Este documento discute la naturaleza y elementos de la culpabilidad en el derecho penal. Expone brevemente varias teorías sobre la estructura del dolo y la culpa, y propone una definición propia de la culpabilidad que incluye tanto el aspecto cognoscitivo como el volitivo. Luego analiza en mayor profundidad los dos aspectos o momentos que integran el fenómeno del dolo: el aspecto cognoscitivo, que requiere conocimiento previo del hecho, y el aspecto volitivo, que requiere la voluntad de
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Este documento discute la naturaleza y elementos de la culpabilidad en el derecho penal. Expone brevemente varias teorías sobre la estructura del dolo y la culpa, y propone una definición propia de la culpabilidad que incluye tanto el aspecto cognoscitivo como el volitivo. Luego analiza en mayor profundidad los dos aspectos o momentos que integran el fenómeno del dolo: el aspecto cognoscitivo, que requiere conocimiento previo del hecho, y el aspecto volitivo, que requiere la voluntad de
Este documento discute la naturaleza y elementos de la culpabilidad en el derecho penal. Expone brevemente varias teorías sobre la estructura del dolo y la culpa, y propone una definición propia de la culpabilidad que incluye tanto el aspecto cognoscitivo como el volitivo. Luego analiza en mayor profundidad los dos aspectos o momentos que integran el fenómeno del dolo: el aspecto cognoscitivo, que requiere conocimiento previo del hecho, y el aspecto volitivo, que requiere la voluntad de
Este documento discute la naturaleza y elementos de la culpabilidad en el derecho penal. Expone brevemente varias teorías sobre la estructura del dolo y la culpa, y propone una definición propia de la culpabilidad que incluye tanto el aspecto cognoscitivo como el volitivo. Luego analiza en mayor profundidad los dos aspectos o momentos que integran el fenómeno del dolo: el aspecto cognoscitivo, que requiere conocimiento previo del hecho, y el aspecto volitivo, que requiere la voluntad de
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d) Nuestra Posición.
—como quiera que la
finalidad de este manual es fundamentalmente informativa, no vamos a realizar estudio critico de cada una de las teorías precedentemente expuestas.
Nos limitaremos a indicar que los complejos
problemas a que da lugar al análisis del dolo y de la culpa bien pueden encararse con fortuna si necesidad de desplazarlos de la culpabilidad, que siendo la conducta humana exteriorización de mecanismos síquicos en los que intervienen las facetas intelectivas, afectiva y volitiva de la personalidad no es posible desconocerle contenido sicológico, que la responsabilidad penal supone juicio de reproche respecto de quien realiza comportamiento típico y antijurídico, en la medida en que el sujeto haya actuado en forma diversa a la obligada.
Consideramos, pues, que la culpabilidad puede
definirse como la actitud consciente de la voluntad que da lugar a un juicio de reproche en cuanto el agente actúa en forma antijurídica pudiendo y debiendo actuar diversamente.
Hablase de actitud consciente de la voluntad no
solo para destacar que el fenómeno en cuestión se incuba en el siquismo, sino para precisar que es una verdadera disposición del ánimo en la que las esferas intelectiva y volitiva de la personalidad se orientan hacia la realización de una conducta que resulta típica y antijurídica.
Esa voluntad consciente lleva al sujeto a omitir el
deber de actuar conforme a derecho y, por lo mismo, a comportarse antijurídicamente, pudiendo hacerlo de una manera adecuada a las normas jurídicas, por esa razón su conducta es reprochable.
Cuando dicha actitud se orienta hacia un fin
típicamente antijurídico, surge el fenómeno del dolo, cuando, en cambio, se encamina hacia una finalidad penalmente indiferentemente, o cuando persigue una meta licita, pero en el desarrollo de medios jurídicamente neutrales viola el deber de cuidado que le era exigible, surge la figura de la culpa”.
