Derecho Real de Superficie.
Derecho Real de Superficie.
Derecho Real de Superficie.
MONOGRAFÍA
“DERECHO DE SUPERFICIE”
INTEGRANTES
Letticia Vanessa PEREZ CUBA
Lucero Estefani ASTO ROJAS
2.1. Bolivia
2.2. Perú
2.3. Cuba
2.4. Canadá
2.5. Brasil
2.6. Portugal
2.7. Argentina
2.8. Uruguay
III. CONCLUSIONES
IV. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
INTRODUCCIÓN
Esta divisió n predial, generada por efecto del derecho real de superficie,
ofrece mú ltiples ventajas para la direcció n y explotació n del proyecto, pues
el titular no tiene un derecho menor o restringido, sino que tiene la
propiedad temporal sobre lo construido, pudiendo decidir libremente el
destino de la obra, claro está , dentro de los confines de la ley y de lo pactado
con el dueñ o del suelo. El superficiario, entendido en los términos descritos,
es un propietario en la dimensió n prevista en el artículo 923 del Có digo Civil
(puede usar, disfrutar e incluso disponer de lo edificado), con la ú nica
diferencia que su derecho no es perpetuo sino temporal. Terminado el plazo
de este derecho, la propiedad sobre la construcció n se acaba, provocando
que la separació n predial concluya para todos los efectos legales. Así, el
dueñ o adquiere lo que por ley le corresponde, consolidá ndose el dominio
del suelo, subsuelo y sobresuelo en cabeza del propietario del suelo. Al igual
que otras figuras que usamos en la actualidad, esta interesante institució n
tiene su origen en Roma, pero se ha revitalizado en los ú ltimos añ os como
un instrumento eficaz para fomentar la construcció n, encontrando nuevos
tintes, contornos, ventajas y problemas en los sistemas modernos, situació n
que amerita, sin que quepa la menor duda, el estudio constante y diná mico
de una figura clá sica en materia de derechos reales. La presente Monografía
es un trabajo académico que tiene como objetivo abordar el derecho de
superficie en el sistema peruano.
CAPITULO I. SUPERFICIE
El derecho real de superficie es una herramienta jurídica con una historia larga
que se remonta hasta el Derecho Romano.
Del mismo modo, José Antonio Álvarez Caperochipi explica que, en la primera
fase del Derecho Romano, la protección del propietario superficiario era
solamente personal y no guardaba los caracteres de un derecho real. Es
posteriormente que se le protege a través de un interdicto de superficiebus y,
más adelante, con una actio de superficie, con lo cual se configura el carácter
real del derecho de superficie
“Artículo 959”
“El derecho a que se refiere el artículo anterior, podrá constituirse a lo
más por noventa y nueve años, y pasado el término, el edificio será de
propiedad del dueño del suelo”.
Como se puede apreciar, el derecho de superficie tuvo un tímido inicio en
nuestro ordenamiento jurídico. Fueron dos breves artículos los que se
ocuparon del asunto y se calificó a la superficie, reiteramos, como una
modalidad de usufructo que podía constituirse únicamente por acto entre
vivos y cuyo objeto era el nacimiento de un derecho de propiedad sobre los
edificios, separado de la titularidad del suelo. Este derecho no podía
exceder los noventa y nueve años; a su vencimiento las edificaciones
pasaban a ser de propiedad del dueño del suelo.
Al vencimiento del derecho de superficie, las edificaciones pasaban al
propietario del suelo. Este traslado de dominio ocurría de pleno derecho,
sin necesidad de un acto posterior, y naturalmente debía ocurrir sin las
limitaciones y/o gravámenes que hubiera impuesto el superficiario, las
cuales se extinguían con el vencimiento del plazo. El Código Civil de 1936
no estableció si en este momento se debía compensar al superficiario por
el valor de las edificaciones, lo que generó un espacio para que se
discutiera si este pago era una obligación a cargo del dueño del suelo o si
el superficiario no debía recibir indemnización alguna.
1.3. CONCEPTO
“el derecho de superficie como un derecho real sobre la cosa ajena, que se
otorga en favor de una persona y que faculta a ésta para llevar a cabo una
construcción en suelo ajeno, mediante el pago de un canon al dueño del
mismo, haciendo suyo lo edificado”.
