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Skidmore Batimix

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52 Historia contemporánea de América Latina

no, así como artículos primarios como guano y nitratos fertilizantes, lana y
metales industriales.Fueron las décadasen las que los vínculos económicos
-comercio, inversión, financiación, transferenciade tecnología,migración-
se profundizaron entre Europa y México, Argentina, Perú, Chile, Brasil y
Cuüa (aunque seguíasiendo una colonia española).En 1880estaba ptepara-
do el escenariopara una expansióneconórnicaaún mayor.
Ir{o obstante,tramejora económicainiciada en 1850tuvo varias limitacio-
nes importantes. En primer lugar, dio como resultado un escasocrecimiento
de la industria interna. La crecientedemandalatinoamericanade herramien-
tas metá|icas,maquinaria pequeña,instrumentos,equipo de construcción,ar-
mas y artículos industriales ligeros similares, era satisfechaprincipalmente
por Europa y no por tiendas o fábricas del país.Esta tendencia no resultaba
sorprendénte.Los productos británicos,franceseso estadounidenseseran de
mejot calidad que los de fabricación interna, aunque esaventaja se habría re-
ducido si los productores nacionaleshubieran tenido tiempo y mercado sufi-
cientes para mejorar la suya. Pero se habría requerido la protección guber-
namental ya fuera mediante una elevación de los aranceleso la prohibición
directa de importaciones.Ningún gobierno latinoamericano estaba prepara-
do o podía dar semejantepaso en esasdécadas'
Las razoneseran varias. En primer lugar, los productos importados eran
superiores,por lo que eran preferidos por los consumidoreslocales; en se-
gundo lugar, la mayoría de los gobiernosvivían de los ingresospor aranceles
que un proteccionismo duro habría eliminado; en tercer lugar, los grupos
económicos poderosos,como los latifundistas y los ganaderos,se hallaban
fuertemente comprometidos con el libre comercio,que sus clientes europeos
elogiaban como la única vía cierta de prosperidad; por último, los comef-
ciantes latinoamericanos,que se hallaban ubicados estratégicamenteen las
ciudadesmás grandes,tenían interesesobvios en combatir el proteccionismo,
todavía más si se trataba de un comerciante extranjero (usualmentebritáni-
co o francés),como era habitual a mediadosde ese siglo. No resulta sor-
prendente que los que abogabanpor el proteccionismoo la industria fomen-
tada por el Estado pudieran avafizartan poco.
Úna segundalimitación a la expansióneconómicaentre 1850y 1880fue
eLrefonamiento de la estructura socioeconómicaaltamente estratificada,he-
redada del periodo de la independencia:una pequeña elite en la parte supe-
rior, un grupo <medio>ralgo más amplio y el restante 90 por 100 más o me-
nos en la parte inferior. La concentracióncontinuada en la agroganaderíay
la minería significó que la mayoría de los trabajadores siguiera bajo las con-
diciones laboralesy salariosque nunca les permitirían convertirse en los con-
sumidores que una economía <desarrollada>produce y necesitaa la vez.
A América Latina se la seguíaempujando a la economíainternacional de
un modo que limitaría drásticamentesu desarrollo económico.La naturaleza
de esevínculo económicoha continuado preocupando a los latinoamericanos
durante el último siglo y será tema recurrente del resto de este libro.
2

La ftansformaciónde la América Latina


contemporáne a (décadade 1880-décadade L990)

méricaLatina ha pasadopor una serie de cambioseconómicos,sociales


y políticos de largo alcance desde finales del siglo xx. Las econornías
nacionalesse han integrado en el sistemaglobal centrado en Europa y Esta-
dos Unidos, han cambiadolos agrupamientosy las relacionessociales,las ciu-
dades han florecido, y la política ha sido testigo de reformas y trastornos,y a
vecesde estancamiento.Estas variacioneshan llevado a una gran diversidad
de experienciasnacionales,por lo que tras este capítulo presentamos ocho
casos prácticos: Argentina, Chile, Brasil, Perú, México, Cuba, el Caribe y
Centroamérica.Como veremos,estospaísesilustran la complejidad de la his-
toria contemporánealatinoamericana.
No obstante, como ha habido importantes semejanzasy diferencias,el
propósito de este capítulo es ofrecer un esbozode los modelos y procesosdel
cambio. No refleja la historia de un solo país, sino que presenta un cuadro
compuestoque puede proporcionar una basepara entender el contexto en el
que se desarrolló cada uno de ellos.Támbién nos permitirá compararlosy ob-
tener generallzacionesacercade las fuerzas históricas que se dieron en todo
el continente.
Si queremos comprender la América Latina contemporánea, debe si-
tuársela en el contexto de la expansión económica global, comenzando con
la conquista del siglo xvI. Dentro de este sistema,ha ocupado una posición
esencialmentesubordinada o <dependiente>> y ha seguido unos caminos eco-
nómicos moldeadosen gran medida por las potenciasindustrialeseuropeasy
estadounidense.Estos desarrollos económicoshan originado transformacio-
nes en el orden social y la estructura de clase,que, a su vez, han afectado
de forma crucial los cambiospolíticos. Por ello, comenzamoscon un conjun-
to de relaciones causalessimplificadas: los cambios económicos producen
cambios socialesque proporcionan el contexto para el cambio político.1

1. Por esta razón,cadauno de los casosde estudiopresentadosen los capítulossiguientes


contienen una seccióngeneral sobre <<elcrecimiento económicoy el cambio social>.con Ia ex-
cepción de México, donde la revolución de 1910ejerció un impaóto político tan fuerte sobre la
historia del paíg que nos obligó a utilizar un formato diferente.
54 Hístoria contemparáneade América Latina

Fase1' Inicio del crecimientobasado


en la exportación-importación(1880-1900)

precipitó el cambio en las eco-


La Revolución Industrial europea fue lo que
en el primer capí-
nomías decimonónicaslatinoamericanas.Como se mostró
la economíamun-
tulo, América Latina había visto reducirsesusvínculoscon
terratenientes
dial tras lograr |a independenciade Portugal y España' Sus
en vez
convirtieron susposesionesen entidadesautónomasy autosuficienteü
minería se ha-
de producir bienéspara los mercadosinternos o exteriores.La
por las
bía detenido, en parte como resultado de la destrucción ocasionada
mayor
guerras independLntistas.La manufactura era modesta y estabaen Su
iutt" *uio, de artesanosdueños de pequeñosestablecimientos.
Sin embargo, a finales del siglo xIX la industrialuación europea empezó
"r
a ocasiona, *ná fuerte demanda de productos alimenticiosy materias primas'
y
Los trabajadoresinglesesy europeos,que ahora vivían en las ciudades tra-
bajaban fábri.us, n.".ritaban comprar los alimentos que ya no cultivaban,
y iot dirigentes de la industria, ávidos por extender su producción y opera-
"n
Lioo.r, buscaban materia prima, en particular minerales. Ambos, incentivos
llevaron a los gobiernose inversoreseuropeosa buscarfuera, en Africa, Asia
y, ^ supuesto,América Latina.
- por
Comb resultado,los principalespaíseslatinoamericanospasaron por una
sorprendentetransformaiión afinales del siglo xIX, especialmentedesde1880.
Argentina, con SuSvastasy fértiles pampas,se convirtió en un importante pro-
ductor de bienesagrícolasy ganaderos:lana, trigo y sobre todo carne.Chile re-
sucitó la produccion ¿e cobre,industria que había caído en decadenciatras los
años de ia independencia.Brasil se hizo famoso por su producción de café.
Cuba cultivó café, además de azítcary tabaco. México empezó a exportar
una serie de materias primas, desde el henequén (fibra utilizada para hacer
cuerda) y el azicar, hásta minerales industriales,en particular cobre y zínc-
Centroamérica exportó café y piátanos,mientras que de Perú salieron azitcar
y plata.
El desarrollo de estasexportacionesfue acompañadode la importación
de productos manufacturados,casi siernprede Europa. América Latina com-
prubu textiles, maquinaria, bienes de lujo y otros artículos acabadosen una
lantidad relativamente grande,con lo que se dio un intercambio, aunque los
precios de las exportacioneslatinoamericanaseran mucho más inestablesque
los de las euroPeas.
A medida qu" progresabael desarrollo,la inversión de las nacionesindus-
triales, .sp".iai de-Inglaterra, fluyó hacia América Latina. Entre 1870 y
Lg13,el"o
valoide las inversionesbritánicasaumentó de 85 millones de libras es-
terlinas a757 millones, una multiplicación casi por nueve en cuatro décadas'
Hacia lgl3,los inversoresbritánicosposeíanaproximadamentedos tercios del
total de la inversión extranjera.Una de susmás firmes inversionesera la cons-
trucción de ferrocarriles,en especialen Argentina, México, Perú y Brasil. Los
La transformacíónde América Latina 55

