Cuadernillo Fines 2 Historia TP6
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Luego del Golpe de 1930, Uriburu no llegó a gobernar dos años completos. El período fue
difícil, ya que la Argentina sufría las consecuencias de la crisis económica de los Estados Unidos
(1929). Por otra parte, Uriburu pretendía llevar adelante un proyecto corporativo que incluía la
reforma de la Constitución Nacional. Estas aspiraciones no tuvieron buena recepción y Uriburu fue
perdiendo apoyos. Esta situación lo llevó a buscar una salida electoral que le permitiera retirarse de
la presidencia.
La Concordancia (unión de diversos sectores como conservadores, socialistas independientes,
disidentes radicales, entre otros) obtuvieron el triunfo en las elecciones de 1932. Este “triunfo” se
alcanzó a través de la práctica del fraude electoral (no se respetaría la voluntad popular). A esta
práctica se la denominó fraude patriótico. De esta forma se garantizaba que los gobiernos no cayeran
en manos de la “chusma radical”.
Los recién electos Agustín P. Justo (presidente) y
El Pacto Roca-Runciman
Julio A. Roca (vicepresidente) representaban los Tras la crisis del 30’ Inglaterra decide, a través del Pacto
intereses de los sectores conservadores y permitían el de Otawa (1932) comprarles productos primarios
retorno al poder de los grupos que lo habían controlado solamente a sus colonias y ex colonias. Esto preocupó
seriamente a la clase dirigente argentina que envía a
hasta antes de 1916. Londres al vicepresidente Julio A. Roca (hijo) para
El gobierno tomó importantes medidas, llegar a algún acuerdo.
especialmente en el área económica, como la firma del El Pacto Roca-Runciman fue firmado en mayo de 1933,
en él Argentina realizaba importantes concesiones a
pacto Roca Runciman en mayo de 1933. Por otra parte, Inglaterra (muchas de ellas desventajosas para nuestro
el rol de Estado se transforma y se toma mucho más país) a fin de asegurar, por parte de los ingleses, cuotas
activo e interventor. Frente a la crisis, el gobierno intenta de importación de carne argentina estables equivalente
a las adquiridas en 1932.
que el Estado se convierta en una herramienta que
permita la regulación de la economía.
Gracias a la práctica sistemática del “fraude patriótico” en 1938 llega a la presidencia Roberto
M. Ortiz, ex radical antipersonalista y Ramón S. Castillo, conservador, como vicepresidente.
Es importante destacar que Ortiz intentó generar un cambio en la práctica política de la época.
A pesar de llegar al gobierno a través del fraude, una vez en él, intentó combatirlo interviniendo las
provincias en las que se produjeran elecciones corruptas. Sin embargo, su presidencia estuvo
plagada de dificultades, su salud se deterioró y debió tomar algunas licencias, quedando el poder en
manos de Castillo (un político conservador que no compartía el combate contra el fraude) quien
abandonó el proyecto que había querido impulsar Ortiz.
En cuanto a la situación internacional, la postura de la Argentina frente a la II Guerra Mundial
(1929-1945) fue la neutralidad. Sin embargo, la opinión de sociedad estaba dividida. Algunos
(terratenientes y comerciantes vinculados con el comercio exterior) estaban a favor de los Aliados
(Estados Unidos, Gran Bretaña, China y la Unión Soviética). Los nuevos sectores industriales se
inclinaban por la neutralidad. Otros, como los sectores más nacionalistas y los militares, se sentían
atraídos por el Eje (Alemania, Japón e Italia).
La guerra era un tema preocupante, pero su finalización y quien obtuviera el triunfo definitivo
también generaba ondas preocupaciones. ¿En qué situación quedaría la Argentina frente al mundo?
La política de los Estados Unidos (a partir de su ingreso al conflicto en 1941) fue de hostigamiento
hacia nuestro país, pues pretendía que la Argentina se alineara con los Aliados y analizaba su
neutralidad como signo de simpatía por el Eje.
En la segunda mitad de los años 20, el movimiento industrial había logrado un notable aumento
y junto a ello, un gran crecimiento en la importación de maquinarias. Tales como, equipos para la
industria, de metales, de alimentos y textiles. Todo esto gracias a las inversiones llevadas a cabo por
potencias extranjeras como los Estados Unidos, Alemania y las grandes empresas de capitales
argentinos como Bunge y Born.
Con la caída de la bolsa de Wall Street (crisis del 29’), se produjo una fuerte caída en las
inversiones de las empresas extranjeras, trayendo como consecuencia un fuerte crecimiento del
desempleo y el fin del modelo agro-exportador.
El nuevo escenario económico mundial, trajo un cambio obligado en la política económica
argentina dando paso, a partir de 1930, a una industrialización por sustitución de importaciones (ISI).
Este proceso pretendía reducir las importaciones debido a que los valores de los productos primarios
producidos en el país habían bajado bruscamente en los mercados internacionales provocando
consecuentemente, una disminución significativa en la entrada de divisas a la Argentina. Para ello,
era necesario incentivar la inversión industrial a través de políticas económicas como el
proteccionismo, fácil acceso a crédito e invertir en infraestructura productiva a largo plazo.
El período inicial del ISI se extendió por más de una década e hizo que la producción industrial
superara a la producción agropecuaria, lo que generó grandes transformaciones económicas y
sociales. Este cambio en la política economía argentina sería el comienzo de un nuevo orden social,
donde el crecimiento industrial se va a ver acompañado por una insipiente lucha de las clases obreras
que culminaran con la llegada al poder de gobiernos apoyados por estas.
Sectores nacionalistas de las Fuerzas Armadas cuestionaban el rumbo político que había
tomado la Argentina durante la denominada «década infame». La situación económica y social
generaba inquietud; temían que se extendiera la adhesión de la clase obrera a ideologías
revolucionarias, como había sucedido con la Revolución bolchevique en Rusia (1917) y en la Europa
de entreguerras.
A la ausencia de una política social, se le sumaba el descrédito del sistema político sostenido
en el “fraude patriótico”. También la posición de Argentina ante la Segunda Guerra Mundial era una
fuente de preocupación ya que los grupos militares querían sostener la neutralidad asumida por el
país desde el inicio del conflicto bélico y se creía que el candidato a asumir la presidencia en las
próximas elecciones rompería dicha neutralidad.
El 4 de junio de 1943, una revolución militar encabezada por un grupo de oficiales del GOU
(Grupo de Oficiales Unidos) derrocó a Castillo.
Las disidencias internas en este grupo y con otras líneas del Ejército se reflejaron en la
sucesión de tres presidentes:
El coronel Juan Domingo Perón -miembro del GOU- inició, durante este periodo, su carrera
política y se hizo cargo del antiguo Departamento Nacional del Trabajo (creado a comienzos del siglo
XX por Joaquín V. González) que se transformó en la Secretaría de Trabajo y Previsión.