Es así, que este derecho es un derecho real constituido en terreno ajeno que
nace de la relación jurídica entre el propietario del suelo y el superficiario y que
al constituirse el Derecho de Superficie, se está otorgando al superficiario el
derecho de gozar de la facultad de tener una propiedad temporal sobre lo
construido; es temporal porque hay un plazo establecido para la culminación de
la superficie, la temporalidad de la superficie esta librada a la voluntad de las
partes y esta debe estar necesariamente en relación con el valor y destino de la
construcción; es un derecho transmisible que puede ser a título oneroso o
gratuito, por acto inter vivos o mortis causa es decir la superficie puede ser
transmitido por herencia siempre supeditado al plazo concertado o por el plazo
legal; es un derecho gravable y enajenable ya que sobre este puede recaer
garantía hipotecaria o de anticresis, esto es que podrá constituirse garantía
hipotecaria con lo construido o podrá entregarse al acreedor autorizándolo a
percibir sus frutos, como sucede en la anticresis; el derecho de superficie
permite la modificación de lo construido, se pueden realizar cambios
sustanciales o accidentales.
De lo expuesto, en resumidas cuentas, Aducimos que el derecho de superficie
se define como una modalidad del derecho de propiedad por la cual se tiene la
propiedad del sobresuelo, del subsuelo o de ambos de forma separada de la
propiedad del suelo por un periodo máximo de 99 años. De esta definición
pueden extraerse tres puntos.
Modalidad de Propiedad
Separación
En virtud del derecho de superficie se hace una excepción a la regla de que no
pueden existir derechos singulares sobre partes integrantes. Es cierto que a
efectos prácticos, un propietario superficiario de sobresuelo y subsuelo
excluiría de cualquier disfrute directo del bien al propietario del suelo. Sin
embargo, la característica de la separación no tiene su valor en la posibilidad
de que el propietario superficiario utilice el sobresuelo y el propietario del predio
utilice el suelo, pues ya vimos que ello es físicamente imposible. Lo que
permite la separación es dejar atrás en el caso de la superficie la concepción
individualista de la propiedad, distinguiendo la propiedad económica
(productora) de la propiedad jurídica (rentista), con la finalidad de fomentar una
explotación más eficiente del inmueble.
Temporalidad
El plazo máximo de 99 años cumple con la finalidad de fomentar la explotación
del inmueble por parte del superficiario, quien buscará beneficiarse con los
réditos que obtenga de la diferencia entre los resultados de la actividad
realizada en el inmueble y lo pagado como canon superficiario. Esta
característica de temporalidad también evita la perpetuidad de una separación
de la propiedad como ocurría con derechos limitados perpetuos y, al mismo
tiempo, combate la posibilidad de que se utilice el inmueble con fines de
especulación. Sin embargo, los 99 años como tope máximo abren la posibilidad
de utilización de este derecho para cualquier finalidad aun cuando los
resultados se proyecten a largo plazo, para lo que se hace necesario una
regulación precisa de las relaciones entre el superficiario y el propietario del
suelo durante la vigencia del plazo.
1.4. DEFINICIÓN CLÁSICA DEL DERECHO DE SUPERFICIE
Tal es la definición que establece el artículo 1030 del Código Civil peruano. El
punto de vista mayoritario considera a la superficie como un derecho real y no
como una modalidad de la propiedad: “El derecho de superficie es, por un lado,
un derecho real sobre un bien ajeno, el predio gravado, y, por otro lado, un
derecho real limitado.
Las críticas al concepto clásico del derecho de superficie que vamos a señalar
a continuación no son un punto de vista aislado, pues, en general, siempre ha
existido en la doctrina la duda de si debía considerarse a este derecho como
“un caso de propiedad dividida”. Es usual que el tratamiento del derecho de
superficie en el ámbito de la doctrina comience por señalar las confusiones y
ambigüedades de este derecho y precisar su diferencia con otras instituciones
civiles. Desde nuestro punto de vista, la definición clásica del derecho de
superficie puede criticarse a dos niveles: A nivel dogmático y a nivel práctico.
Lo segunda crítica que se puede realizar del concepto clásico del derecho de
superficie es desde un punto de vista práctico y/o económico. Como lo
mencionamos al inicio del texto, el superficiario no es más ni menos que un
propietario económico del inmueble. Aún en el caso de que la superficie se
extienda solamente al sobresuelo o al subsuelo, pero especialmente en el
caso en que ésta se extienda a ambos, en la realidad el propietario del predio
cede de manera total su propiedad sobre el inmueble, salvo el único límite en
el aspecto temporal. Cierto es que según el concepto del derecho de
superficie el propietario del predio conserva el derecho de propiedad sobre el
suelo. Sin embargo, para efectos prácticos este derecho no sirve para ningún
propósito porque la propiedad sobre la membrana que físicamente separa el
sobresuelo del subsuelo en la realidad no tiene ninguna utilidad económica y
es imposible de ser aprovechada sin ocupar físicamente el sobresuelo o el
subsuelo.
