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Io - Roxin y Jacobs

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ROXIN - RIESGO

Sobre el origen de la imputación objetiva nos señala Vélez G. que si bien para solucionar el
problema dogmático que planteaba la equivalencia de condiciones se desarrolló la teoría de
la condición adecuada, pero esta era extensa y causaba dificultades al momento de
establecer la condición relevante. Dada esa situación es que aparece Roxin en 1970,
presentando la teoría del riesgo permitido para la imputación objetiva en el libro homenaje a
Honig en el cual postula y cito “su vinculación con el criterio de creación de un riesgo
jurídicamente relevante de una lesión típica del bien jurídico”.

En ese sentido Roxin (1997) aclara que la “la imputación al tipo objetivo es indicar las
circunstancias que hacen de una causación (como límite extremo de la posible imputación)
una acción típica”, esto nos quiere decir que la misión de la imputación objetiva para él es
describir el nexo causal por el cual se da la conducta típica. (p.363)

Para ello Roxin (1997) describe que la concepción de la imputación al tipo objetivo (osea que
se de la imputación objetiva) se desarrolla según dos principios:

“a) Un resultado causado por el agente sólo se puede imputar al tipo objetivo si la conducta
del autor ha creado un peligro para el bien jurídico no cubierto por un riesgo permitido y
ese peligro también se ha realizado en el resultado concreto.”, osea que la causa de un
resultado fuese creado fuera del riesgo permitido, para esto se presenta un ejemplo que
permite aclarar el primer principio, el cual nos dice que si A envía a B al bosque en medio de
una tormenta con la intención que le caiga un rayo y muera, no existe una acción homicida,
ya que no crea un peligro jurídicamente relevante de matar, y que la falta de creación de
peligro conduce a la impunidad, pero si es que se diera la falta de realización del peligro en
una lesión típica del bien jurídico (un ejemplo de ello sería comprar un arma con la intención
de matar a otro y apunta pero algo evita que el disparo se consume) entonces esto
conduciría a la tentativa.

Por otro lado Roxin (1997) señala como segundo principio “b) Pero no obstante,
excepcionalmente puede desaparecer la imputación si el alcance del tipo no abarca la
evitación de tales peligros y sus repercusiones”, para comprender mejor este punto se
presenta un ejemplo en el cual A incita a B para que escale el Himalaya, en el cual B muere,
como había previsto A. Entonces la muerte de B ha sido causada por un peligro de A. Sin
embargo A no se puede decir que haya cometido una acción de homicidio, por lo tanto sería
impune la incitación a una puesta en peligro. (p364)

Imputación objetiva y Principio de riesgo.

Cancio Meliá, M. (), nos dice que Roxin determina a la imputación objetiva vinculada al
‘’principio de riesgo’’, de la siguiente manera:

“Un resultado causado por el sujeto que actúa sólo debe ser imputado al causante
como su obra y sólo cumple el tipo objetivo cuando el comportamiento del autor
haya creado un riesgo no permitido para el objeto de acción cuando el riesgo se haya
realizado en el resultado concreto y cuando el resultado se encuentre dentro del
alcance del tipo” (p.41).

En tal sentido, para Roxin, la imputación objetiva supone la realización de un peligro, el cual
está comprendido dentro del alcance del tipo penal. Este peligro es creado por el autor y no
está abarcado por el riesgo permitido. Además, señala que debe “aclararse como tiene que
obtenerse la relación entre el sujeto del delito y el resultado, para que el resultado pueda
imputarse a un sujeto del delito determinado como su acción” (p.2).

Existen también los llamados ‘’comportamientos alternativos ajustados a derecho’’, estos se


refieren a aquellos supuestos en los que el resultado se hubiera producido de igual modo, aún
si el autor hubiera adoptado un comportamiento conforme a deber. Para lo cual, a fin de dar
una solución a estos supuestos, Roxin nos habla de una doctrina llamada ‘’el incremento del
riesgo’’, en la cual, lo que se debe determinar es si la conducta del autor generó un riesgo por
encima del permitido; si esto llega a comprobarse, entonces el autor deberá ser imputado
(p.43).

