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nl vl:;l^ AII II :;ANIAS IJL AMEFICA CENTRO INTEHAMEFICANO DE ARTESANIAS Y ARTES POPULARES, CIDAP CONSEJO DIRECTIVO ,¡¡,,r l,¡¡lrh, ¡t¡ r(lrt rhrl (;(Jnlr0 l|lefameficano de Aftgsanías y con sede en CUenCa, ECuadOf /\!l¡'i l',,l,ulru{r:;, (ilDAP, Claudio Malo González lvonne Juez de Baki Mini stro de Comercio Exterior, Industrialización, Pesca y Compet¡tividad del Ecuador José l\4aria Ocampo Dircctot Ejecutivo Enbajador de la OEA en Quito María Leonor Aguilar de Tamariz Subdirectora de Pronoc¡ón Artesanal Marlene Albanacín Bodriguez S u b d irecto ra Admin istrativ a- F i n ancie ra AIicia Dávila de Mera Diseño y diagramación Diana Sojos de Peña Representante del Ministeño cle Relaciones Exteriores del Ecuador Ottón Morán Ramírez Ministro de Educación y Cultura Representante de las CIDAP lnstituciones Culturales y Cientiticas del Ecuador Marcelo Cabrera Palacios Prelecto Provincial del Azuay Representante de las Auloridades e lnstituciones de Ia Provincia Apartado postal 01 .0 1 . 1 943 Teléfonos 2840919 I 2829451 / Fax: 07 2831450 E-mail: cidapl @cidap.org.ec Tiraje: 300 ejemplares Fecha: Diciembre de 2003 Afiche oficial del 5l Congreso lnternaclonal de Americanistas, diseñado por Nicolás Pérez de Arce lmpresión: Gráficas Hernández, Cuenca - Ecuador El Cetro lnteramericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP) se estableció mediante acuerdo del Gobierno del Ecuador y Ia 0rganlzación de los Estados Americanos (0EA) en el cual se determinaron las obligaciones de las partes. Los principales objetivos del CIDAP son: - Formar técn¡cos en las diferentes especialidades en los campos de las artesanías y el arte popular, a través de cursos interamericanos, regionales y nacionales. Servir de centro de investigación, información y divulgación de la defensa, promoción y desanollo de las adesanías y las afies populares. Prestar servicios de asistencia técnica a los gobiernos y entidades públicas o privadas de los Estados Miembros de la OEA. 0rganizarunaBibliotecaespecializadayunCenlroDocumentaldeArtesaníasyAdesPopularesquereúna,conserve,clasifique, distribuya y atienda'las necesidades de lransferencia de todo conocimiento y tecnologÍa arlesanales. Reunir,conservary regislrarinventariosdeformas,diseñosymotivosdecorativosdelasarlesaníasamericanasydelasmaterias primas, henamientas, equipos y técnicas empleadas en el pasado o en la actualidad. 0rganizar el Museo de las Artes Populares de América que contenga las muestras adesanales nacionales y regionales de todo el Continente para exhibición documental y de enseñanza y para exposiciones circulanles. 0rganizar laboratorios exper¡mentales y prestar servicios técnicos al adesanado, a solicitud de los Estados Miembros. El CIDAP presta servicios a la comunidad americana mediante cursos y seminarios, cooperación técnica, investigaciones, publicaciones, exposrciones, actividades museográficas, biblioteca y centro de documentación. Las ideas expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores. El CIDAP agradece a quienes colaboraron en este número. A la vez, solicita a lnstituciones y |ectores el envío de ensayos, noticias, artÍculos, material gráfico, etc. para próximas entregas. Dirigirsea: DepartamentodePublicaciones,CIDAP,Apartado0l.0l.lg43,Cuenca-Ecuador. El C|DAPsereservael derechode publicación. REVISTA t:I,CIDAP a;rtesanías de américa No.55 Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares, CIDAP. diciembre de 2003 contenido f",".*-* 4l Ponencias 51 congreso de americanistas: El trabajo artesanal mexicano, un sistema productivo y cultural vrcroRrA NovELo o. 5 "Artesanía y recreación de una identidad nacional" rr¡óNrcR B. H.TMAN Artesanías, patrimonio cultural de identidad oLAUDtO H¡nlO OOt'tZÁleZ 23 nry 3t Arte y artesanía ¿una reunificación deseable y posible? H'LDA BARENT'EN 55 Entre lo global y lo local: Larevitalización de la producción artesanal en España. erucRnruRcróN AGUTLAR cRrADo 7 3 Diseño local con tecnología global FEHNAND. unnríru ¡uez 99 ELTBARTRA Mujeres que bordan milagros I 09 La migración como agente de desestructuración cultural MARCEL. F. NARANJ. Exposiciones en el CIDAP: Las Exposiciones-venta en el Cidap v. \2X IL J? C / 1 ponencia 51 congreso dc anrcri0¿u1 istas I ilt,t)A ¡tAliliN'l'zliN {RTE Y ARTESANIA ¿IINA REUI{IFICACION{ DESEABLE Y POSIBLE?* "Las arfesaníasperÍenecen a un mundo anterior a /a enfre lo printiempo el para en encontrar cipio cómo se ha generado el problema, porque cuando una dísctrión se ha enredado, s iempre es ú li / vo lver a frás /tasla /os orígenes, y ver dónde se Es necesario empezarpor el p rodujo el equ ívo co. Oj a\á fu era cierto que el conflicto de la producción r artesanal se resuelve desde el circui] to d. lu producción-distribución-consumo y que de esta forma, talvez, el mercado slrperc l¿i visión cultural * Poncncia prcscntada al 5 | n útily lo hermoso "Octavio Paz. aislante; al artesano lo que le interesa es la venta de sus productos, pero en la realidad, el mercado no resuelve la cuestión de la producción de ideas en los objetos artesanales que ahora se producen. Es una cuestión de identidad. Por eso, no es posible rehuir los conceptos de arte y artesanía, en beneficio del planteamiento de los problemas que han originado en la producción de los objctos. (longrcso lntcrnucirln¿rl tlo Artlcricanistas l4 lll do.julio tlc 2003 55 nrn¿r¡.- t'Tl;1:Tjn*::j:ila Segunda época, número 25 (l) ro ol NI ú, \l za nA ¡ enerojunio Econó rnica o 2006 América Latina en la Historia Económica ReMsta de lnvestigaclón J00l llrf^tlr rl lnstituto Mora Area de Historia Económica lnsütuto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mor.a ,,,,,,:#*:;#,f:8:K:t,iÍ,T"éll,u,,u, cgueio asesor: Gabriel rortella, España; carlos Sempat Assadourian, México; Jorge Silva Riquer, México; Mario Cerutti, Méxicó; Raúl Jacob, ú*g,ruy; Leonor Ludlow, México; Carlos Marichal, México; Julio pintá, Chlle;" Thmás Szmrec$1Vi, Brasil; Enrique Tandetert, Argentina; Silvia Palomeque, Argentina. AmÉrlca Latina en la Hlstorla Económlca Revlsta de lnwstlquc¡ón Segunda época, número 25. enero-junio o 2006 comité editorial.'Joáo Antonio de paula, universidade Federal de Minas Gerais; Francisco Vidal Luna, universidade de Sáo paulo; EduarJá Cu*ri"."r, Í¡¡ntcB Artículos ANroNIo SeNrnltnRÍ¡ GnncÍe, "Temas y controversias del debate histórico internacional reciente en torno a la industria azucarera" Lrcn M¡,nlq OsonIo StrvR, "Tierras nuevas y la construcciÓn del Estado en Brasil y Argentina" CÉsnn Ross, "Chile, 1860-1895: el impacto del sector bancario en los sectores productivos" FA¡to AInxRNDRE Dos SeNros, "Rio Claro e a greve dos trabalhadores da Cia. Paulista de Estradas de Ferro em 1906" Hu-o¡ B¿.Rerutzex, "Mano de obra indigena en las haciendas jesuitas de Ica-Peni (i767-1800)" ANromNo Vnel- ORrscn, "Fuentes para el estudio del comercio directo en el puerto de Cartagena en los siglos wt y XVII" 45 75 97 r21 r57 Reseñas GutLLeRluf INR neL ValL¡ PnvóN Nuna España en el siglo xwII, por BrÍgida von Mentz LroNsr ConoN¿, TnBvtño, La temología, siglos xn aln, por Guillermo Guajardo S. Ene M. Gnactol, El desarrollismo por MaríaJosé García Gómez Normas para los colaboradores El costo de suscripción anuar es de $130.00 en México y 40 dólares en er e)dranjero, med.iante depósito en cuenta núm. 9587g8il8g, sucunar g5g phzá coyoacán de B""u-"ri, ¿"1 de Investigaciones Dr. José Ma. I-uis MoralRegistrada en el Insüturo Nacional del ITlul!" uerecno oe Auror con el número de reserva 04-2004-05311g0glz0o-102. Licitudes de tÍtulo y contenido otorgadas por la comisión calificadora de publicacio"u, y n"uirt* ir*tudas de la Secretarí-a-de Qobernación mediante certiñcado. SOAa y 612S;."r;";ti ISSN 1405-2253. ",i-r. @ Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, plaza valeniín Gómez Fa¡ías 12, San Ju¿n Mixcoac 03730, Mexico, O. n, SS SS SZ 77,Fax: bS 54 89 46, e_mail: <alhe@mora'ed''mx>. América Latina en roHist,;;a niooo^1^,es una publicación editada y distribuida por el Instituto de Investigaciones Dr. JorÑ*iu ruis Mora. publicación indizada en Historical Abstracts. Hisoanic emérica" pe¡oá.J in¿"* r*n), citas Latinoamericarias en Ciencias Sociales y Humanida¿", (c,_rs¡).-- "t-ur" r;;;iu. (coord.), Mucadneg comercio y con- sulados de universidad católica de Valparaíso; Diana Bonnett vel"r, ú.ri'erri¿u¿ de los Andes, Colombia; Zanetti, Insütuto de Historia de Cuba; carlos contreras, Pontificia _Oscar universidad católica de perú; Mabel Rodríguez centeno, universidad de Puerto Rico; Luis Bértola, universidal áe Ia República, U_ruguly; Ana Maria Rodríguez, Universidad A" tu Ruprint.u, Juan Manuel Pérez Zevallós, cTESAS; Luis Aboires Áglifu., ^ Uruguay; Colt'l¡x; Manuel Miño _Grijalva, Cor_r'lBx; José_Antonio S";;;, Eib"i"gio de Michoacán; carlos $ubén Ruiz Medrano, El colegio de San Luis; Inés Herrera ca¡ales, rNaH; Luz María uhthoff, u¡v; Maríá cecilia zuleta, uAM; Sergio Quezada, universidad Autónoma de yucatán; pilar Martín ez Lópezc-ano, ut'tRv; Margarita Menegus Bomemann, uu¡t¿; Ma. Eugenia Ro¡nero Sotelo, uNau; Enriqueta Quiioz, Instituto l\ifora; Beatriz Ro]as, Instituto Mora; Ernest sánchez, Instituto Mora; Matilde souto, tnstit,rü vtoro; Guillermina del Valle, Instituto Mora. t67 t73 178 183 ^ f"iéi.". TipografÍa y formación: DCG Carmen Gloria Guüérrez GorrráIez Cuidado de la edictón: CoordinaciOn de publiá.io"" á"f f*Ututo Mora Impreso en México / ArztedinMexico Hnn¡ B¡,ReNrzr¡¡ Historiadora del Arte. Ejerce la docencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (uNr¡srr¡) de Lima. Su línea de investigación está ligada a las clases populares de los siglos xrx y xx peruanos. Ha publicado artículos y documentos, entre otros, para el Convenio Andrés Bello, Ministerio de Educación del Perú; para la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Ricardo Palma, Lima; para el Museo Nacional de la Cultura Peruana; para las páginas editoriales de dia¡ios de circulación nacional; para la Sociedad de Arte Latinoamericano de Osaka, Japón; pa¡a el Departamento de Estética-Universidad del Valle, Cali, Colombia; para el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (cIoar), Cuenca, Ecuador, y para la Universidad de Talca, Chile. AvÉnrc¡. Lerrx¡, B¡.1 LA HrsroRrA EcoNóurcn, NúM, 25 Resumen Después de la promulgación de las Recopiladas de Indias (1681), la situación legal de los indígenas pareció cambiar. Sin embargo, el régimen de la hacienda consolidó en la práctica la actividad de MANO DE OBRA INDÍGENA EN LAS HACIENDAS JESUITAS DE ICA-PERÚ (1767-1800)* la mano de obra adecuándola a sus edgencias, por encima inclusive de la legislación colonial. Para el caso particular de la costa iqueña, durante los años del extrañamiento de losiesuitas, las poblaciones indígenas continuaron suminist¡ando, a través de los corregidores, parte de la mano de obra necesaria para el trabajo en las haciendas. El trabajo indígena fue vital para sustentar el desarrollo de la hacienda, inclusive si¡vió de apoyo en los momentos de crisis cuando los esclavos, por la precaria vida que llevaban durante el siglo xvm, enfermaban o huían. El arrendamiento es un punto más complejo, incluso dentro de las leyes indianas, en la relación