
la formación profesional no las contempla, insuficientes
profesionales que detenten estos conocimientos, falta de
empresas capaces de mejorar los servicios de conservación
del patrimonio ni suficientes empresas proveedoras de
materiales tradicionales, lo que conlleva dificultades para
la rehabilitación de los edificios y para el mantenimiento y
la explotación de los recursos patrimoniales.
Una vez más, y pese el conocimiento de la realidad expuesta en las líneas anteriores, la técnica tradicional de construcción con tapia, y su restauración, no tiene aquí el peso
que sería de esperar en esta zona.
EJEMPLOS INTERESANTES DE LOS
ÚLTIMOS 30 AÑOS: CRITERIOS Y
TÉCNICAS EMPLEADAS
Fig. 1: Mapa de Extremadura, con ubicación de las
intervenciones de restauración de tapia referidas en el texto
de utilidad para los participantes. El aprendizaje conseguido, con el apoyo de los manuales didácticos fue distinto y
mucho más eficaz que el que habitualmente se genera en
otros procesos formativos. La implicación e identificación
del usuario con la herramienta formativa ha sido un valor
añadido al resultado final (Proyecto europeo Equal 2007).
Se ha podido consultar una gran parte del material de comunicación, manuales didácticos, herramientas formativas y publicaciones editadas por la Agrupación de Desarrollo Alba Plata en Equal - Recursos Humanos y Patrimonio,
y relacionadas con las técnicas tradicionales de construcción y rehabilitación del patrimonio construido8. Dichosamente, en algunas de ellas sí se encuentran referencias a
la tapia, aunque de una forma bastante aislada y sin que
pudiéramos ver resultados consistentes en lo que toca a casos reales de obras de restauración de edificios construidos
con esa técnica.
De entre toda la documentación que hemos analizado, nos
gustaría destacar una: «La tradición en la rehabilitación: La
memoria de las técnicas tradicionales de construcción», por
algunos de los datos que aporta y la realidad que estos
dejan ver. Se trata de un estudio de la situación de los trabajadores dentro de las empresas, al objeto de recuperar
técnicas tradicionales de construcción y mejorar su adaptación a las nuevas tecnologías. Entre las problemáticas en
relación a las competencias profesionales, se señalan: problemas de conservación de conocimientos y de valoración
sobre técnicas y materiales tradicionales de construcción,
148
Ante este cuadro de tan escaso conocimiento institucional sobre una técnica constructiva tan importante en esta
región como es la de la tapia, y aún más escaso en cuanto
a existencia de obras significativas de restauración, considerando que la mayoría de su patrimonio construido
está erigido precisamente con esta técnica, no se ha tenido otra alternativa que conformarse con el conocimiento
que ya se tenía sobre las intervenciones de restauración
de edificaciones patrimoniales de tapia más relevantes en
Extremadura en los últimos años: castillo de Montemolín;
murallas de la Fortaleza de Reina; castillo de Villanueva
del Fresno; dos lienzos de las Murallas de Badajoz; un lienzo y tres torres de las murallas de Cáceres; Torremochada,
en las murallas Cáceres; Torre del Horno, también en las
murallas Cáceres9.
Cuatro de estas obras están situadas en ciudades o pueblos
de la provincia de Badajoz y las otras tres en la provincia de
Cáceres y pertenecen al mismo conjunto monumental: las
murallas de la ciudad, por lo que podemos considerarlas
como una sola ubicación. A esta circunstancia (80% en la
Baja Extremadura y 20% en la Alta Extremadura) no será
de todo ajeno el hecho de que, como anteriormente hemos
comentado, las características geográficas y geológicas de
la Baja Extremadura (provincia de Badajoz) son más favorables al desarrollo de la técnica constructiva de la tapia
que las de la Alta Extremadura (fig. 1).
Castillo de Montemolín (2000)
El castillo de Montemolín se encuentra en el municipio
del mismo nombre, en el sur de la Provincia de Badajoz,
en un cerro de las estribaciones de Sierra Morena. Esta fue
la última fortaleza extremeña recuperada a los árabes durante la Reconquista. Pasó a formar parte de la Orden de
Santiago a mediados del siglo XIII. El recinto fortificado
es grande, lo que da idea de la importancia estratégica que
tuvo Montemolín. La disposición de las torres se corres-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mIgUEL RoCHA y ALEJANDRo BUzo | ExTREmADURA
Fig. 2: Castillo de Montemolín
ponde con la tipología almohade, al igual que el grosor
de sus muros y otros elementos arquitectónicos. La Torre
del Homenaje fue modificada para albergar la Casa de la
Encomienda de la Orden de Santiago [w2].
En el año 2000 fue objeto de importantes obras de restauración en sus muros y torres de tapia. Gracias al interés de
algunos vecinos y del propio Ayuntamiento, la Consejería
de Cultura y Patrimonio, a través de la Oficina de Gestión
Alba Plata, desarrolló (como en otras localidades extremeñas) una importante labor de consolidación, investigación
arqueológica y recuperación del monumento. El arquitecto
responsable del proyecto fue José Benito González y las
obras han estado a cargo de una UTE, constituida por las
empresas J. M. Álvarez Rosa S.A. y Fernández Cruz S.L.
Las principales actividades que se llevaron a cabo consistieron en el refuerzo y recuperación de los cubos o torres
defensivas, consolidación de la muralla, excavaciones arqueológicas, acondicionamiento del aljibe central, restauración de la entrada monumental, mejora de los accesos y
señalización [w3].
Los trabajos de recuperación de las torres consistieron en
la restitución volumétrica de la tapia, reforzada en las esquinas con ladrillo macizo. En algunas partes de los lienzos
de muralla también se ha hecho restitución volumétrica de
tapia y en algunos puntos se ejecutó tapia nueva, bien para
consolidación estructural o bien para, supuestamente, restablecer las formas y geometrías originales (fig. 2).
Murallas de la Fortaleza de Reina (2002-2010)
La Alcazaba de Reina está situada en el sur de Extremadura, en las proximidades de la ruta que une Badajoz con
Córdoba y Granada. Ubicada en un cerro en las estriba-
ciones de Sierra Morena, domina toda la comarca de la
campiña Sur. La forma que presentaba a inicios del siglo
XXI correspondía a construcción de época almohade, con
algunas reformas de época santiaguista, pero en avanzado estado de decadencia. El desplazamiento de sus habitantes hacia cotas más bajas en el siglo XV originó la
fundación del asentamiento actual de Reina y motivó el
abandono y posterior declive de la alcazaba. En el año
2002, por iniciativa del Ayuntamiento, se dio inicio a un
proceso que tenía como objetivo rescatarla del estado de
ruina inminente en que se encontraba. Por encargo de la
Junta de Extremadura, el arquitecto Gonzalo Recasens
elaboró un plan para su consolidación, redactándose de
inmediato el proyecto para la primera fase, siendo la obra
adjudicada a la empresa Antaño Restauración, S.L. Desde entonces hasta 2010 se han desarrollado seis fases de
intervención, cada una con su correspondiente proyecto,
todos redactados por el mismo arquitecto, y con todas las
obras a cargo de la misma empresa.
La principal unidad de actuación fue la consolidación de
las zonas con inestabilidad estructural mediante restitución volumétrica de la tapia de las torres y lienzos de la
muralla. Esa restitución volumétrica de la tapia se hizo de
forma similar a la construcción original, y el objetivo no
era el de rehacer la fortaleza con el aspecto que ha tenido
en su día sino tornarla visualmente perceptible. Asimismo,
se ha hecho la protección de la coronación de las torres con
losa de hormigón de tierra y cal armado con geomalla y
anclada con varillas galvanizadas. También se han llevado
a cabo actuaciones de limpieza de los paramentos de tapia
que presentaban material disgregado o vegetación invasora, con posterior retacado y sellado de grietas con morteros
de tierra y cal (Díaz Recasseus 2002) (figs. 3, 4, 11).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
149
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Frente suroeste de la muralla de la fortaleza de Reina, ya
consolidada
Fig. 4: Interior de la muralla de la fortaleza de Reina, ya
consolidada
Castillo de Villanueva del Fresno (2010)
Murallas de Badajoz (2011)
El castillo de Villanueva del Fresno se encuentra en la localidad homónima de la provincia de Badajoz. A pesar de
la indudable presencia musulmana, los orígenes de la actual Villanueva del Fresno son difusos. Se sabe que a finales del siglo XIII estas tierras formaban parte del dominio
templario de Jerez de los Caballeros y que a mediados del
siglo XIV ya estaba construida la Torre del Homenaje del
castillo, que había de garantizar la defensa de la localidad
y de esta parte de la frontera. Pero la existencia de esta
fortaleza no lograría impedir que los portugueses atacasen Villanueva en varias ocasiones hasta que en 1646, durante la Guerra de la Restauración portuguesa, el castillo,
muralla, fortificaciones y demás casas de la villa fueron
minadas y voladas [w4], por lo que hoy día sólo quedan
algunas partes, siendo la zona sur la mejor conservada,
con un antemuro de tapia de tres metros de altura y los
restos de una torre cuadrada, también de tapia, de siete
metros de altura [w5].
La alcazaba de Badajoz está situada en el Cerro de la Muela
rodeando la antigua Badajoz de la época musulmana. Al
Norte está rodeada por el río Guadiana, y al Este por el
arroyo Rivillas, que confluye con aquel bajo el ángulo noreste. En ambos frentes existen fuertes pendientes en el
terreno que aumentan el carácter defensivo de la alcazaba,
lo cual se refuerza con los fosos naturales que representan
los ríos. La alcazaba se construyó en un lugar estratégico
para el control del paso natural Norte-Sur y Este-Oeste. Tal
y como se conserva hoy, fue construida por los almohades
en el siglo XII, aunque tiene su origen en la cerca que ya
en el siglo IX se construyó al fundar la ciudad. El recinto
amurallado procede en su mayor parte de época almohade,
aunque quedan restos de períodos anteriores y testigos de
restauraciones posteriores [w6].
Recientemente, estas ruinas han sido consolidadas y
restauradas, y el recinto se encuentra vallado. Con proyecto del arquitecto Julián Prieto Fernández y obras a
cargo de la empresa Antaño Restauración S.L., la intervención ha sido mínima. El objetivo principal era frenar el avance de la erosión de la tapia y consolidar los
restos existentes. Aunque en algunas zonas se ha hecho
reconstrucción de tapia, una gran parte del trabajo consistió en la limpieza y sellado de grietas y reposición de
la superficie de la tapia (fig. 5).
150
En el año 2011, la Consejería de Cultura de la Junta de
Extremadura promovió trabajos de restauración en esta
muralla. El proyecto es de autoría de los arquitectos Julián
Prieto Fernández y Jorge López Álvarez y las obras de esta
primera fase han estado a cargo de la empresa Cabero Edificaciones S.A. Los trabajos previstos en proyecto eran los
de consolidación y restitución de la tapia en las zonas de la
muralla que presentaban pérdida de su material original.
También se han reconstruido almenas y remates laterales
de lienzos y ha recuperado el perfil de varias torres mediante la ejecución de tapia nueva. Además, se ha repuesto la
superficie de la tapia, redibujando incluso el falso despiece
de sillares en el mortero, recuperando así la imagen unitaria de la muralla (Prieto & López 2009) (fig. 6).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mIgUEL RoCHA y ALEJANDRo BUzo | ExTREmADURA
Fig. 5: Antemuro de la torre del castillo de Villanueva del Fresno,
tras la intervención
Murallas de Cáceres (1991)
La muralla de Cáceres es uno de los recintos urbanos andalusíes de época almohade más sobresalientes que se conservan en Extremadura. Tal importancia se debe no sólo a
la extraordinaria permanencia de gran parte del vasto perímetro de esta cerca construida por los alarifes muminíes
a fines del siglo XII, sino también a la correcta identificación y lectura de sus elementos de defensa y flanqueo con
independencia de los posteriores procesos de evolución y
transformación urbana (Márquez & Gurriarán 2003).
A finales de 1990, la Consejería de Educación y Cultura
de la Junta de Extremadura adjudicó las obras de Consolidación y Restauración del Tramo norte del lienzo
oriental y torres del Postigo, Hernando Pizarro y Adosada, de las murallas de Cáceres, a favor de la empresa
Construcciones Abreu S.A. Según proyecto del arquitecto Miguel Matas Cascos, esta intervención consistió en
la recuperación de volúmenes, reconstruyendo la traza
desaparecida del referido lienzo y de las tres torres con
tapia nueva, rescatando así parte del perfil urbano que
se estaba perdiendo (fig. 7).
Torremochada (en las murallas de Cáceres) (1997)
Seis años más tarde se intervino de nuevo en las murallas
de Cáceres, con la restauración de la Torremochada. El proyecto es del mismo arquitecto pero las obras estuvieron a
cargo de la empresa Confebesa S.L. Esta intervención siguió en la misma línea de recuperación de volúmenes, tal y
como la anteriormente referida (fig. 8).
Fig. 6: Murallas de la Alcazaba de Badajoz: tramo intervenido en
el año 2011
Fig. 7: Interior del tramo norte del lienzo oriental de las murallas
de Cáceres, ya reconstruido
Fig. 8: Torremochada (murallas de Cáceres), donde se puede
ver la intervención de recuperación de volúmenes
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
151
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 9: Torre del Horno (murallas de Cáceres), tras la intervención
Fig. 10: Detalle de la intervención en la Torre del Horno
Torre del Horno (en las murallas de Cáceres) (2009)
REFLEXIONES
La muralla almohade fue clave en la declaración de Cáceres
como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. «Han transcurrido 22 años y lo que es un potencial patrimonial muy importante sigue siendo lo mismo que era entonces, restos arqueológicos de una fortificación construida en el tiempo con la aportación de varias culturas, pero con una diferencia importante: su
estado de deterioro y abandono no se detiene».10
Un aspecto interesante que resalta del análisis de las intervenciones aquí presentadas, es que en la casi totalidad
de los ejemplos mencionados las actuaciones han sido de
recuperación volumétrica de los perfiles desaparecidos.
Sin embargo, esto no excluye que en una misma intervención de restauración, de entre los casos aquí referidos,
no se haya recurrido también a otros criterios o técnicas,
en función del estado de conservación de cada elemento
puntual de dicha edificación, o circunstancias particulares de cada obra.
Tal vez un poco motivado por esta realidad, en el año de
2008 se realizó el primer gran estudio patológico integral
de la muralla, que reveló el estado muy deficiente del monumento. El estudio puso de manifiesto la necesidad de
actuar sobre toda la muralla, que sufre un total de 1.124
patologías diferentes. Miguel Matas, coordinador del estudio, establece ese catálogo de patologías y «las pautas que
han de seguirse para su corrección» (Redacción 2008).
La intervención en la Torre del Horno, de alguna forma
se benefició ya del desarrollo y resultados de ese estudio.
El proyecto de recuperación y apertura al uso turístico de
la Torre del Horno fue la responsabilidad del arquitecto
Miguel Matas Cascos y las obras de restauración estuvieron a cargo de la empresa Antaño Restauración S.L. Las
actuaciones llevadas a cabo han sido de reposición de la
superficie de la tapia y de conservación y protección de las
fábricas (figs. 9 y 10).
152
Otro aspecto interesante fue constatar que de las siete
obras de restauración de los monumentos de tapia reseñados, cuatro de ellas han sido ejecutadas por la misma
empresa: Montemolín (2001), Reina (2003-2011), Torre del Horno (2009) y Villa nueva del Fresno (2010)11.
Por ello también, hemos podido apreciar la evolución
de las técnicas empleadas y de la calidad de los trabajos
realizados por la única empresa extremeña especializada en restauración de tapia. Desafortunadamente esa
empresa hoy día ya no existe, tal y como tantas otras
que, fruto de la actual coyuntura, en los últimos años
han tenido que cerrar sus puertas, con los perjuicios que
eso conlleva en relación a la restauración del patrimonio
construido con tierra.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mIgUEL RoCHA y ALEJANDRo BUzo | ExTREmADURA
Fig. 11: Vista general de la cerca almohade del recinto fortificado de Reina
NOTAS
BIBLIOGRAFÍA
Sin embargo, se pueden encontrar algunos ejemplos de edificaciones de tapia en la provincia de Cáceres y el uso del adobe
también lo detectamos en zonas de Badajoz.
AGRUPACIÓN DE DESARROLLO ALBA PLATA EN EQUAL (2007):
Resumen de los trabajos llevados a cabo. Alba Plata en Equal
1
Arturo Molina - Servicio de Obras y Proyectos de la Consejería
de Cultura de la Junta de Extremadura.
2
Desafortunadamente, esta información no aportó ningún dato
nuevo, puesto que el contenido era ya conocido.
3
Las oficinas del ARI se cerraron progresivamente a partir de
Octubre de 2012. Han funcionado las siguientes:
4
BADAJOZ: Alburquerque, Azuaga, Badajoz, Burguillos del Cerro,
Feria, Fregenal de la Sierra, Jerez de los Caballeros, Llerena, Magacela, Olivenza y Zafra.
CÁCERES: Alcántara, Cabezuela del Valle, Cáceres, Coria, Cuacos de Yuste, Guadalupe, Hervás, Hoyos, Plasencia, Trujillo y Valencia de Alcántara.
A través de Julián José Gutiérrez Clemente, arquitecto de la
oficina del ARI en Zafra.
5
De este intercambio, realizado a través del Proyecto «Quirotecnia», resultó la publicación «Técnicas tradicionales de construcción en Europa: Francia, España y Grecia».
6
Es aquí donde esperábamos encontrar algunos datos sobre
otras intervenciones de rehabilitación de edificios de tapia.
7
8
Incluso se ha participado personalmente en alguna de las actividades llevadas a cabo en el ámbito del proyecto Recursos
Humanos y Patrimonio.
Se quiere remarcar que las obras de restauración de tapia aquí
referidas no son más que los casos que hasta la fecha se han podido conocer, recabar alguna información, visitar y fotografiar. Es de
suponer que existan más casos de restauración de tapia, pero no
siendo del conocimiento de la Administración Autonómica u otras
entidades, ni siquiera del conocimiento público generalizado, de
momento no se pueden presentar más que los aquí referidos.
DÍAZ RECASSENS, G. (2002): Memoria del proyecto de consolidación de la Alcazaba de la Reina. Consejería de Cultura y Patrimonio de la Junta de Extremadura. Mérida
MÁRQUEZ BUENO, S. & GURRIARÁN DAZA, P. (2003): «La muralla almohade de Cáceres: aspectos constructivos, formales
y funcionales». Revista de Arqueología y Territorio Medieval nº
101, Universidad de Jaén
MARTÍN GALINDO, J.L., (2004): Arquitectura popular extremeña.
Diputación de Badajoz
PRIETO FERNÁNDEZ, J. & LÓPEZ ÁLVAREZ, J. (2009): Memoria del Proyecto de restauración y consolidación del tramo de
muralla de Badajoz, comprendido entre la Puerta de Carros y la
Puerta del Alpéndiz. Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura. Mérida
PROYECTO EUROPEO EQUAL (2007): Recursos humanos y patrimonio. Folleto y DVD. AUPEX
Redacción. «Es urgente actuar en la muralla». Diario Hoy, 2711-2008
TORO FERNÁNDEZ, B. (1995): «Geografía Territorial Extremeña.
Reflexiones y contenidos para su didáctica». Intramuros: XXV
años del Instituto Suárez de Figueroa
9
Declaraciones del arquitecto Miguel Matas Cascos al periódico
HOY, del 27-11-2008.
10
Cabe precisar que la intervención en el castillo de Montemolín
ha sido realizada por otra empresa, pero el jefe de obra encargado de llevar los trabajos de rehabilitación era la misma persona
que posteriormente viene a crear su propia empresa de restauración y ha llevado las otras tres obras: Reina, Torre del Horno y
Villanueva del Fresno. A parte de esto, se puede también referir
que con respecto a la obra de la muralla de Badajoz, por cuestiones administrativas esa empresa no pudo presentar licitación.
11
WEB
[w1] http://www.nuevoportal.com/andando/extrema.html
[w2] http://www.viajarporextremadura.com/cubic/ap/cubic.
php/doc/Ruta-de-los-Castillos-del-Sur-de-Badajoz-294.htm
[w3] http://www.rutadelaplata.com/es/8448-fortalezaalmohade-castillo-de-montemolin
[w4] https://sites.google.com/site/
extremaduracastillosypalacios/b/villanueva-del-fresno
[w5] http://www.castillosnet.org/programs/castillosnet.
php?tip=ficcas&dat=badajoz/BA-CAS-046
[w6] http://extremadura.so/category/castillos
NOTA: Todas las fotos pertenecen a Miguel Rocha
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
153
GALICIA
Alejandro Fernández Palicio
Galicia presenta una geología con amplio predominio de
granitos y esquistos, siendo la piedra elemento fundamental del paisaje construido. Existen, no obstante, áreas
geológicas donde abundan los depósitos sedimentarios
de origen terciario y cuaternario formados por gravas y
arenas. Son principalmente las grandes depresiones de las
provincias interiores de Lugo y Ourense, pero también el
entorno de los grandes ríos. Son zonas muy singulares en
la geografía gallega por su escasez: ocupan apenas el cuatro por ciento del territorio, pero permitieron la aparición
de diversas actividades artesanales, como la cerámica y la
fabricación de tejas y ladrillos. La existencia de cuencas
extensas donde la piedra era escasa también favoreció la
aparición de construcciones realizadas con tierra donde
ésta era un material fundamental.
En Galicia la construcción en tierra ha sido escasamente estudiada. En las monografías sobre arquitectura popular se encuentran referencias muy escasas sobre su
utilización, siendo las únicas menciones destacables las
correspondientes a los diferentes cerramientos mediante
entramados de madera y barro. Las técnicas que implicaban usos estructurales de la tierra no despertaron el suficiente interés de los autores, los cuales optaron bien por
poner el acento en las diferencias con otras arquitecturas
peninsulares más que en sus similitudes, bien por considerarlas residuales.
Técnicas construtivas con tierra en Galicia
La tierra fue usada en la mayoría de las construcciones
tradicionales de Galicia como mortero de asiento en los
muros levantados con piedra y como recubrimento de
paredes interiores y exteriores combinada o no con cal
(Caamaño 2006). Además era habitual en la formación de
una gran variedad de tabiques internos y externos no estructurales de entramado, los cuales se pueden encontrar
en toda la geografía de Galicia bajo el nombre genérico de
tabiques de pallabarro o de corres.
154
Igual que en el norte de Portugal, área de características
muy similares a la gallega, las técnicas de construcción
estructural en tierra se desarrollaron de manera intensiva únicamente en los lugares donde la obtención de
piedra de calidad se volvía una tarea muy costosa. Estas
grandes cuencas fueron principalmente las depresiones
de Monforte de Lemos-Pobra do Brollón-Bóveda, la de
la Alta Limia, en torno a la antigua Lagoa de Antela; y
en la depresión de Monterrei, en torno de la vila de Verín. No obstante, en la gran mayoría de las cuencas de
Galicia, especialmente en el interior, se desarrollaron
técnicas estructurales con tierra y, aunque actualmente
solo podamos encontrar algunos indicios de su empleo
no sistemático fuera de las principales áreas, es necesario destacar que una gran parte de este patrimonio
desapareció muy tempranamente, como ocurrió en la
ciudad de Ourense, donde la mayor parte de los edificios, calles enteras, estaban realizados con paredes de
pallabarro que fueron progresivamente substituidos por
muros de granito a finales del siglo XIX y principios del
XX (Caseiro Nogueiras 2001). Por ello, es probable que
su empleo y difusión en Galicia fuese mucho más común
de la que actualmente podemos atestiguar. Las principales técnicas son:
Tabiques de pallabarro: La construcción de tabiques
trenzados de madera y tierra interiores y exteriores estuvo extendida por toda la geografía gallega, incluidas
sus zonas costeras, aunque que fue quizás más habitual
en las llanuras y depresiones de Ourense y del sur de
Lugo, así como en amplias zonas del interior de Pontevedra. Son estructuras similares a otros ejemplos presentes en el norte de la península y en el norte de Portugal. Se usaban tanto para realizar divisiones interiores
como para tabiques exteriores, allí donde el peso de la
piedra como cerramiento resultaba excesivo, esto es, en
galerías u otros elementos que funcionaban a flexión y
no a compresión.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Muros de pallabarro: En diferentes áreas se encuentran viviendas construidas íntegramente con muros
estructurales de entramado de madera y tierra a partir
del primer o segundo piso. En este caso los muros poseen una estructura principal con travesaños diagonales
y verticales rellenos de tierra u otros materiales. Ejemplos de este tipo se encuentran en viviendas urbanas del
casco antiguo de Monforte de Lemos y de Ourense. En
el valle de Monterrei, en el casco antiguo de la vila de
Verín, su uso fue sistemático en los muros piñones y en
especial en los faiados (bajocubiertas).
Muros de croios o pelouros: Su extensión está limitada a
las riberas de los grandes ríos y a las proximidades de los
glaciares de las sierras ourensanas de los que se obtienen
los croios (cantos rodados) de su lecho. Como el asentamento de estas piedras no es fácil en seco, para su colocación se necesitan grandes cantidades de argamasa de
barro. El resultado son muros que en su aspecto exterior
podría llegar a confundirse con un muro de tapia con una
gran proporción de piedras. Pero su técnica de construcción nada tiene que ver (de Llano 1996).
Muros de terróns: Es una técnica original de la comarca
de la Alta Limia. Los terróns eran una serie de paralelepípedos de tierra que se extraían directamente de las proximidades de la desaparecida Lagoa de Antela, un gran humedal desecado para el cultivo intensivo de patata durante la dictadura franquista. Los terróns se obtenían en las
zonas húmedas con vegetación de porte medio o bajo y
especies capaces de soportar las inundaciones temporales
y las épocas de sequia. Para su extracción se precisaba el
segado previo de las plantas y un marcado sobre el terreno de las dimensiones de los futuros bloques. Posteriormente, con unas grandes azadas, se procedía a extraer los
bloques de una sola pieza, en los que las extensas raíces
de las diversas plantas servían como armadura. Estos
bloques se usaban directamente como ladrillos para diferentes construcciones tanto en viviendas como en otras
construcciones auxiliares, siendo muy valorados por su
nivel de confort térmico (Fdez. Palicio 2013).
Fig. 1: Edificio en la Rúa Doctor Canoa de Monforte con muro
de tapia visto
Fig. 2: Viviendas de tapia enmascaradas con nuevos enlucidos
en el arrabal de Os Abeledos en Monforte
Muros de tapia: La construcción en tapia es una técnica
utilizada en diversas zonas de Galicia, especialmente en
lugares del interior de Lugo y Ourense aunque su presencia es en general escasa. En la comarca de Terra de Lemos
sin embargo fue muy habitual hasta las primeras décadas del siglo XX. La técnica de la tapia se extiende por las
áreas mas bajas allí donde los suelos son de origen sedimentario. Cuando el terreno se eleva, la tapia desaparece.
La ciudad de Monforte de Lemos y la vila de Bóveda son
las principales poblaciones con edificaciones en tapia.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
155
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
conjunto histórico. Otros, como los barrios de Carude, Os
Chaos, y Morín carecen de protección. De todas formas
dicha protección no afecta de hecho a las construcciones
en tierra del casco antiguo monfortino ya que el plan
de rehabilitación integral de Monforte permite derribar
la totalidad de la edificación salvando las habituales fachadas de piedra. Así estas edificaciones van poco a poco
desapareciendo auspiciadas por la propia normativa de
conservación.
Las edificaciones del casco antiguo de Monforte y de
sus principales arrabales históricos están formadas por
muros de tapia medianeros con luces de entre 4 a 6 metros sobre basamentos de piedra. Las fachadas y traseras
suelen ser de piedra en la planta baja con entramados de
madera (llamados de corres). En las construcciones más
señoriales las fachadas eran totalemente en piedra. Debido a su situación como muros medianeros muchas de las
tapias son necesariamente conservadas como parte de la
edificación anexa si bien son sistemáticamente recubiertas con cementos y muros de ladrillo que las ocultan y las
empobrece (figs. 1, 2 y 3).
Mosteiro das Clarisas
Fig. 3: Tratamiento habitual de una tapia en Monforte en una
rehabilitación de vivienda
EJEMPLOS DE CONSTRUCCIÓN EN TIERRA
EN GALICIA
Las edificaciones en tierra en Galicia son en su mayoría pequeñas edificaciones, viviendas y construcciones auxiliares,
dispersas por todo el territorio. Destacan no obstante una
serie de edificaciones y conjuntos de manera singular, la
mayoría de los cuales o bien no han sido restaurados o bien
lo han hecho mediante técnicas convencionales debido al
desconocimiento y el olvido de las técnicas en tierra en la
comarca, desaparecidas durante el primer tercio del siglo
XX. Este desconocimiento es un problema generalizado
en Galicia que atañe a los profesionales, tanto arquitectos
como artesanos especializados; a las distintas administraciones, locales y autonómicas; y a la ignorancia general de
este patrimonio en el imaginario general, lo que le impide
valorarlo como tal. Reseñamos a continuación los ejemplos
más destacados.
Conjunto histórico de Monforte de Lemos
Declarado conjunto histórico-artístico desde 1973. Algunos de los arrabales históricos formados por conjuntos
edificatorios en tapia como Ramberde y Abeledo se hallan
con una protección menor dentro del área de cautela del
156
Convento inaugurado a mediados del siglo XVII. Se encuentra protegido desde 1973 como parte del conjunto
histórico artístico de Monforte. La edificación principal
está realizada en cantería. El resto de muros perimetrales
del convento, especialmente los que rodean los jardines y
huerto así como el de algunas edificaciones auxiliares son
de tapia de tierra. Las tapias perimetrales se conservan en
su mayoría, con algunas adiciones posteriores de ladrillo,
incluyendo algunas puertas de acceso. Las escasas restauraciones que han tenido las tapias han sido realizadas mediante revocos de cemento que las ocultan y las estropean.
Las restauraciones fueron supervisadas por la administración autonómica (figs. 4, 5 y 6).
Pazo Muiños de Antero
Conjunto levantado a finales del siglos XVIII compuesto por la residencia señorial, un edificio de caballerizas
y otras construcciones anexas, en su mayoría construidas con tapias de tierra. El conjunto tiene una protección
integral desde 1985. En el año 2010 finalizó la rehabilitación del edificio de caballerizas, hasta el momento el
único rehabilitado, para acomodarlo como pequeño hotel.
A pesar de que el proyecto y la dirección de obra estuvo
firmemente supervisada por la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural de la Xunta de Galicia en el acondicionamiento del edificio no se restauraron las tapias de tierra,
usándose materiales de construcción convencionales en
toda la obra que las ocultaron (figs. 7 y 8).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
ALEJANDRo FERNÁNDEz PALICIo | gALICIA
Construcciones del entorno de la antigua
Lagoa de Antela
En A Limia apenas quedan una decena de edificaciones
construidas con terróns. No se encuentran protegidas y
solo en algunos casos se han realizado labores de mantenimiento, no de restauración, por parte de los propietarios
consistentes en la recolocación de los muros de terróns que
se hallaban en riesgo de derrumbamiento (fig. 9).
Casco histórico de Verín
Dentro del valle de Monterrrei en el casco histórico de Verín se encuentran una serie de edificaciones realizadas en
grandes bloques de cantería de granito en los que los muros piñones a partir de la primera planta o del bajocubierta
están realizados con un entramado de madera, denominado en la comarca pallabarro, formado por pilares de madera
horizontales y diagonales rellenos y revocados con tierra y
cal. Las rehabilitaciones han sido escasas, habiendo pocos
casos donde se ha conservado la estructura de pallabarro
gracias a la voluntad de los propietarios, donde se ha optado por no actuar en él. Algunas edificaciones similares se
han conservado en los cascos históricos de Ourense y de
Monforte de Lemos (fig. 10).
Fortalezas galego-portuguesas
Serie de Fortalezas de tierra y madera levantadas durante
las Guerras de Restauración portuguesas (1640-1668) en la
raia húmeda, la frontera natural del río Miño entre Galicia y
Portugal. Entre ellas destacan en territorio gallego el Castelo
de Amorín en Tomiño, el Forte da Concepción en Goián y
el Forte dos Medos en Estás. Todos están declaradas como
Bens de Interese Cultural, el máximo nivel de protección cultural de Galicia. No han sido objeto de ninguna restauración
(Xunta de Galicia 2006).
CRITERIOS Y TÉCNICAS EMPLEADOS
Debido a la ausencia de conocimiento de la técnica por
parte de todos los agentes involucrados no existen técnicas de restauración que puedan reseñarse. Únicamente
son destacables pequeñas acciones que se engloban dentro del ámbito del mantenimiento más que de la propia
restauración. El resto de actuaciones se han realizado con
materiales y técnicas convencionales, incluidos aquellos
edificios protegidos por la administración con procesos
de restauración tutelados.
Fig. 4: Tapia del Mosteiro das Clarisas revocado con mortero de
cemento
RESULTADO
Proponer una valoración de un hecho desconocido como es
actualmente la construcción con tierra en Galicia no parece en principio un camino adecuado. En Galicia no puede
hablarse de restauración en tierra debido a su desconoci-
Fig. 5: Fragmento de la tapia del Mosteiro da Clarisas sin
revocar
Fig. 6: Fragmento de la tapia del Mosteiro da Clarisas con
adición de muro de ladrillo
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
157
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
tes medios de cara a poder concienciar a las administraciones, profesionales y privados sobre su valor y sobre la
necesidad de su conservación. La nueva perspectiva ecológica y sostenible que numerosos nuevos profesionales
de la construcción poseen y en el que se asume la tierra
como material fundamental para el futuro es un elemento primordial que deberá ayudar a su difusión y a su puesta en valor. La valorización del patrimonio vernáculo en
tierra resultará así esencial para respaldar la apuesta por
una construcción sostenible en un clima que a priori se
cree hostil a la edificación en tierra.
BIBLIOGRAFÍA
Fig. 7: Vista general del Pazo Muiños de Antero
Fig. 8: Aspecto del edificio de caballerizas y muro de tapia
rehabilitado
AA.VV. (2006): Descubrir a Historia. O Plan director das Fortalezas de Galicia. Xunta de Galicia. Santiago de Compostela
CAAMAÑO, M. (2006): As construccións da arquitectura popular: patrimonio etnográfico de Galicia. Hércules. Coruña
CASEIRO-NOGUEIRAS, Delfín (2001): A Voz de Otero. Raigame.
Ourense
miento por parte de administración y profesionales. Sin un
conocimiento del patrimonio no es posible poner en valor
estas edificaciones. Sin un conocimiento de la técnica no
es posible demandar un restauración de la misma. Sin un
conocimiento generalizado entre la población estas construcciones no serán valoradas ni respetadas.
En este sentido, el horizonte de la contrucción en tierra
en Galicia necesita que las principales acciones a realizar
en el futuro inmediato estén necesariamente ligadas a la
divulgación y difusión del patrimonio a través de diferen158
DE LLANO, P. (1996): Arquitectura popular en Galicia. Razón e
construcción. COAG. Compostela
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
ALEJANDRo FERNÁNDEz PALICIo | gALICIA
Fig. 9: Antigua vivienda en el lugar de Lavandeira, A Limia donde se realizan periódicas labores de mantenimiento
Fig. 10: Vivienda en rehabilitación del casco antiguo de Verín donde no se ha actuado sobre el muro de pallabarro
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
159
MURCIA
Francisco Javier López Martínez
Probablemente, la primera intervención en obra de tapia
en la región de Murcia tuvo lugar en 1991, en algunos tramos de las murallas de Aledo, de la mano del arquitecto
Jesús Albaladejo Ortín.
En 1992, con motivo de la construcción de la autovía
Murcia-Lorca se excavaron los restos de una torre almohade en la pedanía lorquina de La Hoya. La existencia de
la torre determinó el desvío del trazado de la carretera
y una mínima intervención tendente a su restauración.
Fig. 1: Proyecto de restauración de los restos de la Torre de
Mena en La Hoya, Lorca
160
De alguna manera, esta pequeña obra supuso el comienzo
de la valoración del encofrado o tapial como valor fundamental en este tipo de construcciones, pero aún no existía la suficiente formación para que el resultado alcanzara
una calidad y claridad óptima. Si a eso le añadimos la circunstancia de que las obras de la autovía se desarrollaron
después, entenderemos que el tratamiento de la torre
haya tenido múltiples reparaciones posteriores sin llegar,
pienso, a la solución definitiva (fig. 1).
Fig. 2: Torre de la muralla en calle de la Merced, Murcia
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
A final de 1992 se realizó otra pequeña intervención en
una torre de la muralla de Murcia en la calle de la Merced,
torre que formaba parte de la medianería del solar e iba a
quedar dentro del edificio que comenzaba a construirse. En
este caso, dudando de que la tapiería debiera ser la respuesta, la mayor parte de la intervención se hizo con ladrillo de
formato actual, dejando envueltos los restos conservados,
que sólo se veían cuando habían conservado sus paramentos originales (bien pertenecientes a la primera construcción o a su reparación en época medieval) (fig. 2).
También fue en 1992, cuando un rayo arrancó la esquina
sureste a la única torre conservada de la fortaleza de Siyasa, al año siguiente se llevó a cabo la reconstrucción de la
esquina perdida y colocación de un forjado que atara los
cuatro muros y protegiera de la lluvia el interior. En la obra
se empleó un hormigón mixto de cemento blanco y cal; por
la situación de la intervención no se pudo hacer uso del
apisonado característico de la tapiería.
En 1993 se comenzó a trabajar en el caserío de Siyasa, restos de una ciudad medieval islámica abandonada en el siglo
XIII. Gran parte de sus estructuras son tapias de tierra (a
veces con costra, a veces con brencas, a veces con reparaciones o refuerzos de mampuestos, de las que sólo quedaban bases de mampostería y muchos alzados incompletos).
En este caso, como ya se ha expuesto en otras ocasiones, se
trató, por una parte, de consolidar con agua de cal, es decir, mejorar la cohesión y adhesión de los materiales de las
fábricas y, por otra, de rehacer muros hasta los niveles parcialmente conservados mediante la propia tierra derruida.
Tras aquella primera actuación se ha obrado alguna otra
vez, ya en la década del 2000, empleando hormigones de
cal en las tapias, como solución más duradera a la intemperie (figs. 3, 4 y 5).
La primera obra donde, decididamente y sin ambages, se
opta por la tapiería con todas sus consecuencias fue en la
restauración de la muralla de Murcia en su tramo de Verónicas realizado en 1995-1996, dentro de un proyecto global del arquitecto Fernando de Retes con la colaboración
del autor de este artículo. Aquí se propuso reponer longitudinalmente la mitad de la muralla eliminada durante la
construcción de un convento, y se dejaron vistas las agujas
de madera con una voluntad plástica dentro de la ciudad.
En el fondo, todas las actuaciones no dejan de ser acercamientos a la tapiería y tienen mucho de vivencia y descubrimiento personales.
A partir de ahí la opción general ha sido la reconstrucción
de tapias colocando agujas vistas como imagen recurrente
y, a menudo, equivocada. Se debe tener en cuenta que la
agujas forman parte de la tecnología de la tapiería como
medio auxiliar que permite el montaje de los tapiales y, algunas veces, la instalación de andamios. La típica presencia
Fig. 3: Torre herida por un rayo, Siyasa
Fig. 4: Reparación de la esquina de la torre, Siyasa
Fig. 5: Muro de una casa con su propia tierra repuesta, Siyasa
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
161
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
las pérdidas sólo presentan profundidades relativamente pequeñas (figs. 7 y 8).
Fig. 6: Vista de las dos actuaciones en el castillo de Monteagudo
de mechinales en obras históricas de tapiería es producto,
sobre todo, de su deterioro, pero nunca fue una intención
arquitectónica.
Es verdad que la restauración, tal como se entiende hoy,
tiene una función didáctica y, en ese sentido se justifican
ciertas licencias, pero nunca deberían ir en contra de la
lógica constructiva. La obra de Verónicas tenía un valor
escultórico y pedagógico dentro de un proyecto cultural
como fue el Legado Andalusí, lo cual constituyó una razón
para dejar las agujas, pero después se ha abusado de ello.
Yo mismo he caído una vez en la tentación banal de las
agujas vistas.
Otra manera de actuar en una obra de tapia, defendible por
motivos de inaccesibilidad, es la proyección. Esa fue la opción en 1995 sobre un lienzo del castillo de Monteagudo.
En esta ocasión, las agujas cobraron sentido al ser usadas
como armadura de la masa de hormigón de cal que iba a ser
apretada contra los restos de la muralla.
Un año más tarde, en 1996, otra intervención en el mismo castillo se hizo reponiendo las pérdidas en un lienzo de
muralla y una torre que presentaban peligro de derrumbe,
por medio de tapias de hormigón de cal con mampuestos.
Aquí se dejaron las agujas vistas, con la tranquilidad de que
se podrían eliminar después, pero la oportunidad no se ha
dado hasta hoy (fig. 6).
En 1998, se restauró la torre mayor del castillo de Pliego. Se trató de una obra guiada por el método arqueológico, esto es, que el propio edificio fue dando respuestas
sencillas a las continuas cuestiones que se iban planteando. Fue una obra realizada en armonía, con un verdadero equipo dentro del cual el propio edificio parecía
colaborar. El recurso a la tapiería como procedimiento
restauratorio se ensayó hasta en situaciones un poco
forzadas, como son las reposiciones de la costra cuando
162
Ese mismo año, comenzó otra pequeña actuación en el
castillo de la Luz. Allí la situación era bastante distinta,
tanto por los daños experimentados como por las incógnitas sin resolver. El estado de partida se caracterizaba
por la pérdida de la base de una torre hasta límites sorprendentes, y el descabalgamiento de las tapias, muchas
movidas como piezas de un juego de arquitectura. En
este caso se fue rellenando la base colocando sillarejos
como costra, en principio más coherente con una ejecución mampuesta en sentido horizontal. En cuanto a los
huecos dejados por las tapias al moverse, simplemente
se rellenaron para dar continuidad al conjunto, pero sin
ocultar la singularidad de cada tapia transformada, casi,
en sillar (figs. 9 y 10).
El terremoto acontecido en 1999 también propició una
serie de intervenciones de restauración. En el castillo de
la Puebla de Mula se derrumbó parte de la estructura
de su puerta. Éste fue un caso donde la tapiería, junto a
otras fábricas dio la respuesta para recomponer la obra
desde un intento de comprensión de la original. La tapia
se alió con el ladrillo para solucionar los vacíos habitables
y recorribles de una entrada acodada. La tapiería en la
restauración iba ganando cada vez en pureza constructiva
no exenta de detalles y licencias que subrayaran ciertos
significados (figs. 11 y 12).
En la década del 2000 comenzaron algunas actuaciones
donde se optó por una reconstrucción del edificio suficiente
como para ser utilizado o visitado con fines turísticos. Así
tenemos el castillo de Lorca, muralla de Lorca, castillo de
Puerto Lumbreras, castillo de Blanca, castillo de Calasparra,
castillo de Alhama. En el extremo opuesto, como es el caso
de Molina de Segura, se dejaron los restos y se construyó un
edificio encima para «interpretar» la muralla (fig. 13).
En el caso del castillo de Alhama de Murcia, una de las
grandes fortalezas conservadas en el Valle del Guadalentín,
se lleva trabajando diez años, con la intención, por parte
del ayuntamiento, de convertirlo en un recinto cerrado y
visitable donde se pueda comprender la fortaleza, el cerro
donde se asienta y el territorio que lo circunda. La inestabilidad de algunos elementos, la alterabilidad de los restos
conservados, la necesidad de posibilitar recorridos y de
controlar un espacio cerrado, ha desembocado, mediante
la guía constante del método arqueológico, en la restitución de grandes masas de tapia que, tratando de ser verdad,
recuperen la idea del castillo. En estos casos, situados en
medio de cascos urbanos, se debe ser conscientes de las
posibles controversias por el cambio, en tiempos relativamente cortos, de imágenes consolidadas en la memoria
colectiva del pueblo (figs. 14 y 15).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER LÓPEz mARTÍNEz | mURCIA
Fig. 7: La torre mayor del castillo de Pliego
Fig. 8: Reposición de la costra del castillo de Pliego
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
163
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 9: Murcia. La Luz. Reposición, con sillarejo, de una base a la
torre de tapia
Fig. 10: Murcia. La Luz. Tapias cabalgando unas sobre otras
Fig. 11: Vista de la fortaleza restaurada en la Puebla de Mula
Fig. 12: Puerta del castillo de la Puebla de Mula vista desde
el interior de la fortaleza
164
Fig. 13: Muralla de Molina de Segura
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER LÓPEz mARTÍNEz | mURCIA
Fig. 14 y 15: Muralla norte del castillo de Alhama de Murcia, antes y con los trabajos de restauración ultimados
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
165
PORTUGAL
Mariana Correia
con colaboración de Maria Fernandes
Portugal es uno de los países europeos con mayor concentración de tapia en el patrimonio militar. Sin embargo, se
puede constatar que las intervenciones de restauración
son dispares, no siempre son coherentes y no siempre siguen las cartas y las recomendaciones internacionales de
restauración. Los criterios y grados de intervención en el
patrimonio histórico militar de tapia han sido de naturaleza muy distinta, a saber, desde la reconstrucción hasta la
renovación, reparación, consolidación, etc.
El presente artículo presenta una aproximación al origen
de la arquitectura de tierra en la península ibérica, de la arquitectura militar de tierra en el territorio portugués y, en
particular, de las fortificaciones islámicas de tapia en el sur
de Portugal, una síntesis de las intervenciones en materia
de restauración de la tapia militar (tapia real con alto contenido en cal) portuguesa, un breve análisis individual de las
intervenciones más significativas, y un análisis comparativo
e interpretativo sobre las diferentes experiencias de intervención en dicho patrimonio, con el fin de establecer conclusiones y recomendaciones para futuras intervenciones.
ORIGEN DE LA ARQUITECTURA DE TIERRA
EN PORTUGAL
De todas formas, fue la conquista islámica la que diseminó
en mayor medida la tapia en el territorio portugués, según
Ribeiro (1969: 39). La conquista islámica llega a Europa en
el siglo VIII, marcando el inicio de un período rico en vestigios históricos y arquitectónicos. La parte occidental de la
península ibérica fue invadida en el año 713 (Picard 1998)
y casi todo el territorio fue conquistado rápidamente. Durante más de 500 años, la cultura islámica se mantuvo viva
en el Gharb al-Andalus, la parte occidental de los territorios islámicos en el Suroeste de la península, el centro y
el Sur del actual territorio portugués. Observamos así un
mayor testimonio de patrimonio arquitectónico en tapia
y, con menor presencia, de fábricas de adobe en el sur de
Portugal, donde la civilización islámica estuvo presente durante más tiempo, con ejemplos más aislados en el centro
y el Norte del territorio. Durante la dominación islámica,
la vivienda fue construida generalmente en tapia, mientras
que el adobe se reservó a construcciones más pobres y, en
algunos casos, a los tabiques de distribución interior de
edificios erigidos en tapia (Macias 2005: 134).
El término español «tapia» es en portugués «taipa» y deriva
de la palabra árabe tabiya (Barata 1997), como su equivalente español. Lo mismo sucede con adobe, en portugués,
español, francés e inglés, cuyo origen proviene de la palabra árabe tûb o atôb (Monjo Carrió 1998: 40). Los vestigios
arquitectónicos en tapia presentes en la península ibérica
y el análisis etimológico de los términos tapia y adobe confirman una antigüedad común de la arquitectura de tierra
en la península.
El origen de la arquitectura de tierra en Portugal es prehistórico. Según Varela Gomes, tuvo su inicio probablemente
a partir del Paleolítico Medio (2005: 126). Bruno (2011) refiere la presencia de vestigios de morteros de arcilla en revestimientos de fosas del Neolítico Inferior/Medio, en Defensa de Cima 2, Torre de Coelheiros, municipio de Évora,
e identifica también fragmentos de adobes en estructuras
del Calcolítico en el Alto do Outeiro, Baleizão, municipio
de Beja (2011).
ARQUITECTURA MILITAR DE TIERRA EN
PORTUGAL
Aunque el primer documento para referirse a la tapia en la
península ibérica fue escrito por Plinio el Viejo en el siglo
I d.C. (Naturalis Historia), la arquitectura de tierra puede
considerarse tan antigua como los primeros refugios humanos y asentamientos en la región, según Monjo Carrió
(1998: 31).
El patrimonio militar de tierra en Portugal se extiende en
todo su territorio formado por edificaciones de defensa de
distintos períodos históricos. En el Sur de Portugal, entre
el Alentejo y el Algarve, se identifican fortificaciones islámicas ejecutadas en tapia militar entre los siglos VIII y XIII.
En el Norte del país se construyeron fuertes de campaña
166
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
en el siglo XVII. En el centro de Portugal, las líneas de Torres Vedras son testigos de la presencia de patrimonio militar de tierra construido a principios del siglo XIX.
Las fortificaciones islámicas de tierra en el sur de Portugal
se sitúan en los núcleos urbanos, comunidades rurales y
puntos estratégicos con el fin de vigilar la costa o proteger
el acceso a las vías naturales más propensas a la penetración en territorio portugués (Correia 2004).
En el Norte de Portugal, en el marco del proyecto de investigación CADIVAFOR desarrollado del 2006 al 2008, se
reconocieron en el Alto Minho varias estructuras de arquitectura militar que datan del periodo de la Guerra de la Restauración o de la Independencia Portuguesa (1640-1668)
(Martins & Correia 2007). Las estructuras identificadas en
el proyecto caracterizan diversas poblaciones fronterizas
desde Caminha-La Guardia hasta Melgaço-Crecente, que
forman y siguen la línea de frontera natural formada por el
río Miño. Las fortalezas de tierra fueron integradas en tres
subsistemas relativamente equidistantes: Monção-Salvaterra, Valença-Tui, Vila Nova de Cerveira-Goian. Los fuertes de tierra construidos rápidamente en acciones ofensivas y contraofensivas implicaban un movimiento significativo de contingente armado, exigiendo una capacidad de
respuesta rápida por medio de fortificaciones de campaña,
construidas en poco tiempo y con escasez de recursos. La
extracción de la tierra resultante de la construcción de los
fosos se destinaba a la construcción de fuertes de campaña
(Correia et al. 2013). En la actualidad, estos se reconocen
aún en la zona norte del Alto Minho, en los municipios
de Vila Nova de Cerveira, Valencia y Monção, a pesar del
alto estado de ruina. En particular, se deben mencionar el
Forte de S. Luiz Gonzaga, Forte de S. Jorge da Silva, Forte
da Gandra, Forte da Balagota, Forte de Belém, el Forte do
Verdoejo (Carlos & Correia 2009).
Por último, el proyecto «La ruta histórica de las Linhas de
Torres» desarrollado desde 2007 hasta 2011, ha contribuido al conocimiento de la evolución histórica, constructiva
y arqueológica de diversas construcciones militares (Sousa
y Gomes 2012) del siglo XIX construidas con tierra en Torres Vedras. En el período de 1809 a 1810, se construyeron
126 fuertes de tierra al norte de Lisboa, como una barrera
defensiva de la capital. En varias regiones se erigieron barricadas y empalizadas y se excavaron fosos y trincheras
durante el año previo a las invasiones francesas. Se construyeron rutas militares, puentes y caminos sobre las colinas y a lo largo de las líneas fortificadas, con el fin de conectar los diferentes fuertes de campaña para su protección
(Sousa y Gomes 2012). En la actualidad, estos fuertes se
pueden identificar a pesar de haber sido abandonados. La
acción de mínima intervención basada en la remoción de la
cobertura vegetal, permite una mayor conservación de las
construcciones originales.
Fig. 1: Mapa de los principales centros urbanos en el periodo
islamico en el actual territorio portugués (S. Macias & C. Torres)
FORTIFICACIONES ISLÁMICAS DE TIERRA
EN EL SUR DE PORTUGAL
El patrimonio militar islámico en territorio portugués tiene origen en la época omeya, del siglo VIII al siglo X. Según
Catarino (1998: 208), algunos de los recintos fortificados
y construidos en tapia en el Algarve Oriental se construyeron a partir del periodo emiral y califal, en la época omeya,
y fueron ocupados todavía durante los reinos de taifas, y
en algunos casos hasta inicios del periodo almorávide. Características de este periodo omeya son las fortificaciones
en tapia con planta regular y torres macizas adosadas a las
murallas. Es el caso del Cerro Castelo das Relíquias y del
Castelo Velho, ambos en el municipio de Alcoutim (Branco Correia 1998; Catarino 1998). En el siguiente período
histórico, durante los reinos de taifas (siglo XI), la inestabilidad política obligó a un fortalecimiento de las estructuras
defensivas existentes en detrimento de las nuevas construcciones. Según Branco Correia, en los períodos almorávide y almohade (siglos XII y XIII) se generalizó el uso de
la tapia militar, una tapia muy rica en cal (1998: 199) y se
recurre a un trazado más orgánico, evidente en la configu-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
167
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Figs. 2 y 3: Castillo de Alcácer do Sal
ración de las murallas, adaptándose de esta manera a los
condicionantes topográficos de su implantación, como se
observa por ejemplo en el caso de la muralla de Alcácer do
Sal. También es característica de este periodo la utilización
de las torres albarranas (del árabe barrãni, exterior) como
elemento defensivo preponderante (Branco Correia 1998),
como todavía se puede ser apreciar en la actualidad en el
caso de las torres albarranas adosadas a las Muralhas de Silves (figs. 12 y 13), en el Castillo de Paderne (fig. 14) y en el
Castillo de Alcácer do Sal. En el caso del Castillo de Salir (fig.
17), la torre albarrana ya no se encuentra adosada al mismo.
La tapia militar es un material fuerte y compacto, con una
composición de una complejidad significativa, formada por
cal aérea en una proporción, puzolanas naturales, gravas y
áridos, que generalmente se traducía en una mayor resistencia y durabilidad, idónea para emplearse en estructuras
defensivas. En el análisis comparativo de la constitución de
las diversas tapias militares, se comprueba que las fortificaciones en tapia militar del Sur de Portugal poseen una gran
diversidad en el porcentaje de sus elementos constitutivos,
que se debe a la gran variedad de recursos locales disponibles y a la diversidad de las diferentes mezclas y modos
específicos de construir. También se observa que cuando
se compara con la tapia tradicional, la tapia militar admite
una mayor variedad en el material constituyente de la mezcla de relleno a verter en el tapial.
Estas variantes constitutivas características dependían evidentemente de los recursos locales disponibles, del lugar
de construcción y de las técnicas constructivas específicas
utilizadas en cada período histórico y adaptadas a cada localización. Todos estos factores justifican las distintas características constructivas, así como, en algunos casos, su
dispar estado de conservación en la actualidad. Pertenece
también al período islámico la generalización de la construcción de torres albarranas, torres poligonales y torres
168
«coraza», todas ellas elementos de carácter defensivo construidas generalmente con tapia. En ocasiones, cuando los
paños de las murallas y las torres se erigían con tapia en su
totalidad, se simulaban sillares de piedra con ayuda de bandas de estuco blanco con el objetivo de transmitir la imagen de una construcción sólida y coherente. Estas juntas
todavía se pueden observar en la actualidad en los castillos
de Alcácer do Sal, Paderne y Silves.
INTERVENCIONES DE RESTAURACIÓN DE
LA TAPIA MILITAR
La restauración de la tapia es una operación constructiva de
gran complejidad. A diferencia del adobe o de los bloques
de tierra comprimida (BTC), la tapia no se puede transportar y se trata de una técnica de construcción monolítica,
cuya restauración requiere de un conocimiento profundo.
Feilden (2003) también confirma que la tapia es más difícil
de reparar que el adobe, ya que la intervención de reparación es más húmeda que el original y tiende a retraerse
con el tiempo, dificultando la unión entre la construcción
existente y la nueva.
La falta de consistencia en la calidad de la tapia, que varía
dependiendo de la tierra local utilizada, la composición de
la mezcla, la cantidad de cal y de su lenta conversión en
carbonato de calcio, así como de la compresión aplicada en
el momento de ejecución; dificultan la sistematización y la
normalización de los métodos de intervención. Aparte de lo
anterior, se debe tener presente que las condiciones geográficas locales y las patologías estructurales también pueden
contribuir a la aceleración de la degradación de la tapia histórica, si no es objeto de un mantenimiento adecuado (Correia y Fernandes 2006). La escasez de bibliografía específica
sobre la restauración y conservación de las estructuras de
tapia, en parte debido a que se trata de un campo de estudio
reciente, se traduce igualmente en una dificultad añadida,
aspecto también confirmado por Warren (1999).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mARIANA CoRREIA | PoRTUgAL
Figs. 4 y 5: Castillo de Juromenha
En Portugal en las décadas de los cuarenta y cincuenta
del siglo XX, fue una práctica común la realización de paramentos de piedra para trasdosar las murallas de tapia.
La política de la DGEMN (Dirección General de los Edificios y Monumentos Nacionales) consistió en dignificar un
patrimonio considerado «frágil», reforzar los paramentos
degradados y conferir una imagen medieval a los castillos,
incluso con la introducción en algunos casos de almenas
en la coronación de los paños de muralla. Según Fernandes
(2005: 210), la política de restauración de estas décadas
defendida por la DGEMN, celebraba la conmemoración de
la independencia de Portugal (1140) y la restauración de la
independencia de 1640.
ANÁLISIS INDIVIDUAL DE LOS CASOS DE
ESTUDIO
En el ámbito de esta investigación se eligieron en una primera fase veinte casos de estudio en Portugal, previamente
identificados por medio de una investigación bibliográfica.
Situados entre el Alentejo y el Algarve, se trata principalmente de fortificaciones y estructuras militares ejecutadas
con tapia militar. Tras una investigación documental más
exhaustiva y la realización de una misión de prospección
sobre el terreno, se seleccionaron diez casos de estudio de
patrimonio militar en tapia, que habían sido objeto de restauración reciente.
Castillo de Alcácer do Sal
El castillo de Alcácer do Sal se encuentra en el distrito de
Setúbal, en el municipio de Alcácer do Sal, en la costa del
Alentejo. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo
en el castillo revelaron estructuras de época almohade, califal y de las taifas (SIPA 2011). La tapia militar del castillo
se presenta con fragmentos de cerámica y ladrillo, escoria
y huesos, mezclados con cal y puzolana natural. La tapia
del castillo era tan resistente que se extraía del castillo y
se empleaba como mampuestos en la construcción local.
En la década de los cuarenta, el municipio llegó a explotar
secciones de muralla para la venta de tapia militar para la
construcción. El castillo de Alcácer do Sal fue una fortificación de gran trascendencia, llegando incluso a tener 30
torres (SIPA 2011). A lo largo de los años el castillo ha sufrido demoliciones, reconstrucciones parciales y, en época
reciente, amplias restauraciones.
Durante los años sesenta, las murallas de Alcácer do Sal
se consolidaron con mampuestos de piedra recibidos con
mortero de cemento. Algunas secciones aisladas que amenazaban con la ruina fueron objeto a lo largo de los años de
enfoscados de cemento que cubrieron su superficie (fig. 2).
En los años ochenta del siglo XX, de acuerdo con Trinidade
Chagas (1992: 90), se introdujo hormigón en la cimentación
y para la restauración de las murallas un enlucido y un relleno compuesto principalmente de cal hidráulica, arena amarilla y fragmentos de ladrillo como material inerte. La muralla restaurada en los años ochenta se encuentra actualmente
en estado de degradación acelerada. En algunas partes de la
muralla, se percibe el desmoronamiento del enlucido más
expuesto a la intemperie, afectando al paño original (fig. 3).
Castillo de Juromenha
La fortaleza de Juromenha se sitúa en el distrito de Portalegre, municipio de Alandroal, en la región del Alentejo. El
castillo posee dos estructuras fortificadas: el recinto islámico y la fortificación abaluartada del siglo XVII. Se constata
que en el periodo califal ya existía una fortificación de tapia
(Branco Correia 1998: 196), también revelada por las torres de planta cuadrada ligeramente salientes y espaciadas
regularmente, así como por la construcción conjunta de
tapia con mampostería (Bruno 2001: 226). La tapia militar
aparece pobre en arcilla, con inertes gruesos formados por
rocas y fragmentos de cerámica. Se detecta también la presencia de nódulos de cal (Ibid.: 227).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
169
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
De 1950 a 1996, la DGEMN realizó diversas acciones de
consolidación, conservación y restauración de la entrada
del recinto y las murallas. Se destaca, en particular, según
Bruno (2001), la reparación de las secciones de muralla; la
introducción de mampostería hidráulica para el relleno de
oquedades, la construcción de tapia para consolidar partes
de la muralla; consolidación de la torre del homenaje, la
demolición de partes para despejar la zona; la ejecución de
tirantes de hormigón; el desmontaje de piezas de mampostería sueltas, la limpieza de partes del recinto y la remoción
de árboles, arbustos e hierbas, entre otras muchas acciones
de conservación y mantenimiento.
Castillo de Noudar
Fig. 6: Castillo de Noudar
El castillo de Noudar está situado en el distrito de Évora,
municipio de Barrancos, en la región de Alentejo. De origen
islámico, la estructura primitiva es de tapia, parcialmente
cubierta con fábricas aparejadas de mampostería de pizarra. Se considera que existen indicios evidentes de que la
fortificación ya existía en el siglo XI (Branco Correia 1998:
198). El castillo fue construido en un lugar estratégico en
términos militares. En su recinto interior se realizaron diversas excavaciones arqueológicas y cursos de formación
de tapia, especialmente durante la década de los ochenta.
Durante la década de 2000, el municipio recuperó la torre suroeste del castillo (SIPA 2011). Pero en 2012, el monumento
nacional fue cerrado por decisión de la Cámara municipal
de Barrancos debido a los signos de erosión y a la aparición
de fisuras profundas en algunas secciones de la fortificación
y, sobre todo, debido al peligro de colapso. También se encuentran en estado de degradación acelerada las estructuras
arqueológicas expuestas y las construcciones realizadas con
tapia durante la década de los ochenta y noventa, lo cual se
debe a la falta de acciones de conservación.
Castillo de Moura
Figs. 7 y 8: Castillo de Moura
170
El castillo de Moura se encuentra en el distrito de Évora,
municipio de Moura, en la región del Alentejo. De las murallas de tapia que rodeaban el centro de Moura, se conserva hoy en día el torreón cuadrangular a Sureste, parte de
una torre a Norte, pequeños segmentos de tapia (incluyendo la parte visible en la fig. 7). En los siglos XVII y XVIII se
construyeron varias estructuras defensivas entre las cuales
cinco baluartes y tres semibaluartes, trasdosando diversos
paños con tapia de época islámica en la adaptación parcial
de la barbacana medieval (Macias y Gaspar 2005: 20), que
protegía la base de las murallas.
La DGEMN realizó en 1995-1996 la intervención para mantener los paramentos de las murallas de tapia militar. Su limpieza y la colmatación de las lagunas con enlucidos de tierra
permitió la consolidación con una mínima intervención en
la reparación de las torres y los trozos de muralla en peligro
de colapso. En la actualidad, existe una degradación acelerada del enlucido junto a la acera, en el fragmento del semibaluarte del jardín ubicado en el Norte (fig. 8).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mARIANA CoRREIA | PoRTUgAL
Fig. 9 y 10: Castillo de Mértola
Castillo de Mértola
Situado en el distrito de Beja, municipio de Mértola, en la
región del Alentejo, el castillo de Mértola se construyó con
mampostería, fábrica de ladrillo, sillería y tapia. La fortificación actual incluye partes de la muralla árabe y de materiales romanos (SIPA 2011). El origen de las murallas data
del periodo emiral y su solidez ya fue referida en época califal (Branco Correia 1998: 195). Desde los años cincuenta
hasta los ochenta, la DGEMN realizó varias campañas de
consolidación de los paños de la muralla del castillo. Entre
1995 y 1996, el Ayuntamiento de Mértola dirigió intervenciones de consolidación de partes de tapia en las murallas.