inversoresbritánicos,francesesy estadounidenses también pusieron capital en


empresasmineras,sobre todo en México, Chile y Perú, lo que significó que los
latinoamericanosno hubieran de invertir allí, pero también que el control de
los sectoresclave de suseconomíaspasaraa manos extranjeras.
De este modo, a finales del siglo xIX, se había establecidouna forma de
crecimiento económico basadoen la <<exportación-importación> que estimu-
ló el desarrollo de los sectoresde materias primas de las economíaslatino-
americanas.El impulso y el capital provinieron en su mayoría del exterior.
Con la adopción de esta alternativa, América Latina tomó un camino co-
mercial de crecimientoeconómico<dependiente>> de las decisionesy la pros-
peridad de otras partes del mundo.
La rápida expansiónde sus economíasde exportación fue acompañadae
incluso precedida por la victoria de una justificación intelectual para su inte-
gración en la economíamundial. Esta justificación fue el liberalismo, la fe en
el progresoy la creenciaen que llegaríaa la economíasólo mediante el jue-
go libre de las fuerzas comercialesy a la política mediante un gobierno limi-
tado que maximizara la libertad individual. El liberalismo latinoamericano,al
igual que la mayoría de sus ideologías,fue algo importado. Sus fuentes prin-
cipalesfueron Francia e Inglaterra. Sin embargo,a diferencia de estospaíses,
América Latina no había pasadopor una industrializaciónsignificativa a me-
diados del siglo xtx. Por ello, carecíade la estructura social que había madu-
rado el liberalismo en Europa, hecho que sin duda iba a hacer algo diferen-
te al liberalismo latinoamericano.
En la segundamitad del siglo xvIII, la América españolay'Brasil pasa-
ron por un experimento abortado de capitalismo estatal.Los trastornos cau-
sadospor las gueffas revolucionariasfrancesashabían quebrado el monopo-
lio comercial español en América. La Habana había sido capturada por los
inglesesy sus puertos, abiertos de par en par. El asombrosoaumento del co-
mercio impresionóa todos los observadores. La lógica era ineludible:puesto
que el contrabando se había convertido en un alto porcentaje del comercio
total en toda la América españolay portuguesa,¿por qué no legalizarel co-
mercio libre y obtener impuestosdel incremento en un comercio controlado
por el gobierno?
Los apologistas del liberalismo económico citaban sin cortapisas a los
teóricos europeos que justificaban el comercio libre y la división internacio-
nal del trabajo como algo <natural> y, sin duda, óptimo. Toda desviación de
sus dictados sería una locura: reducir el comercio y con ello los ingresos.Es
importante considerarque la mayoría de los críticos que atacabanlas institu-
cionespolítícas de los gobiernos monárquicos (que consideraban<<nolibera-
les>) no discrepaban de la ideología del liberalismo económico. En Brasil,
por ejemplo, TavaresBastos acusóal gobierno de extinguir la vida política lo-
cal, pero ensalzó las virtudes del libre comercio y repitió fielmente las doc-
trinas europeas del laissez-faire.
Se podría decir que durante la última parte del siglo xx el liberalismo
económico permaneció firme en América Latina. Los intentos por implantar
56 Historia contemporáneade América Latína

arancelesproteccionistasfueron rechazadospor los políticos, que sostenían


no encontrarseen condiciones,ya fuera por sus recursoso por su capacidad
de hacer tratos, de violar los principios del libre comercio.
Los debatesclave acercade la política económicase restringían en gran
medida a las elites, definidas aquí como ese pequeño estrato (menos del 5
por L00 de la población) con poder y riqueza para controlar las decisiones
políticas y económicasde ámbito local, regional y nacional.
El compromiso de éstascon el liberalismo se veía reforzado por su pro-
funda preocupación acerca de la supuestainferioridad racial de sus pobla-
ciones natívas.De modo implícito aceptabanlas teorías racistasal propugnar
constantementefuertes inmigracioneseuropeas como solución a iu falta de
mano de obra cualificada. Preferían inmigrantes del norte de Europa (aun-
que en realidad la gran mayoría vino de Portugal, España e Italia) con
la
esperanzade que los hábitos de la confianzaen uno mismo y la capacidad
emprendedora-sellos distintivos del ideal liberal- se reforzaranen
su con-
tinente.
Añadido a las dudas racistas,había un seBtimiento generalizado
de su
propia inferioridad. Hasta la primera guerra mundial, las
elites latinoameri-
canas se solían describir como poco más que imitadoras de
la cultura euro-
pea' Muchos dudaban de que sus paísespudieran siquiera
lograi una civili-
zación característica.En los paísestropicáles,las preócupacio-nes
acerca del
determinismo racial se reforzaban con dudas sobré su clima,
del que los teó-
ricos europeos decían constantementeque nunca sustentaría
una civilización
superior' Así pues, el determinismo medioambiental reforzaba
el racial y su
combinación parecía descalificara las tierras tropicales
como escenarioen el
que pudiera realízarseel sueño liberal.
Dentro de América Latina, el rápido crecimiento de las
economíasde ex-
portación llevó a transformaciones-sociales sutiles pero importantes. La pri-
ler1de todas y la más valiososa fue la modernización de la elite de clase
alta' Debido a estosnuevos incentivos económicos,los latifundistas
y propie-
tarios dejaron de contentarsecon realizar operacionesde
subsistenciaen sus
haciendas;en su y maximizaron ios beneficios,
lo cual condujo allugar,.buscaron'oirortunidud"r
surgimiento de un espíritu que marcó un cam_
bio significativo en la_aparienciay condluctade "*pr"rurial
lás grupos de elite. Los gana-
deros de Argentina, los cultivadores de café de ñ.uiil,
los plantadores de
azitcarde Cuba y México, todos buscabaneficiencia y éxito
cómercial. ya no
eran una elite semifeudalque vivía parcialmente encerrada,
sino que se con-
virtieron en empresariosdecididos.
Surgieron nuevos grupos profesionaleso de <<servicios> para desempeñar
funciones económicasadicionales.Particularmente importánte
fue el creci-
miento y cambio habido en el sector comercial.Los corierciantes
cumplieron
una función esencialen esta transformación,al igual que
en la etapa cólonial,
pero ahora muchos e¡an extranjeros y vincularoi 1",
economíaslatinoameri-
canas con los mercados ultramarinos, en particular con
Europa. También se
contempló una evolución entre ros profeiionales, abogadosy
demás repre-
La transformaciónde América Latina 57

sentantesde los grupos extranjeros y nacionalesen sus transaccionescomer-


ciales. Los abogadossiempre habían sido importantes, pero durante la fase
de exportación-importación asumieron nuevas funciones cruciales al ayudar
a determinar el marco institucional de la nueva era.
Estas transformaciones económicas y sociales también condujeron al
cambio político. AI poner tanto en juego, las elites latinoamericanas-en es-
pecial los terratenientes- comenzarona interesarsepor la polÍtica nacional.
Ya no se contentaban con permaneceren sus haciendasfeudalesy comerLza-
ron a perseguir el poder político. La era del caudillo tradicional estaba lle-
gando a su fin.
Su búsquedade autoridad política a finales del siglo xIx tomó dos formas
básicas.En una versión, los terratenientesy otras elites económicastomaron
el control del gobierno de forma directa, como en Argentina y Chile. Querían
construir regímenesfuertesy selectivos,por lo habitual con apoyo militar, y so-
lían proclamar su legitimidad mediante la adhesióna unas constitucionesque
se parecíanmucho a los modelos europeosy estadounidense.En Argentina y
Chile hubo una tenue competenciaentre partidos que tendían, al menos en
esta fase inicial, a representarfaccionesrivales de la aristocracia.Pero había
mucho acuerdo acercade los temaspolíticos básicosy escasaoposición seria a
la cordura de perseguirel crecimiento económicomediante la exportación.La
rivalidad era restringida y la votación solía ser una farsa. Se podría pensar en
tales regímenescomo expresionesde la <democraciaoligárquico.
Un segundo modelo conllevaba la imposición de dictadores fuertes, a
menudo con cargosmilitares,para asegurarla ley y el orden; de nuevo, en be-
neficio último de las elites terratenientes.Porfirio Díaz en México, que tomó
el poder en 1876,es el ejemplo más notable,pero el modelo también apare-
ció en Venezuela,Perú y otros países.En contrastecon la democraciaoiigár-
quica, donde las elites ejercían el poder político directo, aquí se trataba de la
aplicación indirecta de su autoridad mediante dictadores que no solían pro-
venir de los estratosmás altos de la sociedad.
En cualquier caso,1oimportante era la estabilidad y el control social. Se
suprimieron los grupos disidentesy se contuvo la lucha por el poder dentro
de círculos restringidos.Sin duda, una de las metas básicasde estos regíme-
nes era centralizar el poder, si era necesarioquitándoselo a los caudillos re-
gionales,y crear estados-naciónpoderososy dominantes.No era fácil lograr-
lo debido a la fragmentaciónresidual de la sociedady a su misma estructura,
pero se hicieron progresos en los países más grandes. En Argentina, por
ejemplo, triunfó el centralismo con el establecimientode la ciudad de Bue-
nos Aires como distrito federal en 1880 (al igual que Washington D.C. está
bajo la jurisdicción directa del gobierno federal en Estados Unidos). En Mé-
xico, la política efectiva y a menudo despiadada de Porfiri o Díaz llevó al
aumento del poder nacional a expensasde las plazasfuertes localesy, en Bra-
sil, el gobierno imperial de Dom Pedro II avanzóde forma significativa ha-
cia el establecimiento de un estado-naciónefectivo (pero también provocó
un retroceso regional que contribuyó al derrocamiento del imperio en 1889).
de AméricaLatína
58 Historia contemporánea

La intenciónde los centralistasera promoverun mayor desarrolloeco-


nómicomedianteel crecimientode laslíneasde exportación-importación. La
estabilidadpolíticase consideraba algoesencialpara atraerla inversiónex-
tranjeraqué,u su vez,estimularíael crecimientoeconómico.Y cuandollega-
ba lá inversión,ayudabaa fortalecerlas fuerzasde la ley y el orden.Los fe-
rrocarrilesson un ejemplo:los inversoresextranjerosse resistiríana colocar
susfondosen un paísamenazado por el desordenpolítico;pero una vez que
se construíanlos ferrocarriles,como en el casode México,se convertíanen
instrumentosimportantespara consolidarla autoridadcentral,ya que podían
usarse(y lo fueron) para despachartropasfederalesa sofocarlevantamien-
tos en casicualquierparte de la nación.