entre la hacienda y la mano de obra indígena. Palabras clave: Mano de obra indígena, haciendas jesuitas, aguardiente de uva, administración de Temporalidades. Abstract Once the compilation of the laws of the lndies was published (1681), tfre legal status of the Indians seemed to change. However, in pracüce the hacienda consolidated the labour regime adapüng it to its needs, and prevailed over the colonial laws. In the specilic case of the coast of Ica, once the Jesuits had been expelled, the lndian populations continued supplying part of the labour required in the haciendas through the corregidores (nnal magistrates). Indian labour was essential for the development of the hacienda, and was even a support in ümes of crisis when the slaves fó|I sick or fled due to the precarious lives they led throughout the eighteenth centurJ¡. Leases are more complex point even within the indianolaws, in the relaüon between the hacienda and Indian labou¡. Key words: Indian labou¡, jesuit haciendas, Brandy, management of Gmporalidades. Fecha de recepción: febrero de 2004 Fecha de aceptación: ma¡zo de 2004 Hilda Barentzen esde agosto de 1767 se realizaron las expropiaciones de las tierras a los jesuitas, con lo que se trazó invariablemente el rumbo de muchas de las organizaciones manejadas por la Compañía des- pués de la expansión miíxima que tuvieron durante el siglo xvtt y donde su dominio territorial les pertenecía por entero.l Siendo la hacienda uno de los principales sustentos de la economía colonial del siglo xvIII, basada en la producción extractivo-comercial y la explotación de los recursos humanos, pretendemos, a través de ella, una aproximación para conocer cómo se produjeron tanto la ruptura de sus proyectos como la secuencia * El presente articulo, fue inicialmente presentado como ponencia en el 51 Congreso Intemacional de Americanistas (tcn,5l), Santiago, Chile, 2003. La documentación consultada, basada en los libros de la contabilidad hacendística, pertenece al Archivo General de la Nación, serie Temporalidades, Títulos de Hacienda, Lima, Peni (en adelante AcN, Temporalidades, TÍtulos de Hacienda). El artÍculo presenta los resultados de la invesügación documental que sobre el tema de la mano de obra indígena se ha propuesto y que, circunstancialmente durante la administración de Temporalidades, resultó determinante para la producción y la comercialización del aguardiente de uva, producto vital para la economía de las haciendas iqueñas. A este respecto se citan puntualmente los documentos. No se ha pensado en ir más lejos a propósito de las múltiples imbricaciones a que da lugar el terna, ni tampoco en ofrecer aquí una bibliografía completa sobre los trabajos de la historia que se han escrito en relación con el derecho indígena y, de otro lado, la hacienda jesuita. 1 El término "dominio territorial" tiene dos contenidos: uno referido a las grandes inversiones en el agro, al poder que da la propiedad de la tierra y a la gesüón de sus empresas; un segundo contenido tiene que ver con la relación normada por la religión y la tradición, que se estableció entre losjesuitas y sus siervos y esclavos. Estas relaciones tanto espirituales como temporales se trastocaron al asumir Temporalidades el dominio. Véanse Cushner, Lords, 1980; Assadourian, Sistema, 1982; Tandeter, Coaccióa 1992; Macera, Iiabajos, 1977, y Mómer, Corona, 1970. AMÉRIcA LATINA EN LA HIsToRIA EcoNóMIcA número 25, enerojunio de 2006 f lzL l Mano de obra indígena en las hacimdas jesuitas de lca-Peni 123 de los hechos posteriores, pues los motivos de la expulsión de los jesuitas han sido ya ampliamente debatidos. Las grandes haciendas, la mayoría en poder de la Compañía, eran también las miís grandes productoras vitivinícolas. En la costa, específicamente en el actual departamento de Ica, al sur de la ciudad de Lima, los jesuitas supieron aprovechar la políüca adquisiüva de heredad compartida y de censos para réunir en un promedio de 80 años2 las mayores haciendas vitivinícolas que, desde sus inicios -aunque no todas-, empezaron a extraer y procesar aguardiente de sus cepas, primero artesanalmente y luego bajo una organización rigurosa. Esta producción pasó a la administración civil de Temporalidades y fue decreciendo hasta entrar al siglo xtx bajo propiedades privadas. Las haciendas y su posterior historia han conformado, de alguna manera, el actual departamento de Ica y le han dado su impronta: el aguardiente de uva peruano. Ica, conocida desde la fundación del virreinato como la Mlla de Valverde,3 perteneció hasta entrado el siglo xx a la organización geopolítica de Lima, cuya administración dependía de la metrópoli. En 1780 figura I i2 *jgY i1 Ie 2 Hablamos de las haciendas conformadas en su totalidad desde 1690-1760, incluyendo sus últimas anexiones, y no de los originales terrenos donados o comprados en el siglo anterior. 3 "La villa de Valverde del Valle de Ica. fue fundada el 30 de septiembre de 1563 por el capitán español Jerónimo Luis de Cabrera. En 1820, perteneció a la intendencla de Lima y en la época de la independencia, el Libertador San Martín desembarcó con su expedición en Pisco, iniciando la liberación del Perú del colonialismo español. En 1855, se creó como provincia litoral, separada del departamento de Lima. El coronel Mariano Ignacio Prado creó el departamento de lca en 1866." Véase Donaire, Campiña, 1959, p. 20. { "Distrito determinado de tierras o heredades explÍcitamente de viñas.' VéasePaz, Diceio- nario, 1877. s "Había otra economía que la imperial, de 'tierra adentro', en haciendas coloniales [...] es una suerte de segunda economía, de grandes propietarios, que explota recu¡sos ¿z s¡72, como la i i { !.r"i i -.--:----j como corregimiento, instancia bajo la cual los Borbones administraron severamente sus ingresos. De acuerdo con la tradición prehispánica, Ica estaba compuesta por pagosa (Chunchanga, San Jerónimo, Humay, Macacona, San Martín, entre los principales) dominados por la escasa, cuando no estacional, cuenca de los ríos Macacona, Nazca, Pisco y la acequia de origen prehispánico La Chirana, posteriormente se constituyeron en ha: ciendas. Frente a ellos estaban situados los villorrios de Ica, Pisco y Nazca, de carácter urbano. El anüguo centro del regimiento real tenía disposición aquí, con salida directa por tres puertos al Pacífico: Caballa, Pisco y Thmbo de Mora. El manejo de las haciendas, su producción e intercambio comercial daban a este lugar un carácter importante, cerrado al principio por la políüca económica de la Compañía, pero disünto, a mediados del último tercio del siglo xvIu,s pues su flujo mercantil supuso en gran medida estructuras administraüvas que dominaron la extracción de los recursos. z I J I ( 0 ( v _,,_'-:..di," + ( I t: ( I ( 0 1 ( 0 ú d ( I ( ?> ( I( : u Mano d¿ obra indígena en lns hacimdns jesuitns de lca-Pml L25 La legislación indiana que regulaba el tratamiento de los indígenas en el siglo xvIII se basó en las Recopiladas de Indias, cuyo corpuso tiene en el libro vl una sección que dispone el uso de la mano de obra, de la cual nos fuerza de trabajo, y que acude a la demanda local [...] también una tercera economía, sin transacciones monetarias, limitada a la reciprocidad [...] que explica la supervivencia del indígena." Véase Neira, Hacia, 1996, p. 143. " 6 Las leyes indianas recopiladás son un compendio de todas las leyes decretadas hasta 1661. Es1¿s a veces suelen ser a¡bitrarias o caídas en desuso. Los autores que se inclinan por creer que jamiás fueron obedecidas citan con frecuencia la fórmula pregonada al comunicadas a Benalcáza¡: Obedézcase, pero no se atmpln. Las presentes leyes nos dan la referencia para la aplicación posterior de los casos: Libro sexto: Título 1: De los indios. Ley xxn: que los indios pueden criar toda especie de ganado mayory menor. Ley xxv: que entre los índios y españoles haya libre comercio de contento de ambas pafes, el trato rescate y conversación se hará de contento de ambas partes y no se atemorizará a los indios, ni inducirá. [Del mismo modo, se regulaba la situación de la tenencia de tierrasl. Título 3: De las reducciones y pueblos de indios. Ley xxt: que los indios de las chacras no queden por yanaconas [...] si los indios quisieran mantenerse en sus chacras no sean detenidos con violencia hasta el término de dos años, y si no allí ¡educción, no por esto los indios serán yanaconas de esas chacras. Titulo 4: De la caja de censos. Ley xttt: que de los bienes y réditos se paguen las tasas. De los réditos que se cobrasen de los censos y bienes comunes, sin tocar la suerte principal se ha de hacer pago de las cantidades que no deben o debieren los indios de sus tasas. ' Ley xxx: que los indios de Nueva España labren l0 brazas (85 cm cada braza) de üerra cada uno por año para maíz para su comunidad; en lugar de real y medio de comunidad, y esto se introduzca en Perú. Titulo 5: De los tributos y tasas. Título 13: Del servicio en chacras, üñas, etcétera. Ley n: de la moderación de los jornales de lo indios. Que se las pague por día o semana, de las üerras. sin perjuicio Léy rn: que permita los repartimientos de tambos, recuas y carreterías si no se pudieran excusar [...] el pago y viaje de la recua y carretera se parta en tres o cuatro caminos más o menos [...] de cualquier manera se ajustará el alquiler que deben pagaf enteramente de sus recuas, y carreterías. Ley vr: que no repartan indios para el culüvo de viñas, por las grandes negativas de las encomiendas. Ley vlt: que a ningún indio se le pague el jomal en chicha, üno o alcohol. Ley xtt: que los indios no se puedan concertar para servir más de un año. Ley xVr: que los indios no incu¡ran en pena ni se les ponga demanda por haberse encalgado de haciendas y bagajes de españoles. Ley xxt: que los jomaleros oigan misa y sean cu¡ados, a su voluntad. Libro cuarto: Título 12: de la composición y venta de tierras. Ley xvul: que a los indios se le dejen tierras. Que la venta, beneficio y composición, se le dejen a los indios con.total atención, o cualquier beneficio que haya hecho para su pefsona, como fertilizar, aguas, acequia, etc., los jueces, verifiquen. Ley xx: que no sean admitidos a posesión los que no hubieren ocupado la tierra por más de 10 años. Fuentes: <wwwcongreso .gob.pe/ntley/LeylndiaP.htm> y <http://cervantesvirtual.com/ historia/CarlosV/9-15shtml>. O N g Is t¡l 6 Éo a o I a f¡l d o 126 Hilda Barentan ocuparemos más adelante. Sin embargo, a pesar de ello la situación fue muy irregular: de un lado, las órdenes eclesiásücas actuaban en compromiso con sus propias reglas, mientras que los civiles se debían guiar estrictamente por las Recopiladas, aunque omitían habitualmente esta vía legal.T De las leyes Recopiladas de Indias transcribimos literalmente las que se aplican a los casos tratados, teniendo en cuenta que éstas eran la legislación activa hacia 1767 a pesar de las reformas, las cuales sólo incidieron en la limitación del poder de la Iglesia y en el desplazamiento de cargos administrativos, pero no en la situación del indígena.8 La hacienda jesuita tenía como base de su organización la capacidad individual y la habilidad del trabajo en grupo,e que sirvieron a la política lanzada por la Compañía y se rompieron con su expulsión;10 la posterior organización pretendió crear un modelo susütuto basado en la designación de administradores civileslr nombrados por una real orden, sujetos a cambio de acuerdo con su desempeño y a la producción de la hacienda, según se señala en los documentos de las distintas haciendas revisadas en la sección de Temporalidades.lz 7 Las Recopiladas de Indias son parte integrante de la legislación indiana, pertenecen al estudio de la Historia del Derecho en los países conquistados por la corona española. Se ha preferido ilustrar con la fuente primaria, ya que no estamos desarroüando el debate sobre sus contenidos, cuyo origen medieval suscitó en el tiempo polémicas entre la autoridad civil, los reyes de España y Portugal y la autoridad religiosa: las bulas de Alejandro VL En el periodo de la dinastia borbónica el Derecho lndiano se desintegró y en la práctica füe letra muerta. 