El patrimonio arqueológico en los
libros de texto de Educación Secundaria*
Archaeological heritage in Secondary
Education textbooks
Antonio J. Meseguer Gil
Laura Arias Ferrer
Alejandro Egea Vivancos
Universidad de Murcia
Resumen: En este trabajo se analiza cómo es introducido el patrimonio arqueológico en los libros de
texto de 1.º de ESO y la función que este posee para poder analizar así el aprovechamiento cognitivo que
se demanda sobre ellos. Se utilizan como muestra seis libros de texto de 1.º ESO, pertenecientes a tres
editoriales distintas durante la vigencia de las normativas LOE y LOMCE. Se realiza una investigación con
técnicas cualitativas para analizar el contenido de la muestra de manera contextualizada. Los resultados
arrojan una creciente presencia del patrimonio arqueológico en los libros de texto y una mayor variedad de
formatos, aunque las acciones demandadas sobre este siguen caracterizándose por su bajo nivel cognitivo.
Palabras clave: Educación patrimonial, Evaluación de libros de texto, Investigación en Ciencias
Sociales, Indagación, Investigación Cualitativa.
Abstract: The aim of this paper is to analyze how archaeological heritage is introduced and used in
Secondary Education History textbooks (Year 7, 10-11 year old students). To get that aim, it has been
selected a sample of six textbooks edited by three different publishers under different education laws (LOE
and LOMCE). A qualitative research was conducted in order to analyze the sample in a contextualized
way. Results show an increasing presence of archaeological heritage in textbooks and in a wider range of
format, although the actions demanded regarding the archaeological heritage is still characterized by its
low cognitive character, that requires very little reasoning by the students.
Keywords: Heritage education, Textbook evaluation, Social Science research, Inquiry, Qualitative
research.
(Fecha de recepción: noviembre, 2017, y de aceptación: diciembre, 2017)
DOI: 10.7203/DCES.33.11003
* Investigación desarrollada en el marco del proyecto “La evaluación de las competencias y el desarrollo de capacidades cognitivas sobre Historia en Educación Secundaria Obligatoria” (EDU2015-65621-C3-2-R), financiado por
el Ministerio de Economía y Competitividad de España y Fondos FEDER.
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017, 65-82 · ISSN 0214-4379 (impresión) / ISSN 2255-3835 (electrónico)
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1. Introducción
A pesar de su carácter interdisciplinar, la arqueología suele llegar a las
aulas de la mano de la materia de Historia. Su metodología facilita que sea el
estudiante el que construya su propio
conocimiento y desarrolle las denominadas habilidades del pensamiento histórico ya definidas por Seixas y Morton
(2013) (Egea y Arias, 2017; Wearing,
Case y Edwards, 2011). Esto se debe al
alto carácter procedimental que posee
la disciplina arqueológica, junto al que
cabría destacar otros beneficios como
son la interdisciplinareidad de su método, las dinámicas de trabajo en equipo
que genera o el vínculo con el patrimonio cultural que establece, entre otros
(Corbishley, 2011; Egea, Arias y Pernas,
2017; Henson, 2004; Hernández, 2003;
Santacana, 1997, 2015). Además, no hay
que olvidar que existe una predisposición positiva hacia la arqueología por
parte de los estudiantes, derivada de
la concepción romántica que posee, que
actúa como catalizador para un acercamiento provechoso al método y las actitudes que promueve (Feliu y Hernàndez,
2011). Y es que esta disciplina posee lo
que Henson denominó como “wow factor” (2009, p. 7).
En España, las experiencias educativas que centran su atención en la introducción de la arqueología en el aula crecen en número (Bardavio, Gatell y González, 2004; Egea y Arias, 2013; Pallarés, Carrión y Sánchez, 2017; Santacana, 1997). Pero, sin embargo todavía se
pueden considerar casos aislados en el
proceso de enseñanza-aprendizaje. Se
podría aducir a los costes que el desa-
66
rrollo de una excavación arqueológica
simulada en los propios centros escolares puede ocasionar o a las múltiples
gestiones necesarias para posibilitar la
participación del alumnado en excavaciones ordinarias.