Fase2. Expansióndel crecimientobasado


(1900-1930)
en la exportación-importación
Et éxito de esta política se hizo evidente a finales del siglo XIX y comienzos
del xx, cuando las economíaslatinoamericanasorientadas a la exportación
iniciaron periodos de prosperidad notable. Argentina se volvió tan rica por
su economía basadaen la carne y el trigo, que la figura del playboy argen-
tino se convirtió en un distintivo de la sociedadde moda europea: un joven
latino gastador qüe perseguíacon gallardía la elegancia.En México, apare-
cieron y se extendieron las plantacionesque producían henequén en Yucatán
y azírcaren las zonas centrales,en especialal sur de la capital; la minería era
también rentable y la naciente industria petrolera comenzabaa convertirse
en una actividad significativa.Seguíancreciendo las exportacionesde cobre
procedente de Chile, que también cultivaba algunas frutas y trigo para los
mercados internacionales.Las mejoras tecnológicasllevaron al aumento de
la producción azucarera en el Caribe, especialmenteen Cuba, cuando los
propietarios estadounidensesaceleraronsus inversionesen trapiches de azú-
car modernos. Brasil vivía de las exportacionesde café y caucho natural. La
United Fruit Company extendió sus inmensasplantaciones de plátanos en
Centroamérica.En todos estospaíses,la economía monetaria se había vuel-
to más sensiblea las tendenciasde la economíamundial, donde las exporta-
ciones conseguíandivisaspara comprar a duras penas las importaciones ne-
cesarias.Todo impacto importante en la economía mundial producía efectos
rápidos y espectacularesen los sectoresmercantilizados.Aunque la indus-
trialización seguía siendo incipiente, ya había fábricas en sectores como el
textil, artículos de cuero, bebidas,procesamiento de alimentos y materiales
de construcción.Los sectoresde serviciosmás dinámicos eran el transporte,
la burocracia estatal,el comercio y las finanzas.
La consolidación del modelo de crecimiento por importación-exporta-
ción impulsó dos cambios fundamentalesen la estructura social. Uno fue la
aparición y el aumento de los estratossocialesmedios. Por la ocupación de-
sempeñada,a ellos pertenecíanprofesionales,comerciantes,tenderos y em-
La transformación de América Latina 59

presarios pequeños que se beneficiaban de la economía de exportación-im-


portación, pero que no se encontrabanentte los estratossuperioresen cuan-
to a propiedades o liderazgo.Los portavocesdel sector medio solían hallar-
se en las ciudades,tenían una educaciónbastantebuena y buscabanun lugar
reconocidoen su sociedad.
El segundo cambio importante tuvo que ver con la clase trabajadora.
Para sustentarla expansiónde las economíasde exportación, las elites trata-
ron de importar fuerza de trabajo externa (como señaló una vez el argentino
Juan Bautista Alberdi, .,gobernares poblar"). Como resultado, en la década
de L880,Argentina comenzó una política dinámica para alentar la inmigra-
ción desde Europa: la marea de llegadasdurante las tres décadassiguientes
fue tan grande que, incluso descontandolos retornos, ha sido denominada
por uno de los historiado¡es del país la <era aluvial>>.Brasil también reclutó
inmigrantes,principalmente para trabajar en los cafetalesde Sáo Paulo. Los
recibidos por Perú y Chile fueron numerosos,pero muchos menos en térmi-
nos absblutos y relativos que los de Argentina. Cuba siguió siendo un caso
especial,ya que la importación de esclavosnegros africanos había determi-
nado hacía mucho la composición de su clase trabajadora (esto es igual en
ciertas partes de Brasil, en particular en el noreste,donde las plantacionesde
azítcarprosperaron con el trabajo esclavo).México presenta una excepción
interesante a este modelo. Fue el único entre los paÍsesmayores que no bus-
có una inmigración externa considerable.Hay una razón obvia para ello: el
paÍs continuaba teniendo una gran población campesinaindia, por lo que re-
sultaba innecesarioimportar fuerza laboral.
La aparición de las clasestrabajadorasincipientes llevó a la aparición de
nuevasorganizaciones,con importantes implicacionespara el futuro. Los tra-
bajadores solían establecersociedadesde ayuda mutua y, en algunos países,
emergieron los sindicatos.La naturaleza de la economía latinoamericana es-
tableció el contexto del activismo obrero. En primer lugar, como las expor-
taciones eran cruciales,los trabajadoresde la infraestructura que las hacían
posibles ;en especiallos ferrocarriles y muelles- tenían una posición vital.
Toda parada laboral suponía una amenazainmediata para la viabilidad eco-
nómica del país y, de ese modo, para su capacidadde importar. En segundo
lugar, el estado relativamente primitivo de la industrialización signific-óque
la mayoría de los trabajadores estuvieran empleadosen firmas muy peque-
ñas,habitualmente de menos de 25 empleados.Sólo unas cuantasindustrias,
como las textiles,se adecuabana la imagen moderna de enormesfábricascon
técnicas de producción masivas.Los sindicatosen cuestión se solían organi-
zar por oficios y no por industrias.La excepcióneran los trabajadoresde los
ferrocarriles, las minas y los muelles,que no por coincidenciase hallaban en-
tre los militantes más activos.
De L91'4a 1'927se contempló el surgimiento de la movilización obrera.
Fue el punto más alto de la influencia anarquista,anarcosindicalistay sindi-
calista,cuando las capitalesde toda nación importante de América Latina se
vieron torpedeadaspor huelgas generales.De repente, pareció que esta re-
60 Historia contemporóneade América Latina

gión se unía a las confrontacionesde claseque estremecíana Alemania y Ru-


sia, así como a Estadostlnidos y gran parte del resto de Europa. En estos
momentos críticos -protestas masivas,huelgasgenerales,intensificación de
lazos entre sindicalizadosy no sindicalizados-, se puede ver con claridad la
nattraleza de la clasetrabajadora, su organizacióny el modo en que las eli-
tes dominantes deciden responder.
Lo que necesitaremos compaÍar,a medidaque se desarrollenlos estudios
por países,son las similitudes y las diferenciasde los modelos de interacción
entre patronos, trabajadoresy políticos,junto con terratenientes,profesiona-
les y militares. Aunque existensemejanzasen las movilizacioneslaborales ur-
banasdurante la décadaposterior ala granprotesta que comenzó conel fin de
la primera guerra mundial, hubo sorprendentesdiferenciasen las respuestas
de la elite. En particular, veremosque el marco legal de las relacioneslabora-
les recibió mucha más atención en chile que en Argentina y Brasil.
Otro cambió importante durante el periodo de 1900 a 1.930afectó al
equilibrio entre los sectoresrural y urbano de la sociedad.Se combinaron la
importación del trabaio y la migración campesina para producir el creci-
miento a gran escala de las ciudades.En 1900 Buenos Aires se había esta-
blecido como <el París de Suramérica>y era una ciudad grande y cosmopo-
lita con unos 750.000habitantes.En total, casi un .,rutlo de lá población
argentina vivía en las ciudadescon más de 20.000habitantesal terminar el si-
glo; lo mismo ocurría en Cuba. Cerca del 20 por 100 de la población chilena
residía en asentamientossimilares,mientras que las cifras .órr.rporrdientes a
Brasil y México (el último con una poblacién indígena sustan¿ial)bajaban
al 10 por 100. En Centroamérica las cifras también se hallaban pát debajo
del 10 por 100 y en Perú caía al6 por 100. El hecho generalizadáes q,re ia
expansión de las economíasde exportación-importaciénocasionó la urbani-
zación de la sociedadlatinoamericana.
Sin embargo, debido al origen nacional o étnico, las clasestrabaiadoras
no consiguieron mucho poder político a comienzos del siglo xx. Los inmi-
grantes de Argentina y Brasil no tenían derecho a votar si no habían conse-
guido la naturalización,por lo que los políticos podían permitirse no tenerlos
en cuenta. En Mexico, los trabajadoresde origen campésinotenían pocaspo-
sibilidades de influir en la dictadura de porfirio Díaz. y en cubá, por su-
puesto, la historia de la esclavitudhabía dejado su doloroso legado.
Esto significó, dl menos a breve plazo, que las elites latinoamericanas,
mientras promovían la expansiónorientada a la exportación, pudieran con-
tar con una fuerza laboral que respondíasin que existiera una ám"n*uefec-
tiva de participación política (aunque las huélgas habían resultado preocu-
pantes). Desde entonceshasta los años veinte o treinta a algunos les pareció
contar con lo mejor de ambos mundos.
X como resultado, las elites de varios paísespermitieron una reforma
política que posibilitó a los miembros y representantesde los sectoresme*
dios acercarse al poder. La idea era conseguir la lealtad de los sectores
medios para fortalecer de este modo la estructura de control y poder de la
La transJbrmaciónde América Latina 61

