NOBLEZA OBLIGA
Apuntes sobre un caso de alianza político-económica entre Aztecas y Españoles.
Horacio Espinosa
“Observar una costa que se desliza ante un barco
equivale a pensar en un enigma”
Joseph Conrad. El corazón de las tinieblas.
Su nombre era Guillermo de Grau i Rifé, así confesó en 1952, cuando fue detenido por
la policía de Barcelona. También dijo que todo había sido un cuento, uno de su
invención y que ya estaba cansado de mantenerlo. A Guillermo se le acusaba de
falsificación de títulos nobiliarios, específicamente de falsificar documentación para ir
por la vida diciendo que era el “Príncipe Guillermo III de Grau-Moctezuma” y cabeza
de la “Orden soberana e imperial de la Corona de México”, descendiente del enlace
matrimonial entre Doña María Xipahuatzin, hija de Moctezuma II con Don Juan de
Grau, quiénes tuvieron un hijo, el año de 1536, nacido en Toloriu y bautizado como
Juan Pedro de Grau y Moctezuma, barón de Toloriu y emperador legítimo de México,
símbolo de la unión entre dos dinastías monárquicas y que daría inicio a esta fabulosa
historia.
De esa unión perdura una placa, en el mencionado pueblo de los pirineos, firmada por el
Chevalier L. Vidal Pradal de Mir, uno de los muchos pseudónimos de Guillermo de
Grau, en este caso en su faceta de heredero de los “Caballeros de la orden de la corona
Azteca de Francia” con la cual también ofrecía títulos nobiliarios. A 200.000 pesetas
por un condado, 300.000 por un marquesado o un millón por un ducado1. Los títulos
concedidos son rimbombantes, como el que le otorgó a José Castán Tobeñas, famoso
jurista de la época, nombrado "Caballero del Gran Collar de la Soberana e Imperial
Orden de la Corona Azteca" o el concedido a su panadero, el señor Ramón March,
nombrado "Pastelero de honor de la corona azteca", en el año 19742. Es posible
imaginar a Guillermo III en su panadería de la esquina, ungiendo a Don Ramón con la
baguette recién comprada en una mano y el cetro azteca en la otra. El rastro del falso
príncipe habría terminado en Andorra, a donde huyó en los años sesenta si no es por que
finalmente fue detenido el 13 de abril de 1987, en Barcelona, por haber montado una
ONG para luchar contra la droga usando dinero vinculado a la venta de falsos títulos
nobiliarios3.
Sin embargo, la historia de un bribón materializada en una posiblemente apócrifa placa
también nos invita a preguntarnos por el único hecho indudable que representa, a saber,
el encuentro de dos personajes, provenientes de mundos disímbolos y que de tan
alejados en lo geográfico como en lo cosmogónico, nos parece ahora increíble que
sociológicamente quizás pudieran haber tenido algún punto en común que los
emparentaba: el privilegio de haber nacido nobles ¿podemos de esta historia particular y
rocambolesca sacar algún indicio que nos hable de una identificación de clase entre las
dos noblezas? No es este el espacio para relatar todos los hechos, variados, sangrientos
1
Sastre, Tomás. “El falso emperador Moctezuma”. Diari de Tarragona. 25 de Noviembre del
2015.
2
Soler, Jordi. “El secreto catalán de Moctezuma”. Diario El País. 13 de Abril del 2008.
3
Sastre, op cit.
y contradictorios, que precedieron a la caída de Tenochtitlan, pero un poco de contexto
nos ayudaría a hacernos las preguntas correctas.
Guillermo de Grau en su representación de supuesto “Príncipe
Guillermo III de Grau-Moctezuma”, su mujer, y atrás,
como recurso retórico, un cuadro con la imagen de
Doña María Xipahuatzin, hija de Moctezuma II
Estamos justo después del sitio que puso fin al reinado de Moctezuma II. Los españoles
comandados por Hernán Cortés, aunque llegaron a tierras mexicanas con tan solo 40
jinetes y 400 infantes 4 ya habían logrado obtener apoyo de miles de guerreros
pertenecientes a los pueblos sojuzgados por los mexicas sin los cuales no habrían
podido derrotar al más grande y poderoso Imperio en la historia de Mesoamérica.