1.7. CONSTITUCIÓN
El derecho de superficie se constituye por acto inter vivo; o por acto mortis
causa y a título gratuito u oneroso. Se llega a admitir en ciertos casos que
puede constituirse por usucapión. Algunos también· consideran a la
expropiación como uno de los modos para constituirlo.
No hay duda, sin embargo, que la forma más frecuente de constitución del
derecho de superficie es por acto inter vivos, es decir, mediante contrato, sea
como resultado del derecho de construir o concesión ad aedificandum; es decir,
cuando el propietario concede a una persona el derecho a edificar sobre el
suelo o baje él. Adquiriendo así el concesionario la propiedad de la
construcción o también, mediante la enajenación de una edificación pre
Existente o como consecuencia del contrato anexo al de arrenda miento de un
terreno.
Bajo este concepto están reunidas aquellas teorías que asimilan al derecho de
superficie con otras instituciones. Así tenemos:
Puede señalarse que son bienes de dominio público, entonces, los que
pertenecen al dominio soberano como, por ejemplo: el mar territorial, y
los bienes de dominio público propiamente dicho teniendo en cuenta
que estos bienes no son del dominio público por su propia naturaleza,
sino por la utilidad que prestan a la colectividad.
Para la segunda posición, las partes pueden pactar la renovación del derecho
de superficie, aun excediendo el total de los noventa y nueve años, y aún antes
del vencimiento del plazo, pero siempre cuidando que a partir de la renovación
no haya por delante un plazo mayor a noventa y nueve años; según esta
posición, el cual comparto, con ello queda suficientemente abastecido el
propósito de la ley de evitar una derogación del principio de accesión por
mayores términos, pero se debe tener en cuenta que la prórroga no puede
perjudicar a terceros que tengan inscriptos derechos que se consolidarían al
extinguirse la superficie.
1.14. RETRIBUCIÓN
El superficiario
Es el titular del derecho de superficie y propietario de lo que se edifique
por el plazo otorgado y sólo requiere, en términos generales, el tener la
capacidad necesaria para contratar para que se complete el círculo
contractual y surja válidamente el derecho de superficie
Conforme al artículo 1034 del CC, la extinción del derecho de superficie importa
la terminación de los derechos concedidos por el superficiario en favor de
tercero.
1.17. LA REVERSIÓN
El segundo párrafo del artículo 1030 del Código Civil dispone que, al
vencimiento del derecho de superficie, el propietario del suelo adquiere la
propiedad de lo construido reembolsando su valor, salvo pacto distinto.
Sin embargo, Muro Rojo, con el que coincido, tiene una opinión distinta: “La
norma no dice „salvo pacto en contrario‟, sino „salvo prohibición expresa‟;
debiéndose entender que tal prohibición (a la transmisibilidad) debe fundarse
en la ley, esto es, en cualquier norma del ordenamiento que así lo disponga, y
solo eventualmente en pacto privado cuando, a su turno, la ley permite estos
pactos limitativos.”
1.21. IMPORTANCIA
El artículo 958 del código civil de 1936 definía al derecho de superficie como
una titularidad que
Podía nacer por acto entre vivos. No se admitía la posibilidad de que fuera
constituido por acto mortis causa. El artículo 1031 del código civil vigente
permite que la superficie nazca por acto entre vivos o por disposición
testamentaria.
“el derecho de superficie se constituye por acto inter vivos, o por acto
mortis causa y a título gratuito u oneroso. No hay duda, sin embargo,
que la forma más frecuente de constitución del derecho de superficie
es por acto inter vivos, es decir, mediante contrato, sea como
resultado del derecho de construir o concesión ad aedificandum; es
decir, cuando el propietario concede a una persona el derecho a
edificar sobre el suelo o bajo él, adquiriendo así el concesionario la
propiedad de la construcción; o también, mediante la enajenación de
una edificación preexistente o como consecuencia del contrato anexo
al de arrendamiento de un terreno.”
“Artículo 141”
“La inscripción del derecho de superficie dará lugar a la apertura de
una partida especial, la que contendrá:
• La mención expresa de que se trata de una partida especial generada
como consecuencia de la constitución de un derecho de superficie,
precisando la partida registral del predio sobre el que recae el mismo.
• La indicación de que el derecho de superficie se concede sobre o bajo
la superficie del suelo o sobre ambos.
• El plazo de duración.
• Si se constituye a título gratuito u oneroso, señalándose en este
último caso la contraprestación a cargo del superficiario.
• El nombre del titular del derecho de superficie.