elite. Por consiguiente,el inicio del siglo xx fue un periodo de reforma polí-
tica en algunosde los paísesmayores:en Argentina, una ley electoral de 1912
abrió el sufragio a grandessectoresde población y permitió al partido de la
clase media, el denominado Partido Radical, conseguir la presidenciaen
1976.En Chile, los cambioscomenzaronen realidad a partir de 1890y supu-
sieron la imposición del gobierno parlamentario sobre el sistema presiden-
cialista anterior. En Brasil, la caída de la monarquía en 1889inauguró un pe-
riodo de política electoral limitada. Cuba, tras conseguirla independenciade
España en 1898(y. como muchosdirían, cederladespuésa EstadosUnidos),
siguió siendo un casoespecial.E inclusopara México, donde estalló una re-
volución a gran escalaen 1"910,es válida la generalización:el objetivo origi-
nal del movimiento revolucionario no era transformar la sociedadmexicana,
sino solamente conseguir el accesoal sistemapolítico de los segmentosex-
cluidos de la clasemedia.
Los movimientos reformistasprodujeron a menudo una <democraciaco-
optada>>, en la que la participaciónefeótivase extendíade la clasealta a la
media y seguía excluyendo a la más baja. Tales transformacionessolían re-
flejar los intentosde las elitessocioeconómicas gobernantespor cooptar a los
sectoresmediosen apoyo del sistema,aunquea vecestuvieron consécuencias
imprevistas,como en el caso de México, donde los acontecimientostrascen-
dieron hasta ocasionaruna revolución completa.Los objetivos de la mayoría
fueron limitados.
Un efecto colateral significativo fue la creación de un cuadro de políticos
profesionales en varios países.Los partidos políticos crearon carreras para
los hombres (las mujeres latinoamericanasni siquiera tuvieron voto hasta
1929) que pudieran dedicar toda su vida adulta a óo.rsegrrirel poder político.
Muy a menudo solían representar los intereses de la aristociacia reinante.
pero ademásformaban un grupo social separadoe identificable. Como acto-
res prominentes de la escenapolítica civil, también se convirtieron en blan-
cos del desdény la ira del estamentomilitar.
En la mayor parte de los paíseslatinoamericanos,la fórmula reformista
funcionó bastantebien, al menospara las elites.La demandaeuropeade ma-
terias primas durante la primera guerra mundial y varios años despuéscon-
dujo a una prosperidadcontinuaday sostenida.El modelo de crecimientoba-
sado en la exportación-importación parecía ofrecer medios funcionales y
provechosospara la integración de América Latina en el sistema global del
capitalismo.Las adaptacionespolíticas parecíanasegurarla hegemóníaa lar-
go plazo de las elites nacionales.
En realidad, pronto se descubrióque el liberalismo -tanto político como
económico- tenía deficiencias.Su fracaso ilustra el fenómeno tan conocido
en toda la América Latina contemporánea:el préstamo cultural desafortu-
nado o <<alienación>, según lo han descrito los nacionalistasde tiempos re-
cientes.Al copiar las institucioneslegalesy las frasesfilosóficas del fiüeralis-
mo clásico,los latinoamericanosdescubrieronque su realidad no se prestaba
a la simple aplicación del dogma. No supieron éntender que, en su origen, el
62 Historia contemporá'neade América Latina
clase social en aIza,cuyo poder
liberalismo europeo fue la ideología de una
medios para llevarla a la práctica'
económico .*rrgáná r" propor.únó los
qu. América Latina óarecíade una clasemedia
¿Significa"rti uigo n'a,
fundamental el hecho de que había
importante? Sólo en"parte. Resuita más
sector exportador se corfespon-
,"grriao siendo unu ..ono mía agrariacuyo
sectoi de subsistencia'El li-
día, en la mayoría de los países,con un irrorr¡.
1.850,un pequeño pero creciente
beralismo tuvo fortuna sólo porque, desde
diférentes sus interesesde
sector de la ,o.i"áuJp ensó que éstá consideraba
los propios de los sectorestradicionales' -abogados, médicos, mili-
De forma específica,todos los profesionales
constituían un interés
tares de carrera, iuncionarios civilei y.o*"tciantes-
eulopeassin conseguir el
urbano. Absorbieron con rcpidezias ideas liberales
e Inglaterra' Así'
poder económico relativo á" sus semejantesen Francia
económicoselan antagó-
aunque no hubieran consideradoque sus_intereses
hallado en una posi-
nicos de los dei sector agrario traáicional, se hubieran
estar ligadas al sector
ción débil. pero u -.nod'o no fue así. Sus vidas solían
de susclientes'usuarios
agrario aunque vivieran en las ciudades.Los ingresos
A su vez'
y-patronos dependían en gran medida de la agricultura comercial'
exterior'
íulrorp"tiOad de esta agricultura dependíadel comercio
sin salida a
En este punto, el tbéralir*o .ronómico ponía en un callejón
abstractosy se
los liberaleslatinoamericanos.Como creían en sus principios.
principales acree-
daban buena cuenta de su patente debilidad frente a sus
-Estados Unidos e Inglaterfd-' no podían
Jár", y socios de intercambios
no liberales'
pensar en un camino que pasara por soluciones económicas
personas a co-rto plazo'
idemás, lo último les habría resuliado cafo en sus
duda habrían
Por ejemplo, los arancelesproteccionistaspara la industria sin
y de peor calidad'
cargado a los consumidorei urbanos con bienes más caros
de los comer-
La irotección también habría hecho peligrar los beneficios
poderoso grupo
cianies dedicadosa la exportación-importación,que elan un
jiberales fueron renuentes a apoyar laindustrializa-
de presión. esi pues,los
1o suficiente como
.iOi, que por sí sola podría haber aumentado su número
posible la realiza-
para oiorgarl"s et poder político, que quizá babría hecho
liOtr d" los ideales políticos liberales'
más' Las
El liberalismo económicoy el político se sesgabande otro modo
proteccionistasy los
ideas no liberales en economíataies como los aranceles
en la pt6c-
controles sobre las inversionesextranjerasa menudo se asociaban
con facili-
tica con ideas políticas antiliberales.Así, la conexión se estableció
significaba un go-
dad: la desviaóiónde los principios económicosliberales
bierno autoritario, por lo que se Ia tenía en poco aprecio'
por la heterodoxia
Un argumento más utiiizado contra los que abogaban
desdeIa po-
económicí(es decir,por medidasno liberales)era difícil de rebatir
industria nacio-
lítica. Ante cuatquiei propuestade apoyo gubernamentala la
resultados'de
nal, sus oponentéslanzabánla acusaóión,Jmenudo con buenos
a expensas
qué uo pÁquenogrupo de inversoresegoístasquerían beneficiarse
carecían de fondos y
áel públiico.n¿.*er,lo. e*presarios localescasisiempre
La transformaciónde Améríca Latina 63

experiencia.Comoen el restodel mundoen víasde desarrollo,seenfrentaban


a la competenciaformidablede los bienesimportadosdesdelas economías in-
dustrializadas. Sin protecciónni subsidiosteníanpocasesperanzas.
A los liberaleslatinoamericanos tambiénlos debilitabaotra razón.Setra-
taba de su incertidumbreacercade unapremisasubyacente en el liberalismo:
la fe en la racionalidady el carácteremprendedorde losindividuosdel país.En
Brasil,por ejemplo,lospolíticossehabíanpasadoañosjustificandolaisclavi-
tud sobrela basede que era un mal necesarioparasu economíatropical agra-
ria. Sólopodíanhaceresetrabajolos esclavosafricanos.Ahora el árgumento
volvíapara perseguira los liberales.El legadode la esclavituderu unu fuerza
laboral que quedabamuy lejosdel mundoracionalconcebidopor Benthamy
Mitl. El acontecimiento que transformóestaatmósferafue el áerrumbamien-
to espectacular de la economíacapitalistamundialen 1929y 1930.

Fase
3'Indusil'#X¿H##iilffimportación
La Gran Depresión tuvo en su inicio efectos catastróficossobre las econo-
mías latinoamericanas.El precipitado declive económico de Europa y Esta-
dos Unidos redujo de improviso el mercado para sus exportacionis. La
de-
manda internacional de café, azicar,.metalei y.a*" pásó por una aguda
reducción y no se pudieron hallar salidas alternativas para estos produitos.
Cayeron el precio unitario y el volumen d.eexportacióo, po. fo qü.
el valor
total durante los años 1930-1934fue un 4g por 100 más uajo que
¿. rgzs_
7929.Una vez más, los acontecimientossucedidosen el centro industrializa-
"t
do del sistemamundial tuvo efectos decisivos(y limitadores) sobre
América
Latina y otras sociedadesdel Tercer Mundo.
T'
- a depresión mundial que siguió causó una gran presión en los sistemas
políticos de los países latinoamericanos, rnuch-osde los cuales
sufrieron
golpes militares (o intentos de golpes).Más o menos en el año
siguiente a la
quiebra de la bolsa en Nueva York, los milita¡es habían buscado"el
poder o
lo habían tomado en Argentina, Brasil, chile, perú, Guatemala,
El Salvador
y Honduras. México soportaba su propia crisis constitucional y
buba sucum-
bió a un golpe militar en 1933.Se¡ía una exageraciónafi¡mar que los
efectos
económicos de la Depresión causaronestos resultadospolíticós, pero pusie-
ron en duda la viabilidad del modelo de crecimiento básado la exporta-
ción-importación, ayudaron a desacreditara las elites políticas".,
gobernantese
hicieron que las masasestuvieranmá¡ preparadas para aceptarlosregímenes
milita¡es. A partir de la década de 19i0, ót e¡erciio reafirmó ,u pupEt
tradi-
cional como fuerza principal en la política latinoamericana.
Los gobernan_tesde la región tenían dos opcionespara responder a la cri-
sis económica global. Una era forjar vínculosiomerciales aún más estrechos
con las nacionesindustrializadaspara asegurarsecompartir equitativamente
el mercado sin que importase su tamaño y desajustes.por ejemplo, Argenti-
64 Historia contemporáneade América Latina

Un dibujante estadounidenserepresentaa los militares latinoamericanoscomo una


amenazaconstantepara las institucionesdemocráticas.(Roy B. Justus,Minneapolis
Star, 1963.Reproducido con la autorizaciónde Minneapolis Star and Tiibune Com-
pany.)

na tomó esta vía ai luchar por preservar su accesoal mercado británico de


carne. En 1933 firmó el Pacto Roca-Runciman, mediante el cual retendría
cuotas aceptablesdel mercado inglés a cambio de garantizar la compra de
bienes británicos y asegurarlas gananciasde los negocios británicos en Ar-
gentina. De este modo, algunos países tataton de mantener el funciona-
miento del modelo basado en la exportación-importación,a pesar de la re-
ducción en la demanda ocasionadapor la Depresión.
Una vía alternativa, que no contradecíanecesariamentea la primera, era
embarcarseen la industrialaación Una de las metas de esta política, a me-
nudo apoyada por el ejército, sería conseguir una mayor independenciaeco-
nómica. La idea era que, al levantar su propia industria, América Latina
dependería menos de Europa y Estados Unidos en cuanto a artículos manu-
facturados. Para los militares esto significaba armas. Al producir bienes in-
dustriales, agrícolasy minerales,las economíaslatinoamericanasse integra-
rían más y se harían más autosuficientes.Y, como resultado, serían menos
vulnerables a los choquescausadospor la depresión mundial.
La transformación de América Latina 65

