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MAN TVA 2022 4 Título: Revista MANTVA Nº 4. Año 2022. Dirección: Rebeca Lenguazco González Coordinador Editorial: Iván Jaramillo Fernández Secretaría: Catalina Galán Saulnier Consejo de Redacción: Olga Sánchez Girón; David Antonio Parra Martín; Susana Rodrigues Cosme; Paulo Soares Felix Consejo Asesor: Alfredo Mederos Martín (Universidad Autónoma de Madrid); Isabel Rubio de Miguel (Universidad Autónoma de Madrid); José Lorenzo Sánchez Meseguer (Centro de Estudios Calatravos); Fernando Molina González (Universidad de Granada); Francisco Contreras Cortés (Universidad de Granada); Trinidad Nájera Colino (Universidad de Granada); Ana María Niveau-de-Villedary y Mariñas (Universidad de Cádiz); María Cristina Fernández-Laso (Universidad Complutense de Madrid); Elisa de Sousa (Universidad de Lisboa); João Muralha Cardoso (Universidad de Coimbra); Dirk Brandherm (Universidad de Queen); Mar Zarzalejos Prieto (Universidad Nacional de Educación a Distancia); Virginia García Entero (Universidad Nacional de Educación a Distancia); Yolanda Peña Cervantes (Universidad Nacional de Educación a Distancia); Sandra Azcárraga (Ayuntamiento de Madrid); Rebeca Rubio Rivera (Universidad de Castilla la Mancha); Miguel Ángel Valero (Universidad de Castilla la Mancha); Javier Andreu Pintado (Universidad de Navarra); Jesús Bermejo Tirado (Universidad Carlos III); Filomena Barata (Museo Arqueológico Nacional de Lisboa); João Pimenta (Centro de Estudos Arqueológicos de Vila Franca de Xira – CEAX); Carlos Fabião (Universidad de Lisboa); José Carlos Quaresma (Universidad Nueva de Lisboa); Francesca Diosono (Universidad de Munich); Carla Corti (Universidad de Verona); Luis Carlos Juan Tovar (Sociedad de Estudios de la Cerámica Antigua en Hispania); Luis Caballero Zoreda (CSIC –jubilado-); Fernando Valdés (Universidad Autónoma de Madrid); Manuel Retuerce Velasco (Universidad Complutense de Madrid); Fátima Martín Escudero (Universidad Complutense de Madrid); Guillermo García Contreras (Universidad de Granada); José Avelino Gutiérrez (Universidad de Oviedo); Sergio Vidal Álvarez (Museo Arqueológico Nacional de Madrid); Sergio Escribano-Ruiz (Universidad de País Vasco); Alfonso Vigil-Escalera (Universidad de Salamanca); Armando González Martín (Universidad Autónoma de Madrid); Rosario García Giménez (Universidad Autónoma de Madrid); Concepción Camarero Bullón (Universidad Autónoma de Madrid) Edición: Rebeca Lenguazco González Iván Jaramillo Fernández  info@arkatros.com © 2022 de la edición: Rebeca Lenguazco González e Iván Jaramillo Fernández © 2022 de los textos: sus autores © 2022 de la documentación gráfica: sus autores ISSN 2695-5423 Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta revista, por cualquier forma, medio o procedimiento, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual. SUMARIO 3-43 ALGUNAS NOTICIAS DE LA EDAD DEL BRONCE: información y desinformación y una opinión Catalina Galán Saulnier 44-65 ÍNDICE DE MARCAS Y GRAFITOS SOBRE TERRA SIGILLATA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE LACIMURGA José Manuel Jerez Linde 66-78 EVIDENCIAS MATERIALES DE UN MOLINO HIDRÁULICO ANDALUSÍ EN YELES (TOLEDO). EL YACIMIENTO DE LOS CISNEROS Iván Jaramillo Fernández y Rebeca Lenguazco González 79-102 ALBENDE (LA MARAÑOSA, MADRID). HISTORIA Y TOPONIMIA DE UN POBLADO ANDALUSÍ EN LA JUNTA DE LOS RÍOS JARAMA Y MANZANARES Manuel Retuerce Velasco, Javier Martínez-González y Gustavo Turienzo Veiga ALBENDE (LA MARAÑOSA, MADRID). HISTORIA Y TOPONIMIA DE UN POBLADO ANDALUSÍ EN LA JUNTA DE LOS RÍOS JARAMA Y MANZANARES ALBENDE (LA MARAÑOSA, MADRID). HISTORY AND TOPONYMY OF AN ANDALUSI TOWN ON THE BOARD OF THE JARAMA AND MANZANARES RIVERS Manuel RETUERCE VELASCO1 Javier MARTÍNEZ-GONZÁLEZ2 Gustavo TURIENZO VEIGA3 Resumen Se presentan los antecedentes en la investigación realizada en el yacimiento arqueológico de La Marañosa (San Martín de la Vega. Madrid), que hasta el momento no había sido identificado. Se trata del lugar de Albende, que aparece citado a fines del siglo XI, en relación con la conquista de Toledo, en 1095. Sin embargo, su poblamiento es anterior, destacando los períodos tardoantiguo e andalusí. En relación a este último, se analiza el topónimo, a la vez que su evolución histórica, relacionada directamente con su posición geográfica, en la junta de los ríos Jarama y Manzanares, y dominando un amplio territorio. Palabras clave: toponimia, poblamiento tardoantiguo, poblamiento andalusí, valle del Jarama Abstract It is presented the research’s background carried out at the archaeological site of “La Marañosa” (San Martín de la Vega. Madrid). The site of “La Marañosa”which has been identified as Albende, which is mentioned at the end of the 11th century in connection with the conquest of Toledo in 1095. However, this settlement dates back to earlier periods, the Late Antiquity and the Andalusian period. In relation with the Andalusian period, the toponym is analysed, as well as its history, which is directly related to its geographical position, dominating a wide valley, at the junction of the rivers Jarama and Manzanares. Keywords: toponymy, Late Antiquity settlement, Andalusian settlement, Jarama valley 1 Dep. de Prehistoria, Hª Antigua y Arqueología. Fac. de Geografía e Historia. UCM. manuretu@ucm.es jamart16@ucm.es 3 Fundación Alfonso VIII. gusturien@yahoo.es 2 Recibido: 15-12-2022; aceptado: 25-12-2021 MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 80 1. Introducción El yacimiento, con el nombre histórico de Albende y que se ha venido denominando por muchos investigadores como La Marañosa (Fig. 1), se sitúa en la orilla derecha del Jarama, formando un largo promontorio, colgado de forma muy abrupta sobre este río y el llamado Fig. 1. Localización del yacimiento. barranco del Toro, que desde el oeste vierte en él de forma oblicua (Fig. 2). En concreto, está constituido por dos cerros en forma de espolón formados por yesos laminados horadados en algunos lugares y conectados a través de un istmo, quizás de formación antrópica. A los pies del escarpe orientado hacia el río se localiza lo que fue un pequeño manantial, que proporcionó agua hasta mediados del siglo XX, según