Sobre Cómo El Amparo Contra Resoluciones Judiciales Debilita El Rol de La Corte Suprema en El Perú
Sobre Cómo El Amparo Contra Resoluciones Judiciales Debilita El Rol de La Corte Suprema en El Perú
Sobre Cómo El Amparo Contra Resoluciones Judiciales Debilita El Rol de La Corte Suprema en El Perú
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GÁLVEZ, José Francisco, Del Palacio Virreinal al Palacio de Justicia. Encuentro del derecho y la
justicia, en Poder Judicial. Historia del Palacio Nacional de Justicia. Dos perspectivas. Fondo Editorial
del Poder Judicial: Lima, 2008, pp. 209.
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de agosto de 1821, a través del cual se creó la Alta Cámara de Justicia, cuya labor
comenzó el 7 de agosto de 1821 en Lima2.
Pocos meses después don José de San Martín dictó el Estatuto Provisional del
8 de octubre de 18213. En él, el general San Martín señaló que a pesar de ostentar
la condición de Protector del Perú, “(…) me abstendré de mezclarme jamás en el
solemne ejercicio de las funciones judiciarias, porque su independencia es la única
y verdadera salvaguardia de la libertad del pueblo; y nada importa que se osten-
ten máximas exquisitamente filantrópicas cuando el que hace la ley o la ejecuta,
es también el que la aplica”. Es por ello que en la sección sétima instituyó la Alta
Cámara de Justicia, correspondiéndole las mismas funciones que las Audiencias,
y dándosele algunas adicionales, como la del Tribunal de Minería.
Fue la Constitución de 1823, la que en su artículo 98 señaló: “Habrá una Su-
prema Corte de Justicia que residirá en la capital de la República, compuesta por
un Presidente, ocho Vocales, y dos Fiscales, divididos en las Salas convenientes”.
Al momento de establecer sus funciones, el artículo 100 estableció, entre otras4,
la de conocer los recursos de nulidad que se interpongan contra las sentencias de
segunda instancia dictadas por las Cortes Superiores. Esa atribución se encuentra
explícitamente reconocida también en las Constituciones de 1826, 1828, 1834 (con
la particularidad, en este caso, que no se hacía explícita referencia al recurso de
nulidad, sino mas bien a “los recursos que establezca la ley”), 1839 (señalándose
en este caso que conocía de los “recursos de nulidad o de los que establezca la
ley”). Luego esta atribución desaparece en la de 1856 y no vuelve a aparecer en
ninguna de las siguientes Constituciones, sino hasta la de 1979, cuyo artículo 241
2
SAN MARTIN CASTRO, César, La Corte Suprema: Historia y perspectivas, discurso por el día del
Juez del 4 de agosto de 2009.
http://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/b04f2b804cc4290fb056bb1ce115cb25/Historia+y+P
erspectiva+de+la+Corte+Suprema.pdf?MOD=AJPERES.
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SAN MARTIN CASTRO, César, La Corte Suprema: Historia y perspectivas, discurso por el día del
Juez del 4 de agosto de 2009.
http://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/b04f2b804cc4290fb056bb1ce115cb25/Historia+y+P
erspectiva+de+la+Corte+Suprema.pdf?MOD=AJPERES.
4
Artículo 100º.- Corresponde a la Suprema Corte: 1.- Dirimir todas las competencias que entre sí
tuvieren las Cortes Superiores, y las de éstas con los demás Tribunales de la República. 2.- Hacer
efectiva la responsabilidad del magistrado que ejerciere el Poder Ejecutivo, y de los Ministros de
Estado, cuando el Senado decretare haber lugar a formación de causa. 3.- Conocer de las causas
criminales de los Ministros de Estado, y hacer efectiva la responsabilidad de las Cortes Superiores.
4.- Conocer de todas las causas criminales que se promovieren contra los individuos de su seno. Y
si fuere necesario hacer efectiva la responsabilidad de toda ella, nombrará el Congreso un tribunal
de nueve Jueces, sacados por suerte de un número doble que elegirá a pluralidad absoluta. 5.-
Conocer en tercera instancia de la residencia de todo empleado público que esté sujeto a ello por
disposición de las leyes. 6.- Conocer de los recursos de nulidad que se interpongan contra las
sentencias dadas en última instancia por las Cortes Superiores, para el efecto de reponer y devolver.