Un objetivo adicional era crear puestos de trabajo para las clasestraba-


jadoras que habían seguido aumentando su tamaño e importancia desde co-
mienzos del siglo xx. El proletariado latinoarnericanose concentrabacasi to-
talmente en las ciudades y seguía luchando por organizar y Sostenef
movimientos sindicales.Y en contrastecon la generaciónanterior, ahora tra-
taba de ejercerpoder como fuerza social.En algunospaísescomo Chile, los
movimientos sindicalesse vieron relativamente libres de la participación ar-
bitraria del gobierno. En otras partes,como en México y Brasil, los políticos
reconocieron el trabajo como un recurso político potencial y tomaron parte
directa en estimular (y controlar) las organizacioneslaborales. Ya se perci-
biera como aliadao amenaza,la clasetrabajadora urbana buscabaun empleo
seguro y los dirigentes latinoamericanosvieron la industrialización como un
medio de responder.
Pero la forma más razonablede desarrollo industrial no era copiar sim-
plemente los senderostrazados,por ejemplo, por la Inglaterra del siglo xrx.
En su lugar, las economíaslatinoamericanascomew,aron a producir artículos
manufacturadosque antesimportaban de Europa y Estados Unidos. De aquí
proviene el nombre para este tipo de desarrollo: <<sustituciónde importacio-
ngs>>.
Desde finales de los años treinta hasta los años sesenta,las políticas de
este tipo tuvieron un éxito relativo, al menos en los paísesgrandes.Argenti-
na, Brasil y México pusieron en marcha importantes plantas industrialesque
ayudaron a generar crecimiento económico. Hubo limitaciones e impedi-
mentos a esta forma de desarrollo (que se explican más adelante),pero el re-
sultado inmediato fue generar impulso para las economíasnacionales.
Las consecuencias socialesde la industrializaciónfueron complejas.IJnre-
sultado,por supuesto,fue la formación de una clasecapitalista empresarialo,
de forma más específica,de una burguesíaindustrial. En Chile, los miembros
de estegrupo provinieron sobre todo de las familias de la elite latifundista. En
México y Argentina comprendieron diferentes tipos sociales,por lo que re-
presentaron un reto potencial a la hegemoníade las elites gobernantestradi-
cionales.Peio permaneceinvariable el punto básico:la industrialización,aun-
que fuera de este tipo, creó un nuevo grupo de poder en la sociedadlatino-
americana.Su papel iba a ser muy debatido a medida qtre avanzabael siglo.
De una importancia particular fue el papel del Estado en la estimula-
ción del crecimiento industrial basado en la sustitución de importaciones.
En contraste con las políticas de laissez-fairede Inglaterra y Estados Uni-
dos durante el siglo xix, los gobiernos latinoamericanos promovieron de
forma activa el crecimiento industrial. Lo hicieron de va¡ios modos: eri-
giendo barreras arancelariasy elevando el precio de los bienes importados
hasta el punto en que las compañíasindustriales nacionales pudieran com-
petir con éxito en el mercado; creando demanda al favorecer a los produc-
tores locales en los contratos gubernamentales(por ejemplo, en compras
para el ejército), y, lo más importante, estableciendo empresasestatales e
invirtiendo directamente en compañíasindustriales.Mediante la protección
66 Historia contemporáneade América Latina

y la participación, el Estado proporcionó el ímpetu decisivo para el creci-


miento industrial de la región.
A medida que progresabala industria,las clasesobreras también se hi-
cieron más fuertes e importantes.Ya fueran autónomos o dirigidos por el go-
bierno, los movimientossindicalescrecieroncon rapidezy el apoyo (o con-
trol) del trabajo se convirtió en algo crucial para la continuación de la ex-
pansión industrial. Se necesitabaque los obreros proporcionarantrabajo en
condiciones que fueran rentables para sus patronos. El trabajo organizado
emergía como un importante actor en la escenalatinoamericana.
La expresiónpolítica de estoscambiossocioeconómicostomó dos for-
mas. Una fue seguir con la democraciade elección, mediante la cual los in-
dustriales y trabajadores obtenían acceso(por 1o usual limitado) al poder a
través de la contiendaelectoralo de otro tipo. Un ejemplo fue Chile, donde
los partidos políticos se reorganizaronpara representarlos interesesde nue-
vos grupos y estratos de la sociedad.Los partidos pro trabajo y pro indus-
triales entraron en el proceso electoral chileno y acabargn llevando a la ftá-
gica confrontaciónde los añossetenta.Bajo estesistema,se los cooptó en la
estructura gubernamental,y mientras duró este acuerdo, su participación
prestó un valioso apoyo al régimen.
La respuestamás común conllevó la creación de alianzas <<populistas>
multiclasistas.El surgimiento de una elite industrial y Ia vitalización de los
movimientos obreros hicieron posible una nueva alianzapro industria que
mezclaba los interesesde empresariosy trabajadores;en álgunos casos,áe-
safiando de forma directa el predominio secular de los inteieses agrícolasy
terratenientes.Cada una de estasalianzasla forjó un dirigente nacionat quó
utilizó el poder estatal para su objetivo. De este modo, como veremos más
adelante,Juan Perón construyó una coalición de clasespopulista y urbana en
Argentina durante los años cuarenta; en Brasil, Getúlio Vargas-comenzóa
hacer lo mismo a finales de los años treinta; y, en circunstanciasalgo más
complicadas,Lázaro Cárdenasse inclinó por solucionespopulistas para Mé-
xico durante este mismo periodo.
La rnayoría de los regímenespopulistas tenían dos característicasclave.
Por un lado, eran al menos semiautoritarios:solían representar coaliciones
contra algún otro conjunto de intereses(como los de los terratenientes)a los
que por definición se impedía la participación, lo que conllevaba cierto gra-
do de exclusión y represión. Por otro lado, como el tiempo demostraría, re-
presentabaninteresesde clases-trabajadores e indust¡iáles- destinadasal
conflicto. Así pues, el mantenimiento de estos regímenesdependía en gran
medida del poder personaly carismade los dirigentesindividuales (como pe-
rón en Argentina y Vargas en Brasil). También significaba que, con un diri-
gente carismático o sin é1,sería difícil sostenerlosen tiempos de adversidad
económica.
La transformaciónde América Latina 67

Fase4. Estancamientodel crecimientobasadoen la sustitución


de importaciones(décadade L960^décadade 19S0)
Los años sesentapresagiaronuna era de crisispara América Latina. La es-
trategia política que surgió de las políticas de industrialización posteriores a
1929 había comenzado a tropezar con serios problemas, tanto económicos
como políticos. En el frente económico,surgieron en parte por la misma na-
turaleza del desarrollo basado en la industrialización para sustituir a la im-
portación.
En primer lugar, la estructura de esta industrialización era incornpleta.
Para producir génerosmanufacturados,las empresaslatinoamericanastenían
que contar con bienes de producción importados (como la maquinaria) de
Europa, Estados Unidos y luego de Japón. Si no podían importarse, o eran
demasiado caros,se ponían en peligro las empresaslocales.Poco a poco los
latinoamericanosse dieron cuenta de que el crecimiento basado en este tipo
de industrialización no ponía fin a su dependenciade las nacionesindustria-
lizadas.Sólo alteraba su forma.
Esta dificultad inherente se agudizó por los términos desigualesdel in-
tercambio. Con el paso del tiempo, los precios de las principales exportacio-
nes latinoamericanas(café, trigo, cobre) en el mercado mundial sufrieron un
descensosostenido de poder adquisitivo.Es decir, por la misma cantidad de
exportaciones,los paíseslatinoamericanospodían comprar cadavez menores
cantidades de bienes de producción. Así pues, el crecimiento económico se
enfrentaba a un atolladero. Y la respuestano consistíaen aumentar el volu-
men de sus exportacionestradicionales,ya que esto solamente hacía caer el
precio.
En segundolugar, la demandainterna de productos manufacturadosera
limitada. Las industrias tropezabancontra la falta de compradores,al menos
a los precios y condicionesde crédito que ofrecían. Los brasileños sólo po-
dían comprar unos cuantosfrigoríficos (debido en particular a la distribución
del ingreso tan desigual,que hacía que las masaspopulares ni siquiera pu-
dieran considerar tales compras). Quizás podría habersehecho frente a este
problema de mercadoslimitados con la formación de asociacionescomercia-
les multinacionales o regionaleso algo semejantea un mercado común lati-
noamericano; hubo esfuerzosen esta dirección, pero no se resolvió el tema.
Las industrias de los paísesmás grandestendían a ser más competitivas que
complementarias y tales rivalidades supusieron serios obstáculos políticos
para la formación de las asociaciones.Segúnpasó el tiempo, las empresasin-
dustriales de la región continuaron enfrentándoseal problema de los merca-
dos limitados.
En tercer lugar, y muy relacionado,estabael grado relativamente eleva-
do de la tecnologíapresenteen la industria latinoamericana.Esto significaba
que sólo podía creat un número de puestosde trabajo limitado para los obre-
ros. En otras palabras,el desarrollo industrial latinoamericano de este perio-
68 Hístoria contemporáneade América Latina

do había eiegido la tecnología con uso de capital intensivo típica de las eco-
nomías induitrial es avanzadas;en comparación con los modelos de creci-
miento dei siglo XIX, ocasionabamás inversiones en maquinaria y menos
en trabajo minual. Las compañías1o considerabannecesario para sobrevi-
vir en la competencia económica.Sin embargo, uno de sus resultados invo-
luntarios fue poner un techo al tamaño del mercado interno de bienes de
consurno,ya que eran relativamente pocos los asalariadosque podían permi-
tirse comprarlos.Un segundoresultado fue la imposibilidad de contrarrestar
el creciente desempleoque, en los años sesenta,comenzó a plantearsecomo
una seria amerrazaal orden social establecido.
A medida que aumentabala presión,las elites gobernantesde varios paí-
ses imponían régímenesmás represivos,con frecuencia mediante golpes mi-
litares, como sucedió en Brasil (1964), Argentina (1966) y Chile (1973). En
todos los casos,las decisionesmás importantes las tomaron (o estuvieron su-
jetas al veto de) los altos cargosmilitares. En vista del estancamientoeconó-
mico, los militares y las elites pensaron que debí.anestimular la inversión y,
para lograrlo, razonaron, habían de desmantelar,quizás incluso aplastar, el
poder colectivo de la claseobrera. Cuanto más organizadaestaba,más difícil
resultó la tarea.
Cada uno de estos gobiernos dominadospor los rnilitares asumió el po-
der de controlar las decisionesconcernientesa los interesesobreros más vi-
tales: salarios,condiciones laborales,beneficios complementariosy el dere-
cho a organizarse.La clase obrera tuvo que resignarsea las medidas apro-
badas por las burocraciasde los gobiernosmilitares que establecieronla po-
lítica laboral. Entre 1973y 1979 prácticamenteno hubo huelgasen Chile; lo
mismo puede decirse para Brasil de 1968 a 1978. Los intentos de organizar
huelgasen esospaísesdurantelos añosmencionadosinvitaban a una dura re-
presión, aunque se dio cierta relajación en Brasil a comienzos de 1978.Re-
sultó difícil suprimir la fuerte tradición sindicalistaargentina, pero allí tam-
bién se obligó a los dirigentes obreros a mostrar gran prudencia. Los tres
regímenesmilitares crearon el ,,imperativoeconómico>para tratar de las re-
lacioneslaborales.
¿Por qué esta dureza contra ia claseobrera? Consideradosa corto plazo,
Ios tres casospueden explicarsepor la necesidadde acometer políticas an-
tiinflacionistas impopulares.Estos regímenesllegaron al poder cuando la in-
flación y la balanza de pagos deficitaria habían vuelto sus economíaspeli-
grosamente vulnerables.En los tres casos,casi se había agotado el crédito
internacional, público o privado, del mundo capitalista. Se había requerido
de los tres que pusieran en marcha programas de estabilización.Como nin-
gún país no capitalista había logrado en los años recientes conseguirla esta-
bilización económicasin provocar una caída de los salariosreaies (por lo ge-
neral muy grande) y como Argentina, Brasil y Chile tenían mucha ex-
periencia en organizar la resistenciaobrera ante los programas de estabiliza-
ción, no era una sorpresa que estos gobiernos militares quisieran controlar
estrechamentea esta clase.
La transformación de América Latina 69

