El Dolo
El Dolo
El Dolo
ATRIBUCIÓN NORMATIVA? *
**
Mn R i gu f Cimin Lw whih i E un gu ii tminión n
iut t tmin, pi if it i intn Dh Pn, n pi i ptn
t ppit th intnn tht pn h intnión qu n un pn mmnt
whi mming im, w th in mt un it, í m ifni nt
twn intnt n guit i nt in mn . up n n muh .
F tht n, th uth f thi xpin P m, ut pnt u x-
int thi tht im t tmin whn pi int tí qu ptnn t
intnt xit. Sm f th thi nt uán xit ; gun nt n ft
in j ft (nm), whih m fm j, pnint nm (nm);
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uj ft (phgi). Thn, th uth (piógi). Lug, pnt pm qu
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mnn thi n xpin wht hu pi qu í tm n unt p -
tkn int unt t t m int un tí má int.
th f Mn R.
Key Words: Cimin Lw; intnt; nm th- Palabras clave: Dh Pn; ; tí n-
i; phgi thi; uj ft; - m; tí piógi; ft uj;
j ft. ft j.
* El presente artículo forma parte de una investigación más amplia, dirigida por la catedrática Mirentxu Corcoy Bidasolo
y que el autor lleva a cabo en la Universidad de Barcelona. El objetivo de dicha investigación es proponer un modelo
alternativo de determinación del dolo.
** Abogado. Magíster en Derecho Penal por la Universidad de Barcelona. Profesor de la Ponticia Universidad Católica del
Perú. Socio del Consorcio Róger Yon & SMB Abogados. Contacto: asanchezmalaga@rogeryon-smb.com.
Nota del editor: El presente artículo fue recibido por el Consejo Editorial de THĒMIS-Revista de Derecho el 25 de enero
de 2016, y aceptado por el mismo el 10 de febrero de 2016.
61
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h I. INTRODUCCIÓN siones y de homicidio intentado son totalmente
erc
e semejantes, “teniéndose como única y sola dife-
D
e
d Uno de los elementos que diferencia la imputa- rencia el ánimo del sujeto”2. Sentencias en las que
at
is ción de responsabilidad penal de otras formas la falta de una adecuada movación y de criterios
ev
R de responsabilidad, es la evaluación del aspecto para imputar el dolo podrían implicar o bien una
|
8 subjevo de la conducta. La exigencia de dolo o indebida afectación de la libertad o bien una inde-
6
IS imprudencia en la actuación a ser sancionada pe
- seable situación de impunidad.
M nalmente constuye, entonces, una garana del
E
H
T ciudadano frente al poder punivo del Estado. A connuación,
can la discusiónse abordan las premisas
contemporánea acerca que mar-
del dolo;
Tradicionalmente, se ha asimilado lo subjevo del los enfoques psicológicos del dolo, haciendo es-
delito a elementos internos de la conducta del pecial referencia a los problemas probatorios y de
sujeto, como son los móviles y las intenciones. El legimidad que enfrentan; y los enfoques norma-
dolo es considerado entonces como un fenómeno vos, haciendo énfasis en los disntos grados de
espiritual, lo que trae no sólo dicultades proba- normavización que se proponen.
torias, sino problemas de legimidad al pretender
ingresar a la inmidad psíquica del autor. II. PREMISAS DE LA DISCUSIÓN CONTEMPO-
RÁNEA ACERCA DEL DOLO
Frente a dicha perspecva, existe la propuesta de
no considerar el dolo como un fenómeno de al rea- A n de conocer el contexto del proceso de nor-
lidad a ser probado, sino como un elemento nor- mavización del dolo, cabe indicar previamente
mavo que es imputado al sujeto, luego de veri- cuáles son las premisas que delimitan la discusión
carse determinadas circunstancias objevas. Se- sobre este tema.
gún tal visión, los hechos psíquicos en sí mismos ya
no enen signicado propio para el Derecho Penal. Una primera premisa es la consagración formal a
No se trata de una opción cerrada, ya que el gra- nivel legislavo del principio de responsabilidad
do de normavización puede ser disnto, según se subjeva. Dicho principio exige que toda conduc-
considere que los elementos ontológicos operan o ta penalmente relevante sea realizada con dolo o,
no algún po de inuencia en la decisión norma- al menos, con imprudencia, de lo cual se deriva la
va de imputación del dolo. La cuesón a resolver proscripción de la responsabilidad penal objeva.
es, entonces, hasta qué extremo puede y debe lle- A dicho principio se encuentra ínmamente vincu-
garse en dicho proceso de normavización. lado el requisito de proporcionalidad entre la gra
-
vedad de la pena y el grado de desvalor subjevo
El objevo del presente arculo es proponer una de la acción3. Asimismo, en su verente negava,
guía de discusión sobre la determinación del dolo, la responsabilidad subjeva dicta que el pensa-
problema que afecta directamente al actuar co- miento o voluntad criminal, en sí mismos consi-
diano del juez penal. La existencia de una necesi- derados y en tanto no se maniesten a través del
dad operava judicial se evidencia en la abundante comportamiento externo, resultan penalmente
jurisprudencia, en la que la conclusión acerca de irrelevantes4.
la existencia o no de dolo en un caso concreto se
aproxima a una opción de fe. Así, no es infrecuen- La segunda premisa es laubicación del dolo en el
te encontrar sentencias de la Corte Suprema en injusto. El predominio del concepto normavo de
las que se arma que la “actud del encausado” culpabilidad ha implicado el progresivo abandono
permite inferir que “no ha exisdo unnimu i- de la división objevo-subjeva del delito y del
fmni”1; o sentencias en las que se señala que, concepto causalista de culpabilidad5, de acuerdo
desde el punto de vista objevo, los delitos de le- con el cual el dolo y la imprudencia expresaban, en
1
Ejecutoria Suprema de 17 de septiembre de 1993, recaída en el Expediete 2098-92-Piura. Ver: GARCÍA CAVERO,
Percy. “Técnica de Numerus Apertus en las infracciones dolosas y Numerus Clausus en las infracciones imprudentes”.
2
En: “Código Penal Comentado”. Tomo I. Lima: Gaceta Jurídica. 2004. pp. 402 y siguientes.
Ejecutoria Suprema de 24 de septiembre de 1996, recaída en el Expediente 2493-96-Amazonas. Ver: Ibídem.
3
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. “El dolo y su prueba en el proceso penal”. Barcelona: Bosch. 1999. pp. 36 y siguientes.
El autor sostiene que se ha pretendido justicar la mayor penalidad del delito doloso en la maldad y egoísmo del autor
doloso, en la mayor facilidad de evitación del autor doloso, en la expresión de una decisión contra los bienes jurídicos
por parte del autor doloso, en la mayor peligrosidad para los bienes jurídicos del actuar doloso y en la mayor necesidad
de respuesta por parte del Estado frente a la negación de la vigencia de la norma infringida por parte del autor doloso.
4
Acerca del principio “ cogitationis poenam nemo patitur”, ver: SANZ-DÍEZ DE ULZURRUN LLUCH, Marina. “Dolo e im -
prudencia en el Código penal español. Análisis legal y jurisprudencial”. Valencia: Tirant lo Blanch. 2007. p. 81.
5
Acerca del panorama italiano, ver: DONINI, Massimo. “El caso de la ignorancia invencible”. En: SÁNCHEZ-OSTIZ, Pablo
(Coordinador). “Casos que hicieron doctrina en Derecho Penal”. Segunda edición. Madrid: La Ley. 2011. pp. 343-344.
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o
cuanto partes integrantes de la culpabilidad, puras extraen de la regulación de la tentava, que es de- h
ce
re
relaciones psicológicas hacia un injusto denido en nida por el Código Penal como aquel supuesto en D
e
términos objevos6. Ahora bien, la idea de que el el que el agente comienza la ejecución de un delito d
a
sit
dolo es parte del po no implica necesariamente que decidió cometer, sin consumarlo11. v
e
una adhesión al postulado nalista7, sino la con- R
|
secuencia del predominio en la doctrina de una La cuarta premisa esla falta de necesidad de efec- 8
6
tuar una clasicación triparta del dolo entre IS
8
concepción imperava de la norma jurídico penal .
dolo directo, dolo de consecuencias necesarias y M
12 E
La tercera
nido mínimopremisa está
del dolo. Siconstuida
bien en Perú elconte-
por no existe dolotaleventual
de . Debe
clasicación13 acusarse
, al exigir lala concurrencia
poca coherencia
del H
T
una denición legal de dolo9, existe acuerdo en elemento volivo en el dolo directo y en el dolo
que aquel está contenido como mínimo por un eventual, pero no hacerlo en el caso del dolo de
elemento cognivo. Dicho elemento es deducido consecuencias necesarias14, observación que evi-
de la regulación legal del error, según la cual el dencia además que el elemento cognivo es co-
error sobre los elementos del po penal excluye mún a todas las clases de dolo, lo que hace inne-
la realización dolosa del hecho. Por ende, el dolo cesaria una disnción teórica que ni siquiera hace
debe implicar, por lo menos, la realización de un la ley.
hecho constuvo de infracción penal, con correc-
to conocimiento de las circunstancias que integran III. ENFOQUES DEL PROBLEMA DEL DOLO
el po de dicha infracción10.
Siguiendo a Schünemann, cabe entender que “en
Ahora bien, existen algunos autores que enenden el inicio de cualquier intento de construir un sis -
que la conducta dolosa exige, además, la concu- tema del Derecho Penal, se halla la cuesón de si
rrencia de un elemento volivo, conclusión que los materiales de dicho sistema han de tomarse
6
CANCIO MELIÁ, Manuel. “Estudios de Derecho Penal”. Lima: Palestra. 2010. pp. 162 y siguientes. El autor destaca que
la culpabilidad se plantea hoy con referencia a las teorías de la pena.
