Lenguas Amerindias

Middendorf anexó cinco textos religiosos ––que en esta contribución presento–– a su libro "Das Muchik oder die Chimu-Sprache. Mit einer Einleitung über die Culturvölker, die gleichzeitig mit den Inkas und Aimarás in Südamerika lebten, und einem Anhang über die Chibcha-Sprache" (Leipzig: F.A. Brockhaus, 1892, 222 págs.) con el afán de proporcionar datos que pudieran servir para un estudio contrastivo con otras fuentes existentes de autores religiosos, en este caso, las que se publicaron en el "Arte de la Lengua Yunga"  [1644] de Fernando de la Carrera (quien, no obstante, sí abrigó claros objetivos catequistas y de compromiso con las tareas de evangelización). Los textos religiosos publicados en el 'catecismo' del "Arte" de De la Carrera ––texto que era, en realidad, un 'Confesionario' que seguía la ya impuesta tradición humanista de publicar gramáticas amerindias anexándoles otros géneros de literatura catequética–– aparecen en su mayoría solo en la lengua amerindia y titulados en latín, mas no así con su respectiva traducción al castellano; con lo cual, las traducciones que hizo Middendorf al alemán de algunos textos religiosos, que aparecen en la obra de De la Carrera solo en yunga, significaron un valioso complemento para entender lo que el inexperto párroco de Reque quiso explicar en su trabajo. Por lo tanto, sacando a la luz en castellano los aportes de Middendorf espero contribuir a despertar aun más el desafío de traducir también al castellano los textos de De la Carrera, tarea emprendida hasta hoy por muy pocos investigadores del mochica.
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HUAMANCHUMO DE LA CUBA, Ofelia (2018) “Textos religiosos en idioma mochica, según Ernst Wilhelm Middendorf (1892): los Diez Mandamientos, el Padre Nuestro, el Credo, los Artículos de Fe, el Credo de Atanasio“. En línea: <http://es.ofeliahuamanchumo.com/textos-religiosos-en-idioma-mochica-segun-middendorf/>; pp. 1–18.

El "Arte de la Lengua Yunga" [1644] de Fernando de la Carrera es un libro de Gramática de uno de los idiomas amerindios hablados en la costa norte peruana hasta entrado el siglo XX. Esta obra, sin embargo, no ha tenido hasta ahora mayor acogida entre los estudiosos de temas relacionados con la historia del contacto de lenguas en la América colonial. Las razones pueden ser diversas y fortuitas. Entre ellas, se puede señalar como un factor negativo al rango que tuvo el idioma objeto de estudio del Arte, ya que no perteneció a las lenguas amerindias oficiales en el Perú colonial, como el aymara y el quechua, que gozaron del apoyo de la Corona y la Iglesia en un determinado momento. Este artículo es una propuesta de interpretación de una parte de las categorizaciones hechas por De la Carrera en su intento por describir la lengua por él llamada yunga.
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Huamanchumo, Ofelia (2004) «El Arte de la Lengua Yunga [1644] de Fernando de la Carrera», Publicado en :  TINTERO INDIANO [en línea, julio 2009; pp. 1-29]

De la lengua mochica ––hablada hasta comienzos del siglo XX en la costa norte peruana–– se cuenta con material y fuentes escritas en escaso número, lo cual hace difícil su reconstrucción total; no obstante, para quienes en los últimos años se han fijado la hermosa tarea de aprender un poco de lo que pudo haber sido el idioma mochica, el acceso a esas pocas fuentes es una necesidad imperante. Para ellos va esta traducción del alemán al castellano como sencillo aporte, pues hasta el día de hoy ha constituido un gran vacío en el conjunto de fuentes disponibles que registraron de alguna manera una de las lenguas autóctonas del norte costeño peruano, cuando ésta todavía estaba viva.
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Ver artículo completo en:
http://www.alberdi.de/HuaMochMiddRIS15.pdf