En 2005, el IPPAR realizó tareas de recualificación y valoración del recinto del castillo.
Murallas y torreones de Lagos
Las murallas y los torreones de los Lagos se localizan en el
distrito de Faro, municipio de Lagos, región del Algarve. Las
murallas son resultado de la intersección de los dos muros,
el medieval y el renacentista. La planta de la fortificación
se encuentra incompleta y tiene la forma de un pentágono irregular, marcada por nueve baluartes cuadrangulares
(SIPA 2011). Se observan diferentes partes de la muralla de
tapia y de mampostería. El Baluarte da Porta dos Quartos
y la muralla en el Largo de Santa Maria da Graça (fig. 11) se
caraterizan por ser de tapia trasdosada con mampostería y
enfoscada con mortero de cal y arena amarilla. En el baluarte, algunos segmentos también se trasdosaron con mampostería. Durante la década de los ochenta, la DGEMN
realizó varias intervenciones de limpieza y recuperación de
paños de la muralla en el Baluarte da Porta dos Quartos.
La intervención de recuperación consistió en el tamponamiento de agujeros, la remoción de la vegetación, la consolidación de la estructura, la reparación de la coronación de
la muralla y la refacción de los enlucidos (SIPA 2011). En
2005, el municipio, en colaboración con DREMS, intervino
en la recuperación de la sección de muralla en el Largo da
Santa Maria da Graça, utilizando materiales compatibles
y aplicando técnicas constructivas tradicionales. El paño
de tapia se había trasdosado con mampostería ordinaria y
posteriormente había sido enlucida con un mortero de cal
de color marrón. Parte de la coronación fue demolida por
encontrarse muy degradada y fue reconstruida con tapia
(Mendes Paula et al. 2005: 132). En la actualidad se aprecia
en las estructuras mencionadas la erosión del enlucido y la
presencia de humedad y sales.
Castillo de Silves
Situado en el distrito de Faro, municipio de Silves, en la región del Algarve, el castillo de Silves es uno de los testimonios más antiguos de muralla islámica, dado que data del
siglo VIII (Varela Gomes 2013: 43). Los paños de las murallas sepentrionales se caracterizan por ser de tapia militar
(fig. 12), sin refuerzo con aparejo de piedra. En el resto la
muralla está realizada con refuerzo de mampostería en cimentación y machones. Estudios arqueológicos revelan que
sin embargo en el siglo. XII, durante el período almohade,
algunas de las torres y parte de los paños de tapia fueron
trasdosados con fábricas aparejadas de piedra recibidas con
mortero de cal y arena (Gonçalves 2011: 28). En la parte
oriental, la muralla se encuentra totalmente trasdosada de
piedra, a excepción de algunas torres albarranas. Las torres
adosadas a la muralla septentrional están revestidas con un
enlucido de mortero de cal anaranjada y, en algunos casos,
con enfoscado de cemento. El deterioro de los enlucidos y la
erosión del paramento ha dejado expuesto la tapia original
a la intemperie. Durante el siglo XX, la DGEMN restauró algunos de los paños de la muralla oriental y de la medina con
mampostería, aparejando el gres tradicional de Silves. En algunos casos se percibe el empleo de los sillares de piedra de
la región. También se aprecian en la torre albarrana ubicada
en el Museo Arqueológico de Silves (fig. 13) las diferentes
intervenciones de restauración efectuadas que se reconocen
por el diverso tipo de mampostería y aparejo empleados.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
171
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 11: Segmento de muralla en el Largo de Santa Maria da
Graça de Lagos
Figs. 12 y 13: Castillo de Silves
172
Fig. 14, 15 y 16: Castillo de Paderne
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mARIANA CoRREIA | PoRTUgAL
Castillo de Paderne
El Castillo de Paderne se encuentra en el distrito de Faro,
en el municipio de Albufeira, parroquia de Paderne, en la
región del Algarve. El castillo se construyó en un lugar aislado, parcialmente circundado por la ribera del río Quarteira. La fortificación presenta una planta trapezoidal, una
torre albarrana y entrada formando un recodo. Está constituido por una tapia de argamasa fina con inertes triturados y pequeñas piedras de río. La tapia es muy consistente
gracias al tipo de arcilla local y a la fuerte presencia de cal
en su mezcla (Catarino 2005: 141).
En 2004 y 2005 se llevó a cabo una acción de intervención integral en el castillo de Paderne con la reparación de
algunas partes, la limpieza de paramentos y el relleno de
lagunas para consolidar estructuralmente algunos paños
de la muralla, en particular, de la torre albarrana (fig. 14).
La empresa STAP trató de rehabilitar el castillo, reconstruyendo algunas secciones con tierra proyectada, según el
testimonio de Cóias y Silva & Costa. La proyección se realizó a una velocidad elevada, dando lugar a un material con
compacidad y grado de humedad parecidos a la de la tapia
militar original (2006: 61). Sin embargo, la reconstitución
de algunos paños de tapia y en algunos casos incluso su
reconstrucción (figs. 15 y 16), además de la gran diferencia
visual entre la tapia original y el material proyectado posteriormente, produjeron un resultado final que no atiende
a los principios de unidad y mínima intervención, y que se
centró más en la reposición formal y en la expresión contemporánea del material.
Fig. 17: Castillo de Salir
Murallas del castillo de Tavira
El Castillo de Tavira se encuentra en el distrito de Faro, municipio de Tavira, en la región del Algarve, y presenta una
planta trapezoidal, con siete torres asociadas (SIPA 2011),
incluyendo una torre de planta poligonal (Varela Gomes
2013) y una torre de planta octogonal (Branco Correia
1998), ambas erigidas con carácter defensivo. La fortificación todavía tiene paños de tapia militar, en algunos casos
trasdosados con mampostería de diverso tipo. Poco se conserva de la muralla original. Uno de los tramos de muralla
en tapia aún visible (fig.17) fue objeto de intervención en
la primera década del siglo XXI. La intervención se realizó
para consolidar el paño de muralla en tapia. Se aplicó un revestimiento de mortero de cal marrón con arena amarilla.
En la actualidad se detecta la presencia de humedad y de
sales en dicho revestimiento del paño de muralla.
Castillo de Salir
Situado en el distrito de Faro, municipio de Loulé, en la región del Algarve, el castillo Salir poseía varias torres construidas con tapia, entre ellas una torre albarrana. Según
Catarino, las prospecciones arqueológicas realizadas indican
que el trazado del castillo era de planta poligonal irregular
(1998: 213). En general, la tapia de las murallas está realizado con hormigón mal compuesto, con una mezcla de tierra
y cal de débil consistencia (ibid. 1998: 214), mientras que la
tapia de las torres es una mezcla más consistente, con inertes de tamaño pequeño y mediano (ibid. 2005: 140).
En los años noventa del siglo XX, y en la primera década
del 2000, el castillo de Salir fue objeto por parte del ayuntamiento de acciones de consolidación de las torres de
tapia, mediante el relleno de huecos y revestimientos de
protección. La utilización de enlucidos de tierra y cal en los
paramentos y la ausencia de manutención de los mismos,
ha provocado que en la actualidad el enlucido se encuentre
degradado, dejando expuestos los paramentos originales,
sobre todo en la Torre da Alfarrobeira, en la ladera norte
del castillo (fig. 17).
SISTEMATIZACIÓN DE LOS RESULTADOS
Lamentablemente, a falta del conocimiento adecuado y a
pesar de sus diferentes condicionantes técnicos, algunos
de los métodos de restauración más utilizados siguieron
los procedimientos empleados en la consolidación de mampostería. En este sentido, se observa que uno de los procedimientos más comunes de la década de los cuarenta a los
setenta, realizados generalmente por DGEMN, consistió en
el trasdosado completo del paño de tapia, primero con sillería y posteriormente con mampostería ordinaria. Este tipo
de intervención se realizaba con la intención de proteger el
paño de tapia original y simultáneamente dignificar el patrimonio islámico, aunque también era fruto de la falta de
conocimiento sobre cómo se interviene en la restauración
de estructuras de tierra. La mampostería se aparejaba con
mortero de cemento. Más tarde se pasó a construir esta
mampostería con mortero de cal y finalmente, ya en la década de los ochenta, con mortero de tierra y cal. Durante la
década de los noventa se buscó minimizar la intervención
en las estructuras originales, y se procedió a intervenir en la
estructura de tapia reforzando las esquinas y la coronación
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
173
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Figs. 18 y 19: Castillo de Tavira
de los muros con mampostería recibida con mortero de cal y
tierra. Este procedimiento se observó sobre todo en la torre
albarrana integrada en el Museo Arqueológico de Silves.
Otra solución muy recurrente consistió en ejecutar las reparaciones con mortero de cemento, enfoscado mixto de
cemento y tierra (Correia 2009) o enlucido de cal hidráulica. La capa exterior de cemento impide el paso de humedad, que por tanto se queda en la superficie de la misma.
Con el tiempo, este mortero acaba desprendéndose de la
tapia y se fragmenta, arrastrando consigo parte del muro
(Correia y Fernandes 2006). El mismo resultado se dio en
el castillo de Alcácer do Sal debido a los estratos de cemento ejecutados en los años sesenta, y al acabado de las superficies con un enlucido de cal hidráulica sobre mallas metálicas, en los años ochenta. La degradación de la tierra derivó
de la incompatibilidad de los materiales y de la aplicación
de métodos de intervención incorrectos, consecuencia de
la falta de conocimiento existente en el área de la restauración del patrimonio de tierra.
Otros casos mencionados emplearon como mortero y
enlucido la tierra estabilizada con cal que se aplicaron en
las grietas de los muros de tapia o se combinaron con elementos extraídos del lugar para rellenar los huecos. Este
procedimiento se emplea generalmente en la consolidación estructural de las torres, como en el caso del Castillo de Moura. Sin embargo, el uso indiscriminado de enlucidos puede limitar la intervención (Faria Rodrigues &
Henriques 2005) y ocasionar daños irreparables. Por otra
parte, a pesar de utilizarse el mismo material, criterios de
intervención incorrectos podrían tener un impacto negativo en el resultado final, tal como se puede observar en
la fortaleza de Paderne, donde además de la consolidación
de las estructuras con morteros y enlucidos de tierra y cal,
se utilizó tierra proyectada para la reconstrucción parcial
de paños. Se comprueba que algunas de las intervenciones
fueron realizadas sin ninguna metodología de intervención y con unos criterios científicos indefinidos. También
existen intervenciones parciales sin un principio unitario
ni referencia alguna a la mínima intervención.
174
REFLEXIONES
Durante la segunda mitad del siglo XX, se detecta una tendencia a intervenir en las fortificaciones de tapia con acciones de
restauración entendidas en su sentido más amplio. En algunos
casos, se intervino hasta reconstruyendo partes con mampostería, tapia o tierra proyectada, dependiendo del caso. A partir
de la década de los ochenta, se detecta en algunos castillos de
tapia la preocupación por consolidar las estructuras con una
intervención mínima. Sin embargo, todavía se puede observar que la consideración del grado de intervención asociado a
la consolidación de la estructura se interpreta de una manera
muy amplia, llegando incluso a estar justificado llevar a cabo la
recuperación formal y volumétrica de algunas partes de tapia,
en el afán de construirse con tierra.
Los casos de intervención donde se distinguen criterios
asociados a principios como la autenticidad, la intervención mínima y la compatibilidad son muy pocos: sólo destaca el caso de la intervención de la década de 1990 en la
torre albarrana del Castillo de Moura y en la intervención
de las torres del Castillo de Salir realizada en la década de
1990 y principios del siglo XXI. En general, existe una búsqueda de soluciones próximas a la restauración tipológica,
a la restauración de la técnica constructiva y a la expresión
contemporánea. En los casos analizados no se ha identificado la preocupación por integrar el principio de reversibilidad en la intervención de restauración de la tapia.
Cabe señalar que en la bibliografía asociada y en las intervenciones analizadas, se constata que el término criterio se
emplea frecuentemente en términos científicos para justificar las intervenciones adicionales (Correia & Walliman
2012). Existe igualmente una incoherencia terminológica
entre los términos criterio, metodología y estrategia, como
señalan Correia (2009) y Correia & Walliman (2012). A lo
largo de los años, debido al poco conocimiento existente sobre la intervención de restauración del patrimonio de tierra,
gran parte de dicho patrimonio fue abandonado, partes del
mismo eliminadas, destruidas o sufrieron intervenciones
incoherentes, en las que se produjeron daños irreparables.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mARIANA CoRREIA | PoRTUgAL
La necesaria actualización de la revisión bibliográfica en
el ámbito de la teoría de la restauración del patrimonio de
tierra, un análisis coherente y una reflexión de la calidad de
las intervenciones de restauración realizadas, contribuirá a
una intervención más exigente y con mayor criterio y, sobre
todo, a una actuación más responsable de los profesionales
en el ámbito de la restauración del patrimonio de tierra.
NOTA: Salvo indicación contraria, todas las fotos pertene-
cen a Mariana Correia.
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
175
III PARTE
CASOS DE ESTUDIO
178 Alcazaba de Almería (1979-1987)
182 Castillo de Alaquàs, Valencia (1979-2003)
186 Palacio Condal de Cocentaina, Alicante (1979-2013)
190 Complejo fortificado de Alcalá de guadaíra, Sevilla (1980-2010)
196 Recinto fortificado del Silves, Portugal (1981-2010)
202 murallas de Jorquera (1982-1983)
206 Castillo de la mola, Novelda (1983-2008)
212 muralla de Niebla, Huelva (1984-2008)
218 muralla de Sevilla (1984-2008)
222 murallas de Juromenha en Alandroal, Portugal (1985-1989)
226 Torres musulmanas de tapia en Valencia (1985-2014)
232 Palacio de Toral de los guzmanes, León (1986-1992)
236 Puerta de Elvira (1992) y Cuarto Real de Santo Domingo (2001-2004),
granada
242 muralla de Verónicas, murcia (1995)
246 Castillo de monteagudo, murcia (1995-1997)
250 muralla de la Alberzana, granada (1998-2009)
256 Castillo de Forna en l’Atzuvia, Alicante (2001-2003)
260 muralla de Lorca (2002-2009)
264 Recinto fortificado de Reina, Badajoz (2002-2010)
268 Castillos de la Peza (2002) y moclín (2012), granada
274 Intervenciones en el castillo de Almonecir, Castellón (2004-2011)
278 Castillo de Paderne, Portugal (2004-2005)
282 Castell Vell de Castellón (2005-2010)
286 muralla de Daroca zaragoza (2006)
290 Castillo de la Iruela, Jaen (2006)
294 muro de tapia en las Huertas del generalife, granada (2006-2012)
300 Castillo de Almansa (2007)
304 Torre Bofilla de Bétera, Valencia (2009-2010)
310 Iglesia de San Nicolás de Bari en Sinovas, Aranda de Duero (2009-2010)
ALCAZABA DE ALMERÍA (1979-1987)
Flor de Luque y
José Manuel López Osorio
CONTEXTO HISTÓRICO Y FASES
CONSTRUCTIVAS
La alcazaba de Almería se sitúa en un cerro a 80 msnm, en
un lugar privilegiado desde el punto de vista estratégico
sobre la bahía y el puerto de Almería. Su existencia está
vinculada a la ciudad medieval de Al-Mariyya, que acabó
convirtiéndose en el puerto de la ciudad emiral de Bayyana, localizada a unos 6 km hacia el interior. Lo que en principio era únicamente un enclave portuario fue ganando en
importancia hasta convertirse en madina en el s. X.
Posteriormente fue sede de la flota del califato y capital
de un reino de taifa. Durante el periodo almorávide vivió
su época de máximo esplendor hasta su ocupación por las
tropas cristianas que arrasaron la ciudad en 1147. Una década después fue reconquistada por el imperio almohade,
viviendo su último periodo islámico bajo el reino nazarí de
Granada, hasta que en 1489 fue conquistada definitivamente por los Reyes Católicos.
A lo largo de estos años en los que la alcazaba fue la sede del
poder de la ciudad, los cambios de uso y las transformaciones arquitectónicas sufridas ofrecen un amplio repertorio
de estructuras de diferentes periodos y fases constructivas.
Con carácter general las fábricas de tapia se relacionan con
los periodos más antiguos, teniendo en cuenta que el fenómeno constructivo más habitual ha sido la paulatina sustitución o forrado de las estructuras de tierra por diferentes
tipos de fábricas de piedra.
El perímetro inicial de la fortaleza, cuya morfología responde a la topografía del cerro en el que se asienta, pudo
construirse en tapia sobre una potente base de mampostería. En época califal la alcazaba ocupó seguramente una
superficie muy similar a la actual y se conformó al compás
de la construcción de las murallas de la ciudad a mediados
del s. X, identificándose restos de este periodo en distintas
localizaciones como en un muro sobre el que se construyen
los conocidos Baños de la Tropa, en el Muro de la Vela o
bajo la Torre del Saliente. Se trata de un aparejo de tapia
178
con sillarejos de arenisca embutidos, dispuestos a soga y
a tizón. Se conserva también un tramo de muralla califal
bajo los pabellones del palacio taifa, ya que para la construcción del mismo se amplió hacia el norte el perímetro
de la fortaleza, ganándole a la ladera del cerro unos cuatro metros. De este momento existen también compartimentaciones del espacio de la alcazaba a base de potentes
muros de tapia de 160 cm de anchura, como el que existe
en la zona de palacio, que sirvió de eje a partir del cual se
construyeron las nuevas edificaciones.
Durante la época taifa, dado el enorme crecimiento urbanístico experimentado, se amurallan los arrabales de la
Musalla y el de al-Hawd. Este hecho está documentado en
las fuentes árabes, conservándose buena parte de su trazado en la Hoya y en el Cerro de San Cristóbal. Se trata de fábricas de tapia calicostrada cuya superficie muestra las improntas de los clavos de los tableros y restos de las agujas
de madera del apoyo de los encofrados. Las torres son de
mayores dimensiones que las de la cerca califal y albergan
habitaciones cubiertas al nivel del adarve. Están coronadas
con merlones de hormigón de cal rematados con albardillas
piramidales, al igual que los lienzos.
De la década de dominio cristiano se conservan cuatro torres de planta semicircular peraltada en el lienzo de muralla
de San Cristóbal que se adosan a las fábricas taifas y que se
construyen con sillarejos enripiados.
En época almohade se realiza una refortificación de la alcazaba y del cerro de San Cristóbal, volviéndose a utilizar una
fábrica de tapia, en este caso más terrosa y con numerosos
mampuestos en su interior. A este periodo se adscribe, según las últimas investigaciones, la conocida como Torre de
la Odalisca, que tradicionalmente se fechaba como nazarí.
Con la conquista cristiana definitiva finalizaron las construcciones en tapia en la alcazaba. En este periodo se
construyó un castillo de nueva planta en el extremo más
occidental dando respuesta a las nuevas necesidades defensivas surgidas tras el surgimiento de la artillería. La
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Imagen actual de la alcazaba de Almería. Los paramentos de tapia visibles en la actualidad son el fruto de las restauraciones de
los años ochenta del siglo XX
Fig. 2 a-b: Muralla del cerro de San Cristóbal. Los paramentos de tapia corresponden a las obras de consolidación de Francisco
Prieto-Moreno realizadas a principios de los años sesenta del siglo XX
fortificación se conformó a base de cubos semicirculares
de piedra con alambores y doble línea de tiro. En este momento se llevó a cabo también la primera trasformación de
algunas torres cuadradas de tapia que se convirtieron en
nuevos baluartes de piedra para albergar la nueva maquinaria defensiva.
A partir de esta fecha la alcazaba sufrió numerosas transformaciones, destacando el hecho de que durante el reinado de Carlos V se iniciaron los trabajos de reconstrucción
sistemática de la fortaleza. Los muros de tapia fueron
forrados y en muchos casos sustituidos por baluartes de
mampostería.
Como se puede observar, y en contra de lo que pudiera
parecer si atendemos a la imagen actual de la alcazaba de
Almería (fig. 1), la evolución histórica y funcional de las
diferentes dependencias presenta un panorama donde la
fábrica de tapia ha ido perdiendo presencia en la actual
lectura de los paramentos. La tapia original, salvo excepciones, permanece embutida en el interior de torres transformadas en baluartes cristianos o se oculta detrás de los
tratamientos superficiales de las restauraciones llevadas a
cabo. Los sectores donde sí que se conservan importantes
lienzos de tapia original se pueden encontrar en los lienzos
de muralla que protegían los arrabales de la ciudad, conocidos actualmente como las murallas de la Hoya, del cerro
de San Cristóbal, o los torreones del barrio de la Chanca.
LOS TRABAJOS DE CONSERVACIÓN Y
RESTAURACIÓN
La alcazaba de Almería sufrió un profundo abandono desde el s. XVIII hasta las primeras décadas del s. XX, momento en el que surgió el interés por la investigación del monumento de la mano del arquitecto Leopoldo Torres Balbás,
lo que se materializó en su declaración de Monumento
Histórico-Artístico en junio de 1931.
Las primeras intervenciones se realizaron en 1940 promovidas por el Servicio de Regiones Devastadas, cuando
se modificó la entrada principal del recinto amurallado.
Al año siguiente, Francisco Prieto-Moreno y Pardo, en su
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
179
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3 a-b-c: Estado actual de la muralla meridional de la alcazaba de Almería, tras las restauraciones de los años ochenta del siglo XX.
Nótese la existencia de pérdidas del material de la restauración debido a la existencia de humedades
calidad de arquitecto de la Séptima Zona del Servicio de
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional, asumió la responsabilidad de la conservación del monumento y redactó
numerosos proyectos de intervención hasta finales de la
década de los años setenta.
A partir de esa fecha se llevaron a cabo algunas intervenciones promovidas por el Ministerio de Cultura, en las que
actuaron los arquitectos Rafael Manzano Martos y Roberto
Puig Álvarez. Al verificarse la transferencia de competencias
a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía en los
años ochenta del siglo pasado se creó la figura del Conjunto
Monumental de la Alcazaba, encargada de su gestión y conservación. A este periodo corresponden las actuaciones de
Ramón de Torres y de Jesus Basterra, en este último caso
interviniendo fuera de la alcazaba, en la muralla de la Hoya.
A continuación se desarrollan las intervenciones más relevantes que afectan a estructuras de tapia.
Los trabajos de consolidación estructural de
Francisco Prieto-Moreno
Analizaremos dos de las obras del arquitecto, las llevadas
a cabo en las murallas de San Cristóbal y las ejecutadas en
los torreones del barrio de la Chanca. Las primeras se iniciaron a partir de 1958, cuando el arquitecto redactó un
proyecto para intervenir sobre una de las torres de paso.
Un año después se redactó el proyecto de reconstrucción
de parte del lienzo de muralla que conformaba el paso
cubierto hacia San Cristóbal. Se trata de una estructura de
tapia calicostrada donde se realizó un recalce que afectó a la
práctica totalidad del lienzo intramuros. El resultado es un
paramento enrasado con el original, ejecutado con mampostería hormigonada encofrada con tablas de madera ir180
regularmente dispuestas, que se manifiestan claramente
en el paramento y que reproducen, en algunos casos, las
agujas de la tapia original (Romero & López, 2012). La superficie se integra con el cromatismo actual de la muralla,
más por el paso del tiempo que por el efecto de la tierra
utilizada en la fabricación del hormigón, tal y como definía
el proyecto redactado por el arquitecto (figs. 2 a-b).
En el año 1967, Prieto-Moreno redactó el proyecto de
consolidación y restauración de los torreones del barrio
de la Chanca, llevándose a cabo un recalce con hormigón
en los sectores con mayor inestabilidad. El encofrado se
ejecutó con madera e intenta conservar las hiladas de la
tapia original, aunque en ocasiones no se respeta esta
horizontalidad. Se llevan a cabo también consolidaciones
superficiales en los paramentos descarnados de los paños
interiores de la torre y en los sectores donde se adosaba
el lienzo de muralla desaparecida. Para ello se aplicó un
revoco rugoso, resultado de la aplicación de un mortero
elaborado, probablemente, con mezcla de cal, cemento y
arena gruesa. La actuación, propuesta desde criterios de
estricta conservación de los restos existentes, ha permitido el mantenimiento de la estructuras hasta nuestros
días (fig. 4).
La nueva imagen de la muralla meridional tras las
actuaciones de los años ochenta del siglo XX
Las intervenciones en la muralla meridional fueron promovidas por el Ministerio de Cultura y se desarrollaron en
diferentes proyectos encargados al arquitecto Roberto Puig
Álvarez entre los años 1979 y 1987.
Según las memorias de los proyectos, las causas por las
que se interviene en la muralla se deben al mal estado es-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FLoR DE LUqUE y JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | ALCAzABA DE ALmERÍA (1979-1987)
Fig. 4: Torreones del barrio de la Chanca,
donde intervino Francisco Prieto-Moreno
a finales de los años sesenta del siglo XX
Fig. 5 a-b: Estado actual de la muralla de la Hoya después de la restauración realizada en
la primera década del siglo XXI
tructural de los lienzos y de las torres, existiendo pérdidas
importantes de volumen tanto en la base como en las coronaciones. Las obras ejecutadas pretendían la consolidación
estructural y la recuperación de volúmenes desaparecidos,
procediéndose también a la restitución de merlones, llevados a cabo sin aparente criterio histórico o científico.
En algunos sectores la restitución de volúmenes se realiza
con bloques prefabricados de hormigón, como puede comprobarse en los paramentos actuales de una de las torres,
donde ha desaparecido la gruesa capa de revestimiento exterior aplicada durante la intervención, que fue realizada con
hormigón de cal y cemento pigmentado en color rojizo. Ésta
fue también la solución constructiva aplicada en los lienzos
de la muralla, donde la capa de revestimiento de hormigón
cubre unos paramentos originales, que pueden apreciarse en
algunos sectores debido al propio deterioro de la actuación.
Los acabados finales de los paramentos añadidos pretendían
mostrar, erróneamente, una nueva imagen del lienzo de muralla con el aspecto y la textura de la tapia original, marcando
las improntas de las tablas del encofrado y las oquedades de
las agujas. El color, excesivamente rojizo, poco tiene que ver
también con el que debió ser el original.
En la actualidad la muralla se encuentra en mal estado de
conservación debido a la importante pérdida del revestimiento añadido y a la existencia de grandes manchas de
humedad que se manifiestan especialmente en la superficie del hormigón. Es posible que el cegado de los elementos
de drenaje, la incorrecta evacuación de aguas y la falta de
transpiración de los materiales utilizados en la restauración hayan favorecido la existencia de estas humedades
que, en la actualidad, contribuyen a presentar una imagen
urbana de la alcazaba muy degradada (figs. 3 a-b-c).
La incorporación de nuevos materiales en la muralla
de la Hoya
La intervención de restauración en la muralla de la Hoya
fue promovida por la Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía y aprobada por la Comisión Provincial de Patrimonio de Almería en el año 2008, según proyecto redactado por el arquitecto Jesús Basterra. Las razones que justificaron las obras eran el mal estado estructural de la muralla
debido al derrumbe de parte de los lienzos de las torres en
el contacto con el adarve. Los trabajos consistieron en la
consolidación sectorial de los paramentos originales, en la
introducción de elementos de aireación en la base de los
muros para evitar la ascensión capilar y en la restitución
paramental de los lienzos perdidos de las torres mediante chapas de acero corten. El proyecto incorpora también
elementos de accesibilidad y protección con el objetivo de
posibilitar la visita pública al adarve.
La ejecución de la obra generó un polémico debate de amplia difusión mediática contra la utilización del lenguaje
contemporáneo en la restauración. Los argumentos se basaron en el elevado impacto visual que las chapas de acero
producen sobre la muralla original, el alto contraste cromático del material utilizado y la agresión irreversible de los
anclajes sobre la estructura original (figs. 5 a-b).
BIBLIOGRAFÍA
ROMERO GALLARDO A., LÓPEZ OSORIO J.M. (2012): «Estructuras históricas de tapia en Andalucía Oriental: hacia la identificación
de una filosofía restauradora en la obra del arquitecto Francisco
Prieto-Moreno y Pardo» en MILETO C., VEGAS F., CRISTINI V.
(2012): Rammed Earth Conservation, CRC-Balkema, pp. 407-412
NOTA: Todas las fotografías son de José Manuel López Osorio.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
181
CASTILLO DE ALAQUÀS,
VALENCIA (1979-2003)
Santiago Tormo Esteve
El castillo-palacio de Alaquàs constituye una de las muestras más destacables de tipología de palacio señorial renacentista aislado de todo el territorio valenciano. Se trata de
un edificio de planta cuadrada con patio central y cuatro
torres almenadas en las esquinas.
El patio está enmarcado por un sistema de arcos de piedra permitiendo una abertura muy diáfana a la galería que
comunica entre las distintas estancias. Las cuatro crujías
tienen en alguna de sus pandas hasta cuatro niveles distintos delimitando distintas salas con alturas diferentes. La
planta principal alberga grandes salas nobles con valiosísimos artesonados renacentistas y pavimentos cerámicos
singulares decorados y datados en el siglo XVI. Ocupa aproximadamente 1.500 m2 en planta y sus almenas alcanzan
una altura de 24 metros.
El actual edifico fue levantado a principios del siglo XVI
por la familia García de Aguilar. Aunque se edificó de nueva planta fue construido sobre restos del antiguo palacio de
la familia Vilaragut, que tuvo el señorío de Alaquàs desde
1373.
Durante el siglo XVII, el castillo vivió uno de los episodios
más internacionales de la mano de los Pardo de la Casta,
manteniendo un vínculo muy arraigado con la familia
Manfredi y, por extensión, con la ciudad de Cremona. Posteriormente la edificación sufrió una importante decadencia hasta que, a principios del siglo XX, la propiedad del castillo pasó a manos de Julio Giménez Lorca, anunciándose
en 1918 el derribo del mismo para vender sus materiales.
Gracias a la importante y rápida respuesta cívica se consiguió que el 26 de abril el Rey Alfonso XIII firmara una Real
Orden según la cual el edificio fue declarado Monumento
Histórico y Artístico.
En 1928, y de manera clandestina, se produjo el derribo
parcial de la torre noroeste, así como el desmontaje de elementos muy valiosos del interior del edificio, como artesonados y pavimentos.
182
Finalmente, la propiedad pasó a la familia Lassala que la
usó como residencia particular y la explotó para otros negocios y usos diversos. El primer ayuntamiento democrático en abril de 1979 impulsó e inició un largo proceso para
recuperar el castillo como espacio público que finalizó en
2003 con la expropiación del monumento, pasando a gestionarlo por completo el ayuntamiento de Alaquàs.
DESCRIPCIÓN CONSTRUCTIVA
Las fábricas estructurales de los muros del castillo de
Alaquàs se construyeron según la necesidad estructural
a resistir. En general, la disposición colocaba fábrica de
sillería en las cuatro esquinas de forma que los puntos
más expuestos a las condiciones climáticas cambiantes e
incluso al ataque del enemigo se realizaban con la fábrica
más resistente. Por lo general, esta fábrica está compuesta
por dos hojas de sillares regulares colocados en hiladas de
entre 25 y 45 cm de altura. En el interior, una argamasa
rica en cal y áridos rellenaba el espacio de forma que consolidaba enormemente la esquina y le daba una función
eminentemente estructural. El espacio que existía entre
las esquinas, es decir, los paños planos orientados hacia
los cuatro puntos cardinales, se realizaron con la fábrica
de tapia valenciana.
Esta fabrica de tapia, según describe el plan director1, estaba compuesta por un cuerpo de tierra con un porcentaje alto de arcillas, áridos con cantos redondeados, mezclados con cal en el interior y sin mezclar en los extremos de
forma que producían una costra de unos 8 cm de espesor
con una mayor resistencia. En el interior de esta tapia se
incluía una hilada de ladrillo macizo de unos 5 cm de espesor en todo el ancho de muro, repitiéndose en hiladas
cada diez cm. La misión de esta capa era la de reforzar
todavía más la fábrica y darle el aspecto tan característico
a este tipo de muros2
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Vista del castillo en los procesos finales de restauración
Fig. 2: Vista aérea del castillo antes del inicio de la restauración (http://www.ayuntamiento.org/alaquas.htm
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
183
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Sección horizontal del interior de una tapia
Fig. 4: Detalle de granulometría de la tapia
Figs. 5 y 6: Prueba de reconstrucción de la tapia
Fig. 7: Limpieza en seco de la tapia
Fig. 8: Reintegración de la tapia
INTERVENCIÓN REALIZADA
El planteamiento en la intervención se basó principalmente en atender tres necesidades básicas que afectaban a la
fábrica de tapia valenciana. La primera de ellas incumbía
aspectos superficiales de limpieza y sustitución puntual de
algunos ladrillos erosionados o deteriorados por diversas
causas. La segunda consistía en cegar las zonas que habían
sido abiertas o que presentaban faltas de material considerables, integrándolas con el resto de fábrica antigua. Por
último, la tercera hacía referencia a la fábrica a reconstruir
de la torre demolida en 1928. Según consta en el proyecto
de intervención el estado general de la fábrica de tapia era
184
bastante aceptable presentando algunas zonas patologías
propias de esta clase de muros como son las grietas verticales coincidiendo en límites de tapialadas. Además en
algunos puntos cambiaba la disposición de los ladrillos y
aparecían gran cantidad de huecos y rozas para albergar
instalaciones.
La primera intervención consistió en eliminar una capa
de pintura acrílica que presentaba todo el edificio. Se utilizaron métodos de proyección de silicato de aluminio a
baja presión de forma que se conseguía eliminar dicha
pintura sin dañar el aspecto de la tapia. Una vez limpia se
procedió a consolidar mediante una pulverización de un
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
SANTIAgo ToRmo ESTEVE | CASTILLo DE ALAqUÀS, VALENCIA (1979-2003)
Fig. 9: Reconstrucción de la torre con tapia valenciana
Fig. 10: Estado final de la torre reconstruida
silicato de potasio de forma que consiguiese una mayor
consolidación en aquellas zonas que presentaban degradación superficial.
EVOLUCIÓN DE LA INTERVENCIÓN
La segunda intervención consistió en la reparación de los
muros mediante masas similares a las existentes y reintegraciones de los faltantes de la masa mediante el mismo
sistema constructivo. La propuesta planteada como idónea para este tipo de intervención fue la de la ejecución
de un muro con hiladas de ladrillo cerámico macizo de
28x14x3cm y como conglomerante un mortero de cal con
dosificación 1:4, utilizando los áridos y gravas de la zona
para conseguir una buena integración con la fábrica existente. Según la ubicación del paramento a recomponer, las
distintas hiladas seguían una cadencia en la que alternaban
3 o 4 hiladas colocadas a tizón y una hilada colocada a soga.
Las llagas horizontales describían una junta de aproximadamente 6 a 10 cm, siendo el tendel de 2 a 3 cm de espesor. En algunos casos se recurrió al patinado superficial
con pigmentos naturales y agua de cal, para una adecuada
reintegración cromática.
La tercera intervención y más singular por su tamaño consistió en la reconstrucción de la cuarta torre destruida en
1928. En este punto se decidió marcar un criterio que a
simple vista integrara el edificio pero que en detenimiento
se pudiera distinguir la zona reconstruida. En la ejecución
de esta fábrica, se siguieron los esquemas de elaboración
de la tapia valenciana, pero no su técnica, es decir se utilizaron los materiales (iguales a los utilizados en las reintegraciones) pero no se ejecutó con el tapial como encofrado,
ni apisonado de la masa. Con este criterio y después de
varias pruebas pudimos contrastar que la masa fluyera alrededor de los ladrillos dándoles su aspecto característico,
pero marcando una textura diferente.
Años después de realizar la intervención sobre los muros, tenemos que decir que las fábricas intervenidas han
evolucionado de forma correcta y aceptable. Las zonas
limpias de la fábrica antigua mantienen el mismo aspecto al mostrado durante la intervención. La cuarta torre
presenta un semblante totalmente integrado al resto de
fábricas y con la distinción efectiva que marca la ejecución realizada. Quizás la intervención con una evolución
más problemática son las reintegraciones aisladas de las
fábricas mediante morteros. Es cierto que la difícil utilización en estas zonas de materiales y métodos que copien
la ejecución de la fábrica antigua, así como el predominante marcado lineal que tiene debido a rozas o grietas,
le conceden una presencia que a simple vista es fácil de
identificar. De cualquier forma no es un problema muy
acusado ni establece una patología en la que se deba intervenir a corto plazo.
NOTAS
El Plan Director fue dirigido por el estudio de arquitectura de
Vicent García, contando con la colaboración de numerosos
técnicos: Miguel Monteagudo, Albert García, Marina Saura, J.
Carlos Calderón, Soledad Caparrós, Adrià Besó, Antoni Aura,
Sergio Urzainqui, Víctor Algarra, Paloma Berrocal, Alejandro
Vila, Virginia Berrocal, Jaume Coll, Victoria Domínguez, Isabel
Caruana, Liliana Palaia y Santiago Tormo.
1
2
Fray Lorenzo de San Nicolás (3) describía en 1633: «Tapias
valencianas fe hazen con tierra, medios ladrillos, y cal, echando
lechos de vno y otro; es obra fortisima».
En la fase de intervención del 2005 al 2007. Existe un proyecto
de intervención que finalizó el edificio con la habilitación del
castillo para usos multiples. Este proyecto estuvo dirigido por el
estudio de arquitectura de Magín Ruiz de Albornoz.
3
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
185
PALACIO CONDAL DE COCENTAINA,
ALICANTE (1979-2013)
Valentina Cristini y Francesca Martella
El emblemático edificio de la villa fue construido posiblemente entre finales del siglo XIII y principios del XIV sobre
un antiguo alcázar musulmán por voluntad del Almirante
de la Corona de Aragón, Roger de Lauria, primer señor feudal de Cocentaina (Ferragud 2003). En la segunda mitad
del siglo XV, la actual localidad alicantina pasó a ser condado y propiedad de la familia Corella y, progresivamente,
sobre todo a lo largo de los siglos XVI y XVII, la antigua
construcción medieval se completó con elementos arquitectónicos propios del lenguaje renacentista y barroco.
Uno de los cambios más significativos del edificio tuvo lugar en el siglo XVII, con la fundación de un convento que
pasó a ocupar parte del terreno cedido por los condes de
la villa, concretamente, en el sector norte del palacio (AA.
VV. 1988). Toda esta suma de reformas, añadidos y ampliaciones contribuye a perfilar el complejo volumen que
hoy en día se puede apreciar (fig. 1). Se trata de un austero conjunto de convento-palacio de planta regular, con
dos pisos principales articulados alrededor de un patio
(parcialmente ejecutado) y flanqueados por cuatro torres,
una de ellas absorbida por los muros del monasterio de las
clarisas de Nuestra Señora del Milagro (conjunto BIC RI51-0012167/2007).
INTERVENCIONES DE RESTAURACIÓN
A partir de los años 1960, este rico conjunto estratificado
ha sido objeto de intensos ciclos de intervención en sus
fábricas históricas, algunas de ellas con tapia valenciana
(fig. 2), objeto del análisis propuesto a continuación. La
primera intervención, iniciada en 1969 se llevó a cabo en
la planta noble del conjunto, en el Salón de Embajadores,
con la voluntad de recuperar el artesonado, la pavimentación de azulejos polícromos, la carpintería y los muebles.
Durante la restauración de esta sala emblemática se detectó el precario estado de conservación del palacio. A raíz de
esta actuación, se iniciaron importantes intervenciones
de carácter estructural, llevadas a cabo principalmente
entre los años 1977 y 1983 (Martínez et al. 1978). Estos
proyectos coincidieron también con la rehabilitación integral del palacio. Conferir un uso a las varias salas fue crucial para la villa, y para ello se concretaron espacios como
la biblioteca, el archivo, el ateneo musical, la rondalla de
la Paloma, y la sala para la junta de fiestas. Al mismo tiempo que se iniciaron las actividades culturales se realizaron
nuevas fases de intervención. La segunda restauración
(1977-1978) tuvo como objetivo fundamental frenar el
deterioro de la torre sureste, seriamente lesionada sobre
Fig. 1: El Palacio Condal de Cocentaina, Alicante, junto con el Monasterio de Nuestra Señora del Milagro, indicado en tono más
oscuro (foto aérea GVA)
186
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
todo por falta de techumbre, volver a darle decoro y limitar con una obra de emergencia las lesiones producidas en
la fachada interior del Convento. La tercera restauración
(1979) se centró en la torre principal del conjunto, en el
ángulo suroeste, conocida como torre del homenaje, amenazada por un lamentable estado de conservación de la cubierta. En los años 1980 se intensificaron y completaron
las fases de actuación en el palacio. De hecho, en la cuarta
restauración (1980-1981), se finalizaron las reparaciones
del interior de la torre sureste, inacabadas en la década
anterior y se restauró la cubierta del ala sur del palacio. Finalmente, en la quinta fase de restauración (1982-1983),
se verificó con un primer acondicionamiento del patio, de
la escalera principal, así como la reconstrucción de parte
de la fachada perdida del Convento de las Clarisas. Las
obras de la década de 1990 y las últimas intervenciones se
centraron más bien en los trabajos de restauración de pinturas, como las de la Sala Dorada (1993) y de la Antesala
(2003), en las fases de acondicionamiento general para
las visitas y el mantenimiento del palacio. Durante estas
últimas actuaciones, el palacio adoptó nuevas funciones
principalmente vinculadas a la Sede de la Colección Museográfica Municipal. Estas obras implicaron importantes
cambios de instalaciones y adecuaciones a la normativa
vigente. Para ello, tras un proyecto general de iluminación
(2001), ejecutado hace menos de una década, se ha acondicionado también el patio, se ha creado un escenario fijo,
se ha sustituido el pavimento de varias dependencias, se
ha instalado un ascensor y se ha demolido una vivienda
adosada a la torre noroeste. En las últimas obras (2013)
se ha actuado sobre las cristaleras y los balcones de la Sala
de los Embajadores.
CRITERIOS E INTERVENCIONES EN LAS
FÁBRICAS DE TAPIA VALENCIANA
Resulta complejo identificar una línea clara de intervención y desentrañar los criterios que han guiado la actuación
en los muros de tapia valenciana, hoy en día medio ocultos
en los alzados de este palacio. A la postre, las numerosas
intervenciones (Pascual 2003) llevadas a cabo por varios
proyectistas a lo largo de diferentes décadas con finalidades y objetivos a alcanzar tan diversos, estos muros de cal y
tierra reforzados con ladrillo (Cristini & Ruiz Checa 2009)
apenas muestran sus trazas constitutivas. Probablemente,
el olvido y la estigmatización de la técnica de la tapia valenciana y sus prestaciones a lo largo del siglo XIX pueden
explicar esta actitud proyectual más orientada al decoro de
las fachadas que a la puesta en valor de la compleja estratigrafía del conjunto (Cristini 2012-2014). En las memorias
de los proyectos del palacio cobran especial importancia la
carpintería estructural, los distintos sistemas de acabado,
las instalaciones y la conservación de acabados decorati-
Fig. 2: Sección norte/sur del Palacio. Se marcan algunos de los
lienzos, hoy en día visibles, ejecutados con tapia valenciana
(dibujo de Martínez Brocca)
Fig. 3: Alzado interior del Palacio. Detalle de tapia valenciana
(Martella)
Fig. 4: Alzado del Monasterio de Nuestra Señora del Milagro,
antes y después de la intervención (Pascual Benito-Martella)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
187
CASoS DE ESTUDIo
5
6
7
8
Fig. 5: Seminario del Patriarca, Valencia. Detalle de la logia con
ladrillos aplantillados (Cristini-Martella)
Fig. 6: Alquería de la Serena, Alfara, Valencia. Detalle de la logia
(Cristini-Martella)
Fig. 7: Castillo de Alaquàs, Valencia. Detalle de la logia (CristiniMartella)
Fig. 8: Palacio de Cocentaina. Detalle de la logia (Cristini-Martella)
Fig. 9: Alzado sur del palacio de Cocentaina. Detalle de los tres
distintos niveles de ejecución de la logia, en tapia valenciana (A y
B) y fábrica de ladrillo (C) (Cristini-Martella)
9
vos. A pesar de la interesante tecnología que desvela hoy
en día la modesta parte visible de las fábricas de tapia valenciana del Palacio Condal (fig. 3), los muros, más allá de
las precarias condiciones de conservación y de los problemas del frente del Convento de las Clarisas recayente al
patio (fig. 4), no han recibido una atención especial en las
sucesivas fases de restauración.
Tal y como evidencia el carácter severo de los alzados, el
palacio constituye uno de los pocos ejemplos de arquitectura palaciega renacentista construidos, en parte, con
tapia valenciana, no obstante las modificaciones sufridas
en los siglos y la superposición de estratos enlucidos que
ocultan su materialidad (Martella 2014). Respecto a otros
edificios de la misma época construidos con esta técnica
(como en el caso del Seminario del Patriarca, Valencia o de
la Alquería de la Serena, Alfara, Valencia del s. XVI) (Cristini & Ruiz Checa 2011), la solución de la logia en el alzado sur del palacio visible también en parte del alzado que
recae sobre el patio, demuestra un dominio muy avanzado
de la técnica del encofrado. Estos arcos que ventilan el úl188
timo piso bajo la cubierta no se ejecutaron con una fábrica
de ladrillos simples o aplantillados (figs. 5 y 6), sino con
cimbras embebidas en el encofrado de la tapia, generando
una secuencia de vanos muy peculiar, parecida a la logia
del Castillo de Alaquàs, en la provincia de Valencia (fig.7).
El muro del alzado (ppios. del s. XVI), se remató con machones de tapia valenciana que jalonan los vanos con un
aparejo de ladrillo es más tupido y denso que el de la fábrica del alzado. Las últimas hiladas de regularización,
simplemente aparejadas en ladrillo (fig. 8), completan el
lienzo de tapia y sirven de apoyo al alero y estructura de
la cubierta.
REFLEXIONES
El caso del Palacio Condal de Cocentaina se suma a experiencias similares llevadas a cabo en distintos edificios
públicos de la zona del Levante español realizados con tapia valenciana. Con su transformación funcional o puesta
en valor, muchos de estos ejemplos han ido cambiando y
ocultando sus superficies históricas, antaño pensadas para
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
VALENTINA CRISTINI y FRANCESCA mARTELLA | PALACIo CoNDAL DE CoCENTAINA, ALICANTE (1979-2013)
ser vistas, merced a la costra protectora obtenida tras el
desencofrado del tapial. En muchos casos, tal y como se ha
podido documentar en el presente ejemplo, los muros se
enlucen parcial o completamente (fig. 9), cancelando una
posible lectura de las fases constructivas, homogeneizando
los alzados con soluciones con diferentes grados de transparencia (Cristini & Ruiz Checa 2012).
De la misma forma, en este palacio, las múltiples intervenciones llevadas a cabo a lo largo de décadas han resultado en una homogeneización de las superficies, ocultando diferencias y fases constructivas. Con independencia
de esta uniformización, se debe destacar que no muestran patologías significativas. Solo aparecen de manera
aislada fenómenos como eflorescencias, erosiones y pulverización, en particular, en los arranques de los muros
próximos al patio.
En nombre del decoro y del carácter público de estos espacios, muchos edificios rehabilitados como galerías de arte,
museos o lugares emblemáticos de sus respectivos núcleos
urbanos son objeto de tratamientos de acabado que trasforman la técnica constructiva y su característica textura
vibrante.
AGRADECIMIENTOS
Este texto se ha redactado en el marco del proyecto de investigación» «Caracterización de fábricas tradicionales de
tapia valenciana: documentación, estudio y mejora prestacional«(PAID-06-12/SP20120466) financiado por la Universitat Politècnica de València. Se agradece la disponibilidad y ayuda prestada por el Ayto. de Cocentaina (Elisa
Doménech) en la fase de estudio y documentación.
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
189
COMPLEJO FORTIFICADO DE ALCALÁ
DE GUADAÍRA, SEVILLA (1980-2010)
Jacinto Canivell y Amparo Graciani
Este estado de degradación creciente motivó el inicio de las
primeras actuaciones a comienzos del siglo XX. En efecto,
desde la primera mitad del siglo XX, se han desarrollado en
el complejo fortificado una decena de intervenciones. Las
más tempranas no se orientaron específicamente a la conservación o la restauración del conjunto. Las actuaciones
se llevaron a cabo de forma no programada entre 1970 y
2000 y programadas desde entonces. A partir de la década
de los ochenta comenzaron a acometerse restauraciones
con objetivos cada vez más específicos. La siguiente tabla
y la figura 1 recogen los créditos y las principales técnicas
de intervención aplicadas en las intervenciones en estos
tres periodos:
El recinto fortificado de Alcalá de Guadaíra está integrado por dos Alcazabas –la occidental y la de la Torre
Mocha– y un conjunto de murallas, barbacanas y corachas que delimitaban la antigua villa y los arrabales emplazados en el entorno fluvial. Constituye un elemento
complejo, de claras implicaciones urbanas y territoriales
y con una intrincada evolución histórica, que arranca de
la Edad de Bronce, a la que corresponde el primer asentamiento; así, su configuración se adscribe a mediados
del siglo XII, en plena ocupación almohade (García Fizt
2008, 235 y 251), aunque la mayor parte de sus estructuras y fábricas son posteriores a la Reconquista. Hasta
el siglo XVII, en mayor o menor medida, este mantuvo
su función defensiva, momento en que entró en una
fase de progresivo abandono y deterioro.
TECNICAS DE RESTAURACIÓN EMPLEADAS
EXTERNAS
MATERIALES
ADARVE
PARAMENTO
PREVIAS
Arq. Servicios Municip.
1940
1970
Rafael Manzano
Constructor:
Desconocido
Arq. Martín, del Pozo y
Final
1980
NO PROGRAMADAS
Alcazabas
Orientales
Castillo
Se redacta el Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Área del Castillo de Alcalá de Guadaíra, que sienta las
directrices de posteriores intervenciones. Posteriormente se realiza el Estudio y Diagnosis del Complejo Fortificado (R. Vioque),
por el que se inicia una extensa fase de documentación y estudios arqueológicos en todo el recinto, realizando moviementos de
tierra y tareas de limpieza.
Constructor:
Arq. Nerea López y
Castillo
Rafael Vioque
Obra emerg.
Torres 1, 2 y 8
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Rafael Vioque
1998
Serv. Municip. (obra)
Castillo
Patio de la
Constructor:
Desconocido
Arq. Servicios Municip.
Sima
Se redactó y ejecutó parcialmente el Proyecto de adecuación del Patio de la Sima para auditorio, en el Patio de la Sima,
realizándose una excavación arqueológica previa por la que se evidenciaron estructuras de baños de época islámica y otras
dependencias pertenecientes a periodos posteriores. No se tiene constancia de la intervención sobre las fábricas de tapia
Castillo
P. Silos y Sima
2000
T 2B,6,9,10
Constructor:
Joaquin Perez Diez SL
Arq. J.M. Rodríguez
Obra emerg.
Constructor
Joaquin Perez Diez SL
Arq. M. Díaz Recasens
2003
y A. Martín Molina
PROGRAMADAS
la Villa
Lienzo Sur
Muralla de
Constructor
Joaquin Perez Diez SL
Arq. M. Díaz Recasens
2008
Murralla de
Constructor
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Servicios Municip.
2004
Patio Sima
Lienzo Norte
la Villa
Urbanizacion
y A. Martín Molina
Constructor
Acceso
Pta. S. Miguel
2009
2010
Arq. M. Díaz Recasens
Castillo
y A. Martín Molina
Patio Silos
Castillo
Constructor
Freyssinet/Díaz Cubero
190
Patio Sima
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Barbacana
2003
Lienzos
B,H,I,K,L
Castillo
Consolidación de la
ladera
Vaciado de tierra
Relleno de tierra en
trasdós para nivelación
Drenaje-evacuación de
aguas de lluvia
Relleno de grietas, sin
anclaje
Piscado y resanado de
juntas
Enjabelgado
Reposición de sillares
Restitución parcial con
ladrillo macizo
Tapia a dos caras
Picadosaneado tapia
original
Tapia una cara
Fabrica de tres hojas,
mampostería y tapia
Reparación cubierta
Protección con piezas
prefabricadas de HA
Consolid.
Recinto Ferial
Vioque
Constructor:
Revestimiento
Castillo
Joaquin Perez Diez SL
1997
Demolición parcial de
añadidos
Fase
elemento
Cimiento de hormigon
armado
EQUIPO TECNICO
CONSTRUCTORA
Recalce de
cimentación
INICIO de OBRAS
Restituciones
Enfoscado
BASE
Revoco mortero cal.
Juntas-agujas fingidas
INTERVENCIONES EN LAS FÁBRICAS DE
TAPIA DEL CASTILLO DE ALCALÁ DE
GUADAÍRA
Fig. 1: Planta general del complejo fortificado y de las principales actuaciones
CRITERIOS Y TÉCNICAS EMPLEADAS
Las intervenciones acometidas hasta finales de la década de los ochenta, además de esporádicas y puntuales, no
estuvieron directamente enfocadas a la conservación del
monumento. Aunque con resultados dispares, el cambio de
orientación fue consecuencia de las nuevas normativas de
ordenación urbanística, su declaración como BIC (1985) y la
redacción de Plan Especial de Protección. Desde entonces,
sustancialmente se han mantenido los criterios generales
de intervención, centrados en hacer visitable el recinto y en
sistematizar su puesta en valor en base a una exhaustiva investigación previa (Amores & Zoido 2006: 257).
La primera intervención científica fundamentada en estudios previos se llevó a cabo al final de la década de los
ochenta, en el marco del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Área del Castillo de Alcalá de Guadaíra,
que estuvo coordinado, entre otros, por Luis Martín de
Terán y Aurelio del Pozo. A instancias de la Junta de Andalucía, este documento derivó en el Estudio y Diagnosis
del Complejo Fortificado, realizado por Rafael Vioque, en
el que se definían las bases y los criterios de las posteriores
intervenciones, y por el que se llevarían a cabo un preciso
levantamiento planimétrico, una intensa campaña arqueológica y documental y un estudio estilístico-constructivo
de las estructuras emergentes.
A principios de la década de los cuarenta, estando el conjunto en situación de ruina, se acometieron obras para
emplazar intramuros el nuevo recinto ferial. El lienzo sur
de la muralla fue descabezado, reproduciéndose _sin claros
fundamentos históricos_ su supuesto almenado de tapia;
además, a fin de ubicar un mirador en su encuentro con
la coracha del río, el lienzo hubo de ser recrecido, construyéndose una fábrica de tapia de baja calidad, de dos hojas y
con un núcleo de piedras y tierra sin cal. Finalmente, para
conseguir una explanación uniforme, se realizó un relleno hasta casi colmatar el interior de la muralla, lo que, al
actuar como muro de contención, derivó en filtraciones y
empujes sobre dicho lienzo.
Los planteamientos científicos se aplicaron por primera vez
en el Proyecto de Adecuación del Patio de la Sima para auditorio (Vioque y López 1997). Las obras correspondientes
se ejecutaron parcialmente en 1998, bajo la dirección del
ayuntamiento de la localidad, pero, al quedar éstas inconclusas y no siendo posible dotar al recinto de uso público,
éste permaneció en desuso prácticamente una década más.
Casi en paralelo, en 1997 se iniciaron las primeras obras
de restauración (García Fizt 2008: 256). Éstas se centraron
especialmente en las tres torres del Alcázar (la Alfonsí, o
torre 1; la del homenaje, o Torre 2 y la torre 8) cuyos restos
se consolidaron, sin llegar a una restitución volumétrica.
Mientras las del homenaje y la Alfonsí –que presentaban
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
191
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 2: Tapia restituida a una cara en la torre 8
Fig. 3: Vista general de los lienzos restituidos en el tramo norte de la muralla de la villa (A. Martín Molina & M. Díaz Recaseus)
graves daños en las cubiertas de las cámaras, sus bóvedas
y pavimentos– requirieron el resanado de las fábricas y su
restitución mediante nuevos sillares o recrecidos de ladrillo
macizo, en la torre 8 las actuaciones fueron más complejas.
De hecho, además de la reposición y el resanado de ciertos
encadenados de piedra, ésta precisó el recalce puntual de
la cimentación, e incluso la sustitución de algunos paños
de tapia, que en la cota del adarve se realizó a dos caras y
a una cara en el paramento exterior, siempre manteniendo la configuración de la fábrica de la tapia original que,
conforme al modelo constructivo cristiano, era mixta, en
concreto encadenada y con verdugadas de ladrillo (fig. 2)
(Graciani & Tabales 2008).
En 2000, se realizaron obras de emergencia para continuar
los trabajos de consolidación de las restantes torres y lienzos de la alcazaba occidental. Se trabajó en la consolidación
de tres tipos de fábricas: de sillería caliza, de doble hoja de
mampostería con relleno de tapia y verdugadas (latericias
o pétreas) o bien de tapia. Éstas últimas eran mixtas, encadenadas en sillería o mampostería, con cajones de 90 cm
de altura –conforme al módulo cristiano– y habían sido
ejecutadas con albero, alta dosificación de cal y abundante
cascote cerámico con incorporación de rocas y grava gruesa. Por su deficiente estado de conservación (extensa suciedad y vegetación, erosiones, pérdidas de masa, grietas y
fisuras), para consolidar las fábricas fue necesario reponer
sillares y mampuestos y, previo picado y tallado, sanear y
la restituir cajones de tapia; mientras en el lienzo I se optó
por la restitución a una cara, en los L y H se realizó una
reconstrucción completa en alzado, siguiendo el modelo de
fábrica de tapia con verdugadas de ladrillo macizo de los
paños contiguos. Asimismo, se retacaron las grietas existentes y se protegió el paseo de ronda.
192
Una vez en 2003 el ayuntamiento de la localidad asumió la
titularidad del conjunto, éste promovió la elaboración de
Plan Almena, a fin de evitar actuaciones no coordinadas
como las desarrolladas hasta el momento. En el Plan Almena se programaban las fases de las actuaciones que hasta
2010 se desarrollarían en el recinto fortificado para la restauración y puesta en valor del monumento a partir de la
apertura al público y la creación de recorridos visitables.
En aquel momento, el tramo norte (correspondiente a
la muralla de la villa, entre los alcázares occidentales y la
torre Mocha) se encontraba prácticamente arrasado, con
un perfil casi irreconocible. Las excavaciones arqueológicas permitieron distinguir los arranques de muros y de las
cimentaciones, así como el trazado y la tipología constructiva de la muralla y de la barbacana originales. La fábrica
primitiva, compuesta por un doble refrentado de mampostería careada y un núcleo de tierra apisonada, había sido
recrecida mediante una fábrica de tapia y presentaba un
pésimo estado de conservación debido a las intensas erosiones y pérdidas de masa en su base (Amores 2004: 220).
Por todo ello, en septiembre del 2003, en el marco de dicho
Plan, el ayuntamiento emprendió la restauración de este
tramo, siendo sus objetivos prioritarios reconocer y reconstruir el trazado de los lienzos parcialmente perdidos, resolver servidumbres de paso y, a la vez, recuperar una visión
más integrada de todo el conjunto fortificado, hasta entonces muy fragmentado. Para ello, se ejecutaron desmontes y
terraplenes que, siguiendo las trazas existentes de la liza y de
los caminos peatonales, potenciaron una visión de conjunto
homogénea y reconocible en el paisaje urbano (fig. 3). Asimismo, siguiendo las pautas y recomendaciones del informe
arqueológico, se eliminó el almenado contemporáneo de la
muralla, no acorde a la tipología original.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JACINTo CANIVELL y AmPARo gRACIANI | ComPLEJo FoRTIFICADo DE ALCALÁ DE gUADAÍRA, SEVILLA (1980-2010)
Fig. 4: Vista general del paseo de liza y de la protección superior en la muralla norte de la villa
Fig. 5: Reparación de grietas en las alcazabas occidentales
Fig. 6: Revestimiento con mortero de cal y fingido de agujas de los lienzos del patio de la Sima
La restauración comenzó por la limpieza de la vegetación y
el perfilado de los muros existentes, eliminando los añadidos contemporáneos de tapia de mala calidad. De esta forma, se nivelaron y crearon bases que servirían de asiento
para la reconstrucción de la fábrica. Adicionalmente, cuando fue necesario recrecer el lienzo desde la cimentación, se
realizaron excavaciones para ejecutar zunchos perimetrales constituidos por riostras de hormigón armado de 0,4 x
0,4 metros en ambas caras del lienzo (Amores 2004: 220).
Los restos conservados mostraban una fábrica de tres hojas con doble frente de mampostería y relleno de tapia; por
ello, la restitución de los lienzos se proyectó mediante una
fábrica mixta de dos o tres hojas –según fuera a una cara o
dos– siendo las exteriores de mampostería careada de 40
cm de espesor tomada con mortero de cal, que envolvían
un núcleo de tapia de tierra estabilizada. Aunque su dosificación según proyecto (Martín y Díaz 2001) debía ser 2
partes de arena rubia, 6 de grava de río limpia, 7 de cal, 7
de tierra de la zona, 2 de cemento blanco y 1 tapón de ocre
de polvo, finalmente el núcleo se ejecutó mediante una
mezcla ciclópea del mismo mampuesto y mortero. En los
tramos conservados, solo fue necesario demoler la coronación y proceder a su picado y saneado. Aunque el proyecto
de ejecución disponía una protección de la coronación del
muro mediante una capa de mortero de cal maestreada con
pendiente del 2%, finalmente se emplearon piezas prefabricadas rectangulares de hormigón, de coloración acorde
a la fábrica existente (fig. 4).
En varios tramos del lienzo reconstruido, se dejaron huecos de paso y se labraron escaleras en el seno del muro para
conectar el interior del recinto y el nuevo paseo peatonal
de la liza, que se consolidó con un nuevo relleno de albero
estabilizado con cal y se acotó exteriormente con un bordi-
llo. La escasa entidad de los restos del antemuro condicionó la decisión de no reconstruir su perfil, entendiendo que
su trazado se intuiría con el consolidado paseo de liza y la
reconstrucción –hasta la cota del paseo– de tres torres del
antemuro. La restauración de las fábricas de las torres precisó su tallado a fin de asentar correctamente tanto el núcleo de tapia –descrito como tapia basta en tongadas de 50
cm– como el frente de mampostería. La coronación de las
torres se remató con una solería de piezas prefabricadas de
hormigón sobre un lecho de arena. Finalmente, se ejecutaron diversos muros de contención y se colocaron mallas a
fin de proteger el talud ante la erosión (fig. 5).
Aunque en 2004, a consecuencia de su pésimo estado de
conservación, se acometieron obras de emergencia en el
tramo sur de la muralla de la villa. A partir de 2010, las intervenciones de mayor calado se centraron en los alcázares
occidentales. Aún en el marco del Plan Almena, se sucedieron tres fases casi continuas que abarcaron la consolidación de los restos de la puerta de San Miguel, la reordenación y urbanización del acceso al castillo y la restauración
de los lienzos de los patios de la Sima y de los Silos.