8 Las reformas borbónicas empezaron en 1748, llegaron a su punto m¡áximo con la modificación del aparato burocrático, desplazando tanto a peninsulares residentes como a criollos para dar cargos a profesionales inmigrantes. Cremades, Borbones, lgg3. n Hermann Konrad describe el procedimiento de organización de la hacienda en tiempos de la Compañía: "La ordenjesuita era inspirada en una orden militar, bajo el protectorado de un general y sus oficiales. Cadajesuita dependía de un superior, el trabajo se correspondía con la capacidad de cada una de las partes." Véase Konrad, Jesuit, 1980, p. I 18. r0 Véase texto del manuscrito sobre El Real Decreto de Expulsión y las Instrucciones e Inventario del Colegio del Noviciado. Lima 1767, Eguiguren, Huellas, 1956. 11 Desconocemos el origen coherente de la desigrración de los cargos, ya sean éstos por víncr.rlos de parentesco, amistad o confiarza, aún no se ha precisado la forma cómo llegaban al cargo los administ¡adores de las haciendas. En su mayoría fueron notables de la ciudad de Ica, señalados incluso por sus cargos públicos como regidores perpetuos. Véase ncN, Temporalidades, Ica. " Cada una de las haciendas que conforman el grupo vitivinícola de Ica tiene en su primera foja la explicación, a veces muy escasa, sobre la estimación y nombramiento de los administradores en estas fechas. Véase ncNI, Temporalidades, Títulos de Hacienda. Mano d¿ obra indígena en lns hncimdas jauitas H¡cInNnRs Y MANo DE oBRA de Ica-Penú t27 INDÍGENA En la tradición occidental el trabajo manual estaba a c¿ugo de las clases serviles y esclavas, de tal manera que para los españoles llegados a Amé- rica, la mano de obra estuvo conformada por la indígena a la que se sumó luego la esclava.l3 En 160114 se estableció el concertaje o concierto de los trabajadores, en el cual éstos acordaban laborar para determinado propietario a cambio de un jornal.15 Los productos vitales pa¡a sustentar el desarrollo de la hacienda, en lo que corresponde a los oficios bien conocidos por los indígenas, fueron la hechura de boüjas, la agricultura y el arrieraje, que no siempre corría por cuenta de la población esclava, pues tanto ésta como la población indígena se destinaban a trabajos de lagaradas, vendimias y limpias, entre otros oficios. Cada hacienda tiene un caso particular: mientras las haciendas más grandeslG presentan necesidad de mano de obra regular, a pesar de la esclava, las menores sólo tienen algunos casos sueltos. Seguidamente revisamos el descargo correspondiente en el periodo comprendido entre los años de 1767 a 1800, de siete haciendas seleccionadas para el presente estudio. 13 A propósito del interminable debate historiográfico que existe sobre la dramática baja de la población americana, apunto comenta¡ios. De las cifras reducidas (7 500 000), que propuso Kroeber, Confgurations, 1944, para la población americana en 1492, a las exageradas de Casas, B¡eúsima, 1987, la Escuela de Berkeley y Dobyns (2002) que llega a la cifra de ll2 600 000 habitantes en 1492, en la actualidad, se acepta que la catiístrofe demográlica fue ocasionada por las enfermedades. Cito: Sánchez-Albornoz, Población, 197, Cook y Dmographic, 1981. Otros más escépticos opinan que la mayoría de fuentes para el análisis demográIico se obtienen de la información estadística que se fue extrayendo desde finales de la década de 1540, asf como de los pocos documentos recuperados hasta el momento. Por ello, los datos no son del todo comprobables. Pero cito de nuevo a Cook, "Population", 1982 "quien hizo un minucioso seguimiento de la declinación poblacional. El cuad¡o demográfico en la región de la costa como también en el de otras poblaciones del área andina tiene la misma tendencia al declive, evidenciando una real crisis poblacional entre los años de 1534 y 1632. En lca, por ejemplo, la población total en los años de 1575 a 1601 bajó de | 402 a 691 individuos", tomado de Huertas, "Introducción", 19Sl-1992. Los informes de los corregidores, comentan que "tierras sin indios no valen", inclusive las tierras de comunidad quedaron vacantes. En lo que a esta invesügación respecta, a pesar de que los jornales de los indígenas y los pagos a botijeros y arrieros se remiten a las mismas cifras que se cobraban en tiemlo de los regularesy de que eljornal a cobra¡ estaba estipulado desde tiempo atrás, los administradores se víeron en circunstancias de negociarlo ante la falta de mano de obra para salvar las cosechas. r{ Recopiladas de Indias, Libro Sexto: De los Indios, 1601. r5 "La gratuidad de la fuerza del trabajo es la maldición de la economía y de la vida colonial. Gracias a la historia cuantitativa, al estudio de la contabilidad de las grandes haciendas [...] hoy sabemos que si el trabajo indígena hubiera sido remunerado, pocos sectores hubieran resultado rentables." Véase Neira, Hacia, 1996, p. 149. 16 Designadas así: La Macacona, San Jerónimo, San Javier y San José de la Nazca, San José de Chunchanga, Humay y Nuestra Señora de Belén, clasificadas por el tamaño y por la producción. Cada hacienda especifica en su legajo de cuentas la contabilidad del administrador. Mano d¿ obra indígma cn I¿s lwcimdas juuitas de lca-Peni l1g Total mano Boti,jeros 2 410p.6r. 1768 1769 Arrieros 270 p. 5 r. t770 6lp.4r. 475 p. SVz r. 48p.4r. t77l t772 1773 139 p. 0 r. l8l p. 4 r. Jomalnos 178 p. 0 r. 304 p.0 r. 29p.4t 84p.0r. Hilda Barentun SanJosé de ln Nazpa CUADRO I Años 128 de obra hoducto libre" 2 588 p.6 r. 636 p. I r. 504 p. I r. 132 p. 4 r. 37 083 p.212 r. 113 p. 0 r. 113 p. 0 r. 71p.0r. 391 p. 4 r. tTt4 220 p.ZYz r. 13p.0r. 233 p.2t/z r. vt5tn6 3 118 p. 11á r. 14p.0r. 3 132 p. l\2 r. 'En los cuadros de las haciendas, el término -producto libre- figura también tal cual en los documentos contables, aquí referido a la venta líquida de los vinos y aguardiente. En la actualidad se traduce como "utilidad neta'. En 1773 se describe un pago a Hilario Mitanta, oficial de botijeros, por 556 botijas que labró a 2 r. cad,a una, haciendo un total de 139 p., trabajo realizado por enfermedad de los esclavos de este oficio.z7 En el año de t775 se remata a don Francisco de Angulo, la hacienda de San José de la Nazca, su anexa la Venülla y la estancia denominada San Antonio de Loccha con sus anexas,28 todas pertenecientes al Colegio del C,rzco y las tierras de Guarangal y Copara propias del colegio de San Pablo.ze Loccha, situada en la provincia de Lucanas (actual Ayacucho), obispado de Huamanga, fue inicialmente donada por el cacique y curaca de este pueblo a don Sancho de Córdoba, encomendero de Laramate, a la que se anexaron otras tierras que "donan los indios por muchos tributos, üene en contorno de tres leguas" (una legua: 5 196 m), y son todas üerras de ganado atendidas por indios tributarios a los que, inclusive, cuesta conseguir por lo apartado e inhóspito del terreno y del clima. Los documentos refieren que se encuentran indios en posesión de las üerras.3o En julio de 1782, don Francisco de Angulo y Guisla propone anexar la otra mitad de Coyungo que le pertenecía a San Javier, porque le "es 27 lbid.,1eg.93, doc. 13, f. 7v. 28 Véase, por ejemplo, ibid.,leg.69, doc. 9, fs. I y 2: "sobre la valoración de las estancias denominadas Tocahuasi y Casoni en la provincia de Lucanas anexas a la estancia de Locchas [...] en la estancia de ganados se encontraron premeditados sujetos que estaban haciendo posesión de la misma sin autorización'. Este fue un caso de despojo de tierras a los indígenas mediante un complicado juicio, una familia que pagaba la compra hacía más de 40 años. " AGN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, SanJosé de la Nazca, leg. 95, doc 18, fs. I y 8. 30 Véanse leg. único, núm. 20, Loccha, y Macera, Traúajos, 1977, t.-rrt, p. lg7. Ubicada en el valle de Nazca, tenía un anexo con producción de aguardiente denominado la Ventilla. Su tasación original es de 247 729 pesos'/a reales,iT con un total de 73 290 cepas utilizables en la extracción de mostos que arrojaban una producción anual promedio -en el periodo de I767-L775-\8 de 5 000 botijas de vinos y aguardiente, con una tendencia al declive a partir de 1786 que figura en las cuentas administrativas.le En el cuadro 1 se detallan las cuentas realizadas en 1768 y en las que se hacen los descargos de 1767. La mano de obra documentada es la de los arrieros cuyos pagos se hacen a nombre de Matías Sotil, Luis Méndez y varios otros.z0 La suma asciende a 4 r.la carga, haciendo el total de 2 410 p. 6 r. en el proceso de arrieraje, el trabajo es entre indígenas y mestizos. figuran pagos por conducción. El pago a los jornaleros se incrementa a causa de la epidemia de viruela,zl y respecto de los botijeros hay un total de 866 botijas labradas.zz En 1770, se realiza un pago por 29 p. 4 r. a Domingo Guerrero por la saca de aguardiente.23 En 1771, por conducción de esclavos fugiüvos, se paga a Benturo Enciso y a Joseph Robles 48 p. 4 r.; los jornaleros Luis de Mesa y Josef Donayres reciben respectivamente 30 p. y 54 p." pot la saca de aguardiente y por guarda. EnI772,la producción es de 3 767 botijas de vino con descargo de 804 a la factoría en Lima; el cargo de peruleraszs de aguardiente es de 2 624 En 1769 con descargo de 1 15926 a la factoría. No se encuentran gastos por arrieraje, a pesar de que, de las cuentas se deduce un moümiento de boüjas y peruleras a Caballa para su posterior embarque al Callao, es lógicó especular que debe pagarse por el traslado de estos efectos de la hacienda a Caballa, pero no consta en los documentos. 17 Un peso de ocho reates. En adelante: p : pesos, r : reales. Revisa¡ el cuadro de propiedades rústicas de la Compañía en Macera, "Instrucciones", 1966, p. 8. Nuestras cuentas en gran parte difieren porque las tasaciones llevadas a cabo desde 1769, año del decreto para la enajenación de las haciendas, fueron sucediéndose continuamente hasta el último remate. Nuestr¿ tasación sólo incluye la última tomada antes del remate. Véase también ¿,cN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 94, doc. 14, f. 1. r8 AcN, Temporalidades, TÍtulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 93, doc. 10, f. 3: doc. 11, f. 4; doc. 12, f. 1; doc. 13, f. 1; doc. 14, f. I, y doc. 15, f. 1. ts 20 lbid, leg.96, doc. 13, f. 76. lbid.,leg.93, doc.2, f. 13. 2l La epidemia de viruela de 1769 diezmó la mano de obra esclava. LcN, Temporalidades. Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg.94, f. 12. 22 lbíd,1eg.93, doc. 7, f. 19; doc. 7, f. 5v., y doc. 7, f. 6. 2t Ibid., leg.93, doc. 9, fs. 4v, 5 y 39v., y doc. 21, B. 24 y 29. 21 lbi¿, leg.93, doc. 11, fs. 8v, 9 y 74. 2s Boti;as de aproximadamente 65 a 75 litros, destinadas a transportar el aguardiente a los puertos. Una carga de mula, medida de peso equivalente de doce a catorce @, quivale a una carga de 137 a 161 kg. 26 AcN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 93, doc. 12, f. 70. L28 Hilda Barentan Mano ile obra indígena cn l¿s h¿cimdas jesuitas SanJosé de ln Narca tos que arrojaban una producción anual promedio -en el periodo de 1767-1775-t8 de 5 000 botüas de vinos y aguardiente, con una tendencia al declive a partir de 1786 que figura en las cuentas administraüvas.le En el cuadro 1 se detallan las cuentas realizadas en 1768 y en las que se hacen los descargos de 1767. La mano de obra documentada es la de los arrieros cuyos pagos se hacen a nombre de Matías Sotil, Luis Méndez y t.la carga, haciendo el total de 2 410 p. 6 r. en el proceso de arrieraje, el trabajo es entre indígenas y mestizos. En 1769 figuran pagos por conducción. El pago a los jornaleros se incrementa a causa de la epidemia de viruela,zr y respecto de los botijeros hay un total de 866 botijas labradas.zz En1770, se realiza un pago por 29 p. 4 r. a Domingo Guerrero por la saca de aguardiente.z3 En 1771, por conducción de esclavos fugiüvos, se paga a Benturo Enciso y a Joseph Robles 48 p. 4 r.; los jornaleros Luis de Mesa y Josef Donayres reciben respectivamente 30 p. y 54 p.t' po. la saca de aguardiente y por guarda. Enl772,la producción es de 3 767 botijas de vino con descargo de 804 a la factoúa en Lima; el cargo de peruleraszs de aguardiente es de 2 624 con descargo de 1 15926 a la factoría. No se encuentran gastos por arrieraje, a varios otros.zo La suma asciende a 4 pesar de que, de las cuentas se deduce un moümiento de botijas y peruleras a Caballa para su posterior embarque al Callao, es lógico especular que debe pagarse por el traslado de estos efectos de la hacienda a Caballa, pero no consta en los documentos. 17 Un peso de ocho reales. En adelante: p = pesos, r = reales. Revisar el cuadro de propiedades rúsücas de la Compañía en Macera, "Instrucciones", 1966, p. 8. Nuest¡as cuentas en gran parte difieren porque las tasaciones llevadas a cabo desde 1769, año del decreto para la enajenación de las haciendas, fueron sucediéndose continuamente hasta el último remate. Nuestra tasación sólo incluye la última tomada antes del remate. Véase también lcN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 94, doc. 14, f. 1. 18 l.cN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 93, doc. 10, f. 3; doc. 11, f. 4; doc. 12, f. 1; doc. 13, f. l; doc. 14,.f. I, y doc. 15, f. 1. ts lbid, teg.96, doc. zo lbid,leg.93, doc. 2, f. 13, f. 76. 13. 2r La epidemia de viruela de 1769 diezmó la mano de obra esclava. l,cN, Temporalidades. Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, (eg.94, f. 12. 22 lbid,leg.93, doc. 7, f. 19; doc.7, f. 5v., y doc.7, f. 6. 23 ltrid., leg.93, doc. 9, fs. 4v, 5 y 39v., y doc. 21, 8.24 y 29. zs lbid,leg.93, doc. lca-Pmi 129 CUADRO I Ubicada en el valle de Nazca, tenía un anexo con producción de aguardiente denominado la Venülla. Su tasación original es de 247 729 pesos'TA reales,17 con un total de 73 290 cepas utilizables en la extracción de mos- 24 de 11, fs.8v,9 y 74. Botijas de aproximadamente 65 a 75 titros, destinadas a transportar el aguardiente a los puertos. Una carga de mula, medida de peso equivalente de doce a catorce @, quivale a una carga de 137 a 161 kg. 26 AcN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 93, doc. 12, f.70. Ibtal mano Años Botijeros Arrieros Jornaleros 2 410 p.6 r. 1768 270 p. 5 r. 1769 475 1770 178 p. 0 r. 304 p. 0 r. 6lp.4r. p. St/z r. 48p.4r. t77l t772 tn3 139 p. 0 r. 181 p. 4 r. 220 p.2Vz ITI4 t 29p.4r. 84p.0r. hoducto libr¿" ile obra 2588p.6r. 636 p. 504 p. 132 1 r. 1 r. 37 083 p. 2t/z r. p.4r. 113 p. 0 r. 113 p. 0 r. 7lp.0r. 391 p. 4 r. 13p.0r. 233 p.ZYz r. r775- rn6 3 118 p. l/z r. 14 p. 0 r. 3 132 p. lYz r. 'En los cuadros de las hacienrlas, el término -producto libre- figura también tal cual en los documentos contables, aquí referido a la venta líquida de los vinos y aguardiente. En la actualidad se traduce como "utilidad neta'. En 1773 se describe un pago a Hilario Mitanta, oficial de boüjeros, por 556 botijas que labró a2 r. cada una, haciendo un total de 139 p., trabajo realizado por enfermedad de los esclavos de este oficio.z7 En el año de 1775 se remata a don Francisco de Angulo, la hacienda de San José de la Nazca, su anexa la Venülla y la estancia denominada San Antonio de Loccha con sus anexas,z8 todas pertenecientes al Colegio del Cuzco y las üerras de Guarangal y Copara propias del colegio de San Pablo.zs Loccha, situada en la proüncia de Lucanas (actual Ayacucho), obispado de Huamanga, fue inicialmente donada por el cacique y curaca de este pueblo a don Sancho de Córdoba, encomendero de Laramate, a la que se anexaron otras tierras que "donan los indios por muchos tributos, tiene en contorno de tres leguas" (una legua: 5 196 m), y son todas tierras de ganado atendidas por indios tributarios a los que, inclusive, cuesta conseguir por lo apartado e inhóspito del terreno y del clima. Los documentos refieren que se encuentran indios en posesión de las tierras.3o En julio de 1782, don Francisco de Angulo y Guisla propone anexar la otra mitad de Coyungo que le pertenecía a San Javier, porque le "es 2t lbiil.,1eg.93, doc. 13, f. 7v. Véase, por ejemplo, ibid.,leg.69, doc. 9, fs. I y 2: "sobre la valoración de las estancias denominadas Tocahuasi y Casoni en la provincia de Lucanas anexas a la estancia de Locchas 28 [...] en la estancia de ganados se encontraron premeditados sujetos que estaban haciendo posesión de la misma sin autorización". Este fue un caso de despojo de tierras a los indígenas mediante un complicado juicio, una familia que pagaba la compra hacía m¡ís de 40 años. 2e r,cN, Temporalidades, Titulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 95, doc 18, fs. 1 y 8. 30 Véanse leg. único, núm.20, Loccha, y Macera" Iiabajos, 1977, t. ut, p. 197. 130 Mano d¿ obra indígma en lu lncimdns jauitns Hilda Barenwn fácil llegar al puerto de Caballa por Lacra que por Coyungo"3l (véanse mapas). No es extraño que don Francisco estuviera tratando de ahorrar gastos de transPorte. sólo se ha encontrado el libro de cuentas líquidas del año i768. En éstas figuran los datos de venta del factor, gastos fiscales, bodegaje y transporte, todos ellos que en detalle se suman para dar el precio de venta de las botijas de vino y peruleras de aguardiente'3z miás En el inventario de 1801, la extensión de la hacienda es de 340 d¿ lca-Penl l3l Losjornaleros reciben por regar y por la guardianía de noches y días de fiesta, 38 p. 2 r.tu y por la saca de aguardiente 62 p. (véase cuadro 2). En 1769 se manda a labrar gran cantidad de boüjas: 500 a Mario Mitante, 288 aJoseph Guamán, 501 a Alejo Ventura, 541 a Gabriel Rejan, 418 a Baltasar Aquije, 776 a Andrés Chutu y 5I2 aAndrés Guamán. Como la hechura de cada boüja es a 1 r. si es en blanco, o sea sin quemar, se paga en total 442 p. Los arrieros Carlos Cárdenas, Juan de Zegarra y das. Los arrieros Carlos Cárdenas, José Beato, Joseph Donaires, Bartolomé Jacinto Ramos conducen diversos efectos por 228 p. 5V+ r. Francisco Cueto se encarga de la saca de aguardiente por 60 p. Por regado y guardianía de aguas en días de fiesta, 9 p. 6 r.y porjornales a indios en quince lagaradas (20 hombres en cada lagarada) para la pisa de uva, 150 p." A finales de año asume la administración don Juan Maurtua y Pedreros.3s En 1770, los arrieros Pascual Chávez y Pedro Alcántara conducen diversos efectos por 92 p., los maestros Andrés Muñante y Francisco Guaman labran I lI2 y 240 botijas respectivamente por 169 p. Francisco Cueto realiza la saca de aguardiente en 20 días por 20 p. y los regadores, que 'conducen el agua sin desvarío a los parajes destinados", por 19 p 3 ..tt En este año se deja de enviar aguardiente a Huancavelica; el aguardiente de caña, de inferior calidad y precio, domina el mercado de la sierra. En l77t se señala con claridad que la labranza corría por manos de lcN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 65, doc. 10' f' 130' Estas cuéntas dan razón de la normatividad de los envíos a los puertos y la rutina un maestro boüjero indígena, hacia el mismo año a razón de 1 r. por cada botija labran Andrés Muñante y José Guamán. El arrieraje corre por cuenta de Antonio Soto, indígena que, al no saber firmar, recurre al capellán Felipe Reina para sacar su cuenta, con un total de 29 cargas a fanegadas,33 21 collos, 625 varas, incluidos los anexos. Sin contar las tierras de Locchas (Tocahuasi y Casoni) que en 1775 se subastaron a don Francisco de Angulo.3 Nuutra Señora de Belin Ubicada en Ica, tenía un solo anexo: Chavaliña. Su extensión, incluyendo el anexo, es de 59 fanegadas 1 collo y 768 varas. Las cuentas empiezan a presentarse a fines ¿e 1267, siendo administrador Antonio Portuondo.35 Eite ano, el maestro Laureano Toledo recibe 85 p. por 680 boüjas labraCordero y Sebastián Sendero conducen diversos efectos por 94 p' 4 r' 3r 32 obligatoria para detenerse en los sitios designados. En el poblado de Coyungo se descargaba y se "iellenaba" o completaba el aguardiente y vino que se perdía en el camino, anotándose nuevamente el númeró de boüjas reducidas, además de los pagos por bodegaje y el pago a los peones por realizar estos oficios y gastos de manutención. Lo mismo ocurría al llegar al puerto ¿e CaUátla, donde la autoridad local se hacía cargo de recibir la carga y también percibía un pago. En los puertos se sumaban los impuestos por salida y se precisaba,el pago por envío, el poicentaje qúe cobraba el capitán y la obligación de éste para asumir las botijas rotas en el tattrpo.i". Ál llegur a Lima se repetía nuevamente el pago de impuesto por entrada y la ruüna de bódegaje; donáe aumentaba el gasto del traspofte a las bodegas -y.donde además se perdÍan botijas. Áiregresarlas al puerto, el factor (el encargado de la factoría) fija'ra et precio de venta locil o las erñbarcaba a los puertos del norte del país (Paita) hasta Quito. Estas cargas no eran usualmente muy signilicativas, figuran esporádicamente. Se pagaba nuevamente el impuesto de salida y lo que nJ se vendía quedaba en bodega contabilizándose para las ventas del año siguienie. Eá los documentos en general, se menciona en estos años la escasa venta del aguardiente en la ciudad caPital. 