diversas informaciones locales de carácter oral. Su superficie engloba dos cerros de formación yesífera, separados entre sí por dos pequeños barrancos que, respectivamente, caen perpendiculares a ambos cursos de agua. La vista actual desde el yacimiento explica meridiana- Fig. 2. Vista del yacimiento desde la vega del río Jarama. mente su valor estratégico, pues desde él, además de la junta del río Manzanares con el Jarama, se domina un amplio sector de la vía que históricamente, desde el Tajo, se dirigía hacia el Ebro MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 81 remontando el río Jarama y su unión con el Henares, por donde seguiría el camino (Fig. 3). El cerro menor (sector B), al sur y más cercano a la junta del barranco con el río Jarama, está formado a su vez por varios cerretes de diferentes alturas, con una máxima de 612 m sobre el nivel del mar (Fig. 4). El cerro mayor (sectores A y C), al norte del primero y que tiene una cota más alta en los 617 m, presenta un aspecto Fig. 3. Vista panorámica de la vega del Jarama, en su junta con el Manzanares, desde el yacimiento de Albende. En el centro, los escarpes yesíferos donde se sitúa el poblado de Ribas. más amesetado (Fig. 5), con una figura triangular que se va abriendo hacia el norte sin alcanzar el barranco del Buho, que cae perpendicularmente al río Jarama. Parece que el acceso histórico al lugar se realizaba desde el norte, tras ascender desde el valle del Jarama por el llamado barranco de la Mina —de ahí su topónimo, pues se refiere al trabajo realizado para abrir la vía de subida en los escarpes de yeso del cerro—, y que se localiza en paralelo en inmediatamente al norte del barranco del Buho. Fue Magdalena Barril (1980) quien dio a conocer por primera vez el yacimiento, distinguiendo, a partir de los materiales encontrados en superficie, tres momentos de ocupación: uno primero de época tardorromana, un segundo medieval islámico y, finalmente, otro posterior de época ya cristiana. Dicha autora señaló que la pista que daba acceso desde la vega al yacimiento se cruzaba con un antiguo camino, que desde Chinchón iría a Titulcia, y que éste atravesaba el Jarama en un vado próximo, estableciéndose a lo Fig. 4. Vista del cerro sur (Sector A), desde el cerro más septentrional (Sector B). A la dcha., el barranco del Toro. largo del camino antiguas minas de sosa y sal. Asimismo, en la cima del cerro pudo observar grupos de líneas de muros perpendiculares formados por sillares a ras de suelo, así como otros MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 82 fragmentos de piedras labradas. Un aspecto que resulta relevante de la publicación de Barril es la fotografía que se tomó en el momento de realizar la visita. Se trata de una parte de la ladera situada al sur sobre el que se asientan los bunkers militares contemporáneos. Si la comparamos con la imagen actual, trascu- Fig. 5. Vista del cerro norte (Sector A) desde el cerro más meridional (Sector B). rridos más de cuarenta años de su publicación, hay ciertas zonas, como algunas partes de la cima o la pendiente de la ladera, que han sido modificadas, muy posiblemente por la erosión producida por los agentes meteorológicos. Posteriormente, el sitio fue mencionado en diferentes estudios sobre época romana, altomedieval y andalusí. En un trabajo promovido por el Ayuntamiento de Madrid, que abordaba la época romana en la región, se incluyó en el listado de villas romanas (VV. AA, 1995: fig.5). De época altomedieval, contamos con una única mención en un trabajo de Alfonso Vigil-Escalera (2007: 284), quien trató sobre el paisaje de esos momentos al norte de Toledo, calificando este yacimiento como de tipo indeterminado. Ya en referencia al periodo andalusí, el lugar fue recogido por Manuel Retuerce (1994), en un estudio general sobre los asentamientos de época andalusí en la Meseta. Años más tarde, el mismo Retuerce (2013, nº 73) incluyó a La Marañosa como uno de los yacimientos que compondrían el territorio islámico madrileño, considerándolo como uno de los dos únicos yacimientos, verdaderamente en altura de la región, junto a Alcalá la Vieja. No fue hasta 2015 cuando un proyecto de investigación, dirigido desde la Universidad Complutense de Madrid por Mariano Torres y Ester López, volvió a ocuparse del lugar al plantear una prospección arqueológica en la ladera oriental de los cerros, con el intento de precisar su cronología y conocer las áreas de ocupación de cada uno de los momentos documentados. Los resultados de estos trabajos determinaron una dilatada ocupación ininterrumpida desde época paleolítica hasta la Plena Edad Media (Torres et al., 2020) (Fig. 6). Una nueva actuación arqueológica se llevó a cabo en 2021, que se centró en la prospección superficial en el MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 83 yacimiento y la topografía de las estructuras visibles en el terreno con la finalidad de obtener una planimetría y corroborar la datación ofrecida por los materiales recogidos en su pendiente4. Fig. 6. Línea cronología comparativa que muestra el incremento del conocimiento sobre el yacimiento en lo referente a fases cronológicas. En la zona próxima al yacimiento se pueden distinguir dos dominios geológicos fundamentales. El primero, del terciario, está constituido por depósitos miocenos formados mayormente por yesos masivos, especulares, marcas yesíferas y materiales evaporíticos, sobre los que se disponen sedimentos carbonáticos. El segundo está formado por materiales cuaternarios. Dentro de él, se ven niveles de terraza, llanura de inundación y abanicos coluviales y aluviales (Fig.7). Las terrazas están moldeadas mayoritariamente por yesos laminados. La llanura de inundación, en cambio, está formada por depósitos aluviales compuestos de cantos cuarcíticos y/o calizos con matriz areno-arcillosa y limos. Estos se Fig. 7. Mapa geológico (hoja 582): situación del yacimiento (Instituto Geológico y Minero de España). 