Sin embargo, los tres casos de políticas antiobreras tenían causasmás


profundas. Estos gobiernosproclamaron ser <antipolíticosr>. Culpaban del in-
fortunio de sus paísesa la supuestaincompetencia,deshonestidado traición
de los políticos y se mostraron más agresivoshacia los políticos izquierdistas
radicalesy los líderes obreros.Se dejaron abiertos pocos canalesde oposición
política. Del mismo modo que Chile fue una vez eLsistemamás democrático,
su régimen militar se convirtió en el más draconiano,al abolir todos los par-
tidos políticos y quemar las listas electorales.Los generales repudiaron la
competición política abierta y pluralista por la que el país se había hecho fa-
moso. Chile iba a entrar en una era <<libre> de política.
El gobierno militar argentino tomó medidas severasen 1976:suspendió
el Congresoy todos los partidos políticos,lo que significó un hiato en la com-
petición política. Los guardianesmilitares de Brasil, aunque llegaron al po-
der en una atmósferapolítica menosradicalizadaque los otros dos gobiernos,
también se vieron impulsadosen su segundoaño (1965) a abolir los antiguos
partidos políticos (reemplazadospor dos nuevos sancionadospoi el gobier-
no). A una fase más represiva (aunque con menos muertes que en Argenti-
na o Chile) iniciada en 1968, le siguió una (<apertura>> gradual a puriit d"
1978.
Los regímenes que avanzatonpor este camino acabaron conociéndose
como estados<burocrático-autoritarios>y presentaron varias características
comunes.Una fue el nombramiento para cargospúblicos de gente con carre-
ras altamente burocráticas: miembros del ejército, el funcionariado civil o
corporaciones importantes. La segunda consistió en la exclusión política y
económica de la clase trabajadoray el control de los sectorespopülares.La
tercera fue la reducción o casi eliminación de la actividad politica, en espe-
cial en las primeras fasesdel régimen: se definían los problémas como técni-
cos, no políticos, y se buscabansolucionesadministrativasen lugar de llegar
a acuerdospolíticos negociados.
Por último, los gobiernosburocráticos-autoritariostrataron de reavivar el
crecimiento económicomediante la consolidaciónde vínculos con las fuerzas
económicasinternacionales,revisando,una vez más,Ios términos de la depen-
dencia del sistemamundial globat. De forma específica,los dirigentes dé es-
tos regimenes forjaron con frecuencia alianzas con corporaciones multina-
cionales (vastascompañíasinternacionalescomo IBM, Philips, Volkswagen).
Para conseguircrédito y ganartiempo, también necesitabanilegar a acuerdos
con sus acreedores,como los bancos estadounidensesy européos y los orga-
nismos de préstamo internacionales(como el Banco Mundial y ef Banco de
Desarrollo Interamericano). Este tipo de tareas se delegaron por lo común
en los miembros más internacionalesde la coalición original, con frecuencia
jóvenes economistaspreparadosen institucionesestadounidenses,que solían
identificarse con apodos irónicos, como los <Chicagoboys> de Chili.
México, como veremos en el capítulo 7, representa una situación dife-
rente, ya que el Estado había adquirido un control efectivo sobre los secto-
res populares antes de la caída económica de los años sesenta,por lo que
70 Historia contemporáneade América Latina

autoritarismo <populista>
pudo hacer la transición del autoritarismo <popultsta>a una verslon modifi-
verslon mocllil-
cada del autoritarismo <burocráticonsin un brutal golpe militar. Ese control
sobrelos sectorespopularesseprobó de nuevodurantela Laryacrisiseconó-
micaque siguió utgBZ.Centroaméricademuestra la volatilidadde las condi-
cionessocialesdondeel desarrolloeconómicose dio bajo la dictadurattadi-
cional, sin dar lugar a una reforma creciente.Y Cuba, con Su revolución
social,ofrece.unmodelomásde transicióny cambio'

Fase5. Crisis,deudaY demccracia


(décadade 1980-décáda de 1990)

El crecimiento económico durante los años setenta dependió del préstamo


externo. En 1973y 1974y de nuevo en 1978y 1979,1aacción concertadade
los países exportádores de petróleo llevó a unos aumentos abruptos en el
pt"óio mundial del crudo. Como no podían gastar todos sus inesperadosbe-
neficios (conocidos técnicamentecomo <<tentas>>) en sus propios países,los
potentadosdel Oriente Próximo hicieron depósitosmasivos.enbancosinter-
nacionales.Resultaba bastantelógico que estosbancosquisieran prestar este
dinero a clientes faltos de capital pero merecedoresde crédito, a unas tasas
de interés provechosas.Los banqueros prominentes de Europa y Estados
Unidos decidieron que los paíseslatinoamericanosparecían buenos clientes
potenciales,en especialsi sus gobiernos se comprometían a mantener la ley
y el orden.
Así comenzó un ciclo frenético de préstamos.Entre 1970y 1980,Améri-
ca Latina incrementó su deuda externa de 27.000 millones de dólares a
231.000millones, con unos pagos anuales (interesesmás amortizaciones)de
18.000millones. En seguida aparecieron las complicaciones.Bajó el precio
de las mercancías,subieron las tasasde interés real y los banqueros se mos-
traron reacios a seguir concediendocréditos. Los paísesde la región expe-
rimentaron crecientes dificultades para cumplir con sus obligaciones de la
deuda y en agosto de 1982México decláró su imposibilidad de pagar. El go-
bierno estadounidensereunió frenéticamenteun paquete de rescatepara ese
país, pero sólo proporcionó un respiro a breve plazo. Para cubrir los intere-
sesúnicamente,los principales deudoreslatinoamericanos-Argentina, Bra-
sil y México- tenían que pagar por año el equivalente del 5 por 100 de su
producto interior bruto (PIB). Atrapada en la disyuntiva de reducir sus in-
gresospor exportación y aumentar sus obligacionesde servicio de la deuda,
América Latina se sumó en una crisis económicade una década.
A lo largo de los años ochenta, las autoridades internacionales-el go-
bierno estadounidense,los banqueros privados y especialmente el Fondo
Monetario Internacional (FMI)- impusieron estrictostérminos a los deudo-
res latinoamericanos.Si los gobiernosemprendíanreformas económicaspro-
fundas, podían hacersemerecedoresde la exoneración de sus cargascon la
deuda. Estas reformas casi siempre incluían la apertura de las economíasal
La transformacíón de América Latina 7l

mercado y la inversión exteriores,la reducción del papel del gobierno, el im-


pulso a nuevas exportacionesy la toma de medidas contra la inflación. Este
conjunto de ideas <neoliberales>> requería <ajustesestructurales>en la políti-
ca económica y significó casi el repudio total de las estrategiasbasadasen la
industrialización en lugar de la importación antes tan alabadas.
Casi sin elección, la mayoría de los gobiernos latinoamericanos acepta-
ron las condicionespatrocinadaspor el FMI, al menos formalmente. Los paí-
sesmás pequeños,como Chile y Bolivia, lograron llevarlas a la práctica. Mé-
xico hizo progresos importantes hacia finales de la década de 1980, como
Argentina, Brasil y Perú a principios de los años noventa. Brasil, el mayor
país de todos, resistiría las fórmulas del FMI hasta mediados de los noventa.
En 1990,cuando se habíanconcedidomás préstamospara cubrir el pago
de los intereses,la deuda total latinoamericanasubió a 4I7.5AAmillones de
dólares.Desde 1982hasta L989,América Latina transfirió más de 200.000mi-
llones de dólares a las nacionesindustrializadas,equivalentesa varias veces
el Plan Marshall. El producto interior bruto per cápita descendióen 1981,
1982,1983,1988y 1989,y mostró un descensoacumulativode casi el 10 por
100 en esa década.
En este contexto de crisis económica,América Latina salió del autorita-
rismo, en muchos casoshacia la democracia.Las coalicionesque se hallaban
tras los regímenesbu¡ocrático-autorita¡iosresultaron ser relativ amente frá-
giles. Los industriales locales se sintieron amenazadospor las corporaciones
multinacionales y el instinto militar de aniquilar toda oposición militante le-
vantó protestas de intelectuales,artistas y representantesdel sector medio.
Bajo el peso de la crisis de la deuda,también, algunosdirigentesmilitares de-
cidieron volver a los cuartelesy dejar que los civiles se hicieran cargo de lo
que parecíaser ..un problema insoluble>.
También brotó presión desdeabajo. Un hecho notable de la política lati-
noamericana durante los años ochenta fue el surgimiento de la participación
civil, cuando los ciudadanoscomunescomenzaron a insistir en ius derechos
y pidieron cuentasa los gobiernos.En parte fue el resultadode la unión en-
tre las fuerzas de oposición producida por la brutalidad de la represión mili-
tar. En segundolugar, existió un compromisocrecientecon.el procesoelec-
toral, al clamar el pueblo por eleccioneslibres y justas. por último, como
consecuenciade todos estos procesos,apareció un nuevo cuadro de presi-
dentes civiles, de clasemedia y con una buena preparación. Esto se vio cla-
ramente en Brasil, Argentina y Chile.
La mayoría de estosregímenesno fueron democraciascompletas.En mu-
chos países,el ejército seguíamanteniendoun poder considerabletras la esce-
na y podía ejercer el veto sobre la política importante. Tras años de represión
(incluida la eliminación física) a manosde dictadoresmilitares,en la déóadade
los noventa,la izquierda marxista estabamuy dividida, desmoralizaday desa-
creditada por el derrumbamiento del comunismo en la Europa del Este y la
Unión Soviética,y en algunospaísestodavíase le negabala participación efec-
tiva en polÍtica. Los temas clave,como la reforma agraria, no tenian posibiti-
72 Historia contemporáneade América Latína