• El traslado de las cargas y gravámenes registrados antes de la
inscripción del derecho de superficie cuando corresponda.
Si el derecho de superficie se ha constituido sobre y bajo la superficie
del suelo a favor de un mismo titular, éste puede solicitar la inscripción
de la superficie en partidas especiales distintas, de lo contrario, se
inscribirá en una sola partida especial”.
Por su parte, los artículos 142 y 143 del Reglamento de Inscripciones del
Registro de
Predios disponen:
Conforme a las normas citadas, en los Registros Públicos se abrirá una partida
especial que contenga el derecho de superficie, distinta a la partida del predio
sobre el que recae la superficie. Son partidas correlacionadas. Una da cuenta
de la otra. En la partida de la superficie se inscribirá el contenido del derecho,
así como todos los actos que afecten la propiedad superficiaria. Mientras que
en la partida del suelo se anotará la constitución del derecho de superficie, los
actos relativos al suelo practicados por el dueño de aquél y eventualmente se
inscribirá también el cierre de la partida especial de la superficie.
Es por esta razón que, antes de que opere la inscripción, todos los actos
celebrados respecto de las partes aún no divididas tienen la calidad legal de
bienes futuros. Siguiendo el mismo criterio, para que se produzca el
desdoblamiento predial que genera la superficie, separando el dominio de las
partes integrantes de la propiedad del suelo, resulta imperativo su inscripción
en los Registros Públicos. Este acto formal permite generar la yuxtaposición del
dominio. De manera previa a este momento, estaremos hablando, si se quiere,
de una propiedad superficiaria futura, cuya existencia está sujeta a que llegue a
inscribirse. Por las consideraciones expuestas, el derecho real de superficie
surge con el convenio; no obstante, para su eficacia real (separación
inmobiliaria del suelo) es indispensable que dicho derecho se inscriba en los
Registros Públicos y, como consecuencia de ello, se genere una partida
especial para el derecho de superficie. De lo contrario, habrá un único bien
inmueble (el suelo que se extiende por encima y por debajo) y no dos bienes
(suelo y derecho de superficie).
Nótese que la propiedad del tercero adquirente no nace del contrato celebrado
con el disponente, sino de la ley (ex lege). Si el tercero cumplió con los
requisitos del artículo 2014 del Código Civil, la norma ordena que su
adquisición se mantenga en detrimento del verdadero titular del bien, y su
eficacia no podrá ser atacada por los vicios y/o irregularidades en el derecho
del otorgante.
La protección que confiere la fe pública registral debe desplegarse cuando
concurran los siguientes requisitos:
• Que el título del transferente presente un defecto que determine que no
sea el propietario del bien.
• Que el tercero tenga buena fe.
• Que la adquisición sea a título oneroso.
• Que el tercero inscriba su derecho.
De este modo, si primero se tiene inscrita una hipoteca y luego una superficie,
el derecho real de garantía alcanza a las construcciones que se adhieran al
suelo, por la extensión legal dispuesta en el artículo 1101 del código civil. En
este supuesto la hipoteca comprende en su manto a todas las partes del bien
hipotecado, no pudiendo oponerse al acreedor hipotecario el desdoblamiento
predial que separa a los integrantes del suelo. Siendo ello así, el derecho de
superficie no debe ser considerado como impedimento para la ejecución
hipotecaria, la que llevará consigo a todos los integrantes del suelo. Si la
superficie es inscrita con anterioridad a la hipoteca, se prefiere a la primera
titularidad. El efecto legal es que la hipoteca no alcanza a las edificaciones
levantadas sobre el suelo, cuyo dominio es separado y pertenece al
superficiario. Se entiende pues que el acreedor hipotecario conoce que su
garantía está circunscrita únicamente al suelo. Evidentemente, tal situación
cesará cuando venza el plazo del derecho de superficie. En ese instante la
accesión retoma vigencia y la hipoteca se extenderá a los integrantes del bien
hipotecado.
Variados son los alcances que se le ha dado en los distintos países que regulan este
derecho real. Hay quienes toman como objeto de derecho exclusivamente la
construcción, o exclusivamente las plantaciones, o ambas figuras juntas. No podemos
dejar de recordar que nuestro país, en su redacción original, directamente lo dejó
afuera. También se encuentra variabilidad en el tiempo de duración: hay quienes
permiten su constitución como un derecho perpetuo, de 99 años, o 50 años. Entre los
países que regulan el derecho solo para la construcción encontramos los siguientes:
2.1. Bolivia
2.2. Perú
2.3. Cuba
2.5. Brasil
2.6. Portugal
2.7. Argentina
Bibliografía