Dentro de esta misma consideración,
por los nexos que guarda con la metodología arqueológica, se podría encuadrar
la denominada “didáctica del objeto”
(Durbin, Morris y Wilkinson, 1990; Santacana y Llonch, 2012). Ésta permite
introducir la metodología arqueológica
en el aula de una manera motivadora y
evitando los costes (económicos, materiales y temporales) que una excavación
arqueológica puede conllevar. El objeto pasa a ser el vehículo de análisis y
reflejo de la sociedad y el contexto en el
que surge (Egea, Pernas y Arias, 2014).
En este caso se está ante la dificultad
de que los centros escolares (y se podría
añadir museos y centros de interpretación como nexo entre escuela y patrimonio arqueológico) posean colecciones
de objetos y réplicas que permitan la
interacción de los estudiantes con el
patrimonio arqueológico.
Sin embargo, para introducir la
arqueología en el aula no es necesario introducir objetos arqueológicos de
manera física o realizar excavaciones
arqueológicas -reales o simuladas-, pues
los propios materiales empleados de
manera habitual en el ámbito escolar
pueden utilizarse siguiendo una metodología de indagación asociada a la propia
labor del arqueólogo. Los propios libros
de texto pueden ser la base sobre la que
realizar indagaciones de corte arqueológico si estos dejan de ser considerados como protagonistas indiscutibles
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del proceso de enseñanza-aprendizaje y
pasan a ser utilizados como instrumento de apoyo (Prats, 2012), contenedor de
diversos recursos que pueda facilitar
el acceso a la información de los estudiantes. Bajo estas premisas, los libros
de texto se convertirían en elementos
a analizar y no en documentos a leer,
subrayar y memorizar.
De ahí las principales cuestiones que
vertebran esta investigación: ¿Con qué
frecuencia está presente el patrimonio arqueológico en los libros de texto?
¿Qué estrategias o actividades aparecen asociadas?
Se insiste en centrar la atención en
el caso concreto de los libros de texto ya
que estos se muestran, por el momento, como el recurso más presente en las
aulas españolas (Burguera, 2006; Cuenca, 2002; Martínez, 2011; Prats, 2012).
Una observación detallada de los mismos
permitirá realizar un primer análisis y
valoración acerca de cómo es introducido
el patrimonio arqueológico en las aulas
de Educación Secundaria, lo que facilitará el posterior desarrollo de propuestas
de mejora que puedan dar solución a las
carencias/problemas detectados.
2. Marco Teórico
El patrimonio arqueológico
Para poder responder a las preguntas de investigación propuestas es
necesario definir en primer lugar qué
se entiende por patrimonio arqueológico. En este sentido, este análisis
parte de la concepción disciplinar del
patrimonio arqueológico derivada del
artículo 40.1 de la Ley del Patrimonio
Histórico Español. Este designa como
tal a “aquellos bienes muebles o inmuebles susceptibles de ser estudiados con
metodología arqueológica, hayan sido
o no extraídos y tanto si se encuentran
en la superficie o en el subsuelo, en el
mar territorial o en la plataforma continental” (Ley 16/1985, p. 20347). Dicha
definición es compartida en términos
generales por la UNESCO en el Charter for the Protection and Management
of Archaeological Heritage, aprobado
por el International Council on Monument and Sites (ICOMOS) en 1990. En
su artículo 1 se identifica el patrimonio
arqueológico con “all vestiges of human
existence” junto a “all manifestations of
human activity, abandoned structures
and remains of all kinds (…) together
with all the portable cultural material
associated with them”. Dicha definición fue posteriormente precisada en el
Convenio Europeo sobre la Protección
del Patrimonio Arqueológico realizado
en La Valetta el 16 de enero de 1992 y
revisado y ratificado por el Gobierno
de España el 20 de julio de 2011. Dicho
convenio señala en su artículo 1.2. que
“se consideran elementos del patrimonio arqueológico todos los vestigios,
objetos y cualesquiera otras trazas de
manifestaciones humanas de épocas
pasadas (i.) cuya preservación y estudio
permitan reconstruir la historia de la
humanidad y su relación con el medio
ambiente natural; (ii.) respecto de los
cuales los principales medios de información sean las excavaciones o descubrimientos, así como otros métodos de
investigación relativos a la humanidad
y a su entorno”. Junto a esto, en su artículo 1.3. dicho convenio precisa que este
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67
“incluye las estructuras, construcciones, grupos arquitectónicos, lugares de
asentamiento, objetos muebles, monumentos de otra naturaleza, así como su
contexto, localizados en tierra o bajo el
agua”.