7.- Oír dudas de los demás Tribunales y Juzgados sobre la inteligencia de alguna ley, y consultar
sobre ella fundadamente al Poder Legislativo. 8.- Conocer de las causas concernientes a los negocios
diplomáticos y de los contenciosos entre los Ministros, Cónsules, o Agentes Diplomáticos”.
el amparo contra resoluciones judiciales debilita el rol de la Corte Suprema en el Perú 193
5
Intervención del constituyente Velásquez González en la sesión del 26 de julio de 1993, en la que se
debatió el Proyecto sobre el Poder Judicial. En: http://www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/
constitucion1993.htm
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Intervención del constituyente Ferrero Costa en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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Intervención del constituyente Ferrero Costa en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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preocupación no es del todo correcta por cuanto siempre, aun cuando se diga que
el Tribunal o la Sala Constitucional es el supremo árbitro de la constitucionalidad
de las normas o el supremo intérprete de la Constitución, siempre el Congreso
va a estar por encima de esa decisión. Imaginemos el caso de que el Tribunal o la
Sala Constitucional resolvieran que la Constitución quiere decir tal cosa y resulte
que a entender de los congresistas ése no es el sentido de la Constitución, pues
lo que hará el Congreso será, vía los mecanismos de reforma constitucional, en
el año siguiente, precisar el texto constitucional con el sentido que realmente el
Congreso considera debe darse a esa norma constitucional”8. Felizmente frente
a esta tesis primó la sensatez, pues el constituyente Fernández Arce, señaló: “De
tal manera que, desde ese punto de vista, yo no me escandalizo con que sea un
intérprete auténtico, uno que va a dilucidar incluso controversias cuando los po-
deres dados por él, concretamente el Poder Legislativo, dé una ley que pueda ser
anticonstitucional; o, por ejemplo, el Poder Judicial, que pueda dar normas que
vayan contra la Constitución, normas que sean irregulares”9.
La conclusión de todos esos debates fue la de una consideración multifacé-
tica de la Corte Suprema: (i) un tribunal de casación en la justicia ordinaria; (2)
un tribunal de casación en los casos de pena de muerte dictada por tribunales
militares; (3) un tribunal de segunda instancia en los casos en los que los proceso
comenzaran en la corte superior; (4) un tribunal de segunda instancia en los casos
de control de constitucionalidad abstracto de normas de rango inferior a la ley, y,
(5) como cualquier juez, un tribunal que podía aplicar control difuso de constitu-
cionalidad de cualquier norma en cualquier caso. Esta concepción de una Corte
Suprema multifacética es el origen de muchos de los problemas que ha tenido la
Corte Suprema en el ejercicio de sus funciones y en la delimitación de competencias
frente a un siempre hambriento Tribunal Constitucional.
Revisando las actas de los debates del Congreso Constituyente Democrá-
tico parece que la concepción de la Corte Suprema como tribunal de casación
resultaba pacífico para los constituyentes. Sin embargo, no creo que haya habido
mayor claridad acerca de que es lo que ello efectivamente significaba, pues en su
intervención en el Congreso Constituyente Democrático, el doctor César Fernán-
dez Arce, al momento de justificar la inclusión de esta disposición, señalaba: “La
casación tiene por objeto ver no el fondo, sino si el procedimiento es adecuado a
las normas legales, a las normas constitucionales”10. Por su parte, el congresista
Chirinos Soto señalaba que: “Cuando yo voy a la Corte Suprema, voy para que
la Corte Suprema decida en casación si le parece o decida el fondo. Si decide en
casación, devuelve el expediente para que se corrijan los vicios de procedimientos;
8
Intervención de la constituyente Chávez Cossio en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
9
Intervención del constituyente Fernández Arce en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
10
TORRES Y TORRES LARA, Carlos, El centro del debate constitucional en 1993. Fondo Editorial del
Congreso del Perú: Lima, 2000, tomo II, pp. 456.
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Intervención del constituyente Chirinos Soto el 12 de agosto de 1993. En: http://www4.congreso.
gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
12
Intervención del constituyente Fernández Arce en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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Intervención del constituyente Fernández Arce en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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Intervención del constituyente Fernández Arce en la sesión del 12 de agosto de 1993. En: http://
www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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Intervención del constituyente Velásquez González en la sesión del 12 de agosto de 1993. En:
http://www4.congreso.gob.pe/dgp/constitucion/constitucion1993.htm
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“Artículo 400.- Cuando una de las Salas lo solicite, en atención a la naturaleza de la decisión a
tomar en un caso concreto, se reunirán los vocales en Sala Plena para discutirlo y resolverlo.
La decisión que se tome en mayoría absoluta de los asistentes al Pleno constituye doctrina
jurisprudencial y vincula a los órganos jurisdiccionales del Estado, hasta que sea modificada por
otro pleno casatorio.