Asimismo, Cancio Meliá, señala que Roxin elaboró una serie de criterios normativos, en
donde el denominador común era el principio de riesgo, con lo cual, ‘’partiendo del resultado,
la cuestión estriba en determinar si la conducta del autor creó o no un riesgo jurídicamente
relevante de lesión típica de un bien jurídico en relación con dicho resultado’’ (p. 43). De esta
manera, Roxin propuso unos parámetros que servirían para la determinación del juicio de
imputación objetiva del resultado. Estos son:
a. La disminución del riesgo. Criterio mediante el cual se excluye la imputación
objetiva en los casos de desviación de un resultado grave, que haya llevado a producir
uno leve. Así, se rechaza la imputación del resultado, y como señala Dal Dosso, A.
(2011): ‘’Ni el sentido ni el fin de las normas penales pueden estar dirigidos a la
prohibición de acciones que reduzcan el riesgo de producción del resultado, debiliten
lesiones a los bienes jurídicamente protegidos o demoren su realización’’ (p.21).

Ejemplificando este criterio, Larrauri, E. nos detalla el siguiente caso “A observa cómo
una piedra va a dar en el cuerpo de B. No puede evitar que la piedra alcance a este,
pero sí desviarla de tal modo que el golpe sea menos peligroso. de acuerdo con Roxin,
existe una disminución del riesgo para el bien jurídico protegido. En consecuencia, no
puede hablarse de acción típica.” Por lo tanto, se estaría hablando de una reducción
de lo que podría haber sido una lesión mayor, entonces no se le podría imputar a A el
delito de lesiones.

b. La creación de un riesgo jurídico penalmente relevante o no permitido (o creación


de un riesgo prohibido). Según este criterio se procede negar la imputación objetiva
cuando la acción no ha creado el riesgo relevante de una lesión al bien jurídico. Dal
Dosso, A. (2011), expresa lo siguiente: ‘’se rechaza la imputación al tipo objetivo
cuando el autor no ha disminuido el riesgo de lesión de un bien jurídico, pero tampoco
lo ha aumentado de modo jurídicamente considerable’’ (p.22).

Asimismo, Roxin incluyó, por un lado, supuestos de irrelevancia del riesgo, y, por otro,
diversas constelaciones agrupadas en torno de las llamadas "desviaciones del curso
causal"; así, por ejemplo: Si la persona atropellada por un coche muere víctima de un
accidente de tráfico al ser llevada al hospital, esa muerte no le es imputable al primer
causante ni como homicidio doloso ni como homicidio imprudente, porque el dar
lugar a un recorrido en coche no implica ningún riesgo jurídicamente relevante (Dal
Dosso, 2011, p.23).

c. Aumento del riesgo permitido. En estos casos procede negar la imputación objetiva
cuando la conducta del autor no ha significado una elevación del riesgo permitido
porque el resultado se hubiera producido igualmente, aunque el autor hubiera
actuado con la diligencia debida. Así, tenemos que un prototipo del riesgo permitido
es la conducción automovilística observando todas las reglas del tráfico viario, de tal
manera que: si A es atropellado por B, pese a observar el cuidado necesario en el
tráfico, B ciertamente habrá causado la muerte de aquél, pero no le ha matado en el
sentido jurídico-penal. Sólo el hecho de rebasar el riesgo permitido crea un peligro,
cuya realización hace imputable el resultado como acción típica. (Dal Dosso, 2011,
p.24)

d. Esfera de protección o ámbito de aplicación de la norma. Este criterio permite


solucionar aquellos casos en los que, aunque el autor ha creado o incrementado un
riesgo que origina un resultado lesivo, éste no debe ser imputado al no haberse
producido dentro del ámbito de protección de la norma, es decir si el resultado no era
aquel que la norma quería evitar. Así lo señala Cancio Meliá, M. (), citando a Roxin: la
"...imputación aún puede fracasar porque el alcance del tipo, el fin de protección de la
norma típica… no abarca resultados de las características que muestra el [resultado]
que se ha producido, porque el tipo no está destinado a evitar tales sucesos". (p. 45)

