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Diana Gorostidi Pi Estudios tarraconenses (editora) Géza Alföldy Estudios tarraconenses Géza Alföldy Estudios tarraconenses Géza Alföldy Estudios tarraconenses Diana Gorostidi Pi (editora) UNIVERSITAT ROVIRA I VIRGILI INSTITUT CATALÀ D’ARQUEOLOGIA CLÀSSICA Tarragona, 2017 Alföldy, Géza, autor [Obres. Seleccions. Castellà] Géza Alföldy : estudios tarraconenses. – Primera edició Bibliografia ISBN 9788484246350 (URV). – ISBN 9788494629853 (ICAC) I. Gorostidi, Diana, editor literari II. Universitat Rovira i Virgili III. Institut Català d'Arqueologia Clàssica IV. Títol V. Títol: Estudios tarraconenses 1. Inscripcions llatines – Catalunya – Tarragona 2. Tarragona (Catalunya) – Arqueologia romana 3. Tarragona (Catalunya) – Història – 218 aC-415 dC, Període romà 003.344.071(460.23 Ta Tarragona) 904(460.23 Ta Tarragona):7.032(37) 94(460.23 Ta Tarragona)"-0218/-0415" Aquest llibre és una coedició de la Universitat Rovira i Virgili (URV) i l’Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC), amb la col·laboració de l’Instituto Arqueológico Alemán de Madrid (Deutsches Archäologisches Institut, DAI) i la Comissió d’Història Antiga i Epigrafia del DAI a Munic (Kommission für Alte Geschichte und Epigraphik des Deutschen Archäologischen Instituts). Aquesta publicació s’inscriu en el marc de la celebració dels 25 anys de la URV. © d’aquesta edició, Universitat Rovira i Virgili (URV) i Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ICAC) Universitat Rovira i Virgili Av. Catalunya 35, 43002 Tarragona Telèfon 977 558 474 publicacions@urv.cat – www.publicacions.urv.cat Institut Català d’Arqueologia Clàssica Plaça d’en Rovellat, s/n, 43003 Tarragona Telèfon 977 24 91 33 – fax 977 22 44 01 info@icac.cat – www.icac.cat Aquest llibre és no venal i, a més de la publicació en paper, està disponible en accés obert a les webs de les institucions coeditores. El llibre està subjecte —llevat que s’indiqui el contrari en el text, en les fotografies o en altres il·lustracions— a una llicència Reconeixement-No comercial-Sense obra derivada 3.0 de Creative Commons (el text complet de la qual es pot consultar a http://creativecommons.org/licences/by-nc-nd/3.0/ es/deed.ca). Així doncs, s’autoritza el públic en general a reproduir, distribuir i comunicar l’obra sempre que se’n reconegui l’autoria i les entitats que la publiquen i no se’n faci un ús comercial, ni lucratiu, ni cap obra derivada. Imatge de la coberta: Inscripció de Cn. Domitius Calvinus (CIL II2/14, 977). Elaboració d’Iñaki Matias (ICAC) a partir del dibuix de Géza Alföldy i amb la superposició de la fotografia (MNAT). © dels textos, les traduccions i el material gràfic, els autors Primera edició: Novembre del 2017 Coordinació editorial: Publicacions de l’ICAC Correcció: Pere Farrando Canals Disseny de la col·lecció i de la coberta: Indústries Gràfiques Gabriel Gibert Maquetació i impressió: Indústries Gràfiques Gabriel Gibert Dipòsit Legal: T. 1377-2017 ISBN (ICAC): 978-84-946298-5-3 ISBN (URV): 978-84-8424-635-0 Géza Alföldy en el Rectorado de la Universitat Rovira i Virgili en ocasión de la presentación del volumen del CIL dedicado a Tarraco. Tarragona, 3 de mayo de 2011 (foto: Carme Badia - ICAC) Índice Prefacios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Isabel Rodà 13 Géza Alföldy y Tarraco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Juan Manuel Abascal 19 Sobre este volumen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Diana Gorostidi 23 Traducciones del alemán El senador Q. Gargilius Macer Aufidianus y sus parientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción y traducción de Antonio F. Caballos El programa de imágenes en las ciudades romanas del conventus Tarraconensis: el testimonio de los pedestales estatuarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Introducción de Isabel Rodà Traducción de Eva M. Koppel 29 49 La inscripción romana más antigua de la península Ibérica . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143 Introducción de Borja Díaz Traducción de Horacio González Tres élites ciudadanas en la Hispania romana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163 Introducción de Irene Mañas Traducción de Marta García Morcillo Epigraphica Hispanica XII. Una nueva inscripción de Tarraco: ¿Dispensator census Sarmatici o discens armaturae? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205 Introducción de Jordi López Vilar Traducción de Patricia Terrado Una temprana inscripción militar de Tarraco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213 Introducción de Joaquín Ruiz de Arbulo Traducción de Ada Lasheras El arco romano sobre la Vía Augusta junto a Tarraco (Arco de Bará) y su inscripción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225 Introducción y traducción de Oliva Rodríguez ¿Cuándo se convirtió Tarraco en colonia romana? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 Introducción y traducción de Francisco Beltrán Un programa estatuario en Tarraco: las divinidades protectoras de los distritos administrativos de la Hispania citerior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261 Introducción y traducción de Antonio Peña Inscripciones griegas y cultura griega en Tarraco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 Introducción de María Paz de Hoz Traducción de Jesús Carruesco Officina lapidaria Tarraconensis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341 Introducción y traducción de Diana Gorostidi La visita de Adriano a Tarraco (HA, H 12, 3-5) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 379 Introducción de Javier Andreu Traducción de Diana Gorostidi Traducciones del latín Un ara de Tarraco recientemente descubierta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403 Sobre una importante inscripción cristiana hallada en Tarraco . . . . . . . . . . . . . . . 405 Traducciones de Diana Gorostidi Sobre la investigación de las inscripciones tarraconenses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 411 Sobre la historia y la topografía de Tarraco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 417 Sobre la tipología y la cronología de los monumentos inscritos tarraconenses . . 437 Traducciones de Julio César Ruiz Anexos Una correspondencia interrumpida: Géza Alföldy y el manuscrito de Pons d’Icart . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 447 Jaume Massó Publicaciones sobre Tarraco de Géza Alföldy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 453 Abreviaturas y bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 457 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO Una temprana inscripción militar de Tarraco Introducción La habilidad para unir disiecta membra es sin duda una de las cualidades que se esperan de un epigrafista1. Ni que decir tiene que un maestro como Géza Alföldy cultivaba este difícil arte de forma magnífica. Su memoria y precisión eran siempre sorprendentes cuando regresaba una y otra vez a los almacenes tarraconenses a realizar o revisar de nuevo sus autopsias de no importa qué mínimos fragmentos epigráficos. Este trabajo suyo resulta un buen ejemplo: la unión de un nuevo fragmento «a» de lápida funeraria romana, cuyo hallazgo le fue comunicado en 1979, con la transcripción manuscrita de otro fragmento de lápida «b» que ya había sido publicada en CIL II, 4175 y recogida bajo RIT 215 apenas sin comentarios. Una inscripción, esta última fragmentada, transmitida hacía ya siglos por Pons d’Icart y Povillon, y que ahora podía ser finalmente entendida gracias a que el nuevo fragmento contenía la parte inicial que daba sentido al texto completo. La coincidencia en ambos fragmentos del nomen Coelius era desde luego sintomática, tanto como el complemento de las letras HS en la última línea fracturada del primer fragmento «a» con la T final de una primera línea también fracturada con que se iniciaba el segundo «b». Tal coincidencia permitía reconstruir una fórmula funeraria del tipo h(ic) s(itus) est. Además, la unión entre ambos textos quedaba perfectamente acreditada por la fórmula inicial et eius f(ilius) de la segunda línea del fragmento «b», que aseguraba la necesidad de que también un padre figurara en las líneas anteriores, de las que el fragmento se había separado. La unión de ambos permitía ahora reconstruir un sentido epitafio dedicado por un militar a las tumbas unidas de su hermano y su padre: a) M(arcus) Coelius / M(arci) (filius) Aemi(lia) Dur/[ra]ci an(norum) LXXX / h(ic) s(itus) b) [es]t / et eius f(ilius) L(ucius) Coeli/us Bellicus an(norum) / XXV h(ic) s(itus) est / titul(um) pos(uit) patr(i) et / fra[t]r(i) M(arcus) (?) [C]oe[l(ius)] Sabi[nus(?)] mil(es) / le<g>(ionis)] VI (centuria) Verecundi / [si]t ter(ra) l[evis(?)]. «Marco Coelio, hijo de Marco, de la tribu Emilia, de Durracium, con 80 años de edad, aquí yace. Y con él también su hijo Lucio Coelio Bélico, de 25 años. La inscripción la ha puesto Marco (?) Coelio Sabino, soldado de la legión VI, de la centuria de Verecundo, para su padre y su hermano. Que la tierra os sea leve». 1. «Eine frühe Militärinschrift aus Tarraco» (= Alföldy 1995 [1997]). 