Algunos historiadores remarcan la inestimable ayuda que recibió Cortés de Xicotehncatl
“El Viejo”, quién gracias a su labor diplomática logro juntar a Totonacas y Tlaxcaltecas
en torno a la empresa española5. Por otro lado, la explicación más aceptada es que los
pueblos mexicanos que arrasaron Tenochtitlan acabaron con toda la nobleza mexica, sin
embargo se desestiman otros datos como la conformación de bandos dentro de la
nobleza azteca, llegando incluso a confrontaciones, donde unos abogaban por dar
4
THOMAS, Hugh (1993). La conquista de México: el encuentro de dos mundos, el choque de
dos imperios. México: Planeta. 2000.
5
BLACK, Jeremy (2000). World History Atlas. London: Dorling Kinderslay.
muerte a los españoles y otros a generar alianzas con ellos. Moctezuma mismo
fluctuaba entre una y otra posiciones.6
De hecho, la auténtica tragedia para los Moctezuma y casi también para los españoles
ocurrió cuando el pueblo, enfurecido, se dio cuenta de la traición que planeaban sus
gobernantes. Bernal Díaz del Castillo, en su “Historia verdadera de la conquista de la
Nueva España” narra que después de que Moctezuma hablara con la multitud para pedir
“respeto” hacia los invasores, estos se enfurecieron atacándolo con lanzas y piedras,
debido a la minoría española, estos no pudieron protegerlo y murió rodeado de
españoles acongojados, que temían que su aventura americana terminaría en aquel
momento7. Con la nobleza mexica caída en desgracia por su propio pueblo y los
españoles huídos a refugiarse con los tlaxcaltecas, fue hasta ese momento que cobró un
valor decisivo para los conquistadores las alianzas con los pueblos rebeldes
mesoamericanos.8
Resulta confuso saber cuantos miembros de la familia real lograron rescatar los
españoles, ya que según los cronistas, la descendencia de Moctezuma en aquel
momento superaba la centena sin contar las cerca de cincuenta concubinas
embarazadas. A pesar de que las cifras han sido cuestionadas por “exageradas” 9
tampoco es que hayan sido desmentidas. Como sea, ateniéndonos a la documentación
con la que se cuenta se pueden trazar varias líneas dinásticas que perviven a uno y otro
lado del Atlántico. Por un lado, se encuentra la línea trazada hasta Tecuichpo
Ixcaxochitzin (Isabel de Moctezuma), hija del Emperador y considerada su legítima
heredera, la corona española le otorgó a ella el título de emperatriz y de sus
descendientes surgiría por un lado la Casa Moctezuma, dueña de gran parte del centro
histórico de Cáceres, la capital de Extremadura y por otro lado, la rama del condado de
Miravalle, mucho más desperdigada10.
Esta rama, se encuentra a ambos lados del Atlántico, y de la cual habría surgido, por
ejemplo, hasta un Secretario de Gobernación priista, el zedillista Esteban Moctezuma
Barragán, posteriormente presidente de “La fundación Azteca” de la culebronera Tv
Azteca, surgida tras la privatización de la paraestatal “Imevisión” el año 1993. De esta
rama consanguínea surgiría, muy recientemente, una curiosa por no llamar surrealista
disputa. María del Carmen Enríquez de Luna y del Mazo, XII Condesa de Miravalle,
exige, desde su palacete en Granada, que el estado mexicano le pague lo que se le
adeuda de “la pensión Moctezuma”11 una compensación por “derechos dinásticos”
entregada hasta el año 1933 por el gobierno mexicano, año que suspendió su pago
coincidiendo con la supresión de la monarquía y todos sus privilegios por parte de la II
República española. Esta suspensión se mantuvo durante al franquismo debido al no
reconocimiento mexicano del gobierno antidemocrático español. Al momento de la
6
CHAVERO, Alfredo (1888). En: Riva Palacio, Vicente. “México a través de lo siglos”.
México:Espasa. 1997.
7
DÍAZ DEL CASTILLO, Bernal (1568). Historia verdadera de la conquista de la Nueva
España. Madrid: Biblioteca Americana. 1991.
8
Op cit.
9
SWEET, David G. (1982). Struggle and Survival in Colonial America. Berkeley: University of
California Press.
10
Revista Proceso. El linaje de Moctezuma vive…. En España. 16 de Septiembre del 2010.