1. IMPORTANCIA.
Entre los principios rectores de la legislación penal
destacase el de nulla poena sine culpa, que nuestro código enuncia así: “Para que una conducta típica y antijurídica sea punible debe ser realizada con culpabilidad” (artículo 5º) la culpabilidad es, pues, fundamento de pena porque a nadie se le puede deducir la responsabilidad punititiva si no ha realizado culpablemente el comportamiento típico y antijurídico. Es también garantía de libertad personal porque solo es culpable quien ha podido actuar inversamente, y es concreto presupuesto de la pena enunciada legalmente porque sus formas culposa y preterintencional exigen previa y expresa connotación normativa (C. P artículo 39) y la dolosa ha de predicarse de las demás modalidades de comportamiento típico y antijurídico. 4. FORMAS DE CULPABILIDAD
La culpabilidad se manifiesta en dos formas
extremas y una intermedia, las primera son el dolo y la culpa, y la segunda, la preterintención. De ellas nos ocuparemos en seguida.
a) El dolo. – señala el artículo 36 del Código
Penal que “ La Conducta es dolosa cuando el agente conoce el hecho punible y quiere su realización, los mismo cuando la acepta previéndola al menos como posible”.
Partiendo de este concepto legal, estudiaremos
tal fenómeno.
1º) Naturaleza Jurídica. – entre las varias
teorías expuestas para explicar la estructura del dolo mencionaremos la de la representación, la de la voluntad, y la finalista, de cada una de ellas daremos en seguida breve explicación. a) Teoría de la Representación. De conformidad con esta tesis, para la existencia del dolo es suficiente representarse mentalmente el resultado de la propia conducta.
VON LISZT, uno de sus voceros, define el dolo
como el conocimiento de todas las circunstancias fácticas que acompañan al hecho previsto en la ley.
El dolo, entonces, no sería más que la
voluntariedad de una conducta de la cual se deriva un resultado previsto por el agente, lo que significa que esta teoría encuentra el dolo en la simple representación mental del evento, o lo que es lo mismo su previsión.
b) Teoría de la Voluntad, --Constituye la doctrina
clásica del dolo, recuérdese que CARRARA lo define como “La intención más o menos perfecta de ejecutar un acto que se sabe contrario a la ley.
De acuerdo con esta teoría, para que exista dolo
no es suficiente que el agente haya previsto como cierta o probable la verificación del resultado, es necesario que el evento mismo sea voluntario.
c) Teoría Finalista.
Ubicado el dolo en el injusto como aspecto
subjetivo de la acción, los finalistas no encuentran dificultad en aceptar que se trata de un hecho sicológico caracterizado por la intención de llevar a cabo el resultado de la conducta.
Para MAURACH, Actúa dolosamente “quien
incluye en su voluntad la representación total del hecho, tal como se presenta en la parte objetiva del tipo”, tratase, pues, de un querer el hecho típico con representación mental del resultado. d) Nuestra Opinión. —las diferencia entre las Teorías de la representación y la voluntad radica en el mayor énfasis que esta hace sobre la volición del hecho y en la enmarcada puntualización de aquella respecto del conocimiento anticipado del resultado de la conducta.
Ocurre, sin embargo, que en el plano sicológico
resulta imposible imaginar un acto voluntario sin previa representación—así sea fugaz del hecho que quiere realizar, es este un razonamiento que no rechazan los finalistas.
Nos parece, pues, que una correcta definición
del dolo ha de dar cabida tanto al fenómeno de la voluntad como al de la representación, sin descuidar, desde luego, su contenido jurídico.
En este orden de ideas, entendemos por dolo la
reprochable actitud de la voluntad dirigida conscientemente a la realización de la conducta típica y antijurídica. Cuando el hombre realiza voluntariamente un hecho es porque se lo represento previamente— así sea mediante una representación mental de fugaz duración-- lo hallo de adecuado a sus posibilidades y quiso entonces llevarlo a cabo, participan, , pues, en el comportamiento humano las esferas intelectiva y volitiva de la personalidad con precedencia lógica de la primera de ellas, puesto que solamente somos capaces de querer lo conocido.
Esa voluntad nutrida por el conocimiento y el
querer se ha dirigido a la realización de una conducta típica, en cuanto descrita como delito a contravención por una norma legal, y antijurídica, en la medida en que mediante ella se vulnera sin derecho el interés jurídicamente tutelado, esta referencia puntualiza, además, que estando el dolo ubicado dentro de la culpabilidad, no se predica sino de aquellas conductas que reúnan las notas de la tipicidad y de la antijuricidad.