213 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES Tras este primer artículo, Géza Alföldy volvería a publicar de forma conjunta ambos fragmentos revisados bajo CIL II2/14, 1065, ahora sí con amplios comentarios. Para entonces, la lápida funeraria resultante de la unión ya había sido también incluida en distintos repertorios (HEp 6, 900 = AE 1995, 974 = AE 1996, 928 = AE 2012, 828 = AE 2012, 1305). La interpretación general se mantendría invariable: el dedicante de la lápida tuvo que ser un soldado de la legión VI, integrado probablemente en el officium del gobernador de la Tarraconense, en homenaje a su padre, M. Coelius, Durraci, es decir, oriundo de Dyrrachium / Durracium, el famoso puerto de la costa adriática, hoy albanesa, donde M. Antonio fundó una colonia ca. 30 a. C. con colonos adscritos a la tribu Emilia. El tercer personaje mencionado, L. Coelius Bellicus, hermano e hijo de los anteriores, porta un curioso cognomen que para Alföldy sería indicativo de un nacimiento in castreis. Esta lápida funeraria sería, pues, testimonio de una familia de militares con una cronología situada entre las épocas de Augusto y Tiberio. Quisiéramos ahora añadir, uniéndonos en este homenaje al maestro de la historia social de Roma, algunas pequeñas observaciones que ojalá hubieran despertado su interés y aceptación. Hace unos años, la revisión de los epígrafes RIT 1 y RIT 2, la famosa inscripción opistógrafa dedicada a Pompeyo el Magno girada e invertida en nuevo homenaje al senador P. Múcius Scaevola (RIT 2 = CIL II2/14, 988), nos permitió reconocer a este último como el prefecto fundador de la nueva colonia tarraconense planificada por Julio César tras la asamblea provincial del 49 a. C. (cf. Ruiz de Arbulo 2002). Fue una idea que consultamos en su día con Géza Alföldy y que él mismo nos animó a publicar recogiendo luego la propuesta en CIL II2/14. La nueva colonia habría estado ya organizada en torno al año 37 a. C., cuando reconoció como patrono al gobernador M. Domitius Calvinus, según probaría la nueva reconstrucción de la lápida RIT 362 = CIL II2/14, 977, un trabajo recogido y comentado en otro de los capítulos de este volumen (= Alföldy 2000a). Ambas lápidas justificaban la existencia de una deductio de veteranos cesarianos en Tarraco y permitía concluir un largo debate historiográfico sobre el carácter de esta colonia. Años después, un nuevo fragmento de inscripción honorífica aparecida fuera de contexto en las excavaciones del teatro romano a principios de los años 1980 aportaría nuevas evidencias sobre ella. Se trataba de un fragmento de placa en piedra local de las canteras de Alcover que contenía un breve fragmento final del homenaje a un personaje ignoto que fue dos veces duunviro quinquenal (de Tarraco) y además tribuno de la legio Martia: [--- ---] [--- II vi]R (vel -o) QVINQ(uennalis) ITE[m vel -rum ---] [--- Trib(unus vel -o) mi]L(itum) LEG(ionis) MAR[tiae vel -t(iae) ---]. Fue de nuevo el propio Géza Alföldy quien identificó la importancia del fragmento incluyéndolo en su nuevo repertorio (CIL II2/14, 1023). La mención de una legión sin numeral permitía identificar de forma inmediata a esta legión de Marte, una unidad de vida efímera pero muy famosa, formada en el año 48 a. C. al servicio de Julio César, a cuyas órdenes combatió en Farsalia, África y quizás también en Munda en el año 45 a. C., según hemos propuesto en otro trabajo (Ruiz de Arbulo 214 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO Fragmento de inscripción con la mención a la legio Martia (CIL II²/14, 1023). Foto: BBAW-CIL (G. Alföldy). 2009 = 2013). Sus hombres conocieron el asesinato del dictador al año siguiente acantonados ya en la Panonia formando parte del ejército cesariano destinado a una nueva guerra contra los partos. Fueron llamados de nuevo a Italia por el cónsul Antonio para acompañarle a la Galia cisalpina, pero se produjo un enfrentamiento en Brindisi por el pago de las soldadas que motivó ejecuciones sumarias, ordenadas por Antonio. Sin llegar a diezmar las legiones, el castigo implicó la ejecución de unos 300 soldados «con fama de sediciosos» (Apiano BC 3.43-44) y, según los discursos de Cicerón (Phil. 3.31; 5.22), también a centuriones. Los hombres de la Martia decidieron poco después abandonarle junto a sus compañeros de la IIII Macedónica. Ambas legiones se pasaron ilegalmente a Octavio, el joven César, lo cual permitió a este formar su primer ejército, con el que acudió en ayuda del Senado. Los hombres de la Martia combatieron feroces contra los legionarios de Antonio, sus antiguos compañeros, en Forum Gallorum, y más tarde acompañaron a Octavio a Roma para ocupar el consulado con tan solo veinte años. En el año 42 a. C., formado el segundo triunvirato, el mismo día de la batalla de Filipos, según el relato de Apiano (BC 4.115-116), los hombres de la Martia fueron sorprendidos embarcados en un convoy de naves de transporte en mitad del Adriático un día de calma chicha 215 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES y masacrados por las galeras senatoriales de L. Staius Murcus y Domitius Ahenobarbus sin posibilidad ninguna de defensa. Mandaba la flota Cn. Domicio Calvino y su nave fue una de las pocas que pudo regresar a Brindisi sana y salva. La legión fue desbandada. Sabíamos que algunos hombres de esta legión fueron asentados en Padua, donde