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Capítulo 13 Lapesa

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EL ESPAÑOL DEL SIGLO DE ORO.

CAMBIOS LINGÜÍSTICOS GENERALES


Fluctuación y norma. Arcaísmos fonéticos eliminados
El español áureo era un idioma de evolución muy activa.
Siglos XVI y XVII, labor de selección de sonidos, formas y giros coincidentes.
Siglo XVI, disminuyen las vacilaciones de timbre en las vocales no acentuadas. El extremo
contrario es el cierre de la vocal de la vocal en i, u en los siglos XVI y XVII.
Primera mitad s. XVI se toleraba la f arcaizante de fincar o fecho. Salvo cultismos la f se
sustituyó por h. Era propia de la lengua rustica la aspiración de [h] en lugar de /f/ ante los
diptongos /ue/, /ie/.Perduró algunos grupos de consonantes simplificados en el habla
llana. Los fonemas ž y š mantuvieron su carácter palatal, era frecuente confundirlos con ż
y s·.

Transformación de las consonantes


Continuó la vieja distinción entre los fonemas /b/ oclusivo y /v/ fricativo, en algunas
regiones como Cáceres y Sevilla. En Aragón, Castilla, Cataluña, Galicia y Norte de Portugal
se confundían la b y la v.
Irradiado desde Aragón y Castilla la Vieja se extendió el ensordecimiento de los fonemas /
dz/, /ż/ y /ž/ que se confundieron con las sordos /tz/, /s/ y /š/.En Madrid se generalizó la
omisión de la [h] aspirada, y desde allí se propago por Castilla la Nueva, Jaén, la parte
oriental de Granada y Murcia.
La confusión de /b/ y /v/, se extendió al castellano hablado en toda España (excepto
Levante y las Baleares) y a América española. Ensordecimiento de / dz/, /ż/ y /ž/.
En las sibilantes dentales hubo cambios en la forma y punto de articulación: aflojamiento
de las africadas /tz/ y /dz/ en fricativas.
Se consolidó la confusión de las fricativas ápico-alveolares /s/ y /ż/ con /tz/ y /dz/. Las
articulaciones ápico - alveolares fueron eliminadas en beneficio de las dentales o
interdentales creando así elçeçeo o zezeo. Con el ensordecimiento de las sibilantes
sonoras, los cuatro fonemas se redujeron, dando lugar al seseo y al ceceo.
En cuanto a las sibilantes prepalatales sonoras (g, j) se articulaban como fricativas
rehilantes /ž/, aunque, sobre todo en posición inicial o posconsonántica, subsistiera como
alófono de ğ.
Ensordecida la /ž/, vino a confundirse con la /š/. En España la velarización fue completa y
el resultado fue la fricativa sorda /x/
En las regiones donde se conservaba la [h] aspirada procedente de la /f/ latina y de
aspiradas árabes, la fricativa velar /x/ resultante, se hizo aspirada.
Como consecuencia de estos cambios, hubo dos variedades bien definidas:
1. Mitad septentrional del dominio peninsular con Toledo Murcia y zonas de Andalucía
oriental: Sus tres fricativas sordas /Ѳ/, /s/, /x/ continúan los tres órdenes de sibilantes
antiguas; paso de dentales a interdentales; y paso de palatales a velares.
2. La mayor parte de Andalucía, Cartagena, Islas canarias y América: reducción de 3
órdenes sibilantes a 2 fonemas consonánticos (la /ş/ dental; y la postpalatal, velar o
faríngea. Mantenimiento de /h/ aspirada procedente de /f-/; absorción de la /x/ por /h/.

Meridionalismos que salen del estado latente en el siglo XVI.


Una de las huellas más remotas es el yeísmo, despojando a la /λ/ de la fricación lateral la
convierte en /y/ o /ž/.
Antiguas son las primeras confusiones entre la /-r/ y la /-l/ a final de sílaba o palabra.
La /-s/ final de sílaba o palabra se aflojó en el Mediodía hasta convertirse en aspiración.
La relajación de la /-d-/ intervocálica se manifiesta desde fines del siglo XIV en las
desinencias verbales -ades> -áis, -ás; -edes> -és, -éis; -ides> -ís.

Grupos cultos de consonantes


Los vocablos tradicionales se habían desecho de los grupos de consonantes, /ct/, /gn/,
/ks/, /mn/, /pt/ y otros análogos.

La fonética en la frase
El artículo la, ya característico del género femenino, sustituye a el; solo queda el como
femenino delante de palabras que empiezan por la vocal a.
Se tiende a separar las distintas palabras fundidas deconglomerados.
En el futuro y condicional, siendo su primer elemento el infinitivo, se restableció éste
íntegro en debería, en vez del medieval debría.
Solo hay nuevos desarrollos fonéticos entre palabras distintas en casos especiales de
desgaste, como el de los tratamientos, tú y vos. Vos se desvalorizó, sin gran confianza era
descortés emplearlo, se emplean fórmulas como vuestra merced o vuestra señoría.
Formas gramaticales
Las conjugaciones ofrecían muchas inseguridades. Coexistían > amáis, tenéis, sois con
amás, tenés, sos. El imperativo cantad, tened, se alternaban con cantá, tené. Las personas
vos del pretérito, que respondían a la desinencia latina –stis, duraron hasta muy avanzado
el siglo XVII. El verbo aver conservaba su duplicidad (hemos –avemos).
En el nombre cabe señalar que los gentilicios en –és y algunos otros, no admitían
terminación femenina.
El sufijo diminutivo más común era –illo; -uelo, pero competía con–ico e –ito.
Al siglo XVI corresponde la naturalización del superlativo en –ísimo. Y se generalizan los
pronombres nosotros y vosotros.

Sintaxis
En el Siglo de Oro tener y aver expresaban posesión, tenían usos distintos. Empezó a
ocupar el espacio de aver y quedó reducido a verbo auxiliar de tiempos compuestos.
La distinción entre ser y estar era menos fija. Ser se usaba para expresar la localización.
Coexistían ser y estar en la voz pasiva.
El se impersonal se extendió; el sujeto paciente se convirtió en objeto directo con la
inserción de la “a” del acusativo personal.
El uso del se impersonal y de uno como sujeto impersonal reemplaza el uso de hombre
como indefinido.
El tiempo verbal cantaraperdió su originario valor de pluscuamperfecto de indicativo.
Se extendió el uso de la a ante personas y cosas personificadas.
El significado de adverbios y modos adverbiales era diferente al actual: luego significaba
pronto o en seguida; el uso de las preposiciones no siempre era igual al actual; y en
cuanto a la negación se empleaba, pero donde hoy en día emplearía mossino.
Los pronombres inacentuados se colocaban tras el verbo sólo cuando está en principio de
frase o después de pausa; en los demás casos el pronombre se colocaba antes del verbo.

Vocabulario
Considerable enriquecimiento del vocabulario por influencia italiana, francesa,
portuguesa, de las lenguas germánicas y de la conquista de las Américas. Aparte de la
adopción de estas voces extranjeras, el léxico literario español aprovechó los recursos
léxicos del propio español: admitió palabras técnicas en el lenguaje corriente; y la
literatura tenía una preferencia por la abundancia léxica en lugar de la depuración y los
cultismos.

Estudios sobre el idioma en los siglos XVI y XVII


Abundan obras destinadas al aprendizaje del español para extranjeros y los diccionarios
bilingües. Hayvarios intentos de establecer las verdaderas leyes gramaticales del idioma,
ya que no usaban ningún método científico.

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