Sin embargo, no hay que olvidar que
el empleo de métodos y fuentes asociadas a la arqueología está estrechamente ligado con el propio proceso de
construcción del conocimiento histórico
y que no constituye un fin en sí mismo
(Bardavio y González, 2003). Cabría
igualmente añadir el valor estético y
artístico que gran parte de este patrimonio arqueológico posee, pudiendo
observar la estrecha interrelación que
la disciplina arqueológica posee con la
historia y la historia del arte (entre
otras). La clasificación de un elemento
patrimonial en relación a cada una de
estas disciplinas se verá más determinado por el enfoque y metodología de
análisis a aplicar que por las características propias del elemento en sí mismo
(Cuenca, 2002).
Es por ello que en este análisis específico, se opta por incluir como patrimonio arqueológico aquellos bienes arquitectónicos, escultóricos y pictóricos realizados por las sociedades antiguas, así
como los objetos, entendiendo como tal
cualquier resto material tangible propio de estas sociedades (Feliu y Hernàndez, 2011).
Los libros de texto como recurso
educativo
Como ya se ha señalado anteriormente, la selección del recurso específico
sobre el que centrar esta investigación
68
(el libro de texto) se basa en el hecho de
que este es el material curricular más
extendido, estudiado y aceptado (Cuenca, 2002), consolidado como el intermediario por excelencia entre el currículo y la legislación de los estados y su
concreción en el aula (Raja y Miralles,
2015). Según las conclusiones de Schug,
Western y Enochs (1997), recogidas y
analizadas por Cuenca y Estepa (2003),
habría cuatro variables que pueden
ayudar a entender esta hegemonía del
libro de texto: la relación entre costes
y beneficios para el docente en cuanto
al tiempo empleado en la preparación
de sus clases, el interés económico editorial, la gran oferta y actualización
continuada que existe y, por último, la
propia demanda social.
Es por ello que el análisis de los
libros de texto se constituye como fundamental en la investigación educativa
ya que viene a reflejar gran parte de
los contenidos y procedimientos que se
desarrollan dentro del aula. En España, dicha preocupación sobre la dimensión didáctica del libro de texto surge
a finales de los años 90, especialmente encabezada por los trabajos de Valls
(1998, 1999, 2001, 2008). Muchos otros
trabajos han seguido la estela de estas
primeras aproximaciones al análisis de
contenido y valoración del uso de este
recurso, muchos de ellos recopilados
por Gómez, Cózar y Miralles (2014), y a
los que se suman los recientes análisis
sobre la presencia en los libros de texto
de diversos aspectos específicos como
son el pensamiento histórico (Sáiz y
Colomer, 2014), las competencias clave
(Sáiz, 2014) o el tratamiento de periodos específicos de la historia (Rausell,
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 / 2, 65-82
2017; Sánchez, Arias y Egea, 2016) o la
función de elementos específicos que los
conforman, como son las imágenes (Bel,
2017; Gámez, 2016).
Estos estudios en general advierten
de la excesiva carga conceptual que
estos poseen asociada además a acciones centradas en la memorización y
repetición (Bel, 2017; Sáiz, 2014; Sáiz
y Colomer, 2014). En los casos en los
que el docente se aferra al contenido
de estos (Ferreras y Jiménez, 2013), no
aporta al alumnado las herramientas
para llevar a cabo una enseñanza crítica y reflexiva. Además, la velocidad
de los cambios actuales deja desfasados
gran parte de los enfoques y contenidos
recogidos en los manuales (Raja y Miralles, 2015). Este hecho, didácticamente
hablando, sume a la práctica docente en
una espiral que refuerza su limitación
conceptual (Valls, 2008), ratificadas
cuando el uso del libro de texto no se
flexibiliza ni complementa.