conocemos la edícula funeraria del centurión Minucius Lorarius «el Azotador», conservada en su Museo Civico (Keppie 1991). El centurión aparece de pie, sin casco, empuñando la vara de mando (vitis) en su mano derecha y con la mano izquierda sujetando el pomo de su espada. Lleva una capa sujetada con una fíbula de arco y la cabeza descubierta, y viste una túnica corta ceñida por un cinturón del que pende a la izquierda la espada (gladius) y un puñal (pugio) ceñido de forma horizontal sobre el vientre por medio de un doble nudo unido al cinturón, una técnica característica de los puñales celtibéricos, lo que sugiere que este centurión pudo haber combatido en Hispania (Kavanagh y Quesada 2009; Ruiz de Arbulo 2009 = 2013). Sobre las tres bandas del arquitrabe superior (AE 1982, 395) se desarrolla el texto de la inscripción: [- Mi]nucio T(iti) f(ilio) Lorario c[e]ntur(ioni) in / [leg(ione)] Martia Terti[---] / [--- fe]cit ide(mque) r(estituit?). Esta nueva lápida tarraconense se dedicó a un tribuno de la legio Martia que repitió por dos veces como duunviro quinquenal encargado del censo. Es, pues, evidente que la nueva colonia tarraconense fue controlada políticamente por sus nuevos colonos veteranos durante al menos una década. Ahora, creemos posible situar también en el contexto de los militares instalados en la nueva colonia al M. Coelius (pater) mencionado en este titulus funerario, y probar que, además de elementos de la Martia, también fueron asentados en Tarraco veteranos de la legión VI. Tomemos como primer elemento de análisis el origen de M. Coelius en la ciudad de Dyrrachium, puerto de enlace con Brundisium para la travesía del Adriático. Esta ciudad sufrió la guerra de trincheras y empalizadas previa a la decisiva batalla de Farsalia entre César y los pompeyanos en el 47 a. C. Sus costas vecinas hasta Apollonia fueron luego convertidas en el año 44 a. C. en cuartel de invierno para las legiones de César que debían iniciar una campaña contra los partos en la que debía de participar el joven Octaviano. Este se encontraba precisamente completando su instrucción en Apollonia junto a su amigo Agripa en el momento del asesinato del dictador. Tres años más tarde, Dyrrachium fue de nuevo cabeza de puente para las tropas de Octaviano y Marco Antonio antes de la batalla de Filipos, en el 42 a. C. Poco antes de esta última batalla, entre los años 44 o 43 a. C., elementos procedentes de la legión VI de Julio César decidieron reengancharse al servicio de su hijo adoptivo Octaviano, el joven César, en pleno enfrentamiento contra Marco Antonio o justo después de su alianza en el segundo triunvirato. Fuera cual fuese el momento exacto, en el año 42 a. C. la legión VI fue una de las combatientes en la batalla de Filipos, donde ganó su cognomen de Macedonica (ILS 8862; cf. Rodríguez González 2003, 218). Poco después de la victoria, la legión VI se dividiría en dos nuevas unidades: la legio VI Ferrata, que seguiría a M. Antonio en su aventura oriental, y la legio VI Macedonica, que pasaría con Octaviano a Italia e intervendría a sus órdenes en el sangriento asedio de Perugia. Unos años más tarde, esta legión VI Macedónica aparece documentada junto al nuevo princeps en las guerras cántabras iniciadas en el 27 a. C., aunque la unidad no debió de llegar a Hispania antes del 25 a. C., ya 216 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO que en esa fecha el legado P. Carisius debió de asentar en Augusta Emerita tan solo a veteranos de la V Alaudae y la X Gemina. De cualquier forma, la legión VI participó en la fase final de la guerra y, una vez acabada en el 22 a. C., sabemos que recibió el nuevo apelativo de Victrix y quedó acuartelada al norte del río Duero, junto a la X Gemina y la IIII Macedonica como fuerza de ocupación. Veteranos de estas tres legiones, VI Victrix, IIII Macedonica y X Gemina, fueron los protagonistas de una nueva fase histórica del «ejército trabajador», como nuevos colonos enviados a Caesaraugusta o trazando y pavimentando vías romanas en Navarra. Sus marcas legionarias aparecen también en los sillares de los estribos del nuevo puente de Martorell sobre el río Llobregat en Catalunya (IRC I, 1; IRAT 54), en lo que sería un ad fines del territorium de la colonia tarraconense frente a la vecina Barcino (Mar et al. 2015). Ahora, por primera vez, encontramos una tumba en Tarraco que podemos relacionar, aunque de forma indirecta, con un veterano de esta legión VI: el durraciano M. Coelius. En realidad, la lápida nos presenta únicamente al dedicante, M. Coelius Sabinus, explícitamente como un soldado (miles) de la legión VI. Desde luego, su presencia en Tarraco puede explicarse perfectamente por su participación —desgajado de su legión— sirviendo como ayudante de alguno de los suboficiales o soldados ya expertos empleados en los diferentes servicios