7
Acerca del postulado nalista, ver: WELZEL, Hans. “Estudios de Derecho Penal”. Montevideo-Buenos Aires: B de F.
2002. pp. 53 y siguientes.
8
En un sentido distinto, ver: FAKHOURI GÓMEZ, Yamila. “Delimitación entre error de tipo y error de prohibición. Las
remisiones normativas: un caso problemático”. Madrid: Thomson-Civitas. 2009. pp. 498-499.
9
En Colombia, en cambio, el Código Penal dene la conducta dolosa como aquella en la que el agente conoce los hechos
constitutivos de la infracción penal y quiere su realización, así como cuando la realización de la infracción penal ha sido
prevista como probable y su no producción se deja librada al azar. En: http://www.secretariasenado.gov.co/index.php/ o
ll
ir
vigencia-expresa-y-sentencias-de-constitucionalidad.
10
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. pp. 28-30.
r
a
11
HURTADO POZO, José y Víctor PRADO SALDARRIAGA. “Manual de Derecho Penal, Parte General”. Cuarta edición.
Lima: Idemsa. 2011. p. 439. En contra, Hruschka sostiene que no cabe equiparar el elemento volitivo al cognitivo, ya
que existe entre ambos una relación de dependencia según la cual, siempre que un autor lleva a cabo una determina - C
da conducta, conociendo el carácter de la acción y las circunstancias, quiere también realizar tanto la conducta como
a
las circunstancias en cuestión. Ver: HRUSCHKA, Joachim. “Imputación y Derecho penal. Estudios sobre la teoría de
g
la
la imputación”. Segunda edición. Montevideo-Buenos Aires: B de F. 2009. pp. 183 y siguientes. Una visión distinta en:
LAURENZO COPELLO, Patricia. “Dolo y conocimiento”. Valencia: Tirant lo Blanch. 1999. p. 148. Dicha autora niega la
exactitud de la máxima “quien es consciente de la alta probabilidad del resultado, quiere su producción”. á
Ver: ANTÓN ONECA, José. “Derecho Penal”. Segunda edición. Madrid: Akal. 1986. p. 225. Para el autor, el dolo directo
M
12
se asimila a la intención, ya que el resultado es el n que el autor del delito se propone. El dolo de consecuencias nece-
z
e
sarias comprende casos en los que el sujeto se representa con seguridad de que su conducta va a generar determinadas
consecuencias no queridas, a pesar de lo cual prosigue con su acción. Ejemplo del dolo de consecuencias necesarias es
el “caso Thomas” (1875), en el que el autor hizo cargar un explosivo en un barco para cobrar el seguro de hundimiento, h
sabiendo que sería inevitable que la tripulación muera, aunque no tenía interés en causar muerte alguna. Ver: MIR PUIG, c
Santiago. “Derecho Penal, Parte General”. Novena edición. Barcelona: Reppertor. 2011. p. 271. En el dolo eventual, el n
sujeto se representa como posible la producción del resultado, no concurriendo en él propiamente la voluntad de realizar á
el tipo penal. Al respecto, ver: RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 49. S
Otras clasicaciones del dolo en: JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis. “Principios de Derecho Penal. La ley y el delito”. Buenos
o
13
Aires: Abeledo-Perrot. 1990. p. 365. El autor distingue entre dolo de ímpetu, dolo repentino, dolo con simple deliberación
d
y dolo premeditado; FONTAN BALESTRA, Carlos. “Tratado de Derecho Penal, Parte General”. Segunda edición. Tomo
n
II. Buenos Aires: Abeledo-Perrot. 1970. p. 265. El autor distingue el dolo especíco del dolo genérico; MIRÓ LLINARES,
Fernando. “Caso Motassadeq y los atentados del 11-S”. En: SÁNCHEZ-OSTIZ, Pablo (Coordinador). “Casos que hicie- a
ron doctrina en Derecho penal”. Madrid: La Ley. 2011. pp. 747 y siguientes. El autor distingue entre dolo de autoría y dolo
de participación. r m
14
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Segunda edición. Monte- A
video-Buenos Aires: B de F. 2008. p. 257. Ver también: CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “En el límite entre dolo e impru -
dencia (Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de octubre de 1983)”. En: Anuario de Derecho Penal y
Ciencias Penales. Tomo XXXVIII. Fascículo III (septiembre-diciembre). 1985. p. 965.
63
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h del lenguaje descripvo o del prescripvo, esto autor. En segundo lugar, un enfoque psicológico
erc
e
D
es, de si los elementos de dicho sistema están cognivo, que únicamente requiere la prueba del
e
d constuidos por valores o por estados descrip- elemento cognivo. En tercer lugar, unenfoque
at
is bles empíricamente”15. normavo volivo, que no pretende probar la
ev
R efecva concurrencia de los elementos del dolo,
|
8 Una visión tradicional del problema del dolo cen- sino que establece criterios para imputar al suje-
6
IS tra la discusión en la valoración de los elementos to el conocimiento y voluntad de realizar el po.
M que lo conguran y en el criterio con el que se pre- Finalmente, un enfoque normavo cognivo, que
E
H
T tende delimitar
consciente. el dolo
En esa eventual
línea, existende
laslateorías
imprudencia
de la elabora
para criterios
calicar de atribución
la conducta del conocimiento
como dolosa. En el pun-
voluntad, que delimitan el dolo de la imprudencia to cuatro se abordan los dos primeros enfoques,
a parr de la presencia de un elemento volivo en mientras que en el punto cinco, los dos úlmos.
el primero; y las teorías de la representación, que
plantean que el elemento cognivo es el único re- IV. EVALUACIÓN DE LOS ENFOQUES PSICOLÓ-
levante para disnguir el dolo de la imprudencia. GICOS DEL DOLO
Ambas teorías comparten un enfoque psicológico
del problema. A. Enfoque psicológico volivo
Actualmente, la mayor atención se centra en la El enfoque psicológico volivo está presente en las
perspecva que debe adoptarse para determinar tradicionales teorías de la voluntad, según las cua-
el dolo y no en los elementos que lo conforman. les concurre una conducta dolosa cuando el autor
Así, se discute si lo trascendente es adoptar una se propone ocasionar el resultado pico. Según
perspecva psicológica, que conciba al dolo como Fontán Balestra, “no se trata de haber querido
18
la
una realidad natural de carácter psicológico que acción, sino de haber querido el resultado” . Mau-
debe ser descubierta, a través del ingreso al in- rach, por su parte, sosene que el dolo, expresado
terior del sujeto a n de conocer qué pensaba y de la manera más general, constuye el querer del
quería al momento de actuar; o si, más bien, debe resultado pico, el cual presupone, en alguna me-
plantearse el problema desde una perspecva dida, un saber19.
normava, en la que lo denivo sea determinar
cuándo imputar ‒atribuir‒ el dolo a una determi- Para Roxin, la expresión más inuyente de este en-
nada conducta16, cumpliendo el Derecho Penal la foque es la teoría de la aprobación o del consen-
función de reducir la complejidad, al crear criterios miento, en la que el dolo eventual se caracteriza
de imputación del dolo17. por “la aprobación del resultado como una reali-
dad interior autónoma, añadida a la previsión de
Puede, entonces, disnguirse hasta cuatro enfo- la producción del mismo”20.
ques del problema del dolo. En primer lugar, un
enfoque psicológico volivo, que, para armar Existen dos variantes de esta teoría. Por un lado,
el dolo, exige probar la efecva existencia de los la teoría hipotéca del consenmiento, que parte
elementos cognivo y volivo en la mente del de la primera fórmula de Frank21, al postular que
15
SCHÜNEMANN, Bernd. “Cuestiones básicas del Derecho Penal en los umbrales del tercer milenio”. Lima: Idemsa. 2006.
p. 75.
16
GONZÁLEZ CUSSAC, José Luis. “Dolus in re ipsa”. En: CARBONELL MATEU, Juan Carlos; GONZÁLEZ CUSSAC,
José Luis; ORTS BERENGUER, Enrique y María Luisa CUERDA ARNAU (Coordinadores). “Constitución, derechos
fundamentales y sistema penal (semblanzas y estudios con motivo del setenta aniversario del profesor Tomás Salvador
Vives Antón)”. Valencia: Tirant lo Blanch. 2009. pp. 827 y siguientes.
17
Según Pérez Manzano, existen también “teorías mixtas”, que asumen una perspectiva normativa sin excluir la realidad
psicológica, a las que se reeren de forma aproximativa. PÉREZ MANZANO, Mercedes. “Dicultad de la prueba de lo
psicológico y naturaleza normativa del dolo”. En: GARCÍA VALDÉS, Carlos y otros (Coordinadores). “Estudios penales
en homenaje a Enrique Gimbernat”. Tomo II. Madrid: Edisofer SL. 2008. p. 1456. Por su parte, Díez Ripollés presenta
la “teoría psicológico-colectiva”,
ministrados por el psicoanálisis, que
a nse
deacerca al planteamiento
averiguar cómo percibennormativo, tomando
los miembros de lacomo baselos
sociedad lossucesos
conocimientos su -
psíquicos
ajenos; y la “teoría interaccionista”, que explica la criminalidad como un fenómeno interactivo entre el autor y los otros
miembros de la sociedad. DÍEZ RIPOLLÉS, José Luis. “Los elementos subjetivos del delito. Bases metodológicas”. Se-
gunda edición. Montevideo-Buenos Aires: B de F. pp. 129 y siguientes.
18
FONTAN BALESTRA, Carlos. Óp. cit. p. 249.