El tradicional peso que lo conceptual
posee en los libros de texto hace que
la asociación de acciones de vertiente
más procedimental ligadas a la introducción del patrimonio arqueológico se
intuya escasa. Diversos estudios que
analizan la presencia del patrimonio
cultural en los libros de texto señalan
cómo este suele aparecer representado
como material ilustrativo del contenido
sobre el que apenas se exige demanda
procedimental o sobre el que prima una
valoración estética y artística de corte
academicista (Cuenca, 2002; Cuenca y
Estepa, 2003; Cuenca, Estepa y Martín,
2017; Cuenca y López, 2014; Estepa,
Ferreras, López y Morón, 2015; Hernàndez, 2003; Hernández y Guillén,
2017; López, 2014; López y Cuenca,
2011; Trabajo y Cuenca, 2014; Sánchez
y Martínez, 2015).
Estos estudios muestran la escasa
interacción que normalmente se realiza sobre los recursos en general, y el
patrimonio en particular, que aparecen recogidos en el libro de texto. Ya se
ha precisado previamente el enorme
potencial que el patrimonio de carácter arqueológico posee como fuente de
conocimiento si este se asocia con estrategias asociadas al propio método del
arqueólogo. Un análisis específico sobre
el caso del patrimonio arqueológico permitirá realizar un diagnóstico inicial
que fundamente futuras intervenciones al respecto, con el objetivo último
de promover la mejora del proceso de
enseñanza-aprendizaje.
3. Marco empírico
Este trabajo de investigación posee
un corte eminentemente cualitativo,
basado en las técnicas de análisis de
contenido (Andreu, 2002), y pretende
dar respuesta a dos objetivos específicos asociados a las preguntas de investigación previamente planteadas:
1) Identificar cómo aparece representado el patrimonio arqueológico en
los libros de texto.
2) Analizar qué acciones cognitivas
se demandan en relación al patrimonio
arqueológico.
Contexto y muestra
El estudio se centra en el análisis de
seis libros de texto publicados durante
los periodos de vigencia de dos legisla-
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ciones educativas distintas y consecutivas: LOE (Ley Orgánica 2/2006; Decreto 291/2007) y LOMCE (Ley Orgánica
8/2013; Decreto 220/2015). De cada una
de las tres editoriales seleccionadas
se analizaron dos manuales, cada uno
de ellos correspondiente al periodo de
vigencia de cada ley. El universo del que
se seleccionó la muestra es el de las editoriales con mayor difusión dentro de
la Región de Murcia, entre las cuales
se encuentran Oxford (Carrasco et al.
2007; Navarro y Alcolea, 2015), Santillana (Adiego et al. 2015; Grence et al.
2011) y Vicens Vives (Albet, Benejam,
García y Gatell, 2007; Albet et al. 2015).
El estudio se centró únicamente en
1.º de la ESO, ya que el patrimonio histórico-artístico y arqueológico aparece
tradicionalmente vinculado a los bloques de Prehistoria e Historia Antigua,
disminuyendo con el avance cronológico de los contenidos (Cuenca y Estepa, 2003; Meseguer, Caballero, Arias y
Egea, 2017).
Instrumento de recogida de datos y
procedimientos de análisis
Se diseñó ad hoc un instrumento
para la recogida y análisis de datos, que
fueron almacenados en una hoja de cálculo (Microsoft Excel). En este análisis,
las unidades de muestreo estaban compuestas por todas las apariciones del
patrimonio arqueológico en los libros
de texto, en cualquiera de los formatos
posibles. El número de registros obtenidos a este respecto fue de N=1246.
Cómo este patrimonio era presentado y
la acción asociada al mismo constituye-
70
ron las unidades de registro del instrumento diseñado.
Estas unidades de registro se referían al formato en el que el patrimonio
era representado, diferenciando entre
si este era presentado sin modificación
alguna (y por lo tanto podía constituir
una fuente primaria) o si era el resultado de una interpretación o descripción
que trascendía a la mera exposición de
la fuente primaria original. Se considera pues fuente primaria a los elementos coetáneos al periodo al que ilustran
y que muestran el elemento patrimonial seleccionado sin alteración alguna. Estos aparecen en todos los casos
analizados en formato imagen. En este
caso, se diferencia entre “objeto”, “pintura”, “escultura” y “arquitectura”. Por
el contrario, como fuente secundaria
se incluye “recreación” (todo aquel elemento patrimonial que ha sido reconstruido, interpretado o utilizado como
soporte para añadir información o contenidos adicionales como, por ejemplo,
vocabulario específico), “mapa” (cuando
este forma parte de representaciones
cartográficas con la intencionalidad de
mostrar su distribución o localización)
y “texto” (cuando este ha sido mencionado y descrito por otros autores -ya
sea en textos clásicos, historiográficos
y/o literarios-). Por último, dentro de
la categoría de fuentes secundarias se
ha añadido la categoría de “fotografía”,
referida a aquellas ocasiones en las
que el objeto principal es la composición en sí y no el patrimonio arqueológico. Junto a esto, se describía el lugar
dónde este elemento patrimonial había
sido incorporado, pudiendo encontrarse en el texto principal, en hipertexto o
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en una actividad . El análisis de estos
aspectos permitirían dar respuesta al
objetivo 1 de esta investigación.