33 Una fanegada es "la extensión de terreno donde se siembra una fanega de grano o semilla: también-donde se recoge". Corominas, Diccionario, 1974. No es lo mismo sembrar tubérculos que sembrar maiz.El volumen del fruto determina la extensión' La deñnición del término fue legalizada en España en 1801, equivale a 6 425 m2. En Perú, la definición de fanegada se ofi"cializó en 1966 y equivale aproximadamente a 6 459.6 mz. un collo equivale aproiimadamente a poco más d" 7r ¿" hectáiea (una hectárea: l0 000 met¡os cuadrados) y una vara a 3 pies (0.84 m). léN, dmpo.ulidades, Títulos de Hacienda, San José de la Nazca, leg. 69, doc. I' f ' 127' 'n 35 ncN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, Belén, leg. 13, doc.2l' f.25. razón de 12 r. cada una. Francisco Cueto vuelve arealizar la saca de aguardiente por 35 p. y a los regadores por su trabajo mensual se les da un total anual de 28 p. 2 r. Este año se producen 904 botijas de aguardiente de las cuales 628 son remitidas al puerto de Pisco.ao En 1772, se paga a Andrés Muñante por la labranza de 650 botijas, 81 p. 2 r.; al arriero Joseph Uribe, entre otros, por los fletes de diversos efectos, 51 p.; en tanto que a Francisco Cueto por la saca de aguardiente, 40 p., y a los regadores, según clstumbre, 25 p.4 r.ar Este año se producen 902 botijas de aguardiente, de las cuales 784 se remiten al puerto de Pisco. En t773 el arriero Joseph Donaire por la conducción de diversos efectos recibe 91 p.; el boüjero Andrés Muñante por la hechura de 450 boüjas, 56 p. 2 r.; Francisco Cueto otra vez realiza la saca de aguardiente por 38 p. lbid., Belén, leg. 13, doc. 4, fs. 1, 5 y ll. lbíd.,Belén, leg. 13, doc. 4, fs.24 y 30, y doc" 12, fs. 4 y 8. 38 lbid.,Belén, leg. 13, doc. 21, f. 109v. 3s fiiil.,Belén,leg. 13, doc. 13, fs.21 y22v,y doc.2l, f. 109v. 40 nid.,Belén,leg. 14, doc. 9, fs. 1-5. 4t lbi¿,Belén, leg. 14, doc. 10, fs.2 y 54. 3s 37 t32 Mano d¿ obra inlígena en lns lwcitndas jesuitas Hilda Barenwn CUADRO Z Total mano Botijeros Años Anieros Jomaleros fuoducto libre de obra p.6 1768 85p.0r. 94p.4r. 100 p. 2 r. 279 1769 228 p.5 r. 219 p. 6 r. w0 442 p. O r. 169 p. 0 r. fl71 383 p. 7 r. 92p.0r. 43p.4r. 1772 5lp.0r. t774 8l p.2 r. 56p.2r. 79p.3r. 39p.3r. 63p.2r. 65p.4r. t775 44 91p.0r. 33p.0r. 40p.4r. 42 p.0 r. 49 p.2 r. 890 p. 3 r. 300 p. 0 r. 490 p. 5 r. 211 p. 5 r. 208 p.2 r154 p. 3 r. 133 p. 6 r. rn3 p.0 r. 6lp.0r. r. 7568p.4r. I 512 p. 4Yz r. 3280p.6r. y a los regadores, según clstumbre antigua, se les paga 23 p. De las 676 boüjas de aguardiente producidas, 389 fueron remiüdas al puerto de Pisco y 126 bodas del boüjambre4z de sierra se venden arczón de 8 p. en la hacienda.a3 En 1774 el arriero Joseph Donaires conduce cargas de diversos efectos por 33 p.; el botijero libre Joseph Guamán reaJiza 635 boüjas por 79 p. 3 r.; Francisco Cueto por la saca de aguardiente, 32 p., y se paga a los regadores un total de 10 p. En este año se producen 603 botijas de aguardiente, 358 de ellas se remiten al puerto de Pisco y 110 del botijambre de sierra se venden en la hacienda.aa Para el siguiente año, la hacienda es rematada a Francisco de Mllar y Dehesa. En el total de entradas no figura la cantidad de venta a Huancavelica porque no tiene descargo de impuestos (éstos están presentes sólo en la hacienda San Jerónimo de lca) y en el año de 1770 se ha sumado al producto libre, el valor de las boüjas en poder del factor y avaluadas. SanJaaier de In Nazca Esta hacienda colinda con la de San José de la Nazca y tiene tierras anexas, de las cuales San Pablo es productora de aguardiente, las otras tierras son {2 La botijambre de sierra estaba constituida por botijas más pequeñas que las llamadas tamaño corresponde a la mitad o al cuarto de la capacidad de aquéllas. Las de a cuarto también s ellaman písquitos. Es carga adecuada para recuas de asnos o tropillas de llamas. No se han encontrado en los documentos cargas en odres que, según referencias, se usaron antiguamente para trasportar el aguardiente a la sierra. {3 ecN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, Belén, leg. 14. doc. 6, fs. 1-4. an níd, leg. 14, doc. 7, fs. l, 2 y 5v. Perul.erus, su de lca-Pmú 133 Coyungo (panllevar), Copara, lJtucabra, Macamaca y Llipata. Esta última fue vendida por separado el 11 de noviembre de 1771 a don Luis de Meza a favor del doctor don Policarpo Luján quien tuvo problemas para obtener las credenciales oficiales, por no consignar en la subasta original el hecho de ser a su vez administrador de la hacienda de San Javier y de todas sus anexas (véase cuadro 3).45 Las cuentas se inician el 21 de octubre de 1767 con Policarpo Luján, primer administrador de la hacienda.ao En 1767 aparece un pago al grupo de arrieros encargados de transportar las botijas, por un total de 2 088 p. a razón de 4 r. cada botija, de un total de 4176 piezas que la hacienda envía a Lima.aT Entre los años de 1768 y l775,la mano de obra indígena de jornaleros, arrieros y, en grado menor, de boüjeros, está ampliamente documentada.48 En 1768, la producción fue de 913122 botijas de aguardiente que, enviadas todas al factor en Lima, se vendieron en la suma de 13 296 p.2 r.,nn arazón de 11 pesos cada una. En adelante, la producción se inclina hacia los vinos y sus variedades, debido al incremento del mojonazgo al aguardiente de ZYz r. a 4 t en 1774, según lo indican las cuentas administrativas de 1768- 1775.50 Los gastos de la hacienda en los años de 1769 son de 13 302 p. 4t/z r., en relación con la entrada bruta de 27 262 p.3Vz t y en el año 1770 siguen aumentando desproporcionadamente a 22 755 p. 6!e r. en relación con la entrada bruta de 22 921 p.7/n r.5l Para el año de 1771 se inicia la tasación de varias üerras pertenecientes a la hacienda, inclusive el Parral y üerras nombradas de Cabella (anexa de San Pablo), para rematar la haciendas2 al subastador don Carlos José de Guisla,53 hecho que se efectúa en 1775. En ese año, las tasaciones se as lbid., San Javier de la Nazca, leg. 51, doc. 18, f. 3; leg. 64, doc. 4, f. 126', leg. 62a, doc. y 24v, y leg. 53, doc. Z, f. 100. lbíd., San Jaüer de la Nazca, leg. 51, doc. 1, f. I, y teg.62a, doc. 8, f. 1. 17 lbid., leg.5l, doc. 4, f. 1. 18 lbid,leg.51, doc.4, f. 1; teg.62a, doc. 19, fs.8v, 124,124v,128y 129; leg.63, doc.3, f. 1v; doc. 4, fs. 5v, 129v, 134, 52 y 51; doc. 5, fs. ll2, ll2v,6v y 55v; doc. 6, fs. lv y 2; leg. 64, doc. 7, fs. lv y 3: leg. 64, doc. 8, fs. 12, 12v, 15, 13v y 14: doc. 9, fs. 11, 12 y l2v; doc. 11, fs. 9, 9v, 10v. En la costa existió poco yanaconaje a diferencia de la sierra, donde la población estaba extensamente consütuida por yanaconas a propósito de los obrajes. Véase Tord y Lazo, "EconomÍa", 1989. Hay un dato en San Jaüer por el que se le paga en aguardiente al trasegador (el que vaciaba de un lugar a otro el aguardiente o el vino), se trata de olicios menores que los ya¡¡aconas realizaban inclusive como reemplazo de mano de obra y su paSo era siempre en 19, fs. 7v 16 especie. {s ncx, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San Javier de la Nazca, leg. 51, doc. 4, f. 4v. ltrid., leg.63, doc. 6, fs. lv, 2 y 6v. 5t lbid., leg.62a, doc. 19, f. 128, y leg. 63, doc. 6, f. 9v. s2 lbid., leg.63, doc. 7, f. 4, y leg. 51, doc. 18, f. 3v. s3 lbíil.,leg.51, doc. 18, f- 4. so Mano d¿ obra ind.ígena en lns hncimdas jesuitn"s de lca-Peni Hilda Barentun 134 CUADRO CUADRO 3 Años Total mano Botijeros Años Anieros r. 2310p.4r. 98 p. 5 r. 312 p.4 r. 62p.4r. 475p.6r. 14 p. 0 1768 1769 LTTO Jornaleros ile obra 12p.0r. 2336p.4r. 64p.4r. 475 p. 5 r. p.7 166 p.0 107 r. 646 p. I r. Botijeros Arrieros 24 298 p.3Y+ r. 10 0ll p. I r. 25p.3r. 61p.4r. 1769 18p.4r. 352 p. 5 r. mo 28p.0r. 81p.0r. tTn 17p.0r. 104 p. 0 r. 121 p. 0 r. tn2 111 p. 6 r. 166 108 p. 6 r. 128 p. 6 r. 96p.0r. 106 p. 0 r. 202 p. 0 r. t773 Ln3 108 p. 0 r. 44p.0r. 152 p. 0 r. lT74 1lp.0r. ITT4 187 p.2r. 90p.0r. 201 p. 0 r. 388 p. 2 r. 204 p.0 r. tn5 114 p. 0 r. 166 p. 0 r. 1l 183 1768,t770y 1774. SanJosé de Chunchnnga Esta hacienda, situada en el valle de Chunchanga, inicia sus cuentas con el administrador don Ignacio León y Mcuña desde el 21 de septiembre hasta, 20 de noviembre de 1767. En esa fecha, entrega el cargo a don Bernabé de Salazar quien inicia las cuentas el 21 de noviembre, su administración dura siete años consecutivos (véase cuadro 4).57 58 s4 lbiil,,leg.64. Este dato es importante, porque en otro tiPo de documentos la hacienda figura con este nombre y crea confusiones. He proporcionado el dato a la arquitecta Sandra Negro, quien no encontraba su ubicación. Después se [ama¡ía San Pedro' 55 Lctt, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San Javier de la Nazca, leg. 67, doc. 4, f. 1. sE llid.,leg.69, doc. 57 ecN, Temporalidades, Tltulos de Hacienda, San José de Chunchanga, leg. 62a, doc. 10, doc. 11, f. 1, f.31. y doc.2, f.260. p.2r. 371 p. 1 r. 109 p. 0 r. 78 p.0 9546p.7r. 10 457 p. 5 r. 6 444 p.2 r. r. p.2 r. Para la botijería, durante los años de 1768 a 1774, no figura mano de obra indígena, ésta es elaborada por esclavos. Son interesantes las cuentas por manutención a negros botijeros,ss en las que consta la rebaja de pesos en el salario del administrador por exceso en la alimentación a los negros boüjeros. Finalmente las botijas se terminan comprando, ya que, como consta en los libros de cuentas administrativas, existían problemas con la elaboración de las mismasse que, por mal embreadas, solían explotar o salían mal. Hay mano de obra de otro tipo, como la del cargador de leña José Gabriel Chacaltana, quien se ofrece a cargar al hombro, aÍazón de 1 r. por carga, un total de 25 p. 3 r. ya que las recuas de mulas no estaban disponibles.Go En los siguientes años, entre 1769 y 1774, figura poco arrieraje y la contrata constante de los mismos arrieros. De igual modo, en el año de 1768, el administrador contrata mano de obra extra para salvar la lagarada por un total de 10 p. En el año de 1773 aparece la epidemia de viruelaol en lca, según las crónicas de los administradores, por lo que la mano de obra esclava se ve disminuida y los indígenas entran a trabajar como jornaleros. En este caso, un grupo de 17 indios jornaleros al mando del capataz Cristóbal Chacaliasa, para el socorro de la hacienda en las semanas de poda.62 ss f.2; 67 268 p. 7 r. hoducto libre p.1%r. inician con el dato siguiente: "Prontuario de la hacienda nombrada San Antonio de Buena Msta en el valle de Changuillo que hoy se conoce por San Javier y San Pablo en la jurisdicción de la ciudad de Ica".sa Guisla pierde la hacienda aparentemente en 1798.55 San Javier es entonces rematada al coronel don Tomás Arias y Moras, quien asume las deudas. En el inventario de ese año, 1809, la propiedad con los anexos (San Pablo, Cabella y Coyungo) tiene una extensión de 219 fanegas 1 collo 721 varas.56 En los documentos de Temporalidades la hacienda figura hasta 1828. Sólo se han encontrado los libros de cuentas líquidas de los años 17, Tbtal mnno de obra 1768 1772 r. 4 hoduao libre 55p.0r. 20p.0r. tnt Jornaleros 135 60 lbíd., leg.62, doc. 7, fs. 47v y 48. Ibid.,leg.62, doc.4, f.6v. lbid.,leg.62a, doc. 11, f.3. 