The very strange and extremely tragic adventures of
Antoine Biet
A Senlis missionary during the Fronde (Revolt) on the
French equinoctial Island of Cayenne
Jean-Marc Popineau, Doctor of Medieval History and
Vice President of the Society of History and Archeology
of Senlis.
In the middle of the period of Revolt, an ambitious
expedition was to be organized, backed by a lot of
publicity, with a view to colonizing Guyana, which
to date had remained free of any durable European
occupation. The land which was called “Equinoctial
France” or “The Lands of the Golden King” was
presented as overflowing with wealth of all kinds and
the commercial company “Terra Firma of America” was
created to exploit this, with the founding stockholders
calling themselves “The 12 Lords”. Among these was
: a soldier, a religious scholar, a geographer, a high
government official and a missionary – the parish
priest of Senlis, Antoine Biet who subsequently was
to publish the tale of his adventures in Madera, Brazil,
Guyana, Barbados, Guadeloupe and Martinique. Their
experience regarding navigation and colonization led
everyone to believe that the company had started up
in the best of conditions. However the expedition,
which was to last two years in total from 1652 to 1654
involving more than 700 colonials and which was to
witness the beginnings of slavery in Guyana but also
that of a true republic in Cayenne-Cépérou, proved to
be a series of unbelievable catastrophies. Between the
death of the religious leader of the expedition, who
was drowned in the Seine as he boarded his ship, the
bloody war with the American Indians, an incredible
succession of mutineries, conspiracies, famines and
desertions, the story told by Antoine Biet is worthy
of the most fantastic Hollywood scenarios. It was not
until twenty years later that France established itself
definitively in Guyana.

Textos de: Antoni Travería Celda, David Minoves, Antoni Mir i Fullana, Azucena Palacios Alcaine, Juan José Batalla Rosado, Joan Moles i Carrera, Jesús Bustamante Juan Carlos Rubio, Colette Grinevald, Klaus Zimmermann, José Antonio Flores Farfán, Francesc Queixalós, Ángel López García, Antoni Millan Massana, José Luis de Rojas, Eva Pons Parrera, Elena E. Benedicto, Ariadna Lluís i Vidal-Folch, Gabriela Dalla-Corte Caballero, Francesc Ligorred Perramon, Joan A. Argenter, Marie-Amélie Ponce

El conocimiento que en la actualidad se tiene de la familia lingüística yutoazteca, también conocida como uto-azteca, uto-nahua o yuto-nahua, permite tener cierta claridad en algunos de los aspectos importantes sobre su dimensión geográfica, clasificación, pautas censales, características estructurales, relación entre lengua, cultura y sociedad, así como en los estudios que se han llevado a cabo sobre las lenguas que la componen. Al mismo tiempo nos damos cuenta de lo mucho que falta por investigar en torno a esta familia lingüística al observar el panorama por donde han transitado los estudios que se han elaborado o están en pleno desarrollo al comenzar la segunda década del siglo XXI. Existen varios trabajos que han mostrado diversos aspectos de las lenguas yutoaztecas, sobre todo los que muestran los estudios realizados sobre las diferentes lenguas que componen esta familia, así como su clasificación y comparación. Entre ellos podemos mencionar los de

En 1787 Carlos III, a petición de Catalina II de Rusia, solicita a las colonias españolas americanas y filipinas la traducción de una lista de palabras a las lenguas en ellas habladas para completar el diccionario universal que la zarina quería elaborar. Un siglo después, en 1892, Juan Fernández Ferraz publica, a partir de las copias conservadas en el Archivo General de Indias, las Lenguas indígenas de Centro América en el siglo XVIII, un volumen que recoge las nóminas léxicas de las lenguas amerindias de la Capitanía General de Guatemala. Este artículo está dedicado a la historia, al contexto y al contenido de la edición de estos manuscritos.