19
MAURACH, Reinhart y Heinz ZIPF. “ Derecho Penal, Parte General. Teoría general del Derecho Penal y estructura del
hecho punible”. Tomo I. Buenos Aires: Astrea. 1994. p. 380.
20
ROXIN, Claus. “Derecho Penal, Parte general. Fundamentos. La estructura de la teoría del delito”. Tomo I. Madrid: Civi-
tas. 1997. pp. 430-431.
21
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. Loc. cit.
64
THĒMIS-Revista de Derecho 68. 2016. pp. 61-75. ISSN: 1810-9934
o
“concurre el consenmiento necesario para el dolo resultado, que acompaña a la manifestación de vo- h
ce
re
eventual cuando, habiendo previsto el autor como luntad”26. Mir Puig precisa que “lo único decisivo D
e
posible la realización del po, puede armarse que es el grado de probabilidad del resultado adverdo d
a
sit
habría actuado igualmente de haberla previsto por el autor”27. Por su parte, Corcoy enende que v
e
como segura”22. Por otro lado, la teoría posiva R
la diferencia esencial entre la teoría de al represen- |
del consenmiento plantea la exclusión del dolo tación y la teoría del consenmiento28 estriba en 8
6
cuando el autor espera que el resultado no se pro
- que, en la primera, “el objeto del querer pasa del IS
duzca. Esta variante recurre a la segunda fórmula resultado a la conducta”29. M
E
de Frank,
otra que suceda
manera, reza: “siesto
el autor
o lo se dijo:
otro, ensea así caso
todo o de Para Ragués, la versión más extendida de las teo- H
T
actúo, entonces su culpabilidad es dolosa” 23
. rías de la representación la constuye lateoría
de la probabilidad30, según la cual concurre dolo
Otra expresión del enfoque psicológico volivo si, pese a haberse representado como probable
es la teoría de la indiferencia de Engisch, la cual la realización del po, el sujeto ha decidido ac-
aprecia dolo eventual “cuando el sujeto da por tuar31. Otra versión –calicada como “radical” por
buenas o recibe con indiferencia las consecuen- Roxin32– es la teoría de la posibilidad, que arma
cias accesorias negavas meramente posibles, que existe dolo eventual “cuando el autor sólo
y sin embargo no cuando considera indeseables valora la realización del po como algo que es en
esas consecuencias y ene por ello la esperanza concreto posible”33. A parr de esta úlma teo-
de que no se producirán”24. ría34, se concluye que pertenece al dolo el ámbito
-
de la duda respecto del riesgo que implica la actua
B. Enfoque psicológico cognivo ción del sujeto, con lo que sólo existe imprudencia
22
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. pp. 62-63. o
ll
Según Mezger, este segundo planteamiento implica el retroceso de la primera fórmula de Frank al papel de un simple
ir
23
medio de prueba. MEZGER, Edmund. “Tratado de Derecho Penal”. Tomo II. Madrid: Revista de Derecho Privado. 1949.
r
a
p. 160. Para Sancinetti, acoger la segunda fórmula de Frank implica salirse de los límites de la teoría del consentimiento
e ingresar al terreno de la teoría de la representación. SANCINETTI, Marcelo. “Teoría del delito y disvalor de acción”.
Primera edición, segunda reimpresión. Buenos Aires: Hammurabi. 2005. p. 167. C
ROXIN, Claus. Óp. cit. p. 432.
a
24
25
Acerca del concepto de conocimiento, ver la monografía de: DÍAZ-ARANDA, Enrique. “Dolo. Causalismo-nalismo-
g
la
funcionalismo y la reforma penal en México”. México: Porrúa. 2000. pp. 118 y siguientes.
á
26
VON LISZT, Franz. “Tratado de Derecho Penal”. Tomo II. Cuarta edición. Madrid. 1999. p. 410.
27
MIR PUIG, Santiago. Óp. cit. p. 274.
28
Para Luzon Peña, la versión no pura de la teoría de la representación se acerca a la teoría del consentimiento. LUZON M
PEÑA, Diego Manuel. “Lecciones de Derecho Penal Parte General”. Segunda edición. Valencia: Tirant lo Blanch. 2012. z
pp. 246 y siguientes.
e
29
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. p. 260. h
30
Ver más en: ROXIN, Claus. Óp. cit. p. 435. c
n
á
31
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 67.
ROXIN, Claus. Óp. cit. p. 433.
S
32
o
33
JESCHECK, Hans-Heinrich y Thomas WEIGEND. “Tratado de Derecho Penal, Parte General”. Quinta edición. Granada:
Comares. 2012. p. 324.
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. pp. 74-75. d
n
34
FEIJÓO SANCHEZ, Bernardo. “El dolo eventual”. Bogotá: Universidad Externado de Colombia. 2002. p. 37.
a
35
36
DIAZ PITA, María del Mar. “El dolo eventual”. Valencia: Tirant lo Blanch. 1994. pp. 266 y siguientes. Distingue entre
aquellos casos en los que es posible realizar intentos de evitación del resultado lesivo y aquellos en los que la única
r m
posibilidad es omitir la acción misma. En el primer grupo, no habrá dolo cuando el sujeto atribuya a su voluntad activa
de evitación una ecacia segura y cuando mantenga la duda de si las medidas adoptadas son sucientes, siempre y A
cuando atribuya a sus esfuerzos una posibilidad real de evitación. Por el contrario, existirá dolo en aquellas situaciones
en las que el sujeto, a pesar de reconocer la posibilidad de que la consecuencia accesoria se produzca al igual que la
posibilidad de impedirla, no lleva a la práctica las medidas adecuadas para la evitación del resultado.
65
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h entonces, lo que el sujeto quiere o no, sino cómo loso cuando consigan averiguarse determinados
erc
e
D
congura su conducta37. datos psíquicos que concurrieron en el momento
e
d de realización del comportamiento objevamente
at
is C. Evaluación de los enfoques psicológicos pico hace imposible cualquier condena por deli-
ev
R to doloso”42. Rechaza entonces que los resultados
|
8 Más allá del contenido volivo o estrictamente que se obtengan de la confesión del acusado 43
, de
6
IS las ciencias empíricas o de la prueba de indicios45
44
cognivo otorgado al dolo, los enfoques psicoló-
M gicos son objeto de crícas, las que se reúnen a coincidan siempre con lo que fue la realidad psí -
E
H
T connuación en cuatro grupos. quica del sujeto en el momento del hecho.
1. Dicultades probatorias Los décits probatorios de los enfoques psicológi-
cos son el punto de parda de los enfoques nor-
Los enfoques psicológicos no resisten un análisis mavos, sea que partan de un escepcismo on-
de ecacia probatoria. Al respecto, Paredes Casta- tológico, al negar la existencia en sí misma de los
ñón explica que el dolo es un concepto de disposi- hechos mentales; de un escepcismo epistemoló-
ción, que posee “la propiedad de carecer de veri- gico, al negar la posibilidad de conocer lo interno;
cabilidad empírica”38. Dicha dicultad probatoria o de un escepcismo metodológico, al negar la
se agrava en el caso de la teoría del consenmien- validez de los métodos de vericación de los ele-
to, la cual se sustenta en la presunción del elemen- mentos subjevos46.
to volivo. Al respecto, Jescheck enende que esta
teoría construye el dolo eventual como un dolo 2. Vulneración del principio de culpabilidad
directo hipotéco39, a lo que Corcoy apunta que
“la exigencia del elemento volivo se traduce, en Otra críca dirigida a los enfoques psicológicos re-
el dolo eventual […] en un “querer presunto” que side en que conguran un Derecho Penal de autor,
debería ser inecaz en el ámbito penal”40. Gimber- cuando pretenden ingresar a la inmidad del suje-
nat añade que “la teoría del consenmiento, para to. Al respecto, Corcoy objeta que la aceptación,
funcionar, exige que se pruebe un hecho que no se la aprobación o la indiferencia ante el resultado
ha dado en la realidad: no es que sea dicil probar “suponen, en úlmo término, un juicio sobre la
lo acaecido, es que se quiere probar lo que no ha personalidad del autor”47.
acaecido”41.
Lo mismo sucede con la teoría de la indiferencia, la
Desde una visión más radical, Ragués concluye que cual construye el concepto de dolo sustentado en
una aplicación coherente de los enfoques psicoló - un mero estado de ánimo del sujeto. Al respecto,
gicos implicaría la prácca renuncia a la posibilidad Bustos sosene que esta teoría deja libre el cami-
de condenar por delito doloso. Enende que “una no a la prácca judicial “para parr de la premisa
aplicación estricta de la idea según la cual sólo re- de que el indiferente es el mal ciudadano y no el
sulta legímo condenar a un sujeto por delito do- buen ciudadano”48. En ese sendo, entendemos
37
FEIJÓO SANCHEZ, Bernardo. Óp. cit. p. 38.
38
PAREDES CASTAÑÓN, José Manuel; DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO, Miguel y Javier DE VICENTE REMESAL. “Argu -
mentación y prueba en la determinación del dolo (Comentario a la STS 24-10-1989, Pte. Sr.: García Ancos)”. En: Revista
de Derecho Penal y Criminología, segunda época, 8 (julio). 2001. p. 334.
39
JESCHECK, Hans-Heinrich y Thomas WEIGEND. Óp. cit. Loc. cit.
40
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. p. 258.
41
GIMBERNAT ORDEIG, Enrique. “Estudios de Derecho Penal”. Segunda edición. Madrid: Civitas. 1981. p. 185.
42
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 520.
43
Según Ragués, la confesión del acusado no siempre coincide con la realidad, ya que existen casos en los que el indivi-
duo no recuerda exactamente qué es lo que se representó en el momento de realizar la conducta, casos en los que no
encuentra las palabras adecuadas para describir lo que realmente pasó y casos en los que le interesa ser condenado.