11
POZO Felguera, Daniel. La “tataratatara… nieta” granadina de Moctezuma II. Granada Hoy.
27 Febrero del 2010.
suspensión, los herederos “aztecas” recibían un pago anual de 1480 gramos de oro,
mismos que el año 2010 equivalían a unos 60 715 dólares12.
Blanca Barragán, una de las herederas de la rama mexicana de Moctezuma explica que
“el caso de la deuda a los Moctezuma no está cerrado, porque el Gobierno de la
colonia española lo inscribió en el Gran Libro de la Deuda Pública, y la deuda pública
es imprescriptible. Simplemente se ha dejado de cobrar desde 1934, por lo que el
Gobierno mexicano debe, sumado a la gran deuda, casi otro siglo de intereses. Es una
cantidad para volverse locos”. La Barragán, que pertenece a la decimoquinta
generación de descendientes de la Emperatriz Isabel, dice que tiene en su poder “la
documentación necesaria para ganar un juicio al Estado mexicano por concepto de la
deuda”13.
Otra rama de los Moctezuma sería la de la estirpe de Tlacahuepantzin
Yohualicahuacatzin (Pedro de Moctezuma), su hijo Diego Luis de Moctezuma fue
llevado a España por el rey Felipe II, su descendencia obtendría el Ducado de
Moctezuma de Tultengo. De esta rama saldrían generales que lucharon en la guerra de
Independencia de Estados Unidos, otros tantos generales españoles y Francisco Javier
Girón, descendiente de Moctezuma Xocoxotzin en undécima generación y fundador de
la Guardia Civil Española. De este mismo linaje descendería la que fuera tan mediática
y ahora fallecida Duquesa de Alba14. Otra rama de descendientes de Moctezuma se
fundiría con los Duques de Atrisco, de donde saldría un Virrey de la Nueva España, por
lo que se dio la significativa coincidencia de que un heredero azteca gobernaría el
antiguo Imperio, pero ahora del lado rival español.
Por último estaría la rama catalana, que nacería de la unión de Juan del Toroliu con la
princesa Xipaguatzin15 y que comparable con las otras ramas sería la menos exitosa en
términos de poderío económico-político y cuya epopeya parece terminar con el
fraudulento Guillermo de Grau haciéndose pasar por Emperador Azteca en la Barcelona
de los años 60. En total, habría, reconocidos, alrededor de 350 descendientes de
Moctezuma en España y entre 600-700 en México 16. ¿Cuáles son algunas de las
preguntas que nos permite hacer el recorrido dinástico de esta rocambolesca historia de
entrecruce de elites?, ¿Nos autoriza una anónima placa en los pirineos a deconstruir el
relato binario de unos conquistadores en tanto victimarios frente a otros conquistados en
tanto victimas y generar un relato más complejo y enrevesado? Este no es lugar para
agotar la pregunta, pero si para hacer algunas anotaciones que nos lleven a cuestionar
cierto relato hegemónico donde predomina la clave Imperial mientras interesadamente
se ignoran o minimizan las complejas relaciones de clase inter-civilizatorias, que la
Historia no nos autoriza a desestimar solo por que no se ajusten al dominante binarismo
del par colonialista/colonizado.
Le debemos al marxista Enrique Semo, historiador económico mexicano, especialista en
el análisis del tipo de producción colonial y precolombina, el relato más complejo del
tipo de relaciones, sobre todo económicas, que se dieron entre “la república de
12
Revista Proceso. En pos de la pensión real.12 de septiembre de 2010.
Soler, op cit.
14
Revista Proceso, Op cit.
15
CHIPMAN, Donald E. (2005). Moctezuma's Children: Aztec Royalty under Spanish Rule,
1520–1700. Austin: Texas University Press.
16
Soler, op cit.