Esa actitud es reprochable por que le sujeto
decide conscientemente actuar en sentido típicamente antijurídico, cuando podía y debía hacerlo diversamente.
De la definición precedente desprendese que
son dos los aspectos o momentos que integran el fenómeno del dolo, a saber, uno cognoscitivo o intelectivo y otro volitivo o intencional.
2º) Aspectos o momentos del dolo. – cuando
el hombre realiza una determinada actividad, hubo de representarla previamente mediante operación mental que anticipo su conocimiento y la quiso, además, participan, pues, en cualquier comportamiento humano las esferas intelectiva y volitiva de su personalidad, y como el delito es conducta humana, obedece a los mismos principios sicológicos que gobiernan la acción naturalisticamente entendida.
a) Aspecto cognoscitivo. —para que un
determinado hecho pueda ser tenido como doloso, es indispensable que el agente haya tenido conocimiento previo de el, en forma tal que cuando la acción u omisión se verifican, el resultado se ha producido ya en su mente, nada importa que ese conocimiento anticipado tenga lugar mucho antes de materializarse en acto positivo o negativo, o proceda inmediata y fugazmente a la conducta misma.
Tener conocimiento del hecho significa, que el
agente conozca la naturaleza de su comportamiento de acuerdo con la descripción que del hace el legislador en el respectivo tipo penal y que tenga conciencia de su antijuricidad.
En cuanto a lo primero, debe conocer cada uno
de los elementos que conforman el tipo penal (sujetos activo y pasivo, objetos jurídico y material y conducta). Por este aspecto, pues, para que pueda imputarse dolosamente a alguien como hurto una sustracción, el agente debe saber que su conducta se dirige sobre una cosa que no es suya, que de ella es titular otra persona y que habrá de tomarla sin el consentimiento de quien la posee, si de un homicidio se trata, es necesario que el agente sepa que va a dar muerte a un ser humano.
En cuanto a lo segundo, el sujeto activo ha de
tener conciencia del carácter ilícito del hecho que realiza, vale decir, ha de saber que su conducta “ Lesiona o pone en peligro bienes jurídicos que no le pertenecen”, o como dice GALLO: “ debe tener conocimiento de que ofende, como su hecho, aquel interés a cuya tutela se dirige la norma que prevé una cierta conducta”, así, en el hurto debo saber que, no teniendo derecho legítimo sobre la cosa que sustraigo, causo por ello lesión al derecho que su propietario, poseedor o tenedor ejerce sobre ella.
El conocimiento “ del hecho punible” a que se
refiere el artículo 36 del Código Penal, apunta tanto al saber de la tipicidad de la propia conducta como a la conciencia de su antijuricidad. b) Aspecto volitivo. —no basta la representación mental del resultado de un comportamiento típico y antijurídico para que pueda hablarse de dolo, es necesaria, además, la voluntad de ocasionarlo, el llamado momento volitivo del dolo.
Algunos autores hablan de intención, entendida
como la voluntad dirigida hacia un determinado fin.
Nos parece más conveniente – dadas las
dificultades con que se tropieza tanto en sicología como en filosofía para una interpretación univoca de esta expresión—el empleo del vocablo querer, término que por lo demás es el que utiliza nuestro estatuto punitivo en el citado artículo 36.
Este aspecto del dolo consiste, pues, en querer
el resultado la propia conducta que se sabe antijurídica, así no podría hablarse de hurto, a este respecto, si no cuando el agente quiere apoderarse de cosa ajena hacia la consecución de tal resultado dirige su actividad.
Pero ¿cuándo puede decirse que alguien quiere
un resultado? Cuando la acepta anticipadamente, sea que el evento aparezca como cierto, ya que se presente como probable, siempre que tal probabilidad no lo detenga en la realización de su propósito.
Adviértase que este querer el resultado de la
propia conducta solo es predicable de los tipos penales de resultado, respecto de los de mera conducta, hasta la voluntad del comportamiento. Lo que significa que es en ellos suficiente que el agente quiera ejecutar la acción u omisión descritas en el respectivo tipo penal.
