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ÍNDICE. ÍNDICE 1 Introducción. Antigüedades de la gentilidad indiana. Primeros hallazgos y proyectos arqueológicos en Jalisco. Siglos XIX y XX 2 Erick González Rizo ESPECIAL I, Vol. III, Año 3 DIRECTORIO CALLICANTO Dirección Y Edición Mtrante. Erick González Rizo Consejo Editorial C. Alejandro G. Contreras Manríquez C. Eduardo Issac Chávez Camargo Arq. Alfredo Gutiérrez Ramírez Consejo Técnico-Científico Mtro. Adrián Acosta Castro Mtro. Marco Antonio Acosta Ruíz JALISCO La producción artesanal de la mampostería del conjunto arquitectónico del Palacio de Ocomo, en Oconahua, Jalisco 22 Samuel Mateo Guadarrama y Sean M. Smith Márquez La sociedad del Palacio de Ocomo y sus interacciones con el noroeste mesoamericano: una perspectiva desde los diseños cerámicos. 43 Cynthia Michelle Hernández Furlong y Sean M. Smith Márquez Manifestaciones gráficas rupestres en Mezcala, Jalisco y la importancia de su preservación. 50 Marco Antonio Acosta Ruíz y Francisco Manuel Rodríguez Mota En el ombligo del mundo. Notas sobre la cosmovisión de Tradición Teuchitlán Erick González Rizo 58 60 MICHOACÁN Evaluación de los trabajos sobre sociedades. Pre-Tribales en el estado de Michoacán Diseño Dante B. Martínez Vázquez Arq. Carlos Iván Villalvazo V. C. Jennifer Aimee Pérez Espejo Ricardo Carvajal Medina 68 Órdenes militares entre los antiguos tarascos 78 Corrección de estilo y redacción Mtro. Arq. Juan Antonio García Ugalde Suscripciones callicantomagazine@gmail.com Cel. 3312866850 Esta publicación se realiza gracias al apoyo de Acento Editores. EN PORTADA Vista del Palacio de Ocomo desde Unidad Habitacional N°. 1. Fotografía del arqlgo. Samuel Mateo Guadarrama. DERECHOS DE AUTOR Y DERECHOS CONEXOS Año 3, Vol. III, ESPECIAL No 1, Octubre 2017 - Febero 2018, CALLICANTO es una publicación cuatrimestral editada por Xalixco. Estudios históricos y Patrimonio Cultural A.C. Calle Reforma No. 654, Col. Centro, Guadalajara, Jalisco, C.P. 44100, Tel. (33) 12866850, www.facebook.com/XalixcoAC, xalixcoac@gmail.com, Editor responsable: Erick González Rizo. Reservas de derechos al uso exclusivo (en trámite), ISSN: (en trámite). Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin la autorización previa de “Xalixco. Estudios Históricos y Patrimonio Cultural A.C.” INTRODUCCIÓN. ANTIGÜEDADES DE LA GENTILIDAD INDIANA. PRIMEROS HALLAZGOS Y PROYECTOS ARQUEOLÓGICOS EN JALISCO. SIGLOS XIX Y XX. «Es muy amplio el panorama arqueológico de Jalisco […] Tumbas y monumentos están bajo tierra, ocultos para nosotros y mudos para la historia. Mientras no se descubran, seguirá el concepto erróneo de que Jalisco nunca tuvo una cultura elevada». Arqlgo. José Corona Núñez, 1954 Si la arqueología de Jalisco es poco conocida, más desconocida resulta aún la historia de la misma, es decir, la serie de acontecimientos que han marcado el desarrollo de la arqueología como disciplina cientíica en el Occidente de México. Hablaremos aquí de la arqueología de los grupos sedentarios mesoamericanos, es decir a partir del año 1500 a.C. hasta la conquista española, omitiendo los trabajos sobre el periodo Arcaico y Paleoindio del Occidente de México (véase González 2015).Sobre la arqueología de Jalisco, José Corona Núñez hizo una interesante relexión hace más de 60 años: Mientras más nos adentramos en el conocimiento de nuestra antigua civilización, ¿no es muy grato pensar que gran parte de nuestra cultura no se la debemos a España, sino que la hemos venido mamando de padres a hijos desde mucho antes de la Era Cristiana?¿no es esto encontrarnos a nosotros mismos?¿no vale la pena invertir el dinero que sea necesario para llegar a este conocimiento? 1 ARRIBA Oicial del cuerpo de dragones del ejército español (cuerpo al que perteneció Guillermo Dupaix) a ines del siglo XVIII. Tomado de Lujan y Pérez (2013). 1. Corona, 1954. p.3. 2 INTRODUCCIÓN. Sobre el Iztepéte, el mismo autor comenta: Según la leyenda, este monumento es un túmulo levantado sobre el cadáver de uno de los gigantes que asolaron el Valle de Atemajac. Antes de la conquista parece que ya estaba en ruinas, porque cuenta Tello que los guerreros indígenas metían la mano en una agujero de este túmulo para adquirir poder y valentía, emanados seguramente del cadáver de aquel gigante 2. Por otra parte, hay que remarcar que las exploraciones arqueológicas en el valle de Atemajac –donde se asienta la capital jalisciense– son ya bicentenarias. En enero de 1805 salió de México rumbo a Guadalajara Guillermo Dupaix (militar y explorador de sitios como Palenque y Mitla), a buscar posibles monumentos indígenas en la entonces, intendencia de Guadalajara. Cabe señalar que las expediciones de Dupaix, capitán lamenco al servicio de la Corona española, se realizaron ya desde 1791, y hasta 1805. Dichas excursiones, de carácter eminentemente ilustrado, abarcaron buena parte del territorio novohispano en pos de “las antigüedades de los indios”. Se inscriben pues, dentro de las diversas expediciones cientíicas europeas alrededor del mundo, como la de Malaspina o Humboldt. Además, como teniente de dragones del ejército real en Almanza, España (8 de julio de 1784), Dupaix emprendió numerosos viajes por toda la península ibérica, así como por Italia y Grecia, de las cuales profundizó su pasión y conocimiento por la arqueología 3. ARRIBA Sala de las Columnas de Mitla, Oaxaca (IZQUIERDA) en la primera mitad del siglo XX. Pirámide de los nichos del Tajín, Veracruz (DERECHA). Ambos sitios, visitados por Dupaix. Colección Alejandro Contreras. 2. Corona, 1954. p.3. 3. Luján y Pérez, 2013; Noticias varias, 1878. 3 Como resultado de la inminente expedición de Dupaix al Occidente (enero de 1805), se giraron instrucciones al chantre de la catedral tapatía Don Manuel Esteban Gutiérrez (considerado como experto en el tema) y a los subdelegados de la intendencia para facilitar y contestar las preguntas del expedicionario. Dicha expedición arrojó como resultados la localización de algunos sitios precolombinos, poco impresionantes comparados con los ya conocidos por Dupaix en el sureste del país. Al parecer estamos ante la última de las expediciones del lamenco, si bien, por su brevedad y exiguos resultados, es casi desconocida. En un informe que sobre el tema rindió al intendente de Guadalajara, el chantre Gutiérrez, anitrión de Dupaix, comenta que: A cada paso se encuentran, particularmente en los montes, vestigios de cuantiosas fábricas, y en sus ruinas rudas, iguras de piedra o barro, que parece serían ídolos, instrumentos de piedra para sus usos; tiestos muy gruesos; hachas de piedra; dardos de pedernal; morterillos en que molían maíz, que según parece, llevaron los indios de esta parte del Occidente á México, donde aún no se tenía uso de él” 4. En el caso particular del Valle de Atemajac, el chantre relata el caso de un hallazgo en Tonalá, poblado donde había Un collado que tenía apariencia de ser gran parte de él hecho á mano. Dos sujetos de esta ciudad llevados de ciertas noticias que por lo regular inje (sic) la fantasía, sin más razón que él puede ser, emprendieron en hacer profundas excavaciones, en que hallaron muchas paredes, cañones, departamentos, pero que no manifestaban su destino, ni servidumbre.” 5 También señala dicho autor que durante la construcción del Hospital de San Miguel de Belén se “hallo una cavidad ó bóveda subterránea bien pintada, y varias iguras de bulto, especialmente una que representaba una india en ademán de moler, hueca”. Gutiérrez especuló que dicha igurilla sirviera a manera de oráculo en tiempos precolombinos. 6 Dichos hallazgos, los de Tonalá y Belén, son los primeros hallazgos arqueológicos registrados en el Valle de Atemajac, hasta 1884, cuando se registró el sitio del Iztépete, por voz de Fray Juan Crisóstomo Nájera, quien menciona la existencia de “sepulcros” o “cuis” al pie de la montaña de Santa Ana de los Negros, ahora la colonia Santa Ana Tepetitlán . Como dato curioso, los primeros informes donde se puede registrar su existencia, datan de 1856, cuando en medio de la separación del pueblo de Santa Ana Tepetitlán del curato zapopano, se menciona la existencia de un rancho conocido como “El Yztepete”, que posteriormente le dará nombre a la zona arqueológica. 8 4. Gutiérrez, 1878. P.226-227. 5. Gutiérrez, 1878. p.227. 6. Gutiérrez, 1878.p.228. 7. Gómez, 2001. 8. AHAG [Guadalajara], Zapopán C.4.Exp.s/número. 4 INTRODUCCIÓN. Por otra parte, décadas después, a inales del siglo XIX hicieron escala en tierras jaliscienses dos importantes exploradores europeos: Adela Bretón y Carl Lumholtz, la primera británica y el segundo, de origen noruego. Sería Bretón, quién en el año 1895, explorará a profundidad el sitio arqueológico de Los Guachimontones o “Guaxi-mounds” o “Huarechi mounds”, como ella lo denominó (con base en toponimias locales). La exploradora británica levantó un interesante plano del sitio, el primero conocido del mismo, y recientemente digitalizado y puesto a consulta publica por la Universidad de Bristol, Inglaterra. El citado plano muestra claramente los principales conjuntos circulares de Guachimontones (El Gran Guachi, La Iguana y el Azquelito), así como el juego de Pelota I y diversas plazas y montículos.9 En palabras de la misma exploradora en Teuchitlán “además de la obsidiana, hay un sitio antiguo muy interesante en la cima del cerro, y los notables montículos y círculos llamados Huaerchi Monton a la mitad del camino hacia arriba”. 10 ARRIBA Plano realizado por Adela Bretón. Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK. 9. Weigand y Williams, 1997.p.217, 218. También Pint, 2016. 10. Weigand y Williams, 1997.p.230. 5 6 Plano general del sitio de Guachimontones realizado por Adela Bretón. Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK. INTRODUCCIÓN. La labor de Bretón fue fundamentalmente pionera y adelantada a su tiempo, ya que logró asociar las igurillas huecas de cerámica conocidas como “de tumba de tiro” – que datan del período Formativo y Clásico temprano (ca.300 a.C.- 400 d.C.)– con la arquitectura tipo guachimontón y la documentó. Además, observó la abundancia natural de la obsidiana y su relevancia para las sociedades prehispánicas de la región.11 La arqueóloga británica también visitó la isla de San Juanito o de Atitlán en la laguna de Magdalena –desecada en los años 30–; sobre ella comentó: “había un sitio de manufactura de estos objetos prismáticos, usualmente llamados núcleos, en el cerro que ahora es una isla en el Lago de Magdalena, cercano a Etzatlán. Docenas de objetos descartados pueden recogerse ahí, mientras que no existen entre los miles de lascas de todos tamaños y formas en Teuchitlán” .12 ARRIBA Mayo de 1895. Esta estructura era circular y de alrededor de 12 metros de alto (40 pies) según la arqueóloga británica. La glosa señala que se encontraron “más de 20 iguras grandes de terracota, algunas vasijas y gran cantidad de cuentas” (traducción del autor). Imagen del Archivo Histórico de Bristol, UK. 11. Weigand y Williams, 1997.pp.217, 218, 220. 12. Bretón citada por Weigand y Williams, 1997. p.226. 7 Otro dato relevante de la expedición de Bretón fue la excavación en una estructura tipo guachimontón en el municipio de Etzatlán. Lo anterior ocurrió en un terreno plano dentro de los límites de la Hacienda de Guadalupe (dicha hacienda fue fundada hacia 1817). El sitio arqueológico se ubicaba a unas tres leguas (alrededor de 15 kilómetros) al norte la cabecera municipal de Etzatlán. El propietario de la hacienda ordenó a sus peones excavarlo y de las piezas encontradas, Bretón realizó interesantes acuarelas y tomó una fotografía de la excavación. 13 Por otro lado, Lumholtz sólo estuvo de paso por la región central de Jalisco, y su labor fue más profunda y minuciosa en la zona norte del Estado, realizando un gran registro etnográico de las comunidades wixárikas (huicholes), nayerii (coras), tepecanos y mexicaneros. En cuestiones arqueológicas, destaca la adquisición que hizo de una vasija de estilo pseudo-cloisonné en las inmediaciones de Guachimontones. Dicha vasija muestra una iconografía compleja con varios personajes encorvados y emplumados, una especie de “hombres-pájaro” que a inales del siglo XX Phil C. Weigand interpretó como representaciones del dios eólico Ehécatl. ARRIBA Acuarela de Adela Bretón de una de las iguras recuperadas del guachimontón de la Hacienda de Guadalupe, Etzatlán. Fuente: http://www.saudicaves.com/mx/adela/index.html. 13. Weigand y Williams, 1997. p.222. 8 INTRODUCCIÓN. EXPLORACIONES EN EL SIGLO XX Es el siglo XX cuando se da el auge de la arqueología mexicana. Dicha centuria marca también, el inicio de las exploraciones en algunos sitios de Jalisco. En nuestra región sólo unos cuantos sitios recibieron atención de los arqueólogos patrocinados por el naciente Estado mexicano tras la Revolución. Es el caso de El Iztépete o Ixtepéte donde comienzan las exploraciones cientíicas en sitios arqueológicos. Conocida ya desde el siglo XIX, la pirámide principal del Iztépete, fue hasta en 1938 cuando se iniciarían los primeros trabajos para su protección. Lo anterior derivado de un hecho de saqueo perpetrado por un ex-tranviario llamado Juan Peña y sus compañeros, quienes guiados por un espiritista del populoso barrio tapatío de San Juan de Dios, iniciaron excavaciones clandestinas en la estructura. Al poco, los ex tranviarios acudieron al director del Museo del Estado (hoy Museo Regional de Guadalajara), Ixca Farías, quien los persuadió de no seguir excavando y dando inicio a los primeros trámites legales para la protección.14 El citado sitio arqueológico quedó bajo custodia estatal hasta el año de 1959, fecha en la que se creó el Instituto Jalisciense de Antropología e Historia (1959-2014). Tras la apertura del Centro INAH de Occidente (1973), El Iztépete cambió de custodio legal. ARRIBA Escalinata poniente del Iztépete. Dicha sección no recibió intervenciones tan radicales como la fachada principal, debido a buena parte de ella estaba constituida por elementos de barro, con un uso mínimo de piedra. Debido a ello, su estado de conservación ya era malo al momento del descubrimiento. Fotografía del AHIJAH (AHIJAH 1015-4-18 Zapopan, Zona Arqueológica de El Ixtepéte 1965). 14. Gómez, 2001. 9 Por otro lado, en la región chapalica, a ines de la década de 1940 se inician las exploraciones de Lister (1948) en las inmediaciones del poblado de Cojumatlán, Michoacán. Poco después, en los 60, el arqueólogo Clement Meighan en realiza excavaciones también en la ribera sur, en el área cercana al actual Tizapán El Alto. De ambos proyectos se establece la secuencia cultural y cerámica básica para la cuenca de Chapala y se corrobora la estrecha relación de las sociedades ribereñas con las de la Tradición Aztatlán Posclásica de la costa pacíica (véase Acosta y Rodríguez, en este volumen). Así mismo, se fundó la Sociedad Arqueológica de Ajijíc (en la que trabajaron diversos arqueólogos norteamericanos), la cual efectuó algunos muestreos de supericie en diversos puntos de las cuencas de Zacoalco, Cajititlán y Chapala.15 Por otra parte, también de vital importancia fueron los trabajos de prospección regionales que realizó Isabel Kelly a mediados del siglo XX, los cuales se convertirían en sustento de numerosos trabajos arqueológicos en todo el Occidente de México. Lo anterior dio como resultado la deinición de 14 provincias cerámicas o estilos regionales de cerámica (1948) cuya validez cientíica aún en día es respaldada por muchos arqueólogos, ya que constituye la base de las diferentes secuencias o fases temporales regionales .16 Los trabajos de Kelly fueron más intensivos en la regiones costeña y sureña del Estado de Jalisco, así como en Colima (donde descubrió y caracterizó el complejo arqueológico Capacha, uno de los más antiguos de Occidente y Mesoamérica). ARRIBA Provincias cerámicas del Occidente de México. I Kelly 1948. Tomado de Cabrero, (1985. p. 16). 15. Weigand y García, 1996. 16. Cabrero, 1985. pp.15, 16. 10 INTRODUCCIÓN. Previo a la fundación del IJAH, el arquitecto José Corona Núñez realizó algunas investigaciones arqueológicas en el Estado, destacándose la exploración de la tumba de tiro de El Arenal o Santa Rosalía en el año de 1955. Dicha tumba se encuentra en el municipio de Etzatlán, muy cerca de las comunidades de Santa Rosalía y San Sebastián –antes hacienda–. Se trata de una de las tumbas de tiro más complejas de las que se tenga registro, con sus casi 17 metros de profundidad. Además cuenta con tres cámaras interconectadas. Lamentablemente, ésta ya había sido saqueada cuando fue registrada por Corona Núñez, quien realizó un levantamiento arquitectónico de la misma. 17 Un rasgo interesante es que la tumba se encuentra directamente asociada con un conjunto tipo guachimontón muy temprano (datado de manera relativa en el IV siglo a.C.), rasgo que comparte con otras tumbas de tiro monumentales de la antigua ribera de Magdalena .18 ARRIBA Plano interpretativo del conjunto tipo guachimontón (también conocido como El Frijolar) donde se ubica la tumba de El Arenal. Elaborado por Erick G. Rizo, 2016, con información de Weigand en González 2008. Además, la tumba muestra claramente huecos en el tiro, a manera de asaderas para subir y bajar a las cámaras mortuorias. Dichas cámaras inclusive tienen una banqueta tallada en el tepetate vivo; de todo lo anterior se puede deducir claramente que dicha tumba –y probablemente otras similares– fueron usadas reiteradamente como lugares de complejas y selectas ceremonias religiosas en honor a los muertos depositados en ellas, quizá reservadas solo a miembros de un mismo linaje gobernante que rendían así culto a sus ancestros. ABAJO Túnel que conduce a la Cámara I de la tumba de El Arenal. Fotografía tomada de López, 2011 (ig. 132). 17. Vela, 2014 18. Weigand en González 2008.. 11 Por otra parte, si bien, los trabajos de Corona Núñez en la zona Valles fueron menores, en la región fueron encontradas e igualmente saqueadas en las décadas posteriores otras dos tumbas de tiro monumentales: Cerro de los Monos en San Juanito de Escobedo y San Andrés en Magdalena. La segunda se ubica al noroccidente de la extinta laguna de Magdalena y cuenta con un tiro de alrededor de 15 metros de profundidad y con cinco cámaras mortuorias interconectadas. Arquitectónicamente, es un sitio relativamente, pero guarda gran semejanza con el Arenal en que los dos círculos se “engarzan” o integran mutuamente de manera espacialmente orgánica, como dos círculos empalmados .19 En el caso de la primera, se encuentra en las inmediaciones de la ex hacienda de La Providencia. Consta de cuatro cámaras y hasta 11 metros de profundidad. Al igual que en El Arenal y San Andrés, para Cerro de los Monos, tenemos una asociación directa entre pequeños conjuntos circulares y tumbas monumentales.20 Por otra parte, en San Juan de los Arcos, municipio de Tala se ha reportado una tumba que excede los 20 metros de profundidad, sin embargo, ésta no ha sido registrada por ningún arqueólogo de manera sistemática. ARRIBA. Modelo en 3D de la Tumba de San Andrés. Imagen del Colegio de Michoacán A.C., Secretaría de Cultura ABAJO Conjunto tipo guachimontón de la Tumba de San Andrés. Tomado de Weigand y Beekman (1999. p.40). 19. Weigand y Beekman, 1999.p.40. 20. Weigand y Beekman, 1999.p.40, 41. 12 Así pues, como podemos ver, a pesar de la riqueza arqueológica de la región Valles, Corona Núñez no regresaría trabajar en la misma, pero si lo haría en la Zona Metropolitana de Guadalajara, donde haría algunas excavaciones en el basamento principal del Iztépete o Ixtépete. INTRODUCCIÓN. Cabe señalar que el citado IJAH realizó exploraciones arqueológicas, principalmente de naturaleza supericial, en diversos municipios de Jalisco, tales como: Ayotlán (patio hundido), Chiquilistlán (petrograbados), Guadalajara (sitio arqueológico de Oblatos), La Huerta (petrograbados), Sayula (sitio arqueológico del Tequesquite), Ixtlahuacán del Río, Jocotepec, Jalostotitlán (sitio arqueológico de Teocaltitán), Zacoalco (sitio paleontológico de Santa Catarina), Tlajomulco de Zúñiga (petrograbados), Zapotlanejo (sitio arqueológico de Santa Fe) y Zapopan (sitios de El Grillo, El Iztépete y La Coronilla). De la mayoría de ellos se levantó un registro fotográico y algunos materiales. Uno de los trabajos más interesantes que realizó el IJAH fue la excavación del mamut de Santa Catarina, hoy expuesto en el Museo Regional de Guadalajara. ARRIBA Sección de la tumba del sitio arqueológico Cerro de Los Monos, La Providencia, municipio de San Juanito de Escobedo. El registro del sitio lo haría, décadas después de ser saqueada, el arqueólogo Phil C. Weigand. Tomado de Weigand y Beekman (1999. p.41). A la par de la creación del Centro INAH Jalisco, se comienzan las exploraciones en otros sitios del Valle de Atemajac, como El Grillo-Tabachines. En éste último, las exploraciones arqueológicas han sido por demás limitadas. Ya desde la construcción del Anillo Periférico hacia 1965 se tenían noticias del mismo. Para estas fechas, personal del IJAH inspeccionó el lugar, dado que durante la obra vial se había “tasajeado” el montículo principal (conocido localmente como El Cerrito de la Cruz, al ser rematado por un cruciijo). Dicho incidente develó que se trataba de un basamento piramidal de origen prehispánico. Fue a mediados de los años 70 que se excavó el cementerio de tumbas de tiro al norte del actual polígono arqueológico de El Grillo (dentro de las actuales colonias Lomas del Vergel y Tabachines). Dichas exploraciones estuvieron a cargo de los arqueólogos Javier Galván y Otto Schöndube (1976-1977). logrando rescatar 19 tumbas de tiro del Formativo tardío (ca. 400-150 a. C.) y su contenido, todas ellas ubicadas en el área de Tabachines-Lomas del Vergel.21 21. Beekman y Galván, 2006.p.259. 13 La zona de tumbas de tiro sería pues la ocupación más antigua del asentamiento precolombino nombrada en la literatura arqueológica como “Tabachines”, mientras que las cinco estructuras arquitectónicas al sur, de factura relativamente reciente (datarían de entre 400 y 900 d.C.), sería registrada con el nombre de El Grillo. Las investigaciones en el área del Grillo corrieron por cuenta de la arqueóloga norteamericana Bety Bell, quien falleció en un accidente automovilístico y nunca vio publicados los datos de su trabajo .22 Por otra parte, el patrimonio arqueológico de Los Altos de Jalisco es aún relativamente desconocido, puesto que se han realizado pocas exploraciones en la región; la investigación en esta área apenas se ha retomado en años recientes, e inclusive, hay planes de abrir algunos sitios arqueológicos a la visita pública, como el de Teocaltitán. Las primeras exploraciones sistemáticas en la región fueron llevadas a cabo en los años 70’s por Bety Bell en las inmediaciones del pueblo de Teocaltiche, donde la arqueóloga norteamericana excavó dos interesantes iguras huecas cornudas (con dos protuberancias a manera de cuernos) en la cabeza asociadas a un enterramiento del Clásico temprano (100-250 d.C.); sin embargo, no se encontraron tumbas de tiro en el sitio. ARRIBA. Sala Hipóstila del sitio arqueológico El Cóporo, Guanajuato. Dicho tipo de arquitectura fue registrado por Román Piña Chan en El Cuarenta. Tomada de Torreblanca (s./f.). 22. Luis Gómez Gastélum, comunicación personal. 14 INTRODUCCIÓN. Hacia 1976, Román Piña Chan excavó un sitio con una sala hipóstila (espacio o salón rectilíneo lleno de columnas que sostenían una techumbre de terrado o madera, típica de sitios de la iliación norteña como La Quemada, Altavista y El Cóporo) en las cercanías del poblado de El Cuarenta, municipio de Lagos de Moreno; dicha estructura se trataba de una plataforma de aproximadamente 60 x 30 metros sobre la cual se desplantaba una sala con columnata o hipóstila 24. Posteriormente, en la década de 1980 los arqueólogos del INAH, Román Piña Chan y Beatriz Barba excavaron el sitio del Cerrito en el municipio de Valle de Guadalupe y lo dataron en el periodo de 600-650 a 1100-1150 d.C. 25 La región de Lagos volvería a ser explorada años después por Alfonso Araiza y Antonio Porcayo; mientras que el centro y sur de los Altos de Jalisco, sería explorado por Jorge Ramos y Lorenza López por un lado, y por otro, por Blas Castellón Huerta, respectivamente 26. ARRIBA. Sala hipóstila del sitio arqueológico El Cóporo, Guanajuato. Dicho tipo de arquitectura fue registrado por Román Piña Chan en El Cuarenta. Tomada de Torreblanca (s./f.). Hacia el Paciico, si bien, ha habido diferentes trabajos de investigación en la costa jalisciense (por ejemplo los de Kelly en 1939 y los de Long y Wire en 1960), las investigaciones de más largo aliento en la zona se las debemos a Joseph Mountjoy, quien ha extendido su área de investigación hasta la vecina costa de Nayarit y el valle de Mascota.27 En este último, el arqueólogo norteamericano ha localizado recientemente evidencias de una ocupación temprana del Formativo medio (800-400 a.C.). 