Ibid. pp. 234-235.
44
Según Ragués, las ciencias empíricas no suministran reglas que aporten certeza sobre el conocimiento ajeno y pretérito
en que se basa la determinación procesal del dolo, ya que sólo están en condiciones de aportar cálculos de probabilidad
o aportar datos acerca de aspectos de la personalidad del individuo, mas no acerca del contenido cierto de su represen-
tación o voluntad en el momento en que realizó el acto delictivo. Ibid. pp. 221-222.
45
Según Ragués, la prueba de indicios siempre conlleva un margen de error que no es aceptable para la concepción psi-
cológica. Ibid. p. 258.
46
PÉREZ MANZANO, Mercedes. Óp. cit. p. 1460, numeral 23.
47
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. p. 263.
48
BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “Política criminal y dolo eventual”. En: RJCat 1. 1984. p. 314.
66
THĒMIS-Revista de Derecho 68. 2016. pp. 61-75. ISSN: 1810-9934
o
con Corcoy que, “si la anjuricidad se fundamen- cada al autor especialmente temerario frente a h
ce
re
ta en la gravedad del hecho y no en la bondad o otros más prudentes”52. D
e
maldad del autor –Derecho Penal del hecho y no d
a
sit
Derecho Penal de autor– lo que el sujeto quiera o Problema similar presenta la teoría modicada de v
e
R
no, es algo que pertenece a su fuero interno y que Kaufmann, al calicar como dolosos los supuestos |
no debe ser objeto de valoración”49. de no disminución de riesgos insignicantes. Se- 8
6
gún Hassemer, dicha teoría “conduce a resultados IS
La críca no sólo se dirige a las propuestas teó- inaceptables, dependientes, además, de las pe- M
E
ricas, que,
cede sino frente
tambiéna a lasladicultades
aplicación judicial. Su-
probatorias culiaridades
luntad de cadaque
de evitación, caso: quien
desde surealiza unavista
punto de vo- H
T
antes citadas, la jurisprudencia que parte de un suprime cualquier riesgo adicional, no actúa ya
enfoque psicológico del dolo suele acudir a crite - dolosamente (y queda desde un principio fuera
rios de oportunidad al momento de condenar. Al de esta teoría delimitadora) porque no toma en
respecto, Corcoy50 sosene que existen criterios consideración la posibilidad de un daño; quien, a
de oportunidad extensivos, que impiden la cali- pesar de una voluntad acva de evitación, obser-
cación imprudente de conductas con signicado va un riesgo adicional y, sin embargo, actúa, ene
ansocial, en las que se enjuicia la personalidad por ello un dolo referido a ese riesgo adicional (lo
del autor; y criterios de oportunidad restricvos, cual contradice esta teoría delimitadora); quien
que se acogen para calicar como imprudentes no disminuye un riesgo insignicante –evitable–
los supuestos de acvidades peligrosas, pero que debe responder, según esta teoría, por dolo,
son aceptadas por su ulidad. Un ejemplo de esto mientras que aquél que reduce al mismo grado
úlmo podría ser la calicación imprudente de las de riesgo un riesgo elevado –evitable– sólo se le
53
lesiones como consecuencia de la infracción de puede imputar a tulo de imprudencia” . Añade
normas de tránsito. a ello que “la acción de evitación no ene por qué
ser expresión de una actud interna ajustada a
3. Vulneración del principio de lesividad Derecho, sino que puede ser el resultado de un
cálculo estratégico-criminal”54.
Se cuesonan también los enfoques psicológicos
por no tomar en cuenta el principio de mínima 4. Resultados insostenibles
intervención del Derecho Penal. Así, la teoría del
consenmiento calica como dolosos supuestos Se evidencia no solo una clara dicultad para deli-
de conciencia de escaso peligro objevo, y como mitar los supuesto de dolo de los de imprudencia
imprudentes casos de conciencia de extremo peli- en casos límite, sino que se cuesona los resulta-
gro para el bien jurídico. dos insostenibles a los que los enfoques psicoló-
o
ll
ir
gicos suelen llevar, incluso en casos no límite. Las
Al respecto, Mir Puig sosene que esta teoría “lle- teorías de la voluntad fracasan “en los casos en los
r
a
va a armar el dolo eventual en supuestos de con- que se excluyen recíprocamente el resultado per-
55
ciencia de escaso peligro objevo, si el autor no se seguido y el que se valora como posible” .
oponía interiormente al resultado. Y, al contrario, C
obliga a esmar sólo culpa consciente en acvi- Un ejemplo de ello es el caso “Lacmann”, en el que a
g
la
dades extremadamente peligrosas, con tal de que un sujeto apuesta con otro que logrará alcanzar
el autor, pese a ser consciente de su gran peligro- con un disparo el vaso que ene una mujer en la
sidad, desease que no produjese el resultado” 51. mano; sin embargo, ocasiona la muerte de la mu- á
En este úlmo caso, según Feijóo, las teorías de la jer56. En este supuesto, como en los demás casos M
voluntad conducen “a privilegiar de forma injus- de apuestas que ponen en riesgo un bien jurídico z
e
h
c
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “Concepto dogmático y procesal de dolo. Ignorancia deliberada, conanza irracional
n
49
y maniesto desprecio”. En: Imprudencia Penal. Cuestiones Generales. Revista de Doctrina y Jurisprudencia Penal.
Universidad de Los Andes 4. Bogotá: Abeledo Perrot. 2011. á
S
o
50
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. pp. 264-265.
d
51
MIR PUIG, Santiago. Óp. cit. p. 273.
FEIJÓO SÁNCHEZ, Bernardo. Óp. cit. p. 31.
n
52
53
HASSEMER, Winfried. “Los elementos característicos del dolo”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales.
Tomo XLIII. Fascículo III (septiembre-diciembre). 1990. pp. 911-912. También en HASSEMER, Winfried. “Persona, mun-
a
do y responsabilidad. Bases para una teoría de la imputación en Derecho penal (traducción de MUÑOZ CONDE, Fran-
r m
cisco y María del Mar DÍAZ PITA)”. Valencia: Tirant lo Blanch. 1999. pp. 119 y siguientes.
54
HASSEMER, Winfried. “Los elementos característicos del dolo”. Óp. cit. p. 912. A
55
JESCHECK, Hans-Heinrich y Thomas WEIGEND. Óp. cit. Loc. cit.
56
Al respecto, ver MIR PUIG, Santiago. Óp. cit. p. 273.
67
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h penal, la primera fórmula de Frank llevaría a im- respecto del riesgo que importa su conducta. Se-
erc
e putar un homicidio imprudente, ya que, de saber gún Ragués, en los casos en que el sujeto juzga
D
e
d seguro que el delito se produciría, el sujeto no ha- irrelevante lo que a todas luces ene serios visos
at
is bría efectuado el disparo, ya que habría perdido la de acaecer, “parece indiscuble que la teoría de la
ev
R apuesta, objeto de su acto. En otras palabras, la probabilidad puede comportar un privilegio para
|
8 teoría del consenmiento “falla estrepitosamente los individuos más irreexivos”60, imputando dolo
6
IS en supuestos en los que el resultado producido es a quienes –por el contrario– son ciudadanos más
M incompable con los nes del autor o los frustra”57
. diligentes y más conscientes del riesgo que conlle-
E
H
T Al respecto, es muy gráco el caso de “los men- va las acvidades que realizan.
digos rusos”, quienes mulan a niños con los que V. PROCESO DE NORMATIVIZACIÓN DEL DOLO
realizan su acvidad sabiendo que sus vidas corren
peligro, pero si supieran que los niños van a morir, Se ha puesto en evidencia que los enfoques psico-
preferirían venderlos o explotarlos de una forma lógicos afrontan no sólo serios problemas de legi-
disnta, a n de no perder dinero. De morir uno de midad, sino también de prueba, ante la evidente
los niños, según la teoría hipotéca del consen- constatación de que los elementos subjevos son
miento, podría calicarse la conducta de los men- inaccesibles de modo directo a una plena consta-
digos como homicidio imprudente, lo que resulta tación empírica. Por ello es que, como bien reco-
58
contrario a un mínimo sendo de juscia . noce Díez Ripollés61, toda concepción psicológica
requiere al menos de una legimación normava
Las teorías de la representación presentan tam- que permita salvar la distancia entre la inaccesible
bién dicultades. Así, no sólo es evidente su ine- verdad material de los elementos subjevos y el
cacia en la resolución de casos límite, siendo impo- procedimiento experimental62que vincula sus con-
sible establecer el momento en que un resultado clusiones a indicios objevos .
“posible” pasa a ser “probable”59, sino que llevan
a resultados insostenibles, como ocurre en el caso Mascardi, jurista italiano del siglo XVI, sostuvo
de los sujetos que juegan a la ruleta rusa, apuntan- que “el dolo no puede probarse realmente por-
do en la sien de uno de ellos con un revólver que que se trata de un fenómeno espiritual” 63. Así,
sólo ene puesta una de las seis balas. En dicho según Hruschka, “como todo lo espiritual, el dolo
caso, la probabilidad de que salga la bala es de una no se constata y se prueba, sino que se imputa” 64.
contra cinco, con lo que es más probable que no se Por ello, propone abandonar el presupuesto se-
produzca la muerte del sujeto. gún el cual “el dolo o sus «componentes» son he-
chos relevantes para la decisión del juez penal o,
Para la teoría de la probabilidad, no cabe más re- incluso, hechos en los que concurre un elemento
medio que entender este caso como uno de culpa legal del hecho punible” 65 66. En ese sendo, se
consciente, lo que –desde la perspecva del me- considera erróneo preguntar qué es el dolo o cuá-
recimiento de pena– resulta insostenible. Además, les son sus componentes, puesto que no se está
puede objetarse que esta teoría privilegia casos frente a ningún hecho que permita una “hipótesis
de individuos que no efectúan ninguna reexión ontológica”67.