3º) Dolo e ingredientes subjetivos—como
quiera que tanto los ingredientes subjetivos del tipo como el dolo en sus aspectos cognoscitivo y volitivo se predican de la psique del agente, suelen confundirse uno y otros fenómenos, así, por ejemplo, en el tipo de homicidio del artículo 362 del Código Penal de 1936 el legislador exigía una “ intención” de matar y en el de la bigamia ( artículo 358 ibidem) puntualizaba que el agente debía contraer matrimonio con persona casada “ a sabiendas” de que lo estaba.
Como reconocemos que no siempre resulta fácil
distinguir cuando una referencia síquica del tipo es ingrediente subjetivo del mismo o repetición integral del dolo o de uno de sus aspectos, nos parece que un procedimiento simple podría ser el de suprimir mentalmente la expresión cuestionada, en forma tal que si la conducta sigue siendo típicamente ilícita no solo porque se adecua al tipo respectivo si no porque su culpabilidad se deriva de las exigencias del artículo 36 del Código Penal, estamos en presencia de una reiteración del dolo, si, en cambio, al suprimir mentalmente tal referencia, la conducta deja de ser típica o se acomoda a otro tipo, entonces se trata de un verdadero ingrediente subjetivo, así, si hubiésemos suprimido la “ intención de matar” señalada en el articulo 362 del Código Penal. Anterior, no por eso desaparecía el requisito del dolo, ya exigido en la parte general del código, ni la conducta dejaba de ser típica, como que se había causado la muerte de un hombre, pero si eliminamos el “propósito de aprovechamiento” a que se refiere el tipo de hurto (Código Penal artículo 349), la conducta no podrá ya adecuarse a él por falta de un requisito sustancial, con los que hemos de concluir que se trata de un ingrediente subjetivo.
4º) Especies de dolo.- aunque el contenido
sustancial del dolo es siempre idéntico, la doctrina suele distinguir varias modalidades del mismo. Las más conocidas son;
a) Dolos directo, indirecto y eventual.- El dolo
directo también llamado intencional y determinado, aparece cuando hay perfecta correspondencia entre la voluntad del agente y el resultado de su conducta. El sujeto quería matar a su enemigo y efectivamente lo hizo, quería expresa e inequívocamente estafar a Pedro y lo logro en realidad. Hay dolo indirecto cuando el resultado, no querido explícitamente por el agente, aparece tan necesariamente ligado al evento directamente deseado, que su aceptación implica un querer, aunque indirecto., cuando a falta de otros medios idóneos, el actor se apodera de un automóvil para huir con el dinero sustraído, su voluntad criminosa se orientó directamente al hurto del dinero y solo indirectamente—en cuanto actividad necesariamente ligada a la primera acción—al apoderamiento del automotor, hay en este ejemplo dolo directo respecto de la sustracción del dinero y dolo indirecto en relación con el apoderamiento del vehículo.
El dolo es Eventual en el caso de que la
previsión de un resultado antijurídico, ligado solo eventualmente a otro inequívocamente querido, no detiene al agente en la realización de su propósito inicial.
Un sujeto, con la intención de dar muerte a su
enemigo arroja un explosivo a su casa de habitación en la que sabe hay otras personas a quienes no desea eliminar, pero cuya muerte probable no lo detiene en su inicial propósito homicida.
Como puede observarse del planteamiento
precedente, la diferencia entre estas dos últimas especies de dolo radica en la naturaleza del ligamen que une el resultado principal (el directa e inicialmente querido) con el secundario, necesario en la hipótesis del dolo indirecto y simplemente eventual en el caso del dolo de su nombre.
Se habla de dolo en ambos casos porque—
como bien lo advierte MAGGIORE—“Prever un resultado como posible y ocasionarlo, equivale a quererlo”. Señala a este mismo propósito BELING que para que haya dolo eventual no es necesario que el autor quiera el resultado que basta que “no lo quiera” nicht nicht wollen).
Nuestro Código se refiere a la modalidad del
dolo cuando incluye en su artículo 36 la situación de quien acepta la realización del evento punible previéndola al menos como posible, quizás el empleo de la palabra “ probable”, en vez de “ posible” hubiese dado mayor precisión conceptual de la figura.
b) Dolo de lesión y dilo de peligro. – el dolo de
lesión se presenta cuando el agente quiere la realización de la conducta que destruye o altera el bien jurídico legalmente tutelado.