28 Por otro lado, el antropólogo y arqueólogo Phil Clayton Weigand después de trabajar un par de décadas en la región Valles de Tequila propone por primera vez (1985) la hipótesis de la existencia de sociedades complejas (con presencia de desigualdad y especialización económica interna) en la zona Occidente, contraviniendo el paradigma preeminente sobre la presunta inferioridad de los grupos de la región. En especíico, Weigand deine por primera vez a la Tradición Teuchitlán, como un desarrollo cultural complejo.29 23. Cabrero, 1985; también Porcayo citado en Esparza y Rodríguez, 2013.p.802. 24. Gómez, 2006.p.30. 24. Gómez, 2006.p.30. 25. Esparza y Rodríguez, 2013.pp.798-820.. 26. Esparza y Rodríguez, 2013.pp.798-820; también López y otros, 1994.pp.288-291. 27. Cabrero, 1985. p.17. 28. Mountjoy, 2012. 15 ARRIBA. Circulo 2, también conocido como “La Iguana”; se ubica en el recinto central del sitio arqueológico de Los Guachimontones, Municipio de Teuchitlán, Jalisco. Fotografía de Juan Antonio García Ugalde. A inicios de los noventas las actividades de exploración arqueológica toman gran impulso en la zona Occidente con nuevas exploraciones en la zona Valles, Altos Norte, Sur y Costa de Jalisco. Algo más relevante fue el hallazgo de la tumba de Huitzilapa, en el municipio de Magdalena, como parte del salvamento de la construcción de la autopista Guadalajara-Tepic. Las exploraciones llevadas a cabo por Lorenza López Mestas y Jorge Ramos en dicho sitio revelaron un conjunto arquitectónico círcular de rango medio que perteneció a la jerarquía regional de la Tradición Teuchitlán en el cual se excavó un tumba de tiro monumental intacta, brindó valiosa información sobre dicho patrón funerario, ya que hasta entonces la mayoría de las tumbas de tiro habían sido saqueadas antes de ser estudiadas por los arqueólogos. La citada tumba de Huitzilapa contaba con un tiro de casi 8 metros de profundidad, así como dos cámaras funerarias; en una de ellas, la del norte, se encontraría evidencia ósea (una mutación consistente en la fusión de las vertebras del sacro) del parentesco directo de los personajes ahí enterrados, indicio claro del uso de algunas tumbas de tiro, en especial las monumentales– por parte de linajes familiares a lo largo de un periodo largo de tiempo. También se encontraron en ella, objetos de jadeíta y caracoles del mar Caribe. 30 Como dato curioso, de manera casi simultánea, en el norte del Estado se encontraron otras tumbas de tiro sin saquear por parte del equipo de la Dra. María Teresa Cabrero de la UNAM. 31 29. Weigand 1985, 1993, 2004, 2008. 30. Véase López, 2007.pp. 10, 11, 17. López 2011. 31. Cabrero y López, 2010. . 16 INTRODUCCIÓN. ARRIBA. Parte central del sitio arqueológico de Huitzilapa. Imagen tomada de López (2011:ig. 35). DERECHA Corte vertical de la tumba de tiro de Huitzilapa. Imagen tomada de López (2007:ig. 3, p.5). IZQUIERDO Cámaras mortuorias de Huitzilapa. magen tomada de López (2007:ig. 4, p. 6) 17 Otro proyecto de gran importancia para el conocimiento de la arqueología de Jalisco fue el de la Cuenca de Sayula, dirigido por Otto Schöndube y conformado por un equipo de expertos en antropología, arqueología y etnohistoria, entre ellos estuvo Marco Acosta (que colabora en este volumen). Cabe señalar que ya en los años 70, Otto Schöndube realizó investigaciones en la zona aledaña de Tamazula-Tuxpan- Zapotitlán que demuestran un fuerte vínculo cultural con la zona de Autlán-Tuxcacuesco por el Oeste y por el sur con el valle de Colima (especialmente con el sitio arqueológico del Chanal) 32. Los trabajos en la cuenca de Sayula permitieron corroborar la validez de la secuencia cerámica de Isabel Kelly para la región, así como ainarla. En dicho proyecto se registraron de manera supericial más de cien sitios arqueológicos, y se realizaron excavaciones en sitios de los municipios de Atoyac, Amacueca y Techaluta. Destacan Cerritos Colorados (sitio de rango medio dedicado a la explotación intensiva de la sal), Cerro del Agua Escondida (con evidencias de ocupación tipo tumba de tiro), San Juan de Atoyac (cementerio posclásico con evidencia de injerencia tarasca en la zona) y La Picota (posible centro rector de la cuenca durante el Clásico tardío y Epiclásico). Un hallazgo singular es el de una calzada prehispánica que cruzaba el lecho de la laguna de Sayula. En general, los trabajos del proyecto Cuenca de Sayula hicieron énfasis en los cambios tecnológicos y la especialización económica sustentada en la explotación de la sal antes de la conquista española. Posteriormente, miembros del proyecto sayulteco extenderían sus estudios hacia el valle de Teocuitatlán, donde se excavó el sitio de La Peña, perteneciente a la tradición Aztatlán y al periodo posclásico temprano y medio (ca. 1000-1450 d.C.). ARRIBA Evolución de la igura del Chacmol en base a la propuesta de Marie-Areti Hers. Imagen tomada de http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/zacateca/html/sec_12.html. 32. Cabrero, 1985.p. 19. 18 PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Beekman, Christopher S. y Galván V., Javier. “he shat tombs of the Atemajac Valley and their relation to settlement”. Ancient Mesoamerica (Número 17). UK, Cambridge University Press, 2006, pp. 259-270. Los ya citados trabajos de María Teresa Cabrero en el cañón de Bolaños corroboraron la colonización del área por grupos relacionados con la Tradición Teuchitlán (al igual que hay evidencia del mismo fenómeno en el valle del Teúl-Tlatenango y el Cañón de Juchipila), durante los primeros años de la era cristiana. Así pues, en el sitio de Pochotitán, ubicado en el municipio de San Martín de Bolaños, se excavaron algunas tumbas de tiro intactas y un conjunto circular. El círculo o guachimontón se construyó en un área plana con muros dobles –para adobes– y dataría de los primeros siglos de nuestra era. El cañón del río Bolaños fue caracterizado como un corredor hacia el norte que uniría el área de Chalchihuites (Zacatecas-Durango) con el núcleo de la Tradición Teuchitlán (zona Valles de Jalisco) 33. En la misma región norte del Estado, los trabajos de Marie-Areti Hers en cerro del Huistle (Huejuquilla El Alto, Jalisco) arrojaron ABAJO Sitio Arqueologico, La Quemada, Zacatecas. Imagen tomada de https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/b/ba/Votive_Pyramid_La_Quemada.JPG/1200px-Votive_Pyramid_La_Quemada.JPG). Cabrero G., Ma. Teresa. “Balance y perspectiva de la arqueología en los estados de Jalisco, Zacatecas y Durango” Anales de Antropología (vol. 22), UNAM, México. 1985. pp. 13-40. Corona Núñez, José. “Panorama arqueológico de Jalisco”. El Informador, GDL, Jal. 6 de Junio de 1954, p. 3. Esparza López, Rodrigo y Rodríguez Mota, Francisco. “Un Santuario Rupestres en Los Altos de Jalisco, México”. IFRAO Proceedings, American Indian Rock Art (Volume 40), Editado por Carlos Viramontes Anzures Session Editor y Peggy Whitehead American Rock Art Research Association. 2013.pp.797-824 Flores, Juan Gil, y Sáenz, Carlos A. El Ixtépete: zona arqueológica, estudios y exploraciones, Guadalajara, Jal., IJAH, Gobierno de Jalisco, 2001. Galván Villegas, Javier. Las tumbas de tiro del Valle de Atemajac, México, INAH, SEP, 1991. Gómez Gastélum, Luis. 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Si bien, las investigaciones de otros arqueólogos fueron de suma importancia, el trabajo de Weigand en la región Valles no dejaría ya lugar a dudas de la existencia de sociedades complejas y el desarrollo de un Estado prístino durante el Formativo en la zona 35, cambiando así, no sólo la manera en que los arqueólogos conciben el pasado, sino también la forma en que los jaliscienses se conciben a sí mismos, poniendo la era prehispánica como un nuevo elemento de identidad. Weigand, Phil C. “La Tradición Teuchitlán el Occidente de México. Excavaciones en Los Guachimontones de Teuchitlán, Jalisco”. Tradición Teuchitlán, editado por Phil C. Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, México, COLMICH, Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2008. pp. 29-62. Weigand, Phil. C., y García de Weigand, Acelia. “La arquitectura Prehispánica y la secuencia cultural en la cuenca de Chápala, Jalisco: observaciones preliminares”. Las cuencas del Occidente de México. Época prehispánica. 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JALISCO. 21 LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE LA MAMPOSTERÍA DEL CONJUNTO ARQUITECTÓNICO DEL PALACIO DE OCOMO, EN OCONAHUA, JALISCO La mayoría de las investigaciones sobre la producción artesanal con frecuencia tratan acerca de la elaboración de artefactos de cerámica, concha o lítica. Los estudios de esta última industria se enfocan principalmente en el trabajo especializado de la obsidiana o piedras preciosas. Lamentablemente son pocos los trabajos que tratan sobre artículos de molienda, como son morteros o metates y casi nunca se aborda el tema de los revestimientos de cantera que son utilizados como rocas ornamentales en los ediicios públicos y que forman parte de su sistema constructivo. Es por ello que el siguiente articulo trata acerca del proceso de trabajo involucrado en la fabricación de sillares de cantera utilizada como parte del sistema constructivo que compone el ediicio prehispánico Palacio de Ocomo (Figura en portada), ubicado en las inmediaciones del poblado Oconahua, Jalisco. Se explicará a partir de la evidencia arqueológica la cadena operativa que gira en torno a este tipo de material utilizado como parte de los elementos decorativos que componen la arquitectura del recinto arqueológico, principalmente en los peraltes, alfardas de las escalinatas y tableros de los muros. Así mismo se recreará mediante el trabajo etnoarqueológico los pasos correspondientes de cada uno de los eslabones del proceso productivo, poniendo énfasis en su manufactura. Por último se describirán algunos materiales utilizados durante la época prehispánica como parte del conjunto artefactual empleado por los antiguos constructores para el tallado de piedra y la construcción. OBJETIVOS Esta investigación tiene como objetivos los siguientes puntos: 1. Caracterizar el trabajo, uso y aplicación de materiales líticos pulidos (mampostería) a la arquitectura del ediicio conocido como Palacio de Ocomo. 2. Entender el posible proceso de trabajo (cadena operativa) de los citados materiales a través de la analogía etnográica. 3. Describir qué tipo de herramientas se utilizaron para el tallado de piedra y la construcción. 22 JALISCO. ANTECENDENTES DEL SITIO ARQUEÓLOGICO DE PALACIO DE OCOMO. Weigand 36 atribuyó que se le dio la categoría de “Palacio” al recinto prehispánico por ser una ediicación de tipo Tecpán, similar en su planta arquitectónica al Palacio de Quinantzín, ubicado en Texcoco, Estado de México, cabe destacar que ambos están separados tanto espacial como temporalmente. Así mismo, se le dio el nombre de “Ocomo” a partir de la toponimia registrada en el Mapa de Ortelius de 1579, que es en donde se registra el nombre más antiguo del poblado. Por lo tanto, la tipiicación del ediicio como la toponimia de la localidad dio como resultado llamar al sitio arqueológico y el ediicio principal como el Palacio de Ocomo. El sitio arqueológico Palacio de Ocomo está ubicado en la región geopolítica Valles Centrales de Jalisco, dentro de la misma área geográica que Weigand 37 deinió como área nuclear de la llamada Tradición Teuchitlán. Particularmente el Palacio de Ocomo estuvo ailiado al Complejo Grillo que es la tradición cultural que se caracterizó por poseer rasgos típicamente mesoamericanos provenientes posiblemente del Bajío 38 como son: la ediicación de arquitectura monumental con cosmogonía cuadripartita 39; construcción de basamentos cuadrangulares con estructuras adosadas de ángulos rectos, presencia de talud-tablero y patio hundido cerrado40; sistemas de enterramiento en formas de caja 41 formas cerámicas típicas como ollas y copas elaboradas con técnicas decorativas como el grabado e inciso, además de cerámica tipo pseudo-Cloisonné 42, representaciones que evidencian una ideología compleja y estratiicación social43 habrá que añadirle una alto grado estandarización y especialización en la producción lítica.44 36. Weigand et al, 2003. pp. 36. 37. Weigand, 1976, 1993, 2009 38. Beekman, 1996. 39. Cach, 2007. 40. Smith, 2013. 41. Montejano, 2007. 42. Beekman 1996, 2012; Smith 2008; Smith y Herrejón 2004. 43. Cach 2007, 2008; Mateo 2016; Weigand 1992, 2003. 44. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003 ARRIBA Ubicación del Palacio de Ocomo en Oconahua, Jalisco. 23 24 Levantamiento topográico del sitio arqueológico Palacio de Ocomo. (UH-I) Mapa extraído Smith, 2008. pp. 24, Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua.. JALISCO. La línea de evidencia arqueológica anteriormente citada apunta a que el Palacio de Ocomo formo parte de esta tradición, ya que posee dichos rasgos culturales45 que ha sido fechada temporalmente para los años 350/400 d.C.-900 d.C.46 Particularmente el Palacio de Ocomo ha sido datado tentativamente, gracias a los trabajos de excavación realizados en el sitio arqueológico, ubicándolo dentro del Clásico tardío/posclásico temprano, comprendiendo del 450 d.C. al 900 d.C.47, fase que trajo cambios signiicativos en la región, sobre todo arquitectura ya que “se abandona el diseño circular de la arquitectura monumental, y es sustituida por el trazo cuadrangular” .48 Weigand y García de Weigand 49 señalaron otra fecha alusiva al mismo fenómeno ocurrido en el Occidente de México, su propuesta apunta que durante el 700 d.C. se da un proceso social que revolucionó la organización socio-política de la región, donde las sociedades asentadas en ese entonces se reorganizaron de manera signiicativa. Al parecer la tradición de los patios hundidos se extendió territorialmente propagando su estilo arquitectónico de plataforma en forma de “U” por el Occidente de México, pasando por sitios como los Altos de Jalisco, el norte de Michoacán, el sur de Querétaro y posiblemente al sur de Zacatecas 50, llegando este fenómeno hasta Oconahua, lugar donde se asentó el Palacio de Ocomo 51. Cabe aclarar que las fechas se han ido ajustando conforme van avanzando los trabajos de exploración arqueológica. Por otro lado el diseño arquitectónico de esta tradición se caracteriza por componerse de ediicios conocidos con el nombre de complejo pirámide-patio hundido-altar. Cabe destacar que los conjuntos arquitectónicos del área de estudio por el momento no presentan estructuras piramidales, ni altares centrales 52, pero sí hay evidencia de patio hundido central y el uso del talud-tablero en el remate de los muros . 53 Igualmente se identiica un aprovechamiento de la topografía natural del terreno por parte de sus antiguos pobladores para erigir la ediicación principal, por lo que se sugiere que fue necesaria la construcción de una plataforma para nivelar el terreno con el in de darle estabilidad estructural al ediicio, esto es muy común en construcciones del occidente de México de esa época54. Esta característica de asentar el basamento sobre una plataforma parece estar presente en el área de estudio, aunque por el momento no se cuenta con la evidencia física, pero la topografía del terreno ayuda a sustentar esta hipótesis. 45. Weigand et al, 2003. pp. 36. 46. Weigand, 1976, 1993, 2009 47. Beekman, 1996. 48. Cach, 2007. 49. Smith, 2013. 50. Montejano, 2007. 51. Beekman 1996, 2012; Smith 2008; Smith y Herrejón 2004. 52. Cach 2007, 2008; Mateo 2016; Weigand 1992, 2003. 53. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003 54. Mateo 2016; Smith y Mateo 2016; Weigand et al 2003 25 Así mismo se hace evidente que el ediicio está construido bajo el trazo de un eje Norte - Sur, la monumentalidad de la construcción sugiere trabajo intenso, planeación y organización social necesarios para la ediicación, por lo que se puede argumentar que se traten de sociedades complejas, “cuya organización propone la existencia de grupos especializados y una planeación continua”55. Debido a la evidencia registrada hasta el momento 56, en cuanto a la composición arquitectónica se reiere, autores como Cach 57 y Beekman 58 han propuesto que existe una estrecha relación entre el Bajío y el Complejo Grillo de la Región Valles Centrales de Jalisco, siendo la primera el área de inluencia. De las funciones del ediicio principal se tienen varias hipótesis, Weigand 59 propuso a priori que la forma arquitectónica del Palacio de Ocomo al suponer que correspondía de forma similar al Tecpan prehispánico citado en el Códice de Quinantzín, sus funciones fueron político-administrativas, Cach 60 por su parte argumentó que “fungió como “un centro de organización política (…) los ediicios los dedicaron a la administración y a la política. No están exentos de tener una ritualidad”. Smith (en prensa) señaló que además fue un espacio de residencia para los gobernantes, en donde se desarrollaron rituales en el patio hundido central 61, también señala que en este recinto se llevaron a cabo “banquetes para una gran cantidad de personas en este espacio como medio de redistribución y legitimación del poder de las élites” . 62 Su patrón de asentamiento es similar al de los sitios del Clásico reportados en el Bajío 63 el cual basa su localización en los márgenes de los arroyos (arroyo Atotonilco) y en las zonas de ladera (Ladera del cerro Oca). Posiblemente la decisión de asentar el sitio sobre las faldas del cerro se deba a una estrategia de protección contra los agentes naturales.Además su estratégica ubicación en la zona les permitió beneiciarse de la obsidiana como materia prima esencial, siendo la Región Valles Central de Jalisco, una de las más sobresalientes tanto en “número y tamaño de yacimientos de obsidiana” 64. También se encuentran dentro de los minerales detectados en la zona inmediata, la plata, plomo, cobre, oro, cuarzo, varita, amatista, plombagina y piedra de lumbre 65, aunque por el momento no se ha detectado el uso de estos materiales en el sitio arqueológico. 55. Weigand et al, 2003. pp. 36. 56. Weigand, 1976, 1993, 2009 57. Beekman, 1996. 58. Cach, 2007. 59. Weigand et al, 2003. 60. Cach, 2007. pp. 11. 61. Smith, 2012, en entrevista para Xalisco Asociación Civil, Tepalcate Films. 62. Smith, 2015. pp. 40. 63. Ramos de la Vega et al, 1993. pp. 41. 64. Esparza, 2004. pp. 80. 26 JALISCO. En cuanto a la materia prima que nos concierne: la toba, ésta se encuentra en dos yacimientos importantes, el primero ubicado en las afueras de la localidad de Oconahua en el potrero de la Bóveda y el otro en el Cerro de la Virgen ubicado en San Marcos, Jalisco. Al parecer el material utilizado para las cubiertas de las alfardas, los peraltes de las escalinatas y los tableros se elaboraron con materia prima proveniente de estas dos canterías. Seguramente la práctica de la minería extractiva de toba para los habitantes de esta región fue una actividad muy socorrida, ya que en los trabajos de exploración arqueológica se han registrado un sin número de piedras labradas registradas en tableros, alfardas 66, y como peralte de escalones.67 METODOLOGÍA. Como parte de la metodología, se ha creado una tipología adecuada para la industria lítica del Palacio de Ocomo subdividida por clase. 68 Dicha categorización se propuso buscar la generalización de las propiedades de los artefactos líticos tanto tallados como pulidos, “tras un previo análisis detallado de cada uno de sus rasgos particulares, de modo que poco a poco se vayan identiicando tanto sus características generales como individuales” 69. En el presente artículo, se hace más énfasis en los materiales líticos pulidos usados como mampostería o elementos arquitectónicos del Palacio de Ocomo, así como las posibles herramientas utilizadas para la elaboración de sillares de cantera y las empleadas en los sistemas constructivos. ABAJO Criterios de clasiicación de los materiales líticos, Cuadro tomado de Mateo, 2016. pp. 55. 65. Gobierno de Jalisco, 2009: 11. 66. Smith 2013 67. Cach 2008. 68. Mateo, 2016. pp. 102-145. 69. Bate, 2001. pp. 107. 27 ELEMENTOS ARQUITECTÓNICOS DEL PALACIO DE OCOMO. El uso de la piedra labrada en la arquitectura se evidencía en algunos sistemas constructivos presentes en el ediicio principal o “Palacio”, mismos que a continuación se describirán. Alfarda. Se deine como “uno de los macizos que suele lanquear una escalinata, ya sea siguiendo la misma pendiente que está en alineación con la nariz de los peldaños (…), ya [sea] descomponiéndose en cuerpos de volúmenes más complejos” 70. Tal es el caso de la alfarda (iguras anexas) que forma parte de la escalinata que se encuentra en el lanco oeste perteneciente a la última fase constructiva de la Estructura Norte. Se ha de señalar que el lado norte de esta escalera de piedra carece de este elemento constructivo, sólo se encuentra en la parte sur 71. Cabe destacar que en este caso particular la nariz de los peldaños no está alineada con la alfarda, está descompuesta en un cuerpo de volumen más complejo siguiendo una forma escalonada. Básicamente se compone de un conjunto de sillares labrados y careados por los 6 lados, fabricadas de toba blanca, con leves tonalidades de color crema, rosa y algunas bandas amarillas, son de forma rectangular, miden entre 40 cm x 40 cm x 12 cm por lado en promedio, fungiendo como cubierta y ornamento arquitectónico, como se puede apreciar ningún sillar mantiene un tamaño estándar, varían de dimensiones, quizás no se buscaba la simetría sino mantener un arreglo bien deinido según los estándares de este estilo arquitectónico. ARRIBA Criterios de clasiicación de los materiales líticos, Cuadro tomado de Mateo, 2016. pp. 55. ABAJO Forma escalonada de alfarda. Fotografía tomadas de Smith 2013. pp. 376. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua 70. Gendrop, 1997. pp. 14. 71. Smith, 2013. pp. 82. 28 Posterior a los trabajos de excavación se intervino para su restauración, en donde se reintegraron todas las partes faltantes de la alfarda. Afortunadamente se encontraron todos los JALISCO. ARRIBA Patrón de derrumbe de sillares que componen la alfarda. Fotografía tomada de Smith 2013. pp. 373, Modiicado por Mateo y dibujo tomado de Smith 2013. pp. 374 mod. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua. sillares que lo componían a modo de derrumbe por lo que se devolvieron a su lugar original gracias al análisis del patrón de caída que se realizó gracias al análisis minucioso del patrón de caída de las canteras se pudo reintegrarlas en su lugar original, devolviéndole a este elemento constructivo su antigua fachada. Cabe destacar que en la temporada 2014 y 2016 del presente proyecto de investigación se descubrió otras dos escalinatas con sus respectivas alfardas con características similares a las antes citadas. La primera se encuentra en la parte sur de la Estructura Este y la segunda en la parte sur de la Estructura Norte. Talud – Tablero. Conceptualizado como la “peculiar combinación de molduras y paneles verticales con planos inclinados, que en sus grandes épocas caracterizó la arquitectura – especialmente de carácter religioso – en varias regiones de Mesoamérica” 72. La única evidencia que se tiene hasta el momento de que los remates de los muros estaban compuestos por un talud – tablero es el asociado a la primera etapa constructiva73 del ediicio, aunque ésta no necesariamente fue ensamblada con molduras, sí tiene un panel vertical compuesto por una banda vertical de dos ilas de sillares separadas en medio por una delgada banda horizontal de lajas de piedra, este tablero se encuentra instalado sobre un plano inclinado 72. Gendrop, 1997. pp. 14. 73. Smith 2013; Smith, 2015. pp. 39. 29 ARRIBA Tablero compuesto por canteras de toba labradas y lajas de pizarra talladas Fotografía tomada Smith, 2013. pp. 198. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua. ARRIBA Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua. de casi 5 m 74, aunque no necesariamente el ediicio sea de carácter religioso, según lo expuesto anteriormente tiene un carácter multifuncional. Como se puede observar, el empleo de este tipo de canteras labradas se dio desde la primera hasta la última etapa constructiva, sin ningún cambio aparente en su acabado y técnica de manufactura, por lo que podemos deducir de primera instancia que no hubo transformaciones tecnológicas en este tipo de materiales a través del tiempo de ocupación del sitio. Así mismo, el empleo de lajas de piedra está presente en la arquitectura desde la primera hasta la última fase constructiva, las cuales son utilizadas como separadores. Clavo constructivo. Se le deine como “clavo arquitectónico en calidad de piedra de amarre destinada a retener el estucado u otros acabados” 75, Para el caso particular del sitio arqueológico, solo existe evidencia de una laja de piedra rectangular, foliada de grandes dimensiones que forma parte de la arquitectura del Palacio de Ocomo. Se encontró un ejemplar de este material entre la alfarda sur de la Escalinata Oeste, el Muro Oeste y la Estructura Este 76, al parecer funcionó como clavo arquitectónico que ensambló a los tres sistemas constructivos antes citados. Esta pieza es la de mayores dimensiones comparadas con otras registradas anteriormente, sus medidas son: 1.42 m x 1.21 m x 7 cm, apareció en excelentes condiciones y de una sola pieza, aunque salió con tres isuras sobre su supericie. 