del officium de gobierno provincial. De ser así, sería también el primero de los conocidos en este servicio (Mar et al. 2015). Pero tal situación no nos permite en absoluto explicar también la presencia en Tarraco de su padre y de su hermano. En nuestra opinión, los hechos pudieron ocurrir a la inversa. Sería el padre M. Coelius el asentado en Tarraco como un veterano con su mujer e hijos. La tumba familiar de los Coelii quedó en Tarraco, y allí regresó Coelius Sabinus durante su nuevo servicio en la ciudad para honrar juntos a su padre y su hermano. La lápida tarraconense nos muestra al padre de ochenta años enterrado junto a un hijo de veinticinco nacido en los castra de la legión, lo que pudo motivado su particular cognomen de Bellicus. Pero no podemos saber los años de las muertes respectivas, ni tampoco el lugar exacto del nacimiento. Sí que resulta probable, sin embargo, que el hijo superviviente decidiera ingresar en el ejército en la misma legión VI en la que había servido su padre, un joven durraciano alistado en los años 44 a 42 a. C., convertido más adelante en un soldado experto que pasó sin duda largos años en el ejército antes de ser licenciado con honores y recibir tierras como colono en Tarraco. El uso de mármol en la placa funeraria sugiere una fecha que no puede ser anterior a la época de Tiberio. Hoy sabemos que el gran templo dedicado al Divo Augusto después del año 14 d. C. fue el primer gran edificio de mármol blanco de Carrara construido en la ciudad y el principal motivo del inicio de su llegada masiva a la misma (Mar et al. 2012). Si M. Coelius, de Dyrrachium, se hubiera alistado en la legión VI con diecisiete años en torno al 42 a. C., poco antes de Filipos, su muerte en Tarraco a los ochenta se habría producido en el año 21 de la era. El ajuste de las fechas resultaría factible. JOAQUÍN RUIZ DE ARBULO Universitat Rovira i Virgili, Institut Català d’Arqueologia Clàssica 217 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES Inscripciones de M. Coelius (CIL II²/14, 1065 a y b). Foto: BBAW-CIL (G. Alföldy) y ms. Aguiló (CIL). 218 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO Una temprana inscripción militar de Tarraco Traducción de Ada Lasheras González Institut Català d’Arqueologia Clàssica En 1979 F. J. Montón Broto dio a conocer un fragmento de inscripción procedente de la capital de la provincia romana Hispania citerior, la colonia Iulia Urbs Triumphalis Tarraco, el cual apareció allí —reutilizado en un muro medieval, en la actual calle de San Hermenegildo (Sant Hermenegild)— en 1977, durante unos trabajos de restauración y excavación en el circo romano.1 Se trata de un fragmento de lápida funeraria realizada en piedra caliza de color gris claro que conserva la doble ranura del borde del lado derecho, además de restos de la delimitación superior e izquierda del campo epigráfico, concretamente en la esquina superior izquierda del marco. La altura conservada del fragmento alcanza los 27 centímetros; la anchura, los 48 centímetros, y la profundidad, los 19 centímetros. El texto está escrito con cuidadas letras incisas (litterae capitales quadratae) que son, en la primera línea, de 4,5 centímetros de altura; en la segunda, de 4 centímetros, y en la tercera, de 3,5 centímetros. Las interpunciones presentan, como es habitual, una forma triangular. Montón Broto leyó y entendió el texto conservado de la siguiente manera: M(arcus) COELIVS M(arcus) · AEMI(lius) · DVR - - - - C(?)I AN(norum) · LXXX Según el colega español, la inscripción debía de estar formada únicamente por las tres líneas citadas. En la deteriorada tercera línea, donde sobresale la I, él contaba con una ligadura que debió de unir dicha I con otra letra, en este caso una H. De modo que, desde su punto de vista, en el texto tal vez podría haberse leído DVRRACHI, una referencia a la procedencia de la ciudad de Dyrrhachium o Durrachium, en el Epiro. Asimismo, Montón Broto apuntó que en Tarraco conocemos un L. Coelius Bellicus y varios Aemilii. Valdría la pena examinar con más detalle este fragmento de inscripción y el supuesto paralelo de Tarraco con el nombre de L. Coelius Bellicus. En lo referente a la pieza publicada por Montón Broto, ni la lectura ni la interpretación del texto que propone es correcta. La lectura, con una añadidura evidente (en la cual, en la tercera línea, la primera letra conservada solo puede ser una C o una G, y la letra 1. Montón (1979, 215-216, con fig. 1). Según este autor, el fragmento fue empleado en la construcción de la muralla medieval, «que corre paralela frente a la fachada occidental del circo romano» (ibid., 215); en realidad se trata de la parte oriental del circo. Los detalles exactos del hallazgo los tomo del inventario del Museu Arqueològic Nacional de Tarragona [sic] (anteriormente: Museo Arqueológico Provincial), donde la piedra –que yo pude examinar el 17 de abril de 1979– es conservada con el número de inventario 37.247. 