57
FEIJÓO SÁNCHEZ, Bernardo. Óp. cit. p. 51.
58
Ibídem. Una perspectiva distinta en JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis. Óp. cit. p. 369.
59
CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. cit. p. 263.
60
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 70.
61
DÍEZ RIPOLLÉS, José Luis. Óp. cit. p. 285.
62
Según Paredes Castañón, existen tres alternativas frente al enfoque psicológico: que el juez razone la presencia en el
sujeto de determinados elementos subjetivos a partir de los indicios que proporciona su conducta externa, que se impon-
gan por vía normativa los criterios de prueba de los elementos subjetivos y que se construya un conjunto de criterios de
determinación procesal de los elementos subjetivos que se apoye en los resultados de la sociología y de la psicología
de la atribución. PAREDES CASTAÑÓN, José Manuel. “Problemas metodológicos en la prueba del dolo”. En: Anuario de
Filosofía del Derecho. Nueva Época. Tomo XVIII. 2001. pp. 90 y siguientes.
63
HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. p. 194.
64
Ibid. p. 195. En un sentido distinto: FEIJÓO SÁNCHEZ, Bernardo. Óp. cit. p. 122, numeral 189.
65
HRUSCHKA, Joachim. Óp. Cit. Loc. cit.
66
Una perspectiva disinta, a partir de las reexiones de Wittgenstein, en: RAMOS VÁSQUEZ, José Antonio. “Un «proceso
interno» necesita criterios externos. Algunos apuntes sobre la gramática profunda del elemento volitivo del dolo”. En:
CARBONELL MATEU, Juan Carlos; GONZÁLEZ CUSSAC, José Luis; ORTS BERENGUER, Enrique y María Luisa
CUERDA ARNAU (Coordinadores). “Constitución, derechos fundamentales y sistema penal (semblanzas y estudios con
motivo del setenta aniversario del profesor Tomás Salvador Vives Antón)”. Valencia: Tirant lo Blanch. 2009. p. 1649.
67
HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. Loc. cit.
68
THĒMIS-Revista de Derecho 68. 2016. pp. 61-75. ISSN: 1810-9934
o
Como se ha visto en los puntos precedentes, pue- que debe darse un conocimiento del contenido de h
ce
re
den disnguirse dos enfoques normavos del dolo. sendo social del hecho”72. D
e
Por un lado, el enfoque de lasteorías normavas d
a
sit
volivas, que, además de imputar el conocimien- Independientemente de que se asuma un enfoque v
e
R
to al sujeto, consideran indispensable atribuir una volivo o meramente cognivo, el grado de nor- |
decisión –o voluntad– al mismo. Ejemplos de esta mavización del dolo puede ser disnto según se 8
6
corriente son la teoría de la decisión de Roxin y la considere que los elementos ontológicos puedan IS
teoría de los indicadores de Hassemer 68
. Esta úl- operar algún po de inuencia, mayor o menor, en M
E
ma plantea
que puedeneldeducirse
establecimiento de tres
de la rao de laindicadores
penalidad la decisión
ta normava
dolosa. El problemadeque
imputación
se planteade es
la conduc-
si dicho H
T
del dolo: “peligro (externo), representación (in- proceso de normavización de los elementos sub-
terna) del peligro y decisión (interna) a favor de la jevos del delito y, en especíco, del dolo, puede
realización del peligro reconocido. La primera se- implicar la anulación del principio de responsabili-
cuencia puede ser descrita; las dos siguientes no dad subjeva, su exibilización o su simple adapta-
funcionan sin una deducción mediata a través de ción a los nuevos empos.
indicadores”69.
En un sendo críco, Hassemer, por ejemplo, ha
Por otro lado, el enfoque de lasteorías norma- adverdo que “el principio de culpabilidad está
vas cognivas o teorías puras del conocimiento70
, siendo hoy amenazado, tanto en la teoría como en
para las cuales “la voluntariedad no es elemento la praxis, por los intereses de una políca criminal
del dolo, sino un elemento de la acción, común, ecaz”73. Debe preguntarse, entonces, hasta qué
71
por tanto, a los delitos dolosos e imprudentes” ; extremo resulta posible normavizar el concepto
a lo que Silva añade que, desde esta perspecva, de dolo, a n de lograr 74una sasfactoria delimita-
“no basta con un conocimiento naturalísco, sino ción con la imprudencia . Con tal n, se presenta
68
Se encuentran las propuestas más destacadas de las teorías normativas volitivas en: ROXIN, Claus. Óp. cit. pp. 416 y
siguientes; HASSEMER, Winfried. “Los elementos característicos del dolo”. Óp. cit.; PHILIPPS, Lothar. “Dolus eventualis
als Problem der Entscheidung unter Risiko”. ZStW 85. 1973; SCHÜNEMANN, Bernd. Óp. cit. pp.164 y siguientes; DÍAZ
PITA, María del Mar. Óp. cit.; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Teresa. “Delitos de peligro, dolo e imprudencia”. Madrid: Uni-
versidad Complutense de Madrid. 1994. pp. 41 y siguientes.
69
HASSEMER, Winfried. “Los elementos característicos del dolo”. Óp. cit. p. 929.
70
Se encuentran las propuestas más destacadas de las teorías normativas cognitivas en: FRISCH, Wolfgang. “Compor-
tamiento típico e imputación del resultado”. Madrid-Barcelona: Marcial Pons. 2004. pp. 623 y siguientes; MIR PUIG,
Santiago. Óp. cit. pp. 267 y siguientes; CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “Concepto dogmático y procesal de dolo. Ig -
norancia deliberada, conanza irracional y maniesto desprecio”. Óp. cit. pp. 3-30; CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “El o
ll
delito imprudente. Criterios de imputación del resultado”. Óp. Cit. pp. 244 y siguientes; SILVA SÁNCHEZ, Jesús María.
“Observaciones sobre el conocimiento “eventual” de la antijuricidad”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales.
ir
r
a
1987. pp. 647 y siguientes; SILVA SÁNCHEZ, Jesús María. “Aproximación al Derecho Penal contemporáneo”. Segunda
edición. Montevideo-Buenos Aires: B de F. 2010. pp. 647 y siguientes; FEIJÓO SÁNCHEZ, Bernardo. Óp. cit.; JAKOBS,
Günther. “Sociedad, norma y persona en una teoría de un Derecho penal funcional”. Madrid: Civitas. 1996; JAKOBS,
Günther. “Bases para una teoría funcional del Derecho Penal”. Lima: Palestra. 2000; JAKOBS, Günther. “El lado subjeti-
C
vo del hecho”. En: YACOBUCCI, Guillermo Jorge (Director). “Los desafíos del Derecho Penal en el siglo XXI. Libro home - a
naje al profesor Dr. Günther Jakobs”. Lima: Ara. 2005; JAKOBS, Günther. “Derecho Penal Parte General, Fundamentos y g
teoría de la imputación (traducción de CUELLO CONTRERAS, J. y J.L. SERRANO GONZALEZ DE MURILLO)”. Segun -
la
da edición. Madrid: Marcial Pons. 1997. pp. 312 y siguientes; JAKOBS, Günther. “Indiferencia como dolo indirecto”. En:
LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo y ZUGALDÍA ESPINAR, José Miguel (Coordinadores). “Dogmática y ley penal. á
Libro homenaje a Enrique Bacigalupo”. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial Pons. 2004. pp. 347 y siguientes; JAKOBS, M
Günther. “Dolus Malus (traducción de Fakhouri Gómez)”. En: http://www.indret.com/code/getPdf.php?id=1315&pdf=674.
z
pdf; JAKOBS, Günther. “Sobre la función de la parte subjetivo del delito en Derecho penal”. En: Anuario de Derecho
e
Penal y Ciencias PenalesTomo XLII. Fascículo II (mayo-agosto). 1989; JAKOBS, Günther. “La imputación jurídico-penal
h
y las condiciones de vigencia de la norma”. En: GÓMEZ JARA, Carlos. “Teoría de sistemas y Derecho Penal. Fundamen -
c
tos y posibilidad de aplicación”. Lima: Ara. 2007. pp. 242 y siguientes; HERZBERG, Rolf. “Die Abgrenzung von Vorsatz
n
und bewusster Fahrlässigkeit – ein Problem des objektiven Tatbestandes”. En: JUS 1986; PUPPE, Ingengborg. “Error
de hecho, error de derecho, error de subsunción”. En: FRISCH, Wolfgang y otros. “El error en Derecho Penal”. Buenos á
S
o
Aires: Ad-Hoc.
Hammurabi. 1999.
2010; pp. 89 y siguientes;
HRUSCHKA, Joachim.PUPPE, Ingengborg.
Óp. cit. pp. “La distinción entre dolo e imprudencia”. Buenos Aires:
181 y siguientes.