A partir de 2010, las actuaciones más importantes se centraron en las alcazabas occidentales, no sólo en los lienzos
y las torres sino también en la reordenación del patio de
la Sima y la restauración del de los Silos. Para la puesta en
valor del recinto, y a fin de hacerlo visitable, se facilitó el
acceso al paseo de ronda y se consolidaron los lienzos de
las torres que, como la número 8, se encontraban parcialmente derruidas, además de aplicar medidas correctoras y
de adaptación para el nuevo uso.
Limpios y saneados los lienzos en ambas caras, se procedió a la consolidación de los muros. Se colmataron aquellas
grietas cuya anchura superaba el centímetro; por no ser
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
193
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 7: Paseo de ronda restaurado en el patio de la Sima
(A. Martín Molina & M. Díaz Recasens)
activas, no se precisaron refuerzos o anclajes que absorbieran las tensiones (fig. 5), bastando con el cierre de su cara
externa con un mortero de cal y con la inyección de una
lechada fluida de cal hasta su total colmatación a través
de unos tubos dispuestos en su interior. Por la levedad de
las erosiones de las fábricas, no fue necesario restituir las
tapias y sólo se aplicó un mortero de cal en los hilos deteriorados, dejando evidencia de las improntas de las juntas
horizontales y de los mechinales y agujas de la fábrica (fig.
6). De hecho, las restituciones de tapia se limitaron a aquellos cajones del almenado que se encontraban muy deteriorados, entendiendo que de este modo –sin restituir el supuesto almenado– se reharía el perfil perdido de la muralla
y se generaría un nuevo pretil de seguridad para la nueva
zona visitable en el paseo de ronda. Así, para ejecutar nuevo hilo de tapia de 50-60 cm de espesor, se construyó un
encofrado con tablones de madera y se vertieron tongadas
de hormigón de cal fluido y de características cromáticas similares a las de la fábrica original. En el paseo de ronda, se
colocó un pasamano de acero inoxidable sobre unas losas
y piezas especiales de hormigón coloreado, fabricadas ex
profeso en la misma obra y apoyadas directamente sobre
la coronación nivelada del lienzo, las cuales ocultaban las
instalaciones eléctricas y permitían así una intervención
casi totalmente reversible (fig. 7). Finalmente, se aplicó un
enjalbegado sobre todos los lienzos intervenidos que, además de protegerlo, aportaba una visión uniforme de todo
el conjunto fortificado.
Aunque actualmente quedan áreas sin restaurar, la intervención que cerró parcialmente este sector correspondió
194
a la urbanización del ingreso al castillo desde el arrabal y
la restauración del acceso acodalado de la puerta de San
Miguel, que se encontraba muy arrasada. Para ello, se
excavó un antiguo foso colindante en el lienzo oriental
del Alcázar y se consolidaron varias terrazas por medio
de nuevas solerías de adoquines de granito para el tráfico rodado y de losas de hormigón prefabricadas similares
a las ya descritas, y destinadas a las áreas peatonales. A
pesar de que los lienzos y torres no fueron reconstruidos
por completo, las restituciones definieron claramente el
recorrido y los elementos del sistema de acceso al recinto
que habían quedado ocultos bajo la presión urbana del
arrabal. Previa campaña arqueológica, se intervino sobre los restos del acceso acodalado, actuando sobre un
lienzo –que se recreció con fábrica mixta de dos hojas de
mampuesto y núcleo ciclópeo– y sobre una de las torres
que lo conformaban, que estaba desmochada y había perdido uno de los encadenados de piedra; por ello, se reconstruyó el contorno de la torre, reponiendo la sillería
del encadenado y restituyendo la tapia, en ambos frentes
del muro y hasta la cota del paseo de ronda. La tapia se
ejecutó mediante el vertido de hormigón en un encofrado
con agujas de sección cilíndricas como las de las fábricas
originales (fig. 8), utilizando un mortero de cal para revestir la fábrica y dejando en resalte las verdugadas de
ladrillo macizo.
RESULTADOS DE LAS TÉCNICAS
La secuencia de intervenciones y restauraciones ejecutadas
en el complejo fortificado abarca ya más de setenta años,
transcurridos desde las primeras actuaciones esporádicas
de los cuarenta hasta las restauraciones programadas de la
última década.
Su estado de conservación inicial fue bastante deficiente,
en gran parte debido al abandono progresivo y la pérdida
de su uso, militar en principio y residencial y dotacional
finalmente. Así, los primeros lienzos por completo restituidos (mayormente en el patio de los Silos y mediante
fábrica de tapia a dos caras) muestran actualmente solo
erosiones y descohesiones superficiales; es el caso del
lienzo L, por lo que, dadas las escasas solicitaciones mecánicas, presenta un suficiente estado de conservación
estructural.
Las consolidaciones de lienzos que durante las últimas
restauraciones se han realizado con mortero de cal, se
mantienen en buen estado y las protecciones dispuestas
han favorecido la disminución de la lenta erosión sobre la
coronación de los muros. Por otro lado, se mantienen los
enjalbegados aplicados a aquellas fábricas de tapia originales que, por su buena cohesión y dureza, no fueron restituidas por no presentar graves lesiones. Por último, las
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JACINTo CANIVELL y AmPARo gRACIANI | ComPLEJo FoRTIFICADo DE ALCALÁ DE gUADAÍRA, SEVILLA (1980-2010)
murallas restituidas mediante fábricas de mampostería
de una o varias hojas no muestran lesiones o afecciones
graves, más allá del lógico ensuciamiento por el elevado
grado de exposición.
En general, no se han empleado materiales ni técnicas
incompatibles con las fábricas originales; el estado de
conservación solo ha empeorado cuando ha faltado un
mantenimiento programado o bien por la acción directa
del hombre, a excepción de aquellas reparaciones de menor calidad o sobre fábricas de naturaleza más deleznable,
como las correspondientes a la primera mitad del siglo XX,
los recrecidos de los almenados en las murallas de la villa
y los lienzos restituidos L y H restituidos en la década de
los setenta.
REFLEXIONES
Respecto a los criterios generales de intervención, puede
afirmarse que todas las restauraciones acometidas sobre el
conjunto han sido comedidas y respetuosas con las características constructivas originales y no han generado estridencias estéticas. Sin embargo, las restricciones y medidas
mínimas de seguridad que deben imponerse en un recinto
visitable y el deseo de potenciar la lectura monumental
como una fortificación muy prominente en el paisaje del
Alcor sevillano han motivado que se haya recurrido a reconstrucciones algo más extensas que en otras edificaciones similares, en las que primó la conservación frente a la
restauración o la reconstrucción.
Aun estando catalogado como BIC desde 1985, una de las
posibles causas de su estado inicial de ruina fue la situación jurídica de este monumento que, como a otros muchos castillos del antiguo Reino de Sevilla, desde finales del
siglo XIII dependía del Concejo de Sevilla, ya que según el
Decreto de 22 de abril de 1949 la conservación y mantenimiento de sus monumentos queda bajo la jurisdicción
del correspondiente municipio. El cambio de titularidad de
la fortaleza, que en 2003, pasó definitivamente al ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, permitió aplicar todas las
herramientas administrativas.
Se evidencia, una vez más, cómo la puesta en valor a través
de la difusión del patrimonio y del establecimiento de un
uso público en el complejo patrimonial, es casi indispensable a la hora de promover la más mínima actuación de conservación. Sin embargo, esto no exime del necesario establecimiento de un programa de mantenimiento, y más aún
cuando la grave vulnerabilidad antrópica a la que expone
el monumento, debido a persistentes actos de vandalismo,
está acelerando un proceso de deterioro que, de no tomar
medidas drásticas y urgentes, desembocará de nuevo en el
abandono de tan notable recinto.
Fig. 8: Restauración y consolidación del acceso acodalado en
la Pta. de S. Miguel (A. Martín Molina & M. Díaz Recasens)
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
195
RECINTO FORTIFICADO DEL
SILVES, PORTUGAL (1981-2010)
Rosa Varela Gomes y Mário Varela Gomes
MURALLAS Y TORRES DE LA ALCAZABA
El conocido como castillo de Silves, tal como se aprecia en
la actualidad, constituye el resultado de diferentes etapas
de construcción, de reestructuraciones y restauraciones,
realizadas al menos desde el siglo X hasta la actualidad, siguiendo distintas estrategias y técnicas defensivas.
Este castillo, erigido sobre una elevación próxima al río Arade a unos 11 km del oceáno Atlántico, fue fundado posiblemente a partir de un palacio-fortaleza emiral edificado en
su mayor parte en tapia siguiendo el modelo militar oriental, del que apenas se encontraron parte de sus cimientos
(Gomes 2011: 11-12). Más tarde en el periodo califal, se
erigió la estructura de planta rectangular posteriormente
integrada con algunas alteraciones en la construcción, de
la mano de los almorávides y almohades que lo habitaron
(Gomes e Gomes 1992).
Las murallas de la alcazaba de Silves poseen cimientos y
paramentos resistentes de mampostería con relleno de
tierra. Sólo una de las torres que protegen este conjunto
defensivo conserva sus cimientos, base y esquinas erigidos
Fig. 1: Palacio-fortaleza emiral, reconstrucción gráfica
(Joana Gonçalves)
196
únicamente en mampostería, estando la parte superior
construida en tapia sin paramentos externos de piedra.
La escasa utilización de la tapia en la fortificación islámica
más imponente del actual territorio portugués, se debe a la
existencia en sus proximidades de grandes yacimientos de
arenisca roja, también conocida como arenisca de Silves,
que proporcionaron un material muy resistente fácil de obtener, cortar, transportar, además de conferir a la construcción un color muy característico.
En efecto, las grandes obras de restauración efectuadas en
las murallas y torres del castillo y en parte de la medina de
Silves en los años cuarenta del siglo pasado, responsabilidad de la Dirección General de Edificios y Monumentos
Nacionales (DGEMN), bien documentadas a través de fotografías y planos de levantamientos, con detalles de antes y después de las intervenciones efectuadas; muestran
la prevalencia histórica de las fábricas de mampostería
(DGEMN 1948).
La torre citada debió ser objeto de intervención en 1980
por la DGEMN y la Dirección Regional de Servicios de
Fig. 2: Torre de la medina con base de piedra y erigida en tapia, vista de
cuando fue demolida parcialmente (M. V. Gomes 1980)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Vista del lado oriental de la alcazaba con torres de arenisca y tapia (M. V. Gomes 1999)
Fig. 4: Vista del lado noroeste de la muralla y las torres de la medina, construidas con tapia (M. V. Gomes 1999)
Monumentos del Sur que enlució de mortero de cemento,
tanto la parte construida en piedra, donde existían trazas
de los resaltos de la escalera allí existente, como la tapia.
También el sector de la muralla de medina, situada al sur,
sufrió a continuación el mismo tratamiento. Estas intervenciones indeseadas y contrarias a las prácticas más elementales de la consolidación y restauración de edificios
de tapia, provocaron una reclamación ante la Directora
General del Patrimonio Cultural, tanto por parte nuestra
como por la Cámara Municipal de Silves, aunque no se
consiguiera finalmente revertir esa situación debido a que
el DGEMN dependía de un ministerio distinto. Sin embargo, las obras realizadas en los pasadizos del castillo en
1987, demostraron cierto cuidado refiriéndose, en la Memoria Descriptiva y Justificativa del Contrato, a la necesidad
de utilizarse «el mortero antiguo».
PALACIOS Y CASAS
«(...) las casas estaban construidas con tal arte que aún cuando
ardía una no se incendiaba la que era contigua, porque estaban
cubiertas de ladrillos, las paredes de tierra revocadas con mortero y pocas eran de madera...»
(Pimenta 1982: 170)
El texto citado, escrito por un cruzado anónimo que participó en la conquista cristiana de Silves de 1189, menciona
la buena calidad constructiva de las viviendas de la ciudad,
edificadas en tapia y con cubiertas de teja –que designa
como «ladrillo»–, una solución arquitectónica muy común
en al-Andalus, pero antaño poco divulgada en el Norte de
Europa, de donde el cruzado era originario.
De hecho, los restos de las casas musulmanas descubiertos
en aquella urbe son construcciones en tapia, asentadas so-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
197
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: Aspecto del paramento exterior de la muralla de la medina, orientada a noroeste, con sillería fingida (M. V. Gomes 1999)
Fig. 6: Muralla del lado noroeste de la medina, con paramento exterior de piedra e interior de tapia (M. V. Gomes 1999)
bre zócalos de sillería de arenisca roja bien aparejada. Estas
viviendas responden a dos grandes modelos arquitectónicos, el tipo de palatino y las viviendas de carácter urbano
integradas en manzanas, lo que refleja las diferencias socioeconómicas de sus habitantes, aunque ambos muestran
parámetros similares en lo relativo a la composición y la
anchura de los muros principales.
El modelo más simple, identificado tanto en la medina
como en los sectores noroeste y sur del castillo, se corresponde con restos de casas de superficie diversa que tienen
como característica común su construcción en tierra, con
espacios articulados en torno a un pequeño patio central o
jardín con deambulatorio. Las cubiertas eran tanto azoteas
como tejados.
Al segundo modelo pertenecen las viviendas de mayores
dimensiones, como el palacio del gobernador que se encuentra en el centro de la alcazaba. De este palacio conocemos por el momento dos patios, teniendo el mayor ubicado en el extremo norte un salón con una alhanía anexa
al complejo de baños, debidamente compartimentada y
calentada con hipocausto (Gomes 2003: 85-107). Esta
zona palatina se encontraba separada por una calle de la
otra parte del palacio que tenía dos plantas con cubierta
de teja, desarrolladas en torno a dos patios con varias estancias, incluyendo dos aseos y baños, alimentados mediante depósitos de agua e hipocausto (Gomes y Gomes
2001: 79-85).
Los muros exteriores de las casas islámicas de Silves presentan espesores que variaban entre 0,50 m y 0,65 m,
198
mientras que las interiores muestran de 0,40 m a 0,50 m o
apenas de 0,30 m a 0,35 m, cuando delimitan pequeñas estancias tales como las alhanías o las alcobas. En este caso,
la tapia utilizada en su construcción era menos consistente
(Gomes 2006a: 133).
Todas las superficies de los muros pertenecientes a los espacios de vivienda se estucaban con una mezcla fina de cal
y arena que después se encalaba de color blanco, y rara vez,
tenían franjas pintadas de color rojo o estucos decorativos.
Los pavimentos se revestían con una mezcla de cal y arena,
excepto los que se realizaban con baldosas de piedra arenisca de color rojo, tal como se observa en jardines palacios, o
con azulejos de cerámica (Gomes 2003: 150-151).
Los muros de tapia de los palacios tienen un tratamiento
similar al que se observa en el modelo correspondiente a
las casas más simples, aunque en ellos sí se hallaron estucos decorativos con incisiones y policromía sobre los tabiques de cañas y barro.
En los baños de los dos palacios, el espesor de los muros
de tapia alcanza los 1,05 m, sobre todo en la sala caliente
(bayt al-sajun) del hammam integrado en el palacio del gobernador, lo que debe de estar relacionado con la necesidad
de mantener una alta temperatura en el interior, y el hecho
de soportar un techo abovedado, ocurriendo lo mismo en
los aseos, donde tienen espesores que varían entre 0,64 m
y los 1,20 m.
Todos estos espacios mencionados se atribuyen a finales
del siglo XII y la primera mitad del siglo siguiente (Gomes
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
RoSA VARELA gomES y mÁRIo VARELA gomES | RECINTo FoRTIFICADo DEL SILVES, PoRTUgAL (1981-2010)
Fig. 7: Torre de tapia del lado noroeste de la medina (M. V. Gomes 1999)
Fig. 8: Torre de piedra y de tapia del lado noroeste de la medina, después de las «restauraciones» (M. V. Gomes 1999)
2003: 509). Algunas consolidaciones y pequeñas restauraciones históricas hechas con tapia, aprovecharon la tierra
desmoronada de estas mismas estructuras.
LA INVESTIGACIÓN DE LA TAPIA
El palacio ubicado en el lado oriental del castillo de Silves
presentaba pilares de piedra insertados en los muros maestros, intercalados con paños de tapia de tierra apisonada,
permitiendo así soportar mejor los esfuerzos debidos al
peso de la planta superior y del techo.
La tapia allí existente tenía un tono marrón rojizo, y se
componía de una tierra con fuerte matriz de las arcillas y
distintos inertes, reconocidos macroscópicamente como
valvas de moluscos, fragmentos de cerámica de diferentes clases, pequeños huesos, piedrecitas de arenisca roja
o calcárea, piedras de río, con un variado calibre entre
0,005 y 0,03 m. Los fragmentos de cerámica incorporados en los muros de tapia eran, por lo general, más antiguos que ellos, conforme hemos comprobado en varias
ocasiones, en particular en relación con la presencia de
trozos de un recipiente, que data del siglo X, que fue recuperado en una estructura construida a finales del siglo
XII (Gomes 2003: 85).
La tierra utilizada en las edificaciones de tapia musulmanas halladas en Silves se recogió posiblemente de las proximidades del área urbana, ya que en el «Libro de Almacén»
de dicha ciudad, con fecha de 1474, se hace referencia a
la existencia del lugar y del río de las Tapias donde, según
García Domínguez «(...) hay tierras arenosas y arcillosas has-
ta hace poco tiempo empleadas para la construcción de tapias»
(Domingues et al 1984: 61-90).
En 1989, sin duda debido a la nueva postura respecto a lo
que deben ser las intervenciones de consolidación y restauración de los muros y torres del castillo de Silves y Medina,
se solicitó al Departamento de Materiales de Construcción del Laboratorio Nacional de Ingeniería Civil, el estudio de la «composición de la tapia del Castillo de Silves»
(proc.024/3/303).
Se determinó su composición cualitativa y cuantitativa
así como la granulometría de los inertes, pero sólo a partir de una única muestra, ignorándose incluso el lugar de
origen de la misma y su cronología. Se verificó que los
inertes correspondían a las calizas o dolomías, areniscas
(arenisca de Silves), limolitas, fragmentos de cerámica y
de tierra antigua. Los componentes minerales estaban
constituidos por cuarzo cristalino, calcita, feldespato y
trazas de mica, entre otros, en un número mucho menor. Además, se concluyó que la composición probable de
la tapia analizada estaba constituida principalmente de
carbonato de calcio (CaCO3) (28%) y por componentes
hidráulicos (25%), a los que se añaden otros feldespatos
y silicatos (17%) cuarzo (SiO2) (9%), carbonato de magnesio (MgCO3) carbonato (8%), brucita (5%), materia orgánica y agua (5%), y también yeso (1,6%). El aglutinante
principal era la cal, posiblemente hidráulica, producida a
partir de calcáreas dolomíticas, existiendo también arena
de sílice en una proporción de 1:2.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
199
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 9: Torres de piedra y de tapia del lado noroeste de la medina, después de las «restauraciones» (M. V. Gomes 1999)
MURALLAS Y TORRES DE LA MEDINA
Tal como ocurre en la alcazaba, las murallas de Medina
de Silves corresponden a diferentes etapas constructivas.
En el sector investigado arqueológicamente se estima que
su erección debió remontarse a los siglos VIII-IX, y que
después fue objeto de sucesivas superposiciones por una
estructura defensiva califal, murallas almorávides y, posteriormente, almohades. De la misma forma que en la alcazaba, el sistema constructivo está basado en paramentos
son de piedra arenisca y el relleno de tierra, con mayor
o menor presencia de mampuestos en su masa (Gomes y
Gomes 2003).
Las torres adosadas y albarranas que defienden la medina
poseen mayoritariamente cimientos y zócalos resistentes
de mampostería sobre los que se eleva una fábrica de tapia que todavía conserva su camino de ronda y parapetos
de piedra. Un excelente botón de muestra de este tipo de
construcción es la torre ubicada en el lado meridional de
la medina junto al edificio donde se ubica actualmente el
Museo Municipal de Arqueología de Silves, que lucía una
fábrica de arenisca roja bien ejecutada hasta tres m de altura desde el nivel del suelo, sobre la que descansaba la tapia
encajonada entre esquinas construidas con sillería de la
misma piedra, en aras a proteger su condición más expuesta (Gomes 2006b: 55-57).
200
Más allá de impedir su demolición completa gracias a nuestra intervención, fue también posible reconstruir en 1996
la parte de la torre desmochada, determinando su altura
gracias al arranque del camino de ronda que se conservaba
en la muralla. De este modo, se reconstruyeron las esquinas, el parapeto y el camino de ronda de piedra, así como
el cuerpo en tapia, para lo que se emplearon tierra y cal
con una composición idéntica a la de la parte conservada,
ejecutando la obra con métodos tradicionales de mano de
uno de los últimos tapialeros de la región.
Contrariamente a la generalización hecha, el tramo de
muralla noroeste de la medina fue erigido completamente en tapia con un fingido de sillería realizado con bandas enlucidas de color blanco, proceso muy común en los
edificios militares de la región de al-Gharb en los siglos
XII y XIII. En 1981 y 1985 se llevaron a cabo las nuevas
obras de consolidación y restauración de las murallas y
torres albarranas del lado norte de la medina. En la «Memoria Descriptiva y Justificativa» entonces elaborada por
la Dirección del Servicio Regional de Monumentos del
Sur y la DGEMN, se propuso la utilización del hormigón
armado y la reconstrucción en mampostería de canteras
de la región con aglomerantes hidráulicos. No se previó
supervisión arqueológica alguna, e incluso a pesar de las
reclamaciones hechas el año anterior, se continuó utilizando hormigón. Por otra parte, el resultado de algunas
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
RoSA VARELA gomES y mÁRIo VARELA gomES | RECINTo FoRTIFICADo DEL SILVES, PoRTUgAL (1981-2010)
Fig. 10: Pared en el lado oeste del palacio de la alcazaba de Silves se observan los restos de tapia intercalados con pilares
de piedra (Ana Machado)
tapias entonces construidas, de color amarillo y sin respetar las dimensiones de los tapiales primitivos y otros
aspectos, convirtieron esta «restauración» en una nueva
aberración. En 1986 el organismo mencionado intervino
en una parte de la muralla y en las dos torres, junto a la
calle Dr. Francisco Vieira, en la zona sur de la medina,
utilizando tapia y sobre todo mortero de cemento y arena
(proporción 1:4), o para el rejuntado de piedras, mortero
de cemento, cal y arena (proporción 1:2:12).
Cuatro años más tarde y, al parecer como resultado del estudio realizado por el Laboratorio Nacional de Ingeniería
Civil en el año anterior al que nos referiremos más adelante, a raíz del contrato para las nuevas obras de consolidación y rejuntado, además de solicitar el uso de la «piedra de
la región», se refirió a que ésta debe ser empleada con mortero de cal dolomítica y arena, mezclado con aproximadamente
el 40% de inertes, esto es, con una proporción aproximada
1:2. También se determinó que «(...) en el rejuntado se añadirá al mortero un polvo de piedra al gusto con el fin de obtener
una pátina de acabado parecida al paño de muralla contiguo»,
como queriendo evitar los errores del pasado.
Sin embargo, en esta memoria se denomina bloque de adobe a
la tapia, lo que demuestra no sólo la confusión de la terminología sino también la falta de comprensión acerca de la realidad tratada. Igualmente, los pliegos de contratación siempre
se refieren al castillo de Silves, cuando de hecho gran parte de
las obras corresponden a las murallas y torres de la Medina.
Incluso en 1993, uno de dichos documentos vuelve de nuevo a determinar que la consolidación del sector de la muralla de la Medina «se logrará mediante la inyección de lechada
de cemento en el interior del muro». Cabe señalar que esta
situación refleja una antigua práctica, donde el cemento
parecía resolver todo, debido a la falta de estudios sobre
los diferentes aspectos de las fábricas de tapia, desde su
correcta realización a los metodos adecuados para su conservación, en particular en lo que respecta a nuevos productos para impregnar la tapia, que posteriormente aparecieron en el mercado, como el consolidante OH de la marca
Wacker. Éste se aplicó en los años ochenta del siglo pasado
sobre las murallas de Paderne, por sugerencia de K. Lal
Gauri, geólogo de la Universidad de Louisville y experto en
conservación y deterioro de objetos de piedra. Fue uno de
los responsables de mantenimiento de la esfinge de Gizeh
y estuvo con nosotros gracias a la iniciativa de Caetano de
Mello Beirão, entonces Director del Servicio Regional de
Arqueología del Sur.
A día de hoy, a pesar de todos estos precedentes, errores y
experiencias previas, los trabajos de restauración de las edificaciones defensivas de Silves continúan sin el apoyo de arqueólogos, historiadores del arte o de otros investigadores,
en lo que sería una colaboración multidisciplinar deseable.
BIBLIOGRAFÍA
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Silves, Relatório policopiado, Laboratório Nacional de Engenharia Civil, Lisboa
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à mais antiga fortificação islâmica, Cristãos e Muçulmanos na
Idade Média Peninsular. Encontros e Desencontros, pp. 9- 16,
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GOMES, R.V.; GOMES, M.V. (1992): Dispositivos defensivos de
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de Silves, Museu Nacional de Arqueologia, Lisboa
PIMENTA, A. (1982): Fontes Medievais da História de Portugal,
Livraria Sá da Costa, Lisboa
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
201
MURALLAS DE JORQUERA (1982-1983)
Francisco Javier Castilla Pascual y
Ana Belén Rey Pérez
El núcleo urbano de Jorquera se halla enclavado en la ladera de una elevada colina junto al río Júcar. Se desconoce
el origen de la villa, y aunque en sus cercanías hay restos
prehistóricos ibéricos y romanos, la referencia más antigua
es musulmana.
El núcleo primitivo debió de estar asentado en lo alto de
esta colina, donde unas sólidas y poderosas murallas se
erigieron a finales del siglo XII. Su finalidad estratégica
se justifica por el avance cristiano del rey Alfonso VIII de
Castilla que tomó Cuenca en 1177. El objetivo próximo
era la conquista del valle del Júcar, por lo que los almohades se aprestaron a defenderse frente a esas inmediatas
incursiones. En 1211 el mencionado monarca cristiano
conquistó la zona, para perderla sucesivamente y recuperarla definitivamente en 1213.
Con posterioridad, la población se extendió probablemente por la ladera del montículo y comenzó el progresivo
abandono de las zonas altas para extenderse por el terreno que ocupa en la actualidad. Así en el siglo XV se volvieron a hacer nuevas fortificaciones, como consecuencia
de las inestabilidades políticas y problemas que vivió todo
el territorio, quedando perfectamente defendida tanto
por los lienzos primitivos islámicos como por torres que
guardaban el acceso a la población completadas por una
discreta muralla en sabia unión con la orografía del terreno. Esta situación continuó hasta el siglo XIX en el que los
deteriorados lienzos se volvieron a levantar como consecuencia de las guerras carlistas, aunque posteriormente
fueron cayendo por abandono y por la misma pérdida de la
función defensiva de la villa.
Fig. 1: Imagen del recinto (http://www.ayuntamiento.org/jorquera.htm)
202
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: Vista anterior a intervención (García-Sauco Beléndez)
Fig. 3: Planta del conjunto. Proyecto de intervencion (Archivo
del IPCE, Expte. PI0363-03)
DESCRIPCIÓN DEL RECINTO
AMURALLADO
Los restos de muralla islámica objeto de estudio son del siglo XII y están formados por muros de tapia, torres defensivas prismáticas, merlones y almenas rectangulares, todos
ellos formas de edificación militar y defensiva difundidas
por el imperio norteafricano almohade. El espacio que delimita estos restos de muralla es la cima de todo el montículo, hoy terreno abandonado por sus incómodos accesos
con una superficie de unos 14.000 m2 (allí tuvo que estar
asentado el primitivo núcleo de Jorquera), donde se ubica
actualmente el cementerio.
En varios escritos se hace referencia a dos torres de probable factura cristiana que defendían los accesos al pueblo, la
situada en la parte de la villa o Torre Armez en el extremo
este y la de la Puerta Nueva o Torre de Doña Blanca al oeste. Tan solo se conserva esta última.
El circuito del recinto amurallado tiene forma almendrada,
con elevados lienzos de tapia articulados por sus respectivas torres prismáticas. La parte mejor conservada es la correspondiente al lado norte, quizá por tener adosado en su
interior el aludido cementerio. Cuatro torres y tres lienzos
se levantan con indudable solidez.
Hacia el Noroeste, la muralla hace un quiebro hasta perderse. Es posible que aquí existiera una puerta de la que
hoy no hay restos. Después el muro vuelve a recuperarse
con una nueva torre, delimitando toda la zona occidental
con una acusada curva hacia el suroeste, donde edificaciones adosadas a las faldas de los muros ocupan primitivos
restos y donde de nuevo aparecen dos torres. El muro del
lado sur ofrece dificultades en su contemplación al tener
construcciones del casco urbano. Hacia el Este, la muralla
se pierde para volver en el Noreste con resto de otra torre
y un tramo de pared bien definida que enlazaría con lo que
describíamos al principio. El recinto se completa en su parte más baja con otro tramo de muros levantados durante
las guerras carlistas.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
203
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: Paramentos del lienzo norte
Fig. 6: Paramentos
Fig. 7: Detalle de tapia con agujas
ESTADO PREVIO A LA INTERVENCIÓN
Descripción de los restos
La muralla se encontraba parcialmente conservada, siendo
el tramo norte el mejor preservado. En el tramo sur, que
sirve de límite entre el cerro y el casco urbano y que tiene
una longitud de unos 150 m, había tramos completamente
desaparecidos y no quedaban prácticamente vestigios de la
línea de almenas, a excepción de alguno en estado de gran
deterioro en las dos torres. Al Noroeste, queda un tramo de
unos 35 m con restos de otra torre y almenas. Al Noreste
queda también otro lienzo de unos 30 m con muy mala
204
conservación y apenas la cimentación de una torre. Tanto
en este tramo como en el Noroeste la anchura es de 1,15 m,
con una coronación almenada de 45 cm, destinándose la
diferencia de ambas a camino de guardia.
Materiales y técnicas constructivas empleados
en la fábrica
La muralla está construida de un hormigón de argamasa de cal, piedras y tierra parda de la zona, sentada sobre
una base de piedra caliza, en muchos casos excavada por
la erosión. En el tramo noroeste, donde los muros poseen
un espesor algo menor (85 cm), las agujas parecen tener
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER CASTILLA PASCUAL y ANA BELÉN REy PÉREz | mURALLAS DE JoRqUERA (1982-1983)
Fig. 9: Estado final del lienzo norte
continuidad atravesando el muro (por lo menos se aprecian algunos agujeros continuos) mientras que en el tramo
noreste se aprecian las soluciones características de medias
agujas clavadas y no recuperables (que se pueden apreciar
con claridad en el interior de los huecos). La ausencia de
indicios de juntas verticales parece indicar el uso de encofrados corridos, en vez de un molde desplazable como corresponde a la construcción popular.
Criterios de intervención
La importante erosión de la piedra caliza sobre la que se
asienta obligó a que la primera medida para garantizar
la conservación fuera el recalce de los puntos en que la
cimentación faltaba o estaba deteriorada. Las grietas se
rellenaron con hormigón de cal, piedra y tierra del lugar,
encofrado en los puntos necesarios y acabado según la terminación original (esto se realizó mediante la ejecución de
muestras a supervisar por la dirección facultativa, de las
que no consta documentación). Tal como indica la memoria del proyecto: «Al no ser piedra sino argamasa el material
constitutivo, no consideramos efectivo el grapado de las grietas». En cuanto a las almenas, el criterio consistió en no
reconstruir las que estaban definitivamente desaparecidas
y consolidar las existentes. La muralla se reconstruyó en
distintas zonas, con su anchura original, hasta la altura de
la base de las almenas. Finalmente, las torres se zuncharon
en su coronación con hormigón armado.
NOTAS
De estos restos y de la peculiar forma en que se ha deteriorado
su coronación parece deducirse que la primitiva línea de almenas fue recrecida en época más reciente.
1
Las imágenes sin créditos pertenecen a Francisco Castilla Pascual.
BIBLIOGRAFÍA
CASTILLA PASCUAL, Francisco J. (2006): «La técnica del tapial en
la construcción tradicional de la provincia de Albacete». Revista
Zahora nº45 (número monográfico). Diputación Provincial de
Albacete. Págs. 42-43. (Se puede encontrar también en: http://
www.dipualba.es/publicaciones/varias/Zahora/zahora.html
GARCÍA-SAÚCO BELÉNDEZ, Luis G. (sin fecha): Jorquera: Patrimonio Histórico Artístico
MADOZ, Pascual (1847): Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Voz JORQUERA.
T. IX. Madrid
OLMEDO BENÍTEZ, M. (sin fecha): Proyecto de Intervención. Archivo del Instituto del Patrimonio Histórico Español. EXPEDIENTE IPCE_PI 0363_03
Relaciones topográficas de los pueblos de España. Jorquera.
Marzo 1579. Biblioteca de El Escorial. T. V. Fols 625-629 (3)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
205
CASTILLO DE LA MOLA,
NOVELDA (1983-2008)
Lidia García Soriano
El castillo de la Mola se sitúa sobre la meseta superior del
monte homónimo, bordeada en su vertiente norte por el
cauce del río Vinalopó, a pocos kilómetros de la ciudad de
Novelda, situado estratégicamente para el dominio del
territorio (fig. 1). Se trata de una fortificación de origen islámico, posiblemente almohade (finales del siglo XII o principios del XIII), con una planta poligonal irregular configurada por lienzos de muralla con seis cubos cuadrangulares
y una torre interior exenta de forma cuadrada, construidos
con tapia. Tras la conquista cristiana a mediados del siglo
XIII se realizaron diversas intervenciones hasta el siglo XV,
en las que se configuró la puerta principal, el lienzo sur y el
norte, la construcción de algunas estructuras domésticas
en el interior del castillo y la singular torre triangular en el
extremo noreste de la fortaleza (fig. 2). En estas intervenciones, además de la utilización de la tapia como técnica
constructiva, se emplearon también otras técnicas como la
mampostería y el sillarejo.
El conjunto arquitectónico del castillo de La Mola fue
declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional en 1931. Puesto que las diversas administraciones,
tanto nacionales (Ministerio de Cultura) como autonómicas (Diputación Provincial de Alicante y Conselleria de
Cultura) y locales (Ayuntamiento de Novelda), han sido
conocedoras del valor de este conjunto fortificado, en estos
últimos treinta años se han llevado a cabo diversas actuaciones de restauración de estas estructuras de tapia, que
serán analizadas a continuación.
Fig. 1: Vista actual del castillo de la Mola en Novelda desde el Sur
206
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: Planta del castillo de La Mola extraída de la «Guía del
Castillo de la Mola y del Santuario de Santa María Magdalena,
Novelda» (1989)
EL SISTEMA CONSTRUCTIVO. LA TAPIA
Tras los diversos trabajos realizados en el castillo para el
estudio del sistema constructivo del mismo ha sido posible
identificar diversas variantes de tapia. Se trata de tapias
que incorporan cal, reconociendo tres variantes constructivas: la tapia de hormigón de cal y dos variantes diversas
de tapia calicostrada, correspondiendo una al periodo islámico y la otra al cristiano.
La tapia de hormigón de cal es de construcción musulmana
y se detecta en la torre Cuadrada. Está compuesta por una
mezcla de grava, arena y cal en toda la masa, con granulometría variable y tapiadas de una altura aproximada de 0,85 m.
La tapia calicostrada de construcción musulmana se localiza
en la cerca perimetral y en los cubos adosados a esta. Se trata
de un muro compuesto por dos capas externas de grava, arena y cal de unos 15-25 cm y un relleno interior de tierra (250
cm aprox) apareciendo entre las sucesivas tongadas una fina
capa de cal. En cambio la tapia calicostrada de construcción
cristiana, similar a la anterior, es de peor calidad, puesto que
el relleno interior del muro no contiene cal. Se detecta en
algunas zonas de los lienzos de la muralla.
PROYECTOS DE INTERVENCIÓN Y
ACTUACIONES EN EL CASTILLO
El castillo de la Mola ha sido objeto de diversos proyectos
de intervención desde principios de los años ochenta hasta la actualidad1. En el año 1983, la Dirección General de
Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas del Ministerio de Cultura encargó un proyecto de intervención a D. Ramón Valls
Navascués. Se trata de un proyecto en el que se proponía
la reconstrucción de las murallas y la actuación también
en las dos torres, pero esta obra nunca llegó a ser contratada. Posteriormente, en 1985, con el traspaso de competencias a las comunidades autónomas, es la Conselleria
de Cultura - Direcció General de Patrimoni Artístic de la
Generalitat Valenciana quien encargó la dirección de las
obras al arquitecto D. José Ibars Pérez, presentando éste
un nuevo proyecto de intervención que fue aprobado por la
Dirección General en mayo de 1987, titulado «Proyecto de
consolidación y restauración del recinto amurallado, torre
Triangular y Cuadrada del Castillo de la Mola, en Novelda».
Las obras se iniciaron en 1990 pero en 1992 se realizó la
recepción negativa de las mismas, puesto que la empresa
constructora llevaba casi un año con los trabajos paralizados y en agosto de ese mismo año se rescindió del contrato.
Unos años más tarde, en 1994, D. José Ibars Pérez junto
con D. Santiago Valera Botella redactaron un proyecto de
intervención del castillo que afectaba a toda su extensión
y que por limitaciones presupuestarias no pudo llevarse a
cabo en su momento. Dadas las dificultades económicas
para abordarlo en toda su amplitud, seis años más tarde
se segregaron y ampliaron las actuaciones centradas en la
zona sur y levante de la cerca, que se aprobaron en el año
2000. El «Proyecto de Restauración del Castillo de la Mola,
Novelda (2º Fase)» fue realizado durante 2001 y 2002,
con ayuda del convenio entre la Conselleria de Cultura y
la Diputación de Alicante firmado en 1998. Finalmente en
2008 se redactó el «Proyecto básico y de ejecución de restauración, Castillo de La Mola, 3ª fase» por el arquitecto
Santiago Varela en el que se proponía la intervención en
el resto de la fábrica (norte y oeste) y en las dos torres, la
Cuadrada y la Triangular .
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN Y
CRITERIOS EMPLEADOS
Técnicas constructivas
A pesar de que el análisis se centrará en las intervenciones
llevadas a cabo desde los años 80, existen también en el castillo intervenciones anteriores de las décadas de los sesenta
y setenta, de las cuales no se tiene apenas documentación,
aunque sí se pueden conocer por la experiencia directa con
el edificio. Se trata de intervenciones en las que se empleó
la mampostería para la reintegración de las oquedades en
los muros, dejándola vista o en algunos casos enluciendo las
superficies con mortero de cemento en el que se reproducen
los mechinales de forma poco fiel a la realidad (fig. 3).
En las diversas actuaciones posteriores se optó por mantener la técnica constructiva original, la tapia, en las intervenciones de recrecido de los muros y de cajeados en las superficies. En el proyecto inicial de principios de los años 80
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
207
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Vista de una de las zonas intervenidas en las décadas anteriores a los ochenta. Enlucido con mortero de cemento y
reproducción de los mechinales
Fig. 4: Vista actual del lienzo sur en la que se distinguen dos intervenciones: la obra de principios de los 90 a la izquierda de la imagen
y la de principios del 2000 a la derecha, trabadas entre sí con una junta escalonada que corresponde a las diversas tapiadas. Se
observan también las agujas perdidas de los encofrados
de Ramón Valls Navascués ya se exponía que la propuesta
es la «(…) demolición de lienzos de muralla degradados, creando arranques para restauración de los mismos hasta la cota señalada en cada caso, con tapial de hormigón bastardo dosificado, 200 kg de cemento y 40 Kg de cal, árido del 12, consistencia
blanda y resistencia característica de 100 kg/cm2, distribuida
en tongadas de ritmos semejantes a las existentes con encofrados de tablones atados con tablas perdidas» (PI 0987_02). A
pesar de que esta intervención no se llevó a cabo, en el proyecto posterior de José Ibars Pérez (1985) se mantuvo la
propuesta de intervenir con la técnica de la tapia, añadiendo cemento a la masa y rechazando las actuaciones de las
décadas anteriores con mampostería: «Las patologías han
intentado frenarse mediante recrecidos de mampostería sobre
el muro de tapial y chapado en su base, tapando las abundantes coqueras que dejan al exterior el núcleo central de tierra. Si
conceptualmente este proteger del exterior la masa central de
tierra es el único método para frenar las patologías, la técnica
utilizada hasta ahora, la mampostería, difiere y contrasta con
la original. En nuestra actuación utilizamos el mismo concepto
pero con diferente técnica: volvemos a utilizar el tapial evitando
así manifiestas incompatibilidades» (PI 87/9).
La utilización de la técnica original en las intervenciones
fue una propuesta constante en todos los proyectos (fig. 4).
No obstante, a pesar de que la técnica constructiva es la
original, los materiales empleados no son exactamente los
mismos, y se incorporó cemento a la masa, quizá con la
idea de que este nuevo material mejoraría las prestaciones del muro. Así, en el proyecto de 1985 se especificaba
208
la dosificación para las tapias y se exponía que «la mezcla
de la masa del tapial (cemento, cal y arena) se colocará en las
tapiadas ligeramente humedecida en tongadas que no superen
los 10 cm de espesor, apisonándose hasta que la mezcla quede
homogénea y que una delgada capa de cal se deposite en contacto con la tapiada, de tal forma que al desencofrar aparezca un
paramento de textura fina» (PI 87/9) proponiéndose una dosificación de 1:1:6. Los proyectos posteriores, del año 2000
y 2008 fueron de alguna manera sucesores del anterior y
así lo especificaban: «El presente proyecto como segunda fase,
viene en cierto modo condicionado por el precedente y las obras
a las que dio origen» (00-0012-PA). En estos proyectos la
dosificación varió a 1:1:4 pero el sistema constructivo se
mantuvo (fig. 5). Este conocimiento de los proyectos anteriores queda explícito en uno de los textos del arquitecto:
«Para la restauración de las murallas se aprovechó la experiencia adquirida en la etapa precedente, durante los años ochenta,
cuando se procedió a la reconstrucción del tapial mediante técnicas artesanales. (…) Los resultados, hay que reconocer, fueron
poco afortunados, aparecieron numerosas fisuras por retracción
que, en pocos años y de manera evidente, han dañado estas
fábricas repuestas. Una autocrítica respecto de los resultados
escasamente alentadores obtenidos en aquella intervención nos
llevó a la conclusión de cambiar el sistema de materiales, y a
emplear hormigón en masa elaborado en central; de baja resistencia y con aditivos. Para el recrecido y los rellenos se ha vertido la masa en tapiadas formada de madera nueva, con despiece
similar a las originales, sujetas mediante agujas de madera que
han quedado incluidas en los muros» (Varela 2004).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LIDIA gARCÍA SoRIANo | CASTILLo DE LA moLA, NoVELDA (1983-2008)
Fig. 5: Vistas de una de las torres antes y después del «Proyecto de Restauración del Castillo de la Mola, Novelda (2º Fase)» realizado
durante 2001 y 2002 (izquierda: imagen del expediente 00-0012-PA, derecha: imagen de la autora)
El punto de encuentro entre el material original y el propio
de la intervención configuró el detalle constructivo propio
de la actuación. En todas las intervenciones analizadas se
optó por la ejecución de estas uniones con «colas de milano»
(fig. 6), que de algún modo requieren de demoliciones parciales en las superficies de los muros para poder ejecutar
estas uniones, y así se especifica en las memorias: «para el
cajeado eliminaremos la cara externa de de los muros degradados, dejando el paramento sobre el que apoya el tapial liso y
vertical, en el que practicaremos rozas cada 85 cm, a nivel de
los mechinales, para trabar la obra nueva y la vieja» (PI 87/9).
Criterios de intervención
Otro aspecto fundamental que se debe analizar en estas
actuaciones son los criterios de intervención. En primer
lugar el criterio seguido en todas las actuaciones persiguió
el respeto de las diversas fases de construcción del edificio aunque con una voluntad prioritaria de poner en valor
y enfatizar la construcción musulmana para recuperar la
imagen primitiva del castillo. Así, se definió textualmente
que «se va a restaurar primordialmente el recinto almohade, sin
que ello signifique la eliminación de los restos de épocas posteriores, que en ningún caso se potenciarán, devolviéndole su ima-
gen primitiva y valorando al edificio como monumento (…) En
todo el conjunto de las restauraciones evitaremos desdibujar la
obra original, permitiendo a futuros investigadores una lectura
histórica del castillo» (PI 87/9).
En todas estas actuaciones se propuso la reconstrucción
parcial de las partes faltantes. En el proyecto inicial de
1985 el criterio de reconstruir solo las partes de las que se
tuviera constancia es claro y se exponía que «(…) en aquellos
casos en que no se pueda insinuar su existencia, tal es el caso de
la esquina sur-este, hoy desaparecida y tapada por la carretera,
o la puerta posiblemente existente en la parte oeste junto a la
torre triangular, se dejará insinuada mediante grandes escalones de hormigón que sujetando y cerrando el conjunto dejen lectura de lo desaparecido» (PI 0987.02). Se empleó el recurso
del escalonamiento de los muros en aquellos puntos en los
que la traza original desaparecía. En este proyecto inicial ya
se manifestaba la voluntad de conseguir la reconstrucción
volumétrica de los lienzos de muralla: «se pretende con este
proyecto consolidar la ruina existente, ordenando los volúmenes
actuales de tal manera que completándolos en las formas, cuya
lectura se deduce de lo existente, no se altere sustancialmente el
aspecto, ni el color, ni el carácter romántico y conocido de este
tipo de construcciones, y de esta en particular» (PI 0987.02).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
209
CASoS DE ESTUDIo
utilizaremos unos cajeados de tapial, previa eliminación de las
partes dañadas» (PI 87/9), y este criterio fue seguido también en las actuaciones posteriores, diferenciando perfectamente la cota a partir de la que empieza a reconstruirse el
muro con una línea horizontal clara va adaptándose escalonadamente a la altura de los restos (fig. 7). Esta línea horizontal se consiguió con la colocación previa de un berenjeno
de madera, posteriormente extraído tras el fraguado del
material, que permitía crear una línea de sombra y diferenciar visualmente el nivel original y los recrecidos fruto de la
restauración (Varela 2004).
Por tanto, todos estos proyectos persiguieron el criterio
de distinguibilidad de la actuación, proponiendo intervenciones identificables, sin renunciar en cualquier caso a la
integración cromática de la fábrica original con la nueva
construcción.
ESTADO ACTUAL TRAS LAS
INTERVENCIONES
En la actualidad es posible encontrar algunas patologías
causadas por las intervenciones. En las actuaciones de los
años sesenta y setenta con enlucidos de mortero de cemento es posible apreciar las humedades que afectan a la base
de los muros, que en algunos casos han derivado en la aparición de eflorescencias por sales disueltas.
Fig. 6: Croquis de la propuesta de cajeado de los muros con
«colas de milano» y recrecido de las zonas de coronación
desaparecidas (dibujos elaborados a partir de la documentación
del expediente PI 87/9)
Fig. 7: Imagen de la puerta sureste de entrada a la fortaleza
después de la intervención de los años 2000
En algunos lienzos las actuaciones se extendieron en toda
la superficie del muro, mientras que en otras zonas la reconstrucción volumétrica se realizó fundamentalmente en
la coronación. En ambas situaciones, la eliminación de las
partes degradadas sobre las que poder asentar (bien en horizontal o bien en vertical) la nueva ejecución es un criterio
seguido en todos los proyectos. En el proyecto de Ramón
Valls Navascués (1983) se exponía: «Demolición de lienzos
de muralla degradados, creando arranques para restauración de
los mismos hasta la cota señalada en cada caso» (PI 0987_02).
De igual modo del proyecto de 1985 se puede extraer que
«para el recrecido del tapial eliminaremos los muros degradados, de tal forma que el recrecido apoye sobre elementos planos
estructuralmente» «para su restauración (de las superficies)
210
En la intervención de principios de los 90 en el lienzo sur,
se detectan pérdidas de material en algunas tapiadas. Éstas
se han desprendido quizá por un fallo en la ejecución de las
uniones entre la nueva construcción y el material original.
Se trata de una patología visualmente importante a pesar
de ser puntual (fig. 8). En cuanto a la reconstrucción de las
coronaciones, puesto que se han ejecutado sin remate específico, se han producido manchas de suciedad importantes por lavado del agua de lluvia, siendo ésta una patología
generalizada en todos los lienzos intervenidos. En algunas
zonas, la construcción de las nuevas tapias en la coronación ha provocado patologías que no existían previamente
a la intervención. Por ejemplo, en la zona este, junto a la
entrada de la fortaleza, la construcción de la nueva coronación ha afectado a la zona sobre la que apoya. Es posible
que el agua que pueda ser filtrada por estas nuevas tapias
construidas con cemento en la masa, al entrar en contacto
con el muro inferior, construido fundamentalmente con
tierra, haya provocado el desprendimiento progresivo de
la costra superficial, dejando expuesta la zona interior del
muro (fig. 5).
En cualquier caso, a pesar de estas patologías puntuales,
es posible decir que las diversas intervenciones realizadas
desde los años ochenta han contribuido a recuperar poco
a poco el volumen original del edificio, conservando y respetando en mayor o menor medida los restos existentes.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LIDIA gARCÍA SoRIANo | CASTILLo DE LA moLA, NoVELDA (1983-2008)
Fig. 8: Vista actual del lienzo sur en el que se han desprendido algunas tapiadas propias de la intervención de principios de los años 90
REFLEXIONES
Tras el análisis de estas intervenciones es posible extraer
unas breves conclusiones. A pesar de que entre el primer
proyecto analizado y el último han transcurrido veinticinco años, es posible afirmar que no existen entre ellos cambios sustanciales en cuanto a los criterios de intervención y
a las técnicas constructivas propuestas. Quizá ello es debido a que los proyectos más actuales son de alguna manera
ramificaciones del proyecto inicial de 1987, y este a su vez,
tiene mucha relación con el primer proyecto del Ministerio
de Cultura de 1985, puesto que la Conselleria de Cultura de
la Generalitat Valenciana disponía de una copia del mismo.
Se trata de intervenciones que, a pesar de ser distantes en
el tiempo, siguen unas líneas guía que se mantienen constantes en todos los proyectos.
En cuanto a las técnicas constructivas, todas las intervenciones que ha tenido el edificio desde los años ochenta se han
realizado con el empleo de la técnica constructiva original,
aunque con la incorporación de nuevos materiales a la masa,
el cemento. El empleo de la misma técnica constructiva responde además de la búsqueda de compatibilidad material y
estructural, con el criterio seguido de compatibilidad estética y cromática entre las partes nuevas y las antiguas.
Respecto a los criterios de intervención, el criterio fundamental que ha guiado estas actuaciones ha sido la búsqueda de
la imagen original de la fortaleza, la vuelta al estado original
del edificio en el periodo inicial de su construcción, lo que ha
llevado a realizar actuaciones de reconstrucción (parcial en algunas zonas y casi total en otras) de las zonas desaparecidas.
NOTAS
Para el análisis de las intervenciones se ha trabajado con los
proyectos originales recogidos en el archivo del IPCE, el Archivo
Central del Ministerio de Cultura y en el Archivo de la Generalitat
Valenciana
1
BIBLIOGRAFÍA
AA.VV. (1989): Guía del Castillo de la Mola y del Santuario de Santa María Magdalena, Novelda. Ed. Excelentísimo Ayuntamiento
de Novelda. Monforte del Cid, Alicante
AA.VV. (2007): «Proyecto de restauración del castillo de La Mola.
2ª Fase» en Praxis edilicia. 10 Años con el Patrimonio Arquitectónico, p.200-205. Valencia, Ediciones Generales de la Construcción D.L.
ABAD NAVARRO, E. (1928): El castillo de La Mola de la Ciudad
de Novelda. Murcia
Expedientes del Archivo del Instituto de Patrimonio Cultural de
España (IPCE): PI 0987-02
Expedientes del Archivo Central del Ministerio de Cultura: 6741-exp 5
Expedientes del Archivo de la Generalitat Valenciana: 93/0014/
PA; 00/0012/PA; 661/08; A-0661/08; PI 87/9; A-148/93; A-122/00
VARELA BOTELLA, S. (2004): «El recurso a la proporción. Restauraciones en la muralla y puerta medieval. Castillo de la Mola,
Novelda, Alicante» en 2ª Bienal de la restauración monumental.
Vitoria-Gasteiz, Fundación Catedral Santa María
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
211
MURALLA DE NIEBLA, HUELVA
(1984-2008)
Jacinto Canivell y Amparo Graciani
La ciudad de Niebla es una de las pocas urbes españolas
que conserva casi intacto el perímetro completo de sus
murallas, declaradas BIC en 1945. El trazado actual se considera del período almorávide (1090–1145 d.C), aunque
hay autores que la sitúan en época almohade (1147–1212
d.C.). En la actualidad, el recinto amurallado tiene unos
2 km de extensión flanqueado con 47 torres, encerrando
una superficie de aproximadamente 16 hectáreas y realizado casi completamente en fábrica de tapia monolítica
(lienzos) o encadenada (torres).
INTERVENCIONES
Estas murallas han sido alteradas históricamente en diversas ocasiones y restauradas desde principios del S. XX,
arrojando en general resultados poco duraderos. Posteriormente, a partir de 1980 se inicia un programa de restau-
ración fraccionado en fases debido a la gran extensión del
recinto. En la tabla 1, basada en el estudio de Canivell &
González (2012), se refleja la secuencia de fases, agentes y
técnicas de intervención.
CRITERIOS Y TÉCNICAS EMPLEADAS
A partir de 1980, el programa integral de restauración, dirigido inicialmente por Ismael Guarner, planteó manejar
técnicas y materiales similares para procurar una semejanza de colores y texturas, dentro de una cierta diversidad
de resultados (Guarner 1987). El criterio de intervención
no se enfocó hacia la conservación integral, pues por un
lado no existían técnicas de reparación adaptadas a tal fin
para las fábricas de tapia y además el estado de deterioro
estaba muy avanzado. Aunque la recuperación selectiva
pudo haber sido una opción, finalmente se decidió envol-
Fig. 1: Restauración de la fase 5, entre las torres 35 a 47 (1992)
212
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
TECNICAS DE RESTAURACIÓN EMPLEADAS
EXTERNAS
MATERIALES
LA
ADARVE
PARAMENTO
PREVIOS
1957
Eliminacion de arbolado de
zona ajardinada exterior
Eliminacion de sistemas de
riego jardineria exterior
Demolicion de viviendas
adosadas
Canalizacion perimetral y/o
drenaje de aguas de lluvia
Consolid.
Aplicación de consolidante
e hidrofugante
Sellado interfase con
lechada cal
Reposición de
encadenados pétreos en
torres
Termografia
Anclajes acero
inoxidable en U
Llave metálica,
piedra o cajeado
Tapia una cara
Tapia a dos caras
Cosidos
Reve.
Picado-saneado tapia
original
Capa mortero 25 cm con
armadura metalica
Capa mortero 10 cm con
malla metalica
Cimiento de hormigon
armado
Fase
elemento
Zocalo de hormigon pobre ó
mampuesto
EQUIPO TECNICO
CONSTRUCTORA
Refuerzo de cimentación
con pilotes
INICIO de OBRAS
Restituciones
Cosido de la restitución con
varilla acero inox
BASE
Revoco de tierra-cal
INTERVENCIONES EN
MURALLA DE NIEBLA
Se conocen intervenciones puntuales, previas a la segunda mitad del Siglo XX, en el perimetro de la muralla actual, pero solo referenciadas en estudio arqueológicos e históricos,
siempre adjudicando problemas de disgregacion de material en zonas de la muralla
Arq. Rafael Manzano
Castillo
Torre
1974
1975
homenaje
Constructor:
T7 y T10
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Ismael Guarner
Fase 1
T1aT7
1982
1983
Fase 2
Constructor:
T 7 a T 14
Joaquin Perez Diez SL
Ismael Guarner
1985
Fase 3
T 14 a T 18
Fase 4
Constructor:
T 18 a T 20
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Ismael Guarner
Constructor:
1992
Fase 5
T 35 a T 47
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Ismael Guarner y
Manuel Lopez Vicente
Fase 6
T 26 a T 31
Fase 8 Castillo
Arq. M. Lopez Vicente
Fase 7
lienzos T21-26
Obra emerg.
Constructor:
T23, 24 y T 25
Joaquin Perez Diez SL
Arq. M. Lopez Vicente
Fase 2
Torre 11
2003
Torre 25
PROGRAMA DE RESTAURACIÓN INTEGRAL
Arq. Rafael Manzano
T10 a T11
2010
Constructor
Joaquin Perez Diez SL
ver los restos mediante una nueva cobertura de protección
que homogeneizaba casi totalmente a la fábrica original,
generando así un nuevo perfil que, sin llegar a una reconstrucción, restituía volumétricamente a grandes rasgos el
supuesto estado original (fig. 1). No obstante, se conservaron algunos vestigios del paramento original, fundamentalmente en la fase 3 (ver tabla 1), donde se mantuvieron
muchos tramos e hilos de la fábrica original.
materialmente, se mejoraron y adaptaron algunas técnicas
de restitución y revestimiento. En general, cuando se restituye, se respeta la métrica original y se procura marcar
claramente cada nueva reposición, ya sea por medio de la
diferenciación cromática, por el cambio de textura o incluso por el cambio de planos del paramento (figs. 2 y 5).
Posteriormente, a partir de la fase 7 y más concretamente
de la intervención de 2010, se inició un segundo proceso
de restauraciones, dirigidas por el arquitecto Manuel López
Vicente, con el fin de ir terminando la restauración del perímetro restante. Aunque la restitución aplicada homogeniza parcialmente la fábrica antigua, principalmente entre
las torres 10 y 11, ésta es más quirúrgica y precisa, como
se observa en la torre 25 (fig. 8), línea propiciada también
por la escasez de medios económicos. Además, con el fin
de realizar una restauración más compatible conceptual y
Es importante puntualizar el carácter pionero de las técnicas propuestas en las primeras fases, pues fue la primera vez que en la Península Ibérica se restauraba tal
volumen de tapia en tal mal estado, por lo que, unido a
la pérdida del oficio de tapiador, fue necesario desarrollar
ex profeso novedosas estrategias, aunque actualmente algunas se han demostrado incompatibles. En las primeras
fases (Fases 1 a 6), siguiendo el criterio inicial de actuación, la técnica de restauración empleada consistió en la
protección del lienzo mediante la realización de una res-
Técnicas empleadas
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
213
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 2: Vista de la restitución selectiva entre las torres 10 y 11
Fig.3: Detalle del proyecto de consolidación entre las
torres 10 y 11 (Manuel López Vicente 2009)
titución de cajones de tapia a una cara, con un espesor
de 25 a 150 cm. Aunque con posterioridad se realizaron
ciertos ensayos sobre las fábricas de tapia, no se verificó
la idoneidad material de las tierras del lugar y ni de la
dosificación propuesta. Para tal fin solo se llevaron a cabo
ciertos sencillos ensayos organolépticos in situ, para verificar el contenido óptimo de humedad así como otras
cuestiones de acabado. Con ello, la nueva masa de tapia
estaba formada por tierra del lugar (sin cascote cerámico,
pues originaban coqueras), áridos y aglomerantes, según
la siguiente dosificación (Guarner 1987):
dejando las cabezas como testimonio. Actualmente, se
puede comprobar cómo esta decisión no fue completamente acertada, pues generan puntos de filtración y acumulación de agua, así como erosiones diferenciales. Para
asegurar la adherencia de la tapia, se confió en la propia
rugosidad del paramento limpio y saneado, pero se suplementó mediante el empleo de un sistema mixto de
patillas metálicas abiertas, cajeados de 30 x 30 cm, en los
que se introducía una mezcla más rica en cemento e incluso llaves de piedra (Guarner 1991). Toda la restitución
se apoyó sobre un nuevo zócalo de mampostería recibida
con mortero de cal y se protegió con una capa de mortero
hidrófugo de 10 cm con mallazo de gallinero y pendiente.
Sin embargo esta capa no cubría el adarve por completo,
ya que se procuró una mínima alteración sobre el perfil de
la muralla. Nuevamente, esta decisión ha podido ser un
factor importante en el desarrollo de las actuales lesiones
en ciertos tramos restituidos.
• 3 partes de tierras rojiza arcillosa-arenosa tomada del lugar
• 3 partes de garbancillo lavado y seleccionado de tamaño máximo
20 mm
• 2 partes de tierras arenosas, para mezclar
• 2 partes de cal bien apagada de canteras de la zona
• 1 parte de cemento pobre (P-350, equivalente al actual CEM I
42,5 R)
El módulo adoptado para los cajones no se ajustó exactamente al original, así como tampoco la secuencia vertical de los hilos de tapia. Se emplearon tapiales (0,9 x 2,5
m) y agujas de madera que finalmente fueron cortadas,
214
En las intervenciones posteriores al 2003, una vez asimilados los errores cometidos en las fases anteriores, se
observa un mayor desarrollo y precisión de las técnicas de
restauración. Destaca la intervención entre las torres 10 y
11, proyectada en 2009 debido al colapso de la restitución
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JACINTo CANIVELL y AmPARo gRACIANI | mURALLA DE NIEBLA, HUELVA (1984-2008)
de 1982, originada por problemas de estabilidad y adherencia de la nueva tapia, agravado por las filtraciones de
agua en la interfase desde el adarve y por la oxidación
de las patillas metálicas abiertas que Manzano y Guarner
(1987) habían planteado en la década de los 70 y 80. Por
ello, la intervención trató de corregir los graves problemas de adherencia y consolidar el resto del paramento.
Así, en la mitad Este se volvió a restituir la tapia a una
cara, mientras que el resto se consolidó mediante un cosido estático de varillas inclinadas de acero inoxidable
de 8 mm de diámetro, perforando previamente sobre
las agujas de la anterior restauración (figs. 3 y 7). Para
asegurar la adherencia de la nueva tapia se emplearon las
mismas varillas en «U» ancladas a tresbolillo mediante un
mortero polimérico (fig. 4), que de forma similar también
fueron empleadas previamente en el Castillo de Paderne
(Portugal). En esta ocasión, la restitución tuvo en cuenta las particularidades constructivas de la tapia original,
ya que se respetaron los ritmos de los hilos, así como los
módulos de los cajones árabes. Asimismo, cuando fue
posible, se conservaron ciertos vestigios de los haces exteriores del lienzo original (fig. 2). La nueva tapia se compactó por medios manuales y se dosifica con los mismos
Fig. 4: Compactación de un cajón junto con varillas en «U»
(Manuel López Vicente 2003)
Fig. 5: Detalle de la zona restituida, a la izquierda, y la
consolidada, a la izquierda. Restauración del 2010
Fig. 6: Detalle de los zócalos erosionados entre las torres 10 y
11 (Manuel López Vicente 2010)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
215
CASoS DE ESTUDIo
RESULTADOS DE LAS TÉCNICAS
Actualmente, en las dos primeras fases (torres 1 a la 14), el
grado de deterioro de las restauraciones es elevado, pues se
presentan graves lesiones superficiales y materiales (descohesiones, erosiones, pérdidas de masa y suciedades), lo
que demuestra que las técnicas no han sido las óptimas,
unido a un mantenimiento inexistente. Sin embargo, en
las fases 3 a la 6, se solventaron algunos problemas y, aunque separadas por varios años, su estado de conservación
es considerablemente mejor, aun cuando el criterio técnico
es similar.