4 La actuación arqueológica, previamente autorizada, con fecha del 13 de octubre de 2020, por la Subdirección General de Sistemas Terrestres del INTA (Ministerio de Defensa), propietaria de los terrenos donde se enclava el yacimiento, fue concedida, con fecha 17 de marzo de 2021, por la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y Deporte. La dirección científica de los trabajos corrió a cargo de R. Cebrián, M. Retuerce y J. Martínez-Fernández. Los resultados de esta intervención son objeto de una publicación específica, actualmente en preparación. MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 84 asientan sobre una formación margosa, presentando, en ocasiones, niveles poco potentes de arcilla y marga, intercalados con zahorra. Tanto en la zona del bajo Jarama, como en otros cauces próximos (Manzanares, Tajuña y Henares), la orografía está formada por terrazas. Si bien en los cursos altos de todos estos ríos encontramos terrazas escalonadas, en sus cursos medios y bajos, se da paso a la formación de terrazas complejas. En el caso del río Jarama, se presenta esta morfología hasta poco antes de su confluencia con el río Tajo, ya en Aranjuez. En los actuales escarpes donde se localiza el yacimiento, que tienen una altura de más de 90 m sobre el nivel del río Jarama, se observa cómo los yesos se encuentran a lo largo de un bando o halo dispuestos en la mitad superior. Debajo de estos, hasta la base de los escarpes aparecen únicamente glauberitas, con diferentes grados de cristalización y masivas, proporcionando en ocasiones sales que podrían explicar los usos mineros del lugar (Fig. 8). De hecho, si se Fig. 8. Escarpe de la margen izquierda del río Jarama, en San Martín de la Vega. Los colores blancos son afloramientos de glauberita (Uribelarrea, 2008: fig. 7.29). observa el mapa metalogenético, en un radio de 15 km de distancia (Fig. 9), se encuen- tran varias formaciones masivas de sal dentro de los términos de San Martín de la Vega, RivasVaciamadrid y Ciempozuelos. Precisamente, la que se encuentra en el término de Rivas-Vaciamadrid se ubica a escasos 3 km del yacimiento, aguas arriba en la misma margen derecha del río Jarama. Es bien conocida la importancia de la sal en la comarca, desde época prehistórica hasta nuestros días. Sin ir más lejos, contamos con la presencia aguas abajo, a unos 17 km, con el complejo de las salinas de Espartinas, con una ocupación prácticamente ininterrumpida desde el neolítico hasta época contemporánea (Valiente y Ramos, 2009; Ayarzagüena et al., 2017). Lo mismo ocurre con los afloramientos de bentonita. Se trata de una arcilla de grano muy fino, que tiene, entre otros usos, su aplicación en la fabricación de cerámica. La propia morfología de las terrazas formadas a lo largo del bajo Jarama ha obligado en sucesivos momentos históricos y prehistóricos, a situar la ubicación de los enclaves en zonas MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 85 Fig. 9. Extracto del mapa metalogenético (hoja 45): situación del yacimiento (Instituto Geológico y Minero de España). muy concretas, como podrían ser pequeñas elevaciones sobre la llanura del río, laderas coluviales o los espolones yesíferos, que forman las mesetas a ambas vertientes del río. Por otro lado, la vegetación se ha visto muy degradada desde mediados del siglo XX, con el cultivo extensivo de grandes áreas y la explotación mediante areneros de la ribera del río. La planta que más abunda hoy día es el matorral, que procede de la constante degradación de quejigos, encinas y cascajas, colonizando los cultivos que ya están abandonados. Los taludes y los estratos yesosos están ocupados por aliagas, salvias, romero, espliego, atocha y, sobre todo, esparto (Urribelarrea, 2008). 2. La ocupación tardoantigua del yacimiento Pertenecientes a este periodo de ocupación, Magdalena Barril (1988: 583) presentó diversos materiales de diferente tipo y procedencia. Así, un fragmento de Hayes 59 estampillada (Barril, 1988: 583, fig. 1.3.), un borde de plato de vidrio (Barril, 1988: fig. 1.1) y numerosos fragmentos decorados de Terra Sigillata Hispánica Tardía Meridional o Cerámica de Imitación de Sigillata Tardía Meridional (TSHTM o CISTM) (Barril, 1988: 583-587, fig. 1-2). Fue a partir de 2016 cuando se presentaron y publicaron en varios congresos numerosos trabajos, en referencia a esta época. El primero de ellos trató sobre los vidrios, que recogía abundantes testimonios de cuencos y escudillas de borde engrosado y paredes delgadas, además de cuentas de pasta vítrea (Martínez-González, 2018). Posteriormente, se dieron a conocer un tipo de producciones que, en conjunto, constituyen un paradigma de las importaciones en el interior peninsular, como son las sigillatas africanas (Juan et al., 2022), como son los testimonios cerámicos encuadrables dentro de las formas Hayes 88A, 90B, 91, 94-96, 99, 99A, 99B, 103, 104 MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 86 y un fragmento LRC focense. A estos, habría que añadir dos nuevos tipos localizados y que han sido fruto del trabajo realizado en esta ocasión en el yacimiento. Se trata de las formas Hayes 96 y 97 (Hayes, 1972: 150-151) y un fragmento estampillado en forma de roseta en círculo, que podría corresponder al Estilo A de Hayes (1972: 239-240). Otro de los trabajos ha tratado el resto de las producciones finas de mesa y algunos ejemplos de cerámica de cocina o almacenaje (Juan et al., 2022). Destaca el rico conjunto de TSHTM o CISTM que está compuesto por las formas 1, 2, 4, 6, 8, 9A, 9B, 9C de Orfila (1993; 2008) y tapaderas. También se documentan CIS estampilladas con diversos motivos, como arcos, triángulos, círculos, aspas, peltas y Plantae pedum. Y, por último, el mayor conjunto que se corresponde con las cerámicas culinarias o de almacenaje, que está formado por ollas con bordes exvasados, orzas decoradas o tinajillas. A partir de todos estos testimonios se plantea la hipótesis de que el yacimiento fuera un centro regional de distribución o punto central de consumo en época tardoantigua. Esta idea vendría reforzada por los primeros resultados de los análisis arqueométricos al que fueron sometidos una veintena de muestras cerámicas (Martínez-González et al., 2021). Los datos indican que las cerámicas de mesa (TSHTM/CISTM y CIS Estampillada) tendrían un origen foráneo desde diferentes puntos de la península. En definitiva, con los datos que se disponen hasta el momento, se puede proponer una cronología del yacimiento, dentro de este período, que iría desde la mitad del siglo V hasta comienzos del VII. Es posible también que el lugar albergara a familias de status que consumían productos de carácter exótico y a su vez fuera un lugar de referencia comarcal (Vigil-Escalera, 2022a: 21). 