71
SILVA SÁNCHEZ, Jesús María. “Aproximación al Derecho Penal contemporáneo”. Óp. cit. p. 649. d
72
Ibid. p. 651. n
73
HASSEMER, Winfried. “Persona, mundo y responsabilidad. Bases para una teoría de la imputación en Derecho penal a
(traducción de MUÑOZ CONDE, Francisco y María del Mar DÍAZ PITA)”. Óp. cit. p. 117.
r m
74
No puede dejar de mencionarse que la prohibición absoluta de la responsabilidad objetiva está siendo por lo menos
puesta en duda. CANCIO MELIÁ, Manuel. Óp. cit. p. 168, menciona distintas instituciones que lo evidencian. Es el caso A
de la “responsabilité matérielle” del ordenamiento francés, que se aplica a las faltas en las que para hacer responsable
penalmente al sujeto no se exige ningún presupuesto en materia de dirección de la conducta; el caso de la “ absolute
liability” y la “ strict liability” del Derecho Penal anglosajón, en las que o bien no se exige la prueba del impulso voluntario
69
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h a connuación las principales alternavas que se dolo cuando, “a parr del sendo social de un he-
erc
e han planteado al respecto: cho y de las circunstancias que lo acompañan, pue-
D
e
d de armarse de modo inequívoco que un sujeto ha
at
is A. Niveles de normavización intermedia llevado a cabo un comportamiento objevamente
ev
R pico atribuyéndole la concreta capacidad de rea-
|
8 Existe un grupo de propuestas, con antecedentes lizar un po penal”80.
6
IS que incluso se remontan al periodo tardío romano,
M que rechazan los enfoques psicológicos y estable- A n de concretar lo que es el sendo social, plan-
E
H
T cenllegar
sin fórmulas normavas
al extremo de imputación del dolo
de objevarlo. tea, 81entre
vos otros,
: (i) el los siguientesde
desconocimiento criterios norma-
determinados
riesgos no se enende posible en personas im-
1. Du x putables, adultas y con una socialización normal;
(ii) existen transmisiones previas de conocimientos
Una primera alternava de normavización con- que, según su importancia, excluyen la posibilidad
siste en deducir el dolo (elemento interno) de lo de olvido por parte del sujeto; (iii) la exterioriza-
acontecido (elemento externo). Se trata de acudir ción del propio conocimiento permite su imputa -
a la gura del u x , denida en 1825 por ción; (iv) las caracteríscas personales del sujeto
von Weber como “aquel dolo delicvo que, sin –profesión, procedencia, nivel cultural, etc.– pue-
que el delincuente mismo lo reconozca y sin que den ser fuente de atribución de conocimientos.
sea necesaria una confesión, ya puede deducirse
de forma segura a parr de la clase y el modo de Una vez imputados dichos conocimientos, Ragués
comisión del delito y de las circunstancias externas sosene que deben ser integrados en un juicio
75
de la acción concreta” . de concreta aptud lesiva, cuya regla dicta que,
“cuando un sujeto lleva a cabo una conducta es-
Los antecedentes del u x se remontan a pecialmente apta para producir un determinado
Roma76, y especícamente al Digesto, en el que resultado lesivo y lo hace siendo conocedor de la
se señalaba que “si algo ha sucedido con dolo se peligrosidad abstracta de tal conducta y contan-
deduce de lo sucedido”77, a lo que se añadía que do con un perfecto «conocimiento situacional»,
“conviene que se pruebe el dolo a parr de los in- se enende, desde un punto de vista social, que
dicios externamente percepbles”78. Como bien por fuerza ha juzgado también que su conducta
señala Hruschka, a diferencia de la presunción de era apta para producir el citado resultado lesivo en
dolo, el u x “considera la globalidad de un aquella especíca situación”82.
hecho concreto y se basa en sus circunstancias y
naturaleza especícas, pero no permite armar de La jurisprudencia no ha sido ajena a la perspecva
modo general que los hechos sean en su mayor del u x , en especial cuando se acude a la
parte hechos dolosos”79. prueba de indicios. La imposibilidad de probar el
elemento interno ha sido recogida, por ejemplo,
Actualmente, la teoría normava de Raguéspro - por el Tribunal Supremo Español en su sentencia
pone una fórmula que guarda relación con el razo- del 10 de febrero de 1982 (A. 644), que precisa
namiento del u x . Para dicho autor, existe que, “ante la infranqueabilidad e impenetrabilidad
o bien del lado subjetivo del hecho delictivo; y la institución de la “ignorancia deliberada”, que permite sustituir el elemen -
to subjetivo del conocimiento por el de la ignorancia voluntaria. Acerca de las hipótesis de responsabilidad objetiva en
el ordenamiento penal italiano, ver: MOCCIA, Sergio. “El problema de la responsabilidad objetiva: entre el principio de
tipicidad y el principio de culpabilidad”. En: LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo y José Miguel ZUGALDÍA ESPINAR
(Coordinadores). “Dogmática y ley penal. Libro homenaje a Enrique Bacigalupo”. Tomo I. Madrid-Barcelona: Marcial
Pons. 2004. pp. 539 y siguientes.
75
HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. pp. 188-189.
76
Ver más en: GÓMEZ ROYO, Enrique. “Reexiones sobre el dolo en Grecia y Roma”. En: CARBONELL MATEU, Juan
Carlos; GONZÁLEZ CUSSAC, José Luis; ORTS BERENGUER, Enrique y María Luisa CUERDA ARNAU (Coordinado-
res). “Constitución, derechos fundamentales y sistema penal (semblanzas y estudios con motivo del setenta aniversario
del profesor Tomás Salvador Vives Antón)”. Valencia: Tirant lo Blanch. 2009. p. 797.
77
Digesto, 44.4.1.2 y Codex, 2.20(21).6, citado por HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. p. 188.
78
Codex, 4.44.8, citado por HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. Loc. cit.
79
HRUSCHKA, Joachim. Óp. cit. p. 192.
80
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 353.
81
Ibid. pp. 379 y siguientes. Dichos criterios también podrían ser aplicados para imputar el conocimiento del partícipe del
delito. Al respecto, ver: MIRÓ LLINARES, Fernando. “Conocimiento e imputación en la participación delictiva. Aproxima-
ción a una teoría de la intervención como partícipe en el delito”. Barcelona: Atelier. 2009. pp. 222 y siguientes.
82
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. pp. 469-470.
70
THĒMIS-Revista de Derecho 68. 2016. pp. 61-75. ISSN: 1810-9934
o
del intelecto humano, donde yacen recónditamen- causa habitual y ende a inmediatos delitos sub- h
ce
re
te las intenciones, es preciso indagar o inquirir siguientes, de tal manera que el autor consideró D
e
cuál fue el verdadero propósito del sujeto acvo, probable o pudo considerar o por lo menos debió d
a
sit
acudiendo, para desentrañar tan ardua cuesón, de haber pensado en lo que sencillamente iba a v
e
suceder”89. A diferencia del i in iiit, en R
a los actos exteriorizavos, de naturaleza objeva, |
que, siendo anteriores, coetáneos o posteriores al el “dolo indirecto” sólo se incluían en el dolo del 8
6
suceso, esto es, acompañándolo, circundándolo o sujeto “los resultados que según la experiencia IS
aureándolo, revelen esa incógnita intención”83
. suelen seguirse de un acto inicial, no los que se M
90 E
En la misma línea, en su sentencia del 14 de junio producen por mero azar” . H
T
de 1991 señala que “el elemento subjevo no se Según Ragués, fue Feuerbach quien dio n a la era
exterioriza de la misma forma que el objevo. Ha del “dolo indirecto”91. Sin embargo, como reere
de deducirse del comportamiento externo, es de- Laurenzo, Feuerbach no mantuvo su concepción
cir, de las circunstancias que anteceden, rodean y estricta de la intención por mucho empo y ela-
84
siguen al acontecer delicvo congurándolo” . En boró las teorías del “dolo indeterminado” y de
Perú, en algún caso se señala correctamente que la “up tmint”, que se acercaban a
“el dolo no se presume, por lo que debe acreditar- la propuesta del “dolo indirecto”92. Respecto del
se”85; de lo que debiera inferirse la necesidad de “dolo indeterminado”, Feuerbach sostenía que “el
recurrir a la prueba de indicios. u […] ene dos clases, según que el resultado
ilícito sea el objevo inmediato y exclusivo de la
2. Dolo indirecto comisión, o que la intención del criminal se haya
dirigido a varias lesiones jurídicas de una misma
Algunas teorías sobre el dolo eventual enen clase o género. Aquél se llama dolo determinado
como antecedente la doctrina del “dolo indirecto”, (u tmintu), y éste, dolo eventual o inde-
según la cual un resultado puede ser considerado terminado (. intmintu . ntui)”93.
como producido dolosamente “si la acción proyec -
tada ene tendencia a extenderse, con una cierta En cuanto a la “culpa dolo determinata”, Feuer-
probabilidad, a este resultado”86. bach señalaba que “hay casos en que el dolo y la
culpa se encuentran en la misma acción, especial-
En el siglo XVI, Diego de Covarrubiaspropuso con- mente cuando un criminal haya tenido por n un
siderar queridos –aunque indirectamente– todos determinado resultado anjurídico hacia el que
aquellos resultados que, sin constuir el n del haya dirigido la acción, pero haya tenido lugar otro
87
autor, se derivaban normalmente de su acción , que haya previsto o podido prever como conse -
dejando fuera de la voluntad los casos fortuitos, cuencia posible de su acción. Aquí hay dolo con
o
ll
ir
con lo que se distanciaba de la fórmula deli respecto al n que efecvamente quiso; hay culpa
in iiit”88. con relación a cualquier efecto que sin intención
r
a
del autor haya producido una acción dirigida a otro
Un siglo después, Benedikt Carpzov planteó que n anjurídico. Se puede llamar, pues, a una lesión
“quien se inmiscuye en algo ilícito debe ser vincu- que tenga por causa una determinación de la vo - C
lado a todo aquello que se sigue de su intención y luntad de esa naturaleza, una culpa determinada a
g
la
de su voluntad, cuando se trata claramente de la por dolo”94.
á
83
Citada por FARRÉ TREPAT, Elena. “Dolo eventual, imprudencia y formas de imperfecta ejecución (Comentario a la Sen- M
tencia del Tribunal Supremo de 30 de enero de 1982)”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales. Tomo XXXIX.
z
e
Fascículo I (enero-abril). 1986. p. 269.