A continuación, se llevó a cabo su
clasificación según la función que cada
elemento poseía, diferenciando entre si
este ilustraba el texto (“ilustra”) o por
el contrario era utilizado como recurso sobre el que llevar a cabo alguna
acción (“demanda acción”). Si se correspondía con este segundo caso, se procedía a analizar su aprovechamiento
cognitivo. Para ello se clasificaron las
diferentes acciones demandadas en
base a las pautas establecidas por Sáiz
(2014) en anteriores análisis, diferenciándose entre un aprovechamiento
cognitivo “bajo” (localizar y reproducir
información proporcionada por el libro
de texto), “medio” (explicar la información obtenida y compararla con otras
fuentes) y “alto” (evaluar y crear nueva
información). Dichos niveles de aprovechamiento se pueden equiparar a aquellos establecidos por Bloom (1956) y que
diferencian entre acciones de menor y
mayor demanda cognitiva (Anderson
y Krathwohl, 2001), avanzando desde
recordar, entender, aplicar, analizar,
evaluar y crear. Esta clasificación fue
posible gracias a la previa codificación de
las acciones demandadas en cada uno de
los enunciados. Así, se crearon las subcategorías de “Identificar”/“Describir”
(bajo), “Comparar”/“Deducir”/“Explicar”
(medio) e “Investigar”/“Analizar” (alto).
Un elemento patrimonial sobre el que
se demandara acción podía ir vinculado a más de una acción. El análisis
de estas categorías permitiría dar respuesta al objetivo 2 de la investigación.
4. Resultados
La representación del patrimonio
arqueológico en los libros de texto
Para dar respuesta al objetivo 1 de
esta investigación se analiza en primer
lugar cómo el patrimonio arqueológico
es representado en los libros de texto.
En este sentido, el Cuadro I muestra
el total de registros asociados al patrimonio arqueológico que aparecen en los
libros de texto de 1.º de ESO analizados.
Cuadro I
Distribución de registros por tipos de fuentes
Fuente: Elaboración propia
LOE
Categorías
Oxford
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
F. Primaria
98
72.6
167
73.6
185
78.7
133
74.3
125
72.3
219
73.7
F. Secundaria
37
27.4
60
26.4
50
21.3
46
25.7
48
27.7
78
26.3
Total
135
227
235
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179
173
297
71
te modificados. Pese a que la editorial
Santillana haya reducido el número de
elementos patrimoniales a incorporar,
este sigue siendo superior al que la editorial Oxford presentaba en su edición
anterior.