dad de ser consideradoscon seriedad.Los derechoshumanossufrían violacio-


nes constantes.y muchasdecisionescruciales,en especialsobre la política eco-
nómica, se tomaron en las altas esferasy de forma autoritaria'
por
Hacia inicios de los años noventa, AméricaLatina había comenzado
fin a cosecharlos frutos de haber aceptado rigurosas políticas de reforma'
con exclusión de Brasil (que pospusosus reformas hasta t994),la inflación
promedio en toda la región cáyó del 130 por 100 en L989 al L4 por 100 en
Igg4.parcialmente en respuestaa ello,los inversoresinternacionalesmiraron
favorablemente a Amérióa Latina. La entrada de fondos privados del ex-
tranjero -principalmente de Europa, Japóny EstadosUnidos- aumentó de
sólo 13.400millones de dólares en 1990 a la imponente suma de 57.000mi-
llones en 1994. (En 1993 solamente,los inversoresestadounidensescompra-
ron más valores extranjeros en todo el mundo - cerca de 68.000millones-
que durante toda la década de los ochenta.)Y como resultado,el crecimien-
tb promedio en América Latina creció de apenasel 15 por 100 en 1985-1,990
'al respetablenivel del 3,5 por 100 a inicios de los años noventa.
Lós problemas no obstantepersistieron.La mayoría de esta nueva inver-
sión privada venía en la forma de inversionesde cartera (esto es,compras en
bonol o acciones)antes que en inversiones<<directas> (tales como plantas o
fábricas). Las inversionesde cartera tienden a ser sumamentemóviles y no-
tablemente volátiles, y pueden dejar los paísesanfitriones casi instantánea-
mente. De ese modo cuando la ReservaFederal de Estados Unidos empezó
a aumentar sus tipos de interés a comienzosde l994,los inversores comen-
zaÍon a prever mejores gananciasen el mercado estadounidense.Esta ex-
pectativa llevó a una caída del 14 por L00 en la entrada de capital a Améri-
ia Latina en 1994. Y cuando México quebró en diciembre de 1994, los
inversoresextranjeros abandonaronlos mercadosen toda la región en lo que
se llamó el <efectotequila>. La conclusiónes dolorosamenteclara: pese a los
esfuerzosimpresionantesy a menudo valientes por la reforma económica,
América Latina todavía era vulnerable a los caprichosdel mercado financie-
ro mundial.
Había problemas estructuralestambién. Uno erala persistenciade la po-
breza. Según los patrones internacionales,casi la mitad de la población de
América Latina (46 por 100) es considerada<pobre>> a comienzosde los años
noventa. Un segundoproblema de larga duración erala desigualdad.Desde
que en los años cincuenta hubo datos accesiblessobre esta cuestión, Améri-
ci Latina ha exhibido la distribución del ingreso más desigualexistente en el
mundo -mayor que en África, el Suresteasiático y el Oriente Próximo- y
esta situación estaba empeorando progresivamente.Hacia comienzosde los
años noventa, el L0 por 100 más rico de las familias en América Latina reci-
bía el 40 por 100 de la renta total; mientras que el 20 por 100 más pobre re-
cibía menos del 4 por 100. De forma que la equidad social planteaba un de-
safío muy importante para la región.
Hacia mediados de los años noventa, América Latina presentabaun am-
plio espectro político (siempre al margen de la Cuba socialista).En un polo
La transformación
de América Latina 73

Cuenno 2.1. Modelosde cambioen AméricaLatina

Desarrollo Cambio Resultadopolítico


económico social típico

Fase 1 Iniciación del Modernizaciónde la Democracia


(1880-1e00) crecimientobasado elite, aparicióndel oligárquicao
en la exportación- sectorcomercialy dictaduraintegradora
importación nuevosprofesionales

Fase2 Expansiónde la Aparición de los Democraciacooptada


(1900-1930) exportación- estratosmedios,
importación comienzosdel
proletariado

Fase3 Industrialización Formaciónde la elite Populismo o


(1930-principios
en lugar de empresarial, democraciacooptada
dé'la década importación fortalecimiento de
de 1960) la clasetrabajadora

Fase4 Estancamientodel Agudizacióndel Régimen bu¡ocrático-


(1960-principioscrecimientobasado conflicto, a menudo autorita¡io
de la década en la sustituciónde de clases
de 1980) importaciones;cierto
crecimientobasado
en la exportaciónen
los años setenta

Fase5 Escasezde divisas Aumento de la Democraciaelectoral


(principios (acuciadapor la movilizaciónde los incompleta (con veto
de la década deuda externa) gruposde clase militar)
de 1980) conduceal mediosy bajos
estancamientoo
recesión

estaba lo que se podría llamar <autoritarismo electoral>>, que tenía su forma


más dura en Guatemala; en el otro, la <<democracia incompleto>;muchos ca-
sos se situaban entre ambospolos. Despuésde una larga lucha contra la tira-
nía, Chile recuperó otÍa vez su lugar, junto a Costa Rica, como el país más
democrático de la región quizá-pese a la continuadaautonomía de las fuer-
zas armadas.Mostrando un grado considerablede apertura política, Argen-
tina y Brasil transfirieron el poder presidencialmediante eleccioneslibres y
limpias. Aunque, debido particularmente a las dictaduras militares, las insti-
tuciones políticas (especialmentela justicia, la legislatura y la burocracia, así
como los ministerios e institutos gubernamentales)se hallaban muy debilita-
das en estos y otros países.Perú afrontó quizá el vacío institucional más ex-
74 Historia contemporánea de América Latinct

tremo en toda la región.A mediadosde los añosnoventa,se planteó una pre-


gunta clave: ¿Tendríanlas frágiles democraciaslatinoamericanasla fuerza y
la competencia para gobernar? ¿Podríandesarrollar la capacidadinstitucio-
nal necesariapara consolidar las reformas recientesy para combatir ios pro-
blemasde la pobrezay la desigualdad?
En resumen, la evolución de las sociedadesprincipales de América Lati-
na ha seguido un modelo en el que los desarrolloseconómico,social y políti-
co están vinculados.La adhesióna un modelo generalha variado de un país
a otro, pero, con todo, resulta posible discernir las líneas generales de una
experiencia histórica común desde finales del siglo xIx. (El cuadro 2.1 pre-
senta un resumen simplificado.) Se debe recordar que este conjunto de mo-
delos se deriva de la historia de las nacionesmayoresy con más desarrollo
económico de América Latina. Algunas de las regionesmenos desarrolladas,
como Centroaméricay Paraguay,han pasadosólo por algunasde estastrans-
formaciones y su trayectoria se ha visto muy afectadapor la oportunidad de
su inicio. Del mismo modo que los factores globaleshan condicionado la ex-
periencia histórica de los paísesmayores,condicionaránel futuro desarrollo
de los paísesmenos avanzados.En otras palabras,no hay garantíasde que la
historia de Argentina o Brasil anuncie el futuro de Honduras y Paraguay,
como tampoco de que el conocimiento de la historia estadounidensedel si-
glo xx nos permita predecir la evolución de Chile o México.

Mujeresy sociedad
Si juzgamos por los criterios convencionales,las mujeres han desempeñado
sólo papelesmenores en la transformación económicay política de América
Latina. Una mirada a los cargospúblicos importantes parece confirmar esta
impresión. ¿Por qué ha sido así? Para responder,necesitamosprimero exa-
minar la cultura latinoamerícana.Una norma central de ésta la constituyen
las nocionesde machismo,celebraciónde las expresionessexualesy sociales
de la potencia y virilidad masculinas.Durante siglos,esta idea ha proporcio-
nado precepto y justificación para formas variadasde agresióny dogmatismo,
que a su vez se han vinculado a la proteccióndel honór. Paréceque et ma-
chismo tuvo su origen en las concepcionesmedievalesde la caballería y se
adaptó firmemente al cambio social. En todo caso,sigue vigente.
La otra cara de esteestereotipode orientaciónmasculinaha sido,para las
mujeres, el culto mariano. Este mito recibe el nombre de la Virgen María y
exalta las virtudes asociadasa la feminidad: semidivinidad,superioridad mo-
ral y fortaleza espiritual. Porque son las mujeres,segúnla concepciónlatino-
americana,las guardianasde la virtud y la propiedad. Se las describecon una
capacidadinfinita para la humildad y el sacrificio y, como figuras maternas,
demuestran una tolerancia inquebrantable hacia las travesurasimpulsivas (a
menudo infantiles) de los hornbresmachos.Así, la típica imagen femenina es
la de santidad y tristeza, a menudo identificada con los rituales de duelo: una
La transformaciónde América Latina 75