3. El topónimo Alvende/Albende La primera referencia escrita que se conoce del lugar que ahora estudiamos se remonta al siglo XI, concretamente al año 1085, cuando el Alfonso VI de León y Castilla incorporó a su reino el territorio andalusí que se conoce como la Marca Media, tras tomar la ciudad de Toledo el 6 de mayo de dicho año. Para ello, tomó el control de un amplio conjunto de castillos o núcleos urbanos con sus alfoces respectivos (Talavera, Santa Olalla, Maqueda, Alamín, Olmos, Madrid, Talamanca, Calatalifa, etc.) (González, 1975: I, 82-83), entre los que se encontraba también el lugar de Alvende/Albende (Espinar y Martínez-Dueñas, 2016: 390), que en este trabajo identificamos con el yacimiento de La Marañosa: “Et cum praedictus Rex, multa agmina haberet militum, perlustravit omnes civitates & castella Sarracenorum, & accepitdum vixit, MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 87 constitutaeorum per ununquemque annum, & depopulavit & devastavit, & praedavit multas civitares ipsorum, & vi obsedit civitatesm Sarracenorum, & cepiteas, & castella; similiter cepit Toletum, Talabera, Sancta Eulalia, Maqueda, Alfamin, Argenza, Magerit, Olmos, Canales, Casatalifa, Talamanca, Uzeda, Guadalfajara, Ita, Ribas; Caracuei, Mora, Alarcon, Alvende, Consocra, Ucles, Masatrico, Cuenca, Almudobar, Alet, Valencia. Ex alia parte Cauria, Olixbona, Sintria, Sancta Irenae. Populavit etiam totam Strematuram, Castella, & Civitates Salmanticam, Avilam, Cocam, Arevalo, Olmedo, Medinam, Secobicam, Iscar, Cuellar” (Ferreras, 1775: 6768; Martín y Rodríguez, 2014: 9, 17). En alguna ocasión se ha hecho mención erróneamente a Alvende como un poblado situado a los pies de La Marañosa (Sanz, 2004: 476). Las crónicas reflejan que el monarca se apropió de un espacio compuesto fundamentalmente por diversos husun u oppida o, lo que es lo mismo, un conjunto de establecimientos en alto que estaban dotados de funciones políticas y que poseerían una carga socioeconómica insertada plenamente en el modelo tributario andalusí (Martín, 2002: 64). Sobre el topónimo Albende, en un trabajo de J. Mª Piel (1969: 437-438) se trataba específicamente del estudio etimológico del término Albende/Alvende. En él, este autor deduce cierta relación con las características topográficas del yacimiento y exponen la opinión de algunos autores que “indiscutiblemente” hunden sus raíces en la palabra árabe al-band “bandera”, teniendo, en el siglo IX, un primer uso del término en actos de presura con la expresión “cum cornu et albende regis”. A pesar de ello, Piel pone en duda este hecho, pues piensa que su uso más antiguo se remite a zonas del noroeste peninsular, siendo difícil concebir que un arabismo se haya infiltrado en una región tan periférica. Por ello, propone un posible origen germánico (visigodo) relacionado con el término “bandwo”, latinizado en “bandum”; este germanismo afirma que es característico de la terminología militar y que se extendería en los idiomas románicos a partir de las grandes invasiones. Para J. Mª Piel (1969: 437) el término albende/alvende es de origen medieval incluido en la expresión del siglo IX: cum cornu et albende regis (al sonido del cuerno y convocando a la gente en torno al estandarte real), referida al ceremonial de la toma de posesión por parte de los vasallos del noroeste peninsular de los territorios en nombre de sus monarcas en tiempos de la reconquista. También se ha planteado, aunque con alguna reserva, una etimología árabe al-band, con el significado de bandera, para albenda, según recoge el Diccionario Etimológico, documentado en un documento del siglo XI. Sobre este mismo nombre, el Diccionario de la Real Academia Española refiere a una "especie de colgadura de lienzo blanco con piezas entretejidas a manera de red" (Piel, 1969, 437). J. Mª Piel (1969, 438) considera que, si se admite el significado de bandera, el topónimo puede tener su MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 88 origen en el bandwo visigodo, latinizado en bandum que en el siglo VIII se traduce por vexillum (estandarte). Desde el punto de vista semántico, plantea que, quizás, albende se forme de alabindi, lo que liga —por la fuerza— a todos, simbolizando en época Bajo Medieval el compromiso de los testigos en el acto solemne que garantizaba el nuevo título de propiedad. Por otro lado, a partir del trabajo de G. Mateo (2017: 117), el topónimo albende, con un origen ibero-euskérico, cabría plantear la hipótesis de que podría referirse a un asentamiento a la orilla de un río. De él también derivarían: Albendea (el río del margen, albenideba), Albendiego (la orilla del sur, albeniego), Albeniz (las rocas del margen, albeni-aiz), Alberca (el arroyo del río, alb-erreka) o Albercón (junto al arroyo, alb-errek-on). Presentados así los trabajos realizados e hipótesis habidas sobre el origen del topónimo Albende, a continuación, exponemos nuestras propias conjeturas sobre su etimología. Por su propia naturaleza son provisionales y su confirmación o su refutación están sujetas a varios factores, pues no sólo la etimología toponímica es muy especulativa, sino que, en el caso que nos ocupa, la escasez de restos materiales y datos escritos se confabulan para dificultar la tarea. Como hipótesis de trabajo, pensamos que Albende pueda ser un topónimo compuesto, derivado del artículo árabe invariable al, que se habría unido a una adaptación fonética al árabe de la palabra latina pontis (puente), pero no en nominativo y en su pronunciación clásica, sino en su forma acusativa, ponte(m) y partiendo de un dialecto romance del latino (‘aŷamiyya) existente en al-Ándalus al menos desde el siglo IX C., hablado con normalidad por los mozárabes y los muladíes y conocido por la aristocracia árabe5; dada la temprana asimilación del vocablo al árabe, tampoco se habría producido todavía la habitual diptongación del latín en español —por ejemplo, suelo de solum o huevo de ovum—. Como en árabe clásico no existe la p y no se pronuncia la o, y como la terminación em sólo se da en contadísimas ocasiones —si se da realmente—, quizá pontem se transformase en venḏ (finalizando en ḏāl (‫)ﺫ‬. A este respecto, cabe reseñar que la vocal latina o se pronunciaba como e en los dialectos árabes del Magreb, al menos desde el siglo X C., coincidiendo con otros fenómenos completamente asimilados por los dialectos norteafricanos del árabe6. Es posible que, al producirse la reconquista del territorio, los repobladores alargasen la pronunciación de la letra ḏāl (‫ )ﺫ‬mediante una e, que es vocal media; sea como fuere, durante las últimas décadas del siglo XV d.C., la v se convirtió en b, pasando a escribirse Albende. Ibn Ḩayyān al-Qurṭubī (ed. 2017): 207. Por ejemplo, al menos desde el siglo XI C., en Ifrīqiya el topónimo Laribus, mediante el cual se aludía a una población, se pronunciaba y se escribía como Al-Urbus (Yaqūt al-Ḩamāwī, ed. 1979, I, 136). 