DÍAZ PITA, María del Mar. Óp. cit. p. 54, numeral 16.
h
84
85
Ejecutoria Suprema del 13 de noviembre de 1990. Ver: GARCÍA CAVERO, Percy. Óp. cit. Loc. cit. c
86
MEZGER, Edmund. “Derecho Penal, Libro de Estudio, Parte General”. Traducción de la sexta edición alemana por Con- n
rado A. Finzi. Tomo I. Buenos Aires. 1957. p. 235. á
87 S
o
LAURENZO COPELLO, Patricia. Óp. cit. p. 31.
88
ANTÓN ONECA, José. Óp. cit. p. 56, dene al “ versari in re illicita” como aquella fórmula en virtud de la cual se atribuyen
al autor del hecho ilícito “las consecuencias de su conducta, aunque no fueran queridas ni previsibles”. d
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 55; quien cita a CARPZOV, Benedict. “Practica nova imperialis Saxonica rerum n
a
89
91
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 56.
r m
Ibid. p. 57.
92
LAURENZO COPELLO, Patricia. Óp. cit. p. 38. A
93
VON FEUERBACH,Anselm. “Tratado deDerecho penal comúnvigente enAlemania”. BuenosAires: Hammurabi. 1989. p.85.
94
Ibid. p. 86.
71
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h A inicios del siglo XX, algunos autores postularon menos duraderas del sujeto101. Resulta sucien-
erc
e
D
teorías objevas del dolo cercanas a la propues- te con la “co-consciencia” de dichos elementos:
e
d ta del “dolo indirecto”. Fue el caso de Klee, para “Lo co-consciente es, pues, aquel contenido de la
at
is quien existe dolo “cuando el sujeto ha condiciona- consciencia al que no se aende de modo explí-
ev
R do un riesgo de producción del resultado y ha sido cito, sino de forma implícita y que se observa de
|
8 consciente de aquellas circunstancias del hecho modo necesario y automáco”102.
6
IS cuya concurrencia, según la opinión general, en-
M gendra un peligro de dicha producción” 95
. A parr de ello, sosene que los elementos abar-
E
H
T En los úlmos años, Jakobs se ha pronunciado en cados
ma por la co-consciencia
implícita, se aprehenden
no siendo necesaria de for-
una percepción
contra de la ampliamente difundida concepción expresa de aquellos; y se trata de un proceso de
según la cual la teoría del “dolo indirecto” serviría aprehensión implícita que ocurre en toda situación
para eludir dicultades en el ámbito de la prueba, y de modo automáco. Por ejemplo, la circunstan-
y se adhiere a lo sostenido por Puppe, en el sen- cia de ostentar la calidad de “funcionario público”
do de que el abandono de esta modalidad de dolo en el contexto de comisión de un delito contra la
fue una decisión a favor de un concepto de dolo administración pública.
naturalísco-psíquico y en contra de un concepto
normavo96. Díaz Pita se maniesta en contra de armar la
validez general de la teoría de la co-consciencia,
Así, la teoría del dolo de Puppesosene que debe al considerar que implica una ampliación obje-
ser el Derecho, y no el autor, el competente para vista y desproporcionada del concepto de dolo 103.
decidir sobre la relevancia jurídica del peligro de Sosene que la tesis de Platzgummer es correcta,
realización del po de que es consciente dicho au- pero debe hacérsele una importante precisión en
tor97. Disngue, entonces, entre peligros de dolo y el sendo de que la síntesis psíquica no se desa-
peligros de imprudencia: “un peligro es propio del rrolla siempre de forma automáca, sino que se
dolo, cuando observado en sí mismo, expresa un trata de un proceso individual. Ello en atención a
método idóneo para la causación del resultado” o que “no todos los sujetos enen la misma capaci-
“una estrategia generalmente apropiada” para di - dad de percepción y reexión ante una situación
cha causación, armaciones que, sin duda, beben determinada y es por ello que dicha teoría no nos
de las fuentes del olvidadou initu98. No sirve, como patrón general, para resolver todos
interesa, entonces, cuál era la actud del sujeto los problemas que el elemento intelectual del
frente a la representación, sino “cuál sería en esas dolo plantea”104.
circunstancias la actud de una persona razonable
y conocedora de la relevancia del bien jurídico” 99
. B. Niveles de normavización absoluta
En consecuencia, para esta teoría, existe dolo
cuando el sujeto –a nivel objevo– despliega una Existe otro grupo de propuestas, que van más allá
estrategia racional de causación del resultado
100
. al punto de negar la necesidad del juicio de impu-
tación subjeva. Veamos:
3. Co-consciencia
1. Presunción del dolo
Según la teoría de Platzgummer, para que pue-
da armarse el dolo, no es necesario tener cons- Esta alternava implica acuñar una presunción de
ciencia actual de cierta clase de elementos del dolo en un precepto legal, según el cual, una vez
po existentes en el momento de la acción, que probada la conguración de los elementos obje-
consisten en caracteríscas y obligaciones más o vos del delito, se tendrá también por probado el
95
Citado por RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 72.
96
JAKOBS, Günther. “Bases para una teoría funcional del Derecho Penal”. Óp. Cit. p. 152.
97
Citada por RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 147; quien cita a: PUPPE, Ingeborg. NK SS 15, n. marg. 61.
98
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 148.
99
LAURENZO COPELLO, Patricia. Óp. cit. p. 263.
100
Según RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. Cit. Loc. cit., el concepto de dolo de Puppe no es enteramente objetivo porque
los conocimientos del autor siguen desempeñando un importante papel.
101
Al respecto, ver: DÍAZ PITA, María del Mar. Óp. Cit. p. 29.
102
Ibid. p. 60.
103
Ibid. p. 63. La misma autora, en la página 65 de su obra, cita a Kohler (Vorsatzbegriff und Bewusstsein des Vorsatzes, GA
1981, p. 290), quien sostiene que la teoría de Platzgummer “encubre una presunción (naturalmente prohibida) de dolo”.
104
DÍAZ PITA, María del Mar. Óp. cit. p. 66.
72
THĒMIS-Revista de Derecho 68. 2016. pp. 61-75. ISSN: 1810-9934
o
elemento subjevo (dolo). Esta opción es acusada za108. Para esta autora, dicha sentencia realiza una h
ce
re
-
de colisionar con el principio de presunción de ino interpretación como mínimo analógica de lo que D
e
cencia, contravenir el principio de culpabilidad y puede entenderse como dolo, ya que, “parendo d
a
sit
relevar a la acusación de la carga de la prueba del de que el dolo es exclusivamente conocimiento lo v
e
R
extremo subjevo del ilícito penal. que no es admisible es presumir ese conocimien- |
to tal y como se realiza en la referida sentencia. 8
6
En su Tratado de Derecho Penal,Feuerbach dene Postura que en la actualidad se está adoptando IS
al dolo como “una determinación de la voluntad por el Tribunal Supremo a través del concepto de M
E
que ene como
consecuencia de n
la una lesión anjurídica,
anlegalidad del afán”105con la
. Sin “ignorancia
concepto dedeliberada”.
dolo inclusoEllo
mássupone
allá deextender el
lo que po- H
T
embargo, según Hruschka, Feuerbach abogó por dríamos calicar como imprudencia. Circunstancia
el establecimiento de una presunción de dolo, al que se agrava en el presente caso a parr de que ni
resaumir en 1801 sus argumentos de la siguiente tan siquiera se sabe sobre qué circunstancia o dato
forma: “dado que en cualquier acción humana la debe recaer ese conocimiento”109.
intención es la primera explicación; dado que, de
acuerdo con la naturaleza del espíritu humano y Ahora bien, en el fondo, las presunciones no se
con la experiencia, la actuación intencionada es la alejan de los enfoques psicológicos arriba cues-
regla; y dado que la causación de una determina- onados, ya que estos úlmos –frente a la impo-
da consecuencia mediante una acción querida sin sibilidad de probar lo interno– crean criterios de
que dicha consecuencia sea objeto del querer es oportunidad para condenar, que no son más que
solo una excepción que se basa en presupuestos presunciones de aquello que debería ser probado.
que no son habituales, el efecto anjurídico pro-
vocado por las acciones de una persona debe en- 2. ¿Anulación del po subjevo?
tenderse como n de la voluntad mientras no apa-
rezcan razones concretas que permitan sostener lo Finalmente, existen teorías que proponen tratar
contrario”106. la problemáca del dolo en el po objevo. La
teoría de Herzberg propone disnguir dos moda-
Y fue, justamente, en el arculo 43 del Código lidades de riesgos no permidos110. Por un lado,
Bávaro de 1813, norma de su autoría, donde se el peligro cubierto o protegido, que se produce
reguló la siguiente presunción: “Cuando se haya “cuando en el momento del hecho existen cir-
probado un hecho ilícito comedo por una perso- cunstancias que permiten conar objevamente
na, legalmente se considerará que dicha persona en que el po no va a realizarse” 111. Por otro lado,
ha actuado con dolo anjurídico siempre que a el peligro descubierto, que ocurre en aquellos
parr de las circunstancias especícas no pueda casos en que “no existen fundamentos objevos
o
ll
ir
obtenerse la certeza o la probabilidad de lo con- para la conanza racional en la no realización del
trario”107. po penal”112.