Por otro lado, las restauraciones de la última década muestran un buen estado de conservación, por lo que será necesario que con el tiempo se confirme la compatibilidad y
durabilidad de los cosidos y anclajes metálicos (figs. 4 y 7),
aun cuando en muchas otras restauraciones se ha declinado el uso de materiales con propiedades tan diferentes a
las de la tierra. De igual manera sería necesario comprobar
la evolución y eficacia de la consolidación mediante silicato
de etilo (aplicado en la torre 11), que es una práctica común
en esta región durante la última década.
Fig. 7: Instalación de las varillas de cosido estático
materiales –tierra del lugar, cal hidráulica, arena rubia y
gravilla- pero en esta ocasión se verificó el contenido de
finos por medio del ensayo según el PIET-70, pudiendo
así establecer la dosificación aproximada de cal.
Como en anteriores intervenciones la protección del adarve se había demostrado insuficiente, se sustituyó por una
nueva solera de hormigón de cal de mayor espesor (20 cm),
que fue terminada con una pintura a la cal, a fin de prolongar su durabilidad. Previamente, se inyectó desde arriba una lechada de cal hidráulica para colmatar los huecos
detectados mediante tomografía (López Vicente 2009). La
base de todas las restituciones se protegió con un nuevo
zócalo de mampostería, que en el área consolidada tuvo
que ser ejecutada mediante bataches. En los tramos donde
no se restituyó la tapia, una vez aplicado el cosido ya descrito, se homogenizó y protegió mediante un revoco de tierra del lugar y cal (fig. 5). Finalmente, con el fin de subsanar
medidas anteriores y evitar posibles lesiones, se procedió a
ocultar y proteger todas las agujas bajo un pequeño emparchado cuadrado de mortero de cal -6 x 6 cm-, que contrasta
con el paramento rojizo y marca así de la misma forma la
antigua secuencia de agujas, aunque posiblemente estas
siempre estuvieron ocultas bajo encintados o falsos despieces (fig. 5).
216
En general, se observa que muchas bases de los paramentos sufren recurrentemente filtraciones desde el trasdós, lo
que ha originado una descohesión y la consecuente pérdida
progresiva de masa que, a falta de mantenimiento, terminará por socavar y debilitar muchas de las bases, aún cuando existen zócalos (fig. 6).
REFLEXIONES
Las primeras intervenciones, aun asumiendo sus carencias
y errores técnicos, procuraron la recuperación de la fisonomía original de la muralla, al mismo tiempo que, dada su
gran extensión, supusieron un nuevo orden en una trama
urbana algo caótica, donde la muralla había perdido su protagonismo, empañada por el caserío adosado y por potentes estratos de relleno. De esta forma, Niebla redescubrió
su fachada hacia el río Tinto, el castillo vio renovada su
funcionalidad y se generaron importantes espacios públicos junto al recorrido de los lienzos.
Desde el punto de vista técnico, las estrategias han ido
mejorando progresivamente la respuesta, aunque cada
vez la escala de lo intervenido es menor, más precisa y
acorde con la tapia original (fig. 8). No obstante, aún es
necesario verificar varias soluciones constructivas. Por
un lado, la adherencia de la tapia a una cara sobre un
paramento casi vertical es compleja y difícil de afianzar
a largo plazo, puesto que este tipo de fábricas no responden bien al esfuerzo cortante, por lo que si no están debidamente apoyadas sobre una superficie horizontal só-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JACINTo CANIVELL y AmPARo gRACIANI | mURALLA DE NIEBLA, HUELVA (1984-2008)
Fig. 8: Detalle de la torre 25 parcialmente restituida y de los lienzos conservados (2003)
lida, toda la estabilidad dependerá de una cuestionable
adherencia y del cosido, más aún cuando se restituyen
cajones de tapia tan esbeltos. Asimismo, la cara interior
permanece casi inaccesible, o no es posible intervenirla
adecuadamente para atajar las recurrentes lesiones de
filtración. Por ello, mientras que no se acometa la creación de un espacio accesible en la cara interior de la muralla, ya establecido por el Plan Especial de Protección
de 2011, gran parte de los procesos patológicos actuales
seguirán siendo recurrentes.
BIBLIOGRAFÍA
CANIVELL, J. & GONZÁLEZ, A. (2012): Muralla de Niebla: un caso
de estudio para la conservación del patrimonio monumental andaluz. Actas del Congreso Internacional Terra 2012. Lima: Pontificia Universidad del Perú
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Niebla, Huelva. La Tierra como material de construcción. Monografía Nº385/386. Instituto Eduardo Torroja. pág. 57-62. Madrid:
CSIC. Ministerio de Cultura
GUARNER G., ISMAEL (1991): Muralla de Niebla. Actas de las jornadas sobre restauración y conservación de monumentos. Madrid: ICC Eduardo Torroja
LÓPEZ VICENTE, M. (2009): Proyecto de obras de consolidación en la Muralla de Niebla. Ayuntamiento de Niebla
LÓPEZ VICENTE, M. & HERRERA MARMOL, F. (2011): Plan Especial de Protección de Niebla. Ayuntamiento de Niebla
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
217
MURALLA DE SEVILLA (1984-2008)
Jacinto Canivell y Amparo Graciani
LAS INTERVENCIONES
Los tramos emergentes de la muralla islámica de Sevilla
que, construida en obra de tapia entre los siglos XI-XIII
y reformada en sus puertas en época renacentista que se
conservan hoy, –después de que en el siglo XIX se derribara parte de ella–, han sido objeto de seis intervenciones
entre 1984 y 2008, a las que habría que sumar actuaciones
puntuales sobre sectores embutidos como medianeras en
otras edificaciones, generalmente de carácter doméstico.
Las intervenciones más significativas se han realizado en
los tramos de la Macarena, el Jardín del Valle, la Casa de
la Moneda y el Callejón del Agua, sumándose a ella, la
acometida en la Torre del Oro.
Estas siete actuaciones, así como el equipo técnico, la
constructora y las técnicas de restauración aplicadas para
la conservación de sus fábricas de tapia, se recogen en la
tabla inferior.
CRITERIOS Y TÉCNICAS EMPLEADAS
Todas estas intervenciones se desarrollaron conforme a
los principios de conservación e intervención mínima. Por
ello, y no encontrándose la estructura en un estado crítico,
las medidas ejecutadas –limitadas a la eliminación de los
elementos extraños y añadidos (morteros, revocos o cu-
TÉCNICAS DE RESTAURACIÓN EMPLEADAS PARA FÁBRICAS DE TAPIA
EXTERNAS
MATERIALES
ADARVE
PARAMENTO
Arq. García-Tapial y
1984
1986
Cabeza Méndez
Tramo Macarena
Arco de Macarena
Joaquín Pérez Díez SL
Arq. García-Tapial y
Cabeza Méndez
Fase 2
Tramo Macarena
zona Este
Constructor:
Arco de Macarena
Joaquín Pérez Díez SL
Arq. García-Tapial y
Barbacana
Fase 1
Cabeza Méndez
Fase 2
Constructor:
Joaquín Pérez Díez SL
Arq. García-Tapial y
1985
1987
Jardín Valle
Cara exterior
1986
1987
Torre
1987
1988
Jardín Valle
Cara interior
Casa Moneda
Morales Hevia
Constructor:
Joaquin Perez Diez SL
Arq. Morales Hevia
Callejón del Agua
1992
Constructor:
Joaquín Pérez Díez SL
Arq. Caballos Rufino y
Torre del Oro
Borrero Beca
2004
Constructor:
CLAR. Rehabilitación
Arq. García-Tapial
y Sánchez Caballos
Tramo Macarena
zona Oeste
2008
Constructor:
Sanor
218
Barbacana
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Eliminación de rellenos
Acerado y urbanización
Eliminación de vegetación
CanalizaciÓn perimetral,
drenaje
Cons.
Aplicación de consolidante
e hidrofugante
Consolidaicón con
inyección de lechada
Picado-saneado
fabrica original
Cajeado en tapia
Llave barra acero
inoxidable
Tapia una cara
Fase 1
zona Este
Constructor:
Revestimiento
Cosidos
Tapia a dos caras
Capa mortero de sacrificio
Fase
Tramo
Reconstrucción de
almenado
EQUIPO TÉCNICO
CONSTRUCTORA
Restitución de tapia/piedra
en zócalo
INICIO de OBRAS
Restituciones
Revoco mortero bastardo
BASE
Eliminación de
revestimientos
LA MURALLA DE SEVILLA
Fig. 1: Restauración del tramo de la Macarena, 1984-86
(J. M. Cabeza Méndez)
briciones en el adarve)– apenas distorsionaron la fábrica
original. Cuando ello fue inevitable, se siguieron las recomendaciones de las últimas Cartas del Restauro, dejando
clara evidencia de la fábrica original.
Técnicas empleadas
En las intervenciones que en las décadas de los 80s y 90s
que se realizaron sobre diferentes lienzos de muralla, se
aplicaron principalmente medidas correctoras (restituciones de masa en casos de pérdidas y limpieza de suciedades
y vegetación), además de actuaciones para la integración
urbana de dichos lienzos, y, de manera aislada, algunas
medidas preventivas poco significativas encaminadas a la
protección de la base o el adarve de la muralla.
La restitución de tapia a una cara se realizó mediante una
técnica relativamente novedosa, previamente aplicada a la
muralla de Niebla (1982), que consistió en el picado y el saneado del lienzo afectado, procurando un cajeado mínimo
de 30 cm y la fijación de los encofrados de madera (agujas
de 3x 3 cm de sección), respetando escrupulosamente el
ritmo de los hilos y el módulo almohade, que correspondía
a 2 codos mamuníes (83 cm).
Los autores se afanaron en ser fieles al método constructivo original, en lo que se refiere a los medios auxiliares empleados, la composición de la argamasa y el procedimiento
de compactación. Aunque también propiciado por otras
razones, se emplearon andamios encastrados propios de
la época, conformados por pértigas y pasarelas de madera
ancladas a la fábrica (fig. 1). Partiendo de unos análisis de
caracterización de la fábrica original, a fin de conocer su
resistencia a compresión1 y con el deseo de dejar patente
las restituciones efectuadas (hoy, con la pátina del tiempo inidentificables), la argamasa se dosificó con una parte
de material triturado del derribo del muro (6%), cinco de
Figs. 2 y 3: Restauración del tramo de la Macarena (2008) con
restitución de hilos inferiores y superiores
arena (30%), siete de grava de 25 mm de tamaño mínimo
(41%) y cuatro de cal grasa2 (23%) (García-Tapial & Cabeza
1986, 1988 y 1989), resultando su resistencia algo menor
a la de la fábrica original. Las restituciones se ejecutaron
por tongadas de 10 cm, compactadas manualmente –hasta
la aparición en superficie del agua de amasado– y sin recurrir a ningún elemento (llaves, anclajes o cajeados) para
asegurar o mejorar la adherencia de la restitución sobre la
fábrica original. Como si de una construcción primigenia
se tratase, se procedió a la retirada total de los encofrados
y al corte de la aguja.
La última intervención en la muralla tuvo lugar en 2008
–después de una fase previa de excavaciones arqueológicas– en su tramo este, en el sector de la Macarena, entorno urbano reordenado en fases anteriores. Los lienzos,
erosionados por la exposición prolongada a la intemperie
y a factores antrópicos y con ciertas –aunque no sustanciales– pérdidas de masa, fueron consolidados después de
unos trabajos de limpieza y retirada de la vegetación y la
suciedad (biológica o ambiental) de su superficie, realizada con cepillo de alambre y, en caso de costra, con picado
manual, y del vaciado, casi en paralelo, del paseo de liza
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
219
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 4: Restauración del tramo de la Macarena (2008), reparación de grieta
Fig. 5: Restauración del tramo de la Macarena (1984-86), estado actual de la restitución de tapia
que, por permanecer colmatado, suponía un riesgo para la
conservación de la barbacana.
tándose tierra –arcillas o limos– principalmente por la
inexistencia de canteras de tierra en las proximidades.
El bajo grado de erosión y las relativamente escasas pérdidas de masa permitieron definir los cajones –o en su caso
hilos– que debían ser restituidos en ambas caras. La actuación se inició realizando un doble cajeado; uno, de más de
30 cm de profundidad, para definir un vacío cúbico, y que
seguía la modulación impuesta por el lienzo, y otro, en el
fondo de la cavidad en que habría de penetrar la restitución, con objeto de mejorar el encastre y la adherencia de
las masas.
Para reparar las grietas, por su escaso ancho y por no evolucionar éstas en tamaño, se optó por el relleno sin cosido,
empleando mortero de cal y material de derribo o nuevos
bloques realizados según la dosificación referida (fig. 4).
Tras eliminar la suciedad superficial y las costras, quedando
abierto el poro, la consolidación de los lienzos concluyó con
la aplicación de silicato de etilo3 en todos ellos.
El encofrado a una cara se montó sobre agujas de madera ancladas en mechinales de 5 x 5 cm de sección. En
esta ocasión la técnica de restitución se adaptó a la localización de los cajones sobre los que fue necesario intervenir, en lo referido al sistema de fijación y al vertido
de la masa. Así, mientras que en los cajones de los hilos
inferiores la fijación se realizó con costales y puntales
(fig. 2), en los superiores, aun disponiendo de un sistema de andamios, se emplearon barras de acero inoxidable ancladas interiormente a las paredes de cajeado
(fig. 3), con el objeto, además, de mejorar la adherencia.
Por otro lado, siendo inviable la compactación vertical
–por tratarse de cajones de un mismo hilo y emplazados
a media fachada–, se optó por verter la masa en estado
plástico, vareándola para evitar oquedades; a fin de homogeneizarla en textura y color, respecto a la original,
y que al tiempo alcanzara una resistencia mínima (García-Tapial 2006), ésta se dosificó con dos partes de cal
aérea (20%), una de grava gruesa (10%), tres de grava fina (30%) y cuatro de arena de río (40%), no apor220
No hubo intervención de índole estructural ni en la cimentación, ni en la base de los lienzos. Asimismo, ninguna medida preventiva fue ejecutada en el adarve, por lo que los hilos
superiores siguen expuestos a la intemperie. Finalmente, se
intervino en el ámbito urbano, principalmente en ajardinamiento en la cara norte y urbanización en la sur, en la que se
ejecutó una nueva solera de hormigón armado junto a la tapia.
RESULTADOS DE LAS TÉCNICAS
Considerando su alta exposición a agentes antrópicos y
biológicos y la falta de mantenimiento y de referentes previos, el actual estado de conservación general de las fábricas inicialmente intervenidas es aceptable. Sin embargo,
en la base de muchos de los paños restituidos, se observan
erosiones superficiales intensas (que por el momento no
alcanzan el grado de pérdida de masa) mientras que en los
hilos superiores ha aparecido vegetación, así como manchas de suciedad y costras de poca incidencia (fig. 5).
A falta de pruebas más concluyentes, la intensa erosión
de las primeras áreas restituidas podría estar favorecida
por una proporción elevada de gravas de tamaño mínimo
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JACINTo CANIVELL y AmPARo gRACIANI | mURALLA DE SEVILLA (1984-2008)
Desde el punto de vista técnico, los resultados demuestran
que, por el momento, las decisiones de ejecución han sido
acertadas y no muestran graves síntomas adversos. No
obstante, futuras restauraciones podrían aplicar los protocolos existentes para la caracterización de este tipo de
fábricas (Graciani 2005; Canivell 2011), con el fin de fundamentar mejor las decisiones de proyecto y de ejecución.
BIBLIOGRAFÍA
CANIVELL, J. (2011): Metodología de diagnosis y caracterización
de fábricas históricas de tapia. Tesis Doctoral. Sevilla: Universidad de Sevilla
GARCÍA-TAPIAL, J. & CABEZA, J.M. (1986): «Restauración de la Murallas de la Macarena», en Aparejadores: Boletín del Colegio Oficial
de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Sevilla, Vol. 20, 9-17
Fig. 6: Restauración del tramo de la Macarena (2008). Estado
actual de las restituciones a una cara de tapia
25 mm (41%) respecto a la de tierra y arena, considerando
también las granulometrías realizadas sobre los lienzos de
los Jardines del Valle (Martín et al 2008), donde dicho porcentaje ronda entre el 15 y 35%. Además, los análisis químicos de las tapias originales presentan un contenido en
cal algo superior4 y una fracción de finos (arcillas y limos)
que constituyen un aglomerante adicional y completan la
granulometría; la reacción de tipo puzolánico de la cal con
dicha fracción –principalmente las arcillas– puede mejorar
la resistencia mecánica, la cohesión y la impermeabilización (Sampedro 2005).
La última intervención (2008) arroja, por el momento, un
buen resultado. En comparación con las anteriores, las restituciones a una cara se mantienen estables sin deterioro
aparente (fig. 6); la razón puede radicar en los diferentes
métodos de ejecución ya que las dosificaciones y las situaciones fueron muy similares en todas las restauraciones.
Los lienzos consolidados con silicato de etilo no presentan
actualmente ninguna reacción adversa, ni tampoco una aceleración de la erosión superficial con relación a otras áreas
no consolidadas. La solera de hormigón no ha favorecido la
filtración ni la erosión en los hilos inferiores.
GARCÍA-TAPIAL, J. & CABEZA, J.M. (1988): «Restauración de las murallas del Jardín del Valle», en Aparejadores: Boletín del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos técnicos de Sevilla, Vol. 26, 26-31
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cerca almohade de la ciudad de Sevilla en el recinto de la Casa
de la Moneda», en Archivo hispalense, Vol. 72, 220, 05, 291-297
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10, Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, Cáceres, 49-66
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la analíticas sobre las fábricas de tapial en la muralla islámica de
Sevilla», en I Jornadas de Investigación en Construcción...: actas
de las jornadas, Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, Madrid. 213-221
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altas resistencias en los tapiales del sector oriental de la Muralla de
Sevilla (España)». Actas del IX Congreso Internacional de Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico y Edificación. Patrimonio
Construido e Innovación. CICOP, Gran Canaria. Vol. I, 81-86
SAMPEDRO, ÁNGEL (2005): Tratamientos de suelos con cal.
Planteamiento general, diseño y control de calidad. Dto. Técnico de la Asociación Nacional de fabricantes de Cales y Derivados de España
NOTAS
Se realizaron ensayos de compresión simple de muestras de la
tapia original y para el control de calidad de la nueva restitución,
obteniéndose una elevada resistencia para la primera (95 kg/m2)
y algo menos en la segunda (20 kg/m2).
1
REFLEXIONES
Los restos del recinto amurallado de Sevilla constituyen
hitos de una gran presencia en la trama urbana, por lo que
las restauraciones acometidas se centraron en el principio
de la conservación y consolidación –obviando reconstrucciones extensivas–, y se fundamentaron en un escrupuloso respeto las características constructivas de la fábrica
original y en la mínima intervención. No obstante, la última restauración se apoyó en criterios aún más precisos,
alterándose sólo donde materialmente fue indispensable,
con objeto de evitar distorsionar este bien patrimonial de
amplio arraigo popular.
Normalmente suele emplearse cal hidráulica pues facilita
el fraguado cuando, debido a los grandes espesores de estos
muros, la presencia de CO2 es reducida. Sin embargo, la
dirección facultativa empleó cal aérea por razones técnicas y
económicas.
2
Se empleó la línea Bio Estel de la casa CTS, destinado
específicamente a la consolidación de piedra natural porosa
(arenisca, volcánica y con contenido en sílice), ladrillos, revocos
y estucos, en ambientes húmedos junto a agentes biológicos.
3
El contenido en CaCO3 llega a alcanzar casi un 26%, aunque
según los autores (Martín et al 2008) podría ser algo menor.
4
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
221
MURALLAS DE JUROMENHA EN
ALANDROAL, PORTUGAL (1985-1989)
Patrícia Bruno
La fortaleza de Juromenha (fig. 1) está constituida por el
recinto medieval que incluye la muralla islámica de tapia
y por la fortificación abaluartada exterior del siglo XVII.
Se encuentra implantada en un espolón estratégico dominando visualmente una extensa sección del río Guadiana.
Geológicamente, se trata de un terreno de esquistos, con
suelos predominantemente calcáreos.
ron revestidas exteriormente con mampostería de piedra.
La construcción de los baluartes, en el siglo XVII, llevó a la
demolición de las secciones suroeste y sureste, así como de
una torre de tapia de la sección norte.
La ocupación del lugar del castillo se remonta a época romana formando parte de la antigua Lusitania romana (Calado 1993). En el periodo islâmico, estuvo integrada en el
territorio de Garb al-Andalus. De este periodo, en concreto
de la segunda mitad del siglo IX, data la primera referencia
escrita al castillo de Juromenha (Catarino 1996). Tras la
conquista cristiana de 1229, las secciones sur y oeste fue-
En cuanto a la tipología, la muralla presenta en el paño
norte, aspectos característicos de la arquitectura militar
de las fases emiral y califal (Torres Balbás 1973): torres
de plantas cuadrangulares ligeramente destacadas jalonadas regularmente y a reducida distancia entre ellas, uso
de tapia con sillería y mampostería de piedra y entrada
principal directa flanqueada por dos torres. Los tapiales
ASPECTOS CONSTRUCTIVOS
Fig. 1: Fortaleza de Juromenha, vista de Poniente
222
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
utilizados tenían alturas de 80 y 90 cm, medida que corresponde a la posible utilización de codos de 40 y 45 cm.
Los espesores presentaban valores de 1,55 y 1,80 m (aproximadamente 4 codos).
Se realizó un análisis granulométrico de una muestra de
tapia recogido en la sección norte. Se trata de una tapia
pobre en arcilla. Sus agregados gruesos se componen de
rocas locales y fragmentos de cerámica. La fracción de
arena gruesa poseía grandes cantidades de ladrillo triturado. En la construcción de las murallas también se empleó la piedra tanto en los cimientos y basamentos, como
de refuerzo de esquinas y en las juntas horizontales entre
las tapias. En algunas secciones se pueden observar hileras de lajas de esquistos dispuestas entre capas de compactación.
Muralla abaluartada (1966, 1968-71, 1973-77, 1979, 1984)
Muralla medieval cristiana (1966, 1968, 1970, 1976, 1981, 1983-86)
Muralla islámica (1984-85, 1988-89)
Iglesia Matriz (1968, 1981, 1983-86)
Capillas (1982-84)
Prisión (1983-86)
Zona de entrada (1996-69, 1984)
PATOLOGÍAS
La construcción de los baluartes dio lugar al inicio de la
decadencia de la cerca medieval, que perdió importancia
desde el punto de vista defensivo, por lo que se volvieron
innecesarias las actividades periódicas de mantenimiento.
Por otro lado, a partir del siglo XVII fueron ejecutados rellenos en el interior del castillo, dejando los paramentos interiores de las murallas de tapia en contacto con el terreno.
Uno de los principales factores de la degradación de las
murallas deriva de la presencia y migración de humedad
en el suelo, además de la ascensión por capilaridad. Este
fenómeno, junto con la acción de las sales higroscópicas
transportadas por el agua, es responsable de la intensa
exfoliación de los paramentos y la erosión de las bases de
las murallas, que tienen profundas lagunas. La erosión de
los materiales por la acción de los agentes atmosféricos y
biológicos también es particularmente grave y se presenta
de manera generalizada.
LAS INTERVENCIONES DE RESTAURACIÓN
Y CONSOLIDACIÓN DEL S. XX
En 1957 la fortaleza fue clasificada por el gobierno portugués como Bien de Interés Cultural. A partir de esta época
se inició de la mano de la Dirección General de Edificios
y Monumentos Nacionales (DGEMN), un plan de obras
de restauración del monumento, dando prioridad a las estructuras de los baluartes (fig. 2). Los trabajos previstos no
contemplaron la muralla islámica hasta 1984. La memoria
descriptiva del proyecto inicial rezaba: «De la fortificación
primitiva poco existe que valga la pena consolidar, ya que
la mayor parte es prácticamente sólo de tapia.» (DGEMN /
DREMs 1950-1989).
No obstante, entre 1966-81 se efectuaron trabajos puntuales de colmatación de lagunas y relleno de juntas en los ba-
Fig. 2: Planta síntesis de las intervenciones de restauración
efectuadas por la DGEMN en el siglo XX
Fig. 3: Intervención de 1985, vista del exterior
Fig. 4: Intervención de 1985, vista del interior
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
223
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: Vista general del área intervenida en 1988-89
Fig. 6: Detalle del área intervenida en 1988-89
samentos pétreos de las murallas de tapia de la parte norte,
utilizando piedra local (esquisto) y morteros a base de cemento (cemento y arena en proporción 1:3). En las grietas
se aplicaron refuerzos de hormigón armado destinados a
coser las zonas fisuradas.
En los años 1988-1989, el DGEMN procedió a la segunda
intervención en la sección norte de la muralla, en el extremo este (figs. 5 y 6). Los trabajos incluían:
La primera gran intervención en la muralla islámica, llevada
a cabo en 1985, consistía, según la memoria de 1984-85,
«en la ejecución de mampostería de tapia para rellenar
algunas secciones de la muralla» (...) «con un paramento
visto, de acuerdo con el existente» (Ibidem, 1950-1989),
para consolidar los paramentos exteriores en el extremo
noroeste de la muralla norte. Según la misma fuente, en
la composición de los morteros fueron empleadas «tierra
apropiada, cal de obra [cal hidráulica] y cemento», sin ser
indicados los respectivos porcentajes.
En realidad, esta intervención consistió en la ejecución de
muros de hormigón para contener este tramo de muralla,
que amenazaba con derrumbarse debido a las gran dimensión de las lagunas en la tapia. Sin embargo, la introducción de estos muros de hormigón ha provocado el ascenso
a cotas más altas de la humedad ya existente en el interior
de la muralla, acelerando el proceso de degradación de los
materiales (figs. 3 y 4).
224
– La ejecución de mampostería de tapia destinada a consolidar las áreas fuertemente erosionadas en los paramentos exteriores de la muralla.
– La consolidación de grietas verticales en algunos puntos
de la muralla, con el mismo tipo de mortero utilizado en
la tapia pero más fluido, por inyección;
– La construcción de un pedestal de mampostería hidráulica con piedra de la región, sobre el paramento de tapia.
En la composición de la tapia se incluían «tierras adecuadas
con mezcla de inertes variables, cal de obra [cal hidráulica]
y cal aérea.» Los porcentajes de estos materiales fueron indicados en la obra, por la supervisión (Ibidem, 1950-1989).
En realidad, no fue ejecutada una tapia, pero sí rellenos y
revocos con espesores variables, lo que ayudó a contener
posibles derrumbes. Sin embargo, se observa un considerable agrietamiento en algunas áreas, probablemente debido al excesivo volumen de los rellenos realizados y por
no haberse realizado diferentes composiciones de mortero
para las diferentes capas de relleno.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
PATRÍCIA BRUNo | mURALLAS DE JURomENHA EN ALANDRoAL, PoRTUgAL (1985-1989)
Fig. 7: Erosión de la tapia provocada por humedas capilar en
un paño de la muralla donde se construyó un nuevo zócalo de
mampostería
Fig. 8: Fisuración en zonas de rellenos profundos
Por otro lado, los zócalos de mampostería hidráulica, parecen haber contribuido a la impermeabilización de la base
de la muralla, ya que cuando llueve son visibles grandes
manchas de humedad en uno de los paños, cuyo paramento superior no fue revestido (figs. 7 y 8), en comparación
con otros no intervenidos en la misma sección. Es probable
que en la colocación de la piedra se hayan utilizado morteros muy ricos en aglomerantes hidráulicos. Otro aspecto
negativo es que el aparejo de mampostería de estos nuevos
zócalos es, desde el punto de vista estético, totalmente discordante con los basamentos originales.
irreversible la integridad de los materiales originales. Esto
no habría pasado si se hubieran realizado los estudios previos, con el fin de seleccionar los materiales compatibles
con los originales.
Por último, cabe referirse a las graves disonancias estéticas
consecuencia de estas intervenciones, que han contribuido
a la fuerte descaracterización del monumento.
BIBLIOGRAFÍA
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o estudo e conservação da muralha islâmica de taipa militar.
Dissertação de mestrado apresentada à Universidade de Évora
CALADO, M. (1993): Carta Arqueológica do Alandroal. Alandroal:
Câmara Municipal do Alandroal
REFLEXIONES
Las intervenciones efectuadas en los años 80 del s. xx en las
murallas de tapia de Juromenha contribuyeron a contener
la ruina de parte de la muralla norte, a pesar de estar poco
cuidadas desde el punto de vista científico-técnico.
Sin embargo, ya que no existen informes de los trabajos
realizados, se desconocen las cantidades y los tipos de materiales utilizados, lo que dificultará en el futuro otras intervenciones. Por otro lado, se emplearon cemento y otros
aglomerantes hidráulicos que comprometen de manera
CATARINO, H. (1996): «A ocupação islâmica», História de Portugal (dir. João Medina). Lisboa: Clube Internacional do Livro,
III, p. 45-92
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Menéndez Pidal). Madrid: Espasa-Calpe, S.A., V, p. 337-788
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
225
TORRES MUSULMANAS DE TAPIA
EN VALENCIA (1985-2014)
Pablo Rodríguez-Navarro
La presencia musulmana en tierras valencianas no ha
sido, ni de lejos, fruto de tantas y tan prolijas investigaciones como otras zonas geográficas de la propia Península Ibérica. Acaso la ausencia de una cultura tan espectacular en sus obras arquitectónicas haya provocado una
falta de atractivo para el investigador a medida que se ha
ido ganando latitud peninsular. El abandono sistemático
de la mayoría de restos árabes en estas tierras es aún más
patente en ámbito rural, y se ha prolongado un larguísimo periodo de tiempo del que verdaderamente aún no
hemos salido. A finales de los años 80 y principios de los
90 se redescubrieron muchas de estas construcciones y
se emprendieron multitud de proyectos de intervención.
En este texto, se reflexiona sobre cómo ha afectado este
hecho a un corpus patrimonial concreto: la torre de tapia
de las alquerías musulmanas.
Las alquerías valentinas surgieron bajo la dominación musulmana como pequeños centros de población, facilitando
la residencia a los agricultores y ganaderos del lugar (Ro-
dríguez-Navarro 2012). Robert Burns (1973) las define
como la más pequeña de las unidades comunales dotada de
nombre e identidad. En zonas más fértiles se encuentran
en mayor número, como es el caso de la huerta valenciana;
por otro lado, en zonas más distantes y con una orografía
más agresiva, reducen su número. En estos aspectos no
hay nada novedoso que las distinga de cualquier asentamiento rural, pero las alquerías valencianas tienen un elemento diferenciador que las hace únicas: disponen de una
única pero enorme torre de tapia que en muchos casos ha
perdurado hasta nuestros días.
No tenemos una fórmula única para el reconocimiento de
estas torres. Los avatares históricos que ha sufrido cada una
de ellas han sido dispares, y nos han deformado su visión
de forma individualizada, dificultando a veces en extremo
su identificación (Rodríguez-Navarro 2008). La mayoría de
estas torres fueron construidas entre los siglos XI al XIII,
siendo muchas de ellas abandonadas tras la expulsión definitiva de los moriscos, hace ya más de 400 años, mientras
que las ocupadas por los cristianos fueron desarrollándose
hasta formar las actuales poblaciones. Veamos ahora cómo
les han afectado las intervenciones recientes, con la importante perspectiva que dan los aproximadamente 30 años
de recorrido que vamos a analizar.
Argumentos vs. Convencimientos
La parte más importante de cualquier intervención se
realiza previamente a la ejecución de la misma, y se viene
denominando estudios previos. Cuando se actúa sobre el
patrimonio arquitectónico a esta fase previa le podríamos
llamar también investigación, y cabe recordar que no estamos capacitados para investigar sobre cualquier área o época, siendo necesario disponer de un equipo interdisciplinar.
Además, en ocasiones se tiene la certeza de que leyendo
la propia construcción y alguna fuente bibliográfica1, este
proceso investigador está resuelto, y evidentemente no es
así. Sólo un proceso de estudio más amplio, que incluya
otras construcciones similares, acompañado del análisis de
226
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Torre de Canals (1995)
Fig. 2: Torre de Alfarb (2005)
las fuentes documentales y de la historiografía, puede ser
considerado como una investigación capaz de facilitarnos
los argumentos necesarios para intervenir con rigor.
Conservación vs. Reconstrucción
Lamentablemente la gran mayoría de las actuaciones se
realiza en base a los convencimientos de su autor, sin la
cantidad necesaria de argumentos científicos, lo que nos
lleva a encontrar intervenciones que nunca se debieron llevar a cabo. En este sentido podemos ver intervenciones en
las torres que las han alejado de la unidad tipológica que
conformaban, dejándolas fuera de cualquier época, o lo que
es peor, creando una falsa historia.
Podemos ejemplificar esta falta de argumentos frente al
uso de convencimientos en las torres de Canals y de Alfarb.
El proceso de restauración de la torre de Canals terminó en
el año 1995, reconstruyendo sus muros y su remate superior. La utilización de distintos materiales, el ritmo de los
huecos, y una crestería imposible, sin eficacia defensiva,
han conllevado la pérdida de autenticidad histórica de esta
torre. El caso de la restauración de la torre de Alfarb es bien
distinto2. La torre de Alfarb es gemela de su vecina torre
de Espioca3, pero perdió la mitad de su altura. Sin embargo, en ausencia de un estudio más amplio y a raíz del convencimiento de que unas marcas de agujas del tapial eran
en verdad las marcas de las almenas, se ha reconstruido la
crestería en esta altura, es decir, más o menos a mitad de
la altura original de la torre. Esta reconstrucción también
evidencia la necesidad de conocer la función defensiva de
la torre y de la tecnología propia de la época, ya que sería
imposible utilizar estas almenas reconstruidas para repeler
un ataque enemigo.
Pero llegado aquí surge la pregunta ¿conservación o reconstrucción? Indudablemente ninguna intervención basada en la conservación y/o consolidación puede ser errónea en cuanto a la argumentación. Entonces ¿cuándo sería
necesario reconstruir? Se puede afirmar que se necesitaría completar cuando fuera necesario para su uso o bien
cuando el resto arqueológico fuera tan escaso que hiciera
difícil su identificación (Mileto et al. 2011). Sin embargo,
se encuentran en muchas ocasiones reconstrucciones absolutamente innecesarias como las que acabamos de citar,
destacando claramente en este tipo de torres la tendencia
a la re-almenización. Esta tendencia se detecta también en
la torre de Albal restaurada en 1985, que aunque es gemela
de la torre de Godelleta, vio reconstruido todo su almenado sin tener en cuenta este parentesco; o la torre de Sot de
Chera que aunque en algunos de sus lienzos conservaba
parte de ellas, fueron restituidas en su totalidad.
Criterios de intervención vs. Identidad histórica
Otro aspecto que perjudica la lectura de este corpus de
torres medievales es el criterio utilizado para indicar la
obra nueva realizada, tanto sea para las reconstrucciones
como para las consolidaciones. Se observan distintos códigos que indican qué partes son nuevas pero que, una vez
más, no muestran unanimidad por lo que se transforman
en lenguajes desconocidos para el público en general. En
ocasiones se realiza un acabado con distinta textura, en
otras se retranquea, en otras sobresale, en otras se cambia
el material,... Así vemos como en la torre de la Plaza de Benifaiò se utiliza un mortero bastardo enrasado en su parte
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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CASoS DE ESTUDIo
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
PABLo RoDRÍgUEz-NAVARRo | ToRRES mUSULmANAS DE TAPIA EN VALENCIA (1985-2014)
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Fig. 3: Torre de Albal (1985)
Fig. 7: Torre de Les Maçanes (2006-2009)
Fig 4: Torre de Sot de Chera (2005-2008)
Fig. 8: Torre de Beselga (2004)
Fig. 5: Torre de la Plaza de Benifaiò (1992)
Fig. 9: Torre de Espioca
Fig. 6: Torre de Almudaina (2010)
Fig. 10: Torre de Raçef (1995)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
229
CASoS DE ESTUDIo
superior, en la torre de Alfarb el mortero sobresale, o en la
torre Bofilla y en la torre de Almudaina se retranquea con
un mortero de cal, siendo éste último el sistema que parece
más acertado y difundido.
En este sentido también afecta la elección del criterio de
intervención, del que voy a destacar los que afectan a dos
zonas de las torres: la parte superior faltante y el acceso al interior de la torre. Las torres de Almudaina y Les
Maçanes habían sido desmochadas y rematadas con una
cubierta de teja a dos aguas antes de sus respectivas intervenciones. Sin embargo, tras su restauración, se observa
que en la torre de Almudaina se ha eliminado la cubierta y
se ha reconstruido el volumen formal, mientras que en la
torre de Les Maçanes se ha respetado la cubierta existente. En la actualidad, se puede afirmar que estas dos torres
han sido separadas en cierto modo por el criterio de intervención. La torre de Beselga se ha rematado igualmente
por un prisma que restituye su volumen, pero el castillo
al que pertenece ha optado por restituir su volumen por
medio de perfiles metálicos. Todos estos códigos teóricos
hacen inviable el entendimiento, distanciando la obra de
la cultura del lugar y de la tipología a la que pertenecen.
El acceso al interior de estas torres suele ser elevado con
el objeto de mejorar su defensa, disponiendo en la época
de una escalera de cuerda, de la que en muchos casos aún
se conserva su huella, que se retiraba después de su uso.
Pero tras las intervenciones vemos que prácticamente
cada torre lo ha resuelto de una manera diversa, siendo
los casos más problemáticos aquellos que incorporan escaleras pesadas adosadas a la propia torre, como es el caso
de la torre de les Maçanes. También encontramos otras
soluciones más acertadas pero igualmente dispares como
una escalera volada de varios tramos en la torre de Almudaina, una pasarela en la torre de La Plaza de Benifaiò, o
una escalera de mano fija en la de Bofilla. Por último las
soluciones más drásticas perforan la parte más baja de la
torre para crear un nuevo acceso a pie llano, como es el
caso de la torre de Raçef.
Fig. 11: Torre de Bétera. 1985-1989
230
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Durabilidad vs. Reversibilidad
Si algo debe preocuparnos a la hora de intervenir en una
torre de tapia son los materiales que vamos a emplear.
La ecuación es sencilla: el material más fuerte acaba con
el más débil. Precisamente la utilización de materiales de
igual o menor durabilidad es la garantía de la reversibilidad. De nada sirve disponer una malla indicativa sobre
una tapia del siglo XII si encima realizamos una tapia estabilizada con cal y cemento. ¿Por qué queremos que sea
tan duradera nuestra intervención? Quizá el caso más increíble sea la torre del Señor de Serra, en donde al tiempo
que pavimentaban las calles con piedra de rodeno se les
ocurrió seguir aplacando sobre la propia torre y crear unas
garitas frente a ella3. Se debe reflexionar sobre el hecho de
que las torres han llegado hasta nuestros días con zunchos
de madera y morteros de cal. Se podrían utilizar incluso
otros materiales como es el caso de la torre de Espioca, que
ya hace muchos años fue intervenida en su coronación, reconstruyendo sus almenas con ladrillo cerámico visto recibido con un mortero muy pobre, lo que ha hecho que en
la actualidad sean precisamente esas almenas las que necesiten una nueva intervención. Aunque los criterios han
cambiado y nadie utilizaría en la actualidad el ladrillo cerámico visto para hacer notar la reconstrucción, ha durado lo
necesario y ha demostrado su reversibilidad.
Caso aparte serían las intervenciones donde se han revestido totalmente estas torres con unos morteros inadecuados, en aras de la protección y de la durabilidad. Este sería
el caso de la torre de Raçef o de la torre de Bétera. Precisamente a esta última se le repicó toda la superficie de la
tapia para el mejor agarre del nuevo recubrimiento, aunque
cualquiera podía suponer que tarde o temprano acabaría
por caer, como así ha sido.
La obsesión del uso
Tema aparte merece el debate sobre el uso de las torres una
vez finaliza la intervención. Construcciones que llevan muchísimo tiempo abandonadas y en ruinas y que súbitamente
parece que sin uso no tengan sentido. Este es el momento
en que irremediablemente se convierten en museo, como ha
ocurrido con las torres de Albal, de la Plaza de Benifaiò, de
Almudaina o de Les Maçanes. Pero existe otra posibilidad:
las torres han formado parte de la memoria visual, de la cultura de un lugar, de su paisaje, y pueden seguir con el mismo
papel, si bien ahora con su pervivencia garantizada.
Se puede concluir que el objetivo último de las intervenciones que afectan a un corpus arquitectónico como el de
las torres musulmanas valentinas debe ser garantizar la estabilidad y el mantenimiento de éstas con una mínima intervención, para no perder la unidad tipológica y cultural,
evitando así recreaciones falsas de la historia a las cuales el
paso del tiempo acabará otorgando veracidad.
Fig. 12: Torre de Bofilla. 2009
NOTAS
Se ha observado repetidas veces las referencias a bibliografías
que han sido completamente revisadas por investigaciones posteriores, por lo que encontramos afirmaciones sobre argumentos superados hace años.
1
Los primeros informes para la intervención en la torre Alfarb
datan del 2003, y aunque la intervención aún no ha finalizado,
llama la atención que la primera fase fuera precisamente la realización de las nuevas almenas.
2
El aplacado del primer cuerpo de la torre del Señor de Serra se
realizó por iniciativa municipal, sin proyecto y sin técnico.
3
BIBLIOGRAFÍA
BURNS, R. I. (1973): Islam Under The Crusaders, Princeton
(New Jersey), Princeton University Press, 1973 (trad. catalana
de Eliseu Climent, L’Islam sota els Croats, Valencia, Tres I Quatre, 1990, p. 114)
MILETO, C., VEGAS, F., LÓPEZ, J-M. (2011): «Criterios y técnicas
de intervención en tapia. La restauración de la torre Bofilla de
Bétera (Valencia)», Informes de la Construcción, Vol. 63, 523,
2011, pp. 81-96
RODRÍGUEZ-NAVARRO, P. (2008): La torre árabe observatorio
en tierras valencianas. Tipología arquitectónica. Tesis doctoral.
Universitat Politècnica de València, 2008
RODRÍGUEZ-NAVARRO, P. (2012): «L’alqueria fotificada de la Valéncia musulmana», Habitar València, Col. Cresol Lliterari, vol. 17,
ed. Mosseguello, 2012, Valencia, pp. 35-64
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
231
PALACIO DE TORAL DE LOS
GUZMANES, LEÓN (1986-1992)
Eloy Algorri García
Mirando hacia atrás con la perspectiva que brinda más de
un cuarto de siglo, el proyecto de restauración del Castillo-palacio de Toral de los Guzmanes ofrece una estampa
bifronte, de resultado a la par que anticipo. Resultado,
porque representa uno de los primeros frutos de la incipiente preocupación por la voracidad del sector de la
construcción en el consumo de recursos no renovables,
desencadenada a medias entre los ecos de 1968 y la llamada crisis del petróleo de 1973, que suscitó en un pequeño grupo de estudiantes de la Escuela de Arquitectura
de Madrid la búsqueda de nuevos enfoques, inquietud
también alimentada por la revista CAU en cuya edición
participaban, entre otros, Luis Fernández-Galiano, Ignacio Paricio y Fernando Ramón.
Anticipo, porque sus autores defendimos con este proyecto
el principio, posteriormente reconocido con la difusión generalizada de las llamadas escuelas-taller, de que la restauración del patrimonio histórico también debía incorporar
la recuperación de materiales y procedimientos constructivos abandonados en el rápido cambio técnico operado al
socaire de la industrialización. En ese marco ideológico, la
administración pública depositó su confianza en dos jóvenes arquitectos, en torno a la treintena, sin más historial
que un acreditado interés por la construcción con tierra, de
la que este palacio representaba la muestra más notable en
la provincia de León.
Desde el punto de vista formal, el proyecto resultó muy
sencillo porque se limitaba a la reposición entre mimética
y analógica de las partes ausentes con base a la información suministrada por sus homólogas supervivientes. El
meollo de la cuestión no radicaba por tanto en la forma
sino en el procedimiento. Cómo levantar muros de tapia de
tierra de gran espesor y altura próxima al tamaño insuperable estimado como seguro, que totalizaban un volumen
232
de 1.000 m3, con la velocidad propia de nuestra época, y
a un coste razonable, que fijamos en el que resultaría de
ejecutar el mismo volumen de obra con hormigón armado.
De esa experiencia apasionante, y por momentos angustiosa, aprendimos algunas lecciones sobre la construcción de
grandes muros de tapia de tierra que estamos dispuestos
a compartir.
La primera y principal consiste en la comprobación de que
el conocimiento de las técnicas constructivas antiguas
precisa ineludiblemente la prueba de su aplicación práctica o, como mínimo, su recreación modernizada. Hay que
ensuciarse las manos o dirigir minuciosamente el trabajo
de otros. La deducción intelectual por sí sola no vale, y
mucho menos la exégesis de fuentes escritas por autores
puramente teóricos.
Actualmente la velocidad de puesta en obra que se deriva
del empleo de medios auxiliares motorizados comporta
una entrada en carga inusitadamente rápida que rompe con las pautas tradicionales, fruto del ritmo pausado
de los trabajos y su restricción estacional, «de guindas a
uvas», como dice el refrán. Este factor distintivo tiene
consecuencias determinantes. Entre ellas destaca la retención en el interior de la fábrica del agua utilizada para
la conformación de la masa, fenómeno que se prolonga
por tiempo indefinido. Por ello, el parámetro esencial
a considerar no es otro que la resistencia a compresión
simple de la materia compactada y húmeda, es decir, conteniendo la totalidad del agua empleada en su amasado.
Con tierra como materia prima esto significa necesariamente el recurso a estabilizantes de acción inmediata,
término que podemos identificar con cemento en el elenco al alcance de los proyectos con dotaciones presupuestarias que no salgan de lo común.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Palacio de Toral, 1987 (Paisajes Españoles)
Fig. 2: Palacio de Toral, 1998
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
233
CASoS DE ESTUDIo
Hablando en términos de diseño formal, la tapia es una
técnica que impone sus reglas. No se proyecta la forma y
luego se define el proceso de puesta en obra. Más bien es
al contrario o mejor, un avance conjunto en ambos frentes
que se condicionan mutuamente. La construcción con tapia de tierra está al alcance de cualquiera que tenga ganas
e interés. Los operarios no precisan habilidades especiales
y los conceptos básicos están al alcance de los técnicos si
escogen bien la media docena de publicaciones imprescindibles. Ayuda mucho el asesoramiento o la guía de algún
colega con experiencia práctica. En Toral hubimos de bastarnos por nosotros mismos y esta carencia supuso algún
disgusto inolvidable.
Las técnicas de construcción con tapia de tierra son asequibles, entre otros motivos, por su carácter elemental desde
el punto de vista del comportamiento estructural. Las fábricas sólo resisten a compresión simple y la componente
esencial de ese esfuerzo es su peso propio de tal modo que
nos encontramos ante un ejemplo palmario de la llamada
ley de los cinco minutos: un muro pervivirá sine die si resiste cinco minutos después de alcanzar su coronación, siempre que la materia no se degrade e independientemente del
peso que reciba procedente de otras partes del edificio. Las
precauciones se reservan para puntos donde inciden acciones concentradas; del resto podemos despreocuparnos
siempre que el muro disponga de una eficaz envolvente
protectora frente al agua.
Para la comprobación de la resistencia, bastan unos números elementales. La tapia de tierra se inserta plenamente
en el capítulo de las fábricas antiguas que se rigen por las
proporciones geométricas –más que por el cálculo–, y el
sobredimensionado, con generosos márgenes de seguridad. Y así debería continuar en el futuro. Dios nos libre de
los codificadores de laboratorio que pretenden equiparar
normativamente esta técnica constructiva mediante regulaciones exhaustivas que reproducen conceptos propios de
materiales pensados para apurar su capacidad resistente,
obteniendo las secciones exactas.
La rehabilitación del palacio de Toral fue también un proyecto de intervención en el patrimonio monumental. En
este terreno aprendimos que las categorías canónicas de la
restauración chirrían cuando el objeto no es pétreo, como
las catedrales medievales o los templos greco-romanos,
sino de un material deleznable, débil frente a los embates
de los meteoros y cuya preservación depende en buena
medida de la integridad del edificio puesto que, al fin y al
cabo, esta condición es la mejor garantía del imprescindible resguardo que precisa. En ocasiones he afirmado que la
reconstrucción de los muros del palacio de Toral fue una
anastilosis puesto que devolvimos a su sitio la materia depositada en el suelo. Enunciados ocurrentes aparte, aquí
234
sí que se necesita un esfuerzo reflexivo en la gestación de
criterios de intervención para las construcciones con tierra
que por su naturaleza y vulnerabilidad requieren un tratamiento singular, en ocasiones difícil de conciliar con la
amenazante sombra del artículo 39 de la Ley 16/1985 de
Patrimonio histórico y, sobre todo, sus intérpretes literales
en las asociaciones conservacionistas o los tribunales de
justicia.
Transcurridos unos años, el que suscribe llegó al convencimiento de que el proyecto de Toral llegó a buen puerto por
el paradójico motivo de que fue fruto de un malentendido.
En aquel momento, interpretamos el edificio como resultado de la utilización a gran escala de un procedimiento
de raigambre popular cuando en realidad se trataba de una
técnica más selecta, ingenieril podríamos decir, cuya genealogía entroncaba con las fábricas monolíticas moldeadas que tienen como predecesor en nuestro ámbito geográfico al opus caementicium romano. Sin embargo, estoy
convencido que, de saber esto, el proyecto –que hoy se me
antoja ingenuo– hubiera resultado mucho menos interesante y creativo. A veces uno llega al destino buscado por
caminos erróneos.
Si estas líneas han despertado la curiosidad del lector, puede acudir a las dos fuentes bibliográficas que se reseñan
al final. Allí encontrará los pormenores de la ejecución,
que constituyen la información más valiosa en esta clase
de intervenciones, incluso para el que se acerque al tema
con ojos de proyectista porque puesta en obra y definición
formal son indisolubles en la tapia de tierra.
La reconstrucción en 1986-1987 de los enormes muros del
palacio de Toral fue –por momentos– una tarea con ribetes
épicos protagonizada por un par de imprudentes arquitectos noveles y un pequeño puñado de esforzados y valientes
trabajadores. En estos momentos me vienen a la memoria
Laudelino, Otero, Siro... Nunca se hubiera materializado
sin el entusiasmo de Enrique Pardo, el entonces alcalde de
Toral y –me atrevo a asegurar– único habitante de la localidad capaz de imaginar que de aquellos cuatro muros de
tierra volvería a surgir un edificio airoso, y sin el respaldo
incondicional de Alberto Pérez Ruiz, Presidente de la Diputación de León, que soportó impertérrito los momentos
críticos, que alguno hubo, y muy grave.
BIBLIOGRAFÍA
ALGORRI, E; VÁZQUEZ, M. (1991): «Rehabilitación del castillo
de Toral de los Guzmanes, León», Jornadas sobre restauración
y conservación de monumentos, Ministerio de Cultura, Madrid,
1991, pp. 149-163
ALGORRI GARCÍA, E. (1994): «Tres soluciones en la restauración del
Palacio de Toral de los Guzmanes, León-España», Informes de la
construcción nº 434, Instituto Eduardo Torroja, Madrid, pp. 27-38
NOTA: Salvo indicación contraria las fotos pertenecen al autor
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
ELoy ALgoRRI gARCÍA | PALACIo DE ToRAL DE LoS gUzmANES, LEÓN (1986-1992)
Fig. 3
Fig. 4
Fig. 5
Fig. 6
Fig. 8
Fig. 9
Fig. 7
Fig. 3: Tapial empleado
Figs. 5, 6 y 7: Proceso de compactado
Fig. 4: Proceso de calicostrado
Figs. 8 y 9: Nave norte en 1988
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
235
PUERTA DE ELVIRA (1992)
Y CUARTO REAL DE SANTO
DOMINGO (2001-2004), GRANADA
Antonio Almagro y Antonio Orihuela
La restauración de las obras de tapia plantea y ha planteado
siempre serias dificultades. Baste para ello contemplar cómo
se han abordado restauraciones históricas de estas fábricas.
En general, puede decirse que las intervenciones puramente
utilitarias, que no tenían ninguna pretensión estética, nunca
han intentado integrar las pérdidas o erosiones de las fábricas con material similar, sin duda al contar con la experiencia
de lo difícil que resulta trabar el material nuevo con el antiguo. Lo normal suele ser observar reparaciones realizadas
con ladrillo o piedra, o ambos al mismo tiempo, para reponer
masa de muro cuando ésta tiene entidad bastante y simples
enlucidos de mortero de cal o yeso, según los casos, para
reparar las erosiones superficiales (Romero y López 2012).
En épocas recientes resultan frecuentes los intentos de restauración efectuados sobre la simple perspectiva del efecto
actual que otras partes de la fábrica presenta sin atender a
aspectos tan importantes como el de la propia durabilidad
de la restauración que se realiza. Así se hace con frecuencia
especial hincapié en dejar manifestados, aunque sea como
puro fingimiento, los mechinales de las agujas del encofrado
o el aspecto rugoso de la superficie de los paramentos de forma similar al de la tapia deteriorada. Suelen ser más escasos
los intentos de dejar, al menos como testimonio, el primitivo
acabado de la fábrica.
Fig. 1: Lado norte de la Puerta de Elvira con una intervención realizada en 2004-2008 que ha dejado la superficie de la tapia rugosa.
A la derecha se puede ver una zona restaurada en 1992 con la superficie lisa
236
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: La Puerta de Elvira antes de la restauración de 1992
Fig. 3: Alzado oeste de la Puerta de Elvira antes de la restauración de 1992
Fig. 4: Alzado norte de la Puerta de Elvira antes de la restauración de 1992
Por el proceso de ejecución de la obra, la superficie externa
de las tapias calicostradas resultaba siempre lisa y rica en cal
y, por ende, especialmente impermeable, aunque la homogeneidad era relativa con el resto de la fábrica, pues la riqueza
en cal disminuye progresivamente desde la superficie hasta
la zona interna. Los mechinales resultan puntos débiles en
esta superficie porque en su interior el material no es homogéneo y una vez abiertos, el deterioro suele extenderse
por entrada de agua al interior del muro a través de ellos, así
como por la actividad de plantas, insectos y aves. Por tanto,
en las restauraciones de obras de tapia se plantea un dilema
de no fácil solución. ¿Qué acabado debe darse a las superficies, el que originalmente tuvieron u otros que entonen
con las alteradas que aún se conservan? (fig. 1) (Mileto et al.
2011). En nuestra experiencia hemos optado generalmente
por la primera solución. Veamos dos ejemplos.
LA PUERTA DE ELVIRA
La Puerta de Elvira era el acceso principal a la ciudad de Granada conformada por una compleja estructura que comportaba varias puertas sucesivas y un patio interior, de lo que
sólo restan hoy algunas partes (Almagro et al. 1992). Aunque su sólida construcción no presentaba signos de ruina ni
lesiones estructurales, el paso del tiempo había ido degradando la epidermis hasta el punto de que en muy escasas
zonas podía aún verse restos del paramento primitivo (fig.
2). Esta degradación era especialmente acusada en la fachada occidental en donde se encuentra el gran arco de la buhedera que en su día protegió la puerta. En este frente se
apreciaban numerosas reparaciones, realizadas con distintas
técnicas, desde el simple enlucido de mortero que aparecía
en distintas capas correspondientes a otras tantas reparacio-
nes, a intervenciones más drásticas con la incrustación de
fábrica de ladrillo de distintos espesores para rellenar huecos producidos por la perdida de material original (fig. 3). La
fachada lateral norte, que estuvo cubierta por edificaciones
recientemente demolidas, conservaba en mayor extensión el
paramento original, al menos en las zonas bajas donde hubo
edificación adosada (fig. 4).
La intervención de restauración realizada en 1992 pretendía
básicamente atajar el aspecto de degradación generalizada
que presentaba la puerta, del que solo podía considerarse de
cierta gravedad el desprendimiento ocasional de fragmentos
de revoco o incluso de tapia, por el peligro que representaba
para los transeúntes.
En los análisis realizados de los materiales utilizados en la
Puerta de Elvira se ha podido constatar que la argamasa es
muy rica en cal, con relación cal/árido que oscila entre 1:1
y 1:2. Originalmente la fábrica de tapia, como en la mayor
parte de las obras de carácter militar, no estaba enlucida correspondiendo los revocos que a veces se conservan a reparaciones. Lo que sí tuvieron muchas fábricas de tapia en su
origen, y esto lo hemos podido constatar en varios lugares
además de en la propia Puerta de Elvira, es una simulación
de aparejo de grandes sillares realizada a base de bandas de
fino mortero de cal o mezcla de cal y yeso que marcan las
supuestas juntas.
La restauración planteaba diversos problemas. En primer lugar detener el deterioro y garantizar una mayor durabilidad
a las superficies de los paramentos. En segundo lugar debía
conseguir un equilibrio cromático entre las partes originales
y aquellas cuya superficie quedara renovada.
Básicamente aparecían dos situaciones distintas. Una con
degradación sólo superficial, de apenas algunos centímetros
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
237
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: La Puerta de Elvira en la actualidad
Fig. 6: El Cuarto Real de Santo Domingo antes de la restauración de 2001-2004
que no permitía incorporar una masa de tapia con suficiente
entidad como para ser estable por sí misma si no se garantizaba una adecuada adherencia con la masa antigua. En otros
casos la pérdida del material iba desde más de diez centímetros hasta incluso más de un metro. En estos casos sí podía
plantearse reponer el mismo material con la misma técnica.
mental para garantizar la impermeabilidad, pues la presión
que se ejerce con la llana o paleta produce la afloración de lechada de cal, que aumenta la dureza de la capa más externa y
reduce la porosidad. Una atenta observación de los enlucidos
antiguos permite comprobar que ésta es siempre la forma de
darles acabado.
En cualquier caso, el problema fundamental que se plantea
es el de la adherencia entre la fábrica antigua y la nueva. Este
problema, de difícil solución, se intentó paliar con dos procedimientos. Primero se colocaron una serie de anclajes en
la masa antigua, a base de varillas de acero inoxidable introducidas en taladros perforados siempre en direcciones oblicuas respecto a la superficie de contacto y fijados mediante
lechada de cal. A estos anclajes se ataron mallas o varillas mediante alambres galvanizados que quedaron embebidos en la
masa del material nuevo. Antes de asentar éste, se imprimó
la superficie de contacto con una lechada de cal, procurando
que penetrara en los poros y recovecos de la superficie de
la masa antigua, colocando de inmediato el nuevo material
intentando dar homogeneidad y trabazón a las dos fábricas.
En la intervención en la Puerta de Elvira resolvimos recubrir
todas las zonas erosionadas con un revoco de mortero de cal
y árido al que se añadió alpañata (tierra natural de color rojizo), materiales similares a los utilizados en la construcción
original. Una gran proporción de la superficie estaba alterada
y erosionada, por lo que eran pocas las zonas que aún conservaban el paramento original. Esto provocó inicialmente
una alteración importante en la imagen de la puerta, tal y
como se mantenía en la memoria popular, pero que el paso
del tiempo ha mitigado (fig. 5).
En lo referente al acabado superficial, se procuró que fuera lo
más liso posible sin llegar a un bruñido. Donde el espesor del
revoco lo requería, se aplicaba en capas sucesivas, dejando
las internas con la superficie resultante del simple «tirado»
del mortero. La capa mas externa se alisaba mediante la parte plana de la paleta o la llana sin maestrear ni tratar de evitar
irregularidades que formaban parte del aspecto primitivo de
estas fábricas. Un buen alisado de la superficie resulta funda238
Como toda intervención de este tipo, inicialmente resultó
chocante, porque se modificó la apariencia de un elemento
urbano profundamente arraigado en la experiencia cotidiana de los ciudadanos. Después de transcurridos más de 20
años puede hacerse una valoración más equilibrada de los
resultados. El tiempo ha hecho que la nueva imagen haya
ido sustituyendo poco a poco a la anterior, y desde el punto de vista de la durabilidad, hasta ahora no han aparecido
deterioros importantes que pongan en duda las soluciones
adoptadas, pese a que en la zona baja de la fachada oeste se
ha producido algún desprendimiento del revoco por efecto
de la capilaridad.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
A. ALmAgRo y A. oRIHUELA | PUERTA DE ELVIRA (1992) y CUARTo REAL DE SANTo DomINgo (2001-2004), gRANADA
Fig. 7: Alzado suroeste del Cuarto Real de Santo Domingo
antes de la restauración de 2001-2004
Fig. 8: Alzado noroeste del Cuarto Real de Santo Domingo
antes de la restauración de 2001-2004
EL CUARTO REAL DE SANTO DOMINGO
herencia de las nuevas fábricas con las antiguas, ya sean
de tierra o de otro tipo. Ya hemos indicado que históricamente se han aplicado dos métodos según fuera el grado de
deterioro. Si éste era superficial y apenas alcanzaba unos
pocos centímetros, se solía reintegrar con un simple revoco
de mortero que siempre tiene la dificultad de lograr una
adecuada adherencia, pues normalmente, cuanto más profunda es la lesión menor resistencia y compacidad tiene el
material de la tapia y, aunque el nuevo mortero se adhiera a
la capa que ha quedado al exterior, ante cualquier tensión,
ésta se desprenderá del resto junto con amplias zonas del
nuevo mortero. Cuando las pérdidas de material eran más
profundas y resultaba imposible reintegrarlas con capas de
mortero, rara vez se ha recurrido a completar lo perdido
con nueva tapia, por la dificultad de puesta en obra y de
nuevo por los problemas de adherencia. Lo más habitual
ha sido completar las zonas perdidas con masas de fábrica de ladrillo o mampostería o de ambos materiales, con
suficiente espesor como para ser estables por sí solas y no
depender de la adherencia a lo antiguo. En muchos casos
se cajeaba parte del material original para permitir que cupiera al menos un ladrillo entero en el nuevo relleno. Posteriormente se enlucían estos remiendos, lo mismo que los
otros deteriores más leves, con lo que fácilmente se llegaba
en muchos casos al enlucido casi completo de toda la obra.
El Cuarto Real de Santo Domingo es una qubba o pabellón ubicado en el interior de una torre de la muralla del
antiguo Arrabal de los Alfareros de la ciudad de Granada,
construida con tapia (Orihuela 1996: 315-333; Almagro y
Orihuela 1997). Pese a que el monumento ha sido mantenido con regularidad y nunca estuvo en situación de abandono o ruina, la naturaleza de los materiales y su situación
topográfica, como construcción adosada a un desnivel del
terreno, han ocasionado los deterioros típicos que sufren
este tipo de fábricas. Sobre todo han afectado a las costras
superficiales, que han sido reparadas en distintas épocas
con métodos diversos, fundamentalmente la sustitución
de fábrica desaparecida con otra de ladrillo y el uso de revocos y enlucidos (fig. 6).
En la última restauración realizada entre 2001 y 2004 no
sólo se tuvo que abordar el deterioro de la tapia original,
sino también el de las restauraciones históricas que presentaban problemas de degradación, incompatibilidad de
los materiales utilizados con la fábrica original y desprendimiento respecto de ella (fig. 7). Los criterios adoptados
en lo que atañe a las fábricas de tapia han seguido métodos
muy similares a los utilizados en intervenciones anteriores, tratando de mejorar y resolver los problemas que éstas
presentaban.