5 6 MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 89 En todo caso, al respecto de Albende conviene desestimar la etimología derivada de un supuesto vocablo árabe, al-band (bandera)7. No parece prudente derivar la existencia de este topónimo de tan hipotético vocablo. Para verificar nuestra hipótesis, convendría establecer, si posible fuera, tanto el origen de la población del lugar durante la era islámica como la procedencia de los repobladores cristianos del lugar. Ante todo, es preciso resaltar que las fuentes existentes son insuficientes para obtener un conocimiento exhaustivo de la toponimia andalusí, no sólo porque sus transcripciones pueden ser imprecisas y ofrecen varias grafías del mismo topónimo, sino porque con frecuencia disienten en su grafía8 y porque, en definitiva, responden a un contexto histórico preciso y no registran las evoluciones toponímicas acaecidas a lo largo de más de quinientos años, en algunos casos. Con todas las reservas precisadas, es preciso indicar la existencia de otros dos topónimos similares a Albende: uno de ellos es Albentosa (Teruel)9; el otro, Alpuente (Alfunt, ‫)ﺁﻟﻓﻨﺖ‬, que formaba parte del territorio de los Banu Razín y estaba ubicado en el clima de Santabariyya10. 4. Estudio histórico del lugar de Alvende/Albende. Tras la primera mención de Alvende de 1085, referenciada en el apartado anterior, habrá que esperar hasta mediados del siglo XIII para volver a tener noticia de Alvende. Así, en 1239, aparece una nueva mención del lugar, en este caso como aldea, en un privilegio de Fernando III que trata acerca la demarcación mediante mojones de los territorios de Madrid y Segovia, y donde Alvende queda dentro del alfoz de este último concejo: “Connoçuda cosa sea atodos quantos esta carta uieren como sobre contienda que auien el concejo de Segouia et el conçejo de Madrid sobre los terminos de Sessenna, et de Esperatinas, et de Valdemoro, et de Gozques, et de SantEsteuan et de Aluende, aldeas de Segouia; […]. El XXX V II mojón en el otro que está cerca del senderoque uiene de la Torre de Auen Crespín et ua Aluende. El XXX VIII en somo del otro otero que está en derecho del Aluende como uiene de Madrid: […]” (González, 1986: doc. 649). Es posible que se establecieran nuevas vías de comunicación entre estos lugares, pudiendo coincidir muy probablemente con caminos más antiguos de época romana que aún se desconocen en detalle (Fig. 10). 7 No tenemos constancia de la existencia de tal palabra en árabe; además, bandera es una voz germánica, que el latín asimiló como bandum a raíz de las Grandes Invasiones: procede del francón bind o de bandwo. (Piel, 1969: 437-438). 8 A este respecto, ver la obra de Yaqūt al-Ḩamawī y compárese con su transcripción de los topónimos con las de Ibn Ḩawqal o al-Idrīsī (ed. 1988). 9 Albentosa, localidad y municipio de la comarca turolense de Gúdar-Javalambre. 10 Idrisí (ed. 1988): 107. MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 90 Fig. 10. Mapa de las principales vías romanas, cañadas y caminos medievales de la zona próxima al yacimiento (Rodríguez, 2007: 32). Mucho más tarde, ya a finales del siglo XIV (1385), se fundó un mayorazgo a favor de Diego Hurtado de Mendoza, heredero de la Casa de Mendoza, como primogénito que era de Pedro González de Mendoza y Aldonza de Ayala, siendo señor, en la Transierra, de Buitrago y del Real de Manzanares. En él, entre otros lugares, quedaban incluidas casas y tierras en San Esteban y en Alvende —en termino de Segovia, en la Transierra—; lo que fue confirmado por Enrique III, en 1397 (Vera, 2013: 35). En el siglo XV, en concreto, en 1454, al morir Fernán Álvarez de Toledo, señor de Higares, su patrimonio se repartió entre sus cuatro hijos. Al primogénito, Pedro Suárez de Toledo, le correspondieron las casas mayores que tenía en Toledo, la mitad del lugar de Pinto con sus vasallos y tierras, las heredares de Gozques y La Torrecilla, y las dehesas de San Esteban y Alvende (Franco, 1987: 524). Se ve así que Albende ya no era un lugar poblado y que pasó a ser una dehesa. Más adelante, en época Moderna, hay algunas referencias que hacen mención, con diferentes términos, al lugar en concreto o a parajes de su entorno. En obras de referencia como son las Relaciones Topográficas de Felipe II no aparece reflejado de ninguna manera. En el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, dentro de su Biblioteca existe diversa documentación, mencionando a Albende, siempre como dehesa propiedad del monasterio, tal y MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 91 como ocurría con otros lugares próximos a ella, como Gózquez, entre otros. Algunos ejemplos son los siguientes: “Por el prior, frayles y conuento de San Lorenço el Real, cuya pretensión coadjuua el señor fiscal, con el Conde de Chinchon, y la villa de San Martin de la Vega, sobre la juridicion de las dehessas de Gozque y San Esteuan y Oluendi ... y sobre la propiedad de la isla, que dizen del Arenal”, 16 de junio de 162011. “Traslado authentico impreso de molde, fechado el 30 de enero de 1661, de una carta executoria de 1636 en favor del Rl. Convento del Escurial para cobrar los diezmos de las heredades de las dehesas de Gózquez, Santisteban, Aldehuela y Albende en contra del conde de Chinchón Francisco Fausto Cabrera y Bobadilla”, 30 de