A partir del examen y sistematización de los manuscritos, notas de lectura y correspondencia que forman sus archivos personales, en este trabajo se exponen las prácticas de documentación y estudio de las lenguas indígenas llevadas a cabo por Samuel A. Lafone Quevedo  (1835-1920) y Bartolomé Mitre (1821-1906). Comúnmente asociados, el primero, al estudio de las lenguas del Noroeste y Chaco y, el segundo, a la producción de un catálogo bibliográfico sobre las lenguas americanas, sus papeles de trabajo inéditos muestran, sin embargo, el interés de ambos por otras lenguas entre las que se destacan las de Fuegopatagonia. Sostenemos que el análisis de estos archivos o máquinas de papel entendidas como artefactos de registro y documentación de las lenguas indígenas permiten apreciar las prácticas y operaciones eruditas para la elaboración de los datos, los métodos de trabajo, las redes de cooperación, el papel desempeñado por actores invisibilizados como los escribientes y los consultantes indígenas y las mediaciones materiales tanto en el acceso a la información etnográfico-lingüística como en su posterior organización editorial.

Los pisamiras, denominación en lingua geral que significa ‘gente de red’ constituyen un pequeño grupo indígena del río Vaupés Medio de Colombia (América del Sur) sobre cuyos miembros no se había escrito ningún trabajo lingüístico ni etnográfico. Aparecen mencionados tangencialmente y de manera dispersa en algunas obras etnográficas o en clasificaciones generales sobre las lenguas de los indígenas de América, pero registrados bajo otras denominaciones, de tal suerte que no se tenía claridad sobre la agrupación ni certeza de su existencia actual en el territorio colombiano.
En el presente escrito nos proponemos, en primera instancia, presentar de manera generalizada al grupo humano: su identificación con respecto a la diversidad de denominaciones que encontramos en los distintos escritos y en los labios de otros indígenas de la región del Vaupés; una versión parcial del conocimiento que ellos tienen de su historia como grupo, su procedencia, asentamientos principales y relaciones tradicionales con otros grupos indígenas. En segundo lugar trataremos algunos aspectos generales del problema lingüístico, cuyas características se enmarcan en el ya proverbial multilingüismo de la región del Vaupés y en especial en la particular situación social del grupo pisamira condicionada por su reducido número de integrantes y por la influencia lingüística y cultural de la sociedad dominante. En esta parte tendremos en cuenta el grado de vitalidad de la lengua pisamira, situaciones de uso, participantes, normas de interacción y demás fenómenos que permitirán obtener una visión del comportamiento lingüístico de los pisamiras, comportamiento que conlleva consecuencias de orden estructural y social en esta lengua que podría catalogarse en vía de extinción, pero, como también veremos, hay factores sociales y culturales que podrían favorecer su permanencia.

Durante el siglo XVIII, cuando la intensa navegación del mundo obedecía el deseo de los imperios europeos por conquistar más territorios, la burguesía desarrolló una afición por el coleccionismo motivada por el hambre de nuevos conocimientos. Esta afición hizo florecer en Europa los llamados gabinetes de curiosidades, lugares donde los hombres cultos, por lo general adinerados, intentaban comprender científicamente el mundo a partir de la clasificación de una gran diversidad de objetos. Esta burguesía, que usaba estos gabinetes también como exhibición de riqueza, sabiduría y prestigio social, pagaba a los exploradores por traerles plantas, animales, minerales y cualquier cosa exótica que llamara su atención.

En los siglos XVII y XVIII, inspirados por la repercusión de la taxonomía biológica de Linneo, estos sitios funcionaron como laboratorios de investigación para la historia natural, espacios donde la descripción, la comparación y el ordenamiento de muestras perseguían la meta de organizar y comprender la genealogía de las cosas, incluido el cuestionamiento sobre el origen del hombre y su lugar en la naturaleza. Este acercamiento de tipo comparativista, tuvo una importante repercusión en la manera de objetivizar y “capturar” las lenguas que, por otro lado, iban apareciendo con cada porción de tierra colonizada. Así, desde este enfoque naturalista, las lenguas tampoco escaparon a esa práctica del coleccionismo, al mismo estilo de los gabinetes de curiosidades.