13
españoles” y “la república de indios”. Cuando desembarcan los españoles se encuentran
con una serie de pueblos, de un inmensa variedad y con diversos grados de “desarrollo
económico”. En el caso de los mexicas, el campesinado no conoce la propiedad
individual de la tierra. Se trata, efectivamente, de un tipo de propiedad comunal. Sin
embargo, existía la explotación extractivista del campesinado, cuyos excedentes le son
alienados por la élite político-religiosa: “el producto excedente adoptaba la forma de
tributo que iba a parar a manos del Estado y sus representantes.”17
El administrador del Rey de España, Rodrigo de Albornoz, el año 1525 hace una
clarificadora comparación entre el campesinado de una y otra cultura: (los)“de estas
partes son de mucha razón y orden y acostumbrados a contribuir a Moctezuma y sus
señores como los labradores de España" 18 . La corona española saca conclusiones
ventajosas de tal situación, al corroborar que aquella civilización en algunos aspectos se
encuentra ciertamente estructurada de forma “similar” a la suya, es decir, que a
diferencia de otros pueblos precolombinos, los Aztecas poseían una estructura
institucional ad hoc en tanto no era una economía de subsistencia sino de acumulación,
que generaban excedentes los cuales eran privatizados gracias a un sistema de castas
que podría y debería, en la medida de lo posible, mantenerse intacto. Así, la orden real
de 1523 dice respecto a los indios: "que nos den y paguen, en cada un año otro tanto
derecho y tributo como daban y pagaban hasta ahora a los dichos sus tecles y
señores"19.
Según estos cálculos elaborados por la corona, el tributo prehispánico era un 30% del
producto agrícola y artesanal total, por lo cual, la Corona, en palabras de Semo “se
inclinaba a la conservación del status quo económico”, es decir “intentó simplemente
colocarse en el puesto dejado vacante por el Estado azteca.”20 A la manera de la
famosa salsa de la Fania All Star se trató de una operación del tipo “quítate tu, para
ponerme yo”. A este sistema político-económico mesoamericano, Enrique Semo lo
nombró “despotismo tributario”, jugando, modificando y en cierta medida,
cuestionando la categoría marxista clásica de “despotismo oriental” contenida en el
análisis hecho por Marx del “modo de producción asiático”21. El soberano español, con
tal de hacerse con el control total de los excedentes de la tierra se enfrentó a los colonos
españoles. Algunos de los nuevos colonos tenían aspiraciones señoriales y querían
convertirse en clase dominante de la Nueva España. Todos querían enriquecerse
rápidamente y es así que exigían al Rey que les diera “luz verde” en la explotación
intensiva de sus tierras de propiedad particular, haciendo uso de la fuerza de trabajo
indígena. Pero no lo consiguieron. Al menos mientras en la Nueva España mandó el
Rey.
Aunque en 1600 los indígenas fueron declarados hombres libres y se prohibió su
esclavitud, el sometimiento directo de los indígenas al poder real, ocasionó que la
república de indios se desarrollara a su propio ritmo, sin integración real en una
comunidad de destino y bajo la mirada recelosa de los colonos que envidiaban la
17
SEMO, Enrique (1973). Historia del capitalismo en México, 1521-1763. México: Editorial
ERA.
18
Semo, op cit.
19
Op cit.
20
Op cit.
21
MARX, Karl (1858). Formaciones económicas precapitalistas. México: Siglo XXI Editores.
1971.
“excepcionalidad” indígena en cuanto estaban exentos del pago de impuestos, no
estaban totalmente sometidos al derecho penal sino el consuetudinario, y sobre todo,
que sus tierras fueran inalienables, en tanto eran de propiedad comunal. Estas
condiciones fueron interpretadas por los colonos como un sesgo paternalista por parte
de la monarquía, sin embargo, aunque paternalista, la excepcionalidad indígena no tenía
unas bases éticas sino exclusivamente económicas: preservando el imaginario y las
prácticas indígenas se intentaba mantener intacto el espacio simbólico que ocupaba el
Rey como sustituto del Tlatoani22, es decir, ocupaba el “lugar vacante” dejado por
Moctezuma y por tanto la corona garantizaba la continuidad idiosincrática de “la
tradición” del tributo:
“A pesar de su violencia, la conquista no destruyó a la sociedad indígena.
Existe, al contrario, una continuidad entre lo prehispánico y lo colonial.