Las presunciones de dolo no sólo están presentes La diferencia entre ambos pos de peligro no de- r
a
en preceptos legales, sino que pueden constuir pende de consideraciones jurídicas o valoravas, C
también una cuesonable prácca jurisprudencial. sino de consideraciones fáccas113, resultando que a
g
la
Según Corcoy, ello ocurre en la sentencia de Tri- “el conocimiento por parte del sujeto de un peli-
bunal Supremo Español del 23 de abril de 1992, gro cubierto fundamenta la imprudencia, mientras
recaída con ocasión del caso del Aceite de Col- que si lo que conoce dicho sujeto en el momento á
M
z
VON FEUERBACH, Anselm. Óp. cit. p. 82. e
h
105
107
Ibid. p. 191, numeral 16. Ahora bien, tiempo más tarde Feuerbach abandona sus tesis sobre la “praesumtio doli “y, años
n
después de su muerte, en 1848, desaparece dicha gura del Código bávaro. Ver: Ibid. p. 192. á
108
Una visión crítica de esta sentencia en: PAREDES CASTAÑÓN, José Manuel. “Caso del Aceite de Colza”. En: SÁN - S
o
CHEZ-OSTIZ, Pablo (Coordinador). “Casos que hicieron doctrina en Derecho Penal”. Segunda edición. Madrid: La Ley.
d
2011. pp. 425 y siguientes. Paredes Castañón sostiene, en la página 437 de su trabajo, que “si no está claro qué es
n
exactamente lo que un sujeto ha de conocer para pasar de la imprudencia consciente al dolo eventual, difícilmente podrá
estarlo qué es lo que ha de ser probado ante el órgano juzgador”.
109
Al respecto, ver CORCOY BIDASOLO, Mirentxu. “L’insegnamento dell’esperienza spagnola, dal caso della colza ai giorni a
nostri”, en prensa.
r m
110
RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Teresa. Óp. cit. pp. 92-93.
111
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 143. A
112
Ibídem.
113
LAURENZO COPELLO, Patricia. Óp. cit. p. 259.
73
EL DOLO: ¿FENÓMENO ESPIRITUAL O ATRIBUCIÓN NORMATIVA?
o
h de actuar es un peligro descubierto, se está ante imposibilidad de efectuar una delimitación precisa
erc
e
D
un caso de dolo”114. entre dolo e imprudencia. Nos encontramos fren-
e
d te a categorías que hacen referencia a atributos
at
is Si bien es cierto que se ha cuesonado a esta teo- graduales, en los que no existen puntos de corte
ev
R ría la división que efectúa entre los riesgos que precisos120. Siguiendo a Molina Fernández, el dolo
|
8 objevamente pueden fundamentar el dolo y los es un término aquejado de vaguedad en el que se
6
que no115, así como Puppe observa que Herzberg
IS presenta una “paradoja sorites”.
M se expone a crícas al armar que la disnción en-
E tre peligro de dolo y peligro de imprudencia es un Al respecto, el lósofo griego Eubulides denió di-
H
T “problema del po objevo”116, también es verdad cha paradoja al preguntarse cuántos granos de tri-
que la teoría de Herzberg aborda la problemáca go son necesarios para formar un montón (soros).
poco desarrollada de la conanza irracional en Respondió entonces que, “como nadie dudaría
la no realización del po penal, sosteniendo que que, por ejemplo, un millón de granos es un caso
la calidad objeva del peligro traza la línea entre claro de montón, y un grano un caso claro de no
aquellos casos en que se puede conar y aquéllos montón, la lógica más elemental parece decirnos
en los que no, aporte que debe ser destacado. que ene que haber un momento en el que la adi-
ción de un grano haga montón (o su sustracción
En una línea aún más radical se sitúa lateoría de
lo deshaga), y, sin embargo, cuando intentamos
Lesch, quien se pregunta “por qué para funda- precisar cuál es ese momento, cualquier esfuerzo
mentar un injusto basado en la annormavidad
parece inúl”121.
hace falta, además de una imputación objeva a la
persona como construcción normava, una impu- Sucede lo mismo al pretender determinar cuándo
tación adicional, a saber, una imputación subjeva
referida al concreto sistema sico-sico «hombre» una persona es calva o cuánto dinero debe tener
alguien para ser considerado rico. El problema de
[…], es decir, conviene preguntarse por qué hay los sorites puede encontrar solución a parr de la
que tener en cuenta el dolo, pese a que sólo es un introducción de lógicas mulvalentes o gradua-
ftum interno”117. les122. En el caso del dolo, Molina Fernández de-
tecta que se trata de categorías que se construyen
Añade que “el dolo, con independencia de que se
“en torno a un elemento común, básico para la im-
ubique en la culpabilidad o en el injusto, es una
putación subjeva: el conocimiento de la peligrosi-
reliquia del anguo concepto sicológico de cul- 123
dad de la propia acción para el resultado pico” ,
pabilidad y, en tal medida, un cuerpo extraño en
elemento que es perfectamente gradual. Plantea
una teoría de la imputación que, por lo demás, es
entonces que, desde la ley, puede darse respues-
puramente normava”118. En esa línea, reere que
ta a dicha gradualidad, permiendo al juez hacer
“la culpabilidad penal no signica otra cosa que el
uso del espacio que habitualmente existe entre el
propio injusto penal, si se la dene en el sendo
marco de pena del delito doloso y el del delito im-
del principio de culpabilidad por el hecho como
una perturbación social que debe ser compensada prudente grave124.
con la pena”119.
El segundo elemento a tener en cuenta para la ela
-
VI. PERSPECTIVAS PARA UNA PROPUESTA boración de una propuesta acerca del dolo reside
en la necesidad de tomar consciencia de que los
Una propuesta acerca del dolo debe tener en enfoques psicológicos se encuentran hoy en pro -
cuenta tres elementos. El primer elemento es la ceso de superación. Las dicultades probatorias
114
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. Cit. Loc. cit.; quien cita a: HERZBERG, Rolf Dietrich. NJW. 1987. p. 1464.
115
Al respecto, ver: Ibid. pp. 145-146; RODRÍGUEZ MONTAÑÉS, Teresa. Óp. cit. p. 101; yDÍAZ PITA, María del Mar. Óp.
cit. p. 234.
116
PUPPE, Ingeborg. “La distinción entre dolo e imprudencia”. Óp. cit. p. 89.
117
LESCH, HeikoHarmut. “Injusto yculpabilidad en derecho penal”.Bogotá: Universidad Externadode Colombia. 2001.p. 13.
118
Ibid. p. 17.
119
Ibid. p. 30.
120
MOLINA FERNÁNDEZ, Fernando. “La cuadratura del dolo: problemas irresolubles, sorites y Derecho Penal”. En: “Ho-
menaje al profesor Dr. Gonzalo Rodríguez Mourullo”. Madrid: Thomson-Civitas. 2005. p. 733.
121
Ibid. p. 702.
122
Ibid. p. 711.
123
Ibid. p. 734.
124
Ibid. p. 740. En el caso de Perú, la aplicación de dicha teoría plantea la necesidad de revisar el marco de penas del Códi-
go Penal, el cual no necesariamente se ajusta al principio de proporcionalidad ni materializa siempre la mayor gravedad
del injusto doloso frente al imprudente.
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o
que plantean al juez penal son suciente movo ciudadanos enen interés en que el Estado les h
ce
re
para entender que no se condicen con un modelo proteja, pero éste “sólo puede sasfacerse si están D
e
de Estado social y democráco de Derecho, en el dispuestos a pagar el precio que implica aceptar el d
a
sit
que no cabe sancionar penalmente sobre la base riesgo de poder ser condenados alguna vez como v
e
R
de la presunción de algo –lo interno– que no es culpables de un delito sin haber cumplido de for- |
accesible para el Derecho. Asimismo, se trata de ma efecva con todas las circunstancias que la ley 8
6
enfoques que colisionan con los principios de cul
- exige para tal condena”126. IS
pabilidad y de lesividad, bases de un Derecho Pe- M
E
nal democráco. Laloperspecva
a armado pordel Ulrich
presente arculo
Stein, en elsesendo
aproxima
de H
T
Finalmente, el tercer elemento es la necesidad que, “si no se quiere armar que la Constución
de optar por un enfoque normavo del dolo, aun se contradice, debe admirse que la protección de
cuando no exista consenso acerca de los niveles la dignidad de la persona no puede llevarse hasta
de normavización a los que debe llegarse. Aho- el extremo de converr en inefecvo el Derecho
ra bien, debe tenerse en consideración que a las Penal”127. En esa medida, cabe admir un enfoque
teorías normavas se les cuesona la posibilidad normavo del dolo, que respete ciertos límites de
de que no exista idendad entre la condena y la garana al ciudadano.
realidad psicológica. Así, Ferrajoli sosene que la
presunción de inocencia debe ser garanzada “in- Por ello han sido abordados los disntos niveles de
cluso al precio de la impunidad de algún culpable”. normavización, que indican la existencia de pro-
“Al cuerpo social le basta que los culpables sean puestas intermedias, como la del “u x ” o la
generalmente casgados”, escribió Lauzó di Peret, del “dolo indirecto”, con alta capacidad de rendi-
“pero es su mayor interés que 125
todos los inocentes miento, a efectos de plantear nuevas alternavas
sin excepción estén protegidos” . al problema del dolo. Queda pendiente, entonces,
la tarea de jar cuáles deben ser los indicadores de
Ante tal cuesonamiento, Ragúes acude a los pos- imputación del dolo, en el marco de una teoría de
tulados de Andreas Hoyer, quien sosene que los ulidad prácca para el juez penal.
o
ll
ir
r
a
C
a
g
la
á
M
z
e
h
c
n
á
S
o
d
n
a
r m
125
FERRAJOLI, Luigi. “Derecho y razón. Teoría del garantismo penal”. Novena edición. Madrid: Trotta. 2009. p. 549. A
126
RAGUÉS I VALLÈS, Ramón. Óp. cit. p. 342.
127
Ibídem.
75