6t "[...] las enfermedades epidémicas propiamente dichas se caracterizan por aparecer a intervalos relativamente largos, y afectando a grandes cantidades de personas cada vez que lo hacen [...] las epidemias se caracterizan por cuadros agudos, de ahí a que se presentan esporádicamente, pues infectan a prácticamente toda la población (entendiéndose por ésta a un "Germen", 1993' p.247. grupo - humano relativamente cerrado)". Martínez, - 62 AcN, Temporatidades, Títulos de Hacienda, SanJosé de Chunchanga,leg.62a, doc. 12, f. 5. Mano ile obra indígena en lns lwcimdas jesuitas 136 lcn-Peni r37 Hilda Barent<tn CUADRO La hacienda de San José de Chunchanga con sus 151 fanegadas, 2 collos y 1 543 varas se remata en el año de 1774 a don Silverio Bernales, vecino y regidor de Ica. En esta hacienda no se ha encontrado el libro de cuentas líquidas, las cuales han sido deducidas de los datos encontrados en el legajo 62, documento 2, folio 129, donde figura la canüdad de botijas vendidas por el factor y su respectivo valor de venta. Años y de ésta al puerto de Pisco y a la hacienda de Guancaca en Huancavelica. A la vez se contrata a Cayo MarÍnez para la saca de aguardiente por 100 p. se paga 70 por obras de boüjería; debe tomarse en cuenta que la producción de aguardiente se almacena en boüjas serranas cuyo valor es de ocho p. En este año se da cuenta de la presencia de la peste de sarampión.64 Asimismo, se producen 2 838 botijas de aguardiente de las cuales unas 1 806 son vendidas por el factor Francisco Lastra en Lima, 500 son vendidas en Huancavelica y 338 se venden en la hacienda. Además 71 y son dadas en diezmo y doce son cambiadas por harina.65 En 1769 se da empleo a varios jomaleros libres durante la vendimia, por hallarse enfermos algunos esclavos; asimismo, se contrata también la labranza de boüjas y el arrieraje Io realiza Ca¡los C:írdenas con la conducción de una carga desde el puerto de Pisco a la hacienda en 2I mulas por 31 p., por la conducción de las botijas de aguardiente al puerto de Pisco se paga a los arrieros 1 452 p.2 r. y por la conducción a la hacienda de Guancaca hoducto libre 100 p. 0 r. 1897p.0r. 2880p.6r. 304 p. 6 r. 98p.0r. 96p.0r. 1630p.7r. 152 p. 0 r. 1970p.3r. 24 579 p. 4la r. 20 632 p. 3 r. 8 340 p.Zt/z r. 12864 p.ZTt r. 1197p.6r. p. 5 r. 165 p. 4 r. I Jornaleros 70p.0r. 1727 p.6r. 1769 I37 p- 4r. 181 p. 2 r. 187 p. 4 r. 100 p. 0 r. 2 645 p.2 tn0 tn3 Esta hacienda üene anexa una productora de aguardiente llamada La Tinguiña. Las cuentas empiezan con don Felipe Antonio de Apestegui que se hizo cargo del secuestro de la hacienda en 1767 y cuya administración estuvo hasta el año siguiente en que fue dada a don Pedro Nestares el cual renunció a los pocos meses y fue entregada a don Dionisio de Silva que tras sus cuesüonados inventarios fue separado del cargo, para asumir la administración don Matías José Sotil en 1770, quien finalmente remató la hacienda (véase cuadro 5).63 En 1768, los arrieros Francisco Carlos Cárdenas, Pascual Chávez, Joseph Ormeño, Bartolomé Cordero y Joseph Donayre conducen cargas por diversos efectos del puerto de Pisco y de Chincha hasta la hacienda, d¿ obra Arrieros 1768 r772 Hacienda SanJerónimo de lca r. 175 1687p.0r. 66 68 ¡cN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, San Jerónimo, leg. 90, doc. 2, f. l, y doc. 5, f. I, y doc. 11, f. 1. 61 lbid., leg.90, doc. 3, f. lv; doc. 8, fs. 2 65 lbid.,leg.92, doc. 11, fs. I y 4. y 4. 561 p. 6 r. r. 3860p.4r. 1852p.4r. 11 149 p. 7 r. 472 p.0 en Huancavelica 1 162 p.66 La producción de este año es de 2 215 boüjas de aguardiente, de ellas 1 627 son vendidas por el factor en Lima, 340 en Huancavelica y 47 en la hacienda.6T Para el año de 1770, Luis Joseph Galarza se encarga de la saca de aguardiente por 49 p.y se pagan 191 jornales por conducir una carga de 8 900 palos de viña a 47 p. A la vez se encarga a los maestros boüjeros Joseph Guamán y Antonio Purilla la labranza de 900 y 650 boüjas respecüvamente a 181 p.2 r.; al arriero Pedro Alcántara-se le pagan 6 p. por conducir mulas a la hacienda, y a siete peones que, con 60 mulas, en 63 viajes, condujeron 3 780 cargas de barro, se les paga 236 p. 2 r. Ese año no se contabiliza envío alguno a Huancavelica, en adelante deja de enviarse botijería a la sierra por la misma razón de competencia desigual con el aguardiente de caña. La producción desciende a 984 botijas de aguardiente, de las cuales 880 vende el factor en Lima, y unas 69 son vendidas en la hacienda.os En 1771, el jornalero José Barga se dedica a la limpia y bordeo de la acequia de los naturales, además de la llamada acequia Grande que colinda con la hacienda Belén, cobra 20 p. 3 r. Están también los jornaleros que se encargan del riego, de la saca, del pisado y mantenimiento de la cosecha, cobran 47 p. 5 r.6e Para la saca de aguardiente se contrata a Pablo Medina por 84 p. Por la hechura de 1 500 botijas, el botijero libre Joseph Guamán cobra 187 p. 4 r. Por la conducción de diversas cargas en varios viajes hacia la hacienda se le paga a Joseph Uribe 149 p. y por la conduccién de 118 fanegas de maíz cobra también 295 p.to A esto debe lbid.,leg.90, doc 4. fs. 10v, 14, * Ibid.,leg.92, doc. 11, fs.5 y 9. -Ióid., 5 Total mano Botijeros LNT 63 de 2l y 1'l leg. 92, doc. 11, fs' 5-9' ltrid.,leg.90, doc. 7, fs.1,2 y 3; doc. 4, fs. 64v y 65v, y leg. 92, doc. 6s llid.,leg.92, doc.3, f.15. 7o lbid., leg.9l, doc. 5, f. 2v. 11, fs- 9v-12v. Mano de obra indígma en lns h¿cimdas jesuitas 138 d¿ lca-Peni 139 Hildn Barentan agregarse el flete por la conducción de la cosecha de aguardiente de la hacienda al puerto, que equivale a 1329 p. 5 t.tt En l772,los jornaleros trabajan en la poda, limpia de acequias, riego, pisado, mantenimiento y la saca de aguardiente. Josef Guamán otra vez hace 800 botijas por 80 p y otras más por 20 p. El arriero Josef Uribe trasporta diversos efectos además del flete por conducción de aguardiente al puerto, cobra 1 062 p. 6 r.72 En 1773, figuran los pagos por limpias de acequia, riego, pisado, mantenimiento, poda de la cosecha y por la saca de aguardiente. Thmbién por el arrieraje de 1 000 cargas de barro para la labranza de boüjas, la conducción de efectos y la conducción de las boüjas de aguardiente al puerto de Pisco.73 Este año se cuenta con 1 525 botijas de aguardiente de sarampión que dura cerca de cuatro meses: "no hubo día en que no bajasen de 30 los enfermos"Ts (véase cuadro 6). En el año de 1769 el maestro Laureano Toledo labra 700 botijas a 1 r. cada una, incluidas las comidas; en este año se vuelve a contratar aLázaro Cóndor para la conducción de diversos efectos a la hacienda. Se abonan 125 p. a Pascual Chávez para traer una carga de 500 boüjas vacías desde el puerto de Pisco. En la vendimia, por 249 jornales se pagan 127 p. 4 r., y Felipe Quintana realiza la saca de aguardiente por 65 p.tu En L770 sólo se consigna a Esteban Pando que se encarga de la saca de aguardiente por 52 p.y el arriero Joseph Figueroa conduce diversas cargas de efectos desde el puerto de Pisco hasta la hacienda por 16 p.77 En l77L Juan Dionisio Toledo realiza la saca de aguardiente por 63 p. 4 r., y el mismo arriero Joseph Figueroa conduce trece cargas a la hacien- más 187 que quedaron del año pasado; de ellas, 1 032 boüjas son vendidas por el factor en Lima y 300 son vendidas en la hacienda. Cabe señalar que son remitidas al puerto de Pisco para su posterior traslado se cosechan además 150 boüjas de vino, 87 de las cuales son vendidas por el factor y 33 son vendidas en la hacienda, a razón de 6 p. la botija. En el producto libre se ha sumado la venta hecha a Huancavelica porque ésta incluye los gastos fiscales, bodegaje y comisión de lo enviado a Guancaca y a Huancavelica. El administrador del ai,o L770 es revocado de su cargo por malversación. En el año 1772 el factor vende 5 376 p., cifra menor a la venta hecha por el administrador en la hacienda, cuya suma asciende a 8 203 p. San lgnacio dz Humay Esta hacienda se ubica en Pisco, con un anexo nombrado la Chacarilla que no es productor de aguardiente. La hacienda mide 113 fanegadas, 3 collos y 49 varas.Ta Las cuentas empiezan desde 1768 con la administración de Miguel de Figueroa, quien consigna los servicios del arriero Lázaro Cóndor para la conducción de pailas desde la hacienda Chunchanga y cargas de brea del puerto de Pisco hasta la hacienda; el arriero Luis Pastrana recibe 486 p. 2 r., por conducir con sus recuas diversos efectos y 586 p. 2 r. por el flete de la cosecha de aguardiente desde la hacienda hasta el puerto de Pisco, en tanto que Juan Miirquez realiza en el término de 63 días la saca del aguardiente por 81 p. Se anota además los estragos de Ia epidemia da por 13 p. 4 r. Se producen 852 botijas de aguardiente, de las cuales 765 y venta en Lima.is En 1772, con la nueva administración de Antonio de Tejada, se contrata al arriero Pascual Chávez para conducir diversas cargas desde las bodegas del puerto de Pisco a la hacienda por 11 p. y Félix Ramirez cobra 26 p. por la saca de aguardiente. Este año se producen 655 botijas de aguardiente, de ellas 60 quedan en diezmo y 576 son nemitidas al puerto de Pisco.Te En 1773 el arriero Joseph de los Santos conduce las cargas a la hacienda y es el mismo Félix Ramírez quien realiza la saca de aguardiente por 22 p., mas 6 p. para su manutención. En la relación que da el médico Pedro de Orduña, ingresan a la enfermería por diversos males un promedio de diez negros mensualmente. De las 488 boüjas de aguardiente producidas este año, 426 son remitidas al puerto, 44 se dan al diezmo y doce son desünadas para gastos de la hacienda.so En 1774 sólo se consigna al arriero José de los Santos, quien cobra 15 p. 4 r. Entre los meses de enero a agosto, enferman mensualmente en la hacienda un promedio de doce negros. En esta fecha se remata la hacienda aJuan García de los Reyes por 140 000 p., de los cuales 7 000 se dan al contado.8l 7s 76 " Ibid.,leg- 78, lbid., leg.78, 7s lbid., leg.78, 80 lbid,., leg.79, 8r lbid., leg.79, 18 1t lhíd.,Leg.91, doc. 5, fs. 2 y 8, y leg.92, doc. 11, fs. 13-17. '2 lbid., leg.91, doc. 6, fs. lv, 2v, 4, y 62v; leg. 92, doc.3, f. 15v, doc. 11, fs. 17v-20v. 13 liid., doc.10, f. 4, y leg. 92, doc. 11, fs. 21-26v. 7a lcN, Temporalidades, Títulos dé Hacienda, San Ignacio de Humay, leg. 79, doc. 3, fs. 7yll. lbid, leg.78, doc. 3, fs. 1-4, 50; doc. lbid., leg.78, doc. 4, fs. 1, 3 y 52. 7, doc. 5, fs. I y lv. doc. 5, f. 2, y doc. 6, f. 1. doc. 10, fs. 3v, 4 y 6. doc. 11, fs. 1, 2 y 3v. doc. 12, f. l, y doc. 2, f. 6. f. 2v. Mano ile obra indígma en lns lwcimdas jesuitas de lca-Perú 141 140 HiAa Barentan CUADRO botijas y su precio en 6 pesos y medio es renglón de 6 500 pesos y subi¡á mucho mas el importe si se remite a Guancavelica y a Guamanga así como lo practicara 6 el procurador del Colegio de Ica (véase cuadro 7).83 Tbtal mano Años Botijeros 1768 1769 ll2 p. 4 r. Anieros 608 p. 2 r. 294 p.2 r. v71. 