JACOBS - ROL
La teoría de la imputación objetiva también ha sido abordada por Günther Jakobs, quien, al
igual que la gran mayoría de los tratadistas de este importante tema, a inicios de la década de
los setenta empezó el camino de su legado que ahora estudiamos. Así pues, cual símil entre el
estudio de Roxin con base en Honig, Jakobs tomó a Welzel para construir su sistemática
doctrina alrededor de la teoría de la imputación objetiva. El autor que sirvió de inspiración
para el profesor alemán, objeto de estudio en este ensayo, “construyó su sistema de acuerdo
a lo que él denominó estructura lógico-objetiva, que permiten su entendimiento a partir de
una concepción de ser humano como ser responsable; pero que, al ser simplemente los
pilares básicos de este ingenioso sistema, posibilitan la interposición de juicios de valor y de
los criterios normativos” (Saavedra, 2018). El autor trata de alguna manera de separar su
teoría del resto, y la centra principalmente en el estudio de las “características objetivas
generales de un comportamiento imputable” (Cancio, 2004, p. 74)

De esta manera, Jakobs realiza una crítica muy fuerte a las teorías de la las teorías
causación, causalidad adecuada y relevante, incluso menciona que “la causación, aún como
causación adecuada o dolosa, resulta de manera manifiesta insuficiente para fundamentar
por sí sola la imputación” (Saavedra citando a Jakobs, 2018, párr. 49), justifica lo dicho
diciendo que “el suceso también ha sido causado por un círculo inabarcable de personas,
incluyendo a la propia víctima; quienes lo han causado de modo adecuado o doloso son
algunos menos, pero siguen superando el número de destinatarios idóneos de la
imputación”.

El profesor alemán se funda en una óptica enfocada en la sociología jurídico-penal “el


tránsito por el mundo material ha inducido erróneamente a querer determinar tan sólo
mediante sus normas no sólo lo que sucede, sino también su significado” por lo que “la
causación únicamente afecta al lado cognitivo de lo acontecido y de ahí que no aporte
orientación social” (párr. 51). Asimismo, en cuanto a el significado del proceso responde
diciendo que:

(…) El significado de un comportamiento es su posición en el


contexto social. No es suficiente pues poner la mirada en un causador,
incluso quizá aunque se le tenga en cuenta junto con lo que le ocurra
psíquicamente, sino que la mirada debe dirigirse también a la víctima y a
terceras personas, para poder atribuirle un suceso acaecido en el mundo
material como su hecho o como su infortunio (…) (párr. 52).

Jakobs encontró falencias muy evidentes a su criterio en las teorías causalistas, las cuales
las ha refutado de manera casi artística en su teoría funcionalista, la cual vamos a mencionar
en el presente ensayo, pues es menester para su correcto análisis, él sostiene que “las
garantías normativas que el Derecho establece no tienen como contenido el que todos
intenten evitar todos los daños posibles (…) sino que adscriben a determinadas personas que
ocupan determinadas posiciones en el contexto de interacción”. Por lo que, “la sociedad
posibilita cada vez más los contactos relativamente anónimos (…) aquellos en los que el
alcance del deber de los participantes verdaderamente está determinado por su rol (en la
sociedad)”, “no es necesario averiguar el perfil individual de quien tenemos enfrente, pues
dicha persona es tomada como portadora de un rol” (párr. 54); en último término “no se
plantea la cuestión acerca de si una acción se ha producido de manera objetivamente
imputable, sino si un suceso, por ser objetivamente imputable, constituye una acción jurídico-
penalmente relevante” (párr. 56). Es decir, la labor del derecho penal no es instruir para que
las personas tengan un buen comportamiento para que no se vean afectado con sanciones
perjudiciales, sino que es la ciencia que estudia los roles que tiene cada individuo de la
sociedad en los distintos sucesos tipificados.