En el caso de qué patrimonio es
representado cuando este es introdu-
Se comprueba cómo en general el
patrimonio arqueológico aparece más
usualmente representado como fuente
primaria. Aunque su presencia aumenta en los libros de texto de la LOMCE de
las editoriales Oxford y Vicens Vives, los
porcentajes de representación en uno
u otro formato no se ven notablemen-
Cuadro II
Distribución de registros por fuentes primarias
atendiendo al soporte utilizado
(Fuente: Elaboración propia)
LOE
Oxford
Categorías
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
Arquitectura
22
22.4
58
34.7
41
22.2
41
30.8
37
29.6
42
19.2
Escultura
32
32.7
36
21.6
49
26.5
32
24.1
30
24.0
67
30.6
Pintura
23
23.5
16
9.6
37
20
30
22.6
19
15.2
50
22.8
Objeto
21
21.4
57
34.1
58
31.4
30
22.6
39
31.2
60
27.4
Total
98
167
185
133
125
219
Cuadro III
Distribución de registros por fuentes secundarias
(Fuente: Elaboración propia)
LOE
Categorías
Oxford
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
Recreación
26
70.3
44
73.3
43
86
29
63
25
52.1
62
79.5
Mapa
7
18.9
9
15
6
12
6
13
5
10.4
9
11.5
Texto
4
10.8
3
5
1
2
8
17.5
8
16.7
7
9
Fotografía
0
0
4
6.7
0
0
3
6.5
10
20.8
0
0
Total
72
37
60
50
46
48
78
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 / 2, 65-82
Cuadro IV
Distribución de registros según la ubicación
del elemento analizado en el discurso
(Fuente: Elaboración propia)
LOE
Categorías
Oxford
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
Texto
64
47.4
79
34.8
106
45.1
54
30.2
55
31.8
115
38.7
Hipertexto
53
39.3
116
51.1
94
40.0
94
52.5
93
53.8
155
52.2
Actividad
18
13.3
32
14.1
35
14.9
31
17.3
25
14.5
27
9.1
Total
135
227
cido como fuente primaria (Cuadro II),
en general se observa cierta igualdad
en cuanto al soporte escogido, con porcentajes similares entre “Arquitectura”,
“Escultura”, “Pintura” y “Objeto”.
En el caso de la forma de representación utilizada cuando se trata de
una fuente secundaria (Cuadro III), es
mayoritario el uso de recreaciones, aunque la frecuencia de las mismas se haya
visto reducida en todos los casos en los
ejemplares de la LOMCE. La inclusión
del patrimonio en representaciones
cartográficas también pierde frecuencia, en beneficio de la incorporación de
fuentes documentales (clásicas, historiográficas o literarias) que mencionen
elementos del patrimonio arqueológico,
o fotos generales de conjunto donde el
elemento patrimonial queda relegado a
un segundo plano.
Si se atiende a su ubicación en el
discurso (Cuadro IV), las fuentes patrimoniales suelen ser incluidas con relación al texto e hipertexto, y es menos
frecuente su aparición junto a activi-
235
179
173
297
dades. Esta reducida presencia como
acompañamiento a las actividades se
mantiene a lo largo del tiempo. No así
la vinculación de la imagen al texto, ya
que parece observarse un aumento de
la presencia de este tipo de recursos
junto al hipertexto.
Acciones cognitivas asociadas
al patrimonio arqueológico
En relación a la función que los elementos arqueológicos poseen en el texto,
destaca su rol como “ilustrador” de contenidos por encima de aquellos casos
en los que se demanda acción (Cuadro
V), especialmente en los ejemplares de
Oxford y Vicens Vives, siendo Santillana la editorial que más frecuentemente
introduce el elemento patrimonial como
recurso sobre el que demandar algún
tipo de acción. Este rol de ilustrador de
contenidos se refuerza en las ediciones
LOMCE de Santillana y Vicens Vives,
donde se observa un ligero descenso en
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 /2, 65-82
73
(46.7%, n=230), y aumentan las de nivel
medio (44% n=217) y, especialmente,
las de un nivel alto (9.4%, n=46). Este
incremento se produce especialmente
en aquellas actividades que utilizan el
elemento patrimonial como elemento
de motivación para “investigar”, que
pasan de constituir un 1% de las acciones (n=5) a representar el 6.3% (n=31).
Si se atiende a su evolución por editoriales, en general se observa que la
editorial Oxford introduce menos acciones de bajo aprovechamiento cognitivo
que las restantes editoriales, tanto en
su ejemplar LOE como LOMCE, aunque estas siguen siendo abundantes.
De la misma manera, esta editorial es
también la que más acciones asociadas
a un aprovechamiento cognitivo alto
incorpora.
la demanda de acciones pese a haber
aumentado el número de elementos
patrimoniales presentes.
