La Revolución Francesa (1787-1792)
La Revolución Francesa (1787-1792)
La Revolución Francesa (1787-1792)
INTRODUCCIN
El siglo XVIII es una poca de crisis para los viejos regmenes europeos y para sus
sistemas econmicos. Las agitaciones derivadas de esta crisis poltica y econmica del Antiguo
Rgimen se traducen en revueltas y en movimientos coloniales autonomistas o secesionistas.
Es el caso de estados Unidos (1776-1783), Irlanda (1782-1784), Blgica y Lieja (1787-1790),
Holanda (1783-1787) En conjunto, una oleada de desasosiego poltico que permite hablar del
final del siglo XVIII como la Era de las Revoluciones democrticas (Hobsbawm), de las que la
Francesa es slo una ms. Por tanto, la crisis del Antiguo Rgimen no es exclusivamente
francesa, ni la Revolucin Francesa es exclusiva; sin embargo, a pesar de no tratarse de un
fenmeno aislado, es mucho ms fundamental que cualquiera de sus contemporneas, y tiene
consecuencias mucho ms profundas. En efecto, Francia es el estado ms poderoso y poblado
(20%) de Europa (exceptuando Rusia); la Revolucin Francesa es la nica revolucin social de
masas, y es mucho ms radical que cualquiera de los otros levantamientos; finalmente, es una
revolucin que aspira a ser universal, revolucionando el mundo con sus ideas y sus ejrcitos.
Por tanto, hay que buscar los orgenes de la Revolucin Francesa tanto en las condiciones
generales de Europa (y EE.UU.) a finales del siglo XVIII como en las condiciones particulares de
Francia.
1.2.1. La aristocracia
La aristocracia, estamento privilegiado pero sin atributos de poder pblico desde la
Fronda, est en decadencia. En total, se calcula que hay unos 350.000 nobles en Francia, esto
es, apenas un 1,5% de la poblacin. Es sin duda la clase dominante en la sociedad, al contar
adems con una serie de derechos feudales sobre sus tierras (20% del reino). Ahora bien, dista
mucho de ser un estamento homogneo: noblezas de corte, provinciana, de toga cada una
desempea ciertas funciones y tiene ms o menos posibilidades de participar en la poltica y
de enriquecerse.
Porque no hay que creer que por el mero hecho de ser noble se tiene dinero. En el
siglo XVIII, el creciente empobrecimiento de la aristocracia la lleva a exigir una aplicacin ms
estricta de sus derechos tradicionales, especialmente los que conciernen a las rentas, dando
lugar a una violenta reaccin. Los nobles tratan de monopolizar los cargos y de incrementar
sus rentas por todos los medios posibles; incluso una minora empieza a mostrar inters por
las florecientes empresas de la burguesa. Y es que la mala situacin de la aristocracia va a
focalizarse en una crtica creciente a la corona, desde todas partes: es el blanco de la oposicin
fondista parlamentaria, criticada por los seores liberales y atacada por los hidalgos de
provincias, excluidos. En suma, no hay unidad para defender el sistema que, sin embargo,
garantiza su primaca.
1.2.2. El clero
En lo que al clero concierne, cuenta con unas 120.000 personas, y, al ser otro
estamento privilegiado, detenta importantes privilegios polticos, judiciales y fiscales. Posee un
gran poder econmico que radica en el diezmo y en sus enormes propiedades (estimadas
entre 100 y 120 millones). Tambin tiene cierto control sobre la sociedad (sacramentos,
educacin, asistencia). Pero tambin entre el clero reina una profunda decadencia moral y
un gran desorden; y, por supuesto, est lejos de constituir un conjunto homogneo. Alto y bajo
clero estn en extremos opuestos de la balanza: mientras que los primeros pertenecen a la
alta nobleza, los segundos son de baja extraccin, muchos de ellos campesinos. La Iglesia ha
vinculado su suerte a la de la aristocracia; y sta se asla de la nacin por su inutilidad, por sus
pretensiones y por su obstinada despreocupacin frente al bienestar general.
la produccin agrcola. El campesinado tiene que soportar los derechos feudales, que pesan
ms o menos sobre sus heterogneos conjuntos. Hay, a grandes rasgos, propietarios
parcelarios y campesinos sin tierras, sin olvidar a los siervos, cuya cifra asciende al milln. La
carga fiscal a la que estn sometidos los campesinos es muy dura: impuestos reales,
eclesisticos y seoriales se superponen, estos ltimos agravados adems por la reaccin
seorial de mediados del siglo XVIII. Si a esto se le aade la subida de los precios, el resultado
es que el campesino tiene cada vez menos dinero. En la Revolucin, el campesinado ser por
tanto un activo reivindicador de la abolicin de los derechos feudales y de una reduccin del
diezmo; e intentar sacar ms partido de la tierra, con la parcelacin de las grades
propiedades, lo que generar tensiones en su seno.
veremos, en Francia estos intentos fracasan con gran rapidez, puesto que la resistencia de los
estamentos privilegiados es efectiva.
rebelin de la aristocracia prepara la del Tercer Estado. Y cuando ste toma la palabra,
comienza la verdadera revolucin.
sobre los privilegios, y defienden el voto por estamento. Por su parte, el Tercer Estado reclama
la igualdad civil ntegra, la abolicin del diezmo y de los derechos feudales.