74. Smith, 2013. pp. 197. 75. Gendrop, 1997. pp. 55. 76. GSmith, 2013. pp. 128. 30 JALISCO. El yacimiento de esta roca se encuentra en las inmediaciones del munipio de Etzatlán a 8 km de distancia aproximadamente hacia el Noroeste del Palacio de Ocomo en un potrero conocido como La Cantería. En algunos casos, este tipo de piedra se ha encontrado asociado a empedrados, tableros y escalinatas, es un material empleado para componer diferentes elementos arquitectónicos. Cabe destacar que no se tiene bien deinido a qué tipo de materia prima pertenece, dada sus características se trata de roca seARRIBA dimentaria ya que su estructura se compone Laja de piedra utilizada como clavo arquitectónico Fotografía tomada de Smith 2013. pp. 130. Cortesía del Proyecto Arqueológico Ocopor una serie de folios superpuestos, similar nahua. a la pizarra. Se supone que la técnica de manufactura empleada para su fabricación fue la percusión directa, sobre los bordes de la misma, se puede apreciar el negativo de las astillas desprendidas por los golpes hechos con martillos de piedra. Este tipo de material está asociado desde la primera y última fase constructiva, por lo que permanece estático sin cambios tecnológicos. CADENA OPERATIVA DE LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE SILLARES DE CANTERA. Se evidencia el tallado a mano por parte de los canteros77 por lo que podemos hablar de una producción artesanal especializada. Con base en la evidencia arqueológica se sugiere que la técnica de manufactura empleada para la fabricación de estos bloques de cantera fue en primer lugar el corte de las piedras con barras de madera muy dura, posteriormente se utilizaron martillos y cinceles aplicando la percusión indirecta, para darle la forma rectangular. Por último, se usó la técnica de desgaste con abrasivos para alisar o pulir la supericie de cada una de las caras. Para el caso de la industria de la lítica pulida (cantería), no se tienen reportes de donde se extraía la materia prima con la cual elaboraban los diferentes tipos de artefactos. Es importante mencionar que para aclarar este punto, se hizo uso de la Etnoarqueología 78 (analogía etnográica extrapolada a un fenómeno arqueológico) para comprender este proceso, Para lo cual 77. Smith, 2013. pp. 197. 78. Gendrop, 1997. pp. 55. 31 visitó a un artesano que radica y es originario del poblado quien se especializa en el tallado artesanal de la piedra, quien nos proporcionó mucha información acerca de la posible fuente de materia prima y del proceso de trabajo inmerso en la manufactura de artefactos líticos utilizados especialmente para la arquitectura, es decir, de la cantera. Cabe destacar que no necesariamente las herramientas y técnicas de manufactura sean las mismas empleadas en el pasado por los canteros del Palacio de Ocomo, sin embargo, este trabajo etnoarqueológico sirve de puente para plantear una hipótesis acerca de cómo se pudo dar este fenómeno en el pasado, comprendido analógicamente desde el presente. Se ha de especiicar que el tipo de piedra que a continuación se describirá es la misma que se encuentra instalada en los muros y demás elementos arquitectónicos como son tableros y alfardas ubicados en el sitio arqueológico, principalmente en el ediicio principal Palacio de Ocomo, por lo que se iniere que sea el mismo yacimiento de donde se extrajo la materia prima en la época prehispánica. También se propone que este tipo de materia prima fue obtenido del Cerro de la Virgen, ubicado en el Municipio de San Marcos, Jalisco. Obtención. Para llegar al primer yacimiento partiendo desde el sitio arqueológico se transita hacia el este por el antiguo Camino Real que conduce hacia el ayuntamiento de Etzatlán, a pie se llega en 50 minutos. Este depósito se encuentra en las faldas de los cerros pertenecientes a la Sierra del Águila y dentro de los límites de la delegación de Oconahua, por lo cual a los antiguos habitantes se les facilitó el control y acceso a este recurso. El lugar se llama actualmente el potrero de La Bóved, propiedad privada perteneciente a Don Edmundo Sierra Ramos, padre de nuestro informante. ARRIBA Potrero de la Bóveda. Fotografía de tomada de Samuel Mateo, 2016. pp. 159. 32 JALISCO Es ahí donde hay evidencia de extracción de materia prima desde el siglo pasado, se plantea que probablemente se remonte su aprovechamiento desde la época prehispánica hasta la fecha. Se propone que el tipo de minería que se empleó fue a cielo abierto, es decir, se realizó recolección de supericie de la materia prima y ARRIBA en ocasiones se extrajo la piedra Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua. cortando parte de monolitos o paredes rocosas. La selección de la materia prima que se recolectó dependió de varios factores, principalmente de la calidad de la roca, el tamaño, el peso, el acceso, y por último el tipo de producto que se va a manufacturar, este último factor es lo que posiblemente determinó a los anteriores. Este tipo de materia prima se encuentra en abundancia en forma de rocas en las faldas del cerro, lugar de donde se extrajo. La piedra se encuentra distribuida sólo en esta zona de la localidad. Se trata en sí de toba volcánica de color blanco y gris suave, fácil de partir, manipular, por su cercanía al ediico se supone que su traslado fue fácil. Otro yacimiento de cantera que presenta las mismas características de las piedras labradas utilizadas en los elementos arquitectónicos del Palacio de Ocomo, es el que se ubica es el municipio de San Marcos, Jalisco. Este se encuentra hacia el Noroeste del poblado de Oconahua a unos 16 km de distancia aproximadamente, especíicamente en el Cerro de la Virgen, donde hay piedras de toba volcánica de color blanco, rosa, naranja y algunas con bandas de color naranja y amarillo. La alfarda de la escalinata del lanco oeste de la Estructura Norte del Palacio de Ocomo se compone de este tipo de piedra. De ahí que se deduzca mediante la observación a nivel macroscopico que este yacimiento de cantera fue uno de los aprovechados por los antiguos constructores del Palacio de Ocomo. En este sitio es perceptible el desecho de talla, posiblemente del resultado de la constante labrado de la cantera para darle su forma rectangular. 33 ARRIBA Fuentes de materia prima local. Palacio de Ocomo Palacio de Ocomo (1), Potrero de la Bóveda (2), Cerro de la Virgen (3), Mesa colorada (4), La cantería (5). Fuente: Google Earth. “ Otro punto interesante es el que se encuentra hacia el Noroeste y Oeste del Palacio de Ocomo conocido como la Mesa Colorada, ya que hay aloramientos de roca basáltica, granito, toba riolítica, toba andesitica y arcilla colorada y con lentículas de varios colores (utilizada posiblemente para la preparación de las argamasas y los rellenos constructivos respectivamente), posiblemente fue el lugar elegido para obtener materia prima ya sea para la arquitectura principalmente como para elaborar utensilios pertenecientes a la lítica pulida. Manufactura. Como se mencionó anteriormente, de manera complementaria se realizó un trabajo de registro etnográico para poder inferir las acciones realizadas en cada eslabón de la cadena operativa de la lítica pulida en especial aquella utilizada como elementos arquitectónicos. Por lo anterior, se le pidió al artesano e informante que realizara la rutina que generalmente emplea para identiicar las técnicas de manufactura empleadas en la talla de cantera y con esto tener un acercamiento al tipo de trabajo realizado en la época prehispánica. En primer lugar se seleccionó una roca de buen tamaño. ARRIBA Selección de materia prima y manufactura de acanaladura. Fotografías tomadas de Samuel Mateo, 2016. pp. 162. 34 El in fue extraer una roca que simulara las dimensiones de las canteras encontradas en el JALISCO sitio arqueológico. El primer paso fue abrir un canal por todo el perímetro de la roca que simulara las dimensiones de las muestras arqueológicas. La herramienta utilizada fue una barra de metal, aplicando la técnica del picoteo. Quizás los artesanos prehispánicos utilizaron barras de madera muy dura para realizar el mismo proceso. Ya abierto el canal con una profundidad de 10 cm aproximadamente se colocó una serie de cinceles de metal para partir la roca, posteriormente se fue clavando cada cincel lo más profundo que se pudiese hasta que la roca se partiera por la acción de los golpes. Posiblemente en la época prehispánica se utilizaron estacas de madera dura, hachuelas o cinceles de piedra para realizar este mismo proceso. ARRIBA Peril de muro norte de la 1ª etapa constructiva Dibujo tomado de Smith, 2013. pp. 212. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua. Posteriormente se carean (se le da forma a ambas caras o lados de la pieza lítica) las piedras por medio de la percusión indirecta mediante el uso de un martillo y un cincel hasta obtener la forma rectangular deseada. Por último, se aplica el desgaste con abrasivos y agua utilizando el propio desecho de la piedra como pulidor, el propósito de la abrasión es alisar la supericie de las canteras así como de redondear los bordes, tal como aparecen los vestigios del sitio arqueológico. Sobre la supericie de las caras de los sillares se pueden evidenciar diferentes huellas de manufactura a nivel macroscópico, así como las técnicas de manufactura empleadas para su fabricación que forman parte de los eslabones del proceso productivo con respecto a su labrado. 35 Uso. El tipo de uso se dio de acuerdo a la categoría que pertenecieran, por lo tanto se tienen 5 distintas modalidades, las cuales son los siguientes: uso doméstico, productivo, ornamental, votivo y suntuario. En el sitio arqueológico en cuestión destacan los siguientes tipos de uso: Uso productivo: En algunos casos se reutilizan los bloques de cantera que dejan de formar parte de los revestimientos, en los cuales se les hace una horadación en la parte central para utilizarlos como morteros o metates. 79 Uso ornamental: Se utilizaron principalmente en la arquitectura como revestimientos o recubrimientos, como es el caso de los sillares que componen las alfardas, tableros y peraltes. Mantenimiento. Por el momento no existe evidencia de que los artefactos pertenecientes a este tipo de industria lítica tuvieran un mantenimiento constante, en su defecto se siguieron utilizando tal cual como estaban. Reciclaje. Algunos materiales fueron reciclados para seguir funcionando transformados en nuevos artefactos a partir del desecho tal es el caso de las canteras empleadas en la arquitectura que se aprovecharon para fabricar metates y morteros. Desecho. Distintos artefactos líticos de este tipo se encontraron como parte de los rellenos constructivos, por lo que se sugiere que este fue su destino inal, al no contar con un área desecho o basureros cercanos se decidió emplearlos de esta forma. Basura. Tampoco se ha detectado un área especializada para depositar los restos sin utilidad alguna, es decir, no se han encontrado basureros que resguarden todo el desecho. Con base a este análisis salta a la vista en el sitio arqueológico en cuestión es en la especialización en el labrado de la piedra manufacturada para uso exclusivo del diseño arquitectónico. Es decir, no solo existieron talladores especialistas u oicios que hacían uso del instrumental lítico para ejecutar su trabajo, sino que también se evidencia notoriamente la especialización de canteros. Esto se observa en la utilización de piedra careada para la fachada de sus muros y tableros como parte de elementos decorativos en la arquitectura del ediicio principal, así como piedra labrada para la construcción. 79. Mateo, 2016. pp. 114, 117. 36 JALISCO. POSIBLES HERRAMIENTAS UTILIZADAS PARA LA MANUFACTURA DE SILLARES DE PIEDRA Y EN LA CONSTRUCCIÓN. Llana de albañil. Por el momento se ha registrado un solo ejemplar de este tipo de artefacto, y fue encontrado en la temporada de excavación 2013 en el complejo arquitectónico denominado como la Unidad Habitacional - I, su forma recuerda a las llanas empleadas por los albañiles que utilizan para alisar o aplanar los pisos o muros. Gendrop80 (1997) la deine como una “herramienta compuesta de una plancha de hierro o acero, una manija o asa, de que se sirven los albañiles para extender y allanar el yeso o la argamasa”. En el México prehispánico el utensilio de uso equivalente era de piedra dura con un asa. Smith 81 ha reportado con anterioridad que el sistema constructivo de los muros de las habitaciones es el bajareque, y que los pisos han sido tratados para su mayor duración. La citada herramienta evidencia tal acción, así mismo prueba la existencia de un grupo especializado en la construcción de viviendas o ediicios, que hace de este artefacto su instrumento para aplanar principalmente los pisos y los muros. Dada su coniguración y peso sirven de igual forma para macizar los apisonados de tierra de modo que queden lo más compactos posible. Está fabricado en basalto gris vesicular de una sola pieza solida de supericie rugosa, consta de un asa para sujetarla con la mano, su base es de forma amigdaloide con los bordes redondeados, es plana, alisada y con brillo mate, posiblemente el lustre se deba al constante pulimiento de las paredes y los pisos, se le considera como un elemento activo. Para elaborar este tipo de artefactos se propone que se ARRIBA Llana de albañil de piedra de basalto. elaborado por Ignacio Cabral, extraído del Dicemplea necesariamente la técnica de manufactura de la percu- Dibujo cionario de Arquitectura Mesoamericana, Gendrop sión indirecta, es decir, mediante los golpes con cincel y mar- (1997), p. 126 Fotografía y dibujo de Samuel Mateo. tillo se va eliminando las partes sobrantes del bulto de una roca de basalto, se fabrica en primer lugar el asa, la horadación que tiene en el centro se realiza aplicando técnicas de corte por medio de perforaciones, posteriormente se emplean cinceles para agrandar la horadación del asa, 80. Gendrop, 1997. pp. 125. 81. Smith 2009, 2013. 37 se redondea los bordes por medio del desgaste con pulidores, abrasivos más agua, posteriormente se le da forma elipsoidal a la base, por último se alisa toda la supericie. Posiblemente se utilizó para la aplicación de aplanados principalmente para los pisos de la estructura arquitectónica, ya que al ser una herramienta pesada y se supericie lisa, permitió tanto comprimir como alisar los apisonados. Martillo. Se encontró un solo ejemplar de este tipo de artefactos, su sola presencia nos remite al uso de la técnica de percusión directa e indirecta (cincel como intermediario) para la fabricación o manipulación de objetos. Posiblemente se usó para dar forma a las lajas cuadradas de piedra, ya que en los bordes perimetrales se observan las huellas de manufactura dejadas por el golpe directo, posiblemente también se utilizó para extraer láminas o lascas laminares de los núcleos de obsidiana, y para elaborar esculturas y posiblemente para labrar los sillares de cantera. El registrado en el sitio arqueológico está fabricado en basalto de color gris de grano ino, básicamente su técnica de manufactura consiste en tomar un guijarro duro, aplicarle desgaste hasta obtener la forma rectangular, los bordes son redondeados de forma suave a abruptamente hasta formar una delineación convexa por medio de la técnica de abrasión y desgaste, las partes funcionales son sometidas a desgaste para adquirir una supericie plana, enseguida con un objeto iloso se realiza una acanaladura cerca de la parte medial para formar la garganta de ¾ donde va incrustado el mango, se va ensanchando la garganta por medio de un instrumento iloso de borde más ancho ARRIBA hasta adquirir la forma deseada, por ultimo toda la suMartillo. Proyecto Arqueológico Oconahua pericie del martillo es sometido a un pulido intenso por medio de abrasivos inos combinados con agua, el bruñido se le da al inal por medio de frotación con cuero o piel 82. Hachas de cuerpo alargado. Estos artefactos sirven básicamente para cortar y romper por medio de la percusión, posiblemente fueron empleados para partir o quebrar trozos pequeños de madera. Son de cuerpo alargado de forma triangular u ojival, presentan cerca de la parte 82. Mateo, 2016. pp. 123. 38 JALISCO. proximal una garganta de ¾, lo que sugiere que estuvieron enmangados al igual que los martillos y hachas de cuerpo ancho, al ser de pequeñas dimensiones indican que se emplearon con una sola mano. Posiblemente también fueron usados como cinceles para elaborar esculturas o los propios sillares de cantera. Su técnica de manufactura es diferente a la de un martillo o hacha, en primer lugar se extrae una pequeña lámina del núcleo de piedra verde que posteriormente es sometida a golpes directos con piedra dura para darle la forma triangular u ojival. Una vez obtenida la pre-forma, se redondean los bordes por medio de la del desgaste con abrasivos más ARRIBA agua, de igual manera se le saca el ilo adelgazanHachas de cuerpo alargado. Cortesía del Proyecto Arqueológico Oconahua do la parte funcional del artefacto hasta obtener un ilo agudo, se elabora la garganta haciendo un pequeño corte cerca de la parte proximal hasta ensancharlo de manera que se pueda enmangar. Por último se pule toda la supericie con abrasivos inos más agua y se bruñe con piel. Por el tipo de uso se le considera como un elemento activo. Cabe destacar que se han registrado muy pocos ejemplares de este artefacto 83. DISCUSIÓN. LA PRODUCCIÓN ARTESANAL DE REVESTIMIENTOS. Cerdas 84 señala que para que se hable netamente de producción artesanal se deben de cumplir con tres requerimientos mínimos: primero debe existir una especialización en el oicio, segundo, debe haber una jerarquía en la distribución del trabajo, es decir debe estar compuesto por un aprendiz, un oicial y un maestro; y tercero, el artesano debe de asignar el total de su tiempo productivo exclusivamente a su actividad. Sobre el primer punto esta misma autora señala que el especialista crea a partir de su ingenio y creatividad un objeto que puede ser decorativo, con la ayuda de sus propias manos y herramientas de trabajo 85. Así mismo la producción artesanal requiere una elaboración de objetos mediante la transformación de la materia prima natural básica, a través de procesos no industriales 86, que serán dados para el consumo como un bien restringido. En este caso los sillares y revestimientos que forman parte de la decoración arquitectónica del ediicio principal, fueron 83. Mateo, 2016. pp. 125 y 126. 84. Cerdas 2010. 85. Cerdas, 2010. pp. 21. 39 PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Bate, Luis. “Material lítico: Método de clasiicación”. Propuestas para la arqueología. Recopilación de artículos y ensayos. México, Editorial Drake y Morgan Editores, 2001, pp. 105- 135. Beekman, Christopher. “El complejo Grillo del Centro de Jalisco: Una revisión de su cronología y signiicado”. Las Cuencas del Occidente de México en la época prehispánica, editado por Eduardo Williams y Phil C. Weigand, México, El Colegio de Michoacán A.C., Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, Instituto de Investigación Cientíica para el Desarrollo y Cooperación, 1996. pp. 247-291. Beekman, Christopher. “Recent Research in Western Mexican Archaeology”. Journal of Archaeology Reserch (18), USA, Springer, 2010. pp. 41–109. Beekman, Christopher El Grillo and Epilogue. he Reestablishment of Community and Identity in Far Western Mexico. SSA Memphis, University of Colorado Denver, USA. 2012. 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El segundo requerimiento argumenta que se necesitan de trabajadores muy cualiicados capaces de realizar todas las tareas necesarias para transformar la materia prima en productos terminados 87. Es decir, se requiere que la fuerza laboral compuesta por el maestro, el oicial y hasta el aprendiz, deben estar lo suicientemente especializados para desempeñar sus funciones según la jerarquía de distribución de trabajo le correspondan. El último aspecto no necesariamente el artesano tiene que invertir el total de su tiempo productivo, por ejemplo Hirth 88 señala que el enfoque analítico no debe orientarse solo en la cantidad de tiempo dedicado a la producción artesanal, sino más bien ahondar en las estrategias económicas que se emplearon en las unidades domésticas y cómo la producción artesanal formó parte de la economía doméstica, para nuestro caso de estudio serian actividades económicas dirigidas y controladas posiblemente por la elite gobernante de ese entonces, ya que la evidencia arqueológica apunta a que los revestimientos y sillares solo se utilizaron en el ediicio principal y en ningún otro, lo que sugiere que esta actividad probablemente fue inanciada por la elite gobernante que residía en este ediicios.89 Hirth 90 argumenta que la razón de la producción de bienes de prestigio y de subsistencia dentro de los hogares, posiblemente se deba a que la elite tiende a patrocinar a especialistas en artesanías para que produjeran bienes exclusivamente para ellos. Aunque no necesariamente los sillares hayan sido manufacturados en los propios hogares y no correspondan a bienes de prestigio o de subsistencia, esta actividad productiva artesanal posiblemente fue patrocinada por la elite gobernante de ese entonces basándonos en el uso que se les dio como parte de los ornamentos del propio ediicio. 86. Busto, 2009. pp. 37. 87. Busto, 2009. pp. 39. 88. Hirth, 2009. pp. 13. Gendrop, Paul Diccionario de Arquitectura Mesoamericana. México, 89. Smith, 2015. pp. 39. 90. Hirth, 2009. Pp. 19. Editorial TRILLAS, 1997. 91. Sahlins, 1977. pp. 13. 40 PARA SABER MÁS La producción de sillares de cantera responden posiblemente como se mencionó anteriormente a la demanda de la propia elite que residió en el Palacio de Ocomo, esta sociedad podría tratarse de una sociedad opulenta que según Sahlins 91 este tipo de grupos humanos pueden satisfacer sus necesidades materiales con suma facilidad promoviendo que los artesanos produjeran lo necesario para complacer sus demandas; en tal caso, la manufactura de productos no esenciales para la subsistencia, como son los sillares de cantera, se satisfacen con gran facilidad.Esto da pie a que dichos materiales utilizados como ornamentos arquitectónicos esté condicionada por las facilidades de producción, y ésta a su vez de la simplicidad de la tecnología y el acceso de dichos recursos. Sobre la accesibilidad del recurso en nuestro caso de estudio, al parecer fue limitada, ya que la evidencia arqueológica muestra todo lo contrario, ya que al tratarse de artefactos asociados la zona residencial de la elite, el derecho de propiedad y poder adquisitivo estuvo muy controlado. Gobierno de Jalisco Estudio Técnico Justiicativo. Para la declaratoria como área natural protegida, “Área Estatal de protección hidrología, Sierra del Águila. Secretaria de Medio Ambiente Para el Desarrollo Sustentable. Gobierno de Jalisco. Jalisco, 2009 Hirth, Kent. “Crat production, Household Diversiication, and domestic Economy in Prehispanic Mesoamerica”, Archeological Papers of the American Anthropological Association, Vol. 19, (1), American Anthropological Association, 2009. pp. 13–32, López Mestas, M. Lorenza Ritualidad, prestigio y poder en el centro de Jalisco durante el preclásico tardío y Clásico temprano. 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Otros sitios arqueológicos en donde se evidencia del uso de sillares como revestimientos o recubrimientos de los ediicios asociados a las culturas prehispánicas del Occidente de México son: Teocaltitán 92 , Peralta 93, Plazuelas 94 , Jiuatsio (Ihuatzio) y Tzintzuntzan 95 y Zaragoza 96. Ramos de la Vega, Jorge. “Conjuntos habitacionales en los sitios del Noroeste de Guanajuato”. Cuadernos de Arquitectura Mesoamericana (no 25), Tema Arquitectura de Centro y Occidente I, editado por Juan Antonio Siller, Seminario de Arquitectura Prehispánica, Centro de Investigaciones en Arquitectura y Urbanismo, Facultad de Arquitectura - UNAM, México, 1993. pp. 41-49. CONCLUSIONES. Saint-Charles, Juan Carlos. y Roxana Enríquez. “Los Aguajes: ¿Arquitectura prehispánica alóctona en Colima?”. Memoria del II Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima, Colima, México, ed. por Juan Carlos Reyes G., Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, 2006. pp. 1-15. Aunque de manera muy breve y somera se trató este tema, cabe destacar que salta a la vista que en el sitio arqueológico en cuestión se demanda de especialistas encargados en el labrado de la piedra manufacturada para uso exclusivo del diseño arquitectónico. Es decir, estos talladores o especialistas fueron requeridos constantemente por los residentes del Palacio de Ocomo a través del tiempo surgiendo así la producción artesanal de bloques de cantera. 92. Montejano 2015. 