Se debe considerar siempre que la obra de tapia, cuando se
degrada, es de difícil reintegración debido a la escasa ad-
Las intervenciones históricas realizadas en este monumento obedecían a estas técnicas y casi todo el deterioro
que presentaba afectaba a las restauraciones con las que en
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
239
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 9: Colocación de anclajes de madera para trabar las
fábricas de ladrillo y tapia
Fig. 10: Anclajes para mejorar la adherencia del enlucido
a la tapia
muchos casos se habían agravado los daños iniciales. Esto
era especialmente visible en muchos de los forros de ladrillo que, pese a ser aparentemente estables por sí mismos, el
efecto combinado de su excesiva esbeltez (generalmente de
medio pie de espesor) y su frecuente condición destacada
del núcleo del muro bajo la presión lateral de los materiales
que se disgregaban de la fábrica de tapia, se volvían inestables o incluso terminaban por desprenderse y caer (fig. 8).
aprovechar cualquier hueco que se adentraba en la tapia
antigua, ya fuera de antiguas agujas, ya de elementos de
refuerzo anteriores, para introducir piezas de madera que
eran recibidas con yeso y cáñamo para garantizar una buena adherencia a la fábrica y una protección del material. Estas piezas tenían una longitud adecuada para llegar a pocos
centímetros de la cara externa de los muros. En las zonas
en que no había huecos o estos estaban muy distanciados,
se abrieron orificios por medio de un taladro eléctrico con
broca y se introdujeron en ellos varillas de madera de las
utilizadas para hacer espigas de unión en carpintería que
tienen una alta resistencia y una superficie estriada que
mejora la adherencia. Se recibían con yeso y cáñamo como
las piezas de mayor sección. Todas estos elementos de anclaje, colocados cada 40 o 50 cm y con una penetración en
el muro antiguo de al menos 25 cm, quedaban a su vez embebidos en la fábrica de ladrillo con la que se reponían los
huecos producidos por desaparición de fábrica de tapia o
por desprendimiento de reparaciones anteriores. Esta fábrica se asentaba con mortero de cal de no mucha riqueza
en conglomerante (1:3) rellenando los huecos existentes
detrás de ella a fin de lograr que también hubiera adherencia por este método (fig. 9).
Ante estas situaciones hay que ser conscientes de que las
posibilidades de actuación siguen siendo bastante limitadas. Nuestro modo de actuar ha sido procurar mejorar la
integración y adherencia de los nuevos materiales aportados con la obra antigua, aunque hemos seguido utilizando
los mismos métodos de reparación, pues reconocemos que
no existen otros procedimientos con mayores garantías.
Lo que sí tenemos claro es que tampoco se puede dejar la
fábrica deteriorada a la vista pues ésta, al haber perdido
la costra fuertemente carbonatada de la superficie inicial,
se degrada progresivamente, cada vez con mayor facilidad.
Por otro lado, el aspecto que ofrecen las fábricas de tapia
degradadas es totalmente distinto del primitivo con lo que
se puede producir una alteración estética nada deseable en
la salvaguarda de los valores del monumento.
Los métodos a los que acudimos en nuestra intervención
han incluido sistemas de anclaje, tanto en las reposiciones
de masas importantes de fábrica desprendidas como en los
revocos usados en la reparación de pérdidas superficiales
(Almagro y Orihuela 2012). Para la realización de estos anclajes hemos recurrido a materiales y procedimientos muy
conservadores, inspirándonos en las soluciones utilizadas
antiguamente.
Los anclajes han sido realizados con madera, ya que este
material se usaba con gran abundancia dentro de las tapias, como hemos podido comprobar en el propio edificio y
en otros lugares. Basándonos en esta idea, se empezó por
240
Para las reparaciones de deterioros superficiales se siguió
un método similar, con anclajes de varillas de madera de
menor longitud, recibidas igualmente con yeso y estopa,
unidas entre sí con bandas de estas fibras revestidas de
yeso. Sobre esta trama se proyectaba el mortero de cal del
revoco, que de esta manera quedaba más sólidamente trabado con el muro (fig. 10). Creemos que con este procedimiento sencillo y económico se mejora la trabazón entre
el material de reintegración y el original, manteniendo
los métodos de restauración tradicional que, si no pueden
considerarse perfectos, tampoco existen hasta el presente
otros que ofrezcan mayor garantía y perdurabilidad.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
A. ALmAgRo y A. oRIHUELA | PUERTA DE ELVIRA (1992) y CUARTo REAL DE SANTo DomINgo (2001-2004), gRANADA
Fig. 11: El Cuarto Real de Santo Domingo después de la
restauración de 2001-2004
Fig. 12: Alzado suroeste del Cuarto Real de Santo Domingo
después de la restauración de 2001-2004
Un problema especialmente delicado es el que representa
el acabado final exterior de las zonas repuestas en lo que se
refiere a su adherencia con la fábrica degradada de la que
ya hemos tratado, su durabilidad e impermeabilidad y su
armonización con los restos de paramentos originales. Se
utilizó en este caso un revoco de mortero de cal al que se
procuró dar una textura en superficie muy semejante a la
de la tapia primitiva, haciendo más rica en conglomerante
la capa más externa que era alisada con presión para reducir los poros y producir una superficie más rica en cal. Este
revoco se aplicó en bandas horizontales que se hicieron
coincidir en posición y altura con los cajones de la tapia original (fig. 11). Las propias juntas que se generan entre la
aplicación de una banda y la siguiente producen un efecto
visual muy semejante al de las juntas de los cajones. Finalmente se intentó conseguir una entonación cromática adecuada en la superficie. Se optó por aplicar un mortero con
una tonalidad media entre las superficies originales que se
conservaban y procurar entonaciones parciales mediante
veladuras en las zonas de contacto con tapia antigua más
oscura. El resultado final permite distinguir con claridad las
zonas originales de tapia, manteniendo una imagen homogénea y coherente en la totalidad de los paramentos (fig.
12). Aunque es cierto que cuando la superficie se moja por
efecto de la lluvia se acentúan las diferencias por la distinta
absorción que tiene las partes antiguas y las nuevas.
BIBLIOGRAFÍA
ALMAGRO, A., ORIHUELA, A., VÍLCHEZ, C. (1992): «La puerta de
Elvira en Granada y su reciente restauración», Al-Qantara, XIII-2.
pp. 505-535
ALMAGRO, A., ORIHUELA, A. (2012): «The Restoration of Tapia
Structures in the Cuarto Real de Santo Domingo (Granada)», Mileto, C., Vegas, F., Cristini, V. (Eds.) Rammed Earth Conservation,
Balkema, Leiden. pp. 251-256
ALMAGRO, A., ORIHUELA, A. (1997): «Propuesta de intervención
en el Cuarto Real de Santo Domingo (Granada)», Loggia, Arquitectura y Restauración, 4, pp. 22-29
MILETO, C., VEGAS, F., LÓPEZ, J.M. (2011): «Criterios y técnicas
de intervención en tapia. La restauración de la torre de Bofilla de
Bétera (Valencia)», Informes de la Construcción, Vol. 63, 523, pp.
81-96
ORIHUELA, A. (1996): Casas y Palacios Nazaríes, Siglos XIII-XV,
Barcelona
ROMERO GALLARDO, A., LÓPEZ OSORIO, J.M. (2012): «Historical rammed-earth structures in Eastern Andalusia (Spain): The
restoration philosophy of the architect Prieto-Moreno», Mileto, C., Vegas, F., Cristini, V. (Eds.) Rammed Earth Conservation,
Balkema, Leiden. pp. 407-412
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
241
MURALLA DE VERÓNICAS,
MURCIA (1995)
Francisco Javier López Martínez
La muralla medieval de Murcia, en un tramo situado al Suroeste de la ciudad, quedó incorporada como muro interior
al convento de Santa Verónica. Este convento erigido en el
siglo XVI, quedó adosado a la muralla por su cara interna.
Después, en el siglo XVIII, el edificio se reconstruyó y amplió englobando la muralla en el interior del convento.
En 1985 se procedió a la demolición del convento, salvo su iglesia, para construir en su lugar un edificio de
viviendas. En 1990 comenzaron los trabajos de excavación arqueológica en el solar resultante de la demolición,
que conservaba restos emergentes de las defensas de la
ciudad. Las estructuras defensivas que fueron documentadas y, en 1995, fueron objeto de restauración (otras estructuras quedaron ocultas bajo el nivel de pavimento),
se consideran originarias de los siglos XII y XIII. La inter-
vención en la muralla de Verónicas en 1995 se encontraba
dentro de un proyecto del arquitecto Fernando de Retes
para remodelar ese espacio público resultante de la demolición del convento.
El sistema defensivo medieval constaba de una muralla,
una antemuralla y una liza intermedia. La liza se adecuó
provisionalmente como espacio de exposición, la antemuralla formada por una sólida tapia de hormigón, se
dejó tal como había aparecido. La muralla se encontraba
seccionada longitudinalmente desde la cota del suelo del
convento hacia arriba, ya que, antaño se pudo reducir su
espesor de casi 2,5 m para dar mayor anchura a los espacios conventuales que delimitaba. Además de ese corte
longitudinal, la muralla estaba perforada en varios puntos para abrir huecos de paso.
Fig. 1: Estado de la muralla antes de la intervención
242
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: Reconstrucción de la tapia, encofrada
a una cara
Fig. 3: Aspecto final de la muralla
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
243
CASoS DE ESTUDIo
Figs. 4-7: Imágenes del proceso de construcción
El nivel medieval asociado a la muralla se encontraba varios
metros hacia abajo, de manera que la estructura conservaba todo su espesor hasta una altura y, solamente a partir
del nivel de suelo del convento (prácticamente coincidente
con el actual de la calle), perdía la mitad de su grosor.
La opción adoptada consistió en devolver al muro su espesor, completándolo con el paso de ronda que servía de
acceso al torreón conservado en su extremo occidental. Al
paso de ronda se le devolvió el pretil, para entender mejor
la sección de la muralla, además de hacerla así más esbelta.
Todo ello se ejecutó mediante el uso de los materiales y
técnicas semejantes a los originales.
La primera operación consistió en preparar la base donde
plantar los tapiales para la nueva obra. La altura de cara
conservada no coincidía con la de tapias completas. La preparación de la base horizontal se realizó con mampostería
y ladrillo, de una forma semejante a las reparaciones que,
ya desde época medieval, había experimentado la muralla.
Los ladrillos se obtuvieron de una excavación cercana. Se
dejó testimonio sutil de la fecha de la actuación para evitar
confusión con los restos conservados, dando continuidad
a la línea del barzón existente en las costras originales, continuidad que no se produciría en una reparación de mampostería, a no ser que existiera una intención estética o semántica propia de planteamientos actuales y no de quien
sólo se plantea reparar una estructura.
Una vez preparada la base horizontal, condición de la tapiería aunque haya excepciones, se reconstruyeron1 las partes
desaparecidas encofrando con tapiales colocados en una
cara. Se cuidó el encuentro con la torre oeste, recurriendo a
marcas propias de la tapiería. El tipo de tapia utilizada en la
restauración corresponde a una tapia de tierra calicostrada,
es decir una tapia con su interior de tierra y reforzada en su
paramento exterior a base de una argamasa de cal2.
244
Teniendo en cuenta que uno de los valores del monumento
era de hito urbano y, además, serviría como espacio o marco de una exposición dentro del programa de actos celebrados en 1995 dentro del Legado Andalusí, parecía justificado el dejar vistas la agujas de madera utilizadas durante la
construcción, por una parte explicaban la técnica, por otra
añadían un valor escultórico a la intervención.
Posteriormente, en mi opinión se ha trivializado el recurso
de dejar las agujas vistas en otras restauraciones. Primero
porque a veces se hace en lugares donde nunca se utilizaron ese tipo de agujas. Segundo porque suponen un punto
débil de la estructura que sus constructores originales nunca hubieran dejado en una estructura defensiva.
NOTAS
Reconstruir es una palabra proscrita por la Ley. Sin embargo es
una de las opciones lógicas, sinceras y eficaces cuando se trata de
fábricas de tierra, y no tiene por qué provocar ninguna confusión
que es la razón de fondo para perseguir ese tipo de actuación.
1
La cal utilizada fue una cal aérea apagada por fusión durante
más de diez años, suministrada por Emilio Quílez Mesa. La empresa constructora fue ECISA.
2
BIBLIOGRAFÍA
LÓPEZ MARTÍNEZ, F.J. (1996): «Tres experiencias de intervención
sobre obras de tapia, en Murcia», en Rehabilitación del Patrimonio Arquitectónico y Edificación, pp. 379-383
LÓPEZ MARTÍNEZ, F.J. y MARTÍNEZ LÓPEZ, J.A., (1998): «La muralla islámica de Murcia, el tramo de Verónicas: una obra de tapial», en Arquitectura de tierra, pp. 255-266
MARTÍNEZ LÓPEZ, J.A. (1997): «Intervención en la muralla islámica de Murcia: el tramo del antiguo convento de Verónicas», en
Memorias de Arqueología 6, pp. 393-409
MARTÍNEZ LÓPEZ, J.A. (1999): «Intervención en la Muralla Medieval de Murcia: el tramo del antiguo convento de Verónicas.
Segunda campaña (mayo-septiembre 1993): los niveles islámicos», en Memorias de Arqueología 9, pp. 523-533
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER LÓPEz mARTÍNEz | mURALLA DE VERÓNICAS, mURCIA (1995)
Figs. 8-11: Imágenes del proceso de restauración y detalles de acabado
Fig. 12: Aspecto final de la muralla restaurada
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
245
CASTILLO DE MONTEAGUDO,
MURCIA (1995-1997)
Francisco Javier López Martínez
Monteagudo es hoy una pedanía del municipio de Murcia,
situada a unos 5 km del centro de la ciudad, al Nordeste.
La zona está ocupada al menos desde la Edad del Bronce.
En Monteagudo se sitúa uno de los complejos fortificados
más interesantes de la región, donde se aúnan las funciones defensivas, agrícolas y representativas.
De la estructura defensiva de mayor envergadura y altura
del castillo de Monteagudo se tienen noticias, al menos,
desde el siglo XI. Las estructuras de la fortaleza parecen
deberse, fundamentalmente, al emir de la taifa Ibn Mardanish (1124-1172) con quien la ciudad de Murcia tuvo
su época de máximo esplendor convertida en capital del
Sharq al-Andalus.
El castillo de Monteagudo es una obra de tapia de tierra
calicostrada o de hormigón, y posee algunas singularidades
defensivas como sus dobles torres en esquina. En los últimos 25 años se han realizado algunas intervenciones puntuales sin ninguna ilación ni planteamiento de conjunto.
En 1995, ante el peligro que presentaban algunos restos de
muralla que habían quedado en situación de voladizo sobre
Fig. 1: La recreación de la agujas que sirvió de armadura (1995)
246
el caserío actual de la población, y con la presencia de una
estructura de andamios instalada cinco años antes, se decidió intervenir por primera vez para reforzar y/o restaurar
uno de esos lienzos o torres.
Teniendo en cuenta la facilidad y dificultad que suponía la
presencia de los andamios, así como el problema de acceso al lugar de las obras, se optó por experimentar con la
proyección de material sobre los restos que tenían importantes pérdidas de material en toda su extensión y, especialmente, en aquellos socavados en su base. Para ello se
montó la maquinaria típica de la tecnología del hormigón
gunitado a unos 75 m del punto de aplicación. Los materiales a verter en el depósito eran: un mortero de cal aérea
en pasta previamente preparado en una amasadora, un pequeño porcentaje de cemento blanco y agua.
El espesor de material que se necesitaba proyectar era considerable (más de 50 cm en algunos puntos), por lo cual
hubo que realizarlo en varias pasadas. Con el fin de introducir una armadura en la gran masa de hormigón de cal,
se montó una estructura de madera, tratada previamente,
Fig. 2: Proyección de hormigón de cal sobre el muro (1995)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Aspecto del muro intervenido (1995)
Fig. 4: Intradós de la zona de actuación (1996)
Fig. 5: Obras en la muralla (1996)
Fig. 6: Detalle de las obras con la texturización de los acabados
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
247
CASoS DE ESTUDIo
8
9
Fig. 7: Imagen de las obras (1996)
Fig. 8: Cara interior después de las obras (1997)
7
Fig. 9: Vista exterior con las agujas sobresaliendo
Fig. 10: Vista general de la fortaleza con los trabajos ultimados
10
248
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER LÓPEz mARTÍNEz | CASTILLo DE moNTEAgUDo, mURCIA (1995-1997)
Fig. 11: Vista de la fortaleza desde la antigua carretera de Murcia a Alicante. La zona donde se intervino está situada a la derecha (2000)
basada en la disposición de las agujas de las tapias que existieron en su origen. Las maderas que recordaban las agujas
tenían una sección semejante a la original y, en su extremo,
se cortaron en forma de «V» como referencia al extremo
que presentan las que se hallan en el interior, después de
haber sido cortadas con azuela.
Aunque con dificultades, la intervención se pudo realizar
obteniéndose un resultado bueno desde el punto de vista
de la química y la mecánica. La mayor dificultad en este
tipo de técnica estriba en el control de la proyección, pues
puede desperdiciar mucho material y manchar puntos no
deseados de la estructura y del entorno.
En 1997, se hizo una nueva intervención a continuación
de la primera. Esta vez se usaron grandes cantidades de
material transportado manualmente, y se levantaron tapias al modo tradicional creando plataformas de trabajo y
plantando los tapiales por la cara exterior de las murallas.
Mientras que la actuación anterior produjo un acabado
«erosionado», ahora el acabado era de total novedad recuperando las aristas y trazado de las torres y lienzos.
Se utilizó la técnica de las agujas de madera perdidas, semejante a la original y, finalmente, se decidió no cortarlas
pensando que en otra intervención se podría llevar a cabo
esa operación, de modo que se podría «disfrutar» durante
un tiempo, de la visión de orden que proporciona la dis-
posición de las agujas (influenciados por la experiencia de
la muralla de las Verónicas, dos años antes). Las agujas siguen allí y no se ha regresado a la zona y también siguen
las estructuras metálicas que formaron las plataformas de
trabajo pensando en que se reutilizarían al poco tiempo.
La primera obra fue ejecutada por la empresa constructora «Grupo Victoria», mientras que la segunda fue realizada por Juan José Ros. En ambas se usaron argamasas
semejantes en su composición, no así en cuanto a su consistencia: mucho más fluida, lógicamente, para proyectar
que para apisonar. Asimismo, en la segunda intervención
se incorporó un gran volumen de mampuestos mezclados
entre la argamasa.
BIBLIOGRAFÍA
MANZANO MARTÍNEZ, J.A. (1998): «Fortificaciones islámicas en
la Huerta de Murcia: sector septentrional. Memoria de las actuaciones realizadas». En Memorias de Arqueología 7, pp. 389-441
NAVARRO PALAZÓN, J., y JIMÉNEZ CASTILLO, P. (1995): «Arquitectura mardanisí». En Arquitectura del Islam Occidental,
pp. 117-137
NAVARRO PALAZÓN, J., y JIMÉNEZ CASTILLO, P. (2012): «La arquitectura de Ibn Mardanîsh: revisión y nuevas aportaciones» en
BORRÁS GUALIS G. & CABAÑERO SUBIZA B. (Coords): La Aljafería
y el Arte del Islam Occidental en el siglo XI, Institución Fernando
el católico, Zaragoza, pp. 291-350
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
249
MURALLA DE LA ALBERZANA,
GRANADA (1998-2009)
Francisco Javier Gallego Roca
PERFIL HISTÓRICO DE LA ESTRUCTURA
El análisis histórico o perfil histórico de la estructura adquiere especial relevancia en todo proyecto de restauración. El conocimiento histórico es fundamental en el proyecto de restauración, como garantía de la protección del
valor documental de la arquitectura. La Carta de Venecia
en su artículo noveno reconoce la importancia de la lectura histórica: «la restauración estará siempre precedida
y acompañada de un estudio arqueológico e histórico del
monumento».
Este método de aproximación al patrimonio arquitectónico se realiza a través de las fuentes documentales, referidas
directa o indirectamente al monumento, y del estudio del
propio monumento como fuente documental. Estos estudios básicos se complementan con estudios específicos: el
histórico-constructivo y el histórico-artístico, junto con el
estudio de síntesis.
Previamente a la restauración versus conservación de la
Muralla de la Alberzana recogimos noticias sobre la historia de la muralla mediante búsqueda en archivos, recopilando las fuentes bibliográficas existentes así como
mapas, planos y grabados que suministraron datos muy
interesantes entre los que merecen citarse la Plataforma
de Vico (1612); el Mapa topográfico de Dalmau (1796);
el Plano de Contreras (1872), el de Bertuchi (1894)...
material que permitió analizar histórica e historiográficamente esta singular estructura arquitectónica. Son evidentes algunos signos característicos que denotan cierta
alteración del estado de solicitaciones debidas, con toda
probabilidad a cedimientos del terreno que sirve de apoyo
a la estructura.
Se realizó un análisis estratigráfico arqueológico. La intervención se articuló sobre el estudio de la forma originaria del recinto amurallado, visto a través de su sección,
con la relación entre el muro, el foso y el terraplén interior, y el estudio estructural de las murallas, a través de
lectura estratigráfica de los alzados y la relación entre los
diversos estratos.
250
Especial significación tuvo la documentación referida a
las sucesivas intervenciones acometidas a lo largo de la
historia sobre las murallas granadinas, permitiendo analizar la compatibilidad de los materiales y los sistemas
constructivos utilizados contrastándose su resultado con
el paso del tiempo.
MURALLA DE LA ALBERZANA: ANÁLISIS
DE LAS TÉCNICAS Y LOS SISTEMAS
CONSTRUCTIVOS
Una inspección detallada de la información que presentan
los muros y el estudio comparativo con otras construcciones similares permitió el análisis del sistema constructivo
utilizado para levantar la también denominada Cerca de
Don Gonzalo.
La muralla y gran parte de los muros construidos en época
nazarí fueron ejecutados con la técnica de la tapia calicostrada. El sistema consiste en levantar un muro de tapia de
tierra y un revestimiento o costra de mortero de cal en una
operación simultánea, lo que permite un ahorro considerable de cal en la construcción del muro y garantiza un acabado superficial rico en aglomerante y altamente resistente a
los agentes atmosféricos.
La técnica de la tapia consiste en apisonar tierra por tongadas en el interior de dos tableros de madera denominados
tapiales, que actúan como encofrado y dan forma al muro.
En el caso de la tapia calicostrada el procedimiento se basa
en revestir interiormente los tableros con un mortero de
cal antes de proceder al vertido de la tierra. Al realizar el
apisonado, los dos materiales quedan fundidos, presentando un característico acuñado que garantiza el perfecto
anclaje entre el revestimiento y la masa interior del muro.
La altura de los tableros del encofrado define cada una de
las tapias con las que se construye un muro y establece la
modulación en una fábrica de tapia. Un estudio detallado
de la geometría de la muralla de la Alberzana nos permitió
precisar que la altura de cada uno de sus hilos podría estar
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Vista de un tramo de muralla posterior a la restauración
en torno a los 84 cm, dimensión habitual en los tapiales
hispanomusulmanes y que puede asimilarse a la longitud
de una vara (835,9 mm). Era frecuente medir la altura
completa de una muralla por el número de hilos con los
que estaba construida. En nuestro caso, los lienzos poseen
una altura escalonada que oscila entre seis y nueve hilos de
tapia con una anchura media de 126 cm, que se define mediante la separación de los tableros y que puede asociarse a
la longitud de una vara y media.
Para la sujeción de los tapiales se utilizaban unos travesaños de madera denominados agujas, que se colocaban
transversalmente sobre los muros para el apoyo del encofrado. En el caso de la Cerca de Don Gonzalo, las agujas
de madera no eran pasantes, es decir no atraviesan todo
el espesor del muro, sino que se disponían pares de agujas
alineadas con una separación entre ejes de 50 cm y una
longitud en torno a 45 cm. Estos travesaños de madera, de
los que encontramos restos, tenían una sección rectangular de 2x7 cm y se anclaban a la tapia inferior ya construida
mediante dos o tres ejiones o estaquillas de madera de 10
cm de longitud, que permitían además anudar un ramal de
esparto que arriostraba los costales de la tapia durante el
apisonado.
Durante los trabajos de restauración se ha podido localizar
dentro de la masa del tapial una serie de perforaciones con
sección circular y un diámetro aproximado de 3 cm (véase
la lámina del sistema constructivo). Su carácter ritmado y
la disposición que presentan nos induce a pensar que pudiera tratarse de las huellas de los codales que se utilizaban
para apuntalar interiormente los tableros. Los orificios
arrancan de las agujas de madera y discurren en sentido
transversal a los muros con una inclinación en torno a 60
grados. Su longitud oscila entre 100 y 120 cm finalizando
antes de tomar contacto con el tablero opuesto. Esta disposición podría deberse a que el codal era cortado cuando
la masa de tierra de la tapia cubría dos tercios de su altura
y ya no era necesaria su función, facilitando así el vertido y
apisonado del resto del muro.
La aparición de restos de madera cilíndrica en el interior de
alguno de los orificios encontrados y la sección longitudinal
de uno de ellos que se puede apreciar en el fragmento de
muro seccionado situado junto al torreón de la carretera de
Murcia, parece apoyar esta hipótesis. Sin embargo, debemos
considerar que el sistema podría haber sido utilizado en el
sector estudiado sin excluir otras formas de acodalamiento
alternativas en otras zonas de la misma muralla.
Una vez apisonada toda la masa y con el material de la costra todavía fresco, se retiraban los tapiales y se cortaba la
tomiza de esparto y el trozo de aguja que sobresalía del paramento, procediendo a un corte que se efectuaba rehundido sobre el plano del paramento.
El acabado se realizaba tapando los huecos producidos por
las agujas y las posibles coqueras y desperfectos superficiales, mediante el aporte de pelladas de material con el
mismo tipo de mortero utilizado en la costra, procediendo finalmente a un alisado superficial que disimulaba los
añadidos y que era realizado probablemente con la llana
al objeto de tapar los poros y mejorar la impermeabilidad
superficial. El prolongado tiempo de fraguado del mortero
de cal de la costra permitía realizar el tratamiento cuando
la masa estaba aún fresca y en un número importante de
tapias, anulando las marcas de cada una de las tablas del
encofrado, las juntas entre tapiales y las propias de los mechinales, dotando al paramento de un acabado continuo y
homogéneo sin que se produjeran juntas o suturas.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
251
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 2: Detalles constructivos de la muralla
Fig. 3: Replanteo de la aguja
de madera, ejión de fijación y
cuerda de esparto
Fig. 4: Aguja de madera original
situada en el interior del muro
Es así que sólo encontramos juntas de trabajo -en talud o
escalonadas-, en localizaciones concretas de los muros, y
que debido a las características que presentan hacen pensar que pudieran tratarse de juntas estacionales o cortes de
tajo definidos.
Esta hipótesis sobre la construcción de la muralla requería un sistema de construcción que podríamos denominar
como continuo. La organización de los trabajos necesitaba la participación de diferentes cuadrillas especializadas
cuya labor se realizaría con la suficiente sistematización
que permitiese construir los distintos niveles del muro de
forma simultánea y escalonada, facilitando el tratamiento
final de acabado.
252
Fig. 5: Impronta de la sección
inclinada del codal
Fig. 6: Restos de orificios de
los codales de madera
En un tramo de muralla anexo al sector donde se han realizado las obras de restauración se han encontrado restos
del peto y del perfil almenado con el que pudo coronarse
la totalidad del recinto amurallado. Los restos encontrados deberán ser sometidos a estudio y análisis particular
al objeto de precisar su geometría y características. Así
mismo, en los escalones laterales de los sectores de nuestra intervención se pueden encontrar diferencias de coloraciones debidas a distintos niveles de suciedad que inducen a pensar la existencia de dicho peto de protección.
Los trabajos de excavación de tierras y rellenos artificiales
realizados en la base de los muros han permitido sacar a
la luz restos de la zarpa que sirve de apoyo y cimiento a la
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER gALLEgo RoCA | mURALLA DE LA ALBERzANA, gRANADA (1998-2009)
Fig. 7: Ejemplo de reintegración en la base de la muralla
muralla. Su factura presenta un hormigón de cal apoyado
directamente sobre la roca madre o formación Alhambra,
encontrando sectores en los que ésta ha sido trabajada con
el fin de asentar los tapiales y nivelarlos.
La excavación de la base de los muros nos permitió observar las huellas de los tableros de madera que formaban los
tapiales o encofrados así como la impronta de los clavos
que fijaban estos tableros con el listón transversal de madera o barzón que los unía.
La intervención sobre una estructura arquitectónica como
la presentada en este proyecto de restauración está lejos
del tipo de intervenciones que se conciben como reestructuración estática en que se actúa con una serie de masivas
intervenciones que retoman, con criterios largamente extensivos, la cultura de los nuevos materiales, en particular
del acero y del hormigón armado, desarrollando una estrategia de restauración estructural que busca remodelar las
antiguas fábricas según los esquemas existentes propios
de los materiales modernos. En este caso se ha adoptado
un proceso metodológico y de reflexión crítica producida a
través de la investigación realizada sobre las fábricas arquitectónicas, verdadero texto expresivo de la materialidad y
el significado arquitectónico.
Este proyecto de conservación arquitectónica se ha realizado en ámbito universitario, en lo que podría denominar
una nueva mentalidad técnica en la restauración arquitectónica. Nuestra visión está alejada de la restauración de las
obras de arte mueble (en cuanto la arquitectura es consustancial a los sistemas constructivos y estructurales), huyendo de la acepción más soft de la construcción. Creemos
también que a través de la hiper-tecnología no se ha logrado dar respuesta a los problemas constructivos de la
restauración arquitectónica sino a través del profundo conocimiento de la arquitectura en su instante histórico-material-constructivo aspecto tan esencial como el estilístico.
Hemos partido de una serie de premisas fundamentales en
la investigación llevada a cabo en el proyecto de restauración arquitectónica. Todo proyecto parte de una carencia
histórica: la ausencia de una documentación rigurosa de las
preexistencias coloca al arquitecto ante una interpretación
histórica, siempre nueva con el objetivo de afrontar con
suficientes garantías el proyecto de restauración. Surgen la
mayoría de las veces elementos inciertos que debe ordenar
y clarificar en el proceso de análisis de la arquitectura.
Otro aspecto que ha sido esencial en el desarrollo del trabajo ha sido el respeto a la sinceridad constructiva de la obra
arquitectónica, concepto que contempla la intervención
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
253
CASoS DE ESTUDIo
sobre la arquitectura desde su concepción como organismo y no simplemente desde la perspectiva de los valores
estilísticos.
El proyecto de restauración debe afrontarse desde el campo de la investigación aplicada de modo que permita interpretar adecuadamente la estructura de las murallas identificando las transformaciones sufridas, confiriéndole una
adecuación estructural controlada con medios compatibles
y reversibles (reintegraciones de muros, consolidaciones
estructurales, consolidaciones superficiales, tratamientos
específicos...)
André Malraux, uno de los grandes pensadores del siglo
XX, ha escrito que «la belleza es uno de los mayores enigmas de nuestro siglo». Las murallas del Albayzín, el paisaje
de Granada tienen este atributo en su calidad arquitectónica y urbana. Esta premisa ha estado siempre presente en
este proyecto de intervención sobre el patrimonio arquitectónico.
Sin embargo, en el desarrollo de este proyecto hemos sentido la necesidad de trascender a través de los estudios realizados e incidir en el territorio. Se puede afirmar que de
la restauración arquitectónica hemos pasado a la necesidad
de la restauración del territorio (o recuperación urbana). Las
palabras del arquitecto catalán Josep Maria Sostres nos
sirven de reflexión final a este trabajo:
«Estamos viviendo, somos protagonistas de un fenómeno
de autoinutilización de la ciudad actual. El crecimiento progresivo dentro de los límites tan rígidos como los que nos
ofrecen las ciudades del siglo pasado había de llevar fatalmente a la presente situación. En vano se van proponiendo
soluciones de emergencia en esta lucha para prolongar la
vida de nuestras ciudades, a la vez que las dificultades a
una escala inabordable. Se comprende que una de las actividades que en cierto modo pueden también motivar una
importante creación es el problema de reforma y remodelación urbana, la cual no será posible sin los sacrificios que
requerirán las soluciones radicales que hayan de adaptarse.
Este problema de reforma de la ciudad actual ha de tratarse
lógicamente en términos muy distintos de los del urbanismo y del planeamiento en el espacio libre».
CRÉDITOS
Han participado en el proyecto como investigadores, y
colaborado en el laboratorio de restauración desarrollado durante la intervención de la restauración en diferentes fases del proceso los siguientes: José Ramón Arango
González, profesor titular de la Universidad de Granada;
Montserrat Castelló Nicás, profesora asociada de la Universidad de Granada; Antonio Gómez-Blanco Pontes, profesor asociado de la Universidad de Granada; Elisa Valero Ramos, becaria de investigación de la Universidad de
254
Fig. 8: Vista de un acceso en recodo
Granada. Arquitecto técnico en la dirección del proyecto:
José Manuel López Osorio; levantamiento fotogramétrico:
Antonio Almagro Gorbea, arquitecto CSIC.; levantamiento
crítico: Javier Abadía Molina, arquitecto técnico, TARMA
s.c.a. y Francisco Urbistondo Tamayo, arquitecto técnico;
estudios arqueológicos: Sonia Ruiz Torres, arqueóloga,
Justo Banqueri Forns-Samsó, arqueólogo, Jorge Padial
Pérez, arqueólogo y Carlos Vílchez Vílchez arqueólogo; seguimiento de los trabajos de restauración: Beatriz Martín
Peinado, restauradora y Manuel Fernández Magan, restaurador; estudios de caracterización de materiales Eduardo
Moreu Jalón, arquitecto, INCE, y Francisco Martín Peinado, geólogo; estudio geoconoscitivo: GEOCISA; estudio
estructural: Francisco Jurado Jiménez, arquitecto; estudio
termográfico: SETER Consultores S.A.; empresa encargada
del trabajo: Fernández Adarve S.L.; encargado de los trabajos de intervención: Mariano Martín García, arquitecto
técnico; encargado de los trabajos de intervención: Herminio Jiménez Jiménez.
NOTA
Las obras se han desarrollado en 3 fases:
- 1998-99: obras de consolidación de las murallas
- 2005-09: intervención de recuperación urbana del entorno
- 2008-09: consolidación de la Puerta de San Lorenzo
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FRANCISCo JAVIER gALLEgo RoCA | mURALLA DE LA ALBERzANA, gRANADA (1998-2009)
Fig. 9: Ejemplo de reintegración de la muralla
Fig. 10: Vista general de la intervención con la adecuación del entorno
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
255
CASTILLO DE FORNA EN L’ATZUVIA,
ALICANTE (2001-2003)
Rafael Soler Verdú,
Alba Soler Estrela y
Enric Paredes Vañó
El castillo fortaleza de Forna es un inmueble de altísimo
valor patrimonial, que goza de la máxima protección legal
como Bien de Interés Cultural. De extraordinario valor
arquitectónico, el palacio encastillado del trescientos está
configurado a partir de una preexistente torre almohade.
La fortificación, de planta cuadrangular, sitúa las torres en
las esquinas enlazadas por potentes muros de tapia, ejecutados por constructores mudéjares. En su interior, alrededor de un gran patio central, se disponen en varias plantas
las estancias de un refinado palacio gótico mediterráneo.
Las torres, cortinas exteriores y muros interiores del recinto se entrelazan generando un sistema estructural complejo de muros que constituyen la trama resistente que apea
bóvedas en los niveles inferiores y la alfarjía desaparecida
en el nivel superior,
El castillo tiene un gran valor como documento de historia
material, dándose la circunstancia de que sobre sus restos
apenas se ha intervenido, son por tanto de una excepcional autenticidad. A pesar de su gran valor patrimonial, tras
haber sobrevivido a varios terremotos, el estado anterior a
la restauración era de ruina debida a un prolongado aban-
dono. La desaparición de las cubiertas, salvo la torre almohade, ocasionaba que los muros se desmoronasen desde
la coronación. Se conservaban algunos arcos de fábrica
de ladrillo que apeaban sus huecos, mientras que en otros
quedaban solo fragmentos al borde de la inestabilidad, o
habían prácticamente desaparecido.
CRITERIOS DE INTERVENCIÓN
La lectura arquitectónica, atenta a los múltiples valores del
monumento, es el marco conceptual de la restauración. La
metodología se basó en un levantamiento arquitectónico
del organismo edificado en su estado actual y en el estudio funcional de los sistemas constructivos así como de las
técnicas y los oficios empleados. Los estudios mecánicos,
estructurales y constructivos de los muros merecieron una
consideración especial. Complementariamente a las fuentes documentales, el estudio arqueológico supuso un registro exhaustivo de los materiales encontrados.
La consolidación urgente se centró preferentemente en la
estabilización del conjunto de torres y murallas, en fase de
acelerado desmoronamiento, respetando su lógica cons-
Figs. 1 y 2: Antes de la intervención
256
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
tructiva y su modulación. Los muros se recuperaron solo
hasta el nivel estrictamente necesario, con el objetivo de
asegurar su estabilidad y dotarles de una protección adecuada de su coronación. Los grandes vaciados existentes, los
huecos en los muros, son puntos críticos que requirieron
de una especial atención y delicadas operaciones constructivas. La intervención en los arcos necesitó de minuciosos
levantamientos métricos y pormenorizados estudios de sus
trazas, diferenciando los elementos que se restituyeron mediante sutiles retranqueos o tratamientos.
TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
Durante las reiteradas visitas y superando numerosas dificultades comunes a los trabajos de campo, se realizó una
lectura arquitectónico-constructiva, incidiendo especialmente en determinados puntos críticos, para verificar o
encontrar respuesta a determinadas cuestiones.
Se procedió a definir las técnicas y sistemas constructivos
con los que se había ejecutado. Por su trascendencia en la
intervención, las tapias fueron estudiadas con rigor. Se
catalogaron las diversas clases existentes en función de
sus características: tapias de hormigones de cal con mampuestos, tapias de capas alternas de tierra y cal (calicostradas), tapias con ladrillo (tapias valencianas). También
se definieron las fábricas de ladrillo ubicadas en esquinas
y vanos de los muros. Se prestó especial atención a los enlaces, encuentros, elementos de coronación o apoyos de
los alfarjes, así como a la solución de los vanos. Se dedicó
una atención detallada a las tablas, agujas, o a cualquier
impronta lo que permitió definir el proceso constructivo
de las tapias.
A partir del conocimiento anterior, la recuperación de volúmenes perdidos se hizo respetando el módulo constructivo de la construcción original, generado por la altura y
longitud de los encofrados utilizados. Se procedió a la colocación de tablas posicionadas respecto a los paramentos
existentes y el posterior vertido de un mortero de cal incorporando cemento blanco de bajo contenido en sales, pigmentos y grava, y agua en pequeña cantidad, después de
realizar una serie de ensayos para verificar sus propiedades
y pruebas de compactación y puesta en obra.
RESULTADO
El proyecto se centró preferentemente en la reparación de
las fábricas, mediante el saneado, tratamiento de consolidación y recuperación de los niveles a partir de los restos
existentes. Todo ello con el objetivo de asegurar su estabilidad y dotarles de una coronación adecuada. Fueron
objeto de una especial atención el conjunto de arcos que
son puntos singulares de los muros. Entendida su mate-
Figs. 3, 4 y 5: Durante la intervención
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
257
CASoS DE ESTUDIo
Figs. 6, 7, 8, 9, y 10: Después de la intervención
258
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
R. SoLER VERDÚ, A. SoLER ESTRELA y E. PAREDES VAÑÓ | CASTILLo DE FoRNA EN L’ATzUVIA, ALICANTE (2001-2003)
rialidad como documento de excepcional autenticidad, se
respetaron todas las huellas e improntas, así como los revestimientos superficiales y pátinas en los paramentos, de
indudable valor funcional y estético.
Aunque sólo fuera por razones de estricta conservación,
era imprescindible dotar al conjunto del palacio fortaleza
de una cubierta que preservara las estancias inferiores. Era
necesario proteger los frágiles revestimientos de los muros, los escasos restos de los pavimentos, las bóvedas y, en
general, todos los sistemas constructivos que sufrían un
fuerte deterioro expuestos a la intemperie e incluso inundados por las lluvias. En esta primera fase, la actuación en
las cubiertas quedó reducida al ámbito de la zona norte y
este. La elección de estas salas fue debida a que en la torre
este se conserva la cubierta original. En esta, se dispuso
superiormente una capa de mortero de cal separada por
una membrana geotextil no adherida, una actuación mínima de gran efectividad para la recuperación y protección de
la cubierta almohade. En la torre norte, se procedió a disponer de una sobrecubierta de tableros de madera y chapa
de cobre que flotan sobre los restos de la cubierta gótica.
Esta intervención fue necesaria debido a que en las plantas
inferiores se encuentran restos de pinturas murales y grafitos históricos de gran valor, expuestos a un veloz deterioro
fundamentalmente por la entrada de agua procedente de
las plantas superiores y cuyos techos abovedados estaban
agrietados, debido fundamentalmente a la misma causa.
Complementariamente se proyectó un sistema de drenaje
de todo el conjunto para evacuar el agua de lluvia y evitar
que periódicamente inunde las salas semienterradas y la
torre oeste. Otro objetivo primordial era facilitar el acceso
del público a las zonas consolidadas. Para ello fue imprescindible situar unas escaleras y disponer unos pavimentos
que floten sobre los restos de los originales que se conservan y que de este modo se protegen.
La actuación frenó el proceso de deterioro y mejoró la accesibilidad, siendo elevado el número de visitas que recibe en
la actualidad. No obstante, la actuación de emergencia, de
ajustadísimo presupuesto, fue considerada como una primera fase, quedando pendientes cuestiones a resolver. Las
salas y torres de los ámbitos sur y oeste están a la espera de
una intervención que resuelva los problemas causados por
la desaparición de sus cubiertas y derrumbes. Actualmente
presenta además problemas debidos al vandalismo y a la
falta de mantenimiento.
BIBLIOGRAFÍA
SOLER ESTRELA, ALBA (2005): «Los arcos desaparecidos, aportaciones de los levantamientos métricos a su conocimiento». Investigando los Bienes Arquitectónicos. Departamento Expresión
Gráfica Arquitectónica. Biblioteca TC, Valencia
SOLER ESTRELA, ALBA (2002): «Arquitectura defensiva. La fortaleza palacio de Forna. Lectura arquitectónica constructiva.» IV
Seminario Internacional Forum UNESCO, Valencia
NOTA: Todas las fotografías han sido realizadas por Rafael y
Alba Soler
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
259
MURALLA DE LORCA (2002-2009)
Francisco José Fernández Guirao
La denominada muralla de Lorca se corresponde realmente con la cerca del segundo recinto amurallado de la ciudad,
siendo el primero el propio de la fortaleza que desde lo alto
domina la población y su entorno.
Esta línea fortificada, formada por cortinas y torres rectangulares en algunas de las cuales se emplazaron puertas en
codo simple, se extendió durante la Edad Media y Moderna por buena parte del actual núcleo urbano, asegurando
así tras los lienzos amurallados a unos ya populosos arrabales (Martínez & Munuera 2009: 230), quedando con el
paso del tiempo y el crecimiento de la ciudad la cerca inmersa y absorbida en la trama urbana. Este hecho ha sido
determinante para su conservación, ya que a partir del siglo XVI, cuando perdió su carácter defensivo y la ciudad se
expandió extramuros, la mayor parte de su trazado fue reaprovechado como parte de viviendas o como cimentación
por sucesivas construcciones. Quedaron conformando dos
niveles que condicionaron y condicionan el urbanismo de
una gran parte de la ciudad (Martínez 2004: 139).
De su uso urbano, y arrancando desde la pequeña fortificación de la Velica –de la que apenas quedan restos– surgen en
el entorno de la muralla las calles de Azacaya o Caños, de la
Rambla, de los Pozos, Cava, Zapatería, Abad de los Arcos, etc.
La muralla ha sido utilizada como muro por importantes edificaciones: Convento de las Mercedarias de Madre de Dios de
Consolación (siglos XVII-XVIII), el Real Colegio de la Purísima (siglo XVIII), la desaparecida iglesia medieval de San Jorge (siglo XIV), la Colegiata de San Patricio (siglos XVI-XVII),
el Pósito de Panaderos (siglo XVI) y el Pósito de Labradores o
la Cárcel (siglo XVIII), subiendo, en fin, hasta las cercanías de
San Pedro para engazarse de nuevo con la fortaleza. Aún hoy
en día buena parte de su trazado, con un perímetro de unos
1.400 metros, discurre oculto entre edificaciones por lo que
sólo una atenta mirada puede apreciar en su correcta medida
sus características (Guirao 1993: ficha 23).
Los últimos estudios apuntan a que la mayor parte de las
murallas lorquinas fueron construidas con tapias durante
260
la primera mitad del siglo XII, reconstruyéndose casi en
su totalidad durante el período almohade a partir de 1172
(Martínez 2012: 579). En la actualidad las tapias quedan
restringidas a las cimentaciones y parte baja de los alzados
de torres y cortinas, mientras que la mayor parte de los
alzados están realizados en mampostería, que sustituye o
forra la tapia cuando ésta se ha deteriorado o arruinado.
La muralla de Lorca y sus torreones tienen la consideración
de Bien de Interés Cultural con categoría de monumento
por aplicación de la Disposición Adicional Segunda la Ley
16/85, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español,
discurriendo la mayor parte de su trazado por el Centro
Histórico de Lorca que está declarado igualmente Bien de
Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico.
La muralla dispone de un Plan Especial de Protección
(PEPML) redactado por el arquitecto D. Alfredo Vera Botí y
por los arqueólogos D. Indalecio Pozo Martínez, D. Alfonso
Robles Fernández y Dª Elvira Navarro Santacruz, en 2004
y aprobado definitivamente en febrero de 2006.
Los tipos de tapia documentados (Martínez 2012: 127),
en función de su situación y uso son: para las partes inferiores fundamentalmente se emplea tapia de hormigón de
cal y morrillo y tapia de hormigón de cal con mampuestos
de relleno, de la que existen ejemplos de elementos completos. Para las partes superiores se conservan ejemplos
de tapia calicostrada (de la que se encuentran igualmente
elementos completos) y tapia encajonada entre verdugadas y machos.
Durante la última década se han ido ejecutando diversos
proyectos e intervenciones en la muralla de Lorca, intervenciones que tuvieron en el año 2002 su eficaz inicio con
el derribo de una serie de edificaciones que, paralelas al
margen derecho del cauce del río Guadalentín, enmascaraban y reutilizaban un importante tramo de muralla
medieval. Pese a las interrupciones y los efectos de los
seísmos de 11 de mayo de 2011, estas acciones parecen
tener continuidad.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Figs. 1 y 2: Torre 23 o torre Rojano antes y después de su restauración
Figs. 3 y 4: Torre 6 antes y después de su restauración
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
261
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: Vista del tramo de muralla de la calle Rambla, entre las torres 4 y 5
Los primeros proyectos son obra del equipo «Mimarq,
Arquitectura y Arqueología», formado por los arquitectos
Francisco Javier López Martínez y Ricardo Sánchez Garre
con la colaboración del arqueólogo José Antonio Martínez
López y las arquitectas Ana Bernal Canales y Ana Cantero
Marhuenda. Son dos proyectos consecutivos, de los años
2003 y 2005, que permitieron sacar a la luz un tramo continuo de muralla entre las calles Rambla y Pozos de unos
140 metros de longitud, que parece enlazar con la cercana
puerta en recodo del Porche de San Antonio.
La intervención propia en tapias se centró en las conocidas como torres 4 y 6, situadas ambas en el extremo
noroeste de este tramo de la muralla, siendo la estructura
de la cerca urbana más cercana al cauce del río Guadalentín. Con anterioridad a su restauración, se encontraban
muy deterioradas por su continuada reutilización como
viviendas. En el caso de la torre 6 las medidas de los cajones empleados oscilan entre los 75, 80 ó 90 cm de ancho
y los 2,82 m de largo. Como barzones se emplean costales
cuadrados de 5 cm de ancho que hacen las veces de mechinal de la tapia original.
Los materiales empleados para la recuperación de las tapias fueron los siguientes: 1 parte de arena; 2 partes de grava del 1, 2, 3 a partes iguales; 3 partes, más 1/4 de mortero
de cal; 3/4 de cemento blanco; 1/8 de cemento gris para
acelerar el fraguado de la cal y 1/16 de arena roja (Gallardo
2003: 328).
La mezcla de patinado de los mismos se consigue con un
pigmento inorgánico en polvo que se mezcla con otros en
agua y luego se vaporiza sobre las tapias para que adquieran la tonalidad deseada en función del color.
262
Fig. 6: Torre 6 tras su restauración
Esta primera y verdadera intervención en tapia en la cerca
del muro fue a nivel de calle, bastante contestada por el impacto visual que suponía el cambio de mampostería, aceptado en el imaginario popular, por la presencia de la técnica
de la tapia. Pasada ya casi una década desde el inicio de los
trabajos se ha asumido la atrevida propuesta como propia.
En solución de continuidad, el Excmo. Ayuntamiento de
Lorca, encargó en junio de 2010 al equipo «FGH arquitectos», formado por los arquitectos Francisco José Fernández Guirao, Jerónimo Granados González e Isabel María
Hernández Sánchez, la recuperación integral de todo el
tramo de muralla descubierto en las intervenciones anteriores. Se trata de un proyecto de gran envergadura, con
un presupuesto cercano al millón de euros, que sigue los
presupuestos anteriores de recuperar la tapia en torres y
puertas dejando las cortinas con su mampostería vista. Las
obras se ultimaron en el año 2014.
La intervención comprende un total de cinco torres (T3 a
T7) así como cinco cortinas (de C6 a C10) con una longitud
total aproximada de 185 metros. En proyecto se prevé una
limpieza y recuperación de muro de tapia realizado a base
de mortero de cal grasa y arena, con dosificación 1:3, con
adición de colorante de pigmentos naturales, confeccionado
en obra, y la reconstrucción o restauración de los dos tipos
de tapias existentes: de hormigón ciclópeo de cal (cal, arena
de río y árido rodado), a una o dos caras vista y calicostrado,
a una o dos caras vista, realizado a base de pasta preparada
con tierras naturales, y mortero de cal, colocada en tongadas.
Por último, no dejando de mencionar algunas intervenciones menores y de carácter aislado, y de no muy afortunado resultado en el Colegio de las Madres Mercedarias,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 7: Vista del tramo de muralla de la calle Rambla: cortina 9, torre 6
los pasados seísmos del 11 de mayo de 2011, que tanto
daño hicieron en el patrimonio lorquino no tuvieron tanta
repercusión sobre las obras de tapia, aunque no puede decirse lo mismo de las posteriores lluvias torrenciales, y sus
inevitables inundaciones de septiembre del año 2012 que
provocaron el colapso parcial de la torre 5. Los seísmos sí
que afectaron a las construcciones que se apoyaban o se
servían de la muralla, perdiéndose así la torre 12, que se
suma a la perdida anteriormente torre 9.
Motivado por los terremotos y gracias al 1% cultural, se ha
acometido un proyecto de restauración de la muralla entre
el Porche de San Antonio y la Torre Rojano de la mano de
los arquitectos Rafael Pardo Prefasi, Severino Sánchez Sicilia, Inmaculada González Balibrea y del arquitecto técnico
Pedro E. Collado Espejo. El proyecto se concentra en elementos concretos de este tramo de muralla, continuidad
del recogido anteriormente, y en particular en la torre 9,
cortina 17, torre 23 (conocida como de Rojano) y las cortinas 26 y 27. De especial importancia la torre Rojano, una
de las últimas reconocidas en el contexto urbano. Es de
tamaño medio y planta sensiblemente rectangular (frente
5,70 m, alzados laterales 4,50 m y 6,80 m). Levantada sobre una rezarpa sobre la roca base, sobre esta se levantó un
primer cuerpo macizo y levemente ataludado de 3,60 m de
altura formado por tapias de cal y canto de 2,70 m de longitud y 0,80 m de altura de las que en el alzado se conservan
varias agujas de madera, dispuestas en los mechinales. Un
dato significativo y diferenciador de este torreón, es que
presenta los ángulos del primer cuerpo de la torre redondeados. La incógnita o singularidad de este cambio viene
dada por estar construidas las dos esquinas en el mismo
módulo o cajón, como así lo atestigua el mechinal conservado (Gallardo 2013: 56). El resto de la torre debió de ser
hueca y se construyó en una segunda fase, para lo cual se
recortó y niveló la cuarta tapia del alzado de la parte inferior del torreón (Martínez 2012: 171). Los materiales empleados y su proporción para las tapias es la siguiente: 1 de
cal; 3 de arena, 1/8 de cemento blanco. La grava utilizada
es del «1» (2,5 partes) y del «3» (1,5 partes). Terminado el
proceso de restauración recientemente como consecuencia
de los seísmos del 11 de mayo, es aún pronto para valorar
el comportamiento de los materiales empleados y su natural envejecimiento.
BIBLIOGRAFÍA
GALLARDO CARRILLO, Juan y otros (2003): Memoria de la Intervención Arqueológica en la Muralla de Lorca a su paso por la
Calle Rambla. Lorca, 2003. Inédito
GALLARDO CARRILLO, Juan y GONZÁLEZ BALLESTEROS, José
Ángel (2013): Informe del análisis arqueológico preventivo de
estructuras emergentes de apoyo a la restauración y a la estratigrafía mural en Porche de San Antonio. Lorca. Inédito
GUIRAO GARCÍA, Juan (1993): Comentario histórico estilístico
a las fichas del PEPRI de Lorca correspondientes a la muralla,
Manzana 1. Lorca
MARTÍNEZ LÓPEZ, José Antonio y MUNUERA NAVARRO, David
(2009): Por tierra de castillos. Guía de las fortificaciones medievales de la Región de Murcia y rutas por sus antiguos caminos.
Ediciones tres fronteras. Murcia
MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, Andrés (2004): «Lorca, ciudad amurallada». Alberca nº2. Asociación de amigos del Museo Arqueológico de Lorca. Lorca. Pp. 139-166
MARTÍNEZ RODRÍGUEZ, Andrés (2012): Las Fuentes Arqueológicas para la Reconstrucción Histórica de Lorca entre la segunda
mitad del siglo XII y la primera mitad del siglo XIII. Tesis Doctoral.
Universidad de Murcia. Inédita
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
263
RECINTO FORTIFICADO DE REINA,
BADAJOZ (2002-2010)
Miguel Rocha
La fortaleza de Reina está situada en el sur de Extremadura, provincia de Badajoz, en las proximidades de la ruta
que une esta ciudad con Córdoba y Granada. Ubicada en
un cerro en las estribaciones de Sierra Morena, domina la
comarca de la Campiña Sur. Pertenece al término municipal de la actual población de Reina y su propietario es el
ayuntamiento.
Es una fortificación de forma poligonal, sensiblemente
trapezoidal, con catorce torres, y en su interior estaba el
alcazarejo, del que solo se intuye por los escombros el lienzo sur. También se encuentra dentro de su perímetro la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves y los restos de lo que fue la
Casa de la Encomienda.
La forma que muestra en la actualidad corresponde a una
construcción almohade del siglo XII, con diversas intervenciones posteriores entre las que se destacan las realizadas
en el siglo XV por la Orden de Santiago y otras al inicio y a
finales del siglo XVI (Gibello Bravo 2007).
Es una construcción de muros de tapia erigidos sobre un
zócalo de piedra de altura variable en función del terreno, en la casi totalidad del perímetro, excepto en algunos
casos donde se ha construido directamente sobre la roca
natural (fig. 1).
A pesar de alguna intervención puntual contemporánea
que hemos detectado1, a finales del siglo XX la fortaleza de
Reina se encontraba en inminente estado de ruina debido
al abandono. Erosionadas por la acción del aire y del agua,
algunas partes de la denominada cerca almohade habían ya
desaparecido. Además, la imagen del conjunto era visualmente casi imperceptible (fig. 2).
LAS INTERVENCIONES
En el año 2002, por iniciativa del ayuntamiento, se dio
inicio a un proceso que tenía como objetivo rescatarla
del estado de ruina inminente en que se encontraba. Por
encargo de la Junta de Extremadura, el arquitecto Gonzalo Díaz Recasens elaboró un plan general para su consolidación, redactando de inmediato el proyecto para la
264
primera fase, y siendo la obra adjudicada a la empresa
Antaño Restauración SL.
Desde 2002 hasta 2010 se han desarrollado 6 fases de intervención en la casi totalidad de la cerca almohade, cada
una con su correspondiente proyecto, todos ellos redactados por el mismo arquitecto y con todas las obras ejecutadas por la misma empresa.
Fase 1: (12/2002 - 06/2003) – Frente suroeste
Fase 2: (12/2005 - 10/2006) – Frente sureste
Fase 3: (06/2007 - 11/2008) – Frente noroeste
Fase 4: (11/2008 - 06/2009) – Frente noreste (sector II)
Fase 5: (04/2009 - 04/2010) – Frente noreste (sector I)
Fase Complementaria: Acondicionamiento y drenaje del
terreno (06/2010 - 12/2010) – Zonas noreste y noroeste
PROPUESTA DE ACTUACIÓN.
CRITERIOS Y TÉCNICAS
El planteamiento para la intervención en la totalidad de la
cerca almohade de la fortaleza de Reina se estableció mediante dos niveles: la consolidación y la restitución.
El proyecto planteaba que ante las patologías que presentaba el monumento lo primordial sería estabilizarlo estructuralmente, con el fin de frenar su continuo deterioro y evitar
la pérdida de los restos que permanecían. Aún más, no solo
consolidarlo sino restituirlo, con toda la riqueza de su autenticidad, como documento histórico, como hecho arquitectónico y
como elemento significativo, refiriéndonos al propio mensaje de
la memoria del pasado y a los significados del presente (Díaz
Recasens 2002).
La principal unidad de actuación sería la consolidación de
las zonas con inestabilidad estructural mediante restitución volumétrica de tapial de las torres y lienzos de la muralla. Asimismo, el proyecto planteaba actuaciones de limpieza de los paramentos de tapia que presentaban material
disgregado o vegetación invasora, con posterior retacado y
sellado de grietas con morteros de tierra y cal.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Lienzo de muralla, donde se puede ver la tapia erigida sobre
zócalo de piedra y también directamente sobre la roca natural
Fig. 2: Pérdida de «imagen de conjunto», por la ruina total de
un tramo de muralla
También, en una fase más avanzada de la obra, se decidió
hacer la protección de la coronación de las torres con una
losa de hormigón de tierra y cal armado con geomalla y
anclada con varillas galvanizadas.
Materia prima
LA PUESTA EN OBRA DE LA TAPIA
En la fase de preparación de los trabajos se detectó que
algunos de los planteamientos para ejecución de la tapia
previstos en el proyecto no serían de todo factibles. Así,
antes de acometer las tareas de restitución volumétrica de
la tapia, la empresa estudió minuciosamente las características particulares de la muralla, en cuanto a materiales,
técnicas y procesos constructivos utilizados en su día y los
condicionantes particulares del entorno.
De esta forma, se formularon nuevas propuestas y soluciones y se tomaron decisiones en conjunto con la dirección
facultativa sobre cómo hacer asequibles los trabajos de restauración de la tapia con los medios humanos y técnicos
que disponíamos en la actualidad, y siempre respetando
los elementos antiguos y las partes auténticas. Para ello,
desde la empresa definimos un conjunto de tareas previas
a la obra, fundamentales para asegurar el buen desarrollo
de la intervención:
– investigación de la materia prima y del material más adecuado;
– estudio de los encofrados antiguos y de la mejor forma de
actualizar su manejo;
– análisis y definición de la forma más apropiada para hacer la compactación de la tierra.
Con el objetivo de producir la tapia nueva con un material
apropiado y compatible con la tapia original, empezamos
por solicitar a un laboratorio acreditado un ensayo de tierras originales del lugar. En consecuencia con los resultados se formularon y prepararon un conjunto de muestras
para determinar la mezcla más adecuada a su finalidad.
Ejecutamos un conjunto de 28 pruebas de tapia, en las que
se fueron cambiando las proporciones entre tierra, cal, arena y grava con la finalidad de compararlas y eligir una, respecto a su color, textura y resistencia, según las exigencias
de la dirección facultativa. Al final, la tierra de la muestra
seleccionada por la dirección facultativa tenía origen el la
base del cerro donde se ubica la fortaleza (fig. 3).
Encofrados
Analizando minuciosamente los muros de tapia que constituyen la muralla, hemos descubierto zonas donde todavía se
puede apreciar el negativo de los encofrados originales. Con
base en estos datos, fue posible saber que estaban constituidos por cinco tablas yuxtapuestas, alcanzando ese conjunto
una altura de 0,85m. Utilizando estas mismas dimensiones,
hemos construido nuevos tableros que, por ello, se ajustaban perfectamente a la métrica original (fig. 4).
También fue posible recoger ejemplares de las antiguas
agujas que sujetaban los tableros. A partir de ellas reprodujimos con madera de la misma especie, encina, nuevas
agujas iguales a las originales, utilizándolas para montar el
encofrado nuevo. Originalmente la sujeción de las agujas
se realizaba también con piezas de la misma madera, unas
pequeñas cuñas con una muesca. Hemos intentado reproducirlas igualmente pero no logramos aplicarlas de forma
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
265
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Las 28 pruebas de tapia, realizadas a pie de obra
Fig. 4: Colocación del encofrado nuevo, donde se pude ver su
relación directa con la métrica original
Fig. 6: Algunos de los diferentes pisones producidos para dar
respuesta a las diferentes situaciones de ejecución de la obra
Fig. 7: Detalles del retacado
Fig. 5: Detalle del anclaje de las agujas durante la intervención
Fig. 8: Malla metálica oxidada, tras infiltraciones
eficiente. Así que la opción fue utilizar para ese fin unas
varillas de hierro galvanizado, lo que no desvirtuó el sistema constructivo tradicional puesto que hallaron también
en huecos de la muralla testigos de utilización de piezas
de hierro para la sujeción de las agujas de la época de su
construcción (fig. 5).
existen algunos aspectos interesantes que ya se pueden y
que merece referir.
Compactación
Era también muy importante definir la forma más adecuada de compactar la tierra. Para alcanzar este propósito,
aprovechamos la ejecución de las muestras, anteriormente referidas, para ensayar diversas formas de apisonar la
tierra. Se probaron medios manuales y medios mecánicos, intentando también simular todas las posibles situaciones de obra. Por fin se eligió la compactación mecánica
con un martillo eléctrico adaptado. Sin embargo, como
algunas partes de la tapia se ejecutarían con apisonado
manual, tuvimos que dibujar y fabricar pisones de madera adaptados a las circunstancias que sabíamos que iban
a surgir (fig. 6).
RESULTADOS DE LA INTERVENCIÓN
EN EL TIEMPO
Pasados diez años sobre el inicio de la intervención, y dos
años sobre la finalización de la última actuación de obra,
266
El primero, el objetivo cumplido de tornar perceptible la
forma de la fortificación. Actualmente ya se puede recorrer todo su perímetro y apreciar la configuración general que ha tenido en su día. En la distancia, el viajero ya
puede identificar perfectamente su silueta, y es llamado
a visitarla.