figura melancólica,vestida de negro y tocadacon mantilla, arrodillada ante el


altar y rezandopor la redención de los hornbrespecadoresde su mundo pro-
tegido.
Por supuesto,la realidad no siempre se ha ajustado a las mitologías del
machismo y del marianismo. Pero ambos cultos han sido partes integrantes
de la sociedad latinoamericana y han sido utilizados y explotados sin cesar
por miembros de los dos sexos.
Et papel social de las mujeres se ha confinado en general a la esfera pri-
vada, en particular la familia, donde han reinado. Fundamentalmente entre
las clasesinferiores, han sido, desdelos tiempos de la colonia, cabezasde fa-
milia, debido al abandono o la muerte del esposo.Y entre la elite de clases
superiores,las familias extendidas han sido dominadas con frecuencia por
matronas enérgicas,figuras de abuela que mantenían una autoridad incon-
testable sobre asuntosfamiliares como el matrimonio, el lugar de residencia
y la herencia.
Con el tiempo, los márgenesde la conducta femenina aceptable se han
ensanchadomucho. En el siglo xtx, las mujeres de cultura solían ser anfi-
trionas de tertulias en las que los invitados se enzaÍzabanen discusionesso-
bre novelas y literatura. Algunas, como Clorinda Matto de Turner y Merce-
des Cabello de Carbonero, de Perú, se convirtieron en escritorasdistinguidas
(tradición establecidapor la monja mexicanadel siglo xvr sor Juana Inés de
Ia Cruz). Pero persistieronlas restricciones,como denunciabaMariquita Sán-
chez, anfitriona de un famoso salón de Buenos Aires, que describíala condi-
ción femenina en versos irónicos.
Durante el siglo xx, el proceso de cambio se aceleró. Dentro de los es-
tratos de clasemedia en especial,lasjóvenesdejaronde ir acompañadasa los
actos sociales(en parte porque la familia ponía menos en juego en caso de
un matrimonio poco conveniente).Las mujeres han entrado en el mercado
labo¡al y se han distinguido como maestras,profesoras,dentistas,médicas e
incluso abogadas.En las grandes ciudadesmetropolitanas,su estilo de vida
apenas puede distinguirse del de las mujeres que viven en París o Nueva
York.
Sin embargo, las mujeres latinoamericanashan entrado muy lentamente
en la arena pública (cuando no se les ha prohibido entrar). Como revela el
cuadro 2.2, obtuvieron muy tarde el derecho al voto en muchos países,en la
mayoría en los años treinta o cuarenta (y hasta 1961 en Paraguay).Los estu-
dios indican que muchasmujeres interpretan este derecho como un deber cí-
vico más que como una inclinación partidista. En muchas ocasiones,parecen
haber votado por deferencia a las preferenciasde sus esposos.
Pero no siempre.En 1958,por ejemplo, las mujeres chilenasinclinaron la
balanza en favor del candidato presidencial conservador (cuando los hom-
bres habían otorgado la mayoría al oponente radical). Y en 1970,en el mis-
mo país, las mujeres de clasesbajas proporcionaron una irnportante base de
apoyo electoral para la izquierda victoriosa. Es necesariauna mayor investi-
gación sobre el tema (era fácil en Chile, donde por ley mujeres y hombres vo-
76 Historia contemporáneade América Latina

Cutono 2.2. Sufragiofemeninoen América


Año en el que se reconoclo
el sufragionacionalfemenino

EstadosUnidos 1920
Ecuador 1,929
Brasil 1932
Uruguay 1932
Cuba 1934
El Salvador 1939
República Dominicana 1942
Guatemala 1945
Panamá 1945
Argentina 1941
Venezuela 1947
Chile 1949
Costa Rica 1949
Haití 1950
Bolivia 1952
México 1953
Honduras 1955
Nicaragua 1955
Perú 1955
Colombia 1957
Paraguay 1961.

of Te-
Fuente:Elsa M. Chaney,Supermadre:Womenin Politicsin Latin America, University
xas Press,Austin, 1979,P.1'69.

tan en casillassepafadas),pero todo indica que las mujeres están afirmando


cadavez más posicionesindependientesen las eleccionesclave'
También tian mostrado su influencia de otros modos. En Argentina, for-
maron un bloque impresionante en el movimiento peronista de los años cua-
renta y cincuenta. Sbn activas en los rituales de la política mexicana. Han
participado en manifestacionesclave: una fue la protesta de las cacelolas
contra el gobierno de Salvador Allende en Chile; otra' que come¡zó-a fina'
les de los años Setenta,fue la vigilia Semanalde las <<madres de la Plaza de
Mayo>>,en busca de información sobre susfamiliares y seresqueridos que ha-
bíaá en Argentina. Han tomado parte en los movimientos re-
"desaparecido>>
volucionarios de México, Cuba y Nicaragüa, Y asumieron cargos de impor-
tancia y liderazgo en muchas organizacionesde base que surgieron en los
años ochenta Y noventa-
Aun despuésde décadasde progreso,han conseguidorelativamentepocos
cargospotítitos importantes,entre ét g-fO por 1"00de cargoslegislativosy mi-
nisteriajes a mediados de los noventa.La primera mujer presidenta (Isabel
La transformaciónde América Latina 77

Enferma y demacradapero cautidora,Eva Perón saludaa la multitud durante el des-


file en coche con ocasiónde la segundainvestidurade su esposocomo presidenteen
junio de 1952;murió al mes siguiente.(United PressInternational.)

Martínez de Perón, 1974-1976)llegó al cargo por ia muerte de su esposo.


Y cuando han ocupado un puesto, las mujeres latinoamericanassuelen pro-
yectar en sus tareas un claro enfoque femenino. Escuchemospor ejemplo a
Evita Perón, quizá la mujer rnás poderosa en la historia del hemisferio occi-
dental: de estemodo, Evita, voluntariosay con ambiciónpolítica, atendíalos
temas del marianismo.

En estegranhogarde la patria,yo soycomocualquierotra rnujeren cual-


quierade los innumerables
hogaresde mi pueblo.Igual que todasellas,pienso
primeroen mi esposoy mis hijos ... Es que me sientoverdaderamentela ma-
dre de mi pueblo.

En el contexto de los constreñimientos(y ventajas) proporcionados por


su cultura, las mujeres latinoamericanasno han desarrollado un movimiento
feminista importante, aunque se ha iniciado en Brasil y otros países.En la
mayoría de ellos,han operado dentro de las categoríassocioeconómicasy po-
líticas prevalecientes.Como Elsa M. Chaney predijo en 1979,,.Iasmujeres la-
de AméricaLatina
78 Historia contemporónea

tinoamericanas probablementeno repetiránlos modelosde liberaciónfeme-


nina estadounidense o de Europa Occidental.Tienensu realidadpropia ...
Cualquiercosaque hagan,las mujereslatinoamericanas decidiránsu curso
de acciónen el contextode su culturay aspiraciones>>.

Un marco para establecercomparaciones


Uno de los propósitos de este libro es proporcionar una base para el análisis
comparativo de América Latina contemporánea,lo que conllevatres pasos:
primero, identificar los modelos y procesos compartidos por las sociedades
latinoamericanas;segundo,identificar las diferéncias entre sus experiencias
históricas individuales; y, tercero, y lo más difícil, averiguar las razones de
esasdiferencias.
Hasta ahora hemos presentado un esquema general para describir la
transición socioeconómicay política de AméricaLatina. Para comprender las
similitudes y diferencias entre varios países,necesitamosresponder un con-
junto común de cuestionesfundamentales.De acuerdo con ello, hemos enfo-
cado los casosprácticos que siguen con varias preguntas en mente:

1. ¿Cómo ha evolucionadola estructura de clase?¿Cuálesson las clases


socialesmás importantes?¿Faltanalgunas?En algunoscasos,loscambioseco-
nómicos han conspiradopara crear ciertos agrupamientosy para evitar la for-
mación de otros. No toda sociedadlatinoamericanaha tenidó una elite rural o
industrial, por ejemplo, y la ausenciade un agrupamiento social puede tener
un efecto tan importante sobre el orden social como la presenciaáe otros.
2. ¿Qué clasessocialestienen mayor poder? úQuién controla la econo-
mía y quién domina la escenapolítica? ¿Cuántacompetenciaefectiva existe
entre los grupos?
3. üQué agrupamientos forr¡¿¡ alianzas?¿Existe alguna coalición so-
cial? ¿En qué interesesse basan? ¿Se encuentrantos trabájadores industria-
les más dispuestosa formar una alianza con los dirigentes empresarialesque,
por ejemplo, con los campesinosque comparten su posición social de'clase
baja?
4' ¿Qué autonomía tiene el Estado? ¿Representael gobierno los inte-
resesde una sola clasesocial (o coalición) o se mantiene al margen de tales
lealtades? Si es militar, por ejemplo. ¿sus dirigentes procuran
!"r-u.r..",
por encima y más allá de los conflictos de la sociedadcivil?

Los factores internacionaleshan desempeñadopapeles clave en la histo-


ria latinoamericana, en particular con respecto a los asuntos económicos.
Esta dimensión da lugar a preguntas adicionales:

5. En un momento dado, ¿qué clase de actividad se desarrolla en el cen-


tro de la economía internacional? ¿Cuál es la aparienciay la forma de la in-
La transformaciónde América Latina 79

dustriaiización en Europa y los Estados Unidos y qué tipo de limitaciones e


incentivos plantea para los paíseslatinoamericanos?
6. ¿C-ómoaficta la relación entre las economíasdel centro y la perife-
ria del sistema la composición y disposición de las clasessocialesdentro de
las sociedadeslatinoamericanas?Un país exportador de carne (Argentina),
por ejemplo, ¿podría tener una estructura de clasesdiferente de un país ex-
portador d" (Chile)? iQué implicacionestendría?
j. ¿Cómo"óbt"
se las han arreglado los paíseslatinoamericanospara aprove-
charse dé su lugar en la global? La experienciareciente ha sugeri-
""ottomíu
do que la pose-siónde petróleo, por ejemplo, puede proporcionar I países
.orrró México, Venezueli e incluso Ecuador una oportunidad económicae in-
fluencia internacional (y dificultades a largo plazo también). ¿Ha habido ca-
sossimilaresen el pasado?
8. ¿Cuálesson los factores políticos predominantesen la escenainter-
nacional? La presencia (o ausencia) de una guerra fría Oriente-Occidente,
por poner un ójemplo obvio, podría ayudar a determinar la gama posible de
éleccionespara los políticos latinoamericanos.También, en momentos con-
cretos,esta preocupaciónpuede trasladarsea otro factor: la proximidad geo-
gráficacon Estados Unidos. Debido a consideracionesde naturaleza geopo-
líti.u acercade la supuesta <seguridadnacional>>, Estados Unidos muy bien
puede otorgar un margen de acción mayor a un país como Argentina que, di-
gamos,a las nacionesde la cuenca del Caribe.

Ofreceremos un análisis comparativo de los paísesclave en el epílogo.


l.{uestratarea inmediata es pasar a los casosprácticos.

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