Si bien Jakobbs es posterior a Claus Roxin, es importante reconocer el legado a la teoría en


estudio, pues analizó la imputación objetiva dividiéndola en dos partes, una donde se dedicó
a caracterizarla como la calificación de un comportamiento típico, y seguidamente la
constatación de tal teoría, donde afirmó que el resultado producido es explicado,
precisamente, por el comportamiento objetivamente imputable (Quebradas y Gutiérrez,
2013, p. 07). Además, analiza cuatro instituciones claves para entenderla, como lo son, el
riesgo permitido, principio de confianza, actuación a riesgo propio de la víctima y prohibición
de regreso:

a) El riesgo permitido

Loor (2011) expresa que para Jakobs “todo contacto social entraña un riesgo, incluso
cuando todos los intervinientes actúan de buena fe”. Además, dice que para Jakobs que “a
través de un apretón de manos, a pesar de todas las precauciones, una infección”; en el
tráfico rodado puede producirse un accidente que era inevitable; un alimento servido por
alguien puede estar en mal estado si que sea posible percibirlo. Y que nadie puede vivir como
un ermitaño fuera del contexto social, al menos esa es la regla general. Y dice el genial autor
alemán “que no es posible una sociedad sin riesgo y no se plantea seriamente la renuncia a la
sociedad, no puede haber una garantía normativa de total ausencia de riesgo, sino que, por el
contrario, el riesgo inherente a la configuración social irremediablemente ha de tolerarse y
ello como riesgo permitido. (p.24) Además menciona que “un comportamiento que genera
un riesgo permitido se considera socialmente normal, no porque en el caso concreto esté
tolerado en virtud del contacto en el que se encuentra, sino porque en esa configuración es
aceptado de modo natural” (Saavedra citando a Jakobs, 2018, párr. 58).
Se puede definir el riesgo permitido como el estado normal de interacción, es decir como
“el vigente status quo de libertades de actuación, desvinculado de la ponderación de intereses
que dio lugar a su establecimiento, hasta el punto que en muchos casos se trata de un
mecanismo de constitución de una determinada configuración social por aceptación
histórica; dicho de otro modo, se refiere más a la identidad de la sociedad que a procesos
expresos de ponderación” (Loor, 2011, p. 25). A manera de explicación Saavedra citando a
Jackobs (2018) menciona que: “Un conductor que conduce a una velocidad de 69 kilómetros
por hora por un lugar en el que está permitido y es adecuado conducir a 70 kilómetros por
hora, no defrauda ninguna expectativa” (párr. 60)
b) El principio de confianza
Loor (2011) refiere que mediante este principio se determina cuándo existe, con ocasión
del desarrollo de una actividad generadora de un cierto riesgo (permitido), la obligación de
tener en cuenta los fallos de otros sujetos que también intervienen en dicha actividad (de
modo que si no se procediera así, el riesgo dejaría de ser permitido), y cuando se puede
confiar lícitamente en la responsabilidad de esos otros sujetos. Jakobs sostiene que cuando el
comportamiento de los seres humanos queda entrelazado, no forma parte del rol del
ciudadano controlar permanentemente a todos los demás; de otro modo, asegura el autor,
no podría haber reparto del trabajo. Por eso existe un principio de confianza. El principio de
confianza significa que, a pesar de la experiencia de que otras personas cometen errores, se
autoriza a confiar en su comportamiento correcto (entendiéndolo no como suceso psíquico,
sino como estar permitido confiar)(p.25).
Del mismo modo, Saavedra citando a Jackobs (2018) hace referencia al “binomio de
circunstancias” del principio de confianza:
(…) El principio de confianza puede presentarse bajo dos
modalidades. En primer lugar, se trata de que alguien, actuando como
tercero, genere una situación que es inocua siempre y cuando el autor
que actúe a continuación cumpla con sus deberes. (…) por ejemplo,
alguien entrega a otra persona un reloj ajeno de gran valor, y esto no
causará un daño sólo si quien recibe el reloj lo coge con cuidado.
Normalmente, puede confiar en que así suceda. (…) En segundo lugar, la
confianza se dirige a que una determinada situación existente haya sido
preparada de modo correcto por parte de un tercero, de manera que
quien haga uso de ella, el potencial autor, si cumple con sus deberes, no
ocasiona daño alguno. (…) por ejemplo, el cirujano confía en que el
material que utiliza en la operación haya sido convenientemente
esterilizado (párr. 63).
En ambas situaciones, el autor se refiere a la confianza prestada por las personas en
cuanto a la diligencia y buenas intenciones de los demás. Ante ello Saavedra citando a
Zaffaroni (2018) señala un posible vacío de esta postura al decir que “si bien el principio es
correcto, no deja de ser objetable que pretenda esperar la pérdida del dominio para intervenir,
cuando en general es suficiente con que perciba la falla”(párr. 65)