enero de 166112. “Por el prior y convento de S. Lorencço el Real de la Orden de San Geronimo, con el Serenissimo Cardenal Infante, y la Dignidad Arçobispal de Toledo, sobre la execucion de un mandamiento del Tribunal del Nuncio de su Santidad, despachado en quatro de Março desde año de (16)41 para executar un auto ... que se mandò executar los indultos y letras Apostolicas ... para que todas las personas que huuiessen labrado, cultiuado ... las dehessas de Gosque, Santisteuan y Albende ... pagassen enteramente todos los diezmos ...”, 164113. “El Conde de Chinchon Don Luys Geronymo Fernandez de Cabrera y Bobadilla, y su villa de Sanmartìn de la Vega, con El señor Fiscal, y el Prior, frayles, y Conuento del Monasterio de San Lorenço el Real del villa del Escurial, sobre La jurisdicion de las dehessas de Gozques, san Esteuan, y Olvendi, y la Isla que llaman del Arenal, y propiedad de la dicha Isla. Y sobre las penas que en ellas se han de lleuar, y ante quien han de jurar las guardas dellas”. Fecha sin determinar (¿s. XVII?)14. Como se puede observar, durante este siglo es posible que se produjera un cambio en el topónimo, dando como resultado el término “Olvendi”. En el siglo XIX contamos con algunas referencias que hacen mención a diversos lugares que posiblemente tomen su nombre de una variación de la denominación medieval del yacimiento. La primera de ellas la encontramos en 1850, en el Diario oficial de Avisos de Madrid; en el apartado de “Alquileres y traspasos”, figura un anuncio que menciona un lugar próximo a Gózquez, conocido como “cuartel de Olvendi”: “Pastos en la real posesión de Gozquez, se arriendan los del cuartel de Olvendi; asimismo la corta de leña de los Sotillos, y de una de las tres en que está dividido el de Pajares. El administrador de la casa principal dará razón y con el mismo se puede tratar”15. Del mismo modo, algunos diccionarios geográficos del siglo XIX van a recoger el término, que hace mención al yacimiento: “ALVENDO: entre los pueblos 11 RBME, 130-VI-1 (13º). RBME, 130-VI-4 (29º). 13 RBME, 130-VI-2 (3º). 14 RBME, 130-VI-3 (7º). 15 Diario oficial de Avisos de Madrid (5/12/1850, p. 4) 12 MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 92 conquistados por D. Alonso el VI que nombran algunas crónicas, se lee Alvendo” (Madoz, 1850: I, 215; Serrano, 1875: 558). A partir tercer tercio del siglo XIX, el topónimo Albende, en todas sus variantes, parece que ya estaba algo olvidado. Así, en el Mapa topográfico de 1853, a diferencia de la alquería de Gózquez, no figura ni Albendi ni Olvendi (Fig. 11). Igualmente, en el mapa de 1876, tampoco aparece el topónimo, a pesar de ser un mapa más detallado, pero surge, en la vega próxima a la ladera situada al este del yacimiento, el topónimo “castillo” (Fig. 12), en lo que parece ser una clara alusión a una fortifi- Fig. 11. Mapa topográfico de 1853 (Fuente: visor Planea de la Comunidad de Madrid). cación cercana; del mismo modo, aparece reflejada cota que tendría el yacimiento (620 m). Sin embargo, a comienzos del siglo XX (1915), vuelve a ser recogido, pues contamos con una clara alusión al sitio en una providencia judicial publicada en Madrid, que dice lo siguiente: “[…] El resto de la posesión á los sitios de la Dehesa de la Sopeña desde la casa de Giro á la raya de Vaciamadrid, la Dehesa de las Dos Hermanas, el Montecillo, Valdedueñas altas y bajas, Olvend y las Dos Hermanas, rayando con la Aldehuela y Vaciamadrid, […]”. No sabemos si en aquellos momentos continuaba siendo una dehesa real o simplemente se hace alusión como paraje. El asunto del litigio, que trata sobre el registro como propiedad particular de Gózquez, nos hace suponer que se estaban vendiendo algunas parcelas de los antiguos terrenos reales, en los que no conocemos si estaría incluido el yaci- miento. Hoy sabemos que la primera construcción de carácter militar en la zona se leFig. 12. Mapa topográfico de 1876 (Fuente: Instituto Geográfico Nacional). vantó en los actuales terrenos del Campus de La Marañosa, MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 93 en 1924, durante el reinado de Alfonso XIII, nueve años después de la mencionada cita. Más adelante, del momento de la Guerra Civil de 1936-1939, no hemos encontrado ningún tipo de referencias directas relativas a Albende. En la documentación consultada, se hace mención directa a La Marañosa como meseta y a lugares cercanos como, por ejemplo, Coberteras. El relato nos habla de posibles enfrentamientos en febrero de 1937, cuando fuerzas nacionales ocuparon la zona, junto a Ciempozuelos, con el fin de atravesar el Jarama y tomar las lomas de la margen izquierda del río (Montero, 2001: 107). A pesar de estos hechos, sabemos que, por fortuna, sobre la cima del cerro donde se localiza el yacimiento no se estableció ningún frente ni se cavaron trincheras que hubieran podido afectar gravemente a los restos arqueológicos allí existentes. Ya en la segunda mitad del siglo XX, en 1965, dentro de las actas redactadas por el Instituto Geográfico y Catastral, con el fin de delimitar el itinerario de los límites de los términos municipales de Rivas-Vaciamadrid, se ve como en una de las partes del amojonamiento, se hace referencia a “Cerro Obendi”, como paraje que posee un cerro del mismo nombre (Campos, 1965: 9). Como podemos observar en el mapa topográfico actual (Fig. 13), va a ser éste el nombre que reciba el topónimo más cercano al yacimiento, habiendo sufrido un desplazamiento hacia el oeste con el fin de marcar el hito más alto del entorno. Fig. 13. 1/ extracto de la hoja de registro. 