219 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES al final de la cuarta línea únicamente una E, una F o una T), debe, en mi opinión, quedar como sigue: [22] M · COELIVS M · AEMI · DVR [RA]C. Ì [·] AN · LXXX [---]Ṭ [------] (?) Es evidente que no nos encontramos ante dos personas, sino ante un solo hombre, cuyo nombre completo aparentemente era M(arcus) Coelius M(arci) (filius) Aemi(lia) (tribu) Dur[ra]cì. El praenomen y el gentilicio son inequívocos. Con la letra M al inicio de la segunda línea, se ha indicado claramente el nombre del padre del fallecido, y la palabra f(ilius) —que no es extraña en inscripciones de soldados— se ha omitido.2 Aemilia —aquí con la peculiar abreviatura, aunque sin que se trate de un unicum, Aemi(lia), en vez de la forma habitual Aem(ilia)—3 es, entre otras, la tribu de los ciudadanos de Dyrrhachium. Durraci —seguramente sin una ligadura en las letras HI, para la cual no queda ningún espacio tras la C— es una variante, correcta y debidamente documentada, de Dyrrhachi, pues durante época imperial esta ciudad era llamada tanto Dyrrhachium como Durracium.4 Fue fundada como colonia durante el triunvirato, poco después del asesinato de César, en la parte epirótica de la provincia de Macedonia (actualmente Durrës, Durrazzo, en italiano).5 Merece también atención el hecho de que nuestra inscripción no acaba, en absoluto, con el dato de la edad del fallecido. Pero reflexionar sobre la posible continuación de la cuarta línea o incluso del resto del texto parece, por ahora, infructuoso. Sin embargo, conviene prestar atención a aquella inscripción de Tarraco a través de la cual el nombre Coelius fue anteriormente atestiguado en esta ciudad. Este monumento epigráfico es un epitafio que, tal y como fue copiado en el siglo XVI, conservaba la parte superior y también la inferior de forma fragmentaria.6 Los informadores a quienes debemos agradecer el conocimiento de este texto, todavía hoy en día desaparecido, son los meritorios investigadores de las inscripciones de Tarraco durante el siglo XVI, I. Strada, A. Augustinus, A. Povillon y L. Pons d’Icart. No 2. Véanse en este sentido los ejemplos de Le Roux (1982, 174, núm. 7; 178, núm. 21; 179, núms. 25 y 26; 180, núms. 29 y 30; 196, núm. 90). 3. La abreviatura Aemi(lia) se encuentra también en la inscripción funeraria de un soldado en Roma, quien, por cierto, como el mencionado en nuestra inscripción, M. Coelius M. (f.), procedía de la provincia Macedonia (CIL VI, 2520). 4. Véase Kubitschek (1889, 242). 5. Cf. ibid. La indicación de procedencia en la forma Durraci figura también en la inscripción CIL VI, 2916. Sobre el origen de la colonia romana de Dyrrhachium, posiblemente fundada por Marco Antonio y más adelante refundada por Augusto en el 30 a. C., véase Vittinghoff (1952, 126 ss.). Los Coelii también están documentados en Dyrrhachium: CIL III, 608. 6. CIL II, 4175 con la bibliografía precedente; sobre esto, también Roldán (1974, 606), ILER 3465. Véase así mismo RIT 215, y sobre esto igualmente Le Roux (1982, 174, núm. 6; cf. 1972, 147, núm. 4). 220 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO obstante, E. Hübner apuntó en la edición del texto en el CIL, con razón y dada la vejez de la transmisión, que «exempla ita consentiunt, ut titulum semel tantum ex lapide descriptum esse appareat», sobre todo porque todas las copias incluyen claramente los mismos fallos: H (hedera) S ET · EIVS · F · L · COELI VS · BELLICVS · AN XXV H S EST TITVL · POS · PATR · ET FRA · SVOESABI · MIL LEOVIO VERECVNDI T· TER · L Para la antepenúltima línea, propuse anteriormente la corrección fra(tri) suo Sabi[nus] (?) mil(es), la cual, sin embargo, no debería ser correcta, dado que suo en realidad es innecesario y que las letras OE transmitidas probablemente resulten de la continuación del nombre de la gens Coelius, mencionada previamente. Así, es mejor suponer que en esta línea se encuentra el nombre completo del dedicante. Las correcciones más obvias serían, en mi opinión, FRATR por FRA · S, M por V, COEL por OE y SABINVS (quizá con una ligadura) por SABI, lo cual significa que, en la antepenúltima línea, entre fra[t] r(i) y mil(es), debería haberse situado el nombre M(arcus) [C]oe [l(ius)] Sabi[nus]. La penúltima línea fue ya reconstruida por Hübner, de manera tan perspicaz como acertada, mediante la [23] forma LEG VI Ɔ VERECVNDI. Para la última línea, considero válido, como ya anteriormente, [si]t ter(ra) l[evis], dado que t(ibi) ter(ra) l(evis) es poco probable como fórmula de despedida en una lápida en la que es evidente que fueron mencionados varios fallecidos. ¿Cómo se relaciona este texto con el publicado por Montón Brotó? Desde mi punto de vista, es difícil poner en duda que