El enlace entre las dos sociedades se encarna en la sobrevivencia de la
comunidad agraria y el sistema tributario que sobre ella descansa. Esta
continuidad fue posible gracias a la existencia de elementos afines en la
sociedad azteca y el imperio español. Por otra parte, el desarrollo de la
economía de la república de los españoles no fue lo suficientemente
dinámico para impedir que la Corona y la Iglesia salvaran e incluso
restauraran elementos afines del sistema despótico tributario azteca,
dañado por la conquista.”23
La inestabilidad y posterior subdesarrollo de la Nueva España puede atribuirse en parte
al hecho de que los colonos y posteriormente el poder criollo, siempre intentaron
debilitar o incluso destruir el despotismo tributario “transmitido” de los aztecas a la
corona y ventajoso para esta, pero que de forma residual otorgó, una cierta autonomía a
los indígenas gracias al fuero otorgado por la corona con el beneplácito de las misiones
católicas. Las comunidades indígenas se encontraban entre la espada y la pared,
arrinconadas por “protectores interesados” a un costado y “enemigos voraces”24 por el
otro. Una visión retrospectiva nos enseña que al final terminaron ganando los colonos
voraces, ya que fue el sistema de semi-esclavitud que se instituyó con el latifundismo
del siglo XIX y XX lo que llevó a la sublevación indígena durante la Revolución
Mexicana, pero aquí ya estamos hablando del periodo independiente.
En el México contemporáneo, el significante “Azteca” se encuentra mediatizado y
forma parte de la esfera de lo espectacular y la cultura de masas. Su uso político es
fetichizado desde la retórica oficialista e interpretado como un gesto identitario, un
rasgo conformante de la ideología nacional-estatista forjada en los albores del
surgimiento del Partido Revolucionario Institucional. La función espectacular de lo
Azteca debe entenderse en el sentido amplio dado al término “Espectáculo” en tanto “no
es un conjunto de imágenes sino una relación social entre las personas mediatizada por
las imágenes” como nos ha enseñado el Situacionismo25. Al turista no se le escapa la
gran puesta en escena de lo Azteca en el Zócalo de la Ciudad de México, corazón
22
Del náhuatl ‘tlahtoāni’. “Fue el término usado por varios pueblos de habla náhuatl en
Mesoamérica para designar a los gobernantes de los āltepētl o ciudades, los cuales eran los
elegidos por los pīpiltin (“nobles”) como gobernantes de entre una familia o dinastía gobernante
en las distintas poblaciones.” Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Tlatoani
23
Semo, op cit.
24
Semo, op cit.
25
DEBORD, Guy (1967). La sociedad del espectáculo. Valencia: Pre-textos. 1999.
simbólico de la Nación, donde la leyenda mexica del Águila devorando una serpiente se
despliega en la monumental bandera nacional, ícono donde cristaliza lo Azteca en tanto
poder institucional-espectacular, que luego es representado vivamente por la cultura
popular gracias a esos prodigiosos personajes transformados en simulacro anacrónico de
“lo indígena” que realizan sahumerios y alabanzas en la misma Plaza, afuera de la
Catedral metropolitana, pero también en tantos otros lugares.
Es en el mundo del Espectáculo, más que en lo Académico, donde se investigan las posibles
alianzas del poder monárquico, ya sean ficticias o reales, entre el pasado prehispánico y la
nobleza española. Transformado en Espectáculo, el poder se legitima y humaniza, al
“acercar al telespectador”, un universo sociológicamente distante, cerrado y elitista.
Si uno tira de la hemeroteca se encontrará con los intentos, que ahora resultan cómicos,
de como el régimen nacionalista mexicano intentó sustituir, por la vía de la censura
institucional, la figura de Santa Claus por la de Quetzalcoátl 26 , confundiendo los
procesos culturales con el uso retórico institucional de la iconografía. Ha sido tal la
contaminación del relato nacionalista en la cultura popular que el gobierno de Pascual
26
“El año que Quetzalcoátl le robó la navidad a santaclós”. Diario El Universal. Sábado 18 de
Diciembre del 2010.
Ortíz Rubio creyó poder sustituir una cosa por la otra, con mucha inocente arrogancia27.
Un ejemplo de identificación a nivel imaginario con el legado de los Moctezuma se da
en el trato de “traidores” al pueblo tlaxcalteca, históricos aliados de los españoles frente
al Imperio Azteca. Es esta sombra que persigue al pueblo tlaxcalteca la que impulsó a
Delfino Carro, escritor de origen indígena, a escribir “El estigma de los tlaxcaltecas”
donde describe como no solo los tlaxcaltecas estuvieron sitiados por los aztecas durante
60 años, solo para dar paso a las sangrientas “guerras floridas”, sino que además, les
prohibieron a los tributarios que les vendieran productos de primera necesidad, en una
especie de “bloqueo económico”28.En su opinión, mientras los Aztecas tuvieron una
reacción típicamente “política” al enviar regalos a los españoles, los tlaxcaltecas
libraron sangrientas batallas con ellos, hasta que se dieron cuenta que tenían algo en
común: un mismo enemigo. Esto ocurrió no solo con los tlaxcaltecas, sino con todos los
pueblos insumisos al poderío mexica29.