Si los Abogados hubieran informado oralmente a la vista de la causa, serán citados para el pleno
casatorio.
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El pleno casatorio será obligatorio cuando se conozca que otra Sala está interpretando o aplicando
una norma en un sentido determinado.
El texto íntegro de todas las sentencias casatorias y las resoluciones que declaran improcedente
el recurso, se publican obligatoriamente en el diario oficial, aunque no establezcan doctrina
jurisprudencial. La publicación se hace dentro de los sesenta días de expedidas, bajo
responsabilidad”.
17
Fue el 22 de enero de 2008. Casación 1465-2007.
18
El segundo pleno casatorio fue el 23 de octubre de 2008 (Cas. 2229-2008-Lambayeque); el
tercero el 18 de marzo de 2011 (Cas. 4664-2010-Puno); el cuarto el 13 de agosto de 2012 (Cas.
2195-2011-Ucayali); el quinto el 3 de enero de 2013 (Cas. 3189-2012- Lima Norte) y el sexto el 13
de enero de 2013 (Cas. 2402-2013-Lambayeque).
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Artículo VII.- Precedente.- Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad
de cosa juzgada constituyen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando
el extremo de su efecto normativo. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartándose del
precedente, debe expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y
las razones por las cuales se aparta del precedente.
20
En los siguientes casos: STC N.° 2496-2005-HC; STC Nº 2791-2005-AA, STC N.° 2302-2003-AA;
STC N.° 1417-2005-PA; STC Nº 349-2004-PA; STC N.° 1966-2005-HC; STC N.° 0168-2005-PC; STC
N.° 2616-2004-AC; STC N.° 3482-2005-HC; STC N.° 5854-2005-PA; STC N.° 2802-2005-PA; STC
N.° 0206-2005-PA; STC N.° 3361-2004-AA; STC N.° 4677-2004-PA; STC N.° 4227-2005-PA; STC
Nº 0030-2005-AI; STC N.° 4635-2004-PA; STC N.° 1257-2005-HC; STC N.° 2877-2005-PA; STC N.°
5189-2005-PA; STC N.° 3075-2006-PA; STC N.° 3362-2004-PA; STC N.° 1333-2006-PA; STC N.°
9381-2006-PA; STC N.° 7281-2006-PA; STC N.° 4853-2004-PA; STC Nº 6612-2005-AA; STC Nº
10087-2005-AA; STC N.° 0061-2008-PA; STC Nº 5430-2006-PA; STC Nº 4762-2007-AA; STC Nº
2513-2007-PA; STC Nº 04650-2007-AA.
el amparo contra resoluciones judiciales debilita el rol de la Corte Suprema en el Perú 199
vinculantes no es para nada un mérito, sino una muestra por un afanado prota-
gonismo en detrimento muchas veces de las competencias constitucionalmente
atribuidas a la Corte Suprema. No es por ello gratuito que de esos 43 precedentes
vinculantes, diez hayan sido dictados en procesos constitucionales contra resolu-
ciones judiciales21. Entre ellos, hemos tenido procesos de hábeas corpus, amparo
e incluso procesos competenciales.
En los demás casos, la intervención del Tribunal Constitucional se ha dado
para llenar vacíos sobre interpretación de normas que bien pudo resolver la Corte
Suprema, a través del recurso de casación.
Fuera de la pequeña estadística hecha en los párrafos precedentes quedan
los miles de procesos de amparo contra resoluciones judiciales en los que el Tri-
bunal Constitucional, a través de sus Salas, le dice al Poder Judicial en general y
a la Corte Suprema en particular, de qué modo ha violado el derecho al debido
proceso o a la tutela jurisdiccional efectiva, en sus más diversas manifestaciones.
Muchas veces esa ha sido solo la excusa para decirle también cómo interpretar
una específica norma legal.
De este modo, a través de los precedentes vinculantes el Tribunal Constitucio-
nal ha venido a sustituir el rol que le corresponde a la Corte Suprema al unificar
la jurisprudencia. Ese rol, con varios excesos, ha venido siendo cumplido por el
Tribunal Constitucional. La Corte Suprema no ha sabido reaccionar a tiempo ni
con la velocidad necesaria. Pero esta, claro está, no es una competencia, no es
quien llega primero, sino a quien le corresponde llegar. Un sistema constitucional
es uno en el que cada órgano cumple las competencias asignadas respetando los
principios constitucionales y los derechos fundamentales. La Corte Suprema no
lo ha venido haciendo, y el régimen del amparo contra resoluciones judiciales ha
venido debilitando el rol que la Corte Suprema a través de la casación ha debido
cumplir.