16p.0r. 13p.4r. fiTz 11 tn3 15p.0r. 15p.4r. 1770 tTt4 p.0 r. Jomaleros 81 p.0r. 192 p. 4 r. 52p.0r. 63p.4r. 26p.0r. 22 p.0 r. de obra hoduao libre 8187p.0r. 689 p. 2 r. 599 p. 2 r. 10 299 p. 5 r. 68p.0r. l0 057 p. 3 r. p.0r. 37p.0r. 43p.0r. 77 15p.4r. En esta hacienda no se ha encontrado el libro de cuentas líquidas' por lo que se deduce el producto libre de los datos encontrados en el iega;o 20, documento 3, folios l0 y 11, donde figura la cantidad de boüjas vendidas por el factor y su respectivo valor de venta' La Macacona La hacienda Santa Teresa de Jesús, alias "La Macacona" pertenece al colegio de San Luis Gonzaga. se encuentra ubicada en la jurisdicción de Iá, a una legua de distancia de esta ciudad. "El 16 de seüembre de de 1767 el señor marqués de la Torre Hermoza, caballero de la orden rlisp*erso de la por lo justicia subdelega mayor, y corregidór Santiago, finca, la administracián a favor del coronel don Joseph de Boza, para hacerse cargo de la hacienda secuestrada al amanecer del día 10 del presente mes."82 Durante esta época se realiza una entrevista al padre Rubiano, procurador que fue de1 colegio de lca, sobre la producüvidad de la hacienda, en ella explica que que tiene también barreras para la fábrica de botijas no sólo para la botijambre de su que la llanura pago de el [" para todo sino Quinuay 'l necesita la hacienda de rodrigones los puede acarreaf que se carreta con el traiín permite terreno leña para hornos de los vidrios y la piedra del cerro Prieto descubierto el año pasado con lo que se ahorran los gastos de recuas [...] siendo garganta precisa áe arrieros para pisco y Chunchanga [...] suponiendo la cantidad sola de 1 000 82.r,cN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, Macacona, leg' 26, dbc- 3' f' lv' El administrador señala que la botijería la reciben de San Jerónimo porque ellos no cuentan con un taller, según figura en las cuentas del año de t767. En ese mismo año existe una fuerte presencia de arrieros indígenas a la que se suma la de los arrieros también indígenas que pagan parte del arrendamiento de tierras y figuran en el ítem de cargo de reales en cuentas administratiuar.s4 En el descargo de las cuentas de L767-t768 figura una gran lista de pagos a arrieros y iornaleros.8s La gran contrata de arrieros se debió a que la boüjería se transportaba directamente desde la hacienda hasta Lima,86 distante mas de 56 leguas (aproximadamente 310 km), si se considera que las cargas se dejaban en el puerto del Callao, que es el punto mas septentrional de la provincia de Lima. El administrador es reconvenido hasta en tres oportunidades por la administración de Temporalidades para que úzs cargos se enaíen, cunl es usual, por el puerto de Pisco; pero esta circunstancia, aparte de ahorrar los múltiples gastos de envío, podía permitirle al administrador descontar con pronütud mayores sumas a los arrieros: el tributo y las deudas, sobre todo las de arrendatarios y compradores de tierras de la hacienda. Para el año de 1769 se encuentra en la administración Cristóbal Schier y Vandique quien tiene que enfrentar la epidemia de viruela. En el pago a jornaleros se llega a la suma de 601 p. 1 r., sin embargo, esta suma es cuesüonada y Schier y Vandique responde que el gasto de pesos se debió a1... "tener en varias ocasiones los esclavos de trabajo enfermos en ocasión que los trabajos querÍan pronta ejecución" (véase imagen 1).87 Para el año de 1770 el gasto porjornales baja a 317 p.3 r. a razón de r. al día por podador. El pago por labranza de botijas asciende a 169 p. 1 r.88 En la revisión de cuentas del año 1771 se tiene como data el pago por labranza de 902 botijas en blanco a 1 r. cada una y labrado de 4 658 botijas cocidas por 82 p. 2 r.tn En el pago por arrieraje figuran las 83 lbitl., leg.26, doc. 4, fs. 11, l?v y 14. Al inventario de la hacienda confiscada debía acudir el pad.re chacarero, quien la manejara por muchos años y daba razón de los detalles de la administración y producción, a fin de que no cambiaran las normas, 8{ Se han encontrado algunos casos de indiosjornaleros o arrendatarios que pertenecen a una doctrina (como es el caso del Señor de Luren en lca, que es un rezago de una anügua reducción). lcN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, Macacona, leg. 27. 8s ecN, Temporalidades, Títulos de Hacienda, Macacona, leg. 26, doc. 10, fs' lv y Z. 86 lbíd,lreg.26, lbid., leg.26, 88 lbid., leg.26, 8s lbid., leg.26, 87 doc.5, f.2. doc. 18, f. 37. doc. 19, f. 38v. doc. 20, f. 4. Mano d¿ obra indígma en las lwcimdas jesuitns t42 de lca-Perú 143 Hilda Bar¿ntan IMAGEN I CUADRO Arrieros Botijeros Años 7 Total mano de Jornaleros obra indígena hoducto libre b gntn ¿odk 487 1768 p.2r. 285 p.7 r. 1769 tn0 169 tnt 82 p. 1 r. p.2 273 p.0 r. 601 p. 1 r. 317 p. 3 r. r. 140 p. 0 r. t772 187 p. 3 r. 94p.6r. 137 1773 279 18p.0r. 200 p. 3 r. p.5 r. t774 9p.0r. tn5 161 p. 3 r. 62 p.2 167 p. 6 r. p.7 r. t 50p.4r. 17p.0r. p.2 760 695 486 497 p. 6 r. 420 p.0 r. p. 7 r. p. 4 r. c,mt'o 4770p.4r. 3652p.0r. 3585p.5r. r. 498 p. 0 r" 7l p.2 r. 228p.7 r. conducciones desde la hacienda San José de Chunchanga, la Doctrina de la Córdova, Huamani y Pisco;eo se observan, además, pagos por c¿uretadas de madera desde el Ato Meio y del Orno Mejo, pagadas a Domingo Chista y a Norberto Francos, por nueve carretadas a 51 p. 4 r. y cuatrct carretadas a 14 p. respectivamente. Los pagos por jornales suman la cantidad de 167 p. 6 r., en el listado, muchos jornaleros parecen pertenecer a la misma familia, los apellidos de Chacaliaza,Tataje y Medina se repiten constantemente, pero con otros nombres, además de Peña, Morón o Morán, Quispe, Chacón, Pérez y De la Cruz. Cabe resaltar el pago a una partera con el nombre de Faviana de la Cruz por la suma de 2 p.sr En el año de 1772 la hacienda entra en subasta y las cuentas se divi* den en tres pa-rtes debido a las complicaciones que se originan al pretender reürar al administrador Schier y Vandique.sz En el conjunto de estas cuentas figuran los botijeros Pedro Choque y Baltasar Aquixe.s3 En este año figuran numerosos pagos por arrieraje.sa En la revisión de cuentas respecto al pago porjornales figura la carpintería,es la poda, el empalado y plante de vidrios.so Las cuentas administrativas de Schier y Vandique de enero a diciembre de 1773 muestran varios pagos a arrieros por conducciones desde Guamani y Pisco, destaca un pago a Marcos Collazos por el importe de eo llid.,leg.26, doc. 20, Is.2 y 2v. st lbid., teg.26, doc. 20, f. 6. s2 lbid.,leg.27, doc. 4, t. 1, y doc. 9, s3 lbid., lbid., ss lbid., sB lhid., s4 leg.27, doc. 9, lee.27, doc.9, leg. 27, doc.9, leg. 27, doc.4, f. f. f. f. 8. 2. 62. 58. Fuente: Hacienda La Macacona, 1768. Véase AcN, Temporalidades, leg. 26, doc. 5, f. 2. una carreta.sT Por otro lado, figura un pago a Baltasar Aquije, maestro botijero, por 1 005 adobes por la suma de 125 p, sin embargo, también labró 593 botijas en blanco por la canüdad de 74 p. 1 r.s8 El trabajo por jornales se incrementa en el mes de junio, época en la que replantan la viña, se paga a Mauricio Chacaliazaee 6 r. por cada día. La administración de Schier y Vandique conünúa su labor hasta el año de 1774, donde se observan las mismas complicaciones del afio 1772 ocasionadas por el subastador don Raphael de Salas.100 En las cuentas de ese año figuran pagos al maestro boüjero Baltasar Aquije por el socorro de tres semanas a la viña a 3 p. cada una y por el trabajo de la labranza s7 f. l. s8 ss lbid., leg.27, doc. 12, f. I. lbid., leg.27, doc. 12, f.7v. ni¿., lel.27, doc. 12, f.6. lbid., leg. 27, doc. 4, f. 58. 'oo Mano de obra indígma en lns luciendas jauitns 144 Hilda Barentztn de botijas se le abona 9 p.tot En los libros de cuentas de Cargo y Data, formados por Schier y Vandique a los magistrados del Tribunal de Temporalidades desde el 1 de enero hasta fines de abril de 1775, se observan los pagos por arrieraje desde Guamani y las Doctrinas de Córdova y Pisco. Por otro lado, hay un pago de 9 p a "dos horneros libres en dos jornadas de botijas a causa de haber observado que es muy peligroso este trajín para los negros y evitar los daños".102 En adelante el administrador es Agustín Buendía hasta el año de 1778, donde informa no tener culpa en la considerable pérdida y quiebra de vidrios.l03 En 1785 se le abren autos a Raphael de Salas por la deuda de réditos y redenciones.roa En el producto libre se suma la venta líquida de vino y aguardiente hecha en Pisco porque la mano de obra indígena es mucho mayor en comparación con esta venta, ya que la ganancia de la hacienda está dada por la venta de vidrios. CoNcr"usroNes Las haciendas jesuitas mantenían un orden instaurado e inamovible mientras que, al pasar a manos de administradores civiles en los años de Gmporalidades, las cuentas fueron llevadas de manera arbitraria y desordenada, a pesar del interés de la nueva administración por conservar la antigua estructura administraüva de los jesuitas. Esto se puede observar en la contabilidad de las haciendas, en la que se encuentran vacíos y una constante malversación de fondos, los cuales pueden deberse al mal manejo del capital o a las constantes zozobras a las que no estaban acostumbrados los administradores, que en la mayoría de los casos fueron cambiados constantemente. La administración central de Temporalidades exigía cuadrar las cuentas hasta el último real. En el ámbito económico, Ias políticas de los Borbones fueron las causas del fracaso de la nueva administración. Mientras el rey Carlos III propiciaba las grandes expediciones americanas en el auge de los descubrimientos botánicos, irónicamente ajustaba la economía peruana. El sistema de intendencias se instauró con ese fin, por lo tanto, se aumentó la imposición fiscal. En el interior de las haciendas el drama fue clamoroso y, finalmente, estas enormes haciendas fueron vendidas por debajo de su precio real. En estas complicadas ventas con juicios de por medio, las tu to2 lÍid., leg.27, d,oc. 13, f.2. lbid., leg.27, doc. 10, f. 5. '03 lbitl., leg.28, doc. 7, f. l. 'on lbid.,leg.28, doc. 10, f. 1. de lca-Penl 145 cuentas no quedan claras. La venta de las haciendas se prolongó hasta bien entrado el siglo xx y generalmente fueron desmembradas y separadas de sus anexos. Desde otra perspecüva, las pestes de viruela y sarampión que azotaron las haciendas en los años de 1768, 1769 y 1773 fueron condicionantes imprevistos que pusieron en riesgo la producción de esos años. Como la mano de obra esclava, que sumaba alrededor de 300 individuos en cada hacienda, fue diezmada por las epidemias, los administradores civiles se vieron en la necesidad de contratar mayor número de mano de obra indígena de los pueblos aledaños o de las reducciones subsistentes para realizar labores agrícolas, y aunque en menor número que la mano de obra esclava, ésta evitó una baja en la producción. De la misma manera se consolidó el trabajo de botijeros y arrieros indígenas en este periodo. Ensayo una explicación al caso de las epidemias de viruela y sarampión en los años de 1768-1773. La primera explicación es de carácter médico-sanitaria, los resultados de las investigaciones de Juan Lastres (1954) y Martínez Castilla (1993) han dado, en ese senüdo, las razones por las que las pestes han proliferado en Perú, dentro de grupos cerrados. Una segunda razón ligada a la primera es de carácter geográfico y meteorológico: en la costa peruana del Pacífico sur, los vientos corren de sur a norte con intensidades variables que dependen de las condiciones atmosféricas. En determinadas fechas del año, soplan en Ica grandes vientos denominados "paracas", que levantan las arenas del desierto y que llegan inclusive hasta la ciudad de Lima alcanzando velocidades de hasta 17.44 nudos. A esto se le conoce como "las lluvias de arena". Refiriéndose al puerto de Pisco, Paz Soldán (1877) dice que "no ofrece abrigo contra las marejadas y vientos que soplan con fuerza y que se llaman paracas". En Arequipa, al sur de Ica, se registró la epidemia de viruela en los años de l7L7-1719, y después de esas fechas las epidemias rondaron las poblaciones hacia el norte.ros Támbién en las ciudades y pueblos de la costa, los cementerios se ubican al norte para que "a las miasmas se las lleve el viento". Habría que contrastar otros