Si uno escribe “tlaxcaltecas” en el buscador Google, la primera sugerencia del predictor
de búsquedas es “tlaxcaltecas traidores”. Es un mito que perdura con el tiempo y que
muestra la persistente estigmatización de aquellos pueblos que se opusieron al Imperio
Azteca, un subproducto de una cierta identificación mexicana a nivel imaginario con las
élites Mexicas.
¿Por qué en el imaginario mexicano queremos vengar a Moctezuma y nos sentimos
traicionados por los tlaxcaltecas? ¿puede considerarse “traidor” a un pueblo tratando de
salvarse a sí mismo?, como consecuencia de cierto historicismo, se tiende a pensar en
términos de “hitos históricos”, de manera antagónica se encontraría un tipo de Historia
no lineal hecha de contraposiciones, intercalamientos o discontinuidades paradójicas
como aquella del “todo cambia para que nada cambie”. ¿Se le puede poner fecha de
nacimiento a la injusticia y explotación de los pueblos originarios americanos?, todo
27
La simbiosis del espectáculo pop y el Estado mexicano corporativamente se ha llamado
Televisa y culturalmente Telenovela.
28
CARRO, Delfino (2012). El estigma de los tlaxcaltecas. Tlaxcala: Instituto tlaxcalteca de la
cultura.
29
Op cit.
depende de que “pueblos originarios” estemos hablando. Cuando los españoles llegan a
tierras americanas se encuentra un mosaico diverso, pero sobre todo desigual, por lo que
es un error histórico hacer un corte tout court de todo el universo prehispánico. Para los
tlaxcaltecas el origen de la invasión y el abuso no se colocaría en el año 1492 o en el
1521, sino unos cuantos siglos atrás. ¿Como se podrían leer las teorías decoloniales a la
luz del caso mexicano y no echando en saco roto lo dicho por Enrique Semo respecto a
la estructura socioeconómica prácticamente intercambiable entre Aztecas y la España
feudal30?
El paternalismo del relato tipo “el buen salvaje” que disimula el carácter Imperial y
explotador de algunas de las civilizaciones mesoamericanas, esconde un racismo, a
veces disimulado ¿No es acaso racista el negarle al otro la capacidad de hacer el mal?
La veneración que se tiene hacia los símbolos de la grandeza Mexica, empezando por la
bandera mexicana, que lleva estampada la leyenda de la fundación de Tenochtitlan, es
solo un aspecto de la doble moral mexicana que permite por un lado, la idealización del
pasado prehispánico mientras se desprecia a los indígenas reales, de carne y hueso, los
que padecen la pobreza y marginación. Gloria al Indio muerto. Olvido y exclusión para
el Indio vivo, aquel que cotidianamente es despojado de su tierra y cultura.
30
Pienso por ejemplo en Edgardo Lander, quién desestima el hecho de que toda clase (o etnia)
que pretende ser dominante tiene que apropiarse de los significados y las prácticas otras, sobre
todo si quiere beneficiarse de ellas. Con la simple negación del otro no es posible obtener
obediencia y legitimidad. Hay que ganarse el corazón del explotado. En contraparte, el discurso
decolonial de Lander afirma: “El efecto es, no la universalización del derecho, sino la
entronización del propio universo jurídico, con expulsión radical de cualquier otro. Ya no es
sólo que el indígena se encuentre en una posición subordinada. Ahora resulta que no tiene sitio
ninguno si no se muestra dispuesto a abandonar completamente sus costumbres y deshacer
enteramente sus comunidades para conseguir integrarse al único mundo constitucionalmente
concebible del derecho” LANDER, Edgardo (1993). Ciencias Sociales: saberes coloniales y
eurocéntricos. En: Edgardo Lander (comp.) “La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias
sociales. Perspectivas latinoamericanas”. Buenos Aires: CLACSO.