En efecto, el sistema constitucional peruano que concibe a una Corte Suprema
como una Corte de Casación implica que la Constitución le reserva a ella el rol de
establecer el modo como debe interpretarse el ordenamiento jurídico en general,
a través de fallos que vayan poco a poco orientando el modo de resolver los di-
versos problemas de interpretación o aplicación de las normas, en función de las
exigencias del caso concreto, de los nuevos retos que la sociedad le va exigiendo
al ordenamiento. Pero esa solución es compleja e integral, pues el sentido de las
normas no debe ser dado concibiéndolas como productos legislativos aislados,
sino como integrantes de un sistema jurídico, que tiene en su vértice a la Consti-
tución. No hay interpretación posible del ordenamiento jurídico que prescinda de
los principios constitucionales. Por ello, el sentido que la Corte Suprema le debe
dar al ordenamiento a través de sus fallos en casación, no debe ser la solución que
STC 3771-2004-HC; STC 1150-2004-AA; STC N.° 2496-2005-HC; STC N.° 1257-2005-HC; STC N.°
21
2877-2005-PA; STC N.° 4853-2004-PA; STC N.° 0061-2008-PA; STC Nº 04650-2007-AA; STC 001-
2010-CC; STC 987-2014-PA.
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de manera aislada tiene esa norma, sino el sentido que el sistema constitucional
le reclama.
Esa división entonces que a la Corte Suprema le corresponde el control de
la legalidad y al Tribunal Constitucional el de la constitucionalidad que se extrae
de los debates constituyentes, es una artificiosa división que no hace sino inva-
lidar la vigencia que la Constitución debe tener para resolver cualquier tipo de
controversias. La interpretación y análisis de la Constitución no son exclusivas
del Tribunal Constitucional. La Constitución no solo rige para el Tribunal Cons-
titucional, sino para todos.
Un Estado regido bajo el paradigma del Estado constitucional supone que
todos se rigen por la Constitución, todos, incluyendo la Corte Suprema. Es por
ello, que no puede ser comprendido su rol constitucional que debe ser cumplido
a través del recurso de casación, sino es entendiendo que la uniformidad de la
jurisprudencia y la determinación de la correcta interpretación del Derecho deben
ser ejercidas interpretándolo conforme a la Constitución. Ese rol integral se debe
cumplir en cada uno de los procesos judiciales.
Eso no se ha cumplido. Por el contrario, la discusión de constitucionalidad
ha venido siendo reservada al proceso de amparo. Un proceso de amparo que en
ningún caso es conocido por la Corte Suprema. En el régimen procesal peruano
el amparo, medio de discusión de la constitucionalidad de las cosas por excelen-
cia (inclusive de las resoluciones judiciales) no llega a conocimiento de la Corte
Suprema: comienza en el juez especializado, va en apelación a la corte superior y
a través del recurso de agravio llega al Tribunal Constitucional. La Suprema no
tiene voz en el amparo. Pero no solo eso, sino que su voz en los demás procesos
es apagada con el amparo contra resoluciones judiciales.
Recordemos que el Tribunal Constitucional ha ido variando su criterio para
determinar la competencia del amparo contra resoluciones judiciales. De no admi-
tirlo, bajo la vigencia de la Constitución de 1979, a admitirlo restrictivamente (es
decir, solo en casos de afectación al debido proceso o la tutela jurisdiccional efectiva)
hasta admitirlo abiertamente (señalando que procede por afectación de cualquier
derecho constitucional). En estas variaciones ha ido y venido, encontrándonos
hoy en el periodo de una interpretación que yo llamaría de control “restrictivo
flexible”, pues a través del control de la motivación se mete a la interpretación del
resto del ordenamiento jurídico.
Resulta que el control de las decisiones de la Corte Suprema en casación es
sometida al control del juez especializado nuevamente, en apelación va a la corte
superior, y al Tribunal Constitucional llega en última instancia. ¿De qué sirvió la
casación? Lo que finalmente importa es que los ciudadanos saben que luego que
la Corte Suprema resolvió un caso, aun queda la posibilidad de revisar el asunto
en el proceso de amparo contra resoluciones judiciales, cuya competencia es del
juez especializado. Increíble. El Juez especializado controla la constitucionalidad
de las decisiones de la Corte Suprema expedidas en casación. ¿Qué sistema casa-
torio va a funcionar con un incongruente sistema como el que tenemos? Lo que
el amparo contra resoluciones judiciales debilita el rol de la Corte Suprema en el Perú 201