93. Cárdenas 2004a. 94. Castañeda y Quiroz 2004. 95. Cárdenas 2004b. 96. Fernández-Villanueva 2004. Sahlins, Marshall Economía de la Edad de Piedra. España, AKAL, 1977. Smith Márquez, Sean M., y otros. Informe del proyecto de mapiicación y delimitación del Palacio de Ocomo. México, A través del Centro INAH-Jalisco, La Secretaria de Cultura de Jalisco, El Ayuntamiento de Etzatlán y el Centro de Estudios Arqueológicos El Colegio de Michoacán, A.C., 2008. Smith Márquez, Sean M., y Otros. 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Cabe destacar que por el momento no hay identiicación de talleres de producción de artefactos líticos dentro de los ediicios, pero sí hay evidencia de concentraciones de desechos en los mismos yacimientos que nos hacen suponer que desde ahí se producían por completo los sillares de cantera. Se maniiesta así como una industria se desarrolla gracias a que existe este juego de oferta y demanda, es decir, hay una relación íntima entre productor y consumidor. Agradecimientos. Queremos agradecer a las instituciones gubernamentales y académicas que sin su ayuda no sería posible la realización de todo el trabajo de investigación cientíica que se está llevando a cabo desde el 2007 hasta la fecha de forma ininterrumpida, en primero lugar a la Secretaria de Cultura de Jalisco (SCJ) y al H. Ayuntamiento de Etzatlán por la inanciación del proyecto, al Colegio de Michoacán A.C., por su apoyo como aval académico y consejero de esta investigación cientíica, a las autoridades y ciudadanos locales del bello pueblo de Oconahua, por su grata ayuda y hospitalidad no hubiera sencillo ejecutar esta noble labor, a la Dra. Blanca Maldonado por sus atinados comentarios para la elaboración de este artículo y por ultimo al director general de esta revista y colaboradores que nos brindaron la oportunidad de colaborar en este especial. ¡Mil gracias a todos!. Weigand, Phil C. “El Estado segmentario en el Occidente de Mesoamérica.” Las sociedades complejas del occidente de México en el mundo mesoamericano. Homenaje al Dr. Phil C. Weigand, ed. por Eduardo Williams, Lorenza López Mestas y Rodrigo Esparza, México, El Colegio de Michoacán A.C., 2009, pp. 53-74. Weigand, Phil y García de Weigand, Acelia. “Arqueología en los Altos de Jalisco”. La región del Lerma. Arqueología y Etnohistoria. ed. por, Eduardo Williams y Phil C. Weigand, El Colegio de Michoacán A.C. y el Centro de Investigaciones de Matemáticas, México, 1999, pp. 269-286. Weigand, Phil., Acelia G. de Weigand y Erick Cach. “El Palacio de Ocomo: Tecpán monumental en el Occidente de México”. Antropología de Jalisco. Una visión actual (no. 13), México, Secretaria de Cultura Gobierno de Jalisco, 2003. 42 Arqlogo. Samuel Mateo Guadarrama Posgrado Maestría en Arqueología COLMICH A. C.. samuelm@colmich.edu.mx Mtro. Sean Montgomery Smith Márquez Coordinador Proyecto Arqueológico Oconahua smmarquez@yahoo.com JALISCO. LA SOCIEDAD DEL PALACIO DE OCOMO Y SUS INTERACCIONES CON EL NOROESTE MESOAMERICANO: UNA PERSPECTIVA DESDE LOS DISEÑOS CERÁMICOS Debajo de las calles de la delegación de Oconahua del municipio de Etzatlán, se localiza un antiguo asentamiento prehispánico conocido como “El Palacio de Ocomo”, un sitio importante para el Occidente mesoamericano por sus grandes dimensiones arquitectónicas que conforman un patio hundido monumental. Por esta accidentada orografía, característica de la región Valles de Jalisco deambuló uno de los investigadores pioneros del Occidente: Phil C. Weigand (también conocido como Phil Clayton Weigand Moore), a quien le debemos las primeras interpretaciones de esta gran ciudad prehispánica. Para el año de 1969, 97 Weigand indicó que el sitio era muy parecido al Palacio de Quinatzin ubicado en el Altiplano central, en el Texcoco prehispánico; éste fue representado en el códice que lleva el mismo nombre. En cuanto al término “Ocomo” se retoma del mapa realizado por el cartógrafo Abraham Ortelius, quien registra a este poblado con ese nombre en 1579 (véase Smith y Mateo, en este volumen). Las primeras interpretaciones que Weigand hizo sobre el Palacio de Ocomo, es que funcionó como un Tecpan 98 de uso administrativo-religioso, asimismo el material cerámico observado en supericie permitieron fecharlo tentativamente en el periodo Posclásico 99. Dicha idea que dio un vuelco casi cuatro décadas después, ya que con las recientes excavaciones 100 se establece que su periodo de ocupación fue más antiguo, estableciéndose entre los años 400/450 a 900 d.C. conocido para las áreas del valle de Atemajac y región Valles, como Tradición o Fase Grillo. Los trabajos de investigación realizados por el Proyecto Arqueológico Oconahua, a partir del 2009 han generado más cuestionamientos sobre la dinámica que tuvo la sociedad del Palacio de Ocomo con otras en el periodo de su apogeo, por lo cual este artículo abordará este tema desde la perspectiva de la cerámica, siendo más especíicos, mediante el análisis de algunos diseños que están representados en este material. 97. Weigand, Cach y García, 2003 pp. 31-36. 98. El término “Tecpan” es empleado en el periodo Posclásico, y deinido por el lexicógrafo francés Rémi Simeón (2004, pp.450) en su Diccionario de la Lengua náhuatl o mexicana, como una “mansión real, palacio, o morada de un noble…” 99. Weigand, Cach y García, 2003 pp. 34. 100. Smith Márquez, 2009; 2015a; 2015b. 43 ARRIBA Muestra con decoración negativa. Proveniente del cañon de Bolaños. Tomada de Villanueva 2001. ARRIBA Muestra de borde de cajete condecoración negativa. Proveniente del palació de Ocomo. Proyecto Arqueológico Oconahua, Fotografía de la autora. ARRIBA Muestra de decoración negativa. proveniente de El palacio de Ocomo Proyecto Arqueológico Oconahua, Fotografía de Autora ARRIBA Muestra con borde de cajete de decoración negativa. proveniente de El Palacio de Ocomo. Fotografía de Autora. Los diseños a los que nos referimos se observan con más frecuencia en vasijas de pastas inas (se reiere a las características que se compone el objeto de barro cocido), y sobre los cuales se puede inferir fueron empleados para servir y consumir alimentos relacionados con ocasiones especiales 101, ya sea en iestas y/o banquetes con el in de legitimar el poder dentro de la sociedad y también fuera de ella estableciendo o fortaleciendo interacciones sociales y políticas. Antes de continuar será necesario precisar la palabra diseño, que se puede deinir como “la expresión visual de la esencia de algo, ya sea como un mensaje o un producto” 102, asimismo dicha expresión será parte de una “inteligencia humana altamente compleja” 103. 101. Rice, 1987 pp. 209. 102. Dondis, 2004, pp. 41. 103. Dondis, 2004, pp. 41. 44 JALISCO Sumado a esto, el término interacción para el ámbito arqueológico se puede entender como una acción llevada a cabo de manera recíproca entre sociedades que vivieron en un tiempo y espacio determinado. Tales interacciones se pudieron llevar a cabo de diversas formas: 1) 2) 3) 4) Información Bienes de prestigio Político-militar Bienes a granel Cada una de éstas puede abarcar espacios geográicos pequeños o muy amplios, ya que los objetos y/o ideas fueron transportados y trasladados por las personas directamente, o bien, mediante cargadores o tlamemes quienes se encargaban de realizar esa tarea en el menor tiempo posible. Lo antes mencionado nos sugiere que algunos diseños observados en las vasijas cerámicas del Palacio de Ocomo se puedan establecer como indicadores de interacción cultural, especíicamente para el área del Noroeste mesoamericano. El primer ejemplo que se expondrá es la decoración conocida como pseudo-cloisonné, la cual ha sido reportada en distintos sitios arqueológicos como La Quemada (Zacatecas), el cañón de Bolaños (Jalisco), la cuenca de Sayula (Jalisco), entre otros de la región occidente y norte de Mesoamérica. Un rasgo distintivo de estas vasijas son sus diseños, que generalmente los podemos percibir en forma de grecas o representaciones de alguna divinidad (por ejemplo, del dios Ehécatl, advocación eólica de Quetzalcóatl), además de los colores que se implementaron para decorarlas, que constan de pintura en tonalidades pastel, haciendo más especiales a éstas vasijas ya que se relacionan al uso de la ingesta de pulque con motivos rituales. El segundo indicador de interacción se reiere a las decoraciones que se observan en vasijas con pintura roja sobre el fondo del color de barro que puede variar en crema, café naranja, bayo, etc. Es importante resaltar que las decoraciones de pintura roja sobre un fondo se encuentran en cualquier sitio de la República Mexicana, sin embargo los diseños son los que guardan una estrecha relación con los materiales no sólo del Cañón de Bolaños, Zacatecas, sino que también con sitios que localizan en el estado de Colima. Dichos diseños pueden variar desde círculos, triángulos hasta bandas o líneas geométricas, ya sea en cajetes u ollas características de la Tradición Grillo (400-900 d.C.), y que a su vez presentan una variante conocida como técnica al negativo. Dicha técnica consiste en elaborar sobre la 45 ARRIBA Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral). Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57). ARRIBA Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral) Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57). ARRIBA Muestra de tipo Tuitlan incised with volute (Tuitlan inciso con espiral). Proveniente del valle de malpaso. (Tomado de Trombold 2014: 57). ARRIBA Muestra de tipo Fragmento de cajete con diseños incisivos en lineas horizontales rectas y quebradas (con dibujo para observar el detalle). Proyecto arqueológico Oconohua. Fotografía y dibujo de la autora. vasija diseños con cera de abeja o una resina muy similar, la cual al momento de exponerla al fuego se volatiliza dejando literalmente el negativo –ahumando– de los diseños. Se pueden realizar las comparaciones con materiales del sur de Zacatecas y el cañón de Bolaños que reportan este tipo de decoraciones. Esta técnica se remonta a su uso desde épocas Formativo como en sitios de la Tradición de Tumbas de Tiro. Nuestro tercer ejemplo es conocido en el ámbito arqueológico como rojo y blanco sobre color base que ha sido reportado en diversos sitios de Jalisco, tal como lo hicimos para El Palacio de Ocomo y del que se tienen datos de su presencia en sitios como Cañón de Bolaños y en el sitio 46 JALISCO de El Teúl, Zacatecas, únicamente variando con el nombre de línea blanca delimitando motivos geométricos y motivos rojos delineados con blanco respectivamente. El cuarto indicador de interacción cultural externa en El Palacio de Ocomo, de acuerdo a los diseños de su cerámica, es el ya conocido comúnmente por los arqueólogos como rojo embutido para las áreas del valle de Atemajac y región Valles de Jalisco. De éste se puede mencionar que los diseños pudieron ser elaborados con el barro crudo o cocido; para el caso del primero, la técnica se conoce como incisión y para el segundo se trata de esgraiados, una vez hecho el diseño sobre la supericie de arcilla sin cocer, se rellenaba de pigmento rojo. Estos presentarán una amplia gama de variaciones de acuerdo al espacio cultural que se estudie. ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). ARRIBA Fragmento de olla decorada en rojo y blanco sobre crema proveniente de El palacio de Ocomo Proyecto arqueológico Oconohua. Forografía de autora.. ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). ARRIBA Fragmento de olla decorada en rojo y blanco sobre crema proveniente de El palacio de Ocomo Proyecto arqueológico Oconohua. Forografía de autora.. 47 ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). ARRIBA Muestra de motivos rojos delineados con blanco provenientes del sitio de EL Teúl y las ventanas Tomado de Solar y padilla. 2013: 193). Los diseños más complejos del citado rojo embutido los podemos encontrar en Zacatecas, donde se pueden percibir en los cajetes a híbridos de animales: cabeza de coyote con cuerpo de serpiente, esto puede tener una carga ideológica muy fuerte debido a que en este estado se ubica el sitio de Alta Vista, considerado de gran relevancia porque es un centro ceremonial y astronómico que ha servido para realizar diversas investigaciones de los fenómenos del solsticio y equinoccio que en su momento fue primordial para las sociedades que habitaron en las diversas regiones geográicas del país. Trasladándonos de nuevo a Jalisco, el Cañón de Bolaños fue un paso natural entre el Noroeste y el Occidente mesoamericano 104; respecto a los diseños de la cerámica se observan diseños menos elaborados en comparación con los de Zacatecas y en cuanto a los materiales del Palacio de Ocomo son más similares las líneas y iguras geométricas que están rellenas del pigmento rojo, esto puede hacernos cuestionar si ¿acaso en el Norte los diseños eran más elaborados por qué presentan mayor carga ideológica? 104. Cabrero, 1989 pp.20. 48 JALISCO. El quinto y último diseño que será ejemplo como indicador de interacción es la decoración incisa, que al igual que el penúltimo diseño su presencia se reporta en sitios como La Quemada y otros cercanos a éste en Zacatecas, así como también al Norte, Centro y Sur del estado de Jalisco. Sus diseños se distinguen por presentar espirales, ganchos, líneas rectas y quebradas. Las decoraciones mencionadas se encuentran muy presentes en éstas áreas desde el Noroeste de Zacatecas hasta el Sur de Jalisco. Asimismo han sido objeto de una gran cantidad de investigaciones sobre lo que puede signiicar su iconografía, no obstante este tipo de materiales se pueden ubicar en más áreas culturales de la República Mexicana pero deben ser comparadas de manera visual para continuar estableciendo interacciones entre sociedades. PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA CONCLUSIÓN Habiendo ejempliicando los materiales mencionados, podemos establecer que las interacciones se llevaron a un nivel de bienes de prestigio –entre élites– debido a que los materiales que se analizaron y compararon son relacionados al consumo de alimentos durante ocasiones especiales o rituales y que por ende, fueron utilizados por personas que ostentaban poder dentro de la sociedad del Palacio de Ocomo. Esto último se relaciona con una interacción de tipo político en zona Valles y otras regiones externas (Cañón de Bolaños, Zacatecas, Sur de Jalisco, Colima).Queda por estudiar más a fondo, si los diseños están relacionados como parte del origen de una identidad ¿Las vasijas eran quizás sólo el envoltorio de un alimento destinado a que fuera consumido por una persona importante? Gracias al apoyo invaluable del Proyecto Arqueológico Oconahua y a su coordinador el Mtro. Sean M. Smith, revista Callicanto, a su director Erick G. Rizo que junto a su equipo de trabajo me dieron la oportunidad de acercarme más a las personas a través de este medio. También agradezco a familiares y amigos que me siguen alentando. Lic. Cynthia Michelle Hernández Furlong Proyecto Arqueológico Oconahua hernandezfurlong@gmail.com Cabrero García, María Teresa Civilización en el Norte de México: Arqueología de la Cañada del Río Bolaños (Zacatecas y Jalisco). México, IIA-UNAM, 1989. Dondis, D. A. La Sintaxis de la Imagen: Introducción al Alfabeto Visual. España, GG Diseño, Editorial Gustavo Gili. SA, 2004. Hernández Furlong, Cynthia Michelle El Palacio de Ocomo: una interacción entre el Occidente y Noroeste mesoamericano a través de la cerámica. (Tesis Licenciatura). México, ENAH, 2016. Jiménez Betts, Peter. “Perspectivas sobre la Arqueología de Zacatecas. Revista Arqueología. (No. 5), México, Dirección de Monumentos Prehispánicos, INAH, 1989. Simeón, Rémi Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana. Siglo veintiuno, América Nuestra, 2004. Smith Márquez, Sean Montgomery Informe Proyecto de Investigación Arqueológica Oconahua, Jalisco. Temporada 2009. México. 2009. Smith Márquez, Sean Montgomery Palacio de Ocomo: un ejemplo de patio hundido en el altiplano central jalisciense. En prensa. México, 2015a. Smith Márquez, Sean Montgomery. “Tras los secretos del Palacio”. Revista Cultura Jalisco (Año 1, Número 6, Julio-Agosto), Guadalajara, Jal., Secretaria de Cultura del estado de Jalisco. 2015b. Weigand, Phil C., Acelia García y Eric Cach El Palacio de Ocomo: Tecpan Monumental en el Occidente de México. Guadalajara, El Colegio de Michoacán A.C., Secretaría de Cultura de Jalisco, 2003. Mtro. Sean Montgomery Smith Márquez Coordinador Proyecto Arqueológico Oconahua smmarquez@yahoo.com 49 MANIFESTACIONES GRÁFICAS RUPESTRES EN MEZCALA, JALISCO Y LA IMPORTANCIA DE SU PRESERVACIÓN. A MANERA DE INTRODUCCIÓN. En el campo de la investigación arqueológica en nuestro país, que llamamos aquí “Manifestaciones Gráicas Rupestres” (MGR) (leído esto como pinturas rupestres y petrograbados) se han hecho progresos signiicativos en los últimos años. En el caso del estado de Jalisco, pocos investigadores se ocupan de estas reliquias y de su preservación (quizás por las limitantes que implican los estudios y los paradigmas clásicos quién las hizo, qué antigüedad tienen y qué signiican). Existe muy poco interés de las autoridades locales y sus habitantes. En este artículo presentamos los avances que se han hecho para que el patrimonio arqueológico sea preservado y sea parte de la vida cultural y económica de los habitantes de Mezcala. Cabe señalar que este escrito es una parte de la ponencia presentada en la Society for American Archaeology 78th Annual Meeting Honolulu, celebrada en Hawaii, del 3 al 7 de abril de 2013, en el marco del Simposio: “Tendencias recientes en la arqueología del occidente de México”. La pintura rupestre en cuanto a su signiicado siempre ha estado llena de fantasías y de poca evidencia sólida que logre explicarlas. No ha sido fácil establecer con absoluta conianza quiénes pudieron llevar a cabo dichas representaciones en la roca, aunque es posible analizarlos por su ubicación geográica y otras fuentes de tipo arqueológic0. Intentar conocer la historia de Mezcala y sus alrededores es viajar a través del tiempo, por lo menos, desde la época pleistocénica. Nulos han sido los estudios entorno a la historia de cazadores- recolectores y se conoce muy poco sobre la historia prehispánica de ésta región. Es por eso, la importancia de rescatar, conservar y difundir el patrimonio arqueológico de Mezcala, dejando como resultado dos aspectos importantes relejados en la comunidad. Uno de ellos es que los habitantes mediante el conocimiento de su patrimonio arqueo-histórico fortalezcan su identidad y por ende el aprovechamiento del mismo, generando mediante apoyos institucionales y comunitarios la creación de infraestructura que permita a los lugareños mejorar su calidad de vida. 50 JALISCO UBICACIÓN GEOGRÁFICA DE MEZCALA Y PINTURA RUPESTRE. ANTECEDENTES Ante la pregunta sobre la relevancia del sitio, podemos mencionar que los estudios arqueológicos realizados en esta región han sido escasos. Contamos con algunos antecedentes. Starr en 1897 Tizapán el Alto e isla de Mezcala con trabajos especíicamente relacionados con cerámica miniatura; Noguera en Jiquilpan en el año de 1944; Lister en 1949 Cojumatlán; Meighan y Foot en 1968 realizaron excavaciones en Tizapán el Alto. Como podrán observar son estudios efectuados en la zona sur del lago de Chapala, un poco distantes a Mezcala. En cuanto a investigaciones más próximas al lugar que nos concierne, contamos con 4 antecedentes: Bond en 1971 en la ribera norte, pero los tres sitios que estudió aún no han sido localizados físicamente; por su parte, Weigand y García en 1971 y 1996 llevaron a cabo recorridos de supericie y análisis de cerámica comparativa y de estructuras en Jocotepec y la Isla de Mezcala. Trabajos más cercanos cronológicamente, contamos con el del Ingeniero Morales en el 2003, quien dejó un legado importante en el registro de petrograbados ubicados de casi toda la Ciénega; y inalmente Esparza y García del 2005-2007 con excavaciones en la Isla de Mezcala. Como pudieron darse cuenta, no hay ningún trabajo de pintura rupestre y mucho menos de Mezcala y la “Cueva del Toro”. ARRIBA Mapa donde se localiza la población de Mezcala y las MGR en la “Cueva del Toro”. Elaborado por Erick G. Rizo con información de Marco A. Acosta.. 51 Sabemos que desde el Pleistoceno, la región ha sido ocupada por humanos cazadores-recolectores aproximadamente hace 10,000 años. Empero, es en la época prehispánica de la que sabemos un poco más de los grupos humanos. Según los estudios hasta hoy realizados para la región de Chapala, sabemos cuándo menos que Mezcala estuvo ocupada desde el 800 a.C. hasta el contacto español. Es en la Isla de Mezcala -isla aledaña a la población del mismo nombre o mejor conocida como Isla del Presidio-, donde se realizaron dichos trabajos por Esparza y García, investigaciones arqueológicos con motivo del Bicentenario de la Independencia de México. Según las evidencias, se ha permitido proponer una ocupación en la isla a partir del periodo Clásico (200-700 d.C.). La cerámica encontrada ha sugerido que corresponde al estilo Teuchitlán conocida como “rojo sobre blanco”, así como navajas de obsidiana de la misma tradición. Weigand realizó varios recorridos en la ribera del lago, con el objeto de contextualizar geográicamente los complejos arquitectónicos de la sección nuclear de la Tradición Teuchitlán, localizada en la región al noroeste de Chapala, en el valle de Jocotepec (Weigand, 1993). La importancia de la Cuenca de Chapala, según Weigand y García, radica en el hecho que es un puente natural entre el Valle del río Lerma y los distintos ambientes lacustres del centro-occidente de Jalisco y posiblemente más allá, hasta las costas de Sinaloa, en comunicación con el Bajío guanajuatense y la Meseta Central 105. ARRIBA Vista de las dos islas de Mezcala. Fotografía de Erick G. Rizo, 2016. 105. Weigand y García, 1996. 52 JALISCO. De igual manera y correspondiente a este período se cuenta con evidencia de cerámica con bordes engargolados cuyo diagnóstico ha sido vinculado con el complejo conocido como “Ixtépete-Grillo” (400-900 d.C.) y navajillas prismáticas tipo “Aztatlán” del (8501350 d.C.) 106. Mientras que los estudios llevados a cabo por Meighan (1968) en el sitio Tizapán el Alto arrojaron fechas de ocupación tardía (900-1100 d.C.) llamado complejo Cojumatlán y otro complejo denominado Tizapán, datado para el (1100-1250d.C.), en tanto que para el lado norte del lago hubo ocupación de grupos agrícolas aldeanos que mantenían contacto con la cultura Tuxcacuesco 107. Meighan 108 en base a los trabajos de Bond, divide tres periodos: (600 d.C.) fase Pitayo; (900 d.C.) fase Puerta Nueva y (1100 d.C.) fase Santa Cruz. Por otro lado, la comunidad de Mezcala tiene museo comunitario. Cuentan con una colección no tan abundante de piezas arqueológicas donadas por los mismos lugareños, por eso no es menos importante que nos permita visualizar la ocupación temprana en el área hasta el contacto español y algunas de sus manifestaciones culturales en la actualidad. Sabemos por el legado histórico que los pobladores de Mezcala fueron del grupo coca y cazcanes principalmente 109. Gran parte de los habitantes que se asentaron en los márgenes del lago de Chapala dejaron testimonio de su cultura a través del legado histórico de cronistas y visitadores, entre otros tipos de fuentes. El dato mítico-histórico más antiguo que se conoce, es sobre la peregrinación de los grupos “mexicanos” que salieron de Chicomostoc y que a su paso por la laguna de Chapala se asentaron en Mexcala 110. Con la llegada del conquistador Guzmán a la Nueva Galicia en 1530 y su incursión por la ribera del lago y zonas lacustres, se encontró con patrones de poblamiento disperso, organizado y distribuido Petrogrado exhibido en el Museo Comunitario en pequeñas aldeas organizadas en cacicazgos cuyo gober- ARRIBA. de Mezcala. nante se le nombraba señor o cacique 111 . Se estima que la Fotografía de Erick G. Rizo, 2016. población coca fue numerosa con una estimación de 32.000 ABAJO Ollita eigie expuesta en el Museo Comunitario de Mezcala. La igurilla o eigie muestra unas anteojeras que ico112 habitantes . nográicamente lo relacionan con el dios Tlalóc. Fotografía de Erick G. Rizo, 2016. 106. Esparza y García, 2007. . 107. Cabrero, s.f. 108. Meighan, 1968. 109. Baus, 1982. p.56. 110. Tello, 1968.p.25. 111. Gastélum, 2001. 112. Gerhard, 1986; Yáñez, 2002. 