El segundo tiene que ver con la opinión pública. Al final de
la primera fase de obras hubo algunas críticas de distintos
sectores que decían que nos estábamos quedando sin castillo, queriendo con esto referirse a la gran cantidad de tapia
nueva que se había hecho y que, por ello, se veía más castillo
nuevo que antiguo. Esta opinión se ha tomado en consideración en algunas soluciones y decisiones posteriores, pero
por ello no se ha dejado de hacer la restitución volumétrica
de la tapia, siempre y cuando la consolidación estructural
así lo exigía, según los criterios del proyecto.
Otro aspecto interesante es que, por el hecho de que a lo
largo de ocho años todas las fases se hayan llevado a cabo
con proyectos del mismo arquitecto y obras ejecutadas por
la misma empresa, cada nueva fase de restauración ha podido incorporar lo que se iba aprendiendo de la anterior,
resultando esto en un incremento de la calidad de la intervención, a todos niveles (fig. 7).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
mIgUEL RoCHA | RECINTo FoRTIFICADo DE REINA, BADAJoz (2002-2010)
Fig. 9: Vista este de la Cerca Almohade de Reina, ya consolidada
En un plan más técnico, cabe referir una experiencia que
se llevó a cabo en la ejecución de la losa de protección de
coronación de una de las torres, cambiando la geomalla
por una malla metálica. El resultado ha sido insatisfactorio, puesto que las condiciones de ejecución no fueron las
ideales y al cabo de un año dicha malla había oxidado, por
infiltraciones, y había disgregado el mortero de protección
de la coronación de la torre (fig. 8).
En la actualidad esta situación aún no ha sido remediada.
Desafortunadamente, como en una gran parte del patrimonio rehabilitado, después de una intervención de restauración no suelen quedar previstas operaciones de seguimiento ni de mantenimiento. Esto puede parecer una
paradoja puesto que si, por un lado, se hacen tan importantes inversiones en nombre de la conservación de los testigos de nuestro pasado, por otro, después de concluidas las
obras, a menudo se dejan esos testigos a su suerte o, en
otros casos, cerrados al público.
En el caso de la consolidación de la cerca almohade de la
fortificación de Reina se confirma lo referido en las líneas
anteriores, pero el resultado más importante de todo lo
que allí se ha hecho será, sin lugar a duda, lo que podamos
haber aprendido todos los que hemos trabajado en su consolidación2 y lo que de ello podamos seguir transmitiendo
a los demás (fig. 9).
NOTAS
1
Hemos detectado la existencia de una intervención que sabemos fue realizada en la década de 70, del siglo pasado, pero
de la que todavía aún no logramos recopilar información más
detallada.
En mi caso he trabajado personalmente, como jefe de obra de
la empresa Antaño Restauración SL, en algunas de las referidas
fases de intervención.
2
BIBLIOGRAFÍA
DÍAZ RECASENS, G. (2002): Proyecto de Consolidación de la Alcazaba de Reina - Fase 1. (Memoria del Proyecto). Mérida. Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura
GARRIDO SANTIAGO, M. (1989): Documentos de la Orden de
Santiago sobre castillos extremeños. Cáceres: UNEX
GARRIDO SANTIAGO, M. (1989): Arquitectura militar de la Orden de Santiago en Extremadura. Mérida: Editora Regional de
Extremadura
GIBELLO BRAVO, V. (2007): El poblamiento islámico en Extremadura. Territorio, Asentamientos e Itinerarios. Mérida: Agencia
Extremeña de la Vivienda, el Urbanismo y el Territorio (Junta de
Extremadura)
ROCHA, M. (2012): The citadel of Reina (Badajoz) - 10 years of
interventions on its walls. in Proceedings of the First International Conference on Rammed Earth Conservation, RESTAPIA2012,
Valencia. London: CRC Press/Balkema - Taylor & Francis Group
RUIZ MATEOS, A. (1985): Arquitectura civil de la Orden de Santiago en Extremadura: la casa de la encomienda. Su proyección
en Hispanoamérica. Madrid: Consejería de Educación y Cultura
de Extremadura y Diputación de Badajoz
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
267
CASTILLOS DE LA PEZA (2002)
Y MOCLÍN (2012), GRANADA
José Manuel López Osorio
Se presentan dos actuaciones llevadas a cabo en torres de
tapia situadas en fortalezas del antiguo reino nazarí de
Granada. La primera fue realizada en el año 2002 en el castillo de La Peza, y se integra en las obras de conservación de
las estructuras emergentes del castillo. La segunda se llevó
a cabo en el año 2012 en el castillo de Moclín, importante
enclave defensivo de la frontera norte del reino de Granada, la actuación forma parte de los trabajos de restauración
que se están llevando a cabo en la fortaleza y afecta a la
única torre de tapia conservada.
Las obras se ejecutan con una diferencia temporal de diez
años y pretenden mostrar criterios de intervención que
parten del mismo enfoque metodológico, incorporando la
experiencia acumulada, depurando las técnicas de intervención y flexibilizando los modelos de la actuación, tal y
como se desarrolla en las conclusiones finales.
CASTILLO DE LA PEZA
Situado sobre un cerro en una pequeña población a 50 km
de la ciudad de Granada y a 1040 msnm, el castillo de La
Peza conserva estructuras de época islámica correspondientes al periodo almohade, tardo-almohade y nazarí, datándose las más antiguas en el s. XI. La fortificación está
conformada por un conjunto de torres y lienzos de muralla
construidos con fábricas de tapia y mampostería, conservándose también en el interior del recinto restos de un pequeño aljibe.
En el año 2002 se llevaron a cabo trabajos de conservación en las estructuras emergentes de la fortaleza, destacando la intervención en la torre principal, situada en el
ángulo suroeste1. Los restos de tapia sobre los que se actúa
presentaban un zócalo de mampostería en relativo buen
estado que había perdido la mayor parte de los sillares de
esquina, conservándose en dos de sus frentes los restos del
Fig. 1: Torre del Castillo de La Peza. Estado previo, cronología y estado final después de las obras de restauración del año 2002
268
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: Recuperación del perfil de la torre del Castillo de La Peza
Fig. 3: Interior de la masa de tierra y costra de mortero de cal en la tapia calicostrada
volumen macizo de la torre construido con la técnica de la
tapia calicostrada. La torre debió disponer de una estancia
abovedada de la que no se encontraron evidencias documentales, y había sido reparada en periodo cristiano, en
un momento indeterminado con posterioridad al s. XVI,
cuando se procedió al refuerzo estructural de sus paramentos mediante fábrica de mampostería.
Las obras de restauración realizadas en el año 2002 consistieron en la limpieza y consolidación de los paramentos de
mampostería, en la restitución de los sillares de esquina desaparecidos y en la reintegración formal de la esquina noroeste de la torre mediante la técnica de tapial calicostrado, ya
que la pérdida de la mayor parte de la costra original y gran
parte de la masa de tierra del interior del muro amenazaban
con la ruina total de la estructura (fig. 1). La actuación de
restitución parcial de la volumetría original contribuía a la
legibilidad del conjunto y a la recuperación de parte del perfil
paisajístico original de la fortaleza (fig. 2).
Antes de iniciar la obra se llevó a cabo una fase de estudios previos que consistieron en la realización de sondeos
arqueológicos, levantamiento arquitectónico y análisis estratigráfico constructivo. Se caracterizaron los materiales
de la tapia calicostrada, mostrando dos materiales perfectamente diferenciados: una masa interior formada por
gravas, arenas y limos de color grisáceo, a la que se había
añadido un 17 % de cal aérea, y una costra o paramento
exterior de mortero de cal aérea y arena de dosificación 1:3,
que garantizaba mayor resistencia a los agentes de erosión
superficial (fig. 3).
Los trabajos de restauración se plantearon desde el convencimiento de que la utilización de materiales y técnicas
constructivas similares a los originales garantizaría el éxito de la intervención. Desde este enfoque se analizaron
tierras en el entorno cercano hasta localizar un suelo de
similares características granulométricas, que fue estabilizado para la construcción de la nueva tapia con el mismo
porcentaje del cal aérea que indicaba los análisis de la tapia original. En el caso del mortero de costra, se decidió
usar un aglomerante ligeramente mejorado mediante mezcla de cal aérea e hidráulica. La utilización de esta última
permitía obtener mayores resistencias iniciales y ofrecía al
paramento una ligera coloración grisácea-parduzca que se
integraba con la pátina natural de los actuales restos de la
costra original. En origen, los paramentos de un muro de
tapia calicostrada presentaban un color blanquecino, oscurecido con el paso del tiempo. La recuperación del color original, ya desaparecido, hubiese contrastado excesivamente
con los restos conservados de la tapia y con el resto de estructuras del castillo.
Los trabajos de instalación de los tapiales se ejecutaron con
encofrados de madera que mantenían la modulación original de 81 cm de altura. Los tapiales se apoyaron en los
andamios utilizados para ejecutar la obra, por lo que no se
utilizaron los habituales elementos de armado y sujeción
de una tapia tradicional (agujas, sogas, codales, puntales,
etc…) (fig. 4a). Este nuevo sistema permite evitar la instalación de agujas no recuperables, necesarias en la construcción de una tapia ejecutada a una sola cara, que obliga
a cortar la cabeza de la aguja donde apoyan los tapiales y
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
269
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 4a-b-c: Proceso de instalación, apisonado y
desmontaje de tapiales
Fig. 5: Detalle de paramentos después de la
intervención
Fig. 6: Picado de tapia, anclaje de madera y reposición
de capa superficial tras las heladas del año 2002
a reparar la oquedad con mortero de costra. La utilización
del sistema tradicional hubiese obligado a generar una importante discontinuidad en el paramento o a dejar vistos
los mechinales de las agujas, que nunca quedaron vistos en
el paramento de una tapia calicostrada.
Antes de proceder a la instalación del encofrado, se realizó
un picado previo de la masa existente, conformando una
forma aterrazada que respetaba la altura de las tapias originales y facilitaba el apoyo de las nuevas. Posteriormente,
y con el objetivo de mejorar el trabado, se colocaron unas
estacas de madera de longitud media de 100 cm y 6x6
cm de sección, a las que se le practicaron unos cortes en
forma de diente para mejorar el anclaje. La cabeza de la
estaca se introdujo en cajas abiertas previamente en la fábrica original que se retacaron con mortero de cal y yeso.
Finalmente, se procedió a la instalación del encofrado y al
apisonado del conjunto, que en algunos casos superaba el
metro y medio de espesor, procediendo a continuación a
270
proyectar el mortero de costra contra el interior de los tableros y a completar la masa de muro con el apisonado de
la tierra estabilizada con cal (fig. 4b). Una vez que la tapia
había secado suficientemente se retiraron los encofrados,
quedando visible un paramento continuo en el que se marcaba ligeramente las juntas de las tapias y las huellas de las
tablas del encofrado (fig. 4c).
La solución tradicional de armado y apoyo de tapiales,
como ya se ha comentado, se debía completar con la aportación puntual de mortero de costra, no sólo en las oquedades de las agujas sino también en el resto de posibles
coqueras y desperfectos de la tapia. Esta operación obliga a
un alisado final de la totalidad del paramento para eliminar
las improntas de tableros y las juntas de las tapias, que puede realizarse durante un dilatado espacio de tiempo gracias
al prolongado endurecimiento de la cal aérea del mortero
de acabado. En la intervención realizada no se llevó a cabo
este trabajo ya que hubiese presentado un paramento exce-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | CASTILLoS DE LA PEzA (2002) y moCLÍN (2012), gRANADA
Fig. 7: Vista aérea del castillo de Moclín con identificación de la torre de tapia (MRW. Fotografía aérea)
Fig. 8: Estado de la torre antes del inicio de las excavaciones arqueológicas
sivamente acabado y difícilmente integrable con los restos
conservados (fig. 5).
Los trabajos de construcción de las tapias del castillo de
La Peza finalizaron en el invierno de 2002, lo que resultó
especialmente perjudicial para garantizar su conservación.
Antes de que la costra superficial adquiriera la suficiente
resistencia, las nieves caídas a los pocos días de finalizar
la obra se acumularon en la coronación de la torre y las
aguas del deshielo empaparon la costra de mortero que había sido ligeramente estabilizado con cal hidráulica con el
objetivo de afrontar este proceso. La especial dureza de ese
invierno y la falta de previsión real de un fenómeno conocido pero que no fue suficientemente abordado, tuvo como
consecuencia directa la disgregación superficial de los paramentos, lo que obligó a reparar la tapia ejecutada. Para ello
se procedió al picado de 50 cm de espesor del paramento y
a la ejecución de una nueva tapia aprovechando los anclajes
de madera instalados en la fase anterior. En este caso se
utilizó como aglomerante de la costra un mortero de cal
aérea y cemento blanco (fig. 6).
La falta de previsión obligó a «restaurar lo restaurado» en
la primavera del año 2003, unos meses después de la primera intervención. Estos trabajos fueron ejecutados por el
mismo equipo técnico y por la misma empresa adjudicataria de las obras, que encontraron la comprensión de los
técnicos de la Delegación de Granada de la Consejería de
Cultura de la Junta de Andalucía, promotora de las obras.
La construcción de la tapia debía haberse ejecutado en la
primavera o al inicio del verano, como se debió hacer en
la Edad Media, pero las circunstancias habían cambiado y
era necesario cumplir las anualidades presupuestarias de
un expediente que hubo que ampliar unos meses después.
CASTILLO DE MOCLÍN
El castillo se sitúa a 1.082 msnm sobre un importante
promontorio natural existente en la población de Moclín,
situada a 33 km al norte de la ciudad de Granada. La torre
motivo de la intervención forma parte del recinto primitivo de la fortaleza que adquirió su configuración definitiva a
mediados del s. XIV, en pleno desarrollo del periodo nazarí.
La torre fue construida en una fase anterior, probablemente en época almohade, y se localiza en el recinto interior de
la alcazaba (fig. 7). Su restauración se integra en las actuaciones globales llevadas a cabo en el castillo (2).
Los trabajos se iniciaron con el desarrollo de excavaciones
arqueológicas que afectaron a la totalidad de la fortaleza
y que liberaron la estructura de los restos de derrumbes
y material acumulado que la cubrían parcialmente (fig. 8).
Estos trabajos permitieron identificar una torre de tapia
calicostrada que descansa en un zócalo de mampostería
que quedó parcialmente excavado. La estructura presenta
un nivel macizo de tapia con una alzada total de 6 m, sobre
el que debió existir una estancia habitada de la que quedan
parte de los muros en la esquina suroeste (fig. 9).
El nivel macizo de la torre presentaba ocho tapias de 75 cm
de altura construidas con la técnica de la tapia calicostrada,
encofrando a una cara con tapiales apoyados en agujas no
recuperables de las que se han encontrado restos. El muro
que cerraba la estancia poseía un espesor de 50 cm, y se
ejecutó con el mismo tipo de tapia, en este caso encofrada
a dos caras, lo que permitía la extracción y recuperación de
las agujas.
El estado de la estructura amenazaba ruina debido a que
la pérdida de la costra en parte de los paramentos dejaba
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
271
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 9: Torre del Castillo de Moclín. Estado previo, cronología y estado final después de las obras de restauración del año 2012
Fig. 10: Vista de la torre de tapia después de la restauración
Fig. 11: Detalles de contacto de los paramentos originales con el volumen de integración de hormigón de cal hidráulica
expuesta a los agentes atmosféricos la masa interior del
muro, un material constituido por una masa de bolos de
considerable tamaño, gravas, arenas, limos y arcilla, que
había sido ligeramente estabilizada con cal. La intervención llevada a cabo pretendía la restitución del volumen
perdido hasta el nivel macizo de la torre, definiendo un
paramento con plano rehundido que, a modo de laguna o
volumen de integración, permitiera conectar los diferentes
sectores de tapia conservada (fig. 10).
La decisión de establecer un volumen no enrasado con el
paramento original venía impuesta por la irregular planei272
dad de los paramentos conservados, que habían sufrido
importantes desplazamientos debido a su inestabilidad estructural (fig. 11). El paramento del volumen de reintegración se rehundió una dimensión variable en función de los
planos de contacto con la tapia original. Conceptualmente
se trataba más de relacionarse con la masa de muro existente que con el paramento del mortero de costra. Esta circunstancia obligaba, por tanto, a establecer un mayor nivel
de abstracción en la definición de los materiales utilizados
en la reintegración, ejecutándose una tapia hormigonada
con masa de hormigón de cal hidráulica, introduciendo en
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mANUEL LÓPEz oSoRIo | CASTILLoS DE LA PEzA (2002) y moCLÍN (2012), gRANADA
Fig. 12: Sección de la torre que indica el proceso constructivo
de la restauración
el interior bolos de piedra para mejorar el comportamiento
estructural. Para garantizar el trabado se llevó a cabo, como
en el caso de la actuación anterior, el picado y aterrazado
del interior de la tapia existente y se colocaron estacas de
madera para mejorar el anclaje (fig. 12).
La instalación del encofrado de madera se realizó según la
altura de las tapias originales, modulando éstas hasta alcanzar la altura deseada que coincidía con el nivel macizo
de la torre. El hormigonado se realizó mediante vertido,
picado y apisonado de la masa, utilizando un hormigón de
consistencia seca, aglomerado con cal hidráulica natural.
La coronación se remató con pendiente hacia el interior,
evitando que el agua de lluvia pudiera discurrir sobre los
paramentos y recogiendo ésta en una gárgola situada en
uno de los frentes. En los paramentos conservados de los
sectores inferiores, donde existían grandes oquedades aisladas, se procedió al relleno con el mismo tipo de hormigón
encofrado, tratándose la superficie con textura y acabado
similar al del volumen superior.
definición de un criterio de intervención legible y coherente obliga a establecer soluciones compatibles con la materialidad conservada que pueden limitar, o hasta excluir, la
utilización de determinados sistemas tradicionales.
La necesaria capacidad de abstracción del problema a resolver puede dificultar, por tanto, la reproducción literal del
sistema constructivo de la tapia original, que en ocasiones
puede ser incompatible con el estado actual de la estructura, con su realidad geométrica o con la conservación de
diferentes estratos cronológicos. Se presentan, por tanto,
nuevos escenarios que exigen soluciones de restauración
con mayores grados de libertad, que ayuden a encontrar
soluciones sin posiciones rígidas y dogmáticas, siempre
que se respeten determinadas compatibilidades materiales
y se conserve la integración modular y formal del conjunto.
NOTAS
La restauración del castillo de La Peza (Granada) fue promovida
por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (España)
y dirigida por José Manuel López Osorio. El levantamiento fue
realizado por Francisco Urbistondo Tamayo y la actuación arqueológica fue dirigida por Flor de Luque Martínez. En el análisis
de caracterización y ensayo de materiales participaron Francisco
Martín Peinado y VORSEVI S.L. Los trabajos fueron ejecutados
en el año 2002 y 2003 por las empresas Bados y Navarro S.L. y
TARMA S.C.A.
1
REFLEXIONES
Las restauraciones en fábricas de tapia que se presentan
parten del convencimiento de que el riguroso análisis y
conocimiento de los materiales, composición, puesta en
obra y técnica constructiva original son imprescindibles
para abordar una intervención con garantías de éxito. Sin
embargo, el estado de conservación de algunas estructuras, parcialmente en ruina o muy transformadas, y su
necesaria integración en contextos monumentales exige
que la restauración se realice desde criterios homogéneos
o interrelacionados que pueden condicionar la utilización
de determinados materiales y técnicas de restauración. La
La restauración del castillo de Moclín (Granada) fue promovida
por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía (España)
y dirigida por José Manuel López Osorio. El levantamiento fue
realizado por Francisco Urbistondo Tamayo y la actuación arqueológica fue dirigida por Alberto García Porras. Los trabajos
fueron ejecutados en el año 2012 por la empresa Geocisa S.L.
2
Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al autor.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
273
INTERVENCIONES EN EL
CASTILLO DE ALMONECIR,
CASTELLÓN (2004-2011)
Lidia García Soriano
El Castillo de Almonecir está situado en la población de
Vall de Almonacid, municipio de la comarca del Alto Palancia que se encuentra enclavado al pie de un cerro, entre los
montes más altos de la Sierra de Espadán en la provincia de
Castellón. El castillo se encuentra asentado sobre un promontorio en el centro del valle de Almonecir, controlando
el paso desde el Collado de la Nevera y desde el valle del
Palancia.
Es una fortificación de tipo montano, de planta irregular,
desarrollada a partir de la majestuosa torre del homenaje.
La fortaleza consta de un recinto rectangular interno, con
la alta torre del homenaje en uno de sus extremos construida con tapia, de planta rectangular y con uno de sus
lados curvo. El recinto amurallado se extiende en una sola
dirección, hacia la parte más escarpada (el suroeste) adaptándose a la orografía del terreno (fig. 1).
Las murallas delimitan el castillo y sus muros prácticamente se asientan sobre la roca, por lo que no necesitan demasiada cimentación. Actualmente existen dos lienzos de muralla de unos 12 y 32 m de longitud construidos con tapia
de piedra (fig. 2). La torre del homenaje, en cambio, está
construida con tapia de hormigón de cal, aunque también
se incorporan gran cantidad de mampuestos en su interior,
que eran perfectamente visibles dado el grado de degradación de la misma antes de la intervención. También se conservan actualmente los restos de algunas torres adosadas
a estas murallas, de planta cuadrada de aproximadamente
5 m de lado que servían para reforzar la defensa del castillo.
Fig. 1: Vista general actual del Castillo de Almonecir (imagen de la autora)
274
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
INTERVENCIONES EN EL CASTILLO
Hasta la constitución de la Asociación Cultural Castillo de Almonecir en agosto de 1992 el castillo no había sido objeto
de atención para evitar su degradación y ruina. A partir de
este momento se empezaron a realizar algunas gestiones
en busca de financiación para la intervención en el castillo.
En enero de 2004, el Ayuntamiento de Vall de Almonacid
formalizó la solicitud para acogerse a la financiación con
cargo al 1% cultural gestionado por la Comisión Mixta entre el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Fomento,
dentro del «Plan de Castillos y otros elementos de la Arquitectura Defensiva». A lo largo de estos años, hasta que
se consiguió la inclusión en el programa del 1% cultural, se
realizaron solo pequeñas intervenciones de urgencia en el
castillo, dada la escasa capacidad económica local.
Para la solicitud de la financiación del programa del 1%
cultural se presentó una Memoria Valorada Descriptiva
en la que se detallaba el estado actual del edificio previo a
la intervención. Se explica que el castillo se encontraba en
muy mal estado de conservación, con amenaza de ruina en
algunos puntos y que se requería una actuación de rehabilitación integral. Además el conjunto del castillo presentaba importantes pérdidas de masa, básicamente en la parte
superior de sus muros. En esta memoria se atribuye el mal
estado del edificio fundamentalmente a la acción del agua
y se expone que «la resistencia de las construcciones de tierra
disminuye progresivamente a medida que aumenta la humedad
relativa en el interior de su fábrica, además se produce simultáneamente la pudrición de los elementos de madera que estaban
embebidos en las fábricas de tapia, produciéndose oquedades y
cediendo los cajones, arruinando la construcción». Asimismo
otra patología producida por el agua que también afectaba
a los muros eran las eflorescencias, que debido al arrastre
de las sales higroscópicas de los morteros del zócalo de
apoyo, o existentes en el terreno, había provocado la aparición de sales, produciéndose también pérdida de material
en el plano exterior.
En 2007, se presentó un proyecto de intervención denominado «Proyecto básico y de ejecución de consolidaciones
urgentes de la torre del homenaje del castillo de Almonecir» por el arquitecto Jaime Sirera Bellés que no abarcaba
todo el castillo, sino fundamentalmente la torre del homenaje, con un presupuesto de 591.695,85 euros.
ANÁLISIS DE LA INTERVENCIÓN
En este texto se va a tratar de analizar brevemente la intervención realizada en el castillo, principalmente en la torre
del homenaje y en el lienzo de muralla anexo.
En cuanto a los criterios de intervención es fundamental
entender que el objetivo principal del proyecto es facilitar
Fig. 2: Muralla exterior y restos de una de las torres,
construidos con tapia de piedra o mampostería encajonada
(imagen de la autora)
«la recuperación de un edificio para el uso, por ejemplo para mirador o para poder ser edificio llave para futuras intervenciones
en la totalidad del castillo». Partiendo de esta premisa de
proyecto, se decide cerrar los espacios de la torre del homenaje para poder dotarlos de un uso interior. En el proyecto
no se definen los criterios textualmente y se expone que
«las valoraciones y criterios de intervención más detallados se
decidirán a la vista de los datos que el propio edificio nos vaya
dando mientras se realice la actuación», no obstante, es posible analizarlos de forma indirecta al estudiar las diversas
actuaciones y soluciones propuestas.
Intervenciones en las estructuras
Las intervenciones propuestas en las estructuras murarias de la torre del homenaje son fundamentalmente actuaciones de reintegración y reconstrucción de las partes
faltantes. En el proyecto se detallan los trabajos de «reconstrucción de muros de tapial degradados por meteorización del
mortero, con fuerte pérdida de secciones de aglomerante y desaparición de de una parte de los mampuestos más grandes» y se
puntualiza la intervención con unas primeras actuaciones
de limpieza que consistieron en la «recuperación y saneado
del muro en su estado actual, limpieza de suciedad mediante eliminación manual de las placas de costra de suciedad existentes,
retirada de piezas de mampuestos inestables o semidesprendidas». En cuanto a las actuaciones en las partes faltantes de
los muros el criterio elegido es la reconstrucción volumétrica de las mismas con el empleo de la técnica constructiva
original, la tapia con cal y mampuestos, y se especifica que
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
275
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Iz.: Vista de la torre antes de la intervención (web del
Ministerio de Fomento). Der.: Vista después de la intervención
(foto de la autora)
Fig. 4: Iz.: Vista antes de la intervención, se aprecia las zonas
inferiores de la torre que han perdido la capa superficial
(web del Ministerio de Fomento). Der.: Vista actual tras la
intervención (imagen de la autora)
«se realizará en un espesor igual al del muro intervenido, colocando como encofrado a dos caras sendos tableros de madera
de pino, con pasta de mortero de cal hidráulica y arena viva,
aporte de mampuestos, relleno del mortero y limpieza hasta la
terminación del tramo reparado enrasándolo con los paramentos adyacentes» (fig. 3).
aplicado a la llana en dos capas de espesor no inferior a 10 mm.,
incluso lavado con brocha y agua y posterior limpieza» (fig. 5).
Se ha realizado también actuaciones en el interior de los
muros para su consolidación con una «inyección de lechada
de cal de dosificación 1:3, sobre muros o fábricas, en estado de
conservación malo, colocando boquillas de inyección sobre el enmasillado y relleno de lechada mediante inyección, de manera
que se colmaten las oquedades». Además en algunos puntos
también se han realizado trabajos de anclaje y cosido de
los muros mediante varillas de fibra de vidrio y diámetro
16 mm introducidas en pequeños taladros en el muro.
Como acabado final de las superficies, además de una capa
de hidrofugación, se propuso un «patinado y/o envejecimiento artificial de fábrica de tapial, en estado de conservación regular, en las zonas que presentan diferencias ostensibles de color,
mediante la impregnación en superficie de compuestos inorgánicos estables y transpirables, aplicadas a modo de veladuras
en diferentes capas». Este tratamiento de patinado, aplicado
tanto en las superficies existentes como en las nuevas tapias se realiza con el criterio de buscar la integración cromática entre ambas fábricas, no obstante la textura propia
del encofrado en el muro original no se reproduce en los
nuevos acabados por lo que es fácilmente diferenciable la
actuación.
Intervenciones en las superficies
Intervenciones en estructuras horizontales
Las actuaciones que se realizaron en las superficies de los
muros fueron diversas, desde tareas de limpieza y consolidación hasta reposición del revoco. En cuanto a las tareas
de limpieza se propuso la «eliminación de plantas superiores
y pátina biológica, mediante métodos manuales con eliminación
de raíces y tierras acumuladas» y la «consolidación del paramento de tapial degradado a base de pulverizado hasta saturación del fondo y con una penetración de más de 3 cm a base
de agua de cal añeja». En las zonas más deterioradas se realizaron trabajos de reposición del acabado superficial, que
había desaparecido dejando vistos los mampuestos del interior del muro (fig. 4) con «mortero de cal de dosificación 1:4
La torre estaba formada por cuatro plantas, de las que no
se conservaba ninguna preexistencia antes de la intervención. Puesto que la voluntad de la misma era poder dotar
a la torre de un uso interior, en el proyecto se optó por
la propuesta de reconstrucción de los diversos elementos
horizontales que separaban los espacios, mediante la incorporación de nuevos forjados de madera. Para la comunicación entre los diversos niveles se propuso una serie de
escaleras, también de madera, que llegan hasta el forjado
de cubierta. Para cerrar el espacio de la última planta con el
forjado de cubierta se elevó la coronación de los muros y se
recompusieron los huecos preexistentes (fig. 6).
276
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LIDIA gARCÍA SoRIANo | INTERVENCIoNES EN EL CASTILLo DE ALmoNECIR, CASTELLÓN (2004-2011)
REFLEXIONES
Después de analizar las diversas actuaciones en la torre es
posible extraer algunas reflexiones respecto a los criterios
de intervención que han guiado el proyecto. En esta actuación se optó por la reconstrucción de los elementos faltantes en la torre, tanto en las estructuras exteriores como en
las interiores. La coronación de los muros se reconstruyó
cerrando el volumen capaz de la torre hasta la altura existente. Además los huecos de la torre, muy deteriorados,
se reconstruyeron también con la incorporación de nuevos elementos (dinteles, carpinterías, escalera metálica
de acceso) siendo quizá un poco dudosa su configuración
actual, puesto que parece que no existían datos suficientes
para proponer la configuración actual de los huecos.
En el caso del tramo de muralla anexo a la torre, también
reconstruido con la técnica original de la tapia de piedra, y
puesto que existen restos de esta muralla en el otro extremo
del castillo, se optó por la reconstrucción completa de un tramo del muro en toda su altura, incluso con la reconstrucción
en la coronación de las almenas de remate. La voluntad de
dejar entender que el lienzo de muralla en origen se extendía
cerrando el recinto amurallado del castillo, puede leerse en la
propuesta de proyecto de dejar la sección del muro vista, lo
que facilita la comprensión del elemento incompleto (fig. 7).
Tras este análisis de las intervenciones propuestas, es posible concluir que las actuaciones realizadas se han centrado
fundamentalmente en la reintegración y reconstrucción de
los elementos desaparecidos en la torre, empleando para
dichas reconstrucciones la técnica constructiva original. Se
trata, tanto en la torre del homenaje como en el tramo de
muralla, de reconstrucciones totales que alcanzan toda la
altura hasta la coronación del muro, no obstante, el remate
almenado se reconstruye en el tramo de muralla y no en la
torre, posiblemente debido a que no se conservaba ningún
resto en la misma.
Actualmente, el estado de conservación de la torre es bueno y sus estructuras están perfectamente consolidadas,
pero en algunas zonas la imagen actual difiere sensiblemente de la que existía antes de la intervención, y puesto
que la actuación solo se ha centrado en la torre, aún siguen
a la espera de actuaciones de conservación el resto de los
lienzos de muralla.
BIBLIOGRAFÍA
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- Memoria valorada descriptiva de las actuaciones a realizar para
la conservación del «Castillo de Almonecir» dentro del Plan de
Castillos y Otros Elementos de la Arquitectura Defensiva. 2003.
Jaime Sirera Bellés
- Proyecto Básico y de Ejecución de consolidaciones urgentes de la
Torre del Homenaje del Castillo de Almonecir. 2007. Jaime Sirera Bellés
Asociación cultural Castillo de Almonecir. Agosto 2011. Memoria
resumen de actuaciones 2008-2011.
www. fomento.gob.es
Fig. 5: Detalle del estado actual de las superficies de la torre
(imagen de la autora)
Fig. 6: Vista de la fase de reconstrucción de la coronación
de la torre y los huecos preexistentes (web del Ministerio de
Fomento)
Fig. 7: Izq.: Detalle de un tramo de muralla que ha perdido
prácticamente toda la capa superficial (imagen de la autora).
Der.: Sección del tramo de muralla reconstruido (imagen de la
autora)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
277
CASTILLO DE PADERNE,
PORTUGAL (2004-2005)
José Paulo Costa y
Vitor Cóias
Aproximadamente el 30% de los edificios existentes en
todo el mundo poseen algún componente de tierra (Angulo-Ibáñez et al. 2012). En nuestros días, la tierra se utiliza
todavía frecuentemente en la construcción en países subdesarrollados o en vías de desarrollo (Jaquin et al. 2008;
CRAterre 1987). Portugal posee un vasto patrimonio construido en tierra, cuya conservación plantea desafíos específicos. Se trata de construcciones de gran vulnerabilidad
a los agentes de degradación, especialmente al agua, cuya
acción es progresiva y se acelera a medida que va abriendo nuevos frentes de erosión. A raíz de la restauración del
castillo de Paderne, a continuación se presenta una descripción de la nueva técnica, un conjunto de medidas para
garantizar la calidad y la eficacia de las obras a ejecutar.
JUSTIFICACIÓN DE LA INTERVENCIÓN
Los principales fenómenos de degradación de las construcciones de tierra están relacionados con la escasa capacidad
resistente de la estructura de tierra ante acciones horizontales (Maniatidis y Walker 2008) y la alta susceptibilidad
del material térreo en presencia de agua subterránea (Hall
y Djerbib 2006; Rodrigues 1999). La susceptibilidad al
agua se traduce en la pérdida de material en la superficie
como resultado de la incidencia directa sobre las paredes,
o por los fenómenos de transporte de las aguas infiltradas
en el suelo, que por cristalización de sales solubles generan
con frecuencia fenómenos de meteorización y la consecuente desintegración de la superficie del material.
La reparación de las construcciones con tapia utilizando
el mismo proceso de construcción original no siempre se
puede realizar. La técnica de proyección de tierra constituye una alternativa al proceso constructivo original, en
especial para la reconstrucción de lagunas en superficies
verticales. Por ello esta técnica fue utilizada en los trabajos
de conservación en el castillo de Paderne, Algarve. Además
de garantizar el cumplimiento de los requisitos de una intervención de carácter estructural, la tierra proyectada per278
mite que la intervención se diferencie discretamente de las
preexistencias y, de este modo, no perturba la lectura y la
interpretación del objeto. Por otra parte, esta técnica resulta más barata en comparación con las alternativas actuales
de reconstrucción de elementos.
LAS TÉCNICAS TRADICIONALES
Las principales técnicas tradicionales que se utilizan para
la restauración o la reintegración de las secciones de muros
de tapia son:
– La aplicación de tapia tradicional modificada (utilizando
el encofrado a una cara sobre la superficie erosionada)
– La aplicación de rellenos de mortero
– El relleno de lagunas con adobe, BTC, mampostería de
ladrillo macizo o de piedra.
En las últimas décadas, todas estas técnicas se han venido aplicando en diferentes intervenciones en el castillo
de Paderne, de modo que ha podido observarse su comportamiento en un período de análisis lo suficientemente largo.
Reparación con tapia tradicional
A nuestro entender y siempre que sea posible, recurrir a la
técnica original es la opción más acertada. De este modo se
consigue una compatibilidad total con el material original.
Las situaciones más comunes son aquellas en las que se
pretende rellenar una laguna o cavidad lateral en el muro,
un procedimiento que se puede designar como tapia original modificada, ya que sólo se utiliza una cara de la tapia.
Con este método es necesario cuidar en particular la adherencia y tratar de mejorar la compactación. Normalmente
no se consiguen la homogeneidad y el grado de compactación logrados con los pisones tradicionales, resultando
una tapia de calidad inferior. La forma de compactación de
la tapia y las herramientas empleadas se deben adaptar a
cada caso concreto (fig. 1).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Ejecución de tapia modificada con encofrado a una cara
Fig. 2: Relleno de laguna en esquina con mampostería de
piedra
Reparación con relleno de mortero
EL MÉTODO DE LA TIERRA PROYECTADA
EN EL CASTILLO DE PADERNE
En el caso de reparación de grietas es razonable utilizar morteros de cal y arena mezclados con tierra. En
los casos de relleno de lagunas de mayor dimensión, se
pueden emplear morteros de relleno de tierra eventualmente estabilizada con aglomerantes aéreos e hidráulicos. Cuando el material de reparación posea características mecánicas diferentes a las del material original,
la eficacia de la reparación se verá comprometida. En
estos casos, el material de reparación tenderá a destacarse por la incompatibilidad entre los dos módulos de
elasticidad y coeficientes de dilatación diversos (Gomes
y Rodrigues 2011).
Reparación con mampostería de otros materiales
El vacío se rellena con sucesivas capas de adobe BTCs
(bloques de tierra comprimida), ladrillo macizo o bloques de piedra, recibidos con un mortero de características compatibles. Esta técnica permite rellenar grandes
volúmenes, pudiendo ser revestida para minimizar el
impacto visual. Se trata de una solución descaracterizadora del soporte original, a considerar en el caso de que
existan lagunas en puntos críticos de la construcción,
como las esquinas o los bordes de los vanos (fig. 2).
Estudios preliminares
La intervención, iniciada en 2004, fue precedida de un
conjunto de estudios, entre los cuales se destacan:
– Los ensayos patrocinados por Darquiterra en 1998 sobre
la tapia y la tierra circundante (sobre dos muestras de tierra y ocho de tapia): análisis granulométrico, contenido de
agua y valores de azul de metileno (0 a 0,1 mm, y total)
– Un análisis adicional por Darquiterra en 2000 (sobre una
muestra de tierra y dos de tapia): análisis granulométrico, límites de Atterberg y azul de metileno
– Análisis y ensayos realizados por el LNEC en 2001 (sobre dos muestras del mortero de revestimiento, una de
mortero de cemento y dos muestras de tapia): análisis
mineralógico, termogravimétrico, determinación del
residuo insoluble análisis granulométrico, composición
simplificada de las muestras de enlucidos de mortero, de
asentamiento y de la tapia, la observación MEV y AXDE
La intervención
La técnica de proyección de tierra consiste en la adición
de material en lesiones locales de construcciones de tierra
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
279
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Pérdida significativa de sección resistente
Fig. 4: Esquema general de sucesión de las capas a proyectar
Fig. 5: Colocación de conectores para favorecer la adherencia
usando un material idéntico o similar (Costa et al. 2007;
Cóias e Costa 2004). La proyección o gunitado es una
técnica habitualmente utilizada para el hormigón. En la
aplicación de esta técnica en las construcciones de tapia,
la zona parcialmente desmoronada se limpia y la sección
reconstruida por proyección de tierra con o sin aglomerante devuelve el monolitismo al elemento (en general un
muro), mejorando sus condiciones de estabilidad.
Para la proyección se utilizó un equipo dotado de dos
cámaras de presión, propulsando la mezcla seca con la
ayuda de aire comprimido y la adición de agua de forma
controlada en la pistola de proyección. La sección del elemento a reparar se reconstituyó mediante la proyección
de capas sucesivas (fig. 4). Dado que la proyección se realizó con una velocidad elevada (del orden de 300 km/h),
se obtuvo un excelente efecto de compactación, lo que da
lugar a un material sólido con un contenido de humedad
muy próximo al del material que compone la tapia original de la fortaleza. En el caso del Castillo de Paderne la
construcción originaria en tierra no se encuentra revestida, por lo que la pérdida de la sección antigua alcanzaba
profundidades de 1 m en algunos lugares, que equivalía a
la mitad de la sección de la muralla (fig. 3).
En las reparaciones con tierra proyectada, la adherencia
entre el nuevo material y el existente es excelente e in280
cluso se puede mejorar a través de pequeños anclajes (fig.
5). Resulta fundamental la preparación de las superficies
y de la geometría volumétrica de las cavidades receptoras
del relleno. La tierra se dispone por capas que se van compactando en la dirección perpendicular a la proyección.
En la proyección las capas son de pequeño espesor y la
acción de compactación se refuerza por la adición continua de material con elevada energía cinética (fig. 6). La
acción de compactación se puede producir prácticamente
con cualquier ángulo respecto a la superficie a reparar.
Es esencial formular la composición de la mezcla de tierra para proyectar de modo que sea compatible con la
tapia a rehabilitar (fig. 7). Como mínimo, se deben hacer
análisis granulométricos y densitométricos para caracterizar el material original. Si es posible, se deberá determinar el contenido de aglomerante, en particular, en el
caso de la tapia militar. Para su aprobación y conformidad se deberá medir la adherencia y estimar la resistencia mecánica que deberá tender a ser igual a la resistencia
de la tapia original. En el castillo de Paderne, además,
se desarrollaron estudios adicionales después de la intervención (fig. 8), entre los cuales, algunos ensayos de
evaluación in situ de las características mecánicas de la
tapia reconstruida, mediante el ensayo del arranque de
una hélice (Mateo et al. 2007).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ PAULo CoSTA y VIToR CÓIAS | CASTILLo DE PADERNE, PoRTUgAL (2004-2005)
Fig. 6: Aplicación de tierra proyectada
Fig. 7: Tierra proyectada, integrada en la ruina
Fig. 8: Ejecución de ensayos para evaluar la resistencia
mecánica
REFLEXIONES
En el castillo de Paderne, para nosotros la ruina no representaba un fragmento de un objeto sino que constituía el
propio objeto a preservar (P. Philippot 1995). Este fue el
enfoque considerado en la intervención. Se frenó el proceso de desintegración gradual que se observaba en los
paramentos de tierra expuestos usando un material nuevo
pero compatible con el antiguo, preservando la ruina. La
aplicación de esta técnica de eficacia comprobada y durabilidad verificada en este castillo, constituye una solución
innovadora para la restauración estructural, aplicable en
una amplia variedad de construcciones de tapia.
BIBLIOGRAFÍA
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constructions», Construction and Building Materials 30: 389-399
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de reabilitação de construções em taipa», Revista Pedra & Cal, n.º 24
COSTA, J. P., CÓIAS, V., PIFANO, A. (2007): «Vantagens da terra
projectada na conservação estrutural do património em terra».
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Portugal, Argumentum, 2007: 170-172
CRATERRE (1987): Earth Construction technologies for developing countries, Intermediate Technology publications, London.
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MANIATIDIS V., WALKER P. (2008): «Structural capacity of rammed earth in compression», Journal of Materials in Civil Engineering 20 (3): 230-238
MATEUS L., DE BRITO J., VEIGA M. R. (2007): «Characterization
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PHILIPPOT P. (1995): Historic Preservation: Philosophy, Criteria,
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RODRIGUES P. F. (1999): «A Problemática dos Revestimentos de
Paredes em Construções de Terra Crua», Jornada sobre Construção em Terra Aditivada – a terrra como material de construção, Fundec IST
NOTA:
Las fotografías pertenecen a Jose Paulo Costa (STAP).
La ejecución de las obras en el castillo de Paderne contó con la
asesoría técnica del arquitecto Manuel López Vicente, de Niebla
(Huelva), y con la consultoría técnica del ingeniero Jose Veiga.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
281
CASTELL VELL DE
CASTELLÓN (2005-2010)
Fermín Font Mezquita
En la cima de la elevación donde se halla la popular ermita
de la Magdalena, a cinco kilómetros al norte de la ciudad
de Castellón, a una altitud de 113 m sobre el nivel del mar,
se encuentra el Castell Vell de Castellón, también conocido
con el nombre de castillo de la Magdalena. Se accede con
facilidad a esta edificación de propiedad municipal desde la
carretera CV-147 que comunica la N-340 con el paraje del
Desierto de las Palmas.
Aunque de origen incierto, se sabe que fue ocupado por
íberos y romanos, y se tiene la constancia que la mayor parte de lo que ha perdurado es de época islámica. En el año
1233 se entregó a las tropas del rey Jaime I, fecha a partir
de la cual fue perdiendo importancia, ya que al poco tiempo, en 1251, comenzó la ocupación del llano donde ahora
se ubica la ciudad de Castellón.
La mayor parte de los restos que perduran, de gran homogeneidad en cuanto a las técnicas constructivas, fueron levantados en el periodo almohade, hacia finales del siglo XII.
La estructura básica responde a muros escalonados de tapia
de hormigón de cal con mampuestos como zócalo, sobre los
que se levantan los muros de tapia de tierra calicostrada.
También se encuentran algunas torres erigidas con tapia de
hormigón de cal con mampuestos, y bóvedas de aljibes de
cal y canto vertidas sobre encofrados de cañizo.
El Castell Vell, con una superficie aproximada de una hectárea, está estructurado en tres recintos distribuidos de
forma tangencial: el primero, situado en la cota más elevada es la alcazaba, y los otros dos, la albacara y el muro de
cerca de la medina, respectivamente (fig. 1).
La acción antrópica, su proximidad al mar, la falta de mantenimiento y la acción del agua en sus diversas formas habían afectado gravemente al conjunto y llevado a la ruina
total torres y grandes lienzos de murallas. Pese a la gran
calidad de las tapias, con potentes costras y tierra bien
apisonada en finas tongadas, las estructuras estaban muy
deterioradas y medio ocultas por rellenos y abundante vegetación arbórea, salvo algunas torres de mampostería que
apenas se alzaban con cierta dignidad. Importante degradación de las argamasas, desprendimiento de costras, pérdidas de la masa de tierra, desplomes de muros y erosión
en las coronaciones eran las patologías habituales (fig. 2).
Fig. 1: Plano del castillo con indicación de las zonas de
intervención (I. Gil-Mascarell& A. Mañá)
Fig. 2: Estado del muro del tercer recinto visto desde el exterior
del castillo
282
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: A la derecha, el muro del segundo recinto consolidado en 2005 y, a la izquierda, el primer recinto o alcazaba. Imagen
tomada desde el tercer recinto
Figs. 4 y 5: Vista de la torre noroeste del tercer recinto vista desde el exterior del castillo antes y después de la intervención
En los años 2005 y 2008 se llevaron a cabo dos actuaciones de emergencia (fig. 3) en las que se intervino primeramente sobre el muro norte del segundo recinto y en las
dos torres anexas, y posteriormente se actuó en el primer
recinto, sobre todo en el muro norte, donde años antes
se había excavado en el marco de una escuela taller, en la
torre poligonal anexa, construida con tapia de hormigón
de cal con mampuestos, en la torre de planta semicircular de mampostería y en el muro este, del que solamente
quedaba el zócalo construido con tapia de hormigón de
cal con mampuestos que contiene la plataforma actual de
la alcazaba. En el año 2010, en el marco de otro proyecto
financiado como los anteriores por la Generalitat Valencia-
na, se trabajó sobre los muros norte y noroeste del tercer
recinto y en la robusta torre noroeste (figs. 4 y 5), estructuras construidas en su totalidad según el mismo patrón
descrito de muros escalonados con zócalo de tapia de cal
y canto y elevación en tapia de tierra calicostrada. Los proyectos de las tres intervenciones los redactó el arquitecto
J.I. Gil-Mascarell que, juntamente con el arquitecto técnico
Fermín Font, se ocupó de la dirección de las obras, completando el equipo técnico el arqueólogo Joan Palmer. Las
empresas que intervinieron fueron Estudios y Métodos de
Restauración, en las dos primeras fases, y Cyrespa Arquitectónico en la tercera. Cabe decir que otros dos proyectos
ya redactados están a la espera de financiación.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
283
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 6: Primer plano del paramento descubierto del muro
de cierre del tercer recinto en donde se pueden apreciar las
huellas dejadas por los tapiales
Fig. 7: Interrupción del muro y del antepecho con la tierra vista
en el interior de la tapia al objeto de mostrar su constitución y
su continuidad
Fig. 8: Pisón y encofrados corridos empleados en el recrecido
del muro noroeste del tercer recinto
Tras la excavación arqueológica que permitió visualizar
en toda su altura el intradós del muro de cierre del tercer
recinto en la última de las intervenciones efectuadas se
pudo conocer cómo se habían construido los muros de
los distintos recintos del castillo. El mal estado de las estructuras sobre las que se trabajó en los dos proyectos de
emergencia no permitieron conocer con detalle el proceso
de construcción pues, en contra de lo que en principio
se pensó, los muros del Castell Vell se levantaron con el
empleo de una serie de encofrados corridos, que en número de tres se montaban y desmontaban consecutivamente (Font 2011). Los datos que ofrece el paramento del
muro mencionado son extraordinariamente valiosos para
comprender el proceso con que se levantó y los medios
empleados. Improntas de los clavos con que se sujetaron
los tapiales corridos con que se levantó son, entre otros
detalles, abundantes en todo el lienzo (fig. 6).
La mayor parte de los muros se construyeron empleando
encofrados con agujas pasantes, pues su ancho del orden
de 102 cm lo permitía. No obstante también se encuentran
estructuras construidas con medias agujas, en algunos ca284
sos por ser el doblado y refuerzo de muros existentes, y en
otros por la propia anchura de los muros que no posibilitaban otra opción de sujeción de los tapiales. Las agujas
son de sección rectangular pero también se han observado
agujas de sección redonda, probablemente de hierro (Font
& Hidalfo 2009), que cumplían la misma función de tirantes del encofrado.
Los trabajos que se han llevado a cabo han sido básicamente la consolidación de las estructuras de fábrica, con la
recuperación de volúmenes para facilitar la lectura del conjunto. Estos trabajos se han realizado mediante la antigua
técnica de la tapiería. Previamente se llevaron a cabo las
excavaciones arqueológicas en el contorno de las murallas,
que aportaron, además de valiosos datos sobre el conjunto
y la constitución de los muros, la tierra para recrecer las tapias y, en buena medida, nos permitieron descubrir nuevas
estructuras y rescatar importantes superficies de lienzos
antes ocultas.
Otras acciones llevadas a cabo fueron la reposición de costras, la limpieza, la consolidación, el saneado de los revestimientos y, en menor medida, la entonación o aplicación
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FERmÍN FoNT mEzqUITA | CASTELL VELL DE CASTELLÓN (2005-2010)
Fig. 9: El muro norte del segundo recinto o albacara, visto
desde el tercer recinto o la vila
Fig. 10: Vista desde el noroeste del Castell Vell (A. Mañá)
de veladuras. El carácter de actuaciones de emergencia y el
trabajo por fases, dilatadas en el tiempo, junto a los modestos presupuestos disponibles, aconsejaron dejar para
una fase de acabados finales la entonación cromática de
las fábricas.
por los tapiadores. El apisonado se realizó con un pisón
neumático (fig. 8) y con pisones manuales, necesarios
para apisonar adecuadamente las esquinas o las zonas de
difícil acceso.
Durante las intervenciones se estableció un proceso de
control de calidad mediante el cual, además de caracterizar las tierras a emplear para conocer su idoneidad, se
podía determinar el grado de compactación de la tierra
apisonada alcanzado en el muro construido y, de esta manera, disponer de un sistema de control del trabajo realizado (Font 2011).
Para la realización de las costras y la ejecución de las tapias
de hormigón de cal con mampuestos se empleó un hormigón mixto, hecho con cal aérea, cemento blanco, árido
natural de 20 mm de tamaño máximo y tierra, en una proporción en volumen de estos componentes de 2:0,5:5:2,
con una consistencia seca. Si bien en las primeras intervenciones la tierra se estabilizó con cal en una proporción en
volumen del 5%, en la tercera, y tras el análisis realizado,
en el que se determinó que las tapias del castillo no estaban
estabilizadas, se prescindió de cualquier añadido de aglomerante. Únicamente se estabilizaron las tierras que iban
de quedar vistas, sin protección de calicostrado, las correspondientes a las secciones transversales que, por motivos
pedagógicos, se dejarían de esta manera (Font 2012). Estas
se estabilizaron con cemento blanco en una proporción de
una parte de aglomerante y nueve de tierra (fig. 7).
La tierra humedecida, amontonada y cubierta con plásticos, se iba vertiendo en los moldes al ritmo demandado
En estas tres fases se ha actuado sobre cerca de 150 metros
de muralla de tapia, un centenar de metros de muro de la
barbacana y un total de cinco torres. Lo que antes de las
intervenciones realizadas no era más que un conjunto de
estructuras en estado de ruina y medio ocultas, ha cambiado sustancialmente (figs. 9 y 10). Recreciendo allá donde
convenía, exhumando importantes superficies de lienzos
o recuperando volúmenes antes ocultos por la vegetación
y los escombros, se ha favorecido la comprensión de este
castillo y, aunque las intervenciones solamente han afectado a una parte de las fábricas, ya se puede vislumbrar
el atractivo y la envergadura del Castell Vell y el enorme
potencial que alberga esta construcción medieval para su
puesta en valor.
BIBLIOGRAFÍA
FONT, F & HIDALGO, P. (2009): Arquitecturas de Tapia. Castelló
de la Plana: Colegio de Aparejadores y AATT de Castellón
FONT, F. (2011): «Una intervención reciente: Consolidación de
muros de tapia del tercer recinto del Castell Vell de Castellón».
Congresos de Arquitectura de Tierra en Cuenca de Campos
2010/11: 101-112. Valladolid: Cátedra Juan de Villanueva. E.T.S.
de Arquitectura de Valladolid.
FONT, F. (2012): «Intervention in a rammed earth tower at the
castle of Oropesa del Mar (Castellón, Spain)». Rammed Earth
Conservation. Restapia 2012: 315-320. Valencia.
Si no se indica lo contrario, las imágenes pertenecen al autor.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
285
MURALLA DE DAROCA
ZARAGOZA (2006)
José María Sanz Zaragoza
El primitivo núcleo urbano de Daroca de origen musulmán
se creó en el siglo VIII en la falda de un cerro y a los pies de
una alcazaba conocida como Castillo Mayor. A principios
del siglo XII fue conquistado por Alfonso I y se convirtió en
un importante enclave fronterizo con los reinos de Valencia y Castilla, que se pobló y creció con rapidez y al que se
dotó de un extenso recinto amurallado que se ha conservado hasta la actualidad (fig. 1).
El recinto amurallado tiene una longitud de 3.000 m y
está formado por más de cien tramos de muralla con torreones entre ellos. En su interior se emplazan el Castillo
Mayor de 600 m de perímetro y el pequeño castillo de San
Cristóbal de algo más de 100 m. El espesor de los tramos
varía entre 1,00 m y 1,70 m y alcanzaron una altura de
alrededor de 8 m y los torreones tienen unas dimensiones
Fig. 1: Imagen aérea del recinto amurallado con el núcleo
urbano (Depto. Geografía y Ordenación del Territorio de la
Universidad de Zaragoza)
286
aproximadas en planta de 3,00 m por 3,00 m. Los lienzos
de muralla y los torreones estuvieron rematados con un
paso de ronda que disponía de un antepecho rematado
con un almenado terminado en pico.
Tanto el recinto como sus castillos interiores están construidos con la técnica de tapia de tierra calicostrada, salvo algunos elementos singulares como las puertas Baja y
Alta y los torreones y tramos de lienzo de muralla próximos a éstas que están realizados con sillería y fábrica de
ladrillo.
Cuando perdió su importancia defensiva cayó en un largo
periodo de abandono lo que motivó con el paso del tiempo su actual estado de ruina generalizado agravado por las
características de los materiales con que está hecho, la dificultad de su mantenimiento y su gran extensión.
Fig. 2: Cata en tapia con tongadas de tierra apisonada y cal
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Muro lado izquierdo mejor conservado que muro lado
derecho
Fig. 4: Muro con una hilada de fábrica de ladrillo delimitando
las sucesivas hiladas de la tapia
TIPOS DE TAPIA
En dos zonas del recinto localizadas en el patio de armas
del Castillo Mayor y en algún lienzo de muralla junto a la
torre de sillería del cerro de San Jorge, aparecen las hiladas
de tapia de tierra calicostrada con la peculiaridad de que las
sucesivas hiladas de tapia están delimitadas por una o dos
hiladas de fábrica de ladrillo (fig. 4).
Los muros tanto de lienzos como de torreones arrancan
con un zócalo de tapia de piedra y mortero de cal encofrado
con una altura de alrededor de 0,90 m, dispuesto sobre el
terreno natural de manera escalonada adaptado a la topografía, como base para regularizar el arranque de la tapia de
tierra y para aislarla de la humedad del suelo.
Sobre este zócalo se desarrolla la tapia formada por sucesivas hiladas con tapiadas de tierra calicostrada de la misma
anchura que el zócalo y unas dimensiones aproximadas de
2,10 m de longitud y 0,90 metros de altura.
Según las catas murales, las tapiadas están formadas por
sucesivas tongadas de tierra apisonada de 7 a 9 cm de altura con una junta entre ellas de mortero de cal de 1 a 2 cm,
y su superficie está o estuvo calicostrada con una capa de
mortero de cal de pequeño espesor, también de 1 a 2 cm,
en sus dos caras (fig. 2).
El conjunto de las tapias calicostradas con mortero de cal
de los distintos tramos de muros entre torreones presenta
dos tipologías constructivas diferentes que, aunque superficialmente semejantes, han demostrado un grado de deterioro muy distinto.
Las tapias realizadas con la tipología de agujas pasantes
entre ambas caras presentan un nivel de conservación
mucho mejor que los muros realizados con la tipología de
agujas no pasantes o medias agujas y tirantes de cuerda,
que están mucho más erosionados, prácticamente desaparecidos y con unos desplomes muy importantes. Se da
la peculiaridad de que estas dos tipologías aparecen en el
recinto de forma secuencial, una a continuación de la otra
a lo largo de su perímetro, alternándose, por lo que seguramente se construirían simultáneamente por cuadrillas de
trabajadores distintas (fig. 3).
Cabe señalar como peculiaridad de los torreones que, para
reforzar sus esquinas, las aristas se realizaron con fábrica
de ladrillo.
INTERVENCIONES REALIZADAS
En el año 2006 la comunidad autónoma y el ayuntamiento
se plantearon la necesidad de iniciar los trabajos previos
necesarios para poder acometer la consolidación del recinto en función del nivel de degradación de los distintos lienzos. Uno de los trabajos ha consistido en realizar distintas
pruebas de técnicas de consolidación y reparación de las
tapias del recinto, cuya experiencia y resultados puedan ser
útiles en un futuro para las necesarias intervenciones de
consolidación del conjunto del recinto.
El criterio inicial para las distintas pruebas ha sido utilizar
las técnicas tradicionales y los mismos materiales con que
están construidas las tapias, incorporando en su caso nuevos materiales para resolver el problema de la adherencia
entre las tapias nuevas y viejas y el de las grietas y fisuras
de retracción de las calicostras.
Antes de iniciar las pruebas en la muralla se realizaron en
su proximidad nuevas tapias de tierra calicostrada, primero de pequeño espesor y después del espesor de los lienzos
de muralla, fabricando los tapiales, costillas y agujas adaptados a las características dimensionales de las tapiadas de
la muralla (fig. 5).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
287
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: Prueba de tapia de tierra calicostrada del espesor de la muralla
Fig. 6: Tapia de tierra calicostrada con malla en regularización de antepecho del paso de ronda
Fig. 7: Tapia de hormigón de cal en reposición de volumen del extradós desaparecido
Fig. 8: Tapia de hormigón de cal con calicostra de mortero de cal en reposición de volumen del extradós desaparecido
Previamente a cualquier prueba, se han saneado las superficies irregulares de ambas caras de los muros y de su
coronación, acopiando las tierras sueltas para su posterior
reutilización y sobre la superficie saneada se han dado varias capas de jabelga de agua de cal. Se han consolidado
las grietas de los muros inyectando lechada de cal por gravedad. Los abolsamientos y desconchados de las calicostras también se han consolidado con inyecciones de cales
naturales de restauración exentas de sales. Los materiales
utilizados han sido tierra y arena del lugar, cal apagada in
situ y cal hidráulica NHL 5 en sacos.
Las pruebas realizadas han consistido en la regularización
y pequeño recrecido de los lienzos de muralla hasta una
altura limitada en todo su espesor con una nueva tapia de
288
tierra calicostrada empleando tierra del entorno inmediato
y reutilizada. La unión horizontal entre las dos tapias se ha
resuelto disponiendo sobre la tapia vieja, previamente impregnada con varias manos de jabelga, una capa de mortero de cal que también ha servido para regularizar horizontalmente su superficie y sobre ella se ha realizado la nueva
tapia de tierra calicostrada con dos soluciones distintas
para controlar la fisuración y diferenciar la intervención, en
una se incorporó una malla de fibra de vidrio en la masa del
mortero que une ambas tapias y en la de las calicostras y en
la otra solución, más rápida de ejecución, se incorporaron
al mortero fibras de polipropileno (fig. 6).
En algunas zonas, se realizó la reposición del volumen del
extradós desaparecido en ambas caras de los muros recu-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoSÉ mARÍA SANz zARAgozA | mURALLA DE DARoCA zARAgozA (2006)
Fig. 9: Consolidación coronación de lienzo de muralla con
tierra sobre capa de mortero de cal con malla en fresco
Fig. 10: Consolidación muros tapia de piedra calicostrada
perando su superficie vertical y lisa para evitar la degradación motivada por el agua. Los espesores repuestos oscilaron entre 0,10 m y 0,40 m, y para resolver el problema de
adherencia entre las superficies verticales de la tapia existente y la nueva se reutilizaron los mechinales dejados por
las agujas desaparecidas para disponer tirantes de varillas
de fibra de vidrio o acero inoxidable que unieran las tapias
por los dos lados. Dado el pequeño espesor de las reposiciones volumétricas, se resolvieron bien utilizando hormigón de cal con armaduras adaptadas a las dimensiones
de las tapiadas envejecido artificialmente con colorantes
minerales, solución que permite lograr acabados con distintas texturas superficiales y realizar varias tapiadas a la
vez, bien calicostrando con mortero de cal y malla de fibra
de vidrio o fibra de polipropileno, igual que en las tapias de
tierra (figs. 7 y 8).
Asimismo, se procedió a la consolidación de las coronaciones de lienzos de muralla manteniendo su volumen irregular y aspecto ruinoso. En esta prueba sobre la superficie de
la tapia saneada e impregnada con jabelga se dispuso una
pequeña capa de mortero de cal con la malla de fibra de
vidrio o fibra de polipropileno, adaptada a su volumen irregular y sobre ésta, todavía en fresco, se dispuso tierra de la
tapia humedecida y ligeramente apisonada para adherirla
al mortero (fig. 9).
Por último, en un torreón (fig. 10) se consolidaron los muros
de tapia de piedra calicostrada con distintos niveles de degradación. Dado que estos muros por las características de
los materiales que lo componen son más resistentes y duraderos que los de tierra, tras resolver los problemas de disgregaciones y abombamientos de su masa interior, se sellaron
las grietas superficiales, se consolidaron los abolsamientos
de las calicostras y se rejuntó la piedra vista únicamente en
los lugares necesarios para evitar el depósito y la acumulación de agua, empleando lechada de cal y mortero de cal con
fibras, con lo que se logró un resultado final muy semejante
al existente antes de la intervención.
NOTA: Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen al
autor.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
289
CASTILLO DE LA IRUELA,
JAEN (2006)
Lidia García Soriano
La fortaleza se encuentra en el municipio de La Iruela, al
pie del cerro Escribano, situado al sureste de la población,
en una roca escarpada de difícil accesibilidad que domina
el valle del Guadalquivir. Se trata de un edificio de época
almohade (último tercio del siglo XII y principios del XIII)
(Salvatierra 2006), con líneas defensivas que estaban
formadas por murallas y torres de flanqueo, construidas
fundamentalmente con la técnica constructiva de la
tapia, que se completaban con estructuras secundarias
de madera. Entre la fortaleza y la población se sitúan los
restos de la Iglesia de Santo Domingo de Silos, obra del
siglo XVI. El conjunto fue declarado en 1985 Conjunto
Histórico Artístico.
El castillo de La Iruela cuenta con tres recintos amurallados.