Si se centra la atención exclusivamente en aquellos registros que demandan acción (n=498), es posible analizar el aprovechamiento cognitivo que
sugieren esas acciones demandadas
(Cuadro VI). Un elemento patrimonial
sobre el que se demanda acción puede
ir asociado a más de una acción, es por
ello que se cuenta con un total de n=981
registros asociados a acciones. De ellas,
un 50.8% (n=498) son caracterizadas
por su nivel de aprovechamiento bajo,
un 42.8% (n=420) por su nivel medio
y un 6.4% (n=63) por su nivel alto. Se
observa cierta diferenciación atendiendo al momento de publicación del ejemplar. Así, entre libros de texto LOE se
detecta un 54.9% (n=268) de acciones
de nivel bajo, un 41.6% (n=203) de nivel
medio, y un 3.5% (n=17) de nivel alto.
Por el contrario, los ejemplares LOMCE
presentan una reducción de acciones de
bajo aprovechamiento cognitivo, aunque siguen siendo las más numerosas
5. Discusión de los resultados
A raíz de los resultados obtenidos,
parece detectarse una notable presencia del patrimonio arqueológico en
los libros de texto. Esta importancia
Cuadro V
Distribución de registros atendiendo a la función en el texto
(Fuente: Elaboración propia)
LOE
Categorías
Oxford
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
Ilustra
92
68.2
115
50.7
128
55.2
119
66.5
94
54.3
196
66.2
Demanda acción
43
31.8
112
49.3
104
44.8
60
33.5
79
45.7
100
33.8
Total
74
135
227
232
179
173
296
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 / 2, 65-82
Cuadro VI
Distribución de registros por acciones demandadas
y aprovechamiento cognitivo
(Fuente: Elaboración propia)
Categorías
Aprovechamiento
cognitivo / Acción
Bajo
Medio
Alto
Total
LOE
Oxford
LOMCE
Santillana
V. Vives
Oxford
Santillana
V. Vives
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
n
%
Identificar
23
33.8
62
32.3
53
23.2
13
11.7
43
26.7
54
24.4
Describir
12
17.6
45
23.4
73
32
26
23.4
31
19.3
63
28.5
Comparar
12
17.6
9
4.7
27
11.8
13
11.7
7
4.3
11
5
Deducir
4
5.9
35
18.2
48
21.1
26
23.4
29
18
51
23.1
Explorar
11
16.2
35
18.2
22
9.6
19
17.1
35
21.7
26
11.8
Analizar
5
7.4
4
2.1
3
1.3
1
0.9
3
1.9
11
5
Investigar
1
1.5
2
1
2
0.9
13
11.7
13
8.1
5
2.3
68
192
se mantiene y refuerza en los últimos
manuales publicados adscritos a la
LOMCE, asociada al ligero incremento
en la presencia de imágenes que progresivamente se viene detectando en
los libros de texto españoles (Bel, 2017).
Mayoritariamente estos elementos
son presentados en formato imagen a
modo de fuentes primarias, es decir,
sin modificación ni interpretación en
su representación, y sin ser utilizadas
como soporte para la introducción de
información adicional, constituyendo
entre el 72.6%-78.5% (LOE) y el 72.3%74.3% (LOMCE). En estos casos, los
elementos patrimoniales representados se ciñen a elementos arquitectónicos, escultóricos o pictóricos, todos ellos
representados en similar proporción.
Es de destacar cómo la cultura material
228
111
161
221
(objetos) posee similar presencia (entre
el 21.4%-34.1%) (Cuadro III).
En estos casos, el patrimonio suele
aparecer de manera descontextualizada, por lo que su potencial en el proceso
de construcción del conocimiento histórico se ve altamente reducido (López,
2014). Este aspecto se debe a la mayor
incidencia del patrón de análisis estético que se produce sobre estas piezas,
obviando en muchas ocasiones el componente arqueológico, que hace que se
derive la observación de estos elementos hacia una acción descriptiva y no
hacia un uso activo del patrimonio y en
su valor como fuente de conocimiento.
Se descuida así su capacidad para el
acceso al conocimiento histórico (Rüsen,
1997).
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 /2, 65-82
75
Cuando el elemento patrimonial es
representado como fuente secundaria,
este lo hace mayoritariamente a modo
de reconstrucción o recreación, donde
se incorporan elementos adicionales.
Sin embargo, es de destacar cómo en las
últimas ediciones analizadas asociadas
a la LOMCE se incorporan otros elementos como textos literarios o historiográficos que mencionan o describen
los elementos patrimoniales asociados
al momento histórico descrito.