53 Para los siglos XVII y XVIII, la región tiene como lengua materna el náhuatl. Pero cabe destacar que en los pueblos de este territorio de occidente el habla y cultura fueron originalmente la coca, aunque la historia oral y memoria indígena actual, considera el náhuatl como su lengua madre 113. El pueblo de Mezcala se dedicaba a cultivar hortalizas y a la pesca de bagre, pescado blanco, mojarra, sardinas y boquinete 114 . Su actividad comercial estuvo fuertemente ligada a los recursos que el propio lago les daba. Debido a esta actividad construyeron embarcaciones (canoas) para el traslado de pasajeros a los diferentes pueblos ribereños, así como un quehacer que les permitió cierta cohesión social por la constante movilidad regional de personas y bienes comerciales 115. UBICACIÓN DEL SITIO. La “Cueva del Toro” se localiza al norte de la población de Mezcala, vista del peril del sitio de norte a sur, cabe mencionar que la tal cueva no se puede apreciar, ya que el lugar ha sufrido derrumbes y al parecer en tiempos poco después de la revolución, algunas personas usaban dinamita para buscar tesoro, según informantes locales). El abrigo rocoso está a una altura de 1975 msnm en el cerro que los lugareños conocen como “Cerro Huehuetón” o “Cerro viejo”. Para acceder al sitio es necesario un recorrido de aproximadamente 2 horas a pie, pasando por laderas y caminando por senderos poco seguros. DESCRIPCIÓN DEL SITIO. El sitio es un abrigo rocoso de aproximadamente 20 metros de altura por 15.71 metros de longitud. Hablando en sentido estricto, el paredón rocoso se extiende aún más hacia su costado norte, sin embargo, en ese anexo del mismo no existen pinturas o petrograbados, solamente rastros de graiti moderno. El abrigo rocoso está constituido en su mayoría de manifestaciones gráico-rupestres geométricas y de algunas representaciones antropomorfas. Los colores que se pudieron identiicar fueron cuatro: blanco, negro, rojo y otra variante del color rojo (al parecer anaranjado), quizás realizados en su mayoría con los dedos de la mano 113. Esparza y García, 2007. 114. Tello, 1968. 115. Esparza y García, 2007.. 54 JALISCO y especulando un poco más (hasta no hacer arqueología experimental) con herramientas sencillas hechas de madera, pinceles, entre otros elementos. Para la descripción, identiicación y elaboración de tipologías que permitan equiparar estilos y tradiciones en este tipo de manifestaciones, se han propuesto algunas hipótesis que motivaron a aquellos individuos a realizarlos y por ende, permitan, en un futuro indagar más al respecto: Rituales “mágico-religiosos”. Ritos de iniciación. Relaciones con el agua, ya sea para pedir lluvias o bien como indicadores de algún punto en especíico (nacimientos de agua, etc.) Seres mitológicos. Marcadores territoriales. Acontecimientos históricos. Marcadores astronómicos, o bien de orientación. Marcas numéricas, sólo por mencionar algunos. Es importante mencionar que el paredón se orienta hacia el poniente y en algunos puntos se puede apreciar la laguna. Considerando las características topográicas en que se ubica este abrigo rocoso no fue posible tomar un registro fotográico de frente al paredón en donde se pudieran apreciar tanto las dimensiones del mismo como de los conjuntos de pinturas rupestres, ya que hacia el lado oeste comenzaba a escasos metros del paredón la barranca, sin embargo, fue posible trazar un bosquejo de la distribución de los motivos y aleatoriamente fueron registrados bajo el nombre de “bloques”, teniendo en total seis en donde se concentran los motivos rupestres. Antes de comenzar los trabajos de registro fue necesario hacer un recorrido de supericie. No se logró encontrar otro tipo de evidencia arqueológica (objetos) que se pudieran vincular con la ocupación del sitio. Lamentablemente es un paredón que constantemente sufre de derrumbes y vandalismo. Por lo que es necesario a futuro despejar la zona para hacer los estudios pertinentes. Así pues, se prosiguió a seleccionar de manera arbitraria un punto de referencia en el suelo frente al paredón, para de ahí tomar las distancias y direcciones hacia donde se localizan los bloques de motivos rupestres. Debido a la conformación irregular de este paredón, en la mayoría de los casos se pudo tener acceso a los bloques mediante la técnica de escalado sin cuerda, apoyándose de las salientes de la pared rocosa. 55 A MANERA DE CONCLUSIÓN. La intención de esta presentación es en primera instancia dar a conocer el sitio rupestre y su importancia para estudios posteriores. Las cuestiones pendientes a tratar se harán en otro artículo próximo a entregar para publicación como son: ahondar en los posibles signiicados que estos motivos rupestres pudieron haber tenido, posibles técnicas y uso de materias primas. No menos importante es integrar elementos etnohistóricos que nos ayuden a comprender la época del posclásico tardío de la región con otras partes de Mesoamérica hasta y durante el contacto español. El análisis de diseños rupestres representados con respecto a los diseños decorativos de la cerámica local que se han encontrado en excavaciones arqueológicas, así como de algunos petrograbados, lo cual ha permitido inferir en cierta medida posibles relaciones de los que realizaron las pinturas con los grupos que se asentaron en la ribera en diferentes épocas, ya que pudimos identiicar algunas reutilizaciones de diseños y espacios. IZQUIERDA Gran Greca pintada en las paredes de la Cueva del Toro.Fotografía de Marco A. Acosta, 2012 DERECHA Vista del bloque F, donde se puede apreciar una igura antropomorfa al lado derecho inferior, posiblemente un danzante. Y algunas iguras geométricas que han sido retocadas al parecer en tiempos actuales. Fotografías de Marco A. Acosta, 2012. 56 No está por demás hacer un llamado a las autoridades del INAH para que se logre un convenio de protección entre el Instituto y la municipalidad de Poncitlán (de la que depende jurisdiccionalmente Mezcala), mínimo colocando letreros informativos y restrictivos en el sitio a in de que los visitantes conozcan su patrimonio cultural y contribuyan a su preservación, más que a su destrucción; de igual manera solo a través de talleres y charlas de concientización a la población local es que se dará de una manera inmediata la protección y conservación a tan frágil patrimonio cultural. Queda mucho por hacer aun, es cierto, pero esta presentación es sólo un primer acercamiento para dar a conocer un sitio con presencia de pinturas rupestres de Mezcala, Jalisco, que se encuentra en un grave riesgo de perderse irremediablemente. AGRADECIMIENTO Queremos dar nuestro agradecimiento a los alumnos de la carrera de Antropología de la Universidad de Guadalajara, Cecilia Arriola Montes de Oca, Sinuhé Rubio Quintanares por su valioso apoyo. Al cronista Don Etziquio Santiago Cruz e hijos Daniel Santiago y César Santiago por su interés y dedicación brindada. JALISCO. No podemos terminar la presentación sin resaltar un asunto crítico para el sitio. Por un lado, el deterioro tanto por causas antrópicas como naturales ya que la base sobre la cual se encuentran las pinturas tiende a desprenderse, por lo que muchos de los diseños se han perdido parcial o totalmente. Por el otro, la gente que continuamente visita el sitio está aplicando aerosol, tiza y crayola para crear graitis que han deteriorado incluso a los diseños originales. PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Baus de Czitrom, Carolyn Tecuexes y cocas: dos grupos de la región Jalisco en el siglo XVI (Colección cientíica, Etnohistoria 112). INAH, México, 1982. Bond Nell, Margaret. he Archaeology of Lake Chapala, Jalisco, México. Tesis de doctorado, Department of Anthropology, Tulane University, USA, 1971. Esparza López, Rodrigo y García S, Magdalena A. Proyecto de Prospección de Sitios Arqueológicos en la Isla de Mezcala, Lago de Chapala, Jalisco. Informe inal de los trabajos arqueológicos. COLMICH, México, 2005. Gerhard, Peter Geografía histórica de la Nueva España 1519-1821. UNAM, México, 1986. Gómez Gastélum, Luis. Cacicazgos prehispánicos en el Valle de Atemajac. IJAH/Gobierno del Estado, Guadalajara, 2001. Lister, Robert Excavations at Cojumatlán, Michoacán, México. University of New Mexico, Publications in Anthropology 5, Albuquerque, USA, 1949. Meighan, Clement W. y Foote, Leonard J. Excavations at Tizapan El Alto, Jalisco (Col. Latin American Studies 11). University of California, Los Angeles, USA, 1968. Molina, Alonso de Vocabulario en lengua castellana y Mexicana. Agencia Española de Cooperación Internacional, D.L., Madrid, 2001. Morales del Río, Juan Alfredo. Los petroglifos de la Ciénega. Universidad de Guadalajara/Centro Universitario de La Ciénega, México, 2009. Noguera, Eduardo, “Exploraciones en Jiquilpan”. Anales del Museo Michoacano 3, Morelia, 1944. pp. 37-52. Marco Antonio Acosta Ruiz Universidad de Guadalajara. Francisco Manuel Rodríguez Mota El Colegio de Michoacán A.C. Starr, Frederick, “he Little Pottery Objects of Lake Chapala, Mexico”. Boletín 11, University of Chicago Press/Department of Anthropology”, Chicago, 1897, p. 27. Tello, Fray Antonio. Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco (Libro Segundo, volumen 1). Gobierno del Estado de Jalisco/IJAH/INAH, Guadalajara, 1968. Yáñez Rosales, Rosa H. Guerra espiritual y resistencia indígena: el discurso de evangelización en el Obispado de Guadalajara, 1541- 1765. Universidad de Guadalajara, Guadalajara, Jalisco, 2002. 57 EN EL OMBLIGO DEL MUNDO. NOTAS SOBRE LA COSMOVISIÓN DE TRADICIÓN TEUCHITLÁN. La cosmogonía de la Tradición Teuchitlán aún es un gran misterio para nosotros, a más de dos mil años de distancia. Estudios recientes sobre la iconografía de la cerámica de élite de la Tradición Teuchitlán parecen indicar que “los signiicados semánticos y connotaciones relejadas en la iconografía cerámica fueron similares a aquellos evidenciados en sistemas representativos previos, contemporáneos y posteriores en todo Mesoamérica” 116. Así pues, “tales signiicados compartidos relejan que los grupos de la Tradición Teuchitlán compartieron una cosmovisión cultural con otros grupos mesoamericanos”117. Dichos signiicados compartidos estarían asociados a conceptos cosmogónicos, de fertilidad, de sacriicio y poder (Heredia y Englehardt 2015:33, 34). El Occidente tuvo un papel muy activo en la interacción cultural con otras regiones de Mesoamérica en tiempos muy tempranos, incluso más de lo que muchos modelos arqueológicos sugieren 118. Así pues, tenemos muestras claras de concepciones cosmogónicas muy similares a otras regiones mesoamericanas desde tiempos formativos. LA ARQUITECTURA Y LA CONCEPCION DEL MUNDO. Mucho se ha hablado sobre el posible signiicado e implicaciones de la singular arquitectura de la Tradición Teuchitlán. Se han barajeado diferentes acepciones. Hasta se ha señalado, desde una perspectiva literalista, que podria estar relacionada con una representación abstracta del maíz 119. Tambien sobre la probabilidad de que los circulos, plataformas y rituales asociados a ellas tuvieran una justiicacion calendarica120. De hecho, en un principio, el mismo Weigand121 propusó que se trataría de templos dedicados a una deidad tipo Ehecalt –el dios del viento mexica. Dicha idea quedó plasmada en el mural –obra del reconocido Jorge Monroy– del Centro Interpretativo bautizado con el nombre del arqueólogo norteamericano. ARRIBA Maqueta que muestra el “ritual del volador” de la Tradición Teuchitlán. Tomado de Herrejón (2008) 116. Heredia y Englehardt, 2015.p.33. 117. Heredia y Englehardt, 2015.pp.33, 34 118. Heredia y Englehardt, 2015.pp.33, 34. 119. Veáse Beekman, 2009. 120. Esparza, comunicaciòn personal. 121. Weigand, 1993, 1992. 58 JALISCO. De la mano de la propuesta de Weigand122, tambien se aseveró que existió un ritual tipo el volador asociado también al culto eólico, y que se celebraría en la cima de los basamentos circulares. De hecho, la evidencia arqueológica, ha revelado que sí existían dichos postes en algunos basamentos, y las maquetas halladas en contextos funerarios corroboran la presencia de probables rituales religiosos en ellos 123. Sin embargo, la relación con un posible culto a Ehécatl ha quedado descartada, dado que las representaciones de dicha deidad en el occidente son posteriores a la Tradición Teuchitlán, y tentativamente fechadas en la fase Grillo y el Posclásico. Ahora bien, si no representan un culto eólico, entonces ¿cuáles son las razones de la forma tan particular de la arquitectura tipo guachimontón? Hasta el momento, el cúmulo de evidencia apunta claramente que se trata de arquitectura con ines rituales y religiosos , distinta a otros espacios de uso habitacional como lo han propuesto Fernández y Deraga . Una pista relevante podria venir de la cerámica más compleja de la tradición Teuchitlán, denominada por los arqueólogos como Loza Tabachines tipo Oconahua rojo sobre blanco –en adelante Loza Oconahua– . En especíico, de sus intricados y abstractos diseños cuyo simbolismo es panmesoamericano . Entre ellos, predominan composiciones complejas de serpientes bicefalas, así como representaciones cruciformes 128. La presencia de las citadas serpientes bicefalas no se limita a la cerámica, sino que también aparecen en otros soportes materiales, como enmangues de lanzaderas o átlatl en la tumba de Huitzilapa. 129 Muy probablemente dichos seres viperinos con dos cabezas estén asociados a los rumbos del universo teuchiteco, puesto que aparecn en varias representaciones en conjuntos tetrárquicos de la Loza Oconahua sustituyendo a los cruciformes más habituales. Habrá que hacer un paréntesis y señalar que algunos diseños cruciformes 122. Weigand, 1993, 1992. 123. Herrejón, 2008; Weigand, 1993, 2008. 124. Weigand, 1993, 2004, 2008, 2009. 125. Fernández y Deraga, 1995. p.162, 164, 165, 186-189. 126. Heredia, 2014; Heredia y Englehardt, 2015; López, 2007, 2009, 2011. 127. Veáse Heredia y Englehardt, 2015. 128. ELópez, 2007, 2009 y 2011. 129. López, 2007. 59 muy similares también aparecen en la Loza Tabachines del sitio homónimo (la ocupación más antigua de El Grillo, en el valle de Atemajac 130 ), si bien, sin la abstracción y calidad de manufactura de la Loza Oconahua. Ésta iconografía cruciforme (algunas con una clara concordancia con el simbolo wixárika del Ojo de Dios o “Tzicuri”), probablemente sería una representación abstracta de una concepción cosmogónica tetrárquica o tetraespacial, es decir, que al igual que otros pueblos mesoamericanos, la sociedad de la Tradición Teuchitlán –y sus contemporaneos y vecinos– concebía el mundo en base a un esquema de cuatro rumbos (más un quinto o quicunce, a modo de axis mundi u ombligo del mundo). Dada la relevancia del volcán de Tequila en la geografía de la región, podemos proponer la hipótesis de que dicha elevacion orográica fuera considerado el Axis Mundi de la Tradición Teuchitlán; inclusive se puede aprecir en el sitio de Guachimontones como el volcán y el basamento se alinean. De dicha concepcion del mundo, no sería raro que uno de los elementos que reprodujeran con mas profusión en su cerámica, y porque no, en su arquitectura. Sobre la pervivencia de simboligia cruforme en la region central de Jalisco, hay un caso interesante; en el pueblo de Santiago (llamado Copsppapit en lengua coca) –ubicado en el valle de Poncitlán–, los nativos adoraban antes de la conquista una “vara gorda hecha cruz, vestid[a] de un HUEPIL, qu[e e]s vestimenta de mujer, y, atadas en el[la], unas plumas de guacamaya”131. Es claro, que la deidad adorada en Copsppapit era una representación de la cosmovisión cruciforme de los indigenas, la cual era común a otras regiones mesoamericanas. De hecho, la misma fuente señala que el nombre de la localidad derivaba de dicha representación llamada Copsppapit. ARRIBA Loza Tipo Oconahua Rojo sobre Blanco, cerámica de altísima calidad (casi porcelanizada) típica de los contextos funerarios de la Tradición Teuchitlán. Fotografías de Erick G. Rizo, 2015. 130. Galván, 1991.pp. 77, 78, Láms. 30, 31; Gómez, 2001; González, 2016. 131. Acuña, 1988. p.187. 60 ARRIBA Motivos cruciformes decorativos de la Loza Tabachines del sitio del Grillo, Zapopán. Modiicado por el autor de Galván (1991.p.77, 78). JALISCO. Además, podemos hablar de interesantes paralelismos entre la arquitectura tipo guachimontón y los templos wixáritari; Weigand ya había propuesto una relación directa entre la arquitectura wixárika y la de la tradición Teuchitlán 132. Inclusive, el uso de pequeños basamentos piramidales circulares aún es común en la sierra Norte de Jalisco, especíicamente en la región de Wautia133. Kevin Escalante señala que “los tukite se ligan al territorio debido a que los adoratorios que se encuentran en torno a su patio de danza representan un lugar del paisaje mítico, en donde algún ancestro o deidad tiene su mora” 134; así pues, dada la importancia simbólica y mítica del takwa wixárika (patio de danza), no sería de extrañar que en la antigüedad, los patios circulares de la Tradición Teuchitlán representaran elementos míticos de un paisaje ritual, quizá como abstracción de la Tierra o nivel intermedio donde viven los mortales. Así pues, “el tuki se opone al patio con los xirikite [templos] pero, simultáneamente, forma parte del conjunto de templos agrupados alrededor del patio y la fogata central”135. Un círculo o guachimontón puede ser concebido, en analogía con los tukipa wixáritari (conjuntos ceremoniales huicholes 136) como una imagen totalizadora y dual a la vez, siendo, también un modelo a escala menor del universo. Un dato relevante es la presencia de arquitectura tipo guachimontón en el cañón del río Bolaños, en especíico en el sitio de Pochotitán. Dicha zona fue colonizada por grupos teuchitecos, al igual que el valle del Teúl-Tlaltenango y el Cañón de Juchipila; el sitio de Pochotitán dataría de los primeros siglos d.C. entre el año 80 y el 500 137. ARRIBA Tukipa wixárika actual. Tomado de Neurath (2000). ABAJO Corte transversal de un Tukipa (es decir, todo el conjunto ceremonial wixárika). Tomado Neurath (2000). 132. Escalante, 2015.p.129. 133. Escalante, 2015.p.129. 134. Esparza, comunicaciòn personal. 135. Neurath, 2000. p.76. 136. Neurath, 2000. p.76. 137. Cabrero y López Cruz, 2010.p.174-178; Lelgemann, 2010.p.187. 61 Por lo tanto, el esquema arquitectónico de un guachimontón bien podria ser del mismo modo, como una representación monumental de ésta abstracta cosmovisión. Así pues, los mencionados cruciformes serían una representación más simple de dicha cosmovisión. Mientras que los círculos más grandes y complejos serían las representaciones monumentales de ella. Entonces, el altar central o basamento representaría a la montaña sagrada como eje ordenador del universo, con el poste como proyección del axis mundi o quicunce. Entonces, el poste actuaría como un elemento de valor comunicante entre los tres niveles: inframundo, tierra y bóveda celeste. Entonces, siguiendo con la analogía, las plataformas alrededor de los patios circulares, también podrían haber funcionado como adoratorios de los antepasados o deidades (como sucede aún entre los wixárika 138 ). ARRIBA Guachimontón de Pochotitán. Curiosamente, en el caso del Círculo 2 o La Tomado de Cabrero y López (2010.p.170). Iguana del recinto Guachimontón, podemos encontrar la presencia de 13 cuerpos escalonados, número que coincide con los “trece cielos” o niveles celestes de la cosmovisión mexica. Como axis mundi, el poste sería uno de los lugares más sagrados en la cosmovisón indigena, y de ahí que se realizaran y plasmaran en cerámica diversos rituales alrededor de él (de manera similar podría haber pasado en el Recinto de los Gobernantes del sitio de Peralta139). Mientras que las plataformas representarían los cuatro rumbos (y sus ramiicaciones o rumbos auxiliares) del universo. En todo caso, no sería raro que dicha vision del mundo fuera acompañada de una concepcion de tres niveles (inframundo,tierra y cielo o bóveda celestial). ARRIBA Representación gráica de la cosmovisión teuchiteca plasmada en su arquitectura. Elaborado por el autor. 138. Escalante, 2015.p.135. 139. Cárdenas, 2004, 2015. 62 JALISCO. Por otro lado, al constratar los cruciformes presentes en la Loza Oconahua y los principios geometricos-arquitectónicos de la Tradición Teuchitlán (propuestos por Weigand140) podemos apreciar un fenómeno interesante: tanto cruciformes como los círculos o guachimontones responden a las mismas proporciones y principios espaciales básicos. Esto puede interpretarse como una evidencia más de la existencia de una concepción cosmogónica común (de naturaleza tetraespacial) entre la arquitectura monumental y los patrones abstractos de la cerámica de élite. ARRIBA Unidad habitacional en la zona de La Joyita, sitio arqueológico Los Guachimontones Tomados de Herrejón (2008:81, 119). Además, las representaciones tetraespaciales son muy comunes en el Formativo, no sólo en los cruciformes de la Loza Oconahua, sino también en algunas maquetas (una de ellas conservada en el Museo Regional). Aunado a lo anterior, en áreas habitacionales del mismo sitio de Los Guachimontones tenemos el clásico patrón espacial panmesoamericano de cuatro plataformas habitacionales alrededor de un patio central 141. CULTO A LOS MUERTOS. Por otra parte, sabemos del estrecho culto a los muertos por la presencia de tumbas de tiro y sus copiosas ofrendas en toda la región Valles. En el sitio de Guachimontones, destaca el hallazgo del enterramiento ritual de un perro xoloitzcuincle en las inmediaciones del Círculo 3 o Azquelito 142 . El dicho enterramiento, de índole ritual fue datado hacia el año 100 a.C., es decir, en uno de los momentos más tempranos de la ocupación del sitio arqueológico 143 . ARRIBA Enterramiento canino en Guachimontones. Tomado de Esparza (2015. p.3). 140. Weigand citado en López, 2011. ig.46. 141. Herrejón, 2008. pp.81, 119. 142. Esparza, 2015. p.3. 143. Esparza, 2015. p.3. 63 Este hallazgo nos permite claramente exponer la importancia que los canes tuvieron en términos religiosos y su directa asociación con el inframundo; éste último aspecto puede corroborarse por la abundancia de representaciones de perros encontradas en las tumbas de tiro de toda la región occidental. En la región Valles también se han encontrado representaciones caninas dentro de tumbas de tiro. Por ejemplo, en el hallazgo incidental de un cementerio de tumbas de tiro en la Preparatoria Regional de Magdalena, se recuperó una pieza (que hoy está custodiada en el Museo Interpretativo del Paisaje Agavero y la Minería de Magdalena) de un perro antropomorizado (en postura erecta) y con la espalda descarnada, lo cual es prueba directa de la asociación de estos animales con la muerte y otros seres del inframundo, y no sólo como acompañantes de los muertos en el más allá. Temporalidad: SERES SOBRENATURALES. Hemos hablado ya de la presencia iconográica muy frecuente de serpientes bicéfalas en la cultura material teuchiteca, especialmente en la Loza Oconahua–; pero dicho símbolo no solo aparece en la cerámica de élite, sino que también la encontramos otros soportes materiales, como un gancho de átlatl recuperado en la tumba de Huitzilapa. Dicho gancho no mostraba huellas de uso, por lo cual los arqueólogos a cargo de su recuperación propusieron que se trataría de un prototipo de átlatl ceremonial y asociado al miembromás distinguido de la citada tumba, presunto fundador de un linaje gobernante144. Sin embargo, las representaciones de viperinas bicéfalas no terminarían con la tradición Teuchitlán en el cuarto siglo de nuestra era, sino que siguieron apareciendo en la región, ahora asociados a nuevos centros rectores como Oconahua. Es el caso de famoso sello de cerámica recuperado por Weigand en las inmediaciones de la citada población, y que probablemente daten de la fase Grillo (400-900 d.C.). Lo anterior nos habla de una continuidad en algunos elementos básicos en la cosmovisión de los grupos que siguieron habitando la región de Tequila. ARRIBA Pieza de un perro (xoloitzcuincle) antropomorizado. Es de estilo Ameca-Etzatlán y puede datarse tentativamente en el Formativo Tardío (400 a.C.-350 d.C.). Cortesía del MIPAM. 144. López, 2007. p.16. 64 ABAJO Gancho de átlatl con form de serpiente bicéfala encontrado en la tumba de Huitzilapa. Modiicado por el autor de López (2007. p. 16, ig, 19). JALISCO. Sobre el signiicado de dichas serpiente bicéfalas, hay muy pocos elementos de referencia, pero en la Loza Oconahua aparecen frecuentemente asociadas con los puntos cardinales. Además, dado que el uso elitista de la citada loza, así como por el átlatl de Huitzilapa podemos proponer que además de custodios de los cuatro puntos cardinales, las serpientes bicéfalas serían seres míticos asociados directamente a la élite, quizá una especie de patronos de la casta gobernante. Por otra parte, sobre los citados seres míticos puede hacerse una analogía con las cinco deidades wixárikas cardinales, diosas femeninas relacionadas con el vital líquido y la lluvia, conocidas como las “Madres de la lluvia”. Entre ellas destaca la diosa Tatei Niaariwame, cuyo nombre signiica “madre lluvia del sur“, que simultáneamente es la madre de las otras diosas de las lluvias asociadas cada una a un punto cardinal especiico. Como madre de las otras deidades femeninas Tatei Niaariwame recibe un nombre distinto, a manera de advocación, y es llamada “Nuestra diosa serpiente”. Tatei Niaariwame, al ascender al cielo se convierte en Haikú, es decir, la “Diosa nube serpiente del cielo”; así se explica la formación de las nubes en la cosmovisión wixárika 145 . Un dato muy interesante es que la actualidad el santuario de Tatei Niaariwame se encuentra en la isla de los alacranes en Chapala, pero originalmente se ubicaba en la isla de Atitlán, lugar al cual los indígenas de la sierra norte llevan ofrendas hasta entrado el siglo XX, depositándolas en las cuevas de la antigua ínsula. Además hay que tomar en cuenta la presencia de indígenas huicholes o wixárikas habitando aún durante el siglo XVI en la zona norte del volcán de Tequila, lo cual nos explica los curiosos paralelismos de su cosmovisión con la de las de otras sociedades prehispánicas de la región146. Además, en la mitología huichola o wixárika tenemos el episodio en el que Takutsi 147, diosa primigenia, anunció el diluvio a Watakame (el primer agricultor), y éste decide fabricar una canoa para salvarse el mismo, una perrita, algunas semillas y a la diosa. Tras el diluvio, dejan su canoa al sur, donde se transforma en ABAJO Área de las cuevas de la antigua isla de Atitlán. Fotografía de Erick G. Rizo, 2017. ARRIBA Sello de cerámica con serpiente bicéfala encontrado en Oconahua. Tomado de Weigand y García (2000). 