c) Prohibición de regreso
Loor, F. (2011) La prohibición de regreso satisface la necesidad de limitar el ámbito de la
participación punible, tanto para comportamientos imprudentes como dolosos, con base a
criterios objetivos normativos.
De ese modo, la prohibición de regreso se presenta en cierto modo como el reverso de la
participación punible. Por eso dice Günther Jakobs que la responsabilidad por un delito de
resultado mediante comisión decae cuando una acción llega a ser causal de un resultado
típico sólo porque un tercero desvía, sin relación con el agente las consecuencias de la acción
hacia el daño, y da un ejemplo: el deudor paga su deuda y el acreedor compra con ese dinero,
tal como sabía el deudor, un arma y mata a una persona del modo que también preveía el
deudor; aquí, según Jakobs, no cabe apreciar complicidad del deudor en el homicidio, toda
vez que se trata del ámbito de la prohibición de regreso (p. 27).
Del mismo modo, Cancio (2004) señala que “Jakobs pretende enmarcar de forma
sistemática la teoría de la participación dentro de la imputación objetiva” desde esta óptica
se puede decir que la intención del autor encajar de alguna manera el comportamiento de los
individuos en roles de participación punible con base en el criterio objetivo- normativo, ergo,
“la prohibición de regreso se presenta como el reverso de la participación punible” (p. 77).
Quebradas y Gutiérrez (2013) mencionan que, así mismo, debemos examinar, si la
intervención se desprende de un acto, doloso, negligente o lícito por parte de un tercero.

- Intervención dolosa: En este caso, se supone que al ejecutarse actos dolosos por
parte de un tercero interviniente, los cuales tienen una consecuencia relevante en la
actuación siguiente de otro agente, debe de existir una responsabilidad por parte del
inicial; puesto que este ha aumentado o creado el riesgo que posteriormente es
ejecutado por parte del otro autor . Por ejemplo, el guardia de seguridad de un banco,
el cual tiene como deber el cuidado del dinero que deposite, a causa de actos dolosos
del mismo, da lugar a que unos ladrones entren a la entidad y roben una alta suma de
dinero. Dicha responsabilidad, puede imputarse al guardia de seguridad, puesto si bien
fueron los terceros quienes intervinieron directamente en el robo del banco, el riesgo
lo creó el guardia de seguridad, razón por la cual, no se eliminará su responsabilidad
debido a que de forma dolosa dejó a un lado sus funciones como empleado de la
seguridad. (p.22)

- Intervención negligente: En este caso, se debe examinar si la actuación negligente de


un actor generará responsabilidades posteriormente a causa de las actuaciones
realizadas por parte de un tercero. En los actos negligentes, según lo expresado
legalmente, existen personas en las cuales recae el deber de cuidado, como los
padres, tutores y empresarios, quienes en determinados casos, a causa de conductas
negligentes, deberían de responder por las conductas de quienes se encuentren bajo
su custodia. Por ejemplo, los padres que se encuentran con su hijo en un local
comercial, el cual prende fuego a una planta artificial existente, lo que desencadena
un incendio que acaba en su totalidad con el local comercial y con la vida de una
persona que muere asfixiada. En dicho caso, tratado por parte de la Corte Española en
el año de 2005, no se generó responsabilidad de los padres, debido a que los
bomberos locales no acudieron en un tiempo razonable, además de que en el local
comercial, no existían extintores para contrarrestar el fuego generado mientras
llegaban los bomberos. (p.23)