informes sobre la epidemia local y recurrir a estudios meteorológicos de la zona. Braudel, en el volumen 2 de Ciuiliación material, en el capítulo sobre la difusión de las técnicas, habla deliciosamente de la relación entre los barcos y las corrientes de aire en la geografía mundial. No se han encontrado los documentos con los datos de epidemias en la hacienda San Javier ni en la hacienda Belén, las cuales no están alejadas la una de la otra, pero la incidencia de la mano de obra indígena no difiere de la de otras haciendas en este periodo. tos Brown, Bourborc, 1949, p. 108. Mano de obra indígma m las haciendas jesuitas 146 lca-Perú 147 Hild,a Barentan Es posible que, en el conjunto de los datos documentales, todas las haciendas de Ica registraran las epidemias. No es extraña la circunstancia de que se recurriera a la mano de obra indígena, a propósito de las epidemias que atacaron a los negros y no a los indígenas, pues éstos ya estaban inmunizados después de siglos de resistencia a las enfermedades que inicialmente trajeron los europeos. Apenas en el siglo xvru la población indígena había comenzado a recuperarse, después de la alta mortandad de años anteriores producto de la coirquista y las enfermedades, y, tal como lo hemos mencionado, la mano de obra indígena estuvo presente como recurso alternativo a la mano de obra esclava. El hecho de que en ocasiones fuera escasa, permitió a los indígenas negociar su salario con mayor holgura. La botijería, de anüguo, fue para los indigenas una labor de comercio mayor, al punto de consütuirse en moneda de cambio desde el siglo xvr.t06 Por tradición local, los indígenas conocían el oficio de modelar depósitos para almacenar chicha (bebida tradicional fermentada de maíz), tal labor era vital en el circuito de la hacienda y en el proceso de elaboración del aguardiente. Esta tradición inicialmente se fundió con la española que usaba el torno, desconocido para los nativos. Las haciendu, po, razones econórnicas consideraron tener su propia fábrica al mando de un maestro indígena y con mano de obra esclava, pero a la larga resultó más práctico y rentable encargarlas. La gran demanda de botijería y la habilidad de los maestros indígenas dio lugar a ra existencia de dtcenas de talleres que las elaboraban por millares cada año. El caso del arrieraje es diferente. Esta actividad era realizada en un primer momento por españoles y criollos poseedores de recuas de mulas, pero poco a poco los indígenas empezaron a trabajar en esto, ya sea con sus propias recuas o con las de un principal. Además, tenían una larga tradición en el oficio de recorrer los escarpados caminos semanos con tropillas de llamas. Es posible que ellos hayan sido los únicos dispuestos a cruzar, en caravanas impresionantes a través de los extensos desiertos, dunas y médanos, las distancias entre las haciendas y los puertos y, a veces, distancias enormes entre las haciendas y la ciudad capital, por lo que, en un momento, la gran mayoría de arrieros pertenecía a este grupo étnico. Thmbién, desde el tiempo de los jesuitas, debían pagar un porcentaje de las botijas quebradas en el camino, y en estas ciicunstancias, a la hacienda Ie convenía enviar con ellos la producción de vinos y aguardientes. Varias son las conclusiones que se deducen de la situación de indÍgenas botijeros, arrieros yjornaleros agrícolas: algunas haciendas no tenían 106 de Sánchez-Elías, Cuatrl,1g5Z, pp. 3g-42. gran necesidad de mano de obra indígena, sin embargo, las más grandes, ya sea por las contingencias de su producüvidad o por la necesidad de especialización, por el riesgo o por el trabajo en extremo duro, la necesitaron y uülizaron; recuérdese que el indígena, a diferencia del esclavo negro, no era un capital a proteger. El peón libre debía trabajar por un tiempo determinado según su contrato pero, en función de las deudas obligadas que adquiría, quedaba por tiempo indeterminado en la hacienda. Losjornaleros, según señalan las Recopiladas de Indias, debían recibir un salario en dinero y no en especie. Sin embargo, por lo general se les pagaba una parte en dinero (entre 15 y 30 pesos al año) y otra en especie (ocho fanegas de maíz y media arroba de carne cada dos semanas), o también se daba el caso de que su pago sirviera de trueque para subsanar deudas. En los documentos, los contratos se suceden año tras año con los mismos nombres indígenas, pero esta situación no era nueva, se heredó de la estructura administrativa jesuita. Si bien es cierto que tanto botijeros como arrieros eran contraüstas y no pertenecían formalmente a la hacienda, figurando sus pagos en el libro de cuerctas adminis' tratitas a diferencia de los peones libres que figuraban en el libro de salarios, no dejaban de tener una fuerte relación de dependencia mutua con la hacienda, pues muchos de ellos eran arrendatarios y pagaban con la botijería y el arrieraje sus deudas, también en especie, muchas veces en mostos y productos de la tierra que tenían arrendada a la hacienda y a la que se sujetaban, y en estos casos sus cuentas figuran en el libro de cargo de reales. En ocasiones en que la fábrica de botijas funcionaba en la hacienda, estaba a cargo del maestro botijero y en ese caso éste percibía un jornal. El trabajo de arrieraje se extendía a servicios como llevar expresas comisiones y encargos de confianza. Además se daba el caso de que el arriero indígena manejara usualmente la recua de la hacienda. Támbién en otras ocasiones y urgencias trabajaban como peones libres y se obligaban en función del dinero del arrendamiento y del tributo que el administrador descontaba de sus servicios. En la documentación analizada se encuentran varios ejemplos de arrendamiento y adquisición en el que los indígenas fueron maltratados económicamente para al fin perder su derecho a la üerra. Sin embargo, de otro lado, la hacienda también dependía de esta mano de obra indispensable. Sin ellos la cadena productivo-comercial hubiera colapsado. Llama la atención que de las ventas -en hacienda- los vinos y aguardientes no tenían ningún recargo de impuestos, lo cual reducía su precio de la misma manera como ocurría en la administración jesuita. Pero estas ventas libres de polvo y paja están asentadas en los libros de cuentas de las haciendas, de modo que no se trató de ventas fraudulentas por parte de los administradores ¿acaso Temporalidades se robaba a sí misma? En Mano ib obra indígma m las haciend¿s juuitns 148 Hilla Bar¿ntan todo caso, los libros contables no registran exoneraciones de impuestos u otras circunstancias, la contraparte de estas cuentas habría que buscarla en la contabilidad de la administración general, más allá de la administración de la hacienda. En loslcuadros de las haciendas, en el producto libre se incluyen los datos de venta del factor, gastos fiscales, bodegaje y transporte, todos ellos que en detalle se suman al precio de costo de las botijas de vino y aguardiente para dar su precio de venta. Hay que explicar que si no se tiene la cantidad de boüjas vendidas por el factor, no se puede hacer el cálculo del producto libre, a menos que éste ya figure en los libros contables, por esa razón, aunque tengamos la canüdad de botijas enviadas al puerto del Callao o a la sierra, si no sabemos qué canüdad quedaría en bodega y cuánto se vendió, tampoco se pueden realizar series de los precios en otros años sin estos datos. Esa es larazón por la que sólo figura en los cuadros el producto libre de algunos años. Sin embargo, los cuadros, aun incompletos, dan idea de las canüdades exiguas que la mano de obra percibía frente a la ganancia -aún deprimida- de la hacienda en de lca-Peni 149 respecta a la situación del indígena, me cuesta aceptar el concepto refren¿andolo si como sabemos, a pesar de las reales órdenes que "lo protegían" su participación vital y decisiva en la economía, maltratado física y moralmente, la suya no fue sino una realidad feudal. Veamos el cuadro 8 elaborado en rzvón de las distintas actividades encontradas en las cuentas de los administradores y que nos llevaron, conjuntamente con las cuentas presentadas, a observar el panorama de la incursión indígena en las haciendas iqueñas de este periodo' La importancia de la presencia indígena radica en que, a diferencia de la mano de obra esclava, la primera estuvo ancestralmente organizada y por lo tanto acostumbrada a la división y especialización del trabajo, manteniendo grupos de agricultores, botiieros y arrieros, entre otros oficios (véase gráfica 1). y GRAFICA I. PRESENCIA DE MANO DE OBRA INDfGENA" esos años. Los altos índices de producción, sobre todo en el siglo xvn, se basaron en la gran extensión de la hacienda porque, respecto de los adelantos tecnológicos, en el Perú colonial la botijería permaneció siendo de greda hasta la república y el proceso de producción tradicional: lagares, prensas y el pequeño alambique de cobre no permitieron por ellos mismos una gran producción pero, gracias a esta situación, a cepas originales y a las condiciones del medio ambiente, el aguardiente de uva producido, de calidad excepcional, que en el lenguaje portuario se llamó "pisco", no ha podido ser superado hasta el presente. El caso indígena fue una línea paralela de subsistencia, que corrió debajo de los grandes movimientos feudo-comerciales. A propósito del carácter feudal de la hacienda, cito para el debate a Tord yLazo (1981) y a telles Aréstegui (1991). El régimen feudal de la propiedad de la tierra está aún en discusión a propósito de los trabajos contemporáneos sobre capitalismo y modernidad. Actualmente, según Theotonio Dos Santos (2003), "el cambio conceptual más importante referente a la economía mundial se relaciona con la consütución de una nueva concepción teórica en la década de 1970, y principalmente en la de 1980, basada en la categoría de sistema mundial" con la que se relacionan los trabajos de Braudel (198a) y su "economía mundo", Wallerstein (1984) y sus ideas sobre "el sistema mundo", y las ideas de Frank (1978) y Quiiano (1971) sobre el sistema-mundo, que han vuelto a abrir el debate en torno a la teoría de la dominación para sostener que en las economías coloniales está presente la noción de capitalismo. En esta investigación, en lo que Negros fndígenas 22o/o nLos porcentajes resultan de suma¡ la mano de obra presente en cada una de las haciendas durante el periodo de 1768-1775. Mano ile obra indlgma en Ins hnciendas iesuitas I de Ica-Perú 151 Ancnwos $3 s- AGN Archivo General de la Nación, Lima, Perú' se sio .\r s- E€ 6 , F.ü 6) 6* '7á g* € S F E 'o E ciq bo o.r ;:36 sñ th 'F q- s ! '5ñE o lox * ; Q(ÚO.YFEH* uÉ'FircZóo(! gg' 6 qo ñ -E^ i* a, o F E E¿3 ga iE €ÉÉ ts r H ti: *;oei^(É=-:J(Écñ =' 9> :9..q 5;E :;á :EE HsH sHg ñ a C) O c) h o eO 4bo .€q 'Í ,s O- .E.E "? 83ct F0:: -^-ó-ó ñH 1eÜ EEs ci"Ele €g sF k ER b. F! a:3 -JjE 'i I ;;'EÜ; BANCS {J -.jE o.E ;'d ,si> c'€ Od d 6= €6 o* c\¡fi> o ñ ¡6'c d.E € AssADouRrAN, CeRr-os Ssr\4rer, El sistema ile la econo¡nía colonial: mercado interno, regiones y espacio económico, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1982' 339 pp' o S E:€ :& -L!üloCÉ.ñ -.O!90Erq \ BreLrocRApfe É*i €.f H = ,Ec '= Eg :I <r ¿o (É € a. o s E É; *! 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