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El molote de causas del pleito de Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá Francisco Rodolfo González Galeotti 16 de enero de 2022 Honestamente, me cuesta resumir cosas cuando se trata de problemas complejos, porque no hay una sola causa. Son como las cebollas, tienen capas y, aparte, están enredados. Suelen ser algo así como una bola de estambre de varios colores mezclados. El origen del conflicto entre Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá se remonta al siglo XIX. En esa época solo S.C. Ixtahuacán existía como pueblo reconocido, era lo que se llamaba pueblo cabecera. Estaba compuesto por otras poblaciones llamadas pueblos sujetos, donde destacaron San Miguel Cholochichaj y Nahualá. Eran una misma unidad y solían comportarse al unísono. Por ese motivo la unidad de S.C.I. era temida y respetada por las haciendas y pueblos vecinos al sur (Zunil, Santo Tomás), oriente (Santa María Visitación, Santa Lucía Utatlán) y norte (Totonicapán), sobre todo en disputas por la tierra. Como saben bien quienes se desviven por el chisme de pueblos o el barrio, aunque estaban unidos había rivalidades internas. Entonces, como bien sabemos, quienes logran mantenerse en el poder, lo hacen por conectes y alianzas regionales o nacionales. En S.C. Ixtahuacán, esas grietas comenzaron en 1839. Ese año el pueblo, junto a otros, se rebeló contra la secesión del Estado de los Altos, o sexto estado de la Federación Centroamericana. Su rebelión tuvo apoyo del gobierno guatemalteco dirigido por Rafael Carrera. Al final derrotaron a los altenses y dentro del pueblo aparecieron dos facciones que se disputaron el poder del pueblo entre 1840 y 1865. Y no era poco lo que estaba en juego, ya que aparte del control territorial, el pueblo estaba bien conectado con cuatro plazas comerciales claves (Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá y Suchitepequez) gracias a las rutas de comercio. Para no hacer el cuento largo, surgieron dos líderes, de los cuales destacó Manuel Tzoc. Este era un caudillo que supo ganarse el apoyo popular al representar a los ‘hijos del pueblo’ en las disputas con otros pueblos y porque tenía conectes con la iglesia y Rafael Carrera. Para el gobierno conservador esa alianza era fundamental, así como con otros líderes mayas, porque así podían contener la rebeldía de los separatistas altenses. Cuando en 1865, cambiaron al cura y murió Carrera y Tzoc quedó sin conectes, y otra facción encabezada por Miguel Salquil, se rebeló en su contra. La mayoría de gente del campo apoyó a Tzoc y Santa Catarina explotó en una batalla campal. El resultado de eso fue que quienes apoyaron a Tzoc decidieron separarse de S.C. Ixtahuacán y fundar Nahualá como un pueblo independiente, lo que fue un proceso que duró de 1865 a 1926. Ahora, lo interesante es que pese a la separación, los dos pueblos operaron de forma conjunta, como las dos cabezas del K’abawil k´iche´o el Cot ixil (el águila de dos cabezas, pues). En 1889 las dos poblaciones defendieron la posesión de la tierra en la bocacosta, que era fundamental para su subsistencia, y se defendieron del despojo de los cafetaleros liberales altenses, lo que era la continuidad de más de un siglo de lucha por ese territorio. Además de eso, entre 1900 y 1926 lograron acuerdo sobre el uso y usufructo de la tierra, del altiplano. ¿Por qué solo la del altiplano? Pues, no tengo la fecha exacta, al parecer les despojaron de las tierras de la bocacosta a favor de las fincas hacia 1900 y cacho. Eso provocó a que empezara una paulatina presión sobre las tierras del altiplano, que no tiene tanta fertilidad como la bocacosta. Ya bien entrado el siglo XX pasaron varias cosas. Por una parte, Nahualá se benefició de su cercanía a la carretera panamericana y eso permitió más crecimiento y riqueza económica. Por otra, la población creció, en especial las cabeceras, y hubo más presión agrícola sobre la tierra. Eso nos lleva a 1986, que comenzó la disputa violenta entre ambas poblaciones. La ecuación se alteró la crisis climática mundial, en particular con el huracán Mitch de 1998, que permitió al gobierno, con argumentos de riego sísmico, trasladar la cabecera de Santa Catarina a Pa Rax K´im o Alaska. Todo lo anterior provocó dos cosas: uno, la oleada migratoria desde los municipios a otros pueblos, la capital y a EEUU; dos, una cercanía de cabeceras que provocó más presión sobre los recursos agrícolas (uso de tierra, acceso a agua, recursos forestales) que provocaron que las discusiones navideñas por los terrenos de la abuela se queden chiquitos, y que las acusaciones mutuas y reclamos sobre la posesión legal fueran más intensas. La última variante detonante es el sistema del uso de la tierra, que tiene una lógica de usufructo comunitario, mediando el permiso de las municipalidades, frente a la idea de posesión individual de la tierra, o sea que defiende la ideología del Estado, sus instituciones y quienes alegan la legalidad de la posesión. En resumen: 1. Santa Catarina Ixtahuacán, y sus pueblos sujetos, fueron esenciales para contener el separatismo altense, mientras que el gobierno guatemalteco debía negoció su legitimidad ante la población indígena al gestionar las disputas territoriales. En otras palabras, los pueblos indígenas no fueron pasivos en la construcción del estado guatemalteco. 2. la separación entre ambos pueblos viene de mediados del siglo XIX, pero su separación fue por una disputa política y no tanto por tierras. Durante casi un siglo ambos pueblos colaboraron para defender el territorio de la bocacosta y, cuando lo perdieron, hicieron acuerdos que respetaron y mantuvieron el diálogo. 3. Las disputas de los últimos treinta y seis años tienen como causa: la presión urbana de la tierra por la cercanía de las cabeceras; el acceso y manejo de recursos agrícolas (agua, bosques, tierra); y la agudización de la crisis climática provocó el traslado de la cabecera, pero también la migración al exterior. Por lo tanto, es cándido pensar que un volado podrá resolver un problema con tantas capas y conexiones. Sobre todo, considerando que los efectos de la violencia no se resuelven así. ¿Quiénes estarán velando por los traumas provocados por las muchas formas de violencia? Tampoco la problemática se resolverá soltando dinero según una filosofía de “con dinero baila el perro”, que es la filosofía de los últimos gobiernos. Ante esa situación vale preguntarse ¿Quién se beneficia de tomar esas decisiones? No se puede subestimar a una población con una profunda historia política y territorial. Como el resto de población del país tiene más necesidad de respeto pleno que solo de pan o tortilla.