Estas fuentes diversas suelen ir asociadas a los hipertextos introducidos en
los libros de texto. En este sentido es
de destacar cómo el análisis realizado
parece vincular cada vez más el elemento patrimonial a estos hipertextos. De
hecho, entre el 52.2% y el 53.8% de los
elementos patrimoniales incorporados
en los libros de texto LOMCE aparecían
vinculados a un hipertexto, que complementa el discurso más o menos homogéneo del texto principal. Su inclusión
a modo de hipertexto permite romper el
discurso lineal tradicional, lograr que el
libro se convierta en un objeto más ágil,
con diversidad de recursos asociados al
mismo y que, además, se adapte a las
nuevas formas de aproximación al texto
escrito de los estudiantes como nativos
digitales que son (Prensky, 2001). Este
hecho, en principio, podría resultar
positivo a la hora de concebir el patrimonio como algo más que un mero ilustrador de contenidos, pero los datos no
parecen mostrarlo así, como se explica
a continuación.
Ya estén vinculados a textos, hipertextos o acompañen a una actividad, las
acciones demandadas sobre los elementos patrimoniales analizados han sido
76
y son usualmente introducidas por verbos asociados a la identificación y descripción de los mismos, que demandan
un bajo aprovechamiento cognitivo por
parte del alumnado (con una presencia
del 54.9% en los libros de texto LOE y
un 46.7% en LOMCE). Pese al aumento
de la presencia de actividades con una
mayor demanda cognitiva en los libros
de texto LOMCE, asociadas al hecho
de que el alumnado tenga que analizar
o investigar (y por lo tanto evaluar y
crear nueva información), estas siguen
siendo poco frecuentes, no superando
el 9.4% de las actividades presentes
en los libros de texto. Estos resultados
son similares a los obtenidos por Sáiz
(2014): en las actividades presentes en
los manuales de Historia que hacían
uso de fuentes primarias, un 58.7% de
registros se correspondían con un nivel
de aprovechamiento cognitivo bajo, un
39.6% con un nivel medio y un 1.6% con
un nivel alto. También Gómez, Ortuño
y Gandía (2013) concluían que en los
libros de 2.º ESO el 47% de las actividades analizadas se limitaban a pedir la
reproducción de información.
Por lo tanto, el perceptible aumento
de fuentes y documentos históricos en
los manuales escolares que ha tenido
lugar durante las últimas dos décadas
(Valls y López, 2010) no se ve todavía
correspondido con un mayor aprovechamiento del potencial didáctico (y
motivacional) de los recursos que estos
contienen.
6. Reflexiones finales
Tras lo expuesto, se puede observar cómo a pesar de la integración del
DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS EXPERIMENTALES Y SOCIALES. N.º 33. 2017 / 2, 65-82
patrimonio arqueológico en los libros
de texto, aún se está lejos de poder considerarlo como un recurso útil para la
construcción de conocimiento que supere la mera lectura estética y que anime
al alumnado a indagar sobre el pasado
a través de sus vestigios. Como ya señalara López (2014) la falta de aprovechamiento del potencial del patrimonio en
los libros de texto es notable.
Aún así, la cada vez mayor presencia
del elemento patrimonial, su cada vez
más usual inclusión a partir de múltiples formatos (entre ellos los objetos), su
introducción a partir de fuentes diversas, como son las textuales, y el ligero
aumento de actividades con una demanda cognitiva superior, delatan ciertos
avances, lentos eso sí, pero constantes.
A pesar de que los datos aquí presentados y analizados ilustren y tengan
validez para un marco geográfico y en
un segmento temporal concretos, sirven
para hacer más completa la imagen de
conjunto a nivel estatal. Sería interesante aplicar este modelo de análisis a
otras realidades geográficas e incluso
editoriales, así como diversificar el estudio a otros elementos constituyentes
de la enseñanza patrimonial (percepciones de los estudiantes, estrategias
docentes o el papel de espacios fuera del
aula). Pero sin duda alguna, esta investigación debería servir como base para
saltar a una fase más propositiva, en la
que se elaboren estrategias y proyectos cuya utilidad didáctica respecto al
patrimonio material complete las deficiencias que los libros de texto parecen
poseer y permitan integrar los recursos
patrimoniales en el aula de una manera más activa, reflexiva y crítica.
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