Las murallas del recinto interior son las que se conservan
en su mayor parte, y en el extremo noroeste de este recinto
se levanta la torre del homenaje, situada en lo más alto
de la roca, configurando la imagen típica de la población.
Del recinto medio solo se conservan algunos lienzos de
muralla con un torreón, y por último el recinto exterior,
que es el más grande, es el menos conservado, del que solo
existe el torreón de acceso al castillo y algunos restos de la
cimentación de las murallas del mismo (fig. 1).
Tras la conquista castellana, al menos dos de los tres
recintos de la fortaleza se convirtieron en el castillo
señorial y la población campesina se asentó en el exterior
de la fortaleza (Salvatierra 2006).
Las murallas que se conservan actualmente son en su tercio
bajo de mampostería, que se asienta directamente sobre la
roca a modo de basamento, y el resto del lienzo es de tapia
calicostrada, configurándose muros de altura variable según
el perfil de la roca sobre la que se apoyan (fig. 2).
INTERVENCIONES EN EL CASTILLO
El objeto de este texto es realizar un estudio y análisis de
las intervenciones realizadas en el castillo. Para ello se han
consultado los proyectos de intervención custodiados en el
archivo de la Junta de Andalucía.
290
En estos últimos treinta años se han realizado diversas
intervenciones en el castillo. A principios de los años
80 se efectuaron algunas actuaciones que no afectaban
propiamente al edificio, sino que tenían como objetivo
facilitar el acceso al castillo, así como mejorar su
calidad paisajística con la instalación de alumbrado. Se
trató de actuaciones de poco alcance ejecutadas por el
ayuntamiento.
En 1984 se redactó la «Obra de emergencia del castillo y
ruinas de la fortaleza de La Iruela (Jaén) por el arquitecto
Francisco Gómez Díaz, siendo el promotor del encargo
la Consejería de Cultura de la Dirección General de
Bellas Artes a través de su Delegación Provincial, con un
presupuesto de 2.500.687 ptas. En este proyecto de obras
de emergencia queda patente la situación de abandono en
la que se encontraba el castillo especificándose que «los
paños de tapial están fisurados por todas partes, derruidos
en su mayoría y no existen en muchas zonas». Estas
actuaciones de emergencia fueron muy reducidas y no
afectaron propiamente a los muros del castillo, realizándose
fundamentalmente actuaciones como la disposición de un
entramado de cables y redes de acero para prevenir los
desprendimientos de roca sobre las casas del pueblo.
Poco después, en 1988, la Consejería de Cultura con su
Delegación Provincial de Jaén encargaron la redacción
de otro proyecto al arquitecto Apolinar Marín Zamora,
titulado «Proyecto de restauración y consolidación de las
murallas del Castillo de la Iruela (Jaen)» con un presupuesto
de 15.525.000 ptas.
Se trató en ambos casos de proyectos con poca repercusión
sobre el edificio, actuando en zonas muy restringidas como
alguna torre del segundo recinto y, por supuesto, al tratarse
de proyectos de emergencia se realizaron sin demasiadas
investigaciones previas.
El proyecto de intervención que ha servido para la
actuación generalizada en todo el conjunto es más reciente.
Fue redactado en agosto de 2006 por los arquitectos Carlos
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 1: Imagen general de la situación del Castillo de La Iruela (Jaén)
Porras Funes y Clemente Porras Funes. Este «Proyecto de
consolidación del Castillo de La Iruela (Jaén)» se realizó por
encargo de la Consejería de Cultura, Delegación Provincial
de Jaén, con un presupuesto 329.374,36 €.
Al ser el proyecto con mayor entidad sobre el castillo, se
estudiará en estas páginas con mayor profundidad. Para ello
se van a analizar los criterios que guiaron la intervención y los
materiales y técnicas constructivas empleadas en la misma.
ANÁLISIS DEL PROYECTO DE 2006
Criterios de intervención
Es fundamental iniciar el análisis de la intervención en el
castillo con el estudio de los criterios de intervención que
han inclinado a que los autores de la misma se posicionaran
y escogieran un tipo de actuaciones frente a otras.
Un criterio de intervención fundamental en el proyecto es
respetar en el edificio su carácter de ruina, consolidándolo
pero sin alterar demasiado la configuración de sus
estructuras. Así se define que «se trata de consolidar las
fábricas y los materiales que las componen y hacerlos más
resistentes a los agentes de alteración. La operación más
representativa consistirá en la consolidación de las estructuras
y el rejuntado o retacado de todas las fábricas». Este criterio de
conservar el carácter del edificio se especifica también en la
voluntad de mantener las huellas e improntas de estructuras
desaparecidas para poder entender el edificio actual como
parte de estructuras más complejas, y se especifica que
«hemos valorado su condición de edificio «incompleto» en el que
las marcas, encastres, trazas de estructuras superpuestas deben
manifestarse tras la intervención».
En cuanto a las superficies se opta por una actuación
puntual de recuperación de la costra en aquellas partes en
las que el muro ha perdido parte de su acabado superficial,
pero en las zonas en las que la costra es inexistente y
queda vista la zona interior del muro, no se propone la
restitución sino la consolidación y se define que «en cuanto
a la protección de las zonas en las que este ha desaparecido
(son las zonas que dotan a la muralla de su especial textura
apareciendo la composición del núcleo de tapia visto) y no se
propone su restitución, actuaremos mediante la aplicación de
un consolidante-hidrofugante por impregnación superficial que
actúa a modo de capa protectora sin alterar el cromatismo ni la
textura», es decir, se opta por dejar vista la materialidad del
muro en su estado degradado.
A pesar de esta voluntad de mantener el carácter de
ruina y de optar en las superficies por reintegraciones y
consolidaciones, en algunas zonas se proponen actuaciones
de reconstrucción, fundamentalmente de los merlones del
almenado. En el proyecto se detalla que «las reintegraciones
se han limitado a aquellos elementos que han perdido su base
de apoyo como algunos merlones y zonas de muro donde la
erosión o la acción del hombre ha desfigurado peligrosamente
la fábrica», no obstante, se ha optado por la reconstrucción
de los merlones deteriorados, pero sin la reconstrucción
completa de los desaparecidos (fig. 3).
Fig. 2: Muro de tapia sobre basamento de mampostería que se
adapta a la pendiente del terrero sobre el que apoya
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
291
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 3: Izq.: Estado previo a la intervención de uno de los lienzos
de muralla (imagen de la documentación fotográfica del
proyecto de 2006, arquitectos Carlos Porras Funes y Clemente
Porras Funes). Der.: Estado actual del mismo lienzo de muralla
tras la intervención en el que se ha acometido la recuperación
de las almenas, excepto las que están totalmente desaparecidas
Fig. 4: Estado actual de la muralla oeste tras la intervención
donde se aprecia la recuperación de las almenas, y el
mantenimiento del perfil original de la coronación en las zonas
más degradadas
Fig. 5: Estado actual de la zona interior de la muralla oeste
tras la intervención donde se aprecia las actuaciones de
consolidación y reintegración
Fig. 6: Croquis e imagen de la actuación realizada en la
coronación de los muros
En cuanto al criterio seguido en las reconstrucciones
en las coronaciones, es posible definir dos actuaciones
diversas: en los casos en los que la pérdida de material
hasta la cota final del muro fue pequeña se eligió realizar
la reconstrucción de las tapias hasta la coronación. En
cambio en las zonas en las que la pérdida de material era
más acusada se decidió consolidar los restos existentes,
sin reconstrucción, manteniendo el perfil original de la
coronación del muro (fig. 4).
Otro criterio seguido en toda la obra fue la voluntad de que
fuera reconocible la actuación. Por ello, a pesar de buscar
la integración cromática de los nuevos materiales con los
antiguos se optó por buscar una «textura que garantice la
distinguibilidad dentro de una armonía con la fábrica original».
Técnicas constructivas propuestas
El siguiente paso de este análisis es indagar en las técnicas
constructivas propuestas que se han empleado para
llevar a cabo la obra siguiendo los criterios analizados
anteriormente. Para ello se analizaran las técnicas
constructivas según la zona del muro en la que se intervino
y el grado de degradación de la misma.
292
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
LIDIA gARCÍA SoRIANo | CASTILLo DE LA IRUELA, JAEN (2006)
Para los trabajos de consolidación de los muros se optó por
la «aplicación en superficie con pulverizadores de consolidante
superficial basado en el éster etílico de ácidos silíceos haciendo
penetrar el producto hasta garantizar el contacto con la capa sana»
(fig. 5). Cuando se trató de reintegraciones superficiales en
zonas en las que la tapia había perdido su costra superficial,
en el proyecto se optó por el empleo de un mortero bastardo
con adición de pigmentos naturales de dosificación 1:1:7
(cemento blanco-cal-arena), y en el proyecto se especifica
la técnica constructiva de unión entre el material original
y el nuevo en los casos en los que las reintegraciones se
verificaran en zonas con importante pérdida de masa. Así,
se ha realizado un «relleno superficial de oquedades en las
fábricas de tapia con el mortero seleccionado fijado con grapas y
malla galvanizada anclada al elemento resistente. Nos referimos
a aquellas zonas con pérdidas notables de masa en la superficie.
Estos elementos de unión se utilizan también en las zonas con
reintegraciones (merlones…)».
Otro punto conflictivo en estas estructuras, muy sensible a
las degradaciones, es el mechinal dejado por las agujas del
encofrado de la propia construcción del muro. El proyecto
trató de combatir la entrada de agua al interior del muro a
través de los mechinales y para ello se propuso el sellado
del mismo, pero «no se trata de recuperar la aguja dejando la
marca de madera sino de mantener visible la posición, lo que
permite interpretar la posición de los cajones pero sellando
la oquedad, para que el agua no se deposite ni entre al núcleo
de la fábrica. Se realizará con mortero bastardo cuidando de
rehundir el acabado para dejar reconocible el hueco y dotar
de una pequeña pendiente de desagüe que evite la posterior
acumulación de agua» (fig. 6).
En las zonas en las que la pérdida de volumen en la tapia
no era superficial, sino que afectaba a todo el espesor
del muro y se acometían tareas de reconstrucción, en el
proyecto se decidió la «recuperación de elemento de tapial
existente realizado a base de pasta preparada con tierras
naturales mezcladas con cal, colocada en tongadas de tamaño
y disposición según documentación técnica, entre tableros de
encofrado recuperable (tapiales) e incluso limpieza del soporte,
disposición de malla de gallinero de agarre entre el elemento
original y el nuevo». Además en las zonas con fisuraciones
importantes se propuso un cosido de las mismas mediante
barras de acero inoxidable insertadas en taladros, que no
son perceptibles a simple vista.
De este análisis de las técnicas constructivas propuestas
es importante destacar que, a pesar de que se optó por el
empleo de la técnica constructiva original para las tareas de
reintegración y reconstrucción, los materiales empleados
no fueron exactamente los mismos, incorporando nuevos
materiales tanto a la masa como al sistema constructivo de
unión entre la estructura original y la nueva.
Fig. 7: Vista actual de las torres y los lienzos de muralla con
presencia de nueva vegetación en algunos huecos y mechinales
REFLEXIONES
Tras el estudio de esta intervención el estado actual del
castillo es bueno. Las estructuras están consolidadas y
aparentemente no han surgido importantes patologías
asociadas a la intervención. No obstante, a pesar de los
trabajos de limpieza y eliminación de plantas y vegetación
menor, se observan actualmente algunas zonas en las
que esta patología vuelve a estar presente (fig. 7). Es
fundamental que se realicen periódicamente actuaciones
de mantenimiento y limpieza de estas estructuras puesto
que la vegetación parásita en las mismas puede provocar, a
medio y largo plazo, la disgregación de las fábricas a pesar
de su consolidación previa.
BIBLIOGRAFÍA
GÓMEZ DÍAZ, F. (1984): «Obra de emergencia del castillo y ruinas de la fortaleza de La Iruela (Jaén)». Consejería de Cultura de
la Dirección General de Bellas Artes a través de su Delegación
Provincial (Archivo de la Junta de Andalucía)
MARÍN ZAMORA, A. (1988): «Proyecto de restauración y consolidación de las murallas del Castillo de la Iruela (Jaen)». Consejería
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Delegación Provincial de Jaén (Archivo de la Junta de Andalucía)
PORRAS FUNES, C. & PORRAS FUNES, CL. (2006): «Proyecto
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Delegación Provincial de Jaén (Archivo de la Junta de Andalucía)
SALVATIERRA CUENCA, V. (2006). «La fortaleza de La Iruela
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SALVATIERRA CUENCA, V. (2007). «La fortaleza almohade de La
Iruela» en Castillos de España: publicación de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, nº 146, p. 3-10. España
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
293
MURO DE TAPIA EN LAS
HUERTAS DEL GENERALIFE,
GRANADA (2006-2012)
Francisco Javier López Martínez,
Isabel Bestué Cardiel
El Generalife, junto a la ciudadela de la Alhambra, en Granada, constituye un conjunto monumental único. Representa una secuencia de edificios complementados con una
serie de jardines y huertas. El conjunto tiene la particularidad de desarrollarse en ladera.
En el año 2004, el Patronato de la Alhambra y el Generalife
inició una investigación sobre los muros que conforman
las huertas, con el fin de ayudar a su entendimiento y su
conservación.
En el año 2006, el Patronato encargó un proyecto para restaurar uno de los muros de tapia de las huertas del Generalife, el que separa las paratas 2 y 3 de la llamada Huerta
Grande.
En el año 2011, el Instituto de Patrimonio Cultural Español se hizo cargo de la contratación de las obras, que se han
ejecutado durante 2011 y 2012 sufriendo algunos cambios
conforme la investigación que acompañaba los trabajos se
iba desarrollando.
APROXIMACIÓN A LAS ESTRUCTURAS
DE LAS HUERTAS
Su ubicación en la ladera oeste de un cerro y su relación
con la ciudad palatina, diferencian el Generalife de otras
almunias.
La edificación ocupa la posición dominante sobre un entorno, también construido, de jardines y huertas; es decir,
sobre un paraíso vegetal destinado al placer personal y la
producción de frutas y hortalizas.
Fig. 1: Ubicación del muro objeto de intervención (Patronato de
la Alhambra y el Generalife
Fig. 2: Vista desde el sur del extremo meridional del muro antes
de la intervención
Fig. 3: Vista desde el Noreste del extremo meridional del muro
antes de la intervención
294
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 4: Vista desde el Noroeste, anterior a las obras. El muro, semioculto por la vegetación a principios de otoño
La disposición en ladera facilita la existencia de miradores
pero, sobre todo, implica soluciones especiales para convertir un terreno agreste e inclinado en remansos fértiles
y domesticados.
Esas soluciones pasan, en primer lugar, por asegurar el
abastecimiento de agua desde el río Darro; en segundo
lugar, y es el tema que más nos ocupa, por la creaciónconstrucción de terrazas artificiales donde se deposite el
sustrato adecuado y la humedad necesaria para los cultivos.
Las terrazas o paratas del Generalife se solucionan a
base de grandes muros de contención asentados sobre el
terreno natural que conforma la montaña: el conglomerado
Alhambra.
El muro objeto del proyecto se ubica en la llamada Huerta
Grande, situado entre la segunda y tercera paratas. Su extremo norte se encuentra con el callejón medieval de acceso al Generalife desde la Cuesta de los Chinos. Su extremo
sur era, al comienzo de los trabajos, relativamente incierto.
Las excavaciones arqueológicas han aclarado, en gran medida, la interpretación de las estructuras. Lo que se podía
contemplar como un solo muro, ha resultado ser la suma
de dos muros paralelos y adosados. El muro más antiguo
parece proceder del siglo XIV, el segundo del XV.
El primer muro, situado en el lado este, zona más alta,
consta de una potente base de grandes bolos procedentes
de la formación Alhambra, sobre ella se elevan varias tapias de tierra calicostrada. Ese primer muro, por su cara
interior (este) contiene las tierras de la huerta. Por su cara
exterior (oeste) se convertía en la fachada de la parata.
No sabemos con exactitud la altura del primer muro,
pero sí sabemos sus límites: desde el callejón medieval
(al norte) hasta el extremo que conocíamos (al sur). Sin
embargo, según lo investigado, ese extremo es sólo una
interrupción pasajera pues, tras un paréntesis de 2’80 m
aproximadamente el muro se prolongaba hacia el Sur a lo
largo de la huerta, con un desarrollo mucho mayor que el
evidenciado hoy.
Otra interesante información obtenida ha sido el que la
estructura no tiene sólo un desarrollo longitudinal, sino
también transversal. Precisamente, el límite sur apreciable
hasta 2011 coincidía con el encuentro con otro muro perpendicular; en esa esquina el muro es interrumpido por un
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
295
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 5: El muro antes de la intervención
Fig. 6: Limpieza mecánica de la costra conservada
Fig. 7: Limpieza manual del paramento sin costra conservada
Fig. 8: Riegos con agua de cal
296
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
F. J. LÓPEz mARTÍNEz E I. BESTUÉ CARDIEL | mURo DE TAPIA EN LAS HUERTAS DEL gENERALIFE, gRANADA (2006-2012)
camino en rampa, cuya existencia se desconocía. Al otro
lado de la rampa (de desarrollo este-oeste) se puede apreciar en la zona excavada la repetición de la misma solución
estructural: dos muros perpendiculares sobre una base de
bolos; el longitudinal sigue, aproximadamente, una curva
de nivel, el transversal discurre por una línea de máxima
pendiente.
Al menos en el tramo objeto de proyecto, el muro del siglo
XIV tiene adosado otro gran muro, construido por entero
en tapia, sin base de mampostería. Hasta el año 2011 dicho muro era el que se podía apreciar desde la Alhambra,
leyéndose como único, a pesar de la difícil interpretación
de su extremo sur.
Cuestiones importantes que nos podemos plantear son:
¿Por qué se construye el segundo muro? ¿Cómo se encontraba el muro original antes de ejecutar el segundo?
¿Qué otras reformas lleva aparejada la construcción del
segundo muro?
De las evidencias se desprende que el primer muro debía
hallarse deteriorado, con grandes pérdidas en algunas zonas. No está claro si también estaba desestabilizado estáticamente como para hacer recomendable su refuerzo y no
sólo su reparación.
El segundo muro regruesa, completa las pérdidas y corona al primero. La operación no consistió únicamente en
trasdosar sino en envolver la cara oeste y la coronación,
razón por la cual resultaba difícil la lectura del par de estructuras aun habiendo limpiado su parte alta. Según las
evidencias, para la construcción del segundo muro sólo
se utilizaron agujas en la cara oeste, aunque llegue a tener cara por el este, debido a que en este lado siempre
se apoyó el tapial sobre un relleno previamente vertido y
compactado.
La base del segundo muro está jalonada por atarjeas que
no siguen un ritmo perfecto, estos orificios no evidencian
continuidad a través del muro más antiguo, incluso pueden encontrarse a una cota más baja que la base del muro
original debido a la pendiente del terreno.
Sin embargo, en la zona norte del muro, próxima a su
encuentro con el callejón medieval, existe una atarjea
de mayor sección, que ha resultado conducir, hacia el
este, a un pozo que emerge hasta el nivel de la parata
superior. La boca de dicho pozo no presenta, hoy día,
continuidad con ninguna conducción apreciable en la
parata superior, sino que se ve como un acontecimiento
puntual, al menos en la superficie. Hacia el oeste, en la
parata inferior, la atarjea desemboca sobre otra canalización superficial que discurre sensiblemente paralela al
muro del callejón.
Fig. 9: Vista hacia el sur que muestra la separación entre los
dos muros.
Fig. 10: Vista hacia el norte. Interfase semirrellena. Separación
entre muros y zona de cultivo
Fig. 11: Vista hacia el norte. Interfase rellena
Fig. 12: Aspecto final de la coronación. Vista desde la parata superior
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
297
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 13: Vista desde el Oeste del extremo sur, antes de la obras
Fig. 14: Vista desde el Oeste del extremo sur con restos de la rampa, durante las obras
LAS OBRAS
El deterioro de la estructura formada por el par de muros
parece haber sido causado, principalmente, por el crecimiento descontrolado de vegetación, sus raíces han ido horadando y separando ambos muros buscando su interfase.
Las obras de restauración han tratado de imponer una distancia de seguridad entre estructuras de contención y área
cultivada.
Después de la exhumación de la base del muro, semioculto por una terrera afianzada por una línea de higueras, se
procedió a su limpieza, consolidación y sujeción de bordes
y puntos críticos.
298
La limpieza se efectuó fundamentalmente en seco. La
consolidación general se realizó con agua de cal y, sólo
en las zonas más disgregadas (extremo sur), silicato
de etilo.
Una primera medida, tras la limpieza, fue el relleno del
gran hueco de la interfase entre los dos muros, mediante el
vertido de una mezcla de arena de sílice e hidróxido cálcico,
que quedó sellado, a su vez, con la nueva coronación del
conjunto. La restauración del muro conllevó varios tipos de
soluciones, a tenor de varias reflexiones:
Por una parte, no se quería perder totalmente el orden que
dibujan los mechinales de las agujas, sin olvidar el hecho
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
F. J. LÓPEz mARTÍNEz E I. BESTUÉ CARDIEL | mURo DE TAPIA EN LAS HUERTAS DEL gENERALIFE, gRANADA (2006-2012)
de que éstos sólo se muestran cuando el muro ha perdido
parte de su masa.
En cuanto a los paramentos, no se trata de restituir su plano original sino de rellenar las oquedades hasta una profundidad dada, para preservar, en alguna medida, la imagen actual y la huella del paso del tiempo. Esta decisión
incluía tanto las grandes pérdidas superficiales como a los
mechinales.
En cuanto a la coronación se trata de dar continuidad a las
últimas tapias conservadas, de manera que sirvan de remate y protección al conjunto.
No parece haber existido ningún mecanismo eficaz de drenaje. No obstante, el intradós del muro necesita alejar el
agua, bien sea de lluvia o de riego, de su paramento. Así, en
la parata superior, en la franja de huerta paralela y próxima
al muro, la solución se ha basado en alejar y controlar el
agua más que en la disposición de nuevas canalizaciones
y desagües.
Un aspecto nuevo, en absoluto previsto antes de las obras,
es la rampa aparecida y la prolongación de los muros que
están insinuando una ordenación de todas las huertas mucho más geometrizada que la que se podía inducir con anterioridad.
Fig. 15 y 16: Aspecto del muro al final de las obras
NOTA: Salvo que se se indique lo contrario, todas las fotografías son de Francisco Javier López Martínez.
la en Al-Ándalus. Perspectivas e investigación», en Cuadernos de
La Alhambra número 43. Granada y Madrid
BIBLIOGRAFÍA
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Alhambra número 43. Granada y Madrid
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Granada, Universidad de Granada y Patronato de la Alhambra y
el Generalife, con estudio preliminar de Antonio Malpica Cuello
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
299
CASTILLO DE ALMANSA (2007)
Joaquín Francisco García Sáez y
Ana Belén Rey Planells
El Castillo de Almansa se sitúa en un aislado peñascal de
considerable altura pero de escasa superficie, con forma
alargada de Norte a Sur, promontorio conocido como «el
Cerro del Águila», que rompe con la llanura colindante y
constituye de forma natural un puesto de observación, emplazamiento deseado y privilegiado para una construcción
destinada a defender los terrenos que la rodean. Vicente
Lampérez y Romea, en un informe emitido en 1920, da
fe de su existencia al menos en el siglo XIII, siendo entonces de cristianos la población y propiedad de la Orden del
Temple.
Dentro de este conjunto, el denominado lienzo T1/T10 exterior, objeto de la restauración posee la siguiente historia
y datación:
tir de los restos de materiales antrópicos encontrados en el
interior de su masa.
- Las obras realizadas durante el siglo XV por los Marqueses de Villena D. Juan Pacheco y/o su hijo D. Diego López
Pacheco, identificadas y datadas, al igual que en caso anterior, por los restos de materiales antrópicos encontrados
en el alma del muro.4
ESTADO PREVIO A LA INTERVENCIÓN
Descripción de la fábrica del castillo de Almansa
- Las partes de finales del siglo XIII o principios del XIV,
vinculadas a los tiempos del Infante D. Juan Manuel, a par-
Sus murallas se adaptan a la orografía del terreno, con
torreones cilíndricos en la mayoría de las esquinas, y coronadas por almenas de forma piramidal y adarve en todo
su perímetro. El torreón de planta rectangular y muros
conformando un paralelepípedo de caras iguales dos a
dos constituye el mayor bastión defensivo del castillo. El
interior originalmente estaba articulado en tres alturas,
planta sótano, planta principal y terraza, a la que se accede por una escalera de caracol labrada en sillería embutida
Fig. 1: Imagen aérea del castillo de Almansa
(http://www.castillos-de-espana.com)
Fig. 2: Planta del castillo según Vicente Lampérez 1920
(López Megías & Ortiz López 2006)
- Época almohade-almorávide que constituye el estrato inicial, y consecuentemente localizada en la parte inferior del
paño, de la que apenas se han hallado restos que daten su
cronología.
300
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
en la masa de los muros que constituyen la torre. Dentro
de la torre, además de la escalera, destacan su bóveda de
crucería con nervaduras molduradas en diagonal. La sala
principal se transformó en algún momento de su historia,
dividiendo el espacio original en dos alturas y motivando
la reducción de la ventana que aparece en el lado oeste de
la torre. El merlón o paramento de la cara oeste está ejecutado en tapia. El resto de la fortificación se encuentra
resuelta con mampostería.
Materiales empleados de forma general
Los factores que han determinado la elección de los materiales en esta construcción, como en cualquier arquitectura tradicional, han sido la limitación económica que lleva
a emplear los medios que el entorno aporta, lo que genera
una integración con el paisaje y a la vez aporta un valor
diferenciador con el resto de arquitecturas de la misma
tipología situadas en otros lugares: tierra apisonada con
cal, mampuestos y sillares en puntos concretos a modo
de refuerzo.
Las tierras proceden de la propia excavación. Las diferentes coloraciones dan una idea de la dosificación de las
tapias, más claras o blanquecinas si contienen más cal, o
de colores más ocres si predominan las tierras. Los mampuestos son de naturaleza yesífera o caliza. Los escasos
sillares, utilizados de forma puntual como refuerzo en esquinas (torre del homenaje, jambas y dinteles de las puertas principales, vuelos de matacanes, escudos, dovelas de
los arcos y en escalera de caracol) poseen generalmente,
naturaleza arenisca.
Aparecen recibidos con mortero de cal los tramos pertenecientes a la intervención de los Pacheco, siglo XV, y con
morteros de cemento en las intervenciones del siglo XX.
Existen restos de material cerámico, ladrillo macizo, en la
base de los muros de los muros de tapial con el fin de regularizar la superficie o en intervenciones posteriores que
abren huecos en muros ya existentes. La madera aparece
en rollizos a modo de traba de los encofrados de la tapia y
en tablas como restos de un pavimento en el interior del
ala sur. Es probable que se utilizara en el forjado planta
intermedia de torre del homenaje, hoy inexistente.
Tapia
Tras el estudio llevado a cabo por los autores de la última
intervención, se detectan dos tipos de técnicas constructivas empleadas en los paños originales para la ejecución
de los muros de tapia, identificadas por la impronta que
sus sistemas de encofrado dejaron. Este hecho, junto con
la zonificación de ambas, nos permite diferenciar la cultura
constructiva de quien realizó las obras y ordenar los paños
cronológicamente:
Fig. 3: Estado previo general
Fig. 4: Estado previo con las lesiones que afectan a la superficie
Fig. 5: Estado posterior a la intervención
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
301
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 6: Elementos de conexión
Fig. 7: Base de mampuesto regularizada, tongadas de hormigón
gris en el alma y blanco en la superficie
Técnica constructiva 1: Sistema de encofrado
tradicional trepador
de mampostería, siendo ésta la que soporta las solicitaciones, dejando a los muros de tapia como testimoniales, sin función estructural.
Se empleó un encofrado tradicional trepador, anclado en el
propio muro. No se necesitaron por tanto andamios colgados. Posee tierra y cal en su masa y una costra perimetral
como revestimiento superficial más rico en cal, consiguiendo una mayor resistencia a los agentes externos. La tapia
de mayor calidad se concentra en los tramos inferiores, lo
que remite a su origen almohade, a un dominio de la técnica y una disposición más primitiva.
Técnica constructiva 2: Sistema de encofrado colgado
Se ejecutó mediante una estructura colgada del muro empotrando rollizos de madera en la masa, que permitió la
colocación de tableros que hacían las veces de andamios.
El material del núcleo central aparece menos cohesionado,
mal compactado y sin aglomerante. La cal solo se emplea
en los paramentos exteriores del muro a modo de calicostra, no trabada todo su espesor. En un cierto momento, se
reparó con trasdosado de mampostería.
Mampostería
La fábrica de mampostería, de presencia generalizada en el
recinto amurallado, se ubica en tramos ejecutados posteriormente a los de tapia, ya que se encuentran sobre ellos o
recubriendo los muros de tapia preexistentes.
ANÁLISIS DE LA INTERVENCIÓN
Descripción de la intervención
En las intervenciones de los años 50-70 predecesoras de
la estudiada se encontraron unos muros de tapia muy
deteriorados, por lo que se decidió trasdosar con fábrica
302
En la intervención del año 2007, se reparó el elemento
original de tapia, recuperando su masa y dotándolo de un
paramento resistente a los agentes externos. Para ello, se
utilizó una técnica mixta que aunaba los dos tipos de encofrados comentados en los puntos anteriores, pues el encofrado se sujetó con elementos exteriores al muro, como
codales de madera y «ranas» metálicas. También se hizo
uso de tirantes de acero corrugado anclados al muro de
mampostería construido en las intervenciones anteriores,
para garantizar la traba de las dos fábricas, a la vez que se
conseguía la nivelación de paramentos.
Si bien las técnicas de encofrado son similares a las tradicionales, no lo fueron los materiales: la masa de la tapia
se recuperó con hormigón bastardo de cal y cemento blanco, dispuestos en forma de verdugadas similares a las de
la calicostra del tapial tradicional, para cuidar el aspecto,
garantizando la resistencia de los paramentos exteriores, a
la vez que la plasticidad y rapidez en la obtención de la resistencia, generando un ritmo adecuado de trabajo que no
sería posible utilizando únicamente el mortero de cal. La
utilización del hormigón tiene como finalidad, junto con
los anclajes al muro de mampostería y la disposición en la
masa de la tapia de mallazos de acero corrugado y doble
malla conejera, conseguir un elemento estructural mixto
de hormigón y mampostería que trabajen solidariamente.
Respecto a los aditivos colorantes en la masa del mortero bastardo, después de hacer varias muestras con ocre y
almagra, utilizados en otras intervenciones como las llevadas a cabo en los castillos de Caudete o Montealegre,
se optó por trabajar con el árido empleado en el mortero
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
JoAqUÍN FRANCISCo gARCÍA SÁEz y ANA BELÉN REy PLANELLS | CASTILLo DE ALmANSA (2007)
Fig. 8: Detalle de los paramentos restaurados
Fig. 9: Estado tras la intervención
como único colorante, permitiendo la consecución de una
tonalidad similar a la de los paños existentes, por otro lado,
nada uniformes. Previamente a lo anterior, se regularizó
la base de mampuestos existente para crear una superficie de apoyo óptima. Al día de hoy ya se han mimetizado
bastante. No obstante, se incluyen unos testigos cerámicos en el interior de la tapia que datan la fecha de construcción del volumen adherido.
DEZ, L. (1989): Jorquera. Geografía, Heráldica, Historia, Arte,
Cultura Tradicional, Economía, Ayuntamiento de Jorquera
Criterios de intervención
El criterio seguido y que marca el desarrollo del proyecto
fue la reconstrucción volumétrica del conjunto, devolviendo la integridad espacial al castillo y permitiendo la lectura
funcional del mismo como conjunto amurallado cerrado.
Se llevó a cabo la reintegración del volumen perdido, pero
no empleando los materiales originales de la construcción. Se perdió la autenticidad matérica del lienzo, por la
irreversibilidad de la nueva hoja ejecutada sobre la tapia
original, optándose por una solución que garantiza la seguridad del conjunto, generando un resultado que desde
el punto de vista estético y narrativo del muro funciona.
El visitante es capaz de observar las improntas de los sistemas constructivos tradicionales que hicieron posible
su ejecución. Las premisas de partida que condicionan
las obras, como eran principalmente el estado de conservación, unido a la urgencia de la intervención, la disponibilidad presupuestaria, y la logística constructiva, fueron
aunadas de forma satisfactoria, consiguiendo el respeto a
la capacidad instructiva de la obra.
BIBLIOGRAFÍA
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CANO ALERO J., CEBRIÁN VALERO, F., GARCÍA-SAUCO BELÉN-
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relativo a su merito, estado y propiedad. Publicado por el Boletín
de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid.
Establecimiento Tipográfico Nieto y Compañía. Obrante en expediente 26.316
Convenio entre el Ministerio de Cultura y la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, para la protección y revalorización del
Patrimonio Histórico Artístico de esta Comunidad. Abril de 1984
Resolución de 24 de julio de 1985 de la Secretaria General Técnica, por la que se da publicidad al Convenio entre la Administración del Estado y la Comunidad Autónoma de Castilla-La
Mancha para la restauración del patrimonio artístico. BOE núm.
209 31 de Agosto de 1985. Obrante en expediente
JOVÉ SANDOVAL F. & SAINZ GUERRA J.L. (coords.) (2011): Construcción con tierra. Tecnología y Arquitectura. Congresos de Arquitectura de tierra en Cuenca de Campos 2010/2011. Universidad de Valladolid. Cátedra Juan de Villanueva
Informes Actuaciones sobre el Patrimonio Histórico de Castilla La Mancha 2007-2010. Junta de Comunidades de Castilla La
Mancha. Conserjería de Educación, Ciencia y Cultura
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
303
TORRE BOFILLA DE BÉTERA,
VALENCIA (2009-2010)
Camilla Mileto y Fernando Vegas
La Torre Bofilla de Bétera (Valencia), erigida probablemente en torno a 1220 (Burriel & Ruiz 2009) es una torre de
defensa de tapia islámica a pocos kilómetros de la ciudad
de Valencia (López Elum 1994; Rodríguez Navarro 2008).
Es de planta cuadrada con 6,15 m de lado que decrece en
altura hasta la coronación con 5,20 m de lado, creando un
perfil troncopiramidal. El espesor de los muros alcanza
1,20 m en la base de la torre y se adelgaza por el decrecido
exterior y los resaltes internos a la altura de los forjados
hasta medir únicamente 56 cm. Alcanza una altura total de
algo más de 18 metros por el exterior en la esquina sureste,
que equivale a 21 de hilos de tapia.
El acceso a la torre tenía lugar por una única puerta en
un vano cubierto por dos arcos con dovelas de piedra en
el exterior y en el interior, hoy en gran parte desaparecidos. Quedan huellas de los tres forjados y el paso de
ronda que articulaban su interior. La modulación de la
tapia marca la cadencia de los forjados, que se suceden
cada cuatro hilos, a excepción de la ligera estructura del
Fig. 1: Levantamiento de los cuatro alzados externos
304
paso de ronda que se ubicaba a sólo tres hilos de altura
del tercer forjado.
La materia prima empleada está formada por un 90% de
tierra y áridos y un 10% de cal (Kröner et al 2009), con
mampuestos de relleno en cada tongada de tapia. La torre
muestra todavía restos de bandas decorativas blancas en
la franja inferior y superior de alguno de sus frentes que
sellan y protegen las juntas entre tapias y los mechinales de
las agujas correspondientes con un mortero fino muy rico
en cal de proporción 1:1.
PROCESO CONSTRUCTIVO
En toda la envergadura de la torre aparecen de forma clara
múltiples trazas de la construcción (figs. 1 y 2). La tapia
fue erigida en sus tres primeras hiladas encofrando a una
cara contra el terreno natural y, a partir de ese punto, con
un encofrado exterior e interior, con sus agujas y codales,
construyendo paulatinamente los forjados a medida que
Fig. 2: Detalle de la textura de la tapia
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 3: Fachada oriental. Estado previo a la restauración
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
305
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 4: Fachada septentrional interna. Estado previo a la
restauración
Fig. 5: Esquina noreste. Estado previo a la restauración
se alzaba la torre para facilitar la accesibilidad y el trabajo
que predominantemente se dirigió desde el interior. Se ha
detectado la presencia de varios tipos de agujas realizadas
con tablillas de pino, o ramas de fresno, almez y morera
(Macchioni 2009). Se ha desvelado también la existencia
de toda una red de durmientes internos de madera embutidos dentro de la fábrica que servían para encadenarla.
ESTADO DE CONSERVACIÓN
En el interior cada uno de los niveles de los forjados conserva impresos en la tapia los mechinales de cada una de
las viguetas e incluso algunos restos de madera. Se trata
de rollizos de unos 15 cm de diámetro que se disponían
muy apretados entre sí apoyados en los muros y en una
viga intermedia. La disposición de la viga y viguetas de
los forjados se iba cruzando en los forjados sucesivos. La
madera empleada para durmientes, vigas y viguetas fueron troncos de olivo silvestre (Macchioni 2009) de gran
longitud, como sucede en otras construcciones de la época y tal como se recomendaba en la Antigüedad (Vitruvio
1992). La posición de las escaleras se deduce claramente
de la ausencia de mechinales en ciertas zonas del muro.
306
La torre Bofilla había llegado al umbral del siglo XXI en
un estado de conservación muy aceptable considerando su antigüedad (fig. 3), excepción hecha de las zonas
que habían sido objeto de agresiones antrópicas, como
el expolio de las dovelas de los arcos de entrada o la
apertura de un gran boquete de acceso en la esquina
suroeste (fig. 4). Por otra parte, se había perdido masa
de tapia en algunos puntos dejando a la vista los durmientes de madera.
La coronación aparecía semiarruinada y el frente sur presentaba pérdidas de costra en la parte inferior y en la superior por la afección de la intemperie (fig. 5).
Los cuatro frentes de la torre aparecían sucios o llenos de
líquenes. Además, existían otras pequeñas afecciones en
la tapia, como la existencia de grapas, soportes de antiguos tendidos eléctricos, etc. Las bandas decorativas se
habían perdido en algunas zonas, de manera que habían
perdido su dimensión territorial de identificación de la
torre en su entorno.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | ToRRE BoFILLA DE BÉTERA, VALENCIA (2009-2010)
CRITERIOS DE RESTAURACIÓN
La restauración de una antigua construcción en tierra
que lleva impresas en su superficie las trazas de su proceso constructivo y su configuración, hasta el punto que
ha sido posible una interpretación muy completa de su
antigua disposición a través de las mismas, precisamente por el carácter plástico de su materia prima, conlleva
un grave peligro de desaparición de todas estas trazas.
Además, gran parte del carácter de la torre y de su valor
de antigüedad va ligado a la degradacion y erosión de las
superficies de la tapia (Mileto et al 2011). Pero esta afección de las superficies debe ponderarse adecuadamente
porque puede ir en contra de la propia supervivencia de
la torre.
En sintonía con el deseo de las autoridades locales, que
no deseaban repetir la experiencia de la restauración de
la torre similar del castillo de Bétera en los años ochenta
que terminó reenlucida con mortero de cemento coloreado perdiendo su pátina y trazas históricas, se planteó una restauración que consistió en la limpieza de las
fachadas, la reparación estructural, el resarcido de lagunas, el rejuntado selectivo de las zonas descarnadas,
el afianzamiento de las zonas sueltas y la inserción de
nuevos forjados y escaleras. Todas estas operaciones
se pusieron en obra con las modalidades de ejecución
y acabado más inocuas para la fábrica histórica, desde
un punto de vista de la compatiblidad estructural, física,
química y estética o visual.
RESTAURACIÓN
Previamente a realizar cualquier tipo de reintegración,
se procedió a una limpieza de las fachadas mediante un
delicado cepillado manual con sales de amonio cuaternario, que evitara lacerar la pátina o las superficies (fig.
6). Una vez calibrado el grado de limpieza y ultimada
la misma, esto es, una vez determinado el color y la vibración cromática final de las superficies de la torre, se
pudo proceder a las reintegraciones de la tapia.
El resarcido de las lagunas laterales de la tapia no se podía realizar en tapia por la imposibilidad de compactar
en vertical, a diferencia de la esquina noreste de la coronación a reconstruir como medio de atar los frentes
este y norte que se encontraban sueltos. Pero ni uno ni
en otro caso se recurrió al encofrado para la reconstrucción porque la superficie resultante de la integración,
con su aspecto liso, terso y recién construido, habría
entrado en franca contradicción con la antigüedad del
resto de la torre, hasta el punto que habría atraído más
la atención el nuevo añadido por su color y su textura
que el antiguo edificio. En términos gestálticos, habríamos invertido lo que debería ser fondo (los añadidos
Fig. 6: Primeras pruebas de limpieza
actuales) en el conjunto de la figura (la torre), que en
ese caso pasaría a ser figura (los añadidos) destacada
sobre el fondo (la torre).
A nuestro entender, la restauración de la arquitectura
tradicional no debe implicar necesariamente la reproducción de las técnicas tradicionales que la alumbraron,
por muy fascinantes que sean como sucede con la tapia, en particular, cuando se demuestra que la puesta en
obra no se puede llevar a cabo de manera similar a la originaria o cuando esta pretendida coherencia constructiva se verifica a costa del contraste y la exacerbación
de la distinguibilidad con la fábrica histórica (Mileto &
Vegas 2012).
Por este motivo, se han operado las reintegraciones aparejando los mismos mampuestos caídos de la torre que se
encontraban a sus pies con una disposición parecida a la
que presentan en el interior de la tapia con ayuda de mortero de cal hidráulica natural NHL-3 y enluciendo esta
fábrica con el mismo mortero en proporción 1:3. El árido
empleado en la elaboración ha sido una mezcla de aglomerado comercial con guijarros locales recogidos a pie de
la torre, para conseguir que el aspecto del acabado final se
integrara en el lugar a través de la textura y el color de los
áridos locales. No se ha recurrido al empleo de la misma
proporción de tierra y cal que existe en la tapia original
porque su solidez, compacidad y resistencia estructural
no dependen tanto de esta mezcla concreta, sino sobre
todo de su puesta en obra mediante apisonado.
El plano de acabado de este grueso enlucido sobre la fábrica de mampostería que rellena las lagunas se ha dejado
ligeramente rehundido respecto de la costra de la tapia original adyacente (fig. 7). Este rehundido queda bien patente
en la esquina noreste reconstruida, donde la alternativa
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
307
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 7: Esquina noroeste. Estado anterior y posterior a la restauración
de empleo de un encofrado habría obligado a un cepillado intensivo para alcanzar el plano rehundido con la consecuente debilitación de la costra de la nueva tapia. En el
acceso a la torre, se ha dejado una huella arqueológica de la
gran brecha que hería este frente reintegrando únicamente
el núcleo central de la tapia para evitar entrar en conflicto
con una posible restitución de las dovelas desaparecidas de
los arcos interior y exterior, que habrían generado un gran
impacto en su imagen.
permite distinguir perfectamente los añadidos. De la misma manera que en una pintura restaurada con la técnica
del rigattino, quien desea solazarse en la contemplación
general de la torre no encuentra interferencias o conflictos
visuales en su complexión global, mientras que el erudito,
el técnico o cualquier persona interesada puede distinguir
perfectamente aquellas zonas o lagunas que han sido objeto de reintegración.
Posteriormente, se ha procedido a cepillar manualmente la
superficie de acabado para conseguir una cierta textura que
ayudara a una integración de las lagunas en su contexto
ligeramente erosionado de la tapia original. Este mortero
de cal hidráulica ligeramente tintado en masa con pigmentos naturales, se patinó posteriormente con un estarcido
de tierras naturales aglomeradas con cal aérea con la voluntad de armonizar la laguna reintegrada con la textura y
la vibración de cada contexto de la tapia histórica (Mileto
& Vegas 2013).
En las zonas descarnadas superior e inferior del frente
sur, se ha procedido al rejuntado selectivo con mortero de
cal hidráulica natural de aquellos mampuestos que ofrecían inestabilidad y aquellos lugares donde la lluvia podía
embalsarse. Se ha conservado de este modo el carácter
debido a la erosión debida al paso del tiempo y a la exposición a la intemperie, pero se ha mitigado la degradación, en primer lugar, para garantizar la supervivencia del
muro, y en segundo lugar, para devolver un cierto decoro
y seguridad visual a la fábrica que no mermase el valor de
antigüedad y el carácter venerable de la torre.
Así, las lagunas reintegradas en la torre se han conseguido armonizar dentro de su contexto construido en color
y textura, al tiempo que su ubicación en un plano más o
menos rehundido respecto a la costra original de la tapia
Por último, se realizaron nuevos forjados en el interior
de la torre con vigas y viguetas de pino insertados en los
mechinales ya existentes y un entablado machihembrado
macizo recogido por un encintado perimetral retirado de
308
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
CAmILLA mILETo y FERNANDo VEgAS | ToRRE BoFILLA DE BÉTERA, VALENCIA (2009-2010)
Fig. 8: Restitución de los forjados y escaleras internos
Fig. 9: Camino de ronda restituido
las fábricas para evitar incidir en ellas (figs. 8 y 9). Las escaleras de mano se construyeron en metal y se entregaron
en obra siguiendo igualmente las huellas de su antigua posición. El interior reconstruido no ha pretendido imitar los
forjados originales construidos con rollizos, sino restituir
la morfología de los mismos siguiendo las improntas de la
fábrica, recurriendo a maderas y escuadrías accesibles comercialmente en la actualidad.
BIBLIOGRAFÍA
BURRIELL J., RUIZ L. (2009): Informe arqueológico, Valencia,documento inedito.
KRONER, S.; OSETE, L.; DOMENECH, M.T. (2009): Informe analitico LMP 37_09. IRP – UPV, documento inedito, pp. 12
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MILETO C., VEGAS F. (2012): «Reflections about the restoration
of a rammed earth Islamic tower» in Rammed Earth Conservation, Balkema Ed., London, pp.387-392
REFLEXIONES
Esta restauración ha aspirado a conciliar en la medida
de lo posible las necesidades derivadas de la degradación
progresiva de la torre, la peculiaridad de la tierra como
materia prima y la técnica constructiva de la tapia, con
exigencias derivadas de los criterios de la disciplina de la
restauración como la conservación de la autenticidad histórico-cultural, la autenticidad material y constructiva,
la reversibilidad, la distinguibilidad, la compatibilidad y
la durabilidad de la intervención, además de cumplir con
los principios de la neutralidad y la mínima intervención
necesaria en aras a la conservación del carácter del edificio (fig. 10).
MILETO C., VEGAS F., LÓPEZ OSORIO J.M. (2011): «Criteria and
intervention techniques in rammed earth structures. The restoration of Bofilla Tower at Bétera (Valencia)», in Informes de la
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
309
IGLESIA DE SAN NICOLÁS DE BARI
EN SINOVAS, ARANDA DE DUERO
(2009-2010)
Félix Jové y Fernando Díaz-Pinés
La iglesia de San Nicolás de Bari en Sinovas fue declarada
Monumento Nacional en el año 1964. Es de una sola nave,
construida mediante muros de tapia de tierra apisonada
que arrancan sobre un potente zócalo de piedra. En el lado
sur presenta una portada románica del siglo XIII y en el
interior se cubre mediante un artesonado de madera policromada del siglo XV, perteneciente a la escuela gótico-mudéjar burgalesa, cuya calidad artística dota al monumento
de un valor excepcional.
Sinovas es una pequeña pedanía de Aranda de Duero, a
escasos 3 km al noreste de esta población. Situada a la
vera del río Bañuelos, su nombre es de origen árabe, lo
que hace pensar en un asentamiento de población mozárabe, o quizá morisca, no muy grande, ya que desde
principios de la Baja Edad Media aparece como un barrio
de Aranda de Duero. Su nombre; «(la-a) sino-va-s», hace
referencia a «las aceñas» que seguramente se distribuían
sobre el cauce del río –o en derivación con él– para moler,
Fig. 1: Iglesia de San Nicolás de Bari. Estado de la fachada sur de la nave antes de la restauración. El chapado de piedra realizado en
1965 cubre la tapia de tierra original
310
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Fig. 2: Tapia original construida en el s. XV en su encuentro con la portada románica del siglo XIII, una vez retirado el chapado
contemporáneo de piedra
Fig. 3: Estado de conservación de la tapia oculta tras el chapado de piedra. Se observa la junta horizontal entre los cajones y el
mechinal de las agujas con una protección superior de tejar
Fig. 4: Encofrado para la restitución del espesor original del muro de tapia. Las agujas metálicas son pasantes en todo el grueso
del muro
Fig. 5: Tapia desencofrada. En el costero lateral se observa, en cada una de las tongadas, la media luna de mortero de cal
característica de la tapia calicastrada
Fig. 6: Tercera hilada de tapia y replanteo de los cajones superiores. Trabajos previos de preparación y saneado de la superficie a
restaurar; repicado, raspado y limpieza
batanear o regar los terrenos de cultivo del pequeño valle.
La iglesia de San Nicolás de Bari se encuentra en el extremo noreste del caserío, sobre un pequeño promontorio
alomado que domina la vega del río.
Entre el verano de 2009 y el otoño de 2010 se llevaron a cabo
obras de restauración y puesta en valor del monumento de
acuerdo al proyecto de los arquitectos Fernando Díaz-Pinés
Mateo y Félix Jové Sandoval, redactado por encargo de la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León.
En el momento de inicio del trabajo la iglesia presentaba
un cierto abandono además de una serie de patologías asociadas a la falta de mantenimiento y a la escasez material
con la que se habían llevado a cabo las últimas restauraciones de los años 60 y 70. Efectivamente, a lo largo de la
etapa contemporánea se habían realizado diferentes intervenciones, alguna de ellas desafortunada. Así fue la realizada en el año 1965 para el saneamiento de los muros de tapia, realizándose en el muro norte un enfoscado mediante
mortero de cemento y tela de gallinero fijada al paramento
y en el muro sur un trasdosado chapado del muro de tapia,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
311
CASoS DE ESTUDIo
Fig. 7: Escalonado aparejado de tres hiladas sucesivas de tapia. La tapia de reintegración restituye el espesor original del muro, que
trabaja como un cuerpo único, con un comportamiento funcional y estructural homogéneo
Fig. 8: Interior del pórtico renacentista restaurado. En el muro, podemos ver el acabado final de la tapia calicostrada en contraste con
el muro de piedra del primitivo templo románico
Fig. 9: Vista de la tapia restaurada. Se observan los mechinales dispuestos para recibir las agujas de sustentación de la estructura de
madera del pórtico
mediante «...piedra del país imitando la piedra original de la
nave». Desde entonces el monumento se presentaba a los
visitantes, en su fachada principal, como enteramente de
piedra, aunque con una clara diferenciación entre el aparejo de la fábrica original y el chapado contemporáneo.
El proyecto de restauración tenía, entre otros fines, recuperar la función estructural del muro de tapia y su imagen. Estos muros se construyeron en el siglo XV sobre las
trazas de los muros de piedra del XIII. La documentación
histórica confirma el hundimiento de la techumbre de la
nave del templo románico «...arrastrando en su caída una
parte del muro». Se desconocen las causas exactas, aunque
se habla de un posible incendio que por calcinación de la
piedra hubiera podido afectar a la solidez de la fábrica. Sea
como fuere, las obras de reconstrucción realizadas en el XV
contemplaron la construcción de los muros mediante tapia
de tierra en lugar de piedra. La tapia se construyó apoyada
sobre la cabeza del lienzo de piedra, una vez desmontada
y nivelada la fábrica original hasta la altura arruinada. Se
aprovechó la ocasión para recrecer la altura de la nave dándole una mayor presencia a la iglesia, que se cubrió mediante un artesonado de madera policromada como ya se
ha comentado. La solución estructural para la estructura
de la cubierta debía ser necesariamente una estructura
312
atirantada, capaz de eliminar la transmisión de esfuerzos
horizontales al muro de tierra.
Tras una primera fase de de-restauración consistente en la
retirada del chapado de piedra realizado en la segunda mitad del siglo XX, se procedió a las labores de restauración
de la tapia. Previamente se llevaron a cabo importantes estudios previos, entre ellos; lectura de paramentos con criterio arqueológico; catas en el muro, con el fin de conocer
el espesor residual del muro, su estratigrafía y la composición exacta de sus capas; extracción y recogida de material
para su análisis; ensayos de caracterización de suelos para
la determinación de las características granulométricas y
plasticidad de la tierra original, etc.
Para poder garantizar un buen comportamiento de la tapia
restaurada era imprescindible seleccionar un suelo compatible y de características similares al de la tapia a restaurar.
También era importante efectuar minuciosamente los trabajos previos de preparación y saneado de la superficie del
muro; repicado, raspado y limpieza. El apoyo técnico para
los trabajos de restauración de la tapia fue prestado por el
Grupo de Investigación en Tecnología de la Construcción
con Tierra (GrupoTIERRA) de la Universidad de Valladolid.
Una vez preparada la superficie de la tapia original se procedió a ejecutar los nuevos cajones de tapial mediante la
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
FÉLIx JoVÉ y FERNANDo DÍAz-PINÉS | IgLESIA DE SAN NICoLÁS DE BARI EN SINoVAS, ARANDA DE DUERo (2009-2010)
Fig. 10: Iglesia de San Nicolás de Bari. Estado de la fachada sur de la nave después de los trabajos de restauración
técnica de reintegración de material por apisonado, es decir mediante la adición de material de las mismas características que el original, puesto en obra mediante el sistema
tradicional de apisonado por tongadas sucesivas. El encofrado se ejecutó a una sola cara, actuando la propia tapia a
restaurar como encofrado de la otra cara, lo que requería
de taladros pasantes en todo el grueso del muro para poder
fijar del otro lado las agujas.
La tapia se realizó calicostrada. El calicostrado proporciona
directamente el acabado final de la tapia asegurándola una
alta durabilidad gracias a su acabado de cal. En este caso,
el proceso constructivo fue el siguiente: tras la colocación
y nivelación del encofrado se vertió la primera tongada de
mortero de cal con una proporción en volumen de 1/6, con
un contenido de humedad bajo, equivalente al de la mezcla de tierra. Con la paleta se empujó el mortero contra el
encofrado de manera que la mezcla generó una inclinación
natural que se correspondía con el ángulo de rozamiento
interno de sus componentes. A continuación se vertió la
tierra, nivelando el espesor de la tongada hasta una altura
aproximada de unos 15 cm. El nivel se obtuvo introduciendo la paleta con una marca que nos indicaba la altura. Finalmente se procedió al apisonado manual con pisones de
madera y acero.
El apisonado se efectuó «a oído». Comenzó con un ruido
grave que nos mostraba la escasa compactación de la tierra
y terminó con un ruido agudo -casi metálico- que indicaba
que ya había sido totalmente compactada, reduciéndose el
espesor de la tongada de tierra a unos 10 cm. La energía
del proceso de compactado produce tensiones horizontales
en la mezcla. Unas actuaron contra el encofrado, dando el
acabado superficial final. Otras contra la tapia, asegurando
la completa ligazón entre la masa de tierra existente y la
de aportación. La energía del proceso de compactación y
la expansión lateral de material garantizaron la ligazón interna entre la masa de tierra existente y la de aportación.
El resultado final es un muro con un cuerpo único y un
comportamiento homogéneo en todo su espesor. La técnica descrita se ha llevado a cabo con resultados plenamente
satisfactorios.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
313
IV PARTE
REFLEXIONES
FINALES
316 metodologías y productos para la
conservación de muros de tapia
328 A modo de reflexiones finales. Criterios,
técnicas, resultados y perspectivas para la
restauración de la tapia en la Península Ibérica
METODOLOGÍAS Y PRODUCTOS
PARA LA CONSERVACIÓN DE
MUROS DE TAPIA
Beatriz Martín Peinado
Junto a las intervenciones sobre las construcciones de tapia en las que prima la reconstrucción integral de los volúmenes arquitectónicos, se plantea en este texto una serie
de «modestas» actuaciones sobre las mismas cuyo objetivo
principal es la conservación y puesta en valor de las estructuras existentes, teniendo como punto de partida y objetivo final los elementos conservados en su materialidad y
valores estéticos e históricos en sí mismos.
Para cumplir este objetivo se describe a continuación un
abanico de procedimientos aplicables en la mayoría de las
intervenciones, que deberán no obstante, adaptarse a los
condicionantes específicos de cada caso.
El enfoque de estos trabajos se hace desde una perspectiva
específica del bien, sin entrar en cuestiones estructurales,
cuyas soluciones exceden de las competencias del restaurador, observando en detalle los elementos sobre los que se
trabaja, sin perder no obstante la visión global del conjunto
arquitectónico.
FACTORES A CONSIDERAR PARA LOS
PROCEDIMENTOS DE ACTUACIÓN
Puesto que los parámetros fundamentales a considerar en
la óptica desde la que se plantean estos procedimientos
son las características y cualidades materiales, estéticas e
históricas de los elementos a intervenir, se deben tener
en cuenta una serie de factores y parámetros que serán
los que marquen las pautas de actuación, a saber fundamentalmente, la tipología constructiva, (tipos de tapias,
clasificadas en función de los materiales empleados y de
los sistemas constructivos), las características de los materiales constitutivos de las mismas y las alteraciones y problemática que presentan.
Respecto a la tipología constructiva, son numerosos los estudios existentes sobre los tipos de tapias, por lo que no se
va a entrar a describir ninguno de ellos. No obstante, sí se
desea hacer constar la importancia de tenerlos en cuenta a
la hora de plantear una intervención sobre las mismas, ya
Fig. 1: Detalle de tapia sin material de refuerzo o protección en
su cara exterior. Tramo de muralla situado en calle San Juan de
los Reyes, nº 63. Granada
Fig. 2: Tapia calicostrada en avanzado estado de deterioro. Tramo
de muralla zirí del Albaycín. Granada (Antonio Navarro Díez)
Fig. 3: Detalle de decoración incisa sobre revestimiento
continuo. U.E. 064 de la excavación arqueológica R.M.
LE-1A/07. Córdoba
316
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
que los materiales y sistemas constructivos empleados van
a condicionar en gran medida las alteraciones que presente
la obra y por consiguiente, las soluciones y procedimientos
de actuación.
El texto se detendrá brevemente en el acabado de las tapias, puesto que es la cara protectora frente a las agresiones externas, la imagen que proyecta y sobre la que se va
a actuar en la mayoría de los procedimientos que aquí se
describen.
Las técnicas de ejecución determinan básicamente el acabado de las tapias, con dos grandes grupos, los que poseen
algún tipo de material de refuerzo o protección en sus caras exteriores y las que no lo tienen. En el segundo caso,
es el mismo proceso constructivo el que dota de acabado
a la tapia, ya que el propio apisonamiento produce una lechada fina de aglomerante (arcilla, cal, etc.) que fluye hacia
el encofrado, otorgando a la superficie una capa de cierta
dureza y resistencia. En el primer caso, tapias con material
de refuerzo o protección en sus caras exteriores, se encuentra la tapia calicostrada, que presenta la ventaja frente a
otros revestimientos continuos aplicados posteriormente
(enjalbegados, revestimientos de yeso o de barro con paja),
ya que al estar la cal ligada al resto de la masa de muro en
forma dentada, es difícil su desprendimiento, por lo que su
resistencia es mayor (figs. 1 y 2).
Dentro de los acabados continuos posteriores, cabe hacer
un interesante paréntesis, estudiando de forma específica
aquellos que presentan decoración (incisa o polícroma)
(figs. 3 y 4).
Fig. 4: Decoraciones polícromas sobre acabados
continuos. U.E. 064 de la excavación arqueológica
R.M. LE-1A/07. Córdoba
Fig. 5: Restos de fajas de revoco simulando las
juntas de sillares. Puerta de Elvira. Granada (Antonio
Navarro Díez)
Mencionar también un caso mixto, que es el de las tapias
con motivos decorativos, como es, entre otros, el de las
fortalezas califales de Al-Andalus, donde al exterior se colocan unas fajas de revoco simulando las juntas de grandes
sillares, con una técnica próxima al esgrafiado y que a veces
puede reproducir motivos epigráficos (fig. 5).
En lo que a las alteraciones se refiere, la fragilidad de la
tapia reside en sus propios materiales constituyentes, inLA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
317
REFLExIoNES FINALES
Fig. 6: Proceso de limpieza mecánica en seco mediante cepillado con cepillo de cerdas de nylon para eliminar el polvo y los
depósitos superficiales no incrustados. Tramo de muralla zirí del Albaycín. Granada (Antonio Navarro Díez)
Fig. 7: Proceso de limpieza combinando la acción de medios mecánicos (cepillo de cerdas de nylon) y químicos (jabón tenso activo).
Tapia interior de la iglesia parroquial de El Borge (Málaga)
Fig. 8: Pruebas previas de limpieza. Tramo de muralla zirí del Albaycín. Granada
crementado en ocasiones por defectos en el proceso de ejecución. Así mismo, a sus características intrínsecas se unen
otras de carácter externo, asociadas fundamentalmente a
los agentes medioambientales, la presencia de agua y la acción del hombre.
Si bien es sobradamente conocida la necesidad de realizar
estudios previos a la intervención, nunca está de más insistir
en este proceso que debe afrontarse con el mayor rigor posible. Una parte esencial de este proceso previo es el análisis
de los materiales. Este apartado, por su importancia muchas
veces olvidada, requeriría de numerosas discusiones, pero
dada la brevedad de este texto y no siendo su objetivo, se
marcan aquí únicamente algunas pautas básicas a considerar, tales como la necesidad de plantear unos objetivos claros
en el programa de análisis en los que se conozca la información que puede obtenerse (caracterización de materiales,
determinación de su estado de conservación, definición de
los factores y mecanismos de alteración, la evaluación de
medidas correctoras y protectoras –tratamientos–, entre
otros datos). Existen diversas técnicas de análisis directas
que miden el comportamiento o composición de un material mediante su análisis directo: DRX, microscopía óptica,
SEM, etc. e indirectas que miden el comportamiento de una
propiedad física en el seno o superficie de un material: termografía, ultrasonidos, gammagrafía, etc. Ambas deben ser
complementarias, no sustitutorias.
PROCEDIMIENTOS DE ACTUACIÓN
ESPECÍFICOS
Una conservación efectiva requiere en primer lugar de la
identificación del bien a intervenir, así como de los mecanismos y causas de alteración, extrayendo un diagnóstico
real sobre el que aplicar unos tratamientos efectivos.
318
Los métodos y productos empleados han de cumplir una
serie de requerimientos para su puesta en obra. Han de
ser selectivos (adaptados a cada caso), compatibles con los
existentes, discernibles de los originales, ensayables, reversibles (o al menos retractables), de baja toxicidad, deben
ser puestos en obra por personal cualificado y tener en
cuenta su coste económico.
Al margen de otras actuaciones, se describen a continuación de forma escueta, las principales que afectan a las capas más superficiales de las tapias, que serán las que permitan mantener las estructuras que se conservan vistas,
sin necesidad de añadir sobre ellas nuevos volúmenes o en
cualquier caso, como paso previo necesario a la adhesión
de éstos.
Procesos de limpieza
A la hora de realizar los trabajos de limpieza sobre cualquier bien, se parte de la base conceptual de que la limpieza no es únicamente un tratamiento estético, sino de que
al retirar las capas de suciedad se libera a la superficie de
muchas de las causas que originan la degradación, por lo
que se entiende que la limpieza es un proceso que posee un
importante componente conservativo.