- Intervención lícita: Las actuaciones de una persona, puede generar reacciones (de
defensa, huida, de persecución, etc.) en otras personas que son totalmente lícitas,
pero que si causan algún daño a otro, o al mismo que reacciona, no se podrá eliminar
en absoluto la responsabilidad del que actuó ilícitamente. Como ejemplo, se puede
mostrar, cuando una pareja A y B, camina tranquilamente por la ciudad, y de repente
aparece C quien da muerte a B y sale persiguiendo a A, lo que genera que A salga
corriendo y sea atropellada por D, una persona que conduce tranquilamente, dentro
de los límites permitidos, pero que de igual forma, no alcanza a reaccionar por la
aparición de A, quien fallece instantáneamente. D, quien termina con la vida de A,
actuó lícitamente, quien solo tuvo una causalidad material, pero el responsable
objetivamente deberá ser quien perseguía a la víctima tras matar a su pareja, en este
caso C. (p.24)
d) Riesgo propio de la vida
Para Loor, F. (2011), la víctima es un sujeto responsable, por ello se afirma que es mejor
hablar de “imputación a la víctima” que “autopuesta en peligro” como dice Roxín, ya que la
conducta del tercero es atípica, al atribuir lo sucedido al ámbito de responsabilidad de la
víctima. (p.30)
Por su parte, Quebradas y Gutiérrez (2013) expresan que, también se considera como
última institución de reconocimiento de la manera en que los bienes jurídicos son puestos en
peligro, y como uno de los objeto de de estudio de la imputación objetiva, la teoría del propio
riesgo, la cual es referida a la participación de un tercero a la creación de una situación de
riesgo, en la cual el titular de un bien jurídico conduce a la realización de una acción peligrosa
para sus propios bienes, y que termina concretando si la víctima, o la que recibe el daño en su
esfera jurídica ha realizado una conducta influyente a la consumación de la violación del bien
jurídico. Es el caso de un par de personas, en donde una que decide conducir un vehículo
automotor se encuentra en un estado de alicoramiento, la otra que decide ir con él, asume su
propio riesgo al aceptar ser el pasajero de este conductor. Finalmente terminan colisionando
contra otro vehículo y, en tal siniestro, muere quien aceptó subirse al vehículo consciente del
estado de ebriedad del conductor. (p.25)
Cabe, finalmente, advertir que esta figura se encuentra condicionada por una conducta
que llamada influyente o conducente a la consumación de la alteración del bien jurídico, la
cual es el consentimiento en una situación de autopuesta en peligro para con un tercero, y
haber sido partícipe en tal situación de auto riesgo. (p.26)
BIBLIOGRAFÍA:

● Cancio Meliá, M. (2004). LÍNEAS BÁSICAS DE LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN


OBJETIVA. (1era reimpresión). Mendoza: Ediciones Jurídicas Cuyo. Recuperado de:
Untitled
● Dal Dosso, D. (2011). TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA. (Investigación para la
evaluación final correspondiente a la VI Edición del Máster propio en Derecho Penal).
Recuperado de: http://master.us.es/cuadernosmaster/8.pdf
● Loor, F. (2011). Estudio de la teoría de la imputación objetiva en derecho penal.
Recuperado de 217 ESTUDIO DE LA TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA EN
DERECHO PENAL
● Quebradas y Gutiérrez (2013). Imputación objetiva, nacimiento, alcance, características y
definiciones propias. Recuperado de IMPUTACION OBJETIVA, NACIMIENTO, ALCANCE,
CARACTERISTICAS Y DEFINICIONES PROPIAS TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR AL
TITULO DE ABOGAD
● Roxin, C. (1997). DERECHO PENAL PARTE GENERAL FUNDAMENTOS. LA ESTRUCTURA DE
LA TEORÍA DEL DELITO, TOMO I (Trad. D. Luzón). Madrid: Civitas
● Saavedra, H. (2018). Las categorías de imputación objetiva en Claus Roxin y Gunther
Jakobs. Recuperado el 28 de junio de 2021 de: Las categorías de imputación objetiva
en Claus Roxin y Gunther Jakobs | LP
● Vélez, G. Fundamento y consecuencias dogmáticas a partir de las concepciones
funcionalistas de Roxin y Jakobs. Recuperado de: LA IMPUTACIÓN OBJETIVA:
FUNDAMENTO Y CONSECUENCIAS DOGMÁTICAS A PARTIR DE LAS CONCEPCIONES
FUNCIONALISTAS DE ROXIN Y JAKOBS. I
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https://doi.org/10.18800/derechopucp.200701.009
● Larrauri, E. (1989, diciembre). Introducción a la imputación objetiva. Nuevo Foro Penal,

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