Los das anteriores, la bolsa cierra, ante el temor a la bancarrota; las reuniones y
manifestaciones se disparan. El primer choque con el ejrcito tiene lugar en el jardn de las
Tuileries; se toca a rebato y se saquean las armeras: el pueblo se arma. El 12 de julio, la
Asamblea vota el establecimiento de una guardia burguesa; el 13, estalla el motn: se abren
trincheras, se levantan barricadas, se buscan armas. La infantera recibe entonces la orden de
evacuar Pars, pero se niega, ponindose al servicio del ayuntamiento, en manos de la
burguesa.
El 14 de julio, la multitud exige un armamiento general: se sacan de los Invlidos
32.000 fusiles, y, junto con 5 caones y el apoyo de la milicia, la infantera asedia la Bastilla,
smbolo del poder absolutista del rey. La guarnicin se rinde en seguida, y las cabezas de sus
dirigentes se pasean por Pars clavadas en picas. Ante esta derrota, Lus XVI decide ordenar la
retirada de las tropas, el 15 de julio. El comit permanente del ayuntamiento de Pars se
convierte en Comuna; y la milicia burguesa, en Guardia Nacional. El rey adopta la bandera
tricolor; la aristocracia, dolida, huye en parte del pas.
proletariado), ya que el campesinado no ofrece una alternativa poltica para nadie. Pero sobre
esto volveremos ms adelante.
4. LA CRISIS DE 1790-1791
4.1.Una Asamblea Nacional cercada por todas partes
Con el fracaso de la poltica fayettista, la reconciliacin entre burguesa y aristocracia
parece imposible. Esto le da alas a la contrarrevolucin, formada por aristcratas, emigrados y
refractarios. La divisin en Francia es cada vez mayor, y el caos reina por doquier. Porque la
agitacin no slo viene de la derecha; en efecto, en el extremo opuesto, la agitacin
anticlerical, democrtica y social provoca perturbaciones en el campo, las ciudades y recibe el
apoyo de numerosos clubs polticos. Se denuncia el nuevo feudalismo burgus (Soboul).
Ante esta doble amenaza, la Asamblea Nacional endurece su poltica. Se suceden los
polticos y sus programas, sin xito; aunque, en lneas generales, se opta por la va dura y
represiva (aumentan las prohibiciones), y se intenta una nueva poltica de compromiso con la
aristocracia.
Por otra parte, est la presin que le viene a Francia desde el exterior: ante el riesgo de
contagio revolucionario, propiciado por la propaganda y la expansin de las ideas de 1789, los
reyes europeos se inquietan. El progreso de la Ilustracin hace muy sensibles a las sociedades
europeas a las ideas de la Revolucin. Pero en Europa tiene lugar un fenmeno de reaccin
aristocrtica, lo que contribuye a proporcionar mayores apoyos a la contrarrevolucin. Si hasta
ahora los monarcas europeos haban mirado con reservas lo que suceda en Francia, a partir de
ahora van a pasar a la accin, como veremos.
Para ms inri, Lus XVI pretende huir al extranjero, para obtener apoyo de las potencias
europeas y restaurar su autoridad. Pero esta idea no suscita el mismo entusiasmo entre todos
los monarcas (el emperador e Inglaterra muestran sus reservas). A esto se sumarn
posteriormente problemas territoriales en Alsacia, que se ha declarado francesa por voluntad
de sus habitantes, y en Avignon (septiembre de 1791), ocupado ante la condena del Papa. Esto
supone la afirmacin de un nuevo derecho internacional (Soboul).
popular, que quiere llevarla hasta sus ltimas consecuencias. La Asamblea se divide en dos
bloques enemigos: los demcratas, encabezados por Robespierre, defensores del pueblo; y los
constitucionales y fayettistas, que intentan un acercamiento monrquico. En efecto, pese a
que en un primer momento, ante la insostenible presin popular, el rey haba sido suspendido
de sus funciones y Francia haba quedado organizada de hecho como una repblica, poco
despus se vuelve a restablecer a Lus XVI, con apenas unas pocas modificaciones de la
Constitucin. De nuevo, la burguesa considera terminada la Revolucin (Soboul).
En cuanto a las consecuencias exteriores, se traducen en la Declaracin de Pillnitz (27
de agosto de 1791), por la el emperador y el rey de Prusia amenazan condicionalmente a los
revolucionarios con una intervencin directa si los dems soberanos europeos unen sus
fuerzas. De nuevo, ante la amenaza, la burguesa se ve obligada a recurrir al pueblo.
CONCLUSIN
El 10 de agosto termina lo que haba comenzado con Varennes. Cuando se pensaba
que la Revolucin haba acabado, una segunda oleada revolucionaria comienza, aunque esta
segunda rima ms con patriotismo e igualdad que con mrito y libertad (Marseille). El trono ha
sido derrotado, tambin la nobleza liberal y la alta burguesa, responsables del estallido de la
Revolucin Francesa y luego del intento de dirigirla y moderarla. Los ciudadanos pasivos, por
su parte, son arrastrados por Robespierre y los futuros montaeses: han entrado en la escena
poltica con brillo. As, la insurreccin del 10 de agosto de 1792 es nacional en el sentido pleno
de la palabra: se establece el sufragio universal, y la admisin de todos los franceses en la
Guardia Nacional. Esta segunda Revolucin integra al pueblo en la nacin y marca el
advenimiento de la poltica democrtica, acentuando el carcter social de la nueva realidad
(Soboul).