145. Vid. Neurath y Pacheco, s./f. p.2; también Neurath, 2000. 146. Gerhard, 1996. 147. “Takutsi Nakawe” es un a deidad polifacetica, es la abuela creadora, “semilla germinada”, la cual teje el mundo, pero quye tambien hace brotar la vida vegetal con su bastón; siin embargo, Takutsi tambien piede transformarse en un monstruo Nakawe, un ser destructivo y perverso (Neurath, 2000. p.74). Tambien se le asocia con el tejuino (nawa), con el chalate, el otate, algunos caracoles, las iguanas y los jabalíes así como con una gigantesca serpiente marina que rodea la tierra y que cada noche devora al sol (como el Tlachitonatiuh mexica). Con el alba el astro diurno, apoyado por el lucero, asciende triunfalmente, victorioso sobre estrellas y monstruos acuáticos del inframundo (Neurath, 2000. p.75). 148. Higuera. 65 PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Acuña, René Relaciones Geográicas del siglo XVI: Nueva Galicia. México DF., UNAM, 1988. Cabrero, María Teresa y López Cruz, Carlos, “La Cultura Bolaños durante el periodo tumbas de tiro 1-440 d.C.” El sistema luvial Lerma-Santiago durante el Formativo y el Clásico temprano. Precisiones cronológicas y dinámicas culturales, editado por Laura Solar Valverde, México, INAH, 2010, pp. 167-180. Cárdenas García, Efraín. 2004 Peralta (Zonas arqueológicas del Bajío). COLMICH, INAH, CONACULTA, Gobierno de Guanajuato, H. Ayunt. de Abasolo, México. Cárdenas García, Efraín 2015 Peralta y la Tradición Bajío. Arqueología, arquitectura y análisis espacial. El Colegio de Michoacán, Zamora, Mich. Escalante Carbajal, Kevin Parentesco, cuerpo y territorialidad entre los wixaritari de Wautia. Tesis de Maestría, El Colegio de San Luis, A.C. (COLSAN), San Luis Potosí, México. 2015. Esparza López, Juan Rodrigo. “La Tradición Teuchitlán”. Revista Occidente (Junio 2015), México, INAH, MNA. 2015 1-13. Disponible en línea: http:// www.mna.inah.gob.mx/contexto.html Fernández, Rodolfo y Daria Deraga. “La zona occidental en el Clásico”, Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (eds.), Historia Antigua de México. Volumen II el horizonte Clásico, México, CONACULTA, INAH, UNAM, Miguel Ángel Porrúa, 1995, pp. 161-201. Galván Villegas, Javier Las tumbas de tiro del Valle de Atemajac, México, INAH, SEP, 1991. Gerhard, Peter. La frontera norte de la Nueva España. 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Hay que resaltar la práctica ausencia de deidades en la iconografía teuchiteca, lo cual no necesariamente quiere decir que no existieran, sino más bien nos da un indicio de su papel secundario en relación a otros seres y elementos sobrenaturales. Por el contrario, el culto a los muertos es por demás evidente, dado lo profuso y complejo del arte y la arquitectura funerarias de la región. Por otro lado, es clara la concepción que los teuchitecos antiguos tuvieron de un universo divido en tres niveles (inframundo, mundo de los vivos y bóveda celeste) y con cuatro rumbos cardinales claramente deinidos, como en otras sociedades mesoamericanas. Sobre estos cuatro rumbos cardinales, parecen estar asociados directamente a serpientes míticas (como aparecen en la Loza Oconahua); al centro de estos cuatro rumbos tendríamos la presencia de un quinto rumbo cardinal o punto central que marcaría el “ombligo del mundo” en la cosmovisión local. Así pues, es interesante ver que a pesar de su singularidad en lo material, en lo espiritual, la tradición Teuchitlán es muy similar a otras contemporáneas. Además, podemos encontrar interesante paralelismos con sociedades indígenas vivas en aspectos tales como la concepción del mundo, o algunos seres míticos que guardan gran parecido. Así pues, la sociedad teuchiteca no sólo era participe de elementos cosmogónicos pan-mesoamericanos, también guarda un vínculo con las otras sociedades indígenas de Jalisco; en cierta medida, la manera de ver el mundo de los teuchitecos no ha desaparecido del todo. Erick González Rizo Weigand, P. C. Evolución de una civilización prehispánica. Arqueología de Jalisco, Nayarit y Zacatecas. Zamora, Mich., COLMICH, 1993. Weigand, Phil C., “La Tradición Teuchitlán el Occidente de México. Excavaciones en Los Guachimontones de Teuchitlán, Jalisco”. Tradición Teuchitlán, editado por Phil C. Weigand, Christopher Beekman y Rodrigo Esparza, México, COLMICH, Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2008. pp. 29-62. 66 XALIXCO A. C. erickrizo2@gmail.com 149. Neurath y Pacheco, s/f.p.7. MICHOACÁN 67 EVALUACIÓN DE LOS TRABAJOS SOBRE SOCIEDADES PRE-TRIBALES EN EL ESTADO DE MICHOACÁN Michoacán es uno de los estados que además de albergar una gran riqueza natural y cultural, es también sede de una gran cantidad de yacimientos arqueológicos que comprenden diferentes temporalidades, siendo el asentamiento purépecha el más signiicativo dentro del propio estado. 150 Y es precisamente hablando de la cultura purépecha donde empieza la arqueología en Michoacán, pues a lo largo de la historia del estado, el asentamiento purépecha no solamente signiicó el grupo de mayor interés para los investigadores, sino también, un grupo al cual el estado lo ha apropiado como un símbolo de identidad, ya que marca un antes y un después para la historia de Michoacán. Los periodos anteriores a la ocupación tarasca o purépecha, son aún mal conocidos; sin embargo, esto no signiica que Michoacán carezca de otros procesos culturales de importancia, pues anteriormente al poblamiento purépecha (la cual tuvo una temporalidad de ocupación de entre 400 y 350 años), también hubo otros grupos humanos. Durante esta etapa Pre-purépecha, destaca el periodo Formativo, donde Michoacán se caracteriza por dos zonas relevantes: una de ellas es el valle de Zamora, donde el Cerro del Curutarán y las tumbas del Opeño se convierten en un yacimiento arqueológico de suma importancia dada su antigüedad (1800 a.c.-1250 a.C.); la otra zona es la cuenca de Cuitzeo que está asociada directamente al desarrollo de una de las culturas humanas más importantes del Formativo mesoamericano, la cultura denominada “Chupícuaro”. ABAJO Cerro de Curutarán en el área conurbada de Zamora. Fotografía de Erick G. Rizo, 2015. 150. Cárdenas, 2013.pp.29-36. 68 MICHOACÁN. Durante el periodo Clásico, las investigaciones apuntan a procesos culturales complejos –de sociedades que hasta el momento siguen en el anonimato–. Por otro lado, también la presencia teotihuacana en Michoacán, sobre todo en la ARRIBA cuenca de Cuitzeo, marcaria un rumbo ijo en las inTumba del sitio El Opeño. Imagen del Museo Regional Michoacano. vestigaciones sobre los procesos sociales de la época, aunque también hay casos peculiares como Tingambato (excavado por Román Piña Chan en los 70s) y el sitio de la “Mesa de Acuitzio” o “Cerro de los Chichimecas” en Zaragoza. 151 Entonces nos damos cuenta de que Michoacán ha sido estudiado en las tres temporalidades que forman parte de lo “Mesoamericano” y la vida prehispánica, pero hace falta una parte fundamental, el estudio del periodo conocido como “Prehistoria”, pues citando a Felipe Bate “Para estudiar todo proceso social en una determinada región, siempre será fundamental el estudio de los acontecimientos pretéritos que generen una base sobre la cual se pueda encaminar la investigación” 152 y bajo esta premisa es precisamente donde recae la importancia del estudio de lo prehistórico en Michoacán. LA PREHISTORIA EN AMÉRICA. UNA BREVE SÍNTESIS. Cuando se habla del poblamiento de América, es inevitable entrar en un debate en donde los diferentes discursos e hipótesis sobre los primeros americanos, siempre vendrán acompañados de la polémica, pues se tiene en discusión dos corrientes primordiales, es- 151. Espejel , 2014. 152. Comunicación personal, Noviembre del 2015. ARRIBA Sitio arqueológico de Mesa de Acuitzio o Cerro de los Chichimecas, en el municipio de la Piedad, Michoacán. Fotografía de Erick G. Rizo, 2013. 69 tán quienes apoyan el poblamiento de la cultura denominada “Clovis” como los primeros humanos en ingresar al continente y por otro lado se encuentran quienes apoyan el poblamiento “pre-Clovis” donde aquí empiezan a subdividirse otras muchas hipótesis como el poblamiento “Solutrense”, el poblamiento por el paciico, el paleo indio Sudamericano etc.Sigue siendo un misterio cómo el hombre pobló América, y la búsqueda de la respuesta a esa pregunta, cada día se torna más complicada, pues la arqueología ha descubierto nuevos sitios donde aparecen una cantidad invaluable de información cada vez alejándose más de la idea de que la cultura denominada “Clovis” fue la primera en poblar América, algunos de estos sitios son, Monteverde en Chile que sustenta un poblamiento anterior a lo Clovis y que se ha convertido en uno de los sitios más importantes sobre estudios de las sociedades Paleo indias en el continente, algunos otros, son Topper y Cactus Hill en Estados Unidos. 153 Sin embargo, popularmente se sigue aceptando que el poblamiento de América se dio gracias al deshielo de los glaciares de Laurentina y la placa de Hielo de las cordilleras de las rocallosas, formando el denominado “Corredor libre de Hielo” al cual los cazadores accedieron mediante el congelamiento del mar de Beringia y así poblaron el continente. 154 En el caso de México, las investigaciones más importantes apuntan hacia el norte de México donde se aprovechan los contextos privilegiados del desierto para estudiar las sociedades cazadoras recolectoras y seguir evaluando posibles rutas del poblamiento de México, pues este también sigue siendo una incógnita. Uno de los sitios más importantes donde se ha trabajado la Prehistoria en el norte de México es el sitio de “El Fin del Mundo” en el actual estado de Sonora, donde se han preservado muy bien los contextos que nos hablan de las diferentes actividades cotidianas de los cazadores. 155 Otro de los lugares donde los estudios de Prehistoria son numerosos, es la cuenca de México, en donde es más común la evidencia de restos óseos, que evidencia de restos materiales. Destacan lugares como Tlapacoya, el Peñón, Tepexpan y Santa Isabel Ixtapan. 156 EL PERIODO PALEOINDIO EN MICHOACÁN. Volviendo al estado de Michoacán y recalcando su impresionante riqueza arqueológica que lo ha llevado a numerosos trabajos de investigación que sin embargo, solo han cubierto ciertas zonas estratégicas del estado, como la zona lacustre de Pátzcuaro y en temporalidades muy especiicas como el periodo Posclásico. Pues como se había planteado antes, la arqueología en Michoacán privilegia a las sociedades clasistas como el imperio Purépecha, como tema 153. Meltzer, 2011. pp. 1-22. 154. Teppler, Bradley y Bonnichsen, Robson, 2009. pp. 1-13. 155. Sánchez Miranda, 2009. 156. Jiménez, y otros, pp. 17-23. 70 MICHOACÁN. principal para su estudio. De ahí en fuera, las investigaciones se dan en menor medida pero con trabajos de alta calidad que cubren otros periodos como el periodo Clásico y el Formativo, siendo este último, el periodo más antiguo que goza de numerosas investigaciones relevantes.157 Ya llegando a los periodos conocidos como “Pre-cerámicos” o popularmente conocido como “Prehistoria”, los trabajos en Michoacán se reducen drásticamente llegando a ser muy esporádicos y de difícil localización, siendo el periodo denominado “Arcaico” 158 el que más investigaciones ha gozado. ARRIBA Petrograbados de Puerto León en Cojumatlán de Regules, Michoacán. Fotografía de Miguel Anaya. Con respecto al Paleolítico Superior en Michoacán, sigue siendo una incógnita los primeros pobladores, quienes fueron y como se desarrollaron, además del impacto que pudieran tener en los procesos sociales subsecuentes. Prácticamente lo que se conoce de Michoacán durante el Pleistoceno inal y Holoceno temprano, recae más en los trabajos de Geología y Paleontología, y en el aspecto arqueológico, las evidencias contundentes siguen sin aparecer, salvo algunos hallazgos esporádicos de materiales dispersos y por lo general sin contexto. 159 Quizás las pruebas que puedan sustentar un poblamiento temprano en Michoacán, recaen precisamente en los trabajos realizados en otros estados, como Jalisco o Guanajuato, donde se han encontrado evidencias más sustanciales, de campamentos de cazadores paleoindios en estas regiones. En el caso de Jalisco, una de las áreas nucleares donde se han presentado hallazgos fortuitos tanto de mega fauna como de cazadores del pleistoceno, es el lago de Chapala, embalse que precisamente colinda con el actual de estado de Michoacán y que ha sido providente de varios recursos naturales durante miles de años. 160 Sin embargo, uno de los descubrimientos de herramientas Paleoindias más importante de Jalisco, se dio en el valle de Teuchitlán, curiosamente no en un sitio de campamentos de cazadores, si no, en una zona arqueológica conocida como “Los Guachimontones” donde se encontraron, dos fragmentos de puntas de proyectil, que se asemejan tecnológicamente a los procesos de 157. Espejel, 2014. 158. Arcaico: Nombre que se la atribuye a un periodo en América (8000 a.C.- 3000 a.C.) en Europa conocido como “Neolítico”. En este periodo se le atribuye los orígenes del Cacicazgo y agricultura para América. (Felipe Bate, Noviembre 2015. Interacción personal). 159. Alberto Vázquez Castro, interacción Personal (Noviembre 2015). 160. González Rizo, 2013. pp. 37-69. 71 fabricación de puntas de proyectil Paleo indias, especíicamente al tipo Folsom y que pueden tener su lugar de origen en alguna zona aledaña a los valles de Tequila en Jalisco. 161 Por ello y debido a su cercanía con el estado de Michoacán, no se descarta la posibilidad de que grupos migratorios de cazadores, entraran a territorio de lo que hoy es Michoacán, especialmente, tenemos posibles asentamientos de sociedades paleo indias en los abrigos rocosos del municipio de Cojumatlán de Régules, municipio colindante con el estado de Jalisco y forma parte de la cuenca de Chapala, donde hay una gran cantidad de manifestaciones graico-rupestres.162 Con respecto al vecino estado de Guanajuato, también los descubrimientos han sido pocos, sin embargo los avances de investigación han sido más mediáticos que en Michoacán, y se han logrado encontrar algunos lugares con sospecha de campamentos, debido a hallazgos fortuitos de materiales líticos, tecnológicamente emparentados a lo Paleo indio, sobre todo en las inmediaciones del municipio de Atarjea. 163 Hablando de Michoacán, los hallazgos han sido muy escasos, más que nada por el desinterés de investigar a estas sociedades, pues a diferencia de lo que se cree, los trabajos geológicos desarrollados en el área de Cuitzeo, han demostrado que las condiciones durante el pleistoceno eran mas que ideales para la vida humana, ya que tenía una gran abundancia de recursos, tanto de mega fauna (especialmente paquidermos) así como de recursos abióticos. 164 Con respecto a los materiales arqueológicos, estos recaen en unos cuantos artefactos que por sus características tecnológicas y tipológicas podrían corresponder a sociedades paleo indias, los hallazgos mas importantes se dan curiosamente en un contexto prehispánico, donde en una tumba del sitio de “El Opeño” se encontraron dos puntas de proyectil con características tecnológicas Paleo indias, cercanas a lo conocido como “Scotsbluf ”. 165 Otro de los lugares que han sido muy investigados en busca de evidencia de poblaciones pre-cerámicas, es la vertiente del rio Lerma en donde los trabajos realizados por el CEMCA (Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos) han logrado localizar diferentes artefactos más cercanos al periodo arcaico, sin embargo también se tiene el registro de un artefacto tecnológicamente asociado a lo Clovis encontrada en la cueva del platanal en Zacapú. 166 EL PERIODO ARCAICO EN MICHOACÁN. El arcaico en Michoacán, precisamente corresponde al periodo conformado por sociedades Pre-Cerámicas, mas estudiado por la arqueología, aunque muchas de estas investigaciones, 161. Canales, y otros, 2006. pp. 58-60. 162. Alejandro Olmos. Interacción personal, Marzo del 2016. 163. Luis Fernando Gómez Padilla. Interacción personal, Febrero del 2016. 164. Israde, 2010.pp. 345-357. 165. Oliveros y Cassiano, 2003.pp. 31-44. 166. Darras, 1998.pp. 17-18. 72 MICHOACÁN. se centran más en el desarrollo de la agricultura que en el desarrollo de sociedades cacicales, pues es este periodo el que antecede al Formativo y por ende a los sistemas sociales tribales y cacicales. 167 Pero centrándonos en la tesis principal de los estudios del periodo Arcaico en Michoacán, estos van muy ligados a estudios realizados por biólogos y geólogos, principalmente en las áreas de la zona lacustre de Pátzcuaro, la Ciénega de Zacapú y la vertiente del rio Balsas en la tierra caliente michoacana. El propósito de dichos trabajos, es analizar los suelos en donde se han encontrado huellas de la actividad humana en épocas muy tempranas, ya sea procesos de erosión, restos de actividad agricultora etc. 168 En el caso de Pátzcuaro, las exploraciones guiadas por Bassols y Zinck, arrojaron evidencia de agricultura desarrollada en la zona desde 1600 a. C. y la actividad es continua hasta el periodo Posclásico con el imperio purépecha, por lo que su metodología para investigar el área, tuvo que ser muy minuciosa para poder encontrar restos y evidencia de los agricultores que durante por lo menos 4000 años tienen actividad hasta la fecha. Esto consistía básicamente en examinar las diferentes capas y estratos en la tierra con el motivo de encontrar residuos de procesos de erosión causado por el hombre, así como residuos de polen de plantas domesticadas por el hombre. 169 Este mismo modelo sería aplicado por el “CEMCA” en su proyecto en Michoacán, aplicado a la Ciénega del Lago de Zacapu, donde la búsqueda consistirá en buscar los lugares que fueron manipulados por el hombre en épocas tempranas, siendo precisamente el área de antiguos pantanos el indicador por el cual el grupo de investigación, se guiaría para encontrar actividad humana, dando como resultado el descubrimiento de desmontes provocados por la agricultura. Esta actividad sería fechada por muy temprano en el 4000 a.C. y el 3600 a. C. en donde también se encontrarían restos materiales como guijarros astillados, fragmentos de herramientas líticas entre otros. 170 Sin embargo el proyecto pierde interés en vincular como estos procesos pudieron repercutir directamente con las sociedades del Formativo. Por ello en el municipio de Penjamillo, Michoacán, surge otro proyecto por el CEMCA en un abrigo rocoso de la zona, conocido como la “Cueva de los Portales”. LA CUEVA DE LOS PORTALES. El proyecto “Cueva de los Portales” llevado a cabo por el CEMCA, es precisamente el trabajo más importante realizado para investigar el desarrollo de una sociedad Pre-Cerámica y ligarlo 167. Felipe Bate. Interacción personal. Noviembre 2015. 168. Darras, 1998.pp. 17-18. 169. Bassols-Barrera y Zinck, 2003.pp. 229-245. 170. Darras, 1998.pp. 17-18. 73 directamente con sus eventos posteriores, para así lograr un trabajo muy completo que no solo arroja datos de una temporalidad, si no también, muestra como las sociedades viven en una evolución constante a raíz de los eventos pretéritos a su desarrollo. Por ello este proyecto, que es el primero en tomar a las sociedades prehistóricas con seriedad, se convierte en el arteria principal de la investigación prehistórica en Michoacán, pues es una investigación desarrollada por la metodología de la escuela francesa que se pone en práctica en territorio michoacano, creando así una nueva vertiente y un trabajo base para todo aquel que quiera incursionar en este campo de estudio en Michoacán. Las prospecciones en la citada Cueva de los Portales ubicada en la localidad de Penjamillo en el estado de Michoacán, comenzaron en 1985 a cargo de la arqueóloga Brigitte Faugere, pero no sería hasta 1993 cuando iniciaran las excavaciones dentro del abrigo rocoso que además de poseer pinturas rupestres, contaba con una gran cantidad de herramientas líticas de diferentes temporalidades que fue sin duda alguna de las cosas que les llamó la atención al equipo del CEMCA para investigar el lugar. 171 Lo interesante del proyecto, es como la metodología empleada por el equipo del CEMCA ayudo no solamente a comprender a los sociedades que se asentaron durante el arcaico en el abrigo rocoso, si no también, como esto ha evolucionado hasta la actualidad, concluyendo que la fauna no ha cambiado mucho desde aquellas épocas, salvo la inclusión de animales provenientes de Europa, pero excepto esto, lograron encontrar un sitio que dada sus condiciones y su grado de conservación, pudieron encontrar su relación directa inclusive con el presente. 172 Para ello su plan consistió en varios pasos que además de incluir la excavación, se dedicaron a recrear paso por paso la vida cotidiana que se llevaba a cabo dentro del abrigo rocoso y con el propósito de conocer porque habían escogido dicho y porque el lugar fue reocupado hasta el periodo formativo, pues la actividad humana estuvo presente durante 3 milenios (5200 a.c2000 a.C.). 173 Las excavaciones consistieron en remover la tierra por capas, para poder identiicar la estratiicación de la cueva; de los trabajos realizados, fueron registradas 7 capas de deposición, siendo la última la más antigua con fechamiento del 5200 a.C. y una profundidad de entre 132 y 142 cm. En esta capa fue donde más material lítico se recuperó 174 El material rescatado, además fue sometido a un proceso de análisis tecnológico, aplicando las 171. Faugere, 2006. pp. 17-32. 172. Faugere, 2006. pp.. 19-25. 173. Faugere, 2006. P.171. 174. Faugere, 2006.pp. 27-32. 74 MICHOACÁN. técnicas de la escuela Francesa Prehistórica aunque los objetos fueran recuperados de un contexto diferente a los que hay en Francia por ejemplo, por lo que se ponía a prueba si este modelo, también podría tener efectos útiles en contextos de otras regiones, en este caso Michoacán. Además de haberse realizado excavaciones muy sistemáticas, las capas fueron analizadas muy minuciosamente para poder encontrar los niveles de ocupaciones y poder inferir sobre las actividades que se llevaban a cabo dentro de la cueva, resaltando que las actividades efectuadas no eran del todo actividades comunes para las sociedades de esa época, como la manufacturación de artefactos líticos, procesamiento de alimentos etc. Curiosamente, las capas que mas actividad humana cotidiana presentan, son las más antiguas (Capas VI y VII) conocida como fase “La Garza” pues en ella si se lograron recuperar no solamente los artefactos líticos ya acabados, si no también, restos de lascas e inclusive la materia prima mostrando las primeras etapas de manufactura de una herramienta lítica, siendo las hachas de mano, raspadores, raederas y tajadores las herramientas más comunes, y a partir de todo el material asociado, lograron reconstruir la cadena operatoria. 175 Las conclusiones a las que llegaron durante la investigación en la Cueva de los Portales, son muy interesantes, empezando por que este descubrimiento se hace en un lugar muy inesperado, lejos de lugares donde hubo grandes asentamientos y de lugares que provean de recursos naturales para su explotación, por ello la reconstrucción de la historia de este lugar se hizo a la inversa, pues no fueron los indicadores comunes los que atrajeron a estas sociedades a vivir en este lugar, como en otras zonas de México, por ello la lección importante que nos deja la Cueva de los Portales, es que en un lugar como Michoacán, donde las condiciones climatológicas pueden ser extremas, es mejor ser cauteloso. EL PERIODO FORMATIVO TEMPRANO. Quizás la parte más complicada de la investigación de sociedades Pre-Cerámicas en Michoacán empieza precisamente en ligarlo con sus acontecimientos siguientes, en este caso las sociedades que comprenden el periodo denominado “Formativo” o “Pre-Clásico”, pues son estas las mas cercanas a los periodos Pre-Cerámicos y las que están ligadas directamente al inicio de la Cerámica y de formas de organización social como la Tribal o Cacical. 