En el proceso de limpieza hay que considerar como una
parte fundamental del mismo el respeto a las pátinas de
los distintos materiales y las huellas que originan los diferentes elementos del sistema constructivo (mechinales, cabezas de clavos, dimensiones y texturas de las tablas, etc,),
así como la inocuidad sobre los materiales a conservar de
los productos y técnicas de este proceso, pues en la elección
correcta de estos factores estriba el acierto de los métodos
de limpieza.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
BEATRIz mARTÍN PEINADo | mEToDoLogÍAS y PRoDUCToS PARA LA CoNSERVACIÓN DE mURoS DE TAPIA
Fig. 9: Eliminación de líquenes a mitad de proceso. Tramo de muralla zirí del Albaycín. Granada
Fig. 10: Eliminación de las subflorescencias internas mediante aplicación sobre la superficie de papetas embebidas en agua
desmineralizada. Tramo de muralla zirí del Albaycín. Granada
La limpieza es una operación irreversible, por lo que siempre debe realizarse con las suficientes precauciones y garantías, controlando las zonas donde existan materiales
heterogéneos, para evitar erosiones en las zonas menos resistentes. Es imprescindible la identificación del tipo de suciedad, así como la realización de pruebas previas graduales que determinen los productos y metodologías idóneos.
Técnicas de limpieza
Son diversas las técnicas de limpieza. Las más usuales en
superficies de tapias son de tipo mecánico, pudiendo emplear herramientas manuales (brochas, cepillos de cerdas
de nylon, espátulas, etc.), o eléctricas (microtornos, vibroincisores, taladro, etc.).
De forma puntual también pueden emplearse procedimientos químicos a base de productos que reaccionan con
los compuestos que forman la suciedad, facilitando su eliminación. Se suelen aplicar mezclados con una pasta absorbente que facilita el contacto con la suciedad, impidiendo la evaporación y manteniendo la acción del producto
químico durante más tiempo.
Hay que ser restrictivo con las limpiezas mediante agua, ya
que el aporte excesivo de la misma puede ocasionar daños
derivados de su presencia dentro de los poros del material.
La limpieza de la superficie con aire a presión controlada
suele ser bastante eficaz para eliminar el material suelto y
sobre todo el polvo que dificulta la penetración de los tratamientos de consolidación o protectores (figs. 6, 7 y 8).
Dentro de los procesos de limpieza se puede encuadrar la
eliminación de algas, musgos y líquenes, y no por una cuestión meramente estética, sino porque las sustancias que-
lantes de su composición liberan agentes químicos nocivos
en la mayoría de los casos para las superficies sobre las que
se depositan. Es conveniente emplear biocidas cuyas características técnicas estén especificadas para elementos patrimoniales. Está comprobada la eficacia de productos que
contienen en su composicón n- ottil-isotiazolinone (OIT)
+ sales de amonio cuaternario (fig. 9).
Eliminación de sales solubles
La eliminación de las sales solubles es un asunto complejo
y de difícil resolución por dos motivos. Por un lado, es prácticamente imposible aislar por completo las estructuras de
tapia del agua y la humedad, y por otro, porque en la mayoría de los casos, los compuestos salinos forman parte de
los materiales constitutivos de la tapia.
No obstante, pueden adoptarse algunas soluciones que sirvan al menos para minimizar o reducir la cantidad de sales
solubles existentes en el interior de los poros del material,
evitando de este modo la cristalización interna de las mismas y sus negativas consecuencias.
El modo de proceder para la eliminación de las eflorescencias que se depositan en la superficie es sencillo. Basta
con un cepillado con cepillos de cerdas de nylon para su
eliminación, con lo que se evita la formación de costras en
superficie.
La eliminación de las subflorescencias internas requiere de
un proceso algo más complejo, basado en la aplicación sobre
la superficie de papetas embebidas en agua desmineralizada,
procedimiento con el que se hacen migrar las sales al exterior durante el proceso de secado de la papeta (fig. 10).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
319
REFLExIoNES FINALES
Consolidación superficial
Mediante la consolidación se pretende mejorar las características de cohesión y adhesión entre los diferentes granos
y cristales que constituyen el material. De este modo mejoran sus características mecánicas.
Los tratamientos efectuados hace más de tres o cuatro
décadas aportan escasa información acerca del comportamiento de los productos utilizados, ya que existe poca
documentación sobre sus características, sus técnicas de
aplicación, el estado del material antes de la misma, etc.
Aunque en la actualidad los tratamientos son descritos en
profundidad y su evolución seguida a lo largo de los años,
la lentitud de los procesos de alteración hace que, en la mayoría de los casos, no exista la adecuada información sobre
el comportamiento de los productos, y que haya que seguir
recurriendo a los ensayos acelerados de laboratorio para
llegar a la elección de los más apropiados.
Los resultados de la aplicación de un consolidante dependen entre otros factores de las características y daños que
presente el material. Por ejemplo, una aplicación sobre un
material húmedo o con elevadas concentraciones de sales
puede ser poco eficaz. También se ha demostrado que el
resultado de un tratamiento consolidante depende del tipo
de minerales de la arcilla presentes y de la distribución de
tamaño de poro. Las condiciones ambientales como la humedad relativa y la temperatura, también influyen en los
resultados.
Los productos consolidantes deben aplicarse de forma que
consigan unir la zona alterada del material, más o menos
superficial, a la zona sana, por lo que una de las exigencias
más importantes que debe cumplir es la de una buena penetración. Los disolventes con baja volatilidad son los más
adecuados porque favorecen una lenta evaporación y una
mayor penetración.
También se les debe exigir que modifiquen lo menos posible las características del material: porosidad, porometría,
permeabilidad al agua, color, etc, así como reversibilidad
y/o que sean retractables, es decir, que un determinado tratamiento no impida la aplicación futura de otro de mejores
características.
Fig. 11: Proceso de consolidación por aspersión de compuesto
inorgánico (agua de cal). Tapia interior de la iglesia parroquial
de El Borge (Málaga)
Fig. 12: Proceso de consolidación por aspersión de compuesto
organosilícico (silicato de etilo). Castillo de Castril (Granada)
Fig. 13: Pruebas previas con productos consolidantes. Tramo de
muralla zirí del Albaycín. Granada
320
Por otro lado, es fundamental que el coeficiente de expansión térmica sea similar al material tratado, y que posea
una buena compatibilidad con el material de la tapia. En
el aspecto químico esto significa que no deben formarse
compuestos que puedan reaccionar con los componentes
del material o que puedan afectar a su estructura cristalina.
Desde el punto de vista físico, las propiedades del material
consolidado deben ser similares a las del material sin tratar, ya que de no ser así puede llegarse al desprendimiento
de la capa tratada (figs. 11, 12 y 13).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
BEATRIz mARTÍN PEINADo | mEToDoLogÍAS y PRoDUCToS PARA LA CoNSERVACIÓN DE mURoS DE TAPIA
Fig. 14: Proceso de hidrofugación por aspersión de compuesto a base de siloxanos. Castillo de Castril (Granada)
Fig. 15: Pigmentos minerales y áridos para le realización de pruebas previas para la entonación de morteros en masa. Sesga (Valencia)
Tipos de productos consolidantes:
Compuestos inorgánicos: agua de cal (hidróxido de calcio),
agua de bario (hidróxido de bario), aluminato de potasio,
fluoruros, fluosilicatos y silicatos alcalinos. Presentan la
ventaja de que poseen una mayor similitud con los componentes de la tapia y en general, resisten mejor a la acción
de la intemperie, son más duraderos. Por otro lado, tienen
como inconveniente que sus características mecánicas son
inferiores a los compuestos orgánicos, es difícil lograr una
buena penetración del tratamiento, su capacidad adhesiva
es escasa, pueden ocasionar formación de subproductos y
sales solubles y cambios en el aspecto visual, generalmente
blanqueos.
Compuestos orgánicos: polímeros acrílicos. Este tipo de
compuestos tienen la ventaja de poseer buenas propiedades mecánicas y elásticas, mayor capacidad de adhesión y mejor reversibilidad. No obstante, son más alterables, «envejecen» con los rayos UV, sus propiedades
físicas difieren significativamente de las del sustrato de
tapia y poseen ciertas características muy diferentes de
los materiales de las tapias, por ejemplo, sus coeficientes de expansión térmica son mayores, originándose
tensiones entre el consolidante y el sustrato al variar la
temperatura.
Compuestos organosilícicos: silicato de etilo. Este compuesto puede considerarse intermedio entre ambos. Una
vez polimerizado, su esqueleto es de naturaleza inorgánica, mientras que en su origen guarda relación con los
productos orgánicos, pudiendo alcanzar profundidades de
penetración y características mecánicas similares a las de
éstos. Como ventajas poseen una buena acción cementante, buena penetrabilidad, buena adhesión al soporte, alta
resistencia a rayos UV, ácidos y álcalis, aceptable estado
de resistencia mecánica y elasticidad y estabilidad térmica
(-100 a 200ºC). Como inconvenientes, no consolidan granos de tamaño mayor a la arena y guardan menor similitud
con los componentes de la tapia.
Protección. hidrofugación
El objetivo de la hidrofugación es reducir la absorción de
agua a través de la superficie de los materiales, y con ella
los productos de alteración que ésta suele llevar disueltos o
en suspensión, disminuyendo la velocidad de los procesos
de alteración relacionados con el agua.
El principio de la hidrofugación se basa en la aplicación
de un tratamiento que impida la entrada de agua líquida
en el material pero que permita la salida del agua en forma de vapor, es decir, que mantenga la «respiración» del
material.
Dado que la entrada de agua líquida se produce por la superficie, la penetración de estos tratamientos no es necesario que sea muy grande, aunque sí es conveniente que
no se limite a una capa superficial de poco espesor y que
la adherencia sea buena para que el producto hidrofugante
no pueda ser eliminado por la lluvia. La alterabilidad frente
a los agentes atmosféricos es muy importante, ya que deben permanecer eficaces en la superficie del material, sin
afectar a su aspecto.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
321
REFLExIoNES FINALES
Fig. 16: Fragmento de tapia de la torre del Palacio de Bibataubín en Granada tras la restauración. Se observan las lagunas de mortero
de restitución integradas cromáticamente
Fig. 17: Detalle del tratamiento cromático del mortero de restitución mediante estarcido de colores minerales en silicato de potasio.
Tapia de la torre del Palacio de Bibataubín en Granada
Fig. 18: Procedimiento de estarcido con brocha. Entrante 5 de la Fortaleza de la Mola de Mahón (Menorca)
Lo mismo que a los consolidantes, se les debe exigir que
modifiquen lo menos posible las características del material y que sean reversibles y/o retractables. (fig. 14)
Los compuestos de la familia de las siliconas (siloxanos)
son los compuestos más empleados y recomendados para
la función hidrorrepelente de la superficie de las tapias. Por
su bajo peso molecular y baja viscosidad permiten una buena penetración, manteniendo una aceptable elasticidad,
resistencia a la acción de la radiación ultravioleta y sobre
todo mantienen las condiciones transpirables del material.
Los compuestos acrílicos son totalmente desaconsejables
como protectores, ya que taponan los poros y capilares.
Pátinas artificiales
La pátina natural es aquella capa o película delgada que se
forma en la superficie del material por diversas causas, sin
implicar necesariamente procesos de degradación o deterioro, por lo que su respeto y conservación está recomendado en la mayoría de los casos. Pero nos encontramos con
situaciones en las que bien por causas naturales o inducidas se producen fenómenos de decoloración del material o
bien por nuevas restituciones o aportaciones de material,
es necesario hacer una integración cromática de las superficies que visualmente alteran el conjunto arquitectónico.
En el caso de los morteros siempre es preferible llegar a
conseguir esta integración de tono de forma natural, es
decir, con los propios componentes del mismo (áridos),
incluso añadiendo a la masa pigmentos minerales si fuera
preciso (fig. 15).
Para superficies en las que no se produce una nueva aportación de material o es necesario «afinar» la tonalidad es322
tando los morteros ya secos, se puede trabajar con varios
tipos de colorantes.
Los pigmentos diluidos en agua de cal aplicados con brocha o por aspersión tienen la ventaja de ser totalmente compatibles con los materiales de la tapia y aportar
un aspecto natural a las superficies tratadas, al mismo
tiempo que pueden funcionar como consolidante del
material. Para asegurar la penetración del pigmento la
cantidad de partículas del mismo diluidas en el agua
de cal debe ser mínima, por lo que es necesario aplicar
varias manos para conseguir un tono. Así mismo, para
garantizar su permanencia, es recomendable aplicar sucesivas manos (10 - 15), lo que puede encarecer el coste
por el número de aplicaciones y por otro lado, crear un
velo blanquecino.
Los pigmentos minerales en dispersión de silicato de potasio líquido son otra opción para obtener pátinas artificiales
sobre materiales de tapia o afines. De probada estabilidad
y durabilidad, presentan buena penetración y adherencia,
por lo que es más fácil conseguir los tonos deseados en una
o dos aplicaciones. Tienen el inconveniente de que pueden
dar lugar a la formación de sales en zonas con humedad
(figs. 16, 17, 18).
Pueden también mezclarse pigmentos minerales en un
consolidante de silicato de etilo o hidrofugante a base de siloxanos, aunque este procedimiento tiene el inconveniente
de que al no llegar a disolverse los pigmentos, es muy difícil
obtener una tonalidad homogénea.
Se desaconsejan los pigmentos mezclados con resinas acrílicas por la probabilidad de que el medio empleado como
aglutinante (resina acrílica) tapone los poros del material.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
BEATRIz mARTÍN PEINADo | mEToDoLogÍAS y PRoDUCToS PARA LA CoNSERVACIÓN DE mURoS DE TAPIA
Fig. 19: Fragmento de revestimiento continuo sobre tapia.
Castillo de Castril (Granada)
Fig. 20: Sellado de grieta en revestimiento con mortero. Castillo
de Castril (Granada)
Fig. 21: Fijación de revestimiento a la tapia mediante inclusión
de mortero líquido. Castillo de Castril (Granada)
Fig. 22: Fragmento de revestimiento continuo sobre tapia con
policromía. Casa morisca de Calle San Luis, 9. Granada
Fig. 23: Fijación de policromía mediante aplicación de resina
acrílica con papel japonés. Casa morisca de Calle San Luis, 9.
Granada
Fig. 24: Fijación de revestimiento con inyección de resina
vinílica. Casa morisca de Calle San Luis, 9. Granada
Fig. 25: Fragmento de revestimiento desprendido, previamente
engasado para evitar su caída. Castillo de Castril (Granada)
Fig. 26: Adhesión de fragmentos de revestimiento ejerciendo
presión para garantizar la correcta adherencia a la fábrica.
Castillo de Castril (Granada)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
323
REFLExIoNES FINALES
Fig. 27: Revestimiento con decoración polícroma almohade localizado en la U.E. 064 de la excavación arqueológica
R.M. LE-1A/07. Córdoba
Fig. 28: Limpieza de polvo y depósitos no incrustados para facilitar la adherencia de las capas de protección
Fig. 29: Colocación de la primera capa protectora consistente en papel japonés
Fig. 30: Adherencia a la superficie de papel japonés con resina acrílica
Fig. 31: Superficie de revestimientos protegida con una segunda capa de gasa hidrófila
Fig. 32: Corte de los fragmentos de revestimiento
Fig. 33: Revestimientos en proceso de arranque
Fig. 34: Fragmento de revestimiento con policromía tras su arranque del muro de tapia
324
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
BEATRIz mARTÍN PEINADo | mEToDoLogÍAS y PRoDUCToS PARA LA CoNSERVACIÓN DE mURoS DE TAPIA
Fig. 35: Iglesia de San Juan de los Reyes en Granada. Alminar de la antigua mezquita integrado (Antonio Navarro Díez)
Consolidación y fijación de revestimientos
sobre tapias
Los acabados continuos o fajas de revoco sobre tapias representan una singularidad dentro de su tratamiento, más
si cabe, porque en la mayoría de los casos se trata de motivos decorativos de diferente complejidad técnica y ornamental.
Las características materiales de los revestimientos y las
propias de la tapia a la que se adhieren son principalmente
las que van a marcar la intervención a ejecutar sobre ellos.
Lo primero a tener en cuenta es la compatibilidad entre
el material de revestimiento y el de la fábrica. Para que el
primero no sea rechazado por el segundo ha de permitir
el paso de la humedad de dentro hacia fuera y no ser demasiado rígido para poder acompañarlo en sus deformaciones. No obstante, a pesar de cumplir estos requisitos
en su origen, el paso del tiempo afecta de diferente modo
a los distintos materiales, más aún en el caso de los revestimientos expuestos a las acciones externas, por lo que
es común encontrar revestimientos afectados por graves
lesiones: separaciones de la fábrica y entre estratos, movimientos, abolsados, desprendimientos, disgregación,
erosiones, etc.
Hay que diferenciar entre revestimientos que conservan
policromía y los que no la tienen. No obstante, en cualquiera de los casos, los trabajos a realizar requieren de rigurosos
procesos específicos ejecutados por personal cualificado,
basados en la consolidación y fijación de los revestimientos
a su soporte original, siendo fundamental los tratamientos
de la superficie, sin mencionar los casos con policromías o
incisiones (figs. 19 a 26).
Proceso de arranque de revestimientos sobre tapia
Si bien los arranques de revestimientos no son aconsejables, dado el caso de ser la única vía posible para su
conservación, pueden llevarse a cabo. Sirva el ejemplo
del arranque los revestimientos policromados almohades encontrados en la U.E. 064 de la excavación arqueológica RM. LE-1ª/07 en Córdoba (figs. 27 a 34).
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
325
REFLExIoNES FINALES
326
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
BEATRIz mARTÍN PEINADo | mEToDoLogÍAS y PRoDUCToS PARA LA CoNSERVACIÓN DE mURoS DE TAPIA
REFLEXIONES
Los procedimientos brevemente descritos con anterioridad no pretenden ser más que unas someras nociones que
acerquen a los interesados en este tema a un aspecto específico del mismo, planteando posibles soluciones a problemas concretos.
El resultado final tras una intervención sobre tapia, depende de múltiples y complejos parámetros, tales como su estado de conservación, su valor histórico y monumental, su
función social, su localización, etc.
En la mayoría de los casos, estos procedimientos no pueden aplicarse a todo un monumento con menosprecio de
otros trabajos de reconstrucción o restitución, pero si pueden y deben conjugarse con ellos.
Lo que sí es cierto es que los procesos en los que el resultado
final muestra los volúmenes y materiales que han llegado
hasta nosotros, evidenciando las técnicas constructivas y
las características de los materiales en sí mismos, dotan a la
obra de una serie de cualidades y valores de autenticidad que
no pueden lograrse de ninguna otra forma. (figs. 35 a 38)
BIBLIOGRAFÍA:
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Actas del IV Curso de cultura medieval. Centro de Estudios del
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consolidantes y protectivos mediante ultrasonidos». IX Congreso de conservación y restauración de bienes culturales, (ICOM)
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HOUBEN, H & GUILLAUD, H. (1994): Earth Conservation. A comprehensive guide. Intermediate Technology Publications, London
MATERO, F & CANCINO, C. (2002): The Conservation of earthen
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Rammed Earth Conservation, Restapia 2012 Valencia, Spain
SEBASTIÁN PARDO, E. (1996): «Técnicas de diagnóstico aplicadas a la conservación de los materiales de construcción en los
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del Patrimonio Histórico. Consejería de Cultura de la Junta de
Andalucía. Sevilla
Fig. 36: Detalle de la cara sur del antiguo alminar de la
mezquita. Iglesia de San Juan de los Reyes. Granada
(Antonio Navarro Díez)
WARREN, J. (1999): Conservation of Earth Structures. Butterworth-Heinemann, London
Fig. 37: Torre medieval en el interior del Palacio de Bibataubín.
Granada
NOTA: Salvo indicación contraria, todas las fotos pertenecen a
la autora.
Fig. 38: Puerta de Buenaventura integrada en la librería Proteo.
Málaga (Antonio Navarro Díez)
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
327
A MODO DE REFLEXIONES FINALES.
CRITERIOS, TÉCNICAS, RESULTADOS Y
PERSPECTIVAS PARA LA RESTAURACIÓN
DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
Camilla Mileto y Fernando Vegas
Tras la investigación realizada en el proyecto «La restauración de la tapia en la Península Ibérica. Criterios, técnicas, resultados, perspectivas» se puede aportar quizás una
visión más amplia y completa sobre las experiencias de
restauración de arquitectura de tapia realizadas en nuestra península. Esta visión cruzada de una gran cantidad de
proyectos y obras realizadas permite extraer una serie de
reflexiones que pueden ser útiles para las intervenciones
que todavía están por realizarse tanto aquí como en otros
lugares donde la tapia como técnica constructiva está presente.
diferentes tipos de ligantes en la masa o en la superficie
(tapia con cal en la masa, tapia calicostrada, hormigón de
cal, tapia con cal y mampuestos, tapia de yeso, tapia con
brencas de yeso, tapia con rafas de yeso, etc.), a tapias con
diferentes tipos de elementos añadidos en la masa o en la
superficie (tapia con piedras, tapias con ladrillos, adobes,
tapia encajonada, tapia valenciana, etc.). Algunas de estas
técnicas se encuentran con mayor frecuencia en la arquitectura tradicional doméstica y otras son más propias de la
arquitectura monumental, que ha sido el objeto específico
de esta investigación.
El texto que sigue es el fruto de la confrontación de múltiple información proveniente del análisis de los autores que
han escrito en este libro, de las aportaciones realizadas por
muchos investigadores en el congreso «RES-TAPIA 2012»1
y del análisis de obras que el equipo de investigación del
proyecto ha desarrollado y que, finalmente, no han encontrado espacio en este libro debido a una necesaria selección de los casos. La recopilación de todos los ejemplos y
el análisis pormenorizado de muchos de ellos han permitido extraer una serie de observaciones sobre los criterios
y las técnicas de intervención, con los posibles problemas
derivados de ellas. En un centenar de casos, se ha podido
aplicar de forma rigurosa la metodología de análisis y evaluación que, como se ha explicado en la introducción, se
puso a punto durante la investigación2. El resultado de la
aplicación de esta metodología es la posibilidad de comparar entre ellos los diversos ejemplos estudiados sobre la
base de unos parámetros homogéneos que permiten extraer una serie de conclusiones generales.
Los fenómenos de degradación, que también se han tratado de forma específica en un capítulo inicial de este libro, están ligados en su mayoría a la acción de los agentes atmosféricos y a factores de origen antrópico como el
abandono y la falta de mantenimiento. Estos fenómenos
además adquieren diversas formas y generan procesos específicos en función del tipo de tapia en el cual actúa la
causa inicial, creando un amplio abanico de problemas que
requieren a su vez una serie de intervenciones para la conservación y estabilización estructural de las fábricas. Por
otro lado, estas posibles variantes técnicas se combinan
con un amplio abanico de criterios ligados a los objetivos
que se pretenden alcanzar con la intervención, dando origen a una cierta variedad de técnicas y materiales empleados, además de sus posibles resultados.
Como se ha ilustrado en el capítulo correspondiente de
este libro dedicado a la técnica de la tapia en la Península
Ibérica, es enorme la riqueza de las variantes que se distribuyen en su territorio. Esta variedad de técnicas, ligadas
a los materiales disponibles y las culturas constructivas
locales, abarca desde la tapia con tierra a las tapias con
328
LOS CRITERIOS DE INTERVENCIÓN
Según lo explicado en la metodología recogida en la introducción de este mismo libro, el estudio de los criterios
empleados en los casos analizados se ha basado en una
serie de parámetros relacionados por una parte con los
principios generales identificados en la teoría de la restauración (conservación de la materia auténtica, mínima
intervención, reversibilidad, compatibilidad material,
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
compatibilidad estructural, durabilidad, actualidad expresiva y/o distinguibilidad, neutralidad) y, por otra parte, con cuatro grandes categorías de intervención (conservación, reintegración, reconstrucción, demolición), a
su vez empleadas en las diferentes partes de la fábrica
(coronación, base, muro, superficie). El empleo de los parámetros permite analizar cada una de las intervenciones
de la manera más objetiva posible y a su vez realizar una
comparación entre ellas.
La mayoría de las intervenciones analizadas cubren un
amplio abanico de combinaciones de acciones de conservación, reintegración y reconstrucción con porcentajes
variables entre estas tres componentes, siendo muy escasas las intervenciones prevalentemente conservativas, así
como el extremo opuesto de las reconstrucciones masivas.
Así a menudo, en una única intervención se realizan acciones dirigidas a la conservación material de parte de la fábrica (limpieza, consolidación, protección, etc.), pero también
de reintegración de faltas más o menos importantes en los
paramentos o en las superficies de acabado y de reconstrucción de partes limitadas de las fábricas.
En muchos casos, las demoliciones están presentes como
acciones parciales ligadas a la eliminación de materiales
decohesionados o de intervenciones realizadas anteriormente a menudo identificadas como dañinas, mientras en
menor porcentaje se ejecutan como eliminación de partes
del edificio para su reconstrucción. La combinación de los
diversos tipos de intervención está ligada a la vez a los
posibles objetivos del proyecto (conservación de la ruina,
conservación de la historia material, recuperación de la
arquitectura en sus formas o volúmenes, recuperación de
una presencia en el paisaje, implantación de posibles usos,
etc.) y la resolución de los problemas técnicos como la estabilidad de la estructura y la conservación de las fábricas.
En este sendido se podrían clasificar las intervenciones en
cuatro grandes grupos: las intervenciones de consolidación de las fábricas que corresponden al retacado de grandes lagunas en los muros con fábrica similar a la existente
o con otros materiales para restituir la consistencia constructiva al edificio; las intervenciones de recuperación de
volúmenes que pretenden recuperar el perfil o el volumen
de la construcción para favorecer la lectura del edificio
original con la reconstrucción de las partes faltantes con
diversas técnicas o materiales; la intervenciones de reintegración o reposición de la superficie de acabado que,
además de la necesaria protección de las fábricas que a menudo se quedan descarnadas por la acción de los agentes
atmosféricos, pretenden recuperar el decoro del edificio a
través de una superficie de acabado homogénea o unitaria;
las intervenciones de conservación y protección de las
fábricas que, aceptando determinados niveles de deterioro, priman la conservación de la materia original frente a la
recuperación de una imagen acabada del edificio.
Por otro lado, si se toman como referencia para analizar las
intervenciones los principios generales de la teoría de la
restauración, parece interesante reflejar que los casos analizados se dividen en tres grupos uniformes numéricamente: aproximadamente un tercio de las obras respetan los
principios generales de la restauración en su mayoría
(entre un 80% y un 93% de los parámetros de análisis);
un tercio los respetan relativamente (entre un 61% y un
79%); y el último tercio los respetan en menor medida (entre un mínimo de 37% y un 60%). También es interesante
destacar que el principio general de la conservación de la
materia está claramente asumido por todas las intervenciones que respetan en gran medida los principios generales de la restauración, mientras falla sistemáticamente en
las intervenciones que respetan los principios sólo marginalmente. El principio de la reversibilidad se cumple en
todas aquellas obras en las cuales se añaden elementos auxiliares nuevos (forjados, cubiertas, escaleras, barandillas,
etc.), mientras resulta de más complejo cumplimiento en
aquellas acciones que se centran en la reintegración y la reconstrucción de las fábricas, puesto que aunque estas se
puedan aparentemente eliminar nunca se podrá volver al
estado anterior a la obra.
También es interesante observar que en casi la totalidad
de las intervenciones el principio que más se cumple es el
de compatibilidad material y estructural y no es una
casualidad, puesto que en la mayoría de los casos analizados las reintegraciones o reconstrucciones se realizan con
la técnica de la tapia y con unas proporciones parecidas a
las de las fábricas originales o, en todo caso, con materiales
similares como la tierra y la cal. El respeto de la compatibilidad material y estructural de hecho se cumple hasta en
las obras en las cuales la acción dominante es la reconstrucción o se ha realizado una importante obra de demolición
de la materia original. En este sentido no se ha medido de
forma específica el principio de durabilidad que no se suele expresar de forma explícita en los proyectos, pero se ha
considerado que el empleo de los materiales tradicionales y
su correcta puesta en obra podría estar relacionado con la
durabilidad de los mismos.
Por otro lado, el principio de la distinguibilidad se cumple en la mayoría de los casos (más de dos tercios), siendo un número muy limitado de casos los que presentan
la imposibilidad de distinguir entre la fábrica antigua y las
nuevas aportaciones. Por otro lado, los elementos de nueva
aportación (fábricas de reintegración o reconstrucción) en
la mayoría de los casos destacan notablemente dentro del
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
329
REFLExIoNES FINALES
conjunto y no buscan una integración intencional (según el
principio de la neutralidad) mediante materiales, colores
o texturas aunque se utilice la misma técnica constructiva
del edificio existente.
Por último el principio de la mínima intervención es sin
duda el menos respetado puesto que en muchos casos las
intervenciones realizadas no son estrictamente necesarias
a nivel estructural y conservativo sino que siempre entra
en la obra una reflexión estética o tipológica del edificio.
LAS TÉCNICAS DE INTERVENCIÓN
Las técnicas de intervención empleadas en los casos estudiados están íntimamente ligadas a, al menos, tres factores
fundamentales: la técnica constructiva original, la patología y las causas de la misma presentes en el momento de
la intervención, y los criterios de intervención propios del
autor o los objetivos del proyecto. Las técnicas empleadas
en los casos analizados se han agrupado en tres grupos
en aras de una mayor claridad: el basamento y cuerpo del
muro, la coronación y la superficie de acabado del mismo.
El cuerpo del muro
Las técnicas que se aplican en el cuerpo del muro pueden
ser técnicas de reconstrucción y recuperación de masa del
muro en el caso de pérdida importante de masa en la fábrica, y técnicas ligadas a la reintegración de una parte de la
misma masa en el caso de la pérdida parcial de la fábrica o
de conservación del estado actual del muro. En el caso de la
recuperación o reconstrucción de la masa del muro puede
tratarse de su recuperación en el cuerpo del muro (reintegración de laguna o retacado de fábrica), en su base (intervenciones de recalce o reintegración de la cimentación) o
en su coronación, zona esta que se tratará más delante de
forma específica. Las intervenciones de reparación y retacado de los muros de tapia se han realizado continuamente
durante la historia, sobre todo en el caso de la arquitectura
militar que, tras los daños sufridos por un ataque, necesitaba su reparación. La reparación de estas fábricas se caracterizó en el pasado por un sentido pragmatico que se tradujo
en unos retacados realizados con materiales de diversas
naturaleza, especialmente ladrillo, piedra, mampuestos,
morteros, etc. Este tipo de intervenciones se prolongaron
hasta las actuaciones de los arquitectos de la primera mitad del siglo XX como Leopoldo Torres Balbás o Francisco
Prieto-Moreno en Granada.
Sin embargo, a partir del los años ochenta del siglo XX, la
mayoría de las intervenciones ligadas a la recuperación de
una parte importante de la fábrica se plantean el empleo de
la técnica tradicional de la tapia. El resto de las interven330
ciones elige otros tipos de técnicas para el retacado, recalce
o relleno de lagunas de las fábricas como la mampostería
de piedra o en menor medida el ladrillo o el adobe.
En la mayoría de los casos, por tanto, se emplea la técnica de
la construcción con encofrado. Sin embargo, en muchos de
los casos analizados el material empleado para el vertido
de la masa en el encofrado oscila desde el máximo respeto
a la materialidad existente, cuando se utiliza tierra o tierra
estabilizada con cal aérea, hasta la incorporación de otros
aglomerantes como la cal hidraúlica o el cemento con la
intención de acelerar el proceso de fraguado de la masa. Así
se encuentran intervenciones en las que se emplea como
argamasa de la tapia una mezcla en diversas proporciones
de cemento, a menudo cemento blanco, arena y cal. Estas
mezclas variadas se tintan en masa o se patinan en superficie para alcanzar un color similar al muro original. En otros
casos el volumen añadido o la masa recuperada del muro
se han realizado con una fábrica de hormigón de cemento,
sistema que, por el empleo de un encofrado, guarda cierta
similitud en su puesta en obra y acabado superficial de la
tapia tradicional, pero que muestra una menor compatibilidad con los materiales originales. Más compatible es la
solución de emplear un hormigón de cal aunque en algunos casos se emplea con un porcentaje de cemento añadido
para aumentar su fraguado y su resistencia reduciendo de
esta forma su compatibilidad con la fábrica antigua.
Tras el análisis de los diversos casos, se puede afirmar que,
a partir de finales de los años ochenta, se ha visto un progresivo incremento en el empleo de los materiales tradicionales (tierra, arena, grava, mampuesto, cal) para crear la
argamasa de la tapia con diversas proporciones, con un creciente respeto no sólo por la técnica tradicional sino por los
materiales y con una creciente conciencia de la necesaria
compatibilidad con los muros preexistentes. Este creciente
interés se debe sin duda a las primeras puestas en obra de
la técnica tradicional de la construcción de tapia con tierra
y cal que, desde mediados de los años ochenta del siglo XX,
se llevaron a cabo en la restauración de la Muralla de Niebla
(Huelva) realizada por Ismael Guarner González y en la intervención en el Palacio del Toral de los Guzmanes (León)
realizada por Eloy Algorri y Mariano Vázquez Espí. Estos
experimentos pioneros suscitaron la curiosidad de otros
arquitectos que empezaron enseguida a estudiar y trabajar
con la técnica constructiva tradicional, como Fermín Font
y Pere Hidalgo en la Comunidad Valenciana y Francisco Javier López Martínez en Murcia.
En los casos en los cuales se pretende que la mezcla empleada en el muro se acople al máximo con la mezcla original, se realizan análisis de componentes y granulometría
para determinar exactamente la tierra con la que estaba
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
C. mILETo y F. VEgAS | A moDo DE REFLExIoNES FINALES. CRITERIoS, TÉCNICAS, RESULTADoS y PERSPECTIVAS
compuesto el muro inicial. Existe claramente un esfuerzo
importante para emplear el mismo tipo de tierra, con la
misma distribución granulométrica y eventualmente la
misma proporción de cal en la masa del muro. Además en
estos casos se detecta la preocupación por igualar el color
de las nuevas tapias a las preexistentes. Son numerosos los
casos recientes donde se sigue fielmante el criterio de intervenir con el mismo material de la estructura original.
Entre ellos merece la pena recordar la intervención en la
fortaleza de Reina, el muro de las huertas del Generalife, la
muralla del albacar de Ronda, las restauraciones en diversos castillos en la región de Murcia, etc.
Esta opción de intervención plantea sin embargo una duda
importante sobre el acabado final que, al ser una superficie
lisa resultante del desencofrado de la tapia, crea una marcada diferencia respecto a la fábrica histórica. En algunos
casos, la extensión de las fábricas erosionadas y descarnadas es tan importante que la recomposición de las mismas
con una tapia en la cara exterior del muro puede resultar en
una refacción completa del muro, donde ocasionalmente
afloran restos de materia histórica. Aunque el núcleo histórico se mantenga en su interior, este resultado no deja de
representar una pérdida de la historia del propio edificio.
Por esta razón, en diversos casos, se han realizado intentos
para integrar la nueva superficie con la superficie preexistente acentuando su textura, con empleo de tablas de madera cepillada para el encofrado, procesos de cepillado de la
superficie acabada, empleo de una granulometría mayor y
posterior cepillado para sacarla a la vista, etc.
Los tapiales (el sistema de encofrado) empleados en las diversas intervenciones, sobre todo en el caso que la mezcla
empleada sea la tradicional o se acerque a ella, suelen ser de
madera, criterio que en algunos casos se asocia también a
la necesidad de que las tongadas se ejecuten con espesores
iguales a los que por continuidad puedan deducirse de los
paramentos existentes. De la misma manera, la modulación y dimensiones de los encofrados tratan de aproximarse al máximo a las medidas de los módulos existentes en la
construcción original. Respecto a las agujas se ha detectado el empleo de diversos tipos de agujas, de madera o metal, con sección rectangular o circular, similares o no a las
agujas empleadas en la fábrica original. Siendo los agujales
un elemento tan característico de la fábrica de tapia, que le
confiere su ritmo regular y modulado, las agujas no solo se
han entendido como un elemento constructivo de sujeción
y atado del encofrado, sino también como un distintivo ligado a la estética y a la reivindicación de la construcción
tradicional. En diversas intervenciones se ha jugado con el
ritmo de los mechinales de las agujas, y en algunos casos
con las mismas agujas dejadas insertadas en el muro, tanto
para integrarse en la fábrica existente o, por el contrario,
para distinguirse de ella.
Las intervenciones de relleno de lagunas en los muros se
complementan a menudo con una actuación previa de
eliminación de las intervenciones de retacado realizadas previamente con materiales diversos como el ladrillo,
la piedra o el cemento. La eliminación de estas intervenciones previas se justifica a menudo por el hecho que los
materiales empleados anteriormente suponen un perjuicio
para la fábrica original, argumento certero sobre todo en el
caso de que se empleara un mortero de cemento. Por otro
lado, la intervención de forrado, recomposición de la masa
del muro o de retacado, se acompaña en algunos casos con
la eliminación de las partes más deterioradas del muro (a
veces hasta 20-30 cm de profundidad) para procurar el agarre del nuevo estrato a introducir. La principal dificultad
en estos casos radica en el encuentro con los perfiles deteriorados de la tapia original y su compatibilidad material,
estructural y estética con los paramentos existentes, ya que
en ocasiones la ejecución de la nueva tapia se realiza encofrando a una sola cara, lo que modifica sustancialmente
el modelo original e introduce la necesidad de incorporar
elementos de anclaje o llaves para garantizar la estabilidad.
La adherencia y conexión entre el muro existente y la
nueva fábrica que se aporta constituye siempre una fuente
de preocupación y el agarre se resuelve con diversos mecanismos de unión de la propia masa (cajeados en cola de
milano) y con dispositivos (varillas metálicas, varillas de
fibra de vidrio, llaves o estacas de madera, varillas de madera con soga de esparto, etc.) o de aumento de superficie de
rozamiento (telas de gallinero, patillas metálicas, redes de
fibra de vidrio, etc.). La reintegración de la laguna del muro
con la técnica de la tapia acarrea también otra dificultad: la
imposibilidad de apisonar las últimas tongadas en contacto con el borde superior de la laguna de la fábrica existente
obliga a modificar la mezcla de la masa para fluidificarla y
que fragüe sin apisonado o a apisonar las últimas tongadas
en planos verticales o inclinados. El punto de contacto realizado en estas condiciones puede resultar titubeante restando claridad y limpieza a la ejecución de la obra.
Otro tipo de intervenciones en los muros son las que afectan a la resistencia o a la continuidad estructural del
muro. En el caso de la presencia de importantes grietas y
frente a la necesidad de realizar un cosido de las mismas,
las técnicas más utilizadas en estos casos son el empleo de
grapas metálicas o lígneas, las inyecciones de lechada de cal
o el retacado con mortero de cal con o sin mampuestos. En
ocasiones se han empleado para el cosido también varillas
de fibra de vidrio y relleno de la lesión con mortero de cal.
Entre las intervenciones estructurales se encuentran tam-
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
331
REFLExIoNES FINALES
bién casos en que se ha encamisado un lienzo con muros
de contención de hormigón armado. Entre ellos se encuentra el caso de la Muralla de Talamanca de Jarama, donde,
frente a la evidente invasividad de la intervención, se decide por lo menos dejar vistas algunas partes de la fábrica
para que se pudiera apreciar la materia histórica del muro.
Una opción que se ha empleado en diversas ocasiones y
por diversas razones es la proyección bien de hormigón
de cal, bien de la tierra como material de consolidación y
protección. Este tipo de intervención se ha realizado en
ocasiones por la dificultad de emplear un encofrado en
una determinada zona del edificio, por el delgado espesor
de la laguna a integrar o por la voluntad de conservar la
superficie irregular creada por el deterioro. A pesar de los
interesantes resultados constructivos, este tipo de técnica
debería mejorar el acabado para no crear un impacto tan
fuerte, fundamentalmente, por la homogeneidad indiscriminada del acabado en textura y en color.
La mampostería se emplea en las restauraciones fundamentalmente en el retacado de los muros, pero también
para forrar o trasdosar por completo el muro de tapia erosionado, en ocasiones ejecutado con una inclinación en
talud y con la clara intención de dignificar la estructura,
cubriendo la tierra considerada como un material pobre y
débil. En algunos casos se menciona la recuperación y reutilización de los mampuestos que se pueden encontrar
al pie de la obra para emplear como mampostería para el
retacado de las faltas y lagunas en el muro. En la mayoría
de los casos los retacados con mampostería o mampostería
encofrada corresponden al recalce de la cimentación o de la
parte inferior del muro, bien porque se trataba de la técnica
ya presente en la fábrica, bien porque se considera la técnica más adecuada al estar en contacto con el terreno. Para
el resarcido de las lagunas de los muros de tapia se ha empleado en algún caso también otros materiales compatibles
como el adobe o materiales de nueva generación como los
bloques prefabricados de tierra comprimida con cáñamo.
En la tapia valenciana o la tapia con mampuestos a menudo se acude al mismo material, pero ejecutado sin encofrado debido a las dificultades técnicas que este supondría.
Se encuentran así, en el caso de la tapia valenciana, la ejecución de la reintegración de las lagunas con una fábrica
de ladrillo con mortero de cal o, en el caso de la tapia de
mampuestos, la puesta en obra de una mampostería con
mortero de cal y tierra. Materiales como la piedra (sillería y
mampostería) o el ladrillo (en ocasiones fábrica de ladrillo
enlucida) se emplean a menudo también para reconstruir
parcial o completamente los volumenes faltantes. En estos
casos, se hace específica mención del empleo de materiales
diferentes para crear una diferenciación neta entre la parte
332
histórica y la añadida posteriormente. Además de los materiales como la piedra o el ladrillo, recientemente se han
empleado en algún caso el acero corten para completar el
volumen de la fábrica, elemento que evidencia claramente
su modernidad destacando ampliamente su presencia.
Por otro lado, la tapia encajonada con machones y verdugadas de ladrillo y cajones de tapia en la mayoría de los casos
conlleva intervenciones bien en los cajones de tapia, bien
en el muro de ladrillo que se solucionan a través de enjarje
o retacado con ladrillo a su vez. En el caso del retacado de
los cajones en los últimos treinta años ha habido una evolución hacia una mayor compatibilidad del material pasando desde el retacado de los cajones con hormigón, bloques
de cemento o ladrillo, al empleo del adobe y morteros de
tierra y cal o tapia.
La coronación del muro
Además de la base y la estructura del muro, la coronación
del mismo constituye un punto de gran importancia para
la conservación de la fábrica de tapia ya que se trata del
punto del muro que más facilmente queda descubierto y
por el cual comienza la entrada de agua que puede conducir
la estructura hasta su ruina completa. La intervención en
la coronación del muro es por tanto absolutamente necesaria, pero las técnicas y los criterios que guían las intervenciones pueden ser muy diversos.
En la arquitectura militar (principalmente en castillos y
murallas) los muros suelen estar al descubierto privados de
cualquier tejado o cubrición. Se trata de elementos exentos
que en numerosas ocasiones han perdido parte de su altura original porque se han visto afectados por los agentes
atmosféricos que han ido produciendo la erosión continuada de la coronación y el derrumbamiento progresivo del
material, generando en la mayoría de los casos superficies
irregulares, con material disgregado, suelto, etc.
En la mayoría de los proyectos analizados se busca consolidar la coronación con la construcción de nuevas tapias
que protejan el material original. Se trata en muchos casos
de la construcción de una sola tapia de protección buscando igualar el nivel del muro en su altura actual sin necesidad de recrecer hasta la hipotética altura original. En estos
edificios se acepta la altura irregular creada por el paso del
tiempo, aunque la construcción de la tapia de protección
confiere un perfil acabado en un nuevo nivel. En alguna
ocasión se trata de sugerir didácticamente con diversos
tratamientos (escalonamiento, enjarjes, junta inclinada,
lienzos inacabado, etc.) que el nuevo límite del muro no es
el originario en aras a favorecer una mejor interpretación
del conjunto.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
C. mILETo y F. VEgAS | A moDo DE REFLExIoNES FINALES. CRITERIoS, TÉCNICAS, RESULTADoS y PERSPECTIVAS
En este sentido también se debe destacar que existen dos
diversos procedimientos en la ejecución del mismo tipo de
intervención: una primera opción consiste en la eliminación los restos de las tapias erosionadas hasta dejar limpio
el borde de las primeras tapias integras donde se apoyan
las nuevas tapias, mientras una segunda opción más respetuosa de mantener los restos de las tapias históricas y
acoplarse con la nueva tapia al perfil erosionado e irregular
de las primeras. Por otro lado, existen tambien casos en los
cuales se construyen diversas hileras con la idea de alcanzar la altura original del muro, a menudo reproduciendo
los elementos de la coronación histórica como el adarve,
el paso de ronda o los merlones. Este tipo de intervención
evidentemente supone en la mayoría de los casos una
aportación de material de mayor envergadura y, en el caso
de la escasez de datos, un mayor márgen de error en la materialización de una hipótesis.
Para la ejecución de estas tapias a menudo se propone
la misma solución que anteriormente se ha visto para los
muros: el empleo de la técnica tradicional de la tapia en
sus variantes o la construcción de tapia con materiales contemporáneos como el hormigón de cemento, el hormigón
de cal y cemento, el ladrillo macizo visto, el ladrillo hueco
enlucido, elementos prefabricados, etc. Se observa que,
mientras en los muros, con el paso de los años, se ha ido
eligiendo cada vez más la opción de emplear la técnica tradicional con materiales lo más parecidos posibles al muro
original en busca de una mayor compatibilidad material,
estructural y constructiva, en el caso de la coronación se
siguen empleando abundantemente los nuevos materiales.
Este tipo de elección se debe probablemente a que los nuevos materiales se consideran más resistentes a los agentes
atmosféricos y a la convicción de que, tratándose de un
elemento superior añadido, actúa como una protección
más que como un elemento de integración, no necesitando
buscar una compatibilidad explícita con el muro histórico.
Además resulta interesante observar que los nuevos materiales se eligen sobre todo en el caso de la restitución de los
volumenes originales, mientras que el material tradicional
suele ser la opción en el caso de la intervención que pretende proteger el nivel existente del muro.
En cuanto a las intervenciones en la coronación de los
muros de arquitecturas que poseen una cubierta, se tiene que destacar que el punto de encuentro entre la cubierta
y el muro generalmente es una zona donde se producen
patologías importantes que afectan a la estanqueidad del
edificio frente al agua, que a medio o corto plazo producen
toda una serie de patologías derivadas de esta (empujes,
grietas, desplomes, etc.). Para resolver estos problemas en
la coronación de los muros, en los proyectos se recurre de
forma generalizada a la disposición de un zuncho perimetral de atado. Diversas son las opciones escogidas para el
zuncho perimetral bien de hormigón armado bien de metal acompañados a su vez a intervenciones de atado, reparación y/o sustitución de la cubierta existente. Las diversas
opciones evidentemente ofrecen diversos niveles de reversibilidad a tenor de la mayor o menor limpieza con que se
añade el elemento, y de modo inversamente proporcional a
la eliminación de la materia original.
Por último, existen algunas intervenciones que evitan la
construcción y el completamiento de la coronación del
muro con tapias o fábricas de nueva construcción y se limitan a la consolidación del perfil encrestado por la erosión.
En estos casos se aplica una capa protectora de mortero de
cemento, o más recientemente de cal hidráulica con una
malla de fibra de vidrio, una red de gallinero, etc., con el fin
de asegurar el agarre entre el muro preexistente y la capa
de protección. En algún caso se emplea también con el mismo objetivo un mortero de barro reforzado con fibra de
vidrio. El peligro que subyace a este tipo de intervenciones,
por otro lado loables por la voluntad de conservar el perfil
de la ruina en el estado actual, es extender el tratamiento
más allá del plano horizontal de la coronación, siguiendo
la superficie erosionada hasta recubrir parcial o completamente el resto de la fábrica, en el intento de proteger todas
las partes degradadas del muro. El resultado, no obstante
la intención sea la protección de la materia original, puede
transformar completamente la imagen del muro. Por otro
lado, este tipo de intervención lleva consigo una necesidad
de mantenimiento periodico puesto que estos estratos de
protección con el tiempo tienden a erosionarse y lavarse
descubriendo los elementos de conexión y dejando penetrar el agua en la coronación del muro.
La superficie de acabado
Las intervenciones dirigidas a la superficie de acabado del
muro están generalmente enfocadas a proteger la superficie y la masa de la tapia erosionada por el paso del tiempo
y los agentes atmosféricos. Además de la necesaria protección de las fábricas, puede existir un criterio más o
menos marcado de recuperación del decoro y la imagen
unitaria del edificio. Entre las posibles opciones, se pueden identificar dos diferentes tendencias: por un lado, la
preservación de los restos de la superficie antigua bien
conservada y la reintegración de las partes erosionadas
con un nuevo estrato de acabado; por otro lado, una intervención más unitaria de sustitución o recubrimiento
total de la superficie existente con un estrato completamente nuevo, con independencia del nivel de degradación de cada parte.
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
333
REFLExIoNES FINALES
No son numerosos los ejemplos en los cuales se reintegran
aisladamente las lagunas de la superficie de acabado de la
tapia. Se trata principalmente de los casos de tapia calicostrada donde la costra de cal formada durante el proceso de
construcción sufre con el tiempo un proceso de erosión
progresiva hasta su completa pérdida con la consecuente
exposición del núcleo de tierra del muro. La reintegración
de la costra en estos casos es necesaria y la voluntad de generar una reintegración de la laguna se expresa claramente
en algunos ejemplos.
Uno de los casos más destacados en esta línea es la intervención realizada en la Muralla del Albaicín de Granada,
donde la reintegración de la superficie adquiere diversos
niveles de intensidad en proporción al nivel de erosión de
la costra original. Así en el caso que la costra estuviera sólo
parcialmente erosionada se procedió a una consolidación
de la misma con agua de cal y silicato de etilo, mientras que
donde la costra estaba erosionada en profundidad dejando vista la tierra del núcleo la superficie se reintegró con
un mortero de cal aérea y arena. La superficie de acabado
de la reintegración se dejó rehundida respecto al nivel de
la superficie original para facilitar la lectura de la laguna
de reintegración, mientras que en otros casos el nivel de la
nueva superficie está igualado respecto a la antigua siendo
el propio color del mortero o la textura los que diferencian
la reintegración de la superficie histórica.
La busqueda del color de la nueva superficie, a menudo
realizada con la intención de integrarla en la superficie
existente, en ocasiones origina superficies con tonos mucho más subidos respecto al color original y que acaban por
dejar fuera de juego la propia superficie histórica. Por otro
lado, son cada vez más frecuentes los casos en los cuales se
realiza una consolidación de la superficie original a través
de acciones de limpieza, consolidación, hidrofugación, limpieza de microvegatación, rehadesión por inyecciones de
lechada de cal, conservación de los elemento decorativos
como franjas, etc.
Más numerosas, sobre todo en el pasado, son las intervenciones de sustitución completa de la superficie de
acabado de la tapia o aplicación de un estrato uniforme
de enlucido. En diversos casos, sobre todo al principio del
periodo que se está analizando, se aplicaron enlucidos de
cemento que con el tiempo han manifestado problemas de
compatibilidad con la fábrica histórica, al aparecer importantes manchas de humedad por la escasa transpirabilidad
del cemento o eflorescencias por la importante aportación
de sales presentes en el mismo material. También se ha
manifestado en ocasiones un mecanismo de separación
de la nueva superficie respecto al soporte y su posterior
desconchado por el diverso comportamiento de la fábrica
334
de tierra y el estrato de cemento compacto aplicado en su
superfcie. Más recientemente, las intervenciones de sustitución total de la superficie se han reorientado hacia el
empleo de morteros de cal hidráulica o cal aérea que favorecen una mejor transpiración del muro original. No obstante los esfuerzos para mejorar el comportamiento de los
materiales y la búsqueda de una mayor compatibilidad de
los mismos, este tipo de intervención sigue conllevando un
importante cambio de imagen que, además, en ocasiones
puede originar una pérdida de información constructiva e
histórica del edificio.
En el caso específico de la tapia con machones y verdugadas de ladrillo o tapia encajonada, que presenta cajones de tapia calicostrada o de tapia de tierra, a menudo
se encuentran intervenciones en las cuales se sustituye
completamente la superficie del cajón o este se enluce con
un mortero que en las intervenciones más antiguas era
de cemento y que, poco a poco, ha pasado a ser un mortero bastardo, luego un mortero de cal hidráulica y más
recientemente de cal aérea. Muchos menos comunes son
los casos, generalmente más recientes, de conservación de
la superficie existente del cajón. Un caso ejemplar en este
sentido es la restauración de la Ermita de Nuestra Señora
del Pinarejo en Aldeanueva del Codonal (Segovia). Por otro
lado, las intervenciones en los acabados de las tapias encajonadas se completan con la intervención en las juntas de
los machones de ladrillo que, en la mayoría de los casos,
se reponen completamente y, sólo en unos pocos, se conservan reintegrandose sólo donde realmente es necesario.
Esta segunda opción favorece notablemente la conservación de la materia original del edificio, además del aspecto
del mismo.
LOS PROBLEMAS DERIVADOS DE LA
INTERVENCIÓN
El estudio de los fenómenos de degradación causados
por las propias intervenciones tiene un papel fundamental en el aprendizaje de las experiencias realizadas puesto
que el desacierto de algunas intervenciones ha provocado
la aparición de nuevas patologías o el incremento de las
existentes. Estas lecciones a extraer son válidas con independencia de compartir o no los criterios empleados en la
intervención y su resultado estético.
La base y la coronación del muro son los puntos que más
atención necesitan y que, por tanto, están más sujetos a
intervenciones. Como se ha visto anteriormente, las intervenciones en la base de los muros se realizan con recalces en la cimentación o en la base. En algunos casos los
recalces se ejecutan con hormigón en masa, solución que
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
C. mILETo y F. VEgAS | A moDo DE REFLExIoNES FINALES. CRITERIoS, TÉCNICAS, RESULTADoS y PERSPECTIVAS
generalmente soluciona los problemas estructurales pero
en ocasiones genera incompatibilidades materiales que
provocan la aparición de eflorescencias. El agua que se filtra por la base del muro, especialmente cuando se trata de
un forro del muro histórico, arrastra las sales disueltas que
cristalizan en la superficie cuando el agua se evapora. Por
otro lado, existen casos en los cuales las soluciones propuestas consisten en la reconstrucción de la zona afectada,
bien con la misma técnica constructiva, la tapia, o incluso
en algunos casos con mampostería, creando un zócalo exterior. Si a la fábrica de mampostería o a la tapia se le añade
cemento, se cae en el mismo problema descrito anteriormente. Por el contrario, una correcta canalización de las
aguas y el empleo de materiales más transpirables favorece
la durabilidad de la solución, al margen del material elegido
para la reconstitución del muro.
En todos los proyectos analizados, como se ha visto, se
actúa en la coronación del muro, además que por razones
ligadas a la recuperación del volumen, por claras necesidades de proteger el punto de mayor vulnerabilidad de la
estructura. Las intervenciones abarcan desde la conservación del perfil erosionado del paso del tiempo hasta la
construcción de nuevas tapias o fábricas para proteger la
coronación o para alcanzar el nivel original del muro. Los
fenómenos de degradación que aparecen en el caso de la
coronación están ligados en general a la mayor o menor
compatibilidad del material y a los procesos de degradación
del material añadido.
En el primer caso se trata sobre todo de incompatibilidades que se generan entre el material original tierra y, sobre
todo, la aportación de hormigón o cemento que, por su
contenido en sales, pueden generar la aparición de eflorescencias. También es el caso de la inserción de elementos
metálicos que, con el tiempo, se oxidan rompiendo la fábrica y provocan desconchados y grietas. Por otro lado, el
segundo caso está ligado al natural paso del tiempo y al
envejecimiento de la materia. Si en la coronación del muro
se emplean anclajes, redes o elementos de diverso tipo embutidos en el interior, se debe tener en cuenta que con la
erosión de las capas superficiales estos elementos irán aflorando. Se trata del recubrimiento de la coronación con una
capa protectora de mortero de cal con una malla de reparto:
con el tiempo la cal se consume y la red va quedando vista.
También es el caso en el cual se emplea para la reconstrucción del volumen del muro una fábrica de ladrillo hueco
enlucida con un mortero de cemento o de cal, estrato que
con el tiempo se erosiona, desvelando la fábrica debajo que
no siempre ha sido pensada para quedarse vista.
Las intervenciones en la superficie pueden abarcar desde
la reintegración puntual de lagunas de la superficie de aca-
bado hasta la actuación extensiva en toda la superficie del
muro. En algunos casos la intervención en las superficies
aumenta en profundidad hasta alcanzar verdaderas intervenciones de reconstitución del muro hasta su paramento
externo. Este tipo de intervenciones, como se ha visto, se
realizan bien con tapia encofrada, bien con retacados de
mampostería, bien con hormigón en masa. Este último
genera exactamente los mismos problemas de incompatibilidad material que se han visto en el caso de la base y de
la coronación.
Sin embargo, la reconstrucción del muro en su cara superficial con tapia conlleva una reflexión importante sobre
los anclajes. Si no se crean mecanismos de conexión, las
experiencias realizadas han mostrado que la cara añadida se desprende del muro original. Por otra parte, el empleo de elementos metálicos de conexión entre el material
original y el nuevo, ha generado patologías de corrosión,
movimientos diferenciales, etc., como el desprendimiento
de partes de las superficies, dejando al descubierto los elementos metálicos introducidos en la nueva ejecución como
elemento de unión. Hasta la fecha, los anclajes de madera
o cuerdas de fibras naturales han demostrado ser los que
mejor responden en estas intervenciones.
Por último, parte de estas reflexiones pueden trasladarse
también a la intervención en las superficies de acabado
cuando se limita a la costra superficial o al estrato de enfoscado. En este caso, también se ha demostrado a través
de las experiencias realizadas que los morteros de cal natural o mezclas de cal, tierra y arena son los que mejor responden por compatibilidad con el material existente. Sin
embargo más problemáticos se han demostrado los revestimientos de morteros de cemento por su menor aptitud
para transpirar, que puede generar manchas de humedad y
un proceso de erosión y degradación de la misma en combinación con la presencia de sales. La reposición de la capa
superficial también requiere una atención especial a la adherencia de la nueva superficie con la antigua. En ocasiones esta conexión se ha realizado con anclajes o redes metálicos que, como en el caso anterior, con el tiempo se oxidan desconchando la superficie o afloran por la erosión del
material superficial. El cuidado en el empleo de materiales
compatibles y en la ejecución de la intervención constituye
en este caso también la clave para una mayor durabilidad.
Perspectivas
El progresivo interés por la técnica constructiva de la tapia
que se detecta a partir de finales de los años ochenta del
siglo XX ha contribuido sin duda a una mayor comprensión del sistema constructivo y a una sensibilización hacia
el patrimonio así construido. Este creciente conocimiento
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
335
REFLExIoNES FINALES
ligado a una mayor conciencia patrimonial y a un bagaje de
experimentación en materiales y obras cada vez más importante caracteriza el balance del periodo de treinta años
de intervenciones que ha abarcado en este libro.
Se detecta claramente un progresivo empleo de las técnicas
tradicionales tanto en la ejecución de los muros como en
las intervenciones de reposición de las superficies. Es este
quizás el ámbito en el cual se ha avanzado más en estos
años, quedando patente en la mayoría de los casos recientes la necesidad de trabajar con materiales compatibles.
Una reflexión que emerge claramente de las páginas de este
libro es que el tiempo sigue pasando tras la intervención y
que la restauración realizada entra a ser parte del ciclo vital
del edificio, del paso del tiempo y de las transformaciones
de la materia. Es importante tener en cuenta el factor de
envejecimiento de los materiales que se emplean en la intervención, no solo a tenor de su durabilidad técnica sino
también en el respeto del edificio que se ha pretendido
ensalzar con la propia intervención. El envejecimiento de
los elementos y materiales aportados en la intervención
influye notablemente en la imagen y en el propio valor del
edificio. Es necesario por tanto tratar de evitar todas aquellas intervenciones que envejecen rápidamente y procurar
utilizar materiales compatibles y duraderos como son los
materiales tradicionales cuya durabilidad está garantizada
por los siglos de su empleo.
El interés desarrollado hacia la técnica constructiva de la
tapia en las últimas décadas del siglo XX ha revertido en
beneficio no sólo de la comprensión de la técnica y el uso
de los materiales tradicionales, sino también en su recuperación y empleo en la arquitectura de nueva planta. No
obstante el conocimiento y la valorización de la técnica
hayan avanzado a grandes pasos, no se debe olvidar que
queda todavía mucha investigación por desarrollar sobre
todo dirigida a áreas geográficas que no se asocian habitualmente con la arquitectura de tierra y que, sin embargo,
han mostrado una tradición tan rica como desconocida.
Entre estas zonas cabe recordar a Cataluña y Galicia que
en este libro están representadas gracias a investigaciones
recientes. En la misma dirección cabe señalar la importancia del estudio del patrimonio vernáculo que ofrece una
inmensa riqueza de soluciones constructivas y materiales
ligados al empleo de los materiales locales. Seguir investigando en este patrimonio nos aporta un continuo avance
hacia el reconocimiento de la variedad, de la adaptabilidad,
de la resiliencia de una técnica constructiva antigua pero a
la vez actual.
tructural, sino también el respeto a la materia del edificio,
las huellas de su construcción y su historia. Cada vez son
más los casos de intervenciones que tratan de conservar la
materia original del edificio completando las lagunas sin
pretender alcanzar el aspecto unitario e impoluto de la arquitectura recién acabada. A menudo se interviene con un
marcado respeto hacia la fábrica histórica tratando de limitar los elementos añadidos a los estrictamente necesarios
para su consolidación y uso. Al mismo tiempo, cada vez
son más numerosos los esfuerzos por reducir el impacto
de la fábrica de nueva construcción. La búsqueda de una
mayor integración de los nuevos añadidos en el contexto de la fábrica antigua a través de la investigación en los
colores de las tierras y los áridos o el tratamiento de las
texturas superficiales a través de picado, rayado, estarcido,
etc. muestran una creciente conciencia de la necesidad de
integrar silenciosamente la intervención.
NOTAS
Los resultados de este encuentro están publicados en: C. MILETO, F. VEGAS, V. CRISTINI (ed.), (2012): Rammed Earth Conservation, CRC-Balkema / Taylor & Francis Group.
1
La metodología se publicó de forma detallada en: MILETO C.,
VEGAS F., CRISTINI V., GARCÍA SORIANO L. (2012): «Sanierung
historischer Stampflehmbau-Konstruktionen auf der Iberischen
Halbinsel – Kriterien, Techniken, Ergebnisse und Perspektiven»
/ «The restoration of rammed earth architecture in the Iberian
Peninsula – criteria, techniques, results and perspectives» en REISEMBERGER J., JÖRCHEL S. (ed.), LEHM 2012. Tagungsbeiträge
der 6 Internationalen Fachtagung für Lahmbau, Dachverband
Lehm, Weimar
2
Por último, cabe señalar que a lo largo del periodo estudiado ha ido aumentando no sólo la preocupación por intervenir de una manera compatible a nivel material y es-
336
LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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LA RESTAURACIÓN DE LA TAPIA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA
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