2/ extracto de la hoja MTN 25 582-II, con el yacimiento señalado en rojo. En una foto área de 1970, se aprecia el posible camino original que comunicaría los dos cerros más importantes que conforman el yacimiento de Albende (Sector A y el B), y que es anterior a la colocación de la línea de alta tensión, que al montarla lo amplió en su anchura (Fig. 14). MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 94 Fig. 14. Foto área de 1970, anterior a la realización del tendido de alta tensión, en donde se muestra el posible camino que comunicaría los dos cerros que conforman el yacimiento (en rojo). En resumen, el lugar de Aluende /Albende aparece documentado por primera vez en las fuentes escritas en época de Alfonso VI, en 1085. Parece que sin mucho éxito —quizás precisamente por su posición, ya ajena a las condiciones económicas y políticas del momento— su ocupación continuó durante el siglo XIII, cuando es mencionado en época de Fernando III como aldea de Segovia. Lánguidamente continuó ocupado, a caballo de los siglos XIV y XV, cuando en los documentos escritos se dice que hay casas —hecho que se constata en los materiales arqueológicos encontrados en superficie— y se abandona a lo largo del XV, cuando el paraje sólo aparece citado como dehesa. Su ausencia en las relaciones topográficas de Felipe II es ya significativa. Su transformación como dehesa, sigue estando atestiguada en el siglo XVII como posesión del Monasterio de El Escorial. Ya en el siglo XX, con la primera construcción militar obra de Alfonso XIII, el yacimiento pasará a formar parte de los terrenos de dicho complejo, aunque desconocemos la extensión que entonces tendría la totalidad de él. Asimismo, resulta interesante ver cómo evoluciona el nombre originario más antiguo que conocemos (Albende /Alvende) para dar como resultado un topónimo que da nombre al cerro más elevado próximo al yacimiento (Cerro de Obendi). 5. El poblado andalusí El centro peninsular, bajo dominio musulmán, fue una tierra de frontera, que obtuvo protagonismo como zona estratégica en el momento en que la presión militar de los reinos cristianos del norte fue en aumento. Por un lado, el territorio de la actual provincia de Madrid obtuvo relevancia en la defensa de Toledo, convirtiéndose en la zona más avanzada de la comarca septentrional y fronteriza de la Marca Media, pero también, pero desde otro aspecto, teniendo como puntos principales a Madrid y Talavera —desde su fundación o refortificación MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 95 en época de Muhammad I, a mediados del siglo IX—, estas tierras permitieron ejercer un mejor control de la siempre levantisca ciudad de Toledo. En esta zona fronteriza, el gobierno omeya se interesó por la instauración de plazas dependientes que garantizasen no sólo una defensa de los límites de su territorio sino también la seguridad de sus poblaciones, los caminos y las actividades económicas. Se pretendía asegurar así también la integración de castillos y ciudadelas construidas por las diferentes comunidades y aristocracias, sometidas evasivamente a su mando. Las poblaciones bereberes desplegadas en la frontera recibieron de las autoridades andalusíes concesiones territoriales para su explotación y defensa. Se asentaron en ribâts o husun, en las zonas fronterizas para cumplir la función de alertar ante posibles incursiones cristianas y contener a los toledanos, enfrentados casi permanentemente al poder de los emires y califas de Córdoba. Para este momento, Diego Martín y Jesús Rodríguez (2014: 9) plantearon que los emires cordobeses fortificaron algunas poblaciones en el centro peninsular, cuya función prioritaria fue vigilar y defender los pasos naturales hacia Toledo, así como los puertos de Somosierra, la Fuenfría y la Paramera, además de los valles del Henares, Manzanares, Jarama, Tajuña, Tajo y Guadarrama. En la comarca de referencia, estos serían algunos de los asentamientos (Retuerce: 1994, 2013; Martín y Rodríguez: 2014: 19), casi todos ellos en altura, sobre cerros más o menos escarpados, dominando los respectivos valles de la orilla contraría (la escarpada) del curso fluvial correspondiente y los caminos que discurrían en paralelo a estos: - En el río Henares: Q’alat Abd al Salam (Alcalá la Vieja, en Alcalá de Henares) (Torres, 1959; Zozaya, 1983; Ramirez, 1998). - En el río Manzanares: Mayrit (embrión del futuro Madrid) (Fernández y Serrano, 1995-1996; Retuerce, 1999; Mazzoli-Guintard, 2009; Malalana, 2014; Gil-Benumeya, 2015). - En el río Jarama: Talamanca (Torres, 1960; Mendoza, Cano y Jiménez, 2014) y los castilletes Paracollos, conocido más adelante como castillo de Malsobaco, en Paracuellos del Jarama) (Herranz; Fernández y Mesa, 2013), Cervera (Mejorada del Campo) —en la confluencia con el Henares— (Pavón, 1980; Retuerce, 1982), Ribas (Rivas del Jarama) (Pavón, 1980) y Alvende (San Martín de la Vega), tras la junta con el Manzanares. - En el río Tajuña: el castillete de Valderradela (Chinchón) (Herranz, 2014; Encinas y San Clemente, 2017) MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 96 - En el río Guadarrama: Qal’at Jalifa (Calatalifa, Villaviciosa de Odón) (Retuerce, 1984; Rodríguez, 2007; Martín y Rodríguez: 2014), Walmus (Olmos, El Viso de San Juan) (Martínez, 1988; Agustí et al., 2010) y Qanilas o Qunylus (más adelante llamado Canales, Recas). Centrándonos en Albende, durante el período andalusí, fue sin duda una población fortificada de grandes dimensiones. Su emplazamiento nos indica que tuvo que tener una notable importancia estratégica y económica, pues se ubica en una posición elevada de abruptas laderas, en la confluencia del Manzanares con el Jarama, dominando una fértil vega, y su cumbre no sólo ofrece un excepcional campo de visión, sino que permite el control sobre una antigua vía romana y varios vados cercanos, probablemente salvados por puentes hoy desaparecidos. Resulta claro que Albende formaba parte, junto con las otras poblaciones fortificadas, citadas anteriormente, de un sistema defensivo establecido en profundidad para sellar los corredores estratégicos de la Frontera Media andalusí; por ende, estaría sometida a la autoridad del gobernador de Guadalajara, capital de esa frontera, al menos durante época omeya. A ese respecto, cabe reseñar como, en el año 248 H. / 861-862 C., residía en Guadalajara un gobernador por toma de confianza16 (del emir omeya Muḩammad I (852-886 d.C.). Este hecho implicaba, entre otros extremos, que el propio gobernador de este lugar podía designar emires del esfuerzo (menor) en la vía de Dios (walīyat al-imāra ‘alī al-ŷihād) —si bien su elección debía ser confirmada por el emir omeya, en su calidad de califa— (Al-Wanšarīšī, 1937: 3-4 [texto árabe], 14-15 [traducción]). Quizás Albende fuera una de sus bases principales, habida cuenta de sus características, pero sólo una excavación arqueológica sistemática podría despejar esta importante incógnita. El establecimiento de este sistema de defensa fronteriza, o al menos su consolidación, debería datarse, en nuestra opinión, durante el gobierno de Muḩammad I (852-886 d.C.), del cual sabemos que reforzó la Frontera Media17, quedando abundantes rasgos materiales de su empeño18. Los dos poblados asentados en los cerros que forman Albende se muestran lo suficientemente extensos para ser considerados vertebradores de un territorio mucho más amplio, teniendo como principal razón de ser el control de la vía de comunicación que discurre junto al Jarama, además de la explotación agrícola de la rica vega situada a sus pies. En el caso de la Ibn Ḩayyān al-Qurṭubī, Al-Muqtabis II-2, trad. crítica por…, en prensa. Ibn Ḩayyān al-Qurṭubī, Al-Muqtabis II-2, trad. crítica por…, en prensa. 