176 Entonces, en Michoacán se cuenta con una gran cantidad de trabajos arqueológicos para este periodo, siendo el más importante que es el descubrimiento de las tumbas en el predio de “El Opeño” en el municipio de Jaconá, Michoacán. Sitio encontrado en un área de por sí con 175. Faugere, 2006.pp. 55-97 176. Luis Felipe Bate, interacción personal. Noviembre 2015. 75 gran interés prehistórico pues el área en donde se localiza este sitio conocido como el cerro del Curutarán, cuenta con una gran cantidad de petrograbados de diferentes etapas, alguno de ellos posiblemente prehistóricos y que lo podría convertir en un lugar de sumo interés arqueológicos pues en este se puede encontrar una secuencia continua de ocupación humana que al parecer, comparten características. 177 El Opeño además, está ligado a los orígenes del Cacicazgo en América, es uno de los sitios del Formativo más tempranos que se han encontrado en Michoacán y México (1800 a.c.-1250 a.C.) y una de sus particularidades, es que además de estar ligado a una forma de estratiicación social y de ser partícipe de uno de los registros más antiguos de intercambio comercial (Capacha-Opeño (1400 a.C.) también signiica los primeros registros de un juego de pelota en México. 178 En otras zonas de Michoacán donde hay una gran actividad social durante el formativo, es la zona aluvial del rio Lerma y el lago de Cuitzeo, donde destaca sobre todo el poblamiento de una cultura conocida denominada como “Chupícuaro”. 179 La cultura Chupícuaro, caracterizada por sus trabajos inos de alfarería, es una cultura que hasta el momento, en el estado de Michoacán, carece de una cronología exacta, algo que nos puede ayudar como indicador para saber su cronología dentro del territorio Michoacán, son los fechamientos realizados para esta misma cultura pero dentro del territorio guanajuatense en los sitios de Acámbaro y Chupícuaro, fechas que por lo general comprenden entre el 600 a.C. al 100 d.C. Lo interesante de la cultura Chupícuaro es como sus características culturales también tienen una secuencia en donde su inluencia es continua durante el periodo Clásico e inclusive hasta el Posclásico. 180 CONCLUSIONES. Ahora que se ha hecho una breve síntesis sobre los trabajos de estas sociedades en Michoacán, no quedan dudas de que hay mucho trabajo por hacer todavía, pues sigue siendo un área lleno de muchos vacíos, la gran mayoría de las investigaciones se centran en el imperio Purépecha, descuidando los procesos anteriores, pues siempre el pasado ya sea de manera directa o indirectamente. Por ello es mas que importante se empiecen a trabajar estos temas, aprovechando la experiencia del CEMCA, sus arqueólogos suelen venir de instituciones donde hay una fuerte prepara177. Oliveros, 2004. 178. Schondube, 1979. pp. 12-29. 179. Filini, 2016. 180. Filini, 2016. 76 PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Bassols-Barrera, Narciso y Zinck, Alfred. Land Moves and Behaves: indigenous discourse on sustainable Land management in Pichataro, Patzcuaro Basin, Mexico. Geograiska Annaler. Holanda, 2003. ción con respecto a la escuela de Tecnología y etnología prehistórica, técnicas que sin duda serán en el quehacer arqueológico a la hora de investigar a las sociedades pretéritas en Michoacán, sobre todo a las sociedades pre-cerámicas donde suele abundar materiales Líticos. Trabajos como la “Cueva de los Portales” son un parte aguas pues además de incursionar en temáticas que suelen se poco concurridas en Michoacán, estos trabajos no solamente se quedan en explicar a la sociedad durante un tiempo determinado, sino que también se trata de analizar su evolución y su relación con acontecimientos en otras temporalidades, que tanta inluencia tiene de otros lugares y a su vez las variantes locales que pudieron haber llegado a otras comunidades en otros territorios y trabajos de esta índole son muy escasos en Michoacán, quizás una de las investigaciones mas exhaustivas son los estudios de los trasfondos culturales de la sociedad de “El Opeño” por Otto Schöndube aunque no se basa en el estudio de los antecedentes, sí realiza una investigación de cómo esta sociedad se va desarrollando a lo largo del tiempo y de cómo sus relaciones con otras culturas (Capacha) forman redes de intercambio que llegan a lugares distantes y que además sus rasgos culturales no mueren ahí, si no que evolucionan y se van adaptando a los nuevos grupos humanos, por ello es de reconocer que puede tener inluencia hasta en sociedades del Posclásico. 181 El estudio de las sociedades prehistóricas es de vital importancia en el estado de Michoacán, pues un lugar en donde se desarrollan grandes tradiciones culturales que pueden tener un origen local o foráneo, el descubrir esta información nos ayudaría a comprender los procesos sociales de Michoacán, sobre todo hablando del periodo Formativo en donde en muchas ocasiones suele ser muy diferente a otras regiones, por lo cual es indispensable iniciar con la caracterización de la prehistoria michoacana generando una base de datos propia que pueda explicar sus propios procesos. Cárdenas Garcia, Efraín, “Mesoamérica y la tradición cultural del occidente mexicano”. Arqueología Mexicana, Vol. XXI. (No. 123), Raíces, México, 2013. pp. 29-36. Darras, Veronique, “Génesis, Culturas y espacios en Michoacán”. Evolución de la ocupación humana en el centro-norte de Michoacán, ed. por Arnauld, Charlotte y Faugere, Brigitte, Centre Français D´Etudes Mexicaines et Centramericaines, México, 1998. Canales, E. L., y otros. “Folsom Points from Los Guachimontones Site, Jalisco, Mexico”. Current Research in Pleistocene (Vol. 23). 2006. pp. 58-60. Espejel Carbajal, Claudia. La Investigación Arqueológica en Michoacán: Avances, problemas y perspectivas. El Colegio de Michoacán. México D.F., 2014. Faugere, Brigitte Cueva de los Portales: Un sitio arcaico del norte de Michoacán, México. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Colección cientíica 494. México. 2006 Filini, Agapi La cuenca de Cuitzeo Michoacán: un patrimonio arqueológico y ordenamiento territorial. Mexico. Visto en Academia.edu Marzo 2016. González Rizo, Erick. (2013). “La prehistoria de las tierras altas en Occidente” en Segunda semana se Arqueología en León: Arte Rupestre y Prehistoria. Editorial Montea. León, México. Pp. 37-69. Israde, Isabel. “Evolución Paleolimnologica del lago de Cuitzeo, Michoacán, durante el pleistoceno-holoceno”. Boletín de la sociedad Geológica Mexicana, Vol. 62. (No. 3), México. 2010. pp. 345-357 Jiménez, José. González, Silvia. Pompa, José y Pedraza, Francisco, “El hombre temprano en América y sus implicaciones en el poblamiento de la cuenca de México”. Los Antiguos pobladores de México: evidencia Osteológica. Instituto Nacional de Antropología e Historia. México. pp. 17-23. Meltzer, David In a New World: Colonizing ice age America. University of California Press, Los Ángeles, 2011. Oliveros, Arturo Hacedores de tumbas del Opeño, Jaconá. COLMICH, Zamora, Mich, 2004. Oliveros, Arturo y Cassiano, Gianfranco, “El pasado del pasado. Artefacto prehistórico en una tumba de El Opeño, Michoacán”. Arqueología, 2da Época. (No. 29), enero-abril, 2003, INAH, México, pp. 31-44 Sánchez Miranda, Guadalupe. “El in del mundo”. Arqueología Mexicana, Vol. XVII. (No. 97). Raíces, México, 2009. Schöndube B., Otto, “El formativo Temprano en el Occidente de México”. Jornadas de historia de Occidente, Centro de Estudios de la Revolución Mexicana “Lázaro Cárdenas, Jiquilpan, Michoacán, 1979. pp. 12-29. Teppler, Bradley y Bonnichsen, Robson. New Perspectives on the First Americans. Center for the Study of the First Americans. Texas, USA, 2009. pp. 1-13. Dante B. Martínez Vázquez Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) Licenciatura en Arqueología. 181. Schondube, 1979. pp. 12-29. 77 LOS QUANGÁRIECHA. ÓRDENES MILITARES, GUERRA Y RELIGIÓN ENTRE LOS ANTIGUOS TARASCOS.182 INTRODUCCIÓN En 1943 Paul Kirchhof deinió el concepto “Mesoamérica”, entendiéndolo como una región geográica-cultural que comprendía gran parte de México y Centroamérica. En dicho trabajo realizó una lista de elementos culturales de los diversos pueblos aborígenes del continente, así como de elementos que sólo compartían los grupos humanos que se estaba catalogando en la dicha súper-área cultural. Entre esos elementos mencionó la existencia de “órdenes militares (caballeros águilas y tigres); guerras para conseguir víctimas que sacriicar.” 183 Por fuentes del Centro de México conocemos a estos grupos de guerreros, incluso conocemos las instituciones donde se instruían en su oicio. Pero la pregunta es ¿La existencia de “órdenes militares” es un elemento común de los pueblos mesoamericanos? Es decir, en caso de que hayan existido estos grupos especiales de guerreros en Mesoamérica, ¿Qué sabemos de ellos? ¿Cómo se llamaban? ¿Qué papel cumplían en el ejército? ¿Qué elementos los deinían? Además, ¿existían estas órdenes militares en el Michoacán prehispánico? ¿O son sólo una trasposición del mundo hispano a la realidad indígena? Sabemos que dar respuesta a las interrogantes planteadas es un gran reto, trataremos de contestarlas en términos generales para el caso tarasco del período Posclásico tardío, ya que las fuentes escritas nos permiten documentar y comprender mejor el período que corre de los años 1450-1522. Los aspectos militaristas del Tzintzuntzan Irechequa (Reino Tarasco) han sido poco estudiados, y en cambio, se ha privilegiado el estudio del militarismo en las sociedades nahuas, oaxaqueñas y mayas, así como el de otros grupos. En la historiografía michoacana los estudios sobre estos aspectos han sido fragmentarios y generalmente abordados como complementos del estudio de la política o la sociedad. Un grupo social mencionado en la Relación de Michoacán llama nuestra atención, los guerreros llamados quangáriecha, pertenecientes a la alta jerarquía tarasca, que por sus características, pudieron haber pertenecido a cuerpos castrenses de élite. A continuación presentamos algunos elementos que nos permiten ahondar en el tema. 182. Tuvimos oportunidad de presentar una versión preliminar de este texto en una sesión sobre la guerra en la antigüedad tarasca, en el seminario Kw’anískuyarhani de estudiosos del pueblo purépecha, en la ciudad de Pátzcuaro el 29 de noviembre de del 2015. Agradezco los comentarios que realizaron Carlos Paredes, Ricardo Aguilar Gonzáles, José Luís Punzo y Francisco Loeza. También agradezco los comentarios que realizaron Igor Cerda Farías y René Becerril Patlán antes de presentar el texto en el seminario. 183. Kirchhof, 1967. p. 9. 78 MICHOACÁN. MILITARISMO, “CABALLEROS” Y SACERDOTES-GUERREROS A la llegada de los europeos al Nuevo Mundo, los estados mesoamericanos se encontraban en estado de guerra constante. Durante el Posclásico Tardío (1200-1521) se consolidaron unidades políticas que lograron imponer su hegemonía sobre vastos territorios y sus habitantes. 184 A través de la guerra se usufructuaba la mano de obra, se imponía el pago de tributo, se dominaban las rutas comerciales y se cautivaban prisioneros para el sacriicio. 185 Este estado de guerra continua encontraba sustento en los discursos ideológico-religiosos, pues la guerra era exaltada por las elites gobernantes para justiicar el statu quo. Las fuentes hablan de la existencia de grupos de guerreros profesionales encargados de sacralizar la violencia armada. Estos grupos cumplían un conjunto de ritos en donde se sustentaba la ideología y religión de los estados militaristas. 186 Estos cuerpos castrenses quedaron registrados en las fuentes españolas y/o coloniales como “órdenes militares”. La denominación de “órdenes militares” proviene del mundo medieval de los conquistadores y posteriormente de los diversos cronistas, pues estos se vieron en la necesidad de explicar una realidad con los conceptos culturales en los cuales estaban inmersos. Rastreando el signiicado de “orden militar” en el Tesoro de la lengua Castellana o Española de 1611, se dice que “ORDENES militares, [son] las que están instituidas en la caualleria [sic] para defensa de la Fe contra los inieles.” 187 Cuando los soldados españoles lucharon contra los indígenas, los primeros notaron la existencia de guerreros de élite, con distintivos que demostraban una posición social elevada, así como una pericia superior para el combate, lo que llevó a los europeos a denominarlos “caballeros”, haciendo alusión a la vieja institución medieval de caballería, es decir, un grupo guerreros al servicio de un señor, con un código de honor, una jerarquía interna y defensores de la fe. Un ejemplo de nombrar a este grupo de guerreros así lo encontramos en Bartolomé de las Casas, quien decía: “Tenían costumbre antigua en la Nueva España de armar caballeros casi como dándoles hábito de caballería donde hiciesen profesión de defender la patria, que era gran dignidad entre ellos y llamábanla tecuitli, como en Castilla profesan las órdenes de Caballería de Santiago, Alcántara o Calatrava, en la cual no admitían sino solo hijos de señores muy caballeros de todos cuatro costados.” 188 184. López Austin y López Luján, 2008. pp. 173-193. 185. Hassig, 2007. pp. 32-40. 186. En la últimas décadas se el propuesto el modelo político zuyuano o zuyuanismo, el cual puede ser deinido como “una forma de organización política, […] su característica primordial [era] el control, por parte de un órgano hegemónico complejo, de las poblaciones de diversas etnias que habitaban una región dada, mediante un sistema que asignaba a cada una de las entidades políticas subordinadas un lugar y una función económico-política.” López Austin y López Luján, 1999. pp. 40-41. 187. Covarrubias, 1611. Letra O, p. 569v. 188. Las Casas, 1967, tomo I, p. 350. 79 Del párrafo anterior se desprende que estos guerreros indígenas eran “casi” como los caballeros europeos, es decir, Bartolomé de las Casas utiliza su bagaje cultural para explicar una realidad totalmente nueva que se parece “casi” a la que él conoce, así consideraba varios aspectos de estos guerreros: practicaban la profesión de defender la patria, sólo admitían hijos de señores, para ser guerreros de élite tenían que pasar en penitencia en un ritual de nombramiento, además eran tenidos en alta estima y tenían voz y voto en los parlamentos. 189 En este trabajo no entraremos en discusión si los conceptos “caballero” u “orden militar” son los más idóneos para explicar la realidad guerrera mesoamericana, pues el uso de ellos proviene de la misma historiografía. Nosotros analizaremos al grupo de guerreros que los mismos documentos coloniales designan como “caballeros”, tratando de acercarnos a tópicos tales como que aptitudes los deinían, tipo de armamento, papel en el ejército tarasco y su lugar dentro de la religión tarasca. LOS VALIENTES HOMBRES En la Relación de Michoacán se mencionan varias veces a los “valientes hombres”, pero sólo en una ocasión se les llama “caballeros”, nos referimos al grupo social de los quangáriecha: “andaban con él [Cazonci o soberano tarasco] los valientes hombres, que eran como sus caballeros, llamados quangáriecha, con unos bezotes de oro o turquesas y sus orejeras de oro.” 190 Claudia Espejel resalta que la fórmula “valiente hombre” en la RM tiene dos signiicados pero relacionados ampliamente, uno como adjetivo y otro como el grupo social mencionado. 191 Nosotros consideramos que esta fórmula sufrió un cambio cuando los uacúsecha extendieron su poder sobre el antiguo territorio michoacano, pues si bien a lo largo de la narración en la Relación de Michoacán el término “valiente hombre” se usa como sustantivo, en los capítulos referentes al máximo esplendor del Tzintzuntzan Irechequa se reiere claramente a la casta de guerreros denominados “caballeros”. Las fuentes no permiten rastrear el origen de estos guerreros, es probable que los guerreros nobles que sirvieron en las ilas de los ejércitos tarascos en la primera etapa de expansión territorial se hayan profesionalizado, ocupando un lugar dentro del ejército y los estamentos nobles, en especial los guerreros que residían en Tzintzuntzan, la capital tarasca. Los quangáriecha ocupaban una alta posición social dentro de la nobleza tarasca. Así cuando el Cazonci “iba muchas veces a las guerras con su arco e lechas, que llevaba en la 189. Las Casas, 1967, tomo I, pp. 350-351. 190. Alcalá, 2000. p. 563. 80 MICHOACÁN. mano, cuando caía alguna vez enfermo [herido], traíanle en una hamaca los valientes hombres y los señores” 192, en otras palabras, los quangáriecha eran los hombres de armas del Cazonci, la guardia de corps. Después de las guerras y que los pueblos enemigos eran derrotados y subyugados, se enviaba a un valiente hombre y un intérprete para imponer las condiciones del vasallaje y celebrar la ceremonia de sujeción. 193 Cuando el Cazonci ya era viejo los visitaban los valientes hombres; 194 y cuando fallecía participaban en los funerales y “se juntaban todos los valientes hombres para elegir nuevo rey”. 195 También portaban las insignias de la nobleza, tales como bezotes, orejeras, guirnaldas de cuero de venado, de plumas, arco y lechas como símbolo de poder, además de usar jubones y rodelas adornadas con plumaje de aves exóticas. 196 “En general –nos dice Claudia Espejel- puede decirse que los valientes hombres eran los guerreros, y como todos o casi todos los señores, caciques y principales eran guerreros, todos ellos eran asimismo valientes hombres.” 197 Dentro del ejército tarasco también cumplían un papel importante capitaneando a las tropas, cuando se preparaba la ceremonia de Hiquándiro y se reunían todos los dioses y señores en Tzintzuntzan, “ataviábanse todos los valientes hombres, entiznábanse todos y poníanse en las cabezas unas guirnaldas de cuero de venado o de pluma de pájaros. A cada uno destos [sic] valientes hombres encomendaban un barrio, que era como capitanía, y iba con cada barrio un principal [ocanbecha] que llevaba la cuenta de cada barrio y conoscia [sic] los vecinos dél.” 198 Cuando el ejército tenía que partir a la batalla, se hacía un camino por donde pasaría el Capitán General, y ahí “todos los valientes hombres de Mechuacan [Tzintzuntzan] venían delante de este capitán general…”. 199 Antes de iniciar el ataque sobre el enemigo, los espías trazaban sobre la tierra la disposición del pueblo, ahí los capitanes indicaban la estrategia a seguir para iniciar el asalto. Los quangáriecha y los thiuimencha luchaban en la primera línea de batalla, pues “después de haber mostrado aquella traza, concertaba el capitán general la gente desta [sic] manera: en la frontera, ARRIBA Insignias de estatus de un noble tarasco. poníase todos los valientes hombres de la Cibdad Museo de sitio de Tzintzúntzan, 2015. 191. Espejel, 2008. Tomo II, pp. 265-266. 192. Alcalá, 2000. p. 571. 193. Alcalá, 2000. p. 591. 194. Menciona la Relación de Michoacán que “el que no venía teníanle por traidor”. Alcalá, 2000, p. 624. 195. Alcalá, 2000. p. 631. 196. Espejel. 2008. Tomo II, p. 265. 197. Alcalá, 2000. p. 266. 198. Alcalá, 2000. p. 582 199. Alcalá, 2000. p. 584 81 de Mechuacan [Tzintzuntzan] y los sacerdotes [thiuimencha] que llevaban a Curícaberi y a Xarátanga y todos los otros dioses mayores….”. 200 Es por demás signiicativo que en el texto se hace la diferencia “valientes hombres de Mechuacan [Tzintzuntzan]”, lo que lleva a Claudia Espejel a conjeturar que los quangáriecha serían un grupo especial de guerreros residente de Tzintzuntzan, 201 por otras fuentes documentales sabemos que no necesariamente residían en la capital, aunque muy probablemente los valientes hombres de la región lacustre eran los más allegados al círculo del cazonci. 202 Incluso el tipo de armamento para ir a la guerra usado por los quangáriecha era diferente, pues “sacaban cuarenta varas de palo recio que tienen unas puntas, y eran dos brazas en largo [1.672 m], y tenían unos ganchos. Y llevaban estas varas los valientes hombres y toda la gente llevaba unas porras de encina.” 203 También eran expertos en el uso del arco y la lecha, pues dicha arma no sólo era usada para la guerra, sino para ir a cazar venados de forma ritual y como símbolo de poder. 204 No sólo en el armamento vemos la diferenciación social, sino también en la protección cor- ARRIBA tarasco encontrado en el sitio arqueológico de Ihuatzio, Michoacán; hoy se poral: “Y todos los valientes hombres se ves- Chacmol encuentra en el Museo Regional Michoacano. tían unos jubones de algodón, y la otra gente Fotografía de Erick G. Rizo, 2015. común unos petos de algodón; y los señores y valientes hombres se ponían jubones de pluma de aves ricas.” 205 El uso de objetos suntuarios de lujo era de uso exclusivo de los estamentos con más jerarquía dentro la sociedad tarasca. En la Relación geográica de Cuitzeo, hay un pasaje por demás ilustrativo: “No les era permitido traer otras vestiduras [a los indígenas], si no era con licencia de su rey, y ésta la había algún hombre valiente, y al tal se le daba p[ar]a q[ue] trajesa manta rica, y rodela y arco, por la calle; y, [ade]más, le daba una piedra preciosa que trujese (sic) colgada en el labio, p[ar]a lo cual se lo horadaba. Y esto eran insignias de hombre de grandes méritos”206 200. Alcalá, 2000. p. 587. Nótese como esta descripción concuerda, en este aspecto de la nobleza en la primera línea de batalla, con el enfrentamiento que tuvo Axayácatl con los tarascos según Diego Durán: “descubrieron [los mexicas a] la gente tarasca muy en orden y lucida, con todos los señores delante, tan llenos de oro, joyas y plumas, tan resplandecientes y relumbrantes con el oro, de braceletes [sic] y calcetas y orejeras y bezotes y apretadores en las cabezas, de oro, que a la salida del sol, que era la hora que los descubrieron, que con el resplandor quitaba la vista.” Durán, 1984. p. 283. 201. Claudia Espejel dice que “Al parecer eran un grupo especial y superior de guerreros residentes en la Ciudad de Michoacán (Tzintzuntzan) quienes, al igual que los caciques, participaban como capitanes en las guerras pero que se diferenciaban de ellos por no ser gobernantes de algún pueblo.” Espejel, 2008. Tomo II, p. 265. Cabe aclarar que Claudia Espejel hace la interpretación de la Relación de Michoacán sin salirse de ella, es decir, trata de dar una explicación que se sostenga en el mismo texto. 202. La fórmula valiente hombre aparece en varias Relaciones Geográicas, que mencionaremos más adelante. 203. Alcalá, 2000. p. 583. 204. Alcalá, 2000. pp. 370, 388, 505. 205. Alcalá, 2000. p. 583. 206. Acuña, 1987. p. 84. 82 MICHOACÁN. Y en la Relación geográica de Sinagua, se lee que para defenderse en las guerras, usaban unas “rodelas o adargas, de cueros de venados y coyotes; [d]estas traí[a]n los macehuales, y los principales, de tigres, muy galanas.” 207 El uso de coloridas plumas además de servir cómo código de jerarquía militar, también funcionaban para dirigir a las tropas en el combate, así en la fortaleza tarasca de Cutzamala, que actualmente se encuentra en el Estado de Guerrero, “el modo de seguir la guerra estos naturales, era en carnes, con sus pañetes, y arcos y lechas y rodelas y porras, y sus estandartes de pluma, y, ellos muy lucidos, con plumas de muchas colores; y, los que se seARRIBA Pipa tarasca.los nobles tarascos fumaban tabaco. ñalaban en la guerra, eran muy estimados.” 208 Fotografía de Erick G. Rizo, 2015. Estos datos son importantes, pues creemos que con ellos podemos identiicar la representación de un quangári (valiente hombre) en la lámina X de la RM. Hans Roskamp menciona al ejército convocado por Chanshori, señor de Curinguaro, “el padre de la primera esposa de Taríacuri junta sus guerreros, como vemos en la lámina todos vestidos en túnicas largas con sus guirnaldas y plumas en la cabeza. Cargan arcos, lechas, macanas…”, sobre el armamento portado por el personaje que encabeza la fuerza militar, dice que son “un tipo de hachas, aunque estas últimas también puede ser macanas con una punta grande de piedra, obsidiana o cobre.” 209 Nosotros consideramos que en dicha lámina está representado un valiente hombre, el personaje que porta el arma punzo-contundente, ya que iconográicamente corresponde a lo descrito por el texto sobre los valientes hombres: porta un arma que sólo es representada en dicha lámina y corresponde a la usada por los quangáriecha (“varas de palo recio que tienen unas puntas, y eran dos brazas en largo [1.672 m], y tenían unos ganchos”), se encuentra capitaneando al grupo de guerreros, porta un jubón y una rodela adornados, ARRIBA Un quangáriecha (extrema derecha)capitanea un escuadrón de guerreros de Curínguaro a la batalla. Detalle de la lámina X de la Relación de Michoacán. Tomado de Alcalá (2000. p. 424). 207. Acuña, 1987. p. 253. 208. Acuña, 1987. p. 266. 209. Roskamp, 2000. p. 425. 83 en la cabeza trae un penacho de plumas, además el resto de los guerreros porta elementos alusivos una jerarquía alta, tal como los jubones, rodelas y adornos plumarios en las cabezas, así como las banderas de plumas rojas y blancas. En nuestras pesquisas no hemos visto esta lectura sobre estos personajes en las fuentes bibliográicas que hemos consultado. 