se trate de dos fragmentos que forman una misma lápida, la cual, ante la ordenación del texto —con frecuentes líneas cortas y proporcionadas— es muy probable que fuera una estela alargada. A favor de esta asociación hablan los siguientes argumentos: 1. El nombre Coelius, documentado solo ocasionalmente en Hispania,7 figura, en las cerca de 1.150 inscripciones de Tarraco y sus alrededores hasta ahora conocidas, únicamente en los dos fragmentos aquí tratados.8 El nombre de M. Coelius M. (f.), del texto nuevo, y el de L. Coelius Bellicus, del fragmento de inscripción ya anteriormente conocido, se diferencian bien poco. No obstante, si la corrección propuesta arriba es acertada, el dedicante de la inscripción copiada en el siglo XVI parece llevar también el nombre M(arcus). 2. Tal y como muestran las palabras eius f(ilius) y patr(i) en la antigua inscripción transcrita, en la parte perdida del texto se encontraban los nombres del padre de L. Coelius Bellicus y de su hermano. Él debería haber sido descrito como un hombre 7. Cf. CIL II, p. 1059. Véase sobre esto también ILER 10, 2090, 5149 y 6785. 8. Las inscripciones conocidas hasta el 1972 se encuentran en mi trabajo Die römischen Inschriften von Tarraco (1975), a las cuales hay que añadir ahora unos setenta nuevos hallazgos. 221 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES mayor. M. Coelius M. (f.), quien llegó a la edad (aproximada) de ochenta años, cumplió con ese requisito. Sin embargo, no se menciona que entre él (muerto con unos ochenta años) y su hijo (muerto con veinticinco) había necesariamente una diferencia de edad de unos cincuenta y cinco años: es perfectamente concebible que el padre sobreviviera muchos años al hijo y que fuera su otro hijo quien erigiera la tumba para su padre y su ya entonces fallecido hermano, cuando su padre murió. 3. El fragmento de inscripción publicado por Montón Broto acaba bien con una E, con una F o con una T. Según el dato de la edad, lo más probable sería esperar, en esta inscripción claramente temprana (véase abajo), la forma h(ic) s(itus) e(st). La incompleta inscripción, conservada y copiada en el siglo XVI, empezaba con el texto h(ic) s(itus) [e(st)], pero, en nuestro caso, esta fórmula, ante la notación h(ic) s(itus) est tres líneas más abajo, debe ser completada con la forma h(ic) s(itus) [est]. La última línea del nuevo fragmento, parcialmente conservada, y la primera línea transmitida del fragmento viejo se complementan mejor con la forma h(ic) s(itus) [es]t. 4. El número de letras en las tres líneas íntegramente conservadas de la nueva inscripción corresponde a 8 - 8 - 10. La cuarta línea, con las letras h(ic) s(itus) [es]t algo sangradas, constaría de 5 letras. En las siguientes líneas, considerando las correcciones propuestas, se cuenta con los siguientes números de letra: 13 - 12 - 8 - 14 - 20 (quizá con ligaduras) - 15 - 11. Tal número de letras se correspondería mejor con la ordenación del texto de una lápida alargada, quizá con una estela —con letras haciéndose pequeñas línea tras línea y con ciertas líneas sangradas y por tanto más cortas—. 5. Ambos fragmentos son, sin duda, de la misma época. La forma de la nomenclatura de M. Coelius M. (f.) Aemi. Dur[ra]cì —con filiación, tribu y denominación de origen (domus), pero sin cognomen— sugiere que el fragmento de inscripción publicado por Montón Brotó data de época de Augusto o bien de las décadas inmediatamente posteriores: para una datación anterior no poseemos en absoluto de ningún argumento y difícilmente puede considerarse una datación posterior, hacia 40 o 50 d. C., ante la falta del cognomen.9 En cuanto al fragmento hallado con anterioridad, se deduce una misma datación por la mención de la legio VI Victrix: esta legión perteneció al ejército de Hispania [24] desde las guerras hispanas en los primeros años de Augusto hasta el año de los cuatro emperadores, pero fue llamada legio VI, sin el sobrenombre Victrix, como en nuestro caso, solamente hasta los primeros años del Imperio —aproximadamente hasta 30 ó 40 d. C.—.10 6. Ambos fragmentos, finalmente, deben de proceder del mismo lugar de hallazgo. El nuevo fragmento apareció como parte de un monumento funerario, segura9. La nomenclatura praenomen + gentilicio (sin cognomen) aparece en Tarraco solamente en las inscripciones republicanas (Alföldy 1981c = AE 1981, 573, en adelante RIT 12; cf. RIT 6); asimismo aparece en el nombre de un L. Calarius, aproximadamente en el siglo II d. C. (RIT 587 y 915), aunque en este caso no está tan claro. 10. Sobre esto, cf. Ritterling (1925, 1613); en Tarraco, véase también CIL II 6097 (= RIT 173). Es destacable que en nuestra temprana inscripción aparezca una hedera como interpunción (si es que ha estado bien transmitida): el uso de la hedera como interpunción o como elemento de relleno del espacio no se generaliza en Tarraco hasta más tarde. Los ejemplos más tempranos proceden del paso del siglo I al siglo II (RIT 218, bien del siglo I o inicios del siglo II, como también RIT 633; véanse igualmente RIT 116 y 317). 