18 Ibn Ḩayyān al-Qurṭubī, Al-Muqtabis II-2, trad. crítica por…, en prensa. 16 17 MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 97 ocupación de época tardoantigua, visigoda y emiral se conocen algunos yacimientos en su entorno próximo, como el poblado de Gózquez (Vigil-Escalera, 2007; 2022b. Vigil-Escalera et al., 2013), mientras que, de época andalusí emiral y califal, por su propio carácter de lugar fortificado, y dada su extensión y su posición en altura, debió proteger a otros asentamientos rurales menores, como diversas alquerías, que se situarían en el amplio territorio de la vega del JaramaManzanares (Fig. 15). Los datos proporcionados en la prospección arqueológica superficial realizada en el yacimiento revelan un lugar fortificado en altura o hisn. Según la cerá- Fig. 15. Vista desde Albende de la vega del río Jarama, hacia el sureste. mica encontrada, tendría unos antecedentes en el siglo IX (cerámica vidriada, tipo Pechina) y un mayor desarrollo durante los siglos X y XI (Retuerce, 1998); más en concreto, en el cerro menor (sector B), el más cercano a la junta del barranco del Lobo con el río Jarama, con una cota de 612 m.s.n.m. (Fig. 4). Esta formación, en sus flancos norte, sur y oeste, se encuentra rodeada por barrancos y por el este, por el mencionado río. Presenta una forma ovalada, con una gran hendidura en el extremo noroeste por donde desaguan las escorrentías de este sector. La configuración espacial del enclave viene determinada por las elevadas pendientes del cerro, que han condicionado la ubicación de las partes que integran el asentamiento a la cota de 600 m. Parece que la ocupación más antigua en Albende se localiza en el cerro mayor (sectores A y C), al norte del cerro B, teniendo su cota más alta en los 617 m.s.n.m. (Fig. 5). Este conjunto presenta un aspecto más amesetado que el cerro B, configurando una figura triangular que se va abriendo hacia el norte hasta alcanzar el barranco del Buho, que cae perpendicularmente al río Jarama. La secuencia ocupacional en Albende plantea una serie de interrogantes que sólo podrá resolver, tal como se ha dicho anteriormente, el inicio de un proyecto de investigación arqueológica. Entre otras preguntas, se encuentran, por ejemplo, la de poder dar respuesta a la discontinuidad en las secuencias ocupacionales: en época tardoantigua, la que se da en los dos cerros; la razón de que en época andalusí la elevación meridional fuera la que se ocupase MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 98 principalmente o, por último, poder conocer los vínculos de esta nueva población con el asentamiento rural anterior. Para concluir, resulta bastante claro que gracias a las especiales circunstancias que rodearon al complejo militar de La Marañosa, en donde se sitúa el yacimiento, con casi un siglo de existencia, ha hecho que este lugar se pueda considerar en todos los sentidos como un unicum de la arqueología tardoantigua y medieval de la región. El no haber conocido ninguna acción de los furtivos ha facilitado que aún, por toda su superficie del lugar, se puedan ver con gran claridad alineaciones de muros (Figs. 16 y 17), materiales pétreos ajenos a la zona, como ruedas de molino, o numerosos materiales cerámicos dispersos por casi todos los sectores de su superficie; sobre todo, donde existen madrigueras de conejos o en las zonas de escorrentía. En este sentido, aludiendo a una antigua experiencia profesional como arqueólogos de algunos de los firmantes, en trabajos concretos de prospección, podemos decir que, teniendo como referente toda la región, se trata del yacimiento arqueológico que hemos visitado con mayores expoFigs. 16 y 17. Muros de mampostería pertenecientes a di- versas estructuras visibles en superficie. nentes materiales presentes en su superficie. MANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Albende (La Marañosa, Madrid). Historia y Toponimia… | 99 BIBLIOGRAFÍA AGUSTÍ GARCÍA, E.; FERNÁNDEZ DEL CERRO, J.; BENITO DÍEZ, L. y MORÍN DE PABLOS, J. (2010): “Walmus: una fortaleza islámica en el Valle del Guadarrama (El Viso de San Juan, Toledo)”, en Actas de las II Jornadas de Arqueología de Castilla-La Mancha (Toledo, 2007), Vol. 3, p. 9. AL-WANŠARĪŠĪ (ed. 1937): “Kitāb al-Walīyat (Le Livre des Magistratures)” (ed. y trad. de H. Bruno et Gaudefroy-Demombynes). Rabat. 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Con cuatro anexos provenientes de las obras de Ibn ‘Iḏārī al-Marrakūšī (Kitāb al-Bayān al-mugrib fí ajbār al-Andalus wa-l-Magrib), Ibn al-Jāṭib (Kitāb A‘māl al-A‘lām fī-man būyi‘a qabla al-iḥtilān min mulūk alIslām), Ibn al-Aṯīr (Kāmil fī tārīj) y al-Maqqarī (Nafḥ al-Ṭīb min guṣn al-Andalus al-raṭīb), que contienen la narración de los últimos años de gobierno del emir Muḥammad I y el valiato de alMANTVA 4, 2022: 79-102. ISSN: 2695-5423 Manuel Retuerce, Javier Martíne z-González y Gustavo Turienzo | 100 Munḏir I (años 267 H. / 880 - 881 C. – 275 H. / 888 C.). Traducción crítica de Azucena del Río y Gustavo Turienzo Veiga. IBN ḨAYYĀN AL-QURṬUBĪ (ed. 2017): Kitāb al-muatabis fī tārīj rīŷal al-Andalus (Al-Muqtabis III). Traducción crítica a la lengua española y edición del texto árabe por Azucena del Río y Gustavo Turienzo Veiga. 2ª edición. IDRISÍ (ed. 1988): Geografía de España. Texto árabe. Traducción española por Eduardo Saavedra y Antonio Blázquez. 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