210 Los quangáriecha debían cumplir con una serie de aptitudes que probablemente era parte de su código de conducta; por ejemplo, tenían la cabeza deformada 211, debían ser agiles, esforzados, varoniles, capturar prisioneros en la guerra para el sacriicio y tener los cuerpos trabajados. Este último aspecto parece que se hace referencia no sólo a tener condición física, sino a tener la espalda marcada por traer leña para los cúes y tener cicatrices de guerra, pues en el sermón que da el petámuti (sacerdote mayor tarasco) a los señores les dice: “¿Cómo habéis de tomar los cativos, siendo valientes hombres como lo sois? ¿No os los quitaríades y os pondríades unas mantas por los lomos desnudos para el trabajo? Y tomaríades vuestro arco y lechas y os pondríades vuestros jubones de guerra, que así anda nuestro dios Curícaueri, y así iríades a la guerra a defendelle en las batallas. ¿Cómo habéis de ser valientes hombres? Ya os habéis tornado todos ingratos porque sois ya caciques y señores; y amáis vuestros cuerpos por no trabajallos, y yendo a la guerra os tornáis del camino y venís mintiendo al caçonzi y le decís: señor, désta y désta manera está el pueblo que conquistaste.” 212 Otro pasaje que complementa la información sobre la conducta de los valientes hombres es el referente cuando la mujer de Taríacuri lo acusa ante su padre de querer matar a sus hermanos, poniendo estas palabras en su boca: “Mira, mira, mujer, con éstas [lechas] tengo de matar todos tus hermanos y parientes. ¿Cómo, son valientes hombres? ¿Son ligeros? ¿Para qué se quieren poner bezotes? ¿Es por ventura bezote el que se ponen? ¿No es un palo que se ponen allí? ¿Son esforzados? ¿No son mujeres? Y las guirnaldas de trébol que se ponen en la cabeza no son sino cintas de mujeres que se ponen por el cabello. Y las orejeras de oro no son orejeras de oro, mas zarcillos de mujeres. ¿Por qué no se las quitan y se ponen zarcillos? Y lo labrado que 210. En dicho trabajo, cuándo se hace mención sobre estas armas, se dice que median 3.20 m, lo cual no es exacto, pues la vara corresponde a.836 metros, además se agrega que “no encontramos representaciones de armas tan grandes, pero en la misma obra observamos a un par de personajes combatiendo con instrumento oblongos cuya longitud es más o menos la de un hombre”, Martínez; Valdez, 2009. p. 12. 211. En un pasaje sobre los sobrinos de Taríacuri se lee: “…¡oh Hirepan: aunque soy de tal estatura y tan pequeño, y aunque tengo la cabeza redonda, que no es de valientes hombres”…”Que los que la tenían de tal manera no los tenían por valientes hombres, y por eso a los señores les allanaba las cabezas y se las asentaban y las hacían como tortas.” Alcalá, 2000. p. 511. 212. Alcalá, 2000. p. 529. 84 MICHOACÁN. tienen en las espaldas no es de valientes hombres, mas labores de mujeres. Y las camisetas que traen no son sino mantas de mujeres y sayas. ¿Para qué traían los cueros de tigres en las muñecas? ¿Son por ventura valientes hombres? Mejor harían de comprar sartales para ponerse en las muñecas. [borrado] Y las otras insinias que traen de valientes hombres y los mastiles que traen, que no son mástiles más sayas y fajas de mujeres. Y los arcos que traen no son arcos, mas telares de mujeres; y las lechas no son sino lanzaderas y husos de mujeres. ¿Son por ventura de valientes hombres? 213 Después del conlicto entre Taríacuri y su suegro, donde perdió este último y sus guerreros fueron sacriicados (escena representada en la lámina X), Taríacuri dice: “…si mi mujer, la hija del señor de Corínguaro, fuera varón, muy valiente hombre fuera, que ahora, con ser mujer ha hecho matar de sus hermanos y tíos y su agüelo. Ha dando [sic] en este día de comer a los dioses y les ha aplacado los estómagos. ¡Valiente hombre ha sido mi mujer!”. Quiso decir Taríacuri en estas palabras, que por su mujer había empezado aquella guerra, en la cual su dios Curícaueri había desatinado a sus enemigos y que ella había sido la causa, y que si fuera varón, como era mujer, que hubiera más muertos.” 214 También el término valiente hombre se aplica a los hubieran capturado en la guerra, 215 matado a alguien en combate o por el mandato del Cazonci, incluso parece que un noble sólo podía ser asesinado por manos de un valiente hombre, así cuando Taríacuri manda a sus sobrinos a matar al sacerdote Nacá, estos discuten qué hacer: 213. Alcalá, 2000. p. 407. 214. Alcalá, 2000. p. 427. 215. Corona Núñez menciona al respecto que “es posible que [Qhuángari] sea un grado militar dado al que hacía un prisionero en la guerra.” Corona, 1992. p. 49. 85 Entonces dijo Haramen, que era valiente hombre, a su hermano Çétaco: “hermano, mira que se va, ¿qué haramos?”. Y sacó una lecha de su carcaj y hincósela en las espaldas, y fuese derecho a él [Nacá] y echole los brazos por el cuello y asieron todos dél.” 216 Lo mismo ocurre cuando Taríacuri manda matar a su hijo Curatáme, pues sus sobrinos se preocupan en despertar la ira de su tío: “Peleen Hiquíngaje y él; él le matará”. Dijo Hiquíngaje: 217 “por qué le tengo yo de matar? Mátelo Tangáxoan ques valiente hombre”. Y dijo Hiripan: “qué decís, hermanos? Vosotros le materéis”. Y llegaba ya cerca para tomar puerto y fuéronle todos a rescebir, todos tiznados con sus insinias de valientes hombres.” 218 Después de matarlo, Taríacuri pregunta a los mensajeros ““¿quién le mató?”. Dijeron ellos: “Tangáxoan le mató”. Dijo Taríacuri: “valiente hombre es.” 219 PÁG ANTERIOR Un quangáriecha en plena acción bélica. Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017. ARRIBA Guerreros tarascos. Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017. Cuando llegaron los españoles y ningún ejército les hizo frente, Zinzinza Tangaxoan, por consejo de sus cortesanos, tenía la intención de hacerse ahogar para no caer prisionero de los extranjeros. Don Pedro Cuyniarangari detiene a los conspiradores que querían hacerse con el poder y el Cazonci escapa. El principal de estos era un noble llamado Timas, y Zinzinza Tangaxoan manda matarlo: “Luego, como vino don Pedro, llamóle el cazonçi y díjole: “ven acá ¿qué haremos de aquellos principales que me quisieron matar por la soberbia que tuvieron, que me escapé de sus manos? Ellos no se escaparán de las mías: ve y mátalos, que eres valiente hombre”. Díjole don Pedro: “señor, sea como mandas.”220 216. Alcalá, 2000. p. 388 217. Hay que recordar que la Relación de Michoacán menciona que Hiquíngaje es un sacerdote sacriicador del grupo de los Axamencha. Alcalá, 2000. p. 459. 218. Alcalá, 2000. p. 492. Este extracto es una muestra clara del doble signiicado de la formula “valiente hombre” en la Relación de Michoacán. 219. Alcalá, 2000. p 494. 220. Alcalá, 2000. p. 676. 86 MICHOACÁN. Parece que también para ser valiente hombre era necesario haber matado en el campo de batalla como hemos mencionado, pues cuando Don Pedro discute con Timas, este le responde “Peleemos entrambos. ¿Con qué pelearemos, con arcos y lechas o con porras?”. Díjole don Pedro: “con porras pelearemos”. Díjole aquel prencipal (sic): “qué, ¿eres muy valiente hombre? ¿dónde estuviste tú en el peligro de las batallas donde pelean enemigos con enemigos? ¿Dónde mataste tú, allí, alguno? ¿a qué veniste tú?” 121 Otro pasaje es cuándo los españoles empiezan a robar el oro del tesoro del Cazonci, y: Las mujeres del cazonçi, y salieron tras ellos con unas cañas macizas y empezáronles de dar de palos. Aunque estaban con sus espadas no les osaron hacer mal. Mas ponían las manos en las cabezas por defenderse de los palos y a unos se les caían por huir, otros las llevaban. Y estaban por allí los principales y las mujeres empezáronlos a deshonrar diciéndoles que para qué traían aquellos bezotes de valientes hombres, que no eran para defender aquel oro y plata que llevaba aquella gente, que no tenían vergüenza de traer bezotes. Y los prencipales dijéronles que no les hiciesen mal, que suyo era aquello, de aquellos dioses [los españoles] que lo llevaban. 222 RELIGIÓN Y VALIENTES HOMBRES Una palabra relacionada con los quangáriecha que debemos rescatar, pues da una pista importante para el estudio de la poco conocida religión tarasca, es la palabra “hozqua quangari” según el Diccionario Grande, o como se encuentra en el diccionario de Gilberti “hozquaquangari”, pues en uno y otro tienen el mismo signiicado al nombrar al planeta Venus como “Lucero, Lucero de el alua”; “Luzero, estrella de la mañana” 223 Esta palabra está compuesta por las palabras “Hozqua”, estrella 224, y la palabra “Qhuangari”, valiente, por lo que podemos decir que la palabra “hozquaquangari” tiene por signiicado literal “estrella valiente”. Este tópico está asociado con el dios del lucero, pero el texto es obscuro, pues puede tratarse del dios de Hurendequavecara. 221. Alcalá, 2000. p. 676. Vale la pena recordar también que Don Pedro es del linaje de Pátzcuaro, y muy probablemente, sacriicador. 222. Alcalá, 2000. p. 672. 223. Autor o Autores Desconocidos, 1991. Tomo I, p. 360; Gilberti, 1901. p. 389. Huelga mencionar que el planeta Venus fue considerado otra estrella en el irmamento desde la antigüedad, y que esto cambio con la invención de los instrumentos astronómicos adecuados para el estudio del cielo. 224. Gilberti, 1901. p. 55. ARRIBA Capitán General tarasco con su arco de guerra e insignias de estatus. El arco que usaba un líder militar michoacano era de mayores dimensiones, peso y potencia que el arco chichimeca o el mexica y constaba de una longitud de alrededor de 1.60 metros. Dadas sus características, se necesitaba de una mayor destreza y fuerza para hacer uso de él. Así pues, el arquero purépecha era el más especializado y letal de la Mesoamérica posclásica, e incluso superaba a los arqueros chichimecas contemporáneos. Comparado con el átlatl o lanzadera, el arco tarasco era una arma mucho más potente y precisa. Información de Dante B. Martínez e Ilustración Digital de Ernesto Gómez, 2017. 87 Corona Núñez identiicó a Curicaheri [Curita caheri], mensajero de los dioses, con Venus, según él, este astro fungía como su mensajero y su sacerdote, “guerrero celeste, lechador de estrellas”, así identiica la palabra “Hozcua-cuángari: Estrella-hombre-valiente”. 225 La interpretación del maestro Corona Núñez está sostenida en la concepción de que la religión tarasca era idéntica al resto de las religiones mesoamericanas, en especial al Centro de México, de la cual existe una cantidad muy superior de información si la comparamos para el caso tarasco. 226 Esto genera graves problemas de interpretación, pues la información con la que contamos, aunque fragmentaría, deja ver claramente que nos encontramos con una construcción religiosa distinta a la de la bien conocida religión nahua. Las fuentes identiican a Curita caheri como mensajero de los dioses, pero no signiica que Venus se identiique con esta deidad. 227 La oración que hacían los sacerdotes hiripacha al Dios del fuego antes de iniciar una guerra, tenía por objetivo que los dioses les dieran la victoria en el campo de batalla a los tarascos, donde aventaban olores (pelotillas de tabaco) al fuego: “…tú, dios del fuego, que aparesciste en medio de las casas de los papas, quizá no tiene virtud esta leña que habemos traído para los qúes, y estos olores que teniemos aquí para darte. Rescíbelos tú, que te nombran primeramente mañana de oro, y a ti Vréndequavécara, dios del lucero, y a ti que tienes la cara bermeja.” 228 Claudia Espejel menciona que una posible interpretación de este pasaje es que el Dios del fuego esté relacionado con el sol, así, la “mañana de oro” sería el sol naciente, mientras que Hurendequavecara, muy probablemente el Dios del lucero, 229 sería la transición entre el día y la noche, aunque lo misma autora declara que es de difícil la interpretación de este pasaje. 230 Gracias al análisis lingüístico nos es posible airmar que el Dios del lucero es Hurendequavecara; así existen varias interpretaciones, las cuales apuntan a la misma dirección. 231 Eduard Seler menciona que “su dios llamado Urendequaveraca [signiica] “dios de la estrella de la mañana”...”que va por delante”.232Eduardo Ruíz menciona que “Uréndacua signiica claridad”233 225. Corona, 1999. p. 36. 226. “No obstante que los tarascos tenían idéntica religión a la de los otros pueblos de Mesoamérica [¡!], había una nota distintiva que la hacía un tanto diferente, era persistente adoración que rendían al Fuego” Corona, 1999. p. 33. 227. Espejel. 2008. Tomo II, p. 82. 228. Alcalá, 2000. p. 576. 229. La Relación de Michoacán no es clara al explicitar quien es el Dios del Lucero, puesto que sólo se menciona en este pasaje, y probablemente es el dios Hurendequavecara, hermano de Curicaueri. 230. Espejel. 2008. Tomo II, p. 89. 231. Las referencias siguientes sobre el signiicado del nombre del dios Hurendequavecara se encuentran en el apéndice del trabajo de Cristina Monzón, citado más adelante. 232. Seler, 2000 [1905]. pp. 81-82, 147. Corona Núñez comparte la opinión de Seler. 233. Ruíz, 1969. p. 42. 88 MICHOACÁN. aunque más adelante anota que “Huréndacua [signiica] la enseñanza o la sabiduría” 234 , Francisco Hurtado Mendoza le da el signiicado de “El que delimita el sol, al día, desde lo alto” 235, Pedro Márquez Joaquín expone “El que sale primero. Lucero de la mañana” 236 y Cristina Monzón propone “lo primero que parte en el horizonte” 237 . Le Clézio relaciona al planeta Venus con Hurendequavecara, pero sin mencionar sobre qué elementos hace la relación, aunque la lectura de los trabajos de este autor francés nos indican que reviso el diccionario de Gilberti para buscar el signiicado de algunas palabras indígenas. 238 ARRIBA: Etapas de la expansión del Estado tarasco. Mapa cortesía de Erick G. Rizo, 2015. El análisis lingüístico conirma la relación entre esta deidad con el lucero, pero también nos da indicios de su simbolismo dentro de la religión tarasca y relacionados con los guerreros quangári. Es probable que los astros en la bóveda celeste hayan sido identiicados con algunas deidades, la RM menciona a un grupo deidades denominadas “Dioses del cielo”, “Dioses engendradores del cielo” o “Dioses celestes engendradores”, por lo menos así es con el lucero. El lucero, el planeta Venus, es el primer astro visible durante el ocaso, y el último durante el alba, y ahí radica la importancia de su simbolismo, pues hay que recordar que en Mesoamérica era deber de los hombres que en el mundo terrenal debía relejarse el orden del universo; 239 es así que, si el dios Hurendequavecara, “lo primero que parte en el horizonte”, “Estrella-valiente”, era el primero en presentarse. De igual manera los hombres debían ser los primeros al entrar en combate, esto se conirma con que los quangáriecha “en la frontera, poníase todos los valientes hombres”, es decir, los primeros en pelear, y probablemente los últimos en retirarse de la batalla. 234. Ruíz, 1969. p. 105. Esta interpretación no es consignada en el apéndice que proporciona Cristina Monzón. Eduardo Ruíz, basándose en Alfredo Chavero, identiicaba a Hurendequavecara con la “estrella brillante y de luz roja”, Aldebarán, por su color rojo. Ruíz, 1969. p. 42. La información a la que hace referencia Ruíz se puede leer en Riva Palacio, 1977. Tomo I, Libro Quinto, capítulo III, p. 760.235. 235. Hurtado, 1986. p. 85. 236. Alcalá, 2000. p. 711.237. 237. Monzón, 2055. p. 146 238. Le Clézio, 2008. 239. López Austin y López Luján, 2008. p. 61. 89 Otra relación entre la religión y los valientes hombres es relativo al sacerdocio, pues Chupitani, Nuriuan y Tecaqua, sacerdotes probablemente de tipo curietecha, es decir sacerdotes de alta jerarquía sólo por debajo del pétamuti, porque los llamaban viejos o abuelos. 240 Estos sacerdotes estuvieron a cargo de la educación de Taríacuri, en la RM se lee: “Y los viejos [Chupitani, Nuriuan y Tecaqua] nunca cesaban de avisalle [a Taríacuri]. Quizá por ser valientes hombres y continuos del servicio de los cúes (templos), por eso le dicen todo esto.” 241 En la sociedad tarasca, la casta sacerdotal pertenecía a la nobleza aunque los elementos para relacionar a los valientes hombres con esta casta son pocos. Por ejemplo, en la Relación Geográica de Cuitzeo de la Laguna se lee: Y, ordinariam[en]te, había en los templos gente, unos, quemando olores, u otros, balando, u otros, contando los sucesos de sus guerras; de m[ane]ra que, de noche y de día, estaba abierto y [con] grandes lumbres dentro. 242 Otra de la funciones de los quangáriecha era el capturar prisioneros para sacriicar a los dioses, su relación con la religión, no queda clara, si eran sacerdotes-guerreros, o si los sacerdotes ocupaban un lugar diferente en las guerras. Una última nota sobre la relación entre la religión y los quangáriecha es el referente a la iesta de Húnispéraquaro o Húnispéransquaro, “cuando velaban con los huesos de los cativos en las casas de los papas”. Por lo que podemos decir a través de la RM, en dicha iesta se sacriicaba a los prisioneros capturados en la guerra, duraba cinco días, el sacerdote daba un sermón, participaban los valientes hombres y caciques, bailaban desnudos y se cantaba con los esclavos, posteriormente entraban las mujeres (que iban a llorar por el sacriicado que iba al cielo 243), bailaban todos agarrados de las manos, después de bailar se tomaban un brebaje llamado “puzqua”, 244 lo que nos habla de un ritual con connotaciones sexuales. También podemos relacionar a los valientes hombres con rituales posibles de “nahualismo” 245 gracias a la Relación de Ajuchitlan que menciona: 240. Espejel. 2008. Tomo II, p. 60. 241. Alcalá, 2000. p. 373. 242. Acuña, 1987. p. 83. 243. “Segud la costumbre que solían tener cuando tomaban algud cativo que habían de sacriicar, bailaban con él y decían que aquel baile era para dolerse dél y hacelle ir presto al cielo.” Alcalá, 2000. p. 539. 244. Sobre este brebaje se menciona “Beuida de mahiz cozido. Pusqua”. Autor o Autores Desconocidos, 1991. Tomo I, p. 106. 245. El concepto “nahual” es de origen nahua y estaba extendido en gran parte de Mesoamérica, está relacionado con las cualidades de la naturaleza y los seres humanos. En términos muy someros, es la habilidad de un individuo de tomar habilidades anímicas no humanas de un elemento natural, tales como animales o fenómenos, para inferir sobre seres u objetos por medio de procedimientos simbólicos. Aplicar el concepto de nahualismo a la cultura tarasca prehispánica es de gran riesgo, puesto que no hay ninguna fuente colonial temprana que use ese término para el caso tarasco, ni equivalente en los diccionarios etnohistóricos. Para más información consúltese Martínez, 2009. pp. 212-261. 90 PARA SABER MÁS BIBLIOGRAFÍA Relaciones geográicas del siglo XVI: Michoacán. México, Universidad Nacional Autónoma de México, núm. 9, 1987. Los ritos eran tan diversos como las adoraciones, porq[ue] dicen [que] se sacaban sangre de todas las partes del cuerpo, hasta de la lengua. Horadábanse las orejas; echábanse en ríos hondos y estábanse allí metidos, y decían que de allí salían valientes, unos, hechos tigres, otros, leones y otros, lagartos, y, otros, culebras, y que, en efecto, se transformaban en estas iguras como en España las brujas. 246 Actualmente Ajuchitlán del Progreso se encuentra en el Estado de Guerrero, pero en la época prehispánica era un importante enclave en las guerras tarasco-mexicas. Los habitantes de Ajuchitlán eran vasallos del Cazonci, que tenía guerra con los mexicas. Tenía el cazonci “su guarnición y gente de guerra por ser frontera de Tetela y Capulalcopulco”. 247 Este enclave era tan importante, como los diferentes fronterizos, que “ponía el cazonci [a] un gobernador, que sólo servía de hacer aquello que él le enviaba a mandar.” 248 Conjeturalmente podemos saber que existían valientes hombres allí, pues los guerreros peleaban con arcos y lechas, macuahuitl, porras del tamaño de vara de medir y hondas, 249 estaban “embijados de negro” y usaban “jubones de algodón de colores” 250, además del uso de la palabra “valiente” para hacer referencia los que entraban a los ríos hondos. En el mismo Estado de Guerrero, en la fortaleza tarasca de Cutzamala, menciona que los guerreros que luchaban bajo las banderas de los tarascos eran muy “lucidos, con plumajes de muchas colores; y, los que se señalaban en la guerra. Eran muy estimados”. 251 CONCLUSIONES. Hemos visto el grado de complejidad de la sociedad y religión tarasca, el grupo analizado, los quangáriecha, nos muestra su importancia en el campo de batalla y en la sacralización de la violencia armada como justiicación ideológica del expansionismo tarasco. 246. Acuña, 1987. p. 37. Negritas nuestras y cursivas originales. 247. Acuña, 1987. p. 37. Negritas nuestras y cursivas originales. 248. Acuña, 1987. p. 37. 249. Acuña, 1987. p. 37. 250. Acuña, 1987. p. 37. 251. Acuña, 1987. p. 37. Alcalá, Jerónimo de Relación de las ceremonias y rictos y población y gobernación de los indios de la Provincia de Mechuacán. Coordinación de edición y estudios: Moisés Franco Mendoza. Zamora, El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de Michoacán, 2000. Autor o Autores Desconocidos Diccionario Grande de la lengua de Michoacán. Introducción, paleografía y notas de J. Benedict Warren. Morelia, Fimax Publicistas (Colección “Fuentes de la lengua tarasca purépecha” núms. IV y V), II Tomos, 1991. 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Con privilegio. En Madrid, por Luis Sanchez, impressor del Rey N.S. Año del Señor M.DC. XI. Madrid, Luis Sánchez impresor del Rey, 1611. Durán, Diego Historia de las Indias de Nueva España e islas de Tierra Firme. Paleografía, introducción y notas: Garibay K., Ángel Ma.. 2ª edición. México. Editorial Porrúa. II Tomos. (Biblioteca Porrúa no. 37). 1984. Espejel Carbajal, Claudia La justicia y el fuego. Dos claves para leer la Relación de Michoacán. Zamora, El Colegio de Michoacán, II tomos, 2008. Gilberti, Maturino Diccionario de la Lengua tarasca ó de Michoacán. Reimpreso bajo la dirección y cuidado de Antonio Peñaiel. México, Tipografía de la oicina impresora de estampillas del Palacio Nacional, 1901. Hassig, Ross, “La guerra en la antigua Mesoamérica”. Arqueología Mexicana, (n° 84), Raíces, 2007, pp. 32-40. Hurtado Mendoza, Francisco La religión prehispánica de los purhépechas. Un testimonio del pueblo tarasco. Morelia, Linotipográica Omega, 1986. 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López Austin, Alfredo; López Luján, Leonardo Mito y realidad de Zuyuá. Serpiente Emplumada y las trasformaciones mesoamericanas del Clásico al Posclásico. México, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México-Fideicomiso Historia de las Américas, (Fideicomiso Historia de las Américas, Serie Ensayos), 1999. 91 PARA SABER MÁS Martínez, Gonzáles, Roberto “Sobre la existencia de un nahualismo purépecha y la continuidad cultural en Mesoamérica”. Relaciones, (n° 177). Zamora, Colegio de Michoacán, 2009. Martínez, Roberto; Valdez, Iván “Guerra, conquista y técnicas de combate entre los antiguos tarascos”. Tzintzun. Revista de estudios históricos, (n° 49). Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas-U.M.S.N.H., 2009, pp. 17-52. Monzón, Cristina “Los principales dioses tarascos: un ensayo de análisis etimológico en la cosmología tarasca” Relaciones, (n° 104). Zamora, Colegio de Michoacán, 2005. 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Su papel en las fuerzas guerreras se encontraba capitaneando parte de los ejércitos del Cazonci, contando con objetos suntuarios con los que demostraban su posición social, así como un armamento exclusivo con el cual luchaban en batalla. Su lugar en el plan cósmico era ser los primeros en entrar en batalla y los últimos en retirarse, al ser los representantes de Hurendequavecara, “lo primero que parte en el horizonte”, “Estrella-valiente”, el Lucero, que es el primer astro en aparecer en el ocaso y el último en retirarse en el alba. Parte de las aptitudes que debía cumplir estos guerreros era ser agiles físicamente, traer leña para los cués, y ser obedientes a su señor. También tenían un papel importante dentro del gobierno, pertenecían a la corte del cazonci, eran sus hombres de armas, iban como embajadores a subyugar a los pueblos conquistados, estaban presentes en los funerales del cazonci, y participaban en los concilios para elegir a uno nuevo. Aún quedan algunos puntos por aclarar, como por ejemplo si para ser quangáriecha se debía ser noble, si es hereditario o se consigue por méritos, o sí se puede quitar este grado; si la iliación étnica jugaba un papel importante para pertenecer a estos cuerpos castrenses; pero por lo poco que encontramos en las fuentes, podemos concluir que podrían ser considerados como pertenecientes a una orden militar, como las que existieron en otras regiones de Mesoamérica (por ejemplo, los famosos guerreros águila y jaguar mexicas). Ricardo Carvajal Medina Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo (UNMSNH), Licenciatura en Historia. 92