222 UNA TEMPRANA INSCRIPCIÓN MILITAR DE TARRACO mente con motivo de una segunda utilización en época medieval, en la zona del circo romano dentro de la muralla romana. Puede sugerirse que este fragmento no debió de desplazarse más allá de la propia calle Sant Hermenegild: inicialmente este monumento funerario pudo haber sido situado en el cementerio romano de la Vía Augusta, inmediatamente al lado del lugar de descubrimiento —esto es, a unos 100 o 200 metros al este—. Entre otras inscripciones, en este cementerio han aparecido también algunas de soldados de cronología temprana.11 En lo que se refiere al hallazgo antiguo, Strada lo vio en el siglo XVI «in itinere publico». Esta descripción del lugar de hallazgo puede relacionarse fácilmente con el trazado de la antigua Vía Augusta hacia Barcelona, es decir, en el área de la necrópolis romana de la Vía Augusta antes citada, justo debajo de la calle Sant Hermenegild.12 En conjunto, la inscripción se restituiría de la siguiente manera [cf. CIL II2/14,1065]: 5 10 M(arcus) Coelius M(arci) (filius) Aemi(lia) (tribu) Dur[ra]c. ì, an(norum) LXXX, h(ic) s(itus) [es]ṭ, et eius f(ilius) L(ucius) Coelius Bellicus, an(norum) XXV, h(ic) s(itus) est, titul(um) pos(uit) patr(i) et fra[t] r(i) M(arcus) (?) [C]oe[l(ius)] Sabi[nus] (?) mil(es) le g(ionis) VI, (centuria) Verecundi, [si]t (?) ter(ra) l[evis] (?). Quedaría todavía por esclarecer la manera en que vinieron a Tarraco el padre, oriundo de Dyrrhachium, y sus dos hijos—bien bajo el gobierno de Augusto o bajo sus primeros sucesores—. M. (?) Coelius Sabinus, el dedicante de la inscripción aquí tratada, sin duda sirvió en la capital de la provincia Hispania citerior, en el equipo del legatus Augusti pro praetore provinciae Hispania citerioris, como numerosos soldados atestiguados en Tarraco.13 Pero es remarcable que tanto el padre de este soldado, procedente de Dyrrhachium, como su hermano parezcan ser residentes de Tarraco, donde fueron enterrados por Sabinus. Es poco plausible que el padre y el hermano, originarios de Dyrrhachium, fueran reclutados como civiles por una legión y los parientes se trasladaran y les siguieran hasta Tarraco. Es bastante más probable que el propio M. Coelius M. (f.) viniera a Hispania como legionario, quizá también 11. Sobre esta necrópolis, cf. Alföldy (1978b, 607 ss.). De aquí procede, entre otros, la inscripción funeraria de los veteranos RIT 216. Originariamente también debió de situarse aquí la inscripción funeraria de los veteranos RIT 218, posteriormente reutilizada en varias ocasiones y amortizada en el anfiteatro (ambas de finales del siglo I o de inicios del II). 12. En todo caso, Strada describe con esta o con otra expresión similar una de las calles o plazas principales de Tarragona (CIL II, 4289, cf. p. 973 = RIT 409: se hace referencia a la calle que lleva al puerto, esto es, la actual calle Unió o su continuación, la calle Apodaca; CIL II, 4392 = RIT 628: se hace referencia a la actual Plaça de la Font, anteriormente, entre otras, plaza José Antonio). 13. Para los soldados al servicio del gobernador de Tarraco, véase Alföldy (1978b, 614 ss.). 223 GÉZA ALFÖLDY. ESTUDIOS TARRACONENSES entonces reclutado por la legio VI Victrix. De hecho, el reclutamiento de ciudadanos de la colonia Dyrrhachium en los inicios del Imperio para legiones en el oeste latino puede constatarse con facilidad.14 En este sentido es revelador que el otro hijo de M. Coelius M. (f.), fallecido con veinticinco años y enterrado en Tarraco, tuviera el apellido Bellicus: este nombre podría indicar que el padre fue soldado y el hijo nació in castris; esto es, que fue fruto de una relación ilegítima del padre mientras realizaba el servicio militar. Para su hermano Sabinus, el dedicante de nuestra inscripción, cabría suponer exactamente lo mismo. La explicación plausible para la inscripción de Tarraco es, por consiguiente, que M. Coelius M. (f.) entró en una legión hispana, quizá en la VI Victrix, aproximadamente bajo el gobierno de Augusto y, como soldado, engendró por lo menos dos hijos, de los cuales como mínimo uno, el que lleva el nombre de Sabinus, pero tal vez también el [25] otro, con el cognomen Bellicus, llegara a ser soldado posteriormente, bien bajo el gobierno de Augusto o quizá algo más tarde. En consecuencia, nos encontraríamos, ya durante los primeros años del Principado, con un ejemplo de la ampliación de las legiones mediante los hijos de los propios soldados. 14. Véase CIL III, 9741 (Tilurium en Dalmacia), donde es mencionado M’. Vibius M. f. Aem. Durra(cio) mil. leg. VII; cf. Wilkes (1969, 462). 224 COEDICIÓ AMB LA COL·LABORACIÓ DE